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Envolvente opaca eficiente

Es la encargada de proteger los espacios habitables, obteniendo una transición de energía entre el
interior y exterior, fachadas, cubiertas, suelos, medianeras y participaciones constituyen los
elementos básicos de la envolvente opaca. Dependerá la gran medida del comportamiento
energéticos de los inmuebles.

Para el exterior depende de la transmitancia, parámetro determinado a partir del espesor y la


conductividad térmica de cada una de las capas que lo constituyen, así como de la naturaleza y
disposición del cerramiento, pues de estas dependerá la resistencia térmica superficial de su capa
límite interior y exterior. En definitiva, la transmitancia térmica nos indica la cantidad de calor que
es capaz de atravesar un metro cuadrado de superficie de un elemento constructivo, por cada
grado centígrado/kelvin de diferencia que exista entre el interior y el exterior; sus unidades más
habituales son W/m2·K. La resistencia térmica, que matemáticamente no es más que su inversa,
expresa la misma idea.

También es conocida por su transmitancia térmica de cada elemento que constituye la envolvente
de un edificio, el producto entre ésta y la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior,
donde indica la cantidad de calor neta que ha atravesado el elemento, y el producto de dicho
calor (potencia) por el tiempo en que se mantiene dicha situación, nos dará la energía
intercambiada. La expresión matemática de los elementos mencionados, tendría la siguiente
forma:
cuanto más drástica sea la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior de los edificios,
mayor será la cantidad de energía transferida a través de la envolvente. En las condiciones
climáticas que tenemos y donde los inviernos son fríos, tendremos que garantizar un aislamiento
térmico suficiente; o lo que es lo mismo, una baja transmitancia térmica o elevada resistencia
térmica, en todos y cada uno de los elementos que constituyen la envolvente térmica de los
edificios.

La cantidad de aislamiento óptima vendrá determinada por múltiples factores, como son los
parámetros urbanísticos (cuanto mayor sea el espesor de las fachadas y medianeras, menor será la
superficie útil del inmueble), el agotamiento de la capacidad de los aislamientos a partir de un
determinado espesor, la interacción con otras estrategias de eficiencia energética, el coste de
ejecución, etc. En cualquier caso, en climas como el existente, por ejemplo, en Madrid (Zona D3), a
día de hoy es difícil dar cumplimiento a las condiciones límite de demanda energética establecidas
por el CTE DB HE1 con transmitancias térmicas por encima de 0,40-0,50 W/m2·K; es decir, con
espesores de aislamiento térmico por debajo de 6-8cm.

en climas mediterráneos continentalizados, en ocasiones será preciso incrementar el espesor del


aislamiento térmico hasta valores de incluso 15, 20 ó 25 cm (transmitancias de entre 0,30 y 0,15
W/m2·K). Es algo a lo que no estamos del todo habituados, pero que sin embargo ha venido
siendo la práctica constructiva habitual en países europeos con climas más severos, en los que los
edificios de consumo casi nulo requerirían de transmitancias incluso más bajas, del orden de 0,10
W/m2·K, y por ende de aislamientos térmicos de hasta 30-35 cm.

aunque existe una tendencia que defiende que un exceso de aislamiento térmico supone un
empeoramiento de las prestaciones energéticas de los edificios por la dificultad de liberar energía
al exterior, lo cierto es que, en climas mediterráneos, esto sólo sucede en edificios con diseños no
optimizados, sin protecciones solares, con una orientación equivocada y con sistemas de
ventilación deficientes. En general, el empeoramiento producido durante el periodo estival en un
edificio bien aislado es despreciable, y puede ser fácilmente combatido mediante el empleo de
estrategias de sombreamiento, encaminadas a reducir las ganancias por radiación solar.

además de incorporar aislamiento térmico suficiente, será imprescindible garantizar su


continuidad, para minimizar la aparición de puentes térmicos. Dada su importancia, la
cuantificación del efecto de los puentes térmicos en los edificios la abordaremos en una posterior
entrega de esta serie.
Optimización de la demanda energética a través de la envolvente opaca

Con el fin de optimizar el aislamiento térmico de los elementos constructivos opacos (en este caso:
fachadas, cubierta y solera en contacto con el terreno), plantearemos tres posibilidades de
mejora, cuantificando la demanda energética que presentaría la vivienda con ellas, así como su
diferencia de coste de ejecución material. La siguiente tabla sintetiza los resultados obtenidos a
través de las simulaciones energéticas realizadas:

eficiencia energética se obtienen en el escenario con mayor aislamiento térmico, obteniendo


reducciones en la demanda de calefacción de más de un 30%, con una afección despreciable a
nivel de refrigeración. Consiguientemente, el criterio para seleccionar una u otra opción será el
encarecimiento que suponga cada mejora de la envolvente opaca.

De optar por la Mejora C, encontramos que con un incremento de poco más de 2.500€ respecto
de la Mejora A, prácticamente se duplica el ahorro energético obtenido. El impacto de esta
medida supondría un incremento de en torno al 2,5% del presupuesto de ejecución material, por
lo que se entiende que es una medida razonable y perfectamente asumible; plantear mayores
espesores de aislamiento térmico se desestima en el caso de este proyecto, ya que teniendo en
cuenta las condiciones climáticas existentes, se considera que con las restantes estrategias de
diseño aún no implementadas será factible alcanzar la demanda energética objetivo, de 15
kW·h/m2·año tanto a nivel de calefacción, como de refrigeración. Además, cabe destacar que, de
optarse por espesores de aislamiento térmico superiores, la relación coste-efectividad no sería tan
efectiva; valga como ejemplo el hecho de que planteando espesores de 20cm tanto en fachada
como en cubierta (alrededor de un 140% de lo previsto en la Mejora C), sólo se produciría un
ahorro adicional del 3,28% en la demanda de calefacción, hasta alcanzar los 37,94 kW·h/m2·año.
importancia de la envolvente transparente

Son tres las variables que determinan la sensación de confort térmico dentro de una edificación:

Temperatura

Humedad

Velocidad del aire que lo rodea

En un espacio cerrado, estos tres elementos son regulados con ventiladores y/o sistemas de aire
acondicionado. A su vez, la capacidad de los equipos HVAC y la cantidad de energía que consumen
para proveer confort térmico suele ser alta y depende de cuatro tipos de cargas térmicas que
inciden sobre el espacio interior. Éstas son:

Irradiación solar. Es el calor irradiado por el sol de forma directa o indirecta y que penetra al
espacio interior de un edificio a través de ventanas, sean estas transparentes o traslúcidas

Conducción térmica. Alude a la diferencia de temperaturas entre el interior y exterior de un


inmueble, a través de cualquier elemento que se ubica entre ambos ambientes

Cargas internas. Se encuentran dentro del espacio e incluyen el calor emitido por equipos varios,
la iluminación y las personas

Infiltración. Sucede por la introducción de aire exterior

Una consideración de enorme importancia, relacionada con el comportamiento y las necesidades


energéticas del inmueble, es el hecho de que la envolvente es un elemento que se diseña para
toda la vida de la edificación, a diferencia de los sistemas de climatización que tienen vidas útiles
de hasta diez años. De hecho, la duración de la envolvente puede ir de un mínimo de 30 años
hasta varios siglos, dependiendo de su diseño. Cabe destacar que su reemplazo resulta mucho más
costoso que cuando se instala durante el proceso de construcción.

Aislamiento térmico de mampostería en capas (pared de soporte, una capa de material de


aislamiento térmico y una pared hecha de un material de revestimiento)
Cargas térmicas solares y su control

Un dato que evidencia la importancia de la irradiación solar como carga térmica en una edificación
es que, en condiciones de claridad y al mediodía de finales de marzo en casi cualquier punto de
México, a una superficie horizontal le llega un promedio de mil watts por metro cuadrado, lo que
en una hora almacena energía suficiente como para hacer funcionar un refrigerador mediano
durante un día.

Si lo anterior es para un metro cuadrado durante una hora, no cuesta trabajo imaginar lo que
sucede en una superficie mayor a lo largo de varios días: una gran cantidad de energía en forma de
calor que, si no se le impide el paso, termina en el espacio interior de la edificación y obliga a
invertir en equipos grandes y con muchas horas de operación, lo que implica un alto consumo
energético.

Por supuesto, esta condición es extrema. Sin embargo, aun en superficies verticales con
envolvente transparente o traslúcida, las ganancias de calor son muy importantes todo el año en
las fachadas con orientaciones al este y oeste, y en el invierno en las que dan al sur, cuando el
trayecto relativo del sol ocasiona que la irradiación directa llegue a los espacios interiores.

El punto anterior es conocido de sobra por quienes diseñan sistemas de climatización y es uno de
los mayores retos en edificios con alto porcentaje de superficie de vidrio, así como en lugares
donde la irradiación solar, más que la temperatura externa, determina el tamaño de los equipos y
la distribución del aire acondicionado en distintos puntos de un inmueble, como es el caso de
Ciudad de México.

Por lo mismo, son de gran importancia los factores que definen los arquitectos, como la
orientación y las formas en las que se evita la ganancia solar. También existen materiales y
arreglos para las superficies vidriadas que permiten dos procesos: reflejar la energía solar en
general o los componentes de manera espectral, es decir, dejar pasar la luz y dejar afuera el calor.
Estos elementos consisten en espesores superiores, cámaras intermedias a base de algún gas
noble, películas intermedias o sobre colocadas e, incluso, dobles o triples acristalamientos. Estos
últimos tienen el efecto de reducir la conducción térmica, lo cual es importante en localidades con
climas extremosos.
Cargas por conducción térmica

La temperatura de un objeto es el producto de su actividad termodinámica y, sin una fuente


interna de calor, ésta se encuentra determinada por los elementos circundantes. Se trata de un
proceso que tiende siempre al equilibrio, pues el calor fluye de los puntos de mayor a los de
menor temperatura. A este flujo se le conoce como conducción térmica.

Esto es precisamente lo que sucede en las superficies y espacios de una edificación expuestos a las
condiciones climáticas del ambiente exterior y a la radiación solar, así como a la temperatura
interior que se mantiene en un rango de confort.

En comparación con lo que pudiera ser la radiación solar directa en una superficie horizontal, lo
que se gana por metro cuadrado por conducción es significativamente menor, pero esta carga está
presente día y noche por varios meses, como sucede en el verano en las regiones del norte de
México, o durante todo el año, en las del sur.

Para minimizar las ganancias por conducción, se utilizan materiales que retardan el flujo de calor,
mejor conocidos como aislantes térmicos. Estos materiales, generalmente, vienen como
elementos de arreglos que se componen de varias capas, fuera de la vista de los ocupantes y sin
alterar la imagen externa e interna de la edificación.

Es posible, además, lograr la regulación de la conducción utilizando materiales que, por su masa
térmica, modifican la velocidad del flujo de calor y permiten la estabilidad térmica en el interior.
Ésta es una práctica milenaria bien establecida y reconocida, pero implica el uso de materiales
cuyo peso los hace aplicables solamente en edificaciones residenciales o de baja altura.

Uno de los elementos clave de un edificio es la envolvente. No sólo porque es su principal


elemento visual exterior y el que le confiere su carácter e identidad, sino porque además es
responsable de la salud, confort y bienestar de sus ocupantes.

Denominamos envolvente de un edificio a las partes que delimitan el espacio interior habitable del
exterior. Pudiendo ser ese exterior: el aire exterior, el terreno, otro edificio adyacente o incluso
espacios interiores no habitables.
Los principales elementos que la conforman son:

cubiertas

suelos

fachadas

partes opacas

partes transparentes

Está constituida de aquellas partes con las que el edificio se relaciona con el exterior, obteniendo
ventilación e iluminación, pero que suponen una variación sustancial en la homogeneidad de la
protección térmica y acústica que ofrece un cerramiento opaco.

ventanas-envolvente

Por eso es de especial importancia la definición de los parámetros de eficiencia energética que
aplicamos al cerramiento de los huecos, ya que de esta forma se intenta equiparar la capacidad de
generar bienestar interior en todos estos elementos.

Entre los parámetros de eficiencia energética aplicados al cerramiento de huecos podemos


destacar en el diseño: el número de huecos, la orientación, el tamaño, la ubicación y el
sombreamiento. eficiencia-energética

En este sentido, y siguiendo las directrices europeas, el artículo 15.1 del Documento HE del CTE,
plantea como Exigencia Básica HE1 la limitación de la demanda energética de los edificios basada
en las características y capacidad de la envolvente y de los elementos que la componen.

La limitación en la demanda energética de los edificios es la gran finalidad última de los 5


principios de construcción Passivhaus. 5 principios que terminan todos engarzando con el
cerramiento de huecos, es decir con la ventana, ya que es el punto más crítico. Y con los que se
pretende dar continuidad homogénea a las prestaciones de la envolvente tanto en las partes
opacas como en las partes trasparentes (huecos).
Estos 5 principios Passivhaus aplicados a la envolvente transparente suponen:

Aislamiento térmico muy alto

Transmitancia térmica de la ventana U<1, sumando marcos, vidrios e intercalarios.

Libre de puentes térmicos

Colocación de la ventana dentro del muro dando continuidad al aislamiento y cuidando la


instalación y el sellado

Hermeticidad

Tanto la ventana como la instalación y el sellado

Sistema de ventilación con recuperador de calor

Diseño de ventilación en ciertos momentos con aperturas de ventanas (Free-cooling en climas


cálidos)

Ventanas de altas prestaciones

Incluyen todo lo anterior

La limitación en la demanda energética de los edificios que plantea el estándar Passivhaus a través
de sus 5 principios hace descansar una parte muy importante de esa limitación en las posibilidades
de eficiencia enérgica que la envolvente transparente puede aportar, y que muchas veces son
subestimadas por profesionales y usuarios finales.

De esta forma, una ventana con triple acristalamiento, diseñada para construcción Passivhaus
teniendo en cuenta todos los parámetros de eficiencia energética anteriormente enumerados,
reduce más del 70% las pérdidas de calor en comparación con la de doble acristalamiento y un
90% en comparación con un vidrio simple.
Estudio de mercado de eficiencia energética en chile

ventanas-altas-prestaciones

Por lo que únicamente si tomamos en consideración desde el momento inicial de plantearse


cualquier acción sobre la envolvente de nuestra edificación los dos factores relevantes que hemos
mencionado anteriormente:

1) la definición de los parámetros de eficiencia energética que aplicamos al cerramiento de los


huecos y

2) la consideración de los 5 principios Passivhaus, podremos conseguir su adecuado


funcionamiento, consiguiendo la continuidad de sus prestaciones y cumplir así los requerimientos
de salud, bienestar y confort que tanto el CTE como el propio usuario demandan.

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