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Sistema jurídico español

España también denominado Reino de España, es


un país transcontinental, miembro de la Unión Europea, constituido en Estado
social y democrático de derecho y cuya forma de gobierno es la monarquía
parlamentaria. Su territorio, con capital en Madrid, 31 está organizado en
diecisiete comunidades autónomas, formadas a su vez por cincuenta provincias; y
dos ciudades autónomas.
España se sitúa tanto al sur de Europa Occidental como en el norte de África. En
Europa, ocupa la mayor parte de la península ibérica, conocida como España
peninsular, y las islas Baleares (en el mar Mediterráneo occidental); en África se hallan
las ciudades de Ceuta (en la península Tingitana) y Melilla (en el cabo de Tres Forcas),
las islas Canarias (en el océano Atlántico nororiental), las islas Chafarinas (mar
Mediterráneo), el peñón de Vélez de la Gomera (mar Mediterráneo), las islas
Alhucemas (golfo de las islas Alhucemas) y la isla de Alborán (mar de Alborán). El
municipio de Llivia, en los Pirineos, constituye un enclave rodeado totalmente por
territorio francés. Completa el conjunto de territorios una serie de islas e islotes frente
a las propias costas peninsulares.
La Edad Contemporánea no empezó muy bien para España. En 1805, en la batalla de
Trafalgar, una escuadra hispano-francesa fue derrotada por el Reino Unido, lo que
significó el fin de la supremacía española en los mares en favor del Reino Unido,
mientras Napoleón Bonaparte, emperador de Francia que había tomado el poder en el
país galo en el complejo escenario político planteado tras el triunfo de la Revolución
Francesa, aprovechó las disputas entre Carlos IV y su hijo Fernando y ordenó el envío
de su poderoso ejército a España en 1808. Su pretexto era invadir Portugal, para lo que
contaba con la complicidad del primer ministro del rey español, Manuel Godoy, a
quien había prometido el trono de una de las partes en las que pensaba dividir el país
luso. El emperador francés impuso a su hermano José I en el trono, lo que desató
la Guerra de la Independencia Española, que duraría cinco años. En ese tiempo se
elaboró la primera Constitución española, de marcado carácter liberal, en las
denominadas Cortes de Cádiz. Fue promulgada el 19 de marzo de 1812, festividad de
San José, por lo que popularmente se la conoció como la Pepa. Tras la derrota de las
tropas de Napoleón, que culminó en la batalla de Vitoria en 1813, Fernando VII volvió
al trono de España.
Durante el reinado de Fernando VII la Monarquía Española experimentó el paso
del Antiguo Régimen al Estado Liberal. Tras su llegada a España, Fernando VII derogó la
Constitución de 1812 y persiguió a los liberales constitucionalistas, dando comienzo a
un rígido absolutismo.
Mientras tanto, la Guerra de Independencia Hispanoamericana continuó su curso, y a
pesar del esfuerzo bélico de los realistas, al concluir el conflicto únicamente las islas
de Cuba y Puerto Rico, en América, seguían bajo gobierno español. Terminada
la Década Ominosa y con el apoyo de los políticos liberales a la Pragmática Sanción de
1830, España se organizó nuevamente en monarquía parlamentaria. De esta forma
ambos procesos revolucionarios dieron origen a los nuevos Estados nacionales
existentes en la actualidad. El final del reinado de Fernando VII señaló también la
extinción del absolutismo en todo el mundo hispánico.
La muerte de Fernando VII en 1833 abrió un nuevo período de fuerte inestabilidad
política y económica. Su hermano Carlos María Isidro, apoyado en los partidarios
absolutistas, se rebeló contra la designación de Isabel II, hija de Fernando VII, como
heredera y reina constitucional, y contra la derogación del Reglamento de sucesión de
1713, que impedía la sucesión de mujeres en la Corona. Estalló así la Primera Guerra
Carlista. El reinado de Isabel II se caracterizó por la alternancia en el poder de
progresistas y moderados, si bien esta alternancia estaba más motivada por
los pronunciamientos militares de ambos signos que por una pacífica cesión del poder
en función de los resultados electorales.
La Revolución de 1868, denominada (la Gloriosa), obligó a Isabel II a abandonar
España. Se convocaron Cortes Constituyentes que se pronunciaron por el régimen
monárquico y, a iniciativa del general Juan Prim, se ofreció la Corona a Amadeo de
Saboya, hijo del rey de Italia. Su reinado fue breve por el cansancio que le provocaron
los políticos del momento y el rechazo a su persona de importantes sectores de la
sociedad, a lo que se sumó la pérdida de su principal apoyo, el mencionado general
Prim, asesinado antes de que Amadeo llegara a pisar en España. Seguidamente se
proclamó la Primera República, que tampoco gozó de larga vida, aunque sí muy
agitada: en once meses tuvo cuatro presidentes: Figueras Pi y
Margall Salmerón y Castelar. Durante este convulso período se produjeron graves
tensiones territoriales y enfrentamientos bélicos, como la declaración de
independencia del Cantón de Cartagena, máximo exponente del cantonalismo. Finalizó
esta etapa en 1874 con los pronunciamientos de los generales Martínez-
Campos y Pavía, que disolvió el Parlamento.
La Restauración borbónica proclamó rey a Alfonso XII, hijo de Isabel II. España
experimentó una gran estabilidad política gracias al sistema de gobierno preconizado
por el político conservador Antonio Cánovas del Castillo, que se basaba en el turno
pacífico de los partidos Conservador (Cánovas del Castillo) y Liberal (Práxedes Mateo
Sagasta) en el gobierno. En 1885 murió Alfonso XII y se encargó la regencia a su
viuda María Cristina, hasta la mayoría de edad de su hijo Alfonso XIII, nacido tras la
muerte de su padre. La rebelión independentista de Cuba en 1895 indujo a los Estados
Unidos a intervenir en la zona. Tras el confuso incidente de la explosión del
acorazado USS Maine el 15 de febrero de 1898 en el puerto de La Habana, los Estados
Unidos declararon la guerra a España. Derrotada por la nación norteamericana, España
perdió sus últimas colonias: Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico.
En el siglo XX comenzó con una gran crisis económica y la subsiguiente inestabilidad
política. Hubo un paréntesis de prosperidad comercial propiciado por la neutralidad
española en la Primera Guerra Mundial, pero la sucesión de crisis gubernamentales, la
marcha desfavorable de la Guerra del Rif, que se agudizó como consecuencia de la
oposición tribal autóctona al Protectorado español de Marruecos, la agitación social y
el descontento de parte del ejército, desembocaron en el golpe de Estado del
general Miguel Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923. Estableció una dictadura
militar que fue aceptada por gran parte de las fuerzas sociales y por el propio rey
Alfonso XIII. Durante la dictadura se suprimieron libertades y derechos, lo que sumado
a la difícil coyuntura económica y el crecimiento de los partidos republicanos, hicieron
la situación cada vez más insostenible. En 1930 Primo de Rivera presentó su dimisión al
rey y se marchó a París, donde murió al poco tiempo. Le sucedió en la jefatura del
Directorio el general Dámaso Berenguer y después, por breve tiempo, el almirante
Aznar. Este período es conocido como dicta blanda.
Decidido a buscar una solución a la situación política y establecer la Constitución, el rey
propició la celebración de elecciones municipales el 12 de abril de 1931. Estas dieron
una rotunda victoria a las candidaturas republicano-socialistas en las grandes ciudades
y capitales de provincia, si bien el número total de concejales era mayoritariamente
monárquico. Las manifestaciones organizadas exigiendo la instauración de una
república democrática llevaron al rey a abandonar el país y a la proclamación de la
misma el 14 de abril de ese mismo año. Durante la Segunda República se produjo una
gran agitación política y social, marcada por una acusada radicalización de izquierdas y
derechas. Los líderes moderados fueron boicoteados y cada parte pretendió crear una
España a su medida. Durante los dos primeros años, gobernó una coalición de partidos
republicanos y socialistas. En las elecciones celebradas en 1933 triunfó la derecha y en
1936, la izquierda. Los actos violentos durante este período incluyeron la quema de
iglesias, la sublevación monárquica del militar José Sanjurjo, la Revolución de 1934 y
numerosos atentados contra líderes políticos rivales.
El 17 y 18 de julio de 1936 se sublevaron contra el gobierno de la República las
guarniciones militares del África española, golpe de Estado que triunfó solo en parte
del país. España quedó dividida en dos zonas: una bajo la autoridad del Gobierno
republicano en la que se produjo la Revolución social de 1936 y otra controlada por los
sublevados. La situación desembocó en la Guerra Civil Española, en la que el
general Francisco Franco fue investido jefe supremo de los sublevados. El apoyo
alemán de Hitler e italiano de Mussolini a los sublevados, más firme que el
soporte soviético de Stalin y mexicano de Lázaro Cárdenas a los republicanos, y los
continuos enfrentamientos entre las distintas facciones republicanas, entre otras
razones, desembocaron en la victoria de los franquistas el 1 de abril de 1939.
La victoria del general Franco supuso la instauración de un régimen dictatorial. El
desarrollo de una fuerte represión sobre los vencidos obligó al exilio a miles de
españoles y condenó a otros tantos a la muerte o al encarcelamiento. El apoyo de
España a las Potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial la condujo a un
aislamiento internacional de carácter político y económico.6162 No obstante, el
anticomunismo del régimen español hizo que durante la Guerra Fría entre los Estados
Unidos y la Unión Soviética y sus respectivos aliados, el régimen franquista fuera
tolerado y finalmente reconocido por las potencias occidentales. A finales de los años
1950 finalizó su aislamiento internacional con la firma de varios acuerdos con los
Estados Unidos que permitieron la instalación de bases militares conjuntas hispano-
estadounidenses en España. En 1956, Marruecos, que había sido protectorado español
y francés, adquirió su independencia y se puso en marcha un plan de estabilización
económica del país. En 1968, Franco concedió la independencia a la Guinea Española y
al año siguiente nombró a Juan Carlos de Borbón, nieto de Alfonso XIII, como
su sucesor a título de rey. A pesar de que el régimen mantuvo una férrea represión
contra cualquier oposición política, España experimentó un desarrollo industrial y
económico muy importante durante los años 60 y 70.
Francisco Franco murió el 20 de noviembre de 1975 y Juan Carlos I fue proclamado rey
dos días después. Se abrió entonces un período conocido como transición a la
democracia. Adolfo Suárez fue nombrado presidente del Gobierno por el rey y
consiguió aprobar la Ley para la Reforma Política en las Cortes franquistas. En 1977 se
celebraron elecciones democráticas. En 1978 se promulgó la Constitución
española que estableció un Estado social y democrático de derecho con la monarquía
parlamentaria como forma de gobierno. En 1979, tras las primeras elecciones bajo la
nueva constitución, la coalición centrista Unión de Centro Democrático (UCD) obtuvo
mayoría simple en el Congreso de los Diputados y Adolfo Suárez fue investido
presidente de Gobierno. El 29 de enero de 1981 dimitió por presiones internas de su
propio partido.
El siglo xxi empezó con una brutal escalada terrorista de ETA en el año 2000 y con los
efectos de los ataques terroristas del 11 en los Estados Unidos, que provocaron que
España apoyara las intervenciones militares estadounidenses en Afganistán (2001)
e Irak (2003). Esta última se realizó sin el apoyo de la ONU y pese a recibir múltiples
manifestaciones en contra por parte de la opinión pública española y mundial.
En 2002 el euro entró en circulación en España y en otros once países que
conformaron la eurozona, sustituyendo a la peseta y a las respectivas monedas
nacionales. Este cambio monetario provocó la subida encubierta de los precios.
Entre 1994 y 2007 se produjo una importante expansión de la economía española,
basada fundamentalmente en el sector de la construcción. A finales del siglo xx y a lo
largo del siglo xxi España recibió una gran cantidad de inmigrantes de países
latinoamericanos como Ecuador, Colombia, Argentina, Bolivia, Perú o República
Dominicana, así como de diferentes zonas de África, Asia y Europa. El fuerte
crecimiento económico de tipo expansivo que presentó el país desde 1993 requirió
una gran cantidad de mano de obra.
En su forma de gobierno.
España es un Estado democrático, de derecho y de bienestar, con una economía de
mercado.
En España se ha establecido una monarquía constitucional. El sistema de gobierno se
basa en la soberanía nacional, la división de poderes y un sistema parlamentario. Es un
sistema parlamentario por el papel central que tiene el poder legislativo o Parlamento.
La soberanía nacional corresponde al pueblo español, es decir, todos los ciudadanos
son titulares del poder público y de él derivan los poderes legislativo, ejecutivo y
judicial.
La división de poderes implica atribuir el ejercicio de las distintas formas del poder
político legislativo, ejecutivo y judicial a distintas instituciones. Esta división no es
absoluta, hay relaciones, equilibrios y controles recíprocos entre las distintas
instituciones. Las distintas instituciones en ocasiones necesitan colaborar entre sí, en
otras actúan de forma independiente o controlan a otras instituciones. Esta
organización de las instituciones es muy importante; evita el abuso en el ejercicio del
poder.
El poder legislativo
Es ejercido por las Cortes Generales, el órgano supremo de representación del pueblo
español. Las Cortes Generales son un parlamento bicameral compuesto por
el Congreso de los Diputados Cámara Baja y el Senado Cámara Alta. Las elecciones
generales se celebran cada cuatro años por sufragio universal, en el que
tienen derecho al voto los españoles mayores de 18 años. El Congreso de los
Diputados está formado por 350 miembros elegidos mediante escrutinio proporcional
plurinominal con listas cerradas y bloqueadas. Los escaños se reparten entre las
candidaturas mediante el sistema D'Hondt. La circunscripción electoral es la provincia.
El Senado es la cámara de representación territorial y cuenta actualmente con 266
miembros elegidos mediante un sistema mixto, 208 de elección directa y 58
designados. Los senadores de elección directa son elegidos mediante escrutinio
mayoritario plurinominal parcial con listas abiertas. Los senadores designados son
elegidos por los órganos legislativos autonómicos, en momentos distintos a los de las
elecciones generales, también por un período de cuatro años.
El poder judicial
Está formado por el conjunto de juzgados y tribunales, integrado por jueces y
magistrados, que tienen la potestad de administrar justicia en nombre del rey. Los
jueces son funcionarios de carrera cuya cúspide es la Audiencia Nacional y el Tribunal
Supremo, el órgano jurisdiccional superior en todos los órdenes excepto en materia de
garantías constitucionales, gobernados por el Consejo General del Poder Judicial, que
controla sus nombramientos, ascensos, inspección y régimen disciplinario. Los
miembros de esa institución, así como los del Tribunal Constitucional que como órgano
constitucional ajeno al poder judicial resuelve los recursos de inconstitucionalidad y los
conflictos de competencia entre el Estado y las comunidades autónomas del país, son
elegidos por distintas instancias políticas; lo que ha devenido en una vinculación
implícita de cada uno ellos al partido político que los designa, en contradicción con su
teórica independencia, circunstancia explícitamente puesta de manifiesto por los
medios de comunicación y el debate político e intelectual.

Relaciones diplomáticas.
Después de la muerte de Francisco Franco en 1975, España transición a la democracia
y restableció la monarquía. En junio 1976, el Rey Juan Carlos I de España realizó una
visita a la República Dominicana en su primer viaje internacional como Rey. El Rey Juan
Carlos I visitaría el país en tres ocasiones más. Ha habido varias visitas de alto nivel de
líderes de ambas naciones y los dos países trabajan estrechamente dentro de la
Organización de los Estados Iberoamericanos.

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