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Enfermedades degenerativas

Una enfermedad degenerativa es una afección generalmente crónica durante la


cual tiene lugar un proceso continuo basado en cambios degenerativos en
las células, en el cual la función o la estructura de los tejidos u órganos afectados
empeoran con el transcurso del tiempo. Este tipo de enfermedad se puede
manifestar por procesos normales de desgaste del organismo, o por elecciones
relacionadas con el estilo de vida tales como ejercicio o hábitos alimenticios.1 A
menudo las enfermedades degenerativas son contrapuestas con
las enfermedades infecciosas.

Las enfermedades degenerativas se pueden originar por la alteración anatómica y


funcional de los tejidos de cualquier órgano, aparato o sistema del organismo.
Algunos ejemplos muy conocidos de este tipo de enfermedades son el Mal de
Parkinson y el Mal de Alzheimer, que afectan al sistema nervioso central. Los
síntomas son variados, incluyendo vértigo, adelgazamiento de la fibra muscular,
pérdida anatómica de estructuras óseas y, como consecuencia, un aumento del
campo craneal que puede afectar al sistema neurológico hasta el punto de
provocar invalidez.

El fibroadenoma de mama:
es un tumor benigno muy común que normalmente surge en mujeres menores de
30 años, como un nódulo duro que no causa dolor o incomodidad, semejante a
una canica. 
Generalmente, el fibroadenoma mamario tiene hasta 3 cm y es fácilmente
identificado durante la menstruación o en el embarazo debido al aumento de la
producción de hormonas que acentúan su tamaño. 
El fibroadenoma de seno no se convierte en cáncer, pero dependiendo del tipo,
puede aumentar ligeramente las posibilidades de desarrollar cáncer de seno en el
futuro.

Cómo se realiza el tratamiento


El tratamiento para el fibroadenoma mamario debe ser indicado por un
mastólogo y, por lo general, se realiza únicamente con mamografías y
ecografías anuales para vigilar el desarrollo del nódulo, puesto que puede
desaparecer por su propia cuenta después de la menopausia. 
No obstante, en caso de que el médico sospeche que el nódulo puede ser un
cáncer en vez de un fibroadenoma, puede recomendar cirugía para retirarlo y
realizar una biopsia que confirme el diagnóstico. 
Luego de la cirugía para un fibroadenoma mamario, el nódulo puede volver a
surgir, razón por la cual la cirugía sólo debe ser realizada en casos de sospecha
de cáncer de mama, puesto que esta no sirve como cura para el fibroadenoma en
cuestión. 

La artritis, conocida también como osteoartritis:


es una inflamación de las articulaciones que genera síntomas como dolor,
deformidad y dificultad en el movimiento, que aún no tiene cura. En general, su
tratamiento se realiza con medicamentos, fisioterapia y ejercicios. En los casos
más graves, el médico podría indicar la realización de una cirugía.
Esta enfermedad tiene diversas causas, pudiendo originarse a raíz de un
traumatismo, exceso de peso, desgaste natural de la articulación, hábitos
alimentarios o por una alteración en el sistema inmune de individuos con pre-
disposición genética para ello.
Existen diversos tipos de artritis según la causa que la origina, estas
son: reumatoide, séptica, psoriásica, gotosa (gota) o reactiva. Por esto, para el
diagnóstico de la artritis es necesario realizar algunos exámenes específicos que
permitan identificar cuál es el origen.

Qué puede causar artritis


El desgaste natural de la articulación es una de las causas más comunes de la
artritis, sin embargo, otras situaciones como el exceso de peso, desgaste por uso,
la edad, traumatismo directo o indirecto, factores genéticos e infecciones
bacterianas, virales o fúngicas, también pueden originar esta enfermedad. 
Si la artritis no se revierte a tiempo, la articulación podría verse comprometida,
perdiendo su función. Por ello en caso que sospeche de este problema, debe
acudir al reumatólogo para que realice una evaluación e indique la realización de
exámenes que permitan diagnosticar el problema.
Generalmente la osteoartritis surge a partir de los 40 años de edad, afectando
principalmente a las personas con más de 65 años, sin embargo, también puede
afectar a las personas más jóvenes, como es el caso de la artritis juvenil.

La fisioterapia puede ayudar mucho al paciente con artritis. A través del


tratamiento fisioterapéutico, la inflamación podrá disminuir y será más fácil realizar
los movimientos. podrán ser utilizados recursos antiinflamatorios, analgésicos y
ejercicios de estiramiento y de movilización articular para preservar los
movimientos de la articulación y evitar que nuevas deformidades aparezcan. 
La fisioterapia debe realizarse al menos 3 veces por semana, hasta la completa
remisión de los síntomas de la artritis. Cabe al fisioterapeuta decidir qué recursos
utilizará para tratar esta enfermedad. La práctica de ejercicios como natación,
hidrogimnasia y pilates también es indicada, pues ayudan a combatir la
inflamación y a fortalecer los músculos.

La atrofia muscular espina:


l es una enfermedad genética rara que afecta las células nerviosas de la médula
espinal, responsables por transmitir los estímulos eléctricos del cerebro hasta los
músculos, impidiendo así que la persona tenga dificultad o no logre mover los
músculos voluntariamente.
Esta enfermedad es grave y causa atrofia y debilidad muscular progresiva.
Inicialmente, los síntomas afectan las piernas, después los brazos y, por último,
los músculos del tronco. 
Aunque no exista una cura para esta enfermedad, es posible seguir un tratamiento
para atrasar su desarrollo y mejorar la calidad de vida, permitiendo que la persona
sea autónoma por más tiempo. 

Qué causa la atrofia muscular


La atrofia muscular espinal es causada por una mutación genética en el
cromosoma 5, que provoca la falta de una proteína, conocida como Survival Motor
Neuron-1 (SMN1), importante para el correcto funcionamiento de los músculos.
Existen casos menos usuales en que la mutación genética ocurre en otros genes
que también están relacionados con el movimiento voluntario de los músculos. 

Tratamiento fisioterapéutico  
La fisioterapia es muy importante para todos los casos de atrofia muscular porque
permite mantener la circulación sanguínea, evitar la rigidez de las articulaciones,
disminuir la pérdida de masa muscular y mejorar la flexibilidad. 
Algunos ejercicios que pueden realizarse son levantar pesas, realizar ejercicios
con bandas elásticas o practicar ejercicios para trabajar los músculos. Estos
ejercicios deben ser orientados por un fisioterapeuta en una clínica especializada
o de fisioterapia, debido a que son adaptados a cada persona, tomando en cuenta
sus limitaciones. 
Además de esto, también pueden utilizarse dispositivos de electroestimulación
para promover la contracción muscular, como es el caso de la corriente rusa, que
es una excelente opción para complementar el tratamiento. 

La nefritis:
es un conjunto de enfermedades que causan inflamación de los glomérulos
renales, los cuales son estructuras que forman parte de los riñones que se
encargan de filtrar y eliminar las toxinas y otros componentes del organismo como
agua y sales minerales. En estos casos el riñón tiene menor capacidad para filtrar
la sangre.
La nefritis puede relacionarse según la parte renal afectada o según la causa que
la provoca, estas son:
 Glomerulonefritis, en la que la inflamación afecta principalmente a la
primera parte del aparato de filtración, el glomérulo, pudiendo ser agudo o
crónico;
 Nefritis intersticial o nefritis tubulointersticial, en la que la inflamación ocurre
en los túbulos de los riñones y en los espacios entre los túbulos y el
glomérulo;
 Nefritis lúpica, en la que la parte afectada también es el glomérulo y es
causada por el Lupus Eritematoso Sistémico, que es una enfermedad del
sistema inmunológico.
La nefritis puede ser aguda cuando surge rápidamente debido a una infección
grave, como por ejemplo una infección en la garganta por Streptococcus, hepatitis
o VIH; o puede ser crónica cuando se desarrolla lentamente debido a lesiones
más graves en los riñones.

Posibles causas
Existen varias causas que pueden causar la aparición de una nefritis como:
 Uso excesivo de medicamentos como algunos analgésicos, antibióticos,
antiinflamatorios no esteroideos, diuréticos, anticonvulsivos, inhibidores de la
calcineurina como ciclosporina y tacrolimus;
 Infecciones por bacterias, virus y otros;
 Enfermedades autoinmunes, como por ejemplo Lupus eritematoso
sistémico, Síndrome de Sjögren, Enfermedad sistémica asociada a IgG4 ;,
 Exposición prolongada a toxinas como litio, plomo, cadmio o ácido
aristolóquico;
Además de esto, personas con varios tipos de nefropatías, cáncer, diabetes,
glomerulopatías, VIH, enfermedad falciforme tienen mayor riesgo de sufrir nefritis.

Cómo se realiza el tratamiento


El tratamiento depende del tipo de nefritis y, por esto, si se trata de una nefritis
aguda el tratamiento puede ser hecho con reposo absoluto, control de la presión
arterial y reducción del consumo de sal. Si la nefritis aguda fue provocada por una
infección, el nefrólogo puede prescribir un antibiótico.
En los casos de nefritis crónica, además de controlar la presión arterial, el
tratamiento normalmente es hecho con la prescripción de medicamentos
antiinflamatorios como la cortisona, inmunosupresores y diuréticos en una dieta
con restricción de sal, proteínas y potasio.
Se debe consultar al nefrólogo regularmente para realizarse seguimiento a la
enfermedad, debido a que la nefritis crónica suele provocar insuficiencia renal
crónica, lo que significa que los riñones dejan de funcionar correctamente
acumulando toxinas en el organismo que son eliminadas a través de la orina.
Conozca más sobre los síntomas de la insuficiencia renal crónica.

El Adenocarcinoma:
es un tipo de cáncer que se origina en los tejidos glandulares, formados por
células con capacidades de secretar sustancias al organismo. Este tipo de tumor
maligno se puede desarrollar en diversos órganos del cuerpo, como próstata,
intestino, pulmones, mamas, útero y páncreas.
De una manera general, los adenocarcinomas son cánceres de difícil remoción por
cirugía, con crecimiento rápido y de carácter agresivo, ya que tienen capacidad de
generar metástasis, sin embargo, existen características específicas de acuerdo
con cada tipo y etapa (estadio) en que se encuentra.

Cómo se realiza el tratamiento


El tratamiento para el adenocarcinoma varía conforme la localización, tipo y la
clasificación del tumor, generalmente, las opciones de tratamiento
incluyen: radioterapia, quimioterapia y la extirpación del tumor mediante cirugía.
Los adenocarcinomas suelen ser agresivos y de difícil tratamiento, y por esto, el
pronóstico es muy individualizado. Es muy importante conversar con el médico
sobre las opciones, sus consecuencias y sus beneficios antes de decidir cuándo y
dónde va a iniciar el tratamiento

La osteoporosis es una enfermedad que se caracteriza por la disminución de la


resistencia de los huesos, surgiendo principalmente en personas con
antecedentes de esta enfermedad en la familia, que fuman o que sufren de artritis
reumatoide. Además de esto, la osteoporosis es más común en las mujeres
después de la menopausia, debido a las alteraciones hormonales, y en hombres
con más de 65 años de edad. 
En la mayor parte de los casos esta enfermedad no causa síntomas específicos,
sin embargo, como los huesos se tornan más frágiles y pierden fuerza por causa
de la reducción de calcio y fósforo en el cuerpo, pueden ocurrir pequeñas
fracturas, principalmente en las vértebras, en el fémur y en la muñeca, pudiendo
causar algunos signos y síntomas como: 
 Dolor en la columna: el cual surge cuando hay una fractura en una o más
vértebras, el cual puede ser tipo una puntada en la espalda y, en algunos
casos, puede mejorar al acostarse o al sentarse;
 Hormigueo en las piernas: ocurre cuando alguna fractura en las vértebras
alcanza la médula espinal;
 Disminución de la altura: ocurre cuando las fracturas de la columna
desgastan la parte del cartílago que se encuentra entre las vértebras,
pudiendo ocurrir una reducción alrededor de 4 cms;
 Postura encorvada: ocurre en los casos más avanzados de la osteoporosis,
la cual ocurre como consecuencia de alguna fractura o degeneración de las
vértebras en la columna. 
Además de esto, las fracturas causadas por la osteoporosis pueden surgir
después de una caída o de realizar algún esfuerzo físico, por esto es necesario
tomar medidas y prevenir este tipo de caídas, utilizando el uso de un calzado
antiderrapante, por ejemplo. 

Cómo se realiza el tratamiento


Al identificar la presencia de una fractura, el médico evaluará la gravedad e
indicará un tratamiento, como la inmovilización de la parte afectada con yeso, una
férula o con vendas, y reposo para que el cuerpo se recupere de la fractura. 
Aunque no haya fractura, al diagnosticar osteoporosis el médico indicará el uso de
medicamentos para fortalecer los huesos, fisioterapia, practica de actividad física
regular como caminar o ejercicios de musculación, así como la ingestión de
alimentos ricos en calcio como leche, quesos y yogures, por ejemplo. Vea una lista
de alimentos ricos en calcio.
Para evitar las fracturas, es necesarios tomar algunas medidas preventivas para
evitar las caídas, algunas de ellas son: utilizar calzado antiderrapante, evitar subir
escaleras, colocar una a agarradera en el baño, evitar caminar por sitios donde
hayan huecos o desniveles y mantener el ambiente bien iluminado. 
Además, es importante tener más cuidado con las personas que, además de la
osteoporosis, también tienen otras enfermedades como demencia, enfermedad de
Parkinson o sufren de alteraciones visuales, ya que tienen un mayor riesgo de
caerse y sufrir una fractura.

espondilitis anquilosante:

El tratamiento para la espondilitis anquilosante debe ser recomendado por el


traumatólogo o reumatólogo, el cual dependerá de los síntomas, de la gravedad
de la enfermedad y del estado de salud de la persona.
Por lo general, se recomienda la práctica de actividad física, fisioterapia y, en
algunos casos, el uso de medicamentos para aliviar los síntomas inflamatorios y
mejorar la calidad de vida del individuo. El objetivo del tratamiento es aliviar los
síntomas, evitar el enrojecimiento de la articulación afectada, disminuir las
limitaciones funcionales y reducir la complicaciones relacionadas con la
enfermedad.
La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica que se se
caracteriza por presentar una lesión en la columna vertebral, que causa: dolor
lumbar, dificultad para movilizar la columna, sensación de adormecimiento u
hormigueo en los brazos y en las piernas. Además de esto, el dolor lumbar suele
mejorarse cuando la persona se encuentra en movimiento. Conozca más sobre
los síntomas de la espondilitis anquilosante.

Actividad física
La practica de actividad física, además de prevenir la espondilitis anquilosante, es
fundamental para el tratamiento, siendo siempre recomendado por el médico,
debido a que a través de las actividades físicas es posible mantener las
articulaciones en movimiento, aliviando la inflamación y evitando la progresión de
la enfermedad. Es importante que los ejercicios se realicen bajo la supervisión de
un profesional de educación física, evitando así nuevas lesiones y para que el
entrenamiento se adapte a las necesidades y limitaciones de la persona.
Natación, pilates, hidrogimnasia, zumba, correr y danza son algunos de los
ejercicios recomendados en estos casos, siendo importante evitar deportes más
exigentes para el cuerpo o de contacto como lucha o artes marciales.

Los factores que determinan el riesgo de padecer enfermedades


neurodegenarativas

Las enfermedades neurodegenerativas son un conjunto heterogéneo con una


expresión clínica variable y que afectan primariamente a las neuronas. Según el
tipo de enfermedad afectan a distintas regiones. Están caracterizadas en la
mayoría de casos por una progresión gradual e insidiosa.
Una vez comentada la diversidad de las enfermedades neurodegenerativas sí
podemos hablar de algunos factores de riesgo y hábitos que ayudan a retrasar la
aparición de los síntomas.

Los factores de riesgo más frecuentes son: 

 La obesidad que aumenta en un 80% la probabilidad de presentar


enfermedad de Alzheimer.
 El colesterol también aumenta el riesgo de la enfermedad de Alzheimer y, al
igual que el peso, existe una caída de los niveles antes de desarrollar la
enfermedad. Por lo tanto se ha hablado de que las disminuciones del
colesterol previas a la enfermedad son marcadores de riesgo no causales.
 La hipotensión es un factor de riesgo en la demencia. Esto se da en las
personas mayores debido a que existe una disregulación del flujo
sanguíneo que en edades jóvenes se mantiene y las hipotensiones
disminuyen el riego cerebral favoreciendo la cascada amiloidea.
 La diabetes aumenta un 39% el riesgo sobre todo para la demencia
vascular, pero también para enfermedad de Alzheimer.
 Factores ambientales como los pesticidas doblan el riesgo de padecer
Parkinson.

Respecto a los factores que ayudan a retrasar las enfermedades


neurodegenerativas:

 El entrenamiento cognitivo tiene un efecto beneficioso y se ve que respecto


al nivel basal cuando se ejerce una intervención que puede ser de memoria,
razonamiento o velocidad los sujetos a los dos años mantenían el beneficio
obtenido por este entrenamiento. Y lo más interesante es que cuando se
valoró posteriormente a los cinco años el efecto sobre las actividades de la
vida diaria, que es lo que el cuidador nota más, la independencia del sujeto,
existía un efecto beneficioso con el entrenamiento razonamiento.
 La actividad física moderada que ayuda a la neurogeneración y se ha
demostrado que protege en un 30 por ciento en hombres y un 50 por ciento
en mujeres ante las enfermedades neurodegenerativas.
 La dieta mediterránea se ha demostrado que según va bajando la adhesión
a dieta mediterránea y a actividad física aumenta la incidencia de
enfermedad de Alzheimer.
 La felicidad, como ya comentamos en la entrevista que realizamos a José
Luis Trejo investigador del Instituto Cajal del CSIC.

Secuencia de un calentamiento antes de una sesión de


trabajo
No preparar el cuerpo calentando los músculos antes de hacer una actividad física
es la manera más rápida de acabar lesionándose. Te contamos las claves para
realizar un calentamiento perfecto.

Hacer ejercicio físico es fundamental para la salud pero, antes de empezar, hay
que calentar los músculos para evitar lesiones. Te damos las cinco pautas básicas
en las que debes fijarte y que debes seguir a la hora de realizar un buen
calentamiento. Son las siguientes:

Duración

Antes de realizar cualquier ejercicio, el precalentamiento debe durar entre 15 y 20


minutos, dependiendo de la actividad y del estado físico de cada persona. Por
ejemplo, para practicar un deporte de invierno, es recomendable alargar la
duración hasta los 20 minutos, ya que los músculos tardan más en coger el tono
correcto. Lo mismo ocurre con quienes no practican deporte de forma habitual, ya
que un sobreesfuerzo sin estar preparado puede dar lugar a roturas musculares

Calentar grandes grupos musculares


Los especialistas recomiendan empezar la preparación con una actividad aeróbica
rítmica y suave, como la rotación de las extremidades, para luego pasar, por
ejemplo, a una breve carrera sin moverse del sitio para activar las piernas.

Focalizar en músculos concretos

El segundo paso es centrarse en los músculos individuales, haciendo especial


hincapié en aquellos que más se van a utilizar en la práctica deportiva; en este
caso, conviene no centrarse sólo en los grandes grupos musculares, ya que todas
las partes de nuestro cuerpo pueden sufrir una indeseada lesión, como los dedos
de los pies para un partido de fútbol o una carrera, o los dedos de las manos si va
a practicar baloncesto o balonmano. Es importante acostumbrarse a una rutina
para no olvidar ninguno

Flexibilidad

La clave del calentamiento es estirar los músculos, tanto para que respondan
mejor ante cualquier esfuerzo como para que estén preparados para proteger los
huesos y evitar una rotura si se produce una caída. El estiramiento sirve para
mejorar la flexibilidad de los músculos. Se puede empezar intentando tocar los
pies con las yemas de los dedos de la mano, girar los brazos en diagonal y
trabajar las articulaciones, lo que también ayudará a evitar esguinces y otras
lesiones. Es aconsejable también entrelazar los dedos de la mano y con las
palmas hacia arriba situarlas por encima de la cabeza, lo que ayuda a fortalecer
los músculos dorsales y desentumecer las vértebras.

Estiramientos al terminar el ejercicio

Tan importante es el precalentamiento como estirar los músculos después de


haber realizado ejercicio. Se debe dedicar alrededor de 10 minutos a estirar. El
objetivo es aprovechar que los músculos están calientes para estirarlos y evitar
que se contraigan por una ausencia repentina de la tensión muscular provocado
por el ejercicio. En estos casos, se trata de forzar el músculo, por ejemplo,
empujando el brazo doblado desde el codo hacia el hombro contrario hasta el
momento en el que se sienta tensión, pero nunca dolor. Doblar la rodilla y empujar
desde el tobillo hacia arriba es otro ejercicio para estirar los músculos de la pierna.
Si en algún momento se produce dolor, es necesario relajar la presión.

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