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Tonatiuh Ramos
La mañana despertó al dios del viento que abrazaba a la ninfa que tocaba
una sinfonía llena de piedad ejecutada por la filarmónica espectral y al oír
esto, el titán despertó del eterno sueño del que alguna estuvo. Imparable
montaña era, un paso y devastaba a un pueblo pequeño, con un bramido
invocaba un temblor que destruyó la capital de Galliat, lentamente sus
demás hermanos despertaron y en cada lugar donde se hallaban hacían
que el exterminio fuera inevitable. El mundo ardía, la valentía desaparecía
y la esperanza, lentamente, se extinguía.
-Pero ellos no tienen acceso a las cavernas, de hecho solo cuatro personas
de aquí saben donde están esas cosas.
-Estamos entre una espada y otra espada y somos sostenidos por una
cuerda que rompe un poco más a cada instante que desperdiciamos en
simplezas. Enfrentamos a la extinción de nuestro poder. Nuestra gloria
pasada amenaza con desaparecer. Debemos encontrar una manera de
acabar con esto y restaurar nuestro poder. Estoy abierto a soluciones.
Quien quiera hablar que hable.
-Déjenlo hablar
-No cooperaremos con esos simios, antes extintos que- Y antes de poder
terminar de hablar un rayo perforó su pecho proveniente de la mano de
siete dedos del Alzis quien calló permanentemente al hablador. Este se
desplomó al suelo y cayó en la forma más limpia. El calor del rayo evitó
cualquier sangrado.
-O eso pensábamos. Tal vez y solo tal vez ellos sean nuestra esperanza. Sin
embargo gracias a cierta persona que ahora desapareció ellos no estarán
dispuestos a ayudarnos. No después de que alguien tratará de invadirlos y
saquearlos pero fallando rotundamente- Miró el cadáver de Jürir-
- Entonces, cual es la solución a esto
-Déjenlo en mis manos. Ahora debemos retirarnos. Esa cosa viene hacía
acá. Lo siento en mi interior. Hay que evacuar ahora.
[…]
Era una mañana fresca y floreciente. El inicio del año. Para los Alunianos
comenzaba en la primavera. Fecha en la cual su historia comenzó según
antiguos relatos y en medio de aquella ciudad rodeada por una muralla
llena de flores nacidas, una mujer paseaba en los alrededores mirando a
su hija juguetear tranquilamente entre los árboles y hablando con las afifs,
aquellas hadas con cuerpo de agua que danzaban en los charcos mientras
la niña los contemplaba maravillada de tal espectáculo que probablemente
nunca antes ningún ser humano sería capaz de verlo. Entonces la madre
sintió sueño y sus cabellos negros ondulados cayeron frente a su
desnarigado rostro y sus ojos rasgados y pequeños se cerraron por un
momento mientras una brisa pálida y rosada inundo sus pulmones y
durmió un instante.
[…]
La mujer despertó nuevamente y salió de su cama. Tomó un sorbo enorme
de agua que después escupió y salió al balcón. La cálida brisa cubrió su
rostro y su nariz aguilucha absorbió el aroma a roca y sangre caliente. El
olor de los cadáveres llegaba de las esquinas y entonces miró su entorno.
Un jardín perfecto y sumamente cuidado rebozaba a no más poder de vida
mientras a sus lados los cadáveres comenzaban a pudrirse. Y entonces oyó
el temblor. Cada paso era agobiante. Todo se sacudía y entonces a lo lejos
vio esa sombra que cubría todo el sol de una tarde que avecinaba
desaparecer en cualquier instante. Miró cada parte del ser y entonces se
perdió en sus ojos congelados, en su cuerpo congelado y sus brazos que
formaban una masa muscular imposible de describir. Mediría quizás unos
doscientos metros de altura y su cabeza era una especie de cuadrado
hecha de varías partes de otros titanes. La fusión final de los cuatro
grandes estaba completa y debajo de ella, en los sótanos del palacio de
roca perpetua estaba la entrada a su mundo.
[…]
Despierta nuevamente y esta frente al altar de su hija rodeada por los
grandes líderes de Galliat. Quienes aplauden de forma silenciosa y con su
orgullo destrozado.
-¿Qué?-
-Te haré una pregunta ¿Eres libre o un esclavo? Alguien libre elige, un
esclavo obedece- Y dicho eso su cabeza vuela por la instancia aterrizando
frente al altar de su hija.
Y desaparece