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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

ESCUELA DE POSTGRADO

MAESTRÍA EN DESARROLLO AMBIENTAL

EL BOSQUE DE ZÁRATE
UNA CONTRIBUCIÓN A SU CONOCIMIENTO Y CONSERVACIÓN

CURSO : SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN III (DAM-602)

PROFESOR : DRA. ANA SABOGAL

ALUMNO : RODRIGO MIRES SUMARRIVA

CÓDIGO : 19998701

2009
Introducción

Prácticamente todos los ecosistemas de la Tierra han sido transformados de


forma significativa por las actividades humanas. En la segunda mitad del siglo XX
los ecosistemas se modificaron a un ritmo mayor que en ningún otro momento de
la historia de la humanidad. Hoy en día, los cambios más rápidos están teniendo
lugar en los países en vías de desarrollo. Esta situación lamentablemente se está
reproduciendo en la mayor parte de nuestro territorio y es particularmente
evidente en las vertientes occidentales de la región andina.

La presente investigación tiene como objetivo el constituirse en un aporte ante la


ausencia de información actualizada acerca del llamado Bosque de Zárate,
mismo que pertenece a la jurisdicción de la Comunidad Campesina de San
Bartolomé del distrito del mismo nombre, Provincia de Huarochiri, Departamento
de Lima, procurándonos un panorama de la oferta ambiental de esta área.

Las propuestas de conservación que vertamos serán verificables a mediano


plazo, salvaguardando así el último bosque natural del Departamento de Lima, su
biodiversidad, acuíferos, cultura y habitantes. Se espera además que esta
investigación sirva como experiencia piloto susceptible de recrearse en otras
áreas y ecosistemas del país y el exterior.

Camino Rural San Bartolomé - Bosque de Zárate

Fuente: Carrillo 2009

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Fuente: Biounalm 2007

1. Estado de la cuestión

La ruta de acceso al Bosque de Zárate (11°56' S, 76°28' W) comienza en el km.


56 de la Carretera Central a la altura del pueblo de San Bartolomé, mismo que se
halla sobre los 1600 msnm. Este es un bosque vertical ubicado en la ladera de la
margen derecha del Río Seco, mismo que tributa en la margen izquierda del Río
Rimac. Para llegar a él hay que hacerlo tras una jornada de unas 8 horas a pie
desde el pueblo de San Bartolomé, en las que se asciende unos 1500 mts hasta
los 2800 y los 3100 msnm en los que se halla el bosque.

A medida que se asciende el paisaje va sufriendo una paulatina transformación


debido al relieve cada vez más abrupto y al cambio en la cobertura vegetal. Las
formaciones vegetales que el viajero va encontrando son el semi-desierto, luego
gran parte del camino va discurriendo por la serranía esteparia, estas
formaciones son mucho más notorias en la época seca, comprendida entre los
meses de junio a diciembre aproximadamente. Finalmente el bosque se halla
sobre los 2800 msnm, en la zona más escarpada e inaccesible. Zárate es un
bosque que la mayor parte del año suele ser muy húmedo y en el cual crecen en
muchos árboles epifitas. Es impresionante apreciar escarpadas formaciones
geológicas donde próximas crecen cactáceas de grandes dimensiones propias de
zonas más áridas alternadas en medio de densos matorrales en pendiente.

El bosque de Zárate es un bosque ralo y perennifolio, lo que quiere decir que los
árboles mantienen sus hojas a lo largo de todo el año y los árboles se distribuyen
de manera espacial algo espaciadamente intercaladamente con zonas arbustivas.
Dentro de la flora destacan el Mito o papaya silvestre (Carica candicans), el Aliso
(Alnus acuminata), árbol serrano cada vez más escaso, apreciado por su suave y
blanca madera utilizada para la confección de utensilios, construcción y usos
medicinales. El chachacomo (Escallonia resinosa), árbol con el cual los Incas

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elaboraban sus célebres vasos ceremoniales conocidos como Keros, el yaquil
(Oreopanax oroyanus), árbol sumamente escaso en la actualidad en la Cuenca
del Río Rimac. Otro de los árboles presentes en este bosque, y que es
emblemático de los Andes, es el queñual (Polylepis sp.), este árbol posee una
gran adaptación al frío altoandino, esto se evidencia al desprenderse su corteza e
irse enrollando en torno al tronco, sirviéndole esto a manera de aislante térmico
para protegerse de las bajas temperaturas imperantes (heladas). “La abundancia
de árboles alcanzó 259 individuos por hectárea” (Hondermann 1988 p. 77).

Este bosque en el pasado poseyó una abundante fauna, siendo posible hallar al
oso de anteojos (Tremarctos ornatos); el guanaco (Lama guanicoe) y la taruca
(Hippocamelus antisensis) eran también especies que residían en el. En los
parajes más alejados del bosque es probable aún la existencia de pumas (Puma
concolor) y de venados de cola blanca (Odocoileus virginianus). También es
posible hallar a la vizcacha (Lagidium peruanum), el zorro andino (Pseudalopex
sp.), el gato montes (Oncifelis colocolo) y el zorrino (Conepatus chinga). “Debido
al pequeño tamaño del bosque, las especies que en él habitan han llegado a
desarrollar interacciones altamente específicas (sea entre animales o animales-
plantas), las cuales se pueden ver alteradas por factores externos, en especial la
intervención antropogénica”. (Pro Naturaleza 2004 p. 68).

Es oportuno mencionar que para que surja vegetación espontáneamente en


cualquier región del planeta se requiere de la convergencia de una serie de
factores en un mismo espacio - tiempo, estos ya han sido identificados por la
ciencias naturales como se ilustra a continuación: “no debe olvidarse que el calor,
la precipitación anual y la humedad continúan siendo los factores primordiales
que rigen el ambiente” (Holdridge 1987 p. 29). Si se toma en consideración estos
factores ambientales “dadas las condiciones climáticas de los Andes Centrales,
una gran parte de la sierra hubiera estado cubierta en los tiempos aborígenes de
bosques”. (Guillet 1985 p. 80).

Según lo expuesto, Zárate sería el remanente de una faja boscosa que habría
cubierto en el pasado extensas superficies entre los 1400 y 3400 msnm. en las
laderas de la vertiente occidental de los Andes. Siendo este un bosque que
habría permanecido con pocas alteraciones desde finales del Pleistoceno “la
misma configuración topográfica y sus factores bioclimáticos lo convierten en un
relicto de los Andes Occidentales del Centro”. (Ferreyra 1978 p. 64).

Curiosamente y a pesar de su relativa proximidad con la capital, este bosque no


es mencionado en la literatura científica antes de la primera mitad del siglo XX.
Según el distinguido profesor Ramón Ferreyra, discípulo de Weberbauer, este no
habría visitado este bosque, pues no hace mención de él en su obra, al parecer
por haber sido la cuenca media del Rimac área endémica de la verruga peruana.
Otra de las razones para que la existencia de este bosque se haya pasado por
alto y sus comunidades vegetales se hayan mantenido saludables hasta décadas
recientes es que el mismo está escondido por varios contrafuertes que no
permiten verlo a la distancia desde las zonas bajas del Valle del Rimac. “¿En
cuantas otras laderas existirían antiguamente esos bosques, favorecidos por el
medio ambiente? Desgraciadamente han desaparecido hasta su virtual extinción
debido a la tala desmedida y sistemática” (Rostworowski 2005 p. 69).

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La red global de organizaciones no gubernamentales BirdLife International le ha
concedido a este bosque la categoría de Important Bird Area (IBA). “Se han
reportado 63 especies de aves en el bosque de Zárate y la zona arbustiva que lo
rodea. Estas aves incluyen especies globalmente amenazadas y endémicas”
(BirdLife International 2005 p. 516).

El recordado matrimonio compuesto por Hans y María Koepcke inició sus


investigaciones ornitológicas en este bosque entre 1954 y 1958, provista de redes
y binoculares identifico muchas especies de aves, dentro de ellas una especie
endémica para este tipo de hábitats y que inmortalizó el nombre de este bosque,
la denominada cotinga de mejilla blanca (Zaratornis stresemanni). La científica
alemana apunta: “En ambos (San Bartolomé y Zárate) hemos colectado aves,
especialmente en el bosque ralo o monte de Zárate, llamado por los indígenas
“montaña de Zárate”, que en algunos lugares marcadamente húmedos tiene
semejanza con los bosques de la zona templada situados a la misma altura en las
vertientes occidentales del norte del Perú” (Koepcke 1954 p. 62).

En este bosque hay evidencias culturales y arqueológicas que señalan una


ocupación temprana de él, se pueden observar restos arqueológicos ocultos entre
la vegetación y restos humanos (huesos y calaveras) visibles en pequeñas
cavernas, estos restos evidencian asentamientos humanos muy antiguos en el
bosque.

Por otro lado, cabe señalar que la vegetación en crecimiento de bosques como
este es buena almacenadora de carbono, siempre y cuando se permita su
regeneración natural, cosa que se ha visto interrumpida porque los retoños de los
árboles son comidos o pisoteados por el ganado. De permitirse una regeneración
natural del bosque, esto podría aprovecharse pues de acuerdo a los mecanismos
de desarrollo limpio contemplados en el Protocolo de Kyoto, los países
industrializados tienen que reducir sus emisiones de carbono, o pagar una
compensación por la absorción del mismo a través de la fotosíntesis de los
árboles de los bosques, con la consiguiente emisión de oxígeno a la atmósfera.
En la actualidad existe lo que se llama "créditos por la captura de carbono". Estos
créditos se destinan a plantaciones forestales que logren capturar gran cantidad
de Dióxido de Carbono (CO2), algo que beneficia a todo el planeta.

Su distancia a las actuales Carretera Central y pueblo de San Bartolomé solo por
senderos, su suelo en pendiente y pedregoso, y el régimen de precipitaciones
solo estacional de diciembre a abril, no ha favorecido el incremento de áreas
agrícolas en los sectores aledaños a este bosque. Por el contrario, la principal
actividad económica de las comunidades rurales vecinas a este sector es la
ganadería, existiendo familias de pastores trashumantes con rebaños de cabras,
ovejas y reses; de estos tres tipos de animales, el primero es el más abundante.

Estos pobladores son pobres y se asientan en rústicos campamentos cercados


por muros de piedras, sus viviendas temporales están elaboradas en base a
troncos y lona que les sirve para guarecerse de las lluvias. Estos asentamientos
no cuentan con servicios higiénicos ni asistencia sanitaria y son fácilmente
identificables desde la altura y a la distancia por el típico color azul del plástico

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que utilizan. Estos pobladores subsisten principalmente de la elaboración y venta
de quesos, y venta y consumo de sus animales.

La comunidad campesina de San Bartolomé arrienda el bosque anualmente a


estos pastores, mismos que provienen de las vecinas comunidades de San
Jerónimo de Surco y San Andrés de Tupicocha por S/. 4000 anuales, un precio
que no representa el valor real por los servicios ambientales que se dejan de
percibir y por la desertificación que ya se aprecia durante la estación seca en las
zonas bajas.

Estos pastores se van desplazando cada dos meses aproximadamente junto con
sus familias y acompañadas de sus rebaños y perros pastores hacia nuevas
áreas en función al agotamiento de la vegetación natural y necesidades de
alimentación de su ganado. El pastoreo es una práctica no sustentable que se
encuentra bastante extendida desde las tres últimas décadas como se evidencia
en el párrafo que se adjunta a continuación: “En la actualidad el bosque es
utilizado principalmente como área de pastoreo para cabras y vacunos por
pastores “nómades” que pagan una cantidad anual por el arrendamiento de
pastos a la comunidad de San Bartolomé, a la cual pertenece la zona”
(Valencia 1980 p. 32).

Las cabras son animales son muy rústicos y están adaptados por naturaleza a las
pendientes pronunciadas como las de este bosque, motivo por el cual tienen
acceso a sectores inaccesibles para otras especies, causando gran perjuicio.
Además su organismo está adaptado al consumo de un amplio rango de hierbas
y hojas silvestres, inclusive él de plantas espinosas como la huamanpinta o la
celulosa de cartón ante hambre extrema. Las cabras consumen de todo, incluso
las flores, truncando los procesos naturales de polinización en el bosque.

Resulta escaso lo que se ha hecho por la preservación de los bosques andinos


en nuestro país, así como para el caso del Bosque de Zárate; es imperativo
gestionar iniciativas para la preservación de estos últimos remanentes de
bosques para que no se cumpla inexorablemente la sentencia vertida en una
excelente obra de agroforestería que recomendamos: “los bosques naturales son
casi inexistentes en la zona Andina del Perú. Los pocos que quedan como
“Bosques Relictos” carecen de una protección adecuada y en muchos casos
están condenados a desaparecer como consecuencia de una deforestación que
avanza a ritmo creciente”. (Reynel 1987 p. 19).

Desde la década de los 80 ha habido algunas iniciativas aisladas de conservación


para el Bosque de Zárate pero que lamentablemente no prosperaron “En 1986 la
comunidad campesina de San Bartolomé, propietaria de los terrenos, declaró la
Reserva Ecológica Comunal Bosque de Zárate, un título nominal que no otorga
protección alguna” (Arozena 2008 p. 47). Un año después la comunidad
campesina firmo un convenio de estudio, conservación y manejo con la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, representada por el Dr. Miguel
Ibáñez, director en aquel entonces de la Escuela Académico Profesional de
Geografía, misma que llego a construir una casa rústica que aunque en la
actualidad solo conserva la estructura base y el techo, podría no con mucha
inversión habilitarse como un refugio para visitantes.

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La propuesta que planteamos es la de un ordenamiento territorial que contemple
áreas bajas y medias destinadas a la agricultura, ganadería y pastoreo, y áreas
altas de bosque intangibles que recarguen los acuíferos que proveerán de agua a
las zonas bajas. Somos de la creencia en que una adecuada promoción de la
riqueza biológica y paisajística de este bosque, y la consecuente retribución
económica por un turismo sostenible que recibiría la comunidad, sería una
consistente estrategia a evaluarse con la intención de su preservación para las
generaciones presentes y futuras sobretodo si se tiene en cuenta “que para
conservar los ecosistemas forestales es necesario ofrecer los incentivos
apropiados a los propietarios. Se debe lograr que la conservación de los bosques
sea más atractiva que cualquier otro uso de la tierra, en particular, más atractiva
que las alternativas agrícolas” (NASI 2002 p. VII).

Se espera que este trabajo sirva como un instrumento que permita la gestión y
ejecución de un proyecto viable de manejo racional para esta área en función a
las necesidades que sus pobladores manifiesten “reconociendo la necesidad de
aplicar los principios del desarrollo sostenible al turismo y el papel ejemplar del
ecoturismo en la generación de beneficios económicos, sociales y
medioambientales” (PNUMA - OMT 2002 p. 9).

2. Problema

Este bosque de altura capta gran cantidad de agua debido a las densas nieblas
que presenta y a las grandes cantidades de precipitaciones que percibe durante
la estación lluviosa, actuando su vegetación a manera de esponja y siendo vital
para el mantenimiento del sistema hidroedáfico al recargar el acuífero que
alimentará de agua a puquiales y a las zonas bajas de la margen derecha de la
subcuenca del Río Seco. Si esta vegetación desaparece, como ya ha ocurrido en
amplios sectores de las vertientes occidentales de los Andes, esto afectará la
provisión de agua disponible para la agricultura y consumo de las zonas bajas.

Desde las últimas décadas se ha venido apreciando que él bosque de Zárate ha


ido sufriendo un paulatino y sistemático recorte de sus límites, debido sobre todo
al pastoreo de caprinos. Al concluir el período de lluvias germinan las semillas
que ha producido el bosque la temporada anterior, brotando nuevos retoños de
árboles, que son en muchos casos arrancados desde la raíz y ávidamente
ingeridos por las cabras, interrumpiendo e impidiendo así la regeneración natural
del sotobosque.

Consecuencia de la interrupción del ciclo natural de regeneración de la


vegetación será el lavado y erosión del suelo por las gotas de lluvia que golpean
el suelo desnudo; observándose ya el rajado y posterior deslizamiento de tierras
en algunas laderas desprovistas de vegetación. De persistir esto aumentará la
vulnerabilidad ante desastres naturales sobre todo de aluviones (huaycos) que
afecten las zonas bajas como sucede todos los años en la cuenca del Río Rimac,
afectando poblaciones e interrumpiendo el tránsito en sectores de la Carretera y
Ferrocarril Central.

3. Pregunta de investigación

¿Cuáles podrían ser escenarios futuros del Bosque de Zárate?

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4. Hipótesis

Existe un permanente proceso de deforestación que desde hace décadas viene


padeciendo el Bosque de Zárate y que de persistir traerá graves consecuencias
para el ambiente comprometiendo la calidad de vida de las poblaciones humanas
asentadas en las zonas bajas.

5. Objetivos

5.1 Objetivo General

Realizar un diagnóstico ambiental del Bosque de Zárate con el fin de evaluar su


situación actual y contribuir a su manejo sostenible.

5.2 Objetivos Específicos

• Realizar una caracterización social de las poblaciones asentadas próximas al


Bosque de Zárate.

• Realizar una caracterización física del Bosque de Zárate.

6. Resultados esperados

• Conseguir una aproximación a las dinámicas subyacentes a la interacción


entre los pobladores locales y el Bosque de Zárate.

• Conseguir una descripción de las dimensiones orográfica, hídrica,


climatológica, florística y faunística del Bosque de Zárate.

7. Metodología

7.1 Trabajo de gabinete previo al trabajo de campo

• Se realizará una búsqueda y revisión bibliográfica.

• Se adquirirá y estudiará la carta geográfica del Instituto Geográfico Nacional


(IGN) correspondiente a ese sector con el propósito de procurarnos un óptimo
posicionamiento espacial.

• Se realizará un análisis aeroespacial de esta área con el fin de poder apreciar


la dimensión del impacto de las actividades antrópicas evaluando la evolución
temporal y espacial de la superficie forestal intervenida. Esto se realizará
mediante la adquisición, estudio y comparación de imágenes satelitales y
fotografías aéreas (pares ópticos). Este estudio contemplará el potencial para
prácticas de ordenamiento territorial y la vulnerabilidad ante desastres naturales.

7.2 Trabajo de campo caracterización social

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• Se ejecutará mediante la técnica del Diagnóstico Rural Participativo,
metodología que permite conocer la realidad de un espacio a partir de y con la
población, orientando la dirección de la investigación en función de las
sugerencias que ellos nos transmitan.

• Se realizarán entrevistas semiestructuradas a los diferentes actores sociales


involucrados con el bosque (autoridades municipales, miembros de la Asamblea
Comunal de la Comunidad Campesina, conservacionistas, pobladores, etc.) con
el fin de conocer sus puntos de vista, compartiendo con ellos nuestras
inquietudes de investigación.

• Se aplicará la herramienta de la observación participante para el caso de los


pobladores de los asentamientos humanos en las proximidades del bosque
procurándonos una aproximación al entendimiento de sus desplazamientos
estacionales, organización familiar, niveles de educación, salud, ingreso y
economía, aspiraciones, percepción ambiental, sentido de pertenencia,
evaluación de gestión ambiental municipal, etc.

• Se contempla la realización de mapas de percepción ambiental por parte de los


pobladores.

• Reconocimiento de la medida en que él bosque provee de recursos a sus


habitantes, evaluando en que medida fluctúan los recursos destinados a uso
doméstico (obtención de leña para cocina), construcción artesanal (obtención de
troncos para edificación) y salud (recolección de plantas medicinales), en función
a las progresivas distancias recorridas para su obtención.

• Elaboración de una matriz de fortalezas, oportunidades, debilidades y


amenazas en función a las potencialidades de desarrollo para esta área.

7.3 Trabajo de campo caracterización física

• Se realizarán monitoreos para levantamiento de información de campo relativa


a su descripción orográfica, hídrica, climatológica, florística y faunística mediante
toma de apuntes y anotaciones.

• Se hará una descripción comparativa de la situación ambiental actual de los


sectores con diferentes grados o niveles de intervención antrópica.

7.4 Trabajo de gabinete posterior al trabajo de campo

• Se señalará el potencial multidisciplinario de este bosque para el inicio de


futuras investigaciones.

• Se determinarán los beneficios y consecuencias de una explotación de carácter


tradicional del bosque basada en la tala y el pastoreo de ganado caprino frente a
una explotación de carácter alternativo del mismo basada en la gestión de su
potencial ecoturístico.

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• Se realizará una matriz de evaluación y diagnóstico ambiental para el bosque.

• Procesamiento digital del material obtenido para la elaboración del documento


final.

8. Cronograma de ejecución

• 1er mes: Trabajo de gabinete previo al trabajo de campo.

• 2do - 3er mes: Levantamiento de información de campo relativa a la


caracterización social de las poblaciones asentadas próximas al bosque.

• 4to - 5to mes: Levantamiento de información de campo relativa a la


caracterización física del bosque.

• 6to - 7mo mes: Trabajo de gabinete posterior al trabajo de campo y


elaboración de la tesis.

• 8vo mes: Sustentación.

9. Bibliografía

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