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Szlezák - Leer A Platón-Alianza Editorial (1991) PDF
Szlezák - Leer A Platón-Alianza Editorial (1991) PDF
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n Universidad
Alianza Thomas A. Szlezák
Leer aa Platón
Versión española de
José Luis García Rúa
Alianza
Editorial
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Título ooriginal:
g a
Como leggere Platone
15
DE
FILOSOFIA
Y LETRAS
r\#\
3ç A mi mujer y aa mis hijos
h
© 1991 Thomas
o A.. Szlezákk
© Rusconi Libri
b s.r.l.,
. ., viale
v Sarca 235, 28126 Milano
235, 28126 no
© Ed. cast.:
. Alianza Editorial, , S. A.,., Madrid,
d d, 1997
Calle Juan
u n Ignacio
g o Luca de d Tena,, 15; 28027 Madrid; teléf.. 393
15 28027 393 8888
88 88
ISBN: 8484-206-2870-O
206 2870 0
Depósito
p legal:
g M.. 8.396-1997
8.396 1997
Compuesto enn Fernándezn nd Ciudad,
d, S.. L..
Catalina Suárez,
u 28007 Madrid
19 28007
, 19;
Impreso
p o en n Closas-Orcoyen,
o n, S. L.. Polígono
o gono Igarsa
g
Paracuellos
u o de
d Jarama (Madrid) d
Printed
d in n Spain
p
F307638
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ÍNDICE
Prefacio 11
1.
1. go o de
El gozo n .....................................
d leer a Platón 15
15
2. El lector se implica a sí mismo en n la lectura .......... 18
18
3.
3. Un ejemplop ded recepción ....................
on individual.................... 21
21
4.
4. Posibles actitudes
u v
viciosas d lector ....................
dei 25
25
5.
5. q no se conoce
Loo que ono no se ve v ............................. 28
28
a)
a El tema de
d la «ocultación»
«o » en los diálogos
d 28
b) Sócrates
o mismo ....................
o reserva suu saber.................... 31
c) Los diálogos
d o remitenn más allá de d sí mismos 33
6.
6. Características del
d diálogo
d p o o ....................
platónico 36
36
7.
7. Cuestiones
u o sobre las características ...................... 38
38
8.
8. ¿Para quién
qu escribe Platón? ................................ 44
44
9.
9. ¿Habla d ogo platónico
b el diálogo p con voces diferentes?
d
La moderna
d teoría del d ogo ............................
d diálogo 48
48
10.
10. Una teoría antigua ded la interpretación on ................ 54
11.
11. La interpretación
on de Simónidesn d en el Protégoras dg a 59
12.
12. La crítica de
d la escritura en n el Fedro ..................... 63
63
13.
13. La definición
d n on del d filósofo a partir de d suu relación on
conn sus o .................................................
u escritos 73
14.
14. La significación
gn uuu n
on dde rl,ulthreQa («cosas de d mayor y
valor»)
» ............................................................. 78
99
1
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10 Índice
lo
PREFACIO
15.
15. La ««ayuda
d al logos»» en los diálogos 84
84
a
a) y » platónica
Tres ejemplos de la ««ayuda» p 85
85 -
u tema partiendo
p de
d
d analítico ............................................................ 181
181 «10 fácil»,
«lo qu o que en Platón no
», es decir,, aquello nos es hoy accesible b1 e
Indice
indiscutido para desde d ello o allanar el caminoo hacia «10 d », es
«lo difícil»,
decir,, hhacia aquellos
qu d la literatura platónica
aspectos de on del
d diálogo go
que no se corresponden nd n conon lo que hoy entendemos
10 qu nd q debe
que d b ser
la forma de u filosófica yy que,
d escritura qu enn consecuencia,
on en la ma-
11
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12 Thomas
o Alexander Szlezák
k 1
I Prefacio 13
13
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Capítulo i1
EL GOZO DE LEER A PLATÓN
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16 n
Leer a Platón d leer
g020 de
EI gozo a n
Platón 17
17
niense no significan de ninguna manera que Platón on como escritor de los eiéatas, la de Heráclito yy la de los pitagóricos; una verifica-
quede reducido a las casualidades hhistóricas y a la limitación de la ción tal de los principios condujo o finalmente, como se simboliza en n
sociedad de ese mundo.. Con el gesto soberano del d poeta,, Platón a Leyes,, a la transmisión por parte dei ««Ateniense»
Las n d
al conjunto dei
une su Atenas natal con todo 10 lo que había
h producido
u do la historia mundo helénico
h de una concepción po político-moral surgida de un
espiritual de los griegos. Ciertamente en esa empresa podía ate trabajo de escuela realizado con el método más riguroso.. Así pues,
nerse a los acontecimientos hhistóricos, como cuando en los prime- en ei ámbito de los interlocutores ddei diálogo platónico
on yy desde
d los
ros diálogos hace aparecer ante n el público ateniense a los grandes primeros diálogos hasta los más tardíos, recorremos la evolución
intelectuales
u del
d sigloo v, qu de hecho venían tan gustosamente a
y, que histórica
h n , desde la receptividad intelectual hasta la pro-
de Atenas,
Atenas, haciéndoles hhablar en favor de la nueva idea de educa- fundización n crítica para concluir en creatividad normativa.
on y cultura de que eran portadores.
ción d Pero, cuando
u n sus
en u uúlti- Esta inmediatez,
n pues, esta variedad
d y esta capacidad simbó-
mas obras haceh venir a Atenas a quien se mantiene anónimo lica de los diálogos,
d vvisibles ya en sus
u primeras manifestaciones,
como «huésped de Elea» 0o con el propio nombre de Parménides hicieron
h de Platón ei autor que,, dejando a un un lado las diferen-
(en el diálogo
ogo qu que lleva su nombre) y lo 10 hace filosofar allí conjun- cias de las culturas nacionales, pasa hoy en todos los lugares
tamente
n con n Sócrates de joven, cualquier qu plausibilidad histórico- como el más eficaz despertador o del interés filosófico. Quien em-
biográfica
og quedad fuera
u d toda consideración.
de n En el Timeo, ddiâlo- o pieza a filosofar con Platón puede estar seguro
pu u de estar en el ca-
go que se ocupa u de la filosofía de la naturaleza,
u un sabioo y horn-
un ho mino correcto.
bbre dde estado no ateniense n quien podríamos considerar como
a qu o Con todo, su efecto vvivificador
do no se limita dde nningúnn modo
odo a
pitagórico, aunque no es expresamente caracterizado do como tal,, ha-h la fase iniciática.. Lo verdaderamente asombroso
b es más bien n que
qu
n un círculo
bbla ante o que sólo o en su mitad consta de d atenienses so- Platón no sóloo fijó el nnivel de 10
lo que en adelante pudo
pudo Ilamarse fi-
bre la estructuración
u u n ddei cosmos por la razón on divina
d dei demiur-
d u losofía en Europa, sino que también n elaboró un buen
b número dde
go. En n modo contrario, o, en su u última obra,, Las Leyes, un ateniense,, cuestiones sobre metafísica, teoría dei conocimiento,
n ética y filoso-
oo
que en esta ocasión permanece anónimo
qu n y por ello o se refiere tan- fía política
po en forma tan fundamentada d que, incluso teniendo pre-
to más directamente a la cultura dde su ciudad,, desarrolla en terri- sente una
un evolución de dos milenios y medio extraordinariamente
tonoo extranjero, concretamente en Creta,, y ante dos represen- fructífera, uno no puede por menos de tener en consideración sus
tantes
n de laa conservadora
n cultura doria, un un amplio o proyecto de conclusiones o0 por
po lo10 menos su desarrollo
o de los problemas..
uuna sociedad futura bien organizada y de sus fundamentos u espi- Estos podrían, pues,, ser los factores más importantes para la
rituales.. experiencia
x de la lectura
u de Platón por parte deid público actual. u
Parece, pues, como si Platón por medio dei recurso u artístico- Ei sentimiento de d poder participar en un primer origen aún no
literario de la elección del interlocutor no sóloo hubiera querido promiscuado, unido al convencimiento de d que uno se encuentra
ampliar de vez en cuando el horizonte espiritual,, sino además confrontado a cuestiones n relevantes en su integridad yy conducido
reflejar un proceso histórico complejo vvisto en su conjunto: en por la experiencia
x de una maestría en el dominio del
d lenguaje yy la
primer lugar llevó a la politicamente
po poderosa Atenas la nueva composición, proporciona al lector sensible aquella experiencia
cultura filosófico-natural y filosófico-social desarrollada fuera de de gozo
go o intelectual del que hemos empezado hablando..
Atenas; en ésta y en disputa con el patrimonio o de ideas importa-
das, se constituyó la filosofía ática dei d concepto que, tan pronto
como estuvo segura de sus métodos,, dio mayores fundamentos u a
la discusión e incorporó las bases d dei siglo v, a saber,, la filosofía
g o y,
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o se implica
El lector a sí o en
mismo la u
lectura 19
19
Capítulo
p o 2
EL LECTOR SE IMPLICA A SÍ MISMO romántico a la vez v que teólogo, Friedrich Schleiermacher
h 1768
(1768-
EN LA LECTURA 1834
1834), ei qu
que, por un lado, planteó como pionero reflexiones
x sobre
b
el papel activo del lector el que, partiendo
y de
d ello, desarrolló
, o
u hermenéutica
una h n u de los diálogos cuyos
d u rasgos fundamentales
d son
aúnn hoy tenidosn por muchos comoo válidos.. Por otro
po o do, fue él
lado,
mismo quien q p o novedosamente
repensó n el viejoo problema de d los
teólogos referente a la exégesis x d esta manera impulsó
correcta,, y de
hacia una u hermanéutica
u universal quque puede d ser considerada
n d
como el verdadero d comienzoo de la moderna d filosofía hhermenéuti-
n
ca.. Y en nuestro siglo tenemos a Hans-Georg Gadamer quien, de
un lado,, en sus inicios filosóficos parte de Platón yy en lo 10 que res-
pecta a nuestro
nu o tema,, enn suu primera obra, Platons a n dialektische
da Et-
hhik,, 1931
193 1 (La a ética dialécticaa de a , profundiza y concreta opi-
d Platón),
nionesn orientadoras d de Schleiermacher h sobre la importancia n de
d la
forma con on relación n al contenido,
on do, y; dde otro
o do, en
lado, n suu obra
o fun-
damental,, Wahrheit
a und 1960 (Verdad y método), n
und Methode, 1960 o
nos ofrece
Pero esta experiencia,, tomada d en sí misma, no hace h todavía
d una nueva
n d
fundamentación on de la h hermenéutica filosófica.,
p
comprensible por qué precisamente en el caso de d Platón
n se dis- d u
La discusión b la correcta manera de
sobre d leer a Platón es en
u y
cute y debate con una particular pasión la cuestión de cómo ha- h último término una discusión sobre el modo y manera en qu que el
ya x . Que éste es el caso ha llegado
y de ser leído el texto. g a ser enn propio lector se deba d implicar en la lectura. Que u nosotros al leer
n
el interim también conocido por el no especialista. En ningún no podemos hacer abstracción de nuestro propio yo; yo que no po-
otro pensador tiene tanta importancia como en Platón n la pre- demos descartar nuestros variados condicionamientos, yy que, en
d
gun por la forma literaria en la que nos son ofrecidos los con-
gunta consecuencia,, nosotros mismos constituimos un factor o en el pro-
tenidos filosóficos y enn consecuencia la pregunta p por el método
po ceso dde la lectura,, es algo go que vale para toda d clase de lectura y
n
con el que el lector b
debe enfrentarse a esa particular forma,, ya
y do el mundo
todo undo 10lo admite así. Pero en el caso de d Platón se añade d
qu
que en ningúnn o
otro pensador
d es la forma de
d expresión
x on tann mme- el hecho
h ho de d que el lector, como o se indicó al principio, o, adquiere el
diatamente importante para el contenido como
d o o 10 lo es en su caso: sentimiento, poder impedirlo,
o, casi sinn pod o, de no ser meramente un es-
la correcta comprensión de la forma dei
d diálogo
go y la correcta pectador,
d sino de ser, en modo particularmente intenso, también
comprensión de la idea platónica de filosofía se condicionan n parte de d la discusión
d 10 que naturalmente ha de te-
n a la que asiste,, lo
mutuamente. Se trata de
. una situación paradójica:
p precisamente
p ner consecuencias en la manera de reaccionar ante el contenido. do.
el autor que puede comunicar como nadie la experiencia d un
de un Y en la medida en que es claro que la participación profunda und y a
y,
acceso directo y, por decirlo o así, natural
n al preguntar
g filosófico,
o , v
veces personal en los acontecimientos del d diálogo no es un pu puro
parece requerir ununa hermenéutica particular.. efecto que le ocurra a la obra ob de Platón de d manera casual o0 inclu- n u
No es ninguna casualidad qu que la hhermenéutica de las obras ob so contra la intención dei autor,, el problema al que q nos hallamos
d Platón yy la d
de disciplina de la hhermenéutica filosófica de suyo yo enfrentados d no puede
pu ser simplemente
p el de suprimir
u de la ma-
d
independiente se hhayan
y do de la manera más íntima en dos
tocado nera más amplia posible todos los elementos subjetivos de d la recep-
pu
puntos importantes de d su desarrollo. u el importante filósofo
o. Fue ción.. Cierto o que la finalidadd es la de poderpod orientarse uno mismo
18
18
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20 Leer a Platón
Capítulo
o 33
o en la cuestión (cf. Fedón
solo don 91
91 c); ahora
h b , mientras se está
bien, UN EJEMPLO DE RECEPCIÓN INDIVIDUAL
n el camino
en o hacia
h n serviría de mucha
este fin,, no nos u ayuda
yud com-
portarnos como si ya lo hubiéramos
hu alcanzado
do y d dejar al margen
p d d de qu
la posibílidad que en nosotros mismos pueda d haber
h b impedi-
mentos ddecisivos unqu en el mejor caso también
vo (aunque n ayuda)
y para
el acercamientoo al propósito.
p o. Es manifiesto que ante los dramas
o qu d
d Platón tenemos que reaccionar no sólo
de o conn nuestra inteligen-
n
no con
cia analítica, sino odo nnuestro ser.. La pregunta
n todo p de
es,, pues,, d
qu do debe
qué índole on activa ddel lector y qu
b ser la participación qué parte
pu d tener
puede n suu espontánea
pon bu on en
contribución n la construcción
n n de
d
o.
sentido.
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22 Leer a Platón Un ejemplo de recepción individual 23
n
consecuencia, no representa
n ya un «pu «punto de d vista» intelectual,, sino o de descripción literaria ddei carác-
Con este brillante ejemplo
la expresión n inmediata de suu morbosa ambición y de su desmedido d ter, Platón nos está diciendo con toda claridad que su filosofía
egocentrismo. Cuando Sócrates le demuestra con n apremiantes argu- u compromete al hhombre integral.. La capacidad intelectual no basta
mentos que la idea originaria de justicia está pplena de sentido y que, por sí sola, se requiere una familiaridad interna entre la cuestión
por el contrario, el llamado derecho del más fuerte u es en sí mismo que debe ser comunicada y el alma a la que debe ser comunicada. .
contradictorio, Calicles debe b ceder en suu argumentación,
u , y ello, sin Q uien no está en situación
on de ingresar en un
un proceso de transfor-
embargo,, no por falta de inteligencia ni n mucho menos sino por cul- mación interna tampoco está habilitado para conocer la solución
pa de las limitaciones de su carácter.. Se dice con entera claridad total.
qu son sus
que u incontrolados impulsos los 105 que le impiden comprender Pero la actitud positiva no sóloo es necesaria para la cuestión
yy aceptar el punto de vista socrático teóricamente bien fundamenta- qu representa el filósofo. Puesto que el filosofar es un proceso que
que
do yy moralmente provechoso (cf.. Gorgias 513 513 c).. discurre entre personas individuales, es también necesaria la bue-
Calicles tiene sobre todo una idea equivocada de sí mismo: se na disposición (eiivota) para con el compañero. Platón muestra de d
identifica con sus deseos e impulsos (Gorg.. 491 e-492 492 c).. No sabe ni la manera más expresiva
x que la conversación entre Sócrates
o y Ca-
quiere saber que el hombre es algo más que instintos, y que en él la lides ddeja dde ser una verdadera comunicación precisamente por-
razón no está ahí para ser empleada de una manera puramente
pu ins- qu Calicles no puede tratar al interlocutor con buena voluntad
que vo 22.
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24 Leer a Platón
24
Capítulo
o 4
un Calicles,, al menos en potencia.
un po . El realista y provocador retratoo POSIBLES ACTITUDES VICIOSAS DEL LECTOR
u
de una h
hostilidad a la ética por principio nos obobliga a clarificar
nuestra propia actitud -la consciente
n un más la inconscien-
y aun
te- n relación
con on al ««derecho d más fuerte».
ho del ».
Ahora
h bien,, en lo que concierne a la buena voluntad para con
el compañero de diálogo, ogo, necesaria siempre para toda auténtica
comprensión, para nosotros, como lectores,, el opositor vivo queda d
sustituido
u do por la representación escrita.. Con ello o se dificulta sinn
duda
d la consecución d de una posiciónon correcta,, en la medida en n
que las falsas actitudes del d libro que eventualmente aparezcan
-contrariamente
n a lo que sucede con un un interlocutor
u en perso-
na- no pueden n ser corregidas.. Es por elloo decisivamente impor-
tante
n quequ ciertas irritaciones que pueden n producirse
d leyendo a
Platón sean reconocidasd como tales para ponerles coto. Bien mira-
do, se trata de irritaciones que,, según toda experiencia,
x , pueden
aparecer
p precisamente
n en aquel lector sincero por principio y filo-
sóficamente interesado que añade a todo ello un gusto y una cul-
o un
tura personales.. Hay queq reconocer que esos inconvenientes
n son
un consecuencia
una n n de cómo entiende Platón n la forma correcta de d
la comunicación filosófica y con ello, o, en último
u término, una
u con-
secuencia de suu idea de la filosofía; sólo de este modo se puede d
impedir que una irritación pasajera se convierta en un impedi-
n un
n ppermanente
mento n para la apropiación on dei ppensamiento
n platónico.,
d
a) Si en los diálogos aporéticos, tras una larga investigación
que resulta vvana,, no aparece tampoco una solución on enn el último
u
25
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26 Leer a Platón I
Posibles
b actitudes vviciosas ddel lector
o 27
intento,
o, el lector a quien n le permanece ooculto el sentido do de d tan n xg
con nuestra exigencia de igualdad,, típicamente moderna, d , así como o
extraño extravío
x recibe
b fácilmente la impresión de qu que todoodo el de incondicionada clarificación de trasfondos que se sospechen.
ond n d nd qu p n.
conjunto no es más que q un un ddiscurrir vacío,, 0o en n todo
odo caso una u in- Como o personas ddei siglo xx, democrático,
g o xx, d o , pluralista y antiautorita-
troducción
o n ddemasiado larga para p un fruto
un o filosófico o que todavía
od n
rio, estamos por sentimiento, , conscientemente
n 0o no, tan apegados
p d
no se ve por nningún
ngun sitio.. v o reinante que
ai relativismo q enfrentamos con escepticismo o o0 indu-
b) Cuando
u ndo en los diálogos constructivos on vo se dice,, ante los on una
so con u resistencia interior la idea d de d un un ««Sócrates» » colosal-
problemas esenciales,
n que
q nose ppueden
no d n discutir ««ahora», », 0o qu
que mente superior
up o0 de un «
un «Ateniense» qu se atreve a caracterizar
que
suu tratamiento o debe ser emprendido nd do en n ootra ocasión,, unouno se pre- la oopinión por él representada
on po p como o la exclusivamente
x correcta,, y
ggunta impaciente ppor qué qu da la impresión n de qu que se presentann n te- sentimos su juego conn la aporía como o falta de sinceridad d y suu di-
mas dde tantan importancia para luego retirarlos inmediatamente, y ferir las cuestiones a pu puntos dde vista que sóloo más tarde pueden n
se plantea la dudadud de d si esa ppermanente referencia hacia h go aún
algo ser adquiridos
u como o un pu puro rehuirhu las exigencias ddel momento. o o.
más importante responde en general a algo go ppreciso en n el pensa-
n En vez dde esto, deberíamos
d b ppreguntarnos
n si acaso Platón n con
on tal
miento d Platón,
o de n, 0o si más bien n no se está convirtiendo do al lector d los personajes
idea de p quiere comunicarnos algo
no qu go concreto
on y no
en un Tántalo
n o a quien sólo o le es simulada d la existencia
x dde los
10 fru- inmediatamente comprensible, , o0 si acaso tal concepción
on on no remi-
tos reales.. te quizá a unaun idea de filosofía que se distancia esencialmente n de
c) Tanto a los primeros como o a 1los últimos o diálogos
d go 1les es v
las convicciones d siglo
del g o xx,
xx, pero qu p
que, precisamente po
por elio, está
común un una ppermanente
n n d d ddei conductor ddel diálogo
superioridad d ogo n situación
en n ded complementarla y de d enriquecerla. .
por encima de los
po 1 interlocutores
o dde turno.. Se puedepu d aceptar A partir de d esto o nnos damos
d cuenta de d qu que la reacción total y
todavía quequ «el Ateniense» » en a Leyes adoctrine
n Las do n constantemente
n no sóloo intelectualu del d lector ante ei acontecer dei d diálogo,
d ogo, provo-
u inexpertos
a sus x amigos ddóricos hhaciendo uso u o ded un fondo do mago- cadad ella misma per el texto, o, encierra
n al mismo o tiempo o un peligro.
p g o.
table ded sabiduría
b u superior,, o0 qu « huésped
que «el h p d ded Elea» » tenga una Quien n no descubre
d el factor
o deformante
d que
q él mismo representa
notable superioridad
u d d sobre b ios 1 jóvenes con 1 qque conversa,
n los on n
sin o
corre el riesgo ded estancarse en n una comprensión n on superficial.
u . Sinn
embargo, en
go, n o diálogos de
los d carácter agonístico o las 1 y dei
1 leyes d respe- p embargo,, lo 10 deformante
d no tienen ppor quéqu ser de d nnaturaleza pura-
too mutuouo y de 1 reglas ddei juego parecen
d las n vvulneradas
d cuando
u ndo los mente individual u y subjetiva. No o sóloo individuos
du se implican n ellos
compañeros de interlocución o n excesivamente inferiores yy a
son mismos enn la lectura,, sinoo también n épocas enteras.. Lo qu puede
o que pu d
«Sócrates»,
« lo que
, a 10 qu parece,
p , no le cuesta
u guno triunfar
esftierzo alguno llevar a qu que cosas que qu están n enn el texto p n ddesapercibidas
o pasen p o0
siempre sobre b sus u op oponentes.. Y uno uno se pregunta un extrañado
x do si se ddesconsideradas d por generaciones
n sóloo por
po el hhecho o ded que
qu no se
puede
pu d dar d un campeón n absoluto
b en la 1 liza dialéctica
d que
qu sea od n al pensar
acomodan n d los tiempos.. Esto
de o es 10 qu puede
10 que pu verse enn
p dde vencer
capaz n con
on la misma facilidad tanto o al polifacético
po Hi- el ejemplo qu a continuación se expone.
p o que x .
pias, como al radical d Calicles,, al excitable
x Trasímaco 0o incluso al
famoso y festejado do Protágoras yy al muy y altamente estimado do Gor-
gias.. De algúngun modo odo esto parece inusual y difícilmente creíble;
instintivamente se desea d d d, más paridad
más igualdad, p d condicio-
de
n y hhasta más de
nes, d un irritado do lector puede
pu d empezar a tomar inte-
riormenten posición
p on contra el invencible n Sócrates.
Tales reacciones
on son perfectamente
p comprensibles,
b pero hayy
que
qu considerarlas en n suu contexto o para ver que qu guardan
gu n relación
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ono no se ve
qu no se conoce v 29
29
Lo que
o 55
Capítulo
LO QUE NO SE CONOCE NO SE VE d mención. (Tengamos,, sin embargo,
de go, en cuenta que qu la decisión on
de dar por principio n publicación a ios resultados dei
d trabajo inte-
lectual se alcanza por primera p vez en el siglo g xvii y no sin dificul- d
, n
tades, según nos ha probado el b sociólogo
o ogo norteamericano Robert
b
. on
K. Merton se comprende que
1; n qu atribuir esta actitud
ud a épocas
p ante-
riores sería,, porp consiguiente,
n g , ingenuonuo por ser ahistórico.) .
Pero en lo que atañe a la frecuencia del tema de
o d la ocultación
d
es verdaderamente asombroso con qu regularidad
n qué d Platón recurre
a ella. Una y v los
y otra vez o interlocutores
u de Sócrates incurren enn la
o
sospecha de no querer mostrar suu saber parcial o0 totalmente, , bienn
sea simplemente para retenerlo o para sí,, como parece ocurrir con
n
el heracliteo Cratilo o o0 con el aspirante a teólogo Eutifrón, , bien n
sea para someter a los demás a prueba como se le supone al sofis- o
ta Pródico,d o
0 n
bien simplemente para engañarlos, , como se tiene
po
por posible en el caso de Critias, Calicles, Hipias y el rapsoda
on
Ion2 En
2. los n
casos mencionados do podría
po ser todavía
o dde alguna
g ma-
a) El tema de
d la ««ocultación» g
n» en los diálogos nera excusable que tal tema, que
qu es verdaderamente importante
para Platón, n, nono hhaya
y recibido do la atención debida. d . Parece,, sin em-
Desde el descubrimiento dde Schleiermacher de qu que para Pia- go,
bargo, poco menos qu
que increíble que
qu no se haya caído en la cuen-
n la forma no es indiferente al contenido, se plantea para la in-
tón n ta de que la reserva d
del saber en uno
uno de los diálogos más perfec-
p
terpretación dde Platón la tarea de investigar g la técnica dramática tos en el orden formal, , en el d
Eutidemo, constituyey el tema estruc-
dde los diálogos en su conjunto o y enn sus pormenores. Desgraciada- y
turante y con muchon también el determinante de sentido,do, sin
n
n no se puede
mente d afirmar que qu la investigación
nv g h
haya do muy
llegado uy y
cuya comprensión no se puede
pu entender
n de forma completa el
lejos en el cumplimiento de esta tarea. De todos modos d se han sentido do ddel diálogo.
d ogo. La «acción»
« on» del
d Eutidemo o consiste
n en el inten- n
ddescrito ded forma repetida algunos gun expedientes
x dramatúrgicos, o de
to d Sócrates de d oobligar a los sofistas Eutidemo y
y Dionisodoro o a
como el cambio o dde interlocutor,
o gun
y algunos temas recurrentes, dejar de d una vez a un lado sus u manejosn poco serios y
y su jugar
g a
como o el recurso
u a citas dde poetas. Sinn embargo, un motivo que,, en
vo qu confundir para que qu muestren
u 10 que tengan
lo g que
qu ofrecer de
d serio o
on de su extrañeza
razón x y exigencia
x o, pero sobre
dde esclarecimiento, en n el terreno de la filosofía,, con n 10lo que
qu Sócrates les imputa que,
qu ,
todo
odo en razónon de su especial importancia en la obra de Platón, , ha- d
disponiendo de importantes puntos pun de vista,, hasta
h el momento, o,
bbría merecido una descripción e interpretación precisa ha perma- sin embargo, go, se los hayan y reservado adrede. d d . Al no gu pro-
conseguir po
necido bien que mal ignorado.
g Me refiero al tema de la ocultación vocar con halagos la «seriedad» « » de los o sofistas,, les recomienda nd
y ded la reserva consciente del d saber.. que tampoco en el futuro sean pródigosg de su sabiduría, , sino
no que
qu
Este tema es extraño
x para nosotros porque u en Europa,, desde
hhace mucho ho tiempo,, se ha impuesto como postulado la publici- pu
1
R So
K. Merton: The Sociology of 1973, sobre todo
o SScience,, Chicago, 1973, p . 273
odo las págs. 273 Ss..
ddadd incondicionada
n de los frutos del trabajo filosófico científico,
d b o y 15 e; Profágoras 341 d;
2
2
Cf. . Crafilo 383
383 b-384
b 84 a, 427
427 d e; Eutifrón 33 d e, 11
11 b, 14
14 c, 15
y a causau de d elloo nadie
d cuenta
u ni siquiera
u con d de
n la posibilidad
b 174 b;
Cármides 174 b Gorgias 499 b c; H4pias minor 370 370 e, 373 b Hippias major 300
373 b; 300 c d;d
que alguien pueda reservarse conscientemente
qu n un resultado
do digno
gno on 541 e.
1on541
28
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30
30
Leer a Platón o que
Lo qu no
no se conoce no se ve 31
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32
32 Leer a Platón que no se conoce
Lo qu n no
no se vve 33
peradas alusiones fragmentarias, 10 lo que quiere decir que, si de po principio de la comunicación ddel saber
d por
nd la sinceridad
fienda
Platón sólo se hubiera conservado el Eutidemo,
u no podríamos
o, no dg
(Protágoras 317 b c).
comprender el punto de vista filosófico o de la figura principal, ,
10
lo mismo que en el diálogo go es manifiesto que ios interlocutores
no comprenden a Sócrates.. Con otras palabras: Sócrates actúa
no c
c) ogo remiten mis allí
Los didlogos d sí mismos
a d de
en el Eutidemo de forma ««esotérica»: dispone de un un saber pro-
fundo y fundamentado pero no no ve ninguna necesidad de expre-x Q ué poco propiop es de
d Sócrates,, como o correspondería a la fi-
sar este saber a los participantes de esta conversación que, por ggura ideal literaria del filósofo,, el transmitir su saber a los hom-
un lado, están insuficientemente formados y que, de otra parte,
un b
bres d
sin diferenciación g , 10
ninguna, lo muestran n -entre otros mu-
no disponen de las cualidades necesarias para la filosofía. La
no chos ejemplos "- 4_ también n diálogos como el Cirmides d y La a Repu'-
pu
capacidad de reservar también el saber filosófico en caso nece- .
buca. Dentro del amplio marco de la acción representada en el
o
sano, si las circunstancias lo 10 exigen,
x la presenta por ello Platón Círmides, , hhay y lugar a tratar, en n una expresión
x metafórica de in-
como una cualidad positiva del d auténtico filósofo. Se trata pu pues tención claramente perceptible, el caso de , d un un remedio médico
de un un hiriente sarcasmo cuando Sócrates, con irónicas alaban- (páuawov) importado o o ded Tracia que Sócrates podría ddar al jo-
zas, atribuye a los seudofilósofos Eutidemo y Dionisodoro esa venn Cármides para curar su dolor de cabeza,, pero no se 10 lo da
cualidad positiva que manifiestamente en modo alguno les es porque sólo podía pod servir, v , añade Sócrates,, a quien antes hub hubiera
propia . dispuesto
pu «
«hacer el ensalmo» a
» a su alma (Ca'rmides 155 e). La medi-
155
Así pues, quien hayay comprendido la sutil ironia en el Euti- u cina,, pues,, está también n aquí a disposición,, pero con toda con-
demo no comprenderá torcidamente la burla de Sócrates sobre ciencia no se aplica porque el receptor todavía no está filosófica-
la actitud sistemática de secreto aquí y en otros diálogos, enten- p do para
mente preparado p recibirla con n aprovechamiento. .
diéndola como la expresión de una actitud antiesotérica de Pla- En Laa República,
p , la «acción»
« » a través de d todo el diálogo go con-
tón,, sino como indicio de que sólo el verdadero filósofo es siste en el intento de d los hermanos
h Glaucón n y Adimanto de d poner
pon
capaz de una reserva con sentido, es decir,, de una responsable a Sócrates
o enn trance
n d comunicar
de u sus opiniones
n sobre la justicia.
comunicación del d saber sintonizada con el receptor. . La posición
p A pesar
p de suu aprecio por los hermanos,
o po no no hay h ppara él ningunagun
contraria,, a saber, la de llevar el propio saber al mercado como evidencia de d que
qu tenga ng quequ hacerlo, o, y se necesitan
n constantemen-
un tratante que encarece a veces la mercancía tratando de ven- te nuevos
nu intentos de d «forzarlo»
« » para hacerle
h descubrir
d algo más
der lo10 más posible, sin tener enn cuenta las necesidades yy el grado
g d sus pareceres.
de p . En este casoo es ddecisivo vo qu «
que la «constricción» »
de cultura de ios oyentes, es,, para Platón, la actitud propia de d utilizada por Glaucón n y Adimanto sólo tenga éxito hasta h un deter-
los sofistas.. El sofista es por esencia antiesotérico. No hay y nada minadodo punto: Sócrateso esboza
b n verdad
en v d el cuadro de d un estado
de extraño
x en que Platón haga que sea precisamente Protágo- g ideal en 10 que
n lo qu expresa
xp también n enn qu qué consiste
on la justicia; pero
ras,, la cabeza más eminente de la sofística dei siglo y, que de-
v, el qu cuando o do a exponer
o es forzado xpon con mayor exactitud
x sus opiniones
sobre la idea dei d Bienn como principio de d todo,, explica
x que
qu deja
d a
3
Para una mayor fundamentación
und on d esta interpretación
de on dei u o, cf. mi con-
d Eutidemo, un lado
un o mucho yy precisamente lo 10 más importante, , a saber,
b , la dis-
tribución
on «Sokrates'
« Spott
p uüber Geheimhaltung.
h ng. Zum Bild p po in
d des çoi1óaocpoç n Platons
on
Enthydemos» («La burla
bu d Sócrates sobre la actitud
de ud sistemática de . Para la
d secreto.
imagen
g n ddel çst%óaoçooç
p 6 o enn el Eutidemo
ud und Abendlana, 26, 1980,
de Platón»), en Antike und 1980, 4 Casi todos ogo contienen
o ddiálogos
odo los go interesante
n n algo n respecto
p al tema.. Unn cuadro
u
773-89,, así como el capítulo «Euthydemos»
« h n PSP (véase
en v , ppág., 22, nota
más arriba, no 11), completoo de
d la forma
o o nun on de puntos
d comunicación
socrática de pu de
d vista
v filosóficos inten-
n
449-65.
65. té yo trazarlo S .
o en PSP.
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34
34 Leer a Platón
n i Lo que no
no se conoce
n no
no se ve 35
35
cusion de la ««esencia» » (del rl anv) ddel Bien (509 509 c y 506 d e). . Y como consecuencia
on u dde cierta estrechez dde miras,, sistemáticamente
cuando
u Glaucón en un un momento posterior insiste de nu nuevo o mal interpretado o 5.
y
y quiere
q saber go
algo más exactoo sobre la dialéctica filosófica,
, sólo o La razón
on de ello, o, como yya se indicó 6 más arriba,, es que toda
presentada en esbozo o por Sócrates,, éste le hace
h saber
b tambiénn el nuestra época, tanto la «moderna»
« » ddesde la Ilustración como la
fundamento
n d su limitación
de on intencionadan de la comunicación fi- llamada «po«posmoderna», », no se sirvió de ninguna limitación cons-
losófica, diciéndole que él mismo, el propio o Glaucón, era el moti- ciente de la comunicación filosófica yy en consecuencia no tiene
vo por no estar intelectualmente a la altura de explicaciones x más ninguna comprensión para la misma. Sóloo se ve precisamente lo
precisas,, de las que él,, Sócrates,, era capaz y para las que estaba que se conoce..
dispuesto (República 533 a). Y con este ejemplo o hemos tocado ya Platón no escribió para p la moderna cultura libresca de los si-
u característica estructural central de los diálogos
una g platónicos: no glos
g xix yy xx.. Si no empezamos p a tomar enn consideraciónon ese pun-
sóloo Laa República a puede exhibir
x lugares como los descritos,, más too dde vista sencillo pero o fundamental, , estamos haciendondo una mala
bien casi todos los diálogos muestran en algún lugar g de destacada construcción
o ddel acceso o a su vvoluntad filosófica..
importancia, , desde el punto de vista de la composición, , una 0 o vva- La consideración de la crítica platónica de la escritura en el
rias exposiciones
x en las que el director ddel diálogo ogo deja claro,, sin Fedro o nos hará
h comprender su posición respecto al problema de
lugar a ninguna un duda,
dud qu que él podría decir más cosas y más impor- la comunicación
u filosófica (y.. más adelante, cap. 12).. Pero antes de
tantes precisamente sobre los aspectos más esenciales de la cues- llegar allí debemos intentar (caps.. 66 yy 7) la redacción de un un inven-
tión tratada, pero que no lo va a hacer en n aquel lugar y momento. . tario de las características esenciales de la forma (si bien al mismo
Estos lugares que son de la mayor y importancia n para la recta corn- tiempo relevante
v en cuanto al fondo) del diálogo platónico, yy pre-
prensión de Platón, y que todavía nos ocuparán n repetidamente, , guntarnos
g si puede ser reconocible para qué público escribió Pla-
los caracterizaremos de ahora en adelante d como «lugares
« de tón
on (cap. 8)8 yy si se atuvovo a una
un teoría determinada de la interpreta-
omisión». », ciónn de textos
x conforme a la cual hhaya escrito (caps. 99 yy 10).
10 .
Ahora bien,, todo Io que se ddescribió en las últimas páginas n
-es decir, la repetida sospecha de que los interlocutores podrían
estar reservando su saber,, en segundo lugar, la aclaración de Pla-
tón del
d sentido de este tema con la «acción» « del
d Eutidemo,
u , in-
mediatamente después, , la limitación dei acceso a la filosofía en
los proyectos
y ddel estado ideal,, más adelante
d la acción de todos los
diálogos que permiten n reconocer una comunicación n filosófica por
parte ded Sócrates estrictamente dirigida d g a personas concretas, , es
decir,
d , su tratamiento ««esotérico», », yy en conclusión incluso las ma-
nifestaciones explícitas
x de
d los «lugares
« g de omisión»- todo ello,, o, 0,
mejor,, nada de ello,, por muy y chocante que sea y por muy y necesi-
tado que esté de una un explicación,
x , desempeñó ningún n papel
p p en la
moderna exégesis
x platónica de las últimas generaciones.
g . O0 bien n
5 Para el tratamiento
o ded los «lugares
« de
d omisión»
o on. en n la investigación,
nv 324
on, cf. PSP 324
fue absolutamente
o n ignorado,
g como ocurrió con el sutil juego de d
on la nota
ss.. con n 144. El primero
144, n que
qu reconocióo claramente
n po n
la importancia d estos lu-
de u
Sócrates al utilizar el reproche de d «esotérico»,
« 0, como ocurrió
», o, u Hans
gares fue n Joachim
h Krämer, Areté bei Platon
on and
und Aristoteles (Virtud enn Platón
a y Aris-
con los «lugares
« g de omisión», », fue sólo parcialmente captado do y, y, tóteles), Heidelberg,
d g, 1959,
1959, 389
389 ss.
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Características dei d go platónico
d diálogo p o o 37
p o 6
Capítulo 6
CARACTERÍSTICAS DEL DIÁLOGO PLATÓNICO 2
2) La conversación se desarrolla en un un lugar y espacio deter-
minados. Los participantes son individuos d característicamente
reales,, personas
p que,, con pocas excepciones, se pueden d identificar
históricamente. .
3
3) Cada diálogo tiene un un personaje que de manera clara asu-
me la dirección del d coloquio. El nombre del d director de coloquio u
es, en
, primer lugar, «Sócrates»
« » que está individualmente caracteriza-
do, lo mismo que los otros participantes, aunque,
do, , naturalmente, , des-
de el principio con una cierta tendencia a un encumbramiento idea-
un
do. En los últimos diálogos, el director de la conversación puede
lizado.
tener también otros nombres. . En estos casos ««Sócrates» » queda,
como personaje, , menos configurado do que los otros interlocutores. .
4) El director de d coloquio habla en cada caso sólo o con un
n un
interlocutor.
n . Conversaciones con más de dos interlocutores n o d
se di-
viden
v enn tramos de conversación
n on que muestran
qu u al director del
ogo en coloquio
diálogo oqu conn interlocutores
u cambiantes. . Los diálogos
d
Las ob on
observaciones que vienen a continuación
on nu intentan
n n abarcar de tres personajes de d una cierta amplitud ud no d . El director
no se dan. d
las características más esenciales que en conjunto
o n o constituyen el de coloquio puede suspender u n la conversación
on con su verdadero
n
armazón n n
fundamental de una
u morfología del
d diálogo
d ogo platónico.
p . interlocutor y sustituirlo
u o por un un interlocutor imaginario en un un diá-
En suu conjunto, un o, esas características son expresión de un un concepto ogo tipo de carácter modélico.
logo
determinado de la comunicación dei saber filosófico,, y, por ello, o, 5 ) El director de coloquio o puede d contestar a todas d las obje-
ob
d
indirectamente, también una opinión sobre una determinada idea ciones. En los coloquios de carácter agonal puede replicar a todos
de filosofía., Se toman en consideración on sólo características para los participantes, pero él mismo nunca es replicado. . Todosd los ele-
las que no hay ninguna o casi
no 0 ninguna excepción
x y que se pueden mentos que realmente hacen avanzar la conversación son introdu-
encontrar en todas las fases de la obra platónica on por la cual
(razón cidos por él (de vez en cuando, , naturalmente, , en forma «mayéuti-
« y
no se toma en consideración, por
no n ejemplo,, la salida aporética que ca»: hace salir a la luz pensamientos «de
« otros»).
»
es característica de algunas de las primeras obras). Tales caracte- 6
6) La conversación no no progresa de una manera continuada,
u
rísticas fundamentales debería
b poder explicarlas cualquier teoría sino que es llevada, v por decirlo así, a un un grado cualitativamente
ddel diálogoogo pplatónico; sorprendentemente, n sin embargo,
go, como yya superior entrecortadamente, la mayoría de las veces con los rasgos
h
ahora d
debe ponerse de relieve, la teoría antiesotérica
n dei
d diálogo,
ogo, de la defensa de un un ataque.
pprecisamente predominante
p en los siglos xix y xx, sólo puede d ex- x 7
7) El director de d coloquio no no lleva la argumentación
u a una
pplicar esas características de una manera parcial, lo que representa conclusión orgánica, , sinono que apunta a temas futuros,, finalidades
un nd o de que debe ser reemplazada por un
un claro indicio un nuevo para- de prueba,b campos de trabajo o cuyo tratamiento sería necesario
digma que se aproxime más a las convicciones n de Platón.. considerarlo
d o ddesde d el punto
pun de vista de la cuestión
u que
qu se discute,
d u
11) Las ob obras filosóficas de Platón son, sin excepción, x con- pero que él caracteriza como externo no al arco de d la investigación
versaciones. En el marco de d la conversación on son,, sin embargo,
b presente. Cada ddiálogo ogo platónico
p tiene sus lugares de d omisión.
o .
b
también posibles largos discursos
u monologados.
d
36
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Cuestiones sobre las características 39
Capítulo 7
CUESTIONES SOBRE LAS CARACTERÍSTICAS a un Sócrates que establece una larga discusión en una forma
continuada de discurso (342 a-347 a) yy suspende además de forma
provisional la vital disputa con Protágoras en favor de un colo-
quío imaginario (sobre este artificio de Platón, véase más adelante,
punto 4). El resultado al que llega Sócrates es, en cuanto al conte-
nido, independiente de lo que Protágoras le contesta '.1. Esto se
confirma con el hecho de que Platón en ocasiones describe a Só-
crates como el único que medita en soledad, o0 le hace recoger su-
puestas homologías yy discusiones anteriores o0 informaciones que
dice haber recibido de un tercero2: todo lo cual muestra clara-
mente que el director de la conversación está muy lejos de pre-
tender concluirlo todo aquí yy ahora; más bien consigue poner en
la discusión claves de pensamiento y resultados que se tienen por
esenciales.. Esto debiera prevenimos contra ingenuos ditirambos
dedicados a «lo dialógico» y al «proceso vivo de la discusión». La
significación de la dialogicidad dei
d pensamiento no resulta negada
Las más evidentes de estas características de las obras de Pia- por ello. Pero se trata de la dialogicidad dei pensamiento, en la
tón fueron en su mayor parte de forma precipitada medida en que el pensamiento para Platón es un coloquio dei al-
en el sentido de los esquemas de pensamiento al uso de nuestro ma consigo misma 3. Lo que se encuentra por medio del pensar
tiempo. Como se pensaba que de esta manera se tenían ya las res- n solitario debe ser probado en el diálogo con otros; así, Sócrates
en
puestas correctas, repetidamente se desatendió el plantear las pre- caracteriza también como una necesidad común exponer a otros
guntas, objetivamente exigibles sobre el estado de los diálogos. lo encontrado yy asegurarlo con ellos 4. Claro que lo primero recae
4.
Vamos a enumerar a continuación algunos de los malentendídos sobre la comprobabilidad de principio, y si Sócrates pone especial
usuales de los que no debemos ser víctimas, a la vez que conjun- valor en comprobarlo todo con el que mejor pregunte yy responda,
tamente planteamos las preguntas más importantes que exigen tra- como asegura en el Protágoras,
g en este sentido remite sin duda
tamiento de urgencia en la consideración de la lista de caracterís- menos al pensamiento de Protágoras que al suyo propio. Sin em-
ticas. d de principio puede quedar suficientemen-
bargo, tal dialogicidad
Con relación a 1): ¿Es para Platón el filosofar sólo posible te representada con un modo de expresión no dialógico por la for-
en forma dialógica? ¿Está unido a la «comunicación existencial» ma. Todo
odo esto lo muestran con más que suficiente claridad las
del siglo xxx) y es la for-
(en el sentido de la filosofía existencialista d partes no dialogadas en la obra de Platón a las que pertenecen el
ma de diálogo la única forma legítimamente pensable de la expre-
sión filosófica? Algo muy diferente es que qu ddependa
p nd d interlocutor
duda dde las reacciones dei
sin dud
Aquí hace falta ser prudente. No debiéramos olvídar que Pla- d turno el cudnto de opiniones
de on y comprensiones propias le comunique Sócrates (véanse
tón, precisamente en aquel diálogo en el que hace a Sócrates ha- más adelante,
, págs.. 101 s.)
2 Banquete
2
anqu 220 e d; Critón 49 a; Menón
175 b, 220 non 81 a; Gorgias
o 493 a; Hippias major
493
blar de manera particularmente larga contra el «largo discurso» 505 a 3,611
304 d; República5ü5
304 pub 3, 611 b 9-10; Fedón loo
100 b 5.
sofístico (uaxòç .2óyoç) yy abogar en favor del método pregunta- 3 Teeteto 189e,
189 a 263
Sofista 263 e..
respuesta, es decir, en el Protágoras, nos muestra al mismo tiempo g a 348
4 Protdgoras 348 d.
38
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40
40 Leer a Platón Cuestiones
o sobre
b las características 41
o quinto y g
libro n pparte d
gran del libro sexto
x dde Las Leyes, el d discur-
u Con
on relación
on a 22): El establecimiento o d del marco deld ddiálogo go en n
so dde Eros en n el Fedro y sobre todo odo el maravilloso o o monólogo
ono ogo d dei un tiempo po y lugar
u d
determinados,do , así comoo la introducciónon de per-p
personaje
p n ddei título en n el Timeo.o. Todo
odo esto representa un una tan n sonajes individuales
n v h
e históricamente reales es u una consistente
genuina expresión
p on d de la filosofía de d Platón n como ei proceder prueba
u b de qu que enn cualquier
u caso el acceso al filosofar sóloo pu pueded
por pequeñas
po u preguntas y aun un más pequeñas
qu respuestas.. tener lugar po por la disposición personal.. Pero todo do esto sería tam-
Del uuso platónico
p d og d no debiéramos ser
o dde la forma dialogada bién mal comprendido d do como o acentuación n del condicionamiento
nd n o
inducidos
do a creer qu que Platón quiera ppermanecer ««anónimo», o», 0o temporal
p de los resultados
u d p x n o
perseguidos: existe en efecto también
esconderse
ond ddetrás dde las opiniones
on de
d sus u ppersonajes
n ficticios.. la oopinión
on de que Platón creyó qque el filósofo no tenía n «que qu ex-
Por muy y extendida que qu esté la creencia en n la «anonimidad»
n d» de poner
pon nada n d que no pusiera inmediatamente en n cuestión».n». Según
Platónn y popor muyy bien n representada d qu que hhaya estado do por
p presti- esta creencia,, Platón n habría po podido o alcanzar
n u
una relativización de d
ggiosos investigadores
v do ', no se trata enn verdad sino
5, no de
d un un ingenuo
nuo principio
n o dde la verdad
d d buscada
bu d por el h ho mismo d
hecho nd
de la indivi-
malentendido.
n nd do. Al pronto puede
o pu d parecer como una sutil u refle- dualización y de la personalización
n de la marcha deld diálogo.
d ogo.
xxiónn el que Platón en ninguna parte de su ob obra hhable en nom- La verdad
d d es que
qu Platón, n, en n primer lugar,, nunca representó n
bre propio,, sino que configure
no qu u en formao ddramática la confronta-
o este punto o de
d vista,
v , y, y, en segundo
undo lugar,
g , hay
h que qu tener en cuentau
ción dde opiniones dde ootros.. De todos modos,, de d aquí a un un que la «historicidad»
«h d d» de las situaciones on yy de d loso personajes del
anonimato
non o conscientemente bu buscado
do hhay y todavía un una ggran n dis- diálogo
ogo es ununa historicidad
o d suavizada
u por la más ggrande nd de las li-
n . Un filósofo
tancia. o quque realmente permaneció n o anónimo
no o largo o cencias ppoéticas. La finalidad d d de los interlocutores como la de d los
tiempo fue Sören n Kierkegaard, , qquienn conn diferentes seudónimos
ud lectores es la ded eliminar las eventuales ataduras personales para p
como
o o Cilmacus yy Anticilmacus
n representó opiniones contrapues- abrirse camino hacia verdades permanentes.. El condicionamiento n o
tas: quien
qu llegaba a reconocer que detrás d h b un solo
de elloo había o yy situacional y temporal de d los coloquios
o oqu po elloo un condiciona-
es por on
el mismo anónimo,
non o, po podía enn realidad d ppreguntarse
g confuso cuál mientoo ejemplar o0 «ideal».
« d ». Sólo o por po elloo podemos
pod reconocer en él
era la vverdadera
d opinión o . Nada parecido
on ddel autor. o sucede con n nuestro
nu propio condicionamiento.
nd . Si los
o personajes
o d Platón fue-
de
n en ninguna
Platón: n parte se nos ddice que qu h haya hhecho circular rann solamente figuras históricas no podrían pod n tocarnos tann de cerca
alguna
gu de susu obras
ob con nombre b falso,, y 10 qu él realmente
lo que como efectivamente lo 10hacen.
h . Por suerte su carácter individual du no
pensaba
p n quedó
qu en todo caso sóloo parcialmente oscuro en sus es- lo es de d manera histórico-casual,, sino no de forma válidamente
d n
gene-
critos aporéticos (aunque, u en lo 10 negativo, son también estos diá- rai,, si es que podemos hablar de esta manera.
logos a menudo u do muy y claros). Que Platón,, por ejemplo, creía él Con n referencia a 3): 3 Sin duda Platón n podría
pod h b dispuesto
haber d pu o
mismo o enn la inmortalidad
n d alma,, aunque
d dei qu «solamente»
« » a Só- d la posibilidad
de d real de haber colocadoo do junto a «Sócrates»,
« o0 jun-
crates,, a Timeo y al «Ateniense» n les haga
h defender
d d esta argu-
gu too al eventual director de d coloquio,
o o o, interlocutores de la misma ta-
mentación,on, apenas n encontraríamos a un soloo lector de la 1 anti- lia por inteligencia
n o0 carácter,, o,0, a la inversa,, ded la posibilidad
p d
de
güedadd que qu lo 10 ponga en duda, du , y nosotros
n mismos daríamos haber
h b dibujado
db o a «Sócrates»
« » yy a los restantes «dialécticos»
« » menosn
prueba
u b d de una
u capacidad d de
d juicio no precisamente sutil,, si hoy superiores.. Curiosamente, la falta de d un dialogo entre interlocuto-
n o
mismo lo 10 pusiéramos en duda.. res dei
d mismo rango ha h sidodo raramente señalada d yy más raramente
todavía se sintióo comoo un problema.. Peroo nosotros no pasaremos
5
Un ejemploo temprano no es Heinrich von von Stein: SSieben
n Bücher zur Geschichte des de
d largo go ante esta cuestión: on está muy uy estrechamente
h relacionada d
Platonismus
a (Siete
S b o para
libros pa laa historia
h del
d platonismo),
p , Götingen,
o n, 1862, Iii
1862, 11 s.;. en
n tiem-
conn la cuestiónon ded por
po quéqu se idealiza al director de d coloquio
o
po más reciente fue
Po u el influyente
u Ludwigg Edelstein: «Platonic
on Anonymity»
nony y» («La ano- o0
nimidad
d platónica»)
p o » en n American journal
u na ofPhilology
o , 83, 1962,
1962, 11-22.
22. sóloo se le caracteriza de d una manera vaga, v , yy ambas cuestiones
u
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42
42 Leer a Platón
n Cuestiones
u on sobre las características 43
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¿Para quién
qu n escribe Platón?
6n 45
8
Capítulo 8
¿PARA QUIÉN ESCRIBE PLATÓN? una amplia escala de posibilidades
un d está ei pequeño diálogo go Critón:
con suu conmovedora personificación o de
d las leyes y que recomien-
dan a Sócrates
o permanecer ob obediente a suu patria, y que con on su faI-
ta de argumentación
g on de cierta consistencia
on pparece primariamente
escritoo para
p el profano en filosofía inclinado n do a valorar la lealtad. d.
En el otro o extremo podríamos poner pon al Timea o no sólo o ofrece
o una
un
pprofunda
u doctrina
do n de los principios de d la naturaleza,
n , sino que en
o qu n
u segunda
su und parte
p nos presenta resultados d de
d alta especialización on
procedentes
d de las diversas
d disciplinas de d la ciencia nnatural; es
evidente qu que unaun obra tal se basa en n sistemáticos trabajos pprevios vo
y enn un un conocimiento
o fundamentado o d la bibliografía especializa-
de
dda,, y quienes la reciben de la manera n más rigurosamente
g apropia-
dda sonon los o especialistas y los interesados d previamente
p formados
do en
esa cuestión. on, La renuncia a la dialogizacióri
d g y la forma dde expre- p
Sión en n parte conscientemente oscura exigen x además ddel lector
una no no pequeña
p qu capacidad dde aguante.u . Capacidad de resistencia y
Del mayor valor para nuestro nu o enjuiciamiento de la lista dde ca- agudeza
g enn el más alto grado son on igualmente
g las exigencias
x de
d la
racterísticas, sería,, si pudiéramos
pud decirlo
d con seguridad,, la contes- segunda
und parte
p del
d Parménides que, qu , si es verdad que se desarrolla o
taciónn a la ppregunta ¿para qué qu público o escribe Platón? Con on esta en ppreguntas y respuestas, , también n es vverdad d d que,, por medio o dde
pregunta no no hhacemos sólo apelación
p on a aquella tendencia de d la una
un rigurosa u concentración enn la lógica de d los conceptos abstrac- b
ciencia
n literaria denominada d «estética
« dde la recepción»» (y que qu en n tos dde «uno»«uno» y «múltiple»,
« », renuncia
nun conscientemente
n a la gracia y
último
u o término no no hace
h qu continuar la preocupación
más que on de
d la a la vivacidad
v d d qu que,, en n , caracterizan a Platón.
n general, .
filología
o og clásica por
p presentar
p las necesidades
n d y esperanzas ddei pú- Esta segunda und parte
p del a
d Parménides se comprende
o como o «eier-
«
blico
b qu n la obra va
a quien v ooriginariamente destinada d como
o factor cicio» » (yvpvaa(a, Parm.. 135 d 7) 7 ppara el que se elige como o inter-
constituyente
on u n el origen
en n y conformación
n n de la literatura). Las locutor o ddel conductor
ondu de coloquio
o oqu al más joven n y menos compli-
observaciones
ob que
qu hasta
h ahora
h hemos
h hhecho más bien n han
h llevado cadodo de d los presentes (137 137 b c). Jóvenesn adeptos
d a la filosofía son n
yya ded forma
o repetida
p a la conclusión
on on de d qque Platón era claramen- n también n los interlocutores o en los diálogos más tardíos, Teeteto, o, 50So-
te consciente
n de la recepciónon cada vez diferente de ios contenidos o d o o yy Filebo cuyas discusiones,
fista, Político d n enn comparación on conn los
filosóficos.. ¿Le llevó vo esta conciencia
o n a decidirse
d por unun determi-
d primeros
p ogo , tienen,
ddiálogos, , propiamente hablando h ndo algo go que
qu suena
u n a
nado público lector?
n do profesión
p on y a escuela. u . El aspecto p o dde ejercicio metódico resulta
Noo hay
h por pparte de Platón ninguna gun contestación a esta pre- también n subrayado
ub y en estas obras
o por ejemplo,
(cf.,., p o
, Político 285 c-
28
ggunta qu que nos obligue y tampoco era de d esperar dadad d su ddecisión on 287 a, ue)éz, «ejercicio»
287 o» 286286 bb 1).
1.
a favor de d un una dramatización on constante
n de lo representado.
do. Por De estos ddestinatarios de d las preguntas dentro del d diálogo, go, se
ello
o nonos vemos
v reducidos a conclusiones derivadas del d contenido n do podrían n también n deducir los destinatarios mismos de los diálogos: go
y el tonono de los diálogos. éstos serían pprimariamente escritos ppara discípulos de la Acade.
Y por cierto que el cuadro que qu nos presentan los diálogos g no
no mia como método de ejercicios o y como base para sus discusiones. .
es en n este aspecto de ningún modo odo uniforme.
un . En un un extremo
x de En razón on de d su u formación previa en n filosofíao platónica,, los disci-
44
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46 Leer a Platón ¿Para quién escribe Platón? 47
pubs estaban ciertamente en situación de resolver ios enigmas y mino «manuales de ejercicios para su uso en la enseñanza»: ¿se
aporías dei texto yy completar las fundamentaciones que faltasen. sacaría de ahí la consecuencia de que «no eran literatura pensada
para un público más i 3 Platón, precisamente, sabía que
El apuntar fuera de sí de los diálogos podría relacionarse con una
supuesta finalidad práctica en el marco de la enseñanza de la filo- un libro, una vez escrito, puede extenderse sin control entre los
sofía dentro de la Academia o0 incluso encontrar en ello una cabal lectores más diferentes (Fedro 275 e); él mismo habría debido ya
explicación. No cabe ninguna duda de que de esta suposición se tomar medidas que impidieran la difusión de sus escritos, si bu-
deriva una fundamentada interpretación ai menos de las primeras biera querido librarse de un público más amplio. En los escritos
obras aporéticas'.1. de Isócrates tenemos sin embargo un testimonio contemporáneo
Hasta ahora parece como si tuviéramos que contar con tres de que las obras de Platón eran leídas también fuera de la Acade-
diferentes grupos de destinatarios: con los profanos, con los que mia, y la exigente
x forma literaria de obras maestras como el Fedón,
han recibido previamente una formación científica y con los disci- El Banquete, el Eutidemo 0o el Fedro garantizan la seguridad de que
pubs de Platón en la Academia. Sin embargo, no dejaría de ser también ellas fueron escritas para un público literariamente for-
algo arbitrario pretender separar estrictamente a estos grupos mado. Los aspectos políticos de obras como la Apología, el Menón,
unos de otros.. Quien hubiera entrado recientemente en la Acade- g
el Gorgias a difícilmente pueden, a su vez, ser sufi-
y La República
mia no se diferenciaría apenas en cuanto a su formación de los cientemente explicados bajo la suposición de que estuvieron din-
«profanos» filosóficamente interesados; por otro lado, es de supo- gidas exclusivamente
x a los más jóvenes de entre los que tenían las
ner que unun «discípulo» bien dotado, a la vista de la intensidad mismas simpatías. Y finalmente debemos recordar la gran fuerza
con la Academia eran tratados estudios científicos, en proselitista (protréptica) que arranca de todas las obras primeras y
un tiempo relativamente corto, era ya un «especialista» en esta 0o
un medias de Platón y que todavía se deja sentir en muchas partes
en aquella disciplina. Y no olvidemos que ningún diálogo carece de las obras más tardías: apunta sobre todo en primer lugar a
de interés ppara los filosóficamente adelantados, al igual que, al re- aquellos de fuera a quienes todavía se les plantea la orientación
vés2,, ningún diálogo es tan inaccesible que no pueda ser leído hacia la filosofía.
con provecho por un principiante. . De ello se deduce, a pesar de las muy diferentes exigencias
x in-
En el Fedro explica Platón que el valor del mejor de los escri- telectuales que plantean algunos diálogos, que el público culto
tos (que en conjunto no merecen ser seriamente valorados) consis- constituyó primariamente el público apetecido por Platón. Sin
te en que representan una ayuda de la memoria para el sabio (Fe- embargo, de ese público no se puede excluir con seguridad nin-
dro 278 a 1); se dice allí que el filósofo escribe por juego y para gún grupo.. Dicho de una manera simple: Platón escribe para
gun
tener un medio de recordar en su vejez; para sí mismo y para cual- todos.
quiera que siga la misma huella (276 d 1-4). ¿Y . quiénes son los
sabios que siguen la misma huella que Platón? ¿Podemos res-
tringir el campo de las disciplinas de la Academia? Supongamos
por un momento que los diálogos eran realmente en primer tér-
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¿Habla
b el ddiálogo pplatónico
on on vvoces diferentes?
con n 49
Capítulo 9
¿HABLA EL DIÁLOGO PLATÓNICO ««Si un libro ha h sido o escrito o sóloo ppara algunos
gu po
pocos, o se
ello
CON VOCES DIFERENTES? prueba b por el hecho dde que qu sólo o algunos
gun pocos po lo comprenden.
o nd n.
LA MODERNA TEORÍA DEL DIÁLOGO El libro o debe pproducir
odu automáticamente n la separación
p entre
n los
qu lo comprenden
que o nd y los que
qu no. [...]...J Si no quieres qu que determi-
d
nadas
n d personas entren en un una habitación,
h n, no tienes más que qu po po-
ner un candado d do ddel que no tengan llave. Pero no tiene sentido o ha-
h
blar
b con
on ellos de d ello,, ¡a no ser que quieras qu que admiren n la
habitaciónon desde
d fuera! Loo correcto
o es que
qu ponpongamos en n la puerta
pu
un candadod do qu que sóloo llame la atención de d aquellos
qu que puedan
qu n
abrirlo
b y la de
d los demás
d no».
Así pupues, Wittgenstein
g tiene
n ppor po posible y al mismo tiempo
por
po indispensable
p n qu el escritor provea su
que x con un «canda-
u texto
do», en n el que
qu dde antemano sólo reparen p n determinados lectores
por quienes luego go también pu pueda ser abierto.. Por medio de este
«candado»
« » espera Wittgenstein una «automática»« separación de d
los lectores
o que ponga a un lado los que entienden el libro y al
Como hemos, pues, visto,, Platón sabía que, una vez publicado do otro,
o, 1os que no.
un libro, puede caer en manos dde un lector de cualquier tipo. Y Wittgenstein,
n , al hacerse estas reflexiones, n , no pensaba de ningún n
sabía,, según
g lo prueba la discusión
on en n torno a un poema de Simó- modo
odo enn Platón.. Sin embargo, go, cuando
ndo escribió esto hacía ya más de
dg
nides en el Protágoras (que más adelante
d no ocupará de manera
nos cien años qu que había una teoría del d diálogo ogo platónico que atribuía a
más concreta), que diferentes tipos po de lectores tienden a extraer Platón
on la intención
n on de d pprovocar
ov una «automática
« o n» de
separación» d los
cosas diferentes del mismo o texto. por lo menos en la parte
x o. Y,, po p más lectores porpo mediod o del libro,, y que
qu prometía
p o
mostrar yy abrir el ««can-
ob
sobresaliente d su
de u obra,, escribió conscientemente
n ppara todos.
od dado»
d do» qu que él hhabía puesto o ddelante
n de d sus u ddiálogos. Me estoyy refi-
d
¿Quiere decir esto qu d d dirigirse
que era su finalidad g con el mismo o riendo
do a la yya muchas veces mencionada on d teoría que qu Friedrich
d
x yy al mismo
texto o tiempoo a lectores diferentes
d de manera específi- Schleiermacher inauguró,
n ugu qu nnosotros, por
y que p haber b tenido ella la
ca ppara cadad uno?
uno ¿Disponía
on de u teoría literaria que
d una qu le permi- más amplia difusión
d u on dde sus u contenidos fundamentales
und n go de
a lo largo
d a entender con la misma palabra
tiera dar b unos una
a un u cosa y a o siglos xix yy xx, podemos
los o llamar la ««Teoría moderna ddei diálogo ogo
ootros otra?
o Y, si conocía tal técnica,, ¿la utiliza parap comunicar
o platónico».
n ».
conscientemente lo más esencial dde lo que qu decir en for-
qu tenía que Según o , el propio
un esta teoría, ogo puede
p op o diálogo pu d buscarse
bu por sí
ma tal que lo comunicado sólo
qu pudiera
pud ser captado por un tipo
o po mismo sus u lectores
o porque enn efecto d forma automática podía
o de pod
concreto de d lectores? mantener
n do a los lectores inadecuados.
alejados d do ,
Tampoco, según
u on de la que
La cuestión qu se trata resulta inesperadamente
qu aquí d ella, el diálogo
ogo ddice siempre lo mismoo ya que ante nuevos
vo lectores
x
alumbrada por reflexiones que
qu Ludwig g Wittgenstein p presentó
o enn descubre
d nuevos
vo niveles de sentido y de esta manera responde
pond a
u primera
una p d prefacio a sus Philosophischen
versión del Bemerkun- las ppreguntas del lector apropiado.
do. En este sentido, puede tam-
n (Observaciones
gen b filosóficas) 1:
editado
do ppor Georg
g Henrik von Wright
k von g con la colaboración
bo d Heikki Nyman,
on de y n, Fránc-
n
1 g
Ludwig Wittgenstein: h
Vermischte un n. Eine Auswahl
Bemerkungen. au dem Nachlaß,
h aus fort,
o , 1977, 23.
1977,23.
48
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50 Leer a Platón d ogo platónico
¿Habla el diálogo p o con
on voces
vo diferentes? 51
51
biénn defenderse
d nd el propio o diálogoogo platónico
p contra ataques,
qu pues
pu 1 La moderna teoría dde la estructuración dialógica
1) og vo
tuvo
u d
los ataques de los que no lo no 10 comprenden
p d no alcanzann en
n absoluto o desde el principio uuna finalidad antiesotérica que qu se hha conserva-n
n ndo d
al nivel más profundo de su sentido; do en cambio, las dudas
du del
d lec- do hasta el día de hoy. Ya antes de Schleiermacher, , W.G.. Tenne-
qu comprende pueden ser resueltas por «respuestas»
tor que « u » ulterio- mann,, en su System
S dderpiatonischen
a n o
Philosophie S
(Sistema dde laa filoso-
res.. Estas posibilidades
b d d libro-diálogo,
del d , según n esta teoría, lo con-
10 a 6n
fía platónica) (22 vols.,., Leipzig,, 1 1795 , había
1792-1795), h d
defendido el punto
p o
vierten enn un x o «activo»,
un texto « un ««interlocutor»
en un » on con el que
qu el de vista de que Platón nunca n había tenido do la intención
n de expre-
x
lector tiene n que entrar
n enn conversación.
n . sar totalmente su filosofia en forma escrita. Contra tal teoría,
Dejemos sentado n do en n primer lugar que qu esas facultades d positivas i 3 proyectoy la concepción dei diálogo ogo como o uuna
d libro-diálogo
del b « vo» se consiguen
ogo «activo» on u po la nnegación de
por d las defi-
d forma de representación n queq es en último
u término dde la misma ín- n
n
ciencias que Platón n atribuye en n el Fedro a la escritura (yaq) c por
po do que el coloquio oral y que por ello está determinada
dole d a ofre-
sí misma. La escritura, dice Platón, n, ddice siempre lo 10 mismo,, no u
cer sin lagunas la filosofia de d Platón, si no de d un o
una forma ddirecta, sí
pu d responder
puede nd a p un
preguntas ni elegir sus u propios
o lectores
o n dde-
ni enn una
u transmisión n indirecta. Desde Schleiermacher, , la comunica-
o
nd
fenderse qu (Fedro, 275 d, e).. En
contra ataques n ningún
n ng sitioo dice Pia- on «indirecta»
cion « » enn general n está considerada d como un técnica li-
o una
on que
tón qu hhaya 0o pueda hhaber b un una forma de expresión p on escrita con n teraria quequ excluye el esoterismo. o. Pretensión n ésta qu que también n
la que se pu
puedan superar estas carencias de principio de
d la litera- deberá
d b ser sometida a prueba por separado. do.
tura escrita.. Unicamente el filosofar oralmente queda incontamina- o 2 A la vista
2) v de esta teoría,, se puede p caracterizar la moderna
do d
do de estas d b
debilidades: el «sabio» » puede
pu d en la conversación on vviva teoría dei diálogo como la «interpretación antiesotérica de
d ogo o « on d Pia-
bu
buscarse por sí mismo su interlocutor
o apropiado; a las cuestio- tón», y, en este sentido, contrapuesta a la «interpretación esotéri-
on», y, n o, pu « n p on
n qu
nes que se les p
planteen no
no responderá
d literalmente siempre lo
10 que fue
ca»» qu u representada d en nuestro siglo
n nu g o popor Léon Robin, ob Paul
o y
mismo y puedepu d d
defenderse contra las objeciones
o que
qu se le hagan
h n Wilpert, , Hans n Krämer y Konrad on d Gaiser.. Por desgracia, la ar-
276 a, e)..
(276 gumentación
g n quequ se contraponeo n desde
d d esta parte p es también n al
La creencia dde la modernad qu el diálo-
go dde que
teoría ddei ddiálogo d o mismo tiempo muy y confusa.n . Enn verdadd d Schleiermacher no ha h
go o
go platónico escrito puedapu d en 10
io fundamental
u producir
p du los mis. considerado
d do en n modo do algunoguno ni tampoco superado u do el esoterismo
d qu
mos resultados que el discurso «
«vivo y lleno de inspiración
on del
d sa- platónico,, sino qu únicamente -como corresponde
no que nd a una un ten- n
bio» (Fedro, , 276 8
a 8), es decir, el discurso
d u oral,
, y que por ello
o d
dencia general ddei romanticismo alemán- la ha interiorizado, do, la
b n Platón esté ddestinado
también n a desvelar el mismo o campo que
qu n en ha colocado en el interior del d receptor, o, d ho con sus propias
0, dicho
su do, no ppuede
u filosofar hhablado, d justificarse
u en ningún x platóni-
un texto palabras,, la ha convertido en una «condición « del lector».». En efec-
o ni en el Fedro ni en
co, ngun otro sitio.. La oopinión
n nningún n ded que el to, también Schleiermacher yy sus u seguidores
u comparten con los
d
diálogo u
sea la única forma ded escritura qu pueda
que pu d estar por enci- «
«esotéricos» » la opinión n de d que
qu Platón estaba muy uy lejos de d preten- n
ma dde suu carácter de d libro22 representa n un paso
un esencial que
qu va der
d ofrecer a todo do el mundo ndo sin ningún un encubrimiento
n n todo
do lo 10
más allá dde Platón y cuya justificación n trataremos dde pon poner a que
q para él era verdaderamente
d d serio. Unicamente discuten el he- h
pruebab a continuación. n. d que
ho de
cho qu Platón n haya limitado do conscientemente
n o
la comunica-
Antes dde comenzar
n esta verificación debemos
d b adelantar
d dos
d on filosófica,, y aseguran
ción n que
qu todo
odo lo 10 esencial está expresado do en n el
d on
consideraciones n
en la caracterización
n de
d esta teoría.. escrito y solamente velado v do por p las técnicas de d la comunicación
n on in-
directa. Depende d ddei lector o ei eievarse a la categoría de d un «ver
2 En
2 ogo es la única forma dde libro
n la formulación dde Paul Friedländer: ««El ddiálogo
qu up
que parece superar al b
libro o»
mismo» u
(Paul Friedländer: Platon, 1964,
n, I,1,1964 3
17177).
. 3 « d »
En la «Introducción» u traducción
a su 6n d Platón
de n (vol.. I,, 1,
1, Berlín,, 1804,
1804, 5-36).
5
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52 Leer a Platón ¿Habla el diálogo
ogo platónico
p o con vvoces diferentes? 53
53
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Una- teoría antigua de
d la interpretación
n p on
55
Capítulo 10
10
UNA TEORIA ANTIGUA DE LA INTERPRETACION bían atribuido o todo 10 que
o lo qu entre los hombres era merecedor do de
reproche
p y vvergüenza
g 3. Heráclito, otro agudo udo crítico o de la teolo-
gía de los poetas, llegó go incluso a decird que había que excluir a
Homero de d las competiciones literarias 4. 4.
Claroo que
qu el poderpo de
d la tradición on era ddesde hacía
h mucho o
tiempo demasiado
d do ggrande para cualquier intento de d ddeshacerse
de
d ella; por otro lado, do, la nueva
nu d
crítica filosófica era demasiado do
convincente para p dejar
d sin cambio a la tradición. on, Se impuso el
convencimiento
v o -del que qu tenemos como o primer testimonio o a
Teágenes de Regio' a fines del d siglog o vi- de que Homero, o, con
sus aparentemente crudas historias de engaños, g o luchas, celos yy
amores en n el mundo de los 10 dioses,, comunicaba b elementos dde sabi-
duría
du no accesibles a un una comprensión
o inmediata.. El procedi- d
miento alegórico o ho homérico o se convirtió
nv o n un
pronto en un patrimonio o
común de d la cultura griega yy contribuyó esencialmente a que el
papel
p p dde Homero como maestro de los o griegos no sólo o nono decaye-
d
El pensamiento de qu un texto pu
d que pueda hhablar con n varias
v vo- ra tras la temprana n crítica filosófica sino que, q , por el contrario, o, se
ces o ppor lo
10 menos con n ddos no es en
n absoluto
b o de
d origen
o n moderno.o. fortaleció., En los siglos más tardíos, d o , tanto la Stoa como o el neopla-
n
Ni siquiera en n tiempos de Platón on era nuevo.o. Al menos el público tonismo contribuyeron y al ulterior desarrollo
d d ese método dde
de
aristocrático dde un Teognis (y. 681 s.) o de d unun Píndaro (Olímp. 2. exégesis poética
p y, como no se trataba de
y, d aclaraciones
o p
particulares
83-86) estaba ya hacía tiempo familiarizado con ella '.1. Tal idea
83 86 b h do sino
no de un un métodood completo,, suu aplicación on no pudopudo ququedar al
cobró
b una especial
un p g on ddesde
significación d el siglo vi para
p la exégesis margen n dde otros textos «teológicos».
« og . Eurípides nos n un
ofrece un
de Homero. En el curso de la época arcaica, los poemas homéri- ejemplo impresionante de d la interpretación n del
d «sentido
« profun-
cos habían
h do en
alcanzado n el mundoo griego una valoración
o un v o on de auto- do»
do» de un mito por medio de d un sacerdote:o Tiresias, en Las a Ba-
ridad,
d, no sólo comoo modelo o, sino como
od o estético, on global
o vvisión g dde cantes,, aclara a Penteo, o, que
qu no se muestra creyente,, lo 10 que «verda-
«v
10 humano
lo no y lo v o. Jenófanes,
10 divino. n , el ppoeta-filósofo, 10 sintetizó en
o, lo n dderamente» » significa
gn que
qu Dionisos o haya
h n
nacido d un muslo
de o de
d
la fórmula
o qu todos habían ««aprendido
de que o según Homero desde d Zeusu (Eur.. Bac.,., 272 ss). Hay y también de un autor desconocido
o» 22. Precisamente este Jenófanes fue uno
el principio» uno dde los más in- una exégesis
x semejante de d un texto órfico contenida en un papiro
fluyentes
y dde entre aquellos que mostraron
o on su u repugnancia
ugn n ante el que
qu fue encontrado en n una
un tumba del d sigloo iv antes de Cristo 66.
cuadro o antropomórflco dei d mundo homérico
h n o de o . Y ex-
d los dioses. x Que ese método,, que primeramente era un método de exégesis x g
presaba su burla
bud diciendo que si los bueyes y pudieran hacer figu- poética, encontró aplicación también en los textos x de prosa nos 10 lo
ras dde dioses las harían n en forma de buey, y, como
o o los caballos las
harían
h b o. Y en cuanto al comportamiento dde
en forma de caballo. 3 Jenófanes D-IÇ 21 B 15 yy 11.
.
estos dioses,, Jenófanes encontraba
o que Homero y Hesíodo les ha-
qu h 4 Heráclito D-K, 22 B,, 42.
5 Testimonios enn D-K,, 8 A 1 - 4;
4 cf.. G.. Lanata:
n a
Poetica Pre-Platonica, o n
Florencia,
1963, 104 ss.
1963, ,
Véase más adelante, pág.
g. 156, nota 2.
156, no 6
6
El llamado
do Papiro de
d Derveni. . Texto
x impreso
p o en ap
n Zeitschrift fur Papyrologie und
und
22 a d der Vorsokratiker,
Jenófanes Diels-Kranz 21 B 10 (Die Fragmente a , I,, 19526., 131
1952k, 131). Epigrafik
g 47, 1982,
47, 1982, después
d u de la pág.
p g. 300.
300.
54
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56 Leer a Platón Una
n teoría antigua
n dde la interpretación
n on 57
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58 Leer a Platón
Capítulo 11
distinguir con seguridad entre «sentido oculto» o» (tóvota) y lo ex- x LA INTERPRETACIÓN DE SIMÓNIDES
presado directamente (República II
pu 378 d
d).. Aunque esto se dice en EN EL PROTAGORAS
un primer momento de un joven
un n receptor, , el problema permanece
el mismo cuando se plantean « «enigmas» más complicados corres-
pondientes a oyentes o0 lectores más avanzados. Así,, Platón, al co-
mienzo de Laa República,
pub termina una discusión sobre una palabra
de Simónides,, en la que Sócrates sospecha la existencia de un
«enigma» 9,
un resultado absurdo y con la confusión dei inter-
» 9, con un
locutor (República I 33 336 a).. Debe recordarse además el uso
3311 d-336
platónico, fuertemente irónico,, del d método de la interpretación
etimológica de sentido oculto referida a los nombres de los dioses
a
en ei Cratilo (400d ss.), así como su minusvaloración global de la
interpretación alegórica
g de los mitos, considerada en el Fedro (229 229
c-230 a) como una ingeniosidad superflua..
La valoración manifiestamente minúscula de Platón de una
x
exégesis poética que tienda a un un significado oculto y su renuncia
a transportar ese método explícitamente
x a textos de prosa o0 a De gran interés para nuestro tema es igualmente
g la dramatiza-
pronunciarse en favor de una forma de d escritura de doble sentido,, ción que hace Platón en la parte central dde! Protdgoras
dg a (338 e-347
como si se tratase de una capacidad filosófica,, hacen también una d intento de avanzar
a),, dei v en una cuestión
on filosófica
o a través de la
vez más totalmente improbable (cf. más atrás,, págs. 50-51) que qu interpretación dde un texto.x En esta dramatización realizada con
pueda haber desempeñado para él
d do un papel central,, en una técni- singular
g arte y encaminada a cuestiones dde principio se muestra
que correspondiera a estos fines.
ca literaria qu cómo dos intérpretes de extraordinaria
x competencia, Protágoras y
Sócrates,, llegann a posiciones contrapuestas en n la interpretación
d mismo tema.. Protágoras entiende
del nd que
qu la capacidad de inter-
pretar la literatura de forma apropiada es, en términos ggenerales,
la parte más importante de la formación cultural (338 338 c), yy por
ello quisiera interrogar
g a Sócrates precisamente en ese campo.. Ha-
ce mención de un poema de Simónides que qu también es muy bien n
conocido o de Sócrates,, según
g éste asegura,
g y que tiene por bueno..
Segúnun Protágoras,
g , Simónides en n este poema
po se contradice a sí
mismo a una distancia de pocas líneas,, por haber h dicho primero
que es muy y difícil hacerse un hombre bueno y poco ddespués criti-
car a Pítaco por haber expresado
x do el dicho de que es difícil ser un
hombre noble.. Y se pregunta Protágoras go ¿cómo puede
pu d ser bueno
un poema donde se contiene tal contradicción? (339 b-d).
un dond
Sócrates,, por su vvaloración inicial positiva ddel poema,
po está
República I 332, b 99 ñvtaro
332, b s 6
äQa... ô i ovtbiç, «así pues,
pu d habló
Simónides b
enigmáticamente».
g . dispuesto a ««ayudar» » al poeta y con ello a sí mismo (ßoijûeiv r
59
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60 Leer a Platón La interpretación
on de
d Simónides
on d en
n el Protégoras 61
61
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62 Leer a Platón
Capítulo
p o 12 12
pun
Ambos puntos dde crítica alejan u de los textos condu-
n ddei uso LA CRItTICA DE LA ESCRITURA EN EL FEDRO
ciendo ddirectamente ai filosofar oral que tiene n a la vista las cosas
mismas yy hhace hhablar a las propias
op voces de los que toman parte
on. Esta contraposición
en la discusión. n entre el carácter mediato o de
odo lo escrito yy la inmediatez dei filosofar oral es tematizada
todo d por
po
u on de pprincipio
n como cuestión
Platón p o al final ddei Fedro..
Enn las últimas páginas del d Fedro (2744 b-278 8 e), en un párrafo
que
q alcanzó fama bajo b o el título u , Platón
o de «Crítica dde la escritura», n
discute
d o de la escritura en
el valor n términos dei d todo do generales
n y
en particular la posición deld filósofo con n relación u propios
on a sus p o es-
critos.. Dado un d conceptual ddel Fedro no es precisa-
do que la unidad
mente fácil de d captar, con demasiada
d frecuencia
n h tratado esta
se ha
parte ded forma
o exclusivamente aislada un o yy sin haberse
d ddel conjunto
en absolutou o preguntado antes por po la existencia de un una relación n
concreta entre sus u afirmaciones y lo pplanteado en los ddemás diálo- o
gos.. Sin embargo, es decisivamente importante entender d la crítica
de la escriturau como el punto culminante ddei Fedro, pues sólo
bajo
b esta comprensión
n on se convierte
n enn la clave para la compren-
sión de la estructura dei diálogo ogo platónico
p en general..
Comienza ei Fedro con una un comparación entre «discursos» u
(tóyo): el joven n Fedro
d lee un ddiscurso muy perfilado do de su admi-d
rado
do Lisias (230 e-234 234 c), Sócrates se le opone con dos d ddiscursos
u
improvisados (237 b-241b d, 243 e-257 b) b sobre el mismo tema qque
es el dei amor.. No se trata en esta comparación on sólo o de la perfec-
ción formal sino sobre todo odo de d dejar claro desde el principiop o
quién
qu n está en posesión del d punto de vista más correcto o acerca de
la naturaleza de las cosas tratadas. d . Dentro dei d discurso
u la pregun-
un
63
63
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64 Leer a Platón La crítica de la escritura en
n el Fedro 65
ta planteada
p es quién n puede ser el mejor amante de un un joven,, si el Teniendo
ndo por fondo esta definición de un un arte «veraz»
« » del
d
pretendiente
n que está enamorado
n de él o0 quien no lo 10 está,, y, discurso, o sea, filosóficamente fundado, desarrolla Platón en la
0 ,
puesto que Sócrates en su segundo discurso presenta al amor crítica de la escritura la especial pregunta por la «conveniencia» «
como la verdadera fuerza que impulsa a la filosofia, la pregunta g (la errreta, 274 b 6) 6 del uso de la escritura. . Así pues, , no
no se tra-
por el verdadero amante se transforma en la pregunta por el ver- ta en primer término de la pregunta un qué «puede» o0 qué «no «no puede»
dadero filósofo.. la escritura; más bien n esta pregunta queda sólo o tratada dentro
d de
d la
Estas líneas iniciales de la primera parte se recogen después pregunta directriz: cómo debe usar la escritura u el hombre
h que
qu
en la crítica de d la escritura en forma tal que resultan enumeradas, , en quiere ser «grato
« al dios» (cf.. 274 b 9), es decir, el filósofo. («Divi-
términos generales, las condiciones que deben ser satisfechas para no» es para Platón el reino de las ideas -cf.,
no» , por ejemplo, o, Repú-
d , 10
que un discurso pueda superar a otro, con lo cual, al darse esas con-
un , b
buca 611 e 2, Fedón
611. d6n 80 a 3-, , acciones y discursos
d u «gratos
«g al dios»
d
diciones, , se pone al mismo tiempo dde manifiesto el saber necesario son,, pues,, la finalidad del filósofo de las ideas: Fedro 273 273 e.)
al filósofo yy la relación n que éste deba tener con sus u escritos. . Aporta Sócrates en n primer lugar un un mito referido al dios egip-
o el término «discurso»,
Bajo « », )óyoç, entiende Platón tanto el o Theuth,
cio u , que qu en a
n la interpretatio g
graeca u identificado con
a fue n Her-
discurso hablado, , improvisado o0 preparado, , monológico o0 dialógi- og mes y que pasa por inventor de la escritura. El recurso a la forma
co,, como su «copia» . Busca,
» escrita. , pues, , criterios que pueden n ser- de pensar mítica del «primer « inventor» (el 'rú.roç t5i4ç) nos
v para ambos discursos, el hablado y el escrito.
vir . Pero no cabe b du- muestra que Platón tiene intención de contemplar el problema de
da alguna de que para él la viva comunicación oral ocupa u el la escritura en toda su profundidad, , pues, según la forma mítica
primer rango ngo y que 10 lo hablado es el ámbito con el que qu debed me- de pensar,
p , en los tiempos primitivos de la creación de las cosas se
dirse 10
lo escrito. . o a cada una de ellas su indeleble esencia. El dios
fijó d Theuth llevó,
El rangogo de un un discurso depende de que sea 0 no conforma-
o no pues,, la escritura ante el rey Thamus
y h y la ensalzóo como un
un medio o
do a «medida
do d de arte». Un arte filosófico dei discurso u no sólo pre-
no que haría a los egipcios «más « sabios y más fuertes de memoria»
supone el dominio de las prescripciones de la retórica usual para (aoqxom<Qovç xaì ,uviy.tovtxwr4ovç,
J 274
27 4 e 5).
su estructura formal (que más bien tienen puramente el carácter Theuth h representa, , pues, la ilusión de que, por la escritura, es
dde preliminares, 266 266 d-269 c),, sino quque descansa en dos capacida- decir,, «por
« medio de signos gn extraños
x de fuera (del alma)» » se pue-
des de mayor arco y de más amplia exigencia, xg a saber, , en la capa- de
d conseguir g sabiduría e inteligencia. . Thamus hace h añicos esta ilu-u
cidad de conocimiento de la esencia de las cosas de las que trata sión: la escritura no no favorece
o sino que perjudica la memoria, , es
el discurso en el
o y n conocimiento de
d las almas a las que el discurso decir, la capacidad d del alma de d sacar cosas de su propio interior;
se dirige (277 c). Ninguna de estas
277 b . d dos
do cosas,
, ni el conocimiento ella es sóloo o unun medio o dei recuerdo. Por la escritura no se hace
de las cosas mismas nni el dde las almas pueden ser adquiridos por uno
uno sabio, , sino que por medio o de lecturas de toda índole, , «sin la
pura experiencia
la pu xp ni por la cordura propia de un un sano sentido do adecuada enseñanza» » (àvv ôtòaç, 275 275 a 7) se adquiere pura-
común sino sólo o o por la investigación esforzada de la filosofia o de
d mente un una presunción de sabiduría. . Sólo la òtôax, la enseñanza
las ideas que Platón caracteriza como ««dialéctica»'
» y entiende adecuada en n la relación ppersonal, , puede proporcionar una capaci-
go rodeo»
como «largo que aquí en el diálogo
o» qu o puede
ogo sólo pu insinuarse, dad inteligente, , clara y fiable (274 274 e-275 c)..
pero de ninguna
g manera recorrerse2.2. . Si ¥Piatóri hubiera p participado
do de la creencia en la moderna
d 27
Fedro 6taexitx) 1 , cf.. 266
2766 e 55 266 cl1 òi&.exnxóç. teoría deld ogo (y en la de aquel discípulo
diálogo o de Isócrates en el
22
Cf. Fedro 27 246 a, dos
2744 a yy 246 d d los que
pasajes típicos de qu se caracterizan como lu- Panatenaicos) o que sostiene que, a pesar de todo,, la escritura puede
ga
gares d
de omisión. comunicar conocimientos claros y fiables, si bien sólo o a los pocos
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n el Fedroo
La crítica dde la escritura en 67
66 Leer a Platón
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68 Leer a Platón
n
La crítica dde la escritura en
n el Fedro 69
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70 Leer a Platón La crítica de
d la escritura en
n el Fedro 71
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72 Leer a Platón
n
Capítulo
o 13
13
dirse simultáneamente
n a escritos
o «hypomnemáticos»
«hyp enn estrictoo LA DEFINICIÓN DEL FILÓSOFO A PARTIR
sentido -como listas de d material para ddiferentes ámbitos científi- DE SU RELACIÓN CON SUS ESCRITOS
cos incluidas
d dihairesis y definiciones-
on no se pu pueded decir con on
precisión 9. 9.
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74
74 Leer a Platón La definición del filósofo a partit de su relación con sus escritos 75
75
Fedro: ¿Qué nombre b le darías tú? con mejores argumentaciones -,cómo si no podría también pre-
Sócrates: Llamarlo o «sabio»,
b Fedro, me parecería en todo caso sentar el escrito como de escaso valor?,, pues pu lo que por el conte-
go excesivo
algo vo ya que
qu tal nombre b sóloo a un dios le corresponde; nido es correcto puede al mismo tiempo ser dicho «de mala mane-
pero «amigo de la sabiduría»b c
(çotAócoçooç) go por el estilo
o0 algo o le ra» (çoa&wç)- en el caso de que
c faltara un argumento suficiente
vendría mejor yy más adecuadamente. n . .
(cf. República 449 c 4-8). Ahora bien,
. n, Platón caracteriza aquí estas
Fedro: Y enn modo alguno guno fuera de lugar. mejores argumentaciones como «de mayor valor» resumiendo u con
Sócrates: Quien, n, por otro lado, no tiene nada más valioso (voy la expresión vòv xovra vuithrea
uudn (278 d 8) lo que le falta al
/L uud
zovra vtuithrea) que aquello o que
qu compuso y escribió cam- no filósofo: el saber de las ideas yy en consecuencia la capacidad
b n
biándolo h veces de un sitio para otro,, pegando
muchas do 0o separan- de «ayudar» yy de mostrar el inferior valor de lo escrito. De esta
do unas partes de ootras, a ese, ¿no le llamarías con razón «poeta» n
expresión negativa que constituye la antítesis de «el que sabe»
o «escritor de discursos»
d o0 «escritor de leyes»? (278 c 4) 4 se deriva que el etv rzutthra,
uudn es decir, el disponer de
Fedro: ¿Qué si no?» (Fedro 278 c 4-e 3).. algogo más valioso que lo que escribió, sea para Platón n una caracte-
Platón pone aquí u al conjunto de los autores en dos grupos se- ristica positiva dei dialéctico.
d
parados que son muy desiguales entre sí.. Un grupo, sin duda el Esta definición del filósofo a partir de su relación con sus es-
de la mayoría, puede ser llamado, según su respectivo producto li- critos tiene, pues, implicaciones que merecen ser meditadas..
o, el de ios poetas, escritores de discursos 0o escritores de le-
terario, Hay dos situaciones: la de que un un autor pueda disponer sólo
yes. El otro grupo recibe b un nombre qu que por un lado lo separa y a veces de «cosas de más valor» que su obra escrita yy la de que
por otro lo une al dios,, pues sóloo en el nombre de philósophos no disponga de las mismas.. Entonces, unas veces pue-
se contiene la resonancia de la propiedad característica del dios, de «ir en ayuda» de su escrito y presentarlo como de poco valor,
la de ser sabio (sophós).. Ese mayor acercamiento o a Dios le convie- y otras veces no no puede. En n consecuencia, en unas ocasiones mere-
ne al philósophos en razón de su «saber»: «el qu que sabe qué hay de cería el título de filósofo y en otras no. Contra esta posibilidad,
la verdad» (el elòthç vO diOç 4 no es otro que
278 c 4-5) sin embargo, está el hecho
h de que la diferencia entre el filósofo y
el dialéctico, que posee saber de lo justo, u de lo bello o y del bien
b el no filósofo es para Platón una diferencia absolutamente esen-
76 c 3),, yy quien sabe hacer uso del arte de la dialéctica, es decir,
(276 cial. Hacerse filósofo significa experimentar una «transformación
«
el pensador, que conoce n la verdad de las cosas en el sentido do de la del alma» que cambia la vida entera (pvç wetaywy, 521 c 6,6,
doctrina de las ideas (cf. también 277 by b y 273 dd-274
274 a). cf. 518 d 4). Lo que hace a uno filósofo es una toma de posición on
A este saber de las ideas debe el philósophos h un dominio sobre ante la realidad totalmente nueva: sólo o él es capaz de conocer las
u escrito que úniçamente le caracteriza a él: está en situación de
su ideas.. Donde quiera que Platón se ocupa dei concepto o de filósofo
defender su u escritó cuando se encuentra en el proceso de la prue- alude a ese cambio o de orientación ontológica (cf. Fedón 101 e,
y
ba la «refutación» (ëtyoç), y en esta operación on puede por me- Banquete 204 b SS.. [Eros como philósophosl, , República 474 b ss., Fe-
o de la expresión oral presentar como de escaso valor lo que es-
ddio dro 249 c, Teeteto 172 c, 177 c, Timeo 53 d).. No hay, h pues, nada
b (ôvvaròç và
cribió yauva
oouu paía throòetat,
c 278 c 66-7).. Al más inverosímil que el que Platón aquí, en la crítica de la escri-
otro grupo de los autores no no filosóficos pertenece «qu «quien no po- u
tura, pueda hacer el no nombre de filósofo dependiente de una dis-
see nada más que 10 lo que ha compuesto u o 0o escrito, cambiándolo ndo o posición transitoria 1. De hecho en
1
n el texto o nada indica
nd que un
qu
h
muchas veces de un un sitio para otro, pegando 0o separando do ununas
d otras» (278
partes de 78 d 8-e 11). 1
un pasaje en Aristóteles que parece de la mayor importancia para esto. El
Hay un
El filósofo puede, , pues, ir oralmente n en ayuda de su u escrito o debe des-
fin de la ética es la felicidad; pero ésta debe ser algo duradero y por ello
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76 Leer a Platón d filósofo a partir de
La definición del d su n con sus escritos
u relación 77
autor qu
que hoy es merecedor d dei
d no nombre de d philósophos
ph 6 pueda
pu d se- ono
ser reconocida a un o después
qu poco
un autor al que d u se le niega según
un
gguidamente ser rebajado ngo inferior
o al rango o de d ios poetas
p o0 de los x o incierto
el éxito o dde una yud improvisada
un ayuda ov hoc, y solamente
ad ho
escritores dde discursos. nd on puede una ayuda
b o esta condición
bajo qu siempre se puede
ud a la que
gu , pues,, que
Se sigue, qu el ph oph , enn ei sentido
philósophos, do ded Platón,, dis- d tener
recurrir librarse de qu acabar en el no platónico regressus
n que g in
pone siempre de cosas timiótera, a, de valores más altos. Se dan aquí n
infinitum..
de nuevo dos posibilidades: la una es que el filósofo haya y puesto
ppor escrito todo lo que tiene n que ddecir yy que qu pueda seguir g gu
argu-
mentando indefinidamente enn la posteridad. d. Ciertamente en este
casoo se daría el hecho de que para Platón n la fundamentación on filo-o
sófica sería un regreso o infinito
n o que no encuentra nunca nun un térmi-
un
no. Sin embargo, es sabidob do que es la pposición opuesta la que está
on opu
n la base de
en d la concepción on platónica de d la filosofía:
o la dialéctica
conduce a un dvwróOevov,
vv a un principio o de todo no hipotético,,
0, dicho de otra manera: hay
o, y ppara el dialéctico un un «fin
« de d trayec-
y
to» (ré)o ç roQata, República 532 e 3
3). Y hay todavía go
algo
más que habla contra esa posibilidad: si fuera verdad,, el dialéctico
dejaría de comportarse
o como el campesino listo,, que nunca sem-
braría toda suu simiente en los jardines dde Adonis..
Sólo queda
qu d pues la posibilidad
p qu apuntaba
a la que b la compara-
o
ción
on con el campesino 276 b c),, así como
no (276 o la enfatización
n de
d la ca-
pacidad
p d de silenciarse cuando
u ndo el caso lo requiere (276 276 a 7).
7 . Sóloo si
aceptamos quequ el autor platónico
on d b portarse realmente como
debe o
el campesino inteligente, se puede
o , interpretar sin contradicción
on d la
definición
d o en
on ddel filósofo n la crítica de
d la escritura: sólo o o si el filóso-
fo ha mantenido conscientemente al margen g de los
o jardines de
Adonis sus posibilidades
po últimas de fundamentar,
und podemos estar
, pod
seguros dde quque está bbásicamente en situación on de dejar
d a un ladodo
sus propios escritos a cambio d ««cosas de
o de d más vvalor»; » únicamen- n
te bajo esta condición
nd on podpodemos despedir
d d la con seguridad u d d no ppla-
tónica
o concepción
on d que
n de qu la propiedad
p p d d dde ser filósofo o le ppuede
cansar
n n las facultades y propiedades
en d hombre más du
del ho duraderas,, es decir, , en
n la po-
sesión d virtudes
on de v d y ciencias
n (Et.. a Nicóm. 1100 a 32-b
. 1100 22).. Si se quisiera
b 22 qu hacer
h depen-
p
der la felicidad
d de no, se convertiría al hombre
d los azares del ddestino, ho feliz (el eò6a1«»v)
n una
«en u d camaleón»
especie de 1100 bb 6). Ahora
on» (1100 ho , al ez)ôatwv aristotélico ya
bbien, y su
u
6ewta corresponde
pond zv
en Platón el cpt)óaoçvoç al cual la &&.exrtx, xv le procura la
eudemonía
ud humanamente posible
hu p (Fedro 276 e 5-277 a 4 4): tampoco él es un un cama-
león.
n.
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La significación
gn on de dn a («cosas dde mayor
utc&veQa y valor») 79
14
Capítulo 14
LA SIGNIFICACIÓN DE u1utthra que
qu se refiere a su u alcance filosófico: se exigenx n no sólo «más»« con-
(«COSAS DE MAYOR VALOR») n d , sino también
tenidos, n ««diferentes» » y ««mejores»: » aquellos que qu sean
de un «valor
« más alto»» '.1. Ei lector sabe,, pupues,, desde
d el principio o
cuáles
u son las condiciones
ond d b satisfacer un logos
que debe go superior..
De hecho,
h los discursoso de ob el amor
d Sócrates sobre o cumplen n tam-
biénn estas condiciones de manera n total b . La crftica de
o y cabal. d la es-
critura establece,, pues, en n el fondo sólo d una
o de un manera general
g 10
lo
qu Platón
que h b desarrollado previamente
n había p en
n el curso deld diálo-
go. La interpretación on que
qu no esté dispuesta
d a entender
nd los timióte-
ra desde suu contenido
o pu , una importante ar-
filosófico desgarra,, pues,
on de pensamiento claramente caracterizada por el propio
ticulación
Platón.
n. Y esta articulación, , para no dar g a ninguna
d lugar g forma de
oscuridad,
o , la desarrolló o Platón aún más allá de la crítica de la es-
critura hasta
h el epílogo del
d Fedro: allí se dice,, en n un vaticinium ex
que es fácilmente descifrable,, a propósito de Isócrates (que
eventu qu
en su juventud,
v , como Lisias,, escribía discursos para otros pero
En nuestra
nu interpretación
on dde la crítica de la escritura hemos h o que luegogo cambió el oficio y se hizo h o un prestigioso maestro de
referido la palabra nutthrca,, «cosas « v
de más valor», », a contenidos discursos yy autor dde escritos o políticos y ded teoría pedagógica),, que
o Platón quiere significar
filosóficos: n on «cosas
con « o de más valor» ideas superaría
up a Lisias y que pronto se dedicaría a «cosas « más grandes» »
yy teorías,
o proposiciones y sus u fundamentaciones
nd a las cuales, en 279 a 88), expresión
(279 x on que es también n inmediatamente comprendida
comparación n con otras proposiciones
p op on yy fundamentaciones, n les como ootro o sinónimo de «cosas « d más valor»2 Nos encontramos,
de
conviene
v n un una mayory significación
g on filosófica. Dado qu que la ppalabra
b pues, siempre a lo
pu 10 largo
go de todo odo el diálogo
d go conon 10
lo mismo: sobre el
o a fue, sin
timiótera n embargo,
go, con n frecuencia
u mal comprendida
o (véase rango d un discurso
ngo de o decide d el rango
ngo filosófico o de suu contenido.
o .
más adelante,
d , ppág. 79 s.), es bu no que
bueno qu empecemos por po aseguraru Que en la ayuda yud oral
o d filósofo aparezcan
dei p n cosas timiótera signifi-
gn
do, en primer lugar, a ppartir de
suu significado,
g d suu contexto x en el Fedro por tanto
ca po o qque él en n su ddiscurso oral o expondrá
x d mayor
cosas de y
y luego o a partir de
d otros pasajes afines n en n Platón. n. significación filosófica que qu en o. Tampoco podía esperar-
n suu escrito.
En la crítica de la escritura se trata dde qu que el logos oral dei fi- se en absoluto o ddel uso qu que Platón hace h ng un significa-
dde la lengua
lósofo debe
d ser por principio
p p o superior
u o a su u propio o logos escrito o al do diferente del d referido al contenido.. ««Las cosas de d mayory im-
poder
po n en
venir yud de
n ayuda d éste conon mejoreso recursoso dde pensamien- portancia
po n yy de
d rango
ngo más elevado do (las más valiosas)»,
v , rà uytara
to.. De la superación de d un logos por po otro o trata,, sinn embargo go xaì rtutthrara, son, on, según
gun el Político
o (285 4 , las entidades in-
285 e 4),
(como se d
dijo poco más atrás, p
pág.. 56 .
s.), ya la primera parte dei
d
go ddespués dde qu
diálogo: que Fedro
d hubo leído un discurso
hubo o dde Lisias i1 Fedroo 235
235 b, J
b, 236 bb: ?LUa xAtha a irJtetovoç äia,
ical a. lo
10 que es claramente un un si-
definitivamente plasmado por escrito (230 e-234 c), se
do 230 34 , clarifica por
po nónimo
n o de an oo Para la interpretación
d vt4uithveQ on de o ppasajes, cf.. PSP,, 228-30.
d estos 30. .
2 Esto
. no significa
n.o gn naturalmente
n u que con
qu o Isócrates sea declarado
on ello do filósofo
o en . .1
parte
p dde Sócrates
o en la conversación cómo debe d estar compuesto
o sentido
do pplatónico:
on etw es, como q.uthreaan a y r.Aetovoçv ãta,, una expresión
x on compa-
np
un discurso para superar a otro ppreviamente expuesto
un xpu o (234 234 e-236236 10 que
rativa; lo qu Isócrates hacíah d su carrera era,, ciertamente, ««más importante»
al finn de o
nu vo discurso debe ofrecer «más»
b). El nuevo « en su contenido y cier- qu aquello
que qu o con lo que la había
10 qu h empezado,
do, peroo estaba
b todavía
od muy y lejos
uu
uuírreQaoa ddei filósofo
o o o pplatónico.
o 0. . 1
tamente no sólo o en un un sentido o cuantitativo sino también en n lo10
78
FILOSOFIA
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Y LETRAS
80 Leer a Platóii
on La significación
gn o oa («cosas
on de Wuthl.eQa o de mayor
yo valor»)
v » 81
corporales del d mundo de las ideas; ddei mismo modo, en el Fedro su «parte
«p » en
seria» n su filosofar oral,, mientras que en el escribir
las ideas en su conjunto son cosas r4tua, es decir, «d «de (alto) ran- para
p un público necesariamente mixto x y no formado científica-
go y valor» » (250 b 2). En n Laa República
pub se distingue
g una vvez, den-
d mente ve suu «parte
« ». Lo escrito es en comparación con lo
lúdica». 10
tro ddei mundo de las ideas, , entre las «partes»
« » de más alto y más hablado
h do pavAov, «d «defectuoso»;
» 10 cual debe ser entendido aquí
lo
bajo rango (nut&reQov I drtóreQov /AéQOÇ, o 485 bb 66)..
485 278 c 7) en la bien documentada significación de «no
(Fedroo 278 «no espe-
La última fuente de ««rango» » y «valor» » es para Platón la idea cializado, , no técnico».
»,
misma ddel i 3 como principio de todo. Pero también el sa- Señálese de paso que en el empleo de tímion en Aristóteles y
tiene su parte en el rango dei
4 d bien, , y esto naturalmente en Teofrasto o da la impresión on de que la palabra haya sido en la Aca-
la medida en n que está orientado al principio. Ahora bien, en el demia antiguagu terminus hn u para la caracterización dei
nu technicus d rango
rango ddel saber tienen su parte los logoi g que lo 10 expresan,
x pues, ontológico
g del principio Aristóteles, como se prueba en
según el Timeo 29 b son parientes de aquel
o 29 qu a quien se dirigen. el comienzo o de De anima6,, ha recogido el pensamiento platónico
En general, el saber es de más alto rango que la opinión justa de
d que el rango go de unun saber se comensura con el rango de su ob-
(nutthrEov ¿2rto'nL1] óQth7ç óóç, Menón on 98 a 7), 7 , pues ««liga jeto,, y es sabido qu este pensamiento está en la base
o que b de la doctri-
sólidamente» » con fundamentos 10 lo que hay y de justo en la opi- o pub
n de las ideas, cf. República
na 474 b 480 a.. Se dice en el pasaje cita-
474 b-480
nión. . La fundamentación última debe venir v ««del principio de do de De anima
do an 1 4 «Si partimos de que el saber se cuenta
402 a 1-4:
402
todo» (dei ckx) rrávTwv); el ascenso al principio está graduado entre las cosas nobles y de valor (vá3v xaA.áv xaì vtuíwv) y de
de hipótesis en «hipótesis
« cada vez más elevadas (ãvwOev)» has- que una forma de saber es superior a otra en base a su mayor
10
ta lo «no hipotético» (dvwvóüerov, cf. Fedón 101 d e,, República
«no pub exactitud o0 porque se dirige a objetos o mejores y más prodigiosos
5 1 1 b). La fundamentación en generai «de alto rango» o «de vva-
511 . « ngo» 0 « (ßeArCovwv rc xaì Oavuaato.rc4wv), entonces, , con buen funda-
br» debe crecer por su parte en grado dde escalón en escalón si mento y según ambos puntos de vista, v tendremos la investigación
consigue ligar el conocimiento a situaciones que están inmedia- ddei alma por Io10 más importante».
».
tamente próximas x al principio, entendiendo aquí ««inmediatas» » De todo esto se deduce que ningún miembro de la Academia d
en el sentido de «cosas « adscritas ai principio» » (República 511 511 b antigua
g ni del Perípato puede haber dudado de que qu lo10 que Platón
8).. ««Poseer algo go de más valor» (1uv nutthrea) significa, g , pupues,, entiende como las «cosas
« de mayor
y » (rutthrea) lo
valor» 10 son por
para el dialéctico tanto como estar en situación de fundamentar referencia a su contenido filosófico ni de que ellas ddeben su rango
una explicación
x dada de modo y manera que
mente» por medio dde fundamentaciones
u
qu el ««ligarg
tome siempre ppara sí
sólida-
o o de que vindican
al hecho
fuente de todo rango
n para sí el fundarse en
go y dde todo valor.
v
n el âi
que es la
un ««punto de ligadura»
un » que, en n la serie de las hipótesis, , esté ca- Un malentendido o corriente sobre «las cosas de más valor»
da vvez más alto.. pprocede de
d que
qu nono se tienen en cuenta las amplias conexiones
x de-
De 10
lo dicho se deduce también n que el logos g «de más valor»
«d o» sarrolladas
o d en el interior ddei Fedro,o, se pasa por alto el uso dei len-
o «d«de más alto g » debe ser también más científico y más ri-
o rango» guaje en Platón y a partir de aquí, ante este horizonte restringido,
gu
guroso. . De aquí se hace comprensible por qué qu el dialéctico ve se intenta negar
g la relación con el contenidodo filosófico: y entiénda-
pub
República 509 5 pet©óvwç
509 a 44-5 v riwvéov
o rv
o dyaOoi
v vov 509 bb 9-10
tv, 509 10 o, Aristóteles: Etica a Nicómaco, 1101 b 11, 1102
Cf.,., por ejemplo, 1102 a 4, a 20, 1141 a
vQwßetç xat òvváet s5've.éovroç (sc. voíY dyaOov (con no se quiere
on YvQecße(çL no 20 b 3, 1178
1178 a 1; 1026 a 21, 1074
1 Metafísica 1026 1074 b 21; 644 b 25; Teo-
partibus animalium 644
21 De pa
decir
d otra
o que con
cosa qu on frasto: a
o Metafísica 11 a 23 (acerca dde Espeusipo).
6 b 28, 77 b 14, 10 b 26, 11 p u o.
4 pub a 508
República 508 e 22-50
5099 a 4. 6 Igualmente
6 g n en
n Metafísica 983 a 55-7,
7, 1026 21, Depart.
1026 a 21, an. 644 b 32.
pa . an.
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82 Leer a Platón
n n de ruuuireQa
La significación 1. d mayor
(«cosas de o valor») 83
83
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La «ayuda
ud al logos» en o diálogos
n los ogo 85
Capítulo 15
15
LA «AYUDA AL LOGOS» EN LOS DIÁLOGOS 6n
La sítuación-ßoiOEta, d , la situación en la que
es decir, qu unun logos
g
es sometidoo a un ataque y su u autor se ve enn esas circunstancias
constreñido
o a apoyarlo o es,, estructuraimente hablando,
h , el punto
ogo platónicos.
d ios diálogos
central de d n casos en los que la pala-
, Se dan
ud » (ßoìjesiv) es explícitamente empleada y otros en los
bra «ayudar»
que esa palabra es sustituida
u por un empleo sinónimo,, pero la si-
tuación de fondo siguegu siendo la misma. La pregunta es constante-
d logos está en situación de ve-
mente igual, a saber,, si el autor dei
yud con medios argumentales y razonamientos nuevos yy
nir en ayuda
dde mayor peso
p p
específico, es decir, con vt1utthrQa, y silo puede,
entonces
o es él un ph 6 ph . Para esta tarea se acredita siempre
un philósophos.
el director
d dei diálogo que representa la figura dei d dialéctico:
n o de las ideas es preci-
odo los ddemás fallan, pues sólo ei ppensador
todos
ph
samente el philósophos.. Remitámonos desde aquí a las pruebas 1.1
Dado que los diálogos sigueng el modelo de los discursos vivos a) da» platónica
Tres ejemplos de la «ayuda» a n
de «el que sabe» (cf Fedro 276 a),, pueden también reproducir lo
que es característico de la actividad
v oral de la dialéctica,, a saber, la 1) En ei Fedón,, a las objeciones de Simias y Cebes contra la
«ayuda» o0 defensa de su logos. El hhecho de que la ayuda y o apa-
oral o
inmortalidadd del alma (84 84 c-88 b) sigue una interrupción del diá-
rezca conformada de esa manera en el escrito o podría a primera vistav go nnarrado.
logo do. Algogo así tiene siempre en Platón la función de po-
dar la impresión de una contradicción. Pero la contradicción n sólo n mayor énfasis en lo que vva a seguir.
ner g Equécrates, el ooyente en
existiría en el caso de que
qu unun diálogo
ogo escrito sostuviese
o qu contie-
que on el marco o del
d diálogo,
ogo, quiere
q d narrador
saber dei n do Fedón
don cuál fue la
ne él mismo la «ayuda»» que necesita.. Pero o es ded sobra
o o
conocidodo on dde Sócrates ante la crisis dei coloquio provocada
reacción o por los
que el caso es precisamente
p on
el contrario: o ««momentos de silen-
en los go tebanos,, y si estaba molesto o0 si «intentó
amigos « on calma en
ir con
«p
cio» o0 «pasajes de omisión», go apuntan
», los ddiálogos n a teoremas
o o
no co- ud del
ayuda d logos,, y (si lo o ¿le ayudó
10 hizo) udo con eficacia,, o0 deficiente-
d
municadosdo aquíqu yy ahora y que necesitarían
n n por ello un «apoyo»
« oyo» mente?» (rçwç ¿ßoOet ixp )óyqi; xat ixavthç ¿ßoiOiicsevv )
para su ppropia
p fundamentación. on. Que en ogo platónico
n el diálogo o un lo-
o ¿vôeaç; 88 d 9-e 9 33).. Equécrates pregunta
p po el aspecto
por tanto por
g escrito pu
gos pueda venir en apoyo
poyo ded ootro logos escrito o no representa humano o y argumentativo
g vo de la reacción dde Sócrates. Fedón por po su
ninguna contradicción
n o
ni problema siempre que el lector cobre ob de gu informando
parte sigue o ndo cómoo n ambos aspectos Sócrates
en o se porta
manera inequívoca conciencia dde qu que nnaturalmente el logos que d forma digna
de g de d admiración. on. Su ßo&tv î4$ )óyp tuvo la vir-
acude en d n , en tanto que
n defensa, qu escrito,, necesita también n un apoyo
poyo tud de
d satisfacer a los críticos, cosa qu que en una gund interrup-
un segunda
qu
que él mismo o no puede
pu d pprocurarse. Dicho ho de
d ootroo modo:
odo Platón n uúni- on del
ción ogo narrado
d diálogo o -que
qu naturalmente
n está ddestinada a po-
camente incurriría
u enn contradicción
o d on si pretendiese
p confiar al escritoo ner la pprimera enn mayor énfasis-,
n , se comenta con aprobación
o on
los p o más elevados
pasos do de la ayuda,
ud aquellos
qu qu h b n d
que habrían de condu-
cir al conocimiento ddei principio
p o (dei
d o, dde forma muy
Pero, y cla- i1 Para el esbozo
b dde situaciones de
d «ayuda»
ud en o ddos próximos
n los p ox parágrafos,
g remI-
ra,, ios diálogos
d nunca contravienen esta condición.
platónicos nun on. tase a las ddetalladas interpretaciones
n n dde los ogo contemplados
o ddiálogos o en S .
n PSP.
84
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86 Leer a Platón
on La «ayuda
u al logos»
go enn los diálogos 87
Como características de esta parte del diálogo go podemos esta- d di (cuyo rl ¿artv -«qué
conocimiento dei « es»- queda entre
blecer las siguientes: paréntesis: 506 d e), alcanza por lo menos su proximidad. El Bien
1.
1. El apoyo al logos (ßoìjoetv rj )óyç) coronado por el éxi- mismo ocupa el más alto rango ngo en términos absolutos (uetóvwç
d director del diálogo (naturalmente
to se lleva a cabo por parte del rtwpov riv roø dyaOoí ëtv, 509 a 4-5, cf. b 9), hasta el punto
no por Simias 0o Cebes). de que las exposiciones
x que se refieren a él sería propio calificar-
2.
2. Para apoyar su primer logos (sobre el alma), Sócrates ha- las como « «de mayor valor»,», r4utthra, en comparación con teo-
bla en primer lugar sobre otras cosas (sobre las ideas,, etc.) y cam- rías y argumentaciones que apuntan a cosas de rango inferior.
bia momentáneamente el tema (sin por ello perder de vista la «in-
mortalidad» como tema general). 3
3)Gran semejanza con la ayuda de Sócrates a la justicia
3. Este otro tema apunta a un teorema de mayor amplitud
3. en La República a la ofrece la ayuda del
d «Ateniense» » a la ley contra
que nos acerca más al conocimiento de los primeros principios. . El la impiedad en Las a Leyes.. La casi idéntica apelación a un deber
procedimiento hipotético contempla un ascenso sucesivo hasta un un « y 4
entendido religiosamente muestra ya suficientemente
punto de suficiencia, ixavóv, que evidentemente debe entenderse que los dos pasajes hablan de lo mismo.. El «Ateniense» » anticipa
como principio, di (101 d e, cf. 107 b). b En la medida en que el la crítica desde ei ángulo ateo a la ley formulada inmediatamente
logos que viene en ayuda hace posible un conocimiento más am- antes.. Esta ley,, como todas las leyes, será dada a conocer por es-
plio y mejor fundado, queda objetivamente justificado hablar de crito a los ciudadanos del d nuevo Estado cretense en trance de
una teoría «de más alto rango». fundación (891 a), pero el autor tiene dispuestas ya ahora, en el
intercambio oral con Clinias y Megilo, las argumentaciones con
2) a, escuchamos al prin-
En el segundo libro de La República, las que a su tiempo será defendido lo escrito: No se tiene en men-
cipio un ataque de Glaucón y de Adimanto contra la justicia a la te ninguna defensa jurídico-política que naturalmente cualquier
que Sócrates había ddefendido con éxito
x contra Trasimaco en elli- legislador,, incluso el no filósofo,, podría haber dispuesto. Más bien
bro primero. Se conmina a Sócrates a defender la justicia (y con 3
445 e 5 7vEiô tvraíJOa dvaßeß4xajwv
3 Cf.. 445 x v roh .l4yov, «después
«d pu dde que hemos
ello naturalmente también su primer logos o0 argumentación en fa- subido
ub o hhasta el grado del razonamiento».».
vor de justicia) cosa que también reconoce como deber suyo. yo. El 44 Las Leyes X, 891 5 7 -.República 368 b 7-c 1: «me parece sacrílego (no pia-
891 a 5-7
ddoso') no apoyar estos logoi»
ogo [-]«temo
o quque pudiera incluso no piado-
o ser sacrílego ('no do
término ßoiiûetv aparece en esta conexión no menos de cinco ve- so') quedarse
qu d ahí
h cuando
u ndo la justicia es pprofanada,
o n d y negarse
n y no ir en u ayuda»
n su » (o)ôè
ces 2. La «ayuda» que Sócrates presta a la justicia comprende toda öciov ëuoiye civatvc qa(veiai
p vò i) o?) ßojOerv roi)rosç rotç .tóyoiç -&òosxa yàQ
n
oi)ô' &Jtov 5 sraiayevó,uevov òsxatooi)v xxaxijyoovv ¿krayoe?)etv xat
22 pu
República 362 d 9,368
II 362 9, 368 b 4, b 7, e 1,
1, e 5. ßoOth').
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88 Leer a Platón
n d al logos»
La «ayuda o en o diálogos
n los d o 89
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90
90 Leer a Platón
on La «ayuda al logos»
ogo en
n los diálogos
ogo 91
91
comoo ayuda d (ört ot òoxetç... ßojOetv, 291 29 1 e 55). En realidad, , el ter- ayuda de un un logos
ogo extraño:
x también esto corresponde efectiva-
cer anónimo es únicamente uuna máscara transparente n vo inte-
de la voz mente a la capacidad d dei dialéctico (en n tanto
n y cuanto o lo permita
nor de Sócrates (cf.. particularmente 304 d) d quien con ello o es tam- el logos que necesita ayuda), ud como io muestran los diálogos og Crati-
bién en este diálogo ogo el que resulta vencedor, , gracias no no en último loo y Teeteto.o. Sócrates defiende
d nd aquí durante
du un
un tiempo respectiva-
término a que trata temas más amplios en n el excurso
x o que se desa- mente la posición
p on de d Cratilo qu está presente él mismo) o
o (que 0 de
rrolla ddespués deid ataque de Hipias (300 300 b ss.).. Protágoras (que está representado por su discípulo Teodoro); pero
o o do u
La más aguda ironía es también la que caracteriza el ddiálogo dde modo más característico debe d él mismo asumir la ayuda y de los
más breve con Hipías. p . En un un ««ataque»
u (xarifflo24, Hippias pp minor ootros dos,, pero esta ayuda y no v en último término muy
no lleva y lejos,
372 e 1)
372 1 Sócrates representa una tesis moralmente insostenible de la porque la prueba, , eyoç, sóloo la puede
pu resistir la posición qu que
que
qu quisiera ser «curado»
« u do» por Hipias. . La exhortación
x «no te me nie-
«no poy en la filosofía dde las ideas, con lo qu
se apoya que queda claro qu que
gu a curar mi alma»
gues » (w) cpOov4ajç tácaaOat vv tØr,v J uoo,
uov, 372
372 ««ayudar», », en el sentido platónico,
p , nono es una cuestión
u de versatili-
v
no significa
e 66-7) no g en el conjunto de d la situación del d diálogo go otra
o ddad d intelectual sino d correcto pun
o dei punto dde vista
v oontológico.
g o.
cosa que
qu. .« «ven
n enn ayuda
ud de tu logos»g » (ßoOiaov r aavroií 2óyp), La idea presentada d en
n el Hippias major a con rasgos go cómicos
o y
pues Hipias ha representado do en efecto la concepción éticamente co- consistente en que un un Sócrates inferior en n el diálogo ogo busca
bu la en-
rrecta, y si él pudpudiera fundamentarla más todavía d podría también señanza de uno uno «más
« », la configuró
sabio», g Platón de nuevo vo en n El
curar a Sócrates de su «ataque»; » pero o Hipias no no es ningún pb philósop- anq
Banquete y esta vez sin ningún rasgo de d comicidad. d. Sócrates, que
hos y por ello está fuera de toda posibilidad d de «curar»
« » lo mismo supuestamente estaba pillado en los o mismos errores que qu Agatón
qque de proporcionar cualquier clase de ayuda yud a su logos.. (Banquete 201 e),, ppreguntaba b a la sabia
b Diótima para aprender
La exaltación
x irónica dei
d contrincante es llevada al extremo x enn go sobre el amor.
algo o . Esta vez no no le falló la esperanza.
p n Sólo
o o quque
el Eutidemo.
u o. Sendos practicantes de la erística son llamados en ayu- y Diótima, , la vidente
v de
d Mantinea,n , lo mismo que qu el anónimo Terce-
da «como (lo fueron) los Dióscuros» » (293
293 a 22).. Su benéfica interven- ro en n el Hippias a major,, es una ficticia figura g literaria. Así pues,, si-
ción sería totalmente comparable con la esperada d ««curación dei d al- gugue siendo Sócrates el que dirige el diálogo. Y dde manera inequí-
ma» » por Hipias. . Puesto que Sócrates pone pon sarcásticamente a los vvoca, , en su discurso o de Diótima, , la emprende con n asuntos que qu
erísticos a la altura de d Cástor y Polux,
o ux, que son tenidos por símbolo van
v mucho más allá dei d marco o del
d diálogo go sobre el amor o con Aga- g
de quienes socorren en situaciones límite,, ddeja ya de d hablar
h d
de on, y trata cosas dde mayor
tón, yo importancian filosófica que llevann a una
y » para hablar
««ayuda» h on» &óuevoç r.oiv évotv... oa
dde ««salvación»: athaat mayoryo proximidad
ox d del d conocimiento ddel principio, , del
d
,udç... x v,7ç vixvu(aç rotJ 2óyov «rogando « g a los extranjeros... ... Y basta
b dde situaciones paralelas y expresiones
x sinónimas. . Con
que nos salvasen..,... de d la calamidad del razonamiento» » 293 a 11-3,
(293 3, ello debe haber qu quedado claro qu que la idea ßoiOetv r4 Aóyp ca-
-óeó1uevoç ßoiOiaat rj$ Aóyq. iuáv « og
«rogando que se ayudara racteriza el principio estructural dei diálogo ogo platónico
p que consis-
nuestro
nu razonamiento») » . Se pide,, pu
8,
pues, a los erísticos que vengan v g n
en te enn apuntar a una ascensión progresiva en el nivel de las funda-
mentaciones enn dirección a una fundamentación on última que qu se
establezca
b ddesde el principio,
p o,
8 Las numerosas
nu y sorprendentemente
d estrechas semejanzas entre n u
la caricatura
dei
d filósofo en n el Eutidemo y la imagea n dei
d filósofo
o dde la Crítica de ia escritura intenté
yo interpretarlas en
yo n «Sokrates'
« Spott
po überb Geheimhaltung.
h h g. u
Zum p .6a po,
Bild des pi..%Oaoqoç
in Platons'
on Euthydemos»,
hyd no Antike
n und
und Abendland
d and 26, 1980, 75 89. La reserva
1980, 75-89. v deld saber
b
que Sócrates atribuyey a Eutidemo es practicada
p por él mismo,, como o lo prueban
u b n alu-u
siones a la ddoctrina de la anámnesis
n y al concepto
on o dde dialéctica.
d . Cf.. más adelante,
d ,
ppágs. 110 ss.y
55. 122 s..
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n on a los principios
La ascensión p y la limitación
n on de la comunicación
on filosófica
o 93
93
Capítulo 16
16
LA ASCENSIÓN A LOS PRINCIPIOS qu los diálogos muestran
alto que n siempre y solamente una un pparte del d
Y LA LIMITACIÓN ov o y qu n on
movimiento ascensional y que indican con suficiente claridad la de- d d d
DE LA COMUNICACIÓN FILOSÓFICA liberada limitación dei proceso. Sólo la correcta comprensión de la
d d o.
crítica ded la escritura pu puede
d hacer
h o nd por
comprender p quéqu la ascensión n
yy la limitación se corresponden
o d con los que respectivamente sonn suu
reflejoo en el escrito,, a saber, b , conn el «ayudar» ud » por p medio o dde «cosas
«
d más valor»
de » y conon ei «silenciarse»
« » donde
dond hayh necesidad
n d dde ello (el
cJtvav 2rQòç OIJÇ t5SL). c Los ejemplos p d d
dados más arriba de d «ayuda»ud
o
platónica v
(véase pág. 86 no sonn sólo ejemplos dde recurso a «cosas
p . 86) «
d mayor valor»,
de », rtptthrea, sino también n claramente de pasajesp de
silenciamiento o u omisión. on,
Q ue en Platón las «cosas« o d mayor
de y valor», d oo apuntan
», nutthrea, n
u
en último o término o en la dirección
d n del conocimiento n dde los princi-
p
pios es algo importante
o v
a la vista d hecho
del h o de d qu que Aristóteles en n la
a
Metafísica yy enn otras
o ob
obras n hhabla de
nos d una doctrina
d platónica de d
o principios que bajo
los b o tal forma no encontramos en los diálogos.
Q ue la ascensión n a un principio
p n p o último o yy trascendente
nd es el Esta discrepancia
p condujo
o v g
en la investigación dde Platón a una un con-
fin ddei conocer
on 10 dice Platón más de
io d una
un vez.
v . Pueded hablar dde fusión n que
q en ei fondo ondo no tenía po por ququé haber
h n do lugar.. No
tenido o se
una ascensión
n de
d hipótesis
o hasta
h un
un ««punto dde suficiencia»,
u », estaba dispuesto
d a reconocer
o que
qu Aristóteles,, que había h b pasado
ixavóv (Fedón n 99 d-107
d 07 bb), o0 ded un conocer
on d 10
ascendente de lo be- veinte
v años enn la Academia
d d Platón,
de n, pudiera
pud conocer
ono sobre
o la teo-
llo ddesde
d la contemplación n dde cuerpos
u hhermosos hasta
h on
la contem- ría platónica
p d los principios algo
de go más exacto
x de
d 10 qu le es posi-
lo que po
plación de lo 10 bbello en n sí (Banquete 210 a ss.),, pasando o por
po el cono-
o ble al platónico
o de
d hoy, enn la medida en n que éste se atiene n exciusi-
cimiento de d 10 lo moralmente bbello,
o, 0o ded la gradualidad
du d dde las vamente a los diálogos.
d Fue así como se intentó minimizar la
formas de d conocer,
on uyo último escalón,
, cuyo on, la vóiatç,
v alcanza el co- importancia dde lo 10 comunicado
o do porpo Aristóteles: unos u quisieron n iimi-
nocimiento dei d principio p o de todoodo (República
pub 509 d-511 e)1.1. En n tar la doctrina
d d los principios, cuyos
de u h
perfiles se hacían d vez
cada
todo
odo caso no se pasó por alto o la importancia
p d estos pasajes en
de más claros, a una u fase determinada d en la vida d ded Platón n y concreta-
tiempos anteriores cuando u do se vio la esencia ddel platonismo
p en la mente a sus u últimos años,, pensando
p n ndo que qu el viejo
v n, por así de-
Platón, d
tendencia a la ««ascensión»
n n» y a la ««superación».
up on». o, no habría tenido
cirio, n do tiempo o para
p escribir un diálogo ogo sobre
o el te-
Muchoho más raramente se vioo que qu precisamente el movimiento
v o ma.. Otros creyeron poder pod entender las noticias de d Aristóteles como
ascencional
on es el tema propio dde la mImesis dramática d enn los diá- puras
pu interpretaciones suyas.uy . La larga yy duradera d incapacidad
d d de la
logos. Y cuando
u ndo algunagun vez se llegó a la consideración
n n ded ese he-h investigación
n on sobre Platón n ppara reconocerono una
u verdadera
d d doctrina
do
cho 2,, se acentuó o casi siempre la ascensiónn comoo tal y se pasó por platónica
p n de
d los principios tuvo uvo su fundamento, o, entre
n otras
o cosas,,
también h ho de que no se tenía nninguna idea clara de las ra-
n en el hecho
En este contexto,
o x o, hhay que recordar
d naturalmente
n tambiénn la imagenn mítica
n de po
zones posibles d la reserva en los
de 1 escritos..
la ascensión
on dei
d «carro
« dei
d alma»» a ««los lugares de
d más allá ddei cielo»
o» (Fedro 246
246 a Ss.)
.
aunque
unqu qu entre los
aquí, o objetos de
d la visión
on dei más allá (247
247 d e),
, ninguno
n nguno es puesto
pu o
por encima
n d otro
dei o como principio.
p . ton,, 1928,
1928, 19759
1975 se encuentran
n n entre los intérpretes
p cuyas observaciones
ob v resultaron
on
2
2 René
n Schaerer (La
a question
on platonicienne,, 1938,
1938, 19692,
19692e) yy Paul Friedländer (Pia- indicativas.
nd .
92
92
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94 Leer a Platón La ascensión
n a los principios
p d la comunicación
y la limitación de n on filosófica
o 95
¿Poro qu qué hhabría de d excluirse de d la difusión escrita precisa- objeción no tiene enn cuenta la relación entre orali-
fía orals.5. Esta o o
mente la parte p dde la filosofía
o qu trata de los principios?
que n Te- dad
d y escritura enn Platón: no se trata dde ddos diferentes
d ámbitos de
d
ndo como trasfondo
niendo ondo la crítica dde la escritura, la respuesta u es objetos
ob sinoo ded un filosofar continuo
o uo sobre los mismos problemas po
u
fácil: cuanto más complejo p es el objeto,
o o, tantoo mayor es la b
proba- con una elevación on gradual
du deid nivel dde fundamentación.
h n.
bilidad de
todo
p
d unau injusta minimización
vida por los carentes de comprensión
v
o indiferente,
piensa
d
d
en ausencia de su autor,u
d
10 que
lo
que para él el mundo
qu
praceleste» yy «divino»
«d
, no
Es claro que tal minimización del valor
qu on
p n
pu
d
on ddel valor ddel mismo
qu es absolutamente
b
d
n
d
comprensible
n
o promo-
el escrito,
n un carácter «su-
275
275
le era a Platón del
si se
.
e).
iia Estos dos
sobre una
p
como en
tores y lo
d ellos 7_
de
do intentos de
un «doctrina
«d
fracaso.. Ni se puede demostrar
n , muy
n generai,
10 que,
7
qu según
d
d hurtarse
hu
uy claramente
n su
ni se puede
n
a las no
no escrita» en Platón
noticias dde Aristóteles
n están condenados
qu estos testimonios sean
que
6 -por el contrario, , Aristóteles
entre io
op on, se deducía
u opinión,
pu d aceptar un
du
o
10 que
qu decían
una restricción
d
distingue
n sus
n
n ppuras
gu aquí,
u oposi-
d las suposiciones
de up
on cronológica dde
opo
on
qu ,
al
ho de
cho qu para Platón carece de sentido
d que o comunicar a alguien gu n la doctrina
d de los principios
n p a los últimos años de d vida de Pia-
go de
algo d cuyau comprensión es incapaz por p naturaleza
u o0 por no on. No sólo
tón. o se da ei caso de qu que la educación
d on dde los reyes-filó-
u
estar suficientemente formado. o. Tales contenidos
n n denomina-
son n sofos culmina en La República a con n la captación dialéctica de d la
dos por él áQóQìjva, «cosas
do « qque no se ddeben b n comunicar dde- idea dei Bien como principio de todo (504 a Ss.,
d d do 04 ., 532 e ss., 540 a),
p on o», porque si se comunican
masiado pronto», n n prematuramente, n es no que
sino qu ya en diálogos relativamente tempranos, n como o el d
Ca'r-
ddecir,, antes de que qu el receptor esté maduro du para ello, o, «no escla- mides o0 el Lisis, se muestra ei pensamiento n o de d la ascensión on
n nada»
recen n d (Leyes 968 e 44-5).. Dado qu la teoría dde los princi-
do que n qu no puede ser interrumpido
que n o antes
n d alcanzar aigo
de go primero, o,
ppios es absolutamente
b la más rica en presupuestos u enn el campo o un Si se quiere fundamentar
und n la amistad, p
d, q7úla, hay
h qque
de la filosofía, se excluye la posibilidad de adquirir un una prepara- remontarse
o un «primer
hhasta un «p amigo», un un srárovv cpiov p (Lisis
on suficiente
ción n para ella po por medio o de la escritura, qu que cierta- 219 c d d).. Si se quiere
q conocer
n la prudencia,
p aparece en el hori- ho
mente ««es incapaz
n de enseñar
n suficientemente
u la verdad»
d d» (Fedro zonte de d la discusiónu n la «sabiduría
« b du ddei bien
b del mal»» (Ca'rmides
yy d
276 c 9), y,
276 u n
y, en consecuencia, sólo o sería contraproducented el in- 174 b c) 8. Precisamente en
174 8
n esta conversación n sobre la pruden- d
tentar fijarla por escrito. o.
En n vez de d extraer de los diálogos estos pun puntos dde vista, sim-
55Así Gregory Vlastoso en n Gnomon 35,35, 1963, 653 ss.
1963, págs.. 653
p d
ples pero fundamentales, n y de aplicarlos a ellos mismos,, hubo hubo 66Demostrar esto era lo qu pretendió
10 que p nd o probar
p b o d Chemisa: Aristotlel
Harold o Criti-
temor de que se atribuyera a
o d qu bu Platón una
u «doctrina
« secreta»4 yy cism ofPlato and the Academy, Baltimore, 1944.
1944. Sobre el intento
n dde Cherniss
h sentenció
se creyó poder librarlo de ella con sólo
b o d on o negarle una teoría de los el gran aristotélico W.. D. Ross (Plato's
o Theory
h ofideas, Oxford,
x d, 1951, pág.p g. 143): «Ans-
tóteles no p o barullón
no fue el puro on que o Cherniss
qu el prof. h n ppretende
nd que fue...... Ni por aso-
qu o
principios, . O 0 bbien n se fabricó la dificultad d artificial dde que, qu , si se
moo pienso
p n qu Cherniss
yo que h haya pprobado suu tesis dde quque todo
odo 10 qu Aristóteles di-
lo que
n un
suponía una teoría dde ios principios no escrita,, hhabría b que supo-
qu upo ce de Platón, qu no pueda
, que pu ser verificado
do en n los diálogos, se basa en n una falsa
qu Platón había
ner que h tenidodo en su filosofia dos ddiferentes cam- comprensiónon 0 n una tergiversación».
o en on»,
po uno para la filosofia escrita y otro para la filoso- 7
7 Cf.. mi contribución on «Die
« Lückenhaftigkeit
k gk der
d akademischen
k d h Prinzipientheo-
h o
Pos dde objetos,
o uno o
h Aristoteles'
rien nnach o Darstellung
ung in n Metaphysik M undund N»,», en Mathematik undu«d Me-
a
taphysik bbei Aristoteles., Aktenn ddes X.. Symposiam Aristotelicum ( 11 984), Berna-Stuttgart,
n ,
Piénsese sólo n el ««lugar supraceleste»
o en u o o lugar de las ideas
como d 247c ss.)
(Fedro 247 1987, 7, editado
1987, págs.. 445-67, d do por po A.. Graeser.
oo también
b n en on a Dios» que
n la «asimilación q en u esencia es un
n su on a la oorde-
una asimilación 8
8 Sobre
b el pensamiento o de la ascensión y sobre la idea de d una
u ciencia
n definitiva
v
undo de las ideas (República 500
nnación ddel mundo 500 b-d).
bd. dei bien
b y del 1 148. Para el ppensamiento
1 150, especialmente 145-148.
d mal,, cf.. PSP 127-150, o deid
44 Para diferenciar
n «esoterismo»
o» y «doctrina
«d secreta», véase más adelante, ppág.
g, d n el Lisis, vvéase PSP 122 ss.,, además
en d n d G.. Reale: Per una nuova inte?pretazione
de
157
157 sa.. di Platone,, Milán, 199l)°',
n, 1991 10 456-459.
459.
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n n a los principios
La ascensión n p y la limitación on filosófica
d la comunicación
on de o 97
96
96 Leer a Platón
cia nos encontramos (como o se ddijoo bbrevemente más arriba, b , pág., 3333)
marco de la cosmología del d Timeo el nombre de d un principio
p p dde
unun transparente empleo metafórico o dde la idea
d de d ««remedio o medici- la ordenación n .
universal. Encontrar
n a este padre
p y creador
d del
d
nnal>» d.(qx11uaxov) yy dde «ensalmo»
« n o»(qô qu nos
que no puede
pu d hacer
h corn- cosmos es difícil,, dice
d Platón,
es imposible comunicárselo a todos
nun o
p o si se le ha
n, pero
od (Timeo
h encontrado,
28 c
o
3
o, añade,,
un otro
Según o
po
prender la posición on de Platón con on
relación a escribir sobre princi- 3-5).
h Sócrates afirma poseer un una medicina para curar la pasaje, son n los «todavía
«o más altos principios»
n o» (at ò'ht roírwv
pios, archai
d n
enfermedad del joven Cármides; sin embargo, o, no se proporciona
opo el dat ¿2vwOev)v los que sólo o sonon conocidos por Dios y, y, entre 1os
phd qu pu d
phdrmakon porque se dice que sólo puede ser eficaz si se le acompa- ho
hombres, qu que
sólo por aquel qu es amigo de d Dios,, y por esa razón on
«
ña de un «ensalmo», », que
qu sin éste es inútil (155 porque Sócra-
155 e 8),, yy po o quedan
qu d tales principios
p d toda
fuera de o representación
p on gráfica (53 53
tes hha jurado
do al sacerdote tracio qu que le proporcionó
p n
el ensalmo o yy el d 6-7).
67.
phd
phármakon que q nunca se ddejaría convencer on por nadie
n para propor- Esta afirmación on sigue du on de
u en el Timeo a la introducción d los
on
cionarle d
la medicina sinn antes haber
h p
procedidodo al encantamiento n del triángulos elementales como elementos o0 «principios» « d los cuer-
» de u
d que la hhabría
alma del b dde recibir (157
157 b 1-c 6). 6 . No puede d caber b du- pos sensiblesb 52 e d).
(52 d . Qué principios pueden pu d ser comunica-
dda alguna
gun de d qu que la metáfora de la medicina n contiene n unaun decla-
d dos «a od », es decir,
« todos», d por escrito,o, y enn cuáles ya no resulta
ración sobre la auténtica forma de comunicar el saber filosófico o 9. conveniente
n tal cosa no nos d do a nnosotros, en
n es dado n cuanto
u o lecto-
Platón dda a entender que «Sócrates», « », como el dialéctico,, dispone d los diálogos,
res de d , establecerlo,o, según una regla g general.. El ejem-
de argumentos o que qu muy y probablemente
p serían directamente co- ploo presente nos n permite
p dirigir una rápida mirada a la forma
municables, pero que qu muyy conscientemente se abstiene n dde mo- o
platónica de reconducir el mundo de d los sentidos a los princi-
mento dde comunicarlos po porque no tendrían utilidad ninguna gun para p ppios inteligibles;
g la frontera
o d 10
de lo comunicable
o está fijada aquí
Cármidesd en n tanto que qu éste no hubiera recibido o la correcta
o pre-
p después
d d primer
del p paso de d la reconducción n que
qu no nos llevóvo al
paración n para la comprensión ddei «remedio» « n d » en forma dde «encan- « n campo d
de los objetos
ob geométricos
g n (gracias a Aristóteles
o podemos
pod
tamientos» » propedéuticos.
d . El phármakon a en este caso está repre- asumir con on seguridad
u d que «1 aun
qu «los un más altos principios», », por en-
d ngu refieren
n los números
nu lo).
sentando pproposiciones
p n centrales dde la ciencia ddialéctica ddei bien n cima de los triángulos elementales, se a
yy del
d mal qu que se pueden
pu n formular -no se trata aquí
q en modo
odo No podemos
pod afirmar que qu esta frontera estuviera
uv para
p Platón
guno dde 10
alguno lo inefable en n filosofia- y que qu consecuentemente
on u d de
fijada d ununa vez por po todas, más verosímil es quizá que qu para él
pueden también
pu n ser formuladas por escrito y difundidas. . Lo qu que fuera discrecional
on la ppregunta por la pporción n de « «simiente» » que
prohíbe a Sócrates la transmisión n es un
un ««juramento» o» que hizo b dispuesto
estaba pu o a sembrar en n los «jardines
« d Adonis», y que,
de qu al
a su maestro o tracio; para el dialéctico hay, h , pues,, el ddeber,b , ppara b , fijara en cada
escribir, d momento
o la frontera
o para
p el diálogo
go en
él tan fuerte
u comoo un un juramento religioso, g dde transmitir
n sus u on. Ya Plutarco
cuestión. o había
h observado
ob do quequ Platón de d vviejoo pro-
««cosas dde mayor valor» o » sólo o en el caso de d qu que se dden n las condi- d más bbien a ddar no
pendía nombre sin encubrimientos
n ub n o a los princi-
p
ciones
o cognitivas
n y éticas ppara una un recepción on apropiada. d Ahora
h pios en n que pensaba (De Iside et Osiride 48, 370 F); debiéramos,
48, 370 d ,
bien,, el escrito,o, como sabemos, no puede p d crear esas condiciones d n sin embargo,
b d que
añadir qu el pensamiento o fundamental
nd que hay
de qu y
n ningún
en g n caso. Lo qu el temprano Cdrmides
o que d comunica
un por me-
dio dde metáforas lo 10 expresa
p textualmente el más tardío o Timeo,
Io o numerosos
De los o pasajes
p aristotélicos
o que testimonian
qu o la prioridad
d d ontológica
og
qu pprecisamente los principios no son
a saber,, que on comunicables a dde los números por delante
d de las figuras
g geométricas es de una especial importancia
todo el mundo. o. Sin dudduda la figura gu mítica ddei «demiurgo»,
«d u es enn el el fragmento 2 ded Ross, sacado del rat v conservado por Alejandro de
dyaOoíi d Afro-
ddisia enn suu comentario dde la Metafisica (5.2O-26
,20 26 Hayduck).
k Cf.. también
n Konrad
n d Gai-
un b n Lehre,
ser: Platons ungeschriebene b , Stuttgart, 19682,
g , 1968 on nota 125 en pág. 372.
2 , pág. 148 con 372.
9 Cf. PSP,, 141 148.
141-148.
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98 Leer a Platón
Capítulo
p 17
17
cosas cuya
y comunicación
o on escrita ddebiera
b marginarse, pporque,
, co-
municadas prematuramente, no aportarían claridad y por
ALGUNOS PASAJES DE SILENCIAMIENTO
p ello se-
rían «inútiles»,
« permanece inalterable ddesde la metáfora dei
d fár-
maco en el Cármides hasta el libro XII dde Las
a Leyes donde queda
acuñado el concepto caracterizador,
, aaprórrheta (968
968 e).
g
Sigue igualmente
u invariable el qu que, a partir dde alusiones a
elementos no presentes,
p nunca
nun pu d deducir con
se pueda on claridad
suficiente
u qué consiste
enn qu n que falta en cuanto
lo qu u o al contenido.
o .
Q ué puedan
p ser «
«los principios
n p aun
un más altos» por
po encima de
los triángulos
ng o elementales no pod podríamos descubrirlo
d o nunnunca si
n limitáramos exclusivamente
nos x a esa misma alusión en n el Timeo
53 dd). En este caso, como
(53 o o ya se dijo,, aportan n la claridad d necesa-
ria' esencialmente los testimonios
on aristotélicos sobre doctrinas
do
no escritas de d Platón.
n. Lo o mismo vale v ppara el famoso ppasaje de
omisión 0o silenciamiento
n enn República 506 d e,, dondedond Sócrates
explica ded manera
n muy y clara a su u interlocutor
n o o Glaucón u on que la
esencia (el rt ¿aviv) dei
d bien no podía p discutirse pporque
qu era un un
tema que rebasaba
b el marco del d coloquio u o en el quque estaban.
b n. Na-
da menosn qu el propio Gadamer
que d afirmó o que la ddefinición
n de
d
esencia
n d la que
de qu se hhabla aquí,, a saber, b que el bien
qu n es lo uno,
está ««también n implícita en n toda gu on de
od la configuración d Laa Repúbli-
I
Cf.. más arriba
b pág. 97, nota
p . 97, no 10. En verdad, también
10. b n unun pasaje
p de
d Las Leyes 894
894
a parece aludir al mismoo teorema, pero
p o que ese ppasaje necesita
es cierto n él mismo de
d
un esclarecimiento
o procedente
d d la tradición
de . Cf.. también
6n indirecta. n más adelante,
d ,
118 Ss..
pág. 118
99
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100
loo Leer a Platón Algunos pasajes de silenciarniento 101
ca»2; claro que si alguien pretendiese que es suficiente con atener- siones directas a resultados filosóficos proporcionados en otro
se a la estructura yy desarrollo de La República para ver en qué lugar..
consiste el no comunicado vt ¿crttv dei bien, sería él mismo vícti- Varios de estos lugares de silenciamiento conciernen a la doc-
ma de un círculo vicioso, pues en realidad, la ecuación unouno bien 10 cual no debe seguir sorprendiéndonos, si pensa-
trina del alma, lo
sólo la podemos deducir también «indirectamente» de la estructu- mos en la importancia que la teoría del alma tiene para la ontolo-
ra y desarrollo de La República porque disponemos de la comuni- gia, teoría del conocimiento, cosmología y ética en Platón. En el
cación directa de Aristóteles de que en la Academia el uno en sí y Fedro manifiesta Platón explícitamente que no es posible
po un cono-
el bien en sf eran equiparados, mientras que el uno uno a secas era cimiento de la naturaleza del alma sin el conocimiento de la natu-
considerado como la esencia (ot)ata) de la cosa (Metafi'sica N 4,
4, raleza del Todo (270 c). A esto corresponde e! hecho de que el
1091 b 13-15). personaje del diálogo que ofrece los datos más claros sobre la na-
Asf pues, en aquellos lugares de silenciamiento que aluden a turaleza dei alma, Timeo de Locros, es también caracterizado
la teorfa de los principios de la filosofía oral de Platón, sólo pode- como el más entendido en las cuestiones dei Universo (Timeo 27 27
mos captar el sentido de la alusión si la tradición extraplatónica a),, así como también tiene que ver con ello el hecho de que Ti-
nos proporciona la clave para ello.. meo en el curso de su peroracióno establece realmente la más es-
Por suerte hay todavía otro tipo de lugares de omisión. Tiene trecha relación entre cosmología y doctrina del d alma. Dado que el
en común con el primero el hecho de que no constituye tampoco rico trasfondo filosófico de la teoría del alma no podía ser desa-
un enigma que pueda ser resuelto a partir de una aguda reflexión
un rrollado cada vez, yy puesto que las últimas fundamentaciones en-
yy una observación exacta del d desarrollo del texto. Más bien en trarían sin más en el reino de los principios (archat) no comuni-
este caso sigue valiendo la afirmación de que, sin una información cables a todos, se explica sin dificultad el relativo elevado
adicional por medio de una instancia exterior a la obra en cues- número de lugares de silenciamiento, 0o pasajes de omisión, a
tión, no es posible
po 10 que falta en el texto concerniente
reconstruir lo este respecto.
a su contenido. Sin embargo, a diferencia del primer tipo, se en- En el gran mito sobre el Eros en e! Fedro, después de basar la
cuentra en estos casos la información necesaria para completar 10 lo prueba de la inmortalidad del alma en el hecho de su automo-
que se tiene en mente en otras obras de Platón. E! valor de estos ción, procede Platón a hablar de la configuración de la misma
lugares consiste en que ofrecen una confirmación auténticamente (246 a) yy afirma que exponer cuál sea su estructura supondría una
platónica de nuestra interpretación de los lugares de silenciamien- explicación que forzosamente habría de ser larga y de carácter di-
to: por medio de ellos y dentro de la obra platónica misma, sin re- vino, y que,, por ello, en el caso que le ocupa, se procederá a ma-
curso a las «doctrinas no no escritas» comunicadas sólo indirecta- nifestar, en una explicación más breve y de carácter humano, a
mente, podemos controlar y probar que los lugares de omisión quién se parece (246 a 4-6).
platónicos no representan sólo vagas promesas sino que apuntan De la contraposición entre explicación «divina» y «humana»
de manera absolutamente concreta a teoremas delineados con se ha creído que se debía concluir que la explicación más breve yy
precisión y que no son primariamente enigmas que únicamente se humana fuera aquella que en términos de principio resulte alcan-
puedan solucionar ateniéndose al texto, sino que constituyen alu- zable por el hombre.. Sin embargo, el conocimiento característica-
mente «divino» no está en Platón a priori prohibido al hombre,
más bien al contrario, cuando el hombre pone en práctica sus
2
2Hans Georg Gadamer: Die Idee des Gutenn zwischenn Plato und Aristoteles, 1978
1978 posibilidades más altas, se convierte en philósophos porque, por
(SB Heilderberg Akad. Wiss.),
. pág. 82. medio del conocimiento de las ideas, se acerca al dios, que es el
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102
102 Algunos
guno pasajes
p dde silenciamiento
n 103
103
Leer a Platón
n
sophós. En consecuencia,
u también en el Timeo se establece que el 273 d-274 a, cf.. 277 b c).. También b aquí se le remite a un un ««largo
conocimiento que caracteriza al dios, el de los principios, archai
a a, camino» » que trae consigo go ««mucha fatiga», », pero que a fin de cuen-
es entre los hombres asequible a aquel a quien Dios ama (.53 53 dd) y,
y,
tas conduce a que el hombre pueda hablar y obrar de manera gra-
de modo semejante,, se afirma en el Fedro que el alma ddel filósofo,, ta a Dios (Fedro 273 e 4-5, e 7-8, 274 a 22).. El «camino»
« » al que aquí
enn la medida de lo posible,, permanece siempre por medio de la se refiere Platón es el camino 0 « » (iroek República 532 e
o el «viaje»
anámnesis
n en el mundo de las ideas cuyo conocimiento hace al 33) de la dialéctica; como siempre, Platón lo presenta como un ca-
dios ddivino (249 c) y que por ello
o se hace «perfecto».
« ». mino que realmente puede recorrerse,, es decir, como o una
u posibi-
Enn realidad, dei Fedro mismo se puede concluir qué podría d
lidad real para el hombre y conocida por él como tal,, un un caminono
sacarse de un
un análisis de la naturaleza dei alma que pretenda ofre- que conduce a una meta claramente ddefinida yy de cuyo uyo alcanza-
cer algo
go más que la gráfica comparación dei carro alado que en miento o ddepende la felicidad humana. No hay h dud duda ningunau de
246 a ss. se ofreció como explicación
xp «hu
«humana». . Un n análisis
n dde qu éste es el camino
que o de la dialéctica oral al que qu se apunta en n el
esta índole ddebería
b preguntarse si ei alma es simple
p 0o compuesta
u ogo, pero que en
diálogo, n el escrito no puede recorrerse ddel todo. odo.
n qué
y en qu consiste tal facultadd (su dynamis) dde hhacer y padecer
d si es
g
En el Gorgias, n se refiere a su teoría dei
Platón d alma de una un
que
q es compuesta
u (270 que el mito
270 d 11-7). Es claro qu o no enfrentó manera qu que permite conocer de la «forma» (lòa) del alma mucho ho
críticamente estas ppreguntas
un n intentó
ni n dilucidarlas con n argumen- n
menos que la imagen n dei
d carro o tripartito
o ddei alma.. Calicles, el in-
tos, sino
no quque las contestó
o n argumentos
o sin g por medio d dei genial im- terlocutor
u de Sócrates,, a causa
u de d su ciego egocentrismo o y ded suu
pulso
p ddei símil poético.
o. Pero es igualmente
u claro o que, en el marco pu
impulsividad, d, se ve impedido o de poder
pod comprender nd las proposi-
de
d los diálogos pplatónicos, estas preguntas pueden d n ser también d
ciones fundamentales de la ética socrática, como hemos h v o más
visto
asumidas
d en términosn n crítico-argumentativos y de hhecho ho lo fueron arriba
b (pág. 20 ss); suu mayor desventaja radica en suu grosera iden- n
en el libro
b IV de La República.a. Aquí (435 e ss.). se fundamenta
und con n 492
tificación con sus propios apetitos (491 e-492 c). Sócrates le con-
sumo o cuidado
u por qué el alma no puede ser considerada
n unitaria trapone un cuadro d humano
h totalmente opuesto que, para subra- ub
y por qu qué precisamente deben distinguirse tres «partes»
« » en el al- yar la diferencia con el mundo del pensamiento de Calicies,,
ma y cuáles
u son las facultades de cada una.. presenta como la opinión de ««sabios», », copo4 extranjeros no ex-
¿Podemos entonces decir que en el libro IV de La a República plícitamente nombrados.. Según esta opinión, los necios son los no
nos encontramos en forma escrita ante la explicación «divina» « » de iniciados en el secreto (493 493 a 7): no saben que la vida en el cuerpo
la naturaleza del alma? Eso sería decir demasiado, pues la teoría (aúua) es como la vida en una tumba (oi7ua) y que qu la satisfacción on
ddel alma que allí se presenta está ella misma provista de una pesa- permanente de los instintos no representa otra cosa que lo que
da limitación que enseguida veremos más de cerca. Ciertamente, gráficamente se expresa
x en el mito o de las Danaides,, a saber, un in- n
ningún lector consciente podrá discutir que los argumentos del li- tento de llenar con un colador un recipiente agujereado (492 e
bro
b IV de La República satisfacen mucho u ho mejor el programa de 8-493 C 3). 3 . Según Sócrates entiende la imagen, el recipiente co-
una
u psicología filosófica sólo esbozado en el Fedro 270 d (cf. tam- rresponde a una u parte deld alma,, es decir,, «a« aquella parte del alma
bién
b 271 d)d ni que
qu enn todo caso están más cerca de la explicación
xp on en la que
qu residen los instintos» (493 a 3, 3, b 1). . El alma es, pues,
pu un
«divina»
n de d lo que lo está la bella imagen ddei carro o alado.. todo estructurado en el que qu el colador está al servicio de las nece-
Aparte del conocimiento profundo de d la naturaleza
n del alma, sidades dei «recipiente»; evidentemente esto es sóloo válido para el
el dialéctico, como representante n de una
un retórica filosóficamente modo de vivirv de los necios yy de los que están dominados
d d u
por sus
fundada, necesita ante todo odo el conocimiento de la esencia de las instintos, io mismo que qu para Calicles la sensatez (çoQóvl/atç,
c 492
492
cosas en torno a las cualesu pretende comunicar la verdad (Fedro a 2) sóloo tiene la función
un de servir a ios instintos.. Enn resumen, n, conn
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104 Leer a Platón
Algunos
gun pasajes
p dde silenciamiento 105
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Algunos pasajes de silenciamiento 107
107
106
106 Leer a Platón
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108 Leer a Platón Algunos
gun pasajes
p de silenciamiento 109
109
mitiva» » yy «auténtica»
« u » naturaleza del alma y podrá pod decir de d ella si Casi más claro todavía
d es un pasaje dei libro VII donde
dond se dice
d
0
es múltiple o simple. que
q la virtud
ud ded «pensar
n cuerdamente»
u d » frpov7aat)
c v -en oposi-
La psicología de d La a República
u es pues,
pu acentuadamente,
d una ción a las otras virtudes
v ud que o virtudes
go así como
qu son casi algo u d cor-
psicología del más acá por decirlo
d y, d o así, «empírica».
« ». Sus
u resulta- porales-
p un on de «algo
es la función « go divino», qu nunca pierde
no», que d suu
d
dos, para el campo po en el que han sido do obtenidos,
o nd son absoluta- fuerza (551818 d e).
.
mente válidos, como se acentúa intencionadamente (61111 c 6, 612
, o on d n 612 La modificación n de d la doctrina
d d aima que
dei q resulta de este
a i-6). Pero le falta el acceso a lo más importante: a la
. 10 «verdadera
« d pasaje es la siguiente: del alma tripartita sólo es
u d o inmortal la parte
naturaleza»
u » de d su u objeto.
o o. pensante,, el logistikóir, por tanto sólo o ella muestra la indestructi-
n
En lo qu respecta a la formulación, la ppregunta por la multi-
10 que blemente «primitiva»
« » y «auténtica»
« » naturaleza
u d alma, en tanto
del
d
plicidad o0 simplicidad
p d del d alma verdadera ppermanece n abierta
b (612
12 que las otras dos partes p del
d alma fueronu n diferenciadas
d d muy acerta-
a 4); sólo o podrá
pod decidir
d sobre ella aquella investigación completa p damente en el libro b IV unaun de otra y ambas ddel logistikón, og , pero
ddel alma que se echa a faltar aquí q en ogo. Esta aparente
n el ddiálogo. por su naturaleza
u no son otra cosa que pasajeras excrecencias
no n ori-
apertura ha h llevado a creer que Platón 0o bien b introdujo
du confundi- ginadas
g por la uunión d «alma verdadera»
n del d con el cuerpo. .
damerite la respuesta u falsa 0o bien expresó claramente qque él mis- Y esta precisamente n es la imagen n del alma humana hu n que
qu se
mo aquí no b todavía
no sabía v qué
qu aspecto o podría tener n la solución. desprende
d n d Timeo. Creada o0 «mezclada
del d conjuntamente» por el
En realidad, d, la opinión
o n ded Platón acerca dde la verdadera nnatu- u Demiurgo,
u como o dice Platón n (35 a, 41 d), d , sólo lo es el alma pen-
o 10
raleza deld alma la podemos ddeducir tanto o de este pasaje que qu exa- x sante; en consecuencia,
u n , o ella es inmortal. Las otras
sólo o dos partes
minamos como de d otros
o lugares de Laa República, pero desgracia- d alma son «producidas»
dei du por dioses subordinados
u dn como o añadi-
damente no no con la claridad
d d necesaria que pudiera p producir un un dos mortales (69 69 c d); en razón n de su esencia están orientadas a 10 lo
consenso general. . Que
u la «verdadera
«v naturaleza del
d alma» » pueda
d mortal,, es ddecir, , a la concupiscencia
n y a la ambición
b (90 b), mien-
n este sentido,
ser,, en o, múltiple como lo 10 es el alma en la vida corpo- que la tarea planteada
tras qu d al logistikónn es la de hacerse
h semejante
ral de aquí abajo queda ya
o excluido por el agudo udo contraste entre al orden y a la armonía n dei
d cielo o «conforme
« a su naturaleza primi-
las dos formas de consideración.
do . Además, , la afirmación dde que el tiva» 90 c d, xarà
» (90 a v,v dgatav Øatv d 5, cf. República a 6611 1 1 d 2)
2
alma verdadera está emparentada con lo
v 10 divino
d y con lo
10 eterna- por medio de la comprensión n por el pensamiento o de la marcha
mente existente muestra claramente que ello
x u o sólo
o puede
pu hacer re- ddel Todo. .
ferencia al Â.oywnxóv (logistikón), g , es decir, a la más elevada
v de las Esta estructura dicotómica del d alma con n el corte ontológico
tres partes del d alma. . Igualmente, la idea de que pueda « «seguir ab- entre la parte inmortal ddei alma y sus ddos partes mortales, , Platón
solutamente» » (611 1 e 44) 10 lo siempre existente,
x es decir, el mundo de d la expresó
x clara y explícitamente
xp también en El Político (309 309 c) y
las ideas, , apunta
u lo mismo,
a 10 , sobre todo do si se le añade d 10 lo que se en Lasa Leyes (7713 13 c), mientras que en el Fedón d6n es claro que qu la ha
dijo en el blibro IX (cf. 585 585 bb ss.). sobre la ««familiaridad» » y las incli- supuesto.. Aquí, al final de La República, pu no encontramos
, no n ningu-
naciones de d las tres partes del alma: puesto qu que sólo o el logistikón
og 6n na caracterización dde esa estructura que no b u ni ninguna
no sea ambigua un
está vuelto ««a 10 lo siempre igual e inmortal y a la verdad» d» y en con- explicación
xp verdaderamente
d clara de la nnaturaleza del alma a par-
secuencia pu puesto o qu que sólo o él es dde naturaleza semejante a este tir de
d su u relación n con n 10 lo inteligible,
b presumiblemente porque q
campo (cf.. 500 500 c), solamente n él puede definirse como «10 «lo ddivino» o» uuna explicación de esa índole o no hubiera sido
no o posible
po sin unaun ex- x
n el hombre (589
en 589 dd 1, 1, e 4, 590590 d 11).. En
n ello o va ppropiamente im- posiciónn más amplia sobre el mundo undo de las ideas y los interlocu-
pplícito que sólo o el logistikón pu puede
d ser inmortal
o que las ootras
ya qu tores nono hhabrían tenido o capacidad
p suficiente ppara el «camino o más
dos partes del alma se orientan a cosas mortales y las «siguen». n». ». Tampoco los más claros pasajes del diálogo
largo». ogo qu que hhan n sidodo
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110
110 Leer a Platón
Algunos pasajes
p dde silenciamiento
n o 111
mencionados
n permiten conocer con entera claridad d d adónde n po-
» en
tes» n el Timeo o se demuestran
u como algo g muy uy diferente de d las
dría conducir
ndu el resultado
u dde una tal revelación
v de la «verdadera
«
«partes» que
«p qu se consideran
d n la tricotomía del
en d alma..
naturaleza» » ddei alma. . (En todo caso,, la inseguridad u d que aún un queda d
No debería
b ofrecer ninguna clase de duda el significado do de la
afecta sólo o a la esencian y constitución ddel alma pensante; en cam-
limitación a la que Platón somete la teoría dei d alma dde su obra ob
bio,, quque la ««verdadera naturaleza»u » se refiere al logistikón
g y que so-
principal en 61 1 a-612. Para el hecho de que el contenido de un
p 611 612. n d un
lamente éste puede pu ser inmortal
n queda yya fuera de toda duda.) .
examen
x futuro más exacto,
x , al menos en su punto pun central,
, pupueda
d
Si Platón habla de «semejanza»
« d », con ello no
» y ««familiaridad», no
ser completado con total seguridad a partir de d los datos
d obtenidos
ob nd
qquiere simplemente significar identidad dde esencia; es posible que
de otros diálogos, , tenemos
n la garantía de d que
qu Platón con on la ex-
pensara
n un análisis de la esencia del alma ppor el que
en un qu el alma
presiónn el ««camino más largo» » nosn remite a resultados
u d concretos
ppensante
n n perteneciera a aquel ámbito ontológico o medio d que fue
qu
de
d su trabajob o filosófico,o, incluso
n en aquellos
u pasajes
p enn los quque nono
mencionado
n do por
po Aristóteles, , que se sitúa entre las ideas d y las
nos
n ha h dado do la posibilidad de d tal control. .
cosas sensibles
n qu también
y al que b pertenecen los oobjetos matemáti-
El pasaje dde La a República a 61 6111 a-612 a es además d digno
no dde
cos 4.'. La conocida d ««mezcla» » ddel alma ddei mundo o (que
q es ppura alma
observación
ob on a otro respecto:p o hhemos corroborado b do que este texto,
qu o,
pensante)
n estructurada
d un relaciones matemáticas en
según n el Timeo o
al remitir a una un psicología
p o g más pprecisa que qu todavía v está fuera de
35 a-36
(35 d hace en todo
36 d) o caso más verosímil esa pposibilidad5. d 5.
alcance,
n anticipa ya enn forma dde alusiones o el contenido de d aquella
A ppartir ddel Timeo o se hhace quizá también n comprensiblen la for-
o
investigación,
v n, lo cual nos no retrotrae
o a la pregunta, , tan importante
mulación on quequ en n principio se encontraba on extraña
x según
gun la cual u la
ppara la hermenéutica
h de Platón, , por
po el papelp p de las alusiones y de
investigación on posterior o habría
h de mostrar la verdadera
v nnaturaleza
los indicios que deben ser llenados n do de
d contenido do por el propio p
ddel alma, haciendo
h ndo saber b «si ella está constituida dde manera n multi-
lector:
o ¿Debemos
b o dar
d a las alusiones
on más importancia de d la quequ
forme o0 ,uni-forme, » (dre rot-
1
u o0 cómo o y de qu qué modo do pu puede
d ser»
les hemos
h dado
d hasta ahora?
o Antes de d que qu intentemos responder pond
VI1Ô7)Ç g dveu ovoetòiç,, rire &rj ann ëet £ xat &vwç,
o 612 a 44). Es inve-
612
a esa pregunta
p (véase más adelante, capítulo o 19),
1 ocupémonos
u on de
d
rosímiln que
qu Platón no no estuviera seguro u d cuál pudiera ser el
de
otro texto
x platónico
p que
qu remite en forma de d alusiones
on a otros re-
o
resultado.do. Si partimos
p de
d la doctrina
d dde la partición del d alma en n
sultados que son de una importancia más fundamental d n que ios
qu
el libroo IV de La pu a, es claro que la respuesta
a República, u rezará: la verda-
que se encuentran en el texto mismo.
qu .
ddera naturaleza
u del
d alma es uni-forme,
u 1uovoEtò,ç,
£ , porque las otras
ddos partes (sl'ò) se orientan a lo mortal y son por ello ellas mis-
mas mortales. Que u Platón se conforme con uuna formulación
««abierta»
b » podría
pod tener su razón precisamente en el hecho de que u
ya
y no no piensa
p solamente en una u partición dei alma en el sentido .
del libro IV, sino al mismo tiempo en la ««mezcla» » de d ddiversas
«partes» en
«p n el alma pensanten aunque
unqu n de cuentas esas ««par-
a fin
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Doctrina
o dde la anámnesis yy dialéctica en
n el Eutidemo
o 113
Capítulo 18
18
DOCTRINA DE LA ANAMNESIS Y DIAL1CTICA según
un estos pasajes
p que aprende no
el qu no es ni un un sabio ni un g
un igno-
EN EL EUTIDEMO rante.. Claro o que esos ni ni qu que serían n los únicos que qu podrían n dard
sentido
do a sendas refutaciones faltan n en n el Eutidemo, o, como falta
igualmente
gu la correspondienten concepción
o n de Eros yy Filosofia.
También n en n la segunda pregunta
p -ese aprende 10 qu no
lo que no se
sabe o0 10 lo quequ se sabe?- se rechazan n las dos respuestas po posibles
276 d 7-277 c 77). Precisamente a ese resultado -no se puede
(276 pu d
aprender
nd ni 10 qu se sabe ni 10
lo que que no
lo qu no se sabe- se le sale al pa- p
so en n el Menón como «argumento « o erístico» » al que Sócrates refuta
con la exposición
p on dde la teoria de la anámnesis (80 80 dd f). Pero en n el
Eutidemo falta esa solución. .
Esa solución aparece sin embargo o clara en un un pasaje poste-
nor: loso erísticos o prueban que el que sabe b algo lo 10 sabe todoodo (293
293
que todo
b-e),, qu o el mundondo lo 10 sabe b todo o (294 94 a-e) yy que en todo mo-
mento cualquiera 10 lo ha sabido todo (294 e-296 d).. Todo 10 lo que
aquí suena n manifiestamente a sinsentido se vuelve vu transparente yy
En u d
n el Eutidemo tropieza el lector una y otra vez con 10 qu
on lo que lleno
no de d sentido o tomandondo al Menón como o trasfondo: el que qu está
parecen conclusiones
on on engañosas
ng o y sin sentido con las quque Dioni-
o en trance
n dde conocer
o puede
pu buscarlo
bu o todoodo a partir de d un un único o
do o y Eutidemo ppretenden
sodoro n confundir
o a sus interlocutores.
. Noo «recuerdo»,o», pues hay y una familiaridad d d de
d naturaleza
n qu liga
que g
pocas dde estas conclusiones
sentido
n o cabal
o
b
ción platónica
si se las
on
p i1
engañosas
n
sobre el aprendizaje
p
ofrecen,
o
y sobre
b
n, sin
1 con el trasfondo
la doctrina
d
go, un
n embargo,
o dde la concep-
un
p
dde la
todas
od
cuerpo,
las cosas; como además toda
po, ha
mente todo;
h contemplado
od
do
y teniendo
od alma, antes de
las ideas,, todoodo hombre
n ndo en cuenta los conocimientos
ho
ono
d su u entrada en
b potencial-
sabe po n
n el
dde geome-
g
anámnesis.
n . tría ded quequ dispone el ignorante gno n esclavo dde Menón, on, sabiamente
Al joven Clinias se le pplantea
n esta pprimera ppregunta:
un ¿quiénes
u n interrogado
n do por
p Sócrates,, se ddemuestra que qu todo odo el mundo ndo hha
aprenden,
d n, los «sabios»
« » o0 los ignorantes (oi aopot p ?j ol djaOstç, tenidoo conocimiento
on potencial
po n dde todo
odo (Menón on 81 c d, 85 d-86 86
275 d 44)? La respuesta
275 u «los
« b » es objeto dde confutación,
sabios» on on, por b cf. Fedro 249
b; 249 b acerca de d la contemplación
n np on de
d las ideas antes n
10 que
lo qu Clinias op opta por
p los ignorantes,
n que es igualmente
cosa qu u re- de nacer).
n .
futada 275 d 3-276
d (275 3 76 c 7).. Mientras el juego o de las refutaciones
on se Más adelante
d n los dos
do erísticos prueban pu que
qu su u propio
p p padre
d
presenta
n de
d esta manera
n opera puramente
pu o o un
como un juego
u sofisti- es al mismo o tiempo el padre p d de
d su u interlocutoro y
y además el padre
co,, y para Dionisodoro y Eutidemo,
u d , personajes del d drama
d que
qu lle- d todos
de od los seres vivientes
vv y entre ellos el de d los erizos de d mar,,
van a términon no esa manera de d refutar, , no tiene por
p qué
qu ser ootra los cochinillos y los perros (298 b . Esta curiosa «familiaridad»
298 b-e). « »
cosa. Sin go, inmediatamente se pu
n embargo, puede observar qque para de personas
p y animales de todo odo tipo está sin duda pensada d como o
n, qque es el autor de
Platón, d la cosa,, parece encerrar algo go más si se una
un variante caricatural de d la proposición
op on que q contiene el funda-
añaded a ello o los contenidos
o d El Banquete 203 e ss. yy Lisis 218
de 218 a: mento ontológico g de la doctrina de d la anámnesis: «..dado que qu
toda la naturaleza está emparentada» » (dye ydQ rfjç çot3cewç
1 Hermann
i
nn Keulen: Untersuchungen zu Platons «Euthydem»,
« Wiesbaden,
b n, 1971,
1971,2525- cbräo avyyevo3ç ol5cniç, Menón non 81 c 9). 9.
49-56; cf.. también
40 y 49 b n Paul
u Friedländer:
d Platon
a on II,, Berlfn,
, 1964',
19643, 171, 177
177s.. Es, pues,
p claro que no pocos o de d los sofismas del Eutidemo es-
112
112
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Doctrina de la anámnesis
n y dialéctica
d en
n el Eutidemo 115
114 Leer a Platón
n
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n n de
La significación d las alusiones
u on para la lectura
u de Platón
on 117
117
Capítulo 19
LA SIGNIFICACIÓN DE LAS ALUSIONES (nutthvea). Sostener n que qu las alusiones escritas pueden n cumplir la
PARA LA LECTURA DE PLATÓN función
un on de d esta complementariedad
n d d es un un malentendido do moderno
u debemos
sobre el cual d insistir
n un más en
aun n las páginas
g n siguientes.
g .
Enn primer lugar, quede
qu d consignado do con base
b enn diferentes tipos o
dde alusiones y sugerencias que éstas no tienen n n en n absoluto o en PIa-
tónn la función n ded entrar en competencia con la comunicación di-
recta,, sea ésta escrita u oral..
a) La forma más sencilla de d la alusión n consiste ciertamente
n recordar
en d lo 10 que se piensa por medio de alusiones en forma dde
citas.. Esta forma aparece enn el Fedro 276 276 e 2 3, donde
2-3, don d Platón,,
como
o o ejemplo del ««juego» go» escrito o del filósofo,, ppresenta el «contar
« on
historias»» (vOoAoystv) acerca de d la justicia y temas allegados. Da-
do quque Laa República
pub trata dde la justicia y de d las demás virtudes y
dado
d do qu que enn dos pasajes (376 376 d, 501 e) se caracteriza a sí misma
como un uvOotoyEiv, no puede qu quedar ninguna duda de que Pla-
tón se refiere a suu propia obra más importante como un un caso de
Ahora yya tenemos a la mano suficientes ejemplos para p poder
pod « go» filosófico. Queda encomendado
«juego» do a la ingeniosidad d del lec-
tratar de nu vo la cuestión
d nuevo on de las alusiones en Platón 1. La cues- o el reconocer
tor ono la alusión como tal y sacar d de ella la conclusión
tión no es,, naturalmente, si hayy alusiones o y referencias a las qu que correcta, a saber,, que las obras de d Platón están n involucradas ellas
únicamente el lector atento o y ppartícipe pueda 0 o deba hacer
h hablar,
h mismas en d todo 10
n la crítica de lo escrito.
o.
naturalmente
n que esto también n 10 h en
lo hay n Platón,, pero
p puesto
pu o que,
qu ¿No queda,
qu d entonces,
o , respondida
pond d por po una simple alusión la
como o luego o veremos,, algogo semejante también ocurre en otros au- un más importante de
pregunta d la crítica ded la escritura? De ninguna ngun
o , debemos,
tores, d b , para
p sustanciar
u 10 específico
lo p d la forma
de o filosófica manera,
n , pu pues la cuestión n dde si caen n 0o no también n bajo
b la crítica
d escribir de
de d Platón, ppreguntarnos con exactitud
x qué
qu valor tenía de la escritura los diálogos
d d Platón sólo se le plantea a la mo-
de o
para él la forma dde escribir po por alusiones.. derna teoría del d ddiálogo qu , enn efecto, por razones
ogo que, o u presu-
dde sus
Hasta ahora no hemos encontrado
h do indicios
nd de qu Platón ali-
d que puestos
pu antiesotéricos tiene n un vital interés en excluir los ddiálogos ogo
mentara la creencia de d que por medio del d uso refinado do dde alusio- de
d la crítica., Para Platón no suponía esto d antemano
o de no nninguna
ngun
nd
nes sutiles, referencias indirectas e indicaciones
d d pud
cifradas pudiera cuestiónon pproblemática,
n , pues
pu es claro o que
qu dirigía absolutamente
b suu
o . Esta fue más bien la in-
acercarse en sus escritos al filosofar oral. « escritura»
crítica a «la » (yaq. J Y para
p el lector
o quque no esté dis-
nu oopinión
genua d Friedrich
n on de d Schleiermacher que qu relacionaba b con n pu o a torsionar la clara declaración
puesto d on ddel textox ppor prejuicios
p
estoo la convicción
nv antiesotérica dde quque por
p medio d arte de
o del d la modernos
od no está también b directamente
n do, y no por
expresado,
x p alusio-
comunicación n indirecta se hhacía innecesario
nn o para Platón reservar n
nes, que la crítica se refiere también n a los diálogosg puesto
pu que
qu se
n el ámbito de la oralidad
en o d ppartes importantes de d suu filosofía.. refiere a todo 10 lo escrito.. Un lector que qu haya
h comprendido
o nd do esto hha
Ciertamente el escrito permanece
p fundamentalmente dependiente
d p d comprendido
o o lo po otro
10 esencial.. Si,, por do, reconoce o0 no como
o o lado, o
ddel complemento ooral por po medio o dde las ««cosas ded mayor valor»» tal la discreta alusión a La a República es al respecto
p bastante irrele-
vante.
1 Cf. más arriba, págs., 51-58,
51 , 108 s.. Es absolutamente
b comprensible
n qu esa discreta
que d alusión n haya
h
116
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118 Leer a Platón
on
on de las alusiones para la lectura de Platón 119
La sígnificación
g p 119
sido descubierta relativamente tarde, concretamente en 1961 yy ahi el pasaje se muestra como una repetición conscientemente
ob dde W. Luther2.2. Más sorprendente es el hecho
por obra h dde que criptica de un teorema matemático que considera el paso de la
esta referencia,, por lo
10 demás absolutamente
u n evidente enn su conte- primera dimensión a la tercera, pasando por la segunda, que Pia-
nido, haya sido, incluso después de su descubrimiento, , ignorada tón utilizó al mismo tiempo como modelo de explicación x de las
por la mayoría de los intérpretes 0o tratada como insegura.. Queda circunstancias ontológicas
g de las cosas 4.
así manifiesto cuán cargado de razón on estaba Platón: por medio de ¿Se pueded decir que en esto haya sido comunicado algo esen-
la escritura no se deja comunicar nada «claro y seguro», », e incluso cial en forma de alusión? No, pues en el fondo aquí no ha sido
en el enjuiciamiento de una alusión tan sencilla y «segura» queda «comunicado» nada, en todo casoo nada para el lector que no haya
un
un considerable espacio de libertad para la valoración subjetiva. estado previamente informado por alguna guna otra fuente; sin las fuen-
on
¿Qué razones tendríamos para suponer que precisamente Platón tes aportadas al caso por Gaiser quedaría qu nuestro pasaje para
haya apostado por la univocidad de las alusiones? La crítica de la siempre indeterminado hasta la oscuridad y sería como una pelo-
escritura muestra en verdad con claridad suficiente n qu que él estaba d arte de la interpretación subjetiva. Y para 10
ta enn el peloteo del lo
muy lejos de la ingenuidad requerida por una actitud semejante..
qu que propiamente pretende demostrar
d el libro X de Las Leyes, a sa-
b) A p propósito de loso «principios
« n p un más altos»
aun » a los que ber, que un aima del d mundo presidida por la razón gobierna el
se apunta en el Timeo 53 53 d, pero que de ninguna manera son da-
o qu d g Cosmos, tampoco es «lo
, «10 esencial» la explicación
x dimensional
rificados en ese lugar, tuvimos ocasión de recordar un pasaje de de la yÉV&JtÇ. Por el contrario, que los contenidos de la forma-
Las Leyes en el que se trata el surgimiento (yvecnç) de todas las on filosófica de los gobernantes del
ción d Estado pertenecen a los
v
cosas (véase más atrás,, pág.. 99, x dice así:
99, nota 1). El texto thrQÓQQl7ra, cuya comunicación
nun prematura no podría ser com-
«Qué circunstancias deben ocurrir para que tenga g lugar la prendida,, eso lo10 percibe el lector no a través de una alusión críp-
génesis dde las cosas? Evidentemente esto es sólo o posible si se da .tica sino en comunicación directa al final de la obra (968 e, cf.
un comienzo (dQxí) que experimente un crecimiento, alcanzando ndo más arriba, pág.
g. 94)..
un segundo desarrollo (erdßautv) que lleve a un
así un un tercero, y si, c) Con ocasión de la exposición de los puntos de vista filo-
una vez alcanzado este estado, do, puede ser ppercibido por aquellos sóficos que en el Eutidemod o transparecen detrás de las argumenta-
p
seres que poseen capacidad de percepción. odo surge por medio
Todo ciones confusas yy aparentemente insensatas (véase v cap. 18), se habría
de tal transformación yy de tal movimiento; tiene una realidad de debido remarcar con énfasis que ninguno guno de los «enigmas» de
ser mientras ppermanece así pero sí por el contrario pasa a otra este diálogo podía solucionarse sin un conocimiento de la exposi-
forma, ya está totalmente destruido» (Leyes X 894 894 a 1-8). ción no cifrada de la doctrina de la anámnesis y de la idea de dia-
Nadie podrá discutir que el pasaje «debe en pprincipio pasar léctica en el Menón,
n6n, en el Fedón d6n y en La República.a. Los «enigmas»
por enigmático», como dijo Konrad Gaiser3.3. Lo cual sigue valien- v ddei Eutidemo
d no son,, pues, en absoluto o enigmas en el sentido del
do cuando se examina
x cuidadosamente el contexto ddel pasaje ddel género literario arcaico del d amos
a cuyo encanto radica precisamen-
libro X de Las Leyes, pero una claridad real, como 10 lo ha demos- te en que el receptor resuelve el contenido desde el texto mismo,
trado precisamente Gaiser, sólo la proporciona la consideración sin ninguna ayuda externa.
x El enigma de la esfinge debió ser solu-
de los testimonios de la teoría de loso principios no escrita; a partir de ble para Edipo sin ventajas concretas de las que sólo él podía
disponer: toda su fama como solucionador de enigmas se habría
22 Wilhelm Luther: ««Die Schwäche
h ddes geschriebenen
n Logos»
o en na , 68,
n Gymnasium, 68,
1961, 536
1961, 536 .
SS. 4
89, especialmente
, op. cit., 173-189,
4 Gaiser, p 175 yy 187-189. Cf. también el mismo:
175
3 Konrad a
d Gaiser: Platons un n Lehre, Stuttgart,
ungeschriebene g 19682,
19682, 187.
Platone c Nápoles, 1984,
on como scrittore filosofico, 148 ss.
1984, 148
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g on de las alusiones
La significación on para
p la lectura
u d Platón
de 121
121
120 Leer a Platón
Es sinn embargo
b go decisivo
d para el enjuiciamiento
u o del
d pasaje ei
acabado si hubiera emprendido suu tarea bajo b ciertas condicio-
on
hecho
h d que
de qu la pregunta un que qu do abierta en 611 I 12
qu quedó 12 sólo
.
nes. Por el ,
contrario, el « g
«enigma» » d
de qu
que todo
odo el mundo o 10 sabe
Io b
puede
pu d ser respondida
pon d Laa República misma enn ei sentido
a partir de
do y qu
todo y que siempre 10
lo h
ha sabido u d
(Eutidemoo 294 a-e,
, 294 e-296
296 d
d)
de
d que
qu la «verdadera
«v d naturaleza»
n d aima sóloo es equiparada
del d a
o
sólo es soluble con o
ciertos presupuestos específicamente plató-
una
u de d las tres partes
p d alma.. Por el contrario,, qué
del qu pudiera ha-
p , sin éstos,, ello sería verdaderamente
nicos, pero, d como le parece
berse
b querido o decir con una un mayor subdivisiónv on del d alma verdade-v
al lector sin preparación, es decir, una pura
p , d , necedad.
ra ni siquiera desded d Laa Repúblicapub a podría
po conjeturarse,
o , sólo la co-
Peroo que
qu aquí
qu hay y en el fondo algo go particular
p y significativo
g vo
municación n directa de los ingredientes
g de
d la «mezcla
« d alma»» en
del
10 x
lo expresa Platón n no por medio de ciertas alusiones,
po , sino
no por el
el Timeo o 35 a-36 36 d puede
pu d darnos
d una
u idea
d dei d po posterior
o análisis
n
n
medio dramatúrgico o de d la interrupción
up ddei diálogo
ogo narrado;
do so-
ontológico dei d alma..
bre esto trataremos en el ppróximo x p
capítulo (véase más adelante,
d ,
Resumiendo,
u ndo, podemos establecer que qu Platón ciertamente dis-
p g, 128
pág. 128)..
po de buen
pone b g do de
grado d los más diferentes tipos de referencias in-
dd) Cuando
u ndo hablábamos
h b d los lugares de
de d silenciamiento n o en n
directas,
d , indicios,
nd , pistas
p y alusiones,
n qu en ningún
pero que n ngun texto x o da
a República
La p 6111 I 12 sostuvimos el punto de vista dde qque el re-
a 61
a entender
nd nada
n d que qu permita atribuirle la intención de d conceder d a
do del
sultado d examenx d alma,, que en
del ogo vviene desarrolla-
n el diálogo d
la técnica literaria de d la alusión un papel central en la comunica- o
do
do de manera un un tanto imprecisa, puede pu d también ser deducido o
ción
on filosófica6
o 6.
de algunas indicaciones ddei texto, x , como dijimos más arriba..
La famosa frase de Heráclito o de que el dios d d oráculo de
del
¿Tiene,, pues,, aquí la alusión n la función de comunicar 10 lo esencial ',
Delfos «ni« afirma ni esconde ond sino no que insinúa» » 7, es un una descrip-
d
n forma dde clave?
en ción magistral de la forma de d comunicación
o on oracular
o d discur-
y dei
n , Platón no
Ciertamente, no dice: ««la "verdadera nnaturaleza" del
so enigmático (aivoç, a , ai'vtya). Claro que Platón
o qu n hha ido do mucho
u
alma es uniforme, , pues
pu n suu forma
en o pu
"pura» el alma es idéntica
más allá de d la literatura menor ddei oráculo o y deid alvoç a o tal como
on la más elevada
con d de d las tres ppartes ddel alma,, 0 o sea,, con el lo-
10
se producía en tiempos po arcaicos; puede ocasionalmente
o n uutilizarla
n». Sinn embargo,
gistikón». go, si se considera qque este resultado u do se dde-
yy la utiliza de forma magistral,, pero siempre p solamente enn una
duce muy y fácilmente ddei ddato dde qu que la verdadera
d nnaturaleza
función
un on dde serviciov o y complemento. . Si se quiere comprender nd su
d d
del alma debe serb d
leída a partir
p de
d u
su pb o oph
philosophía, de
d su relación
on
verdadera preocupación
p up como o escritor filosófico,, hay h qu que tener
yy de su familiaridad con on 10 lo divino y siempre existente (611
611 e),
enn cuenta
u ante todo o su decisión
d on de dedicarse al ggénero o mayor del d
entonces uno se pregunta en qué
uno n qu sentido
o se puede
pu d seguir ha-
h
drama
d enn pprosa yy preguntarse con qué qu medios d ddramatúrgicos
n g da
d a
ndo aquí de
blando d ununa comunicación on ««cifrada», ndo así que
d », siendo qu más
conocer lo 10 qu
que verdaderamente siente yy piensa. n . Pero la unidad d de
bienn se trata dde un un simple recuerdo u o de resultados n o anteriores del
d
medida ppara el enjuiciamiento
n o de todas
od las interpretaciones
p on es y
diálogogo (véase más arriba, pág.. 106 s.).. Pero curiosamente u o esta
g siendo
sigue do la crítica dde la escritura.
simple ««tarea» encomendadao nd d al lector dde relacionar
o lo anterior
10
Sin embargo, o, contra el espíritu u dde la crítica dde la escritura pe-
conn 10lo qu
que en n el momento n se está hablando
h po o hha condu-
tampoco du
ca de ddos maneras la moderna d n teoría ddel diálogo ogo que atribuye buy a
cidoo a la nnecesaria ««claridad gu d d» dei
d d y seguridad» d conocimiento
o o y
on escritas la función
las alusiones n on decisiva
d en la enseñanza
n filosófica,
más bien n se siguióg o discutiendo ndo qu que Platón haya
h y qu querido aquí u li-
hasta
h el punto o dde que con n ella se haría innecesaria
n una filosofía
un
mitar la inmortalidad d al logistikón'.
o .
Para los pproblemas
5 ob ddei lugar
u yy de su n la bibliografía pplatónica,
u tratamiento en 6
6 Sobre el «abrir»
» ddei ddiálogo 221 dd-222
ogo (Banquete 221 222 a), cf.. más abajo, 132 s..
b o, ppág. 132
d.
cf. mi n b on
contribución: und Trichotomie der
««Unsterblichkeit und d Seele» («Inmortalidad
d d yy
7 Heráclito
o D-K 22 22 B 93.
n Phronesís, 21,
tricotomfa ddei alma») en 1976, 31-58.
21, 1976,31 8.
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122 Leer a Platón
n
1. 1 significación
gn n de
d las alusiones para
p la lectura on
de Platón 123
123
esotérica
o de
d los o principios
p o de carácter ooral.. En n pprimer lugar, , oolvi-
v
dro, que él considera un un escrito o temprano, o, Platón no p b
no esperaba
da que ««claridad y seguridad gu (estabilidad)» » dei
d conocimiento
on se-
todavía
o poder conseguirlo,
pod n o, pero o que
qu pposteriormente
o 10 g
lo consiguió 9,
gún Platón nun
gun nunca pueden
pu d n ser garantizadas d por el escrito o (Fedroo
de
d tal manera qu que «con
« n ello o nunca terminó
n no por creer en una inco-
275
275 c 66-7, 277 dd 7-8);
7, 277 7 la opinión
n on dde los ddefensores n de la teoría n
municabilidad de
b d d la filosofía de d tanta amplitud»
p » '°.
10. Así pues, , para
p
ddel diálogo
ogo dde que qu el carácter nnecesariamente indeterminado nd do de Schleiermacher,
h , Platón
n mantuvo uvo en la crítica de d la escritura un un
la alusión pu puede
d superar esos ob obstáculos, que tienen n su raíz en la punto de vista que
qu luego
pu u habría superado. Sobre esta creencia ela-
h b up do. b
esencia
n de 10
lo escrito, o, se pretende nd apoyar
po n un
en un ooptimismo o inge-ng
boró su u teoría del
d diálogo
d go qu que todavía
od hoy
hoy merece el crédito o dde
nuo que Platón no
fluo no hah aceptado do nunca y que se contradice ade-
muchos.. Entretanto
n o hoyhoy se sabe quequ el Fedro es una obra ob relativa-
más de manera n total con n la historia
o dde la recepción n de las obras
mente tardía, no escrita antes del d 370 ., y que
370 a.C., qu contiene n d
la defi-
de Platón. . En segundo undo lugar, , pasa
p por alto o que
q la elección ddei ««ai- nitiva y por
p mucho tiempo o meditada opinión
o d Platón
n de on sobre el
ma apropiada»,
d », qu que ppara Platón on es el presupuesto upu o dde un una ense-
n
uso filosófico correcto
o de
d la escritura. Por o todo odo ello podemos
pod re-
ñanza filosófica decisiva -en otro caso, ei
n o d , filósofo debeb silenciar- chazar como no no platónica
p on 11 y basada
b d en n falsos presupuestos
p u la
se-, no no puede
pu d realizarse con verdadero d fundamento
und o con los o
moderna
d teoría dei
d diálogo
d ogo que qu pretende
d on
cargar a las alusiones e
medios de la escritura. . La alusión on cifrada d puede
pu d ser ddescifrada d
indicaciones
n on indirectas en n la escritura conon la misión
n on que
q sólo la fi-
por cualquier lector qu que tenga la suficiente inteligencia ppara ello.. losofía oral puede cumplir. .
A este respecto o sirve el ejemplo de Alcibiades, perdido p de muy y
atrás ppara la causa u de la filosofía,
o quien en n El Banquete
anqu anuncia
nun
qu habría
que h que «abrir»
« » los logol g socráticos a fin n ded tener n todo
odo lo 10
que se necesita
qu n para
p hhacerse bueno y noble nob anq
(Banquete 2211 d-222
22 222
a)8. o Platón no
8. Pero no sólo o exige
x d ««alma apropiada»
dei d » capacidades
p
intelectuales sino no un una interna familiaridad d d con on la causa u dde la filo-
sofía que incluye y también n en su alma el pleno no ddesarrollo de d las
virtudes cardinales
dn (República 487 487 a, cf. también Epístolas 7,344 7, 344 a)..
Uno debe
d b preguntarse
p con
n extrañeza
x cómo pudo durante tanto
o pudo
tiempo
po pasar
p desapercibido
d p este enorme
n abismo que separa, , ded
un do, la moderna
un lado, d n confianza
n en la función pedagógica de las
alusiones
on y enn la «comunicación
« u on indirecta», », y ddei ootro, , la idea ppla-
tónica
on de unun uuso filosófico dde la escritura. . Quizá haya y sido do sólo
posible porque ddesde el principio, es ddecir, , ddesde Friedrich d h
Schleiermacher, , fue un un pensamiento o vo voluntativo vo de d inclinación on an-
tiesotérica el qu que dirigió la forma o d razonar acerca ddei diálogo
de
platónico. Schleiermacher creía verdaderamente
o. h d d que
qu la finalidad d
d Platón había
de h sido la de dirigir g el uso de la escritura de modo
9 Friedrich Schleiermacher: «Einleitung»
« (Introducción
odu n a la traducción
n dde Pla-
qu ppara la comunicación dei
que d conocimiento o produjera
du los mismos d. Il,
tón) Bd. 1, Berlín,n, 1804,
1804, 15.
15.
efectos que
qu la enseñanza
n n o . Cree Schleiermacher
oral. h h que en el Fe-
qu '° Op. cit.,., «Einleitung»
« n ung» al Fedro, p. p. 52.
52.
Para una
un exhaustiva
xh u crítica de
d las ddeficiencias metódicas
d yy d o errores
de los o ob
obje-
tivos de Schleiermacher
h y sus
u seguidores, cf.. PSP 333 1-375
375 (Anexo o 1:
1 «Die
« n
moderne
8 Más sobre
ob Alcibiades,
d véase más adelante,
d ppág. 132
132 s.
Theorie dder Dialogform»,
o n», «La
« moderna
od teoría dde la forma del
d diálogo»).
d ogo .
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La técnica dramática
d de Platón: algunos
guno ejemplos 12.5
125
Capítulo
o 20
20
LA T1CNICA DRAMÁTICA DE PLATÓN: critura,, se puede conseguir una considerable yy sorprendente
nd n in-
ALGUNOS EJEMPLOS formación 11.
a) a «acción»
La » dominante
Se concede
on d en general n poca
p atención n ai h
hecho ded que el diá-
logo
ogo pplatónico por regla general n n una «acción»
tiene « on» ddominante..
Un medio de Platón para mantener n on viva en
esta acción n el re-
cuerdo
do dei
d lector consiste en la repetición de un motivo. vo.
La acción dominante en el Eutidemo u o consiste, como ya y diji-
mos más arriba,, pág. g. 29 s.,., en el desenmascaramiento o de
d los erís-
ticos Eutidemo
d yy Dionisodoro como no esotéricos, lo 10 que quie-
re decir para Platón,, como no filósofos.. Se demuestra paso a
paso que
q no disponen
d n n en ei fondo do de ninguna
n ngun «cosa
« d
de mayor
valor» con la que,, enn caso de d un ataque a suu razonamiento, o, pue-
Como p n n dde los diálogos no
o dijimos más arriba,, la comprensión dan ir en n su ayuda.
ud . El motivo mediante n el cualu se lleva adelante
d
d b orientarse la hhermenéutica ddei género literario menor d
debe del esta acción y se la subdivide d en fases es, por un lado, el de d la
o
oráculoo (x&'iapóc) yy d del enigma (alvoç, atvtyua), propio de la «ocultación»
« on» y,y, por otro,
o ei de la contraposición de «juego»«u y
época arcaica,, sino que debe arrancar n posibilidades de
de las po un «seriedad».
« ». La táctica de Sócrates consiste en que interpreta p
n o mayor
género y yy más desarrollado,, el género dei d drama. De hecho como «juego»
« » suyoyo la necedad erística con la que qu Eutidemo y
Platónn dispone
o de todas las técnicas de una dramaturgia
d g desarro- Dionisodoro pretenden n briilar,
b , a la vez que los exhorta
xh p
repeti-
d y sabe emplearla sabiamente en la representación de su idea
llada damente a que se muestren con la ««seriedad» d » que seguramente
de filosofía.. No pretendemos desarrollar aquí una descripción
d mantienennaún escondida detrás de d su «juego». Y cuando ndo final
n yy
completa de la técnica n dramática de
d d Platón, pues un intento
n, pu n tal definitivamente
n queda
qu d demostrado que qu no tienen n nada
d que val-
qu
requeriría undo libro de
un segundo d por lo10 menos la misma extensión
x ga excepto
x o sus baratos
b sofismas, Sócrates les aconseja n sarcástica-
que este.. Todo 10 que podemos ofrecer aquí
lo qu u son algunos ejem- mente quequ sigann reservando do su saber b de d manera tan magnífica-
qu pueden
plos que n ilustrar la antigua opinión on de que la forma d del mente esotérica..
d ogo
diálogo platónico no es go
algo exterior
x al mismo sino algo
go esencial Que «Sócrates»
« » tiene en ese diálogo ogo a su disposición la doc-d
n relación al contenido d
con del mismo.. En favorv de esta opinión se trina de las ideas yy de la anámnesis
n así como la idea platónican
n ciertamente decantado una y otra vez
hhan v numerosos intérpretes de dialéctica (véase
v más arriba,, pág.. 112 112 ss.) no les había
b pasado do
de las últimas ggeneraciones,, pero en n la mayoría de d los casos la desapercibido a los intérpretes. Pero no se comprendió d 10 qu
lo que
cosa quedó solamente en puras declaraciones
qu do o pu verbales,
v , en tanto
u
que la anunciada d unidad programática de forma y contenido
1 Unono de
d mis propósitos
p en
n mi obra
ob Platon
a on und
und died Schr:ftlichkeit
S h dder Philosophie
b op
1
nun
nunca produjoo resultados
d concretos
n para la interpretación.on. En era poner
pon de
d relieve
v la congruencia
gu n entre la teorfa pplatónica del
d usou o de
d la escritura
este terreno yy por medio dde una u observación n pprecisa de los me- yy la forma
. literaria de
d los diálogos.
d ogo . Para las ob observaciones
v on enn las páginas
p g ,
siguientes,
d
dios literarios y dde su interpretación a la luz u dde la crítica de la es compárense
n o exhaustivos
los xh u o análisis contenidos
n n o allí..
124
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La técnica dramática dde Platón: algunos
guno ejemplos
o
126
126 Leer a Platón
on 127
ese hecho
h significa
g en el contexto de ese diálogo ogo pporque no no se su- mente correcta hasta tanto los discursos preparatorios (inpò,j) no no
po poner en relación con la acción
po pon n dominante el reconocible sa- hayan
y n hecho ho al alumno maduro u para el caso. Una vez más el en-
ber de fondo de Sócrates. Ahora bien, si se juzga desde la acción trelazamiento o de leitmotiv,
, acción
on y tema muestra
u qu el verdade-
que
misma la ventaja en saber que Sócrates naturalmente mantiene ro maestro filosófico debe ser capaz de un un autodominio n o esotérico.
oculta en ogo por ironía,
n el diálogo , aparece claro de golpe que él mis- En tercer lugar, debe b analizarse con precisión la acción domi- d
mo es lo que en broma
10 qu b atribuía a los erísticos, , a saber, un sabio
, un o nante de La a República2.
pu a2. Consiste ella en que unos amigos g quieren
que
qu conscientemente oculta su «seriedad». ». La acción dei diálogo «obligar»
«o » a Sócrates a comunicarun sus puntos
pu dde vista acerca de d la
se deja igualmente formular de d la siguiente manera: Sócrates, , el justicia, el Estado ideal y finalmente acerca dei d Bien yy de la dia-
verdadero
v d d esotérico desenmascara a dos charlatanes al probar qu que léctica ,como camino o hacia la idea ddel Bien. . El motivo que articula
no disponen dde ninguna
no g clase de ««seriedad» » oculta y los presenta la acción y que es una y otra vez variado a lo 10 largo de d todo el diá-
como esotéricos con una irónica distorsión de d la realidad. No es, logo
ogo aparece
p ya en la primera página de la obra: ob «
se quiere «entre-
pues,, la reserva esotérica del d saber la que qu es obobjeto de ridiculiza- tener» a Sócrates y no no «soltarlo»
o» en n ningún
ng caso, pero él cree po
, po-
ción
on sinono precisamente
p la incapacidad d de ello.
o. Escuetamente di- der convencer a los amigos g de que lo10 dejen marchar (República pu a
cho,
o, el significado
g do es ei siguiente:
gu el mensaje ddel Eutidemo,
u o, que 327
327 a-c). Ya de comienzo, o, la situación deja,, pues, pu claro que los
sólo se hace perceptible por la consideración del tema principal y otros, necesitan. n de la sabiduría
du de Sócrates mientras que él mismo
de la acción dominante, n afirma que
qu el verdadero filósofo ddebe ser podría también hacerse la idea de poder sustraerse a la conversa-
esotérico.
o o, ción... Al pronto,, sin embargo, , condesciende y los amigos consi-
En el la acción dominante
do consiste enn ununa especie guen
gu inducirlo
o a exponer
x cosas importantes. Desde el libro II está
de ««conversión» » deid jovenov n Cármides, es decir, en su repentina en- y dispuesto
ya o a «defender»
« » el discursou de la justicia (y con ello o
trega sin reserva a Sócrates, o el maestroo ideal.. El motivo ligadog a también n el logos en favor de la justicia que qu él mismo había h x
ex-
esta acción es el dei d ««remedio medicinal» » y el deid «ensalmo»
« » que puesto
, en el libro I). Y no sólo o está dispuesto a ello o sino que ade-
ddebe
b ser realizado antes del d empleo
o dde la medicina (véase más más es capaz de hhacerlo de manera brillante: introduce verdade-
arriba, págs.
p 96. El tema del
33 yy 96. d diálogo es el de la virtud ud ded la ramente en la discusión «cosas « de mayor valor»
v » que rebasan n con
prudencía. mucho el marco de ideas del libro I y llevan a pplanteamientos ca-
La conexiónx on entre acción, , leitmotiv, y tema es,, ddicho breve- dda vvez más profundos. . Ciertamente, , a medida que paso o a paso
p la
mente,, la siguiente:
g Cármides, , al final dei diálogo, , se decide por discusión
d. se acerca a los principios (dXat), disminuye nuy la disposi-
Sócrates como maestro 10 io que sin ninguna duda
dud es una señal de ción on de Sócrates , a abrirse a los otros, hasta que por po fin puede
pu d
que la «prudencia» existe ya
« » en su alma como predisposición. convencerlos
n pacíficamente de que «lo «10 dejen
d h » en
marchar» n lo
10 que
Ciertamente la verdadera d decisión ddepende de Sócrates y en n efec- respecta . a la exposición
x de
d sus opiniones sobre el Bien yy sobre
to éste advierte
dv expresamente
x que ddepende de él mismo el dar 0o los caminos y contenidos de d la dialéctica: su rotunda afirmación
no paso al ensalmo (Cdrmides 156 a). Podría incluso
no n emplear di- de que en ese campo Glaucón n nono podría seguirlo (533 a) es acep-
rectamente la «medicina»,
« », pero a esto se opone la advertencia de tada por éste sin contradicción.
su maestro tracio de no no dejarse seducir por nada ppara suministrar . La. acción de La a República
pub a comienza, pues, , como una prueba
el fármaco sin el «conjuro»
« o» previo o (157 b c).. Sócrates,, por su u lado, simbólica de fuerza: los amigos g amenazan en broma con obligar a
en cuanto
u maestro necesita él mismo de d la virtud de la prudencia
u
y da prueba de que la posee al retener su profundo do saber filosófi- 2 Cf más arriba, pág. 33
2
s.,., la breve mención,
n on, así como
o o el capítulo
o de a
d La pu
Repúbli-
co (su «remedio
« medicinal») en n interés de una iniciación objetiva- caen PSP, 27 1-326.
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128
128 Leer a Platón
n La técnica dramática
d de
d Platón: guno ejemplos
6n algunos o 129
Sócrates a conversar con ellos incluso contra su vo voluntad (327 327 c).. daderamente
d d el joven n Clinias hah dicho algo go tann sensato,
n o, y si lo 10
Pero al final aparece el dialéctico como vvencedor de la prueba.. dijo entonces no necesita ya y de más enseñanza humana (290 e).
Los otros deben reconocer que debe quedar al arbitrio dde la libre Para sorpresa nuestra, Sócrates no quiere salir garante n dde que qu fue-
decisión de Sócrates el grado de saber filosófico que tenga a bien n ra Glinias quien lo 10 dijera,, aludiendo a que también b n hubiera
hub po
podi-
u
comunicarles. Sócrates deja meridianamente claro que la comuni- do ser Ctesipo,, y cuando do Critón tampoco está dispuesto u o a aceptir-
cación de sus u puntos de vista está ligada g a que el interlocutor selo,, manifiesta la suposición
p qu pudiera haber
on dde que h p
aportado do ese
pu d
pueda cumplir o 0 no
no determinados requisitos. . Dicho con otras pa- conocimiento «un ser superior»u » que estaba precisamente presente
b
labras: que su método do es el trato esotérico con el saber filosófico,, 291 a 4).
(291 4 . No necesitamos andar adivinando ndo muchou tiempopo de
d ,
es decir, estrictamente referido a aquél a quien
qu se dirige.. Quien qué vo voz se puede d haber b servido
v no
el dios desconocido. . Está claro
y o
haya comprendido la acción on de a
La República
pu a ha
h comprendido que
qu con la dialéctica se toca el ámbito b o de «lo
«10 superior»,
up », ded la filo-
b qu n
también que Platón podía pod decir
d sobre el Bien,n, como pprincipio
n sofía «divina».
«d ». Así pu pues, Platón no confía
on o
en la comprensibilidad d
10 qu
más alto, más de lo que escribió en este libro.
b Incluso sin las noti- d la pura
de u n para
pu alusión p el entendimiento o de d suu teoría
o d la cien-
de n
cias de Aristóteles, por nosotros mismos
d y basándonos
b sóloo en
n la cia,, sino
o que
qu añade d como o complemento el medio dramatúrgico
d g
oobra maestra dde Platón pod podemos saber que había
h una
u teoría pla-
p mucho o más claro dde la interrupción n del
d diálogo ogo narrado do para
p cia-
o
tónica o principios de carácter oral..
d los
de rificar al lector sobreb el hecho
h qu detrás
dde que d d diálogo
del go hay y una
un
riqueza filosófica no explicitada que qu se comporta con 10 lo explícita-
mente tratado do como o el reino de
d lo ddivinoo con n el de
d lo
10 humano. no.
b) d go narrado
Interrupción del diálogo na También enn el Fedón e incluso en ddos ocasiones o (comoo se dijo o
más arriba,b pág.. 84 ss.). resulta interrumpido do el diálogo
d ogo narrado. do.
x
Un expediente dramatúrgico o de índole do singular
ngu que Platón Con n elloo se advierte
d al lector sobreb la importancia de d la «ayuda» ud
emplea ocasionalmente es la interrupción n del diálogo ogo nnarrado por al propio logos,g de la que el filósofo debe ser necesariamente
d qu d b n
d del diálogo
medio u d o ddesde un punto de vis-
ogo marco.. Así,, el Eutidemo yud que
capaz. La ayuda qu Sócrates pu puede
d efectivamente aportarse a sí
ta formal representa un
un informe de Sócrates a Gritón sobre una mismo muestra
u ejemplarmente que a este respecto o el filósofo no
conversación que había mantenido la víspera
v en el Liceo con dos debe
d pararse, como frecuentemente
u se supone,
upon , en n el estadio o del
d
.
erísticos. En el curso de este informe nos enteramos
n de que el jo- g que hay
logos y que defender.
d . Las dos interrupciones acentúan n este
ven Clinias ha manifestado, , a propósito del
d arte de la ddialéctica, estado de cosas y de este modo, do, y en relación con el tema de la
que ésta se apoderad de la «
«presa» » de la matemática, , lo
10 mismo que ascensión de hipótesis en hipótesis,, hacen comprensible por qué qu
po d
la política se apodera de la presa de la ciencia estratégica, a la ma- la ayuda
yu que vav más allá del d caso concreto debe b ser siempre p el
u
nera de una ciudad ud d conquistada 290
(290 c d).. En esta afirmación vva punto estructural central del diálogod ogo platónico..
implicada una relación entre
u on matemática
n y dialéctica que sólo es
comprensible a partir de la teoría
n p d de
d la ciencia
n de Laa República
pub a
(510 c ss., 531 c ss.) y que dentro dei
10 ., 531 . y d Eutidemo, o, donde
d falta toda
d cc) El cambio de
d interlocutor
n
preparación para un un resultado semejante, opera como o un bbloque
oqu
a la d
deriva.. Enn no pocos diálogos
d el primer
p interlocutor dde Sócrates resul-
Para pon d reconocimiento
poner dde relieve la importancia del o de
d u o en
ta sustituido n el curso
u dde la conversación,
n n, la mayoría
o dde las ve-
qu la matemática está subordinada
que u d d a la dialéctica
d interrumpe ces -aunque
unqu no siempre- por po ootro interlocutor de
d igual
gu estruc-
h
ahora Platón el diálogo n do yy hhace preguntar a Gritón
ogo narrado n si ver- tura mental yy moral.. El cambio d personas supone
o de pon a menudonudo un
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130
130 Leer a Platón
n La técnica dramática
d de
d Platón:
6 algunos
gun ejemplos 131
131
cambio en el nivel de la argumentación y, y, por regla general, está rechazada la definición de justicia que Trasimaco presenta como
relacionado con un un caso de ««ayuda al logos». «
el «provecho d más fuerte», sin que en ello hubiera sido discuti-
del
En el Gorgias, el gran sofista de quien el diálogo recibe su da su esencia real (su rl cuv), la conversación podría encontrar
nombre es interrogado por Sócrates acerca dei objeto y finalidad aquí su término,, y acaba realmente por 10 lo que respecta al interlo-
de su arte (réxv). Sócrates le trata con cortesía,, sólo a su discípu- cutor Trasfmaco.
lo Polo le acorrala con preguntas de mayor dureza y profundi-
10 Ahora bien, al principio del libro II entran en escena los her-
dad, y, cuando éste deja de estar a la altura de la discusión, inter- manos Glaucón y Adimanto que renuevan en una larga interven-
viene Calicles en la conversación como representante de una ción (358 b-362 c,, 362 e-367 e) el ataque de Trasímaco contra la
retórica política. justicia.. Sin embargo,, la conversación con ellos, que ocupa del li-
El sucederse de los interlocutores queda explicado a partir de bro II al X de La República, a, no tiene ninguna semejanza con la
la crítica de la escritura. El dialéctico puede seguir transmitiendo conversación con Trasímaco. La diferencia se funda en el carácter
a discípulos apropiados (Fedro 276 276 e-277 a) la capacidad de ayu-
y de tos interlocutores: mientras Trasimaco combate visiblemente
dar al logos y con ello también al autor de tal logos.
g Si se interroga por íntima convicción la idea originaria de justicia, Glaucón y
a Gorgias y a dos de sus seguidores, ello significa que con 10 lo mis- Adimanto, con sus argumentos en favor de la injusticia,, pretenden
mo Gorgias es sometido a prueba para saber si es el verdadero v
solamente provocar una refutación más fundamentada. Personal-
maestro filosófico, quedando claro que ni el maestro ni los disci- mente los dos están convencidos de la superioridad de la justicia,
pubs están en situación de prestar a su logos g una defensa filosófi- pero no disponen de los argumentos necesarios para su defensa.
camente fundamentada. El examen de la posición gorgiana deja al Son éstos los que prefieren oír ddel propio Sócrates..
descubierto sus argumentaciones más profundas, sólo que estos y había creído haber acabado con la conversa-
Sócrates,, que ya
fundamentos no consisten en «cosas de mayor valor» (rtuithreQa), 357 a), entra ahora por causa de los hermanos Glaucón yy
ción (357
10 que por fin se pone de manifiesto por parte de Calicles es su
yy lo Adimanto en una discusión totalmente diferente: en lugar de la
brutal negación de toda ética a cargo de la posición del llamado discusión aporética que qu deja conscientemente abierta la cuestión
«derecho ddel más fuerte». El doble cambio de personas en el Gor- del rt lanv del objeto tratado (347 e,, 354 b) y que era explícitax
g produce por consiguiente,
gias un aspecto, una línea ascenden-
, en un sólo en el rechazo o de la falsa visión de la justicia, interviene ahora
te en la medida en que la discusión conduce a preguntas cada vez la conversación constructiva que desarrolla un tesoro insospecha-
más profundas y la tensión dramática de la discusión sube cons- do ded tomas de posición positivas yy de fundamentaciones yy que a
tantemente. Esta línea ascendente se entrecruza de forma fasci- v de un rodeo por la doctrina dei
la postre a través d alma llegag a una
nante con unun movimiento contrario en la medida en que la posi- definicion de la justicia (443 c-e). Ahora bien,, ambas conversacio-
ción opuesta se vuelve, desde el punto de vista del contenido, , -y
nes son mantenidas y esto es de la máxima x importancia- el
cada vez menos respetable y se hunde cada vez más hondo.hondo. mismo día y ante el mismo círculo,, una inmediatamente después
Esta misma técnica dramática es la empleada por Platón en el de la otra.. La clara lección de este orden dramático es la siguien-
libro I de La Repúblicaa con la sustitución sucesiva Céfalo-Polemar- te: Platón nos hace reconocer que detrás de las aporías de los diá-
co-Trasímaco,
o, así como más tarde, los personajes de Trasímaco yy g de la virtud yy que al parecer no pueden definir las virtudes
logos
Calicles parecen constituir dos intentos de configurar dramática- v
del valor, , de la piedad,
p d la prudencia y de la justicia,, se encuen-
, de
mente el mismo contenido. En el caso de La a República
pub a la discu- tra en realidad la sistemática de d las doctrinas ddel alma,, del Estado
sión no se queda en la simple refutación de un contrario o que re- d la virtud de La
y de a República; y al mismo tiempo nos muestra
sulta caracterizado con trazos negativos. Después de haber sido que la exposición
xpo «
de tales «cosas de mayor valor» (rt1tuthrcQa)
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132
132 Leer a Platón
n
La técnica dramática dde Platón: algunos ejemplos 133
133
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134 Leer a Platón
on
Capítulo 21
de discursos de tal índole. De aquí la insistencia que mantiene en IRONÍA
las analogías de los zapateros yy curtidores y en la necesidad de
g . Las palabras que Sócrates le confió privada-
«abrir» tales logoi
mente en una situación «erótica» y que contienen claras resonan-
cias de ios pensamientos sobre la gradación de 10 lo bello en el dis-
curso de Diótima (Banquete 218 d-219 a), es claro que Alcibiades
no fue capaz de «abrirlas»
« ni siquiera en el momento decisivo, de
lo contrario no hubiera seguido esperando en el amor corporal
10
(219 b c) ni se hubiera alejado más tarde d del maestro único de la
«virtud» (cier.
Si nosotros interpretamos correctamente el llegar tarde de Al-
cibiades como una consciente decisión dramatúrgica de Platón
x
de gran capacidad expresiva, , veremos ciertamente en el «abrir»
« »
de los diálogos (es decir, en el desciframiento de alusiones ocul-
tas) una verdadera e importante máxima hermenéutica. Pero no
pasaremos por alto que Platón de manera muy clara introduce el
«abrir» como la hermenéutica de aquellos que no saben nada de Posiblemente el medio de expresión
xp creativa más famoso de
los logoi filosóficos más constructivos que siguen conduciendo ha- Platón es la ironía. La facilidad urbana en el lenguaje, la elegan-
cia arriba en el camino de los principios (dQxaO. Alcibiades no es cia y la riqueza de matices de su tonono irónico no
no tienen paran-
sólo nuestro garante del «abrir», es también el ejemplo de que se gón en el conjunto de la literatura universal, que no
gon no es pobre en
sirve Platón para explicar que el abrir no puede acontecer sin un un el tratamiento de la ironía, yy representan una fuente inagotable
explícito adoctrinamiento sobre contenidos filosóficos decisivos.. de fascinación para ei lector culto.
Muchas son las posibilidades de empleo: toda una conduc-
ción de la acción dramática puede estar determinada por la iro-
nía (como es el caso dei Eutidemo), la caracterización de unun per-
sonaje puede ser enteramente puesta en luz por la ironía (como
Eutifrón o0 Hipias), o0 bien la aparición de un
un personaje puede
ser irónicamente relativizada por el contexto dramático (como
hemos visto poco atrás con el caso de Alcibiades en El Banque-
te), pudiendo incluso aparecer en una única reacción de un un per-
sonaje que en general nono viene caracterizado por la ironía (pién-
sese en la capacidad de olvido de Adimanto con relación a las
limitaciones a las que está sometido el discurso, República IV
504 a-c')
c .
Pero por muy variado que sea el empleo de la ironía en Pia-
135
135
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136
136 Leer a Platón
on Ironía
o 137
constituye
n u un fenómeno n específicamente moderno. od La ironía ro- abiertas de las primeras obras o se necesita algo go má qi 11111el v mero i
todo
odo y contra todos,
od y alcanza efectivamente en primer término el expediente de la ironía.. Puede bbastar un soloo ejem o i '
11 .> - I i . I I I
propioo punto
pun o dde vista
v de
d quien
q n ironiza; es esencialmente ironía de p
pias minor se «da«d la prueba»
u » de d que aquel u quequ ca' 11111111111111
"i. i I t
dda,, pero
p absolutamente
b n n d que pueda
nada, p escapar
p a la ironización. . n
luntariamente. . El interlocutor de Sócrates,, Hipias, 1111 11111 i . i i I I
I .
ma ámbito o «divino»
« » dde lo que siempre es y ante la philosophia ««di-
10 qu sustituir por lo o todo
10 contrario odo aquello
u o qu que enn Hipi. 1 .
i
claramente religioso
g 3. La ironía
on es para Platón sólo o un medio d de d do
paradojas ddei Hippias minor.. Claro qu que enn ninguna parte ciel 1 ddii.
ppreparar
p esa actitud también n en el lector mostrando ndo 10 lo ridículo y go se ppone en p opo on por
n evidencia tal proposición po la simple 11 iii
resOlut
lo absurdo
10 do de 1 actitudes contrarias..
d las de
d una
un ironía.n . El lector debe aportar po tal frase de antemano
Tener
n sentido de 1la ironía on es po por tanto o sinn dududa importante
o una
un lectura
u productiva,
o dde 10lo contrario,
on o, no sabrá qué hacer con cl
enn 1la lectura dde Platón.. Sin embargo, debemos d pprevenimos
n contra d ogo. Los interpretes
diálogo. n p « n
«irónicos» nu o días están provis- .
d nuestros
de
el error de d considerar
on que la
qu 1 ironía sea para Platón un medio
on un d cen- d antemano con
tos de on el saber necesario por po nuestra
n tradición on cul-
tral -y no sóloo subsidiario-
u de la enseñanza.
n n Esta opinión apa- tural; sóloo por eso pueden
d hacerse la ilusión de d haber
h sacado
do «sin
rece en intérpretes que,, de un lado, do, vieron que
qu los diálogos
d aporé- presupuestos» » todo el partido d diálogo ".4.
do del
ticos de d 1la virtud no contienen aporías cuya solución pudiera Nunca debió malentenderse qque la ironía para Platón on es un
haber
h b sido do todavía dudosa
d para Platón mismo,, pero que, por po otro medio
d de importancia y función limitada. Sóloo el hecho h ho de d que
q
lado,
do, no podían aceptar que Platón ofreciera ««enigmas» » que no pierda gran importancia en obras ob importantes del d período
p do medio,
d ,
fueran n solubles porp medio o de otras formulaciones -bien sea por de que en la obra ob maestra, Laa República, a, aparezca sóloo de manera n
medio o de
d suu filosofía oral,, bien
b sea por la ddoctrina n de la virtud ud ded marginal,, y dde quque falte totalmente en obras ob como o el Timeo o0 Las
La República- y terminan n concluyendo
n ndo que
q por ello o debe
d ser su- b
Leyes, debería b n
habernos p
prevenido do contra la sobrevaloración
b on ro-
ficiente por sí misma la expresión on irónica ppara poner en claro lo 10 mántica de la ironía n enn Platón. n.
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,
Mito 139
o 22
Capítulo
MITO n d diferente lo
No es nada 10 que
q hace
h Platón
n con u propios
n sus p op mi-
tos.. La historia de la invención
nv n po Theuth
de la escritura por h (Fedro
274 c- 275 b tiene todas las características de un «
275 b) » se desa-
«mito»:
rrolla
o enn el p pasado más remoto, los personajes son dioses y se les
presenta hablando; el objeto dde la historia es una ««invención»
n » di-
d
vina
v remotísima,, es decir,, el acto de establecer las características
esenciales de una cosa para siempre. Es cierto que, apenas Sócra-
h terminado
tes ha do de relatar su historieta,
h do Fedro le censu-
, cuando n u
ra por la invención de ese logos g g
egipcio; pu , Fedro
así pues, o hah
podado por su cuenta u los aspectos míticos y con n la mirada en el
transparente mensaje hha captado el logos g dentro
n dei mito,
d o, cues-
u
tión que Sócrates acepta implícitamente
p n ai acentuar por suu parte
que io10 único quequ importa es si la cosa tratada d es verdadera o0 no
(2755 b c).
c
En el mismoo diálogo go tiene lugar el grann discurso del d amor qu que
Sócrates pronuncia
u y cuyo n do nodular
yo contenido no -la historia dde la
El uso platónico o dde la forma de discurso
d ««mitico» invita
v a la ascensión n dei carro o ddei aima divino no y humano no a la región
on suprace-
u
comparación
np n en más dde un aspecto con u de
n su uso d la ironía:
n u
sus leste (246 a ss.)- . constituye
n inequívocamente un una nnarración
on de d
u n enn forma a su ironía; para
mitos igualan p un lector sensible repre- carácter mItico.. El discurso se califica a sí mismo dde «pruèba» « b
sentan también n uuna fuente
u de ddisfrute literario permanentemente
n n (thró6ettç)
d.n60 de
d la tesis d de que
qu Eros es un una don
donación
on dde los ddioses
renovado;
n son igualmente
u variados en forma función, y, en cuar-
y on, y, u n y al amado
al amante do para su mayor d , claro que
y felicidad, q esta pprue-
to lugar, fueron también a veces sobrevalorados. d . d , será increíble para los sabihondos,
ha,, se dice, ond , pero creíble p para
Por un lado, Platón presenta el mitoo en una clara oposición los sabios (245245 c 1-2).2 . Esta referencia a la diferente valoración y
go Por otro,, no se debe ignorar
al logos. g que,, aparte de la claridad de aceptación por parte dei d siguiente hablante no resulta difícil de d
la oposición semántica,, Platón difumina conscientemente n enn algu- interpretar: Platón cuenta, por un lado,, con lectores que sóloo re-
n casos la frontera entre el mito yy el logos. Esto lo
nos 10 observamos
v paran en 10
p lo mítico de la narración y que por po elloo no le dan crédi-
y en la presentación
ya on de un mito de procedencia extranjera.
x . Pro- to, pero al mismo tiempo tiene la esperanza de contar con lecto-
ogo al que dda nombre,, da a escoger a sus oyen-
tágoras,, en el diálogo oy res que comprendan que lo 10 indemostrado do del
d mito no sólo o
tes entre que
qu les presente su punto de vista en forma d de mito 0o en requiere prueba sino no que también es capaz de d proporcionarla
forma ded logos
g (Protágoras
g 320 c); se le encomienda la elección a él
320 -cosa a la que en efecto Platón hace intencionadamente d referen-
mismo,o, con n 10 u comienza con la forma de mito que
lo cual qu califica cia y que
qu por elio, o, con n la mirada puesta enn el logos,
g acepten n suu
de
d «más
« ». Después
graciosa». u de un discurso un tanto o largo expli-
xp mensaje dentro dei d mito. o. La « «prueba» » de la tesis comienza
n p 10
por io
ca que
qu ya y no qquiere ofrecerles mito sino no logos (324 d 6), claro demás con una prueba b de d la inmortalidadd 245 c 5-246
del aima (245 5 246 a
qu en ese momento ya hacía
que h bastante qu o atento había
que el lector que no procede
2) qu d en absoluto
b enn forma dde narraciónon mítica sino o
observado
ob qu ya mucho
do que ho antes (enn 323 a 5 o0 quizá mejor ya en n d manera estrictamente
de n conceptual.
n u .
322 d 5) el mito se había
322 h b convertido o en n logos sinn uuna transiciónn
tajante.
n 11 o 246
Fedro 246 a.. Para este pasaje
p cf.. también
b n más arriba,
, ppág.. 101 s..
138
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- Mito 141
140 Leer a Platon
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Leer Platón
6n
142 a
Capíto 23
tan amplio en qu el fin último ddel filósofo
n su obra.. Es cierto que o o o es la MU1NOLO(U Y JJIALOUO
penetración dialéctica de la realidad que
d qu se cumple enn el g ar-
logos CON INTERLOCUTORES IMAGINARIOS
n
gumentador. Pero no puede renunciar, sin embargo,
pu nun , go, a la fuerza
og
psicagógica d mito; además, la capacidad de
del d las imágenes e his-
tonas de presentar
p un contenido de forma global e intuitiva es un
complemento imprescindible del d análisis conceptual. Visto así,, el
mito aparece como una segunda vía de acceso a la realidad que
ciertamente, , en cuanto al contenido, , no puede ser independiente
g pero que ofrece,, sin embargo,
del logos, o, frente a él un pplus
u que no
puede ser sustituido por nada 4.
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144 Leer a Platón 145
Monólogo d ogo con interlocutores
ogo yy diálogo n imaginarios
n
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Las características ddei diálogo: lo que
qu realmente
n significan
g n 147
Capítulo 24
LAS CARACTERÍSTICAS DEL DIALOGO: sóficos que en principio serían también comunicables por escrito,,
LO QUE REALMENTE SIGNIFICAN pero que el autor mantuvo conscientemente fuera ddel escrito. La
existencia de una filosofía oral detrás de los diálogos es,, pues, en
primer término una consecuencia que se obtiene obligatoriamente
a partir de la aplicación de la crítica de la escritura a los propios
escritos de Platón. En segundo lugar,, esa filosofía oral viene, sin
embargo,, confirmada directamente de expresiva
x manera por me-
dio de los lugares de silenciamiento o0 pasajes de omisión. Consi-
derados a la luz de la crítica de la escritura, los lugares de silen-
ciamiento traducen un mensaje muy claro; con ellos Platón no
hace más que decir: «este escrito es el escrito de un philósophos
que puede fundamentar oralmente con más exactitud lo que ha
expresado en él aduciendo explicaciones y teoremas en cuya corn-
paración el presente escrito parecería de menos importancia».
6) La cuestión de fondo que se presenta es siempre la «si-
tuación-ßo,Oeia» que no es más que un un método para probar si
A estas alturas, hemos reunido ya observaciones suficientes uno es o0 no philósophos. Dondequiera que aparezca una tesis es
para volver sobre nuestra lista de las características más importan- atacada: el autor tiene la obligación de mostrar que puede defen-
tes dei diálogo platónico y poder cuestionarnos sobre su sentido derla con argumentaciones que van más al fondo. Sólo un un perso-
originario.. Los puntos de vista conductores para la interpretación naje es siempre capaz de esa elevación cualitativa ddei nivel de ar-
d diálogo los muestra ya
de la forma del y la crítica de la escritura en gumentación que es tan característica de la estructura dei diálogo,
el Fedro.. Sólo este hilo conductor platónico nos puede dar garantía yy ese personaje es el tipo permanentemente igual d del dialéctico
de que no damos preferencia a hábitos y prejuicios dei pensa- platónico.. Aprobar el examen de filósofo no representa sólo una
miento moderno por delante
d de las propias intenciones de Platón. cuestión de inteligencia (de io contrario,, Protágoras y Gorgias po po-
Desde ahora pasamos a considerar en orden inverso las carac- drian ayudar a su propio logos) sino que está ligado al saber de
terísticas enumeradas en las páginas 36-37.. las ideas y a la familiaridad con la dialéctica platónica.,
7) Hay que partir del punto de vista fundamental de que 5 Se hace ahora comprensible por qué el dialéctico apare-
5)
ningún escrito y por tanto ningún diálogo platónico está en situa- ce siempre como invencible y por qué ni siquiera ante pequeñas
ción de proporcionarse a sí mismo las ayudas necesarias en caso derrotas u ocasionales fracasos pueda ser equiparado al formato
de algún ataque. Por el contrario, el dialéctico 0 o philósophos está d interlocutor. Es él el que pone a prueba a los otros
inferior del
por su propia capacidad indicado para defender oralmente su es- con el trasfondo de sus nutthrea él es el «que sabe» » (el elóthç
crito; en esta operación él aportará a la vista de todos «cosas de 278 c), el que ha alcanzado el conocimiento de las
276 a, 278
Fedro 276
mayor valor» (rtatthvea) y con ello presentará sus escritos como ideas; ios demás, frente a él, en la medida en que les falta la filoso-
de escaso valor (comparativamente hablando).. Ahora bien, si los fia de las ideas, son fundamentalmente «aprendices» (uavOdvov-
diálogos de Platón son escritos de un un philósophos -y este presu- reç, cf. Fedro 276276 a 5). Los diálogos muestran repetidamente
puesto no será con seguridad puesto en duda-, entonces hay que el mismo b
suceder: la búsqueda del «alma apropiada» por parte del
suponer que tras ellos hay todo un un patrimonio de rt/uthreQa filo- dialéctico (cf. Fedro 276 e 6)..
146
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148 Leer a Platón
n Las características ddei diálogo: lo que
qu realmente significan
g 149
La invencibilidad ddei dialéctico,, que ha irritado a muchos lecto- Si el dialéctico o interviene en un una discusión comenzada
n por
res de los diálogos,, no es por lo 10 ddemás descifrable por el solo desa-
d o
otros, como Sócrates en el Cratilo,, es él (y no los intervinientes an-
rrollo real de las conversaciones, sino que aparece también n directa- tenores) el que pone en relación mutua ios puntos de vista de am-
mente explicitada:
x Sócrates, dice Alcibiades, vence en la confronta- bas partes para en último término medirlas por el baremo de su
ción a todos los hombres y en verdad siempre p (Banquete
anqu 214 e 3 4 yy
3-4); propia posición.. Precisamente se trata de no medir el error con el
para el conocimiento ddel Bien, dice Sócrates en La a República,
b a, debe error,, más bien la «verdadera
« filosofía»» es la medida para todas
el dialéctico haber superado sin daño todos los argumentos del d con- las opiniones divergentes.
v . Pero,, como todos los hombres tienen
trario (534 c 1-3).
1 Vemos,, pues,, también aquí que la imagen g teórica un vago
v recuerdo de 10 lo que en su día su alma contenïpló libre del
ddel filósofo que tiene Platón coincide plenamente con el retrato li- cuerpo yy de 10 lo cual solamente el filósofo de las ideas posee un un re-
terario del dialéctico en los diálogos. cuerdo claro, a todos mueve un un impulso, por inconsciente que
4) La superioridad de principio d del dialéctico trae consigo el sea, hacia el saber del dialéctico. Es, pues, en último término el
que en todo momento se le muestre en conversación con un solo interlocutoro el que necesita coloquiar con el dialéctico yy no al re-
interlocutor'.1. El director dei diálogo tiene la autoridad de imponer vés.. Esto es lo 10 que muestra repetidamente la acción de los diálo-
la concentración en un tema y con un un interlocutor. La considera- gos aunque con diferentes grados de claridad; piénsese en el La-
ción simultánea yy paritaria de varios puntos de vista sólo provocaría q
ques y en el Cármides
d donde se busca al maestro apropiado, o0 en
descuido de la diferencia fundamental existente entre aquel que ya El Banquete, donde Sócrates se convierte de amante pretendiente
anq ,
tiene tras de sí la «conversión
« del alma»» (tpvxíjç
Jvx retayayi,
y Repú- en amado pretendido, , pero sobre todo piénsese en la acción de la
521 c 6,
buca 521 6, cf.. 518
18 c-8 d 4) a la filosofía de las ideas y aquel quequ obra maestra centrada exclusivamente en que los otros no quie-
todavía la tiene delante
d como tarea.. La distancia con el dialéctico ren «soltar»
« » al dialéctico (véase más arriba,, pág.. 127) porque sin
debe hacerse para cada interlocutor renovadamente clara paso a pa- sus puntos de vista v no podrían avanzar en las preguntas que a
so, no para humillarlo,, sino para prepararlo para la posible ascen- ellos mismos les inquietan. El dialéctico,, por su parte, no depende
sión.. Puntos de vista diferentes al de la filosofia de las ideas tampo- nunca de un interlocutor determinado y esto lo deja él bien senta-
co pueden resultar fructuosos en la controversia de unos con otros; do puede suspender la conversación real, y con ayuda de un «in-
do:
por ello tampoco se dan las fases ddel diálogo en las que el dialéctico terlocutor» » imaginario llevarla donde quiera.
pudiera retirarse y dejar temporalmente a otros la discusión (el in- 33) El diálogo tiene, pues,, un conductor soberano de la con-
tento de Hipias eri Protgoras
d 347 a b de someter a discusión un un lo- versación., Ciertamente la maestría de exposición x de Platón puede
gos propio
p como tercero junto al de Sócrates y Protágoras,, muestra a menudo do causar la impresión de que Sócrates se subordina con
claramente que Platón impide esta posibilidad no por casualidad si- una perfecta cortesía a las ideas que el interlocutor tiene sobre los
no conscientemente: se rechaza a Hipias). temas de conversación. Claro qu que esto es evidentemente sólo una
apariencia ofrecida por po urbanidad; una observación más aguda
1 Ciertamente pu
puede
d ocurrir qu un punto
que un pun dde vista
v esté caracterizado
do por do
po dos
no b
nombres: Glaucón
u n y Adimanto ppiden n juntos en a República uuna ddefensa
n La n de la justicia
u
puede mostrar siempre que el dialéctico tiene en su mano los
por Sócrates.
po . Simias y Cebes intervienen juntos
un en d6n como escépticos respecto
n el Fedón o hilos deld coloquio. o. En el Protdgoras
dg a impone al famoso sofista su
a la inmortalidad ddei alma.. Clinias
n o representan también
y Megilo on la cultura
n al alimón método de brevesb v preguntas y respuestas (en la disputa sobre el
dórica cuya
u n establecida ordenación
bien d n n estatal (es}vouta) el «Ateniense»
n intenta imi- método,, 334 c-338 e); en Laa Repúblicapu a es él el que determina hasta
tar y superar en Las Leyes.. Sin embargo, estos personajes gemelos no constituyen
n dos
puntos dde vista independientes
nd n y las argumentaciones
gu n del dialéctico
d se dirigen
d n las
qué punto ios g
amigos pueden presionarlo y ««forzarlo».
pu ». Finalmen-
más ded las veces en un momento determinado
n un d o a uno
sólo uno dde ellos,, y más raramente
n a te, se plantea de manera abierta la cuestión del «mando»
, d « » enn el co-
los dos
do al mismo tiempo. . loquio: cuando Sócrateso echa en cara a Menón el que «mande»,
« nd », la
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150 Leer a Platón Las características dei diálogo:
ogo lo que realmente significan 151
clara ironía qque hay en n elloo es una referencia clara al hhecho de carácter individual
v d los participantes, cosa que es uusual
de u en las
qu
que ese privilegio o sóloo le corresponde
o pond a é!2. 2. ootras obras.
o . Esto puede
o no pu d ser una casualidad: d es sabido que
qu en n
, Un coloquio
o n
entre u
interlocutores d mismo
del o rango no existe el Fedón Sócrates d dice que
qu hay
h qu que ddejar suu ppersona a un lado
do y
en Platón. La única vez qque ppermite juntarse un hombres dde la mis-
ho fijarse sóloo enn la verdadd (911 c).. La capacidad
p d d para ello es natural-
ma calidad intelectual , en el Timeo, no dda posibilidad dde diálogo: ogo mente algo qu sólo se puede adquirir con un
go que un largo
go entrenamien-
Timeo o mantiene ante Sócrates, Critias y Hermógenes n un monólo-oo to; a continuaciónon se muestra
u on
en el Fedón de manera suficiente-
go dde varias horas.ho . La descripción on dde un coloquio o entre varios mente clara qu que los oyentes
o allí ppresentes no estaban en n situación
dialécticos completos
o hubiera ddebido ser propiamente ppara un
hub de
d ello. o oyentes de la disertación de Timeo
o. Los o están claramente
autor deld talento literario de Platón la tarea más seductora. du o . El que qu en otroo nivel: acerca de su individualidad Platón n apenas ddeja ver
tal coloquio h
haya faltado
do es un enigma
g n
sin solución
on para todos
od nada y 10 lo que dice sobre ello no tiene ninguna g influencia en el
qu o intérpretes
aquellos n qu suponen
que upon n que Platón hha confiado
o o todo
do suu desarrollo
d o de la discusión.
on.
entero pensamiento a sus escritos que con esta
o p o y finalidadd forjóo la El prescindir de lo 10 individual
v es,, pues,
pu una tarea dei
d ««apren-
estructura del d diálogo go como forma literaria autárquica. . Sinn embar- diz».. Otra cosa
o es la tarea deld dialéctico: sería imposible para él,
go, el enigmag se resuelvev sin problema, si tomamos como o unidad d enn suu busca deld interlocutor apropiado, o, prescindir yya mismo de
d medida la crítica de la escritura: un
de un coloquio
o entre dialécticos sus circunstancias individuales
v y de sus particularidades, que son
de la misma altura intelectual tendría que ascender rápidamente a las que
qu a cada uno uno de diferente manera dificultan su acceso a la
aquellos ámbitos de la teoría de los principios que el filósofo o re- capacidad de filosofar. El finn de una ««retórica» filosóficamente
serva adrede d ppara la ayuda oral. o . Si, sometido a las preguntas
g críti- fundada es posibilitar
po a cada alma los « » que le son con-
«discursos»
cas de un Sócrates,
o , Timeo debiera acudir en ayuda y de
d suu «mito»,
« o», venientes (Fedro o 277
277 b c).. Los diálogosg ilustran esa capacidad del
tendría
nd ciertamente qu que hacer
h gala de aquellos
qu «principios
« aúnn dialéctico.
más altos» que él cuidadosamente mantuvo fuera del d discurso o (5353 Los personajes
o introducidos
o representann generalmente
g almas
d),, o0 tendría
nd qu descubrir enteramente la naturaleza ddel ddemiur-
que «variopintas»
«v (cf. Fedro 277 2 , es decir,, no equilibradas,
277 c 2), , no sufi-
qu según
go que, un Timeo o 28 c, no puede enn verdad d ser comunicado do a cientemente iluminadas todavía desde el punto de vista filosófi-
«
«todos», », es decir,
d por escrito.. De esta manera, es el Timeo el único
po o. Si el dialéctico
co. o en n cadad caso busca
bu para ellas el logos
g apropia-
diálogo go que no tiene n conductor dde coloquio o puesto
pu que
qu sus oyen- n do, ello quiere
qu ddecir qu
que no se está moviendo en el reino dei
ndo n d
tes no nnecesitan ninguna g «conducción».
« ». Pero es también n el único o conocimiento puramente ideal (cf. República 5 1 1 c) que hacia
511 b
diálogo donde no se discute: el intercambio dialéctico
go dond o de tales arriba conduce al principio o (dQXi para regresar dde allí a la multi-
participantes en el coloquio yya no sería «para « todos».
od plicidad
d de
d las ideas..
2) Ahora bien,, si comparamos el Timeo como diálogo go dde La fuerte
u acentuación 6n de lo 10 singular
g e individual en los diálo-
excepción
x on con on las ddemás obras, choca el hecho dde que le falta la gos no sóloo nosno hace recordar que debemos entregarnos g a la
vívida ddescripción del d tiempo yy lugar del d encuentro así como o dei
d «verdadera filosofía» » cada uno como carácter ppersonal con estas
yy aquellas faltas y limitaciones,
o sino también que lo 10 exclusivamen-
185 ss.),, pparecidaniente en
22 Menón 86 d e (cf.. PSP 185 n Eutidemo
u 287 d 66 (enn ambos
te individual
d es algo que la filosofía ayudaría
go qu ud a superar en favor
casos ¿ietv = dominar), , cf. también Protdgoras 351 351 e 8-11, 353 b 4 ('suoveiv
8 1, 353 v v = con- n de
d ununa búsqueda
bu qu d impersonal de d la vverdad orientada a los puros
du .
ducir). livra (a la realidad),d y, en n tercer lugar, no recuerda
g , nos u que Platón
En n Sócrates se encuentra
n el Parménides, el joven u n con el viejoo eléata: la circuns-
un
en u escritos quiso exponer
n sus pon las fasesa qu presupone
que p esta estricta
tancial
n acentuación
on ded la diferencia
d n d edad
de a
d d (Parménides, 127 b c) ob
127 g también
obliga n a
ver enn este coloquio
o un coloquio dde desiguales.
d gu búsqueda
bu qu d dde la verdad d dde carácter dialéctico, mientras que la
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152
152 Leer a Platón 10 que realmente significan
Las características del diálogo: lo 153
verdad misma queda necesariamente reservada al filosofar de ín- Hablar aquí de «comunicación indirecta» sería quizá todavía for-
dole oral. malmente sostenible, pero induciría a error en el más alto grado si
1) Que Platón componga «diálogos» no puede significar, se- se hablara de ello por referencia al contenido. Platón no pone las
gún todo lo anteriormente expuesto, que sólo se puedan alcanzar
gun po
posibilidades del género drama al servicio de la mayor ambivalen-
convicciones filosóficas en relación con otras personas -el dialéc- cia posible 5, sino que por lo general conduce al lector por medio
tico puede a menudo con personajes imaginarios, es decir, con- d pasos frecuentemente ambivalentes a una clara declaración
de
sigo mismo ir más allá que con adversarios reales ni que el conclusiva66 yy a la seguridad igualmente clara de que una recon-
diálogo sea la única forma legítima de comunicar resultados filo- d
ducción yy fundamentación de mayor profundidad queda aún pen-
sóficos,, Timeo puede servirse también de la serie ininterrumpida diente, pero que ella es necesaria y posible.
de argumentaciones. Tampoco es decisivo el estar-en-el-diálogo
como forma de vida, pues precisamente el común trato filosófico
continuado por mucho tiempo no puede representarse en el diá-
logo como tampoco la convivencia de la que habla en la Carta sép-
tima (ovvovola, ovv, 341 c 6-7). Contrariamente a las opiniones
modernas que acentúan exclusivamente el proceso de la conduc-
d diálogo como tal, a Platón le interesaba en primer térmi-
ción dei
no la representación del acuerdo (homología) conseguido en el diá-
logo. La presencia del personaje superior ddel dialéctico que
conoce «la verdad» sobre su objeto proporciona su peso a la ho-
mología conseguida en común., Aunque falte la última fundamen-
tación, aquello a lo que se llega a acuerdo bajo la dirección de Só-
crates, ddei «huésped
« d «Ateniense», no es el vacío
de Elea» o dei
parloteo de gente que, sin responsabilidad alguna ante la verdad,
dice hoy io que mañana niega. Lo que Platón quiere configurar es
la homología responsable. El resultado que el dialéctico alcanza
con sus interlocutores es un resultado sobre el que deberían po-
nerse de acuerdo personas razonables.. Platón está tan lejos de
ocultarse detrás de los puntos de vista y expresiones de sus perso-
najes yy de permanecer «anónimo» con ello que más bien es ei
infatigable expositor de la correcta homología a la que debe
orientarse el lector. La caracterización de lo correcto como co-
rrecto por medio de la conducción de la acción y ddei encauza-
miento de la simpatía puede, como sucede en el Gorgias 0o en el 5 Nótese de pasada quequ tampoco los diálogos aporéticos abundan sólo en ambi-
n ser muy claros en el rechazo de lo
valencias, sino que pueden lo fallido.
10 equívoco y 10 .
Fedón, alcanzar tal grado de claridad que no deja nada que desear.
n über ddie Geschichte der Philosophie (en Theorie-
66 Cf.. G. W. F. Hegel, Vorlesungen
Werkausgabe,b , 1971, tomo 19, pág. 22): «de sus diálogos (es decir, los de
Fráncfort, 1971,
4 Queda naturalmente la básica dialogicidad
g un colo-
del pensamiento cual la de un Platón) emerge muy claramente una filosofía. ... Se investiga la diferencia de opinio-
r...]
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o y por
Cómo po qu u mal interpretada
qué fue d la forma del diálogo
ogo 155
Capítulo 25
CÓMO Y POR QUÊ FUE MAL INTERPRETADA tan o aburridos y otros
n el libro o no. Esto,o, sinn embargo, go, no representa
LA FORMA DEL DIÁLOGO ningún n estatuto particular dei d diálogo ogo (puesu podpodría servir también n
para los informes de la Bolsa). o , Ni tampoco po o cuando do se explica
xp que
qu
un persona
si una n inapropiada
op lee a ppesar de d ello o el ddiálogo,
ogo, éste «se
«
silencia»,», ««escondiendo»
ond » suu nivel más profundo,p o undo, pu pues elio repre-
senta un pu metáfora ppara expresar el hecho simple de que no
una pura
odo lector comprende
todo o od
todos los matices del d sentido; de d forma
correspondiente, el «responder» del diálogo la «ayuda»» que al
« pond » d y « ud
parecer puede
pu d aportarse a sí mismo o es sólo o una
un metáfora dei d he-h
cho de que la capacidad d comprensiva n ddei lector puede
pu d aumentar
con el tiempo. po. Pero tampoco po o esto o es diferente en n otras formas del d
uso ded la escritura..
Platón no piensa
p n en n la elección n ddei interlocutor, o , en n la posibili-
po
dad dei interrumpirse o0 silenciarse,, o0 en n la cuestión de d la «ayuda» »
como cosas que qu pueden ocurrirle
o pasivamente al logos ddei filóso-
foo en la recepción on sino como o o modos de comportamiento con los
Si dirigimos
g una mirada retrospectiva a la moderna teoría del qu el ddialéctico determina activamente
que n el coloquio. o. Poro tanto
diálogo platónico (véasev capítulo 9, pparticularmente ppágs.. 48 48-50) queda
qu d descartada
d d la ddesviación on hacia
h una
un interpretación
n on metafóri-
que atribuyey al diálogo go escrito la tarea quequ Platón reserva al filo- d diálogo
ca del d ogo escrito. o. El intento o dde rehabilitar
h b cualquier
u q forma
sofar oral,, podemos
po únicamente
n decir
d que esta teoría no sóloo es determinada d del d uso u o de la escritura -por ejemplo, o, los mismos
no platónica
o en
n el sentido
do de que qu no puede
pu d apoyarse
y enn ningún
n ng diálogos- sería para Platón, n, a la vista
v de
d la crítica de d la escritura
texto
x de Platón n sino que es además antiplatónica n en el sentido o de
d qu apunta a lo
que 10 fundamental,
nd , un verdadero sinsentido.
n o. Tal intento
que atenta contra
o el espíritu
p y la letra de la crítica dde la escritura opon al filosofar oral la escritura entendida en
opone n sentido general,,
y cierra conscientemente
on sus oídos a las permanentes
p n y claras re- pero no el libro escrito o enn forma de d diálogo ogo que
qu a lo 10 que
qu parece
ferencias dde Platón a su doctrina oral dde los principios. o. tendría un una situación singular.g . Tal situación n singular
g no existe
x
La moderna teoría dei d diálogo go pretende
nd una rehabilitación de d para Platón: ningún libro puede
p n ngun pu d prestar nu
servicio a nuevas v pregun-
la escritura contra la propia crítica dde la escritura d de Platón yy enn nu
tas con nuevas pu
respuestas, , pues el texto x o está definitivamente
d
último término o ununa equiparación dde la escritura con n la oralidad
o d fijado « o yy siempre dice lo
do yy «sólo 10 mismo» o» (Fedro 275 d 9).
en el aspecto
p o decisivo de d la comunicación on ded las «cosas
« d mayor
de La especial situación on pensada para el diálogo d go no sólo o carece
valor» » (n1utthreea)
c dei
d filósofo.
o . de cualquier apoyo yo enn reflexiones
x de
d Platón n sobre
b un uso u filosófi-
Sin embargo, o, la rehabilitación
b n ddel diálogo
d escrito se alcanza co ded la escritura sino que,, además, d n d ando laa cosaa objetiva-
considerando ob
sólo ppor mediod de una serie de metáforas.. Que el diálogo ogo se bus- mente,, es extraordinariamente
x dn discutible.
d . Sóloo el diálogo
d -así se
que él mismo o su u lector no es lo 10 mismo qu cuando
o que ndo Platón on dice
d xp
expresa la teoría moderna-
od n qu d excluido
queda do del
d veredicto o ded la
ddel dialéctico quequ toma parap sí un ««alma apropiada»
d » ppara filosofar crítica ded la escritura. Pero u o por un momento
o enn cuanto o n se admite d
(Aaßthv pvyv 7vQocr?xovaav, , Fedro 276 e 6): pupues estoo último
u o sig-
g la interpretación o , inmediatamente se muestra que, del
on metáforica, d
nifica enn efecto un una elecciónon activa, y en n el libro
o dialogado do el mismo o modo,
odo, otras
o muchas formaso de
d la expresión escrita «se « eli-
«buscar»
« significa
gn por el contrario
on o sóloo que gun lectores
qu algunos o p
apar- gen susu propios
op », porque
lectores», p qu «se n n» ante los no apro-
« silencian»
154
154
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16
156 Leer a Platón
n o y por
Cómo qu fue mal interpretada
po qué p la forma
o d ddiálogo
del go 157
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158 Leer a Platón
Capítulo 26
puesto que desde luego no podemos conocer la filosofía oral en LA DIFERENCIA ENTRE ESOTERISMO
su forma original. Por qué Platón haya tenido que ser en la discu- Y ACTITUD SISTEMÁTICA DE SECRETO
Sión oral de los principios más dogmático que,, por ejemplo,, en la
doctrina dei alma, tal como la tenemos en los diálogos, es algo in-
concebible.. No hay, por tanto, razón para temer en Platón una
doctrina secreta: Platón consideraba sus pensamientos sobre los
principios no como secretos (d'róçira), sino como «temporal-
mente no comunicables» (d'ró,ipa, véase v pág.. 94).. Y,, puesto
que los prejuicios usuales han impedido una comprensión de esta
distinción platónica, intentemos explicarlos algo más por extenso.
Aristóteles
o g. 192 Rose. Aristóxeno
frag. o no frag. 43 Wehrli.
h .
2
2 Hermann
nn Diels-Walter Kranz, Die Fragmente
g o
der Vorsokratiker I,
16, pág.
p 108 ( DK
184 .
18.4).
159
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160 Leer a Platón La diferencia entre esoterismo yy actitud
ud sistemática dde secreto 161
muestra lo que implicaba la actitud dde secreto. Que haya sido la comprensión sólo puede adquirirse después de una larga prepara-
divinidad la que haya causado el justo castigo sólo puede signifi- ción filosófica y cuya formulación está expuesta x en el más alto
car que los pitagóricos
g se comprometían por juramento a no trai- grado al peligro ddel malentendido y de la desfiguración a cargo de
cionar el saber común (sin un compromiso religioso, g o, los dioses no receptores sin capacidad filosófica o0 incluso malintencionados. .
tenían por qué intervenir).
v on ddel renegado dándole
. La proscripción Platón no se preocupa, pues,, dei d poder 0 o la influencia de la Aca-
por muerto parap la comunidad debió de haber sido,, mientras se demia; por el contrario,, lo que le dueledu es la comprensión torcida
mantuvo el poder político dei grupo, una sanción muy y eficaz.. El de su postura filosófica y la posibilidad ddei rebajamiento de cosas
motivo de la proscripción difícilmente podía ser la preocupación sobre cuyo valor objetivo abriga el más profundo undo convencimiento.
por que ei contenido del saber reservado pudiera ser 0o no ade- Su reacción a la publicación por Dionisio de fragmentos de su fi-
cuadamente recibido: se trataba de un teorema matemático, por losofla oral no constituye y indignación moral sino un indescripti-
tanto,, de una forma de contenido que pu puede ser transmitido tan ble desengaño humano. no.
pronto como se quiera,, sin pararse a considerar la disposición on in- La contraposición n de las dos posturas de fondo se hace ahora
terna dei
d receptor. Es evidente que se trataba primariamente del claramente comprensible: el secretismo descansa en la violencia..
privilegio dei saber.. Por elio, no sorprende que a Hípaso le fueran Q uien lo traiciona rompe su juramento y queda expuesto x a las
también repetidamente atribuidas simpatías democráticas quien : sanciones de la secta a la que perteneció hasta entonces.. La acti-
profana ei priviiegio dei saber, pasa también en general por soca- tud de secreto sistemático quiere preservar un saber privilegiado
vador del poder de la secta.. dei que el grupo está en posesión como medio de la conservación
Comparemos ahora con lo descrito la actitud que podemos de su poder:
po el saber mantenido en n secreto es,, pues,, de esta mane-
observar en la Cartaa a séptimaa (tanto si esta carta es auténtica como ra un medio para
p un
un fin..
si no ei hecho es aquí tan indiferente como la veracidad histórica El esoterismo es un dictado de la razón, on, no un resultado de la
o no en la historia de Hípaso: se trata aquí solamente de diferen- violencia
v upo. Quien contraviene la reserva
de grupo. v esotérica no se
ciar dos actitudes de fondo incorrectamente confundidas). expone a ninguna clase de sanciones; no perjudica con su acto a
A Dionisio de Siracusa no se le echa en cara en dicha Carta a a la comunidad a la que pertenece sino a la cosa de la que se trata:
séptimaa el haber profanado un juramento. . Tampoco Platón con- la riqueza en hipótesis
po ddel pensamiento de d los pprincipios no pue-
jura sobre él el castigogo de los dioses, ni siquiera se le pasa por la de desarrollar
d suu positiva op operatividad
v n recibida
si es falsamente
cabeza proscribir su recuerdo en el círculo de sus amigos filosófi- por
p falta de uuna preparación
p on apropiada. El saber filosófico no es
cos y políticos en la Academia y en Siracusa, más bien habla posi- un medio o para un fin,, sino que qu es fin en sí mismo y por ello
tivamente de Dionisio yy se opone a apoyar la guerra contra él debería ser transmitido objetivamente con la pprudencia necesaria
(338 d 6, 340 a,, 350 c d).. Sin embargo, sí queda un reproche y es
6, 340 y no ser mecánicamente difundido. Resumiendo, ndo, el esoterismo es-
un reproche que pesa mucho: Dionisio difundió en forma de li- tá orientado
do al objeto,, la actitud de d secreto sistemático está orien-
bro lo que en una comunicación personal había oído do de Platón tada al poder.
pod .
acerca de los fines últimos de suu filosofar; su motivo o vo sóloo pudo
pudo Desde la óptica
op ddel siglo xx, podría
p d todo
a pesar de odo parecer
p
I
haber sido la ««odiosa» » ambición (344 2 en contraposición
344 e 2); on con irrelevante esta diferencia:
n podría
pod uno aferrarse a la argumenta-
uno g
Platón mismo (344 d 7), 7 Dionisio no sentía ningún «respeto»
« » por ción de
d que la cuestión
u on estriba exclusivamente en que qu en n ambas
las cuestiones tratadas y no se retraía de la difusión de cosas cuya posiciones básicas
on b se ejerce cierta y precisamente una restrictiva
manipulación dde la difusiónu d saber.. A esto hay que responder
del
' Jámblico,
b a
, De Vita hag
Pythagorica 257
257 ( DK 18.5).
18.5 . que la óptica
o unilateral ddei siglo
g o xx no ofrece garantía ppara la va-v
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I
162 Leer a Platón
n
Capítulo
o 27
loración dde Platón.. Nuestro
u moderno
d convencimiento dde que es EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN PLATÓN
deseable quque toda
od investigación y todo do saber encuentren
u un
una ddi- Y LA FINALIDAD DE LOS DIÁLOGOS
fusión
on ilimitada
d es unun fenómeno históricamente n reciente: apareció
por primera vez en el sigloo xvii,, continuó
po n nuo en n la época de d la Ilus-
tración ppara terminar imponiéndosendo ddefinitivamente en n la época
p
dde la fe en
n el progreso.o. La Carta a séptima, ppor el contrario,o, no
no con-on
sidera conveniente
n la comunicación indiscriminada d od
a todos dde la
filosofía ooral de Platón (3411 e 1-2). La concordancia
n con el pun
punto
dde vvista de la crítica dde la escritura (Fedro 275 e 11-3) es clara.. Sería
totalmente
o n antihistórico
h aplicar a Platón la opción moderna en fa-
vor dde la publicidad
pub d d por principio. o. Ahora
h bien,, dejando a unun lado
este ppunto de
d vista, la diferencia
n entre las dos
d formas de d la comu- u
nnicaciónon ««restrictiva»
» ddel saber se vuelve tanto o más importante.
Por último,o, si se considera
on la importancia
n qu
que tienen enn el pensa-
p n
miento ded Platón la determinación
d dde la razón
on en las decisiones
de la libertad,, no se vacilará en atribuir también una un importancia
p
fundamental a la ddiferencia n entre esoterismo yy actitud sistemática La tendencia
n a asimilar a Platón n con la forma moderna d d
de
de
d secreto. o. pensar
n tampoco se detuvo uvo ante su concepto
n o de
d filosofía.. No o
pocos intérpretes quisieron
qu encontrar en él el gusto o por el infinitoo
propioo del romanticismo alemán.. Según esta interpretación, n, la fi-
losofía sería para Platón un estar enn el camino no sinn fin del pensa-
miento,, un impulsarse y buscar
bu n
ininterrumpido qu naturalmente
o que n
no llega nunca a ningún fin definitivo;
d o no podría
el filósofo pod xpo
expo-
ner nada
n d que
qu no pusiera
pu en cuestión
on inmediatamente
d n después;
u en
consecuencia,
n u n , las proposiciones filosóficas serían n siempre pproposi-
o
ov
ciones provisionales y la verdad
d d filosófica,, una
un verdad d siempre
puesta
pu en cuestión,, siempre ddiferida.
d
Hoy
oy sabemos,
b b todo por los trabajos sistemáticos e histó-
, sobre h o
ricos de Hans Krämer yy Karl Albert, b que esa forma de concebir b
no corresponde de ningún g n modo al concepto o de filosofía quequ Pla-
tón tiene11.
En ninguna parte de su obra, Platón presenta la dialéctica como
1
n Krämer: Platone e i fondamenti della metafisica, Milán,
1 Hans n, 1982;
1 «
el mismo: «Fi-
h Schlegel und der
chte, d Infinitismus
n d Platondeutung»
in der ond g» («Fichte, Schlegel yy el infi-
on de
nitismo en la interpretación d Platón»),
» , enn Deutsche Vierteljahrsschrift
ah für Literaturwis-
und Geistesgeschichte
senschaft und b 62,
62, 1988,
1988, 533-621; Karl Albert: Uber Platons Begriff g derd
b
Philosophie S
(Sobre el concepto platónico de filosofía), St.. Agustin,
gu , 1989.
1989.
163
163
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164 Leer a Platón El concepto
o de filosofía en n y la finalidad
n Platón o diálogos
n d d dde los ogo 165
un visión
una on utópica e irreal de d unaun forma de conocimiento o diferen- 10 286 b 2).. Dentro de
285 d 10-286 d este ámbito h igualmente dife
o hay d
te sobrehumana, sino como una posibilidad real, como un carni-
y b
no transitable
n
h no
que conduce
d
o un
a un término que se puede
,
pu alcanzar.
:!tico
,
n
285
rencias de rango (República 485 b 6), enn lo
conocer, según nos testimonia la alegoría de
10 cual
d la
la dificultad
caverna,
n crece
de
d
en
Llegado a ese término yy «final dde la peregrinación», », encuentra el : la medida de un mayor acercamiento o onontológico
og a la cumbre (Re-
alma suu ddescanso
hu
noûs humano,
n dde los esfuerzos de la búsqueda
532 e).. Ese término es la idea
532
10 mismo
lo o que suu análogo
qu d (cf.. República
d ddei Bien que es cognoscible
ogo en el mundo
n por el
ndo sensible,, el
' ,
,
I
pública 515 c 4, 517
al difícil conocimiento de
n en
fianza n una
u comunicación
u
u o más se acerca el pensamiento
517 b 77).. Y cuanto
d los principios
p
n sinn trabas.
b
n menor es la con-
tanto
Finalmente
n
n
la escritura no
sol,, es visible por el ojo o o ddei hhombreb (República 516 516 b, 517
517 b c). El alcanza nunca el grado do ded «claridad
« d qu para el dia-
d» que
y seguridad»
conocimiento de d los principios
n compete a Dios y entre los ho horn- léctico es irrenunciable
nu precisamente enn el reino o de los principios
n
bres a aquel u que está cerca de él,, es ddecir, al filósofo (Timeo 53 53 d). a .
(dOXaO.
Enn el conocimiento o ded los principios
n yy de
d las ideas tiene lugar la u n
La consecuencia que dde estoo sacóo Platón n es quque el filósofo
«asimilación n a Dios» que es la finalidadn d al mismo tiempo on o
ontoló- hhace bien en no confiar n a la escritura
u u pensamiento
su p n n en toda
gica yy ética ddel ser humano no (cf. Repúblicaa 500
500 c,, u amplitud.
su d. El motivo que qu tiene para esta reserva es la respon- n
613
613 b; Teeteto 176 b; b Fedro 253 23 b;b Timeo 90 90 dd; Leyes 716716 c). El : sabilidad anten lo 10 que la «divina»
«d n filosofia representa. . Si Platón n
b dde las ideas es un saber
saber n n , ¿vtavw,
b firme yy constante, J y la apela a la conciencia del d escritor o (Fedro 276 276 b c, cf.. Epístolas
«
J «liga
¿rtari4w7firmemente» 10 lo justoo con
on fundamentos, 10 h
lo hace d
du- .
344 c d),, es que
7,343 a,, 344
7,343 q piensa
n en una decisión
d on libre: lo 10 reser-
radero (Menón 98 dd) y de esta manera lo 10 preserva
p de cuestiona- y do
vado es por tanto comunicable en el terreno de
d los
1 principios
n
mientos b
inacabables d formulaciones constantemente nu
y de nuevas. también por lo q respecta a la escritura.
10 que . Vistoo desde
d el punto
pun
La asimilación n a Dios nnaturalmente no elimina la diferencia onto- on o de vista dei
d v d contenido,
do, ello
o constituye
u «lo
«10 de más valor»,, es de-
lógica entre el hombre y Dios. . La diferencia
d n no consiste en el he- h cir, las fundamentaciones
un extraídas
d de «los
« principios
n aún más
cho de que el hombre
ho d h no pueda alcanzar ei conocimiento decisi-
pu n o d elevados»..
vo dde las ideas yy ddei principio o (áx)J -del alcanzamiento del fin n d
Los diálogos por tanto o no pretenden
p ser la presentación on
hhablan también Banquete 210 210 e,, Fedro 249 249 c, Fedón 107 b sino b- .
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4.
166 Leer a Platón
n El concepto
n o de filosofía
oo en Platón
n y la d de
finalidad d los diálogos 167
167
consideración
n n ded las limitaciones qque la crítica de d la escritura podría tambiénn conducir
ndu a otras homologías
h más profundamen- n
impone al uso ddei escrito por el filósofo. te fundamentadas.
und d
Hay, pues, que qu leer los diálogos
d como fragmentos de la filo- o Los diálogos apuntan,
u , pues, por medio de d su técnica literaria
sofía dde Platón n con n carácter de lugares d de referencia. Pero la coherentemente mantenida, d Platón. Y preci-
d a la filosofía oral de
forma debe b ser consideradad como esencial para el contenido.. samente se muestran
n como las ob obras dde un philósophos enn el senti-
Por
o ello o los diálogos deben b ser leídos como dramas. como piezas d la escritura..
do marcado por la crítica de
portadoras
d de una acción on unitaria
un y una constelación de perso-
najes pperfectamente meditada.
n d . La acción muestra repetidamented
que la dedicación
qu n filosófica no está a disposición on de cualquie-
ra, como o lo está una
un mercancía n para cualquier
u q comprador,
o , sino
que se imparte según
qu un el grado do ded madurez intelectual y moral
dei receptor; enn segundo
d undo lugar, la acción n muestra qu que para al-
canzar el nivel de argumentación
gu en la consecución
n u on d de las
«prestaciones
« n de ayuda»
y » yp para aprobar,
ob , con ello,, el examen n dde
filosofía, existe
x o un tipo con tales capacidades, a saber,
sólo b ,
aquél qu que representa la filosofía dde las ideas.. De aquí resulta esa
constelación n de personajes siempre igual, gu , pero con on todo
odo nunca
nun
aburrida: el dialéctico, como hombre que posee una superiori-
o ho un u o
dad
d d filosófica inalcanzable
n por los otros,
p o se enfrenta a los perso-
p
najes qu
n que pueden
pu estar muy y faltos o0 muyy do dotados dde capacidad,d d,
pero que qu en cualquier caso aún n les falta desarrollo
o o 0 o no han h n
n do todavía
avanzado od suficientemente
u n enn el camino o de
d la filosofia.
Ante esta ddiferencia de d ppeso específico, el d dialéctico debe
d o
obli-
gatoriamente convertirse
n en director dei d coloquio; es él el qu que
conduce
ndu a los interlocutores
u homologías (lugares de acuer-
a las h
d
do) quque son n acomodadas
od d al gradodo dde saber
b de d ellos.. La absoluta
claridad de la constelación de personajes garantiza que las ho- ho
o
mologias alcanzadas
d no son gratuitas ni irrelevantes sino ejem-
plares; es decir,
d , las mejoreso que se pod podían alcanzar bajo los
ppresupuestos
u determinados
d que se ddan.
qu n. Lo que
qu después
d u de va-
d rodeos
riados od o se muestra finalmenten como firme por medio o d dei
acuerdo
u do común debe d ser tomado
n do en n serioo como
o la orientaciónon
válidad en n el sentido d del autor.. Pero también n deben
d b n ser tomados d
en
n serio o los momentos dde silencio o o0 pasajes
p d omisión,
de n on, qu que no
juegan n el ppapel de ob observaciones
on h h aaparte, sino
hechas qu sonn in-
o que n
troducidos
odu enn el curso de d la acción on como o determinante d de la es-
tructura dde ésta: hacen h n observar
ob que el director
qu o deld coloquio
oqu
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ÍNDICE DE PASAJES Indice
n de ppasajes 173
Jenófanes on
Critón
Fragmentos (ed. Diels-Kranz,)
an 49
49 a: 39 n. 2.
21B
21 54 n. 2.
10: 54 p oa
Epístolas
21B
21 11
11: 55 3.
55 n. 3. 7,338
7, 338 d: 160.
21B
21 15
15: 55
55 n. 3. 7,340a 160.
7,340
Píndaro 7,341 6 7 152.
7, 341 C 6-7:
Odas Olímpicas 7,341
7, 341 e 1-2: 162.
2.83
2.83-86: 54 yy 156
54 156 n. 2. 7,343
7, 343 a: 165.
Platón 7,344a: 122.
7,344
anqu
Banquete 7,344
7, 344 b 5: 23.
175b:39n.2.
175 39 n. 2. 7,344Cd:
7,344 165.
199c-201c133.
199 . 201 133. 7,344d7:
7,344 160.
201 e: 91, 144. 7,344
7, 344 e 2: 160.
203e:
203 164. 7,350Cd:
7,350 d 160.
2O3ess.:
203 112.
:
o
Eutidemo
204 b Ss.: 75.
204
208b:
208 144. 275d3-276c7:
275 3 . 276 112.
2lOass.:92.
210 92. 275d4:
275 4 112.
210 e: 164. 276d7-277c7:
276 7 . 277 7 113.
Aristóteles pa
Departibus animalium
a u 287 d 6: 150 n. 2.
2.
Fragmentos (ed Rose) o 644 b 25:
25 81 n. 5. 212 C: 132.
212
214
214 e 3-4:
3 148. 289c7:
289 114.
frg.
g. 192: 159 n. 1. 644 b 32:
644 32 81 n. 6.
6. 289d2:
289 114.
Tkt rdya?,oiJ hou, en
J (Peri tagathou, n Aristóxeno
x no '
217
217 c 219
-219 d: 133.
i 33.
289d8-e
289 8 . 1:115.115.
Ar.. fragm.. sel., ed Ross)
o 218
218 C: 133.
o (edd. Wehrlz
Fragmentos 289e
289 1: 115.
frg.. 2: 96 n. 10. frg.. 43: 159 1.
159 n. 1.
218d-219a:134.
218 d . 219 134.
290 cd:
290 d 114, 128.
Deanima 219 b C: 134.
219
Eurípides 290 e 129.
290
402
402 a 1-4:
1 81. 220
220 c d: 39
39 n. 2.
Bacantes 221 d . 222 a: 121 n. n. 6,
6, 122, 133. 291a4:
291 4 129.
Metafisica -
1 90.
293 a 1-3:
272 Ss.:. 55. d
Cdrmides
983 a 5-7: 81 n. 6.
983 - :
2 90.
293 a 2:
987 b 1414-18: 1 10 n. 4.
Heráclito 155 e: 33.
18 110 4. 293 b-e: 113.
1026 a 21: Fragmentos (ed. Diels-Kranz,) 155 e 8: 96.
is,
1026 21 81 n. 5.5. 294
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1028 b 19: 111010 n. 4.
22 B 42: 55 n. 4. 156 a 126.
1028
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22B93:121n.7.
22 121 n. 7. 157b1-c6:96.
157 b 1 . 96. 294e-296d:
294 . 296 113, 120.
1074 b 21
1074 21: 81 n. 5. 295b4:
295 b 4 114.
114.
1091 b 13-15: loo.100. Hípaso 157 b C: 126.
161 c d: 57.
298 b-e: 113.
298
Etica aa Nicómaco o Fragmentos (edd. Diels-Kranz)
a
18.4: 159 n. 2.
18.4 2. 162 a: 57.
301a2-4:
301 2 114. 114.
1100 a 32-b 22: 75-76 n. 1.
1100 1. 301a
301 4: 114.
1100 b 6:
1100 6 775-76 n. 11. 18.5: 160 n.
18. n. 3.
3. d 89 n. 6.
163 d:
169 a: 70
169 70 n.
n. 6.
6. 301 aS: 114.
1101 b 11: 81 n. 5. Isócrates 304b:30.
304 30.
1102 a 4:81
1102 n. 5.
81 n.5. Panatenaicos(' 12. Discursos) 174 b: 29 n.
174 n. 2.
174 b C: 95.
174 u
Eutifrón
1102 a 20: 81 n. 5.
1102 5. 12.23 56 n.
12.236: n. 7.
7.
1141 a 20: 81 n. 5. 5. 12.
12.240: 56. Cratiloo 3de:29n.2.
3 d 29 n. 2.
1141 b 3: 81 n.n. 5.
5. 12.240
12.240 Ss.: 56. 383 b . 384 a: 29 n. 2.
. 2. llb:29n.2.
11 b 29 n. 2.
1178 a 1:81
1 81 n. 5. 12.265:56
12.265 56 n. 8. 400 d Ss.: 58. 14c:29n.2.
14 29 n. 2.
427 d e: 29 n.
n. 2.
2. lSe:29n.2.
15 29 n. 2. :.blli
172
PDF compression, OCR, web optimization using a watermarked evaluation copy of CVISION PDFCompressor
i
174 Índice
nd de
d pasajes Indice de
d pasajes 175
6n
Fedón 273e:65.
273 65. 276d3:71.
276 d 71. 493a:39n.2.
493 39 n. 2.
66b3-67b2:
145. 145. 273e4-5: 103.
273 276d4-8:72.
276 4 72. 493a3:
493 103.
103.
75 a b: 57. 273 e 7-8:
273 7 103. 276 e: 50. 493
493 a 7: 103.
103.
80 a 3: 65. 274 106.
274 a: 64 n. 2, 82, 106. 276
276 e 277 a: 130.
- 493 a Ss.: 22.
84c-88b:85.
84 88 85. 274a2:68n.5,
274 2 68 n. 5, 103. 276e1-3:72n.10
276 1 72 n. 10 493b1:
493 b 103.
88d9-e3:85.
88 d 9 3 85. 274b-278e:63.
274 b 278 63. 276e2-3:117.
276 2 3 117. 493cd:
493 104.
104.
20, 151.
91 C: 20, 274 b 6:
274 6 65. 276
276 e 3:
3 67, 140. 494 b Ss.: 22.
494
95 e 9 - 96 a 1: 86. 274 b 9:
274 9 65. 276
276 e 5: 65, 68.
68. 497 C: 22, 104.
96ass.:86.
96 88. 86. 274c-275b:
274 275 139.
139. 276e5-277a3:70.
276 5 277 3 70. 499bc:29n.
499 29 n. 2.
2.
99dss.:86.
99 d 88. 86. 274e-275c:65.
274 275 65. 276e5-277a4:76n.
276 5 277 76 n. 1.
1. 513 c: 22.
99 d 107 b: 92.
- 5 65.
274 e 5: 276 5 82.
e 5-6: 523
523 a: 141..
100 b 5: 39 n. 2. 275 a 7: 65, 140 n. 2.
2. 276 e 6: 68, 69, 147, 154.
68,69, 523 bb 524 a: 141.
523 -
101 d e: 80, 86. 275 b C: 139. 276 e f: 89. 526 e 3-4: 141.
526
101 e: 75. 275 C 6: 57. 277 a 1:
1 68. a major
Hzppias
102 a: 86. 6
275 C 6-7: 122. 277 a 3: 115. 286 d 7: 89.
286
105 b Ss.: 86. 275 d 4-9: 69. 277 b: 74. 291 e 5:
5 90.
107 bb: 86, 134. 275 d 9: 155. 277 b 5-8: 82. 300 bb 88.
300 Ss.: 90.
270
270 C: 101.. 276
276 c 3-9: 69. 491 c-e: 104. 891 e 5-6: 88.
270
270 d: 102. 276
276 c 5: 68 n. 5. 491 d 8: 104. 893 a Ss.: 144.
893
270
270 d 11-7: 102. 276
276 c 9: 68, 94.
94. 491 e 492 C: 22, 103.
- 894 a: 99
894 99 n. 1.
1.
271
271d: 102 276d:13.
276 13. 492a2:
492 103. 894a1-8:
894 1 8 118.
273 dd-274
273 274 a: 74,
74, 103. 276 ddl-4:46.
276 1 4 46. 492 e8-
8 493 c 3: 103. 951 dd-952
952 b: 31.
PDF compression, OCR, web optimization using a watermarked evaluation copy of CVISION PDFCompressor
176
176 Indice
n de
d pasajes
Indice
d de
d pasajes
p 177
'
961 ab:
3 . 31. 341 d:29n.
29 2. 494bss.:22.
494 b 22. 534a
534 7 68 n. 5.
7: 5.
968 3.
968 d e: 31. 341 d 88: 89 n. 7. : 497 C: 22. 534 c 1-3: 148.
968e:99,
968 99, 119. 342a-347a:39.
342 347 39. SOOb-d:94n.3.
500 b 94 n. 3. 540a:
540 95.
30, 95.
968 4 5 94.
968 e 4-5: 342 a e: 30.
-
500 c.. 108, 164. 585 b as.:.. 108.
Lisis 347 a b: 148. 501 e: 72 n.n. 10, 117. 589 d 1:
1 108.
218a:
218 112. 347c348a:61.
347 348 61. 503d:30.
503 30. 589e4:
589 4 108.
219 c dd: 95. n. 2.
347 e 3-7: 61 n. 503 e 105.
105. 590 d 1: 108.
non
Menón 348a5:61.
348 5 61.
504a:105.
504 105. 608c-611
608 611 a: 107.
8Odf.:. 113.
80 113. 348d:39n.4.
348 d 39 n. 4. 5O4ass.:95.
504 95. 611a-612a:
611 612 11 .
107, 111.
81 a: 39
150 n. 2.
8 11 150
351 e 8-11: 504
504 a C: 135. 611 b 9-10: 39 n. 2.
39 n. 2. -
81c9:
81 9 113. 353ass.:144.
353 144. 504b2:68n.5.
504 b 68 n. 5. 611c6:
611 6 108.
353 b 4: 150 n. 2.
8lcd: 113.
81 504 b d: 105.
- 611 d 2: 107, 109.
República 504de
85d-86b:
85 86 113. 504 105. 611 e: 120.
327 a C: 128. 611 e 2: 65.
86de: 150 n. 2.
86 505 a: 105.
5Ø5
87 327 C: 127. 505 a 3: 39 n. 2.2. 611 e 4: 108.
87 b C: 89 n. 6.
98
98 a 7: 80.
331d-336a:58.
331 336 58. 506d8-e3:106.
506 8 106. 611-612:120,
611 120, 121..
332 b 9: 58 n. 9. 506 J e: 34, 81, 99, 106. 612 a 4: 107, 110.
110.
98d: 164.
98
347 e: 131. 508 e 2 509 a 4: 80 n. 4. 4. 612 a 55-6: 108.
Parménides 1 .
-
261
261 e: 89 n. 6. 368 b 7: 86 n. 2.
368 176 b: 164.
509 d 511
- 511 e: 92.
285c-287a:45.
285 287 45. 368b7-C1:87n.4.
368 b 7 87 n. 4. 5lOcss.:114,128.
510 114, 128. 189e:39
189 39 n. 3.
285 d 10
285 io -286 bb 2: 165. 368 c 1: 86 n. 2.
368 Timeoo
511 b: 80.
285
285 e 4: 79. 368 c 3: 88
368 88 n. 5. 511 b 8: 80. 27 a: 101..
286 bb 1: 45.
286 368 c 5: 86 n. 2.
368 511 b C: 15
151.. 28 C: 150.
304C l0-d2:
304 10 140 n.2.
n. 2. 376d:72n.
376 72 10, 117.
309 C: 109.
309 109.
515c4-517b7:
515 4 517 b 165. 28c3-5:97.
28 3 97.
378 dd: 58.
378 516 b: 164. 29 b: 80.
g
Protégoras. 435 C 44-6: 107.
435 517 b C: 164. 29 d: 140.
317bc:33.
317 b 33. 435c9-d3:105.
435 9 105. 518c8-d4:148.
518 8 d 148. 35a:109.
35 109.
320
320 C: 138. 435 d 3: 68 n. 5.
435 518 d 4: 75. 35 a 36 d: 110, 121.
-
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178
178 Ïnd
n ice de
d pasajes.
p ÍNDICE DE NOMBRES
90d:
90 d 164. o
Teofrasto
90d5:
90 d 5 109. a
Metafísica
Plutarco
u 66b28:81
b n.5.
81 n. 5.
De Iside et Osiride 7b
7 b 14:81 n.5.
81 n. 5.
48,370 F: 97.
48,370 10 b 26:81
10 81 n. 5.
5.
Teágenes 11 a 23:81
81 n..5.
n. 5.
an
Fragmentos (ed.. Diels-Kranz) Teognis
8A
8 1-4:
1 5555 n. 5.
5. 681 s.. 156 n. 2.
2.
179
179
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180
180 nd
Indice no
de nombres ÏNDICE ANALÍTICO
Isócrates: 47, 56 ss., 65, 79. Raible,, W.: . 156 n. 2.
Jámblico: 160 n. 3.
3. Reale,, G.:. 95 n. 8.
Jenófanes 54. n, L.:. 50,
Robin, 50, 51.
n, H.: 112 n.
Keulen, 1.
n. 1. Ross,W. . D.:. 110 n. 4.
4.
g d, S.: 40.
Kierkegaard, Schaerer, R.: 92 n. 2.
Krämer, H.J.:. 35 n.
n. 5, 51, 163
5,51, 163 n.
n. 1.
1. Schleiermacher, 6,
h , F.: 19 s.,, 28, 43 n. 6,
Lisias: 73, 78 s.. 49 ss.,, 66, 70, 116, 123.
Longo: 156. Simónides:
n 48, 58, 59 s..
Luther, W.: 118 n. n. 2.2. Simias: 85, 148 n. 1. 1.
87, 148 n. 1.
Megilo: 87, 1. Sócrates: passim.
Menón: 113, 149.
149. on 73
Solón:
b h, R.: 46 n. 1,
Merkelbach, 1, 47 n. 3.
3. Teágenes dde Regio:
g o 55.
n, Ph.: 110 n.
Merlan, n. 5.5. Tennemann,nn, W.. G.: 51.
Merton,, R. K.: 29. o 81 yy n. 5.
Teofrasto:
Nagy, G.:. 151
151 n.
n. 1.1. Teognis:
og 54, 156 s..
55.
Penteo: 55. Theuth: 65 s.,., 139.
Píndaro: 54, 156. Thamus: 65
159.
Pitágoras: 159. Timeo de Locros: 40, 40, 101, 143, 143,
PItaco: 59. 150 Ss.. Abrir el diálogo:
ogo 132 ss.. «Cosas
« de mayor yo valor»
v o » (vtutq'reQa):
Platón: passim. Tiresias: 55. Academia:
d 45-47,, 71, 81, 93, 161 s.. 74, 78 Ss., 87, 93, 116 s.,., 130,
Plutarco: 97. Trasimaco:o 86, 130 s.. Alusiones yy referencias: 1116
16 ss. 146 s.,, 156.
Polemarco: 130 Viastos,, G.: 95 n. 5, 136 n. 3. Amistad: 23. Dialéctica: 31, 114 s.,., 163 s..
Polo: 89, 130, 132. Wilpert,, P.: 51. Anámnesis, doctrina de la: 31, 112 Diálogos
og aporéticos: 25 s.,., 125, 136-
136
Pródico: 29, 60. Wittgenstein,
n , L.:. 48
48 s.,, 51 ss.,., 157. , 125.
SS., 137 n. 4.4.
Protágoras: 32, 39 s.,., 59,89 7,91,
59, 89 n. 7, 91,147
147 s.. Zeus: 55, 141. Alma, doctrina
do d
del: 100 ss.,., 106-111,, Dialogicidad:
og 38 40, 49 s., 145,
d 36 s.,., 38-40,
113, 120 s.,., 139. 152.
Anhipotético
po (dvwróOro:
c 76. Diálogo yy ayudad (ßoOeîv),
J cfr.
Anonimidad
o d dde Platón: 40, 152. Ayuda.
yud .
Aporía: 42. Diálogo , moderna
go pplatónico, od teoría
Aprórrheta (cosas que no se comuni-
qu no del:
d 34-35, 49 s., 51-53,
51 53, 65 s.,.,
can inmediatamente): 94, 97 s., 70, 116 s.,, 121-123,, 154 s..
119, 158. Difusión de los conocimientos filo- o
Ataque-defensa,
n , cfr.. Ayuda.
y sóficos:
o 28 ss..
Ayuda
yud (ßoi6eta): 37, 42 s.,., 59, 70, Difusión dde 10 lo escrito:
o 46 s., 48 s.
74 s.,., 76 s., 82, 883-91,
91, 131, 147, Enigma,
g uuso
o del: 57 s., 119-121..
155, 165. Eristas: 90 s.,., 112 ss.,, 125 s..
n, Idea dei
Bien, d ,, cfr.. Ideas.. Eros,, discurso o sobre el (Fedro): 39
Benevolencia
n (eivota): 23. s., 63 s.,., 101, 132 s.
n , búsqueda
Ciencia, u d dde la: 114, 114, 128 Ss.. o, crítica de
Escrito, d lo:10 34 ss.,, 50 Ss.,,
Condicionamiento o histórico
o ddei diá- 62, 76, 92 Ss., 117 Ss.,., 123 ss.
logo: 36 s., 41 s. Escritura, invención de d la: 65,
65, 138 Ss..
Conducción
ndu on ddei diálogo: ogo 26, 37, 41- 41 Esoterismo: 32, 34, 52 s., 94, 128,
43, 148-150..
43, 148 159 ss..
181
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182 Indice
nd analítico
o
Expedientes
d
--
dramatúrgicos:
n
124 ss.
121, 124
28, 71,
- 28,37,
28, 37, 129 ss.,, 150.
diálogo dentro dei diálo-
78 s..
73,78
73,
Misterios: 22, 53, 104.
- go 143 ss..
go:
interrupción
u on del diálogo: ogo
Mito: 138
138 ss..
Motivos:
- 120, 128
128-13
movimiento
31.1.
o ascensional: - constricción
n (República): 33
- 94 s..
recurso
u a los poetas: 28, - S., 127
, 127
fármaco (Cu,nides): 33, 53,
- 59 ss.
reserva: 32, 34, 82, 127, -- 126.
95,126.
95,
esconder:
ond
diferir
112 ss.,, 154.
la explicación:
- 164.
selección dde los interlo-
cutores: 16,16, 69.
o
d
d
37,43,
37, 43, 105.
Oralidad-escritura:
xp on 26, 33,
50 s., 61 ss.,.,
50
Homologías:
oo 39, 42, 152, 166 s. 72, 78 ss.,., 83, 146 s., 155, 156
72,
Ideas, dodoctrina de d las: 23, 31, 64, 79 n. 1.
s.,, 94, 99, 105, 114, 115, 125, ««Pasajes de d silenciamiento»: o» 34, 35
148 s., 166. n. 5, 43, 52, 99 ss., 166.
Interlocutor deld diálogo: go 37, 39 n. 1.,1., Philósophos (dialéctico):
d 63, 73 ss., 90
41-43,
41 3, 148 ss.. ss.,., 101, 146 ss.,, 156, 165 s.
Interpretación,
n on, antigua
g teoría de la: n p , teoría de
Principios, d los: 79 ss.,, 83,
54 58, 81.
54-58, 91, 92 ss.,., 119, 157.
87,91,92
87,
Ironía:
on 135 SS.. Refutaciónon y prueba b h
(éknchos): 37,
n de Adonis»: 66-69, 76 s.,, 97 s.
«Jardines
« 74 s.,., 89 ss.,, 133s.
1
Juego-seriedad: 69, 72, 80, 112, 117, Secretismo, , cfr.. Esoterismo. .
125. Sofistas (antiesotéricos):o 32.
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