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Reflexionar lo contemporáneo

como medio de resistencia a las sociedades de control

Hay un concepto puntual con el que Giorgio Agamben define lo contemporáneo, a


saber “lo contemporáneo como intempestivo” (Agamben, 2008, pág. 1). Esta idea
la desglosa a lo largo de su escrito ¿Qué es lo contemporáneo? ¿Pero cómo
entender lo intempestivo? En términos generales, como aquello que acontece
fuera de tiempo. Sin embargo, es más que ello.  Lo contemporáneo es algo que
nos corresponde a todos. No es acontecer fuera de tiempo, únicamente, sino
pensarnos desde este punto de la historia que nos ha correspondido vivir.
Es “contemporáneo aquel que no coincide perfectamente con él (tiempo) ni se
adecua a sus pretensiones y es por ello, en este sentido, inactual;” (Agamben,
2008, pág. 1). Este concepto de inactual profundiza, un poco más, acerca de lo
que es ser contemporáneo. Lo inactual es aquello que ha quedado en la historia y
que puede reinterpretar nuestro mundo contemporáneo.  Implica que el individuo
se sitúe en su punto histórico y reconozca la oscuridad que ha opacado la claridad
del conocimiento y el mismo rumbo del hombre. Lo inactual es un punto de
encuentro con la historia, en donde a partir de un acto de “rebeldía”, de rebelión,
propiamente, el hombre se niega a vivir un momento histórico condicionado, al que
le han arrebatado la libertad. Lo inactual es el punto de partida para
comprenderme como ser contemporáneo, como ser actual. Lo inactual es el
reconocimiento del tiempo que me ha correspondido vivir en el aquí y en el ahora
e irrumpir en aquellos ámbitos en los que la oscuridad se quiere imponer sobre la
claridad. Se es contemporáneo cuando se le da sentido a lo que está pasando. Se
es contemporáneo cuando se tiene una inquietud constante sobre la historia y el
tiempo que se vive. El contemporáneo es el que se está construyendo
constantemente. El que se enfrenta a lo que no está dicho. El que se enfrenta a
aquello que es desconocido. 
Esta definición de lo contemporáneo es, en grado sumo, importantísima, porque
es una manera de resistir a lo que son las sociedades de control ampliamente
estudiadas por Gilles Deleuze y Michel Foucault. Tema que a continuación
referenciaré.  
Antes de hablar de las sociedades de control, se hace necesaria esbozar
brevemente las sociedades que le antecedieron. La primera sociedad, fue la
sociedad de soberanía; esta sociedad esta caracterizada por “(gravar la
producción más que organizarla, decidir la muerte más que administrar la vida)”
(Deleuze, 1972-1990, pág. 5). Esta sociedad, grosso modo, es en la que el poder
de disponer sobre la vida recaía en las manos del soberano, siempre en beneficio
de la supervivencia del más fuerte. Esta sociedad fue reemplazada por las
sociedades disciplinarias. “Estas sociedades alcanzan su apogeo a principios del
siglo XX. Operan mediante la organización de grandes centros de encierro”
(Deleuze, 1972-1990, pág. 4). Estas últimas, están siendo reemplazadas por las
sociedades de control. “"Control" es el nombre propuesto por Burroughs para
designar al nuevo monstruo que Foucault reconoció como nuestro futuro
inmediato” (Deleuze, 1972-1990, pág. 5) 
El tema central que Gilles Deleuze quiere trabajar en este texto es que los centros
de encierro (la cárcel, el hospital, la fábrica, la escuela, la familia) experimentan
una crisis. La sociedad disciplinaria ha decaído pues el ideal de reformar y
disciplinar al hombre ha fracasado y por el contrario se han intensificado el crimen
y las conductas de aquellos que habitan la cárcel, por ejemplo. También han
decaído por el poder político que se ha ejercido sobre ellas; en las que la disciplina
funciona en favor del poder de manera arbitraria, permitiendo ciertos
comportamientos en algunos casos y penalizándolos en otros. A pesar de la
decadencia de estas sociedades de control, estas todavía se mantienen porque se
hace necesario mantener a las personas ocupadas mientras se terminan de
instalar los nuevos dispositivos de control. 
A pesar de lo anterior, y notando la decadencia de las sociedades disciplinares,
surge la “sociedad de control”, que se caracteriza, contrario a las sociedades
disciplinares, por ejercerse en espacios abiertos (des territorializados). Ejemplo de
ello, son los dispositivos electrónicos, las redes tecnológicas, las registradurías,
los psico-fármacos, la televisión, la banca, el consumismo, etc. En esta sociedad,
las fabricas son cambiadas por las empresas, que apelan al uso de la tecnología
para desplazar la mano de obra, ejerciendo la disminución de costos y a la vez
permitir la acumulación de riqueza y poder ejercer mayor control, pues esto
permite poder sanear las necesidades de otros y al poder hacer esto, también se
permite el control de la vida. 
Una diferencia que puedo hallar entre las sociedades disciplinarias y las
sociedades de control es que en la primera el encierro se daba de manera
obligatoria para reformar; por el contrario, la sociedad de control fomenta la
iniciativa de permanecer en casa, que es lo mismo que sucedía en las sociedades
de control, pero esta vez no bajo la obligación del encierro sino de la obligación de
cosas como la deuda. El hombre ya no va a estar encerrado sino endeudado y por
voluntad propia el hombre va a asumir quedarse en el centro de encierro (casa)
para superar esta condición; sin embargo, el ideal de la sociedad de control es que
le hombre jamás logre esto. 
Finalmente, sitúo, la reflexión de lo contemporáneo como medio de resistencia a
las sociedades de control, porque estas tienen la pretensión de oscurecer la
claridad (libertades). Situarme en este punto de la historia, pensarme y
cuestionarme sobre lo que acontece y hallar caminos para resistir a eso me hace
contemporáneo a mi época. Si el ideal de las sociedades de control es que el
individuo permanezca endeudado, una manera de resistir es evadiendo adquirir
los productos crediticios de los bancos. Son medidas pequeñas que en algún
momento generaran una fuga a las sociedades de control y si lo sumamos con
otras estrategias, se podrá allanar un camino para superarlas. Tales estrategias
como apagar el televisor, no vivir la sexualidad a partir de los contenidos sexuales
que hay en la red, la no dependencia de los psicofármacos, la no construcción
sexual a partir de los medicamentos y de los estereotipos existentes, etc. Todo lo
anterior se presenta como punto de irrupción y sirve para que superemos la
posición de sujetos dóciles y obedientes a los cuales les es dominada la vida y la
libertad. 
Bibliografía 
1. Agamben, G. (2008). Que es lo contemporáneo. 
Deleuze, G. (1972-1990). Post-scriptum sobre las sociedades de control.
Pretextos. 

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