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¿Cuáles son los retos de la educación preescolar ante el COVID-19?

Introducción

La educación en México ha tenido los últimos tiempos distintos momentos


significativos, la reforma educativa que se había planteado en los gobiernos
anteriores, había evolucionado en dirección hacia una profesionalización más
amplia, los cambios recientes indican una revaloración del docente como agente
importante de cambio en el que se debe confiar porque es quien conoce de
manera profunda y cercana lo que sucede con sus estudiantes. Bajo esta
perspectiva la Pandemia que atraviesa el mundo, impone otro reto más a los
docentes. El objetivo de este ensayo es identificar situaciones variadas que se
presentan en la realidad de las escuelas y que describen desde el aspecto
emocional condiciones nunca antes vistas.

1. Choque emocional

Los cambios en el mundo que impulsaron nuevos modelos educativos en el siglo


XX, fueron paulatinos, el desarrollo industrial masificó la educación, las pequeñas
escuelas de barrio aunque persistieron, fueron opacadas por la importancia que
adquirían las instituciones respaldadas por otras instituciones civiles o religiosas.
Algo de lo más característico en el siglo XX ha sido la implementación de un
modelo educativo centralista, en el cual se generalizaron los programas de estudio
y las autoridades educativas se dieron a la tarea crear una amplia infraestructura
para que la educación llegara a los rincones más alejados, compartiendo una
visión de educación de acuerdo a cada plan de gobierno.

En el siglo XXI, hemos sido partícipes de cambios sustanciales en cuanto a la


visión del maestro, del alumno y la introducción de la tecnología como una
herramienta que ha influido notablemente en la manera en que el contenido de un
plan de estudios puede ser presentado y aprehendido.

Pero, en 2020 hemos recibido un choque brutal que rompe este desarrollo
paulatino porque ha cimbrado todas las estructuras que a lo largo de muchos
siglos se construyeron y que eran asideros de los individuos, de las familias y de

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sus hijos. La escuela ha recibido de golpe noticias poco alentadoras. Las maestras
de educación preescolar como de otros niveles seguramente, de pronto vieron sus
salones vacíos, y en medio de un caos que significó ver que la sociedad
enfermaba con peligro de muerte.

El término “coronavirus” se había hecho presente desde 2014 (Cabrera, Vargas y


Grajales, 2014), aunque el surgido a finales de 2019 en China es poco conocido
hasta la fecha en cuanto a la potencialidad que tiene de destrucción, lo que hace a
los órganos del ser humano e incluso en su propio origen, está dejando una huella
no sólo material, sino psicológica a la que los maestros del sistema educativo
nacional y mundial tienen que hacer frente.

Los maestros nos hemos dado a la tarea de iniciar una búsqueda interna de
recursos emocionales y de habilidades de manera emergente. Por un lado, los
salones vacíos y la prohibición de volver a las aulas por seguridad sanitaria, ha
sido un impacto que fue de menos a más, puesto que nadie estaba preparado
para combatir de algún modo a un enemigo que se torna invisible pero que causa
la muerte o inhabilita a los seres humanos para vivir en la amplitud del significado
de este verbo. Por otro lado, hemos tenido que reaccionar aún antes de ser
conscientes de las implicaciones en el presente y en el futuro.

2. Nuevas prácticas, la misma responsabilidad

El Doctor en filosofía Josu Ahedo (2013), dice que se educan dos potencias
pasivas en el hombre: la inteligencia y la voluntad. Son potencias pasivas dice
porque deben de activarse a través de los hábitos y la práctica (p. 125). Es el
maestro quien tiene a su cargo la amplia responsabilidad del desarrollo de estas
potencialidades, junto con la familia, y los demás entes sociales. Sin embargo,
como institución la escuela y los profesores juegan un papel preponderante. Bajo
este criterio, es importante la idea de Ángela del Valle López, quien en su artículo
“El educador, agente necesario en la construcción social” (2008), explicaba que el
papel de la escuela, entendiendo a ésta como estructura institucional con sus
recursos humanos en su totalidad, en la sociedad posmoderna va adaptándose a
nuevos desafíos, y citando a Catells (2006), advierte la diversidad de temas sobre

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los que la institución debe mediar como educadora y transformadora de la
sociedad y de sus alumnos: la comunicación por los diversos medios, las
tecnologías de información, los problemas como el racismo, los avances de la
biotecnología,, además de la violencia y el delito.

En este artículo entonces se veía como un peligro lo que llamó la cultura virtual,
pero hoy más que nunca hemos hecho de lo virtual un aliado. Continuando con
dicho análisis nos dice que el reflejo del caos social y del bombardeo de múltiples
hechos, culturas y mensajes en los medios, va cambiando a los niños que
tenemos en las aulas.

A todo lo que expone esta autora, hay que agregar ahora situaciones límite que
están viviendo los niños al no poder salir de sus casas, no visitar a sus abuelos,
jugar con sus amigos en el colegio, ver a sus profesores, tener un espacio propio
en donde su realización individual, como lo vemos en preescolar, consiste en
poder jugar, preguntar, conocer, convivir y festejar los cumpleaños de otros y el de
sí mismo porque el aquí y el ahora en esa edad biológica es sumamente
importante.

Es posible que nunca hayamos valorado realmente la importancia de la escuela y


de los maestros por la fuerza de la costumbre. En ella se desarrollan hábitos,
lenguajes, valores, el descubrimiento y sistematización de diferentes formas de
aprender.

3. Los retos para alumno y profesor

Dada esta nueva realidad en la que nos sumergimos de golpe, nos cuestionamos
qué pasará ahora con todo lo que significa la escuela desde el punto de vista
institucional, en las actividades, en su organigrama, sus tareas diaria y en la
responsabilidad que he señalado. Todo esto es una duda razonable porque se nos
dice a los maestros que entraremos a una forma de vida diferente en el que no
sólo debemos separar a los niños para jugar, sino que todos los individuos de
nuestra comunidad deben practicar el distanciamiento social que en realidad es la
lejanía física que en la niñez modificará la imagen del otro, del que ven cercano

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todos los días, con el que corren, al que empujan para seguir la fila, para correr, al
que pasan los lápices de colores, o las tijeras, al que abrazan si llora.

No estamos siendo conscientes de que este reto es un cambio de vida total en los
espacios educativos y nos hemos encerrado en un fin idealista en el que creemos
que sólo consiste en poner “taches” en los patios para que los niños jueguen
solos, no es así.

Del lado del maestro su emocionalidad no ha sido totalmente considerada. Hemos


recibido ciertamente, apoyo a través de conferencias, donde se nos describe la
necesidad de estar sanos emocionalmente, y se nos han dado tips, pero el reto va
mucho más allá. Debemos comenzar una terapia a distancia que nos apoye con
atención en crisis, lo cual sería ideal para cada sector de la población. Los
profesionales de la salud deben abrir espacios para esta nueva condición de la
mayoría de la población en la que nos vemos vulnerables, abandonados, solos,
enfermos y que además, debemos establecer nuevos puentes con nuestros
alumnos a los que no abandonaremos independientemente de la situación
personal.

Por lo tanto, habría que planear cambios en lo inmediato sobre las dimensiones
que ya conocemos se desarrollan en la escuela, ante el presente y el futuro
inmediato que será todo un reto, real, concreto, factible, y visible.

En función de esto, los profesores debemos darnos a la tarea de preparar el


regreso, además de las medidas de seguridad, retomar lo que ya tenemos como
bagaje sobre nuestro papel como educadores: los materiales necesitan ser
novedosos, creativos por la implicación económica que conlleva actualizarlos o
renovarlos ante una crisis económica que ya ha empezado. Al mismo tiempo, se
debe hacer uso tanto de nuevas tecnologías como de recursos didácticos que
permitirían despertar un mayor interés en los alumnos sobre determinados temas,
y medios a los que tenemos que integrar de manera cotidiana para apoyar el
aprendizaje cotidiano. El uso de las TIC´s no es una opción, sino una obligación
en comunidades escolares urbanas.

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Además, existen muchas temáticas que no han sido abordadas y sin embargo
conforman una parte importante de la vivencia diaria de los alumnos, en este
sentido se necesita integrar a los contenidos estas nuevas experiencias como la
salud, los términos que escuchan en los medios, etc., para que el alumno
comprenda su significado en el aula y pueda vivirla con mayor interés en lo
cotidiano: fenómenos naturales, sociales, procesos económicos, problemáticas
familiares, desarrollo comunitario relacionado con la vida diaria, como con la vida
saludable.

Por otro lado, el contexto de la escuela difiere de las instituciones públicas, porque
se centra en el desarrollo de competencias y habilidades que complementan los
planes oficiales, y que brindan un valor agregado a la educación que se imparte de
forma particular.

Los docentes deberemos unificar criterios para identificar formas de aprendizaje


que integren recursos para potenciar el desarrollo de los alumnos que viven
problemáticas particulares, no se trata de otorgar un trato especial o diferenciador
ni de intervenir en la problemática que vive en otros contextos como el hogar, sino
de detonar recursos internos que le ayuden a la adaptación a los procesos de
cambio que vive en cada etapa de su vida, sean estos naturales, o abruptos. En
este sentido, se dan problemáticas al interior de los salones de clase, como la falta
de control del profesor, problemas de autoridad y de conducta. Si bien esto era
común antes de la pandemia, hoy tenemos que agregar todas esas
consideraciones que derivan de ella: insisto, salud, riesgo, reglas, y el cambio de
las relaciones sociales como las conocíamos.

En cuanto a los aspectos humanistas, nuestro colegio ha desarrollado un modelo


educativo basado en profundos valores morales porque también es su función
(Echavarría, 2003), ello permite ver al alumno en su esencia humana, en el cual es

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posible desarrollar un sentido ético de la vida, y motivar a la búsqueda constante
de la perfección del espíritu y del conocimiento.

En este sentido, son valores que permiten afrontar el reto de educar para la vida,
abrirse al mundo, ser humanista, a los que ahora deberemos incluir otros como la
innovación, adaptación y el aprendizaje constante.

Así, el Colegio tiene la tarea y el compromiso de aprender y reaprender los


caminos para solucionar los problemas. Tanto el cuerpo académico como el
administrativo están en búsqueda constante de opciones didácticas que mejoren
el aprendizaje y la participación de los alumnos. Innovar significa también
proponer, por lo tanto, el colegio propone nuevas alternativas a la educación.
Adaptación, significa aceptar que el mundo cambia y la educación debe
prepararse y preparar a los alumnos para esos cambios que ahora se presentan al
mundo. El aprendizaje constante, permite el perfeccionamiento y amplitud de
conocimiento, lo que obliga crear en el alumno un compromiso con interés y la
curiosidad por conocer.

Así, el Colegio ha desarrollado una estructura educativa basada en un programa


curricular integral. Una planta docente con experiencia, quienes tienen una actitud
de servicio, quienes se comprometen a aportar su experiencia para orientar los
contenidos y programas a las exigencias de una educación de calidad centrada en
el alumno. Una educación de calidad implica una perspectiva del mundo amplia,
que ayude a integrar diferentes visiones y disciplinas, porque las problemáticas del
mundo real son complejas y diversas. Esta calidad ahora tiene que ser
confrontada con las necesidades de la sociedad y exigencias sobre mejor
comunicación con niños y padres, mejor organización para identificar los riesgos
de salud, para mantener la seguridad de todos e implementar herramientas,
equipamiento y reglas para lograrlo.

4. El modelo educativo

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Además, debemos fortalecer nuestro modelo educativo constructivista, el cual
permite que el alumno se forme un pensamiento crítico que le motive a
cuestionarse constantemente el porqué y el cómo de aquello que aprende
(Serrano y Pons, 2011). Con respecto a esto, los cuestionamientos que
enfrentaremos seguramente serán nuevos, porque proceden de esta nueva
dimensión de salud que enfrenta el niño y sus familias, ya que como se ha dicho
por expertos, no es una pandemia que desaparezca en unos meses, es posible,
que pueda permanecer por largo tiempo, y que debamos convivir con el riesgo
permanente de contagio antes de que haya una vacuna probada.

Asimismo, en el modelo educativo que practicamos se busca el sentido de


solidaridad. El conocimiento se adquiere con las aportaciones de todos, no es
individual, es un proceso colectivo. Se sustenta también en el Aprendizaje basado
en el alumno, que pretende desarrollar:

- Habilidades
- Satisfacer necesidades.
- Intereses y
- Motivaciones.
El colegio busca elaborar contenidos y programas en función de las necesidades
de los alumnos, al desarrollar una habilidad surgirá la necesidad de desarrollar
otra, fomentando el interés por aprender y explicarse de forma más adecuada el
mundo que le rodea. En este caso, se trata de incluir en esas explicaciones una
forma de vivir diferente, y ahí está nuestro reto, ¿cómo explicamos que no puede
ser libre en el juego y en su comunicación porque existe un riesgo?

Conclusión

Esta reflexión nos deja claro que para el niño y para el maestro será una etapa
difícil para adaptarse a la visión del mundo con pandemia. Lo cual debemos
atender ya. En el mismo sentido, el modelo constructivista impone al niño ser
responsable de su propio conocimiento. Es decir, aprende a su propio ritmo y

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conforme a sus intereses y capacidades que ha ido acumulando. Aprende del
profesor, de los padres, del entorno. Por ello es tan importante para el Colegio
formar ambiente adecuados y mantener una estrecha colaboración entre
profesores, padres de familia, alumnos y comunidad, ahora más que nunca.

Estamos ante uno de los mayores cambios de la escuela del siglo XXI, más allá de
los cambios que debemos hacer para estar preparados nuevamente para el
aislamiento, debemos incluir en el lenguaje cotidiano de los niños y en sus
competencias y habilidades para la vida, el autocuidado. Como docentes, y como
adultos deberemos desarrollar estructuras de apoyo en otros profesionales para
atender nuestras propias debilidades, la incertidumbre y retomar con fuerza
nuestro papel de educadores para la vida bajo cualquier circunstancia.

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Referencias

Ahedo, J. (2013). La necesidad de educar según el hábito de la sindéresis.


Metafísica y Persona. Filosofía, conocimiento y vida; 5(10):125-144.

Cabrera-Gaytán, David Alejandro, & Vargas-Valerio, Alfredo, & Grajales-Muñiz,


Concepción (2014). Infección del nuevo coronavirus: nuevos retos, nuevos
legados. Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social, 52(4),438-441.
[fecha de Consulta 15 de Junio de 2020]. ISSN: 0443-5117. Disponible en:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=4577/457745483018

García Perea, María Dolores (2010). El educador como agente de formación.


Tiempo de Educar, 11(21),107-133.[fecha de Consulta 15 de Junio de 2020].
ISSN: 1665-0824. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?
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Serrano González-Tejero, José Manuel, & Pons Parra, Rosa María (2011). El
Constructivismo hoy: enfoques constructivistas en educación. REDIE. Revista
Electrónica de Investigación Educativa, 13(1),1-27.[fecha de Consulta 15 de Junio
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