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FUENTES
CASACIÓN 1424-2018-PUNO (FEMINICIDIO Y VIOLENCIA FAMILIAR).
El imputado Dionicio Mamani Laura y la víctima Andrea Condori Curasi
convivieron desde mil novecientos setenta y ocho, compartieron el mismo
dormitorio en su domicilio y procrearon dos hijas, El veintidós de mayo de dos
mil diecisiete, aproximadamente a las 03:00 horas, el procesado incrusto un
cuchillo en el cuello de la agravada, mientras dormía en su domicilio. La razón
de del primero de atacar mortalmente a la segunda fue por era celosa, lo
incomodaba en su vida, no lo dejaba realizar sus actividades y le quitaba el
celular para evitar que se comunicara con otras personas. Las causas de la
muerte fueron: lesión vascular cervical y shock hemorrágico. Luego de
perpetrada la muerte el encausado se limpió las manchas de sangre, abrió los
cajones de la cómoda y la puerta del ropero, retiró prendas de vestir y
desordeno el dormitorio para simular un robo. Seguidamente, se retiró del
lugar en su vehículo y se llevó consigo el cuchillo.
Quedo acreditado que el acusado era una persona impulsiva y con tendencia
a la desesperación, conforme con las testigos Nora Roxana Mamani
Condori (hija) y Yaneth Gladis Mamani Condori (hija) ; la violencia
familiar permanente y continua a lo largo de años que existía entre el
acusado y occisa, desprendiéndose que el acusado por su condición de varón
tendía a dominar a su cónyuge, porque era machista (todo esto apreciado por
las hijas). Se concluye que fue muerta en un clima de violencia familiar, por
su cónyuge, quien realizado el hecho con alevosía.
Pese a todo lo mencionado, la Sala Penal Superior al pronunciarse no valoró el
contexto en que se originó la muerte de la agraviada Andrea Condori Curasi,
esto es, la forma de su ejecución y los actos de violencia familiar que la
precedieron; y efectuó conclusiones fácticas independientes que carecen de
sustento probatorio. Concluyo que de la imputación fáctica no se advierte
antecedentes de violencia familiar objetiva y debidamente esclarecida, tampoco
aparece descripción fáctica de actitudes de menosprecio, afectación a la dignidad
de la mujer; y el solo hecho de que tenían problemas de pareja no implica
concluir que los hechos luctuosos ocurrieron en un contexto de violencia
familiar o de una grave afectación a la condición de mujer.
La Ley 30364, del veintidós de noviembre de dos mil quince, rotulada como
“Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y
los integrantes del grupo familiar”, artículo 5 estipula: “La violencia
familiar contra las mujeres es cualquier acción o conducta que les causa
muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico por su condición de
tales, tanto en el ámbito público como en el privado. Se entiende por violencia
contra las mujeres: a) La que tenga lugar dentro de la familia o unidad
doméstica en un cualquier otra relación interpersonal ya sea que el agresor
comparta o haya compartido el mismo domicilio que la mujer. Comprende,
entre otros, violación, maltrato físico o psicológico y abuso sexual”.
A juicio del Tribunal Supremo, la conducta desplegada por el imputado,
consiste en sesgar la vida de su conviviente por motivos fútiles, se incardina
en el tipo penal feminicidio. La muerte se erige como colofón del clima de
violencia familiar imperante en el hogar común.
RESPUESTA AL CASO 8
El caso objeto de análisis consiste en el homicidio de Josefa, la conviviente de Claudio,
mediante 25 puñaladas, mientras esta se encontraba dormida.
El tipo correspondiente a este caso es el parricidio agravado, ya que se cumple con lo
estipulado en el artículo 107 del Código Penal: “El que a sabiendas mata (…) a una
persona con la que sostiene (…) una relación (…) de convivencia”; asimismo, el
calificativo de “agravado” lo adquiere con lo señalado en el 2. º párrafo del citado
artículo “Cuando concurran cualquiera de las circunstancias agravantes previstas en los
numerales 1, 2, 3 y 4 del artículo 108”.
La circunstancia agravante en el presente caso es la ferocidad, regulada en el artículo
108 inciso 1 del Código Penal. Esta agravante requiere que el motivo o la causa de la
muerte de una persona sea: a) de una naturaleza deleznable (ausencia de motivo o móvil
aparentemente explicable), b) despreciable (instinto de perversidad brutal en la
determinación, por el solo placer de matar o inhumanidad en el móvil), o entre otras, o
c) que no sea atendible o significativo (el móvil es insignificante o fútil).
La motivo o móvil para que Claudio cometiera el parricidio, en el caso, no es señalado,
por lo que se colige que es de naturaleza deleznable, es decir, hubo una ausencia de
motivo explicable, la mato porque simplemente quiso hacerlo (por el solo ánimo de
matarla) y con tal finalidad, sin que medie palabra o discusión alguna, la ataco mientras
dormía, esto se comprueba porque se da al margen de provocarla o suscitar una
discusión por alguna causa determinada y/o relevante, no medio móvil explicable.
Dicha ausencia hace que, subjetivamente, se estime sin duda alguna, que Claudio actuó
con absoluto desprecio y desdén por la vida humana, ya que no había motivo para dicho
delito, ni siquiera se consta con algún indicio razonable acerca de algún hecho pasado o
de una situación de enfrentamiento, violencia familiar, enemistad o cólera por alguna
conducta atribuida a la víctima o allegado suyo.
La descripción limitada del caso, fundamenta el tipo de parricidio agravado.