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Leer a Platón

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n Universidad
Alianza Thomas A. Szlezák

Leer aa Platón

Versión española de
José Luis García Rúa

Alianza
Editorial

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Título ooriginal:
g a
Como leggere Platone

15
DE

FILOSOFIA
Y LETRAS

r\#\
3ç A mi mujer y aa mis hijos
h

Reservados todos . El contenido de esta obra


odo los dderechos. ob está protegido
do po por la Ley,
y,
que establece penas de
qu on y/o
d prisión d las correspondientes
y o multas, además de d indemni-
n
zaciones
on por
po daños y perjuicios,
p u , para
p quienes reprodujeren,
qu n, plagiaren,
g , ddistribuyeren
y n o0
comunicaren públicamente, , en todo
odo o0 en parte,
p una obra
un ob literaria, artística 0o científi-
n
ca,, 0o suu transformación,
n o n on, interpretación o0 ejecución artistica fijada en cualquier tipo o
de soporte 0o comunicada a través de d cualquier
u medio,
, sinn la preceptiva autorización. ,

© 1991 Thomas
o A.. Szlezákk
© Rusconi Libri
b s.r.l.,
. ., viale
v Sarca 235, 28126 Milano
235, 28126 no
© Ed. cast.:
. Alianza Editorial, , S. A.,., Madrid,
d d, 1997
Calle Juan
u n Ignacio
g o Luca de d Tena,, 15; 28027 Madrid; teléf.. 393
15 28027 393 8888
88 88
ISBN: 8484-206-2870-O
206 2870 0
Depósito
p legal:
g M.. 8.396-1997
8.396 1997
Compuesto enn Fernándezn nd Ciudad,
d, S.. L..
Catalina Suárez,
u 28007 Madrid
19 28007
, 19;
Impreso
p o en n Closas-Orcoyen,
o n, S. L.. Polígono
o gono Igarsa
g
Paracuellos
u o de
d Jarama (Madrid) d
Printed
d in n Spain
p

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ÍNDICE

Prefacio 11
1.
1. go o de
El gozo n .....................................
d leer a Platón 15
15
2. El lector se implica a sí mismo en n la lectura .......... 18
18
3.
3. Un ejemplop ded recepción ....................
on individual.................... 21
21
4.
4. Posibles actitudes
u v
viciosas d lector ....................
dei 25
25
5.
5. q no se conoce
Loo que ono no se ve v ............................. 28
28
a)
a El tema de
d la «ocultación»
«o » en los diálogos
d 28
b) Sócrates
o mismo ....................
o reserva suu saber.................... 31
c) Los diálogos
d o remitenn más allá de d sí mismos 33
6.
6. Características del
d diálogo
d p o o ....................
platónico 36
36
7.
7. Cuestiones
u o sobre las características ...................... 38
38
8.
8. ¿Para quién
qu escribe Platón? ................................ 44
44
9.
9. ¿Habla d ogo platónico
b el diálogo p con voces diferentes?
d
La moderna
d teoría del d ogo ............................
d diálogo 48
48
10.
10. Una teoría antigua ded la interpretación on ................ 54
11.
11. La interpretación
on de Simónidesn d en el Protégoras dg a 59
12.
12. La crítica de
d la escritura en n el Fedro ..................... 63
63
13.
13. La definición
d n on del d filósofo a partir de d suu relación on
conn sus o .................................................
u escritos 73
14.
14. La significación
gn uuu n
on dde rl,ulthreQa («cosas de d mayor y
valor»)
» ............................................................. 78
99
1
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10 Índice
lo
PREFACIO
15.
15. La ««ayuda
d al logos»» en los diálogos 84
84
a
a) y » platónica
Tres ejemplos de la ««ayuda» p 85
85 -

b) La situación siempre igual de la ««ayuda»y » (ßo-


,Oeta) 88
16.
16. on a los principios yy la limitación de la
La ascensión
on filosófica
comunicación 92
92
17.
17. gun
Algunos pasajes n
de silenciamiento ....................... 99
99
18.
18. Doctrina d
de la n
anámnesis y
y dialéctica en el Eutide-
u
mo.................................................................. 112
112
19.
19. u de
La significación de las alusiones para la lectura
Platón............................................................. 116
116
20.
20. d
La técnica dramática de Platón: algunos gu ejemplos
p .. . 124
124
a) La acción dominante ...................................
on 125
125
b) n
Interrupción ogo narrado
del diálogo n do ................... 128
128
c) El cambio de interlocutor .............................
o d .................... 129
21. Ironía ..............................................................
21.
,.. . ....... .. .......... 135
135
22. Mito ................................................................
22. 138
138 A Platón n nunca
nun on lectores yy no hay
le faltaron y temor alguno
guno de
23. Monólogo
23. ono go yy diálogo ogo con interlocutores imagina- qu enn el futuro
que u o le vayan a faltar.
nos ................................................................. 143
143 Cierto,o, a Platón no se 10 lo puede
pu d «descubrir»
«d » hoy. Pero con n la
24.
24. Las características ddei diálogo: 10 lo que realmente lectura dde Platón n se da d cierta particularidad.
u1 d. Quizá ningún otro o
. significan .........................................................
-
46
146
i autor
u filosófico tuvovo como él un una parecida actitud discordante
d d an-
n
25.
25. Cómo yy por qué fue mal interpretada la forma del d te el1 fenómeno no de d la escritura como instrumento de d comunica-
u
diálogo ............................................................ 154 ción dei
d conocimiento. o. La forma dei d diálogo
ogo pasa
p con razónon por
26.
26. La diferencia entre esoterismo yy actitud sistemáti- ser una forma extraordinariamente
x meditada
d ddei trato
o con la paia-
ca de secreto .................................................... 159 bra escrita.. Es cierto que io 10 que Platón quiso conseguir u con elio o
27.
27. El concepto de filosofía en Platón yy la finalidad de es objeto de discusión como pocas otras cosas. Así,, de la 1 1lectura
los diálogos ...................................................... 163
163 1 obras de Platón se puede decir en alguna medida
de las d 10 que
io qu
en una ocasión dijo Aristóteles de la consideración de la verdad d enn
g
BbFiogra
i a .......................................................................
168
168
general: la 1 cosa es en n parte fácil porque nadie puede pu errar del
d
n
Indice de pasajes .......................................................... 172
172 todo el tiro, yy enn parte difícil porque nadie d alcanza la precisión
necesaria..
nd d nombres ........................................................
Indicede 179
179
iii presente voiumen
voi
n pretende
nd investigar su
.

u tema partiendo
p de
d
d analítico ............................................................ 181
181 «10 fácil»,
«lo qu o que en Platón no
», es decir,, aquello nos es hoy accesible b1 e
Indice
indiscutido para desde d ello o allanar el caminoo hacia «10 d », es
«lo difícil»,
decir,, hhacia aquellos
qu d la literatura platónica
aspectos de on del
d diálogo go
que no se corresponden nd n conon lo que hoy entendemos
10 qu nd q debe
que d b ser
la forma de u filosófica yy que,
d escritura qu enn consecuencia,
on en la ma-
11

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12 Thomas
o Alexander Szlezák
k 1
I Prefacio 13
13

yyoria de d las ocasiones


o son malinterpretados do o0 completamente ig- g o así,, pienso
Sólo n o yo, puede
yo, se pu d alcanzar el gozo de la lectura, ,
norados,
no do ppero qu , sin embargo,
o que, go, alcanzan n n de d lleno el centro n dde la que, do ddei autor -según
d lado
qu , dei n un
un interesante testimonio dei pro-
comprensión
n on pplatónica n dde la filosofía. . p o Platón-,, se correspondía
pio d con
n el gozo
go d pensador
del p por 10
po el lo-
Leer a Platóna n apareció
p o por
p primera
p vez en n traducción italiana g o de
gro « o jardines de
d «los d Adonis»» escritos (Fedro,, 276
276 d).
d.
bajo el título Come o leggere Platoneo (Rusconi,o , Milán, n, 1991,
1991, 19922).
1992 Doy no Ferruccio Viviani,
y gracias al señor v , director de la editorial
Concebido
b do originalmente
g como
o volumen
vo acompañante dde la nue- nu Rusconi,, por la generosa
n entrega ddel libro para suu publicación en
va y cuidada traducción on dde todosodo los diálogos ogo platónicos,n , obra
ob dde Alemania.
n o Günther Golzboog
Al editor boog quiero
qu también
b n agradecer-
Giovanni
n Reale y sus u colaboradores,
b d , el libro no no se ddirige solamen- u interés por la versión
le su n alemana, , y a los colaboradores
b do de
d la
te a los especialistas
p enn Platón n -a ellos naturalmente también-, n , editorial Frommann-Holzboog
o boog buen
por el bu n cuidadodo del
d manuscri-
nu
sino al mismo tiempo a los no no especialistas
p dentro
d y fuera
u de
d la o. Igualmente,
to. gu tienen
n n mi agradecimiento mis colaboradores,
o O..
««disciplina» » de d filosofia. . No o pretende nd simplificar 0o «vulgarizar»,
«v », n , por su ayuda
Krischker y el Dr.. K-H.. Stanzel, y en la lectura y co-
sino
no que
qu bu busca acercar al creciente círculo o de los lectores de d Pia- rrección
n ded las galeradas y por
po la confecciónn dei
d índice. .
tón
on los complejos problemas p ob d la hermenéutica de
de d los diálogos
platónicos en una forma que no sólo sea asequible al especialista
o un no o u b Thomas Alexander
x d Szlezák
que haya y consumido años en la empresa. . Tubinga, 25-1-93
25
No es la finalidad de este trabajo b o la controversia minuciosa con
el paradigmag romántico
o de la exégesis de d Platón fundada und d po por Prie-
drich Schleiermacher de qquien el cuadro u d que aquíq proponemos
pon so-
bre los fines, los medios y técnicas n d exposición
de xpo n de Platón se aleja
n puntos esenciales: a este respecto,
en o, es recomendado dirigirse al
trabajo o Platon und b
und die SSchriftlichkeit der Philosophie, Platón y laa escritu-
ra dde laa filosojia (Berlín, Nueva York,, 1985), 1985 yy en n él particularmente
p
n xo sobre método
el anexo do («La moderna d teoría ddel diálogo»,ogo», págs. 331-
375). Por deseo
37 d d la editorial Rusconi, se acompañan
de n desde
d el
principio o referencias a este libro, o, ppero parap la lectura de d la presente
obra no no se presupone
p upon d ningún
de n gun modo odo el conocimiento
ono de
d aquél. .
El ppropósito
op o era llegar a una un explicación
xp n de d la formao de escri-
bir filosofia de Platón que qu pudiera
p sostenerse ante su crítica de la
escritura en el Fedro.. Desconsiderar la propia ddesconsideración n
de Platón ppor la escritura o0 querer qu ir a contrapelo
n p d ella,, como
de
fue frecuente
u desde
d d el romanticismo o o o de
y como d muchas h maneras
todavía
o v es frecuente hoy, no
u n hoy, no puede
pu d abrir ningún
n gun camino o hacia
h la
comprensión on ddei escritor Platón. Sólo tomando do en serio o suu propia
evaluación n del d filosofar oral o y escrito o se puede comprender d ade-
d
cuadamente la técnica y el propósito opo de
d los diálogos. . El lector ac-
tual,, frente a muchos prejuicios y resistencias n específicas
p del
d mun-
do hoy, ddebe atenerse
do dde hoy, n a la oóptica del d autor.
u

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Capítulo i1
EL GOZO DE LEER A PLATÓN

Leer a Platón representa antes que qu nada d un singular


ngu placer
p in-
telectual.. El goce en el trato con n suu pensamiento o no resulta sólo
d la experiencia dde la pperfección artística de sus
de u dramas filosófi-
cos.o A elloo se añaded el sentimiento d que
o de qu unouno como o lector no es
sólo testigo, sino también gu manera parte en
n de alguna n la vviva dispu-
pu
que se dibuja con
ta qu n trazos maestros como o o unaun interacción que qu
podría
pod decirse natural de personajes
p n qu parecen sacados
que d de la vvi-
da misma..
La inmediatez y frescura,u odo el mundo
qque todo ndo admira
d como ca-
racterística dei
d arte griego
g yy enn general
n dde la cultura
u griega,, sóloo
fueronn alcanzadas
n d por pocos, dentro
d d esta cultura,
de u , en el alto o
grado
g en que 10 lo fueron
u por Platón. Aunqueu es ei heredero
d espiri-
tual de
d épocas tan n creativas como la 1 arcaica y 1la clásica y aunque unqu
b asimilar en forma muy
sabe y aquilatadad la 1 experiencia de genera- n
ciones ded poetas
po pensadores,
y p n do puede,
pu d sin embargo,go, al1 mismo
tiempo,, en el multicolor mundo ndo ateniense n que retrata, causarnos
qu u
1 impresión
la on de que, por po decirlo o de alguna
1 manera,
n el preguntar
u
filosófico comience enn un punto o cero b dde presupuestos.
o 1libre p upu .
Otra segunda
und característica iguaimente
1 importante de suu mun-
do literarioo es suu vvariedad y suu extensa riqueza qu u 1, pues
espiritual, pu 1la
inmediatez
d y autenticidadd de suu reproducción
d ddei ambiente
b n ate-
15
15

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16 n
Leer a Platón d leer
g020 de
EI gozo a n
Platón 17
17

niense no significan de ninguna manera que Platón on como escritor de los eiéatas, la de Heráclito yy la de los pitagóricos; una verifica-
quede reducido a las casualidades hhistóricas y a la limitación de la ción tal de los principios condujo o finalmente, como se simboliza en n
sociedad de ese mundo.. Con el gesto soberano del d poeta,, Platón a Leyes,, a la transmisión por parte dei ««Ateniense»
Las n d
al conjunto dei
une su Atenas natal con todo 10 lo que había
h producido
u do la historia mundo helénico
h de una concepción po político-moral surgida de un
espiritual de los griegos. Ciertamente en esa empresa podía ate trabajo de escuela realizado con el método más riguroso.. Así pues,
nerse a los acontecimientos hhistóricos, como cuando en los prime- en ei ámbito de los interlocutores ddei diálogo platónico
on yy desde
d los
ros diálogos hace aparecer ante n el público ateniense a los grandes primeros diálogos hasta los más tardíos, recorremos la evolución
intelectuales
u del
d sigloo v, qu de hecho venían tan gustosamente a
y, que histórica
h n , desde la receptividad intelectual hasta la pro-
de Atenas,
Atenas, haciéndoles hhablar en favor de la nueva idea de educa- fundización n crítica para concluir en creatividad normativa.
on y cultura de que eran portadores.
ción d Pero, cuando
u n sus
en u uúlti- Esta inmediatez,
n pues, esta variedad
d y esta capacidad simbó-
mas obras haceh venir a Atenas a quien se mantiene anónimo lica de los diálogos,
d vvisibles ya en sus
u primeras manifestaciones,
como «huésped de Elea» 0o con el propio nombre de Parménides hicieron
h de Platón ei autor que,, dejando a un un lado las diferen-
(en el diálogo
ogo qu que lleva su nombre) y lo 10 hace filosofar allí conjun- cias de las culturas nacionales, pasa hoy en todos los lugares
tamente
n con n Sócrates de joven, cualquier qu plausibilidad histórico- como el más eficaz despertador o del interés filosófico. Quien em-
biográfica
og quedad fuera
u d toda consideración.
de n En el Timeo, ddiâlo- o pieza a filosofar con Platón puede estar seguro
pu u de estar en el ca-
go que se ocupa u de la filosofía de la naturaleza,
u un sabioo y horn-
un ho mino correcto.
bbre dde estado no ateniense n quien podríamos considerar como
a qu o Con todo, su efecto vvivificador
do no se limita dde nningúnn modo
odo a
pitagórico, aunque no es expresamente caracterizado do como tal,, ha-h la fase iniciática.. Lo verdaderamente asombroso
b es más bien n que
qu
n un círculo
bbla ante o que sólo o en su mitad consta de d atenienses so- Platón no sóloo fijó el nnivel de 10
lo que en adelante pudo
pudo Ilamarse fi-
bre la estructuración
u u n ddei cosmos por la razón on divina
d dei demiur-
d u losofía en Europa, sino que también n elaboró un buen
b número dde
go. En n modo contrario, o, en su u última obra,, Las Leyes, un ateniense,, cuestiones sobre metafísica, teoría dei conocimiento,
n ética y filoso-
oo
que en esta ocasión permanece anónimo
qu n y por ello o se refiere tan- fía política
po en forma tan fundamentada d que, incluso teniendo pre-
to más directamente a la cultura dde su ciudad,, desarrolla en terri- sente una
un evolución de dos milenios y medio extraordinariamente
tonoo extranjero, concretamente en Creta,, y ante dos represen- fructífera, uno no puede por menos de tener en consideración sus
tantes
n de laa conservadora
n cultura doria, un un amplio o proyecto de conclusiones o0 por
po lo10 menos su desarrollo
o de los problemas..
uuna sociedad futura bien organizada y de sus fundamentos u espi- Estos podrían, pues,, ser los factores más importantes para la
rituales.. experiencia
x de la lectura
u de Platón por parte deid público actual. u
Parece, pues, como si Platón por medio dei recurso u artístico- Ei sentimiento de d poder participar en un primer origen aún no
literario de la elección del interlocutor no sóloo hubiera querido promiscuado, unido al convencimiento de d que uno se encuentra
ampliar de vez en cuando el horizonte espiritual,, sino además confrontado a cuestiones n relevantes en su integridad yy conducido
reflejar un proceso histórico complejo vvisto en su conjunto: en por la experiencia
x de una maestría en el dominio del
d lenguaje yy la
primer lugar llevó a la politicamente
po poderosa Atenas la nueva composición, proporciona al lector sensible aquella experiencia
cultura filosófico-natural y filosófico-social desarrollada fuera de de gozo
go o intelectual del que hemos empezado hablando..
Atenas; en ésta y en disputa con el patrimonio o de ideas importa-
das, se constituyó la filosofía ática dei d concepto que, tan pronto
como estuvo segura de sus métodos,, dio mayores fundamentos u a
la discusión e incorporó las bases d dei siglo v, a saber,, la filosofía
g o y,

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o se implica
El lector a sí o en
mismo la u
lectura 19
19
Capítulo
p o 2
EL LECTOR SE IMPLICA A SÍ MISMO romántico a la vez v que teólogo, Friedrich Schleiermacher
h 1768
(1768-

EN LA LECTURA 1834
1834), ei qu
que, por un lado, planteó como pionero reflexiones
x sobre
b
el papel activo del lector el que, partiendo
y de
d ello, desarrolló
, o
u hermenéutica
una h n u de los diálogos cuyos
d u rasgos fundamentales
d son
aúnn hoy tenidosn por muchos comoo válidos.. Por otro
po o do, fue él
lado,
mismo quien q p o novedosamente
repensó n el viejoo problema de d los
teólogos referente a la exégesis x d esta manera impulsó
correcta,, y de
hacia una u hermanéutica
u universal quque puede d ser considerada
n d
como el verdadero d comienzoo de la moderna d filosofía hhermenéuti-
n
ca.. Y en nuestro siglo tenemos a Hans-Georg Gadamer quien, de
un lado,, en sus inicios filosóficos parte de Platón yy en lo 10 que res-
pecta a nuestro
nu o tema,, enn suu primera obra, Platons a n dialektische
da Et-
hhik,, 1931
193 1 (La a ética dialécticaa de a , profundiza y concreta opi-
d Platón),
nionesn orientadoras d de Schleiermacher h sobre la importancia n de
d la
forma con on relación n al contenido,
on do, y; dde otro
o do, en
lado, n suu obra
o fun-
damental,, Wahrheit
a und 1960 (Verdad y método), n
und Methode, 1960 o
nos ofrece
Pero esta experiencia,, tomada d en sí misma, no hace h todavía
d una nueva
n d
fundamentación on de la h hermenéutica filosófica.,
p
comprensible por qué precisamente en el caso de d Platón
n se dis- d u
La discusión b la correcta manera de
sobre d leer a Platón es en
u y
cute y debate con una particular pasión la cuestión de cómo ha- h último término una discusión sobre el modo y manera en qu que el
ya x . Que éste es el caso ha llegado
y de ser leído el texto. g a ser enn propio lector se deba d implicar en la lectura. Que u nosotros al leer
n
el interim también conocido por el no especialista. En ningún no podemos hacer abstracción de nuestro propio yo; yo que no po-
otro pensador tiene tanta importancia como en Platón n la pre- demos descartar nuestros variados condicionamientos, yy que, en
d
gun por la forma literaria en la que nos son ofrecidos los con-
gunta consecuencia,, nosotros mismos constituimos un factor o en el pro-
tenidos filosóficos y enn consecuencia la pregunta p por el método
po ceso dde la lectura,, es algo go que vale para toda d clase de lectura y
n
con el que el lector b
debe enfrentarse a esa particular forma,, ya
y do el mundo
todo undo 10lo admite así. Pero en el caso de d Platón se añade d
qu
que en ningúnn o
otro pensador
d es la forma de
d expresión
x on tann mme- el hecho
h ho de d que el lector, como o se indicó al principio, o, adquiere el
diatamente importante para el contenido como
d o o 10 lo es en su caso: sentimiento, poder impedirlo,
o, casi sinn pod o, de no ser meramente un es-
la correcta comprensión de la forma dei
d diálogo
go y la correcta pectador,
d sino de ser, en modo particularmente intenso, también
comprensión de la idea platónica de filosofía se condicionan n parte de d la discusión
d 10 que naturalmente ha de te-
n a la que asiste,, lo
mutuamente. Se trata de
. una situación paradójica:
p precisamente
p ner consecuencias en la manera de reaccionar ante el contenido. do.
el autor que puede comunicar como nadie la experiencia d un
de un Y en la medida en que es claro que la participación profunda und y a
y,
acceso directo y, por decirlo o así, natural
n al preguntar
g filosófico,
o , v
veces personal en los acontecimientos del d diálogo no es un pu puro
parece requerir ununa hermenéutica particular.. efecto que le ocurra a la obra ob de Platón de d manera casual o0 inclu- n u
No es ninguna casualidad qu que la hhermenéutica de las obras ob so contra la intención dei autor,, el problema al que q nos hallamos
d Platón yy la d
de disciplina de la hhermenéutica filosófica de suyo yo enfrentados d no puede
pu ser simplemente
p el de suprimir
u de la ma-
d
independiente se hhayan
y do de la manera más íntima en dos
tocado nera más amplia posible todos los elementos subjetivos de d la recep-
pu
puntos importantes de d su desarrollo. u el importante filósofo
o. Fue ción.. Cierto o que la finalidadd es la de poderpod orientarse uno mismo
18
18

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20 Leer a Platón
Capítulo
o 33
o en la cuestión (cf. Fedón
solo don 91
91 c); ahora
h b , mientras se está
bien, UN EJEMPLO DE RECEPCIÓN INDIVIDUAL
n el camino
en o hacia
h n serviría de mucha
este fin,, no nos u ayuda
yud com-
portarnos como si ya lo hubiéramos
hu alcanzado
do y d dejar al margen
p d d de qu
la posibílidad que en nosotros mismos pueda d haber
h b impedi-
mentos ddecisivos unqu en el mejor caso también
vo (aunque n ayuda)
y para
el acercamientoo al propósito.
p o. Es manifiesto que ante los dramas
o qu d
d Platón tenemos que reaccionar no sólo
de o conn nuestra inteligen-
n
no con
cia analítica, sino odo nnuestro ser.. La pregunta
n todo p de
es,, pues,, d
qu do debe
qué índole on activa ddel lector y qu
b ser la participación qué parte
pu d tener
puede n suu espontánea
pon bu on en
contribución n la construcción
n n de
d
o.
sentido.

De la importancia del condicionamiento


on individual
n du enn la re-
cepción de d la Filosofía estabab Platón n más convencido do que
qu nadie.d
Unan vez y otra nosno ofrece la experiencia de d cómo
o un pparticipante
enn la conversación
n n está impedido o por la forma específica
p dde suu
condición
d anímica
n ppara comprender
nd lo tratado.
do.
Uno de d los ejemplos
p más conocidos es el de d Calicles en n el
Gorgias. Calicles representan d llamado
la tesis del do derecho
d ho natural
n
del más fuerte según el cual es permitido do y correcto que q aquel
u
que supera a los otros en fuerza
u y poder
pod los sojuzgueu n ningu-
y sin g
na contemplación los someta a las exigencias
x u propios inte-
de sus n
reses.. Según
g este punto de vvista,, la nnaturaleza
u misma estaría po por
el dominio
d n d más fuerte, y el concepto
del u u de
o usual d justicia que qu
opone el derecho ho del
d otro o como o límite de d la realización de d los
propios ddeseos no sería más que un construcción
qu una n ideológica
d og de
d
los débiles
d qu quieren desacreditar
que d el sano impulso deld fuerte a
la satisfacción u instintos y ddeseos
n ilimitada dde sus o (cf.. Gorgias
g 482
482
d.
c-486 d).
Platón hubiera
hub podido
pod do hacer exponer
x esta tesis con
on un distan-
ciamiento no, como una
o más sereno, pu contribución
u pura n teórica en n el
camino
no de un fundamentación
d una und on dde los principios
p éticos. En vez
de qu Calicles la exprese como su
o, deja que
d esto, u credo
do personal.
p . En
21

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22 Leer a Platón Un ejemplo de recepción individual 23

n
consecuencia, no representa
n ya un «pu «punto de d vista» intelectual,, sino o de descripción literaria ddei carác-
Con este brillante ejemplo
la expresión n inmediata de suu morbosa ambición y de su desmedido d ter, Platón nos está diciendo con toda claridad que su filosofía
egocentrismo. Cuando Sócrates le demuestra con n apremiantes argu- u compromete al hhombre integral.. La capacidad intelectual no basta
mentos que la idea originaria de justicia está pplena de sentido y que, por sí sola, se requiere una familiaridad interna entre la cuestión
por el contrario, el llamado derecho del más fuerte u es en sí mismo que debe ser comunicada y el alma a la que debe ser comunicada. .
contradictorio, Calicles debe b ceder en suu argumentación,
u , y ello, sin Q uien no está en situación
on de ingresar en un
un proceso de transfor-
embargo,, no por falta de inteligencia ni n mucho menos sino por cul- mación interna tampoco está habilitado para conocer la solución
pa de las limitaciones de su carácter.. Se dice con entera claridad total.
qu son sus
que u incontrolados impulsos los 105 que le impiden comprender Pero la actitud positiva no sóloo es necesaria para la cuestión
yy aceptar el punto de vista socrático teóricamente bien fundamenta- qu representa el filósofo. Puesto que el filosofar es un proceso que
que
do yy moralmente provechoso (cf.. Gorgias 513 513 c).. discurre entre personas individuales, es también necesaria la bue-
Calicles tiene sobre todo una idea equivocada de sí mismo: se na disposición (eiivota) para con el compañero. Platón muestra de d
identifica con sus deseos e impulsos (Gorg.. 491 e-492 492 c).. No sabe ni la manera más expresiva
x que la conversación entre Sócrates
o y Ca-
quiere saber que el hombre es algo más que instintos, y que en él la lides ddeja dde ser una verdadera comunicación precisamente por-
razón no está ahí para ser empleada de una manera puramente
pu ins- qu Calicles no puede tratar al interlocutor con buena voluntad
que vo 22.

trumental al servicio de 105


los impulsos, , sino que
qu es una
un fuerza
u divina De hecho el convencimiento de Platón es que el verdadero filoso-
a la que corresponde el dominio de las partes inferiores del alma.. far sóloo es posible
po entre amigos y que la argumentación
g filosófica
Es claro que Sócrates tiene ya a punto una correspondiente teoría sólo puede ser fecunda si discurre enn «discusiones
«d bienintencio-o
de la estructura interna ddel hombre (cf.. Gorg. g. 493 . , pero, como
493 a ss.), nadas» (sò,uevcrtv ¿)yotç,, Epist.. 7, 344 344 b ). Este convencimien-
se da cuenta de qu que Calicles no sabría qué hacer con ella, no inten- qu determina su pintura de caracteres en todos 105
to que og se
los diálogos
ta en absoluto desarrollarla fundamentándola, , sino que
qu se contenta descubre con especial
d claridad -además de en Gorgias- tam-
d d n el g
con algunas indicaciones que únicamente son comprensibles en bién
n en n el Lisis, en El Banquete,
an , en el Fedro n La República. Na-
o yy en
toda su significación a partir de la doctrina ddei alma desarrollada ín- turalmente quequ aquí «amistad» d» no ddebe
b entenderse
nd como inclina-
tegramente en La República.. Pero a Calicles se le hace saber que él on subjetiva y casual y por tanto como mero afecto, sino que
ción qu
mismo todavía no conoce «105 «los pequeños misterios», ahora bien, la surge de la orientación común a «10 «lo divino», a «lo«10 que siempre
iniciación en ««los grandes misterios» no está permitida sin el cono- es», en suma, a la idea misma del d Bien.
cimiento de los grados inferiores (497 c).. Dicho de otra manera: la Calicles es ciertamente un carácter extremo.
x Platón lo 10 descri-
solución real del problema, que para Platón sóloo puede alcanzarse bió en modo conscientemente provocativo con su profesión dde in-
por el recurso a la estructura
u interna dei hombre, requiere no ser moralidad declarada sin miramientos, , como provocación on dirigida
g
comunicada a un carácter como el de Calicles ya que le faltan 105 los a opositores filosóficos qu que se le enfrentan rechazando su preten- p
presupuestos para una recepción adecuada de tales verdades 1.1 De sión de fundamentar la ética en una doctrina metafísica del d alma
esta manera Calicles recibe como respuesta una refutación ad ad homi- y de las ideas, p pero también n como provocación dirigida al futuro o
nem, cuando Sócrates demuestra el carácter contradictorio de po-
su po lector, por tanto, a nosotros que,, sin excepción,
x llevamos dentro o
sición manteniéndose en el mismo nivel de su propia argumenta-
494 b ss.).
ción (494 55. 22
Cf.. mi interpretación
on ddel diálogo
go enn Platon und
und die Schrzjèlichkeit
S der
d Philosophie.
h .
Inteipretationen
n n zuu den ub » und
d n frühen und mittleren a o n, Berlín-Nueva
n Dialogen, u v York, 1985, 19
o , 1985, 191-
1 Para este pasaje,, véase
v n más adelante, pág.
también g. 102 .
s. 207, especialmente
207, p 197 s.. (este libro
197 n adelante
o se citará en d como
o o PSP)..

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24 Leer a Platón
24
Capítulo
o 4
un Calicles,, al menos en potencia.
un po . El realista y provocador retratoo POSIBLES ACTITUDES VICIOSAS DEL LECTOR
u
de una h
hostilidad a la ética por principio nos obobliga a clarificar
nuestra propia actitud -la consciente
n un más la inconscien-
y aun
te- n relación
con on al ««derecho d más fuerte».
ho del ».

Ahora
h bien,, en lo que concierne a la buena voluntad para con
el compañero de diálogo, ogo, necesaria siempre para toda auténtica
comprensión, para nosotros, como lectores,, el opositor vivo queda d
sustituido
u do por la representación escrita.. Con ello o se dificulta sinn
duda
d la consecución d de una posiciónon correcta,, en la medida en n
que las falsas actitudes del d libro que eventualmente aparezcan
-contrariamente
n a lo que sucede con un un interlocutor
u en perso-
na- no pueden n ser corregidas.. Es por elloo decisivamente impor-
tante
n quequ ciertas irritaciones que pueden n producirse
d leyendo a
Platón sean reconocidasd como tales para ponerles coto. Bien mira-
do, se trata de irritaciones que,, según toda experiencia,
x , pueden
aparecer
p precisamente
n en aquel lector sincero por principio y filo-
sóficamente interesado que añade a todo ello un gusto y una cul-
o un
tura personales.. Hay queq reconocer que esos inconvenientes
n son
un consecuencia
una n n de cómo entiende Platón n la forma correcta de d
la comunicación filosófica y con ello, o, en último
u término, una
u con-
secuencia de suu idea de la filosofía; sólo de este modo se puede d
impedir que una irritación pasajera se convierta en un impedi-
n un
n ppermanente
mento n para la apropiación on dei ppensamiento
n platónico.,
d
a) Si en los diálogos aporéticos, tras una larga investigación
que resulta vvana,, no aparece tampoco una solución on enn el último
u
25

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26 Leer a Platón I
Posibles
b actitudes vviciosas ddel lector
o 27

intento,
o, el lector a quien n le permanece ooculto el sentido do de d tan n xg
con nuestra exigencia de igualdad,, típicamente moderna, d , así como o
extraño extravío
x recibe
b fácilmente la impresión de qu que todoodo el de incondicionada clarificación de trasfondos que se sospechen.
ond n d nd qu p n.
conjunto no es más que q un un ddiscurrir vacío,, 0o en n todo
odo caso una u in- Como o personas ddei siglo xx, democrático,
g o xx, d o , pluralista y antiautorita-
troducción
o n ddemasiado larga para p un fruto
un o filosófico o que todavía
od n
rio, estamos por sentimiento, , conscientemente
n 0o no, tan apegados
p d
no se ve por nningún
ngun sitio.. v o reinante que
ai relativismo q enfrentamos con escepticismo o o0 indu-
b) Cuando
u ndo en los diálogos constructivos on vo se dice,, ante los on una
so con u resistencia interior la idea d de d un un ««Sócrates» » colosal-
problemas esenciales,
n que
q nose ppueden
no d n discutir ««ahora», », 0o qu
que mente superior
up o0 de un «
un «Ateniense» qu se atreve a caracterizar
que
suu tratamiento o debe ser emprendido nd do en n ootra ocasión,, unouno se pre- la oopinión por él representada
on po p como o la exclusivamente
x correcta,, y
ggunta impaciente ppor qué qu da la impresión n de qu que se presentann n te- sentimos su juego conn la aporía como o falta de sinceridad d y suu di-
mas dde tantan importancia para luego retirarlos inmediatamente, y ferir las cuestiones a pu puntos dde vista que sóloo más tarde pueden n
se plantea la dudadud de d si esa ppermanente referencia hacia h go aún
algo ser adquiridos
u como o un pu puro rehuirhu las exigencias ddel momento. o o.
más importante responde en general a algo go ppreciso en n el pensa-
n En vez dde esto, deberíamos
d b ppreguntarnos
n si acaso Platón n con
on tal
miento d Platón,
o de n, 0o si más bien n no se está convirtiendo do al lector d los personajes
idea de p quiere comunicarnos algo
no qu go concreto
on y no
en un Tántalo
n o a quien sólo o le es simulada d la existencia
x dde los
10 fru- inmediatamente comprensible, , o0 si acaso tal concepción
on on no remi-
tos reales.. te quizá a unaun idea de filosofía que se distancia esencialmente n de
c) Tanto a los primeros como o a 1los últimos o diálogos
d go 1les es v
las convicciones d siglo
del g o xx,
xx, pero qu p
que, precisamente po
por elio, está
común un una ppermanente
n n d d ddei conductor ddel diálogo
superioridad d ogo n situación
en n ded complementarla y de d enriquecerla. .
por encima de los
po 1 interlocutores
o dde turno.. Se puedepu d aceptar A partir de d esto o nnos damos
d cuenta de d qu que la reacción total y
todavía quequ «el Ateniense» » en a Leyes adoctrine
n Las do n constantemente
n no sóloo intelectualu del d lector ante ei acontecer dei d diálogo,
d ogo, provo-
u inexpertos
a sus x amigos ddóricos hhaciendo uso u o ded un fondo do mago- cadad ella misma per el texto, o, encierra
n al mismo o tiempo o un peligro.
p g o.
table ded sabiduría
b u superior,, o0 qu « huésped
que «el h p d ded Elea» » tenga una Quien n no descubre
d el factor
o deformante
d que
q él mismo representa
notable superioridad
u d d sobre b ios 1 jóvenes con 1 qque conversa,
n los on n
sin o
corre el riesgo ded estancarse en n una comprensión n on superficial.
u . Sinn
embargo, en
go, n o diálogos de
los d carácter agonístico o las 1 y dei
1 leyes d respe- p embargo,, lo 10 deformante
d no tienen ppor quéqu ser de d nnaturaleza pura-
too mutuouo y de 1 reglas ddei juego parecen
d las n vvulneradas
d cuando
u ndo los mente individual u y subjetiva. No o sóloo individuos
du se implican n ellos
compañeros de interlocución o n excesivamente inferiores yy a
son mismos enn la lectura,, sinoo también n épocas enteras.. Lo qu puede
o que pu d
«Sócrates»,
« lo que
, a 10 qu parece,
p , no le cuesta
u guno triunfar
esftierzo alguno llevar a qu que cosas que qu están n enn el texto p n ddesapercibidas
o pasen p o0
siempre sobre b sus u op oponentes.. Y uno uno se pregunta un extrañado
x do si se ddesconsideradas d por generaciones
n sóloo por
po el hhecho o ded que
qu no se
puede
pu d dar d un campeón n absoluto
b en la 1 liza dialéctica
d que
qu sea od n al pensar
acomodan n d los tiempos.. Esto
de o es 10 qu puede
10 que pu verse enn
p dde vencer
capaz n con
on la misma facilidad tanto o al polifacético
po Hi- el ejemplo qu a continuación se expone.
p o que x .
pias, como al radical d Calicles,, al excitable
x Trasímaco 0o incluso al
famoso y festejado do Protágoras yy al muy y altamente estimado do Gor-
gias.. De algúngun modo odo esto parece inusual y difícilmente creíble;
instintivamente se desea d d d, más paridad
más igualdad, p d condicio-
de
n y hhasta más de
nes, d un irritado do lector puede
pu d empezar a tomar inte-
riormenten posición
p on contra el invencible n Sócrates.
Tales reacciones
on son perfectamente
p comprensibles,
b pero hayy
que
qu considerarlas en n suu contexto o para ver que qu guardan
gu n relación

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ono no se ve
qu no se conoce v 29
29
Lo que
o 55
Capítulo
LO QUE NO SE CONOCE NO SE VE d mención. (Tengamos,, sin embargo,
de go, en cuenta que qu la decisión on
de dar por principio n publicación a ios resultados dei
d trabajo inte-
lectual se alcanza por primera p vez en el siglo g xvii y no sin dificul- d
, n
tades, según nos ha probado el b sociólogo
o ogo norteamericano Robert
b
. on
K. Merton se comprende que
1; n qu atribuir esta actitud
ud a épocas
p ante-
riores sería,, porp consiguiente,
n g , ingenuonuo por ser ahistórico.) .
Pero en lo que atañe a la frecuencia del tema de
o d la ocultación
d
es verdaderamente asombroso con qu regularidad
n qué d Platón recurre
a ella. Una y v los
y otra vez o interlocutores
u de Sócrates incurren enn la
o
sospecha de no querer mostrar suu saber parcial o0 totalmente, , bienn
sea simplemente para retenerlo o para sí,, como parece ocurrir con
n
el heracliteo Cratilo o o0 con el aspirante a teólogo Eutifrón, , bien n
sea para someter a los demás a prueba como se le supone al sofis- o
ta Pródico,d o
0 n
bien simplemente para engañarlos, , como se tiene
po
por posible en el caso de Critias, Calicles, Hipias y el rapsoda
on
Ion2 En
2. los n
casos mencionados do podría
po ser todavía
o dde alguna
g ma-
a) El tema de
d la ««ocultación» g
n» en los diálogos nera excusable que tal tema, que
qu es verdaderamente importante
para Platón, n, nono hhaya
y recibido do la atención debida. d . Parece,, sin em-
Desde el descubrimiento dde Schleiermacher de qu que para Pia- go,
bargo, poco menos qu
que increíble que
qu no se haya caído en la cuen-
n la forma no es indiferente al contenido, se plantea para la in-
tón n ta de que la reserva d
del saber en uno
uno de los diálogos más perfec-
p
terpretación dde Platón la tarea de investigar g la técnica dramática tos en el orden formal, , en el d
Eutidemo, constituyey el tema estruc-
dde los diálogos en su conjunto o y enn sus pormenores. Desgraciada- y
turante y con muchon también el determinante de sentido,do, sin
n
n no se puede
mente d afirmar que qu la investigación
nv g h
haya do muy
llegado uy y
cuya comprensión no se puede
pu entender
n de forma completa el
lejos en el cumplimiento de esta tarea. De todos modos d se han sentido do ddel diálogo.
d ogo. La «acción»
« on» del
d Eutidemo o consiste
n en el inten- n
ddescrito ded forma repetida algunos gun expedientes
x dramatúrgicos, o de
to d Sócrates de d oobligar a los sofistas Eutidemo y
y Dionisodoro o a
como el cambio o dde interlocutor,
o gun
y algunos temas recurrentes, dejar de d una vez a un lado sus u manejosn poco serios y
y su jugar
g a
como o el recurso
u a citas dde poetas. Sinn embargo, un motivo que,, en
vo qu confundir para que qu muestren
u 10 que tengan
lo g que
qu ofrecer de
d serio o
on de su extrañeza
razón x y exigencia
x o, pero sobre
dde esclarecimiento, en n el terreno de la filosofía,, con n 10lo que
qu Sócrates les imputa que,
qu ,
todo
odo en razónon de su especial importancia en la obra de Platón, , ha- d
disponiendo de importantes puntos pun de vista,, hasta
h el momento, o,
bbría merecido una descripción e interpretación precisa ha perma- sin embargo, go, se los hayan y reservado adrede. d d . Al no gu pro-
conseguir po
necido bien que mal ignorado.
g Me refiero al tema de la ocultación vocar con halagos la «seriedad» « » de los o sofistas,, les recomienda nd
y ded la reserva consciente del d saber.. que tampoco en el futuro sean pródigosg de su sabiduría, , sino
no que
qu
Este tema es extraño
x para nosotros porque u en Europa,, desde
hhace mucho ho tiempo,, se ha impuesto como postulado la publici- pu
1
R So
K. Merton: The Sociology of 1973, sobre todo
o SScience,, Chicago, 1973, p . 273
odo las págs. 273 Ss..
ddadd incondicionada
n de los frutos del trabajo filosófico científico,
d b o y 15 e; Profágoras 341 d;
2
2
Cf. . Crafilo 383
383 b-384
b 84 a, 427
427 d e; Eutifrón 33 d e, 11
11 b, 14
14 c, 15
y a causau de d elloo nadie
d cuenta
u ni siquiera
u con d de
n la posibilidad
b 174 b;
Cármides 174 b Gorgias 499 b c; H4pias minor 370 370 e, 373 b Hippias major 300
373 b; 300 c d;d
que alguien pueda reservarse conscientemente
qu n un resultado
do digno
gno on 541 e.
1on541
28

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30
30
Leer a Platón o que
Lo qu no
no se conoce no se ve 31

se sigan portando tan reservadamente como hasta el momento, tón,


n, en Las
a Leyes, la dirección más alta del estado, do, el llamado
do
pues de esta manera,, dice él,, «Io «10 raro adquiere valor» » (Eutidemo o», está rodeado
««consejo nocturno»,
no o de antemano no de un aura de
304 b; de cómo hay que interpretar la actitud de Sócrates nos va- o el ciudadano corriente dei
misterio: d estado ideal cretense no tiene
mos a ocupar todavía de manera inmediata). ningún acceso ni a las decisiones
d o
ni a las informaciones yy educa-
La reserva
v consciente dei saber filosófico no se la plantea Pia- ción,, con base
b n las cuales los miembros ddei consejo toman sus
en
tón
on solamente como una decisión d on de individuos sino también decisiones (Leyes 951 d-952
952 b, 961 a b, cf. 968 d e)..
como una medida de estado para la organización de la educación.
Ya en ei relativamente temprano ««Protágoras», », yy no sin rasgos de
humor,, se esbozabo un cuadro ficticio de la Esparta ««real» » cuya
y vver- b) S
Sócrates mismo reserva suu saber
dadera fuerza no radicaría, según un tal descripción, en hacer la gue-
rra sino en filosofar.. Lamentablemente, se dice, el resto de los 10 anteriormente ddicho,, se puede ya
gun lo
Según y decir con preci-
griegos
g no habían
h tenido noticia de esa fuente de filosofía,, la más on que para Platón -al revés que
sión qu para
p xx
ei siglo xx- la reserva
antigua
gu y más importante
o de Grecia,, porque
po los espartanos nono les d saber
dei b era un una idea central de d una visible
v gran
g d, 10
actualidad, 10
permitieron
p tomar
o parte enn elio,, pu
pues o0 bien tenían un trato ocul- que se nos haceh on
más claro si consideramos la actitud de
d Sócrates
o
to con sus pensadores de primera línea o0 bien n ponían en escena enn el Eutidemo.o. Hace poco hemos h dicho que
qu imputaba a los sofis-
las conocidas expulsiones
x de extranjeros
x cuya verdadera finalidad tas Eutidemo y Dionisodoro el que adrede ofrecieran o n sólo o un
era el pod
poder filosofar sinn testigos
go (Prot.. 342 a-e). De mayory confian- « go escénico»,
«juego n », afirmando, ndo, sin embargo, que tras este ««juego»
za que
qu esta jocosa ficción es el cuadro qu que presentan sendas uto- había
h una «seriedad»
« d d» filosófica
o od
todavía reservadad provisionalmen-
on
pías de estado.
do. En La República,
pu a, el minucioso plan para la forma- te.. Su intencionado yy continuo intento,, a través v de d todo o el diálo-
ción ded la élite filosófica dirigente
g presupone que los contenidos go, de hacer aparecer con n halagos los «serios» puntos de d vista de
de la educación no están libremente a disposición de todos.. La u interlocutores
sus o muestra, sinn embargo, go, con n creciente claridad d
decisión
d on dde qu
que sólo
o pu puedan ser llevados a esa formación los más que,
qu en realidad, d, ellos no disponen
pon n de d nada d fuera
u dde los ridículos
capacitados ppara la contemplación del más alto principio, , la idea trucos con los que engañan a los o jóvenes.. Sócrates
o adivina todo
odo
ddel Bien,n, e incluso éstos no antes dde los 50 años de su vida (Repú- pu esto desde
d el principio, su insistencia en una «seriedad» d d» conscien-
bbuca 540 a), carecería simplemente de sentido, do, si ya los veinteañe- temente ocultada detrás del d ««juego» de d los sofistas no es sino o
ros, y entre ellos o loso mediana y débilmente capacitados, que pura ironía..
deben ser excluidos de la ««más exacta x educación» » (503
503 d), pudie- ¿Por qué, entonces,, elige esa forma de enaltecimiento n o de d susu
ran obtener eri cualquier parte informaciones o o -incluso enn forma
o opositores?
opo Una mirada a las teorías filosóficas a las que qu él mismo
escrita- sobre las actividades filosóficas o .
de la última fase. La lar- alude en ese diálogo, ogo, sin desarrollarlas
d nnaturalmente de modo odo
g y trabajosa permanencia en
ga n las disciplinas propedéuticas yy el fundamentado, , puede
pu explicar suu comportamiento:
o o es claro que
tránsito planificado y en nada anticipativo hacia la fase inmediata- «
ese «Sócrates» » conoce la do doctrina platónica
o d las ideas ,y
de y de
d la
mente superior sólo es pensable si los que disponen de las formas n
aflámnesíS, incluidad la teoría de la dialéctica.. El lector actual sólo
más altas del saber 10 lo utilizan responsablemente,
o b 10 g
lo que significa ve esto con certeza a través de d una d do comparación
un cuidadosa o on ded sus
que
qu sólo lo hagan
10 g accesible a aquellos
qu qu
que estánn suficientemente o
manifestaciones enn el Eutidemo o con n los correspondientes
pond d o
desarro-
capacitados para ello. (Tendremos ocasión dde ver que Sócrates ¡los en otros diálogos,
og sobre todo enn el Menón, non, en ei Fedón y en n La a
mismo en el diálogo go La a República
pub a se comporta estrictamente en pub
República. o quien
Sólo qu está enn posesión
p de este trasfondo
ondo filosófico
o
este sentido.) . En los po posteriores proyectos
y de estado ideal de Pia- puede
pu d reconducir
ondu a una
un totalidad d de sentido o las dispersas e ines-

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32
32 Leer a Platón que no se conoce
Lo qu n no
no se vve 33

peradas alusiones fragmentarias, 10 lo que quiere decir que, si de po principio de la comunicación ddel saber
d por
nd la sinceridad
fienda
Platón sólo se hubiera conservado el Eutidemo,
u no podríamos
o, no dg
(Protágoras 317 b c).
comprender el punto de vista filosófico o de la figura principal, ,
10
lo mismo que en el diálogo go es manifiesto que ios interlocutores
no comprenden a Sócrates.. Con otras palabras: Sócrates actúa
no c
c) ogo remiten mis allí
Los didlogos d sí mismos
a d de
en el Eutidemo de forma ««esotérica»: dispone de un un saber pro-
fundo y fundamentado pero no no ve ninguna necesidad de expre-x Q ué poco propiop es de
d Sócrates,, como o correspondería a la fi-
sar este saber a los participantes de esta conversación que, por ggura ideal literaria del filósofo,, el transmitir su saber a los hom-
un lado, están insuficientemente formados y que, de otra parte,
un b
bres d
sin diferenciación g , 10
ninguna, lo muestran n -entre otros mu-
no disponen de las cualidades necesarias para la filosofía. La
no chos ejemplos "- 4_ también n diálogos como el Cirmides d y La a Repu'-
pu
capacidad de reservar también el saber filosófico en caso nece- .
buca. Dentro del amplio marco de la acción representada en el
o
sano, si las circunstancias lo 10 exigen,
x la presenta por ello Platón Círmides, , hhay y lugar a tratar, en n una expresión
x metafórica de in-
como una cualidad positiva del d auténtico filósofo. Se trata pu pues tención claramente perceptible, el caso de , d un un remedio médico
de un un hiriente sarcasmo cuando Sócrates, con irónicas alaban- (páuawov) importado o o ded Tracia que Sócrates podría ddar al jo-
zas, atribuye a los seudofilósofos Eutidemo y Dionisodoro esa venn Cármides para curar su dolor de cabeza,, pero no se 10 lo da
cualidad positiva que manifiestamente en modo alguno les es porque sólo podía pod servir, v , añade Sócrates,, a quien antes hub hubiera
propia . dispuesto
pu «
«hacer el ensalmo» a
» a su alma (Ca'rmides 155 e). La medi-
155
Así pues, quien hayay comprendido la sutil ironia en el Euti- u cina,, pues,, está también n aquí a disposición,, pero con toda con-
demo no comprenderá torcidamente la burla de Sócrates sobre ciencia no se aplica porque el receptor todavía no está filosófica-
la actitud sistemática de secreto aquí y en otros diálogos, enten- p do para
mente preparado p recibirla con n aprovechamiento. .
diéndola como la expresión de una actitud antiesotérica de Pla- En Laa República,
p , la «acción»
« » a través de d todo el diálogo go con-
tón,, sino como indicio de que sólo el verdadero filósofo es siste en el intento de d los hermanos
h Glaucón n y Adimanto de d poner
pon
capaz de una reserva con sentido, es decir,, de una responsable a Sócrates
o enn trance
n d comunicar
de u sus opiniones
n sobre la justicia.
comunicación del d saber sintonizada con el receptor. . La posición
p A pesar
p de suu aprecio por los hermanos,
o po no no hay h ppara él ningunagun
contraria,, a saber, la de llevar el propio saber al mercado como evidencia de d que
qu tenga ng quequ hacerlo, o, y se necesitan
n constantemen-
un tratante que encarece a veces la mercancía tratando de ven- te nuevos
nu intentos de d «forzarlo»
« » para hacerle
h descubrir
d algo más
der lo10 más posible, sin tener enn cuenta las necesidades yy el grado
g d sus pareceres.
de p . En este casoo es ddecisivo vo qu «
que la «constricción» »
de cultura de ios oyentes, es,, para Platón, la actitud propia de d utilizada por Glaucón n y Adimanto sólo tenga éxito hasta h un deter-
los sofistas.. El sofista es por esencia antiesotérico. No hay y nada minadodo punto: Sócrateso esboza
b n verdad
en v d el cuadro de d un estado
de extraño
x en que Platón haga que sea precisamente Protágo- g ideal en 10 que
n lo qu expresa
xp también n enn qu qué consiste
on la justicia; pero
ras,, la cabeza más eminente de la sofística dei siglo y, que de-
v, el qu cuando o do a exponer
o es forzado xpon con mayor exactitud
x sus opiniones
sobre la idea dei d Bienn como principio de d todo,, explica
x que
qu deja
d a
3
Para una mayor fundamentación
und on d esta interpretación
de on dei u o, cf. mi con-
d Eutidemo, un lado
un o mucho yy precisamente lo 10 más importante, , a saber,
b , la dis-
tribución
on «Sokrates'
« Spott
p uüber Geheimhaltung.
h ng. Zum Bild p po in
d des çoi1óaocpoç n Platons
on
Enthydemos» («La burla
bu d Sócrates sobre la actitud
de ud sistemática de . Para la
d secreto.
imagen
g n ddel çst%óaoçooç
p 6 o enn el Eutidemo
ud und Abendlana, 26, 1980,
de Platón»), en Antike und 1980, 4 Casi todos ogo contienen
o ddiálogos
odo los go interesante
n n algo n respecto
p al tema.. Unn cuadro
u
773-89,, así como el capítulo «Euthydemos»
« h n PSP (véase
en v , ppág., 22, nota
más arriba, no 11), completoo de
d la forma
o o nun on de puntos
d comunicación
socrática de pu de
d vista
v filosóficos inten-
n
449-65.
65. té yo trazarlo S .
o en PSP.

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34
34 Leer a Platón
n i Lo que no
no se conoce
n no
no se ve 35
35

cusion de la ««esencia» » (del rl anv) ddel Bien (509 509 c y 506 d e). . Y como consecuencia
on u dde cierta estrechez dde miras,, sistemáticamente
cuando
u Glaucón en un un momento posterior insiste de nu nuevo o mal interpretado o 5.
y
y quiere
q saber go
algo más exactoo sobre la dialéctica filosófica,
, sólo o La razón
on de ello, o, como yya se indicó 6 más arriba,, es que toda
presentada en esbozo o por Sócrates,, éste le hace
h saber
b tambiénn el nuestra época, tanto la «moderna»
« » ddesde la Ilustración como la
fundamento
n d su limitación
de on intencionadan de la comunicación fi- llamada «po«posmoderna», », no se sirvió de ninguna limitación cons-
losófica, diciéndole que él mismo, el propio o Glaucón, era el moti- ciente de la comunicación filosófica yy en consecuencia no tiene
vo por no estar intelectualmente a la altura de explicaciones x más ninguna comprensión para la misma. Sóloo se ve precisamente lo
precisas,, de las que él,, Sócrates,, era capaz y para las que estaba que se conoce..
dispuesto (República 533 a). Y con este ejemplo o hemos tocado ya Platón no escribió para p la moderna cultura libresca de los si-
u característica estructural central de los diálogos
una g platónicos: no glos
g xix yy xx.. Si no empezamos p a tomar enn consideraciónon ese pun-
sóloo Laa República a puede exhibir
x lugares como los descritos,, más too dde vista sencillo pero o fundamental, , estamos haciendondo una mala
bien casi todos los diálogos muestran en algún lugar g de destacada construcción
o ddel acceso o a su vvoluntad filosófica..
importancia, , desde el punto de vista de la composición, , una 0 o vva- La consideración de la crítica platónica de la escritura en el
rias exposiciones
x en las que el director ddel diálogo ogo deja claro,, sin Fedro o nos hará
h comprender su posición respecto al problema de
lugar a ninguna un duda,
dud qu que él podría decir más cosas y más impor- la comunicación
u filosófica (y.. más adelante, cap. 12).. Pero antes de
tantes precisamente sobre los aspectos más esenciales de la cues- llegar allí debemos intentar (caps.. 66 yy 7) la redacción de un un inven-
tión tratada, pero que no lo va a hacer en n aquel lugar y momento. . tario de las características esenciales de la forma (si bien al mismo
Estos lugares que son de la mayor y importancia n para la recta corn- tiempo relevante
v en cuanto al fondo) del diálogo platónico, yy pre-
prensión de Platón, y que todavía nos ocuparán n repetidamente, , guntarnos
g si puede ser reconocible para qué público escribió Pla-
los caracterizaremos de ahora en adelante d como «lugares
« de tón
on (cap. 8)8 yy si se atuvovo a una
un teoría determinada de la interpreta-
omisión». », ciónn de textos
x conforme a la cual hhaya escrito (caps. 99 yy 10).
10 .
Ahora bien,, todo Io que se ddescribió en las últimas páginas n
-es decir, la repetida sospecha de que los interlocutores podrían
estar reservando su saber,, en segundo lugar, la aclaración de Pla-
tón del
d sentido de este tema con la «acción» « del
d Eutidemo,
u , in-
mediatamente después, , la limitación dei acceso a la filosofía en
los proyectos
y ddel estado ideal,, más adelante
d la acción de todos los
diálogos que permiten n reconocer una comunicación n filosófica por
parte ded Sócrates estrictamente dirigida d g a personas concretas, , es
decir,
d , su tratamiento ««esotérico», », yy en conclusión incluso las ma-
nifestaciones explícitas
x de
d los «lugares
« g de omisión»- todo ello,, o, 0,
mejor,, nada de ello,, por muy y chocante que sea y por muy y necesi-
tado que esté de una un explicación,
x , desempeñó ningún n papel
p p en la
moderna exégesis
x platónica de las últimas generaciones.
g . O0 bien n
5 Para el tratamiento
o ded los «lugares
« de
d omisión»
o on. en n la investigación,
nv 324
on, cf. PSP 324
fue absolutamente
o n ignorado,
g como ocurrió con el sutil juego de d
on la nota
ss.. con n 144. El primero
144, n que
qu reconocióo claramente
n po n
la importancia d estos lu-
de u
Sócrates al utilizar el reproche de d «esotérico»,
« 0, como ocurrió
», o, u Hans
gares fue n Joachim
h Krämer, Areté bei Platon
on and
und Aristoteles (Virtud enn Platón
a y Aris-
con los «lugares
« g de omisión», », fue sólo parcialmente captado do y, y, tóteles), Heidelberg,
d g, 1959,
1959, 389
389 ss.

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Características dei d go platónico
d diálogo p o o 37
p o 6
Capítulo 6
CARACTERÍSTICAS DEL DIÁLOGO PLATÓNICO 2
2) La conversación se desarrolla en un un lugar y espacio deter-
minados. Los participantes son individuos d característicamente
reales,, personas
p que,, con pocas excepciones, se pueden d identificar
históricamente. .
3
3) Cada diálogo tiene un un personaje que de manera clara asu-
me la dirección del d coloquio. El nombre del d director de coloquio u
es, en
, primer lugar, «Sócrates»
« » que está individualmente caracteriza-
do, lo mismo que los otros participantes, aunque,
do, , naturalmente, , des-
de el principio con una cierta tendencia a un encumbramiento idea-
un
do. En los últimos diálogos, el director de la conversación puede
lizado.
tener también otros nombres. . En estos casos ««Sócrates» » queda,
como personaje, , menos configurado do que los otros interlocutores. .
4) El director de d coloquio habla en cada caso sólo o con un
n un
interlocutor.
n . Conversaciones con más de dos interlocutores n o d
se di-
viden
v enn tramos de conversación
n on que muestran
qu u al director del
ogo en coloquio
diálogo oqu conn interlocutores
u cambiantes. . Los diálogos
d
Las ob on
observaciones que vienen a continuación
on nu intentan
n n abarcar de tres personajes de d una cierta amplitud ud no d . El director
no se dan. d
las características más esenciales que en conjunto
o n o constituyen el de coloquio puede suspender u n la conversación
on con su verdadero
n
armazón n n
fundamental de una
u morfología del
d diálogo
d ogo platónico.
p . interlocutor y sustituirlo
u o por un un interlocutor imaginario en un un diá-
En suu conjunto, un o, esas características son expresión de un un concepto ogo tipo de carácter modélico.
logo
determinado de la comunicación dei saber filosófico,, y, por ello, o, 5 ) El director de coloquio o puede d contestar a todas d las obje-
ob
d
indirectamente, también una opinión sobre una determinada idea ciones. En los coloquios de carácter agonal puede replicar a todos
de filosofía., Se toman en consideración on sólo características para los participantes, pero él mismo nunca es replicado. . Todosd los ele-
las que no hay ninguna o casi
no 0 ninguna excepción
x y que se pueden mentos que realmente hacen avanzar la conversación son introdu-
encontrar en todas las fases de la obra platónica on por la cual
(razón cidos por él (de vez en cuando, , naturalmente, , en forma «mayéuti-
« y
no se toma en consideración, por
no n ejemplo,, la salida aporética que ca»: hace salir a la luz pensamientos «de
« otros»).
»
es característica de algunas de las primeras obras). Tales caracte- 6
6) La conversación no no progresa de una manera continuada,
u
rísticas fundamentales debería
b poder explicarlas cualquier teoría sino que es llevada, v por decirlo así, a un un grado cualitativamente
ddel diálogoogo pplatónico; sorprendentemente, n sin embargo,
go, como yya superior entrecortadamente, la mayoría de las veces con los rasgos
h
ahora d
debe ponerse de relieve, la teoría antiesotérica
n dei
d diálogo,
ogo, de la defensa de un un ataque.
pprecisamente predominante
p en los siglos xix y xx, sólo puede d ex- x 7
7) El director de d coloquio no no lleva la argumentación
u a una
pplicar esas características de una manera parcial, lo que representa conclusión orgánica, , sinono que apunta a temas futuros,, finalidades
un nd o de que debe ser reemplazada por un
un claro indicio un nuevo para- de prueba,b campos de trabajo o cuyo tratamiento sería necesario
digma que se aproxime más a las convicciones n de Platón.. considerarlo
d o ddesde d el punto
pun de vista de la cuestión
u que
qu se discute,
d u
11) Las ob obras filosóficas de Platón son, sin excepción, x con- pero que él caracteriza como externo no al arco de d la investigación
versaciones. En el marco de d la conversación on son,, sin embargo,
b presente. Cada ddiálogo ogo platónico
p tiene sus lugares de d omisión.
o .
b
también posibles largos discursos
u monologados.
d
36

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Cuestiones sobre las características 39
Capítulo 7
CUESTIONES SOBRE LAS CARACTERÍSTICAS a un Sócrates que establece una larga discusión en una forma
continuada de discurso (342 a-347 a) yy suspende además de forma
provisional la vital disputa con Protágoras en favor de un colo-
quío imaginario (sobre este artificio de Platón, véase más adelante,
punto 4). El resultado al que llega Sócrates es, en cuanto al conte-
nido, independiente de lo que Protágoras le contesta '.1. Esto se
confirma con el hecho de que Platón en ocasiones describe a Só-
crates como el único que medita en soledad, o0 le hace recoger su-
puestas homologías yy discusiones anteriores o0 informaciones que
dice haber recibido de un tercero2: todo lo cual muestra clara-
mente que el director de la conversación está muy lejos de pre-
tender concluirlo todo aquí yy ahora; más bien consigue poner en
la discusión claves de pensamiento y resultados que se tienen por
esenciales.. Esto debiera prevenimos contra ingenuos ditirambos
dedicados a «lo dialógico» y al «proceso vivo de la discusión». La
significación de la dialogicidad dei
d pensamiento no resulta negada
Las más evidentes de estas características de las obras de Pia- por ello. Pero se trata de la dialogicidad dei pensamiento, en la
tón fueron en su mayor parte de forma precipitada medida en que el pensamiento para Platón es un coloquio dei al-
en el sentido de los esquemas de pensamiento al uso de nuestro ma consigo misma 3. Lo que se encuentra por medio del pensar
tiempo. Como se pensaba que de esta manera se tenían ya las res- n solitario debe ser probado en el diálogo con otros; así, Sócrates
en
puestas correctas, repetidamente se desatendió el plantear las pre- caracteriza también como una necesidad común exponer a otros
guntas, objetivamente exigibles sobre el estado de los diálogos. lo encontrado yy asegurarlo con ellos 4. Claro que lo primero recae
4.

Vamos a enumerar a continuación algunos de los malentendídos sobre la comprobabilidad de principio, y si Sócrates pone especial
usuales de los que no debemos ser víctimas, a la vez que conjun- valor en comprobarlo todo con el que mejor pregunte yy responda,
tamente planteamos las preguntas más importantes que exigen tra- como asegura en el Protágoras,
g en este sentido remite sin duda
tamiento de urgencia en la consideración de la lista de caracterís- menos al pensamiento de Protágoras que al suyo propio. Sin em-
ticas. d de principio puede quedar suficientemen-
bargo, tal dialogicidad
Con relación a 1): ¿Es para Platón el filosofar sólo posible te representada con un modo de expresión no dialógico por la for-
en forma dialógica? ¿Está unido a la «comunicación existencial» ma. Todo
odo esto lo muestran con más que suficiente claridad las
del siglo xxx) y es la for-
(en el sentido de la filosofía existencialista d partes no dialogadas en la obra de Platón a las que pertenecen el
ma de diálogo la única forma legítimamente pensable de la expre-
sión filosófica? Algo muy diferente es que qu ddependa
p nd d interlocutor
duda dde las reacciones dei
sin dud
Aquí hace falta ser prudente. No debiéramos olvídar que Pla- d turno el cudnto de opiniones
de on y comprensiones propias le comunique Sócrates (véanse
tón, precisamente en aquel diálogo en el que hace a Sócrates ha- más adelante,
, págs.. 101 s.)
2 Banquete
2
anqu 220 e d; Critón 49 a; Menón
175 b, 220 non 81 a; Gorgias
o 493 a; Hippias major
493
blar de manera particularmente larga contra el «largo discurso» 505 a 3,611
304 d; República5ü5
304 pub 3, 611 b 9-10; Fedón loo
100 b 5.
sofístico (uaxòç .2óyoç) yy abogar en favor del método pregunta- 3 Teeteto 189e,
189 a 263
Sofista 263 e..
respuesta, es decir, en el Protágoras, nos muestra al mismo tiempo g a 348
4 Protdgoras 348 d.

38

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40
40 Leer a Platón Cuestiones
o sobre
b las características 41

o quinto y g
libro n pparte d
gran del libro sexto
x dde Las Leyes, el d discur-
u Con
on relación
on a 22): El establecimiento o d del marco deld ddiálogo go en n
so dde Eros en n el Fedro y sobre todo odo el maravilloso o o monólogo
ono ogo d dei un tiempo po y lugar
u d
determinados,do , así comoo la introducciónon de per-p
personaje
p n ddei título en n el Timeo.o. Todo
odo esto representa un una tan n sonajes individuales
n v h
e históricamente reales es u una consistente
genuina expresión
p on d de la filosofía de d Platón n como ei proceder prueba
u b de qu que enn cualquier
u caso el acceso al filosofar sóloo pu pueded
por pequeñas
po u preguntas y aun un más pequeñas
qu respuestas.. tener lugar po por la disposición personal.. Pero todo do esto sería tam-
Del uuso platónico
p d og d no debiéramos ser
o dde la forma dialogada bién mal comprendido d do como o acentuación n del condicionamiento
nd n o
inducidos
do a creer qu que Platón quiera ppermanecer ««anónimo», o», 0o temporal
p de los resultados
u d p x n o
perseguidos: existe en efecto también
esconderse
ond ddetrás dde las opiniones
on de
d sus u ppersonajes
n ficticios.. la oopinión
on de que Platón creyó qque el filósofo no tenía n «que qu ex-
Por muy y extendida que qu esté la creencia en n la «anonimidad»
n d» de poner
pon nada n d que no pusiera inmediatamente en n cuestión».n». Según
Platónn y popor muyy bien n representada d qu que hhaya estado do por
p presti- esta creencia,, Platón n habría po podido o alcanzar
n u
una relativización de d
ggiosos investigadores
v do ', no se trata enn verdad sino
5, no de
d un un ingenuo
nuo principio
n o dde la verdad
d d buscada
bu d por el h ho mismo d
hecho nd
de la indivi-
malentendido.
n nd do. Al pronto puede
o pu d parecer como una sutil u refle- dualización y de la personalización
n de la marcha deld diálogo.
d ogo.
xxiónn el que Platón en ninguna parte de su ob obra hhable en nom- La verdad
d d es que
qu Platón, n, en n primer lugar,, nunca representó n
bre propio,, sino que configure
no qu u en formao ddramática la confronta-
o este punto o de
d vista,
v , y, y, en segundo
undo lugar,
g , hay
h que qu tener en cuentau
ción dde opiniones dde ootros.. De todos modos,, de d aquí a un un que la «historicidad»
«h d d» de las situaciones on yy de d loso personajes del
anonimato
non o conscientemente bu buscado
do hhay y todavía un una ggran n dis- diálogo
ogo es ununa historicidad
o d suavizada
u por la más ggrande nd de las li-
n . Un filósofo
tancia. o quque realmente permaneció n o anónimo
no o largo o cencias ppoéticas. La finalidad d d de los interlocutores como la de d los
tiempo fue Sören n Kierkegaard, , qquienn conn diferentes seudónimos
ud lectores es la ded eliminar las eventuales ataduras personales para p
como
o o Cilmacus yy Anticilmacus
n representó opiniones contrapues- abrirse camino hacia verdades permanentes.. El condicionamiento n o
tas: quien
qu llegaba a reconocer que detrás d h b un solo
de elloo había o yy situacional y temporal de d los coloquios
o oqu po elloo un condiciona-
es por on
el mismo anónimo,
non o, po podía enn realidad d ppreguntarse
g confuso cuál mientoo ejemplar o0 «ideal».
« d ». Sólo o por po elloo podemos
pod reconocer en él
era la vverdadera
d opinión o . Nada parecido
on ddel autor. o sucede con n nuestro
nu propio condicionamiento.
nd . Si los
o personajes
o d Platón fue-
de
n en ninguna
Platón: n parte se nos ddice que qu h haya hhecho circular rann solamente figuras históricas no podrían pod n tocarnos tann de cerca
alguna
gu de susu obras
ob con nombre b falso,, y 10 qu él realmente
lo que como efectivamente lo 10hacen.
h . Por suerte su carácter individual du no
pensaba
p n quedó
qu en todo caso sóloo parcialmente oscuro en sus es- lo es de d manera histórico-casual,, sino no de forma válidamente
d n
gene-
critos aporéticos (aunque, u en lo 10 negativo, son también estos diá- rai,, si es que podemos hablar de esta manera.
logos a menudo u do muy y claros). Que Platón,, por ejemplo, creía él Con n referencia a 3): 3 Sin duda Platón n podría
pod h b dispuesto
haber d pu o
mismo o enn la inmortalidad
n d alma,, aunque
d dei qu «solamente»
« » a Só- d la posibilidad
de d real de haber colocadoo do junto a «Sócrates»,
« o0 jun-
crates,, a Timeo y al «Ateniense» n les haga
h defender
d d esta argu-
gu too al eventual director de d coloquio,
o o o, interlocutores de la misma ta-
mentación,on, apenas n encontraríamos a un soloo lector de la 1 anti- lia por inteligencia
n o0 carácter,, o,0, a la inversa,, ded la posibilidad
p d
de
güedadd que qu lo 10 ponga en duda, du , y nosotros
n mismos daríamos haber
h b dibujado
db o a «Sócrates»
« » yy a los restantes «dialécticos»
« » menosn
prueba
u b d de una
u capacidad d de
d juicio no precisamente sutil,, si hoy superiores.. Curiosamente, la falta de d un dialogo entre interlocuto-
n o
mismo lo 10 pusiéramos en duda.. res dei
d mismo rango ha h sidodo raramente señalada d yy más raramente
todavía se sintióo comoo un problema.. Peroo nosotros no pasaremos
5
Un ejemploo temprano no es Heinrich von von Stein: SSieben
n Bücher zur Geschichte des de
d largo go ante esta cuestión: on está muy uy estrechamente
h relacionada d
Platonismus
a (Siete
S b o para
libros pa laa historia
h del
d platonismo),
p , Götingen,
o n, 1862, Iii
1862, 11 s.;. en
n tiem-
conn la cuestiónon ded por
po quéqu se idealiza al director de d coloquio
o
po más reciente fue
Po u el influyente
u Ludwigg Edelstein: «Platonic
on Anonymity»
nony y» («La ano- o0
nimidad
d platónica»)
p o » en n American journal
u na ofPhilology
o , 83, 1962,
1962, 11-22.
22. sóloo se le caracteriza de d una manera vaga, v , yy ambas cuestiones
u

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42
42 Leer a Platón
n Cuestiones
u on sobre las características 43

apuntan ded nuevo


nu a la concepción
o on platónica
on d la comunicación
de d pensamiento
tes de o dde más elevadas d ppretensiones
n y con funda-
ddei saber
b filosófico. o. Con n opositores
opo d mismo ppoder dialéctico,
del o, mentos de mayor profundidad sólo se capta tras
d yo un d o p una
un considera-
o
h d d
Platón habría podido dejar definitivamente sin soluciónon cuestio-
u ción de la crítica de la escritura al final del Fedro. Y por no haber
n d d d . h b
nnes de
d carácter fundamental; ya se sabe b qu que enn Platón no se da d sidoo hhasta ahora
h do este texto
convertido x o fundamental en n el hilo
h con-
una tal aporética de principio (la aporética de los diálogos
d o go tempra- ductor
du un descripción
de una d on de d la estructura de d los diálogos plató-
o
nos no es por el contrario nunca el resultado o dde la contraposición on nicos 6, tampoco
6, o p
el paso brusco a un nivel v más alto o dde la argu-
g
de posiciones de igualg capacidad de argumentación
g y enn La a Repú- mentación,on, quque nunca
nun ddejó dde ser vistoo por algunos g intérpretes,
,
buca esa aporética queda,
qu ppor otro do, superada).. Nuestra
o lado, u obli-
o u correctamente interpretado
fue do como expresión de la exigencia
ggaCión es preguntarnos qu qué idea dde filosofía presupone la concep- o platónica de d que el filósofo debe ir por po delante
d de suu logos.
go .
p
ción de personajes qu se sirve de
que d interlocutores ddesiguales.
gu El conductor
ondu o ddel diálogo ogo platónico o puede filosofar consciente-
o
n
En cuanto a 4): La evitación d ogo entre tres significa
dei diálogo mente enn diversos
dv niveles,, depende
nd del d interlocutor, de d sus exi-x
qu cada participante sóloo queda
que qu referidoo al director o de la con- o n
gencias d suu capacidad
yy de p d comprender,
de o d h de ser el nivel
cuál ha
versación yy sólo o por él es corregido,
o los restantes puntos de vista v qu «Sócrates»
que « elija.. Nunca pasa
p a un nivel superior o sinn unun funda-
no pueden fructificar po por un contacto bilateral entre ellos. Si la mento o determinado:
d do la verdaderad o no se brinda por sí mis-
filosofía
discusión con un parecer concreto no es conducida o de modo sufi- ma a los que en ella puedan n tener interés sino que más bien desea
cientemente eficaz por medio del d interlocutor correspondiente, , el ser solicitada por po ellos. Y como esto o no fue comprendido -pues,
director ddel diálogo go puede
pu d saltarse soberanamente
ob la limitación en lugar de d ello,, se prefirió pensar
p n un supuesto
en o Sócrates car-
de hecho de las posibilidades d y continuar la argumentación con qu filosofaba enn la calle con cualquiera-,
gante, que q , tampoco o por ello
un interlocutor imaginario. Tales interlocutores imaginarios son, se comprendió
o nd por qué el movimiento
v ascendente
nd ddei autor se li-
por ejemplo, los ateos del d libro o 10 de
d Las a Leyes,, Diótima en El mita conscientemente:
on «
los «lugares de
d omisión», », como se dijo
Banquete o el vecino
0 anónimo de Sócrates en el Hi»ias
p major.. Los más arriba, b no fueron ni correctamente descritos ni reconocidos
on
dos últimos ejemplos muestran por n lo demás cómo el carácter en su función, que a fin de cuentas consiste
n u on, qu o enn remitir a la filoso-
«histórico» dei conductor de coloquio
» d o puede
pu ser ampliadodo como fía oral de Platón po por encima
n d lo escrito.
de
quien dice a voluntad
vo d por parte de Platón. n.
Respecto a .5): La ddecisión on de Platón de encomendaro siempre
la dirección en n cadad diálogo go a unun personaje no haría h necesario
todavía el dotar a esa figura g dde un una superioridad
o d tal ante los o ootros
que le permita
p superarlos en n cualquier situación., Esto se aviene
tan mal con el pensamiento
p moderno sobre la igualdadu d que se ha
dudado lisa y llanamente de d quequ Platón hhaya querido
qu poner a Só- o
crates como absoluto vencedor do en la confrontación de d pareceres..
Más productivo vo qu que la nnegación del estado o dde la cuestión es tam-
biénn aquí una vvez más la ppregunta por el concepto o dde filosofía
que se exterioriza
x n esta decisión
en on ddramatúrgica. .
b o Platon und
6 En mi libro
6 S
and die Schrzjtlichkeit h (véase más arriba, pág.,
der Philosophie
Con referencia a 66) yy 7): La significación
g un ataque a un re-
dde un
23, nota 2)
23, 2 yo intenté
n corregir este descuido on sobre
do dde la investigación ob Platón
n desde
d d
sultado alcanzado al que qu sigue gu un « y » premeditada
una «ayuda» d d para ase- Schleiermacher,
h h , quien
qu o la primera indicación ppara esta forma dde considerar el
n ofreció
o
g
gurar ese resultadodo en n un nivel más alto por p medio de d expedien- problema.
p ob .

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¿Para quién
qu n escribe Platón?
6n 45
8
Capítulo 8
¿PARA QUIÉN ESCRIBE PLATÓN? una amplia escala de posibilidades
un d está ei pequeño diálogo go Critón:
con suu conmovedora personificación o de
d las leyes y que recomien-
dan a Sócrates
o permanecer ob obediente a suu patria, y que con on su faI-
ta de argumentación
g on de cierta consistencia
on pparece primariamente
escritoo para
p el profano en filosofía inclinado n do a valorar la lealtad. d.
En el otro o extremo podríamos poner pon al Timea o no sólo o ofrece
o una
un
pprofunda
u doctrina
do n de los principios de d la naturaleza,
n , sino que en
o qu n
u segunda
su und parte
p nos presenta resultados d de
d alta especialización on
procedentes
d de las diversas
d disciplinas de d la ciencia nnatural; es
evidente qu que unaun obra tal se basa en n sistemáticos trabajos pprevios vo
y enn un un conocimiento
o fundamentado o d la bibliografía especializa-
de
dda,, y quienes la reciben de la manera n más rigurosamente
g apropia-
dda sonon los o especialistas y los interesados d previamente
p formados
do en
esa cuestión. on, La renuncia a la dialogizacióri
d g y la forma dde expre- p
Sión en n parte conscientemente oscura exigen x además ddel lector
una no no pequeña
p qu capacidad dde aguante.u . Capacidad de resistencia y
Del mayor valor para nuestro nu o enjuiciamiento de la lista dde ca- agudeza
g enn el más alto grado son on igualmente
g las exigencias
x de
d la
racterísticas, sería,, si pudiéramos
pud decirlo
d con seguridad,, la contes- segunda
und parte
p del
d Parménides que, qu , si es verdad que se desarrolla o
taciónn a la ppregunta ¿para qué qu público o escribe Platón? Con on esta en ppreguntas y respuestas, , también n es vverdad d d que,, por medio o dde
pregunta no no hhacemos sólo apelación
p on a aquella tendencia de d la una
un rigurosa u concentración enn la lógica de d los conceptos abstrac- b
ciencia
n literaria denominada d «estética
« dde la recepción»» (y que qu en n tos dde «uno»«uno» y «múltiple»,
« », renuncia
nun conscientemente
n a la gracia y
último
u o término no no hace
h qu continuar la preocupación
más que on de
d la a la vivacidad
v d d qu que,, en n , caracterizan a Platón.
n general, .
filología
o og clásica por
p presentar
p las necesidades
n d y esperanzas ddei pú- Esta segunda und parte
p del a
d Parménides se comprende
o como o «eier-
«
blico
b qu n la obra va
a quien v ooriginariamente destinada d como
o factor cicio» » (yvpvaa(a, Parm.. 135 d 7) 7 ppara el que se elige como o inter-
constituyente
on u n el origen
en n y conformación
n n de la literatura). Las locutor o ddel conductor
ondu de coloquio
o oqu al más joven n y menos compli-
observaciones
ob que
qu hasta
h ahora
h hemos
h hhecho más bien n han
h llevado cadodo de d los presentes (137 137 b c). Jóvenesn adeptos
d a la filosofía son n
yya ded forma
o repetida
p a la conclusión
on on de d qque Platón era claramen- n también n los interlocutores o en los diálogos más tardíos, Teeteto, o, 50So-
te consciente
n de la recepciónon cada vez diferente de ios contenidos o d o o yy Filebo cuyas discusiones,
fista, Político d n enn comparación on conn los
filosóficos.. ¿Le llevó vo esta conciencia
o n a decidirse
d por unun determi-
d primeros
p ogo , tienen,
ddiálogos, , propiamente hablando h ndo algo go que
qu suena
u n a
nado público lector?
n do profesión
p on y a escuela. u . El aspecto p o dde ejercicio metódico resulta
Noo hay
h por pparte de Platón ninguna gun contestación a esta pre- también n subrayado
ub y en estas obras
o por ejemplo,
(cf.,., p o
, Político 285 c-
28
ggunta qu que nos obligue y tampoco era de d esperar dadad d su ddecisión on 287 a, ue)éz, «ejercicio»
287 o» 286286 bb 1).
1.
a favor de d un una dramatización on constante
n de lo representado.
do. Por De estos ddestinatarios de d las preguntas dentro del d diálogo, go, se
ello
o nonos vemos
v reducidos a conclusiones derivadas del d contenido n do podrían n también n deducir los destinatarios mismos de los diálogos: go
y el tonono de los diálogos. éstos serían pprimariamente escritos ppara discípulos de la Acade.
Y por cierto que el cuadro que qu nos presentan los diálogos g no
no mia como método de ejercicios o y como base para sus discusiones. .
es en n este aspecto de ningún modo odo uniforme.
un . En un un extremo
x de En razón on de d su u formación previa en n filosofíao platónica,, los disci-
44

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46 Leer a Platón ¿Para quién escribe Platón? 47

pubs estaban ciertamente en situación de resolver ios enigmas y mino «manuales de ejercicios para su uso en la enseñanza»: ¿se
aporías dei texto yy completar las fundamentaciones que faltasen. sacaría de ahí la consecuencia de que «no eran literatura pensada
para un público más i 3 Platón, precisamente, sabía que
El apuntar fuera de sí de los diálogos podría relacionarse con una
supuesta finalidad práctica en el marco de la enseñanza de la filo- un libro, una vez escrito, puede extenderse sin control entre los
sofía dentro de la Academia o0 incluso encontrar en ello una cabal lectores más diferentes (Fedro 275 e); él mismo habría debido ya
explicación. No cabe ninguna duda de que de esta suposición se tomar medidas que impidieran la difusión de sus escritos, si bu-
deriva una fundamentada interpretación ai menos de las primeras biera querido librarse de un público más amplio. En los escritos
obras aporéticas'.1. de Isócrates tenemos sin embargo un testimonio contemporáneo
Hasta ahora parece como si tuviéramos que contar con tres de que las obras de Platón eran leídas también fuera de la Acade-
diferentes grupos de destinatarios: con los profanos, con los que mia, y la exigente
x forma literaria de obras maestras como el Fedón,
han recibido previamente una formación científica y con los disci- El Banquete, el Eutidemo 0o el Fedro garantizan la seguridad de que
pubs de Platón en la Academia. Sin embargo, no dejaría de ser también ellas fueron escritas para un público literariamente for-
algo arbitrario pretender separar estrictamente a estos grupos mado. Los aspectos políticos de obras como la Apología, el Menón,
unos de otros.. Quien hubiera entrado recientemente en la Acade- g
el Gorgias a difícilmente pueden, a su vez, ser sufi-
y La República
mia no se diferenciaría apenas en cuanto a su formación de los cientemente explicados bajo la suposición de que estuvieron din-
«profanos» filosóficamente interesados; por otro lado, es de supo- gidas exclusivamente
x a los más jóvenes de entre los que tenían las
ner que unun «discípulo» bien dotado, a la vista de la intensidad mismas simpatías. Y finalmente debemos recordar la gran fuerza
con la Academia eran tratados estudios científicos, en proselitista (protréptica) que arranca de todas las obras primeras y
un tiempo relativamente corto, era ya un «especialista» en esta 0o
un medias de Platón y que todavía se deja sentir en muchas partes
en aquella disciplina. Y no olvidemos que ningún diálogo carece de las obras más tardías: apunta sobre todo en primer lugar a
de interés ppara los filosóficamente adelantados, al igual que, al re- aquellos de fuera a quienes todavía se les plantea la orientación
vés2,, ningún diálogo es tan inaccesible que no pueda ser leído hacia la filosofía.
con provecho por un principiante. . De ello se deduce, a pesar de las muy diferentes exigencias
x in-
En el Fedro explica Platón que el valor del mejor de los escri- telectuales que plantean algunos diálogos, que el público culto
tos (que en conjunto no merecen ser seriamente valorados) consis- constituyó primariamente el público apetecido por Platón. Sin
te en que representan una ayuda de la memoria para el sabio (Fe- embargo, de ese público no se puede excluir con seguridad nin-
dro 278 a 1); se dice allí que el filósofo escribe por juego y para gún grupo.. Dicho de una manera simple: Platón escribe para
gun
tener un medio de recordar en su vejez; para sí mismo y para cual- todos.
quiera que siga la misma huella (276 d 1-4). ¿Y . quiénes son los
sabios que siguen la misma huella que Platón? ¿Podemos res-
tringir el campo de las disciplinas de la Academia? Supongamos
por un momento que los diálogos eran realmente en primer tér-

Cf. Reinhold Merkelbach: Platons Menon, on, editado, traducido yy explicado en n su


1988, Introducción 5-10; Michael Erler: Der Sinn
contenido por R. M.,, Fráncfort, 1988, n dder
Aporien in dden
n Dialogen
g Platons (El sentido dde las ap og de Platón), Berlín-
aporías enn los diálogos
Nueva York, 1987.
1987.
22 Quizá con la única excepción de la segunda p parte dei Parménides. 3 Véase Merkelbach,, bc. cit.,, 6.

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¿Habla
b el ddiálogo pplatónico
on on vvoces diferentes?
con n 49
Capítulo 9
¿HABLA EL DIÁLOGO PLATÓNICO ««Si un libro ha h sido o escrito o sóloo ppara algunos
gu po
pocos, o se
ello
CON VOCES DIFERENTES? prueba b por el hecho dde que qu sólo o algunos
gun pocos po lo comprenden.
o nd n.
LA MODERNA TEORÍA DEL DIÁLOGO El libro o debe pproducir
odu automáticamente n la separación
p entre
n los
qu lo comprenden
que o nd y los que
qu no. [...]...J Si no quieres qu que determi-
d
nadas
n d personas entren en un una habitación,
h n, no tienes más que qu po po-
ner un candado d do ddel que no tengan llave. Pero no tiene sentido o ha-
h
blar
b con
on ellos de d ello,, ¡a no ser que quieras qu que admiren n la
habitaciónon desde
d fuera! Loo correcto
o es que
qu ponpongamos en n la puerta
pu
un candadod do qu que sóloo llame la atención de d aquellos
qu que puedan
qu n
abrirlo
b y la de
d los demás
d no».
Así pupues, Wittgenstein
g tiene
n ppor po posible y al mismo tiempo
por
po indispensable
p n qu el escritor provea su
que x con un «canda-
u texto
do», en n el que
qu dde antemano sólo reparen p n determinados lectores
por quienes luego go también pu pueda ser abierto.. Por medio de este
«candado»
« » espera Wittgenstein una «automática»« separación de d
los lectores
o que ponga a un lado los que entienden el libro y al
Como hemos, pues, visto,, Platón sabía que, una vez publicado do otro,
o, 1os que no.
un libro, puede caer en manos dde un lector de cualquier tipo. Y Wittgenstein,
n , al hacerse estas reflexiones, n , no pensaba de ningún n
sabía,, según
g lo prueba la discusión
on en n torno a un poema de Simó- modo
odo enn Platón.. Sin embargo, go, cuando
ndo escribió esto hacía ya más de
dg
nides en el Protágoras (que más adelante
d no ocupará de manera
nos cien años qu que había una teoría del d diálogo ogo platónico que atribuía a
más concreta), que diferentes tipos po de lectores tienden a extraer Platón
on la intención
n on de d pprovocar
ov una «automática
« o n» de
separación» d los
cosas diferentes del mismo o texto. por lo menos en la parte
x o. Y,, po p más lectores porpo mediod o del libro,, y que
qu prometía
p o
mostrar yy abrir el ««can-
ob
sobresaliente d su
de u obra,, escribió conscientemente
n ppara todos.
od dado»
d do» qu que él hhabía puesto o ddelante
n de d sus u ddiálogos. Me estoyy refi-
d
¿Quiere decir esto qu d d dirigirse
que era su finalidad g con el mismo o riendo
do a la yya muchas veces mencionada on d teoría que qu Friedrich
d
x yy al mismo
texto o tiempoo a lectores diferentes
d de manera específi- Schleiermacher inauguró,
n ugu qu nnosotros, por
y que p haber b tenido ella la
ca ppara cadad uno?
uno ¿Disponía
on de u teoría literaria que
d una qu le permi- más amplia difusión
d u on dde sus u contenidos fundamentales
und n go de
a lo largo
d a entender con la misma palabra
tiera dar b unos una
a un u cosa y a o siglos xix yy xx, podemos
los o llamar la ««Teoría moderna ddei diálogo ogo
ootros otra?
o Y, si conocía tal técnica,, ¿la utiliza parap comunicar
o platónico».
n ».
conscientemente lo más esencial dde lo que qu decir en for-
qu tenía que Según o , el propio
un esta teoría, ogo puede
p op o diálogo pu d buscarse
bu por sí
ma tal que lo comunicado sólo
qu pudiera
pud ser captado por un tipo
o po mismo sus u lectores
o porque enn efecto d forma automática podía
o de pod
concreto de d lectores? mantener
n do a los lectores inadecuados.
alejados d do ,
Tampoco, según
u on de la que
La cuestión qu se trata resulta inesperadamente
qu aquí d ella, el diálogo
ogo ddice siempre lo mismoo ya que ante nuevos
vo lectores
x
alumbrada por reflexiones que
qu Ludwig g Wittgenstein p presentó
o enn descubre
d nuevos
vo niveles de sentido y de esta manera responde
pond a
u primera
una p d prefacio a sus Philosophischen
versión del Bemerkun- las ppreguntas del lector apropiado.
do. En este sentido, puede tam-
n (Observaciones
gen b filosóficas) 1:

editado
do ppor Georg
g Henrik von Wright
k von g con la colaboración
bo d Heikki Nyman,
on de y n, Fránc-
n
1 g
Ludwig Wittgenstein: h
Vermischte un n. Eine Auswahl
Bemerkungen. au dem Nachlaß,
h aus fort,
o , 1977, 23.
1977,23.

48

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50 Leer a Platón d ogo platónico
¿Habla el diálogo p o con
on voces
vo diferentes? 51
51

biénn defenderse
d nd el propio o diálogoogo platónico
p contra ataques,
qu pues
pu 1 La moderna teoría dde la estructuración dialógica
1) og vo
tuvo
u d
los ataques de los que no lo no 10 comprenden
p d no alcanzann en
n absoluto o desde el principio uuna finalidad antiesotérica que qu se hha conserva-n
n ndo d
al nivel más profundo de su sentido; do en cambio, las dudas
du del
d lec- do hasta el día de hoy. Ya antes de Schleiermacher, , W.G.. Tenne-
qu comprende pueden ser resueltas por «respuestas»
tor que « u » ulterio- mann,, en su System
S dderpiatonischen
a n o
Philosophie S
(Sistema dde laa filoso-
res.. Estas posibilidades
b d d libro-diálogo,
del d , según n esta teoría, lo con-
10 a 6n
fía platónica) (22 vols.,., Leipzig,, 1 1795 , había
1792-1795), h d
defendido el punto
p o
vierten enn un x o «activo»,
un texto « un ««interlocutor»
en un » on con el que
qu el de vista de que Platón nunca n había tenido do la intención
n de expre-
x
lector tiene n que entrar
n enn conversación.
n . sar totalmente su filosofia en forma escrita. Contra tal teoría,
Dejemos sentado n do en n primer lugar que qu esas facultades d positivas i 3 proyectoy la concepción dei diálogo ogo como o uuna
d libro-diálogo
del b « vo» se consiguen
ogo «activo» on u po la nnegación de
por d las defi-
d forma de representación n queq es en último
u término dde la misma ín- n
n
ciencias que Platón n atribuye en n el Fedro a la escritura (yaq) c por
po do que el coloquio oral y que por ello está determinada
dole d a ofre-
sí misma. La escritura, dice Platón, n, ddice siempre lo 10 mismo,, no u
cer sin lagunas la filosofia de d Platón, si no de d un o
una forma ddirecta, sí
pu d responder
puede nd a p un
preguntas ni elegir sus u propios
o lectores
o n dde-
ni enn una
u transmisión n indirecta. Desde Schleiermacher, , la comunica-
o
nd
fenderse qu (Fedro, 275 d, e).. En
contra ataques n ningún
n ng sitioo dice Pia- on «indirecta»
cion « » enn general n está considerada d como un técnica li-
o una
on que
tón qu hhaya 0o pueda hhaber b un una forma de expresión p on escrita con n teraria quequ excluye el esoterismo. o. Pretensión n ésta qu que también n
la que se pu
puedan superar estas carencias de principio de
d la litera- deberá
d b ser sometida a prueba por separado. do.
tura escrita.. Unicamente el filosofar oralmente queda incontamina- o 2 A la vista
2) v de esta teoría,, se puede p caracterizar la moderna
do d
do de estas d b
debilidades: el «sabio» » puede
pu d en la conversación on vviva teoría dei diálogo como la «interpretación antiesotérica de
d ogo o « on d Pia-
bu
buscarse por sí mismo su interlocutor
o apropiado; a las cuestio- tón», y, en este sentido, contrapuesta a la «interpretación esotéri-
on», y, n o, pu « n p on
n qu
nes que se les p
planteen no
no responderá
d literalmente siempre lo
10 que fue
ca»» qu u representada d en nuestro siglo
n nu g o popor Léon Robin, ob Paul
o y
mismo y puedepu d d
defenderse contra las objeciones
o que
qu se le hagan
h n Wilpert, , Hans n Krämer y Konrad on d Gaiser.. Por desgracia, la ar-
276 a, e)..
(276 gumentación
g n quequ se contraponeo n desde
d d esta parte p es también n al
La creencia dde la modernad qu el diálo-
go dde que
teoría ddei ddiálogo d o mismo tiempo muy y confusa.n . Enn verdadd d Schleiermacher no ha h
go o
go platónico escrito puedapu d en 10
io fundamental
u producir
p du los mis. considerado
d do en n modo do algunoguno ni tampoco superado u do el esoterismo
d qu
mos resultados que el discurso «
«vivo y lleno de inspiración
on del
d sa- platónico,, sino qu únicamente -como corresponde
no que nd a una un ten- n
bio» (Fedro, , 276 8
a 8), es decir, el discurso
d u oral,
, y que por ello
o d
dencia general ddei romanticismo alemán- la ha interiorizado, do, la
b n Platón esté ddestinado
también n a desvelar el mismo o campo que
qu n en ha colocado en el interior del d receptor, o, d ho con sus propias
0, dicho
su do, no ppuede
u filosofar hhablado, d justificarse
u en ningún x platóni-
un texto palabras,, la ha convertido en una «condición « del lector».». En efec-
o ni en el Fedro ni en
co, ngun otro sitio.. La oopinión
n nningún n ded que el to, también Schleiermacher yy sus u seguidores
u comparten con los
d
diálogo u
sea la única forma ded escritura qu pueda
que pu d estar por enci- «
«esotéricos» » la opinión n de d que
qu Platón estaba muy uy lejos de d preten- n
ma dde suu carácter de d libro22 representa n un paso
un esencial que
qu va der
d ofrecer a todo do el mundo ndo sin ningún un encubrimiento
n n todo
do lo 10
más allá dde Platón y cuya justificación n trataremos dde pon poner a que
q para él era verdaderamente
d d serio. Unicamente discuten el he- h
pruebab a continuación. n. d que
ho de
cho qu Platón n haya limitado do conscientemente
n o
la comunica-
Antes dde comenzar
n esta verificación debemos
d b adelantar
d dos
d on filosófica,, y aseguran
ción n que
qu todo
odo lo 10 esencial está expresado do en n el
d on
consideraciones n
en la caracterización
n de
d esta teoría.. escrito y solamente velado v do por p las técnicas de d la comunicación
n on in-
directa. Depende d ddei lector o ei eievarse a la categoría de d un «ver
2 En
2 ogo es la única forma dde libro
n la formulación dde Paul Friedländer: ««El ddiálogo
qu up
que parece superar al b
libro o»
mismo» u
(Paul Friedländer: Platon, 1964,
n, I,1,1964 3
17177).
. 3 « d »
En la «Introducción» u traducción
a su 6n d Platón
de n (vol.. I,, 1,
1, Berlín,, 1804,
1804, 5-36).
5

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52 Leer a Platón ¿Habla el diálogo
ogo platónico
p o con vvoces diferentes? 53
53

dadero escucha ddel interior» » (Schleiermacher),


h , o, un la meli-
0, según cuentra
u n en absoluto o todavía. . Es de d suponer n qu Wittgenstein
que n ha- h
fora de Wittgenstein,, saber
b ver nd do y saber
v el candado b o. El re-
abrirlo. bria rechazado
h también una afirmación n on dde esta índole, ya qu que pa-p
sultado es unun puntoo de d vista
v qu sólo
al que o se lo10 podría caracteri- rece creer qu que el único motivo para hablar h sobre los límites de d la
zar correctamente como «esoterismo inmanente al ddiálogo». ogo». La comunicación
n on pueda
pu ser el deseo
d del autor de d qu que los lectores
p
separación fundamental
nd para el esoterismo o entre receptores
o «admiren
d n la habitación
h on desde fuera», u y por
po ello o entiende d como
d
«apropiados» «no apropiados»,
y «no », con la consiguiente
g n exclusión
on «más decente» el empleo dde un un candado do no no visible a primera vvis-
de los últimos, es decisiva
d también
b n para
p esta posición,
po n, sólo
o que,
qu ta. Por unaun valoración on semejante, , también muchos u h lectores
o consi-
n
un ella, la separación
según p se pproduce
du «automáticamente»
u por
po me- deran
d que cualquier
u forma dde esoterismo o es dde alguna gun manera re-
dio del libro.
d o. pugnante.
pugn . De ello o se puede
pu d ddeducir
du claramente que puede p haber
h b
No ddebemos,
b o , pu pues, elegir entre unaun interpretación
on «esotérica» también
b n otros
o motivos qque los citados d por
p Wittgenstein: por p ejem-
yy «antiesotérica»
o no entre ddos formas
de Platón, sino o ddel esoterismo: plo, que Platón
o, qu n muy y seguramente
u abrigabab el deseo
d d que
de q entra-
al esoterismo inmanente al texto
n o le -se
podría
pod llamar también rann en n su u «habitación»
«h on» la mayor cantidad d dde personas n posible,,
po
«hermenéutico»-
esoterismo «h n u se le opone
opon el esoterismo que
o qu exce- pero
p en todo
odo caso no sin uuna preparación. La admiración on desded d
dde al diálogo o ««histórico»; éste da
0 esoterismo
ogo o d cuenta
u dde la reali- fuera
u le era absolutamente indiferente. . Ateniéndose
n d a esto,o, podía
po
o
dad histórica un doctrina dde los principios
d una
de p que
qu nunnunca ha
h sido o él referirse abiertamente
b a la existencia
n de otras «habitaciones»,
d o »,
po escrito: aquella
fijada por qu que
doctrina dde los principios a la qu pre- sin contravenir en lo más mínimo la «decencia» wittgensteiniana.
n n 10 o «d n n .
ndo en la Metafísica critica a
ferentemente se dirige Aristóteles cuando En
n segundo
undo lugar, la moderna od teoría deld diálogo ogo hhace depender
d p n
Platón. la comunicación on (la n d las concepciones
de p n un
fun-
poder decidir
Para pod d conn fundamento entre estas ddos posiciones p damentales
d n únicamente dde las cualidades d intelectuales ddel lector. En n
será necesario implicar p n el examen
en n antiguas u teorías de la plurali- efecto,
o, el descubrimiento
ub o dde un un sentido «p op o», más profundo,
n do «propio», p undo, de- d
d d de sentido
dad do deld texto, o, referir la posición
p on dde Platón n respecto o al trás de
d un un texto o0 ddetrás dde un un proceso mental qu que a otros
o les pare-
tema y sobre ob do considerar
todo n más dde cerca su u crítica dde la escritu- cenn manifiestos y sin n problemas, es un un resultado do de d la observación
o
ra (a tratar más tarde, d capítulos 10 yy 12). Claro que q observacio-
las ob lingüística, deid análisis lógico, de la memoria o yy d
de la capacidad d d corn-
nnes que
qu hasta
h ahora
h hemos
h hhecho
ho nono nos dejan en n absolutoo huér-
hu binatoria, en suma, un resultado del intelecto. o. Sin embargo, b go, ya he- h
fanos
n d criterio respecto
de o a esta cuestión. on. mos visto enn una rápida d mirada d al cuento o marco ddel Cdrmides (véase
Es chocante
h que la moderna
qu od teoría del ddiálogo,ogo, dde extracción on pág.. 33) que el empleo del d remedio medicinal del d que ddispone n Só- o
schleiermacheriana,n ignore
gn los lugares de d omisión
o on o0 dde reserva dei d crates se hace depender nd de que Cármides haga h antes «exorcizar» a
b
saber. . Está o
obligada d a ignorarlos
o 0
o a minimizarios porque
u por
po su alma, lo 10 que quiere
qu decir
d aquí que
qu esté dispuesto u o a la adquisición
dq
principio
n o nono encajan n en su o. Conforme a la metáfora witt-
u proyecto. d la virtud
de ud moral de la «prudencia» d oo poooo Del mismo
(acoqQoo'úvi). o modo odo
gensteiniana de la
n n d «habitación»
«h b y ddel «candado» do» en la «puerta»4, 4, hemos
h que Calicles en el Gorgias no
visto qu no qu queda
d excluido o de d los
no se trataría en los lugares
no n de
d reserva platónica
p de
d la referencia
n a «grandes
d misterios» por falta de d inteligencia
n no por
sino po la índole
ndo moral
la existencia de un candado
un do invisible para
p muchos
u h -es decir,
d , no
no de su carácter. Y, finalmente en n La República, , donde se expresa de d
aquel
qu comportamiento que Wittgenstein rechaza h explícitamente manera muy ajustada a los principios sobre las cualidades requeridas u
ppara su u propia persona-, sino más bien de la afirmación dde que por
po la ««naturaleza filosófica», Platón acentúa los rasgos éticos no me-
hhay todavía ootras «habitaciones»
«h ante las que qu el lector no
o no se en- nos que los rasgos intelectuales (República, 485 485 b-487 87 a). Cualquier
teoría de d la comunicación de d «lo«10 apropiado»do» que qu ignore totalmente
4 , nota 1i dde este capítulo.
Véase arriba, esta condición 6n merece ser considerada
n d con cierto o reparo. o.

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Una- teoría antigua de
d la interpretación
n p on
55
Capítulo 10
10
UNA TEORIA ANTIGUA DE LA INTERPRETACION bían atribuido o todo 10 que
o lo qu entre los hombres era merecedor do de
reproche
p y vvergüenza
g 3. Heráclito, otro agudo udo crítico o de la teolo-
gía de los poetas, llegó go incluso a decird que había que excluir a
Homero de d las competiciones literarias 4. 4.

Claroo que
qu el poderpo de
d la tradición on era ddesde hacía
h mucho o
tiempo demasiado
d do ggrande para cualquier intento de d ddeshacerse
de
d ella; por otro lado, do, la nueva
nu d
crítica filosófica era demasiado do
convincente para p dejar
d sin cambio a la tradición. on, Se impuso el
convencimiento
v o -del que qu tenemos como o primer testimonio o a
Teágenes de Regio' a fines del d siglog o vi- de que Homero, o, con
sus aparentemente crudas historias de engaños, g o luchas, celos yy
amores en n el mundo de los 10 dioses,, comunicaba b elementos dde sabi-
duría
du no accesibles a un una comprensión
o inmediata.. El procedi- d
miento alegórico o ho homérico o se convirtió
nv o n un
pronto en un patrimonio o
común de d la cultura griega yy contribuyó esencialmente a que el
papel
p p dde Homero como maestro de los o griegos no sólo o nono decaye-
d
El pensamiento de qu un texto pu
d que pueda hhablar con n varias
v vo- ra tras la temprana n crítica filosófica sino que, q , por el contrario, o, se
ces o ppor lo
10 menos con n ddos no es en
n absoluto
b o de
d origen
o n moderno.o. fortaleció., En los siglos más tardíos, d o , tanto la Stoa como o el neopla-
n
Ni siquiera en n tiempos de Platón on era nuevo.o. Al menos el público tonismo contribuyeron y al ulterior desarrollo
d d ese método dde
de
aristocrático dde un Teognis (y. 681 s.) o de d unun Píndaro (Olímp. 2. exégesis poética
p y, como no se trataba de
y, d aclaraciones
o p
particulares
83-86) estaba ya hacía tiempo familiarizado con ella '.1. Tal idea
83 86 b h do sino
no de un un métodood completo,, suu aplicación on no pudopudo ququedar al
cobró
b una especial
un p g on ddesde
significación d el siglo vi para
p la exégesis margen n dde otros textos «teológicos».
« og . Eurípides nos n un
ofrece un
de Homero. En el curso de la época arcaica, los poemas homéri- ejemplo impresionante de d la interpretación n del
d «sentido
« profun-
cos habían
h do en
alcanzado n el mundoo griego una valoración
o un v o on de auto- do»
do» de un mito por medio de d un sacerdote:o Tiresias, en Las a Ba-
ridad,
d, no sólo comoo modelo o, sino como
od o estético, on global
o vvisión g dde cantes,, aclara a Penteo, o, que
qu no se muestra creyente,, lo 10 que «verda-
«v
10 humano
lo no y lo v o. Jenófanes,
10 divino. n , el ppoeta-filósofo, 10 sintetizó en
o, lo n dderamente» » significa
gn que
qu Dionisos o haya
h n
nacido d un muslo
de o de
d
la fórmula
o qu todos habían ««aprendido
de que o según Homero desde d Zeusu (Eur.. Bac.,., 272 ss). Hay y también de un autor desconocido
o» 22. Precisamente este Jenófanes fue uno
el principio» uno dde los más in- una exégesis
x semejante de d un texto órfico contenida en un papiro
fluyentes
y dde entre aquellos que mostraron
o on su u repugnancia
ugn n ante el que
qu fue encontrado en n una
un tumba del d sigloo iv antes de Cristo 66.
cuadro o antropomórflco dei d mundo homérico
h n o de o . Y ex-
d los dioses. x Que ese método,, que primeramente era un método de exégesis x g
presaba su burla
bud diciendo que si los bueyes y pudieran hacer figu- poética, encontró aplicación también en los textos x de prosa nos 10 lo
ras dde dioses las harían n en forma de buey, y, como
o o los caballos las
harían
h b o. Y en cuanto al comportamiento dde
en forma de caballo. 3 Jenófanes D-IÇ 21 B 15 yy 11.
.
estos dioses,, Jenófanes encontraba
o que Homero y Hesíodo les ha-
qu h 4 Heráclito D-K, 22 B,, 42.
5 Testimonios enn D-K,, 8 A 1 - 4;
4 cf.. G.. Lanata:
n a
Poetica Pre-Platonica, o n
Florencia,
1963, 104 ss.
1963, ,
Véase más adelante, pág.
g. 156, nota 2.
156, no 6
6
El llamado
do Papiro de
d Derveni. . Texto
x impreso
p o en ap
n Zeitschrift fur Papyrologie und
und
22 a d der Vorsokratiker,
Jenófanes Diels-Kranz 21 B 10 (Die Fragmente a , I,, 19526., 131
1952k, 131). Epigrafik
g 47, 1982,
47, 1982, después
d u de la pág.
p g. 300.
300.
54

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56 Leer a Platón Una
n teoría antigua
n dde la interpretación
n on 57

testimonia Isócrates. En la segunda parte dei Panatenaicos


ana (12, 240
240 Ahora bien, qu pensaba
n, ¿qué b Platón de esta teoría de la interpre-
ss.) describe Isócrates cómo la comparación entre Atenas y Espar- tación dei «hablar enigmático»
on y d « g » (at'vtvreaOat) ante ei cual
u el iec-
ta, desarrollada en la primera parte y que resulta absolutamente tor debe atenerse a un secreto «sentido oculto» (i5rróvota)?
d b un « »
favorable a Atenas, es entendida por uno uno de sus alumnos como si Naturalmente, éi sabe
b que un un pensamiento filosófico puede
pu
se tratara de una alabanza de Atenas sólo en una comunicación ser entendido en un nivel
v más alto o0 más bajo.. En el Cérmides, ha-
superficial para un un lector ligero, mientras que un un lector más avisa- ce intencionadamente que Sócrates interprete de manera superfi-
do descubriría detrás de todo y como la auténtica opinión de Isó-
do cia! y errónea la idea de «que « uno haga lo que le correspon-
cada uno
crates una oculta toma de posición en favor de Esparta. . Para el de»» (rà at5roÍY vávrew) no no para refutar
u la ddefinición «pruden-
«
alumno la alabanza de Atenas no no habría sido planteada en forma cia es hacer
h io propio
o uno», sino por el contrario para estabie-
de uno»,
directa yy simple (o)x J át?áç, 12, 236), sino con la intención ocul- cer en conclusión que prudencia no puede ser «hacer « lo propio
ta de probar si los alumnos recordaban los puntos de vista ddel uno» en el sentido
de uno» o que
qu él en principio pretendía hacer corn-
maestro expresados
x con anterioridad y si se habían percatado prender; el cambio estaría justificado porque el autor de ia defi-
ddel discurso por medio de una reflexión filosófica 7. Se dice allí que qu nición
on habría expresado do un un «enigma»
« g no habría dicho io que
y no
poder escribir de este modo, es decir,
, en «discursos
« de doble sen- verdaderamente tenía en mente (Cátin. 161 c d, 162 162 a).. Pero en
tido» (2óyot d,wp1ßoAot) que pueden ser entendidos de una mane- qué otro o sentido podría ser entendido este concepto de modo ra-
ra uu otra yy que dan ocasión a controversias, , es ««hermoso y filosó- cional, eso no io dice Sócrates, , y ello puede entenderse como
fico» (12, 240 xaAòv xa piAóaoçvov).
240 Lo sorprendente es que una incitación de d Platón n al lector para buscar ese sentido do por sí
Isócrates no toma partido ni por esta
no teoría de
d la escritura de do- mismo.
ble intención oculta ni por la interpretación que v en su crítica a
ve En cualquier caso, Platón, al contrario que el alumno no de Isó-
Esparta justamente lo contrario8.. crates en ana
n el Panatenaicos, nunca caracteriza la escritura en razona-
mientos de doble sentido como «hermosa filosófica». La finali-
d o « y ».
, 12,
7 Isócrates, 12, 236:
23 ««Me das la impresión de d haber
h b do la convocatoria
organizado dad de la comunicación
o del conocimiento es la «claridad y
dde nu
nuestroo círculo
o yy la alabanza
b n nuestra ciudad no
dde nu no sin segunda
u intención
n on ("no sen- seguridad
g (o estabilidad)»
d del conocimiento o 275 c 6 aaçoç
(Fedro 275
cillamente") yy nono como tú nnos ddijiste, sino on la intención
no con on dde poner a prueba b si nos xat
x 277 b 8-9 ßEßatóvijra xaì aaq»jvetav, cE. 278
/3éßatov, 277 278 a 4-5
o
esforzamos en nu
nuestra formaciónn («si nosotros reflexionamos filosóficamente') y si re-
d lo que ddijoo en nu nuestras ddiscusiones,
u on y si somos capaces de d reconocer
n dde vò tvayèç xat v2Eov). Esa finalidad d sólo es alcanzable por medio
cordamos
qu
qué n
manera se compuso o el discurso»
u (...ôoicetç
... òé esos ¿'voticaYOas . viv re dei
d lógos vivo v vo ded la oralidad. d. Claro que,qu comoo Platón entiende el
2raQd1cA7ctv 7:sv 4aeréav ica ròv v ixawov vOy rijç ,róAewç os) thz%ç, o)ó' v thç lógos escrito o como imagen g (el'òcvAov) del oral (Fedro o 276
276 a 8-9),
ôe(Aai 'ròç
noo ,dç, tUA' Jv v ¿'reav
x laßeiv ßov.tóievoç, et q.oaopøuev
s v
también n el texto escrito debe d b en último término permanecer
p refe-
xat uvseOa rú.$v v ratç ôsartßatç eyoiévwv xxat ovvtòetv ôvvOeev v äv c8vv
ró'rov 6 .tóyoçy vvy,dvet yeyQazpvoç...). Cf.. PSP 360 360 con nota
no 442; M. Erler: ««Hilfe rido
o al mismo o fin,, a la oralidad,
o d, aunque nunca
n pueda
pu d ser alcanza-
und n. Isocrates' Panatenaikos
und Hintersirsn. n n und die
und d Schriftkritik
k im Phaedros» («Ayuda u do
do (lo mismo o que las cosas sensibles, caracterizadas por la imagen, n,
do. El 'Panatenaicos'
yy doble sentido. n n d Isócrates y la crítica de la escritura
de u en el Fedro»),, tienden a la perfección dde sus modelos, las ideas,, sin pod poder alcan-
n Understanding
en nd the Phaidrus. Actas d dei II Simposio o Platónico,
6 d. L.. Rossetti, San
ed.
zarlos nunca:
n Fedón 75 a b).. La opinión on de
d quequ la anfibologíag pro-
Agustín,
gu , 1992, 122 137.
1992, 122-137.
o
8 Isócrates
8 12.2
12.265: u o a lo ootro
n cuanto
«en que él hhabía tratado,
o qu do, yo no d ni
no dije nnada: puesta pueda
pu pu d elevar la claridad y la estabilidad del d conocimiento
qu él con
que on sus
u conjeturas
n hubiera
hu d do con mi intención
dado 6n ni qu la hubiera
n que hu marrado,
do, al que
qu se tiende,
nd on toda seguridad,
con no es platónica.
d, no . La comuni-
sino qu
que lo ddejé en la situación
u on a la qu que él mismo se hhabía conducido»
ndu ... ÒÊ ró3v
cación «d sentido oculto»
on «de » de d verdades más profundas
p und sobre los
V2wv o?a5v eyájv dvv e&irev, oi5t' thç i5vvevv raiç úxovoíatç v?7ç ,u7Ç òia-
dioses en forma mitológico-poética
g es rechazada po por Platón para
votaç, oiifr' thç &4aerev, dA)' thov at)ròv v os5rwç
v etv ó3ove aóròç ai)ròv
òdtipcev). u futuro
su o estado ideal, con la razón on de qu el oyente no puede
d que

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58 Leer a Platón
Capítulo 11
distinguir con seguridad entre «sentido oculto» o» (tóvota) y lo ex- x LA INTERPRETACIÓN DE SIMÓNIDES
presado directamente (República II
pu 378 d
d).. Aunque esto se dice en EN EL PROTAGORAS
un primer momento de un joven
un n receptor, , el problema permanece
el mismo cuando se plantean « «enigmas» más complicados corres-
pondientes a oyentes o0 lectores más avanzados. Así,, Platón, al co-
mienzo de Laa República,
pub termina una discusión sobre una palabra
de Simónides,, en la que Sócrates sospecha la existencia de un
«enigma» 9,
un resultado absurdo y con la confusión dei inter-
» 9, con un
locutor (República I 33 336 a).. Debe recordarse además el uso
3311 d-336
platónico, fuertemente irónico,, del d método de la interpretación
etimológica de sentido oculto referida a los nombres de los dioses
a
en ei Cratilo (400d ss.), así como su minusvaloración global de la
interpretación alegórica
g de los mitos, considerada en el Fedro (229 229
c-230 a) como una ingeniosidad superflua..
La valoración manifiestamente minúscula de Platón de una
x
exégesis poética que tienda a un un significado oculto y su renuncia
a transportar ese método explícitamente
x a textos de prosa o0 a De gran interés para nuestro tema es igualmente
g la dramatiza-
pronunciarse en favor de una forma de d escritura de doble sentido,, ción que hace Platón en la parte central dde! Protdgoras
dg a (338 e-347
como si se tratase de una capacidad filosófica,, hacen también una d intento de avanzar
a),, dei v en una cuestión
on filosófica
o a través de la
vez más totalmente improbable (cf. más atrás,, págs. 50-51) que qu interpretación dde un texto.x En esta dramatización realizada con
pueda haber desempeñado para él
d do un papel central,, en una técni- singular
g arte y encaminada a cuestiones dde principio se muestra
que correspondiera a estos fines.
ca literaria qu cómo dos intérpretes de extraordinaria
x competencia, Protágoras y
Sócrates,, llegann a posiciones contrapuestas en n la interpretación
d mismo tema.. Protágoras entiende
del nd que
qu la capacidad de inter-
pretar la literatura de forma apropiada es, en términos ggenerales,
la parte más importante de la formación cultural (338 338 c), yy por
ello quisiera interrogar
g a Sócrates precisamente en ese campo.. Ha-
ce mención de un poema de Simónides que qu también es muy bien n
conocido o de Sócrates,, según
g éste asegura,
g y que tiene por bueno..
Segúnun Protágoras,
g , Simónides en n este poema
po se contradice a sí
mismo a una distancia de pocas líneas,, por haber h dicho primero
que es muy y difícil hacerse un hombre bueno y poco ddespués criti-
car a Pítaco por haber expresado
x do el dicho de que es difícil ser un
hombre noble.. Y se pregunta Protágoras go ¿cómo puede
pu d ser bueno
un poema donde se contiene tal contradicción? (339 b-d).
un dond
Sócrates,, por su vvaloración inicial positiva ddel poema,
po está
República I 332, b 99 ñvtaro
332, b s 6
äQa... ô i ovtbiç, «así pues,
pu d habló
Simónides b
enigmáticamente».
g . dispuesto a ««ayudar» » al poeta y con ello a sí mismo (ßoijûeiv r
59

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60 Leer a Platón La interpretación
on de
d Simónides
on d en
n el Protégoras 61
61

dvóQ4 340 a 1, 1, cf. 341 8 , es decir,


341 c 8-9), d , a justificar
u po
el poema y suu n pparcial.. Ni una
al menos un metodología
odo d ni
avanzada n las extraordina-
juicio sobre el mismo. Platón on le hhace aquí ddar cuenta de d un un mé- rias capacidades
d intelectuales del d intérprete
n pueden
pu cambiar nnada
d
todo de la interpretación on increlbiemente avanzado: n do hhace ob obser- en un en tanto
n el asunto o no sea eliminada la causa misma.. Esta con-
vaciones
v al uusoo deld lenguaje
ngu dde Simónides,
o d , se sirve dei d método siste en n el hecho ho de que qu el intérprete introduce d n
por necesidad d suu
sinonímico
non d Pródico,
de o , esto es, dde la teoría semántica más mo- o propio o punto
pun o de vista.
v .
derna
d n ddei momento,o , hace
h go así como
algo o una
un reconstrucción dei En
n consecuencia, toda tentativa de d conseguir
n gu una un interpreta-
horizonte espiritual al expresar nnominalmente n u
presupuestos o
ocul- ción
on absolutamente
b d contenido
fiel del o do deld ppoema queda por p elloo
d ppoema, y descubre la real intención de Simónides dde co-
tos dei totalmente descartada
d para
p o
Sócrates, , que
qu compara el ocuparseo dde
rregir a Pítaco.. opiniones
op n «
«ajenas» on el comportamiento
» con po o ded incultos pparticipan- n
Es cierto o que,
qu , a pesarp de todoodo el aparato
p odo
metodológico yy del
d tes enn un simposio o que se entretienen sirviéndose nd d la voz dde
de
considerable
n b gradodo dde reflexión,
x on, difícilmente pu puede
d considerar-
n una
un flautista alquilada.. Así como o los pparticipantes en n un
un simposio o
se correcta la interpretación on de d Sócrates
o n todos sus
en u pun puntos. que
qu tienen n n estima de d sí mismos no nnecesitan ni n flautistas ni n danza-
d n
Enn dos
d punpuntos esenciales, «Sócrates»,
« d
es decir on, n d
Platón, introduce rinas,
n sino qu se entretienen
o que n n n con n aportaciones
on ppropias, del
d mis-
su propia
o concepción dde las cosas y con n ello o se aparta
p n
esencial- moo modo,odo, los interlocutores
n o u d
reunidos en ese d
momento deberían b n
mente de la intención de d Simónides o0 bbien n la deja a un lado: en dejar
d a un lado do los o pareceres del d po poeta y meterse de lleno e mme-
y
primer lugar,
u g la contradicción
nniega on subrayaday por Protágoras,
o , diatamente
d enn las cosas
o 347 c-348
(347 8 a).. Con todo,
odo, se sigue diciendo,
ddistinguiendo
g entre hhacerse bueno,
bu no, cosa o que es posible b ppor un a los poetas
p no se les puede
pu interrogar sobre b aquello o de
d lo10 que
qu ha-
corto
o o espacio
p dde tiempo, po, y ser bueno,
bu no, lo10 que
qu no le es posible
p al blan
b n y las interpretaciones n d sentido
del n o pretendido por po el poeta
p
hombre por
ho p largo tiempo, con n 10 u se asigna
lo cual gn a Simónides,
o un que
qu se contradijeran
on n entre sí no son n verificables
b 2
2.

poeta ametafisico de la época arcaica,, la tarea de hacer


po h la distin- La interpretación on de d un texto x lleva, pues,
pu a Platón a suu aguda ud
ciónn oontológica
o og d Platón entre devenir
de d yy ser,, y al mismo o tiempo po contraposición con n el hhablar
b y pensar
n propios referidos do a las cosas
la dde hhacer gala ddel concepto platónico de filosofía,, según el mismas (es decir, d a la «verdad», 348 a 55).. Esta contraposición en-
d d», 348
cual le es posible al hombre b enn el ejercicio del d pensamiento tre el hablar con voz vo «extraña»
« » o0 propia no depende
d nd naturalmen-
n n
u suu propósito por un corto
conseguir o espacio o de tiempo,, pero o le te ddel hecho de que el texto aquí u tratado proceda d de d un poeta (y
es imposibleb mantenersen en esa meta durante du n un
un largo perío- no ded un un filósofo).. Ello significa que para Platón on todo ««hablar con
dol.
do . En segundo undo lugar, g Sócrates cree confirmar en Simónides el lengua extraña»
x » y por tanto toda od forma de interpretaciónp d
es de
tema fundamental
u dde su u ética, a saber, que qu la vvirtud es sabidu- importancia secundaria. u Y hay d n una
y además un segunda d debilidad
d d d que
qu
ría.. En ambos casos se necesita ejercitar una cierta v violencia de no es sólo propia del d texto o poético, a saber, b la dde que qu el autor, al
que Platón parece también ser consciente.
la qu . no estar presente
p n él mismo, o, no pueded ser interrogado do en persona,n ,
Parece como o si Platón, , con esa primera interpretación n litera- 10 que
lo q deja
d consecuentemente
n fuera dde control las suposiciones
upo on
ria dde la historia espiritual europea u presentada en n detalle, qqui- sobre lo 10 qu
que haya
h y querido
qu do ddecir.
siera decir:
d toda
o interpretaciónon es necesariamente
n qu vo d 0o
equivocada
2 Protdgoras 347e
2
347 3-7 d , ro)ç irooáç) oiJie dvsQa9a olóv r' kirv
3 7 .......oi3ç (es decir, v
'rsQì diV
v )4)/OVcJtl',
y rayóuevot
v ve at)oiç o? 'roliot vv otç 2.ÓyOLÇ ot uèv v vará o.
1
Cf.. Karl Albert: Über
b Platons Be,gr:ffder Philosophie (Sobre la idea de filosofía en Pla- paav iòv xoojnv n vosiv, ol ô' 0 recz, reQi 7rQdy/iawç òta.teyóiwvoi ô áôvvavotkrt
tón), St.. Agustin, 1989. Albert desarrolla
d la idea dde filosofia
o d Platón,
de , tomándola
o sobre v go cuando
«y el vulgo u discute de
d cosas que
qu no n situación
no está en on dde resolver,
v
todo ddel Banquete yy dei
d Fedro,, sin n entrar
n en u anterior
n su o interpretación del Protd,goras. invocando
do a los o poetas
p o o testimonio
como o de d suu discurso,
o, lo mismo les hace
h decir una
u
Véase también
b más adelante,
n pág., 161. cosa que
qu Otra...».
...

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62 Leer a Platón
Capítulo
p o 12 12
pun
Ambos puntos dde crítica alejan u de los textos condu-
n ddei uso LA CRItTICA DE LA ESCRITURA EN EL FEDRO
ciendo ddirectamente ai filosofar oral que tiene n a la vista las cosas
mismas yy hhace hhablar a las propias
op voces de los que toman parte
on. Esta contraposición
en la discusión. n entre el carácter mediato o de
odo lo escrito yy la inmediatez dei filosofar oral es tematizada
todo d por
po
u on de pprincipio
n como cuestión
Platón p o al final ddei Fedro..

Enn las últimas páginas del d Fedro (2744 b-278 8 e), en un párrafo
que
q alcanzó fama bajo b o el título u , Platón
o de «Crítica dde la escritura», n
discute
d o de la escritura en
el valor n términos dei d todo do generales
n y
en particular la posición deld filósofo con n relación u propios
on a sus p o es-
critos.. Dado un d conceptual ddel Fedro no es precisa-
do que la unidad
mente fácil de d captar, con demasiada
d frecuencia
n h tratado esta
se ha
parte ded forma
o exclusivamente aislada un o yy sin haberse
d ddel conjunto
en absolutou o preguntado antes por po la existencia de un una relación n
concreta entre sus u afirmaciones y lo pplanteado en los ddemás diálo- o
gos.. Sin embargo, es decisivamente importante entender d la crítica
de la escriturau como el punto culminante ddei Fedro, pues sólo
bajo
b esta comprensión
n on se convierte
n enn la clave para la compren-
sión de la estructura dei diálogo ogo platónico
p en general..
Comienza ei Fedro con una un comparación entre «discursos» u
(tóyo): el joven n Fedro
d lee un ddiscurso muy perfilado do de su admi-d
rado
do Lisias (230 e-234 234 c), Sócrates se le opone con dos d ddiscursos
u
improvisados (237 b-241b d, 243 e-257 b) b sobre el mismo tema qque
es el dei amor.. No se trata en esta comparación on sólo o de la perfec-
ción formal sino sobre todo odo de d dejar claro desde el principiop o
quién
qu n está en posesión del d punto de vista más correcto o acerca de
la naturaleza de las cosas tratadas. d . Dentro dei d discurso
u la pregun-
un
63
63

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64 Leer a Platón La crítica de la escritura en
n el Fedro 65

ta planteada
p es quién n puede ser el mejor amante de un un joven,, si el Teniendo
ndo por fondo esta definición de un un arte «veraz»
« » del
d
pretendiente
n que está enamorado
n de él o0 quien no lo 10 está,, y, discurso, o sea, filosóficamente fundado, desarrolla Platón en la
0 ,
puesto que Sócrates en su segundo discurso presenta al amor crítica de la escritura la especial pregunta por la «conveniencia» «
como la verdadera fuerza que impulsa a la filosofia, la pregunta g (la errreta, 274 b 6) 6 del uso de la escritura. . Así pues, , no
no se tra-
por el verdadero amante se transforma en la pregunta por el ver- ta en primer término de la pregunta un qué «puede» o0 qué «no «no puede»
dadero filósofo.. la escritura; más bien n esta pregunta queda sólo o tratada dentro
d de
d la
Estas líneas iniciales de la primera parte se recogen después pregunta directriz: cómo debe usar la escritura u el hombre
h que
qu
en la crítica de d la escritura en forma tal que resultan enumeradas, , en quiere ser «grato
« al dios» (cf.. 274 b 9), es decir, el filósofo. («Divi-
términos generales, las condiciones que deben ser satisfechas para no» es para Platón el reino de las ideas -cf.,
no» , por ejemplo, o, Repú-
d , 10
que un discurso pueda superar a otro, con lo cual, al darse esas con-
un , b
buca 611 e 2, Fedón
611. d6n 80 a 3-, , acciones y discursos
d u «gratos
«g al dios»
d
diciones, , se pone al mismo tiempo dde manifiesto el saber necesario son,, pues,, la finalidad del filósofo de las ideas: Fedro 273 273 e.)
al filósofo yy la relación n que éste deba tener con sus u escritos. . Aporta Sócrates en n primer lugar un un mito referido al dios egip-
o el término «discurso»,
Bajo « », )óyoç, entiende Platón tanto el o Theuth,
cio u , que qu en a
n la interpretatio g
graeca u identificado con
a fue n Her-
discurso hablado, , improvisado o0 preparado, , monológico o0 dialógi- og mes y que pasa por inventor de la escritura. El recurso a la forma
co,, como su «copia» . Busca,
» escrita. , pues, , criterios que pueden n ser- de pensar mítica del «primer « inventor» (el 'rú.roç t5i4ç) nos
v para ambos discursos, el hablado y el escrito.
vir . Pero no cabe b du- muestra que Platón tiene intención de contemplar el problema de
da alguna de que para él la viva comunicación oral ocupa u el la escritura en toda su profundidad, , pues, según la forma mítica
primer rango ngo y que 10 lo hablado es el ámbito con el que qu debed me- de pensar,
p , en los tiempos primitivos de la creación de las cosas se
dirse 10
lo escrito. . o a cada una de ellas su indeleble esencia. El dios
fijó d Theuth llevó,
El rangogo de un un discurso depende de que sea 0 no conforma-
o no pues,, la escritura ante el rey Thamus
y h y la ensalzóo como un
un medio o
do a «medida
do d de arte». Un arte filosófico dei discurso u no sólo pre-
no que haría a los egipcios «más « sabios y más fuertes de memoria»
supone el dominio de las prescripciones de la retórica usual para (aoqxom<Qovç xaì ,uviy.tovtxwr4ovç,
J 274
27 4 e 5).
su estructura formal (que más bien tienen puramente el carácter Theuth h representa, , pues, la ilusión de que, por la escritura, es
dde preliminares, 266 266 d-269 c),, sino quque descansa en dos capacida- decir,, «por
« medio de signos gn extraños
x de fuera (del alma)» » se pue-
des de mayor arco y de más amplia exigencia, xg a saber, , en la capa- de
d conseguir g sabiduría e inteligencia. . Thamus hace h añicos esta ilu-u
cidad de conocimiento de la esencia de las cosas de las que trata sión: la escritura no no favorece
o sino que perjudica la memoria, , es
el discurso en el
o y n conocimiento de
d las almas a las que el discurso decir, la capacidad d del alma de d sacar cosas de su propio interior;
se dirige (277 c). Ninguna de estas
277 b . d dos
do cosas,
, ni el conocimiento ella es sóloo o unun medio o dei recuerdo. Por la escritura no se hace
de las cosas mismas nni el dde las almas pueden ser adquiridos por uno
uno sabio, , sino que por medio o de lecturas de toda índole, , «sin la
pura experiencia
la pu xp ni por la cordura propia de un un sano sentido do adecuada enseñanza» » (àvv ôtòaç, 275 275 a 7) se adquiere pura-
común sino sólo o o por la investigación esforzada de la filosofia o de
d mente un una presunción de sabiduría. . Sólo la òtôax, la enseñanza
las ideas que Platón caracteriza como ««dialéctica»'
» y entiende adecuada en n la relación ppersonal, , puede proporcionar una capaci-
go rodeo»
como «largo que aquí en el diálogo
o» qu o puede
ogo sólo pu insinuarse, dad inteligente, , clara y fiable (274 274 e-275 c)..
pero de ninguna
g manera recorrerse2.2. . Si ¥Piatóri hubiera p participado
do de la creencia en la moderna
d 27
Fedro 6taexitx) 1 , cf.. 266
2766 e 55 266 cl1 òi&.exnxóç. teoría deld ogo (y en la de aquel discípulo
diálogo o de Isócrates en el
22
Cf. Fedro 27 246 a, dos
2744 a yy 246 d d los que
pasajes típicos de qu se caracterizan como lu- Panatenaicos) o que sostiene que, a pesar de todo,, la escritura puede
ga
gares d
de omisión. comunicar conocimientos claros y fiables, si bien sólo o a los pocos

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n el Fedroo
La crítica dde la escritura en 67
66 Leer a Platón

elegidos qu que sonn capaces de d comprender d u


los sutiles indicios
nd de
d El significado de esta extraña costumbre sólo o se ha
h ddesvela-
do hace
h poco por po la investigación de Gerhard h . J. Baudy.. Se trata
o
formas dde expresión
on dde do doble sentido, o, sería éste el lugar apropia-
d una costumbre agraria,
de g conocida también
b b o otras formas yy
bajo
donde hu
do dond hubiera podpodido
do expresar ese convencimiento. o. En vez
dde esto o y en n las páginas
n siguientes,
g Platón insiste
n en las deficien-
d consistente en probarp las semillas con la finalidad de controlar
la vitalidad de d la nueva simiente. n . Claro que sobre este aspecto
cias esenciales
n que están contenidas en
qu n la propia
p op sustancia
u de la
escritura.. Ahora
ho bbien, 10 qu
n, lo que se funda
und n
en la esencia
n de
d una
un cosa d rito no debemos
del b preocuparnos aquí como tampoco de su
no puede
pu d ser eliminado n do porp medio d o dde un tratamiento o de d mayor o0 relación con el mito de Adonis, don , pues Platón, que presupone el
menor
n maña de d esa misma cosa.. Ciertamente, y desde d d un punto pun conocimienton dei asunto por el lector, no ha h escogido esta face-
dde vista
v og o, se ppuede
psicológico, d comprender n que los partidarios dei
qu ta como tertium comparationis.a .
dios Theuth,
h h, creyente en n la virtud
v ud de d los libros,
b hhayan n venteado Más bien n explica
xp que un campesino no razonable no no plantaría
p
ddesde
d Schleiermacher h la necesidad de d dar la vuelta al juicio o seriamente en los «jardines
« de Adonis» aquellas
u semillas dde las
qu se espera un rendimiento sólo
que o para recrearse en ei hecho h ho
dde Platón, n, ofreciendo
ndo seguridad
u d de qu que la escritura por medio d de
pu d producir de
d quque las pplantas a los ocho días crezcan de d forma hermosa; tal
g
enigmas y alusiones puede u enn un lector inteligente n ppreci-
d la claridad y la estabilidad cosa la haría en n todo
odo caso por juego en ocasión de d las fiestas dde
samente el efectoo deseado do de d d dei
d cono-
ono
cimiento.o. Sinn embargo,, nosotros, con n todad prudencia
ud n y sin polémi-
po Adonis. Por ei contrario, , las semillas con las que en n serio trate
gun debemos decir n, se trata de las sembrará, , merced a su conocimiento del arte de cultivar, en
ca alguna, d que enn esta interpretación,
qu n
unun complemento
p o metódicamente
od improcedente
d de lo10 que se dice
d un
un terreno apropiado (por tanto no en n bacías de
d arcilla) yy se ale-
en el texto, y ciertamente de un un complemento o qu que nos
no lleva justa- ggrará cuando
u maduren
u después de ocho meses (276 b).. De ma-
mente a lo 10 contrario
o de 10 lo que Platón quería..
nera
n igualmente razonabi'e obrará ei «dialéctico» con su simien-
n sistemática de 10 10 escrito te: no sembrará seriamente en los jardines n d Adonis de la
de
Laa separación lo oral y lo o la establece
Platónn por medio de una lista de características del d logos oral qu que escritura
u con logoi go que no tienen la capacidad de ayudarse a sí
se apartan
p n dei d logos escrito,, a lo 10 que
qu siguegu una u comparación on que se mismos ni de enseñar la verdad en forma satisfactoria. Los jardi-
por 10 nes de la escritura sólo o los sembrará por juego cuando «cuente
deja fácilmente retener n en la memoria. Empecemos po lo último.
historias»» (j.ivo).oyetv,
,u , 276 e 3; para esclarecimiento de la ex-
Para comprender la comparación entre un un campesino razo-
nable un filósofo o0 «dialéctico» (Fedro 276
y un 277 a) hhay que
276 bb-277 presión,, véase más adelante,, pág. nota 1O)sobre justicia yy te-
g, 72, no
comprender la significación on de «los« jardines de Adonis»d de los mas semejantes. Su seriedad la reservará para el empleo o ddei «ar-
te de la dialéctica»
d » que practica, , cuando toma un un «alma
quque este párrafo ofrece el testimonio más antiguo. n guo. Tras la cose-
h en ei verano, se acostumbraba
cha b a separar una u pequeña parte apropiada» » y siembra en g que tienen
n ella sus logoi n la capacidad
de las semillas, a plantarlas
p en conchas 0o cestos planos,p a mante-
de ayudarse
d a sí mismos y al que los siembra b y que no no quedan
sin cosecha (276 c-277 a).
276 277 .
nerlos en lugares oscuros u y regarlos, de forma que qu los granos,,
Los aspectos del d rito de los jardines de Adonis a los que
ddespués de un un corto tiempo, precisamente enn la canícula, bbrota-
bban exuberantemente. Las verdeantes d bacías
b o cestos eran
0 n ex- Platón recurre
u para
p su comparación son los siguientes:
puestos después al elevado calor del d verano con lo 10 que las plan-
p 1) El aspecto de la cosecha.. a) Lo mismo que enn los 1 jardi-
n de Adonis,
nes , nunca
nu se contendrá una «cosecha»
« » (xaQYróç)
c enn
tas se secaban enseguida, naturalmente sin n hhaber producido
d
ningún rendimiento de grano.. Estos agostados ««jardines de
Adonis» los arrojaban luego las mujeres al mar o0 a las fuentes 3 Gerhard J. Baudy:
y Adonisgárten.. Studien zur antiken n Samensymbolik
S a
(L os jardines dde
o dei
Adonis. Estudios d simbolismo an
antiguo de laa siembra), Fráncfort,
o , 1986.
1986.
entre quejas rituales dirigidas al dios Adonis.

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68 Leer a Platón
n
La crítica dde la escritura en
n el Fedro 69

las semillas mismas (aruara)4,4, de igual modo es la escritura su «simiente»


« » y se reservará
v precisamente aquella de la que se es-
para Platón necesariamente estéril,, carente de fruto; el conoci- 276 c 3-9, con b 2-3). En este pasaje,, la compa-
pera una cosecha (276
miento y el entusiasmo transmitidos por la escritura se pueden ración entre la práctica dei
d campesino y la del d dialéctico viene re-
comparar con la efimera floración aparente de ios jardines de cubierta por la oposición entre «lo en serio»» y «io en broma» o
Adonis a la que sigue un inmediato agostamiento. b) Puesto que lúdico,, razón por la que algunos intérpretes han supuesto erró-
la «cosecha» a la que apunta el campesino radica en las semillas (y neamente que Platón apuntara a la contraposición entre un autor
no en el «arte de cultivar» que más bien orienta la acción de sem- que siembra seriamente toda su simiente en la escritura yy otro
276 b 6), debe también comprenderse la «cosecha» del dia-
brar, 276 que también lleva a la escritura toda su simiente pero sólo por
léctico (A,óyot 1Xovreç orQpa, 277 277 a 1) en su referencia al conte- juego. Ahora bien, una interpretación de esta índole equivale a ig-
nido, es decir, debe descansar en el contenido filosófico (y no norar la comparación de fondo que se está haciendo: sembrar en
solamente en la transmisión del «arte « de la dialéctica» entendida el jardín de Adonis para los griegos significaba siempre sembrar
como facultad privada de contenido concreto). sólo una parte de la simiente.. Sólo porque para nosotros carece ya
2) El aspecto de la duración. El jardincito de Adonis brota el rito de toda significación, yy sólo porque en tanto que personas
en el término de ocho días,, mientras que el cultivo hecho con se- ddel siglo xx, un siglo que pone toda su fe en los libros, mantene-
riedad consigue su fin sólo después de ocho meses. Así se corn- mos prejuicios irracionales contra la posición esotérica de Platón,
prende por qué los «jardines de la escritura» de los diálogos enfa- incurrimos en la interpretación de vía falsa. Platón nunca pensó
tizan siempre que la dialéctica es «un largo camino» que sobrepa- en confiar toda su filosofia a la escritura.
sa de diversas maneras el alcance de lo que aquí se ofrece en la Las razones por las cuales el dialéctico está obligado a ser
escritura 5. El rápido proceso de la por principio insuficiente cauto en el trato con la escritura dimanan de las carencias esen-
(276 c 9) enseñanza conseguida por medio de la escritura no y Platón enumeró antes de la comparación.
ciales de ésta que ya
puede para Platón en modo alguno suplir adecuadamente la 1) El libro habla a todo el mundo, tanto a los entendidos
dialéctica oral. como a aquellos que no saben qué hacer con su contenido; no
3) . EI aspecto de la elección. a) Al igual que ei campesino in- puede escoger a su lector y no puede silenciarse ante determina-
teligente siembra en ««terreno apropiado» » (276 b 77),, también n el dos lectores (275 e 2-3).. Ahora bien, la elección personal del inter-
dialéctico debe buscar «un alma apropiada» (276 e 6) 6 para su se- locutor según sus características y la posibilidad de silenciarse, si
milla dialéctica, y, qu la escritura no puede por sí misma
y, puesto que el caso se diera,, son para Platón rasgos decisivos del
d filosofar oral
elegir ai lector, tampoco merece considerarse en la tarea del d sem- (276 a 6-7, e 6).
brar filosófico «por medio dei arte de la
« dialéctica»
» (e 5). b) En
2) El libro dice siempre lo mismo,, como se pone de mani-
ningún caso ei campesino razonable sembrará el total de sus semi- fiesto cuando un oyente 0 o lector tiene una pregunta que hacer so-
llas en jardines de Adonis: con ello imposibilitaría su cosecha y bre Io que se dice en el libro: la única «respuesta» es la repetición
dejaría de ser un campesino razonable.. Del mismo modo, ei dia- de lo dicho.. A Platón le parece esto tan lejano de la verdadera co-
léctico sembrará en los jardines de la escritura sólo una parte de municación que a este respecto compara la escritura con las figu-
ras sin vida de la pintura (275
275 d 4-9).
4 Cf. 1yxara 276
276 b 2, 277
¿izaQ'voa 277 1
a 1; xovvec ar4/4a
oua 277
277 1,
a 1, ox'rauara
a 276
276 bb
33) El libro no puede defenderse si es menospreciado injus-
2,c5.
2, 5.
55 Cf., por ejemplo,
p o, 534 a 7: svoÄ?asrAacitwv ,.óywv, 504
534
República ua oa
504 b 2 /AaXeoV4la tamente; siempre necesita la ayuda dei autor (275 e 3-5).. El vivo
re(oóoç, 435
435 d 33 /sctxov oaa 274 a 2 uacd, 2re1oóoç, 246 a /saxea
óôÓç Fedro 274 oa discurso oral de aquel ««que sabe», es decir, deld dialéctico tiene
a
ôoyptç, Parménides 136 1 137 a 6, particularmente
136 d 1-137 p a 5 roao6 row srayoç Aóycov.
y
precisamente esa capacidad, la de ayudarse.. El dialéctico puede

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70 Leer a Platón La crítica de
d la escritura en
n el Fedro 71

tener la posibilidad de venir en ayuda y d discurso y de quien lo


del literalmente como pilares básicos de la comunicación del d conoci-
x
expresa, así como ddel ««alma apropiada», », es decir,, ddei alumno miento filosófico..
abierto a la filosofía (276 276 e 5-277 a 3).. Puesto que ios logoi escritos no pueden aportar los resultados
También en esto hay h que repetir con toda decisión lo que x
más arriba expresados, el valor de los mejores de ellos se reduce
hubo
hubo que decir a propósito d pasaje sobre Theuth (vide supra,
del para Platón al mero papel de auxiliares x de la memoria de «los
pág. 65): si Platón hubiera creído, como la moderna teoría ddei que saben» (etòóTwv 1, cf.
ú7tó1uV1/cltv 278 a 1, ouvi1uara thpav-
,
diálogo, que el discurso escrito de los diálogos no no habla a todos uóusvoç276 276 d 3).
por entender que apunta a ios más apropiados, y que no dice Ahora bien,n, hayy en todo caso múltiples maneras de ayudar y a
siempre lo mismo, en la , medida en que contesta al lector cada la memoria,, pero
p Platón,
, por desgracia,g , a este respecto no mani-
go , g
vez algo diferente, según se corresponda con ei nivel de su desa-
d festó en cuáles pensaba
p en primer término. De este modo o se hizo o
, y
rrolio, y que ciertamente está de algún modo en situación de ayu-
y recientemente la propuesta de entender los diálogos aporéticos
darse a sí mismo, en ese caso, debería
, , haberlo expresado
x precisa- como medios mnemotécnicos de este tipo: los alumnos de Platón
mente en este pasaje.. Pero en ei texto x está ausente toda referen- en la Academia serían,, pues,, «los « que saben» n» («sabios») que con
qu en alguna ocasión,, un
cia a que, una suerte del d uso de la escritura, , base en n determinados conocimientos previos p tendrían ia capaci-
que se conozca 0o que pueda pu conocerse en el futuro6,6, sea capaz dad de resolver los ejercicios que planteaban las aporías8., Es po-
de cumplir adecuadamente la tarea del discurso oral.. De aquí sible que Platón n haya pensado do algo parecido. Pero no debemos
ciertamente no no hay y por ququé concluir que haya y sido ignorada po por perder de vvista que 1os diálogos g vo , que
constructivos, qu para
p Platón
Platón la ««comunicación
o indirecta» por medio de d señales e msi- eran con mucha diferencia « o », no pu
escritos», pueden en
nu
nuaciones qu el propio
que o lector debía
d llenar de sentido más bien 7;
n todo caso ser considerados como o medios mnemotécnicos en n el
n y que la «comunicación
d ello se concluye
de « on indirecta», según la sentido
do mencionado.do. Es además dudoso dudo o quequ Platón hubiera ya y
o
concepciónon ded valor y funciones
un o qu Platón atribuye a la escritu-
que considerado
on como
o «
«los que
qu saben» b n» (la expresión
x on en el Fedro alude
pu d haber
ra, no puede h ddesempeñado el papel p p decisivo que Schleier- po lo demás claramente al dialéctico) a alumnos que
por qu todavía
od de-
d
macher y sus innumerables seguidores g ddel siglo xix y xx le hhan n biann ser examinados mediante taies ejercicios escritos.. Y hasta h po-
atribuido. Y tampoco es difícil comprender por qué
qu ese no ha
h dría plantearse la pregunta
p g de
d si un alumno qu conociera la doc-
o que
podido ser ei caso: el arte de ios insinuantes «discursos dobles» » trina de la anámnesis sólo enn la forma enn la que se plantea en el
(Aóyoi á«ptßotot) puede cumplir la función del
d discurso oral non tuviera verdaderamente necesidad dde aporías como las del
Menón
sólo en un ùn sentidodo metafísico, como más adelante (pág. g, 152)
152 ex- Eutidemo
u o en concepto de ejercicios. o.
d
plicaremos de manera más precisa. . Pero es claro que la elección
on Como quiera que sea,, en n 276 d 33 dice Platón que el filósofo
,
de interlocutor, el silenciarse ante los inapropiados y el ayudarse
y no sólo proporciona ayudas de d memoria a los que piensan n n y sien-
por medio de nuevas argumentaciones
g on no representan para Pla- tenn como él sino también n a sí mismo cuando o llega a la vejez pro-
tón metáforas sino que constituyen los
qu y que
qu deben ser entendidos clive a la pérdida
d d de memoria.. De esta finalidad d se excluyen n segu-
ramente ios diálogos aporéticos. La acentuación de la función
ogo . on on dei
d
6 n n on dde lo futuro
6 Con la mención pu d Platón
o puede n referirse a sí mismo, , sin hhacer come- recuerdo
u nos hace
h pensar hoy sobre todo enn obras como o el Timeo o
« ngun tipo
» ningún
ter a «Sócrates» d anacronismo. Con razón
o de on fue u o «gran
u el futuro n hombre»
h b a Leyes que abundan, respectivamente, en
y Las d las cien-
n detalles de
n el Cdrmides 169 a referido
en do. Del mismo
n este sentido.
o a Platón en o modo,do, habría po
podi-
cias naturales o0 jurísticas e históricas.
o . En quéqu medida pueda pu alu-
do aquí en
do d o esbozar un
n el Pedro o «futuro»
un empleo » de d la escritura enn el sentido ded la
od
moderna go. Pero precisamente
teoría ddel ddiálogo. p o estuvo
esto u intención.
vo lejos dde su
7 n referencia al ««abrir» dde los logos socráticos.
pág., 122 s., con
Cf.. más adelante, p o 8 , pág. 46, nota
Cf.. más arriba, no 1.
1.

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72 Leer a Platón
n
Capítulo
o 13
13
dirse simultáneamente
n a escritos
o «hypomnemáticos»
«hyp enn estrictoo LA DEFINICIÓN DEL FILÓSOFO A PARTIR
sentido -como listas de d material para ddiferentes ámbitos científi- DE SU RELACIÓN CON SUS ESCRITOS
cos incluidas
d dihairesis y definiciones-
on no se pu pueded decir con on
precisión 9. 9.

Con todoo no olvidemos que proporcionaro ayudas a la memo-


ria no representa la única
un finalidad dde los escritos ddei filósofo:
Platón menciona
n también n el ««juego»
go» en uyo acierto
n cuyo o se complacía
mucho nu o autor (276
o nuestro 276 d 44-8).. No o hhay ninguna
gun razón n para
p no
atribuir
bu esta palabra b a Platón n personalmente,
p , tanto o más cuanto o
qu
que él mismo o poco
po más tarded intercala uuna suficientemente clara
on a suu propio
alusión o ««juego» o», es decir,, narrador
o» «mitico»,
« n d dde histo-
rias, acerca d
de la idea d
de justicia n
en a
La pub
República 10.
10. La conforma-
on dramática y ppsicagógica de conversaciones
ción on filosóficas
o fue sen-
n
d por Platón
tida n como o un juego o ingenioso
n y placentero. . Loso diálo-
g deben
gos d b n suu existencia, y no en n un último término, o, también al
instinto hlúdico de
d artista ded ese genial
g escritor.
o.
Las reflexiones
x d Platón respecto
de p o al valor o relativo vo ded los
o orales y escritos ddesembocan
ddiscursos o n en n un mensaje
n que
qu Só-
crates encarga a Fedro d transmitir a Lisias,, y además
d de
d a Lisias el
mensaje se dirige
d también a Homero y a Solón, on, si bien n ios tres
nombres
b no representan a individuos,
d v du no qque son tornados
sino n do
como representantes de d todos
d los campos de d la literatura: Ho- o
mero dde la ppoesía (278 c 22-3); Lisias de d la pprosa no filosófica,, y
o on dde la filosofía,, y pparticularmente dde la ético-legislativa.
Solón , Los
tres nnombres se corresponden
pond al mismo o tiempo con tres épocas po
dde la historia ddel espíritu griego y deben duda representar de
n sin dud
forma simbólica al conjunto
o o dde la tradiciónon literaria dde los grie-
99 Se hah intentado do también n relacionar
on las «ayudas
ud d la memoria»
de o » (ibroi.w4/tara)
v v gos. A toda esta tradición conjunta n le encarga,
n , pues,
pu , ««Sócrates»
o »
on la teoría ddel recuerdo
con u n
(anámnesis): h. L.. Griswold:
Ch. d SSelf-Knowledge in Plato's
plantear
p u
lo siguiente: Si un
un autor redactó u obras
o sus ob «sabiendo
« b do có- o
Phaedrus (Conocimiento o ck sí mismo o en el Fedro
d de Platón),, New Haven, 1986. Si con
n, 1986. on
esto
o se ququiere decir que los gno de
o signos d la escritura pu pueden
d n llevar a las almas inmedia- moo se comporta la verdadv d d en n ellas,, y estando
do en n situación
on ded ir
u do de las ideas contempladas
tamente al recuerdo on enn el ootro mundo, do, ununa interpretación n en suu ayuda u ndo interviene
ud cuando v n en una discusión
n un d on examinatoria
x o
dde esta indole
ndo enn todo
odo caso apenas
p n podría corresponder
pod n al sentidoo dde la critica dde la acerca de qu o que
d aquello qu escribió, p , además,
o, y si es capaz, d , por medio
escritura.
u .
10
276 e 1-3:
10 276 1 ««Es un juego
u go muy y hermoso,
h o, Sócrates, , el quequ contrapones a otro o o dde
de suu toma de d pposiciónon oral
o («cuando
u ndo hhabla él mismo» o» ¿5ywv

poco
po v o el juego
o valor: u go de d quien
qu entiende
n jugar con o , narrando
n ddiscursos, ndo hhistorias
o sobre
b a'ò'róç), de ddemostrar lo escrito o como de poco
d po o valor
v un
(q'atUa), un
la justicia
u y los oOtros asuntoso mencionados
on ». Puesto
por ti». o qu que La a República a se carac- autor de esta índole o no debe ser llamado con un nombre deriva- d
teriza a sí misma como o un
un vOotoyeiv y v (376 no puede
76 d, 501 e),, no pu caber
b nninguna
gun duda
dud
do dde éstas (o sea,, ded sus obras),, sino de d aquello
qu que él ver-
a io qu
de
d qu que Platón alude ud a su obraob maestra (así ya W,. Luther:
uh ««Die Schwäche h des
d gges-
chriebenenn Logos» » [«La
« debilidad
d dei
d logos o» , en
og escrito»], n Gymnasium
n 1961,536
68, 1961, 536 ss)... dadera
d d y seriamente se dedicó.
d d o.
73

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74
74 Leer a Platón La definición del filósofo a partit de su relación con sus escritos 75
75

Fedro: ¿Qué nombre b le darías tú? con mejores argumentaciones -,cómo si no podría también pre-
Sócrates: Llamarlo o «sabio»,
b Fedro, me parecería en todo caso sentar el escrito como de escaso valor?,, pues pu lo que por el conte-
go excesivo
algo vo ya que
qu tal nombre b sóloo a un dios le corresponde; nido es correcto puede al mismo tiempo ser dicho «de mala mane-
pero «amigo de la sabiduría»b c
(çotAócoçooç) go por el estilo
o0 algo o le ra» (çoa&wç)- en el caso de que
c faltara un argumento suficiente
vendría mejor yy más adecuadamente. n . .
(cf. República 449 c 4-8). Ahora bien,
. n, Platón caracteriza aquí estas
Fedro: Y enn modo alguno guno fuera de lugar. mejores argumentaciones como «de mayor valor» resumiendo u con
Sócrates: Quien, n, por otro lado, no tiene nada más valioso (voy la expresión vòv xovra vuithrea
uudn (278 d 8) lo que le falta al
/L uud
zovra vtuithrea) que aquello o que
qu compuso y escribió cam- no filósofo: el saber de las ideas yy en consecuencia la capacidad
b n
biándolo h veces de un sitio para otro,, pegando
muchas do 0o separan- de «ayudar» yy de mostrar el inferior valor de lo escrito. De esta
do unas partes de ootras, a ese, ¿no le llamarías con razón «poeta» n
expresión negativa que constituye la antítesis de «el que sabe»
o «escritor de discursos»
d o0 «escritor de leyes»? (278 c 4) 4 se deriva que el etv rzutthra,
uudn es decir, el disponer de
Fedro: ¿Qué si no?» (Fedro 278 c 4-e 3).. algogo más valioso que lo que escribió, sea para Platón n una caracte-
Platón pone aquí u al conjunto de los autores en dos grupos se- ristica positiva dei dialéctico.
d
parados que son muy desiguales entre sí.. Un grupo, sin duda el Esta definición del filósofo a partir de su relación con sus es-
de la mayoría, puede ser llamado, según su respectivo producto li- critos tiene, pues, implicaciones que merecen ser meditadas..
o, el de ios poetas, escritores de discursos 0o escritores de le-
terario, Hay dos situaciones: la de que un un autor pueda disponer sólo
yes. El otro grupo recibe b un nombre qu que por un lado lo separa y a veces de «cosas de más valor» que su obra escrita yy la de que
por otro lo une al dios,, pues sóloo en el nombre de philósophos no disponga de las mismas.. Entonces, unas veces pue-
se contiene la resonancia de la propiedad característica del dios, de «ir en ayuda» de su escrito y presentarlo como de poco valor,
la de ser sabio (sophós).. Ese mayor acercamiento o a Dios le convie- y otras veces no no puede. En n consecuencia, en unas ocasiones mere-
ne al philósophos en razón de su «saber»: «el qu que sabe qué hay de cería el título de filósofo y en otras no. Contra esta posibilidad,
la verdad» (el elòthç vO diOç 4 no es otro que
278 c 4-5) sin embargo, está el hecho
h de que la diferencia entre el filósofo y
el dialéctico, que posee saber de lo justo, u de lo bello o y del bien
b el no filósofo es para Platón una diferencia absolutamente esen-
76 c 3),, yy quien sabe hacer uso del arte de la dialéctica, es decir,
(276 cial. Hacerse filósofo significa experimentar una «transformación
«
el pensador, que conoce n la verdad de las cosas en el sentido do de la del alma» que cambia la vida entera (pvç wetaywy, 521 c 6,6,
doctrina de las ideas (cf. también 277 by b y 273 dd-274
274 a). cf. 518 d 4). Lo que hace a uno filósofo es una toma de posición on
A este saber de las ideas debe el philósophos h un dominio sobre ante la realidad totalmente nueva: sólo o él es capaz de conocer las
u escrito que úniçamente le caracteriza a él: está en situación de
su ideas.. Donde quiera que Platón se ocupa dei concepto o de filósofo
defender su u escritó cuando se encuentra en el proceso de la prue- alude a ese cambio o de orientación ontológica (cf. Fedón 101 e,
y
ba la «refutación» (ëtyoç), y en esta operación on puede por me- Banquete 204 b SS.. [Eros como philósophosl, , República 474 b ss., Fe-
o de la expresión oral presentar como de escaso valor lo que es-
ddio dro 249 c, Teeteto 172 c, 177 c, Timeo 53 d).. No hay, h pues, nada
b (ôvvaròç và
cribió yauva
oouu paía throòetat,
c 278 c 66-7).. Al más inverosímil que el que Platón aquí, en la crítica de la escri-
otro grupo de los autores no no filosóficos pertenece «qu «quien no po- u
tura, pueda hacer el no nombre de filósofo dependiente de una dis-
see nada más que 10 lo que ha compuesto u o 0o escrito, cambiándolo ndo o posición transitoria 1. De hecho en
1
n el texto o nada indica
nd que un
qu
h
muchas veces de un un sitio para otro, pegando 0o separando do ununas
d otras» (278
partes de 78 d 8-e 11). 1
un pasaje en Aristóteles que parece de la mayor importancia para esto. El
Hay un
El filósofo puede, , pues, ir oralmente n en ayuda de su u escrito o debe des-
fin de la ética es la felicidad; pero ésta debe ser algo duradero y por ello

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76 Leer a Platón d filósofo a partir de
La definición del d su n con sus escritos
u relación 77

autor qu
que hoy es merecedor d dei
d no nombre de d philósophos
ph 6 pueda
pu d se- ono
ser reconocida a un o después
qu poco
un autor al que d u se le niega según
un
gguidamente ser rebajado ngo inferior
o al rango o de d ios poetas
p o0 de los x o incierto
el éxito o dde una yud improvisada
un ayuda ov hoc, y solamente
ad ho
escritores dde discursos. nd on puede una ayuda
b o esta condición
bajo qu siempre se puede
ud a la que
gu , pues,, que
Se sigue, qu el ph oph , enn ei sentido
philósophos, do ded Platón,, dis- d tener
recurrir librarse de qu acabar en el no platónico regressus
n que g in
pone siempre de cosas timiótera, a, de valores más altos. Se dan aquí n
infinitum..
de nuevo dos posibilidades: la una es que el filósofo haya y puesto
ppor escrito todo lo que tiene n que ddecir yy que qu pueda seguir g gu
argu-
mentando indefinidamente enn la posteridad. d. Ciertamente en este
casoo se daría el hecho de que para Platón n la fundamentación on filo-o
sófica sería un regreso o infinito
n o que no encuentra nunca nun un térmi-
un
no. Sin embargo, es sabidob do que es la pposición opuesta la que está
on opu
n la base de
en d la concepción on platónica de d la filosofía:
o la dialéctica
conduce a un dvwróOevov,
vv a un principio o de todo no hipotético,,
0, dicho de otra manera: hay
o, y ppara el dialéctico un un «fin
« de d trayec-
y
to» (ré)o ç roQata, República 532 e 3
3). Y hay todavía go
algo
más que habla contra esa posibilidad: si fuera verdad,, el dialéctico
dejaría de comportarse
o como el campesino listo,, que nunca sem-
braría toda suu simiente en los jardines dde Adonis..
Sólo queda
qu d pues la posibilidad
p qu apuntaba
a la que b la compara-
o
ción
on con el campesino 276 b c),, así como
no (276 o la enfatización
n de
d la ca-
pacidad
p d de silenciarse cuando
u ndo el caso lo requiere (276 276 a 7).
7 . Sóloo si
aceptamos quequ el autor platónico
on d b portarse realmente como
debe o
el campesino inteligente, se puede
o , interpretar sin contradicción
on d la
definición
d o en
on ddel filósofo n la crítica de
d la escritura: sólo o o si el filóso-
fo ha mantenido conscientemente al margen g de los
o jardines de
Adonis sus posibilidades
po últimas de fundamentar,
und podemos estar
, pod
seguros dde quque está bbásicamente en situación on de dejar
d a un ladodo
sus propios escritos a cambio d ««cosas de
o de d más vvalor»; » únicamen- n
te bajo esta condición
nd on podpodemos despedir
d d la con seguridad u d d no ppla-
tónica
o concepción
on d que
n de qu la propiedad
p p d d dde ser filósofo o le ppuede

cansar
n n las facultades y propiedades
en d hombre más du
del ho duraderas,, es decir, , en
n la po-
sesión d virtudes
on de v d y ciencias
n (Et.. a Nicóm. 1100 a 32-b
. 1100 22).. Si se quisiera
b 22 qu hacer
h depen-
p
der la felicidad
d de no, se convertiría al hombre
d los azares del ddestino, ho feliz (el eò6a1«»v)
n una
«en u d camaleón»
especie de 1100 bb 6). Ahora
on» (1100 ho , al ez)ôatwv aristotélico ya
bbien, y su
u
6ewta corresponde
pond zv
en Platón el cpt)óaoçvoç al cual la &&.exrtx, xv le procura la
eudemonía
ud humanamente posible
hu p (Fedro 276 e 5-277 a 4 4): tampoco él es un un cama-
león.
n.

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La significación
gn on de dn a («cosas dde mayor
utc&veQa y valor») 79
14
Capítulo 14
LA SIGNIFICACIÓN DE u1utthra que
qu se refiere a su u alcance filosófico: se exigenx n no sólo «más»« con-
(«COSAS DE MAYOR VALOR») n d , sino también
tenidos, n ««diferentes» » y ««mejores»: » aquellos que qu sean
de un «valor
« más alto»» '.1. Ei lector sabe,, pupues,, desde
d el principio o
cuáles
u son las condiciones
ond d b satisfacer un logos
que debe go superior..
De hecho,
h los discursoso de ob el amor
d Sócrates sobre o cumplen n tam-
biénn estas condiciones de manera n total b . La crftica de
o y cabal. d la es-
critura establece,, pues, en n el fondo sólo d una
o de un manera general
g 10
lo
qu Platón
que h b desarrollado previamente
n había p en
n el curso deld diálo-
go. La interpretación on que
qu no esté dispuesta
d a entender
nd los timióte-
ra desde suu contenido
o pu , una importante ar-
filosófico desgarra,, pues,
on de pensamiento claramente caracterizada por el propio
ticulación
Platón.
n. Y esta articulación, , para no dar g a ninguna
d lugar g forma de
oscuridad,
o , la desarrolló o Platón aún más allá de la crítica de la es-
critura hasta
h el epílogo del
d Fedro: allí se dice,, en n un vaticinium ex
que es fácilmente descifrable,, a propósito de Isócrates (que
eventu qu
en su juventud,
v , como Lisias,, escribía discursos para otros pero
En nuestra
nu interpretación
on dde la crítica de la escritura hemos h o que luegogo cambió el oficio y se hizo h o un prestigioso maestro de
referido la palabra nutthrca,, «cosas « v
de más valor», », a contenidos discursos yy autor dde escritos o políticos y ded teoría pedagógica),, que
o Platón quiere significar
filosóficos: n on «cosas
con « o de más valor» ideas superaría
up a Lisias y que pronto se dedicaría a «cosas « más grandes» »
yy teorías,
o proposiciones y sus u fundamentaciones
nd a las cuales, en 279 a 88), expresión
(279 x on que es también n inmediatamente comprendida
comparación n con otras proposiciones
p op on yy fundamentaciones, n les como ootro o sinónimo de «cosas « d más valor»2 Nos encontramos,
de
conviene
v n un una mayory significación
g on filosófica. Dado qu que la ppalabra
b pues, siempre a lo
pu 10 largo
go de todo odo el diálogo
d go conon 10
lo mismo: sobre el
o a fue, sin
timiótera n embargo,
go, con n frecuencia
u mal comprendida
o (véase rango d un discurso
ngo de o decide d el rango
ngo filosófico o de suu contenido.
o .
más adelante,
d , ppág. 79 s.), es bu no que
bueno qu empecemos por po aseguraru Que en la ayuda yud oral
o d filósofo aparezcan
dei p n cosas timiótera signifi-
gn
do, en primer lugar, a ppartir de
suu significado,
g d suu contexto x en el Fedro por tanto
ca po o qque él en n su ddiscurso oral o expondrá
x d mayor
cosas de y
y luego o a partir de
d otros pasajes afines n en n Platón. n. significación filosófica que qu en o. Tampoco podía esperar-
n suu escrito.
En la crítica de la escritura se trata dde qu que el logos oral dei fi- se en absoluto o ddel uso qu que Platón hace h ng un significa-
dde la lengua
lósofo debe
d ser por principio
p p o superior
u o a su u propio o logos escrito o al do diferente del d referido al contenido.. ««Las cosas de d mayory im-
poder
po n en
venir yud de
n ayuda d éste conon mejoreso recursoso dde pensamien- portancia
po n yy de
d rango
ngo más elevado do (las más valiosas)»,
v , rà uytara
to.. De la superación de d un logos por po otro o trata,, sinn embargo go xaì rtutthrara, son, on, según
gun el Político
o (285 4 , las entidades in-
285 e 4),
(como se d
dijo poco más atrás, p
pág.. 56 .
s.), ya la primera parte dei
d
go ddespués dde qu
diálogo: que Fedro
d hubo leído un discurso
hubo o dde Lisias i1 Fedroo 235
235 b, J
b, 236 bb: ?LUa xAtha a irJtetovoç äia,
ical a. lo
10 que es claramente un un si-
definitivamente plasmado por escrito (230 e-234 c), se
do 230 34 , clarifica por
po nónimo
n o de an oo Para la interpretación
d vt4uithveQ on de o ppasajes, cf.. PSP,, 228-30.
d estos 30. .
2 Esto
. no significa
n.o gn naturalmente
n u que con
qu o Isócrates sea declarado
on ello do filósofo
o en . .1
parte
p dde Sócrates
o en la conversación cómo debe d estar compuesto
o sentido
do pplatónico:
on etw es, como q.uthreaan a y r.Aetovoçv ãta,, una expresión
x on compa-
np
un discurso para superar a otro ppreviamente expuesto
un xpu o (234 234 e-236236 10 que
rativa; lo qu Isócrates hacíah d su carrera era,, ciertamente, ««más importante»
al finn de o
nu vo discurso debe ofrecer «más»
b). El nuevo « en su contenido y cier- qu aquello
que qu o con lo que la había
10 qu h empezado,
do, peroo estaba
b todavía
od muy y lejos
uu
uuírreQaoa ddei filósofo
o o o pplatónico.
o 0. . 1
tamente no sólo o en un un sentido o cuantitativo sino también en n lo10
78
FILOSOFIA
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Y LETRAS
80 Leer a Platóii
on La significación
gn o oa («cosas
on de Wuthl.eQa o de mayor
yo valor»)
v » 81

corporales del d mundo de las ideas; ddei mismo modo, en el Fedro su «parte
«p » en
seria» n su filosofar oral,, mientras que en el escribir
las ideas en su conjunto son cosas r4tua, es decir, «d «de (alto) ran- para
p un público necesariamente mixto x y no formado científica-
go y valor» » (250 b 2). En n Laa República
pub se distingue
g una vvez, den-
d mente ve suu «parte
« ». Lo escrito es en comparación con lo
lúdica». 10
tro ddei mundo de las ideas, , entre las «partes»
« » de más alto y más hablado
h do pavAov, «d «defectuoso»;
» 10 cual debe ser entendido aquí
lo
bajo rango (nut&reQov I drtóreQov /AéQOÇ, o 485 bb 66)..
485 278 c 7) en la bien documentada significación de «no
(Fedroo 278 «no espe-
La última fuente de ««rango» » y «valor» » es para Platón la idea cializado, , no técnico».
»,
misma ddel i 3 como principio de todo. Pero también el sa- Señálese de paso que en el empleo de tímion en Aristóteles y
tiene su parte en el rango dei
4 d bien, , y esto naturalmente en Teofrasto o da la impresión on de que la palabra haya sido en la Aca-
la medida en n que está orientado al principio. Ahora bien, en el demia antiguagu terminus hn u para la caracterización dei
nu technicus d rango
rango ddel saber tienen su parte los logoi g que lo 10 expresan,
x pues, ontológico
g del principio Aristóteles, como se prueba en
según el Timeo 29 b son parientes de aquel
o 29 qu a quien se dirigen. el comienzo o de De anima6,, ha recogido el pensamiento platónico
En general, el saber es de más alto rango que la opinión justa de
d que el rango go de unun saber se comensura con el rango de su ob-
(nutthrEov ¿2rto'nL1] óQth7ç óóç, Menón on 98 a 7), 7 , pues ««liga jeto,, y es sabido qu este pensamiento está en la base
o que b de la doctri-
sólidamente» » con fundamentos 10 lo que hay y de justo en la opi- o pub
n de las ideas, cf. República
na 474 b 480 a.. Se dice en el pasaje cita-
474 b-480
nión. . La fundamentación última debe venir v ««del principio de do de De anima
do an 1 4 «Si partimos de que el saber se cuenta
402 a 1-4:
402
todo» (dei ckx) rrávTwv); el ascenso al principio está graduado entre las cosas nobles y de valor (vá3v xaA.áv xaì vtuíwv) y de
de hipótesis en «hipótesis
« cada vez más elevadas (ãvwOev)» has- que una forma de saber es superior a otra en base a su mayor
10
ta lo «no hipotético» (dvwvóüerov, cf. Fedón 101 d e,, República
«no pub exactitud o0 porque se dirige a objetos o mejores y más prodigiosos
5 1 1 b). La fundamentación en generai «de alto rango» o «de vva-
511 . « ngo» 0 « (ßeArCovwv rc xaì Oavuaato.rc4wv), entonces, , con buen funda-
br» debe crecer por su parte en grado dde escalón en escalón si mento y según ambos puntos de vista, v tendremos la investigación
consigue ligar el conocimiento a situaciones que están inmedia- ddei alma por Io10 más importante».
».
tamente próximas x al principio, entendiendo aquí ««inmediatas» » De todo esto se deduce que ningún miembro de la Academia d
en el sentido de «cosas « adscritas ai principio» » (República 511 511 b antigua
g ni del Perípato puede haber dudado de que qu lo10 que Platón
8).. ««Poseer algo go de más valor» (1uv nutthrea) significa, g , pupues,, entiende como las «cosas
« de mayor
y » (rutthrea) lo
valor» 10 son por
para el dialéctico tanto como estar en situación de fundamentar referencia a su contenido filosófico ni de que ellas ddeben su rango
una explicación
x dada de modo y manera que
mente» por medio dde fundamentaciones
u
qu el ««ligarg
tome siempre ppara sí
sólida-
o o de que vindican
al hecho
fuente de todo rango
n para sí el fundarse en
go y dde todo valor.
v
n el âi
que es la

un ««punto de ligadura»
un » que, en n la serie de las hipótesis, , esté ca- Un malentendido o corriente sobre «las cosas de más valor»
da vvez más alto.. pprocede de
d que
qu nono se tienen en cuenta las amplias conexiones
x de-
De 10
lo dicho se deduce también n que el logos g «de más valor»
«d o» sarrolladas
o d en el interior ddei Fedro,o, se pasa por alto el uso dei len-
o «d«de más alto g » debe ser también más científico y más ri-
o rango» guaje en Platón y a partir de aquí, ante este horizonte restringido,
gu
guroso. . De aquí se hace comprensible por qué qu el dialéctico ve se intenta negar
g la relación con el contenidodo filosófico: y entiénda-

pub
República 509 5 pet©óvwç
509 a 44-5 v riwvéov
o rv
o dyaOoi
v vov 509 bb 9-10
tv, 509 10 o, Aristóteles: Etica a Nicómaco, 1101 b 11, 1102
Cf.,., por ejemplo, 1102 a 4, a 20, 1141 a
vQwßetç xat òvváet s5've.éovroç (sc. voíY dyaOov (con no se quiere
on YvQecße(çL no 20 b 3, 1178
1178 a 1; 1026 a 21, 1074
1 Metafísica 1026 1074 b 21; 644 b 25; Teo-
partibus animalium 644
21 De pa
decir
d otra
o que con
cosa qu on frasto: a
o Metafísica 11 a 23 (acerca dde Espeusipo).
6 b 28, 77 b 14, 10 b 26, 11 p u o.
4 pub a 508
República 508 e 22-50
5099 a 4. 6 Igualmente
6 g n en
n Metafísica 983 a 55-7,
7, 1026 21, Depart.
1026 a 21, an. 644 b 32.
pa . an.

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82 Leer a Platón
n n de ruuuireQa
La significación 1. d mayor
(«cosas de o valor») 83
83

se con esto v d dde la discusión oral que


o la actividad qu ya ded por
p sí es facilidad a cualquiera tal carácter. Por otro lado, esta salida fue
p
preferible al escrito. La verdadera
d d razón que se esconde n tras esta o desconocimiento
concebida con total n del h ho de que los diálo-
d hecho d
n on de
negación d la evidentemente correcta interpretación,
n on, que sostie- gos muestran de manera suficientemente clara en n numerosos pa-
n que
ne « o » lo es por
qu el «valor» p referencia n al contenido,
o, es naturalmen-
u « y » oral ddei dialéctico y que a este
sajes cómo se desarrolla la «ayuda»
te el prejuicioo antiesotérico ddel sigloo xx: xx no se quiere
qu admitir que
q respecto confirman total y enteramente la interpretación de d «las
«
el dialéctico p n
platónico pueda
pu d omitir adrede d d contenidos esenciales.
n . » como referidas al contenido.
cosas de más valor» do.
(Estos mismos intérpretes
p se niegan luego, naturalmente,, a admitir
qu en
que n el Fedroo estén presentes dos d claras referencias a la omisión
d n 246
de ámbitos esenciales: 246 a y 247 a.).
Imaginemos o brevemente las consecuencias
n que se dderivarían
qu n
d qu
de que esta última interpretación n fuera correcta. Si faltase la exi-
gencia dde argumentos dde mayor o alcance en cuanto al contenido, n do, la
d n oral de lo escrito
defensa o por
p parte
p d filósofo
dei o no se ddesarrollaría
o
d otra manera que la que
de qu conocemos
o n toda
en od clase de
d campos p y
enn nuestra experiencia
x n , es decir,, como un
cotidiana, un seguir
g hhablan-
do quque bu
busca alcanzar yy mediar en n el mismo nivel de reflexiónx on en n
el qu
que se mueve el escrito o enn cuya defensa
d se debe acudir ahora..
b n, una
Ahora bien, un defensa de esta índole, ndo , comoo no
es normal, , más bien n
p
estaría pensada d para mostrar el propio p p escrito como acertado do y
sostenible, mientras que el ddialéctico de d Platón enn suu ddefensan ooral
siempre presentará
p suu escrito o pprecisamente como «d «de escaso va-
lor». Además,, para una un defensa n corriente
n que no requiera
u d
funda-
n
mentaciones d más alto nivel
de v en n cuanto
u al contenido
n do pudiera
pu ser-
v cualquier
vir qu o medianamente
autor n inteligente; pero
p esto significa-
que sería digno
ría qu gno dde merecer el nombre n b de
d philósophos cual-
quiera quequ no fuerau ddel todo
do incapaz,, aun n cuando do no se hubiera
h
ocupado
up do nu nunca de la dialéctica pplatónica de las ideas. d . De hhecho
b do intérpretes más recientes qu
h hhabido
ya ha que creyeron on quque Platón
«otorga» aquí este nombre a toda clase de
«o » u no od d autores
o siempre que
qu
n n un
mantengan una «actitud dde reserva» en n relaciónon con el ppropiop
o, ppero ya
texto, y hemos visto o que
qu «el quequ sabe»,b que
qu es dde quien n se
trataen n la crítica ded la escritura (276 276 a 8, c 33-4, 4, 278
278 a 1, c 4), sólo
pu d ser el conocedor
puede o d la doctrina
de d pplatónica
o de
d las ideas y dde
la dialéctica (cf.. 276
276 e 5-6, 277277 b 5-8). Y a la vistav d la importan-
de
cia qu
que la caracterización ph
on dde phílósophosh tenía n ppara Platón n (véase
más arriba,, ppág.. 73 . es po
73 s.), poco o convincente
o n n una solución
un on que
qu sos-o
n
tenga o
como pplausible que al pronto n pueda atribuir con toda
se pu od

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La «ayuda
ud al logos» en o diálogos
n los ogo 85
Capítulo 15
15
LA «AYUDA AL LOGOS» EN LOS DIÁLOGOS 6n
La sítuación-ßoiOEta, d , la situación en la que
es decir, qu unun logos
g
es sometidoo a un ataque y su u autor se ve enn esas circunstancias
constreñido
o a apoyarlo o es,, estructuraimente hablando,
h , el punto
ogo platónicos.
d ios diálogos
central de d n casos en los que la pala-
, Se dan
ud » (ßoìjesiv) es explícitamente empleada y otros en los
bra «ayudar»
que esa palabra es sustituida
u por un empleo sinónimo,, pero la si-
tuación de fondo siguegu siendo la misma. La pregunta es constante-
d logos está en situación de ve-
mente igual, a saber,, si el autor dei
yud con medios argumentales y razonamientos nuevos yy
nir en ayuda
dde mayor peso
p p
específico, es decir, con vt1utthrQa, y silo puede,
entonces
o es él un ph 6 ph . Para esta tarea se acredita siempre
un philósophos.
el director
d dei diálogo que representa la figura dei d dialéctico:
n o de las ideas es preci-
odo los ddemás fallan, pues sólo ei ppensador
todos
ph
samente el philósophos.. Remitámonos desde aquí a las pruebas 1.1

Dado que los diálogos sigueng el modelo de los discursos vivos a) da» platónica
Tres ejemplos de la «ayuda» a n
de «el que sabe» (cf Fedro 276 a),, pueden también reproducir lo
que es característico de la actividad
v oral de la dialéctica,, a saber, la 1) En ei Fedón,, a las objeciones de Simias y Cebes contra la
«ayuda» o0 defensa de su logos. El hhecho de que la ayuda y o apa-
oral o
inmortalidadd del alma (84 84 c-88 b) sigue una interrupción del diá-
rezca conformada de esa manera en el escrito o podría a primera vistav go nnarrado.
logo do. Algogo así tiene siempre en Platón la función de po-
dar la impresión de una contradicción. Pero la contradicción n sólo n mayor énfasis en lo que vva a seguir.
ner g Equécrates, el ooyente en
existiría en el caso de que
qu unun diálogo
ogo escrito sostuviese
o qu contie-
que on el marco o del
d diálogo,
ogo, quiere
q d narrador
saber dei n do Fedón
don cuál fue la
ne él mismo la «ayuda»» que necesita.. Pero o es ded sobra
o o
conocidodo on dde Sócrates ante la crisis dei coloquio provocada
reacción o por los
que el caso es precisamente
p on
el contrario: o ««momentos de silen-
en los go tebanos,, y si estaba molesto o0 si «intentó
amigos « on calma en
ir con
«p
cio» o0 «pasajes de omisión», go apuntan
», los ddiálogos n a teoremas
o o
no co- ud del
ayuda d logos,, y (si lo o ¿le ayudó
10 hizo) udo con eficacia,, o0 deficiente-
d
municadosdo aquíqu yy ahora y que necesitarían
n n por ello un «apoyo»
« oyo» mente?» (rçwç ¿ßoOet ixp )óyqi; xat ixavthç ¿ßoiOiicsevv )
para su ppropia
p fundamentación. on. Que en ogo platónico
n el diálogo o un lo-
o ¿vôeaç; 88 d 9-e 9 33).. Equécrates pregunta
p po el aspecto
por tanto por
g escrito pu
gos pueda venir en apoyo
poyo ded ootro logos escrito o no representa humano o y argumentativo
g vo de la reacción dde Sócrates. Fedón por po su
ninguna contradicción
n o
ni problema siempre que el lector cobre ob de gu informando
parte sigue o ndo cómoo n ambos aspectos Sócrates
en o se porta
manera inequívoca conciencia dde qu que nnaturalmente el logos que d forma digna
de g de d admiración. on. Su ßo&tv î4$ )óyp tuvo la vir-
acude en d n , en tanto que
n defensa, qu escrito,, necesita también n un apoyo
poyo tud de
d satisfacer a los críticos, cosa qu que en una gund interrup-
un segunda
qu
que él mismo o no puede
pu d pprocurarse. Dicho ho de
d ootroo modo:
odo Platón n uúni- on del
ción ogo narrado
d diálogo o -que
qu naturalmente
n está ddestinada a po-
camente incurriría
u enn contradicción
o d on si pretendiese
p confiar al escritoo ner la pprimera enn mayor énfasis-,
n , se comenta con aprobación
o on
los p o más elevados
pasos do de la ayuda,
ud aquellos
qu qu h b n d
que habrían de condu-
cir al conocimiento ddei principio
p o (dei
d o, dde forma muy
Pero, y cla- i1 Para el esbozo
b dde situaciones de
d «ayuda»
ud en o ddos próximos
n los p ox parágrafos,
g remI-
ra,, ios diálogos
d nunca contravienen esta condición.
platónicos nun on. tase a las ddetalladas interpretaciones
n n dde los ogo contemplados
o ddiálogos o en S .
n PSP.

84

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86 Leer a Platón
on La «ayuda
u al logos»
go enn los diálogos 87

(102 a). . Encuanto a la refutación de la aportación de Cebes, Sócra- g


la argumentación probatoria hasta el libro X.. Para alcanzar una
tes aplaza temporalmente (desde 96 96 a) el tema «alma»» para exponer
x teoría de la justicia,, cambia el objeto inmediato de la conversa-
una teoría completa de las razones de la g
generación yy d
de la corrup- ción yy habla del mejor Estado yy de la mejor alma, y para defender
ción («pues debemos investigar en términos generales la causa del d nuevo
de vo su concepto de Estado,, habla de la diferencia entre idea
nacimiento yy la muerte»,», Ô'AO)Ç )/àQ Oet 7tSJÌ çvvciewç xa ç000Qãç yy cosa singular, de naturaleza y de la educación de los filósofos, y
v)v atzlav òtara»iarc'óeuOai, 95 95 e 9-96 a 11); esta teoría conduce, en el marco del último tema habla del d ytarov uáO,a, a, del
como se sabe,, a la exposición
x . a
de la hipótesis de las ideas (99 d ss.), «
«más elevado objeto de enseñanza» en absoluto,, es decir, de la
partir de la cual el problema del alma puede ser discutido como un d Bien que es el ««principio de todo».. La «ayuda»
idea del « » de la jus-
y, como quien dice, subordinado (105 b ss.)
caso especial y, ticia representa, pues,, una ascensión de 3
, si no llega ai
3 que,

Como características de esta parte del diálogo go podemos esta- d di (cuyo rl ¿artv -«qué
conocimiento dei « es»- queda entre
blecer las siguientes: paréntesis: 506 d e), alcanza por lo menos su proximidad. El Bien
1.
1. El apoyo al logos (ßoìjoetv rj )óyç) coronado por el éxi- mismo ocupa el más alto rango ngo en términos absolutos (uetóvwç
d director del diálogo (naturalmente
to se lleva a cabo por parte del rtwpov riv roø dyaOoí ëtv, 509 a 4-5, cf. b 9), hasta el punto
no por Simias 0o Cebes). de que las exposiciones
x que se refieren a él sería propio calificar-
2.
2. Para apoyar su primer logos (sobre el alma), Sócrates ha- las como « «de mayor valor»,», r4utthra, en comparación con teo-
bla en primer lugar sobre otras cosas (sobre las ideas,, etc.) y cam- rías y argumentaciones que apuntan a cosas de rango inferior.
bia momentáneamente el tema (sin por ello perder de vista la «in-
mortalidad» como tema general). 3
3)Gran semejanza con la ayuda de Sócrates a la justicia
3. Este otro tema apunta a un teorema de mayor amplitud
3. en La República a la ofrece la ayuda del
d «Ateniense» » a la ley contra
que nos acerca más al conocimiento de los primeros principios. . El la impiedad en Las a Leyes.. La casi idéntica apelación a un deber
procedimiento hipotético contempla un ascenso sucesivo hasta un un « y 4
entendido religiosamente muestra ya suficientemente
punto de suficiencia, ixavóv, que evidentemente debe entenderse que los dos pasajes hablan de lo mismo.. El «Ateniense» » anticipa
como principio, di (101 d e, cf. 107 b). b En la medida en que el la crítica desde ei ángulo ateo a la ley formulada inmediatamente
logos que viene en ayuda hace posible un conocimiento más am- antes.. Esta ley,, como todas las leyes, será dada a conocer por es-
plio y mejor fundado, queda objetivamente justificado hablar de crito a los ciudadanos del d nuevo Estado cretense en trance de
una teoría «de más alto rango». fundación (891 a), pero el autor tiene dispuestas ya ahora, en el
intercambio oral con Clinias y Megilo, las argumentaciones con
2) a, escuchamos al prin-
En el segundo libro de La República, las que a su tiempo será defendido lo escrito: No se tiene en men-
cipio un ataque de Glaucón y de Adimanto contra la justicia a la te ninguna defensa jurídico-política que naturalmente cualquier
que Sócrates había ddefendido con éxito
x contra Trasimaco en elli- legislador,, incluso el no filósofo,, podría haber dispuesto. Más bien
bro primero. Se conmina a Sócrates a defender la justicia (y con 3
445 e 5 7vEiô tvraíJOa dvaßeß4xajwv
3 Cf.. 445 x v roh .l4yov, «después
«d pu dde que hemos
ello naturalmente también su primer logos o0 argumentación en fa- subido
ub o hhasta el grado del razonamiento».».
vor de justicia) cosa que también reconoce como deber suyo. yo. El 44 Las Leyes X, 891 5 7 -.República 368 b 7-c 1: «me parece sacrílego (no pia-
891 a 5-7
ddoso') no apoyar estos logoi»
ogo [-]«temo
o quque pudiera incluso no piado-
o ser sacrílego ('no do
término ßoiiûetv aparece en esta conexión no menos de cinco ve- so') quedarse
qu d ahí
h cuando
u ndo la justicia es pprofanada,
o n d y negarse
n y no ir en u ayuda»
n su » (o)ôè
ces 2. La «ayuda» que Sócrates presta a la justicia comprende toda öciov ëuoiye civatvc qa(veiai
p vò i) o?) ßojOerv roi)rosç rotç .tóyoiç -&òosxa yàQ
n
oi)ô' &Jtov 5 sraiayevó,uevov òsxatooi)v xxaxijyoovv ¿krayoe?)etv xat
22 pu
República 362 d 9,368
II 362 9, 368 b 4, b 7, e 1,
1, e 5. ßoOth').

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88 Leer a Platón
n d al logos»
La «ayuda o en o diálogos
n los d o 89

el director ddel coloquio vacila en comenzar con los


2óyot,
5, los logos auxiliares,
x pues éstos harían
n indispensable «salir
¿'ta1w5voveç establecer definitivamente una
temano que haya variado aún más la
y un
g ií6
6 hace
h
configuración
g
esperar de an-
lingüística
g de
d marco de la legislación»
del » (vo,uoûectaç xvòç ßatvetv, 891 d 7). este concepto clave de d su crítica de la escritura.
. Para encontrar si-
De hecho, el «Ateniense»
« » abandona en el curso de su ayuda y el ni- nónimos hay h y que partir
p siempre de la misma y básica
b situación: se
vve1 usual y el tema de que se viene hablando y, para asegurar una formula un un logos («el alma es inmortal»; «la justicia es mejor que
fundamentación de la ley de impiedad, , discute la idea de movi- la injusticia»),, se aportan las primeras fundamentaciones y el «pa-
miento, la automoción ddei alma,, la prioridad del d alma con rela- d
dre del discurso»,
», srav,Q ioii Aóyov, se interna en la prueba,
ción al cuerpo, el papel dei bien y el mal en el cosmos y la con- , que,
¿AE1/XOç, es decir, d la reconducción de su logos
, por medio de
d Todo por los dioses (891 b-899 c).. Es decir que Las
ducción del a a sus más profundos fundamentos, debe demostrar que es un un
Leyes, corno Laa República,, confirmann tambiénn todas las característi- çct)óaoçooç
cas de la ayuda que en la ocasión dei don quedaban a falta de
d Fedón Es importante, segúngun se documenta en el Fedro 278 278 c d, que
confirmación. Por otro lado,, este texto
x expresa con ejemplar clari- los filósofoss y no filósofos
s sean n medidos conforme a esta clase de
que la ayuda
dad qu y platónica no puede alcanzarse «de « ninguna otra bo . Es, pues,, de esperar que en los diálogos pasen
prueba, élenchos.
manera» (uòaufl ¿rwç) sino por un un àçròç ßatvetv, unun salir fuera por la prueba tipos de hombre totalmente diferentes, pero sola-
y, por tanto,
, por unun cambio de tema (891 dd 7-e 1), yy manifiesta asi- mente un un tipo, el dialéctico, es el capaz de superarla. Es además
mismo que este procedimiento nos acerca más a los thra rcí$v importante que qu el dialéctico pueda transmitir a otros la capacidad
rávwiv, los primeros principios
p de todo (891
891 c 2-3
2 3 y e 5-6). y
de ayudar (Fedro 276 276 e f), y, por elloo precisamente reconoceremos
y » platónica (ßoiOeta) consiste,
La «ayuda» , pues, , en la manera como no filósofo al
no no
no tenga esa capacidad. .
como el director del diálogo (el representante tipico del ««dialécti- Tal es el caso de Gorgias, cuyo
, discípulo Polo pretendió «en-
co») defiende su propio logos sometido a crítica por medio de un un derezar» el logos de su maestro después de la crítica de Sócrates
cambio provisional ddel tema y avanzando
v en el camino del cono- 462 a 2). Fracasa, como igualmente Calicles después de
g a 462
(Gorgias
cimiento de los principios, dza4 para poder ofrecer una sólida él,, porque su maestro no no es un un ptAócsocpoç en el sentido platóni-
fundamentación a su logos originario
g por medio de teoremas de
po co,, yy en consecuencia no no podía enseñar a enmendar un un discurso,
«más alto
o nivel».
». ravoOthaaaOat ròv )óyov (=ßoiOetv uj tóyp)7.7.
Algo menos clara, por estar recubierta de manifiesta ironía, es
la situación en el Hzppiasa major.. Sócrates quiere presentar
p a Hipias
b) La situación
a g
siempre igual de laa «a » (ßoOeta)
«ayuda» como un maestro superior de quien quiere aprender para poder,
o un
después de d su supuesta derrota en la discusión con un un tercer anó-
Comoo caracterizaciones platónicas de la ayuda
y conocemos « v
fimo, «llevar vo el discurso victoriosamente a término»
de nuevo
aparte de ßoijOeta (ai5rp o i4$ A.óyq o roiç A.óyotç), también
0 0 286 d 77 dvaaotevoç ròv tóyov). Lo que ofrece Hipias para
(286
dpttvetv/duthîaaOat (cf. ¿ira5vovveç óyoi) y &rtxoverv o0 en reemprender el diálogo go es irónicamente valorado por Sócrates
su caso ¿v(xovQov ytyvaOat. La conocida aversión
v dde Platón a
533 e,, ElPoiltico
Cf. Ceírmides 163 d, Menón 87 b c,, República 533
66 o 261 e,.
261
Igual
55gu qque en
n el acceso a la «ayuda»
« yud » en undo de La
o segundo
n el libro a República (véase gu n , Protágoras (que
Igualmente,
77 u para no nosotros
o un importante
es un p n pensador)
p n do no era
no
más arriba pág., 86,
86, yy nota
n 2 de
d este capítulo), se encuentra también n aquí
qu una
un bubuena
n u siempre que
10 cual
por lo qu se le pplantea en el curso del
para Platón ningún
n gun philósophos, po
cantidad
d dde expresiones dde la ayuda:
ud 890 d 4 bríxovov
890 o u (cf.. República 368
y(yveoOai 368 d go la ppregunta
diálogo u d si está en
ddecisiva de n situación ded ayudar
yu a sus ogo (ei olóç
u logos
c 3 ¿uxoveeiv), 891 a 5-7 5 7 (texto en nota 44 de
n ppág.. 87, yy no d este capítulo),
o , 891 b 3-4
34
r' an oa
O7J s4í cîavroii .tóypp ßoiOetv,, Protégoras
o dg 341 dd 8), la respuesta
341 pu es en n general
g ne-
n
a5vovr.eç óyos,, b 4-6 4 6 vóotç...... ßos79etv. . gativa..

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90
90 Leer a Platón
on La «ayuda al logos»
ogo en
n los diálogos
ogo 91
91

comoo ayuda d (ört ot òoxetç... ßojOetv, 291 29 1 e 55). En realidad, , el ter- ayuda de un un logos
ogo extraño:
x también esto corresponde efectiva-
cer anónimo es únicamente uuna máscara transparente n vo inte-
de la voz mente a la capacidad d dei dialéctico (en n tanto
n y cuanto o lo permita
nor de Sócrates (cf.. particularmente 304 d) d quien con ello o es tam- el logos que necesita ayuda), ud como io muestran los diálogos og Crati-
bién en este diálogo ogo el que resulta vencedor, , gracias no no en último loo y Teeteto.o. Sócrates defiende
d nd aquí durante
du un
un tiempo respectiva-
término a que trata temas más amplios en n el excurso
x o que se desa- mente la posición
p on de d Cratilo qu está presente él mismo) o
o (que 0 de

rrolla ddespués deid ataque de Hipias (300 300 b ss.).. Protágoras (que está representado por su discípulo Teodoro); pero
o o do u
La más aguda ironía es también la que caracteriza el ddiálogo dde modo más característico debe d él mismo asumir la ayuda y de los
más breve con Hipías. p . En un un ««ataque»
u (xarifflo24, Hippias pp minor ootros dos,, pero esta ayuda y no v en último término muy
no lleva y lejos,
372 e 1)
372 1 Sócrates representa una tesis moralmente insostenible de la porque la prueba, , eyoç, sóloo la puede
pu resistir la posición qu que
que
qu quisiera ser «curado»
« u do» por Hipias. . La exhortación
x «no te me nie-
«no poy en la filosofía dde las ideas, con lo qu
se apoya que queda claro qu que
gu a curar mi alma»
gues » (w) cpOov4ajç tácaaOat vv tØr,v J uoo,
uov, 372
372 ««ayudar», », en el sentido platónico,
p , nono es una cuestión
u de versatili-
v
no significa
e 66-7) no g en el conjunto de d la situación del d diálogo go otra
o ddad d intelectual sino d correcto pun
o dei punto dde vista
v oontológico.
g o.
cosa que
qu. .« «ven
n enn ayuda
ud de tu logos»g » (ßoOiaov r aavroií 2óyp), La idea presentada d en
n el Hippias major a con rasgos go cómicos
o y
pues Hipias ha representado do en efecto la concepción éticamente co- consistente en que un un Sócrates inferior en n el diálogo ogo busca
bu la en-
rrecta, y si él pudpudiera fundamentarla más todavía d podría también señanza de uno uno «más
« », la configuró
sabio», g Platón de nuevo vo en n El
curar a Sócrates de su «ataque»; » pero o Hipias no no es ningún pb philósop- anq
Banquete y esta vez sin ningún rasgo de d comicidad. d. Sócrates, que
hos y por ello está fuera de toda posibilidad d de «curar»
« » lo mismo supuestamente estaba pillado en los o mismos errores que qu Agatón
qque de proporcionar cualquier clase de ayuda yud a su logos.. (Banquete 201 e),, ppreguntaba b a la sabia
b Diótima para aprender
La exaltación
x irónica dei
d contrincante es llevada al extremo x enn go sobre el amor.
algo o . Esta vez no no le falló la esperanza.
p n Sólo
o o quque
el Eutidemo.
u o. Sendos practicantes de la erística son llamados en ayu- y Diótima, , la vidente
v de
d Mantinea,n , lo mismo que qu el anónimo Terce-
da «como (lo fueron) los Dióscuros» » (293
293 a 22).. Su benéfica interven- ro en n el Hippias a major,, es una ficticia figura g literaria. Así pues,, si-
ción sería totalmente comparable con la esperada d ««curación dei d al- gugue siendo Sócrates el que dirige el diálogo. Y dde manera inequí-
ma» » por Hipias. . Puesto que Sócrates pone pon sarcásticamente a los vvoca, , en su discurso o de Diótima, , la emprende con n asuntos que qu
erísticos a la altura de d Cástor y Polux,
o ux, que son tenidos por símbolo van
v mucho más allá dei d marco o del
d diálogo go sobre el amor o con Aga- g
de quienes socorren en situaciones límite,, ddeja ya de d hablar
h d
de on, y trata cosas dde mayor
tón, yo importancian filosófica que llevann a una
y » para hablar
««ayuda» h on» &óuevoç r.oiv évotv... oa
dde ««salvación»: athaat mayoryo proximidad
ox d del d conocimiento ddel principio, , del
d
,udç... x v,7ç vixvu(aç rotJ 2óyov «rogando « g a los extranjeros... ... Y basta
b dde situaciones paralelas y expresiones
x sinónimas. . Con
que nos salvasen..,... de d la calamidad del razonamiento» » 293 a 11-3,
(293 3, ello debe haber qu quedado claro qu que la idea ßoiOetv r4 Aóyp ca-
-óeó1uevoç ßoiOiaat rj$ Aóyq. iuáv « og
«rogando que se ayudara racteriza el principio estructural dei diálogo ogo platónico
p que consis-
nuestro
nu razonamiento») » . Se pide,, pu
8,
pues, a los erísticos que vengan v g n
en te enn apuntar a una ascensión progresiva en el nivel de las funda-
mentaciones enn dirección a una fundamentación on última que qu se
establezca
b ddesde el principio,
p o,
8 Las numerosas
nu y sorprendentemente
d estrechas semejanzas entre n u
la caricatura
dei
d filósofo en n el Eutidemo y la imagea n dei
d filósofo
o dde la Crítica de ia escritura intenté
yo interpretarlas en
yo n «Sokrates'
« Spott
po überb Geheimhaltung.
h h g. u
Zum p .6a po,
Bild des pi..%Oaoqoç
in Platons'
on Euthydemos»,
hyd no Antike
n und
und Abendland
d and 26, 1980, 75 89. La reserva
1980, 75-89. v deld saber
b
que Sócrates atribuyey a Eutidemo es practicada
p por él mismo,, como o lo prueban
u b n alu-u
siones a la ddoctrina de la anámnesis
n y al concepto
on o dde dialéctica.
d . Cf.. más adelante,
d ,
ppágs. 110 ss.y
55. 122 s..

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n on a los principios
La ascensión p y la limitación
n on de la comunicación
on filosófica
o 93
93
Capítulo 16
16
LA ASCENSIÓN A LOS PRINCIPIOS qu los diálogos muestran
alto que n siempre y solamente una un pparte del d
Y LA LIMITACIÓN ov o y qu n on
movimiento ascensional y que indican con suficiente claridad la de- d d d
DE LA COMUNICACIÓN FILOSÓFICA liberada limitación dei proceso. Sólo la correcta comprensión de la
d d o.
crítica ded la escritura pu puede
d hacer
h o nd por
comprender p quéqu la ascensión n
yy la limitación se corresponden
o d con los que respectivamente sonn suu
reflejoo en el escrito,, a saber, b , conn el «ayudar» ud » por p medio o dde «cosas
«
d más valor»
de » y conon ei «silenciarse»
« » donde
dond hayh necesidad
n d dde ello (el
cJtvav 2rQòç OIJÇ t5SL). c Los ejemplos p d d
dados más arriba de d «ayuda»ud
o
platónica v
(véase pág. 86 no sonn sólo ejemplos dde recurso a «cosas
p . 86) «
d mayor valor»,
de », rtptthrea, sino también n claramente de pasajesp de
silenciamiento o u omisión. on,
Q ue en Platón las «cosas« o d mayor
de y valor», d oo apuntan
», nutthrea, n
u
en último o término o en la dirección
d n del conocimiento n dde los princi-
p
pios es algo importante
o v
a la vista d hecho
del h o de d qu que Aristóteles en n la
a
Metafísica yy enn otras
o ob
obras n hhabla de
nos d una doctrina
d platónica de d
o principios que bajo
los b o tal forma no encontramos en los diálogos.
Q ue la ascensión n a un principio
p n p o último o yy trascendente
nd es el Esta discrepancia
p condujo
o v g
en la investigación dde Platón a una un con-
fin ddei conocer
on 10 dice Platón más de
io d una
un vez.
v . Pueded hablar dde fusión n que
q en ei fondo ondo no tenía po por ququé haber
h n do lugar.. No
tenido o se
una ascensión
n de
d hipótesis
o hasta
h un
un ««punto dde suficiencia»,
u », estaba dispuesto
d a reconocer
o que
qu Aristóteles,, que había h b pasado
ixavóv (Fedón n 99 d-107
d 07 bb), o0 ded un conocer
on d 10
ascendente de lo be- veinte
v años enn la Academia
d d Platón,
de n, pudiera
pud conocer
ono sobre
o la teo-
llo ddesde
d la contemplación n dde cuerpos
u hhermosos hasta
h on
la contem- ría platónica
p d los principios algo
de go más exacto
x de
d 10 qu le es posi-
lo que po
plación de lo 10 bbello en n sí (Banquete 210 a ss.),, pasando o por
po el cono-
o ble al platónico
o de
d hoy, enn la medida en n que éste se atiene n exciusi-
cimiento de d 10 lo moralmente bbello,
o, 0o ded la gradualidad
du d dde las vamente a los diálogos.
d Fue así como se intentó minimizar la
formas de d conocer,
on uyo último escalón,
, cuyo on, la vóiatç,
v alcanza el co- importancia dde lo 10 comunicado
o do porpo Aristóteles: unos u quisieron n iimi-
nocimiento dei d principio p o de todoodo (República
pub 509 d-511 e)1.1. En n tar la doctrina
d d los principios, cuyos
de u h
perfiles se hacían d vez
cada
todo
odo caso no se pasó por alto o la importancia
p d estos pasajes en
de más claros, a una u fase determinada d en la vida d ded Platón n y concreta-
tiempos anteriores cuando u do se vio la esencia ddel platonismo
p en la mente a sus u últimos años,, pensando
p n ndo que qu el viejo
v n, por así de-
Platón, d
tendencia a la ««ascensión»
n n» y a la ««superación».
up on». o, no habría tenido
cirio, n do tiempo o para
p escribir un diálogo ogo sobre
o el te-
Muchoho más raramente se vioo que qu precisamente el movimiento
v o ma.. Otros creyeron poder pod entender las noticias de d Aristóteles como
ascencional
on es el tema propio dde la mImesis dramática d enn los diá- puras
pu interpretaciones suyas.uy . La larga yy duradera d incapacidad
d d de la
logos. Y cuando
u ndo algunagun vez se llegó a la consideración
n n ded ese he-h investigación
n on sobre Platón n ppara reconocerono una
u verdadera
d d doctrina
do
cho 2,, se acentuó o casi siempre la ascensiónn comoo tal y se pasó por platónica
p n de
d los principios tuvo uvo su fundamento, o, entre
n otras
o cosas,,
también h ho de que no se tenía nninguna idea clara de las ra-
n en el hecho
En este contexto,
o x o, hhay que recordar
d naturalmente
n tambiénn la imagenn mítica
n de po
zones posibles d la reserva en los
de 1 escritos..
la ascensión
on dei
d «carro
« dei
d alma»» a ««los lugares de
d más allá ddei cielo»
o» (Fedro 246
246 a Ss.)
.
aunque
unqu qu entre los
aquí, o objetos de
d la visión
on dei más allá (247
247 d e),
, ninguno
n nguno es puesto
pu o
por encima
n d otro
dei o como principio.
p . ton,, 1928,
1928, 19759
1975 se encuentran
n n entre los intérpretes
p cuyas observaciones
ob v resultaron
on
2
2 René
n Schaerer (La
a question
on platonicienne,, 1938,
1938, 19692,
19692e) yy Paul Friedländer (Pia- indicativas.
nd .

92
92

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94 Leer a Platón La ascensión
n a los principios
p d la comunicación
y la limitación de n on filosófica
o 95

¿Poro qu qué hhabría de d excluirse de d la difusión escrita precisa- objeción no tiene enn cuenta la relación entre orali-
fía orals.5. Esta o o
mente la parte p dde la filosofía
o qu trata de los principios?
que n Te- dad
d y escritura enn Platón: no se trata dde ddos diferentes
d ámbitos de
d
ndo como trasfondo
niendo ondo la crítica dde la escritura, la respuesta u es objetos
ob sinoo ded un filosofar continuo
o uo sobre los mismos problemas po
u
fácil: cuanto más complejo p es el objeto,
o o, tantoo mayor es la b
proba- con una elevación on gradual
du deid nivel dde fundamentación.
h n.
bilidad de

todo
p
d unau injusta minimización
vida por los carentes de comprensión
v

o indiferente,
piensa
d
d
en ausencia de su autor,u
d

10 que
lo
que para él el mundo
qu
praceleste» yy «divino»
«d
, no
Es claro que tal minimización del valor
qu on
p n
pu
d
on ddel valor ddel mismo

qu es absolutamente
b
d
n
d

undo de las ideas tenía


o» 3. Más importante
3.
n
y contra
nd
se puede defender (cf.
no
la
.
cual
u
Fedro

comprensible
n
o promo-
el escrito,

n un carácter «su-
275
275
le era a Platón del

todavía es quizá el hhe-


d
o,

si se
.
e).
iia Estos dos
sobre una

p
como en
tores y lo
d ellos 7_
de
do intentos de
un «doctrina
«d
fracaso.. Ni se puede demostrar

n , muy
n generai,
10 que,
7
qu según
d
d hurtarse
hu

uy claramente
n su
ni se puede
n
a las no
no escrita» en Platón
noticias dde Aristóteles
n están condenados
qu estos testimonios sean
que
6 -por el contrario, , Aristóteles
entre io
op on, se deducía
u opinión,
pu d aceptar un
du
o
10 que
qu decían

una restricción
d
distingue
n sus
n
n ppuras
gu aquí,
u oposi-
d las suposiciones
de up
on cronológica dde
opo
on
qu ,
al

ho de
cho qu para Platón carece de sentido
d que o comunicar a alguien gu n la doctrina
d de los principios
n p a los últimos años de d vida de Pia-
go de
algo d cuyau comprensión es incapaz por p naturaleza
u o0 por no on. No sólo
tón. o se da ei caso de qu que la educación
d on dde los reyes-filó-
u
estar suficientemente formado. o. Tales contenidos
n n denomina-
son n sofos culmina en La República a con n la captación dialéctica de d la
dos por él áQóQìjva, «cosas
do « qque no se ddeben b n comunicar dde- idea dei Bien como principio de todo (504 a Ss.,
d d do 04 ., 532 e ss., 540 a),
p on o», porque si se comunican
masiado pronto», n n prematuramente, n es no que
sino qu ya en diálogos relativamente tempranos, n como o el d
Ca'r-
ddecir,, antes de que qu el receptor esté maduro du para ello, o, «no escla- mides o0 el Lisis, se muestra ei pensamiento n o de d la ascensión on
n nada»
recen n d (Leyes 968 e 44-5).. Dado qu la teoría dde los princi-
do que n qu no puede ser interrumpido
que n o antes
n d alcanzar aigo
de go primero, o,
ppios es absolutamente
b la más rica en presupuestos u enn el campo o un Si se quiere fundamentar
und n la amistad, p
d, q7úla, hay
h qque
de la filosofía, se excluye la posibilidad de adquirir un una prepara- remontarse
o un «primer
hhasta un «p amigo», un un srárovv cpiov p (Lisis
on suficiente
ción n para ella po por medio o de la escritura, qu que cierta- 219 c d d).. Si se quiere
q conocer
n la prudencia,
p aparece en el hori- ho
mente ««es incapaz
n de enseñar
n suficientemente
u la verdad»
d d» (Fedro zonte de d la discusiónu n la «sabiduría
« b du ddei bien
b del mal»» (Ca'rmides
yy d
276 c 9), y,
276 u n
y, en consecuencia, sólo o sería contraproducented el in- 174 b c) 8. Precisamente en
174 8
n esta conversación n sobre la pruden- d
tentar fijarla por escrito. o.
En n vez de d extraer de los diálogos estos pun puntos dde vista, sim-
55Así Gregory Vlastoso en n Gnomon 35,35, 1963, 653 ss.
1963, págs.. 653
p d
ples pero fundamentales, n y de aplicarlos a ellos mismos,, hubo hubo 66Demostrar esto era lo qu pretendió
10 que p nd o probar
p b o d Chemisa: Aristotlel
Harold o Criti-
temor de que se atribuyera a
o d qu bu Platón una
u «doctrina
« secreta»4 yy cism ofPlato and the Academy, Baltimore, 1944.
1944. Sobre el intento
n dde Cherniss
h sentenció
se creyó poder librarlo de ella con sólo
b o d on o negarle una teoría de los el gran aristotélico W.. D. Ross (Plato's
o Theory
h ofideas, Oxford,
x d, 1951, pág.p g. 143): «Ans-
tóteles no p o barullón
no fue el puro on que o Cherniss
qu el prof. h n ppretende
nd que fue...... Ni por aso-
qu o
principios, . O 0 bbien n se fabricó la dificultad d artificial dde que, qu , si se
moo pienso
p n qu Cherniss
yo que h haya pprobado suu tesis dde quque todo
odo 10 qu Aristóteles di-
lo que
n un
suponía una teoría dde ios principios no escrita,, hhabría b que supo-
qu upo ce de Platón, qu no pueda
, que pu ser verificado
do en n los diálogos, se basa en n una falsa
qu Platón había
ner que h tenidodo en su filosofia dos ddiferentes cam- comprensiónon 0 n una tergiversación».
o en on»,
po uno para la filosofia escrita y otro para la filoso- 7
7 Cf.. mi contribución on «Die
« Lückenhaftigkeit
k gk der
d akademischen
k d h Prinzipientheo-
h o
Pos dde objetos,
o uno o
h Aristoteles'
rien nnach o Darstellung
ung in n Metaphysik M undund N»,», en Mathematik undu«d Me-
a
taphysik bbei Aristoteles., Aktenn ddes X.. Symposiam Aristotelicum ( 11 984), Berna-Stuttgart,
n ,
Piénsese sólo n el ««lugar supraceleste»
o en u o o lugar de las ideas
como d 247c ss.)
(Fedro 247 1987, 7, editado
1987, págs.. 445-67, d do por po A.. Graeser.
oo también
b n en on a Dios» que
n la «asimilación q en u esencia es un
n su on a la oorde-
una asimilación 8
8 Sobre
b el pensamiento o de la ascensión y sobre la idea de d una
u ciencia
n definitiva
v
undo de las ideas (República 500
nnación ddel mundo 500 b-d).
bd. dei bien
b y del 1 148. Para el ppensamiento
1 150, especialmente 145-148.
d mal,, cf.. PSP 127-150, o deid
44 Para diferenciar
n «esoterismo»
o» y «doctrina
«d secreta», véase más adelante, ppág.
g, d n el Lisis, vvéase PSP 122 ss.,, además
en d n d G.. Reale: Per una nuova inte?pretazione
de
157
157 sa.. di Platone,, Milán, 199l)°',
n, 1991 10 456-459.
459.

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n n a los principios
La ascensión n p y la limitación on filosófica
d la comunicación
on de o 97
96
96 Leer a Platón

cia nos encontramos (como o se ddijoo bbrevemente más arriba, b , pág., 3333)
marco de la cosmología del d Timeo el nombre de d un principio
p p dde
unun transparente empleo metafórico o dde la idea
d de d ««remedio o medici- la ordenación n .
universal. Encontrar
n a este padre
p y creador
d del
d
nnal>» d.(qx11uaxov) yy dde «ensalmo»
« n o»(qô qu nos
que no puede
pu d hacer
h corn- cosmos es difícil,, dice
d Platón,
es imposible comunicárselo a todos
nun o
p o si se le ha
n, pero
od (Timeo
h encontrado,
28 c
o
3
o, añade,,
un otro
Según o
po
prender la posición on de Platón con on
relación a escribir sobre princi- 3-5).

h Sócrates afirma poseer un una medicina para curar la pasaje, son n los «todavía
«o más altos principios»
n o» (at ò'ht roírwv
pios, archai
d n
enfermedad del joven Cármides; sin embargo, o, no se proporciona
opo el dat ¿2vwOev)v los que sólo o sonon conocidos por Dios y, y, entre 1os
phd qu pu d
phdrmakon porque se dice que sólo puede ser eficaz si se le acompa- ho
hombres, qu que
sólo por aquel qu es amigo de d Dios,, y por esa razón on
«
ña de un «ensalmo», », que
qu sin éste es inútil (155 porque Sócra-
155 e 8),, yy po o quedan
qu d tales principios
p d toda
fuera de o representación
p on gráfica (53 53
tes hha jurado
do al sacerdote tracio qu que le proporcionó
p n
el ensalmo o yy el d 6-7).
67.
phd
phármakon que q nunca se ddejaría convencer on por nadie
n para propor- Esta afirmación on sigue du on de
u en el Timeo a la introducción d los
on
cionarle d
la medicina sinn antes haber
h p
procedidodo al encantamiento n del triángulos elementales como elementos o0 «principios» « d los cuer-
» de u
d que la hhabría
alma del b dde recibir (157
157 b 1-c 6). 6 . No puede d caber b du- pos sensiblesb 52 e d).
(52 d . Qué principios pueden pu d ser comunica-
dda alguna
gun de d qu que la metáfora de la medicina n contiene n unaun decla-
d dos «a od », es decir,
« todos», d por escrito,o, y enn cuáles ya no resulta
ración sobre la auténtica forma de comunicar el saber filosófico o 9. conveniente
n tal cosa no nos d do a nnosotros, en
n es dado n cuanto
u o lecto-
Platón dda a entender que «Sócrates», « », como el dialéctico,, dispone d los diálogos,
res de d , establecerlo,o, según una regla g general.. El ejem-
de argumentos o que qu muy y probablemente
p serían directamente co- ploo presente nos n permite
p dirigir una rápida mirada a la forma
municables, pero que qu muyy conscientemente se abstiene n dde mo- o
platónica de reconducir el mundo de d los sentidos a los princi-
mento dde comunicarlos po porque no tendrían utilidad ninguna gun para p ppios inteligibles;
g la frontera
o d 10
de lo comunicable
o está fijada aquí
Cármidesd en n tanto que qu éste no hubiera recibido o la correcta
o pre-
p después
d d primer
del p paso de d la reconducción n que
qu no nos llevóvo al
paración n para la comprensión ddei «remedio» « n d » en forma dde «encan- « n campo d
de los objetos
ob geométricos
g n (gracias a Aristóteles
o podemos
pod
tamientos» » propedéuticos.
d . El phármakon a en este caso está repre- asumir con on seguridad
u d que «1 aun
qu «los un más altos principios», », por en-
d ngu refieren
n los números
nu lo).
sentando pproposiciones
p n centrales dde la ciencia ddialéctica ddei bien n cima de los triángulos elementales, se a
yy del
d mal qu que se pueden
pu n formular -no se trata aquí
q en modo
odo No podemos
pod afirmar que qu esta frontera estuviera
uv para
p Platón
guno dde 10
alguno lo inefable en n filosofia- y que qu consecuentemente
on u d de
fijada d ununa vez por po todas, más verosímil es quizá que qu para él
pueden también
pu n ser formuladas por escrito y difundidas. . Lo qu que fuera discrecional
on la ppregunta por la pporción n de « «simiente» » que
prohíbe a Sócrates la transmisión n es un
un ««juramento» o» que hizo b dispuesto
estaba pu o a sembrar en n los «jardines
« d Adonis», y que,
de qu al
a su maestro o tracio; para el dialéctico hay, h , pues,, el ddeber,b , ppara b , fijara en cada
escribir, d momento
o la frontera
o para
p el diálogo
go en
él tan fuerte
u comoo un un juramento religioso, g dde transmitir
n sus u on. Ya Plutarco
cuestión. o había
h observado
ob do quequ Platón de d vviejoo pro-
««cosas dde mayor valor» o » sólo o en el caso de d qu que se dden n las condi- d más bbien a ddar no
pendía nombre sin encubrimientos
n ub n o a los princi-
p
ciones
o cognitivas
n y éticas ppara una un recepción on apropiada. d Ahora
h pios en n que pensaba (De Iside et Osiride 48, 370 F); debiéramos,
48, 370 d ,
bien,, el escrito,o, como sabemos, no puede p d crear esas condiciones d n sin embargo,
b d que
añadir qu el pensamiento o fundamental
nd que hay
de qu y
n ningún
en g n caso. Lo qu el temprano Cdrmides
o que d comunica
un por me-
dio dde metáforas lo 10 expresa
p textualmente el más tardío o Timeo,
Io o numerosos
De los o pasajes
p aristotélicos
o que testimonian
qu o la prioridad
d d ontológica
og
qu pprecisamente los principios no son
a saber,, que on comunicables a dde los números por delante
d de las figuras
g geométricas es de una especial importancia
todo el mundo. o. Sin dudduda la figura gu mítica ddei «demiurgo»,
«d u es enn el el fragmento 2 ded Ross, sacado del rat v conservado por Alejandro de
dyaOoíi d Afro-
ddisia enn suu comentario dde la Metafisica (5.2O-26
,20 26 Hayduck).
k Cf.. también
n Konrad
n d Gai-
un b n Lehre,
ser: Platons ungeschriebene b , Stuttgart, 19682,
g , 1968 on nota 125 en pág. 372.
2 , pág. 148 con 372.
9 Cf. PSP,, 141 148.
141-148.

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98 Leer a Platón
Capítulo
p 17
17
cosas cuya
y comunicación
o on escrita ddebiera
b marginarse, pporque,
, co-
municadas prematuramente, no aportarían claridad y por
ALGUNOS PASAJES DE SILENCIAMIENTO
p ello se-
rían «inútiles»,
« permanece inalterable ddesde la metáfora dei
d fár-
maco en el Cármides hasta el libro XII dde Las
a Leyes donde queda
acuñado el concepto caracterizador,
, aaprórrheta (968
968 e).

g
Sigue igualmente
u invariable el qu que, a partir dde alusiones a
elementos no presentes,
p nunca
nun pu d deducir con
se pueda on claridad
suficiente
u qué consiste
enn qu n que falta en cuanto
lo qu u o al contenido.
o .
Q ué puedan
p ser «
«los principios
n p aun
un más altos» por
po encima de
los triángulos
ng o elementales no pod podríamos descubrirlo
d o nunnunca si
n limitáramos exclusivamente
nos x a esa misma alusión en n el Timeo
53 dd). En este caso, como
(53 o o ya se dijo,, aportan n la claridad d necesa-
ria' esencialmente los testimonios
on aristotélicos sobre doctrinas
do
no escritas de d Platón.
n. Lo o mismo vale v ppara el famoso ppasaje de
omisión 0o silenciamiento
n enn República 506 d e,, dondedond Sócrates
explica ded manera
n muy y clara a su u interlocutor
n o o Glaucón u on que la
esencia (el rt ¿aviv) dei
d bien no podía p discutirse pporque
qu era un un
tema que rebasaba
b el marco del d coloquio u o en el quque estaban.
b n. Na-
da menosn qu el propio Gadamer
que d afirmó o que la ddefinición
n de
d
esencia
n d la que
de qu se hhabla aquí,, a saber, b que el bien
qu n es lo uno,
está ««también n implícita en n toda gu on de
od la configuración d Laa Repúbli-

I
Cf.. más arriba
b pág. 97, nota
p . 97, no 10. En verdad, también
10. b n unun pasaje
p de
d Las Leyes 894
894
a parece aludir al mismoo teorema, pero
p o que ese ppasaje necesita
es cierto n él mismo de
d
un esclarecimiento
o procedente
d d la tradición
de . Cf.. también
6n indirecta. n más adelante,
d ,
118 Ss..
pág. 118
99

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100
loo Leer a Platón Algunos pasajes de silenciarniento 101

ca»2; claro que si alguien pretendiese que es suficiente con atener- siones directas a resultados filosóficos proporcionados en otro
se a la estructura yy desarrollo de La República para ver en qué lugar..
consiste el no comunicado vt ¿crttv dei bien, sería él mismo vícti- Varios de estos lugares de silenciamiento conciernen a la doc-
ma de un círculo vicioso, pues en realidad, la ecuación unouno bien 10 cual no debe seguir sorprendiéndonos, si pensa-
trina del alma, lo
sólo la podemos deducir también «indirectamente» de la estructu- mos en la importancia que la teoría del alma tiene para la ontolo-
ra y desarrollo de La República porque disponemos de la comuni- gia, teoría del conocimiento, cosmología y ética en Platón. En el
cación directa de Aristóteles de que en la Academia el uno en sí y Fedro manifiesta Platón explícitamente que no es posible
po un cono-
el bien en sf eran equiparados, mientras que el uno uno a secas era cimiento de la naturaleza del alma sin el conocimiento de la natu-
considerado como la esencia (ot)ata) de la cosa (Metafi'sica N 4,
4, raleza del Todo (270 c). A esto corresponde e! hecho de que el
1091 b 13-15). personaje del diálogo que ofrece los datos más claros sobre la na-
Asf pues, en aquellos lugares de silenciamiento que aluden a turaleza dei alma, Timeo de Locros, es también caracterizado
la teorfa de los principios de la filosofía oral de Platón, sólo pode- como el más entendido en las cuestiones dei Universo (Timeo 27 27
mos captar el sentido de la alusión si la tradición extraplatónica a),, así como también tiene que ver con ello el hecho de que Ti-
nos proporciona la clave para ello.. meo en el curso de su peroracióno establece realmente la más es-
Por suerte hay todavía otro tipo de lugares de omisión. Tiene trecha relación entre cosmología y doctrina del d alma. Dado que el
en común con el primero el hecho de que no constituye tampoco rico trasfondo filosófico de la teoría del alma no podía ser desa-
un enigma que pueda ser resuelto a partir de una aguda reflexión
un rrollado cada vez, yy puesto que las últimas fundamentaciones en-
yy una observación exacta del d desarrollo del texto. Más bien en trarían sin más en el reino de los principios (archat) no comuni-
este caso sigue valiendo la afirmación de que, sin una información cables a todos, se explica sin dificultad el relativo elevado
adicional por medio de una instancia exterior a la obra en cues- número de lugares de silenciamiento, 0o pasajes de omisión, a
tión, no es posible
po 10 que falta en el texto concerniente
reconstruir lo este respecto.
a su contenido. Sin embargo, a diferencia del primer tipo, se en- En el gran mito sobre el Eros en e! Fedro, después de basar la
cuentra en estos casos la información necesaria para completar 10 lo prueba de la inmortalidad del alma en el hecho de su automo-
que se tiene en mente en otras obras de Platón. E! valor de estos ción, procede Platón a hablar de la configuración de la misma
lugares consiste en que ofrecen una confirmación auténticamente (246 a) yy afirma que exponer cuál sea su estructura supondría una
platónica de nuestra interpretación de los lugares de silenciamien- explicación que forzosamente habría de ser larga y de carácter di-
to: por medio de ellos y dentro de la obra platónica misma, sin re- vino, y que,, por ello, en el caso que le ocupa, se procederá a ma-
curso a las «doctrinas no no escritas» comunicadas sólo indirecta- nifestar, en una explicación más breve y de carácter humano, a
mente, podemos controlar y probar que los lugares de omisión quién se parece (246 a 4-6).
platónicos no representan sólo vagas promesas sino que apuntan De la contraposición entre explicación «divina» y «humana»
de manera absolutamente concreta a teoremas delineados con se ha creído que se debía concluir que la explicación más breve yy
precisión y que no son primariamente enigmas que únicamente se humana fuera aquella que en términos de principio resulte alcan-
puedan solucionar ateniéndose al texto, sino que constituyen alu- zable por el hombre.. Sin embargo, el conocimiento característica-
mente «divino» no está en Platón a priori prohibido al hombre,
más bien al contrario, cuando el hombre pone en práctica sus
2
2Hans Georg Gadamer: Die Idee des Gutenn zwischenn Plato und Aristoteles, 1978
1978 posibilidades más altas, se convierte en philósophos porque, por
(SB Heilderberg Akad. Wiss.),
. pág. 82. medio del conocimiento de las ideas, se acerca al dios, que es el

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102
102 Algunos
guno pasajes
p dde silenciamiento
n 103
103
Leer a Platón
n

sophós. En consecuencia,
u también en el Timeo se establece que el 273 d-274 a, cf.. 277 b c).. También b aquí se le remite a un un ««largo
conocimiento que caracteriza al dios, el de los principios, archai
a a, camino» » que trae consigo go ««mucha fatiga», », pero que a fin de cuen-
es entre los hombres asequible a aquel a quien Dios ama (.53 53 dd) y,
y,
tas conduce a que el hombre pueda hablar y obrar de manera gra-
de modo semejante,, se afirma en el Fedro que el alma ddel filósofo,, ta a Dios (Fedro 273 e 4-5, e 7-8, 274 a 22).. El «camino»
« » al que aquí
enn la medida de lo posible,, permanece siempre por medio de la se refiere Platón es el camino 0 « » (iroek República 532 e
o el «viaje»
anámnesis
n en el mundo de las ideas cuyo conocimiento hace al 33) de la dialéctica; como siempre, Platón lo presenta como un ca-
dios ddivino (249 c) y que por ello
o se hace «perfecto».
« ». mino que realmente puede recorrerse,, es decir, como o una
u posibi-
Enn realidad, dei Fedro mismo se puede concluir qué podría d
lidad real para el hombre y conocida por él como tal,, un un caminono
sacarse de un
un análisis de la naturaleza dei alma que pretenda ofre- que conduce a una meta claramente ddefinida yy de cuyo uyo alcanza-
cer algo
go más que la gráfica comparación dei carro alado que en miento o ddepende la felicidad humana. No hay h dud duda ningunau de
246 a ss. se ofreció como explicación
xp «hu
«humana». . Un n análisis
n dde qu éste es el camino
que o de la dialéctica oral al que qu se apunta en n el
esta índole ddebería
b preguntarse si ei alma es simple
p 0o compuesta
u ogo, pero que en
diálogo, n el escrito no puede recorrerse ddel todo. odo.
n qué
y en qu consiste tal facultadd (su dynamis) dde hhacer y padecer
d si es
g
En el Gorgias, n se refiere a su teoría dei
Platón d alma de una un
que
q es compuesta
u (270 que el mito
270 d 11-7). Es claro qu o no enfrentó manera qu que permite conocer de la «forma» (lòa) del alma mucho ho
críticamente estas ppreguntas
un n intentó
ni n dilucidarlas con n argumen- n
menos que la imagen n dei
d carro o tripartito
o ddei alma.. Calicles, el in-
tos, sino
no quque las contestó
o n argumentos
o sin g por medio d dei genial im- terlocutor
u de Sócrates,, a causa
u de d su ciego egocentrismo o y ded suu
pulso
p ddei símil poético.
o. Pero es igualmente
u claro o que, en el marco pu
impulsividad, d, se ve impedido o de poder
pod comprender nd las proposi-
de
d los diálogos pplatónicos, estas preguntas pueden d n ser también d
ciones fundamentales de la ética socrática, como hemos h v o más
visto
asumidas
d en términosn n crítico-argumentativos y de hhecho ho lo fueron arriba
b (pág. 20 ss); suu mayor desventaja radica en suu grosera iden- n
en el libro
b IV de La República.a. Aquí (435 e ss.). se fundamenta
und con n 492
tificación con sus propios apetitos (491 e-492 c). Sócrates le con-
sumo o cuidado
u por qué el alma no puede ser considerada
n unitaria trapone un cuadro d humano
h totalmente opuesto que, para subra- ub
y por qu qué precisamente deben distinguirse tres «partes»
« » en el al- yar la diferencia con el mundo del pensamiento de Calicies,,
ma y cuáles
u son las facultades de cada una.. presenta como la opinión de ««sabios», », copo4 extranjeros no ex-
¿Podemos entonces decir que en el libro IV de La a República plícitamente nombrados.. Según esta opinión, los necios son los no
nos encontramos en forma escrita ante la explicación «divina» « » de iniciados en el secreto (493 493 a 7): no saben que la vida en el cuerpo
la naturaleza del alma? Eso sería decir demasiado, pues la teoría (aúua) es como la vida en una tumba (oi7ua) y que qu la satisfacción on
ddel alma que allí se presenta está ella misma provista de una pesa- permanente de los instintos no representa otra cosa que lo que
da limitación que enseguida veremos más de cerca. Ciertamente, gráficamente se expresa
x en el mito o de las Danaides,, a saber, un in- n
ningún lector consciente podrá discutir que los argumentos del li- tento de llenar con un colador un recipiente agujereado (492 e
bro
b IV de La República satisfacen mucho u ho mejor el programa de 8-493 C 3). 3 . Según Sócrates entiende la imagen, el recipiente co-
una
u psicología filosófica sólo esbozado en el Fedro 270 d (cf. tam- rresponde a una u parte deld alma,, es decir,, «a« aquella parte del alma
bién
b 271 d)d ni que
qu enn todo caso están más cerca de la explicación
xp on en la que
qu residen los instintos» (493 a 3, 3, b 1). . El alma es, pues,
pu un
«divina»
n de d lo que lo está la bella imagen ddei carro o alado.. todo estructurado en el que qu el colador está al servicio de las nece-
Aparte del conocimiento profundo de d la naturaleza
n del alma, sidades dei «recipiente»; evidentemente esto es sóloo válido para el
el dialéctico, como representante n de una
un retórica filosóficamente modo de vivirv de los necios yy de los que están dominados
d d u
por sus
fundada, necesita ante todo odo el conocimiento de la esencia de las instintos, io mismo que qu para Calicles la sensatez (çoQóvl/atç,
c 492
492
cosas en torno a las cualesu pretende comunicar la verdad (Fedro a 2) sóloo tiene la función
un de servir a ios instintos.. Enn resumen, n, conn

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104 Leer a Platón
Algunos
gun pasajes
p dde silenciamiento 105

la recomendación on a Calicles de que, en vez de la satisfacción sin n


freno de los instintos, que por principio no encuentran jamás sa- velamiento de los ««grandes nd misterios». ». Renunciando
ndo a la metáfora
tisfacción, elija la vvida dei autodominio (493 c dd),, el recurso al de los misterios, y en n suu lugar con una claridad prosaica,
p incluso
ejemplo antes de proceder d al ddesarrollo argumentativo de d suu teoría, deja
o ddei mitoo dde las Danaides significa quque 1os instintos e im-
d
claro que ei procedimiento n seguido aquí u en la conversación
on con
pulsos nono representan al alma entera
n sino sóloo a uuna parte de ella,
a la que la cordura
Glaucón y Adimanto no es suficiente como respuesta ««exacta» x » a
du resulta subordinada
d sólo en ios necios que no
saben que ei alma conoce otra vida aún: la vida ddei alma racional
u
ia pregunta por las partes del d alma: «Sabe « b on, ,
bien, Giaucón, que, se-
gun mi opinión, con los métodos qu
gún que nnosotros empleamos
p h
ahora
en estado de liberación dei cuerpo.. Además,, como el ideal de ha-
en nuestras discusiones, nunca ilegaremos a captar esto de manera
u n n g d
bbilidad de Calicles viene censurado do con el sistema de las virtudes
cardinales pplatónicas (489 e, 491 c-e) que a su exacta, pues es un un camino no ddiferente, , más largo yy más comprensi-
n
u vez en Laa República
pu
vo el que conduce a ello...» o ... (República IV, 435 c 9-dd 3)..
está ligado a la teoría de las tres partes deid aima,, resulta claro que
Con ello, o, la fundamentación
un de la teoría quequ es la base de la
Calicles, para liberarse totalmente de d sus errores sobre sí mismo yy
con elloo sobre la forma de vida más digna de vivirse,
doctrina de la virtud
v d y ddei proyecto y de Estadodo resuka
u d antema-
de
v estaba nece-
sitado de una explicación acerca de la estructura no limitada en su alcance filosófico..
u del alma.. Sólo
así podría comprender lo que significa «dominarse a sí mismo»
Pero Platón no se queda qu eñ esta única alusión. on. Insistentemen-
n
te vuelve unaun yy otra
o donde se dispone
vez ahí dond n a introducir
od otro
(atiròv ¿avroui v ¿ew, 491 d 8). Pero Calicles no acoge esta ex- x
u
teorema fundamental. u ndo Sócrates en el libro VI empieza a
Cuando
pplicación porque, manifiestamente,
n su situaciónon moral excluye
x
x
explicar qu los gobernantes
por qué gob filosóficos en ei Estado ideal fu-
toda posibilidad de un un progreso en el conocimiento. . Que inten-
u deberán tener un conocimiento
turo n o fundamentado
und del Bien, trae
cionadamente aquí se mantienen fuera de la discusión d cosas esen-
a colación en primer lugar la decisión tomada en ei libro b IV de
ciales,, aunque
u ciertamente serían n objetivamenten indispensables
tratar la teoría deid alma en un nnivel v de fundamentación conscien-
para
p un examen
x dei problema
b que
qu fuera enteramente válido,, se le
pone en claro a Calicles (y al lector ddel diálogo) por medio de la temente reducido (504 a).. Significativamente, , el interlocutor no se
acuerda en principio de elio,, se tiene casi la impresión de que
metáfora de los misterios: Bienaventurado sea Calicles,, así la burla
de Sócrates, Platón, a partir
p un conocimiento superior del
de un d aima,, haya y inten-
o , por haber
h sido iniciado en los ««grandes misterios»
antes de
tado
do aquí caricaturizar la incapacidad de reconocer la clara autoli-
d conocer los «pequeños
« misterios»
» (497 c); que esto no
era permitido en los misterios eleusinos lo sabía
mitación
on ded susu diálogos. Ciertamente Sócrates insiste yy al final se
b cualquier lector
de aprueba la misma forma de limitación también para el nuevo te-
d la época,, y Platón n se lo hhace decir expresamente
x a Sócrates.. El
ma de la idea del Bien.. Pero precisamente aquí u ei «camino
« más
lector debe comprender que aquí en el Gorgias a de Platón no se
largo» no puede andarse, desde ei punto de vista de las necesida-
o» no v d
puede esperar la iniciación en los «grandes
« misterios»»3.
d internas dei
des d drama,
d , a causa de d la deficiente preparación de los
Para Calicles,, una
u introducción a la doctrina pplatónica de la
división
interlocutores
u (cf. 533 a), mientras que,, si se considera la cosa des-
v ddel aima en partes, tal como se presenta en el libro IV de
de Laa República
pu como iibro, tal andadura
n resulta impedida por los
La República, a, habría
h b representado ya un progreso decisivo. Por el
límites intrínsecamente puestos por el escrito a la comunicación u
contrario, para Sócrates, que representa ei personaje n «
del «dialécti-
filosófica. Digno de remarcarse es el hecho de que q Sócrates ahora,
co»,», tal formulaciónon no puede
pu en absoluto ser equiparable
qu al des-
cuando
ndo se acerca ai examen n dei
d «más
« o
elevado objeto o de enseñan-
d
za» (del ytcrtov uáOa 503 503 e,, 504 d e, 505 a),, acentúa la insu-
Para la interpretación de la limitación
n dei
d discurso en el Gorgias,
ga , cf. PSP 191·
191- ficiencia de la renuncia
nu 504 b-d)
b ho
al «camino más largo» (504 mucho
207, especialmente
p 199-204.
204.
más que enn el librob o IV. En n conclusión, explica
xp qu no quiere tra-
que

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Algunos pasajes de silenciamiento 107
107
106
106 Leer a Platón

puede reconstruir parcialmente a partir de la tradición índirecta.


tar la pregunta por la esencia de la idea del Bien (506 d e); que
Sin embargo, en lo 10 que atañe al primer tema del «camino más lar-
también la imagen del sol que se proporcionó a título de sucedá-
go», es decir, a la doctrina del alma, ya comenzó Platón en La Re-
neo es en muchos aspectos imperfecta, y que, del mismo modo,
pública misma a establecer, por lo 10 menos en cuanto a los contor-
en los pasos siguientes, él sólo va a querer exponer «lo
«10 que en el
lo que falta, y, gracias a algunos datos del Timeo,
nos, los trazos de 10
momento presente es posible» (öaa y' ¿y r$ raóvrt óvvaróv,
podemos incluso llegar a una afirmación clara y segura concer-
509 c 9-10); ambos pasajes permiten conocer con perfecta clari-
509
niente a un
un punto central.
no es una consecuencia de
dad que la limitación de la explícación no
En el libro X de La República nos ofrece Platón en dos ocasio-
la indecibilidad de la cosa, como en ocasiones se dijo, sino que
nes una aportación complementaria de una singular importancia
un «punto de vista» de Sócrates sobre el Bien que él, de ma-
hay un
para la psicología de su obra principal: en primer término, ofrece
nera plenamente consciente, se abstiene de desarrollar: ,
una prueba de la inmortalidad ddel alma que hasta ahora no no había
«Ahora bien, mis bienaventurados, lo que el
10 Bien en sí pueda
desempeñado ningún papel (608 c-6 1 1 a); luego continúa (611
ser vamos a dejarlo a un lado de momento, pues la empresa me
un
a-612 a):
parece demasiado ardua como para que, con nuestro impulso ac-
No debemos pensar que «según gun su más verdadera naturaleza»
tual, pudiéramos siquiera llegar a mi concepción de ahora sobre
ei alma esté conformada como hasta ahora se nos mostraba, a sa-
el tema» (506 d 8-e 3)..
ber, llena de pluralidad, desigualdad y lucha. Lo que está corn-
«-Pero de ninguna manera ceses, dijo él, y, si no
no otra cosa, al
puesto de muchas partes y no no dispone de la mejor cohesión entre
menos concluye una vez más el relato de la imagen comparativa
las mismas no es fácil que pueda ser imperecedero. Habría que
d sol, si es que hasta ahora has omitido algo.
del
contemplar, sin embargo, el alma en su pura forma, es decir, libre
-Y bien, dije yo, dejo a un
un lado muchas cosas.
de todas las excrecencias secundarias que le han sobrevenido de
-No debes omitir ni lo10 más mínimo, replicó él.
d.
su coexistencia con el cuerpo. Su «primitiva naturaleza» (d9Xalav
-Pienso, dije yo, que son incluso muchos los extremos que 6111 d 2) se la puede reconocer proyectando la mirada a su
Q2cJtv, 61
voy a silenciar; sin embargo, de todo aquello que sea posible en el
voy
philosophía: es entonces cuando se ve con qué tipo de entidades
momento presente no no dejaré atrás conscientemente nada» (509 c
toca y de qué trato siente nostalgia en cuanto emparentada con 10io
5-10).
que es divino y de existencia perenne. Una contemplación de esta
lo que significa que Sócrates sólo expondrá lo
Pero 10 10 que «es
índole pondría de manifiesto su «verdadera naturaleza» y clarifi-
posible en el momento presente» se deduce de su rechazo en el
caría si es multi-forme 0o uni-forme; ahora, en cambio, hemos ob-
libro VII de explicar a Glaucón en un un corto esbozo los conteni-
servado sus pasiones (yrdth) y formas (eì'òi) en la vida humana.
dos y los métodos de la dialéctica: .
Platón plantea, pues, aquí una contemplación futura del alma
«Tú ya no podrás
no seguirme, querido Glaucón, pues por mi
en una aguda contraposición con la desarrollada hasta ahora en el
no iba a fallar en ningún modo la buena disposición» (533 a
parte no
diálogo. Ambas formas de contemplar, ciertamente, valen para la
1-2).
misma pregunta, a saber, la de si el alma tiene partes, y,
y, en caso de
La renuncia al «camino más largo» que aparece también en el
ser afirmativa la respuesta, cuáles son esas partes, pues la pregunta
Fedro (274 a, véase más arriba, pág. 103) afecta, en la obra princi-
de si el alma es multi-forme o0 uni-forme (612 a 4) no entraña otra
un lado, a la doctrina dei alma; por otro lado, a
pal de Platón, por un
cosa que la pregunta del libro IV de si muestra o0 no no las «partes»
la filosofía del Bien y con ello a todo el campo de la dialéctica
que, como modelo amplificado, podían verse en el Estado (435 c
platónica que conduce al conocimiento del último arche'. Como se
4-6). Ahora bien, sólo una investigación futura descubrirá la «pri-
dijo más arriba, la verificación del contenido de ese campo sólo se

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108 Leer a Platón Algunos
gun pasajes
p de silenciamiento 109
109

mitiva» » yy «auténtica»
« u » naturaleza del alma y podrá pod decir de d ella si Casi más claro todavía
d es un pasaje dei libro VII donde
dond se dice
d
0
es múltiple o simple. que
q la virtud
ud ded «pensar
n cuerdamente»
u d » frpov7aat)
c v -en oposi-
La psicología de d La a República
u es pues,
pu acentuadamente,
d una ción a las otras virtudes
v ud que o virtudes
go así como
qu son casi algo u d cor-
psicología del más acá por decirlo
d y, d o así, «empírica».
« ». Sus
u resulta- porales-
p un on de «algo
es la función « go divino», qu nunca pierde
no», que d suu
d
dos, para el campo po en el que han sido do obtenidos,
o nd son absoluta- fuerza (551818 d e).
.
mente válidos, como se acentúa intencionadamente (61111 c 6, 612
, o on d n 612 La modificación n de d la doctrina
d d aima que
dei q resulta de este
a i-6). Pero le falta el acceso a lo más importante: a la
. 10 «verdadera
« d pasaje es la siguiente: del alma tripartita sólo es
u d o inmortal la parte
naturaleza»
u » de d su u objeto.
o o. pensante,, el logistikóir, por tanto sólo o ella muestra la indestructi-
n
En lo qu respecta a la formulación, la ppregunta por la multi-
10 que blemente «primitiva»
« » y «auténtica»
« » naturaleza
u d alma, en tanto
del
d
plicidad o0 simplicidad
p d del d alma verdadera ppermanece n abierta
b (612
12 que las otras dos partes p del
d alma fueronu n diferenciadas
d d muy acerta-
a 4); sólo o podrá
pod decidir
d sobre ella aquella investigación completa p damente en el libro b IV unaun de otra y ambas ddel logistikón, og , pero
ddel alma que se echa a faltar aquí q en ogo. Esta aparente
n el ddiálogo. por su naturaleza
u no son otra cosa que pasajeras excrecencias
no n ori-
apertura ha h llevado a creer que Platón 0o bien b introdujo
du confundi- ginadas
g por la uunión d «alma verdadera»
n del d con el cuerpo. .
damerite la respuesta u falsa 0o bien expresó claramente qque él mis- Y esta precisamente n es la imagen n del alma humana hu n que
qu se
mo aquí no b todavía
no sabía v qué
qu aspecto o podría tener n la solución. desprende
d n d Timeo. Creada o0 «mezclada
del d conjuntamente» por el
En realidad, d, la opinión
o n ded Platón acerca dde la verdadera nnatu- u Demiurgo,
u como o dice Platón n (35 a, 41 d), d , sólo lo es el alma pen-
o 10
raleza deld alma la podemos ddeducir tanto o de este pasaje que qu exa- x sante; en consecuencia,
u n , o ella es inmortal. Las otras
sólo o dos partes
minamos como de d otros
o lugares de Laa República, pero desgracia- d alma son «producidas»
dei du por dioses subordinados
u dn como o añadi-
damente no no con la claridad
d d necesaria que pudiera p producir un un dos mortales (69 69 c d); en razón n de su esencia están orientadas a 10 lo
consenso general. . Que
u la «verdadera
«v naturaleza del
d alma» » pueda
d mortal,, es ddecir, , a la concupiscencia
n y a la ambición
b (90 b), mien-
n este sentido,
ser,, en o, múltiple como lo 10 es el alma en la vida corpo- que la tarea planteada
tras qu d al logistikónn es la de hacerse
h semejante
ral de aquí abajo queda ya
o excluido por el agudo udo contraste entre al orden y a la armonía n dei
d cielo o «conforme
« a su naturaleza primi-
las dos formas de consideración.
do . Además, , la afirmación dde que el tiva» 90 c d, xarà
» (90 a v,v dgatav Øatv d 5, cf. República a 6611 1 1 d 2)
2
alma verdadera está emparentada con lo
v 10 divino
d y con lo
10 eterna- por medio de la comprensión n por el pensamiento o de la marcha
mente existente muestra claramente que ello
x u o sólo
o puede
pu hacer re- ddel Todo. .
ferencia al Â.oywnxóv (logistikón), g , es decir, a la más elevada
v de las Esta estructura dicotómica del d alma con n el corte ontológico
tres partes del d alma. . Igualmente, la idea de que pueda « «seguir ab- entre la parte inmortal ddei alma y sus ddos partes mortales, , Platón
solutamente» » (611 1 e 44) 10 lo siempre existente,
x es decir, el mundo de d la expresó
x clara y explícitamente
xp también en El Político (309 309 c) y
las ideas, , apunta
u lo mismo,
a 10 , sobre todo do si se le añade d 10 lo que se en Lasa Leyes (7713 13 c), mientras que en el Fedón d6n es claro que qu la ha
dijo en el blibro IX (cf. 585 585 bb ss.). sobre la ««familiaridad» » y las incli- supuesto.. Aquí, al final de La República, pu no encontramos
, no n ningu-
naciones de d las tres partes del alma: puesto qu que sólo o el logistikón
og 6n na caracterización dde esa estructura que no b u ni ninguna
no sea ambigua un
está vuelto ««a 10 lo siempre igual e inmortal y a la verdad» d» y en con- explicación
xp verdaderamente
d clara de la nnaturaleza del alma a par-
secuencia pu puesto o qu que sólo o él es dde naturaleza semejante a este tir de
d su u relación n con n 10 lo inteligible,
b presumiblemente porque q
campo (cf.. 500 500 c), solamente n él puede definirse como «10 «lo ddivino» o» uuna explicación de esa índole o no hubiera sido
no o posible
po sin unaun ex- x
n el hombre (589
en 589 dd 1, 1, e 4, 590590 d 11).. En
n ello o va ppropiamente im- posiciónn más amplia sobre el mundo undo de las ideas y los interlocu-
pplícito que sólo o el logistikón pu puede
d ser inmortal
o que las ootras
ya qu tores nono hhabrían tenido o capacidad
p suficiente ppara el «camino o más
dos partes del alma se orientan a cosas mortales y las «siguen». n». ». Tampoco los más claros pasajes del diálogo
largo». ogo qu que hhan n sidodo

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110
110 Leer a Platón
Algunos pasajes
p dde silenciamiento
n o 111

mencionados
n permiten conocer con entera claridad d d adónde n po-
» en
tes» n el Timeo o se demuestran
u como algo g muy uy diferente de d las
dría conducir
ndu el resultado
u dde una tal revelación
v de la «verdadera
«
«partes» que
«p qu se consideran
d n la tricotomía del
en d alma..
naturaleza» » ddei alma. . (En todo caso,, la inseguridad u d que aún un queda d
No debería
b ofrecer ninguna clase de duda el significado do de la
afecta sólo o a la esencian y constitución ddel alma pensante; en cam-
limitación a la que Platón somete la teoría dei d alma dde su obra ob
bio,, quque la ««verdadera naturaleza»u » se refiere al logistikón
g y que so-
principal en 61 1 a-612. Para el hecho de que el contenido de un
p 611 612. n d un
lamente éste puede pu ser inmortal
n queda yya fuera de toda duda.) .
examen
x futuro más exacto,
x , al menos en su punto pun central,
, pupueda
d
Si Platón habla de «semejanza»
« d », con ello no
» y ««familiaridad», no
ser completado con total seguridad a partir de d los datos
d obtenidos
ob nd
qquiere simplemente significar identidad dde esencia; es posible que
de otros diálogos, , tenemos
n la garantía de d que
qu Platón con on la ex-
pensara
n un análisis de la esencia del alma ppor el que
en un qu el alma
presiónn el ««camino más largo» » nosn remite a resultados
u d concretos
ppensante
n n perteneciera a aquel ámbito ontológico o medio d que fue
qu
de
d su trabajob o filosófico,o, incluso
n en aquellos
u pasajes
p enn los quque nono
mencionado
n do por
po Aristóteles, , que se sitúa entre las ideas d y las
nos
n ha h dado do la posibilidad de d tal control. .
cosas sensibles
n qu también
y al que b pertenecen los oobjetos matemáti-
El pasaje dde La a República a 61 6111 a-612 a es además d digno
no dde
cos 4.'. La conocida d ««mezcla» » ddel alma ddei mundo o (que
q es ppura alma
observación
ob on a otro respecto:p o hhemos corroborado b do que este texto,
qu o,
pensante)
n estructurada
d un relaciones matemáticas en
según n el Timeo o
al remitir a una un psicología
p o g más pprecisa que qu todavía v está fuera de
35 a-36
(35 d hace en todo
36 d) o caso más verosímil esa pposibilidad5. d 5.
alcance,
n anticipa ya enn forma dde alusiones o el contenido de d aquella
A ppartir ddel Timeo o se hhace quizá también n comprensiblen la for-
o
investigación,
v n, lo cual nos no retrotrae
o a la pregunta, , tan importante
mulación on quequ en n principio se encontraba on extraña
x según
gun la cual u la
ppara la hermenéutica
h de Platón, , por
po el papelp p de las alusiones y de
investigación on posterior o habría
h de mostrar la verdadera
v nnaturaleza
los indicios que deben ser llenados n do de
d contenido do por el propio p
ddel alma, haciendo
h ndo saber b «si ella está constituida dde manera n multi-
lector:
o ¿Debemos
b o dar
d a las alusiones
on más importancia de d la quequ
forme o0 ,uni-forme, » (dre rot-
1
u o0 cómo o y de qu qué modo do pu puede
d ser»
les hemos
h dado
d hasta ahora?
o Antes de d que qu intentemos responder pond
VI1Ô7)Ç g dveu ovoetòiç,, rire &rj ann ëet £ xat &vwç,
o 612 a 44). Es inve-
612
a esa pregunta
p (véase más adelante, capítulo o 19),
1 ocupémonos
u on de
d
rosímiln que
qu Platón no no estuviera seguro u d cuál pudiera ser el
de
otro texto
x platónico
p que
qu remite en forma de d alusiones
on a otros re-
o
resultado.do. Si partimos
p de
d la doctrina
d dde la partición del d alma en n
sultados que son de una importancia más fundamental d n que ios
qu
el libroo IV de La pu a, es claro que la respuesta
a República, u rezará: la verda-
que se encuentran en el texto mismo.
qu .
ddera naturaleza
u del
d alma es uni-forme,
u 1uovoEtò,ç,
£ , porque las otras
ddos partes (sl'ò) se orientan a lo mortal y son por ello ellas mis-
mas mortales. Que u Platón se conforme con uuna formulación
««abierta»
b » podría
pod tener su razón precisamente en el hecho de que u
ya
y no no piensa
p solamente en una u partición dei alma en el sentido .
del libro IV, sino al mismo tiempo en la ««mezcla» » de d ddiversas
«partes» en
«p n el alma pensanten aunque
unqu n de cuentas esas ««par-
a fin

4 Aristóteles, Metafisica A 6, 987


4
987 b 1414-18 18 y 21,Z1, 1028 b 19, donde
don afirma que Pla-
tón ha dado
d a los ob o matemáticos un
o objetos un estatuto o ontológico
o d o (cf.. también
o medio nb n Wi-
lliam David Ross,, Aristotles's Metaphysics, Oxford,
x , 19241,
1924 , pág.
p . 166).
166 .
5 Para el problema de d psycheh y mathemdiika en n Platón,
n, cf.. Philip Merlan: From
Platonism too Neoplatonism,
ao , La Haya, l968,196830, 13 Ss.,., 45 Ss.;. Konrad Gaiser: Platons
a un-
un
n Lehre,, Stuttgart,
geschriebene u 19682a,
19682 ,4444 s.,., 89 ss..

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Doctrina
o dde la anámnesis yy dialéctica en
n el Eutidemo
o 113
Capítulo 18
18
DOCTRINA DE LA ANAMNESIS Y DIAL1CTICA según
un estos pasajes
p que aprende no
el qu no es ni un un sabio ni un g
un igno-
EN EL EUTIDEMO rante.. Claro o que esos ni ni qu que serían n los únicos que qu podrían n dard
sentido
do a sendas refutaciones faltan n en n el Eutidemo, o, como falta
igualmente
gu la correspondienten concepción
o n de Eros yy Filosofia.
También n en n la segunda pregunta
p -ese aprende 10 qu no
lo que no se
sabe o0 10 lo quequ se sabe?- se rechazan n las dos respuestas po posibles
276 d 7-277 c 77). Precisamente a ese resultado -no se puede
(276 pu d
aprender
nd ni 10 qu se sabe ni 10
lo que que no
lo qu no se sabe- se le sale al pa- p
so en n el Menón como «argumento « o erístico» » al que Sócrates refuta
con la exposición
p on dde la teoria de la anámnesis (80 80 dd f). Pero en n el
Eutidemo falta esa solución. .
Esa solución aparece sin embargo o clara en un un pasaje poste-
nor: loso erísticos o prueban que el que sabe b algo lo 10 sabe todoodo (293
293
que todo
b-e),, qu o el mundondo lo 10 sabe b todo o (294 94 a-e) yy que en todo mo-
mento cualquiera 10 lo ha sabido todo (294 e-296 d).. Todo 10 lo que
aquí suena n manifiestamente a sinsentido se vuelve vu transparente yy
En u d
n el Eutidemo tropieza el lector una y otra vez con 10 qu
on lo que lleno
no de d sentido o tomandondo al Menón como o trasfondo: el que qu está
parecen conclusiones
on on engañosas
ng o y sin sentido con las quque Dioni-
o en trance
n dde conocer
o puede
pu buscarlo
bu o todoodo a partir de d un un único o
do o y Eutidemo ppretenden
sodoro n confundir
o a sus interlocutores.
. Noo «recuerdo»,o», pues hay y una familiaridad d d de
d naturaleza
n qu liga
que g
pocas dde estas conclusiones
sentido
n o cabal
o
b
ción platónica
si se las
on
p i1
engañosas
n

sobre el aprendizaje
p
ofrecen,
o

y sobre
b
n, sin
1 con el trasfondo

la doctrina
d
go, un
n embargo,
o dde la concep-
un
p
dde la
todas
od
cuerpo,
las cosas; como además toda
po, ha
mente todo;
h contemplado
od
do
y teniendo
od alma, antes de
las ideas,, todoodo hombre
n ndo en cuenta los conocimientos
ho
ono
d su u entrada en
b potencial-
sabe po n
n el

dde geome-
g
anámnesis.
n . tría ded quequ dispone el ignorante gno n esclavo dde Menón, on, sabiamente
Al joven Clinias se le pplantea
n esta pprimera ppregunta:
un ¿quiénes
u n interrogado
n do por
p Sócrates,, se ddemuestra que qu todo odo el mundo ndo hha
aprenden,
d n, los «sabios»
« » o0 los ignorantes (oi aopot p ?j ol djaOstç, tenidoo conocimiento
on potencial
po n dde todo
odo (Menón on 81 c d, 85 d-86 86
275 d 44)? La respuesta
275 u «los
« b » es objeto dde confutación,
sabios» on on, por b cf. Fedro 249
b; 249 b acerca de d la contemplación
n np on de
d las ideas antes n
10 que
lo qu Clinias op opta por
p los ignorantes,
n que es igualmente
cosa qu u re- de nacer).
n .
futada 275 d 3-276
d (275 3 76 c 7).. Mientras el juego o de las refutaciones
on se Más adelante
d n los dos
do erísticos prueban pu que
qu su u propio
p p padre
d
presenta
n de
d esta manera
n opera puramente
pu o o un
como un juego
u sofisti- es al mismo o tiempo el padre p d de
d su u interlocutoro y
y además el padre
co,, y para Dionisodoro y Eutidemo,
u d , personajes del d drama
d que
qu lle- d todos
de od los seres vivientes
vv y entre ellos el de d los erizos de d mar,,
van a términon no esa manera de d refutar, , no tiene por
p qué
qu ser ootra los cochinillos y los perros (298 b . Esta curiosa «familiaridad»
298 b-e). « »
cosa. Sin go, inmediatamente se pu
n embargo, puede observar qque para de personas
p y animales de todo odo tipo está sin duda pensada d como o
n, qque es el autor de
Platón, d la cosa,, parece encerrar algo go más si se una
un variante caricatural de d la proposición
op on que q contiene el funda-
añaded a ello o los contenidos
o d El Banquete 203 e ss. yy Lisis 218
de 218 a: mento ontológico g de la doctrina de d la anámnesis: «..dado que qu
toda la naturaleza está emparentada» » (dye ydQ rfjç çot3cewç
1 Hermann
i
nn Keulen: Untersuchungen zu Platons «Euthydem»,
« Wiesbaden,
b n, 1971,
1971,2525- cbräo avyyevo3ç ol5cniç, Menón non 81 c 9). 9.
49-56; cf.. también
40 y 49 b n Paul
u Friedländer:
d Platon
a on II,, Berlfn,
, 1964',
19643, 171, 177
177s.. Es, pues,
p claro que no pocos o de d los sofismas del Eutidemo es-
112
112

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Doctrina de la anámnesis
n y dialéctica
d en
n el Eutidemo 115
114 Leer a Platón
n

plean ciertamente esos discursos pero no los elaboran ellos mis-


tán concebidos a la vista de la doctrina de la anámnesis,, aunque mos.. Se acepta que d discurso no puede ser el arte más
qu este arte del
tal teoría no se dasarrolla en este diálogo y ni siquiera en él se v do que da la felicidad,
elevado d, aunque Sócrates había creído poder
menciona. La palabra «alma» (295 b 4) podría hacernos recordar encontrarla «en gun parte» de este campo (289 d 8-e 1).
« alguna 1
que la doctrina platónica dei d alma es el trasfondo que podría lie-
Se puede en verdad concluir de esas peregrinas formulaciones
nar de sentido los estúpidos juegos de los erísticos. Pero es claro que podría haber otroo «arte
« del discurso» que pudiera satisfacer
que esta alusión -si se trata de una alusión- sólo la puede corn- los criterios de la «ciencia
« buscada» (e 1). Y se hace manifiesta re-
prender quien sepa ya algo sobre las doctrinas de la anámnesis y ferencia al aspecto de la dialéctica que se desarrolla eri el Fedro, o
del alma. sea, la dialéctica como arte ideal dei discurso. Dialéctica es allí en-
También se alude a la doctrina de las ideas,, cosa que casi era tendida como el filosofar oral en el que los discursos que el dia-
de espèrar a la vista de la real ligazón entre teoría de la anémnesis léctico elabora primeramente en una conversación personal con
yy teoría de las ideas. Sócrates está ai corriente dei problema de la un interlocutor apropiado los utiliza al mismo tiempo correcta-
relación entre cosa sensible e idea (301 a 2-4): «10 «lo bello en sí»» es
gun la medida dei especial conocimiento ddei tema yy del
mente según
para él diferente de la cosa hermosa concreta, pero ésta es hermo- alma22 por parte del mismo interlocutor. . En el Fedro se puede leer
sa por la «presencia» de la hermosura (cf. rdeeavtv, 301 a 4). En también que los logoi de la dialéctica aseguran al ser humano la
el nivel de pensamiento que representa ei erístico Dionisodoro se
eudaimonhaa posible (277
277 a 3).
deduce de 10 lo anterior que Sócrates por la presencia de un buey
En conjunto se recibe la impresión de que en eI Eutidemo está
debería volverse buey (301 a 5). presente un rico trasfondo filosófico que, sin embargo,, determina
Dado la de las ideas está en La República también
el curso del pensamiento sólo escondidamente, , sin dominarlo cla-
ligada a una concepción detallada de la relación de las ciencias ramente. Por más que, en cuanto al contenido, intervengan impor-
entre sí, no causa extrañeza que se haga también mención de ese tantes partes de la filosofía platónica,, tales como la doctrina de la
tema. La Matemática, según nos enterarnos en 290 c d, no puede anámnesis y de las ideas 0o la teoría de la dialéctica, sin embargo,
ser la más encumbrada ciencia que se busca, pues en ésta deben en ninguna parte se las llama claramente por su nombre y todavía
coincidir producción (o sea adquisición) y uso,, mientras que la menos se las refiere o0 se las fundamenta en forma conjunta. Por
matemática entrega a la dialéctica lo 10 que conquista lo 10 mismo que
eso,, tampoco son observadas
v por los interlocutores del
d diálogo ni
un mariscal de campo entrega a la política la ciudad conquistada. .
nosotros como lectores repararíamos en ellas si no estuviéramos
Esta concepción de la relación entre matemática y filosofia no no es-
explícitamente
x aleccionados sobre los teoremas en cuestión a par-
tá preparada por ningún elemento en el Eutidemo o y permanece
tir de otros diálogos. .
también incomprensible en el marco de este diálogo; sólo salién-
y
donos de él y añadiéndole las noticias que se nos dan en La Repú-
blica 510 c ss., 531 c Ss. se nos hace claro 10
lo que allí se dice.. Por
tanto, Platón presupone más de 10 lo que expresa.
'En la búsqueda de la «ciencia» o «arte» más decisivamente al-
tos se rechaza también el arte de elaborar discursos ( ¿oyo- 22 La escritura
u por el contrario
o trae consigo h ho dde que la elaboración
on go el hecho b yy uso
voitxi 289 c 7).. La razón de este rechazo es la referencia a van por do autor
po separado: o y lector nni siquiera se conocen
n por
p regia general.
n Ese «ser ex-
«ciertos escritores de discursos» (289 d 2) en los que la elabora- traños
n uno
uno de
d Otro» » que les corresponde
pon esencialmente, hace
h a la escritura por prin-
cipioo incapaz de satisfacer las exigencias
n ddei verdadero
d «arte ddei discurso» (.2óywv
ción yy el uso de sus productos acontecen separadamente: escriben
discursos pero no los pronuncian, en tanto que sus clientes em-

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n n de
La significación d las alusiones
u on para la lectura
u de Platón
on 117
117
Capítulo 19
LA SIGNIFICACIÓN DE LAS ALUSIONES (nutthvea). Sostener n que qu las alusiones escritas pueden n cumplir la
PARA LA LECTURA DE PLATÓN función
un on de d esta complementariedad
n d d es un un malentendido do moderno
u debemos
sobre el cual d insistir
n un más en
aun n las páginas
g n siguientes.
g .
Enn primer lugar, quede
qu d consignado do con base
b enn diferentes tipos o
dde alusiones y sugerencias que éstas no tienen n n en n absoluto o en PIa-
tónn la función n ded entrar en competencia con la comunicación di-
recta,, sea ésta escrita u oral..
a) La forma más sencilla de d la alusión n consiste ciertamente
n recordar
en d lo 10 que se piensa por medio de alusiones en forma dde
citas.. Esta forma aparece enn el Fedro 276 276 e 2 3, donde
2-3, don d Platón,,
como
o o ejemplo del ««juego» go» escrito o del filósofo,, ppresenta el «contar
« on
historias»» (vOoAoystv) acerca de d la justicia y temas allegados. Da-
do quque Laa República
pub trata dde la justicia y de d las demás virtudes y
dado
d do qu que enn dos pasajes (376 376 d, 501 e) se caracteriza a sí misma
como un uvOotoyEiv, no puede qu quedar ninguna duda de que Pla-
tón se refiere a suu propia obra más importante como un un caso de
Ahora yya tenemos a la mano suficientes ejemplos para p poder
pod « go» filosófico. Queda encomendado
«juego» do a la ingeniosidad d del lec-
tratar de nu vo la cuestión
d nuevo on de las alusiones en Platón 1. La cues- o el reconocer
tor ono la alusión como tal y sacar d de ella la conclusión
tión no es,, naturalmente, si hayy alusiones o y referencias a las qu que correcta, a saber,, que las obras de d Platón están n involucradas ellas
únicamente el lector atento o y ppartícipe pueda 0 o deba hacer
h hablar,
h mismas en d todo 10
n la crítica de lo escrito.
o.
naturalmente
n que esto también n 10 h en
lo hay n Platón,, pero
p puesto
pu o que,
qu ¿No queda,
qu d entonces,
o , respondida
pond d por po una simple alusión la
como o luego o veremos,, algogo semejante también ocurre en otros au- un más importante de
pregunta d la crítica ded la escritura? De ninguna ngun
o , debemos,
tores, d b , para
p sustanciar
u 10 específico
lo p d la forma
de o filosófica manera,
n , pu pues la cuestión n dde si caen n 0o no también n bajo
b la crítica
d escribir de
de d Platón, ppreguntarnos con exactitud
x qué
qu valor tenía de la escritura los diálogos
d d Platón sólo se le plantea a la mo-
de o
para él la forma dde escribir po por alusiones.. derna teoría del d ddiálogo qu , enn efecto, por razones
ogo que, o u presu-
dde sus
Hasta ahora no hemos encontrado
h do indicios
nd de qu Platón ali-
d que puestos
pu antiesotéricos tiene n un vital interés en excluir los ddiálogos ogo
mentara la creencia de d que por medio del d uso refinado do dde alusio- de
d la crítica., Para Platón no suponía esto d antemano
o de no nninguna
ngun
nd
nes sutiles, referencias indirectas e indicaciones
d d pud
cifradas pudiera cuestiónon pproblemática,
n , pues
pu es claro o que
qu dirigía absolutamente
b suu
o . Esta fue más bien la in-
acercarse en sus escritos al filosofar oral. « escritura»
crítica a «la » (yaq. J Y para
p el lector
o quque no esté dis-
nu oopinión
genua d Friedrich
n on de d Schleiermacher que qu relacionaba b con n pu o a torsionar la clara declaración
puesto d on ddel textox ppor prejuicios
p
estoo la convicción
nv antiesotérica dde quque por
p medio d arte de
o del d la modernos
od no está también b directamente
n do, y no por
expresado,
x p alusio-
comunicación n indirecta se hhacía innecesario
nn o para Platón reservar n
nes, que la crítica se refiere también n a los diálogosg puesto
pu que
qu se
n el ámbito de la oralidad
en o d ppartes importantes de d suu filosofía.. refiere a todo 10 lo escrito.. Un lector que qu haya
h comprendido
o nd do esto hha
Ciertamente el escrito permanece
p fundamentalmente dependiente
d p d comprendido
o o lo po otro
10 esencial.. Si,, por do, reconoce o0 no como
o o lado, o
ddel complemento ooral por po medio o dde las ««cosas ded mayor valor»» tal la discreta alusión a La a República es al respecto
p bastante irrele-
vante.
1 Cf. más arriba, págs., 51-58,
51 , 108 s.. Es absolutamente
b comprensible
n qu esa discreta
que d alusión n haya
h
116

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118 Leer a Platón
on
on de las alusiones para la lectura de Platón 119
La sígnificación
g p 119

sido descubierta relativamente tarde, concretamente en 1961 yy ahi el pasaje se muestra como una repetición conscientemente
ob dde W. Luther2.2. Más sorprendente es el hecho
por obra h dde que criptica de un teorema matemático que considera el paso de la
esta referencia,, por lo
10 demás absolutamente
u n evidente enn su conte- primera dimensión a la tercera, pasando por la segunda, que Pia-
nido, haya sido, incluso después de su descubrimiento, , ignorada tón utilizó al mismo tiempo como modelo de explicación x de las
por la mayoría de los intérpretes 0o tratada como insegura.. Queda circunstancias ontológicas
g de las cosas 4.
así manifiesto cuán cargado de razón on estaba Platón: por medio de ¿Se pueded decir que en esto haya sido comunicado algo esen-
la escritura no se deja comunicar nada «claro y seguro», », e incluso cial en forma de alusión? No, pues en el fondo aquí no ha sido
en el enjuiciamiento de una alusión tan sencilla y «segura» queda «comunicado» nada, en todo casoo nada para el lector que no haya
un
un considerable espacio de libertad para la valoración subjetiva. estado previamente informado por alguna guna otra fuente; sin las fuen-
on
¿Qué razones tendríamos para suponer que precisamente Platón tes aportadas al caso por Gaiser quedaría qu nuestro pasaje para
haya apostado por la univocidad de las alusiones? La crítica de la siempre indeterminado hasta la oscuridad y sería como una pelo-
escritura muestra en verdad con claridad suficiente n qu que él estaba d arte de la interpretación subjetiva. Y para 10
ta enn el peloteo del lo
muy lejos de la ingenuidad requerida por una actitud semejante..
qu que propiamente pretende demostrar
d el libro X de Las Leyes, a sa-
b) A p propósito de loso «principios
« n p un más altos»
aun » a los que ber, que un aima del d mundo presidida por la razón gobierna el
se apunta en el Timeo 53 53 d, pero que de ninguna manera son da-
o qu d g Cosmos, tampoco es «lo
, «10 esencial» la explicación
x dimensional
rificados en ese lugar, tuvimos ocasión de recordar un pasaje de de la yÉV&JtÇ. Por el contrario, que los contenidos de la forma-
Las Leyes en el que se trata el surgimiento (yvecnç) de todas las on filosófica de los gobernantes del
ción d Estado pertenecen a los
v
cosas (véase más atrás,, pág.. 99, x dice así:
99, nota 1). El texto thrQÓQQl7ra, cuya comunicación
nun prematura no podría ser com-
«Qué circunstancias deben ocurrir para que tenga g lugar la prendida,, eso lo10 percibe el lector no a través de una alusión críp-
génesis dde las cosas? Evidentemente esto es sólo o posible si se da .tica sino en comunicación directa al final de la obra (968 e, cf.
un comienzo (dQxí) que experimente un crecimiento, alcanzando ndo más arriba, pág.
g. 94)..
un segundo desarrollo (erdßautv) que lleve a un
así un un tercero, y si, c) Con ocasión de la exposición de los puntos de vista filo-
una vez alcanzado este estado, do, puede ser ppercibido por aquellos sóficos que en el Eutidemod o transparecen detrás de las argumenta-
p
seres que poseen capacidad de percepción. odo surge por medio
Todo ciones confusas yy aparentemente insensatas (véase v cap. 18), se habría
de tal transformación yy de tal movimiento; tiene una realidad de debido remarcar con énfasis que ninguno guno de los «enigmas» de
ser mientras ppermanece así pero sí por el contrario pasa a otra este diálogo podía solucionarse sin un conocimiento de la exposi-
forma, ya está totalmente destruido» (Leyes X 894 894 a 1-8). ción no cifrada de la doctrina de la anámnesis y de la idea de dia-
Nadie podrá discutir que el pasaje «debe en pprincipio pasar léctica en el Menón,
n6n, en el Fedón d6n y en La República.a. Los «enigmas»
por enigmático», como dijo Konrad Gaiser3.3. Lo cual sigue valien- v ddei Eutidemo
d no son,, pues, en absoluto o enigmas en el sentido del
do cuando se examina
x cuidadosamente el contexto ddel pasaje ddel género literario arcaico del d amos
a cuyo encanto radica precisamen-
libro X de Las Leyes, pero una claridad real, como 10 lo ha demos- te en que el receptor resuelve el contenido desde el texto mismo,
trado precisamente Gaiser, sólo la proporciona la consideración sin ninguna ayuda externa.
x El enigma de la esfinge debió ser solu-
de los testimonios de la teoría de loso principios no escrita; a partir de ble para Edipo sin ventajas concretas de las que sólo él podía
disponer: toda su fama como solucionador de enigmas se habría
22 Wilhelm Luther: ««Die Schwäche
h ddes geschriebenen
n Logos»
o en na , 68,
n Gymnasium, 68,
1961, 536
1961, 536 .
SS. 4
89, especialmente
, op. cit., 173-189,
4 Gaiser, p 175 yy 187-189. Cf. también el mismo:
175
3 Konrad a
d Gaiser: Platons un n Lehre, Stuttgart,
ungeschriebene g 19682,
19682, 187.
Platone c Nápoles, 1984,
on como scrittore filosofico, 148 ss.
1984, 148

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g on de las alusiones
La significación on para
p la lectura
u d Platón
de 121
121
120 Leer a Platón

Es sinn embargo
b go decisivo
d para el enjuiciamiento
u o del
d pasaje ei
acabado si hubiera emprendido suu tarea bajo b ciertas condicio-
on
hecho
h d que
de qu la pregunta un que qu do abierta en 611 I 12
qu quedó 12 sólo
.
nes. Por el ,
contrario, el « g
«enigma» » d
de qu
que todo
odo el mundo o 10 sabe
Io b
puede
pu d ser respondida
pon d Laa República misma enn ei sentido
a partir de
do y qu
todo y que siempre 10
lo h
ha sabido u d
(Eutidemoo 294 a-e,
, 294 e-296
296 d
d)
de
d que
qu la «verdadera
«v d naturaleza»
n d aima sóloo es equiparada
del d a
o
sólo es soluble con o
ciertos presupuestos específicamente plató-
una
u de d las tres partes
p d alma.. Por el contrario,, qué
del qu pudiera ha-
p , sin éstos,, ello sería verdaderamente
nicos, pero, d como le parece
berse
b querido o decir con una un mayor subdivisiónv on del d alma verdade-v
al lector sin preparación, es decir, una pura
p , d , necedad.
ra ni siquiera desded d Laa Repúblicapub a podría
po conjeturarse,
o , sólo la co-
Peroo que
qu aquí
qu hay y en el fondo algo go particular
p y significativo
g vo
municación n directa de los ingredientes
g de
d la «mezcla
« d alma»» en
del
10 x
lo expresa Platón n no por medio de ciertas alusiones,
po , sino
no por el
el Timeo o 35 a-36 36 d puede
pu d darnos
d una
u idea
d dei d po posterior
o análisis
n
n
medio dramatúrgico o de d la interrupción
up ddei diálogo
ogo narrado;
do so-
ontológico dei d alma..
bre esto trataremos en el ppróximo x p
capítulo (véase más adelante,
d ,
Resumiendo,
u ndo, podemos establecer que qu Platón ciertamente dis-
p g, 128
pág. 128)..
po de buen
pone b g do de
grado d los más diferentes tipos de referencias in-
dd) Cuando
u ndo hablábamos
h b d los lugares de
de d silenciamiento n o en n
directas,
d , indicios,
nd , pistas
p y alusiones,
n qu en ningún
pero que n ngun texto x o da
a República
La p 6111 I 12 sostuvimos el punto de vista dde qque el re-
a 61
a entender
nd nada
n d que qu permita atribuirle la intención de d conceder d a
do del
sultado d examenx d alma,, que en
del ogo vviene desarrolla-
n el diálogo d
la técnica literaria de d la alusión un papel central en la comunica- o
do
do de manera un un tanto imprecisa, puede pu d también ser deducido o
ción
on filosófica6
o 6.
de algunas indicaciones ddei texto, x , como dijimos más arriba..
La famosa frase de Heráclito o de que el dios d d oráculo de
del
¿Tiene,, pues,, aquí la alusión n la función de comunicar 10 lo esencial ',
Delfos «ni« afirma ni esconde ond sino no que insinúa» » 7, es un una descrip-
d
n forma dde clave?
en ción magistral de la forma de d comunicación
o on oracular
o d discur-
y dei
n , Platón no
Ciertamente, no dice: ««la "verdadera nnaturaleza" del
so enigmático (aivoç, a , ai'vtya). Claro que Platón
o qu n hha ido do mucho
u
alma es uniforme, , pues
pu n suu forma
en o pu
"pura» el alma es idéntica
más allá de d la literatura menor ddei oráculo o y deid alvoç a o tal como
on la más elevada
con d de d las tres ppartes ddel alma,, 0 o sea,, con el lo-
10
se producía en tiempos po arcaicos; puede ocasionalmente
o n uutilizarla
n». Sinn embargo,
gistikón». go, si se considera qque este resultado u do se dde-
yy la utiliza de forma magistral,, pero siempre p solamente enn una
duce muy y fácilmente ddei ddato dde qu que la verdadera
d nnaturaleza
función
un on dde serviciov o y complemento. . Si se quiere comprender nd su
d d
del alma debe serb d
leída a partir
p de
d u
su pb o oph
philosophía, de
d su relación
on
verdadera preocupación
p up como o escritor filosófico,, hay h qu que tener
yy de su familiaridad con on 10 lo divino y siempre existente (611
611 e),
enn cuenta
u ante todo o su decisión
d on de dedicarse al ggénero o mayor del d
entonces uno se pregunta en qué
uno n qu sentido
o se puede
pu d seguir ha-
h
drama
d enn pprosa yy preguntarse con qué qu medios d ddramatúrgicos
n g da
d a
ndo aquí de
blando d ununa comunicación on ««cifrada», ndo así que
d », siendo qu más
conocer lo 10 qu
que verdaderamente siente yy piensa. n . Pero la unidad d de
bienn se trata dde un un simple recuerdo u o de resultados n o anteriores del
d
medida ppara el enjuiciamiento
n o de todas
od las interpretaciones
p on es y
diálogogo (véase más arriba, pág.. 106 s.).. Pero curiosamente u o esta
g siendo
sigue do la crítica dde la escritura.
simple ««tarea» encomendadao nd d al lector dde relacionar
o lo anterior
10
Sin embargo, o, contra el espíritu u dde la crítica dde la escritura pe-
conn 10lo qu
que en n el momento n se está hablando
h po o hha condu-
tampoco du
ca de ddos maneras la moderna d n teoría ddel diálogo ogo que atribuye buy a
cidoo a la nnecesaria ««claridad gu d d» dei
d d y seguridad» d conocimiento
o o y
on escritas la función
las alusiones n on decisiva
d en la enseñanza
n filosófica,
más bien n se siguióg o discutiendo ndo qu que Platón haya
h y qu querido aquí u li-
hasta
h el punto o dde que con n ella se haría innecesaria
n una filosofía
un
mitar la inmortalidad d al logistikón'.
o .
Para los pproblemas
5 ob ddei lugar
u yy de su n la bibliografía pplatónica,
u tratamiento en 6
6 Sobre el «abrir»
» ddei ddiálogo 221 dd-222
ogo (Banquete 221 222 a), cf.. más abajo, 132 s..
b o, ppág. 132
d.
cf. mi n b on
contribución: und Trichotomie der
««Unsterblichkeit und d Seele» («Inmortalidad
d d yy
7 Heráclito
o D-K 22 22 B 93.
n Phronesís, 21,
tricotomfa ddei alma») en 1976, 31-58.
21, 1976,31 8.

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122 Leer a Platón
n
1. 1 significación
gn n de
d las alusiones para
p la lectura on
de Platón 123
123

esotérica
o de
d los o principios
p o de carácter ooral.. En n pprimer lugar, , oolvi-
v
dro, que él considera un un escrito o temprano, o, Platón no p b
no esperaba
da que ««claridad y seguridad gu (estabilidad)» » dei
d conocimiento
on se-
todavía
o poder conseguirlo,
pod n o, pero o que
qu pposteriormente
o 10 g
lo consiguió 9,
gún Platón nun
gun nunca pueden
pu d n ser garantizadas d por el escrito o (Fedroo
de
d tal manera qu que «con
« n ello o nunca terminó
n no por creer en una inco-
275
275 c 66-7, 277 dd 7-8);
7, 277 7 la opinión
n on dde los ddefensores n de la teoría n
municabilidad de
b d d la filosofía de d tanta amplitud»
p » '°.
10. Así pues, , para
p
ddel diálogo
ogo dde que qu el carácter nnecesariamente indeterminado nd do de Schleiermacher,
h , Platón
n mantuvo uvo en la crítica de d la escritura un un
la alusión pu puede
d superar esos ob obstáculos, que tienen n su raíz en la punto de vista que
qu luego
pu u habría superado. Sobre esta creencia ela-
h b up do. b
esencia
n de 10
lo escrito, o, se pretende nd apoyar
po n un
en un ooptimismo o inge-ng
boró su u teoría del
d diálogo
d go qu que todavía
od hoy
hoy merece el crédito o dde
nuo que Platón no
fluo no hah aceptado do nunca y que se contradice ade-
muchos.. Entretanto
n o hoyhoy se sabe quequ el Fedro es una obra ob relativa-
más de manera n total con n la historia
o dde la recepción n de las obras
mente tardía, no escrita antes del d 370 ., y que
370 a.C., qu contiene n d
la defi-
de Platón. . En segundo undo lugar, , pasa
p por alto o que
q la elección ddei ««ai- nitiva y por
p mucho tiempo o meditada opinión
o d Platón
n de on sobre el
ma apropiada»,
d », qu que ppara Platón on es el presupuesto upu o dde un una ense-
n
uso filosófico correcto
o de
d la escritura. Por o todo odo ello podemos
pod re-
ñanza filosófica decisiva -en otro caso, ei
n o d , filósofo debeb silenciar- chazar como no no platónica
p on 11 y basada
b d en n falsos presupuestos
p u la
se-, no no puede
pu d realizarse con verdadero d fundamento
und o con los o
moderna
d teoría dei
d diálogo
d ogo que qu pretende
d on
cargar a las alusiones e
medios de la escritura. . La alusión on cifrada d puede
pu d ser ddescifrada d
indicaciones
n on indirectas en n la escritura conon la misión
n on que
q sólo la fi-
por cualquier lector qu que tenga la suficiente inteligencia ppara ello.. losofía oral puede cumplir. .
A este respecto o sirve el ejemplo de Alcibiades, perdido p de muy y
atrás ppara la causa u de la filosofía,
o quien en n El Banquete
anqu anuncia
nun
qu habría
que h que «abrir»
« » los logol g socráticos a fin n ded tener n todo
odo lo 10
que se necesita
qu n para
p hhacerse bueno y noble nob anq
(Banquete 2211 d-222
22 222
a)8. o Platón no
8. Pero no sólo o exige
x d ««alma apropiada»
dei d » capacidades
p
intelectuales sino no un una interna familiaridad d d con on la causa u dde la filo-
sofía que incluye y también n en su alma el pleno no ddesarrollo de d las
virtudes cardinales
dn (República 487 487 a, cf. también Epístolas 7,344 7, 344 a)..

Uno debe
d b preguntarse
p con
n extrañeza
x cómo pudo durante tanto
o pudo
tiempo
po pasar
p desapercibido
d p este enorme
n abismo que separa, , ded
un do, la moderna
un lado, d n confianza
n en la función pedagógica de las
alusiones
on y enn la «comunicación
« u on indirecta», », y ddei ootro, , la idea ppla-
tónica
on de unun uuso filosófico dde la escritura. . Quizá haya y sido do sólo
posible porque ddesde el principio, es ddecir, , ddesde Friedrich d h
Schleiermacher, , fue un un pensamiento o vo voluntativo vo de d inclinación on an-
tiesotérica el qu que dirigió la forma o d razonar acerca ddei diálogo
de
platónico. Schleiermacher creía verdaderamente
o. h d d que
qu la finalidad d
d Platón había
de h sido la de dirigir g el uso de la escritura de modo
9 Friedrich Schleiermacher: «Einleitung»
« (Introducción
odu n a la traducción
n dde Pla-
qu ppara la comunicación dei
que d conocimiento o produjera
du los mismos d. Il,
tón) Bd. 1, Berlín,n, 1804,
1804, 15.
15.
efectos que
qu la enseñanza
n n o . Cree Schleiermacher
oral. h h que en el Fe-
qu '° Op. cit.,., «Einleitung»
« n ung» al Fedro, p. p. 52.
52.
Para una
un exhaustiva
xh u crítica de
d las ddeficiencias metódicas
d yy d o errores
de los o ob
obje-
tivos de Schleiermacher
h y sus
u seguidores, cf.. PSP 333 1-375
375 (Anexo o 1:
1 «Die
« n
moderne
8 Más sobre
ob Alcibiades,
d véase más adelante,
d ppág. 132
132 s.
Theorie dder Dialogform»,
o n», «La
« moderna
od teoría dde la forma del
d diálogo»).
d ogo .

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La técnica dramática
d de Platón: algunos
guno ejemplos 12.5
125
Capítulo
o 20
20
LA T1CNICA DRAMÁTICA DE PLATÓN: critura,, se puede conseguir una considerable yy sorprendente
nd n in-
ALGUNOS EJEMPLOS formación 11.

a) a «acción»
La » dominante

Se concede
on d en general n poca
p atención n ai h
hecho ded que el diá-
logo
ogo pplatónico por regla general n n una «acción»
tiene « on» ddominante..
Un medio de Platón para mantener n on viva en
esta acción n el re-
cuerdo
do dei
d lector consiste en la repetición de un motivo. vo.
La acción dominante en el Eutidemo u o consiste, como ya y diji-
mos más arriba,, pág. g. 29 s.,., en el desenmascaramiento o de
d los erís-
ticos Eutidemo
d yy Dionisodoro como no esotéricos, lo 10 que quie-
re decir para Platón,, como no filósofos.. Se demuestra paso a
paso que
q no disponen
d n n en ei fondo do de ninguna
n ngun «cosa
« d
de mayor
valor» con la que,, enn caso de d un ataque a suu razonamiento, o, pue-
Como p n n dde los diálogos no
o dijimos más arriba,, la comprensión dan ir en n su ayuda.
ud . El motivo mediante n el cualu se lleva adelante
d
d b orientarse la hhermenéutica ddei género literario menor d
debe del esta acción y se la subdivide d en fases es, por un lado, el de d la
o
oráculoo (x&'iapóc) yy d del enigma (alvoç, atvtyua), propio de la «ocultación»
« on» y,y, por otro,
o ei de la contraposición de «juego»«u y
época arcaica,, sino que debe arrancar n posibilidades de
de las po un «seriedad».
« ». La táctica de Sócrates consiste en que interpreta p
n o mayor
género y yy más desarrollado,, el género dei d drama. De hecho como «juego»
« » suyoyo la necedad erística con la que qu Eutidemo y
Platónn dispone
o de todas las técnicas de una dramaturgia
d g desarro- Dionisodoro pretenden n briilar,
b , a la vez que los exhorta
xh p
repeti-
d y sabe emplearla sabiamente en la representación de su idea
llada damente a que se muestren con la ««seriedad» d » que seguramente
de filosofía.. No pretendemos desarrollar aquí una descripción
d mantienennaún escondida detrás de d su «juego». Y cuando ndo final
n yy
completa de la técnica n dramática de
d d Platón, pues un intento
n, pu n tal definitivamente
n queda
qu d demostrado que qu no tienen n nada
d que val-
qu
requeriría undo libro de
un segundo d por lo10 menos la misma extensión
x ga excepto
x o sus baratos
b sofismas, Sócrates les aconseja n sarcástica-
que este.. Todo 10 que podemos ofrecer aquí
lo qu u son algunos ejem- mente quequ sigann reservando do su saber b de d manera tan magnífica-
qu pueden
plos que n ilustrar la antigua opinión on de que la forma d del mente esotérica..
d ogo
diálogo platónico no es go
algo exterior
x al mismo sino algo
go esencial Que «Sócrates»
« » tiene en ese diálogo ogo a su disposición la doc-d
n relación al contenido d
con del mismo.. En favorv de esta opinión se trina de las ideas yy de la anámnesis
n así como la idea platónican
n ciertamente decantado una y otra vez
hhan v numerosos intérpretes de dialéctica (véase
v más arriba,, pág.. 112 112 ss.) no les había
b pasado do
de las últimas ggeneraciones,, pero en n la mayoría de d los casos la desapercibido a los intérpretes. Pero no se comprendió d 10 qu
lo que
cosa quedó solamente en puras declaraciones
qu do o pu verbales,
v , en tanto
u
que la anunciada d unidad programática de forma y contenido
1 Unono de
d mis propósitos
p en
n mi obra
ob Platon
a on und
und died Schr:ftlichkeit
S h dder Philosophie
b op
1

nun
nunca produjoo resultados
d concretos
n para la interpretación.on. En era poner
pon de
d relieve
v la congruencia
gu n entre la teorfa pplatónica del
d usou o de
d la escritura
este terreno yy por medio dde una u observación n pprecisa de los me- yy la forma
. literaria de
d los diálogos.
d ogo . Para las ob observaciones
v on enn las páginas
p g ,
siguientes,
d
dios literarios y dde su interpretación a la luz u dde la crítica de la es compárense
n o exhaustivos
los xh u o análisis contenidos
n n o allí..

124

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La técnica dramática dde Platón: algunos
guno ejemplos
o
126
126 Leer a Platón
on 127

ese hecho
h significa
g en el contexto de ese diálogo ogo pporque no no se su- mente correcta hasta tanto los discursos preparatorios (inpò,j) no no
po poner en relación con la acción
po pon n dominante el reconocible sa- hayan
y n hecho ho al alumno maduro u para el caso. Una vez más el en-
ber de fondo de Sócrates. Ahora bien, si se juzga desde la acción trelazamiento o de leitmotiv,
, acción
on y tema muestra
u qu el verdade-
que
misma la ventaja en saber que Sócrates naturalmente mantiene ro maestro filosófico debe ser capaz de un un autodominio n o esotérico.
oculta en ogo por ironía,
n el diálogo , aparece claro de golpe que él mis- En tercer lugar, debe b analizarse con precisión la acción domi- d
mo es lo que en broma
10 qu b atribuía a los erísticos, , a saber, un sabio
, un o nante de La a República2.
pu a2. Consiste ella en que unos amigos g quieren
que
qu conscientemente oculta su «seriedad». ». La acción dei diálogo «obligar»
«o » a Sócrates a comunicarun sus puntos
pu dde vista acerca de d la
se deja igualmente formular de d la siguiente manera: Sócrates, , el justicia, el Estado ideal y finalmente acerca dei d Bien yy de la dia-
verdadero
v d d esotérico desenmascara a dos charlatanes al probar qu que léctica ,como camino o hacia la idea ddel Bien. . El motivo que articula
no disponen dde ninguna
no g clase de ««seriedad» » oculta y los presenta la acción y que es una y otra vez variado a lo 10 largo de d todo el diá-
como esotéricos con una irónica distorsión de d la realidad. No es, logo
ogo aparece
p ya en la primera página de la obra: ob «
se quiere «entre-
pues,, la reserva esotérica del d saber la que qu es obobjeto de ridiculiza- tener» a Sócrates y no no «soltarlo»
o» en n ningún
ng caso, pero él cree po
, po-
ción
on sinono precisamente
p la incapacidad d de ello.
o. Escuetamente di- der convencer a los amigos g de que lo10 dejen marchar (República pu a
cho,
o, el significado
g do es ei siguiente:
gu el mensaje ddel Eutidemo,
u o, que 327
327 a-c). Ya de comienzo, o, la situación deja,, pues, pu claro que los
sólo se hace perceptible por la consideración del tema principal y otros, necesitan. n de la sabiduría
du de Sócrates mientras que él mismo
de la acción dominante, n afirma que
qu el verdadero filósofo ddebe ser podría también hacerse la idea de poder sustraerse a la conversa-
esotérico.
o o, ción... Al pronto,, sin embargo, , condesciende y los amigos consi-
En el la acción dominante
do consiste enn ununa especie guen
gu inducirlo
o a exponer
x cosas importantes. Desde el libro II está
de ««conversión» » deid jovenov n Cármides, es decir, en su repentina en- y dispuesto
ya o a «defender»
« » el discursou de la justicia (y con ello o
trega sin reserva a Sócrates, o el maestroo ideal.. El motivo ligadog a también n el logos en favor de la justicia que qu él mismo había h x
ex-
esta acción es el dei d ««remedio medicinal» » y el deid «ensalmo»
« » que puesto
, en el libro I). Y no sólo o está dispuesto a ello o sino que ade-
ddebe
b ser realizado antes del d empleo
o dde la medicina (véase más más es capaz de hhacerlo de manera brillante: introduce verdade-
arriba, págs.
p 96. El tema del
33 yy 96. d diálogo es el de la virtud ud ded la ramente en la discusión «cosas « de mayor valor»
v » que rebasan n con
prudencía. mucho el marco de ideas del libro I y llevan a pplanteamientos ca-
La conexiónx on entre acción, , leitmotiv, y tema es,, ddicho breve- dda vvez más profundos. . Ciertamente, , a medida que paso o a paso
p la
mente,, la siguiente:
g Cármides, , al final dei diálogo, , se decide por discusión
d. se acerca a los principios (dXat), disminuye nuy la disposi-
Sócrates como maestro 10 io que sin ninguna duda
dud es una señal de ción on de Sócrates , a abrirse a los otros, hasta que por po fin puede
pu d
que la «prudencia» existe ya
« » en su alma como predisposición. convencerlos
n pacíficamente de que «lo «10 dejen
d h » en
marchar» n lo
10 que
Ciertamente la verdadera d decisión ddepende de Sócrates y en n efec- respecta . a la exposición
x de
d sus opiniones sobre el Bien yy sobre
to éste advierte
dv expresamente
x que ddepende de él mismo el dar 0o los caminos y contenidos de d la dialéctica: su rotunda afirmación
no paso al ensalmo (Cdrmides 156 a). Podría incluso
no n emplear di- de que en ese campo Glaucón n nono podría seguirlo (533 a) es acep-
rectamente la «medicina»,
« », pero a esto se opone la advertencia de tada por éste sin contradicción.
su maestro tracio de no no dejarse seducir por nada ppara suministrar . La. acción de La a República
pub a comienza, pues, , como una prueba
el fármaco sin el «conjuro»
« o» previo o (157 b c).. Sócrates,, por su u lado, simbólica de fuerza: los amigos g amenazan en broma con obligar a
en cuanto
u maestro necesita él mismo de d la virtud de la prudencia
u
y da prueba de que la posee al retener su profundo do saber filosófi- 2 Cf más arriba, pág. 33
2
s.,., la breve mención,
n on, así como
o o el capítulo
o de a
d La pu
Repúbli-
co (su «remedio
« medicinal») en n interés de una iniciación objetiva- caen PSP, 27 1-326.

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128
128 Leer a Platón
n La técnica dramática
d de
d Platón: guno ejemplos
6n algunos o 129

Sócrates a conversar con ellos incluso contra su vo voluntad (327 327 c).. daderamente
d d el joven n Clinias hah dicho algo go tann sensato,
n o, y si lo 10
Pero al final aparece el dialéctico como vvencedor de la prueba.. dijo entonces no necesita ya y de más enseñanza humana (290 e).
Los otros deben reconocer que debe quedar al arbitrio dde la libre Para sorpresa nuestra, Sócrates no quiere salir garante n dde que qu fue-
decisión de Sócrates el grado de saber filosófico que tenga a bien n ra Glinias quien lo 10 dijera,, aludiendo a que también b n hubiera
hub po
podi-
u
comunicarles. Sócrates deja meridianamente claro que la comuni- do ser Ctesipo,, y cuando do Critón tampoco está dispuesto u o a aceptir-
cación de sus u puntos de vista está ligada g a que el interlocutor selo,, manifiesta la suposición
p qu pudiera haber
on dde que h p
aportado do ese
pu d
pueda cumplir o 0 no
no determinados requisitos. . Dicho con otras pa- conocimiento «un ser superior»u » que estaba precisamente presente
b
labras: que su método do es el trato esotérico con el saber filosófico,, 291 a 4).
(291 4 . No necesitamos andar adivinando ndo muchou tiempopo de
d ,
es decir, estrictamente referido a aquél a quien
qu se dirige.. Quien qué vo voz se puede d haber b servido
v no
el dios desconocido. . Está claro
y o
haya comprendido la acción on de a
La República
pu a ha
h comprendido que
qu con la dialéctica se toca el ámbito b o de «lo
«10 superior»,
up », ded la filo-
b qu n
también que Platón podía pod decir
d sobre el Bien,n, como pprincipio
n sofía «divina».
«d ». Así pu pues, Platón no confía
on o
en la comprensibilidad d
10 qu
más alto, más de lo que escribió en este libro.
b Incluso sin las noti- d la pura
de u n para
pu alusión p el entendimiento o de d suu teoría
o d la cien-
de n
cias de Aristóteles, por nosotros mismos
d y basándonos
b sóloo en
n la cia,, sino
o que
qu añade d como o complemento el medio dramatúrgico
d g
oobra maestra dde Platón pod podemos saber que había
h una
u teoría pla-
p mucho o más claro dde la interrupción n del
d diálogo ogo narrado do para
p cia-
o
tónica o principios de carácter oral..
d los
de rificar al lector sobreb el hecho
h qu detrás
dde que d d diálogo
del go hay y una
un
riqueza filosófica no explicitada que qu se comporta con 10 lo explícita-
mente tratado do como o el reino de
d lo ddivinoo con n el de
d lo
10 humano. no.
b) d go narrado
Interrupción del diálogo na También enn el Fedón e incluso en ddos ocasiones o (comoo se dijo o
más arriba,b pág.. 84 ss.). resulta interrumpido do el diálogo
d ogo narrado. do.
x
Un expediente dramatúrgico o de índole do singular
ngu que Platón Con n elloo se advierte
d al lector sobreb la importancia de d la «ayuda» ud
emplea ocasionalmente es la interrupción n del diálogo ogo nnarrado por al propio logos,g de la que el filósofo debe ser necesariamente
d qu d b n
d del diálogo
medio u d o ddesde un punto de vis-
ogo marco.. Así,, el Eutidemo yud que
capaz. La ayuda qu Sócrates pu puede
d efectivamente aportarse a sí
ta formal representa un
un informe de Sócrates a Gritón sobre una mismo muestra
u ejemplarmente que a este respecto o el filósofo no
conversación que había mantenido la víspera
v en el Liceo con dos debe
d pararse, como frecuentemente
u se supone,
upon , en n el estadio o del
d
.
erísticos. En el curso de este informe nos enteramos
n de que el jo- g que hay
logos y que defender.
d . Las dos interrupciones acentúan n este
ven Clinias ha manifestado, , a propósito del
d arte de la ddialéctica, estado de cosas y de este modo, do, y en relación con el tema de la
que ésta se apoderad de la «
«presa» » de la matemática, , lo
10 mismo que ascensión de hipótesis en hipótesis,, hacen comprensible por qué qu
po d
la política se apodera de la presa de la ciencia estratégica, a la ma- la ayuda
yu que vav más allá del d caso concreto debe b ser siempre p el
u
nera de una ciudad ud d conquistada 290
(290 c d).. En esta afirmación vva punto estructural central del diálogod ogo platónico..
implicada una relación entre
u on matemática
n y dialéctica que sólo es
comprensible a partir de la teoría
n p d de
d la ciencia
n de Laa República
pub a
(510 c ss., 531 c ss.) y que dentro dei
10 ., 531 . y d Eutidemo, o, donde
d falta toda
d cc) El cambio de
d interlocutor
n
preparación para un un resultado semejante, opera como o un bbloque
oqu
a la d
deriva.. Enn no pocos diálogos
d el primer
p interlocutor dde Sócrates resul-
Para pon d reconocimiento
poner dde relieve la importancia del o de
d u o en
ta sustituido n el curso
u dde la conversación,
n n, la mayoría
o dde las ve-
qu la matemática está subordinada
que u d d a la dialéctica
d interrumpe ces -aunque
unqu no siempre- por po ootro interlocutor de
d igual
gu estruc-
h
ahora Platón el diálogo n do yy hhace preguntar a Gritón
ogo narrado n si ver- tura mental yy moral.. El cambio d personas supone
o de pon a menudonudo un

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130
130 Leer a Platón
n La técnica dramática
d de
d Platón:
6 algunos
gun ejemplos 131
131

cambio en el nivel de la argumentación y, y, por regla general, está rechazada la definición de justicia que Trasimaco presenta como
relacionado con un un caso de ««ayuda al logos». «
el «provecho d más fuerte», sin que en ello hubiera sido discuti-
del
En el Gorgias, el gran sofista de quien el diálogo recibe su da su esencia real (su rl cuv), la conversación podría encontrar
nombre es interrogado por Sócrates acerca dei objeto y finalidad aquí su término,, y acaba realmente por 10 lo que respecta al interlo-
de su arte (réxv). Sócrates le trata con cortesía,, sólo a su discípu- cutor Trasfmaco.
lo Polo le acorrala con preguntas de mayor dureza y profundi-
10 Ahora bien, al principio del libro II entran en escena los her-
dad, y, cuando éste deja de estar a la altura de la discusión, inter- manos Glaucón y Adimanto que renuevan en una larga interven-
viene Calicles en la conversación como representante de una ción (358 b-362 c,, 362 e-367 e) el ataque de Trasímaco contra la
retórica política. justicia.. Sin embargo,, la conversación con ellos, que ocupa del li-
El sucederse de los interlocutores queda explicado a partir de bro II al X de La República, a, no tiene ninguna semejanza con la
la crítica de la escritura. El dialéctico puede seguir transmitiendo conversación con Trasímaco. La diferencia se funda en el carácter
a discípulos apropiados (Fedro 276 276 e-277 a) la capacidad de ayu-
y de tos interlocutores: mientras Trasimaco combate visiblemente
dar al logos y con ello también al autor de tal logos.
g Si se interroga por íntima convicción la idea originaria de justicia, Glaucón y
a Gorgias y a dos de sus seguidores, ello significa que con 10 lo mis- Adimanto, con sus argumentos en favor de la injusticia,, pretenden
mo Gorgias es sometido a prueba para saber si es el verdadero v
solamente provocar una refutación más fundamentada. Personal-
maestro filosófico, quedando claro que ni el maestro ni los disci- mente los dos están convencidos de la superioridad de la justicia,
pubs están en situación de prestar a su logos g una defensa filosófi- pero no disponen de los argumentos necesarios para su defensa.
camente fundamentada. El examen de la posición gorgiana deja al Son éstos los que prefieren oír ddel propio Sócrates..
descubierto sus argumentaciones más profundas, sólo que estos y había creído haber acabado con la conversa-
Sócrates,, que ya
fundamentos no consisten en «cosas de mayor valor» (rtuithreQa), 357 a), entra ahora por causa de los hermanos Glaucón yy
ción (357
10 que por fin se pone de manifiesto por parte de Calicles es su
yy lo Adimanto en una discusión totalmente diferente: en lugar de la
brutal negación de toda ética a cargo de la posición del llamado discusión aporética que qu deja conscientemente abierta la cuestión
«derecho ddel más fuerte». El doble cambio de personas en el Gor- del rt lanv del objeto tratado (347 e,, 354 b) y que era explícitax
g produce por consiguiente,
gias un aspecto, una línea ascenden-
, en un sólo en el rechazo o de la falsa visión de la justicia, interviene ahora
te en la medida en que la discusión conduce a preguntas cada vez la conversación constructiva que desarrolla un tesoro insospecha-
más profundas y la tensión dramática de la discusión sube cons- do ded tomas de posición positivas yy de fundamentaciones yy que a
tantemente. Esta línea ascendente se entrecruza de forma fasci- v de un rodeo por la doctrina dei
la postre a través d alma llegag a una
nante con unun movimiento contrario en la medida en que la posi- definicion de la justicia (443 c-e). Ahora bien,, ambas conversacio-
ción opuesta se vuelve, desde el punto de vista del contenido, , -y
nes son mantenidas y esto es de la máxima x importancia- el
cada vez menos respetable y se hunde cada vez más hondo.hondo. mismo día y ante el mismo círculo,, una inmediatamente después
Esta misma técnica dramática es la empleada por Platón en el de la otra.. La clara lección de este orden dramático es la siguien-
libro I de La Repúblicaa con la sustitución sucesiva Céfalo-Polemar- te: Platón nos hace reconocer que detrás de las aporías de los diá-
co-Trasímaco,
o, así como más tarde, los personajes de Trasímaco yy g de la virtud yy que al parecer no pueden definir las virtudes
logos
Calicles parecen constituir dos intentos de configurar dramática- v
del valor, , de la piedad,
p d la prudencia y de la justicia,, se encuen-
, de
mente el mismo contenido. En el caso de La a República
pub a la discu- tra en realidad la sistemática de d las doctrinas ddel alma,, del Estado
sión no se queda en la simple refutación de un contrario o que re- d la virtud de La
y de a República; y al mismo tiempo nos muestra
sulta caracterizado con trazos negativos. Después de haber sido que la exposición
xpo «
de tales «cosas de mayor valor» (rt1tuthrcQa)

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132
132 Leer a Platón
n
La técnica dramática dde Platón: algunos ejemplos 133
133

sólo puede acontecer si lo piden interlocutores que posean los


biades es el joven filósofo que nono satisfizo las esperanzas puestas
presupuestos característicos para tal enseñanza. Sin embargo, la
exclusión de los interlocutores inapropiados no en él.
no tiene nada que
A esta condición suya le corresponde su papel en el marco de
ver con el mantenimiento de un un secreto: a Trasimaco se le permi-
la acción del Banquete. El es el que ha llegado demasiado tarde,
te presenciar la conversación siguiente, sólo que ya no no es en ella
el hombre que no no estuvo allí desde el principio y que no no escu-
el interlocutor. La conversación con él quedó atascada en el vestí-
bulo aporético de la filosofía, en tanto que Sócrates está dispuesto chó lo más hermoso y elevado, la «iniciación» de Diótima en la
a allegar a Glaucón y a Adimanto la esencia, el vt ¿cuy, de la jus-
esencia dei Eros. Incluso en su vida real este hombre malenten-
ticia. Pero también con relación a ellos, como ya hemos visto
dió la «erótica» de Sócrates interpretándola como interés sexual
217 c-219 d, especialmente 218
(Banquete 217 218 c).
( pág. 127), se sigue observando el modo esotérico de la comunica-
Es un ejemplo
un de sutil ironía dramática el que Platón encar-
ción de conocimientos filosóficos, o0 sea, el que es estrictamente
gue de caracterizar la naturaleza real de Sócrates precisamente a
referido a un un interlocutor: para la esencia, para el rl ¿arzv del
Bien no no están suficientemente pertrechados y por ello no este Alcibíades a quien ya Sócrates había probado en un
un tiempo y
no llegan a
a quien había encontrado demasiado ligero. Cierto que dice d mu-
su conocimiento.
chas cosas correctas e importantes sobre él, cosas que proceden
.Claramente diferente de esos dos casos es el empleo del pro-
de su preciso recuerdo de circunstancias vividas. . Pero cuando in-
cedimiento dramatúrgico del cambio de interlocutor en El Ban-
quete. Mientras Polo y Calicles en el Gorgias y Glaucón y Adiman-
tenta describir los logoi de Sócrates es cuando se muestra la dis-
to en La República están presentes desde el principio, Alcibiades
tancia que le separa ddel Sócrates verdadero. En efecto, piensa Al-
cibiades que estos logoi causaban un una primera impresión de
irrumpe en la tertulia de los participantes dei banquete después
de haberse alcanzado el punto culminante de los discursos sobre
ridículo con sus analogías de herreros, zapateros y curtidores, ,
pero que, sin embargo, era necesario «abrirlos» » para
p darse cuenta
el amor con el discurso de Diótima referido por Sócrates (Sympo-
g encierran razón y contienen las imágenes
de que sólo estos logoi
212 c). Es verdad que la imagen del carácter de Sócrates que
sium 212
más divinas de la virtud (Banquete 221
221 d-222 a).
ofrece Alcibiades en su borrachera constituye por sí mismo otro
g socráticos se orienta Alcibia-
Resulta claro a qué tipo de logoi
segundo punto culminante ddel diálogo; sólo que en el medio
des: a aquellos discursos ocasionales descritos en los primeros diá-
tiempo el tema se trasladó de la esencia dei Eros a la realización
qu trabajan constantemente con la analogía de la rxv1i y
logos que
del Eros filosófico en la persona de Sócrates.
nd n concluir el saber ddei comportamiento ético a partir
qu pretenden
que
Ei testimonio de Alcibiades está absolutamente marcado por
d «saber» del «artesano»,
del « », revív1ìç. A este tipo de discurso apo-
sus propias experiencias
x personales. Se explicita que Aicibiades
era unun hombre que hubiera podido tener talento para la filosofia
rético-probatorio corresponde también en El Banquete el breve in-
tercambio entre Sócrates y Agatón que tiene lugar tras el discurso
y que esa había sido la razón de que durante un un tiempo Sócrates
le hubiera cortejado «erótícamente». Sin embargo, su inestable
de este último (199 c-201 c). Alcibiades parece desconocer cual-
quier otra cosa. Pero en El Banquete
anqu el discurso probatorio (elén-
carácter le había hecho imposible confiarse plenamente a la di-
quico) con Agatón es sólo el preámbulo ddel resumen de discursos
rección filosófica de Sócrates, hasta que por fin se sustrajo total-
mente a su influencia. Alcibiades ofrece por tanto trazos frag- muy diferentes, a saber, los de los diálogos de carácter filosófico
mentarios de una autobiografia filosófica que le muestran como destinados a enseñar y repetidos una y otra vez que Sócrates ha
uno de los llamados a la filosofia, pero que, sin embargo, a fin
uno
mantenido con «Diótima» y de los cuales él recibió una enseñan-
no en clave cifrada acerca dei Eros. Alcibiades, el
za positiva y no
de cuentas, no no había estado a la altura de esta llamada. . Alci-
hombre que llegó demasiado tarde, no no tiene ningún conocimiento

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134 Leer a Platón
on
Capítulo 21
de discursos de tal índole. De aquí la insistencia que mantiene en IRONÍA
las analogías de los zapateros yy curtidores y en la necesidad de
g . Las palabras que Sócrates le confió privada-
«abrir» tales logoi
mente en una situación «erótica» y que contienen claras resonan-
cias de ios pensamientos sobre la gradación de 10 lo bello en el dis-
curso de Diótima (Banquete 218 d-219 a), es claro que Alcibiades
no fue capaz de «abrirlas»
« ni siquiera en el momento decisivo, de
lo contrario no hubiera seguido esperando en el amor corporal
10
(219 b c) ni se hubiera alejado más tarde d del maestro único de la
«virtud» (cier.
Si nosotros interpretamos correctamente el llegar tarde de Al-
cibiades como una consciente decisión dramatúrgica de Platón
x
de gran capacidad expresiva, , veremos ciertamente en el «abrir»
« »
de los diálogos (es decir, en el desciframiento de alusiones ocul-
tas) una verdadera e importante máxima hermenéutica. Pero no
pasaremos por alto que Platón de manera muy clara introduce el
«abrir» como la hermenéutica de aquellos que no saben nada de Posiblemente el medio de expresión
xp creativa más famoso de
los logoi filosóficos más constructivos que siguen conduciendo ha- Platón es la ironía. La facilidad urbana en el lenguaje, la elegan-
cia arriba en el camino de los principios (dQxaO. Alcibiades no es cia y la riqueza de matices de su tonono irónico no
no tienen paran-
sólo nuestro garante del «abrir», es también el ejemplo de que se gón en el conjunto de la literatura universal, que no
gon no es pobre en
sirve Platón para explicar que el abrir no puede acontecer sin un un el tratamiento de la ironía, yy representan una fuente inagotable
explícito adoctrinamiento sobre contenidos filosóficos decisivos.. de fascinación para ei lector culto.
Muchas son las posibilidades de empleo: toda una conduc-
ción de la acción dramática puede estar determinada por la iro-
nía (como es el caso dei Eutidemo), la caracterización de unun per-
sonaje puede ser enteramente puesta en luz por la ironía (como
Eutifrón o0 Hipias), o0 bien la aparición de un
un personaje puede
ser irónicamente relativizada por el contexto dramático (como
hemos visto poco atrás con el caso de Alcibiades en El Banque-
te), pudiendo incluso aparecer en una única reacción de un un per-
sonaje que en general nono viene caracterizado por la ironía (pién-
sese en la capacidad de olvido de Adimanto con relación a las
limitaciones a las que está sometido el discurso, República IV
504 a-c')
c .
Pero por muy variado que sea el empleo de la ironía en Pia-

Cf. más arriba,


b , ppág.. 105, y PSP, 307
307 SS.. con flota 99.
n no

135
135

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136
136 Leer a Platón
on Ironía
o 137

ó2 es claro que ésta es para


on p él un medio o dde expresión
xp n dde alcan-n que propiamente quiere qu ddecir Platón.. Por muy uy atractivo
u . v que este
ce limitado. Es de ddecisiva importancia n que no confundamos
und 1la pensamiento pu d ser, la aplicación dde tal intelptttación
pueda n on nnos
ironía
n pplatónica
on conn la1 ironía
on romántica que qu todoodo lo10 penetra
n yy qu
que muestra unaun y otra vez que qu para p poder responder d Ins preguntas
1 11i

constituye
n u un fenómeno n específicamente moderno. od La ironía ro- abiertas de las primeras obras o se necesita algo go má qi 11111el v mero i

mántica no va dirigida g contra unun adversario


d o concreto sino contra corregir comportamientos yy juicios marcados d como o ti'
1.11 por
o el I

todo
odo y contra todos,
od y alcanza efectivamente en primer término el expediente de la ironía.. Puede bbastar un soloo ejem o i '
11 .> - I i . I I I

propioo punto
pun o dde vista
v de
d quien
q n ironiza; es esencialmente ironía de p
pias minor se «da«d la prueba»
u » de d que aquel u quequ ca' 11111111111111
"i. i I t

uno mismo y suu más importante función consiste


uno n en no n
no dejar na- mente mal es comparativamente mejor que quien n 1,11,111I .

dda,, pero
p absolutamente
b n n d que pueda
nada, p escapar
p a la ironización. . n
luntariamente. . El interlocutor de Sócrates,, Hipias, 1111 11111 i . i i I I
I .

Para el romántico o no pu puede


d haber
h b d absoluto
nada b o quque pu d sal-
pueda con una hiriente opon ciertamente a esta 1011
n ironía,, se opone 1 I

varse de un una relativización


v por medio o dde la ironía.
on En Platón, por on, ppero
ción, o no es capaz p de refutar u u b intenciol
la prueba on ,.1111111 1111111
I i
I
J I

el contrario, es evidente que qu la ironía


o detiene ante lo
se d 10 qu
que él lla- qu Sócrates presenta.. Ahora
sa que h bien, no serviría 1111d. . 11 i
t I .

ma ámbito o «divino»
« » dde lo que siempre es y ante la philosophia ««di-
10 qu sustituir por lo o todo
10 contrario odo aquello
u o qu que enn Hipi. 1 .
i

vina» como aspiración a comprender nd intelectualmente el reino no de


d b o la
bajo 1 luz
1u de d la ironía, en tanto n o no se disponga
d g de la i" 11111 i

lo eterno.. Ya fue frecuentemente observado que la actitud en


10 n la socrática «nadie se equivoca voluntariamente». ». Pero s 1 111 > i . j t

que Platón se expresa


x sobre el reino no de las ideas tiene n un acento d on, n
de esta proposición, se resuelven sin ninguna dificultad nil.
od 11 I

claramente religioso
g 3. La ironía
on es para Platón sólo o un medio d de d do
paradojas ddei Hippias minor.. Claro qu que enn ninguna parte ciel 1 ddii.
ppreparar
p esa actitud también n en el lector mostrando ndo 10 lo ridículo y go se ppone en p opo on por
n evidencia tal proposición po la simple 11 iii
resOlut
lo absurdo
10 do de 1 actitudes contrarias..
d las de
d una
un ironía.n . El lector debe aportar po tal frase de antemano
Tener
n sentido de 1la ironía on es po por tanto o sinn dududa importante
o una
un lectura
u productiva,
o dde 10lo contrario,
on o, no sabrá qué hacer con cl
enn 1la lectura dde Platón.. Sin embargo, debemos d pprevenimos
n contra d ogo. Los interpretes
diálogo. n p « n
«irónicos» nu o días están provis- .
d nuestros
de
el error de d considerar
on que la
qu 1 ironía sea para Platón un medio
on un d cen- d antemano con
tos de on el saber necesario por po nuestra
n tradición on cul-
tral -y no sóloo subsidiario-
u de la enseñanza.
n n Esta opinión apa- tural; sóloo por eso pueden
d hacerse la ilusión de d haber
h sacado
do «sin
rece en intérpretes que,, de un lado, do, vieron que
qu los diálogos
d aporé- presupuestos» » todo el partido d diálogo ".4.
do del
ticos de d 1la virtud no contienen aporías cuya solución pudiera Nunca debió malentenderse qque la ironía para Platón on es un
haber
h b sido do todavía dudosa
d para Platón mismo,, pero que, por po otro medio
d de importancia y función limitada. Sóloo el hecho h ho de d que
q
lado,
do, no podían aceptar que Platón ofreciera ««enigmas» » que no pierda gran importancia en obras ob importantes del d período
p do medio,
d ,
fueran n solubles porp medio o de otras formulaciones -bien sea por de que en la obra ob maestra, Laa República, a, aparezca sóloo de manera n
medio o de
d suu filosofía oral,, bien
b sea por la ddoctrina n de la virtud ud ded marginal,, y dde quque falte totalmente en obras ob como o el Timeo o0 Las
La República- y terminan n concluyendo
n ndo que
q por ello o debe
d ser su- b
Leyes, debería b n
habernos p
prevenido do contra la sobrevaloración
b on ro-
ficiente por sí misma la expresión on irónica ppara poner en claro lo 10 mántica de la ironía n enn Platón. n.

2 Naturalmente que estoy


oy muy d pretender
y lejos de tener en
2
q p d un inventa-
n este caso un v n
rio completoo (o 0 siquiera
qu una
un valoración
on «concluyente»)
« on de la ironía platónica.
p on , . correspondientemente
4 Cf.. PSP 87 Ss.; o con estoo hhe probado
po también
n con tela.
Esto
o es reconocido do inclusoo por intérpretes
n d orientación
de on claramente ««antime-
n ción
on a las obras tempranas, , la insuficiencia
u d las interpretaciones que
de qu operan ex x
tafísica» (cf.,, por ejemplo, n Studies, Princeton,
o, G.. Vlastos: Platonic , 1973, 397 «Quién
1973, 397: « n clusivamente
u con la ironía.
n n n Michael Erler: Der Sinn
Cf.. ahora también S nn der Aporien in
podría decir qu que Platón haya sentido algo go que no tuviera
qu no uv que ver con
qu on la veneración
n on d n Dialogen
den n Platons
a n (El sentido
do dde las aporías en los didlogos
d a
de Platón), Berlín.Nueva
v
dde las ideas?»). York, 1984.
k,1984.

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,

Mito 139
o 22
Capítulo
MITO n d diferente lo
No es nada 10 que
q hace
h Platón
n con u propios
n sus p op mi-
tos.. La historia de la invención
nv n po Theuth
de la escritura por h (Fedro
274 c- 275 b tiene todas las características de un «
275 b) » se desa-
«mito»:
rrolla
o enn el p pasado más remoto, los personajes son dioses y se les
presenta hablando; el objeto dde la historia es una ««invención»
n » di-
d
vina
v remotísima,, es decir,, el acto de establecer las características
esenciales de una cosa para siempre. Es cierto que, apenas Sócra-
h terminado
tes ha do de relatar su historieta,
h do Fedro le censu-
, cuando n u
ra por la invención de ese logos g g
egipcio; pu , Fedro
así pues, o hah
podado por su cuenta u los aspectos míticos y con n la mirada en el
transparente mensaje hha captado el logos g dentro
n dei mito,
d o, cues-
u
tión que Sócrates acepta implícitamente
p n ai acentuar por suu parte
que io10 único quequ importa es si la cosa tratada d es verdadera o0 no
(2755 b c).
c
En el mismoo diálogo go tiene lugar el grann discurso del d amor qu que
Sócrates pronuncia
u y cuyo n do nodular
yo contenido no -la historia dde la
El uso platónico o dde la forma de discurso
d ««mitico» invita
v a la ascensión n dei carro o ddei aima divino no y humano no a la región
on suprace-
u
comparación
np n en más dde un aspecto con u de
n su uso d la ironía:
n u
sus leste (246 a ss.)- . constituye
n inequívocamente un una nnarración
on de d
u n enn forma a su ironía; para
mitos igualan p un lector sensible repre- carácter mItico.. El discurso se califica a sí mismo dde «pruèba» « b
sentan también n uuna fuente
u de ddisfrute literario permanentemente
n n (thró6ettç)
d.n60 de
d la tesis d de que
qu Eros es un una don
donación
on dde los ddioses
renovado;
n son igualmente
u variados en forma función, y, en cuar-
y on, y, u n y al amado
al amante do para su mayor d , claro que
y felicidad, q esta pprue-
to lugar, fueron también a veces sobrevalorados. d . d , será increíble para los sabihondos,
ha,, se dice, ond , pero creíble p para
Por un lado, Platón presenta el mitoo en una clara oposición los sabios (245245 c 1-2).2 . Esta referencia a la diferente valoración y
go Por otro,, no se debe ignorar
al logos. g que,, aparte de la claridad de aceptación por parte dei d siguiente hablante no resulta difícil de d
la oposición semántica,, Platón difumina conscientemente n enn algu- interpretar: Platón cuenta, por un lado,, con lectores que sóloo re-
n casos la frontera entre el mito yy el logos. Esto lo
nos 10 observamos
v paran en 10
p lo mítico de la narración y que por po elloo no le dan crédi-
y en la presentación
ya on de un mito de procedencia extranjera.
x . Pro- to, pero al mismo tiempo tiene la esperanza de contar con lecto-
ogo al que dda nombre,, da a escoger a sus oyen-
tágoras,, en el diálogo oy res que comprendan que lo 10 indemostrado do del
d mito no sólo o
tes entre que
qu les presente su punto de vista en forma d de mito 0o en requiere prueba sino no que también es capaz de d proporcionarla
forma ded logos
g (Protágoras
g 320 c); se le encomienda la elección a él
320 -cosa a la que en efecto Platón hace intencionadamente d referen-
mismo,o, con n 10 u comienza con la forma de mito que
lo cual qu califica cia y que
qu por elio, o, con n la mirada puesta enn el logos,
g acepten n suu
de
d «más
« ». Después
graciosa». u de un discurso un tanto o largo expli-
xp mensaje dentro dei d mito. o. La « «prueba» » de la tesis comienza
n p 10
por io
ca que
qu ya y no qquiere ofrecerles mito sino no logos (324 d 6), claro demás con una prueba b de d la inmortalidadd 245 c 5-246
del aima (245 5 246 a
qu en ese momento ya hacía
que h bastante qu o atento había
que el lector que no procede
2) qu d en absoluto
b enn forma dde narraciónon mítica sino o
observado
ob qu ya mucho
do que ho antes (enn 323 a 5 o0 quizá mejor ya en n d manera estrictamente
de n conceptual.
n u .
322 d 5) el mito se había
322 h b convertido o en n logos sinn uuna transiciónn
tajante.
n 11 o 246
Fedro 246 a.. Para este pasaje
p cf.. también
b n más arriba,
, ppág.. 101 s..

138

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- Mito 141
140 Leer a Platon

un logos porque es verdad (Gorgias 523 a). Es seguro que noso-


Ya se dijo (y. más arriba, pág. 102) que la imagen mitica del
d
tros no debemos entender la cosa como si Platón quisiera decir
carro tripartito del alma encuentra su justificación en los argu-
que bajo el reino de Cronos y al comienzo del reino de Zeus el
mentos dei libro IV de La República. Así pues, visto desde el pun
pun-
to de vista dei mito del Fedro, La República habría de ser caracteri-
un hombre fuera pronunciado todavía en
juicio sobre la vida de un
su último día en el más acá yy ciertamente por jueces que a su
zada como logar, pero ya hemos visto (pág. i i 7) que Platón alude
vez estuvieran todavía en la vida dei más acá (523 b-524 a). Sin
a su obra maestra precisamente con estas palabras: «mientras él (el
filósofo) cuenta historias sobre la justicia» (6txaocjt3v,,ç 7VéQ1
embargo, queda para Platón definitivamente establecida la ver-
dad de la fe en la inmortalidad yy ddei convencimiento de que
uvOotoyoíivra, Fedro 276 e 3).. Naturalmente que La República, en
nuestro futuro destino en el más allá depende de nuestro corn-
cuanto proyecto utópico que aguarda todavía su realización, tiene
una impronta mítica muy acusada: muchas cosas son encomenda-
portamiento ético en esta vida. Pero, dado que Calicles nada sa-
be de la interna estructura del alma (véase pág. 103
103 s.) y en con-
das a la fantasía creativa del creador y no se pueden controlar
tomando como base la experiencia de que disponemos hasta el secuencia tampoco conoce la idea filosófica de la justicia la -a
presente; ante todo, el carácter «mítico» de la obra que alude Sócrates 526 c 3-4- obtenida a partir de la estructu-
o maestra
d alma, no puede tampoco captar el logos en el mito, razón
ra del
debería fundarse
un particularmente en que puntos fundamentales,
por la cual 10lo rechazará como puro mito.. La diferente valora-
aunque por principio son fundamentables, no están fácticamente
ción del mito del más allá, como logos por Sócrates y como mito
fund amentado s 22.
En este sentido todo el proyecto de filosofía natural del
d Timeo o
por Calicles, se corresponde enteramente con la doble valora-
ción esperada del
d discurso del d que se habló
d Eros en el Fedro del
es caracterizadodo también como «mito verosímil» (29 d, d, 68 d, 69
69 b)
más arriba (cf. pág. 139 s. y nota 3)3.3.
porque en este caso el estatuto ontológico del objeto contenido
Es con este trasfondo con el que hay que ver la tan traída y
excluye una fundamentación plena 0o la plena seguridad de la fun-
damentación. llevada cuestión de si el mito en Platón está subordinado al lo-
gos o0 si su naturaleza es la de comunicar una verdad más alta
En el mayor contraste imaginable con la filosofia de la natura-
leza dei Timeo, qu opera con ideas en parte nuevas y extraordi-
o, que
que no es alcanzable para el logos..
n los mitos ddel más allá que en forma de
Esta última suposición de un contenido de verdad más alto
nariamente difíciles, están
narraciones religiosas tradicionales describen el destino dei justo
por parte dei mito surge de la forma de sentir de las modernas
y ddel injusto después
d de la muerte.. Incluso aquí juega Platón con corrientes irracionalistas y no puede apoyarse en reflexiones de
así,, cuando en la introducción del
Platón.. Por otro lado, una subordinación del mito al logos tarn-
la oposición mito/logosg d mito
g
del Gorgias 10 que está en trance de hacer,
hace decir a Sócrates io
poco puede aceptarse si con ello hay que entender que el mito
sea un ornamento más 0 o menos innecesario, una expresión dife-
Calicles 10lo considerará ciertamente como un mito,, pero para él es
rente de carácter puramente ilustrativo de puntos de vista obte-
2 En
2
n El Político,, 304 c 10- un arte ddei ddiscurso que
10 d 2, se trata dde un qu convence
onv a la nidos por otros medios. Si fuera esta la opinión de Platón sobre
multitud ««con saber» (es ddecir,, con un saber técnicamente aceptable) «por medio de
on un d el papel ddel mito, dificilmente hubiera podido darle un espacio
la nnarración dde historias, ppero no por medio de la enseñanza»
n -ôid v600yaç
LU4
. p, ) ôtd òtôasç-. Se podría ddeducir de esto qu que para Platónon todaod opoperativi-
dad verbal qu que no opere
op po medio de
por d la enseñanza (es decir,
d por
po medio de un una en-
Que Platón es consciente de que el mismo texto será comprendido diferen-
ona la escritura queda
señanza personal. qu sin enseñanza,
n ávev &óaxç, Fedro 275 a 7) 7 cae
temente por diferentes oyentes 0o lectores no significa naturalmente qu que él viviera
bajo el concepto o de o og
d mythología. Sin embargo,, es cuestionable si ese pasaje
p es aplicable
p
creyendo poseer
po una técnica literaria que pudiera manejar con seguridad
un d tal dife-
a los diálogos:
go pues éstos alcanzan
pu n a los muchos -ningún autor puede pu d evitarlo-
rencia de recepción.
. Para estos temas, véanse capítulos 9, 10, 11
11 y 19.
pero
p no quierenn convencer a los muchos en n tanto que multitud (v27Ooç).

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Leer Platón
6n
142 a
Capíto 23
tan amplio en qu el fin último ddel filósofo
n su obra.. Es cierto que o o o es la MU1NOLO(U Y JJIALOUO
penetración dialéctica de la realidad que
d qu se cumple enn el g ar-
logos CON INTERLOCUTORES IMAGINARIOS
n
gumentador. Pero no puede renunciar, sin embargo,
pu nun , go, a la fuerza
og
psicagógica d mito; además, la capacidad de
del d las imágenes e his-
tonas de presentar
p un contenido de forma global e intuitiva es un
complemento imprescindible del d análisis conceptual. Visto así,, el
mito aparece como una segunda vía de acceso a la realidad que
ciertamente, , en cuanto al contenido, , no puede ser independiente
g pero que ofrece,, sin embargo,
del logos, o, frente a él un pplus
u que no
puede ser sustituido por nada 4.

Los mitos vienen


v expuestos en discursos largos.. Constituyen
la prueba más segura de que el director del d diálogo puede aban-
donano para servirse de un makros logos. g . Los dos más largos y fi-
losóficamente más importantes de estos monólogos g miticos,, a sa-
ber,, la disertación de Timeo yy el gran discurso dei d Eros pronun-
ciado por Sócrates en el Fedro, contienen preponderantemente
elementoso que,, conforme a la forma tradicional de comprensión,
no deberían ser ya clasificados como «miticos»,
« , el director del
d go, en nombre
diálogo, no d mito,, ha renunciado, pues, a la comunica-
del
ción
on dialógica
og p o a la enseñanza monologada.
y se pasó
Otra forma de abandonar el diálogo es el ddiálogo dentro del
go. No estoy
diálogo. oy pensando o aquí en la técnica literaria ddel diálo-
g
go-marco, tal como o se empleó en el Fedón y en el Eutifrón,
u on, entre
otros,
o o en la suspensión temporal
, sino po d diálogo
del go mantenido hasta
h
el momento
o por el director del diálogogo y la introducción
on de un
personaje imaginario, bien n sea para encarar una ocasión que se
4 Una valoración 6n equiparada
qu d d mito y logos fue defendida
de d d n modo muy equili-
en
b do por K.. Gaiser: Platone come scrittore filosofico, Nápoles, 1984,
brado 1 152, particu.
1984, 125-152, u presenta,, 0o bienn ppara emitir un informe sobre un diálogo go presumi-
larmente
n 1
134-136. . La subordinación
ub d 6n al logos la había
h representado
do entre otros, G.. blemente ya y mantenido. o. Verdaderamente,
d desde
d el punto de vista
v
a
Müller: Die Mythen der platonischen Dialoge, h h n der
Nachrichten d Giessener n Hochschulge-
h hu formal,, se tiene aquí la impresión d que
on de h y sido introducido
qu haya n
h
sellschaft 32, 1963,
1963, 77-922 (también
n en n G.. M.:. Platonische Studien, Heidelberg, 1986,
1986,
11 12 Rico
o en n observaciones
ob on nuevo
es el nu o tratamiento d tema por
o del p G. Cern: Plato-
otro
o o interlocutor, como u d repetidamente en
o o sucede n el diálogo
ogo plató-
110-125).
nne sociologo dellaa communicazione, Milán, 74 Mito e poesía).
n, 1991 (17-74: p . o. Pero como
nico. nuevo
o el nu «p » se ddiferencia claramente de
vo «personaje» d
143

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144 Leer a Platón 145
Monólogo d ogo con interlocutores
ogo yy diálogo n imaginarios
n

los ppersonajes presentes en n el coloquio


oqu por el hecho
h o de d quequ no no
. En el Fedón, d6n, finalmente, Só-
de lo que fuera posible con Hipias.
10 qu n 1
n una
tiene un individualidad
du d ppropia sino que qu representa un una ddetermi- n comunica en
crates nos n una
u 1
larga «cita»
« (66 b 3-67 b 2) 2 lo 10 que
qu 10 los
nada
d pposición, on, 0o una determinada
d n d mentalidad,d, es fácilmente reco- o
« d d
«verdaderos filósofos» » dirían n entre sí (reòç ddA.A4)ovç) sobre b la
1
nocible
n como construcción
on ddei conductor ddei ddiálogo ogo qu que preser-
p
1 verdad d y sobre la relación de d cuerpos y almas.
búsqueda
b dde la 1 . .
va por medio o de d este expediente
p d n la forma de d ogo, pero
d diálogo, p que de d
El sentidodo filosófico de la técnica literaria del diálogo d ogo imagina-
hecho
h ho suspende
u p nd ogo realmente mantenido hasta ei momen-
el diálogo n n
ogo parece do . El hecho
ser doble. h ho de que qu también
rio dentro del d diálogo p n
to para pod poder ddarle la dirección on ddeseada.d
qu el dialéctico aporta d arsenal
del
n
se presente dialógicamente
d lo que
10 po n
Esta técnica literaria dde Platón n nono hha sido ddescrita en n nningún
g n
d sus u propios o puntos
p o de d vista
v sin intervención on dde los reales inter-
de
o hasta el momento,
sitio , aunque Platón recurre a ella con on cierta
o
locutores g
significa p n , como
que el pensar, o go del alma ,consigo
diálogo go
frecuencia
u y aunque
unqu no es poca
no p u importancia
su o para la compren- dialógico:
misma, es, en n un
un sentido o fundamental,
und , de
d carácter d og o el
on dde la forma ddei d
sión diálogo.go, Diótima es el más famoso o de
d los in- intersubjetiva debe
o
pensamiento que q pretendend alcanzar validezd ub d b sa-
.
terlocutores-sustitutos
u imaginarios.
n Naturalmente, , pudo haber
pudo h b ha-
h
la exigencia de exponerse a la crítica
tisfacer fundamentalmente
und x pon
bidoo en n Mantinea alguna gun vez una visionaria de este no nombre plantarle cara; por eso Platón presenta tam-
del adversario de
d d o y d p on.
(muchos arqueólogos dan d incluso el nombre dde ««retrato de d Dióti-o
en reflexiones solitarias «dentro
bién los resultados obtenidos
n d o n d n las on «d
ma» a una un cabeza dde mármol o ddel siglog o Iv), ppero las conversacio-
de casa» ppor pparte ddei dialéctico como o resultados . de unaun prueba .b
nes
n de Sócrates
o con Diótima están concebidas o on toda claridad
con lugar, deducimos de lo anterior
obtenida en común. En segundo
o n n. undo , 10
como
o continuación de d la conversación que qu Sócrates mantuvo n vo con on
que
qu el dialéctico
d platónico, aunque su pensamiento o .satisfaga, la
el interlocutor real Agatón anq
on (cfr.. Banquete 201 e).. Desde
201 d el momen- n
intersubjetiva
exigencia
x apriorística de d la comprobación on 5(dialógi-
og
to
o en n que
qu Sócrates asume el papel p hasta entonces desempeñado
d
d hhecho ho no está adscrito a nningún n tiempo n ni a ningún n inter-
ca),, de n
por Agatón, on, el diálogo ogo pu puede elevarse a alturas que hubieran sido
d do
para llegar a unun ddeterminado resultado.
u do. Más
locutor determinado
d p n n do
impensables
n on Agatón
con on como o interlocutor.
o Sócrates
o presenta su u
o puntos de vista decisivos;
bien es él el que qu aporta
p al coloquio
o oqu los o
contribución a la alabanza b n de Eros dialógicamente,
og según la forma n, puede desarrollarlos también n sin interlocutor real,,
si le vviene bien, pu d
(en todo o caso, sólo hasta 208 208 b; d d aquí «Diótima»
b desde « o » habla en
o el resultado o dde discursos precedentes con
presentándolos
p como u
forma de monólogo),
ono ogo pero, o, ateniéndonos
ndon al contenido,
o o, hhabla solo, o,
un interlocutor . Sin n embargo, si le parece n, puede
bbien,
un o imaginario. b p pu d
como o lo 10 hhabían
b n hhecho o también los otros participantes dde la ronda. d .
siienciarse al respecto o (Fedro o 276 a 6-7).
Importantes
po resultados
u do y ppuntos de vista se consiguen u tam-
biénn por
p medio
d d la introducción
de n o on de
d un un tercero anónimo
no o en n el li-
bro
b o X dde Las a Leyes,, donde
dond « n » se anticipa a las res-
el «Ateniense»
puestas
pu y reacciones dde los futuros u ateos para asegurar filosófica-
mente ddesde yya la ley sobre la impiedad d (893 . , o0 en el Protá-
93 a ss.),
a donde
goras, dond representantes del d v go reciben
vulgo n clarificación n por
parte
p de Sócrates sobre b el significado
g do dei hedonismo
h d o que qu repre-p
sentan (Protdgorasdg 353 a ss.).. Pero la concepción más clara de d la
máscara ddei dialéctico
d o está representada n d enn el Hippias major a o po por
aquel
qu tercero anónimo
non o qu que vive
v incluso en n la casa de Sócrates y
que
qu a la vu vuelta dde éste ««a casa» (Hippias a o 304 d 4) le muestra
a major
el camino o para un un tratamiento o dei d problema
p más apropiadamente
o d

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Las características ddei diálogo: lo que
qu realmente
n significan
g n 147
Capítulo 24
LAS CARACTERÍSTICAS DEL DIALOGO: sóficos que en principio serían también comunicables por escrito,,
LO QUE REALMENTE SIGNIFICAN pero que el autor mantuvo conscientemente fuera ddel escrito. La
existencia de una filosofía oral detrás de los diálogos es,, pues, en
primer término una consecuencia que se obtiene obligatoriamente
a partir de la aplicación de la crítica de la escritura a los propios
escritos de Platón. En segundo lugar,, esa filosofía oral viene, sin
embargo,, confirmada directamente de expresiva
x manera por me-
dio de los lugares de silenciamiento o0 pasajes de omisión. Consi-
derados a la luz de la crítica de la escritura, los lugares de silen-
ciamiento traducen un mensaje muy claro; con ellos Platón no
hace más que decir: «este escrito es el escrito de un philósophos
que puede fundamentar oralmente con más exactitud lo que ha
expresado en él aduciendo explicaciones y teoremas en cuya corn-
paración el presente escrito parecería de menos importancia».
6) La cuestión de fondo que se presenta es siempre la «si-
tuación-ßo,Oeia» que no es más que un un método para probar si
A estas alturas, hemos reunido ya observaciones suficientes uno es o0 no philósophos. Dondequiera que aparezca una tesis es
para volver sobre nuestra lista de las características más importan- atacada: el autor tiene la obligación de mostrar que puede defen-
tes dei diálogo platónico y poder cuestionarnos sobre su sentido derla con argumentaciones que van más al fondo. Sólo un un perso-
originario.. Los puntos de vista conductores para la interpretación naje es siempre capaz de esa elevación cualitativa ddei nivel de ar-
d diálogo los muestra ya
de la forma del y la crítica de la escritura en gumentación que es tan característica de la estructura dei diálogo,
el Fedro.. Sólo este hilo conductor platónico nos puede dar garantía yy ese personaje es el tipo permanentemente igual d del dialéctico
de que no damos preferencia a hábitos y prejuicios dei pensa- platónico.. Aprobar el examen de filósofo no representa sólo una
miento moderno por delante
d de las propias intenciones de Platón. cuestión de inteligencia (de io contrario,, Protágoras y Gorgias po po-
Desde ahora pasamos a considerar en orden inverso las carac- drian ayudar a su propio logos) sino que está ligado al saber de
terísticas enumeradas en las páginas 36-37.. las ideas y a la familiaridad con la dialéctica platónica.,
7) Hay que partir del punto de vista fundamental de que 5 Se hace ahora comprensible por qué el dialéctico apare-
5)
ningún escrito y por tanto ningún diálogo platónico está en situa- ce siempre como invencible y por qué ni siquiera ante pequeñas
ción de proporcionarse a sí mismo las ayudas necesarias en caso derrotas u ocasionales fracasos pueda ser equiparado al formato
de algún ataque. Por el contrario, el dialéctico 0 o philósophos está d interlocutor. Es él el que pone a prueba a los otros
inferior del
por su propia capacidad indicado para defender oralmente su es- con el trasfondo de sus nutthrea él es el «que sabe» » (el elóthç
crito; en esta operación él aportará a la vista de todos «cosas de 278 c), el que ha alcanzado el conocimiento de las
276 a, 278
Fedro 276
mayor valor» (rtatthvea) y con ello presentará sus escritos como ideas; ios demás, frente a él, en la medida en que les falta la filoso-
de escaso valor (comparativamente hablando).. Ahora bien, si los fia de las ideas, son fundamentalmente «aprendices» (uavOdvov-
diálogos de Platón son escritos de un un philósophos -y este presu- reç, cf. Fedro 276276 a 5). Los diálogos muestran repetidamente
puesto no será con seguridad puesto en duda-, entonces hay que el mismo b
suceder: la búsqueda del «alma apropiada» por parte del
suponer que tras ellos hay todo un un patrimonio de rt/uthreQa filo- dialéctico (cf. Fedro 276 e 6)..
146

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148 Leer a Platón
n Las características ddei diálogo: lo que
qu realmente significan
g 149

La invencibilidad ddei dialéctico,, que ha irritado a muchos lecto- Si el dialéctico o interviene en un una discusión comenzada
n por
res de los diálogos,, no es por lo 10 ddemás descifrable por el solo desa-
d o
otros, como Sócrates en el Cratilo,, es él (y no los intervinientes an-
rrollo real de las conversaciones, sino que aparece también n directa- tenores) el que pone en relación mutua ios puntos de vista de am-
mente explicitada:
x Sócrates, dice Alcibiades, vence en la confronta- bas partes para en último término medirlas por el baremo de su
ción a todos los hombres y en verdad siempre p (Banquete
anqu 214 e 3 4 yy
3-4); propia posición.. Precisamente se trata de no medir el error con el
para el conocimiento ddel Bien, dice Sócrates en La a República,
b a, debe error,, más bien la «verdadera
« filosofía»» es la medida para todas
el dialéctico haber superado sin daño todos los argumentos del d con- las opiniones divergentes.
v . Pero,, como todos los hombres tienen
trario (534 c 1-3).
1 Vemos,, pues,, también aquí que la imagen g teórica un vago
v recuerdo de 10 lo que en su día su alma contenïpló libre del
ddel filósofo que tiene Platón coincide plenamente con el retrato li- cuerpo yy de 10 lo cual solamente el filósofo de las ideas posee un un re-
terario del dialéctico en los diálogos. cuerdo claro, a todos mueve un un impulso, por inconsciente que
4) La superioridad de principio d del dialéctico trae consigo el sea, hacia el saber del dialéctico. Es, pues, en último término el
que en todo momento se le muestre en conversación con un solo interlocutoro el que necesita coloquiar con el dialéctico yy no al re-
interlocutor'.1. El director dei diálogo tiene la autoridad de imponer vés.. Esto es lo 10 que muestra repetidamente la acción de los diálo-
la concentración en un tema y con un un interlocutor. La considera- gos aunque con diferentes grados de claridad; piénsese en el La-
ción simultánea yy paritaria de varios puntos de vista sólo provocaría q
ques y en el Cármides
d donde se busca al maestro apropiado, o0 en
descuido de la diferencia fundamental existente entre aquel que ya El Banquete, donde Sócrates se convierte de amante pretendiente
anq ,
tiene tras de sí la «conversión
« del alma»» (tpvxíjç
Jvx retayayi,
y Repú- en amado pretendido, , pero sobre todo piénsese en la acción de la
521 c 6,
buca 521 6, cf.. 518
18 c-8 d 4) a la filosofía de las ideas y aquel quequ obra maestra centrada exclusivamente en que los otros no quie-
todavía la tiene delante
d como tarea.. La distancia con el dialéctico ren «soltar»
« » al dialéctico (véase más arriba,, pág.. 127) porque sin
debe hacerse para cada interlocutor renovadamente clara paso a pa- sus puntos de vista v no podrían avanzar en las preguntas que a
so, no para humillarlo,, sino para prepararlo para la posible ascen- ellos mismos les inquietan. El dialéctico,, por su parte, no depende
sión.. Puntos de vista diferentes al de la filosofia de las ideas tampo- nunca de un interlocutor determinado y esto lo deja él bien senta-
co pueden resultar fructuosos en la controversia de unos con otros; do puede suspender la conversación real, y con ayuda de un «in-
do:
por ello tampoco se dan las fases ddel diálogo en las que el dialéctico terlocutor» » imaginario llevarla donde quiera.
pudiera retirarse y dejar temporalmente a otros la discusión (el in- 33) El diálogo tiene, pues,, un conductor soberano de la con-
tento de Hipias eri Protgoras
d 347 a b de someter a discusión un un lo- versación., Ciertamente la maestría de exposición x de Platón puede
gos propio
p como tercero junto al de Sócrates y Protágoras,, muestra a menudo do causar la impresión de que Sócrates se subordina con
claramente que Platón impide esta posibilidad no por casualidad si- una perfecta cortesía a las ideas que el interlocutor tiene sobre los
no conscientemente: se rechaza a Hipias). temas de conversación. Claro qu que esto es evidentemente sólo una
apariencia ofrecida por po urbanidad; una observación más aguda
1 Ciertamente pu
puede
d ocurrir qu un punto
que un pun dde vista
v esté caracterizado
do por do
po dos
no b
nombres: Glaucón
u n y Adimanto ppiden n juntos en a República uuna ddefensa
n La n de la justicia
u
puede mostrar siempre que el dialéctico tiene en su mano los
por Sócrates.
po . Simias y Cebes intervienen juntos
un en d6n como escépticos respecto
n el Fedón o hilos deld coloquio. o. En el Protdgoras
dg a impone al famoso sofista su
a la inmortalidad ddei alma.. Clinias
n o representan también
y Megilo on la cultura
n al alimón método de brevesb v preguntas y respuestas (en la disputa sobre el
dórica cuya
u n establecida ordenación
bien d n n estatal (es}vouta) el «Ateniense»
n intenta imi- método,, 334 c-338 e); en Laa Repúblicapu a es él el que determina hasta
tar y superar en Las Leyes.. Sin embargo, estos personajes gemelos no constituyen
n dos
puntos dde vista independientes
nd n y las argumentaciones
gu n del dialéctico
d se dirigen
d n las
qué punto ios g
amigos pueden presionarlo y ««forzarlo».
pu ». Finalmen-
más ded las veces en un momento determinado
n un d o a uno
sólo uno dde ellos,, y más raramente
n a te, se plantea de manera abierta la cuestión del «mando»
, d « » enn el co-
los dos
do al mismo tiempo. . loquio: cuando Sócrateso echa en cara a Menón el que «mande»,
« nd », la

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150 Leer a Platón Las características dei diálogo:
ogo lo que realmente significan 151

clara ironía qque hay en n elloo es una referencia clara al hhecho de carácter individual
v d los participantes, cosa que es uusual
de u en las
qu
que ese privilegio o sóloo le corresponde
o pond a é!2. 2. ootras obras.
o . Esto puede
o no pu d ser una casualidad: d es sabido que
qu en n
, Un coloquio
o n
entre u
interlocutores d mismo
del o rango no existe el Fedón Sócrates d dice que
qu hay
h qu que ddejar suu ppersona a un lado
do y
en Platón. La única vez qque ppermite juntarse un hombres dde la mis-
ho fijarse sóloo enn la verdadd (911 c).. La capacidad
p d d para ello es natural-
ma calidad intelectual , en el Timeo, no dda posibilidad dde diálogo: ogo mente algo qu sólo se puede adquirir con un
go que un largo
go entrenamien-
Timeo o mantiene ante Sócrates, Critias y Hermógenes n un monólo-oo to; a continuaciónon se muestra
u on
en el Fedón de manera suficiente-
go dde varias horas.ho . La descripción on dde un coloquio o entre varios mente clara qu que los oyentes
o allí ppresentes no estaban en n situación
dialécticos completos
o hubiera ddebido ser propiamente ppara un
hub de
d ello. o oyentes de la disertación de Timeo
o. Los o están claramente
autor deld talento literario de Platón la tarea más seductora. du o . El que qu en otroo nivel: acerca de su individualidad Platón n apenas ddeja ver
tal coloquio h
haya faltado
do es un enigma
g n
sin solución
on para todos
od nada y 10 lo que dice sobre ello no tiene ninguna g influencia en el
qu o intérpretes
aquellos n qu suponen
que upon n que Platón hha confiado
o o todo
do suu desarrollo
d o de la discusión.
on.
entero pensamiento a sus escritos que con esta
o p o y finalidadd forjóo la El prescindir de lo 10 individual
v es,, pues,
pu una tarea dei
d ««apren-
estructura del d diálogo go como forma literaria autárquica. . Sinn embar- diz».. Otra cosa
o es la tarea deld dialéctico: sería imposible para él,
go, el enigmag se resuelvev sin problema, si tomamos como o unidad d enn suu busca deld interlocutor apropiado, o, prescindir yya mismo de
d medida la crítica de la escritura: un
de un coloquio
o entre dialécticos sus circunstancias individuales
v y de sus particularidades, que son
de la misma altura intelectual tendría que ascender rápidamente a las que
qu a cada uno uno de diferente manera dificultan su acceso a la
aquellos ámbitos de la teoría de los principios que el filósofo o re- capacidad de filosofar. El finn de una ««retórica» filosóficamente
serva adrede d ppara la ayuda oral. o . Si, sometido a las preguntas
g críti- fundada es posibilitar
po a cada alma los « » que le son con-
«discursos»
cas de un Sócrates,
o , Timeo debiera acudir en ayuda y de
d suu «mito»,
« o», venientes (Fedro o 277
277 b c).. Los diálogosg ilustran esa capacidad del
tendría
nd ciertamente qu que hacer
h gala de aquellos
qu «principios
« aúnn dialéctico.
más altos» que él cuidadosamente mantuvo fuera del d discurso o (5353 Los personajes
o introducidos
o representann generalmente
g almas
d),, o0 tendría
nd qu descubrir enteramente la naturaleza ddel ddemiur-
que «variopintas»
«v (cf. Fedro 277 2 , es decir,, no equilibradas,
277 c 2), , no sufi-
qu según
go que, un Timeo o 28 c, no puede enn verdad d ser comunicado do a cientemente iluminadas todavía desde el punto de vista filosófi-
«
«todos», », es decir,
d por escrito.. De esta manera, es el Timeo el único
po o. Si el dialéctico
co. o en n cadad caso busca
bu para ellas el logos
g apropia-
diálogo go que no tiene n conductor dde coloquio o puesto
pu que
qu sus oyen- n do, ello quiere
qu ddecir qu
que no se está moviendo en el reino dei
ndo n d
tes no nnecesitan ninguna g «conducción».
« ». Pero es también n el único o conocimiento puramente ideal (cf. República 5 1 1 c) que hacia
511 b
diálogo donde no se discute: el intercambio dialéctico
go dond o de tales arriba conduce al principio o (dQXi para regresar dde allí a la multi-
participantes en el coloquio yya no sería «para « todos».
od plicidad
d de
d las ideas..
2) Ahora bien,, si comparamos el Timeo como diálogo go dde La fuerte
u acentuación 6n de lo 10 singular
g e individual en los diálo-
excepción
x on con on las ddemás obras, choca el hecho dde que le falta la gos no sóloo nosno hace recordar que debemos entregarnos g a la
vívida ddescripción del d tiempo yy lugar del d encuentro así como o dei
d «verdadera filosofía» » cada uno como carácter ppersonal con estas
yy aquellas faltas y limitaciones,
o sino también que lo 10 exclusivamen-
185 ss.),, pparecidaniente en
22 Menón 86 d e (cf.. PSP 185 n Eutidemo
u 287 d 66 (enn ambos
te individual
d es algo que la filosofía ayudaría
go qu ud a superar en favor
casos ¿ietv = dominar), , cf. también Protdgoras 351 351 e 8-11, 353 b 4 ('suoveiv
8 1, 353 v v = con- n de
d ununa búsqueda
bu qu d impersonal de d la vverdad orientada a los puros
du .
ducir). livra (a la realidad),d y, en n tercer lugar, no recuerda
g , nos u que Platón
En n Sócrates se encuentra
n el Parménides, el joven u n con el viejoo eléata: la circuns-
un
en u escritos quiso exponer
n sus pon las fasesa qu presupone
que p esta estricta
tancial
n acentuación
on ded la diferencia
d n d edad
de a
d d (Parménides, 127 b c) ob
127 g también
obliga n a
ver enn este coloquio
o un coloquio dde desiguales.
d gu búsqueda
bu qu d dde la verdad d dde carácter dialéctico, mientras que la

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152
152 Leer a Platón 10 que realmente significan
Las características del diálogo: lo 153

verdad misma queda necesariamente reservada al filosofar de ín- Hablar aquí de «comunicación indirecta» sería quizá todavía for-
dole oral. malmente sostenible, pero induciría a error en el más alto grado si
1) Que Platón componga «diálogos» no puede significar, se- se hablara de ello por referencia al contenido. Platón no pone las
gún todo lo anteriormente expuesto, que sólo se puedan alcanzar
gun po
posibilidades del género drama al servicio de la mayor ambivalen-
convicciones filosóficas en relación con otras personas -el dialéc- cia posible 5, sino que por lo general conduce al lector por medio
tico puede a menudo con personajes imaginarios, es decir, con- d pasos frecuentemente ambivalentes a una clara declaración
de
sigo mismo ir más allá que con adversarios reales ni que el conclusiva66 yy a la seguridad igualmente clara de que una recon-
diálogo sea la única forma legítima de comunicar resultados filo- d
ducción yy fundamentación de mayor profundidad queda aún pen-
sóficos,, Timeo puede servirse también de la serie ininterrumpida diente, pero que ella es necesaria y posible.
de argumentaciones. Tampoco es decisivo el estar-en-el-diálogo
como forma de vida, pues precisamente el común trato filosófico
continuado por mucho tiempo no puede representarse en el diá-
logo como tampoco la convivencia de la que habla en la Carta sép-
tima (ovvovola, ovv, 341 c 6-7). Contrariamente a las opiniones
modernas que acentúan exclusivamente el proceso de la conduc-
d diálogo como tal, a Platón le interesaba en primer térmi-
ción dei
no la representación del acuerdo (homología) conseguido en el diá-
logo. La presencia del personaje superior ddel dialéctico que
conoce «la verdad» sobre su objeto proporciona su peso a la ho-
mología conseguida en común., Aunque falte la última fundamen-
tación, aquello a lo que se llega a acuerdo bajo la dirección de Só-
crates, ddei «huésped
« d «Ateniense», no es el vacío
de Elea» o dei
parloteo de gente que, sin responsabilidad alguna ante la verdad,
dice hoy io que mañana niega. Lo que Platón quiere configurar es
la homología responsable. El resultado que el dialéctico alcanza
con sus interlocutores es un resultado sobre el que deberían po-
nerse de acuerdo personas razonables.. Platón está tan lejos de
ocultarse detrás de los puntos de vista y expresiones de sus perso-
najes yy de permanecer «anónimo» con ello que más bien es ei
infatigable expositor de la correcta homología a la que debe
orientarse el lector. La caracterización de lo correcto como co-
rrecto por medio de la conducción de la acción y ddei encauza-
miento de la simpatía puede, como sucede en el Gorgias 0o en el 5 Nótese de pasada quequ tampoco los diálogos aporéticos abundan sólo en ambi-
n ser muy claros en el rechazo de lo
valencias, sino que pueden lo fallido.
10 equívoco y 10 .
Fedón, alcanzar tal grado de claridad que no deja nada que desear.
n über ddie Geschichte der Philosophie (en Theorie-
66 Cf.. G. W. F. Hegel, Vorlesungen

Werkausgabe,b , 1971, tomo 19, pág. 22): «de sus diálogos (es decir, los de
Fráncfort, 1971,
4 Queda naturalmente la básica dialogicidad
g un colo-
del pensamiento cual la de un Platón) emerge muy claramente una filosofía. ... Se investiga la diferencia de opinio-
r...]

quio dei alma consigo misma (véase más arriba,


, págs., 39
39 yy 143
143 s.) nes que sobreviene; se produce unun resultado como lo10 verdadero».

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o y por
Cómo po qu u mal interpretada
qué fue d la forma del diálogo
ogo 155
Capítulo 25
CÓMO Y POR QUÊ FUE MAL INTERPRETADA tan o aburridos y otros
n el libro o no. Esto,o, sinn embargo, go, no representa
LA FORMA DEL DIÁLOGO ningún n estatuto particular dei d diálogo ogo (puesu podpodría servir también n
para los informes de la Bolsa). o , Ni tampoco po o cuando do se explica
xp que
qu
un persona
si una n inapropiada
op lee a ppesar de d ello o el ddiálogo,
ogo, éste «se
«
silencia»,», ««escondiendo»
ond » suu nivel más profundo,p o undo, pu pues elio repre-
senta un pu metáfora ppara expresar el hecho simple de que no
una pura
odo lector comprende
todo o od
todos los matices del d sentido; de d forma
correspondiente, el «responder» del diálogo la «ayuda»» que al
« pond » d y « ud
parecer puede
pu d aportarse a sí mismo o es sólo o una
un metáfora dei d he-h
cho de que la capacidad d comprensiva n ddei lector puede
pu d aumentar
con el tiempo. po. Pero tampoco po o esto o es diferente en n otras formas del d
uso ded la escritura..
Platón no piensa
p n en n la elección n ddei interlocutor, o , en n la posibili-
po
dad dei interrumpirse o0 silenciarse,, o0 en n la cuestión de d la «ayuda» »
como cosas que qu pueden ocurrirle
o pasivamente al logos ddei filóso-
foo en la recepción on sino como o o modos de comportamiento con los
Si dirigimos
g una mirada retrospectiva a la moderna teoría del qu el ddialéctico determina activamente
que n el coloquio. o. Poro tanto
diálogo platónico (véasev capítulo 9, pparticularmente ppágs.. 48 48-50) queda
qu d descartada
d d la ddesviación on hacia
h una
un interpretación
n on metafóri-
que atribuyey al diálogo go escrito la tarea quequ Platón reserva al filo- d diálogo
ca del d ogo escrito. o. El intento o dde rehabilitar
h b cualquier
u q forma
sofar oral,, podemos
po únicamente
n decir
d que esta teoría no sóloo es determinada d del d uso u o de la escritura -por ejemplo, o, los mismos
no platónica
o en
n el sentido
do de que qu no puede
pu d apoyarse
y enn ningún
n ng diálogos- sería para Platón, n, a la vista
v de
d la crítica de d la escritura
texto
x de Platón n sino que es además antiplatónica n en el sentido o de
d qu apunta a lo
que 10 fundamental,
nd , un verdadero sinsentido.
n o. Tal intento
que atenta contra
o el espíritu
p y la letra de la crítica dde la escritura opon al filosofar oral la escritura entendida en
opone n sentido general,,
y cierra conscientemente
on sus oídos a las permanentes
p n y claras re- pero no el libro escrito o enn forma de d diálogo ogo que
qu a lo 10 que
qu parece
ferencias dde Platón a su doctrina oral dde los principios. o. tendría un una situación singular.g . Tal situación n singular
g no existe
x
La moderna teoría dei d diálogo go pretende
nd una rehabilitación de d para Platón: ningún libro puede
p n ngun pu d prestar nu
servicio a nuevas v pregun-
la escritura contra la propia crítica dde la escritura d de Platón yy enn nu
tas con nuevas pu
respuestas, , pues el texto x o está definitivamente
d
último término o ununa equiparación dde la escritura con n la oralidad
o d fijado « o yy siempre dice lo
do yy «sólo 10 mismo» o» (Fedro 275 d 9).
en el aspecto
p o decisivo de d la comunicación on ded las «cosas
« d mayor
de La especial situación on pensada para el diálogo d go no sólo o carece
valor» » (n1utthreea)
c dei
d filósofo.
o . de cualquier apoyo yo enn reflexiones
x de
d Platón n sobre
b un uso u filosófi-
Sin embargo, o, la rehabilitación
b n ddel diálogo
d escrito se alcanza co ded la escritura sino que,, además, d n d ando laa cosaa objetiva-
considerando ob
sólo ppor mediod de una serie de metáforas.. Que el diálogo ogo se bus- mente,, es extraordinariamente
x dn discutible.
d . Sóloo el diálogo
d -así se
que él mismo o su u lector no es lo 10 mismo qu cuando
o que ndo Platón on dice
d xp
expresa la teoría moderna-
od n qu d excluido
queda do del
d veredicto o ded la
ddel dialéctico quequ toma parap sí un ««alma apropiada»
d » ppara filosofar crítica ded la escritura. Pero u o por un momento
o enn cuanto o n se admite d
(Aaßthv pvyv 7vQocr?xovaav, , Fedro 276 e 6): pupues estoo último
u o sig-
g la interpretación o , inmediatamente se muestra que, del
on metáforica, d
nifica enn efecto un una elecciónon activa, y en n el libro
o dialogado do el mismo o modo,
odo, otras
o muchas formaso de
d la expresión escrita «se « eli-
«buscar»
« significa
gn por el contrario
on o sóloo que gun lectores
qu algunos o p
apar- gen susu propios
op », porque
lectores», p qu «se n n» ante los no apro-
« silencian»
154
154

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16
156 Leer a Platón
n o y por
Cómo qu fue mal interpretada
po qué p la forma
o d ddiálogo
del go 157

piados yy no responden n «siempre


« lo mismo» o» a las preguntas
g que se
qu puroo medio o subsidiario
ub o ded la comunicación
o filosófica que, enn
les hacen. Quién n podría negar esa capacidad (metafórica) a la líri- principio,o, no resulta adecuado para sustituir el esoterismo oral,
nov
ca de Hölderlin, a las novelas d Dostoiewski o0 de
de d Umberto o Eco,, dado que con on él no se puede alcanzar n la «claridad
« d y seguridad»
g »
a la pastoral de Longo, a los dramas de d Eurípides o0 incluso a la d
dei conocimiento
ono o que alcanza el filósofo en ei coloquio
qu dialéctico.
profunda obra histórica de d Heródoto 1. Se puede mencionar tam- Volviendo
v ndo sobre la muy y expresiva
x metáfora de Ludwig Witt-
bién aquí a Teognis y a Píndaro,, que manifiestan n expresamente
x genstein en sus Vermischten n Bemerkungen
ung n (Anotaciones
a a véan-
varias,
que sus versos sólo tienen el mensaje apropiado dispuesto para p se págs.. 48 50 , Platón no desdeñó
48-50), d colocar en las «puertas»
« » ded sus
aquellos que estén cualificados para ello 22. Todos los autores que «habitaciones»
« ««candados»
n en los que sólo algunos lectores debie-
producenn tales obras escritas ««activas» deberían, n, si la interpreta- ran reparar yy que qu sólo o por éstos pudieran ser abiertos. En todo
ción metafórica fuese correcta, convertirse de ggolpe y porrazo en caso,, esta clase de d aseguramiento
g que, desde Teognis a Wittgens-
filósofos yy toda la crítica de la escritura,, dadoo que habría más ex- x tein yy más allá de él, fue u yy sigue siendo usual
u no le bastaba a él:
qu
cepciones que ,
reglas, perdería
p u
su sentido crítico. además
d de los
o «candados»,
« », pone también para todos carteles in-
Sin duda Platón ha tenido la esperanza n d tener lectores
de o dicadores claramente visibles v que,, sin ningún secretismo ni «senti-
«
»,
«apropiados», pero esto lo hicieron también n otros poetas yy escri- do oculto»,o», dicen que,, además de las «habitaciones»
« » de los diálo-
tores que para él no merecieron el nombre de philósophos.
ph . Y tam- gos, hayy todavía v otras adonde sólo puede entrar quien qu esté
bién, sin ningún género de duda, Platón se sirvió v de la ««comuni- dispuesto a tomarse el trabajo dei ««más largo camino» » de la dia-
cación indirecta»» yy transmitió muchas informaciones en forma de léctica oral.
alusiones; pero, con sólo hacer esto,, se encontraba también única- Finalmente hayy que preguntarse cómo se pudo pudo llegar a los
mente en el círculo de los autores no no filosóficos. Sin embargo, go, la malentendidos descritos que ahora paulatinamente van cediendo
crítica de la escritura dice de manera inequívoca v o
que el philósop- ante una nueva imagen de Platón.
hos se distingue de los otros autores precisamente en su u forma de La cosa fue favorecida por la comprensible y muy extendida,
comportarse ante el escrito. Platón, en cuanto pb philósophos,, aban- pero
p en último término ingenua, inclinación a equiparar los ggran-
dona la práctica normal por el hecho de que conscientemente no des ddei pasado con los puntos de vista v ddel propio tiempo.. Ahora
lo confía todo a la escritura ni siquiera en forma cifrada,, sino que bien, dado que para la modernidad desde la Ilustración está ase-
, y
reserva a la oralidad las ««cosas dde mayor valor»v » de su teoría de gu d la victoria dde la ilimitada apertura en la comunicación dei
gurada
los principios como ayuda de sus obras.. Las técnicas de la ««co- saber,, con qu el esoterismo deja ya
on lo que y de representar cualquier
municación indirecta» » quedan, sin embargo, para él como un opción,
op se quiso encontrar
o también en Platón esta nuevanu actitud.
Con
on este trasfondo se clarifica el hecho de que los siglos xix yy xx
Conn todaod razón, intérpretes
n p de ciencias literarias ddescribieron
b on una
un serie dde hayan
h demostrado do una ggenera! incapacidad para tomar en serio la
autores
o on conceptos
con on que la moderna
qu o interpretación
p on dde Platónn quisiera
q reservar crítica platónica de la escritura y aplicarla a los diálogos g mismos..
p
para on . Algunas
ogo pplatónico.
el diálogo gu indicaciones
n al respecto
o las he h recogido
g do en n PSPS
359, nota 40
359, 40 (con complementos
o p n tambiénn en: Platone
a e la scrittura
u a dellaa filosofia.
s Mi-
Los malentendidos o fueron particularmente favorecidos por al-
lán, 448, nota 40).
19923, 448,
n, 1992', 40 guno inveterados prejuicios respecto de la posición contraria:
gunos
ogn
2 Teognis
2 6811-682;
68 8 Píndaro
d Olímpicas 2.2. 83 86. Cf.. sobre
83-86. b o Gregory
esto y Nagy, la consideración
on de
d la teoría dde los o principios
p conduciría, según un se
« o
«Homerische h Epik und Pindars
k und nd Preislieder.
d Mündlichkeit
un hk und
und Aktualitätsbezug»
ku b ug» («La pensó,, a una «devaluación»
«d on» de los diálogos,g , o0 a un Platón «dog «dog-
p
épica ho
homérica yy los 'Encomios'
n dde Píndaro. d d y referencias a la cotidianidad»),
nd o. Oralidad d d
n Wolfgang
en ng Raible (ed.): d. Zwischenh und Alltag.. Zehn
ag und
Festtag hn Beitráge g zum Thema a mático» o» o0 bienn a un una «doctrina
«do ». Sin embargo,
secreta». o, la «minus-
«
««Múndlichkeit
h und SSchriftlichkeit» (Entre festividad y cotidianidad.. Diez contribuciones
und n alte- valoración»,
o », como o ya hhemos visto,, proviene del d mismo Platón y
a «oralidady
rna a sc
escritura»), Tubinga,
ng , 1988,51 64, especialmente
1988, 51-64, p n 552-53.
3. no puede
p ser en n absoluto
b o completada a posteriori po por nosotros,

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158 Leer a Platón
Capítulo 26
puesto que desde luego no podemos conocer la filosofía oral en LA DIFERENCIA ENTRE ESOTERISMO
su forma original. Por qué Platón haya tenido que ser en la discu- Y ACTITUD SISTEMÁTICA DE SECRETO
Sión oral de los principios más dogmático que,, por ejemplo,, en la
doctrina dei alma, tal como la tenemos en los diálogos, es algo in-
concebible.. No hay, por tanto, razón para temer en Platón una
doctrina secreta: Platón consideraba sus pensamientos sobre los
principios no como secretos (d'róçira), sino como «temporal-
mente no comunicables» (d'ró,ipa, véase v pág.. 94).. Y,, puesto
que los prejuicios usuales han impedido una comprensión de esta
distinción platónica, intentemos explicarlos algo más por extenso.

No se puede comprender enteramente la forma filosófica de


escribir de Platón mientras no se haya comprendido la diferencia
entre esoterismo y secretismo 0o actitud de secreto sistemático. La
diferencia se hace clara por la comparación entre la Carta séptima,
confiada a la historia bajo el nombre de Platón, y la tradición pi-
tagórica sobre la profanación de las doctrinas secretas de la secta.
Aristóteles y Aristóxeno
x testimonian que la actitud de secreto
sistemático era característica de los pitagóricos 1. Se contó en épo-
un miembro del grupo,, Hipaso (o Hiparco) de nom-
ca tardía, que un
bre, fue el primero que traicionó el secreto haciendo público un un
descubrimiento matemático de Pitágoras.. La reacción del grupo
se concretó en la exclusión de Hipaso y la excavación
x de una
tumba para él: de esta manera se significaba que para el resto de
y «muerto» desde este momento. Pero, en
los pitagóricos estaba ya
castigo a su comportamiento, una divinidad hizo que se ahogara
en el mar2..
Si el contenido de la historia es cierto 0
o no, en cualquier caso

Aristóteles
o g. 192 Rose. Aristóxeno
frag. o no frag. 43 Wehrli.
h .
2
2 Hermann
nn Diels-Walter Kranz, Die Fragmente
g o
der Vorsokratiker I,
16, pág.
p 108 ( DK
184 .
18.4).

159

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160 Leer a Platón La diferencia entre esoterismo yy actitud
ud sistemática dde secreto 161

muestra lo que implicaba la actitud dde secreto. Que haya sido la comprensión sólo puede adquirirse después de una larga prepara-
divinidad la que haya causado el justo castigo sólo puede signifi- ción filosófica y cuya formulación está expuesta x en el más alto
car que los pitagóricos
g se comprometían por juramento a no trai- grado al peligro ddel malentendido y de la desfiguración a cargo de
cionar el saber común (sin un compromiso religioso, g o, los dioses no receptores sin capacidad filosófica o0 incluso malintencionados. .
tenían por qué intervenir).
v on ddel renegado dándole
. La proscripción Platón no se preocupa, pues,, dei d poder 0 o la influencia de la Aca-
por muerto parap la comunidad debió de haber sido,, mientras se demia; por el contrario,, lo que le dueledu es la comprensión torcida
mantuvo el poder político dei grupo, una sanción muy y eficaz.. El de su postura filosófica y la posibilidad ddei rebajamiento de cosas
motivo de la proscripción difícilmente podía ser la preocupación sobre cuyo valor objetivo abriga el más profundo undo convencimiento.
por que ei contenido del saber reservado pudiera ser 0o no ade- Su reacción a la publicación por Dionisio de fragmentos de su fi-
cuadamente recibido: se trataba de un teorema matemático, por losofla oral no constituye y indignación moral sino un indescripti-
tanto,, de una forma de contenido que pu puede ser transmitido tan ble desengaño humano. no.
pronto como se quiera,, sin pararse a considerar la disposición on in- La contraposición n de las dos posturas de fondo se hace ahora
terna dei
d receptor. Es evidente que se trataba primariamente del claramente comprensible: el secretismo descansa en la violencia..
privilegio dei saber.. Por elio, no sorprende que a Hípaso le fueran Q uien lo traiciona rompe su juramento y queda expuesto x a las
también repetidamente atribuidas simpatías democráticas quien : sanciones de la secta a la que perteneció hasta entonces.. La acti-
profana ei priviiegio dei saber, pasa también en general por soca- tud de secreto sistemático quiere preservar un saber privilegiado
vador del poder de la secta.. dei que el grupo está en posesión como medio de la conservación
Comparemos ahora con lo descrito la actitud que podemos de su poder:
po el saber mantenido en n secreto es,, pues,, de esta mane-
observar en la Cartaa a séptimaa (tanto si esta carta es auténtica como ra un medio para
p un
un fin..
si no ei hecho es aquí tan indiferente como la veracidad histórica El esoterismo es un dictado de la razón, on, no un resultado de la
o no en la historia de Hípaso: se trata aquí solamente de diferen- violencia
v upo. Quien contraviene la reserva
de grupo. v esotérica no se
ciar dos actitudes de fondo incorrectamente confundidas). expone a ninguna clase de sanciones; no perjudica con su acto a
A Dionisio de Siracusa no se le echa en cara en dicha Carta a a la comunidad a la que pertenece sino a la cosa de la que se trata:
séptimaa el haber profanado un juramento. . Tampoco Platón con- la riqueza en hipótesis
po ddel pensamiento de d los pprincipios no pue-
jura sobre él el castigogo de los dioses, ni siquiera se le pasa por la de desarrollar
d suu positiva op operatividad
v n recibida
si es falsamente
cabeza proscribir su recuerdo en el círculo de sus amigos filosófi- por
p falta de uuna preparación
p on apropiada. El saber filosófico no es
cos y políticos en la Academia y en Siracusa, más bien habla posi- un medio o para un fin,, sino que qu es fin en sí mismo y por ello
tivamente de Dionisio yy se opone a apoyar la guerra contra él debería ser transmitido objetivamente con la pprudencia necesaria
(338 d 6, 340 a,, 350 c d).. Sin embargo, sí queda un reproche y es
6, 340 y no ser mecánicamente difundido. Resumiendo, ndo, el esoterismo es-
un reproche que pesa mucho: Dionisio difundió en forma de li- tá orientado
do al objeto,, la actitud de d secreto sistemático está orien-
bro lo que en una comunicación personal había oído do de Platón tada al poder.
pod .
acerca de los fines últimos de suu filosofar; su motivo o vo sóloo pudo
pudo Desde la óptica
op ddel siglo xx, podría
p d todo
a pesar de odo parecer
p
I
haber sido la ««odiosa» » ambición (344 2 en contraposición
344 e 2); on con irrelevante esta diferencia:
n podría
pod uno aferrarse a la argumenta-
uno g
Platón mismo (344 d 7), 7 Dionisio no sentía ningún «respeto»
« » por ción de
d que la cuestión
u on estriba exclusivamente en que qu en n ambas
las cuestiones tratadas y no se retraía de la difusión de cosas cuya posiciones básicas
on b se ejerce cierta y precisamente una restrictiva
manipulación dde la difusiónu d saber.. A esto hay que responder
del
' Jámblico,
b a
, De Vita hag
Pythagorica 257
257 ( DK 18.5).
18.5 . que la óptica
o unilateral ddei siglo
g o xx no ofrece garantía ppara la va-v

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I
162 Leer a Platón
n
Capítulo
o 27
loración dde Platón.. Nuestro
u moderno
d convencimiento dde que es EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN PLATÓN
deseable quque toda
od investigación y todo do saber encuentren
u un
una ddi- Y LA FINALIDAD DE LOS DIÁLOGOS
fusión
on ilimitada
d es unun fenómeno históricamente n reciente: apareció
por primera vez en el sigloo xvii,, continuó
po n nuo en n la época de d la Ilus-
tración ppara terminar imponiéndosendo ddefinitivamente en n la época
p
dde la fe en
n el progreso.o. La Carta a séptima, ppor el contrario,o, no
no con-on
sidera conveniente
n la comunicación indiscriminada d od
a todos dde la
filosofía ooral de Platón (3411 e 1-2). La concordancia
n con el pun
punto
dde vvista de la crítica dde la escritura (Fedro 275 e 11-3) es clara.. Sería
totalmente
o n antihistórico
h aplicar a Platón la opción moderna en fa-
vor dde la publicidad
pub d d por principio. o. Ahora
h bien,, dejando a unun lado
este ppunto de
d vista, la diferencia
n entre las dos
d formas de d la comu- u
nnicaciónon ««restrictiva»
» ddel saber se vuelve tanto o más importante.
Por último,o, si se considera
on la importancia
n qu
que tienen enn el pensa-
p n
miento ded Platón la determinación
d dde la razón
on en las decisiones
de la libertad,, no se vacilará en atribuir también una un importancia
p
fundamental a la ddiferencia n entre esoterismo yy actitud sistemática La tendencia
n a asimilar a Platón n con la forma moderna d d
de
de
d secreto. o. pensar
n tampoco se detuvo uvo ante su concepto
n o de
d filosofía.. No o
pocos intérpretes quisieron
qu encontrar en él el gusto o por el infinitoo
propioo del romanticismo alemán.. Según esta interpretación, n, la fi-
losofía sería para Platón un estar enn el camino no sinn fin del pensa-
miento,, un impulsarse y buscar
bu n
ininterrumpido qu naturalmente
o que n
no llega nunca a ningún fin definitivo;
d o no podría
el filósofo pod xpo
expo-
ner nada
n d que
qu no pusiera
pu en cuestión
on inmediatamente
d n después;
u en
consecuencia,
n u n , las proposiciones filosóficas serían n siempre pproposi-
o
ov
ciones provisionales y la verdad
d d filosófica,, una
un verdad d siempre
puesta
pu en cuestión,, siempre ddiferida.
d
Hoy
oy sabemos,
b b todo por los trabajos sistemáticos e histó-
, sobre h o
ricos de Hans Krämer yy Karl Albert, b que esa forma de concebir b
no corresponde de ningún g n modo al concepto o de filosofía quequ Pla-
tón tiene11.
En ninguna parte de su obra, Platón presenta la dialéctica como
1
n Krämer: Platone e i fondamenti della metafisica, Milán,
1 Hans n, 1982;
1 «
el mismo: «Fi-
h Schlegel und der
chte, d Infinitismus
n d Platondeutung»
in der ond g» («Fichte, Schlegel yy el infi-
on de
nitismo en la interpretación d Platón»),
» , enn Deutsche Vierteljahrsschrift
ah für Literaturwis-
und Geistesgeschichte
senschaft und b 62,
62, 1988,
1988, 533-621; Karl Albert: Uber Platons Begriff g derd
b
Philosophie S
(Sobre el concepto platónico de filosofía), St.. Agustin,
gu , 1989.
1989.
163
163

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164 Leer a Platón El concepto
o de filosofía en n y la finalidad
n Platón o diálogos
n d d dde los ogo 165

un visión
una on utópica e irreal de d unaun forma de conocimiento o diferen- 10 286 b 2).. Dentro de
285 d 10-286 d este ámbito h igualmente dife
o hay d
te sobrehumana, sino como una posibilidad real, como un carni-
y b
no transitable
n
h no
que conduce
d
o un
a un término que se puede
,
pu alcanzar.
:!tico
,
n
285
rencias de rango (República 485 b 6), enn lo
conocer, según nos testimonia la alegoría de
10 cual
d la
la dificultad
caverna,
n crece
de
d
en
Llegado a ese término yy «final dde la peregrinación», », encuentra el : la medida de un mayor acercamiento o onontológico
og a la cumbre (Re-
alma suu ddescanso

hu
noûs humano,
n dde los esfuerzos de la búsqueda
532 e).. Ese término es la idea
532
10 mismo
lo o que suu análogo
qu d (cf.. República
d ddei Bien que es cognoscible
ogo en el mundo
n por el
ndo sensible,, el
' ,

,
I
pública 515 c 4, 517
al difícil conocimiento de
n en
fianza n una
u comunicación
u
u o más se acerca el pensamiento
517 b 77).. Y cuanto
d los principios
p
n sinn trabas.
b
n menor es la con-
tanto
Finalmente
n
n

la escritura no
sol,, es visible por el ojo o o ddei hhombreb (República 516 516 b, 517
517 b c). El alcanza nunca el grado do ded «claridad
« d qu para el dia-
d» que
y seguridad»
conocimiento de d los principios
n compete a Dios y entre los ho horn- léctico es irrenunciable
nu precisamente enn el reino o de los principios
n
bres a aquel u que está cerca de él,, es ddecir, al filósofo (Timeo 53 53 d). a .
(dOXaO.
Enn el conocimiento o ded los principios
n yy de
d las ideas tiene lugar la u n
La consecuencia que dde estoo sacóo Platón n es quque el filósofo
«asimilación n a Dios» que es la finalidadn d al mismo tiempo on o
ontoló- hhace bien en no confiar n a la escritura
u u pensamiento
su p n n en toda
gica yy ética ddel ser humano no (cf. Repúblicaa 500
500 c,, u amplitud.
su d. El motivo que qu tiene para esta reserva es la respon- n
613
613 b; Teeteto 176 b; b Fedro 253 23 b;b Timeo 90 90 dd; Leyes 716716 c). El : sabilidad anten lo 10 que la «divina»
«d n filosofia representa. . Si Platón n
b dde las ideas es un saber
saber n n , ¿vtavw,
b firme yy constante, J y la apela a la conciencia del d escritor o (Fedro 276 276 b c, cf.. Epístolas
«
J «liga
¿rtari4w7firmemente» 10 lo justoo con
on fundamentos, 10 h
lo hace d
du- .
344 c d),, es que
7,343 a,, 344
7,343 q piensa
n en una decisión
d on libre: lo 10 reser-
radero (Menón 98 dd) y de esta manera lo 10 preserva
p de cuestiona- y do
vado es por tanto comunicable en el terreno de
d los
1 principios
n
mientos b
inacabables d formulaciones constantemente nu
y de nuevas. también por lo q respecta a la escritura.
10 que . Vistoo desde
d el punto
pun
La asimilación n a Dios nnaturalmente no elimina la diferencia onto- on o de vista dei
d v d contenido,
do, ello
o constituye
u «lo
«10 de más valor»,, es de-
lógica entre el hombre y Dios. . La diferencia
d n no consiste en el he- h cir, las fundamentaciones
un extraídas
d de «los
« principios
n aún más
cho de que el hombre
ho d h no pueda alcanzar ei conocimiento decisi-
pu n o d elevados»..
vo dde las ideas yy ddei principio o (áx)J -del alcanzamiento del fin n d
Los diálogos por tanto o no pretenden
p ser la presentación on
hhablan también Banquete 210 210 e,, Fedro 249 249 c, Fedón 107 b sino b- .

sin lagunas de toda la filosofia dde Platón. n. Tampoco son un indi- n


en que el hombre sólo o se puede detener por momentos en el pen- cio del estado en cada caso más novedoso d de su pensamiento. o.
samiento qu que constituyeu la esencia de Dios para hundirse luego Claroo que lo 10 que muestran es algo go de infinitamente mayor valor.
dde nuevo
n en las ocupaciones dde lo 10 inesenciai. Por eso Eros ejem- Muestran caminos hacia h qu son buscados
la filosofia que d y recorri-
ppiariza la esencian de la filosofia: Eros alcanza ciertamente 10 io que dos por seres hu humanos que adolecen de d defectos y limitaciones n
se propone,, pero lo 10 conseguido se le escurre siempre de nu nuevo como las de todo el mundo. do. Por su vital vivacidad desarrollan o
(Banquete 203
203 e) 2 los diálogos una un incomparable fuerza protréptica, , es decir,
El discurso filosófico está siempre expuesto al malentendido; orientada a la filosofia.. Pero el aspecto protréptico no 10 lo es
los diálogos ofrecen constantemente ejemplos de ello. o. Ahora bien,, todo: no experimentamos solamente la aspiración on y la puesta en
el conocimiento de las ideas nunca es alcanzabie por la fuerza.. marcha hacia la filosofia sino que,, ya en ei camino,, damos tam-
Los objetos
ob del conocimiento son muy desiguales:
d g lo incorporal
10 b
bién g v en la dirección de los principios. La in-
ppasos significativos
como «10
«lo más hermoso y de mayor significación» on» corresponde al tención protréptica no se deja separar de la discusión on de cosas
og
rango ontológico más alto,, pero es lo
10 más difícil de conocer (Poll- más importantes, ya y que,, en efecto,, el ppeso objetivo de ««las
cosas dde mayor yo valor» » tiene la mayor eficacia protréptica.
22 Cf.. a este respecto b , op.
p o K.. Albert, op. ., 20-30,
cit., 20 30, particularmente
n 27. b n, pues, ser mostradas de alguna manera,, si bbien bajo
Deben, o la

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4.
166 Leer a Platón
n El concepto
n o de filosofía
oo en Platón
n y la d de
finalidad d los diálogos 167
167

consideración
n n ded las limitaciones qque la crítica de d la escritura podría tambiénn conducir
ndu a otras homologías
h más profundamen- n
impone al uso ddei escrito por el filósofo. te fundamentadas.
und d
Hay, pues, que qu leer los diálogos
d como fragmentos de la filo- o Los diálogos apuntan,
u , pues, por medio de d su técnica literaria
sofía dde Platón n con n carácter de lugares d de referencia. Pero la coherentemente mantenida, d Platón. Y preci-
d a la filosofía oral de
forma debe b ser consideradad como esencial para el contenido.. samente se muestran
n como las ob obras dde un philósophos enn el senti-
Por
o ello o los diálogos deben b ser leídos como dramas. como piezas d la escritura..
do marcado por la crítica de
portadoras
d de una acción on unitaria
un y una constelación de perso-
najes pperfectamente meditada.
n d . La acción muestra repetidamented
que la dedicación
qu n filosófica no está a disposición on de cualquie-
ra, como o lo está una
un mercancía n para cualquier
u q comprador,
o , sino
que se imparte según
qu un el grado do ded madurez intelectual y moral
dei receptor; enn segundo
d undo lugar, la acción n muestra qu que para al-
canzar el nivel de argumentación
gu en la consecución
n u on d de las
«prestaciones
« n de ayuda»
y » yp para aprobar,
ob , con ello,, el examen n dde
filosofía, existe
x o un tipo con tales capacidades, a saber,
sólo b ,
aquél qu que representa la filosofía dde las ideas.. De aquí resulta esa
constelación n de personajes siempre igual, gu , pero con on todo
odo nunca
nun
aburrida: el dialéctico, como hombre que posee una superiori-
o ho un u o
dad
d d filosófica inalcanzable
n por los otros,
p o se enfrenta a los perso-
p
najes qu
n que pueden
pu estar muy y faltos o0 muyy do dotados dde capacidad,d d,
pero que qu en cualquier caso aún n les falta desarrollo
o o 0 o no han h n
n do todavía
avanzado od suficientemente
u n enn el camino o de
d la filosofia.
Ante esta ddiferencia de d ppeso específico, el d dialéctico debe
d o
obli-
gatoriamente convertirse
n en director dei d coloquio; es él el qu que
conduce
ndu a los interlocutores
u homologías (lugares de acuer-
a las h
d
do) quque son n acomodadas
od d al gradodo dde saber
b de d ellos.. La absoluta
claridad de la constelación de personajes garantiza que las ho- ho
o
mologias alcanzadas
d no son gratuitas ni irrelevantes sino ejem-
plares; es decir,
d , las mejoreso que se pod podían alcanzar bajo los
ppresupuestos
u determinados
d que se ddan.
qu n. Lo que
qu después
d u de va-
d rodeos
riados od o se muestra finalmenten como firme por medio o d dei
acuerdo
u do común debe d ser tomado
n do en n serioo como
o la orientaciónon
válidad en n el sentido d del autor.. Pero también n deben
d b n ser tomados d
en
n serio o los momentos dde silencio o o0 pasajes
p d omisión,
de n on, qu que no
juegan n el ppapel de ob observaciones
on h h aaparte, sino
hechas qu sonn in-
o que n
troducidos
odu enn el curso de d la acción on como o determinante d de la es-
tructura dde ésta: hacen h n observar
ob que el director
qu o deld coloquio
oqu

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ÍNDICE DE PASAJES Indice
n de ppasajes 173

Jenófanes on
Critón
Fragmentos (ed. Diels-Kranz,)
an 49
49 a: 39 n. 2.
21B
21 54 n. 2.
10: 54 p oa
Epístolas
21B
21 11
11: 55 3.
55 n. 3. 7,338
7, 338 d: 160.
21B
21 15
15: 55
55 n. 3. 7,340a 160.
7,340
Píndaro 7,341 6 7 152.
7, 341 C 6-7:
Odas Olímpicas 7,341
7, 341 e 1-2: 162.
2.83
2.83-86: 54 yy 156
54 156 n. 2. 7,343
7, 343 a: 165.
Platón 7,344a: 122.
7,344
anqu
Banquete 7,344
7, 344 b 5: 23.
175b:39n.2.
175 39 n. 2. 7,344Cd:
7,344 165.
199c-201c133.
199 . 201 133. 7,344d7:
7,344 160.
201 e: 91, 144. 7,344
7, 344 e 2: 160.
203e:
203 164. 7,350Cd:
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208 144. 275d3-276c7:
275 3 . 276 112.
2lOass.:92.
210 92. 275d4:
275 4 112.
210 e: 164. 276d7-277c7:
276 7 . 277 7 113.
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Departibus animalium
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2.
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25 81 n. 5. 212 C: 132.
212
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3 148. 289c7:
289 114.
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g. 192: 159 n. 1. 644 b 32:
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6. 289d2:
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217
217 c 219
-219 d: 133.
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o 218
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159 n. 1.
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218 d . 219 134.
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290 d 114, 128.
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219
Eurípides 290 e 129.
290
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402 a 1-4:
1 81. 220
220 c d: 39
39 n. 2.
Bacantes 221 d . 222 a: 121 n. n. 6,
6, 122, 133. 291a4:
291 4 129.
Metafisica -

1 90.
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272 Ss.:. 55. d
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983 a 5-7: 81 n. 6.
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2 90.
293 a 2:
987 b 1414-18: 1 10 n. 4.
Heráclito 155 e: 33.
18 110 4. 293 b-e: 113.
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18.4 2. 162 a: 57.
301a2-4:
301 2 114. 114.
1100 a 32-b 22: 75-76 n. 1.
1100 1. 301a
301 4: 114.
1100 b 6:
1100 6 775-76 n. 11. 18.5: 160 n.
18. n. 3.
3. d 89 n. 6.
163 d:
169 a: 70
169 70 n.
n. 6.
6. 301 aS: 114.
1101 b 11: 81 n. 5. Isócrates 304b:30.
304 30.
1102 a 4:81
1102 n. 5.
81 n.5. Panatenaicos(' 12. Discursos) 174 b: 29 n.
174 n. 2.
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1102 5. 12.23 56 n.
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1141 a 20: 81 n. 5. 5. 12.
12.240: 56. Cratiloo 3de:29n.2.
3 d 29 n. 2.
1141 b 3: 81 n.n. 5.
5. 12.240
12.240 Ss.: 56. 383 b . 384 a: 29 n. 2.
. 2. llb:29n.2.
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1 81 n. 5. 12.265:56
12.265 56 n. 8. 400 d Ss.: 58. 14c:29n.2.
14 29 n. 2.
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n. 2.
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172

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i

174 Índice
nd de
d pasajes Indice de
d pasajes 175

6n
Fedón 273e:65.
273 65. 276d3:71.
276 d 71. 493a:39n.2.
493 39 n. 2.
66b3-67b2:
145. 145. 273e4-5: 103.
273 276d4-8:72.
276 4 72. 493a3:
493 103.
103.
75 a b: 57. 273 e 7-8:
273 7 103. 276 e: 50. 493
493 a 7: 103.
103.
80 a 3: 65. 274 106.
274 a: 64 n. 2, 82, 106. 276
276 e 277 a: 130.
- 493 a Ss.: 22.
84c-88b:85.
84 88 85. 274a2:68n.5,
274 2 68 n. 5, 103. 276e1-3:72n.10
276 1 72 n. 10 493b1:
493 b 103.
88d9-e3:85.
88 d 9 3 85. 274b-278e:63.
274 b 278 63. 276e2-3:117.
276 2 3 117. 493cd:
493 104.
104.
20, 151.
91 C: 20, 274 b 6:
274 6 65. 276
276 e 3:
3 67, 140. 494 b Ss.: 22.
494
95 e 9 - 96 a 1: 86. 274 b 9:
274 9 65. 276
276 e 5: 65, 68.
68. 497 C: 22, 104.
96ass.:86.
96 88. 86. 274c-275b:
274 275 139.
139. 276e5-277a3:70.
276 5 277 3 70. 499bc:29n.
499 29 n. 2.
2.
99dss.:86.
99 d 88. 86. 274e-275c:65.
274 275 65. 276e5-277a4:76n.
276 5 277 76 n. 1.
1. 513 c: 22.
99 d 107 b: 92.
- 5 65.
274 e 5: 276 5 82.
e 5-6: 523
523 a: 141..
100 b 5: 39 n. 2. 275 a 7: 65, 140 n. 2.
2. 276 e 6: 68, 69, 147, 154.
68,69, 523 bb 524 a: 141.
523 -

101 d e: 80, 86. 275 b C: 139. 276 e f: 89. 526 e 3-4: 141.
526
101 e: 75. 275 C 6: 57. 277 a 1:
1 68. a major
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102 a: 86. 6
275 C 6-7: 122. 277 a 3: 115. 286 d 7: 89.
286
105 b Ss.: 86. 275 d 4-9: 69. 277 b: 74. 291 e 5:
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107 bb: 86, 134. 275 d 9: 155. 277 b 5-8: 82. 300 bb 88.
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Fedro 275 d e: 50, 94. 277 b 8-9: 57. 300 d 29 n. 2.


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- 275 e: 47. 277 b C: 64, 103, 151.. 304 d: 39 n. 2,
304 2, 90.
230
230 e 234234 C: 63, 78.
- 275
275 e 11-3: 162. 277
277 c 2: 11.
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304 4 144.
234
234 e 236236 bb: 78.
- 275 2 69.
275 e 2-3: 277
277 d 78: 122. p minor
Hippias
235
235 b: 79 n. 1.1. 275 3 69.
275 e 3-5: 278
278 a 1: 46, 71, 82. 370 e: 29 n. 2.
370
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276 a: 50, 84, 147. 278
278 a 4-5: 57. 372 e 11: 90.
372
237 b 241 dd: 63.
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276 5 147. 278 e: 147. 372 e 6-7: 90
372
243
243 e 257 b: 63.
- 276
276 a 6-7: 69, 145. 278 c 2-3: 73. 373 b: 29 n. 2.
373
245
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276 a 7: 76. 278
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245
245 e S5 246
246 a 2:
- 2 139. 276 50, 82.
276 a 8: 50, 278
278 c 4 e 3:
- 3 74. 541 e: 29 n. 2.
246 a: 64
64 n. 2, 68 n. 5, 82, 101, 139. 276
276 a 88-9: 57. 278 c 4-5: 74. Leyes

246 a 4-6: 101.


10 1. 276 b:67.67. 278
278 c 6-7: 74. 713 C: 109.
246ass.:92n.
246 92 n. 1,1, 101, 139. 276b-277a:66.
276 b 277 66. 278c7:81.
278 81. 716c:
716 164.
Ss.: 94 n. 3.
247 e 88 276 b 2: 68 n. 4.
276 278 C d:
278 d 89. 890 d 4:
890 4 88 n. 5.
247 dd e: 92 n. 1.1. 276 b 22-3:
3 69. 278 d 8: 75.
278 891 a: 87.
249b:
249 b 113. 276b6:68.
276 b 68. 278d8-e
278 d8 1: 74. 891 a5-7: 87 n. 4, 88 n. 55.
249
249 C: 75, 102, 164.164. 276 b 7: 68.
276 68. 279 a 8: 79.
279 891 b 899
-899 C: 88.
250
250 bb 2: 80. 276
276 bb C: 76, 165. Gorgias 891 b 3-4: 88 n. 5.
253
253 bb: 164. 276 c 277
276 -277 a: 67. 462 a 2: 89.
462 891 b 44-6:
6 88 n. 5.
5.
266
266 c 1: 64, n.n. 1.
1. 276 c 33: 74.
276 482 c 486
- 486 d: 21. 891 c 2-3: 88.
266
266 d 269269 C: 64.
- 276
276 c 3-4: 82.
82. 489 e: 104. 891 d 77 e 1: 88.
-

270
270 C: 101.. 276
276 c 3-9: 69. 491 c-e: 104. 891 e 5-6: 88.
270
270 d: 102. 276
276 c 5: 68 n. 5. 491 d 8: 104. 893 a Ss.: 144.
893
270
270 d 11-7: 102. 276
276 c 9: 68, 94.
94. 491 e 492 C: 22, 103.
- 894 a: 99
894 99 n. 1.
1.

271
271d: 102 276d:13.
276 13. 492a2:
492 103. 894a1-8:
894 1 8 118.
273 dd-274
273 274 a: 74,
74, 103. 276 ddl-4:46.
276 1 4 46. 492 e8-
8 493 c 3: 103. 951 dd-952
952 b: 31.

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176
176 Indice
n de
d pasajes
Indice
d de
d pasajes
p 177
'

961 ab:
3 . 31. 341 d:29n.
29 2. 494bss.:22.
494 b 22. 534a
534 7 68 n. 5.
7: 5.
968 3.
968 d e: 31. 341 d 88: 89 n. 7. : 497 C: 22. 534 c 1-3: 148.
968e:99,
968 99, 119. 342a-347a:39.
342 347 39. SOOb-d:94n.3.
500 b 94 n. 3. 540a:
540 95.
30, 95.
968 4 5 94.
968 e 4-5: 342 a e: 30.
-
500 c.. 108, 164. 585 b as.:.. 108.
Lisis 347 a b: 148. 501 e: 72 n.n. 10, 117. 589 d 1:
1 108.
218a:
218 112. 347c348a:61.
347 348 61. 503d:30.
503 30. 589e4:
589 4 108.
219 c dd: 95. n. 2.
347 e 3-7: 61 n. 503 e 105.
105. 590 d 1: 108.
non
Menón 348a5:61.
348 5 61.
504a:105.
504 105. 608c-611
608 611 a: 107.
8Odf.:. 113.
80 113. 348d:39n.4.
348 d 39 n. 4. 5O4ass.:95.
504 95. 611a-612a:
611 612 11 .
107, 111.
81 a: 39
150 n. 2.
8 11 150
351 e 8-11: 504
504 a C: 135. 611 b 9-10: 39 n. 2.
39 n. 2. -

81c9:
81 9 113. 353ass.:144.
353 144. 504b2:68n.5.
504 b 68 n. 5. 611c6:
611 6 108.
353 b 4: 150 n. 2.
8lcd: 113.
81 504 b d: 105.
- 611 d 2: 107, 109.
República 504de
85d-86b:
85 86 113. 504 105. 611 e: 120.
327 a C: 128. 611 e 2: 65.
86de: 150 n. 2.
86 505 a: 105.
5Ø5
87 327 C: 127. 505 a 3: 39 n. 2.2. 611 e 4: 108.
87 b C: 89 n. 6.
98
98 a 7: 80.
331d-336a:58.
331 336 58. 506d8-e3:106.
506 8 106. 611-612:120,
611 120, 121..
332 b 9: 58 n. 9. 506 J e: 34, 81, 99, 106. 612 a 4: 107, 110.
110.
98d: 164.
98
347 e: 131. 508 e 2 509 a 4: 80 n. 4. 4. 612 a 55-6: 108.
Parménides 1 .
-

354 b: 131. 509 a 44-5: 80 n. 3, 87. 613 b: 164.


127 b C: 150
150 n. 3.
3. 357 a: 131. 509 b 9: 87.
135d7:45.
135 45.
358b-362c:
358 b 362 131..
Sofista
136 d i1 137 a 66: 68 n. 5. 509b9-1O:80n.3.
509 b 9 80 n. 3. 263e:39n.3.
263 39 n. 3.
-
362 d 9: 86 n. 2.
362 509 c 34.
137 bb c: 45. 362 o
Teeteto
362 e 367
-367 e: 1131.. 509 e 55-10: 106.
Político 368 bb 4: 86 n. 2.
368 172 c 177 C: 75.
509 c 9-10: 106. -

261
261 e: 89 n. 6. 368 b 7: 86 n. 2.
368 176 b: 164.
509 d 511
- 511 e: 92.
285c-287a:45.
285 287 45. 368b7-C1:87n.4.
368 b 7 87 n. 4. 5lOcss.:114,128.
510 114, 128. 189e:39
189 39 n. 3.
285 d 10
285 io -286 bb 2: 165. 368 c 1: 86 n. 2.
368 Timeoo
511 b: 80.
285
285 e 4: 79. 368 c 3: 88
368 88 n. 5. 511 b 8: 80. 27 a: 101..
286 bb 1: 45.
286 368 c 5: 86 n. 2.
368 511 b C: 15
151.. 28 C: 150.
304C l0-d2:
304 10 140 n.2.
n. 2. 376d:72n.
376 72 10, 117.
309 C: 109.
309 109.
515c4-517b7:
515 4 517 b 165. 28c3-5:97.
28 3 97.
378 dd: 58.
378 516 b: 164. 29 b: 80.
g
Protégoras. 435 C 44-6: 107.
435 517 b C: 164. 29 d: 140.
317bc:33.
317 b 33. 435c9-d3:105.
435 9 105. 518c8-d4:148.
518 8 d 148. 35a:109.
35 109.
320
320 C: 138. 435 d 3: 68 n. 5.
435 518 d 4: 75. 35 a 36 d: 110, 121.
-

322 d 55: 138.


322 435
435 e Ss.: 102. 518 d 109. 41 d
41 d: 109.
323
323 a 5: 138. 443 13 .
443 c e: 131.
-
521 C 6: 75, 148. 52 Cd:d 97.
324 dd 66: 138.
324 445
445 C 55: 87 n. 3. 531 c sa.: 114, 128. 53 d: 75, 99, 102, 118, 150, 164.
53
334 C 338 e: 149.
334 - 449 C 44-8: 75.
449 532 e: 164. 53 d 6-7:
6 97.
338
338 C: 59. 474 bb-480
474 480 a: 81.
8.
532 e 3: 76, 103.
532 68 dd: 140.
338
338 e 347
- 347 a: 59. 474 b Ss.: 75.
474 532 e Ss.: 95. 69 b:140.
69 40.
339 bb dd: 59.
339 - 485 b 487
-487 a: 53. 533 a: 34, 105, 127.
533 69 C d: 109.
69
340
340 a 11: 60. 485 b 66: 80, 165.
485
533 a 1-2: 106.
533 90 bb: 109.
90
341
341 C 88-9: 60.
60. 487
487 a: 122. 533 e 89 n. 6.
533 90 Cd: 109.

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178
178 Ïnd
n ice de
d pasajes.
p ÍNDICE DE NOMBRES
90d:
90 d 164. o
Teofrasto
90d5:
90 d 5 109. a
Metafísica
Plutarco
u 66b28:81
b n.5.
81 n. 5.
De Iside et Osiride 7b
7 b 14:81 n.5.
81 n. 5.
48,370 F: 97.
48,370 10 b 26:81
10 81 n. 5.
5.
Teágenes 11 a 23:81
81 n..5.
n. 5.
an
Fragmentos (ed.. Diels-Kranz) Teognis
8A
8 1-4:
1 5555 n. 5.
5. 681 s.. 156 n. 2.
2.

Adimanto: 33, 86, 105, 131, 1135, 35, Dostoiewski,


, F.:. 156.
148 n.n. 1.. Eco, U.: 156.
Agatón: 91, 133, 144.
91,133,144. po i119.
Edipo: 19.
Albert K.:. 60 n. 1, 163, 164 n. 2.
n. 1, Equécrates:
u 85.
Alcibiades: 122, 132 Ss.,., 135, 148. Erler, M.: 46
46 n. 1, 137 n.
n. 1, n. 4.
Alejandro dde Afrodisia: 97 n. 10. Eurípides:
d 55, 156.
Aristóxeno: 159. Eutidemo y Dionisodoro: o 29, 31 s.,.,
Aristóteles: 81 s.,., 86, 95, 97, 100, 1 00, 90, 112 ., 125.
SS.,

110, 159. Eutifrón: 29, 135.


Baudy
udy G.. J.: 67 n. 3. Fedón:
don 85.
Calicles: 21 SS., 29, 53, 89, 103 s.,., Fedro:
d o 73, 78, 139.
130 s.,., 132, 140, 14141. . Friedländer, 2,92
, P.: 50 n. 2, 2, 112 n. 1.
92 n. 2, 1.
Cármides: 33, 126, 149.
33, 53, 95 s.,., 126, Gadamer,
d , H.. G.: 19, 99.
19,99.
Cástor y Polux: 90. Gaiser,, K.:. 51, 97 n. 10,
10, 110 n. 5, 118,
Cebes: 85 s.,., 148 n. 1.1. 119 n. 4., 142 n. 4.
4.,142 4.
Cherniss,
n H.: 95 n. 6. 6. Glaucón:
u on 33 s.,., 86, 99, 105 s.,., 127, 131,
Clinias: 87, 112, 128 s. 148 n. 1.1.
Cratilo:
o 29, 91. Gorgias:
g 130, 147.
89,130,147.
89,
Critón: 128 s.. Graeser,, A.:. 95 n. 7.
Critias: 29, 150. Heráclito: 17, 55, 121.
o 17,55, 12 .
Cronos: 141.. Hermógenes:
no n 150.
Ctesipo:
po 129. Heródoto:
do o 156.
Dionisio
on o de Siracusa: 160. Hesiodo: 54.
54.
Dionisos: 55. Hiparco (Hípaso): 159 s.
Diótima:
o 42, 91, 132 .,, 144. Ion: 29.

179
179
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180
180 nd
Indice no
de nombres ÏNDICE ANALÍTICO
Isócrates: 47, 56 ss., 65, 79. Raible,, W.: . 156 n. 2.
Jámblico: 160 n. 3.
3. Reale,, G.:. 95 n. 8.
Jenófanes 54. n, L.:. 50,
Robin, 50, 51.
n, H.: 112 n.
Keulen, 1.
n. 1. Ross,W. . D.:. 110 n. 4.
4.
g d, S.: 40.
Kierkegaard, Schaerer, R.: 92 n. 2.
Krämer, H.J.:. 35 n.
n. 5, 51, 163
5,51, 163 n.
n. 1.
1. Schleiermacher, 6,
h , F.: 19 s.,, 28, 43 n. 6,
Lisias: 73, 78 s.. 49 ss.,, 66, 70, 116, 123.
Longo: 156. Simónides:
n 48, 58, 59 s..
Luther, W.: 118 n. n. 2.2. Simias: 85, 148 n. 1. 1.
87, 148 n. 1.
Megilo: 87, 1. Sócrates: passim.
Menón: 113, 149.
149. on 73
Solón:
b h, R.: 46 n. 1,
Merkelbach, 1, 47 n. 3.
3. Teágenes dde Regio:
g o 55.
n, Ph.: 110 n.
Merlan, n. 5.5. Tennemann,nn, W.. G.: 51.
Merton,, R. K.: 29. o 81 yy n. 5.
Teofrasto:
Nagy, G.:. 151
151 n.
n. 1.1. Teognis:
og 54, 156 s..
55.
Penteo: 55. Theuth: 65 s.,., 139.
Píndaro: 54, 156. Thamus: 65
159.
Pitágoras: 159. Timeo de Locros: 40, 40, 101, 143, 143,
PItaco: 59. 150 Ss.. Abrir el diálogo:
ogo 132 ss.. «Cosas
« de mayor yo valor»
v o » (vtutq'reQa):
Platón: passim. Tiresias: 55. Academia:
d 45-47,, 71, 81, 93, 161 s.. 74, 78 Ss., 87, 93, 116 s.,., 130,
Plutarco: 97. Trasimaco:o 86, 130 s.. Alusiones yy referencias: 1116
16 ss. 146 s.,, 156.
Polemarco: 130 Viastos,, G.: 95 n. 5, 136 n. 3. Amistad: 23. Dialéctica: 31, 114 s.,., 163 s..
Polo: 89, 130, 132. Wilpert,, P.: 51. Anámnesis, doctrina de la: 31, 112 Diálogos
og aporéticos: 25 s.,., 125, 136-
136
Pródico: 29, 60. Wittgenstein,
n , L.:. 48
48 s.,, 51 ss.,., 157. , 125.
SS., 137 n. 4.4.
Protágoras: 32, 39 s.,., 59,89 7,91,
59, 89 n. 7, 91,147
147 s.. Zeus: 55, 141. Alma, doctrina
do d
del: 100 ss.,., 106-111,, Dialogicidad:
og 38 40, 49 s., 145,
d 36 s.,., 38-40,
113, 120 s.,., 139. 152.
Anhipotético
po (dvwróOro:
c 76. Diálogo yy ayudad (ßoOeîv),
J cfr.

Anonimidad
o d dde Platón: 40, 152. Ayuda.
yud .
Aporía: 42. Diálogo , moderna
go pplatónico, od teoría
Aprórrheta (cosas que no se comuni-
qu no del:
d 34-35, 49 s., 51-53,
51 53, 65 s.,.,
can inmediatamente): 94, 97 s., 70, 116 s.,, 121-123,, 154 s..
119, 158. Difusión de los conocimientos filo- o
Ataque-defensa,
n , cfr.. Ayuda.
y sóficos:
o 28 ss..
Ayuda
yud (ßoi6eta): 37, 42 s.,., 59, 70, Difusión dde 10 lo escrito:
o 46 s., 48 s.
74 s.,., 76 s., 82, 883-91,
91, 131, 147, Enigma,
g uuso
o del: 57 s., 119-121..
155, 165. Eristas: 90 s.,., 112 ss.,, 125 s..
n, Idea dei
Bien, d ,, cfr.. Ideas.. Eros,, discurso o sobre el (Fedro): 39
Benevolencia
n (eivota): 23. s., 63 s.,., 101, 132 s.
n , búsqueda
Ciencia, u d dde la: 114, 114, 128 Ss.. o, crítica de
Escrito, d lo:10 34 ss.,, 50 Ss.,,
Condicionamiento o histórico
o ddei diá- 62, 76, 92 Ss., 117 Ss.,., 123 ss.
logo: 36 s., 41 s. Escritura, invención de d la: 65,
65, 138 Ss..
Conducción
ndu on ddei diálogo: ogo 26, 37, 41- 41 Esoterismo: 32, 34, 52 s., 94, 128,
43, 148-150..
43, 148 159 ss..

181

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182 Indice
nd analítico
o

Expedientes
d

--
dramatúrgicos:
n
124 ss.
121, 124
28, 71,

dominante: 125 Ss..


acción do
Lector,
,
--
implicación
p on ddei: 19.
irritación ddel: 25 s.
cambio
b ddei interlocutor: Logos oral-logos
o escrito: 51, 61 Ss.,

- 28,37,
28, 37, 129 ss.,, 150.
diálogo dentro dei diálo-
78 s..
73,78
73,
Misterios: 22, 53, 104.

- go 143 ss..
go:
interrupción
u on del diálogo: ogo
Mito: 138
138 ss..

Motivos:
- 120, 128
128-13
movimiento
31.1.
o ascensional: - constricción
n (República): 33

- 94 s..
recurso
u a los poetas: 28, - S., 127
, 127
fármaco (Cu,nides): 33, 53,

- 59 ss.
reserva: 32, 34, 82, 127, -- 126.
95,126.
95,
esconder:
ond
diferir
112 ss.,, 154.
la explicación:
- 164.
selección dde los interlo-
cutores: 16,16, 69.
o
d
d
37,43,
37, 43, 105.
Oralidad-escritura:
xp on 26, 33,

50 s., 61 ss.,.,
50
Homologías:
oo 39, 42, 152, 166 s. 72, 78 ss.,., 83, 146 s., 155, 156
72,
Ideas, dodoctrina de d las: 23, 31, 64, 79 n. 1.
s.,, 94, 99, 105, 114, 115, 125, ««Pasajes de d silenciamiento»: o» 34, 35
148 s., 166. n. 5, 43, 52, 99 ss., 166.
Interlocutor deld diálogo: go 37, 39 n. 1.,1., Philósophos (dialéctico):
d 63, 73 ss., 90
41-43,
41 3, 148 ss.. ss.,., 101, 146 ss.,, 156, 165 s.
Interpretación,
n on, antigua
g teoría de la: n p , teoría de
Principios, d los: 79 ss.,, 83,
54 58, 81.
54-58, 91, 92 ss.,., 119, 157.
87,91,92
87,
Ironía:
on 135 SS.. Refutaciónon y prueba b h
(éknchos): 37,
n de Adonis»: 66-69, 76 s.,, 97 s.
«Jardines
« 74 s.,., 89 ss.,, 133s.
1
Juego-seriedad: 69, 72, 80, 112, 117, Secretismo, , cfr.. Esoterismo. .
125. Sofistas (antiesotéricos):o 32.

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