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Durante el régimen legal fijado en las Ordenanzas de Minería las

minas eran de propiedad del Estado que sucedía a la persona del Rey; el
Estado podía concederlas en posesión y propiedad para que fueran
explotadas por particulares; el derecho de posesión y propiedad quedaba
asimilado a la propiedad civil toda vez que las concesiones podían ser
objeto de tráfico jurídico como cualquier bien, siempre que se trabajaran; la
posesión y propiedad del concesionario estaba supeditada al pago puntual
del Impuesto semestral de 15 soles por pertenencia, cuyo incumplimiento
se consideraba como causal de extinción del derecho minero.

Las Ordenanzas hizo suyo el sistema regalista por el cual la corona


Española ejercía el dominio de los recursos minerales y las otorgaba a los
particulares en propiedad.

3.2 CÓDIGO DE 1901.-


Desde 18263 se crearon diversas comisiones para la elaboración de
dicho cuerpo de leyes, que subsumiera las relaciones propias de la
industria minera para promulgarse el primer Código de Minería del Perú el 6
de julio de 1900, que entró en vigencia el 1º de enero de 1901, por
mandato contenido en el artículo 220º y que además derogaba todas las
Ordenanzas, Leyes, reglamentos y disposiciones anteriores, referentes a
minas, exceptuándose en lo que no se oponía al Código, es decir la Ley de
05/12/1879 sobre la organización de la Escuela de Ingenieros, la de
22/12/1888 sobre guano, la de 22/12 sobre la propiedad salitrera, la de
8/11/1890, sobre impuesto a la propiedad minera, la de 11/01/1896,
referente al estanco de sal y los aranceles, que seguirían rigiendo mientras
no se modificaran

Aprobado por el Presidente López de Romaña. Este Código mereció


fuertes críticas al momento de su dación por su carácter privatista. Este
Código califica a la propiedad minera una vez adquirida legalmente de
irrevocable y perpetua como la propiedad común, sólo sujeto a
caducidad por falta de pago del impuesto anual de 30 soles por
pertenencia. La propiedad minera confería el derecho de explotación y libre
disposición de todas las sustancias contenidas dentro de los planos
verticales trazados por los lados del perímetro de la concesión. La unidad
de medida de las concesiones era la pertenencia que equivalía a un
rectángulo de 2 hectáreas, se materializaba como un sólido prismoidal de
base rectangular de dos hectáreas de extensión.

Las sustancias minerales metálicas se encontraban dentro del sistema


de dominio eminente del Estado, al declarar en su artículo 1º que era objeto
de la propiedad minera, con la amplitud que el Código determina: Los
yacimientos de sustancias minerales o fósiles susceptibles de ser
industrialmente utilizados; las haciendas de beneficio y los sitios necesarios
para su construcción; las aguas, en cuanto seas necesarias para la fuerza
motriz o cualquier otro uso en las minas y haciendas de beneficio; y las
escorias, relaves, desmontes y demás objetos que pueden ser adquiridos.

Las sustancias no metálicas eran reservadas para el propietario del

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