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INTERRELACIONES ENTRE LA FUNCIÓN ADMINISTRATIVA

Y LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL
(y) Materia de estudio es establecer el grado de vinculación que se establece entre la
función administrativa y la función jurisdiccional, que son dos funciones distintas del
Estado, cuya titularidad corresponde a dos poderes públicos. Son muy pocos los autores
que han abordado el estudio en estos términos, por lo que ensayaremos un análisis
basado en la experiencia profesional y académica para terminar con una conclusión en
ese mismo nivel de ensayo.

1. LA FUNCIÓN ADMINISTRATIVA

(y) Como ya lo hemos expuesto, la actividad administrativa es una de las dos


funciones que corresponde al Poder Ejecutivo y cuya titularidad específicamente
corresponde a la administración pública, que se manifiesta cuando en la relación
jurídico administrativa el Estado satisface las necesidades colectivas y atiende las
demandas o reclamos ciudadanos, al mismo tiempo, cuando asume el papel de
empleador y establece una relación de empleo público con los servidores civiles.
Cabe mencionar que además de la relación jurídico administrativa, el Estado
también establece relaciones con particulares, especialmente en materia de
contrataciones de bienes y servicios.

(y) Creemos conveniente advertir que estamos centrando nuestro estudio en la


vinculación de la administración con los administrados, sin perjuicio de otras
funciones importantes al interno de la administración estatal como la planificación,
organización y dirección de los servicios públicos, así como la coordinación,
supervisión y control en la prestación de los mismos.

(y) Sin lugar a dudas la función administrativa tiene relación directa con los
administrados, en tal sentido las actividades de la administración son de su
incumbencia y les afectan directamente, con lugar a reclamo, pues las actuaciones
de la administración pública están sometidas al principio de legalidad y a los
límites que le fija la norma legal, estando asimismo sujeta a los medios de control
y supervisión.

(y) La función administrativa no solo es ejercida por entidades públicas sino


también por entidades privadas, en función de delegación legal expresa, como lo
prescribe el artículo I, inciso 8) de la Ley N° 274444.

(y) Las decisiones de la administración pública, que se traducen en resoluciones


de primera instancia, pueden impugnarse y resolverse con resolución en última y
definitiva instancia administrativa, que tienen carácter definitivo siempre que no
sean impugnadas en la instancia jurisdiccional. La resolución en última instancia
administrativa es cosa decidida, en cambio la resolución o sentencia judicial en
última instancia tiene la calificación de cosa juzgada por nuestra Constitución y es
inamovible, irrevisable.

2. LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL
(y) La función jurisdiccional es propia y exclusiva del Poder Judicial, con las
excepciones establecidas en el artículo 139° de la Constitución

(y) Como lo hemos señalado, la función jurisdiccional está constituida por las
decisiones del Poder judicial contenidas en sentencias que, determinando el
derecho aplicable, resuelven las contiendas generadas entre partes. Como se
tiene dicho, las decisiones judiciales tienen la categoría de cosa juzgada, es decir
son definitivas e inamovibles.

(y) Algunos autores consideran que la función jurisdiccional es servicio público y


en este sentido se refieren “al servicio público de la administración de justicia”. No
compartimos esta posición, que creemos es incorrecta y por tanto disentimos
frontalmente, porque el servicio público es una institución nacida, formada y
reconocida dentro del Derecho Administrativo, que se caracteriza por ser directa,
permanente y continua a cargo de la Administración Pública, en tanto que la
función jurisdiccional no califica como tal ni tiene las mismas características porque
se pone en funcionamiento a instancia de los intereses de los particulares y está a
cargo del Poder Judicial. No es lo más conveniente crear confusiones
conceptuales.

(y) Lo cierto es que se trata de una de las funciones esenciales a cargo del Poder
Judicial, mediante los juzgados y tribunales que lo integran, que tiene por objeto
resolver de manera definitiva las controversias o litigios de relevancia jurídica que
le son sometidos por los particulares, aplicando el Derecho positivo en la
búsqueda de la verdad y la justicia.

3. INTERELACIÓN ENTRE FUNCIÓN ADMINISTRATIVA Y FUNCIÓN


JURISDICCIONAL

(y) La interrelación entre estas dos funciones se da cuando los actos


administrativos deben ser revisados por el poder judicial, en tanto que las
decisiones de la administración pública, aun cuando han sido adoptadas en
resoluciones de última instancia estas son susceptibles de revisión mediante la
demanda en un proceso contencioso administrativo, es decir la revisión de la
resolución administrativa se somete a la revisión por la autoridad judicial.

(y) Sí consideramos que la administración tiene potestades para actuar en el


cumplimiento de los roles fijados al Estado, que tienen basamento constitucional, y
en el ejercicio del ius imperium resuelve y atiende los requerimientos sociales, bajo
el concepto que sus decisiones, aun siendo unilaterales, se fundan en la
capacidad para realizar las acciones que mejor convienen a la ciudadanía a la que
se debe.

(y) Surge la inquietud de por qué las decisiones de la administración pública no


son definitivas e irrevisables por el Poder Judicial. La respuesta radica en el hecho
que siendo significativa e importante la labor de la administración, en alguna
situación afecta el derecho de los ciudadanos o administrados y entonces debe
recurrir al poder constituido para administrar justicia, y ese es el poder judicial,
según lo prescrito en el artículo 139°, inciso 1) de la Constitución, que establece
que la potestad de administrar justicia es única y exclusiva del Poder Judicial, con
las excepciones establecidas del arbitraje y del fuero militar.

(y) A diferencia de la función jurisdiccional, que es homogénea, la función


administrativa es heterogénea, es amplia, compleja, y las decisiones de la
administración pública abarcan la diversidad de aspectos de esta gama de
actividades. Pueden tratarse de resoluciones sobre contrataciones públicas,
derechos del consumidor, expropiación de inmuebles, derechos registrales,
servicios públicos domésticos y den transporte, tránsito, derechos ambientales,
mineros, de hidrocarburos, de pesa, de bosques naturales, peajes, tributos, de
derechos funcionariales, de régimen disciplinario, etc. El ámbito de acción y de
competencia de la administración es vasta y s s resoluciones se basan en
apreciaciones muy técnicas y especializadas, porque tiene los funcionarios y
empleados muy capacitados, que acreditan solvencia técnica y especialización, de
los que indudablemente carece el Poder Judicial y entonces los jueces se ilustran
con las apreciaciones, dictámenes o informes del personal de la administración
pública al momento de conocer y resolver en las impugnaciones o nulidades de
resoluciones administrativas.

(y) Si bien son los jueces quienes, en el en el ejercicio de la función jurisdiccional,


revisan las decisiones de la administración pública, no es menos cierto que el
proceso judicial de revisión está centrado en las consideraciones técnicas de la
administración que tuvo en cuenta la administración al momento de resolver dentro
de su instancia. Con mayor razón, cuando en nuestro país padecemos la carencia
de jueces especializados en lo contencioso administrativo y es el juez quien
conoce de las impugnaciones en expedientes administrativos, por lo que debe
tener muy en cuenta los actuados en estos expedientes en los que, como se ha
dicho, intervienen personal calificado, es decir que se trata de expedientes en los
que se ha apreciado y estimado el interés público, bajo consideraciones muy
especializadas, que por supuesto, eventualmente están sujetas a revocatorias o
nulidades sustentadas en las decisiones judiciales que se adopoten.
(y) La falta de jueces especializados no es una crítica a los titulares de la función,
sino al sistema, pues la responsabilidad recae indudablemente en quienes tienen
la potestad de introducir las mejoras que se requieren para el buen funcionamiento
de los operadores jurisdiccionales. En la capital de la república se muestran
avances con la creación de juzgados en materia contencioso administrativa, pero
lamentablemente en los demás distritos judiciales del país no existen estos
juzgados. Esa es la realidad lamentable en la que nos desenvolvemos, son los
jueces civiles –con formación para resolver conflictos entre particulares- quienes
también están encargados de conocer y resolver los asuntos que atañen e
interesan a la colectividad en general, en donde una de las partes es el Estado
como administración pública.

(y) En estas condiciones no podríamos separar la actividad jurisdiccional de la


función administrativa; claro que la primera es ejercida con carácter exclusivo por
los jueces y tribunales, para decidir sobre controversias de relevancia jurídica,
pero cuando se grata de procesos contenciosos administrativos no se trata de
controversias de particulares sino de asuntos ya resueltos dentro de la
administración pública, en el ámbito de su competencia. De esta manera, el poder
judicial no podría imponer multas del Indecopi que afecten al administrado e
impuestas dentro de la competencia de dicha entidad pública; pero sí puede
revisar el procedimiento y eventualmente declarar inválido o nulo el proceso de
imposición de la muta; en otro caso, en el eventual reclamo de un trabajador por
haber sido destituido, no es que el juez tenga potestades para imponer la sanción,
pero sí, en revisión del expediente administrativo, puede declarar nulo el
procedimiento de sanción. Y esto porque la administración resuelve en base a las
potestades y competencia que tiene en materia disciplinaria de servidores
públicos, que no es competencia del Poder judicial.

(y) Otro campo de interrelación lo podemos apreciar cuando se trata de cuestiones


penales, es decir de conductas de los funcionarios y trabajadores públicos que han
contravenido sus deberes funcionariales, incurriendo en faltas tan graves que
trascienden el ámbito interno de la administración y, entonces, deben ser
conocidas por la instancia jurisdiccional, porque constituyen ilícitos punibles que
no son de competencia de la administración sino de los jueces penales, porque se
trata de procesar delitos y la administración pública nada tiene que ver con
procedimientos penales, sino estrictamente administrativos.
Pero en estos casos el juez debe ilustrarse con categorías propias del Derecho
Administrativo para establecer si las conductas pueden encajar o no en la
hipótesis jurídica aplicable al caso. Por ejemplo, en el Peculado debe manejar
categorías administrativas como administrativas como partidas presupuestarias y
su ejecución, categorías y situaciones funcionariales del personal que labora en la
administración pública, y todo esto es campo del Derecho administrativo; en la
Colusión, debe distinguirse quien está en relación jurídico funcionarial y quien solo
es persona particular para establecer las conexiones que exige la figura delictiva.
Y son los jueces quienes deben establecer criterios precisos para determinar las
transgresiones que quedan en el ámbito administrativo y aquellas que deben ser
conocidas como delitos, sin descuidar que cuando la infracción administrativa es
muy grave puede ser calificada como falta grave y como delito, a la vez, y
entonces el transgreos om infractor será investigado, a la vez, dentro del ámbito
funcionarial disciplinario como en el ámbito penal, sin interferencia o cruce alguno
de competencias, porque la administración instruirá y sancionará por falta
administrativa, mientras que el poder judicial investigará la infracción como falta
administrativa, que se reserva a la AP, sino como conducta ilícita penal.

En conclusión, se trata de dos funciones estatales distintas pero que en algún


momento se vinculan, respetando las potestades y competencias de cada una de
ellas.
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