Está en la página 1de 14

Liturgia para la

fiesta del
Aniversario
luctuoso de
Madre Felícitas
de la Cruz.
11 de Noviembre del 2019

HERMANAS FRANCISCANAS DE JESÚS


CRUCIFICADO
INVITATORIO

V. Señor, abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antífona
Aclamemos al Señor, en esta fiesta de Madre Felícitas de la Cruz.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,


demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,


soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,


bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:


«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años


aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona
Aclamemos al Señor, en esta fiesta de Madre Felícitas de la Cruz

Himno oblativo a Jesús Crucificado1

A ti, Jesús, te anhelo como esposo,


A ti, Jesús, mi amor crucificado,
y siento paz, dulzura y suave gozo
y que eres tú el Viviente a mi costado,

Felicitas se llama y era tuya,


esposa y madre, lirio consagrado,
prodigio de tus ojos compasivos,
por ti en tu pobre amor virginizado.

Contigo perseguida y desterrada


y en el destierro, amor nunca agostado;
¡qué hermosa vocación sentirse madre
como la Iglesia que abre su regazo!

La santa Eucaristía era la fuente


y la oración el diálogo callado
y la fraternidad era el tejido
de hermanas que en Jesús se han encontrado.

Jesús crucificado, amor perenne,


que eternamente sigues cautivando,
en ti, mi Dios, me pierdo y abandono
y en ti me veo, amada de su Amado.

¡Ascienda por María el sacrificio


por ti en su corazón santificado!
¡Oh Cristo Redentor, bendice y reina,
desde tu cruz, Jesús Resucitado! Amén.

1
evocando la memoria de la Madre Felícitas de la Cruz,
Fundadora de las Hermanas Franciscanas de Jesús Crucificado
Guadalajara, Jalisco, 10 de mayo de 2018
Fr. Rufino María Grández, OFM Cap.
Antífona 1

Estamos llamadas a participar de esta unión al pie de la Cruz con el Crucificado.

Salmo (62, 2-9)


El ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario


viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré


y alzaré las manos invocándote.
Me saciará de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo:
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Ant. Estamos llamadas a participar de esta unión al pie de la Cruz con el Crucificado.

Ant. 2. La alegría, la emoción que se posesionó en mi corazón es indecible, llamé a las


hermanas y Ellas y Yo fuimos a la Capilla a dar gracias a Dios.

Cántico (Dn 3, 57-88. 56)


TODA LA CREACION ALABE AL SEÑOR
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;


cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;


ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;


astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;


fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;


témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;


noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;


rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,


ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;


cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;


mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;.


aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,


ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;


bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;


siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;


santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,


ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,


ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,


alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.


Ant. La alegría, la emoción que se posesionó en mi corazón es indecible, llamé a las hermanas y
Ellas y Yo fuimos a la Capilla a dar gracias a Dios.

Ant. 3. Con el deseo de llevar una vida más apartada del bullicio del mundo, para entregarnos al
servicio de Dios en bien de los pobres y desamparados.

Salmo 149
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,


cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria


y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos


y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada


es un honor para todos sus fieles.

Ant. Con el deseo de llevar una vida más apartada del bullicio del mundo, para entregarnos al
servicio de Dios en bien de los pobres y desamparados.

LECTURA BREVE Rm 12, 1-2

Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa,
agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino
transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de
Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.
CANTICO EVANGÉLICO:

Muerta he de estar Amor de mis amores, muerta he de estar y en polvo convertida y mis cenizas
Vida de mi vida han de cantar tus glorias y tus loores.

RESPONSORIO BREVE

V. El Señor la eligió y la predestino


R. El Señor la eligió y la predestino
V. La hizo morar en su templo santo
R. Y la predestino
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. El Señor la eligió y la predestino

PRECES

Unidas, hermanas, a nuestra Madre Felícitas de la Cruz, aclamemos a Jesús, nuestro Salvador,
y supliquémosle diciendo:

Ven, Señor Jesús.

Glorifiquemos a Cristo, Señor Nuestro, camino, verdad y vida, que nos impulsa a una vida santa,
siguiendo su ejemplo, y digámosle:

-Condúcenos a ti Señor Crucificado

Señor Jesús que llamas a hombres y mujeres a participar de la extensión de tu reino.

-Concédenos ser files a nuestro compromiso de cristianas y a nuestro ideal de


consagradas.

Padre bueno y generoso, que inspiras a los hombres y mujeres el deseo de las cosas
celestiales.

-No permitas que los bienes terrenos nos aparten del amor a ti y del deseo de servir a
los más pobres.

Tu señor, que sembraste en Madre Felicitas el deseo de alejar de su corazón el bullicio del
mundo para consagrarse solo a ti.

-Concédenos a sus hijas trabajar con empeño por la salvación de las almas que nos has
encomendado.

Que como hermanos, hermanas de una misma familia franciscana nos empeñemos por cuidar
de nuestra casa la tierra.
- Haz que transmitamos este amor por la creación a las personas con las que
colaboramos en nuestros apostolados.

Tú que viniste a evangelizar a los pobres

-concédenos predicar el evangelio a toda criatura.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Fieles a la recomendación del Salvador, digamos al Padre común: Padre nuestro.

ORACIÓN

Dios y Padre nuestro que por medio de tu Espíritu Santo has llamado a las Hermanas
Franciscanas de Jesús Crucificado.
Al seguimiento de tu Hijo a ejemplo de nuestra Madre Fundadora Felícitas de la Cruz,
concédenos seguir siendo testimonio entre los más pobres de una entrega y un Amor que sirve
y se anonada.2 Por el mismo Cristo nuestro Señor que vive y reina contigo….

2
Cfr. Oración Jubilar de los cien años 2019-2020
VISPERAS

HIMNO A NUESTRA MADRE3

Pasaste en este mundo


Mirando a los pobres
En ellos descubriste
A Jesús Crucificado.
Encarnaste en tu vida
Al amor que no es amado
Y lo diste con tu entrega
A los más necesitados.

Tú eres nuestra Madre


Felícitas fue tu nombre
Por eso hoy tus hijas
Con gozo te recordamos.

Confiaste en la Providencia
La oración fue tu fortaleza
Pues siempre fuiste ofrenda
Viviendo la pobreza.

El centro de tu vida
Jesús Eucaristía
Humilde y sencilla
Tu fe no se rendía.
Obediente a tus pastores
Itinerante fue tu vida
En ellos descubriste
Lo que el Señor te pedía. Amén

3
Escrito por generación de Novicias HFJC 2014-2015
Ant. 1: Y el fuego prendió en sus corazones y aceptaron la invitación de Felícitas de
agruparse en vida comunitaria.

Salmo 121
LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

¡Qué alegría cuando me dijeron:


«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada


como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,


a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:


«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,


voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Ant. Y el fuego prendió en sus corazones y aceptaron la invitación de Felícitas de


agruparse en vida comunitaria.
Ant. 2: Con el favor de Dios vamos a procurar todas y cada una hacernos dignas de esta
merced, trabajando empeñosamente por la salvación de nuestras almas y bien de las demás

SALMO 143, I-II

ORACIÓN POR LA VICTORIA Y LA PAZ

Bendito el Señor, mi Roca,


que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.
Señor, inclina tu cielo y desciende;
toca los montes, y echarán humo;
fulmina el rayo, y dispérsalos;
dispara tus saetas y desbarátalos.
Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David tu siervo.
Defiéndeme de la espada cruel,
sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Sean nuestros hijos un plantío,
crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.
Que nuestros silos estén repletos
de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.
Dichoso el pueblo que esto tiene,
dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Ant. Con el favor de Dios vamos a procurar todas y cada una hacernos dignas de esta merced,
trabajando empeñosamente por la salvación de nuestras almas y bien de las demás

Ant. 3. Ya no consideraba irreparable la pérdida de sus hijos ya no era la suya una vida triste, de
duelo, de angustia y aflicción, por el contrario, ahora comprendía que seguir a Cristo era hacer
de la vida una ofrenda de amor en cada hermano pequeño.

Cántico Ef 1, 3-10
PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN

Bendito sea Dios,


Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,


antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,


por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,


hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Ant. Ya no consideraba irreparable la pérdida de sus hijos ya no era la suya una vida triste, de
duelo, de angustia y aflicción, por el contrario, ahora comprendía que seguir a Cristo era hacer
de la vida una ofrenda de amor en cada hermano pequeño.

LECTURA BREVE Efesios 3 7-14

Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún:
juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por
quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no
con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe de Cristo, la justicia que
viene de Dios, apoyada en la fe, y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en
sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la
resurrección de entre los muertos.

RESPONSORIO BREVE

V Estoy Crucificado con Cristo, es Cristo que vive en mí

R Estoy Crucificado con Cristo, es Cristo que vive en mí

V Vivo yo pero no soy yo

R Es Cristo que vive en mí.

V Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

R Estoy Crucificado con Cristo, es Cristo que vive en mí

PRECES

Tú, Señor, que todos los años nos alegras con la fiesta de Madre Felícitas de la Cruz, concede a
los que estamos celebrando su memoria imitar también los ejemplos de su vida santa y por su
intercesión digámosle.

-Acuérdate Señor de tu Iglesia


Alabemos a Dios Providente, que conoce todas nuestras necesidades, pero quiere que, ante
todo, busquemos su Reino;

- Haz que vivamos en la confianza y en la fe que en ti todo lo tenemos.

Tu que prometiste por de tu Iglesia a los que vivieran los consejos evangélicos un cielo nuevo y
una tierra nueva

-Renuévanos sin cesar por tu Espíritu Santo la fidelidad y la entrega a tu Reino.

Por intercesión de las santas esposas, que por medio del matrimonio crecieron en tu amor,

- concede, Señor, a tu Iglesia la fecundidad apostólica.

Por intercesión de las santas madres, que engendraron sus hijos no sólo para la vida del mundo,
sino también para la salvación eterna,

-concede, Señor, a tu Iglesia engendrar para tu reino a todos los pueblos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Imitando los ejemplos de conversión de Nuestra Madre Felícitas de la Cruz,

- sepamos, como buenas samaritanas ayudar a los necesitados y consolar a los que
sufren.

Concede a nuestras hermanas que han dejado este mundo y que han `pasado a la Casa
Grande del Padre y que han perseverado en esta Congregación de HFJC

- el gozo de la vida eterna.

Fieles a la recomendación del Salvador, digamos al Padre común: Padre nuestro.

ORACIÓN

Oh Dios, que diste a tu Iglesia y a la familia Franciscana un ejemplo vivo de candor y sencillez
evangélica en Madre Felícitas de la Cruz, concédenos, te rogamos, seguir su ejemplo para
buscar y amar intensamente a Cristo Pobre y Crucificado que vive y reina contigo….

También podría gustarte