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 https://elpais.com/diario/1992/10/14/economia/719017206_850215.

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Gary S. Becker, economista norteamericano de 62 años, fue distinguido ayer por la Real Academia
de Ciencias de Suecia con el premio Nobel de Economía. Al galardonado se le reconoce "haber
extendido al campo del análisis microeconómico nuevos dominios del comportamiento y de las
relaciones humanas, incluso más allá de los límites del mercado". Estos aspectos hasta ahora eran
objeto de estudio en otras disciplinas como la sociología, la demografía y la criminología.

Los análisis de Becker habían sido recibidos en sus comienzos con escepticismo y desconfianza,
pero él siguió adelante y poco a poco tuvieron cada vez mayor receptividad entre los economistas.
"Ha sido una sorpresa, estoy entusiasmado", declaró Becker en la Universidad de Chicago, donde
es profesor de Economía y Sociología, al enterarse de que había sido galardonado. "El premio",
añadió, "supone mucho dinero y no estábamos sentados aquí esperándolo... aún no tengo idea de lo
que haremos con él".El Nobel de Economía está dotado este año con 6,5 millones de coronas
suecas (123,5 millones de pesetas), que se entregarán en Estocolmo el 10 de diciembre, aniversario
de la muerte de Alfred Nobel. Con este premio ya son 63 los Nobel recibidos por estudiosos de la
Universidad de Chicago, 15 de ellos en el campo de la economía. Esta escuela se caracteriza por la
defensa de la economía de mercado abierto y no regulado por los gobiernos.

 https://www.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/muere-gary-becker-el-nobel-que-difundio-
el-concepto-capital-humano_H9R32NtEvIBTn9tVd20GE/

El prestigioso economista estadounidense y premio Nobel, Gary S. Becker, ha fallecido a los 83 años


de edad, según informó la Universidad de Chicago, donde era profesor de Economía y Sociología.
Becker murió el sábado como consecuencia de "una larga enfermedad" en el hospital Nortwestern,
agregó la nota de institución universitaria.
En 1992, había sido galardonado con el premio Nobel de Economía"por haber extendido el
dominio del análisis microeconómico al amplio espectro del comportamiento y la interacción
humana". De hecho, Becker ha sido considerado como uno de los responsables de la combinación
de la economía con otras disciplinas sociales.
El tema central de la obra de Gary Becker ha sido el capital humano. También fue uno de
los pioneros del análisis económico de la familia, para explicar, en clave matemática, la evolución de
los divorcios o el matrimonio y las tasas de fertilidad. De hecho, fue el primero en trasladar la
microeconomía a aspectos de la vida que nadie había tratado antes, como la delincuencia o las
relaciones sociales.
El presidente de la Universidad de Chicago, Robert J. Zimmer, afirmó que Becker será recordado
como los "economistas más destacados" del siglo XX.
Entre sus obras fundamentales, se encuentran "The Economics of Discrimination", de 1957; y
"Human Capital", de 1964.
Becker es considerado uno de los discípulos de Milton Friedman, también premio Nobel de
Economía y profesor de Becker en la Universidad de Chicago, de quien dijo había sido "su mejor
alumno". En 2011, la Universidad le honró con la creación del "Becker Friedman Institute for
Research in Economics".

 https://www.elmundo.es/economia/2014/05/10/536a5b1f22601d314e8b4587.html

Becker fue diferente porque nunca quiso estar en una torre de marfil, ni se escondió detrás de
matrices y ecuaciones. Justin Wolfers explica que para Becker la economía no era tanto un
campo de estudio como un método de análisis, uno que combinar con otros para entender el
comportamiento humano y comprender, de verdad, el funcionamiento de la sociedad. Incluso en
sus partidos de tenis en Chicago, que jugaba maximizando la utilidad de cada uno de sus golpes
contra adversarios mucho más jóvenes.
De forma muy práctica, en cosas que vemos cada día, protagonizamos o sufrimos. Y del marco
analítico que construyó se benefician hoy la sociología, la disciplina que siempre amó y de la que
nunca se separó;la ciencia política, la demografía, el derecho (al que se acercó de la mano de su
amigo el juez Posner en un blog imprescindible). Incluso la criminología.
Su paradigma se sustentó sobre la idea de que los seres humanos toman decisiones por un
motivo, que valoran pros y contras, barajan opciones y responden a incentivos. Que hay
interés propio, egoísmo, búsqueda de la riqueza, sí, pero no sólo ni principalmente siquiera.
Becker insistió una y otra vez en que todos respondemos a múltiples estímulos e
influencias. En banquero, el adolescente enamorado y el drogadicto. Y por ello,
prácticamente todo aspecto del comportamiento humano no le es o no le debería ser
ajeno a la ciencia económica.
Es por eso mismo que la academia sueca le concedió el más preciado galardón en 1992. "Por
haber extendido los dominios del análisis microeconómico a un rango más amplio del
comportamiento y la interacción humana, incluyendo comportamientos fuera del
mercado".
- Su análisis servía para explicarle a un país todavía segregado que la discriminación tiene un
enorme coste para la nación y para los discriminados, pero también para los propios
discriminadores. Una visión extraña, inesperada y francamente impopular durante una década,
hasta que la lucha por los derechos civiles de los años 60 le trajo la popularidad. Y eso que
argumentaba en términos muy fríos, estudiando costes para un empresario por discriminar por
raza o sexo a un trabajador productivo y competitivo.
- Servía -sirve- para analizar a mediados de los 70 del siglo pasado la decisión racional detrás de
los delitos, como hizo en Crimen y castigo: un enfoque económico. Para él, el crimen se
explicaba en buena parte por el precio. Delinquir es, muchas veces, barato. Por eso, los ladrones
o asesinos, actores racionales que en el fondo quieren maximizar su bienestar como cualquier
otra persona, pero por medios ilegales, toman decisiones.
El crimen es una actividad que genera y obliga a gastar una cantidad ingente de dinero,
por eso le molestaba que los economistas ignoraran una "industria" tan importante.
De hecho, a Becker le gustaba decir, un poco para escandalizar, que "existe una cantidad óptima
de crimen" en cada sociedad. No es que no le gustara la utopía de un mundo sin delincuencia,
algo que suena imposible pero que quizás pueda llegar a serlo. Sino que el precio que tendrían
que pagar los ciudadanos por algo así sería insoportablemente alto, y por tanto, no deseable.
-Sus teoría sirven para intentar comprender el complejo mecanismo (más social que
económico quizás) por el que los restaurantes o los eventos deportivos fijan los precios. Si de
verdad responden a la oferta y la demanda, ¿por qué no es más caro salir a cenar un sábado
que un martes? 'A Note on Restaurant Pricing and Other Examples of Social Influence on Price'.
Para él, la clave no es tanto que los propietarios no quieran espantar a la clientela subiendo
precios, sino que nuestra demanda de ciertos bienes o servicios depende de hecho de la
demanda de otros, por lo que interesa que haya mucha gente deseando ir en vez de subir el
precio hasta lograr equilibrio.
Quizás es porque nos gustan los sitios de moda y no queremos estar desfasados. O quizás, y
sobre todo en el caso de la comida, porque pensamos, consciente o inconscientemente, que si
hay tanta gente deseando ir es porque la calidad es alta. En todo caso, las razones para el éxito
son en sí un misterio, o producto de factores difícilmente controlables.
-Sirve para buscar un enfoque diferente (y muy polémico) para el fenómeno de la inmigración.
Becker, a diferencia de otros liberales, era partidario de limitar la entrada de extranjeros, y
defendía subastar el derecho a residencia, otorgándoselo a quien proporcionara un mayor
beneficio neto.
-Su marco sirve también para analizar el matrimonio o encontrar pareja. Para Becker, las
personas se casan para enriquecerse. Pero ojo, al igual que cuando aborda el interés propio,
no se refiere (o no sólo) a dinero, sino a enriquecimiento personal, a mejorar. Al tema le dedicó
un célebre paper de 1973 titulado 'A Theory of Marriage', una teoría del matrimonio, donde parte
de una idea de mercados en equilibrio y valora el peso de las diferentes variables y su
productividad marginal.
Las parejas no son "comerciales", pero pese a todo, generan bienes con valor. Y si uno no
cambia a menudo de ellas, es por el coste. Becker fue incluso más allá en su 'Treatise on the
Family", seguramente el documento publicado más influyente en la investigación de modelos
teóricos sobre el matrimonio. En él analiza las familias como pequeñas unidades de producción,
pequeñas fábricas, en las que los conceptos económicos más básicos (oferta y demanda,
incentivos, comportamientos, riqueza, distribución de recursos) tienen una validez absoluta.
De ahí surgió el famoso Teorema del niño malcriado que analiza las familias como unidades
productivas en las que si el cabeza gana lo suficiente para mantener al resto, lo más
racional para todos es maximizar el marco, incluso sacrificando sus propios ingresos
personales. Y si unos padres se enfrentan a un hijo malcriado (o malo) entre su prole, lo mejor
es compensar económicamente a sus hermanos cada vez que él hace una trastada, una actitud
que le incentivará a cambiar su comportamiento.
Un enfoque que completaría después en Altruism, Egoism and Genetic Fitness: Economics
and Sociobiology, donde analiza casi con teoría de juegos las relaciones entre personas
generosas y egoístas en los diferentes colectivos.
- El enfoque analítico desarrollado en Chicago le sirvió para intentar encontrar una solución
económica al uso de bienes ilegales, como por ejemplo las drogas. Si la prohibición y la guerra
no sirven (y tras costar ingentes cantidades de dinero, de vidas y de mandar a decenas de miles
de personas en todo el mundo a prisión, no han servido) quizás haay que intentar algo más
simple: legalizar y gravar. Y desde luego,despenalizar la posesión y el consumo de marihuana,
una posición no muy habitual para una persona más bien conservadora y de 83 años. Y
sustentada sobre la idea de la "adicción racional", entendida como un plan para maximizar un
beneficio en el tiempo.
- La economía es útil, incluso, para estudiar algo tan delicado como el suicidio. Becker, junto a
su inseparable Posner, lo hizo hace una década en Suicide: An Economic Approach, un artículo
en el que parte de la sociología clásica, de Durkheim, para desarrollar, con métodos
económicos, un análisis del comportamiento. Se lamentan los autores de que los enfoques más
habituales aborden el suicidio bien como producto de una vergüenza social o de problemas
mentales, cuando, como ha ocurrido históricamente en India o Japón, puede ser una respuesta
racional a un problema. Un estudio especialmente complicado, pues la primera mujer de Becker,
Doria Slote, se suicidó en 1970 dejándole con dos hijas menores de edad a su cuidado.
Becker, extremadamente cortés y cuidadoso con sus formas, no eludía sin embargo una
discusión. Le confesó a Steven D. Levitt que disfrutaba con las críticas, pero que no hubiera
soportado que no le hicieran caso. Y cuando discutes durante seis décadas, mezclas disciplinas
y escribes una columna en una revista popular durante dos décadas, las posibilidades de meter
la pata se multiplican.
En una entrevista en 2010 en The New Yorker, Becker no tenía reparos en aceptar y asumir
críticas sobre los límites del libre mercado y las debilidades del marco teórico que nos llevó (o al
menos no evitó) a la crisis. Como por ejemplo, la hipótesis de los mercados eficientes. No era
fácil pillarle en un renuncio, ni que admitiera haberse equivocado. En los seminarios en Chicago
era famoso por preguntarle a todos los alumnos, ¿en qué evidencia se sustenta eso? Y cuando
la evidencia es clara, hay que rectificar.
Becker asumía que "el libre mercado no es perfecto, que tiene fallos y debilidades. Que hay
cosas que todavía no comprende bien y muchas otras que no alcanza a corregir, como la última
crisis ha demostrado. Sabía que 'la libertad no puede tenerse a un bajo precio', pero también que
no es una lucha sin esperanza. Y por eso, a los 83 años, seguía trabajando cada día. Y por eso,
a los 83 años, seguía siendo un incansable optimista.
Becker pensaba que la economía no era un juego en manos de unos cuantos académicos
en sus despachos, sino un campo y un medio fundamental para los seres humanos. Una
herramienta para comprender y resolver problemas. Y es lo que intentó enseñar a sus alumnos
desde los años 50, "a pensar como economistas, a olvidar la disciplina de lo cómodo o lo
políticamente correcto y a pensar con rigor y con disciplina".
Pensaba, como George Bernard Shaw, que la economía es el arte de sacarle el máximo
provecho a la vida. Y durante 83 años, no se dedicó a otra cosa.

 https://es.wikipedia.org/wiki/Gary_Becker

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