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Liderazgo Organizacional - Mg.

Samantha Fabián H

TEMA 2 : INTELIGENCIA EMOCIONAL


Fundamentos de Inteligencia Emocional aplicados al
ámbito laboral
El término Inteligencia Emocional hace referencia a la “capacidad de reconocer nuestros
propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente
las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos” GOLEMAN, D
(1999). La práctica de la inteligencia emocional. Barcelona: Kairós.

Trataremos por tanto un ámbito que recoge habilidades muy diferentes, aunque complementarias, a
las capacidades exclusivamente cognitivas que se han medido por el cociente intelectual.

En este sentido, hay personas intelectualmente muy inteligente pero no necesariamente inteligentes
emocionalmente, ya que un cociente intelectual alto no implica una madurez emocional.

Estos dos tipos de inteligencias, la intelectual y la emocional, se vinculan a regiones diferentes


del cerebro.

El intelecto se centra exclusivamente en el neocórtex, que es nuestro cerebro evolutivamente más


reciente, mientras que los centros emocionales se encuentran en regiones subcorticales más
antiguas, principalmente en lo que se conoce como amígdala.

La inteligencia emocional está relacionada con el funcionamiento tanto de los centros


emocionales como de los centros intelectuales.

Empezaremos este apasionante recorrido conociendo su base, las emociones.

¿Qué son las emociones y para qué sirven?


Las emociones son nuestro gps moderno, pero ya estaban presentes en nuestros antepasados los
cavernícolas, y seguimos necesitándolas para encontrar un sentido a nuestra vida día a día.

Es cierto que ya no nos encontramos con los mismos peligros, pero seguimos respondiendo igual a
nivel fisiológico (se nos acelera el corazón, se nos tensan los músculos, se nos dilatan las pupilas,
por ejemplo).

Además influyen en nuestra atención y en como percibimos las cosas. Ante una situación que
interpretamos como peligrosa, nuestra atención se concentra en esa posible amenaza, hasta el
punto de no darnos cuenta de otras cosas o quedarnos paralizados. 

A través de las emociones nos comunicamos con los demás, a veces sin darnos cuenta, a
través de las manifestaciones no verbales de la emoción, como las expresiones faciales.

Nuestro cerebro recibe cada milésima de segundo millones de datos relativos a las emociones, lo
que influye en otras funciones cognitivas como la memoria o el lenguaje.

La palabra emoción viene del latín exmovere, que significa "aquello que te mueve hacia",
"movimiento o impulso” por algo externo. Por extensión, se refiere a lo que nos pone en
movimiento, tanto a nivel externo como interno.

Las emociones son estados afectivos innatos y automáticos que se experimentan a través de


cambios fisiológicos, cognitivos y conductuales.

Sirven para hacernos más adaptativos al entorno que experimentamos.


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Las Emociones se manifiestan a 3 niveles:

1. Nivel Cognitivo o experiencial

Sabemos que estamos sintiendo una emoción

2. Nivel Conductual o de acción

Sentimos la necesidad de actuar

3. Nivel Fisiológico o corporal

Reacciones de nuestro cuerpo. Este nivel no es controlable.

Clasificación de las emociones


A su vez, las emociones se clasifican por su:

1. Tono o Polaridad:

Como agradables, por ejemplo cuando sentimos ilusión o alegría, o desagradables al sentir enfado o
ansiedad.

2. Intensidad:

Corresponde a la fuerza con que experimentamos la emoción.

3. Duración:

Pueden ir desde segundos a minutos.

Es importante saber que:

1. Son Innatas:

Nadie nos enseña a tenerlas. Desde el momento en que nacemos damos muestra de ellas sin un
aprendizaje previo, por ejemplo el llanto o la sonrisa de un recién nacido. 

2. Son Universales:

Existen en todos los seres humanos, independientemente del significado que cada persona les dé o
la cultura a la que pertenezca.

3. Son mías (subjetivas):

Nadie puede decirnos lo que estamos sintiendo en un momento determinado. Lo siento “yo”. Y cada
uno de nosotros tenemos esa subjetividad de qué sentimos y de cómo nos sentimos.
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Sentimientos y estados de ánimos


A nivel emocional, también usamos frecuentemente otros dos términos: sentimientos y estados de
ánimo.

Los sentimientos son evaluaciones conscientes de nuestras emociones.

Los sentimientos son más duraderos que las emociones, pero las emociones son más intensas.

Los sentimientos son resultado de las emociones. Son la elaboración a través de la razón. Son
la experiencia subjetiva. 

El estado de ánimo es una actitud o disposición emocional en un momento determinado.

No es una situación emocional transitoria. Es un estado, una forma de estar,


cuya duración es prolongada (puede durar horas o días).

Se diferencia de las emociones en que es menos específico, menos intenso, más duradero y


menos dado a ser activado por un determinado estímulo o situación.

En resumen...
Los sentimientos son la toma de conciencia de las emociones. Sirven para expresar, de
forma más racional, nuestro estado de ánimo.

Sentir es un privilegio, y aprender a conocer, gestionar y expresar nuestras emociones nos


ayuda a acercarnos a quienes amamos: nosotros y los demás.

Todas las emociones tienen una función, por tanto, sería erróneo clasificarlas como positivas o
negativas. ¡¡Todas sirven para algo¡¡.

Sirven, entre otras cosas, para conocernos mejor, aclarar nuestro


pensamiento, reforzar nuestro sistema inmunitario, protegernos de los peligros, y hacer
que tomemos las decisiones correctas.

Sin embargo, cuando la intensidad es tan fuerte que nos separa del presente y nos secuestra
emocionalmente, nuestra capacidad de respuesta a la situación queda muy reducida, ya que
nuestros recursos quedan bloqueados, atrapados (por ejemplo nuestra atención y memoria).

Hoy las seguimos necesitando para ponernos en movimientos hacia el exterior y el interior de


nosotros, para encontrar un sentido a lo que vivimos a lo largo del día y de nuestra vida.

Si no aprendemos a gestionarlas, pueden llevarnos a situaciones difíciles, estados de estrés,


conflictos y sufrimiento psicológico y físico. 

Las emociones básicas


En los años 70, Paul Ekman catalogó 6 emociones básicas a partir de sus investigaciones
transculturales, consideradas a día de hoy como las Seis Grandes Emociones.

En sus trabajos, observó como los miembros de una cultura aislada eran capaces de identificar con
un alto grado de fiabilidad las expresiones emocionales al observar fotografías tomadas a personas
de otras culturas con las que nunca antes habían estado familiarizados.
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También eran capaces de adjudicar ciertas expresiones faciales a descripciones de situaciones


específicas. En base a sus investigaciones, llegó a la conclusión de que algunas expresiones son
básicas o biológicamente universales en la especie humana.

Las Seis Grandes Emociones son consideradas básicas en dos formas: 

Psicológica: no contienen otras emociones como una parte

Biológica: son innatas, no aprendidas

Emociones humanas básicas


Estas emociones humanas básicas son:

- Miedo:

Nos avisa de la existencia de un peligro, amenaza o daño a nivel psicológico, físico o social. Puede
ser presente o futuro, real o supuesto.

La respuesta puede ser la huida, el enfrentamiento o la paralización.

A nivel fisiológico, las pupilas se dilatan, aumenta el ritmo cardiaco y la secreción de hormona
vasopresina, entre otros efectos.

- Alegría:

Facilita la interacción social y expresa que estamos alcanzando nuestras metas.

La alegría es causada por un motivo placentero y, por eso, es sumamente agradable.

A diferencia de la felicidad, la alegría es de corta duración. Sin embargo, podemos tener muchísimos
momentos alegres al día.

A nivel fisiológico, segregamos endorfinas -neurotransmisores que alivian el dolor físico y emocional-
y hormona oxitocina –que nos vuelve más afectuosos-. 

- Ira:

Nos alerta de que hay algún obstáculo para alcanzar nuestras metas. Representa lo que hemos de
franquear o contra lo que hemos de alzarnos.

Se expresa a través del resentimiento, la furia o la irritabilidad. Solemos reconocerla como enfado.

Los efectos físicos de la ira incluyen aumento del ritmo cardiaco, de la presión sanguínea y de los
niveles de adrenalina y noradrenalina.

-Tristeza:

Aparece cuando percibimos una pérdida o fracaso.

No hay una amenaza (como en la ira), sino la sensación de que nuestra meta no se ha conseguido.

Es una emoción que favorece mucho la introspección y la toma de conciencia de lo que ha ocurrido.
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Nos hace estar más dispuestos a ayudar a otros a conseguir sus propios objetivos, a solidarizarnos
con las dificultades de otras personas.

- Sorpresa:

Indica que aparece algo inesperado. Nos moviliza, nos prepara para la acción.

La sorpresa es con frecuencia expresada por sólo una fracción de segundo. Puede ser seguida
inmediatamente por la emoción de miedo o alegría.

Un gesto muy característico la elevación de las cejas.

- Asco:

Es el desagrado que nos causa algo que consideramos repugnante.

El asombro, acompañado de una sensación de rechazo, puede convertirse en asco.

A nivel corporal, se puede expresar mediante náuseas, vómitos, sudores, descenso de la presión
sanguínea e incluso el desmayo.

Paul Ekman fue nombrado (2001) por la Asociación Americana de Psicología como uno de los
psicólogos más influyentes del siglo XX, y por la revista Time (2009) una de las 100 personas más
influyentes del mundo.

Actualmente se centra en el desarrollo de herramientas que permitan responder a las emociones de


los demás empática y constructivamente, para crear relaciones beneficiosas.

Es el investigador y autor más reconocido en relación a la conducta no verbal de expresiones


faciales y gestos.

Mi emoción no la puedo elegir, mi respuesta SÍ


Antes de seguir avanzando en el desarrollo de las habilidades emocionales, vamos a reflexionar
sobre las diferentes alternativas o estrategias que podemos adoptar en relación a nuestras
emociones y sentimientos:

Ignorar lo que sentimos y esperar a que desaparezca

Como ya hemos visto, las emociones son innatas y están presentes a lo largo de toda nuestra vida.
Querer ignorar lo que sentimos, y por tanto, la información que nos están aportando nuestras
emociones, es una forma de engañarnos a nosotros mismos, ya que no van a desaparecer por no
hacerles caso o negarlas. Lo más probable es que a corto o largo plazo esos sentimientos vuelvan a
aparecer y reclamarnos atención.

Intentar vivir con los problemas y/o consecuencias vinculadas a lo que sentimos

Esta alternativa implica asumir y soportar el mal estar que pueden estar generándome ciertas
emociones y sentimientos en mi vida día a día. Al tiempo que nos mantiene en el mismo punto de
vista sobre lo que nos ha ocurrido. 

Gestionar mis emociones y volverme protagonista

Desde esta alternativa, puedo tomar conciencia de mis sentimientos y mis pensamientos para
decidir cuál es la forma más adecuada de responder a la situación que estoy viviendo. Y por
tanto, orientar lo que hago, lo que pienso y lo que siento hacia lo que quiero y elijo,
sintiéndome el responsable y el protagonista de mi vida.
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Citas Para Pensar


Desde esta última opción,

La emoción no la puede elegir,

pero mi respuesta sí

Puedo aprender a gestionar mis emociones para mejorar mi relación conmigo mismo y mis
relaciones personales y profesionales

El constructo inteligencia emocional


El constructo Inteligencia Emocional aúna una dualidad tratada largamente desde muy diferentes
enfoques: la división entre las capacidades de la mente y las del corazón, es decir, entre  cognición
y emoción.

Todas las competencias que conforman la Inteligencia Emocional implican un cierto nivel de
habilidad en el terreno afectivo y en el terreno cognitivo.

La capacidad de responder efectivamente a una situación concreta que vivamos necesita del
registro emocional adecuado, algo que nuestras capacidades intelectuales no pueden conseguir por
sí mismas.

Breve historia del constructo


- Howard Gardner fue el primero de los grandes teóricos de la inteligencia que planteó la diferencia
existente entre las capacidades intelectuales y las emocionales. En 1983 planteó su modelo llamado
“Inteligencias Múltiples”.

En el apartado siguiente expondremos su lista de ocho tipos de inteligencia, que incluye dos
modalidades de inteligencia personal: la inteligencia intrapersonal y la inteligencia interpersonal
o social.

 -Peter Salovey y John Mayer presentaron por primera vez su teoría de la inteligencia emocional
en 1990. Definieron a la Inteligencia Emocional como la capacidad de controlar y regular los
sentimientos de uno mismo y de los demás, y utilizarlos como guía del pensamiento y la acción.

En el Módulo de Autorregulación Emocional profundizaremos en su modelo de Las 4 ramas


fundamentales.

- Daniel Goleman desarrolló su propio modelo partiendo de las investigaciones de Salovey y Mayer,


en términos de una teoría del rendimiento, ya que su trabajo se centra en comprender la forma en
que esas habilidades influyen en el mundo laboral.

En uno de los siguientes epígrafes nos centraremos en exponer los cuatro grandes campos o
dominios donde se recogen las competencias emocionales que conforman su teoría: conciencia de
uno mismo, autogestión, conciencia social y gestión de las relaciones.

Del análisis de las distintas teorías elaboradas sobre este constructo, podemos concluir que todos
los modelos relativos a la Inteligencia Emocional tienen en común el referirse a aptitudes
para reconocer y regular las emociones en nosotros mismos y en los demás.
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Las inteligencias múltiples – H. Gardner


Howard Gardner (1943) psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, es
reconocido en el ámbito científico por sus investigaciones en el análisis de las capacidades
cognitivas y por haber formulado la teoría de las inteligencias múltiples, lo que le hizo merecedor
al Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2011.

Define una inteligencia como “el potencial biopsicológico para procesar información que puede
activarse en un entorno cultural a fin de resolver problemas o crear productos que tienen
valor en una cultura”.

Entiende la Inteligencia como una Capacidad, lo que la convierte en una destreza que se puede


desarrollar, sin negar el componente genético.

Su teoría de las Inteligencias múltiples, plantea que cada persona posee diferentes tipos de


inteligencias. Y que la mayoría de las personas puede desarrollar cada inteligencia hasta un
nivel adecuado de competencia.

Las inteligencias, por lo general, trabajan juntas de manera compleja, interactuando a diferentes


niveles para realizar la mayoría de las tareas.

Así mismo, hay muchas maneras de ser inteligente en cada categoría, y distintas combinaciones de
inteligencia.

Las 8 teorías que componen las inteligencias


múltiples
Inteligencia lingüística
Es la capacidad de usar las palabras de manera efectiva al hablarlas o escribirlas.
Un mayor desarrollo en la habilidad lingüística se manifiesta en que la persona piensa y se expresa
con mayor frecuencia a través de la palabra.
Son personas a las que les gusta comunicarse, leer, escribir, contar. Y que disfrutan utilizando el
lenguaje en forma oral o escrita, usando de manera eficiente las estructuras lingüísticas. 
Inteligencia lógico-matemática
Es la capacidad para utilizar los números de manera
efectiva y de razonar adecuadamente empleando el pensamiento lógico-matemático.
Un mayor desarrollo se manifiesta en que utilizan el cálculo, las cuantificaciones, consideran
proposiciones o establecen y comprueban hipótesis para resolver situaciones de la cotidianidad.
A estas personas les encanta razonar, comparar, clasificar, relacionar cantidades, utilizar el
razonamiento analógico, cuestionar, experimentar y resolver problemas lógicos.
Inteligencia visual-espacial
Es la capacidad para percibir, transformar, modificar y descifrar imágenes, tanto internas
como externas, así como de procesar la información en tres dimensiones.
Estas personas se expresan a partir de las imágenes, cuadros e ilustraciones.
En general, les encanta, dibujar, visualizar, diseñar y garabatear.
Inteligencia interpersonal
Es la capacidad de interactuar de manera eficaz con otros, de conocer, reconocer e
influenciar en los deseos, necesidades e intenciones de los demás. Es la que nos permite
entender a los demás.
Estas personas aprenden mejor cuando trabajan e interactúan con otros.
En general, destacan en liderazgo, resolviendo conflictos y organizando.
Inteligencia intrapersonal
Es la capacidad de conocimiento de uno mismo y de utilizar ese conocimiento personal para
desenvolverse de manera eficaz en su entorno.
Estas personas se caracterizan por ser independientes, expresar sus sentimientos, tener sentido del
humor, así como por mantener sus creencias, conocer bien sus destrezas y debilidades, además de
aprender de sus éxitos y de sus fracasos.
Inteligencia naturalista
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Es la capacidad para percibir las relaciones que existen entre varias especies o grupos de
objetos y personas, así como reconocer y establecer si existen distinciones y semejanzas entre
ellos.
Tienen desarrollada la habilidad para reconocer y clasificar individuos, especies y relaciones
ecológicas, así como para interactuar con ellas.
Son personas que disfrutan en la naturaleza y competentes en reconocer plantas, especies y sus
características.
Inteligencia musical
Es la capacidad para percibir y expresarse a través de las diferentes formas musicales,
interactuar con instrumentos y aprender sus sonidos.
Destacan por distinguir y utilizar de manera adecuada el tono, el timbre y el ritmo de una melodía.
Les encanta cantar, silbar, canturrear y moverse al ritmo de alguna melodía.
Inteligencia corporal kinestésica
Es la capacidad para utilizar el propio cuerpo para realizar actividades o resolver problemas.
Estas personas piensan a través de sensaciones somáticas, al tiempo que disfrutan con bailar,
correr, saltar, construir, tocar y gesticular.
Muestran su destreza en coordinación, flexibilidad, velocidad y todas aquellas capacidades
relacionadas con las habilidades táctiles.

Las competencias emocionales – Daniel Goleman


Como hemos indicado, los cuatro grandes grupos de aptitudes generales o dominios donde se
recogen las competencias emocionales que conforman la teoría de la inteligencia emocional de
Daniel Goleman son:
 Conciencia de uno mismo
 Autogestión
 Conciencia social
 Gestión de las relaciones 

Aunque los términos usados varían de un investigador a otro, podemos relacionar estos cuatro
dominios con las teorías anteriormente señaladas.

La conciencia de uno mismo y la autogestión estarían incluidas en el modelo de las inteligencias


múltiples de Gardner en lo que denomina inteligencia intrapersonal. Y la conciencia social y la
gestión de las relaciones dentro de su definición de inteligencia interpersonal.

Así mismo, otros autores distinguen entre inteligencia emocional e inteligencia social, considerando
la primera como capacidades personales de autogestión, y la segunda como habilidades de
relación.

Los dominios Conciencia de uno mismo y Autogestión determinan el modo en que nos
relacionamos con nosotros mismos, y conforman los dominios de Competencia Personal.

Los dominios de la Competencia social son la Conciencia social y la Gestión de las relaciones, y
determinan el modo en el que nos relacionamos con los demás.

A continuación presentamos las competencias recogidas en cada uno de estos dominios y


que iremos desarrollando a lo largo de los siguientes módulos. 

Goleman, D., Boyatzis, R. y McKee, A. (2002).


El líder resonante crea más. Barcelona: Plaza
y Janés
Conciencia de uno mismo
Competencias asociadas:
Conciencia emocional de uno mismo
Valoración adecuada de uno mismo
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Confianza en uno mismo


Autogestión
Competencias asociadas:
Autocontrol Emocional
Transparencia
Adaptabilidad
Logro
Iniciativa
Optimismo
Conciencia social
Competencias asociadas:
Empatía
Conciencia de la organización
Servicio
Gestión de las relaciones
Competencias asociadas:
Liderazgo inspirado
Influencia
Desarrollo de los demás
Catalizar el cambio
Gestión de conflictos
Trabajo en equipo y colaboración

« 

Inteligencia emocional y trabajo. La organización


emocionalmente inteligente
Al igual que las personas, las organizaciones también tienen la capacidad de desarrollar sus
competencias para aumentar su eficacia. Del mismo modo que cada persona tiene puntos fuertes
y débiles en diferentes áreas de competencia, y posee un cierto grado de conciencia sobre ello, la
organización también necesitan de ese autoconocimiento, esa conciencia de sí mismas.

En base a lo anterior, ¿qué competencias podrían aumentar la eficacia de una organización?,


¿qué nos permitiría saber si algo no funciona bien?, ¿qué sentido tendrían las competencias
emocionales en relación a la organización?

Las competencias más significativas,


recogidas por Daniel Goleman (1999, La
práctica de la Inteligencia Emocional, caps. 12
y 13) son:
 Conciencia emocional de sí mismo: corresponde a la comprensión clara del impacto del
clima emocional sobre la eficacia laboral.
 Logro: examinar el entorno en busca de datos cruciales y nuevas oportunidades para la
empresa
 Adaptabilidad: flexibilidad para afrontar los desafíos y obstáculos que vayan produciéndose
 Autocontrol: actuar eficazmente bajo presión en lugar de dejarse arrastrar por el pánico, el
enojo o la alarma
 Integridad: Fiabilidad que genera confianza
 Optimismo: resistencia ante los contratiempos
 Empatía: capacidad para comprender los sentimientos y puntos de vista de los demás, ya
se trate de consumidores, clientes o los propios empleados
 Aprovechamiento de la diversidad: Utilizar las oportunidades que nos brindan las
diferencias
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 Conciencia política: comprensión de las tendencias económicas, políticas y sociales del


momento
 Influencia: destreza en el uso de las estrategias de persuasión
 Establecimiento de vínculos: la fortaleza de los vínculos que se establecen entre los
trabajadores y las distintas partes de una organización

Las investigaciones actuales, nos indican que las habilidades colectivas nos permiten predecir el
buen funcionamiento de una organización.
De entre ellas, nos gustaría pararnos a reflexionar sobre tres de ellas por ser consideradas
claves:
Conciencia de sí mismo
Control de las emociones
Motivación de logro

Conciencia emocional de la organización


Esta competencia permite tomar conciencia de los “puntos ciegos” o situaciones que están
afectando al ambiente emocional, evitando mirar para otro lado o sin querer aceptar que esa
situación existe y afecta realmente a la organización.

Supone poner luz a esos puntos ciegos apoyando a aquellas personas, que desde la
responsabilidad y compromiso con la organización, manifiestan o exponen de alguna forma la
situación para evitar que vaya a más y buscar soluciones efectivas que aporten a la obtención
de buenos resultados.

Puede ocurrir que en el organismo, que el temor a posibles represalias – que en ocasiones incluso
pueden llegar a la sanción o el despido – hace que personas conscientes de la situación y sus
efectos, decidan mantenerse en silencio, mientras presencian impotentes los negativos efectos de
una baja inteligencia emocional en su organización.

Como recoge Goleman (1999, La práctica de la


Inteligencia Emocional, pag. 387)
“Aunque los estudios demuestren que estas personas no están motivadas por la venganza o
el egoísmo, sino que responden a una motivación más elevada que suele girar en torno a la
lealtad, a su ética profesional o a los objetivos y principios explícitos de la organización, sin
embargo, suelen acabar convirtiéndose paradójicamente en las víctimas – despedidos,
perseguidos o demandados – de la organización para la que trabajan”.

La solución a esta situación pasa por crear “un clima más sincero y abierto a las comunicación
internas de la organización”, para lo cual es necesario aceptar la verdad aunque pueda resultar
incómoda, y estar dispuestos a analizar todos los ámbitos de una determinada situación.

Esto sólo será posible cuando las personan sientan que pueden exponer y debatir lo que está
ocurriendo con libertad para ser sinceras sin miedo a posibles castigos o represalias.

Con ello, se pone de manifiesto que la conciencia emocional de una organización está
directamente relacionada con la accesibilidad, confiabilidad y efectividad de sus canales de
comunicación interna, permitiendo así que las personas puedan expresar con libertad sus
problemas y sus dudas, lo que permitirá encontrar soluciones eficientes desde el inicio de las
situaciones, sin favorecer que éstas se oculten o puedan ser camufladas ajustando los números que
necesariamente manejan todas las organizaciónes.

Control de las emociones


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Ignorar las emociones en el mundo laboral tiene un alto coste humano, ya que cómo nos sentimos
afecta directamente a nuestra atención, concentración y rendimiento. Las estadísticas de bajas
por accidentes laborales reflejan este hecho muy bien.

Interpretar correctamente el estado de ánimo de quienes trabajan en una organización aporta


beneficios directos a la propia organización, ya que nos permite comprender lo que está pasándole
a las personas que conforman los equipos de trabajo, y por tanto, responder de forma más eficiente
a esa situación.

Para ello, se hace imprescindible a su vez el reconocimiento de los propios sentimientos por
parte de cada uno de nosotros. Concretémoslo en un ejemplo.

Imaginemos que hemos pasado la noche sin dormir por la enfermedad de un hijo que nos hizo estar
en urgencias hasta hacerse de día. Nuestra capacidad de atención y reflejos para realizar ciertas
tareas – como la conducción de vehículos industriales – se verá considerablemente afectada, y por
tanto aumentará el riesgo de un accidente.

Si ante esta misma situación, un compañero se preocupa por saber cómo estamos y somos sinceros
diciéndole la verdad sobre lo que nos sucede, es posible que se busquen alternativas y podamos
hacer ese día otras tareas, dejando aquellas que implican la conducción de maquinaria para otro
momento en que ya hayamos podido descansar. De esta forma, la inteligencia emocional también
nos sirve para reducir el riesgo de siniestralidad laboral.

Con esto no estamos planteando que el trabajo se deba convertir en el espacio donde contar
nuestra vida y nuestros sentimientos, ya que es necesario diferenciar el ámbito laboral y el personal.
Lo que queremos transmitir es que en el trabajo, al igual que en la vida, nos relacionamos con
otras personas necesariamente, por lo que las emociones también están presentes y deben
ser tenidas en cuenta.

En este sentido, recordemos que las relaciones personales entre los miembros de un equipo
son el factor humano determinante de su éxito, por lo que la sensación de sentirnos apoyados
y reconocidos por nuestros compañeros es fundamental para el logro de los objetivos
comunes.

Motivación de logro
Como indicamos anteriormente, el sentido de logro en el contexto de una organización corresponde
a examinar el entorno en busca de datos cruciales y nuevas oportunidades para la
organización en sí. Y esto necesita de una base de confianza y comunicación donde se exprese lo
que pensamos y sentimos realmente.

Citas Para Pensar


En palabras de Nick Zeniuk, “es inútil tratar de buscar una solución estructural o tecnológica a
un problema fundamentalmente humano”.

A menudo en las empresas, como en la vida, hay pensamientos y sentimientos no expresados


vinculados a nuestras relaciones con compañeros, superiores o proveedores, e incluso clientes o
usuarios. Sacarlos a la luz y hablar sobre ellos nos permite contrastarlos con la realidad.

Pongamos un ejemplo. Mientras hablamos a un compañero, observamos que bosteza de forma


evidente. Fácilmente podemos interpretar ese bostezo como falta de interés hacia lo que le estamos
diciendo, incluso por los objetivos que están detrás de esa conversación. Hablar sobre esta
impresión nos permite dar la oportunidad a esa persona de expresar que ha pasado la noche sin
dormir porque su hijo estaba enfermo, motivo por el cual tiene sueño, no falta de interés.

Recordemos que es fundamental superar las reticencias- e incluso el miedo - a expresar lo que
pensamos y sentimos para generar un nivel de confianza y comunicación realmente bueno .
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Como es razonable, y real por la experiencia en empresas, lleva un tiempo crear ese ambiente de
sinceridad y apertura.

Este tratamiento emocionalmente más inteligente de las situaciones reales que se viven en el día a
día de las empresas, permite que los equipos dejen de competir entre sí y pasen a colaborar en
el logro de los objetivos fijados. Se consigue, por tanto, pasar de competir a colaborar para
lograr¡¡

“Todo se hace con personas”, así cuando ignoramos o damos la espalda al factor humano, las
cosas no funcionan como deberían. Las empresas que fomentan la colaboración entre sus
equipos y profesionales son las que han demostrado ser más competitivas y obtener los mejores
resultados.

 Las habilidades de la inteligencia emocional resultan imprescindibles para la vida y el trabajo día a
día. Y estas competencias pueden ayudarnos, además de a competir más adecuadamente, a
disfrutar de nuestro trabajo en un entorno en continuo proceso de cambio.

Empatía y autoconsciencia
Introducción
Estar conectados con nuestros sentimientos nos aporta la información necesaria para
movernos en el camino de la vida.

Esta sensación de lo “correcto” y lo “incorrecto” es capaz de indicarnos si lo que estamos


haciendo es coherente o no con nuestros valores, nuestras preferencias y nuestra sabiduría
vital.

A estas sensaciones las conocemos como intuición y sensaciones viscerales.

Gracias a ellas captamos los mensajes procedentes de nuestro almacén interno de recuerdos
emocionales. Nuestro patrimonio personal de sabiduría y sensatez para afrontar la vida.

Esta habilidad se asienta en uno de los dominios que vamos a tratar en este módulo: la conciencia
de uno mismo.

Cuenta con tres competencias emocionales:

 Conciencia Emocional de uno mismo


 Valoración adecuada de uno mismo
 Confianza en uno mismo

Conciencia emocional de uno mismo


La conciencia emocional (según Daniel Goleman) es la capacidad de:

 reconocer el modo en que nuestras emociones afectan a nuestras acciones


 utilizar nuestros valores como guía en los procesos de toma de decisiones.

Ser consciente del modo en que nuestras emociones afectan a todo lo que hacemos constituye una
competencia emocional fundamental.

Junto al autocontrol es una de las bases en que se apoyarán otras competencias como veremos a lo
largo del curso.

Ante cualquier proceso de toma de decisiones debemos tener en cuenta la sensación


intuitiva de lo que es adecuado y de lo que no lo es.
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Las decisiones que consideramos “intuitivas” no dejan de ser un análisis de nuestro cerebro


que sopesa todas las opciones hasta dar con una decisión que nos permite determinar cuál
es la acción más correcta, utilizando para ello nuestro almacén de recuerdos emocionales.

Nuestra mente mide el almacén emocional que poseemos de nuestras experiencias previas, y a
partir de ellas, crea una respuesta en forma de presentimiento o sensación visceral.

De igual forma que tenemos una corriente continua de pensamientos, también existe una
corriente continua de sentimientos.

¡¡Lo que pensamos y sentimos está inevitablemente unido¡¡

Albergamos sentimientos sobre todo lo que hacemos, pensamos, recordamos o imaginamos.

Por todo ello, se hace imprescindible desarrollar nuestra capacidad de ser conscientes de


nosotros mismos¡¡¡.

Las personas dotadas de esta competencia se caracterizan por (según Daniel Goleman):

 Saber reconocer qué emociones están sintiendo y por qué

 Comprender los vínculos que existen entre sus pensamientos, sus sentimientos, sus
palabras y sus acciones

 Conocer el modo en que sus sentimientos influyen sobre su rendimiento

 Tener un conocimiento básico de sus valores y de sus objetivos

Esta consciencia es nuestro GPS más adecuado para:

 Saber captar adecuadamente los sentimientos de quienes nos rodean EMPATÍA

 Controlar nuestros sentimientos conflictivos AUTOREGULACIÓN EMOCIONAL  Ser capaces


de mantenernos motivados MOTIVACIÓN

 Desarrollar habilidades para el liderazgo y el trabajo en equipo HABILIDADES SOCIALES

Richard Boyatzis, que ha investigado la conciencia de sí mismo en los asesores, la describe


como “la capacidad de permanecer atentos, de reconocer los indicadores y sutiles señales
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internas que nos permiten saber lo que estamos sintiendo y de saber utilizarlas como guía
que nos informa de continuo acerca del modo como estamos haciendo las cosas”.

Esta misma capacidad tiene importantes consecuencias en la mayor parte de los trabajos que
realizamos, especialmente en aquellos donde tenemos que tratar algunas cuestiones difíciles
mientras nos relacionamos con clientes o compañeros.

Como profesionales, ser más conscientes de nosotros mismos y empáticos nos permite
establecer relaciones de mayor confianza y más duraderas con nuestros clientes y equipos
de trabajo.

La conciencia emocional comienza estableciendo contacto con la corriente de sentimientos


que continuamente nos acompaña y reconociendo que estas emociones influyen sobre todas
nuestras percepciones, pensamientos y acciones.

Este reconocimiento es lo que nos permite comprender el modo en que nuestros sentimientos
afectan también a los demás.

Las personas con una alta consciencia de sí mismos son conscientes de sus emociones en
todo momento, reconociendo con frecuencia el modo en que les afecta a nivel físico.

Además con capaces de expresar sus sentimientos de una forma socialmente correcta.

El ritmo rápido y la presión que caracteriza a la vida actual en nuestras sociedades, hacen que
nuestra mente esté principalmente ocupada por nuestro flujo de pensamientos.

Para poder tomar conciencia y sensibilizarnos de nuestros estados de ánimo es necesario parar


nuestra mente. Una pausa que pocas veces nos permitimos.

Nuestros sentimientos nos acompañan continuamente pero casi nunca nos damos cuenta de
ellos.

A menudo nos pasa que no atendemos nuestras emociones hasta que se han desbordado. Y
entonces pueden hacerlo sin control¡¡

Necesitamos tiempo para ser introspectivos. Para asimilar lo que nos pasa, reflexionar y reaccionar
de una forma adecuada¡¡

Para que la presión mental no acalle nuestra voz interior, que es sin duda la mejor brújula para
navegar adecuadamente por la vida¡¡

Para no caer en la “sordera emocional”, que no es otra cosa que una conciencia muy difusa de
nuestros sentimientos, disponemos de una herramienta muy potente: Mindfulness
(“conciencia plena”, concepto psicológico basado en el término budista de atención plena) .

Esta herramienta nos permite establecer contacto con esa voz interior que son los
sentimientos, dejando por un momento las actividades orientadas a algún objetivo, y
haciendo algo que nos permita abrir nuestra mente a una sensibilidad más profunda y
silenciosa.

Valoración de uno mismo


La capacidad de tener conciencia de nosotros está directamente vinculada con una adecuada
valoración de uno mismo.

 Es necesario conocer nuestros recursos,


 Nuestras capacidades
 Y nuestras limitaciones internas.

Las personas dotadas de esta competencia se caracterizan por (según Daniel Goleman):
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 Ser conscientes de sus puntos fuertes y de sus debilidades


 Reflexionar y ser capaces de aprender de la experiencia
 Ser sensibles al aprendizaje sincero de esa experiencia, a los nuevos puntos de vista
y al desarrollo de sí mismos
 y Contar con un sentido del humor que les ayuda a tomar distancia de sí mismos
Antes de poder conectar con los demás, de poder entender los sentimientos de otros, uno tiene que
haberse descubierto a sí mismo.

El primer paso para poder aumentar nuestra eficacia es identificar las necesidades de mejora que
tenemos, aunque nos pueda resultar difícil en algunos momentos.

Esta es la forma de aprender de nuestra experiencia, de nuestros propios errores o de nuestras


debilidades.

Ser capaces de reconocer nuestros errores y debilidades muestra nuestra habilidad para
conocer nuestros límites, y por tanto, de poder trabajar sobre ellos para mejorarlos.

La necesidad de cambio que subyace en los párrafos anteriores no podemos considerarla como un
signo de debilidad o de fracaso. Todo lo contrario¡¡. La verdad nos permite progresar¡¡.

Todos compartimos la tendencia a la negación, una estrategia que nos protege del dolor
emocional. Y que puede adoptar muchas formas: minimizar la importancia de los hechos que
nos muestran esta necesidad, ignorar cierta información que no queremos ver o racionalizar
y buscar excusas.

Comportarnos así es signo de la existencia de un punto ciego.

Algunos de los puntos ciegos más frecuentes que se detectan en el entorno laboral son:

Competir en vez de colaborar con los compañeros


Juzgar a los demás en términos de aliados o enemigos
Trabajar en exceso a expensas del resto de la vida personal
Ser insensibles al daño emocional que se puede estar causando a otras personas
Buscar poder para los propios intereses

Estos puntos negros nos impiden conocernos a nosotros mismos, puesto que reconocerlos
– para eso los negamos- nos obliga a admitir nuestros propios errores, que no siempre
estamos dispuestos a reconocer.

Esta actitud de negación es contraria al aprendizaje a través de la experiencia.

Todos tenemos alguna carencia en un sentido u otro, y por tanto, podemos aprender a hacer
mejor las cosas.

Y para ello, es necesario desarrollar nuestra capacidad de ser más conscientes de nuestros
puntos fuertes y de nuestras debilidades.

El primer paso para cambiar esto es conocer el modo en que nuestros hábitos - la forma en que
solemos reaccionar o hacer las cosas – nos perjudica en nuestras relaciones con los demás.

Ser conscientes del efecto que tiene sobre nuestras relaciones es la principal motivación necesaria
para cambiarlos¡¡

Existen numerosos caminos para mejorar, y uno muy sencillo y accesible para todos es la
retroalimentación de los demás. Es decir, querer conocer sinceramente la opinión que los
demás tienen sobre el aspecto o ámbito que queremos mejorar.

Las personas que se conocen bien a sí mismas suelen ser también más capaces de corregir sus
fallos, precisamente por esa autoconciencia.
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Confianza en uno mismo


La confianza en nosotros mismos nos proporciona la suficiente seguridad para asumir el
papel de líderes de nuestra propia vida o para inspirar a otros.

Carecer de ella suele implicar carecer de suficiente convicción para afrontar las dificultades
que se nos presentan.

Las personas dotadas de esta competencia se caracterizan por (según  Daniel Goleman):

 Manifestar confianza en sí mismas y poseer carisma


 Poder expresar puntos de vista impopulares y defender sin apoyo de nadie lo que
consideran correcto
 Ser emprendedoras y capaces de asumir decisiones importantes a pesar de la
incertidumbre y las presiones
Cuando una persona confía en sus propias posibilidades se suele considerar eficaz, idónea para
asumir retos y dominar nuevas labores.

Esta percepción de su fortaleza interna les permite justificar mejor sus decisiones y acciones, así
como mantenerse firmes frente a las contrariedades que se encuentren.

Por el contrario, cuando carecemos de autoconfianza cada error o resultado no satisfactorio


se convierte en un elemento que hace incrementar la sensación de incompetencia.

La falta de confianza en uno mismo puede tomar la forma de sentimientos de impotencia o


sensación de inseguridad.

En el punto opuesto, el exceso de confianza puede convertirse en arrogancia si no se cuenta


con las suficientes habilidades sociales. 

En ambos casos, la autoconciencia es lo que nos permitirá tener una seguridad en nosotros
mismos basada en la realidad.

Las personas que cuentan con mucha confianza en sí mismas muestran carisma, y generan
confianza en los demás.

Confiar en nosotros mismos nos aporta la energía suficiente para tomar decisiones o
acometer nuevas tareas en las que uno cree, a pesar de las posibles opiniones en contra, o
incluso, con la desaprobación de alguna persona que represente autoridad para nosotros.

En este caso, el individuo permanece firme, sin mostrarse arrogante ni ponerse a la defensiva, y es
consecuente con sus decisiones.

Mindfulness
El termino Mindfulness es el vocablo inglés que se emplea para traducir el término pali
“sati” que significa conciencia, atención y recuerdo.
Por Mindfulness entendemos tres significados (según Germer 2005):
- un constructo teórico
- una práctica para desarrollar mindfulness -como es la meditación
- y un proceso psicológico de estar consciente o atento al enfocar la atención en un objeto
determinado, por lo general, la propia respiración.
En el ámbito científico Mindfulness no suele traducirse. Y se utiliza tanto este término
como Atención Plena.
La práctica de Mindfulness nos permite “calmar” la mente para ver con más claridad (según Vicente
Simon).
Este concepto tomó impulso en occidente con el Dr. Jon Kabat Zinn, profesor emérito de la
Universidad de Massachusetts, al aplicarlo para la reducción del estrés mediante el programa
llamado “Mindfulness Basado en la Reducción del Estrés” (MBSR) a finales de la década de los 70.
Una definición clásica en occidente es la del Dr. Kabat- Zinn. Para este investigador,
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“Es conciencia, una conciencia que se desarrolla prestando una atención concreta,


sostenida, deliberada y sin juzgar, al momento presente”.

Por tanto, prestamos atención de una manera particular: a propósito.

Y únicamente al momento presente.

Desde una actitud fundamental: sin juzgar.

Implica la habilidad de sostener un foco de atención constante, calmado e intenso cuando


elegimos hacerlo. (según Klein, 1995)

Autorregulación emocional
La regulación emocional
La autorregulación emocional o autocontrol se refiere tanto a nuestra capacidad para controlar
los impulsos, como a nuestra capacidad para provocar intencionadamente una emoción, aunque
pueda resultarnos desagradable.
Nos referimos pues a una capacidad muy positiva y útil, que nada tiene que ver con reprimir o
negar nuestros verdaderos sentimientos.
Ni por supuesto con el exceso de control. Esperando eliminar así los sentimientos espontáneos¡¡.
Impedir que nuestros sentimientos se manifiesten eleva el ritmo cardiaco y puede llegar a
bloquear el funcionamiento normal de los pensamientos, modificando las funciones
intelectuales y dificultando la interacción equilibrada con otras personas.
Como ya sabemos, todas las emociones nos aportan información y por tanto, nos sirven,
incluso las que podemos valorar como desagradables o negativas, como el mal humor, el
enfado o la tristeza.
Nuestras emociones pueden llegar a ser una fuente de comunicación, energía e incluso creatividad¡¡
Por ejemplo, el enfado ante una determinada situación, que puede ser un impulsor o motivador para
ponernos en acción ante una situación injusta.

O también la tristeza, que hace que nos sintamos más unidos a otras personas.
¡¡La competencia emocional implica que tenemos la posibilidad de elegir cómo expresar nuestros
sentimientos¡¡

La falta de expresividad emocional puede ser considerada como indiferencia o distanciamiento. Lo


que en nuestra cultura denominamos personas “frías” o “distantes”.
Debemos tener en cuenta también que existen diferencias en cuanto a la expresión de las
emociones según nos encontremos en un entorno u otro.
En un entorno familiar o de amigos cercanos, podemos expresar y lamentarnos de cualquier cosa
que nos inquiete. Sin embargo, en el entorno laboral no debemos hacerlo de la misma forma, ya que
las reglas emociones son muy diferentes.
La capacidad de controlar nuestros impulsos y sentimientos conflictivos –
AUTORREGULACIÓN – depende del trabajo conjunto de los centros emocionales
(principalmente la amígdala, como ya hemos visto) y los centros ejecutivos situados en la
región prefrontal del neocórtex. (según David Goleman)
La habilidad de controlar los impulsos y la capacidad de hacer frente a los contratiempos,
constituyen el núcleo esencial de las competencias de este dominio y que vamos a ir viendo
en las siguientes páginas.

El autocontrol
El autocontrol es la capacidad de mantener bajo control las emociones e impulsos
conflictivos. (según David Goleman)

Esta capacidad nos aporta, entre otras cosas, la serenidad necesaria para expresarnos con
más claridad, en lugar de hacerlo de forma agitada y menos precisa. ¡¡Algo imprescindible en
nuestro día a día en todos los ámbitos¡¡
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El autocontrol se caracteriza por ausencia de explosiones emocionales, mostrándose a través de


otras manifestaciones.

Algunas manifestaciones muy significativas que lo caracterizan son no dejarse llevar por el estrés o
ser capaz de relacionarse con una persona enfadada sin enfadarnos.

Otra muestra de esta capacidad es la forma en que distribuimos nuestro tiempo.

Lo que hacemos a lo largo del día o durante nuestra jornada de trabajo muestra si nos atenemos a
la organización o agenda que hemos establecido, o si por el contrario no conseguimos resistirnos a
las distracciones que nos hacen perder el tiempo y efectividad.

El acto fundamental de nuestra responsabilidad personal y profesional en el día a día de nuestra


vida es asumir el control de nuestro propio estado emocional.

El estado de ánimo influye poderosamente sobre el pensamiento, la memoria y la percepción.

Una prueba de ello es lo que nos pasa cuando nos enfadamos¡¡

Cuando estamos enojados, todos tendemos a recordar con más facilidad aquellos hechos o datos
que alimentan nuestra ira. 

A la vez, nuestros pensamientos giran constantemente en torno a lo que suscitó el enfado, y


además, la irritabilidad que nos produce hace que percibamos cualquier comentario u opinión en
sentido negativo u hostil.

Como vemos, es sumamente útil y esencial para la vida superar el poder que sobre nosotros
pueden ejercer nuestros estados de ánimo.

La pregunta inevitable entonces es cómo lo conseguimos.

En el módulo anterior vimos que era y para qué sirve Mindfulness, así como los 3 componentes
para la práctica de la meditación: la actitud, la respiración y la postura.

Como te decíamos en el vídeo, su práctica integra la mente, el cuerpo y las emociones, y nos


ayuda a alcanzar el conocimiento y la autogestión de nosotros mismos, lo que nos aporta
grandes beneficios físicos y mentales.

Un elemento clave en la autogestión es precisamente desarrollar nuestra capacidad de


autocontrol, que como sabemos se puede aprender.

Y una forma muy efectiva y beneficiosa de conseguirlo es a través de la meditación¡¡

Lo único que se requiere es constancia en la práctica para poder obtener los excelentes resultados
que nos aporta.

Todas las personas que han desarrollado una buena capacidad para afrontar situaciones de tensión,
difíciles o que suponen un alto nivel de demanda, disponen de alguna técnica semejante a la
meditación.

A la que recurren siempre que lo necesitan¡¡

Contar con alguna herramienta como la meditación no implica que vayamos a dejar de sentirnos
inquietos, nerviosos o alterados por cualquier motivo. Es natural que también nos sintamos así¡¡

Lo que aporta la práctica diaria de la meditación o de algunas técnicas de relajación es que nos
permite reajustar el punto crítico por el que se desencadena la señal de alarma de la amígdala.

Este reajuste neurológico hace:

- que nos recuperemos con más rapidez


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- y que disminuya la frecuencia del secuestro amigdalar

Por tanto, el resultado es que disminuye nuestra vulnerabilidad a las situaciones tensas o difíciles
para nosotros, y además su duración será mucho menor al desarrollar nuestra capacidad de
reajuste.

El autocontrol y la salud física también están directamente relacionadas con la conciencia de


uno mismo.

El simple hecho de ser conscientes de los sentimientos que emanan en nuestro interior puede tener
efectos muy positivos sobre nuestra salud.

Así, el autoconocimiento constituye una capacidad clave en el control del estrés.

Cuando carecemos de una atención suficiente a lo que sentimos podemos ser completamente
inconscientes de las situaciones estresantes que vivimos en cualquier ámbito, especialmente el
laboral, por el número de horas que nos ocupa al día.

Cuanto mayor sea la precisión con que somos capaces de reconocer y definir nuestras alteraciones
emocionales, más rápidamente podremos recuperarnos de sus efectos que nos perturban.

¡¡La claridad emocional nos capacita para controlar nuestros estados de ánimo negativos¡¡

Mantenernos indiferentes o imperturbables ante nuestros sentimientos no significa necesariamente


que hayamos conseguido encauzarlos adecuadamente.

Cuando algo bulle en nuestro interior, aunque nos mantengamos imperturbables aparentemente, es
señal indudable de que todavía nos quedan cosas por hacer con el sentimiento conflictivo.  (según
David Goleman)

Y no debemos olvidar, que disimular los sentimientos negativos, aunque socialmente pueda
aportarnos una imagen de tranquilidad, tiene un coste individual considerable, que pasa factura a
corto o largo plazo.

Esta implosión emocional - es decir, romper hacia dentro – tiene sus inconvenientes.

Las personas con esta tendencia no suelen emprender ninguna acción para mejorar su situación, lo
que evidentemente la alarga o empeora.

Y aunque puedan no mostrar ningún signo externo de secuestro emocional, sí que experimentan
internamente el colapso que esto supone en forma de jaquecas, insomnio o irritabilidad, entre otras.

Como vemos, el autocontrol o autorregulación y la conciencia de uno mismo están íntimamente


ligados. Y también lo está con uno de los padecimientos físicos y psicológicos más frecuentes desde
el siglo XX: el estrés.

A estas competencias emocionales se une la capacidad de comprometerse, de sentir que uno posee
el control de la situación y de afrontar el estrés más como un estímulo que como una amenaza.

Las personas más flexibles ante el estrés no afrontan los cambios como un obstáculo, sino como
una oportunidad para el desarrollo.
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Así, por muy agotador que pueda ser sin duda su trabajo, por ejemplo, son capaces de encontrar
algo que les merezca la pena en él, como las cosas nuevas que le pueda enseñar, logrando una
vida laboral más satisfactoria.

Esforzarnos por encontrar motivos que nos permitan superar las dificultades y obstáculos que
obviamente nos vamos encontrando, es una de las mejores formas para sobrellevar las situaciones
de estrés. La misma situación puede ser vivida por una persona determinada como una amenaza o
un peligro, mientras que otra, por el contrario, puede percibirla como un reto estimulante. (según
David Goleman)

Así pues, cuando disponemos de los recursos emocionales adecuados, lo que anteriormente nos
parecía amenazador o peligroso podemos abordarlo como un desafío, y afrontarlo con energía e
interés por lo que puede aportarnos y enseñarnos.

En resumen...
En resumen, las personas dotadas de autocontrol: (según David Goleman)
 Gobiernan adecuadamente sus sentimientos impulsivos y sus emociones conflictivas
 Permanecen equilibrados, positivos e imperturbables aun en los momentos más críticos
 Piensan con claridad y permanecen concentrados a pesar de las presiones

Fiabilidad y responsabilidad personal


La fiabilidad es la competencia que muestra nuestra integridad y confiabilidad.
La entendemos como ser íntegro y ser responsable.
En el ámbito de la Integridad, estas personas se caracterizan por: (según David Goleman)
 Cumplen su compromisos y sus promesas
 Se responsabilizan de sus objetivos
 Son organizados y cuidadosos en su trabajo
La Credibilidad de una persona se asienta en su Integridad.
Esto significa que creemos en lo que alguien nos dice cuando esa persona se hace
merecedora de nuestra confianza.
Y nuestra confianza se la ganan personas rectas o íntegras, es decir, personas que se muestran y a
su vez, hacen lo que dicen.
Por ello, la confianza se construye:
- permitiendo que la gente conozca nuestros valores, intenciones y sentimientos
- y comportándonos en consonancia con ellos.
Las personas íntegras no ocultan sus errores y tampoco tienen problemas para señalar los
errores de los demás.
A su vez destacan por su Sinceridad, incluso cuando manifiestan sus propios sentimientos, lo que
contribuye a crear la imagen de autenticidad que los acompaña.
La integridad, por tanto, requiere de una comunicación abierta, sincera y coherente.
Todos nos vemos obligados en muchos momentos a creer en la palabra de otra persona,
especialmente cuando compramos algo o contratamos un servicio.
Confiamos en que nos sirven el producto que hemos elegido o que nos solucionen el problema por
el que llamamos al servicio técnico.
En todas estas situaciones, la confianza resulta esencial en la relación. Y puede llegar a perderse
cuando nos ocultan información sobre un producto o no se cumple el compromiso de entrega
acordado.
Esta misma integridad basada en la confianza y sinceridad la esperamos en las relaciones que
establecemos tanto a nivel personal como profesional.
Otra cualidad que distingue a las personas íntegras es lo que se llama “osadía”.
Esta cualidad les lleva a defender sus principios e ideas, incluso ante situaciones de presión donde
se arriesgan a perder algo importante.
Sin duda, esta integridad requiere de suficiente confianza en sí mismos, una competencia que
hemos visto anteriormente.
En el ámbito de la Responsabilidad, estas personas se caracterizan por: (según David Goleman)
 Actúan ética e irreprochablemente
 Su honradez y sinceridad proporciona confianza a los demás
 Son capaces de admitir sus propios errores y no dejan de señalar las acciones poco éticas
de los demás.
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 Adoptan posturas firmes y fundamentales en sus principios aunque resulten impopulares.


Las personas responsables son las que hacen que las cosas funcionen día a día, mostrándola en
acciones tan concretas como su puntualidad, su disciplina o el cumplimiento de sus compromisos.
En el ámbito laboral, son las personas que colaboran y se preocupan por los demás, que ayudan a
los nuevos compañeros que se incorporan, que ponen al día a los que regresan de vacaciones,… o
que sólo hacen uso de las bajas por enfermedad cuando están enfermos.

En cualquier ámbito, la responsabilidad es la clave del éxito.


Sin responsabilidad personal es imposible conseguir cualquier cosa que nos propongamos.
Y de igual forma, nuestra eficacia personal y profesional depende, en gran medida, de la
responsabilidad.
Otra consecuencia de la responsabilidad, es que hace parecer mejores incluso de lo que
realmente son a las personas que han desarrollado esta capacidad.
Es lo que se conoce como efecto halo.
La confianza cosechada modifica la valoración que los demás hacen de estas personas,
reconociéndoles una cualificación más elevada de lo que cabría esperar si hacemos una
comparación sobre datos objetivos.
La responsabilidad necesita también de empatía y habilidades sociales.
En general, las personas responsables suelen exigirse mucho a sí mismas y pueden querer
también que los demás tengan estándares altos en este sentido.
Por ello, puede ocurrir que se muestren críticas con quienes no lo consiguen cuando carecen de la
suficiente empatía y asertividad para expresarlo sin molestar al otro, lo que afectaría a sus
relaciones sociales.

Adaptabilidad
La competencia emocional que nos permite estar abiertos a ideas y enfoques nuevos, así
como lo suficientemente flexibles como para responder rápidamente a los cambios es la
adaptabilidad

Las personas con capacidad de adaptarse se caracterizan por: (según David Goleman)

 Manejar adecuadamente las múltiples demandas, reorganizar con rapidez las prioridades y
adaptarse rápidamente a los cambios
 Adaptar sus respuestas y tácticas a la circunstancias cambiantes
 Tener una visión de los acontecimientos sumamente flexible
La adaptabilidad requiere que seamos capaces de interpretar correctamente los signos que nos
anuncian los cambios y no temer sus consecuencias.

Si hay algo seguro, es que todo cambia. Y adaptarnos a los cambios requiere de nuestra capacidad
de reacción emocional.

El cambio nos obliga a cuestionarnos nuestras perspectivas y estrategias, y esto a menudo


no es fácil debido al apego emocional que todos sentimos por lo que nos es conocido y
familiar.

Las personas poco adaptables se ven atrapadas por el miedo, la ansiedad o un profundo malestar
personal cuando deben afrontar algún cambio.

Sin embargo, la capacidad de adaptación es imprescindible en un mundo en continuo cambio como


es el nuestro.

Se hace necesario por tanto aprender a disfrutar con los cambios y sacar provecho de ellos.
Para conseguirlo hay que aprender a
 renunciar a antiguas creencias y adaptarse a la nueva realidad,
 sin que nos moleste o estemos incómodos en la incertidumbre que suele provocar lo
nuevo o lo desconocido hasta el momento,
 además de estar dispuestos a arriesgarnos y buscar nuevas formas de hacer las
cosas.
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Una competencia que fomenta la adaptabilidad es la confianza en uno mismo, especialmente la


seguridad, que nos permite ajustar rápidamente nuestras respuestas y cambiar nuestra perspectiva
y estrategias si es necesario.

Las 4 Ramas fundamentales Salovey y Mayer


El modelo de inteligencia emocional de cuatro ramas de Peter Salovey y John Mayer se basa en
la utilización de las capacidades intelectuales relacionadas con los sentimientos y la
emoción.

Definieron la Inteligencia Emocional como la capacidad de controlar y regular los


sentimientos de uno mismo y de los demás, y utilizarlos como guía del pensamiento y la
acción.

Estos investigadores han estudiado el constructo desde la Capacidad básica subyacente de una


persona para reconocer y utilizar las emociones, frente a otros modelos centrados en las
Competencias emocionales, como el de Daniel Goleman.

Las 4 ramas fundamentales conforman su Escala Multifactorial de Inteligencia Emocional, y nos


permite comprender la Inteligencia Emocional y sus Aptitudes Asociadas.

Estas ramas son las capacidades para:

 percibir y expresar una emoción,


 asimilarla en el pensamiento,
 comprender y razonar con la emoción
 y regular reflexivamente las emociones.

La resilencia
La resiliencia es la capacidad natural y universal de resistir y rehacerse ante las adversidades de
la vida.

Esta capacidad está en las personas y en los grupos, y nos permite seguir proyectándonos en el
futuro a pesar de vivir situaciones desestabilizantes o bastantes difíciles en nuestra vida.

Vamos a trabajar el concepto de resiliencia dentro del marco de la  Psicología Positiva, que se
dedica al “estudio científico del funcionamiento humano óptimo”.

Es decir, nos centraremos en conocer que es y cuáles son los factores que nos permiten
desarrollarla, para tener herramientas con las que afrontar las situaciones más difíciles que se nos
presenten en la vida.

Desde este enfoque, consideramos que las personas somos activas y fuertes, y que
tenemos una gran capacidad para adaptarnos y encontrar sentido a lo que nos acontece,
incluso a las experiencias más difíciles.

Ante un suceso extremadamente adverso, la reacción normal de cualquiera de nosotros es sentir


tristeza y sufrimiento, lo cual es algo completamente natural y adaptativo. 

Ante experiencias de este tipo, una persona resiliente consigue mantener un equilibrio


estable sin que afecte a su rendimiento y a su vida cotidiana.
Es decir, conseguirá encajarlo y seguir desenvolviéndose con eficacia en su entorno, en su vida día
a día.
Es importante diferenciar resiliencia de RECUPERACIÓN.
La recuperación implica un retorno gradual hacia la normalidad de nuestras funciones tanto a
nivel físico, psicológico como social.
Mientras que la resiliencia muestra la capacidad de la persona para mantener un equilibrio
estable durante todo el proceso.
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Por tanto, una persona no es más o menos resiliente, lo que es resiliente es su evolución y su
proceso de encaje de las piezas que van componiendo su propia historia vital.
Así, la resiliencia nunca es total o para siempre, sino que es el resultado de un
proceso en constante desarrollo.
Es el fruto de la interacción entre la persona y su entorno. Entre cómo consigue mantenerse y
encajar lo que tiene que ir afrontando ante esa difícil o desestabilizante situación.  

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