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Farish el embaucador

Tonatiuh Ramos

La mañana despertó al dios del viento que abrazaba a la ninfa que tocaba
una sinfonía llena de piedad ejecutada por la filarmónica espectral y al oír
esto, el titán despertó del eterno sueño del que alguna estuvo. Imparable
montaña era, un paso y devastaba a un pueblo pequeño, con un bramido
invocaba un temblor que destruyó la capital de Galliat, lentamente sus
demás hermanos despertaron y en cada lugar donde se hallaban hacían
que el exterminio fuera inevitable. El mundo ardía, la valentía desaparecía
y la esperanza, lentamente, se extinguía.

Una reunión de curriers se llevaba a cabo en algún sitio desconocido pero


seguro para ellos. Doscientos curriers en una larga mesa donde el mapa se
mostraba y cada palabra parecía inquietaba más a la audiencia a
excepción de uno, el uno, y el inmortal. El que algún día sería el renegado
pero ahora parecía ser su única salvación. Al menos eso quería creer en
una sala donde aquella palabra parecía ser una mera ilusión. Sin
embargo tal era la desesperación presente que su voz apenas y si resonó
en la habitación donde los cristales que iluminaban la estancia colgados
del suelo relucían más que su desapercibida palabra.

-Pero esto es imposible

-¿De quién fue la idea?

-De los rebeldes, ellos son los responsables de esto

-Pero ellos no tienen acceso a las cavernas, de hecho solo cuatro personas
de aquí saben donde están esas cosas.

-Estás diciendo que mi pueblo liberó un poder que no podemos controlar.

-Tu reino iba a ser el próximo en caer Frazk, no intentes salvarte-

-Jürir, tus palabras están llenas de tonterías. Además tu padre también


sabía done se encontraba uno o ¿Me equivoco?

-Mi padre murió hace tiempo

-Y ¿como sabemos que no te heredó el secreto? Después de todo, tú


acogiste a ese pueblo sin pensarlo dos veces.

- Nunca hubiera pensado que…


-¿Qué? Que se volverían una amenaza global ¡Mira donde estamos! En
una húmeda cueva improvisada como cuartel y el colmo de esto es que
tenemos que estar cubiertos para evitar ser reconocidos, que horror. En
otros tiempos mi gente hubiera destrozado a esta amenaza

-Y ¿por qué no lo hace? ¡Ah! Claro, se te olvidó mencionar que tu pueblo se


reduce ahora treinta galliats normales y diez soldados novatos. Tu instinto
nos costó el ejército más poderoso que tenías y ¿Sabes cuánto duró en
batalla? Media hora sin más error- Jürir tragó sus palabras y con la
sangre fluyéndole y su mano deslizándose a su espada prefirió sentarse
sin decir una palabra más, entonces el Alzis; el galliat de mayor poder en
todo el globo habló después de haber callado un buen rato. Apenas se
levantó las quejas callaron y los presentes se silenciaron.

-Estamos entre una espada y otra espada y somos sostenidos por una
cuerda que rompe un poco más a cada instante que desperdiciamos en
simplezas. Enfrentamos a la extinción de nuestro poder. Nuestra gloria
pasada amenaza con desaparecer. Debemos encontrar una manera de
acabar con esto y restaurar nuestro poder. Estoy abierto a soluciones.
Quien quiera hablar que hable.

-Cooperación- Exclamo el único frente a la inmediata negación de todos.


Quienes a punto de cortarle la garganta pero detenidos por el Alzis en un
instante y permitió continuar al único.

-Déjenlo hablar

-No cooperaremos con esos simios, antes extintos que- Y antes de poder
terminar de hablar un rayo perforó su pecho proveniente de la mano de
siete dedos del Alzis quien calló permanentemente al hablador. Este se
desplomó al suelo y cayó en la forma más limpia. El calor del rayo evitó
cualquier sangrado.

-Gracias- Se levanto de la silla de roca y habló- He visto que prolifera una


civilización que poco a poco nos ha ido superando. Creo que tienen acceso
a tecnología de los antiguos.

-Es imposible. Ellos desaparecieron

-O eso pensábamos. Tal vez y solo tal vez ellos sean nuestra esperanza. Sin
embargo gracias a cierta persona que ahora desapareció ellos no estarán
dispuestos a ayudarnos. No después de que alguien tratará de invadirlos y
saquearlos pero fallando rotundamente- Miró el cadáver de Jürir-
- Entonces, cual es la solución a esto

-Déjenlo en mis manos. Ahora debemos retirarnos. Esa cosa viene hacía
acá. Lo siento en mi interior. Hay que evacuar ahora.

[…]

Era una mañana fresca y floreciente. El inicio del año. Para los Alunianos
comenzaba en la primavera. Fecha en la cual su historia comenzó según
antiguos relatos y en medio de aquella ciudad rodeada por una muralla
llena de flores nacidas, una mujer paseaba en los alrededores mirando a
su hija juguetear tranquilamente entre los árboles y hablando con las afifs,
aquellas hadas con cuerpo de agua que danzaban en los charcos mientras
la niña los contemplaba maravillada de tal espectáculo que probablemente
nunca antes ningún ser humano sería capaz de verlo. Entonces la madre
sintió sueño y sus cabellos negros ondulados cayeron frente a su
desnarigado rostro y sus ojos rasgados y pequeños se cerraron por un
momento mientras una brisa pálida y rosada inundo sus pulmones y
durmió un instante.

Abre sus ojos nuevamente y descubre el horror. Las afifs no danzaban.


Gritaban de horror aunque ningún sonido salía de ellas y sus cuerpos,
ahora carmesís, trataban de huir del cuerpo de la pequeña asesinada. La
madre cae de rodillas frente a la pequeña y pregunta a las afifs de la
formas más histérica que pudiera salir de su boca. Las hadas se asustan y
comienzan a huir del charco pero la tierra absorbe su esencia y el sol las
evapora convirtiéndose en la brisa que indica que voltee a la izquierda. La
mujer lo hace y mira al hombre con una máscara hecha de roca.
Increíblemente alto y de un cuerpo esbelto cubierto por un traje verde
amatista que le cubre por completo. Parpadea y el hombre desaparece.

Se materializa frente a ella, le mira con unos ojos desprovistos de vida


alguna y toma a la pequeña y desaparece nuevamente y ahora a su
espalda comenta.
-Sígueme ¿Quieres?- La persecución se extiende durante unos segundos
antes de que la encolerizada dama le alcance y se abalance sobre ella
mientras el cuerpo de su hija cae al suelo

-Eres más rápida, ahora suéltame ¿Quieres?-El hombre le patea el torso y


esta lo libera in facto.

-Eres fuerte, nadie me había alcanzado antes ahora veremos tu poder.


Atácame ¿Quieres? O no tendrás cadáver que enterrar- Toma por el
cuello a su pequeña y en su mano una flama comienza arder. La mujer no
tantea y mueve sus manos al viento formando símbolos incomprensibles a
cualquiera. Entonces las raíces de los arboles emergen de la tierra y
atrapan al hombre.

-Eres la indicada- Desaparece de la trampa y rompe un cristal parecido al


cuarzo y un trozo de la realidad se resquebraja. El hombre entra y
desaparece no sin antes comentar – Vamos, sigue al éter ¿Quieres?-Entra
y la mujer corre tras él. El bosque ha desaparecido y en su lugar un
santuario aparece. Columnas a su espalda y un cuadro de una batalla se
realza de la forma más solemne que existe. En el cuadro se presenta una
ciudad increíblemente avanzada a cualquiera que ella haya visto. Ni
siquiera Aluna competiría con ella. Entonces en medio del lugar tallado en
la más fina turquesa con salidas a izquierda y derecha ve el cuerpo de su
hija en un altar y atrás de ella una cascada silenciosa caía al vacío. El
cuerpo de su pequeña estaba limpio y rodeado de unas rosas azules y su
cuerpo era sostenido por una orquídea inmensa rojiza y olorosa. Ella
deslizó una mano por su suave rostro y antes de decir palabra alguna la
voz del único resonó por todo el lugar.

-Ella es una inocente ¿Sabes? No era mi intención que ellos trasladaran


nuestro conflicto hacía sus tierras. Hace eones se firmó un tratado en el
cual nuestras especies acordaron no interferir la una con la otra. Sin
embargo estos malditos que se hacen llamar “los salvadores” tienen
hambre poder. De un poder que escapa más allá de los límites y harán
todo para lograrlo. Tu pequeña fue el comienzo de todo. Pronto tu especie
será exterminada y los involucionados serán esclavizados. Tus hombres
serán masacrados, tus mujeres violadas y después eliminadas y tus hijos.
Solo Edwya sabrá que harán con ellos. Ahora debes cargarte al gigante,
signo supremo de su poder. Hazlo y serás libre. Tu hija aun puede ser
salvada. En mis manos tengo la última gota del misterioso elixir que los
antiguos fabricaran. Solo debes acabar con ese gran idiota y serán libres
¿Quieres?

[…]
La mujer despertó nuevamente y salió de su cama. Tomó un sorbo enorme
de agua que después escupió y salió al balcón. La cálida brisa cubrió su
rostro y su nariz aguilucha absorbió el aroma a roca y sangre caliente. El
olor de los cadáveres llegaba de las esquinas y entonces miró su entorno.
Un jardín perfecto y sumamente cuidado rebozaba a no más poder de vida
mientras a sus lados los cadáveres comenzaban a pudrirse. Y entonces oyó
el temblor. Cada paso era agobiante. Todo se sacudía y entonces a lo lejos
vio esa sombra que cubría todo el sol de una tarde que avecinaba
desaparecer en cualquier instante. Miró cada parte del ser y entonces se
perdió en sus ojos congelados, en su cuerpo congelado y sus brazos que
formaban una masa muscular imposible de describir. Mediría quizás unos
doscientos metros de altura y su cabeza era una especie de cuadrado
hecha de varías partes de otros titanes. La fusión final de los cuatro
grandes estaba completa y debajo de ella, en los sótanos del palacio de
roca perpetua estaba la entrada a su mundo.

El gigante se detuvo a un kilometro del palacio. Y la mujer se tiró al vacío.


Movió sus manos y salió como una ráfaga de viento en la tormenta más
perfecta que uno pudiera haber visto. Se plantó cara a cara con el ser y lo
reto con su minúscula mirada. Sabía que no tenía nada que perder pero si
mucho que ganar. Entonces movió sus manos encima de ella y una nube
gris apareció frente a ella. Se elevó al cielo y cubrió al titán. Un relámpago
divino atacó al gigante quien se tambaleo y luchó por mantenerse en pie.
Esta vez no ignoraría a la mujer quien siquiera se inmutó ante lo que paso.
Soltó un grito agobiante que rompió su tímpano izquierdo haciendo que
tambaleara un poco. Pero apenas y si gimió un poco.

Corre hacía el coloso. Clava estacas a sus piernas de roca y comienza a


escalar mientras este piensa que ganó. Sube lentamente y entierra una
estaca que extrae de su espalda. En todo lo largo de su pierna derecha
clava una serie de diez en lugares precisos. Sube a su columna y clava
otro pero esta la entierra más y en esta parte carnosa la colosal masa lo
siente y trata de alcanzarla. La mujer aprovecha la inmensa mano para
subir a dondé quiere llegar. Comienza a correr y ahora las estacas se
comienzan a enterrar as profundamente dentro del ser. El titán trata de
aplastarla mientras corre por su brazo. Llega su hombro y se miran por un
instante. La mujer corre y llega a su coronilla; clava la última estaca
inmensa y el gigante le tira al suelo violentamente.

Se desploma al suelo y sus manos tratan de hacer esos movimientos


incomprensibles pero esta vez la realidad en un pequeño contorno
comienza a tambalearse lentamente. Pareciera cuando una roca irrumpe
un calmado ojo de agua y entonces el cielo se torna rojizo. Poco a poco un
ojo de huracán se forma alrededor y entonces, como si fuera la boca de
Leviatán que escupiera fuego a la creación cósmica, una deslumbrante luz
roja acompañada por un magno relámpago rojo escarlata que enceguece
todo el planeta por unos cuantos segundos y la vida deja de existir por una
eternidad que no duró más.

Entonces el titán se congela en el tiempo. Atrapado en un cristal sucio y


manchado. Ahora es una estatua que no se mueve, que no piensa, que no
existe y sin embargo vive para jamás pensar nuevamente. La guerrera cae
al suelo amortiguada su caída por varios árboles que evitan su muerte. Los
pies negros del único se aparecen frente a ella y comenta.

-Buen trabajo. Ahora duerme ¿Quieres?

[…]
Despierta nuevamente y esta frente al altar de su hija rodeada por los
grandes líderes de Galliat. Quienes aplauden de forma silenciosa y con su
orgullo destrozado.

-No sé cómo lo has hecho, pero tu poder sigue todavía sorprendiéndome


Farish- El Alzis comenta mientas el único no hace gala de presencia

-¿Dónde está?- Es lo que todos murmuran mientras las copas que


sostienen comienza a despedir el fuerte aroma a alcohol

-Siento mucho no poder estar presente en este preciso momento pero


tengo un asunto que atender inmediatamente pero en realidad quisiera
que le dieran las gracias a esta mujer. Que no haberse respirado el gas
somnífero jamás hubiera podido controlarla. Caballeros propongo un
brindis por el nuevo poder-Su voz resuena en algún lado del santuario
-Salud-Exclaman todos-

-Brindo por cruz de sangre- Y todos escupen sus bebidas

-¿Qué?-

-Veras su excelencia, la historia es increíble. Quiero decir siempre es


escrita a conveniencia de todos. Y me temo que la historia no los recordará
de la mejor forma. Mujer, mátalos a todos ¿Quieres?

En un instante la mujer despedaza a todos, el Alzis resiste una batalla


con ella, con aquellos ojos desprovistos de vida alguna pero no puede más
y con sus últimas palabras exclama.

-Te haré una pregunta ¿Eres libre o un esclavo? Alguien libre elige, un
esclavo obedece- Y dicho eso su cabeza vuela por la instancia aterrizando
frente al altar de su hija.

-¡Oh! bravo te felicito. Ahora tu premio. Espera, cierto lo olvidé. No existe


tal elixir. Esos malditos se llevaron sus secretos a la tumba. ¡Malditos! En
fin te agradezco mucho tu ayuda chica. Ahora matate ¿Quieres?

La mujer con lagrimas en su rostro exclama un grito de dolor incierto y


entonces su espada atraviesa su corazón y finalmente se libera del control
y mientras se desangra lentamente camina hacía su hija. Acaricia sus
cabellos y besa su mejilla. La abraza y muere en su regazo. Mientras el
único ríe y comenta

-Por cierto, Farish no era mi nombre-

Y desaparece

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