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R. G.

 ª
 ª CARBONELL

LECTURA RAPIDA
PARA TODOS

Método completo de
LECTURA VELOZ y COMPRENSIVA

TEMAS DE SUPERACION PERSONAL


© EDAF, Ediciones-Distribuciones,
Ediciones-Distribuciones, S. A.
Jorge Juan, 30, Madrid, 1983.

ISBN: 84-7166-641-3
Depósito legal: M. 35202-1986

PRINTED IN SPAIN IMPRESO EN ESP MlA

Artes Gráficas EMA, S. A. Miguel Yuste, 27. 28037 Madrid


RECONOCIMIENTOS

«Las cicatrices de la tierra» está tomado de La


de La rebelión de
los Brujos, de L. Pauwels y J. Bergier; edición enero 1971,
 pág. 73. Plaza
Plaza § Janés, S. A.
«El hombre prehistórico abandona las cavernas»; «Un gran
constructor de puentes que murió de tristeza»; «Complicadas
operaciones en la defensa de Australia»; «El Salvador»; «Una
visita a Nueva York»; «La República del Perú»; «Prosperidad
económica de los Países Bajos» están tomados de  El Nuevo
Tesoro de la
l a Juventud, EditorialExito, S. A. Edición 1968.
«Más claro que mil soles», de J. Bergier, está tomado de la
 Revista Horizonte, n. 0 6, septiembre-octubre 1969, pág. 150.
Artículo: «Ahora puede contarse».
«Práctica de la seguridad» está tomado de El de El poder de la
voluntad, de Paul C. Jagot, duodécima edición, octubre de
1969, pág. 79.
«Suerte y Desgracia» está tomado de Elde El poder de la volun
tad, ob. cit., pág. 107. Editorial Iberia, S. A.
8 RECONOCIMIENTOS

«Objetivación» está tomado


tomado de El poder de la voluntad, ob.
cit., pág. 129.
«Competencia» está tomado de La conquista de la felici
dad, de Bertrand Russell,
Russ ell, octava edición, 1969, pág. 30. Colec
ción Austral. Espasa Calpe, S. A.
«Envidia» está tomado de La conquista de lafelicidad,
la felicidad, ob.
cit., pág. 52.
«Fastidio y Excitación» está tomado de La conquista de la
 felicidad, ob. cit., pág. 37.
INDICE

Págs.

PRÓLOGO................................................... 11
INTRODUCCIÓN. .........................................................................................................15

l. BASES PARA UNA LECTURA EFICAZ. ................... 17


l.Un punto de partida. .............................................................. 19
2. Elementos fisicos indispensables. ............................. 21
3. Disposición  psicológica..................................... 23
4. Vicios de los procesos de lectura. ............................. 26
5. Aprenda a «mirar» el texto. ..................................... 28
6. Disciplina del «salto de ojo». ........................................................... 31

2. HACIA UN NUEVO HABITO ............................................................. 35


l.El lector de «espacios en blanco». ................................................ 37
2. Aproveche la visión periférica. ...............................................................38
3. Prácticas para la lectura de conjuntos. .............................. 41
4. Un limitador de velocidad: el vocabulario. ....................................... 43
5. ¿Se puede descansar mientras se lee?. .......................... 47

3. VELOCIDAD Y ANTICIPACION ......................................................53


l. En los limites de la percepción inteligente.  .................................. 55
2. Ritmos y memoria........................................................................... ... 60
3. Análisis de párrafos, frase principal, palabras «claves». ................... 63
10 INDICE 

Págs.
4. Argumentación ............................................................................... 68
5. Organización lógica del pensamiento. ....................... 72
A) Estructuras de hechos. ....................................................... 73
B) Estructuras de problema-solución. ....................................... 77
q Estructuras de tesis-demostración. ...................................... 79
6. Prácticas de anticipación............................................................... .... 80

4. LECTURA DE LIBROS INSTRUCTIVOS .......................................... 103


1. Preparándose para leer. .................................................................... 105
2. Pre-lectura ...................... :............................107
3. Lectura completa. ........................................................................... 111
4. Lectura por las ideas ......................... ;. .............. 112
5. Técnicas de lectura «selectiva». ................................... 113

5. OTRAS APLICACIONES DE LAS TECNICAS DE LECTU-


RA RAPIDA. ..................................................... 117
l. Un vasto campo de acción. .................................. 119
2. Los diarios y la lectura «vertical». ........................................ ... 121
3. Revistas, artículos técnicos y otros escritos. ................ 126
4.  Novelas. ........................................................................................ 128

RECOMENDACIONES FINALES ............................................................... 137

APENDICE
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR INTELECTUAL.................. 141
1. Criterios de eficacia. .................................................................. 143
2. Saber escuchar. ............................................... 146
3. Unmétododeestudio(«r.L.r.») .............................................. 148
4.  Notas útiles. ............................................................................... 153
5. Bases del equilibrio corporal y mental. ........................... 154
6. Concentración voluntaria de la atención. ................................ 157
7. Para el óptimo empleo de la memoria. ...................... 159

EJERCICIOS. .............................................................................. ................. 165

TABLA DE VELOCIDADES Y CONTROL DE RESULTADOS. ............... 251

BIBLIOGRAFÍA  ............................................................................................... 253


PROLOGO

Los cursos de lectura rápida han demostrado su eficacia.


 Numerosos temas que se reservaban para ser leidos «despacio y
 bien», pueden ser abordados de forma diferente y mucho más
 positiva. Los aportes de novísimas investigaciones han puesto
al descubierto recursos insospechados hasta no hace mucho
tiempo, para completar la formación del lector.
Hoy, en la medida que la agitación de la vida moderna se
lleva los pocos minutos que pueden disponerse para leer, el
dominio de esta disciplina es esencial. Constituye el medio más
idóneo para lograr un mínimo de información, a fin de «estar al
día» frente al desarrollo de las ciencias y al progreso de las
artes y de las profesiones. ·
Una muy importante bibliografia es buena prueba de la
singular acogida que su divulgación ha tenido entre los dirigen
tes, profesionales, directivos, pedagogos, estudiantes y lectores
en general de los países más evolucionados, en donde ha contri
 buido, además, a promover el interés por la lectura en general y
a revolucionar positivamente el arte de leer.
12 PROLOGO

Este libro ha de significar para el lector una muy estimable


ayuda. Su título, LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA
PARA TODOS, despeja cualquier duda sobre sus destinatarios
y ha de aprovechar a cuantos deseen multiplicar sus habilidades
con las destrezas, las técnicas y los conocimientos más actuales.
Contiene un  Método Completo con todos los ejercicios y ele
mentos necesarios para obtener, fácil y  progresivamente
-mediante un mínimo de tiempo diario de dedicación-, los
resultados más auspiciosos.
El Apéndice, agregado al final, tiene por objeto suministrar 
una serie de premisas y de recomendaciones de indudable valor 
 práctico para los estudiosos, los profesionales y trabajadores
de la mente y, en general, para el gran público lector. Allí están
recogidos los ejercicios llamados a favorecer la concentración
voluntaria de la atención y a conseguir el óptimo rendimiento
con el empleo de la memoria.
Roberto GARCÍA CARBONELL.
«Ni las manos vacías ni el entendimiento librado a
si mismo pueden hacer gran cosa. El trabajo se hace
con instrumentos y auxiliares que son tan necesarios
 para el entendimiento como para las manos.»
FRANCIS BACON
(Novum Organum.)
INTRODUCCION

La lectura rápida es una disciplina moderna, pero no


nueva. Sus orígenes se remontan a 1824, cuando el fisiólogo
P. Flourens descubre que las aves mueven los ojos a sacudidas
y ven cuando los inmovilizan. En 1877, el oftalmólogo E. Javal
 prueba que el hombre mira como el ave y que materializa sus
 procesos de lectura mediante una sucesión de pequeftos movi
mientos.
La lectura, por lo tanto, no comporta un suave deslizarse
de los ojos sobre las lineas, sino un proceso de pausas y despla
zamientos. Estas pausas constituyen fijaciones durante las
cuales se opera la percepción. Los desplazamientos se materia
lizan en saltos bruscos de un punto a otro. ·
Estos descubrimientos sirvieron para poner al lector frente
a un venturoso porvenir. Es así como las investigaciones
en torno a los estudios seftalados se multiplican, y durante la
Segunda Guerra Mundial se alinean en métodos que desarro
llan la velocidad y aumentan el rendimiento de los procesos de
lectura.
16  INTRODUCCION 

 Nace, pues, la disciplina de LECTURA RAPIDA Y COM


PRENSIVA como un recurso indispensable para leer todo
aquello que se deja por «falta de tiempo». Sin embargo. el no
table avance de las investigaciones. y la extraordinaria acogida
tributada por los más exigentes niveles intelectuales de los
 países más adelantados. nos la demuestran como una imperio
sa pedagogía; la más idónea para completar la formación del
lector. dotándole de recursos y destrezas para una labor efec
tiva.
Una vasta experiencia se ha encargado de demostrar que un
lector medio. que lee -con  buena comprensión-. del orden
de 200 palabras por minuto. puede duplicar esa velocidad en
los limitados términos de un curso intensivo.
¡Veamos cómo!
1

BASES PARA UNA LECTURA EFICAZ

t. Un punto de partida
2. Elementos fisicos indispensables
3. Disposición psicológica
4. Vicios de los procesos de lectura
S. Aprenda a «mirar>> el texto
6. Disciplina del «salto de ojo»
l. UN PUNTO DE PARTIDA

Todo lector cuenta con una determinada velocidad de lec


tura. Además, ha desarrollado unas técnicas de comprensión.
Por lo tanto, será conveniente evaluarlas, a efectos de que
 puedan ser contrastadas.
Un Test de lectura da comienzo a los ejercicios de la parte
 práctica de nuestro método. Dispóngase a leerlo, cumpliendo
las siguientes indicaciones.

a) Utilice un reloj, con el que pueda controlar el tiempo en


términ_os de minutos y segundos.
b) Lea todo el Test sin interrupción desde el comienzo
hasta el final. Realice esta lectura a su velocidad habi
tual.
e) Terminada la lectura, anote su tiempo en el lugar indi
cado de la última hoja del Test.
d) Conteste las preguntas del Cuestionario que se agrega a
continuación de la lectura. Para ello, basta reconocer y
20 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

marcar una de las tres frases: a), b) o e) , que está toma


da de la lectura que acaba de realizar.
Cuando conteste al Cuestionario, cuide de no hacerlo
 por «deducción lógica», ni mediante un esfuerzo refle
xivo intenso. Se trata de apreciar cuántas frases logra
reconocer fácilmente.

Al final de los Ejercicios Prácticos encontrará una Tabla de


Velocidades. Aplíquela siguiendo las instrucciones que tiene
agregadas y determinará, en su caso, a cuántas palabras por
minuto ha leido el Test.
A continuación, se encuentran las soluciones a las pregun
tas del Cuestionario. Consúltelas, y con ello aprecie el nivel de
comprensión con que ha realizado la lectura.
Si el Test y su Cuestionario han sido leidos cuidando de
observar fielmente las instrucciones señaladas, ya tendremos un
«punto de partida». La velocidad alcanzada, en términos de
 p. p.m. (palabras por minuto), oscilará de 125 a 300. El lector 
«lento» estará comprendido entre 100 y 150 p. p.m. Un lector 
rápido, en términos córrientes, podrá alcanzar 300. Si se supe
ra esta última marca, la velocidad de lectura es muy interesan
te, pero puede ser mejorada.
Hasta el limite medio de 300 palabras por minuto, la lectura
cristaliza en términos de «palabra por palabra». De ahí en ade
lante, el lector, captando espacios cada vez más significativos
del texto, logrará velocidades de buena comprensión, que
 podrán oscilar entre 1.000 y 1.200 palabras por minuto. Es
 bien conocido que el ex presidente Kennedy había realizado
lecturas del orden de 1.000 palabras por minuto, lo que asom
 braba a sus propios colaboradores. J. Bergier ha supera o
las 1.000 p. p. m., y es destacado como un lector prodigioso
 por el Centre d'Etude et Promotion de la Lecture Rapide de
Paris.
BASES PARA UNA LECTURA EFICAZ  21

2. ELEMENTOS FISICOS INDISPENSABLES

Vamos a ser lectores diestros. Como tales, nos manejare


mos con elevados términos de velocidad, superando, en lectu
ras corrientes, las 350/400 palabras por minuto. Esto nos obli
gará a tener en cuenta algunos elementos materiales que deben
ser respetados.
Consideremos cada uno por separado.

 Perfecto estado de los ojos

El estado de los ojos no puede limitarse a una visión más o


menos satisfactoria. Esta puede ser tolerada para ciertas veloci
dades de lectura pero no para las apetecidas, en las que será
necesario disponer de una perfecta visión. Se impone el dicta
men de un oftalmólogo sobre el particular. El problema indivi
dual, en su caso, podrá resolverse con los lentes que corres
 pondan.

Optima iluminación

La luminosidad ideal es la del sol. Debe recibirse de forma


indirecta y al lado de la ventana o cristalera por donde penetra.
Si se lee con luz artificial, será indispensable disponer de una -
luz que quite la penumbra del lugar y de otra directa sobre el
texto. Esta última deberá tener una intensidad que resulte con
fortable.
22 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Esta técnica de iluminación responde a la premisa de que el


ojo humano se acomoda a la luminosidad total. De ahí que
resulte perjudicial leer con un solo haz de luz sobre el texto en
ambientes inmersos en semipenumbra. Es frecuente incurrir en
este error cuando se lee en cama, antes de dormir, con el
 propósito de conciliar el sueño.

 Postura adecuada

Los lectores adoptan muchas veces las más curiosas postu


ras. Cabe recomendar la del «pupitre» de la escuela primaria,
 pues con ella se evitan posiciones del cuerpo proclives a la for
mación de gases y los consecuentes estados de inquietud prove
nientes de la «opresión» de la caja torácica. El cuerpo deberá
 permanecer erguido, ligeramente inclinado hacia delante, tra
tando de conservar una inmovilidad absoluta.

Correcta distancia e inclinación del texto

Este tema fue objeto de numerosos estudios, llegándose a la


conclusión de que cada ser humano tiene su distancia óptima
respecto del escrito. Esta distancia se denuncia por la simple
comodidad. Cada uno debe esforzarse por determinarla y, en
adelante, sostenerla en sus lecturas. La inclinación debe estar
dada por una distancia equivalente de los ojos a la primera y
última líneas del texto. El atril, al soportar el libro de forma
 propicia, resulta un valioso elemento auxiliar para todo tipo de
lecturas. (Fig. 1.)
BASES PARA U NA LECTURA EFICAZ  23

Fig. 1.-Postura intelectual.

3. DISPOSICION PSICOLOGICA

La eficacia de la' lectura depende también de una conve


niente actitud psicológica, y ésta de ciertos elementos esencia
les, entre los que cabe destacar los siguientes:  Motivación; Pro
 pósito definido; Lectura activa,· Velocidad regulada. Anali
cemos estos elementos en particular.
24 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

 Motivación

La motivación es un factor determinante de la buena com


 prensión. Podría decirse que, sin ella, la atención resulta impo
sible.
Consiste en rodear el proceso de lectura de una dosis de
interés que debe renovarse a medida que se avanza.
 No pretendemos hablar aquí del interés que de ordinario se
tiene por las cuestiones que apasionan, sino de aquel que se
debe alentar para el buen resultado de lecturas, que serán nece
sarias a la propia formación, aunque el contenido no sea todo
lo atractivo de desear. Este interés será el fruto de cultivar una
sana curiosidad de espíritu, encauzada a descubrir y valorar los
aspectos significativos que tienen los más variados temas.

 Propósito definido

Responde a la necesidad de iniciar toda lectura, persiguien


do un objetivo claramente determinado. El terreno por el que
habrá de discurrir el lector debe haber sido previamente «reco
nocido», de modo que tenga una buena previsión de los resul
tados a lograr. Esta preparación de base dependerá del asunto
de que trate el libro o escrito, y cobra especial importancia en
los libros de estudio y en todos los que transmiten conocimien
tos; debe estar presidida por un criterio de objetividad, que
lleve al lector a la búsqueda de cuestiones muy concretas. Por 
ejemplo, centrará su propósito en distinguir cuáles son las
ideas del autor sobre determinado asunto, o qué soluciones da
el autor a los problemas que él mismo plantea en su obra. En
otro caso, se tratará de analizar los fundamentos que tornan
válidas sus argumentaciones a favor o en contra de algo.
BASES PARA U NA LECTURA EFICAZ  25

 Lectura activa

Esta comporta una atención cuidadosa, destinada a com


 prender lo que el escritor pretende comunicar. Dispuesta para
«ver» todos los aspectos que habrán de ser examinados en pro
fundidad, materializada en una suerte de diálogo con el autor 
encaminado a «clarificar» extremos que aparecen confusos en
el escrito.
Una conveniente actitud inquisitiva servirá para apreciar si
el autor logra resolver los problemas que se había planteado;
si los argumentos que apoyan determinadas ideas son lógicos;
si el análisis o la relación resultan completos. De este modo,
una lectura permite apreciar en toda su magnitud el propósito
de la obra y su significación.

Velocidad regulada

Las características de un tema, su mayor o menor dificultad


de comprensión, determinarán la velocidad más conveniente
 para realizar su lectura. Así, un complejo análisis filosófico lle
vará un tiempo de reflexión mayor que el que necesita el relato
de un hecho histórico. De todos modos, la velocidad conve
niente será la máxima que el tema permita.
Algunos autores llaman a esta velocidad «lectura incómo
da». Incómoda, porque exige un esfuerzo constante. Se obliga
a la mente a razonar de prisa, mientras se lleva un avance varia
 ble y conveniente sobre el texto. Este renovado quehacer per
mite gozar de un estado de máxima concentración que favorece
notablemente los resultados.
26 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

4. VICIOS DE LOS PROCESOS DE LECTURA

La lectura, como proceso en el que interactúan la percep


ción visual y la comprensión mental, viene normalmente gra
vada por una serie de «vicios» que sólo pueden superarse si el
lector se dispone a perfeccionar su modo de leer. Estos «vicios»
tienden a reducir la velocidad y a dificultar la comprensión.
Unos pueden, en buena parte, superarse por el solo hecho de
reconocerlos; otros requieren de un esfuerzo persistente y dis
ciplinado.

 Movimientos físicos

Se suelen concretar en los siguientes: acompañar el proceso


de lectura siguiendo el texto con la cabeza; valerse de las manos
 para no «perder» alguna parte; auxiliarse con un bolígrafo,
cartulina o regla para «asegurar» la lectura. El mal que produ
cen, en general, es el de privar de seguridad al lector, sin bene
ficio concreto para su mejor concentración.
Este aspecto psicológico complementario tiene que superar
se. Su presencia condiciona la velocidad de lectura al ritmo de
tales movimientos, y  provoca un cansancio adicional por el
empleo de músculos que deberían permanecer ajenos al esfuer
zo intelectual.
Para terminar con estos problemas, se aconseja: a) sostener 
una actitud «vigilante» que impida todo movimiento flsico du
rante la lectura; b) adoptar el firme propósito de continuar 
avanzando a pesar de la sensación de inseguridad; e) leer dos o
tres hojas por día aplicando estas recomendaciones, hasta
notar que el problema ha quedado resuelto.
27 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Vocalización

Consiste en mover los labios, verbalizando la lectura, con


mayor o menor rapidez. Por lo tanto, limita la velocidad de la
lectura con la vista, que es mucho más rápida.
Otro tanto ocurre con los que, teniendo inmóviles los
labios, sensibilizan las cuerdas vocales y caen en una persisten
te subvocalización, con iguales consecuencias.
Estos estados se superan cuidando de no mover los labios y
leyendo de prisa.

 Regresión

Es quizá uno de los «vicios» más característicos, consisten


te en volver a leer determinadas partes del texto. Su origen
responde a la sensación de inseguridad sobre lo que se acaba de
leer. Se regresa, por esa palabra, por aquella parte de una
frase. En fin, por todo aquello de que se tiene duda o idea de
que se ha percibido sin la suficiente «claridad».
Este «regreso» es bastante frecuente. Lejos de aclarar el
contexto, en no pocos casos llega a distorsionar su significado.
La regresión como «vicio» no es aquella que pretende repetir la
lectura de un párrafo o de una frase que se entiende como fun
damental para interpretar el escrito, sino el afán de «afirma
ción parcial» de algo leído.
Este vicio determina una considerable lentitud en los traba
 jos de lectura, sin que, por lo general, tales «vueltas a leer» re
sulten compensadoras. La forma más conveniente de suprimir
lo consiste en proponerse no regresar bajo ningún motivo. Por 
ello resultará necesario, al principio, practicar e insistir en esto
sobre material intrascendente.
BASES PARA UNA LECTURA EFICAZ 

 Repetición mental 

Es otra de las formas de «repetir>> las palabras, condicio


nando, de hecho, la velocidad. En este caso, las cuerdas vocales
 podrán estar distendidas y los labios cerrados sin presión. Un
«locutor» leerá en alta voz desde lo profundo de la mente pro
duciendo un «eco».
A efectos de apreciar la magnitud de este mal hábito, reco
mendamos el siguiente procedimiento: piense en una frase
insignificante. Por ejemplo, «Carlos fue de compras». Luego
coja un libro y dispóngase a leer. Durante la lectura, repita en
alta voz la frase pensada. Prosiga así, repitiéndosela ininte
rrumpidamente, mientras lee con la vista dos hojas completas.
Deténgase y analice la lectura. ¿Comprendió? ¿Sí? ¿No? Si
su comprensión ha sido muy escasa o nula, tiene usted un alto
grado de repetición mental.
La manera más efectiva de neutralizar la repetición mental
consiste en leer de prisa.  A medida que aumenta la velocidad,
la repetición se torna cada vez más dificil, hasta que desaparece
casi por completo. De todas formas, habrá siempre un porcen
taje de repetición mental que, en los lectores entrenados, suele
reducirse a un 5óun10 por 100 de las palabras leídas.
Los investigadores aún estudian este tema, que es el único
de lectura rápida que todavía pertenece a los secretos de la
mente humana. De todos modos, se ha comprobado que ese
 porcentaje mínimo de repetición no afecta en ningún caso a la
comprensión inteligente.

S. APRENDA A «MIRAR» EL TEXTO


La lectura rápida requiere la adopción de un nuevo hábito
 para leer, hábito que consiste en el dominio de técnicas para
30 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

«mirar» los textos de forma inteligente, sin auxilio fonético de


ninguna clase; es decir, leer con la vista, aprovechando todas
las posibilidades del pensamiento. Esto se consigue por medio
de un sencillo entrenamiento, que permite superar la tendencia
a realizar las lecturas con un régimen, de «palabra por pala
 bra», que viene gestándose desde la primera enseñanza.
¿Cómo adquirir esta destreza? En primer lugar, aprendien
do a «mirar» el texto con la máxima capacidad de percepción
 personal. En segundo lugar, suministrando a esa capacidad un
conjunto de técnicas apropiadas para captar las ideas funda
mentales sin omitir parte alguna; leyendo todo el texto.
La Tarjeta de «Visualización» que incluimos (cortarla de la
 parte interior de la cubierta), tiene por objeto ayudar a «Ver>> el
texto, sin dar tiempo para que la mente «repita» todas las pala
 bras. Obliga a un trabajo visual, casi por completo desprovisto
de comprensión. Se dirá, pero ¿de qué sirve una lectura sin una
 buena comprensión? Pues bien, en los primeros ejercicios (1 al
12 inclusive) no puede haber comprensión. No hay un mensaje,
ni propósito alguno de establecerlo; se trata de simples colum
nas de vocabulario y de pequeñas expresiones (ejercicios 11 y
12), que muy poco o casi nada significan. Cuando mucho,
 podrán atraer la atención del lector sobre algunas cuestiones
relacionadas con su experiencia; le recordarán algo, pero nada
más. Lo importante no es tanto este matiz del asunto, sino la
finalidad del entrenamiento. La práctica persistente conseguirá
que los ojos persigan espacios «significativos» del texto. Las
«fijaciones» agruparán conjuntos que, de ordinario, conten
drán más de una palabra. Con ello, lalectura cobrará una gradual
fluidez y velocidad. 1
Vayamos a la práctica. Sostenga la «tarjeta de visualización»
1
Antes de comenzar el entrenamiento personal, el lector debe leer cuidadosamente
las instrucciones y recomendaciones que se recogen en el resumen agregado a cada
capitulo del Método. Conviene además tenerlas siempre a la vista y no «confiarlas a la
memoria».
BASES PARA UNA LECTURA EFICAZ  29

con la mano derecha o izquierda desde un ángulo inferior de


forma que los dedos indice y mayor estén encima y el pulgar 
debajo. Busque en el apartado de ejercicios prácticos el ejerci
cio núm. 1. Deslice vertical e ininterrumpidamente la tarjeta
sobre la primera columna de la izquierda, de modo que se vea
 por la «ventanita» cada palabra. Comience lentamente. Termi
nada la operación en la primera columna, pase a la segunda y
de ahí a la tercera. Una vez completado el pase por la tercera
columna, ha quedado efectuada una práctica completa sobre el
ejercicio núm. 1. Hecho esto, pruebe otra vez, pero aumen
tando la velocidad de deslizamiento de la tarjeta, cuidando de
que se vea peñectamente clara la forma (el dibujo) de las pala
 bras. Practique de manera que la tarjeta se deslice sobre cada
columna sin dificultad y sin ocasionar reflejos molestos.
La práctica con la tarjeta de «visualización» debe reali
zarse alternando diariamente los ejercicios 1 al 12 inclusive,
durante treinta minutos. Esta práctica debe persistir hasta
lograr que la mente quede libre del exceso de subordinación
(atracción) a que la somete el vocabulario. Las prácticas tienen
que repetirse tres veces seguidas con cada uno de los ejercicios,
antes de pasar al siguiente, rotándolos una vez terminados
hasta completar el tiempo de 30 minutos diarios.
Resultará especialmente importante ir aumentando día a
día la velocidad de deslizamiento de la tarjeta sobre cada co
lumna de vocabulario. Al comenzar, el tiempo de realización
de cada práctica (por hoja) una vez, será del orden de 10 a 14
segundos. Gradualmente -todos los días un poco-, este
tiempo debe reducirse hasta llegar al tope de cinco segundos
(5") por cada hoja completa para cualquiera de los ejercicios 1
al 12. De todas formas, estas prácticas deben realizarse ininte-
rrumpidamente por espacio de 60 días como mínimo, a fin de
afirmar la destreza. Téngase presente que los progresos deben
ser paulatinos, para conseguir óptimos resultados.
31 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

6. DISCIPLINA DEL «SALTO DE OJO»

Hemos tenido oportunidad de analizar el modo en que los


ojos se mueven para leer. El proceso se reduce a un conjunto
de pausas, en las que se «fijan» (de ahí la denominación de
fijaciones), y sacudidas o «saltos», por medio de los cuales se
desplazan sobre el escrito. Estos «desplazamientos» se denomi
nan saltos de ojo y pueden ser disciplinados para favorecer la
coordinación de mente y cuerpo durante los procesos de lectu
ra. Las prácticas que pasamos a indicar tienen este propósito
y son complementarias de las descritas en el apartado an
terior.
Empiece a leer en sentido horizontal y sólo con la vista, los
ejercicios 1al12, observando las siguientes precauciones:

a). Avance mediante desplazamientos («saltos de ojo»)


horizontales que permitan asegurar la lectura de las pa
labras o expresiones de las respectivas columnas. Ter
minada la lectura de cada renglón, regrese al que le
sigue mediante un movimiento directo, rápido y largo.
b) Cuide de que la velocidad inicial no sea inferior a 30 ó
40 segundos para leer toda la hoja.
e) En días sucesivos, reduzca el tiempo de lectura hasta
conseguir leer cada ejercicio (del 1 al 12) en 25 segun
dos por hoja. Si tiene facilidad para llegar a este tiem
 po, procure reducirlo, aproximándolo a 20 segundos
 por hoja. No reduzca el tope de 20 segundos por hoja,
 pues constituiría un esfuerzo inútil.
d) Cuide que la velocidad de lectura vaya aumentando
gradualmente, un poco más cada día, conservando ve
locidades uniformes durante toda la sesión.
e) La sesión diaria de prácticas de «salto de ojo» no exce
derá los 10 minutos. Este tiempo es independiente del
BASES PARA UNA LECTURA EFICAZ  31

indicado  para las prácticas con la tarjeta de «visuali


zación».
Tenga en cuenta que la práctica de «salto de ojo» se
realiza sin tarjeta.

Es conveniente tomar el tiempo que se invierte en la lectura


de cada ejercicio y anotarlo al pie cada vez. Este control permi
tirá estimar el progreso a medida que transcurren los días.
La práctica del «salto de ojo», en razón de su relativa lenti
tud, permite <<leer» todas las palabras «repitiéndolas mental
mente». No importa. Lo que corresponde cuidar aquí son los
aspectos señalados del entrenamiento. Tenga presente que sólo
cuando practica con la tarjeta de «visualización» tiene que
tender a reducir la repetición mental del vocabulario.
Pese a su aridez y carácter eminentemente rutinario, todos
los ejercicios deben leerse observando los cuidados específicos
y con una máxima concentración. Los entrenamientos no
deben realizarse con música de fondo o escuchando la radio.
La concentración es indispensable para conseguir los frutos
apetecidos.
33 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

1
RESUMEN

LECTURA RAPIDA: Conjunto de recursos y técnicas para completar la for


mación lectora. Los entrenamientos de esta disciplina favorecen el arraigo de
un hébito para leer mejor y mlls rllpido.

Un punto de partida: Realización del Test N.º 1.

Elementos flsicos indispensables:


- Perfecto estado de la visión: Percepción visual suficiente;
- Optima iluminación: Luz natural o, en su defecto, dos fuentes
de luz;
- Postura adecuada: Pupitre de la primera enseñanza;
- Correcta distancia e inclinación: Distancia personalisima. Incli-
nación (atril).

Disposici6n psicol6gica:
- Motivación: Interés bien dirigido;
- Propósito definido: Finalidad bien determinada;
- Lectura activa:  Atención cuidadosa a las partes que sugieran la

reflexióncorrespondiente:
- Velocidad regulada: Cambiar hábilmente de ritmo mientras se
avanza.

Vicios de los procesos de lectura:


- Movimientos flsicos:  Afectan a la concentración;
- VocaHzaclón: Movimiento de labios y verbalización durante la

lectura visual-silenciosa;
- Regresión: Volver a leer palabras o pequeñas expresiones ais

ladas;
- Repetición mental: «Eco» interior que conduce a leer a la misma
velocidad.

L.R.-2
34 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARATODOS 

PRACTICAS

Tarjeta de e<visualiz:aci6n». (Aprenda a «mirar el texto». l


- 30 minutos diarios sobre los ejercicios 1al 12;
- Tres veces cada ejercicio completo (tres columnas) antes de pasar
al siguiente; ·
- Velocidad de deslizamiento de la tarjeta:
- al comenzar: 10 a 14 segundos por hoja;

- tiempo al que hay que llegar por efecto de las prácticas diarias


apuntadas: 5 segundos por hoja.

«Salto de ojo». (Disciplina del «salto de ojo».)


- 10 minutos diarios de lectura horizontal sobre los ejercicios 1
al 12;
- Una vez cada ejercicio hasta completar los 12; comenzando de
nuevo, ininterrumpidamente, hasta agotar el tiempo indicado (10
minutos en total);
- Velocidad para los ritmos regulares del «salto de oj0>>:
- al comenzar, 30 a 40 segundos por hoja;
- tiempo al que hay que llegar por efecto de las practicas dia-

rias apuntadas: 25 6 20 segundos (estos tiempos los determi


na, en cada caso personal, el grado de facilidad para realizar 
las prácticas). El tiempo mfnimo (20 segundos) no debe ser 
reducido.
35 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

HACIA UN NUEVO HABITO

l. El lector de «espacios en blanco»


2. Aproveche la visión periférica
3. Prácticas para la lectura de conjuntos
4. Un limitador de velocidad: el vocabulario
5. ¿Se puede descansar mientras se lee?
l. EL LECTOR DE «ESPACIOS EN BLANCO»

La enseñanza tradicional de la lectura comienza por el estu


dio de las letras, las sílabas y, posteriormente, las palabras,
como expresiones de significado.
En una primera etapa, un fenómeno de integración va mul
tiplicándose para poder realizarse. Letras a sílabas, sílabas a
 palabras. Luego las palabras empiezan a reconocerse por su
forma, reemplazando este fenómeno al previo y transitorio de
la integración.
El lector acrecienta ella ella sus reservas de vocabulario y
llega a leer de corrido. La integración se produce, ahora, me
diante el eslabonamiento de los símbolos para componer las
frases. Es durante esta nueva etapa que arraiga, en la gran ma
yoría de los lectores, uno de sus caracteres más distintivos: el
de la lectura de «palabra por palabra»; es decir, la lectura cui
dadosa de todos y cada uno de los términos, operación que
convierten en una lamentable condición esencial, para que, el
mensaje, adquiera su «plenitud» comunicativa.
Aquí se produce un estancamiento. El lector, a medida que
38 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS ,

 pasa el tiempo, continúa enriqueciendo su vocabulario, pero


cesa en el desarrollo de las destrezas perceptivas que le permiti
rían potenciar su velocidad. Los primeros pasos en su forma
ción para pensar crítica y reflexivamente le imponen un cre
ciente sometimiento al _lenguaje. Por eso está persuadido de
que sólo comprenderá mediante una percepción total, clara y
disti ta de todas y cada una de las palabras.
Al discurrir por la lectura de cada línea de los escritos,
inicia y termina la visión «completa» de las expresiones que al
canzan ambos márgenes. Forzosamente, el abanico de visión le
muestra cada término enmarcado en parte del anterior y del
que le sucede. Esto se repite con los diversos símbolos, pero
también con los márgenes. Empieza en el propio margen la
lectura y allí la termina. «Ve», en consecuencia, el espacio en
 blanco que aparece dentro de su campo visual. Por ende, sus
ojos no sólo aprecian texto, sino buena parte de los espacios en
 blanco de los respectivos márgenes, lo cual termina en una la
mentable pérdida de tiempo.
Los gráficos anexos (Fig. 2) ilustran sobre la forma en que
se materializan los procesos de lectura en el lector corriente y
en el entrenado.

2. APROVECHE LA VISION PERIFERICA

¿Cómo leer entonces? Simplemente percibiendo, siempre,


texto. Para ello, realice las fijaciones sobre trozos escritos.
Esto puede lograrse intentando leer hacia el centro de la pági
na, discurriendo con una suerte de zigzag controlado por ima
ginarios márgenes interiores. La práctica persistente de esta
recomendación permitirá materializar tal destreza.
Pruebe a efectuar las primeras prácticas con la lectura de
tres hojas escritas en las que, previamente, se hayan seiíalado
GRAFICOS DE FIJACIONES

 Lector «Lento»:
De 6 a 1O fijaciones
por linea. Tenden
cia a ir sobre los
márgenes.
Velocidad:
CONSTANTE 

 Lector 
«Entrenado»:
De 2 a 4 fijaciones
por línea. Tenden
uía remot consejo cia a leer discu
rriendo hacia el
centro de la pági
na o del escrito.
e toda índol Velocidad:
VARIABLE 

rán llegar más lejos qu o que ustedes quiera

Fig. 2.
40 LECTURA RAP/DA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

márgenes interiores que penetran uno odos centímetros (según


la tipografia del material y el ancho de la hoja).

Hemos dicho que el ojo humano no se desliza sobre la linea


como un automóvil por una carretera; por el contrario, la lec
tura, en orden a la percepción, se traduce en un conjunto de
«pausas» y «desplazamientos» que denominamos, respectiva
mente, fijaciones y saltos de ojo. Pues bien, en el lector corrien
te -no entrenado- estos desplazamientos o saltos de ojo se
verifican para cada símbolo o pequeflo conjunto de símbolos.
Por ejemplo, en una linea de escritura normal, que comúnmen
te contiene de 9 a 12 símbolos, este lector, «lento», realiza de 6
a 10 fijaciones y sus correspondientes saltos de ojo. El mismo
lector, bien entrenado y sin la rémora de los pequeflos vicios
corrientes, llega a reducir el número de sus fijaciones y saltos
de ojo a 2, 3 ó 4, sin menoscabo de la suficiente comprensión.
¿A qué obedece tan sensible diferencia? Simplemente a que
la gran mayoría de los lectores componen la «comprensión»
con una gran dependencia del vocabulario, lo que se traduce en
un discurrir «pesado» que ha sido llamado de «palabra por pa
labra». Por el contrario, los lectores «rápidos» suelen agrupar
conjuntos significativos del texto, y realizan fijaciones que
varían sus «claridades» para sacar el máximo partido del aba
nico de percepción.
Se dirá: ¿pero cómo se las arreglan los lectores entrenados
 para captar esas partes? ¿Cómo pueden «clarificar» su visión,
si el campo visual tiene limites fisicos y, por ende, condicio
nadores? A esto cabe responder que los lectores corrientes
tienen una gran adhesión al vocabulario. Que dicha adhesión no
está fundada en factores exclusivamente fisicos, sino mentales,
y que no se trata de que perciban o no, sino de que pretendan
que su percepción sea absolµtamente «clara» y «distinta» para
cada símbolo. Esta situación no se da en los lectores entrena-
HACIA UN NUEVO HABITO 41

dos, porque tienden, simplemente, a hacer «contacto» con el


escrito a fin de captar la idea o imagen que el autor pretende
comunicar. De esta forma, sus esfuerzos giran en torno a deter
minados puntos claves y a palabras básicas para ganar la sufi
ciente comprensión. El resto, todo el conjunto de palabras que
constituyen el abundamiento, la repetición, el contraste de si
tuaciones, la afirmación de ciertas premisas, etc., basta que
aparezcan «insinuadas» ante sus ojos. La previa organización
de la lectura les habrá predispuesto para seleccionar lo propicio
y desechar lo demás. Y es esta destreza para «escoger», la que
verdaderamente califica al buen lector.
Algunos autores, ante la explosiva expansión bibliográfica,
sugieren: no leer y saltear las partes que no sean esenciales. No es
éste nuestro pensamiento.· Entendemos que la visión global es
necesaria y que las altas velocidades de lectura contribuyen a
ganarla en beneficio del entendimiento y la memoria de lo más
importante. Para abundar en este aspecto, nos permitimos
remitir al lector al subtema 2 del capitulo 3, titulado «Ritmos y
memoria». Aqui sólo diremos que la lectura de conjuntos se
logra reduciendo la subordinación al vocabulario y estimulan
do la visión «fotográfica» de los espacios significativos, cuali
dades éstas que, sumadas a la capacidad de sintesis y al domi
nio de técnicas de anticipación (que trataremos más adelante),
determinan a los lectores prodigiosos, que han alcanzado y
superado las 1.000 palabras por minuto.

3. PRACTICAS PARA LA LECTURA


DE CONJUNTOS

Los ejercicios que favorecen la lectura de conjuntos contie


nen textos normales que han sido arbitrariamente separados y
encolumnados. Les corresponden los números 13, 14, 15 y 16.
42 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Están preparados para poder realizar con ellos, exclusivamen


te, prácticas de «salto de ojo», que se simultanearán con las de
los ejercicios 9, 10, 11 y 12. Estas prácticas se llevarán a efecto
una vez que se hayan alcanzado los tiempos de 25 ó 20
segundos, según la situación personal del lector, para la lectura
de los ejercicios 1al12, con los que se venía trabajando.
El énfasis de la lectura con los ejercicios 13, 14, 15 y 16,
tiene que recaer sobre el ritmo de los movimientos oculares, de
forma que se avance a una velocidad siempre igual, pese a dis
currir sobre un texto plenamente significativo. Por lo tanto,
aquí no se tratará de perseguir la comprensión, sino de avanzar
veloz, precisa y regularmente.
El «atractivo» del contenido servirá para contrastarlo con
la dirección voluntaria de los ritmos oculares. Esto permite
reducir el exceso de «curiosidad», que lleva muchas veces a
querer «entenderlo todo», promoviendo un afán de «perf ec
ción que malogra la buena lectura. Por esta razón, evite la lec
tura cuidadosa de los mismos, a fin de que conserven todo «su
interés» durante las prácticas. Finalizado el adiestramiento,
 puede dedicarse a la tarea de comprobar lo que dicen.
Las prácticas de «salto de ojo», indicadas para con losejer
cicios 9 al 16, deben hacerse por espacio de 10 minutos diarios.
Entretanto, se continuará trabajando con la tarjeta de «visuali
zación», durante 30 minutos por dia, sobre los ejercicios 1
al 12.
Este discurrir con un aparente desprecio por los contenidos
vale también para contrarrestar la tendencia de la mente
humana a caer en la denominada «caricia verbal». Este fenó
meno se produce cuando el lector es atrapado por la musicali
dad del lenguaje, que llega a tener verdaderos poderes hipnóti
cos que aturden sus facultades reflexivas, indispensables para
la buena lectura de los textos expositivos. El lector pasa a «re
galarse» placenteramente, perdiendo los hilos de su tarea de
síntesis y descubriendo luego su descuido y su fracaso. Nos
HACIA UN NUEVO HABITO 43

apresuramos a decir, también, que los deleites no tienen por


qué verse excluidos de la gestión lectora, en tanto y en cuanto
formen parte del propósito de quien los experimenta.
A continuación se aborda con cierto detenimiento el pro
 blema del vocabulario. Su interés en el estudio de la lectura
comprensiva es indudable, dada la incidencia que tiene a la
hora de sacar el máximo partido de las «velocidades regu
ladas».

4. UN LIMITADOR DE VELOCIDAD:
EL VOCABULARIO

El elemento condicionador, por excelencia, de la rapidez de


lectura suele ser el vocabulario. Su poder llega a detener en
ciertos momentos al lector, y en otros a complicarle su tarea
mediante numerosas etapas. Así, todo símbolo cuyo valor sig
nificativo no le surja a través de un acto reflejo servirá de
«bache» que, en mayor o menor grado, complicará la lectura y
afectará su «comprensión».
Las palabras que se desconocen o son mal conocidas detie
nen a los ojos. Esta detención no está, en muchos casos, ligada
a la interpretación del contexto. Sin embargo, una muy común
actitud mental provoca el «frenazo», con el fin de reconocer el
signo en cuestión. Luego se produce el acto reflexivo que podía
haber llevado a colegir el mensaje, prescindiendo de aquél.
En el fondo, todo el problema se resume a poder avanzar 
con agilidad, dado que la interpretación, en la mayoría de los
casos, debe inferirse a partir del contexto. Los pasajes que
anteceden o siguen a una palabra sirven de clave del sentido
especial con que aquélla se emplea. De ahí que, para la eficacia
de la lectura, sea conveniente: primero, aprender a superar esa
tendencia a «quedarse» por un signo que se desconoce; segun-
44 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

do, ampliar el conocimiento del vocabulario. Para cumplir la


 primera recomendación son suficientes las prácticas que com
 ponen este Método; para la segunda, se proporcionan las si
guientes ayudas:

a) Trabe «amistad» con un buen diccionario de la lengua;


su lectura no es tan árida como se dice. Observe los
matices que rodean la correcta aplicación de los térmi
nos. Aproveche para reconocer el uso de signos cuyo
empleo es frecuente.
b) Consiga un cuaderno de vocabulario, provisto de un
índice alfabético que resultará, así, muy útil para el
repaso y encuentro de los términos que en él se apunten.
c) Practique una lectura variada. Lea con frecuencia
diarios, revistas, libros instructivos, novelas, artículos
sobre temas científicos. En todos ellos aparecerán pala
 bras corrientes y de un gran poder expresivo. Señálelas
y luego consulte su aplicación según el diccionario. Lea
en este caso varias veces la palabra y su significado.
Trasládela luego al Cuaderno de Vocabulario.
d) Examine el vocabulario que suele destinar para la
diaria conversación. Tenga en cuenta qué nuevos tér
minos podría emplear para comunicar con mayor pre
cisión ciertas situaciones. Busque fórmulas expresivas
que designen «prácticamente» lo mismo. De ellas, esco
 ja la más ajustada al caso.
e) Estudie el estilo empleado por los maestros en las fór
mulas del bien decir. Relea sus párrafos, esta vez «len
tamente», «degustando» cada parte de sus giros y ex
 presiones, y apreciando no sólo la grandeza de su conte
nido, sino el estilo con que trabajan; juzgando al mismo
tiempo el empleo de los términos enriquecidos por el
contexto.
f) Tenga a mano un diccionario de sinónimos explicados y
HACIA UN NUEVO HABITO 45

y relea en él las diversas palabras y el porqué de su preci


so empleo para cada circunstancia. Recuerde que la
«sinonimia» razona la palabra, explica el uso, determi
na y enriquece la lengua.

A fin de ilustrar sobre las bases en que se asientan los crite


rios para distinguir el uso correcto de las palabras, se transcri
 ben a continuación las consideraciones medulares de un
experto en esta disciplina.
Dice R. Barcia:

El hombre está dotado de organización, de raciocinio, de me


moria, de sentimiento, de conciencia, de imaginación, de creen
cias, de sociabilidad.
La organización le pone en relación con el orden fiSico, repre
sentado por las palabras placer y dolor. A esta serie pertenecen
todas las ciencias físicas, el comercio, la industria y los oficios.
El raciocinio le pone en relación con el orden intelectual, re
 presentado por las palabras verdad y error.
A esta serie, tocan los estudios científicos y filosóficos.
La reminiscencia le pone en relación con el pasado, represen
tado por las palabras memoria y olvido.
Aquí entran historia, geografía, genealogía, blasones, meda
llas y todos los ramos pertenecientes a lo que se llama buenas
letras.
El sentimiento le pone en relación con el orden afectivo, repre
sentado por las palabras amor y odio.
A este círculo corresponde la estética.
La conciencia le pone en relación con el orden moral, repre
sentado por las palabras virtud yvicio.
A esta serie corresponden la fraseología, la ética y todos los
estudios que educan en nosotros el sentimiento natural del bien
y del mal, a fin de mejorar nuestras costumbres.
La imaginación le pone en relación con el orden fantástico o
fabuloso, representado por las palabras belleza y fealdad.
A este orden tocan todas las bellas artes.
46 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

La creencia le pone en relación con la idea de un principio


supremo, cuya creencia está representada por la palabra fe.
A este orden pertenecen las escrituras santas, la teología canó
nica y, en realidad, todos los estudios metafísicos.
La sociabilidad le pone en relación con el orden político, re
 presentado por las palabras obligaciones y derechos.
A este orden tocan legislación, jurisprudencia, estadística,
administración, economía.
De manera que, antes de abrir el diccionario de un idioma,
sea el que fuere, ya sabemos que hemos de encontrar ocho siste
mas de palabras. Sabemos también que hemos de hallar palabras
que expresen hechos materiales, como día, luz, aire, tierra;
hechos mentales, como idea, juicio, discurso, reflexión; hechos
 pasados o recuerdos; hechos afectivos, como pena, gozo, triste
za, alegría; hechos morales, como satisfacción, remordimiento,
deber, conducta; hechos imaginativos, como fantasma, espec
tro, visión; hechos dogmáticos, como omnipotencia, bienaven
turanza, gloria, infierno; hechos sociales, como gobierno, rey,
senado, tributos, guerras, leyes.
La clasificación que acabamos de bosquejar es el gran depósi
to adonde tiene que acudir el sinonimista para encontrar los
 primeros y más necesarios materiales para su obra. En efecto,
hay un vasto sistema de palabras reputadas como sinónimas, las
cuales no se diferencian realmente sino en expresar hechos que
se refieren a un orden distinto.
Sirva de ejemplo el siguiente sinónimo: error, falta, culpa.
Prescindamos de la clasificación antecedente, y no habrá
genio ni sabiduría que baste para poner en claro la varia signifi
cación de los nombres propuestos, mientras que, partiendo de
aquel dato, es la tarea más segura y fácil.
Las voces en cuestión se diferencian fundamentalmente en que
error pertenece al entendimiento; falta, a la conciencia; culpa,
a la creencia dogmática; de modo que el error es intelectual,
moral la falta, religiosa la culpa. Propongámonos otro ejemplo
de más extensión y que comprenda hechos de otros órdenes.
Deleite, gozo, gusto, satisfacción.
El deleite toca a la sensibilidad orgánica; el gozo, a la sensibi-
HACIA UN NUEVO HABITO 47

lidad afectiva; el gusto, a la imaginación; la satisfacción, al


fuero interno.
Así decimos: la satisfacción de la conciencia.  No puede decir
se el gusto, el gozo o el deleite de la conciencia.
También decimos: las reglas del buen gusto.  No puede decir
se las reglas del buen gozo, del buen deleite, de la buena satis
facción.
De un hombre aficionado a las bellas artes, decimos que tiene
el gusto de lapoesía, de la elocuencia, de la pintura.
De una persona que tiene vocación por la vida monástica,
decimos también que tiene el gusto del retiro, de la clausura, de
la contemplación. 2

Se dice de Lincoln que, en su juventud, acostumbraba a


viajar con el diccionario. Constantemente recurría al placer 
que le generaba recrearse analizando el correcto y variado
empleo de las palabras en cada circunstancia. Podríamos afir
mar, sin temor a equivocarnos, que su extraordinaria riqueza
verbal se había alimentado con aquel hábito singular.
El estudio del lenguaje debe rodearse de atractivos. Para
ello, basta anteponer ideales a cuyo servicio pueda brindar sus
más granados frutos.

5. ¿SE PUEDE DESCANSAR MIENTRAS SE LEE?

Sí. Y cabe decir, a este respecto, algo más: es absolutamen


te necesario. La falta de conciencia del descanso «durante» los
 procesos de lectura se debe a que los lectores automatizan,
imperceptiblemente, formas que contribuyen a proporcionar-

2 BARCIA. Roque, Sinónimos castellanos, pp. 10-12, Edit. Sopena, 10. ª ed. Buenos
Aires, 1967.
48 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

lo. En muchos casos, estas formas constituyen respuestas fisio


lógicas encaminadas a paliar los efectos del esfuerzo que la lec
tura imprime a los ojos y la mente.
En realidad, toda una gama de matizaciones caracteriza a
estos intervalos. Se suele discurrir desde los frecuentes parpa
deos hasta las, también, regulares «dispersiones» que conqucen
al extravío de la comprensión y llevan a provocar las clásicas
vueltas a leer. Lo cierto es que, de una u otra forma, la mente y
los ojos se toman el descanso.
Una de las fórmulas más clásicas es la del parpadeo. Por él
y con él, los ojos se lubrican para ganar desplazamientos de
máxima comodidad. Si se trata de un lector lento, los parpa
deos serán aún más frecuentes, dado que requiere mayor canti
dad de «saltos de ojo» para captar el contenido de cada ren
glón. Otra forma de descanso la proporciona el cambio de
distancia, que se suele dar cuando el lector levanta la vista para
mirar en otra dirección o pará releer algo que le ha resultado
interesante. En estos casos, los músculos de los ojos se-distien
den al pasar a posiciones claramente diferenciadas. En los lec
tores entrenados, la fórmula más efectiva del descanso se
concreta por los frecuentes cambios de velocidad. Los ojos y la
atención varían sus respectivos esfuerzos y el proceso se tradu
ce en un mayor equilibrio.
Cuando se realizan las prácticas propias de los cursos de
lectura rápida, las formas del descanso se modifican para la
implantación del nuevo hábito. Por esta razón, conviene recu
rrir a procedimientos que contribuyan a favorecer la más apro
 piada distensión. Las fórmulas que pasamos a describir tienen
este propósito:

-Acostúmbrese a parpadear cada vez que vuelva una


hoja.
-Incluya  parpadeos durante las prácticas de «salto de
ojo» y de la tarjeta de «visualización».
HACIA UN NUEVO HABITO 49

-En las lecturas de cierta extensión, levante la vista para


mirar fuera del texto cuando finalice cada subtema o
capitulo.
-Aproveche ciertos intervalos para cerrar los ojos, «sin
fuerza», durante unos segundos. Esta simple oclusión
de los párpados tiene notables efectos reparadores.
- Si el cansancio cobra cierta intensidad, debe suspender 
la lectura. En el dominio del intelecto, mente y cuerpo
deben estar en buenas condiciones para conseguir ópti
mos resultados.
-Durante las lecturas y el estudio, la respiración debe ser 
 baja, suave y  profunda. Las ansiedades y numerosos
factores la suelen alterar; por lo tanto, de cuando en
cuando es conveniente prestar atención al proceso y
regularlo voluntariamente si fuera necesario.

Hay otras formas de descanso para los ojos y la mente que


no pueden simultanearse con el acto de leer. Dado su interés,
las incluimos en el siguiente apartado:

- Palmeado mental. Cierre los ojos sin presión y reme


more imágenes agradables que impliquen «desplaza
mientos», de forma que dentro de sus órbitas los ojos
se muevan. Con el auxilio de la imaginación, esta tarea
le resultará grata y sencilla. Tiempo de la práctica: 2 ó
3 minutos aproximadamente.

- Palmeado completo. Cierre los ojos sin presión y colo


que a la altura de los globos oculares las palmas de las
manos ahuecadas y sin fuerza, con apoyo sobre los
huesos malares. Permanezca en esta posición mientras
realiza un «palmeado mental» por espacio de 1 ó 2
minutos; con ello podrá notar la visión de un intenso y
apacible color negro. Esta particular oscuridad consti-
50 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

tuye la más efectiva fórmula de relajación pasiva para


los ojos y la mente. Permanezca así, observando la
negrura profunda, con un suave movimiento de los
globos oculares. Tiempo de la práctica: 2 ó 3 minutos a
 partir de la sensación de oscuridad total. Los codos
 pueden apoyarse sobre una superficie muelle, mientras
se permanece sentado. 3

Otra forma de proporcionar alivio a la llamada «pesadez de


los párpados» consiste en recurrir a colocar, sobre los ojos ce
rrados, compresas de agua fría. También son muy conocidas
las propiedades del té frío o de la infusión de manzanilla fría
aplicados de la misma manera.
La pesadez de cabeza cuando sobreviene como consecuen
cia de la lectura o del estudio puede aliviarse mediante masajes
circulares de los parietales. Estos deben efectuarse sin presión,
con la yema de los dedos índice, mayor y anular, por espacio de
30 segundos o un minuto aproximadamente.
Estos consejos deben llevarse a la práctica sólo si son nece
sarios. Algunos, como el Palmeado completo y, en su defecto,
el Palmeado mental, realizados una vez por día, constituyen
un recurso valioso para preservar, y aun potenciar, la buena
visión.

3 HuxLEY, Aldous,  El arte de ver,  pp. S0-51, 4. ª edic., Edit. Pleamar, Buenos·
Aires, 1944.
HACIA UN NUEVO HABITO 51

2
RESUMEN

Lector de «espacios en blanco»


Denominamos asi al lector que tiende a llevar sus fijaciones hacia los
propios márgenes del escrito, penetrando los espacios en blanco.

 Aproveche la visión periférica


Para leer bien, trabaje siempre sobre texto. Esfuércese por discurrir hacia
el centro de la página, con una especie de zigzag, apoyado sobre determina
dos puntos claves. El campo visual es ffsico; cada lector puede sacarle el máxi
mo partido agrupando conjuntos significativos en cuyas periferias las expre
siones se vean simplemente «insinuadas». La mente humana «pone lo que
no ve» y con ayuda del contexto determina los significados.

Prllcticas para la lectura de conjuntos


Para entrenar al «intelecto» a fin de que acepte «sin pena» una percep
ción periférica empobrecida, se destinan las prácticas de«salto de ojo» con
los ejercicios 13, 14, 15 y 16. Estas prácticas tienen que sumarse a las de
«salto de ojo» que se venian realizando con los ejercicios 9, 10, 11 y 12,
siempre que se hayan alcanzado los tiempos de 25 ó 20 segundos que se
corresponden para con los lectores que tienen mayor o menor facilidad, res
pectivamente, para realizarlas.

PRACTICAS
 A partir del momento en que se hayan conseguido los tiempos indicados
para «salto de ojo», corresponden las prácticas globales siguientes:

Tarjeta de «visualización>>
- 30 minutos diarios sobre los ejercicios 1 al 12;
- Tres veces cada ejercicio completo (tres columnas) antes de pasar

al siguiente (tal como se venia practicando);


- Velocidad de deslizamiento de la tarjeta con óptima percepción de

la forma de las palabras (grandes y pequeñas): 5 segundos por hoja.


52 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

 A esta velocidad hay que llegar mediante un paulatino incremen


to por dls.
- «Salto de ojo». (Suprimir ejercicios 1 al 8 y agregar del 13 al 16.)
- 10 minutos diarios sobre los ejercicios 9 al 16. (Recordar que el én-

fasis de la tarea debe recaer sobre la percepción visual, captando


el conjunto expresivo de cada llnea y de cada columna mediante su
lectura horizontal.)

NOTA: Deliberadamente, no se alude al tiempo, en número de dias, durante


los cuales tienen que realizarse los entrenamientos, sino a los resultados que se
propician. De todas formas, el tiempo mínimo para las primeras prácticas se es
tima no inferior a 15 6 20 días seguidos. Para las segundas, que en este capítu
lo se incluyen 10 6 15 días minimos a continuación de los antes indicados, los
resultados sobrevendrán como consecuencia de una práctica «regu-
lar», y «sin esfuerzos-».

Un !imitador de velocidad: el vocabulario


Las palabras que la mente no reconoce por acto «reflejo» suelen afectar la
comprensión y·la velocidad de lectura. Por esto, además de adiestrarse para
no detenerse por ellas (práctica de la tarjeta de visualización), debe propen
der al estudio del vocabulario atendiendo a los siguientes postulados básicos:
a) Lectura del diccionario;
b) Cuaderno de vocabulario enriquecido con frecuentes notas;
e) Lectura «variada»;
d) Observación de las palabras de empleo frecuente. Posibilidad de
uso de nuevos términos;
e) Estilo empleado por los grandes escritores de la lengua;
 f) Lectura de un buen diccionario de sinónimos explicados.

¿Se puede descansar mientras se lee7


El descenso de la visión forma parte del acto mismo de leer.
Debe procurarse un hábito que por lo menos incluya lo siguiente:
- Parpadear durante los descansos al dar la vuelta a una hoja;
- De cuando en cuando, levantar la vista en cambio de distancia;

-  Aprovechar los descansos para cerrar los ojos sin presión durante

unos segundos;
- Suspender la lectura cuando se noten claros síntomas de cansan

cio y apelar a las formas de relajación pasiva: palmeado «mental»


y palmeado «completo»;
- Respirar lenta y profundamente durante las lecturas y el estudio.
HACIA UN NUEVO HABITO 53

3
VELOCIDAD Y ANTICIPACION

l. En los limites de la percepción inteligente


2. Ritmos y memoria
3. Análisis de párrafos, frase principal, palabras «claves»
4. Argumentación
5. Organización lógica del pensamiento:
A) Estructuras de hechos;
B) Estructuras de problema-solución;
C) Estructuras de tesis-demostración
6. Prácticas de anticipación
l. EN LOS LIMITES DE LA PERCEPCION
INTELIGENTE

En lectura, la velocidad se corresponde con una determina


da comprensión; de no ser así, todo esfuerzo resultaría inútil.
Por lo que se refiere al entrenamiento que se proporciona, las
cosas suceden de muy distinta manera.
El punto de partida es un hábito que acompaña al lector 
desde su primera edad intelectual. No es tarea fácil reemplazar
lo por otro, ya que, si bien toma del primero bases esenciales,
se fundamenta en aspectos diametralmente opuestos.
La tarea básica se acomete cuando, mediante las prácticas
hasta ahora indicadas, el lector aprende a independizarse de la
letra de los escritos y logra «mirarlos» a una desusada veloci
dad. Además, mediante el ejercicio del «salto de ojo», lavo
luntad entra a poner una nota de conciencia del movimiento de
los mismos, favoreciendo el tránsito de un hábito, que se ha en
torpecido, a otro que se dispone a entrar en acción.
La característica de los dieciséis primeros ejercicios ha sido
la de imponer un ritmo consciente al movimiento de los ojos y
56 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

una visión rápida del texto. Hasta aqui no se han realizado lec
turas. Salvo los ejercicios 13, 14, 15 y 16, todos los demás no
materializaban una verdadera comunicación. En cuanto a los
enumerados, resultaba muy dificil captar su contenido, dado
que los entrenamientos consistían en ese persistente y controla
do «salto de ojo».
Los ejercicios números 17 al 25 configuran lecturas norma
les sobre diversos temas. Las prácticas se centrarán en leerlos
a muy alta velocidad; la máxima que sea permitida sin
«saltear» ningún renglón. La técnica consistirá en realizar dos
fijaciones por línea, tratando de «mirar» todas las palabras o
gran parte de las mismas, sin detenerse, hasta llegar al final.
Los tiempos de lectura o de «reconocimiento», deben aproxi
marse a los siguientes:

Ejercicio N. 0 17: 17 segundos


18: 21
19: 21
20: 21
21: 22
22: 25
23: 25
24: 26
25: 57
Es posible que estos tiempos puedan mejorarse. A tal fin,
levante el nivel de apoyo para cada fijación, de forma que
discurra por el «lomo» de las palabras. Esta técnica es,
además, de gran utilidad para ganar velocidad en toda clase de
lecturas, y en particular para las que hayan de realizarse de
forma superficial o «por encima» (ver Fig. 3).
De todos modos, durante las prácticas sobre los ejercicios
17 al 25, lo más importante será procurar c nseguir discretas
aproximaciones a los tiempos indicados. El plan de prácticas
VELOCIDAD Y ANT/CIPACION 

LA FORMA DE LAS PALABRAS

Fig. 3.-La forma de las palabras está en la mitad superior de las mismas. A la
mente humana le resulta más cómodo avanzar leyendo cuando las fijaciones
de los respectivos «saltos de ojo» se realizan apoyándose sobre el «lomo» de
las palabras que se leen. Si el texto está muy apretado, podría resultar ideal
leer mirando sobre el escaso espacio en blanco entre renglón y renglón.

en esta última etapa del entrenamiento, para multiplicar la


capacidad de percepción, consistirá en lo siguiente:

-30 minutos diarios con la Tarjeta de visualización sobre


los ejercicios 1 al 12;
- 10 minutos de «salto de ojo» con los ejercicios 9 al 16,
como se venía practicando, y
- 5 minutos diarios de lectura con muy alta velocidad,
realizándola, alternadamente, sobre los ejercicios 17
al25.
58 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Tenga presente que, durante este período, no deberá preo


cupar la comprensión. Sólo se tratará de leer a la máxima velo
cidad de percepción posible. Es decir, trabajar discurriendo
 por cada linea del escrito por medio de dos fijaciones: dos
«saltos de ojo» por renglón, según ha quedado indicado. De
esta forma, la mente tendrá posibilidad de hacer contacto con
todo el contenido. Esta práctica se denomina de «lectura atro
 pellada», para distinguirla de la verdadera lectura rápida (a la
que se llegará en su día), pues sólo pretende dinamizar el movi
miento de los ojos con un ritmo conveniente.
A este nivel del curso conviene practicar con cualquier
tema, además del material de ejercicios. En tal caso, cuide de
no caer en la tentación de detenerse frente a palabras que exijan
un mínimo de reflexión para ser comprendidas. Sostenga un
ritmo claro de dos saltos de ojo, para avanzar, hasta lograrlo
de forma cómoda con cualquier escrito. Esta destreza permiti
rá la total independencia del vocabulario con que se comunican
las ideas y pondrá en situación de leer más y mejor.
Las prácticas indicadas no son incompatibles con otras lec
turas realizadas, durante el período, a velocidades inferiores de
 plena comprensión; pero los ejercicios deben efectuarse cui
dando de marchar estrictamente de la forma indicada.
Es menester insistir que lo que debe conseguirse es la
máxima velocidad individual de percepción. La comprensión
sobrevendrá cuando se domine, sin tensiones, esta técnica de
visualización veloz, se cambie hábilmente de ritmos y se mane
 jen con soltura las técnicas de anticipación. De todos modos,
es bueno citar que la comprensión irá lográndose pese a ritmos
de percepción muy elevados.
Con el conjunto de prácticas indicado más arriba queda
 presentado el programa para el adiestramiento individual en lo
concerniente al incremento de la velocidad de lectura. Tal
adiestramiento será completado con el que corresponde a las
técnicas de lectura «vertical» y, en todos los casos, podrá
VELOCIDAD Y ANT/CIPACION 
59

 perfeccionarse con insistentes prácticas de lectura superficial.


Recordemos aquí que la lectura «superficial», o «por encima»,
es una destreza necesaria para potenciar la formación del
lector. El tiempo mínimo de prácticas, agrupando todas las
hasta aquí reseñadas, no deberá ser inf erlor a los 60/90 ellas, a
fin de que puedan lograrse rendimientos estables y satisfac
torios.
A partir de los 90 días en total, pueden abandonarse los
entrenamientos, cuidando de no caer en la realización de lectu
ras «lentas» que no estén plenamente justificadas. Recuerde
que las velocidades no tienen que mantenerse «constantes» por
mucho tiempo. Que el «cambio de ritmos» es característico de
la forma más adecuada de leer, se trate de lo que se trate.
La presencia del nuevo hábito quedará evidenciada por una
cierta «torpeza» en el modo de leer, «torpeza» desprovista de
consecuencias y por un tiempo muy breve, desapareciendo
 bruscamente. Es lo que los psicólogos llaman «la meseta del
saber». Durante ese tiempo no hay progresos en el aprendizaje;
es como si la mente se dispusiera para el buen funcionamiento
del nuevo hábito. Cientificamente no ha sido explicado tal
fenómeno, pero se ha comprobado su comportamiento.
Después de esta «meseta del saber», la destreza se evidencia
en toda su plenitud. Se lee rápidamente, sin ninguna dificultad.
A su vez, la conciencia del movimiento de los ojos se atempera
y pasa a servir como estimulante que "advertirá" cuando se
discurra por el texto de forma lenta, sin necesidad. Un nuevo
automatismo se hará cargo de la percepción para que la mente
 busque detrás del texto la comprensión y el significado. Todo
un proceso se pondrá en marcha para servir a dos mentes: la
del lector y la del autor, en un entorno de reflexión y actividad.
Este nuevo hábito requiere ser cultivado y sostenido me
diante una práctica regular de lecturas a ritmos muy activos.
 No inhibe de leer despacio; pero, si hay que hacerlo, será indis
 pensable tener conciencia de ello; o sea, un propósito sentido
60 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

de tal necesidad, activando la marcha en cuanto el tema y la


finalidad perseguida lo permitan. Aquí no se trata de alentar la
lectura «atropellada». Esta será buenasó/o como gimnasia. Se
sugiere la lectura rápida como disciplina. La diferencia entre
ambas es comprensión y trabajo intelectual hábilmente dirigi
do, trabajo que habrá de rendir el 100 por 100 en favor de las
aspiraciones de cada lector.

2. RITMOS Y MEMORIA
Un aspecto de base para toda buena lectura es el de retener 
un número discreto de cuestiones fundamentales. Esto, en lec
tura silencioso-comprensiva, se corresponde con la facultad
que permite olvidar voluntariamente lo que no interesa.
A continuación, sugerimos la fórmula más idónea para
lograr este ideal.
Partimos de la base de que las altas velocidades de lectura
sirven para «borrar» y las bajas para «grabar». Si esto es así, y
tuvimos la oportunidad de constatarlo, todo trabajo de buena
lectura tendría que ir perseguido por la alteración voluntaria de
los ritmos de percepción del escrito. De este modo, por
contraste de velocidades -rápidas y lentas-, según convenga
a cada parte, quedarían «fijados» los conceptos esenciales y
«borrados» los que no lo sean.
Un lector lento suele tener una velocidad de lectura cons
tante y regular. Mientras avanza, sostiene su ritmo. En una
 palabra, presiona sobre su intelecto de forma permanente para
grabar todo lo que lee. Por esto, al final, los conceptos, ejem
 plos, imágenes y figuras expuestas por el autor se entremezclan
en apretada síntesis que determinan la confusión y el olvido.
Por el contrario, cuando pretende discurrir de prisa, lo hace
«por encima», y su toma de contacto con todo el texto resulta
tan pobre como inútil.
VELOCIDAD Y ANT/CIPAC/ON 
61

El paulatino entrenamiento sobre suaves cambios de ritmo


lleva al lector a conseguir secuencias de velocidades variables
que multiplicarán la eficacia de su trabajo. Marchando despa
cio sobre los asuntos fundamentales, a media velocidad sobre
los que puedan tener cierto interés y rápidamente sobre los que
haya de olvidar; la resultante será clara y positiva.
Los gráficos que aparecen a continuación pretenden «mos
trar» las diferencias entre las dos formas de leer ya comenta
das, a fin de completar la exposición de la técnica sugerida.
Digamos, por último, que si la lectura se realiza a ritmos
lentos y constantes, llena de palabras la mente del lector. Esto,
lejos de favorecer el contacto con los pensamientos del autor,
lo dificulta, llegando a reducir el propio «tono» cerebral.

Tiempos en Palabras por Minuto LECTURA RAPIDA- Lector«Entrenado»

1400

1100

800

Velocidad de lectura
por«encima»

400

250 Velocidad REGULAR


y sostenida

100
Fig. 4.-Cuadro de los términos de velocidad dentro de los cuales opera el
LECTOR «LENTO».
nempos en Palabras por Minuto LECTURA RAPIDA- Lector«Entrenado»

1400

Niveles de toma
de contacto 1100
y«BORRADO»

roo

Niveles de ritmos
conpropósitosde -
«SELECCION» 600
mnemónica

400

Niveles de ritmos
parael«GRABADO» 250
por contraste

100

Fig. 5.-Cuadro de contraste de ritmos de velocidad dentro de los cuales opera el lector especialmente «ENTRENADO».
VELOCIDAD Y ANTICIPACION  63

3. ANALISIS DE PARRAFOS, FRASE PRINCIPAL,


PALADRAS «CLAVES»

Si se cumplen al pie de la letra las instrucciones hasta ahora


explicadas, la percepción dejará de ser un escollo para la rapi
dez de lectura.
Le toca ahora el turno a la comprensión. Esta, valiéndose
de la rapidez, sobrevendrá gracias al empleo de las técnicas de
anticipación.
La comprensión responderá a un sistema especial de «seña
lizaciones», para conseguir altas velocidades en condiciones
apropiadas de seguridad, tal como ocurre con las rutas auto
movilísticas. Puede compararse la preparación para leer con la
que suelen emplear los ases de los grandes premios automovi
lísticos. Estos, durante los reconocimientos de las rutas, revi
san los sistemas de señales, los destacan en sus mapas y tienen
en cuenta sus experiencias a fin de obtener las máximas veloci
dades. Las señales ordinarias, aptas para d terminadas máxi
mas, dejan de ser útiles si la máxima pasa a ser la media. De ahí
que ese trabajo de revisión sea indispensable para la más ele
mental seguridad.
En este capítulo se procederá a «esa revisión», prestando
especial cuidado a las «señales» y a la forma de distinguirlas.
Con su ayuda se podrán ver las perspectivas que ha de brindar
el camino y, por ende, aplicar la velocidad más apropiada para
cada parte.

La tarea a desarrollar comienza con el análisis de los párra


fos. Con ellos, el autor compone su comunicación.
Empecemos por recordar qué es un párrafo:  Párrafo es el 
espacio de un escrito comprendido entre dos puntos y aparte.
En sí constituye una unidad, pero se vincula con otros para pre-
64 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

sentar el pensamiento del autor. Un párrafo, siempre de


acuerdo con el concepto expresado, puede estar constituido
 por una sola frase o, como se presenta comúnmente, por
varias.
Desde la perspectiva de la lectura comprensiva, existen
diversas clases de párrafos que son: Párrafos fundamentales,
 Párrafos de enlace y Párrafos excepción. Veamos cada uno por 
separado.

 Párrafos fundamentales

Son los que encierran de un modo general el pensamiento


del autor. Su característica es la de contener una «síntesis de
tipo general», que agota el tema o subtema de que trata, sínte
sis que se encuentra expresada en una frase, llamada frase prin
cipal. Esta inicia el párrafo o lo termina o se acomoda al
centro; todo depende de cómo el autor explique su idea.

 Párrafos de enlace

Son aquellos que sirven para ligar el pensamiento del autor,


dando al escrito la conveniente dirección; preparan el camino
del párrafo fundamental o contribuyen a desarrollar su conte
nido rodeándolo de elementos accesorios válidos. «Aglutinan»
y relacionan las ideas complementarias, que afirman la prin
cipal.
Así como en el párrafo fundamental todo gira en torno de
la frase principal, éstos son el marco de aquél y dan al escrito
cohesión y unidad.
VELOCIDAD Y ANTICIPACION  65

 Párrafos excepción

Estos párrafos, como su nombre indica, responden a nece


sidades poco frecuentes. Pueden aparecer por el simple corte
de un párrafo demasiado largo o configurar otro que no lleva
el propósito de presentar ninguna idea. Su papel, en este último
caso, es de simple «transición».

 Frase principal 

Un párrafo normal contiene una idea, y su extensión de


 pende de los propósitos del autor. Esto significa que un pá
rrafo, sea fundamental o de enlace, tendrá una idea plasmada
en una frase y que las otras frases, si las hay, vendrán a expli
carla. También puede ocurrir que un párrafo contenga más de
una idea.
La frase principal del párrafo fundamental encierra, con
una expresión de tipo general, la idea central que presidirá el
contenido del tema o subtema de que se trate. Su cualidad de
hacerlo en términos generales y amplios le permite situarse, sin
dificultad, al comienzo, al final o en medio del párrafo. Esta es
 precisamente su característica. Las otras frases que la explican
y, por lo tanto, que se le subordinan, la preceden o la con
tinúan.
¿Cómo descubrir la frase principal de un párrafo? Creemos
que, en los libros expositivos (aquellos que transmiten conoci
mientos), la mejor guía es el título del tema o subtema que el
autor desarrolla. Veamos por qué y luego pasemos a observar
lo prácticamente.
En la escritura de los libros instructivos, los autores dejan

L. R.-3
66 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

 para el final el reconsiderar los títulos de los temas y subtemas.


Estos son el verdadero indice del libro; índice que, como el
diccionario expresa, representa el «indicio» o «señ.al» de
una cosa y sirve de guía para una correcta lectura. Conduce de
modo inequívoco a descubrir la  frase principal, que estará
 justamente respondiendo a todos los extremos de tal indicador.
Hemos dicho que los autores dejan para el final el reconsi
derar los títulos de los temas y subtemas. Esto tiene una clara
explicación. Al escribir, se trabaja en función de presentar 
ideas. Estas deben, ante todo, estar «claras» en la mente del
escritor; pero no es menos cierto que, para él, la expresión
válida que las represente será la que utilice de continuo cuando
 pretenda referirse a ellas. Será la que surja de su modo «fami
liar» y acostumbrado de tocar el tema. Este modo «familiar»
no siempre es el más indicado para hacer ver a los demás su
 pensamiento. Por lo tanto, se ve obligado a reconsiderar en el
original la forma en que ha venido titulando los temas que
luego hubo de desarrollar. Nacen así los titulos y subtitulos
definitivos, orientados para guiar al lector. Verdadero índice
que, además de despertar el interés, señ.ala lo fundamental.
Los ejercicios 26, 27 y 28 contienen modelos de párrafos
fundamentales. En ellos, las frases principales se encuentran al
comienzo, al final o a la mitad de los respectivos párrafos.
Practique descubriendo, con la guía del titulo, cuáles son esas
frases u organizaciones principales. Las soluciones correspon
dientes a cada párrafo en particular están al final del método,
indicadas al pie de la Tabla de velocidades y control del Test de
lectura.
El cultivo de la habilidad selectiva, para la búsqueda de la
frase principal, es de gran provecho para formar depurados
criterios de razonamiento y objetividad. Al practicar, no tema
al «error>>, éste es esencial para todo aprendizaje positivo.
67 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

 Palabras «claves»

Las palabras «claves» son aquellas que el autor emplea


 frecuentemente para expresar sus ideas respecto del tema de su
especialidad. De ellas se vale porque las encuentra, a sus
 propósitos, plenas de significado. Le dicen más que las otras,
de las que también podría servirse; por eso las utiliza.
La importancia del estudio o análisis de las palabras
«claves» no radica en el hecho de que sean términos «fa
miliares» al autor o simplemente plenos de significado para
él. Se asienta en la necesidad de dar a tales términos o expresio
nes iguales alcances de los que les da quien los usa. Aquí se
centra la dificultad, y de ahí que la mayoría de los autores
cuidan explicar sus palabras con la debida extensión, si son
«claves», para la interpretación de sus teorías. Por ejemplo,
Mortimer J. Adler, autor de Cómo leer un libro, concede a la .
 palabra lectura y a los alcances de su empleo una cuidadosa
atención, dedicando todo un capítulo a perfilar su entorno
significativo. Por nuestra parte, cuidamos de hacerlo en la In
troducción. Paul C. Jagot dedica a las palabras suerte y desgra
cia todo un subtema en el capítulo «Cómo organizar el propio
destino», de su libro  El poder de la voluntad. En este último
caso se trata del empleo de dos términos abstractos, cuyos valo
res cambian de persona en persona. Definirlos resulta imposible.
Cabe tratar el «mostrarlos» como él los ve, y como pretende
que los vea el lector. Por ello, en su párrafo fundamental
«pinta un cuadro» en el que se puede apreciar su «concepto»
de la suerte y de la desgracia. A esa «suerte» y a esa «desgra
cia» se referirá cuando seleccione tales palabras para afirmar que
una persona, mediante el poder de la voluntad, puede condicio
nar ventajosamente su propio destino. (Ver ejercicio N. º 30.) Si
no fuera por estos esfuerzos en precisar el valor de ciertas abs
tracciones, los autores serían erróneamente interpretados.
VELOCIDAD Y ANT/CIPACION  fil 

Por palabras «claves» debe entenderse una palabra o una


expresión. Sea el caso de «fuerza nerviosa» o «poder mental»
en el libro de Jagot; «leer es aprender» en el de Adler. Este últi
mo llega al hecho de dar a las «palabras importantes» de un
libro -como así las llama- la jerarquía de una regla para la
 buena lectura, regla que extiende al descubrimiento de las «sen
tencias», también fundamentales, en algunas obras. Esto nos
dice que las palabras «claves» son palabras o expresiones de
mayor significado; pero, en todos los casos, valores a los que
será de rigor buscarles las precisas dimensiones que el autor 
les dio.
El vínculo entre las «frases principales» y las palabras
«claves» consiste en que estas últimas aportan a aquéllas el
 poder de su fuerza expresiva. Con ello pretenden conseguir una
significación global, capaz de abarcar todos los ángulos del
tema.
Una práctica muy útil consistirá en buscar en los libros ins
tructivos los párrafos fundamentales, y comprobarlos después
identificando la frase principal y, en ella, las palabras «claves».
Esta tarea·deberá ir presidida por el cuidado de tener presente,
a medida que se avanza, el título que encabeza el escrito y el
nombre del capitulo y del libro a que pertenece.

4. ARGUMENTACION

La argumentación destaca las particulares habilidades del


escritor. Es el elemento motor que pone en marcha para expli
car sus ideas y fundamentar su pensamiento.
¿Cómo se argumenta? ¿Cómo se construye un párrafo?
Presentamos a este respecto las recomendaciones de J. Guit
ton, que en su obra, El trabajo intelectual, dice:
LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS 69
69 VELO::tDAD Y ANTIC/PACION 

Hay tres maneras de argumentar:


1) «A priori»;
2) «A posteriori»;
3) «A contrariori».
Tomemos el siguiente tema: La riqueza no hace la felicidad:
1.0 La argumentación «a priori» consiste en extraer la propo
sición que se desea establecer, de proposiciones más generales
admitidas por todos y de las cuales ella se desprende a título de
consecuencia. Es la argumentación socrática.
Ejemplo: El bien de un ser no puede hallarse en algo extrafio a
la naturaleza del hombre, luego..., etc.
La felicidad es un estado psíquico, producto de una idea;
ahora bien la riqueza, por sí misma, es incapaz de dar esta idea.
 No es en modo alguno la riqueza lo que hace la felicidad, sino la
idea de la riqueza.
La argumentación «a priori» es dificil, pues la elección del
 primer principio es delicada. Además, tiene sobre todo un valor 
lógico. Mucho más fácil es la argumentación «a posteriori».
2. 0  La argumentación «a posteriori» consiste en tomar ejem
 plos, hechos, casos concretos y vividos, fragmentos de realidad,
experiencias y anécdotas.
Ejemplo: «Creso».
Es preciso advertir, a este respecto, que lo que prueba no es
la cantidad, sino la calidad de los ejemplos. Los espíritus peque
ñ.os obran por la cantidad; los grandes espíritus, por la calidad
y la profundización. Entre todos los ejemplos eligen uno, signi
ficativo, y lo profundizan hasta llegar al fondo. Empero,
después de haber analizado un hecho típico, conviene mostrar
que se conocen muchos otros. Esta figura de retórica se llama
alusión. Al hablar por alusión se economiza ciencia, se muestra
inteligencia, se abren puntos de vista. En fin, toda alusión hala
ga al lector.

Esta argumentación, mediante los hechos, requiere un esfuer


zo de memoria y de análisis. Interesa siempre al lector. Como
70 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

dice Sainte-Beuve, «no se pinta sino por detalles»; pero no toca


al lector en lo vivo. Muy distinta es la argumentación «a contra
riori».
3. 0 La argumentación «a contrariori» consiste en introducir
una objeción, desarrollarla con fuerza y discernir en seguida:
a) La parte de verdad, aparente o secundaria, que contiene.
b) La parte de error.

Ejemplo: ¿Se dirá que la riqueza proporciona al hombre el


medio de satisfacer todos sus deseos y, en consecuencia, el de ser
feliz?
Sin duda, la riqueza permite satisfacer las necesidades mate
riales, y aun estéticas ...
... Pero no puede satisfacer las necesidades esenciales del alma
y del espíritu.
Se dirá, finalmente, que el rico tiene, en su fortuna, el medio
de decuplicar su generosidad.
Sin duda, la riqueza del magnánimo le permite decuplicar su
generosidad ...
... Pero, en este caso, no es la riqueza, sino la virtud, quien
 proporciona la felicidad. En otros términos, la riqueza aumenta
nuestras generosidades, no nuestra generosidad.
La argumentación «a contrariori» es, a la vez, la más cauti
vante para el lector y la más fecunda para el autor. Pone en juego
la fineza de la mente y ayuda a trazar la delicada línea que separa
lo que nos parece justo de lo que nos parece falso. Permite
hasta hacer surgir lo justo de lo falso, quiero decir: la parte de
verdad que a nuestro juicio existe en la idea de nuestro adver
sario.
 No pensemos, sin embargo, que se deban aplicar los tres mé
todos en cada párrafo, pues pueden compararse a andamiajes
indispensables, que deben tenerse siempre presentes en el espíri
tu, y siempre olvidar. 4

4 GuITION, Jean,  El trabajo intelectual,  pp. 94-96, Ed. Criterio, Buenos Aires,
1964.
VELOCIDAD YANTICIPACION  71

Toda esta labor de argumentación se expresa a través de


frases que tienden a presentar la idea central que gobierna el
 párrafo. Esta labor de presentación-desarrollo se realiza de
cuatro formas diferentes, a saber:

- por repetición,
-por contraste,
- por ejemplificación,
- por justificación.

Veamos cada una de estas técnicas por separado:


 Por repetición. Se trata de expresar la idea principal, valién
dose de otros términos que den idea de que se tratará' de algo
nuevo. En este aspecto, la habilidad reside en decir tres veces la
misma cosa, sin que el lector se dé cuenta. J. Guitton alude a
este tema cuando transcribe el estribillo que sus alumnos
habían compuesto con esta enseftanza:

«Se dice que se la va a decir».


«Se la dice».
«Se dice que se la dijo».

 Por contraste. Las frases destacan el pensamiento del autor


mostrando las ideas contrarias; con ello, las propias adquieren
relieves de una gran fuerza expresiva.

 Por ejemplificación. El autor, mediante ejemplos, permite


al lector objetivar sus ideas, «materializándolas», revistiéndo
las de los matices que da la experiencia vivida. Se apoya en el
ejemplo para hacerse comprender, sobre todo si el aspecto en
análisis reviste cierta complejidad o puede ser mal interpre
tado.
72 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

 Porjustificación. El autor empleará los argumentos lógicos


 para demostrar la bondad de sus conclusiones. Será de este
modo mejor comprendido; puede que hasta logre contar con la
aprobación del lector si la calidad de los razonamientos esgri
midos es aceptable.
La práctica que resulta interesante para cultivar una sensi
 bilidad especial, respecto de las técnicas de escritura y su reco
nocimiento a través del análisis de párrafos, es la siguiente:
Seleccione los párrafos de los ejercicios 26, 27 y 28; servirán
 para encontrar los giros de las técnicas de argumentación utili
zadas. Aprecie en ellos los efectos convergentes de sus partes,
encaminadas a destacar la idea principal. Traslade luego esta
 práctica a las lecturas habituales intentando conseguir en cada
una mayor agilidad en el empleo de esta destreza. La lectura
ganará en calidad y comprensión. Recuerde que la técnica que
venimos explicando tiene fundamental aplicación sobre los
escritos y textos «expositivos».

5. ORGANIZACION LOGICA DEL PENSAMIENTO

El pensamiento tiene una forma lógica de organizarse. Sin


esta cualidad, la comunicación de las ideas resultaría imposible.
Esta forma lógica de organización recibe el nombre de estruc
tura.
En los diversos escritos, sirve de gran utilidad a los propósi
tos de su lectura. Es la mejor y más segura guía para advertir en
qué partes volcará el autor sus ideas fundamentales. Da agili
dad al proceso de la lectura y sirve como una de las técnicas,
más dinámicas, para la práctica de la anticipación. Diríamos
que la clave para una eficaz «lectura de las ideas» reside en la
habilidad del lector para reconocer y manejar los diversos tipos
de estructuras del pensamiento.
VELOCIDAD YANTICIPACION  73

Sobre este tema se han realizado diversos estudios, llegán


dose a diferentes conclusiones. Por nuestra parte, venimos
adoptando aquellas que encontramos más orgánicas y simples
de aplicar, pues responden a las conclusiones de dos importan
tes métodos de lectura, el de Sack y Yourman: Developmental
Speed Reading Course, del College Skills Center (New York),
y el Methode Celer del autor francés Claude Philippe. Para los
 primeros, las estructuras del pensamiento son tres:

1) Thethesis-proof Pattern.
Il) The problem-solution Pattern.
Ill) The opinion-reason Pattern.

Para C. Philippe, son éstas:

1) De hechos.
Il) De problema-solución.
III) De demostración.

El criterio que adoptamos para la ensef'ianza, y que ha dado


 pleno resultado por sus propias características, es el siguiente:
A) Estructuras de hechos.
B) Estructuras de problema-solución.
C) Estructuras de tesis-demostración.

Pasamos al estudio en detalle de cada una de estas estructu


ras del pensamiento:

A) ·Estructuras de hechos

Estas son las más frecuentes. Una triple clasificación permi


te descubrirlas con facilidad. Son las siguientes:
74 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

aj Estructra de hechos-experiencia.
b) Estructura de hechos-información.
e) Estructura de hechos-opinión.

a) Estructura de hechos-experiencia. La encontramos en las


novelas en general, como así también en toda clase de escritos
narrativos en los que el autor nos pone en contacto con circuns
tancias de su vida o de la de sus semejantes. La técnica de su
lectura, en este caso, será analizar y «vivir» esas experiencias y
sentimientos. Por esta razón, la estructura de hechos-experien
cia resulta la más fácil de leer. Respecto de las novelas, tendre
mos oportunidad de volver, al considerarlas en particular.
Dentro de la estructura de hechos-experiencia podemos
considerar a los relatos que lleven implícitas ciertas intenciones
a propósitos. En tal caso no se trataría solamente de una
cuestión de sentimiento, de participación activa más o menos
emocional, sino que tendría que llegarse más lejos e ir al encuen
tro de los propósitos del autor, del real significado del escrito.
Para facilitar esta tarea, sugerimos el siguiente procedimiento:

-Analizar el título del tema de que se trate;


-Observar si se trata de un hecho o de varios;
- Reconocer y destacar el hecho o hechos, con una prime-
ra lectura;
-Considerar el tema, asunto o relato del que se ha valido
el autor para presentar el hecho o hechos.

Al analizar el título, se suele fracasar si no se tiene lo que


 podría llamarse una conveniente «capacidad de asombro»; es
decir, la cualidad de «sorprenderse» por todo aquello que
 pueda tener entidad; que se salga de lo cotidiano, de lo general,
 para poder así descubrir o anticipar los propósitos del autor o
su finalidad.
VELOCIDAD YANTICIPACION  75

La observación del hecho o hechos y el modo cómo se en


garzan en el escrito contribuye a facilitar la toma de contacto
con el significado. Los ejercicios 17 al 25 son un ejemplo de este
aspecto particular de la estructura de hechos-experiencia, que
 podríamos intentar distinguir, en algunos casos, como hechos
experiencia-«relatos».
Ejercicio número 18: «Un gran constructor de puentes
que murió de tristeza». ¿Capacidad de asombro? Sí. Pri
mero, es «un gran constructor»; segundo, que murió de «tris
teza». Dos cuestiones aparentemente de fondo y a tener en
cuenta, pues constituyen el título y, por ende, lo que su autor
quiere destacar.
Haga una primera lectura, muy de prisa, sólo teniendo en
cuenta que se trata de un hecho: «Un gran constructor ...» Por 
lo tanto, lo probable es que tal hecho se sitúe en un párrafo. El
más importante del relato. Lea el ejercicio 18... Aquí está; pá
rrafo segundo. El título queda satisfecho; agotado.
¿Cuál es el tema? ¿De qué hablan los otros párrafos?
Veamos: tratan sobre «la construcción de puentes».
¿Y el significado? ¿Qué querría el autor que percibiéramos
con la lectura de su relato? Lo evidente es que no sólo quería
hablarnos de técnicas sobre construcción de puentes. Tampoco
hacernos conocer el hecho como «noticia». ¿Qué intenciones
 podría tener? Creemos, simplemente, que dejarnos saber que el
hombre, al peso de sus responsabilidades humanas y prof esio
nales, puede morir de tristeza; de pena. Puede que en nombre
de muchos hombres, Sir Thomas Bousch lo haya testimoniado.
Lea luego el ejercicio 19. Aquí los hechos son varios: «compli
cadas operaciones»... Practique, con las sugerencias explica
das, para llegar al significado.

 b)  Estructura de hechos-información. Este tipo de estructu


ra requiere de un esfuerzo particular para su tratamiento. Este
esfuerzo no suele estar en función directa con la complejidad
76 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

del tema, sino de la variedad de hechos o asuntos que contenga


y que resultarán dificiles de retener. Para su lectura, se deben
tener en cuenta los siguientes puntos:

-¿Cuál es el hecho o hechos de que se trata?


- ¿Qué orden sigue la presentación de tales hechos?
¿Qué asuntos van quedando agotados en cada parte?
-.¿Cuál es el nexo que vincula a esas partes?

Cuidando de realizar la lectura respondiendo a estas pre


guntas, el resultado de la misma podrá tener un doble prove
cho. De una parte, mejorando la comprensión del tema en su
conjunto; de otra, como elemento para retener las cuestiones
más importantes.
Es clásico, diríamos «profesional», presentar esta estructu
ra dando a los hechos un nivel jerárquico que empieza, natural
mente, por lo más importante y termina por lo menos significa
tivo. Para la terminología periodística, ésta es la estructura de
la «pirámide invertida». Lo fundamental debe relatarse al prin
cipio, y lo significan los títulos y los subtítulos.
En esta caso, la práctica para hacer más eficaz la lectura,
es apelar a diversas lecturas con propósitos bien delimitados en
cada una, según sea la importancia del asunto de que se trate o
el interés particular que guíe al lector. En lo que respecta a la
«información periodística», remitimos al lector al apartado 2
del capítulo 5, titulado: «Los diarios y la lectura vertical».

c)  Estructura de hechos-opinión. Incluimos esta clasifica


ción, para distinguir cierto tipo de escritos que se suelen adju
dicar a la estructura tesis-demostración, sin que ello nos parez
ca del todo pertinente.
Entrarán en el campo de esta estructura toda la gama de
escritos en los que, luego de presentarse determinados hechos,
VELOCIDAD Y ANTICIPACION n77
VELOCIDAD YANTICIPACION 

se pase sin mayores razonamientos a expresar un juicio, una


conclusión o simple opinión.
Esta estructura de hechos-opinión  puede estimarse como
derivada de tesis-demostración, y así lo juzgan algunos auto
res. Consideramos que resulta mucho más clara, como una
subclasificación de la de hechos. Apoyamos estaéleterminación
en la técnica de lectura que le corresponde; pues si bien los
hechos vendrán expuestos al comienzo, lo fundamental estará
dado por su consecuencia, por la «opinión» que han merecido.
De este modo, el párrafo o párrafos más importantes estarán
situados hacia el final; precisamente lo contrario de lo que
ocurre con la estructura de tesis-demostración.
Corresponderán, por lo tanto, a esta estructura: algunos
editoriales periodísticos; ciertos artículos especializados; deter
minados informes, y otros escritos en los que los hechos sirvan
de base para emitir una opinión. Es el caso de la crítica literaria
y cinematográfica o de arte, cuando se realizan desprovistas de
mayores argumentos. Dígase lo mismo del contenido de una
conversación de vecinos dispuestos a «componer el mundo» en
un fugaz encuentro.

B)  Estructuras de problema-solución

Su esquema se compone de tres elementos básicos:


-Planteamiento del problema;
- Discusión;
- Solución.

Es característica de esta estructura la forma de comenzar.


Se tratará de una frase fuerte, incisiva, o de un adagio o de una
 pregunta, que excite la curiosidad del lector y le disponga a leer
78 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

 bien motivado. Inmediatamente después, el autor pasará a pre


sentar un problema o una cuestión.
La discusión es, en esta estructura, uno de los aspectos que
 ponen en juego la real habilidad del escritor. Por ella discurrirá
hacia la solución, que deberá «caer por su peso» como un fruto
maduro.
Es por esta razón que la discusión lleva a «encantar» al
lector, le toca de lleno, porque le satisface ver cómo «coincide»
con el escritor en sus aseveraciones. Esto, en muchos casos,
inhibe de apreciar que el escritor, en tal pasaje, no dice nada
nuevo; sólo apela a presentar cuestiones conocidas, en busca
de una benevolente predisposición. De ellas se valdrá para que
sean aceptadas sus conclusiones o solución final.
Esta estructura tiene dos aspectos trascendentes: el primero
en el planteamiento del problema; el segundo en su  solución.
Un párrafo dominará el primer aspecto y otro el segundo.
Apreciamos como más importante la solución en que aparecerá
recogido el pensamiento del autor.
En los escritos de carácter científico, la estructura suele
venir precedida de una relación de hechos que servirán para el
 planteamiento del problema. Esto podría inducir a error si se la
confunde con una estructura de hechos, o con la estructura de
hechos-opinión. La gran diferencia entre esta última y la que
analizamos estribará en la discusión y, en general, también en
el tema. La estructura de problema-solución es la clásica de las
grandes teorizaciones. Los problemas filosóficos, éticos, políti
cos, religiosos y sociológicos suelen ser analizados con ella. De
su propia trascendencia nace la necesidad de «discutir» tales
asuntos con suficiente tiempo y  profundidad. En estas estruc
turas, el párrafo fundamental estará situado hacia el final
(solución).
VELOCIDAD Y ANTICIPAC/ON  79
VELOCIDAD YANTICIPACION  79

C)  Estructuras de tesis-demostración
Esta estructura se destaca por su comienzo. En el primero o
 primeros párrafos, el autor expresará de modo muy concreto
sus ideas. Luego vendrá la demostración para persuadir al
lector de la validez de las mismas.
Es esta estructura la que se aplica en la diaria conversación,
cuando se trata de convencer a otro sobre algo de lo que se está
seguro. Ataca directamente a la cuestión y define sus alcances
(tesis). Luego se aboca a discernir sus manifestaciones, expe
riencias y consecuencias (demostración). Suele terminar con
las aplicaciones prácticas de las ideas cuya demostración se ha
intentado.
La estructura de «tesis-demostración» puede venir precedi
da por una serie de hechos y circunstancias que convengan a los
 propósitos del autor, y su distintivo será el de que todo con
duzca rápidamente a expresar la tesis. Por ello, la estructura
tendrá, de todas formas, el párrafo fundamental al principio;
una vez que se haya agotado la presentación de los hechos y
circunstancias, si eran del caso.

Las estructuras del pensamiento no responden de un modo


muy estricto a las formulaciones teóricas que hemos presenta
do. En el fondo, todas convergen a lo dicho, pero cada autor 
va otorgándoles el modo particular de expresión que fluye de
su personalidad.
Es conveniente señalar que el nombre de las diversas estruc
turas no debe tomarse como indicativo preciso de su organiza
ción. Así, las estructuras de hechos podrían denominarse es
tructuras de sucesos o asuntos; las de demostración o tesis
demostración, de idea-explicación o asunto-desarrollo; las de
 problema-solución, de cuestiones-conclusión; o sea, se trata
sólo de nombrarlas, sin pretender restrictivamente definirlas.
Distinguir unas estructuras de otras obliga a panir del
análisis de los aspectos que suelen ser comunes a cada una. El
 beneficio del esfuerzo radica en la política de lectura que se
corresponde con ellas. Realizando los estudios previos, la es
tructura vendrá en cada caso a facilitar el «encuentro» del
lector con el autor. Un análisis conveniente del escrito pondrá
al lector a la vista de las proposiciones fundamentales, y de los
 párrafos más importantes, que en ciertos casos convendrá leer 
como parte de los trabajos previos a la «lectura completa», es
decir, en plena labor de organización de la lectura. Esta tarea
se verá favorecida con las técnicas que se consideran a conti
nuación.

6. PRACTICAS DE ANTICIPACION

Acabamos de realizar el estudio teórico de las estructuras


del pensamiento. El tema, sumado al del análisis de párrafos,
«frases principales» y  palabras «claves», integra el proceso
llamado de anticipación.
Otros autores llaman «anticipación>> al conjunto de técni
cas de sondeo, por las que un lector busca hacer algunos con
tactos previos con el texto a fin de organizar su lectura. Aquí
designamos con el nombre de «técnicas de anticipación» a
todas aquellas medidas y recursos que permitirán al lector 
gozar de «antemano» de una serie de señales que le adviertan
dónde debe estar ubicado en el escrito el «párrafo fundamen
tal»; cómo descubrir en aquel párrafo la «frase principal», Y
 bajo qué condiciones advertirá la presencia de las palabras
«claves», a fin de poder «tratar» con ellas.

La exposición teórica que rodea a todo este conjunto de


técnicas ha sido completada. También se han expresado reco-
80 VELOCIDAD Y
LECTURA RAPIDA ANTICIPACION 
Y COMPRENSIVA PARA T ODOS
81

mendaciones y cuidados para tratar con los párrafos, frases


 principales y palabras «claves». Analizaremos ahora diversas
estructuras, con el ánimo de que la tarea muestre, de una
forma práctica, la bondad de cuanto se ha explicado hasta
ahora.
Para ello trabajaremos con algunos modelos de los que
vienen agregados en el apartado de ejercicios.

 Ejercicio N. 0 29. Lea este escrito completo. ¿Qué estructu


ra se advierte en él? Pruebe otra vez. Analice su comienzo.
Vaya luego al final. ¿Se insinúa en la primera parte un proble
ma? Por lo contrario, ¿se deja ver una introducción y luego se
expresa lo que hay que hacer para adquirir la práctica de la
seguridad?
Vuelva ·al título. En algún párrafo, una frase, «la princi
 pal», agotará este título: «Práctica de la seguridad». Luego se
 podrán apreciar pasos encaminados a persuadir al lector de las
 bondades y aplicaciones de la recomendación, de la enseñanza,
de la tesis del autor sobre el asunto.
Pruebe otra vez. Primer párrafo, segundo, tercero. Recor
dando que párrafo es el espacio comprendido entre dos puntos
y aparte. El primero empieza en «la timidez ...» y termina en
«... y desenvuelto». El segundo empieza en «No obstante... » y
termina en«... no están familiarizados». El tercero comienza
en «Por otra parte ...» y termina en«... los casos excepciona
les». ¿Se descubre en alguno de los nombrados el párrafo fun
damental? ¿Hay en alguno de ellos esa frase que lo dice todo
respecto al título? Lea ahora el cuarto. Dice así:

«Todo esfuerzo realizado con el fin de dominarse y de


actuar precisamente en el momento en que se experimenta la
sensación de "no atreverse" aumenta la voluntad y la auda
cia.» Toda persona debiera notar la... Relea la frase que se ha
transcrito. ¿Dice cómo conducirnos para obtener la «seguri-
dad»? Creemos que sí. Veamos: «Todo esfuerzo realizado con
el fin de dominarse ... aumenta la voluntad y la audacia». Más
que una tesis parece una sentencia. ¿Qué hemos hecho con la
frase?, sólo suprimirle la expresión: « ... y de actuar precisa
mente en el momento en que se experimenta la sensación de no
atreverse». Encierra entonces la frase una clara afirmación. El
autor dice que haciendo «esto» se producirá aquello. Luego
viene la parte complementaria del párrafo, que ilustra sobre el
modo práctico de proceder. Después los otros párrafos refuer
zan la idea expresada en el párrafo fundamental. Dentro de él,
en la «frase principal», las palabras «claves» son: actuar preci
samente. En este caso, en el original, el autor coloca estas pala
 bras con letras en bastardilla.

 Ejercicio N. 0 30. «Suerte y desgracia», otro título de Paul C.


Jagot, significativo por cierto, si leemos el de su obra, El poder 
de la voluntad, y los subtítulos «Sobre los demás»; «Sobre sí
mismo»; «Sobre el destino». En este caso, suerte y desgracia
constituirán palabras «claves» para interpretar los alcances del
 poder de la voluntad. Por lo tanto, el escritor se ve precisado
de aclarar qué entiende «él» por «suerte» y por «desgracia»;
qué alcance dará en su libro a esas palabras.
Comience a leer. Lea todo el escrito hasta el final. ¿Se ha
advertido algo? ¿Algún párrafo en especial, o alguna frase en
 particular, llama su atención? Lea otra vez. El autor tiene que
haber dispuesto un párrafo fundamental, en el que mediante
una frase agota cuanto expresa el título del subtema. Inténtelo
otra vez. Haga otra lectura. Empiece despacio; paulatinamen
te, vaya aumentando la velocidad. Suerte y desgracia. El autor 
no dice qué sucederá a las personas de «suerte» ni cómo
«aumentar» la suerte, simplemente expresa «suerte y desgra
cia». Por lo tanto, es casi seguro que, simplemente, nos dé su
concepto de la suerte y su concepto de la desgracia. No
debemos olvidar que son dos valores que pesan sobre el destino
82 VELOCIDAD Y Y COMPRENSIVA PARAANTICIPAC/ON 
LECTURA RAPIDA TODOS
83

de las personas. El capítulo que corresponde en su obra a este


subtema se titula «Cómo organizar el propio destino». Por 
ello, no busque algo más complicado, tiene que ser algo simple,
como simple es el título del tema.
Lea el primer párrafo: «Cuántas personas hemos visto que
nos han parecido protegidas por agentes invisibles que les pro
digaban toda clase de alegrías, evitaban que recayesen sobre
ellas las consecuencias de sus propias faltas, arruinaban la obra
del adversario y le facilitaban el triunfo, el favor del mundo en
general y la adoración de ciertos seres». Esta frase, indudable
mente, pinta un cuadro sobre la suerte de ciertas personas. No
dice el autor cuántas personas ganan la lotería todos los añ.os,
ni cuántas otras se ven favorecidas por la diosa Fortuna, ga
nando quinielas de catorce aciertos. Por cierto que no. Se trata
entonces de «otra» suerte: la que él necesita que «veamos», la
que él estima que trae consigo el ejercicio de una firme y fuerte
voluntad.
Mírese ahora: «Y cuántas otras-mucho más numerosas
hemos visto afligidas por decepciones múltiples, por desgracias
que iban en "crescendo", sufriendo enfermedades y miserias,
atrozmente lastimadas en sus sentimientos más nobles y eleva
dos...» ¿No es ésta una imagen válida de los seres desgracia
dos? Pues bien, con ello, el autor ha mostrado a qué clase de
«desgracia» se refiere. Cuando emplee esta palabra hablando
sobre los efectos del poder de la voluntad, se tendrá una
«imagen» más o menos clara de aquello sobre lo que está ha
 blando.
Esta técnica de «pintar un cuadro», que permite construir 
una imagen mental del alcance de ciertos términos abstractos,
es sumamente provechosa, diríamos que indispensable, cuando
una teoría va a cimentarse sobre tales expresiones, so pena de
que toda la interpretación resulte falseada.
Se dirá que en el subtema que hemos analizado el autor dice
una serie de cosas importantes, sobre las cuales no hemos hecho
84 LECTURA RAP/DA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

hincapié. Pero esas cosas importantes, ¿acaso no forman  parte


de los propósitos de todo el libro? Tengamos en cuenta que si el
autor ha dado entidad suficiente a esas dos palabras, suerte y
desgracia, como para que merezcan en su obra todo un subte
ma, es porque hablará de ellas como de lo más fundamental; no
sólo de sus efectos, de sus bondades o inconvenientes.
Pruebe ahora con otro ejercicio.

 Ejercicio N. 0 31. Seguimos con el libro de Jagot, El poder 


de la voluntad. Subtema: «Objetivación».
Empiece a leer. Despacio al comienzo; paulatinamente,
vaya aumentando la velocidad.
El escrito tiene cinco párrafos. Uno de ellos es el más im
 portante: el párrafo fundamental, el que aclara qué es eso de la
«objetivación», que de primera intención no se comprende. El
 párrafo que hará «ver», distintamente, el concepto de objeti
vación, con las palabras e imágenes adecuadas. Puede que, de
 paso, el mismo párrafo indique su aplicación concreta.
¿Lo ha leído? ... Sí, efectivamente, es el primero. Pero ¿qué
frase de las tres que lo componen es la principal? Vayamos por
orden. La primera dice cuándo se «utiliza» la objetivación; la
segunda pone ante la necesidad de renunciar a una satisfacción
momentánea; la tercera dice: «Es en este momento cuando
conviene que nos representemos mentalmente y con la mayor 
 precisión posible: de una parte, lo que podrá suceder si nos
dejamos llevar de nuestro impulso, y de otra, cuál es la causa
que motiva la represión de dicho impulso». La conclusión está
a la vista. Una frase explica qué es la «objetivación», y además,
como consecuencia de las anteriores dentro del mismo párrafo,
cuándo hay que actuar.
Los párrafos, dentro del escrito, afirman estas cuestiones.
Puede que alguno, como el último, aclare más aún los alc11nces
de este asunto. Pero ya está repitiendo, «afirmando», la idea
fundamental globalmente contenida en la «frase principal».
VELOCIDAD Y ANT/CIPAC/ON 
85

Hasta aquí nos hemos desenvuelto apreciando la estructura


de tesis demostración. El autor venía vertiendo sus ideas princi
 pales en el primero o primeros párrafos, dedicando el resto a
 persuadir de las bondades de las mismas y a sugerir sus aplica
ciones prácticas.
En los modelos expuestos, la estructura se ha manifestado
con bastante claridad. No ocurrirá otro tanto con todos los
escritos que se analicen. Por ello, resultará conveniente practi
car a menudo.
A continuación pasamos al análisis de la estructura de pro
 blema-solución. La extensión de los ejercicios resulta propia.
Han sido tomados de la obra de Bertrand Russell La conquista
de lafelicidad.

 Ejercicio N. º 32. Título del capítulo: «Competencia». Em


 piece a leer. Primero despacio, luego aumentando la velocidad.
Hay que regular ésta en función de la mayor o menor trascen
dencia que se dé a los diversos pasajes. A ser posible, anote el
tiempo que consuma la lectura.
¿Dónde se encuentra el párrafo fundamental? Repase la
teoría. Dice así: «Esta estructura tendrá entonces dos aspectos:
El primero en el planteamiento del problema,· el segundo, en su
 solución. Un párrafo dominará el primer aspecto y otro el se
gundo. Apreciamos como m importante el de la solución, en
la que aparecerán destacadas las ideas del autor. Por lo tanto,
dejándose llevar por lo que sugiere esta guía teórica orientado
ra, el párrafo fundamental estará sobre eljinal del capítulo. En
él, el autor dará la solución al problema planteado, y con ella la
«receta» para superarlo.
Vuélvalo a leer, pero esta vez sensible a toda señal que per
file cada una de las bases teóricas en que se asienta esta estruc
tura de problema-solución.
El escrito debe comenzar con una frase incisiva, directa,
que conmueva al lector, o con una pregunta que alimente su
86 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

curiosidad, o con un adagio o refrán que reconozca agradable


y oportuno respecto del tema. En fin, con «algo» que resulte
válido para ganar su atención. Obsérvese si «esto» se da. El
capítulo comienza así: «Si preguntamos a un hombre de nego
cios de América o Inglaterra qué es lo que pone más obstáculos
a su felicidad, contestará: La lucha por la vida. Lo dirá con
toda sinceridad, porque así lo cree. Y en cierto aspecto es ver
dad; pero en otro muy importante, es profundamente falso...»
El autor se vale de una difundida fórmula expresiva, «La lucha
 por la vida», para entrar en el tema, y llega por ésta, brusca
mente, a plantear un dilema. Dice: « ... y en cierto aspecto es
verdad; pero en otro es profundamente falso». Ha entrado a
formular una aprobación con ciertas licencias, cuando expresó:
«Y en cierto aspecto es verdad», y a tomar una posición y con
ello parte activa en un inminente planteamiento, cuando dice:
«Pero en otro es profundamente falso». Mientras, si el lector 
ha estado atento, su sensibilidad tiene que haber vibrado.
Todo enfrentamiento tiene que resultarle motivo de atención.
Aquí, tal enfrentamiento se ha producido. Se ha puesto a
 prueba esa aceptada expresión: «La lucha por la vida». Ahora
se dice: esto es «relativamente» cierto, en algún aspecto, pero
en otro, es absolutamente falso. La curiosidad, la actitud
inquisitiva consecuente, el estímulo al lector, tiene que nacer en
ese paso. El escritor lo ha puesto así, para que el «tropiezo» se
 produzca; para que una respuesta «activa» nazca en el lector y
origine el conveniente interés por el problema que entrará a
 plantear.
Leemos hasta terminar el primer párrafo. En su contenido,
 podemos advertir una serie de giros, que insinúan diversas
cosas y se nos muestran como los clásicos pasajes de una intro
ducción. Se prepara el clima propicio para plantear algo.
Seguimos leyendo. El segundo párrafo deja ver claramente
un problema: «Es extraño cuán pocos hombres parecen darse
cuenta de que están cogidos en el engranaje de un mecanismo
VELOCIDAD Y ANTICIPACION 
87

del que no pueden escapar ... hablo, desde luego, de los grandes
negociantes, de los hombres que tienen grandes ingresos, y
 podrían, si quisieran, vivir con lo que tienen...» En este párrafo
la cuestión ha quedado claramente delimitada, y el problema,
centrado en torno de «aquellos seres» que a los ojos del autor
 padecen el «mal de competencia». Luego vendrá la discusión:
«Veamos la vida de estos hombres ...»
La discusión juega un papel fundamental. Tiene que
 predisponer al lector para que acepte de buen grado, por el
 peso de las argumentaciones, la solución que al final el autor 
ha de dar al problema. El objetivo es conseguir que la solución
caiga por su peso como un fruto maduro.
El camino de la discusión ha de ser, generalmente, largo. El
lector habrá tenido tiempo de «olvidar». Por ello, hay que «re
 petirle» lo dicho, sin que se dé cuenta, y ésta es la función del
 párrafo del resumen. En el capítulo que comentamos, leemos
en ese párrafo grande: «El mal no es solamente individual, y un
solo individuo no podría impedirlo en su caso aisladamente ...»
Con otras palabras, con nuevos ejemplos y aseveraciones, Ber
trand Russell vuelve a decirlo todo. Luego, la solución...: «La
cura de esto se halla en admitir en nuestro ideal equilibrado de
la vida, una parte de goce sano y apacible».
En este tipo de estructuras, suele ocurrir que los autores
definen los alcances de los títulos con que las encabezan. En el
ejemplo que venimos explicando, el título «...Competen-
cia» se aclara en un párrafo que lleva esa finalidad. Intente
reconocerlo. De ordinario vendrá situado dentro de la dis-
cusión. Regrese al ejercicio para buscarlo, teniendo en cuenta
que sólo errando se aprende... Ahí está: «La raíz del mal
está en la importancia que se concede al éxito en la compe-
tencia como la mayor fuente de felicidad ...» Ha quedado claro
que venía refiriéndose a la competencia por el éxito. Ese mal de
«competencia», que ataca, según él, a los señores a quienes va
destinada la «receta» final y los esfuerzos del capítulo.
88 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Vuelva a leer todo el ejercicio. Comience despacio. Avance


con cautela hasta completar la lectura del planteamiento del
 problema. Aumente la velocidad durante la discusión, pues,
como tal, sólo pretende «mostrar» cuestiones «conocidas» o
simplemente acertar con una que resulte propicia, a fin de
ganar una benevolente aceptación para la solución final. De
todas esas cuestiones y ejemplos, seleccione aquella que le per
mita distinguir claramente lo que pretende hacer ver. Después,
velocidad hasta «frenar» en el párrafo conceptual, que sirve
 para explicar los alcances del título, cuando, como en este
caso, lo tenga. Después, otra vez velocidad, hasta llegar al
 párrafo de resumen, que deberá leerse con cautela. Por último,
lento, muy lento, en la solución. Esta forma de leer ayudará a
fijar los conceptos fundamentales, cuyo recuerdo vale la pena,
facilitando el olvido de todo lo demás.
Pruebe con el ejercicio siguiente. Practique, leyendo, en
todos los casos, primero, la solución; segundo, la forma de
comenzar. Relacione ésta con el final, teniendo en cuenta que
ha sido seleccionada para motivar al lector respecto de lo que
se le habrá de presentar al terminar el capítulo. Hecho esto,
comience a leer, desde el principio, regulando las velocidades
de lectura según se ha sugerido para con el modelo anterior.

- Ejercicio N. 0 33. Título del capítulo: «Envidia». El


objetivo será percibir claramente las partes de la estructura del
escrito: estructura de problema-solución. Tenga en cuenta la
experiencia vivida con el ejercicio 32.
Empiece a leer. Observe las dos primeras frases. Aquí el
autor ha preferido hacer una clara afirmación, que luego re
fuerza con énfasis particular. Dice así: «Después de las preocu
 paciones, uno de los factores más importantes de la desgracia
es la envidia»; primera afirmación. Luego: «Yo diría que la
envidia es una de las pasiones más universales y profundas».
Ahora ha dado a su redacción un tono «persuasivo»; la expre-
VELOCIDAD Y ANTICIPAC/ON 
89

sión condicional empleada: «Yo diría». Deja de asegurar ta


 jantemente. Persigue, aquí, que diga: puede que sí, o también
«me inclino» a creerlo. Después el problema queda planteado
 para discutirlo y resolverlo ... «La envidia es una de las pasio
nes humanas más universales y profundas».
Que haya logrado o no la atención del lector con estas pri
meras frases, cada uno lo sabrá; pero lo intenta. Luego sigue el
 párrafo buscando el camino del ejemplo, para entrar en la dis
cusión. De nuevo los giros, los testimonios, los claros hechos
de la vida diaria que a cada paso se repiten. El desarrollo, linea
a línea, va insinuándose con claridad, hasta que llega el mo
mento en que arriesga un concepto que vendrá a definir el titu
lo. Expresa una síntesis con la que perfila de modo singular y
 preciso lo que para «él» es la envidia.
¿Ha percibido este concepto claro y distinto en el texto?
Trate de ubicarlo. Su redacción es muy clara, y si presta la de
 bida atención, debe surgir inequívocamente. Vuélvalo a leer.
Aprecie la siguiente frase: «En realidad, la envidia es la
manifestación de un vicio en parte moral y en parte intelectual,
que consiste en no considerar nunca las cosas en sí mismas,
sino en sus relaciones». Encierra esta frase un concepto claro,
que abarca los diversos aspectos presentados hasta el momento
en el escrito. ¿Pudo leerse?, o ¿se pasó por ella sin advertirla?
¿Faltó allí el detalle, sensitivo necesario, para no haberla deja
do pasar? Su sitio en el texto semeja una isla conceptual en
medio de un océano de figuras, comparaciones y elementos de
diferente nivel expresivo-sugestivo que van, a cada paso, ago
tando el tema.
Es necesario cultivar esa sensibilidad. Sólo la práctica per
sistente le irá dando cada vez más agilidad para captar las dife
rencias del recorrido, distinguiendo hábilmente los ejemplos y
comparaciones de los conceptos netos.
Luego, otra vez la discusión. En ésta los ejemplos tienden a
estar más relacionados o ajustados a la vida de todos los días.
El escrito va  profundizando el fondo de la cuestión, mediante
sucesivas aproximaciones.
Después el párrafo fundamental, y con éste, la solución que
el autor da al problema planteado: «Para encontrar el buen
camino fuera de esta desesperación, el hombre debe ensanchar 
su corazón, como ha ensanchado su cerebro. Debe aprender a
trascender de sí mismo y, al hacerlo, a adquirir la libertad del
Universo».
Obsérvese la extensión del último párrafo. Cómo el autor 
esgrime argumentos múltiples que, pese a su diversidad, van
 perfilando armónicamente la unidad del todo hacia el objetivo
final.

- Ejercicio N. º 34. Título del capítulo: «Fastidio y excita


ción». Practique sobre este ejercicio, teniendo en cuenta las
recomendaciones y puntos de vista aplicados para los dos últi
mos. Recuerde: estructura de problema-solución. Normalmen
te, el comienzo tiene que ser bastante significativo, ya que su
misión es provocar el interés, llamar la atención sobre el tema y
motivar al lector en la lectura del problema. Este paso es fun
damental para este tipo de escritos. Algunos autores puede que
lo soslayen, lo cual le restará interés al trabajo.
Aprecie el modo en que el autor conduce al planteamiento
del problema, y trate de distinguir la línea que lo separa de la
discusión. Vaya por último a la solución y vea en qué párrafo
está dada. Lo normal será que se trate del último. Haga un es
tudio del mismo con el propósito de «mirar» el desarrollo de
los argumentos convergentes. En algunos casos, es posible que
se ensaye un resumen de todo el escrito. Si así ocurre, el autor 
cuidará de no caer otra vez en el problema, cosa que, de suce
der, le complicaría el acceso a la solución, convirtiendo su
labor en algo inacabado que se corta inexplicablemente. Ocu
rre algo así con los oradores que no saben «terminar a tiempo»
VELOCIDAD
90 LECTURAYRAPIDA Y COMPRENSIVA ANT/CIPAC/ON 
PARA TODOS
91

su exposición; vuelven atrás, porque creen que fue breve, y se


 pierden otra vez en la complejidad del problema planteado.
Para practicar con provecho, cuide de aplicar los siguientes
criterios:

a) Lea empezando despacio, aumentando después la veloci-


dad; ·
b) Aminore la velocidad en las partes conceptuales y recu
 pere una máxima en los ejemplos, por atractivos que éstos sean;
c) Recuerde que maneja una estructura de problema-solu
ción y que las partes
fundamentales están en los aspectos con-
ceptuales del problema y alfinal, cuando se da la solución.
En las partes en que se indica ir despacio, se hace con la
finalidad de perseguir una fórmula que torne al lector permea
 ble ante las cuestiones más importantes. Estas deberá advertir
las luego, en forma rápida, a medida que se desplaza ágilmente
 por el texto. Para ello sirve el buen manejo de las estructuras
del pensamiento. Aproveche las ventajas de sus «indicadores»
y tenga en cuenta que deben llegar a formar parte de sus destre
z s. A su vez, piense que estas destrezas no se logran sin la con
veniente y regular ejercitación.
 Estudie la teoría, téngala en cuenta a los efectos de re
cordar, en forma automática, el movimiento y términos de
las diversas estructuras. Pero sobre todo, piense que si se tienen
que aplicar como simples fórmulas, no estarán al servicio de la
rapidez de la lectura; por el contrario, todo el proceso se irá en
 preparativos.
Para terminar, digamos que las estructuras de problema
solución no tienen que ser necesariamente largas. Lo que las
caracteriza no es su extensión, sino las partes 'que las integran:
 planteamiento del problema o presentación de la cuestión;
discusión del tema y solución o conclusión.
Los siguientes modelos valdrán para ilustrar lo hasta ahora
92 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

expresado. El primero está tornado del capítulo «La Moral»,


de la obra de Leclerq Diálogo del Hombre y de Dios:
Pero no todo lo que es bien en sí es bien para mí. Yo mismo
soy limitado y estoy sujeto al orden que me rodea. Tiene poca
importancia en sí que los vehículos tomen la izquierda o la dere
cha; pero si todos toman la derecha, sería malo para mí tomar la
izquierda, pues me haáa atropellar. Si soy de manos torpes y de
aguda inteligencia, es para mí un mal ocuparme de trabajos ma
nuales, y un bien trabajar intelectualmente.
Todos tienen, pues, que realizar una perfección, y todo lo que
contribuya a la propia perfección es bien para uno y mal para
otro. Para mí es bien lo que contribuye a mi  bien. Varios bienes
objetivos pueden ser bienes para mí. Puedo muy bien elegir entre
varias fórmulas de vida, como entre varios trajes o varios ali
mentos, debo pues elegir. 5

Aquí la estructura viene completa en dos párrafos. Distinga


las partes. Aprecie todo su poder de convergencia hacia el fin.
Hacia la conclusión: «debo pues elegir>>.
El segundo modelo está sacado del capítulo «Facilidad», de
nuestro libro La nueva lectura, citado más adelante. La estruc
tura vuelve a estar allí. Planteamiento del problema, discusión,
solución. Distinga sus partes a través de un estilo diferente, en
el que vuelven a estar presentes:
Facilidad: No sé si te lo he dicho. Pero bien vale la pena repe
tirlo: nunca sabremos hasta dónde puede hacer mal la creencia
de que ¡leer es fácil! Creencia que se permite gozar como premio
de los que han aprendido a «leer a primera vista». En adelante,
leer suele consistir en perseguir información. Ir de un lado a otro
conociendo nuevas cosas. Traducir símbolos. Ingerir crecientes
dosis de vocabulario ajeno. Seguir. Contrastar. Pensar, mirando
frases escogidas a la luz de las más variadas opiniones. Memo-

5 LECLERQ,Jacques, Diálogo del Hombre y de Dios,  p. 93, Ed. Desclée de Brouwer,


Buenos Aires, 1944.
LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS 93
90 VELOCIDAD Y ANTICIPACION 

rizar y hasta llegar a conclusiones personales. Sí; de este modo,


leer es fácil. Pero, mira, hay otra forma de leer, es la que preten
de «hacer contacto» con la mente del autor. La de quien busca de
aproximarse a él y realizar el encuentro programado. Unir las
etapas requeridas. Completar con la necesaria reflexión el con
 junto de ideas de cuya huella hablan las palabras. Leer bien, es
saberse detener en el lugar debido y por el tiempo preciso. Es
levantar tienda donde un oasis nos invita a calmar la sed. Donde
se impone esa suerte de «descanso activo» que ha de permitir a
la mente el refrigerio de poner en orden el conjunto conocido.
Leer es digerir. Incorporar. Arrojar fuera lo que ha nacido con
aquel destino y distinguirlo a tiempo. Es quedarse con lo parti
cular sin perder la visión del conjunto. Es separar lo que habrá
de ser sumado. Es sedimentar. Convertir en piel. Hacer absoluta
mente tuyo lo que viene siendo dado para enriquecerte, para tu
alimento intelectual, espiritual y humano. Leer es «engordar».
Cambiar, realmente. Dar pasos de frente y hacia arriba. Leer es
heredar de forma legítima lo que por mayor mérito natural
corresponde sólo a los hombres: el pensamiento de los que les
han precedido.
Me dirás que todo esto resulta lleno de fantasía. Que cuesta
creerlo y, mucho más aún, intentar realizarlo. Puede que sí;
 pero fljate, como en todos los ascensos, cuesta su tanto de sacri
ficio. El mero hecho de subir exige renunciar a muchas etapas
agradables. Es cuestión de ánimo. Pero sobre todo de no perder 
de vista el fin: el premio de la cumbre. Subir requiere también
estar en forma. Entrenarse y querer hacerlo. También de técni
cas, de conocimientos. De saber apoyarse, descansar y andar.
Emplear con justeza los medios puestos al servicio del esfuerzo.
Quizá, en resumen, el libro no sea más que esto último. Un ele
mento al servicio del esfuerzo. Vínculo entre el llano y la cima.
Papel que borronean las cenizas de otros pensamientos. Tapas
que las atesoran. Material que de poco sirve; si, por error del
que le aborda, no cumple con el fin propuesto.
En esta época tan proclive a la confusión, al trastocamiento
de los buenos fines, y que a la vez gusta tanto revestirse de inte
lectualidad, los libros han resultado buenos hasta para «deco-
94 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

rar». Pareciera como si un extraño proceso tocara a su fin. El


que hunde sus cimientos en aquellas primeras obras, en las que
los hombres volcaron sus mejores y más ricas formas. Las depo
sitarias de los grandes pensamientos que quedaban escogidos,
 preservados de la marcha de los tiempos. Algo así como un Arca
de la Alianza, que valdría para mantener unidos tantos intelec
tos. Un templo. Templo destinado a la tarea sublime de preser
var el verbo. Por eso su construcción tenía, en pequefio, la
misma tónica de trabajo que presidió la construcción de las
grandes catedrales: los días, los meses, los afios, como sabes, no
contaban en la tarea. La obra podría llevarse consigo la vida del
artesano. Aquí los más selectos materiales: pergaminos, colores
 perdurables, oro, servirían para confeccionarlos. Las manos del
artista darían por fin el espaldarazo de la solemnidad y de la be
lleza. Luego el atril, también precioso. La librería, su real sitio.
En fin, todo dispuesto como en un templo. Luego, y por tanto
tiempo, tarea superior fuera la de entregarse a penetrar sus con
tenidos. Exigía consagración. Toda una forma de vida. Una
respuesta del cuerpo, del ambiente, de la materia, con el fin de
acompafiar el acto del espíritu y de la mente. Después, el impla
cable paso de los tiempos hubo de transformarlo todo. Las cate
drales son hoy más motivo de curiosidad que de oración. Los
grandes libros un material «pesado» que sólo digieren «los estó
magos» de ciertos elegidos. Un buen «detalle» que viste de color 
en juiciosas proporciones los recintos privados y lugares de
trabajo de ciertos sefiores. Un «sello de distinción», una rara
mezcla en la que alternan obras repetidas en colecciones multi
colores que se compran por el «lomo bonito». Librerías sin
inventario, en las que las faltas se notan por el hueco que ha
dejado el bien ausente. Hueco que, si «crece», resulta lo bastan
te práctico como para poner cualquier graciosa figurita. Por 
supuesto, tanto más cara cuanto más elevados resulten los obje
tivos económicos de su duefio.
Perdóname por tantas disgresiones y déjame que te hable un
 poco más acerca de los templos: en mi decir desordenado hube
de extraviar la grandeza, por lo grande. Dime, ¿qué valor tiene
un templo sin Dios? Su riqueza, su sentido, está dado por el
LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS 95
90VELOCIDAD Y ANTICIPACION 

poder que acepta quedar allí escondido. Detrás de la materia, de


los símbolos, ha de velar otro ser imaginario o cierto, para el
que todo aquello ha sido construido. En el que Dios recibirá el
tributo de sus seguidores. En los libros hay siempre un ser ansio
so de comunicación. No se trata de templos a los que puede
recurrirse con ánimo de postrarse y adorar. Son templos de
unión que piden una dura tarea. En cada uno de ellos están
insinuados los pensamientos de los «maestros muertos». Formas
 puras, capaces de sujetar el verbo, de tenerlo quieto, para que
sea otro el esfuerzo que lo avive y lo despierte: porque sólo así
vuelve a ser templo, por pobre que tenga su apariencia y por
destartalado que muestre su techo.
La obra del autor está allí. Espera. Hay mucho que quitar y
 bastante que poner para descubrirla. Suprimir palabras. Reem
 plazar otras muchas por las propias, para ir llegando poco a
 poco hacia el fin. Ir en busca de la comunión limpiando el paso
de todo lo que se interponga. Estar dispuesto al encuentro, fijan
do, contrastando, incorporando, olvidando. Este hacer lleva
tiempo. Pero no porque necesariamente deba materializarse con
lentitud: «Leer despacio y bien»; sino porque ha de ser preciso
consumir el tiempo de la reflexión y de la madurez.
Te noto un tanto desorientado con estas reflexiones a propó
sito del tiempo y de la velocidad de la lectura. Pero dime: ¿hasta
qué punto es cierto que a los libros hay que leerlos despacio y
 bien? Desde pequeñ.os hemos oído esta reconvención: «Pocos
libros y bien leídos». Casi como decir: «despacio y bien»; «sólo
leyendo todas las palabras te aprovechará». Créeme. Los libros
atesoran el pensamiento del autor, pero lo tienen escondido
entre los pliegues de ciertos párrafos. Aquí. Allá se deja ver;
 pero nada más. Entre las partes que asoman hay que descubrirle
y componerle. A través de ellas, mirar, ver el todo. Esa preciosa
armonía y unidad que emergiendo en ciertas partes va realizán
dose plena en ellas y contribuyendo a dar sentido al conjunto.
Por esto no temas nunca sentirte defraudado al leer dejando por 
el camino muchas palabras apenas entendidas. No todo el libro
 puede ser pensamiento grande y bueno. No todo es alimento.
Hay que quitar, desentrañar, reconstruir. Trabajo que se hace
96 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

con su carga de placer y de dolor, casi como todo buen trabajo.


La unidad y la armonía subyacen como la imagen dormida que
despertará, de entre las venas del duro mármol, al conjuro del
cincel de Fidias. Allí está. Sólo a la espera de ser descubierta. Con
cuidado, sí; pero también con fuerza, con habilidad y con des
treza. Antes o después, llegar al fin, pero siempre por el camino
de la actividad.
Esa actividad tiene que ver con los ritmos apropiados para
cada parte de la lectura. Con la velocidad, y ésta, dispuesta para
servir a la buena comprensión. La tarea exige avanzar de forma
que se perciban los pensamientos del autor; mas no significa
llevarse todo el vocabulario con que estos pensamientos se mani
fiestan. Por ello tiene que regularse: en partes muy de prisa; en
 partes lentamente. Esto, además de ser útil a la comprensión,
servirá para fijar, por contrastes de ritmos de velocidad, las
cuestiones más importantes, los conceptos que habrán de ser 
incorporados. Apreciar mejor los elementos y las imágenes que
se escogen para verlos reflejados. Eliminar todo cuanto, vano a
los propósitos perseguidos y a las intenciones del autor, deba
quedar a la vera del camino. Así, la velocidad contribuye a la
gran tarea de fijar y de «borrar». Ambas son complementarias
y necesarias para un trabajo intelectual inteligente y duradero.
Quienes discurren lentamente, atiborran su mente de vocabu
lario ajeno. Se llenan de palabras. De esta suerte, la inteligencia
queda obligada a marchar por lentas evoluciones frenando la
 propia síntesis, que en definitiva es la responsable de la com
 prensión. Este modo de discurrir puede que sea la causa de esa
«baja de tono» de la capacidad normal del cerebro, que lleva
 paulatinamente, y siempre a través de una lectura lenta, el desá
nimo frente a los libros de cierto volumen.
La lentitud genera pereza y torna relativamente improducti
va la tarea lectora. En ciertos casos puede resultar provechosa,
 pero siempre que no se tome como hábito. En tales situaciones,
frente a determinado tipo de novelas, por ejemplo, puede cons
tituirse en una suerte de plataforma para la ensoñ.ación y deleitar 
al lector con las luces de la imaginación y de la fantasía; pero
nada más. Es decir, que la lectura lenta puede valer como una
VELOCIDAD Y ANTICJPAC/ON  LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS
90 97

especie de droga que mientras no pase a formar parte de un


hábito no habrá de constituir un estado del que haya que huir 
sistemáticamente. No olvides que la lectura comporta, en todos
los casos, un trabajo intelectual. Lo que algunas veces suele pro
vocar el equivoco de que no lo sea es la «idea de responsabili
dad», como dice Bertrand Russell; o sea, el hecho de no tener 
que dar cuenta a nadie sobre los resultados del esfuerzo. En defi
nitiva, es lo que suele facilitar el deleite y el placer, sin excluir la
dosis de trabajo que deberá estar siempre presente.
¿Quiere todo esto significar que hayamos de leer siempre de
 prisa y corriendo? Pues, no exactamente. Se trata de hacerlo
con ritmos variables, que a su vez deben subordinarse a la forma
en que la lectura se organice. De ahí que la organización del acto
de leer sea también una cuestión muy importante. A su vez, debe
entenderse como fundamental lo que llamamos la coordinación
corporal del lector. Recuerda cuánto énfasis poníamos en este
sentido durante nuestros cursos de Lectura Rápida. Ten en
cuenta que la lectura no es, como muchos piensan, un trabajo
 puramente intelectual. Si bien es el cerebro quien pone a prueba
toda su capacidad de percepción y de discernimiento, no es
menos que tal actividad vendrá siendo 'facilitada por el correcto
uso del cuerpo. Así, la propia percepción es más rentable
cuando el cristalino del ojo se distiende para disponer de todas
las posibilidades del campo de visión. La correcta postura faci
lita un estado corporal adecuado a la naturaleza del esfuerzo,
dado que coincide con lo que resulta orgánica y fisiológicamente
más beneficioso para la salud. La iluminación, el ambiente fa
miliar y la naturaleza del entorno, como factores fisicos exter
nos, son a su vez determinantes del mejor aprovechamiento.
Es por eso que antiguamente se cuidaba tanto de inculcar en el
lector buenos hábitos de trabajo que tenían que ver directamen
te con cuanto ahora vengo a repetir. Tales hábitos llevan a leer 
con todo el cuerpo, en armónica conjunción con el espíritu y el
alma del lector. Es de ese todo humano de donde surge la capa
cidad de «mirar», con una suerte de plenitud comprensiva, que
vendrá en favor de un mejor aprovechamiento.
Como la experiencia te ha demostrado, los buenos resultados

L.R.-4
98 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

en las cuestiones prácticas se consiguen practicando. Haciéndolo


con regularidad, exigiéndose y controlando paso a paso los pro
gresos hasta que fructifiquen en el buen hábito. Es por esto que
a los lectores no se les debería dejar de asistir hasta que consi
guieran manejar con soltura las técnicas propicias.
Recuerdo tu insistencia con el tema de la comprensión.
Cuánto problema te hacías para superar el resabio que te deja
 ban los ejercicios de avanzar, «apenas comprendiendo». Te
 parecía imposible que pudieran resultarte útiles algún día.
¡Cuánto hube de insistir para que los aceptaras! Tengo aún a la
vista tus argumentos. Querías comprenderlo «todo». Cualquie
ra que fuese el tema, te movías hecho a la idea de que las pala
 bras, allí vertidas, bastarían para darte la suficiente luz. «Leen>
(en el sentido de traducir símbolos) te habría capacitado para
abordar los libros sin mayores precauciones. La claridad ya
vendría en alas del vocabulario. Por fin aceptaste de que tu falta
de comprensión se debía no a la velocidad de lectura, sino al
nivel de conocimientos y a tu formación para reconocer el cami
no con agilidad. Lo que es más importante aún, disponer de tal
agilidad, para conseguir la visión globalizadora que habría de
llevarte a la comprensión del todo.
Cuando conseguí que advirtieras la complejidad del acto de
leer, tuve la satisfacción de ver que no te amilanaba. Sólo
aquella cita del pensamiento de Goethe en sus últimos afios hizo
su efecto sobre tus optimistas convicciones. La recuerdas, decía
más o menos así: «Sé que voy a morir con la angustia de no
haber aprendido a leer bien» ..., y era uno de los lectores más
grandes de su época.
El concepto generalizado de lo que significa leer ha quedado
unido a la facilidad; facilidad que viene siendo entendida por 
una cierta destreza para «decodificar» el vocabulario con mayor 
o menor rapidez; facilidad cuya satisfacción llega hasta estos
 primeros pasos en el arte de leer, y que tan lejos está de la angus
tiada preocupación del célebre filósofo alemán. Este criterio de
tornar «fácil» -para el alfabetizado- tan difícil tarea, ha lleva
do a nuestros mayores a concluir en aquello de que «tienen que
leerse pocos libros, pero bien». Lo que suena parecido a leer los
90 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS99
VELOCIDAD Y ANTICIPAC/ON 

libros con todas sus palabras. Es el precio de la enseftanza masi


va de la lectura, que con sus ansias por alfabetizar al mayor nú
mero, abandona prematuramente su pedagogía. Y es este aban
dono del futuro lector el que lo convierte en presa fácil de toda
una serie de lamentables concepciones. Bástenos citar, entre
otras posibles, la subordinada adhesión al vocabulario; el cuida
doso respeto del libro materialmente considerado; la preponde
rancia de un conocimiento casi exclusivamente libresco; la erudi
ción perseguida por pura vanidad; la mentalidad de «tilde»*; el
monopolio de la verdad para la letra de molde; el descuido del
 pensar por el aprender. En suma, todo un conjunto de concep
ciones y actitudes que luego valen para ser explotadas con las
más sutiles armas de masificar opiniones; armas con disefio
específico para mentes estrechas. Por eso, amigo mío, creo que
hay que llegar a leer muchos libros,  pero bien. Con el bien que
genera la conciencia de la tremenda dificultad, de contactar con
la mente del autor y el ansia sana de conseguir discretas aproxi
maciones. Puede que este modo de sentir y de «mirar» sirva para
dar, por sí solo, buenos frutos desde ahora. Por lo menos, los
suficientes como para poner a salvo a tantos lectores con hones
tas inquietudes y sed de verdad.
La conciencia de la dificultad es como la piedra del camino
que demanda discurrir con cautela. Es el «detente» frente a la
suicida libertad que permite leer cualquier libro, con cualquier 
formación y madurez. Libertad que se ha contrapuesto a la otra
extrema restricción que conduce a leer nada más que aquello
que ha sido «masticado» y que se suministra luego con «golpes
de índice». Entre estos dos males igualmente lamentables se
sitúa la verdadera libertad del lector; la que nace al abrigo de la
conciencia de la dificultad; la que le exige el cultivo de determi
nadas destrezas; la que le mueve a desarrollar su capacidad de
 pensar crítica y oportunamente, a fin de discernir, en su momen
to, acerca de sus propias opciones. 6

•Se dice del que pone todo el énfasis de sus preocupaciones del estudio en una des
medida afición por sacar notas «altas» y que se mortifica cuando no las consigue.
6 ÜARCiA CARBONELL, Roberto, La nueva lectura, p. 10, l.ª ed., Madrid, 1975.
3
RESUMEN

En los límites de la percepci6n inteligente


La buena lectura debe materializarse de forma «activa». El lector habrá de
discurrir al límite de sus posibilidades de percepción. Por ende, los «saltos de
ojo» variarán según la mayor o menor dificultad del texto sobre el que tra
baja.

PRACTICAS

 A esta altura del Método, el entrenamiento debe ajustarse a lo siguiente:


- 30 minutos diarios con tarjeta de «visualización» sobre los ejerci
cios 1al12 (como se venia practicando);
- 10 minutos diarios de «salto de ojo» sobre los ejercicios 9 al 16
(como se venia practicando);
- 5 minutos diarios con lecturas al límite de la percepción inteligen
te (dos «saltos de ojo» por linea), sobre los ejercicios 17 al 25.

Los tiempos a lograr para con las lecturas de cada ejercicio son los si
guientes:
- Con tarjeta de «visualización»: 5 segundos por hoja;
- «Salto de ojo»: 25 ó 20 segundos por hoja, según el grado de facili-

dad inicial del entrenado;


- Dos «saltos de ojo» por línea:

Ejercicio N.0 17 : 17 segundos


18 : 21
19 : 21
20 : 21
21 : 22
22: 25
23: 25
24: 26
25: 57
VELOCIDAD Y ANT/CIPAC/ON  101

NOTA: Las précticas con dos «saltos de ojo» (ej. 17 al 25) deben limitarse al
tiempo de 5 (cinco) minutos diarios. Por lo tanto, si no se alcanzan a cubrir
todos los ejercicios en un dla, puede modificarse el orden a voluntad, para que
el enfrentamiento resulte més variado y agradable.

Ritmos y memoria
La memoria de la lectura comprensiva (silenciosa) estti directamente rela
cionada con la velocidad. Por contraste de ritmos se consigue sacar el
mayor partido:
- Lectura lenta para «grabar»;
- Lectura de media velocidad para «seleccionar»;
- Lectura muy rápida para «borrar».

 Anlllisis de pllrrafos, frase principal, palabras «claves»


Párrafo: trozo del escrito comprendido entre puntos y aparte.
Clases de párrafos:
- Fundamental. Contiene la frase «principal», y en ella las palabras
«claves» del autor (una o más de una idea).
- De «enlace». Sirven a la idea fundamental y valen para dar al
escrito cohesión y unidad.
- Excepci6n. No tienen la cualidad de aportar nuevas ideas. Vincu

lan partes nuevas o surgen «descolgados» de un párrafo que


puede parecer extenso a los propósitos del autor.
- Frase «principal».  Atesora en términos generales el pensamiento

del autor sobre el tema de que trata. Contiene las palabras «claves».
- Palabras «claves». Las usa el autor atribuyéndoles particulares

valores significativos desde su punto de mira. Corresponde


«tratar» con ellas.

 Argumentaci6n
Formas clásicas de organizar la construcción de los párrafos para la pre-
sentación de las ideas.
- «A priori»;
- «Aposteriori»;
- «Acontrariori».
102 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Desarrollo o explicación de las ideas del autor:


- Por contraste;
- Por ejemplificación;
- Por repetición;
- Por afirmación.

Organización lógica del pensamiento


a) Estructuras de hechos:
b) Estructuras deproblema-solución;
cJ Estructuras de tesis-demostración.

Estructuras del pensamiento son las formas lógicas de organizarse la


mente humana para establecer una comunicación. Subyacen en las comuni
caciones y escritos de cierta extensión. Son las siguientes:
a) Experiencia;
- Estructuras de hechos b) Información;
) e) Opinión.

•  Al Tesis;

- Estructuras de tesis-demostración Bl Demostración.


 Al Planteamiento del pro-
"ó blema;
1 1
- Estructuras de prob ema-so uc1 n ) Bl Discusión;
Cl Solución.

Précticas de «anticipación»
Se realizan para determinar la estructura del escrito y el estilo del autor,
mediante la lectura de los dos primeros y los dos últimos párrafos del tema
por clasificar. Son también válidas para organizar la lectura comprensiva de
los textos expositivos.

NOTA: El estudio de los párrafos desde la perspectiva de la lectura, el de las


diversas estructuras del pensamiento y las prácticas de «anticipación», consti
tuyen la base más importante de las técnicas de comprensión lectora en la me-
todología de lectura rápida y comprensiva.
4
LECTURA DE LIBROS INSTRUCTIVOS

l. Preparándose para leer 


2. Pre-lectura
3. Lectura completa
4. Lectura por las ideas
5. Técnicas de lectura «selecüva»
1. PREPARANDOSE PARA LEER 
La lectura de los libros expositivos debe ser conveniente
mente organizada, máxime cuando se pretenden efectivas apro
ximaciones a las ideas del autor.
Para ello, lo primero será fijar el olSjetivo; o sea, responder
a la pregunta: ¿para qué? Según los intereses y responsabilida
des de la tarea, así será la respuesta; pero, en todos los casos,
esta pausa reflexiva constituirá una muy estimable previsión.
Fijado el objetivo, corresponde pasar a la organización que
resulte más efectiva para conseguirlo. Con exclusión de los
libros de texto, en los que todo este aspecto viene claramente
resuelto, creemos elemental hacer diversos sondeos dirigidos al
Título, Indice y Prólogo del autor.

Titulo

Suele ser lo último que mi autor dispone para terminar su


obra expositiva. Constituye una síntesis totalizadora y permite,
106 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

de ordinario, que su lectura pueda ser útil en un doble aspecto:


advirtiendo sobre la índole del libro (práctico o teórico), y anti
cipando sobre la materia o materias de que trata.
En estas obras, respecto de la materia no vemos la necesidad
de hacer un comentario especial; mas sobre la índole (libros
 prácticos o teóricos) si. Esto porque muchas veces los lectores
suelen extraviar los propósitos de un autor, formulando juicios
improcedentes, dada la naturaleza de su cometido. Por 
ejemplo, un libro práctico no puede desecharse sin antes
haber llevado a la práctica lo que propone. Según los resulta
dos, el autor podrá tener razón. Sin embargo, un libro teórico
 puede convencer o fracasar en su intento desde la perspectiva
de su sola lectura. Su finalidad queda cumplida por este hecho;
 por supuesto que hábilmente concretado.

 Indice

Facilita la toma de contacto con los temas. Su lectura anti


cipa la forma en que los mismos van a ser presentados; advierte
de cómo se dividen y subdividen; promete una profunda labor
de análisis o conforma una serie de puntos muy concretos.
Completa la idea que vino a sugerir la lectura del título y de
los subtítulos en su caso. Gracias a él será posible disponer el ca
mino para la lectura activa y preparar la serie de preguntas que el
autor irá contestando durante su desarrollo. En resumen, con
figurará todo un conjunto de señales, que el lector será capaz
de aprovechar mediante una conveniente actitud inquisitiva.
Por ello, la lectura cuidadosa del índice resulta casi siempre de
capital interés ..
LECTURA DE LIBROS INSTRUCTIVOS
107

 Prólogo

En todo libro cumple un papel fundamental. De sus pá


rrafos más importantes surgirán los criterios a seguir para
que la lectura de la obra se haga dentro de los principios que
sustentó el escritor al elaborarla. Previene sobre las cuestiones
a tener en cuenta. Deja «ver» quiénes son sus principales desti
natarios y de algún modo hace partícipe al lector de los proble
mas que al autor ha intentado resolver.
Los otros aspectos que un prólogo suele tocar no son esen
ciales para la buena lectura del libro. Por esto, el lector podrá
discurrir aplicando los más apropiados ritmos a su velocidad,
de forma que sólo sea moderada en aquellas partes esenciales.
Recomendamos practicar esta técnica de las velocidades
reguladas de acuerdo con la importancia del tema. Ensaye
lecturas de diversos prólogos para ganar, poco a poco, una
sensibilidad especial; una destreza que permita detenerse, de ma
nera segura, en donde se traten los aspectos más significativos.
Cuando el prólogo no es del autor, conviene postergar su
lectura para el final. Esto debe de ser así, porque de otra forma
se constituiría en una suerte de «lente» condicionador de la
 propia tarea. El autor, en la introducción o en el primer capítu
lo, presentará sus ideas acerca de los cuidados que deben obser
varse en la lectura de su obra.

2. PRE-LECTURA
El primer trabajo ha sido cumplido. La preparación ha
 puesto al lector frente a perspectivas prometedoras. ¿La lectu
ra podrá por esto comenzar? Por cierto que no. Aún falta el
aporte de la «anticipación» que se hace efectivo por la pre
lectura.
LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

En todo escrito subyace una forma de organización que


será necesario descubrir. Por ella, resultará fácil discurrir a la
 búsqueda de los párrafos fundamentales; pues, de un modo
 bastante aproximado, advierte sobre su probable situación.
La pre-lectura, para percibir esa organización que se corres
 ponde con una determinada estructura del pensamiento, estará
dirigida hacia los primeros y últimos párrafos del escrito. Las
estructuras de hechos, las de tesis-demostración o las de
 problema-solución quedarán a la vista. Con ellas el sistema de
seftales, aptas para regular la velocidad de lectura a través de
todo el recorrido.
La pre-lectura es esencial y debe realizarse de la siguiente
forma: escoja un subtema dentro de un capítulo. Si no lo
hubiere, escoja un capítulo. De lo seleccionado, lea los dos
 primeros párrafos respondiendo a las reflexiones siguientes:

a) ¿Tratan sobre diversos hechos que se presentan por


orden o de modo simplemente narrativo?
b) ¿Contiene uno lo que podría ser la respuesta de lo que
dice el título que encabeza el capítulo o el subtema es
cogido? ¿Expresa una afirmación que en pocas  pala•
 bras «agota» el tema?
e) ¿Empieza el primer párrafo con una frase breve y efec
tista? ¿Comenta al principio un refrán, un adagio, un
 pensamiento muy difundido, que viene a propósito
 para entrar en materia? ¿Una pregunta sirve para plan
tear un problema o una cuestión cualquiera?

La lectura de los dos primeros párrafos habrá servido para


responder a las cuestiones relacionadas en los apartados a), b)
o e). Seleccione el que corresponda. Proceda luego a leer los
dos últimos párrafos del subtema o del capítulo escogido,
respoodiendo a los siguientes interrogantes:
109 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

d) ¿Los párrafos tratan sobre ciertos hechos? ¿Prosigue,


como al comienzo, una suerte de exposición de tipo na
rrativo?
e) ¿Se deja ver en la redacción de los párrafos una clara
opinión sobre cómo concluir o resolver el tema o pro
 blema insinuado desde su inicio?
f) ¿Se expresa de modo terminante una solución a un pro
 blema? ¿Esta solución forma parte de un párrafo más
m ás o
menos largo? ¿Se trata de hacer un resumen de asuntos
de los que se deriva la solución final?
g) ¿Se señ.ala o insiste en cuestiones que ya fueron expre
sadas más arriba? ¿Se dice con ello prácticamente lo
mismo, valiéndose de otros modos de expresión? ¿Se
ensaya una síntesis y, de paso, se afirma algo que ya ha
sido tratado al comienzo? ¿Se formulan prácticas, ejer
cicios o recetas de cualquier clase para alcanzar, acre
centar, disminuir o suprimir
suprimir algo?

¿Se tienen ya las respuestas? En ese caso, veamos su uti


lidad:
- Si la respuesta del apartado a) es si, y se correlaciona
afirmativamente con la del d), estamos ante una estruc
tura de hechos-experiencia (novelas, informes de em
 presa) o de hechos-información (artículos periodísticos,
informes técnicos de empresa, estudios de investigación
ocientíficos).
- Si la respuesta del apartado a) es sí, y se correlaciona
afirmativamente con la del e), estamos ante una estruc
tura de hechos-opinión (editoriales periodísticos, críti
ca literaria,
literaria, artículos periodísticos en diarios y revistas,
y libros expositorios en los que se ensaya una conclu
sión en determinadas partes o al final).
- Si la respuesta del apartado a) es sí, y se correlaciona
afirmativamente con la del g), tendremos una estructu-
LECTURA DE LIBROS INSTRUCTIVOS
INSTRUCTIVOS 109

ra de tesis-demostración, en la que la enumeración o


descripción de ciertos hechos ha servido de base para
 presentar la tesis o asunto sobre el que se ensayará
luego su demostración (manuales, algunos libros prác
ticos, editoriales periodísticos, discursos del foro,
cierto tipo de informes).
-Si la respuesta del apartado b) es sí, y se correlaciona
informativamente con la del g), estamos ante una
estructura de tesis-demostración (ciertos editoriales
 periodísticos, informes, libros instructivos-prácticos).
- Si la respuesta del apartado c) es sí, y se correlaciona
afirmativamente con la del f), se tiene una estructura
de problema-solución (ensayos, ciertos estudios y aná
lisis filosóficos, sociológicos, psicológicos, científicos;
determinados discursos, sermones, libros instructivos
teóricos). Recordemos que esta estructura también
suele comenzar con la exposición de ciertos hechos,
que luego sirven de base para el planteamiento de un
 problema.

Una vez definido el tipo de estructura, el camino ha queda


do señalizado. Como tuvimos ocasión de ver, la estructura
«vaticina», con aproximación, la presencia de la parte funda
mental del escrito. Gracias a ella tendremos la posibilidad de
ejercer una secuencia de velocidades aptas para el tipo de
trabajo intelectual a realizar. En este sentido, hay que insistir
en que debemos despojarnos de esa preocupación de no dejar 
nada sin comprender, que malogra toda buena lectura.
Practique diariamente, teniendo a la vista las técnicas rese
ñadas. Con ello logrará automatizar una suerte de «sensibili
dad» para advertir de manera muy fácil, y sobre la marcha, el
tipo de estructura con que se trabaja.
LECTURA DE LIBROS INSTRUCTIVOS
INSTRUCTI VOS 111

3. LECTURA COMPLETA

A esta altura, es menester


menester puntualizar el alcance que damos
a la expresión de este subtitulo: «lectura completa». Es la reali
zada por todo aquel que pueda expresar a su término: he com
 prendido. Vayamos más lejos. «He comprendido» debe ser la
respuesta por haber captado las ideas del autor, y el modo en
que están ordenadas en una determinada dirección. Esta labor
tiene que haber
haber sido realizada
realizada con una «guía», que él mismo se
habrá ocupado de proveer.
proveer.
El realizar una lectura «lenta», de «palabra por palabra»,
no es garantía de buena «comprensión». Y esto es así, porque
no siempre se puede apreciar con ese solo instrumento de
«cateo» lo que el autor quiere decir. Recuerde que las palabras,
 por sí solas, tienen una gran limitación en su poder significa
tivo, dado que éste deriva fundamentalmente del contexto.
Así, una palabra puede expresar distintas cuestiones de acuer
do con el entorno que la rodea. Ahora bien, ¿cómo descubrir 
los significados mudables de esas palabras?
palabras? Pues por la vía del
análisis del contexto, por el reconocimiento y comprensión de
las que resulten «claves».
Parecerá que todo esto hace aún más difícil la propia lectu
ra «lenta» y que torna imposible el beneficio
beneficio de la lectura rápi
da. No es así. Porque lo que materializa
materializa la comunicación
comunicación escri
ta o verbal no es la suma de palabras con un adecuado nivel
significativo, sino la «interpretación del conjunto» en una
determinada dirección. De ahí que el «sentido»
«sentido» pueda conver
tir en agraviante para una persona una frase compuesta de
términos que podrían resultar precisos para halagar.
halaga r. La direc
ción está, pues, dada por otros factores que rodean el hecho,
 proceso, acción o circunstancia que habrá que tener en cuenta
 para cada caso.
Por todo eso, se dice que la lectura rápida es la que armo-
112 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

niza con la velocidad del pensamiento, porque leer, es pensar.


Leer de prisa es captar, del escrito, los términos en que giran
los valores
valores interpretativos, «reconociendo» al mismo tiempo las
 palabras que los rodean. Es decir, aquello cuyo valor signifi
cativo es suministrado por los «automatismos cerebrales». Por 
esta razón, los ejercicios de los cursos de Lectura Rápida llevan
a despreciar un volumen considerable del vocabulario del
escrito como medio de comunicación. Es detrás de él donde
hay que buscar la interpretación, despojándose el lector de
toda otra actitud. Si a esto se le agregan
agregan las condiciones de tipo
material y psicológicas que deben estar presentes en toda lectu
ra, ésta podrá llegar a ser rápida y «completa». La rapidez
estará condicionada por la capacidad de síntesis, por el domi
nio del lenguaje, por la claridad para pensar de manera activa,
con una actitud receptiva y benevolente para con la forma y el
estilo con que la comunicación
comunicación se intenta.

4. LECTURA POR LAS IDEAS


La lectura por las ideas es de gran provecho para quienes
deben revisar numeroso material, elaborar cierto tipo de escri
tos y obtener determinadas conclusiones.
Es verdad sabida que todo libro puede reducirse a un limi
tado número de páginas que contienen lo esencial. Lo prueban
numerosos trabajos de selección y de síntesis que, a su modo,
ayudan a difundir muchas obras entre los «lectores sin
tiempo». Esa búsqueda de lo fundamental constituye el objeti
vo de la lectura por las ideas. Es, en cierto sentido, una opera
ción de «salteo» convenientemente guiada. Responde, por un
lado, a la buena preparación para advertir en su momento lo
que se busca; por otro, a la destreza con que se manejen las
técnicas de anticipación.
LECTURA DE LIBROS INSTRUCTIVOS
INSTRUCTI VOS 113

Se trata
trata de descubrir lo principal mientras se avanza, veloz
mente, «mirando» el escrito. El párrafo fundamental surgirá
en su momento, destacándose como una clara respuesta de lo
que indique el titulo del tema. Contendrá la frase principal,
que, como se recordará, deberá ser una expresión de tipo gene
ral» que resuma el pensamiento del autor.
autor.
La-técnica de la «lectura por las ideas» es muy similar a la
sugerida en el apartado
apartado titulado «Ritmos y memoria». Consiste
en aplicar tres reglas fundamentales:

1) Encontrar la idea principal;


2) Leer a fondo las frases importantes;
3) «Pasar la vista» por los detalles.

En este tipo de búsqueda hay que estar pendiente de los


aspectos «conceptuales» que respondan
respondan al tema, guiados por la
estructura del escrito. De esta forma, la tarea podrá concretar
se con rapidez y seguridad.
Insistimos en la necesidad de realizar una práctica persis
tente con muy diversos escritos, hasta dominar estas destrezas.

S. TECNICAS DE LECTURA «SELECTIVA»

Dentro de las técnicas de «salteo» propiamente dichas están


aquellas que sólo persiguen determinadas búsquedas. Son téc
nicas de «lectura selectiva», skimming. Están indicadas para
una variada gama de trabajos.
trabajos. Van desde la denominada
denominada lectura
 por las ideas, hasta la de advertir
advertir unos determinados datos que
se presuponen
presuponen en el escrito.
La palabra skimming significa en inglés «desnatar»;
«quitar gordura», parte de riqueza. De ahí la aplicación del
término en lectura.
114 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Por su efecto altamente selectivo, el skimming resultará


muy práctico para examinar cualquier documentación o
apreciar si un libro vale la pena de ser leído, según sean los
objetivos del lector.
Las prácticas para agilizar la «lectura selectiva», limitada a
determinados propósitos y tal como la entendemos aquí, son
variadas. Responden a un único fin: suministrar destrezas para
la búsqueda
búsqueda de datos muy concretos. Recomendamos, en este
sentido, los siguientes entrenamientos:

1) Lea tres páginas de un libro


libro que resulte
resulte interesante. Sin
dejar de atender al contenido, subraye
subraye determinada
 palabra cada
cada vez que ésta se presente.
2) Realice búsquedas de datos
datos concretos en un capítulo de
un libro instructivo. Practique a máxima velocidad,
«mirando» el texto. Lo que se persigue, deberá apare
cer bruscamente ante los ojos.
ojos.
3) En varias columnas con números de más de cuatro
cifras, busque determinada cantidad escogida al azar.
4) Mientras lee el vocabulario de la primera columna, en
el ejercicio 3, cuente mentalmente hasta quince. Com
 pruebe luego en qué número ha encontrado la palabra
higado. Repita esta práctica sobre la tercera columna
del mismo ejercicio. Compruebe ahora en qué número
ha encontrado la palabra jinete. Trabaje así, seleccio
nando las palabras para cada oportunidad. Aumente la
dificultad de esta práctica construyendo columnas de
vocabulario con palabras que comiencen con las mismas
o parecidas sílabas.

La consecuencia en estas prácticas irá brindando márgenes


muy útiles de seguridad, que prestarán señalados servicios en
toda clase de búsquedas.
Estos entrenamientos tienen que realizarse como si se trata-
LECTURA DE LIBROS INSTRUCTIVOS 115

ra de un pasatiempo; pero con gran confianza en los resulta


dos. Bastará seleccionar una práctica cualquiera para realizarla
una o dos veces diarias. Luego, día de por medio, utilizar otra,
y así sucesivamente. Al cabo de uno o dos meses, según los
casos, se irán haciendo «palpables» los servicios. Por último,
digamos que no conviene abandonarlas totalmente, pues valen
 para estar «en forma».
Un complemento valioso de estas prácticas lo constituye la
realización de frecuentes y periódicas lecturas «superficiales» o
«por encima» de diversos materiales impresos. En este sentido,
nos interesa destacar que para la disciplina de la lectura rápida,
la destreza de la lectura superficial constituye una cualidad
muy estimable y de múltiples aplicaciones en nuestros días.
116 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

4
RESUMEN
Prepar6ndose para leer 
la lectura de los libros expositivos debe ser previamente organizada. Para
ello, cabe fijar el objetivo respondiendo a la pregunta: ¿para qué?

a) lndole
1-
Práctico

l
Luego analizar:
- Teórico

- Título
b) Materia
- Indice
- Prólogo

Pre-lectura
Tiene por objeto descubrir la estructura. Se concreta mediante la lectura
de los dos primeros y los dos últimos párrafos de algunos temas, subtemas
o capítulos convenientemente seleccionados. Para facilitar la tarea durante
las primeras experiencias, conviene trabajar con el cuestionario inserto en
este título.

lectura completa
Una vez organizada, procede la lectura completa del libro o escrito. Esta
deberá materializarse siguiendo las técnicas y recomendaciones sugeridas.
la llamamos «completa» porque va a materializarse sobre todo el libro,
actuando sobre sus diversas partes.

lectura por las ideas


Consiste en leer los aspectos fundamentales que surgirán del contacto
con los párrafos más importantes del texto. Constituye una lectura de
«salteo», practicada con la guía de la respectiva estructura.

Técnicas de lectura «selectiva» ·


La lectura «selectiva» se organiza en función de determinadas búsquedas
y al servicio de muy concretos intereses. Para facilitar esta operación se reco
miendan cuatro prácticas especiales que pueden realizarse como un simple
«pasatiempo» una o dos veces diarias, en días alternos, y también lecturas
«superficiales» o «por encima» hechas frecuentemente sobre diversos textos.
5
OTRAS APLICACIONES DE LAS TECNICAS
DE LECTURA RAPIDA
1. Un vasto campo de acción
2. Los diarios y la lectura «vertical»
3. Revistas, articulos técnicos y otros escritos
4.  Novelas
l. UN VASTO
V ASTO CAMPO DE ACCION
ACCION

Las técnicas· de la lectura rápida, si bien son específicas


 para los libros instructivos, resultan aptas para las más varia
das aplicaciones. Podría decirse
decirse que, con excepción de la
 poesia, todo puede y debe ser leído siguiendo sus postulados.
Los cursos de esta disciplina demostraron ya su eficacia.
 Numerosos
 Numerosos países han procurado su difusión, por el hecho de
que no sólo permiten una
u na multiplicación del tiempo destinado
a leer, sino que promueven e incentivan el interés por la lectura
en importantes sectores de la población.
El hábito de leer de prisa no implica superficialidad o lige
reza. No se opone a la actitud reflexiva que debe rodear cierto
tipo de trabajos; por el contrario, sirve de equilibrio entre la
comprensión y el propósito del lector. Es el medio idóneo para
llevar, en cada caso, el ritmo que la lectura requiere. De ahí el
vasto campo de aplicación que día a día las técnicas van con
quistando.
 Numerosos temas que se reservaban para ser s er leídos «despa
cio» han pasado a rendir iguales frutos trabajándolos de un
120 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS

aport es de la investigación
modo diferente. Los aportes investigación han puesto al
descubierto grandes recursos para perfeccionar el arte de leer, y
lo que es más, para hacerlo en tiempos cuyas marcas se superan
constantemente. Las 1.000 palabras por minuto van dejando
de ser prodigiosas, para convertirse en patrimonio de un cre
ciente número de lectores.
La objetividad que da el ejercicio permanente de estas
técnicas está en función
función directa con la neutralización del poder 
hipnótico-verbal que suelen acrecentar no pocas partes de
numerosos escritos. Levanta al lector por encima de una serie
de expresiones cuyos poderes magnéticos pueden llegar a obnu
 bilar sus propias facultades discrecionales,
discrecionales, conduciéndolo
conduciéndolo por 
el camino del placer, de la mano de una persistente «caricia
verbal».
A medida que la agitación de la vida moderna se lleva el
 poco tiempo que puede dedicarse a la lectura, el dominio
d ominio de las
técnicas de lectura rápida va tornándose fundamental. Es el
único medio de sostener un nivel mínimo de alimento, propicio
y suficiente, para el espíritu y el intelecto; la única vía para
acceder a tanta información y conocimiento que esperan por 
«el tiempo» que nunca llega; la herramienta intelectual impres
i mpres
cindible para mantenerse «al día», frente a la evolución y desa
rrollo de la tecnología, la investigación y el progreso de las
artes y de las profesiones.
Las experiencias realizadas hasta el presente dejan ver la
 posibilidad
 posibili dad de que esta disciplina
disciplin a revolucione
revolucio ne el arte de leer,
como lo hizo en un momento la imprenta; con la diferencia de
que la imprenta aumentó los poderes
poderes condicionadores del len
guaje escrito, y la lectura rápida tiene, entre otras, la misión de
suprimirlos.
Los libros no han sido creados para convertirse en objeto
de decoración, sino para conectar a ciertos hombres con los
demás; para proyectar la enseñanza de los grandes maestros y
de los seres inquietos más allá de la limitación temporal de sus
OTRAS APLICACIONES
APLICACIONES DE LAS TECNICAS DE LECTURA RAPIDA 121

existencias; para atesorar experiencias cumplidas, que han sido


 plataformas para lanzar, desde ciertos niveles, el vuelo
vuelo cultural
de los seres humanos. Los libros tienen que cumplir el destino
de su creación y ser leidos. La lectura rápida quizá sea la única
 posibilidad para el hombre de nuestros dias.

2. LOS DIARIOS Y LA LECTURA «VERTICAL»

Si la poesia tiene que leerse despacio, un diario o un perió


dico tiene que leerse de prisa. Si en ella todo está dispuesto
 para ser degustado lentamente, «palabra por palabra»,
palabra», sonido
 por sonido, pensamiento por pensamiento, en éste todo está
dispuesto para la velocidad.
Los diarios tienen diversas partes. Unas para informar,
otras para expresarse por si mismos, otras para entretener, y
otras para vivir y desarrollarse.
Un diario es un elemento de servicio para el bien de la
comunidad. Sus ropajes y vestiduras son la información y la
venta del espacio. Un diario tiene un cuerpo que cuidar y una
 personalidad que lo distingue de los demás. Todos los dias
tiene que aparecer, vestido y prolijo. De ello se ocupan la orga
nización y los responsables de conducirla. Pero, todos los dias,
estos medios rectores de la opinión pública tienen que estar en
manos del lector. Todos los dias repetirán el ciclo completo de
su construcción, pendientes de la última noticia y de la
construcción, siempre pendientes
salida contra reloj.

 Nos toca ocupamos de los diarios; analizar el tiempo que


debe consumir su lectura. Podemos decir, sin temor a equivo
carnos, que muchos lectores que dicen «no tener tiempo para
leer» destinan más de media hora diaria a la lectura de un
122 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS

 periódico. Si así ocurre, mal hacen en quejarse de la «falta de


tiempo» para otras lecturas. Y esto no es porque los diarios no
merezcan más tiempo, sino porque su lectura debe estar orga
nizada y disciplinada de tal forma que permita leer, en ciertos
casos, hasta dos periódicos
periódicos en ese tiempo y día. Veremos a con
tinuación cómo esto puede llegar a ser posible.
Ante todo, debemos aclarar que estas marcas de lectura son
 para un lector que, por una parte, lee bien a primera vista y
que, por otra, lee todos los días su diario favorito. Esto es de
 base; como lo es, también, que cada lector, después de obtener 
la información general, selecciona los temas de su preferencia y
los que le tocan directa o indirectamente por razones prof esio
nales o de otra índole. Además, el periódico contiene temas o
noticias que pueden ser importantes para unos y desprovistos
de interés para otros. Se escriben para el gran público lector, y
cuidan de adaptarse a todos los gustos dentro de una linea pre
concebida. Todos estos aspectos
aspectos deben tenerse en cuenta cuando
afirmamos que un diario puede leerse bien en los tiempos
apuntados.*
Dijimos que los diarios o periódicos se escriben para ser 
leídos velozmente; comprobémoslo.
Los diarios tienen un estilo de escritura, además de su per
sonalidad. Es el «estilo periodístico».
periodístico». Su característica, en
el suministro de la información, se asienta sobre el criterio de
 presentar las noticias en un orden de importancia decreciente.
De mayor a menor. Ese estilo debe ejercitarse mediante frases
 pequeñas, palabras corrientes, cortas, y párrafos breves. Todo
esto con criterios de cuidada
cuidada objetividad.
La habilidad de síntesis, como su destreza para «llegar» al
lector, deberá manifestarse en los titulos y subtítulos de
las noticias; en el lead, resumen o «copete» que encabeza las

• A todos los efectos, usamos como sinónimas con iguales alcances a las palabras
diarios y periódicos. (N. del A.)
OTRAS APLICACIONES DE LAS TECNICAS DE LECTURA RAPIDA 123

mismas, y que va escrito, regularmente, en «negritas» o letra


«bastardilla»; todo ello sin alterarlas en modo alguno.
Esta cuidada elaboración nos dice que, para un lector
diestro, la lectura de las noticias será:
1.0 Detenida en el título y subtítulo;
2. º Cuidada en el «copete» o resumen;
3.0 De media velocidad en los dos primeros párrafos y
rápida en el resto. Sobre este particular, veremos en su
apartado el provecho y aplicación de la lectura «ver
tical».
Recordemos que en este tema de la información en general
estamos frente a una estructura de hechos. En ella interesa su
orden decreciente de importancia y el nexo que eslabona su
desarrollo.
Los otros aspectos que interesan de modo particular al
lector son: el editorial, y los artículos de fondo o técnicos.
Corrientemente, los editoriales responden a dos posibles
clases de estructuras, a la de hechos-opinión, o a la de tesis
demostración. Por lo tanto, lo fundamental estará, en el
 primer caso, expresado al final; en el segundo, al principio.
Una rápida prelectura dará la solución propicia.
Algunos artículos de fondo suelen responder a la estructura
de problema-solución. Se presentan determinados hechos, por
los cuales se discurre razonando en forma concreta hacia una
 propuesta de solución. En este caso, el aspecto más significati
vo estará hacia el final. La velocidad de lectura será regulada
en función de esta búsqueda.
La información general viene dada bajo la forma de una
estructura de hechos, expresada con la técnica de la «pirámide
invertida»; es decir, lo más importante al comienzo y lo menos
importante al final. En este caso, las técnicas del skimming
resultarán apropiadas para su lectura.
El resto requiere de personas que «tengan tiempo» o estén
124 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS

especialmente interesadas en determinada búsqueda; sea en la


 publicidad, o en los avisos por palabras. Téngase presente que
la extensi6n de un diario se corresponde con la diversidad de
intereses, gustos e inquietudes de la gran masa de sus lectores.
La lectura «vertical» es el complemento más útil para
terminar leyendo, rápido y  bien, cualquier diario. Consiste en
el desplazamiento vertical de los ojos sobre las columnas,
siendo un requisito para la suficiente comprensión que tal des
 plazamiento se realice a ritmos variables y que la lectura se
facilite con una conveniente organización. A fin de suministrar
los ejercicios y las recomendaciones más oportunas para conse
guir esta destreza, consideraremos por separado las dos cues
tiones de base. Comencemos por las prácticas que permiten
agilizar la percepción para favorecer estas lecturas.

- Ejercicios 35, 36  y 37. Lea verticalmente, discurriendo


 por el centro de cada columna, poniendo el énfasis en percibir 
con claridad una línea de por medio; es decir, lea una si, una
no, y así sucesivamente hasta completar la hoja. Para facilitar 
la tarea, pruebe a marcar al costado con un rotulador cada una
de las líneas que habrá de leer.
Cuando haya conseguido hacer esta práctica con seguridad,
 pase a leer dos renglones cada vez. Actúe de forma que la fija
ción se concrete en el centro del espacio en blanco que separe
dos grupos de líneas; o sea, un espacio en blanco sí, un espacio
en blanco no, y así hasta el final. Pruebe marcando el punto de
cada fijación en el espacio en blanco correspondiente. Al leer 
 posando la mirada en cada señal, trate de percibir todo el
conjunto de palabras de las dos líneas cada vez.

- Ejercicios 38, 39 y 40. En éstos, a diferencia de los ante


riores, la distancia entre renglones es la corriente. Con ellos,
 procure cada fijación. A tal fin, tenga en cuenta que siempre
resultará más fácil leer así, cuando los ojos se fijen sobre los
OTRAS APLICACIONES DE LAS TECNICAS DE LECTURA RAPIDA 125

espacios en blanco que separan los renglones. Hasta tanto la


ejercitación pueda llevar a facilitar una lectura comprensiva,
señale los lugares por donde deberán pasar las respectivas fija
ciones. Lleve luego el esfuerzo de las prácticas a ejercitaciones
directas sobre columnas de diarios. A su vez, cuando resulte
cómodo trabajar leyendo dos lineas en cada fijación, pruebe a
hacerlo con cuatro, cuidando de operar las fijaciones sobre los
espacios en blanco que separan a cada grupo de lineas. La
 práctica paciente y consecuente dará como resultado un incre
mento de la velocidad de lectura; también una cierta facilidad
 para trabajar sobre las columnas, en las que ni el vocabulario,
ni la información, «frenen» una gestión eficaz.
En general, la lectura «vertical» puede hacerse sobre cual
quier texto convenientemente encolumnado. Es frecuente su
empleo con los que contienen estructuras de hechos, aunque
con las revistas, en general, puedan aparecer encolumnadas
otras clases de estructuras como la demostración o problema-
solución. En todos los casos, observando las indicaciones para
la lectura de cada estructura, la tarea se verá muy facilitada. En
cuanto a los diarios, el problema no presenta mayores dificul
tades; por el contrario, su lectura suele ser en conjunto la más
fácil. La información viene ordenada de forma que lo más
importante y lo más «nuevo» va siempre al comienzo. Los
 propios títulos y subtítulos contienen buena parte de lo funda
mental. Por esto, quien lee los diarios o periódicos «apenas por 
los títulos», como se suele decir, ya los lee bastante bien. En el
fondo lo más importante es leerlos todos los dias y, gracias a
ello, tomar óptimo «contacto» con la realidad de los enfoques
humanos para cada jornada.
A continuación, sugerimos la forma más apropiada para
ganar comprensión y velocidad:

1) Lea con cuidado los títulos y subtítulos de las noticias


(servirán para «organizar» su comprensión).
126 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS

2) Avanee a media velocidad sobre el «copete» o resumen,


si lo tiene (es el trozo escrito que suele aparecer desta
cado en «negritas», letras en redondilla, inmediatamen
te después de los títulos o subtítulos).
3) Al leer los dos primeros párrafos, tenga en cuenta que
son los más importantes en materia de información.
Dígase lo mismo de los que siguen a los subtítulos que
a veces aparecen en mitad de las columnas.
4) Lea el resto muy rápidamente, aplicando técnicas de
lectura vertical.
5) En los editoriales y otros artículos, regule la velocidad
en función de la estructura, de modo que la mínima se
corresponda con lo fundamental.

Insista con estas prácticas, hasta lograr que la lectura de un


diario de la capital consuma entre treinta y cinco y cuarenta
minutos a lo sumo. Tenga presente que las noticias se prolon
gan o vienen desarrolladas y explicadas para quienes no leen
regularmente los diarios. Lo nuevo es con frecuencia muy
 breve.

3. REVISTAS, ARTICULOS TECNICOS


Y OTROS ESCRITOS

La lectura de revistas es tan importante como la lectura de


diarios, novelas y libros en general. Se indica a los efectos de
que el lector diestro incorpore a sus destrezas, en número
creciente, una variedad de conocimientos y formas expresivas.
Desde el comienzo de este trabajo venimos insistiendo en
las bondades de una lectura diversificada, que en el caso de las
revistas cobra particular interés. Sirve a efectos de mantener
«al día» la información sobre diversos temas que, de plasmarse
OTRAS
OTRAS APLICACIONES
APLICACIONES DE LASDE LAS DE
TECNICAS TECNICAS
LECTURA DE LECTURA
RAPIDA 127
R APJDA
127

en libros, resultarían despojados de actualidad. Al formular


estas reflexiones, no excluimos ningún tipo de revistas que
estén en condiciones de hacer bien a quien las lee. Puede tratar
se de publicaciones de tipo técnico, científico, de ciencia
ficción o de las que se destinan simplemente para entretener.
Las revistas, el artículo técnico o informativo, los escritos
en general, contienen algunas palabras que suelen ser poco o
nada conocidas. Para estos casos se recomienda subrayarlas o
marcarlas de algún modo, con el fin de recurrir luego en
consulta al diccionario. De ahí corresponderá incorporarlas al
cuaderno de vocabulario, no sin antes repetirlas varias veces,
en voz alta, tanto a la expresión como a su uso.
La técnica de escritura para estas publicaciones es semejan
te a la de los diarios, en particular en el aspecto informativo. El
resto suele obedecer a estructuras de hechos, hechos opinión y
tesis demostración. Las estructuras de problema-solución se
 presentan en los casos de publicaciones de tipo científico o en el
 planteamiento de enjundiosos problemas.
La velocidad tiene que presidir los criterios de lectura para
las revistas en general. No hay tiempo para más. Este «tiempo
disponible» es el de los libros. De «ellos» tendremos que sacri
ficar una parte para leer los periódicos, revistas y artículos de
toda clase, única forma de poder estar medianamente «al día».
En ciertos temas, como los económicos y algunos científicos,
enterarse fuera de lugar equivale a no enterarse o a sufrir los
trastornos y equívocos de la información tardía.
Estas formas han impulsado a numerosos especialistas por 
el camino de la más ágil y oportuna difusión de las ideas. Las
revistas, circulares, boletines y otros elementos similares de
comunicación, que gozan hoy de un bien ganado prestigio, son
numerosos y prestan, con su circulación, un señalado favor a la
sociedad.
Ensaye con este tipo de publicaciones la lectura «vertical».
Ganará mucho tiempo, sin restar eficacia al proceso. General-
128 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS

mente, la presentación de éstas viene ordenada e11 forma verti


cal; no sólo por aparecer haciendo gala de un estilo periodísti
co, sino porque está comprobado que así se leen mejor y más
rápido.
El modo de manejar la presentación y redacción de los
artículos suele responder a las técnicas del denominado «estilo
 periodístico», cuyas características no vamos a repetir ahora,
 pero que habrá que tener en cuenta en el momento de su lec
tura.

4. NOVELAS

 No es nuestro propósito entrar a profundizar acerca de las


novelas en general. No vamos a distinguir entre importantes y
no importantes, pues todas tienen el mérito de constituir obras
que responden, mal o bien, al afán de comunicación del ser 
humano. Son obras del intelecto y del espíritu del hombre.
 Nuestra tarea aquí es alentar su lectura. Daremos un poquitín
de «tiempo» para ellas, y un lugar, jérarquicamente significati
vo, en la escala de necesidades del trabajador intelectual, y del
hombre en general.

Es necesario leer novelas para conocer el sentido de nuestra


vida y la de nuestro prójimo, sentido que la estupidez cotidiana
nos oculta. Hay que leerlas también para penetrar en medios
sociales diferentes del nuestro y encontrar allí, bajo la diferencia
de las costumbres, la semejanza de la naturaleza humana; para
estudiar, como en el laboratorio, de un modo concreto y sin las
transposiciones de la moral, los problemas fundamentales: el del
 pecado, el del amor, el del destino; para enriquecer, en fin, la
 propia vida con la sustancia y la magia de otras existencias.7

7 GutITON, Jean, El trabajo intelectual, p. 111, Ed. Criterio, Buenos Aires, 1964.
OTRAS APLICACIONES DE LAS TECNICAS DE LECTURA RAPIDA 129

Hemos apelado a la reconocida autoridad de J. Guitton


 para apreciar algunas de las razones que hacen necesaria la
lectura de novelas. Vemos que este pensador no ha distinguido
dentro de ellas. Las ha puesto todas a un nivel: el de su capaci
dad como elementos de penetración para el que pretende
«bucear» en la diversidad de ambientes sociales y culturales de
hoy y del pasado; para acercarse más al conocimiento de los
seres humanos.
La tarea debe emprenderse cuidando de observar en todo
momento una actividad reflexiva plena. Esto servirá de freno
a la tendencia de caer en manos de la ensoñación, que resta
valores al mérito intelectual perseguido.
Lamentablemente, se han alzado voces para recomendar
indiscriminadamente la mal llamada «medicina de la lectura
 super lenta», y esto con especial aplicación para las novelas en
general. Desde aqui nos vemos en el deber de advertir que tales
 prácticas conducen, a través de la caricia verbal, al desánimo y
a la pereza de leer y a gestar el temor por las obras más o menos
voluminosas. A trocar el esfuerzo  por un dejarse llevar en pos
de la fantasía, que debilita el propio sentido de la realidad. Hay
que vivir las buenas novelas, pero no para llenar la cabeza de
ilusiones sin consistencia; sino para dimensionar la propia
capacidad de comprender y de amar a los demás. Para vivir 
otras vidas a la luz de una visión esclarecedora, que ilumine el
camino hacia una existencia más plena y feliz.
Se dice muchas veces que «no hay tiempo para leer nove
las». Nos permitiremos insistir en que, aplicando las técnicas de
lectura rápida, el panorama cambia totalmente.

¿Es posible conciliar la velocidad con una buena lectura de


novelas? Sí. Lo es. Porque la novela es una unidad que debe
descubrirse cuanto antes. Porque en ellas hay que discurrir 
hasta el fin, desplazando la mirada sin tomar en cuenta el esti-

L.R.-&
130 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS

lo; esto, que puede  parecer paradójico, es muy cierto. En la


novela, el «estilo» debe servir como un cristal purísimo a
través del cual se vea la trama y c;l argumento. En fin, todo
aquello que da a la misma los aires, el clima, las circunstancias,
el entorno, que la hacen aparecer «real» a los ojos del lector.
Siendo el estilo una cualidad secundaria de la novela, la
velocidad cobra aquí toda su importancia. No será la forma en
que se describe la escena lo más importante, ni lo que hay que
retener, sino la escena en sí. No será tan valioso apuntar las
 palabras con que los personajes se expresan, sino apreciar por
ellas y con ellas su conducta. Cómo son: qué clase de seres deja
ver el papel que cada uno cumple; cómo armonizan o encajan
los episodios en el desarrollo de la idea que les gobierna y a la
que sirven.
Los detalles, puede que sean el regalo con que los grandes
autores gratifican al lector en ciertos pasajes. Esas páginas por
las que muestran toda su capacidad de ver las cosas y las cir
cunstancias, a través de prismas multicolores que proyectan su
luz con haces mágicos, exclusivos ... Aquello que todos los días
vemos o sentimos sin inmutarnos, cobra a su vista increíbles
contornos. Eso es un cuadro sobre el que podrá levantarse
tienda. Un cuadro que, para valorarse, pide una dimensión
especial del espíritu, un paréntesis de esmerada atención; pero
que sigue siendo un cuadro. La novela prosigue, y la novela es la
unidad que subyace y que pide ser «descubierta». El cuadro o
los cuadros merecerán la señal para un regreso con propósitos
contemplativos diferentes. Habrá que volver. En este caso, el
detenerse llevará implícito degustar la página con toda su
subyugante belleza; pero el todo estará ya a buen recaudo: la
novela, leida; el mensaje, si lo tenía, comprendido. Las ense
ñanzas, si se prodigaban, recibidas. Sólo así, el regreso vendrá
a enriquecer alguna de sus partes.
OTRAS APLICACIONES DE LAS TECNICAS DE LECTURA RAPIDA 131

Toda novela gira, como los hombres, en un tiempo y en un


espacio. Es un periodo en la vida de ciertos seres que el autor 
detiene, por regalo de su pluma, a la visión inquisitiva del
lector; que espera, allí detenida, el momento de mostrar su
riqueza y caudal. Esto no puede «descubrirse» sin la convenien
te preparación, y de ello se encargan con acierto algunas publi
caciones. Disponen de un estudio preliminar, que situará al
lector ante el proceso histórico y el momento literario que toca
a la obra. Dirá sobre la vida y otros trabajos del autor y situará
al texto entre ellos, destacando su importancia y su carácter.
Evidentemente esto ayuda a leer y formarse; sobre todo, con
forma una suerte de opinión previa, de punto de partida que
dispone para el recorrido.
En otras obras, los editores se encargan de «anticipar»,
escuetamente, el ambiente y el giro básico de la trama. Esto
viene expresado en la «solapa» de las cubiertas, y su lectura es
esencial, pues dispone para el camino. Vale de guía; de orienta
ción que previene sobre los hechos fundamentales o las circuns
tancias que servirán para combinar determinados argumentos.
 No anticipan el final; si lo hacen, dejan entrever, veladamente,
las cuestiones que valdrán para activar la curiosidad del lector.
Hay novelas fáciles y otras que no lo son. Con esto de fá
ciles no queremos significar «livianas» o inconsistentes. Que
remos aludir a las que se dejan leer sin dificultad por la sen
cillez, no ya de su estilo, sino de sus elementos constituti
vos. Aquellas que unos pocos personajes bien «nutridos»
contribuirán a desarrollarlas. Las difíciles, se parecen más a la
vida misma. El escritor ha dispuesto lo necesario para presen
tar el cuadro con una riqueza increíble de matices, de tonos, de
colores. Cada uno entra y sale en su «ambiente natural». Viene
acompañado de todos los requisitos humanos y materiales que
hacen sentir al lector ante la «vida misma» de aquellos seres.
Como el que mira confiado desde donde sabe que no será
nunca descubierto; que tiene el raro privilegio de «espiar»
132 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS

desde allí. Estas obras suelen parecer «pesadas» por la abun


dancia de su texto. Es claro, en ella el autor tiene tanto que
decir para hacer ver, distintamente, todo aquel entorno que no
define, y que prolongan, objetivamente, los datos con los que
el lector tendrá que sacar sus propias conclusiones. Los perso
najes se sucederán como en la vida. Están los que forman el
incidente del diario contacto social, con los que señalan el
futuro de los principales, con su trato, con su influencia, con
su amor o con su ira, con su envidia o con su odio. En fin, de
tantas formas.como humanas pueden ser las resultantes del
contacto. Aqui es donde los lectores, en general, se suelen entre
tener hasta convertir en tediosas estas obras. Lo malo del caso
es que es ésta la tónica general de las grandes novelas.
¿Cómo leerlas entonces? Pues, sencillamente, de prisa.
Es menester apurar lo accesorio para distinguir el conjunto.
Cuanto más compleja sea la trama, mayor será el efecto de esta_ 
mirada que cubra el «todo», como unidad. Si bien se «Ve», es
 probable que esa riqueza sea la suma armónica de las partes.
Que la aproximación lleve a descubrir nuevas cosas.
La lectura rápida es el gran auxiliar para estos casos. Vale
 para desplazarse con agilidad en esas etapas «densas», y deja
 paso al sosiego de los instantes más significativos, que requie
ren otro tratamiento. Si el autor abunda en presentar persona
 jes, de éstos no convendrá recordar en cada caso su nombre.
Ya se encargará de introducirlos otra vez si su presencia no era
accidental, sino necesaria, para el contexto que trata de ir
descubriendo. Sucesivas «entradas», otros «contactos», afir
marán el conocimiento de esos seres, tal como sucede en la
vida. Cuanto más importante sea la obra, más frecuente será
esto; de ahi la necesidad de «corren> en ciertas partes. No hay
riesgo de omitir y, en su caso, no será nunca más importante
que mirar ese todo, cuya armonia y unidad hay que conseguir.
De otro modo, el régimen de impresiones no será suficiente
 para salir adelante, no habrá provecho en ese montón de pala-
OTRAS APLICACIONES DE LAS TECNICAS DE LECTURA RAPIDA 133

 bras sin huella; no quedarán las imágenes básicas, destacadas


con el relieve que pide la memoria para germinar en recuerdos
 perecederos. Todo el proceso será útil, en la medida que esta
técnica se cuide. El interés por la lectura de las obras «pesadas»
sobrevendrá para deleite y fortuna de sus lectores.
134 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS

RESUMEN

Un vasto campo de acción


El hábito de leer regulando las velocidades, y con libertad y autonomía
sobre el vocabulario, se logra por un adiestramiento específico que viene a
«completar» la formación lectora. Con ello, no sólo se «gana tiempo», sino
que se neutralizan los efectos hipnóticos y «acariciantes» del lenguaje que
suelen tornar ineficaces a los más estimables esfuerzos de concentración.

Los diarios y la lectura «vertical»


Los diarios o periódicos están confeccionados de forma que su lectura
pueda ser muy rápida y «vertical».
La técnica de la lectura de la información es la siguiente:

- Título y subtítulos;
- «Copete» de la noticia (si lo hay);
- Primero y segundo párrafos (correspondientes a títulos o a colum-
nas subtituladas);
- Resto, «vertical» y muy rápidamente.

Los ejercicios para potenciar la velocidad de lectura «vertical» van agre


gados a partir del número 35 inclusive, hasta el final ( N. º 40).
Conviene realizar las prácticas de lectura «Vertical», toda vez que se ha
fijado la destreza y ganado los tiempos requeridos para con los ejercicios de
«salto de ojo» y «Con tarjeta de visualización». De esta forma resultan com
plementarios de aquéllos. Para ganar seguridad en las fijaciones «verticales»,
también pueden utilizarse los ejercicios 1al 12 del Método, aplicando para con
ellos las instrucciones específicas de los dos grupos de ejercicios finales; o
sea, 35 al 37 y 38 al 40, respectivamente.

Revistas, articulas técnicos, otros escritos


Los artículos e informes de diverso tipo tienen determinada estructura.
Cabe descubrirla y leerlos de prisa con propósitos claramente definidos. En
estos casos, será factible aplicar técnicas de lectura «vertical» que facilitarán
una muy rápida y suficiente captación del contenido.
OTRAS APLICACIONES DE LAS TECNICAS DE LECTURA RAPIDA 135

Novelas
Es necesario leer novelas. Al hacerlo, cabe cuidar de organizar su lectura
con apoyo de la síntesis del argumento con que suelen venir presentadas. Una
vez leída una novela, captada su unidad, puede revisarse con otros propósi-
tos: valorar la «forma», admirar el «estilo» y advertir el valor de sus realizacio-
nes descriptivas más sobresalientes.
136 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS
RECOMENDACIONES FINALES

Una larga jornada va quedando atrás. El periodo básico


de aprendizaje concluye. Gracias a un esfuerzo persistente,
nuevas técnicas se automatizan para perfeccionar la lectura.
Viene ahora el momento de cosechar los frutos. La vida del
lector inicia una nueva etapa llena de ambiciones; de metas a
conseguir. Pero no hemos llegado al final. La lectura, como
todo arte, será siempre perfeccionable, tendrá el lector por
delante la posibilidad de conquistar nuevas metas, cuyo logro
estará anticipando nuevas perspectivas. Creemos que es esto lo
que es menester poseer: un hambre de superación. Porque,
detrás de toda lectura, aguarda «otro ser» que viene con el
mejor afán de comunicarse.
El Método ha puesto por delante un camino de perfección.
Lo que antes podia parecer inalcanzable, ahora ya no lo es. El
encuentro «mente a mente» con el autor es posible. Hay que
 perseguirlo, como al mejor de los triunfos, en una buena mayo
ria de los procesos de lectura. Buscar qué se quiere decir, vol
cando en ello toda nuestra capacidad proyectada en esa direc-
138 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

ción. Además, podemos ir de prisa. El poco tiempo que tene


mos para leer, y el enorme caudal de lectura que espera a la
vera de nuestros progresos, tienen que conjugarse armónica
mente. Para esto será menester, de un lado, conservar la velo
cidad adquirida, de otro, perfeccionarla para que rinda todo su
favor.
Tenga en cuenta las previsiones de orden material, técnico y
 psicológico que deben acompañ.ar a toda lectura para que sea
verdaderamente eficaz. Esto implica: postura correcta, luz
adecuada, buen estado de los ojos o uso de las gafas debidas,
óptima distancia al texto, buena inclinación del mismo (atril),
inmovilidad fisica, velocidad de lectura «incómoda», regulada
de acuerdo con el tema y la conveniente anticipación. Todo
esto reunido al servicio de un objetivo preciso, en un proceso
de «lectura activa», llevada con creciente interés por un lector
receptivo y convenientemente distendido. Así enunciada, la
lista de precauciones parece bastante extensa; pero no hemos
hecho más que enumerar algunos de los elementos de base. Sin
éstos no hay nivel intelectual que pueda, con lectura rápida,
obtener buenos resultados. Buena parte de los mismos corren
de cuenta de un buen hábito de trabajo intelectual, que deberá
forjarse y consolidarse.
Otro factor sobre el que se hace necesario insistir ahora es el
de la lectura variada: leer diarios, revistas, novelas de distintos
autores, libros instructivos, además del material de estudio o
de trabajo profesional. Esta lectura «variada» permite, por un
fenómeno de «impregnación», acrecentar día a día el conoci
miento del lenguaje. Además, el contacto con los grandes
maestros en el arte de la escritura familiariza con un estilo
expresivo, depurado, que sedimenta benéficas reservas en el
intelecto y en el espíritu. Debe ejercitarse cuidando de distri
 buir, bien, el escaso tiempo disponible para la misma. Una
hora diaria basta para realizarla de forma completa. ¡Hay que
conseguirlo!
RECOMENDACIONES FINALES
139

Para no perder destreza, en orden a la velocidad, lo más


conveniente será procurar leer siempre de prisa, rea.lizando
frecuentes lecturas superficiales. No hacerlo «despacio» si no
en circunstancias especiales. Un entrenamiento muy conve
niente lo suministra el leer dos páginas de un texto con la
misma técnica aplicada sobre los ejercicios .17 al 25: dos «saltos
de ojo» por linea. Una vez terminado el adiestramiento com
 pleto, según las instrucciones del Método, prosiga cultivan
do esta práctica durante dos veces por semana. Según sea la
cantidad de lectura que realice, habitualmente basta esta medi
da para mantenerse «en forma».
Acreciente, a diario, el cuidado por «entender» lo que
quiere transmitir el escritor. Recuerde que ese esfuerzo resulta
estéril sin una conveniente disposición para «escuchar», con
actitud benevolente, lo que dice. Benevolente respecto del esti
lo, de la forma, para que luego pueda sobrevenir el ejercicio de
un juicio crítico reflexivo, lógico y objetivo.
APENDICE
POTENCIE SIN FATIGA
SU LABOR INTELECTUAL

l. Criterios de eficacia
2. Saber escuchar 
3. Un método de estudio («r.L.r.»)
4.  Notas útiles
S. Bases del equilibrio corporal y mental
6. Concentración voluntaria de la atención
7. Para el óptimo empleo de la memoria
l. CRITERIOS DE EFICACIA

La lectura rápida ha constituido una de las contribuciones


más felices para multiplicar la eficacia del trabajo mental. En
este apartado tendremos oportunidad de ver reflejados algunos
aspectos de esa contribución y suministraremos ejercicios, re
comendaciones y técnicas que pueden constituir un valioso
soporte para la tarea de cada día.

Es evidente que el rendimiento durante la lectura y el estu


dio se corresponde con una cierta disciplina, y que ésta resulta
rá más efectiva si viene precedida de la conveniente planifica
ción y organización. Estos dos aspectos, planificación y orga
nización, cobran particular importancia cuando el trabajador 
intelectual puede disponer de su tiempo a su antojo. En tal
supuesto, no gravitan sobre él los horarios que pesan para con
la gran mayoría de las actividades, y a diferencia del que tiene
 parte de su jornada comprometida, le es más dificil valorar y
aprovechar cada momento.
144 LECTURA RAPIOA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Hacemos hincapié en este problema del empleo del tiempo,


 porque tiene que ver con el gran tema de las «urgencias». Por 
lo general, éstas provienen de la falta de un régimen de dedica
ción ordenado que impide funcionar a la más elemental organi
zación.
A su vez, tanto la planificación como la organización tienen
que someterse al control, para que, con su ayuda, se puedan
evaluar oportunamente los resultados y practicar con ellos,
si cabe, los ajustes necesarios.
¿Cómo concretar estos detalles de planificación, organiza
ción y control? En primer lugar, confeccionando el  plan de
trabajo para cada dfa. Esto significa anotar todas y cada una
de las tareas a cumplir, dentro de un orden natural y con una
conveniente jerarquía respecto de los horarios que se les asigne.
Luego, darse a la tarea de realizar el plan y comprobar, al final
de cada día, la medida de su cumplimiento. Estas medidas
 pondrán al descubierto los pequeños y grandes fallos a la hora
de asignar el tiempo para cada cosa.
El control suele poner al descubierto las dimensiones de la
organización más apropiada. Es sobre sus resultados que cabe
trabajar posteriormente para adaptarla a las especiales circuns
tancias que rodean a cada uno, y «esto» precisamente es lo que
hay que hacer en segundo lugar; porque, en un principio, toda
organización tiene una base concreta sobre la que es menester 
comenzar a funcionar. Por ejemplo, si han tenido que ser aten
didos ciertos «compromisos imprevisibles», es porque han fa
llado los sistemas para indicarlos con oportunidad. Si los ele
mentos de trabajo no estaban en su sitio, fracasan los sistemas
de archivo, los de depósito y las previsiones para satisfacer de
terminadas necesidades mínimas. Si las interrupciones se suce
den por diversas vías: teléfono, visitas no esperadas, personas
que interfieren para consultar cuestiones que no responden a una
 jerarquía de valores aconsejable, hay fallos en los sistemas de
comunicación; y así sucesivamente. Por estas razones, la orga-
145 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

nizaci6n tomará a su cargo la misión de «poner las cosas en su


lugar». Con esto, los planes, podrán llegar a ser útiles.
Suponiendo que todos los ajustes y previsiones consigan
que lo planificado se cumpla, no está «todo» ganado. Hay que
ver si se pueden mejorar los «rendimientos». Téngase en
cuenta que, respecto del trabajo intelectual, el rendimiento
vendrá extraordinariamente favorecido por el equilibrio fisio
lógico, por el cuidado del espíritu y por el conveniente desarro
llo mental, que conforman la más auténtica fisonomía de la
eficacia a un nivel específicamente superior. Las siguientes
recomendaciones componen un decálogo propicio para com
 pletar cuanto hemos dicho:

1) Descargue la memoria. Use agendas y dietarios para


anotar todos los asuntos que deberian ser recordados.
2) Sobre su mesa de trabajo, no permita la presencia de
elementos y material que no le sean útiles o no vaya a
necesitar por exigencias del trabajo que tiene que hacer 
en ese preciso momento.
3) Sea intolerante con las interrupciones que no estén
absolutamente justificadas.
4) Aléjese del teléfono. A ser posible, no se valga de él
 para «tratar» ningún asunto.
5) Disponga de «SU» lugar de trabajo. Arréglelo de forma
confortable y sobria, incluyendo algún detalle deco
rativo de su personal agrado.
6) Cuando se haga un propósito de «tiempo de dedica
ción», no lo modifique. No esté pendiente de la hora
ni de las comidas, y acostúmbrese a realizar estas últi
mas puntualmente.
7) Deje las preocupaciones a la puerta de su trabajo inte
lectual. Los problemas, si lo son, tienen solución.
Abóquese a encontrarla y luego adopte la decisión que
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR INTELECTUAL 146

corresponda. El dar demasiadas vueltas a un asunto


sólo sirve para minar la salud.
8) Cultive la energía mental. Combata el exceso de con
versación y los comentarios innecesarios sobre perso
nas o cosas; tenga la mayor libertad respecto de los
 juicios y opiniones de los demás, sin pretender que los
 propios deban imponerse siempre. Domine la impa
ciencia, la contrariedad, la irritación y el enervamiento.
9) Durante las lecturas y el estudio, cuide de sostener el
texto de forma que, respecto de sus ojos, la distancia
al primer y último renglón sea más o menos la misma.
Para ello, válgase de un atril o de cualquier otro medio
que mantenga el escrito en la posición ideal (ver fig. 1,
 pág. 23).
1O) Si trabaja o lee sentado a una mesa, vigile su postura 1

y cuide de recibir la luz más apropiada.

2. SABER ESCUCHAR

Cuando en un curso de lectura se habla de saber «escu


char», pareciera que la materia es ajena; pero creemos que no
es así. Diríamos que saber «escuchar» es uno de los requisitos
de la lectura comprensiva, sobre todo la de los textos expositi-
1 Es recomendable la postura de sentado que se rige por la columna vertebral con
ayuda de las piernas (postura «intelectual»). Proceda de la siguiente forma: Escoja
una silla con el asiento horizontal y siéntese sobre la primera mitad del asiento. Man
tenga erguido el torso y gire la cadera de forma que su cuerpo descargue todo el peso
sobre los huesos de la pelvis, mientras las piernas lo hacen sobre los pies paralelos.
Debe llegar a la total comodidad, liberando de tensiones a su cuerpo. Para ello, cuide
de llevar el vientre hacia fuera hasta que la espalda quede vertical. Luego incllnese
ligeramente para ganar la óptima percepción del escrito, descargando sobre la mesa el
 peso de los brazos y de las manos; pero no el de su cuerpo a través de ellos. Esta postu
ra es ideal para «tonificar» el cuerpo durante el trabajo de la mente. (De nuestro
Método en preparación sobre: Desarrollo de la concentración  y empleo de la memo-
ria»). (N. del A.)
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR INTELECTUAL 147

vos. Importa una actitud especial y muy poco frecuente por


 parte de los lectores. Es la disposición de estar atentos a lo que
el autor dice, de modo que su comunicación se reciba de una
manera clara, sin las distorsiones que pueden acarrear determi
nadas actitudes criticas.
La mejor forma de «escuchar» es la de quien adopta una
sana curiosidad frente al tema y una actitud benevolente para
con el estilo y la forma en que viene siendo presentado. Esto
implica un especial estado de atención que debe cuidarse, no
sólo en el sentido de una voluntad dispuesta para comprender,
sino, despojada de todo afán contencioso, de réplica o de con
troversia.
Los prejuicios que se ejercen suelen llevar, en repetidas oca
siones, a tergiversar hasta tal punto el mensaje que se cambia lo
que el autor dice por lo que se piensa que tendría que decir. Las
voces interiores del que tiene que escuchar o leer, lo enlazan, lo
encierran en sus trampas, llevándole a una suerte de soledad; la
vista queda vaga, el gesto en suspenso. Va a la caza de imáge
nes y a la deriva. Su interior está cerrado y abierto a todas las
 posibilidades, mientras su estado de atención se pierde, sin
lograr acoplar llamada y respuesta.
El que escucha, como el que lee, tiene que querer compren
der, tiene que aceptar comprender, tiene que renunciar a sus
 propios sistemas de referencias, para «interpretar» lo que se le
dice. Su atención debe estar dirigida en pos del mensaje que
tiene que conocer. Así, cuidará de registrar aquellos aspectos
que merecen una aclaración, para volver oportunamente sobre
ellos, formulando las preguntas que sirvan para captar mejor 
lo que se dice, si el que escucha lo hace de manera directa.
Cuando la duda surge frente a un escrito, el asunto se compli
ca. En esto, como en la naturaleza, las incógnitas se irán desve
lando en la medida del esfuerzo dirigido a componer preguntas
válidas, capaces de llegar a la solución del entendimiento. El
 pensamiento y la observación serán los dos elementos de base
148 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

 para comprender lo que somos o lo que se nos quiere decir;


esto sin olvidar que, casi siempre, buena parte de la respuesta
estará en nosotros mismos.
El libro es un objeto sin vida. No puede establecer con el
lector el diálogo fecundo; ni puede responder a sus preguntas,
no se adapta a su modo de pensar, ni cambia de punto de vista.
Si es portador de instrucción es, como dice M. Adler, un
«maestro muerto» 2 inanimado, un «maestro escrito» del que
,

tenemos que aprender por la lectura. Todo dependerá entonces


de nuestra capacidad para leer y del empeño que pongamos en
la tarea. Su habilidad para enseñarnos requiere igual propor
ción en el deseo de ser enseñados. Esto sólo es posible si nos
disponemos a «escuchar», a inquirir, cavando más hondo para
desenterrar, con éxito, todo el caudal, todo el volumen de ri
queza atesorada.
El esfuerzo pleno de la capacidad de pensar resultará indis
 pensable, pues es cierto que, en buena medida, los libros
atesoran algo así como las «cenizas de los pensamientos» de
su autor, según una precisa expresión de Ortega y Gasset 3 Los •

resultados vendrán como consecuencia del esfuerzo hábilmente


dirigido; serán tanto más felices, cuanto mayor sea la disposi
ción y humildad con que tal esfuerzo se realice.

3. UN METODO DE ESTUDIO («r.L.r.»)

Las técnicas para favorecer el estudio de los escritos exposi


tivos están estrechamente ligadas a las de la lectura rápida. Los
entrenamientos que hemos venido proporcionando liberan al

2 ADLER, Mortimer J., Cómo leer un libro, Edición 1967. Editorial «Claridad,
S.R.L.», Buenos Aires.
3 ORTEGA Y GASSET. José,  Misión del bibliotecario, Rev. Occidente, Edic. 1967,
Madrid.
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR INTELECTUAL 149

lector de diversos condicionantes y le permiten leer de forma


que sus velocidades, «variables», aumenten los rendimientos
de su labor. A su vez, todos los recursos para mejorar la com
 prensión le sitúan ante la posibilidad de llegar a tratar con las
ideas del autor de forma rápida y segura. Con esto, podria pa
recer que cuanto se ha sugerido es suficiente para que un lector 
 potencie sus habilidades en toda clase de lecturas; por ende,
 para el estudio en general. Sin embargo, tenemos que admitir 
que no es así. Leer bien, y con aprovechamiento, es ganar
frutos de saber, pero no destrezas para comunicarlo a otros.
Por lo tanto, lo que un buen método de estudio tiene que pro
 porcionar es una discreta «soltura» para transmitir los.conoci
mientos debidamente aprendidos. Y eso es lo que trataremos
de brindar a continuación. Al hacerlo, estamos persuadidos de
que complementamos nuestra tarea, tratando de satisfacer las
expectativas de una buena mayoria de los interesados en leer 
mejor y más de prisa.
 Nuestro plan se sintetiza con a fórmula «r.L.r.», que debe
de traducirse por «reconocer, leer, repasar». Los tres compo
nentes son fundamentales. No obstante destacamos «leer>>,
 porque lo entendemos formado por otros tres; a saber, an
ticipar, leer  y resumir. continuación analizaremos los al
cances de cada uno de los términos de nuestra fórmula:

- Reconocer. Es realizar el primer contacto. Dar el primer 


 paso para recoger la visión global del «esqueleto» de la asig
natura. Para ello, conviene proceder al análisis del programa
de la materia. Este análisis se iniciará vinculando los temas del
mismo con los títulos del texto que servirá de guía para el estu
dio y los de aquellos que proporcionará, en determinados
casos, la bibliografia correspondiente.
Este «reconocer» importa también tomar un conjunto de
notas -que pueden recogerse en los márgenes del programa-,
que luego servirán como una «guía» práctica para pasar del
150 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

texto del libro principal a las páginas correspondientes de los


que componen la bibliografia. Estas notas podrían ser comple
mentadas por separado con datos acerca de las dificultades de
consulta que pueden ofrecer determinadas fuentes.
- Leer. Como hemos dicho, significa, en este caso:
a) Anticipar;  b) Leer, c) Resumir. Por lo tanto, es obligado
que analicemos cada tarea por separado:

a) Anticipar. Implica realizar una pre-lectura que tendrá


 por objeto determinar la estructura del libro, del tema o del
capítulo o escrito sobre el que se trabajará, y por separado apre
ciar el estilo del autor y las eventuales dificultades de su voca
 bulario. Con ello se podrán ubicar más fácilmente las ideas del
autor, caso de tener que tratar con ellas. A su vez, se tendrán
reconocidos los problemas que pueda plantear el vocabulario
científico, si lo hay, con el fin de proceder a su comprensión.
 b)  Leer. La lectura vendrá facilitada por el conocimiento de
la estructura sobre la que se discurre, y necesariamente deberá
subordinarse al objetivo que la motiva. Aquí todos los recursos
de lectura rápida vendrán reunidos para multiplicar la efi
cacia de la tarea. La velocidad será regulada en función de
las dificultades del terreno y de la presencia de los asuntos que
habrán de ser seleccionados por su interés. Mientras se avanza
deberá cuidarse de marcar con una llave, o un corchete, los
márgenes de las partes que habrán de ser posteriormente resu
midas. Estas marcas o señ.ales se completarán dejando, en las
 páginas correspondientes, una tirilla de papel que facilitará su
 búsqueda.
La primera lectura no debe ser interrumpida con el objeto
de tomar notas. Convendrá en todos los casos avanzar hasta el
fin, obligándose a captar el tema en su conjunto. Las marcas y
las pocas palabras que se apunten tendrán como única
finalidad favorecer el resumen posterior.
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR INTElECTUAL
150 151.
LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

c) Resumir. El resumen es propio de la segunda lectura y


comporta una tarea personal que por lo tanto no debe ser «de
legada» ni recibida de otras personas. Tiene que ser así, porque
verdaderamente constituye una de las formas más eficaces de
afirmar el camino del estudio y de la posterior comunicación de
los temas, una vez llegada la hora de las evaluaciones y de los
exámenes.
Resumir, como su nombre indica, es sintetizar. Cabe hacerlo
empleando, en la medida de lo posible, las propias palabras. En
otros casos, cuando resulte obligado transcribir, habrá quetomar
la precaución de destacar el texto colocándolo entre comillas.
Una vez terminado el resumen, cabe la preparación de los
cuadros sinópticos que reflejen, en apretada síntesis, todo
cuanto pueda valer, como una suerte de guión, para preparar
la comunicación del tema. Estos cuadros pueden enriquecerse
con pequefias notas o confeccionarse mientras se realizan las
sucesivas lecturas de «retención>>, con auxilio del texto general
y de los resúmenes oportunamente confeccionados.
Esta tarea del «estudio» propiamente dicho se verá favore
cida por la repetición, en voz alta, de los temas en cuestión;
repetición que convendrá sea expresada con voz clara y apoya
da por el énfasis que se considere propicio.

- Repasar. El repaso es una de las tareas más importantes


de la buena lectura, y cobra singular importancia durante el
estudio. Por  primera vez, debe acometerse dentro de las 24
horas de haber estudiado un tema. Este tiempo es máximo, y
 puede ser mejor aprovechado de noche, momentos antes de
conciliar el suefio.
Conviene realizar el repaso con auxilio del resumen y
teniendo a la vista el esquema final. En sí mismo, no tiene que
constituir un gran esfuerzo, sino más bien una especie de con
fiada rememoración.
Durante el repaso, suele ser frecuente comprobar que
152 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARATODOS 

muchas cosas han sido olvidadas. Si es así, convendrá volver al


texto para releer las partes pertinentes y destacar aquellas que,
 pese a su interés, han quedado excluidas de la memoria. Ante
la presencia de estos pequeños o grandes fallos de recordación,
la mejor actitud consiste en aplicarse a buscar los motivos que
 presuntamente los hayan producido. A veces el origen podrá
estar basado en faltas de concentración o en haber prescindido
de las comparaciones, asociaciones de ideas y contraposicio
nes, que ayudan a lograr un óptimo dominio de la materia,
relacionando lo «nuevo» con lo «existente». Otras veces, por
qué no decirlo, las más numerosas, el fallo podrá venir ocasio
nado por el tiempo de dedicación aplicado al estudio. Sobre
este particular cabría recomendar que, cuando se crea «saber»
el tema, aún se insista, por espacio de unos «minutos extra»,
en su afirmación.
Los sucesivos repasos deben tener una periodicidad regula
da en función del tiempo disponible y de la extensión del tema.
Una normativa general podría sintetizarse con estas palabras:
el repaso no debe ser un «reestudio». Sin embargo, esto es lo
que suele ocurrir por efecto del transcurso del tiempo. La
mente olvida, y si los repasos se distancian desfavorablemente,
lo que se viene a hacer es «reestudiar». El  segundo repaso
tendría que realizarse, sucintamente, a los tres días del ante
rior; el tercero, a la semana. Esto sin perjuicio de haber
seguido una política regular de estudio -repaso, con los
nuevos temas que se van sumando al conocimiento total. A
medida que se avanza, el énfasis deberá ponerse en los asuntos
sustanciales, manteniendo «frescos» los temas aprendidos y
relacionándolos frecuentemente con los nuevos, en la medida
en que ello sea posible.
Por último, digamos que una deficiente política de repaso
conduce a lo que hemos venido en llamar «reestudio». Este
trae consigo no pocos desencantos y una lamentable pérdida de
valiosos tiempos de dedicación.
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR INTELECTUAL 153

4. NOTAS UTILES
Entre dos extremos: tomar notas demasiado extensas, o no
tomarlas nunca, se ha de dar el equilibrio de esta muy buena
costumbre. Su complemento, indispensable, es el de poder en
contrarlas para servirse de ellas en el momento preciso, sin lo
cual muy poco valen.
La base de las notas descansa en las seiíales previas que, a
su vez, se han ido efectuando a medida que se hacía la lectura.
Y por supuesto, no son sólo importantes como consecuencia de
los procesos de lectura, lo son en las más variadas circunstan
cias. Su papel más trascendente es perpetuar momentos excep
cionales en todo tipo de actividad: desde la diversión al traba
 jo. Por eso suelen ser tan diferentes unas de otras. Van desde
los escritos marginales en los textos, a las fichas bibliográficas
o de párrafos, pasando por las fotografias con datos escritos, a
los programas de teatro o de cine con el apunte del hecho que
mereció su conservación. Todo en ellas tiende no sólo a favore
cer la recordación de un hecho preciso o de una idea sobre
algo, sino descargar la memoria, en directo beneficio de la acti
vidad pensante.
¿Cómo se deben anotar y qué cosas'? Empecemos por dejar 
en claro que las notas que no son seguras no sirven. Los datos
en ellas acopiados deben ser precisos, y sus dudas, si existieran,
seiíalarse para el oportuno ajuste. Los nombres propios tienen
que ser escritos con precisión y las referencias bibliográficas
venir «completas», a fin de que el trabajo sea único y defini
tivo. Lo que corresponde anotar tiene que ver con el objetivo
 propuesto al realizar el trabajo o al asistir a determinado acto.
 No obstante, lo que cabe anotar será siempre el resumen; que
de modo general o especial, sintetice lo fundamental. Unas
veces las notas serán más extensas que otras; ello estará en
función del conocimiento que se tenga del tema o de la trascen-
154 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARATODOS 

dencia del asunto. Convendrá tomar notas de todo aquello que


no sea fácil o seguro de encontrar en otra parte.
Para que una nota sea completa -al margen de su exten
sión-, debe ir presidida de un adecuado plan. Este se encarga
rá de destacar los puntos más importantes para cada situación;
en especial conferencias y trabajos en común. El plan será muy
útil cuando se trate de tomar notas de lectura. Sus disposicio
nes cuidarán de reflejar «el esqueleto» de la obra y sus aspectos
sobresalientes. Recordemos, de paso, que el esqueleto de un
libro viene formado por las ideas del autor y sus proposiciones
fundamentales.
Es una buena ayuda para la toma de notas el seguir la línea
 positiva del pensamiento del autor; es decir, avanzar siempre
en forma directa, sin los giros o regresos que se suceden cuando
se presentan las ideas contrastadas y determinados ejemplos.
Otras veces, el autor repite lo mismo con otras palabras. Puede
así conducir al error y a la confección de notas innecesariamen
te extensas.
Digamos, por último, que las notas deben ser «personales»
e indelegables para producir todo su efecto. Se impone que se
confeccionen mediando un interés muy especial; pensando en
su futura utilidad y aprovechando todo su poder como factor
al servicio de la asimilación en el trabajo y en el estudio. No
será conveniente confeccionarlas sin el ejercicio de la adecuada
reflexión sobre el tema, ni antes de que se tenga la seguridad de
haberlo entendido.

5. BASES DEL EQUILIBRIO CORPORAL Y MENTAL

En el hombre interactúan tres componentes fundamentales


que deben armonizar su contribución, para proporcionar ópti
mos resultados en el empleo de las facultades intelectivas.
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR INTELECTUAL 155

Estos componentes son: el cuerpo, el espíritu «racional» y el


espíritu «irracional» 4 • Las sugerencias que pasamos a enunciar 
están fundadas en esta disquisición y tienen un sentido eminen
temente práctico. Podría decirse que todas son especialmente
importantes para servir, en general, al universo de la persona
humana. De todas formas, al seleccionarlas pretendemos favo
recer el equilibrio del cuerpo y de la mente, para multiplicar la
eficacia del trabajo intelectual:

1) Cada individuo tiene sus naturales tendencias y


sus horas óptimas para el trabajo mental. Es me
nester descubrirlas y aprovecharlas al servicio de la
tarea creativa y de determinados esfuerzos.
11) Cuando se siente la llamada de la inspiración hay
que actuar sin dilaciones, tomando notas y res
 pondiendo con la mejor disposición. Esto último
entiéndase porque, no pocas veces, el subcons
ciente se muestra proclive a «dictar» durante los
momentos que se correlacionan con las horas del
descanso; en particular antes de dormir.
111) No se permita el trabajo o el descanso «a medias».
Entréguese de lleno a la actividad o distiéndase plá
cidamente. Tenga en cuenta esta recomendación,
incluso durante sus comunicaciones orales sobre
temas generales o baladíes. Cuide de pronunciar 
claramente sus palabras, de sostener una buena
atención auditiva y de conservar la actitud corporal
 propicia.
IV) Huya de la publicidad despojada de sentido. Es ne
fasta para la inteligencia. Si tiene que soportarla,
ensaye con ella un análisis crítico de sus contenidos.

4 Advertimos que esta triple discriminación tiene un sentido restringido al


exclusivo campo pedagógico; no dudamos de que podría ser expresada con otros nom
 bres y con más acabadas precisiones científicas. (N. del A.)
156 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARATODOS 

V) Utilice su imaginación al servicio de tareas creativas


o para favorecer los resultados de determinadas téc
nicas de relajación. Evite la ensoñación y toda clase
de deleites que por esta vía puedan sobrevenir. En
otros casos, válgase de la imaginación para redescu
 brir la realidad que le rodea, tratando de compren
derla y de armonizar con ella.
VI)  No hable ni piense todo el día. Proporciónese repa
radores momentos de silencio y dedique sus aten
ciones a la observación inteligente. De cuando en
cuando, dé algún paseo, escuche música o propor
ciónese el intenso deleite de un placer sencillo y
 bueno.
VII)  No piense mal nunca. Sea intolerante con las angus
tias y no tema a nada ni a nadie. El temor, como la
ansiedad, son hoy por hoy verdaderos flagelos que
lesionan el ánimo y comprometen seriamente la
 buena salud.
VIII) En todo momento, y para todas las empresas, es
fuércese por ser optimista. Llénese de pensamientos
 positivos. Confie en los buenos resultados; sobre
todo, no los «desee». ·Espérelos con total confianza
mientras hace todo aquello que entendió propicio
 para alcanzar el fin propuesto. Que su espera sea
«activa»,  pero nunca ansiosa, ni llena de cálculos y
especulaciones.
IX) Durante la lectura y el estudio, vigile su respiración.
Tiene que ser lenta, profunda, sin esfuerzo, y reali
zada exclusivamente por la nariz.
X) Duerma bien y suficientemente. Siete horas son ne
cesarias, sin perjuicio de que, de cuando en cuando,
cumpla con algunos esfuerzos extraordinarios que
reduzcan ese tiempo.
XI) Aliméntese con comidas exentas de factores intoxi-
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR INTELECTUAL 157

cantes. Limite al máximo las frituras, las salsas, las


conservas en lata, los embutidos, y especialmente el
tabaco y el alcohol. Estos productos pueden consu
mirse espaciadamente, salvo el tabaco y el alcohol,
que convendrá suprimirlos de forma total y defi
nitiva.

6. CONCENTRACION VOLUNTARIA
DE LA ATENCION

La inestabilidad mental y el deterioro de la concentración


voluntaria de la atención son caracteristicas más o menos co
munes en nuestros ellas. Es probable que la publicidad dilemá
tica y que la exacerbada comodidad hayan contribuido grande
mente a crear este problema. Sin embargo, hay que admitir 
también que pese al volumen eminentemente visual de la mayo
ria de nuestras percepciones, la moderna pedagogía no ha in
corporado prácticas o entrenamientos eficaces para contrarres
tar estos fenómenos. Los ejercicios y recomendaciones que
 presentamos a continuación no pretenden resolver situaciones
limite, ni operar sobre los extremos de ciertas enfermedades de
la atención. Los ofrecemos en el convencimiento de que
 pueden prestar un gran servicio para la inmensa mayoria de los
lectores y de todos aquellos que tengan que cumplir una activi
dad preferentemente mental.
Antes de pasar a la descripción de los mismos, y de propor
cionar las recomendaciones del caso, tenemos que hacer una
etapa obligada para comentar el mal hábito denominado
«ansias de ver». Consiste en fijar la mirada, pretendiendo con
ello lograr el máximo de información posible. Esto hace que la
mente se vea obligada a trabajar en oposición a una regla
elemental que gobierna la atención visual, y que se resume en
158 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARATODOS 

los siguientes términos: «continuos movimientos de los ojos e


inhibición del resto del cuerpo». El resultado se traduce en una
falta de concentración y de información, dado que entre los
movimientos oculares y la actividad mental existe un vínculo
natural y directo. Además, el fijar «anormalmente» la mirada
 produce una suerte de tensión que afecta no sólo a la percep
ción visual -que disminuye momentáneamente-, sino a la
salud de los ojos. Por esto, las «ansias de ver» han sido selec
cionadas entre las causas que llevan a una pérdida gradual de la
visión.
Resumiendo, digamos que conviene que estemos preveni
dos contra esta tendencia, cuidando de concretar nuestras
observaciones con un hábil movimiento de los ojos en busca de
una mayor información y con el fin de disponer de la actividad
mental más conveniente.
Otra causa bastante frecuente de dispersión mental, y que
suele venir relacionada con la que acabamos de comentar, es la
que tiene su origen en la falta de interés, y que en el caso de la
lectura -con mayor razón si es «obligada»- conduce al tedio.
En este sentido, tenemos que señ.alar que lo «tedioso», en
materia de lectura, no se concreta solamente en una suerte de
«aburrimiento», sino que afecta directamente a la salud de los
ojos. El interés es, por lo tanto, capital para la salud y determi
nante de los resultados con un determinado esfuerzo mental.

 Ejercicios de concentración

1) Provéase de dos elementos para dibujar (lápices, rotula


dores o bolígrafos). Trace simultáneamente con una mano la
figura A y con la otra, la figura B. Repita el ejercicio trocando
las figuras asignadas para cada mano. Realice este ejercicio una
vez por día, o día por medio, según su problema personal de
dispersión.
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR INTELECTUAL 159

Fig.A Fig. B

Nota: Practicar siguiendo la dirección de las flechas.

Al practicar, avance ininterrumpidamente con ambas


manos (siguiendo la dirección de las flechas), tratando de con
centrarse bien en lo que hace; pese a que las reproducciones
disten mucho de ser iguales a sus originales.
2) Coja una llave. Examínela cuidadosamente: forma,
metal, marcas o señales especiales. Déjela caer sobre un suelo
duro a fin de percibir el ruido peculiar de su metal. Compárelo
con el de otra llave cualquiera. Recoja la llave para comprobar
su contorno con las yemas de los dedos, tratando de ratificar su
 primera observación visual. Luego llévela a la nariz, tratando
ahora de distinguir el olor particular del tipo de metal con que
ha sido fabricada. Colóquela entre los dientes para notar su
sabor. Por último, cierre los ojos y concéntrese recapitulando
todas las sensaciones anteriores. Este ejercicio tiene saludables
efectos sobre la memoria de los sentidos. Debe practicarse
160 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARATODOS 

completo, y según el problema personal, unas dos a tres veces


 por semana.
3) Adopte la práctica de caminar consciente. Para ello,
comience por observar una correcta postura de pie, lograda en
 base a las siguientes previsiones: pies paralelos, torso erguido,
 barbilla paralela en el suelo, brazos laxos sobre ambos lados
del cuerpo, hombros ligeramente proyectados hacia atrás y sin
 presión. Avance cuidando de que la longitud de cada paso vaya
condicionada por el equilibrio total del cuerpo en desplaza
miento. No bracee; deje que los brazos se muevan naturalmen
te por efecto del andar. Mientras camina, revise la postura,
conserve su torso erguido sin afectación; no mueva las caderas
ni  balancee su cuerpo desde los hombros; deje sueltos los
 brazos (se moverán solos); lleve los pies paralelos con las
 puntas proyectadas al frente. Concéntrese para deleitarse con
la maravillosa armonía de todo el proceso. No piense en otra
cosa. Disfrute gozoso de su «YO» exteriorizado y en desplaza
miento. Recurra diariamente a poner en práctica este ejercicio
 por espacio de unos 5 ó 10 minutos. Luego, vuelva a la rutina
del andar despreocupado.
La práctica del andar consciente permite alcanzar un nivel
ideal de coordinación flsica y mental.

7. PARA EL OPTIMO EMPLEO DE LA MEMORIA

Comenzaremos por decir, en contra de lo que se suele pensar,


que en general las personas sanas gozan de buena memoria.
Los que, de alguna manera, comentan acerca de sus faltas de
memoria, caen, sin proponérselo, en la órbita de dos factores
que a menudo vienen a ser la causa de muchos «supuestos fra
casos». Estos factores son: la desconfianza respecto de la
 propia capacidad y oportunidad en el empleo de la memoria, y
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR INTELECTUAL 161

la autosugestión negativa, renovada frecuentemente con la


exteriorización o comunicación de tales sentimientos.
Por lo tanto, tenemos que advertir que lo primero sería
suprimir estos dos condicionantes, verdaderamente lamenta
 bles. Luego, aplicarse a dar a la memoria oportunidad de fun
cionar dentro de lo que tendría que ser su natural empleo.
Los más recientes estudios están de acuerdo en afirmar que
no existe la memoria tal como la solemos tener entendida, sino
como una gran variedad de memorias  s, que parecen actuar, a
su vez, de formas diversas. También, que dentro de esta varie
dad, la gran mayoría de las personas gozan de lo que podría
mos llamar «memorias preferentes»; es decir, facilidad para
recordar o rememorar cierto tipo de datos. Por ejempló, cifras,
números de teléfonos, fechas, nombres de personas, formas,
dibujos, colores, etc. Esto en muchos casos trae la errónea
convicción de que, comparativamente, «nuestra memoria» es
muy pobre a la vista de la de ciertos seres.

Una vez entendido lo que antecede, podemos pasar a otro


aspecto capital a la hora de considerar el empleo de la
memoria. Es el de que respetando la intensidad y la duración
de las impresiones, y sensaciones, la memoria «todo lo graba».
Por esto se dice que el arte de «recordar» no depende tanto de
saber «grabar» lo que se quiere recordar, sino de «saber 
olvidar» lo que no interesa. Este tema constituye la base del
apartado «Ritmos y Memoria» (ver tema 2, Cap. 3) con el que
abordamos la memoria de la lectura comprensiva. Es válido,
 por supuesto, para otros trabajos de memoria en los que la
intensidad de las sensaciones gravitarán para favorecer o dete
riorar la recordación según se considere necesario.
En síntesis, cabe decir que la memoria tiene que ser bien
5 MACE, C. A., Guia psicológica para el estudio y el aprendizaje,  pág. 38, Edit.
Paidós. Buenos Aires, 1966.

L.R.-1
162 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARATODOS 

administrada o, lo que es lo mismo, que no tiene que usarse, al


servicio de cualquier asunto que pueda ser recordado de otra
manera. Esto nos mueve a repetir que todo lo que deba ser 
oportunamente recordado, tiene que apoyarse sobre anotacio
nes útiles; es decir, «seguras» y de fácil consulta.
Por último, ténganse presentes las siguientes premisas:
- Se recuerda mejor lo que más agrada y lo que afecta de
forma especial a los propios sentimientos. De ahí que
sea propicio a la buena recordación el aprender previa
mente a interesarse sentidamente por aquello que se
 pretende estudiar o recordar por algún tiempo.
- Confie en su capacidad de memoria. Crea que le será
útil en su momento. Apóyese en esa confianza durante
las lecturas y el estudio. Al ensayar la rememoración, no
se esfuerce, ni sufra si durante los primeros instantes
no vienen a la mente los recuerdos esperados. Persista
en su empeño y aplique la técnica de grabado que pro
 porcionamos más abajo.
- Para usar de la memoria en el acto de aprender, tenga
 presente que será muy útil repasar la lección momentos
antes de dormir.
-No conviene realizar el esfuerzo de aprender muchas
cosas a la vez, ni llenar de interrelaciones a unas con
otras. Por el contrario, busque afirmar las esencias tra
tando de representárselas de forma general.
- Para fijar temas, vocabulario, conceptos, etc., válgase
del mayor número de memorias posibles. Tenga en
cuenta que, por ejemplo, las palabras se tienen bien
grabadas porque han sido tratadas con ayuda de diver
sas memorias: visual, auditiva, gráfica, articular, etc.
-El gran enemigo de la memoria es la confusión, de ahí
que para memorizar un tema sea conveniente cubrir los
siguientes pasos:
POTENCIE SIN FATIGA SU LABOR
LABOR INTELECTUAL 163

a) Leer el texto cuidadosamente a fin de lograr un perfecto


entendimiento.
b) Leer de dos a tres veces
veces el texto en alta voz, por trozos
coherentes y completos (oraciones enteras, pequeños pá
rrafos). A ser posible, hacer esta operación
operación caminando.
e) Después de las lecturas, guardar silencio (aproximada
mente por un tiempo similar al que demandó la lectura
del texto), sin prestar atención a nada en particular, tal
como si se tratara
tratara de una
una pausa ordenadora.
d) Tras el intervalo de silencio, intentar la rememoración
tratando de repetir en alta voz y expresivamente el
trozo escogido. Si se tienen dificultades, recurrir al ori
ginal para completar la exposición.
e) Caso de disponer de un magnetófono, se puede apelar a
grabar el texto para escucharlo, intercalando este pro
apartado b).
cedimiento después del apartado

 Nota: La pausa recomendada en el punto e) recibe el nombre


«clasificador», y tiene por objeto permitir a la mente
de «clasificador»,
situar la nueva información.
164 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARATODOS 
EJERCICIOS
PRUEBA DE VELOCIDAD INICIAL DE LECTURA

La lectura que sigue a continuación debe ser leída con la veloci


dad que es habitual para comprender correctamente.
correctament e. Realice esta
esta
prueba sin interrupción, desde el principio hasta el fin, y dispón
gase luego a llenar el Cuestionario que le sigue.
Controle el tiempo que emplee para leer en minutos y segundos.
 Anote dicho tiempo al final del Test, en el lugar reservado a tal
tal fin.
fin.
TEST

LAS CICATRICES DE LA TIERRA

Rusos, americanos, chinos, ingleses y franceses creen, en el


mismo momento, que acaba de lanzarse un ataque atómico, masi
vo. Todos ellos
ell os ponen en funcionamiento, en el mismomismo instante, los
sistemas de represalia. Y arde la Tierra. Ahora bien, la causa de esto
no ha sido la malignidad de una nación, sino el ciego <mi bien ni mal» mal»
del cielo. La verdad es que ha cardo un meteorito
meteorito gigante. Asi podria
mos terminar, aniquilados desde lo l o alto... Es un futuro previsible.
Estas caídas de meteoritos gigantescos se produjeron en el
pasado. La Tierra muestra aún sus cicatrices. El créter Barringer, en
 Arizona, fue abierto por una explosión cuya potencia puede calcular
se en 2,5 rnegatones (25 veces la bomba de Hiroshima) y que se
produjo hace 50.000 alios. Cuando el ingeniero de minas americano,
D. M. Barringer, declaró que la causa de esta explosión habla sido la
caída de un enorme meteorito, tropezó con la oposición oficial més
obstinada. Se preferían las hipótesis de una erupción volcénica o de
una explosión de gas natural. Pero Barringer acabó haciendo preva
lecer su opinión. Hoy se admite que hubo una colisión entre la Tierra
y un cuerpo de diez mil toneladas que se desplazaba a la velocidad
velocidad de
40 kilómetros por segundo. Se recogieron, alrededor de los créteres,
bolitas microscópicas de hierro producidas, al parecer, por la con
densación de una nube de vapor de hierro provocada por el choque.
Pero el créter Barringer no es el més importante.
importante. El Vreedvort, en
la Unión Sudafricana, tiene un volumen de diez kilómetros cúbicos.
Parece ser que el proyectil arrancó la corteza terrestre, dando salida a
la lava que llenó inmediatamente una
un a parte de la brecha.
Tal vez se produjeron colisiones aún més terribles, y hay motivos
para suponer que el mar del Japón, la bahia de Hudson y el mar de
Weddell se crearon de este modo. Si este hecho es cierto, la energía
desarrollada habría sido del orden astronómico de 1033 ergios. Esta
cifra dice muy poco. Pero corresponde a una cuarta parte de la
R. G. CARBONELL
• 168

energía emitida por el Sol en un segundo, o a la conversión, al 100


por 100, de un millón de toneladas de materia en energía.
Se hace una objeción a estas hipótesis. Una colisión de fuerza
semejante habría elevado la temperatura de la atmósfera, sobre el
planeta, a doscientos grados centígrados. Toda la superficie de la
tierra habría quedado esterilizada. Ahora bien, en toda la historia
biológica conocida del globo, no se encuentran huellas de tal esterili
zación. Sin embargo, se admiten corrientemente colisiones que
engendrasen energías de un millón de megatones, y las cicatrices
producidas por las mismas en la corteza terrestre han sido identifica
das en número bastante considerable.
En el Canadá se han descubierto una docena de ellas, con diáme
tros que oscilan entre 2 y 60 kilómetros, y una antigüedad que varía
entre 2 y 500 millones de anos. En Australia, podemos citar el cráter 
de Wolf Creek, y en los Estados Unidos, de modo principal, el cráter 
circular de Deep Bay, donde se ha formado un lago, que tiene doce
kilómetros de diámetro y ciento cincuenta metros de profundidad.
Según los cálculos, un proyectil de más de mil toneladas que se
.desplace a velocidad suficiente, no es detenido por la atmósfera. Un
proyectil que procediese del sistema solar no superarla la velocidad
de 42 kilómetros por segundo, pues, en otro caso, escaparía de este
sistema. Así pues, un meteorito que llegase a velocidades del orden
de 100 a 150 kilómetros por segundo, habría de proceder de regiones
de más allá del sistema solar.
Citaremos en fin, seguidamente, los meteoritos secundarios, es
decir, salidos de la Tierra, y que, al ser proyectados, podrlan trans
portar materia viva a las lejanas estrellas y, de este modo, dar origen
en el cosmos a una vida análoga a la nuestra.
Si los puntos de caída de los grandes meteoritos se distribuyen al
azar, hay tres probabilidades contra una de que el impacto se
produzca en el mar. La colisión volatilizarla decenas de millares de
kilómetros de océano. La Tierra entera se verla cubierta, durante
muchos días, de nubes tan espesas como las de Venus. Mareas
fabulosas barrerían el planeta. Podemos imaginar un fenómeno de
este género. Probablemente, se produjo ya alguna vez. Ahora bien,
una marea de esta clase se asemeja exactamente a un diluvio, al
Diluvio Universal que encontró eco en todas las tradiciones.
168 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Es, pues, perfectamente lógico imaginar que una civilización o


una serie de civilizaciones pudieron ser aniquiladas de este modo por 
la «ira del cielo».
Las cicatrices de la Tierra revelan dos o tres catástrofes por cada
millón de anos. Basta esto para poner en tela de juicio el ordenado
desarrollo, fundado exclusivamente en causas internas, que nos
presenta la teorra clésica de la evolución.
También habrla que poner de nuevo en tela de juicio la tesis sobre
el origen de las eras glaciales, pues las espesas nubes formadas alre
dedor de la Tierra por el choque del meteorito, y compuestas de
vapor de agua y polvo, tuvieron que reflejar la energla solar y rebajar 
considerablemente la temperatura media.
El americano R. S. Dietz pudo demostrar que las importantes
minas canadienses de nlquel, de Sudbury, proceden de un meteorito
gigante. Estas minas son explotadas desde 1860. Asf pues, desde
hace un siglo los hombres han venido explotando la riqueza de un
visitante cardo del cielo. El meteorito gigante de Sudbury llegó a la
Tierra hace 1.700 millones de anos. Su masa era de 3,8.10 13 tonela
das. Contenra una considerable cantidad de nlquel. Lo cual resulta
desconcertante, en vista de la proporción relativa de hierro y de
nlquel de los pequenos meteoritos que caen en nuestros dlas. Prosi
guen los estudios, y a medida que se descubren hechos nuevos, se
alarga la edad de la Tierra. Como dice Detz: «la Tierra envejece un
millón de anos cada dla.»
Los problemas planteados por las cicatrices de la Tierra son muy
numerosos, pero el més importante es sin duda el siguiente: el estu
dio de la Luna y la observación de Marte demuestran que estos
astros fueron literalmente acribillados por los meteoritos gigantes. En
comparación con aquéllos, la Tierra ha sufrido muy poco. Cierto que
su atmósfera la ha protegido de los pequenos impactos. Pero todo
induce a creer que la atmósfera no puede rete.ner meteoritos de una
masa superior a las mil toneladas. Entonces, ¿qué? Podemos pensar 
en una protección magnética o electromagnética, ejercida por las
capas electrizadas que envuelven la Tierra. Sin embargo, una protec
ción de esta clase detendrra preferentemente los meteoritos ricos en
material magnético, como el nlquel. ¿Cómo explicar el caso de
Sudburv7
R. G. CARBONELL
• 170

Sigamos soflando. Si la Tierra es el único planeta del sistema


solar donde existe la vida, ¿habrán los grandes ingenieros del más allá
organizado su protección? Si existen, en la galaxia, seres·mtis pode
rosos que nosotros, quizá intervienen en la mecánica celeste para
que permanezcan y sigan desarrollándose la vida y la inteligencia en
este barrio minúsculo del espacio ...
El segundo enigma está relacionado con el fenómeno mismo de
la colisión. A las extraordinarias temperaturas que se producen, la
materia no puede subsistir en estado gaseoso, sino que pasa al
cuarto estado, el plasma. Es decir, los átomos pierden una gran parte
de sus electrones. Se forma una bola de fuego, y, según el doctor
R. L. Bjork, un torbellino casi perfectamente circular. Los cráteres de
la Tierra y de la Luna serian las huellas fósiles de estos torbellinos. El
torbellino arranca la corteza terrestre, dando salida al magma prima
rio. Después, estalla, y esta explosión puede enviar al espacio frag
mentos de la Tierra, a una velocidad de 80 kilómetros por segundo.
Cierto que queda aún mucho por descubrir a este respecto, puesto
que el cuarto estado de la materia nos es muy poco conocido. Pero
no hay que echar en olvido esta posibilidad de una proyección, fuera
de la Tierra, de fragmentos de nuestra sustancia, a gran velocidad,
suficiente para que tales fragmentos escapasen al sistema solar y
surcasen el Universo, con su carga de materia viva.
 Asr, fragmentos de nuestra Tierra, arrancados hace 1.700 millo
nes de años por el meteorito de Sudbury, pudieron tal vez llegar a
algún medio fértil, en algún lugar del cielo estrellado ...

L. PAUWELSyJ. BERGIER
Tiempo,  _  (La rebelión de los brujos)
170 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

TEST

CUESTIONARIO

1) Y arde la Tierra a causa de a) un ataque atómico masivo,


b) la malignidad de una nación,
e) un meteorito gigante.

2) La Tierra muestra aún sus cica a) una explosión de gas natural,


trices. El cráter Barringer fue b) la caída de un enorme meteorito,
abierto por e) una erupción volcánica.

3) Parece ser que el proyectil a) arrancó la corteza terrestre,


b) produjo una gran colisión,
e) causó una explosión volcánica.

4) Hay motivos para suponer que a) explosiones aún más terribles,


el mar del Japón, la bahia de b) erupciones aún más terribles,
Hudson y el mar de Wedell se e) colisiones aún más terribles.
crearon por

5) Habría elevado la temperatura a) una colisión de fuerza semejante,


de la atmósfera b) una explosión de fuerza semejante,
e) una erupción de fuerza semejante.

6) En el Canadá se han descubierto a) varias de ellas,


b) una docena de ellas,
e) unas cuantas de ellas.

7) La Tierra entera se vería cubierta a) Marte,


durante muchos días de nubes b) Saturno,
tan espesas como las de e) Venus.

8)  Asi pues, un meteorito que lle a) de otras galaxias,


gase a velocidad del orden de b) de otros mundos,
100 a 150 km. por segundo ha e) del sistema solar.
bria de proceder de regiones de
más allá
172 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

91 Si los puntos de caída de los aJ enel mar,


grandes meteoritos se distribu b) en la tierra,
yen al azar, hay tres posibilida b) en la atmósfera.
des contra una de que el impac
to se produzca

10) Estas minas son explotadas a) minas africanas de níquel,


desde 1860. Así pues, desde b) minas americanas de níquel,
hace un siglo los hombres han e) minas canadienses de níquel.
venido explotando la riqueza de
un visitante caído del cielo.

11) Los problemas planteados por a) el estudio de nuestro planeta y la


las cicatrices de la Tierra son observación de la Luna,
muy numerosos, pero el más im bJ el estudio de la Luna y la observa
portante es sin duda ción de Marte,
e) el estudio de los planetas y la ob
servación de las estrellas.

121 El torbellino arranca la corteza a) fragmentos de la Tierra,


terrestre, dando salida al magma b) extraf'ias formaciones de nubes,
primario. Después estalla, y esta e) una parte del globo.
explosión puede enviar al espa
cio
170 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS
R. G. CARBONELL
• 173

TARJETA DE «VISUALIZACION» EJERCICIO N. 0 1

«SALTO DE OJO»

 jaque rosa foto


miles humo pela
mula mago casi
lirio dedo marea
nudo mapa cubo
celos lonja tibio
nada frito limón
luna gala hace
fruto trota lona
rico furia cono
pito moro grave
nena paje heno
paella aorta cojo
noria helio rezo
gala gime pino
trapo pluma loro
deseo  je fez rulo
litro nicho capa
maja prenda casa
cepo sopla pavo
listo carpa ramo
grito óboe pif'ía
miga pollo gula
valor  pelo bobo
padre hongo loco
hueco reina nene
fondo regla copa
norte tute cuba
gala tino saco
mote peto pipas
174 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

TARJETA DE teVISUALIZACION» EJERCICIO N. 2


D

«SALTO DE OJO»

resto hijo cama


sangre nieve copia
tira moto yola
vacro digno gamo
tinta hielo hito
villa coto bote
oveja  nula nido
lepra mito lomo
hueso tila foco
viejo copla vena
millón  jeta correo
letra cala  jamón
urna cielo tiro
llanto carta  cabo
usía mito  jiba
mica vivo  mina
 jaspe  cofre litro
horno ázoe noche
meta berros norma
 jaula ciclo prisa
horma sidra mismo
gafas ayer  hoy
higo potro café
fraile Creta cosa
cura ganga espía
bocio nalga  callo
dado pila jefe
cateo corte pudor
sal nabo vida
mate ñoño gamo
R. G. CARBONELL 
• 175
170 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

TARJETA DE «VISUAUZACION» EJERCICIO N.0 3

«SALTO DE OJO»

pedido clérigo brusco


clavija brizna ataque
tenaza  calmar bisonte
coloso binomio ahorro
caliente mercad detalle
contar charada equidad
caverna desagüe herida
émbolo gloria corazón
higado interés  jinete
invertir geranio consejo
locura olvido teoría
página zancudo  jijona
regente tensión madrina
vulgar rondalla sierra
trámite zapato término
sedoso romería sedante
romana quintal quiosco
policía oruga muñeca
osadia perejil lechero
músculo mundial ínfulas
lesión mañana grullas
pálido borroso guiñón
gremial aparato canción
pesares letargo sangría
camino pocilg borrasca
distancia pariente Iglesia
macizo comino pasota
lectura fibroso tenaza
tractor  turismo ulises
regente quimera redada
176 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

TARJETA DE «VISUALIZACION» EJERCICIO N. 0 4


«SALTO DE OJO»

camino gallego  juego


ganado hilado latido
hilera látigo hierba
 jornal  jocoso libelo
lanzar  lástima  júbilo
 jueves canario latino
pálido  jirafa obispo
 joyero lección mimos
médula quebrado a
oblata meditar rédito
mecenas secular   teatro
lámpara risible paladar 
quemado pajilla soslayo
redada saturno redoble
técnica vegetal último
tejado tertulia minuto
vecino semilla rasura
vuelta yeguada  jarabe
intacto textil rascar 
 jarana íntimo fósforo
vulgar interior exponer
habitar fragata entero
raposa dúctil clásico
cocina entonar hábito
pezul'la   colada sátira
nudillo cocción maleta
 jovial ánimo oriente
conato caliente trujillo
inepto petiso brujos
troquel ganado remedio
R. G. CARBONELL
• 177

TARJETA DE trVISUALIZACION» EJERCICIO N. &


«SALTO DE OJO»

orograffa colorear  puntilloso


pergamino gregoriano fiduciario
colección escrutinio abdominal
capacidad filamento metalúrgica
escuadrilla metafórico parroquia
crepúsculo exhalación sonámbulo
particular  mezquindad renacentista
tirabuzón verdadero  jerarquizar 
remordimiento semicirculo purificar
termodinámica verborragia montfculo
sutileza utensilio vulcanizar 
quebracho monumento reorganizar 
solvencia casación superlativo
ventrllocuo puericultura rumiante
monograffa invertebrado pedagogo
calamidad fraccionar  mauritano
fotografla cutlcula pusilánime
boliviano berberecho argentino
mantener  hilarante geografla
descorazonado expedicionario canibalismo
naturalista hipopótamo monosílabo
pulverizador  irrealizable pajarillos
fosforescente acariciar  lujuriante
endovenosa consecuencia remordimiento
calendario minifundio horóscopo
solemnidad rinoceronte cavernlcola
constitución avicultura quiromancia
comensales  Anastasio carpintero
nutrición bicicleta compadre
calderilla ampuloso parlante
R. G. CARBONELL
• 178

TARJETA DE trVISUALIZACION» EJERCICIO N. 0 6


«SALTO DE OJO»

envenenado causalidad pegamento


conocimiento pauperismo ornamentado
instrumento arboladura calificado
promiscuidad separación sinvergüenza
estupendo inseparable amortajado
maravilloso insondable escrupuloso
eternidad Pensilvania curiosidad
ferrocarril automotor religiosidad
pundonoroso casualidad patriotismo
pedúnculo allanamiento noticiero
inescrupuloso mesopotamia incapacidad
solicitud educacional pintoresco
atrabiliario yuxtapuesto vacilación
vertedero maquinaria navideño
elasticidad hiperbólica contaminado
galicismo tentación acariciante
periodicidad convención paliativos
acantonamiento periodistas convicción
naturalista penetración profesiones
endurecido inadaptado inconsistente
conjuntivitis  medicamentos zapaterías
cinematógrafo supermercado fontanería
mantenimiento tonicidad felic1simo
movimiento naturaleza precipitado
preparación verticalidad gelatinoso
navegación astronauta racionales
contemplación subconsciente musculatura
rebelión horizonte lastimoso
comensal refulgente coordinar 
tunantes apasionado propicios
178 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

TARJETA DE «VISUALIZACION» EJERCICIO N. 0 7


«SALTO DE OJO»

barro centrado decisivamente


cepas alguacil empotramiento
buzón marbetes entronización
culpa peteretes trompilladora
osado locomotor inconmensurable
farsa despaldar  encalabrinado
azúcar  capitular  churrigueresco
baquia confidente subarrendatario
copar elocución despampanadura
cavia barandilla zarrapastroso
yola. buitrero noningetésimo
bulo angulema non plus ultra
nido capitolio intercomunicado
hipo enverdecer   gratulatorios
helio demulcente reconocimiento
clima cabezalero   achicharrante
chita correhuela elementalmente
ébano ecléctico funcionalmente
adema contumacia hispanoamericano
erial desopinar  melquisedeciano
entre idoneidad mensurabilidad
fauna entorchar · despachurramiento
inope escabroso confabulaciones
marea ideograma formaciones
cupé farándula   conmemoraciones
idus carcelero   connacionales
cosa matrizar  generacionales
hito dirección propedéutica
raro turismo vorágine
tino oriental amistosos
111>
R. G. • CARBONELL LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS
180

TARJETA DE trVISUALIZACION» EJERCICIO N.0 8


«SALTO DE OJO»

 joya pueril morrocotudo


arca ofensa inconsistente
baúl ladrón laboriosamente
beso holgura animadversión
cepo diatriba inopinadamente
seno regidor configuraciones
liso conato atinadamente
mano atalaya sicodiagnóstico
tipo apólogo concupiscencia
cara ficción anquilosamiento
dato altramuz subdesarrollo
peto ecuénime individualidad
lima desaire   vivencialmente
hoja preciso fundamentadamente
cana  faccioso representaciones
bello rebelde   imbricaciones
asta  sedicioso representaciones
tema dextrosa diferenciaciones
soto cómputo  articulaciones
vela libélula singularidades
cala mórbido congregaciones
sopa tórrido espontaneidades
pato sílfide positivamente
cita monacal negativamente
pena cisterna constantemente
cota angosto exclusividades
duda proclive expresionismo
tupí  delator nomenclatura
cono  propano lazarillos
ta no camastro quiromancia
R. G. CARBONELL
• 181

TARJETA DE «VISUALIZACION11 EJERCICIO N. 0 9

«SALTO DE OJO 11

sí quincuagenario no
tro prestidigitación tal
tea metacarpiano par 
sol mezquindad mía
red energúmeno plus
sud segregación obra
circo tamborilero lado
terco discóbolo cota
mico  harinoso prisa
ático  fragante oasis
cristal chusma litera
sujeto infinito   fiscal
espina  escollo clavel
cocina avispa marfil
desvfo chufas liturgia
arcada olmos espada
pastilla brizna jilguero
 jesuitas crecer  rentista
himnos efigie resurgir
satélites alivio nominal
brumoso gema litograffa
 jeroglífico peca  estirados
canónigos  jefe protocolar
intersticios pop normalizar
vallisoletanos fila helicópteros
interferencias gol  edificaciones
padecimientos pez  protuberancia
instrumentistas faz penalizaciones
iberoamericanos tos acontecimientos
norteamericanos té  renunciamientos
182 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

TARJETA DE wVISUALIZACION» EJERCICIO N.0 10

«SALTO DE OJO»

onomatopéyicos· re proporcionalidad
consuetudinario fe frecuentados
particularizando as felicitaciones
otorgamientos no intercambios
quimificación lid esplendores
inyecciones res acuartelado
magistrales ola ecuaciones
ortopédico sed facilidades
esquemas feo   atavismos
escopetas sede balanceos
inhalación   tela navidades
vanidoso pera desatinos
compañía lobo versiones
anhídrido  nariz serranías
conserje  jaleas primado
caricias sector  exactos
preciso hablar dialecto
rellano madre hombre
acuoso clarito diluvios
estado tablilla escrito
precio símiles cerviz
credo priores debe
sobre diferido hábil
fresa bromista trino
tema vivenciar   jurar
bien reconocer  pata
timo alucinados país
año atrocidades día
ola mezcladoras cid
fa complejidades do
R. G. CARBONELL
• 183

TARJETA DE «VISUALIZAC/ON» EJERCICIO N. 0 11


«SALTO DE OJO»

estamos bien los grandes por el bien


pienso que nos han puesto en vez de
a través de hay casos una decisión
por lo pronto sin embargo no obstante
después de todo podemos decir  estamos bien
aunque fuera desconfiemos de repetidas veces
me necesitan pues podemos hay que pensarlo
a continuación escriba como primer caso
ilustrando esta ahora bien la estructura
mediante una de esta forma lo característico
asf pueden muchas veces como hemos
el problema de debo encontrar hacia el final
el éxodo rural en primer lugar a veces los
el conflicto todo el mundo se citan hechos
que cuando por el hecho de esta forma
carécter técnico se escribe en último caso
lo que se dice aqui muchos lectura rápida
tener un plan hemos hablado se puede decir 
por el contrario por lo tanto los hechos
por las ventajas de modo que se trata de
de tal suerte evitar todo si falta algo
en un articulo dado que sólo asi
poco a poco otro factor  en conclusión
lo que usted con tal que entender mejor
hacia adelante tal como punto de vista
en el futuro puesto que usted sabrá
por otra parte todos sabemos más bien que
sin igual contra eso si le digo
usted dirá cuanto diga ni lo piense
aquino por mi vida a cada cual
184 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

TARJETA DE «VISUALIZACION» EJERCICIO N. º 12


wSAL TO DE OJO»

el dra de gracia si puede ser este argumento


si usted quiere un diélogo repetidas veces
pero es que cuenta nueva hay que pensar
hay que ver por ello mejor que decir
punto y coma aunque toda mejor que prometer
no abuse més vale poder llegar
en el mundo última hora palabras dulces
aceptar o rechazar segundo tema el buen sentido
buen criterio en relación usted sabe
con todo cuanto por eso todo lo más
todo escrito es preciso por esto
sentido figurado lo que hay por calidad
sin sentido aqur vamos todo lo posible
en consecuencia con éxito sin esfuerzo
total que si decimos de buen grado
importa tanto si se mira a todos interesa
¿por qué no7 ormos decir  una hora
el buen sentido por srmismo hasta el fin
el buen decir en la materia para facilitar
una actitud dando empuje de aqur que
objetiva y realista sano ejemplo una actitud
cuenta mayor si pensamos asr aqur que
siempre posible no creo he aqur 
algo lógico al leer deje reposar
rnés fácil uno tal vez no moleste
punto de vista tengo fe vuelva a leer 
se puede hacer puede darse fruta fresca
pare y mire con cada cual no me diga
cantando espero viene de lejos por si fuera
con los hechos todo arriba toda vela
R. G. CARBONELL

186

«SALTO DE OJO» EJERCICIO N. 13

Ninguna comparación hay que més vivo nos represente


lo que somos y lo que habremos de ser, como la comedia
y los comediantes. Si no, dime: ¿no has visto tú
representar alguna comedia adonde se introducen reyes,
emperadores y pontificas; caballeros y
damas y otros diversos personajes? Uno hace el rufién;
otro, el embustero; éste, el mercader; aquél, el soldado;
otro, el simple discreto; otro el enamorado simple,
y acabada la comedia y desnudéndose de los vestidos de
ella, quedan todos los recitantes iguales. sr he
visto, respondió Sancho. Pues lo mismo, dijo Don
Quijote, acontece en la comedia y otro tanto de este
mundo, donde unos hacen los emperadores; otros,
los pontrfices; y, finalmente, todas cuantas figuras se
pueden introducir en una comedia; pero en llegando
al fin, que es cuando se acaba la vida, a todos
les quita la muerte las ropas que los diferenciaban y
quedan iguales en la sepultura. ¡Brava comparación!,
dijo Sancho, aunque no tan nueva que yo no
la haya oído muchas y diversas veces, como aquella
del juego de ajedrez, que mientras dura el juego, cada
pieza tiene su particular oficio y, en acabéndose el
 juego, todas se mezclan juntas y barajan y dan con
ellas en una bolsa, que es como dar con la
vida en la sepultura.
CERVANTES
14 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

«SAL TO DE OJO» EJERCICIO N.0 14

El continuo tronar de tanta artillerra, el estallido de


las.bombas, el estruendo de los edificios que se
desplomaban, las descargas continuas, la
griterra de los combatientes, los lamentos de heridos
y moribundos, los gemidos de nil'ios, mujeres y ancianos
que corrfan, en medio de la matanza, de peligro, en peligro,
buscando en vano dónde refugiarse; el son espantoso de
trompas y tambores y el clamoreo de las campanas, formaban
un espantosisimo rimbombe de muchas leguas a la redonda,
que aterró a los pueblos de la comarca, haciéndoles
temer la destrucción completa de su hermosísima capital.
En unos, el terror obligó a decidirse por los espai'íoles,
cuyo triunfo se juzgó asegurado. En otros, el
patriotismo hizo empui'íar las armas a sus habitantes
para volar denonados a socorrer a Nápoles o a perecer
entre sus ruinas. Declinaba la tarde y continuaba más
encarnizada la pelea; en ambas partes se hacían portentos
de valent!a, sin decidirse por ninguna la victoria.
Y ni las sombras de la noche obscura y borrascosa,
pusieron término al combate y a la matanza, habiendo
sido aquel funesto día uno de los más espantosos
que ha pasado ciudad alguna, y en que a
más alto punto haya llegado la furia y la
tenacidad de encarnizados enemigos.

DUQUE DE RIVAS
R. G. CARBONELL

187

«SALTO DE OJO» EJERCICIO N.15

Ningún código de conducta es aplicable indistintamente


a todos los individuos, porque cada individuo
es diferente de todos los demás.  Algunos tienen
temperamentos tan particulares que las reglas
habituales les son inaplicables sin ajustes especiales.
 A primera vista, parece que las reglas tan generales
como las deducidas de las leyes de la conservación
de la vida, de la propagación de la raza y de la
ascensión del espiritu, convienen a todos los
humanos, a todas las épocas y a todas las razas.
No es asi sin embargo. La historia de
Europa y América presenta numerosos ejemplos de
individuos que transgredieron esas leyes sin que sus
transgresiones condujeran a catástrofes, ni a
ellos ni a su nación. Por el contrario,
algunas de esas transgresiones han sido de gran
provecho para la sociedad y para la especie.
San Francisco de Asís hizo más por la humanidad
rezando  y mendigando que si hubiera sido
padre de una numerosa familia.  Aun cuando las
leyes de conservación  y de propagación sean
imperativas, experimenta, sin embargo, excepciones.
Por el contrario, la regla de ascensión del
espíritu es inflexible. A veces está permitido
sacrificar la vida del esplritu, pero está siempre
prohibido sacrificar el espíritu para
salvar la vida.  ALEXIS CARREL
16 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

«SALTO DE OJO» EJERCICIO N.0 16

Un hombre aproximadamente educado, hasta i.Jn


investigador y hombre de ciencia, debería también
ser capaz de pensar mientras lee. Cada generación
de hombres no debiera tener que aprender todo
por sí misma, como si nada se hubiese aprendido antes.
En realidad, no pueden hacerlo. Si el arte de leer 
no se cultiva, el uso de los libros iré disminuyendo.
Podremos continuar obteniendo ciertos conocimientos
hablando con la naturaleza, pues ésta siempre nos
responderé, pero es inútil que nuestros antepasados
nos hablen si no sabemos escucharles. Pueden ustedes
alegar que la diferencia entre leer libros y leer
en la naturaleza es muy pequei'\a. Pero recuerden que
las cosas de la naturaleza no son srmbolos que
comunican algo de otra mente humana, mientras que las
palabras que leemos y escuchamos lo son. Y recuerden también
que cuando nos esforzamos en aprender directo
de la naturaleza, nuestro propósito fundamental consiste
en comprender el mundo en que vivimos. No
estamos de acuerdo ni en desacuerdo con la naturaleza,
como nos sucede a menudo con los libros que leemos.
El proceso de comprensión directa de la naturaleza,
es diferente de aquel que da por resultado el llegar 
a comprenderla por medio de la interpretación de
un libro. Las facultades críticas deben ser utilizadas.
solamente en el último de los casos.
MORTIMER J. ADLER 
R.G.G. CARBONELL
R. •
CARB()NELL
• 189
187

«SALTO
«SALTODE
DEOJO»
OJO» (2} EJERCICIO N.
EJERCICIO N.170 17

EL HOMBRE PREHISTORICO ABANDONA


LAS CAVERNAS

Hace unos nueve mil (9.000) años una serie de lentos cambios de
clima permitieron al hombre abandonar las cavernas para instalarse
en lugares más favorables. Este cambio no se efectuó de un modo
brusco, sino paulatinamente, a lo largo de mil o dos mil afios, y
provocó cambios en la mentalidad del hombre y en su organización
social. Aprendió a cultivar la tierra, a construir viviendas estables, a
domesticar animales, etc. De esta manera aseguró su subsistencia
cotidiana y pudo dedicar sus ocios a perfeccionar sus utensilios y
avanzar en su desarrollo cultural.
 Aparecen tipos nuevos de herramientas: hoces, arados, etc.
Nace, a base del lino, una industria textil rudimentaria, y, partien
do de la cesteria, inventa la cerámica, que le permite conservar liqui
dos y cocinar. Se organiza en grupos estables para defenderse o
trabajar en común. El hombre se acerca paulatinamente a los niveles
de cultura histórica. Tras miles de af'ios de lento e inseguro avance,
empieza para la humanidad una nueva aurora. Está lejos del hombre
de las cavernas, pero en los recodos tenebrosos de las cuevas,
donde las estalactitas fingen figuras de ensueño entre las tinieblas,
queda la huella de su paso por la tierra: un arte sencillo y misterioso,
apasionante, bellrsimo, la primera muestra del culto a la belleza, que
ennoblece al hombre.
Estas invenciones tuvieron efecto durante el período llamado
mesoHtico, que es el paso entre el paleolltico y el neolítico (edades de
piedra tallada y piedra pulida).
R. G. CARBONELL
• 191

«SALTO DE OJO» (2) EJERCICIO N.º 19

UN GRAN CONSTRUCTOR DE PUENTES


QUE MURIO DE TRISTEZA

Un puente moderno con soportes de acero, que a veces se consi


dera como una obra singular de ingeniería, no es, sin embargo, más
que una mera copia de uno de los más antiguos sistemas de puentes.
En efecto, si se inclinan dos troncos de árbol sobre el agua, desde
ambas orillas de un arroyo, no tenemos más que colocar un tablón
desde el extremo de uno al otro, para hacer un sencillo puente de
este tipo. Un ejemplo interesante nos lo ofrece el gran puente del río
Forth, en Gran Bretaña.
Muchos fueron los planos que se propusieron para su construc
ción; finalmente, ésta fue confiada a Sir Thomas Bousch, el mismo
ingeniero que ya había construido el puente del Tay. Una terrible
noche de invierno, en 1879, parte de aquel puente sobre el río Forth
se vino abajo, cuando lo atravesaba un tren cargado de pasajeros.
Todos perecieron ahogados. La catástrofe conmovió al país entero y
su constructor murió a causa del profundo pesar que le causó aquel
espantoso desastre.
La reconstrucción fue encargada al ingeniero Baver, y fue motivo
de particular atención y estudio. Era necesario cruzar dos profundos
canales de unos quinientos (500) metros de anchura, separados por 
una isla. Debido a las fuertes corrientes de agua, fue imposible cons
truir pilares adecuados, y los constructores hubieron de resignarse a
levantar el pilar central en la isla y uno a cada orilla.
 Así pues, por el sistema de brazos, en este caso tres pares, se
tendió el puente. Cada uno de ellos medía 450 metros de largo, y los
tres, extendiéndose el uno hacia el otro, dejaban dos espacios de
doce (121 metros cada uno que debían ser cubiertos. A fin de que
pudieran pasar las embarcaciones, se le dio una altura de quince ( 151
metros sobre el nivel de mar en plenamar o marea alta. Sus partes
culminantes distan de este nivel ciento veinte (120) metros.
190 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

«SALTO DE OJO» (2} EJERCICIO N.0 18

COMPLICADAS OPERACIONES EN LA DEFENSA


DE AUSTRALIA

En todo el océano Pacifico quedaba un solo lugar donde todavia


flameaba la bandera de los aliados: Australia. Este dominio briténico
de enorme extensión, pues se le equipara a un continente, y de
incomparable importancia industrial y téctica, fue una de las presas
más codiciadas por los japoneses. El dominio de Australia hubiese
significado el de Oriente.
Los aliados procuraron por todos los medios evitar tan critica
situación y realizaron complicadas operaciones defensivas y ofensi
vas en Nueva Guinea, Nueva Bretaña y las Islas Salomón. Al final de
1942, los estadounidenses se mantenían en Guadalcanal, muy pre
sionados por los japoneses, que hablan logrado establecer una base
en Munda, isla del grupo de las Nueva Georgia.
La primera reacción aliada digna de este nombre, y que desbarató
las intenciones niponas de ocupar Australia, comenzó el 31 de enero
de 1943, cuando se iniciaron acciones navales de importancia en
aguas de las islas Marshall y Gilbert. Al mismo tiempo, una pequeña
escuadrilla aérea estadounidense bombardeó Tokio y otras ciudades
 japonesas. Una serie de batallas navales tuvieron efecto en aguas del
mar del Coral y de las islas Midway. Las pérdidas fueron grandes
para ambos adversarios.
Sobre la zona de Guadalcanal hubo acciones aéreas y marítimas
de gran importancia, en las cuales los estadounidenses anunciaron
haber hundido 28 naves de guerra japonesas. Esta victoria, si bien no
destruyó el poderío naval japonés, impidió a este país intentar ''
invasión de Australia. El peligro había sido conjurado y la expansión
 japonesa en el Pacífico tocaba a su fin.
R.G. CARBONELL

193

«SALTO DE OJO» (2J  EJERCICIO N. 0 21

EL SALVADOR

Es el más pequef\o de los países centroamericanos y, sin embargo,


ocupa entre ellos el segundo lugar por su población.
Su área es de 34.130 kilómetros cuadrados y su población se
aproxima a los 3.000.000 de habitantes. Esta circunstancia ha hecho
del pueblo salvadorel'lo el más industrioso de Centroamérica, condi
ción a la que se une su energía moral, que demostró primero en las
luchas por la independencia, y más tarde por sus libertades políticas.
El país está atravesado por dos cadenas de montañas, entre las
cuales se extiende una meseta por la que corre el valle del río Lempa,
que es el único navegable de sus 360 ríos. La capital, San Salvador,
con más de 264.500 habitantes, se desarrolla vertiginosamente y
posee magníficos edificios a pesar de los repetidos terremotos que
destruyeron varias veces la ciudad. El territorio salvadoreño está
cruzado por una red de carreteras asfaltadas y por una línea férrea
que enlaza con Guatemala. Un convenio con este país facilita a El
Salvador la exportación del café por Puerto Barrios, que viene a ser 
así como el puerto salvadoref'lo en el Atlántico.
Su suelo es rico en minas de oro y plata; en menor escala se
explotan minas de cobre, plomo, cinc, mercurio y azufre.
La agricultura está muy desarrollada, como también las industrias
derivadas de ella. Los principales productos agrícolas son: café, del
que se exportan cerca de millón y medio de quintales al año, mafz,
azúcar, algodón, pita, tabaco, arroz y cacao. Los productos fabriles
más importantes son: tejidos, sombreros, cigarrillos, jabones, aceite,
bebidas alcohólicas, harinas, artículos de cuero y muebles. Es,
además, el primer productor mundial de bálsamos medicinales.
192 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

«SALTO DE OJO» (ZJ  EJERCICIO N. 0 20

UNA VISITA A NUEVA YORK

 Aunque la gran ciudad de Nueva York abarca una extensa super


ficie, dividida en cinco distritos municipales, cuando hablamos de
Nueva York, generalmente nos referimos al distrito de Manhattan,
que ocupa la isla del mismo nombre. Por el sur, la ciudad comienza
en un laberinto de calles trazadas irregularmente, de nombres anti
guos y a veces pintorescos. A pesar de sus rascacielos monumenta
les, esta sección ha heredado la fisonomía particular del viejo Nueva
York, fundado precisamente en dicho lugar, que es ahora el distrito
financiero donde funcionan las bolsas o lonjas de comercio.
Un poco més al norte, el panorama cambia totalmente, pues en
tramos en un pintoresco vecindario conocido como Greenwich Villa
ge; es el barrio bohemio, donde viven numerosos pintores, poetas,
músicos y bailarines.
Més arriba comienzan las largas calles y las rectas avenidas
numeradas que cubren la mayor parte de la isla. Estas arterias se
cortan formando ángulos rectos; las avenidas corren de sur a norte y
las calles en dirección de este a oeste, lo que hace muy fácil orien
tarse.
Cualquiera que sea el medio de transporte que utilicemos para
llegar a Nueva York, seguramente nuestro viaje terminaré en el
mismo centro de la ciudad. Muchos de los grandes transatlánticos
tienen fondeaderos en el río Hudson, a la altura de las calles com
prendidas entre la 42 y la 57. Los autobuses de las compañías aéreas
dejan a sus pasajeros en modernos edificios terminales ubicados
entre las calles 37 y 42. Si viajamos por tren, nuestro punto de desti
no seré una de las dos grandes estaciones ferroviarias que se levan
tan en las calles 32 y 42 respectivamente. Circunstancia ésta digna de
señalar, pues es difícil encontrarla en cualquier otra gran urbe
mundial.

L.R.-7
194 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS 

«SALTO DE OJO» (2J  EJERCICIO N. 0 22

LO QUE SIGNIFICA EL CONFUCIONISMO


O ccESCUELA DE LOS LETRADOS»

El confucionismo es la escuela que fundó Confucio, conocida


también con el nombre de «Escuela de los Letrados». Veamos, su
cintamente, en qué consiste esa doctrina.
Confucio no tuvo una idea clara de Dios ni de la otra vida. En este
sentido no fue un verdadero maestro espiritual; más bien nos parece
un hombre práctico, muy atento a las cosas de este mundo. No
podemos decir, por tanto, que el confucionismo esté al mismo nivel
que el budismo, por ejemplo. En éste hay una verdadera religión que
le habla al hombre de la redención del alma. Confucio no pensó en
esto; se limitó a ensef'iar a los hombres a vivir bien y dignamente en la
vida mortal.
Enseñó que la bondad vale por sí misma y que constituye la
«mejor política». Pero ciertamente la bondad no fue la mejor política
para él mismo, de modo que hemos de aceptar la idea de que otra
bondad viene a corregir la ingratitud de los hombres.
No prometiendo nada para la otra vida, el confucionismo pide
que los hombres sean buenos sólo por la satisfacción de serlo. Creía
Confucio, seguramente, que los hombres nacen virtuosos y que
deben conservarse así. Siguiendo las leyes de su propia naturaleza y
cuidando de no caer en el mal, el hombre, decía, puede remon
tarse hasta el cielo. Consiste, pues, la doctrina de Confucio en predi
car el amor a la bondad por la bondad misma; y de ahí que no pueda
ser aceptada como una religión propiamente dicha.
Sobre todo insistió en el deber de amar y respetar a los padres, lo
que consideró como el primero de los deberes. Según las mismas
palabras que usó Confucio: «Nunca debe desobedecerse a los
padres, sino servirles en la vida, observando una conducta noble; en
terrarlos cuando mueran y sacrificarse por ellos, siguiendo una con-
192 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS
R. G." CARBONELL
195
«SALTO DE OJO» (ZJ  EJERCICIO N. 0 20
ducta noble». Recuérdese uno de nuestros mandamientos: «Honra
rás a tu padre y a tu madre».
Este principio parece ser el eje de la doctrina de Confucio, y aun
puede observarse todavía hoy como la característica distintiva de la
moral china. Los chinos sienten veneración por sus padres. Suponen
algunos sabios que en esto está el secreto de la maravillosa perseve
rancia de los chinos, que formaban ya un pueblo civilizado muchos
años antes de que hubiese en Europa alguien que supiera tan sólo
leer y escribir.
196 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

«S ALTO DE OJO» (2) EJERCICIO N. 0 23

LA REPUBLICA DEL PERU

Por su extensión, Perú ocupa el tercer lugar entre las repúblicas


sudamericanas, luego de Brasil y Argentina, pues cuenta con una
superficie de 1.285.215 kilómetros cuadrados.
 Antes de la llegada de los españoles, Perú fue centro del vasto
imperio de los Incas. Después, tras la conquista de Pizarro, se convir
tió en el centro y baluarte de la gran expansión hispánica, y Lima, la
capital, en el foco de irradiación de la cultura colonial por América
del Sur. Así, llegada la hora de la independencia de aquellos países,
Perú fue uno de los que más se resistieron a romper los lazos que le
unían a la metrópoli.
Situada en la costa occidental de Sudamérica, la república perua
na limita al norte con Ecuador y Colombia; al sur con Chile; al este
con Brasil, y al oeste con el océano Pacifico, cuyas aguas bañan los
2.480 kilómetros de costa que tiene este país.
La población, cuyo total se calcula en algo más de diez millones
de habitantes, es en un 13 por 100 de raza blanca, en su mayor
parte de ascendencia española. Un 37 por 100 es de mestizos, y
casi un 50 por 100 pertenece a la raza indigena, por lo que el Perú
es el país sudamericano que cuenta con mayor número de indios
puros. De éstos, los dos grupos predominantes son los quichuas y
los aymarás, que en su mayoria viven en la sierra, parcialmente incor
porados a la civilización occidental. Entre muchos de ellos subsisten
aún instituciones de origen preincaico, como el «ayllu», organización
social y familiar por la que participan de las tareas comunes de la
agricultura y se ayudan entre sí.
En las selvas de la extensa y poco poblada zona de la montaña,
habitan unas cien tribus indígenas que siguen viviendo de la caza, de
la pesca, y de algunos rudimentarios cultivos con la misma rusticidad
y primitivismo de sus antepasados.
192 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS
R. G. ª CARBONELL 197
«SALTO DE OJO» (ZJ  EJERCICIO N. 0 20
El idioma oficial es el castellano, hablado por el 65 por 100 de la
población. Por otra parte, de cada 100 personas, 31 hablan sólo el
quichua y 3 únicamente el aymará. Un pequeño porcentaje, aproxi
. madamente el 0,5 por 100, corresponde a los indios de la selva,
que hablan diversos dialectos.
198 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

«SALTO DE OJO» (2) EJERCICIO N.0 24

PROSPERIDAD ECONOMICA DE LOS PAISES BAJOS

Con la paz volvió a florecer el comercio en los Países Bajos, y fun


dada por la Reina Isabel de Inglaterra la famosa East India Company,
para el comercio con Oriente, Holanda se aprestó para un porvenir
de prosperidad. Los marinos holandeses, maestros de la pesca en el
tempestuoso mar del Norte, atravesaron el océano, se apoderaron
de colonias españolas y portuguesas, y lucharon a veces rudamente
contra los ingleses.
La fundación de Nueva Amsterdan en América, de Satavia en la
isla de Java y otras muchas, comprueban la potencia colonial Holan
desa.
En su propia patria comenzaron a desecar lagos y pantanos, y en
ricas praderas así conquistadas, criaban el bello ganado de Europa.
La manteca y el queso de Holanda gozan, desde siglos, de fama
mundial; los forrajes y los tulipanes crecen magníficamente en los
prados holandeses. Los hijos de Holanda han enseñado al mundo
entero el arte de la jardinería y del cultivo. También en aquel tiempo,
en 1600, este país llegó a ser el primer centro editorial de toda Euro
pa, publicando millares de libros de historia, viajes, leyes y medicina.
La talla y engaste de los diamantes es aún hoy floreciente en
 Amsterdan, dando trabajo a un gran número de artífices.
En el siglo xv1, la rivalidad entre Holanda e Inglaterra fue muy
aguda y dio ocasión a obstinadas y largas contiendas entre ambas
potencias.
En tiempos de Luis XIV, Francia conquistó una parte del territorio
de los Países Bajos, que había pasado a Austria, avanzando hacia
Holanda. Para salvarse, los holandeses abrieron los diques, pero las
aguas se helaron y las tropas francesas avanzaron sobre el hielo y
atacaron La Haya; un imprevisto deshielo salvó al país de la des
trucción.
Por entonces era jefe de la República un bisnieto de Guillermo el
R. G. CARBONELL
• 199

Taciturno; se llamaba también Guillermo y había tomado por esposa


a María, hija de Jacobo 11 de Inglaterra.
En el siglo XVII disminuyó la importancia de las Provincias Unidas
de la República Holandesa; hubo graves revueltas en el país, por lo
que se acudió a la intervención del rey de Prusia. Pero la Revolución
Francesa era inminente y en breve tiempo el mapa de Europa sufrió
grandes cambios. En esta época, las Siete Provincias unidas forma
ron la República Bátava.
Pocos años después, Napoleón hizo de ellas un reino para su her
mano Luis, a quien no tardó mucho tiempo en destronar, y unió
Holanda y las provincias restantes a Francia. «No son sino sedimen
tos de los ríos franceses -decía Napoleón-, y por tanto me perte
necen».
200 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

«SALTO DE OJO» (2} EJERCICIO N.0 25

MAS CLARO QUE M.IL SOLES

La hora H se aproximaba. Había sido fijada para las cuatro de la


mañana del 16 de julio de 1945. En la cúspide de una torre, la primera
bomba atómica de plutonio esperaba ser lanzada. La víspera,
Enrique Fermi había pasado la velada aterrorizando al desgraciado
general; le había anunciado, de súbito, que la bomba iba a incendiar
la atmósfera al unirse el ázoe y el oxígeno a muy elevada temperatura
para formar óxidos de ázoe. Teóricamente, la reacción podfa propa
garse y abrasar todo el aire. Fermi declaró que la cuestión era saber si
sólo iba a ser destruido el estado de Nuevo México, o bien el mundo
entero. Groves, que parece estar desprovisto del humor, escribe con
indignación: «Y hacían apuestas».
La bomba estalló a las cinco treinta, y Groves señala que hubo
una víctima: un cocinero ebrio que dormía en una barraca del campa
mento. El destello le cegó durante algunos días. Los miembros del
equipo quedaron hasta tal punto trastornados por la terrible visión,
que durante veinticuatro horas no fue posible discusión alguna. A la
maf\ana siguiente se anunció a la Prensa que el arsenal de Alamo
gordo habla volado y que cohetes de señales, destruidos en gran
número, habían emitido un destello particularmente intenso. El
anuncio no despertó sospechas.
El 6 de agosto de 1945 estalló sobre Hiroshima la primera bomba
atómica. Graves hace públicos, por primera vez, los extractos del in
terrogatorio de la tripulación que lanzó la bomba (sabido es que al
regreso de cada misión aérea es interrogada la dotación de un avión
de guerra). El documento había sido clasificado como «ultrasecreto»,
y sólo Groves fue autorizado a sacarlo de los archivos.
«No hemos oído ningún sonido. Llamas purpúreas bailoteaban y
subían hacia nosotros (esas llamas purpúreas están formadas por los
óxidos de ázoe de que hablaba Fermil. Dos choques conmovieron
nuestro aparato. Una nube de polvo de seis kilómetros de altura
R. G. CARBONELL
• 201

' rodeaba la ciudad. Esta parecía destrozada en mil pedazos. Se for


maban valles de los que brotaba el polvo. Aparecían destellos a
través de la columna de humo. Es de temer que no pudiendo los
 japoneses imaginarse que un cataclismo tan espantoso haya podido
ser desencadenado por el hombre, atribuyan la catástrofe a un me
teoro gigante y perdamos así el beneficio del efecto psicológico.»
 A la mañana siguiente, mientras discutía Groves con el general
Marshall, éste dijo: «¿No creen que hay demasiadas víctimas?»
Groves respondió: «Son hombres que han ordenado la marcha de la
muerte en Filipinas» (operación de transporte a pie de los prisioneros
americanos, célebre por su crueldad).
 A estas palabras, el general Arnold dio a Groves una gran pal
mada en la espalda, diciendo: «Así se habla».
 A la mañana siguiente era revelada al mundo la noticia de la
explosión. Costó mucho esfuerzo atraer a la Casa Blanca a los co
rresponsales de guerra. Estaban extrañados. Los grandes reporteros
no acudieron y enviaron a sus secretarios. Hubo una precipitada
carrera a las cabinas telefónicas, cuando el secretario de Truman
pronunció l s palabras históricas: «Las mismas fuerzas que hacen
brillar el sol han sido desatadas contra los criminales que desencade
naron la guerra en el Pacífico».
Los prisioneros de «Farm Hall» tenían radio. Cuando Otto Hahn,
que habla descubierto la fisión del uranio, supo del lanzamiento de la
bomba atómica americana, pensó primero en suicidarse, y luego
anunció la noticia a los otros sabios alemanes. La conversación fue
recogida por los micrófonos y registrada. Graves da amplios extrac
tos de ella. Los prisioneros se mostraron muy escépticos, pues recor
daron que el 28 de abril de 1945 se rumoreaba en el cuartel general
del partido nazi, en Munich, que Alemania iba a lanzar al dla siguiente
una bomba atómica sobre Londres; tras lo cual, los sabios alemanes
se preguntaron si los americanos y los ingleses atacarían inmediata
mente a Rusia con la bomba atómica. Expresaron seguidamente su
pesar por no haberlo logrado ellos mismos. «Hubiera sido preciso,
dijo Heisenberg, movilizar 120.000 obreros en 1942. Habría sido ne
cesario realizar un esfuerzo semejante al que ha sido hecho con las
"V2" .»La segunda bomba cayó sobre Nagasaki, y la guerra se detu
vo ahí: 35.000 muertos y 60.000 heridos, el 44 por 100 de la ciudad
202 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

destruida; resultado, en suma, inferior al de Hiroshima. Tal es el balan


ce de la situación dado por Groves.
El 12 de agosto de 1945, el gobierno americano publicaba el fa
moso informe Smith sobre la energía nuclear.
La trágica historia no se ha acabado aún. Todas las tentativas de
los americanos para mantener el secreto han fracasado, y los ingle
ses primero, luego los rusos, franceses y chinos han fabricado, a su
vez, bombas. ¿Dónde estarían las cosas de haber fracasado Groves?
Pero sin duda él no ha hecho más que cumplir con su deber. A pesar 
del escepticismo, a pesar de todas las dificultades, gracias a su tena
cidad, los 600.000 americanos que trabajaron en el proyecto consi
guieron realizarlo. No se puede apenas apreciar las ideas y la actitud
de Groves, y cabe irritarse por su desprecio hacia la investigación
científica, pero ha de estimarse en lo que valen, su energía y su
esp!ritu de decisión. Ha llevado a cabo una de las más fantásticas
empresas r.ie la humanidad; puede presentarse con orgullo ante el
 juicio de la historia. ¡En cuanto al juicio de Dios!...

JACQUES BERGIER
R. G. CARBONELL

203

PARRAFOS FUNDAMENTALES EJERCICIO N.º 26


FRASE «PRINCIPAL»
PALABRAS «CLAVES»

a) Sub-tema: LA CORRECCION EN EL LENGUAJE

En una demostración cualquiera, así tuviese por objeto nada más


que los hechos más triviales de la vida, es menester enseñar al niño a
ser riguroso, a no prescindir de términos, a exponer su pensamiento
con la mayor lucidez posible. Desde el punto de vista de la psicología
de la voluntad, este ejercicio es de los más fecundos. En efecto,
exige habituarse a dominar el pensamiento y a impedir se agote en
una explosión sin claridad; para ello es preciso poseer primero una
visión de conjunto, luego tener delante del espíritu esta visión totali
zadora y saber desarrollarla regularmente, sin omitir nada esencial,
dando el respectivo valor a cada parte del razonamiento. Esto no es
un simple ejercicio de lógica, es ante todo una escuela de voluntad.
Uno se acostumbra a ver claro en sí mismo, al mismo tiempo que a
dominarse.
GEORGES DEN SHAUVERS
(La educación de la voluntad)

b) Sub-tema: LA PENA DE DIFERENCIACION

En la excitación de la persecución y la alegría de la conquistá, no


prestamos casi atención a este carácter fundamental de la acción.
Olvidamos la pena para no pensar más que en la alegría de crecer. Y,
sin embargo, esta pena no falta jamás. Para unificarse en sí o para
unirse a los otros, hay que cambiar, renunciarse, darse; y este desga
 jamiento es como una especie de dolor. ¿No se expresa siempre en
el lenguaje vulgar el resumen más sincero de la experiencia humana?
204 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARATODOS 
204 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Cada progreso en la personalización debe pagarse: tanto de unión,


tanto de sufrimiento. Esta relación de equivalencia rige las transfor
maciones del Espíritu-Materia. Y nada puede permitir escapar a ella.
T. DE CHARDIN
(La energía humanal 

c) Sub-tema: REGLAS SOBRE LA PRONUNCIACION, ASI


EN EL DISCURSO PUBLICO COMO EN LA
CONVERSACION

Hay además en el lenguaje, que es también de mucha considera


ción, otras dos maneras diferentes: una que pertenece a los discur
sos oratorios y otra a la conversación familiar. La primera tiene lugar 
en los tribunales, en las juntas del pueblo, en el Senado; la otra, en
las conversaciones, conferencias y juntas de los amigos, y también
en los convites. De los discursos públicos dan preceptos los retóri
cos; de las conversaciones, no, aunque yo no sé si acerca de ellas se
podrían prescindir. Para lo que se estudia tenemos maestros, pero no
hay quien se dedique a este estudio. De retóricos hay mucha abun
dancia, y pudieran acomodarse muy bien a la conversación sus pre
ceptos acerca de las palabras y sentencias. Mas siendo como es la
voz el órgano de las palabras, y requiriéndose en ella dos circunstan
cias, que sea clara y suave, ambas son dones de la naturaleza, pero
la una se perfecciona con el ejercicio y la otra con la imitación de
aquellos que se explican con facilidad y dulzura. Por esto sólo fueron
tenidos los catulos por hombres de un gusto exquisito en las letras:
eran verdaderos literatos; pero otros lo eran también y sólo de ellos
se alababa el buen uso de la lengua latina. El sonido de su voz era
suave, la expresión de las silabas, ni demasiado fuerte, ni confusa,
nada de oscuridad, nada de afectación, sin especial esfuerzo, sin lan
guidez, ni retumbancia. Más abundante era el lenguaje de Lucio
Craso, y no menos gracioso; pero nada bajó por eso la opinión del
bien hablar de los catulos. En la sal y donaire, excedió a todos César,
R. G. CARBONELL
• 205

hermano del padre de Catulo, de modo que su estilo sencillo y natu


ral oscurecía en el foro la elocuencia más vehemente de los otros
oradores.
CICERON
(Los Oficios)

d)  S ub-tema: APRENDIENDO A SER UTILES

La felicidad no es una meta; es un producto accesorio: paradóji


camente, la única forma segura de no ser feliz está en proyectar una
forma de vida en la que uno se dé satisfacción a sí mismo en forma
total y exclusiva. Después de poco tiempo, de muy poco tiempo,
habrá muy pocas cosas que nos puedan producir algún gozo; pues lo
que mantiene nuestro interés por la vida y nos hace esperar el mai'la
na, es proporcionar placer a otras personas.
ELEANOR ROOSEVELT
(Aprendiendo a vivir)
206
206 LECTURARAPIDA
LECTURA RAPIDAYYCOMPRENSIVA
COMPRENSIVAPARA
PARATODOS
TODOS

PARRAFOS FUNDAMENTALES EJERCICIO N.0 'l1


FRASES «PRINCIPALES»
PALABRAS «CLAVES»

a) Sub-tema: MILITARES Y HOMBRES DE ESTADO

No considero los métodos de trabajo, siempre prácticos en los


ejércitos, eficientes, sumarios, y que testimonian la inquietud por
fundir a todos los espíritus en un solo molde, para que cada uno
pueda ser reemplazado al instante. Por un solo estratega, al cual no
perjudica el talento, el resto de un ejército ejecuta. Esto implica la
servidumbre de todos y un método impersonal que eleva a los medio
cres y borra las diferencias. El ejército es una eficaz escuela del pen
samiento colectivo. Ningún oficio es más propicio al pensamiento,
empero, que el de las armas, por la alternación más vivaz, con los
ocios absolutos, por la presencia del peligro, de lo imprevisible y del
azar, por la diversidad de tareas que se deben realizar en él. Es una
existencia enteramente libre, que ofrece a la imaginación, sujeta
muchas veces de la disciplina, la posibilidad de explayarse libremente
en sueños, en los cuales el circunspecto se alimenta de la indolencia,
como le ocurre al que ignora el mañana, espera lo peor y sabe de
antemano que así será. ¿En qué sentido este oficio militar es una
imagen del oficio intelectual? Creo que el secreto, en uno como en
otro oficio, consiste en obligarse a ciertas aplicaciones muy precisas,
pero reservarse un amplio campo de acción; en proponerse direccio
nes determinadas, pero sin excluir el azar, en no saber adónde se
llegará, pero en estar seguro que se llegará.
J. GUITION
(El trabajo intelectual)
R. G. CARBONELL
• 207

b)  S ub-tema: PRACTICA DE LA SEGURIDAD

Todo esfuerzo realizado con el fin de dominarse y de actuar preci


 samente en el momento en que se experimenta la sensación de «no
atreverse», aumenta la voluntad y la audacia. Toda persona debiera
anotar la clase de diligencias que más penosas le son de realizar, la
categoría de personas cuyo trato le produce mayor turbación, los
incidentes que, en caso de ocurrirle, le causarlan mayor confusión, y
convertir en una especie de deporte la tarea de afrontar decidida
mente esa clase de dificultades.
PAUL C. JAGOT
(El poder de la voluntad)

c)  S ub-tema: TODA ORGANIZACION PUEDE V DEBE SER


PREPARADA

Cuando hablamos de organización, ni que decir tiene, pero es


mejor decirlo, que entendemos a menudo «reorganización>>. En
efecto, muy rara vez se parte de cero: en general disponemos de
medios preexistentes bajo formas muy diversas, partimos de una
situación o de un estado de cosas sobre los que tenemos que
actuar. En otros términos, nuestros grados de libertad están limita
dos, en cierto modo, por los demás, por nuestros propios hábitos, y
por las cosas «que son como son». Pero no por ello debemos caer en
el fatalismo del musulmén (que por otra parte no es tan fatalista
como todo esto), o en una resignación contráproducente. Por el
contrario, mucho podemos hacer para cambiar las cosas y las gentes
que nos rodean, para modificar nuestros hábitos, nuestras tenden
cias, con la única condición de «pensar antes de obrar», de preparar 
nuestra acción o la de nuestros subordinados.
ROLAND CAUDE
(Organizar  y organizarse)
208 LECTURA
LECTURARAPIDA
RAPIDAYYCOMPRENSIVA
COMPRENSIVAPARA
PARATODOS
TODOS

d) S ub-ts ma: COOPERACION

Cuando alguien nos grita, «¡cuidado!», y uno da un salto para


evitar a duras penas ser arrollado por un automóvil, debemos nuestra
satvaci6n al acto cooperativo fundamental merced al cual sobreviven
los animales superiores, o sea, la comunicación por el sonido. No
vimos venir al vehiculo, pero alguien lo vio y emitió ciertos sonidos
para ponernos en guardia. En otras palabras: aunque nuestro
sistema nervioso no percibió el peligro, salimos indemnes porque
otro sistema nervioso lo captó. Nos beneficiamos de ese otro siste
ma, ademés del nuestro.
HAYAKAWA
(El lenguaje en el pensamiento  y en la acción)
R. G. CARBONELL
• 209

· PARRAFOS FUNDAMENTALES EJERCICIO N. 0 28


FRASE «PRINCIPAL»
PALABRAS «CLAVES»

a) Sub-tema: TENER LIBROS DE CABECERA

Los libros que conviene tener a la cabecera son aquellos capaces


de aconsejarnos en cualquier circunstancia; los que nos elevan a
través del relato de una vida ejemplar; aquellos que nos narran la
existencia de un hombre semejante a nosotros, como Montaigne, y
por ello nos reconfortan; los que nos muestran el universo tal como
es, y nos hacen participar de otras existencias, en medios y épocas
distintas; los que resumen el Todo; aquellos, en fin, que son como
cantos. El libro més hermoso es, quizá, el que no ha sido escrito
para ser leido, que no ha sido publicado sino después de la muerte
del autor, que no ha sido oscurecido por ningún deseo de agradar,
que tiene la calidad de un testamento. Y es de desear que el libro
sea lo suficientemente antiguo como para que no se llegue a ligar por 
ningún hilo a nuestra circunstancia presente; y que nos haga sentir 
que aquello que nos conmueve en este momento es provisional.
J. GUITTON
(El trabajo intelectual)

b) Sub-tema: LAS CONSECUENCIAS DEL AGOTAMIENTO


NERVIOSO

El elemento esencial en la fatiga normal o patológica es el desa


rrollo funcional de los centros reguladores hipotalémicos, que
siembra la perturbación en la sabidurfa inconsciente del cuerpo y en
la del espfritu consciente, únicamente porque estos centros son res
ponsables de la armonía de los impulsos nerviosos, tanto en el con
 junto del cuerpo como en la corteza cerebral. Bajo el término de agota-
210 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARATODOS 

miento nervioso podemos introducir una realidad objetiva: la fatiga


del órgano central de la integración y de la unificación orgánica, una
modificación muy pequeña de las neuronas de la base del cerebro,
que le impide funcionar en armonía, pero cuyas consecuencias son
inmensas.
PAUL CHAUCHARD
(la fatiga)

c) S ub-tema: SOBRE LA AUTOAYUDA

 A nadie que no colabore es posible enseñarle a leer, o a dominar


cualquier otra habilidad. La ayuda que yo o cualquier otra persona en
mis condiciones puede ofrecer, es insuficiente. Es, cuando más, una
guía remota. Consiste en reglas, ejemplos y consejos de toda índole.
Pero ustedes deberán estar dispuestos a «aceptan> consejos y a
«obedecer» las reglas. No podrán llegar más lejos que lo que ustedes
quieran. Por consiguiente, mi diabólico plan no llenará su objeto si
ustedes no cooperan conmigo desde sus comienzos. Una vez que
hayan ustedes empezado a leer, dejaré que la naturaleza haga el
resto y esperaré confiado los resultados finales.
MORTIMER J. ADLER 
(Cómo leer un libro)
R. G. CARBDNELL
• 211
R. G. CARBONELL
• 211

ORGANIZACION LOGICA DEL PENSAMIENTO EJERCICIO N. D 29

Tema: PRACTICA DE LA SEGURIDAD

La timidez parece casi normal en los adolescentes, pero desapa


rece bastante rápidamente al cabo de algunos años de diario contac
to con los demás. Se vigoriza el carácter y, tras cierto tiempo de strug
gle for lite (lucha por la vida), el muchacho tímido de otros tiempos
se convierte en un hombre atrevido y desenvuelto.
No obstante, es frecuente ver hombres de edad madura, compe
tentes en sus respectivas profesiones, hombres cultos e incluso enér
gicos desde diferentes puntos de vista, que se sienten materialmente
incapaces de defenderse de cualquier sentimiento molesto que les
paraliza en cuanto abordan un ambiente con el cual no están familia
rizados.
Por otra parte, en la mayoría d.e los casos, nuestra seguridad,
como quiera que ha sido desarrollada únicamente para un determina
do número de circunstancias que la vida nos ha creado, disminuye
más o menos en los casos excepcionales.
Todo esfuerzo realizado con el fin de dominarse y de actuar preci
samente en el momento en que se experimenta la sensación de «no
atreverse», aumenta la voluntad y la audacia. Toda persona debiera
anotar la clase de diligencias que más penosas le son de realizar, la
categoría de personas cuyo trato le produce mayor turbación, los
,.... incidentes que, en caso de ocurrirte, le causarían mayor confusión,
y convertir en una especie de deporte la tarea de afrontar decidida
mente esa clase de dificultades.
Desde luego existen diversos ejercicios encaminados a desarrollar
unilateralmente el aplomo. Por ejemplo, hablar en público cuando
se presenta la ocasión; la práctica de experimentos elementales de
hipnotismo en estado de vigilia sobre toda clase de individuos; el
dirigirse a personajes importantes, afrontando las dificultades que su
trato origina en ciertos seres, e incluso solicitar a sujetos vulgares
para llevar a cabo un negocio, cualquier obra, propagar una doctrina,
etcétera.
212 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Repitamos, para terminar este capitulo, que siempre la más leve


tentativa facilita la siguiente. Hemos conocido casos de personas
cuya timidez llegaba hasta el extremo de dejarse llevar frecuentemen
te al desprecio de su propio interés, porque no osaban decir «no», y
que, con nuestras indicaciones, en el espacio de unas cuantas sema
nas han llegado a adquirir entera libertad de palabra y de acción,
incluso en los casos más difíciles.
PAUL C. JAGOT
f El poder de la voluntad)
R. G. CARBONELL
• 213

ORGANIZAC/ON LOG/CA DEL PENSAMIENTO EJERCICIO N. 0 30

Tema: SUERTE Y DESGRACIA

Versados en el estudio de lo maravilloso en todas sus formas, el


problema de la suerte nos ha apasionado profundamente. ¡Cuántas
personas hemos visto que nos han parecido protegidas por agentes
invisibles que les prodigaban toda clase de alegrías,. evitaban que
recayesen sobre ellas las consecuencias de sus propias faltas, arrui
naban la obra del adversario y les facilitaban el triunfo, el favor del
mundo en general y la adoración de ciertos _seres! ... Y ¡cuántas otras
-1cuánto más numerosas! -,hemos visto afligidas por decepciones
múltiples, por desgracias que iban «en crescendo», sufriendo enfer
medades y miserias, atrozmente lastimadas en sus sentimientos más
nobles y elevados!... ¡Inquietante problema! Sí, en efecto, parece
que una radiante estrella, protectora del destino, sigue a determina
dos seres desde la cuna al sepulcro, en tanto que una negra fatalidad
se destaca, tenaz, en la sombra de los ser s desgraciados, a los que
impulsa implacablemente hasta el último extremo del doloroso sen
dero de la desesperación.
Y de la masa de recuerdos emocionantes, preciosamente sumi
dos en el fondo de nuestra memoria, se destaca, particularmente
amarga, la comprobación de la aparente incoherencia con que
actúan esos intangibles dispensadores de la buena y mala suerte.
¿Por qué hemos de asistir, al propio tiempo, al triunfo insolente de
espíritus limitados, sujetos a mezquinos apetitos, y a la angustiosa
tortura de seres deliciosos, en quienes todas las sensibilidades y
todas las noblezas parecían aliadas con la más exquisita sutilidad?
¿No habrá en ello sino la apariencia de otras causalidades? ¿O será
sólo expresión fatal del encadenamiento de los hechos someti
dos a nuestros sentidos? Cuando cualquier desventurado se pasa
la vida gimiendo bajo el peso de cualquier dolencia legada por 
sus ascendientes, ¿debemos limitar nuestras reflexiones a la ley
fisiológica de la herencia? Cuando una catástrofe conmueve y
arruina el edificio elevado mediante años enteros de trabajo, sume a
214 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

la joven viuda en una inconsolable amargura, dispersa a los hijos y


los confina a las más repulsivas promiscuidades, ¿acaso el accidente
inicial habrá de limitar nuestro impulso hacia el conocimiento de
otros más inquietantes porqués? Si un momento de inatención nos
ha conducido a lo irreparable, ¿no buscaremos un motivo que nos dé
la clave de semejante desproporción?
En una de nuestras obras insistimos sobre esta interesantísima
cuestión. Aquí sólo diremos que la suerte está en relación directa con
la voluntad de cada uno; pues si bien es cierto que nadie puede
 jactarse de poder captar plenamente ese voluble elemento, no lo es
menos que cada uno de nosotros posee medios que permiten sus
traerse a la hipotética entidad adversaria y determinar por sí mismo
los favores cuyo disfrute le rehúsa la fortuna.
No nos ha sido posible descubrir la menor relación entre la suerte
y el mérito personal, tal como éste generalmente se entiende, pero,
en cambio, la experiencia nos ha demostrado que el desarrollo de la
individualidad psíquica -en la forma que en esta obra se indica-,
poco a poco va apartando a la persona de aquel elemento adverso,
hado o fatalidad, que parecía consubstancial con ella. A medida que
la voluntad va siendo más firme, ejerce mayor influencia sobre las
múltiples causas que originan acontecimientos. El ser humano llega
entonces a convertirse en un factor consciente de su propio destino.
En lo sucesivo ya no se ve zarandeado como un frágil esquife en el
océano de la vida: su juicio constituye un gobernalle preciso que el
individuo se esfuerza en sostener con toda la energía de su habituada
voluntad.
Los partidarios fanáticos de la voluntad pretenden que el hombre
depende exclusivamente de sí mismo. En cambio, los fatalistas pro
claman que todos estamos sujetos a una ineluctable predestinación.
 A nuestro entender, esta última existe; pero desde el momento en
que el individuo tiene conciencia de su existencia y combate sus
elementos desfavorables, la modifica en la medida del esfuerzo desa
rrollado en este sentido.
En efecto: nadie podría negar que la habituación de la voluntad
permite al individuo:
Mejorar su salud física, aumentar la resistencia de su organismo y
poder actuar sobre sus funciones por medio de la autosugestión;
R. G. CARBONELL
• 215

Regularizar en sí mismo la impresionabilidad, la emotividad, el


sentimentalismo, la impulsividad, la imaginación, la memoria y las
demás manifestaciones subconscientes, y situarlas bajo la dirección
de la idea reflexiva, esto es, del juicio;
Poder anular, en caso preciso, las influencias del medio ambien
te, de la colectividad, etc., con el fin de conservar completa libertad
de pensamiento y de acción;
Ejercer en torno suyo y sobre las personas con quienes, eventual
mente, tenga relación una influencia que predisponga a dichas
personas en su favor, obteniendo así un máximo de consideración y
de valoración de las facultades, aptitudes o competencias que el indi
viduo posea;
Saber inspirar en el ambiente en que vive sentimientos e ideas
susceptibles de orientar útilmente a las personas por las que él se
interese;
Reunir la mayor suma posible de elementos de éxito y de resisten
cia contra la adversidad;
Realizar un progreso continuo, acrecer el alcance y el vigor de sus
facultades y realzar la envergadura de su inteligencia y de sus medios
de acción.
 Además, en la inmensa mayoría de los seres, suerte y fatalidad
suelen manifestarse en el curso de la existencia de una manera equi
valente, sobre poco más o menos; y en cuanto interviene el esfuerzo
personal, tenaz y con cierta continuidad, no tarda la balanza en incli
narse del lado favorable.
PAUL C. JAGOT
f El poder de la voluntad}
216 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

ORGANIZACION LOGICA DEL PENSAMIENTO EJERCICIO N.0 31

Tema: OBJETIVACION

La objetivación, remedio aplicable a toda indecisión, se utiliza


cuando a la voluntad le repugna ir a la par del razonamiento.
¿Cuántas veces no nos hallamos ante una viva tentación, cuya satis
facción, no obstante procurarnos un contentamiento inmediato, ori
ginaría una serie de consecuencias desagradables para el porvenir?
Es en este momento cuando conviene que nos representemos men
talmente, y con la mayor precisión posible, de una parte, lo que podrá
suceder si nos dejamos llevar de nuestro impulso, y de otra, cuál es la
causa que motiva la represión de dicho impulso.
Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús, la orden
de los jesuitas, ese fenómeno de voluntad fanática que, de la noche a
la maf\ana, supo pasar de una vida de excesos a los rigores monásti
cos, somete a sus disclpulos a la objetivación. Les prescribe, por
ejemplo, que se representen el infierno con sus rojizas llamas, que se
imaginen sufrir las torturas que experimentan los condenados y la
perspectiva de la eternidad de un suplicio semejante, etc. De esta
suerte, cuando se presenta la ocasión de incurrir en cualquier pecado
que implique penas eternas, las terroríficas imágenes, objetivadas
por el religioso, acudirán a su memoria y le ayudarán a reprimirse.
En la vida ordinaria, la objetivación se nos antoja la clave de la
rectitud. Si nos tomásemos la molestia de representarnos, en forma
concreta, las consecuencias lógicas de cada uno de nuestros actos,
indudablemente paralizaríamos la mayor parte de los impulsos mo
lestos, de los que nadie está exento.
Para sacar partido de este procedimiento se concibe que sea
preciso poseer ya cierta costumbre de dominarse.
Es indicada la misma práctica cuando el individuo trata de resol
verse a realizar cualquier esfuerzo. Consiste entonces en contemplar 
la imagen mental de las ventajas que se esperan obtener del esfuerzo
de referencia y en saborear de antemano la satisfacción que dichas
ventajas proporcionarán. Ni que decir tiene que la eficacia de.este
R. G. CARBONELL
• 217

ejercicio está en relación directa con la atención y el tiempo que se le


consagre.
De un modo más general, objetivar rápidamente lo que se desea
llevar a término ayuda considerablemente a realizarlo. Al combinar 
un plan, si en lugar de contentarnos con formular, de modo abstrac
to, sus diversos elementos, nos los representamos en forma tangi
ble, tan viva y precisa como posible sea, acudirá a nuestro espíritu el
mejor modo de llevarlo a cabo.
PAUL C. JAGOT
(El poder de la voluntad}
218 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

ORGANIZACION lOGICA DEL PENSAMIENTO EJERCICIO N. 0 32

Tema: COMPETENCIA

Si preguntamos a un hombre de negocios de América o de Ingla


terra qué es lo que pone más obstáculos a su felicidad, contestará:
«La lucha por la vida». Lo dirá con toda sinceridad, porque así lo
cree. Y en cierto aspecto es verdad; pero en otro muy importante
es profundamente falso. La lucha por la vida es algo que existe
naturalmente. Existe cuando cualquiera de nosotros se siente des
graciado. Existió, por ejemplo, para Falk, el héroe de Conrad, que en
un barco abandonado era uno de los dos hombres con armas de
fuego, entre una multitud que no tenía otra solución que comerse los
unos a los otros. Cuando los dos hombres acabaron con los alimen
tos en que pudieron estar de acuerdo, comenzó una verdadera lucha
por la vida. Falk ganó; pero después fue siempre vegetariano. Pero
no es esto lo que quiere decir el hombre de negocios, al hablar de «la
lucha por la vida». Es una frase incorrecta, que se ha elegido para
dignificar algo esencialmente trivial. Preguntémosle cuántos hom
bres de su clase han muerto de hambre. Preguntémosle qué fue
de sus amigos, después que se arruinaron. Todo el mundo sabe que
un hombre de negocios arruinado tiene muchas más comodidades
materiales que quien no ha sido nunca lo suficientemente rico para
poder exponerse a la ruina. Lo que la gente entiende, pues, al hablar 
de la lucha por la vida es la lucha por el éxito. Lo que se teme al
entrar en la lucha no es que falte el desayuno a la mañana siguiente,
sino el que no se consiga deslumbrar a sus vecinos.
Es extraño cuán pocos hombres parecen darse cuenta de que
están cogidos en el engranaje de un mecanismo del que no pueden
escapar, sin darse cuenta, en el tráfago en que viven, de que no
pueden seguir adelante. Hablo, desde luego, de los grandes nego
ciantes, de los hombres que tienen grandes ingresos, y podrían, si
quisieran, vivir con lo que tienen. Pero el hacerlo así les parece tan
vergonzoso como desertar del ejército frente al enemigo, aunque si
se les pregunta qué utilidad pública tiene su trabajo, se verán en
R. G. CARBONELL
• 219
R. G. ª CARBONELL
219

apuros para contestar con otra cosa que soltando vulgaridades acerca
de la vida activa.
Veamos la vida de estos hombres. Tienen, probablemente, una
casa, una mujer y unos niños encantadores. Se levantan por la
mañana medio dormidos y se van muy de prisa a su oficina. Allí hay
que exhibir las cualidades de un gran hombre de acción; una expre
sión enérgica, una manera de hablar decidida, un aire de sagaz reser
va, estudiando para impresionar a todos menos al chico de la oficina.
Dicta cartas, habla con diversas personas importantes por teléfono,
estudia el mercado y almuerza con alguien con quien tiene o espera
tener negocios. Por la tarde hace cosas parecidas. A la hora de
cenar, él y unos cuantos hombres, cansados, tienen que pretender 
gozar de la compañía de señoras que no han tenido ocasión de can
sarse todavía. Es imposible predecir las horas que necesita el pobre
hombre para librarse de esto. Por fin, se duerme, y la tensión cede
durante unas horas.
la vida de trabajo de estos hombres tiene la psicología de una
carrera de cien yardas; pero como la carrera en que toma parte tiene
como único fin la tumba, la concentración que está bien para cien
yardas, resulta, a fin de cuentas, excesiva. ¿Qué saben ellos de sus
hijos? Durante los días de la semana no salen de la oficina; los domin
gos están en los campos de golf. ¿Qué saben de sus mujeres?
Cuando las dejan por las mañanas, están dormidas. Durante la noche
tienen obligaciones sociales, que impiden toda conversación íntima.
Probablemente no tienen amigos que les interesen, aun cuando con
algunos de ellos afectan una afabilidad que están lejos de sentir. la
primavera y las cosechas sólo las conocen en cuanto afectan al
mercado; probablemente han visto países extranjeros, pero con un
enorme aburrimiento. los libros les parecen fútiles, la música cosa
de pedantes. Cada año se encuentran más solos, su atención se
reconcentra y la vida fuera de los negocios tiene cada vez menor 
sentido. Yo he visto en Europa un americano de este tipo de edad
más que madura, con su mujer y con sus hijas. Evidentemente,
hablan convencido al pobre hombre de que ya era hora de que se
tomara unas vacaciones y de que diera a sus hijas la oportunidad de
ver el viejo mundo. la madre y las hijas le rodeaban en éxtasis y le
llamaban la atención sobre todo lo que les parecía característico. El
220 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

 pater familias, completamente cansado y aburrido, pensaba proba


blemente en lo que estaría ocurriendo en la oficina o en los partidos
de base-ball. Las mujeres, por fin, le dejaron en paz, conviniendo en
que los hombres son unos filisteos. Probablemente no se les ocurría
que él era una víctima de su voracidad, probablemente estaban en lo
cierto, pues tampoco la viuda india, inmolada en la tumba de su
marido, no es lo que nos parece a los europeos. Probablemente en
nueve casos de cada diez, la viuda era una víctima propicia, dispuesta
a ser quemada por amor a la gloria y porque así lo ordenaba su reli
gión. La religión y la gloria del hombre de negocios le exigen que
haga mucho dinero y, por lo tanto, sufre el tormento gozosamente
como la viuda del hindú. Si el hombre de negocios americano ha de
ser más feliz, debe comenzar por cambiar de religión. Mientras no
sólo .desee el éxito, sino que esté persuadido de todo corazón de que
el deber del hombre es la persecución del éxito, y de que quien no lo
consiga es un infeliz, su vida será demasiado ansiosa y concentrada
para ser dichoso. Fijémonos en algo tan sencillo como la inversión de
fondos. Casi todos los americanos preferirán cobrar el 8 por 100 en
una operación arriesgada, al 4 por 100 en una operación segura. La
consecuencia es que hay continuas pérdidas de dinero, y continua
irritación y malestar. Por mi parte, lo que yo quisiera obtener del
dinero es sosiego y seguridad. Pero lo que el hombre típicamente
moderno desea es ganar más dinero con vista a la ostentación, al
esplendor, al deslumbramiento de los que han sido sus iguales. La
escala social en América es indefinida y sujeta a constante fluctua
ción. Por ello todas las emociones del esnobismo son más inquietas
que en los paises donde el orden social es fijo, y aunque el dinero en
sí no basta para hacer grande a un pueblo, es difícil ser grande sin
dinero. Además, el dinero que se gana es la medida aceptada del
talento. Nadie quiere pasar por necio. Por tanto, cuando hay nervio
sismo en el mercado, los hombres se parecen a los jóvenes que se
están examinando. Yo creo que un miedo positivo, aunque irrazona
ble, a las consecuencias de la ruina, interviene en las inquietudes del
hombre de negocios. Clayhanger, el personaje de Arnold Bennet,
cuanto más rico se hacía tenía más miedo de morir en el asilo. Yo no
dudo de que quienes han sufrido una pobreza extremada en su
nii'lez sienten el terror de que sus hijos pasen por trance parecido, y
R. G. CARBONELL
• 221

les parece posible amontonar millones que sirvan de dique a la catás


trofe. Tales miedos son quizá inevitables en la primera generación;
pero no es tan probable que aflijan a los que no han sido muy pobres.
De todos modos son un factor pequefio y excepcional en el pro
blema.
La raíz del mal está en la importancia que se concede al éxito en la
competencia como la mayor fuente de felicidad. Yo no niego que la
consecución del éxito facilita el goce de la vida. Un pintor, por
ejemplo, que durante su juventud ha sido desconocido, es probable
que sea más feliz al conquistar la fama. Tampoco niego que el
dinero, hasta cierto punto, sea muy capaz de aumentar la felicidad;
más. allá de cierto punto, no lo creo así. Lo que si afirmo es que el
éxito no es más que un ingrediente de la felicidad, y que se compra
demasiado caro si todos los demás se sacrifican por conseguirlo.
La fuente de esto es la filosofía predominante en los centros de
. negocios. En Europa es cierto que hay otros círculos que gozan de
prestigio. En algunos paises es la aristocracia; en otros las profesio
nes liberales, y con excepción de los paises pequeños, son respeta
dos el ejército y la marina. Aunque es cierto que en toda profesión
existe un elemento de competencia, no lo es menos que se respeta
no precisamente el éxito, sino las cualidades a las que se ha debido el
éxito. Un hombre de ciencia puede hacer o no hacer dinero, pero no
es más respetado si lo hace que si no lo hace. No es sorprendente
que un gran almirante o un general sean pobres; la pobreza, en tales
circunstancias, es, en cierto sentido, un honor. Por estas razones, la
lucha, en competencia puramente monetaria, está confinada a
ciertos círculos, y tal vez no sean los más influyentes ni respetados.
En América ya es otra cosa. Los servicios naval y militar significan
poco en la vida nacional para que sus normas tengan influencia. En
cuanto a las profesiones liberales, es dificil que un profano sepa con
exactitud si un médico sabe mucha medicina, o si un abogado sabe
mucho de leyes, y, en consecuencia, es más sencillo juzgar sus méri
tos por los ingresos que se suponen al observar su plan de vida. En
cuanto a los profesores, son criados que alquilan los hombres de
negocios y, como tales, tienen menor consideración que en los
paises viejos. La consecuencia de todo esto es que en América el
hombre profesional imita al hombre de negocios, y no constituye,
222 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

corno en Europa, una categoría aparte. En las clases altas no hay,


por lo tanto, nada que mitigue la lucha, abierta y franca, por el éxito
financiero.
Los niños americanos comprenden muy pronto que esto es lo
único que cuenta, y no se preocupan de la educación que no tenga
posibilidades pecuniarias. La educadción solía concebirse como un
perfeccionamiento de la capacidad de goces, entendiendo por goces
los más delicados, que no eran asequibles a la gente sin cultura. En el
siglo XVIII, una de las características del gentleman era el poder gustar 
y entender de literatura, música y pintura. Hoy podemos no estar 
de acuerdo con sus gustos, pero no cabe duda de que eran sin
ceros. El hombre rico de hoy aspira a ser un tipo totalmente dis
tinto. No lee. Si quiere tener una colección de cuadros, que aumen
tan su fama, se deja guiar por los técnicos en su elección; el placer 
que le producen no es el de mirarlos, sino el de impedir que otros
ricos los posean. En cuanto a la música, es posible que la entienda
si es judío; si no tendrá de ella el mismo desconocimiento que
de las demás artes. El resultado de esto es que no sabe qué hacer 
de su ocio. Cuanto más dinero tiene, más fácil le es seguir enri
queciéndose, hasta que llega un momento en el que gane en cinco
minutos más de lo que puede gastar en todo el día. Como con
secuencia de su éxito, el pobre hombre se entrega a la disipación. Y
ello es inevitable mientras sea el éxito la finalidad única de la vida. A
menos que se le enseñe al hombre qué es lo que tiene que hacer con
el éxito después de conseguirlo, su c<;msecución le llevará inevitable
mente al aburrimiento.
El hábito mental de competencia invade pronto otras regiones
que no le pertenecen. Fijémonos en la afición a la lectura. Hay dos
motivos para leer un libro: primero, porque es un placer, y segundo,
porque se puede hacer ostentación de haberlo leído. Se ha puesto
de moda en América entre las mujeres leer (o aparentar que se lee
algunos libros cada mes. Alguna los leen, otras se contentan con el
primer capítulo; otras hojean las revistas criticas; pero todas tienen
esos libros en sus mesas. No leen, sin embargo, obras maestras. No
se ha dado el caso de que los Clubs de libros elijan ningún mes
 Hamlet o  El Rey lear; ningún mes ha habido necesidad de leer a
Dante. Por lo tanto, no se leen nunca obras maestras, sino libros
R. G. CARBONELL
• 223

modernos, de autores mediocres. Esto también es un efecto de la


competencia, y no tal vez del todo abominable, porque la mayor
parte de las señoras en cuestión, abandonadas a sí mismas, en vez
de leer obras maestras, leerían libros peores que los seleccionados
para ellas por sus pastores y mentores literarios. La boga de la
competencia en la vida moderna está relacionada con la decadencia
general del tipo de civilización, tal como sucedió en Roma después
de la época de Augusto. Hombres y mujeres parecen incapaces de
gozar placeres más intelectuales. El arte de la conversación general,
por ejemplo, que llegó a la perfección en los salones franceses del
siglo xvm, todavía era una tradición viva hace cuarenta años. Era un
arte verdaderamente exquisito, que ponla en juego las más altas
facultades en beneficio de algo completamente efímero. Pero ¿quién
se preocupa en nuestros días por nada tan apacible? En China
todavía este arte era perfecto hace diez años; pero yo creo que el
ardor misionero de los nacionalistas lo ha ahuyentado por completo.
El conocimiento de la buena literatura, que era universal entre la
gente educada hace cincuenta o cien años, está ahora reducido a
unos cuantos profesores. Todos los placeres más tranquilos se han
abandonado. Algunos estudiantes americanos me llevaron de paseo
en primavera, a través de un bosque próximo a su residencia; estaba
lleno de deliciosas flores salvajes, pero ninguno de mis guías conocía
tan siquiera el nombre de una de ellas. ¿De qué servía saberlo? Nin
guno iba a ganar por ello más dinero.
El mal no es solamente individual, y un solo individuo no podría
impedirlo en su propio caso aisladamente. El mal procede de la filo
sofía de la vida, generalmente aceptada, según la cual la vida es
lucha, competencia, y sólo se respeta al vencedor. Esto conduce al
cultivo excesivo de la voluntad, a expensas de los sentidos y el
entendimiento. Aunque tal vez al decir esto estemos poniendo el
coche delante del caballo. Los moralistas puritanos modernos han
ensalzado siempre la voluntad, aunque originariamente concedían
más importancia a la fe. Puede ser que las generaciones puritanas
produjeran una raza en la que la voluntad tenía que desarrollarse con
exceso, agotando a los sentidos y al entendimiento, y que luego
adoptaron la filosoffa de la competencia como la más apropiada a su
naturaleza. Sea de ello lo que quiera, el éxito prodigioso de estos mo-
224 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

dernos dinosaurios que, como sus prototipos prehistóricos, prefieren


el poder a la inteligencia, está encontrando imitadores en todo el
mundo; se han convertido en modelos del hombre blanco en todas
partes, y su influjo es posible que se acreciente en los cien años veni
deros. Sin embargo, los que no se encuentran a la moda, pueden
consolarse pensando que los dinosaurios no triunfaron en definitiva,
que se devoraron los unos a los otros, y que sus inteligentes vecinos
heredaron su reino. Nuestros modernos dinosaurios se están matan
do. No tienen por término medio más que dos hijos cada matrimo
nio; no gozan de la vida lo suficiente para engendrar hijos. En este
aspecto, la filosofía exageradamente activa que heredaron de sus
antepasados puritanos los hace inadaptados para el mundo. Aque-
11 cuyo concepto de la vida no les produce la alegría suficiente
para engendrar hijos, están condenados a muerte. Antes de mucho
tiempo serán sustituidos por algo más alegre y jovial. La competen
cia, considerada como lo mlls importante de la vida, es demasiado
inflexible y tenaz; se da demasiada importancia a los músculos
tensos y a la voluntad firme, para hacer una base de vida posible
durante más de una o dos generaciones. Después de ese tiempo se
producirá fatiga nerviosa, diversos fenómenos de evasión, un afán
de placeres tan tenso y tan dificil como el trabajo (puesto que la rela
ción se ha hecho imposible) y, al final, la desaparición de las existen
cias por esterilidad. No sólo se envenena el trabajo con la filosofía de
la competencia: se envenena también de igual modo el descanso. El
descanso, que es apacible y restaurador de los nervios, llega a ser 
aburrido. Es preciso seguir en continuo aceleramiento, al final del
cual vienen las drogas y el colapso. La cura de esto se halla en
admitir en nuestro ideal equilibrado de la vida una parte de goce sano
y apacible.
BERTRAND RUSSELL
f La conquista de la felicidad/ 
R. G. CARBONELL
• 225

ORGANIZACION LOG/CA DEL PENSAMIENTO EJERCICIO N. 0 33

Tema: ENVIDIA

Después de las preocupaciones, uno de los factores más impor


tantes de la desgracia en la envidia. Yo diria que la envidia es una de
las pasiones humanas más universales y profundas. Se advierte ya
en los niños al cumplir un año, y todo educador debe tratarla con el
más respetuoso cuidado. La más ligera apariencia de favorecer a un
niño a expensas de otro es instantáneamente observada y sentida.
Todo el que trata con niños debe adoptar una justicia distributiva
absoluta y rigida. Pero los niños no hacen otra cosa que expresar con
un poco más de sinceridad la envidia y los celos (una forma especial
de envidia) que las personas mayores. La emoción es tan común en
los adultos como en los niños. Fijémonos, por ejemplo, en las cria
das: yo recuerdo que cuando una de las nuestras, casada, quedó
embarazada y le dijimos que no le convenía llevar cosas de mucho
peso, el resultado inmediato fue que ninguna de las otras quiso ya
levantar nada pesado, y ese trabajo lo tuvimos que hacer siempre
nosotros mismos. La envidia es la base de la democracia. Heráclito
dice que se debiera haber ahorcado a todos los ciudadanos de Efeso
por haber dicho: «No puede haber entre nosotros ninguno que sea el
primero». El sentimiento democrático de los Estados griegos, casi en
su totalidad, debió de haber sido inspirado por esta pasión. Y lo
mismo puede decirse de la democracia moderna. Es cierto que hay
una teoria idealista según la cual la democracia es la mejor forma de
gobierno, y yo, por mi parte, creo que la teoria es cierta. Pero no hay
ninguna rama de política práctica en donde las teorías tengan fuerza
suficiente para efectuar grandes cambios; cuando esto ocurre, las
teorias que lo justifican son siempre el disfraz de la pasión. Y la
pasión que ha reforzado las teorías democráticas es indiscutiblemen
te la pasión de la envidia. Leamos las memorias de madame Roland, a
quien se representa comúnmente como una mujer noble inspirada
por su amor al pueblo. Notaremos que lo que hizo de ella una demó-

L.R.-8
226 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

crata tan ferviente, fue el hecho de que cuando visitaba' a algún


aristócrata la recibfan en la sala de los criados.
Entre la mayor parte de las mujeres respetables, la envidia desem
peña un papel muy importante. Si viajamos en el «Metro», y una
mujer bien vestida entra en el coche, observemos la mirada de las
demás mujeres. Veremos que todas, con la probable excepción de
las que van mejor vestidas, la miran con malevolencia y procuran
sospechar cosas malignas. La afición al escándalo es una expresión
de esta malevolencia general, y lo que se dice contra otras mujeres es
inmediatamente creído, aunque tenga las más fútiles probabilidades.
Una moralidad elevadísima ayuda a producir los mismos resultados;
se envidia a los que tienen la posibilidad de faltar a ella y se considera
virtuoso que se castiguen sus pecados. Esta manifestación particular
de virtud es su propia recompensa.
Sin embargo, entre los hombres puede observarse lo mismo
exactamente, con la excepción de que las mujeres miran a todas las
demás mujeres como sus competidoras, mientras los hombres, por
regla general, hacen esto solamente con los de su misma profesión.
Lector, ¿has cometido alguna vez la imprudencia de alabar a un artis
ta en presencia de otro artista, o de hablar bien de un político a otro
polftico del mismo partido, o de hacer el elogio de un egiptólogo
ante otro egiptólogo? Si lo has hecho, en el 99 por 100 de los casos
habrás producido una explosión de celos. En la correspondencia de
Leibniz y Huyghens hay una porción de cartas lamentándose del
hecho supuesto de que Newton se había vuelto loco. «¿No es triste
-decía el uno al otro- que el genio incomparable de míster Newton
se haya apagado por la pérdida de la razón?» Y estos dos hombres
eminentes, carta tras carta, derraman lágrimas de cocodrilo con
manifiesta fruición. Desde luego que no ocurrió el hecho que ellos
hipócritamente comentaban, aunque algunas muestras de su con
ducta excéntrica dieran origen al rumor.
La envidia es la más desafortunada de todas las peculiaridades de
la naturaleza humana; la persona envidiosa no sólo quiere hacer 
daño, y lo hace siempre que puede con impunidad, sino que ella
misma se hace desgraciada a causa de la envidia. En vez de gozar de
lo que tiene, sufre de lo que tienen los demás. Si puede, les priva a
todos de sus beneficios, lo cual es para él tan deseable como procu-
R.
R. G.
G. CARBONELL

• CARBONELL '127 
227

rárselos para sí mismos. Si se da rienda suelta a esta pasión, es fatal


para toda excelencia, y aun para el ejercicio más útil de aptitudes
excepcionales. ¿Por qué un médico ha de ir en coche a ver a sus
enfermos y un trabajador tiene que ir a su trabajo a pie? ¿Por qué un
investigador científico trabaja con calefacción mientras otros tienen
que exponerse a las inclemencias de los elementos? ¿Por qué a un
hombre que posee algún talento excepcional de gran importancia
para el mundo se le ha de dispensar del trabajo molesto de su propia
casa? A estas preguntas, la envidia no encuentra respuesta. Afortu
nadamente, sin embargo, existe en la naturaleza humana una pasión
compensadora: la admiración. Quien quiera aumentar la felicidad
humana, debe querer aumentar la admiración y disminuir la envidia.
¿Qué remedio hay contra la envidia? Para el santo, el remedio
está en su propia carne, aunque entre los mismos santos no sea
imposible la envidia hacia otros santos. Yo dudo de que a San
Simeón Estilita le hubiera gustado saber que había otro santo que
había resistido más tiempo amarrado a otra columna más estrecha
todavía. Pero, prescindiendo de santos, el único remedio contra la
envida, en el caso de hombres y mujeres corrientes, es la felicidad, y
la dificultad estriba en que la envidia es en sí misma un obstáculo
terrible para la felicidad. Yo creo que la envidia se origina en gran
parte por contratiempos de la niñez. El niño que nota preferencias
por su hermano o hermana adquiere el hábito de la envidia, y cuando
más tarde piensa en las injusticias de que es víctima en el mundo, las
percibe inmediatamente si existen, y si no, las imagina. Un hombre
así es inevitablemente desgraciado y se convierte en una molestia
para sus amigos, que no pueden estar siempre pendientes de
desaires imaginarios. Habiendo comenzado por creer que nadie le
quiere, su conducta posterior da certidumbre a sus sospechas. Otro
inconveniente, que produce en la niñez los mismos resultados, es
tener padres poco afectivos. Aunque no existan preferencias en
favor de uno de los hermanos, un niño puede advertir que hay otras
familias en las que los hijos son más queridos de los padres. Esto
puede llevarle a odiar a los otros niños y a sus propios padres, y al
hacerse mayor puede creerse un Ismael. Hay un cierto número de
satisfacciones que constituyen un derecho natural de nacimiento, y
los niños que se ven privados de ellas se vuelven raros y amargados.
228 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

Pero el hombre envidioso se dirá: «¿A qué conduce decirme que


el remedio contra la envidia es la felicidad? No puedo ser feliz mien
tras tenga envidia, y se me dice que no puedo dejar de ser envidioso
hasta que sea feliz». Pero la vida real no es tan lógica como esto. Con
el solo hecho de comprender las causas de la envidia se da un paso
importante para curarla. El hábito de pensar por comparaciones es
fatal. Cuando nos ocurre algo agradable, debiéramos gozarlo plena
mente, sin detenernos a pensar que no es tan agradable como algo
que le puede ocurrir a algún otro. «Sí -se dice el envidioso-; hoy
es un día espléndido de primavera, cantan los pájaros y se abren las
flores; pero la primavera de Sicilia es mil veces más hermosa, y los
pájaros cantan muchísimo mejor en los árboles del Helicón, y la rosa
de Sharon es más hermosa que las de mijardín.» Y pensando de este
modo, el sol es más opaco, el canto de los pájaros se les antoja un
gorjeo sin sentido y las flores parece que no valen la pena de mirarlas.
Todas las alegrías de la vida las considera con igual criterio. «Sí -se
dirá-; la elegida de mi corazón es adorable; yo la quiero, y ella me
quiere; pero ¡cuánto más deliciosa debió de haber sido la reina de
Saba! ¡Si yo hubiera tenido la suerte de Salomón!» Tales compara
ciones son inútiles y no tienen sentido; lo mismo da que la reina de
Saba o una vecina nuestra sean la causa de nuestro descontento.
Para el hombre discreto, lo que él tiene no deja de ser agradable
porque algún otro tenga algo más. En realidad, la envidia es la mani
festación de un vicio -en parte moral y en parte intelectual, que
consiste en no considerar nunca las cosas en sí mismas, sino en sus
relaciones. Supongamos que yo gano lo suficiente para cubrir mis
necesidades. Yo debería estar contento, pero me entero de que
alguien, que no es superior a mí, gana un salario dos veces mayor que
el mío. Inmediatamente, si soy de condición envidiosa, las satisfac
ciones que debiera tener disminuyen, y comienzo a inquietarme
pensando en la injusticia. Para esto el mejor remedio es la disciplina
mental, el hábito de no pensar cosas inútiles. Después de todo, ¿hay
algo más envidiable que la felicidad? Y si yo me curo de la envidia,
seré feliz y, por lo tanto, envidiable. El que tiene doble salario que yo
está seguramente disgustado, pensando que alguien tiene dos veces
más que él, y así sucesivamente. Si deseamos la gloria, podemos
envidiar a Napoleón. Pero Napoleón envidiaba a César, César a Ale-
R.
. G. CARBONELL

R. G. •
229
CARBONELL
229

 jandro, y Alejandro probablemente a Hércules, que no ha existido


nunca. No podemos, pues, librarnos de la envidia con éxito, porque
siempre habrá en la historia o la leyendea alguna persona con más
éxito que nosotros. Podemos librarnos de la envidia gozando los pla
ceres .que se nos presentan, haciendo nuestro trabajo y evitando
comparaciones con personas que, tal vez equivocadamente, supo
nemos que son más felices que nosotros.
La modestia excesiva está muy relacionada con la envidia. La
modestia es considerada como una virtud, pero, por mi parte, yo
dudo mucho de que deba aceptarse como tal en sus formas más
extremas. La gente modesta necesita toda clase de seguridades, y
muchas veces no se atreve a emprender tareas que pudiera realizar 
perfectamente. La gente modesta cree que está eclipsada por las
personas con quienes se reúne habitualmente. Son muy inclinados a
la envidia los modestos, y a través de la envidia, a la desgracia y a la
mala voluntad. Por mi parte creo que hay mucho que decir acerca de
educar a un niño haciéndole creer que es inteligente. Yo creo que
ningún pavo real envidie a otro su cola, porque todo pavo real está
convencido de que su cola es la más hermosa del mundo. En conse
cuencia, los pavos reales son aves muy apacibles. Pensemos cuán
desgraciada serla la vida de un pavo real si se le hubiera enseña
do que es malo tener buena opinión de si mismo. Siempre que
viera a otro pavo real extender su cola, se diría: «Yo no puedo
creer que mi cola es mejor que aquélla, porque eso serla orgu
llo; pero ¡cuánto me gustarla que lo fuera! ¡Ese antipático está
tan convencido de su magnificencia! ¡Si le pudiera quitar alguna de
sus plumas! Entonces, ya no podría soportar la comparación conmi
go». O quizá le pusiera un lazo para demostrarle que era un mal pavo
real, indigno de pertenecer a su clase, y lo denunciara en la asam
blea. Gradualmente, establecería el principio de que los pavos reales
con colas especialmente finas eran casi siempre malos bichos, y que
el gobernante en un reino de pavos reales debiera favorecer a los que
tuvieran unas pocas plumas caídas en la cola. Una vez aceptado este
principio, haría matar a los pavos reales más hermosos, y ya no que
daría de las colas espléndidas otra cosa que un oscuro recuerdo
histórico. Tal vez es la victoria de la envidia, disfrazada de moralidad.
Pero donde todo pavo real se cree tan espléndido como los demás,
230 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS 

no hay necesidad de esta represión. Cada pavo real espera ganar el


primer premio en la competencia, y cada uno, al admirar a su compa-
1'\ero, cree que ha triunfado.
La envidia, naturalmente, está muy relacionada con la competen
cia. No se nos ocurre envidiar una fortuna que, desgraciadamente,
no se halla a nuestro alcance. En las épocas en que la jerarquía social
es inmutable, las clases bajas no envidian a las altas, pues la división
entre pobres y ricos ha sido dispuesta por Dios. Los mendigos no en
vidian a los millonarios, aunque envidien, naturalmente, a otros men
digos con más éxito. La inestabilidad del estado social en el mundo
moderno y las doctrinas igualitarias de socialismo y democracia han
aumentado grandemente la esfera de actividad de la envidia. Por el
momento esto es un mal, pero es un mal que hay que tolerar para
llegar a un sistema social más justo. En cuanto se piensa razonable
mente acerca de las desigualdades, se comprende que son injustas,
a menos que se funden en la superioridad del mérito. Y tan pronto
como se comprende que son injustas, no hay solución para la envidia
consiguiente, fuera de la supresión de la injusticia. En nuestra época
desempei'la, por lo tanto, la envidia un papel muy importante. El
pobre envidia al rico, las naciones pobres a las que no lo son, las
mujeres envidian a los hombres y las mujeres virtuosas envidian a las
que, sin serlo, permanecen impunes. Aunque es cierto que la envidia
es el principal promotor de la justicia entre los diferentes sexos,
clases y naciones, no lo es menos que la justicia que pudiera esperar
se como resultado de la envidia, es probablemente de la peor espe
cie, pues consiste más bien en disminuir los placeres de los afortuna
dos que en aumentar los de los infelices. Las pasiones que producen
estragos en la vida privada arruinan también la vida pública. No hay
que esperar que algo tan malo como la envidia produzca buenos
resultados. Por lo tanto, los que por razones idealistas desean pro
fundos cambios en nuestro sistema social y un gran aumento de la
 justicia, deben aspirar a que fuerzas distintas de la envidia sean las
productoras de las nuevas transformaciones.
Todas las cosas malas están relacionadas entre sí, y cualquiera de
ellas está expuesta a producir otra; la fatiga, de modo especial, es,
con mucha frecuencia, la causa de la envidia. Cuando un hombre se
siente inadaptado para el trabajo que ha de realizar, siente un des-
R. G. CARBONELL
• 231

contento general, que puede fácilmente convertirse en envidia hacia


aquellos cuyo trabajo es menos dificil. Uno de los procedimientos,
pues, para disminuir la envidia es disminuir la fatiga. Pero lo que es
definitivamente importante es el asegurar una vida satisfactoria para
el instinto. Muchas envidias que parecen puramente profesionales,
son de origen sexual. El que es feliz en su matrimonio y con sus hijos,
nQ es probable que envidie mucho a otros hombres por su riqueza o
por sus éxitos, mientras tenga lo suficiente para educar a sus hijos a
su gusto. Las cosas esenciales para la felicidad humana son sencillas,
tan sencillas que las gentes complicadas no pueden sospechar qué
es lo que realmente les falta a ellas. Las mujeres de que hablábamos,
envidiosas de toda mujer bien vestida, no son seguramente felices en
su vida instintiva. La felicidad instintiva es rara en el mundo de habla
inglesa, especialmente entre las mujeres. En este aspecto parece que
la civilización se ha equivocado de camino. Si es preciso disminuir la
envidia, hay que encontrar los medios de remediar este estado de
cosas, y si no se encuentran, nuestra civilización está en peligro de
ser destruida en una orgía de odio. En épocas antiguas, la gente no
odiaba más que a sus vecinos, porque apenas conocía a nadie más.
Con la educación actual y con la prensa se sabe de una manera
abstracta acerca de grandes masas humanas, con las que no te
nemos relación individual. A través de las películas, la gente cree
que sabe cómo vive el rico; a través de los periódicos se entera de
la perversidad de las naciones extranjeras; a través de la propa
ganda conoce las prácticas nefandas de los que tienen la piel pig
mentada de manera distinta que la suya. Los amarillos odian a los
blancos, los blancos odian a los negros y así por el estilo. Se dirá que
todo este odio es producido por la propaganda; pero esto es una
explicación superficial. ¿Por qué la propaganda tiene mucho más
éxito cuando predica el odio que cuando intenta producir sentimien
tos de amistad? La razón clara es que el corazón humano, tal como lo
ha formado la civilización moderna, está más inclinado al odio que a
la amistad. Y está más inclinado al odio, porque está insatisfecho,
porque siente profunda, aunque tal vez inconscientemente, que ha
perdido en cierto modo el sentido de la vida, que quizá otros que no
somos nosotros, se han apropiado de las cosas buenas que la natura
leza produce para el placer del hombre. La suma positiva de placeres
232 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS 

de la vida moderna del hombre es indudablemente més grande que


en las comunidades primitivas; pero la conciencia de las posibilidades
ha aumentado todavía mlls. Siempre que se le ocurre a uno llevar a
su hijo al jardín zoológico, se puede observar en los ojos de los
monos -cuando no hacen gimnasia o cascan nueces- una extraña
tristeza. Uno llega a imaginar que los monos quisieran ser hombres,
pero que no pueden descubrir el secreto para conseguirlo. En el
secreto evolutivo han perdido el camino; sus parientes siguieron
adelante y los dejaron atrás. Parece que algo de esta tensión y de
esta angustia ha penetrado en el alma del hombre civilizado. Sabe
que hay algo mejor que él mismo casi al alcance de su mano; pero no
sabe cómo ni dónde ir a buscarlo. Desesperado, se lanza contra
hombres, compaf\eros suyos, que estén igualmente descarriados y
son igualmente infelices. Hemos llegado a un periodo de la evolución
que no es la etapa final. Debemos pasarlo rápidamente, porque, de
lo contrario, la mayor parte de nosotros pereceré en el camino, y los
demás quedarán perdidos en un bosque de miedos y de dudas. La
envidia, pues, deplorable como es y terrible en sus efectos, no es
todo el mal. Es, en parte, la expresión de un dolor heroico, el dolor
de quienes caminan en la noche a ciegas, quizá hacia un lugar de
reposo placentero, tal vez hacia la muerte y destrucción. Para
encontrar el buen camino fuera de esta desesperación, et hombre
debe ensanchar su corazón, como ha ensanchado su cerebro. Debe
aprender a trascender de sf mismo y, al hacerlo, a adquirir la libertad
del Universo.
BERTRAND RUSSELL
(La conquista de la felicidad}
R. G. CARBONELL
• 233

ORGANIZACIÓN LOGICA DEL PENSAMIENTO EJERCICIO N. 0 34

Tema: FASTIDIO Y EXCITACION

 Al fastidio, como factor de la conducta humana, se le ha conce


dido, según creo, menos importancia de la que merece. Ha sido, a mi
entender, una de las grandes fuerzas motrices de la Historia, y hoy lo
es más que nunca. El fastidio parece ser una emoción tfpicamente
humana. Es cierto que los animales en cautividad se vuelven indife
rentes, se pasean de arriba abajo y bostezan; pero en estado de natu
raleza no creo que experimenten nada parecido al aburrimiento. La
mayor parte de su tiempo lo pasan con la preocupación de sus ene
migos o de la comida; a veces se reúnen, a veces procuran buscar 
ca.lor. Pero, aun siendo desgraciados, no creo que se aburran.
Probablemente los monos antropoides se pareclan a nosotros en
este aspecto como en otros; pero como no he vivido nunca entre
ellos, no he tenido oportunidad de hacer esa experiencia. Una de las
caracterlsticas esenciales del aburrimiento consiste en el contraste
entre las circunstancias actuales y otras más agradables, que fuerzan
irresistiblemente nuestra imaginación. Es también esencial al aburri
miento que las facultades del interesado no estén ocupadas. El tener 
que huir de enemigos que atentan contra la vida propia, supongo
que no debe de ser agradable; pero, desde luego, no es aburrido. Un
hombre no creo que pueda aburrirse mientras lo están ejecutando, a
menos que tenga un valor casi sobrehumano. De manera análoga,
nadie ha bostezado durante su primer discurso en la Cámara de los
Lores, con excepción del difunto duque de Devonshire, que con este
motivo fue muy admirado por sus compal'\eros. El fastidio es un
deseo contrariado de sucesos no precisamente agradables, sino lo
suficientemente interesante para que la victima del hastlo pueda dis
tinguir un dla de otro. Lo contrario del aburrimiento, en una palabra,
no es el placer, sino la excitación.
El deseo de excitación es muy profundo en los seres humanos,
especialmente en los hombres. Yo supongo que en la edad de la caza
234 LECTURARAPIDA YCOMPRENSIVAPARA TODOS 

podía satisfacerse mejor que ahora. La caza era excitante, y la guerra


y el galanteo. Un salvaje puede cometer adulterio con una mujer
mientras su marido duerme a su lado, a sabiendas de que le aguarda
la muerte si el marido se despierta. Esta situación me parece que no
es aburrida. Pero con la aparición de la agricultura la vida comenzó
a ser triste, excepto para los aristócratas, que todavía siguen y
seguirán en la edad de la caza. Se oye hablar mucho del tedioso
maquinismo; pero yo creo que el tedio de la agricultura con los
antiguos métodos es, por lo menos, tan grande. Efectivamente,
contra lo que muchos filántropos sostienen, yo diría que la época del
maquinismo ha disminuido enormemente ta cantidad de aburrimien
to en el mundo. Entre los asalariados las horas de trabajo no son soli
tarias, y al atardecer pueden entregarse a una variedad de diversio
nes imposibles en el antiguo pueblo campesino. Veamos también
los cambios en la clase media. Antiguamente después de comer,
cuando la mujer y las hijas levantaban ta mesa, todos se sentaban
alrededor para «gozar de los placeres familiares». Estos placeres con
sistían en que el pater familias se dormía, su mujer cosía y sus hijas
pensaban en ta muerte o en vivir en Tombuctú. No se les permitía
leer ni abandonar ta estancia, porque, en teoría, el padre hablaba con
ellas, y esto era un placer que afectaba a todos. Si tenían suerte,
acababan por casarse, y por tener ta posibilidad de dar a sus hijas una
 juventud tan triste como había sido ta suya. Si no tenían suerte, se
convertían en solteronas y terminaban a veces siendo señoras
pobres, el destino más terrible que se le podía ocurrir a un salvaje
para sus víctimas. Hay que tener en cuenta este enorme fastidio al
apreciar el mundo de hace cien años, y si retrocedemos más hacia et
pasado, todavía el fastidio es mayor. Imaginémonos ta monotonía
del invierno en una aldea medieval. La gente no podía leer ni escribir,
no ten!an más luz que la de las candilejas para alumbrarse, el humo
del hogar llenaba la única habitación que no estaba completamente
fría. Los caminos eran impracticables, así que apenas se veía a la
gente de otros pueblos. Probablemente et aburrimiento influyó más
que nada en la costumbre de cazar brujas, como el único deporte
que podía alegrar las noches invernales.
Nosotros nos aburrimos menos que nuestros antepasados, pero
tenemos más horror al aburrimiento. Hemos llegado a saber, o más
235 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

bien a creer, que el aburrimiento no es una carga natural humana,


sino que puede evitarse buscando excitaciones con suficiente ener
gía. Las muchachas de hoy se ganan la vida en gran parte, porque
ello las capacita para buscar excitaciones durante la tarde y huir de
«los placeres familiares» que sus abuelas tuvieron que soportar.
Todo el que puede, vive en la ciudad; en América, los que no
pueden, tienen coche o, por lo menos, una motocicleta para ir al
cine. Y, desde luego, tienen radio en sus casas. Hombres y mujeres
 jóvenes se encuentran con mucha menos dificultad que antes, y
cualquier criada de servicio espera divertirse, una vez a la semana,
por lo menos tanto como una heroína de Jane Austen durante toda
una novela. Si ascendemos en la escala social, el afán de excitacio
nes es más y más intenso. Los que pueden hacerlo, se mueven cons
tantemente de un lugar a otro, llevando a todas partes su alegría,
bailando y bebiendo, pero esperando siempre, por cualquier razón,
divertirse más en otro sitio. Los que han de ganarse la vida, tienen su
parte de aburrimiento necesariamente durante las horas de trabajo;
pero los que poseen dinero suficiente para librarse de la necesidad
de trabajar, tienen como aspiración una vida completamente despro
vista de aburrimiento. Es un noble ideal, que no intentaré describir;
pero yo temo que, como otros ideales, sea más difícil de realizar de lo
que suponen los idealistas. Después de todo, las mañanas suelen ser 
aburridas en la misma proporción en que las noches anteriores
fueron divertidas. Hay que tener en cuenta la edad madura y, proba
blemente, la vejez. A los veinte afias, los jóvenes creen que la vida se
acaba al pasar los treinta. Yo, a la edad de cincuenta y ocho afias, no
pienso lo mismo. Tal vez no sea prudente gastar el capital vital, como
no lo es el gastarse el capital financiero. Tal vez sea necesario algo de
aburrimiento como ingrediente imprescindible en la vida. El deseo
de librarse del aburrimiento es natural; de hecho, todas las razas
humanas han procurado hacer lo mismo cuando les ha sido posible.
Cuando los salvajes probaron por primera vez el licor de los blancos,
encontraron, por fin, un escape el antiguo tedio y, excepto cuando
intervino el Gobierno, bebieron hasta morir de una embriaguez
desenfrenada. Las guerras, las matanzas y las persecuciones han
constituido una parte de la lucha contra el aburrimiento; las mismas
rifias de vecinos no tiene_n muchas veces otro objeto que pasar el
R. G. CARBONELL
• 235

rato. El aburrimiento es, pues, un problema vital para el moralista,


pues lo menos la mitad de los pecados de la humanidad han sido
cometidos por huir de él.
El aburrimiento, sin embargo, no debe considerarse como com
pletamente perjudicial. Hay dos clases de aburrimiento, de las cuales
la una es provechosa y la otra embrutecedora. El aburrimiento pro
vechoso procede de la ausencia de drogas, y el embrutecedor de la
ausencia de actividades vitales. Yo no estoy dispuesto a decir que las
drogas no desempei'\an un papel importante en la vida. Hay momen
tos en que un estupefaciente lo administra un buen médico, y yo
creo que esos momentos son más frecuentes de lo que suponen los
prohibicionistas. Pero el deseo inmoderado de drogas es algo que no
puede dejarse al libre arbitrio del impulso natural. Y el tedio, que se
apodera de la persona acostumbrada a las drogas, cuando se le priva
de ellas, es algo para lo que el tiempo es el único remedio. Y lo que se
dice de las drogas, puede aplicarse asimismo, dentro de ciertos lími
tes, a toda ciasé de excitaciones. Una vida con demasiadas excitacio
nes es una vida agotadora, en la cual son necesarios estímulos cada
vez mayores para producir la emoción, que es parte integrante del
placer. Una persona acostumbrada a demasiadas excitaciones es
como una persona aficionada con exceso a la pimienta, que llega
incluso a no notar una cantidad que sofocaría a cualquier otro. El
exceso de excitación no sólo mina la salud, sino que insensibiliza el
paladar para todo placer, sustituyendo las titilaciones por las profun
das satisfacciones orgánicas, el talento por la sabiduría y las aluci- .
naciones por la belleza. No quiero extremar los argumentos contra la
excitación. Una cierta dosis es saludable; pero, como casi todo, es
una cuestión cuantitativa. Demasiado poca, puede producir deseos
morbosos; con exceso puede producir el agotamiento. Es, pues,
esencial, para vivir felizmente, una cierta capacidad para soportar el
aburrimiento, y es una de las cosas que debiera enseñarse_ a la ju
ventud.
Todos los grandes libros tienen trozos aburridos, y todas las
grandes vidas tienen trechos desprovistos de interés. Figurémonos a
un editor americano moderno leyendo el Antiguo Testamento como
un nuevo manuscrito que llegara a sus manos por primera vez. No es
difícil pensar cuáles serían sus comentarios, por ejemplo, acerca de
237R. G. CARBONELL
• LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

las genealogías. «Mi querido señor -diría-, a este capltulo le falta


sal; no va usted a esperar que el lector se interese por una lista de
nombres, de los cuales habla usted tan superficialmente. Reconozco
que ha comenzado usted su historia con buen estilo, y al principio no
me impresionó mal; pero, en conjunto, tiene usted demasiado afán
de contarlo todo. Elija lo más llamativo, quite lo superfluo, y tráigame
su manuscrito cuando lo haya reducido a dimensiones razonables.»
Así hablaría el editor moderno, conociendo el miedo que tiene el
lector de hoy a aburrirse. Lo mismo diría acerca de los libros de
Confucio, del Corán, de El capital, de Marx, y de otros libros sagra
dos que se han vendido muy bien. No hay que decir esto solamente
de los libros sagrados. Las mejores novelas contienen pasajes tedio
sos. Una novela que centellea desde la primera página hasta la última
es seguro que no será un gran libro. Tampoco las vidas de los
grandes hombres han sido interesantes fuera de momentos excep
cionales. Sócrates pudo asistir a banquetes y sacar un gran partido
de sus conversaciones mientras hacía su efecto la cicuta; pero la
mayor parte de su vida vivió tranquilamente con Jantipa, dando un
paseo por la tarde y encontrándose probablemente pocos amigos en
el camino. De Kant se dice que en toda su vida nunca se alejó más de
diez millas de Konigsberg. Darwin, tras haber dado la vuelta al
mundo, pasó el resto de su vida en su propia casa. Marx, después de
haber promovido algunas revoluciones, decidió gastar el resto de sus
días en el British Museum. De una manera genertil puede decirse que
la vida tranquila es característica de los grandes hombres, y que sus
goces no parecen muy incitantes a los ojos de un profano. No es
posible realizar nada de importancia sin un trabajo continuo y absor
bente, y así queda muy poca energía para las diversiones activas,
excepto las que sirven para recuperar energías físicas perdi das duran
te las vacaciones, como subir a los Alpes, por ejemplo.
La capacidad para soportar una vida más o menos monótona
debiera adquirirse en la niñez. Hay que censurar mucho en este
aspecto a los padres que proporcionan a sus hijos demasiadas diver
siones pasivas, como teatros y buenas comidas, y no se dan cuenta
de la trascendencia que tiene para un niño el que todos sus días sean
iguales, con poquísimas excepciones. Los ¡:¡laceres de la niñez debie
ran ser principalmente los que el niño pudiera procurarse con su
238 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

esfuerzo y su inventiva en el medio que le rodea. Los placeres ex-


, citantes que no implican cansancio físico, como, por ejemplo, el
teatro, debieran facilitárseles muy pocas veces. Esta excitaéión es
parecida a la de las drogas, que cada vez exigen más y la pasividad
física durante la excitación es contraria al instinto. Un niño como
mejor se desarrolla es como la planta a la que se deja tranquila en su
mismo suelo. El exceso de viajes y la demasiada variedad de impre
siones no son buenos para el joven, y hacen que cuando sea mayor
esté incapacitado para soportar una monotonía provechosa. No
quiero decir que la monotonía tenga méritos propios; digo tan sólo
que hay un cierto número de cosas buenas que no son posibles sino
con un cierto grado de monotonía. Tomemos como ejemplo el Prelu
dio de Wordsworth. Es evidente, para cualquier lector, que lo que
haya de valor en las ideas y sentimientos de Wordsworth hubiera
sido imposible para un joven complicado de la ciudad. Un muchacho
o un joven que tiene algún propósito constructivo serio, soporta
voluntariamente una gran cantidad de aburrimiento si lo cree impres
cindible. Pero los propósitos constructivos pocas veces existen en
los muchachos que llevan una vida de distracciones y disipaciones,
porque en este caso su pensamiento se dirigirá siempre hacia el
placer próximo y no hacia una realización lejana. Por estas razones,
una generación que no pueda soportar el tedio, será una generación
de hombres pequeños, de hombres indebidamente divorciados del
proceso lento de la naturaleza, de hombres en los que todo impulso
vital se marchita lentamente, como si fueran flores cortadas en un
vaso.
No me gusta el lenguaje emblemático, y, sin embargo, apenas
puedo expresar lo que quiero sin emplear frases más bien poéticas
que científicas. Comoquiera que pensemos, somos criaturas de la
Tierra; nuestra vida es parte de la vida de la tierra, y nos alimentamos
de ella lo mismo que los animales y las plantas. El ritmo de la vida de
la tierra es lento; el otoño y el invierno son tan esenciales para él
como la primavera y el verano, y el descanso es tan esencial como el
movimiento. Para el niño, aún más que para el hombre, es necesario
mantener cierto contacto con el flujo y reflujo de la vida terrestre. El
cuerpo humano ha sido adaptado a través de los tiempos a este
ritmo, y la religión ha expresado algo de él con la fiesta de Pascua
239R. G. LECTURA RAPIDA Yª COMPRENSIVA PARACARBONELL
TODOS
239

Florida. Yo he visto a un niño de dos años que había vivido siempre


en Londres salir por primera vez de paseo al campo. Era en invierno,
y todo estaba mojado y cenagoso. Para un adulto no había allí
ningún encanto, pero el niño se quedó extrañamente extasiado; se
arrodilló en la tierra mojada, rozó con su cara la hierba y dio salida a
gritos semiarticulados de placer. La alegría que experimentaba era
primitiva, sencilla y fuerte. La necesidad orgánica que estaba satisfa
ciendo era tan profunda, que quienes carecen de ella rara vez están
completamente sanos. Muchos placeres, entre los cuales podemos
citar el del juego de azar, no encierran elemento alguno de este con
tacto con la tierra. Esos placeres, en el instante en que cesan, dejan
en el hombre una sensación de suciedad e insatisfacción, con
hambre de algo que no sabe lo que es. Esos placeres no producen
nada que pueda llamarse alegría. En cambio, los que nos ponen en
contacto con la vida de la tierra, tienen en ellos algo que satisface
profundamente; cuando cesan, la felicidad que habían producido
permanece, aunque su intensidad fuera menor que otras diversiones
más excitantes. Esta diferencia recorre toda la escala, desde las
ocupaciones más sencillas a las más complicadas. El niño de dos
años de que hablaba, mostró la forma más primitiva posible de unión
con la vida de la tierra.
Pero en esferas más altas podemos encontrar lo mismo en
poesía. Lo que da categoría de suprema a la lírica de Shakespeare, es
que está transida de la misma alegría que hizo abrazar la hierba al
niño de dos años. Recordemos «Oye, oye la alondra», o «Ven en
estas arenas amarillas»; encontraremos en esos versos la expresión
civilizada de la misma emoción que hizo prorrumpir en gritos inarti
culados al niño de dos años. O pensemos en la diferencia entre el
amor y la mera atracción sexual. El amor es una experiencia en la que
todo nuestro ser se refresca y renueva como las plantas con la lluvia
después de una sequía. En la relación sexual sin amor, no hay nada
de esto. Cuando el placer momentáneo ha terminado, hay fatiga,
disgusto y una sensación de que la vida es hueca. El amor es una
parte de la vida de la tierra; el sexo sin amor, no lo es.
El fastidio especial de las modernas poblaciones urbanas está ínti
mamente relacionado con su separación de la vida de la tierra. Su
vida es cálida, sedienta y polvorienta como una peregrinación en el
240 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

desierto. Entre los que son suficientemente ricos para elegir su vida,
el fastidio especial de que sufren es debido, por muy paradójico que
parezca, al miedo que tienen de aburrirse. Al huir del fastidio
provechoso caen presas del fastidio embrutecedor. Una vida feliz
debe ser, en una gran extensión, una vida tranquila, porque sólo en
una atmósfera de quietud puede vivir la verdadera alegría.
BERTRAND RUSSELL
(la conquista de Ja felicidad)
241
R. G. CARBONELL
• LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS 241

TARJETA DE «VISUALIZACIÓN» EJERCICIO N. 0 36

LECTURA «VERTICAL»

Pensar es sólo una par tivos como los raciona tanta frecuencia. Uno
te de la actividad de les deben ser emplea es cometido por aque
aprender. Hay que usar  dos en leer y escuchar. llos que escriben o ha
también los propios sen El arte de leer, sintetiza blan sobre arte de pen
tidos y la imaginación. do, abarca todas las sar, como si hubiese tal
Hay que observar, re mismas habilidades que cosa en y por sí misma.
cordar y construir con están involucradas en el Puesto que nunca pen
la imaginación lo que arte de descubrir; agu samos independiente
no puede ser observa deza de observación, mente de la tarea de ser 
do. Existe, por otra par memoria fácilmente dis enseñados o del proce
te, una tendencia a dar  ponible, alcance de ima so de las investigacio
importancia al papel de ginación y, por supues nes, no existe un arte
estas actividades en el to, una razón adiestra de pensar independien
proceso de investiga da en el análisis y la re temente del arte de leer 
ciones o descubrimien flexión. Aunque en ge y de escuchar, por un
tos, y a olvidar o restar  neral las habilidades lado, y del arte del des
valor a su lugar en el on las mismas, pueden cubrimiento, por el otro.
proceso de la instruc ser empleadas de mo Hasta cualquier punto
ción por medio de lec dos diferentes en los que sea cierto el que
turas hechas o escucha dos tipos principales de leer es aprender, es tam
das. Un minuto de refle lectura. Desearla hacer  bién verdad que leer es
xión demostrará que resaltar los dos errores pensar. ·
tanto los poderes sensi- que se cometen con MORTIMER J. ADLER 
242 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

TARJETA DE «VISUALIZACION» EJERCICIO N. 0 36


LECTURA «VERTICAL»

La sociedad humana se Mientras, hay que «dis te, importa llevar al pla
ha extraviado desde el ciplinar» al hombre pa neta ante la inminencia
mismo día en que ha ra que «funcione» al ser de su total destrucción.
confiado, a los «privile vicio de tales cometi Por supuesto, al hom
giados intelectuales», la dos. Por ello, por todas bre, hacia la mayor de
suma de las compren partes se le «forma» de las esclavitudes ...; a
siones y de los pode manera que responda fundir su individualidad
res... El resultado se nos en la «dirección debi entre las grandes masas
muestra, en nuestros da»... La publicidad, los aborregadas, ávidas de
días, con todos sus te sistemas educativos, la «circo» y de placer ...
rroríficos efectos... La organización y la super «Aquel que no está con
«seguridad», es su organización del mundo migo, está en contra de
meta. Nada más propio moderno, todo viene Mí». Dilema. Términos
de las expectativas ra dispuesto para que opuestos ... Bandera
cionales. Esta «seguri «funcione» al servicio que se usa para una so
dad» se ha venido persi de «Su» seguridad y de ciedad «intelectualoi
guiendo en todos los ni la de los demás ... Los lí de», que se viene des
veles, desde el indivi mites de tales propues pojando de la Fe...
dual al internacional. .. tas y de sus correspon
«El fin justifica los me dientes acciones están
dios»..., y, «para lograr  a la vista ... El «sistema»
la paz, lo mejor es prepa ha comenzado a hacer  R. GARCÍA CARBONELL
rarse para la guerra» ... agua. El caos resultan- (¿Por qué Jesucristo?)
R. G. CARBONELL
• 243

TARJETA DE «VISUALIZAC/ON» EJERCICIO N.0 37

LECTURA «VERTICAL»

En una primera aproxi para cortar o evitar las bre un ser social, y más
mación, casi diríamos disputas. En su otro as aún obligado a trabajar 
en su faceta más cono pecto, lamentablemen en conjunto, significa
cida, el sentido del hu te mucho menos cono -de un modo general
mor aparece circuns cido, el humor es un estar dispuesto a acep
cripto al decir oportuno medio indispensable tar y a vivir un conflic
de dichos ingeniosos para perfeccionar la to, para descubrir luego
que mueven a la hilari relación humana. Ha del esfuerzo común el
dad. En el terreno que blamos del humor que fruto de su propia fe
pisamos, tales «salidas» nace de las fibras pro cundación. Por eso el
y ocurrencias puede fundas de la personali entrenamiento que pue
que sean útiles en de dad del individuo. Del de proporcionar la do
terminados momentos que proviene de la toma sis apropiada de este
y también bastante per de conciencia de su pro «humor», más eleva
 judiciales en otros. Esto pia valla, de su propia e do, nace de la capaci
hace que su empleo de incomparable realidad; dad de reírse de «sí
ba de quedar restringi pero, sin tomarse a mismo» sin amargu
do para todas aquellas si mismo demasiado ra.
circunstancias en que «en serio». En otras
su aplicación, en última palabras, como cons
instancia, valga para ciente y relativo a la vez. R. GARCIA CARBONELL
distender los ánimos o Porque siendo el hom- (Dirección de Reuniones.)
244 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS

TARJETA DE «VISUALIZACION» EJERCICIO N. 0 38

LECTURA «VERTICAL»

 Al afirmar que alguien gos; porque, cuando se que, prescindiendo de


es una buena persona, dice a un individuo sin los hechos observados,
o que el servicio religio experiencia que consig se ajustará sin querer a
so fue solemne, o que ne por escrito los he la idea que tenemos de
la caza es un deporte chos, suele aportar más un buen ejecutivo o de
sano, o que fulanita es de los que se precisan, una magnífica compa
muy aburrida, estamos porque no distingue en ñera, a base de las his
asentando una conclu tre lo importante y lo torias que hayamos leí
sión a base de numero secundario. Otra conse do, las películas o fotos
sos hechos observados. cuencia de los juicios que hayamos visto, etc.
Quizá sepa el lector que emitidos al comenzar el Es decir, el juicio pre
los estudiantes suelen ejercicio escrito es que maturo nos impide ver
tener dificultad para dar se cierra uno el camino lo que tenemos delan
a los temas escritos la para la exposición ulte te, y nuestra descrip
longitud necesaria, por rior, lo cual ocurre tam ción se llena de estereo
que se les acaban las bién con los juicios pre tipos. Por eso, aunque
ideas a los dos o tres cipitados que formula el escritor esté seguro
párrafos. Es que van en mos interiormente a ca al comenzar su informe
ellos tantos juicios, que da momento. Si, por  de que el hombre, el es
apenas les queda na ejemplo, empezamos di cenario o la mujer a
da que decir después. ciendo que fulano fue quien describe son de
Pero cuando se exclu todo un ejecutivo de tal o cual manera, debe
yen las conclusiones y negocios, o que fulanita rá descartar consciente
se exponen ·objetiva era una perfecta com mente esas opiniones,
mente los hechos ob pañera, lo que escriba para no mermar objeti
servados, los trabajos mos después irá condi vidad a su exposición ni
tendrán la longitud re cionado y no describirá cerrarse a sí mismo los
querida y hasta tende ya al ejecutivo o a la ojos. No debe calificar a
rán a ser demasiado lar- amiga en cuestión, sino nadie de «beatnik», pa-
R. G. CARBONELL
• 245

labra que hoy está ad- bohemios literarios y ar tipo casi completamen
quiriendo carta interna- tisticos, ha sido bastar tefantasmag6rico y des
cional de naturaleza, y deada por el periodismo concertante.
que, habiéndose aplica- sensacionalista y las pe HAYAKAWA
do originalmente a los liculas, hasta crear un (El lenguaje
en el pensamiento  y en
laacci6n.J 
246
246 LECTURARAP/DA
LECTURA RAPIDA YYCOMPRENSIVAPARA TODOS
COMPRENSIVA PARA TODOS

TARJETA DE «VISUALIZACION» EJERCICIO N. 0 39

LECTURA «VERTICAL»

Toda la obra de Huarte aptitud mecánica del da» y de «ahínco y efi


está construida en el hombre, incluyendo en cacia» en ese amor.
sentido de lo que hoy tre la mecánica las Porque la tradición tau
llamamos, con mucha reacciones intelectuales rina tiene entre noso
menos gracia que él, de tipo principalmente tros tanta fuerza, que al
orientación profesio automático. En cambio, hablar de un hombre
nal. Con menos gracia el examen de ingenios, con afición, de un buen
y con menos eficacia. tal como Huarte lo con aficionado, pensamos
Porque yo -quiero cebía, se basa en el es en lo menos eficaz que
declarar redondamente tudio fundamental de la hay en este mundo; a
mi pensamiento-, no constitución del indivi saber: en un sujeto
creo, eri absoluto, en la duo y no en el de sus cuya afición consiste en
orientación profesional. aptitudes actuales. Nos sentarse a ver cómo ha
Creo, sí, en cambio, en enseña, pues, la raíz cen los demás las cosas
el «examen de inge congénita de sus ten que a él le gustan, pero
nios». Me explicaré: la dencias para la activi que él no es capaz de
orientación profesional dad social, y, lo que es hacer. Un hombre lleno
se refiere a la elección más importante, la ra de aptitudes para una
de oficios o de ciertas zón biológica más ínti faena determinada no
profesiones no comple ma de su afición. Lo la realizará si no la
 jas, y se basa en prue esencial para cumplir «quiere», si no está afi
bas de cuya virtualidad con rigurosa eficacia cionado de ella, aunque
dudo fundamentalmen nuestra misión social lleve en su bolsillo el
te, extraída de exáme no es la aptitud, sino carnet del Instituto de
nes actuales de las apti la «afición», palabra Orientación con nota
tudes de los sentidos ésta que los españoles de sobresaliente. Por el
y de algunas intelecti debemos ajustar a su contrario, la afición in
vas del candidato. En sentido estricto de tensa, cordial, que es,
suma, nos enseñan la «amor a la cosa elegí- en suma, la «vo-
R. G. CARBONELL
• 247

cacióm>, vence con ción, es amor al deber, propugnadores de los


toda certeza la falta de o deber impuesto por el derechos del hombre,
aptitud. No hay ser hu propio y espontáneo los que tenemos que
mano que no llegue a amor a lo elegido. En decirlo en esta hora so
hacer lo que quiere con cambio, la aptitud origi lemne de nuestro testa
gana, con vocación, na tan sólo un derecho, mento.
por escasas que sean y los hombres con dere
sus condiciones físicas chos sólo no van a nin
GREGORIO MARAfilÓN
y espirituales para lo guna parte. Y somos (Tiempo viejo  y tiempo
grarlo. Afición, voca- los liberales, hijos de los nuevo.)
248
248 LECTURA RAPIDA
RAPIDA Y
Y COMPRENSIVA
COMPRENSIVA PARA
PARA TODOS
LECTURA TODOS

TARJETA DE «VISUAL/ZACION» EJERCICIO N. 0 40


LECTURA «VERTICAL»

Por otra parte, el libro ocasión, y es que, cuan pecto ni echar sobre
es en Espaf'la más im to menos se lee, hace ello las cuentas de la le
portante que en otras más daf'lo lo que se lea. chera, creo que la espe-
partes. Donde hay más Cuantas menos ideas . ranza en el genio no es
cultura en el ambien tenga uno y más pobres obstáculo para que
te social que la que sean ellas, más esclavo cada cual trabaje por sí
aquí hay, recíbela uno será de esas pobres y mismo, preparándose
sin saber cómo: de con pocas ideas. Las ideas así al advenimiento de
versaciones, de la lectu se compensan, se con aquél, si es que ha de
ra de diarios, de confe trastan, se contrapesan llegar. El genio sirve de
rencias, del espectáculo y hasta se destruyen poco o no sirve de na
mismo de la vida. Aquí unas a otras. Más com da, si no es el núcleo en
tenemos que suplir plicada es la cuestión torno del cual se agru
cada uno las deficien de la esperanza en el pan los «cien hombres
cias de la cultura am genio, que plantea en de mediano talento,
biente y las deficiencias su carta mi joven pero honrados y tena
de nuestra educación; amigo, y muy exacto lo ces». Es más: creo que
el español se ve obliga de que viene tal espe un solo genio, un genio
do a ser autodidacta. ranza a ser una mani solitario, si por acaso
Y de nuestro forzoso festación del espíritu de naciese entre nosotros
autodidactismo proce la lotería. Sin embargo, -y tal vez haya nacido,
den, con algunas ven yo, que, como los más y viva y aún se muera o
tajas, no pocos de nues de los espaf'loles que se haya muerto, sin que
tros inconvenientes. pueden tirar una vez al de él nos hayamos per
Y puestos a leer, leer  afio cinco duros, juego catado-, creo que ese
mucho. En esto aplau a la lotería por Navidad, genio no maduraría, a
do a mi amigo. Y tam a ver si cae el premio falta de otros genios. Es
bién aquí he de repetir  gordo, aunque sin ha la sucesión de genios,
palabras mías de otra cerme ilusiones al res- la mutua fecundación
R. G. CARBONELL

249

de sus labores, lo que ra del genio, si de veras llegue el genio, hay que
hace las grandes épo lo esperéramos, en vez hacerse digno de él;
cas de un puebo, co de sumirnos en la quie hay que provocarlo.
mo lo ha mostrado tud nos movería a la Si nuestros jóvenes
bien el gran pensador  acción, así como la es creyeran de veras en el
norteamericano Guiller peranza en el Mesías advenimiento del ge
mo James en su ensayo era lo que arrancaba a nio, habríanlo produci
sobre los grandes hom las mujeres judías de la do ya, sacéndolo de en
bres y su ambiente. Un esterilidad voluntaria y tre ellos mismos; si tu
genio, a la vez que es las hacía ansiar la ma viesen fe en el genio,
producto de un grupo ternidad. Y la esperanza habrían hecho genio,
de talentos que le fo en el Mesías es lo que porque la fe crea su ob
mentan y maduran, es mantiene aún vivo y ac  jeto.
quien puede reunirlos y tivo a ese pueblo mara UNAMUNO
multiplicarlos. La espe- villoso... Para que (Almas dejóvenes. J 
250 LECTURA RAPIDA Y COMPRENSIVA PARA TODOS
TABLA DE VELOCIDADES Y CONTROL DE RESULTADOS
Test N.0 1

Esta Tabla está expresada en palabras por minuto, sobre una lectura que
contiene aproximadamente 1.350. El tiempo de minutos y segundos que se
haya invertido en la lectura debe confrontarse con el más cercano a la Tabla.
Así se tendrá el promedio aproximado de palabras por minuto que marcan el
«punto de partida».

Minutos N. º de p.p.m. Minutos N. 0 de p.p.m.

1.00 1.14
- 1.254 4.00 4.14 
- 340
1.15 - 1.29 1.024 4.15 4.29 
- 321
1.30 1.44
- 866 4.30 4.44- 303
1.45 1.59
- 750 4.45 4.59- 288
2.00 2.14
- 661 5.00 5.14 
- 274
2.15 - 2.29 592 5.15 - 5.29 261
2.30 2.44
- 535 5.30 5.44 
- 249
2.45 2.59
- 488 5.45 5.59 
- 239
3.00 3.14
- 449 6.00 6.14 
- 229
3.15 3.29 
- 416 6.15 - 6.29  220
3.30 3.44
- 387 6.30 6.44- 212
3.45 3.59
- 362 6.45 - 6.59  204

Comprensión

Preguntas 2 3 4 5 6 7 8 9 1O 11 12
JJ.ciertos c) b) a) c) a) b) c) c) al c) b) al

NOT/J.:  A cada número de las doce preguntas del Cuestionario le corres


ponde la vocal a que pertenece la respuesta acertada. La suma de
aciertos dará una idea estimada de la «comprensión>> con que se ha
leído el Test.

SITUACION DE «FRASES PRINCIPALES»


EN PARRAFOS FUNDAMENTALES

- Frase Principal  - Ejercicio 26  Ejercicio 27  Ejercicio 28 

COMIENZO a)  b); d) a);  b); e)


CENTRO  b); e) - -
FINAL d) a); e) -
BIBLIOGRAFIA

GUITION, Jean, El trabajo intelectual; Edic. Criterio. Buenos Aires, 1964.


LEVY-VALENSI, E. A., La comunicación; Edit. Marfil. Alcoy, 1968.
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