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15030082
La primera postura parte de la idea de que el feminismo encuentra el canon como una
estructura de exclusión. Afirma así que políticamente el canon se encuentra en lo
"masculino" y que es culturalmente "masculino" también. No existe, por ejemplo, un
término equivalente de valor y respeto hacia las grandes mujeres artistas que se compare
a los viejos "maestros", lo cual hace imposible integrar a artistas excluidas como
Artemisia Gentileschi o Mary Cassat en el canon sin que su legado artístico fuera mal
comprendido. Por esto, Pollock se plantea la interrogante: ¿Cómo hacer que el trabajo
cultural hecho por mujeres sea una presencia efectiva en el discurso cultural que
signifique un cambio en el orden del discurso y la jerarquía de género en un solo
movimiento deconstructivo?
La tercera postura dice que el feminismo considera al canon como una "estrategia
discursiva en la producción y reproducción de diferencia sexual". Esta postura ya no
solo opera en la historia del arte de manera interna o correctiva. No opera en los
márgenes ni busca que más mujeres sean incluidas en los estudios sobre arte. Propone
un movimiento que se desplace a lo largo de los campos de discurso, los textos de
cultura, todo el canon establecido, en aras de generar formas expandidas en las historias
del arte.