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El lóbulo frontal es uno de los cuatro lóbulos de la corteza cerebral y constituye una

región grande que está situada en la parte delantera del cerebro, justo detrás de la frente
(ver figura 1). Es el responsable de procesos cognitivos complejos, las llamadas funciones
ejecutivas

¿Cómo es el lóbulo frontal?


El lóbulo frontal es una estructura anatómica situada en la parte más frontal del
cerebro, es decir, más cercana al rostro. Está separado del lóbulo parietal por
la Fisura de Rolando (o Fisura Central) y del lóbulo temporal por la Fisura de Silvio (o
Fisura Lateral). Además, en el encéfalo humano los lóbulos frontales son los mayores
de todos, ya que ocupan aproximadamente un tercio de toda la corteza cerebral.

A pesar de que se le puede considerar una de las muchas partes del cerebro, hay que
tener en cuenta que los lóbulos frontales no trabajan por sí solos, y que sólo cobran
sentido como estructura cerebral cuando trabajan coordinadamente con el resto del
encéfalo.

Ahondando en detalles
Suele decirse que el lóbulo frontal es la parte del cerebro que más nos diferencia del
resto de animales. Si bien es cierto que el cerebro de nuestra especie es distinto a los
del resto en muchos más aspectos que afectan a su globalidad, esta afirmación es, en
parte, verdadera.

¿Por qué? Porque nuestros lóbulos cerebrales no son sólo los más grandes
proporcionalmente, sino también los únicos que hacen posible la existencia una gran
variedad de funciones y capacidades únicas.

La importancia de las funciones ejecutivas

Los lóbulos frontales del cerebro destacan especialmente por el hecho de estar muy
involucrados en las llamadas funciones ejecutivas. Estas funciones son las que
asociamos a la cognición y la toma de decisiones: el uso de la memoria, la
planificación, la selección de objetivos, y la resolución de problemas específicos que
tienen que ser abordados focalizando la atención en aspectos concretos.

En líneas generales, puede decirse que el lóbulo frontal de cada hemisferio sirve para
convertir la información sobre el entorno en materia a partir de la cual decidir lo que se
hacey diseñar un plan de acción para intervenir sobre lo que nos rodea. De algún
modo, es la parte del cerebro gracias a la cual dejamos de convertirnos en sujetos
pasivos para pasar a ser agentes activos, con capacidad para cambiar cosas
respondiendo a unos objetivos concretos elegidos por nosotros a partir de lo que
hemos ido aprendiendo.

Algunas funciones básicas del lóbulo frontal


Entre las funciones y procesos ejecutivos que asociamos al lóbulo frontal podemos
encontrar los siguientes:

Meta-pensamiento

Es decir, la capacidad para pensar en abstracto sobre cosas que sólo están presentes
en nuestra imaginación, ya que no evocamos por el hecho de estar siendo registradas
por nuestros sentidos en ese momento determinado. También es importante hacer
notar que este tipo de pensamiento puede tener varios grados de abstracción, lo cual
incluye la posibilidad de pensar en cómo pensamos. Es en este tipo de procesos en el
que intervienen las Terapias Cognitivo-Conductuales.

Gestión de la memoria de trabajo

Lesiones en ciertas partes del lóbulo frontal hacen que la memoria de trabajo se vea
afectada. Esto significa que el lóbulo frontal tiene un papel a la hora de mantener en
un tipo de memoria "transitoria" información relativa a un problema que debe ser
resuelto en tiempo real, y que una vez solucionado este perderán su valor.

Ideación a largo plazo

Actualmente se cree que el lóbulo frontal permite proyectar experiencias pasadas en


situaciones futuras, todo ello a partir de las normas y dinámicas que se han ido
aprendiendo por el camino. A su vez, esto permite situar objetivos, metas e incluso
necesidades en un punto muy alejado del presente, a meses o años vista.

Planificación

Pensar en el futuro permite imaginar planes y estrategias, además de sus posibles


resultados y consecuencias. El lóbulo prefrontal no sólo "crea" posibles escenas
futuras en nuestra mente, sino que también nos ayuda a navegar por ellas buscando
nuestros propios objetivos.

Control de la propia conducta

La zona orbital del lóbulo frontal (es decir, la zona inferior de este, que queda cerca de
las órbitas de los ojos) está en constante relación con los impulsos que vienen de la
zona del sistema límbico, la estructura en la que se originan las emociones. Es por
eso que una de sus funciones es amortiguar los efectos de estas señales, para evitar
que ciertos arrebatos emocionales e impulsos que requieren ser satisfechos cuanto
antes entorpezcan los planes cuya meta está situada a largo plazo. En definitiva, todo
esto facilita el autocontrol.

Cognición social

Los lóbulos frontales nos permiten atribuir estados mentales y emocionales a los


demás, y que esto influya en nuestra conducta. De este modo, interiorizamos posibles
estados mentales de la gente que nos rodea.

Partes del lóbulo frontal


Podríamos pasarnos días, semanas e incluso meses recapitulando todas las sub-
estructuras que pueden encontrarse en un lóbulo frontal común y corriente, ya que
siempre es posible ir desgranando hasta el infinito una parte en otras más pequeñas.
Sin embargo, puede decirse que las principales áreas del lóbulo frontal son las
siguientes:

 Corteza motora

La corteza motora es la parte del lóbulo frontal involucrada en los procesos de


planificación, ejecución y control de los movimientos voluntarios. Puede entenderse
que es en esta parte del cerebro donde la información sobre el entorno y sobre la
propia información que se procesa en el cerebro se convierte en acción, es decir, en
señales eléctricas destinadas a activar músculos del cuerpo.

La corteza motora está situada justo al lado de la fisura de Rolando, y por lo tanto
recibe muchas información proveniente del área somatosensorial que se encuentra
justo al otro lado de esta "frontera", en el lóbulo parietal.

La corteza motora se divide en corteza motora primaria, corteza pre-motora y área


motora suplementaria.
Corteza motora primaria

Es en esta zona donde se originan gran parte de los impulsos nerviosos que bajarán
por la espina dorsal para activar músculos concretos.

Corteza pre-motora

La corteza pre-motora es la parte del lóbulo frontal encargada de hacer que el


aprendizaje de experiencias pasadas influya sobre la técnica de movimiento. Por eso,
tiene un papel muy importante en los movimientos que realizamos constantemente y
de los cuales somos "expertos", como los que están asociados con el control postural
y los movimientos proximales (es decir, los que se realizan con partes del tronco o
zonas muy cercanas a él). Trabaja recibiendo información de los ganglios basales y el
tálamo, especialmente.

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