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Un Ensayo en Entregas Coleccionables
Un Ensayo en Entregas Coleccionables
1
Aclaraciones previas. Se ofrece una historia breve, y como tal debe ser leída y comprendida.
Obviamente, cada acontecimiento o proceso indicado ha sido expuesto con mucha mayor
amplitud por distinguidos investigadores, mujeres y hombres –cuyo esfuerzo agradezco y
aprovecho- pero este trabajo pretende facilitar una apretada síntesis. Con esa finalidad he
escogido lo que considero de mayor relevancia. (Esta Síntesis Histórica se va a ir publicando en
Informa-Tico a razón de dos entregas semanales, los días martes y jueves. Se recomienda
coleccionarlas).
2 de Marzo 2020
(Foto: Ícomos. La esfera está ubicada junto con otras de tamaño similar en el Colegio Técnico-
Agropecuario de Osa, Palmar Sur. Foto: Diego Matarrita. Enlace http://www.icomoscr.org).
En pocos casos menciono la bibliografía utilizada para un dato preciso, pues casi siempre escribo a
partir de lo que ha quedado en mi memoria de lecturas sobre nuestra historia, siempre
apasionante. Asimismo, recomiendo algunos trabajos para facilitar el esfuerzo de quien desee
profundizar.
Esta historia se irá publicando en Informa-Tico a razón de dos entregas semanales, los días lunes y
jueves. Se recomienda coleccionarlas.
1. Condiciones geopolíticas
a. El istmo centroamericano conecta el norte y el sur de América y separa los océanos Atlántico y
Pacífico. Su gran importancia geopolítica se debe a la posibilidad de construir un canal o –en su
defecto- un paso terrestre expedito. Sin embargo, en el territorio nacional las cordilleras hacen
inviable un canal para el tránsito de embarcaciones, aunque la tecnología actual permite la
construcción de un canal seco. En cambio, como se sabe, tanto Nicaragua como Panamá poseen
facilidades para uno navegable, lo cual ha sido factor determinante en sus respetivas historias e,
indirectamente, en la nuestra. No en vano la Campaña Nacional (1856-1857) y la corta guerra con
Panamá en 1921, tuvieron como trasfondo la comunicación interoceánica.
b. El canal de Panamá hace del suelo costarricense y de nuestros mares territoriales una región de
primer interés militar y geoestratégico para los Estados Unidos, como fue patente durante la
Segunda Guerra Mundial.
c. Costa Rica, por estar situada en el extremo sur de Centroamérica y no tener fronteras con los
países centroamericanos del norte –salvo Nicaragua- se ha visto poco involucrada en las guerras
de los países del istmo.
Con encomiable tenacidad los arqueólogos van descifrando la milenaria presencia humana en el
territorio nacional, cuya complejidad impide resumirla en un trabajo de este tipo. La geografía
costarricense –muy variada- y el hecho de servir de puente y también de filtro entre dos enormes
subcontinentes, propició la vecindad de pueblos poseedores de culturas muy distintas entre sí.
Carlos Meléndez, en su “Historia de Costa Rica” propone como criterio diferenciador de las
culturas indígenas –al momento de la llegada de los españoles- el ambiente predominante en el
área en que vivieron, lo cual esclarece sus actividades económicas y las causas de su ordenamiento
social y político.
Cultura del bosque seco tropical del Pacífico Norte. Abarcaba desde la cordillera de Guanacaste
hasta el Océano Pacífico, incluyendo el Golfo de Nicoya y su banda oriental. Los chorotegas
provenían del sur de México, de donde habrían migrado para escapar de sus enemigos,
aproximadamente en el siglo VIII después de Cristo. Su base alimenticia fue el maíz, los frijoles, el
cacao y una variedad de frutas. Formaron poblaciones de casas rectangulares de maderos y techo
de palma, de dos vertientes. Disponían de una plaza central provista de un montículo central para
actividades ceremoniales y también de mercados donde solo las mujeres podían concurrir. Las
semillas de cacao servían de moneda. Las mujeres de mayor rango usaban una falda larga y las de
menor una que les cubría hasta la rodilla. Los hombres cubrían sus partes íntimas con una tela
larga. Hombres y mujeres adornaban su cuerpo con dibujos geométricos y calzaban alpargatas de
cuero de venado.
La cerámica de gran belleza –elaborada solo por féminas- era decorada con diversos colores y
representaba figuras animales de simbología religiosa. Algo similar se puede decir de los metates
para moler maíz.
Su sociedad se dividía en tres clases: en la cúspide los sacerdotes y nobles guerreros; en el medio
la gente común; y la tercera los esclavos y prisioneros de guerra. Gobernaba un Consejo de
ancianos, y para la guerra –algo institucionalizado y presente en la vida cotidiana- nombraban un
jefe. Practicaban la embriaguez ritual en las festividades religiosas, siempre acompañadas con
danzas. En algunas ocasiones se practicaba el sacrificio humano y la antropofagia ritual. Hay
referencias sobre el sacrificio de doncellas en los volcanes, para aplacar espíritus poderosos que
los habitaban.
La propiedad territorial era comunitaria y los productos se repartían conforme a las necesidades
de las familias y las personas. Se aseguraba así el sustento de los ancianos, viudas y huérfanos.
Utilizan los calendarios ideados por los pueblos mesoamericanos y probablemente también libros
escritos en pergaminos de piel de venado, pero no se ha conservado ninguno, lamentablemente.
Se extendía desde la cordillera de Talamanca hasta la costa del Pacífico. Se vinculaba con la cultura
chibcha de Colombia. Trabajaban el oro, principalmente con la técnica de la cera perdida. El maíz
no desempeñaba un papel central en su dieta, pero la complementaban con la yuca, el ayote, los
frijoles y otros frutos de la tierra. Domesticaron la danta y otros animales. Construían casas
cónicas, en las que habitaban varias familias. Las casas formaban poblados, situados en lugares de
fácil defensa y rodeados de empalizadas. Las femeninas vestían faldas de algodón hasta las
rodillas. Los hombres cubrían su bajo vientre con tela de algodón. La calidad estética de las labores
en oro se puede apreciar en varios museos nacionales. Las esferas de piedra alcanzan fama
mundial, pero fueron descolocadas de su lugar original, lo que dificulta conocer su función social.
En las guerras también participaban las mujeres. Sus esculturas en piedra no pretendían copiar la
realidad, sino representarla estilizada.
Se vincula con la tradición suramericana del área amazónica. Ocupaba la mayor parte del territorio
nacional: la vertiente caribe, la vertiente del río San Juan, el Valle Central y la región de Puntarenas
hasta Parrita. Cultivaban tubérculos y maíz, con la técnica de la roza y siembra (quemar un trozo
de selva para cultivarlo y luego permitir que el bosque lo recupere). Aprovechaban la palma del
pejibaye para la alimentación y confección de armas. La cacería y la pesca eran importantes en su
dieta. Los varones usaban de la cintura a los muslos una especie de tela hecha de la corteza del
árbol mastate y las mujeres un pequeño delantal. Las casas eran cónicas. En una sola habitaban
varias familias, regidas por la abuela o, cuando faltaba, por la hermana mayor. Los chamanes
acumularon amplios conocimientos de medicina, que hoy se siguen utilizando. Los gobernaba un
cacique de cargo hereditario. Poseyeron lugares de culto donde convergían los pobladores de
áreas cercanas para ciertas celebraciones.
Para ahondar en el tema de la esclavitud y la guerra entre los aborígenes, véase Eugenia Ibarra
“Pueblos que capturan”, 2012. Una recopilación de estudios se encuentra en Elías Zeledón. “Los
aborígenes de Costa Rica. Textos históricos, periodísticos y etnográficos”, 2017.
Muy pocos españoles cruzaban el Atlántico para venir a trabajar con las manos, pues la cultura
hispánica de entonces despreciaba el trabajo manual, impropio de los “hijos de algo”, expresión
que designaba a los descendientes de nobles con escasos o nulos bienes y, por extensión, a los
señores de cierta importancia social. La ambición de los conquistadores era obtener tierras y mano
de obra para ascender en la escala social. (Esta Síntesis Histórica se va a ir publicando en Informa-
Tico a razón de dos entregas semanales, los días martes y jueves. Se recomienda coleccionarlas).
5 de Marzo 2020
Informa-Tico
(Ilustración tomada de Esclavitud indígena en América Central. Curriculum Nacional. MINEDUC.
Chile. https://www.curriculumnacional.cl/614/w3-article-34096.html)
Casi ocho siglos de lucha contra los moros –denominada la Reconquista- habían capacitado al
español para la acción militar. España y Portugal disponían de los mejores navegantes en los siglos
XV y XVI, como lo demuestran los viajes de Cristóbal Colón, Fernando de Magallanes y Sebastián
Elcano, el primero en circunvalar el globo terrestre. Durante el siglo XVI y hasta mediados del XVII,
las tropas españolas de infantería se impusieron en Europa.
No es que haya habido guerra permanente entre moros y cristianos, pues incluso se dieron
alianzas para luchar por el poder, pero al final de la Reconquista, el secular conflicto adquirió
tintes de ofensiva cultural y religiosa: se expulsó a los judíos en 1492 y en 1502 se planteó a los
moros la disyuntiva de bautizarse o salir de España.
Sólo hombres excepcionales como el dominico Bartolomé de las Casas y el franciscano Bernardino
de Sahagún superaron los prejuicios y se esforzaron por comprender culturas tan diferentes de la
propia. Las Casas cuestionó la legitimidad de la conquista española y encausó una evangelización
pacífica, sin fuerza armada. Su influencia condujo a las Leyes Nuevas de 1542, que prohibían el
repartimiento de indios y la encomienda.
Estas consistían en la asignación de aborígenes a un español, so pretexto de evangelizarlos e
instruirlos en el cultivo de especies de origen europeo y en habilidades manuales; a cambio, los
indígenas pagaban con trabajo gratuito. No obstante, en la práctica subsistieron las encomiendas.
Con todo, el Imperio español fue el único en la historia que cuestionó su propia legitimidad.
Otra característica era el legalismo, que alargaba y complicaba los conflictos. Debe mencionarse
asimismo que España fundó varias universidades en sus colonias americanas. Resulta útil
comparar el estilo de colonización que españoles e ingleses efectuaron en América. Los primeros
se mezclaron con los indígenas, mientras que los segundos los exterminaron y empujaron a
reservas desérticas.
La religión católica funcionaba como elemento de identidad y cohesión social. La corona española
obtuvo del Papa el derecho de administrar las iglesias del nuevo mundo, dirigir la evangelización,
demarcar las diócesis, cobrar el diezmo, etc. Los reyes escogían a quienes iban a ser obispos y
presentaban sus nombres al Papa, quien se limitaba a ratificarlos.
Este catolicismo, muy devoto a la Virgen María, se valía de las imágenes para acrecentar la piedad,
pero lo decisivo era su capacidad de dar sentido a la vida y a la muerte.
La parte norte del territorio costarricense, de Esparza hasta Nicaragua, conforma el extremo sur
de Mesoamérica. Como ya se mencionó, las tierras mesoamericanas del litoral pacífico –ocupadas
por los chorotegas- permitían como cultivos principales, el maíz, el frijol y diversas calabazas,
desde el ayote al chayote. Esta base alimenticia sustentaba una población relativamente
numerosa y sedentaria. En contraste, el territorio selvático que va de Esparza hacia el sur, al igual
que las llanuras del Caribe, imponía prácticas agrícolas de menor rendimiento y, por ende, una
población comparativamente menor. Téngase en cuenta que los indígenas, tanto del norte como
del sur, no disponían de hierro ni de agroquímicos.
Otro factor que explica la reducida mano de obra accesible por los españoles al momento de la
conquista de Costa Rica –tardía con respecto a la del resto de Centroamérica- fue que la población
indígena ya había disminuido por obra de los virus y bacterias traídos por los europeos.
Con la ocupación por Juan Vázquez de Coronado del Valle del Guarco en 1565 finaliza la conquista,
si bien quedaron regiones extensas habitadas por indígenas nunca sometidos, como la cordillera
de Talamanca. Luego, con la repartición de indios en encomiendas realizada por Perafán de Rivera
en 1569, comienza la colonia.
Los españoles prefirieron asentarse en el Valle Central, posiblemente por su clima y fertilidad,
pero dispusieron de una mano de obra indígena escasa, tanto en las encomiendas como en otras
modalidades de trabajo forzado. Otras formas de trabajo forzado fueron los tributos pagados en
especie (maíz, cera de abeja, telas de algodón, por ejemplo). También hubo tributos en dinero. Lo
que quedaba para los indígenas a veces no les alcanzaba ni para sobrevivir. También existían los
indios alquilones, personas cuyo trabajo pertenecía, por un tiempo estipulado, a un español que
podía alquilarlos a quien le pagara.
Con el objeto de suplir la escasez de mano de obra, los españoles realizaban expediciones de
“entra y saca” a Talamanca, para obtener indígenas. Los piratas hacían lo mismo y, además,
incendiaron Esparza y Nicoya. En cambio, los indígenas de las llanuras del norte permanecieron
prácticamente aislados hasta finales del siglo XIX, cuando fueron diezmados por huleros
nicaragüenses para venderlos como esclavos.
Es admirable que los pueblos originarios que se refugiaron en zonas alejadas del Valle Central
conserven su identidad –siempre amenazada- hasta el día de hoy. Lamentablemente, los
colonizadores no dejaron escrita ninguna descripción de sus creencias y costumbres, salvo
Vázquez de Coronado en algunos aspectos, tal era su desprecio.
Como no se encontró oro ni otro metal precioso en cantidades significativas, fue innecesario
importar mano de obra en gran escala. De modo convergente, tampoco se dieron las condiciones
para explotar la caña de azúcar de modo industrial (como, por ejemplo, en Haití), por lo que la
esclavitud de los negros –comprados en Cartagena y Panamá- se redujo a labores domésticas,
unas veces, y al cuidado de plantaciones cacaoteras en Matina.
Con el cultivo de cacao en Matina se procuró un producto de exportación, pero cayó en ruina por
el frecuente saqueo de la cosecha por los misquitos, que bajaban desde las costas de Nicaragua y
Honduras. Hasta tiempos de Braulio Carrillo, cuya influencia en el gobierno va de 1835 a 1842, se
le pagó tributo al rey mosco, para que limitara su rapacidad. También saqueaban los piratas, pero,
dado el aislamiento de Costa Rica de las rutas comerciales, se terminó comerciando con ellos; era
un contrabando practicado por muchos, bien tolerado.
Eso sin olvidar que los célebres corsarios Eduard Mansvelt y Henry Morgan intentaron apoderarse
de Cartago en 1666, pero fueron repelidos por las tropas de Juan López de la Flor, gobernador de
la provincia.
En el territorio de la actual Costa Rica hubo una innegable estratificación socio-racial. En la colonia
una porción variable de los habitantes del Valle Central eran pequeños o medianos propietarios, lo
cual nivelaba las diferencias sociales y alimentaba la tendencia costarricense hacia la convivencia
armoniosa. (Esta Síntesis Histórica se va a ir publicando en Informa-Tico a razón de dos entregas
semanales, los días martes y jueves. Se recomienda coleccionarlas).
10 de Marzo 2020
Informa-Tico
(Ilustración al óleo de las castas de la época, testimonio de la inter etnicidad costarricense (foto
Luis Alvarado) tomada del artículo “Estudian integración de población mulata en la sociedad
colonial” Portal de la Universidad de Costa Rica.
(https://www.ucr.ac.cr/noticias/2009/10/12/estudian-integracion-de-poblacion-mulata-en-la-
sociedad-colonial.html)
En el territorio de la actual Costa Rica hubo una innegable estratificación socio-racial. En la colonia
una porción variable de los habitantes del Valle Central eran pequeños o medianos propietarios, lo
cual nivelaba las diferencias sociales y alimentaba la tendencia costarricense hacia la convivencia
armoniosa.
Hacia el siglo XVII la cúspide de la pirámide socio-racial, la formaban los “grandes” agricultores-
comerciantes, descendientes de españoles, exportaban mulas (el medio de transporte), y algunos
productos agrícolas a Panamá (cuero, sebo, galletas de trigo), e importaban manufacturas, más
baratas que las procedentes de Guatemala, debido a la lejanía. Por ese motivo, se anheló durante
los años coloniales dejar de depender de Guatemala en asuntos legales y económicos.
La base de la pirámide la ocupaban los negros esclavizados y los indígenas. Siempre hubo negros
libres y negros libertos, palabra que designaba los esclavos que conseguían su libertad. Los
indígenas se pueden dividir entre los que habitaban los pueblos de indios y los refugiados en zonas
inaccesibles.
En convergencia con el proceso anterior, se plasmó la mezcla de las tres sangres fundamentales:
indígena, blanca y negra, que da origen al pardo. El varón blanco tenía mayores posibilidades de
fecundar a las indígenas y a las negras, dado su predominio, lo que puede calificarse de violación
sociocultural.
El costarricense del Valle Central es –étnicamente hablando- un pardo. (Los liberales inventaron el
mito de la población costarricense predominantemente blanca). Eso explica en mucho el auge de
la devoción hacia Nuestra Señora de los Ángeles, la Negrita, cuya imagen fue encontrada hacia
1635, en las afueras del Cartago de entonces, llamada la Puebla de los pardos. (Para ampliar ver
Víctor Sanabria. “Documenta Histórica”, 1945 y Manuel Benavides. “Los negros y la Virgen de los
Ángeles, 2010).
El catolicismo, con sus mandamientos, devociones, festividades y ritos celebrados en el entorno
hogareño más que en los templos parroquiales –muchas veces de acceso difícil por los malos
caminos- fomentó cierta uniformidad cultural.
En los pueblos de indios, regentados por los franciscanos (Pacacua, Barva, Aserrí-Curridabat,
Tucurrique, para mencionar algunos) se dio otro modo de ocupación y explotación de la tierra. Las
tierras adscritas a la comunidad estaban divididas en parcelas asignadas a las familias para el
mantenimiento y el pago de tributos, no a individuos. Las parcelas no podían ser vendidas ni
hipotecadas. Otras parcelas eran cultivadas para mantenimiento del fraile doctrinero y de las
fiestas religiosas. Se conservaba una porción de bosque para el abastecimiento de agua, leña,
bejucos, etc. La descripción anterior expresa una situación ideal e inicial desintegrada poco a poco
valiéndose de argucias legales, dando lugar a pequeñas propiedades en manos de mestizos.
Las disposiciones a favor de los indígenas, ordenadas por el rey español, produjeron buenos
resultados. “Después de 1770, tras disminuir sin interrupción desde la conquista, el número de
indígenas empezó a crecer de nuevo” (Molina, Iván. “El legado colonial y la génesis del
capitalismo”, 1991, p. 56).
Los pueblos de indios subsistieron hasta que se les expulsó definitivamente de las tierras que los
contorneaban, ya en tiempos republicanos, culminación de un proceso que había comenzado siglo
y medio antes. Nótese también que hubo repetidas quejas de los indígenas por la
sobreexplotación de frailes doctrineros y ciertos corregidores, funcionarios encargados de
protegerlos.
La pequeña y mediana propiedad campesina era una empresa familiar sostenida en lo espiritual
por la moral católica. La fuerza y resistencia físicas de los varones garantizaba la producción de los
granos básicos, de la carne y leche vacunas. Por ese motivo, con muy pocas excepciones, toda
mujer dependía de algún varón: esposo, padre, tío o amante. Muchas morían de tanto quedar
embarazadas y los viudos contraían un nuevo matrimonio. Nadie pagaba con dinero el trabajo
femenino, vital para el aseo del hogar, la huerta, la preparación de los alimentos, el cuidado de los
niños, de las aves de corral y los cerdos; no se consideraba trabajo.
La mortalidad infantil –los niños fallecidos antes de cumplir un año- oscilaba en el siglo XIX entre
los 150 a 200 mil nacidos. En la actualidad ha disminuido a 15 por mil, lo que facilita comprender
la dimensión de la tragedia (González, Edwin. “Evolución de la población de Costa Roca 1840-
1940”, 1991, p. 57).
Sólo las familias laboriosas y de buenas costumbres salían adelante. La moral familiar era vigilada y
sancionada por el Tribunal Eclesiástico de Cartago –luego también en Alajuela- que intervenía con
respaldo gubernamental en embrollos de infidelidades, maltratos a la señora, incestos y
consanguinidades.
Las autoridades civiles y las eclesiásticas se unieron para forzar a los enmontañados campesinos el
agruparse en ciudades. De ese curioso origen se libraran Cartago y (1563), y Esparza, fundada en
1574 por Alonso Anguciana de Gamboa. Heredia nace como ciudad en 1714, con la erección de
una ermita. En San José, ya hubo ermita en 1737, estrecha, humilde e indecente según descripción
del obispo Morel de Santa Cruz, situada en el cruce de los caminos de Cartago a Caldera y de
Aserrí hacia Barva. Alajuela tuvo ermita en 1782, por mandato del obispo Esteban Lorenzo de
Tristán. Pero San José tenía futuro.
A finales del siglo XVIII se decretó que, en el Reino de Guatemala, solamente en Costa Rica se
pudiera sembrar y procesar tabaco; así surgió la Factoría de Tabaco. El monopolio funcionó de
1787 a 1792 beneficiando en especial a los productores de las vecindades de San José, perfilándola
como la ciudad más importante de la provincia.
(Para diversos aspectos de la historia previa a la independencia: Elizabeth Fonseca. “Costa Rica
colonial. La tierra y el hombre”, 1984).
Informa-Tico
(Imagen: Iglesia de Orosi y Museo de Arte Religioso, el conjunto edilicio fue el convento de los
padres Franciscanos en la época colonial, es una de las más antiguas de Costa Rica, data de 1743.
Enlace: https://www.picuki.com/media/2173396438067582230).
Cartago, fundada por Juan Vázquez de Coronado en 1563, pronto contó con una gobernación que
funcionó por siglos y permitió acumular cierta experiencia administrativa, bien aprovechada
después de la independencia. La gobernación aunaba lo que hoy denominamos poderes ejecutivo
y judicial y de vez en cuando también legislaba y se encargaba de aplicar las leyes provenientes de
la Capitanía General de Guatemala.
La Iglesia como institución carecía de fincas y de lotes urbanos (salvo los que ocupaban los
templos); tampoco poseyó capital de importancia. Algunos sacerdotes sí eran adinerados, algunos
por herencia, otros por sus habilidades comerciales. Había curas “de misa y olla”, es decir,
celebraban para comer. Más riqueza poseían las cofradías, hermandades laicales en sí ajenas al
control clerical. Otra institución eran las capellanías, especie de becas financiados por un
particular, respaldada en los fondos que producía una sección de una finca dada en alquiler, con la
finalidad de financiar los estudios de un candidato al sacerdocio.
Los bienes eclesiásticos fueron muy limitados (en comparación con los existentes en Guatemala y
Nicaragua) e innecesarios pues no se cargaba con el mantenimiento del obispo (quien residía en
León, Nicaragua), ni seminario ni conventos de monjas. Lo prueba la magnificencia de los templos
coloniales de Nicaragua, incluso en ciudades secundarias como Chinandega y Niquinohomo al
compararla con la humildad de los únicos que tenemos bien conservados: Orosi y San Blas de
Nicoya.
Las pocas letras que se enseñaron en Costa Rica durante la colonia las impartió la Iglesia. En ese
tema sigue siendo fundamental el trabajo de Luis F. González Flores, “Historia de la instrucción
pública en Costa Rica”. El presbítero Diego de Aguilar –nuestro primer maestro de escuela- enseñó
en Cartago de 1594 a 1623. En algunas parroquias se enseñaban las primeras letras junto con el
catecismo.
Hubo dos ramas de franciscanos: los observantes y los recoletos. Los primeros regentaban un
convento en Cartago y otro en Esparza, por cierto tiempo. Los recoletos misionaban Talamanca y,
aunque abnegados, fracasaron por su incapacidad para comprender a los indígenas, quienes los
expulsaron y martirizaron en una sublevación de fecha cercana a la de Pablo Presbere, en 1709.
Esta y otras sublevaciones garantizaron la permanencia de los pueblos indígenas de Talamanca.
La ausencia de bienes eclesiásticos resultó providencial, pues, durante los primeros años de
república independiente, hizo inviable la formación de un partido conservador. Los clérigos
conservadores –subordinados directamente al obispo de León- se unieron a los cartagineses y
heredianos pensaron agregar Costa Rica al Imperio mexicano de Iturbide, pero fueron superados
por los presbíteros liberales, entre los que sobresale Miguel de Bonilla y Laya-Bolívar –apodado
Tiricia- cercano colaborador del bachiller Osejo y de Gregorio José Ramírez.
Florencio Castillo, delegado de Costa Rica en las Cortes de Cádiz (1808-1812, propuso la abolición
de todo trabajo servil –incluso el que beneficiaba a los clérigos- el repartimiento de tierras a los
indígenas y facilitar la formación sacerdotal a los idóneos, una novedad por entonces. Castillo
puede considerarse un antecedente del sacerdote liberal durante la consolidación del Estado.
a. de España en 1821;
b. de la República Federal de Centro América, disuelta en 1838. La separación de los otros estados
centroamericanos se resuelve de manera definitiva con el fusilamiento de Francisco Morazán el 15
de setiembre de 1842. Durante el gobierno de José M. Castro Madriz, el 31 de agosto de 1848, se
declaró a Costa Rica nación libre e independiente de cualquier otro Estado;
La pequeñez del territorio costarricense, junto con sus limitaciones de población y economía
provocaron dudas acerca de la viabilidad del país como nación independiente, pero fueron
disipadas por los buenos resultados de la exportación del café. En 1844 la exportación de café fue
de 3.252.614 kilos, y en 1899 superó los 19 millones y medio de kilos (Monge, Carlos. Historia de
Costa Rica, 1976, p. 224).
Se puede considerar como el primer acto soberano de Costa Rica la firma por la Junta de Legados
de los Pueblos del Pacto Social Fundamental Interino, también conocido como Pacto de Concordia,
el 1 diciembre 1821, considerada por algunos una constitución política. Tuvo la virtud de
amalgamar la provincia de Costa Rica frente a las fuerzas localistas disociativas.
Quienes desearon formar un partido conservador, entendiendo por tal la tendencia de favorecer
la anexión a México, el mantenimiento de las prerrogativas clericales, las divisiones socio-raciales y
la continuidad de Cartago como capital, carecieron de base sociológica y cultural para sus
pretensiones.
Desembarazado el país de la pugna entre liberales y conservadores, ocasión de tanta guerra civil
desde México hasta Colombia, el siguiente paso fue descartar el anhelo de unirse al Imperio
Mexicano, sostenido por Cartago en contra de la opinión de los josefinos y alajuelenses. Los
cartagineses fueron vencidos en la batalla de Ochomogo el 5 de abril 1823.
El segundo paso era superar el localismo, es decir, la pretensión de imponer los intereses de una
ciudad sobre el resto de la población. El desenlace de la guerra de la Liga (1835) designó a San José
como capital, dio un golpe definitivo a las pretensiones localistas y a la Ley de la Ambulancia, de
1834, con su absurdo de que la sede de la capital rotara cada cuatro años por las principales
ciudades del Valle Central.
En 1824 se da la anexión del partido de Nicoya, motivada por las facilidades comerciales y el deseo
de liberarse de los conflictos civiles que azolaban Nicaragua. En la frontera sur, Costa Rica perdió
Bocas del Toro y otros territorios a manos de la Nueva Granada (hoy Colombia) en 1837.
Juan Mora Fernández, primer jefe de Estado y promotor del cultivo del café, pero antes
comerciante y maestro de escuela, señaló con su vida personal y obra de gobernante los senderos
que habría de recorrer la naciente república. Se le confió la administración del país de 1824 a
1833.
La figura de Braulio Carrillo, dos veces jefe de Estado (1835-1837; 1838-1842) se erige señera
dentro del proceso de consolidación de la patria. Decidido a destruir todas aquellas fuerzas que
tendían al caos, reafirma la condición de capital para la ciudad de San José, crea un fuerte poder
central al que todos deben obedecer, y a la vez dota de un cuerpo de leyes a la nación. Del mismo
modo, se empeña en abrir nuevos caminos y en fortalecer al máximo la tendencia nuestra
economía hacia el monopolio cafetalero (Meléndez, Carlos. Historia de Costa Rica, 1981, p. 111-
112).
El conjunto de pequeños y medianos productores contribuía con casi dos tercios de la cosecha
cafetalera. Algunos grandes propietarios lograron transformase en importantes productores y
exportadores de café, gracias a la puesta en marcha de beneficios. En 1890 habría unos 256
beneficiadores. Ahora bien, ciertos empresarios británicos y alemanes, sin olvidar algún francés,
utilizando mecanismos de crédito y gracias a buenos contactos en su país de origen, ingresaron al
círculo de los principales productores-exportadores.
Asimismo, colaboraba con la paz social la existencia de una frontera agrícola abierta donde se
establecía la población que migraba desde el Valle Central. Dicha frontera se agotó hacia finales
del decenio de 1960. Esa expansión fue perjudicada por el acaparamiento de tierras para gratificar
a personas opulentas, oficiado por abogados, bien relacionados con los tribunales y pocos
escrupulosos en eso de despojar a los campesinos de su esfuerzo. Es el tema de novelas como
“Juan Varela” de Adolfo Herrera García.
Si bien la cultura de un pueblo sobrepasa sus manifestaciones letradas, pues abarca expresiones
tan diversas y profundas como el lenguaje, la música bailable y la cocina, aquí se mencionará solo
lo relativo a la literatura y la música propias. Manuel González Zeledón (Magón) y Aquileo
Echeverría son los primeros en alcanzar altos niveles de calidad literaria. Ambos se reían hasta de
su propia sombra, pero Magón ridiculiza al campesino, por ejemplo, en “El clis de sol”, mientras
que Aquileo, en sus “Concherías”, sin dejar el humor, lo entiende y lo ama.
17 de Marzo 2020
Informa-Tico
Foto extraída de la Revista Cambio Político, de la nota Aniversario del fusilamiento de don Juanito
Mora y el General José María Cañas, héroes nacionales. (https://cambiopolitico.com/aniversario-
del-fusilamiento-de-don-juanito-mora-y-el-general-jose-maria-canas/23156/)
La esclavitud había sido abolida de la República Federal de Centroamérica en 1824, por iniciativa
del presbítero salvadoreño José Simeón Cañas y previamente por la Constitución de Cádiz, en
1812.
Un 10% de la población murió por la pandemia del cólera; aun así, hubo capacidad para continuar
la guerra y vencer en 1857. Fue un pueblo heroico.
Para menguar el impacto ante la opinión pública del horrendo asesinato de Mora se ha exaltado la
figura de Juan Santamaría. También causa extrañeza lo poco que se enseña y comenta la Campaña
de Tránsito, que aseguró la victoria al cortar el suministro de mercenarios, municiones y
provisiones que recibía Walker a través del río San Juan.
El obispo Anselmo Llorente y el carisma de Juanito Mora pusieron al pueblo sobre las armas. El
prelado movilizó a las gentes presentando la Guerra Patria como la lucha contra los protestantes y
la defensa del catolicismo.
Después del fusilamiento de Juanito Mora y de su colaborador cercano, José María Cañas y héroe
de la Campaña Nacional –el salvadoreño más costarricense-, crimen de una fracción de la
oligarquía cafetalera cometido en 1860, el país sufrió una seguidilla de golpes de Estado que no
involucraron al grueso de la población; fueron disputas elitistas.
Las leyes anticlericales de 1884 y 1886, culminaron un proceso modernizador de separación entre
el Estado y la Iglesia. Fueron obra de un nuevo tipo de liberalismo, distinto del que había
iluminado el proceso de independencia y consolidación nacionales, que puede calificarse de
liberalismo positivista. La reforma la ejecutaron personas formadas en Inglaterra bajo esa
tendencia filosófica, a la par de otras que profesaban un liberalismo anticatólico de raíz
guatemalteca.
La influencia del dictador guatemalteco Justo Rufino Barrios, de la masonería y el afán de los
nuevos liberales de ostentar su poder, manchó una readecuación que pudo efectuarse negociando
con la Santa Sede. Viene al caso observar la evolución en las constituciones nacionales acerca de la
materia religiosa, en las que se avanza de la exclusividad católica hacia la tolerancia de otros
cultos; así lo exigía el ejercicio del comercio internacional con países protestantes. (Sigue siendo
de utilidad el extenso trabajo de Víctor Sanabria “Bernardo Augusto Thiel. Segundo obispo de
Costa Rica”, 1941. Ver también Ricardo Blanco, “1884, El Estado, la Iglesia y las reformas liberales”,
1984. Para otra perspectiva Claudio Vargas “El liberalismo, la Iglesia y el Estado en Costa Rica”,
1991).
Como respuesta a las arbitrariedades de los liberales, el obispo Thiel, una vez finalizado el
destierro, en 1886, apoyó la organización del Partido Unión Católica, fundado el 7 de setiembre de
1889. Cada sacristía funcionó como un club político. Los católicos ganaron las elecciones de primer
grado, en las cuales se designaba quiénes serían delegados para las definitivas, las de segundo
grado. Los liberales se valieron de artimañas para ganar estas últimas. Sin duda, hubiera sido
desastroso un gobierno controlado por eclesiásticos. El Partido Unión Católica desapareció en
1894, pero su breve existencia había servido como notificación a los liberales, quienes en adelante
dejarían en paz a la Iglesia y esta, por su lado, nunca más sintió la necesidad de organizar su propio
partido.
Como parte del esfuerzo electoral de la Unión Católica, Mons. Thiel escribió su carta pastoral
sobre “El justo salario de los jornaleros, artesanos y otros desposeídos de bienes de fortuna”
(1893), adaptación a la realidad nacional de la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII de
1891. Dicha carta tuvo consecuencias políticas a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Nótese la
valentía de Monseñor Thiel, pues arriesgaba una segunda expulsión.
En “El justo salario” defiende –por primera vez en Costa Rica- la sindicalización, el aumento de los
salarios para mantener su poder adquisitivo pues debe cubrir las necesidades de una familia y la
fijación por el Estado de los bienes de consumo de lo que ahora se denomina canasta básica. El
gobierno confiscó los ejemplares del Eco Católico donde se publicó la carta y tachó de socialista al
obispo, un grave insulto en aquellos tiempos. Si bien el contexto político de la carta sobre “El justo
salario” fue el enfrentamiento con los liberales, hubo otro contexto, el socioeconómico,
consistente en la gradual pauperización de los peones. En efecto, el modelo agroexportador había
hecho crecer el sector compuesto por jornaleros sin tierra, a veces trabajadores ocasionales en las
fincas cafetaleras. Lo demuestra que el porcentaje de jornaleros había subido de un 24,9 de la
población económicamente activa, según el censo de 1864, al 36,5 de acuerdo con el censo de
1892.
9. Un menoscabo a la soberanía
Tomás Guardia, quien gobernó de modo dictatorial de 1870 a 1882, controló a la oligarquía
cafetalera y organizó el ejército mejor armado de Centroamérica. Con esa finalidad invirtió el 36%
de las finanzas del Estado (Díaz, David. La vida política, 1808-2000, en Historia contemporánea de
Costa Rica, 2019, p. 38). Por inspiración de su esposa, doña Emilia Solórzano Alfaro, abolió la pena
de muerte. Guardia tenía el sueño del ferrocarril, entonces exaltado como llave del progreso.
Nadie en Costa Rica poseía experiencia ingenieril ni administrativa para una obra de la magnitud
de construir un ferrocarril de Alajuela a Limón. Tampoco había el dinero necesario, por lo que se
acudió al endeudamiento con banqueros ingleses. La obra quedó inconclusa y para terminarla fue
necesario firmar el Tratado Soto-Keith (1884).
Parte de la soberanía que se defendió contra los filibusteros se perdió con ese tratado, así
denominado en recuerdo de quienes lo suscribieron: Bernardo Soto Alfaro, de la oligarquía
cafetalera de Alajuela, Secretario de Hacienda, Comercio, Fomento, Guerra, Marina, Gobernación
y Policía, afiliado a la masonería, y el empresario estadounidense Minor Keith. Del préstamo
original con bancos ingleses, dos terceras partes se utilizaron para comisiones e intereses pagados
por adelantado. El resto fue insuficiente para finalizar el ferrocarril.
Los afrodescendientes, después de trabajar en la línea férrea, laboraron con la UFCO. Por su
dominio del inglés, los gerentes de la United los preferían como capataces. La integración a la
nación costarricense se logró después de la Guerra Civil de 1948; permanecieron casi medio siglo
sin adquirir nuestra nacionalidad. Aunque persisten formas agazapadas de racismo, poco a poco se
ha sabido apreciar sus valores culturales, en particular la música y la gastronomía.
19 de Marzo 2020
Informa-Tico
(Imagen: Universidad de Santo Tomás. Ensayo de los orígenes de la Universidad de Costa Rica, del
Portal de la UCR, Enlace .https://www.ucr.ac.cr/acerca-u/historia-simbolos/historia.html)
En Costa Rica no fue así, mérito de los liberales agrupados en la llamada Generación del Olimpo
-brazo político de la oligarquía cafetalera y oligarcas algunos de ellos- quienes perfeccionaron poco
a poco las reglas electorales, aunque no siempre las respetaron.
La autorización para el voto femenino, impulsada por la Liga Feminista desde 1923, no se alcanzó
hasta 1949, ya fuera del período liberal.
En cuanto a la educación y la cultura los liberales fueron contradictorios. Por una parte,
permitieron la libertad de prensa e impulsaron la educación primaria con la consiguiente
disminución drástica del analfabetismo. Establecieron escuelas incluso en zonas rurales. La
secundaria no recibió tanto impulso, pero en alguna medida congregaciones religiosas como los
salesianos, hombres y mujeres, y las betlemitas, suplieron ese faltante. Sería injusto no mencionar
la labor del Colegio Seminario, donde estudiaron Rafael Á. Calderón Guardia, Alberto Martén y
José Figueres Ferrer, por mencionar los más conocidos. Algunos de los padres paulinos alemanes
que lo regentaban poseían excelente formación científica.
Pero, por otra parte, los liberales suprimieron la Universidad de Santo Tomás en 1888, y dejaron al
país sin casa de estudios superiores. Sin embargo, a Mauro Fernández se le considera el gran
reformador de la educación en Costa Rica. Solo sobrevivieron la Escuela de Derecho, la de Bellas
Artes, la de Agronomía y Farmacia.
Los tímidos intentos de reformas sociales de la república liberal, algunas acaecidas como
concesiones al Partido Reformista de Jorge Volio –del que se trata líneas abajo- no modificaron la
estructura social del país, ni aliviaron de manera significativa la condición de los sectores
empobrecidos, pero a lo mejor prepararon las del decenio de los 40 y, en todo caso, expresaron
cierta flexibilidad de quienes detentaban el gobierno. En 1928, el diputado Carlos María Jiménez
Ortiz consigue la creación de Secretaría de Trabajo y Previsión Social. Había residido en el Pío
Latino Americano ubicado en Roma, por lo que se presume que en algún momento sintió vocación
sacerdotal.
Otros intentos fueron: una Ley de Inquilinato, el apoyo del Estado a instituciones de beneficencia,
iniciativas de salud pública, la jornada laboral de ocho horas y la Gota de Leche. Por otro lado, el
Estado creó tres instituciones públicas: el Ferrocarril al Pacífico (indispensable para librarse del
monopolio del ferrocarril al Atlántico cedido a una compañía inglesa), el Banco Internacional de
Costa Rica (para independizar al Estado de los manejos de la banca privada) luego denominado
Banco Nacional y el Instituto Nacional de Seguros (INS) (pues se provocaban incendios para cobrar
la póliza), antecedentes de las empresas estatales creadas de 1949 en adelante.
Las exportaciones se limitaban al café, banano, cacao, maderas y poco más. El Estado se financiaba
con impuestos a las importaciones; los exportadores cafetaleros y el enclave bananero casi no
tributaban.
Durante la república liberal, Costa Rica se adentró en una cultura democrática, asentada en los
pequeños y medianos propietarios rurales, a quienes los cafetaleros beneficiadores compraban el
producto y empleaban como peones, cuando los necesitaban.
24 de Marzo 2020
Informa-Tico
(Foto: El presidente de la República Alfredo González Flores fue depuesto por un golpe de Estado
que le propinaron Federico Tinoco Granados y su hermano Joaquín en 1917. Imagen: Google).
Los liberales apoyaron la dictadura, entre ellos Ricardo Fernández Guardia y Cleto González
Víquez, o permanecieron en un silencio confortable, tal el caso de Ricardo Jiménez Oreamuno.
El presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson nunca reconoció el gobierno de Tinoco,
precipitando su caída, pues lo aisló diplomáticamente, le negó cualquier préstamo y amenazó con
desembarcar la Infantería de Marina.
El terreno estaba preparado para el Partido Reformista, como se desprende de la comparación del
censo de 1864 con el de 1927, pues indica una severa disminución del número y tamaño de los
productores directos de café y un aumento de los jornaleros hasta un 40% del total de la PEA
(Población Económica Activa) (Vega Carballo, José L. “La estructura y el cambio social”, en “Costa
Rica en el siglo XX”. Eugenio Rodríguez, editor, San José, EUNED, 2004, p.155).
El éxito del reformismo no debe medirse en lo electoral, si bien logró elegir varios diputados y la
aprobación de una ley sobre accidentes de trabajo; su legado radica en haber sembrado en la
mentalidad ciudadana la noción de que Costa Rica requiere un Estado que, además de hacer
respetar la ley, intervenga activamente en pro del bienestar social. Volio, quien siempre se
consideró un soldado de Cristo, fue agriamente adversado por la clerecía.
Al deterioro de las condiciones de vida de las clases trabajadoras, según lo señala el aumento del
sector jornalero con respecto al de propietarios, se añadió el impacto de la quiebra de la Bolsa
Nueva York, en 1929, cuyos efectos repercutieron en todo el orbe. A causa de la disminución del
consumo y del precio internacional de café y del banano, el mercado interno cayó en receso y
agravó la crisis fiscal.
En esa coyuntura se funda el Partido Comunista (1931), como culminación de luchas y
organizaciones anteriores, en parte con militantes originarios del Partido Reformista de Volio –
entre ellos Manuel Mora Valverde- decepcionados por lo que juzgaron exiguos resultados y
fascinados por el marxismo-leninismo, entonces una teoría prestigiada. Pronto agrupó valiosos
intelectuales, sobre todo novelistas, al tiempo que se instalaba entre zapateros y otros artesanos.
Carmen Lyra, activa en la caída de los Tinoco, la costarricense más valiosa del siglo XX por sus
aportaciones en pedagogía de párvulos, obras literarias y ensayos sociopolíticos, oficiaba como
sacerdotisa del nuevo partido.
Los fundadores del comunismo, atentos a la geopolítica, percibieron que una revolución marxista-
leninista era imposible en Costa Rica mientras existiera Estados Unidos como potencia mundial.
Por esa razón, suscribieron un Programa Mínimo (1932), más acorde con las realidades nacionales
e internacionales. El Programa Mínimo guarda muchas coincidencias con el documento Propósitos
del Partido Reformista, publicado por Jorge Volio en 1923.
El triunfo de mayor importancia de los comunistas fue la huelga bananera de 1934, en la cual
destacó Carlos Luis Fallas (Calufa), posteriormente novelista y jefe militar en la Guerra Civil de
1948. En dicha huelga el presidente Ricardo Jiménez utilizó el ejército contra los huelguistas,
quizás presionado por los Estados Unidos. Téngase en cuenta –como antecedente- que Estados
Unidos había amenazado al gobierno de Colombia con desembarcar la infantería de marina para
reprimir a los trabajadores bananeros alzados en huelga en el municipio de Ciénega, Magdalena. El
presidente Miguel Abadía cedió a la presión, por lo que el ejército colombiano, la noche del 5 de
diciembre de 1928, ametralló a mansalva una concentración de huelguistas. El incidente se conoce
como “La masacre de las bananeras”.
Aunque las reformas sociales de los años cuarenta resultan incomprensibles sin tener en cuenta
las luchas de los decenios precedentes, fueron posibles gracias a una feliz conjunción: mientras
Rafael Ángel Calderón Guardia ocupaba la silla presidencial (1940-1944), Víctor Sanabria se
desempeñaba como arzobispo de San José (1940-1952). (Esta Síntesis Histórica que está
publicando Informa-Tico a razón de dos entregas semanales, los días martes y jueves, se
recomienda coleccionarlas).
26 de Marzo 2020
Informa-Tico
(Foto histórica. Manifestación del 15 de setiembre de 1943, Manuel Mora Valverde, Monseñor
Víctor Manuel Sanabria y el Presidente Rafael Ángel Calderón Guardia. Atrás el candidato Teodoro
Picado Michalski y Luis Demetrio Tinoco).
La población era católica en un 90% y la Iglesia era creída y obedecida. El ambiente para las
reformas fue preparado por católicos –laicos y presbíteros- a lo largo de los primeros cuarenta
años del siglo pasado, inspirados por la carta “Sobre el Justo salario” de Mons. Thiel. En 1901
habían fundado el periódico “La Justicia Social”, del que Jorge Volio fue administrador.
El presidente Calderón Guardia, hijo del médico católico Rafael Ángel Calderón Muñoz (uno de los
fundadores del periódico La Justicia Social), siguió sus pasos. También se formó como médico en
Bélgica y allí mismo estudió la Doctrina Social de la Iglesia. Su primer gran logro fue crear la
Universidad de Costa Rica en 1940, subsanando una inexcusable deficiencia de los liberales, tan
ufanos de su reforma educativa.
Así las cosas, Manuel Mora, diputado y jefe del comunismo costarricense, y Mons. Sanabria,
acordaron, en junio de 1943, que el partido comunista se transformara en Vanguardia Popular
(VP), por cuanto Mora consideró que su accionar político “se enmarcaba sin contradicciones con la
política social del presidente Calderón, basada en las encíclicas papales” (sic). Este cambio hizo
posible que Sanabria autorizara a los católicos ingresar en el VP y sus sindicatos. A la vez, a Iglesia
se reservó el derecho de fundar su propio sindicato: la Central Sindical Rerum Novarum, con el
padre Benjamín Núñez como promotor. (Núñez llegaría más tarde a ser hombre de confianza de
José Figueres Ferrer).
La finalidad del acuerdo fue facilitar la aprobación del Código de Trabajo y de las Garantías
Sociales. En efecto, el gobierno de Calderón no hubiera podido sostenerse con el apoyo de dos
organizaciones enemigas en lo ideológico: la Iglesia Católica y el Partido Comunista. Ese acuerdo
era vital para los comunistas, pues les daba participación en la reforma social –de contenido
doctrinal 100% católico- pues de lo contrario quedaban como irrelevantes. El liderazgo de
Calderón Guardia, el apoyo del arzobispo y la movilización masiva efectuada por Vanguardia
Popular conformaron una fuerza incontrastable (ver Miguel Picado. “Secretos de un acuerdo.
Monseñor Sanabria y Manuel Mora. Junio de 1943”, 2013).
Como un río que recibe afluentes caudalosos creció la oposición al calderonismo. León Cortés,
presidente de 1936 a 1940, había contribuido con la victoria electoral de Calderón Guardia, pero
se irritó porque el Doctor, lejos de devolverle el favor, se inclinó por la candidatura de Teodoro
Picado. Cortés emprendió una campaña de desprestigio contra el calderonismo, interrumpida por
su fallecimiento el 3 de marzo de 1946, por causas naturales, en Santa Ana. El relevo lo tomó Otilio
Ulate, director de Diario de Costa Rica, dueño de una lengua libre de todo escrúpulo. Se agregó a
la oposición el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, formado por jóvenes lúcidos –
entre los que sobresalía Rodrigo Facio- molestos porque la reforma calderonista disminuía sus
posibilidades de alcanzar el poder. Se agredía al gobierno de Calderón por nepotismo, corrupción,
mala administración y ser aliado del Partido Comunista. La obra social del Doctor no se denigró,
pero se calificó de argucia politiquera para perpetuarse en el poder.
José Figueres Ferrer fue expulsado por Calderón Guardia del país el 8 de junio de 1942, a causa de
un discurso adverso al gobierno, con lo que se ganó un temible adversario. Figueres pasó sus años
de exilio en México, donde preparó el conflicto bélico del 48 y fue uno de los firmantes del Pacto
de Caribe (1947), conformados por exiliados dominicanos, nicaragüenses y costarricenses, con el
padrinazgo del presidente Arévalo de Guatemala (Víctor H. “Conflicto y reforma en Costa Rica:
1940-1949”, 1991, p.92 Acuña).
Dicho Pacto tenía la misión de derribar a los dictadores Anastasio Somoza (Nicaragua), Tiburcio
Carías (Honduras), Leónidas Trujillo (República Dominicana) y otros. Figueres argumentó que el
calderonismo era una dictadura de la misma calaña que las mencionadas –mentira evidente- por
lo que se debía comenzar por Costa Rica. El apoyo de Arévalo fue vital para el suministro de
armamento y tropas extranjeras. Llama la atención que un gobierno progresista en lo social, como
el de Arévalo, brindara apoyo a quienes buscaban derrocar a Calderón Guardia y luego a Teodoro
Picado, ambos también progresistas. Aunque Teodoro Picado venció por amplia mayoría en las
elecciones presidenciales de 1944, la oposición invocó un fraude y nunca lo reconoció como
gobernante legítimo.
El gobierno de Picado trató de favorecer a las clases populares en temas de alimentación, vivienda,
tierra y crédito, con un éxito limitado. Por otra parte, estableció un pequeño aumento al Impuesto
Territorial e introdujo el Impuesto sobre la Renta, lo que habría molestado a una clase
agroexportadora, acostumbrada a no pagar impuestos, lo que alimentó el clima de agitación
(Víctor H. “Conflicto y reforma en Costa Rica: 1940-1949”, 1991, p. 49ss).
Durante la administración Picado se aprobó por primera vez un Código Electoral que apartaba al
Poder Ejecutivo de la organización de los comicios y del conteo de los votos. Además, un tribunal
integrado por tres magistrados, nombrados por los tres poderes, tendría el veredicto sobre las
elecciones. En las elecciones de medio periodo para diputados, 1946, el nuevo sistema funcionó
bien.
Pero para las presidenciales de 1948 la polarización política enturbió la situación. Uno de los
miembros del Tribunal, el señor Benjamín Odio se unió a la lucha armada de Figueres y hubo
además un incendio –de origen nunca aclarado- del material electoral que estaba depositado en el
Colegio de Señoritas. El Tribunal dio un veredicto, aunque no por unanimidad, basado en los
telegramas enviados por los oposicionistas, el cual daba por vencedor a Otilio Ulate por poco más
de 10.0000 votos de ventaja.
La falta de unanimidad hizo que correspondiera al Congreso tomar la decisión final. En este, la
mayoría de los diputados, conformada por calderonistas y vanguardistas, anuló la elección para
presidente de 1948, con lo que la oposición se consideró en el derecho de tomar las armas.
Las condiciones para la Guerra Civil ya estaban creadas, pero es preciso mencionar los factores
desencadenantes, aunque la historiografía debe avanzar en determinar su importancia correlativa.
(Esta Síntesis Histórica que está publicando Informa-Tico a razón de dos entregas semanales, los
días martes y jueves, se recomienda coleccionarlas).
1 de Abril 2020
Informa-Tico
Mencionamos los principales:
-La incautación de fincas y negocios a los alemanes e italianos, solicitada por Estados Unidos,
dentro del esfuerzo bélico de la Segunda Guerra Mundial. Para evitar esa incautación, algunos
alemanes e italianos trasladaron sus bienes a costarricenses de su confianza, pero unos cuantos,
livianos de conciencia, se los apropiaron, se dijo que protegidos por el gobierno calderonista. Para
recuperar sus bienes, se consideró que era necesario sacar al calderonismo del poder.
-La molestia del capital, que en Costa Rica nunca fue favorable a las reformas sociales.
-el temor causado por la influencia de los vanguardistas en el gobierno de Teodoro Picado,
acrecentados por la Guerra Fría, que comenzó al término de la Segunda Guerra Mundial. Aunque
ningún vanguardista desempeñó un puesto de importancia en los gobiernos de Calderón Guardia y
Picado Michalski, Estados Unidos no toleraría, cercano al Canal de Panamá, un gobierno en el cual
los comunistas tenían influencia.
- la anulación de las elecciones para presidente en 1948, en las cuales triunfó Ulate. Si hubo o no
fraude en esas elecciones sigue siendo asunto debatido por algunos historiadores actuales.
Algunos estiman que hubo fraude de los dos bandos. En cuanto a diputados, los calderonistas y
Vanguardia Popular obtuvieron mayoría. La anulación le vino de perlas a José Figueres, quien ya
tenía preparada la insurrección militar. Figueres siempre aseveró que los calderonistas no
reconocerían una derrota electoral.
Un gobernante menos amigo de la paz y de la concordia pudo haber ganado la Guerra Civil, pero
Teodoro Picado no supo defenderse ni en lo militar ni en lo propagandístico. Empeoró su situación
que Calderón Guardia no se involucrase militarmente en el conflicto. Las mejores armas
permanecieron en los cuarteles, pues no se quiso entregarlas a los vanguardistas, quienes
reclutaron tropas entre obreros de las ciudades y linieros de la zona bananera sur, bajo el mando
de Carlos Luis Fallas (Calufa). El error de Vanguardia Popular de pelear una guerra que no era la
suya, lo pagó con centenares de muertos y la proscripción por varios años.
En la Guerra Civil, un bando luchó para impedir la supresión de los avances sociales; otro para
defender el sufragio. ¿Un bando tuvo razón? ¿Los dos? ¿Ninguno?
Ya instalado en el poder, Figueres gobernó mediante una Junta de Gobierno con poderes
ilimitados por dieciocho meses –sin parlamento-. Respetó la reforma social calderonista; suprimió
el ejército como institución permanente; estableció un impuesto a la UFCO; aumentó los salarios
de los peones de las fincas de café y caña de azúcar; consolidó el Consejo Nacional de Producción
(CNP); fundó el ICE y nacionalizó la banca (con mayor exactitud: el derecho a abrir cuentas
corrientes y de ahorro). Otras entidades como el ITCO (Instituto de Tierras y Colonización), hoy
denominado INDER (Instituto de Desarrollo Rural, RECOPE (Refinadora Costarricense de Petróleo)
y el INVU (Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo), se crearon en años sucesivos. Se impulsó la
educación secundaria sin descuidar la primaria.
La Junta convocó elecciones para integrar una Asamblea Nacional Constituyente, con la esperanza
de que se aprobara su proyecto de nueva constitución, pero sufrió una severa derrota, de tal
modo que el texto finalmente aprobado es una adaptación de la Constitución de 1871, de corte
liberal, pero permaneció el capítulo de las Garantías Sociales.
Aunque algunos pensaron que Figueres no se bajaría del poder, cedió la presidencia a Ulate, el 8
de noviembre de 1949, según lo pactado.
Unas 200 personas fueron juzgadas por los fatídicos Tribunales de Sanciones Inmediatas (Claudia
Quirós, citado en Díaz, David. “Crisis social y memorias en lucha”, 1977, p. 305). En el Codo del
Diablo, el 19 de diciembre de 1948, fueron asesinadas cinco personas. Se conoció la identidad de
los culpables, pero encontraron facilidades para salir del país. Otro asesinato, esta vez cultural, fue
la destrucción de edificios de gran interés histórico y artístico en un período de varios decenios,
entre ellos la casa de Juanito Mora, el Congreso, la Biblioteca Nacional, pues la Segunda República,
que según Figueres comenzó con su gobierno de año y medio, quería hacerlo todo nuevo…
Se aniquiló el sindicalismo en las empresas privadas, excepto en las zonas bananeras, donde
prosperó al amparo de Vanguardia Popular. En las entidades estatales arraigó un sindicalismo
vinculado con Liberación Nacional.
El solidarismo es un producto netamente costarricense. Fue ideado por Alberto Martén, segundo
en el mando después de Figueres en las acciones bélicas de 1948, ministro de Economía de la
Junta de Gobierno de 1948-1949, y coordinador de lo relativo a la nacionalización bancaria.
Consiste en un plan de ahorro financiado por los trabajadores y el patrono, con porcentajes a
convenir en cada caso. Con esa caja común, se otorgan préstamos a tasas muy convenientes para
la adquisición de bienes de consumo y para emergencias. El trabajador goza así de una protección
adicional y, se espera, de un ambiente ético-laboral más humano. Los fondos acumulados por el
conjunto de asociaciones solidaristas alcanzan sumas billonarias. El solidarismo fue adoptado por
el Pbro. Claudio Solano, director por muchos años de la Escuela Social Juan XXIII. Solano lo
presentó en las fincas bananeras como el equivalente de la Doctrina social católica, lo cual es un
error. Asimismo, lo afianzó como alternativa sustitutiva del sindicalismo, otro error, pues cumplen
funciones muy diferentes.
En el gobierno de Francisco Orlich B. (1962-1966), del Partido Liberación Nacional, Costa Rica
ingresó al Mercado Común Centroamericano. Hubo asimismo un inteligente aprovechamiento de
la Alianza para el Progreso –programa que proponía una reforma agraria- asunto hoy impensable.
Orlich recibió la visita de John F. Kennedy en 1963, que fue idolatrado por las multitudes. (Esta
Síntesis Histórica que está publicando Informa-Tico a razón de dos entregas semanales, los días
martes y jueves, se recomienda coleccionarlas).
7 de Abril 2020
Dos de los presidentes de este periodo Daniel Oduber Quirós y Rodrigo Carazo Odio (Fotos:
Google)
El anticomunismo acérrimo, hijo de la Guerra Fría, se organizó en el Movimiento Costa Rica Libre,
que nace hacia 1962, como respuesta a la revolución cubana (1959). Es una organización
paramilitar, según algunos financiada por los Estados Unidos; publicaba una página semanal en el
periódico La Nación. Desde la desintegración del bloque socialista liderado por la URSS tiene una
actividad intermitente.
Daniel Oduber por fin fue electo presidente de la República (1974-1978). De su gobierno cabe
destacar la creación de un sistema de parques nacionales que, junto con otras figuras jurídicas, ha
crecido hasta cubrir un 20% del territorio nacional, con evidentes beneficios para la flora, la fauna,
los recursos hídricos y el turismo. A pesar de la práctica de ganadería extensiva, que produjo tanta
deforestación, el país es uno de los pocos –a nivel mundial- que ha aumentado la zona boscosa.
Asignaciones Familiares se inició en la última administración de Figueres Ferrer. Sobre esa base, la
administración de Oduber puso en marcha el programa de Comedores Escolares, ese paliativo
para la pobreza que funciona –en muchos casos- incluso durante las vacaciones escolares.
Infinidad de niños escapan así de la desnutrición.
Sin embargo, los grandes empresarios nacionales, lejos de avalar la iniciativa, la vieron –con
anteojos liberales- como algo impropio del Estado y una amenaza que los desplazaría. Esto, unido
a cuestionables manejos financieros, influidos por intereses políticos, la condujo al fracaso. Su
cierre se dio en 1997. El transcurso de los años ha demostrado el desinterés e incapacidad del
capital nacional para formar empresas fuertes e innovadoras, uno de los factores del
estancamiento económico.
En ese contexto se dieron las discrepancias entre Carazo y el Fondo Monetario Internacional (FMI),
culminadas por la expulsión de funcionarios de dicha entidad. Aunque personas de pensamiento
izquierdista y antimperialista han aplaudido la actitud de Carazo –valorada como defensa de la
soberanía- es innegable que provocó una agudización de la crisis económica durante el decenio de
los 80; cuarenta años después se la recuerda con temor. La moneda nacional –el colón- sufrió
bruscas devaluaciones con respecto al dólar, mercancías tan comunes como los vasos de vidrio no
se conseguían y se elevaron los precios de los artículos de consumo diario.
Por otra parte, Carazo apoyó al pueblo nicaragüense en su titánico esfuerzo por derrocar la
dinastía de los Somoza, tarea secundada por la gran mayoría de los ticos. Fueron tiempos de
hermandad que, a veces, algunos pinoleros olvidan a causa de disputas fronterizas.
Luis A. Monge Álvarez (1982-1986) encontró el país en una situación económica de la tal gravedad
que necesitó congraciarse con el FMI, aún a costa de sus principios socialdemócratas. No en vano
recibió un millón de dólares diarios de los Estados Unidos, se dice.
Firmó el primer Programa de Ajuste Estructural (PAE 1) en 1985, con el que comenzó la
desintegración del Estado social de derecho y la consecuente pugna por defenderlo.
Si bien Monge declaró la neutralidad perpetua de Costa Rica ante cualquier conflicto bélico en
noviembre de 1983, se le ha acusado de tolerar operaciones de abastecimiento para la “Contra” –
la oposición armada al régimen sandinista- desde territorio nacional, asunto comprobado por el
mismo Congreso de los Estados Unidos.
14 de Abril 2020
Informa-Tico
(Esta Síntesis Histórica que está publicando Informa-Tico a razón de dos entregas semanales, los
días martes y jueves, se recomienda coleccionarlas).
Por otro lado, un porcentaje muy alto de lo que se trasmite por televisión se produce en el
exterior, lo que erosiona la cultura nacional. En el cine ocurre algo similar, sin embargo, año con
año se produce más cine y documentales costarricenses, con frecuencia de alta calidad.
17.5 El narcotráfico.
En su ruta hacia los Estados Unidos y Europa, la cocaína suramericana transita por mares y suelos
nacionales. Los cómplices residentes en suelo patrio reciben droga en lugar de efectivo, y la
distribuyen como parte de sus actividades. Esa práctica genera disputas entre las bandas por el
control de los “territorios” de venta y saldan las deudas no pagadas mediante el asesinato, lo cual
ha elevado las muertes violentas a niveles antes inimaginables. La pobreza y falta de empleo
vuelve atractivo para ciertas personas –inclusive familias- el dedicarse al narcotráfico. Las cárceles
y el sistema judicial hace mucho tiempo colapsaron y la policía, por más armas, entrenamiento y
equipo que reciba de los Estados Unidos, está muy lejos de controlar el problema. Las verdaderas
soluciones, como despenalizar el consumo y legalizar ese comercio, lo que quebraría a las mafias
ahora todopoderosas, no las puede tomar Costa Rica por sí sola; necesita el consenso –que
probablemente nunca llegue- de los otros países de la región. A través del blanqueo de capitales,
el narcotráfico –se dice- contamina muchas empresas legales, sin excluir la política y el Poder
Judicial.
Desde mediados del decenio de los setenta, el catolicismo comienza a ceder terreno ante las
organizaciones pentecostales. Lo mismo sucede con otras iglesias históricas, denominadas así
porque proceden de la reforma del siglo XVI, tal el caso de la Anglicana y la Metodista, que han
ingresado en un proceso de “pentecostalización”. El vertiginoso crecimiento pentecostal –un tipo
de cristianismo originario de los Estados Unidos- se explica porque dispone de una liturgia vívida,
capaz de expresar las angustias de la gente empobrecida y dar consuelo, además de una
organización sin complicaciones, pues llega a ser pastor o pastora quien logre congregar una
feligresía, sin necesidad de largos años de estudios académicos. Los pentecostales agrupan hoy día
un 25% de la población, aunque los cálculos difieren. Su asistencia a los cultos puede equivaler al
porcentaje de los católicos que asisten a la eucaristía. La presencia pentecostal, a mediados de los
años sesenta, fue fomentada por los Estados Unidos (ver el “Informe Rockefeller” de 1969), pero
pronto alzó vuelo con alas propias.
Los pentecostales y neopentecostales han formado partidos políticos desde 1981, con la
permisividad del Tribunal Supremo de Elecciones, incapaz de validar las prohibiciones
constitucionales relativas a la utilización de la religión en política partidaria-electoral (ver el
artículo 28 de la Constitución política y el artículo 136 del Código Electoral) y de solicitar reformas
a la legislación vigente. Esa negligencia ha permitido que la religión sea un componente decisivo
en las contiendas electorales. En los comicios del 2018, Fabricio Alvarado, del partido pentecostal
Restauración Nacional, obtuvo en la primera ronda el 24,91 % de los votos, superando a Carlos
Alvarado del Partido Acción Ciudadana (PAC).
Esos porcentajes hicieron necesaria una segunda ronda, que ganó holgadamente Carlos Alvarado
con el 60% de los votos emitidos, pues se desató el pánico ante la posibilidad de que un
pentecostal fuera presidente de la República. No debe omitirse que parte de la jerarquía católica
dejó entrever su favor al candidato pentecostal, en quien encontró un aliado para sustentar sus
tesis contra el aborto intencional, la concepción in vitro, el matrimonio entre personas del mismo
sexo y otros asuntos de bioética. En los votantes lo bioético desplazó los debates sobre la pobreza,
la distribución de la riqueza, el desempleo… El partido pentecostal Restauración Nacional obtuvo
14 escaños en la Asamblea Legislativa, solo superado por el PLN con 17.
Servicios Pastorales fue una entidad concebida por Mons. Román Arrieta. Recibía los dineros de
todas las entidades vinculadas con la Iglesia y las gestionaba para obtener ganancias. Funcionaba
como un banco, pero en el 2006 la Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF) le
impidió trabajar como tal. Nunca se informó de manera fidedigna cuánto dinero acumuló, en qué
se invertía y cómo se perdió, pero entre los católicos permanece el supuesto de que la jerarquía
posee cuantiosos bienes. Quizás por eso se exime de aportar de manera suficiente para cubrir los
gastos que genera el funcionamiento de las parroquias y otras instituciones.
La Iglesia Católica sufre una crisis ministerial, es decir, carencia de presbíteros, pues la ley del
celibato hace poco atractivo ejercer el sacerdocio. Hay parroquias con más de 10.000 potenciales
feligreses atendidas por uno o dos presbíteros, lo cual ha dejado el campo libre a los
pentecostales.
Los casos de pedofilia y otros delitos de algunos clérigos –muy publicitados en comparación con
los equivalentes de profesores de secundaria, por ejemplo- han dañado su credibilidad.
Concebido para un mundo campesino que sufre un proceso de erosión poblacional por abandono
del Estado, el catolicismo costarricense debe reinventarse para una incluir también una realidad
predominantemente urbana.
Algunas dificultades de la Iglesia católica en Costa Rica provienen del conservadurismo de la Santa
Sede. Dos ejemplos: no ha renovado la liturgia en concordancia con los cambios culturales e
impone un derecho canónico que, en materia del sacramento del matrimonio, patrocina la
migración de tantos católicos hacia otras confesiones.
Instruidos por el magisterio pontificio, los obispos costarricenses publican de vez en cuando
valiosos documentos en los cuales analizan diversas problemáticas. Como se ocupan poco o nada
de la necesaria divulgación, la enorme mayoría de los feligreses los desconocen.
Ha habido excepciones. Ignacio Trejos, obispo de San Isidro de El General, disconforme con tanta
simpatía del arzobispo de San José con el PLN, se dirigió en carta pública al presidente Arias para
señalar la injusta distribución de la tierra, el mal estado de las vías rurales, el problema de los
intermediarios y el excesivo sometimiento del país a fuerzas externas, en enero de 1987, Al año
siguiente, en una misiva a la jefatura del Instituto de Desarrollo Agrario (IDA, antes ITCO y ahora
INDER), Mons. Trejos y su clero diócesis denunciaron que los organismos policiales sirven intereses
particulares y también el alargamiento judicial de los procesos cuando están en juego los
intereses de los trabajadores.
Otra excepción. Mons. Alfonso Coto, obispo del Vicariato apostólico de Limón, 1980-1994, al
frente de sus presbíteros y en alianza con los sindicatos de esa zona, advirtió en carta pastoral de
diciembre de 1989 sobre las consecuencias sociales y ecológicas de la descontrolada expansión
bananera. Recibió inmerecidas críticas del diario La Nación y del director de la Escuela Social Juan
XXIII, Pbro. Claudio Solano. Fue apoyado por pocos sacerdotes de otras jurisdicciones eclesiásticas,
–entre ellos el Pbro. Armando Alfaro, director del Eco Católico, Jorge A. Chaves, dominico y el clero
de la diócesis de Tilarán (excepto su obispo), pero abandonado por la mayoría, en cuenta el
arzobispo Román Arrieta.
17.7 La deriva de los partidos políticos. Desde su exilio en México, el Doctor Rafael Á. Calderón
Guardia pactó con el candidato anti liberacionista y de tendencia liberal, Mario Echandi. Este
recibiría los votos del calderonismo a cambio de autorizar el regreso del Doctor. Gracias al
acuerdo, Echandi fue presidente de 1958 a 1962; Calderón Guardia regresó y fue acogido por una
inmensa multitud. (Esta Síntesis Histórica que está publicando Informa-Tico a razón de dos
entregas semanales, los días martes y jueves, se recomienda coleccionarlas).
16 de Abril 2020
Informa-Tico
El bipartidismo deja entumido el juego democrático, pues anula el control político implícito en
toda verdadera oposición –sobre todo desde la Asamblea Legislativa- al partido que ejerce el
poder ejecutivo.
El temprano fallecimiento de Daniel Oduber y la senilidad de los otros fundadores de Liberación
Nacional facilitó que la familia Arias Sánchez tomara las riendas del PLN, haciéndolo girar a la
derecha, donde converge con su antiguo rival, el PUSC. Luego ambos partidos navegan hacia el
neoliberalismo, con alguna oposición interna, más en el PLN que en el PUSC.
Los años “por excelencia” del bipartidismo van de 1986 al 2002, periodo en el cual todos los
presidentes provienen del PUSC o del PLN. Sin embargo, el bipartidismo hunde sus raíces en la
Guerra Civil del 48, pues los electores se dividieron según los bandos enfrentados.
El documento suscrito por Rafael Á. Calderón Fournier y José M. Figueres Olsen el 28 abril de 1995
que comienza con las palabras “Nosotros, los hijos de los caudillos” hace las veces de un
manifiesto de intenciones del bipartidismo. Ambos expresidentes, en sus respectivas
administraciones, lejos de defender el legado histórico de sus padres, dieron impulso a la
privatización de las instituciones creadas por ellos y, en ese documento, reafirman tal dirección.
Una izquierda sin rumbo. Del seno de la izquierda surgieron nuevos partidos, siendo los más
destacados el Partido Socialista Costarricense –La Hormiga- con las figuras descollantes del
economista y comunicador Álvaro Montero Mejía y el doctor en administración pública Alberto
Salom; y el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), cuyo mentor principal fue Sergio Eric
Ardón. El MRP, de tendencia más radical, ayudó militarmente a los sandinistas que luchaban
contra la dinastía Somoza, labor en la que también participó Vanguardia Popular.
En 1978, se forma la coalición Pueblo Unido integrada por el Partido Vanguardia Popular y el
Partido Socialista Costarricense, como bases principales. “La izquierda durante este período sufre
una serie de cismas y divisiones internas graves que la desquebrajan, llevando al final de Pueblo
Unido. No obstante, entre 1986 y 2002 siempre tuvo representación parlamentaria, siendo el
partido principal de izquierda en este período Fuerza Democrática, el cual conseguía entre dos y
tres diputados y era el único partido izquierdista con representación parlamentaria y el único, de
los considerados minoritarios, en tener más de un diputado” (Wikipedia).
Sería incorrecto atribuir de modo exclusivo la desaparición de Pueblo Unido a la nunca desmentida
incapacidad de los izquierdistas de trabajar en armonía. Sin desatender ese factor, los magros
resultados electorales de sus agrupaciones tienen su causa primordial en la fortaleza del PLN y del
PUSC, gracias a sus expertas y bien financiadas maquinarias electorales. También influye la
capacidad de ofrecer realizaciones de bienestar con cargo en el presupuesto nacional (privilegios
que da el poder). Otro ingrediente es el éxito –nada despreciable- del Estado Benefactor, que
enarbolaba banderas otrora de la izquierda. Obviamente, el colapso de la Unión Soviética y de sus
aliados de Europa del este, repercutió en la credibilidad de las agrupaciones políticas
antimperialistas.
El relevo de Fuerza Democrática lo tomó el Frente Amplio (FA), fundado por José Merino en el
2004. Merino había sido diputado por el desaparecido partido Fuerza Democrática para el periodo
1998-2002. Su labor opositora al Combo-ICE (del que se trata líneas abajo) le ganó notoriedad, lo
mismo que sus intervenciones parlamentarias vivaces, bien informadas y en defensa de lo él
suponía era el interés de la mayoría de la población. En el 2006 salió electo de nuevo diputado por
el FA. Sin embargo, el FA no ha logrado tener fuerza en los puestos municipales de elección
popular.
Para las elecciones del 2010 obtuvo los votos necesarios para elegir diputado a José M. Villalta,
quien desarrolló un trabajo bien valorado por diversos sectores de ciudadanos. En las elecciones
presidenciales el 2014, Villalta se presentó como candidato del FA para la presidencia de la
República y, en virtud de su gestión parlamentaria, ocupó el segundo y a veces el primer lugar en
las encuestas de intenciones de voto, causando pánico entre los capitalistas, las empresas de
difusión masiva y los partidos políticos que les son adictos. Los cañones propagandísticos se
enfocaron contra el FA pintándolo de “chavista” y “sandinista”, pero, por otra parte, el electorado
no simpatizaba con Johnny Araya, candidato presidencial del PLN. Quizás ambos factores se
conjugaron para producir un “efecto rebote” en el sector del electorado, que no votaría ni por
Villalta ni por Araya, bien aprovechado por el candidato del PAC, Luis G. Solís, quien ganó la
presidencia. En estas elecciones el FA obtuvo 9 de 57 curules en la Asamblea Legislativa, al
acumular el 13% del total de votos emitidos, el mismo porcentaje que había conseguido
Vanguardia Popular en las elecciones diputadiles de 1948, las máximas cifras para la izquierda en
toda su historia.
No todos los diputados del FA poseían el adiestramiento para desempeñarse como tales, indicio
de una debilidad en la formación de cuadros. El mediocre desempeño provocó que, en las
elecciones siguientes, el FA eligiera sólo un diputado. Con los ingresos de los nueve legisladores, se
hubiera podido financiar actividades de formación política. Aparentemente eso no ocurrió. Patricia
Mora, uno de los nueve diputados, viuda de Merino –fallecido en el 2012- sobrina de Manuel
Mora, y dirigente del FA, aceptó la presidencia del Instituto Nacional de la Mujer (INAMU), en la
administración Carlos Alvarado. La cuestión del género relegó lo propiamente político y
económico. ¿Un signo de los tiempos?
17.8 La cuestión del género. “Podemos concluir que en Costa Rica se han desarrollado
progresivamente avances para la garantía de derechos de las lesbianas, las mujeres bisexuales, los
hombres bisexuales, los homosexuales, las mujeres trans, los hombres trans y las personas
intersex, sin embargo, estos no permiten garantizar a plenitud la igualdad y no discriminación de
todas estas personas.” (Chinchilla, Hellen y otras, Ministerio de Salud, edición digital, 2019, p. 54).
Las iniciativas en pro del tratamiento libre de discriminaciones contra las personas, cuya vida
sexual resulta hiriente para ciertos individuos, puede considerarse una consecuencia cultural de la
globalización. Desde un punto de vista ideológico, se procura llevar el postulado de la modernidad
“Todos somos iguales ante la ley”, hasta sus últimas consecuencias. Es un movimiento de carácter
internacional y también –en apariencia- las fuentes de financiamiento. Algo similar caber indicar
de quienes se les oponen, tanto en el aspecto financiero cono en el ideológico. Quienes les
adversan con argumentos tomados de la Biblia pecan de exégesis anticuada. Por otro lado, es
cuestionable pretender aplicar al conjunto de la sociedad unos criterios confesionales ni siquiera
compartidos por todos los feligreses y rechazados por los no creyentes.
En el aparte donde se trata de la religión, se expuso que la cuestión de género fue factor decisivo
en las elecciones presidenciales del 2018 y es posible que gravite en las de 2022. Las innovaciones
introducidas en la legislación relativas a la sexualidad y el tratamiento digno a las personas no
exclusivamente heterosexuales llegaron para quedarse y ya inciden en la vida cotidiana.
Son conocidos los logros de la administración Abel Pacheco (2002-2006): abolición de la minería a
cielo abierto; moratoria a la explotación petrolera; medidas para incorporar a las mujeres en los
organismos estatales; disminución de la mortalidad infantil. (Esta Síntesis Histórica que ha
publicado Informa-Tico a razón de dos entregas semanales con la recomendación de
coleccionarlas, llega a su fin. Después de "A manera de conclusión" se agregó una cronología de la
línea de tiempo de los hechos históricos destacados en SÍNTESIS HISTÓRICA DE COSTA RICA.
21 de Abril 2020
En infraestructura no se invirtió gran cosa, lo cual facilitó que en materia fiscal el 2006 comenzara
con un superávit poco mayor al 1% del PIB.
Cuatro años después la situación había dado un giro de 180 grados. Resumo el artículo de Juan
Carlos Hidalgo, coordinador para el Proyecto de América Latina en el CATO Institute de
Washington, titulado “Como Óscar Arias casi quiebra a Costa Rica”, La Nación 2 nov. 2011: Costa
Rica cerró el 2010 con el déficit más alto de América Latina, un hueco fiscal equivalente al 5.5% del
PIB. La administración Arias, utilizando la excusa de la crisis financiera internacional, se embarcó
en una vorágine de gastos sin precedentes en la historia reciente de Costa Rica.
Mientras los ingresos fiscales del gobierno central se contraían en 2 puntos porcentuales del PIB, a
raíz de la crisis económica, Arias disparó el gasto público del 15,7% del PIB en el 2007 al 18,8% en
el 2010. ¿En qué se gastó el dinero? No en infraestructura. Las principales obras se construyeron
bajo la modalidad de concesión de obra pública, es decir, con capital privado y fueron negociadas
por gobiernos anteriores.
Tampoco se protegió a los pobres. En el 2007 el número de pobres representaba el 16,7% del
total, pero para el 2010 había aumentado al 21,3. La tasa de homicidios por cada 100.000
habitantes en el 2006 era inferior a 8, pero para el 2010 alcanzó el 11,3.
La mayor parte del dinero se fue en burocracia. Durante la segunda administración Arias, el
número de empleados públicos aumentó un 20%.
También se dio un “maratón” de aumentos salariales en todo el aparato estatal. Durante la
segunda administración Arias, la CCSS aumentó el personal en casi un 30%, pero disminuyeron la
cantidad de cirugías, consultas e internamientos hospitalarios.
Por mi parte agrego que también hubo exceso de crecimiento burocrático, innecesario y costoso
en el ICE. Todo apunta a una piñata con propósito electoral.
17.10 Reformas tributarias. Abel Pacheco logró convencer a todos los partidos de la necesidad de
una reforma tributaria, excepto al Libertario, cuyo diputado Federico Malavassi, valiéndose de un
reglamento anacrónico, la bloqueó mediante el mecanismo de reiterar mociones. La siguiente
iniciativa de reforma tributaria la ejecutó la presidente Laura Chinchilla, pero esta vez fue un
diputado del Partido Acción Ciudadana, Juan C. Mendoza, presidente de la Asamblea Legislativa,
quien se encargó de hundirla.
El mismo Mendoza –años después- en el gobierno del PAC presidido por Carlos Alvarado, se vio en
la necesidad de apoyar una reforma tributaria que golpea más a los sectores de bajos ingresos que
aquella que bloqueó.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Hemos llegado al final de la “Síntesis Histórica de Costa Rica”. Agradecemos a quienes nos han
hecho el honor de leer nuestra interpretación del pasado de costarricense a lo largo de catorce
entregas y, en especial a “Informa-Tico”.
Mención aparte merece Ana Chacón Mora, que labora en este diario digital y se encargó de
seleccionar las ilustraciones gráficas.
La aprobación del primer “Programa de Ajuste Estructural” se dio en 1985. A partir de ese
momento el país ha experimentado cambios diversos y profundos, algunos de ellos todavía en
curso. En consecuencia, falta la perspectiva que solo da el paso de los años.
Sin embargo, incluso en esas condiciones se puede y debe escribir sobre nuestro presente
histórico, a sabiendas de que es un ejercicio de carácter provisional, como es propio de cualquier
esfuerzo historiográfico. Ahora bien, es tan grande y de naturaleza tan variada lo acontecido en
Costa Rica durante los últimos 35 años, que la prudencia dice –al menos para mí- “machete estate
en tu vaina”. Al menos por ahora…
FIN
CRONOLOGÍA
Esta cronología ubica en la línea de tiempo los hechos históricos destacados en SÍNTESIS
HISTÓRICA DE COSTA RICA
1524 Francisco Hernández de Córdoba funda la Villa de Bruselas , primera población colonial en
territorio costarricense.
1540 Diego de Gutiérrez apresa a los caciques Camaquire y Cocorí , poco después los indígenas le
dan muerte.
1562 Cavallón parte a Guatemala y deja al fraile Estrada Rávago, su socio en la empresa de la
conquista de Costa Rica, al mando.
1569 Perafán de Rivera reparte indígenas y tierras a los españoles, contra lo dispuesto por las
leyes Nuevas de 1542. Así se inicia el periodo colonial.
1821 sep. 15 Costa Rica se independiza del Imperio español, junto al resto de la Capitanía General
de Guatemala.
1823 batalla de Ochomogo (5 de abril. Victoria de los republicanos, dirigidos por Gregorio José
Ramírez y traslado de la capital a San José.
1848 agosto 31. Una nueva Constitución declara a Costa Rica a Costa Rica nación soberana e
independiente de cualquier otro estado.
1869 Jesús Jiménez Zamora incorpora a la Carta Fundamental “la enseñanza primaria de ambos
sexos, obligatoria, gratuita y costeada por el Estado.
1943 junio. Aprobación del Código de Trabajo e inclusión de las Garantías Sociales en la
Constitución.
1980 crisis económica mundial. Discrepancias por la reducción del Estado. Se pretende cambiar el
modelo agroexportador por una economía diversificada y de servicios.