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PERSPECTIVAS DE INTEGRACION REGIONAL EN EL MERCORSUR.

EL CASO DEL ALTO VALLE DE RIO NEGRO Y NEUQUEN A LA LUZ DE LOS


RECIENTES CAMBIOS ECONÓMICO-SOCIALES Y LAS
TRANSFORMACIONES TERRITORIALES QUE HA PROVOCADO LA
ACTIVIDAD PETROLIFERA

Autores:
Julio Anguita1
Aldo Montagna2

Resumen

En este documento se pretende exponer las perspectivas de integración regional


del Alto Valle de Río Negro y Neuquén a la luz de los recientes cambios económico-
sociales y las transformaciones territoriales que a provocado la actividad petrolífera a partir
de la creación y puesta en marcha del MERCOSUR.
En primera instancia se definen conceptos esenciales como: transición, cambios en
las actividades económicas, alcance y amplitud en el análisis, percepción de la sociedad y
cambios recientes visualizados en la estructura de poder, que sirvieron de base para el
desarrollo del trabajo.
En segundo lugar se realiza una breve explicación técnica de los tópicos
globalización, actividad petrolífera y estructura de poder, y como éstos se relacionan entre
si, culminando con la descripción de algunas situaciones espaciales, producto del complejo
sistema de relaciones que se dan en todo el proceso de articulación y eslabonamiento de
la actividad. No obstante, si bien es necesario comenzar con el análisis propuesto a nivel
global, en todo momento se intentó privilegiar la escala local.
También se trabajó en el análisis del funcionamiento histórico y probables proyec-
ciones futuras del Alto Valle de Río Negro y Neuquén y el papel que éste tendrá en el
contexto del Mercosur. El enfoque busca interpretar el proceso de producción de espacio
dentro de un contexto mas amplio, definiendo la evolución y organización del mismo como
parte de un complejo territorial integrado por distintos subsistemas. Para la comprensión de
esta temática, se tenderá a identificar las actitudes y estrategias de aquellos agentes sociales
públicos y privados con capacidad de transformación espacial, a través del análisis de las
múltiples relaciones que tienen lugar en el ámbito de dicho territorio.
La meta final del proyecto consiste no solo profundizar en el conocimiento de los
mecanismos que determinan las características del sistema de integración regional, sino
que a través de toda la información táctica analizada, descubrir los engranajes que dan
forma a la dinámica global del área.
Por último, en las conclusiones y recomendaciones se rescata el rol que deberán
cumplir los agentes y actores sociales y el Estado para mejorar la situación territorial y
ambiental actual.

1
Profesor Titular e Investigador del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional del
Comahue, Neuquén, Argentina
2
Ayudante de 1º del Departamento de Didáctica de la Facultad de Ciencias de la Educación, de la
Universidad Nacional del Comahue, Neuquén, Argentina
La integración económica de los países del Cono Sur

En la última década el fenómeno de regionalización ha adquirido una importancia


creciente. Aunque varios factores explican este hecho, es posible que el principal de ellos
sea el giro producido en la política comercial norteamericana. En efecto, después de
varias décadas de haber apoyado enfáticamente el intercambio libre y multilateral, desde
mediados de los ochenta Estados Unidos ha potenciado la conformación de bloques
regionales, con el fin de aumentar el intercambio de bienes y servicios.
Así, el cambio en la posición de Estados Unidos con respecto a la economía
mundial desde principios de los setenta y los temores de constitución de la Unión
Europea, a mediados de los ochenta, modificaron el contexto general en el que se
formuló la política comercial de aquel país.
Además con la implementación del Acta de Unificación y el Tratado de Maastrich,
la Unión Europea (UE) también dio nuevos pasos hacia un modelo de integración y
consolidación de una unión económica regional. Con la incorporación de Austria,
Finlandia y Suecia y la desintegración de la Unión Soviética se aceleró el cambio y la
dinámica de este proceso.
En los últimos años también se dieron acuerdos de integración entre países en
desarrollo, aunque sus resultados y grados de consolidación fueron muy diversos. Un
ejemplo destacado ha tenido lugar en América Latina, donde desde comienzos de los
noventa se registraron nuevos acuerdos o se reactivaron entendimientos preexistentes.
La creación del Mercado Común del Sur (Mercosur) es parte de este proceso, aunque su
alcance y evolución, hasta la fecha, ha dependido de los vaivenes político-económicos de
los países que lo integran.
La creación del Mercosur es considerado uno de los hechos más significativos de
la década ya que establece el esquema institucional para la etapa de complementación de
todos los países que lo integran. Nace como estrategia de crecimiento, basada en la
transformación del aparato productivo y la inserción en el mercado mundial, vía la
reducción de aranceles y eliminación de trabas al comercio internacional.
Además ha significado una nueva posibilidad para los países que lo integran, ya
que el sistema de relaciones comerciales a nivel mundial se presenta de otra manera y
fundamentalmente, porque las prioridades de inserción internacional están marcadas de
manera profunda por las decisiones políticas que se adopten en relación con esa forma
de inserción. Es decir, el accionar estatal favorecerá o limitará relacionamientos de
mercado y priorizará su actuación sobre la base de una determinada visión de futuro en la
cual el sentido estratégico está dado por el tipo de integración que se quiere alcanzar,
como forma de satisfacción de los intereses, ya sean propios o de los actores que se
relacionan.
El proceso de globalización ha afectado de manera significativa la forma en que se
llevan adelante los procesos económicos y los impactos que generan en las actividades
regionales. Cabe recordar que los procesos de mundialización han tenido una incidencia
directa desde la economía a la cultura, afectando, fundamentalmente, a las políticas
nacionales, el comercio de bienes y servicios, las finanzas y la innovación tecnológica.
Además, la globalización ha generado efectos heterogéneos en las diversas
subregiones y países. En especial por los fenómenos de desarrollo tecnológico,
particularmente en lo referido a los medios de comunicación y la informática.
En este contexto las decisiones nacionales deberán definir el tipo de inserción
global que se pretende con el sistema internacional. Desde esta perspectiva las
decisiones nacionales definirán el posicionamiento estratégico del país e incidirán en los
espacios y cursos de acción en los cuales se ubiquen los distintos actores.
Estas aspiraciones a ser alcanzadas por cada uno de los estados nacionales en el
marco subregional, no aseguran un orden global. De hecho, la generalización mundial de
la globalización no ha producido en forma simultánea procesos de integración y de
fragmentación. Mientras que los procesos de integración tienden a afianzase en los
países más desarrollados, los procesos de fragmentación, por el contrario, se agudizan en
los países más pobres. Así, América Latina aparece como una región heterogénea pero
en donde las tendencias principales apuntan a la integración y la asociación. No obstante,
al existir serios problemas financieros y económicos aún se generan incertidumbres sobre
el futuro de tal integración. De allí la importancia de establecer políticas y acciones para
que el MERCOSUR tenga la posibilidad de un relacionamiento adecuado con el resto de
las naciones de América y del mundo.
Finalmente, se debe decir que el Mercosur aparece como un cambio estructural en
América Latina. Si bien es una unión aduanera, su objetivo apunta a la conformación de
un espacio de coordinación y asociación de políticas mayores.

La conformación del Mercosur y el papel de las actividades productivas del Alto


Valle

La formación de este mercado regional favorece el intercambio entre los cuatro


países que lo conforman (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y los posiciona mejor
frente a otros estados, actuando en bloque y mejorando la capacidad de negociación.
Además la potencialidad del Mercosur queda evidenciada si se considera el espacio que
abarca (más del 50% de América Latina) y el mercado que integra (alrededor de 200
millones de personas).
En este nuevo espacio de integración se concentra el mayor número de
actividades productivas, comerciales, financieras y el poder político más relevante de
América del Sur, donde se establecen las principales articulaciones con el comercio
mundial. En este contexto, la intensidad de las relaciones, la posición de los países y las
posibilidades que ofrece actualmente el paso interoceánico de Panamá, tornan a toda la
zona como el escenario regional estratégico que modificará la dinámica en la producción
de espacio.
Los efectos en el territorio de los procesos de globalización e integración quedan
evidenciados en las nuevas demandas de infraestructura de transporte que tiendan a
mejorar y tornar más competitivo el traslado de bienes y personas, localizándose en el
área de estudio una de las actividades dominantes más importantes de la Patagonia, la
que puede aportar un 20% del volumen total que transite por el corredor bioceánico
Argentino-Chileno.
Además, con la creación de este corredor se busca disminuir el riesgo de
transporte y acortar las distancias a los principales mercados mundiales, no sólo de los
productos provenientes de la región sino también de los que pasen de Europa, Africa y
Asia.
Por último y ante las posibilidades que se presentan en este espacio
recientemente creado, se debe plantear la inquietud de aprovechar las reales
oportunidades de crecimiento que se pueden generar para todos los actores y agentes
sociales del Alto Valle.

La situación actual de las economías regionales "periféricas" de Argentina

La crisis estructural que desde hace casi dos décadas afecta a la mayor parte de
los procesos productivos asentados en las economías regionales extrapampeanas o
"periféricas" no parece vaya a resolverse en un plazo prudencial.
Esto ha sido más evidente para los pequeños y medianos productores de esas
economías regionales, alejados de los centros de poder y con deficiente información
actualizada sobre los procesos económicos internacionales que los podría,
eventualmente, afectar.
Por otra parte, la apertura externa apareció mucho más como un instrumento de la
política económica que iba a comprometer a quienes estuvieran dedicados a la
producción industrial urbana o a los sectores tradicionales de la producción agropecuaria
de la Pampa Húmeda pero que excluía a quienes operaban fuera de tal área.
"La situación, desde entonces, ha cambiado sustancialmente. En primer lugar, el
proceso de apertura externa se ha acentuado, con fuertes rebajas arancelarias, que han
puesto al alcance de los mercados internos numerosos productos importados, otrora
alejados de nuestra posibilidad de consumo por el proteccionismo imperante. En segundo
término, las perspectivas de incursionar en mercados externos, alentadas por una
exigencia de participar en la ofensiva exportadora, impone una necesaria reconversión de
la actividad productiva asentada fuera de los límites de la Pampa Húmeda a fin de
alcanzar niveles de competitividad suficientes para poder ingresar a tales mercados. Este
desafío altera radicalmente la histórica modalidad empresarial en gran parte de las
unidades productivas asentadas en las regiones "periféricas", acostumbradas un mercado
interno cautivo y protegido. En tercer término, como resultado de los nuevos perfiles de
las relaciones económicas internacionales, se ha acentuado la velocidad de
implementación de los acuerdos para la formación de bloques económicos regionales. En
nuestro caso, la presencia de la próxima implementación de las regulaciones del Tratado
de Asunción que dio nacimiento al MERCOSUR agregan un nuevo factor inédito a las
perspectivas de la producción regional que nos ocupa. La desaparición, a principios del
año próximo de toda barrera arancelaria o paraarancelaria a los bienes producidos en
Brasil implica, para un segmento muy importante de productores locales, un desafío
adicional a los ya explicitados que los encuentra con serias dificultades para afrontar, en
un plazo tan cercano e impostergable."
"En cada una de las áreas productoras que integran el cuadro de las economías
regionales extrapampeanas, los procesos más relevantes deben ajustar su
comportamiento a las nuevas condiciones contextuales imperantes. Si se observa el
modelo de producción característico, que sustenta en cada provincia gran parte del
empleo y de la circulación de recursos, se aprecia una constante que se repite casi sin
modificación en todas las jurisdicciones analizadas. La explotación agrícola o pecuaria de
alimentos y materias primas genera un volumen de bienes de consumo final o insumos
con bajo nivel de transformación que destinan un muy elevado porcentual de su oferta
anual al consumo interno y solamente orienta sus excedentes al mercado externo. Este
fenómeno se verifica específicamente en las provincias del Norte y del Oeste del país,
debiéndosele incorporar también, procesos muy relevantes en las provincias patagónicas,
donde la actividad primaria extractiva principal es la vinculada al sector petrogasífero.
Este demanda un escaso nivel de fuerza de trabajo en comparación a la ligada a la
producción agropecuaria y a los procesos ulteriores de transformación, comercialización y
transporte vinculados a dicha producción."
"Estas actividades se desarrollan en un marco productivo y tecnológico altamente
heterogéneo. A diferencia de lo que sucede en la producción primaria de la Pampa
Húmeda y en su ulterior proceso de transformación y/o comercialización, los sectores
sociales dedicados a la faena agrícola en las provincias de la periferia regional argentina
son muy disímiles. La polarización entre minifundio y/o pequeña producción, por un lado,
y actividad rural asentada en la mediana y gran explotación, por la otra, no es solamente
cuestión de tamaño. A éste se suele encontrar, estrechamente asociado, formas de
propiedad y tenencia de la tierra, modelo tecnológico de producción, actividad asentada
en la unidad familiar o plenamente capitalista y, finalmente, canales de comercialización
para la entrega de los alimentos o materias primas producidas al mercado. Sin entrar en
una explicación exhaustiva que excede esta introducción, es preciso reconocer la
existencia de estos submercados altamente diferenciados donde, en general, predominan
en número y en cantidad de fuerza de trabajo asociado los dedicados a la pequeña
producción pero que, a su vez, participan en forma minoritaria en el volumen total de lo
producido. En este segmento social, las condiciones de subsistencia, la posibilidad de
capitalización y la calidad de vida son, en términos globales, muy deficitarias. En el otro
extremo, un número inferior de explotaciones asociadas al modo capitalista de producción
es responsable de la proporción mayoritaria de la oferta de bienes agrícolas o pecuarias
al mercado, posee capacidad de innovación tecnológica y de reproducción del capital y
transita carriles propios, muy vinculados a la gran empresa orientada al mercado interno
y/o externo."
"Esta dicotomía fundamental, que admite a su interior posteriores subdivisiones
según los casos específicos, obliga a estudiar los procesos regionales, sus repercusiones
sociales, la incidencia sobre el aparato del Estado, la definición de las políticas oficiales y
los procesos contextuales emergentes desde una óptica que, desde el principio, descarte
toda visión homogénea de los perfiles y los impactos respectivos." (Márquez, N., Rofman,
A., 1995)
La globalización económica, la libertad en los movimientos de ingresos y egresos
de mercancías de y para el exterior sin tener que afrontar barreras arancelarias y
paraarancelarias, la Revolución Tecnológica asociada a las transformaciones en los
procesos de gestión técnica y del trabajo y la necesaria adopción de pautas de
competitividad, desconocidas previamente, para no quedar fuera del mercado, son los
principales factores estructurales a que se ven sometidos los procesos productivos a que
se hace referencia. Por otra parte, las políticas estatales vinculadas al Plan de
Convertibilidad implantado desde principios de 1991 acentúa, en muchos casos, las
dificultades de supervivencia de estos sectores sociales vulnerables. Entre estas políticas,
la de mayor incidencia negativa está constituida por una necesaria transformación de los
aparatos estatales provinciales, abultados en la nómina de empleados públicos que
sostienen y carentes de sustento fiscal de generación propia.

Algunas consideraciones acerca de la actividad frutícola del Alto Valle


La fruticultura fue durante varias decadas la actividad motora en la producción de
espacio y por ende en la producción de infraestructura, situación que la convirtió en el
referente obligado a la hora de analizar cualquier fenómeno regional. Tal es así, que el
cambio registrado en el aumento de la capacidad de conservación en frío y la
incorporación del transporte automotor incidieron notoriamente, por un lado, en la
necesidad de acompañar tales cambios con servicios y equipamiento adecuados, y por el
otro a mejorar la calidad de la fruta y a regular las ventas según los precios del mercado.
Esta innovación permitió absorber la creciente producción de frutas (cuadro Nº 3)
motivada no solamente por incremento de la superficie cultivada entre 1970 y 1988 (ver
cuadro nº 4), sino también por los mayores rendimientos obtenidos por hectárea.

Cuadro Nº 3: Producción de manzanas y peras de Río Negro y Neuquén en toneladas y


porcentajes relación a totales del país. Años 1943/44 a 1988/89.

MANZANAS PERAS
Año cosecha Toneladas % Toneladas %
1979/80 779000 80 117500 76
1980/81 761400 84 92400 71
1981/82 690000 86 106300 77
1982/83 640500 78 148600 84
1983/84 791000 84 124000 80
1984/85 768100 83 160100 83
1985/86 450100 75 139100 84
1986/87 876400 81 217100 87
1987/88 764750 83 171046 85
1988/89 715500 80 193900 86
Fuente: Gerardo de Jong, El Minifundio en el Alto Valle del Río Negro, estrategias de adaptación,
Ed. Universidad Nacional del Comahue, 1994, p. 41.

Cuadro Nº 4 Supeficie implantada con manzanas y peras

Años Superficie implantada (en has.)


1918 500.-
1925 560.-
1965 25.688.-
1970 32.470.-
1975 37.960.-
1980 45.630.-
1988 60.187.-
Fuente: INTA. Estación Experimental Regional Alto Valle. 1990
No obstante la incorporación de nuevas areas destinadas al cultivo, la situación
actual de la actividad en su conjunto es una de las más dificiles por la que atraviesa la
misma. La convergencia de problemas en las distintas etapas de la producción y
comercialización son las principales causas.
En tal sentido, se puede decir que el mercado impone hoy condicionamientos
tales, que la oferta debe originarse en explotaciones con una productividad, variedades y
calidad que solamente pueden ser obtenidas a partir de la intervención de agentes con
una disponibilidad de capital y tecnología adecuados, situación a la que no llega el 67%
de los productores. Productores cuyas explotaciones se encuentran por debajo de las 15
ha, siendo, como ya se dijo, los agentes sociales que más se han extendido en la zona y
los que requieren de una mayor infraestructura de circulación; ya sea por los movimientos
diarios que deben realizar durante todo el año o por los relativos al transporte de fruta,
hacia los galpones de empaque, en epocas de cosecha.
Además este grupo de productores, por un lado, cumple un papel insignificante en
la generación y acumulación de excedentes en el subsistema frutícola, y por el otro, ante
condiciones de funcionamiento del subsistema que no son exactamente las mismas que
hace varios años atrás, actua por incercia sin poder adecuarse a la nueva realidad. Si
bien se puede asumir que en rasgos generales el subsistema opera con los mismos vicios
de aquella época, es necesario actualizar algunos fenómenos.
Tradicionalmente, el Alto Valle se ha enfrentado a dificultades para colocar su
producción en el exterior. Se han ensayado muchas explicaciones sobre los motivos por
los cuales la región encuentra dificultades para competir a nivel mundial, incorporar
tecnología, y sobre todo, para producir a precios competitivos la calidad de fruta que
requieren esos mercados.
Una de las explicaciones dadas al problema es la ineficiencia que presentan las
explotaciones pequeñas en cuanto al uso racional de maquinarias, mano de obra y
técnicas de manejo. Pero también es cierto que año a año pareciera elevarse el tamaño
mínimo para que la explotación sea rentable. Como ésta, se han ensayado otras
explicaciones pero ninguna ha logrado hasta el momento el diagnóstico que permita tomar
decisiones en materia de política económica para enfrentar la crisis a largo plazo, y lograr,
de esa manera, la incorporación de equipamiento e infraestructura.
Además, en décadas recientes se produjo la aparición de fuertes competencias de
otros productores del hemisferio sur, como Sudáfrica y Chile, los que además de servir de
estímulo a la innovación tecnológica citada, impusieron la necesidad de competir con una
calidad óptima. Esto dio lugar a una contradicción entre la necesidad de mejorar la calidad
para competir en tiempo y forma en el mercado en un sentido, y el aumento de los costos
de producción y la baja de los precios pagados al productor independiente en el otro.
A modo de síntesis puede recordarse que la ausencia de políticas definidas, la
falta de incoporación de nuevas tecnologías y de adopción de sistemas de conducción
modernos, han permitido la acumulación de problemas en los distintos niveles de la
producción, los que a su vez generaran deterioros en la infraestructura actual afectando
de esta manera la calidad de vida del conjunto de habitantes del Alto Valle.

La puesta en valor de los recursos energéticos

El desarrollo de la actividad energética en la región adquiere importancia cuando el


gobierno nacional implementa el modelo económico que basa su política en la explotación
de los recursos energéticos -fundamentalmente petróleo- con el objetivo de lograr por un
lado el autoabastecimiento nacional de combustibles y por el otro el desarrollo industrial
interno.
Esta política generó un movimiento exploratorio que llevó al descubrimiento de
reservas petrolífera: y gasíferas que colocaron a la zona en una situación relevante en
materia de recursos energéticos no renovables. A enero de 1988 Neuquén es la primera
productora del país, representando el petróleo el 30% de las reservas nacionales y el gas
natural el 60% de las mismas.
Asimismo, dentro de esta política y aprovechando las características hidrológicas de
los ríos provinciales, se inicia la construcción y puesta en marcha de grandes complejos
hidroeléctricos a los efectos de satisfacer crecientes demandas del mercado industrial
localizado principalmente en el Gran Buenos Aires y el Litoral.
Del total de la oferta de energía útil producida, el 96,7% se destina a exportación.
Desde el punto de vista económico la exportación de los recursos energéticos genera
para la provincia una importante fuente de ingresos a través de las regalías.
Sobre la base de estos recursos los dos estados provinciales diseñaron un modelo
de crecimiento que consiste fundamentalmente en redistribuir la renta apropiada entre los
distintos sectores económicos y sociales a través de la obra pública y servicios en
general.
Si bien las regalías significan una importante fuente de ingresos para las
provincias también son el resultado de la apropiación y uso de los recursos naturales por
parte del Estado Central que opera en el territorio a través de distintos agentes (empresas
petroleras públicas y privadas), muchas veces en contradicción con las aspiraciones
regionales, conformando grupos económicos y empresas transnacionales.
Entre los agentes participantes se han generado relaciones diferenciales. Los
vínculos establecidos entre los principales actores han originado una serie de situaciones
conflictivas derivadas del modo de apropiación de los recursos naturales -tanto
renovables como no renovables- cuyo destino al ser extrarregional impide la generación
de valor agregado dentro del ámbito territorial. Es así como los Estado Provinciales (en
este caso Río Negro y Neuquén) no tiene poder de decisión sobre los recursos
energéticos que constituyen, en este momento, la base de sus ingresos.
A los efectos de revertir tal situación tales gobiernos han reclamado por la
propiedad de los recursos y se han manifestado a favor de la industrializaclón de los
mismos en origen. Esta posición compartida también por todos los sectores sociales y
políticos ha dado origen a la principal reivindicación de una de las provincias.
El sector privado vinculado a la actividad apoya también esta posibilidad de
industrialización porque le permitirá ampliar su base económica.
Desde el punto de vista de los efectos territoriales la actividad energética ha
tenido un papel significativo. Las transformaciones operadas a partir de la explotación
intensiva de los recursos petróleo, gas y agua convirtieron a la región (sobre todo la prov.
de Neuquén) en una zona energética y así el ámbito territorial comienza a adquirir
características diferenciales. En efecto, ha definido el surgimiento de centros urbanos
como Plaza Huincul-Cutral Có y Rincón de los Sauces, vinculados directamente a la
actividad petrolera. La primera de ellas de gran importancia para la economía regional
durante muchos años ya que, a mediados de siglo, su producción de petroleo crudo
comenzó a decrecer. Tengase en cuenta que hacia 1954 el 85,7% de la carga
despachada por ferrocarril estaba compuesta por petróleo, Fuel oil y diesel oil, cifra que
disminuyó al 32,5% en 1960. Situación agravada por la construcción del oleoducto de
Challacó a Puerto Rosales entre 1960 y 1961, lo que redujo a un mínimo la carga de
petróleo crudo que circulaba por la línea ferroviaria. Entre 1958 y 1962 los despachos de
petroleo bajaron de 523 mil a 150 mil toneladas.
La explotación de estos recursos ha llevado también a incorporar una amplia zona
de meseta con población muy dispersa y economía de subsistencia, hoy afectada
directamente a la explotación, a través de la instalación de plantas de tratamiento de gas,
líneas de alta tensión, construcción de gasoductos y oleoductos y apertura de caminos
que generan un flujo permanente de población y bienes.
Asimismo, la actividad energética en su conjunto, ha redefinido desde fines de la
década del '60, el rol productivo y la pauta de asentamlento del sector oriental del
departamento Confluencia. Hasta esa época el Alto Valle de Río Negro y Neuquén se
presentaba como un sistema urbano integrado por centros físicamente separados pero
funcionalmente complementarios.
La situación descripta ha contribuido a definir dos áreas del Alto Valle bien
diferenciados: una energética, moderna, de mayor concentración demográfica, política y
económica, y otra tradicional y menos desarrollada.

La actividad petrolífera como transformadora del medio

En 1989, seis meses antes de lo previsto, se realizó el recambio gubernamental,


un presidente elegido por el pueblo entregaba a otro, también elegido por el pueblo, la
responsabilidad de la conducción del país. El gobierno radical jaqueado por una crisis
económico–institucional, con un espiral hiperinflacionario casi sin precedentes en la
historia Argentina, un sector sindical cada vez más enfrentado y reaccionario, y
fundamentalmente, un poder informal que le retiró el apoyo; deja su lugar a una
administración que, con el discurso electoral de un Estado Central fuerte, eficiente, capaz
de entregar a la nación soluciones sociales, económicas y políticas, se transforma en la
nueva esperanza de la sociedad argentina.
Se debió esperar aproximadamente dos años, en los que luego de distintos
ensayos económicos se arribó al “plan de convertibilidad”. Este plan que impulsó un
nuevo y reiterado golpe de timón al alicaído y errático rumbo económico se sustentó en
dos soportes: una paridad dólar–peso y una reestructuración del Estado, cuya
manifestación más acabada es una ola de privatizaciones salvajes.
Entre las consecuencias directas, se puede citar un espectacular aumento del
índice de desempleo y subempleo, el ingreso de capitales transnacionales (en algunos
casos asociados a los grupos de poder nacionales) para participar del proceso de
privatizaciones de las empresas del Estado (pasándose de monopolios estatales en su
gran mayoría deficientes económica y tecnológicamente, a monopolios privados
altamente rentables y eficientes también en cuanto a la calidad de los servicios
prestados).
La actividad petrolera no es ajena a esta realidad: la otrora Y.P.F. nacional,
estandarte de soberanía en numerosas zonas del país y principal actor en lo que a
creación, modificación y organización de espacio se refiere; sufrió un salvaje proceso de
desmantelamiento que incluyó etapas de reestructuración, reingeniería y outsourcing (tan
caras en el diccionario global), indispensables para su ulterior venta a capitales
españoles, transformándose así en la octava compañía petrolera a nivel mundial: YPF–
Repsol.
En definitiva, se puede afirmar que el proceso de globalización dentro de la
actividad petrolífera, al igual que en otras ramas de la misma actividad, produjo un sinfín
de reacomodamientos en el ámbito internacional y nacional que tuvieron sus
consecuencias en el territorio regional.
En este marco, la región del Alto Valle conjuntamente con varios departamentos
de las provincias de Neuquén y Río Negro, que constituyen los mayores productores de
petróleo y gas de la Argentina, sufrieron una fuerte transformación económica y social
que, por supuesto, se reflejó en la profunda modificación de su espacio geográfico,
producido y organizado por décadas bajo otras circunstancias.
En definitiva, el objetivo central de este trabajo será avanzar en el análisis de los
efectos socioeconómicos, territoriales y ambientales causados por los procesos de
globalización económica y reestructuración productiva, teniendo como eje fundamental a
dicha actividad.
 
En el marco de la globalización, la interrelación entre la actividad petrolífera, la
estructura de poder y el espacio geográfico en el área de estudio presenta aristas,
situaciones y cambios por demás atrayentes. Al evaluarlas, mensurarlas, e intentar
vislumbrar como la mayor zona productora de petróleo del país puede responder y
adaptarse a estas nuevas condiciones, no se pretende realizar un simple ejercicio de
conocimiento estéril asumiendo conceptos y discursos de moda, sino una base de
discusión y confrontación para comprender mejor estas relaciones y sus consecuencias.
Así, se determinaran cinco conceptos teóricos para el desarrollo de este análisis.
En primer lugar se debe destacar que estas interrelaciones se producen en un mundo en
transición, en el cual los métodos tradicionales para comprender el poder formal acotan,
en alguna manera, la comprensión de nuevas realidades y procesos (se define como
“métodos tradicionales” a aquellos que le confieren al Estado una forma política de
accionar como factor fundamental, tanto de la soberanía territorial como de la condición
económico–social de las relaciones entre él y los habitantes de su territorio). Además, ya
no se puede hablar de política interior sin relacionarla con política exterior, puesto que
evidentemente todo lo concerniente al proceso global tiene distintos grados de incidencia
en lo local.
El segundo concepto está basado en las profundas modificaciones estructurales
que sufrieron las relaciones económicas entre los distintos agentes económicos dentro de
los distintos circuitos económicos. Cómo el mismo no está circunscripto a una porción
específica del territorio y que el espacio producido por esta misma actividad se puede
ubicar en distintas regiones, la reinversión de capital le otorga características distintivas
en función de la generación y la apropiación de excedente que se produzca cada fase.
El tercero determina que las diversas interrelaciones entre los distintos actores y
agentes participantes pueden conocerse sólo a través de un análisis amplio, que supere
por un lado, la dicotomía entre lo externo y lo interno y por el otro, el concepto de un
planeta solo de países, Estados e instituciones operando en sus límites. Es así como
teniendo en cuenta la simultaneidad e interconexiones de los acontecimientos es preciso
hacer un esfuerzo de comprensión múltiple y general de las partes relacionadas entre sí.
Un cuarto está relacionado con el concepto de las “percepciones” de los distintos
actores sociales frente a estas interacciones, que permiten definir y entender el
comportamiento de la sociedad no limitado dentro del campo de la racionalidad absoluta,
sino que en el momento del análisis hay que considerar cierto grado de “irracionalidad”,
donde se mezclan creencias, autoconvencimientos individuales y colectivos, imágenes y
situaciones pasadas. En definitiva, todo aquello que hace que las relaciones sociales sean
de una complejidad tal que muchas veces resulta imposible terminar de definirlas y
cuantificarlas.
Y el quinto y último está basado en dos aspectos: por un lado, la degradación de la
política como mecanismo fundamental del ejercicio del poder, manifestada en un rechazo
creciente de la sociedad a la manera “tradicional de hacer política” por parte de los
dirigentes de los distintos partidos; y los esfuerzos de éstos por modificar, a cualquier
costo, dicha situación; lo influye notoriamente en las formas y características de las
interrelaciones ya mencionadas. Por otra parte, es necesario considerar la existencia de
una serie de actores ajenos al Estado que, perteneciendo a otras esferas
(fundamentalmente la económica), han alcanzado y siguen alcanzando, un lugar cada vez
más preponderante dentro de la estructura de relaciones. Es así como se puede decir
que, la tradicional connivencia entre poder formal e informal también se ha visto
influenciada por tales fenómenos. La misma está sufriendo tal grado de modificaciones
que permiten determinar un peso distintivo a cada uno, predominando en ciertos aspectos
de tal manera el segundo que logra transmitir una independencia del primero.
Al basarse en lo anteriormente dicho, el trabajo se abordará a partir de las
relaciones entre las variables de análisis que surgen de tales conceptos, donde se
consideraran los cambios globales, la actividad petrolífera y el espacio geográfico en el
caso específico de la región del Alto Valle.
 
Los efectos de la globalización

Uribe García la definió a la globalización como “un proceso activado desde los
centros de poder del sistema capitalista que responde a una reestructuración del mismo
para superar las tasas de ganancia decrecientes y que, mediante la alta tecnología de la
información, las comunicaciones y los transportes; los promotores de la misma
(consorcios transnacionales), han perfeccionado las modalidades de penetración y
apropiación, producción y distribución de los espacios periféricos del sistema”.
Si bien no existe una fecha de inicio cierta de este proceso global, no es hasta la
década del 90 que “irrumpe” en la Argentina. Para ello, el sistema capitalista central a
través de sus “brazos y apéndices” (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional,
Banco Interamericano de Desarrollo), dicta las políticas económicas para los países
periféricos, basadas en un modelo neoliberal.
El término globalización se ha popularizado y muchas veces se transforma o pasa
del papel de dar respuesta a todos los problemas al de causante de ellos. En este trabajo,
por un lado se propone analizar desde el punto de vista económico y político los
profundos cambios que originó en la estructura internacional, nacional y regional; y por el
otro, mostrar las relaciones más conspicuas entre los procesos globales y la industria
petrolera, desde la óptica de esta última. Desde el punto de vista económico se presenta
el considerable aumento (algunos autores lo ubican en forma exponencial) de los
servicios por encima de las otras ramas de la economía. Por otra parte, el crecimiento de
las actividades económicas y comerciales de los gobiernos y los consorcios
(preferentemente transnacionales y en menor medida, locales), que bajo los mecanismos
de integración y de formas bilaterales promueven su inserción en el mundo de los
negocios internacionales. Esto aparece dentro de un contexto básico: libre mercado, libre
comercio, privatizaciones, desregulaciones, integración en bloques, etc.
Desde el punto de vista político, los cambios se pueden analizar desde la
ampliación de los actores participantes, la que va más allá de los Estados, y que incluso
limitan su función, obligándolos a convivir sumergidos en un mundo de organismos
multilaterales y de organizaciones transnacionales.
Al adentrarse en los mecanismos de la relación de los procesos globales–actividad
hidrocarburífera, se parte de considerar que la globalización (al igual que otros eventos
que marcaron la historia de la humanidad, como por ejemplo la revolución industrial), tiene
como uno de sus pilares la apropiación y explotación de las fuentes de energía basadas
en los hidrocarburos. Acerca de este tópico, en la XVI Conferencia Mundial del Petróleo,
llevada a cabo en Calgary en Junio del 2000, Peter Bijur (presidente de la Texaco Oil,
segunda productora transnacional del mundo), en su charla magistral titulada
“Globalización y gas natural, un futuro común” expresó entre otras cosas que “el proceso
de globalización económica mundial está íntimamente ligada al sector energético mundial
y lo estará mucho más en el próximo futuro al suministro y consumo de gas”. Sin explicar
sus fuentes, aún cuando fue especialmente requerido en la sección de preguntas, Bijur
continuó: “en la pasada década, los beneficios de la globalización y tecnología han
sacado de la pobreza a cientos de millones de personas. Para los 4000 millones de
personas que hoy viven con menos de 4 dólares al día, la gran amenaza no es si la
globalización dará resultado, sino si fracasará. Ante la indagatoria acerca si no era posible
que esa gran cantidad de habitantes con salarios mínimos podía deber dicha situación,
justamente a las nuevas y particulares relaciones socioeconómicas que la globalización
impone, especialmente en los espacios periféricos, Bijur manifestó no entender a que se
referían. Específicamente, la interrelación procesos globales–sector energético, fue
definida por Bijur como “tan fuerte que un fracaso del segundo conducirá invariablemente
al fracaso del primero: nuestra industria debe proporcionar un suministro de energía
seguro y efectivo en costos para la creciente población mundial y los mercados. Si no lo
hacemos, habrá escasa esperanza de que la globalización hará realidad su total promesa
en las futuras décadas que son cruciales”.
En el mismo evento, y señalando toda una postura mancomunada de los grandes
grupos transnacionales, Linda Cook (directora ejecutiva de Shell), definió al gas como el
combustible del futuro, augurando un incremento de su demanda en un 40% para el año
2015; identificándolo como “un gran colaborador para el desarrollo económico sostenido”.
Pero tal vez la prueba más fehaciente del vínculo que se está intentando
caracterizar (globalización–actividad hidrocarburífera–espacio geográfico en países
periféricos), se obtuvo en las exposiciones técnicas, donde de presentaron varios trabajos
sobre la experiencia de reinyección de gas. Este proceso (inverso al que comúnmente se
realiza, el de extracción), consiste en inyectar el fluido en un reservorio para almacenarlo
y utilizarlo en un futuro. Si bien todos los trabajos mostraban una semejanza en cuanto a
tecnología utilizada, objetivos y conclusiones (incluso uno de los trabajos era de
profesionales de YPF–Repsol sobre una experiencia en la cuenca neuquina sobre la
reinyección de gas de Loma La Lata en el yacimiento Sierra Barrosa), se debe destacar el
destino final que se propone para mantener la situación antes planteada. A modo de
ejemplo se cita una de las conclusiones de un trabajo presentado por técnicos
norteamericanos: “no solamente en lo conveniente del método para no disminuir la
producción, reinyectando el propio gas producido en épocas de poca demanda, sino en lo
estratégico de inyectar el gas excedente que se adquiere a otros países productores
(Arabia Saudita, Kuwait, en el Golfo Pérsico; Nigeria, Argelia en el norte de África, y
Venezuela y México en América Latina), especialmente en los períodos de precios bajos.
Tal conclusión constituye un excelente ejemplo del manejo y apropiación de los recursos
hidrocarburíferos, sobre todo cuando se trata de países periféricos.

La importancia de la actividad petrolífera en la zona del Alto Valle de Río Negro y


Neuquén

Para el tratamiento de la actividad se sugirió realizar el análisis desde tres puntos


de vista. En primer lugar desde su papel de actividad dominante dentro del circuito
económico nacional y regional. En segundo lugar, por los efectos que la globalización
ocasiona dentro de la industria petrolera internacional, nacional y local; y en tercer lugar,
los efectos que provoca sobre el espacio geográfico de la zona analizada.
Desde el ángulo de la actividad dominante la industria petrolera (se involucra
dentro de este término a la explotación gasífera), tiene una gran influencia dentro de las
finanzas provinciales. Datos de 1998 y 1999 obtenidos de la secretaría de energía nos
muestran que las regalías representan el mayor ingreso del presupuesto del estado
neuquino quién percibe por este concepto más de 300 millones de pesos anualmente y de
numerosos municipios del Departamento General Roca en la provincia de Río Negro. Se
debe destacar como ejemplo, que la provincia de Neuquén recibe por la coparticipación
federal de impuestos unos 170 millones de pesos y la recaudación propia alcanza apenas
los 150 millones por año.
Dentro de las regalías, las provenientes del petróleo son las más importantes.
Contra los 80 millones que recibe Neuquén por la extracción de gas y los 18 por la
generación de hidroelectricidad, la producción de crudo representa anualmente ingresos
de entre 200 y 250 millones. Para el caso de Río Negro, en total alcanza los 55 millones.
Como se puede apreciar, gran parte de los recursos con los que cuentas ambas
provincias dependen de la explotación de los recursos del subsuelo, y que la misma
estará estrechamente ligada al poder de negociación de las grandes empresas del rubro y
a las políticas que adopten los gobernadores de turno.
En este marco, también se deben considerar los recientes cambios globales que
afectaron y afectan en sobremedida a la industria petrolera como tal. Por una parte el
mercado petrolero mundial se está transformando debido a las modificaciones producidas,
tanto en el número de productores, como en las distintas etapas de la actividad
(exploración, explotación, refinamiento y comercialización de hidrocarburos y derivados).
Las consecuencias directas de la globalización se pueden visualizar en una serie de
alianzas, compras, joint-ventures, “uniones estratégicas (Amoco–Mobil, Total–ELF, YPF–
Repsol, etc.); que se reproducen en megacompañías, cuya producción y disponibilidad de
reservas superan ampliamente a la de muchos países e incluso, compiten abiertamente
con algunos de los miembros de la OPEP. En el ámbito nacional (y por ende a nivel local),
a la inicial reestructuración de YPF y la posterior compra por parte de Repsol, se puede
agregar el joint–venture entre Bridas y Amoco para formar Panamerican Energy, la
compra de Petrolera Argentina San Jorge por parte de la transnacional Chevron, las
adquisiciones y fusión en una megacompañía de servicios petroleros de Quitralco
(perforación de pozos), San Antonio (terminación y reparación de pozos) por parte de la
multinacional Pride, y finalmente la reciente compra de Perez Companc por la empresa
estatal brasilera Petrobrás. Estos son los más significativos ejemplos de la incidencia del
proceso global en escala local. Por otra parte, la necesidad de incorporar nuevas
tecnologías productivas y organizacionales como respuesta a situaciones cada vez más
comunes de marginalidad de operación o en muchos casos optimización de la plusvalía,
obligaron a un importante número de empresas a iniciar transformaciones estructurales en
sus esquemas tradicionales hacia la búsqueda de nuevos conceptos de mercado y
productos, nuevos esquemas administrativos, laborales y organizacionales basados en
concepciones como red empresarial, reestructuración, reingeniería, outsourcing, etc.
Por último, se hará una referencia (que de antemano se juzga de incompleta e
insuficiente), al efecto que estos cambios globales sobre la actividad petrolera han
provocado en el espacio geográfico regional. Los mismos trajeron, invariablemente, una
serie de consecuencias negativas entre las cuales se puede mencionar:
-   Drástica reducción de personal
-   Centralización de numerosas tareas en Buenos Aires
-  Desterritorialización de la actividad (Plaza Huincul, Rincón de los Sauces)
-  Nueva territorialización inconclusa (se inició Añelo en el año 2000, hoy está
paralizada por la pesificación de las tarifas gasíferas)
- Modificación en la forma de apropiación y especialmente, de reinversión de la
plusvalía resultante, la que generalmente se realiza en otros espacios geográficos.
En definitiva, se puede afirmar que si bien la actividad dominante no cambió, las
relaciones entre los diferentes agentes y actores que conforman el circuito económico
sufrieron notorias modificaciones, así como las relaciones sociales entre los distintos
sectores intervinientes. Esto incidió en forma muy marcada sobre el espacio, ya que la
producción social sobre el territorio se modificó abruptamente sin seguir un patrón definido
de comportamiento. Se originó, en síntesis, una profundo cambio espacial con situaciones
extremas que no se habían vivido en los últimos 30 años: deterioro en los sistemas de
salud y educación, altos niveles de desempleo y subempleo, notorio incremento de franjas
suburbanas de asentamientos en los mayores centros urbanos, aparición y repetición de
protestas sociales y manifiesta caída en la calidad de vida de buena parte de la población.
Cabe destacar que, a todo lo anteriormente expuesto, y a modo de ejemplo de la
influencia de la actividad en las finanzas provinciales, la medida de fuerza de 24 horas
programada en enero del 2004 por el Sindicato de Petroleros Unidos. Este paro
representaba para las empresas que operan en la cuenca neuquina una pérdida que
rozaba aproximadamente los 9.500.000 dólares, y consecuentemente, para las arcas de
la provincia del Neuquén el perjuicio ascendía a aproximadamente 3.400.000 pesos de
acuerdo al 12% de regalías que le corresponde por un día de producción. De esta forma,
el paro de los petroleros neuquinos se transformó en un dolor de cabeza para el gobierno
provincial que redundó en una situación por demás particular: una presión conjunta del
Estado Neuquino, el sindicato de trabajadores (y veladamente, de las empresas
petroleras), hacia el gobierno nacional para el aumento del valor del gas en boca de pozo
y de los combustibles en las bocas de expendio.
El resultado fue un beneficio también conjunto: no se paró la producción, los
trabajadores consiguieron el aumento a $1500 de salario básico, y hubo aumento en los
combustibles.
hay que agregarle la importante caída en el precio del petróleo acaecida desde
mediados de 1998 a principios de 1999. Pero se hace imprescindible diferenciar que si
bien el descenso del precio del barril agravó la crisis, no fue su detonante ni la causa: de
hecho, hoy a casi un año de tener un barril fluctuando en los u$s 30.00 como promedio
(u$s 8.00 por arriba de su precio promedio histórico), la situación presentada líneas arriba
perdura e incluso tiende a agudizarse.
Otra situación a destacar es la tan mentada crisis energética que sacudió a
nuestro país. Es extremadamente difícil, por las características del modelo energético
argentino, hallar respuesta a esta crisis, máxime si consideramos las reservas de gas,
petróleo y capacidad de generación de energía eléctrica, y el hecho de ser un país que
exporta gas natural a la mayoría de sus vecinos. Como justificar no tener fluido para el
consumo de su propia población. Por supuesto que los interrogantes son muchos más,
pero hay uno, referido a la realidad que nos marca que el petróleo crudo tiene precio
internacional para su mercado interno, pero el gas natural no, situación que erdunda en el
hecho que los sectores productores (extractores) de gas prefieran exportar que vender
barato al mercado local. A estas causas, relacionadas a la política energética con hay que
adicionarle la oferta y demanda, entre las que vamos a destacar la actual sequía y, por
ende, poca agua en los embalses de los ríos Paraná y Uruguay; las centrales térmicas
que deben entrar ineludiblemente en el corto plazo en revisión y a mantenimiento (la
nuclear cordobesa y una importante planta generadora de electricidad en el llamado gran
Buenos Aires); el manifiesto aumento de la demanda, este año incluso en los primeros
meses; la mayor exportación de gas natural a Chile; y una menor inyección desde los
pozos a los grandes gasoductos troncales.
La realidad es que esta crisis energética que está atravesando la Argentina, que
responde a causas de orden interno, tiene su incidencia en la relación con nuestros
países vecinos, fundamentalmente Chile. Y es con éste país donde, curiosamente, se
percibe un cierto patrón de conducta en el comportamiento de las empresas
transnacionales que operan en ambos estados. Por un lado, las empresas operadoras
(todas ellas privadas luego de la ola privatizadora de la década de los noventa), indican
que no han realizado inversiones durante los últimos años debido al congelamiento de
precios vigente desde la devaluación de fines del 2001, que habrían eliminado todos los
incentivos para seguir invirtiendo en el país; esto muestra una vez más cómo las
empresas multinacionales del sector invierten a partir de las rentas que generan en los
propios de mercados, antes que arriesgar capital propio. No obstante, resulta que estas
empresas (salvo la ex nacionales Perez Companc e YPF), no han invertido en un solo
gasoducto interno durante toda la década de los noventa (cuando no había el problema
del congelamiento de precios), amparadas en sus relaciones de complicidad con las
autoridades regulatorias. Este abandono del mercado interno argentino contrasta con el
fuerte impulso a los mercados de exportación mediante la construcción de gasoductos a
Brasil y Chile, llegando a una situación donde actualmente cerca del 30% de la demanda
energética de Chile se abastece con gas argentino. En suma, son las estrategias
empresariales de las multinacionales del petróleo en Argentina las que han planteado la
disyuntiva entre mercado interno o exportación a Chile: las autoridades argentinas han
sido lo suficiente explícitas, que antes de permitir fenómenos de escasez en su mercado
interno, ellos reducirían las exportaciones de gas natural a Chile, aspecto que ha
provocado el desplome de las acciones de las empresas generadoras de energía en
Chile.

 
El rol de la estructura de poder

En este trabajo se partió de considerar la existencia de un poder formal corrupto,


ineficaz y altamente complaciente con el poder informal, y de un importante número de
acciones y decisiones políticas que perjudican y deterioran el territorio regional.
Para entender esta aseveración se tendrá en cuenta que el poder formal presenta
dos características significativas. Por un lado hay que destacar que desde el año 1972
hasta la fecha, en todos los periodos democráticos que se sucedieron en la República
Argentina, al frente del ejecutivo provincial neuquino estuvo el mismo partido: el
Movimiento Popular Neuquino (que incluso tuvo participación en algunos periodos dentro
de las etapas de gobiernos militares) y que en la provincia de Río Negro, salvo en una
ocasión, estuvo al frente del gobierno la Unión Cívica Radical. Por el otro, es necesario
aclarar que las políticas aplicadas desde entonces han respondido fundamentalmente a
las cambiantes situaciones del momento, con una marcada falta de proyecto global y por
ende una falta de planificación temporal. Ello se puede advertir si se observa alguna de
las decisiones y planes tomados por los distintos gobiernos que se sucedieron, se
encuentran cambios de rumbos cercanos a los 180º. Esto, por supuesto, influyó
notablemente en el desarrollo de las actividades económicas y fundamentalmente sobre
la forma de producción espacial en el devenir histórico.
En dicho contexto, la interrelación de los gobiernos locales con la actividad
dominante, se manifiesta en forma contradictoria. Como ejemplo se pueden citar unos
pocos pero impactantes y notorios ejemplos: la disímil actitud para “negociar” con el
gobierno nacional las regalías petroleras; los vaivenes entre confrontación y acercamiento
que se han producido aún dentro de un mismo periodo de gobierno, la nula participación
en casos de desterritorialización (YPF–Repsol en Cutral Co–Plaza Huincul), o el
asentamiento de Total Austral en Añelo; la falta de un control eficiente de la producción
real de los yacimientos de la cuenca (en base a la cual se liquidan las regalías); los
cambios en la política de medio ambiente (desde un marco legislativo inexistente,
pasando por una actitud pasiva y permisiva, hasta el extremo de pretender
compensaciones extraordinarias sin ningún sustento real y técnico); la falta (hasta el plan
Neuquén 2020), de una planificación de una economía alternativa desarrollada a partir del
ingreso por hidrocarburos.
Por último, se debe destacar un cambio que se ha manifestado a fines de la
década pasada y que en el inicio de la nueva centuria tiende a agudizarse: La relación
entre los agentes y actores económicos dentro de la actividad dominante ha sufrido una
drástica modificación, fundamentalmente entre los agentes que participan de la fase de
exploración y explotación de hidrocarburos, sobre todo en lo que se refiere a la
participación y apropiación del excedente. Este se realiza en forma desproporcionada,
mientras que los más fuertes rápidamente se acomodan a la situación económica actual,
los más débiles deben huir del sistema. De esta forma de una situación de participación
relativamente pareja entre los distintos actores de la actividad, y una fuerte reinversión en
el propio espacio geográfico, se pasó, a partir de los recientes cambios económico-
sociales y de la globalización (en este caso emparentada con privatización, alianzas y
fundamentalmente centralización en grandes centros urbanos como Buenos Aires), a una
situación de marcada disparidad, donde el grupo de agentes que todavía participa de la
apropiación del excedente se ha reducido notoriamente y que (salvo los casos de YPF–
Repsol y Petrobras S.A.), la mayoría ya no está asentada en el espacio regional.
Que se debería realizar para alcanzar una efectiva integración?

El tema de la integración de los países del Cono Sur estará supeditado


fundamentalmente a los beneficios económicos que se puedan generar a través de la
nueva forma de comercialización que tiene lugar en el área.
Además, tal fenómeno ha dejado a una gran mayoría de los actores y agentes
sociales marginados o rezagados del mismo, pero no de sus costos.
Al optar por una activa inserción internacional, se ha incrementado la dependencia
de los mercados internacionales y esto implica que cualquier crisis en los socios
comerciales, afectará, de algún modo, a todos los países que integran el Mercosur. Así
mismo, la integración se ha restringido fundamentalmente al ámbito económico. Desde la
mirada de los actores se observa que la integración no incluye las dimensiones social y
cultural.
No obstante, dentro de los acuerdos suscritos recientemente por los gobiernos del
área se consideran instancias de integración más amplias. Así, y en el marco de estos
acuerdos, se ha planteado una estrategia de integración física-los corredores bioceánicos-
que permitirían no sólo que los países del Atlántico puedan salir con su producción por los
puertos del Pacífico, sino que facilitaría el traslado de bienes, personas y la prestación de
servicios.
Por otro lado, será necesario tener en cuenta que para mejorar el sistema de
relaciones y comunicaciones en la región se deberá mejorar las redes de circulación
material, sobre todo las del corredor bioceánico argentino-chileno sur, ya que si bien ofrece
muy buenas posibilidades, en las condiciones actuales es imposible lograr una efectiva
integración.
Mientras se sucedían los cambios y transformaciones urbanas y rurales ya
mencionados, la infraestructura de comunicaciones se mantuvo sin alterar. Los fuertes
condicionantes físicos naturales y la falta de recursos económicos sólo permitieron el
desarrollo de una red de circulación material asociada a las formas del terreno. No obstante,
éstas pudieron haberse mejorado mediante la incorporación de tecnología. El aumento de
las operaciones y transacciones se dio sobre una trama obsoleta. Tal es el caso de las vías
del ferrocarril y de las rutas nacionales y provinciales que surcar la región.
Lo dicho muestra que si bien la zona requiere de una solución global que contemple
los cambios actuales y las potencialidades futuras, se debe comenzar a tomar algunas
decisiones puntuales tendientes a revertir la situación.
Por un lado se deberá mejorar la infraestructura y adecuarla a las necesidades
actuales y futuras y por el otro se deberá colaborar en el desarrollo de las actividades
económicas, ya que tanto la primera medida como la segunda, posibilitarán una mayor
participación e integración dentro del contexto de la globalización mundial.
Para que ello sea posible se deberá actuar con medidas correctivas, de apoyo a las
actividades motoras o dominantes, reinvirtiendo en nuevas tecnologías y mejorando el
sistema de comercialización de los productos zonales. Además de participar en el proceso
de exportación, sobre todo si se tiene en cuenta el nuevo rol que se debe jugar dentro del
Mercosur.

Breve comentario final


Lo dicho muestra que si bien la zona requiere de una solución global que contemple
los cambios actuales y las potencialidades futuras, se debe comenzar a tomar algunas
decisiones puntuales tendientes a revertir la situación.
Por un lado se deberá mejorar la infraestructura y adecuarla a las necesidades
actuales y futuras y por el otro se deberá colaborar en el desarrollo de las actividades
económicas del Alto Valle, ya que tanto la primera medida como la segunda, posibilitarán
una mayor participación e integración dentro del contexto de la globalización mundial.
Para que ello sea posible se deberá actuar con medidas correctivas, de apoyo a las
actividades motoras o dominantes, reinvirtiendo en nuevas tecnologías y mejorando el
sistema de comercialización de los productos zonales. Además de participar en el proceso
de exportación, sobre todo si se tiene en cuenta el nuevo rol que debe jugar dentro del
Mercosur.
Por otro lado, globalización, petróleo y política, tres variables que condicionan el
devenir histórico regional y que se proyectan de manera fundamental a la entrada del
siglo XXI. La interrelación actual posibilita desarrollar una visión distinta pero más cercana
a la comprensión de los hechos.
Se puede observar un sistema político complejo y anquilosado donde los partidos
mayoritarios y el gobierno de turno ya no controlan plenamente la actividad social, ni
mucho menos la actividad económica.
Hasta principios de la década de los noventa, el discurso petrolero estaba
manejado por YPF S.A., por los técnicos y en menor medida por los políticos y
sindicalistas. Esto (más una globalización todavía no desarrollada plenamente), dio como
resultado una marcada carencia de un debate útil y necesario sobre el destino final de los
recursos hidrocarburíferos y de sus excedentes. Asimismo, no se ha tenido en cuenta el
rol de los nuevos temas de la agenda internacional, sobre todo la cuestión
medioambiental y las innovaciones tecnológicas.
Desde mediados de la década de los noventa la globalización afectó hasta los
cimientos a la actividad petrolera. La influencia que tuvo se puede percibir a todo nivel,
alcanzando en la región dimensiones significativas.
A nivel mundial, el sector energético intenta convertirse en uno de los pilares de la
globalización, ya que quiere alcanzar a través de esta actividad importantes niveles de
acumulación.
En el ámbito local, sí bien los distintos niveles del poder informal y el poder formal
se interrelacionan diariamente con distintos grados de intensidad; se estima que el poder
informal tiene cierto predominio sobre el poder formal, producto fundamentalmente, de la
necesidad acuciante por cubrir el déficit fiscal.
El espacio geográfico regional sufre los vaivenes de la actividad dominante en el
marco del proceso global en el se desarrolla, manifestándose con un mayor número de
casos de desigualdad y exclusión social, de deterioro de las actividades económicas y
finalmente de deterioro del espacio y la calidad de vida.

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