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Manuel Gonzáles Prada, fue un ensayista, pensador y poeta peruano. Entre sus grandes obras se encuentra el libro titulado “Anarquía”, un conjunto de ensayos recopilados por su hijo Alfredo y que se publicó en 1936. Presentamos a continuación un ensayo titulado: El Primero de Mayo, en el cual nos dice:
Manuel Gonzáles Prada, fue un ensayista, pensador y poeta peruano. Entre sus grandes obras se encuentra el libro titulado “Anarquía”, un conjunto de ensayos recopilados por su hijo Alfredo y que se publicó en 1936. Presentamos a continuación un ensayo titulado: El Primero de Mayo, en el cual nos dice:
Manuel Gonzáles Prada, fue un ensayista, pensador y poeta peruano. Entre sus grandes obras se encuentra el libro titulado “Anarquía”, un conjunto de ensayos recopilados por su hijo Alfredo y que se publicó en 1936. Presentamos a continuación un ensayo titulado: El Primero de Mayo, en el cual nos dice:
reverbera en el volcán; dame el báculo de chonta, las sandalias de jaguar”. “Padre, tienes las sandalias, tienes el báculo ya; mas, ¿por qué me ves y lloras? ¿a qué regiones te vas?” “La injusta ley de los Blancos me arrebata del hogar: voy al trabajo y al hambre, voy a la mina fatal”. “Tú que partes hoy en día, dime, ¿cuándo volverás?” “Cuando el llama de las punas ame el desierto arenal”.
“¿Cuándo el llama de las punas
las arenas amará?” “Cuando el tigre de los bosques beba en las aguas del mar”. “¿Cuándo el tigre de los bosques en los mares beberá?” “Cuando del huevo de un cóndor nazca la sierpe mortal”. “¿Cuándo del huevo de un cóndor una sierpe nacerá?” “Cuando el pecho de los Blancos se conmueva de piedad”. “¿Cuándo el pecho de los Blancos piadoso y tierno será?” “Hijo, el pecho de los Blancos no se conmueve jamás”. En: “Poesía peruana. Antología general”. Tomo II: De la conquista al modernismo. Lima, Edubanco, 1984.
Los pensamientos puros
Autor: Washington Delgado Tresierra Señor rentista, señor funcionario, Señor terrateniente, Señor coronel de artillería, El hombre es inmortal: Vosotros sois mortales. Es curioso cómo la podredumbre Se adelanta a veces al cadáver. Soportad vuestro olor, mostradlo Si queréis, poquito a poco. Pero no habléis. Señores, enseñad el trasero Pero no lloréis nunca, Cierta decencia es necesaria Aun entre las bestias. Pensad en el cielo, también, En las alas blancas Y en la música de las arpas Dulcemente tocadas Por vuestras dulces manos. Pensad en vuestros libros de lectura, en las viudas Tísicas y abandonadas que ayudaréis con una trompeta de oro. Pensad en vuestros billetes, en los veranos junto al mar, en la mucama rubia, en el amante moreno, en los pobres que besaréis en la otra vida, en las distancias terrestres, en los cielos de almíbar. Pensad en todo, Vuestros días sobre la tierra no serán numerosos.