Está en la página 1de 54

1

La Crisis
Anaya: ambición por
el poder y fin del PAN

Carlos Ramírez
2

Indice

1. PAN: el lado ético de la Revolución.


2. De la oposición sistémica a la alternancia dentro del sistema.
3. 2000-2012: el corto sueño.
4. La autoderrota del 2012.
5. El factor Anaya y el fin del PAN.
3

1.- El lado ético de la Revolución.


Fundado en 1939, el PAN nació realmente en 1926 sobre la visión
pesimista del país que tenía Manuel Gómez Morín en 1915. Las fechas son
importantes para fijar el itinerario histórico y político del nuevo partido.
En 1915 el país se encontraba en el centro de la disputa por el poder,
después del aciago año de 1914 en el que México tuvo hacia finales del año tres
presidentes en funciones, muchas facciones en lucha y confrontaciones titánicas
entre liderazgos. En julio de 1914 el usurpador Victoriano Huerta había sido
derrotado y su renuncia a la presidencia desató una verdadera batalla de grupos
por el poder presidencial. Derrotados los convencionistas de Aguascalientes,
Carranza se quedó con la titularidad provisional del poder ejecutivo y en
septiembre de 1916 convocó a un congreso constituyente para aprobar una nueva
Constitución.
El año de 1915 fue caótico, violento y de confrontaciones. Pero, sobre todo,
fue un año de definiciones dobles: de un lado, apareció un grupo de intelectuales
que fijaron el rumbo de las nuevas ideas, la que Manuel Gómez Morín, miembro
de ese grupo, llamó la “generación eje”; de otro lado, ocurrió el primer llamado de
atención a los jefes revolucionarios que habían caído en las tentaciones del poder
absolutista y sobre todo en “una grave corrupción moral”.
La percepción de Gómez Morín sobre 1915 y escrita en 1926 prefiguró el
escenario de nacimiento del PAN como un partido para rescatar los valores
morales de la Revolución Mexicana. De 1910 a 1915 el movimiento revolucionario
perdió a su figura emblemática --Francisco I. Madero-- y en su lugar llegaron los
políticos, los gobernantes, los operadores. Era imposible restaurar el porfirismo,
Huerta derrocó a Madero para recuperar parte de lo perdido y Carranza emergió
como la figura más importante de las nuevas élites, alguien que se había forjado
en el porfirismo pero que entendió la nueva dinámica social de la Revolución. De
principios de 1913 a finales de 1916 la lucha por el poder enfrentó a
revolucionarios contra revolucionarios y dejó ver el vicio que ahogaría al sistema
posrevolucionario: la corrupción, el patrimonialismo del poder como sucedáneo de
4

las instituciones republicanas apenas pensadas y de una democracia como


coartada.
Gómez Morín --en su ensayo 1915-- delineó en pocas palabras la
descomposición política interna del movimiento revolucionario, pero al mismo
tiempo perfiló el desafío de la generación de intelectuales universitarios que
podrían salvar al país de la caída definitiva:
“Y en el año de 1915, cuando más seguro parece el fracaso revolucionario,
cuando con mayor estrepito se manifestaban los más penosos y ocultos defectos
mexicanos y los hombres de la Revolución vacilaban y perdían la fe, cuando la
lucha parecía estar inspirada nomás por bajos apetitos personales, empezó a
señalarse una nueva orientación”.
En 1926 ya se prefiguraban los vicios del sistema caudillista: Obregón le
disputó a Carranza la presidencia en 1917 y perdió las elecciones, pero lo derrocó
en 1920 cuando Carranza puso de candidato al civil Bonillas sin preocuparse por
Obregón; el sonorense llegó al poder para quedarse: en 1924 dispuso que
Plutarco Elías Calles fuera su sucesor, le dio la tarea de modificar la Constitución
para permitir una reelección presidencial --con la sombra de Díaz todavía
asustando a los revolucionarios-- después de un periodo intermedio --el modelo
Díaz- Manuel González-Díaz--, configurando el patrón de caudillismo por encima
de las instituciones y de las reglas democráticas fijadas --aunque incumplidas-- por
la Revolución.
Gómez Morín oteó en el horizonte la maniobra de Obregón, con quien había
trabajado en el sector financiero público. El ensayo 1915 de Gómez Morín se
difundió en febrero de 1926; Elías Calles preparaba la modificación en el
Congreso del artículo 83 Constitucional para permitir la reelección con un periodo
intermedio, según decreto publicado en el Diario Oficial el sábado 22 de enero de
1927. El texto de Gómez Morín establecía la misión de jóvenes profesionales para
evitar el hundimiento del país. En 1928 Obregón lanzó su candidatura
presidencial, pero previo el ajuste de cuentas con dos revolucionarios que le
disputaban el poder: los generales Francisco J, Serrano y Arnulfo R. Gómez, el
primero ajusticiado en el camino de Cuernavaca en octubre de 1927 y el segundo
5

en noviembre. Lo hechos le estaban dando la razón a las preocupaciones de


Gómez Morín.
El segundo escenario que precipitó el nacimiento del PAN fue la
radicalización del presidente Lázaro Cárdenas para encaminar a México por los
caminos de un socialismo basado en la doctrina marxista, aunque eludiendo el
autoritarismo leninista. El 13 de diciembre de 1934, a escasas dos semanas de
haber tomado posesión, Cárdenas reformó el artículo 3º Constitucional para
dictaminar que “la educación será socialista” y decretó también que “sólo” el
Estado “impartirá la educación primaria, secundaria y normal”, con lo que convirtió
a la educación en un aparato ideológico del Estado (modelo Louis Althusser)
revolucionario.
El 18 de diciembre de 1937, antes del desafío político de la expropiación
petrolera, Cárdenas reorganizó el Partido Nacional Revolucionario terminando con
la aportación obligatoria de cuotas vía descuento de nómina manejado por
Hacienda de funcionarios públicos y creando el modelo fascistoide de
corporaciones sociales aglutinadoras de militantes y no militantes y convirtiéndolo
en un partido del Estado, aunque con dominio de los obreros porque asumió al
PNR como un “partido de trabajadores”.
El 30 de marzo de 1938, menos de dos semanas después del acto político
de la expropiación petrolera, Cárdenas le dio un giro al PNR y lo convirtió en el
Partido de la Revolución Mexicana, apropiándose del movimiento social histórico y
sobre todo del pensamiento histórico de la nación en un proceso dentro del Estado
y excluyente de otras fuerzas o pensamientos: la educación, el partido y la
organización corporativa de las clases tomaron el modelo fascistoide de los
partidos fascista de Italia y Alemania. La única variante que eludió el modelo
soviético fue el hecho de que el modelo de partido obrero no se dio con el ascenso
de los trabajadores al poder, sino en la asunción de los obreros como masa y no
como clase, bajo la conducción de la burocracia revolucionaria.
En este escenario histórico el PAN nació de todos los grupos contrarios a la
Revolución en su fase cardenista, a los cardenistas, a los corporativismos, al
pragmatismo ideológico y a los grupos sociales que hacia 1939 tenían claro que la
6

Revolución Mexicana como ideal había sido vencida por la Revolución Mexicana
como un aparato de poder y de dominación absolutista. En este sentido, el PAN
nació del seno de la sociedad de la Revolución Mexicana, conservadora por
conservar, de ideología nacional y no nacionalista, con tres objetivos claros
(Soledad Loaeza): bien común (contrario al patrimonialismo revolucionario),
principio de subsidiaridad (Estado temporal, no permanente ni un poder absoluto
en sí mismo propio de sociedades socialistas) y solidarismo (eludiendo la lucha de
clases por la riqueza).
El perfil social de los promotores estaba lejos del exclusivismo de clase y
tenía claro que el problema más importante del país era la corrupción a favor de
una casta gobernante. El poder había pasado a formar parte de ese patrimonio de
los gobernantes, desprestigiando al régimen salido de la Revolución de 1910.
Como Gómez Morían tenía claro que la corrupción estaba asociada al ejercicio del
poder, en su discurso de inauguración de la asamblea constituyente del partido
dejó abierta la decisión de participar o no en la lucha por el poder por la vía
electoral.
El PAN nació en 1939 y participó en elecciones presidenciales en 1952,
casi tres lustros de diferencia. Y tardó cuarenta y ocho años en llegar a la
presidencia. Aunque la falta de un proyecto de nación, de Estado y de poder su
estancia en la presidencia duró apenas dos periodos de gobierno de los quince
que hubo hasta el 2000, apenas el 13% de tiempo político. A nivel legislativo ganó
su primera curul electa en 1946.
Gómez Morin calificó a la generación de 1915 como la “generación eje”, un
punto axial. La intención fue la de llevar la sabiduría al ejercicio del poder, pero en
el fondo Gómez Morin parecía entender que sabiduría y poder no se llevan, a
pesar de la posición idealista de Platón y su propuesta del rey filósofo. El PAN
jugó el papel de oposición leal hasta las elecciones presidenciales de 1988 en que
se fijó ya la meta de la alternancia partidista en la presidencia de la república. De
1939 a 1988 participó en acuerdos, dio su voto a legitimaciones secundarias a
cambio de reformas políticas, electorales y sociales Y de 1988 al 2000 le apostó a
7

ganar la presidencia, la ganó en el 2000 y el 2006, la perdió en el 2012 y logró la


candidatura presidencial aliancista PAN-PRD-MC para el 2018.
Lo que queda es el hecho de que el PAN es un partido sistémico, del
sistema político priísta y su meta es incidir sobre las metas del gobierno, sin que
su propuesta de cambio de régimen modifique el modelo de
sistema/régimen/Estado priísta.

2.- De la oposición sistémica a la alternancia dentro del sistema.


A lo largo de su historia, el PAN ha tenido dos ciclos claros: su papel como
oposición moral, leal, sistémica, funcional en el escenario del
sistema/régimen/Estado priísta y sus objetivos como oposición de alternancia, de
cambio de gobernantes dentro del mismo modelo de desarrollo/proyecto de
nación/república priísta. Cada una de esas etapas fue producto de determinadas
correlaciones de fuerzas internas que modificaron contenido, propuestas y
liderazgos.
El PAN se mantuvo como oposición formal hasta 1982.Los tres eventos que
lo llevaron a la radicalización y la definición de la alternancia fueron, como en
1939, de radicalización priísta: el gobierno populista con mayor intervencionismo
de Estado de Luis Echeverría, la expropiación de la banca por López Portillo en
1982 y la severa crisis económica de 1995 que empobreció a todos los mexicanos.
A partir de 1982 el PAN adquirió competitividad electoral: las elecciones
presidenciales de ese año, en medio de las devaluaciones y aún sin expropiación
bancaria, le dieron al PAN 3 millones 700 mil votos, el 15.7% de los votos, a pesar
de la candidatura nada atractiva de Pablo Emilio Madero.
El punto de inflexión del PAN como partido competitivo arrancó en 1994 con
la candidatura de Diego Fernández de Cevallos en el conflictivo año que registró
un alzamiento guerrillero para derrocar al gobierno que tuvo enorme apoyo
popular, el asesinato del candidato presidencial del PRI y un clima de violencia
criminal por secuestros de empresarios. El candidato priísta sustituto Ernesto
Zedillo Ponce de León tardó en arrancar y al panista Fernández de Cevallos lo
8

catapultó su extraordinaria presencia en el debate televisado de candidatos. Al


final, el PAN logró 9 millones de votos (26%), el triple del alcanzado en las dos
elecciones anteriores, insuficientes para ganarle a Zedillo que acumuló 17.2
millones de votos (48.6%) y arriba del deteriorado Cuauhtémoc Cárdenas que
apenas pudo lograr 5.8 millones de votos (16%). Los porcentajes variaron porque
en 1988 apenas fue a las urnas el 52% de los electores registrados, en tanto que
en 1994 hubo un 50% más para fijar la asistencia en 77.1%.
El salto cualitativo del PAN se dio en 1972 con la presidencia panista de
José Angel Conchello Dávila, un abogado empresarial bastante radical. Las
políticas económica, exterior y bilateral con los EU inclinaron el péndulo político
del PRI hacia el progresismo, sobre todo por los conflictos con Washington y la
alianza de México con Cuba y Chile, dos experiencias socialistas. El discurso
económico de Echeverría movió el punto de equilibrio económico hacia el Estado,
quintándole espacios al sector privado ya consolidado en el PAN: aumento de
gasto público y sobre todo un discurso internacionalista a favor de un nuevo orden
económico internacional.
El PAN entro en una severa crisis de reorganización interna. Las pugnas
estimuladas por Conchello por la política echeverrista llevaron a la alianza del PAN
con grupos empresariales, pero a costa de fracturas internas: el PAN no pudo
conciliar una candidatura presidencial en 1976 y dejó en solitario al PRI. El costo
político fue doble: negativo porque hizo perder tiempo al PAN, pero positivo
porque alentó a los grupos nuevos en el PAN. La presidencia de Miguel de la
Madrid, a pesar de ser conservadora y hasta correctiva del populismo Echeverría-
López Portillo e incluso privatizadora con la banca, de todos modos sirvió al PAN
para avanzar electoralmente en espacios municipales.
La polarización política e ideológica de los sexenios de Echeverría y López
Portillo ayudó a dinamizar el ingreso del PAN y su discurso conservador. El
modelo neoliberal de Miguel de la Madrid acercó más las propuestas ideológicas
del PRI y el PAN: la política económica de estabilidad de De la Madrid llevó a
disminuir el gasto público, comenzar a vender empresas del Estado y darle
dinamismo al mercado, buena parte de las propuestas del PAN. En lo político, De
9

la Madrid rompió con el modelo priísta de ganar todo a toda costa y distensionó la
estructura electoral, lo que llevó a que el PAN avanzara en posiciones
municipales. El relevo de cuadros en el Estado y el PRI disminuyó a los
profesionales y nuevas figuras sin experiencia política llegaron a candidaturas.
La crisis al interior de la coalición priísta en los relevos presidenciales de
1976 y 1982 decantaron a los militantes. Echeverría decidió a su sucesor al
margen de los escalafones tradicionales de la clase política y López Portillo optó
por el mismo camino de marginación de la vieja clase política. La crisis en la
coalición política al interior del PRI estalló en 1987: Cuauhtémoc Cárdenas
aprovechó el peso político de su apellido para exigir una elección abierta de
candidatos, pero ya la élite financiera que ascendió al poder priista en 1977 se
había apoderado del PRI. La exclusión de políticos obligó a nuevos
realineamientos.
Se trató, por lo demás, de una redefinición triple: de clase gobernante
(tecnócratas por políticos), de modelo de desarrollo (mercado y no Estado) y de
objetivos sociales (atender sólo la pobreza y no políticas sociales que
garantizaban lealtades sociales mayoritarias). El viejo Estado priísta que ataba los
votos a políticas sociales mayoritarias hubo de dedicarse nada más a los más
pobres. Así, los grupos empresariales afectados por el Estado Echeverría y la
expropiación lopezportillista de la banca emigraron al PAN y las bases
dependientes del gasto social fueron jaladas a partir de 1989 por el PRD
construido por la Corriente Democrática cardenista del PRI. Ahí el PAN y el PRD
dieron las pruebas de que eran partidos de oposición, pero dentro del sistema
político priísta.
Sin los dogmatismos históricos e ideológicos del PRI, el reacomodo de los
electores fue sin sobresaltos: se trataba de opciones y de alternancia, no de
alternativas. Las gubernaturas del PAN en Baja California, Guanajuato y
Chihuahua fueron sistémicas, respetando los factores de poder del priísmo,
sometidos al voluntarismo presidencialista y aceptando la dependencia fiscal y de
inversiones federales. Antes de la victoria presidencial del 2000, el PAN ganó
otras gubernaturas: Aguascalientes, Jalisco, Nayarit, Nuevo León y Querétaro, sin
10

mostrar alguna diferencia con los priístas. El PRD, a su vez, también tuvo
gubernaturas antes de la alternancia del 2000: Distrito Federal, Tlaxcala, Baja
California Sur, Zacatecas; y también en este caso no hubo ninguna
reestructuración sistémica porque los gobernadores perredistas cumplieron con
las reglas del juego priísta.
El electorado encontró con tranquilidad que la alternancia permitía la
circulación de nuevas élites, pero sin romper con las prácticas tradicionales del
PRI. Lo malo, sin embargo, fue que la sociedad estaba necesitada de nuevas
formas de gobernar y de equilibrios del poder. Pero no hubo ninguna rebelión;
inclusive, el radical López Obrador gobernó el DF del 2000 al 2005 y no modificó
los protocolos del poder, ni siquiera en 2004 cuando el gobierno panista de
Vicente Fox quiso inhabilitarlo con una destitución por desacato a un amparo; ahí
Lope Obrador demostró que es sistémico hasta en las peores crisis: utilizó la
movilización en las calles como respuesta de presión, pero no reventó el sistema;
y luego vino la crisis poselectoral presidencial del 2006 porque López Obrador
perdió las elecciones por medio punto porcentual y su máxima rebelión fue instalar
un plantón de tiendas de campaña en el corredor Zócalo-Periférico y luego creo un
“gobierno legítimo” paralelo, pero sin romper la ley.
La institucionalización de los partidos ha llegado al punto de hacer
permanente el sistema/régimen/Estado del PRI, sin que el electorado note algún
cambio de prácticas políticas. El sistema vigente gira en torno al presidente de la
república y su autoridad absolutista y su poder apoyado en el PRI primero como
partido mayoritario y ahora como primera minoría. El PAN ha sido el más
institucional en materia de política económica y modelo de desarrollo porque los
dos sexenios panistas tuvieron a titulares de la Secretaría de Hacienda a
personajes clave del pensamiento neoliberal priísta: Francisco Gil Díaz,
considerado el jefe de los Chicago boys mexicanos del monetarismo salinista, y
Agustín Carstens que llegó a Hacienda con Calderón procedente de la
subgerencia general del Fondo Monetario Internacional, la institución garante del
neoliberalismo.
11

El PAN ha sido alternancia en gobiernos federales, estatales y municipales,


pero no alternativa; es decir, no ha propuesto nuevo sistema, nuevo régimen y
nuevo Estado. El candidato del PAN-PRD-MC para el 2018 asumió la propuesta
de cambio de régimen, pero su oferta no es más que una variante del viejo
presidencialismo absolutista por uno bifronte con jefe de gobierno o jefe de
gabinete; las propuestas no modifican la estructura absolutista del
presidencialismo.
Los pruritos de Gómez Morin en 1939 sobre la participación electoral del
PAN en competencia por posiciones electorales superiores se basaban en las
experiencias conservadores de que el poder corrompe y que la conservación del
poder --temporal, por los relevos electorales-- implica la concesión de principios en
aras de mantener esos espacios. Su crítica en 1926 hacía un análisis en la forma
en que los gobiernos de la Revolución Mexicana se habían corrompido sólo para
mantenerse en el poder.
El PAN en gubernaturas y la presidencia careció de una propuesta
alternativa, diferente. En 1988 el candidato panista Manuel J Clouthier se quejó
que el candidato priísta Carlos Salinas de Gortari había “pirateado” sus propuestas
de gobierno; el asunto era más de fondo: De la Madrid y Salinas introdujeron en el
PRI las doctrinas neoliberales conservadoras desde 1979; y si bien había una
coincidencia, en realidad las propuestas económicas de De la Madrid y Salinas
eran más radicales hacia el conservadurismo que las del PAN. En todo caso, Las
candidaturas y presidencias de De la Madrid y Salinas rebasaron al PAN por la
derecha. Por eso el PAN pudo ganar la presidencia en el 2000 y el 2006: su
propuesta de gobierno era priísta sin priístas.

3.- 2000-2012: corto sueño.


3.1.- Razones.
Una serie de eventos inesperados permitió la victoria del PAN en las
elecciones presidenciales del 2000 para terminar con setenta y un años de
dominio del grupo político que hizo y heredó la Revolución Mexicana, primero
12

como élite revolucionaria, luego como partido desde el Estado y finalmente como
burocracia gobernante. Sin embargo, la derrota presidencial del PAN en el 2012
ha obligado a encontrar algunas explicaciones sobre la duración efímera del PAN
en la presidencia: doce años, apenas el 17% de tiempo sobre el que tuvo el PRI
de casi tres cuartos de siglo, dos gobiernos contra quince del régimen de la
Revolución de Obregón a Zedillo. En este sentido, la explicación del fracaso del
PAN en el poder presidencial podría plantearse de la siguiente manera:

El PAN acudió a las elecciones presidenciales del 2000 con el ánimo


político de derrotar al PRI en una alternancia de élites, pero no de proyecto
político ni de proyecto de desarrollo. La propuesta de gobierno del PAN y
de su candidato a la presidencia de la república fue de continuidad del
modelo de desarrollo económico del PRI implementado a partir de 1979 por
la élite tecnocrática del PRI liderada por Carlos Salinas de Gortari: la
economía de mercado.
La derrota del PAN en las elecciones presidenciales del 2012 y el
regreso del PRI a la presidencia de la república obedeció a la misma lógica
política de las élites dominantes: el PAN se olvidó del proyecto económico
de mercado para darle prioridad a la lucha contra los cárteles del crimen
organizado, en tanto que el candidato del PRI, con un perfil mediático como
el que tuvo Vicente Fox Quesada en el 2000, enarboló una propuesta de
desarrollo económico y empleo frente a un panismo atrapado en la espiral
de la violencia criminal.
La definición del PAN de Gómez Morin fue la de un partido dentro del
régimen de la Revolución, sólo que con una clase más ética y más social,
con el objetivo de cumplir con los ideales históricos de la Revolución en
cuanto a bienestar, desarrollo y justicia social; es decir, cumplir con lo que
el PRI no había cumplido.
La dicotomía PAN-PRI (PRM en 1939) se basa en la tesis histórica
de Edmundo O´Gorman que señala que la confrontación ideológica en el
siglo XIX entre liberales y conservadores de cara a la modernización derivó
13

en un intercambio de enfoques: ante el pasado español y el futuro al estilo


estadunidense, los liberales fueron conservadores al buscar el cambio
manteniendo el modo de ser colonial y los conservadores tuvieron que
dejar de mirar atrás y enfocar hacia EE.UU. La alternancia PRI-PAN-PRI
del periodo 2000-2012 se hizo en ese escenario.

A pesar de que el PAN nunca pensó en más transición que el respeto al


voto, la lógica del desarrollo político se ajustó al itinerario del modelo Morlino 1:
desarrollo y estabilidad-crisis autoritaria-transición política-instauración
democrática-desarrollo-crisis. Inclusive, la oferta de Vicente Fox al candidato
perredista de tres posiciones importantes en el gabinete presidencial 2 no obedeció
a un acuerdo de programa común a la francesa de 1972 3 o de compromesso
storico a la italiana de 19794, sino sólo a la tendencia en las encuestas que le
daban preferencia al candidato panista para derrotar al PRI en las urnas.
En este contexto, el PAN llegó a las elecciones con un posicionamiento
ventajoso en las tendencias de votos y con el compromiso del presidente Ernesto
Zedillo Ponce de León de respetar el sufragio, con un candidato presidencial
priísta --Francisco Labastida Ochoa-- bastante debilitado por la fractura interna en
el PRI5 y con una propuesta de programa de gobierno que, a decir de los panistas,
era la misma que había aplicado Carlos Salinas de Gortari durante la segunda
mitad del sexenio de López Portillo (1979-1982), a lo largo del sexenio de Miguel
de la Madrid Hurtado (1982-1988), durante su propio sexenio (1988-1994) y
continuado en el gobierno zedillista (1994-2000). En la campaña presidencial de

1
Morlino, Leonardo (1985), Cómo cambian los regímenes políticos, Centro de
Estudios Constitucionales, España, págs. 116-117.
2
La Jornada y El Universal, 24 de mayo de 2000.
3
dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/666876.pdf.
4
http://www.cieplan.org/media/publicaciones/archivos/17/Capitulo_3.pdf
5
La XVII asamblea del PRI de 1996 colocó candados a la elección de candidato
presidencial y dejó a Zedillo sin poder colocar como candidatos a Guillermo Ortiz
Martínez o José Angel Gurría Treviño; en 1999 se abrió la candidatura y hubo tres
figuras dominantes; Labastida, Manuel Bartlett Díaz y Roberto Madrazo Pintad;
Zedillo optó por Labastida.
14

1988 el candidato panista se quejó que Salinas, candidato priísta, le había


“robado” su proyecto económico panista con el modelo neoliberal 6.
La explicación de la victoria del PAN en el 2000 y de su derrota en el 2012
debe localizarse, así, en el enfoque político --teórico y práctico-- del PAN respecto
al desarrollo político de México y su propuesta como partido.

3.2.- La modernización posterior a la lucha armada.


La indagación sobre la tesis de que el PAN no buscó la transición ni la
alternancia en el modelo Morlino --pasar de un régimen autoritario a uno
democrático--, sino sólo el relevo tradicional en la élite gobernante --entre
liderazgos no rupturistas-- lleva al proceso histórico de cincelado de PAN a partir
de la figura dominante de Manuel Gómez Morin (1897-1972) como el pivote y alma
del partido. Nacido en Batopilas, Chihuahua, estudió derecho en la Escuela
Nacional de Jurisprudencia, formó parte del Grupo de la Generación de 1915
conocido también como el de Los Siete Sabios, laboró en la banca privada, fundó
el Banco de México y redactó la Ley de Crédito Agrícola, colaboró en la Ley
Constitutiva del Banco Único de Emisión (Banco de México), fue subsecretario de
Hacienda del gobierno de Obregón, presidente del consejo de administración del
Banco de México, y del consejo de Banobras y aportó ideas para el Seguro Social.
En 1933 fue rector de la UNAM pero renunció por el rechazo a su propuesta de
involucrar a la comunidad universitaria en el funcionamiento de la casa de
estudios. En 1929 se separó de todas sus actividades públicas y privadas y fundó
el PAN y lo dirigió de 1929 a 1949.
Gómez Morin fue un modernizador forjado en el régimen de la Revolución
Mexicana de Obregón. Así, el PAN “fue una respuesta a los problemas de su
tiempo”7. Y en el fondo, el enfrentamiento político e ideológico de Gómez Morin
con Lázaro Cárdenas del Río después de la expropiación del petróleo, del

6
Muñoz Ledo, Porfirio, La Jornada, 26 de mayo de 2014.
7
Loaeza, Soledad (1996), Los orígenes de la propuesta modernizadora de Manuel
Gómez Morín, revista Historia Mexicana, volumen XLVI No. 2, págs. 426-427. Y
Campos López, Xóchitl Patricia, y Velázquez Caballero, Diego Martín (2013), La
visión modernizadora de Manuel Gómez Morín, Popocatépetl Editores, México,
págs. 166-172.
15

discurso de fortalecimiento del Estado y de la reorganización corporativa del


partido Nacional Revolucionario para convertirlo en Partido de la Revolución
mexicana con sus cuatro pilares --obrero, campesino, popular, militar-- fue más
importante en el enfrentamiento de proyectos de modernización: el Estado o la
sociedad8. Ni Cárdenas quería avanzar al modelo socialista-comunista al estilo
soviético, ni Gómez Morin quería regresar al conservadurismo del siglo XIX; en la
tesis de O´Gorman los liberales aceptaron el conservadurismo y los
conservadores avanzaron hacia el liberalismo.
Si el PRI nació desde el seno del Estado en 1928 como una forma de
garantizar el dominio del poder por parte de los sobrevivientes de la lucha de
facciones revolucionarias después de la renuncia de Porfirio Díaz en 1911 y sobre
todo como consecuencia del asesinato del candidato triunfador en las elecciones
presidenciales de julio de 1828 --general Álvaro Obregón--, el PAN debe
analizarse en función de la misma lógica: la dinámica del sistema político forjado
por los funcionarios que ejercieron el poder en nombre de la Revolución Mexicana,
y el PAN como una variante de la Revolución Mexicana, no contra ella sino para
cumplir sus objetivos históricos.
La clave para entender el papel del PAN como oposición la dio el propio
Gómez Morin en su respuesta al discurso pronunciado por el presidente Lázaro
Cárdenas el 20 de febrero de 1940 9, poco menos de dos años después de la
expropiación petrolera y de la fundación del Partido de la Revolución Mexicana
con sus cuatro sectores corporativos y siete meses después de fundado el PAN.
En un documento titulado Informe a la Nación10, Gómez Morin establece lo que
llamó “el sentido de la oposición” 11; no fue una definición estricta de oposición, sino
una caracterización del papel que debería jugar la oposición: confrontación de
agendas y proyectos pero dentro del proceso de la Revolución Mexicana; se trató,

8
Campos y Velázquez, ibíd., págs. 146-163.
9
Cárdenas, Lázaro (1940), Mensaje ante el congreso estatal de Guerrero, 20 de
febrero,
http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1940MPR.html.
10
Castillo, antología de Manuel Gómez Morín, pág. 143.
11
Ibíd., pág. 150.
16

así, de un decantamiento de posiciones de cara a la Revolución, no contra ella ni


menos como una propuesta alternativa a la Revolución Mexicana.
El discurso de Cárdenas en Chilpancingo en febrero debe leerse en el
escenario de la campaña presidencial para las votaciones del 7 de julio de 1940.
Agobiado por la crisis, Cárdenas había tenido que optar por una sucesión
conservadora, sacrificando la radicalización de su proyecto en aras de la
estabilidad; la crisis económica, política, social y sobre todo de expectativas había
sido producto de las contradicciones entre una estrategia de radicalización
ideológica frente a un asentamiento conservador de la sociedad 12. Fracturado el
grupo cardenista por la marginación de los radicales, sin poder imponer al general
Francisco J. Mújica como su sucesor, abandonando a su asesor Jesús Silva
Herzog, dividido el grupo revolucionario por la candidatura independiente de Juan
Andrew Almazán y el callismo impulsando fuerzas hacia el PAN 13, Cárdenas no
quería sorpresas electorales. Por ello su discurso reafirmó la línea revolucionaria
de principios y élites e hizo un severo ataque contra el conservadurismo --contra el
PAN pero sin mencionarlo-- por sus críticas hacia los gobernantes de la
Revolución Mexicana14, aunque con el conservadurismo de Elías Calles como su
segundo pensamiento. De ahí la respuesta casi inmediata de Gómez Morín
fechada el 28 de febrero.
Además de usar la oportunidad para reafirmar los valores de su propuesta
de partido, Gómez Morin le respondió a Cárdenas con un razonamiento de su
crítica: no era para destruir ni para desplazar, sino para definir los objetivos del
programa ideológico, político, social y económico del PAN. En sus
argumentaciones Gómez Morín dejó en claro la caracterización de su oposición:

12
Fuentes Díaz, Vicente (1977), Ascenso y descenso de los revolucionarios bajo
Cárdenas, Editorial Altiplano, México, págs. 75-77.
13
Velázquez Caballero, Diego Martín (2014), La influencia de Plutarco Elías Calles
en la Fundación del PAN, eBook del Centro de Estudios Políticos y de Seguridad
Nacional, Proyecto México Contemporáneo 1070-20120, en
http://noticiastransicion.mx, México.
14
Cárdenas 1940, pág. 6.
17

Las críticas contra el régimen, cuando lo son de verdad contra él, no


cuando se trata de disputas entre los miembros del régimen que están en el
poder y los que están fuera del poder y quieren adueñarse de él 15.

Así, Gómez Morin eludía la profundidad del concepto de la alternancia y


sólo dejaba fijado el criterio de opción. En este largo párrafo, el fundador del PAN
estableció los parámetros de su propuesta bajo el criterio de “el sentido de la
oposición” en un juego de conceptos dialécticos: no es oposición al régimen quien
no opone un nuevo modelo sino que busca sólo cumplir con las promesas
incumplidas del régimen y su burocracia revolucionaria, ya por entonces
contaminada por la corrupción; es decir, como propuesta ideal el régimen de
Cárdenas tenía los mismos objetivos de la propuesta ideal de Gómez Morin y el
PAN; por eso el panista decía que no es oposición al régimen quien desde fuera
buscaba cumplir los ideales del régimen en curso 16. Y para que no hubiera duda
de que el PAN no proponía la ruptura del rumbo de la nación, Gómez Morin aclaró
el hecho de que el rumbo de la Revolución Mexicana era el único:

No hay en México quien piense ya en una regresión, en la que


algunos llamarían regresión social y política 17

El problema era de funcionalidad:

El régimen ha sido y es inepto, contradictorio, no sólo incapaz de dar


realidad a los altos propósitos que dice perseguir y que son queridos por la
nación18.

Gómez Morin dijo que el PAN buscaba los mismos ideales que Cárdenas
había planteado en su discurso de Chilpancingo. Por tanto, la oposición panista no

15
Castillo, pág. 150.
16
Ibíd., pág. 151.
17
Ibíd., pág. 153.
18
Ibíd., pág. 153.
18

era de relevo de proyecto, de cambio de ideología o de nueva correlación de


clases, sino que los dos buscaban cristalizar los objetivos de la Revolución
Mexicana. El panista definió esos “ideales” de la Revolución Mexicana como
“luminosos, progresistas y revolucionarios”. No hubo, pues, en el nacimiento del
PAN ninguna doctrina de alternancia de proyecto ideológico.

3.3.- PAN: de la lealtad a la alternancia.


El proyecto de Gómez Morin y el PAN se movió en un espacio limitado por
dos vertientes: entre la Revolución Mexicana como metas de justicia social pero
sin lucha de clases y el modelo de mercado sobre el dominio inconmensurable del
Estado. El PAN fue oposición leal 19 en el periodo de acomodamiento del régimen
de la Revolución Mexicana en el centro como economía mixta --Estado y mercado
complementándose-- durante el periodo poscardenista de Manuel Ávila Camacho
(1940) a finales del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz (1970), mejor conocido como
modelo económico de desarrollo estabilizador 20: Estado promotor de la inversión
privada, empresarios compartiendo espacios con el Estado, Estado de bienestar
social, política social del Estado basado en una política fiscal no agresiva contra
los empresarios y política económica basada en el ancla inflacionaria para
mantener el tipo de cambio estable, fijo y bajo.
El PAN pasó a la confrontación en los años del populismo 1971-1982 como
respuesta a las agresivas inversiones del Estado en empresas que fueron
desplazando a las privadas y consolidando de un importante sector público y
paraestatal21 --más de mil quinientas empresas-- a la expropiación de la banca
privada. La preocupación del PAN enfatizaba el avance del Estado, el
desplazamiento del sector privado y el déficit presupuestal por el aumento en el

19
Loaeza (1974), El Partido Acción Nacional: la oposición leal en México, en La
vida política en México 1970-1973, Centro de Estudios Internacionales de El
Colegio de México, México, págs. 108-110.
20
Ortiz Mena, Antonio (1998), El desarrollo estabilizador: reflexiones sobre una
época, Fondo de Cultura Económica, México, pág. 365.
21
Unda Gutiérrez, Mónica 2003), Compendio de política económica de México
1980-2000, Coedición ITESO y COECYT, México, págs. 170-185.
19

gasto sin aumento en los ingresos. En estos doce años el PAN transitó de la
lealtad como factor de equilibrio y estabilidad a la demanda de alternancia y
desarrolló esa estrategia en el lapso 1983-2000. La alternancia se convirtió en
meta del PAN después de la expropiación de la banca privada en septiembre de
1982 por varias razones: el avance mayor del Estado, la incorporación al Estado
del poder financiero como factor de gasto y los banqueros y empresarios
accionistas bancarias que militaban y controlaban el PAN. La candidatura del
empresario Manuel J. Clouthier en 1988 nació de su lucha contra la expropiación
bancaria.
La composición de grupos y élites del PAN también hubo de caminar hacia
la conformación y reaglutinamiento de nuevas fuerzas internas: justo con el inicio
del ciclo populista del régimen hubo una reorganización de élites; hacia 1972 llegó
a la dirección nacional del PAN el político regiomontano José Angel Conchello,
vinculado a poderosos empresarios; y con él inició el PAN la carrera hacia la
alternancia. El segundo paso fue en 1988 con la candidatura presidencial panista
del empresario Manuel J. Clouthier, dirigente de las cúpulas empresariales en el
año de 1982 y por tanto un opositor y combatiente de la expropiación de la banca
privada. En 1988 el PAN buscó seriamente consolidar su línea de alternancia en la
presidencia de la república. En el ciclo 1972-1988, el PAN se fortaleció con dos
estrategias: la incorporación de empresarios de la zona norte del país 22 --la más
desarrollada y por tanto con una mayor autonomía relativa del sistema político-- y
la alianza con la fracción dirigente del gobierno de los Estados Unidos en el
gobierno de Reagan vía el embajador John Gavin y su iniciativa de articular un
frente nacional de panistas-jerarquías católica conservadora-empresarios-Casa
Blanca23.
El quiebre en la tradición liberal-conservadora del PAN coincidió con la
quiebra del tránsito revolucionario en la élite gobernante al arribo al gobierno de
Miguel de la Madrid Hurtado en 1979 como secretario de Programación y
Presupuesto. Asignado a la tarea de redactar un plan de desarrollo funcional a los

22
Bátiz, Bernardo (2014), Las etapas del PAN, La Jornada, 6 de octubre de 2014.
23
Ramírez, Carlos (1987), Operación Gavin. México en la diplomacia de Reagan,
Libros de El Día, México, págs. 73-78.
20

intereses populistas, el equipo de De la Madrid --comandado por el joven


economista Carlos Salinas de Gortari-- redactó el Plan Global de Desarrollo 1980-
1982 en el que fijó algunos de los cambios en la orientación histórica e ideológica
del régimen de la Revolución Mexicana 24, iniciando el periodo de reorganización
conservadora del Estado. El PGD llevó a De la Madrid a la presidencia de la
república y con él arribo Salinas de Gortari a la SPP; la reforma económica de De
la Madrid en diciembre de 1982 fue teorizada por Salinas de Gortari como la de la
declaración de la autonomía relativa del Estado respecto de las clases, un giro de
180 grados de la representación social-corporativa del Estado en el régimen
priísta25.
El avance electoral del PAN no hubiera sido posible sin la presencia del
grupo conservador de De la Madrid en la conducción del gobierno. El aflojamiento
del estatismo político contribuyó a la conquista de gobiernos municipales a partir
de 1984 para culminar con la primera gubernatura en 1989 en Baja California. En
el periodo 1983-1988, el Estado comenzó a vender empresas públicas y la
cobertura del gasto público redujo su universo pasando de una política social a
una de atención sólo a los más vulnerables. En el PAN se dieron tres direcciones
comprometidas con la alternancia, inclusive confrontando al Estado en repliegue:
Abel Vicencio Tovar (1978-1984), Pablo Emilio Madero (1984-1987) y Luis H.
Alvarez (1987-1993), éste último operador del arribo al PAN de empresarios del
norte, un grupo conocido como el de los “Bárbaros del Norte”. El repliegue del
Estado dinamizó el activismo electoral de alternancia del PAN.
En 1988 se dieron dos candidaturas presidenciales polarizantes, aunque
con el mismo proyecto económico: el empresario Clouthier que había radicalizado
el discurso del PAN a partir de la expropiación de la banca y el neoliberal de
Salinas de Gortari en la lógica de la desestatización y la colocación del mercado
como el pivote del desarrollo. El cruce fue sin duda el eje del fortalecimiento del

24
Ramírez Carlos (1978 y 1979), La economía mexicana, programada como
deseo, revista Proceso, 6 de noviembre de 1978; y Plan Global 1980-1982.
Fortalecimiento del capital; las cargas, a los trabajadores; revista Proceso, 15 de
octubre de 1979.
25
Ramírez, Carlos (2010), El regreso del PRI (y de Carlos Salinas de Gortari),
Editorial Planeta, México, págs. 71-76.
21

PAN: en la campaña electoral, el panista Clouthier acusó al candidato priísta


Salinas de Gortari de “robarle” el proyecto económico. El dato es básico para
entender la forma en que el PAN pasó de partido de oposición conservadora a un
partido de coincidencia de proyectos con el del régimen de la Revolución
Mexicana en fase de corrimiento al centro-derecha 26. Como catalizador de ese
cruce de caminos entre el PRI y el PAN actuó la candidatura de Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano en 1988, hijo del general Cárdenas cuyo proyecto aceleró la
fundación del PAN, como abanderado del rescate del proyecto neocardenista de la
Revolución Mexicana. El saldo electoral colocó a Cárdenas en segundo sitio pero
no por su proyecto neopopulista sino por la significación de su bandera de
democratización.
Las elecciones presidenciales de 1988 jugaron el papel de catalizador de
nuevas definiciones políticas: el PRI expulsó a los cardenistas e históricos para
poder establecer la línea de continuidad del grupo tecnócrata de De la Madrid-
Salinas, el PAN perfiló a Clouthier como abanderado de la nueva corriente de
empresarios llegados del norte desarrollado del país y Cárdenas logró conjuntar
una coalición de izquierda basado en el Partido Comunista Mexicano menos
marxista y la Corriente Democrática neocardenista del mismo PRI. Las tres
candidaturas se movieron en el escenario del régimen de la Revolución Mexicana:
Salinas de Gortari con una modernización de mercado, Clouthier a través de su
proyecto de Estado de empresarios y Cárdenas tratando de revivir el proyecto
social cardenista pero dentro de los márgenes de apoyo al sector privado aunque
con un Estado comprometido con el bienestar social. En los hechos, se revivía en
el PAN de 1988 el escenario de Gómez Morín de 1940 de oposición al régimen en
cuanto a la funcionalidad, pero sin salirse del espacio político de la Revolución
Mexicana.
SI el régimen de la Revolución había coqueteado formalmente --en
declaraciones, aunque no en los hechos-- con el socialismo en los gobiernos de
Elías Calles y Cárdenas, con Salinas había ingresado al capitalismo puro de
mercado, con un Estado declinante. En marzo de 1992 Salinas de Gortari excluyó

26
Ramírez 2010, págs. 78-80.
22

a la Revolución Mexicana de la ideologías del PRI e introdujo el concepto de


“liberalismo social”27 que quiso ser juarista pero se quedó sólo en la vertiente de
Juárez que fundó el capitalismo mexicano 28. En los lados polares de la Revolución
Mexicana se habían colocado el PAN --a la derecha-- y el PRI --a la izquierda--,
aunque más por posicionamientos que realmente por definiciones doctrinarias. El
salto cualitativo de Salinas de Gortari llevó al PAN y al PRD al centro ideológico.
Lo importante fue el hecho de que efectivamente Salinas de Gortari definió
su proyecto de modernización del desarrollo apropiándose del proyecto panista
que giraba en torno a tres principios básicos: el bien común, el Estado subsidiario
y el solidarismo; Salinas de Gortari perfiló su proyecto en torno a la riqueza
repartible sin lucha de clases, la disminución del Estado en aras del mercado y del
sector privado y la transformación de la política social del Estado sólo en
programas asistencialistas para los más pobres en el Programa Nacional de
Solidaridad. El programa de Salinas de Gortari fue una victoria conceptual, política
e histórica del PAN frente al PRI, aunque en los hechos no ayudo a algún
reposicionamiento político del panismo; en el salinismo el PAN ganó tres
gubernaturas, dos --Baja California y Guanajuato-- por la vía de las negociaciones
políticas con el presidente Salinas de Gortari y una --Chihuahua-- por elección.
Pero más por el número, lo importante fue el paso más del PAN hacia la
institucionalización.
El PAN fue el beneficiario político de la crisis ideológica del PRI, de la crisis
política de la segunda mitad de 1993 y todo 1994 y de la crisis económica
heredada por Salinas de Gortari a Zedillo vía una devaluación inevitable y el
programa de ajuste que aplicó Zedillo con el efecto brutal de las tasas de interés
bancarias y la pérdida de casas y automóviles por parte de deudores. Pero lo que
realmente ayudó a las posibilidades presidenciales del PAN encauzando además
los efectos sociales de las crisis fue la reforma política que Zedillo se vio obligado
a pactar con el PAN y con el PRD para aceptar el aumento del IVA y la protección
de los bancos; y dentro de esa reforma, la parte fundamental fue la autonomía

27
http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/7CRumbo/1992-D-CSG-L.html
28
Scholes, Walter V. (1976), Política mexicana durante el régimen de Juárez
1855-1872, Fondo de Cultura Económica, pág. 39
23

total del Instituto Federal Electoral, hasta entonces operando sólo con consejeros
ciudadanos pero con funcionarios de Gobernación en la presidencia del
organismo; la reforma soltó por completo el aparato de organización y conteo de
votos, la sociedad le otorgó la confianza al IFE y las elecciones del 2000
estuvieron determinadas por el respeto a los sufragios.

3.4.- Zedillo, el Aleksandr Kérenski de la derecha.


Luego de 1994, el país enfrentó en el 2000 de nueva cuenta las
posibilidades de la alternancia partidista en la presidencia de la república. El
colapso de 1994, iniciado en mayo de 1993 con el asesinato del cardenal católico
Juan Jesús Posadas Ocampo en Guadalajara y seguido por el alzamiento
guerrillero del EZLN y el asesinato del candidato presidencial priísta, reveló a un
país fracturado29. Ante el escenario de una crisis electoral que se definió con la
metáfora de “choque de trenes” 30, organizaciones ciudadanas se unieron para
abrir posibilidades de acuerdos democráticos y los candidatos firmaron
compromisos de reformas democratizadoras si ganaban las elecciones 31.
Dominada la sociedad por el miedo azuzado por la guerrilla zapatista en Chiapas y
el ambiente de crimen y delincuencia, el PRI ganó las elecciones con una cómoda
ventaja de 22 puntos porcentuales sobre el PAN como segundo lugar. Y la reforma
democrática impulsada por Zedillo en 1995 --el Acuerdo Político Nacional 32-- fue
producto de la necesidad del voto de la oposición para el programa anticrisis y no
tanto por los compromisos firmados.
La leyenda urbana señala que Zedillo como el Aleksandr Kerénski que
desde el sistema zarista abrió el espacio para la entrada de los bolcheviques
leninistas al poder33 estuvo decidido a impulsar la alternancia por su desafecto al

29
Ramírez, Carlos (), Cuando pudimos no quisimos, Editorial Océano, México,
Introducción.
30
http://www.memoriapoliticademexico.org/Efemerides/6/09061994-Gpr.SA.html
31
http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/7CRumbo/1994-GSA-P.html
32
http://zedillo.presidencia.gob.mx/pages/disc/ene95/17ene95.html
33
Kerénski, Aleksandr (1967), Memorias, Luis de Caralt Editor, España, págs. 252-
254.
24

PRI y por presuntos acuerdos secretos con el presidente Bill Clinton. Ante la crisis
de 1994-1995 por el vaciamiento de las reservas, la devaluación y el alza de las
tasas de interés bancarias a niveles superiores de 100%, el rescate con
financiamiento de emergencia vino de Washington: al margen del congreso,
Clinton prestó a México 55 mil millones de dólares, aunque embargó la factura
petrolera. Ese dinero tuvo un acuerdo político que llevó a Clinton a México en
mayo de 1997: fortalecer democracia y derechos humanos 34. Ahí se forjó la tesis
de que Zedillo se había comprometido a impulsar la alternancia en México hacia el
PAN.
Sin embargo, se dieron también dos hechos al interior del PRI: Zedillo fue
candidato suplente ante el asesinato de Colosio en marzo de 1994, tuvo muchos
vetos en el PRI que Salinas tuvo que vencer para consolidarlo y en su campaña
Zedillo trató de colocarse como candidato ciudadano. En el foro nacional de la
democracia, de agosto de 1994, días antes de las elecciones, Zedillo hizo la
declaración que fue popularizada como la de la “sana distancia del presidente
respecto del PRI”. La declaración textual fue importante porque el compromiso
directo no fue establecer la sana distancia sino mantener “diáfana la distancia”, es
decir, “clara, limpia”, como señala el Diccionario de la Real Academia:

Creo firmemente en que la democracia exige una sana distancia


entre mi partido y el gobierno. La Constitución señala con precisión el espacio que
a cada uno corresponde y mi compromiso será mantener diáfana la distancia que
debe separarlos. Lo he dicho y hoy lo reitero: los priístas no queremos un Estado
que se apropie del partido no un partido que se apropie del Estado 35

La otra decisión fue de Zedillo: la XVII asamblea nacional del PRI puso la
condición de que los candidatos a la presidencia debieran tener un cargo previo de
elección popular. Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas y Zedillo habían
llegado a la presidencia desde la burocracia del primer círculo del poder. Las

34
La Jornada, 8 de mayo de 1997.
35
Zedillo Ponce de León, Ernesto (1994), Ernesto Zedillo. Propuestas y
compromisos, Noriega Editores, México, pág. 30.
25

figuras que Zedillo parecía estar impulsando para la candidatura priísta de 2000
eran Ortiz Martínez y Gurría Treviño, dos economistas sin cargo de elección
popular. Sin fuerza en 1996 para imponerse sobre los priístas que seguían
cargando con el asesinato de Colosio, Zedillo tuvo que ceder y quedarse sin
candidato propio. En la competencia por la candidatura a finales de 1999, los
priístas le quisieron ganar la candidatura a Zedillo, pero éste apoyó a Labastida y
frenó las posibilidades de Madrazo y Bartlett. A pesar de ser candidato de Zedillo,
Labastida no tuvo demasiado apoyo presidencial.
El círculo se cerró con la reforma electoral de 1996: la independencia
absoluta del IFE respecto del gobierno provocó que en las elecciones de 1997 el
PRI perdiera el gobierno del DF y la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados,
como indicios de la debacle. En el PRI hubo una rebelión y la XVII asamblea
nacional de 1996 colocó candados a la candidatura presidencial como respuesta
política al presidente de la “sana distancia.
El ambiente político del 2000 previo a las elecciones era más abierto que en
1994. Labastida había perdido las alianzas tradicionales del sistema, los medios
fueron más plurales y organizaciones ciudadanas pugnaban por la transición.
Ciertamente que esa parte de la sociedad pensaba en una transición tipo Morlino:
con reforma sistémica y construcción democrática. En los meses finales de la
campaña, Fox dio dos pasos audaces: dos desplegados que fijaron la transición
justamente en la reforma estructural del viejo régimen: Ni un voto más al PRI. Por
una plataforma y gobierno de transición y el documento Compromisos por un
36
gobierno de transición democrática ; sin embargo, el propio Fox no tenía un
razonamiento cabal de lo que representaba una transición a la democracia; para
él, en términos del modelo de Gómez Morín, era sólo la victoria de un partido de
oposición sin modificar las bases del régimen político: la sola alternancia de otro
partido pero en el mismo sistema y el mismo régimen, es decir: cambiar a la élite
gobernante para mejorar la calidad del gobierno pero dentro del mismo sistema
político.

36
Castañeda, 2014, págs. 377-378.
26

La sociedad, sin embargo, quería más: en el segundo trimestre del 2000


hubo un cambio estratégico en el voto de centro-izquierda hacia Fox, dentro de la
percepción de que Cárdenas --candidato por tercera ocasión-- ya no representaba
las posibilidades del cambio; así, la izquierda se corrió al centro y signó varios
compromisos con Fox para impulsar la construcción de un nuevo sistema político y
de una democracia más funcional.

3.5.- PAN: ¿con qué se come la transición?


Si el PAN como partido político entendía lo que representaba una
transición, su candidato presidencial Fox no se había preocupado por tratar de
comprender los alcances del tránsito de una estructura partidista dominante a un
juego democrático de partidos a través de la alternancia. En una conversación con
el autor de este ensayo antes de las elecciones de julio del 2000 Fox quería saber
del tema porque en su equipo de asesores políticos no panistas había quienes
hablaban de ello, sobre todo Jorge G. Castañeda y Adolfo Aguilar Zinser; además
de que grupos de izquierda habían iniciado conversaciones en el escenario de
transitar a un régimen democrático.
En varios textos publicados desde 1994, Castañeda era uno de los
principales pivotes de impulsar a Fox como la figura mediática capaz de derrotar al
PRI y construir un camino a la democracia. Al iniciar la campaña presidencial,
Castañeda y Aguilar Zinser crearon grupos de intelectuales plurales --antes
vinculados al PRI-- para debatir los espacios de la democratización. No se trataba
sólo de derrotar al PRI, sino de pasar a la gran reforma del régimen priísta que iba
a quedar funcionando después de la derrota del PRI; en ese espacio político Fox
pudio tener acuerdos políticos con grupos de la izquierda, de manera significativa
el del hijo de Heberto Castillo Martínez, una figura emblemática de la izquierda
que había luchado al lado de Cuauhtémoc Cárdenas 37. Las tendencias electorales
perfilaban una disputa presidencial PRI-PAN, con Cárdenas y la segunda elección
presidencial del PRD como partido organizado.
37
Castillo, Héctor, et. al. (2001), Voces de la izquierda que llamaron a votar por
Vicente Fox, Raúl Juárez Carro Editorial, México.
27

Luego de la victoria, Fox se vio a sí mismo sin margen de maniobra: el PRI


quedó con 36% de los votos pero con datos de ventaja: en las dos cámaras el PRI
ganó el 37%, con el 38.2% del PAN aliado al Verde, lo que significaba que el PAN
por sí mismo carecía de base política sólida. De ahí el dilema establecido por
Castañeda: aliarse con el PRI, trabajar con el PRD o caminar en solitario 38. En la
segunda mitad de la campaña Fox y el PAN se percataron que era imposible
mantener acuerdos con Cárdenas por el radicalismo de la línea dura del
perredismo; en la víspera de las elecciones, Fox propuso que Cárdenas declinara
y se sumara a la candidatura panista, a cambio de tres secretarias del gabinete; la
negativa cardenista fue radical. Cárdenas quería que Fox y el PAN aplicaran el
proyecto neocardenista del PRD. En cambio, Fox encontró en el PRI al aliado
ideal: colaborador, con programas más o menos comunes porque los dos venían
de la reforma económica modernizadora de Salinas.
Ahí se decidió el futuro de la transición: sólo relevo electoral, sin
instauración democrática y manteniendo el mismo régimen político. La historia de
la transición-instauración frustrada se contó en la columna Indicador Político en El
Financiero:

Seis meses después de haber tomado posesión de la presidencia


con Fox, un grupo de asesores del nuevo gobierno pidió una reunión de
emergencia con Vicente Fox en su rancho de San Cristóbal. El tema era
delicado: la prometida “revolución del siglo XXI” se estaba hundiendo. En
esa reunión Adolfo Aguilar Zinser le dijo a Fox:
--Usted no está haciendo el trabajo; usted está abandonándonos.
La historia la contó el propio Aguilar Zinser --un mes antes de su
muerte-- a los corresponsales Kevin Sullivan y Mary Jordan, del The
Washington Post, y fue publicada en la primera plana de ese diario el
pasado lunes 27 de junio de 2005. Para Aguilar Zinser “la revolución de Fox
se murió en la transición”.

38
Revista Newsweek, julio de 2000.
28

El reporte de los periodistas norteamericanos tuvo muchas


revelaciones sobre la decisión de Fox de no convertir su victoria en una
transición a otro sistema político y sobre la determinación de Fox de
“perdonar” al PRI y negociar con ese partido. “Fox no supo que hacer con el
PRI”, dijo la senadora Dulce María Sauri, presidenta del PRI en el 2000.
“Durante la campaña fue muy útil pintar al PRI como el diablo. Pero para
gobernar eso no era suficiente”.
La historia contada en el The Washington Post reveló que la decisión
más importante de Fox al interior de su equipo de trabajo fue decidir qué
hacer con el PRI. “Los asistentes de Fox le dijeron que estaba siendo
demasiado suave con el PRI y que los priístas estaban estrangulando las
reformas importantes en el Congreso”.
En este escenario, los asesores de Fox dijeron que “era tiempo de
jugar rudo y propusieron un plan: escrutar las finanzas de cien altos
funcionarios priístas y amenazarlos con exponerlos como corruptos”.
Aguilar Zinser reveló lo que le dijo a Fox: “démosles opciones: abandonen
el país o van a la cárcel”. Pero Fox, cuenta la historia del Post, “agitó la
cabeza y dijo: yo no soy Dios”. Jorge G. Castañeda recordó otra frase de
Fox: “¿quién soy yo para hacer esa lista?” Castañeda le respondió: “esto no
va a funcionar. Estamos perdiendo demasiadas batallas”.
Por tanto, no hubo transición política ni de gobierno, algo que Fox
insiste en que sí y que utilizará como argumento en el mitin de mañana
sábado en el Angel de la Independencia para celebrar cinco años de la
derrota del PRI. Y no la hubo porque Fox se negó a cambios de fondo.
Aguilar Zinser recordó en su entrevista con el Post que Fox se sorprendió
cuando vio un mapa de la estructura burocrática del gobierno, en los meses
posteriores a la victoria y antes de la toma de posesión.
Aguilar Zinser recordó una reunión en Cocoyoc durante la
preparación de la ceremonia de toma de posesión. Ahí estaba un Fox
alarmado por el tamaño del desorden burocrático. Y sólo pudo decir: “¿esto
es lo que tengo que manejar?” Fox no se asumía como gobernante sino
29

como un “nuevo producto”: “el producto era un bigote, un sombrero, un


cinturón, las botas y una marca de refresco”, delineó Aguilar Zinser. “Todo
se identificaba con una botella, con una botella de Coca Cola. Y Fox se
sentía muy a gusto siendo una botella”.
Pero como todo producto, Fox tuvo que enfrentar la realidad. Aguilar
Zinser recordó que como gobernante Fox parecía no tener claro su papel y
era incapaz de asir el poder de la presidencia. “Nosotros no quisimos
reconocerlo al principio, pero cuando mirábamos dentro de la botella
decíamos: Dios mío, está vacía”.
Los intelectuales no fueron los únicos que apresuraron a Fox a definir
una política de respuesta al PRI. Los corresponsales del The Washington
Post hablaron también con Carlos Rojas Magnon, uno de los promotores
más entusiastas de la carrera política de Fox. La relación es tan cercana a
pesar de conflictos como el de las toallas, que Rojas terminó la entrevista
con el diario norteamericano con un “yo amo a este hombre (Fox)”.
Rojas le contó al Post historias de la vida cotidiana al comenzar el
sexenio. Una de ellas tuvo que ver con la lista de sobornos mensuales que
otorgaba la presidencia de la república “a periodistas y medios de
comunicación”, una larga tradición, escribió el diario estadunidense, que
ayudó al PRI a defender de la crítica a las decisiones de gobierno. Fox tomó
la decisión de cancelar esa lista y la entrega de sobornos.
Otra historia sonó a queja: Fox prefirió condescender con el PRI, a
pesar de todas las agresiones de los priístas contra la oposición, Fox y los
foxistas. El Post recogió la anécdota de una vez en que Rojas fue
encarcelado por priístas por hacer pintas contra el PRI en una pared. Y
también Aguilar Zinser contó la ocasión en que fue secuestrado por priístas
al comienzo de los ochenta y encerrado en su oficina donde fue vejado,
vendado y torturado metiéndole la cabeza en el retrete. Por cierto, muchos
de los después opositores eran priístas en esos años.
La queja de muchos foxistas fue en el sentido de que Fox llegó al
poder y le dio empleo a priístas. “Rojas dijo que él no podía creerlo”. Rojas
30

recordó que un miembro del equipo de transición le reclamó a Fox: “qué


diablos estamos haciendo con esos tipos del PRI en el gobierno”. Pero Fox,
a decir de Rojas, habló sobre la necesidad de un acuerdo con los priístas.
Para Rojas, Fox tomó decisiones equivocadas.
Así que mañana en el Angel de la Independencia deba recordar Fox
lo que publicó el Post el lunes pasado: su pacto secreto con el PRI y sus
corporaciones, un hecho que anula cualquier criterio de transición. De
acuerdo con el diario estadunidense, Fox acordó secretamente con
empresarios que financiaron su campaña no atacar al PRI para evitar una
crisis que ahuyentara las inversiones o afectara la bolsa.
El problema fue que Fox perdonó al PRI y le permitió rehacerse.
Rojas asumió eso como un error porque hay que destruir al adversario
cuando se le gana. “Y no puede dársele diez minutos de recuperación”. Ahí
falló Fox y ahí se colapsó la transición. 39
La transición ser topó con un presidente sin horizonte histórico, con un PAN
encerrado sobre sí mismo, con un proyecto de gobierno de corto alcance y sin
fuerzas políticas potenciadoras.

3.6.- PAN 2000-2012: de oposición leal a alternancia cómplice.


El ambiente festivo por la victoria de Fox fijó los parámetros de tres
condicionales: esperanza, expectativas y resultados. En el mitin de la victoria en el
Angel de la Independencia la noche del 2 de julio resaltó un grito que se
convertiría en factor de evaluación social: “¡¡¡no nos falles, Vicente‼!” Pero los
cuatro meses de espera entre las elecciones y la toma de posesión fueron un
interregno que Fox no supo manejar por las dificultades para armar el gabinete y
definir el programa de gobierno. Y luego en su toma de posesión en el Palacio
Legislativo Fox rompió el protocolo al abrir su discurso dirigiéndose a sus hijas y
no al congreso. Con Calderón el escenario fue diferente: la victoria apretada, el
conflicto poselectoral de López Obrador y la crisis magisterial en Oaxaca también
operarían como factor anticlimático en las expectativas sociales, de suyo enfriadas

39
Ramírez, Carlos, El Financiero, 1 de julio de 2005.
31

por los saldos del foxismo. La polarización política llevó a la sociedad a los
escenarios no de la esperanza sino tan sólo de la confrontación de los estilos
institucionales con los insurreccionales de López Obrador. Para el 2006 ya no se
hablaba de transición o de fundación sistémica sino de reactivación económica y
de demandas de empleo.
Las expectativas de transición y fundación democrática disminuyeron en los
primeros meses del 2001 por el descuido de Fox, por su relación con Marta
Sahagún y por las dificultades para asumir la conducción del gobierno central con
un congreso de mayoría opositora. Ante el escenario de minoría, Fox enfrentó los
tres escenarios que resumió Castañeda en un texto: aliarse con el PRD, pactar
con el PRI o ir en solitario. Cerrados los caminos para las opciones 1 y 3, Fox y
Calderón optaron no por una alianza o pacto con el PRI sino con un entendimiento
de circunstancias. Si el PAN fue visto como la solución a las tres herencias del
régimen priísta --corrupción, represión y pobreza--, al final la expectativa se
deflactó sólo a disminuir las tensiones en esas tres variables.
Frente al desafío de la victoria presidencial en el 2000 y en el 2006, el PAN
tuvo que optar entre tres posibilidades de más largo alcance y de carácter
sistémico:
1.- La instauración de un nuevo régimen democrático o la vía Morlino.
2.- La alternancia de élites basada en la eficiencia o la vía Gómez Morín.
3.- La continuidad priísta con reformas de superficie o la vía Elías Calles.
Las prioridades de cada sexenio panista fueron determinadas por la
coyuntura: Fox apeló a la reforma fiscal pero sin éxito y Calderón le apostó a la
lucha frontal contra el crimen organizado y reformas de procedimiento en materia
de ingresos y energía. Las tres variables fundamentales de caracterización de un
régimen sirven para evaluar el periodo panista 2000-2012: el crecimiento
económico, la distribución de la riqueza y la estabilidad social.
El problema más fuerte fue la imposibilidad de encontrar un espacio de
acuerdo de reformas con el PRI, sobre todo porque el PAN con Fox y Calderón
eludió la reforma del sistema y del régimen y se quedó en reformas parciales, a
pesar de que en algunas hubiera podido haber más coincidencias. Pero a pesar
32

de las indefiniciones de proyecto, las reformas fiscal, energética y laboral tuvieron


apoyos parciales del PRI. Al final de cuentas, el PAN sólo estaba pensando en el
modelo Gómez Morín: hacer funcionar el modelo de desarrollo priísta. Y en medio
de ello, el PRD también cooperó con la desviación del camino de la instauración
democrática porque sus propuestas no fueron más que las de viejo PRI
corporativo, populista, cardenista.
En este escenario, la trayectoria de transición democrática-electoral rumbo
a la instauración democrática de un nuevo sistema y un nuevo régimen careció de
mentalidades políticas de trayecto largo.
La victoria electoral del PAN en el 2000 para empujar una alternancia de
partidos en la presidencia de la república fue saludada como un avance de México
hacia una democracia real, dejando atrás la democracia formal autoritaria del PRI.
Los dos documentos firmados por Fox y el intento de acuerdo con Cárdenas para
una coalición política electoral habían abierto las expectativas. Sin embargo, la
realidad de nueva cuenta limitó las posibilidades: a nivel legislativo, en el 2000 el
PAN consiguió sólo el 41.4% de las curules en la cámara de diputados y cayó
estrepitosamente a 29.6% en el 2003, contra el 41.6% de curules para el PRI en
los diputados en 2000 y 40.6% en el 2003. a mediados del sexenio de Fox. En el
2000 el Senado el PRI tuvo el 46% de las curules, contra el 36.7% para el PAN.
Sin el brazo legislativo, el presidencialismo quedaba manco o
discapacitado. A lo largo de su sexenio Fox sí pudo avanzar algunas reformas
opero hubieron de ser limitadas por el dominio del PRI. Por ejemplo, la reforma
fiscal salió trunca porque el PRI se fracturó en el tema del impuesto a IVA el
alimentos y medicinas, la bancada priísta de Elba Esther Gordillo lo apoyó pero la
bancada priísta de Manlio Fabio Beltrones la frenó. Eso sí, PAN y PRI avanzaron
juntos en el proceso de desafuero de Andrés Manuel López Obrador por desacato
al negarse a cumplir un amparo40.
Si en su equipo de campaña Fox había sumado a una pluralidad de
personalidades y hacia finales de la campaña había obtenido el voto útil de varias
formaciones de izquierda, el sentido de la transición no encontró un proyecto en el

40
Ramírez, Carlos, El Financiero, miércoles 12 de mayo de 2004.
33

presidente de la república. La alternancia como transición para una nueva


instauración democrática no tuvo a su favor ni una propuesta de gobierno ni una
correlación de fuerzas sociales. En varios artículos publicados en medios
impresos, Jorge G. Castañeda dio cuenta que Fox ni quería ni podía avanzar en
las grandes reformas. Cuando se hicieron las cuentas de los espacios de
maniobra, Fox se encontró --a decir de Castañeda-- ante tres caminos ciegos:
caminar en solitario pero sin clase política ni mayoría en el congreso y con pocos
gobernadores, pactar con el PRD se veía imposible por la intolerancia de
Cárdenas y de López Obrador como sucesor en el caudillaje o aliarse con el PRI;
no hubo mucho que pensarle: Fox buscó acuerdos con el PRI, aunque a costa de
muchas concesiones exigidas por los priístas, además de las fracturas internas en
el aparato político del partido y sobre todo de la bancada de diputados tricolores. 41.
Las posibilidades de los acuerdos fueron pesimistas porque el saldo
electoral no daba para el optimismo. Lo escribió Castañeda:

Si bien la presión ejercida por la sociedad civil o los medios de


comunicación es importante, en general, el carácter de los procesos de
transición democrática depende de la correlación de fuerzas en cada nación
y de que estas fuerzas guarden entre sí una relación propicia para el
cambio. Aun en esta circunstancia, una transición pacífica tiene un precio
ineludible: el establecimiento de un pacto, ya sea implícito o explícito, por el
cual los opresores acuerdan el fin de su dominio, al tiempo que los
oprimidos utilizan la oportunidad no sólo para evitar derramamiento de
sangre y sufrimiento, sino también para sentar bases más sólidas para la
vida democrática por venir42.

Al final, Fox hizo un gobierno panista parecido al del PRI y con acuerdos
con el PRI.

41
Aguilar, Rubén, y Castañeda, Jorge G.(2007), La diferencia. Radiografía de un
sexenio, Editorial Grijalbo, México, pág. 129.
42
Castañeda, 11 de mayo de 2001.
34

Su sucesor Felipe Calderón llegó en peores condiciones. Fox compitió


contra Labastida, Zedillo no autorizó el fraude y la ventaja de Fox sobre Labastida
fue de 6.4 puntos porcentuales y 2.4 millones de votos; en cambio, Calderón
apenas registró una ventaja de 0.56 puntos porcentuales y 243 mil votos. A ello se
debe agregar la protesta poselectoral de López Obrador descalificando a las
autoridades electorales y a sus cifras y ejerciendo presión con un plantón de
militantes a lo largo del corredor del zócalo al periférico, sobre todo de la avenida
Paseo de la Reforma.
De nueva cuenta, el PAN había ganado la presidencia de la república pero
sin obtener el control del congreso: el PAN logró el 41% de la cámara de
diputados y el 40% en el Senado; con ello, el PAN no tenía por sí mismo la
mayoría absoluta de 51% y menos la mayoría calificada de 334 diputados o el
67% de las curules. Por segunda ocasión, el PAN tuvo que acordar con el PRI las
reformas por la intransigencia del PRD.
Si el voto del 2000 y del 2006 fue por mantener la transición o el cambio, el
PAN pactó con el PRI a cambio del mantenimiento del rumbo económico, político y
social. La agenda del PAN se movió históricamente sobre tres pivotes: Estado
subsidiario (relación decreciente Estado-sociedad), bien común (no lucha de
clases sino mecanismos de distribución formal de la riqueza) y solidarismo con los
marginados (asistencialismo social). Pero estos tres pivotes funcionaron de cara al
Estado de la Revolución Mexicana 1917-1992 y sus características históricas:
Estado hegemónico y activo, lucha por la riqueza y política social basada en el
ascenso de clases vía políticas publicas, con la fase socialista de Elías Calles y
Cárdenas y estatista de Echeverría y López Portillo.
El modelo de modernización capitalista como continuidad acotada del
Estado de bienestar del priísmo social fue diseñado por el equipo de Salinas de
Gortari en 1979 con el Plan Global de Desarrollo 1980-1982 y llegó como tal hasta
finales del gobierno de Zedillo en el 2000. Salinas de Gortari, en efecto, delineó un
modelo de desarrollo más funcional a los principios panistas: la disminución del
tamaño del Estado y de su intervención en la economía, disminución de las
políticas públicas de redistribución de la riqueza bajo el concepto de “aumento
35

productivo del nivel de vida” 43 --aumentar la explotación y utilidades para obtener


beneficios-- y Programa Nacional de Solidaridad para diluir el compromiso de una
política de bienestar social del Estado que facilitaba el ascenso social y sólo
atendía las necesidades básicas de los más pobres 44, tales como letrinas,
pavimentación de calles y pisos de cemento. La política insignia del Estado priísta
de bienestar era el salario real positivo --aumentos por encima de la inflación-- se
terminó por la modificación del criterio de definición del salario: de instrumento de
justicia a ancla antiinflacionaria.
En este contexto el PAN ganó las elecciones presidenciales en el 2000 y en
el 2006 y no tuvo una política alternativa. De ahí que sólo le haya dado
continuidad a la política económica de Salinas de Gortari. Lo malo fue que la
estrategia panista no se encontró con la disciplina priísta que tuvieron De la
Madrid, Salinas de Gortari y Zedillo: los priístas que llegaron a votar cambios sin
objetar nuevas definiciones ideológicas comenzaron a regresar al populismo ya sin
Salinas ni Zedillo en la presidencia. La reforma fiscal, la reforma energética y la
reforma del Estado que el PAN propuso en el periodo 2000-2012 enfrentaron a
priístas dispuestos a desandar algunas de las veredas del neoliberalismo. Y sin
una mayoría absoluta en las Cámaras, el PAN tuvo que limarle astillas a sus
iniciativas de reforma para conseguir el voto del PRI.
Ciertamente, el PAN no propuso la radicalización neoliberal del modelo de
desarrollo ni de la política económica sino tan solo algunas medidas un poco más
extremas, como por ejemplo la reforma del IVA. Y los priístas tampoco pugnaron
por el regreso del estatismo del pasado populista, sino tan sólo la posibilidad de
que el Estado aumentara sus mecanismos reguladores sobre el funcionamiento de
la economía y el mantenimiento de programas sociales asistencialistas.
El saldo económico y social del periodo 2000-2012 no tuvo variaciones
sustanciales a los que había dejado el PRI en el 2000 45:

43
Secretaría de Programación y Presupuesto (1992), Antología de la planeación
en México. 22. La planeación del desarrollo en la década de los noventa, Fondo
de Cultura Económica, México, págs. 129-130.
44
Consejo Consultivo de Pronasol (1994), El Programa Nacional de Solidaridad,
Fondo de Cultura Económica, México, págs. 9-13
45
http://www.coneval.gob.mx/Medicion/Paginas/Informe-de-Pobreza-2012.aspx
36

 El PRI dejó la pobreza de patrimonio de 53.6% de la población y el


PAN la bajó a 42.9% en 2006 pero la volvió a subir a 52.3% en 2012.
Así, este rubro tuvo apenas una mejora de apenas 1.3 puntos
porcentuales.
 La pobreza de capacidades bajó de 31.8% en el 2000 a 28% en el
2012.
 Y la pobreza alimentaria pasó de afectar al 24.1% de los mexicanos
a 19.7% en el 2012.

En estos tres rubros el efecto de la política de desarrollo de los gobiernos


panistas fue menor al esperado. Lo mismo ocurrió en otras cifras básicas, como
para fundamentar la apreciación de que las dos administraciones panistas 2000-
2006 y 2006-2012 no modificaron los niveles de bienestar de los mexicanos no
hubo una nueva política de desarrollo46:

 Crecimiento económico: el PIB promedio anual en los dos sexenios


panistas fue de 2.1%, contra 3% de los gobiernos de Salinas de
Gortari y Zedillo. Ni aumentó más el PIB ni la calidad del desarrollo.
 El empleo producido se mantuvo por debajo de las necesidades de
crear 1.2 millones de nuevos empleos anuales promedio para la
nueva fuerza de trabajo anual. El PIB de 2.1·% apenas crearon un
tercio de los empleos requeridos, dejando dos tercios de los
demandantes de empleo en el sector informal. En cifras de
asegurados en el Seguro Social, en doce años hubo un aumento de
280 mil trabajadores anuales en el registro de asegurados.
 La tasa de desocupación pasó de 2.8% en el 2001 a 5.0% en el
2012.

46

http://www3.diputados.gob.mx/camara/001_diputados/006_centros_de_estudio/02
_centro_de_estudios_de_finanzas_publicas__1/005_indicadores_y_estadisticas/0
1_historicas/01_ind_macroeconomicos_1980_2012.
37

 En términos de salarios, Fox y Calderón mantuvieron el principio


salinista del salario como ancla inflacionaria, una tesis de Friedman
de que la inflación es producto del dinero circulante 47. Así, el salario
monetario aumentó 61.7% en doce años o apenas 23.18 pesos o
magros 2 pesos al año., contra una inflación promedio anual de
4.5%. Eso sí, el salario aumento menos de un punto porcentual por
encima de la inflación, lo que no permitió una recuperación de poder
de compra ni de nivel de vida.

3.7.- PAN: las opciones frustradas.


Los escenarios del PAN 2000-2012 fueron desafiantes pero el panismo
careció de mentalidades reformistas; inclusive, el PAN intelectual nunca pudo
pronunciarse con claridad respecto a la transición y a las reformas del sistema y
del régimen; así, los dilemas en realidad enredaron las posibilidades del PAN para
proyectar hacia las reformas la victoria electoral del 2000:
1.- Alternancia con transición e instauración democrática o continuidad del
modelo de desarrollo neoliberal del priísmo y su correlativo sistema político.
2.- El modelo de Gómez Morín de relevo ético y funcional de la élite
gobernante o cambio de modelo de desarrollo y por tanto de sistema político y de
pacto constitucional.
3.- Sacar al PRI de Los Pinos no sólo en las personas de los gobernantes
sino del proyecto nacional o pactar con los priístas en los espacios de coincidencia
neoliberal pero sin modificar los pilares del proyecto priísta: Estado, sistema
político y marco constitucional.
En el 2012 el PAN careció de dinamismo en su propuesta, la prioridad de
lucha contra el crimen organizado provocó un saldo de 60 mil muertos que se
convirtieron en tema de debate nacional y la fractura en el partido en la
designación del candidato presidencial debilitaron al PAN. Frente a ello, el PRI
reconstruyó sus posibilidades después de que la candidatura de Roberto Madrazo
47
Friedman, Milton (1992), La economía monetarista, Gedisa Editorial, España,
pág. 29
38

Pintado en el 2006 había llevado al PRI al tercer sitio electoral con apenas el 25%
de los votos contra un tercio para el PAN y otro tanto para el PRD. Desde la
segunda mitad del sexenio calderonista el entonces gobernador del Estado de
México, Enrique Peña Nieto, se posicionó del primer sitio en las encuestas de
tendencias electorales y el PRI comenzó a vender su experiencia para gobernar.
En saldo electoral le dio la victoria en el 2012 al PRI con 38.2% de los votos,
contra 31.6% del perredista López Obrador y el PAN en el tercer sitio con 25.4% 48,
en el nivel logrado en 1994 y similar al de Madrazo en el 2006.

3.8.- Las sinrazones.


El PAN perdió la oportunidad de encabezar el cambio. Las razones fueron
tres:

 Carecer de un enfoque estratégico sobre la transición como cambio o


reforma integral del sistema político, el Estado y el pacto
constitucional. En el PAN no hubo un pensamiento político sobre la
transición en el modelo Morlino.
 No entender el modelo de las transiciones modernas y asumir que el
camino del desarrollo era el señalado por Salinas de Gortari y su
coincidencia con el proyecto del PAN, sin hacer una evaluación
crítica de los saldos reales del salinismo para corregir y profundizar
estrategias.
 El PAN se conformó con el modelo de alternancia política de Manuel
Gómez Morín: relevo electoral de élites bajo los criterios de
compromiso social, honestidad y eficacia, sin atender al agotamiento
y disfuncionalidad de la estructura de poder que generó la
Revolución Mexicana como sistema político.

48
http://siceef.ife.org.mx/pef2012/SICEEF2012.html#
39

Y si el asunto fue, en realidad, de pensamiento político, al PAN le tocó la


suerte política de organizar desde el poder la conmemoración del bicentenario del
inicio de la Independencia y el centenario del inicio de la Revolución Mexicana en
el 2010. Esas celebraciones representaron la gran oportunidad para desmontar
uno de los instrumentos de cohesión política e ideológica del PRI: el pensamiento
histórico oficial, la cultura única del sistema, la ideología como aparato de control
ideológico del Estado49. Las luchas históricas fueron apropiadas por el régimen
priísta para sustentar el dominio no sólo político e ideológico sino educativo. En su
campaña electoral a la presidencia en 1970, el candidato priísta Luis Echeverría
Alvarez afirmó que su propuesta de gobierno era la Constitución de la República.
En los hechos, la ideología del PRI reproducía en las grandes hazañas históricas
la lógica de la dialéctica liberales-conservadores: todos aquellos que combatieran
al régimen institucional eran conservadores porque el pensamiento histórico le
otorgaba al sistema la propiedad histórica del liberalismo.
Desde el poder, el PAN pudo haber conducido a una nueva reflexión del
pensamiento histórico para revisar las grandes hazañas en su dimensión más
realista; sin embargo, Fox decidió no salirse del pensamiento histórico y designó
en 2006 nada menos que a Cuauhtémoc Cárdenas como coordinador de la
comisión de organización de la celebración del bicentenario de la Independencia y
el centenario de la Revolución, justamente el Cárdenas del modelo histórico del
populismo de su padre el general Lázaro Cárdenas del Río, uno de los padres del
pensamiento histórico. Ahí el PAN mandó el mensaje de inmovilidad del
pensamiento histórico que beneficiaba al PRI.
Al final, Fox, Calderón y el PAN desde el poder, el PRI como oposición
preparando su regreso y el PRD como el heredero de la ideología populista
asistencialista del Estado priísta del viejo régimen se movieron en el escenario
ideológico de la continuidad histórica y no de la dinámica transición electoral-
instauración democrática, a pesar de que el viejo PCM que le dio su registro al
PRD y cuyos militantes se volvieron perredistas tuvieron la oportunidad de retomar

49
www.infoamerica.org/documentos_pdf/althusser1.pdf
40

el viejo debate comunista respecto a la Revolución Mexicana 50 y no lo hicieron,


quedando atrapados en la carga histórica del proceso revolucionario.
El PAN se quedó en el modelo de Gómez Morín: la viabilidad de la
Revolución Mexicana con el gobierno federal bajo el control panista. Nadie podría
explicar mejor la propuesta panista que un ex priísta ahora militante del PAN --la
confluencia de las ideologías del PRI y el PAN--: Juan José Rodríguez Prats
escribió un artículo para recordar el centenario de la Revolución Mexicana a partir
del enfoque panista. Así, enlistó los seis puntos de propuesta panista como
rescatadora de la Revolución Mexicana que son casi los mismos que el PRI
neoliberal (1979-2012) ha aplicado en México:

 La transición a la democracia.
 El fin del reparto de la tierra.
 El fortalecimiento de la economía social de mercado.
 La modificación de la Constitución para permitir la educación
religiosa en recintos particulares, que corresponde a una lucha del
PAN por la libertad de enseñanza.
 La separación de la Iglesia-Estado y respeto a ambas instituciones.
 Las reformas económicas realizadas en los últimos años para
permitir una mayor participación de la sociedad en la economía.
 La vigorización de la democracia en el respeto a los ciudadanos y a
sus derechos.51

Y cierra el círculo la afirmación de Juan Felipe Bravo Mena, expresidente


del partido y exsecretario particular de Calderón en Los Pinos: “Peña Nieto
concretó el programa histórico del PAN”52, aunque sin dejar claro que una cosa es
que el PAN no haya podido concretar su programa histórico desde la presidencia y
50
Mesa redonda de los marxistas mexicanos 1947, Edición del Centro de Estudios
Filosóficos Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, México.
51
Rodríguez Prats, Juan José (2011), El PAN y la Revolución Mexicana, revista
Bien Común del PAN, No. 193, enero, págs. 39 y 40.
52
Bravo Mena, Luis Felipe (2014), revista Proceso, 31 de agosto de 2014, págs.
25-27.
41

otra que el PRI haya aplicado su proyecto de gobierno en función del modelo de
desarrollo de mercado. Los dos, Rodríguez Prats y Bravo Mena, en todo caso,
sólo confirmaron la validez en el PAN del proyecto político de Gómez Morín: no
fue de alternancia al proyecto político de gobierno del PRI sino de
perfeccionamiento.
Lo malo para las demandas de transición-alternancia-nuevo régimen
político radicó en el hecho de que en el largo periodo 1929-2012 no hubo en
realidad ninguna fuerza política dominante que buscara el cambio de régimen
porque PRI, PAN y PRD han sido hijos de un mismo proceso histórico dominante.
En este sentido, al proceso de transición mexicana le faltó el enfoque marxista que
José Revueltas aplicó en 1958: en qué momento puede disputársele el poder al
sistema político priísta:

La única clase llamada a hacerle al “gobierno revolucionario” una


concurrencia política, es aquélla que también viene a ser la única que
puede hacerle la concurrencia económica a las clase poseyentes que el
gobierno y su partido de Estado representan. 53

Como el PRI, el PAN --y en el mismo análisis el PRD neocardenista e


inclusive el nuevo partido-movimiento de López Obrador-- sólo pensó en la
transición como el relevo electoral en las élites, no en una transición de régimen-
sistema y menos en una transición-instauración ideológica y de clase. Esta
limitación explica por qué el PAN ganó las elecciones presidenciales en el 2000 y
por qué las perdió en el 2012.

4.- La autoderrota de 2012.


A veces se suelen hacer esfuerzos de fondo para explicar sucesos
sencillos. La explicación de la derrota presidencial panista de julio de 2012 --que

53
Revueltas, José (1983), México: una democracia bárbara, Obras Completas 16,
Editorial Era, México, pág. 58.
42

permitió el regreso del PRI a la presidencia de la república-- podría resumirse en


cinco puntos:
1.- El PAN decepcionó porque no hubo cambio político.
2.- Felipe Calderón careció de un proyecto político real.
3.- La élite panista se dividió ante la nominación del candidato panista.
4.- Calderón quiso operar la candidatura presidencial del 2012 como si
estuviera en el régimen priísta.
5.- Cuando Josefina Vásquez Mota le arrebató la candidatura presidencial a
Calderón en votación interna --igual a como se la había quitado el propio Calderón
al presidente Vicente Fox en el 12006-- el presidente saliente decidió no apoyarla.
Pero la culpa no fue totalmente de Calderón. En el fondo, el PAN se pasmó
en el poder: Fox y Calderón carecieron de un proyecto de alternativa política,
económica y social. Un poco por carecer de fuerza legislativa, pero bastante por
indefinición de un proyecto presidencial panista. La clave, de todos modos, se
localizó en los juegos y definiciones de poder: el PAN en Los Pinos creyó haber
liquidado al PRI en dos elecciones, supuso el fin histórico priísta con el
hundimiento del PRI a tercer sitio (22% de votos) con Madrazo en el 2006 y López
Obrador se había ahogado en su propio radicalismo.
El asunto fue más complejo: las grandes definiciones políticas son producto
de la correlación de fuerzas sociales y productivas y esa correlación se determina
con el modo de producción. El PAN se conformó con administrar las relaciones
políticas y pactar con el PRI legislativo reformas que le convenían al PRI y
entender que no había --ni siquiera en el PRD cardenista-lopezobradorista-- una
alternativa al modelo de desarrollo neoliberal. Los grupos de poder empresariales
trabajaron cómodamente con el PRI neoliberal salinista y con el PAN foxista y
calderonista; eso sí, habían dicho que nunca trabajarían con el PRD populista de
López Obrador.
El PAN nunca enarboló una alternativa al proyecto de nación del PRI y, casi
toda, del PRD. Para tranquilizar a los empresarios y a la comunidad financiera
internacional, Fox designó como secretario de Hacienda a Francisco Gil Díaz, un
economista neoliberal formado con Milton Friedman en la Escuela de Chicago, y
43

Calderón puso en Hacienda a Agustín Carstens, traído directamente del cargo de


subgerente general --número dos en la jerarquía-- del Fondo Monetario
Internacional, el organismo supervisor de las políticas económicas de México. Con
Gil y Carstens, el PAN dejó claro que no variaría el rumbo de los compromisos
financieros mexicanos con la comunidad financiera internacional. Y así resultó en
la realidad: los dos sexenios panistas reafirmaron el rumbo de la estabilidad
macroeconómica de control inflacionario de la economía como ancla, pero
manejando sólo tres instrumentos: control salarial, control del gasto social y PIB
medio bajo. Los saldos sociales negativos se fueron acumulando, con tal de
mantener la estabilidad macro.
El PAN ganó dos veces la presidencia porque el PRI terminó de hundirse en
los jaloneos entre sus élites. En el 2000 Zedillo prefirió entregarle la presidencia a
Fox y al PAN por la garantía de continuidad del modelo de desarrollo neoliberal,
en tanto que el candidato priísta Francisco Labastida había ido quedando
enredado entre los hilos sueltos de los priístas populistas Roberto Madrazo,
Manuel Bartlett y Emilio Gamboa. En plena campaña Zedillo recibió información
que Gil Díaz --que había sido su jefe en el Banco de México-- estaba apuntado
para la Secretaría de Hacienda de Fox.
La segunda alternancia del 2012 se definió en la configuración del modelo
de bloques de poder: grupos dominantes en las estructuras económica y política.
Vázquez Mota carecía de redes de poder, su paso por la política había sido por las
élites legislativas y de gabinete y no había logrado configurar una imagen de
gobierno clara y precisa. En cambio, el entonces gobernador mexiquense Enrique
Peña Nieto paulatinamente había construido alianzas con los grupos de decisión
nacional; y a ello había agregado el padrinazgo del ex presidente Carlos Salinas
de Gortari para otorgarle la herencia de las relaciones con los grupos
empresariales y financieros nacionales e internacionales, para finalmente construir
un bloque de poder con la élite de la clase dominante.
Mientras Peña Nieto ofrecía un gobierno de una nueva generación de
reformas estructurales, Vázquez Mota se fue ahogando en las disputas en su
entorno y en el vacío de una propuesta real de proyecto de desarrollo. En este
44

sentido, la derrota de Vázquez Mota no se puede entender sólo por la falta de


apoyo de Calderón, la escasez de recursos y la fractura en el PAN; buena parte se
debió a que el bloque de poder neoliberal no encontró en la candidata panista una
idea real para el modelo de desarrollo neoliberal. La política económica
estabilizadora se había mantenido, pero sin potenciar el desarrollo. La impericia
discursiva del PAN no pudo articular una respuesta a los importantes sectores
mexicanos cada vez más marginados de los beneficios del desarrollo.
El gobierno de Calderón dejó pasar la oportunidad de consolidar al PAN en
el poder: en el 2006 la bancada del PRI en la Cámara de Diputados fue de 24.2%
(41.6% del PAN), de 30.4% en el Senado (40.6% del PAN) y de 22% de votación
presidencial (35.9% del PAN). En el 2009, casi como plebiscito, el PRI se había
reconstruido ya sin Madrazo: 47.4% en la Cámara de Diputados, contra 28.6% del
PAN. El responsable operativo de la derrota electoral del PAN en 2009 fue
Germán Martínez Cázares como presidente del partido, por lo que tuvo que
renunciar al cargo y armar su salida del PAN; en febrero de 2018 Martínez
Cázares se incorporó con López Obrador a cargo de una comisión de vigilancia
electoral.
La segunda parte de la administración de Calderón mostró a un PAN sin
rumbo. La prioridad oficial fue la de apuntalar el programa económico para 2010,
discutido en el congreso en el último trimestre de 2009. Se trató de una propuesta
de alza generalizada de impuestos. Pero con la bancada del PAN en segundo
lugar y el PRI como primera minoría, hubo necesidad de un acuerdo cupular. Este
acuerdo marcó una de las derrotas políticas más importantes del PAN de
Calderón, un reapuntala miento del PRI con Enrique Peña Nieto y los dos
configurando con anticipación la derrota presidencial del PRI en el 2012.
El apoyo del PRI en la cámara fue condicionado a un acuerdo por escrito en
el que el PAN se comprometía (cláusula cuarta) a no aliarse con el PRD. El texto
dice textualmente: “las partes (PAN y PRI) se abstendrán de hacer coaliciones
electorales con otros partidos cuya ideología y principios sean contrarios a los
establecidos en sus respectivas declaraciones de principios”. El texto fue
publicado por el periódico El Universal y en él aparecen las firmas de Beatriz
45

Paredes, presidenta del PRI, y César Nava Vázquez, presidente del PAN, con la
firma de dos testigos de honor: Fernando Gómez Mont, entonces secretario de
Gobernación, y Luis Enrique Miranda Nava, secretario general del gobierno del
Estado de México, entonces a cargo de Peña Nieto. El convenio exhibido llevó al
PRD a denunciar el caso en el IFE, pero el consejo general desechó la demanda.
La economía era prioridad para Calderón. La crisis financiera en los EE.UU.
en el 2008 había provocado en México un desplome del PIB de -5.3% en el 2009
(más 2 puntos positivos que se esperaban sin crisis) que amenazaba con
extenderse un par de años más. EN el 2008 el gobierno de Calderón esperaba
una media anual de 3.6% de PIB en el lapso 2008-2013. Pero la crisis de las
consultorías en el 2008 dibujó un sexenio colapsado. Con el paquete económico
de 2010 que implicó alzas generales de impuestos y servicios, la economía
levantó cabeza y logró un promedio de 4.2% en 2009-2012. Por eso fue necesaria
la humillación de firmar un pacto para que el PAN no se aliara con el PRI en la
elección de gobernador en el Estado de México, meta fundamental para que Peña
Nieto lograra la candidatura presidencial priísta en el 2012. Al final, la elección
mexiquense del 2011 benefició al PRI (61.9%), contra 12.2% del PAN y 21% del
PRD.
Sin embargo, con la crisis económica, el costo social acrecentado y el papel
cómplice del PAN en la elección mexiquense, el escenario presidencial del PAN
para el 2012 era de derrota.

5.- El factor Anaya.


El PAN entró en la desorganización interna en el periodo 2009-2014,
aunque había quedado lastimado a finales del 2007 cuando el presidente
Calderón propició el despido de Manuel Espino Barrientos como presidente
panista vinculado a Fox. En el fondo, Calderón no supo qué quería del PAN. En
diciembre del 2012 entregó la presidencia al PRI y ese mismo mes firmó el Pacto
por México sobre la definición de una agenda legislativa de todas las fuerzas
políticas nacionales. Por el PAN firmó el Pacto Gustavo Madero. Pero al arranca el
46

gobierno de Peña Nieto había ya un PAN sin rumbo, sin liderazgos, sin proyecto:
tercer lugar en las elecciones presidenciales con 25% de los votos, 29% de
senadores y 22.8% de diputados. En enero de 2013 el presidente panista Madero
hizo una reorganización del padrón de militantes y la cifra cayó de un millón 868
mil a apenas 368 mil, apenas una quinta parte. En el 2014 se reeligió y en el 2015
se fue de jefe de la bancada panista.
Madero fue dirigente, no líder. En el 2013 emergió la figura del joven
queretano Ricardo Anaya Cortés, quien fue impulsado por el PAN como
presidente de la Cámara que avaló y aprobó las reformas estructurales de Peña
Nieto. En el 2015 Madero dejó a Anaya como encargado de la presidencia, pero el
nuevo líder panista maniobró para quedarse con el cargo atropellando a Madero.
No se trató de la emergencia de un líder, sino del encumbramiento de un
burócrata de partido que supo escalar posiciones con rapidez.
Nacido en 1979 --en el nuevo ciclo político por la reforma de 1979 que
modificó y democratizó el sistema de partidos--, comenzó su carrera política
apenas al despuntar la mayoría de edad.
--En el 2000, ya con el PAN en la presidencia de la república, fue candidato
a diputado local.
--De 2003 a 2006 fue secretario particular del gobernador Francisco Garrido
Patrón.
--De 2008 a 2009 fue coordinador de Desarrollo Humano estatal.
--De 2009 a 2011: diputado local y coordinador del grupo parlamentario.
--De 2010 a 2012 fue presidente estatal del PAN en Querétaro.
--2011: subsecretario de Planeación Turística de la Secretaría de Turismo
del gobierno federal.
--2012-2015: diputado federal plurinominal; 2013-2015: presidente de la
Cámara.
--2014: presidente interino del PAN.
--2015: presidente electo del PAN, ganándole a Javier Corral.
Político de tiempo completo, Anaya fija sus metas y destina todas sus
fuerzas a ese objetivo. Su consolidación en la política nacional se logró con el
47

apoyo de Madero, aunque luego lo traicionó para quedarse con el partido. Sus
alianzas fuertes con panistas de diverso cuño, de Santiago Creel Miranda a Marco
Antonio Adame. Más que la configuración de una nueva élite panista, Anaya es
más bien la figura dominante y los demás pululan a su alrededor. Su fuerza es
personal y carece de alianzas con grupos de poder, lo que al final de cuentas hace
endeble su posición. Desde que irrumpió en la política nacional se fijó la meta de
ser presidente de la república lo más rápido posible.
Su formación académica es sólida; licenciatura, maestría y doctorado, habla
inglés y francés. Sin embargo, su juventud le ha limitado relaciones
internacionales sólidas. Su pensamiento político es pragmático, ajeno a las ideas
tradicionalistas y conservadoras del PAN; ello le permitió armar alianzas
electorales con el PRD para ganar gubernaturas en el 2016. Y si ese pragmatismo
le ayuda a asociarse con el PRD, la rapidez de la alianza ha dificultado el tejido de
compromisos de fondo. A su favor corrió el hecho de que el PRD de Los Chuchos
andaba por la misma línea de desideologización. Sin embargo, la falta de ideas-
fuerza ha ido retrasando la definición del proyecto de gobierno de la coalición
conservadora-progresista, debido a que el PAN no es de derecha ni el PRD de
izquierda.
El modelo de cambio de régimen no fue novedad de Anaya o el PRD; en
realidad, fue propuesta original del entonces diputado priísta Manlio Fabio
Beltrones Rivera. El concepto de gobierno de coalición se metió en la Constitución
en febrero de 2014, pero hasta la fecha carece de ley reglamentaria. La alianza
PAN-PRD, en teoría formas conservadora y progresista de la política, buscaría un
paquete de reformas de la forma de gobierno para buscar un régimen mixto
ejecutivo-legislativo. El origen de esta propuesta radicó en el hecho de que desde
1988 ningún partido por sí solo ha ganado cuando menos la mayoría absoluta de
51% en elecciones presidenciales y desde 1994 tampoco ningún partido ha
logrado más del 50% de las elecciones. Sin embargo, en los hechos el PRI como
primera minoría --con excepción de la legislatura 2006-2009-- ha consolidado
alianzas para alcanzar la mayoría absoluta que le permite aprobar o cambiar
leyes.
48

El gobierno de coalición implicaría una alianza más formal para formar


gobierno. El PRI ha ido retrasando el modelo de coalición porque implicaría una
formalización de acuerdos no coyunturales que lo obligarían a deslavar más su
rostro social y político; no es lo mismo aliarse en una votación legislativa por una
ley, que firmar un acuerdo de coalición electoral que implique la cesión de
espacios de poder general. Los gobiernos de coalición en sistemas
presidencialistas son difíciles de conducir porque implicaría una reforma de la
ideología de los partidos. Y si la coalición entre partidos de un segmento más o
menos homogéneo de las ideas y las propuestas, una coalición entre dos partidos
antagónicos exigiría una refundación ideológica total o concesiones de fondo.
A nivel internacional la coalición alemana --socialdemocracia con
democracia cristiana, partidos históricamente antagónicos desde la segunda
guerra mundial-- fue posible ante el avance de la ultraderecha. Y en una alianza
entre posiciones conservadoras y liberales, la única viabilidad radica en que la
conduzca el sector conservador. Pero en coaliciones mayores --Italia y Brasil, por
ejemplo--, las coaliciones implican más de cinco partidos --diez en Brasil--, lo que
impide un programa de gobierno coherente. Más que una propuesta de proyecto
de nación, las coaliciones de más de cinco partidos se agotan en acuerdos sólo
para mantener el poder.
La carrera de Anaya para alcanzar la presidencia ha estado llena de
sobresaltos, producto de su carencia de compromisos con el sistema. Instituciones
del gobierno federal lo han estado exhibiendo. En noviembre de 2016 el periódico
El Universal reveló viajes de fin de semana de Anaya a Atlanta, Georgia, durante
meses porque ahí vivieron muchos meses su esposa y sus tres hijos. En octubre
de 2017 el mismo El Universal publicó una investigación de triangulación de venta
de inmuebles en Querétaro pasando por presuntas irregularidades. Y en febrero
de 2018 volvieron a la carga las revelaciones ahora de una indagatoria fiscal
contra una presunta empresa fantasma intermediaria.
Pero en política mexicana lo que no te mata te hace más fuerte. En una
fuga hacia delante Anaya ha estado litigando en medios y en redes cibernéticas y
con ello, cuando me nos, ha ganado más tiempo político. Su protesta como
49

candidato presidencial ocurrió la segunda semana de febrero, sin que hasta ese
momento la investigación de irregularidades haya derivado en procedimientos
penales. Y en apariciones públicas, Anaya se ha declarado víctima de la
persecución gubernamental porque --dice su razonamiento-- el modelo electoral
del gobierno y del PRI es quitarlo del segundo sitio antes del inicio formal de las
campañas el primero de abril y llevar la competencia polarizada Morena-PRI, un
esquema que funcionó en el pasado: Fox-Labastida en el 2000, Calderón-López
Obrador en el 2006 y Peña Nieto-López Obrador en el 2012.
Por los tiempos electorales, la ofensiva oficial no logró sacar a Anaya de la
competencia y en algunas encuestas salió fortalecido.
Pero el asunto de fondo no es la juventud de Anaya, la pérdidas de
identidad del PAN o la capacidad de resistencia del candidato frente a la ofensiva
gubernamental, sino asumir el hecho de que se trata de una candidatura producto
de una ambición personal, de una alianza PAN-PRD sin propuesta coherente de
reconstrucción del sistema/régimen/Estado y de la ausencia de un diagnóstico de
la crisis nacional que suponga una nueva alternancia presidencial.
La ausencia de proyecto se deriva de la juventud de Anaya, pero se
complica por el apoyo institucional del PAN --partido de centro-derecha de origen
católico-- y del PRD --partido neocardenista nacido de las cenizas del Partido
Comunista Mexicano y construido por priístas--, pero ellos frente a una crisis
nacional que requiere más que voluntarismos, discursos agresivos y propuestas
distópicas.

5.- El factor Anaya y el fin del PAN.


Gane o pierda las elecciones Ricardo Anaya Cortés, el PAN habrá cerrado
en julio de 2018 su ciclo histórico iniciado en 1939, hace setenta y nueva años.
Gane o pierda su candidato presidencial, el PAN estará obligado a una
reorganización histórica refundacional. Gane o pierda, el PAN tendrá que buscar
nuevas bases, nueva ideología y nueva propuesta de gobierno.
50

Los puntos de inflexión del PAN son variados, revelan los aspectos
agotados del viejo PAN y exhiben los nuevos desafíos:
1.- Proyecto ideológico conservador. Los temas centrales de Gómez Morin
en su ensayo 1915 fueron el deterioro moral, la dispersión social y el
subdesarrollo. A pesar de las fuentes católicas conservadoras de su pensamiento,
el PAN en 1939 nació como partido político sistémico. Los problemas del PAN
comenzaron en 1973 cuando se puso la meta de acceder al poder. La fase de
incorporación de empresarios consolidó un modelo nacional de mercado. Los dos
sexenios en la presidencia distorsionaron los enfoques panistas y el PAN se llenó
de funcionarios de coyuntura. La disputa por el poder en las presidenciales del
2000, 2006 y 2012 quebraron las ideas de cohesión. La ambición de Anaya de
quedarse con la presidencia provocó otro éxodo de militantes. Y la alianza con el
PRD liquidó al PAN tradicional.
2.- La nueva sociología de México ha sido un desafío: nuevas
generaciones, nuevas clases, nueva mentalidad de funcionarios, nuevos electores
y el fin de la dominación del pensamiento histórico de la Revolución Mexicana. La
lobotomía de la Revolución Mexicana y el PRI afectó, de rebota, al PAN porque su
existencia era equidistante con las otras dos. Desde 1988 el PAN dejó de manejar,
en los discursos de sus candidatos presidenciales, las ideas históricas del PAN;
Fox pidió el voto para sacar al PRI a patadas de Los Pinos, Calderón para no
perder el poder y Vázquez Mota para evitar a López Obrador. Las ideas --no
ideología-- del PAN se perdió en los pasillos del poder.
3.- Agotamiento del sistema/régimen/Estado/modelo de
desarrollo/Constitución del PRI y el fracaso del populismo cardenista-perredista-
morenista se aparecen como un desafío a los partidos. El modelo neoliberal de
mercado, reforzado con el Tratado de Comercio Libre de América del Norte, ha
quedado en un esquema de decisiones de apertura comercial, pero los efectos
sociales de la reorganización productiva dejaron a las clases sociales en los
referentes salariales y de lucha por el bienestar; las ideas de equidad y justicia
desaparecieron de los partidos. Desde 1982 el PAN se ha quejado que su
propuesta de país se la “robó” el PRI, pero no la ha renovado para corregir los
51

errores del PRI. Sin una nueva propuesta de país, el PAN será un partido
electorero.
4.- Las nuevas formas de comunicación han disminuido la sociedad de la
epistemología por la sociedad de la acumulación de datos útiles/inútiles. Los
electores votan por pasión, no por la razón. Sin embargo, los gobiernos funcionan
por la razón, no por la pasión. La organización de las campañas diluyó el debate
de ideas y redujo la competencia al spot. Los ciudadanos han ido retirándose del
periódico y la revista impresas para reducir su conocimiento del mundo a través
del dispositivo móvil que por sus características acorta la posibilidad de lectura.
Por eso los discursos de campaña se han reducido a la frase. Y los debates
quedaron disminuidos a 140 caracteres del twitter. La prisa sustituyó la reflexión.
5.- La alianza del PAN con el PRD obligó a un ajuste reduccionista a su
programa ideológico tradicional. La propuesta original era trabajar en el modelo de
gobierno de coalición: dos partidos con identidad reunidos en un programa común;
las posiciones específicas de puntos originales en cada partido habrán de borrarse
por un tiempo. Pero el PAN se basa en el idealismo de las sociedades humanas,
en tanto que el PRD en el materialismo de los bienes inmediatos. A pesar de la
inmediatez del poder, el poder necesita una justificación con ideas. ¿Cuál será el
cuerpo teórico del PAN después de las elecciones de julio del 2018? El PAN nació
con el contrapunto del radicalismo cardenista, el materialismo socialista y el
estatismo revolucionario.
El PAN se acerca a su fin histórico. Si Anaya gana la presidencia, sus
compromisos con el PRD lo obligarán a un pragmatismo de gobierno con el PRD;
si pierde, su alianza tendrá que deshacerse y entonces el PAN habrá que
reconstruirse sobre nuevas bases. El hecho es que la campaña presidencial, con
todo y sus limitaciones, habría terminado de liquidar los viejos consensos del PAN
y los nuevos votantes tendrán que encontrar en el partido algún aliciente de
propuestas para mantener ciertos grados mínimos de lealtad.
El viejo México de la Revolución Mexicana duró hasta 1988, hace treinta
años. El PRI modificó sus raíces ideológicas en 1980 con el Plan Global de
Desarrollo y en 1983 el PRI retomó el proyecto neoliberal de gobierno. La ruptura
52

de 1987 en el PRI no fue producto de la presunta ambición personal de Cárdenas


para ser candidato presidencial por elección interna dentro del partido. La
Corriente Democrática obligó a un realineamiento dentro del PRI de formaciones
ideológicas: Salinas fue la continuidad del neoliberalismo delamadridista que él
había ayudado a construir. Al ser derrotado dentro del PRI, Cárdenas se salió y de
paso se llevó la ideología del nacionalismo revolucionario.
En 1982 el PAN acudió a la competencia presidencial con la candidatura de
Manuel J. Clouthier, un empresario conservador que decidió abrazar el
pensamiento panista empresarial. La nominación de Clouthier fue producto de su
férrea oposición, como líder empresarial, a la expropiación de la banca privada en
septiembre de 1976 por el presidente López Portillo, más como acción
desesperada ante la especulación de divisas en las ventanillas bancarias y como
medida de discurso populista que como estrategia de reconstrucción y
fortalecimiento de una economía de Estado con la propiedad del sector financiero
y crediticio. Así, el PAN fue copado de 1977 a 1982 por los empresarios del sector
financiero lastimados por el Estado, sin haber mostrado antes alguna filiación
ideológica conservadora. En 1982 el PAN era ya el brazo político del
empresariado radical.
Luego de la profundización del modelo económico neoliberal el gobierno
priísta de Salinas de Gortari, incluyendo la privatización de la banca, el sector
empresarial reanudó su alianza estratégica con el PRI y el PAN se quedó de
nueva cuenta sólo en el escenario político de la denuncia contra la corrupción, la
pobreza y el abuso del gobierno. La candidatura de Diego Fernández de Cevallos
en 1994 respondió a la reorganización de la vieja élite de abogados que había sido
desplazada por los empresarios. La candidatura de Vicente Fox Quezada en el
2000 respondió a una operación mediática que encontró una sociedad harta del
PRI y un PRI fracturado. La candidatura de Felipe Calderón Hinojosa fue producto
de la lucha de posiciones dentro de los consejeros del PAN. La candidatura de
Vázquez Mota fue consecuencia de la disputa en el gabinete presidencial y el
rechazo a la imposición de Ernesto Cordero Arroyo como candidato por dedazo
53

presidencial. Y la candidatura de Anaya fue construida desde el manejo autoritario


de la presidencia del partido excluyendo cualquier posibilidad de competencia.
Ninguna de las candidaturas presidenciales del PAN --1982, 1988, 1994,
2000, 2006, 2012 y 2018-- respondió a las coordenadas ideológicas originales del
PAN. El PAN siempre fue un partido de votos de no panistas sino de
simpatizantes, a diferencia del voto corporativo del PRI. La victoria del PAN en el
2000 y el 2006 respondió a un deterioro y desarticulación interna en el PRI y la
derrota panista del 2012 encontró un PAN dividido y un PRI cohesionado.
La disputa electoral del 2018 no será entre militantes de partidos, sino entre
simpatizantes de los candidatos. Ricardo Anaya Cortés leyó con astucia política el
escenario: PRI unido, López Obrador fuerte; por tanto, la única posibilidad del PAN
para mantener su competitividad era una alianza de largo plazo con una oferta de
reconstrucción del régimen político de gobierno. Sin embargo, la intensidad del
caótico calendario electoral del INE no le ha permitido explicitar a fondo su
propuesta y la dimensión de la alianza con el PRD, equiparable con el compromiso
histórico del Partido Comunista Italiano y la Democracia Cristiana. El agobio
cotidiano de los golpes políticos ha afectado el debate de ideas, propuestas y
argumentaciones.
Anaya Cortés será el último candidato del PAN. Gane o pierda, el PAN está
obligado a una reconstrucción total. La profundidad de la crisis terminal del
sistema/régimen/Estado/modelo de desarrollo/Constitución del PRI obligará a los
partidos a comenzar de nuevo. La gran duda es saber el punto de partida del PAN:
¿rescatará algo de sus orígenes gomezmorinistas, seguirá en el espacio
ideológico de la democracia cristiana como corriente o como ideas aisladas
vigentes o replanteará una nueva propuesta ideológica que lo lleve a refundarse
como nuevo partido, con otras siglas y con otros colores?
Las posibilidades del PAN se definirán por el efecto de la victoria, la
profundidad de la derrota y sobre todo por el número de votos en cualquiera de las
dos posibilidades. Lo único claro es que el PAN de Gómez Morin terminó su
tiempo histórico en 1070 y desde entonces vive en un limbo que le dio votos pero
que no le garantiza sobrevivencia.
54

---000---

También podría gustarte