Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Me pasa casi cada día, el estar hablando con alguien, o escuchando a dos personas hablar
en algún sitio, y darme cuenta de que con nuestro lenguaje nos tiramos piedras en nuestro
propio tejado.
Por ejemplo, algunas personas se repiten continuamente, unas a otras, lo mal que están.
Y van por ahí diciéndoselo a todo el mundo. “Esto esta cada vez peor”, “Esto no lo
arregla nadie”, “Ya no hay remedio”, “que te digo, estoy peor, mira todo lo que
me pasa”, “No tengo nada”, “No lo voy a lograr”, “Para que hacer algo si no
me va a ir bien”. Y así un rato largo…
Y si llega alguien a decirles “pues yo te veo muy bien”, salen a decirles negativamente
“Será que no ves, que estoy mal”.
¿Te das cuenta? ¡Como si fuera una competición a ver quién está peor! Afortunadamente
siempre me encuentro a alguien que lo ve como yo. Que valora todo lo bueno que tiene,
que dice que está bien, ¡incluso muy bien!.
Porque todo lo que dices te lo crees. Porque, si te repites algo continuamente, estás
creando tu propia realidad. Y porque las personas nos convertimos en lo que decimos que
somos.
Observa cómo un rey temible veía al pueblo de Israel, le tenía pánico, pero el mismo
pueblo no se lo creía. Eso es precisamente lo que satanás quiere hacer en tu vida, quiere
hacerte sentir incapaz de realizar algo, quiere hacerte sentir temor de desenvolverte en lo
que amas, él quiere hacerte sentir menos que los demás. El pueblo de Israel a pesar de
verse de esa manera, todas las batallas que les tocó enfrentar en el desierto cuando eran
guiados por Dios las ganaron. Así mismo suceden con nosotros cuando nos acercamos a
Dios y permanecemos en su presencia seremos capaces de lograr todo lo que nos
emprendamos, siempre bajo su voluntad.
Debes acercarte a Dios mientras pueda ser hallado, para que su hijo nuestro amado
Jesucristo cambie tu manera de pensar y te haga ver y decir las cosas diferentes a lo
negativo, porque en Dios somos más que vencedores. “Cuando cambies para bien los
deseos de tu corazón, cambiará para bien tu manera de pensar y cuando cambies tu
mentalidad, definitivamente cambiará tu manera de obrar”
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo:
No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor
es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.”
Hebreros 13:5-6