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1
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213
ocurrencias
con
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Jacques Lacan
1

J ean Allouch

Traducción al español de
Marcelo Pasternac
y Nora Pasternac

,, B SITESA
---------
SISTEMAS TECNICOS
DE ED!CI014. S.A. de C. V .
Versirín en español ée la obra titulada 132 bons mors uvec Jacques lacan, de lean
Francia© publicada
Allouch, 1985. originalmente en francés por Editiorn· Éres, líttornJ, Toulüuse,

ISBN .2-86586-050- 7

Esta edición en español es lii única autorizada.

Con la colaboración de:


Rosario Treja González
Pedro Hernández Zaldívar

Nota de los editores

" . . , . 132 bons mots avec Ja:ques Lacan


Este liorn se tltula en fr~nces. J,. . Lacan. Esto exige una pun-
y en espan- ol 213 ocurrencws con ucque:,
tualización. · · · d·
. dición española incluye la prnmc1a e
213 no es un lapsus ca/ami. La e . é.d··as en francés, al menos has-
d p permanecen m~ le d
81 nuevas entra as, qu~ h d "dió enriquecer de este mo o
-ta una nu eva edición : .Jean Allouc ec1 .
su texto en esta ocas1on.

© 1992 por Sistemas Técnicos de Edición, S.A. de C.V.


San Marcos 102, T!alpan, 14000 México, D.F.

J\fiernbro de la Cámara .:'Jacional de la Industria Editorial, registro número 1312.

Reservados todos ios derechos. Ni todo el libro ni pane de él pueden ser rcproduci-
jos, archivados o transmitido::- en forma a!guna o mediante algún sistema elec-
",ónico,del
escrito mecánico
editor. de fotorreproducc;ón memoria o cualquie otro, sin permiso por

ISB"! 968-6579-13-J
Pr:mern edición: 1992
Primera reimpresión: 1993

BCDEFG! IIJKL-M-998765'1.3

-----------. -- - ------~---------- ~
Se rcrminó de imrri rnir ~¡ dfo 27 de julio de 1993 en /os to.ileres de Lo Imvcct•ro. Az.tcco, S.A.
de CV Poniente 140 núrn é31-I, 0230J. Méxiec,. D F LJ. tir:cda ,-ue del C,(J,JeJcmpi;.rn
i
1

\
Práctica analftica
1
¿A quién se le para?
Acto fallido
Afuera
Nota de los traductores Anticipación
Asunto arreglado
¿Ausencia?
Buen día
l. El sentido de bons mots en francés., y en particular en este libro, Café caliente
es objeto de consideraciones por parte de Jean Allouch que el lector Casamiento
encontrará en el Preámbulo. Para la versión española hemos barajado Ciérrela
distintas posibilidades como "buenas anécdotas", agudezas, y hasta Cogido en la trampa
gracias y donaires (tan atractivo justamente por insólito). Hemos op- Cól.era y dulzura
tado por ocurrencias que incluye la dimensión de la agudeza y la de Comenzamos
· ·mo encuentro
lo ocurrido (además de corresponder a las einfallen freudianas, como Conflicto con respecto_ al prox1
connotación). ConJuro
Conocimiento paranoico
2. Hemos dejado explícitos a menudo los pronombres él y ella en fra-
Conozco uno que
ses en las que el uso impone dejarlas tácitas. Fundamos nuestra opción
Consejo dietético
en que funcionan, en los casos a los que aludimos, como los sustitutos
Contratiempo
de los nombres propios de los personajes que deben permanecer anó- . , de café entre dos analizan tes
nimos por el carácter de la obra. Cabe destacar que en francés el pro-
~:::eJ~ª~:i;rmitirse" no_es "autorizarse"
nombre es obligatoriamente explícito.
Cuestionam1ento
De la contemplación
De un buen uso del esquema L
Del yo
Demasiado caro
Denegación es ley
Denegación es ley (2)
Desanálisis
Después de después . ,
Dialéctica de una intervenc10n
Dícha .
L n fiJ.ar el precio de las ses10nes
Donde se ve a aca , ,
El analizante tema '.azon
Él habla de m1 .
. . l. . su J)úblico y el Estado
El ps1coana isis,
Él .se habría oh"idado a sí mismo
l
1 Remolino de la demanda
Sala de espera
En caso de necesidad
i Entonces se trataba de eso!
Ese nudo, ese fuego
1
1
Se robaron el bastón (fa canne)
Sesión de seminario, sesión de análisis
¡Eso es!
Eso suele ocurrir ...
1 Sin aliento
Soñar cuenta
Estar o no estar en análisis
Falo imaginario
Falta de ortografía
i Suicidio
Transcripción
Turbada
Feminidad
Fin de análisis
Fin de análisis (2)
1 Una palabra de más
Videncia
¿ Y ahora?
Zen-análisis
Fobia con nombre propio
Gloria a ti
¿Habló él?
Presentación de enfermo
Herencia A pesar de todo
Hola, ¿Lacan? A un transexual
Indicación de analista Advertida
Inscripción en la E.F.P. Aliento
I merpretació n Consigna
Jaque al parricida Culpabilidad
Lacan no contento Curación
Land-rover En los límites del saber
Leer y releer Engranaje
¿ Literato o psicoanalista? Es simple
Malestar en el análisis Escándalo
Medicina Esqui70frénico
¿Neologismo o interpretación? Gentil mamá
No habría habido sesión Hipnosis
Nombre falso Indicación de analista
Papá refunfuña Lacan difiriendo de él mismo
Parto Los elegidos perdonan
Pasa o fracasa Marido tomado
Pedido de gracias Marido y mujer
Placer Moraleja
Pleonasmo Palabra impuesta
Primera noticia
Puesta a ¡:,unto
Primera sesión con I .acan
¿Quién lo dirá 7
Prohihición
¿Sabe 7
Pue1 cuépico
Sonrisa
Que . , i.O cula?
Telepatía
¿Qué? ¿Primero?
¿Tupolugía ... o geometría?
¿Qui2n es paciente?
Un tipo -:orno yo
¿,Q11irn p:,ga los gastos?

3
Remolin:J de la rJem3.nda
Él se habría olv¡d2do a sí mismo Sala de espera
En carn de necesidad Se robaron el bastón (/o. canne! ..
¡Entonces se Lrntaba de eso!
Sesión de seminario, sesión de analis1s
Ese nudo, ese fuego
Sin aliento
¡Eso es!
Soñar cuenta
Eso suele ocurrir. ..
Suicidio
Estar o no estar en análisis
Transcripción
Falo imaginario
Turbada
Faita de ortografía
Una palabra de más
Feminidad
Videncia
Fin de análisis
¿Y ahora?
Fin de análisis (2)
Zen-análisis
Fobia con nombre propio
Gloria a ti
Presentación de enfermo
¿Habló él?
Herencia A pesar de todo
Hola, ¿Lacan? A un transexual
Indicación de analista Advertida
Inscripción en la E.F.P. Aliento
Interpretación Consigna
Jaque al parricida Culpabilidad
Lacan no contento Curación
Land-rover En los límites del saber
Leer y releer Engranaje
¿Literato o psicoanalista'? Es simple
Malestar en el análisis Escándalo
Medicina Esquizofrénico
;,Neologismo o interpretación? Gentil mamá
No habría habido sesión Hipnosis
~ombre falso Indicación de analista
Papá refunfuña
Lacan difiriendo de él mismo
Parto Los elegidos perdonan
P2.sa o fracasa
Marido tomado
Pedido de gracias rv1arido y mujer
Placer Mor;:ilcj;:i
Pleona~rno
Palabra impuesta
Primera no~icia
.Puesta a punto
Primera sesión con Lacan
¿ Quién lo dirá?
Prohibición
¿Sabe?
Pucrc:,¿picu
Sonrisa
Que ... ¿.._¡LOla?
Teleoatí2.
¿Qué? ¿Primero? . . ', <)
¿Tcp<•logía ... o geoI11etnct
¿,')11iét1 es paciente?
Un tipo corno yo
i,Quié,i p;,g2 !o, _c::astos?

3
2
1
i En casa de Charcot
Práctica del control Fn Jo de los nipones
En resto
A cien francos el "re" En todo caso, yo ...
A perpetuidad Enrolado
Billetes y besamanos Envejecer
Desprendimiento Envío de un cliente
¿Dijo usted: "es falso"? Evidencia
Dormir en sesión Facilidad
El florón Firma
Ella y él Fundación de la Escuela freudiana
En flagrante dormir
Falda hendida
Fin de análisis
¡Ganado! pero, ¿a qué precio?
1 ¡Hablad, oh, muros!
Imperdonable
Ironía
¿Kant allí?
Gustar L/m
Histeria La escuela de la causa freudiana
Mejor partir que terminar Lacan jurado
Objeto sujeto Laguna
Las manos sucias
Historia del movimiento Lugarteniente de Lacan
psicoanalz'tico Masturbación freudiana
Mentiroso
Mierda
A los de la Escuela Normal Superior Mil novecientos sesenta Y ocho
Admiración sincera Nominaciones
Antinómico Lacan Optimismo
Anti-edipo Pase por escrito
Bebé lloroso Perversión
Botella de Klein Por qué hacer sencillo ...
¿Cártel? Presidímitir
Cólera y creencia Pruebas a! canto
Confirmación Relleno de farsa
Cuando Lacan forma parte. de la revista Respeto
Cumplido indirecto Respuesta a una invitación
Del lecho Rey negro leyendo
Del sujeto supuesto saber ¿Se ve eso en el cartel?
Descarres ... sobre la mesa Sentencia
Desfallecimiento del deíctico Sesiones cortas
Disolución Síganrne
Donde le aprieta el zapato Sigmurid
Ducha lacaniana Sin su five o 'c!ock té
El fenómeno !acaniano Socialista
El inc..:msciente

4 5
Socrárico
T Sin elección
1 achado, sí, ¿pero
T , cómo?
, oporzrafí-,
Vi·, · .. :e,
• , ·" Plto de Jcsui la
verdadera 've~rl
• • 1
~ '
Ua.O
Vitnna secreta

Encuentros Preámbulo
P A pícaro, pícaro y medio Para el psicoanalista fa ley (de ''dad al César !u
"ornan Jakobson encuentra que es del César y a Dios !o que es de Dios"_; es
Duras relata a Jesús di/eren/e: dud u la verdad lo que es de la ver1ad
El gran secreto de la 1 . y a la 101uen'a1 lo que es de la IOíJten'a.
El . e ocuenc1a
rw·111,t_ame de beau voir Y bien, ¡no es lan simple! Porque ambas se super-
. i mu1er, Blanchot v ··o ponen y porque, si hay una dimensión que está a[ll,
l .n mueble
1
- y
propia del psicoandiisis, no es tanto la verdad dE
¿ Verbo o adjetivo? /a ton1cr(a como la tonteda de la verdad.

Jacques Lacan
Seminario del 22 de noviembre de 1967

1 En francés, connerie; que ~ignifica tonteria, pero con una connotación m-ás fuer~e, se,-:.:uai~
por ser der,vación de l3 palabra con, que quiere decir 1) ,ulva., coño 1.en c.sp211a) concha (er. e 1 Rio
de la Platal, etc.; v 2) tonto, imbecil. ele. Existen formas locales en distimos países de habla españo-
la: ;,endejada, boludez, peiotudez, jilipollada, etc.
La traducción por '¡tonteria~' '.ue largamente rr1editada y discucida por la dire~ción '.:'dit,,Jrial
Tiene en cuen:a l.:--1sc-:rncte:ri.sticas mencionadas del vocablo francés 'connerie'' (cfr. Diccionario
1

Ji francés Roócrf). En la opción por vertir "connerie,, por ''tnntena" -:e p:·oduce, cc,mo suele ocurnr
,t cnn las traduc::.ioces, una pádiJa paniLulc.1 meme delicada por u cunnolación sexual mencionada
1 que nos ha obligado a romper nueslro criterio de reducir al mínimo las Notas de Traducción. Ei
vocablo es pano! de uso regional ''pendeJ3Ó2' · 1i~11euna connotac:ón sexuel (L1,,incilada con el vei:o
pubiano) ciisfr11a a ·:a de l<c-c1nn1.:rie,,y '.a vocac:ón de cin..:ula-:.::iónen ~oGa América Latin2 y España
para esta edición nos ha hecho eludir, en gener3l 1 los localismos. En la siguiente referencia del sen1-
nario i.:.~/acto psicoanah:icu ~se::;1ÓnJel ::::2d-.: ¡;,0viembre tic 1967). cuyu estctblecimi.::ntc-, y traducción
t:'~ ·:ie nues1ra rc>.spo:ic:.abiJ:d,~c', :;e ~ut'df' leer cómo L;::icrrn rrecisa la connotiJCÍÓn sexual de la que se trata:
"Para el psiconalisio !v ley f_ .J es: '·Dad a la -..·erdud fo c¡ue es de /u rerdad_. J a /2 i;('onnerie"
lo quP PSde la ''con nene·' · · Puls bien, no es Ian _:im¡..,,/e, rt:ct../brenr J'/ hcv u.•1Dd:'me.'1-
porcue r..:lias.'.>C
sic:n olh, p!D[-·ic dci psi~'um:rilisis. nu e, iúnlo fa \t'rdod de /a ''conneric'' sino/~ ''co,;nerie'' de la
i•crdad_ Qiúcro deór que (¡_1ucsf<.1s aporte lo!:. casos en que podcmo_-: csep 1i-::,n:·-io r¡t1e rr¡ui','úle e
decir d')ex:wr- la I erdc·d: def'ir, no 1 wccr de u'lu, como e1 lógica. sólo un ~·uf,:·,, V r../uejúnc:unc
en oposición a un <·,.'olor> J->, en lodo fugar a onde la 1•ercio:Jesta en conexiUn con orra cosa, y cspe-
c,a/11;en1e con nucsrra .func1ó11 u'e ser )wólumc, le 1•1.:,.rfac.:se ,_'l1Ct,L'-'1liDpuL'S([l --:n r::1fic,·i//{rics_.'lr'r/(!
i,vidrr?c,a áe -1/r_10 r7'le el :'<-'llt ...o d,_,lo ,,fJC! desi,._i1
1n e11e:::-·nOt.'asúi1: cu1° el .rtrmínc: de !a "::onne.rir ".
Y que quiere decir esru ( !: el órgano que d;, si puedo a'r!cirio, su categor(u ui uuibuío del oue
se !rara es1d JlíSlwnenP marccdo por h; que J!,1n-wré l.na :naf....:rup-·u_·iór,, pu-·ticular par:: el goce,
c¡i:t ce: de- o//¡' d,: dr.·na·I' fOnilJ rc.'i ve r:ql!dlo de /n q1,C' se ,·rata, a saber, el ccrácíer irreducflb!e
0

dd ocio sexual porD (oda rtah-::ociOn verfriicu; que es de eso de io q~¡e se rnna en ei ac.rn [)S.'COU.'H.'h'í.1-
C(1· puPs el acle _psicn~i,n/J't,'co se articu/a segyrarnenre cnn O.'rO ,,n•ei y lo uue ,ps¡;,Jnde, en CSE' otrc
,u 1'ei a esta de_frc1enci_a
1 que ex·.Derimcnw la verded ¡-:_:orsu upruxinwción el campo ,;e_\.·uui,he u!/( lo
r;ue nus es ,,,rce.r:nr,o:Ijf Prrc,gt1I en sii esraius. '·

o
,. (N d,' T l

7
¡
Este libro da testimonio de la práctica analítica de Jacques Lacan pero
sin disociarla del camino abierto de su doctrina. En esta tensión entre
~ una deYven!ura.
j!i
iÍ . .
tema, una cita con
como un panqueque.
- una mue 1wc h ¡·ea q ue lo dejó caer
una práctica y una enseñanza, sucede que la práctica desborda del marco j como una c,epa, . d .. -- que una vez más ''era une femn:e
de lo privado donde, sin embargo, se sitúa ampliamente, y constituye - 11 d" muy bien --me 11° · ,, f
i --Compren ·b·r homofoma con dune ) rn
por sí misma enseñanza. En la Escuela circulan rumores a su respecto,
"habladurías" si se quiere, y hasta "comadreos", pero a los que se
i
~
iI•-
l
de non-recev01r
de non- recevoir'' =- rechazo
'
.
. ,, (- una muJer de no rec1 1 ,
.
srn con.
sideración de una deman a .

presta oídos. Suscitan el interés de todos, interés irreductible a una com- A , llamaba a eso! , , d
placencia inapropiada.
i s1 - (connerie) (pues él !a decw, ast, e
Sin embargo no se tratará, ciertamente, de toda una práctica, y no sim-
i
¿Qué es esl~ e~can~~do;~:c~h:;~:ucederse tres palabras; las ªP_licaba.
plemente porque una buena parte de lo que la constituye no se dice
·_
..¡ todo corazon). Hae ',~ ehubiese hecho a propósito, ser/a un chiste. En
abiertamente en otra parte más que allí donde ella se ejerce. Es tam- B
Pero dadsupongan
el solo hecho qu de que yo se fo relate . , que yo la lleve al campo
il ver h de e5ta tonteda un chiste.
bién porque la exigencia. totalizante de una exhaustividad no es asunto
del Otro,. ,ace . y gracwso . para t o do el mundo salvo para él y
nuestro, y lo es tanto menos cuanto que los testimonios reunidos aquí
fueron elegidos por corresponder a cierta veta, la de la ocurrencia. Efectivamente, es mu frente de él. Pero desde e! momento
para aquél que lo reC1be,frente :xtrema,damente divertido; de tal suer-
¿Qué entender por "ocurrencia" (bon mot)? Fuera de ciertos campos en que es algo que se cuenta, es d sal pensar que el tonto (con) ca re-
en que la verdad no interviene más que aseptizada, reducida, por ejem- te que estar/amos totafm_ente edr~a o . , se agre"a con una referencia
plo, a no ser más que un valor opuesto al de lo falso, héla aquí dando .
ce d e mgen 1·0, incluso si esta mzension º
todas las pruebas de una singular deficiencia. La cosa no puede ser
más clara cuando se trata de la verdad de lo sexual; aquí, de modo más al Otro." . , ·a discursiva cerrada a la manera
Se .llamará ocurrencw a una s:~u:~~1 de este cierre, la partición entre
manifiesto que en otras partes, aque11o cuya incidencia sufre la verdad
resulta susceptible de ser designado por su nombre de tontería ... , del del chiste pero ~on la c~al, :parcialmente no efectuada.
rdad Y ton tena per manee
que Lacan hizo un concepto. Tontería y verdad se superponen, eso nun- ve . ,
ca falta desde que un sujeto, llamado "hombre" o "mujer", aborda . nte el Witz freudiano, que se s1tua en su
La ocurrencia no es exactam~ , ·ba (el de ''femme de non-
la relación sexual. Él se figura hacerla gozar: tontería, y tanto que puede . El .emplo citado mas arn . l h.
límite superior. eJ_ reste límite. Hay un giro a c is-
llegar a hacerlo caer en la impotencia; ella se imagina poder valer por recevoir") es susceptible d~Qsobre~:s:u enunciación, un chiste ni para
todas las mujeres: tontería, y tanto que la promueve, casualmente, a te de lo que no es, en el t1c.~1po ·- ··t "f ente a frente". Notemos
consejera de algún Don Juan de suburbio.
ouien lo pro ie1~ ni P
f. ara quien lo rec1 )e
·n • r- ¡ "t ¡
. d . d del hecho de que e a
· . ¡·~ · · d' un litoral epen e b"
La d1ficulcad, para el psicoanalista, sigue siendo aislar, distinguir la que esta l!tera !Lac1on ". . .. · - resulte relatado. Ahora Jen,
verdad de cada una de esas tonterías singulares. y esto tanto más cuan- cual" de cierta secuencia d1scurs11,,a ,·as aun cuando algo en
to que por el hecho de palparla no se ha logrado por anticipado que .bl a todas las ocurrenc1 ' .
tal giro no es pos1 e par . . lse a qu;en la oyó a comum-
esta verdad se presente en adelante como "no tan tonta". Pero, ocu- su estructura, como en la del chiste, impu '
rra lo que ocurra con ese punto de dificultad, parece, en efecto, que carla a su vez. "bl de esclarecer lo
el psicoanalista no rienc posioilidad de elegir, y Lacan formula la ley .• 1 t d) por I acan es suscepu e .
Otro caso, tarnb1en ~e a a _< ..•. -f rio; Es tanto mejor recibido aqu1
de su intervención bajo la forma de un "a cada uno lo suyo": a la ver-
que da a la ocurrencias~ hm1tt ,1,º¡ ed ~l .César lo que es del César,J a
dad su estructura de ficcíón, a la tontería (conncric) su función de des-
conocimiento (de-connaissance). mismo cuanto
Dios lo qtce es de Dios que se _tr\t,ª ~e d
r,10 e o "
~a i ;c:m;an)
, para la partición ver-
-,.
¿,Cómo operar esta partición? He aquí lo que sigue al texto escogido
1
t dad tontt:ría. r ,·
:orno epígrafe: . ._, ¡ . :~·se de moide para la exp icita-
Siete año~ antes de que la t0rn1u ª. sd1Vkl , t~rh Laca11 da de ella. un
.. , ¡ . ct· , · T ma verca V 0,1 .... ' , - ,
Cion de 1a ey q t.,e Is---ni 1 . . ,· . ,_.,, , . Un ;oke'.i · Nea!ly !
"P:1rc sugenr!Ps de que se !rara, !amaré un ejemplo. Un dla recog! de · ·r·
comentario, cali 1canuo :i '-
· ¡ l· dn "Jormioable /Otd;
b.l
· G l
ri que ,e ¡¡utre Je esta
--1 , ª'"1.·º~a tlO 1~,odría ser c.1cs-
n ••

[s claro que para to d o uri sector de [a _DO


1
la l oca de un ercamador muchacho que tenla todos !os derechos a lo
que se !lama w1 co110 (un con), la anécdota siguiente: fe hub/a ocurrido -· fórmula, lJUC la promueve corno ur'1-1 re e_o a o,e. v 1u. ,0 una
;.','
- · broma. Ni si-
t1ón d e acugcr 1a corno un c h ·i-re º ,v '-1 un rnenc,s com
8
9
quiera comn un rasgo de hurnor; rrn se hahla de h soga en 12 :::2saciel
una verdadera enseñanza. ral enseñanza --que hace escuela Jbre ~-na
ahorcado Se necesita cudo un comentario como el de Lacan, hace fa!-
problemática inédita, creando así cie.rto .ª~:tjero al. borde de_l~cua!~rlo-
ta una inscripción previa en la proble1néltica que él está abriendo para ~
dar o voi\ er a d2r a L:t fón,iula erística :,u valor ele joke. Hace falta 1 rf"cen, rnilÍ disociadél~, verd;:¡cJ y tontena. Ali! sobrevienen, ~O ",nto líllS-
~f'S. sino ocurrencias. Ahord bien, está atestiguado h1stoncamen~e que
también, notémoslo, y tanto más cuanto que hay allí un punto de !
taks ocurrencias tienen una función de transmisión de la ensenanza
anclaje de la transferencia, que ella sea designada como ta! por alguien. l
A,;í, Joyce designa a s11 lector tal o cual "historiola", que é! le relata, f que le lia excavado su luga.r.
Si uno se interesa hoy en el esratus de !a enfermedad Je! alma en !a
como siendo una epifanía. Esta nominación cambia la lectura como !
nos lo asegura de entrada su ;ncidencia más inmediata; sin ella, en efec- Í A ntigüeciad 2 no puecie ha:::er de otro modo que retomar, para d!scu-
m'.l ve-
to, no está excluido que el lector no entienda nada. ¡ ~ir1atde nuevo (los estoicos, entre otros, las habían coment.ª?º
ces), cierto número de ocurrencias que nos fueron retransm1t1das oesde
/\notar corno necesaria para la ocurrencia una inscripción pr::via de
auJél a quien se la relatamos en ciena problemática ¿es, acaso, reto-
j
1 la más alta Antigüedad.
mar pura y simplemente en cuenta lo que Freud ya transcribía, al ob- ~ Así, Cicerón nos relata que "En una reunión~ Zopiro, que se )~~raba
servar que todo chiste sólo es tal para cierto público? Sí, pero no 1 de percibir lo naturaleza dr>cada mal por si~J1son_omw. en oca~ron re
exactamente. "aifri haóer atribuido muchos vicios a Sócrates, /uzo reir a !Oda fa as1stencw
Decir, como lo hace Freud, que cada chiste tiene "su público'' viene
a ser un reconocimiento de que no hay chiste universal. Resulta de ello ¡
i que no encontraba para ,nada esos vicios ~n
él; pe,/ fue sal:~ª:º del
ridlculo por e! mismo Socrates r¡wen le duo que eJecnvame, ,L tema
esos vicios innatos en él, pero que se habz'a desembarazado de elfos por
que la diferencia entre chiste y ocurrencia no es de naturaleza sino de j la ra"'"Ón·'. Hay ocurrencia en cuanto la intervención Je Sócrates hace
acento. Uno y oua ponen en _íllego los mismos elementos, pero esos ~
pasa; la tornería del lado de aquellos que reían (sus ''.alumnos" o e.fl
elementos no se encuentran allí acentuados de la misma manera. La j
homofonía (en francés).fin/fem, en el primer ejemplo mencionado, lo j todo caso los que simpatizaban
,e encontraba,
con él) cuando se consideraba que ella
en el punto de partida, en aquél de quien se reían (c-1
hace admitir corno chiste en tanto la "hisroriola" ,ea relatada a cierto !
;guafiestas, el heterodoxo), hallándose de golpe el discurso de éste re-
público. La ocurrencia, en tanto no se beneficia habitualmente de este t¡
~itido a lo parcial (pero en los dos sentidos de la palabra)" de su ver-
complemen,o de un juego propiamtnle simbólico, exige de su público l
dad, mientras que Sócrates, una vez más se sale del apuro. Pero que
no simplemente que esté enterado del asunto (el público del chiste lo ~.,r.•
él se salga así del juego no implica, lejos de ello, que su respuesta no
está igualmeme, compartiendo la misma inhibición que habita a su in- -;;.
ventor), sino que haya puesto algo de su parte en cierta problemática
donde la primacía no corresponde necesariamente al simbólico sino,
i h&va sido reconocida corno ,eniendo un valor de enseñanza. Fue reco-
no~ida como tal y lo es todavía dos mil afios más tarde.
(?,:
en tal caso al im2ginario, en tal otro al real. ¿Qué se sabrí;i de la enseñar;za de un Zenón si Diógc:11es Laercic, no
¿Cómo se tiene la prueba de que Jesucristo era efectivamente judío? :_. nos hubiese relalado las ocurrencias del fundador ele! Pórtico? ¿Ha-
Esta rrucba es un m2nojo ele cua~ro tallos: l ¡ Comenzó é.~trabajar en bría podido él dejar de hacerlo? Justamente, no. En tanto la cnseñan-
lo J.e su p; dre: 2) Ab<1ndonó muy ·2rdíamcnte
0
e 1 domicilio faa,i!iar; ;a de 7enón le importah2, tal "descuido" estaba exclu!do; ,,rna
:;JPensabJ. que su rnaclre era virgen; 4) Su rnailrt creía que él era Dios. ocurrencia se relata, importa que sea llevada al campo elel Otro.
EstJ. ·;ecu:11cia di,.cursi es u:11 ocu,renci<1, pero ~ólo oara aquellos L.a 0C11rrencia emerge, como el hongo sobre el nrnsg0, allí Jonde una
quc·c,tán advertidos de cierto número de determinaciones im2.ginarias en,eñ2nz2 hace escuela. Cualquiera sea la irnpo:·tc1ncia de los textos
v reak:; de la u1l1ura judía. "oficí:1le,", ,1r¡i1ell0s que c011stituven rtfcren::ia para esa c11~eñanza,
iii-altahlcmenrl° la a.-nmpa:nn rcl1ros dt ocur,c1°cias; todo ocurre co-
mo si las ocurrencias aponasen una iluminación qL,e sólo ~,J]as pueden
*
** J 1acer v;:ler. 1\:-í, recie1llemc:nte, la escuel;i filos.íiica rl::>Tuh:iga' sus-
ciló muy 1i,,os debates ai sostener la tesis según la cual, por ser la ensc-
¿ ()ué circ!en ele discurso da ularrncn1t más lugar a la OC!lrrencia?
No, ~orne lécriarn(ls con 1111:1
re,puesra ;carc:al al rn•l:n la ,11uy singulai
¡w.Jpcm:ón de la ocurre11cia a sobrcvivi1· allí donde ft',u]¡;¡ producicl;:i ;;;"f

JO
ll
Freud mismo atribuye a una ocurrencia oída de Breuer, Charcot y Chro-
ña~za de Platón esencialmente oral (como la de todas las escuelas
bak su descubrimiento de que "tras los fenómenos de la neurosis rio
antiguas), el "se dice" de las ocurrencias de Platón debía ser reconoci-
ejercían una acción eficaz excitaciones afectivas cualesquiera' '4. No es
do como la vía privilegiada para cualquiera que anhelase tener acceso J en la enseñanza oficial de esas autoridades donde él cae sobre la im-
a ella, rnient~as los Diá~ogos debí~n ser leídos no ya como representan- t portancia de la sexualidad sino en lo que, al costado de ella, tiene el
~o al platonismo pro~1~rr:1ente, srno c?1:1~ textos escritos para el uso i
--~terno a la escuela, dmg1do a los no m1ciados a los que no podía ser f estatus de una ocurrencia. Dosis repetidas de pene normal nunca aca-
dicho, dado su estatus, lo esencial de lo que era enseñado. Tratándose ¡ baron, ciertamente, con síntomas histéricos y, en este sentido, la ocu-
rrencia es una tontería. Pero faltaba todavía tomar en serio la verdad
de ,la _enseñanza de L~ca~1 y de las ocurrencias a las que dio lugar su ¡ de esta tontería, lo que Freud pudo hacer incluso cuando nos dice, re-
prnctica, estamos aqm leJOS de sostener una tesis tan radical, y DOS li- ! firiéndose a las autoridades que la habían puesto en circulación, que
m1tamos a tomar nota de este acontecimiento de ocurrencias del ca- i
ráckr inédito e irrcmplazable de la iluminación al trasluz que ~portan 1 ellas "(no) estaban dispuestas a sustentar (la)" 5 •
sobre una enseñanza que no está por completo allí donde se oficializa ¡
no si_ne.sta di~tancia, por otra parte, que da la ironía. Agreguemos qu~ 1 *
**
esta rnc1dencia de las ocurrencias no es propia del Occidente: el confu- §
Este libro recoge unas doscientas trece' (uno, dos y tres, pero no en
cianismo o también el legalismo chino no descuidaron de ninaún mo- 1
do las ocurrencias para su transmisión. º j "el buen" orden) ocurrencias no necesariamente de JacqL~es Lacan si-
no con Jacques Lacan: cada una lo implica de cierta nanera, lo si~úa
en cierto lugar, manera y lugar de los que no hay razón alguna pa;a
La escuela de Freud no constituyó una excepción, y Lacan tomó allí
suponer que serían las mismas para todos.
apo:,;o en puntos nodales de su lectura de Freud. Se hizo él mismo rela-
tor de~ célebre "Ellos no saben que les traemos la peste" que habría
sido dicho ~or Freud a Jung en el camino de la "conquista" de los
1
¡
Tal florilegio no habría podido ni siquiera ser imaginado si no ex:stie-
se ese lazo ocurrencia/enseñanza que acaba de ser subrayado. De h,'-
Estados Umdos (como no hay atestación de esta "palabra", las malas 1 cho, en el tiempo que fue el de la apertura de caminos de la enseñanza
lenguas se apresuran a sugerir que Lacan la inventó, pura y simple- j de Jacques Lacan, la ocurrencia circula, y en primer lugar en la Escuela.
n:i~nte. Pasemos, por el momento, sobre este problema de la atribu- ,.
·'l
;¡¡ La publicación de estas 213 ocurrencias ambiciona así tener su parte,
~
c1on para destacar que la preocupación de una exacta transcripción de ft limitada, pero en nuestra opinión no desdeñable, en la toma en cuen-
la ocurrencia, de su literalidad, resulta una incidencia esencial puesto j ta, hoy, de la apertura de caminos de Lacan. Es claro que la comunidad
·¡í
que es de su texto dd que depende su interpretación: ¿ "Ellos no sa- ~ analítica se encuentra concernida en· primer lugar. Y como esta comu-
jj;
ben"? Pues bien ... sí, ¡ellos no lo saben, ellos siguen sin saberlo to- :¡¡
nidad estuvo, desde su partida, implicada en esa apertura, no nos asom-
davía' Tal es el efecto craso de la ignorancia). 1
;;!-
:i braremos de que se trate aquí no de un Lacan solitario, como se ha
~

i• pretendido con demasiada complacencia (se dirá: ¿con qué interés?1,


A veces el circuito del "se dice" de !a ocurrencia es todavía más miste- ~ sino de la tensión, de la diferencia de potencial producida entre una
rioso,- Así o~urre en el caso del ramoso Was wi!/ das Weib? que .Tones enseñanza en ,,ías de elabonción y una práctirn efectiva y no manteni-
habna recogido de una boca que la habría recogido de la boca de·Freud. · da idéntica a si misma en el curso· de los años.
t,o n0t::ible es que semejante sentencia sea cornent,,.da insaciablernen-
¡e,_ siendo que el hecho mismo ck que FreuJ la haya proferido no es
practicarnente puesto en tela de juicio. ¿Qué es lo (JUC vuelve evidente, *
**
J. ve(eS --e incluso en la rnay01 oarte de los c:1s0s- - par::, cualquiera

que se encuentre concernido, la atribución de la ocurrencia? ¿Qué es Reunir ulgu11ci~ocur:cncias c,ue sobrevinieron oor el rc::ho de esta lé::1-
1c que hace creer;:¡ todos que si Freud !lo lo dijo, v bien, habría de sión plantea dos problemas ligados entre sí; a~te todo el de la delimi-
:Jgun;:i maner:.i podido (,í es que no clehido) decir:c1 r !)? ,,Qué ts lo
que hace creer que st trata efectivamente de una aserción freudiana, ~ S. 1·1c-uU.Presenwc1dn uurobwI5rd/ica en Obrus comp/e1as 1. XX, Aoorronu,
1 1 Buenos Aires, 1979,
ºrJ cuyo casn no ha:-' por qu¿ llevar má.\ iejos lc1inves:i,rnci~,,1. ni it.:i;,,ar 1 23.

al detective, aUí donde UJH) CS CUCStÍonado por frcucJ, ;, probabJe.rr,;n- ' 1/Jirl
te en tanto ps1coanalist0? (i En rcaliduc.i 2 ! 5: hc,1:os s)do generoso:-::

13
tación de lo que es una ocurrencia y de lo que no lo es; luego, el de lo Ldll lo está autentificada, pues fue rtconocida como tal por :r: c2d e-
su autenticidad. na de los mismos que se hicieron sus sucesivos relato,es.
Se sabe que Freud había definido, de una manera cuya elegancia ad-
miramos, el cuerpo que incluye para su trabajo sobre El chiste y su
relación con lo inconsciente: es un chiste, dice, lo que yo considero co-
mo tal. Tratándose aquí no exclusivamente del Witz sino de ocurren-
Una palabra, una palabra que tampoco es particularmente amable, a
cias, tal criterio no podía ser conservado. Se ha escogido, puesto que
el campo de la ocurrencia va dei chiste a la epifanía, admitir como ocu- quien se reconozca protagonista de alguna ocurre:1cia. Sepa que no n~s
rrencia solamente lo que, en la Escuela, circulaba como tai. Fue acep- reímos aouí de usted sino con usted, que esta nsa es la manera mas
tada como necesaria y suficie:'.lte, entonces, esta condición: que haya seria de a·drnii:ir que es con raLÓn que usted ha vertido esa ocurrencia
sido hecho relato aquello de !o que aquí hacemos el relato. en la :Vavire-night (como la llama Marguerite Duras) del "se dice" en
nuestro campo.
Este criterio, operatorio para las partes I (práctica analüica, 93 ocu-
Si se trata de recibir una lección -y se trata también de esto, desde
rrencias), III (práctica del control, 16 ocurrencias), IV (historia del
Freud, con la risa misma-- dicha lección será dada por la ocurrencia
movimiento psicoanalítico, 70 ocurrencias) y V (encuentros, 8 ocurren-
cias), no lo es para la parte II, consagrada a las presentaciones de más que por alguien.
enfermos (28 ocurrencias). Aquí el colector interviene en primera lí- ¿Qué ocurre con la ocurrencia cuando llegan a ser nombradas las tres
nea, para la mayor parte de las ocurrencias, haciendo valer tal secuencia dimensiones, real, simbólico, imaginario, del ser hablante? La puesta
discursiva como siendo, desde su punto de vista, una ocurrencia. Estas a la luz por Lacan de este ternario ¿modifica, como lo hizo ya la epifa-
secuencias no han dado todavía, entonces, la prueba de su potenciali- nía joyceana, nuestra aprehensión de lo que "Jace" (como se habría
dad para ser llevadas, como ocurrencias, al campo del Otro. ¿Nos asom- dicho en el castellano de la época de Alfonso el Sabio) o no "face"
braremos de ello tratándose, como es el caso más frecuente, de la ocurrencia? Para esta última pregunta la presente colección será, diga-
psicosis? mos más bien, sería -pues esto depende del lector- una respuesta de
La bastardía de la ocurrencia, su exigencia de un público que esté ente- facto, una respuesta de fasto.
rado del asunto, requirió que la publicación de algunas de ellas sea
J ean Allouch
acompañada de notas no explicativas, pero que proveen alguna baliza,
de manera que el lector poco o incluso mal advertido pueda encontrar
la incidencia a partir de la cual la historiola aparece efectivamente co-
mo una ocurrencia. Ya el nombre dado a la presentación de cada una
de las ocurrencias tiene este alcance de baliza. Los otros lectores
podnín desdeñar estas discretas "explicaciones" e incluso darse el ola-
cer de cuestionarlas. ·
Sucede con la ocurrencia como con la :mamorfosis: lo que se figura
no es localizable más que si el sujeto puede aceptar, sin sentirse dema-
siado perseguido, situarse en el punto exacto que le es señalado como
el punto desde Jonde el cuadro debe ser visto.

Esta última analogía haíá comprensible que se haya optado por una
diferenciacién tajante entre las notas y el relato de la ocurrencia, de-
purada C::std,tanto como se podía, de todo elemento G:plicativo.

El prubiema de la autenticidad de caJa una de las ocurrencias, fuera


dd casu IL se deja resolver facilmenLc una vez solucionado el de su
sdcccicj1J. Iléórá sido relatada ..:urn,) u¡,a ocurrencia u.:ln L.icau, por

14 15
Práctica
analítica
¿ a qwen se le para?

Se sier.te rígida y torpe, incómoda cor su c11erpo.


Lacan es muy gentil con ella. Encantada, ella le confiesa un día:
-Cuando usted me sonríe, me turba, con una rigiciez que se acentúa
para mí.
Laca n estalla en carcaj a das:
-; Excelente!

Sólo entonces ella escucha lo que acah2. de decirle.

1 (¡
¿acto fallido?

Lacan propone para su cita siguiente un día y hora tales que el anali-
zante sabe a ciencia cierta que Lacan estará en ouo lugar y no c:n su
l
1
afuera

Esa mañana no había ido a su sesión. Hacia las cinco de la tarde, mien-
tras ella misma atendía a un analizante, e[ teléfono suena; descuelga;
consultorio.
-Pero,
Una hora más tarde, Lacan lo llama por teléfono:
¿dónde tenía yo la cabeza? 1 es Gloria:
-Un momento, la comunico con Lacan.
1 Voz de Lacan:
-A usted la echo afuera.
1 Y cuelga.

Ni bien terminct la ses:ón en curso, ella llama a Lacan. Gloria contesta,


titubea, se niega a comunicarla con Lacan en ese momento, propone
vagamente u:1a cita telefónica par=i el día siguiente. Ella, profunda-
mente irritada, llama al día siguiente. Hay los mismos titubeos por parte
de Gloria. Ella termina sacando la siguiente conclusión:
-Bueno. Dígale que yo me presemaré ante su puerta a la hora de mi
próxima cita.
Gloria:
-Un momentito ...
luego, después de algunos instames:
-¿A qué hora?

Hela aquí, entonces, al día siguiente, situada en el lugar mismo que


la palabra de su analista le había asignado: afuera de su consultorio.
Epílogo: La anécdorn concluye aqw:· pero, dado su interés, algunos
pormenores del asunto serán revelados, excepcionalmente, al lector.
Primero hay que decir que Lacan lo recibió esta vez como lo hada ha-
bitualmente y que por lo tanto el análisis siguió su curso . .. ¿ Pero
entonces? ¿Qué hab(a OCJHrido? Y en primer lugar, ¿por qué ella no
hob(a rdc a su sesión~ La noche cm!erior ella hol·t'a 1enido e! s1guienrp
sue110: Lacan recibía a sus pacientes en lo de ella; luego, a la ra,de,
1omaba un ta.\i par::i ir a la rue ele Lillf; seguid recibiendo paciente~
en el ta,:, desp;Jés en lo de::él. EsiUndo L1ajo el efeo de e:,íe su1:fu
ella no se hab/o prcsen:acio a su sesión. Ahorn bien, Lacan ignornba
ese sue1'u que }FJn(a eu co1u.1 uido1/ "en lo de elh" cu11 "en ele J__
c1-
ca11'', haciendo de esos dos lugares un solo lugar ,-E·nrre los dos no
hcbtá cc;w ex!·.·noriJ,1c! que jusramcme la rntcrl'ención telefi11/cu dt·
Lucan construz'c 1
¿ ._S'e
li uta efeL t/~.·a,nc:::11/e,
con.:u /o :i/r ¿_/eel U:'iulizat11e ul re!utt1rno:::· 2s-1aocu- ,1·en-
1 !r1c·un1p.•¡·o
para ·e/e¡xr:u uficr,11udo: ! r,cun in!erprF!e11do 1/1!sueiin cuyo /er-
c1a., un acI ,.J
ío

20 21
anticipación
1 asunto arreglado
Se trata de un sociólogo que se analiza con Lacan.
Cuenta un sueño: Ella es alumna de Lacan y también realiza su análisis con él y, al mis­
mo tiempo, comienza a practicar el análisis. Tiene entre sus conocidos
-Lévi-Strauss murió. a una mujer joven que también se analiza con Lacan (incluso, a veces
Respuesta y conclusión de la sesión: hasta la encuentra en la sala de espera). En varias ocasiones, esta per­
-¡Buena la ha hecho usted! sona le ha manifestado un cierto interés. Hasta que las cosas llegan
al punto en que no cree poder negarse a la entrevista que esta mujer
se aventura a pedirle.
La recibe entonces, y asombrada sólo a medias escucha una declara­
ción de amor hacia ella.
Al término de la entrevista, ella le pregunta a la mujer cuánto paga
por sus sesiones con Lacan, entonces le pide exactamente el doble.
Ni bien termina con este asunto, le habla por teléfono a Lacan y le
dice que acaba de recibir a una de sus analizantes. Nota en su interlo­
cutor cierta sorpresa, molestia y hasta incluso un real descontento, aun­
que contenido. Ella prosigue con su relato y concluye informando a
Lacan que le cobró el doble de lo que él mismo cobraba.
-Bien, esto no se repetirá más.
Y, en efecto, eso no se repitió más.

Barr<'ril con!ra el doble.


t
¡
i
¿ausencia? l~
t
buen d/a

Durnnte su ses;on, ocucre que llaman a l.acan poc teléfono. Lacan . El analizante tiene cíerto número ele sesiones por día. cinco o s,:is. En
la cuarta, Lacan dice, como muy asombrado de verlo ahí:
decide ir,ª contesta_r Y abandon~ el consultori_o. diciendo a su analizante: ·)
•.··.e-
-Que e~to no le 1mp1da contrnuar su ses1011durante mi ausencia. -¡Vaya' Buen día, mi estimado.

24
1
café caliente j · casamiento
Ambos están en análisis con Lacan. Se conocen, se frecuentan y se en-
cuentran a v~ces rn un café cercano a la calle de Lille numero 5. Como
l1 ¡Le había 1levado riempo decidirse!
Desde hacía meses y meses le había contado a Lac;:m su amor por XXX,
ocunc ese ct1a. "'
Uno de ellos, muy adelantado con respecto a la hora de su cita espe-
ra ... pacientemente. El otro viene de lo dc Lacan y debe volver allí
l le hablaba de ella, de su relación con ella, d::: su vida e:c1común y de
sus avatares; había analizado bien todo, el porqué de su elección, a
qué remitía su nombre, ... etc., etc. Ahora ya estaba: se había decidi-
para su segunda sesión del día. Platican. do a casarse con eila.
En cierto momento, el stgundo iiama al mesero y le pide un café. Lue- ·
go, sin prestarle ate11ción a su brebaje, decide acudir inmediatamente: Llega a la sesión y declara:
a su segunda sesión. Va, vuelve, y bebe su café.
-Me caso la semana próxima.
Caliente.
Lacan:
-¿Con quién?

R 1mor
0 ;Que es lo r.¡ue supondrá creyendo sobé'r qu2 Lo,~an sabc. 1

26

t

ciérrda

La escena tiene lugar en la entrada del consultorio de Lacan, a fines


1
1
cogido en la trampa

Jean Beaufret, el más eminente vocero, en Francia, del heideggerianis-


de julio. Es relatada por una de sus analizantes que, sentada en la bi- mo, está irritado por el silencio de su analista y decide tenderle una
blioteca esperando ser recibida, ha "escuchado todo" (ruidos y voces trampa:
en ojJ). -Hace dos o tres días, dice a Lacan, estaba en lo de Heidegger en Fri-
La puerta del despacho se abre, ruido de pasos de Lacan y de un anali- burgo y él me habló de usted.
;,:ante. Este último vuelve a decir (el "vuelve" se percibe en su tono) que -¿Qué le dijo?
no retomará sus sesiones en septiembre, que su análisis, entonces, se
encuentra en su término a partir de ese instan:e. pregunta Lacan de inmediato.
Por cierto, no se ve claramente cómo el inconsciente podría regularse
por el ritmo del año universitario. Sea como sea, Lacan respondió: La trampa funcionó.
-Está bien, vuelva en septiembre para que cerremos esto.

Se 6 I. n Laccm scmejc:n !e tr,71,1pa debe \'/1 eficiencia e fu cstrucwra narcisista


misma.

29
cólera y dulzura comenza,nos

Éí, colérico, dice: Su mejor amigo, llamad o ''Juan'', se analizaba con Lacan. Él terminó
-¿Usted se imagina, tal vez, que yo no soy tan inteligente como usted? por decidirse un día por ver a éste. Había pedido una cita por teiéfo-
no; por lo tanto dio su nombre y su apeilido.
Lacan, tías un suspiro como de! fü1 del murrdo, le die': con L1na des- Pero de manera incompleta. Espontáncarnente había enunciado su pa-
armante dulzura: tronímico más usual y dejado de lado el otro, el cual -por uno de esos
curiosos azares que no cesan de asombrarnos en el análisis- era: "de
-;.Quién le dice lo contrario?
Juan''~
Llegó el momento de L.1primera cita. Lacan:
¿Usted es XXX (su nombre de pila) XXX (su primer apellido) de Juan?
Él no pudo impedir una sonrisa. En eíecco, estaba claro que Lacan ha-
bía recibido ese "de Juan", que él mismo no había introducido, justa-
mente ... de Juan.

Lacan, con una mirada, nota la sonrisa y replica:


-¡Bueno! ¡Entonces, vamos a entendernos bien!

l Hueco en e! saber: sepa usred que yo .1/.

30 31
conflicto con respecto al próximo encuentro conJuro

-¿Cuándo vuelve usted?


-El lunes ... el lunes próximo ...
1 Con el tono irritado que se usa habitualmente
claraciones, él exclama:
para este género de de-

-Entonces, venga este viernes. __


·,1·-·;
-Oh la la, qué estúpido soy.
-Lo que pasa es que tengo muchos problemas en este momento: ya

me envíe nada .. -1
no tengo un centavo. Estoy sin trabajo. Y le pedí a XXX que ya no

--¡Bien! Vuelva el viernes y arréglese para conseguir con qué pagar- ___
"_,_.

Respuesta de Lacan:
-No porque usted lo diga dejará de ser verdad.
me. Hasta la vista.

Al salir se dio cuenta: era la primera vez que Lacan le había dicho "hasta
la vista".

32
33
conocimiento paranoico

Al ver el dinero de su ses.ión, Lacan (estamos en los últimos tiempos


f
l.
cono.zco uno que

¡Sorpre.,a! Ai Hegar al rellano del número 5 de la calle de Lille para


de su práctica) le dice: su sesión, él descubre, totalmente a la vista sobre la estera un billete
¿Qué es eso? de 50 francos.
Se agacha, lo recoge y se encuentra un poco turbado por eso. Pero ya
La intervención lo deja perplejo ... al menos hasta el instante en que - tocó el timhre, y Glo,i;i abre la pnerta; espontáneamente ie tiende el
billete.
se acuerda de que había contraído una deuda con Lacan (años atrás)
por una suma ciertamente no enorme pero tampoco despreciable. Tomándolo ella le declara:
Decide an::glar el asunto desde la próxima sesión. -¡Hum, conozco un,)-que se 16 habría guardado!

Como siempre, deja el dinero sobre el escritorio de la ~ecretaria de


Lacan; Gloria lo reco3c. Viendo el fajo de billetes lo alcanza en el mo-
mento en que él está por salir:
-¡Pero usted está loco! ¿Qué significa todo este dinero?
-Lacan sabe.

De clr-:.,.uie
L- ,,,cbe e/ .7nah-;-,onret¡:__¿e
!,i'!can sabe?/ Se equivoca con e.:,-,e saber dPl
.:,ubcr úe/ ()rro? 1-:ero. ir.:c!uso sis¿ t-'qu.'d)CÓ, ¿,1ca.\u 10 t.-~\ ~·{ctit¡--:a de! errui TJ
1 En e! par ( rlor.'o ,.Laran 110 <emrre era el no•nbrud0 en s, g11ndJ el ,Ji!i.'
de hu2n(1 n:oncro? y es lo que C!luria act:ptandu el dir1ero. _!. renz~-;-
lo __
lúnc/cín <fe r;nG!isra.
~,,
-~

34
consejo dietético contratiempo

Ella no deja de quejarse de sus numerosos kilos superfluos; de la inefi- En 1969 ella usa un peinado hecho de tres trenzas que parten de la co-
cacia de todos los regímenes -por otra parte, ¡ella ya no cree en las roníl1a. Lacan muestra un gran interés:
dietas! -¿Qué peinado es éste?
Sabe que el problema está en otro lado, etc ... etc. ~
!I Ella, bastante molesta, farfulla:
Sin embargo, un día Lacan le contesta:
1
-Pregúntele a Gloria, conoce un régimen de dietas magras.

Ya én el pasillo se cruza con Gloria ... más bien delgada ... efectiva-
1 -Sí, sin duda esto significa algo ... ¿¿¿ fálico ... ???

En 1972; hete aquí qqe las trenzas borromeas


el seminario.Ella se dice:
llegan al pizarrón, en
mente ... ; pero vacila en preguntarle cualquier cosa.
__:_¡Quémala suerte!

Cuando ya está afuera el apóstrofe se impone:


En efecto, ahora ella lleva los cabellos sueltos y desanudados.
--- ... me amagras, amargas, con ese régimen ...

37
1
ll
conversación de ca.feentre dos analizantes 1 cuando "permitirse_., no es "autorizarse''
1
Dos analizan tes de La can se conocen. Uiio Je ellos, esperaba la hora
1f HElo aquí, con aigunos rnás. sentado en la biblioteca, esperando que
de ,u rróxima cita en el café más cercano al número 5 de la rue de 1 Lacan ,venga a buscarlo para la sesión. Pero éi se distingue entre todos
U!le, cuando vio asomarse ai otro que, a juzgar por su cara de catás- oor la presencia a su lado de un enorme perro. Todos se dan cuen-
trofe, debía salir justo de una penosa sesión. Amablcme:nte, Je ofre:::e ta, por-los estremecimientos, gruñidos y gestos esbo;ados por la es-
su 1nesa y se interesa por su estz"do. pantosa besti:1, que ésta se pondría feroz fácilmente.

Inmediatamente el interrogado se lanza a un discurso en el que des-


ahoga su abatimiento. Entonces, le viene la idea, como lo formuló éthí
mi,no, de regresar -a su análisis, se entiende. Dicho y hecho.
1
1
Lacan aparece en el marco de la puerta. Después de haber dado una
mirada en torno a las personas pn::sentes, su mirada se detiene en el
hombre con el perru. Entonces, con una \:oz severa, Lacan gruñe:

El primero se queda en el café. Al rato, ve volver al otro con el humor


1 ---¡Usted se permite todo!
:::ompletamente transformado y una amplia sonrisa en los labios. Ese Luego el hombre, su perro y Lacan se encierran en el consultorio.
cambio tan espectacular y tan brusco suscita -evidentemente- la cu-
riosidad del primero. ¿Qué ocurrió? Y como al parecer el otro no pide
más que decírselo, lo interroga sin rodeos:
-¿Y entonces'' ¿Qué le dijiste?
-¡Que yo tenía el semimiento de estar jodido'
-¿Sí? ¿Y qué te contestó?
-Me dijo: "Pero usted ESTÁ jodido".

Para eswr de ac,wrdo con su enunciadn, lo emmcwcion · 'us/ed se permile w-


J)Or unu :'n !(TVL-'.n('ión sitnhó!ir·u. do -· sólo podi'a sc:r dic/¡u en míblico.

39
1
cuestionamiento de la contemplación

Helo aquí, desde hace algún tiempo ya, en análisis con Lacan. De he- Lacan mismo contó esta ocurrencia de su práctica analítica; por cierto
cho este analizante acepta las sesiones "cortas", al menos hasta el día.·¡·.: que, para hacerlo, tuvo que ir ... a Italia.
en que ... declara que no tiene suficiente tiempo para asociar, que ne- 1
ccsita de ese tiempo. En consecuencia, insiste en que Lacan lo reciba Se trata de una primera entrevista.
durante un tiempo más largo.
-Buenos días, vengo a verlo porque ... antes que nada debo decirle
¡0 que pienso: usted no hizo la teoría.
Por supuesto que una vez formulada esta exigencia él espera que -¡Jamás creí una cosa semejante!
Lacan to despida gentilmente. Por ejemplo, con una expresión del tipo:
-Bien, mi estimado, ¡hasta mañana! La respuesta le cortó el chorro. Pero Joque siguió aclaró la intención
,. puesta en juego en la declaración.
Pero nada, Lacan no rechista; de modo que esta sesión se prolonga - ... Bueno ... entonces, quisiera saber lo que usted piensa de esto:
durante un lapso desacostumbradamente largo. si yo me hago analizar con usted, entonces, la tendrá.
Sólo que el analizante está tan atónito por esta no interrupción que,
de hecho, es incapaz de articular la más mínima palabra durante ese Lacan comprendió entonces que su interlocutor tenía su pequeña con-
tiempo. templación del discurso analítico. Respuesta:
-En efecto, allí lo espero. Estarnos entre la espada y la pared. Pero
Asunto concluido. En lo que siguió de su análisis, nunca más se plan- haga corno a usted le parezca ...
teó la idea de exigirle a Lacan un alargamiento del tiempo de las se-
siones.

~-

t."srn es una ¡,1!ervención en el reo! que hurP ¡,asar fa demanrfa al otro lado,
poiuéruida (le manifiesto como ,Je:nur:c:'a ti.: orr11 cosa.

,10 41
de un buen uso del esquema L del yo

Él había vislo, en sueüos, e! esquema L. En pleno desamparo, elia le declara a Lacan que no tiene más yo. Res-
puesta:
Lacan:
-¡Ah! ¿Le hace falta más?
-En mi casa.

t ..ndo el lacani.sn:o.
/,;_,1condc:_J··aralo
f.

42
demasiado caro
1 denegación es ley

No se sabt:: por qué razon pero tal era el hecho: sus sesiones, admiti- -Por fin! Por fin él se había decidido a ir y pedirle un análisis a Lacan
das, sin embargo, por amicipado corno "didácticas" en un país veci-' ~ no contentarse con un discípulo de éste, aunque fuera de los más
no, eran singularmente baratas.
próximos.
Como el grupo al que pertenecía tomó contacto con Lacan y la Escue- En la primera cita, dijo por qué acababa de romper con su primer ana-
la freudiana, él decidió ir al encuentro de Lacan, pero por su propia lista, por qué debía continuar, y tenía que ser con Lacan. El recibi-
cuenta.
miento era cálido, atento, sonriente (este último rasgo, sobre todo, lo
sorprendía, por contraste con la cara permanentemente neutra, neu-
Tuvo entonces varias entrevistas con él, mientras proseguía, por otra tralizada, de su primer analista).
parte, su análisis. Al término de la entrevista Lacan pregunta:
Claro es que estas entrevistas eran pagadas a más de diez veces el pre-;, -¿Cuánto piensa pagar usted por las sesiones?
cio de cada una de sus sesiones. . . ·
La pregunta lo sorprende mucho. Lo que le viene inmediatamente a
Y ocurrió lo que tenía que ocurrir: quiso continuar su análisis con la cabeza -lo formula al punto- es el caso de XXX (da el nombre),
La can. que actualmente paga 100 francos por sesión. Él agrega que no tiene
los mismos ingresos, que en ningún caso puede proponerse pagar se-
mejante suma.
Motivo dado al primer analista para la interrupción del trabajo con
él: eso le costaba demasiado caro. t -Bueno -concluye Lacan- hoy usted va a pagar 100 francos.
;
En ese preciso instante, supo que acababa de fijar él mismo el precio
de sus sesiones.

C/r el an(cu!o de Freud sobre la denegación: si alguien le dice: "Usted va a


f pen.mr que es eso, pero no pucriE ser de ningún modo eso", hay que concluir:
es eso.

~

44 ::'_[
45
:~
denegación es ley (2) desanálisis

Él lo ha comprobado, el análisis le basta y sobra para orientarse en Ella le cuenta a Lacan de sus precedentes curas. Muy rápido él !e
su práctica; ciertamente no tiene necesidad de un control. contesta:
-Lo que usted necesita es un desanálisis.
-Por supuesto, concluye Lacan, el control comienza la semana
próxima.

Perjuicios de la psicologi'a psicoanuli'tica.

46 47
después de después dialéctica de una intervención

I Iabíct varias personas en la biblioteca, que a veces oficiaba de sala de Él, jesuita en análisis con Lacan, forma parte de la primerísima ge-
espera. Al rato, entra uno de sus amigos, el Dr. Martin que, al verlo, neración de sus alumnos. Un día, en sesión, formula su intención de
se sienta a su lado. Intercambian algunas palabras mientras la sala, poco abandonar la Compañía Y casarse. Lacan hace todo lo posible para
a poco, se va vaciando. Helos allí solos los dos. disuadirlo, yendo incluso hasta decirle que el Superyó, en el matrimo-
Lacan aparece, los mira e invita al Dr. Martina entrar a su consulto- nio, sería peor que en la Iglesia.
rio. Después llega su turno.
¿Resultado? El analizante pone en acto su decisión, pero de cierta ma-
nera: ¡ está, todavía hoy, persuadido de que la tomó solo!
Apenas se recuesta en el diván cuando es atrapado por una i,ntempestiva
e imprevista crisis de lágrimas. Llora corno jamás ha llorado, salvo,
tal vez, en su tierna infancia, aunque no lo recuerda. Y para colmo,
no puede articular la más mínima palabra. Lacan le da una cita para
el otro día.

En efecto, el día siguiente se encuentra en condiciones de formular de


qué se trataba: su hijo lleva como nombre de pila Martín, como Lacan
no lo ignora y por lo tanto, el día anterior eligió hacerlo pasar después
de su hijo.

48
1
donde se ve a Lacan fzjar el precio de fas sesiones
dicha
Él, joven psiquiatra, jefe de clínica como lo había sido su maesLro pe-
Él formula así ~l resultado
de~ su análisis ccn Lac;:in:
ro a la vez colega Lacan, había esperado para retomar su análisis, esta
"~- 1 d:,--ha Sf'f vulnernble.
-Pude al f¡n expenmen,ai ,a 1 - .. · (1°
· ·
-·- - · vez con él, a saber lo que Lacan decía de la i.ransferencia.
-Ahora, quiero hacer un análisis con usted.
-Invíteme a cenar.

En ocasión de la cena, en un gran restaurante parisino:


-Fra[l(;ois, ¡esto le va a costar caro!

La cuenta se elevó en efecto a 8,000 francos (antiguos), suma nada des-


deñable en esa época.
Algunos días más tarde se extendía sobre el diván de Lacan, a 8,000
francos la sesión.

so .51
el analizante tema razón él habla de m{

En un momemo dado estableció el motivo de su ruptura con su primer: Estaba casi persuadido, Lacan hablaba de él en su seminario. Enton-
analista. La cosa fue como sigue: él había llevado un sueño que jugaba·• ces,. esa _semana esperaba con más impaciencia que nunca el próximo
con la homofonía medicina I mis dos senos. Y en las asociaciones que:- semmano, cuando Lacan, al recibirlo en una sesión Je preguntó abrup-
rodeaban al sueño, se había presentado la figura de uno de sus amigos é . tamente:
que, después de haber terminado sus estudios de medicina, se había -Dígame, ¿cómo es su nombre?
dedicado a la sociología médica.

A pesar del diploma, no podía considerar a este amigo como un médi-'


co porque esta calificación i10 encontraba una prolongación en una prác-,
tica efectiva de la medicina. Sobre este punto, su primer analista creyó· .
conveniente intervenir, significándole que no, que su amigo había ad-:, '
quirido realmente el derecho de ser llamado médico. E inmedíatamen° '
te el analista agregó que ya era suficiente, que era tiempo ya de termina(
con la actitud desdeñosa ante la "realidad", que la sospecha con la cuah ~
Lacan envolvía a esta realidad era de un efecto muy molesto (alumno
de Lacan, este psicoanalista estaba ''tomando sus distancias'', como:
se nota). Pero el analizante no estaba dispuesto a dejarse convencer.
Y esta sesión se estancaba en una oposición de tú por tú, puesto que el
analista sostenía tercamente su tesis y el analizante no menos vigorosa--
mente la suya.

Lacan concluyó la escucha de este relato con un juicio proferido d~ _


manera huraña: 1
--Pero, era usted quien tenía razón.
1
.~
!
¾;
·;
~
:%
-r.
i~

La prcuunra del oca;, 1 o ! / ,


en .1 . º ... · · . : I· re.me ve a que el se p!anfe,1. ¿ eor uue fa u1!erpreta
1 ucéln le cfa la ru-::,on por !uhcr dado la r,:zon a Laca'L · 110 ·11 '" resolviera? ·

52 5)
2! psicoanálisis, su público y pi f'.'stado él se !whrci u!vidado u s( mismo

Aprovechando una ley que favorece la asimilación de los judíos, su Después de haber estado en remojo durante un Eiempo bastante largo
padre había optado por un nombre propio netamente francés. Hasta en !a biblioteca, sacó !a conclusión de lo que había ocurrido: Lacan
ese momento, él casi no había prestado atención a ese asunto. Aho- se había olvidado completamente de él. Entonces, decide levautarse y
Ll está en el orden de! día de su análisis. Se vuelve claro que se trata va a tocar a la puerta del c·)nsultorio.
para él de agregar a "su" apellido el apellido de antes de !a decisión
Reacción de Le1can: regañarlo por ne haberse manifestado ames.
paterna. Se llamará en adelante Sr. X guión Y.

¿Se trararía de una veleidad? De hecho Lacan no le dejó el tiempo de


mantener la cosa en estas condiciones. En ocasióD de la siguiente reu-
nión de la Escuela freudiana, en que Lacan presidía donde su anali-
zante debía tomar ia palabra, él declaró:
-Bueno, le doy la palabra a xxx (su nombre) X-Y.

¡Era la primera vez que ese apellido era pronunciado en público!

El asunto merece un post-scriplwn: En efecto, el Consejo de Estado


rechazó tres veces la demanda de cambio de nombre, arguyendo que
!J. "escapatoria" de su padre iba en el se-ntido del progreso y que no
había lugar, e-ntonces, de ir en conL"a de ella. Moraleja: La lógica del
Estado no es la del inconsciente.

54
en caso de necesidad ¡entonces se trataba de eso!

El analizante habría abandonado el consultorio si Lacan, en ese mis- i Sí, era una muy bella y joven mujer. El cuidado que le otorgaba a su
mo instante, no lo hubiese retenido. presentación, la preocupación que tenía por su ropa, sólo podían com-
-Voy a darle el teléfono donde usted podrá encontrarme durante el, pararse con su natural belleza.
fin de semana en caso de necesidad. :
--¿En caso de necesidad? Esrando en análisis con L=ican, ella le dijo un día que tenia la intención
-Sí. Si usted tiene necesidad de hablarme. de asistir, esa misma noche y por primera vez en su vida, a cierta reu-
nión de la Escuela.
Conclusión inmediata, surgida apenas el analizante se encontró en la.·
calle provisto del papelito que Lacan le había deslizado en la marta: · Respuesta:
-Él sabía que yo me iba a venir abajo. -Prohibiré que usted aparezca.

Pero otro fue el resultado de esta intervención. El analizante, al salir;


de esta sesión, se captó en una foto en una cabina automática de foto-{
grafía: se reconciliaba con su imagen. ·

Compdrc::c con el caso tic! hombre de loY s·. I (: interven ció 1


produce ti,n ,lcring-out, ln dr Lacan un pr.r\·aje a! (]{·fo

56
ese nudo, ese fuego ¡eso es!

Los Ferrocarriies Nacionales de francia realizan pruebas de comuni- :; Una analizante explica largamente a Lacan la situación en la que se
caciones telefónicas en el tren que va de París a Liile. Él, sumergido ;:.C encm1uó cuando se postulaba para un trabajo. Ella dice las razones
en ia lectura de los Escritos de Lacan, decide aprovechar la oferta. Lia- ;: por la~ cuales ese trabajo no le convenía, justifica sus argumentos ...
ma a Lac::,n desde el tren: y él a lo largo de toda la exposición:
-Estoy en vías de leer sus Escritos. Debo decirle cuánto aprecio e! ca- .., -Eso es, eso es, eso es, se eso, eso sé, seso, ceso, cesa, cesas, saces ...
rácter mallarmeano de su escritura.
-;Venga a verme! Y no Lesa el sonsonete.
-Sí, con mucho gusto, pero, ¿cuándo? Ya pasada la puerta, ella todavía lo escucha: él no cesó de decir asaz.
-Esta noche, a las 20 y 30.
-¿Puedo preguntarle dónde?
-En París, número 5, calle de Lille.

. ..
.,..~.:-.ilf.··
.

.'i8
eso suele ocurrir . .. estar o no estar en análisis

Se extiende y luego, tras algunos instantes dice: Desde hace varios años él está en análisis con Lacan, e incluso tal vez
-No tengo nada que decir. .. más que algunos si juzgamos por el número de sus sesiones semanales.
Respuesta divertida de Lacan:
Después de la última interrupción debida a las vacaciones de ve-
-¡Pero sí! ¡Eso suele ocurrir! Hasta mañana, estimado. rano, habla por teléfono para tener una confirmación de la hora de
su próxima cita.
Gloria lo comunica con Lacan. Él dice su nombre:
-Habla XXX.
-¿Sí, qué desea?
-Lo llamaba para saber cuándo puedo ir a retomar mí análisis.
-Porque, ¿usted está en análisis conmigo?

---------------
f-rrCi./€/lí '1:·. ,.1111quPfuese as<'d:umen!c. ai.nq11ef:.;cse desde :1L·cemucha liem-
,Lu; el dirá,.' rie un p,:,,¡coancdista. 11t>es necesariatnenre estar en anáhsis.

60
falo imagznario Jaita de ortografza

frtra, fumando el cigarro, en el consultorio de Lac;:m. Agreguemos Le había escrito a Larnn parn pedirle una cita; deseaba emprender su
que no se trataba de cualquier cigarro sino del célebre Davidof tor- análisis con él.
cido que Lacan exhibía regularmente en esa época y que se había con-
vertido, ante los ojos de todos, casi en su emblema y hasi.a en e1 de los Poco después recibió la respuesta espernda y algo más también. En efec-
la.ca ni anos.
to, la carta de Lacan se tomaba el cuidado de precisar dónde se encon-
traba, topográficamente, su consultorio del número 5 de la ruede Lille.
Lacan se apodera del objeto y, al mis,y,o tiemp:J que lo aplasta en el Lacan le indicaba que debía presentarse el día y hora convenidos "en
cenicero, le dice: el fondos de] p8tio delantero". Supo sacar inmediatamente la conclu-
-Déme eso ... así estará más cómodo. sión que este error de ortografía imponía: eso iba a costarle caro.

Lí t¡uc es/01 /)ci.

62 G3
feminidad fin de análisis

Ella veía a Lacan muy regularmente: una vez cada quince días. No sabía -creía él- cómo poner término a su análisis.
Sin embargo, esta vez, después de haber dicho algo que no recuerda, ':
vio a Lacan buscar un calendario para consultarlo delante de ella. En- Varias interrupciones habían tenido lugar pero, a cada una de ellas,
tonces, él concluyó: Lacan lo_volvia a llam~r; cada vez, por supuesto, pagaba la suma co-
rrespondiente a las sesiones faltadas.
-Bueno, esta vez usted va a venir dentro de veintiocho días.

Al revelar hoy esta anécdota, ella aclara también cuáles fueron las con~ ;_ • Al término de una enésima sesión de reencuentro, Lacan le dijo:
secuencias sobre su práctica como
analista. Dice que recibe a 'sus pa- ;,
-Entonces, habrá que calcular cuánto le debo.
cientes durant'é U:ntiempo que no es ni efqelós ortodoxos 45 minutos ;
ni el de las sesiones puntuadas "lacanianas''. Se basa en EL CALEN-·,
DARIO que cada uno lleva en sí. ·

l
~f
1.·.·
=~i

De esta mancrn, el mlcndacfo que Lacan tenia m dia en sus manos adauicfr!

t.ie ella.
I
íu di,!!nidad de ¡¡n ol!ji'IO interno de1emado por cada uno de los a1wli:_:ar1ies.. . ;•,,¡;
d,
Lapsus !acani· '>emejan' l
¡e; cuando el an;listu \·
.
b,e apsudsocurre --para ?oner las cosas en su !ugar-
~e a stuvo e 1mervemr ali! donde deb(a hacerlo.
Jq_;
·,·.ir
65
J
fobia con nombre oropio
fin de análisis (2)

La historia tiene lugar en el último periodo de la práctica anafüica de ' J.M., Ri~ct~es menciona'. i:':nocasión de su primera c:nuevista prelimi-
n_ar,_La!1obrn suya de ammales. Lacan destaca la cosa v de la manera
Lacan, una víspera del día de Todos los Santos. Siguiente: ' - -
-.Es un hecho: las bertes (bestias) que lleva su 11ombre no le har·tn
-Señor, ya no tengo ninguna razón para venir aquí. relf (ri). - - 1

-En ese caso, no vc:1ga más.


¡ Me cuesta abandonarlo!
--En ese caso, vuelva mañana.
-No, mañana no.

P
~ntoncé's, l1_11a bof ernda, inesperada, ocupó el lugar de una última
réplica.

66 67
gloria a ti ¿habló él?

Está sentado en el pequeño salón, espera que Lacan lo invite a entrar Lacan acepta que e1la no diga una palabra, pero su analizante está le-
a su despacho. Es su primerísima cita, es decir que ignora totalmente jos _de aceptar la recíproca: ella reclama que él Je hable. Respuesta:
las costumbres del lugar y, en particular, el nombre de la persona que, -SI yo hablo, u~ted no lo soporta y si no hablo, tampoco.
unos momentos antes, lo hizo pasar.
Un cliente sale del despacho y luego aparece Lacan que, al verlo, grita:
-¡Gloria!
-Tibi gloria, responde él inmediatamente.

¡:{¡ ignoraha que Gloria fuera el 110111/in: de pila de la sccretarw ae Lacan. l::)~1s-
1e una ,•ar/ante de esta his:or',2. en efecw, otrc p1c1so1.a,ui utr el ''Gbriu '.Je
!.acnn, repiícn ur; d1J: ~lr1 exceis:s Deu. íiay 0/ra aún (¿cuá1,,c¡s mds?) don-
de ia répiica /,abna ,idrJ: ---Cloric 1ibi dor1i11e, oue es la vr::rdadaa fón1121/a
:-05rcdu.

68
6lJ
herencia hola, ¿Lacan?

Tuvo la dicha -aunque no es seguro de que se tratara real1nente de --Hola, ¿Lacan? 1 \ ] • e


rnl cosa-- de recibir una importante herencia y como es lógico el acon-. -Claro que no, y cue1ga e tc,erono.
tecimiemo fue mencionado en .su análi:-;is.
Desde ese día, Lacan multiplicó las sesiones, hasta ocho por día, nos,·
dice su analizante, y eso varios días por semana. De este modo su
herencia se vio transferida en poco tiempo de su bolsillo al de su ana--- ·
lista, mientras el analizante contaba a quien quisiera escucharlo la ope-
r cción a la que se dedicaba Lacan.

Él estaba encantado.

(:~-·:,:~:~-~i J f:'.r·¡=ü ,j í ·.l.~ a :~:~ 2 w;.~


n ,:,B A l ;-z~3 i
,·::;t:;:_,:;_,~
-~J -'.;·.'::.:.,¡·;-:ti_:-, ·,-;,~ DOCU/viE;',iT:~C10~J ~
_.,-, --·-c-,.-,,.---0'.!<Ck-s- - ..... -.,~.~-~---~-<"~-·-="-, '

Versión psicótica de la ocurren,ia riiu/ada ar¡u( 'lOEJCre falso !cfr. p. 8·1).

70 71
indicación de analista
inscripción en la E.F.P.
Ella ignoraba todo sobre la historia de los grupos analíticos. Había ido
Ella querría inscribirse en la Escuela freudiana y le habla de eso a
a ver a un joven psiquiatra en "formación analítica" en el Instituto
_Lacan. Esa misma noche él telefonea a casa de ella. Contesta la hija
que estaba en el Seguro Social, porque ella en ese tiempo no tenía me:
de la analizante. Él pregunta la dirección exacta y concluye diciéndole
dios. La psicoterapia llegaba a su término, él le aconsejaba ahora
emprender un análisis. a la niña:
. -Usted no está obligada a decir que yo hablé.
-Voy a ir con Lacan, como mis amigos y colegas.
-¡No sueñe! Ya fantaseará todo lo que quiera cuando esté en análi-
sis, ¡pero no en el momento de buscar analista! Desde entonces, corno se debe, la jovencita no cesa de contarle a quien
Y agrega: quiera oirla que recibió un llamado de La can. ¿ Y li:imadre? se pregun-
-Por cierto., Lacan es muy amable; usted puede ir a verlo de todos tarán ustedes. Nunca fue inscrita en la E.F.P.
modos y pedirle consejo a él sobre la ekcción de un analista.
Ella ac:,baba de comprender que no tenía otra elección; después de lo
que había escuchado, el único analista posible era Lacan.

Al de'·ir!e "no suel1P" le .'ndica a Lacan cuma sicidc c:ilugar de su sue,io . ..


,'fHJr io ,anto. de su análisis!
interpretación Jaque al parricida

Ella es alumna de Lacan y va a par11c1par, con carácter de miembro -Suponga que, en tanto periodista, yo quiera hacerlo pedazos. ¡_Sabe
~e !a Escu~la freudiana, en las Assises (: reuniones} sohre ei pase, que - cómo lo h2-1ía?
deben realizarse muy próximamente en el hotel Lutétia. ·
pero d analizante no ha terminado de formular una primera versión
En !a última sesión aEtes de esta importante reunión comunica lo que de lo que seria un parricidio perfecto cuando Lacan lo interrumpe:
acaba de ocurrirle: un terrible ataque de hemorroides. · -¿Entonces ... también usted, usted está contra mí?

Interpretación de Lacan:
-¿Les assises? (: asientos, asentaderas)

El cn~1li-:)~·n
fé' co,nprt:ndúj !u pregunta ccmo ¡;na demanda de
LJn?oí· l---\!!"Li. (!rcr-i5'ünleníe, nn /!Crn1ruk'Ce /JCgarA!oa e/la porque .c-:abc.."'
dar t1 i·u
rc\r:·u~ )/a ft~'Jlic":r 111a!cu1a!nu!nle o i~U1'on) su PSíUliiS 1:on. 1 orúndolo ''s/ndrrinn'
del
~

Lacan no contento 1 /and-rover

Méc..lfcojoven, despreocupado_ por las q~erellas,


.

~ebat,e~ y escisiones
an_ahtic~s_q_ue, po_r ~tra pa_rk, 1gnoraba,_el f?rmulo _su~emanda de lin·····.1.!.
ps1coanahs1s d1dact1co prnnero en el circmto del instituto (l.P.A.).;;
n
"ll;

l Soñaba lodo el tiempo con coches y no sabía porqué. Un día este irri-
tante vehículo tomó la figura de un Land-rover. En ese último sueño,
ésLe se hallaba bloqueado en el barro y no avanzaba mucho más que
Cuenta el asunto durante su primera entrevista con Lacan. ;: Ja interpretación de ese sueño reiterado.
,¡;

Lacan:
-Como tuve que pasar un año en un sanatorio antituberculoso termi:i -¿Qué es un !and-rover?
naron por mandarme con un psicoanalista psicosomático. ··
Él, estupefacto por la extraña pregunta, di]o:
Comentario de Lacan: . - ... ¿? ... un coche ... ¿?
--Ah, no crea que yo est.oy contento por todO eso.
Lacan (esta vez aullando, muy enojado):
-¿Qué e~ un !and-rover?

Ninguna respuesta. Fin de la sesión. Sólo se le ílumirn'i el foco cuando


ya estaba instalado en el tren en que regresaba a su casa. ;Pero sí! Es
un automóvil para TODO TERRENO. Ahora bien, él era etnólogo.

¿Se acaso '1·1,:·e: :z:wlista s1;01í:;!u respues!a ,1111es


de r¡ue d analizan te
la captase con moz ivo de su imervención? Suponiendo que ese fuese el ca-
so. !a conl/1111ac1ón !whna sirio iizfcrente si el analista se la !u1biese dicho. Com-
párese con !u "/¡,;en:1 nnécdcia ., filu!uda aqu{ "!1,lerp ...e/ación ".

/6
leer y releer ¿ iiterato o psicoanalista?

Ella, médico especialista, había escogido abandonar su profesión, en Iba a ver a Lacan para decirle cuánto apreciaba su calidad de hombre
cierto momento de su análisis con Lacan, para ü1stalarsc como psicoana- de letras. Lacan lo recibió, habló con él y luego, al fin de !a enlrevista,
iista. Algún tiempo después de la puesta e11 acto de st: decisión. anuncia Je pidió 300 francos lo que era pOí entonces una suma no desdeñable.
a su psicoanalist'..l que va a participar, esa misma noche, en una reu- Él refunfuña:
nión de la Escuela freudiana. Respuesta: -¡También usted debería pagarme. Usted también habló mucho!
-1",Jo aparezca más (ne paraissez plus) en la escuela.
insistencia de La can:
-Al irse usted dejará un cheqne de 300 francos en el cajón de ía pe-
Está completamente perturbada. ¿Habna cometido un error al compro- quefía cómoda. Si usted vuelve lo recibiré tres veces por semana y me
meterse como lo había hecho? ¿Lo habia hecho prematuramente? Po- abonará 300 francos cada vez. Haga el cálculo para saber cuánto íe
demos imaginar las cien mil interrogaciones que ocupaban su an2.lizante costará eso por mes.
caletre.
Se va, dejando el cheque en el lugar indicado y decide partir de viaje.
No fue sino seis meses más tarde cuando la iluminación le llegó. Al Africa central.
Lacan. aquel día, le había dicho:
-No holgazanee (ne paressez plus) más en la escuela.

La lecf u ru 4ue éi hace aprc:s coup de su dccision lie pari;r a ese lur;ar /¿ asegura
que se Jwtna áiri_r;idoa Lacan ,omp!e1ome11ie, en íunro nsicoana~
tratala dL eso'" !1sra, )' no en latíio fiiera!O.
medicina
malestar en el análisis

Lacao lo recibía, de tiempo en tiempo, durante un lapso más largo que Metido tanto como se puede estarlo con el psicoanálisis lacaniano él
llegó a considerar que era necesario obtener su diploma de médico c~s-
el de .las sesiones cortas, casi habitual. Él designaba esas excepcionales
tase lo que costase, incluso el de médico psiquiatra.
intervenciones de Lacan diciendo que, al hacerlo, Lacan "renovaba el
) malestar de las prolongaciones''.
Desde el comienzo de las clases está inscrito en primer año de medicina.
\ Le habla a Lacan de su proyecto.

Respuesta: Lacan dobla inmediatamente el precio de sus sesiones:


De esta manera se encomró ante la imposibilidad material de p~ose-
guir esos famosos estudios.

_,
-,'

-------------

8()
81
¿neologismo o interpretación? no habda habido sesión

En su tercera entrevista con Lacan fue tratado con menos miramientos ·:Había mucha gente en la sala de espera. Ciertamente, Lacan lo reci-
que en las dos anteriores; esta vez tuvo que esperar antes de ser recibi- bió, pero apenas había comenzado a relatar un sueño lo interrumpió,
do. Cuando finalmente pasa, no deja de señalar a Lacan su retraso, le cobró la sesión y confirmó la cita del día siguiente.
a lo cual Lacan responde:
-Yo no soy responsivo. Durante la sesión siguiente, éi no dejó de interrogarse sobre la escan-
sión de la víspera. ¿Cómo había que iulerpretarla? ¿Dcsput':s Je qué
Esta respuesta, dice él, lo dejó ileno de desconcierto. paiabrJ. había ocurrido? ¿Cuál debía ser el alcance de ,c:sapalabra?

En ese momento, Lacan intervino haciéndole notar que ... bueno us-
ted sabe:... que había mucha gente que esperaba, que éi lrn.bía nolaclo
que estaba un poco presionado ... en resumen, que su intervención
no quería decir nada y que esa última palabra de la sesión prece-
dente no era algo sobre lo que había querido auaer especialmente su
atención ...

Era algo sumamente asombroso e incluso duro de digerir para alguien


que, como iantos otros en aquel tiempo. consideraba que todo lo que
Lacan hacia o decía merecía ser anotado, interpretado, repercutido (co-
mo lo muestra el hecho de que nos haya relatado la presente aventura).

Hay que pensar que Lacan no ignoraba hasta qué punto su desmentido
era poco creíble porque agregó la intervención siguiente: cuando su ana-
Iizame pagaba esta sesión le declaró que no se la debía. Ya había sido
pagada el día anterior.

())
<__).é_
nom hre faiso papá refunfuña

Un paciente travieso decide tenderle una trampa a Lacan. le habla por· Un padre viene a encontrar a Lacan a propósito del análisis de su hi-
teléfono bajo un nombre falso: jo ... con Lacan. Este análisis, si se cree a la opinión del padre, no
-Habla Juan Pérez. avanza. Peor todavía, hay agravación de los síntomas.
-Claro que no, responde Lacan. Y cuelga.
Lacan lo recibe tres minutos. Luego le dice:
-Serán 500 francos.
-Pero, no le pude decir que ...
-Serán 500 francos.
-Pero ... yo ...
Lacan, esta vez netamente rajante:
-500 francos.
El padre:

Lacan, apartándose del padre:


--¡Gloria!
Gloria acude inmediatamente. Lacao le dice:
-Lsted le cobrará 500 francos a este señor.
Luego, volviéndose hacia un analizante que esperaba en la biblioteca,
dice:
-Usted, venga.

¡
t
[
¡ Eswoa exctiudo ooder decirle a ese padre: "¿Pero, en r¡ué se está meriendo
t us1ed? c. Y. con r;;,e dprerho?" r;or la razón de que, a:' me:c.r,ye en eso, crc1a

~¡·..·
hacrrlo a iitu/o dP pudre. Única rcspuesra a11a!itica posible frente a su conduc-
ia imempe.</iva: despedir/o.
.

84 ( 85
parto
pasa o fracasa

Su vienu·e está muv grande, el embara70 Ile,~"ª a sn térmioo. f acm Es el fin de las vacaciones, a comienzos de septiembre, pero todavía
en su cíltimo sueño la regaña a gíitos: · - "· '
las clases no empezaron. Lacan le dice que la recibe como un favor,
--¡Oh, usted y su complejo de Edípo! que todavía no ha ret_ornado sus consultas; por_l? tanto costará más
El sueño prosigue así: Lacan hojea un librn. se trata de las na·o-in"s 11, caro durante este penado. Ella acepta ei sacnf1c10.
ó JO5. . ,., e:,· ~ .J

pero sus amigos se burlan. También ellos son recibidos, pero sin sn-
Como podemos imaginar, ella tiene la intención de contar su sueíío. plemento. Ella piensa que se hace ilusiones, que en la fecha prevista
Lacan no aceptará el retorno al precio anteíior. t\n ese caso, ella no
/\! ver la ese día como siempre en la sala de espera, Gloria exclama:• podrá continuar pagando ese precio a lo largo de todo el año.
~ i Oh: i Todavía está usted ahí? Eí día del comienzo del año es,:olar paga sin comentarios e! precio an-
terior. Y Lacan no mat1ifies\.a ninguna reacción.
Ella tiene su bebé esa misma noche. La fecha era 15 y la hora, 10:05. ')

¿Diremos 711eLucan se iwi·rcí uiridacio 1ie .,u ituen,enciul?? La pre¿un!a, inso-


luble pora 1wso1,us por otu purl'-, ro cunslste en eso, pues e! asunru debe ser
s:íuudo desde el pu!7!0 ele v1s1u de la anuiizanlt' que colilo /:1 anecdo:a. Ella
liene grandes d¡J;culrndcs para i 1na r¡ue !.ac'C/1 p112du au·p1or \ o/ver u/
prff10 anrerior .. Sin embw go, no st· 'o ¡,irc5 118a. S1 lo 1/Li,er,c"hcch,1 Lc:ca,1
Sl;lo hu!Jri',,,rJ,¡d/cloié'Sjhinccr. ''!:o''. , l, 11q:1eccf!u 1u pon,· u! he:-/10 !'On-
.~-:unad()y, sabiindoic) e ne! 17') /e lili'.;.,, r¡ue ocer1[ar, pues s-i no _{ucra osz
lu demanda pasa ria a esrar des;, !a(!n El resu!lado ck: !a no 17,1/u
s1·n cn1bnrgo: !u accpración de Lacon desn?ienre (pe.r·oen io~ hechos_/ tío ve1-
huln1e.-'7le_,·dicho de :J!ro 1uodo dcs.1nfen:t?i:~fccli\-nn1e,11fP) /r' e.\neci"e ,--/e:·r_(!u-
' ,ór ck la ,-110 1 e,· ohjf'fli ,11 tllW[''li
pedido de gracias
placer
Algunas personas son maestras para ejercer sobre su interlocutor y d; de ver a su analista entre el
U n an alizantc de Lacan tiene la sorpresa
· , ' brado
la manera más manifiesta, más cruda, más extremadamente insistente úblico que asiste a su defensa de tesis. Y est~ tanto _mas asom
toda la presión que pueden a fin de obtener una pequeñez, un signo:: ~uanto que sabe que Lacan, a esa hora, recibe habitualmente a un
2unque no sea más que un simple "gracias". Esas clases de sujetos, mu·
pegajosos, suscitan si no es una preocupación, por lo menos cierta in aentío. . ' d '
:su presencia me dio mucho _gusto, le dua poco espues.
comodidad para cualquiera que tiene buenas razones para no otorga ~¡Pero si es por eso que lo hice!
lo que es tan pesadamente reclamado.
Lacan tenía que vérselas ese día con un personaje de este tipo. Ya des.
de las primeras palabras intercambiadas por ellos en el umbral de l
puerta abi_cJ1.aal final de la sesión, el que asistía desde la sala de esper '
a es:a algarada sacó la conclusión C:.ec¡ue el personaje del que hablamos_
había ofrecido a Lacan cieno regalo. ¿Qué regalo? Eso importa poco.
En cambio, pesaba esta insistencia que parecía no querer replegarse;
a cualquier precio era necesario obtener de Lacan una palabra que.
dijera el efecto de ese regalo sobre su destinatario. ,

Formulada con w1 tono de reconocimiento, la respuesta siguiente pu-


so término a la interminable reclamación:
- -No puedo decirle --enunció Lacan- has la qué punto eso me agradó ..

~.··i·~.-.,.

-~ti
:t.·
;!·;····.·
...

-,¡
1.·
j .....


----------------~-- :t
la dc ?1t/njo )·/ t./ /t:.'t
¿~~/ron-'; h{'!hl sc:!is_f·e..._·ho 1 r.J, en su hterahdad,
e.y--·uc1·1.udu .a
,''!O :-'s:u¡.·,.-,r¿¡ a!h narü (Íe\"l77t-'!1!.-:r¡'u_
pleonasmo primera noticia

Una cosa lo fascina rnuy particularmente en la práctica analítica que· . ¡:;¡


.!--''
alumno de Lacan, está ahora, desde hace muchos años, en análisis
. •
Lacan pone en obra con él. A veces, en el curso de la sesión, Lac2.nii ron el mac:slrn. Dc:spués de un tiempo 'apropiado", y mientras cont1-
se levama de su cillón, y va hacia otra pa11e del consultorio. ¿Por qué se.: ;uaba su propia cura, se había instaiado como psirnanaiista.
comporta así? ¿ Y en qué momento de la sesión se manifiesta de estat. Después de un tiempo suplementario y no menos apropiado parécelc
enigmática manera? ·1·
c¡•JEsu anadsts.
esta' termmaoo.
. '

¡No logra respo,1der! Siempre intrigado, decide al fin plantear la pre-}


gunta directamente a Lacan: Informa de ello a La can y se levanta del diván el día mencionado por
-¿En qué momento preciso de mi sesión decide usted lcvo.ntarse d1: él como el de su ulrima sesión, declarando:
su sillón? -Bueno, mi análisis ha terminado.
-En el momento oportuno. Respuesta:
-- Pero no ha comenzado .

.\,'u!u: La hisiuria no dice) desgn1ciadan1enr2, si esle anali::,Dnte ,D!antea su pre-


gunta 1nier;tras L,-7Crin esrd sc1uodo en 5:u 7f/!d11 o de e1i !u hc.:birucfótt.

/;;7,,71 para po::::ici'(;,.,riel a;2c.


..i.'i<.unte
upun!a a ~u Jnálisis dr·'>Lle ci ¡)1n:10 de visic de 'iU onu!isra. ro inrer-
-.·cnción dr: Locan /(_} r.!e este
P1,·.2u111a:¡;_.u,:anp:1riw furm:nar es!P ;u.'r·11, antec r1e que e/ :•na!izan!P, 1liSOra
u.-'Lh'lO de i/1í('rn11npir _\u arui/isis?

')(l
91
,1 .
prilnera sesión con Lacan
.

prohibición
-~

Ella viene a pedir a Lacan retomar con él su análisis. Su analista acaba,~ Ella le dice a Lacan que tiene una relación con XXX. Respuesta dicha
de morir. lo entierran ese mismo día. ' con tono seco:

¡.
-¿Cuándo? -Le prohibo frecuentarlo.
-¡En este momento! Luego hay un silencio. Después:
J
-¿No tiene usted la intención de ir allá? -Usted SABE que él está en análisis conmigo.
Ella, un poco vacilante, dice:
- ... Sí.
-¿Dispone de un meJio de locomoción?
:I
1
Un v!ejo ~enault _4L la· espera, en efecto, en la Froxir_nidad de la call~,
de L11!enumero ). Rc,pondc, por lo tanto, arm11atnamente.

. . d ose a GI ona
L 2:can, entonces, d u1g1en ct·ice: :!t
-¡Gloria'. Mi abrigo.

Y, dejando plantados a los clientes que se amontonaban en la sala de·"·


espera y en la biblioteca, tenernos a Lacan en su 4L acompañánJola,l .
al entierro de su ex-psicoanalista. Tal habrá sido su primera sesión conTu
Lacan. -·'

o~.)
/
puercoipico

D:s ,a,nalizantes de Lacan se cnc:,entran alrededor de algunas copas en que .. . ¿o cola (queue}?
_ , . º . . ~., - • uu ue e ¡¡os, ¡·¡geramente ach1s-
ncc_s1on de un conareso de Ja P .... 1n r--- 0 ,1 -. '
;
pado, 1argo su conf1denc1a. •
Muy sutilmente, é:l había notado que Lacan interrumpía su frase -y
'3
así levantaba su sesión- cada vez que ésta incluía demasiados "que"
Helo aquí ,en el di-'án, aportándole a Lacan un sueño donde había un ~ y, más precisamente, que la intervención de La can se pr0ducía justo
°,uercoesrln (porc-épic). Después de algunas elucubraciones airededor ,~_~_._.,•_ después de proferido el tercer "que'' (¡es el caso de la frase oue acaba
ce su sueno el conc!uvó· - ,.
de leerse!)
-Primero p~nsé que usted era el 4nuercoespín- - , pero
L
des"'ue'
1)
r no
.)- l
- ----- ,_,_-_,
, lJ 0 Ll CQ '.:-

Ré_P!iC~-
d~ Lacan (con la in~erj.ección inicial largamente suspirada):. :j Además, ese día, finalmente, él se había decidido a hablar de su rela-
--1-'\hhhrrhhhh, gracias a D10s! - j ción con el dinern.
1
1 -Buenos días, Doctor. Quisiera hacerle una pregunta .
.-~
.
,,
-.j.
___ -.

-¿Es que ... (vacila, notando ya en su fuero interior un pri1ner "que").

1 Pero, desbaratando esta vez sus previsiones, Lacan hace un gesto de


interrumpir la sesión.
-.'._.._:•.--~-,~_._-_._ -No, escúcheme hasta el final, Doctor. .. ¿es que no es molesto? ...

11
.

- ... molesto que lo que ... (¡Ay! ¡Ya están los tres "que"¡)
;f
ti Sin embargo, haciendo fracasar una vez más sus previsiones, Lacan

~,
-~t
-~
ij
i.
no corta allí esta sesión.
- ... ¿que lo que recibo todos los meses de XXX contribuya en parte
a pagar mi análisis?
-Sí. ¿Cuándo lo vuelvo a ver?
--El lunes próximo, Doctor. ¿Es molesto?
-Sí, seguramente ... seguramente el hecho de ql'.e usted !"ecib;:;eso es
totalmente legítimo.
-Gracias, Doctor.

'vJuc ho <1: ás rarde. al tran scríb: r esta s,~sión, él se dio cuent'.l ele que
le había agradecido.

l)~.
95
¿qué? ¿primero? ¿quién es paciente?

En el umbral de la sala de espera, Lacan se tomaba generalmente el Carta de Lacan a un analizante:


tiempo de mirar quién estaba allí; con una señal invitaba, luego, a una -Lo espero. Pacientemente.
u otro a penetrar a su consultorio. El orden de llegada, parcialmente
ignorado por Lacan por otra parte, no determinaba el orden de la invi-
tación a pasar. Esto, él ya lo había observado.

Sin embargo, a partir de cierto momento


de su análisis, debió rendirse
a la evidencia: Lacan lo hacía pasar siempre primero. ¿Qué ocurría?
¿Qué quería de él? Asociaba sobre ese "primero'!; recordó incluso en
sesión haber sido, en la escuela, el primero. ¡Eso ocurría cada vez que,
en el año precedente, había repetido el curso! Pero no había nada
que hacerle: ¡pasaba siempre primero!

La cosa llegó a tal punto que, cierto día, no tuvo siquiera el tiempo
de instalarse en una sil1a. Apenas hubo llegado, ;adentro!, y ello a pe-
sar de que x personas esperaban.

Aquel día, atravesando después de su sesión el puente del Carrousel,


la clave del asunto le vino a la cabeza. Su nombre patronímico era do-
ble pero el uso familiar había promovido al segundo (el orden era el
de la inscripción de los dos apellidos sobre su documento de identidad)
juzgado más noble. Él se había atenido, hasta entonces, a ese uso sin
cuestionarlo jamás.

Decidió tomar una sesión suplementaria y regresó a lo de Lacan don-


de, una vez más, fue el primero en pasar.
Dijo su descubrimiento. Lacan, al salir del consultorio, le tendió, he-
cho rarísimo, su mano. ¡Era, entonces, eso! Él, su mujer y su descen-
dencia usarían en tunees en adelante ese primer ai1ellido hasta entonces
ocultado. A partir de ese día no pasó rrimero, como cualquiera, más
que excepcionalmente.

F-\,e.s-/oe-·:.1:,1cgoJ¡Jara !a in!erjurerLJción) dei conocinúento .naranoico . .t\ ésie


e/ ue ,i1r:;cede' /u inftIVencI(5rz hcbnú oc·u-
(Jira co.)·o q.:ie una .\·u_;.;;esnón(!o c¡:-1.e
1 n r.·a,nbio .. Yi Lt1con /e hrlh/ese (iicíu: ..,- "L/stcrJ descuido su ratron/rnit·o '). Erisre · 'el pucien!!'" en e! riempu de suspenso de! uncíiis1s.
¿quién paga los gastos? remolino de la demanda

Sí, Lacan está de acuerdo para que se termine con este análisis. Pero Ha ocurrido que un analizante le diga a Lacan algo así como:
la disminución aceptada del número de sesiones no se hará bajo cual- -Ya no soy yo el demandante, ahora es usted. Acepto continuar si
quier condición: usted viene a mi casa.
-Para que el esfuerzo siga siendo el mismo de su parte, usted conti- -Aceptado.
nuará entregándome la misma suma cada semana como cuando tenía Y hecho.
tres sesiones.

F! psicoana!isrn no está clavado a su sillón.

OQ
./.J
sala de espera se robaron el bastón (fu canne)

Él llega a sus sesiones con una regularidad de metrónomo; tiene el as-- Un analizante de Lacan robó un bastón en el negocio de antigüeda-
pecto de poseer sus costumbres, siempre imperturbable en esa sala de_ des cercano a la calle de Lille. Lacan, informado del asunto, intervino
espera de Lacan. y '' la canne'' fue restituida.

Ella comenzó hace poco, a veces llega corriendo, otras, antes de hora ... ;~ •-
if _
Lacan entra a la sala de espera, mira al tipo y le aulla con un vozarrónl _.
capaz de tirar abajo el can'dil del techo: ~ --
-¿Esto va a durar todavía mucho tiempo?
Ella trata de que la tierra se la ·trague.
Lacan la ve y, con una voz suavísima, dice:
-Venga queridísima ...

1Oíi l () l
se:o'iónde serninario, sesión de análisis sin aliento

Ese día, Lacan había invitado para nue interviniera en su seminario . ~ . -on·roles con una cauencia insoport;:1ble. El~a
se multiplican
Ses10fl<~S
J C, -:. 1 n tar eso· se va a rebelar y se 10
1 n
a un gran profesor universitario. Éste, desempeñai:do su papel, mues 0
no '1·ene
L --
más ctrnero, ya
·
no pu'--oe acep - ' •
tra de Lna manera que no puede ser más indiscmible hasta qué pumo va a decir. .,
ei método y !as conclusiones de Se!lir; son inadecuadas y en lo que res- Se recuesta e inicia vig_orosamente su SCSJOTI:
pecta a las conclusiones, cuán erróneas. Ahora bien, Freud se había --Usted me ~;:,_e;:,
de rms casillas ...
apoyado en Sellin para su último trabajo ~obre :'vioisés. Lacan dice al-
gemas palabras. Fin del seminario. . 1. - . on . ·oz de falsete le dice:
sobre ella con a1re de 1c10s0 y e
Lacan se :1r,·cl1"nci
• ··'-'-
v .

·Sí1 ·
Él tiene apenas el tiempo de mordisquear un sand\vich antes de encon- - i • . . , . , 11 cuerna esto con dekite.
Todavía muci1o tiempo oes;1ue:,, e __a
rrarse reclinado en el diván de Lacan. Con algunas vacilaciones, abre
el pico:
--Cuanto más escuchaba a Caquot (el profesor del que se trataba) más
tenía la impresión de que, al apoyarse en Sellin, es Freud quien tenía
la verdad.
-¡Absolutamente!

](12 103
suicidio
soñar cuenta
Él relata en sesión que su amigo X, psicoanalista, a quien además le
debe el hecho de estar en análisis con Lacan, acaba de suicidarse.
El analizante: Lacan, sin dejar de anudar y desanudar hilos de diferentes colores, pa-
-Soñé que ... rece imperturbable. El analizante explota:
-¿Ese es todo el efecto que le causa?
Lacan, interrumpiendo: -¿ Qué otra cosa quería usted que él hiciera?
--Está muy bien, mi estimado, hasta mañana.

1O:\
transcripción turbada

~
í-, .(' ' r 1 • . 1 _ ' ' _ • • •
'--'orno su I unc1on nospna1ana poma a su d1.,pos1c1on una secretan a,
, , '
¿Cederá rlla al encamo de una relación amorosa? Explica a Lacan su
ella le daba a ésta las cintas magnetofónicas del seminario de Lacan turbación: el seductor es el pediat,·a de sus niños E1la dice estar muy
a fin de que las pasara a máquina. Numerosas veces, en ocasión df/ lejos de ser indiferente ...
l::ts sesiones en Io de La.can, había tenido oportunidad de notar su gran, Respuesta, y que !a condujo a cambiar de ped;atra:
interés por ese trabajo. Él no dejaba de reclamarle las hojas dactiio-:· -Usted no tiene ninguna razón para reiacioriarse con alguien que la
grafiadas o también de preguntarle cómo adelantaba el trabajo. importuna.

Un día, en una sesión, él le dijo a quemarropa:


~Entonces ... ¿cómo va Lewis Carroll':
Esta pregunta no tenía ninguna relación inmediatamente imaginable
con lo que ella acababa de decirle; así que se quedó estupefacta.

No fue sino más tarde cuando recordó que él había hablado de Alicia
en su último seminario.
Se precipita sobre la copia de la transcripción que le había dado a
Lacan. Su secretaria había introducido un curioso monstruo en el pa-
saje en que se trataba de Alicia; ese monstruo se escribía '' un petit d'un
petit''.

l 06
una palabra de mas videncia

Helo aquí declarando, apenas extendido en el diván de Lacan: Ocurre que la víspera de uno de sus exámenes de medicina dijo a
-Finalmente ... Lacan en sesión:
- Bien, querido, ¿cuándo lo vuelvo a ver? -¡Oh, qué noche!
Tal vez evocaba así, no sin énfasis, su noche de trabajo, o de insomnio
motivada por su preocupación por el examen.
Sea como fuere Lacan replicó de inmediato:
-¿Leucemia?
Decide estudiar encarnizadamente el tema "leucemia".

El día siguiente, en el salón de! examen, inquietud ... y bien, ¡no! El


tema sorteado no es la leucemia.
Pero pronto se dan cuenta de que hubo un error: debe ir a sufrir la
interrogación a otro salón y allí, hecho extraordinario ... ¡le piden res-
ponder sobre la leucemia!

Cosa que hace brillantemente. Salida del examen. Va a su sesión. Se


entiende que no podía tratarse más que de la aventura que acaba ele
ser referida. El relato mismo es portador de una cuestión increible: ¿Có-
mo pudo saber Lacan? Respuesta:
-Es una pura cuestión de lógica.

1no
¿y ahora? zen-an(lhsrs

Le pregunta a Lacan si, a propósito de cierto caso, elia puede em- Por iniciativa de Lacan, ias sesiones Je análisi, y de control se multi-
ple::ir, como !o 11abí::ihecho muchos años antes en ocasión de ouo ca- plicaban; muy rápidameme akanzaro11 el score de una sesión de :rná-
so, el término de "doble". lisis más un control c2,da día.
Todo eso fue viento en popa hasta el momento en que él hizo sus c.:uen-
Re.,puesta: tas. ¡No, decididamente, no podÍ2 continua de esta manera) Enton-
- En esa época usted no podía equivocarse. ces, llegó a franquear el paso de decirle a su analista que, en lo que
concernía al análisis, estaba bien, él continuaba, pero que ya no po
día, financieramente, asumir !os controles.
Llegó la hora del siguiente control, que se había decidido a rechazar.
Se dio cuenta entonces de qne Lacan no quería saber nada con esa
transacción; y, como él seguía firme en su decisión, recibió a guisa de
respuesra un puñetazo en el tórax adornado con un: "pedazo de imbé
cil" mascullado, pero audible a pesar de todo.
De regreso a su casa recibe un llamado de Lacan, un Lacan muy muy
muy amable. Le pide que venga a su próxima cita, que esto ... que lo
otro .. , en resumen, lo comunicaba con Gloria para arreglar todo eso.
Al día siguiente, sesión de análisis, luego de control. Al otro día, aná-
lisis. En el momento del control, él reiteró su negativa. diciendo al mis-
mo tiempo a Lacan que si le levantaba la mano, y bien, ¡le destruiría
todo el consultorio! Acababa, hacía un momento, de decidir que para
él, análisis y control se habían terminado.
No esperaba, sin embargo, que al llegar al pie de la escalera y luego
al patiecito de la entrada del edificio, vería abrirse bruscamente la ven-
tana del consultorio de su analista y luego a éste asomarse, tirarie una
maceta con flores ai mismo tiempo que le gritaba:
- ... ptdazo de imbécil ... pedazo de imbécil.

-·· -··----------

1l i,)
111
Presentación
de
enfermo
a pesar de todo

La presentación se 3cerca a su término. Lo.cm:


-Bueno, vamos a intentar ·;cr con ...
La enferma:
--XXX (e! nombre de su médico).
Lacan:
-Con ese XXX que se ocup;:i 12.n bien de usted y a quien u,ted debe
tenerle. a pesar de todo, totai confianza; varnos a hablar con él.
a un transe,,-..-ua! advertida

--Escuchi=, vii=jo, usted tiene, a pesar de todo, barba en d mentón y Lacan despide a la enferma que acaba de ser presentada:
ante eso no puede nada. -Hasta la vista, mi pequeña. Usted va a encontrar. ..
Simplemente usted está advertida de que es capaz, en ciertos momen-
tos, de confundir la gimrn=tsia con la magnesia.
--Sí, por supuesto.

----·--------~---
¿Su_:;es1i1in?.Si',cierlame,'?le, y que in renta conducir al interlocwor a su /mpo- Cfr. ía Propusicic;n de ocwbre d,- 1967 donde el deseo "advcrlidu" es el ras-
rencio, L'fr. !a ricfinir·ión liJca11iana de !a impulencla: un purler no. ?º que s11úa /u posición dcí ps1coanalisla.

l l6 117
aliento consígna

La enfe1 ma: Es dada a un enfermo, bien al comienzo de una presentación:


-Amo a :ni hija. -Le dejo la pal2cbra. Trate ck decir ta verdad. Es c1lgosin esperanza;
Lacan: :io se lleg2. j2.más a ct,ecirla verdad. Pero le: ::osa no será peor si usted
·· -Sí, ;por supursto' ... di!:w " .por sunuPsto"
,·· ~- ~ - a a lcntarla a hablar~
µa1 hace un esfuerzo.
me de eso. "

La -:ercicd n7ue.srra,','fj!! ,r7 / untt, de 'if


1/} ,-/::e· ¡ '(JC,'j !.

1 1 U
1n
i 19
e u !pa bi lid ad
curación
Después que salió el enfermo, se inició una discusión entre Lacan -
eí médico que lo consultó a propósito de ese caso.
El enfermo: . .
--¿Soy yo un caso de psikotia? Porque yo ... yo he tomado conc1enc1a.
tacan:
La enferma está en instancia de divorcio, el médico vio al marido y -Usted es, evidentemente, un hombre feliz.
da su opinión:
--Él se siente muy culpable. Se echa encima todas las faltas.
Luego, una vez que el enfermo hubo salido de la sala:
Aceptó todo lo que le propusieron los abogados.
-Es un hombre feliz, está curado. Me parece que se cree curado.
Esta me parece la idea más peligrosa.
Lacan:
---Él se siente muy culpable ... es decir, que está decidido a ir a otra·
parte.

·--~------ ·----- ----~-------···--


···¡ t
t
LJ cu!pa/J¡/idod es algo c¡uf' se rehuye. j
-t:" }'o debo advenir al// dondf' eso esinba c:,radu
~ t
120
1
=,e¡:
121
en los Hmites del saber engrana;e

Una cuestión preocupaba mucho a ese enfermo, y desde hacía mucho El enfermo revela su experiencia de una relación sexual:
tiempo: ¿Cómo se formula el pen~amientc, interrngaba él, a partir de -Era obligatorio. Yo estaba en sus brazos: ella estaba en mis brazos.
Sra un cngranajl'c, uno estaba obligado a jugarse. Yo no podia recha-
las interacciones neuronales?
zarla, emonces fui hasta el final.
Réplica de Lacan:
-Pero usted sabe que nosonos no sabemos sobre eso rnás que usted. Cae entonces esta pregunta de Lacan:
-¿QuiC::11hacía girar el engranaje? ¿Era ella o era u~tcd?

------- ~----
el·:'/ ,'er
_·igre_~--'l{('.1,'}(~s cnun( .'1 '( 'Oll: )'},-i'-°('_r,·o.•.; sc/1(/iTOS (JltC

.red :.-u oue ,.·{ ·roY n< snint· _\:J. lfi.l .' :i·t O?uiero rn el sehe,,...._

123
:-,-~-,
:1
.l
~·'
_;ii:

es simple · :1 escándalo
t
--~ ~
Dicho a un enfermo que declaraba que sus invitados escuchan los ma- ··~ Joven psiquiatra latinoamericano, se encuentra en París, uno de los
los pensamientos que le vienen a propósito de ellos: .:i! polos que considera entre los más decisivos de la psiquiatría moderna.
:i
-Con todo usted •tiene que darse cuenta un poco de que si usted pieni .,·,.¡¡ Trabaja en el sancta-sanctorum, el Hospital Saintc Anne. Es allí don-
sa que los otros piensan que usted piensa mal, tal vez se deba simple-¡ de se entera de que un tal Jacques Lacan debe venir próximamente a
mente al hecho de que usted pensase mal. ,~ realizar una presentación de enfermo. Pregunta si puede asistir y reci-
·.~
:,~~ be una respuesta afirmativa.

i Está indignado, dicho con toda propiedad, de que, a todo lo largo de


esta presentación, Lacan no haya cesado de bostezar.

'
_*5:_
·Jf
'.~


-~

~i
Agreguemos que no contribuiría a calmar su irritación, el escándalo
del que estaba poseído. lo que ocurrió al término de la presentación,
a saber el hecho de que Lacan abandonó la sala sin pronunciar una
sola palabra.

~-
-:t'
.E:ii
:'8l
~l .
-_'.~

Ac!e1ná, riel ,om¡Jr,r'amienio osíe,T:1/,JIP de Lccon, !o notable es acnd el hecho


de que rei{/ÍL; cmno !emendo ei curcic1er de una ocwrencia lo que en aque-
!l,7 época r,,¡1u::, de C0'7'1,/.11r para el 11n r.hje!o de c.;co·1dalo. Este pasn a
.Subjunrn-r-; ·',.:1er1sasc·1 )· r( rfe,J de la
1 (_Jfro!aclo el: i'u /c·cfLcTade. c/to_,1/ecin1ie11/(J e/r:111¡1/((icat'i }:¿;_·hode qu2 nu hcy
''piensu '· /),,u.'na oc;.t: r l~· 1l_·.:':;rnuis que J--·urc·
cierto !);'feo.

125
esqu iz<~frénic·o aontil mamá
b~

El l i de marzo de 1977 L2can fue conduc;do, a_contecimiento iarísi- Lacan:


mo, a dar un diagnóstico de esquizofrenia; fue de la curiosa manera -¿Cómo era ella?
siguiente: La enferma:
El enfermo: -Gentil.
- ... pero hay que englobar todo. Yo soy también animal ... entran- Lacan:
sicióo ... 00 tener ningún miedo de la muerte. El error no viene de -Es decir llena de intenciones ...
oosotros. Si mi gurú es falso, no, no puede .ser falso, yo creo ::n él.
La enferma:
I acan: - ... que ·e.la
r no poma
" reamar.
,. ,___. ocurría.
;:;so
-¿Por qué ese "yo creo" le importa tanto? Su "yo creo" sirve para
decir "yo". Su ''yo creo" sirve para compensar el efecto medic2,men- Lacan:
toso; liene todo el peso dei efecto medicamentoso. -O sea alguien corno usted.

Luego, después de algunas réplicas del enfermo y de su sallda:


-Yo creo* que es un esquizofrénico.

·_¡UtC 7 /ce as,' di

( :1istc. et-' ;;n l ('rcc :¡zu::el t-'O creo ae i,ocun t el lel·.1170


r-_-'11
i!]i_,¡I,'(,'.
1il1)C 1U de
hipnosis indicación de analista

Lacan: Después de que el enfermo sale se inicia una discusión. La evocación


-En suma, de lo que usted se enteró es que el hipnotismo existe. del diagnóstico de histeria provoca la cuestión de una indicación de
El enfermo: análisis.
-¡Por supuesto que existe! Voy a explicarle lo que es. Ocurre cuando ,
un niño es mal educado por su padre, está bajo la influencia de su pa- Se oye una voz, entonces, en la sala:
dre, de los amigos de su padre. El hipnotismo, es reproducir todas las --Pero ¿quién indicarle?
tonterías de su padre. Eso es la hipnosis, la influencia. Por otra parte,
Frcud habla de eso en sus escritós. , Con un amplio gesto del brazo Lacan señala al auditorio y, sonriente,
observa:
Lacan:
-Sí, es eso.
-Psicoanalistas, los hay a paladas, dispuestos alllamado (a_lape!, es-
critura fonética de dos expresiones: a la pe!!e -a paladas, a monto-
nes-; a !'appel -al llamamiento-).

Y designa uno de inmediato.

¡
¡
iacon1un:1. e:··e le [)f!ie o "a ! ,1npPI ":)

1 '"'\.'
i .,1'
124
Lacan difiriendo de él mismo tos elegidos perdonan

Una enferma que está un poco en la onda dice: . Cómo se definía el público de la presentacion de enfermo? ¿Qué ras-
-De todos modos, facques Lacan o cualquier otro ... eso no tiene i~ ~o
t:,
distinguía a los elegidos?
ponanc;a.
En el ocaso de su vida respondió:
Lacan: -Participan los que me pueden perdonar.
-Lo uismo Ja.

1Jsa: . :t L -_- \·<.de,

130 1__)'1
~
marido romado marido y rnuJer

A una mujer que le decía que su marido ejerce el mismo oficio c¡ue ella:
La enferma:
-No hay que pcns;:ir en alguien que le ha tomado su marido a una. -¿Pero, con todo. no en la rnisma empresa, ch?
Lacan:
-¿En qué es tomado él? ¡Él no es tomado! Un marido no se birla así
como así. Él no es tomado, ¡no le hace hacer todo lo que ella quiere!
La enferma:
-Es el término que ella empleó: ella tomó al hombre, no tomó alma-
rido. Es eso, recuerdo la frase.

f_~/t}U,~ 1?~! ~-:ido !on;L-:do 'hon1brc) ~-·sel que .Ji.Á,{):'..,;.'


que rornc1 'r1arido).
!~a .'"7 ·er:·r,¡cidn d 0 /_or'·(,:r lieiic c 1 '',cn:¡,i·ido !01nadc); · e O!r() re~_: t , no )Ja a
ttJ q:1e !(1.fórnn!/a i,afc corno un rass10 de !a una gen de la
Yin1/Jc;!ict!,en que ;1cde a rt'lulo de una ¡.Ja!úbru de su
[)e lo
moraleja palabra 1mp1.wsw

Conclusión de una presentación: Aí enfermo presrntado el 13 de febrero de 1976:


-¿Qué es lo que li2.rna la paLJ.b,a, a la que denomina, ustPc!, ''palabrn
- Ser :Jsicótico es creeíse um-: neurosis. irnp'1esta."?

Luego, cuatro días más tarde, en el seminario:


-¿Corno es que u, sentimos todos que las paiabras de )J.s que depen-
demos nos son, de al,rnna manera, impuestas?

!ll7ll onde !u /ev c¡:1e illt ..\nl(..l 1~·nci11.


f-ór11/¡t/cl tll!iO

! 3:í
puesta a punto
¿quién fo dirá?
Lacan:
-:-¿Tie.ne usted el sentimiento, la impresión de que esta demanda de La enferma:
divorcio le fue inspirada por. .. -La voz no es una voz extraña a mí; tenía la impresión de oírme, está
La enferma: detrás mío, a mi altura.
-No es eso en absoluto. Lacan:
La can: -¿Usted tiene la impresión de oírse, quiere decir que ella habla?
- ... por algún otro? La enferma:
La enferma: -Sí.
-No es eso en c:wsoluto. Lacan:
Lacan: ,...-¿Cómo habla ella? ¿No la deja a usted ni chistar?
-Entonces ponga las cosas a punto. La enferma:
-Sí. .. como si me impidiese hablar. .. no sé cómo decirlo ...
Lacan:
-Inténtelo. ¿Quién lo dirá si no es usted?

Lucun se rl1rnc :7 ¡,//a corno a un !1·s.•1•u11ruP111p/azah!e de su Pxper,enc1a.

H6
137
¿sabe? sonrisa

El enfermo: Una enferma intrigada e incluso algo escandalizad;:¡:


-Ahora soy ye, mismo, JP sazs ('e m 1 e j'mme Pí ce 7,.1e.le '? 'oh1e pes ¿Por qué sonríe ust,::'.d?
(sé ío que amo, lo que me gusta y lo que no).
Lacan (asombrado): Lacan:
-¿Usted sabe eso? --No hay ra2.ón para que yo no sonría.

~-.---~---------
i7:.!Ul7r· ;__'()!

139
¿ topologla . .. o geometrla?
telepatt'a
Desde hacía mucho tiempo Lacan tomaba apoyo sobre la escritura to-
La can interroga a un enfermo que se presenta como "telépala-emisor". pológica. No es este el lugar para decir en qué ese cifrado topológico
¿Cómo sabe él 4ue el otro lo recibe? era conveniente, en particular debido a su diferenciación con la geo-
-Por cjcmplo, yo, ¿acaso lo he recibido? metría. Ni tampoco para desarrollar cómo ese apoyo diferencial resul-
-No creo. taba mucho más acentuado todavía con la topología del nudo
¿No? borromeo.
No.
Fue en esta época borromea cuando, en el curso de una present~ción,
Este fracaso no conviene, de un modo manifiesto, a Lacan; lo molesta se trató del círculo y .esto -por supuesto-_-debido .al enfermo. Este se
y tal vez incluso lo irrita. . definía, en efecto, como centro solitario de un drcu!o solitario, lo que
Formula en el acto la razón de su insatisfacción, y a su interlocutor no le impedía decir, igualmente, que él no era obtuso.
mismo:
-Bueno, porque todo prueba que yo estabR enredado en las pregun- Lacan lo atacó ~obre esta contradicción:
tas que le he planteado. -Un círculo limita.
Respuesta del enfermo:
-Usted piensa en términos geométricos.

]41
j ;:)
un upo conzo yo

Por el año 1976 UíJ cártel de la Escuela freud iana estudiaba las presen-
taciones; sus miembros asistían a ellas, estudiaban su transcripción y
iiscutían cada caso.

Se trataba, aquella vez, de un delirio cosmoíógico de tipo parafrénico.


En ocasión de la presernación, el n1édico del hospital que se ocupaba
de ese caso había indicado que tenía en sus manos un importante escri-
to de ese enfermo.
-Me gustaría mucho, había dicho Lacan, leer todo eso.

Lacan es,&ba presente, excepcionalmente cuc1ndc, se realizó la reunión


del cártel que discutía esa presentación y el médico lo aprovechó para
tenderle los documentos de que se trataba. Mientras se entablaba la
discusión, Lacan hojeaba el cuaderno, pareciendo leer aquí o allá al-
gunas frases. Luego, con el gesto de devolverlo, dijo: Práctica
--Bueno, sí, es un tipo corno yo, es un dogmático.
del,
control

1 2
a cien francos el "re"

Uno de sus amigos está en control con Lacan, y hela aquí decidida a
ir a su vez. Aceptado. Paga 100 francos, lo que, en aquel tiempo, era
para ella una suma importante.

En ocasión de una sesión de control, Lacan le dice:


-Lea entonces De una cuestión preliminar.

La intervención la sorprende, a tal punto que le habla de esto a su ami-


go. Él pagaba 200 francos. Ahora bien, a él 'Lacan le había dicho:
-Relea entonces De una c;uesti6npreliminar.

Conciusión común: el "re" costaba 100 francos.

145
a perpetuidad billetes y besamanos

Él delibera, en ocasión de su comro! con Lac,n acerca de ia cuestión Él está en análisis co,1 Laca.11.Ella, su ,nujer, con un analista a quien
de saber si va o no a actptar un psicótico en anáiisis. se consideraba, en esos tiempos, como uno de sus fieles discípulos. Elia
Respuesta: decide, en cierto punto de su análisis, emprender un control y escoge
-Puede hacerlo, sepa que eso le tomará toda su vida. a Lacan.

Después de un número de sesione:; de control que la historia no preci-


sa, escoge interrumpir ese control por una razón que la historia tam-
poco dice. Le informa de ello a Lacan y une el acto a la palabrn dejando
de ir a sus sesiones.
Pero Lac:m no lo entiende asi. Acosa al marido, tomáDdolo como men
sajero; ]e ruega encarecidamente decir a su esposa que la espera a la
hora de lo que sigue siendo, para él, su próxima cita.

Y las cosas siguen así cierto tiempo. Se acrecienta de este modo el nú-
mero de los controles "faltados" y la "deuda" de la esposa con res-
pecto a Lacan. Un buen paquete de "billetones", dice ella.
Confrontada con la insistencia de Lacan por vía del marido, se resuel-
ve a ir a confirmarle su decisión de interrumpir el control. Previsora,
prepara los billetes mencionados.

Pero las cosas no ocurrirán exactamente como lo había previsto; vién-


dola en la sala de espera, La.can se adelanta hacia ella y la honra -pú-
blicamente- ... con un besamano.,.

1-~(, ]J7
desprendimiento ¿Dl}o usted: "es falso J)?

Él menciona el sueño de uno de sus analizantes; se trata, entre otros Había escogido como psicoanalista a uno de los más renombrados en-
elementos, de un avión que despega (decolle) y de visión. tre los alumnos de Lacan, luego había terminado por demandar, no
Lacan lo interroga: sin vacilaciones, un control a Lacan mismo.
-¿Quién, en su entorno, presenta un despegamiento, un desprendi-
miento (decol!ement) de retina? Preparaba siempre cuidadosamente sus controles, volvía a almacenar
el material que iba a presentar y arreglaba su interpretación del caso.
El estupor se produjo algunos días más tarde cuando se le ocurrió que. Lacan no decía esta boca es mía.
era en su entorno, el de él, donde alguien sufría de un desprendimiento ·
de retina. Un día, sin embargo, en el momento en que se iba, Lacan vino hacia
él y, haciendo alusión a lo que acababa de oír, dijo:
-C'est Jau! (:¡es loco!)
No podía dar crédito a sus oídos y, a punto de salir no pudo evitar
volver hacia Lacan:
-Perdón, señor, ¿Lsted dijo efectivamente: "C'estfaux"? (: es falso).

Epílogo: Conrinuó yendo a lo de Lacen pero, a partir de ese d(a, no


ya en control sino en análisis.

r cs1r1:c:urul r./cl t:'on1rol, de fos [Jn !ap,:us de audición, ) c/ue tiene irnpu:-!anci(._.:
___ y c Jns,ecuencia.s.
1

1 ,1 V
dormir en sesjón e! fíorón
rnrioción sobre la cuestión de fus sesiones punzuadas
Un control con Lacan era, a su ojos, como la coronación de una carre-
e 0ri?L-,4, tem
·

b.Jab::>ese rlia a Lacm de una pz'.cicnte suya que se ador-
1 ra de analista bien conducida. Su análisis se había desarrollado a la
entera satisfacción de los dos participames, había emprendido con tal
rneCia e~-;¡ diván. Lacan, nos da testimonio Stein, se mostró muy
surprerH.1100: ¡no sabia que eso podía ocurrir' o tal otro notable de ia Escuela excelentes controles ... , en una pala-
bra, nei le r2Jtab2 más que el 2sentirnie:nto del maestro.

Sus sesiones, con Lacan, tenían lugar, efectivamente, de un modo re-


gular. Aunque acogedor y amable, Lacan no decía gran cosa.

Una vez se propu~o hablar de un caso llamado "psicosorná1ico" que


había aceptado en análisis. Después de algunas sesiones centradas so-
hre es:: caso vio a Lacan tenderle una cana; ;estaba dirigida al médico
clínico general que seguía a su paciente'. ¡Lacan escribía l.JUC su discí-
pulo, el Dr. XXX, quien le hablaba regularmente del tratamiento de
la señora ZZZ no lo hacía de un modo conveniente!
Ser a la vez nombrado "discípulo" y desaprobado en su trnbajo. Era
demasiado ... y de:nasiado poco.

Interrumpió allí su control.

·--------- ~-

-~ ,, ' .')¡'_.¡ ('_\ ('\¡:, '


I i.;'1i .'·."IY_\/U/1 //}7{!

-,,.lidU.

151
en flagrante dormir
€'//a y él
Helo aquí en control contando ... Dios sabe qué. En cierto momento
Él relata a Lacan ~n hecho a sus ojos totalmente extraordinario: ¡en mira a Lacan y se da cuenta de que él duerme. Decide callarse.
el cu.rso üe una misma noche, su paciente y él tuvieron exactamente
el imsmo sueño! Después de algunos instantes de este silencio inhabitual, Lacan se des-
pierta y luego dice, con un ojo abierto y un tono singularmente impe-
rativo dadas las circunstancias:
Respuesta: ~-¡Continúe!
--Ciertamente, pero es ella Ja que sueña.

\/, ciertalnente, pern . ¿con, 1.1uar r_¡1,r;?


¿.,4dO,'lneciéndotn?

1: : 153
falda hendida fin de análisis

Ya sea de visita o en controí con Lacan todos se sentaban en una De- Una angustia demasiado intensa, provocada por uno de sus anaiizan-
queña silla baja, tan baja que las rodiilas, por poco que 1as pien;as tes, lo había impulsado a hablarle de ello a Lacan. Durante varios años
estuviesen replegadas, se elevaban notablemcr:tc por encima del ;:r;1sero. evocó ese caso, hasta que el asunte, encontrc, su solución de la siguien-
¡e manera:
Ella llegó, para ese control, revestida con una falda generosamente hen-
dida y, como era inevitable, una vez sent2da resultó cue ofrecía un H control ctebía revelar de inmediato que se trataba de un case de feti-
espectácuio más allá de lo que la costumbre cic aquel :icmpo admitía chismo y que el 2n2Jista sufría la comaminación de la angusti1 vivída
sin problema. por el paciente, por el hecho mismo de la situación analítica. La an-
gustia resultaba de que el analista estaba puesto en posición de pura
-¡Qué hermosa falda!, cementa Lacan. mirada.

El analizante no pedía, ciertamente, ser "curado" de su práctica feti-


chista; le irnponéiba solamente que ella no desborda:,,e sobre su vida
profesional, cosa que estaba ocurriendo y que era la razón por la que
había llegado a consuitar.

Con esta muleta del control, las cosas habían mejorado netamente al
cabo del tiempo; tanto y tan bien que ese paciente llegó a interrumpir
el tratamiento.

El analista sabía que el objetivo terapéutico del paciente estaba logra-


do pero que, en cuanto al análisis propiamente dicho ... ¡naranjas! Se
había tratado de una buef'a psicoterapia.

De allí cierta consternación, que debía ser notoria en la manera en que


dio cuenta a Lac:m de ]a interrupción del tratamiento. Respuesta
de Lacan:
-No se impresione, ese persona ie era inanalizable.

Cfr. la i;¡,:d1ru ''FI simbó/1, u. e! imagir:urio y e1rcu!" (1953) donde


ricrvercr-, ,~ Jic'-'. uunQ/f-::_,7,:.1/e.

15:S
¡ /:,anado! pero, ¿ a qué precio? oustar
e

Iklo aquí, hoy, presidente de una sección local de la !ntemutiona! Pensándqlo bien, la ropa, escogida sin embargo por ella esa mañana,
psychoanalytic association. Y no diremos, sin embargo, que haya de- no le agradaba. En el momento de partir para su control con Lacan
jado de pasar por lo de Lacan. Era por un control. ella se mira al espejo, vacila, ... ¡Y bien, no, no se cambiará! Manten-
drá, sin embargo, su abrigo cuidadosamente cerrado.
Consideraba que Lacan no le daba suficiente tiempo. _Había roto, :n-,
ton ces, y llevado su demanda a p., didacta patentaao de la Soc1ete Así lo hizo, con la puntita del trasero apoyada en el pequeño sofá, evi-
parisienne de psychanalyse, donde los 45 minutos estaban asegurados. tando escrupulosamente todo movimiento intempestivo.
Lacan:
¡ Pero no era tonto! Pronto se dio cuenta de que 45 minutos con -¿No se quita su abrigo?
P. no valían lo que algunos instantes con L. -N ... nn ... no ...
-¿Su \ estido no le gusta'?
Retomó entonces contacto con Lacan. Anhelaba retomar su control
con él pero con una condición: que se comprometiese a recibirlo 45
minutos. Aceplado.

No debía tardar en notar, sin embargo, que esos minutos eran cierta-
mente ''ganados'', pero a expensas de un amigo de él cuya sesión se-
gui a inmediatamente a la suya.

]56 157
í1isteria mejor partir que renrunar

Un controlante, joven psiquiatra-psicoanalista (i ,Ah, el bello guión en- El puesto que ocupaba en uua muy eminente institución religiosa le
tre ias dos palabras\) presenta a L2c::in el mar <:>riai ofrecio o ,:io, una daba ac::eso a cierta bibliotec2, de la cual extraía libros exuaordina-
persona que vino a consultarlo recientemente. Se pregunta: ¿Se trara rios, raros, que Lacan, según le decia -en ocasión de sus sesiones de
de un caso de psicosis o de histeria? Y concluye: control-, anhelaba consul;:ar.
- Para terminar, pienso que no se trata. más que de una histeria.
Réplica de Lacan:
Un Jia, siguiendo 2. una nuev3 demanda de este orden, él re~pondió·
-Ah, porque ¿usted piensa que la histeria es menos grave? -;Usted sabe muy bien, seüor, c¡ue puede oedirrne cualquier cosa[
Luego pagó, y salió.
Apenas estuvo del otro lado de la puerta se detuvo un instante, y se
golpeó la frente: "Pero, ¿qué es lo que he dicho?"

Decidió en el acto qi:e ponía fin a su control.

l"o rupil!lu es,'u uzrguda de la 11nposibilidad de 1erminar fa ''Llstcr! puc-


(/e pedir1nc cosu . .. de todos modo;· yo le corno rne LhI-
objeto / sujeto

Comentario teórico de un controlante después de la presentación de


un caso:
--Pienso que soy el objeto.
Lacan:
-Sí, salvo que usted es el sujeto.

Historia
del
movimiento
psicoanalítico

---··---····---··------·----
!)e 1u fan/os1í1 corno lorbe!lino: S <) r1.

lMi
a los ele la Escuela Normal Superior

Algunas notabilidades de la Éco!e se reunieron una noche en el domi-


cilio del íesponsable de Scilicet. Motivo: la revista de la Écoie no satis-
face a nadie y está alicaída.
Ln discusión está en un punto muerto, nada pertinente saldrá de ella.

En su atnomóvil niini-Austin fü.:ornpaña a Lacan a su casa. Este pe-


queño sen icio le habrá valido reci:iir el comentaiio siguiente:
-¡No voy, pese a todo, a confiar todo esto a los normalistas 1

i
1
1
r
t
í
admiración sincera antinómico Lacan

Se interesaba de cerca por la enseñanza de Lacan pero no quería saber


Después de un cuarto de hora de entrevista sin orden ni concierto con nada, decía, de su persona. Había escogido para su análisis, por otra
un periodista, Lacan dccláró a su interlocutor, con el tono de la más parte, no a Lacan, por supuesto; pero tampoco a un miembro cual-
sincera admiración: quiera de la Escuela freudiana. Esta separación de distintos planos no
-Estoy fascinado por su ignorancia. era sin embargo tan fácil de mantener, como lo testimonia él mismo;
pero dejémosle la palabra: .

"En ocasión de un seminario en la rue d'l.í/m había colgado mi abrigo


en un perchero cerca del estrado. Cuando Lacan llegó,depositó su abri-
go sobr"e el mío. Al fin del seminario Lacan me interpeló:
-¿ Tendría usted la gentileza de alcanzarme _mi abrigo?
Se lo alcancé y, cuando yo lo tenía todavía, Lacan se inclinó hacia mí
y, hundiendo sus ojos en los míos durante un tiempo justamente un
poco demasiado largo, me dijo, con una intensidad completamente ex-
traordinaria y fuera de lugar:
~ ¡Usted es tan gentil!

Yo vacilé por la sorpresa y la molestia ante el abismo de seducción qne


se abría ante mí. Todo esto no duró más que un instante, pues Lacan
tomó su abrigo y volvió a partir hacia su gente. Esta breve escena bas-
tó para volverme a Lacan, no antipático, sino radicalmente antinómi-
co. Yo había venido para oirlo, no tenía m:da que decirle y no quería
saber nada de su persona.''

l(d
anti-Edipo bebé llorc1so

Gilles Deleuze-¡ Félix Guatta.ri acaban de publicar su Anti-Edipo. El


-
, s1m
. bo.,co
'J;. o 'm0-m3r10
:-- ,_ . ho phñiriPrO
Ese bel)é lloroso, ese ¡'.,no _ac ~ec. -~'"· ----:
I•ie el ia.S!2:0
·>, , ,~
decbl\-0
o más bien su es:íams
SOD.c
el cual Gra-
segundo es miembro de la Escuela. Para los dos autores, así como a rea1, 11 ""1:,.1. · · , , -
los ojos de todos, el desafio a Lacan es patcrrte. noff rompió con Lacan. .,
· ,
r:r,.,noff había introducido en Francia 13 oor
, a de F"'·-ericzi
_,i ·• •
En•
ocas10n
-a
Curiosos de saber lo que L:ican iba J. decir de eso, Dclcuze y Gu;ittari '-'
de ª··una discc1sión
··· . - importan1e
de cs1c · " tra- b aJO,
· T.··c1.11ifltervmo ;:n,
·- o. , -· - -
no podían sin embargo prestnlarse ellos mismos al seminario (desde
hacía muchísmo tiempo no lo frecuentaban ya regularmente). decirle: . a ses:ón d" veras dar
-Al fin, a pesar de todo, nunca se vio, en un i --, ,,., -
' 1 .. '
vagidos a un bebe en e, ct1vérn.
Encontraron sin embargo una ingeniosa solución: la mujer de Deleuze
asistiría en lugar de ellos a las próximas sesione:;. Cosa que se hizo.
Decepción: Lacan no hizo alií la menor alusión a la obra.

166 167
boíella de Klein
¿cártel?
Su reputación de aficionado al alcohol aún no había llegado a la plaza
Helo aqui embarcado por un psicoanalista lacaniano en un trabajo de
publica; pero los cercanos a él y muchos de sus colegas sabían.
cártel. El psicoanalista, transformado para la circunstancia en gentil
Aunque era alumno de Lacan iba a separarse de éste en el momento
animador, extrae al azar uria frase de La lnsíancia de laletra en el in-
de la adopción de la proposición de octubre de 1967 sobre.el psicoana-
consciente, luego, mirando de hito en hito a cada uno por turno,
lista de la escuela. Su franqueza, que algunas veces llegaba hasta fa ru-
deLa, lo lleva a decir que esta dolorosa separación no debe ser referida
pregunta:
a o Ira cosa que a una formidable e insuperable rivalidad. -¿Entonces? ¿Qué quiere decir c~to?
Poco antes de la ruptura tuvo algunos breves intercambios con Lacan.
-P., le dijo entonces Lacan, usted me toma por una botella de Klein. Se abre en ese momento para él un abismo: cada palabra era en sí mis-
ma un mundo, que remitía a un saber desconocido, el cual evocaba
una infinidad de otras disciplinas fuera de alcance ...
¿Cómo asombrarse ante el hecho de que el trabajo de ese cártcl no ha
ya podido nunca ir más allá de esta primera frase?

que .'10 l/2.ri11. ni it::ctior :J.' cxzer:or, Jichu L,ote/:'u 110 put:'de dt: rnant·ra
um1enrr ningún po.,/l:!r

l6S
cólera y creencia confirmación

Ella, secíetaria ::iel lugar universitario que acogía rnl que bien e! scmi- Era e:i e! cmso de una de esas recepcionc,s mundanas a las uuc se sacri-
mirio de L2can, relata: fican ciertos psicoana]isLas al rn,ügen de sus congrtsos. Tragos, boca-
-Un día él me reganó y luego, justo antes de colgar, prorrurnpió en diilos y parioteos. Lacan, entrado ya en años, circula entre ei bello
risas preguntándome: ¿Usted ,::reyó en mi cólera 1 mundo; el ojo despierto pero avaro de palabras, estreché! manos, da
a téll 'J tal o~ro un signo de amistad.

Entre los inv:tados, uno de los jóvenes conferenciscas del día, psicoana-
lista de provincia, se atrevió a ur; discurso público. No se puede de.::ir
que esré despreocupado acerca de la acogida de su trabajo. Su esposa
está a su lado.
Los azares de su recor;-ido conducen a Lacan a acerrarse al grupo c,ue
la pareja provinciana forma con otr2. pareja. Saludos, presentaciones,
breve silencio. Luego el conferencista dice, dirigiéndose a Lacan:
-La última parte de mi exposición no pareció muy clara. Me parece
haberle dado largas al asunto ...
Una angélica sonrisa de Lacan ameniza su respuesta:
-¡Así es, exactamente!

[(: ;'/e' /u (ien:c:n()Ú. ro ,~'ariat-_'l?/{2 rc.cpuC,\'!C! hccc


/o tiCi1í • (/l: un des,ncn1ido.

! 1O l /J
cuando Lacan forma parre de la revista cumplido indirecto

Dos miembros de la Escuela freudiana encaran fundar una original re- Roma, año 19S3. La muy recientemente fundada Sociéte fram,:aise de
vista. En búsqueda de editor, los dos amigos van a hablarle de eso a psychanalyse rca!i:¿a su anti-congreso, gesto de burla y desprecio al con-
Lacan. Lacan está encantado: propone formar parte del comité de re- greso de la I.P.A.
dacción y anhela que la futura revista aparezca en las Editions du Seui!. Uno era oficial, el otro no. De allí la importancia de la recepción que
Ante el doble rechazo de sus interlocutores exclama: la embajadora de Francia ofreció a los participantes del anti-congreso.
-¿Para qué vienen.a verme si no quieren nada de lo que les propongo? Reflexión de Lacan, susurrada a un colega al salir de esta recepción:
-La embajadora supo transformar esta gracia de Estado en estado
de. gracia.

lC1!,

¡¡;
del fecho de! sujeto supuesto saber

Lacan recibió ese día en Guitrancourt a uno de sus alumnos (venido Se h8. traducido "sujet supposé savoir" er1 español de una m2.nera tal
a :1acerle un informe) en el lecho. Terminada la exposició:i Lacan con- que e,. claro que el psico2.naliz2.ntc supone que d psicoanalista sabe.
cluyó sus cumplidc.s dicicnco: É.l, encargado de verificar las tnduccioncs, va a ver a Lacan y le dice
- Mis c1lumnos,si supieran adonde los conduzc:o, esLarian aterrorizados. rn intuición:

-Me parece, señor, que eso no es totalmente lo que usted ouiere decir.
-¡Claro que sír
-¿Puedo preguntarle ... rn qué hay allí un error de traducción?
-El suJcto supuesto saber, es el sujeto del inconsciente.

::J'1ne)ut:fe )In__/(:'(.i, parre.


J)C 1 r ,.Jrr1._:, dL.dÍt
(,'./{() c¡uc del /cchu. CS{ re /)rr·.~-(n!c· !n
-i·zu.'/-\'C1ue;u.:--zfrrút~ar,1f:!rc
desfallecimiento del det'ctico
Descartes . .. sobre la mesa ..¿.

Ella había sido encargada, para la celebración de un cumpleaños de


"Lc:can y Descartes", tal era el título c..lela exposición que él había oído,
Lacan, de escoger el regalo que le ofrecía su entorno próximo de la
la víspera, en los locales de la Escuela freudiana.
Escuela freudiana. Con este motivo fue invitada, qué gran honor, a
la pequeña recepción de entrega del regalo.
El día siguiente, temprano en la mañana, en sesión, dice a Lacan su
opinión: hay algo fallido en querer abordar así las cueslione~.
Respuesta: Hela aquí entonces entrando en la sala, con el impermeable descuida-
-Yo no me tomo por Descartes. damente echado sobre el hombro izquierdo, manteniéndolo engancha-
do sobre este hombrn con el índice de la mano del mismo lado. Un
poco detrás de ella iba su galán a quien había decidido llevár por no
se sabe qué inconfesable motivo. Viéndola entrar así ridículamente re-
vestida, Lacan se adelanta hacia ella diciéndole, con un tono de una
extrema gentileza:
-Querida, desembarácese usted de eso.

i
¡

177
~-

disolución donde fe aprieta el zapato

Se trata de una reunión de los partidarios de la disolución de la Escue- Levi-Strauss dice a un periodista a quien aceptó recibir excepcional-
la freudiana. Jacques-A!ain Miller debe hacer una exposición. Sala col- :L mente, porque había sido recomendado por Lacan:
mada. Lacan está presente. Algarada. Finalmente, Lacan da !a palabra ' -Si yo fuese analista ganaría mucho más dinero.
a su yerno:
-Dé kurso*.
La frase alcanzó a quien le correspondía, por el sesgo del go-between.
Éste notó que Lacan, al oírla, "se la tragó" sin chistar.

···E:ccritura fonética

cosa:,:.a Locan si itetnus u/// un guil?o


u.1ni;uye:11doclen1a.-:.-iculus
,,1 e 1.:.:.\!cirenh1s·
,wcia ,,: l\bcll es !-:u··z'.t¡ue Freud re10111nde Goerhe pura f!Cmer!o como ep/-
-~_,.(z(ede .,;u (~l}nl1it,1:1·_·j/q1 a la hiqnric1. d:::.~I
rncnin1ie:1iJ) p:--;\cc::r2.nalítico?

178 179
ducha !acuniana el fenómeno !acaniano

La acción en una gran librería parisina. Un joven vendedor se hace re- Lacan mismo cuenta esta a ventura en su seminario del 10 de diciembre
gañar severamente por Lacan cuyo libro, oportunamente solicitado, de 1974. Poco tiempo después, debía reconocer que había necesitado
no está allí en la fecha prometida. esperar 20 años para poder tomar nota del hecho de que lo que él decía
-¡Pero yo soy Lacan! tenía efectos de sentido. Pero he aquí d acontecimiento:
El vendedor no atina más que a responder a su colérico interlocutor
con una mirada pasmada.
-¡Pero, después de todo, yo soy Lacan! Unas personas de una ciudad de provincia tomaron contacto con él
preguntándole si aceptaría ir a dar una conferencia de la que ya habían
Y luego, confrontado con el asombro persistente del vendedor y siem-
pre a los gritos: · escogido el título: "El fenómeno lacaniano".
-¿Entonces usted no sabe quién es Lacan? La evidencia de una preocupación comercial estaba allí,demasiado pa-
tente como para que Lacan no la notara: no se trata tanto de hablar
de ese "fenómeno", observa entonces, como de exhibirlo ... en la per-
A lo que el otro contestó pues que no, que no y que no, y que decidida- sona misma de Lacan.
mente no, que él no sabía.
Aceptó, y no solamente ir a hablar sino también el título que le era
Entonces, pasándole un brazo sobre los hombros, Lacan conduce sua- dulcemente impuesto. No aceptarlo, señaló, sólo podría haber sido re-
vemente a su ignorante interlocutor a un rincón de la librería para cibido como una denegación.
explicarle, con la más exquisita cortesía ... quién es Lacan. ¿Resultado de la operación? Al término de su exposición le llegaron
de regreso preguntas cuya pertinencia era tal que no pudo sino con-
cluir que a ese "fenómeno lacaniano", a despecho incluso del objetivo
exhibicionista, él lo había ... demostrado.

·-· -----·--------------------

;su l ::-;1
e! inconsciente en casa de Charcot

Co,1Versando con Lacan él le cuenta, no sin divertirse, wue hace uno~ En oportunidad de ,rna de sus (1'.:ltirnas) jcrnadas de trabajo. L~ ~s:
cuareHta años él se encontraba en el liceo con un tipo q~e se ilamaba c11clafreudina org2niza una recepción. Se alquiló, en el Boulevard Sa1m
Lacan. Ese tipo era además un redomado imbécil. Un día habían lie- Germain, la Afoison de !'Amerique Latine.
gado casi al enfrentamiento. Aquel Lacan se habi2 permitido, en efec-
to, enviarle una carta que -~lo recuerda todavía, eilos tenían trece o Él, no sin cierta falsa, o más hien fingida, ingenuidad dice, dirigiéndo-
catorce años- comenzaba por: "Señor".
-¿ Y ;uego?, p~eguota Lacan. se a Lacan en un breve aparte: . . ~ " r ~r º?
--¿Sabe usted que estamos en el antiguo pala'"'et~ de \...,ha..COt ·
-No, usted no me comprende. ;No soy yo quien hahía escrito la car-
ta. es él!
-¡Ah! Usted sabe, el inconsciente ... El día 5.iguiente ,ecibe un telefonazo de Gloria:
-Hola, ¿:on X (su nombre) 7
-Sí. ·ct
--Lacan me hace decirle que fue un brillante descu1 o.

183
lf
en !o de los nipones _';_1
".".:··
...
·.!'
en resto
_;~

!
G~an cena oficial en Japón. En honor de Lacan. Éste permanece som- En julio de 1953 Lacan va a Londres con el fin de abogar por su
bno Y mudo. No se sabe si está aburrido, si está enfurruñado, si bebió causa en el pre-congreso de la I.P.A. Va a tratar de evitar (¿quién sa-
demasiado ... be?) una expulsión que muchos juzgan ineluctable.
Habla en inglés aunque laboriosamente. En un momento dado no
logra encontrar el equivalente para la palabra "resto".
Conversación animada para salir .del apuro. El tono sube:
Enfrentado con su dificultad apela a la ayuda de alguien del auditorio.
-Yo sé lo que digo,
En vano: no habrá una sola persona que pueda ayudarlo a que no le
enuncia brillantemente uno de los comensales.
-Ciertamente no, quede un resto con ese "resto".
lanza Lacan.
Consternación general.

·-.{~

- -- --- -----

18 + 185
en todo caso, yo . .. enrolado

1975, en Yale. Lacan encuentra a Robert lay Lifton cuyos ~rabajos


Lacan va 2 pronunciar una conferencia en una ciudad de la orovincia
franceszi. Él G.2nciona el acontecirr,ientn rn el diván. agreg~ndo c.iue _;obre los holocc1ustos son 21 1 torid2d. Hablan.
pensaba 1r.
Rcspucs~a de su analista: P,udaz. Lifton propone substituir a la simbolización psicoanalítica clá-
¡En toclo caco, yo no iré! sica centrada sobre lo sexual otra simbolización: no se ,rataría más de
la oposición masculino/femenino sino de cominuidad/muene.
Lacan:
-¿Cómo se ]lama usted?
Lifton:
--Robert Lifrnn.
Lacan:
-;Yo soy liftoniano'

Cfr. Sciii-:<"l Ci/7. Lo noíah!e es q11e más allá de esrn i111erve11ciónde Locan,
/_-/resen~: (ie la c'i:cus/j:1. .. jiiO inch,Jf' ninru-'?D otr 1 inter-1:enciór: dr-·L((:'r,-r !
1
env(o de un cliente
envejecer
Considerado por todos corno uno de los más brillantes alumnos, él no
Sorprendido por su propia gentileza, Lacan dijo esta frase: recibió nunca, sin embargo, cliente alguno enviado por Lacan. Salvo
una sola vez.
-Envejezco, me estoy volviendo gentil.
Se trataba dd hijo de uno de los mejores amigos de Lacan. Al infor-
marle que se lo había enviado, Lacan precisó a su alumno:
-Yo no puedo tomarlo, no tiene dinero.

ft se,¡;_'/n1orivo ir; ~-'uccr)o. por cic,n/Jlo,, con e~te otro: ''_.\·\J¡)uedo ro-

J!1Jrio pr;es e~ el hijo de :.1,·1::rnigu ;n(o ·-·. E."nest2 út'ti.1710 ca.su /a posibilidad
lie (,1 ,1c haya an,Ííisis hubiese sido gravemente hiporecada, L'nica elección posi-
h!e puro Lucur;: i!lPncionur coriO in(1/ivo o> su reclíL.'ZO el dinero, El significan-
/e .'ii:Íi:' (lf tou'o que ::,xisnr.

]89
18S
evidencia facilidad

Estarnos rn 1988. Green cuenta que L2can le habría dicho confiden- u ll analista · ·
pzms1ense · ,
explico l_ff\ d :,a_ 95]'1_2_s , ",,c,,iu_
'l1 amaaas e ce
·ncs cortas":
cialmente: -Lacan es ciaustrófobo.
-Todo lo que yo sé del psicoanálisis lo recibí de Nacht.
Y Green agrega inmediatamente, no sin malevolencia:
-Cosa que es evidente.

190 191
firma
fundación de la Es-cuela freudiana
Es 1976. Una pareja de psicoanalistas argentinos solicita una cntrevis
ta con Lacan y la obtiene. El acta de fundación de la E.F. P., redactada por Lacan, comienza con
Al hacerlos entrJ.r en su consultorio, Lacan les prtgunta de sopetón: esta frase: "Yo fundo -tan solo como lo he estado siempre en mí re-
-¿ Ustedes son argentinos? ¿ Quieren una firma? lación con la causa psicoanalítica- la Escuela francesa de psicoanáli-
Luego, al término de la entrevista y cuando en ningún momento se tra- sis". El relato que sigue es el de las memorables desventuras de
tó :e:] tema de la situación política tn Argentina: ese ''yo".
-¿Quieren una firma?
Ante el restringido cenáculo de sus más cercanos, Lacan había leído
una primera vez esta acta de fundación, acontecimiento que fue regis-
trado en cinta magnetofónica. En el momento de hacer pública la co~
sa, Lacan, dirigiéndose a Franr;:ois Perrier, le pídió leer su texto. "Yo
fundo, ... " habría proferido Perrier. Él se rehusó a ello, Dios sabe por-
qué. ¡Hubiera sido, sin embargo, bastante gracioso! Pero la historia
no se queda ahí.
Justo antes de la reunión, en efecto, Lacan telefoneó al mismo: él no
acudiría a la cita. Cosa que hizo. Perrier decidió por lo tanto conectar
la grabadora que entonces articuló por primera vez públicamente el to-
davía no famoso "yo fundo". Pero la historia no se queda ahí.
La grabadora agregó algo de su parte, en efecto, rehusándose también
a hablar: ¡la grabación era inaudible! Telefonazo a Lacan y una hora
después éste hace su entrada en la sala donde todos estaban reunidos.
Con lágrimas en los ojos, Lacan estrecha calurosameme la mano de
Perrier y luego torna la palabra. La E.F.P. estaba puesta en marcha.

La F F.P. e.1crihe 1<11,to!-:.,'.1cueiu


Francesa de Psicoanálisis como Es-
cuela Freudiurrn dl' A1n:1· o como, lambién. {;:;cuela Frar11;ois Perrier. Prueba
de:/ car,íé:erjc,icios,J d:: la propustciÓn de Lac·J11dirigida a FP.
·.e:
; / ·-
1 ,n
¡l!ablad, oh, muros! imperdonable

He aquí a Lacan, en ese comienzo de los años 1970, discurriendo en Poco antes de una reunión de la Escuela, La.can telefonea a uno de
el hospital Sainte-Anne, mas precisamente en la chapeile, en la ca- sus 1lumnos:
pilla del hospital. Habla en tanto analizante, en otras palabras, se deja -Usted presidirá la reunión. Al fina!, apenas yo haya terminado, us-
!levar por lo que él lee en lo que dice. Así, se da cuenía de que él había ted levant?rá \a sesión s,L esperar ning:nna :)hjec;ón. ¡ Fs muy im-
a fa chape!le (a/en la capilla) Sainte-Anne, quería decir en ese lugar, portante!
pero t! se oye decir que habla a la capilla, que a se di,ige a ella, que,
por lo tanto, habla a !os muros ... El alumno obedeció, pero nunca k perdonó ... haber obedecido.

Una impen:inente voz se hace oír entonces:


-¿Debemos salí;- todos?
Lacan:
-¿Quién es el que me habla?
La voz:
-Los muros.
ll'O/lla ¿Kant ali/?

Él acaba de ser nombrado psicoanalista de la escuela. Lacan: Daniel Lurnche le habría dicho a Lacan, después que éste hubo cerra
-Entonces ¿ya está? ¿Usted es de los nuestros? do su seminario sobre La ética del psicoanálisis:
-Entonces ... ¿Cuándo vas a hacer tu estética?

Ver,j1c,:cíór de/([ asercícín seg,ín !a cual ",e UJ'7 ¡;p menque pas d'espril" (el
w1110 no carece de ilígenio). l:)1 t'\'a épocu cm una connerie univcrsiíaria. Pero
el c'S!udio Cd_.':nurlo .-;_101-ro1ncc <;no le da, ,-.;c
..~·~,-o_, cccp, !..;~u
verdad?

196
1/m ia Escuela dP fa causa jreudiana

Se decía .., en A rcer;-L' , ,1-1;:i y tzd vez se dice lodavía


~~ ,:::, ,. - ' ~- l' allí: Él, ex miembro <le la difunta Escuela freudiana, era de aquel movi-
- ia teoría macaniana. miento que debía desembocar en la creación de La causa Jreudiana.
Pero las cosas iban muy rápido, y se trataba ahora del emplnamiento
de la institución siguiente: La escuela de la cuusa frcudiana.
En el curso de una de sus sesiones de análisis, interroga a Lacan:
-¿Está usted a favor de la creación de la escuela de la calisa freudiana?
-¡Absolutamente no!
Divulgó, por supuesto, inmediatamente la noticia entre sus &.llegado~:
Lacan no estaba a favor.
Ai día siguiente recibió un llamado telefónico de una que tenía augu-
rado un hermoso porvenir en la futura institució!1. Ella tenía ante sus
ojos los estatutos de la nueva escuela y Lacan había agregado, con ma-
no ciertamente temblorosa pero con tinta roja: "Es aquí la escuela de
aquellos que me aman".
Estaba escrito, entonces ...
i

Lacan jurado
j laguna

Se decía, en la Escuela:
L'na reunión del jurado de ac,ierdo, ése al que le correspondía la deci-
sión de nombrar a los que se habían propuesto como pasantes.
-A cada uno su cada una Y a Lacan, su laguna.
El jurado oye a los dos pasadores (passeurs). Hay poca discusión, pues
es claro para todos que hubo equivocación, que se trata de una demanda
de calificación profesional. Y entonces la respuesta no podría ser sino
negativa. Lacan interviene:
-Yo estoy a favor.

Cae como un adoquín en una charca tranquila. Y cada uno se interro-


ga en su fuero interno. El silencio es finalmente roto por un miembro
del jurado que se atreve a interrogar a Lacan:
·--·¿Quiere decirnos por qué está usted a favor?
-Es un buen tipo.

El asombro da lugar a la desolación, e incluso a la consternación. Nuevo


silencio. Finalmente, él mismo se juega con una nueva pregunta:
-¿Qué es lo que usted entiende por eso?
-A pesar de lo que él pudo decirles, tuvo un buen contacto conmigo.

~--- ---~---·~--
r·L<eradei hecho dP que eslas o/)Sft',·uci()!7/' jú1...,ronr::-'/:7!atfl.,~_.no r:.1vierun ni.r:-
J.);'J./la:'on.'iec·:1cnch/. ¿ L!u11·udo :.! ouicn :'

'."'O1
200
!as manos sucias htgartenientc de Lacon

En ocasión de la escisión que écbía desembocar e,1 l2 creación de la El 8 de 2.bril ce 1975 Lacan, en su semin:uio había jugado sobre "j'cui":5''
\.P .F. (Associatiorr Psychanalytique de France) como grupo que se (: oí), homófono de "joui" (: goza): "ti senrido va tan lejos en ei
separaba de Lacan, uno de los amos del nuevo grupo confió a Je::ln equ(voco como se puede desearlo para mis fesis; es decir, para el dis-
! aplanche: curso rmaWico. Es dPcir que a partir del sentzdo se goza (se joui), soy
(s'ouis-je), oiga goce yo (j'otússe), yo mismo estoy (s'ou'is-je) asaltán-
-Nada de ilusiones ni de idealismo, mis pequeños, por supuesto que dome con pu/abras.
. ...... - ........................ ' ........... .
wdo analista didacta influencia a sus analizados.
. . . . . . - .................................... .

Lo qne LapLmche entendió perfectamente: "T')do e 1 mundo tiene las


Ella, anaiizante con un luganeniente de Lacan, había asistido a ese se-
manos sucias, concluía; Lacan cometió el error de mostrarlas".
minario ... y su psicoanalist2. también. Desde su sesión siguiente su psi-
coanalista creyó apropiado darle la palabra diciéndole:
-J'ouis.

Ella no pudo, en ocasión de esa sesión, pronunciar ni una sola palabra.

2cn
masturbación freudiana 1nierda

Verificando la traducción al español de los Escritos cae sobre una cu- Una conferencia en Burdeos. Lacan habla allí del problema de las
riosa mano del mono, la main du singe. Va a ver a Lacan y lo interroga: ciudades modernas, diciendo que no son lo que se pret_ende creer; el
-¿Qué es esta "main du sinlle"? problema es el de la circulación y la evacuaciói: de la mierda. Y agre-
-¡Es la masturbación! ~ ga, como poniendo bien los puntos sobre las 1~~: .
-j Pero, se trata de Freud l -En Burdeos, en lo que se refiere a la evacuac1on de la mierda todo
-¿No sabe usted que Frcud era un gran masturbador? está por hacerse.
rnentiroso mil 11.01.'e".ien,to·."
1.- ·-~ se~~n+n
.•)er lv. y oc117-cJ
Era d.·e buen tono ' en Pl
'"' aru,¡,o
e,-- - ., nal",;,
el! fuco ~.¡ au ~ el
.
¡'\ r-• ' h 0
Contaminados por "los acontecimientos", algunos psicoanalistas se
cuemado a I ac::in pod·r·r d - - . - - "'- , e • ye, Ltnec1a, - aber rre-
de éste. -~ ,. , ~- ecir
- ~" · ª 1ª ieci·b·mo
::¡u·· ·e r1• b'· - 1 •
algo directamente reunían ... ¿Para tomar la palabra? Era bastante extraño por parte de
aquellos que ha,::en profesión de su acogida. Pero no nos detengamos

-Un día en- que e omia· con a ¡guno,


_ coleg··s s · - en eso.
a uno de ellos· · no io ~ b · ·¡ " --__ª e Ju.go con.. su confidencia
- • 1,-- .,a 1a e aca~o') · H"bía . · -,dO 1 •
-¡Ah! ¡Bien! Y, ¿te recibió? " · 1 ª lSia en 10 de Lacan! Hablan de Lacan. Se llega a declarar que él trata de una manera muy
- -Pero sí. diícrente a las m;ijeres y a íos hombres, que estos últimos no te-
-¿ Y cuánto tiempo? nían oportunidades, que DO llegaban a salir del atolladero pues ...
- -¡Cuarenta y cinco minutos , por supuesto! Lacan !os amaba (les aimait). ¡Qué descubrimiento!
A ·
_s1se supo que él mentía.
En Estrasburgo, en ocasión del congreso de la Escuela freudiana que
tuvo lugar _iusto después de mayo de 1968, alguien decidió que no ha-
bía que guardarse la cosa para sí, sino decírsela -públicamente- a
Lacan. Cosa que hizo.
Réplica:
-¿J !ike o I !ove?

20G C ;;.:: ?¿8 ~)f7.. C-O\-:tJ\1\E>,Y.'::,C1.,;)


C, >, ,'.,- ~~--'' _",e:,ce--.·a,•.o'l._±~~-----•-:O::.:_.,_,---;--,'::~';-,,,c
n ornirzaciones
optimismo
Cranoff, Leclaire y Perrier tuvieron un papel importante en la nego-
En septiembre de 1960 la S.F .P. (Société Franr;aí~ede I'syc!~analys~)
ciación de la demanda de afiliación de la Société franr;aise en la l.P .A.
organiza un encuentro internacional so~re la se:,,;uah~ad ~c~1cruna. ~a~-
Estaban juntos tan frecuentemente que los llamaban "la troika". En
ticipa en él Franz Alexander, cuyas tesis La~an hab1a cnLc~d~ ener_gi-
sus debates íntimos, la troika apodaba a Lacan el gran Jacqucs. camente. Viendo a ese buen hombre, que tiene ochenta ano:,, Lacan
declara, ante Granoff: .
-Cuando se está iluminado por una verdadera llama, no se enveJece
nunca.

o J/ cun!anfc
ll L1s :·g]esi.Js) v~rttr alli Locia s1: .':i-,.icieLj;id 1·r,,~r!tc
í.. rd cur:i (Jlll' en la lu:r:2' i'Sci·:-
1 :·a 'u~ o_:o.~ pa;a rcrdcq1:1,rlus 111e_¡or. ('j}j¿Jtc clll(lfl(..'(~S-_ g1ar1 Jacques, i,()ué s:1-
~~s tú (.1,~i t·uen L)ius? ... " etc.

208 ,:'()l)
pase por escrito perversión

Llegado a un punto de su análisis en que él encaraba presentar su can- Es la últimq re1.rnión ''científic2'' de la Sociedad francesa de psicoaná-
didarnra al pase, hizo una proposición original a Lacan: quería entre- lisis. Jcan Clavreul presenta un trabajo sobre la perversión.
g?r por escrito los elementos para ese pase.
Respuesta: Después de los cumplidos usuales, Lacan expresa una observación:
-SL si usted quiere. Sepa, sin ernbarg,o, que ,;so no será leído. --Sólo los perversos pueden hablar convenientemente de la perversión.

f:Jrohíen10 ¡1ora un (Jrudor que habrzá .Yido en íU1rJ lápica o.'en1i1.<,-ia-


(/.J dura: 1
¡_,)ón. en i_.?(VO caso so)-' r,·rz_perverso.
'C) Í!c: :'u1Lludo hien r!e !u ¡_ierF:

2í() ) 1¡
presidimitir
por qué hacer sencillo . ..
En l 969, en oportunidad de las Reuniones sobre el pase de la Escuela
Estamos en el otoño de 1966. Junto con algunos intelectuales france-
freudiana, Lacan declaraba:
ses, Lacan viaja a Baltimore donde se va a tratar el terna del famoso -Nombren a Perrier presidente de la Escuela y ustedes v~rán en qué
"estrucruralismo", famoso aunque sin embargo perfectamente descono-
se transformara eso.
cido para los norteamericanos. Título de la conferencia de Lacan: Oj
structure as in Jnmixing oj an Otherncss Prerequisire to any Subjecr Ese 1nismo día Perricr dimitió.
FVhatever.

Curiosamente, Anthony Wilden, llamado parp auxiliar al defectuoso


inglés hablado por Lacan, se calificaba a sí mismo de - desdichado
traductor.

)í,
....\ .)
) 1'1
pruebas al canto relleno de farsa

E! tal Turkev había sido encargado, por la lnternationa! Psychoanalytic


Invitado a tratar acerca de la identificación en la Escuela N,1rmai Su-
AssociaLion, de la 2,veriguación c'.c~tirrada J. instruir el expediente de
per:or, Lacan saca Je sus aiforjas dos tubos de vidrio; una contenía
la demrnd a de afiliación de !a Sociéte Fmm;aise a la citada Interna-
un~ lang~sta m1grnto~i~ aislada, ei otro una langosta migratori;,_ perte-
neuente .c1 una colcct1v1dad. cional.
Lican, traducie11do su nombre (pues claro, eso no se debe hacer) lo
Las diferencias morfológicas de los dos animales, que Lacan señalaba nombraba:
-Señor Pavo.
con e! ded? a sus ~yentes, demostraban con una claridad inmejorajle
la mc1de~cia de la imagen de! semejante sobre la constitución d;i cuer-
po propio.

JY1eton.i'rnico de todo este us1.u:1uconín algo d2! orden de ia


·(rn1 ..rn (!L·C, en J ucar:. no ~;e- opo.r;'-'· cic·r·a,nc_·i;tei c7 /D sFri1~d1.1d

2 J-c
respeto respuesta a una invitación

Lacan escribió, a propósito del titulo de su seminario de I 975-76, a Él, joven interno en psiquiatría, se había resucito a franquear el
la secretaria de la École Pratique des Hautes Éwdes. Le anunciaba e~e paso, a atreverse a tomar su pluma para invitar a Lacan a la Sala de
Lítulo como siendo: LE SINTOME, precisándole muy bien, y además guardia.
de manera manuscrita, que debía:
-respetar esa ortografía. La aceptación lo sorprendió un poco; pero lo que lo asombró verdade-
ramente fue la manera como Lacan se dirigió a él en su respuesUl.
Ya !a falta de ortografía revela que hay gato encerrado. El día siguien- Lacan le escribía, en efecto:
te, en efecto, 30 de septiembre de 1975, Lacan le telefonea para ;ectifi- -Querido camarada,
car el título. Será: LE SINTHOME.

(}rc·c,.: !cr:n[/,(~'J?l¿ L/arfu rd Oil"cJ d...!r·espeu,r cuidado ...,~lln:er:1·efo que ¡,¡no 1nis1r7u
1..l/J(t'.\iu o no resue:or.

2 1Ci 217
¿se ve f'SO l?fl el corte!'.?
rey negro leyendo
Para el anuncio oficial del St'rr,1·.-,,..,ior ,, _r1'n1"/n•7•0lL-- eJ·1a
' ,-~ ,_ --'-"', _l_,L _
,} PS"a'
__, t
-
0
-_.
~:UV
f,,t 1 T.C:1/
e ,_.

Lacan había icio al encuentro de una pobiacÍÓll 2fricallc:.. Su ;Jrimcra ~e poder ofrc,~cr a Lacan uu cartel que dibujó coquetamente c~n-·be:
visita, decoro obliga, fue para el rey. Has letras cursi vas.
A. guisa de entrada en materia, en ocasión de est 1. pri,nera audiencia T,acan le telefonea Pº:º después y 1e dicf: que en efecto, le parece mT1
pública, Lacan tendió al rey una carta de presentación. El rey la tomó, bonito· · ·, pero ... , sm embargo ... , a pesar de todo él prefiere los c;-
luego, durante un tiempo suficiCilte, dejó errar su mirada sobre el p2peL racteres cow-boy (así los ll2rnaba). ·
El visitante se dio cuenta muy rápido de que el rey no sabía leer pero Son, cuenta ella, caracteres recws, con los pies anchos como botas he-
que, frente a su pueblo reunido, una legitima preocupación por su pres- chas de plomo. Y agrega: -
tigio lo obligaba a fi:cgir. ~Para conseguir que el impresor los hiciera había que batallar mucho.
Lacan evitó intervenir de cualquier manera que hubiera podido desha-
cer la real astucia.
Después de algunos instantes, el rey dio a su visitante todos los t esti-
w onios de la mejor hospitalidad.

1_/¿se1.rúr2ario): r::!nz'::_··.·1.:uje
en unu ._1.esi<..ín !u,,b/a
le' rccil:ndc, Inienlrcis le cerra esrcnrio

218 219
sentencia sesiones cortas

Tal ve¿ era en ocasión de las célebres jornadas de Bonneval sobre la Son, con toda evidencia, las que le fueron infligidas a Lacan. Son dos,
causalidad ps(quica, o en alguna otra circunstancia que la historia no con algunos años de intervalo.
recordó. El caso es que Lacan escandalizó intensamente a Henri Ey
profiriendo: París, 1932. Lacan, joven psiquiatra, sostiene su tesis ante sus maes-
-Un hombre ... : es algo que caga, eyacula y jama. tros. Uno de ellos k solicita formular lo que él se propuso con ella.
--En suma, señor, no podemos olvidar que la locura sea un fenómeno
del pensamiento ...
El maestro del que se trata interrumpe de inmediato al orador con un
gesto significativo: . ·
-Bueh ... ¿ Y después? Pasemos a las cosas serias. ¿Nos va a hacér
usted unos palmos de narices? No deshonremos esta hora soiemne.
Reacción de Lacan catorce años más tarde: traducir ese corte en un
latín como t'l del molieresco Diafoirus: Num dignus eris imrare in nos-
tro docto corpore cum isío voce: pensare.

¿Habría de ser mejor acogido Lacan entre los psicoanalistas? He aquí


el segundo corte anunciado.

Marienbad, 1936. Lacan se dirige a los psicoanalistas, presentándoles


su Estadio del espejo. Jones preside la sesión. Refugiado tras el pre-
texto del respeto al cronómetro, interrumpe al orador al cuarto "tip"
del décimo minuto del tiempo que a priori le estaba asignado.
Doble reacción de Lacan. Esa misma noche, en su hotel, comienza a
red2,ctar lo que será su "r-Iis allá dd 'principio de realidad"', tex1.0...
¡incon::::luso! Y además, contra la opinión de uno de los ornanizado-
res, abandona enseguida la eminente asamblea, dando preferencia a
su interés por los Juegos olímpicos del ncizismo ascendente.

220
slgamne

Éi es alemán, traductor, psicoanalista, y suficieniemente impíantado


U na noche de 195 3, entre ia primera escisión de la S. P.P. y la creación
socialmente como para poder estar en condiciones de decirle a L2can,
e 12 S.F.?., en el subsuelo del café Capou!ade, Lacan reunió a sus
ciur;moc para decides su alegría de que la nueva Sociedcd estaba a punto cierto día:
de ser creada. Concluyó su arenga diciéndoles: -Voy 1 fm1dar 12 Sig1mmcf Fr2ud Schuie.
-Siganrne, yo los llevaré hasta eí fin del mundo.
Pareciendo no comprender. Lacan interroga:
-¿La segunda Freud Schule?

LI n_,cdsó/o je a/cau~:~1 con e! nútnero.

',") '
2.23
-.
¡

szn su five o'clock té socialista

En 1959 la revista Lapsychanalyse, en su número 5, "Essais critiques" En una ocasión en que interrogaban a Lacan preguntándole:
(Ensayos críticos), propone un anículo de Winnicott: "ObJets rran- -¿Es w,ted socialista?
sitionnels et phénomenes transitionnels" (Objetos transicionales y él respondió:
fenómenos transicionales). Smirnoff tradujo este artículo no sin haber -No, salvo en mis momentos de debilidad.
consultado al autor sobre cierto número de problemas de trauucción.
Después de su aparición, el 11 de febrero de 1960, Winnicott escribe
al "querido doctor Lacan". Él ha notado, le dice, hasta qué punto al-
guien ha prestado la mayor atención a los detalles de esta traducción ...
"y probablemente era usted".

Todo esto es bello y bueno pero, sin embargo, prepara la estocada que
sigue:
--Dicho sea de paso, agrega en efecto Winnicmt, mi nombre termina
en doble t (Winnicott) pero este tipo de cosas no me preocupa.

es ha(·er c,fi'·CJc'OSD (jUé' ud.tni!1".-'·


~J1.lt! L'ürt ra::.cn¿s, r11 inr1irY>ll
,rnp1i"!ua _,·,acenia '1.dúc·de qu,_ 1
(o:¿;:;fd;.._.1t2(/ct.'0/UC Uf]
c-a!arni. !Je dcJnde se deduce tJ!le) u dP .~u hueno -~,clun!o,J, r
dP. .\!_,,¡_'dc.\·eo t,e apcr/uro, e.,-lu prení.OC <.,ne': F>-1·,;1,ciu:..le! hllU~!- i<.oy:nonc/ onF ..~'(_,: '''/\,"o ser sucio listo o los ~-eitite1Dlos es ca~
,,-;_,,,
c,J/ !i'(inu no /e co11;.:en u Lucan_, y (ji.lP, en rect·--,- d(~ c:;ra;J)n; ,-(:1/0; ú /os (·1,onT1.ía! e\- coreccr
·irJt:·;·tu de ,·n.·efi~cnciu·''.
sm eíección
socrático
Mil novecientos sesenta y nueve: cierto número de analistas -entre elios
El 13 de enuo de l 970 en ocasión de !as Assises de !'Éco!c freudienne
algunos amigos ceLacan de larg2, data-- abandonan la Escuela freu-
en que foe adoptada -no sin alborotos y al prer~io de nna escisión-
diana. El acontecimiento preocupa a un analizante de Lacan quien se
la Proposición de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela, resueh 1 e u,1 día a fonnubr!e su pregunta: -
Lacan tuvo una indisposición. -¿Perrier sigue siendo, a pesar de todo, lacaniano?
Lacan, en un tono di;,ertido:
Una de sus alumnas exclamó: -Pues, ¿qué otra cosa quiere usted que sea?
-Laca,1 ne anda bíen, tiene seguramente alguna idea en la cabeza.

,_c'.,J<C .,.,..-....,---< ·-,-


. -.~- -..,·¡ ...,..•,~ ,-.-~.,__,,.._. _,,
topograf(a
tachado, s/, ¿pero cómo?
Él tier:c una cila ;:i las 10 toras en punto en Guitrancourt para trabajar
Era en el curso de una sesión de trabajo en la Escuela freudiana. Un con L.1crn. L1can le dibujó un plano del trayecto. ne puede equivo-
joven había pasado al pizarrón y había escrito S tachada así: carse de camino.

Por supuesto, se equivoca ... de autopista y llega a las 10 y 30. Lacan


-No, rectifica de inmediato un notable, es: muy enojado, cortando de tajo sus balbuceantes explicaciones, le dice:
-¡Pero yo le había hecho un plano!
$,
como se debe escribir.

ln~ '.,:r,:c.'t.1ad es/ruc/u; ', ¡,ürD !o jer.:1r4u/{¡, /flrL; rh\r/n ~-l,<·,r /u {/:i(- es ru.'::.J!..O
pe.r-
i'l:{_'n 1- /r- que nr es f(j', 1•
v1 y pito de jesuita verdadera verdad

-1.~b1'"ui1:1cuestión aue estaba en el centro de los debates ~,tie iban a


l,a_
-Querido ... , vei:ga entonces a cenar ,1afíana por la noche a mi casa
0 '"
· -- 1 · ·•· d e 1uo · 'a rle las " ses!ones
· L " . A~ aluu
co1--~a·' -ce, -
culminar con _a esc1s1on u,. 1 - -

-os de ,us ana)iz:rntes, Lélcan les h2cfa notar: _ . , .. .


tt · u - ··· . • . - -· d oct--~ nar ' 'ºti-
1
Una irn·itación de Lacan; ¡eso no era poca cosa! El feliz beneficiario -Fíjese cómo alargo e1 tiempo de las sesi.:mes, us,e p ta ,c..o -
ern esta vez un jesuita, un "jeze" como se los iiamaba, psicoanalista monío de =:l!o.
en la Escuela. .-! • • d
Y cnc1en. o eso, -~ _prrs1·
Larc;n - - c:t1_'a
en practicar
u
como en el pasado.

Intimidado por tanto honor, el "querido" no sabía muy bien qué: de-
cir, y !a cena se arrastraba y alargaba tanto más cuanto que Lacan,
con el rostro hundido err su plato, no decía ni pito, y dejaba que
la conversación se empantanase en las banalidades usuales. A"p?.rte de
él (once moíe time) cada cual hacía esfuerzos y eso se sentía.

A los postres, como emergiendo de las cosas que lo habitaban, La.can


- ¡por fin!- se dirige a su invitado:
-Entonces querido ... , dígame, ¿qué hace usted de su vi*? (:i·ie :vi-
da, vií, bite: pene, pito)

230 2:\1
viznna sccrera

En su residencia de Guitrancourt, Lacan poseía una vitrina secreta. En


ella albergaba una colección de estatuillas egipcias de la época de
Tutankhamón. Sólo se las mostraba a escasos privilegiados.

Encuentros

:·_, :L;c.,u e/ cornen!ario, t--lJllu _


r,.:gl3 del jth:'.:_:c\-·-:·,: n F:enoir, donde el
L~-:.. , (1

ra su 1ndY beilo n··,s---t.''i o.! ·'lr.(In hace en/once.'.;


j):'-f.,' , ,''!, u del objeío a.

232
u plcuro, plcaro y rnedio

Salvador Dalí había aceptado recibir a Lacan. No sin maiicia decidió,


a la hora en que esperaba a su visitante, conservar, pegado sobre ia
nariz, el esparadrapo que tenía la función de un punto de referencia
en. sus búsquedas picrórica3 de ese momento.

Esperaba b reacción dd joven psiquiatra, dispuesto por anticipado a


alegrarse con ella.

Pero en toda la entrevista Lacan no dejó uasiucir nada del efecto pro-
ducido en é) por el esparadrapo mostrado tan ostensiblemente.
cuando Roman Jakobson encuentra a Jesús Duras relata

Durante una de sus estadías en París, Roman Jakobson está fuera de El arrebato de Lo/ V. Stein (Le ravissement de Lo! V. Stein) acababa
sí: hay -dice a quien quiera oírlo-- un loco en la casa de campo de ser publicado. Se sabe que Marguerite Duras corrió, con ese texto
de Lacan. que marcaba el decisivo cambio de su estilo, el riesgo mayor de no en-
contrar más lector alguno.
Acaba de telefonear, en efecto, a Guitrancourt:
- ¿Está Lacan ahí? Fue en esta posición subjetiva de una soledad asumida pero difícil cuan-
-No, do recibió un llamado telefóni~o de Lacan. Le proponía una cita en
responde una voz desconocida. . mismo día
un café, ese .
y a una hora tardía.
.
-¿Quién habla?
Ella acepta y va allí, llegando primera. Ve pronto, entre las mesas, a
pregunta el eminente lingüista. Lacan que avanza hacia ella. Muy expresivo y cálido, muy cercano aho-
-Es Jesús.* ra a ella, él le declara:
-¡No sabe usted lo que dice!

f~;? e_ff.:cio. era verdaderclnent::.i .·.1.11/•'./


.... :A ie.,,,_
'' •• - t que nace
1·,~-·; .n ' zoc.av,a
-1 • nuis enig-
:ncii"fca la :urbución del linJ..;üisra. - '
., .'\. de T. E! nombre de pila Jpsús. jrecucnre ,'n el ámbi;o hisnrin:,-_ 7 , /1<) Se
El muyor cumpliJo que pod(a hober/e hecho. En otru pa, íe, y más tarde,
Lucan se pregunru.'_,a: "¿Cómo sabe e!{a lo que yo en.1el10?".
u5a t::·n}t(if7l.'éS (·ottrr_1 110,nhre de per:)onu. ·
e! grcm secreto de la e/ccucnci:1 el instcmte de ver bellamente (beau voir) que es tiempo de
concluir sin comprender nada
Una muy honorable asamblea esta reunida ese día para ccleorar el 80º
cumpleaños de Ludwig Bi ,wanger. f~s n Sui;·a. Corno L±can había Un ario antrs de publicar su Ei segundo sexo, Simune de Beauv,Jir te-
rcr,entin2rne:nte aparecido, se le pidió participar en el simposio. lefonea a Lac:rn, p:diéndoie que la aconseje. Lacan le anuncia qlle le
~Es h,en ::'vidente, respond,ó. uue no tt11go :-iacla que decir. serían necesarios cinco o seis meses de ent1evis2.s péira aclarar la cosd.
Trntándose de la sexualidad femenina la proposición es más bien
Gracirrs a lo cual. habiendo hablado cada uno exactamente 10 minu- divertida.
tes, él conservó la pc1labra hrrsta el punto en q11e, después de tres cuar-
tes de hora de discurso, llegó a notar que: Pero Simone regatea como un feriante: ella encararía como máximo
-- . _v bien, finalmente, bahía tal vez en efecto a:go que decir. .. cumro cntitvistas. >Jegativa de Lacan.

F,ie enronces cuando Bi swanger, que presidía la sesión , le cortó la


palabra diciendo:
--Acabo Je aprende- algo muy importante: el hecho de no tener nada
que decir es el gran secreto de la elocuencia.

Lican .,e entusiasmó mucho con esta, ob~trvación. La escribió de in-


mediato en enormes letras en una hoja con las dimensiones de un car-
tt!. Le pidió enseguida una firma a Bisv;anger, y la obtuvo. Luego
desapareció con su trofeo.
mz mu1er, Blanchot y yo un mueble

Su muy reciente lectura de La escritura del desastre lo h~mdió en wl Lacan estaba entrado en años cuando fue, acompañado de Philippe
estado que no puede hacer de otro modo que comunicar a Lacan su Sollers, a realizar una visita amistosa a Benveniste. Se sabe que éste
turbación. se hallaba afásico en sus últimos momentos.

No es totalmente ignorante, por supuesto, de la proximidad, tan~o amis- Saliendo del hospital, Lacan dice a Sollers:
tosa como teóri_c:a, entre Lacan y Blanchot. -Cuando se decae no se es más que un mueble para la familia de uno.

Respuesta de Lacan, completamente inesperada: .


-If connaít mieux ma femme que moi (Literalmente sería: El conoce
mejor a mi mujer que yo).

Luego, percibiendo el equívoco gramatical, en francés, ¿grega:


-Quiero decir. .. él conoce mejor a mi rnujrr de lo que me conoce a mí.

l 1'
-~- 1 !
¿ verbo o adjetivo?

Louis Althusser acababa de publicar su primer elogio ele la teoría laca-


niana. Lacan lo invitó a cenar. En el restaurante, viéndolo llegar con
un curioso cigarro en la boca, A!thusser murmura:
--Usted !o tiene torcido.

Índice
Lista de las ocurrencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . l
Preámbulo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Práctica analítica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Presentación de enfermo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Práctica del contro: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Historia del movimiento psicoanalítico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Encuentros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233

1¡ue /u escrirura no clisip(l,


l.-1ne-r¡?1:'1·0cu

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