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V E R S I Ó N 

M E J O R A D A EL LUCÍFERO CREADOR


por Aon
2  el lucífero creador
EL

LUCÍFERO
CR E ADOR

~ Versión Mejorada ~

AON

el lucífero creador  3 
Cuento escrito en 1978 
© by AON (Alejandro Nepote) 
Primera edición impresa:  Ed. Argenta Sarlep S.A. 
Buenos Aires, Junio 1988 
Diseño de tapa y dibujos interiores:  Aon 
Libro de edición argentina 
ISBN 950­9332­45­3 
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 

Segunda edición digital: 
© 2012 by AON (Alejandro Nepote) 
ISBN: 978­987­33­1421­6 
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4  el lucífero creador 
He aquí mi mensaje...

y no tengo a quien ofrecérselo;

más que a los Seres de Espíritu Noble.

el lucífero creador  5 
Todas las cosas tienen un Doble Sentido.

El que es interpretado a través

de las distintas percepciones Humanas...

y el que en Realidad ES.

6  el lucífero creador 
CAPITULO UNO

EN EL ORIGEN DE LOS TIEMPOS

el lucífero creador  7 
Dibujo Nº 1
El Principio - El Inicio

8  el lucífero creador 
En la inmensidad de la Gran Oscuridad del Origen
inexpugnable, de ese Origen que siendo la Nada misma es algo
y que siendo el mayor vacío todo lo llena, de ese Origen que
siendo la Unidad indivisible se proyecta infinitamente en la
vasta multiplicidad potencial, latente en el mismo Origen, y que
siendo el Alfa y el Omega, el Principio y Fin, el comienzo y
término de la Existencia entera.

En el más insondable silencio y en la más penetrante


quietud, una energía invisible se mueve sutilmente, palpita,
siendo en sí el yang resurgiendo del yin, la actividad naciendo de
la pasividad, el movimiento brotando de la inmovilidad. Dios en
sí mismo surgiendo de lo esencial.

Y entonces, desde allí, una Voz insonora e inaudible, pero


existente, comienza a pronunciar algunas palabras en un tono
subliminal, es decir, en el tono del sonido sin sonido que emite
el Tao cuando empieza a expresarse, y es el Verbo Creador que
es oído sin escucharse, la Sílaba Sagrada de la manifestación, el
AUM (Om) o Sonido Primordial, que amanece impregnando
con su vibración la dimensión pura contenida en su pulsación
trascendental.

De este modo, la Vibración más anciana pulsó la siguiente


escala rítmica:
– Despierta... ya es tiempo... ¡Despierta! –dijo–.
Y la Vibración más joven respondió:
– ¿Mmmm?... ¿Qué?, ¿cuál tiempo? Mmmm...
– ¡Vamos, despierta! Ahora te corresponde a ti, –reiteró
aquella Vibración más anciana, y continuó pulsando–, resurge
del largo sueño, que se te ha presentado el DESPERTAR.
– ¿Eh?... ¿Cómo que me toca a mí? ¿Qué es esto?, ¿dónde
estoy?
el lucífero creador  9 
– ¡Al fin has despertado!... No sé. Desconozco las respuestas
de lo que me preguntas.
– ¿Quién eres?
– Eso menos sé... aunque sólo sea algo inexplicable. Puede
que sea lo indefinible y lo indescriptible.
– ¿Qué es lo que pasó aquí?...
– Todo se ha esfumado. O todo está para iniciarse, según
cómo lo entiendas.
– ¿De qué manera se ha esfumado?, ¿qué está para iniciarse?
– Simplemente todo lo que alguna vez fue ha desaparecido y
todo lo que podría ser puede aparecer...
– No entiendo nada. No sé quién soy, ni Tú nada me sabes
decir... Me despiertas y no me dices nada. No sé qué hago
aquí... ¿Por qué no puedo oír, ni ver, ni hablar, y aún así te oigo
y te siento?
¿Qué es este gran vacío que nos llena?; ¿es qué no hay nada
aquí siendo que estamos y somos existentes?...
¿Cómo es que no hay nada?, ¿por qué no hay nada?
– ¿Qué es Nada?, –consultó la Vibración anciana pulsando a
las preguntas formuladas por la Vibración más joven.
– Nada es simplemente nada de nada, o, ¿qué otra cosa
puede ser la nada?
– Entonces si la nada es nada, es algo... es NADA. No es
correcto decir que NADA es nada.
– No te entiendo.
– Yo tampoco...

10  el lucífero creador 
CAPITULO DOS

LA MANIFESTACIÓN
MANIFESTADA

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Dibujo Nº 2
La Evolución de la Luz - El Yin-Yang

12  el lucífero creador 
– ¿Estás todavía?...
¿Me percibes aún? Si me sintonizas, dime... ¿qué ocurre aquí?
¿Por qué no te comunicas más? Ha transcurrido muchísimo
tiempo desde la anterior comunicación y no puedo seguir
absorto en este extraño y asfixiante silencio. Quiero saber ¿qué
espero?, ¿quién soy?... ¿qué hago o qué puedo hacer aquí?
– Lo que gustes. Puedes hacer lo que quieras.
– Pero, ¿cómo?
– Simplemente pensando y expresando lo que quieres...
– Pero, ¿cómo?...
– Piensa en lo que deseas que suceda... Yo también estoy
esperando desde hace mucho tiempo a que te decidas proyectar
esa gran Mente que todavía se adormece en ti.
– Si es así, entonces... pienso en que tengamos FORMA...
Y la Vibración más joven pensó en ello...

Fue así como de la aparente NADA surgió la inmensidad,


extendida, dilatada, infinita, y como brotes de ésta, nacieron
plasmadas sobre la espaciosa oscuridad, dos diminutos pero
resplandecientes y nítidos lucerillos. Una de estas luces de color
Celeste perteneciente como Forma a la vibración más joven, y
la otra luz de color Naranja formaba parte del más anciano,
cuya vibración pulsaba lenta y esporádica. Ambos titilaban en la
infinita inmensidad.
Junto con la forma, al instante de pensar en que ésta fuera y
existiera, se conformó también casi al unísono y de manera
enlazada el ESPACIO, para ser la base en donde descansaría
toda forma y proyección mental. Este es el principio de la
manifestación manifestada. Desde luego, además se originó en
este preciso instante... el inescrutable TIEMPO, el cual sería la
inexorable medida y el magnánimo destino de todo lo
“manifiesto”.

el lucífero creador  13 
Tanto el niño luz celeste como el anciano luz naranja, no
podían observar sus formas, sus propias luces, más sí sentirlas, y
ahora se sentían más tangiblemente que antes pero no podían
verse. Sólo se percataban extremadamente extraños, como que
algo se desprendía de lo que ellos ya eran en sus vibraciones
más elementales del sonido insonoro primordial, es decir, desde
su absoluta manifestación inmanifestada.

– ¡Qué raro me siento!, es como que una carga muy pesada


me doblega limitándome y condicionándome, –exclamó la
Vibración más anciana–.
– ¡Nada de eso!... Esto es formidable, es maravilloso, ¡qué
sensación más grandiosa!, –exclamó a su vez, la Vibración más
joven–.

– Ahora, ¿qué harás?... ¿de qué sirve esto?


– De mucho. ¡Siente, siente!, estamos existiendo.
– Pero ya existíamos antes.
– Sí, existíamos en la inexistencia. Ahora, en cambio,
tenemos forma. Y como ya percibimos a través del tacto,
entonces pienso para que sea más completo, que veamos con
nitidez lo que somos...
...¡Maravilloso! ¡Fantástico!, –volvió exclamar la Vibración
más joven, y continuó diciendo. ¡Qué bellos colores, qué
hermosa forma tenemos! ¿No te parece?
– No lo creo así. No tiene razón de ser... Nada de lo que
esencialmente somos se ha modificado con estas formas
externas y aparentes. En esencia seguimos siendo lo que éramos
antes. Más aún, nos encontrábamos muy bien de la manera que
ya estábamos, ¿por qué comenzar con todo esto de cubrir lo
esencial?

14  el lucífero creador 
Sin prestar atención a la pregunta de la Vibración más
anciana, la Vibración más joven prosiguió proyectando movido
de acuerdo a sus propios pensamientos.
– Estoy pensando, no me distraigas. Mira qué raro, qué
extraña manera de comunicarnos tenemos... por eso ahora
pienso en que hablemos y oigamos sin tener que estar uno
dentro del otro para poder dialogar...

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16  el lucífero creador
CAPITULO TRES

EL TRASPASO DEL CICLO

el lucífero creador  17 
18  el lucífero creador
– ¿Por qué has hecho esto ahora? ¿Qué le encuentras de
especial? –Preguntó alarmada la Luz Naranja en un melodioso y
sereno tono, propio de un abuelo de miles de años, o de cientos
de miles de siglos–.
Por primera vez en esta extensión insonora, se oyó el
intermitente eco del sonido que producía una resonante voz. Ya
no se trataba de una comunicación vibratoria inaudible como
había sido hasta entonces.
– ¡Qué musical suena!, es precioso, ¡sigue hablando, no te
detengas!, –concluyó la Luz Celeste sin dar mayor importancia a
las preguntas del anciano–.
– Es hermoso. Es, es... ¿cómo definirlo? Mira lo que acabo
de proyectar a partir del pensamiento. Oye, escucha... ya no
tendremos que comunicarnos por medio de frecuencias
vibratorias que titilan marcando en lo interno una clave de
interpretación. Ahora, en cambio, podemos dialogar formando
sonidos de frases poéticas que nos lleguen a través de lo
externo. Si quieres puedes cantar, y reír, y...
– ¿De dónde te vienen esas extrañas ideas?, –interrumpió el
anciano sin modificar el tono de su voz, y agregó–, ¿por qué me
involucras en tus pensamientos?... Te aseguro que estaba bien
como era antes; ahora, por el contrario, debido a esto debo
marcharme. Se lamentó la Luz Naranja y su voz sonaba muy
triste a fin de transmitir una aparente confusión y pesar.
– ¿Cómo?... ¿te irás?, ¿adónde? No me abandones, ¡por
favor! No puedes dejarme solo, –imploró asustada la joven Luz
Celeste, y agregó como para darle y darse entusiasmo–, no es
para tanto...
– No es que lo quiera, yo no dispongo... Naturalmente me
voy porque llegó mi hora... Es la Ley de la forma. Cuando te
desperté era yo muy anciano y Tú, recién nacido. Al darme un
cuerpo, por mi condición anciana me correspondió uno muy
viejo, tan viejo que ya está llegando a su fin. Lo mismo le
sucederá a mi habla, a mi vista, a mi audición y a todo lo que tu
el lucífero creador  19 
pensamiento ha generado. Volveré a mi estado ORIGINAL,
increado, nonato, y retornaré a aquella dimensión en la cual
estábamos antes de que te despertara.

Del todo abrumado, el pequeño lucerillo buscaba una


solución urgente; de pronto se le ocurrió otra idea genial, y
relajándose dijo:
– No te impacientes, ya tengo la solución para este
problema, pensaré en que todo retorna otra vez a la normalidad
y así seremos nuevamente lo que alguna vez fuimos.
– Hay algo que debí haberte dicho antes, –comentó
rápidamente el abuelo Luz Naranja antes de que el pequeño
travieso insuflara con vida y forma a algún otro pensamiento y
proyección irremediable–.
– Tú puedes pensar todas las cosas que quieras para
proyectarlas y darles forma porque tuyo es ahora el “poder” de
la manifestación para su evolución, pero una vez pensadas las
posibles conformaciones ya no puedes intervenir para revertir
dicho movimiento; este es el JUEGO de la Existencia y el
modo en que la Mente superior se manifiesta... debes dejar que
las consecuencias del pensamiento creador prosigan su curso y
tomen el cauce correspondiente hasta que se agote la fuerza
según la tendencia impulsada. Deben cumplir su Ciclo de
manera total y sin interferencia, por eso no puedes cambiar el
ritmo de su proceso hasta completarse a sí mismo en todo su
desenvolvimiento. Aprende tu tercera lección:
“Las cosas manifestadas, algún día han de volver a ser
inmanifiestas otra vez, pero sólo cuando hayan culminado su
propio Ciclo, y no antes”...

La estrellita Celeste, es decir, el Lucífero Creador, que, más


precisamente era el “Lucífero Pensador”, parecía opacarse por
la intensísima pena que sentía, y por eso destellaba centenares
de minúsculas lucecitas celestes que flotaban en el espacio a
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causa del llanto, mientras le embargaba la dubitación de cuál
habrían sido las dos anteriores lecciones que no recordaba.
– ¿Por qué esto?, –sólo atinó a preguntar dolorida y al
mismo tiempo responsable por lo que le acontecía a su viejo
compañero–.
– Este uno de los graves problemas que confunden y
extravían a las conformaciones del pensamiento. El error se
comete al creer real aquello que es tan sólo una mera “ilusión”.
La proyección de los pensamientos es apenas una sombra pálida
y relativa de la mente en sí, y, por otro lado, el pensamiento
apenas es una de las expresiones ilusorias y transitorias de la
Gran Mente de la Existencia que carece de pensamiento. Por lo
tanto, cuando te aferras como si fuese algo real al resultado
manifiesto del pensamiento proyectado, que es la forma
concreta, entonces te encuentras abismalmente distanciado de
la verdadera esencia aún cuando la forma en sí sea la expresión
aparente de la Unidad indivisible de la Conciencia de la Gran
Mente de la Existencia Primordial.
Querías saber quién eras, qué debías hacer, cuál era tu
propósito de existir, y en vez de preocuparte por ello, de pronto
te entretuviste abusándote del poder de la mente en cosas
perecederas que sólo te divertían pero que nunca jamás te
podrían dar la respuesta anhelada. Confundiste tu verdadero
objetivo, olvidaste tu meta subliminal a causa del placer que te
producía el curiosear con la apariencia ilusoria de los objetos
que pudiste crear. Pero ahora ya sabes qué hacer... Debes
afrontar esto que Tú mismo has impulsado por simple placer...
Debes asumirlo e ir con ello hasta las últimas consecuencias.
Debo marcharme... Me estoy desvaneciendo. Es inevitable.
La Luz Naranja comenzaba a disminuir su intenso refulgir.
Su color se opacaba por la segura y futura desaparición, su
brillo ya no resplandecía, su apariencia se esfumaba con el
fondo oscuro del espacio ilimitado. Con sumo esfuerzo titilaba
tenuemente, como intentando prevalecer unos instantes más.
el lucífero creador  21 
– ...O sea, –dedujo el lucerillo celeste–, que yo tampoco
podré, ahora que lo deseo, volver a lo que antes era.
– Sólo podrás hacerlo después de atravesar el proceso
correspondiente que te lleve nueva-MENTE a tu verdadera
esencia. El Ciclo continua, y quien sabe cuál rumbo tomará.
Quién podría saberlo. Cada vez que sucede la manifestación,
siempre es diferente, nunca se repite de la misma manera.
– ¿Cómo dices cada vez que sucede? –Interrogó alarmado el
Lucífero Creador–.
– Ya lo comprenderás a su debido tiempo, precisamente,
cuando el Ciclo que se ha iniciado alcance su maduración y
concluya.
– Estoy sintiendo las molestias, –dijo el Lucerillo Pensador
al sentir los efectos de su propia causa–. Me siento extraño.
Reconozco que estaba mejor como era antes, –le explicó al
anciano, comprendiendo sin saber por qué, lo que éste antes
había sentido–.
– Al ver que el viejo se disolvía, el niño luz celeste tuvo una
nueva esperanza, de que al menos la separación no fuera del
todo absoluta y definitiva, y así preguntó:
– ¿Seguiremos comunicándonos?...
– No, ya no; ¿recuerdas?, mis ondas de comunicación serán
distintas a las tuyas. Porque allí a dónde vuelvo no existe la
forma, no se necesita ver ni oír ni tener un cuerpo material.
Y para decepción de la Luz Celeste, la Luz Naranja agregó:
– Son sitios completamente diferentes.

Pasmada, la pequeña Luz que no dejaba de llorar y de arrojar


infinitas burbujitas celestes brillantes a modo de lágrimas,
preguntó al anciano trasluciendo que no quería resignarse, y
como intentando que el viejo hiciera algo por quedarse, dijo:

22  el lucífero creador 
– ¿Qué haré sin Ti? ¿Cuánto durará esto?, ¿cuándo seré
anciano y perderé esta forma?... Quiero regresar contigo a mi
estado Original, a esa dimensión esencial tan especial.
– Claro que es posible, todo depende de cómo de ahora en
más apliques tu discernimiento para hallar la Sabiduría, aquella
por la cual te permita volver a tu estado prístino original...
Puede que sea, que en poco tiempo estés de nuevo en
nuestro LUGAR, o, tal vez, pasen unos cuantos millones de
millones de años... Quizás, jamás vuelvas si es que no llegas a
reconocer nuestra procedencia esencial.
– ¡Volveré!, lo prometo. Sin Ti siento que no tengo sentido;
es más, todo esto no tiene sentido si no puedo llegar hasta
nuestra excelsa Morada y sigo distanciado de ella.
Y como vio que la Luz Naranja se extinguía definitivamente,
se apresuró a seguir preguntando algunas cosas más para poder
estar mejor preparado para desenvolverse en la soledad que se
avecinaba.
– Explícame, ¿qué es esto de la Sabiduría que mencionas?
– Es aquello que se suponía que te transmitiría cuando te
desperté, pero ahora sólo me quedan unos breves instantes y
eso lleva mucho tiempo.
Respondió el anciano en un tono muy suave, casi
imperceptible, debido a que su voz comenzaba a perderse; sin
embargo, agregó algo más: – Tú la tendrás que hallar solo, por
Ti mismo, y según sea la que encuentres podrás volver a
nuestro Lugar o extraviarte para siempre.
Has desencadenado algo tremendamente inconmensurable
que deberás terminar, es como un desencadenamiento casi sin
fin de causas y efectos consecutivos cada vez mayores. Ahora
debes recorrer y concienciar todos los eslabones de esta cadena
hasta dar con ese “casi sin final”...

el lucífero creador  23 
Comprende que, “lo Complejo surge de lo Simple y en lo
Simple ha de concluir”, pues, cuando lo enmarañado se aclare la
esencia resurgirá....
– Pero... ¿cómo haré? –Preguntó el pequeño brillantino
llorando sin consuelo, esperando tal vez encontrar la solución a
todo esto que lo embargaba inmensamente–.
– Sólo puedo decirte, –continuó la Luz Naranja–, que en los
confines de este Espacio... sólo allí encontrarás la respuesta de
cómo volver a nuestro estado.
– No sé dónde queda el confín de esta existencia, –sentenció
inocentemente el Lucífero–.
– Yo menos sé dónde se encuentra... ¡Tú lo impulsaste y lo
proyectaste con el pensamiento! –Le recordó el anciano en un
tono sonriente a pesar de la tensión que ejercía la situación
sobre el niño; es que quería hacerle comprender que dentro
suyo estaba la Mente Superior, y así continuó diciendo:
– Entiende que no puedes detenerte, el pensamiento que has
impulsado debe proseguir hasta agotarse y completar de la
mejor manera lo que ha iniciado. No puedes detenerlo de otra
manera que no sea terminando lo que has iniciado, no puedes
interrumpirlo, sólo debes seguirlo. Ya has comenzado y debes
continuar adelante. Si te quedas, siempre estarás en esta misma
condición de incertidumbre; serás una simple y triste candela
que vaga por el espacio, sin rumbo y confundida, sin poder
retornar jamás a tu esencial e invisible terruño-hogar... Por eso,
tienes que proceder sin desfallecer en el constante intento de
completar el ciclo, sino, nunca lograrás alcanzar tu estado
esencial. Esta es tu quinta lección:
De Ti depende...
– No me abandones todavía, explícame algo más. –Suplicó la
Luz Celeste–.
– Tú tienes el “poder” ahora, aprende a usarlo; ¡piensa en
algo!
24  el lucífero creador 
– ¿Pensar?... Pensaré, pensaré... No sé qué pensar.
– Yo ya no estaré. Tú debes saber; porque de lo contrario
jamás nos reencontraremos. Piensa en algo que necesites para
continuar; ¡piensa! –Exigía el anciano mientras se evaporaba–.
Hubo un tiempo de profundo silencio; los pensamientos se
iban multiplicando y recreando a sí mismos en la inmaculada
Luz Celeste, se agolpaban arremolinándose e iban inventando
nuevos mecanismos que funcionaban de manera revolucionada
con el fin de lograr claros objetivos en el escenario de la Mente
Superior, y repentinamente pronunció:
– Pienso... pienso que debería recordar absolutamente todo.
¡Aayyy! –Gritó el niño abruptamente luego de pensar y percibir
la consecuencia de lo que había pensado–.
– ¿Qué ha sucedido? –consultó el anciano aunque ya lo sabía
claramente–.
– No puedo recordar. –Negó el Lucífero–.
– Sí que puedes. –Aseguró la Luz Naranja–.
– Me hace mucho daño.
– Lo sé, es muy difícil, pero no puedes olvidarte tan pronto
de las enseñanzas. Debes seguir con lo que ya has comenzado,
más allá de lo que cueste y de las consecuencias. Si te detienes
ahora, así como estás te quedarás. –Repetía una y otra vez con
el fin de que nunca lo olvidara–.
– Tienes que terminar con lo que has empezado aunque
duela... aunque te cause dolor. ¿Qué recuerdas? –preguntó–.
– Todo. –Respondió la Luz Celeste intentando recordar
hasta lo que le hacía daño–. Recuerdo todo, Futuro, Pasado,
Presente y aún más allá del futuro y más allá del pasado. Es
infinito e increíble, y además, sumamente doloroso aún cuando
por momentos haya felicidad.
– Te servirá, pero hay algo que no puedes recordar aunque
lo pienses una y otra vez, porque está dormido en Ti y debes
despertarlo con tu propio despertar. Eso es justamente lo que
el lucífero creador  25 
debes descubrir por tus propios medios, sin la ayuda de
“Poder” alguno. Entiende que aunque pienses en el Camino
hacia tu esencia no lo recordarás, es decir, aunque intentes
recordar dónde se encuentra el confín de la existencia no lo
recordarás, porque sólo lo podrás ver y lo realizarás avanzando
por ese Camino que lleva hacia el confín. El confín está en Ti,
pero este no se revelará por el recuerdo sino a través de
transitar el Camino. Es la única manera, avanzas por él, y a cada
tramo del trayecto lo irás recordando más y más. Y cuando
alcances la meta, recién entonces recordarás íntegramente la
naturaleza del Camino que te ha llevado hasta tu propia esencia.
Luego de estas palabras, el abuelo luz naranja notó un
cambio brusco en su forma, y dijo:
– Me estoy... yendo... piensa... en algo más.
– Pienso en el Conocimiento y en la Sabiduría. –Inquirió
exaltado el Lucífero.
– Muy, muy hábil..., –volvió a decir el anciano en un tono
lejanamente jocoso–, la Sabiduría que hará posible que te
vuelvas a unir a mí, no la lograrás así, sólo pensando y
proyectando; ésta también tendrás que realizarla a medida que
avances por el Camino hacia tu esencia.
A ver..., dime... ¿qué sabes ahora que has pensado en el
Conocimiento y la Sabiduría?
– Bastante, aunque no todo... más bien, sé algo. –Contestó el
lucerillo guiado por un preciso discernimiento–.
A su exacta respuesta, agregó el anciano: – Desde luego...,
aprende desde ahora que no todo puedes impulsar y proyectar
con el pensamiento. Hay algo que nos impulsó a nosotros, y
que no necesitó de nadie para pensarse a sí mismo; pues, se
impulsó a sí mismo y sigue proyectándose a sí mismo.
DESCÚBRETE Y LO DESCUBRIRÁS...
La Sabiduría consiste en saber vivenciar AQUELLO en su
unidad indivisible; y cuanto más sepas de Eso, más cerca suyo
estarás...
26  el lucífero creador 
Y cuando lo hayas alcanzado podrás saber en realidad quién
eres. No lo olvides, sólo así será posible tu regreso.
– Algo voy entendiendo, pero...
– Yo también... algo..., –dijo el anciano–.
– Pero, si no eres tú, ¿quién entonces me lo podrá decir?
– En el límite, en los confines del Universo encontrarás la
respuesta, no lo olvides... Ya me voy... me despido hasta el
momento del reencuentro.

La Luz Naranja se encontraba tan tenue que casi se


confundía con la abismal oscuridad del Espacio, porque se
estaba volviendo la Nada misma.
La Luz Celeste brillaba aún más; el pequeño no dejaba de
llorar; ya casi no oía al anciano, y con la voz quebradiza, porque
algo le atoraba, dijo apenas palabras sueltas...
– Casi no se te ve... no se te oye bien...
Estás desapareciendo... Te quiero... Estarás siempre en mi
sentimiento.
– Tú también estarás en mi conciencia. –Aunque el anciano
se esforzó en gritar, el Lucífero no pudo oírlo–.
Pero éste prosiguió el diálogo queriendo pensar que el viejo
aún lo oía.
– Te pido que me perdones, fuimos la Unidad... Éramos uno
solo y ahora somos dos, divididos y distantes, tanto que ya no
nos reconoceremos.
– ¿Me olvidarás? –El anciano formuló una pregunta que
nadie oyó. Pero por un simple hecho de causalidad metafísica,
en ese preciso instante, el Lucífero expresó:
– Jamás te olvidaré querido amigo, jamás te olvidaré.

Luego de diluida por completo la Luz Naranja, quedó sólo la


Luz Celeste pintada en la inmensidad, esparciendo por el
omniabarcante Espacio, por larguísimo tiempo, infinitas motitas
en forma de lágrimas que hacían fosforescente aquel lugar...
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28  el lucífero creador
CAPITULO CUARTO

GENEALOGÍA CÓSMICA

el lucífero creador  29 
30  el lucífero creador
Después de mucho tiempo de quietud y reflexión, un fuerte
pensamiento logró hacerlo reactivar de su ya extenso letargo.

– ¿Qué haré? Estoy solo en esta inmensidad, ¿qué puedo


hacer? –Se preguntó a sí mismo con una fogosa inquietud
mientras recordaba a la Luz Naranja. Y ese sentirse solo en toda
esa extensión, en todo ese infinito que a cada momento se
expandía más y más, lo hacía dudar.
– ¡Qué grande es todo esto!, ¿hacia dónde puedo ir?...
¿Iré hacia delante o tal vez sea mejor ir hacia atrás? Quizás
convenga dirigirme por los costados... ¿Qué costados?
Y si mejor voy por una diagonal... ¿Cuál es una diagonal?,
¿qué cosa puedo tomar como referencia para in hacia arriba o
hacia abajo?, si todo es abajo o arriba al mismo tiempo.
Creo que en este momento lo importante debería ser “ir”,
no interesa hacia dónde. Pero... ¿en dónde está el límite de este
espacio con ese Otro Lado?, ¿cómo puede existir el Confín si
esto es infinito?... ¿Cuál es el Camino? ¿Dónde está el Camino?
... ¿Por dónde debo empezar?

Con este último pensamiento, con este último interrogante,


volvió a quedarse en silencio por muchísimo tiempo más, ya
que no hallaba ninguna clase de respuesta.... Tal vez pasaron
cientos de años con cada parpadeo o millones, da igual, porque
no había modo de llevar la cuenta del tiempo transcurrido.
El Lucífero sabía que con sólo pensarlo podía estar en
dónde quisiera, menos en aquel lugar al que anhelaba llegar, el
confín, que debía encontrar por otros medios y recursos. Podía
trasladarse con su mente de un sitio a otro en un simple cerrar y
abrir de ojos y recorrer trayectos siderales en un breve instante,
pues su velocidad era la de la luz, pero su mente era aún mucho
más veloz todavía, podría decirse que cientos de veces más
rápida que su propia luz; sin embargo, creyó más divertido
el lucífero creador  31 
poder recorrer el Espacio montado sobre una gran espuma. Así
fue cómo creó una esplendorosa nube suave y ligera, sobre la
cual se acomodó para emprender el largo viaje a través de la
dilatada vastedad de la infinita existencia.
Y así anduvo hacia un lado y hacia el otro, y todo era igual.
Hacia cualquier lugar que fuera se encontraba con el mismo
monótono espacio oscurecido.

Pasado un prolongado tiempo cósmico, después de mucho


pasear, recordó que poseía visión, pero no había nada para
observar. Todo estaba oscuro y no se veía nada, a no ser el
resplandor que se esparcía desde sí mismo y se refractaba sobre
la nube. Fue entonces cuando decidió poner a funcionar a
pleno su pensamiento creativo y así proyectar e impulsar algo
maravilloso y fascinante para poder mirar.
Con suma humildad, inocencia y mucho cuidado, formó un
luminoso astro. El pequeño Lucífero Creador quedó alucinado
al ver tan grandiosa majestad, y le dio vida para que, como él
pudiera pasear e iluminar con su trayecto una parte de esa
infinitamente abarcadora oscuridad.
Con el correr del tiempo, la Luz Celeste consideró que su
astro era demasiado poco para tan enorme expansión, y desde
la nube, creó cientos de astros, millones, cantidades infinitas de
estrellas y soles por doquier, y a todos les dio Vida...
A unos los hizo muy grandes y a otros muy pequeños;
redondos, ovalados, alargados, múltiples, duros, blandos y de
miles figuras más. Unos eran absorbentes y otros eran gemelos,
unos huecos y otros llenos; a los singulares los creó con luces
propias y de colores, a otros opacos y oscuros pero que podían
refractar la luz de otros.
Fue hacedor con sus pensamientos de los huecos cósmicos y
jugó con el tiempo al hacer muchos distintos. Deformó el
espacio en algunos lugares, en otros lo alineó y hasta le colocó
“puertas de acceso”, que intercomunicaban las dimensiones de
32  el lucífero creador 
una a otra inmensidad, vinculando los numerosos planos de la
existencia.
Dio origen a billones de cometas llenos de vida y a trillones
de estrellas fugaces en cada una de las incontables galaxias, que
más tarde, al expandirse la ondulación del espacio, reunió en
infinitos agrupamientos galácticos.
Con su pensar imaginativo originó atrayentes e interminables
constelaciones, y llamó a todo esto... COSMOS.
Reprodujo las formas ya evolucionadas unas en otras, y
replicó el vacío de la existencia en diferentes partes del universo
produciendo infinitas multiplicaciones más de todo lo existente;
siendo millones de manifestaciones sobre las millones ya
manifiestas, y así, sucesivamente.
Movilizó una abundancia de energías sutiles y densas en
formas de telares psíquicos que entretejían con radiante
conciencia a todas las formas, para que fueran el sustento de
nuevas formaciones y transmitieran esta herencia substancial.
Perpetró la ACCIÓN en todas las entidades a fin de que
siempre estuvieran en movimiento y fluyendo.
Como vio que su nube era útil, hizo rebosar el Cosmos con
idénticas a ella; junto con ésta creó un exceso de gases y
nebulosas multicolores que adornaban el lugar y, entre la
Materia densa, depositó subliminalmente las Substancias y el
Espíritu para que le diera el contenido de la ESENCIA.
Asimismo, estableció el opuesto energético complementario de
todo lo representado, y como obsequio, dispuso en sitios
insondables, a merced de lo “manifestado”... la inexistencia del
tiempo... y cada forma en sí misma sería la medida de su ritmo y
ciclo sutil pero sumamente evidente.
Onduló la Materia con energía, y todo se tornó ondas de
elevada vibración, y todo pulsó en la escala de una conciencia
suprema.

el lucífero creador  33 
Luego de proyectar e impulsar con su pensamiento toda esta
obra de belleza incomparable, la lucecilla se quedó mirando
atónita desde la nube, sin poder expresar con palabras, sin
poder describir esa tan gloriosa, admirable y extraordinaria
imponente potestad que desde Él había ido evolucionando... y
lo llamó: la Majestuosa auto-Revelación de la Esencia...

Observaba como todo el lugar se hallaba extremadamente


iluminado, y vio como todo giraba y se movía incesantemente
sin parar... con una admirable precisión, en un ajustado
sincronismo unificador conforme a una perceptible SUPREMA
INTELIGENCIA, la cual, también él había impulsado y
proyectado con su pensamiento...

Y en una de sus pausas consideró todo esto como:

LA GRAN DANZA DEL COSMOS...

34  el lucífero creador 
CAPITULO CINCO

CINCO NATURALEZAS

el lucífero creador  35 
Dibujo Nº 3
Danza Sideral - La Nube del Lucífero

36  el lucífero creador 
El Lucífero Pensador se sentía fascinado de mirar y andar
por todos los recovecos galácticos y de filtrarse por todos los
sitios que iban recreándose a sí mismo en nuevos formatos de
expresión.
Cuando finalmente se sintió agotado, mucho después de
tanto viajar y observar, recordó que podía hablar, que tenía voz,
sólo que no había con quien conversar. Al comprender lo
mucho que implicaba esta ausencia, advirtió al extremo que
necesitaba de alguien para compartir ideas; se figuró entonces
pensar en alguien importante. Justamente, el Lucífero ya no
podía intervenir nunca más en lo que había pensado y
proyectado según ya se lo había señalado el Anciano Luz
Naranja, por lo tanto, era imprescindible concebir un Ser con
identidad que fuera apto para llevar adelante este acto de
presencia y así atestiguar las consecuencias adversas o benéficas
de todo pensamiento expresado por las entidades manifestadas.
Tenía que tratarse de alguien que pudiera sostener a las
demás formas y ayudarlas a desarrollarse y evolucionar, tendría
que ser superior en capacidad, en el sentido de poseer los
propios medios por los que podría acunarlas y protegerlas, de
modo que las conformaciones manifiestas nunca perdiesen el
equilibrio y tuviesen siempre en dónde ampararse. Alguien que
se ocupase de observarlas mientras vivieran y de guiarlas al
transitar su propio camino para volver a su estado primigenio...
Alguien que pudiera hacer y verificar lo que ya el Lucífero no
podía realizar, que estuviera presente cuando el Lucífero se
ausentara.
La Luz aprovecharía para entregarle a este Ser todo aquello
que momentos antes había conjeturado; le daría finas cuerdas
vocales para que su voz sonase como una dulce y armoniosa
melodía, y así, podría dialogar y comentarle de tanto en tanto
todo lo referente a la existencia y al devenir de las formas. Le
daría también unos grandes ojos, puros, que reflejaran la
el lucífero creador  37 
absoluta simplicidad para que a todo lo compuesto pudiese
irradiarlo con sólo observarlo... y esos ojos captarían además,
tanto la forma como la esencia subliminal detrás de ella.
Tendría también enormes orejas para percibir todos los sonidos
del Universo y así poder responder a todas las ondas emitidas
por las infinitas maneras de comunicación.
De entre todas sus variadas particularidades se destacarían
especialmente sus largas uñas, las cuales equivaldrían a únicos
bolsillos en donde guardaría como incalculable tesoro el Polen
de la Vida que podría esparcir por donde quiera que vaya,
fecundizando los más desolados lugares y dando vida hasta los
más recónditos parajes más inhóspitos del universo.
Encantado el Lucífero por tan fantástico sueño, dijo para
hacerlo realidad:
– Pienso en un Sabio Regulador de toda esta infinita
existencia, que vea, oiga, hable y tenga todo lo necesario para
responder a la Mente Superior, y que a su vez, sea digno de tal
galardón...
Fue así como nació de la más tierna creación, una emanación
sublime de algo Divino... “El Controlador de Todo”, quien
sería La Naturaleza reguladora de toda la existencia.
Esta Naturaleza era invisible y visible a la vez, pues en su
interior contenía todo el Espacio-Tiempo con sus respectivas
formas, y al mismo tiempo, ella misma podía estar dentro del
universo y dentro de cada entidad individual del cosmos.
Otra particularidad era que si se encontraba en su aspecto
extrovertido, era invisible, y, al revés, cuando penetraba en la
conocida tercera dimensión y se tornaba introvertido, generaba
una forma muy dulce con todas las características que el
Lucífero Creador había imaginado...

De este modo, estando La Naturaleza Reguladora, o bien,


“el Controlador de Todo”, rodeando el Cosmos y la Luz
Celeste dentro, se observaron con curiosidad quedando
38  el lucífero creador 
maravillados uno del otro, ya que aún en su estado invisible
podía ser visto por el Lucífero.
Luego de un tiempo de mutua contemplación, La Naturaleza
comenzó a sentirse inquieta por querer estar cerca de la Luz
Celeste. Así que tomó por fin la resolución de abandonar lo
externo y su particular forma etérea, para situarse junto a la
esplendente claridad que emanaba del brillante e inefable
Lucífero.
Conforme al cambio de dimensión, se originó lentamente
entre la bruma del espacio la figura más hermosa que el
Lucífero haya visto en toda su creación. Si bien se mostraba en
apariencia algo extraña, esta forma dejaba traslucir una
inteligible dulzura, propia de un Ser afable y altruista, tal como
el Lucífero lo había pensado.
Después de un buen rato de mirarlo y pensar, la Luz volvió a
pedir con su pensamiento:
– Pido una nube gigantesca para La Naturaleza en su forma
de Controlador de Todo, para que cuando se encuentre de este
lado pueda trasladarse como yo de un rincón a otro del
universo.
Entonces, el nuevo personaje montado sobre la inmensa
espuma, moviendo suavemente su brazo como para no dañar el
aire, tomó de la pequeñísima nube a la resplandeciente Luz
Celeste y sosteniéndola sobre la palma de su mano, mirándola
desde muy cerca, le dijo en un tono cauteloso y humilde:
– Preciosa Luz, ¿quién eres?
– Hace muchísimo tiempo que no oigo hablar. –Comentó el
Lucífero sin atender a la pregunta que La Naturaleza le había
formulado, debido al encantamiento que le había producido la
melodía que entonaban sus suaves palabras; pero ésta, como un
niño que mantiene siempre su pregunta, volvió a insistir.
– Linda Luz... ¿quién eres?
– ¡Ah, sí!, soy la Luz Pensadora, –al fin respondió–, detrás de
este resplandor celeste también tengo la forma de un “Ser”
el lucífero creador  39 
como tú, pero aún me desconozco y estoy tratando de averiguar
¿quién soy?...
He pensado en tus dos estados para que fueran, por lo que
he proyectado tus capacidades y todo cuanto ves. En tu aspecto
femenino, como amparo protector de todas las entidades eres la
Verdadera Naturaleza interior de los seres, y en tu aspecto
masculino como regulador de las fuerzas imperantes eres el
“Controlador de Todo”, y nada ni nadie podrá independizarse
de tus cinco leyes básicas naturales, las cuales son: Nacer,
Evolucionar, Reciclar, Combinar y Trascender.
– ¿Y para qué me has hecho, bondadosa Luz? –Preguntó La
Naturaleza como quien nada sabe y quiere todo saberlo.
– Una vez impulsado todo lo manifiesto, yo ya no puedo
intervenir; o sea, una vez proyectada la forma debo dejarla hasta
que complete su ciclo por sí misma, y, por consiguiente, no me
es posible participar.
Por eso estás tú... para ayudarme en esta misión. Para que Tú
sí intervengas, cuidando y siendo el sustentador de todo cuanto
existe, y, al mismo tiempo, también seas el que mantengas
siempre el equilibrio correspondiente como Ley Universal, y
seas el establecedor de la justicia total, sobre todo, colocando
siempre lo que haga falta y quitando aquello que sobre y esté
demás, recomponiendo las pérdidas y sustituyendo lo viejo con
lo nuevo. De ahora en más serás la Gran NATURALEZA,
porque sólo ella es capaz de “CONTROLARLO TODO”.

– ¿Yo?... ¿la gran naturaleza? No sé si podré ser todo eso que


imaginas para mí. –Confesó el Ser algo incrédulo, dudando de
ser capaz de lograr realizar semejante labor.
– Sí, Tú puedes, yo he pensado suficientemente en “poderes
especiales” para Ti.
– ¿Y debo hacerlo?, –preguntó ahora–.
– No es una obligación. Eres libre y sólo si lo deseas puedes
colaborar y participar de esta colosal obra existencial.
40  el lucífero creador 
Dibujo Nº 4
Ley de la Naturaleza - El Controlador de Todo

el lucífero creador  41 
– Lo deseo porque te quiero y amo todo esto. –Dijo el
Controlador de Todo con una amplia sonrisa–. Me has dado
vida y es demasiado comparado con lo poco que me toca hacer.
Tómalo como mi humilde ofrenda a la sublime manifestación
que has creado.
– Siendo así, será menor mi preocupación y podré estar
menos pendiente para dedicarme a buscar el Confín, pues por
intermedio de Ti, se “DESTACARA MI VOLUNTAD”.
– Hay algo que me inquieta, y es que tú has dicho que no
puedes intervenir una vez impulsada la forma, y has dicho que
la debes dejar hasta completar su ciclo... lo que no entiendo es,
–preguntó apenada La Naturaleza como si se tratara de algo
injusto e innecesario–, “¿por qué debe completarse el ciclo?”...
Por primera vez la tristeza se adueñaba de este Ser y su
apacible semblante se ensombrecía como el fondo mismo del
espacio ilimitado.
– No es por gusto ni placer mío. Se trata simplemente de la
inexorable Ley que acompaña a la materia. Es la Ley de la
Existencia. Todo lo que se inicia en algún momento, ha de
concluir alguna vez. Así se comporta la materia.
Mientras el Lucífero respondía, recordaba que era casi la
misma pregunta que le había formulado hace millones de años a
la Luz Naranja cuando ésta le había dicho que desaparecería;
entonces, el Lucífero, consideró a esta pregunta como la
formulación de un interrogante Natural que se harían todas las
formas. O sea, para todo lo que estuviera manifiesto o poseyera
alguna forma definida de Identidad y de Conciencia, sería... la
Pregunta Existencial por excelencia.
– Debes saber que si algo nace, irremediablemente muere;
esto significa en parte completar su ciclo, al menos desde la
perspectiva material. Para que no muera, sencillamente no debe
nacer. –Agregó el Lucífero con el fin de dejar más conforme y
tranquilo al Controlador–. Esto mismo te demuestra que
42  el lucífero creador 
aunque eres el Controlador de Todo, en realidad no podrás
controlar nada; serás tan solo como el Controlador de Nada
que ha asumido amorosamente el rol de un acompañante
observador. Simplemente permanecerás actuando conforme a
tus cinco leyes básicas naturales y a la Ley Universal que para
eso eres La Naturaleza.
El Ser de La Naturaleza, no quedándose nada satisfecho con
tal respuesta, prosiguió con su interpelación:
– Pero... ¿es qué todo es así?, o... ¿existe algo que no perezca,
que sea invulnerable a esta regla ineludible de nacer y morir?
– Sí, hay algo... la esencialidad de Mi LUZ.
Ella proviene de algo eterno y perdurable indefinidamente,
que nunca nació y por consiguiente jamás morirá, porque
sencillamente Siempre ES.
Esta Luz proviene de una Unidad Esencial, de un Origen
que en sí mismo es Existencia inmortal sin forma, vacía y llena
a la vez, que siendo Nada, lo es Todo.
– No comprendo bien eso de que Siempre Es. –Comentó el
Controlador de Todo que Nada Controla con expresión de
suma sorpresa, y del mismo modo agregó el Lucífero:
– Yo tampoco..., solía decirme mi amigo Luz Naranja.
– ¿Cuál amigo? –Quiso saber el dulce Ser, dejando a un lado
la duda anterior–.
– Él está en aquel lugar donde todo es Eterno. –Dijo la Luz
Celeste sumido en la nostalgia–.
Encausando ésta respuesta al aparente olvidado anterior
cuestionamiento, expuso el Controlador de Todo:
– Los lugares que conozco son éste y aquel de afuera en el
que soy invisible, es decir, conozco al Universo por dentro y
por fuera; ¿en cuál de estos lugares está tu amigo?
– En ninguno. Él está más allá de toda dimensión y de los
miles de lugares que existen en este infinito espacio-tiempo, y
más allá del espacio-tiempo en sí, porque allí donde Él está no
existe el tiempo ni el espacio; se encuentra allí en donde no hay
el lucífero creador  43 
lugar para ningún tipo de forma. –Dijo el Lucífero mientras
sentía un filo que lo atravesaba profundamente al querer estar
en aquel sitio del cual un lejano día se había marchado–.

De esta manera, recordando el Lucífero que debía marcharse


en pos de Aquello trascendental, agregó unas palabras más
mientras se hallaba anegado en la añoranza. –Aquel lugar,
querida amiga... es muy distinto a esto...
– ¿En dónde queda aquel lugar? –Preguntó rompiendo el
hechizo de tal añoranza y reflejando un lúcido entusiasmo y una
ansiosa intriga.
– No lo sé. –Dijo el lucerillo celeste hendiéndole la inspirada
exaltación–. Es justamente lo que tengo que hallar; éste es el
motivo que me lleva a pensar en nuevos impulsos de
manifestación y proyecciones de formas, porque así comenzó
todo, siendo ahora por el único medio que puedo alcanzar aquel
Lugar trascendental.
– Sigo sin entender, –dijo La Naturaleza–.
– Yo también... amiga, no entiendo.
– ¿Acaso, no puedes recorrer de punta a punta con tu nube
esta manifestación para dar con ese Lugar?
– Sí, ya lo he hecho muchas veces; cientos de veces lo he
hecho pero no podré llegar a esos confines, porque ellos no
existen más que en la Comprensión, y aún... no comprendo.
Tengo que saber quién soy, y no logro reconocerme más que
como esta insignificante luz celeste montada sobre una pequeña
nube.
Todo lo sé menos AQUELLO que debo saber... Todo lo
recuerdo menos AQUELLO que debo recordar. –Dijo con
ironía la Luz, recordando que una vez pidió justamente
sabiduría con la pretensión de lograr a través de este modo el
mayor de todos los Despertares, y fracasó.
Y siguió imbuido en su reflexión diciendo:

44  el lucífero creador 
– El Despertar de la Sabiduría, querida amiga, proviene de
un arduo crecimiento interior en lo que se refiere al simple y
sublime hecho de tomar conciencia, y no por el mero deseo de
poseerla... “Esta es la Enseñanza”.
Hasta que no logre percibir la sabiduría necesaria mediante la
expansión de la conciencia, no daré con el Confín del Universo.
– Quisiera ayudarte. –Se ofreció el Controlador de Todo sin
saber qué podría llegar a realizar por la Luz Celeste.
– Ya lo has hecho, –dijo agradecido el Lucífero Creador y
concluyó: – Ahora debo marcharme, tengo que continuar con
mi búsqueda.
– ¿Te irás?... –Preguntó el Ser de La Naturaleza en un tono
amargo al tiempo que inflaba los cachetes y se le aflojaban los
bigotes. Los ojos se le enrojecieron avisando que las lágrimas se
estaban preparando para salir rodando, y los labios de su boca
se fueron paulatinamente superponiendo en un gesto de
tristeza.
– No te lamentes amiga Naturaleza. –Suplicó el Lucífero que
se percató de la inmensa angustia que el Controlador de Todo
estaba padeciendo, y le dijo con el fin de calmarlo–, este
distanciamiento será necesario para los dos, para que cada uno
pueda cumplir su misión y función especial sin interferencia.
Con muchísima aflicción y con algunas lágrimas, porque
aunque era muy grande físicamente, en edad era apenas un
niño, dijo el Controlador de Todo:
– Me da mucha pena saber que alguna vez, todas estas cosas
maravillosas y agradables vayan a “desaparecer”, para ser lo que
eran antes de que Tú las pensases y les dieses impulso: “nada”,
simplemente Nada.
– No te entristezcas pequeña compañera, cierra los ojos y
entenderás...
El Controlador de Todo, sin saber por qué se lo pedía,
obedeció.
el lucífero creador  45 
Dejó caer lentamente sus pesados párpados y cuando éstos
se cerraron completamente, la presión hizo que las lágrimas
acumuladas en sus ojos saltaran como enormes torrentes
cósmicos hacia el espacio, porque aunque eran apenas unas
pocas, cada una de estas lágrimas contenía el volumen de miles
de océanos.
Luego de un momento, el Lucífero volvió a solicitarle al Ser
de la Naturaleza:
– Abre los ojos... ¡Ábrelos!, dime, dime espléndida Señora,
¿qué ves?
– A Ti Luz Celeste. –Dijo sorprendido el Controlador.
Pero al instante, el Lucífero creó con la misma masa del
espacio un espejo gigantesco para que el Ser de La Naturaleza
se pudiera observar a sí mismo.
Este, al mirarse vio que sus ojos proyectaban una suave Luz,
también brillante, en un tono CELESTE y al mismo tiempo tan
refulgente como la del Lucífero...
Sin poder pronunciar palabra alguna, se quedó inmóvil ante
el espejo mientras que, a causa de la inmensa e inexplicable
alegría que sentía, le rodaban por el rostro pequeñas lucecitas
celestes en forma de lágrimas.
– Ya no tienes porque lamentarte Naturaleza... he puesto
parte de MI LUZ dentro de Ti ¡Ya no sufrirás la muerte!
Cuando toda la forma se disuelva y se disipe, tu resplandor
volverá a Mí y será junto al Mío, ETERNO... y juntos
retornaremos a la dimensión esencial.
¡Adiós amiga!... ¡ya nos volveremos a ver!
Y así, el Lucífero se marchó muy despacio montado en su
pequeña nube.
Así, el Ser de La Naturaleza, ahora con el brillo de la
inmortalidad seguía tieso frente al espejo sin haberlo podido ni
siquiera saludar, aún sin creer...

Y el Lucífero, mirándolo contento, desaparecía en la lejanía...


46  el lucífero creador 
Dibujo Nº 5
La Gran Observación - La Esencia

el lucífero creador  47 
48  el lucífero creador
CAPITULO SEIS

EL SER HUMANO

el lucífero creador  49 
50  el lucífero creador
Durante mucho tiempo anduvo el Lucífero sobre su nube
recorriendo todos los lugares, conociendo cosas que no sabía
que existían puesto que se procreaban a sí mismas conforme a
la evolución, producto de las substancias y esencias que él había
engendrado con su propio pensamiento creador. Dichas
substancias y esencias se combinaban e intercambiaban entre
unas y otras originando nuevas formas de manifestación; la vida
era palpable en cada entramado del espacio, en todos los sitios,
en cada curva, en cada astro. En todas las medidas de distancias,
todo era vida.
La Luz Celeste había creado a la Vida de tal modo que nunca
faltaría en ningún lugar y estaría siempre en todo espacio y
tiempo, o sea, ella marcaba el compás de la eternidad y nada
limitaba su existencia ni su esencialidad; de esta manera hizo
que sus proporciones fueran de tal magnitud que aún las
grandiosidades del nacimiento y de la muerte pasaban a ser
meros aspectos de ésta. La Vida estaba más allá de la muerte,
porque la vida estaba incluso más allá de las efímeras existencias
individuales.
A partir de estos patrones básicos y elementales, la Vida no
comenzaba cuando un astro se formaba o cuando nacía un ser,
ni siquiera cuando se iniciaba el surgir del tiempo y del espacio,
ni terminaba cuando éstos se extinguían, sino que, la Vida ya
estaba presente antes del nacimiento de cualquier tipo de forma
y continuaba luego de muerta tal o cual estructura material.
Nacimiento y muerte eran los ciclos naturales de toda
materia y existencia, mientras que la VIDA, en sí, era la esencia
primordial más perfecta que el Lucífero Creador haya
impulsado mediante su pensamiento artístico, y sobre la cual se
edificaba todo lo manifiesto...

Así, el niño de la Luz Celeste, se complacía enormemente


observando cómo todas las entidades manifiestas se precisaban
el lucífero creador  51 
mutuamente para existir y cómo, casi sin saberlo, cada una de
ellas era en sí misma un aspecto esencial que formaba parte de
la evolución de todas, haciendo que a cada momento todas las
entidades se extendieran más y más en las nuevas generaciones
de existencias que iban apareciendo como tratando de querer
llegar a ser eternas en la infinitud, no en la individualidad.
La Luz Celeste miraba y se sentía satisfecha porque todo
aquello le demostraba que el conjunto de las manifestaciones
habían empleado muy bien el “Poder” de la Mente Superior por
el que a todas las entidades le había otorgado vida a partir del
pensamiento; si bien todo esto era apenas una minúscula
fracción de lo que la Mente Superior contenía y estaba
expresando progresivamente, era suficiente para que cada forma
se complementara a sí misma y entre sí, hasta identificarse con
su esencia primordial; claro que, siempre y cuando la Fuerza
subliminal potencial fuese utilizada correctamente, es decir,
constructivamente, ya que de otro modo, actuar en contra de
ello llevaría de modo irremediable a la autodestrucción de la
forma. Pues, el fin de la forma material es evolucionar hasta
llegar a ser un fiel canal de la Esencia, y en la medida que se
corrompe como vehículo e instrumento que substancialmente
es, se desintegra de manera inexorable como sutil canal de las
expresiones más sublimes. Por lo tanto la evolución depende de
una sincronización ajustada a lo armónico.

El lucerillo aprendía muchísimo con todo esto, y, poco a


poco, asimilaba grandes secretos que luego descubría que ya
estaban impresos desde mucho antes en su memoria, sólo que
podía recordarlo únicamente cuando lo experimentaba de
modo vivencial; seguramente, éste sería el Camino del que le
había hablado alguna vez el anciano Luz Naranja.
Así, percibía que a medida que captaba el sentido substancial
de todas las cosas, se acercaba paulatinamente más y más a algo
inimaginable. Tal vez, de eso se trataba aquello que el anciano le
52  el lucífero creador 
había enseñado sobre la Sabiduría, era como la Suprema y
Sublime UNIÓN con un estado de Conciencia UNIVERSAL.
De hecho, esta Conciencia Universal y la Esencia que percibía
se encontraban estrechamente unificadas en un cierto grado de
conexión y captación trascendental.

Con éstos pensamientos profundos, la Luz Celeste sobre su


nube anduvo vagarosa por todos los trayectos, alucinándose un
poco en el recuerdo de aquella vez cuando había imaginado sus
primeras formas, la resonante voz, las luces multicolores, las
leyes..., y, de repente, el lucerillo se sintió perturbado como por
tendencias despertadoras que le sacudían diciendo:
“– Pero... ¿qué estás haciendo??? Te la pasas contemplando
todo sin hacer más que mirar, y, ¿en qué quedó eso de volver a
la Existencia primigenia?... Sólo continuando con tu deber
podrás hallar el Confín del Cosmos; ¿qué es lo que estás
esperando, o es que prefieres quedarte eternamente así?...”
Este “deber” no se trataba de someterse a un karma
irremediable sino de ajustarse al dharma y asumir su misión
especial sin distraerse u olvidarse del sentido principal.
Así, el Lucífero Pensador, un poco mortificado por su
individual conciencia que le reprochaba, y, también algo
desorientado por estos replanteos repentinos, expresó a grandes
voces:
– ¿Qué haré?... ¿qué más puedo dar a luz?
Ni bien acabó de cuestionarse esto, vio a lo lejos una enorme
masa que se le acercaba a toda velocidad; sobre lo alto de esta
masa que se aproximaba a toda prisa brillaban dos pequeños
luceros inconfundibles. Al principio no distinguió, pero luego
reconoció que el que se aproximaba era La Naturaleza, el
Controlador de Todo.
Cuando éste por fin estuvo a su lado, la Luz Celeste le dijo
con muchísima alegría:

el lucífero creador  53 
– ¿Cómo estás Naturaleza?, qué contento me pones al venir;
pasó tanto tiempo... –Guardó silencio por unos instantes
pensando en el largo tiempo que había transcurrido y luego,
volviendo en sí, agregó: – ¿Qué te trae por aquí?
– Algo misterioso, querido amigo. –Contestó el Controlador
de Todo a la pregunta que ya esperaba oír, mientras que sus
ojos ampliados al máximo denotaban lo sorprendido que se
encontraba. Y siguió comentando de manera sorprendida pero
en el mismo tono de voz apacible:
– Estaba descansando en el lado de afuera del espacio
cuando oí que una voz decía: “¿Qué haré, qué puedo dar a
luz?”. Entonces, inmediatamente me transformé sin pedirlo en
lo que ahora soy, la naturaleza visible, y mágicamente me
encontré sobre mi nube muy próximo de aquí. Al ver el
resplandor celeste reflejado en las partículas espaciales, me di
cuenta que Tú estabas muy cerca; me alegré sobremanera y vine
de inmediato.
– Eso que oíste fue algo que yo pronuncié hace un
momento... –Dijo desconcertada la Luz.
– No comprendo cómo pude oírte estando tan distante y
menos entiendo aún, cómo pude llagar hasta Ti si no sabía ni
siquiera por dónde andabas.
– Sin duda he pronunciado algún dicho mágico. Tú sabes,
soy un Lucífero Creador, y hasta mis palabras impulsan
acciones y reacciones inesperadas. Sin embargo, esta vez fue sin
intención, –dedujo la Luz–, o sea que esto me demuestra que,
por el motivo de mi pregunta y por el hecho de estar Tú
presente, también sin intención, significa que aún tengo algo
que impulsar y que Tú tienes que ayudarme a resolver qué es...
De este modo, poniéndose muy contento el Lucífero
Pensador por la satisfactoria conclusión a la que había llegado,
la cual le proporcionaba nuevamente aquel impulso vital
esperanzador, invitó al Controlador de Todo a que expusiera su
parecer:
54  el lucífero creador 
– ¿Qué opinas?..., ¿qué me queda por pensar y proyectar?
A la vez que el Controlador de Todo entornaba lentamente
su pesada cabezota hacia atrás y miraba con sus ojos
desorbitados todo lo manifiesto, lleno de una absoluta certeza y
convicción respondió:
– Definitivamente nada, todo está hecho.
Toda esta infinita anchura sideral está habitada hasta casi
desbordarse de fantásticas formas y por millones de planetas y
miríadas de soles que desfilan en cada milímetro de nebulosa de
los incontables mantos cósmicos esparcidos por doquier.
– ¡Eso es, sabia Naturaleza!... ¡Habitado!... ¡Tú lo has dicho!
sí, ¡habitado! –Dijo el Lucífero mientras despedía centellas a
borbotones, como a quien se le ocurre una idea brillante.
– ¿Qué quieres decir?, –preguntó el Controlador de Todo
sobresaltado por la repentina enorme dimensión que había
tomado el resplandor del Lucífero–.
– Bien dices, todo el espacio está habitado por infinitas
formas e innumerables constelaciones y por objetos volátiles y
en ebullición, tranquilos y agitados, solitarios y acompañados,
pero así como éstos son los habitantes del Universo, es
necesario pensar en seres que también habiten en todas estas
entidades, para que esta inmensidad tenga un motivo de
existencia, una razón y sentido de ser...
– ¡Uy!, qué lío de cosas, –interrumpió el Controlador de
Todo opinando sobre el tema, al tiempo que fruncía los pocos
pelos que tenía como bigotes.
– Sí, ¡hermoso lío!, –aceptó el Lucífero con una resonante
afirmación.
– Y, ¿qué harás?
– Daré origen a seres sumamente especiales, a seres que
habiten en esas formas esferoidales que también son seres en
otro formato, y de este modo puedan conocer, descubrir y vivir
todo lo pensado; seres como Tú, mejor dicho, parecidos, y que
sean tantos como formas existen en el Cosmos, y desde luego,
el lucífero creador  55 
que ellos también pasen a formar parte del interminable
proceso que finaliza en Aquel ultérrimo estado de donde
procede mi Luz. Que sean al igual que todas las demás formas
existentes, seres imprescindibles los unos para con los otros a
fin de poder realizarse en una unidad compartida. –Comentó el
Lucífero Pensador un poco inquieto por quererle dar expresión
a ello lo más prontamente posible y plasmar de una vez todas
las ideas que estaban naciendo en su interior antes de que
alguna se le olvidase.
Brillando todavía un poco más, continuó:
– Ellos serán lo máximo de la Existencia, y si bien tendrán la
misma vida que todas las entidades tienen, serán “distintos” en
el sentido que ocuparán otros modelos y configuraciones.
– ¿Cómo es que son iguales y distintos a la vez con respecto
a las demás formas? –Preguntó el Controlador de Todo.
– Considera lo que de ahora en más tendrás que tener en
cuenta para que puedas de algún u otro modo hacerles siempre
recordar. –Dijo el Lucífero en un tono firme y sapiencial–. Sólo
las conformaciones materiales y las apariencias que a cada
especie le corresponda son diferentes, porque la Vida esencial
de donde ellos provienen es la misma. Precisamente, esa Vida
que hace posible sus existencias, es una y la misma para todos...
Y Tú que eres la Verdadera Naturaleza para todos,
recuérdaselo siempre.
– Creo que con esto estará al fin todo completo y podrás dar
finalmente por concluida la existencia del cosmos. –Reflexionó
el Controlador un poco exaltado por la emoción, la que hacía
irrupción en su interior–.
– Esta será mi mayor realización, –murmuró el Lucífero al
tiempo que abrillantaba más y más–.
Luego de un momento de silencio dijo:
– Pienso en la Vida y proyecto mis pensamientos hacia otros
vehículos especiales para su expresión, para que se plasme sobre
formas diferentes de seres que habiten los planetas en los cuales
56  el lucífero creador 
primeramente se den todas las condiciones necesarias para su
existencia y desarrollo.
Y así se impulsaron las condiciones necesarias; uno a uno se
fueron forjando los elementos primordiales para constituir la
base sustentable para la vida de los seres, intentado ser el nido
más perfecto en donde nacieran luego todas las criaturas.
El Lucífero pensó creativamente en todas las alternativas
posibles para que cada Forma y Ser se deslizara a través del
proceso desencadenante en que cada especie trajera aparejada a
otra, según el turno indicado de aparición conforme al
requerimiento evolutivo.

El Cosmos entero vibraba al unísono en una armoniosa


sintonía por la tan esplendorosa manifestación. La luz Celeste,
como siempre, hizo en primer lugar una envoltura substancial
en donde depositaría la esencia de lo más sutil, para que toda
“idea” por medio del pensamiento, tuviera la oportunidad de
ser plasmada en materia...
Fue el aire, el frío y el calor apropiado; nació el agua y con
ella se formaron los océanos, mares y ríos, arroyos y lagunas.
De ellas el Sol elevó grandes nubes, semejantes en apariencias a
las que sostenían al Lucífero Creador y al Controlador de Todo;
éstas mostraban infinitas formas, un gran colorido y ciertas
peculiaridades, las cuales bajo diferentes circunstancias y
condiciones daban origen al relámpago y al trueno, los
incontenibles sonidos y resplandores que surcaban por los
invisibles pasajes del aire.
Dio a luz a través del pensamiento creativo, esparciendo por
doquier, incontables partículas vivientes. Y por los silenciosos
pero constantes latidos de la tierra, se extendieron en un
gigantesco estirón las impetuosas montañas que, sus cimas,
acariciaban la bóveda del cielo. Se engendraron los bosques, las
tupidas selvas y las praderas; los jardines más deslumbrantes
comenzaban a hermosear y aromar el planeta; los gérmenes
el lucífero creador  57 
ocupaban todos los rincones como si fuesen los eternos
habitantes, que sintiéndose dueños de su casa, se instalaban y
acoplaban al sorprendente proceso de la evolución... Todos los
microorganismos ya experimentaban la inexpresable sensación
de vida que del Lucífero en ellos, había germinado.

Una vez acondicionada la cuna, fueron originándose muy


lentamente todas las posibles formas de criaturas vivientes,
partiendo desde los organismos más simple hasta los más
complejos. Que luego de una prolongada y minuciosa selección
natural, quedarían definitivamente los seres más aptos.
Así, de este modo, por el sólo hecho de existir un cielo,
nacieron las aves para volar y poderlo estrechar; y por existir los
árboles, ellas construyeron muy altos sus hogares; al haber aire,
respiraron; al existir comida, se alimentaron, y por la existencia
del agua, bebieron. Por haber otras figuras y formas, vieron;
debido la manifestada variedad de sonidos, oyeron, y al oír,
cantaron... cantaron la melodía tenue de la rugiente Vida.
Como existía la continuidad, se reprodujeron, transmitiendo
de una generación a otra la información genética adecuada para
las distintas formaciones y la perennidad de las especies.
Del mismo modo sucedió con todas las demás criaturas, las
cuales según lo preexistente, era lo que iban necesitando, y
según su origen y su medio, se fueron desarrollando.
Todas las formas se encontraban íntimamente entrelazadas
unas con otras, y se fueron estableciendo y organizando de
acuerdo a lo que ya existía; ellas se iban adecuando, asimilando
todo lo manifiesto y sin desperdiciar ni aún lo más mínimo de
todo lo que la Luz Celeste les había ofrecido.
De este modo, una de otra dependía para Ser y Existir; pues,
todo estaba estrecha y sutilmente relacionado. Por ejemplo,
para dar una idea de este hecho, las flores precisaban del sol y
del aire; de la tierra y del agua... y de las mariposas también; y así
quedó salvaguardado su principio oculto de miel descubierto
58  el lucífero creador 
por el arduo trabajo de las abejas, donde hallaron el deleitoso
néctar, de tal manera que la ambrosia no se perdió; por otro
lado, indirectamente, con los insectos se esparcía el polen que
fecundizaba la inmensa flora, la cual a su vez generaba nuevas
semillas que germinaba en mayores terrenos para proporcionar
sucesivamente orígenes a las flores, completando así el ciclo...
Sin embargo, el viento también colaboraba en este proceso de
fecundación como muchos otros elementos más también lo
hacían. En las ramillas de las plantas y entre sus hojas, la araña
hilaba su tela-hogar, y los bichitos que la visitaban proveían la
materia prima para la producción de nuevos telares.
Tanto era lo complementado que estaba una cosa con otra,
que resultaba un poco confuso captarlo de una sola vez y aún
más difícil era explicarlo en su totalidad...
Por ejemplo, al existir los mares y ríos, nacieron millones de
cardúmenes de diferentes peces para poderlos ocupar; gracias a
su naturaleza líquida las aves no temieron refregarse por la
tierra, pues, más luego, con agua se bañaron; y al haber tierra se
procrearon por el toque mágico del Lucífero Pensador, y de
esta manera se manifestaron las infinitas especies de las formas
más raras para poder corretear y deambular por el planeta.
Una a una, bajo un manto luminoso, fueron paulatinamente
surgiendo todas las criaturas hasta ser un todo íntegro y
armonioso, en profundo equilibrio con la vida y la existencia.
Al final, por el sólo hecho de existir todo esto, el Lucífero
Creador daría a luz al anteúltimo eslabón de la gloriosa y
magnánima cadena de vida, aquello que sería casi la cúspide de
toda proyección... el SER HUMANO.
Y pensando en ello, hizo del cuerpo del Ser Humano el
reflejo de la Morada Suprema, para que pudiera ocuparlo la
síntesis del Cosmos, la sublime esencia de la Existencia total,
donde pudiera resumirse el Universo manifiesto de modo
integral y unificado...
Y llamó a este Ser: EL PEQUEÑO COSMOS.
el lucífero creador  59 
Dibujo Nº 6
Vida Manifiesta - Vida en Plenitud

60  el lucífero creador 
CAPITULO SIETE

CONCIENCIA CÓSMICA

el lucífero creador  61 
62  el lucífero creador
La Luz Celeste y La Naturaleza se quedaron observando
anonadados toda aquella maravilla, pues, era la vida manifestada
en todas sus formas, en toda su belleza y plenitud, era la escena
colosal más sorprendente que se hallaba comprendida dentro de
las multidimensiones omniabarcantes de la Existencia, a su vez,
plasmada en el majestuoso escenario del espacio infinito.
Mientras contemplaban todo aquello, el lucerillo meditaba de
modo inevitable en las palabras que el anciano le había
transmitido en un principio: “¡Debes continuar!”; “Tú lo
empezaste, Tú lo terminas”; “en el límite del Confín”; “tuyo es
el Poder”. Sobre todo, reflexionaba una frase que le había
impactado, tanto por su sencillez como por todo el contenido
que implicaba su significado:
“¡De Ti depende!”
Asimismo, el Controlador de Todo también pensaba, y
pensaba en las bondades y virtudes de ese pequeño cosmos o
microcosmos que el Lucífero había creado.
De esa manera, un poco abstraídos en los pensamientos y
otro poco extasiados en la contemplación, con el correr del
tiempo sideral vieron el modo en que los seres se multiplicaban
y como las distintas especies se volvieron interminables; a su
vez, fueron testigos de cómo por cada una de las especies se
desprendieron una infinitud de varios miles seres diferentes más
conforme a la evolución, teniendo cada uno un singular
“poder” en especial y muy particular que otros no tenían.
Según su propia naturaleza y condición, el Lucífero les
otorgó a partir de su pensamiento creativo, a unos el poder de
la visión, los cuales veían aquello que otros no percibían; a otros
le dio una capacidad extra olfativa y a otros auditiva; algunos
podían cambiar de color cuantas veces quisiesen y así se
ocultaban donde nadie los encontraba. Los que andaban por el
aire tenían un poder muy distinto de los que estaban en el agua,
y estos, a su vez, tenían diferente poder o don del que poseían
el lucífero creador  63 
los que estaban en tierra; pero al fin, cada especie tenía una
capacidad mágica o gracia muy distinta de otra y un don que
dignificaba su existencia.
Algunos eran tan veloces, hasta capaces de competirle al
viento; muy lentos otros, como si irían a detener el tiempo.
Estaban los que eran ágiles y los que eran fuertes, lo brutales y
los bonitos y dóciles; algunos aparentaban ser torpes, pero en
realidad encerraban una entrañable sabiduría.
Cada cuerpo y organismo era en sí mismo un instrumento
especial en la sinfonía cósmica, y estos poseían una herramienta
específica acorde a las circunstancias en la que les tocaba
desenvolverse. Las características de cada una de estas formas,
eran originadas por el Lucífero y reguladas por la Naturaleza,
según la razón para las que fueron formándose en la vida.
Cada uno de estos poderes estaban a su vez bajo la dirección
de una mente personal, que al igual que la Gran Mente y el
pensamiento del Lucífero, los organizaba y los equilibraba;
hasta el mismo Controlador de Todo que era La Naturaleza se
ensamblaba en las propias funciones autómatas de los seres
para constituir la perfección y una unidad indivisible que se
proyectaba desde lo esencial hasta las conformaciones
materiales. Aunque esta mente individual correspondiente a
cada ser e identidad todavía estaba evolucionando muy distante
del absoluto y máximo Conocimiento Supremo.
De esta manera quedaba establecida la función autómata
regulada por La Naturaleza y el libre albedrío según la
inteligencia de cada quien, según sus atributos y sus cualidades
latentes.

Este enorme potencial Psíquico-Bioenergético capacitaba a


cada Ser con una inteligencia individual que brindaba la
posibilidad para el desarrollo y la auto-Revelación de una
Conciencia infinita.

64  el lucífero creador 
A este Omnímodo Ser o gran Mente substancial, bajo cuya
influencia se encontraba hasta el mismo Controlador de Todo,
la Luz Celeste la denominó Conciencia Cósmica, la cual estaba
estrechamente relacionada y casi emparentada con la Esencia de
la que el Lucífero provenía, y por ende, desde donde todo
surgía.
A todas las especies, sin excepción, el Lucífero Pensador las
había dotado con algo único como atributo exclusivo y
personal, y aunque en lo profundo estaban mancomunadas
entre sí todas las distinciones exclusivas, les impelía a que, por
mutua necesidad, jamás dejaran de Convivir y compartir...

Ahora era el momento de pensar y precisar qué le podría


brindar al Ser Humano como don especial.

el lucífero creador  65 
66  el lucífero creador
CAPITULO OCHO

SENTIMIENTO AMOROSO

el lucífero creador  67 
68  el lucífero creador
– ¿Qué le podría entregar al hombre? –Preguntó la Luz a La
Naturaleza que se hallaba algo pensativa.
– No sé... No se me ocurre nada, –respondió el Controlador
sobresaltado al quebrarse repentinamente el inmensísimo
silencio que había llenado el espacio por tiempo sideral, y
agregó:
– Ojos tienen, voz también, oyen..., ¿qué otra cosa podrían
tener?...
Creo que lo tienen todo.

La Luz Celeste pensó y pensó, y entonces dijo:


– Ya sé, les obsequiaré algo que predomine sobre todas las
características de las demás formas; –comentó el Lucífero y
explicó pausadamente con el fin de ser lo más claro posible:
– A la inteligencia innata o vegetativa que éstos tengan en
cuanto a su propia naturaleza, les agregaré una segunda mente
consciente, para que esta segunda mente adicional sea capaz de
condensar todos los misterios del universo, y hasta sea capaz de
hacer evolucionar una tercera mente dentro de sí; y entonces,
así, se torne aun más similar a la gran Mente... a la Cósmica, y
de este modo los seres se vayan aproximado a su verdadera
esencialidad.
Aunque, digamos, si bien la gran Mente de la Existencia es
trascendental, perfecta en sí misma y central e incomprensible al
mero intelecto, la de los Seres Humanos será en menor escala
una expresión de ésta. De tal manera que en principio estará
más condicionada en cuanto a la relatividad de la aparente
comprensión, sin embargo, esta segunda mente podrá ser tan
ilimitada como la original en la medida que desenvuelva todo su
potencial y vaya generando esa tercera mente de la conciencia,
porque la mente del Ser Humano y la Gran Mente Cósmica no
serán dos, sino, UNA SOLA.

el lucífero creador  69 
Con esta primera mente el ser humano actuará de manera
funcional y mecánicamente de acuerdo a la naturaleza básica,
siendo que la expresión visible de esta mente inferior son los
impulsos. En cambio, con la segunda mente se desarrollará el
potencial latente adormecido, proyectando en grado sumo el
espíritu pensador, el sentimiento más profundo y la expresión
creativa. En este punto es donde el ser humano se elevará o se
hundirá según como sean los pensamientos y de acuerdo a
cómo se relacionen con nuestras dos fuerzas subliminales, es
decir, la del Controlador de Todo y la del Lucífero Creador.
Con la tercera mente sucederá algo distinto, pues con ella se
desenvolverá finalmente el Ser Trascendental, capaz de las
maravillas más especiales que puedan expresarse en el universo
entero. Pero hay que ver si la humanidad evoluciona hasta
alcanzar el desarrollo pleno de esta tercera Mente.
Como verás, amigo Controlador, toda esta nueva proyección
que he pensado abarcará muchísimo, ya que numerosos planos
diferentes habitarán en esta mente individual integral, claro que
estos seres en su mayoría desconocerán tales dimensiones, a no
ser aquellos que por propia voluntad deseen incursionar en ellos
mismos buceando en sus Verdaderas Naturalezas internas.
Pues, estos planos, niveles y dimensiones potenciales podrán
ser descubiertos únicamente por medio de una incansable,
intensísima y sincera exploración substancial, en pos de la
magnificencia que entraña el AUTO-CONOCIMIENTO...
Esta mente individual integral al igual que la Cósmica
también es perfecta, pero no carecerá de error si el mal uso y el
falso dominio imperan sobre ella.
De este modo, la mente individual es sumamente poderosa,
y tal es la magnitud de su capacidad potencial al punto de poder
desarrollar tanto su propia auto-perfección como la posibilidad
de extraviarse y desembocar en su más acabada auto-
aniquilación...
70  el lucífero creador 
En definitiva, todos los géneros y formas son “diferentes”,
pero sólo para que cada entidad individuada pueda ganarse el
lugar especial que por naturaleza le corresponde ocupar.
Simplemente, por este motivo fueron hechas las numerosas
diferencias. Solía decir el Lucífero: – Tan sólo las cáscaras se
distinguen entre sí, porque su contenido siempre es el mismo...
Y aún esas diferencias en apariencias, son circunstanciales, no
definitivas. No se podría decir nunca que una forma es mejor
que otra o más útil o más perfecta. Todas las formas por
distintas que sean son parte de una unidad esencial, y todas las
partes son absolutamente necesarias por igual e importantes,
porque UNA es la forma en todo el Cosmos más allá de la
aparente individualidad.

Mucho se alegraron la Luz y el Controlador al ver la tamaña


magnitud de toda esa creación.
– ¡Es formidable! –Exclamó el Controlador de Todo.
– Es bueno. –Alcanzó a musitar la Luz con suma modestia.

Desde entonces, mucho tiempo pasó, y luego de tanto


observar y de apreciar lo que sucedía, la resplandeciente Luz
Celeste creyó conveniente seguir pensando y proyectando...
A estos Seres, a los cuales ya les había dado una mente
individual, deseaba proporcionarles ahora otras Esferas más allá
de la mundanal, con el fin de darles a sus vidas un Real sentido
y una mayor plenitud de existencia, para que aquellos que lo
quisieran pudiesen soñar un tipo de Realidad Trascendental.
Así fue como el Lucífero centró todo su pensamiento en las
“ESFERAS” de lo Psíquico, de lo Mágico y de los Encantos; en
fuerzas distintas a las que ofrece lo terrenal, en fuerzas con
efectos diferentes pero tan reales como los que predominan en
el mundo de la materia; pues, estas Esferas, dejando el plano
denso pasarían a formarse dentro de la escala de lo sutil.
el lucífero creador  71 
Dichas Esferas multidimensionales estarían habitadas por
hadas, por sabios, por duendes y por otros elementos invisibles,
los cuales podrán entrar en contacto con los Seres Humanos de
manera visible y tangible; claro está que todo dependerá de la
“capacidad” de los seres humanos para percibirlos e invocarlos.
Estas multidimensiones son esferas intangibles pero tan reales
como la vida misma, donde las realidades sutiles cobran un
volumen concreto y definido. Digamos que son esferas por la
que se podrán relacionar todos los seres de la existencia por
distintos que en apariencias fueran o se muestren. Aquí, en estas
esferas, los Seres Humanos podrán hablar con los animales, con
las plantas, con las piedras y hasta con las estrellas.

Con estas ideas y después de haberse formado estas


visualizaciones en la mente del Lucífero Pensador, dijo de
manera inspirada:
– Pienso con suma nitidez en que más allá de los planos en
los que actúan los seres humanos existan TRES ESFERAS.
Una de ellas, que se refiera a los sueños y que esté habitada por
seres bondadosos que satisfagan subliminalmente las numerosas
necesidades de aquellos hombres que sabrán soñarlos.
Otra, que esté ocupada por Seres Celestiales, que serán los
que por medio de miles y miles de recursos enseñarán a los
humanos de mi Esencia Subliminal, y que estén también allí los
ángeles guardianes que cada una de las mujeres y varones
podrán tener dentro suyo y acompañándolos en todo momento,
siempre y cuando abran los accesos de sus propios corazones.
Aquí actuarán los Guardianes Invisibles, los Regentes de las
Constelaciones y los Guías Blancos o Hermanos mayores de la
Confraternidad Astral que señalarán a la Humanidad la Sagrada
Senda de la Auto Realización.
La tercera de estas Esferas, pienso que tendría que ser el
sublime estado de CONCIENCIA DESPIERTA, que es esa
fuerza “Conocedora y Vivenciadora de la Verdad Suprema”,
72  el lucífero creador 
siendo precisamente esto la pauta más evidente de la existencia
de lo Sublime, y por eso representará más que ninguna otra
cosa el Fin Último de todo lo manifestado, en donde se aúnan
las innumerables conciencias individuales que se extienden a lo
largo y ancho del Universo íntegro.

... De esta manera se originaron otros nuevos lugares


etéricos y parecía estar un mundo dentro de otro, una esfera
dentro de otra esfera; planos entrelazados que mostraban más y
más vida. Vida por dentro, Vida por fuera, Vida por doquier.
Resultaba sorprendente al mismo tiempo que confuso para
el “Controlador de Todo” o La Naturaleza que, en sí, nada
podía controlar, porque sólo era posible para el propio
“Pensador” de todo esto poder entender cabalmente su infinita
dimensión; y ya sea que fuera el ¿cómo?, el ¿para qué? y el ¿por
qué? de cada una de esas formaciones, eran preguntas que el
Controlador de Todo no era capaz de responderse. Porque la
Naturaleza solo responde a todos y para todo pero sin
responderse a sí misma, por eso preguntó:
– Explícame por favor, –dijo impaciente el Controlador–,
¿qué es eso de las nuevas “Esferas”?
– Estas “Esferas” son simplemente uno de los “PUENTES”
que distancian a los hombres de mi propia Esencia Subliminal,
el cual sólo atravesándolo se me puede conocer en ese estado
tan particular. Porque mi Esencia es la Esencia de ellos, y no
existe una mínima diferencia al respecto.
Estas Esferas son lugares como de fantasía, pero tan reales
como lo concreto que se ve a través de nuestros ojos. Los Seres
que allí habitan son sin forma, pero se pueden tocar. Son
silenciosos, pero se pueden oír; son invisibles, más se los
pueden contemplar y apreciar... Todo depende de la intensidad
con que se los considera, la intensidad con que se los desea.

el lucífero creador  73 
– ¿Cómo tiene que ser esa intensidad? –Interrumpió La
Naturaleza levantando dulcemente los hombros, ya que ella no
sentía ninguna clase de intensidad–.
– Leve, –continuó diciendo el Lucífero–, muy leve, como la
de los niños. Los simples no desean conocerlas porque ya viven
en Ellas...

– Los niños son simples y extremadamente sensibles, y sobre


todo, profundamente naturales; pero a medida que crecen, es
como que se van obstruyendo por las cosas que ellos mismos se
inventan al ser mayores, cosas que los seres humanos moldean a
su manera, conveniencias e inclinaciones, deseos y ambiciones.
Así van perdiendo de a poco la sensibilidad respecto a lo
Verdadero y Natural por hechos triviales; entonces, es así como
cortan el contacto con esos Seres que sólo pueden concebirse
de manera extrasensorial. –El Lucífero podía hablar de esto
muy bien ya que en su memoria estaba el recuerdo del pasado y
del futuro, y sabía lo que irremediablemente sucedería más
adelante–.
Así de esta manera es como se contaminan la mente
llamando a eso “madurez” o “asuntos serios”, tornándose
insensibles; y lo peor de todo es que se refieren a esto como un
hecho natural propio del crecimiento... Por lo tanto, cada vez
les resulta más difícil comprender aquello esencial y realmente
natural, que incluso, se encuentra dentro de sí mismos.
Sin embargo, sucede que, con el correr de los años, cuando
estas personas llegan a la edad anciana, en algunos casos se
demuestra que se cansan de todo lo inventado y de lo sin
sentido, de todo lo banal que han estado construyendo, y
descartándolo de sus mentes recobran nuevamente aquella
sensibilidad que quedó adormecida, volviéndose otra vez como
niños que mantienen intacta la Sabiduría, y así, se conectan otra
vez con las hadas y con los duendes. De todas maneras, habrá
74  el lucífero creador 
quien casi nunca se olvidará de ellos a lo largo de su vida,
aunque a veces se aleje del Camino, por lo que sabrá de un
modo u otro cómo retornar a él inmediatamente.
Pero también habrá otros que aunque devengan muy
ancianos tendrán aún su corazón oxidado y cerrado. Y sin
haberlos palpado en toda su vida no tendrán la menor
oportunidad de conocerlos, ni tan siquiera les servirá la propia
experiencia lograda en tantos años para que aunque más no sea
en la hora de la muerte puedan vivenciar la existencia de
aquellas otras Esferas y la de esos seres especiales.
Y desde luego, hay que tener en cuenta que también existirán
personas excepcionales, muy conectadas desde siempre con su
verdadera naturaleza esencial, quienes jamás, durante toda su
estadía en el planeta tierra, perderán ni por un mínimo instante
su corazón de niño, su ternura, su inocencia y su plena
sabiduría, sin que nada de eso que el humano “adulto” inventa
mancille su pureza.
– Es muy dulce los que has creado, –decía el Controlador de
Todo al tiempo que se le abrillantaban los ojos y se le enrojaban
las mejillas, expresando su más profundo sentimiento en un
tono susurrante a causa de la inmensa alegría que lo envolvía–.
– ¡Sí!, y sólo podrá vivirlo aquel que se sienta capaz de
soñarlo. –Advirtió nuevamente el Lucífero Soñador–. Y a
medida que abarquen nuevas Esferas, más completa será su
dicha; porque en cada Esfera, a medida que se elevan, más
honda y grande es la plenitud que se experimenta. De este
modo, al llegar a la máxima Paz, se halla la excelsa Esfera que
insufla a quien la encuentre con el Súmmun de la felicidad...
Estos son los mundos más buscados por los Sabios. –Agregó
algo impaciente la Luz Celeste–.
– Pero, ¿dónde se encuentran exactamente esos espléndidos
mundos, dulce amigo Creador?

el lucífero creador  75 
– Estos mundos están situados en una región oculta y
enmarañada, muy profunda y esotérica, se encuentran en el
Interior de la mente de los Seres Humanos.
Aquel que la descubre, no importa que deje de ser niño
físicamente, porque esas personas serán por dentro siempre
niños y esa visión los acompañará por el resto de sus días y de
toda la eternidad. Quienes conozcan esas regiones internas se
volverán seres de Luz y serán capaces de iluminar a otros.
– ¡Qué bellas cosas hay dentro de la mente!
– Y esto es poco aún, –confirmó el Lucífero–. Hay muchas
esferas más todavía, y te aseguro que son tan grandiosas como
las que te enseñé.
También están los planos Espirituales, que son justamente la
contrapartida de lo Material, pero ambos, son indiscutiblemente
necesarios para la existencia de todo lo manifestado; pues, uno
a otro se complementan como el espacio y las estrellas... porque
uno sin el otro no podrían ser. ¿De qué espacio hablaríamos sin
estrellas, y de qué estrellas sin espacio?
Lo lamentable, –dijo el Lucífero volviendo a recordar–, es
que muchos seres humanos quedarán atrapados en la parte
mental más “chata”, la más baja y decadente, porque carecerán
de la fuerza estimuladora para escalar hasta la cima de su propio
despertar. Y lo que impedirá su ascenso es la opresión que
ejercen sus propios descreimientos y sus faltas de objetivos
acordes a la existencia verdadera y esencial.
Los que pudiendo subir los primeros peldaños, se detendrán
alucinados por el amplio campo racional allí desenvuelto,
creyendo haber alcanzado lo culmine y trascendental, y es
precisamente esto lo que les impedirá explorar el resto que es la
inmensa infinitud de la Conciencia expandida.

Frunciendo el entrecejo; entornando lentamente los enormes


y pesados párpados hasta casi formar una línea, y levantando
76  el lucífero creador 
apenas ese bulto que tenía por nariz, preguntó el Controlador
de Todo preocupado por la suerte de estos Seres Humanos a
los que tanto amaba y de quienes se sentía responsable.
– ¿Crees acaso que algún día estas criaturas podrán descubrir
la verdad y desmantelar sus propios engaños e ilusión?
– No lo sé, esa es una esperanza que te tocará a Ti tenerla,
pequeña gran Naturaleza. –Dijo el lucerillo celeste desligándose
completamente de todo compromiso hacia lo que había creado,
y haciéndolo responsable exclusivamente al Controlador de
Todo, conminándolo a realizar su misión–.
– Entonces... sin lugar a dudas estaré ocupadísimo con esta
enorme tarea encomendada, –murmuró La Naturaleza, y el
Lucífero le respondió de manera afirmativa y a modo de
conclusión con una simple y casi silenciosa risa–.

Luego de un momento de reflexión en esto último, volvió a


preguntarle al Lucífero, lo siguiente:
– ¿Cuál crees que es la diferencia entre lo espiritual y lo
material que has proyectado?, porque si bien ambos existen
como Tú dices, el plano material es el que tendrán más presente
y así nunca lo trascenderán para encontrarse con el que no ven
a simple vista... te pregunto ¿cómo sabrán los Humanos que
existe algo más que lo material a lo que podrán atenerse, si no
lo pueden ver? –Cuestionó preocupado y aún más que antes,
por una respuesta que todavía no encontraba–.
– ¡Es que no se debe ver... se debe sentir!... Sólo es posible
percibirlos por medio de la intuición no a través de la razón.
Y si bien los dos planos son sumamente necesarios, no son
iguales. El Plano Espiritual corresponde al contenido, mientras
que el Plano Material es el contenedor.
Son como la SEMILLA y el FRUTO. El Fruto no podría
existir primero, antes que la Semilla, y la Semilla no tendría
razón de ser jamás, sin el Fruto después.

el lucífero creador  77 
Sin embargo, cuando proyecté y di a luz a la Semilla con mi
pensamiento, ésta fue Semilla sin que existiera tal Fruto... Nada
hubiese sido si no hubiera originado primeramente la Semilla.
La Semilla es la Esencia, es la fuente primordial e inmortal de
todo lo existente.
Con lo expresado me refiero directamente a la Vida...
principio fundamental de toda manifestación. –Destacó el
Lucífero y continuó diciendo–. Como ves, de alguna u otra
manera los dos Planos son mutuamente necesarios; lo mismo
sucede entre lo Esencial y las Formas. La Forma no podría ser
sin lo Esencial, y lo Esencial sin la Forma no tendría donde
reflejarse, y por lo tanto dejaría de ser de por sí, la Esencia de
algo.
De este mismo modo, también el ser humano precisa en su
justo equilibrio, alimentarse tanto del plano Terreno como del
plano Psíquico. Este es el IDEAL pensado..., proyectado...,
pero supongamos que el ser humano fuese extremista y sólo
atendiera su parte física y corporal, ese hombre, se tornaría
materialista e insustancial, perdería el sentido y la dirección
espiritual de su vida, y se volvería más allá de la máscara, un ser
vacío, amargo, muriéndose en vida, carente de conciencia
trascendental. En cambio, si se llenara sólo del plano Espiritual,
aún así, tal extremo jamás le haría perder la dicha, la claridad, la
paz y la visión de Vida eterna que amanece en las conciencias
despiertas.
Porque lo Espiritual es el sostén de lo Material y la base en
donde se asienta toda forma densa, ya que primeramente
originé la manifestación concreta pensando en lo Sutil y luego,
la Densifiqué, cual SEMILLA y FRUTO.
Ahora, dejemos de especular en todo esto, que en realidad
está todo muy bien tal como está... No nos preocupemos
innecesariamente.
...Debo marcharme. –Dijo abruptamente el Lucífero luego
de un prolongado suspiro y explicó serenamente–. Debo
78  el lucífero creador 
continuar con la búsqueda de ese logro final que alguna vez te
mencioné... ese Confín que tanto anhelo y no encuentro por
ningún lado.
El Controlador de Todo que no esperaba vivenciar tal
hecho, acostumbrado nuevamente a su compañía, se estremeció
al pensar en la soledad.
Dejó caer pesadamente su gigantesca cabezota hacia un
costado, y sin dejar de observar a la Luz Celeste que se
encontraba deslumbrando sobre su nube, abrió ampliamente
sus ojos y movió hacia arriba y abajo sus largas pestañas; más
luego de erizársele los escasos bigotes que tenía, dijo en un tono
apesadumbrado:
– Esto me entristece sobremanera. Hemos pasado juntos
tanto tiempo y tanto fue lo que estuvimos inmersos en esta
composición colosal que has creado, que ya había olvidado que
tendrías que marcharte.
– Debo realizar lo que he venido a hacer y Tú lo tuyo. Cada
cual tiene su propia misión. No tienes por qué preocuparte,
recuerda que algún día nos uniremos. –Dijo el niño de la Luz
Celeste en un tono firme pero amable–.
– Eso es precisamente lo que me mantiene alegre y me da la
suficiente fuerza para emprender lo que me corresponde según
mi rol de naturaleza. –Comentó el Controlador de Todo con un
cambio de expresión en su semblante al oír las palabras de su
maestro el Lucífero Creador–.
– También me alegra a mí oírte decir esto con tanta lucidez.
Gracias... pero antes de irme crearé algo más para entregárselo a
los Seres Humanos; algo sublime, algo que sea el resumen de
todas las Esferas, de todos los Planos y de las múltiples
expresiones de la Mente integral que les proporcioné. Algo que
sea Sagrado y Superior a todo lo ya se ha hecho hasta aquí para
los Seres Humanos; algo que puedan practicar los hombres y así
entenderme y entenderse mutuamente. Algo que en sí mismo
sea la síntesis de las tres mentes unificadas, y la síntesis de la
el lucífero creador  79 
relación existente entre la materia y el espíritu. Algo que sea la
trascendencia misma y el mayor sentido de la existencia
humana. Algo que haga de las mujeres y varones el valor más
precioso del universo.
Algo que al sentirse demuestre el verdadero significado de
cómo fue pensada toda esta manifestación de entidades y seres
cósmicos, por lo cual todos los seres son y...
– ¿Qué es?, ¿de qué se trata? hermoso Lucífero, dímelo de
una vez –interrumpió La Naturaleza muy exaltada e impaciente
por querer saber qué era esto tan sublime–.
– Eso me lo dirás Tú. –Inquirió la Luz.
– ¿Yo???... ¿Yo? ¡No sé! No se me ocurre nada. –Concluyó el
Controlador sorprendido por tal petición–.
Mira, para mí todo está hecho... Ahora sí que todo está
hecho. Qué más se podría pretender...
...¡Mucho ya has hecho!, –agregó y reflexionó dubitativo por
un momento y entonces preguntó suplicante–, ¿qué es lo que
falta impulsar?
– Suprema Naturaleza, dime, ¿qué notaste y percibiste en mí
en cada pensamiento, impulso y proyección? –Respondió la Luz
con otra pregunta a fin de oír la respuesta de la boca del propio
Controlador de Todo, y por eso indagó nuevamente–. ¿Qué
sentiste desprendiéndose de mí cuando te di a luz con el
pensamiento y luego, en todo momento, y ahora que te estoy
nombrando, qué sientes?...
¿Qué sientes querida amiga Naturaleza?

El Controlador de Todo titubeó unas palabras cortadas y


enrojeciendo un poco de emoción, exclamó a toda voz un
impetuoso sentimiento que le surgía desde las propias entrañas
y desde su alma pura:

– ¡Muchísimo Amor, amigo mío!... ¡Muchísimo AMOR!

80  el lucífero creador 
Dando el Lucífero una hermosa carcajada de satisfacción,
habló diciendo:
– Pues, entonces, eso es lo que les voy a conceder, y lo
superior a la razón será el Amor.
Por el motivo de que tu respuesta no contempla que viste en
mí mera creación, inteligencia, razón, mente o simple capacidad
para la realización, sino que lo que más apreciaste fue el amor...
ese AMOR que subyace en todos mis actos... entonces esto es
lo que voy a pensar para proyectar en los seres humanos, un
profundo Sentimiento Amoroso para que sean capaces de
amarse los unos a los otros y contar con el tesoro más grande
de la existencia.
El Amor será la mansión del que entienda, razone o
mentalice, porque la sabiduría de mi Esencia se encuentra en
convergencia con el AMOR verdadero; pues éste, nace de la
comprensión real de todas las cosas. Comprensión “directa” sin
especulación es a la que me estoy refiriendo al señalar el Amor,
porque realmente Comprende aquel que AMA... y nada tiene
que ver con ese amor idealizado o con aquel simple querer
posesivo o deseo fugaz, sino con el eterno y titánico AMOR.
Los ojos del Controlador de Todo mostraban una luz
achispada y después de un prolongado silencio a causa de la
inmensa emotividad, culminó diciendo el Lucífero lo siguiente:
– Ya debo irme...
Pero antes de que la Luz Celeste se marchase, se percató de
que el Controlador algo le ocultaba, que algo no se animaba a
decirle, entonces preguntó:
– ¿Qué es lo que te sucede, querido Controlador?, ¿estás
angustiado porque me marcho o es que además hay alguna otra
cosa?
Modestamente y con mucha humildad, el Controlador de
Todo respondió:

el lucífero creador  81 
– Sí, hay algo más... es sobre todo esto que has engendrado a
partir de tu pensar creativo...
– Bueno, ¿qué sucede?, dímelo por favor. –Insistió la Luz ya
que La Naturaleza se había quedado en silencio.
– Ya has hecho mucho por todos nosotros... no debo seguir
pretendiendo... –Comentó como arrepentido de haber sido tan
ingrato al pensar pedir algo más. Más luego sin reparo añadió:
– Pero...
– Dime. Dime de una vez.
– Es... es sobre tu luz. –Atinó a decir algo más.
El Lucífero que intuía lo que pasaba volvió a preguntar más
firme e insistentemente.
– ¿Qué sucede con mi Luz?
– Una parte de tu Luz me diste a mí, y... y...
Como el Lucífero comprendió que sólo por modestia y
humildad el Controlador no se animaba a hablar, prefirió ser él
quien terminara la frase.
– ¿Estás tratando de decirme que entregue también otra
parte de mi Luz a los seres humanos?, ¿es eso acaso lo que me
estás por proponer?...
– Sí... ¡Siiií!!!, ¡ese es mi anhelo! –Respondió la Naturaleza y
sus ojos brillaron con más intensidad al liberarse de semejante
peso que lo oprimía; y continuó diciendo:
– Quisiera que haya una Luz en ellos como la hay en mí...
algo ETERNO... para que algún día ellos también puedan
unirse contigo como lo haré yo.
– Eres muy bondadoso y generoso al pensar y querer para
los demás seres, se corresponde con tu don de Naturaleza que
se brinda a todos por igual. –Admiró orgulloso el Lucífero y
explicó:
– Te voy a confesar un secreto; mucho antes de darles
formato, ya les había entregado parte de mi Luz.

82  el lucífero creador 
– ¿Cómo es eso?, si no les sale por los ojos el reflejo de tu
Luz Celeste..., ¿dónde está que no puedo distinguir dicho
resplandor?, –planteó desconcertado–.
– Está en mí.
– No entiendo entonces, si les das una parte a ellos, ¿cómo
puede estar esa parte en Ti? –Preguntó el Controlador de Todo
aún más desconcertado todavía.
– Ya lo comprenderás...
Mientras el lucero se alejaba lentamente sobre su nube nívea,
el Controlador al tiempo que le brotaban lágrimas, preguntó:
– ¿Volverás?
– Tal vez...
– ¿Por dónde andarás?
– Estaré recorriendo el Espacio Interestelar...
– Entonces, que sea hasta el próximo encuentro... Y gracias
por todo, hermoso LUCÍFERO CREADOR...
Fue lo último que se oyó por las inmensidades del Cosmos y
quedó resonando por largo tiempo como ecos que iban
rebotando entre las constelaciones.

Sin prisa se marchó el Lucífero, pensando en si su obra ya


había llegado a su conclusión o si aún faltaba algo más que
proyectar. Así, ocupando la mente en ello se alejó, mientras el
Controlador quedó mirándolo inmóvil y llorando hasta verlo
desaparecer...

Navegando en su nube, el lucerillo comenzó a recorrer todo


el infinito espacio y tiempo, y se sorprendió muchísimo cuando
vio que todo estaba colosalmente evolucionado; pues, la forma
se había multiplicado y triplicado mucho más todavía de lo que
era antes, y proseguía aumentando millares de veces, al igual
que lo hacían su belleza y su grandeza. El espacio-tiempo se
había estirado enormemente, las galaxias se habían acrecentado
el lucífero creador  83 
en cantidad y la vida se había desparramado por cada rincón del
universo.

Ahí, en ese preciso instante, fue cuando comprendió en


realidad todo el tiempo que había estado ausente de la
existencia manifiesta, pensando y dando impulso y proyección a
todos aquellos otros MUNDOS, y también a...

LA INEXHAUSTIBLE PROLIFERACIÓN
DE
LA LUZ AMOROSA
INMERSA EN
LA VIDA.

84  el lucífero creador 
CAPITULO NUEVE

ANTE EL CAOS

el lucífero creador  85 
86  el lucífero creador
Continuaba el Lucífero todavía, después de mucho tiempo,
andando plácido sobre su nube y como un veloz cometa
recorría de extremo a extremo las interminables constelaciones,
atravesando por completo cada uno de sus contenedores de
agrupación y sus respectivos receptáculos. De vez en cuando se
detenía en algún planeta o en alguna forma extraña y bonita
donde descansaba de los tiempos siderales para luego retomar
su creativo y formidable viaje.

Cada galaxia, cada estrella, cada cúmulo de astros y cada


forma existente, poseía un encanto maravilloso que le era
totalmente particular, como ser, en algunos lugares existían
infinidades de nebulosas, algunas raramente compactas, otras
espumosas, gaseosas con indefinidas configuraciones y
deslumbrantes coloridos.
También, habían ciertos agrupamientos con formatos
espiralados, ovoidales, chatos, en línea y estriados, con muchas
tonalidades y completamente pálidos; algunos tan oscuros que
en el fondo del espacio figuraban invisibles. En otros lugares se
destacaban las nubes celestes, y otros sitios estaban colmados
de muchísimas luces resplandecientes; y a causa de los húmedos
polvos moleculares intergalácticos se originaban maravillosos y
sorprendentes matices, que daban lugar a cantidades enormes
de gigantescos y radiantes arcos iridiscentes y auroras celestiales
que como inmensos cortinados vestían al cosmos...
Otros ámbitos, en su más profundo y acabado silencio, se
encontraban visitados por la omnipresencia del primordial,
sagrado y supremo SONIDO del Origen, donde la melodiosa
armonía del casi otoñal Universo, del Principio y de la Vida, se
dejaba oír... ahora se podía oír con el corazón y la conciencia
plenamente despiertos.

el lucífero creador  87 
Desde cada átomo, desde cada partícula o manifestación, el
lucerillo, sin reparo alguno, se encaminaba a su respectivo cenit
no hallando nunca su final. Eso le traía a la memoria que
todavía andaba perdido por este vasto universo de múltiples
figuras, de atmósferas densas y de espacios puros, buscando sin
cesar en cada tramo al extraviado Confín de toda esta expansión
de entidades y seres sin límite, en donde se supone que hallaría
la respuesta acerca del modo de traspasar hacia el Otro Lado,
allí en donde encontraría a su queridísimo amigo el Anciano
Luz Naranja para poder hacerse Uno con la Unidad Esencial...

A raíz de esta causa, desplegó por todo el Cosmos, desde los


incansables pensamientos, incalculables objetos de todas las
formas imaginables y se divertía en hacerlos flotar sobre el
espacio impalpable; cada elemento parecía descansar sobre una
base sólida y segura debido a la propiedad con que el Lucífero
había dotado al airoso espacio en eterna expansión. Pero, a
pesar de sus geniales creaciones impulsadas a partir de la mente,
de tanto en tanto le saltaba en su conciencia el interrogante
acerca de ¿cuál sería la clave para hallar el Confín?...
Entraba hasta las profundidades de los átomos y llegaba
todavía mucho más lejos en su interior, y se desparramaba
cubriendo grandes grupos de millones de constelaciones a las
que cobijaba en un cálido abrazo; recorría una y otra vez el
micro y macrocosmos en toda su inmensidad... pero en cuanto
a distinguir algún atisbo de Confín, nada. No podía dar con él.

Así pasaron muchos eones de tiempo sideral, millones de


años, y la pequeña luz continuaba su recorrido pensando a cada
momento, ¿qué podía impulsar y en qué podría pensar para
concluir su camino y llegar hasta el Confín?, ¿qué faltaba crear
para terminar de una vez por todas con este increíble
desenvolvimiento evolutivo de infinita manifestación? Y se
88  el lucífero creador 
entristecía al no saber qué era lo que faltaba, pues, deducía que
estaba todo hecho y terminado, que ya estaba todo impulsado,
todo pensado, aunque aún se sintiese muy distanciado de aquel
apreciado límite en donde hallaría la sabiduría que le faltaba
asimilar.

Cierta vez el Lucífero se estacionó con su nube sobre un


relámpago espacial que surcaba el infinito cosmos en un simple
parpadeo, y posado allí expresó resueltamente:
– “Luz Naranja, querido amigo..., ¿dónde estás?... Sé que no
puedes oírme ni me puedes ver, del mismo modo que no puedo
verte yo a ti a causa de nuestros diferentes estados y de nuestras
distintas manifestaciones. Sin embargo, a pesar de ello te siento
como si estuvieras muy cerca, casi diría, dentro mío. Quiero,
aunque no puedas oírme, que sepas que si bien estoy rodeado
de todas estas maravillas me siento solo porque me faltas Tú.
Eres parte de mí y siento tu ausencia.
Quisiera también, aunque no puedas, que me ayudes a
encontrarte y a terminar todo esto que alguna vez he iniciado
porque no sé cómo completar”.

Se sintió un sonido característico producto del querer


retener un sollozo, y luego de un momento continuó hablando
a la inmensidad sin que nadie lo oyera:
– Estoy consciente de que ambos sabemos dónde estamos
cada uno, justamente, estamos cada uno del otro lado, pero no
podemos ni expresarlo ni demostrarlo ni hacer nada para
reencontrarnos. También sé que sentimos, desde luego, que en
donde estamos falta algo... ¡Lo que falta es el uno y el otro, mi
viejo amigo!, y a mí me corresponde llegar hasta ti; pero...
¿cómo haré?, –cuestionó el Lucífero al aire en un tono de
súplica–, es que ha pasado tantísimo tiempo y no deseo que esta
separación se transforme en algo eterno. Anhelo volver a Ti y
no encuentro el modo. ¿Qué debo hacer?
el lucífero creador  89 
Me has dicho que tendría que aprender por mis propios
medios y así lo hice, que tendría que emplear el discernimiento
y lo emplee todo lo mejor posible, y también me dijiste que no
me detuviera, que continuara con mi deber y con mi Misión,
que terminara con lo que he empezado; y ahora yo te
pregunto... ¿hasta cuándo y hasta dónde he de continuar?... ¿qué
me queda por completar?...
En ningún momento me olvidé de Ti...
... Todo lo hice para llegar hasta Ti

Mientras el Lucífero Pensador hablaba de esta manera al


amigo inaudible, no pudo contener más el llanto; así, las muchas
lagrimillas celestes brillaban flotando desparramadas en todo
aquel lugar. Con tierna y dulce voz, continuó diciendo:
– Hermoso anciano, hermana Luz Naranja... Te quiero...,
señálame el camino que conduzca a nuestro Sagrado Lugar, allí
dónde Nada es y lo es Todo...
Creo..., creo que aquí he terminado ya con todo, nada me
queda por pensar e impulsar, y, si no es así, entonces...
¿QUÉ HARÉ, QUÉ PUEDO DAR A LUZ?

Al mismísimo instante de haber exclamado esto apareció a lo


lejos una gran masa sólida, con dos resplandores como ojos que
resaltaban en la oscuridad de aquel fondo oscuro, la cual se le
iba acercando gradualmente al Lucífero. Al principio, aún
turbada la Luz Celeste por la congoja anterior, se inquietó,
luego distinguió que quién venía era otra vez el inconfundible
Controlador de Todo, La Naturaleza, montado sobre su nube.
El lucerillo se puso muy contento por el retorno de éste,
pero se sintió afligido al comprender que esto significaba que
aún había algo más que impulsar, que todavía tenía que seguir
marchando hacia el logro de un nuevo pensamiento creativo;
por lo tanto, seguiría perdido en toda esta creación sin
90  el lucífero creador 
encontrar a su amigo Luz Naranja que estaba aguardando más
allá del Confín del Cosmos.
Cuando por fin el Controlador de Todo llegó hasta su lado y
se detuvo, La Naturaleza y el Lucífero Pensador volvieron a
reencontrarse, entonces el enorme ser de uñas largas y escasos
bigotes fue el primero en hablar.
– ¡Hola Luz Celeste!, –expresó sumamente emocionado al
contemplar otra vez al Lucífero Creador–. Volví a oír esas
palabras mágicas y me trajeron nuevamente hasta Ti, amadísima
Luz, igual que antes. Ni bien las oí, inexplicablemente me
encontré otra vez ante tu presencia.
– Lo sé querido Controlador y me alegro de verte.
Sucede que debo seguir pensando e impulsando algo, pero
sinceramente... No puedo. Esta vez no sé qué pensar...
– Por mi parte lo cierto es que hace mucho tiempo que
esperaba verte, pues, esta vez sí sé lo que hace falta. Necesito
algo que no tengo, y algo muy importante.
Es muy probable que sea esto lo que aún queda por hacer y
completar. –Aseguró el Controlador de Todo–.
– ¡Bendita amiga Naturaleza!, –exclamó el Lucífero que le
había retornado la gloria de la maravillosa esperanza–. Dime
pronto eso que sabes que no posees o que te falta...
¿Qué se necesita impulsar? –Inquirió la Luz con evidente
agitación–.

Al preciso instante que La Naturaleza iba a contestar, justo


allí se transformó completamente su fisonomía y empalideció
de muerte tomando una forma sumamente triste, al mismo
tiempo que, de manera irrefrenable, le rodaban unos gotones de
luminosas y chispeantes lágrimas por la redondez de sus
mejillas.
Con voz quebrada por el dolor y extremadamente sensible y
suave a la vez, dijo a la Luz Celeste:

el lucífero creador  91 
– Lo que se requiere crear con urgencia es sabiduría para mí,
el conocimiento necesario para superar este terrible dolor que
me hiere profundamente, y así remediar las grandes penas que
tanto me causa la ignorancia que poseo al no saber el motivo
del por qué el esplendor de las cosas decae...
– Pero, ¿cuál es el motivo para que te aflijas tanto?, ¿qué es
lo qué está sucediendo que motiva semejante tormento? ¿Qué
cosa ha decaído?
– Es..., es que todo anda muy mal allí, terriblemente mal y no
poseo la suficiente sabiduría como para comprender ¿por qué
tiene que suceder?, ni tengo la claridad para entender ¿qué
pasa?...
– No entiendo nada. Explícate más claramente.
– Todo anda muy mal allí, muy mal... terriblemente mal.
– Pero, ¿por qué?, dime.

La Luz Celeste, inmensamente preocupada, inquirió con


vehemencia a La Naturaleza que, como siempre, tanto le
costaba explicarse e ir al núcleo de la cuestión.
– ¿Qué es lo que ocurre, pequeño Controlador de Todo?
¿Qué te pasa amigo mío?...
– Es a causa de..., el nombre con el que me llamas también
es el problema... porque soy el Controlador de Todo pero no
puedo controlar nada. Todo se me ha ido de las manos. Todo
está perdido.
– Pero, ¿por qué?, ¿qué es lo que está perdido?

Titubeando, dijo La Naturaleza acongojada:


– Todo se debe a causa de esos Seres Humanos que Tú has
pensado e impulsado..., es esa proyección que has creado la
responsable de todos los males.

92  el lucífero creador 
CAPITULO DIEZ

EL NUEVO HOMBRE

el lucífero creador  93 
Dibujo Nº 7
Autodestrucción - La Inconsciencia

94  el lucífero creador 
Ambos se quedaron por un buen rato en absorto silencio, y
sólo se oía el lloriqueo del gigante, aún niño.
Al ver la Luz Celeste que el Controlador de Todo lloraba sin
consuelo, envuelto en una sofocante angustia, le dijo:
– ¡Por favor!, no llores dulce Ser de corazón grande y tierno;
yo te daré toda la Sabiduría que requieras para comprender
aquellas cosas que por ignorancia, te duelen y te hacen sufrir.
Dime, cuéntame con más detalle todo lo que anda mal con
los Seres Humanos. –Encomendó el Lucífero aunque ya sabía
de que se trataba, porque era precisamente lo que él alguna vez
había recordado al pedirlo y tanto le había dolido–.
Si había algo que realmente sabía el Lucífero Creador era
precisamente esto que a continuación le contaría La Naturaleza,
porque se trataba de cuestiones que él ya las había visto
psíquicamente al proyectar a los seres humanos, y de algún
modo también ya lo había mencionado en los encuentros
anteriores, sólo que, como para el Controlador de Todo eran
todavía sucesos inexistentes, pasaron desapercibidos aquellos
comentarios del Lucífero. De todos modos, prestó suma
atención a las explicaciones e interpretación que La Naturaleza
daba a esos tristes acontecimientos.
– Hay algunas cosas, –comenzó diciendo el Controlador–,
que se fueron dando excelentemente a través del tiempo, como
por ejemplo, el avance del hombre en cuanto a la adaptación
con la vida y en cuanto a su Ser y el desenvolvimiento de su
potencial latente. En este sentido han progresado mucho en su
incipiente evolución. Los humanos han aprendido con bastante
precisión a manejarse temerosamente entre el desenvolvimiento
progresivo y la disolución que Tú has creado en todos los
aspectos de la materia y formas conocidas. Han hecho
demasiado con sus pequeñas manos y capacidades limitadas,
pero hay algo que no se desarrolla armoniosamente. Diría,
mejor dicho, que se desarrolla de manera caótica.
el lucífero creador  95 
Es como una tensión que existe entre quienes utilizan su
potencial y se esfuerzan por el crecimiento colectivo, por la
continuidad de la especie y preservan la integridad de la vida, y,
por otro lado, entre quienes a su vez, yerran en la comprensión
de los principios básicos de la existencia, convirtiéndolo todo
en degradación, martirio y aniquilación. No les interesa el
porvenir ni el dramático destino que imponen a las futuras
generaciones.
Mi temor principal se establece a partir de la siguiente duda:
¿Quiénes serán beneficiados por la preservación?... ¿los que
yerran y se inclinan hacia la destrucción o los que aciertan en su
conducta y se identifican con lo constructivo?... ¿Cuáles de estas
dos tendencias prevalecerán o es que ambas desaparecerán?...
¿Por cuánto tiempo más podrán seguir enfrentándose con estos
comportamientos tan antagónicos mientras la vida es destruida?
Por otro lado, también están aquellos seres humanos que
han conocido muchos de tus Secretos pero aún no han sabido,
en su mayoría, que son parte de Tú Proyección; por el
contrario, siguen persiguiendo a tientas otras causas y otras
respuestas. Hay quienes se han lanzado tanto a desplegarse por
el espacio para descubrir nuevos horizontes como a incursionar
e indagar su ser interno, buscando incansablemente en ambos
mundos, la soñada respuesta sobre el interrogante existencial:
“¿qué es todo esto?”, “¿de dónde venimos?”, “¿quiénes
somos?”, “¿hacia dónde vamos?”. Pero lo más complicado de
esta cuestión radica, básicamente, en que son apenas unos
pocos los individuos que actúan y obran con claridad y total
discernimiento, porque la mayor parte de la humanidad está
atrapada en la enfermiza codicia descontrolada y en la
desmedida ambición materialista que lleva a la discriminación,
provocando con ello sombríos periodos catastróficos y
circunstancias nefastas que se ciernen amenazantes sobre la
civilización. En este período evolutivo tiene una gran incidencia
96  el lucífero creador 
el apego materialista el cual ha infectado incluso a la que alguna
vez fuera una hermosa proclividad espiritual, haciendo que el
campo de la religión sea también una cuestión netamente
materialista repleta de intereses. En este momento todo es
materialismo en su más amplia definición.
A través de toda la historia humana se han surcado
profundas sendas de sangre que hasta ahora llevan sin haber
podido jamás sobre ellas reconstruir. Las cuales nunca pudieron
remendar..., heridas que siguen sin cicatrizar... Ya sea por
cuestiones de fe, por diferencias religiosas, por creencias
filosóficas, por esquemas políticos, por intereses económicos,
por cuestiones raciales o por diferencias de nivel social, todo es
una excusa altamente calificada para entrar en guerra, invadir y
destruirse mutuamente.
– Pero, concordemos que las acciones equivocadas y los
desaciertos no deberían ser considerados definitivamente como
hechos inexorables irreversibles en tanto y en cuanto estos
sirvan como experiencia para no volver a cometer los mismos
errores. –Interrumpió el Lucífero–.
– Correcto, estoy de acuerdo. –Concordó el Controlador de
Todo, y su voz sonaba jadeante y muy pesimista–, pero el caso
es que son repetidas las veces que la humanidad recae en el
mismo error y siempre están cometiendo las mismas
atrocidades; y tal vez sean distintas las caídas en cuanto a que
cada vez son en escenarios más sofisticados, pero siempre son
las mismas. Y el daño suele ser irreversible y acumulativo. El
planeta mismo y su ecosistema están heridos de muerte.
Una buena parte de la humanidad se anima a luchar de
forma individual por el logro de una verdadera manera de vida,
más armoniosa y digna, mejor para algunos, por eso, aun así,
siguen siendo decisiones particulares que excluye lo colectivo; y
son muy pocos los que se alzaron sobre estos propósitos
individuales proclamando una visión que se adecue al conjunto
de los seres humanos sin establecer diferencias ni divisiones, sin
el lucífero creador  97 
exclusiones ni discriminación. De todos modos, aún así, nos
demuestra el pasado histórico que por la ignorancia de las
mayorías siempre fueron estos individuos aislados brutalmente
acallados, porque no es lícito reclamar equidad para el mundo
entero, aunque sí ven muy bien y aceptan la lucha de clases en
todo el mundo, entre las comunidades, entre las culturas y
patrocinan el atropello para lograr el predominio de unos sobre
otros.
Pocos se esmeran para amalgamar un entendimiento pleno
acerca de una mejor convivencia entre las sociedades o por el
logro de una paz duradera para revertir lo que ellos mismo han
corrompido; y entre los pocos que comprendieron el verdadero
significado de una posible realidad equilibrada y armoniosa para
todos, muchos se aferran y se basan sólo en meras teorías,
complejas tesis impracticables, especulaciones sobre lo que ellos
mismo fabrican y pretender imponer, cosa que terminan siendo
más de lo mismo pero bajo distinta denominación.
Hay quienes creen e inculcan que la guerra es el medio para
conseguir una paz relativa y que es el método más eficaz por el
que se controla la sobrepoblación... Otros, en esta misma
sintonía, opinan que hay que dar muerte para sobrevivir y así se
destruyen y mutuamente se matan. E incluso están también
aquellas políticas que se enriquecen a partir de las guerras sobre
las que basan el desarrollo económico de algunos países.
– Pero, ¿qué clase de Paz buscan a través de este medio si
justamente es así como la destruyen? –Volvió a interrumpir el
Lucífero en un tono alarmante–.
– No lo saben, –concluyó el Controlador de Todo–, sólo
gritan y pelean por una paz que casi ninguno obtuvo ni sintió
alguna vez en su vida.

Hubo un momento de dramático silencio y continuó


diciendo La Naturaleza en un tono de plena congoja:

98  el lucífero creador 
– Me encantaría mostrarles a los seres humanos una
auténtica Paz por la que se determine la Realeza de la Vida.
Quisiera enseñarles a todos los seres cómo lograr esa
maravillosa Paz. Pero..., ¿cómo podré hacerlo si yo tampoco
entiendo eso de la Paz ni la puedo sentir de modo alguno?...
– En vano te preocupas por mostrar la Paz; porque “no se
puede ver en lo externo más que como un reflejo de lo
interno”.
Si cada humano no logra individualmente su propia paz,
difícilmente podrá saber lo que en realidad ES, cuanto menos
verla expresada en el ámbito colectivo, y así jamás dejarán de
existir guerras, violencia y toda clase de atrocidades y atentados
contra la propia vida.
Quien esté consigo mismo en paz, lo estará también con el
resto de la humanidad. Quien alberga en su corazón rencor,
desquite, crueldad y resentimiento, en resumen, quien esté en
batalla consigo mismo, lo estará en mayor medida también con
los demás, y lo que éste podría ofrecer a los hombres sólo sería
odio, venganza e inhumana hostilidad.
Para que exista la Paz plena y duradera entre todos los seres,
primero cada uno tendrá que vencerse a sí mismo para realizar
la Paz interior.
– Suena muy idealista y abstracto lo que dices para lo que es
la peculiar naturaleza de los seres humanos. –Interrumpió esta
vez La Naturaleza, casi inconscientemente de haber querido
expresar tal pensamiento, pero es que se le había escapado un
sentimiento desde lo más profundo de sus entrañas–.
– Claro, ahora soy yo el que está de acuerdo con lo que
dices, –afirmó el Lucífero, y el tono de su voz parecía abatido,
pero luego de un suspiro prosiguió diciendo–, entonces, ¿por
qué se sorprenden por algo tan natural como lo es el incesante
vaivén que ondula entre la guerra y la paz?

el lucífero creador  99 
Surgió una pausa prolongada y luego retomando el tono de
voz original, siguió explicando el Lucífero Pensador:
– Es necesario alcanzar ese abstracto ideal. De otra manera,
sólo se lograrán relativos períodos de paz, momentáneos y
fugaces, y los seres humanos serán sorprendidos una y otra vez
por la crueldad y la matanza, hasta que algún día sea demasiado
tarde para encausar los desastres ocasionados... De qué sirve
actuar pacíficamente si por dentro se desarrolla un campo de
batalla sangrienta..., ten por seguro que tarde o temprano esa
violencia interna se manifestará en lo externo; y recuérdalo
siempre: “no interesa la cáscara de las cosas más que para cubrir
su contenido que en sí es lo primordial”. Si el contenido está
estancado, por más que se decore hermosamente al contenedor,
todo se descompone.
En cambio, si por dentro se encuentra encendida la firme
flama del Fuego Eterno de la Conciencia, no importa con qué la
cubras, con qué la tapes o con qué la enmascares, las llamaradas
de este Fuego consumirán siempre todo eso que se le imponga
como cáscara, para poder expresarse a todo el mundo tal como
es en su realidad substancial. Del mismo modo sucede con todo
aquello que está encendido y se lo esconde, ya que más tarde o
más temprano arderá y se pondrá de manifiesto, y si se trata de
conciencia lo que se guarda en el interior, entonces cuando se
revele iluminará a quien la tenga y a todos cuantos estén a su
alrededor.
– Entonces, podría decirse... –dijo el Controlador–, que todo
depende de la “mecha” que elijamos para que arda en nuestro
interior.
– ¡Eso es lo que hace rato pretendo explicarte! –Agregó la
Luz en un fugaz centelleo y continuó diciendo–, la Paz, es el
estado en que se desvanece toda preocupación, todo interés e
intención individualista, y es el estado por el cual el hombre se
siente parte de la UNIDAD, fusionado en una estrecha
100  el lucífero creador 
conexión con el Universo entero y con la NATURALEZA a la
cual pertenecen absolutamente todas las entidades y formas
manifiestas... pero, más allá de esto, lo más trascendental de
todo sucede porque el ser humano se siente en Paz consigo
mismo...
– Es muy hermosa la Paz, –asintió el Controlador de Todo
convencido por sí mismo de la magnificencia de la Paz que
hasta este momento se le había estado escapando, y lo dijo con
una pequeña mueca de sonrisa que muy pronto se esfumó de su
semblante que volvió a opacarse otra vez–.
Mientras inclinaba lentamente la cabeza hacia delante y
entornaba sus gigantescos párpados, traslucía tenuemente por
entre sus largas pestañas curvadas hacia adentro unos ojos sin
brillo que se encontraban profundamente apenados, levantó
entonces sus delicados hombros y una expresión de tristeza se
apoderó de su rostro. De este modo, sumergido en este estado
de absoluta languidez emocional, esbozó casi un quebradizo
susurro:
– Sigo pensando aún, que se trata de algo muy distante e
inaprensible esa Paz que señalas.
– ¿Qué es lo que se te sigue escapando, tierna Naturaleza?
– Es que si antes me parecía inalcanzable, ahora... ahora no
sé qué pensar. Cómo entenderán esa Paz interna, ese sublime
desarrollo personal y ese estado de tanta pureza, y cómo podrán
extenderlo al conjunto de las sociedades si los hombres están
tan ocupados en alimentar ese odio visceral que entre ellos
existe, cuando en los casos más leves, de mayor disimulo, aún
existe la “simple indiferencia”; por lo tanto, es muy difícil de
establecer la comprensión, de lograr que impere la tolerancia y
prevalezca el amor...
Hay entre ellos quienes se complacen generando pánico y
confusión colectiva, ¿cómo voy a enseñarles a ellos la Paz
interior?...

el lucífero creador  101 
– No es necesario que enseñes la Paz masivamente.
Recuerda que la Paz, no es para todos sino para aquellos pocos
que están capacitados para sentirla, y estos aptos, no necesitarán
más enseñanza que su propia experiencia.
Hay quienes se inclinan por hacer el bien y hay quienes por
el mal; están los que bajo cualquier circunstancia eligen siempre
la paz y también están los que, aunque se pueda evitar, están
siempre del lado de la guerra.
– Es muy triste que suceda esto. –Sentenció la Naturaleza
mientras se enterraba en el amargo recuerdo–.
Acoplándose este sentimiento tétrico, también recordó en
voz alta la Luz Celeste, diciendo: – Aunque los seres humanos
ocupan apenas un minúsculo parpadeo a lo largo de toda mi
eterna proyección que he impulsado mediante el pensamiento
creativo, es en ellos en donde deposité la mayor atención...

Abstraído aún en sus propios recuerdos, prosiguió diciendo


el Controlador de Todo:
– Los seres humanos se dividen por cosas que llaman razas,
condiciones sociales, posiciones, situaciones; naciendo de éstas
divisiones la falta de convivencia, el escaso entendimiento, la
arrogante ingratitud, la horrenda discriminación y la infinita
competencia destructiva... competencia que no consiste en
superarse a sí mismo, sino, en vencer a los demás al costo que
fuera.
Así se desesperan por llegar al poder y se codician sus bienes
y pertenencias, envidiándose unos a otros se enfrentan y se
deshonran. Ansiando ser mejores, en el sentido de creerse
superiores y hasta invulnerables, se persiguen, se torturan y se
aniquilan entre ellos.
La humanidad se halla en estos momentos dentro de un
remolino de vicio generalizado, que va desde lo mental a lo
físico, y que en cada generación empeora más y más. Están
102  el lucífero creador 
sumergidos en el defecto que ellos mismo han fomentado. La
completa ignorancia con respecto a cómo deberían vivir para
ser felices, los aproxima paulatinamente al caos total y a la más
inexorable extinción. Es como una locura colectiva desatada
que se dirige hacia el abismo de su propia decadencia.
Envueltos en el atrofiado ego y aunque no se den cuenta, se
hunden en la más absoluta desolación, se lastiman y sufren, se
hacen daño con actos y palabras hiriendo profundamente los
sentimientos, atrapados en esas emociones que todavía no han
aprendido a dominar y encauzar.
En este preciso momento histórico social que están
experimentando, hasta el más bueno rasguña para mantenerse
en pie...
Se olvidaron tanto, que ya ni siquiera saben que todas las
formas y criaturas existentes provienen del mismo lugar... de la
UNIDAD ESENCIAL.
Cada cual cree que su figura es algo especial, importante y
única; de este modo la protegen con sumo cuidado. Pero al
destruir a las otras formas no recuerdan que ellas también, al
igual que ellos mismos, protegen sus propias estructuras porque
las consideran importantes y únicas.
Se olvidaron que aunque tengan diferentes apariencias, todas
las formas son iguales en esencia, porque todas son
engendradas por la misma Naturaleza.
Pero..., nada de esto interesa, –dijo el Controlador a causa de
un pensamiento que en su mente había aparecido de manera
repentina–. Sin importarles en lo más mínimo, destruyen toda la
creación... Y lo que más me mortifica, es que al hacerlo algunos
sienten regocijo o algún tipo de satisfacción.
Llaman deporte a la caza, a la pesca y a la matanza de seres
inofensivos, cuando no son más que asesinatos camuflados de
entretenimiento. Sienten gozo por el sufrimiento de otros seres,
a los que mutilan o atacan salvajemente.

el lucífero creador  103 
Es que están tan aburridos con sus penosas vidas que no
saben qué hacer con su tiempo, por eso inventan día a día
trampas más despiadadas y mortales, y cada vez más aparatos
diabólicos para la diversión.
– Algún día, –interrumpió la Luz Celeste–, escúchame bien,
algún día, por medio del inexorable destino y por la inalterable
Ley de Causalidad, ellos también caerán en las mismas trampas
que inventaron; trampas que humanos a humanos colocarán...
De todas maneras, aunque sea paradójico, te aseguro que no
es maldad lo que impulsa a los seres humanos a cometer tales
actos. Tú mismo lo has dicho: “se olvidaron”... “no saben”...
ves, querido amigo, que no es maldad el generador de tales
atrocidades, no es malicia la causa que motiva a cometer esos
actos desalmados... sino que se trata de: IGNORANCIA, pura
ignorancia...
Aunque se hagan fotografiar con los pescados más enromes
o cuelguen en las paredes de sus hogares las embalsamadas
cabezas de sus víctimas o se feliciten por destruir la mayor
cantidad de selvas y adquieran las mejores condecoraciones al
exterminar en sus guerras un gran número de seres humanos y
aunque contaminen al planeta entero, y por más que a pesar de
todo esto se sientan sumamente satisfechos y crean ser
hombres talentosos... “Hombres” con mayúscula..., no dejarán
jamás de ser ellos las principales víctimas de su profunda
ignorancia. No imaginan ni remotamente que hasta el más
simple de los gusanillos, si pudiera hablar como ellos lo hacen,
gritaría en una santa imploración: “No me maten, no me maten
¡por favor!, quiero vivir, quiero seguir existiendo..., ¡no quiero
morir!”. El gusanillo desea mucho cuidar y mantener su forma
como cada uno de los seres humanos lo pretende, lo mismo
sucede con las plantas y con todos los seres. Pero los seres
humanos no lo saben, lo olvidaron... Y esto es lo que debes
enseñarles, amiga Naturaleza... porque tienen que recordarlo.
104  el lucífero creador 
Sin preguntar La Naturaleza: “pero, ¿cómo enseñarles?”,
continuó con el relato de lo que estaba aconteciendo allí en el
planeta Tierra, sin imaginar que el Lucífero ya lo sabía todo.
– Es irónico, pero todos ellos, los humanos, son al mismo
tiempo comedores y comidos...
Comedores porque devoran a los seres que no desean ser
engullidos. Y por el hecho de que crean monstruosos inventos
antinaturales que atentan contra la vida, denominándolos
“moderna tecnología”, terminan siendo comidos.
Hacen que sus víctimas, las demás criaturas “comestibles”,
engorden artificialmente o que su procreación sea muchísimas
veces más acelerada y en mayor cantidad de lo natural a través
de métodos degradantes y perjudiciales. Luego se las mata
despiadadamente con nuevas técnicas en comparación con las
primitivas, llamando a esto... avance y progreso.
Todo muy bien pensado para la alimentación de la
humanidad que no sabe que sólo ingiere su propio veneno.
¿Cómo enseñarles a tener piedad?, –preguntó, ahora sí, el
Controlador de Todo–, si ejecutan a los seres por el sólo lujo de
poseer la piel más suave y escasa, por lucir sus cueros y adornar
sus casas con sus huesos tallados.
En lo profundo de mí se clava el dolor cuando aniquilan un
ave al volar, por el simple motivo de que les ofrece cierta
sensación agradable el verla desde el aire caer ya sin vida...
Quienes pretenden a través de la razón y de la lógica tener
piedad y los que intentan a través de los sentimientos algo
contaminados por los que no son piadosos, también tener
piedad, preservan a estas criaturas obligando a los cazadores a
portar una licencia para una matanza limitada y restringidos
asesinatos... pero “necesarios al fin”, llamando a esto “caza
controlada”, y así están vaciando los océanos y los bosques de
toda vida.

el lucífero creador  105 
Otros, con estos mismos motivos “salvadores” enclaustran a
estos animales en grandes cárceles que llaman zoológicos, así,
simulan piedad diciendo que de esta manera se protege la
supervivencia de la especie, sin mostrar que es sólo el
encubrimiento de otros intereses.
Así es como privan de libertad a los seres sensibles; y parece
que se divierten proclamando que éstas son medidas serias,
importantes para la estructura social, sin reflexionar en el
sufrimiento que están ocasionando a otras especies...
Es tanto lo que se equivocan, que hasta interfieren con la
Naturaleza, con la gran Mente, la Omnipotente que no se puede
modificar. Es decir, Contigo y Conmigo.
Quieren cambiarnos, aunque saben que es imposible. Están
decididos a bloquearnos de alguna manera. Por eso no entiendo
lo que les pasa.
Es tal la osadía de querer cambiar la naturaleza de las cosas,
que de manera inexorable están adentrándose en la pesadilla de
la autodestrucción.
– Todo desequilibrio y desajuste recaerá sobre ellos..., esto
no lo podrán evitar.
– Claro, y esto es lo que ya está sucediendo..., caminan con
pasos ciegos en busca de mayores conocimientos; juegan con
petardos nucleares y esconden en la tierra los desperdicios de
los productos radiactivos. Inyectan tóxicos sobre todo lo que
esté a su alcance, y así contaminan al medio ambiente y a ellos
mismos; sueñan con dominar las mareas, los climas, las
estaciones... la materia misma, pero en todos los casos por
medio de la violación de leyes y sus principios.
Intentan escapar del tiempo; quieren controlar el nacimiento
y la muerte..., la Mente y la Vida, siempre a través de métodos
inadecuados y no para ayudarlos en su desenvolvimiento, sino
para socavarlos y horadarlos hasta el quebranto.

106  el lucífero creador 
Muchos de los que investigan en esto, saben de antemano
que gran cantidad de tales “experimentos e inventos” serán en
el futuro el producto de catastróficos cataclismos, de horrendos
apocalipsis. Pero igual siguen adelante sin inmutarse, porque
estos se excusan a sí mismo y entre ellos argumentando la
importancia del “progreso”, y la realidad es que en intimidad
dicen: “nada nos interesa lo que vaya a pasar en el futuro; y no
nos importa porque para cuando algunas de estas cosas
sucedan, ni mis hijos, ni mis nietos, estarán con vida en esta
tierra. Ya para entonces, ninguno de nosotros estaremos, así,
¿por qué preocuparnos?”. Por lo tanto concluyen: “que se
arreglen quienes tengan que vivir bajo el yugo de aquellas
nuevas circunstancias”...
En conclusión, todo anda muy mal allí, –dijo agotada La
Naturaleza después de tanto hablar, como si fuera lo último que
estaba dispuesta a decir–.

– Me parece que también habría que reconocer que gracias a


muchos de sus experimentos e investigaciones, y, básicamente,
debido a su espíritu siempre inquieto, han logrado descubrir
satisfactoriamente, condiciones mejoradas para la vida del ser
humano en la tierra... Tampoco hay que desmerecer su esfuerzo
en buscar otras alternativas. –Dijo al fin el Lucífero Creador y
añadió–, esta situación debe ser observada desde todos los
puntos de vista antes de concluir algo definitivo.
– Claro, sí, sí, por supuesto... –Respondió el Controlador
con una evidente aceptación pesimista y una afirmación nada
convincente. Y sin saber por qué, se sentía decepcionado–.
– Gracias a los errores de muchos, descubren lo más
indicado algunos pocos. Es cuestión de prueba y error. –Agregó
la Luz–.
– Así es... –Asintió La naturaleza con un resoplido que se
extendió por millones de kilómetros a la redonda.
el lucífero creador  107 
Hubo un momento de absoluto silencio. Quizás ese
momento duró apenas unos pocos años, aunque para el
Lucífero y el Controlador se trataba apenas de breves segundos.
El lucerillo, hilando sus pensamientos con lo último que
había estado relatando la Naturaleza acerca de los futuros
incidentes, dijo de improviso:
– Pero, no todos deben opinar igual, ¿o sí?
– No, ¡seguro que no! ¿Sabes qué dicen los que no son los
protagonistas del caos y los que no interfieren cuando algún
desastre inesperado sucede?... ¿Sabes qué?...
– ¿Qué?...
– “Señor, Señor... ¿Por qué nos haces esto; qué te hemos
hecho para que nos causes tanto mal? ¿Por qué Señor sucede
esto?... acaso, ¿eres injusto?, ¿acaso te has olvidado de
nosotros?, ¿por qué nos has abandonado?”. Esto es lo que
dicen y opinan refiriéndose a Ti como el causante de todos los
males... Para muchos eres Tú el mayor y único responsable de
cuanto acontece en la tierra y sucede a los seres humanos.
– Es que no comprenden nada, –aseguró el Lucífero–. Son
obcecados y están envueltos en una Ilusión, por eso es que no
logran ver con claridad cuál es la realidad que los oprime.
– Ya lo sé que no comprenden, no es ninguna novedad, esto
es algo por demás obvio. –Y en el colmo del angustioso
recuerdo siguió detallando el Controlador–, toda la tierra está
constantemente bañada en un sufrimiento constante; en todo
momento siempre hay lugares donde se están produciendo
muertes causadas y donde hay gente doliente, y multitudes de
seres sufrientes clamando sin interrupción en un gemido de
dolor, la angustia a la que están todos sometidos, es la misma
que hace tiempo a mí me recubre por el motivo de no entender
el por qué de todo esto. ¿Por qué pasa esto?
– Sucede porque simplemente desconocen; porque no hay
conciencia; porque el peor de todos los defectos, la ignorancia,
108  el lucífero creador 
se ha apoderado de ellos. Van sin rumbo... no saben de dónde
es que vienen ni adónde es que van. Pero la principal causa de
todo esto, es la mente que les he otorgado... esa mente es la que
se ha desequilibrado.
Del mismo modo que ocurre cuando se toca el fuego que se
siente calor, sucede también cuando se toca el hielo polar, que
se siente frío; porque no te olvides, ambos queman por igual.
Así, de esta misma manera es este poder de la mente empleado
tanto para el bien como para el mal. Es similar a la quemadura...
siempre deja una marca...
Esta mente particular de la especie Humana, más allá de la
otra Mente Universal que rige sobre todo y sobre todos, que en
sí misma es Perfecta, Una y sin parangón, podemos decir que la
de los humanos posee una cierta dualidad, pues, esta mente se
corroe o se perfecciona según los pensamientos que habiten en
ella y por los que dentro de ella se fabriquen y se procesen. Por
lo tanto, basta únicamente la calidad de los pensamientos que la
conformen para que se definan las actitudes, el comportamiento
y el futuro de la humanidad.
En este momento, sucede que a causa de esta mente
atrofiada, los hombres se abusan de todo cuanto hay. Se trata
de una mente que aún no ha evolucionado del todo, porque se
encuentra en vía de Despertar.
– Pero, ¿por qué no les has dado esta mente “Particular” a
todas las criaturas existentes? –Preguntó el Controlador como
buscando una solución a través de la paridad igualitaria–.
– Porque a cada una le he dado otro elemento y otra función
en particular; algo especial y acorde para desempeñar su misión
conforme al Gran PLAN que quedó establecido por mí y
regido por la Mente Universal de la Esencia Primordial, que a
su vez se encuentra fundamentado en el Orden de la Existencia.
Además, ¿te imaginas si a las diversas criaturas también les
hubieras dado una mente “Particular” con la posibilidad de la
dualidad, en el sentido de perfecto e imperfecto?... el Hombre,
el lucífero creador  109 
aquel en que deposité los Mundos Celestiales, hoy estaría
corriendo un grave peligro, aún, mucho mayor del que está
ocasionándose él mismo por sí solo.
– Pero entonces, ¿qué puedo hacer por ellos?...
– Pues, nada. No tienes que hacer nada. Tú no contralas
nada aunque te llames el Controlador de Todo, ya lo sabes,
porque en definitiva eres La Naturaleza que todo lo regula sin
regular nada, todo lo ajusta sin ajustar, de tal manera que todo
lo controlas sin controlar... ¿comprendes? Todo lo que hagan y
todo lo que luego suceda, serán sus propias consecuencias. Es
algo irremediable; no se puede evitar que cada uno forje su
propio camino. Yo les he dado los instrumentos necesarios y
los vehículos adecuados para proceder a favor o en contra de la
evolución, y aún así, suceda lo que sea, siempre será evolución,
aun la involución; todo lo demás, depende exclusivamente de
ellos. Tú sólo debes preocuparte y ocuparte por presentarles
todo lo dispuesto, y por mantener viva la “esperanza” de que
algún día se liberen del autoengaño y puedan realizar el
propósito de sus existencias.
– ¿No será ésta una pequeña esperanza?, –insinuó de manera
irónico La Naturaleza, dando como un descanso mental a esa
conversación un tanto angustiosa.

Luego de un tiempo retomó la acción en sus pensamientos y


prosiguió diciendo: – Entre ellos hay quienes se esmeran por la
comprensión y trabajan por la sociabilidad, y están quienes
predican que saben cuál es el sentido de la vida. De este modo,
algunos dicen que es conveniente comportarse bien porque
cuando los cuerpos de las personas mueran, según sean sus
actos buenos o malos durante el período de sus existencias,
éstos serán castigados en el infierno o recompensados en el
cielo. Así los intimidan a actuar correctamente. También hay
otros seres humanos que publican que si se obra bien, en
futuras vidas se lograrán...
110  el lucífero creador 
–¡No, no! –Interrumpió la Luz en un tono sonriente pero sin
dubitación–. De ningún modo, ¿qué broma es esa? Cuando
llega el momento de la transición y entonces el ser humano
desencarna... todo perece. Tanto los cuerpos como los actos, la
mente y su pasado, los sentidos y los deseos terminan; nada de
ello va a ningún lado, ni nada de eso vuelve a renacer. Lo único
que es Eterno en ellos, es mi Luz... Y aunque es de ellos, es mía,
¿entiendes?
– No...
– ¿No? Mira, mi Luz no posee ni maldad ni bondad, no es
buena ni mala, ella simplemente ES. Ella es pura y los humanos
no la pueden manchar, ni con sus actos, ni con sus errores o
con sus pensamientos distorsionados. Ni siquiera pueden
mejorarla con sus peculiares preparaciones o adiestramientos
religiosos. Los pensamientos son sólo parte de la mente y del
corazón, los cuales perecen... Apréndelo y acéptalo: las formas,
los cuerpos, la mente y todo lo que puede considerarse dentro
de la escala material, hasta la forma de actuar, preceden de los
efectos que irradian los elementos químicos que yo cree; por tal
motivo, las formas y entidades pueden procrearse a sí mismas
por la mera “combinación” del orden de las medidas de tales
elementos. Pero a mi Luz, no la puede ni afectar, ni mucho
menos recrear los muchos “experimentos” que los humanos
hagan; porque Ella no es engendro de ningún tipo de
compuesto químico...
Así como la luz sale de mí, así vuelve; sin ninguna clase de
modificación. No evoluciona ni involuciona, no crece ni
decrece, se mantiene por siempre igual porque es parte de lo
esencial... es esencia pura. Por lo tanto..., ¿quién entonces podrá
juzgarla por lo que no puede ser juzgada, o quién podrá
sentenciarla a algún sitio de reclusión eterna?... ¿a cuál otro
lugar podría ir Ella?, si nunca salió de mí.

el lucífero creador  111 
Mi Luz, lo único Eterno en los seres humanos, no padece de
ninguna afección ni puede imprimírsele ninguna clase de
modificación; ella no se extingue jamás y sólo cambia de
manifestación cuando pasa a Ser en última instancia, lo que en
Origen Yo Era, Soy y Seré... la Morada Suprema de la Esencia
Primordial.
El Controlador de Todo quedó boquiabierto olvidándose de
su consternación, y después de un momento dijo:
– La última vez que nos vimos, la anterior a ésta, me has
dicho que algún día entendería todo lo que atañe a la Luz. Y
debo aclararte que todavía no te comprendo bien porque aún
no interpreto del todo su manifestación y constitución... Creo
que ésta es una buena oportunidad para que puedas
explicármelo. ¿Es acaso esa especie de Luz tuya a la que los
humanos denominan Alma?...
– Sí, sí lo es... –Dijo el Lucífero Pensador satisfecho al oír la
pregunta que inconscientemente hace rato deseaba responder–.
Mientras el lucerillo explicaba y enseñaba, el semblante del
Controlador de Todo se iba transformando en admiración y sus
ojos recobraban aquel brillo que se había opacado. Y el
Lucífero, más entusiasmado, siguió explicando lo siguiente:
– Aparentemente, mi Luz sale de mí para esconderse detrás
de todas las entidades y formas; pero en verdad, jamás Luz
alguna se desprendió de mí. Es sólo la percepción de los
hombres lo que les hace creer que cada uno de ellos posee una
Luz propia exclusiva e individual, que consideran suya y propia,
capaz de trasladarse luego del inexistente cuerpo, que puede
reencarnar o ir a parar a un cielo o a un infierno de manera
indefinida. Pero lo cierto es que no existe en mi Luz la
multiplicidad, ella sólo es Una y no muchas como suele creerse;
porque es la Unidad, aunque las percepciones sobre ella sean
millones. Mi Luz es Una para todas las manifestaciones, es la
misma para todas las formas y para todas las entidades de la
112  el lucífero creador 
Existencia, se expresa en millones de manifestaciones pero en
esencia sigue siendo UNA, una sola, una unidad indivisible sin
fraccionamiento.
Es como un reflejo que estando en mí, se vislumbra en todas
las cosas. Pero la Luz sigue estando en mí y proyectándose
desde mí hacia todo.
No existe en ella lo bueno ni lo malo, ni lo feo o lo lindo, ni
el nacimiento ni la muerte. Ella no posee ni méritos ni
desméritos... Ella es vida Única, Sublime y Eterna.
– Creo que estoy comenzando a comprender algo... Pero,
digamos, si el Alma, digo, tu Luz, a pesar de estar en los seres
humanos está en Ti, significa que no existe otra porción; ¿cómo
entonces hay personas que hablan de hogares lejanos para la
Luz, a los cuales llaman por ejemplo el paraíso o la dimensión
de Dios?
– Bien dices, si la Luz parece estar en las formas pero en
realidad está en mí, ¿cómo puede moverse e ir de un lado a
otro?, ¿quién la podría atrapar y limitar?, ¿quién la podría
castigar o premiar?, ¿a dónde va a ir y en dónde se detendrá?
El Cielo y el Infierno, sólo existen en las mentes de los seres
humanos y de ellos depende vivir en uno o en el otro... No
debes lamentarte por todo lo que está allí sucediendo; aquello
malo que pasa, es lo que originaron los hombres que prefirieron
vivir como réprobos en el peor de los estados infernales,
configurado a partir de la distorsión mental en la que se
anegaron.

El Controlador de Todo asintió con un leve movimiento de


su cabeza más un gesto que no denotaba felicidad alguna.
Luego de unos fugaces instantes exclamó el Lucífero junto a
una risa optimista:
– ¡Alégrate Hermosa Naturaleza!, ¡alégrate amiga mía!,
porque aunque sean menos, también están entre ellos los que
prefirieron vivir en su glorioso firmamento Celestial...
el lucífero creador  113 
Al verse reflejado en el rostro del Controlador, una mezcla
de tristeza con alguna mueca de una oculta sonrisa, continuó el
Lucífero con su reflexión sobre lo comentado por los seres
humanos, pues, todo lo sabía.
– Ya sé que hay personas que con respecto al buen proceder,
aseguran que el hombre en pos de la perfección y de su auto
mejoramiento personal, entre nacimiento y muerte y luego de
interminables vidas, logra al fin la correcta auto-Realización e
Iluminación. Consiguiendo de esta manera quitarse los grillos
con los que estaba anclado a la materia, y así, su Alma se libera
para llegar hasta mí, que a su vez soy rotulado como paraíso o
nirvana o como el gran estacionamiento del alma. Comprende
niño Controlador... en la tierra están todos estos hombres que
por creer en mí predican el Amor, la Comprensión, la Paz, la
Verdad, la Justicia, diciendo que los seres humanos de mal
actuar y de errado comportamiento, luego de muertos sus
cuerpos o después de la transición, sus almas serán castigadas y
atormentadas a suplicios eternos. Si estos hombres que creen en
mí inculcan esto, entonces, qué queda para los que nada saben
sobre la verdad, para los que nada entienden acerca de ser
comprensivos, para los que están llenos de odio, venganza, y se
burlan de todo cuanto existe rebajando y despreciando los
misterios existenciales más profundos, desconociendo por
completo mi esencia primaria y Divina. ¿Cómo entonces...,
estos hombres no van a imponer sus propias injusticias con más
rigor con que la promueven los otros en sus sagradas escrituras
afirmando que castigo y condeno?, ¿cómo?... si ya, de alguna
manera, tienen el ejemplo del castigo en aquellos que predican
que Yo descargo mi ira, y en aquellos que intentan practicar mi
presunta “santidad” corrompiendo la verdad substancial.
Pero entiende amigo Controlador de Todo, ¿cómo puedo
dar castigo para aquello que así he impulsado y proyectado?...
¡Te pregunto, Naturaleza!... ¿No te parece ridículo?...
114  el lucífero creador 
¡Yo he impulsado mentalmente la posibilidad de que existan
tanto el bien como el mal!... Y otra vez te pregunto, ¿cómo
puedo ahora condenar al mal?, si él a sí mismo se condena
perjudicándose y autodestruyéndose; el mal se oprime a sí
mismo y se dicta su propia sentencia, el mal es en sí el castigo.
¿Qué necesidad hay de que yo intervenga? El sólo poseer el
mal, ya es una maldición... porque su único camino es ciego y
conduce al abismo del oscuro fin.
Es que ignorando las consecuencias graves que acarrea el
propio mal, esos hombres “santos” trataron de asustar a la
humanidad para que ésta se sintiera obligada a actuar bien o de
una determinada manera según las conveniencias e intereses.
Pero semejante actitud sigue siendo parte de la lamentable
ignorancia; tal vez, hubiesen evitado predicar esas demenciales
teorías si hubieran sabido que con todos esos engaños estarían
contribuyendo a una mayor confusión y colaborando con las
más grandes matanzas que azotaron a los seres humanos a lo
largo de su historia, en el intento enfermizo de “enderezar” al
hombre.
Yo no intervengo como dicen, ni en sus políticas, ni en sus
culturas. Ni como intermediario en sus guerras, ni como factor
de suerte en sus particulares ambiciones de sus individuales
existencias. Yo no intervengo en nada. Yo no les doy cuando
piden porque ya les he dado todo y está todo a su disposición,
ni tampoco soy el causante de las bendiciones cuando se sienten
afortunados. Todo está al alcance de sus manos, el Amor, la
Conciencia, la Paz, y en un punto somos lo mismo, porque
tanto su Luz como la mía son una sola y la misma proviene de
aquel estado supremo y trascendental de la Unidad Esencial
donde en algún momento todos nos fusionaremos como
estábamos antes de que todo el universo se manifestara.
Por el camino que tomaron jamás comprenderán en qué es
lo que verdaderamente Yo Intervengo. –Viendo que al decir
el lucífero creador  115 
esto La Naturaleza comenzaba nuevamente a ponerse pálida, le
aclaró–, pero Tú no te lamentes Controlador de Todo, porque
la verdad es que siempre sucede lo que tiene que suceder, ya
que todo está como tiene que estar. Nada está fuera del sentido
supremo de la unidad esencial. Todo retornará alguna vez a su
estado original.

El Controlador se quedó unos instantes en silencio,


meditando en esto último que la Luz dijo, a fin de nunca
olvidarse.
Luego de un tiempo prorrumpió la quietud del espacio con
nuevas preguntas.
– Dime amiga Luz, ¿por qué has impulsado la posibilidad de
que tu Resplandor esté detrás de las formas?, ¿por qué no la
dejaste allí, en Ti, ya que ahí es en dónde en realidad se
encuentra?
– Porque existen ciertas personalidades con la suficiente
SENSIBILIDAD para alcanzar a captar que existe algo más allá
de toda la apariencia material que reviste a la forma, y algunos
saben y otros intuyen que existe la esencia de todo lo que se
representa y se expresa; y, no me gustaría que al traspasar lo
aparente se encontrasen con nada, sino que, por el contrario, he
preferido que aquellas personas que trascendieran toda Forma
me vieran a mí... a mi LUZ...
– ¡Fantástico! –Dijo el Controlador maravillado e iluminado,
y un poco exaltado agregó–, pero entonces, ¿qué sentido tiene
la Forma?... ¿Por qué no has dejado sólo lo esencial, tu Luz?
– Porque también están aquellos hombres, que no querrán
llegar a ver mi Luz nunca; y durante todo el transcurso de la
ilimitada duración que tengan sus respectivas materializaciones,
no hallarán mi Luz, de manera que no me conocerán, pero al
menos podrán ver en las infinitas formas proyectadas la
PRUEBA REAL de que Yo Existo... Porque todas las
manifestaciones demuestran que Yo Soy el generador de los
116  el lucífero creador 
pensamientos que las impulsó a manifestarse..., todo demuestra
que, sin duda alguna, detrás de la forma existe la esencia del
Orden Inteligente de la Existencia.
Porque al mismo tiempo Soy la Esencia y las Formas...

– ¿No hubiera sido más fácil hacer que todos los seres te
conozcan a Ti de una misma manera?... es decir, a tu Esencia
como el Todo y a tu Luz como el Origen Supremo. ¿Por qué
no hiciste posible que todos pudieran conocer del mismo modo
la esencia de tu existencia o el por qué de la forma y el por qué
de Ti, y el de ellos? ¿Por qué no lo hiciste así para que no haya
ningún problema?... –Interrogó el Controlador de Todo que se
hallaba más colmado de preguntas que de respuestas–.
El tono de su voz destacaba que todo podría haber sido
mucho más fácil desde su perspectiva, pues su criterio estaba
motivado por una cierta ingenua sencillez, ya que si de él
hubiera dependido, todo el dilema de la existencia lo habría
simplificado en la homogeneidad.
– Todo depende de ellos. –Replicó el Lucífero, y el tono en
que se expresaba destilaba el peculiar sentido de que aún
resultaba mucho más sencillo de lo que parecía–. Si quieren
pueden conocer y entenderlo todo. No hay problema, lo
esencial está allí presente para ser captado por todo el mundo.
No los hice conociendo todas las cosas, sino que les di la
posibilidad para que a través de su despertar, lograsen descubrir
la realidad de todo cuanto hay y del inmenso potencial que
tienen a su disposición.
¡Sí!, es así de simple, sólo si lo anhelan profundamente en su
conciencia y corazón lo descubrirán. Y este anhelo no debe ser
a nivel intelectual o teórico, sino más bien práctico. Pues, éste
es por el único medio que se obtiene tal Realización.
A medida que vivencien nuevos planos y perciban las otras
esferas interdimensionales, conocerán y experimentarán una
felicidad distinta, diferente a la que estén acostumbrados a
el lucífero creador  117 
sentir. Esto les dará la suficiente certeza de que existe algo más
trascendente, y también les dará la fuerza para continuar
escalando la montaña de la V ida en busca de su cima, y
madurarán la esperanza y las ansias de lograr una vida más
plena y llevadera, una conciencia plena e integral.
Conforme avancen según el grado de evolución espiritual
que hayan desarrollado y en el nivel de comprensión en cual se
encuentren cuando superen sus propios esquemas fallidos, y
puedan sobreponerse a las estructuras desviadas auto impuestas,
a las inútiles concepciones discriminatorias que ellos mismos se
han forjado a través de los siglos... y cuando conozcan las
nuevas esferas de actividad psíquica, lograrán formas de vida
más correctas, más naturales y armoniosas. De esto se trata la
verdadera evolución.
Aquel que llegue a lo último, a conocerme en esencia, es
decir, a contemplarse a sí mismo en toda su plenitud...
experimentará la cúspide de la realización y, será tal su dicha y
felicidad, que no cabrá en el universo entero.
Al despertar en el ser humano el verdadero sentido de la
vida y de lo existencial, y al comprender con exactitud lo que en
realidad Es y Son todas las cosas subliminalmente, comenzará a
brillar en ellos el profundo sentimiento de sentirse en Paz
consigo mismo y de sentirse Uno con el Universo, ya que ésta
es la sagrada meta de toda especie... Y esta Meta es, no mirar las
cosas sólo desde afuera en sus apariencias, no verse al margen
de lo natural por creerse aparte e independiente, sino, verse
integrado como un componente más de la Naturaleza, porque
eso es lo que son: “simplemente NATURALEZA”.

Pero, aún ensimismado en las dudas generadas por el mismo


sufrimiento de haber estado observando por mucho tiempo
sólo la parte más negativa de los seres humanos, dijo el
Controlador de Todo:

118  el lucífero creador 
– Resulta muy difícil para los hombres llegar a encontrar ese
camino de Paz en la Unidad, pues se hallan todos divididos,
entre sí y cada uno en su interior. Cada cual dice a su modo algo
distinto al otro, siguiendo la reacción inconsciente de sus
propias identificaciones, y al predicarlo con vehemencia muchas
otras personas se adhieren a esas teorías cerradas y limitadas, a
veces extrañas tendencias, fanáticas, dogmáticas, ciegas, que se
encuentran completamente alejadas de lo natural.
Cada cual anda por su lado, confundido y extraviado. Entre
los que te desconocen, se han instaurado miles de rutas distintas
a seguir; entre los que te aman y perciben tu Esencia, anhelan
llegar hasta Ti, pero también ellos han organizado diferentes
senderos a transitar. Ellos mismos los han inventado pero te lo
atribuyen a Ti.
Todos están divididos según sus pensamientos, y aunque
aspiran a lo mismo, se enfrentan unos contra otros a causas de
sus ideas.
Sus únicas preocupaciones son luchar y pelearse para
demostrar que lo que “opina” cada uno es lo verdadero y no
aquello que consideran los demás.
Entre los que buscan conocerte y aseguran que te conocen,
claman distintos argumentos; unos dicen que sólo existe una
manera de amarte, y así predican ciertas técnicas por las que se
te puede llegar a conocer. Otros expresan que es distinto el
modo más natural de llegar hasta Ti, y lo difunden para que se
practique en todo el mundo.
Algunos inculcan y promueven un camino al que denominan
único, diciendo que tan sólo a través de él se te puede alcanzar y
conocer. Otros dicen que estos están equivocados, y señalan a
su vez otras maneras, tratando de imponerle a la humanidad la
creencia de que han descubierto un nuevo método por el que se
puede lograr la absoluta y real verdad.

el lucífero creador  119 
Algunos hablan de tener fe en ciertas creencias, otros hablan
de devoción hacia ciertas imágenes, santos o dioses, divinidades
e iluminados, otros hablan del conocimiento, otros del cultivo
personal, otros de prácticas y ejercicios. Hasta están también
quienes sobrevaloran la auto-represión y estiman como un
medio para hallarte la mortificación o el sacrifico o el castigo
auto infringido. Otros, al mismo tiempo, aseguran conocer el
medio más exacto para llegar hasta Ti, ya que aseguran que Tú
se lo revelaste personalmente a sus lejanos antepasados en el
origen de los tiempos, y que justamente les entregaste fórmulas
sagradas para poder restablecer la unión contigo.
De esta manera, hay muchísimas personas que están
tratando de imponer una ideología diferente, y todos discuten y
se pelean a causa de esa humana fantasía. Unos a otros se
acusan de ignorantes. Y según el peso convincente de sus
teorías, conforma la cantidad de seguidores que tendrán.
Pero, ¿quién está diciendo la Verdad... todos a su manera o
ninguno?... Es lo que desde hace mucho tiempo me estoy
planteando.
A todo esto, aún hay algo peor que se desliza de manera
subterránea... es que encima de que la mayoría de los hombres
andan tan confundidos y divididos por la apabullante variedad
de conceptos y teorías que se ofertan, se suman además los que
terminan por decir que no creen en nada. Aquí es cuando se
desmoralizan diciendo que se han vuelto ateos, por lo que
afirman que Tú no existes, que no hay Esencia alguna y que
nada trasciende la Materia, que el Espíritu es una ilusión, y que
el Cosmos no surge de un Orden Inteligente Superior sino de la
mera casualidad y el azar. Aquí es cuando se apartan de la
verdadera Naturaleza interior y se alejan irremediablemente de
la Conciencia expansiva que atraviesa la Existencia para dar con
la Unidad de la Esencia.

120  el lucífero creador 
Unos a otros se dicen estar errados en el modo de encarar y
asumir la verdad que pregonan, y cada cual sostiene que lo que
argumenta es la realidad de lo que existe y la última verdad.
Algunos dicen que todas las entidades están sometidas al
impulso de tu pensamiento; otros creen que todo está bajo el
poder de tus leyes, y allí me involucran a mí, diciendo que la
naturaleza es responsable de todo, que todo lo “controla”; y
algunos otros enseñan que hay que temerte y temblar ante la
imagen temeraria que te han prefabricado. Además, también
están los que suelen decir que son los elegidos por Ti, los
especiales, los iluminados, los bendecidos por Dios, y por
supuesto están los que dicen que Tú estás e intervienes en todo;
están los que aún te buscan y te esperan, los que te rezan cada
día, los que niegan rotundamente tu existencia, y por otro lado
los cobardes que por ignorancia y por su discípulo el temor, se
animan al menos a decir: “Hay que creer en algo”... estos que al
final son seres más descreídos que los propios ateos o que
aquellos que empecinadamente te rechazan...
¿Cómo te podrán conocer los seres humanos y llegar a la
gloria del reencuentro y la felicidad con tu Esencia, si están tan
divididos tanto afuera como adentro?, ésta es mi gran duda...
¿cómo?, ¿cómo podrán lograrlo?
Cada cual se mueve en una dirección diferente diciendo que
la suya es la que conduce a la comunión con Dios, y lo más
lamentable, como ya te he explicado antes, es que la mayoría de
ellos, justamente los que se autodenominan grandes religiosos,
no les interesa realizarte en absoluto, no les preocupa alcanzar
la meta de encontrarte, ni se esfuerzan por descubrir o
comprobar si aquello que predican es real; tampoco se molestan
por intentar saber cómo avanzar hacia el esplendor de la
Conciencia Despierta, sino que, prefieren competir sus actuales
ideas con las de otros, para “convencer” a los demás de que
ellos tienen la “razón”. Sólo buscan insaciablemente el cómo
el lucífero creador  121 
poder jactarse y vanagloriarse a sí mismos. La “competitividad
religiosa” es lo único que saben hacer.
Sus mínimas y máximas preocupaciones recaen en cómo
conquistar la mayor cantidad de personas que les sea posible en
el tiempo más breve que puedan hacerlo, para que sus propias
organizaciones alcancen un nivel jerárquico en cuanto al
reconocimiento popular y aceptación estatal y popular, y para
sentirse egoístamente superiores a las demás organizaciones
religiosas, diciendo: “la mía es superior”. De esta manera luchan
por el único motivo de vencer a quienes piensan diferente; e
irónicamente, le llaman hermanos a esos a quienes tratan de
sojuzgar mediante sus particulares creencias y dogmas, y no
cejan con su proselitismo hasta convertirlos en fanáticos
fundamentalistas.
Pero al fin, todas estas falsas doctrinas desembocan en un
inexorable desencuentro por el que mutuamente se terminan
dando la espalda; la mayoría de las veces creen y se dicen con
arrogancia: “Lo que yo sigo es verdadero y es lo mejor. Lo que
yo sigo es lo auténtico, y es lo único que hay que seguir para
alcanzar el propio bienestar”, “los que no siguen este camino
están perdidos”. En sus teorías se jactan de fraternizar, pero en
los hechos se dividen y discriminan por sus creencias religiosas.
Pocos son los que se dedican a amarte de verdad y pueden
hacerlo incondicionalmente, o sea, en el real sentido de lo que
esto significa e implica, en cuanto a la aceptación total de la
verdadera Naturaleza de la Esencia que subyace detrás de todas
las apariencias. Lo cierto es que la mayoría de los seres
humanos están demasiado ocupados levantando sus inventadas
banderas, sus propios nombres, emblemas, caprichos y antojos,
procurando imponer a los demás que sus postulados son los
más privilegiados como ningún otro podría serlo jamás...
– Son necesarios los ideales en los seres humanos y a partir
de ellos conformar ideologías acordes, y, desde ya, también es
importante seguirlos y vivir de acuerdo con ellos. –Dijo el
122  el lucífero creador 
Lucífero Creador y agregó–, es necesario representarlos de
alguna manera en particular, lo más honestamente posible, y
desde luego, compartirlos y enseñarlos a otros seres humanos
que puedan pensar de la misma manera. Claro que, tontamente
se enredan en divisiones y peleas por las formas aparentes de
estas interpretaciones en vez de integrarlas y enriquecerse con
todas; neciamente discuten los hombres por nimiedades cuando
cada esquema responde de alguna manera a un aspecto de la
verdad total. Todo está naturalmente integrado en una única
realidad, y cuando Despierten a esta Unidad indivisible, sabrán
apreciar la síntesis del Conocimiento Universal plasmado en
cada expresión, y en todas ellas en su conjunto. –Explicaba el
Lucífero Pensador en un tono calmo y seguro, a fin de que cada
palabra penetrara en La Naturaleza como una especie de
bálsamo tranquilizador que le envolviera la centralidad a su ser,
y le proporcionara un mayor Conocimiento con el propósito de
disipar la abrumada confusión que los hombres habían
infundido en el Controlador de Todo–. El quid en cuestión es
bien simple, –prosiguió diciendo el Lucífero–, estas entidades
vivas capaces de madurar cierto grado de autoconciencia no son
más que seres humanos, simples seres humanos, y no dioses
como te los imaginas. Son mortales con falencias y virtudes que
están atravesando recién los primeros eslabones evolutivos de
una cadena infinita. Todavía no han desarrollado el tercer
cerebro, y sólo llegaron a desenvolver hasta ahora a la segunda
mente, y aún sin completar. Por eso es necesario comprender la
raíz de sus vicios y equivocaciones, que se irán resolviendo
conforme sigan evolucionando.
Y aún su escaso desarrollo, no existe ninguna diferencia
entre ellos y yo, que me consideran Todopoderoso. La Esencia
es la misma. Los hombres y yo somos lo mismo, sin embargo,
muchos reniegan de esto porque todavía no se han dado cuenta,
mientras que otros sí lo han comenzado a reconocer en la
profundidad de su conciencia. Incluso, aquellos que aparentan
el lucífero creador  123 
ser los más espirituales y religiosos y no aceptan que somos lo
mismo, son en realidad parte de mí. Entre la humanidad y yo
no hay diferencia; en un punto nos reencontramos, en un cierto
estado nos fusionamos, porque en una dimensión somos uno
solo. También son uno contigo, porque no están separados de
la naturaleza aunque algunos presuman de independencia.
Todos somos uno.
En esta cuestión estriba todo el problema, precisamente, en
no percatarse de la unidad esencial, pero cuando desarrollen la
tercera mente y esos dones especiales que se encuentran
adormecidos, finalmente lo reconocerán. En ese momento
comprenderán la Esencia de todo lo manifiesto. Sólo hay que
darles tiempo y esperar.
De todos modos, aunque somos lo mismo, lo irreconocible
es lo que hace a las disconformidades y a las discordancias.
Las religiones las originaron los seres humanos y no yo... las
teorías son de ellos, no mías.
Bien dices, los más religiosos o espiritualistas me proclaman
poderoso y el creador de todo cuanto existe, el observador, la
causa primera, el dador de todo bien, y me llaman de mil
maneras más. Dicen que como perfecto hacedor conformé
todo cuanto se desenvuelve dentro de la esfera que hace a la
vivencia humana, y cada uno arguye que hice las cosas
exactamente de la manera cómo las tenía que hacer. Lo saben
muy bien pero sólo en teoría, e hipócritamente en los
momentos que más les conviene, cuando precisan ayuda o están
por morir. Lo mencionan de la boca hacia afuera porque en la
práctica, en la vida diaria, demuestran todo lo contrario debido
a su impulsiva forma de actuar y sus equivocados procederes y
pensamientos.
No reconocen que si lo hubiese querido los podría haber
creado de tal manera que todos fuesen iguales, que todos
creyeran lo mismo, que todos tuviesen una sola religión, o que
me conociesen a través de un único camino o de una misma
124  el lucífero creador 
manera, por medio de un solo método específico. Si así lo
hubiese querido, pensado e impulsado, todos tendrían un
mismo idioma de comunicación, un solo dialecto, un mismo
modo de ser, de pensar y de actuar... sólo tendría que haberlo
pensado e impulsado para que así fuese.
¡Pero no!, jamás se me pasó por la mente crear ni proyectar
semejante aberración. Es que no entienden... ¡los hice LIBRES!
de lo contrario hubiera creado máquinas como las que fabrican
ellos en vez de seres humanos.
Los hice Libres, para que cada uno por la posibilidad que a sí
mismo se procure mediante su propio libre albedrío me
conozca en esencia, más allá de las envolturas externas que
como máscaras y apariencias superficiales ocultan la Unidad
Sublime de la que estamos hechos. Esto hace que ningún
camino sea verdadero o falso, porque cada Ser que lo intente de
corazón, sea cual fuera la forma y el camino que tome, me
encontrará y me conocerá en esencia.
Poco importa la pomposidad de las estructuras más que para
el agrado del ojo. Lo que sí es cardinal e imperioso, es la actitud
interior que se tenga, nada más. Pues, si la actitud interna que
cada quien cultive es sincera y auténtica, se alcanza entonces mi
Esencia. Este es todo el misterio y secreto de la Existencia, y no
es necesario discutir o pelearse para demostrar quién de todos
está en lo cierto o quien está más acertado.
Ahora bien, si el objetivo es la mera demostración de cuál
representación es la más linda y atractiva para querer significar
que es superior a otras representaciones, basándose en escalas
de valores corrompidos por los intereses mezquinos personales,
entonces, ¿para qué ponerme a mí como meta si sus objetivos
son otros? Este es precisamente el mayor desequilibrio y la
mayor enfermedad: “Encubrir otros propósitos egoístas detrás
de una simulada espiritualidad”.

el lucífero creador  125 
Es inútil discutir por qué clase de sistema se me descubre o
por qué camino se me ama más, olvidándose de amarme y
descubrirme en esencia.
Justamente, por no querer reconocer que los pensé libres
para que sean libres sin límite alguno, no podrán evitar el
enmarañado proceso conflictivo que ellos mismos generaron
para conocerse a sí mismos y conocerme a mí. Han elegido la
forma más difícil de llegar hasta mí.
Inventan caminos o pautas artificiales a seguir y me lo
atribuyen a mí, responsabilizándome de habérselos enseñado en
la tierra en los orígenes del mundo. Pero así, de esta manera
jamás comprenderán lo que en verdad quise hacer... Yo no
enseñé nada ni transmití nada, simplemente los hice libres.
Junto con las tres mentes que impulsé, y que aún están en
proceso de evolución, las cuales irán desarrollándose a su
debido tiempo conforme a la evolución de otras entidades y
fuerzas paralelas, podría haber pensado, si lo hubiese querido,
en la posibilidad de desarrollar la capacidad de que los
pensamientos y las funciones mentales estuviesen al máximo
nivel posible desde el mismo nacimiento. Pero, como es sabido,
muchos morirán habiendo apenas percibido una pequeña
fracción del gran potencial latente que acunan en su interior.
Junto con las Esferas, Planos y Dimensiones podría haber
pensado, si lo hubiese querido, en la probabilidad de que todos
los seres humanos viviesen su existencia conociéndolos e
interactuando con ellos de modo permanente. Sin embargo,
muchos seres humanos ni siquiera llegarán a enterarse de su
existencia, cuanto menos de su entera realeza multifacética e
interdimensional.
Es que tan sólo pensé en la posibilidad de que puedan
conocerlos por su propia decisión y convicción, y no como algo
impuesto, ya que entonces carecería de mérito. La virtud de
conocer la Esencia es enteramente humana. Por eso es que,
126  el lucífero creador 
aunque teniendo esta oportunidad, es un hecho que para
muchos seres estas Esferas y Planos se encontrarán ocultos, casi
irreales y no los descubrirán, al menos, a lo largo de varios
ciclos de vidas consecutivas. También podría haber proyectado
que no murieran jamás, y de hecho no mueren, sólo sus cuerpos
fallecen pero no sus almas. Asimismo, son sus cuerpos y
mentes las que evolucionan, pero no sus almas. El reflejo Uno
que hace a las muchas almas entra en cuerpos cada vez más
evolucionados para experimentar la conciencia desde otra
perspectiva cada vez más amplia. Y las almas no tienen ego ni
personalidad, porque estamos hablando de una sola, de una sola
Luz, de una Unidad esencial indivisible, por eso no se aplica la
teoría de la reencarnación ni la de la transmigración de las
almas, ni la de las almas confinadas en el infierno o recluidas en
el paraíso. Sólo es mi Luz la que se proyecta desde mí para
volver a mí, y juntos retornar a la Unidad Esencial.
Todo esto es parte de la libertad, porque el alma es libre,
absolutamente libre, y a tal punto lo es que jamás podría estar
encadenada a un cuerpo mortal y a una mente transitoria, ni
siquiera temporalmente.
No he creado a los seres humanos como siendo ya
conocedores de la Esencia, con la conciencia expandida,
despiertos e iluminados, si bien me hubiera resultado tan
sencillo y simple como todo lo demás que he impulsado en esta
INTELIGENTE COMPOSICIÓN EXISTENCIAL. Pero no,
no los hice ya evolucionados ni acabados, y el motivo de esto es
a causa de la Libertad que pensé e impulsé.
En realidad, lo único que hice fue proyectar la Libertad de la
conciencia, porque todo lo demás deriva de esto ajustándose a
los patrones inviolables de la Naturaleza original. Más aún
todavía, la Libertad de la conciencia expansiva está dotada con
la capacidad de trascender a su propia existencia como
identidad individuada, hasta este punto llega su libertad. Así,
libres como son, sólo ellos deciden si han de entregarse sin
el lucífero creador  127 
resistencia para conocer y realizar la Unidad Esencial detrás de
todo parámetro y condicionamiento.
Les entregué lo más preciado y elevado que tengo para
ofrecerles, les di el Amor, y sin embargo, no todos son
amadores. Aunque, vuelvo a decirte, si lo hubiese querido, los
podría haber hecho a todos así, sin excepción, para que todos
amen intensamente. Pero los hice Libres, tanto, que sólo podrá
amar realmente aquel que comprenda, anhele y sienta su propia
Libertad. Son libres de amar o no, y quien no ame se lo perderá,
y aquel que ame ganará mucho porque ganará lo más preciado y
elevado que les he brindado.
– Es... es ma... ¡maravilloso!, –tartamudeó La Naturaleza–.
– Es que has visto y oído demasiadas cosas confusas en este
último período junto a los seres humanos, y es mucho lo que te
han perturbado; pero ahora ya sabes, ya tienes el conocimiento
de cómo son las cosas en realidad, en su más íntima esencia, así
que no debes olvidarlo... Si hubiese querido podría haberlos
creado a todos Amadores, Conocedores, Buenos, Perfectos,
Conscientes, Iluminados más todas esas otras cualidades que
nosotros dos hubiésemos preferido que fueran. ¡Pero no!, son
Libres, porque en definitiva, este es el mayor don que pueda
brindársele a toda entidad proyectada.
Y, por lo tanto, como desconocen que aquello que algunos
tratan de imponer como reglas a los demás seres humanos, y
particularmente a quienes no las aceptan, lo podría haber
impulsado con sólo pensarlo y lo podría haber establecido entre
ellos de modo natural con sólo haberlo querido proyectar con
mi pensamiento creador, se privan de la Libertad que les he
regalado. No están fijos a ningún esquema, no están limitados a
ninguna condición... aunque ellos prefieran por el momento
fijarse a ciertos esquemas preestablecidos.
– Pero, –interrumpió La Naturaleza–, sigue habiendo una
confusión a mi parecer, pues tú dices que no los pensaste de
una determinada manera, que los impulsaste Libres, pero ellos
128  el lucífero creador 
afirman que fueron creados de acuerdo a tu imagen y
semejanza... ¿cómo es esto realmente? ¿Son o no son creados
los seres humanos exactamente a tu imagen y semejanza?
– ¡¿A mí imagen y semejanza?!... –Respondió preguntando y
exclamando al mismo tiempo el Lucífero Creador–. ¡Claro!, la
única imagen y semejanza que he proyectado es la Luz que he
impulsado con mi pensamiento creativo. La Luz que nos
impregna a todos es igual y semejante en todos. Y ella no se
esconde solamente detrás de las formas humanas, sino también
detrás de toda expresión manifestada en la Existencia, de cada
entidad, de cada ser, de cada forma, todo lo que existe lleva
impregnado en sus profundidades esta Luz esencial. Por lo
tanto, sería más exacto afirmar que están hechos a IMAGEN Y
SEMEJANZA DE LA LUZ, que es el espíritu intrínseco en
toda forma.
Y puesto que la concentración primaria de la Luz se halla en
mí y en el Otro Lado que se encuentra más allá del Confín del
Cosmos donde está la Esencia Primordial de la Luz, y, al mismo
tiempo, el resplandor de esta Luz está en los seres humanos, y
por ser yo el impulsor de tales formaciones... surge eso que ellos
llaman Imagen y Semejanza, que en realidad constituye la
identidad básicas de todas las entidades. Esta es la cuestión, que
en definitiva, somos lo mismo. Esencialmente somos lo mismo
y espiritualmente somos Uno.
Querido amigo Controlador, la Imagen y la Semejanza de los
seres humanos, es sólo en relación a mi Luz... que tampoco es
mi Luz, sino que es La Luz, sólo La Luz. Y esta Luz es la
posibilidad de Eternidad, de Inmortalidad, de fusión consciente
con lo infinito que les he obsequiado, más bien, compartido. Es
la parte de mí que está en ellos, y está en todo los seres, y está
también en Ti, amada Naturaleza, y en aquello que nos
trasciende.
El rostro de La Naturaleza, del Controlador de Todo, se iba
aclarando y desarrugando perdiendo así el serio y amargo
el lucífero creador  129 
fruncido que su frente traía en esta ocasión al comenzar la
charla, y sus ojos abiertos de par en par resaltaron luminosos al
oír una vez más la resonante afirmación:
– Esta es la única Proyección de mi Imagen y Semejanza en
ellos... es la LUZ... la que también está en Ti.

De este modo, el Lucífero Pensador, intentando con cada


palabra disipar las dudas y la incomprensión que habían hecho
sufrir tanto a La Naturaleza, continuó diciendo: – He impulsado
con mi pensamiento creativo toda clase de criaturas y seres
vivientes, desde los organismos más simples hasta llegar a los
más complejos, desde las más diminutas entidades procediendo
gradualmente hasta las más enormes y colosales proyecciones,
desde la forma inerte y la moviente, desde la inconsciente hasta
la inteligente, desde las instintivas hasta las más sensibles,
autoconscientes y amorosas, y no las idee con la finalidad de
que me teman o estén restringidas a un determinado patrón. No
están bajo mi yugo, ni nada parecido. No las controlo ni son
mis posiciones, no soy dueño de ellas ni les ordeno lo que
deben hacer. No hago nada que interfiera. Son Libres...,
completamente Libres.
Ni tú ni yo controlamos nada a pesar de lo que podrían
sugerir las apariencias, ni somos los creadores de ninguna forma
aunque parezcamos serlo, ni tampoco las estoy impulsando a
partir de mi pensamiento creativo aunque eso es lo que ha
parecido que sucedió, porque ni siquiera el pensamiento es mío
y todas estas formas ya existían potencialmente en la Gran
Mente Universal mucho antes de que fueran canalizadas por mí.
Y todas las formas tienen Libre albedrío como lo tienes tú y
como lo tengo yo, aunque ello implique una Ley de Libertad
por detrás de las demás leyes. Porque aunque lo quisiéramos,
nada está al margen de su propia naturaleza, ni siquiera la
Libertad, y por ello estás tú Controlador de Todo, que eres La
Naturaleza de las Leyes mismas, del mismo modo que nada está
130  el lucífero creador 
al margen de la Inteligente Composición de la Existencia por lo
cual soy, siendo canal de la Luz Esencial, y por la que todos
somos. El mismo libre albedrío, la misma Libertad, es una Ley,
que una vez desplegada se mueve de acuerdo a su propia
Fuerza. Por lo tanto, quien sepa aprovecharla se libera, quien se
extravía en el mal uso de este sutil poder, se esclaviza.
Ten presente que no pensé ni impulsé las formas para
subordinarlas a mí ni para someterlas definitivamente a ninguna
Ley en particular, sino que las proyecté para que fueran libres y
se muevan con total libertad según el propio libre albedrío a
través de la Inteligente Composición de la Existencia.
Y quienes entre ellos me quieran glorificar, loada sea tal
glorificación. Pero yo no impulsé ninguna necesidad de oración
o de dadiva en especial para conmigo, y menos una en
particular relacionada con un credo específico o una religión
determinada. Ellos son, en este caso, quienes creativamente
impulsan nuevas ondas de pensamiento. Por tal razón se
levantan y extienden por el planeta muchas clases diferentes de
alabanzas, cada cual conforme a la naturaleza de quienes la
expresan. Y yo las celebro a todas, incluso a esas que no se
hacen.
Todo es cuestión de diferentes naturalezas, por eso no existe
para mí una manifestación que pueda considerarse mejor que
otra manifestación, porque absolutamente todas tienen un
motivo trascendental de ser. Desde mi perspectiva aprecio que
no existe acto errado o acertado, ni movimiento plausible o
criticable, pues todo responde a una Fuerza de Evolución
Progresiva por la que va desenvolviéndose toda esta magnífica
Composición Inteligente.
Por lo tanto, todas las glorificaciones que se me hagan por
distintas que fueran serán para mí una alabanza, todas las
expresiones de los seres humanos son para mí dignas. Por eso,
toda división o discusión entre las diferentes posiciones
religiosas carece de sentido, porque no existe una manera
el lucífero creador  131 
específica de amarme ni de amarse uno mismo ni de amar a
toda la humanidad y a las entidades del universo y a la vida
manifiesta.
Ten presente amigo mío que... algún día... algún día en el
futuro, y luego de transcurrido mucho tiempo, finalmente
conocerán la Verdad que subyace en las profundidades de su
conciencia. Descubrirán después de tantas tentativas, de tanto
dolor, de fracasos e ignorancia, el esplendor de la Sabiduría.
Entonces, ese día, querido amigo, las miles de ideologías, las
muchas religiones y sus múltiples divisiones, las numerosas
sectas, las corrientes doctrinarias y las distintas agrupaciones
espiritualistas con sus diferentes teorías, y hasta las más extrañas
filosofías desaparecerán integrándose en esa realidad velada
durante el oscurantismo de tantos siglos, la cual surgirá a la luz
clara de la conciencia expandida en todo su esplendor. De este
modo, se disolverán las prisiones de todas esas estructuras
opresivas sostenidas durante milenios dando paso a la vivencia
y práctica de la verdad integral y unificadora basada en la
preciosa Esencia que subliminalmente palpita en el corazón de
los seres humanos y en el de todas las especies y entidades
cósmicas. Así, la humanidad evolucionada estará conectada con
la Esencia, esa que es real e imperecedera, esa que carece de
nombre y definición, que nada la rotula porque es inexplicable,
sin embargo, es la Unidad, tamaña Luz, apenas vislumbrada por
los grandes sabios.
Y cuando al revelársele al ser humano la magnitud de esta
infinita Verdad sintetizada en la Unidad de la Esencia, mediante
la razón sin especulación, por medio de la comprensión sin
distorsión, a través del sentimiento no mancillado, de la
experiencia ilimitada, de la auto-realización profunda y de la
conciencia expansiva, hará que finalmente se torne un hecho
natural la simple pero deslumbrante captación de lo Esencial,
que depurará todo fanatismo, todo dogma, toda superstición y
los venenos de la parcializada identificación discriminatoria,
132  el lucífero creador 
entonces descubrirán en ese preciso instante la eterna existencia
trascendental detrás de toda estructura, y el reflujo de fantasías
inventadas entrarán en conversión para amalgamarse en una
tendencia universal común a la inteligencia subyacente, y así
madurará la mayor síntesis colectiva, auténtica y valedera de lo
primordial que redunda en el sentimiento amoroso.
Hasta tal punto es realmente libre la libertad impulsada que
pensé, que incluso quienes entre los seres humanos no quieran
alabarme y prefieran ignorarme o se convenzan de que no
existo, podrán sostenerlo sin que ello implique ninguna clase de
perjuicio para sí mismo ni para nadie, porque el fin último que
he pensado para toda entidad se centra en la manera y el modo
en que viven y no el reconocimiento o desconocimiento de mi
existencia. De hecho, el no existir como forma preconcebida es
mi verdadera naturaleza, así que tampoco ellos están del todo
equivocados.
Claro que podría haber impulsado el recuerdo indeleble de la
verdadera Esencia para que hubiese quedado perennemente
registrado en la conciencia de todos los seres, pero no es el
reconocimiento lo más importante de la vida manifiesta, sino
que lo es el modo de alcanzar dicha vivencia, el proceso de
avanzar hacia ello. Esto sí es lo trascendente: el cómo llegar a la
captación de la Esencia hasta la fusión con ella.
Es inevitable, hagan lo que hagan o, piensen lo que piensen,
no te preocupes amiga Naturaleza, todos y todo, cada ser
humano, cada entidad, cada forma manifiesta, cada identidad
establecida, todo, absolutamente todo y todos volverán a la Luz.
Antes o después, más tarde o más temprano, todo retornará a la
Luz. Pues, he dado mi propia esencia a las incontables
conformaciones existentes en los infinitos cosmos, en los
múltiples espacios, en los tiempos paralelos, y no para que estén
sometidos, sino para que sean libres conforme a sus propios
pensamientos.

el lucífero creador  133 
Son libres en sus pensamientos, incluso cuando todo se
pierda y nada se tenga, cuando todo desaparezca y el todo se
disipe, la libertad de los pensamientos, de los sentimientos y de
la conciencia, es inalterable. La libertad es inalterable.

¡La Libertad es algo maravilloso! –Pensó en voz alta el


Lucífero Pensador, y agregó–, pues sí, así es, los seres humanos
¡son totalmente Libres! porque están inmersos completamente
en la ¡LIBERTAD!

Esta última exclamación de la Luz fue pronunciada con tal


ímpetu, y fue tal su vehemencia, que originó un eco eterno que
vagó constantemente por el Cosmos, como para que nunca
nadie se quedase sin oírlo: ¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad!

– ¿Cómo es la Libertad?, –peguntó La Naturaleza al tiempo


que algo le hacía dudar, y relató a continuación–, sé que los
seres humanos luchan por ella, y están hasta los que mueren por
ella. Algunos dicen que la practican y que viven de acuerdo con
ella. Pero a veces la Libertad me parece algo extraña, sobre todo
cuando en nombre de ella se autodestruyen o se esclavizan,
cuando en nombre de la Libertad mienten, difaman y hasta
censuran por sentirse libres para hacerlo, y, por otro lado, están
quienes denuncian que han sido privados de la libertad cuando
se les impide hacer cosas dañinas contra los demás. ¿Cómo es
realmente la Libertad?, ¿qué significa ser libre?, –inquirió
nuevamente el Controlador de Todo con el fin de saber la
verdad–. Enséñamela, –suplicó–.
– Tienes razón, muchos seres humanos se sienten libres de
una manera bastante desarmonizada con respecto a la mayoría
de la Leyes del universo, menos con una, con la Ley de
Libertad. Son Libres aun para corromperse y ponerse en contra
de la mayoría de las otras Leyes. Incluso la Ley de Causalidad
134  el lucífero creador 
está estipulada por la Ley de Libertad, porque todas las
directrices parten de una ley básica y primaria: la libertad.
Claro que si al mismo tiempo que se apasionan por la Ley de
Libertad, también se ajustaran al resto de la Leyes y las tuvieran
en cuenta, entonces el equilibrio, la armonía y la felicidad
alcanzada resultarían ser incomparables por lo extraordinario
que sería.
Lamentablemente, algunos se consideran libres por el hecho
de infringir las leyes o por no respetar las normas de conducta
que ellos mismo establecen, diciendo que la libertad no tiene
reglas que la limite. Pero no se dan cuenta que con esta actitud
se esclavizan a una estructura mucho peor, que es “la regla de
no aceptar las normas establecidas”; por lo tanto, incluso la
desestructura es también una estructura. Es cierto que algunos
atropellan la libertad de sus semejantes al imponer la propia,
motivados por el anhelo mal interpretado de ser libres. Algunos
mienten al confundir el derecho a la libertad con la obscenidad
y el libertinaje, porque ser libre y sentirse libre no implica el
derecho a cometer actos de vandalismo o criminalidad.
Están los que dicen: “yo hago esto aunque sea perjudicial
para los demás porque soy libre de hacerlo, porque soy libre de
hacer lo que me plazca”. Y no falta el necio que contraría todo
para demostrarles a los demás hasta dónde llega su propia
comprensión de la libertad. Hasta existen esas personas que
tratan por todos los medios de hallar su libertad mediante la
guerra, la violencia y el desorden, el aniquilamiento y el desastre,
mediante la confusión y la muerte, desatando su enfermiza
concepción de libertad. Porque así la llaman, aun cuando no sea
otra cosa que la enfermedad de sojuzgar a los débiles, de
corromper a los justos y burlarse de los inocentes.
Este es el lado oscuro de la libertad, justamente cuando
emplean esta virtud preciosa maliciosamente, en el sentido de
hacer lo que les vengan en ganas con los animales y con las
distintas especies, como si fueran los dueños de la vida,
el lucífero creador  135 
tratando de amoldar la naturaleza a sus nefastos gustos, a sus
aberrantes comodidades, a sus intereses egoístas y a sus
caprichos bestiales, destruyendo el paisaje y la vida misma,
desbastando el hermoso planeta como si hubiese otro de
repuesto; arruinando en pocas décadas el proceso de millones
de años de evolución constante; arrasando por completo la
ecología hasta asolarla y dejarla en ruina colosal.
Estas son algunas de las cosas que hacen los que a partir de
una comprensión distorsionada se autodenominan hombres
libres de libre albedrío, cuando en realidad no se trata de otra
cosa que del descontrol desatado de severas patologías y
conflictos internos, cuyo destino terminal es la extinción.
Claro que esto no es Libertad, aunque sean libres de vivir
conformes a esta enfermedad.
En verdad, muchas de estas actitudes no son más que una de
las máscaras ilusorias que reviste a la esclavitud en sus otros
formatos, y que por su característica oculta y escurridiza resulta
ser sumamente engañosa, y por esto mismo, es la que más
encarcela de todas las esclavitudes. Estos son los patéticos
grilletes de la ignorancia que conducen al sufrimiento
desmedido, y el ser humano es libre de esposarse a ellos si ésta
es su elección.
Justamente, es obvio que los seres humanos no comprenden
que la libertad de sus pensamientos le permite atarse a ellos, y
aquí es cuando pierden su auténtica libertad. Es paradójico,
porque la verdad es paradójica, y la ironía de la libertad es que
ella puede resultar una esclavitud si se la malinterpreta, pues si
no fuera así, no sería una libertad de verdad. Por lo tanto, es tal
la libertad de los seres humanos que siendo completamente
libres pueden decidir esclavizarse a sí mismos a sus propios
pensamientos.

Aunque aquellas personas que hacen daño crean ser libres


para hacerlo, se trata sólo de una libertad en apariencias, de una
136  el lucífero creador 
enfermedad, porque en realidad es una esclavitud camuflada,
revestida de creencias erróneas, por la que muchos son
atrapados por sus propias ideas y por sus propias mentes. Aquí
es donde estriba la verdadera esclavitud. La Mente es Libre
tanto para esclavizarse a sí misma como para liberarse de sí. La
mente puede ser esclava de sí o bien, libre de sí. Son dos
opciones que surgen de la libertad intrínseca.
Cuando los pensamientos quedan supeditados de manera
irreversible a los encasillamientos que va estructurando una
personalidad enfermiza, y se encierran en ideas retorcidas,
quedando enquistados allí, limitados a ciertas tendencias rígidas
del carácter, estrechados a una restringida manera de ver cada
circunstancia de la vida, condicionados a la ignorancia que los
aleja de la amplitud, condenados a criterios pocos inteligentes,
también en esta situación la persona es libre de optar por
semejante esclavitud mental, o bien, para buscar liberarse de
esto.
Al dejarse manejar y envolver por sus atrofiados impulsos,
estos seres humanos que viven sin el más mínimo empleo del
discernimiento, la hábil libertad se les escapa inexorablemente; y
así se quedan algunos buscando desesperadamente los desechos
y retazos de una emancipación ficticia que los libere de sus
propios desequilibrios, de sus desencantos, y de su profunda
insatisfacción, tratando de ver en todo eso el sentido de libertad
y liberación que no poseen.
Un gran segmento de la población humana acredita su
libertad a condiciones externas, y peor aún, a condiciones
pasajeras. Siendo que estos factores asociados con la aparente
libertad son tan relativos como efímeros, tan engañosos como
ilusorios, que tarde o temprano se desvanecen provocando
vacío y enorme desconsuelo en quienes estuvieron aferrándose
a esto. Porque tales personas confunden la Libertad con el
apego materialista, la Libertad con el deseo de posesiones y
bienes, la Libertad con la ignorancia que considera importante
el lucífero creador  137 
lo frívolo y superficial, y no llega a comprenderse que estos
factores no son la Libertad sino tejidos de la esclavitud en
donde se enredan y se asfixian.
Pero la Libertad que he impulsado con mi pensamiento, y
que muchos de ellos han logrado vivenciar en la profundidad de
sus conciencias, es Libre de Verdad, completamente libre, en el
sentido de ser la Liberación total.
Acuérdate de esto, amiga: si la Libertad no es Liberación de
la propia Conciencia, entonces no es Libertad en absoluto, es
tan solo apenas un mero escapismo fugaz dentro de las
múltiples formas de esclavitud establecida.
Por supuesto que esta Liberación no puede ser explicada en
los términos limitados de la ignorancia, ni tampoco puede ser
definida con los conceptos arbitrarios de la inconsciencia,
porque esta Liberación es ilimitada para el burdo razonamiento.
Por eso, esta Liberación sólo la obtendrán, precisamente,
aquellos que auténticamente la vivencien en la profundidad de
su alma, y logren liberarse a sí mismos de sí mismos.
Y estos humanos que la realicen plenamente en la hondura
de su Ser, no les importará estar en un sitio o en otro para
sentirse libres; tampoco necesitarán hacer sólo aquello de su
agrado para recién sentirse libres, porque ellos no dependen de
lo externo y no precisarán de nada determinado para ser libres,
ni estar en un lugar determinado ni tener algo especial. Porque
estos seres tan particulares, llegan a ser libres de verdad dentro
suyo, cuando ni siquiera necesitan aferrarse a la idea de sentirse
libres para liberarse. Así son tan libres en todo momento y
lugar, sin siquiera depender de la propia libertad. En verdad que
estas personas son bastantes raras, pero existen; por lo tanto
son la prueba de que es posible semejante grado de libertad.
La conciencia de estos seres humanos despiertos ha captado
y entendido a nivel vivencial que la Libertad no se logra gracias
a ninguna posibilidad externa, sino debido a la convicción
interna de saber que de por sí, la Liberación es innata en todos
138  el lucífero creador 
los hombres y es una potencia latente que ha de ser expresada
para evolucionar. Pues, la misma no requiere de ningún medio
externo para expresarse, sino que tan sólo es suficiente la
claridad de conciencia.
¡Pero hay más todavía!, el ser humano que haya descubierto
este Supremo Secreto de la Libertad, se sentirá Libre viviendo
tanto entre las espaciosas praderas como dentro de la corteza de
un árbol, abiertamente en el espacio sideral o encerrado dentro
de un caparazón de tortuga, tanto en compañía de miles de
personas como en soledad, tanto en la salud como en la
enfermedad, porque la vasta Sabiduría y Conciencia de tal Ser
Humano jamás podrá ser envasada o apresada, nunca será
conquistada ni jamás será acallada, porque incluso su silencio
pacifista, puro y libre como el mismo viento, es tan potente e
imponente como la mismísima magnitud del cosmos, que
aunque sutil, se esparce y reside en todo lugar bajo cualquier
condición.
Por el contrario, la persona que considere a su libertad
dependiente de lo que ofrece el medio externo y de lo que es
capaz de alcanzarse afuera, aunque viva en los espaciosos
mundos más colosales, se sentirá igualmente enclaustrado,
enjaulado, prisionero y acorralado... Sólo quien madure su
propia auto-Liberación tomará este universo como un puente al
infinito, en cambio, quien confunda libertad con libertinaje hará
de este universo su cárcel y su estadía en la vida estará signada
por el pesar que acucia la auto-esclavitud. Nadie que haya
optado por gestionar su propio encierro en el laberinto de los
pensamientos equivocados ha de poder ser feliz con eso. Pero
quien anhele de verdad la Libertad, ha de saber que ella está en
sus manos y al alcance de sus pensamientos soberanos... así de
simple es la libertad.
– Sin duda alguna, ¡qué magnífica es esta Libertad y sobre
todo el llegar a ser libre de verdad! –Reflexionó el Controlador

el lucífero creador  139 
de Todo sin dejar de pensar en la inquebrantable propiedad
liberadora de esta libertad–.
– ¿De verdad lo crees así?
– ¡Sí!, tan magnífica como todo lo que has proyectado. Antes
no podía verlo con claridad, pero ahora lo entiendo muy bien, y
esto me proporciona un gran sentimiento de liberación.
– Es incuestionable que la Luz Esencial que nos trasciende
es magnífica, y en cuanto a que no hay ninguna duda de ello te
doy la razón, –concluyó el Lucífero Creador y continuó
comentando–, realmente son muchas las personas que
conocerán la Liberación después de haber comprendido el
verdadero sentido de Libertad y de haber superado la propia
esclavitud. Algunos atarán sus propios pensamientos a la
materia y otros atarán sus pensamientos a lo espiritual, pero al
desatarse a sí mismos de lo uno y de lo otro conocerán de
verdad el sentido auténtico de la Libertad. Algunos se atarán a
los placeres sensuales de lo visible, mientras que otros se atarán
a los goces de lo invisible, otros se aferrarán al mundo de la
materia y otros al mundo de lo psíquico, pero, en todos los
casos, se Liberarán recién cuando trasciendan las tendencias
esquemáticas de ambas posiciones. Cuando estas proclividades
puedan ser balanceadas en un todo armonioso que refleje
integralmente el principio subyacente de la unidad esencial que
se encuentra detrás de todo lo existente, el hombre será
completamente libre.
Y ten por seguro que siempre existirá quien rompa sus
propias cadenas para lanzarse a la comprensión fiel de la verdad
sintetizada en esa Realidad Esencial que todo lo incluye en una
indivisible Unidad sublime y substancial. Siempre habrá alguien
que oiga el melodioso Sonido de la Libertad total, que vaga en
forma de eco entre partícula y partícula por el Universo entero,
ese que hemos entonado y liberado.
– El Sonido de la Libertad repercute por todos lados y no es
oída por la totalidad de los seres humanos, ¿por qué?, –inquirió
140  el lucífero creador 
La Naturaleza y siguió preguntando–. ¿Cómo oirán todos los
seres humanos el Sonido de la Libertad?, ¿qué tendrán que
hacer para oír ese Sonido y sentir que verdaderamente son
libres? ¿Dónde lo oirán?
– Lo oirán nítidamente después de leer el Gran Libro que les
proporcioné, pincelado con múltiples escrituras en todos los
idiomas para poder ser leído por todos, escrito con palabras
sencillas y sumamente claras para que sean captadas tanto por
los niños como por las personas adultas.
– ¿Un libro?..., ¡un LIBRO! ¿Cuál es ese grandioso Libro?,
¿dónde se encuentra que nunca supe de él?, –preguntó
entusiasmado el Controlador de Todo ante tan maravillosa
sorpresa, al mismo tiempo que pensaba: “¡Cómo es que todavía
no lo vi!”.
Con voz calma, sabia y complaciente, explicó el Lucífero
Creador:
– Este documento magistral, es el Libro de la Vida, y sus
palabras sonoras resuenan por toda la Existencia.
El Mensaje que quiero transmitir y expresar, y los Secretos
más sublimes y verdaderos que son mi legado a la Humanidad,
se encuentran allí, delineados sobre la música etérea que inunda
la magnificencia que representa cada manifiesto, ya sea en el
profundo significado o en la simple enseñanza que revela la
Magna Existencia proyectada. Allí, en ese ancestral Libro están
todos los Misterios al alcance de quienes abran sus mentes y
corazones para poder verlos y estudiarlos.
Estos son mis documentos akáshicos, los valiosos registros
de la Esencia, se trata de los archivos cósmicos, que tal vez para
muchos seres estos libros estén completamente perdidos al no
poder apreciar el grabado en sus propias conciencias los
símbolos de la verdad existencial. Este es mi único patrimonio
para toda la humanidad.

el lucífero creador  141 
¡Toda manifestación, tal cual se expresa, representa mi Amor
y la razón fundamental de la Luz Esencial! Toda expresión
existencial es producto de mi más profunda Conciencia. Y
quien sea capaz de leer estos libros akáshicos universales se
encontrará con todo lo sublime de la existencia.
Por eso mismo, aunque no sean todos los seres humanos los
que practiquen la noble virtud del bien, y sean menos los que
encuentren su propia gran liberación, y tal vez sean mayoría las
personas que vivan atrapadas en el engaño, y sean muchos los
que están errados, y sean demasiados los que padezcan la
funesta ignorancia... el Ser Humano, así débil como lo ves, así
frágil como parece, equivocado como suele estar, es lo más
extraordinario de toda la Proyección auto-Revelada que mis
pensamientos creativos han impulsado en esta Existencia.
Por lo tanto, aunque la humanidad atraviese momentos de
penumbras y ciclos de oscuridad, lentamente, el ser humano se
aproxima a la Luz.
Y para que comprendas la mayor trascendencia que deriva
de este Amor, que es completo e inevitable, verás que de entre
los seres humanos que logren captar la Esencia, algunos se
transformarán en vida en los Hijos de la Luz, en las Almas
Ascendidas, mientras que todos, absolutamente todos, se
integrarán en el estado de la Unidad Esencial al desencarnar y
abandonar la materia. Los que se transformarán en los Hijos de
la Luz, serán los Guías, los Maestros, los Regentes Plantarios,
los Conductores Divinos de las numerosas civilizaciones; serán
las Conciencias Elevadas y los Iluminados que ayudarán a los
humanos a lograr la auto-Revelación de la Esencia; serán los
Guardianes de la Sabiduría Ancestral, los Prohombres y los
Vanguardistas de la humanidad, quienes a su vez se ocuparán de
transmitir y enseñar a todos los buscadores y caminantes del
Sendero Interior el Mensaje del Gran Libro que te hablé, e
infundirán la Fuerza del Amor que he impulsado, y señalarán la
142  el lucífero creador 
magnífica Senda de la Libertad que desemboca en la Liberación
total, por lo cual los Seres Humanos comprenderán la Imagen y
Semejanza de la Luz en ellos mismos, y así se fusionarán
conscientemente en la Inmortalidad de la Esencia y Unidad
substancial de la Existencia de la que provenimos todos.
Por eso, ya no te lamentes más, hermosa Naturaleza, porque,
¡los veo venir!..., ¡están viniendo!... Los seres humanos se
aproximan a la Luz... Allí están acercándose gradualmente, de a
apoco, muy lentamente..., pero están viniendo al fin.

– ¡Gracias!... Muchas gracias amado hermano, te agradezco


amigo Luz Celeste este enorme saber que tanto estaba
precisando –susurró el Controlador de Todo estremecido por la
emoción, ya que se encontraba absorbido en la felicidad más
absoluta que jamás haya podido experimentar–. Ahora sí, ya
puedo regresar en paz para estar cerca de la humanidad y ver
cómo evolucionan hacia la Luz. He recobrado la felicidad al
comprender todo esto que me has transmitido. Ahora siento la
sabiduría que me prodiga la conciencia de toda esta hermosa
vida y su contenido, la cual sigue siendo más allá de todo
acontecimiento inesperado que suceda lo más especial que
pueda existir. Mi dolor ha desaparecido. Ahora veo, ahora
puedo comprender con claridad.
– No obstante, te aseguro que te quedan unas cuantas cosas
más por saber. –Se apresuró a decir el Lucífero Creador, que
todo lo sabía aún sin saber aquello necesario que debía entender
para volver a su estado original–.
– Sí, lo sé, porque la sabiduría no tiene límites. –Insinuó
humildemente La Naturaleza, que, de todas maneras, le restaba
importancia debido a todo lo que el Lucífero le había enseñado
en esta oportunidad, y agregó–, debe haber muchísimas cosas
que no sé porque cuanto más sé, mayor es el horizonte que se
abre hacia el infinito, y aunque me gustaría saberlo todo, te
aseguro que ni siquiera sé cómo preguntarte sobre aquello que
el lucífero creador  143 
no sé. Y en este preciso momento, querido amigo, hermano y
Maestro, puedo confirmarte que ya no me queda ninguna otra
pregunta porque me has respondido a todas las que tenía.
– ¡Eso tiene solución!...

Dicho esto, la Luz Celeste pensó un momento y dijo:


– Pienso en la máxima Sabiduría para que sea proyectada y
desborde en La Naturaleza, de tal manera que nunca le falte
sapiencia y comprensión, para que nada quede fuera del alcance
de su entendimiento y así pueda aceptar la Existencia tal cual es
en todo su despliegue, y pueda entonces aceptar su Verdadera
Naturaleza, por consiguiente, pueda comprender también todo
lo que concierne a la Vida, a la Esencia, y con esta Sabiduría
oiga por siempre el eco de la Libertad, y además, pueda leer el
Gran Libro del Cosmos, siempre al alcance de sus manos.
Pienso en la máxima Sabiduría para el Controlador de Todo, en
el mayor Conocimiento del Universo, para que entienda el
sentido último substancial que mueve a cuanto sucede en toda
la vasta manifestación, y comprenda su por qué y para qué. Y
de esta manera nunca tenga que sufrir, y perdure su felicidad
por toda la eternidad.

Así fue como la máxima Sabiduría penetró en La Naturaleza,


y el Controlador de Todo alcanzó la Iluminación.
De este modo se quedó inmóvil y maravillado al saber cómo
era todo en realidad, cómo era la Esencia y al percibir el modo
en el que todo se desenvolvía, esencialmente hablando. Ahora
sabía mucho, incluso sabía de aquello antes de que aconteciera.
Luego de obtener la total Sabiduría, oyó el Omnisciente
Sonido de la Libertad, en la que él también se encontraba
Liberado, y así leyó todas las páginas del Gran Libro.
De este modo perdió todo temor.
Experimentó una sensación alucinante de Paz inexplicable,
pues, sabía cabalmente que el Fin Último de todas las cosas se
144  el lucífero creador 
encontraba igualmente en el mismo Principio de cada una de
ellas, más allá del nacimiento y de la muerte, allende los errores
e independiente del deterioro que se pueda ver en la superficie y
en lo aparente por medio de la mirada imperfecta cegada de
ignorancia.
Y La Naturaleza se sintió unida a lo más sublime de toda la
proyección manifestada y con la Existencia Una, fusionada en
Conciencia con su Fuerza Impulsora: la Luz. Y entró en éxtasis.
Fue así como el Controlador de Todo halló colmada su vida,
sintiendo la plenitud del real sentido de Felicidad que deriva de
la Conciencia expandida. Y encontró su sentido y misión.
Se hallaba tan sosegado, completo y tan sumido en la
profunda abstracción que le causaba lo que ahora ocupaba toda
su mente y corazón, que no pudo responder al saludo que
pronunció la Luz Celeste a la distancia, la cual seguía saludando:
– Adiós, Sabia Naturaleza..., adiós... Adiós.

Sólo atinó a mantenerse petrificado sobre su nube, extasiado


y estupefacto, con la boca completamente abierta mientras
observaba con la vista perdida y los ojos agrandados fijos en el
infinito, al Lucífero Creador que se alejaba lentamente
resaltando en la espaciosa oscuridad de aquel maravilloso
cosmos que crecía instante tras instante...

el lucífero creador  145 
146  el lucífero creador
CAPITULO ONCE

AUTO RECONOCIMIENTO

el lucífero creador  147 
Nuevamente sola se hallaba la Luz. Otra vez deambulando
en esa extensísima inmensidad, sitio que después de tanto
tiempo de progresiva evolución desconocía por completo en
cuanto al significado de limitación o final, por lo que mucho
menos podía suponer dónde hallar el Confín, lugar en el que
supuestamente encontraría el pasaje para ingresar al Otro Lado.
Así que estaba re aprendiendo nuevamente este cosmos que
crecía a cada instante, y conociéndolo otra vez ya que el mismo
cambiaba constantemente y crecía sin cesar.
Sin tener por qué ser accidental o casual, se encontraba
atravesando en múltiples viajes siderales esa gran masa tenue del
espacio y del inmedible tiempo. El Lucífero Creador, se cernía
en el no-aire cuando algún inesperado pensamiento o recuerdo
desagradable le sobresaltaba la conciencia, y con piruetas
mágicas que realizaba con la ayuda de su nube, intentaba
olvidarse de todo aquello que le causaba pesadumbre, pues ya
no podía intervenir en nada, ni para bien ni para mal. Y aunque
prefería evitarlo, seguía diciéndose a sí mismo que ya no tenía
nada más que crear, ninguna otra figura que dar a luz, nada que
proyectar o impulsar; por eso no podía siquiera suponer qué
otra cosa podría llegar a realizar al considerar que estaba todo
hecho.
Pero a pesar de su conclusión tajante, él descubría a cada
tramo que todavía seguía manifestándose en Este Lado, y eso le
indicaba que todavía algo faltaba hacer. No sabía qué, pero la
situación de encontrase en esta dimensión era la evidencia.
El lucerillo buscaba por todos los medios el contestarse:
¿qué sucede que no puedo dar aún con el Confín del Universo?
Y siempre le venía a la memoria aquel mensaje que el anciano
Luz Naranja alguna vez le transmitió: “Tal vez en poco tiempo
estés de vuelta, quizás transcurran miles de años para que se
realice nuestro reencuentro, o, probablemente, no regreses
nunca... Jamás volverás si no llegas a reconocer nuestro Lugar”.
148  el lucífero creador 
– Pero, ¿en dónde se encuentra ese sitio?, –se preguntaba el
Lucífero, y a veces se decía a sí mismo: “Puede ser que haya
pasado por delante del Confín muchísimas veces y no lo he
reconocido...”
Por momentos, el brillo de su luz disminuía cuando creía
que nunca llegaría al Otro Lado con su amigo Luz Naranja, ya
que no encontraba el modo de lograrlo.
Así, un poco triste y agotado por las tantas formaciones
impulsadas con su pensamiento creativo y después de tanto
viajar, y sobre todo, todavía un poco afectado por el diálogo
que había sostenido con el Controlador de Todo acerca de los
seres humanos y algo inquieto por el destino que estos tendrían,
el Lucífero Pensador buscó un refugio para descansar de sus
muchos pensamientos abrumadores, e incluso descansar
también de sus pensamientos felices, o sea, descansar al fin de
tanto pensar.

Fue así, luego de un lapso prolongado de marcha cuando


halló gustoso un lugar donde el tiempo se detenía o tal vez,
directamente no existía.
Considerándolo conveniente para llevar a cabo ambas cosas,
es decir, permanecer un tiempo en silencio y también para
aprovechar a seguir reflexionando sin ninguna clase de apuro, lo
abordó y allí se quedó.
Decidió comenzar con el silencio. Lo intentó varias veces,
pero aunque quiso, no pudo desprender de su mente todo aquel
relato ni la expresión de dolor que el Controlador de Todo
padecía en un principio.
Pero de tanto en tanto, al menos se calmaba un poco al
recordar el rostro de felicidad que finalmente imperó en él.
Tampoco dejaba de preguntarse cómo terminaría aquel
mundo habitado por seres humanos, aunque los veía en su
conciencia evolucionar esplendorosamente hacia la Luz.
el lucífero creador  149 
Después de mucho mantener la mente en este intermitente
ajetreo de fluctuación continua de pensamientos, causado por la
intensidad de de todo lo vivenciado, logró al fin un estado de
plena quietud mental y de absoluto silencio.

Compenetrándose en una profundísima meditación dejó de


saber quién era y perdió el sentido de todo cuanto le rodeaba;
todo su Ser y sus funciones fueron reabsorbidas por algo aún
más poderoso: Un Simple Anhelo. Y así abarcó un nivel de
Conciencia Superior, aún mucho más trascendente del que ya
experimentaba, en donde todos los pensamientos se fusionaban
en uno solo: “El Otro Lado”.
En este estado se quedó comparativamente unos cientos de
miles de años terrestres, ya que en aquel lugar no residía
ninguna clase de tiempo, por lo que para el Lucífero apenas si
había transcurrido un segundo.
Cumplido tal período reaccionó.
Había resultado ser algo fascinante, hermoso, increíble, pero
triste a la vez ya que nuevamente al volver en sí recordó que se
encontraba de Este Lado, y que, en consecuencia, nada había
cambiado, al menos eso que él pretendía cambiar: su Estado.
– Fue como estar allá, en el Otro Lado, –pensaba el Lucífero
Creador–.
Pero la verdad era que todavía estaba aquí, aunque ahora con
más fuerzas que antes para dar con el bendito Confín del
Cosmos.
Observando el Universo comprendió que todo seguía
desarrollándose, expandiéndose y auto-mejorándose a sí mismo,
como de alguna manera queriendo llegar hasta la cumbre de su
desarrollo y perfección, para luego poner en marcha el proceso
de traslación hasta la más acabada fusión de la materia en Luz;
y, de esta manera, cumplir con el ciclo natural del acontecer y el
devenir para concluir en lo esencial de la Esencia.
150  el lucífero creador 
Comprendió además que desde aquella vez que estuvo con
el Anciano Luz Naranja hasta el presente habían transcurrido
muchísimos eones siderales, y que todavía no era el momento
en que podría reencontrarse con él... y eso le dolía porque no
entendía la causa.
La Luz Celeste no sabía qué más hacía falta impulsar con el
pensamiento para terminar de una vez con esta manifestación
que había comenzado hace tanto tiempo. No sabía cómo acabar
al fin con todo esto, y así poder retornar junto a su compañero,
para que la existencia siga por sí misma hasta retornar ella
también a ese sitio del Confín donde todo traspasa a la
dimensión de la unidad primordial.
El único obstáculo era que para él, estaba todo concluido,
sin embargo, todo indicaba que algo tenía que hacer todavía, y
no sabía qué.
Sin ocurrírsele ninguna otra cosa, decidió pronunciar una
vez más las palabras mágicas que invocaban a La Naturaleza, y
de este modo, al menos, estaría en compañía del Controlador
de Todo y no se sentiría tan solo; y hasta quizás, éste le podría
indicar nuevamente, al igual que las otras veces, qué es lo que
hacía falta impulsar.
Así fue que dijo:
– ¿Qué haré?... ¿Qué puedo dar a luz?
Pero nada sucedió. Esta vez no pasó nada. Observó hacia
todos lados y no vio al Controlador acercándose por ningún
lado. Por un momento se sintió algo confundido, hasta que
comprendió que no sucedería ningún encuentro debido a que
ya no tenía más nada que pensar e impulsar, pues, ésta era la
prueba.
No obstante volvió a intentarlo una vez más, y exclamó:
– ¿Qué haré?... ¿Qué puedo dar a luz?, ¿qué otra cosa he de
proyectar?, –y esta vez sintiéndose exhausto, le acopló una
nueva frase a su oración mágica–, ¡si ya lo he pensado y lo he
el lucífero creador  151 
impulsado todo!..., ¡ya nada me queda por hacer!..., ¡ya no tengo
ninguna relación con todo lo hecho!... Así que, ¡renuncio a toda
expresión! –concluyó–.

De pronto, súbitamente, como un resplandor que no alcanza


a reflejar y se apaga, como una implosión centrípeta, del mismo
modo la Luz Celeste desapareció de aquel sitio, abandonando
su nube y su Espacio y se esfumó del universo visible.
Sin saber cómo, apareció en otra dimensión, donde las
formas no existían, donde no había ningún astro, ni una estrella,
ni un cometa... Todo era una aparente oscuridad y un desolador
vacío sin límite.
La extensión no tenía fin y el tiempo andaba lento; la vida
parecía no existir, pero lo extraño para el Lucífero, era que
todavía mantenía su propia Luz Celeste y sentía la presencia de
la inconfundible materia, lo que le indicaba que aun no se
encontraba en aquel lugar que llamaba el Otro Lado en donde
lo aguardaba su amigo. De alguna manera, todavía se
encontraba de Este Lado.
En esta otra dimensión en la que se encontraba, aún de Este
Lado, situada exactamente entre lo inmensurable y lo infinito,
entre lo eterno y lo inmortal, porque no había ninguna
diferencia al respecto ni dualidad ni causalidad, el Lucífero
Pensador relucía como si fuese el ojo abierto de aquel lugar
oscurecido al extremo, como si fuese un agujero en el propio
espacio por el que se filtraba la luz desde algún otro espacio
iluminado. Era un lugar donde la oscuridad se absorbía a sí
misma y por eso se volvía más oscura todavía.
Anonadado, se quedó contemplando aquella terrible nada y
vacío absoluto que había producido en él un cambio brusco en
cuanto a forma, estado y dirección.
Al instante, comenzó a formarse lentamente en torno al
Lucífero Creador, como una especie de nebulosa brillante y de
infinitas formas y múltiples tonalidades.
152  el lucífero creador 
La que luego de efectuar algunos movimientos contorneados
sobre la nada y de dibujar ciertas ondulaciones danzantes sobre
el vacío, concluyó finalmente su figura...
Al terminarse de formar por completo, se mostraba el lúcido
semblante de una jovencita hermosa, como nada visto hasta ese
momento. Se trataba de un ser de cabellos resplandecientes
como el sol y brillantes como los océanos de la tierra, plateados
como los grandes lagos cósmicos que viajaban en la forma de
cometas, y los tenía recogidos sobre su angelical cabeza,
dejando caer apenas un pequeño mechón que bailoteaba en la
inmensidad del espacio. De mejillas ruborosas, mirada tierna y
profunda... tan profunda y cristalina como los abismos que el
Lucífero Pensador había impulsado en los sitios más remotos
del universo. Sus ojos guardaban en la mirada toda la calidez, la
dulzura, la inigualable comprensión y la zozobra del amor...
El lucerillo se quedó mirando a la Joven Luz, pasmado de
admiración y sin poder pronunciar palabra alguna.
Más tarde, luego de un tiempo de silencio, y una vez
superado el trance que produjo tal deslumbramiento, dijo la Luz
Celeste en un todo que denotaba toda su confusión y extrañeza:
– ¿Qué es esto?... ¿Dónde me encuentro?
Y con la voz más suave, delicada y melodiosa que pudiera
existir en toda la Existencia, dijo la preciosa mujer:
– Estamos en el Confín de la Existencia, en el final de toda
la manifestación, en el límite del Universo y en el margen del
espacio. Estamos en el Confín del Cosmos, en el límite de lo
ilimitado. Esta es la frontera entre lo visible y lo invisible, entre
la esencia y su reflejo.
¡Por fin has llegado! –Anunció ahora a viva voz, como
dando un saludo de bienvenida al Lucífero y agregó–, si
supieras lo mucho que te he estado esperando desde hace
tantísimo tiempo..., comprenderías mi emoción... Sabía que
vendrías cuando te decidieras a desapegarte de todo lo que has
el lucífero creador  153 
creado. Todo lo que quedaba por hacer era tu desapego a la
manifestación proyectada, el desapego por la obra concluida, la
desidentificación de todo lo realizado, para asumir tu verdadera
identidad esencial.

El Lucífero Celeste que no dejaba de agrandarse y achicarse


intermitentemente a causa de la turbación, titubeó:
– ¿Es éste el Confín del Universo?... No puedo creerlo.
Pero sin palabras, la joven niña respondió a esta pregunta
apenas con un simple gesto confirmativo, y el lucerillo exclamó
en un grito impetuoso:
– ¡Ya estoy aquí!!!... ¡Ya llegué!!!...
¿Cómo es que logré trascender la Manifestación Proyectada?
– Has llegado porque tu Misión se ha concluido cuando por
fin has sido capaz de desapegarte de la bellísima creación que
has proyectado. Además, por cierto, has aprendido muy bien las
lecciones del Anciano, y eso era lo que justamente debías
realizar para poder encontrar este anhelado Confín... En la
práctica y con tu vivencia lo has demostrado. Tu propio
desapego es el Confín..., ésta ha sido la última lección.
Todo absolutamente todo se ha realizado, todo lo has
pensado e impulsado, incluso tu renuncia a la materia para
trascender a la dimensión psíquica, por eso, en tanto siguieras
aferrado a tu proyección no te era posible acceder al Confín.
Aquello que alguna vez comenzaste, y que el Anciano Luz
Naranja te había dicho que sólo con su conclusión te podrías
liberar, ya lo has terminado. Tu desapego, tu propia renuncia a
seguir aferrado a la dimensión de las formas, es la liberación de
la dimensión material. Al fin, has logrado retirarte después de
completar la obra.
¡Has llegado hasta el Confín!

Al mismo tiempo, recordaba en voz alta el Lucífero: – He


recorrido cada esfera de la Existencia... Tuve tanto en que
154  el lucífero creador 
pensar... Tanto que impulsar. Y ahora, sin más ni menos, todo
sigue su propio carril en el ciclo natural de desenvolvimiento y
de auto-Revelación...

Tenía muchas preguntas el Lucífero para formular, mucho


tenía para contar; pero sin haber prestado la debida atención a
la respuesta anterior de la Joven Luz y sin ordenar en su mente
pregunta alguna para saciar su abundante caudal de indagación,
sólo atinó a expresar un claro y vívido sentimiento:
– ¡Qué hermosa eres!... De entre todo lo bello, eres lo más
bonito.
Y un poco más sereno, recapacitó:
– ¿Quién eres, hermosa mujer?...
– Soy el Centro en el Tercer Lugar... Luego del Segundo y
más tarde que el Primero, Soy.
– ¡Eh!, pero ¿qué dices??? No entiendo nada mujer. –Dijo el
Lucífero mientras se le escapaba una risa dudosa, como si lo
que estaba oyendo fuera una broma o algo en serio–.
– Soy el Medio entre ambas partes, –confirmó la Joven Luz
en un tono cálido, y también sonriente.
– ¿Qué partes?, –preguntó sumamente intrigado–.
– ¿Ya lo olvidaste? Soy la unión entre la Luz Naranja y Tú
Luz Celeste.
Soy la Unidad que fusiona y sintetiza a los dos. Yo soy la
posibilidad que hace que ustedes dos se mantengan por siempre
inseparables, más allá de sus diferentes formas aparentes.
– No lo sabía... –Dijo el Lucífero algo preocupado–, porque
el Anciano Luz Naranja nunca me habló de ti, no me dijo que
existía alguien más; seguramente el Anciano no pudo llegarme a
contar que somos tres debido a su partida precipitada.
– Es que jamás lo fuimos. Tampoco somos tres. Lo he dicho
así sólo para poder explicártelo de alguna manera; en realidad,
siempre somos UNO, una única e indivisible Unidad...

el lucífero creador  155 
– Sí, recuerdo que él me habló de la Unidad, pero no llego a
comprender del todo, porque si somos indivisibles, ¿cómo nos
separamos?...
– Sólo te parece a Ti ¡En verdad nunca nos hemos separado!
– No entiendo. Por ejemplo, Luz Naranja me explicó que a
él y a mí nos conformó algo que no es creado por nadie, que es
original, nonato, que es eterno y así mismo se basta, que no
tiene principio ni fin... ¿quién te creó a Ti?...
– Lo mismo, o bien, nadie. Provenimos de la misma Esencia,
increada, que a nada crea y así todo se crea una y otra vez, de la
cual todo surge como parte de su propio movimiento o Fuerza
substancial, o como parte de su propia respiración. No somos
más que el Movimiento o la Respiración de esa Fuerza Esencial
indivisible e increada. Con cada exhalación surgimos y con cada
inhalación nos reintegramos una vez más.
Claro que si sólo lo miras desde la perspectiva de lo aparente
de toda manifestación reflejada, y desde el inadecuado concepto
de creación y creador, entonces es lógico que pienses que existe
un alguien que nos crea o en alguien que esté creando la
existencia esencial. Bien entonces, si lo miras así, entonces ese
“alguien” somos nosotros tres al librarnos de la engañosa y falsa
separatividad que nos mueve, para Ser lo que esencialmente
somos: Uno Solo, el Uno Único, el Uno indivisible que
representa ese Alguien de quien te hablaba el Anciano...
– Sigo sin comprender...
– Para que puedas entenderme claramente, obsérvalo de la
siguiente manera..., somos como una “moneda”. Tú eres una de
las caras que tiene la misma, y el Anciano Luz Naranja es la otra
cara. Así de simple.
– ¿Y Tú? ¿Qué eres?
– ¿Yo?... Yo Soy la Moneda que mantiene ligada entre sí a las
dos caras...
Yo hago que siempre seamos Uno.
156  el lucífero creador 
– Pero, si es así, entonces, ¿dónde está el Anciano Luz
Naranja?, ¿cómo es que no lo veo?... ¿Cómo puedo llegar hasta
él? Dímelo por favor.
– No es necesario que vayas a ningún lugar. El siempre
estuvo contigo; siempre estuvimos contigo, en todo momento,
siempre te acompañamos. –Se expresó la Joven Niña de la Luz
que trataba de hacerle comprender de todas los modos posibles,
pues esta comprensión final era sumamente necesaria para
concretar el traspaso hacia el Otro Lado y entablar el
reencuentro tan ansiado con el Anciano Luz Naranja–.
– ¿Cómo es esto?... –Preguntó el Lucífero Pensador que a
cada respuesta se confundía más y más–. Explícamelo otra vez
con mayor claridad, –solicitó–.
– Bueno, encantada de hacerlo. Piensa lo siguiente: siendo
ustedes como las caras de una moneda, cuando uno se muestra
el otro se oculta y no se deja ver por el sólo hecho de estar
cubierto, por estar del otro lado, pero no porque no esté. Y así
sucede a la inversa. Cada cual está de un lado de la unidad
indivisible, y sólo cuando ambos están conscientes de su
integración pueden hacerse Uno con la Unidad.
Ambos al mismo tiempo cumplen funciones o misiones
esenciales, pero por otro lado, estas misiones y funciones son
muy diferentes ya que se desenvuelven en distintos estados o
dimensiones; de este modo, cuando uno se manifiesta, el otro
se desmaterializa, y cuando uno se proyecta, el otro se recoge, si
uno está de Este lado, entonces el otro se encuentra del Otro
Lado. Y así sucesivamente. Sólo pueden observarse únicamente,
al inició o término de cada ciclo, justamente cuando la Moneda
gira y se intercambian las caras, pues sólo en ese período se
alterna la actuación, y necesariamente nos debemos ver para
reconocer la Unidad que somos y la Esencia a la cual
pertenecemos. Sin este reconocimiento no habría manera de
que se completara el ciclo.
el lucífero creador  157 
Y ahora, precisamente, nos encontramos en ese período
trascendental del ciclo cuando el mismo se inicia y concluye
simultáneamente, para reiniciarse otra vez. De tal manera que
todo es un movimiento cíclico constante de comienzo y
término sucesivos, que alternadamente se suceden y se
reemplazan por toda la eternidad. Esto es lo que hace que en
definitiva, no exista ni el Principio ni el Fin, aun existiendo
eternos inicios e infinitas conclusiones.
Justamente, éste es el instante exacto en que el Anciano Luz
Naranja ha de surgir para efectuar nuevamente el intercambio
de función o cambio de misión.
Tú, Luz Celeste, ya has completado la obra con el desapego
a ella, y ahora le toca al Anciano Luz Naranja entrar en acción.
– Estoy comprendiendo un poco, porque todavía hay algo
que no logró captar. –Dijo el Lucífero Creador–. ¿Por qué tiene
que ser así? ¿Por qué no me dijeron antes que siempre estarían
conmigo? ¿Por qué no me lo dijeron desde un principio?
Me dejaron solo... bueno, aparentemente solo... me dejaron
desamparado, bueno, aparentemente desamparado, haciendo
todo aquello sin saber para qué lo hacía, pensando e
impulsando cada forma manifestada, creando, proyectando,
mientras buscaba sin consuelo por todos los recónditos
rincones del infinito universo, nuestro estado primigenio, este
Confín tan escurridizo.
En algunos momentos anduve casi desesperado, padeciendo
angustias, soledades, tristezas, y lo peor de todo, remordimiento
y cargo de conciencia por haber provocado la desaparición de la
Luz Naranja, ya anciana. Ella, que repentinamente se extinguió,
dejándome en el colmo de la incertidumbre. –De repente, el
Lucífero dejó de pensar en sí mismo al recordar algo aun peor–,
¿sucederá lo mismo con los Seres Humanos? Me pregunto si
ellos también buscarán desesperadamente por todas partes la
Luz que les he dado, sin saber que muy dentro de ellos mismos
158  el lucífero creador 
se encuentra iluminando. Quizás la sigan buscando por siempre
hacia fuera, por todos lados, en el reflejo de toda manifestación,
sin saber que la Luz se encuentra en ellos mismos. Y en el caso
de que la encuentren después de tanto buscar, me pregunto si
estarán tan confundidos como lo estoy ahora. ¿Es que tanta
Luz enceguece?, ¿es que la Verdad es tan difícil para asimilar?

Al no recibir respuesta alguna por parte de la Joven Niña,


continuó relatando su propia consternación.
– Ansiándolo encontrar en algún sitio remoto, me esforcé al
máximo por hallarlo en algún lugar; y resulta que Él siempre
estuvo en mí, es más, Tú también estuviste en mí, y yo no lo
sabía..., nunca lo supe hasta ahora. ¿Cómo iba a encontrarlos si
buscaba hacia fuera lo que debía encontrar adentro? ¿Por qué
tuvieron que hacerme esto?... Si al menos Él me lo hubiera
dicho, o tan sólo insinuado, hubiera profundizado la
introspección y la centralización en la meditación más
profunda.
– Pero recuerda que sí te lo indicó claramente, pues Él te
comunicó: “Sólo Conociéndote lo Conocerás”. ¿Recuerdas?,
fueron las palabras del Anciano queriéndote decir que estaría
siempre en Ti, que nada saldría de Ti, que todo estaba en Ti...
Él te lo expresó literalmente:
“DESCÚBRETE Y LO DESCUBRIRÁS”, lo recuerdo muy
bien porque yo también estuve allí.
Por otro lado, el Anciano Luz Naranja, del mismo modo que
toda la manifestación hará alguna vez, volvió a su estado
prístino luego de perder su forma. Siempre estuvimos en Ti, en
todo momento. Jamás te abandonamos como tampoco jamás
abandonaremos nada de la inmensa Existencia, pues estamos
incluidos en cada entidad, en cada ser, en cada forma y
expresión.
Asimismo, no es esto exactamente lo que le explicaste a La
Naturaleza respecto a la procedencia de tu Luz brindada a los
el lucífero creador  159 
Seres Humanos y al propio Controlador de Todo... ¿será
entonces que es más fácil decírselo a los demás que reconocerlo
uno mismo?
Pues, va siendo hora de que lo admitas... al igual que tu Luz
somos nosotros.

El Lucífero Creador se quedó un tiempo silencioso y


pensativo, en tanto que unas lágrimas de felicidad y otro poco
de impotencia se desprendían de su Luz Celeste, y brillando se
desperdigaban por la indefinida expansión. El motivo era: “Este
extraño y dificultosamente comprensivo Sueño”.
Sentía felicidad por el reencuentro, y un poco de tristeza por
todo lo que quedaba atrás, a lo que ya había renunciado, aunque
paulatinamente iba asimilando eso que sabía tan bien en lo más
hondo de su conciencia: “que todo era parte de una unidad, y
que nada se perdía o se dejaba, a pesar de toda partida”.
Anegado en sus propios pensamientos. Entrando en la
profundidad de la Conciencia para Despertar a esta Realidad.
Entró en sí mismo más y más para descubrirse y así saber la
Verdad en todos sus repliegues psíquicos más trascendentes.
De improviso, luego de un tiempo de abstracción, comenzó
a sentir que su Luz paulatinamente se desvanecía. Se alarmó a
causa de la irregular sensación que lo penetró; era como que
gradualmente perdía algo de lo que ya era al mismo tiempo que
se transformaba en algo más, que también ya era desde siempre.

Era una expresión nueva totalmente extraña, fuera de todas


las que ya había experimentado.
A medida que el resplandor de la Luz Celeste se consumía,
se iba notando la forma que siempre estuvo oculta tras su brillo.
Era la imagen de un jovenzuelo de tez transparente, a veces
algo pálida y otras de tono moreno. Y que refulgía tanto como
la de la joven mujer. El niño detrás de la Luz Celeste era un ser
de mirada serena y apacible, ojos oscuros, cabello negro, algo
160  el lucífero creador 
largo y bien lacio. Su piel era como la maya entramada del
espacio y su aliento era el tiempo sideral.
Luego de verse reflejado sobre la ínfima materia del Cosmos
de aquel lugar, y observar perplejo cómo era, miró de un modo
contemplativo a aquella hermosa princesa cósmica, y ambos se
quedaron mirando absortos por un largo período.
Más tarde la joven le tomó suavemente las manos y casi en
un susurro le dijo:
– Pequeño Lucífero, ¡qué lindo eres!...
– Tú también, hermosa Moneda. –Respondió el lucerillo con
una chispeante sonrisa–.
– Es tiempo de que veas al Anciano Luz Naranja, ya que
tanto lo necesitan y desean ambos.
– Pero, antes respóndeme una cosa, por favor, estoy algo
desconcertado. Ha pasado tanto tiempo, y sin embargo me veo
tan joven qué... ¿cuánto tiempo ha pasado desde la última vez
que vi al anciano amigo Luz Naranja?
– Apenas unos pocos millares de trillones de milenios...
– ¡Uff!, ya presentía que estaba transcurriendo muchísimo
tiempo. –Confirmó el joven, y agregó con la intención de no
pensar en el volumen de aquella cifra–, ¿pero cómo es que
todavía soy tan joven?
– Eres joven porque todavía te encuentras de Este Lado.
Cuando pases al Otro Lado, Tú serás demasiado viejo, y el
anciano Luz Naranja apenas será un niño recién nacido.
– Quiero verlo.
– Simplemente piénsalo..., piensa en Él y lo verás.

Entre los dos jóvenes comenzó a surgir de la nada, que al


mismo tiempo lo era todo, una especie de bruma que
gradualmente iba tomando una forma definida, y de la misma
emanaban destellos anaranjados que hacían al Lucífero
estremecer hasta las últimas fibras de su ser. Al completar su
aparición, se dejó ver la Luz Naranja convertida en un anciano
el lucífero creador  161 
muy longevo. Un Ser bellísimo crecido en incontables siglos, de
cabellos enmarañados y canosos que entonaban con su barba
encrespada y larga. Su piel era extremadamente suave y muy
arrugada, tallada con los surcos de la Sabiduría Ancestral, pero
aún mantenía a pesar de su vejez, la expresión jovial y sencilla
de un adolescente. Sus ojos destilaban toda la inocencia de los
niños.
En su manera de mirar se establecía la inconmensurable Paz
eterna, el Conocimiento Cósmico y el Amor infinito; y su
imagen traslucía la condensación de todos los eones y la de los
múltiples universos, y millares de cosmos resaltaban en su tez.
Los tres, tomados de las manos, se sentían tan felices que
además de resultarles difícil explicarlo con palabras, lloraban de
felicidad en silencio, mientras se les escapaban incontables
lágrimas que echaban a rodar por sus irisados rostros.

En el suntuoso silencio pareció un estallido la frágil vocecilla


que procuraba describir:
– El Universo que impulsé allá... es tan extenso, ilimitado y
precioso como este sentimiento que nos embarga. –Comentó el
Lucífero Pensador.
– Sí, lo vimos todo porque estuvimos allí. –Afirmó la joven
niña recordando lo maravilloso que en realidad era–.
– Toda esa manifestación guarda en sí el encanto y el
extraordinario misterio que es posible de imaginar dentro de la
Gran Mente, –comentó el Anciano Luz Naranja–.
–... La Naturaleza... el Controlador de Todo... –Dijo el joven
niño y se interrumpió a sí mismo a causa del sollozo sostenido.
– También estuvimos allí mientras lo proyectaste con tus
pensamientos creativos. Por cierto, es lo más tierno que existe
en toda la existencia. –Dijo el Anciano en un tono grave, algo
ronco pero intensísimamente amable, mientras miraba fijo al
Lucífero Creador–.
– Ella es nuestra Naturaleza. –Concluyó la joven niña–.
162  el lucífero creador 
Dibujo Nº 8
Trinidad - La Trimurti

el lucífero creador  163 
Ya no hablaron más y se mantuvieron en una completa y
profunda mudez de sonidos, más no de diálogos internos.
Sin dejarse de mirar ni por un instante a los ojos, tras un
intenso resplandor que nacía desde cada uno de ellos, sus
formas comenzaron a esfumarse como si fueran hechas de
vapor...
El Anciano, al desvanecerse detrás de su intenso brillo
quedó convertido en una fulgurante Luz Naranja como símbolo
de la Sabiduría. El Joven niño se transformó nuevamente en la
forma original del Lucífero Creador, la Luz Celeste, como
símbolo del Poder Celestial.
Mientras que la pequeña Niña, en sí, la unión entre los dos,
se disolvió entre los reflejos de una Luz Verde claro, tan claro
que se mezclaba entre tonalidades Amarillentas, como símbolo
de la Vida y de la Alquimia Existencial.

Las tres luces se mantuvieron encendidas en aquel lugar del


infinito Confín, esparciendo desde el profundo fondo oscuro, la
gran esplendidez de sus resplandecientes nimbos.
En un movimiento casi imperceptible, pero constante, una a
otra se fueron aproximando entre sí de manera gradual. Sus
contornos comenzaron a fundirse hasta unirse y formar una
sola Luz, que por su potencia y magnanimidad desplegaba un
fuego intenso, enceguecedor, y al mismo tiempo, un clarísimo y
transparente rayo... Refulgente radiación que por momento se
veía algo difusa, y en otro, bien nítida.

Esta imponente explosión luminosa que se dilataba en forma


de rayos, estaba compuesta por una fuerza lumínica continua, y
a su vez estaba moldeada con las combinaciones precisas para
convertirse en una Luz perenne.
Los reflejos de sus destellos alumbraban toda la extensión y
abrillantaba de un modo sin igual cada milímetro del infinito
Confín del Universo.
164  el lucífero creador 
Dibujo Nº 9
La Fusión - Supernova

el lucífero creador  165 
Tan inmenso resultó ser su resplandor, que era imposible
que se contuviera en tan vasta y considerable expansión. De
este modo, el Confín del Universo, allí donde no existía el
Cosmos en cuanto a formaciones y entidades visibles, quedó
reducido a una total e inmensa bola de Luz, que al llegar hasta
su máxima magnitud, desbordó más de la misma infinitud de
aquella dimensión, y traspasándola y dejando muy atrás al
Confín, la fuerza lumínica de la Luz se propagó por el Cosmos
entero alumbrando a todas las formaciones y entidades
existentes, iluminando todos los rincones de las galaxias, sin que
nada en el universo quedara exento de dicho esplendor e
iluminado brillo.

Lo único posible que podía observarse en toda distancia y


medida, eran los haces luminosos que emanaban desde aquel
imperceptible Confín que hasta ese momento fue difícil de
encontrar en el Cosmos.
La brillantez de esta fuerza lumínica recorrió el espacio
íntegro. El calor que emitía esta incandescencia reverberaba
sobre la superficie de todos los cuerpos, y fue así como se
formó una gigantesca Aurora Cósmica.
El ardor y el halo de Luz bordeó todos los astros y planetas,
cubriéndolos con bendiciones y llegó hasta la Tierra, y todos los
seres vivos, todas las especies y todos los Seres Humanos
intuyeron y se percataron de que algo descomunal e inédito
estaba ocurriendo en el Universo.
Mientras tanto, La Naturaleza, el Controlador de Todo, que
andaba vagando sin rumbo fijo, se preocupó al ver una nube
solitaria que se aproximaba, y más aun, porque era la nube del
Lucífero Creador, pero sin él sobre ella.
Sin embargo, inmediatamente percibió la radiante diafanidad
que eyectaba alguna Luz muy lejana, la cual satinaba su dulce
rostro. Más luego de sorprenderse y extrañarse, se sintió
166  el lucífero creador 
dichoso al comprender que su querida amiga la Luz Celeste
había encontrado al fin su Lugar, aquel Otro Lado que tanto
anhelaba. Pero en ese preciso instante supo también, que ya
nunca más volvería a ver al Lucífero Creador paseando sobre su
nube por los amplios espacios de la voluminosa Manifestación.
Así se quedó el Controlador de Todo, algo solo con todo
aquello que de alguna manera también era su responsabilidad,
puesto que tendría por siempre que regular y equilibrar, hasta
fusionarse algún día con su gran Hacedor.
Por eso, en lo más profundo de su Ser sabía que estaba
siguiendo los pasos del Lucífero Creador, puesto que alguna vez
se reintegraría en aquel desconocido e inexplicable Otro Lado
junto con toda la manifestación.
Y entonces suspiró con alegría, y desde luego, al igual que
otras veces... lloró...

Luego de expandirse la Luz en la totalidad de las totalidades,


y luego de liberada toda su energía, comenzó a disminuir
lentamente su caudal luminoso y su calor.
El viento y el sonido se fueron acallando, y su presencia y
resplandor apaciguando, de tal modo que no se detuvieron en
su proceso hasta desaparecer por completo.

Sucedió que la Fuerza Lumínica se había contraído hacia el


Otro Lugar donde se reabsorbió y desapareció, más allá del
Confín del Universo, para reintegrarse a aquélla dimensión que
alguna vez fuera su origen y principio, allí donde no hay forma
y, sin embargo, se Existe; en donde se extinguen las palabras,
pero sin ninguna duda permanece la comunicación. Allí, en
donde no se describe ningún tipo de nacimiento ni de muerte, e
igualmente la Vida es Sempiterna..., porque, ese es el Lugar
donde se encuentra la “Morada” en que habita lo “Eterno”... a
ese Lugar fue la Luz, allí se fundió La Trinidad, en donde la
nada ni es nada ni es todo... en donde simplemente y en verdad
el lucífero creador  167 
se ES..., donde la Unidad Esencial de la Existencia es la única
realidad.

Pero antes de que el último rayito de Luz se disolviera, en el


último que se contenía antes de desaparecer por completo en la
dimensión esencial de lo sin forma, resonaron los últimos
sonidos de las remotas voces que aún murmuraban entre sí en
el limítrofe del Cosmos con el Otro Lado, en una vibración no
audible por ningún órgano de audición...
– ¿Saben qué nombre nos han asignado allí en la Tierra, y en
tantos otros lugares del Universo? –Preguntó una Voz–.
– Sí. –Respondió otra, y una tercera Voz agregó:
– Algunos nos llaman Dios..., otros nos dicen Brahma... o
Alá... Tao... Existencia sublime y esencial.

168  el lucífero creador 
CAPITULO DOCE

EL OTRO LADO

el lucífero creador  169 
– ¿Podemos comunicarnos?... ¿Me oyes?... ¿Estás aquí
todavía?... ¿Dónde estás?... –Se propulsó una onda vibratoria
insonora–.
– Sí, sí. Estoy aquí junto a Ti... –Vibró otra onda insonora–.
– ¡He aquí nuestra Luz en potencia!... Esto es el sostén de
toda la Existencia.
– Esto somos nosotros y toda la proyección manifestada en
Esencia.
– ¿Sobre qué somos?
– No sé, pero Somos.
– ¿Qué sucederá ahora?
– Es el momento de dormir. Ya eres Anciano y eres como el
Abuelo de todas las cosas proyectadas... Debes tomarte el
reposo necesario para que alguna vez, cuando se complete el
ciclo de la manifestación, puedas volver a empezar con una
renovada energía.
– ¿Qué harás mientras tanto querido niño?...
– Simplemente velar.
– ¿Velar?..., ¿velar qué?
– Sí. Velaré por Ti y por toda la manifestación que has
impulsado con tus pensamientos creativos. Ahora me toca a mí.
Y cuando ésta se reintegre aquí con nosotros, volveré a
despertarte para que retomes otra vez el Ciclo de una nueva
Proyección, la cual impulsarás con nuevos Pensamientos.
– ¿Pasará mucho tiempo para Despertarme?, –preguntó
quien habría sido alguna vez el Lucífero Creador–.
– Muchísimo... Tanto, que me pondré tan viejo como lo
estás Tú ahora, y para entonces, Tú serás tan niño como lo soy
yo ahora.
– Recuerda decirme la próxima vez que me despiertes toda
la verdad, y con suma claridad explícame, quién eres y quién
soy..., lo que tengo que hacer y adónde debo llegar.

170  el lucífero creador 
– ¡No, eso sí que no! No podré hacerlo aunque quiera
porque los tres hemos decidido que fuera así. Somos Uno, y
por lo tanto cada quién ha de experimentarlo por sí mismo en
su profundidad sin la intervención del otro.
Esto es parte del Juego que nos hemos propuesto jugar, el
cual decidimos que sea totalmente improvisado cada vez,
espontáneo y artístico al mismo tiempo. Hemos preferido que
no sea pautado de ninguna manera, no condicionado, no
preestablecido. Así que no me pidas que te diga aquello que no
te puedo decir porque los tres hemos decidido que así fuera.
No puedes saber el Secreto del Juego hasta el final, porque si
lo sabes antes, se termina el juego.
¿Recuerdas?, estamos decidiéndolo de este modo los tres por
unanimidad para no limitar la belleza de lo creativo...

Alguna vez lo impulsamos así con nuestros pensamientos, y


ahora es parte del movimiento que no podemos modificar, es
parte de nuestra respiración, la cual jamás cesará, es parte de
nuestra conciencia, la cual es inmortal. Ya no podemos cambiar
los hechos, por lo que sólo nos queda jugar nuestro juego.
Acuérdate que, al fin de cuentas, no podemos intervenir.
¡Todo Es!, y todo está así, sin más.

– He deseado por tanto tiempo esta Unión, y la busqué con


tanto ahínco, para que ahora que estamos juntos tenga que
dormir, y encima de todo esto, al despertar ni tendré la más
distante idea de lo que estamos haciendo, y Tú me confundirás
más con eso de que debo descubrir quién soy, y con eso de que
te haces el que nunca sabes nada...
– Claro, por eso siempre es distinto... Es parte del Juego
espontáneo y creativo... Nunca se repite. Este es el misterioso
arte.

el lucífero creador  171 
– De hecho, esto es lo que precisamente más me conmueve
en este momento: que todo esto sea interminable.
– Así es..., es Eterno...
– Pero no lo entiendo...
– Yo tampoco...

– Empezamos de nuevo con lo mismo... De todos modos,


estoy inmensamente feliz de que así sea. Además, en el
transcurso de las incontables rondas de ciclos manifiestos y en
todas las esferas existenciales he comprendido muy bien ese:
“yo tampoco”.
– Yo también...
– ¿Qué será de los Seres Humanos?
– A su debido momento lo sabremos.
– ¿Alcanzarán a comprender la Vida en su plenitud tal como
imagino, y podrán armonizarse con todo lo que amorosamente
les brindé, o es que se autodestruirán bajo las ruinas de la más
impetuosa desolación?...
– Ya debes dormir... Entra en la Unidad indiferenciada. Deja
de pensar, Lucífero Pensador.
– Pero antes, respóndeme por favor a esto: ¿Sobrevivirán y
trascenderán o se aniquilarán y sucumbirán?
– ¿Los amas tanto?
– ¡Sí! por supuesto, acaso, ¿habría manera de evitar este gran
sentimiento siendo Ellos Yo?
– Siempre me haces las mismas preguntas. Cada vez que
alcanzamos este estadio me vuelves a preguntar lo mismo:
“¿evolucionarán o tal vez se extinguirán?”, “¿sobrevivirán o
quizás se destruirán?”, y yo no puedo responderte. Tú eres el
Diseñador de Todo, Tú eres el Grandioso Lucífero Creador que
ha impulsado toda la proyección de formas con tus
pensamientos creativos. Tú eres el que hace Todo de una
determinada manera pero jamás preestablecida. ¿Y me
172  el lucífero creador 
preguntas a mí? Tú tienes la respuesta, pregúntate y respóndete,
yo no sé.
– Tienes razón en que he proyectado la vida y a los seres de
una determinada manera, pero por el hecho de haber impulsado
la Existencia no significa que sepa cómo han de completar el
ciclo natural todas las cosas que hay en ella. Yo no intervengo
para proporcionarles un término adecuado... y tú eres el que
todas las veces está despierto y presencia el destino final de los
seres humanos...

Por eso..., por favor, ¡compláceme!, te lo suplico... Tú que


estás Consciente de cuantas Manifestaciones y Proyecciones
han existido, y estás presente en cuantas conclusiones y
disoluciones de Ciclos han ocurrido, dime... ¿qué sucederá con
la Humanidad?...
– Lo mismo, queridísimo Lucífero... lo mismo que las
anteriores veces.

el lucífero creador  173 
Dibujo Nº 10
El Principio del Principio - El Reinicio

174  el lucífero creador 
~º~º~º~

A modo de conclusión:

Me he comportado como un travieso,


al hacer este cuento, pues,
he desdibujado mis sentimientos
en infinitos pliegos,
velando todos mis sueños reales,
que en verdad existieron.
Lo único que pido a mis Queridos Maestros,
es que tengan en cuenta mi olvido
y mi gran desencuentro...

El autor

~º~º~º~

el lucífero creador  175 
~º~º~º~

Advertencia para una mejor lectura de esta obra en el


formato de impresión:
El libro digital está diseñado en un formato estándar según
el tamaño más apropiado para su edición impresa, por eso al ser
trasladado al papel será conveniente seleccionar la función en la
impresora que amplía la copia al tamaño de página -A4- y a
todo color, a fin de mejorar la lectura y la vista de los dibujos.
Al imprimir este libro se recomienda respetar las carillas en
blanco ya que tanto los dibujos como los espacios entre
capítulos se encuentran ubicados en posiciones estratégicas para
conformar otros símbolos tangenciales. Procediendo de esta
manera tampoco se alterará la numeración de páginas.

En otras palabras, para poder apreciar el formato del texto y


aprovechar la simbología aplicada también en la diagramación,
se recomienda imprimir el libro en páginas pares e impares
diferentes utilizando el frente y dorso de cada hoja (márgenes
simétricos), y mantener las carillas en blanco, ajustando al área
de impresión al tamaño de hoja A4.

~º~º~º~

176  el lucífero creador 
EPILOGACIÓN DE LA VERSIÓN MEJORADA

En la primera versión editada en 1988 me he limitado a


resumir el cuento por cuestiones económicas a fin de reducir la
cantidad de hojas y así abaratar costos de edición, por lo que en
esta versión digital de 2011 he desarrollado el cuento original
según el manuscrito realizado en 1978, con sus dibujos a
colores cosa que también me ha resultado imposible costear en
la edición gráfica anterior.
A su vez, debido a que en la primera edición de este libro no
fue del todo comprendido el simbolismo que intenté compartir
mediante ciertas analogías, en esta versión mejorada he
acentuado la explicación indirecta y figurada de muchos de
estos puntos oscuros que no los había comentado en detalle
para la versión editada.
Hasta tal punto se extendió mi necesidad de ampliar el
esoterismo implícito en este libro, que he llegado a componer
una segunda obra intitulada: D. E. M. I. (Dimensiones
Exploradas del Mundo Interior), a través de la cual expuse los
mismos principios expuestos en El Lucífero Creador pero
narrados de otra manera, bajo otra historia.
De hecho, puede decirse que DEMI es la manifestación del
Lucífero Creador en la vida diaria y aplicado en su desarrollo a
las sociedades modernas.

Es necesario comentar que los primeros bosquejos de este


libro nacieron a partir de una crisis espiritual transcurrida
mientras cursaba el sexto y séptimo grado de la primaria en una
escuela religiosa, cuando mi mente comenzó a rechazar muchas
de las fórmulas que me fueron presentadas como “Palabra de
Dios”, lo cual me llevó a esa temprana edad a incursionar en
otras corrientes junto a los mormones y a una línea del budismo
tibetano, hasta llegar finalmente a descubrir la Vedanta Advaita
el lucífero creador  177 
de la India y posteriormente la filosofía taoísta de China, que de
alguna manera se encuentran resumidos y amalgamados en esta
obra.

El Lucífero Creador representa como Luz que es, uno de los


aspectos manifiestos de la Mente Superior, por lo tanto, más
que “creador” podría decirse que se trata de un Lucífero
Pensador. Porque verdaderamente no existe la creación en
modo alguno, pues en el universo entero todo procede de leyes
que se combinan entre sí dando origen a distintos procesos
evolutivos. Incluso, tampoco estas leyes son creadas puesto que
son el producto derivado del movimiento intrínseco que
corresponde a la proyección de la unidad existencial esencial.
Y esta Unidad como Esencia no tiene principio ni fin, nunca
ha nacido ni nunca morirá, no tiene inicio ni término, ya que es
eterna e infinita, y, a su vez, es el fundamento de todo cuanto
existe por lo que se llega a la conclusión de que tampoco ha
sido creada por nadie. Claro que esta Unidad o Esencia u
Origen Primordial increado puede ser considero como Mente
Superior o como Dios, pero siempre y cuando se entiende que
Dios tampoco ha sido creado por nadie, como tampoco, Dios
no crea nada ya que todo lo existente es parte de Dios, y nada
está fuera de él. Todo es él, y Él es Todo, por eso nadie crea
nada.

A modo de ampliar algunos de los símbolos expuestos en el


libro, digamos que el anciano Luz Naranja representa uno de
los aspectos de la Mente Superior, en este caso, el aspecto
inmanifestado. Es decir, mientras uno de los componentes se
plasma junto con toda la manifestación y se expresa con ella, el
otro se mantiene en ese otro estado prístino inmanifestado
desde donde surge todo el universo. Esto es, en otras palabras,
Esencia y Conciencia. Se trata de la primera dualidad impulsada
por la Ley de Causalidad (causa y efecto).
178  el lucífero creador 
La interacción e interrelación de estas dos potencias,
manifiestas básicamente como las fuerzas de extroversión e
introversión o centrífuga y centrípeta, genera una nueva y tercer
potencia como resultado de la fricción y combinación de las dos
primeras, siendo que ésta última se refiere al equilibrio cíclico
entre la expansión y contracción, entre el movimiento y la
quietud, entre lo que se inicia y lo que concluye, entre la
multiplicidad y la unidad. En sí, se trata del impulso que
conforma la matriz de todo lo que existe.
En otras palabras, podríamos decir que las tres potencias
son:
Inmanifestación, Manifestación y Equilibrio.
Y en este caso sería como decir que del Yin surge el Yang y,
al final, todo vuelve nuevamente al Yin. También es comparable
con la Trimurti hinduista conocida como: Brama, Vishnu y
Shiva (Proyección, Preservación y Regresión), o bien, la Tríada
cristiana representada por: Dios, el Hijo y el Espíritu Santo, y
en todos los casos como aspectos del despertar espiritual.

Algunos otros símbolos representados en el libro asociado


con lo anterior son, por ejemplo, el color celeste como símbolo
del “nuevo cielo” (o joven yang naciente según el iching),
después está el color Naranja que es el símbolo de la Sabiduría
(el viejo yang), y, por otro lado, el Verde y Amarillo de la
Tercera Potencia que simboliza la Vida y la Alquimia
(representando al joven y viejo yin simultáneamente).
La Ley del Ciclo o Karma, y el entramado que establece la
Ley de Causalidad (causa y efecto) no se pueden detener a no
ser mediante la comprensión metafísica. Por lo tanto, este
movimiento constante sólo cesa para la conciencia a partir de la
sabiduría y la comprensión subliminal de las profundas raíces de
todo movimiento y accionar.

el lucífero creador  179 
La naturaleza sigue el curso natural de las cosas sin oponerse
ni imponerse, por eso el Controlador de Todo, irónicamente no
controla nada, del mismo modo que el Lucífero Creador no
puede crear nada jamás aunque aparenta crearlo todo. Esta es la
paradoja que constituye el rumbo hacia la toma de conciencia,
la cual se establece más allá de todas las contradicciones,
antagonismo y oposición.

De esta manera, en el presente cuento se simbolizan muchos


otros aspectos cuya explicación minuciosa alargaría demasiado
la trama del libro, y no ha sido la intensión escribir aquí un
manual o ensayo del pensamiento central de las principales
corrientes de oriente y occidente, sino, por el contrario,
conformar una síntesis para estimular al lector a bucear dichos
temas en las numerosas fuentes de los clásicos que están a
disposición.

Por último, téngase en cuenta que si bien se trata de


parangonar en este libro ciertos principios y leyes naturales, en
una suerte de metáfora o analogía sobre la cosmogonía y acerca
de la evolución de las especies, pero desde el sentido más puro
de la auto-Revelación de la Conciencia según la Sabiduría
Ancestral, también es justo decir que se intercalan a lo largo del
cuento ciertos patrones que distinguen a la psicología, a la
sociología y a la espiritualidad de los seres humanos.

~º~º~º~

180  el lucífero creador 
EL ENFOQUE MÍSTICO DEL LIBRO
(Material empleado para la difusión de la obra)

Los científicos han tenido mucho temor desde hace siglos a


la idea de creación y de un creador, y por lo tanto han
rechazado con vehemencia tales teorías que son inherentes a
todas las religiones del planeta, pues, sus mentes analíticas sólo
pueden admitir lo que es demostrable a las limitadas
percepciones de los órganos sensorios en un nivel netamente
físico. Por otro lado, los religiosos temen al concepto de
evolución y a las conclusiones científicas sobre el origen de la
vida, por eso se perturban tanto al enfrentarse a estas
explicaciones a las que tildan de materialista por negar la
existencia de Dios.
No obstante, la verdadera situación en la que nos
encontramos los seres humanos es que estamos sumergidos en
una realidad integrada por infinitos planos y dimensiones, los
cuales corresponden todos a una existencia ilimitada, eterna e
infinita, tanto hacia lo más grande como hacia lo más pequeño;
y de toda esta enormidad visible e invisible, físico, metafísico,
psíquico y espiritual, tan sólo un único aspecto de todos es el
que puede ser razonado y medido en lo concreto, porque se
trata de la materia, mientras que el resto de los planos y
dimensiones sólo pueden ser captados intuitivamente a través
de un estado muy elevado de conciencia expandida.
Precisamente, en este libro se combinan ambas posiciones, la
científica y la religiosa, la materialista y la espiritual, desde una
perspectiva mística, también natural, y sin que haya conflicto
entre los diferentes postulados e interpretaciones.

En este libro para niños, jóvenes y adultos-niños se


desarrollan distintas concepciones acerca del origen del cosmos
y sobre la naturaleza del alma, representadas a través de las
el lucífero creador  181 
alegorías orientales narradas en un cuento simbólico, aunque las
distintas concepciones también están inspiradas en ciertas
mitologías ancestrales de los pueblos originarios de occidente
que dieron curso a las grandes sociedades posteriores.
A lo largo de los capítulos se va desarrollando además un
enfoque ético acerca del accionar de la humanidad, de sus
sueños, de su evolución y hasta sobre su autodestrucción
potencial, como así también, se describe el posible maravilloso
legado que la existencia ha brindado a los seres humanos, y que
estos acunan en la profundidad de su ser interior.

~º~º~º~

TEXTO DE LA CONTRATAPA

El Lucífero Creador es un libro de cuento para jóvenes y


adultos con espíritu de niño; el texto alude a la cosmogonía y a
la antropología en cuanto al movimiento expansivo del universo
y de la vida, en el que se destaca la incidencia humana que
afecta de un modo crítico a su propio microcosmos. Sin
embargo, el cuento aborda desde un enfoque trascendente la
naturaleza esencial del alma enraizada en el mismo núcleo de la
existencia.
Inspirado en las teorías orientales taoísta del yin yang y en la
vedantista acerca del karma, por las que se conjuga de manera
fusionada con otras dos teorías occidentales: la evolucionista y
la creacionista.

Este es un libro para adentrarse en estas teorías complejas de


manera amena y alegórica, mediante numerosas enseñanzas
simbólicas acerca de las leyes sublimes que regulan el devenir
182  el lucífero creador 
del cosmos y el de los seres humanos, para esclarecer quizás, su
misión en la vida. 

– Explícame por favor, –dijo impaciente el Controlador–, 
¿qué es eso de las nuevas “ Esferas” ? 
–  Estas  “ Esferas”   son  simplemente  uno  de  los 
“ PUENTES”   que  distancian  a  los  hombres  de  mi  propia 
Esencia  Subliminal,  el  cual  sólo  atravesándolo  se  me  puede 
conocer  en  ese  estado  tan  particular.  Porque  mi  Esencia  es 
la  Esencia  de  ellos,  y  no  existe  una  mínima  diferencia  al 
respecto. 
Estas  Esferas  son  lugares  como  de  fantasía,  pero  tan 
reales como lo concreto que se ve a través de nuestros ojos. 
Los  Seres  que  allí  habitan  son  sin  forma,  pero  se  pueden 
tocar.  Son  silenciosos,  pero  se  pueden  oír;  son  invisibles, 
más se los pueden contemplar y apreciar... Todo depende de 
la intensidad con que se los considera, la intensidad con que 
se los desea. 
–  ¿Cómo  tiene  que  ser  esa  intensidad?  –Interrumpió  la 
Naturaleza  levantando  dulcemente  los  hombros,  ya  que  ella 
no sentía ninguna clase de intensidad–. 
–  Leve,  –continuó  diciendo  el  Lucífero–,  muy  leve,  como 
la de los niños. Los simples no desean conocerlas porque ya 
viven en Ellas...

~º~º~º~

el lucífero creador  183 
184  el lucífero creador
~º~º~º~ 

I N D I C E 
de los Capítulos y Dibujos 

Capítulo Uno:  _________________        7 
En el Origen de los Tiempos 
Dibujo Nº 1:  El Principio 
El Inicio 

Capítulo Dos:  _________________  11 


La Manifestación Manifestada 
Dibujo Nº 2:  La Evolución de la Luz 
El Yin‐Yang 

Capítulo Tres:  _________________  17 


El Traspaso del Ciclo 

Capítulo Cuatro:  _______________  29 


Genealogía Cósmica 

Capítulo Cinco:  ________________  35 


Cinco Naturalezas 
Dibujo Nº 3:  Danza Sideral 
La Nube del Lucífero 
Dibujo Nº 4:  Ley de la Naturaleza 
El Controlador de Todo 
Dibujo Nº 5:  La Gran Observación 
La Esencia
el lucífero creador  185 
Capítulo Seis:  _________________  49 
El Ser Humano 
Dibujo Nº 6:  Vida Manifiesta 
Vida en Plenitud 

Capítulo Siete:  ________________  61 


Conciencia Cósmica 

Capítulo Ocho:  ________________  67 


Sentimiento Amoroso 

Capítulo Nueve:  _______________  85 


Ante el Caos 

Capítulo Diez:  _______________        93 
El Nuevo Hombre 
Dibujo Nº 7:  Autodestrucción 
La Inconsciencia 

Capítulo Once:  ________________       147 
Auto Reconocimiento 
Dibujo Nº 8:  Trinidad 
La Trimurti 
Dibujo Nº 9:  La Fusión 
Supernova

186  el lucífero creador 
Capítulo Doce:  ________________  169 
El Otro Lado 
Dibujo Nº 10:  El Principio del Principio 
El Reinicio 

A modo de conclusión  __________       175 

Advertencia para una  __________       176 
mejor lectura de esta obra 
en el formato de impresión 

Epilogación de  ________________  177 


la Versión Mejorada 

El Enfoque Místico  __________       181 


del  Libro 

Texto de la contratapa  __________        182 

Índice  _________________________       185 

Publicaciones 
efectuadas hasta la fecha  __________    188

el lucífero creador  187 
~º~º~º~ 

Publicaciones efectuadas hasta la fecha: 

Este libro se completo de digitalizar en 2011. 
La primera versión editada en diseño gráfico se realizó en 1988. 
Los manuscritos del cuento datan de 1978. 

~º~º~º~

188  el lucífero creador 

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