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HISTORIA.

La URSS no colapsó: fue traicionada y


entregada política y militarmente.
En un artículo poco conocido, al menos en castellano, el historiador ruso
Andrei Fursov escribió en 2007 sobre lo que ocurrió en el interior de la
URSS durante el gobierno del ex presidente Mijail Gorvachov. Los hechos
difieren mucho del relato que los medios vendieron en occidente, una
versión, por cierto, que se mantiene hasta el día de hoy. Los medios del
poder hegemónico pregonaban a diario que la URSS era un país que se
caía a pedazos, en notas ilustradas con fotos de ciudadanos soviéticos
haciendo largas colas frente a tiendas sin mercancía. Repetían a diario
que el sistema colapsaba demostrando al mundo la inviabilidad de la eco-
nomía socialista. Durante años los rusos creyeron que la URSS dejó de
existir porque “perdimos la guerra fría”. La realidad parece haber sido
muy diferente: la URSS fue vendida económicamente y entregada política
y militarmente. Cuando una fortaleza cae, siempre hay un traidor que ha
abierto una entrada desde el interior. En un video, que está sin traducir el
profesor Fursov, explica que una parte de la “nomenklatura” de la URSS
fue la responsble de haber entregado el país.Los rusos han comenzado a
revisar su historia reciente y nos depararán muchas sorpresas. Reco-
miendo leer las notas finales, porque allí encontrarán a los instigadores
estadounidenses de la destrucción de la economía de la URSS, personajes
bien conocidos en el saqueo de Argentina, entre otras víctimas que deja-
ron a su paso. Andrei Fúrsov (1951) es historiador y sociólogo, autor de
numerosos artículos. Es director del Centro de Estudios Rusos en el Insti-
tuto de Investigación Aplicada de la Universidad de Moscú. MM

El saqueo de la URSS
Andrei Fursov
Traducción, notas aclaratorias y selección de fotos ilustrativas: Montse-
rrat Mestre.
En 1987, la deuda exterior de EEUU se elevó a los 246.000 millones de
dólares y el 19 de octubre de 1987, Wall Street se hundió. Sólo un milagro
podía salvar a los EEUU y el milagro llegó en forma de Gorbachov. Gorba-
chov salvó la economía de los EEUU arruinando la URSS: en el terreno
político entregó la posición de la URSS y en el militar desmanteló la pari-
dad nuclear.

En enero de 1987 se derogaron las restricciones sobre el comercio exte-


rior que protegían al mercado interno de la Unión Soviética. Sin ellas, no
pudo mantenerse ni un solo día, con sus precios casi simbólicos para los
alimentos y los bienes esenciales de consumo, ridículos en comparación
con los mercados extranjeros. La URSS era un sistema cerrado y por una
buena razón: los precios de muchos bienes en la Unión Soviética eran mu-
cho más bajos que en occidente.
De repente, empresas e individuos fueron autorizados a exportar alimen-
tos al exterior, materias primas, electrónica, energía, productos químicos,
simplemente… ¡de todo!
Era como si un poderoso huracán hubiese pasado sobre el vasto territorio
de la URSS, que en sólo un instante arrastró fuera del país todos los pro-
ductos de valor y desaparecieron de las tiendas.
En aquel mismo año, el pueblo “exportó individualmente” 500.000 televi-
sores en color y 200.000 lavadoras. En 1988, sólo una familia exportó:
392 refrigeradores, 72 lavadoras, 142 máquinas de aire acondicionado…
Una de las miles de organizaciones que enviaban productos al extranjero,
exportó: 1.400 planchas, 174 ventiladores, 3.500 piezas de jabón y 242 kg
de jabón en polvo, productos que habían sido adquiridos específicamente
por el Estado -por insistencia del ministerio – con moneda extranjera, su-
puestamente para el uso de los ciudadanos soviéticos.
Estos datos pasaron inadvertidos para la prensa de la época. En 1989, en
sólo uno de los puntos de control aduaneros, algunos individuos exporta-
ron más de 2 millones de toneladas de productos que en ese momento
faltaban en la URSS.
Toda la producción de la cosecha de algodón de Krasnoyarsk fue exporta-
da [Nota: Krasnoyarsk es una enorme región, cuya superficie es igual a
toda la de Argelia, y es el 13% de la actual Federación Rusa]. En la época,
una buena manta costaba 5 rublos (16 céntimos de dólar) y una de seda, 8
rublos (26 céntimos de dólar). Las exportaciones de tela se triplicaron, las
de algodón casi se cuadruplicaron y las de lino se multiplicaron por 7.
Estas son sólo las cifras de exportación del Estado. Las exportaciones pri-
vadas superaron las del gobierno. Además, determinar el número exacto
de las exportaciones era imposible. El mismo diario “Izvestia“, escribió en
su momento: “Nuestro Estado es uno de los pocos en el mundo que no re-
gistra las estadísticas aduaneras“.

El “milagro Balcerowicz”
¿Qué fue el “milagro Balcerowicz”? Los expertos estadounidenses sugirie-
ron a Balcerowicz (1) , el organizador e inspirador ideológico de las re-
formas económicas en Polonia, reducir la producción y el comercio nor-
mal al mismo tiempo que se incentivaba el comercio a pequeña escala.
[Nota: En la URSS, el ministro que llevó a cabo las reformas fue Yegor
Gaidar (2) ]

Esto significaba rebajar la población activa y convertirla en una “na-


ción de vendedores ambulantes”. Todos estos millones de individuos
desgajados de la clase productiva, fueron como langostas que co-
menzaron a exportar todo lo que caía en sus manos, desde muebles
importados hasta pasta de dientes, y a toneladas.
Por ejemplo, en aquellos días en el Congreso de los Diputados hubo un
escándalo terrible porque faltaba hasta pasta de dientes para la población
soviética. Nunca se les ocurrió a los representantes del pueblo cuestio-
narse acerca de las causas que condujeron a la flagrante escasez de pasta
dental. Simplemente decidieron comprar urgentemente pasta dental en el
extranjero por valor de 60 millones de dólares.
¿Quién se hizo rico con esos 60 millones? En Francia, de donde fue impor-
tada, el tubo de pasta de dientes costaba 15 francos, mientras que en la
URSS costaba 1 rublo. Pero en un instante, toda la pasta de dientes salió
de nuevo hacia al exterior. Fue enviada a Polonia en embalajes de 500 tu-
bos, en el paquete original de la fábrica francesa, sin ningún tipo de res-
tricciones. Los tubos fueron transportados en los maleteros de los coches,
llenando compartimentos enteros de tren o en contenedores en las cu-
biertas de los barcos. Así como las hormigas dejan solamente el esqueleto
del cuerpo de un león muerto, las “pirañas de Balcerowicz” se llevaron
todo y dejaron al pueblo soviético con los estantes vacíos. No había un
artículo de consumo, de productos alimenticios o de electrodomésticos
que no fuera exportado.
Las cajas de perfumes franceses fueron exportadas a 80 ó 100 dólares,
cuando dentro del país valían 40 rublos.
También exportaban nuestras preciadas telas. En la URSS, hasta 1990-
1991, produjimos 38 metros de tela por habitante y año. Eso representa-
ba el 75% de la producción mundial de lino, el 16% lana y el 13% seda.
Según los datos oficiales del Estado, sólo el 50 % de los productos de lino
y el 42% de los productos de lana fueron exportados. Pero estas cifras no
tienen en cuenta las exportaciones de particulares, que como langostas
exportaban todo lo que podían comprar.
La URSS producía el 21,4% de la producción mundial de mantequilla (la
población soviética era el 4,88% de la población mundial). La producción
de mantequilla siguió aumentando, pero a causa de las exportaciones,
hubo que introducir cartillas de racionamiento. En la URSS se producía
por habitante un 26% más de mantequilla que en el Reino Unido, aun así
no aparecía la mantequilla en las tiendas soviéticas, en cambio, en el Re-
ino Unido se podía comprar sin ningún tipo de problema. Extraño, ¿no?
La URSS no vendía mantequilla a África, pero en Addis Abeba, la capital de
Etiopía, se podía encontrar nuestra mantequilla que se comercializaba
cuatro veces más cara.
La producción de carne en 1991 representaba el 11,7% del total mundial.
La producción de carne en la Unión Soviética, era de 668.000 toneladas
más que lo que se consumía, según estadísticas oficiales. La situación era
mucho peor: las estadísticas consideraban que era consumo dentro de la
URSS todo lo que salía del almacén hacia las tiendas. Pero muchas tonela-
das de alimentos destinados a las tiendas para consumo interno, fueron
directamente a las bodegas de los contenedores que salían por mar, tren,
carretera y aire hacia el extranjero. En las estadísticas constaba que todo
se lo había engullido el pueblo soviético.
A finales de los años 80 y principios de los 90, todo había desaparecido.
¡Calcetines y refrigeradores, televisores y planchas, papel y lavadoras! La
“langosta” había devorado todo, las salchichas y el pescado, la sémola y el
azúcar. Cacerolas de aluminio, platos de sopa y cucharas fueron exporta-
dos a un precio muy bajo, siendo material muy valioso que había pasado
por fases de producción que requieren una gran cantidad de energía. Los
exportadores igual que insectos erosionaron la poderosa nave que era la
economía soviética y la redujeron a polvo.

El saqueo de las reservas de oro


El 21 de julio de 1989 las nuevas regulaciones aduaneras levantaron
todas las restricciones a la exportación del oro y piedras preciosas
de la URSS. El trabajo de 70 años del pueblo soviético para acumular
las reservas de oro del país fue destruido en un instante.
Cantidades de oro hasta entonces nunca vistas fueron puestas en circula-
ción en el mercado interno, a precios de mercado interno y luego fueron
exportadas.
En esa época, el diario “The Moscow Komsomol” describió así el comercio
de joyas: “En una creciente imagen de especulación desenfrenada, la cuo-
ta de ventas de la Tesorería del Estado para joyas se eleva cada vez más.
El Tesoro Público es bombardeado con cartas solicitando nuevos suminis-
tros de oro y piedras preciosas…“.
El diario “Izvestia” solicitó que como medida contra las colas para la ad-
quisición de oro y diamantes se colocara en el mercado “una extraodina-
ria cantidad de oro, tanta como las reservas de oro del Estado“.
El diario “Cultura soviética” llamó a la eliminación permanente de las ba-
rreras aduaneras para la exportación de oro.
Después de un tiempo, G.Yavlinsky – responsable de economía en ese
momento- alarmó a la prensa con una declaración acerca de la desapari-
ción de las reservas de oro. Pero todo se calmó rápidamente.
En 2002, en el portal vk.dirtyeconomics se publicaron las siguentes cifras:
En 1985, las reservas de oro de la URSS eran de 2.500 toneladas. En 1991,
cayeron a 250 toneladas. Además de las 2.250 toneladas de reservas de
oro evaporadas, faltan 1500 toneladas adicionales obtenidas entre 1986 y
1990.
Un gramo de oro en aquel tiempo valía en la Unión Soviética unos 50 ru-
blos. Al mismo tiempo en el mercado mundial, 1 g de oro tenía un valor de
13 dólares. [El tipo de cambio del mercado negro en 1991 era de unos 30
a 33 rublos por dólar, es decir un gramo de oro en la URSS costaba alre-
dedor de 1,6 dólares].

“Reformas”
El 1 de enero de 1987, se concedió el derecho a realizar directamente
operaciones de exportación e importación, a 20 ministerios y 70 grandes
empresas. Un año más tarde, fueron eliminados el Ministerio de Comercio
Exterior y GKES (Comité Estatal de Asuntos Económicos) y se estableció
el Ministerio de Relaciones Económicas Exteriores de la URSS, que sólo
servía para registrar empresas, cooperativas y otras organizaciones que
realizaran operaciones de exportación e importación en la URSS. De
acuerdo con la “Ley de Cooperativas” (1988), se creó de forma rápida una
red de cooperativas y empresas dedicadas a la exportación de bienes al
extranjero, lo que redujo drásticamente el suministro del mercado inter-
no.
Con la especulación, muchos productos permitían obtener ingresos cin-
cuenta veces superiores al costo. Sólo en 1990, se destinaron a exportar
un tercio de los bienes de consumo interno.
El siguiente paso, a través de la Ley de la empresa estatal (Ley de Asocia-
ción) de 1987, permitió la conversión de valores en dinero efectivo. Este
fue el primer paso hacia la privatización del sistema bancario de la URSS.
En gran medida, esta obra fue confiada a los activistas del Komsomol.
Luego, los “Centros de creatividad científica y técnica de la juventud”
(TSNTTM), bajo la supervisión del Comité Central del Komsomol, recibie-
ron el derecho exclusivo a recibir dividendos del banco. Desde estos cen-
tros salieron casi todos nuestros oligarcas.

El sistema de planificación no puede soportar este tipo de distribución de


beneficios. Veamos un ejemplo de 1985: El 56% de los beneficios de la
empresa iban al presupuesto del Estado, el 40% se quedaba en la empre-
sa, donde un 16% se destinaba los salarios. En 1990, de los beneficios de
las empresas, sólo el 36% fue para el presupuesto del estado, el 51% se
quedó en la empresa, que destinó el 48% a los salarios. Así, no sólo se re-
dujeron drásticamente las contribuciones al presupuesto sino también las
cantidades destinadas al desarrollo de la empresa.
Así se rompe de inmediato el equilibrio social, cuando los ingresos
de los trabajadores dependen del indicador artificial de la rentabili-
dad de la empresa. También hubo un aumento brusco de la renta de las
personas sin ninguna relación con la producción. Entre 1981 y 1987, los
ingresos de la población de la URSS crecieron a un promedio 15,7 millo-
nes de rublos anuales. Entre 1988 y 1990, esa cifra fue de 66,7 millones
de dólares. En la primera mitad de 1991, los ingresos de la población cre-
cieron 95 millones de dólares. La producción aumentó sólo un 36%. Este
crecimiento de los ingresos junto a la reducción de las mercancías en el
comercio llevó al colapso de los bienes de consumo, los productos “vola-
ron de los estantes”. Se introdujeron cupones de racionamiento para
alimentos básicos que se tuvieron que importar, lo que ocasionó una
enorme deuda externa.

Al crecimiento del déficit también contribuyó una campaña que se lanzó


en mayo de 1985, fue la “campaña contra el alcohol.” La reducción en las
ventas de vodka, redujo los ingresos fiscales provenientes del sector,
además el fabricante los compensó con economía sumergida. Aparte del
fuerte impacto en las finanzas públicas, la economía sumergida condujo a
la entrada activa en la vida política de una poderosa nueva generación
dedicada al crimen organizado.
Al eliminarse virtualmente al Estado del comercio del alcohol, éste se pri-
vatizó y las arcas públicas dejaron de ingresar 23 millones de rublos en
1989 y 35 millones de rublos en 1990.

Cómo legalizaron el botín

Una vez bien establecido el sistema de distribución de la renta, la produc-


ción fue destruida. El dinero que circulaba y que tenía que ir al desarrollo
de las empresas, era redirigido a la población, creando un grave desequi-
librio entre los ingresos y el suministro de bienes.
¿Qué sucedió entonces? La población comenzó a comprar todo lo que se
pudiera comprar, empezó la histeria, las largas colas para todo, y un au-
mento del déficit de productos.
Los pequeños especuladores, a los que nadie controla, tienen la oportuni-
dad no sólo de comprar sino también de vender en Occidente. El fraude
comienza a extenderse ampliamente, ya desde el almacén, dicen que no
hay mercadería, pero ha salido al exterior. El déficit está destruyendo la
economía del país. Para evitar el hambre, el gobierno se vio obligado a in-
troducir la tarjeta de racionamiento, como durante la guerra.
Está claro que los criminales más grandes eran los que estaban en el
poder, los que sabían lo que estaba pasando, tenían conexiones y ca-
pacidad de realizar fraudes a gran escala. ¿Qué podían hacer enton-
ces los estafadores con la URSS en estas condiciones? Irse a occiden-
te o…. meter el capitalismo en Rusia para legalizar lo robado.
¿Después de todo esto, alguien todavía cree las declaraciones de Gorba-
chov, de que la economía soviética resultó dañada por el desastre de
Chernobyl y los precios del petróleo? La traición de los dirigentes fue
para el país mil veces peor que Chernobyl.
http://feeenrijk.livejournal.com/35728.html

Notas
(1) El Plan Balcerowicz, también llamado “terapia de choque”, fue el
método ideado por el ministro polaco de economía, Leszek Balcerowicz
(Polonia, 1947) para la transición rápida de la economía planificada socia-
lista a la economía “de libre mercado”. Se adoptó en Polonia en 1989, con
la aprobación de un paquete de leyes, algunas de las cuales fueron: Ley de
Economía Financiera por la cual las empresas estatales se declaraban en
quiebra, Ley de Derecho bancario, por la cual el Banco Central Nacional
tenía prohibido financiar el déficit del estado; Ley de Créditos, que abolió
el crédito preferencial para las empresas públicas, y las tasas de interés
vinculadas a la inflación; Ley del “ impuesto sobre la subida salarial exce-
siva” para limitar la subida de los sueldos; Ley de Actividad Económica de
inversores extranjeros que permitía a empresas y personas extranjeras
invertir en Polonia y llevarse los beneficios al exterior; Abolición de im-
puestos especiales a las empresas privadas; Introducción del mercado
cambiario en divisa extranjera; Leyes que permitían despedir a los traba-
jadores.
Balcerowicz es miembro del Grupo de los Treinta, un grupo de asesora-
miento económico con sede en Washington, miembro de la junta del Insti-
tuto Peterson, un think tank de EEUU y presidió hasta 2012, Consejo de
Bruegel, un grupo de “pensamiento sobre política económica internacio-
nal “ con sede en Bruselas, actualmente presidido por Jean Claude Trichet.
Trichet presidió hasta 2011 el Banco Central Europeo, uno de los miem-
bros de la Troika . Tal vez la más curiosa de las organizaciones a las cuales
pertenece Balcerowicz es el Collegium Invisibile (Colegio Invisible) una
sociedad académica polaca que en 1995 retomó la la idea del Collegium
Nobilium, una alta escuela de élite fundada en 1740. Hay estudios sobre la
influencia que han tenido las élites salidas de esta institución en el “pro-
ceso de democracia y pluralización” que ha experimentado Polonia a par-
tir de 1989. Es de rigor hacer notar que ese “proceso de democracia y plu-
ralización”, convirtió a Polonia en sede de las prisiones secretas de la CIA,
burlando la legislación internacional y la europea en especial; hizo de Po-
lonia un puente para el envío de dinero negro a los golpistas ucranianos
en vuelos regulares de la aerolínea nacional; reescribió la historia de la
segunda guerra mundial negado la participación de la URSS en la libera-
ción del nazismo y son hoy, unos de los principales instigadores del ver-
gonzoso seguidismo de la UE a la intervención de EEUU en Ucrania.
(2) Yegor Gaidar (Moscú, 1956-2009) se doctoró en Economía en 1990.
Entre 1987 y 1990 estuvo a cargo de la sección economía de una revista
oficial del Comité Central, desde donde defendía la introducción del libre
mercado como solución a los problemas de la Unión Soviética. En 1991 se
convirtió en el director del Instituto de Políticas Económicas de la Acade-
mia Nacional de Economía de la URSS. Fue Ministro de Economía entre
1991 y 1992, y aplicó la misma terapia de choque que Balcerowicz. Libe-
ralizó el comercio exterior y los precios, recortó al máximo el gasto públi-
co y privatizó empresas en un tiempo récord. La consecuencia fue la hi-
perinflación y la exclusión social de amplios sectores de la población. Sus
defensores alegan que “salvó el país” de la bancarrota. En 1993 fue vice-
primer ministro de Rusia. En 1994 dimitió cuando Boris Yeltsn se vio
obligado por la presión de Parlamento a suavizar las reformas económi-
cas. En 2001 se integró al partido Unión de Fuerzas de Derecha. No goza-
ba precisamente de mucha estima por parte de sus compatriotas y dejó la
política activa tras la llegada de Vladimir Putin al poder. Expresó en aquel
momento su disgusto porque el Presidente Putin renacionalizó las em-
presas que él había privatizado. Se dedicó, entonces, a promocionar las
reformas en otros países. En diciembre de 2006 (al mismo tiempo que
fallecía el ex agente ruso Litvinenko) fue víctima de una extraña enferme-
dad en Irlanda, Gaidar dijo que había sido envenenado también, pero des-
cartaba la “complicidad de los dirigentes rusos” . A su regreso a Moscú los
médicos rusos dictaminaron que la intoxicación no era de origen natural.
Falleció el 16 de diciembre de 2009 a los 53 años, en su casa de Moscú,
por un edema pulmonar provocado por una enfermedad cardíaca.
Uno de los defensores de Gaidar, es Jeffrey Sachs, el economista estadou-
nidense que asesoró a Rusia, Polonia y Yugoslavia en la aplicación de la
“terapia de choque”, teoría de su invención. Las andanzas de Jeffrey Sachs
no tienen desperdicio. Nacido en 1954, no ha perdido el tiempo en causar
estragos en medio planeta. Considerado “experto en situaciones económi-
cas difíciles” es el asesor que el Banco Mundial y el FMI envió en su mo-
mento a Argentina, Bolivia y Venezuela, a países de África y Asia. Los de-
sastres causados por la terapia de choque de Sachs son analizados por
Naomí Klein en su famosa obra: “La doctrina del shock: el origen del capi-
talismo del desastre”.

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