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213 Ocurrencias Con Jacques Lacan (Jean Allouch) PDF
213 Ocurrencias Con Jacques Lacan (Jean Allouch) PDF
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ocurrencias
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Jacques Lacan
1
J ean Allouch
Traducción al español de
Marcelo Pasternac
y Nora Pasternac
,, B SITESA
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SISTEMAS TECNICOS
DE ED!CI014. S.A. de C. V .
Versirín en español ée la obra titulada 132 bons mors uvec Jacques lacan, de lean
Francia© publicada
Allouch, 1985. originalmente en francés por Editiorn· Éres, líttornJ, Toulüuse,
ISBN .2-86586-050- 7
Reservados todos ios derechos. Ni todo el libro ni pane de él pueden ser rcproduci-
jos, archivados o transmitido::- en forma a!guna o mediante algún sistema elec-
",ónico,del
escrito mecánico
editor. de fotorreproducc;ón memoria o cualquie otro, sin permiso por
ISB"! 968-6579-13-J
Pr:mern edición: 1992
Primera reimpresión: 1993
BCDEFG! IIJKL-M-998765'1.3
-----------. -- - ------~---------- ~
Se rcrminó de imrri rnir ~¡ dfo 27 de julio de 1993 en /os to.ileres de Lo Imvcct•ro. Az.tcco, S.A.
de CV Poniente 140 núrn é31-I, 0230J. Méxiec,. D F LJ. tir:cda ,-ue del C,(J,JeJcmpi;.rn
i
1
\
Práctica analftica
1
¿A quién se le para?
Acto fallido
Afuera
Nota de los traductores Anticipación
Asunto arreglado
¿Ausencia?
Buen día
l. El sentido de bons mots en francés., y en particular en este libro, Café caliente
es objeto de consideraciones por parte de Jean Allouch que el lector Casamiento
encontrará en el Preámbulo. Para la versión española hemos barajado Ciérrela
distintas posibilidades como "buenas anécdotas", agudezas, y hasta Cogido en la trampa
gracias y donaires (tan atractivo justamente por insólito). Hemos op- Cól.era y dulzura
tado por ocurrencias que incluye la dimensión de la agudeza y la de Comenzamos
· ·mo encuentro
lo ocurrido (además de corresponder a las einfallen freudianas, como Conflicto con respecto_ al prox1
connotación). ConJuro
Conocimiento paranoico
2. Hemos dejado explícitos a menudo los pronombres él y ella en fra-
Conozco uno que
ses en las que el uso impone dejarlas tácitas. Fundamos nuestra opción
Consejo dietético
en que funcionan, en los casos a los que aludimos, como los sustitutos
Contratiempo
de los nombres propios de los personajes que deben permanecer anó- . , de café entre dos analizan tes
nimos por el carácter de la obra. Cabe destacar que en francés el pro-
~:::eJ~ª~:i;rmitirse" no_es "autorizarse"
nombre es obligatoriamente explícito.
Cuestionam1ento
De la contemplación
De un buen uso del esquema L
Del yo
Demasiado caro
Denegación es ley
Denegación es ley (2)
Desanálisis
Después de después . ,
Dialéctica de una intervenc10n
Dícha .
L n fiJ.ar el precio de las ses10nes
Donde se ve a aca , ,
El analizante tema '.azon
Él habla de m1 .
. . l. . su J)úblico y el Estado
El ps1coana isis,
Él .se habría oh"idado a sí mismo
l
1 Remolino de la demanda
Sala de espera
En caso de necesidad
i Entonces se trataba de eso!
Ese nudo, ese fuego
1
1
Se robaron el bastón (fa canne)
Sesión de seminario, sesión de análisis
¡Eso es!
Eso suele ocurrir ...
1 Sin aliento
Soñar cuenta
Estar o no estar en análisis
Falo imaginario
Falta de ortografía
i Suicidio
Transcripción
Turbada
Feminidad
Fin de análisis
Fin de análisis (2)
1 Una palabra de más
Videncia
¿ Y ahora?
Zen-análisis
Fobia con nombre propio
Gloria a ti
¿Habló él?
Presentación de enfermo
Herencia A pesar de todo
Hola, ¿Lacan? A un transexual
Indicación de analista Advertida
Inscripción en la E.F.P. Aliento
I merpretació n Consigna
Jaque al parricida Culpabilidad
Lacan no contento Curación
Land-rover En los límites del saber
Leer y releer Engranaje
¿ Literato o psicoanalista? Es simple
Malestar en el análisis Escándalo
Medicina Esqui70frénico
¿Neologismo o interpretación? Gentil mamá
No habría habido sesión Hipnosis
Nombre falso Indicación de analista
Papá refunfuña Lacan difiriendo de él mismo
Parto Los elegidos perdonan
Pasa o fracasa Marido tomado
Pedido de gracias Marido y mujer
Placer Moraleja
Pleonasmo Palabra impuesta
Primera noticia
Puesta a ¡:,unto
Primera sesión con I .acan
¿Quién lo dirá 7
Prohihición
¿Sabe 7
Pue1 cuépico
Sonrisa
Que . , i.O cula?
Telepatía
¿Qué? ¿Primero?
¿Tupolugía ... o geometría?
¿Qui2n es paciente?
Un tipo -:orno yo
¿,Q11irn p:,ga los gastos?
3
Remolin:J de la rJem3.nda
Él se habría olv¡d2do a sí mismo Sala de espera
En carn de necesidad Se robaron el bastón (/o. canne! ..
¡Entonces se Lrntaba de eso!
Sesión de seminario, sesión de analis1s
Ese nudo, ese fuego
Sin aliento
¡Eso es!
Soñar cuenta
Eso suele ocurrir. ..
Suicidio
Estar o no estar en análisis
Transcripción
Falo imaginario
Turbada
Faita de ortografía
Una palabra de más
Feminidad
Videncia
Fin de análisis
¿Y ahora?
Fin de análisis (2)
Zen-análisis
Fobia con nombre propio
Gloria a ti
Presentación de enfermo
¿Habló él?
Herencia A pesar de todo
Hola, ¿Lacan? A un transexual
Indicación de analista Advertida
Inscripción en la E.F.P. Aliento
Interpretación Consigna
Jaque al parricida Culpabilidad
Lacan no contento Curación
Land-rover En los límites del saber
Leer y releer Engranaje
¿Literato o psicoanalista'? Es simple
Malestar en el análisis Escándalo
Medicina Esquizofrénico
;,Neologismo o interpretación? Gentil mamá
No habría habido sesión Hipnosis
~ombre falso Indicación de analista
Papá refunfuña
Lacan difiriendo de él mismo
Parto Los elegidos perdonan
P2.sa o fracasa
Marido tomado
Pedido de gracias rv1arido y mujer
Placer Mor;:ilcj;:i
Pleona~rno
Palabra impuesta
Primera no~icia
.Puesta a punto
Primera sesión con Lacan
¿ Quién lo dirá?
Prohibición
¿Sabe?
Pucrc:,¿picu
Sonrisa
Que ... ¿.._¡LOla?
Teleoatí2.
¿Qué? ¿Primero? . . ', <)
¿Tcp<•logía ... o geoI11etnct
¿,')11iét1 es paciente?
Un tipo corno yo
i,Quié,i p;,g2 !o, _c::astos?
3
2
1
i En casa de Charcot
Práctica del control Fn Jo de los nipones
En resto
A cien francos el "re" En todo caso, yo ...
A perpetuidad Enrolado
Billetes y besamanos Envejecer
Desprendimiento Envío de un cliente
¿Dijo usted: "es falso"? Evidencia
Dormir en sesión Facilidad
El florón Firma
Ella y él Fundación de la Escuela freudiana
En flagrante dormir
Falda hendida
Fin de análisis
¡Ganado! pero, ¿a qué precio?
1 ¡Hablad, oh, muros!
Imperdonable
Ironía
¿Kant allí?
Gustar L/m
Histeria La escuela de la causa freudiana
Mejor partir que terminar Lacan jurado
Objeto sujeto Laguna
Las manos sucias
Historia del movimiento Lugarteniente de Lacan
psicoanalz'tico Masturbación freudiana
Mentiroso
Mierda
A los de la Escuela Normal Superior Mil novecientos sesenta Y ocho
Admiración sincera Nominaciones
Antinómico Lacan Optimismo
Anti-edipo Pase por escrito
Bebé lloroso Perversión
Botella de Klein Por qué hacer sencillo ...
¿Cártel? Presidímitir
Cólera y creencia Pruebas a! canto
Confirmación Relleno de farsa
Cuando Lacan forma parte. de la revista Respeto
Cumplido indirecto Respuesta a una invitación
Del lecho Rey negro leyendo
Del sujeto supuesto saber ¿Se ve eso en el cartel?
Descarres ... sobre la mesa Sentencia
Desfallecimiento del deíctico Sesiones cortas
Disolución Síganrne
Donde le aprieta el zapato Sigmurid
Ducha lacaniana Sin su five o 'c!ock té
El fenómeno !acaniano Socialista
El inc..:msciente
4 5
Socrárico
T Sin elección
1 achado, sí, ¿pero
T , cómo?
, oporzrafí-,
Vi·, · .. :e,
• , ·" Plto de Jcsui la
verdadera 've~rl
• • 1
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Ua.O
Vitnna secreta
Encuentros Preámbulo
P A pícaro, pícaro y medio Para el psicoanalista fa ley (de ''dad al César !u
"ornan Jakobson encuentra que es del César y a Dios !o que es de Dios"_; es
Duras relata a Jesús di/eren/e: dud u la verdad lo que es de la ver1ad
El gran secreto de la 1 . y a la 101uen'a1 lo que es de la IOíJten'a.
El . e ocuenc1a
rw·111,t_ame de beau voir Y bien, ¡no es lan simple! Porque ambas se super-
. i mu1er, Blanchot v ··o ponen y porque, si hay una dimensión que está a[ll,
l .n mueble
1
- y
propia del psicoandiisis, no es tanto la verdad dE
¿ Verbo o adjetivo? /a ton1cr(a como la tonteda de la verdad.
Jacques Lacan
Seminario del 22 de noviembre de 1967
1 En francés, connerie; que ~ignifica tonteria, pero con una connotación m-ás fuer~e, se,-:.:uai~
por ser der,vación de l3 palabra con, que quiere decir 1) ,ulva., coño 1.en c.sp211a) concha (er. e 1 Rio
de la Platal, etc.; v 2) tonto, imbecil. ele. Existen formas locales en distimos países de habla españo-
la: ;,endejada, boludez, peiotudez, jilipollada, etc.
La traducción por '¡tonteria~' '.ue largamente rr1editada y discucida por la dire~ción '.:'dit,,Jrial
Tiene en cuen:a l.:--1sc-:rncte:ri.sticas mencionadas del vocablo francés 'connerie'' (cfr. Diccionario
1
Ji francés Roócrf). En la opción por vertir "connerie,, por ''tnntena" -:e p:·oduce, cc,mo suele ocurnr
,t cnn las traduc::.ioces, una pádiJa paniLulc.1 meme delicada por u cunnolación sexual mencionada
1 que nos ha obligado a romper nueslro criterio de reducir al mínimo las Notas de Traducción. Ei
vocablo es pano! de uso regional ''pendeJ3Ó2' · 1i~11euna connotac:ón sexuel (L1,,incilada con el vei:o
pubiano) ciisfr11a a ·:a de l<c-c1nn1.:rie,,y '.a vocac:ón de cin..:ula-:.::iónen ~oGa América Latin2 y España
para esta edición nos ha hecho eludir, en gener3l 1 los localismos. En la siguiente referencia del sen1-
nario i.:.~/acto psicoanah:icu ~se::;1ÓnJel ::::2d-.: ¡;,0viembre tic 1967). cuyu estctblecimi.::ntc-, y traducción
t:'~ ·:ie nues1ra rc>.spo:ic:.abiJ:d,~c', :;e ~ut'df' leer cómo L;::icrrn rrecisa la connotiJCÍÓn sexual de la que se trata:
"Para el psiconalisio !v ley f_ .J es: '·Dad a la -..·erdud fo c¡ue es de /u rerdad_. J a /2 i;('onnerie"
lo quP PSde la ''con nene·' · · Puls bien, no es Ian _:im¡..,,/e, rt:ct../brenr J'/ hcv u.•1Dd:'me.'1-
porcue r..:lias.'.>C
sic:n olh, p!D[-·ic dci psi~'um:rilisis. nu e, iúnlo fa \t'rdod de /a ''conneric'' sino/~ ''co,;nerie'' de la
i•crdad_ Qiúcro deór que (¡_1ucsf<.1s aporte lo!:. casos en que podcmo_-: csep 1i-::,n:·-io r¡t1e rr¡ui','úle e
decir d')ex:wr- la I erdc·d: def'ir, no 1 wccr de u'lu, como e1 lógica. sólo un ~·uf,:·,, V r../uejúnc:unc
en oposición a un <·,.'olor> J->, en lodo fugar a onde la 1•ercio:Jesta en conexiUn con orra cosa, y cspe-
c,a/11;en1e con nucsrra .func1ó11 u'e ser )wólumc, le 1•1.:,.rfac.:se ,_'l1Ct,L'-'1liDpuL'S([l --:n r::1fic,·i//{rics_.'lr'r/(!
i,vidrr?c,a áe -1/r_10 r7'le el :'<-'llt ...o d,_,lo ,,fJC! desi,._i1
1n e11e:::-·nOt.'asúi1: cu1° el .rtrmínc: de !a "::onne.rir ".
Y que quiere decir esru ( !: el órgano que d;, si puedo a'r!cirio, su categor(u ui uuibuío del oue
se !rara es1d JlíSlwnenP marccdo por h; que J!,1n-wré l.na :naf....:rup-·u_·iór,, pu-·ticular par:: el goce,
c¡i:t ce: de- o//¡' d,: dr.·na·I' fOnilJ rc.'i ve r:ql!dlo de /n q1,C' se ,·rata, a saber, el ccrácíer irreducflb!e
0
dd ocio sexual porD (oda rtah-::ociOn verfriicu; que es de eso de io q~¡e se rnna en ei ac.rn [)S.'COU.'H.'h'í.1-
C(1· puPs el acle _psicn~i,n/J't,'co se articu/a segyrarnenre cnn O.'rO ,,n•ei y lo uue ,ps¡;,Jnde, en CSE' otrc
,u 1'ei a esta de_frc1enci_a
1 que ex·.Derimcnw la verded ¡-:_:orsu upruxinwción el campo ,;e_\.·uui,he u!/( lo
r;ue nus es ,,,rce.r:nr,o:Ijf Prrc,gt1I en sii esraius. '·
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,. (N d,' T l
7
¡
Este libro da testimonio de la práctica analítica de Jacques Lacan pero
sin disociarla del camino abierto de su doctrina. En esta tensión entre
~ una deYven!ura.
j!i
iÍ . .
tema, una cita con
como un panqueque.
- una mue 1wc h ¡·ea q ue lo dejó caer
una práctica y una enseñanza, sucede que la práctica desborda del marco j como una c,epa, . d .. -- que una vez más ''era une femn:e
de lo privado donde, sin embargo, se sitúa ampliamente, y constituye - 11 d" muy bien --me 11° · ,, f
i --Compren ·b·r homofoma con dune ) rn
por sí misma enseñanza. En la Escuela circulan rumores a su respecto,
"habladurías" si se quiere, y hasta "comadreos", pero a los que se
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~
iI•-
l
de non-recev01r
de non- recevoir'' =- rechazo
'
.
. ,, (- una muJer de no rec1 1 ,
.
srn con.
sideración de una deman a .
presta oídos. Suscitan el interés de todos, interés irreductible a una com- A , llamaba a eso! , , d
placencia inapropiada.
i s1 - (connerie) (pues él !a decw, ast, e
Sin embargo no se tratará, ciertamente, de toda una práctica, y no sim-
i
¿Qué es esl~ e~can~~do;~:c~h:;~:ucederse tres palabras; las ªP_licaba.
plemente porque una buena parte de lo que la constituye no se dice
·_
..¡ todo corazon). Hae ',~ ehubiese hecho a propósito, ser/a un chiste. En
abiertamente en otra parte más que allí donde ella se ejerce. Es tam- B
Pero dadsupongan
el solo hecho qu de que yo se fo relate . , que yo la lleve al campo
il ver h de e5ta tonteda un chiste.
bién porque la exigencia. totalizante de una exhaustividad no es asunto
del Otro,. ,ace . y gracwso . para t o do el mundo salvo para él y
nuestro, y lo es tanto menos cuanto que los testimonios reunidos aquí
fueron elegidos por corresponder a cierta veta, la de la ocurrencia. Efectivamente, es mu frente de él. Pero desde e! momento
para aquél que lo reC1be,frente :xtrema,damente divertido; de tal suer-
¿Qué entender por "ocurrencia" (bon mot)? Fuera de ciertos campos en que es algo que se cuenta, es d sal pensar que el tonto (con) ca re-
en que la verdad no interviene más que aseptizada, reducida, por ejem- te que estar/amos totafm_ente edr~a o . , se agre"a con una referencia
plo, a no ser más que un valor opuesto al de lo falso, héla aquí dando .
ce d e mgen 1·0, incluso si esta mzension º
todas las pruebas de una singular deficiencia. La cosa no puede ser
más clara cuando se trata de la verdad de lo sexual; aquí, de modo más al Otro." . , ·a discursiva cerrada a la manera
Se .llamará ocurrencw a una s:~u:~~1 de este cierre, la partición entre
manifiesto que en otras partes, aque11o cuya incidencia sufre la verdad
resulta susceptible de ser designado por su nombre de tontería ... , del del chiste pero ~on la c~al, :parcialmente no efectuada.
rdad Y ton tena per manee
que Lacan hizo un concepto. Tontería y verdad se superponen, eso nun- ve . ,
ca falta desde que un sujeto, llamado "hombre" o "mujer", aborda . nte el Witz freudiano, que se s1tua en su
La ocurrencia no es exactam~ , ·ba (el de ''femme de non-
la relación sexual. Él se figura hacerla gozar: tontería, y tanto que puede . El .emplo citado mas arn . l h.
límite superior. eJ_ reste límite. Hay un giro a c is-
llegar a hacerlo caer en la impotencia; ella se imagina poder valer por recevoir") es susceptible d~Qsobre~:s:u enunciación, un chiste ni para
todas las mujeres: tontería, y tanto que la promueve, casualmente, a te de lo que no es, en el t1c.~1po ·- ··t "f ente a frente". Notemos
consejera de algún Don Juan de suburbio.
ouien lo pro ie1~ ni P
f. ara quien lo rec1 )e
·n • r- ¡ "t ¡
. d . d del hecho de que e a
· . ¡·~ · · d' un litoral epen e b"
La d1ficulcad, para el psicoanalista, sigue siendo aislar, distinguir la que esta l!tera !Lac1on ". . .. · - resulte relatado. Ahora Jen,
verdad de cada una de esas tonterías singulares. y esto tanto más cuan- cual" de cierta secuencia d1scurs11,,a ,·as aun cuando algo en
to que por el hecho de palparla no se ha logrado por anticipado que .bl a todas las ocurrenc1 ' .
tal giro no es pos1 e par . . lse a qu;en la oyó a comum-
esta verdad se presente en adelante como "no tan tonta". Pero, ocu- su estructura, como en la del chiste, impu '
rra lo que ocurra con ese punto de dificultad, parece, en efecto, que carla a su vez. "bl de esclarecer lo
el psicoanalista no rienc posioilidad de elegir, y Lacan formula la ley .• 1 t d) por I acan es suscepu e .
Otro caso, tarnb1en ~e a a _< ..•. -f rio; Es tanto mejor recibido aqu1
de su intervención bajo la forma de un "a cada uno lo suyo": a la ver-
que da a la ocurrencias~ hm1tt ,1,º¡ ed ~l .César lo que es del César,J a
dad su estructura de ficcíón, a la tontería (conncric) su función de des-
conocimiento (de-connaissance). mismo cuanto
Dios lo qtce es de Dios que se _tr\t,ª ~e d
r,10 e o "
~a i ;c:m;an)
, para la partición ver-
-,.
¿,Cómo operar esta partición? He aquí lo que sigue al texto escogido
1
t dad tontt:ría. r ,·
:orno epígrafe: . ._, ¡ . :~·se de moide para la exp icita-
Siete año~ antes de que la t0rn1u ª. sd1Vkl , t~rh Laca11 da de ella. un
.. , ¡ . ct· , · T ma verca V 0,1 .... ' , - ,
Cion de 1a ey q t.,e Is---ni 1 . . ,· . ,_.,, , . Un ;oke'.i · Nea!ly !
"P:1rc sugenr!Ps de que se !rara, !amaré un ejemplo. Un dla recog! de · ·r·
comentario, cali 1canuo :i '-
· ¡ l· dn "Jormioable /Otd;
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ri que ,e ¡¡utre Je esta
--1 , ª'"1.·º~a tlO 1~,odría ser c.1cs-
n ••
JO
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Freud mismo atribuye a una ocurrencia oída de Breuer, Charcot y Chro-
ña~za de Platón esencialmente oral (como la de todas las escuelas
bak su descubrimiento de que "tras los fenómenos de la neurosis rio
antiguas), el "se dice" de las ocurrencias de Platón debía ser reconoci-
ejercían una acción eficaz excitaciones afectivas cualesquiera' '4. No es
do como la vía privilegiada para cualquiera que anhelase tener acceso J en la enseñanza oficial de esas autoridades donde él cae sobre la im-
a ella, rnient~as los Diá~ogos debí~n ser leídos no ya como representan- t portancia de la sexualidad sino en lo que, al costado de ella, tiene el
~o al platonismo pro~1~rr:1ente, srno c?1:1~ textos escritos para el uso i
--~terno a la escuela, dmg1do a los no m1ciados a los que no podía ser f estatus de una ocurrencia. Dosis repetidas de pene normal nunca aca-
dicho, dado su estatus, lo esencial de lo que era enseñado. Tratándose ¡ baron, ciertamente, con síntomas histéricos y, en este sentido, la ocu-
rrencia es una tontería. Pero faltaba todavía tomar en serio la verdad
de ,la _enseñanza de L~ca~1 y de las ocurrencias a las que dio lugar su ¡ de esta tontería, lo que Freud pudo hacer incluso cuando nos dice, re-
prnctica, estamos aqm leJOS de sostener una tesis tan radical, y DOS li- ! firiéndose a las autoridades que la habían puesto en circulación, que
m1tamos a tomar nota de este acontecimiento de ocurrencias del ca- i
ráckr inédito e irrcmplazable de la iluminación al trasluz que ~portan 1 ellas "(no) estaban dispuestas a sustentar (la)" 5 •
sobre una enseñanza que no está por completo allí donde se oficializa ¡
no si_ne.sta di~tancia, por otra parte, que da la ironía. Agreguemos qu~ 1 *
**
esta rnc1dencia de las ocurrencias no es propia del Occidente: el confu- §
Este libro recoge unas doscientas trece' (uno, dos y tres, pero no en
cianismo o también el legalismo chino no descuidaron de ninaún mo- 1
do las ocurrencias para su transmisión. º j "el buen" orden) ocurrencias no necesariamente de JacqL~es Lacan si-
no con Jacques Lacan: cada una lo implica de cierta nanera, lo si~úa
en cierto lugar, manera y lugar de los que no hay razón alguna pa;a
La escuela de Freud no constituyó una excepción, y Lacan tomó allí
suponer que serían las mismas para todos.
apo:,;o en puntos nodales de su lectura de Freud. Se hizo él mismo rela-
tor de~ célebre "Ellos no saben que les traemos la peste" que habría
sido dicho ~or Freud a Jung en el camino de la "conquista" de los
1
¡
Tal florilegio no habría podido ni siquiera ser imaginado si no ex:stie-
se ese lazo ocurrencia/enseñanza que acaba de ser subrayado. De h,'-
Estados Umdos (como no hay atestación de esta "palabra", las malas 1 cho, en el tiempo que fue el de la apertura de caminos de la enseñanza
lenguas se apresuran a sugerir que Lacan la inventó, pura y simple- j de Jacques Lacan, la ocurrencia circula, y en primer lugar en la Escuela.
n:i~nte. Pasemos, por el momento, sobre este problema de la atribu- ,.
·'l
;¡¡ La publicación de estas 213 ocurrencias ambiciona así tener su parte,
~
c1on para destacar que la preocupación de una exacta transcripción de ft limitada, pero en nuestra opinión no desdeñable, en la toma en cuen-
la ocurrencia, de su literalidad, resulta una incidencia esencial puesto j ta, hoy, de la apertura de caminos de Lacan. Es claro que la comunidad
·¡í
que es de su texto dd que depende su interpretación: ¿ "Ellos no sa- ~ analítica se encuentra concernida en· primer lugar. Y como esta comu-
jj;
ben"? Pues bien ... sí, ¡ellos no lo saben, ellos siguen sin saberlo to- :¡¡
nidad estuvo, desde su partida, implicada en esa apertura, no nos asom-
davía' Tal es el efecto craso de la ignorancia). 1
;;!-
:i braremos de que se trate aquí no de un Lacan solitario, como se ha
~
que se encuentre concernido, la atribución de la ocurrencia? ¿Qué es Reunir ulgu11ci~ocur:cncias c,ue sobrevinieron oor el rc::ho de esta lé::1-
1c que hace creer;:¡ todos que si Freud !lo lo dijo, v bien, habría de sión plantea dos problemas ligados entre sí; a~te todo el de la delimi-
:Jgun;:i maner:.i podido (,í es que no clehido) decir:c1 r !)? ,,Qué ts lo
que hace creer que st trata efectivamente de una aserción freudiana, ~ S. 1·1c-uU.Presenwc1dn uurobwI5rd/ica en Obrus comp/e1as 1. XX, Aoorronu,
1 1 Buenos Aires, 1979,
ºrJ cuyo casn no ha:-' por qu¿ llevar má.\ iejos lc1inves:i,rnci~,,1. ni it.:i;,,ar 1 23.
al detective, aUí donde UJH) CS CUCStÍonado por frcucJ, ;, probabJe.rr,;n- ' 1/Jirl
te en tanto ps1coanalist0? (i En rcaliduc.i 2 ! 5: hc,1:os s)do generoso:-::
13
tación de lo que es una ocurrencia y de lo que no lo es; luego, el de lo Ldll lo está autentificada, pues fue rtconocida como tal por :r: c2d e-
su autenticidad. na de los mismos que se hicieron sus sucesivos relato,es.
Se sabe que Freud había definido, de una manera cuya elegancia ad-
miramos, el cuerpo que incluye para su trabajo sobre El chiste y su
relación con lo inconsciente: es un chiste, dice, lo que yo considero co-
mo tal. Tratándose aquí no exclusivamente del Witz sino de ocurren-
Una palabra, una palabra que tampoco es particularmente amable, a
cias, tal criterio no podía ser conservado. Se ha escogido, puesto que
el campo de la ocurrencia va dei chiste a la epifanía, admitir como ocu- quien se reconozca protagonista de alguna ocurre:1cia. Sepa que no n~s
rrencia solamente lo que, en la Escuela, circulaba como tai. Fue acep- reímos aouí de usted sino con usted, que esta nsa es la manera mas
tada como necesaria y suficie:'.lte, entonces, esta condición: que haya seria de a·drnii:ir que es con raLÓn que usted ha vertido esa ocurrencia
sido hecho relato aquello de !o que aquí hacemos el relato. en la :Vavire-night (como la llama Marguerite Duras) del "se dice" en
nuestro campo.
Este criterio, operatorio para las partes I (práctica analüica, 93 ocu-
Si se trata de recibir una lección -y se trata también de esto, desde
rrencias), III (práctica del control, 16 ocurrencias), IV (historia del
Freud, con la risa misma-- dicha lección será dada por la ocurrencia
movimiento psicoanalítico, 70 ocurrencias) y V (encuentros, 8 ocurren-
cias), no lo es para la parte II, consagrada a las presentaciones de más que por alguien.
enfermos (28 ocurrencias). Aquí el colector interviene en primera lí- ¿Qué ocurre con la ocurrencia cuando llegan a ser nombradas las tres
nea, para la mayor parte de las ocurrencias, haciendo valer tal secuencia dimensiones, real, simbólico, imaginario, del ser hablante? La puesta
discursiva como siendo, desde su punto de vista, una ocurrencia. Estas a la luz por Lacan de este ternario ¿modifica, como lo hizo ya la epifa-
secuencias no han dado todavía, entonces, la prueba de su potenciali- nía joyceana, nuestra aprehensión de lo que "Jace" (como se habría
dad para ser llevadas, como ocurrencias, al campo del Otro. ¿Nos asom- dicho en el castellano de la época de Alfonso el Sabio) o no "face"
braremos de ello tratándose, como es el caso más frecuente, de la ocurrencia? Para esta última pregunta la presente colección será, diga-
psicosis? mos más bien, sería -pues esto depende del lector- una respuesta de
La bastardía de la ocurrencia, su exigencia de un público que esté ente- facto, una respuesta de fasto.
rado del asunto, requirió que la publicación de algunas de ellas sea
J ean Allouch
acompañada de notas no explicativas, pero que proveen alguna baliza,
de manera que el lector poco o incluso mal advertido pueda encontrar
la incidencia a partir de la cual la historiola aparece efectivamente co-
mo una ocurrencia. Ya el nombre dado a la presentación de cada una
de las ocurrencias tiene este alcance de baliza. Los otros lectores
podnín desdeñar estas discretas "explicaciones" e incluso darse el ola-
cer de cuestionarlas. ·
Sucede con la ocurrencia como con la :mamorfosis: lo que se figura
no es localizable más que si el sujeto puede aceptar, sin sentirse dema-
siado perseguido, situarse en el punto exacto que le es señalado como
el punto desde Jonde el cuadro debe ser visto.
Esta última analogía haíá comprensible que se haya optado por una
diferenciacién tajante entre las notas y el relato de la ocurrencia, de-
purada C::std,tanto como se podía, de todo elemento G:plicativo.
14 15
Práctica
analítica
¿ a qwen se le para?
1 (¡
¿acto fallido?
Lacan propone para su cita siguiente un día y hora tales que el anali-
zante sabe a ciencia cierta que Lacan estará en ouo lugar y no c:n su
l
1
afuera
Esa mañana no había ido a su sesión. Hacia las cinco de la tarde, mien-
tras ella misma atendía a un analizante, e[ teléfono suena; descuelga;
consultorio.
-Pero,
Una hora más tarde, Lacan lo llama por teléfono:
¿dónde tenía yo la cabeza? 1 es Gloria:
-Un momento, la comunico con Lacan.
1 Voz de Lacan:
-A usted la echo afuera.
1 Y cuelga.
20 21
anticipación
1 asunto arreglado
Se trata de un sociólogo que se analiza con Lacan.
Cuenta un sueño: Ella es alumna de Lacan y también realiza su análisis con él y, al mis
mo tiempo, comienza a practicar el análisis. Tiene entre sus conocidos
-Lévi-Strauss murió. a una mujer joven que también se analiza con Lacan (incluso, a veces
Respuesta y conclusión de la sesión: hasta la encuentra en la sala de espera). En varias ocasiones, esta per
-¡Buena la ha hecho usted! sona le ha manifestado un cierto interés. Hasta que las cosas llegan
al punto en que no cree poder negarse a la entrevista que esta mujer
se aventura a pedirle.
La recibe entonces, y asombrada sólo a medias escucha una declara
ción de amor hacia ella.
Al término de la entrevista, ella le pregunta a la mujer cuánto paga
por sus sesiones con Lacan, entonces le pide exactamente el doble.
Ni bien termina con este asunto, le habla por teléfono a Lacan y le
dice que acaba de recibir a una de sus analizantes. Nota en su interlo
cutor cierta sorpresa, molestia y hasta incluso un real descontento, aun
que contenido. Ella prosigue con su relato y concluye informando a
Lacan que le cobró el doble de lo que él mismo cobraba.
-Bien, esto no se repetirá más.
Y, en efecto, eso no se repitió más.
Durnnte su ses;on, ocucre que llaman a l.acan poc teléfono. Lacan . El analizante tiene cíerto número ele sesiones por día. cinco o s,:is. En
la cuarta, Lacan dice, como muy asombrado de verlo ahí:
decide ir,ª contesta_r Y abandon~ el consultori_o. diciendo a su analizante: ·)
•.··.e-
-Que e~to no le 1mp1da contrnuar su ses1011durante mi ausencia. -¡Vaya' Buen día, mi estimado.
24
1
café caliente j · casamiento
Ambos están en análisis con Lacan. Se conocen, se frecuentan y se en-
cuentran a v~ces rn un café cercano a la calle de Lille numero 5. Como
l1 ¡Le había 1levado riempo decidirse!
Desde hacía meses y meses le había contado a Lac;:m su amor por XXX,
ocunc ese ct1a. "'
Uno de ellos, muy adelantado con respecto a la hora de su cita espe-
ra ... pacientemente. El otro viene de lo dc Lacan y debe volver allí
l le hablaba de ella, de su relación con ella, d::: su vida e:c1común y de
sus avatares; había analizado bien todo, el porqué de su elección, a
qué remitía su nombre, ... etc., etc. Ahora ya estaba: se había decidi-
para su segunda sesión del día. Platican. do a casarse con eila.
En cierto momento, el stgundo iiama al mesero y le pide un café. Lue- ·
go, sin prestarle ate11ción a su brebaje, decide acudir inmediatamente: Llega a la sesión y declara:
a su segunda sesión. Va, vuelve, y bebe su café.
-Me caso la semana próxima.
Caliente.
Lacan:
-¿Con quién?
R 1mor
0 ;Que es lo r.¡ue supondrá creyendo sobé'r qu2 Lo,~an sabc. 1
26
:¾
t
ciérrda
29
cólera y dulzura comenza,nos
Éí, colérico, dice: Su mejor amigo, llamad o ''Juan'', se analizaba con Lacan. Él terminó
-¿Usted se imagina, tal vez, que yo no soy tan inteligente como usted? por decidirse un día por ver a éste. Había pedido una cita por teiéfo-
no; por lo tanto dio su nombre y su apeilido.
Lacan, tías un suspiro como de! fü1 del murrdo, le die': con L1na des- Pero de manera incompleta. Espontáncarnente había enunciado su pa-
armante dulzura: tronímico más usual y dejado de lado el otro, el cual -por uno de esos
curiosos azares que no cesan de asombrarnos en el análisis- era: "de
-;.Quién le dice lo contrario?
Juan''~
Llegó el momento de L.1primera cita. Lacan:
¿Usted es XXX (su nombre de pila) XXX (su primer apellido) de Juan?
Él no pudo impedir una sonrisa. En eíecco, estaba claro que Lacan ha-
bía recibido ese "de Juan", que él mismo no había introducido, justa-
mente ... de Juan.
30 31
conflicto con respecto al próximo encuentro conJuro
me envíe nada .. -1
no tengo un centavo. Estoy sin trabajo. Y le pedí a XXX que ya no
--¡Bien! Vuelva el viernes y arréglese para conseguir con qué pagar- ___
"_,_.
,·
Respuesta de Lacan:
-No porque usted lo diga dejará de ser verdad.
me. Hasta la vista.
Al salir se dio cuenta: era la primera vez que Lacan le había dicho "hasta
la vista".
32
33
conocimiento paranoico
De clr-:.,.uie
L- ,,,cbe e/ .7nah-;-,onret¡:__¿e
!,i'!can sabe?/ Se equivoca con e.:,-,e saber dPl
.:,ubcr úe/ ()rro? 1-:ero. ir.:c!uso sis¿ t-'qu.'d)CÓ, ¿,1ca.\u 10 t.-~\ ~·{ctit¡--:a de! errui TJ
1 En e! par ( rlor.'o ,.Laran 110 <emrre era el no•nbrud0 en s, g11ndJ el ,Ji!i.'
de hu2n(1 n:oncro? y es lo que C!luria act:ptandu el dir1ero. _!. renz~-;-
lo __
lúnc/cín <fe r;nG!isra.
~,,
-~
34
consejo dietético contratiempo
Ella no deja de quejarse de sus numerosos kilos superfluos; de la inefi- En 1969 ella usa un peinado hecho de tres trenzas que parten de la co-
cacia de todos los regímenes -por otra parte, ¡ella ya no cree en las roníl1a. Lacan muestra un gran interés:
dietas! -¿Qué peinado es éste?
Sabe que el problema está en otro lado, etc ... etc. ~
!I Ella, bastante molesta, farfulla:
Sin embargo, un día Lacan le contesta:
1
-Pregúntele a Gloria, conoce un régimen de dietas magras.
Ya én el pasillo se cruza con Gloria ... más bien delgada ... efectiva-
1 -Sí, sin duda esto significa algo ... ¿¿¿ fálico ... ???
37
1
ll
conversación de ca.feentre dos analizantes 1 cuando "permitirse_., no es "autorizarse''
1
Dos analizan tes de La can se conocen. Uiio Je ellos, esperaba la hora
1f HElo aquí, con aigunos rnás. sentado en la biblioteca, esperando que
de ,u rróxima cita en el café más cercano al número 5 de la rue de 1 Lacan ,venga a buscarlo para la sesión. Pero éi se distingue entre todos
U!le, cuando vio asomarse ai otro que, a juzgar por su cara de catás- oor la presencia a su lado de un enorme perro. Todos se dan cuen-
trofe, debía salir justo de una penosa sesión. Amablcme:nte, Je ofre:::e ta, por-los estremecimientos, gruñidos y gestos esbo;ados por la es-
su 1nesa y se interesa por su estz"do. pantosa besti:1, que ésta se pondría feroz fácilmente.
39
1
cuestionamiento de la contemplación
Helo aquí, desde hace algún tiempo ya, en análisis con Lacan. De he- Lacan mismo contó esta ocurrencia de su práctica analítica; por cierto
cho este analizante acepta las sesiones "cortas", al menos hasta el día.·¡·.: que, para hacerlo, tuvo que ir ... a Italia.
en que ... declara que no tiene suficiente tiempo para asociar, que ne- 1
ccsita de ese tiempo. En consecuencia, insiste en que Lacan lo reciba Se trata de una primera entrevista.
durante un tiempo más largo.
-Buenos días, vengo a verlo porque ... antes que nada debo decirle
¡0 que pienso: usted no hizo la teoría.
Por supuesto que una vez formulada esta exigencia él espera que -¡Jamás creí una cosa semejante!
Lacan to despida gentilmente. Por ejemplo, con una expresión del tipo:
-Bien, mi estimado, ¡hasta mañana! La respuesta le cortó el chorro. Pero Joque siguió aclaró la intención
,. puesta en juego en la declaración.
Pero nada, Lacan no rechista; de modo que esta sesión se prolonga - ... Bueno ... entonces, quisiera saber lo que usted piensa de esto:
durante un lapso desacostumbradamente largo. si yo me hago analizar con usted, entonces, la tendrá.
Sólo que el analizante está tan atónito por esta no interrupción que,
de hecho, es incapaz de articular la más mínima palabra durante ese Lacan comprendió entonces que su interlocutor tenía su pequeña con-
tiempo. templación del discurso analítico. Respuesta:
-En efecto, allí lo espero. Estarnos entre la espada y la pared. Pero
Asunto concluido. En lo que siguió de su análisis, nunca más se plan- haga corno a usted le parezca ...
teó la idea de exigirle a Lacan un alargamiento del tiempo de las se-
siones.
~-
t."srn es una ¡,1!ervención en el reo! que hurP ¡,asar fa demanrfa al otro lado,
poiuéruida (le manifiesto como ,Je:nur:c:'a ti.: orr11 cosa.
,10 41
de un buen uso del esquema L del yo
Él había vislo, en sueüos, e! esquema L. En pleno desamparo, elia le declara a Lacan que no tiene más yo. Res-
puesta:
Lacan:
-¡Ah! ¿Le hace falta más?
-En mi casa.
t ..ndo el lacani.sn:o.
/,;_,1condc:_J··aralo
f.
42
demasiado caro
1 denegación es ley
No se sabt:: por qué razon pero tal era el hecho: sus sesiones, admiti- -Por fin! Por fin él se había decidido a ir y pedirle un análisis a Lacan
das, sin embargo, por amicipado corno "didácticas" en un país veci-' ~ no contentarse con un discípulo de éste, aunque fuera de los más
no, eran singularmente baratas.
próximos.
Como el grupo al que pertenecía tomó contacto con Lacan y la Escue- En la primera cita, dijo por qué acababa de romper con su primer ana-
la freudiana, él decidió ir al encuentro de Lacan, pero por su propia lista, por qué debía continuar, y tenía que ser con Lacan. El recibi-
cuenta.
miento era cálido, atento, sonriente (este último rasgo, sobre todo, lo
sorprendía, por contraste con la cara permanentemente neutra, neu-
Tuvo entonces varias entrevistas con él, mientras proseguía, por otra tralizada, de su primer analista).
parte, su análisis. Al término de la entrevista Lacan pregunta:
Claro es que estas entrevistas eran pagadas a más de diez veces el pre-;, -¿Cuánto piensa pagar usted por las sesiones?
cio de cada una de sus sesiones. . . ·
La pregunta lo sorprende mucho. Lo que le viene inmediatamente a
Y ocurrió lo que tenía que ocurrir: quiso continuar su análisis con la cabeza -lo formula al punto- es el caso de XXX (da el nombre),
La can. que actualmente paga 100 francos por sesión. Él agrega que no tiene
los mismos ingresos, que en ningún caso puede proponerse pagar se-
mejante suma.
Motivo dado al primer analista para la interrupción del trabajo con
él: eso le costaba demasiado caro. t -Bueno -concluye Lacan- hoy usted va a pagar 100 francos.
;
En ese preciso instante, supo que acababa de fijar él mismo el precio
de sus sesiones.
44 ::'_[
45
:~
denegación es ley (2) desanálisis
Él lo ha comprobado, el análisis le basta y sobra para orientarse en Ella le cuenta a Lacan de sus precedentes curas. Muy rápido él !e
su práctica; ciertamente no tiene necesidad de un control. contesta:
-Lo que usted necesita es un desanálisis.
-Por supuesto, concluye Lacan, el control comienza la semana
próxima.
46 47
después de después dialéctica de una intervención
I Iabíct varias personas en la biblioteca, que a veces oficiaba de sala de Él, jesuita en análisis con Lacan, forma parte de la primerísima ge-
espera. Al rato, entra uno de sus amigos, el Dr. Martin que, al verlo, neración de sus alumnos. Un día, en sesión, formula su intención de
se sienta a su lado. Intercambian algunas palabras mientras la sala, poco abandonar la Compañía Y casarse. Lacan hace todo lo posible para
a poco, se va vaciando. Helos allí solos los dos. disuadirlo, yendo incluso hasta decirle que el Superyó, en el matrimo-
Lacan aparece, los mira e invita al Dr. Martina entrar a su consulto- nio, sería peor que en la Iglesia.
rio. Después llega su turno.
¿Resultado? El analizante pone en acto su decisión, pero de cierta ma-
nera: ¡ está, todavía hoy, persuadido de que la tomó solo!
Apenas se recuesta en el diván cuando es atrapado por una i,ntempestiva
e imprevista crisis de lágrimas. Llora corno jamás ha llorado, salvo,
tal vez, en su tierna infancia, aunque no lo recuerda. Y para colmo,
no puede articular la más mínima palabra. Lacan le da una cita para
el otro día.
48
1
donde se ve a Lacan fzjar el precio de fas sesiones
dicha
Él, joven psiquiatra, jefe de clínica como lo había sido su maesLro pe-
Él formula así ~l resultado
de~ su análisis ccn Lac;:in:
ro a la vez colega Lacan, había esperado para retomar su análisis, esta
"~- 1 d:,--ha Sf'f vulnernble.
-Pude al f¡n expenmen,ai ,a 1 - .. · (1°
· ·
-·- - · vez con él, a saber lo que Lacan decía de la i.ransferencia.
-Ahora, quiero hacer un análisis con usted.
-Invíteme a cenar.
so .51
el analizante tema razón él habla de m{
En un momemo dado estableció el motivo de su ruptura con su primer: Estaba casi persuadido, Lacan hablaba de él en su seminario. Enton-
analista. La cosa fue como sigue: él había llevado un sueño que jugaba·• ces,. esa _semana esperaba con más impaciencia que nunca el próximo
con la homofonía medicina I mis dos senos. Y en las asociaciones que:- semmano, cuando Lacan, al recibirlo en una sesión Je preguntó abrup-
rodeaban al sueño, se había presentado la figura de uno de sus amigos é . tamente:
que, después de haber terminado sus estudios de medicina, se había -Dígame, ¿cómo es su nombre?
dedicado a la sociología médica.
52 5)
2! psicoanálisis, su público y pi f'.'stado él se !whrci u!vidado u s( mismo
Aprovechando una ley que favorece la asimilación de los judíos, su Después de haber estado en remojo durante un Eiempo bastante largo
padre había optado por un nombre propio netamente francés. Hasta en !a biblioteca, sacó !a conclusión de lo que había ocurrido: Lacan
ese momento, él casi no había prestado atención a ese asunto. Aho- se había olvidado completamente de él. Entonces, decide levautarse y
Ll está en el orden de! día de su análisis. Se vuelve claro que se trata va a tocar a la puerta del c·)nsultorio.
para él de agregar a "su" apellido el apellido de antes de !a decisión
Reacción de Le1can: regañarlo por ne haberse manifestado ames.
paterna. Se llamará en adelante Sr. X guión Y.
54
en caso de necesidad ¡entonces se trataba de eso!
El analizante habría abandonado el consultorio si Lacan, en ese mis- i Sí, era una muy bella y joven mujer. El cuidado que le otorgaba a su
mo instante, no lo hubiese retenido. presentación, la preocupación que tenía por su ropa, sólo podían com-
-Voy a darle el teléfono donde usted podrá encontrarme durante el, pararse con su natural belleza.
fin de semana en caso de necesidad. :
--¿En caso de necesidad? Esrando en análisis con L=ican, ella le dijo un día que tenia la intención
-Sí. Si usted tiene necesidad de hablarme. de asistir, esa misma noche y por primera vez en su vida, a cierta reu-
nión de la Escuela.
Conclusión inmediata, surgida apenas el analizante se encontró en la.·
calle provisto del papelito que Lacan le había deslizado en la marta: · Respuesta:
-Él sabía que yo me iba a venir abajo. -Prohibiré que usted aparezca.
56
ese nudo, ese fuego ¡eso es!
Los Ferrocarriies Nacionales de francia realizan pruebas de comuni- :; Una analizante explica largamente a Lacan la situación en la que se
caciones telefónicas en el tren que va de París a Liile. Él, sumergido ;:.C encm1uó cuando se postulaba para un trabajo. Ella dice las razones
en ia lectura de los Escritos de Lacan, decide aprovechar la oferta. Lia- ;: por la~ cuales ese trabajo no le convenía, justifica sus argumentos ...
ma a Lac::,n desde el tren: y él a lo largo de toda la exposición:
-Estoy en vías de leer sus Escritos. Debo decirle cuánto aprecio e! ca- .., -Eso es, eso es, eso es, se eso, eso sé, seso, ceso, cesa, cesas, saces ...
rácter mallarmeano de su escritura.
-;Venga a verme! Y no Lesa el sonsonete.
-Sí, con mucho gusto, pero, ¿cuándo? Ya pasada la puerta, ella todavía lo escucha: él no cesó de decir asaz.
-Esta noche, a las 20 y 30.
-¿Puedo preguntarle dónde?
-En París, número 5, calle de Lille.
. ..
.,..~.:-.ilf.··
.
.'i8
eso suele ocurrir . .. estar o no estar en análisis
Se extiende y luego, tras algunos instantes dice: Desde hace varios años él está en análisis con Lacan, e incluso tal vez
-No tengo nada que decir. .. más que algunos si juzgamos por el número de sus sesiones semanales.
Respuesta divertida de Lacan:
Después de la última interrupción debida a las vacaciones de ve-
-¡Pero sí! ¡Eso suele ocurrir! Hasta mañana, estimado. rano, habla por teléfono para tener una confirmación de la hora de
su próxima cita.
Gloria lo comunica con Lacan. Él dice su nombre:
-Habla XXX.
-¿Sí, qué desea?
-Lo llamaba para saber cuándo puedo ir a retomar mí análisis.
-Porque, ¿usted está en análisis conmigo?
---------------
f-rrCi./€/lí '1:·. ,.1111quPfuese as<'d:umen!c. ai.nq11ef:.;cse desde :1L·cemucha liem-
,Lu; el dirá,.' rie un p,:,,¡coancdista. 11t>es necesariatnenre estar en anáhsis.
60
falo imagznario Jaita de ortografza
frtra, fumando el cigarro, en el consultorio de Lac;:m. Agreguemos Le había escrito a Larnn parn pedirle una cita; deseaba emprender su
que no se trataba de cualquier cigarro sino del célebre Davidof tor- análisis con él.
cido que Lacan exhibía regularmente en esa época y que se había con-
vertido, ante los ojos de todos, casi en su emblema y hasi.a en e1 de los Poco después recibió la respuesta espernda y algo más también. En efec-
la.ca ni anos.
to, la carta de Lacan se tomaba el cuidado de precisar dónde se encon-
traba, topográficamente, su consultorio del número 5 de la ruede Lille.
Lacan se apodera del objeto y, al mis,y,o tiemp:J que lo aplasta en el Lacan le indicaba que debía presentarse el día y hora convenidos "en
cenicero, le dice: el fondos de] p8tio delantero". Supo sacar inmediatamente la conclu-
-Déme eso ... así estará más cómodo. sión que este error de ortografía imponía: eso iba a costarle caro.
62 G3
feminidad fin de análisis
Ella veía a Lacan muy regularmente: una vez cada quince días. No sabía -creía él- cómo poner término a su análisis.
Sin embargo, esta vez, después de haber dicho algo que no recuerda, ':
vio a Lacan buscar un calendario para consultarlo delante de ella. En- Varias interrupciones habían tenido lugar pero, a cada una de ellas,
tonces, él concluyó: Lacan lo_volvia a llam~r; cada vez, por supuesto, pagaba la suma co-
rrespondiente a las sesiones faltadas.
-Bueno, esta vez usted va a venir dentro de veintiocho días.
Al revelar hoy esta anécdota, ella aclara también cuáles fueron las con~ ;_ • Al término de una enésima sesión de reencuentro, Lacan le dijo:
secuencias sobre su práctica como
analista. Dice que recibe a 'sus pa- ;,
-Entonces, habrá que calcular cuánto le debo.
cientes durant'é U:ntiempo que no es ni efqelós ortodoxos 45 minutos ;
ni el de las sesiones puntuadas "lacanianas''. Se basa en EL CALEN-·,
DARIO que cada uno lleva en sí. ·
'·
l
~f
1.·.·
=~i
De esta mancrn, el mlcndacfo que Lacan tenia m dia en sus manos adauicfr!
t.ie ella.
I
íu di,!!nidad de ¡¡n ol!ji'IO interno de1emado por cada uno de los a1wli:_:ar1ies.. . ;•,,¡;
d,
Lapsus !acani· '>emejan' l
¡e; cuando el an;listu \·
.
b,e apsudsocurre --para ?oner las cosas en su !ugar-
~e a stuvo e 1mervemr ali! donde deb(a hacerlo.
Jq_;
·,·.ir
65
J
fobia con nombre oropio
fin de análisis (2)
La historia tiene lugar en el último periodo de la práctica anafüica de ' J.M., Ri~ct~es menciona'. i:':nocasión de su primera c:nuevista prelimi-
n_ar,_La!1obrn suya de ammales. Lacan destaca la cosa v de la manera
Lacan, una víspera del día de Todos los Santos. Siguiente: ' - -
-.Es un hecho: las bertes (bestias) que lleva su 11ombre no le har·tn
-Señor, ya no tengo ninguna razón para venir aquí. relf (ri). - - 1
P
~ntoncé's, l1_11a bof ernda, inesperada, ocupó el lugar de una última
réplica.
66 67
gloria a ti ¿habló él?
Está sentado en el pequeño salón, espera que Lacan lo invite a entrar Lacan acepta que e1la no diga una palabra, pero su analizante está le-
a su despacho. Es su primerísima cita, es decir que ignora totalmente jos _de aceptar la recíproca: ella reclama que él Je hable. Respuesta:
las costumbres del lugar y, en particular, el nombre de la persona que, -SI yo hablo, u~ted no lo soporta y si no hablo, tampoco.
unos momentos antes, lo hizo pasar.
Un cliente sale del despacho y luego aparece Lacan que, al verlo, grita:
-¡Gloria!
-Tibi gloria, responde él inmediatamente.
¡:{¡ ignoraha que Gloria fuera el 110111/in: de pila de la sccretarw ae Lacan. l::)~1s-
1e una ,•ar/ante de esta his:or',2. en efecw, otrc p1c1so1.a,ui utr el ''Gbriu '.Je
!.acnn, repiícn ur; d1J: ~lr1 exceis:s Deu. íiay 0/ra aún (¿cuá1,,c¡s mds?) don-
de ia répiica /,abna ,idrJ: ---Cloric 1ibi dor1i11e, oue es la vr::rdadaa fón1121/a
:-05rcdu.
68
6lJ
herencia hola, ¿Lacan?
Él estaba encantado.
70 71
indicación de analista
inscripción en la E.F.P.
Ella ignoraba todo sobre la historia de los grupos analíticos. Había ido
Ella querría inscribirse en la Escuela freudiana y le habla de eso a
a ver a un joven psiquiatra en "formación analítica" en el Instituto
_Lacan. Esa misma noche él telefonea a casa de ella. Contesta la hija
que estaba en el Seguro Social, porque ella en ese tiempo no tenía me:
de la analizante. Él pregunta la dirección exacta y concluye diciéndole
dios. La psicoterapia llegaba a su término, él le aconsejaba ahora
emprender un análisis. a la niña:
. -Usted no está obligada a decir que yo hablé.
-Voy a ir con Lacan, como mis amigos y colegas.
-¡No sueñe! Ya fantaseará todo lo que quiera cuando esté en análi-
sis, ¡pero no en el momento de buscar analista! Desde entonces, corno se debe, la jovencita no cesa de contarle a quien
Y agrega: quiera oirla que recibió un llamado de La can. ¿ Y li:imadre? se pregun-
-Por cierto., Lacan es muy amable; usted puede ir a verlo de todos tarán ustedes. Nunca fue inscrita en la E.F.P.
modos y pedirle consejo a él sobre la ekcción de un analista.
Ella ac:,baba de comprender que no tenía otra elección; después de lo
que había escuchado, el único analista posible era Lacan.
Ella es alumna de Lacan y va a par11c1par, con carácter de miembro -Suponga que, en tanto periodista, yo quiera hacerlo pedazos. ¡_Sabe
~e !a Escu~la freudiana, en las Assises (: reuniones} sohre ei pase, que - cómo lo h2-1ía?
deben realizarse muy próximamente en el hotel Lutétia. ·
pero d analizante no ha terminado de formular una primera versión
En !a última sesión aEtes de esta importante reunión comunica lo que de lo que seria un parricidio perfecto cuando Lacan lo interrumpe:
acaba de ocurrirle: un terrible ataque de hemorroides. · -¿Entonces ... también usted, usted está contra mí?
Interpretación de Lacan:
-¿Les assises? (: asientos, asentaderas)
El cn~1li-:)~·n
fé' co,nprt:ndúj !u pregunta ccmo ¡;na demanda de
LJn?oí· l---\!!"Li. (!rcr-i5'ünleníe, nn /!Crn1ruk'Ce /JCgarA!oa e/la porque .c-:abc.."'
dar t1 i·u
rc\r:·u~ )/a ft~'Jlic":r 111a!cu1a!nu!nle o i~U1'on) su PSíUliiS 1:on. 1 orúndolo ''s/ndrrinn'
del
~
~ebat,e~ y escisiones
an_ahtic~s_q_ue, po_r ~tra pa_rk, 1gnoraba,_el f?rmulo _su~emanda de lin·····.1.!.
ps1coanahs1s d1dact1co prnnero en el circmto del instituto (l.P.A.).;;
n
"ll;
l Soñaba lodo el tiempo con coches y no sabía porqué. Un día este irri-
tante vehículo tomó la figura de un Land-rover. En ese último sueño,
ésLe se hallaba bloqueado en el barro y no avanzaba mucho más que
Cuenta el asunto durante su primera entrevista con Lacan. ;: Ja interpretación de ese sueño reiterado.
,¡;
Lacan:
-Como tuve que pasar un año en un sanatorio antituberculoso termi:i -¿Qué es un !and-rover?
naron por mandarme con un psicoanalista psicosomático. ··
Él, estupefacto por la extraña pregunta, di]o:
Comentario de Lacan: . - ... ¿? ... un coche ... ¿?
--Ah, no crea que yo est.oy contento por todO eso.
Lacan (esta vez aullando, muy enojado):
-¿Qué e~ un !and-rover?
/6
leer y releer ¿ iiterato o psicoanalista?
Ella, médico especialista, había escogido abandonar su profesión, en Iba a ver a Lacan para decirle cuánto apreciaba su calidad de hombre
cierto momento de su análisis con Lacan, para ü1stalarsc como psicoana- de letras. Lacan lo recibió, habló con él y luego, al fin de !a enlrevista,
iista. Algún tiempo después de la puesta e11 acto de st: decisión. anuncia Je pidió 300 francos lo que era pOí entonces una suma no desdeñable.
a su psicoanalist'..l que va a participar, esa misma noche, en una reu- Él refunfuña:
nión de la Escuela freudiana. Respuesta: -¡También usted debería pagarme. Usted también habló mucho!
-1",Jo aparezca más (ne paraissez plus) en la escuela.
insistencia de La can:
-Al irse usted dejará un cheqne de 300 francos en el cajón de ía pe-
Está completamente perturbada. ¿Habna cometido un error al compro- quefía cómoda. Si usted vuelve lo recibiré tres veces por semana y me
meterse como lo había hecho? ¿Lo habia hecho prematuramente? Po- abonará 300 francos cada vez. Haga el cálculo para saber cuánto íe
demos imaginar las cien mil interrogaciones que ocupaban su an2.lizante costará eso por mes.
caletre.
Se va, dejando el cheque en el lugar indicado y decide partir de viaje.
No fue sino seis meses más tarde cuando la iluminación le llegó. Al Africa central.
Lacan. aquel día, le había dicho:
-No holgazanee (ne paressez plus) más en la escuela.
La lecf u ru 4ue éi hace aprc:s coup de su dccision lie pari;r a ese lur;ar /¿ asegura
que se Jwtna áiri_r;idoa Lacan ,omp!e1ome11ie, en íunro nsicoana~
tratala dL eso'" !1sra, )' no en latíio fiiera!O.
medicina
malestar en el análisis
Lacao lo recibía, de tiempo en tiempo, durante un lapso más largo que Metido tanto como se puede estarlo con el psicoanálisis lacaniano él
llegó a considerar que era necesario obtener su diploma de médico c~s-
el de .las sesiones cortas, casi habitual. Él designaba esas excepcionales
tase lo que costase, incluso el de médico psiquiatra.
intervenciones de Lacan diciendo que, al hacerlo, Lacan "renovaba el
) malestar de las prolongaciones''.
Desde el comienzo de las clases está inscrito en primer año de medicina.
\ Le habla a Lacan de su proyecto.
_,
-,'
-------------
8()
81
¿neologismo o interpretación? no habda habido sesión
En su tercera entrevista con Lacan fue tratado con menos miramientos ·:Había mucha gente en la sala de espera. Ciertamente, Lacan lo reci-
que en las dos anteriores; esta vez tuvo que esperar antes de ser recibi- bió, pero apenas había comenzado a relatar un sueño lo interrumpió,
do. Cuando finalmente pasa, no deja de señalar a Lacan su retraso, le cobró la sesión y confirmó la cita del día siguiente.
a lo cual Lacan responde:
-Yo no soy responsivo. Durante la sesión siguiente, éi no dejó de interrogarse sobre la escan-
sión de la víspera. ¿Cómo había que iulerpretarla? ¿Dcsput':s Je qué
Esta respuesta, dice él, lo dejó ileno de desconcierto. paiabrJ. había ocurrido? ¿Cuál debía ser el alcance de ,c:sapalabra?
En ese momento, Lacan intervino haciéndole notar que ... bueno us-
ted sabe:... que había mucha gente que esperaba, que éi lrn.bía nolaclo
que estaba un poco presionado ... en resumen, que su intervención
no quería decir nada y que esa última palabra de la sesión prece-
dente no era algo sobre lo que había querido auaer especialmente su
atención ...
Hay que pensar que Lacan no ignoraba hasta qué punto su desmentido
era poco creíble porque agregó la intervención siguiente: cuando su ana-
Iizame pagaba esta sesión le declaró que no se la debía. Ya había sido
pagada el día anterior.
())
<__).é_
nom hre faiso papá refunfuña
Un paciente travieso decide tenderle una trampa a Lacan. le habla por· Un padre viene a encontrar a Lacan a propósito del análisis de su hi-
teléfono bajo un nombre falso: jo ... con Lacan. Este análisis, si se cree a la opinión del padre, no
-Habla Juan Pérez. avanza. Peor todavía, hay agravación de los síntomas.
-Claro que no, responde Lacan. Y cuelga.
Lacan lo recibe tres minutos. Luego le dice:
-Serán 500 francos.
-Pero, no le pude decir que ...
-Serán 500 francos.
-Pero ... yo ...
Lacan, esta vez netamente rajante:
-500 francos.
El padre:
¡
t
[
¡ Eswoa exctiudo ooder decirle a ese padre: "¿Pero, en r¡ué se está meriendo
t us1ed? c. Y. con r;;,e dprerho?" r;or la razón de que, a:' me:c.r,ye en eso, crc1a
~¡·..·
hacrrlo a iitu/o dP pudre. Única rcspuesra a11a!itica posible frente a su conduc-
ia imempe.</iva: despedir/o.
.
84 ( 85
parto
pasa o fracasa
Su vienu·e está muv grande, el embara70 Ile,~"ª a sn térmioo. f acm Es el fin de las vacaciones, a comienzos de septiembre, pero todavía
en su cíltimo sueño la regaña a gíitos: · - "· '
las clases no empezaron. Lacan le dice que la recibe como un favor,
--¡Oh, usted y su complejo de Edípo! que todavía no ha ret_ornado sus consultas; por_l? tanto costará más
El sueño prosigue así: Lacan hojea un librn. se trata de las na·o-in"s 11, caro durante este penado. Ella acepta ei sacnf1c10.
ó JO5. . ,., e:,· ~ .J
pero sus amigos se burlan. También ellos son recibidos, pero sin sn-
Como podemos imaginar, ella tiene la intención de contar su sueíío. plemento. Ella piensa que se hace ilusiones, que en la fecha prevista
Lacan no aceptará el retorno al precio anteíior. t\n ese caso, ella no
/\! ver la ese día como siempre en la sala de espera, Gloria exclama:• podrá continuar pagando ese precio a lo largo de todo el año.
~ i Oh: i Todavía está usted ahí? Eí día del comienzo del año es,:olar paga sin comentarios e! precio an-
terior. Y Lacan no mat1ifies\.a ninguna reacción.
Ella tiene su bebé esa misma noche. La fecha era 15 y la hora, 10:05. ')
~.··i·~.-.,.
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¿~~/ron-'; h{'!hl sc:!is_f·e..._·ho 1 r.J, en su hterahdad,
e.y--·uc1·1.udu .a
,''!O :-'s:u¡.·,.-,r¿¡ a!h narü (Íe\"l77t-'!1!.-:r¡'u_
pleonasmo primera noticia
')(l
91
,1 .
prilnera sesión con Lacan
.
prohibición
-~
Ella viene a pedir a Lacan retomar con él su análisis. Su analista acaba,~ Ella le dice a Lacan que tiene una relación con XXX. Respuesta dicha
de morir. lo entierran ese mismo día. ' con tono seco:
¡.
-¿Cuándo? -Le prohibo frecuentarlo.
-¡En este momento! Luego hay un silencio. Después:
J
-¿No tiene usted la intención de ir allá? -Usted SABE que él está en análisis conmigo.
Ella, un poco vacilante, dice:
- ... Sí.
-¿Dispone de un meJio de locomoción?
:I
1
Un v!ejo ~enault _4L la· espera, en efecto, en la Froxir_nidad de la call~,
de L11!enumero ). Rc,pondc, por lo tanto, arm11atnamente.
. . d ose a GI ona
L 2:can, entonces, d u1g1en ct·ice: :!t
-¡Gloria'. Mi abrigo.
o~.)
/
puercoipico
D:s ,a,nalizantes de Lacan se cnc:,entran alrededor de algunas copas en que .. . ¿o cola (queue}?
_ , . º . . ~., - • uu ue e ¡¡os, ¡·¡geramente ach1s-
ncc_s1on de un conareso de Ja P .... 1n r--- 0 ,1 -. '
;
pado, 1argo su conf1denc1a. •
Muy sutilmente, é:l había notado que Lacan interrumpía su frase -y
'3
así levantaba su sesión- cada vez que ésta incluía demasiados "que"
Helo aquí ,en el di-'án, aportándole a Lacan un sueño donde había un ~ y, más precisamente, que la intervención de La can se pr0ducía justo
°,uercoesrln (porc-épic). Después de algunas elucubraciones airededor ,~_~_._.,•_ después de proferido el tercer "que'' (¡es el caso de la frase oue acaba
ce su sueno el conc!uvó· - ,.
de leerse!)
-Primero p~nsé que usted era el 4nuercoespín- - , pero
L
des"'ue'
1)
r no
.)- l
- ----- ,_,_-_,
, lJ 0 Ll CQ '.:-
Ré_P!iC~-
d~ Lacan (con la in~erj.ección inicial largamente suspirada):. :j Además, ese día, finalmente, él se había decidido a hablar de su rela-
--1-'\hhhrrhhhh, gracias a D10s! - j ción con el dinern.
1
1 -Buenos días, Doctor. Quisiera hacerle una pregunta .
.-~
.
,,
-.j.
___ -.
11
.
- ... molesto que lo que ... (¡Ay! ¡Ya están los tres "que"¡)
;f
ti Sin embargo, haciendo fracasar una vez más sus previsiones, Lacan
~,
-~t
-~
ij
i.
no corta allí esta sesión.
- ... ¿que lo que recibo todos los meses de XXX contribuya en parte
a pagar mi análisis?
-Sí. ¿Cuándo lo vuelvo a ver?
--El lunes próximo, Doctor. ¿Es molesto?
-Sí, seguramente ... seguramente el hecho de ql'.e usted !"ecib;:;eso es
totalmente legítimo.
-Gracias, Doctor.
'vJuc ho <1: ás rarde. al tran scríb: r esta s,~sión, él se dio cuent'.l ele que
le había agradecido.
l)~.
95
¿qué? ¿primero? ¿quién es paciente?
La cosa llegó a tal punto que, cierto día, no tuvo siquiera el tiempo
de instalarse en una sil1a. Apenas hubo llegado, ;adentro!, y ello a pe-
sar de que x personas esperaban.
Sí, Lacan está de acuerdo para que se termine con este análisis. Pero Ha ocurrido que un analizante le diga a Lacan algo así como:
la disminución aceptada del número de sesiones no se hará bajo cual- -Ya no soy yo el demandante, ahora es usted. Acepto continuar si
quier condición: usted viene a mi casa.
-Para que el esfuerzo siga siendo el mismo de su parte, usted conti- -Aceptado.
nuará entregándome la misma suma cada semana como cuando tenía Y hecho.
tres sesiones.
OQ
./.J
sala de espera se robaron el bastón (fu canne)
Él llega a sus sesiones con una regularidad de metrónomo; tiene el as-- Un analizante de Lacan robó un bastón en el negocio de antigüeda-
pecto de poseer sus costumbres, siempre imperturbable en esa sala de_ des cercano a la calle de Lille. Lacan, informado del asunto, intervino
espera de Lacan. y '' la canne'' fue restituida.
Ella comenzó hace poco, a veces llega corriendo, otras, antes de hora ... ;~ •-
if _
Lacan entra a la sala de espera, mira al tipo y le aulla con un vozarrónl _.
capaz de tirar abajo el can'dil del techo: ~ --
-¿Esto va a durar todavía mucho tiempo?
Ella trata de que la tierra se la ·trague.
Lacan la ve y, con una voz suavísima, dice:
-Venga queridísima ...
1Oíi l () l
se:o'iónde serninario, sesión de análisis sin aliento
Ese día, Lacan había invitado para nue interviniera en su seminario . ~ . -on·roles con una cauencia insoport;:1ble. El~a
se multiplican
Ses10fl<~S
J C, -:. 1 n tar eso· se va a rebelar y se 10
1 n
a un gran profesor universitario. Éste, desempeñai:do su papel, mues 0
no '1·ene
L --
más ctrnero, ya
·
no pu'--oe acep - ' •
tra de Lna manera que no puede ser más indiscmible hasta qué pumo va a decir. .,
ei método y !as conclusiones de Se!lir; son inadecuadas y en lo que res- Se recuesta e inicia vig_orosamente su SCSJOTI:
pecta a las conclusiones, cuán erróneas. Ahora bien, Freud se había --Usted me ~;:,_e;:,
de rms casillas ...
apoyado en Sellin para su último trabajo ~obre :'vioisés. Lacan dice al-
gemas palabras. Fin del seminario. . 1. - . on . ·oz de falsete le dice:
sobre ella con a1re de 1c10s0 y e
Lacan se :1r,·cl1"nci
• ··'-'-
v .
·Sí1 ·
Él tiene apenas el tiempo de mordisquear un sand\vich antes de encon- - i • . . , . , 11 cuerna esto con dekite.
Todavía muci1o tiempo oes;1ue:,, e __a
rrarse reclinado en el diván de Lacan. Con algunas vacilaciones, abre
el pico:
--Cuanto más escuchaba a Caquot (el profesor del que se trataba) más
tenía la impresión de que, al apoyarse en Sellin, es Freud quien tenía
la verdad.
-¡Absolutamente!
](12 103
suicidio
soñar cuenta
Él relata en sesión que su amigo X, psicoanalista, a quien además le
debe el hecho de estar en análisis con Lacan, acaba de suicidarse.
El analizante: Lacan, sin dejar de anudar y desanudar hilos de diferentes colores, pa-
-Soñé que ... rece imperturbable. El analizante explota:
-¿Ese es todo el efecto que le causa?
Lacan, interrumpiendo: -¿ Qué otra cosa quería usted que él hiciera?
--Está muy bien, mi estimado, hasta mañana.
1O:\
transcripción turbada
~
í-, .(' ' r 1 • . 1 _ ' ' _ • • •
'--'orno su I unc1on nospna1ana poma a su d1.,pos1c1on una secretan a,
, , '
¿Cederá rlla al encamo de una relación amorosa? Explica a Lacan su
ella le daba a ésta las cintas magnetofónicas del seminario de Lacan turbación: el seductor es el pediat,·a de sus niños E1la dice estar muy
a fin de que las pasara a máquina. Numerosas veces, en ocasión df/ lejos de ser indiferente ...
l::ts sesiones en Io de La.can, había tenido oportunidad de notar su gran, Respuesta, y que !a condujo a cambiar de ped;atra:
interés por ese trabajo. Él no dejaba de reclamarle las hojas dactiio-:· -Usted no tiene ninguna razón para reiacioriarse con alguien que la
grafiadas o también de preguntarle cómo adelantaba el trabajo. importuna.
No fue sino más tarde cuando recordó que él había hablado de Alicia
en su último seminario.
Se precipita sobre la copia de la transcripción que le había dado a
Lacan. Su secretaria había introducido un curioso monstruo en el pa-
saje en que se trataba de Alicia; ese monstruo se escribía '' un petit d'un
petit''.
l 06
una palabra de mas videncia
Helo aquí declarando, apenas extendido en el diván de Lacan: Ocurre que la víspera de uno de sus exámenes de medicina dijo a
-Finalmente ... Lacan en sesión:
- Bien, querido, ¿cuándo lo vuelvo a ver? -¡Oh, qué noche!
Tal vez evocaba así, no sin énfasis, su noche de trabajo, o de insomnio
motivada por su preocupación por el examen.
Sea como fuere Lacan replicó de inmediato:
-¿Leucemia?
Decide estudiar encarnizadamente el tema "leucemia".
1no
¿y ahora? zen-an(lhsrs
Le pregunta a Lacan si, a propósito de cierto caso, elia puede em- Por iniciativa de Lacan, ias sesiones Je análisi, y de control se multi-
ple::ir, como !o 11abí::ihecho muchos años antes en ocasión de ouo ca- plicaban; muy rápidameme akanzaro11 el score de una sesión de :rná-
so, el término de "doble". lisis más un control c2,da día.
Todo eso fue viento en popa hasta el momento en que él hizo sus c.:uen-
Re.,puesta: tas. ¡No, decididamente, no podÍ2 continua de esta manera) Enton-
- En esa época usted no podía equivocarse. ces, llegó a franquear el paso de decirle a su analista que, en lo que
concernía al análisis, estaba bien, él continuaba, pero que ya no po
día, financieramente, asumir !os controles.
Llegó la hora del siguiente control, que se había decidido a rechazar.
Se dio cuenta entonces de qne Lacan no quería saber nada con esa
transacción; y, como él seguía firme en su decisión, recibió a guisa de
respuesra un puñetazo en el tórax adornado con un: "pedazo de imbé
cil" mascullado, pero audible a pesar de todo.
De regreso a su casa recibe un llamado de Lacan, un Lacan muy muy
muy amable. Le pide que venga a su próxima cita, que esto ... que lo
otro .. , en resumen, lo comunicaba con Gloria para arreglar todo eso.
Al día siguiente, sesión de análisis, luego de control. Al otro día, aná-
lisis. En el momento del control, él reiteró su negativa. diciendo al mis-
mo tiempo a Lacan que si le levantaba la mano, y bien, ¡le destruiría
todo el consultorio! Acababa, hacía un momento, de decidir que para
él, análisis y control se habían terminado.
No esperaba, sin embargo, que al llegar al pie de la escalera y luego
al patiecito de la entrada del edificio, vería abrirse bruscamente la ven-
tana del consultorio de su analista y luego a éste asomarse, tirarie una
maceta con flores ai mismo tiempo que le gritaba:
- ... ptdazo de imbécil ... pedazo de imbécil.
-·· -··----------
1l i,)
111
Presentación
de
enfermo
a pesar de todo
--Escuchi=, vii=jo, usted tiene, a pesar de todo, barba en d mentón y Lacan despide a la enferma que acaba de ser presentada:
ante eso no puede nada. -Hasta la vista, mi pequeña. Usted va a encontrar. ..
Simplemente usted está advertida de que es capaz, en ciertos momen-
tos, de confundir la gimrn=tsia con la magnesia.
--Sí, por supuesto.
----·--------~---
¿Su_:;es1i1in?.Si',cierlame,'?le, y que in renta conducir al interlocwor a su /mpo- Cfr. ía Propusicic;n de ocwbre d,- 1967 donde el deseo "advcrlidu" es el ras-
rencio, L'fr. !a ricfinir·ión liJca11iana de !a impulencla: un purler no. ?º que s11úa /u posición dcí ps1coanalisla.
l l6 117
aliento consígna
1 1 U
1n
i 19
e u !pa bi lid ad
curación
Después que salió el enfermo, se inició una discusión entre Lacan -
eí médico que lo consultó a propósito de ese caso.
El enfermo: . .
--¿Soy yo un caso de psikotia? Porque yo ... yo he tomado conc1enc1a.
tacan:
La enferma está en instancia de divorcio, el médico vio al marido y -Usted es, evidentemente, un hombre feliz.
da su opinión:
--Él se siente muy culpable. Se echa encima todas las faltas.
Luego, una vez que el enfermo hubo salido de la sala:
Aceptó todo lo que le propusieron los abogados.
-Es un hombre feliz, está curado. Me parece que se cree curado.
Esta me parece la idea más peligrosa.
Lacan:
---Él se siente muy culpable ... es decir, que está decidido a ir a otra·
parte.
Una cuestión preocupaba mucho a ese enfermo, y desde hacía mucho El enfermo revela su experiencia de una relación sexual:
tiempo: ¿Cómo se formula el pen~amientc, interrngaba él, a partir de -Era obligatorio. Yo estaba en sus brazos: ella estaba en mis brazos.
Sra un cngranajl'c, uno estaba obligado a jugarse. Yo no podia recha-
las interacciones neuronales?
zarla, emonces fui hasta el final.
Réplica de Lacan:
-Pero usted sabe que nosonos no sabemos sobre eso rnás que usted. Cae entonces esta pregunta de Lacan:
-¿QuiC::11hacía girar el engranaje? ¿Era ella o era u~tcd?
------- ~----
el·:'/ ,'er
_·igre_~--'l{('.1,'}(~s cnun( .'1 '( 'Oll: )'},-i'-°('_r,·o.•.; sc/1(/iTOS (JltC
.red :.-u oue ,.·{ ·roY n< snint· _\:J. lfi.l .' :i·t O?uiero rn el sehe,,...._
123
:-,-~-,
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~·'
_;ii:
es simple · :1 escándalo
t
--~ ~
Dicho a un enfermo que declaraba que sus invitados escuchan los ma- ··~ Joven psiquiatra latinoamericano, se encuentra en París, uno de los
los pensamientos que le vienen a propósito de ellos: .:i! polos que considera entre los más decisivos de la psiquiatría moderna.
:i
-Con todo usted •tiene que darse cuenta un poco de que si usted pieni .,·,.¡¡ Trabaja en el sancta-sanctorum, el Hospital Saintc Anne. Es allí don-
sa que los otros piensan que usted piensa mal, tal vez se deba simple-¡ de se entera de que un tal Jacques Lacan debe venir próximamente a
mente al hecho de que usted pensase mal. ,~ realizar una presentación de enfermo. Pregunta si puede asistir y reci-
·.~
:,~~ be una respuesta afirmativa.
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_*5:_
·Jf
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Agreguemos que no contribuiría a calmar su irritación, el escándalo
del que estaba poseído. lo que ocurrió al término de la presentación,
a saber el hecho de que Lacan abandonó la sala sin pronunciar una
sola palabra.
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125
esqu iz<~frénic·o aontil mamá
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iacon1un:1. e:··e le [)f!ie o "a ! ,1npPI ":)
1 '"'\.'
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124
Lacan difiriendo de él mismo tos elegidos perdonan
Una enferma que está un poco en la onda dice: . Cómo se definía el público de la presentacion de enfermo? ¿Qué ras-
-De todos modos, facques Lacan o cualquier otro ... eso no tiene i~ ~o
t:,
distinguía a los elegidos?
ponanc;a.
En el ocaso de su vida respondió:
Lacan: -Participan los que me pueden perdonar.
-Lo uismo Ja.
130 1__)'1
~
marido romado marido y rnuJer
A una mujer que le decía que su marido ejerce el mismo oficio c¡ue ella:
La enferma:
-No hay que pcns;:ir en alguien que le ha tomado su marido a una. -¿Pero, con todo. no en la rnisma empresa, ch?
Lacan:
-¿En qué es tomado él? ¡Él no es tomado! Un marido no se birla así
como así. Él no es tomado, ¡no le hace hacer todo lo que ella quiere!
La enferma:
-Es el término que ella empleó: ella tomó al hombre, no tomó alma-
rido. Es eso, recuerdo la frase.
! 3:í
puesta a punto
¿quién fo dirá?
Lacan:
-:-¿Tie.ne usted el sentimiento, la impresión de que esta demanda de La enferma:
divorcio le fue inspirada por. .. -La voz no es una voz extraña a mí; tenía la impresión de oírme, está
La enferma: detrás mío, a mi altura.
-No es eso en absoluto. Lacan:
La can: -¿Usted tiene la impresión de oírse, quiere decir que ella habla?
- ... por algún otro? La enferma:
La enferma: -Sí.
-No es eso en c:wsoluto. Lacan:
Lacan: ,...-¿Cómo habla ella? ¿No la deja a usted ni chistar?
-Entonces ponga las cosas a punto. La enferma:
-Sí. .. como si me impidiese hablar. .. no sé cómo decirlo ...
Lacan:
-Inténtelo. ¿Quién lo dirá si no es usted?
H6
137
¿sabe? sonrisa
~-.---~---------
i7:.!Ul7r· ;__'()!
139
¿ topologla . .. o geometrla?
telepatt'a
Desde hacía mucho tiempo Lacan tomaba apoyo sobre la escritura to-
La can interroga a un enfermo que se presenta como "telépala-emisor". pológica. No es este el lugar para decir en qué ese cifrado topológico
¿Cómo sabe él 4ue el otro lo recibe? era conveniente, en particular debido a su diferenciación con la geo-
-Por cjcmplo, yo, ¿acaso lo he recibido? metría. Ni tampoco para desarrollar cómo ese apoyo diferencial resul-
-No creo. taba mucho más acentuado todavía con la topología del nudo
¿No? borromeo.
No.
Fue en esta época borromea cuando, en el curso de una present~ción,
Este fracaso no conviene, de un modo manifiesto, a Lacan; lo molesta se trató del círculo y .esto -por supuesto-_-debido .al enfermo. Este se
y tal vez incluso lo irrita. . definía, en efecto, como centro solitario de un drcu!o solitario, lo que
Formula en el acto la razón de su insatisfacción, y a su interlocutor no le impedía decir, igualmente, que él no era obtuso.
mismo:
-Bueno, porque todo prueba que yo estabR enredado en las pregun- Lacan lo atacó ~obre esta contradicción:
tas que le he planteado. -Un círculo limita.
Respuesta del enfermo:
-Usted piensa en términos geométricos.
]41
j ;:)
un upo conzo yo
Por el año 1976 UíJ cártel de la Escuela freud iana estudiaba las presen-
taciones; sus miembros asistían a ellas, estudiaban su transcripción y
iiscutían cada caso.
1 2
a cien francos el "re"
Uno de sus amigos está en control con Lacan, y hela aquí decidida a
ir a su vez. Aceptado. Paga 100 francos, lo que, en aquel tiempo, era
para ella una suma importante.
145
a perpetuidad billetes y besamanos
Él delibera, en ocasión de su comro! con Lac,n acerca de ia cuestión Él está en análisis co,1 Laca.11.Ella, su ,nujer, con un analista a quien
de saber si va o no a actptar un psicótico en anáiisis. se consideraba, en esos tiempos, como uno de sus fieles discípulos. Elia
Respuesta: decide, en cierto punto de su análisis, emprender un control y escoge
-Puede hacerlo, sepa que eso le tomará toda su vida. a Lacan.
Y las cosas siguen así cierto tiempo. Se acrecienta de este modo el nú-
mero de los controles "faltados" y la "deuda" de la esposa con res-
pecto a Lacan. Un buen paquete de "billetones", dice ella.
Confrontada con la insistencia de Lacan por vía del marido, se resuel-
ve a ir a confirmarle su decisión de interrumpir el control. Previsora,
prepara los billetes mencionados.
1-~(, ]J7
desprendimiento ¿Dl}o usted: "es falso J)?
Él menciona el sueño de uno de sus analizantes; se trata, entre otros Había escogido como psicoanalista a uno de los más renombrados en-
elementos, de un avión que despega (decolle) y de visión. tre los alumnos de Lacan, luego había terminado por demandar, no
Lacan lo interroga: sin vacilaciones, un control a Lacan mismo.
-¿Quién, en su entorno, presenta un despegamiento, un desprendi-
miento (decol!ement) de retina? Preparaba siempre cuidadosamente sus controles, volvía a almacenar
el material que iba a presentar y arreglaba su interpretación del caso.
El estupor se produjo algunos días más tarde cuando se le ocurrió que. Lacan no decía esta boca es mía.
era en su entorno, el de él, donde alguien sufría de un desprendimiento ·
de retina. Un día, sin embargo, en el momento en que se iba, Lacan vino hacia
él y, haciendo alusión a lo que acababa de oír, dijo:
-C'est Jau! (:¡es loco!)
No podía dar crédito a sus oídos y, a punto de salir no pudo evitar
volver hacia Lacan:
-Perdón, señor, ¿Lsted dijo efectivamente: "C'estfaux"? (: es falso).
r cs1r1:c:urul r./cl t:'on1rol, de fos [Jn !ap,:us de audición, ) c/ue tiene irnpu:-!anci(._.:
___ y c Jns,ecuencia.s.
1
1 ,1 V
dormir en sesjón e! fíorón
rnrioción sobre la cuestión de fus sesiones punzuadas
Un control con Lacan era, a su ojos, como la coronación de una carre-
e 0ri?L-,4, tem
·
:ª
b.Jab::>ese rlia a Lacm de una pz'.cicnte suya que se ador-
1 ra de analista bien conducida. Su análisis se había desarrollado a la
entera satisfacción de los dos participames, había emprendido con tal
rneCia e~-;¡ diván. Lacan, nos da testimonio Stein, se mostró muy
surprerH.1100: ¡no sabia que eso podía ocurrir' o tal otro notable de ia Escuela excelentes controles ... , en una pala-
bra, nei le r2Jtab2 más que el 2sentirnie:nto del maestro.
·--------- ~-
-,,.lidU.
151
en flagrante dormir
€'//a y él
Helo aquí en control contando ... Dios sabe qué. En cierto momento
Él relata a Lacan ~n hecho a sus ojos totalmente extraordinario: ¡en mira a Lacan y se da cuenta de que él duerme. Decide callarse.
el cu.rso üe una misma noche, su paciente y él tuvieron exactamente
el imsmo sueño! Después de algunos instantes de este silencio inhabitual, Lacan se des-
pierta y luego dice, con un ojo abierto y un tono singularmente impe-
rativo dadas las circunstancias:
Respuesta: ~-¡Continúe!
--Ciertamente, pero es ella Ja que sueña.
1: : 153
falda hendida fin de análisis
Ya sea de visita o en controí con Lacan todos se sentaban en una De- Una angustia demasiado intensa, provocada por uno de sus anaiizan-
queña silla baja, tan baja que las rodiilas, por poco que 1as pien;as tes, lo había impulsado a hablarle de ello a Lacan. Durante varios años
estuviesen replegadas, se elevaban notablemcr:tc por encima del ;:r;1sero. evocó ese caso, hasta que el asunte, encontrc, su solución de la siguien-
¡e manera:
Ella llegó, para ese control, revestida con una falda generosamente hen-
dida y, como era inevitable, una vez sent2da resultó cue ofrecía un H control ctebía revelar de inmediato que se trataba de un case de feti-
espectácuio más allá de lo que la costumbre cic aquel :icmpo admitía chismo y que el 2n2Jista sufría la comaminación de la angusti1 vivída
sin problema. por el paciente, por el hecho mismo de la situación analítica. La an-
gustia resultaba de que el analista estaba puesto en posición de pura
-¡Qué hermosa falda!, cementa Lacan. mirada.
Con esta muleta del control, las cosas habían mejorado netamente al
cabo del tiempo; tanto y tan bien que ese paciente llegó a interrumpir
el tratamiento.
15:S
¡ /:,anado! pero, ¿ a qué precio? oustar
e
Iklo aquí, hoy, presidente de una sección local de la !ntemutiona! Pensándqlo bien, la ropa, escogida sin embargo por ella esa mañana,
psychoanalytic association. Y no diremos, sin embargo, que haya de- no le agradaba. En el momento de partir para su control con Lacan
jado de pasar por lo de Lacan. Era por un control. ella se mira al espejo, vacila, ... ¡Y bien, no, no se cambiará! Manten-
drá, sin embargo, su abrigo cuidadosamente cerrado.
Consideraba que Lacan no le daba suficiente tiempo. _Había roto, :n-,
ton ces, y llevado su demanda a p., didacta patentaao de la Soc1ete Así lo hizo, con la puntita del trasero apoyada en el pequeño sofá, evi-
parisienne de psychanalyse, donde los 45 minutos estaban asegurados. tando escrupulosamente todo movimiento intempestivo.
Lacan:
¡ Pero no era tonto! Pronto se dio cuenta de que 45 minutos con -¿No se quita su abrigo?
P. no valían lo que algunos instantes con L. -N ... nn ... no ...
-¿Su \ estido no le gusta'?
Retomó entonces contacto con Lacan. Anhelaba retomar su control
con él pero con una condición: que se comprometiese a recibirlo 45
minutos. Aceplado.
No debía tardar en notar, sin embargo, que esos minutos eran cierta-
mente ''ganados'', pero a expensas de un amigo de él cuya sesión se-
gui a inmediatamente a la suya.
]56 157
í1isteria mejor partir que renrunar
Un controlante, joven psiquiatra-psicoanalista (i ,Ah, el bello guión en- El puesto que ocupaba en uua muy eminente institución religiosa le
tre ias dos palabras\) presenta a L2c::in el mar <:>riai ofrecio o ,:io, una daba ac::eso a cierta bibliotec2, de la cual extraía libros exuaordina-
persona que vino a consultarlo recientemente. Se pregunta: ¿Se trara rios, raros, que Lacan, según le decia -en ocasión de sus sesiones de
de un caso de psicosis o de histeria? Y concluye: control-, anhelaba consul;:ar.
- Para terminar, pienso que no se trata. más que de una histeria.
Réplica de Lacan:
Un Jia, siguiendo 2. una nuev3 demanda de este orden, él re~pondió·
-Ah, porque ¿usted piensa que la histeria es menos grave? -;Usted sabe muy bien, seüor, c¡ue puede oedirrne cualquier cosa[
Luego pagó, y salió.
Apenas estuvo del otro lado de la puerta se detuvo un instante, y se
golpeó la frente: "Pero, ¿qué es lo que he dicho?"
Historia
del
movimiento
psicoanalítico
---··---····---··------·----
!)e 1u fan/os1í1 corno lorbe!lino: S <) r1.
lMi
a los ele la Escuela Normal Superior
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admiración sincera antinómico Lacan
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anti-Edipo bebé llorc1so
166 167
boíella de Klein
¿cártel?
Su reputación de aficionado al alcohol aún no había llegado a la plaza
Helo aqui embarcado por un psicoanalista lacaniano en un trabajo de
publica; pero los cercanos a él y muchos de sus colegas sabían.
cártel. El psicoanalista, transformado para la circunstancia en gentil
Aunque era alumno de Lacan iba a separarse de éste en el momento
animador, extrae al azar uria frase de La lnsíancia de laletra en el in-
de la adopción de la proposición de octubre de 1967 sobre.el psicoana-
consciente, luego, mirando de hito en hito a cada uno por turno,
lista de la escuela. Su franqueza, que algunas veces llegaba hasta fa ru-
deLa, lo lleva a decir que esta dolorosa separación no debe ser referida
pregunta:
a o Ira cosa que a una formidable e insuperable rivalidad. -¿Entonces? ¿Qué quiere decir c~to?
Poco antes de la ruptura tuvo algunos breves intercambios con Lacan.
-P., le dijo entonces Lacan, usted me toma por una botella de Klein. Se abre en ese momento para él un abismo: cada palabra era en sí mis-
ma un mundo, que remitía a un saber desconocido, el cual evocaba
una infinidad de otras disciplinas fuera de alcance ...
¿Cómo asombrarse ante el hecho de que el trabajo de ese cártcl no ha
ya podido nunca ir más allá de esta primera frase?
que .'10 l/2.ri11. ni it::ctior :J.' cxzer:or, Jichu L,ote/:'u 110 put:'de dt: rnant·ra
um1enrr ningún po.,/l:!r
l6S
cólera y creencia confirmación
Ella, secíetaria ::iel lugar universitario que acogía rnl que bien e! scmi- Era e:i e! cmso de una de esas recepcionc,s mundanas a las uuc se sacri-
mirio de L2can, relata: fican ciertos psicoana]isLas al rn,ügen de sus congrtsos. Tragos, boca-
-Un día él me reganó y luego, justo antes de colgar, prorrurnpió en diilos y parioteos. Lacan, entrado ya en años, circula entre ei bello
risas preguntándome: ¿Usted ,::reyó en mi cólera 1 mundo; el ojo despierto pero avaro de palabras, estreché! manos, da
a téll 'J tal o~ro un signo de amistad.
Entre los inv:tados, uno de los jóvenes conferenciscas del día, psicoana-
lista de provincia, se atrevió a ur; discurso público. No se puede de.::ir
que esré despreocupado acerca de la acogida de su trabajo. Su esposa
está a su lado.
Los azares de su recor;-ido conducen a Lacan a acerrarse al grupo c,ue
la pareja provinciana forma con otr2. pareja. Saludos, presentaciones,
breve silencio. Luego el conferencista dice, dirigiéndose a Lacan:
-La última parte de mi exposición no pareció muy clara. Me parece
haberle dado largas al asunto ...
Una angélica sonrisa de Lacan ameniza su respuesta:
-¡Así es, exactamente!
! 1O l /J
cuando Lacan forma parre de la revista cumplido indirecto
Dos miembros de la Escuela freudiana encaran fundar una original re- Roma, año 19S3. La muy recientemente fundada Sociéte fram,:aise de
vista. En búsqueda de editor, los dos amigos van a hablarle de eso a psychanalyse rca!i:¿a su anti-congreso, gesto de burla y desprecio al con-
Lacan. Lacan está encantado: propone formar parte del comité de re- greso de la I.P.A.
dacción y anhela que la futura revista aparezca en las Editions du Seui!. Uno era oficial, el otro no. De allí la importancia de la recepción que
Ante el doble rechazo de sus interlocutores exclama: la embajadora de Francia ofreció a los participantes del anti-congreso.
-¿Para qué vienen.a verme si no quieren nada de lo que les propongo? Reflexión de Lacan, susurrada a un colega al salir de esta recepción:
-La embajadora supo transformar esta gracia de Estado en estado
de. gracia.
lC1!,
¡¡;
del fecho de! sujeto supuesto saber
Lacan recibió ese día en Guitrancourt a uno de sus alumnos (venido Se h8. traducido "sujet supposé savoir" er1 español de una m2.nera tal
a :1acerle un informe) en el lecho. Terminada la exposició:i Lacan con- que e,. claro que el psico2.naliz2.ntc supone que d psicoanalista sabe.
cluyó sus cumplidc.s dicicnco: É.l, encargado de verificar las tnduccioncs, va a ver a Lacan y le dice
- Mis c1lumnos,si supieran adonde los conduzc:o, esLarian aterrorizados. rn intuición:
-Me parece, señor, que eso no es totalmente lo que usted ouiere decir.
-¡Claro que sír
-¿Puedo preguntarle ... rn qué hay allí un error de traducción?
-El suJcto supuesto saber, es el sujeto del inconsciente.
i
¡
177
~-
Se trata de una reunión de los partidarios de la disolución de la Escue- Levi-Strauss dice a un periodista a quien aceptó recibir excepcional-
la freudiana. Jacques-A!ain Miller debe hacer una exposición. Sala col- :L mente, porque había sido recomendado por Lacan:
mada. Lacan está presente. Algarada. Finalmente, Lacan da !a palabra ' -Si yo fuese analista ganaría mucho más dinero.
a su yerno:
-Dé kurso*.
La frase alcanzó a quien le correspondía, por el sesgo del go-between.
Éste notó que Lacan, al oírla, "se la tragó" sin chistar.
···E:ccritura fonética
178 179
ducha !acuniana el fenómeno !acaniano
La acción en una gran librería parisina. Un joven vendedor se hace re- Lacan mismo cuenta esta a ventura en su seminario del 10 de diciembre
gañar severamente por Lacan cuyo libro, oportunamente solicitado, de 1974. Poco tiempo después, debía reconocer que había necesitado
no está allí en la fecha prometida. esperar 20 años para poder tomar nota del hecho de que lo que él decía
-¡Pero yo soy Lacan! tenía efectos de sentido. Pero he aquí d acontecimiento:
El vendedor no atina más que a responder a su colérico interlocutor
con una mirada pasmada.
-¡Pero, después de todo, yo soy Lacan! Unas personas de una ciudad de provincia tomaron contacto con él
preguntándole si aceptaría ir a dar una conferencia de la que ya habían
Y luego, confrontado con el asombro persistente del vendedor y siem-
pre a los gritos: · escogido el título: "El fenómeno lacaniano".
-¿Entonces usted no sabe quién es Lacan? La evidencia de una preocupación comercial estaba allí,demasiado pa-
tente como para que Lacan no la notara: no se trata tanto de hablar
de ese "fenómeno", observa entonces, como de exhibirlo ... en la per-
A lo que el otro contestó pues que no, que no y que no, y que decidida- sona misma de Lacan.
mente no, que él no sabía.
Aceptó, y no solamente ir a hablar sino también el título que le era
Entonces, pasándole un brazo sobre los hombros, Lacan conduce sua- dulcemente impuesto. No aceptarlo, señaló, sólo podría haber sido re-
vemente a su ignorante interlocutor a un rincón de la librería para cibido como una denegación.
explicarle, con la más exquisita cortesía ... quién es Lacan. ¿Resultado de la operación? Al término de su exposición le llegaron
de regreso preguntas cuya pertinencia era tal que no pudo sino con-
cluir que a ese "fenómeno lacaniano", a despecho incluso del objetivo
exhibicionista, él lo había ... demostrado.
·-· -----·--------------------
;su l ::-;1
e! inconsciente en casa de Charcot
Co,1Versando con Lacan él le cuenta, no sin divertirse, wue hace uno~ En oportunidad de ,rna de sus (1'.:ltirnas) jcrnadas de trabajo. L~ ~s:
cuareHta años él se encontraba en el liceo con un tipo q~e se ilamaba c11clafreudina org2niza una recepción. Se alquiló, en el Boulevard Sa1m
Lacan. Ese tipo era además un redomado imbécil. Un día habían lie- Germain, la Afoison de !'Amerique Latine.
gado casi al enfrentamiento. Aquel Lacan se habi2 permitido, en efec-
to, enviarle una carta que -~lo recuerda todavía, eilos tenían trece o Él, no sin cierta falsa, o más hien fingida, ingenuidad dice, dirigiéndo-
catorce años- comenzaba por: "Señor".
-¿ Y ;uego?, p~eguota Lacan. se a Lacan en un breve aparte: . . ~ " r ~r º?
--¿Sabe usted que estamos en el antiguo pala'"'et~ de \...,ha..COt ·
-No, usted no me comprende. ;No soy yo quien hahía escrito la car-
ta. es él!
-¡Ah! Usted sabe, el inconsciente ... El día 5.iguiente ,ecibe un telefonazo de Gloria:
-Hola, ¿:on X (su nombre) 7
-Sí. ·ct
--Lacan me hace decirle que fue un brillante descu1 o.
183
lf
en !o de los nipones _';_1
".".:··
...
·.!'
en resto
_;~
!
G~an cena oficial en Japón. En honor de Lacan. Éste permanece som- En julio de 1953 Lacan va a Londres con el fin de abogar por su
bno Y mudo. No se sabe si está aburrido, si está enfurruñado, si bebió causa en el pre-congreso de la I.P.A. Va a tratar de evitar (¿quién sa-
demasiado ... be?) una expulsión que muchos juzgan ineluctable.
Habla en inglés aunque laboriosamente. En un momento dado no
logra encontrar el equivalente para la palabra "resto".
Conversación animada para salir .del apuro. El tono sube:
Enfrentado con su dificultad apela a la ayuda de alguien del auditorio.
-Yo sé lo que digo,
En vano: no habrá una sola persona que pueda ayudarlo a que no le
enuncia brillantemente uno de los comensales.
-Ciertamente no, quede un resto con ese "resto".
lanza Lacan.
Consternación general.
·-.{~
- -- --- -----
18 + 185
en todo caso, yo . .. enrolado
Cfr. Sciii-:<"l Ci/7. Lo noíah!e es q11e más allá de esrn i111erve11ciónde Locan,
/_-/resen~: (ie la c'i:cus/j:1. .. jiiO inch,Jf' ninru-'?D otr 1 inter-1:enciór: dr-·L((:'r,-r !
1
env(o de un cliente
envejecer
Considerado por todos corno uno de los más brillantes alumnos, él no
Sorprendido por su propia gentileza, Lacan dijo esta frase: recibió nunca, sin embargo, cliente alguno enviado por Lacan. Salvo
una sola vez.
-Envejezco, me estoy volviendo gentil.
Se trataba dd hijo de uno de los mejores amigos de Lacan. Al infor-
marle que se lo había enviado, Lacan precisó a su alumno:
-Yo no puedo tomarlo, no tiene dinero.
ft se,¡;_'/n1orivo ir; ~-'uccr)o. por cic,n/Jlo,, con e~te otro: ''_.\·\J¡)uedo ro-
J!1Jrio pr;es e~ el hijo de :.1,·1::rnigu ;n(o ·-·. E."nest2 út'ti.1710 ca.su /a posibilidad
lie (,1 ,1c haya an,Ííisis hubiese sido gravemente hiporecada, L'nica elección posi-
h!e puro Lucur;: i!lPncionur coriO in(1/ivo o> su reclíL.'ZO el dinero, El significan-
/e .'ii:Íi:' (lf tou'o que ::,xisnr.
]89
18S
evidencia facilidad
Estarnos rn 1988. Green cuenta que L2can le habría dicho confiden- u ll analista · ·
pzms1ense · ,
explico l_ff\ d :,a_ 95]'1_2_s , ",,c,,iu_
'l1 amaaas e ce
·ncs cortas":
cialmente: -Lacan es ciaustrófobo.
-Todo lo que yo sé del psicoanálisis lo recibí de Nacht.
Y Green agrega inmediatamente, no sin malevolencia:
-Cosa que es evidente.
190 191
firma
fundación de la Es-cuela freudiana
Es 1976. Una pareja de psicoanalistas argentinos solicita una cntrevis
ta con Lacan y la obtiene. El acta de fundación de la E.F. P., redactada por Lacan, comienza con
Al hacerlos entrJ.r en su consultorio, Lacan les prtgunta de sopetón: esta frase: "Yo fundo -tan solo como lo he estado siempre en mí re-
-¿ Ustedes son argentinos? ¿ Quieren una firma? lación con la causa psicoanalítica- la Escuela francesa de psicoanáli-
Luego, al término de la entrevista y cuando en ningún momento se tra- sis". El relato que sigue es el de las memorables desventuras de
tó :e:] tema de la situación política tn Argentina: ese ''yo".
-¿Quieren una firma?
Ante el restringido cenáculo de sus más cercanos, Lacan había leído
una primera vez esta acta de fundación, acontecimiento que fue regis-
trado en cinta magnetofónica. En el momento de hacer pública la co~
sa, Lacan, dirigiéndose a Franr;:ois Perrier, le pídió leer su texto. "Yo
fundo, ... " habría proferido Perrier. Él se rehusó a ello, Dios sabe por-
qué. ¡Hubiera sido, sin embargo, bastante gracioso! Pero la historia
no se queda ahí.
Justo antes de la reunión, en efecto, Lacan telefoneó al mismo: él no
acudiría a la cita. Cosa que hizo. Perrier decidió por lo tanto conectar
la grabadora que entonces articuló por primera vez públicamente el to-
davía no famoso "yo fundo". Pero la historia no se queda ahí.
La grabadora agregó algo de su parte, en efecto, rehusándose también
a hablar: ¡la grabación era inaudible! Telefonazo a Lacan y una hora
después éste hace su entrada en la sala donde todos estaban reunidos.
Con lágrimas en los ojos, Lacan estrecha calurosameme la mano de
Perrier y luego torna la palabra. La E.F.P. estaba puesta en marcha.
He aquí a Lacan, en ese comienzo de los años 1970, discurriendo en Poco antes de una reunión de la Escuela, La.can telefonea a uno de
el hospital Sainte-Anne, mas precisamente en la chapeile, en la ca- sus 1lumnos:
pilla del hospital. Habla en tanto analizante, en otras palabras, se deja -Usted presidirá la reunión. Al fina!, apenas yo haya terminado, us-
!levar por lo que él lee en lo que dice. Así, se da cuenía de que él había ted levant?rá \a sesión s,L esperar ning:nna :)hjec;ón. ¡ Fs muy im-
a fa chape!le (a/en la capilla) Sainte-Anne, quería decir en ese lugar, portante!
pero t! se oye decir que habla a la capilla, que a se di,ige a ella, que,
por lo tanto, habla a !os muros ... El alumno obedeció, pero nunca k perdonó ... haber obedecido.
Él acaba de ser nombrado psicoanalista de la escuela. Lacan: Daniel Lurnche le habría dicho a Lacan, después que éste hubo cerra
-Entonces ¿ya está? ¿Usted es de los nuestros? do su seminario sobre La ética del psicoanálisis:
-Entonces ... ¿Cuándo vas a hacer tu estética?
Ver,j1c,:cíór de/([ asercícín seg,ín !a cual ",e UJ'7 ¡;p menque pas d'espril" (el
w1110 no carece de ilígenio). l:)1 t'\'a épocu cm una connerie univcrsiíaria. Pero
el c'S!udio Cd_.':nurlo .-;_101-ro1ncc <;no le da, ,-.;c
..~·~,-o_, cccp, !..;~u
verdad?
196
1/m ia Escuela dP fa causa jreudiana
Lacan jurado
j laguna
Se decía, en la Escuela:
L'na reunión del jurado de ac,ierdo, ése al que le correspondía la deci-
sión de nombrar a los que se habían propuesto como pasantes.
-A cada uno su cada una Y a Lacan, su laguna.
El jurado oye a los dos pasadores (passeurs). Hay poca discusión, pues
es claro para todos que hubo equivocación, que se trata de una demanda
de calificación profesional. Y entonces la respuesta no podría ser sino
negativa. Lacan interviene:
-Yo estoy a favor.
~--- ---~---·~--
r·L<eradei hecho dP que eslas o/)Sft',·uci()!7/' jú1...,ronr::-'/:7!atfl.,~_.no r:.1vierun ni.r:-
J.);'J./la:'on.'iec·:1cnch/. ¿ L!u11·udo :.! ouicn :'
'."'O1
200
!as manos sucias htgartenientc de Lacon
En ocasión de la escisión que écbía desembocar e,1 l2 creación de la El 8 de 2.bril ce 1975 Lacan, en su semin:uio había jugado sobre "j'cui":5''
\.P .F. (Associatiorr Psychanalytique de France) como grupo que se (: oí), homófono de "joui" (: goza): "ti senrido va tan lejos en ei
separaba de Lacan, uno de los amos del nuevo grupo confió a Je::ln equ(voco como se puede desearlo para mis fesis; es decir, para el dis-
! aplanche: curso rmaWico. Es dPcir que a partir del sentzdo se goza (se joui), soy
(s'ouis-je), oiga goce yo (j'otússe), yo mismo estoy (s'ou'is-je) asaltán-
-Nada de ilusiones ni de idealismo, mis pequeños, por supuesto que dome con pu/abras.
. ...... - ........................ ' ........... .
wdo analista didacta influencia a sus analizados.
. . . . . . - .................................... .
2cn
masturbación freudiana 1nierda
Verificando la traducción al español de los Escritos cae sobre una cu- Una conferencia en Burdeos. Lacan habla allí del problema de las
riosa mano del mono, la main du singe. Va a ver a Lacan y lo interroga: ciudades modernas, diciendo que no son lo que se pret_ende creer; el
-¿Qué es esta "main du sinlle"? problema es el de la circulación y la evacuaciói: de la mierda. Y agre-
-¡Es la masturbación! ~ ga, como poniendo bien los puntos sobre las 1~~: .
-j Pero, se trata de Freud l -En Burdeos, en lo que se refiere a la evacuac1on de la mierda todo
-¿No sabe usted que Frcud era un gran masturbador? está por hacerse.
rnentiroso mil 11.01.'e".ien,to·."
1.- ·-~ se~~n+n
.•)er lv. y oc117-cJ
Era d.·e buen tono ' en Pl
'"' aru,¡,o
e,-- - ., nal",;,
el! fuco ~.¡ au ~ el
.
¡'\ r-• ' h 0
Contaminados por "los acontecimientos", algunos psicoanalistas se
cuemado a I ac::in pod·r·r d - - . - - "'- , e • ye, Ltnec1a, - aber rre-
de éste. -~ ,. , ~- ecir
- ~" · ª 1ª ieci·b·mo
::¡u·· ·e r1• b'· - 1 •
algo directamente reunían ... ¿Para tomar la palabra? Era bastante extraño por parte de
aquellos que ha,::en profesión de su acogida. Pero no nos detengamos
o J/ cun!anfc
ll L1s :·g]esi.Js) v~rttr alli Locia s1: .':i-,.icieLj;id 1·r,,~r!tc
í.. rd cur:i (Jlll' en la lu:r:2' i'Sci·:-
1 :·a 'u~ o_:o.~ pa;a rcrdcq1:1,rlus 111e_¡or. ('j}j¿Jtc clll(lfl(..'(~S-_ g1ar1 Jacques, i,()ué s:1-
~~s tú (.1,~i t·uen L)ius? ... " etc.
208 ,:'()l)
pase por escrito perversión
Llegado a un punto de su análisis en que él encaraba presentar su can- Es la últimq re1.rnión ''científic2'' de la Sociedad francesa de psicoaná-
didarnra al pase, hizo una proposición original a Lacan: quería entre- lisis. Jcan Clavreul presenta un trabajo sobre la perversión.
g?r por escrito los elementos para ese pase.
Respuesta: Después de los cumplidos usuales, Lacan expresa una observación:
-SL si usted quiere. Sepa, sin ernbarg,o, que ,;so no será leído. --Sólo los perversos pueden hablar convenientemente de la perversión.
2í() ) 1¡
presidimitir
por qué hacer sencillo . ..
En l 969, en oportunidad de las Reuniones sobre el pase de la Escuela
Estamos en el otoño de 1966. Junto con algunos intelectuales france-
freudiana, Lacan declaraba:
ses, Lacan viaja a Baltimore donde se va a tratar el terna del famoso -Nombren a Perrier presidente de la Escuela y ustedes v~rán en qué
"estrucruralismo", famoso aunque sin embargo perfectamente descono-
se transformara eso.
cido para los norteamericanos. Título de la conferencia de Lacan: Oj
structure as in Jnmixing oj an Otherncss Prerequisire to any Subjecr Ese 1nismo día Perricr dimitió.
FVhatever.
)í,
....\ .)
) 1'1
pruebas al canto relleno de farsa
2 J-c
respeto respuesta a una invitación
Lacan escribió, a propósito del titulo de su seminario de I 975-76, a Él, joven interno en psiquiatría, se había resucito a franquear el
la secretaria de la École Pratique des Hautes Éwdes. Le anunciaba e~e paso, a atreverse a tomar su pluma para invitar a Lacan a la Sala de
Lítulo como siendo: LE SINTOME, precisándole muy bien, y además guardia.
de manera manuscrita, que debía:
-respetar esa ortografía. La aceptación lo sorprendió un poco; pero lo que lo asombró verdade-
ramente fue la manera como Lacan se dirigió a él en su respuesUl.
Ya !a falta de ortografía revela que hay gato encerrado. El día siguien- Lacan le escribía, en efecto:
te, en efecto, 30 de septiembre de 1975, Lacan le telefonea para ;ectifi- -Querido camarada,
car el título. Será: LE SINTHOME.
(}rc·c,.: !cr:n[/,(~'J?l¿ L/arfu rd Oil"cJ d...!r·espeu,r cuidado ...,~lln:er:1·efo que ¡,¡no 1nis1r7u
1..l/J(t'.\iu o no resue:or.
2 1Ci 217
¿se ve f'SO l?fl el corte!'.?
rey negro leyendo
Para el anuncio oficial del St'rr,1·.-,,..,ior ,, _r1'n1"/n•7•0lL-- eJ·1a
' ,-~ ,_ --'-"', _l_,L _
,} PS"a'
__, t
-
0
-_.
~:UV
f,,t 1 T.C:1/
e ,_.
Lacan había icio al encuentro de una pobiacÍÓll 2fricallc:.. Su ;Jrimcra ~e poder ofrc,~cr a Lacan uu cartel que dibujó coquetamente c~n-·be:
visita, decoro obliga, fue para el rey. Has letras cursi vas.
A. guisa de entrada en materia, en ocasión de est 1. pri,nera audiencia T,acan le telefonea Pº:º después y 1e dicf: que en efecto, le parece mT1
pública, Lacan tendió al rey una carta de presentación. El rey la tomó, bonito· · ·, pero ... , sm embargo ... , a pesar de todo él prefiere los c;-
luego, durante un tiempo suficiCilte, dejó errar su mirada sobre el p2peL racteres cow-boy (así los ll2rnaba). ·
El visitante se dio cuenta muy rápido de que el rey no sabía leer pero Son, cuenta ella, caracteres recws, con los pies anchos como botas he-
que, frente a su pueblo reunido, una legitima preocupación por su pres- chas de plomo. Y agrega: -
tigio lo obligaba a fi:cgir. ~Para conseguir que el impresor los hiciera había que batallar mucho.
Lacan evitó intervenir de cualquier manera que hubiera podido desha-
cer la real astucia.
Después de algunos instantes, el rey dio a su visitante todos los t esti-
w onios de la mejor hospitalidad.
1_/¿se1.rúr2ario): r::!nz'::_··.·1.:uje
en unu ._1.esi<..ín !u,,b/a
le' rccil:ndc, Inienlrcis le cerra esrcnrio
218 219
sentencia sesiones cortas
Tal ve¿ era en ocasión de las célebres jornadas de Bonneval sobre la Son, con toda evidencia, las que le fueron infligidas a Lacan. Son dos,
causalidad ps(quica, o en alguna otra circunstancia que la historia no con algunos años de intervalo.
recordó. El caso es que Lacan escandalizó intensamente a Henri Ey
profiriendo: París, 1932. Lacan, joven psiquiatra, sostiene su tesis ante sus maes-
-Un hombre ... : es algo que caga, eyacula y jama. tros. Uno de ellos k solicita formular lo que él se propuso con ella.
--En suma, señor, no podemos olvidar que la locura sea un fenómeno
del pensamiento ...
El maestro del que se trata interrumpe de inmediato al orador con un
gesto significativo: . ·
-Bueh ... ¿ Y después? Pasemos a las cosas serias. ¿Nos va a hacér
usted unos palmos de narices? No deshonremos esta hora soiemne.
Reacción de Lacan catorce años más tarde: traducir ese corte en un
latín como t'l del molieresco Diafoirus: Num dignus eris imrare in nos-
tro docto corpore cum isío voce: pensare.
220
slgamne
',") '
2.23
-.
¡
En 1959 la revista Lapsychanalyse, en su número 5, "Essais critiques" En una ocasión en que interrogaban a Lacan preguntándole:
(Ensayos críticos), propone un anículo de Winnicott: "ObJets rran- -¿Es w,ted socialista?
sitionnels et phénomenes transitionnels" (Objetos transicionales y él respondió:
fenómenos transicionales). Smirnoff tradujo este artículo no sin haber -No, salvo en mis momentos de debilidad.
consultado al autor sobre cierto número de problemas de trauucción.
Después de su aparición, el 11 de febrero de 1960, Winnicott escribe
al "querido doctor Lacan". Él ha notado, le dice, hasta qué punto al-
guien ha prestado la mayor atención a los detalles de esta traducción ...
"y probablemente era usted".
Todo esto es bello y bueno pero, sin embargo, prepara la estocada que
sigue:
--Dicho sea de paso, agrega en efecto Winnicmt, mi nombre termina
en doble t (Winnicott) pero este tipo de cosas no me preocupa.
ln~ '.,:r,:c.'t.1ad es/ruc/u; ', ¡,ürD !o jer.:1r4u/{¡, /flrL; rh\r/n ~-l,<·,r /u {/:i(- es ru.'::.J!..O
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v1 y pito de jesuita verdadera verdad
Intimidado por tanto honor, el "querido" no sabía muy bien qué: de-
cir, y !a cena se arrastraba y alargaba tanto más cuanto que Lacan,
con el rostro hundido err su plato, no decía ni pito, y dejaba que
la conversación se empantanase en las banalidades usuales. A"p?.rte de
él (once moíe time) cada cual hacía esfuerzos y eso se sentía.
230 2:\1
viznna sccrera
Encuentros
232
u plcuro, plcaro y rnedio
Pero en toda la entrevista Lacan no dejó uasiucir nada del efecto pro-
ducido en é) por el esparadrapo mostrado tan ostensiblemente.
cuando Roman Jakobson encuentra a Jesús Duras relata
Durante una de sus estadías en París, Roman Jakobson está fuera de El arrebato de Lo/ V. Stein (Le ravissement de Lo! V. Stein) acababa
sí: hay -dice a quien quiera oírlo-- un loco en la casa de campo de ser publicado. Se sabe que Marguerite Duras corrió, con ese texto
de Lacan. que marcaba el decisivo cambio de su estilo, el riesgo mayor de no en-
contrar más lector alguno.
Acaba de telefonear, en efecto, a Guitrancourt:
- ¿Está Lacan ahí? Fue en esta posición subjetiva de una soledad asumida pero difícil cuan-
-No, do recibió un llamado telefóni~o de Lacan. Le proponía una cita en
responde una voz desconocida. . mismo día
un café, ese .
y a una hora tardía.
.
-¿Quién habla?
Ella acepta y va allí, llegando primera. Ve pronto, entre las mesas, a
pregunta el eminente lingüista. Lacan que avanza hacia ella. Muy expresivo y cálido, muy cercano aho-
-Es Jesús.* ra a ella, él le declara:
-¡No sabe usted lo que dice!
Su muy reciente lectura de La escritura del desastre lo h~mdió en wl Lacan estaba entrado en años cuando fue, acompañado de Philippe
estado que no puede hacer de otro modo que comunicar a Lacan su Sollers, a realizar una visita amistosa a Benveniste. Se sabe que éste
turbación. se hallaba afásico en sus últimos momentos.
No es totalmente ignorante, por supuesto, de la proximidad, tan~o amis- Saliendo del hospital, Lacan dice a Sollers:
tosa como teóri_c:a, entre Lacan y Blanchot. -Cuando se decae no se es más que un mueble para la familia de uno.
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-~- 1 !
¿ verbo o adjetivo?
Índice
Lista de las ocurrencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . l
Preámbulo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Práctica analítica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Presentación de enfermo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Práctica del contro: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Historia del movimiento psicoanalítico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Encuentros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233