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CATEDRATICO:
JULIO DE 2015
1. Lugares más sobresalientes de la vida de José.
Identificar los propósitos de cada uno de los libros del pentateuco.
GENESIS:
EXODO:
LEVITICO
NUMEROS
DEUTERONOMIO
Vivió 110 años, su padre Jacob, su abuelo Isaac, bisabuelo Abraham, la bendición
sacerdotal la recibieron sus hijos Manases y Efraín,
Lo enterraron en Egipto.
Era hijo undécimo de Jacob y su madre Raquel, Gen. 22-24 vivía con sus
hermanos; por ser el hijo menor su padre lo amaba mucho y ese amor fue
reflejado por su padre ante sus hermanos, le hizo una túnica de colores; Gen 37
tenía 17 años y colaboraba a su padre en cuidar las ovejas; y se ganó la
confianza de su padre informando de las malas actitudes que tenían sus
hermanos; el cual comenzaron a sentir celos de él, pero este odio creció más
cuando soñó que sus hermanos le iban a servir; por ese motivo decidieron
desaparecerlo, Rubén, el mayor, intentó convencerlos de que no era buena idea.
Pero cuando José llegó lo arrojaron a un pozo de agua vacío y lo tuvieron
atrapado hasta decidir qué hacer con él. Al día siguiente pasó por ese lugar una
caravana de mercaderes que se dirigían a Egipto y los hermanos de José lo
vendieron como esclavo Gen 37: 28.
De regreso con Jacob, mintieron al patriarca diciendo que solo habían encontrado
la túnica de José, la cual habían untado de sangre de cordero para hacerle creer a
Jacob que había sido atacado por un lobo, bestia que supuestamente lo había
matado. Jacob lloró la muerte de su querido hijo desconsoladamente. Así fue
como José partió de Canaán para llegar luego a Egipto.
VIDA EN EGIPTO
Allí fue vendido y llevado a la casa de Potifar. Éste, al ver que José sabía leer y
manejaba los números (enseñado por su padre), le confió la administración de su
casa y se convirtió en la mano derecha de Potifar. En sus tiempos como esclavo
trabajaba mucho y siempre confiando en Dios que algún día iba a regresarlo a sus
tierras con sus padres y sus hermanos. Con el trabajo de esclavo José se convirtió
en un joven fornido, y la esposa de Potifar, que se quedaba en la casa cuando
este salía, se fijó en él e intentó seducirle. Un día llamó a José a su habitación y
trató de tener relaciones con él, pero él se resistió recordando las enseñanzas de
rectitud que su padre siempre le enseñó, además de estar consciente que sería
una falta ante Dios y salió de la habitación dejando en las manos de la señora su
manto. Al no lograr su objetivo, y sabiendo que José podría denunciar su adulterio,
la esposa de Potifar lo acusó de intentar aprovecharse de ella, mostrando su
manto como prueba. Potifar dudó de esto, pues conocía a José y sabía que era
incapaz de ello, pero por otro lado su esposa insistía mucho en que la matase, así
que Potifar decide enviar a José a la cárcel.
INTERPRETACION DE LOS SUEÑOS DEL COPERO Y EL PANADERO
Todo se cumplió según lo predicho por José: al tercer día, que era el del
cumpleaños del Faraón, dio éste un banquete a todos sus servidores; se acordó
entonces del copero y del panadero, y decidió restablecer al primero en su puesto
y condenar a muerte al segundo. Sin embargo, al verse libre, el copero se olvidó
de José.
Al cabo de dos años, Faraón soñó que se encontraba a la orilla del Nilo, y del
agua salían siete vacas gordas y hermosas que se pusieron a pasear en la orilla,
pero entonces salieron del agua otras siete vacas, feas y flacas, que devoraron a
las primeras. Faraón despertó, y al volver a dormirse soñó que de una caña de
trigo brotaban siete espigas hermosas y llenas de grano, pero tras ellas brotaban
otras siete espigas, vacías y quemadas por el viento del desierto, que devoraron a
las primeras. Al día siguiente, Faraón se encontraba nervioso y atormentado por
sus sueños, pero por más que preguntaba a sus adivinos y a todos los sabios
de Egipto, ninguno sabía cómo interpretarlos.
El copero se acordó entonces de José y le contó a Faraón lo ocurrido en la cárcel.
Así pues, Faraón mandó llamar a José a su presencia. Cuando sacaron a éste de
la cárcel, le cortaron el pelo y le dieron ropas nuevas antes de presentarse ante
faraón. Éste le dijo: "He tenido un sueño y no hay quien me lo interprete, y he oído
hablar de ti, que en cuanto oyes un sueño lo interpretas". José respondió a su vez:
"No yo; Dios será el que dé una respuesta favorable al Faraón". Faraón dijo
entonces a José: "Éste es mi sueño: estaba yo en la ribera del río, y vi subir del río
siete vacas gordas y hermosas, que se pusieron a pasear en la verdura de la
orilla, y he aquí que detrás de ellas suben otras siete vacas, malas, feas y flacas,
como no las he visto de malas en toda la tierra de Egipto, y las vacas malas y feas
se comieron a las primeras siete vacas gordas, que entraron en su vientre sin que
se conociera que había entrado, pues el aspecto de aquéllas siguió siendo tan
malo como al principio. Y me desperté. Vi también en sueños que salían de una
misma caña siete espigas granadas y hermosas, y que salían después de ellas
siete espigas malas, secas y quemadas del viento solano, y las siete espigas
secas devoraron a las siete hermosas. Se lo he contado a los adivinos, y no ha
habido quien me lo explique".
José dijo a Faraón: "El sueño de Faraón es uno solo. Dios ha dado a conocer a
Faraón lo que va a hacer. Las siete vacas hermosas son siete años, y las siete
espigas hermosas son siete años de riqueza y abundancia. Las siete vacas flacas
y malas que subían detrás de las otras son otros siete años, y las siete espigas
secas y quemadas del viento solano son siete años de hambre. Es lo que he dicho
a Faraón, que Dios le ha mostrado lo que hará. Vendrán siete años de gran
abundancia en toda la tierra de Egipto, y detrás de ellos vendrán siete años de
escasez, que harán que se olvide toda la abundancia en la tierra de Egipto, y el
hambre consumirá la tierra. No se conocerá la abundancia en la tierra a causa de
la escasez, porque ésta será muy grande. Cuanto a la repetición del sueño a
Faraón por dos veces, es que el suceso está firmemente decretado por Dios y que
Dios se apresurará a hacerlo. Ahora, pues, busque Faraón un hombre inteligente y
sabio, y póngalo al frente de la tierra de Egipto. Nombre Faraón intendentes, que
visiten la tierra y recojan el quinto de la cosecha de la tierra de Egipto en los años
de abundancia; reúnan el producto de los años buenos que van a venir, y hagan
acopio de trigo a disposición de Faraón, para mantenimiento de las ciudades, y
consérvenlo para que sirva a la tierra de reserva para los siete años de hambre
que vendrán sobre Egipto, y no perezca de hambre la tierra".
Todos parecieron conformes con las palabras de José, y el propio Faraón,
impresionado por ello, dijo: "Tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi pueblo te
obedecerá; sólo por el trono seré mayor que tú". Dicho esto, Faraón se quitó su
anillo y se lo puso a José, mandó que lo vistieran con ropas blancas de lino, puso
en su cuello un collar de oro y ordenó que, cuando José montase sobre el
segundo de los carros de Faraón, se gritase ante él la expresión de reverencia.
Pasó el tiempo, y antes de que llegasen los años de escasez José tuvo dos hijos
varones con su esposa Asenet. Llamó al mayor Manasés, pues se dijo "Dios me
ha hecho olvidar todas mis penas y toda la casa de mi padre", y al menor Efraím,
pues decía: "Dios me ha dado fruto en la tierra de mi aflicción", pero jamás olvidó
a su padre y hermanos, y nunca perdió la esperanza de volver a verlos.
Símbolo de la tribu de José. descripción hebrea: "Bendita del Señor sea su tierra"
(Deuteronomio 33:13).
Cuando los esclavos estaban llenando de trigo las alforjas de los hermanos, José
decidió ponerlos a prueba e introdujo su copa de plata en las alforjas de Benjamín.
Cuando los hermanos ya se marchaban de la ciudad, fueron alcanzados por los
soldados, que los acusaron del robo de la copa. Éstos negaron el hecho, pero los
soldados revisaron las alforjas y, para sorpresa de los hijos de Jacob, la copa
apareció en la de Benjamín. Entonces los soldados anunciaron que los demás
podían seguir su camino, pero que el ladrón debía quedarse. Ninguno de sus
hermanos quiso aceptar esto, y todos volvieron con José, quien les recriminó que
defendiesen a un ladrón y los instó a volver a su tierra. Sin embargo, sus
hermanos replicaron que preferían morir que ver sufrir nuevamente a su padre,
quien ya sufrió el dolor de la pérdida de un hijo predilecto y no podría volver a
soportarlo.
Entonces, José expulsó a los soldados y a los esclavos y rompió a llorar a gritos,
con tanta fuerza, que hasta sus llantos se oyeron hasta en el palacio del Faraón.
Al ver que habían cambiado y que estaban dispuestos a dar la vida por su
hermano menor, José por fin se dio a conocer a sus hermanos. Éstos
enmudecieron de asombro y de miedo al pensar que, probablemente, querría
vengarse de ellos, pero José los calmó, diciendo “No os preocupéis, que todo fue
obra de Dios, era necesario que yo viniese a Egipto para que nuestro pueblo,
Israel, sobreviviera en este tiempo de escasez y hambruna”.
Al enterarse el Faraón de lo sucedido, mandó a decir a José que invitase a Egipto
a Jacob y a su pueblo, pues deseaba regalarles tierras de cultivo en
agradecimiento por cuanto José había hecho por los egipcios. Los hermanos de
José volvieron a Canaán, cargados de regalos de Egipto, y le contaron todo a
Jacob; éste, lleno de alegría, partió con toda su familia rumbo a Egipto. Al
encontrase padre e hijo, Jacob exclamó “¡Agradezco infinitamente a Dios porque
me ha dado por segunda vez a mi hijo querido, Él obra de manera misteriosa!”.
José le pidió que se quedara a vivir sus últimos años con él y también que se
quedase todo su pueblo. Él aceptó, con la condición de que los restos mortales
fuesen llevados nuevamente cuando el pueblo regresase a “Canaán, La tierra
prometida”.
Jacob y su familia vivieron entonces en la tierra de Gosén, un lugar destinado al
pastoreo del ganado en el Alto Egipto, cerca de las ciudad de Pi-Ramsés
o Ramesés, también llamada Avaris ciudad que fuera la capital de las
dinastías hicsas (siglo XVII a. C.) que en tiempos predinásticos habían dominado
Egipto. José falleció cuando tenía ciento diez años de edad.2 Muchos años
después, cuando guiados por Moisés, los hebreos dejaron Egipto y llevaron
consigo los restos de Jacob y José.
José tiene un notable paralelo con otro personaje bíblico, el profeta Daniel.
Asimismo, los aspectos dramáticos de su vida, (entregado por sus hermanos y
luego encumbrado a una gran posición) prefiguran a Jesucristo.
SIMILITUDES ENTRE EL SEÑOR JESUS Y JOSÉ