Está en la página 1de 98

¡SENTIR!

La Vida desde el Corazón

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación


de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista
por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) —www.cedro.org—
si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra».
Primera Edición: Junio de 2014

© 2014 JORDI MORELLA

© Editorial Nous

Calle Minas, 13.

28.004. Madrid

nous@editorialnous.com

ISBN: 978-84-942170-4-3

Depósito Legal: M-16409-2014

Producción: Noumicon

Foto de portada: “NaturaHeart” (www.flickr.com/photos/55855622@N06/5596795790)

Impreso en España. Printed in Spain

www.editorialnous.com

Jordi Morella

¡SENTIR!

La Vida desde el Corazón

¿Qué diferencia hay entre dos gotas de un río?


Así somos Tú y Yo.
La Fuente es Una.
(Fragmento de una conversación con Dios en julio del 2007)

Agradecimientos

He seguido un trayecto para poder llegar a dar luz a este libro. Yo solo no hubiera podido
hacer que llegara a vuestras manos. Desde la inspiración hasta la confección para que pueda ser
presentado a todos vosotros, no hubiera sido posible sin la colaboración y aportación de todo un
equipo, parte de él, no siempre visible a nuestra condición humana. Gracias a los maestros que
me he ido encontrando a lo largo de mi caminar, empezando por mis padres, que me enseñaron,
quizás, más de lo que ellos pudieran llegar a pensar; así como a todos los seres físicos que me he
ido encontrando a lo largo de mi vida hasta el presente. Gracias a todos. Gracias Enriqueta
Branzuela, mi amada amiga del alma, por tu propuesta de escribir este libro.
Quiero dar las gracias, también, a mi amada creatividad, que desde que nací se albergó en
mi potencial de creación.
Agradezco a mis hermanos de la Luz, por su presencia y presentación de señales ante mi
Ser para que pueda darme cuenta qué dirección seguir y cómo transmitir lo que iba
experimentando, así como mis comunicaciones con ellos, los cuales me alentaron a seguir mi
camino cuando éste parecía estar en punto muerto. Ellos me hicieron ver que mi visión sólo eran
los anhelos de la plena realización de mi vida. Sin ellos, este libro no habría podido ver la Luz.
También quiero agradecer a mis guías espirituales, a mis instructores procedentes más
allá de nuestra dimensión que sin ellos, haber llegado donde he llegado no habría sido posible.
Gracias amado maestro y amigo Jesús, Águila Blanca y demás influencias recibidas de las más
altas esferas de la Luz. A todos, gracias. Me honra haber sido vuestro discípulo y haberos tenido
como guías, donde vuestras presencias han sido conscientes a lo largo de toda mi vida. Gracias.
Así mismo, también quiero agradecer a quienes hicieron posible la impresión y la
publicación de esta obra.
A todos, por vuestra presencia en mi vida, en algún momento de mi proceso para la
confección de este parto literario.
A todos, gracias.
Palabras iniciales

Para poder entender “¡SENTIR! – La Vida desde el corazón”, tendré que empezar a
hablaros de mí.
Mi proceso me llevó a experimentar un proceso hasta el aprendizaje obtenido que me
permitió abrir las puertas que actualmente estoy cruzando y el mensaje que transmito.
Para poder llegar a comprender la creación y realización del Seminario ¡SENTIR!
tendréis que saber parte del camino y la vida que en su momento pacté cuando me encontraba en
el Hogar.
Expongo de todo corazón y humildad mis vivencias, sentimientos y escritos, así como
comunicaciones desde la Luz, procurando dar un amplio entendimiento para la comprensión del
contenido de las palabras que leeréis a continuación.
Gracias por estar aquí, ahora, con este libro en vuestras manos.
Gracias.
Desde el Corazón de la Divinidad

Durante años hasta nuestro presente actual han ido apareciendo comunicaciones de
seres procedentes de la Luz, de las dimensiones superiores, llenas de un mensaje concreto para
los nuevos tiempos que vendrían y nos encontraríamos.
Desde hace, sobre todo, 25 años atrás hasta nuestros días, las intervenciones
procedentes de nuestro Hogar se han ido prodigando a lo largo de todas las redes sociales, así
como en sesiones grupales. Durante años, seres llenos de Luz, Maestros Ascendidos, Ángeles,
Arcángeles y seres iluminados encarnados nos han ido transmitiendo mensajes llenos de
sabiduría, esperanza, ánimos y amor, mucho amor.
El ser humano ha ido sintiendo cómo una serie de inquietudes espirituales iban
despertando en su interior y pidiendo paso para ser resueltas y expresadas. Durante este
período, junto a los movimientos energéticos de nuestro planeta, las consciencias iban
activándose para ser despertadas y alimentadas con la sabiduría del Hogar y el recordar, cada
ser, quién era en verdad y el inmenso potencial espiritual que había en él, que le permitiría
abrirse paso entre la terrenalidad. Por eso, durante, sobre todo, estos últimos 25 años han ido
apareciendo diferentes mensajes del Hogar para entender por qué estábamos sintiendo todo lo
que sentíamos y anunciándonos, a la vez, los nuevos tiempos que se avecinaban.
Durante muchos años hemos estado recibiendo palabras llenas de júbilo, alegría y
tolerancia hacia todos aquellos que estábamos encarnados en estos tiempos. Nos facilitaban una
comprensión hacia donde se dirigía la humanidad y el planeta Tierra. Nos han transmitido
detalladamente el proceso que estábamos viviendo y el actual, así como el camino a seguir y lo
que podría llegar a suceder según nuestras decisiones y libre albedrío.
Constantemente hemos leído una y otra vez palabras similares, pero con diferente
lenguaje. Fuese quien fuese quien nos comunicaba, lo hacía con un léxico concreto y unas
expresiones más o menos entendedoras según la cultura de cada uno. Así, todos coincidían en
un punto claro: Un gran cambio se produciría en nosotros y nuestra amada Gaia. Nos
encontraríamos en encrucijadas, pero sólo el Amor podría conducirnos en la dirección correcta,
produciendo sanaciones y milagros en nuestras vidas. Sólo el Amor abriría las puertas para la
Unicidad hacia todos y todo. Otro de los puntos clave de estas comunicaciones era que no
deberíamos de temer dar los pasos según nos dictase nuestro corazón, porque en todo momento
estaríamos protegidos. No estaríamos solos.
Con el cambio de milenio, estos mensajes fueron en aumento, y fueron apareciendo
(siendo conocidos), nuevos seres de Luz que nos confirmaban y continuaban transmitiendo lo
que ya empezó hace unos 25 años atrás, sobre todo.
El mensaje era siempre el mismo: “¡Conócete! ¡Ámate! ¡No temas! Todo va bien. ¡Sé tú
en todo momento! y piensa que nosotros, (los hermanos de la Luz), estamos contigo.”
A medida que nos aproximábamos al cambio de milenio, las canalizaciones de Jesús,
-por ejemplo-, fueron en aumento. Había llegado la hora de que Él volviera a nosotros. Ya lo
dijo en su momento cuando se apareció a sus apóstoles y discípulos después de su resurrección:
“Me iré, pero volveré, pero no me busquéis en la carne”.
Nos encontramos en tiempos donde la energía que nos rodea nos permite conectar con
nuestra esencia crística, y poder manifestar plenamente nuestra Divinidad radiante y
majestuosamente. Todo esto ya nos fue anunciado hace tiempo y continuamos recibiendo
mensajes en este sentido.
Nuestro Hogar nos ha ido advirtiendo, aconsejando y velando todos estos años porque
iba viendo que nuestras almas iban evolucionando y siguiendo su camino de Ascensión de una
manera asombrosa partiendo de nuestro libre albedrío.
Cada vez hay más grupos, webs y blogs que muestran canalizaciones poniendo Luz en
nuestros caminos humanos, una y otra vez, insistiendo y reiterando el mensaje amoroso para
nuestra verdadera esencia.
Muchos escucharon estas palabras y comunicaciones personales mientras dormían,
meditaban o paseaban en silencio, poniéndose manos a la obra para llevar a término aquello
que se nos transmitía.
Parte de la humanidad continúa queriendo escuchar una y otra vez estas
comunicaciones.
Hace poco, alguien me comentó que yendo a un canal humano, las respuestas que daba
en relación a las preguntas formuladas por los asistentes, eran siempre las mismas. No podía
ser de otra manera: las preguntas siempre son las mismas, por lo tanto, nuestros amados
hermanos de la Luz continúan dándonos las mismas respuestas y siempre las mismas, porque el
ser humano pregunta lo mismo, en diferentes idiomas o expresiones. No hay novedad en lo que
se nos transmite, porque todo lo que habíamos de saber, ya ha sido transmitido a lo largo de
estos años, que eran años de Anunciación. Ésta es temporal, porque no se anuncia eternamente,
y permitidme esta expresión, porque las anunciaciones son temporales para que luego nosotros
actuemos y realicemos nuestra parte.
No hay comunicaciones nuevas desde el Hogar. Las almas necesitan llevar a la práctica
todo lo que se nos ha transmitido durante todos estos años. No todos han entendido las palabras
de Luz recibidas. Muchos necesitan todavía oír una y otra vez, y si puede ser, de fuentes
diferentes para empezar a abrir este interruptor que les permita hacer ¡clic! y llegar a despertar
su consciencia, dándose cuenta que las palabras son la dirección a seguir, pero luego hemos de
ser nosotros los que nos adentremos en los caminos respectivos, según cada uno y basados en el
Amor y el Corazón. No basta escuchar.
No hay más novedades. Siempre es lo mismo. En un principio nos parecía todo nuevo,
pero el mensaje es sencillo: “¡Escucha a tu corazón y sabrás de ti y el Hogar! ¡Ama! ¡Tú eres
Dios aquí en la Tierra!” Si ya os habéis dado cuenta que las comunicaciones siempre son las
mismas, es porque hasta ahora no habíamos despertado. Si todavía crees que necesitas de estos
mensajes, piensa que ha llegado la hora de entrar en acción y materializar.
Los tiempos de Anunciación para la humanidad, han finalizado. Ha llegado el tiempo
que cada ser humano dé los pasos necesarios para llegar a la esencia de estas comunicaciones,
al Amor. No hay novedades. Se os ha dicho una y otra vez, con diferentes fuentes, pero aun así,
todavía continuáis esperando y esperando escuchar algo que hace mucho tiempo os venimos
diciendo. No esperéis, ¡actuad! Ha llegado la hora de que vosotros seáis vosotros. ¡Ahora
vosotros podéis!
Nos encontramos en tiempos del Gran Despertar, de la aceleración de llevar a término el
Gran Plan Divino. Muchos de vosotros ya sois conscientes de este hecho, y la gran mayoría,
todavía, sólo habéis recibido la forma sin la consciencia del fondo. Tu corazón ya sabe lo que
tienes que hacer a partir de ahora. Lo que nosotros, desde el Hogar podamos llegar a decirte ya
reside en tu corazón. Escúchalo. Responsabilízate de tu caminar porque el Amor está en ti. La
sabiduría del Universo se encuentra en ti, en cada célula de tu biología, en tu ADN. No temas,
porque nosotros estamos contigo.
Los tiempos de las comunicaciones (nuevas) han finalizado. ¡Quedaos con sus esencias,
no con las palabras, la forma!
El tiempo de la realización ha llegado. Ahora sois vosotros quienes debéis de seguir
aquello que os hemos estado diciendo desde que vimos que la humanidad quería
responsabilizarse de las energías de vuestro mundo. Os hemos guiado, velado, protegido y
amado. No necesitáis más palabras, porque las anunciadas, aunque no las hayáis escuchado o
leído, se han albergado en vuestro corazón, por el solo hecho de haber aceptado vuestro papel
en la evolución del universo, y al encontraros sumergidos en la consciencia colectiva.
Ha llegado la hora de que seáis vosotros quienes deis los pasos y abráis el camino para
que otros que os siguen puedan abrir más la puerta de la plena divinidad manifestada, y así, el
Cielo sea en la Tierra.
Os amamos y en todo momento estaremos con vosotros. Sentid el Amor en vuestro
corazón. Sentid el Amor en todo vuestro cuerpo y dejad que los sentimientos más elevados
puedan ser manifestados libremente, para que otros puedan también, perder los miedos, acallar
sus mentes y abrir sus corazones, y así, poder sentir al Padre en sus interiores. Esto sólo será la
resonancia del Dios que ya ellos son.
Cuando abrimos las puertas de nuestro interior y nuestra actitud hacia nuestro entorno
es de tolerancia, amor, comprensión, serenidad y entrega, entonces Dios se manifiesta en
vosotros. Tú ya no eres tú. Tú eres la Luz y el Amor creadora de todo lo existente. ¡Tú eres Dios!
Que el Amor y la Paz sean en ti.
Sentir

A medida que han ido pasando los años de mi existencia actual, me he dado cuenta que
no es el hecho de pensar lo que nos permitirá conseguir aquello que queremos y ser felices. No
es utilizar la mente como elemento prioritario de las realizaciones, sino el hecho de abrir el
corazón y escuchar lo que te dice. Entonces,… lleva a la práctica aquello que te ha dicho. Con
el tiempo, me he dado cuenta también, que no sólo escuchando a nuestro corazón podemos
situarnos en el camino adecuado a nuestra situación, sino que la verdadera felicidad y bienestar
consiste en sentir el amor, la paz y la armonía que somos. Sentir la despreocupación, el dejarnos
ir, la plena serenidad y calma en nuestro interior. Después de años me di cuenta que SENTIR
nos llevará al verdadero ser que somos. Nuestro corazón nos dirá como, y nuestra mente nos
ayudará a llevar a término las directrices recibidas.
La gente se siente bien sintiendo amor.
El ser humano se siente realizado cuando siente la prosperidad y la realización en él. No
es necesario haberlo conseguido. Sólo se necesita sentirlo, y este sentir nos llevará hacia la
consecución de lo sentido.
La gente se siente bien cuando siente paz y armonía dentro de ella.
Sentir y tener las sensaciones más elevadas de nuestro espíritu nos permitirá llegar allí
donde siempre hemos deseado ser o encontrar: al verdadero Ser que somos.
Tanto da lo que estés haciendo o donde te encuentres, así como el ritmo o estilo de vida
que lleves. Nada de esto cuenta cuando dentro de ti sientes el mayor bienestar que creemos que
puede existir.
No es la mente, es el corazón y el sentir, como llave para dar el protagonismo que le
corresponde.
Me he dado cuenta a lo largo de los años, de mi proceso hacia la Ascensión, que cuanto
más sentimos las sensaciones y sentimientos más elevados, más puros en nuestro interior, a
voluntad, entonces todo nosotros nos transmutamos en seres más allá de esta terrenalidad,
entrando en contacto con el verdadero ser que somos y la comprensión del sentido de la vida.
Entonces… las puertas del Hogar se abren de par en par para recibirnos. Aquí no hay
preocupaciones, tensiones, migrañas, malos entendidos, molestias, impotencia, rabia, dolores, ni
tan sólo una brizna de sensación de infravaloración e inseguridad. Nada de todo esto hay
cuando sentimos que somos parte de un Hogar más allá de este plano dimensional que nos
encontramos.
Sentir amor, ternura, acogimiento, éxito, prosperidad, realización, tranquilidad, calma,
reconocimiento, y todo aquello que uno quiera, puede ser registrado en vuestras consciencias
celulares para atraerlo a vuestras vidas, por el solo hecho de SENTIRLO. Este es el gran poder
que tenemos los seres que nos encontramos en este proceso de elevación del alma. Las
separaciones y diferencias desaparecen, y aparecen el acercamiento y la Unicidad.
Sentir es parte de nuestra naturaleza divina. Cuando en estado de calma y relajación nos
ponemos a sentir, activamos la maquinaria para que la vida nos acerque aquello que le
enviamos. Atraemos según sentimos, y este sentir se encuentra almacenado en cada consciencia
celular. Nuestra cualidad de vida consiste en según lo que sentimos, no en lo que expresamos
únicamente.
Si en nuestra memoria celular hay odio y resentimiento, esto atraemos. Si lo que hay es
amor y pleno convencimiento de que uno conseguirá aquello que quiere, esto es lo que
conseguiremos en su momento.
En cambio, si lo que queremos tiene que ver con la ambición, interés, esfuerzo y
sacrificio, esto se nos dará.
La vida es nuestra aliada, y siempre nos quiere dar la razón, respetando el libre
albedrío, sabiendo que sea lo que sea, llegará el día en que nos daremos cuenta de lo que
estamos proyectando y entonces, haremos los cambios necesarios para colocarnos en el camino
correcto para nuestra alma y poder, así, deleitarnos de nuestra existencia y todo lo que nos
rodea. Entonces empezaremos a entender los porqué de la vida y lo que se nos ha permitido
vivir. Este proceso es el que se conoce como el despertar de la consciencia, y a más despertar,
más sentimos y más atraemos, porque estaremos limpiando el camino de los obstáculos de
nuestro pasado (miedos, resistencias, envidias, rabia, resentimientos, odios, infravaloración,
bajo auto reconocimiento, etc…)
Tú eres AMOR, y éste, a la vez, es el sentimiento más elevado que tenemos, ya desde
nuestro nacimiento. Recuperémoslo y dejemos que nos guíe. Sintámoslo y permitamos que nos
llene de bienestar y salud.
Hay todo un trabajo a hacer cuando se empieza a ser consciente de este hecho. Aún así,
es como un juego, el hecho de practicar. Probadlo y dejad que la capacidad de sentir que tenéis
se convierta en una de las herramientas más poderosas que tenéis para materializar la cualidad
de vida que queréis.
Cuando lo que sentís os hace estar bien, aceptáis más lo que os rodea y os volvéis más
amorosos.
Hemos venido aquí, entre otros aspectos, a ser felices. ¿Qué tal si dejamos que la
felicidad sea en nosotros? Si según tú no la tienes, puedes crearla. ¡Sí! Tú tienes la capacidad de
crear aquello que quieras para tu mayor bien. Cuánto tiempo esperando el momento, y ahora
que ya lo sabes, todavía esperas que todo cambie para ser feliz. Deja de esperar y ponte a crear.
Recuerda: aquello que sientes, atraes.
Sé paciente y ve sintiendo aquello que quieres en la vida. No solo te aportará bienestar,
sino que a la vez, te irás convirtiendo en un imán para atraer justo aquello que quieres.
Siente tu divinidad en ti y deja, entonces, que ella te lleve.
Durante años pensabas que tú no podías o que habías de esforzarte mucho para
conseguir lo que siempre te has propuesto. Ya no es necesario. SIENTE y deja que todo sea. Ten
claro lo que quieres y siéntelo. Deja que los milagros sucedan en tu vida. Existen y no es
necesario esforzarse para ser feliz, sólo es necesario SER.
Empecé a trabajarme la mente, en mis inicios. Después me di cuenta que faltaba algo, y
me puse a abrir mi corazón y escucharlo como no lo había hecho hasta entonces, todo y así,
todavía me faltaba algo para que todo fuese. Entonces me di cuenta que teníamos una capacidad
adormecida que nunca nos la habían enseñado a hacerla servir, y es el hecho de sentir a
voluntad. Cuando añadí esta nueva herramienta en mi proceso, entonces todo se aceleró y
recuperé más mis fuerzas para continuar el camino. Cuando sentimos, sabemos que todo es
posible, y es así, como en mi vida hasta ahora, he ido consiguiendo todo lo que me he propuesto,
y siempre,… en el ahora adecuado.
-------------------------------------
“El viajero se detuvo, escuchó a su corazón y supo del camino a seguir.
La naturaleza del ser humano transciende su condición humana. Dentro de su disfraz,
desconcierta a su alma y su mente empieza a tomar las riendas de su camino.
El viajero se detuvo. Miró el camino recorrido y reconoció la potencialidad de aquél
quien en verdad era.
Su corazón le guiaba. “
El principio

En los tiempos que no me encontraba en esta dimensión, como si me encontrara en una


nube, vi a mis padres aquí en la Tierra en sus momentos del pasado donde decidieron tener
descendencia y fueron a buscar a su primer hijo, es decir, yo. Estaba entusiasmado y quería
lanzarme de cabeza hacia donde ellos estaban, pero los que estaban conmigo me dijeron que
tenía que esperar a que “el recipiente” estuviera a punto. Tenía que ser paciente. ¡Tenía tantas
ganas de venir...! Así que empezaron a engendrar el cuerpo en el que vivir mi vida actual.
Cuando llevaba cinco meses de gestación, tuve un estremecimiento. Mi madre se asustó y
yo percibí su inquietud. Bailaban sardanas (danza típica catalana) en un grupo y mi madre,
debido a su estado de gestación, decidió no participar en aquel concurso. Las gradas donde se
encontraba mirando la competición se desplomaron. Todo quedó en un susto.
Llegó la hora de salir de aquel espacio acogedor donde me encontraba, habiendo ya
formado el vehículo en el que yo me movería y haría todo lo que tenía previsto hacer. Sentía que
había llegado mi hora, pero no me atrevía a pasar por ese espacio tan pequeño donde había una
luz que me esperaba. Sabía que tenía que salir, pero no me atrevía. La apertura era muy pequeña.
Sentía una fuerza que me empujaba a hacerlo, pero había algo en mí que me resistía a dar este
paso tal y como estaba establecido. Yo nací, sí, pero no como se ve que tenía que ser. En el
momento de dirigirme hacia mi nueva vida, salí del cuerpo donde me encontraba alojado y había
probado durante un tiempo, y justo recién salido aquel bebé, volví a ponerme dentro de él. Había
mucha gente y luz. Era bien aceptado por todos aquellos que se encontraban allí. Mis padres me
querían, me amaban. Era deseado. ¡Qué bien!
Nací en el seno de una familia muy religiosa. Su guía se basaba en unas creencias
fuertemente enraizadas a una moral, donde la religión tenía un papel importante en sus vidas.
Era una época donde los papeles de hombre y mujer estaban bien diferenciados. La mujer
estaba al servicio del hombre.
Mi madre velaba por mí, y representaba bien el papel que se le enseñó. No era la primera
vez que nos encontrábamos en esta dimensión. En otros tiempos también tuvo un papel
importante para decidir por qué esta vez venía como madre y yo como hijo. Todo se conjuntó
para que la sanación se produjera entre nosotros.
Toda mi educación en la niñez fue de tipo religioso, desde la primera escuela que fui, de
monjas, hasta el resto de mis estudios primarios, sacerdotes. Fueron años, donde yo no me sentía
igual que los demás. No hablaba normalmente como hablaban los demás. No recuerdo haberme
peleado nunca con nadie, y alguna vez que un compañero de la escuela, en hora de patio, me
amenazó, para no pelearme, dejé que me cogiera por el cuello y me amenazara tal como quisiera.
Yo pensaba que no llevaría a ninguna parte esa situación, como así fue. No sentía ninguna
necesidad de encararme a los demás, sólo acercarme para jugar, lo que me gustaba, y sobre todo,
por el deporte. Tenía buenas capacidades para hacerlo. Hablaba poco, y debido a la primera
educación recibida, me sentía con complejo de inferioridad, y a veces poca cosa, lo que hacía
que mostrara una actitud de timidez y discreción. No protestaba, no me hacía ver. Me sentía
diferente a los demás.
En mi familia el espacio que inicialmente tenía para mí se fue haciendo limitado. No sólo
yo llegué, sino dos chicas y tres chicos más. Con el tiempo, un cuarto. Sí, llegamos a ser una
familia numerosa. Yo era el mayor y fui quien me responsabilizaba de mis hermanos. ¡Cómo no,
era el mayor! Mis padres no podían estar por todos. Organizaba juegos, y juntos, pasábamos
ratos con juegos infantiles de poco espacio.
Una vez dije a mi padre que no me importaría ser sacerdote, y él me recomendó que me
esperara, que de momento no, y ya veríamos más adelante. Debería tener unos nueve o diez años,
Respiraba profundamente el ambiente religioso en el que crecía.
No tengo la sensación de haber tenido infancia. Tenía responsabilidades que hacer. Me
sentía responsable, en relación a mis hermanos. A mi padre lo veía poco, y cuando estaba cerca
de él, me daba respeto. Era el dominante alfa de la familia. Le estuve diciendo de “usted”, hasta
los dieciséis años. No recuerdo haber jugado de pequeño con mis padres.
Este respeto y miedo por momentos, lo estuve teniendo hasta mi juventud. Me orinaba
por las noches mientras dormía. Esto fue hasta los catorce años, cuando dejé de hacerlo. Por lo
visto, empezaba a reafirmarme.
A los dieciséis años me sentía preparado para ser padre. Me sentía maduro y capaz de
tener un hijo y educarlo, mientras veía y escuchaba cómo mis compañeros de clase decían que
no. Pero no os preocupéis, que lo no fui. Sólo era un ejemplo de mi responsabilidad ante los
hechos.
A los dieciocho años, más o menos, quise acercarme más a Dios y llegar a conocerlo, a
estar con él. Debido que a mi formación religiosa se le asociaba la espiritualidad, decidí que si
fuera más a menudo a misa, llegaría a encontrarlo. Quería saber de él y conocerlo personalmente.
Quería estar con él. Oírle y ser uno con Dios.
Decidí ir diariamente a misa para acercarme más al Ser creador y amoroso de todo lo
creado. Quería conocer personalmente a Dios. Mi afán y atracción hacia la espiritualidad fue
intensa en aquellos momentos, en aquel muchacho de dieciocho años.
Las cosas no siempre parecen ser lo que son, y así fue. Llevaba dos días yendo
diariamente, cuando aquella noche en la cama, antes de dormirme tuve una visión: cuanto más
quería acercarme a Dios, más éste se alejaba. Cuanto más quería ir a misa para estar con él, más
lejos estaba. Tuve a la vez, un fuerte e intenso sentimiento de que no era este el camino,
alejándome de lo que quería conseguir. Al darme cuenta de lo que sentía y representaba, me puse
a llorar. Sentía impotencia y pena, porque no era eso lo que quería. ¡Yo quería conocer a Dios,
no alejarme de Él! A partir de entonces, tomé una decisión que cambiaría el curso de mi vida.
Dejé la religión que seguía hasta ese momento, porque veía que cuanto más la profesaba, más me
alejaba de la dirección que mi corazón me indicaba. Yo no quería eso, y por tanto, la manera de
encontrar y conocer a Dios, era dejar la religión católica que durante años mis padres me
inculcaron.
Aquel joven, buen chico, se convirtió en un anti-religioso. Empezó a ver muchas
contradicciones en ella, y con los años, ya de adulto, se dio cuenta de que la religión le limitaba,
mientras que la espiritualidad era algo muy diferente. En ella no había dogmas ni limitaciones,
mientras que la religión estaba lleno de ellas, de rituales y no permitía desarrollar la conciencia
adecuada para poder abrir las puertas de la divinidad que cada uno es.
Cuando tenía unos diecinueve años, quise conocer a la gente, saber lo que pensaba y
cómo era. Tomé una nueva decisión: callar y escucharla. Quería aprender de ella. Quería
aprender de la vida y saber qué pensaban las personas. Así estuve muy bien, unos seis años, entre
ellos, el período de servicio militar que hice. Hablaba poco y callaba mucho. Escuchaba y
observaba constantemente para aprender. Había hecho este propósito y lo llevé a cabo, cuando
hacia los veinticinco, veintiséis años, decidí que ya conocía lo suficientemente a la gente y volví
a abrirme y a hablar. No es que hablara mucho, pero sí mi predisposición fue la de abrirme
nuevamente a un estado normal de relación con mi entorno. Mientras, procuraba no intervenir, a
no ser que fuera muy necesario, sólo en los momentos adecuados y con las palabras justas, no
más. Fueron años de un gran periodo de interiorización para entender más mi relación con el
mundo y mi entorno. Seguía pensando que yo era diferente.
Aquél chico se convirtió durante bastantes años en un ser revolucionario, no
absteniéndose de desmitificar, -¿o quizás criticar?-, la función y existencia de la Iglesia.
Haciendo el servicio militar, intentó ir alguna vez a los rituales litúrgicos, pero no entendía nada
de lo que estaba sucediendo allí, porque veía toda una serie de contradicciones en las mismas
personas que oficiaban el ritual, la misa. No entendía, por ejemplo, que militares, con todo lo que
ello conlleva realizaran ceremonias de este tipo. Era una absoluta contradicción. No tenía
sentido. Aquí es donde se dio cuenta, nuevamente, que la iglesia no era el camino para alcanzar
la paz y el amor, como su corazón le dictaba.
Estando en este ambiente castrense hice desistir, en algún momento, que alguien se
suicidara y volviera a coger ánimos para vivir. Mi presencia les influenció para hacerles ver que
la vida valía la pena. Rodeados de alcoholismo por una situación no querida en aquel tiempo, mi
presencia hizo más confortable y alentadora para muchos, el periodo no deseado de la
instrucción militar y la mentalidad bélica que nos querían hacer creer e inculcar. Vi muchos
lloros y estados etílicos, siendo uno de los peores momentos de mi vida actual. Todo era una
contradicción, pero tuve que mantener la calma, aunque por momentos, mi estado de ánimo fue
casi nulo.
Cuando lo finalicé y regresé al mundo civil, todo lo encontré cambiado. Tardé bastante
tiempo en adaptarme a mi nueva situación. No me acostumbraba. Me casé, pero sin fundamento,
por no escuchar a mi corazón, (en aquel tiempo, no era el aliado consciente que es ahora), y al
año y medio volvía a estar solo, al separarme. Sin embargo, ahora me doy cuenta que sí lo
escuchaba, porque tuve que ser valiente para tomar las decisiones que tomé y hacer lo que hice,
teniendo a todos en contra, incluso a mi familia más cercana. Durante meses no me hablaron por
más que yo me acercaba, por el hecho de separarme, y como siempre ha sido, los pasos que di
fueron porque mi corazón me hablaba y sentía que en nuestra relación “había que hacer las
paces”. Al final, la insistencia del amor, predominó y me empezaron a aceptar, y a dirigirme la
palabra. Fueron seis meses que no me hablaron. Mi fortaleza de espíritu permitió que continuara
mi camino tal como lo sentía que debía hacerlo.
Llegas a un punto de tu proceso del Despertar la Consciencia que te das cuenta quién
eres realmente y lo que has venido a hacer. Te das cuenta de la Unicidad con todo lo que te
rodea, el universo y lo existente. Hay un momento que tomas la consciencia necesaria que tú
eres una pieza de un gran puzzle, para manifestar un Gran Plan Divino, donde toda alma
encarnada en nuestro mundo tiene su papel concreto, único e individual; que nadie más lo puede
hacer en relación al entorno donde se encuentra, teniendo una repercusión, a la vez, por todo el
planeta y toda la humanidad.
Llega a un punto el ser humano que ve la existencia de toda vida desde la cima de la
plena consciencia, Una con Dios.
Cuando más nos acercamos al darnos cuenta de quiénes somos realmente y por qué
estamos aquí, más nos entregamos a las manos de la Fuente Creadora de toda Vida, más
ponemos nuestra vida, nuestro ser y nuestra alma a las manos de Dios.
Cuando sintonizamos nuestro interior con el flujo del universo, con las energías
amorosas de la creación, entonces, nosotros formamos parte de ella y dejamos que este Plan
Divino actúe en nosotros llevando a término aquello que hemos venido a hacer en esta
encarnación, y en concreto, lo previsto según el momento que nosotros nos encontramos dentro
de nuestro proceso.
Llega un momento en el que nos entregamos del todo a la Fuente, y es entonces cuando
entramos a formar parte del servicio del Amor, la Consciencia y la Verdad del funcionamiento
de este Gran Plan Divino.
Llega un momento en el que dejamos de programar porque ya se nos indicará a través
del corazón qué hacer a cada instante y cómo hacerlo.
Llega un momento que estás de servicio a cada instante de tu vida, y entonces, es cuando
ésta toma el sentido que tiene, apareciendo tu ilusión al llevar a término la Voluntad Divina
aquí en nuestro planeta Tierra (Gaia). Entonces, tu vida toma otro matiz porque estás de
servicio constantemente. Cuando así es, te dejas llevar y aceptas todo aquello que se te presenta
porque te está llevando hacia el lugar adecuado y el momento oportuno para dar el siguiente
paso, no sólo para tu evolución, sino también, de cara a la realización de esta Voluntad
Superior para el mayor bien de todos y todo el universo y el firmamento.
Aceptas y observas. Sientes y aprendes. Escuchas a tu corazón y lo abres con todos
aquellos que están contigo en aquél momento, tus hermanos de la Luz, porque la Unicidad es
plena, fuerte y firme. Entonces, es cuando estás haciendo lo que has venido a hacer. Entonces, te
encuentras en el lugar adecuado y el momento oportuno para traer el Cielo a la Tierra,
acercando a Dios a cada ser necesitado de su presencia.
Ahora me encuentro de servicio.
Hay veces que allí donde te encuentras necesita toda tu dedicación, y cuando así es, la
divinidad en ti te libera de todo aquello, -o parte-, de lo que estabas haciendo hasta ahora para
poder servir con toda tu energía a aquellos que te has acercado. A veces no es necesario que se
paralice o se te quite lo que estás haciendo porque con tu presencia ya es suficiente, sin ninguna
interferencia en el lugar donde ahora estás, en medio de unas almas para ayudarlas a encarar
momentos supuestamente adversos en sus vidas, ofreciendo un aprendizaje para sus almas, y así,
dar la oportunidad de que puedan elevarse un peldaño más en su camino de Ascensión. Es
necesario que pongas tu Luz y tu Amor en un solo lugar (y todos nos beneficiamos).
Esto es lo que estoy viviendo en estos momentos.
Tuve que liberarme de la casa donde me encontraba, el pueblo donde vivía y alejarme de
seres que hasta el momento me estaba relacionando. He llegado a entender el por qué. Todo
tiene un fin superior.
Tuve que acercarme nuevamente a mi familia de sangre, años después de un alejamiento.
Mi manera de ser no era aceptada en su seno de dualidad fortalecida.
Bien, llegó el día en que el Hogar me acompañó en el acercamiento para poner la Luz, el
Amor que todos tenemos, e integrarme en ellos, enraizando la espiritualidad en su terrenalidad.
No hay ningún destino que uno pueda llegar a hacer que no se pueda realizar. Vamos a
allá donde se nos necesita según como somos y siempre, absolutamente siempre, estamos
preparados para finalizar con éxito lo que se nos ha encomendado.
Actualmente percibo el sentido de mi presencia aquí donde estoy. La relación con mis
padres ha sanado, y los acontecimientos que han ido apareciendo a lo largo de mi estancia con
ellos, han servido para dar los pasos idóneos con la actitud adecuada y creando unos fuertes y
seguros pilares hacia la resolución de todo lo que está sucediendo en estos momentos, en
relación a la desestructuración de antiguas situaciones para que cada uno pueda ser él y
permitir el acercamiento entre miembros de la familia.
Cuando se está de servicio con plena consciencia de lo que estás haciendo y sabiendo
cuál es tu papel en toda la situación que estás viviendo, sientes en todo momento la presencia de
tus hermanos de la Luz contigo y la presencia del Padre en ti, porque tú y Él sois uno. Es Él,
entonces, quien está actuando a través de ti. Es cuando te dejas ir del todo para que Él lleve el
timón de tu actuación, tus obras. Tú solo debes de escuchar a tu corazón para saber cuál es el
siguiente paso a dar, y por cierto, es el que, sea cual sea, será el adecuado. Así lo he podido
comprobar, no siempre teniendo el soporte y el entendimiento de aquellos que me rodean, pero
con los días, se ha ido viendo que todo se colocaba en su lugar, dando paso a una oportunidad
para que todo acabe bien.
Siento la fortaleza, la serenidad y la calma en mí, sabedor que todo está siguiendo el
perfecto curso para el mayor bien de todos. Voy viendo los resultados desde la consciencia,
viendo también, milagros inexplicables a lo largo de mi estado en este servicio familiar, en el
cual me encuentro actualmente.
En un principio puede parecerte que no es aquí donde debes de estar, pero después, te
das cuenta que, además de servir al Padre dentro de mi familia terrenal, también mi alma se
beneficia, fortaleciendo mi espíritu y permitiéndome mostrar mi esencia, mi espiritualidad en
lugares donde la dualidad está fuertemente enraizada. Estoy aprendiendo, a la vez, a mostrarme
como soy en lugares donde mi manera de ser es, inicialmente ignorada, no aceptada y en alguna
ocasión, menospreciada.
Cada situación en esta dimensión tiene dos direcciones: una la de servicio hacia los
demás, y la otra, para ti, y poder así, subir nuevos peldaños en tu proceso de Ascensión,
mostrando con más fuerza tu divinidad aquí en la Tierra.
Cuando uno se encuentra de servicio, está recibiendo toda la ayuda que necesita para
llevar a término aquello que debe de hacer, y siempre, se consigue desde el amor, la
consciencia. Nada le falta. Todo lo tiene, a pesar de que la actividad que estaba haciendo hasta
entonces, hubiera sido otra o hubiera menguado.
Cuando te entregas al servicio de DIOS, ya no debes preocuparte más, porque la alegría,
el gozo y la plenitud son infinitas.
Sentir quién eres y de dónde vienes da consistencia a tus fundamentos como ser que eres,
como divinidad manifestada en esta encarnación.
Sentir el Hogar en ti y a Dios en cada célula de tu cuerpo, te permite conectar con la
omnipotente y amorosa naturaleza que cada uno es.
Entonces te das cuenta, a nivel práctico – como se diría –, que sólo existe el Amor y que
desde el Amor todo se puede sanar, equilibrar y abrir las puertas de vuelta a Casa.
No puedo decir que “la vida es dura”. Como podéis leer, he vivido situaciones
aparentemente adversas, pero todas ellas me llevaron a la conexión con quien en verdad era.
No puedo culpabilizar a la vida por los momentos vividos, porque nuestra ignorancia nos
lleva a tergiversar lo que nuestros ojos ven, nuestros oídos oyen y lo que vivimos en
circunstancias concretas en nuestra vida. Culpabilizar es el atajo a todos nuestros “males”,
haciendo responsables a los demás de lo que nos sucede en nuestro día a día. Estas vivencias nos
hacen ¡SENTIR!
Yo, como muchos de vosotros, también he conocido la parte no querida por uno a lo
largo de la vida. Llegué a adentrarme y a estar en lo que se conoce como “la parte oscura del
alma”. ¡Sentía! ¡Ya lo creo que sentía!, y estos sentimientos y sensaciones procedían de lo más
profundo de la oscuridad del ser.
Aquí os dejo unas palabras al respecto de mi experiencia que escribí en su momento:
Un día te levantas y ves cómo el cielo se vuelve negro como un túnel sin luz. Miras
arriba y ves unas nubes densas y oscuras invadiendo hasta allí donde tu mirada puede abarcar.
Una gran tempestad se acerca. La Luz del día no se ve por ningún lado.
Te levantas una mañana y viendo la oscuridad de las nubes presentes te das cuenta de
que si ya no lo has hecho, como mínimo has abierto la puerta para entrar en la más absoluta
oscuridad del alma. De repente, cuando parece que todo sigue su curso, un acontecimiento
interrumpe tu vida y aparece el duelo más violento nunca imaginado en tu interior.
Por instantes se apodera de ti la desolación y aparece el desenlace de los truenos de la
ira y la rabia. En estos momentos ya nada puedes hacer. Te ha atrapado. Tienes ganas de
insultar, de defenderte, de criticar y tu mente se ve ofuscada enlazando tus pensamientos con el
lazo de la miseria humana. Entonces te das cuenta de que ya no puedes hacer nada, sólo pasar
por el dolor del pozo sin fondo donde has caído. Sabes que solo puedes esperar, padecer y ser
paciente porque esto pasará, pero mientras, no sabes hacer nada más que dejarte ir y sentir la
insignificancia en ti y la más “poca cosa” de tu existencia. En estos momentos de dolor, rabia y
desolación toda ilusión desaparece, así como las ganas de hablar y reír. La desmotivación hace
presencia y sólo quieres dejarte llevar por el curso de la noche oscura del alma.
No ves esperanzas y tu ego se arrastra por el suelo suplicando dónde cogerse… pero
nada. La lección ha empezado y tan sólo el tiempo puede dar pie a un aprendizaje donde nada
es lo que parece.
En el fondo de tu corazón sabes, -pero no cómo ni cuándo-, que esto finalizará, aunque
tu consciencia, -si es que puede decirse así en estos momentos donde solo sientes rabia y muchas
ganas de llorar-, a la vez que incomprensión del por qué ha sucedido. Una gran desolación,
tristeza y pena abriga tu presencia. Querrías irte de aquí a un lugar donde te comprendiesen y la
gente fuera feliz.
Cuando entras en la parte oscura del alma ya no puedes hacer nada, sólo esperar que
todo pase y los amigos, si es que tienes, sean presentes contigo. Tienes tantas cosas que explicar,
y todas desde una visión subjetiva e ilimitada, que piensas que tienes razón. Necesitas eclosionar
el tapón que se ha producido en tu corazón y dejar que las emociones salgan.
Cuando la oscuridad está presente es necesario dejarte balancear por el temporal sin
poner resistencia, sólo así llegarás al final de todo, pero mientras vas pasando, debes de ir
tomando nota de todo lo que sientes, actúas y dices. Solo así entenderás el por qué de todo, y en
lo que ahora es un cielo ennegrecido, las grietas empezarán a aparecer y el sol volverá a lucir, y
ahora tú, tendrás una visión mucho más clara de la situación y tu comprensión puede ser más
completa que antes del hecho, de la negra noche del alma.
Cada situación que vivimos, ¡sentimos!
Este sentir será el indicativo que el verdadero ser que hay en cada uno de nosotros nos
estará avisando de lo alejado que estamos de él.
Nuestro adentrarnos en la vida, nos llevó a identificarnos con alguien que no éramos. A
raíz de aquí, la vida se encargó de mostrarme el camino hacia la Luz y el encuentro de aquél
quien en verdad yo era.
“La naturaleza del ser humano transciende su condición humana. Dentro de su disfraz,
desconcierta a su alma y su mente empieza a tomar las riendas de su camino.”
-------------------------------------
Toda evolución comporta un proceso, un aprendizaje. Así es en nuestra dimensión. No es
la única existente, pero sí la que ahora vivimos por propia voluntad.
Hay creencias de todo tipo, pero el hecho de no creer en “algo” no implica que este “algo,
hecho o situación” no exista o sea cierta. La mente es capaz de crear una vida de ilusión, irreal e
identificarse con ella.
Nuestra existencia va más allá de lo aprendido en el camino mental. Hemos sido capaces
de creer en ella y cederle nuestra voluntad, pensando que su directriz nos llevaría a la estabilidad
y bienestar de nuestro ser. ¡Es curioso cómo cuando nos apegamos a algo, dejamos de ser
nosotros al poner nuestra vida en manos del raciocinio! Con él, la vida no siempre nos ha dado la
comprensión de lo que nos pasaba, experimentábamos y sentíamos. Ha sido como ceder nuestro
empoderamiento a un caracol: cuando las cosas no funcionan, me encierro en mí mismo y
empiezo a culpabilizar lo que hay fuera de mí. Nuestro disfraz nos ha hecho encerrar y crear a un
ser que no es. Tanto nos hemos identificado con él, que al final nos hemos creído el personaje
ficticio que nos hemos creado, y para argumentar nuestras identificaciones nos alimentamos de
más imágenes, sonidos y creencias alejadas de aquél quien en verdad somos.
Nos hemos acostumbrados a padecer “porque la vida es así”, “porque la vida es dura”.
¿Seguro?
Durante años, aunque sentía algo diferente a lo que veía y me decían, yo también me dejé
llevar por el disfraz, este cuerpo, esta imagen que se relacionaba con la condición humana de los
que me rodeaban y me cruzaba por la calle. Me sentía diferente al entorno que vivía, e incluso
con las creencias familiares. Algo no estaba funcionando en mi vida. Había un desajuste entre lo
exterior y mi interior.
“My way” (a mi manera)

Los días van pasando como el tren que sigue las vías para llegar a la próxima estación.
Cada día, cada fragmento del paisaje que contemplo desde mi ventana pertenecen a mis
recuerdos alejándose y a mis anhelos acercándose para ser manifestados en un nuevo día.
A medida que he ido viviendo los “Ahora” de cada presente, me doy cuenta que no hay
dos iguales. Doy pasos, impensables tiempo atrás, en cambio, me siento atraído hacia ellos para
llevarlos a término. Siento una fuerza surgida de mi corazón que me empuja hacia una dirección
concreta y a pasar a través de unas situaciones, que sé que tarde o temprano, me abrirán otras
puertas de mi proceso.
La visión de la vida no es como nos la han enseñado. Toda va más allá de lo que
sencillamente se ve. Cada día no pertenece a la realidad terrenal. Cada instante y lo que
hacemos en él, está al servicio de un sentido, una intencionalidad más allá de nuestros sentidos
físicos. Nuestra mente no llega a comprender la materia que manifestamos. Nuestra vida va más
allá de todo razonamiento y de toda expectativa.
Me encuentro en el umbral de lo que va a ser y será. Veo, siento y actúo desde más allá
de nuestros tiempos, viéndome como si fuera materia liberada y libre. Los ojos me ven como uno
más de toda la humanidad. Los corazones me ven y sienten como la divinidad que soy. Vivo en
un entorno donde las mentes, los egos y los miedos abrazan cualquier argumento de limitación
para justificar sus actuaciones y presencias. Yo me quedo quieto, en la fuerza del silencio y el
sentir amoroso de quién soy.
Los sueños me hablan y me muestran la verdad de mi presente.
Nada pertenece a la materia. Todo procede de un Plan Superior donde todos hemos
accedido a venir para materializarlo.
Mi alma está sirviendo a esta Fuente Divina Creadora de toda Vida. Hace tiempo dejé de
identificarme con mi entorno y lo que se me quiso inculcar de pequeño en esta dimensión. Con
los años he ido viendo los límites de cada transmisión familiar, social y religiosa. Pertenecemos
a un significado superior. Una motivación que nos libera de toda animalidad para adentrarnos y
poder conectar con la divinidad que somos. Este proceso permite liberar a nuestra alma y abrir
la puerta de la Ascensión de nuestro ser.
Cuando te dejas llevar por el tren donde te encuentras, conducido por nuestro corazón,
entonces, nada debes de temer. Todo fluye. Todo llega. Todo es,…y la satisfacción inmensa.
Sentarse y confiar en que llegarás al lugar previsto, es dejarse llevar por la Voluntad Divina.
Aceptar cada instante, es aceptar la vida y crearte una cualidad de vida que te permitirá
irradiar la Luz y el Amor que somos.
Si fuésemos árboles o vacas pastando que observasen pasar el tren, veríamos en una de
las ventanas, una intensa Luz radiando por todo el tren.
Sentirían la alegría de todas las Luces que acompañan a aquel tren. Se darían cuenta
que el tren y quien va en él son parte de ellos o ellas. Toda va bien.
El camino continúa, y cada tren ilumina diferente. Cada uno vibra diferente ante las
oportunidades que la vida le ofrece. El dejarse ir es total en aquellos que saben quiénes son.
Hay quien quiere pero sus raíces terrenales son fuertes. Hay quien sueña en una etapa mejor en
su vida, aún así, las resistencias son grandes. Hay mucho despertar.
La Luz de quienes se han entregado plenamente, sin condiciones a la Voluntad Divina
permite que la esperanza y las fuerzas surjan de los interiores de cada uno. Fortaleza, confianza
y coraje hacen que el ser en esta experimentación terrenal pueda liberarse de las densidades
que le han estado frenando en su proceso hacia la liberación de su alma y el despertar de la
consciencia.
Hoy, estando solo en casa y sintiendo el bienestar en mí, dejo que las buenas nuevas de
este día me lleguen de diferentes fuentes.
Con el aprendizaje he aprendido a no pedir, no obligar, no rechazar aquello que no se
corresponde tal como uno quiere. Aprendes a aceptar que las propuestas y bendiciones de tu
existencia te vengan de donde tengan que venir para tu mayor bien y el de los que te rodean. Tu
corazón sabe de ellas y de la mejor manera de recibirlas. Tu corazón sabe qué hacer a cada
instante para que todo sea en ti, tu voluntad sea Una con la Voluntad Divina y juntos, poder
materializar lo que has venido a hacer. Nada te falta ni te faltará. Sé tú y deja que lo bueno que
la vida te tiene preparado te venga. Tú eres el grifo de esta prosperidad y tu actitud, la mano
que lo abre. Cuando la actitud, tu voluntad y la predisposición sean las adecuadas, entonces, el
grifo se abrirá y lo que ha de ser te vendrá con creces.
Mi servicio al Padre me hace sentir y ver los pasos dados hasta ahora y la esperanza y el
convencimiento de lo que mi corazón me dicta y las percepciones recibidas, realizadas.
Cuando se sirve al Amor, prepárate, porque aquello que vivirás, probablemente no
siempre será como te hubiese gustado que fuese, pero tu presencia en aquél lugar con aquellas
almas necesitadas de Luz, Amor y Comprensión, serán iluminadas por la intencionalidad divina
a través de ti.
La vida toma otro sentido y actúas desde una perspectiva paralela a la convencional. No
siempre eres comprendido ni aceptado, aún así, tu paso por aquella situación deja huella y
recuerdo en aquellos que la han vivido.
Llevarás a término lo que se conoce como tus virtudes terrenales, pero lo que
manifestarás será mucho más que tu potencial aparente. Como ser completo actuarás en
diferentes ámbitos de tu entorno, algunos de ellos, probablemente no conocidos por ti para
hacer lo que has venido a hacer. ¡No importa! Allí donde seas llevado sabrás qué hacer y
ayudarás a todos aquellos que estén implicados. No importa tanto el lugar, el ambiente donde
estarás, porque tu corazón te indicará en todo momento lo que hacer. Estás siendo llevado, en
este tren donde te encuentras, por el mejor conductor que hayas podido elegir: tu corazón.
Los tiempos que vive la humanidad, el planeta y nuestro sistema solar, están
produciendo unos cambios en el interior de cada uno. Están despertando la divinidad que cada
uno es. Gran parte de los seres humanos sienten cómo llama a su puerta, y muchos otros tienen
la “televisión tan alta” (miedos, resistencias, falta de autoestima,…) que no oyen las llamadas
de sus corazones para dar un paso más hacia el proceso evolutivo de sus almas.
Nace un nuevo día y la serenidad del reposo te hace abrir los ojos, dándote ánimos para
levantarte y sentir los nuevos aires que vienen a recibirte y guiarte en este primer día del resto
de tu vida. Sientes el convencimiento de llegar allí donde quieres desde el lugar donde te
encuentras. ¡Tanto da el punto donde te encuentres de tu proceso! Estás en el mejor lugar donde
podías estar para continuar con paso firme tu camino, a tu manera, según necesitas para llegar
a ti, al Dios que eres, a tu Divinidad manifestada.
Y todo,… a tu manera (“My way”), según necesites.
El camino ahora se ensancha y la luz se intensifica. Seres de Luz se te acercan y te
rodean.
El camino nunca ha estado vacío. Nunca has estado solo ni lo estarás.
En tu camino cada vez estarás más acompañado y protegido.
Eres amado y siempre lo has estado y lo estarás.

Inicios del Despertar

Todo empezó como un proceso inconsciente que en sus inicios das pasos sin saber dónde
te llevará aquello que sientes en tu interior. Ves como te vas alejando de los convencionalismos
que hasta el presente te ha ido rodeando, y tú, desde la ignorancia de tu ser, pero con el
sentimiento que te abraza conforme aquello que es lo que quieres, empiezas a dirigirte hacia una
dirección ignorada hasta ahora.
Mi consciencia fue despertando, sobre todo, a partir de 1991. Hasta entonces iba
haciendo sin saber exactamente por qué lo hacía, aquello que hacía. Actualmente todavía tengo
reacciones o tomo decisiones que sencillamente siento que las debo de hacer, con la diferencia de
que ahora ya no me cuestiono el por qué las hago, sino que son fruto del ser que hay en mí y
dirige mi vida. Quizás te haya sorprendido el hecho de expresar que hay un ser dentro de mí que
dirige mi vida. Todo a su debido tiempo. A medida que vayas adentrándote en la historia de este
libro, irás entendiendo el contenido de mis palabras.
Hay todo un mundo sutil que nos rodea en nuestro espacio planetario. En nuestro amado
planeta conviven diferentes seres de diferentes dimensiones. Vemos los de más densidad, que
somos nosotros, la humanidad, así como los animales y el mundo vegetal. Todo es vida, a
diferentes niveles. Pero también hay vida en otros planos no visibles con los ojos físicos que
cohabitan en la Tierra.
Como ya he dicho anteriormente, fue a partir de 1991 cuando mi consciencia empezó a
ser “consciente” de la vida y lo que iba viendo. Para llegar a esta fecha tuve que seguir un
proceso, para mi alma, que me llevaría a la preparación adecuada y poder aceptar un cambio que
me llevaría al despertar interior. Todo se aceleró, y sobre todo, con el cambio del milenio.
Hasta entonces, iba viviendo y tomando decisiones en la incertidumbre de no saber qué
me sucedería a cada paso dado. Sencillamente hacía aquello que sentía que debía hacer,
aceptando todas las consecuencias que se pudieran derivar de mis actos. Las aceptaba y de esto sí
que era consciente. Pasaría por donde tuviera que pasar, pero mis decisiones eran las que
percibía con claridad en mi interior.
Viví momentos, considerados a nivel social, de pobreza: perdiendo todo lo material que
podía llegar a tener en aquellos momentos; cambios de domicilio forzados por mi falta de
liquidez; días de no poder comer, y todo lo que pudiera derivarse de la escasez económica.
Aceptaba todo lo que se producía a raíz de mi situación. Era un proceso donde se iba
activando mi interior. No tenía nada, sólo a mí. Aprendí a conectar con otro mundo que no fuera
el exterior. Empecé a dirigirme a mi interior y fue cuando encontré un camino que no finalizaba
por más que te adentraras en él. No sólo no veías el final, sino que una vez dabas unos pasos más
a tu interior, más querías profundizar en esa dirección. Podría parecer una contradicción, pero
cuanto menos tenía, mejor me encontraba.
Fue en la más profunda precariedad de mi vida, cuando más notaba la sensibilidad en mi
ser. Fue en este período de interiorización en mi vida que me sentía más libre y en paz. Sí, fue
cuando las puertas del verdadero ser que era se abrieron de par en par y empezaron a presentarse
ante mí, otros seres de luz diciéndome por qué estaban allí conmigo y me acompañaban a lo
largo de mi vida. Eran mis guías espirituales, que ahora se hacían presentes de una manera que
yo los pudiera percibir. Todos se presentaron y me expresaron -porque estaban conmigo-, qué
papel desempeñaban en mi vida.
Así fue cómo mi consciencia iba activándose día a día.
Aquél que fui, fue desapareciendo para dar paso al verdadero ser que había en mí.
“Quitármelo todo, para dármelo todo.
Nada que me distrajese se quedó.
Todo fue despojado para encontrar la esencia de mi ser.”
-------------------------------------
Cuando uno, a lo largo de su vida empieza a vivir situaciones que le llevan, incluso a
sentirse marginado y no ser aceptado por lo que es su familia; puede llegar a sentir rencor,
resentimiento o tener una situación de desafío ante ella, pero no fue este mi caso. En ningún
momento, que recuerde, llegué a sentir tales sensaciones; sencillamente aceptaba lo que se estaba
viviendo y las reacciones de aquellos que, aparentemente, debían darme apoyo. No tuve a la
familia a mi lado. Lo acepté sin pensar en su culpabilidad sobre mi situación vivida en aquellos
momentos. Aceptaba y aceptaba con todas las consecuencias que podían conllevar cada decisión
tomada por mi parte en la vida.
Tengo que decir que he vivido situaciones extremas, y algunas de ellas de una manera
reiterada. Cada vez que me encontraba en ellas me dejaba llevar por las circunstancias, sabiendo
que la decisión tomada era la correcta según mi parecer. Fui honesto en todo momento, y a lo
largo de toda mi vida. Fui una hoja de árbol que cae en un riachuelo de aguas bravas y se deja
llevar por ellas. Al final, llegará a la placidez de su destino.
Debido al entorno en el que fui criado, tuve que hacer, -ya de adulto-, todo un trabajo de
liberación de mi interior y de aprendizaje para alejar de mí, todo lo aprendido y aceptado como
normal en mi día a día. Todo procedía de unas pautas externas a mi ser, a lo que yo sentía en mi
interior. Ya de pequeño veía a mi alrededor como un mundo ajeno al mío. No acababa de
identificarme, y cuanto más lo quería hacer, más malestar creaba en mi vida.
Separaciones afectivas, altibajos económicos, incomprensión, y otras situaciones que
reflejaban mi interior se presentaron ante mí para decirme: ¡Despierta ya! ¡Es la hora!
Recuerdo momentos en que veía que situaciones de aparente estancamiento en mi vida se
presentaban una y otra vez. Yo me decía: “Confía, Jordi, confía. Todo acabará bien. Confía.” A
través de los sueños, aquellos que me acompañaban de la Luz también me decían:
- CONFÍA. CONFÍA. CONFÍA.
A partir del año anunciado, 1991, fue cuando empecé a trabajarme la mente, este
utensilio tan poderoso que dirige y crea nuestra vida. Aprendí a controlarla y a hacer que
respondiera a mi voluntad. Conseguí controlarla y darme cuenta cómo funcionaba y cuándo
intervenía en mi vida. Aprendí a ver venir el momento en que quería intervenir para controlarme.
Supe cómo hacer que fuera mi fiel sirviente según sentía que debía hacer. Al final me obedeció y
pude sentir lo que es la tranquilidad mental y el sosiego interior. Desde entonces, como mi gran
aliada, me obedece, y juntos materializamos aquello que siento.
Aprendí, también, a conocer las herramientas que habitan en nuestro interior y todos
llevamos dentro. Son mecanismos que ya traemos al nacer, pero no nos lo comunican,
leyéndonos el libro de instrucciones de nuestro potencial.
Entré en contacto con cada uno de ellos, y cada uno de ellos tiene su función y
particularidad. A lo largo de este libro podréis encontrar cuáles son estas herramientas que cada
uno de nosotros posee desde su nacimiento.
Fueron unos años de gran intensidad espiritual, de limpieza interior. Tenía que sacar de
mí todo aquello que ya no me pertenecía como ser libre, y con un potencial inmenso. Tuve que
vaciar todo lo aprendido hasta entonces, para dar espacio a los resultados que iba
experimentando por mí mismo y mi corazón me dictaba. Tenía que liberarme de todo aquello
que no me permitía ser yo para dar cabida al amor y a las instrucciones de mis maestros amados,
tanto físicos como espirituales.
La vida es un proceso de aprendizaje, que cuando empiezas a darte cuenta de quién eres
tú en verdad, ésta deja de tener el sentido que le dabas hasta entonces. Tú ya no eres el mismo y
tu actitud ante ella cambia. Cuando así es, resulta que empiezas a ser tú y a manifestar al
verdadero ser que eres.
El camino

“Mi corazón era un desierto, y ahora, la hierba crece por todos los lugares”
Ya de pequeño había algo en mi interior que me hacía tomar unas decisiones u otras.
Éstas me llevaban a nuevos peldaños de mi camino, y a cada uno de ellos que subía, me abría
nuevas puertas de mi vida inconsciente, todavía para mí. Hacía y hacía pensando en aquello que
me atraía. Me dejaba llevar por lo que sentía.
En mi época de juventud, debido a una sordera obtenida por medicación de un hermano
mío, hizo que me interesara por ellos, y el mundo de los sordos me llevó a otros seres, dentro de
las discapacidades físicas. Durante años me dediqué a grupos de diferentes tipos de discapacidad,
tanto física como sensorial, y al mundo de los niños. Me sentía bien con ellos. Me encantaban.
Teniendo unos 18-19 años, estando en unas colonias de verano con un grupo infantil, justo
después de finalizar mis estudios secundarios, se abrieron las matrículas de la universidad. Yo,
inicialmente, no sabía qué hacer al finalizar el instituto, pero estando en una de estas colonias
infantiles, una de las monitoras que había allí dijo de abandonar el grupo un día para bajar a la
capital y matricularse como maestra de escuela. Luego por la tarde ya estaría de vuelta. Yo vi
este momento como ideal para apuntarme también a la universidad, igual que ella y hacer algo
relacionado con los niños. Magisterio fue una buena opción. Así que los dos bajamos para
matricularnos. No sabía qué hacer con mi vida, pero esta oportunidad de acompañar a esta
monitora, y los estudios que quería hacer, me pareció que yo también podría hacerlos. Me
gustaban los niños y me sentía bien con ellos. ¿Por qué no podía estudiar algo relacionado con
ellos? Fue la oportunidad perfecta, en esos instantes de no saber qué hacer ante la vida. Lo
relacionado con niños me pareció una decisión adecuada. ¿Por qué no?
Sólo fue el inicio de mi camino. Mi tiempo de maestría, como docente escolar infantil
tuvo sus días contados, pocos años. Debía de ser maestro, sí, pero no de niños ni en una escuela.
Mi siguiente paso me llevó a dedicarme a la enseñanza de lo que hasta entonces,
-mientras ejercía de maestro con niños-, era mi hobby: el mundo del baile, de la expresión, del
mimo y el teatro. Me dediqué, también, a ir por las escuelas realizando talleres y cursos de este
tipo, así como encuentros de animación y cuentista, narrando cuentos, fábulas y leyendas. Sí,
cuentista. Era animador, cantando por las escuelas, y narrando cuentos por toda la tierra en la que
nací: Cataluña. Estuve muchos años yendo con mi coche de aquí hacia allá. Eran tiempos en los
que disfrutaba con lo que hacía y me permitía tener una sensación de libertad y, en algunos
momentos, de gran prosperidad. Me echaron de diferentes escuelas con las que trabajé por mi
manera de ser y de tratar a los muchachos (de tú a tú, trabajos en grupo, respeto, etc...), y en
cambio, en este nuevo período, ahora me recibían con los brazos abiertos y mis remuneraciones
eran superiores. Estos hechos me mostraban que el cambio había sido el adecuado. La decisión
fue la correcta. La vida se encargó de que cambiara de actividad. Ella parecía actuar por mí.
Cuando se veía que ya había aprendido o dado lo que tenía que haber dado y aprendido, la tarea
iba escaseando para que me espabilara y me dedicase a aquello que mi corazón empezaba a
hablarme.
Pasó el tiempo, y mi actividad en las escuelas fue decayendo, para dar paso a las mismas
actividades, pero esta vez en diferentes espacios como asociaciones, centros cívicos y en alguna
que otra escuela, pero esta vez para los padres. Después de diez y siete años en el mundo del
ritmo y la expresión con los adultos, llegué, nuevamente, a un nuevo cambio importante en mi
vida, que al igual que cuando fui maestro de escuela, ahora, se abrió la puerta para lo que durante
años me dediqué como un nuevo hobby: el autoconocimiento y mi función como terapeuta.
Sentí una llamada intensa de ayudar a los seres que me rodeaban, pero no a desbloquear
sus cuerpos con el ritmo y la expresión, como el baile o las danzas, sino a unos niveles más
internos y con consciencia por parte de cada uno. Estas actividades fueron menguando en mi
vida y empezaron a aparecer unas nuevas oportunidades con la nueva dirección a seguir:
terapeuta holístico.
En la vida hay una sincronicidad plena. No hay nada al azar, y yo lo he podido ver y
aprender a lo largo de mi existencia. Cuando estás preparado para dar un nuevo salto en tu vida,
desaparece lo que estabas haciendo para empezar a manifestarse la nueva oportunidad según la
preparación y tu estado interior. Así fue en todo momento, incluso en el presente. Una vez estás
preparado para dar el siguiente paso, todo el universo se confabula para ofrecerte el nuevo
regalo: tu nueva vida a partir de ahora.
“Morir para resucitar”
Todo aquello que vivís sólo es el aprendizaje para los nuevos pasos de lo que seréis.
Todo está unido. Todo está entrelazado para lanzaros a vuestro recordar quiénes sois y la plena
realización de vuestra misión en esta vida.
Las situaciones que vivía me hacían ir a mi interior, a estar conmigo, que era el único ser
con el cual me sentía bien y podía encontrar el bienestar. Estar conmigo era como apartarme de
la situación y verla desde una perspectiva objetiva, sin los condicionamientos personales. Era
como reposar y ver claro lo inexplicable e irracional de los momentos experimentados. Sería
como aquellas bolas de vidrio que hay como nieve en su interior. La coges, la giras y la vuelves a
girar a su posición inicial y ves cómo la nieve va cayendo, dando una belleza a lo que ves dentro
del objeto. Era una cosa parecida a lo que vivía. No entendía cómo los demás podían actuar de la
manera que lo hacían cuando todo era mucho más sencillo y actuando desde la honestidad todo
podría solucionarse. Las situaciones me empujaban a ir a mi interior y poder sentir el sosiego
dentro de mí, a solas. Cada uno de los acontecimientos vividos me llevaron a estar solo conmigo
mismo, que es cuando podía ver claro. Un año tras otro, mi presencia en este mundo parecía que
sobraba. Ahora sé que así no era, pero en aquellos momentos, sólo me quedaba pasar por ahí de
la mejor manera posible.
Tuve una educación donde el hombre debía de ser hombre y cumplir con todos los
requisitos sociales y de género por el hecho de ser hombre: tener una actitud firme, inflexible sin
ninguna muestra de debilidad; ser quien tomara las decisiones y quien se encargara de llevar una
casa, siendo quien había de mantener un hogar,… en fin, toda una serie de convencionalismos
sociales, religiosos y culturales que hicieron, todavía más, que me distanciara del lugar y las
personas que me rodeaban. “Debíamos de aguantar estoicamente la dureza de la vida”. No me
era fácil vivir en un mundo así.
Con esto no quiero decir que fuera una víctima ante mi exterior, sino que mi alma no se
encontraba adaptada, ni encontraba el lugar adecuado para encajar con los hábitats donde había
ido a parar. Me encontraba desfasado e incomprendido. Sé que muchos de vosotros también
sentís lo que yo sentí en su momento. No critico ni justifico nada de lo vivido, porque con el
tiempo entendí que era lo mejor para mí y mi proceso álmico.
Todo tiene un sentido para nuestro mayor bien. El ambiente donde me encontraba me
llevó a reprimir mis emociones porque mi parte masculina predominaba.
Ya de adulto, a los treinta y tantos, sentí que debía de romper con todos estas creencias
sociales y religiosas. Me propuse empezar a expresar lo que había en mi interior, y una de las
cosas primeras que hice fue, aprender a llorar. Llevaba muchos años sin hacerlo, habiendo tenido
motivos para tal fin. Mis emociones estaban reprimidas, no mostrando del todo, aquello que
sentía. Parecía que siempre estaba “bien”, cuando no era así, pero mi “des-educación” me indujo
a no mostrar ningún indicio de supuesta debilidad. No podíamos llorar – eso es lo que aprendí de
mi entorno -, y por lo tanto, debía ser fuerte. Esta aparente fortaleza me llevó al mayor
desconcierto interior. Lo que yo sentía dentro de mí no tenía nada que ver con lo que me decían
que debía de expresar o la manera de expresarlo. Aquello que sentía debía salir fuera de mi
interior. ¿Entendéis por qué me sentía bien cuando estaba conmigo mismo, solo? Porque estando
conmigo podía expresar libremente aquello que sentía, todas les emociones y sentimientos del
tipo de sean. Recuerdo una vez, -ya habiendo despertado mi consciencia-, me compré un trozo de
manguera, de unos 50 cms. Fui a una ferretería. La adquirí, y cuando llegué a casa, para
amortiguar los golpes, puse unos cojines encima de mi cama y los empecé a golpear con fuerza y
más fuerza, sacando todo lo que llevaba dentro, lanzando incluso, algún que otro improperio. No
me controlaba porque quería sacar todo lo que había en mí que no me hacía sentir bien. No me
importaba decir palabras groseras, porque estas eran todo lo que yo había reprimido hasta
entonces. Me propuse golpear y expresar verbalmente durante tres minutos, alguna vez. Sin
parar. Resulta que mi actitud de “no-violencia”, a los 40 segundos me decía que parase, pero yo
me decía que ¡no!, que no debía de parar hasta llegar a los 3 minutos. No quería dejar nada en mi
interior.
Estuve un tiempo haciendo este ejercicio, y a aquellos que aparentáis ser “personas
dóciles y muy tranquilas”, pero que sintáis una inquietud en vuestro interior, dejad de dar una
“buena imagen”, y sed vosotros. Un buen trozo de manguera puede ayudaros a exteriorizar toda
represión en vuestro comportamiento y actitud social. ¡Qué bien me sentí!
Aprendí, también, a llorar. Qué contento me puse, después de muchos años de no hacerlo.
Tengo que decir que me costó y tuve que poner de mi parte, y mucha, para aprender nuevamente
a dejar que las lágrimas apareciesen en mí. Provocaba el lloro, pero nada. Lo intentaba una y otra
vez, pero no siempre lo conseguía, hasta que llegó el día que fue una gran alegría para mí:
¡Lloré! ¡Me alegré tanto por poder llorar y tocar lágrimas propias que recorrían mi cara! ¡Fue un
gran día! Sí, tuve que aprender a llorar para poder abrir mi corazón y empezar a sentir aquel
quien yo era. Mi corazón empezaba a abrirse, pudiendo ver los primeros resultados de un trabajo
consciente para expresar libre y plenamente mi ser, exteriorizando todo aquello que ya no tenía
cabida en mi interior y necesitaba ser liberado. La alegría fue enorme. ¡Había aprendido
nuevamente a llorar!
Desde entonces, el lloro es parte de mi sensibilidad actualmente. Es síntoma, no de
tristeza o pena, sino de alegría y emoción al sentir conmigo a mis acompañantes del Hogar.
También representa otros aspectos en mí que dan conformidad a la veracidad de un hecho,
situación o toma de consciencia.
Llorar es una forma de expresión que tenemos en nuestro ser, como herramienta para
expresar nuestras emociones, estados de ánimo, y para confirmar la verdad, encontrar la aguja en
el pajar de la condición humana. Desde la perspectiva limitadora del ser, el lloro es tristeza y
limitación, bajeza y debilidad, impotencia y victimismo a la vez. Cuando abres tu corazón y
empiezas a despertar a la verdadera esencia de la vida, este acto lagrimal se convierte en la
felicidad de sentir tu fortaleza, tu divinidad y la presencia de aquellos que te han estado
acompañando desde tu nacimiento. Nada es lo que parece. Una actitud mental puede darte una
visión del síntoma muy diferente al de una vida desde el corazón. Teniendo presente que el
raciocinio por antonomasia limita cualquier visión que pueda llegar a tenerse, y pone límites a lo
que sucede en nuestra vida, no es de extrañar que el hecho de abocar la vida por el filtro de la
mente, te falten argumentos o comprensión para entender el verdadero significado de tu
existencia.
Más allá de la mente, se encuentra el corazón, el cual pueda hacerte ver la realidad de lo
existente, incluida tu propia vida y todo lo que en ella experimentas.
Llegué a darme cuenta de lo infinito del corazón y lo limitado de la mente racional. Va
más allá de cualquier visión existente en nuestra condición humana. La verdadera libertad reside
en el corazón, y el aprisionamiento existencial se encuentra en la mente.
La hora consciente

Dentro de los treinta y pocos años viví una situación, que podríamos denominar
traumática. Fue una separación afectiva que no finalizó amigablemente. Tuve que irme del hogar
donde me encontraba y a raíz de aquel hecho oí hablar de un libro que me llamó la atención:
“Las mujeres que aman demasiado”. Pensé si yo no era una persona que amaba demasiado y
decidí leérmelo. Me fue bien. Me ayudó a entender a quien hasta entonces fue mi pareja y a otras
mujeres y personas que están dispuestas a amar incondicionalmente y no se aman. No es que
haya un tope para amar. Nunca es demasiado. Lo que hay que esclarecer es que el “amar”
humano no es el “AMAR” espiritual que es nuestra verdadera naturaleza. En aquél tiempo no
discernía ni conocía el AMAR que ahora siento en mí.
Otra sincronicidad que se presentó ante mí, fue en un día que visité a mis padres y la
televisión estaba encendida. Estaban haciendo una serie de Shirley McClaine “Lo que sé de mí”.
Fueron unos segundos, no más, pero quedé atraído por la experiencia de esta mujer, mostrando
su despertar.
No tardé en tener sus libros en mi mesita de noche y estarme hasta las dos de la
madrugada, cada día, leyendo su experiencia del despertar espiritual. Leí sus cuatro libros
publicados hasta aquél momento. Se me acabó el material y volví una y otra vez, a las librerías,
pero esta vez al apartado de autoayuda. Leí y leí muchos libros a lo largo de los años, hasta que
llegó el día en que sentí que ya no debía de leer más. De una manera continuada, y en muy poco
tiempo, leí los 11 libros de Kryon publicados hasta entonces, y algún que otro relacionado con él.
Fue la última secuencia lectora intensa de mi ser para recibir una información inicial y conocer el
camino. Una vez sabido, me dediqué a aplicarlo en mi vida. No hubo ningún libro leído por mi
parte que no lo aplicase en mi día a día, dándome cuenta de la validez de unos y lo obsoleto de
otros. Mi vida empezó a cambiar de una manera notable. Me sentía bien conmigo e iba
adquiriendo confianza y fortaleza para escuchar y hacer aquello que mi voz interior, mi corazón
me iba diciendo.
Dentro de esta práctica, fue, con el cambio del milenio que mi vida ya se encontraba en
los márgenes de la espiritualidad y no en los cánones de la terrenalidad. Había dado los primeros
pasos para empezar a vivir espiritualmente en el mundo terrenal. Estaba aprendiendo a
manifestarme en un entorno, un planeta que no acababa de hacerme mío, pero debía convivir en
él con seres que seguían también su camino.
Cuando la consciencia despierta, tu vida cambia. Empiezas a dejar de ser aquél quien eras
y nuevas inquietudes, actitudes y maneras de actuar aparecen en tu vida. Una de ellas, en mí, fue
el hecho de querer aceptar todo lo que la vida me ofrecía. Escuchaba a mi corazón e intentaba
poner paz en mi espíritu para vivir y aprender de lo que experimentaba y sentía. Empecé a
aceptar todas las “supuestas adversidades de la vida”. Dejé de quejarme y de expresar
disconformidad. Aprendía a aceptar y a confiar hasta llegar a entender que todo lo que vivimos
somos nosotros que lo atraemos. Fue entonces, que no tan solo no aceptaba lo nuevo, fuese lo
que fuese, sino que además, mi proceso de aprendizaje se aceleró porque me abrí de tal manera
para entender lo que vivía, que no había nada que fuera un cabo suelto. Cada paso dado estaba
relacionado con el siguiente, y el siguiente con el otro, de manera que toda mi vida era un enlace
de situaciones que me llevaban a la conexión con mí mismo. Todo tenía un sentido.
No puse ninguna resistencia por mi parte, o al menos lo intentaba, para aceptar todo,
absolutamente todo lo que iba atrayendo. Me dejaba llevar sin importarme a dónde me llevaba.
Quería saber por qué había aparecido en mi vida una persona, situación o ambiente. Para saberlo,
siempre anteponía mi responsabilidad ante la vida, conforme todos somos responsables de todo
lo que hacemos y atraemos, y ver el por qué de tal situación o persona. La lección se encontraba
en mí mismo, no al azar y en los demás, sino que yo era el responsable de lo que estaba viviendo
y sintiendo. Con esta apertura del corazón, y con plena honestidad y, sobre todo, humildad para
reconocer partes de ti no sanadas, empecé a darme cuenta del por qué de todo y del sentido de lo
vivido. Yo era el responsable de mi vida. Cambias tu actitud o tu manera de ver la vida, y tu
exterior también cambia. Tú eres el único responsable de lo que te sucede. No los demás.
Fue un período donde me sentía entusiasmado para saber dónde me llevaría cada paso de
mi vida y qué iría sintiendo en el proceso para llegar al final de aquel objetivo. Quería superar y
sanar cada situación que había en mí “de mi pasado” y no me permitía avanzar en el presente.
Mi vida tomó otro aire. A medida que iba aprendiendo y dándome cuenta de quién era yo,
empecé a hacer desaparecer cualquier reminiscencia de temor que pudiera haber todavía en mí.
No tenía miedo ante nada, pero algo en mi interior todavía me frenaba. Aprendí a dejarme ir y a
no querer controlar las situaciones. Me dediqué sólo a vivirlas y a sentir la paz y la tranquilidad
en mí, pasase lo que pasase en mi entorno. Mantener la serenidad y la paz en medio de cualquier
tempestad existencial en la cual pudiera encontrarme en aquellos momentos. Me dejé ir,
absolutamente a los brazos del universo.
Aprendí a tener confianza, fe, esperanza y a darme cuenta que todo es temporal. Aprendí
a navegar en medio de aguas turbulentas, y a mantener la armonía en mi interior. Una vez va
pasando la situación te das cuenta que no ha sido para tanto, y que son nuestros posibles temores
los que dramatizan la situación, negando el aprendizaje para nuestro ser en el proceso de
evolución en el cual nos encontramos.
Aprendí a estar centrado en momentos de aparente inestabilidad. Rebajaba la intensidad
del impacto. Tu interior puede removerse, pero si antepones tu voluntad en querer conseguir
sosiego y paz, ésta puede con cualquier situación no deseada de tu exterior hacia ti. Tú eres quien
dirige tu vida y quien la crea. Tú eres mucho más de quien piensas que eres. Aprendí a darme
cuenta que “Yo sí que puedo” y cualquier ser, cualquier persona que quiera, también puede. No
hay nada ni nadie que pueda influenciarte si tú no le das el consentimiento. Tú eres quien crea tu
vida. Tú decides qué quieres vivir y lo que no. Aprendí a no querer atraer sólo cosas que me
gustasen, sino a SER YO MISMO, y esta integridad es lo que te permitirá vivir justo aquello que
necesitas para tu proceso. Cuando llegas a este punto, nada debes de temer, porque te sentirás
preparado para lo que pueda venirte, dicho de otra manera, para lo que tú hayas decidido qué
atraer a tu vida como nuevo paso hacia tu proceso de evolución. ¡Maravilloso!
De esto me di cuenta, y desde entonces, ya no pido, ya no deseo, sencillamente SOY YO.
A partir de aquí todo sucede según lo que ha venido a hacer cada uno en esta vida. ¡Perfecto!.
Una vez, en una conversación con el Padre, en relación a cómo me encontraba
interiormente dentro de este proceso, me dijo:
- Lo que siento adentro es diferente. ¿Qué me pasa realmente? – Pregunto.
- Mi hijo está creciendo y veo que él se da cuenta de todo el proceso. Se siente extraño
porque experimenta la serenidad y la paz que Yo le doy. Percibe el amor que le ofrezco y esto le
contrasta con lo que ha sentido tantos años. Mi hijo se está acercando a las puertas de la Luz
del Padre y esto le hace tambalear. Sabe que camina, pero cada paso es una novedad no
experimentada hasta ahora, aunque sí deseada. Mi hijo experimenta, juega, aprende y crece
siguiendo el camino que se ha marcado. No tengas miedo, amado. Sé valiente como ahora.
Sabes lo que quieres y eres decidido. Harás todo lo posible para llegar allá donde tú quieres. Lo
conseguirás. El proceso será rico. Tú quieres pasar por aquí. Sabes lo que quieres, pero no las
situaciones a vivir para llegar al objetivo. Veo que llegarás. Veo fuerza y valentía en ti. Llegarás
a conseguir en tu vida actual todo lo que te propongas.
A veces necesitamos saber que estamos en el camino adecuado, y el Padre, de cuando en
cuando me lo confirmaba. Cualquier palabra era reconfortante. Me sentía agradecido por sentir
que mi trabajo durante estos años me estaba llevando hacia aquél quien yo era en verdad. A lo
largo de mi vida consciente he ido recibiendo de cuando en cuando confirmaciones que te
alientan a continuar con lo que estás sintiendo.
Impotencia

Fui un niño que veía que los adultos que me rodeaban no eran felices. Supongo que este
vivir año tras año en un entorno donde la dualidad estaba fuertemente enraizada hizo que me
transformara en una persona tímida, con un gran sentido de la vergüenza. Pasaba desapercibido
dentro de un grupo. No proponía, callaba y me dejaba llevar por las decisiones de los demás,
sintiendo una especie de resignación y aceptación a la vez, en mi interior. ¡Cuántas veces he
recordado lo diferente que pensaban los demás en relación en cómo veía yo la vida! No era
consciente del todo de cómo veía mi existencia, pero sí me daba cuenta de lo absurdo, muchas
veces, de las decisiones que tomaban. Era un “ahora y aquí porque yo lo digo”, o sentía una
rutina de victimismo en todo mi entorno familiar. Eran penas expresadas a través de la palabra y
unos hábitos y manifestaciones orales conforme “la vida era muy dura y nosotros no podíamos
hacer nada para cambiarlo”. Mis alas, como a la mayoría de los que vivimos aquella época
fueron “cortadas”, creando un niño con un mundo interior muy diferente a como actuaba el resto
de la humanidad.
Esta sensación de que por el hecho de ser niño debías de hacer lo que te decían, hizo que
mi espontaneidad y naturalidad se convirtieran en quietud, control y resignación. De ser un niño
abierto, alegre y muy movido, pasé a ser, hacia los tres, cuatro años, un niño “modélico” según
mis padres.
Iba creciendo y sentía que conforme más me adaptaba a mi entorno, más malestar sentía
en mí, más la sensación de indefensión se agudizaba dentro de mí. ¿Realmente estaba tan
desamparado?
A lo largo de los años he llegado a sentir impotencia porque veía que las cosas no salían
como a mí me hubiera gustado que fuesen. Veía que la vida que quería, en cuanto me acercaba a
ella, algo me impedía llegar y disfrutarla. Una y otra vez. Así durante muchos años. En un
principio sentí una gran impotencia al pensar: ¿por qué a los demás sí, y a mí no? ¿Por qué no
puedo vivir cómo yo quiero? Había algo que no estaba funcionando.
Nuestro estado natural es vivir en la abundancia y la prosperidad a todos los niveles, en
cambio, cuando se trataba de mí, parecía que los Reyes Magos o Santa Claus habían pasado de
largo, y ante mi puerta, no me habían dejado nada, ni una pizca de esperanza por momentos.
Cuando parecía que se abría la puerta de la prosperidad y estaba a punto de poderla gozar,
siempre aparecía un motivo por el cual, todo lo obtenido desaparecía de mi vida. Otra vez a
empezar. Era para sentir impotencia, pero fue con el tiempo que llegué a invertir esta situación.
Ya habiendo entrado en mi despertar, después de unos años trabajando mi autoestima y
mi capacidad para expresar y reclamar lo que me pertenecía por naturaleza y sintiéndome
merecedor de poder obtener aquello que sentía en mí, llegué a un punto donde un pilar se
personó ante mí: la Fe, la Confianza.
Años posteriores el Padre me dijo:
- Tu Fe te ha salvado.
Me había dejado ir, sabiendo que algún día todo cambiaría. No sabía cuándo ni cómo,
pero sí que mi situación cambiaría del todo. Empezaba a sentir en mi interior conforme aquello
que vivía y cómo lo vivía, cambiaría para siempre. La impotencia desapareció de mí, dejando
lugar al aprendizaje, a la ilusión por vivir y sintiendo la fuerza en mi interior para llegar a la
materialización de mi voluntad, según mi corazón me dictaba.
Toda impotencia es fruto de una visión limitadora de la vida. No hay malas situaciones,
sino puntos de mira de la situación. La visión con la cual observes un hecho, te va a llevar a una
actitud u otra, o viceversa. Cambia tu actitud ante la vida, o tu visión de ella, y el dramatismo y
la sensación de no poder desaparecerán de ti. Una vez te hayas liberado de tu visión de
incapacidad o escasez, entonces todo el universo se pone a trabajar a tu favor para que puedas
ver los primeros indicios de tu cambio ante la vida. Empezarás a obtener bendiciones de todo
tipo que te llevarán a darte cuenta de que, en el fondo, la abundancia siempre ha existido en tu
vida, pero tú no la veías porque la ofuscabas con tus creencias, sentimientos y actitud ante la
vida.
Después de períodos de incapacidad para conseguir aquello que sentía y quería,
actualmente la vida me llena de materialización, de regocijo y alegría para todo lo que pueda
llegar a necesitar en mi camino. Nada pido. Nada deseo para mí, porque siento la fuerte certeza y
convencimiento que ya lo tengo. De la impotencia a la fuerza creadora de tu vida. Fue el paso de
la condición humana a la divinidad que cada uno somos. Siempre hemos sido, pero nuestro
entorno terrenal, nos hizo olvidar quiénes somos en verdad. Nuestro cuerpo, disfraz temporal
para nuestra alma, nos confundió, pensándonos que somos unos pobres seres humanos a merced
del azar y la vida, cuando en verdad, nosotros somos la Vida, la Verdad y el Camino. Ya en su
momento Jesús nos lo anunció respecto a su presencia en medio de la humanidad. Cada uno de
nosotros somos este Camino, la Verdad y la Vida, desde el momento en que despertamos y
tomamos consciencia de quiénes somos y la capacidad, el potencial espiritual que hay en
nosotros. Somos divinidad en un cuerpo, y vuelvo a decir, que este cuerpo, a menudo, nos distrae
y confunde. La esencia no es el cuerpo, sino lo que hay en su interior,….nuestro verdadero Yo.
No es lo que sentimos en nuestro interior, sino aquello que contiene nuestro ADN como pilares
que deben activarse para nuestra plena manifestación y realización. Cuando empezamos a
recordar, y cada vez más y más, vamos elevando nuestra consciencia espiritual.
En mi vida he experimentado vivencias que me han llevado a un aprendizaje. Este
aprendizaje ha permitido aumentar mi sabiduría. Esta sabiduría, fruto del conocimiento aplicado
te llevará a darte cuenta de quién eres en verdad y el sentido de tu existencia y todo lo que
percibes a tu alrededor. Te permite conocerte y entenderte mejor, y cuando así es, más entiendes
a los que te rodean y el por qué actúan como actúan, porque la comprensión de tu ser ahora es
mayor. Te aceptas, respetas y eres más paciente contigo mismo, hecho que hace que también lo
seas con los demás. A mayor recuerdo de tu ser, mayor comprensión de la vida en sí, de los
demás y sus actitudes y creencias.
La impotencia se aleja de ti, porque ahora empiezas a darte cuenta del empoderamiento
que hay en tu interior, de la divinidad que tú eres.
La impotencia pertenece a la condición humana, la fuerza de tu vida, a tu divinidad.
En el mes de abril del 2008, sentí unas palabras en mi interior que me decían:
“La Consciencia es lo que te permite poner remedio a los desequilibrios”.
Fue otra revelación, pero ésta, siete meses más tarde, en el mes de noviembre del mismo
año, donde en una meditación oí que se me transmitía:
“Dios está en ti. Dios está aquí en la Tierra a través de ti”.
No es que yo fuera un “elegido”, sino que la divinidad que hay en cada uno, puede llegar
a manifestarse.
Reconozco que, ahora mirando con retrospectiva lo vivido en mi vida, me he deleitado
con cada situación, persona o acontecimiento que el proceso de mi alma me ha permitido
experimentar. Con los años y el tiempo, mi gozo por vivir lo que vivo, aceptándolo y
agradeciendo cada bendición que me llega, disfruto enormemente, a pesar de los pesares que
podáis decir, porque ahora sé y comprendo el sentido de mi existencia y lo de todo lo que mis
sentidos pueden llegar a percibir, ver, oír o captar. Es tal el Amor en todo lo que sucede que te
das cuenta de que tú formas parte de él, y de la Voluntad Divina Superior.
-------------------------------------
Todos nuestros recuerdos, no son mentales, sino basados en el sentimiento. Cuando
vemos una imagen, se nos activa un sentimiento, sensación o percepción más allá de lo que
vemos.
Lo que hemos vivido a lo largo de nuestra vida son una serie de sensaciones que nos han
marcado o hecho recordar momentos concretos: alegría, amor, rabia, impotencia, abandono,
maltrato, dolor,…..todo, absolutamente todo está basado en un estado interior. Nuestros
recuerdos están unidos a un sentimiento o sensación concreta. Aquello que no se corresponde
con nuestro proceso de evolución en aquel momento, no lo recordamos. Son los impactos más
notables en nuestra vida los que nos dejan huella, pero esta huella, no es el hecho en sí, sino el
sentimiento experimentado en relación a aquel hecho. Son nuestros sentimientos los que nos
definen y esclarecen el momento en que nos encontramos en nuestras vidas, el proceso de
evolución en que estamos. A mayor intensidad emocional, más alejados estaremos de nuestra
alma. A mayor aceptación y naturalidad, desde la consciencia, más indicará la unión que hay
entre nosotros y el verdadero ser que somos.
El ser equilibrado no se inmuta por lo que vive, pero no por su insensibilidad, sino porque
comprende que todo lo que está sucediendo es para el mayor bien de la persona en concreto y de
la humanidad. Cuando aceptamos este hecho y lo sentimos en nosotros, dejamos que todo sea,
como se dice. Fluimos y permitimos que la Voluntad Superior a la cual todos pertenecemos
pueda materializarse en esta dimensión en la que nos encontramos.
Cuando introduje la meditación en mi vida, a través de ella obtuve revelaciones e
información tanto de mi vida, como para la humanidad. Fue también en este año 2008, durante el
mes de julio, debido a un sueño que había tenido, que durante estos instantes de interiorización
recibí lo siguiente como respuesta al por qué en mis sueños habían aparecido tres espadas:
Los apegos a la terrenalidad
Eres más que un humano. Eres divino.
Crear, materializar. Cada uno de estos puntos se refería a una espada del sueño que
había tenido. Cada espada nos permitiría conseguir y llegar a la obtención de estos aspectos:
Liberarte de tu condición humana (terrenalidad)
Conectar con tu divinidad (el verdadero ser que eres)
Poder materializar aquello que tu corazón te dicta y lo que has venido a hacer. Estos tres
aspectos son los que todos, en su momento, deberemos de conseguir superar, para llegar a
manifestar aquel que somos.
Ascensión
Divinidad
Materialización de la Voluntad Divina Todo proceso de Ascensión, de evolución de
nuestra alma, nos irá acercando cada vez más a nuestra divinidad. A medida que nos vayamos
acercando y sintiéndola en nosotros, permitiremos que aquello por lo que hemos venido a este
mundo, sea realizado. Todos seguimos un proceso. Todo ser humano debe de seguir un proceso
dentro de este contexto de la materia para la evolución de nuestra alma. Este proceso abarca tres
fases:
Yo Soy
Dios se manifiesta a través de mí
Yo Soy Dios. El primero consiste en llegar a recordar quién eres tú y empezar a dar los
pasos hacia esta dirección. Cuando en tu presencia al mundo coincida tu manera de hacer, hablar,
pensar y sentir, entonces todo será Uno. Cuando todos nosotros seamos Uno con nuestra esencia,
entonces,…Yo Soy. Este es el proceso al que mayor tiempo le dedicamos. Muchas vidas
necesitamos o hemos necesitado para llegar al Despertar adecuado para sintonizar todo nuestro
ser y todo aquello que albergamos en nuestro interior. Yo Soy es Amor. Cuando ya así es o
llegas a un punto del camino, bien adentrado a lo largo de él, es cuando te dejas ir; y aquel del
cual todos procedemos empieza a manifestarse a través nuestro. Este es el segundo paso de todo
proceso espiritual, el hecho de liberarte completamente a las manos de tu divinidad, siendo ella
quien va actuando, hablando, manifestándose a través de ti. Tras este paso, a medida que nos
vayamos dejando llevar, llegaremos al tercero, que es cuando tu grado de consciencia es superior
y sientes, vives completamente desde el corazón y el Amor. La Unicidad entre tú, el Hogar y el
Ser Superior que hay en ti es tan grande y firme, que no hay diferencia entre tú y tu Divinidad.
Ya eres Divinidad manifestada. Ahora nos encontramos en un proceso de aceleración de la
obtención de estos pasos. Cuando el ser humano se predispone, su divinidad empieza a activarse.
Llega un momento en tu vida que ya no programas, estructuras ni organizas, porque todo se
predispone para que sea tu Voluntad, Una con la Voluntad Superior. En este último paso, o
cuando más te estás acercando entre el segundo para llegar al tercero, la plena sintonía y unión
entre tu ser, como vehículo, y tu divinidad, como esencia propia, hace que sientas más allá de lo
terrenal. Sientes el sosiego, la paz, el amor, la armonía y la expansión de todo tu ser. Hay una
gran calma en ti que te lleva a vivir desde la no identificación con todo lo que te rodea, pero a la
vez, sientes la firme unión, fraternidad con todos. Nos daremos cuenta en qué nivel nos
encontramos por lo que sentimos en nuestro interior. A lo largo de los años me he dado cuenta
que no es importante lo que viva, sino lo que sienta en cada instante. Esto es lo verdaderamente
importante en nuestro camino. Ahora, ya de adulto, he empezado a darme cuenta de todo mi
proceso, cómo ha estado cuidadosamente preparado para poder llegar a mi presente actual. Sé
que mi camino todavía es largo, pero, debido a lo vivido y experimentado a lo largo de mis años
anteriores, he llegado a sentir a Dios en mí. He llegado a conocerle, e incluso, a verle. He sido
instruido por seres más allá de nuestra dimensión. Todos ellos han sido lo que se conoce como
guías espirituales. Mis experiencias con ellos me han llevado a recopilar todo el material que me
dictaban, escribía y sentía, para poderlo transmitir a la humanidad. Había llegado la hora de
expresar y compartir con el mundo, toda la instrucción recibida, tanto por seres físicos como por
los hermanos de la Luz. El cambio de milenio fue fundamental para dar este paso. Hasta
entonces daba cursos sobre aspectos de algunos de los mecanismos que tenemos a nuestro
alcance y hay en nuestro interior, pero fue a partir del 2004 cuando empecé a profundizar en mi
camino y transmitir la espiritualidad al mundo. Del chamán al ser crístico
Desde mis inicios en el viaje del autoconocimiento, los recuerdos de mis otras vidas, eran muy
vívidas e intensas en mi interior. Me atraía todo lo relacionado con la ritualística, las hierbas y la
naturaleza como fuente de mensajes hacia nuestro corazón, nuestro ser. Las influencias de mis
épocas como indio norteamericano, o indígena sudamericano, me hacían tener recuerdos,
visiones y un entendimiento con la sabiduría de los animales y la naturaleza. Mi vida se
manifestaba con unas obras abrazadas por el chamanismo. Sí, era un chamán en pleno siglo XX.
La década de los noventa fue una eclosión de mi posición como ser que vivía con una energía no
identificada en la sociedad que nos encontrábamos. Mi estilo de vida era diferente. (En el fondo,
siempre lo ha sido y continúa siéndolo). Para mí, un chamán era aquél ser que llevaba armonía y
equilibrio, no tan solo a su vida, sino también a su entorno. Era un ser en perfecta unión con la
Naturaleza y el Universo. Sabía que todo lo que nos rodeaba tenía Vida, y por lo tanto, todo
merecía un respeto y devoción. Las cuatro principales características de los chamanes eran:
La curación
El acceso a conocimientos nuevos u olvidados.
El desarrollo y aplicación de la energía.
El vaticinio o adivinación. Siempre realizando su obra por medio de rituales y elementos
que la naturaleza nos daba, prefiriendo vivir en lugares donde había poca concentración humana,
donde había más posibilidades para seleccionar un lugar equilibrado y armónico. ¡Sí, yo era un
chamán en los tiempos actuales! Se me reveló, en aquellos tiempos, a través de los sueños. Éstos
fueron de mis primeras herramientas activadas que me permitían una conexión con “algo
superior a mí, y no de esta dimensión”. Fue el 10 de agosto de 1998 cuando supe que tenía en mi
interior todos los elementos, todo lo necesario para mostrar al chamán que era. Hasta entonces
los veía como seres muy lejanos a mi ser, pero ahora los sentía muy cercanos, porque yo era uno
de ellos. Cuando me di cuenta de lo que estaba sintiendo, me quedé callado, sintiendo el
hormigueo por todo mi cuerpo y viendo y sintiendo mi piel de gallina, erizada. Sabía que lo que
sentía era cierto por este síntoma físico. Cuando siento algo parecido al escuchar o ver una
imagen, sé que así es, como una confirmación de lo que estoy percibiendo. Algo importante
estaba saliendo de mí. Conocía estos síntomas. Me eran familiares. El silencio invadió mi
entorno. Un respeto, alegría y quietud a la vez aparecieron en mi interior. Yo era un chamán con
todo lo que esto representaba. Me puse a llorar. No podía controlarme. Algo importante dentro
de mí se acabó de “cocer”. Me dejé llevar por los momentos que vivía. Había tomado
consciencia “de quién era” en aquellos momentos de mi proceso, y de lo que “llevaba dentro de
mí”. Inmediatamente, por mi mente pasaron unas imágenes de cuando, en otra vida, era un
curandero (así lo definí) por la zona de Perú. Me vi recogiendo hierbas en una pequeña aldea en
las altas montañas. ------------------------------------- Faltaba un año y medio para entrar al nuevo
milenio. Debía de prepararme porque podía ser importante y de gran ayuda para la humanidad.
Eso pensaba en su momento. Durante esta década tuve una preparación que me llevó,
efectivamente, a un cambio en mí, pero no podía imaginarme cuál sería el resultado del mismo.
Pensaba en el chamán que era y enfocaba toda mi obra en esta manera de actuar, basándome en
un pasado y unos rituales y visualizaciones acompañado de una parafernalia importante: piedras,
inciensos, velas, amuletos, aceites, y otros utensilios como dagas o campanitas. ¡Todo era
ritualístico! En mis sesiones trabajaba con el pasado y algún que otro ejercicio basado en algún
ritual. Era como vivir en un mundo de poder. Mientras, yo iba trabajándome personalmente para
librarme de todo aquello que no me permitía ser yo: frases de pensamiento positivo,
visualizaciones, auto sesiones de Reiki, piedras para equilibrar mi energía, viajes chamánicos,
sueños, y otro tipo de métodos según iba adquiriendo el conocimiento de aquél momento.
Durante esta época me abrí a nuevos aspectos que hasta entonces, sus puertas estaban cerradas.
Empecé por Control Mental, y a raíz de este primer paso llegaron otro tipo de cursos, de
formación, como técnicas mentales, hipnosis, máquinas de la felicidad, Masaje Tibetano y Reiki.
Todo parecía ir sobre ruedas, cuando en diciembre del año 2000 pensé en ir a Perú para iniciarme
con un chamán. El día cinco de este mes se me acercó Jesucristo – como le llamaba yo en
aquellos tiempos – y me preguntó: - ¿Por qué quieres ir a los Andes a hacerte una Iniciación? -
Para aprender a utilizar la energía – le respondí. - Esto te lo enseñaré yo – me dijo convencido y
seguro. Actualmente, ya pasados unos años, puedo decir que he aprendido mucho más de lo que
me hubiera podido enseñar el aprendizaje de Perú. Me puse en sus manos y la vida tomó otro
rumbo a como había sido hasta entonces. Hubo otro hecho importante, antes de finalizar el
milenio, y en el verano del 98 fue cuando pude “romper, deshacer” algo en mí que no me
permitía tener una relación afectiva con alguien. Fui víctima de unos rituales de magia negra por
parte de una persona con la cual tuve una relación de pareja y las cosas no acabaron muy bien. Se
me hizo lo que se conoce como un “amarre”, siendo fuertemente atado a la voluntad de la otra
persona. Este verano fue cuando, a través de una amistad que tenía en aquellos momentos, se
pudo deshacer el ritual. El efecto dominó funcionaba sin parar. Ahora un hecho, ahora otro, y
todos encaminados a mi liberación interior y absoluta como ser. Entonces me di cuenta del
bloqueo afectivo que tenía. Desde mi relación con aquella mujer, intenté con otras, pero nunca
dieron los frutos que me hubiesen gustado obtener. Entendí el por qué. ¡Ahora estaba limpio!
Hablar de este tipo de magia, es decir, de la intencionalidad dirigida por intereses personales y
encaminados a bloquear a alguien, y limitar su vida, es hablar de las viejas energías en el planeta.
Magia es la capacidad que todos tenemos para materializar. Si es la mente o el corazón, el dolor
o el amor quien la dirige podemos ayudar a la humanidad y el planeta o a ralentizar su proceso
de evolución. Me di cuenta de este hecho en mi vida cuando una vez fui, y por última, a una
Feria esotérica que se hacía en Barcelona. Era el año 1997. Había ido otros años, pero por
primera vez quise que me echaran las cartas del tarot. Elegí muy a consciencia quien sería quien
me las tirase. Los observé a todos, y al final me decidí por un hombre. Yo tenía conocimientos
del tarot y de la representación de las cartas. Me senté delante de él y dejé que me hablara. Yo
iba mirando todas las cartas que iban saliendo, y desde el primer momento, el mensaje era claro.
La primera pregunta que me hizo fue: - ¿Tú crees en la magia? - Sí – le respondí. - Alguien de tu
pasado te ha hecho magia negra. (Me describió a la persona). Inicialmente no percibí quien podía
ser, pero a medida que iba hablando, pensé en alguien. Le dije su nombre y él me lo confirmó.
También me dijo que llegaría el día que aquel “trabajo negativo” que se me hizo, desparecería.
Estaba relacionado con la parte afectiva, sobre todo. La finalidad era que: “no llegaría a tener
nunca una relación afectiva estable con ninguna chica que no fuera ella.” Al anularme este
amarre que impedía amarme íntegramente, pude empezar a conectar con mi parte femenina.
Cuando llegué a casa quise comprobar si eran ciertas las palabras de aquel hombre, que
representaba que era vidente. Aquella misma noche quise incubar unos sueños que me dijesen si
era cierta la afirmación de que se había hecho este tipo de magia contra mi ser. Tuve tres sueños
que me verificaron la situación. Debido a esto, llamé a mi gran amistad de aquellos tiempos para
pedirle ayuda. Ella era vidente y médium. Me era de confianza. Concertamos día y hora. Le
expliqué y ella, a lo largo de los minutos que estuvimos juntos vio que me habían hecho dos
trabajos de santería: - El cuello de pollo enterrado cabeza abajo con mi nombre dentro de su pico.
- Habían enterrado dos figuritas dentro de una piedra ligadas con dos lazos. Uno de negro y otro
de rojo y habían puesto a un vigilante del bajo astral. Para romper esta “atadura”, se hizo lo
siguiente: - Para el primero, mi amistad vio que ya estaba descomponiéndose. Con ayuda de un
guía indio, cogieron con mucho cuidado aquella parte de la tierra y la pusieron en un parterre,
bajo unas plantas, para que crecieran por primavera, y florecieran, y así se convirtiera aquella
negatividad en positivismo y amor, y rompiera el encantamiento inicial. - Con la ayuda de una
entidad espiritual de gran Poder, que era un indio, pudieron cortar los lazos y la piedra, liberando
las dos figuras que se encontraban en su interior. Al final, el indio luchó, junto a sus guerreros,
contra el vigilante del bajo astral. Ahora entiendo porque de un tiempo hacia aquellos días, tuve
sueños, conforme hacía las paces con la chica que tuve la relación y estábamos bien, no
importándome volver con ella. (Era su influencia de atracción). En mi vida todo seguía su
perfecto camino, aunque no supiera, en aquellos momentos, hacia dónde me dirigiría, y lo mucho
que cambiaría. ------------------------------------- Una de las grandes iniciaciones chamánicas
consistía en hacer morir a quien hemos sido hasta ahora, y resucitar al nuevo ser que hay en
nosotros. Morir para resucitar. Morir para nacer
En los primeros días de 1998 tuve un sueño: Yo me llamaba por teléfono a mí mismo para
decirme algo. El nombre era: “Sledes”. En aquel momento el sueño se acabó. Yo me estuve
preguntando qué me quería decir “Sledes”. Sí, “Sledes era yo mismo, ¿qué me quería decir a mí
mismo? ¿Por qué me llamé con el nombre de “Sledes? Analizando estas cuestiones y otras,
sentado y dispuesto a encontrar respuestas en el despacho de mi casa en aquellos tiempos, pensé
en el tarot indio, y concretamente con una carta. Esta era: “Sled”. ¡Ya está! El sueño me decía
que trabajase con la carta del trineo (sled en inglés) y viese lo que su presencia quiere decir. Lo
que yo me quería decir en el sueño, era que me había de poner a prueba a mí mismo. Esta carta
representa el escuchar la voz interior de uno mismo, la intuición. Debía de estar atento y seguir
mi voz interior, sentir y exteriorizar mi interior en todo momento. La llamada, la carta, me decía
que debía trabajar aspectos en mí, que me diese cuenta de estos y que me preparase para un viaje
interior. Esto ocurrió el día 6 de enero, y el día 15, tuve otro sueño donde hacía presencia un
concepto ya salido anteriormente. El título del sueño era: “Vuelo hacia la muerte”. La parte final
del sueño era: …entonces “el superior”, se pone delante del púlpito. Quien tengo al lado le
pregunta: - ¿Por qué los que dirigís, siempre utilizáis la palabra para mandar? Él le sonrió y le
respondió: - Yo no os hablaré. Yo, que estoy viendo y escuchándolo todo también sonrío porque
veo que quien hablará y nos querrá decir algo es “otro”. Hay Paz y tranquilidad en aquel lugar.
Todos estamos bien. Yo estoy bien. Tengo ganas de oír a “quien” nos hablará. Es alguien que
veo que baja unas escaleras para comunicarnos algo. Tengo ganas de escucharlo. Estoy
dispuesto. Me siento bien en aquel lugar. Aparece. Es alguien delgado, alto, con rasgos oscuros
en la cara (en el entorno de los ojos y la boca), pálido. Me siento bien con él, muy bien. Me
siento tranquilo y en paz, con ganas de oírlo. Este personaje era la Muerte. Tenía el mismo
aspecto que la carta de la Muerte en el tarot indio. La Muerte ha venido para comunicarme que
hará presencia en mi vida, no refiriéndose a una muerte física, sino que finalizará algún aspecto
en mí que me hará sentir bien. A más a más, yo ya estaba preparado para recibirlo. Algún
aspecto de mi interior acabará, morirá, alguna cosa que me hará sentir bien. Empezaré una nueva
etapa interior. ¿Qué es si no la muerte? Pues finalizar algo a un nivel y empezar otro a otro nivel
mejor, superior. Es necesario morir a menudo en la vida para continuar creciendo y avanzar por
nuestro camino hacia la dirección que acordamos. El bautismo, según los cristianos, representa
un nuevo renacimiento, un inicio en una nueva etapa. El sueño que tuve a finales de este mes de
enero, concretamente el día 25 habla de este aspecto en mi vida, pero antes quiero hacer un
inciso, comentando que el bautismo no se refiere a por qué yo sea cristiano, sino que se debe de
entender en su concepto más simbólico: Encontraba a faltar una chica que hacía tiempo no nos
veíamos. Deseaba tener relaciones con ella. Esta chica, resulta que estaba a mi lado. Se iba de
donde estábamos y se dirigia a una especie de estanco donde había surtidores en los que
brotaba agua clara, limpia y fresca. La chica cogió un poco de ella y la derramó por encima de
mi cabeza como si me bautizase. A continuación representaba que ya estaba bautizado y con
deseos de estar con la chica. Esta chica representaba mi parte femenina, y es a través de ella, que
yo “me purificaría”. En mi vida había conectado demasiado con mi parte masculina, y en
cambio, olvidé mi feminidad. Había llegado la hora de dirigirme hacia ella.
------------------------------------- Hay un proceso en cada alma procedente de la dualidad, y en
algún punto de ella, se presenta la ocasión para morir y dejar paso al nuevo ser que realmente
somos. No es otro diferente dentro de la densidad, sino este ser que siente y vive diferente, más
en acorde a la esencia que todos somos, el verdadero ser que hay en nuestro interior. Debemos
quitarnos el disfraz que nos limita y dar paso a nuestra naturaleza espiritual aquí en la materia.
Así lo describí en uno de mis artículos a lo largo de los años: El proceso de morir para resucitar

En los orígenes terrenales, desde la aparición de la consciencia, empezó a resurgir aquel ser
que conectaba con la naturaleza y podía llegar a sentir la paz y la belleza de todo lo existente.
Sabía de la importancia del universo conforme tenía que ver con su proceso, aunque quizás no
era lo suficientemente consciente hasta qué punto. Todo esto fue como los primeros pilares del
ser humano que hemos llegado hasta el día de hoy. Posteriormente, debido a la conexión con la
naturaleza, estas almas se dieron cuenta que esta nos podía ayudar en nuestro proceso diario.
Podía crear estados de consciencia alterados, así como curar todo nuestro cuerpo a través de
las hierbas, o incluso, equilibrarnos con la presencia de las piedras que les rodeaban. Así fue
subiendo peldaños en el proceso evolutivo de su alma, donde con el tiempo, se conoció como el
curandero, hasta dominar los elementos de su entorno, dando vida al chamán. La época
chamánica duró muchos años, algún que otro siglo, basándose en la naturaleza y todo aquello
que ella le ofrecía. Para llegar a chamán, uno debía de pasar, en según qué lugares, por
diferentes fases o pruebas para poder liberarse de los miedos y poder purificarse, hasta el punto
en que se crearon unas iniciaciones para pertenecer a tal grupo u otro, como chamán. En lo que
todos coincidían era en que se había de hacer morir al ser que se había manifestado hasta el
presente hasta llegar al nuevo ser que había en cada uno que permitía liberarse de todo lo
terrenal para entrar en las sendas de lo espiritual. El tiempo fue pasando, dejando atrás los
magos, wiccas y brujos, curanderos, incluso, los chamanes. Nos encontramos en un punto del
proceso de la humanidad, del ser que quiere transmutar la dimensión que nos encontramos para
conseguir vivir en la cuarta, e incluso en la quinta, en esta biología. Necesita dar nuevos pasos
para elevarnos según las energías que vivimos actualmente y que se nos facilita más allá de
donde vivimos. Hemos llegado a una fase del desarrollo del ser en su condición humana que se
nos está invitando a dar nuevos pasos para subir los peldaños superiores al chamanismo, como
estos fueron en su momento para los brujos, magos o curanderos de antaño. Las energías así
nos dicen. ¿Qué quiere decir esto? Pues que hemos de volver a morir para resucitar, y esta vez a
una vibración superior a como vibrábamos hasta ahora. No podemos alimentarnos de lo que
sobró ayer y tiramos a la basura. Cada día hay un nuevo alimento que hemos de aceptar y
cocinarlo. La despensa interior siempre está llena, no aprovechando las sobras del día anterior
o los alimentos caducados, o incluso, como en la edad media, con un aroma a putrefacción, que
con unas hierbas aromáticas lo solucionaban en el momento de cocinar y presentarlo en la mesa
de los comensales. Ya no es necesario que nos alimentemos de lo que sobró antes de ayer. Los
tiempos actuales nos alimentan diariamente y en abundancia, y aún así, parece que haya alguien
que quiere contar, exclusivamente, con lo que se alimentó tiempo atrás. Ahora hay mucho más
que yuca, arroz, patata o gallina. Nuestro alimento, a nivel físico, es mucho más variado. Bien,
exactamente igual a nivel espiritual. Hemos llegado a un punto en que hemos de volver a morir,
para renacer y resucitar al verdadero ser que somos. Aquel ser que nuestra alma sabe, y en el
fondo, nosotros también, pero debido a los apegos, a lo que fuimos, no nos ha permitido
actualizarnos debido a los miedos de lo nuevo, -mucho mejor para nosotros-, que la vida nos
ofrece. Las épocas del curandero, del brujo y el chamán, ya han caducado. Han quedado
obsoletas. Necesitamos una nueva iniciación para poder morir del todo, y mostrar aquél quien
somos, saliendo de la crisálida de nuestra esencia. Creamos un ser que estaba conectado con la
tierra y el universo. Fue un paso importante, pero sólo era parte de la casa, no de toda ella.
Ahora el hogar que necesitamos finalizar requiere que acabemos las obras que iniciamos mucho
tiempo atrás. Muchos pensaron que las primeras obras ya eran la casa en sí, pero falta concluir
la obra que iniciamos. Bien, esta es la hora esperada. Ahora tenemos la oportunidad de decir en
voz alta: ¡Sí! ¡Éste soy yo! Mientras, todo han sido peldaños del proceso de nuestra consciencia,
de la historia del ser humano. Agradecemos a aquellos que fueron los seres que despertaron y
dejamos que el verdadero nuevo ser, completo, se manifieste con toda su plenitud. Ya no tiene
cabida la hora de los magos, brujas, ni chamanes. Todos han tenido su tiempo glorioso y álgido,
pero sólo sirvieron para poner nuevos pilares en el proceso del avance de la humanidad y
ayudar al planeta Tierra. Hemos de volver a morir para resucitar. Lo he dicho más de una vez, y
a consciencia, para que os quede bien grabado en vuestro interior. Ya no es necesario ser una
oruga o continuar encerrado en la crisálida. Ahora toca mostrarnos tal como somos, según la
divinidad de cada uno. Ahora ha llegado el momento de mostrar la divinidad que siempre ha
estado en nosotros y ha esperado su turno para cuando las energías fuesen las adecuadas para
poder manifestarse con el máximo resplandor, para todos aquellos que así lo decidan. Ahora se
te está diciendo que ya no es necesario sentirte limitado, impotente y dolorido por la presencia
de ciertos sentimientos no comprendidos, o de un cuerpo que no responde tal como tú quieres.
¡YA NO! Lo que se os está diciendo es que vosotros, ya no debéis ser vosotros tal como érais.
Vosotros tenéis un tesoro en vuestro interior, que siempre ha estado y preparado para cuando
poseyéseis la llave y la abriéseis. Muchos os decís que lo que habéis hecho hasta ahora ya está
bien. ¡De acuerdo! Se os respeta. Algunos decís que lo que habéis estado haciendo todavía es
válido. Una cosa es lo que habéis hecho, y la otra, el potencial esperando a ser manifestado.
Cuando decís que lo que estáis haciendo es lo correcto, estáis diciendo: “viviendo así ya está
bien”. ¿Seguro que no quieres sentir la intensidad del amor, la paz y la alegría de vivir en ti,
sabiendo que todo te está siendo dado y nada te falta? Bueno, si así es, se te respeta. Cuando la
humanidad se halla dividida en dos grupos: los que han decidido decir un ¡Sí! rotundo a la
llamada de la voluntad divina en cada uno y los que se han apegado a un pasado obsoleto,
sintiéndose empujados a dar nuevos pasos, resistiéndose a hacerlos, las diferencias entre la Luz
y la oscuridad quedarán bien marcadas, creándose cada vez más, un abismo entre las dos
maneras de sentir y vivir. Cuando la Luz del ser consciente y despierto a su divinidad, los que
hasta ahora se han negado empezarán a clamar una nueva oportunidad, porque habrán
necesitado ver para creer. Aún así, habrá quien se apegará a su viejo ser. A estos no les tocará
más remedio que despertar a otro nivel diferente al de la Tierra. Cuando transciendan, volverán
en otro lugar a años luz de donde nos encontramos, donde las energías serán las adecuadas a
ellos, no en esta nueva tierra de más alta vibración. Nos encontramos en estos tiempos donde el
ser necesita pasar por un nuevo proceso de transmutación, digámosle iniciación. Necesitamos
volver a morir, para renacer. No tengáis miedo a dar este paso, porque no estaremos solos, y
nuestra alma nos está llamando a la puerta constantemente, diciéndonos: ¿Todavía no te has
decidido? Cuanto más lo vayamos dejando, más sentiremos los movimientos interiores. Deja que
las obras de tu hogar interno finalicen. Después notaremos el vacío de la huída de la densidad
contenida en nosotros y la sensación de expansión y liberación absoluta de nuestro ser. La
libertad que sentiremos en nuestro interior nos permitirá sentir y experimentar sensaciones
preparadas exclusivamente para nosotros. Tus habilidades cambiarán y algunas se potenciarán
a niveles imaginarios. Los sentimientos más sublimes se manifestarán sin provocarlos. Sentirás
diferente. Verás la vida diferente y sabrás lo que es disfrutar y expresar la divinidad que hay en
ti. Entonces, tú serás tú, cuando así sea. Entonces, sentirás la divinidad que eres. La
intencionalidad por la cual fuiste creado, empezará a mostrarse plenamente, escuchando a tu
corazón y haciendo en todo momento aquello que te dicte. Ha llegado la hora de enterrar al
viejo ser que hay en nosotros de una vez por todas, para abrir la puerta a la Luz del nuevo ser
que hay en ti. Los tiempos han cambiado y aquello que fue, ya no tiene cabida hoy. Aquello que
está siendo dentro de cada uno llevará a abrir los canales de la humanidad para que trascienda
y liberemos la oscuridad, la densidad en la cual ha estado atrapada durante siglos. Y todo,
porque así debía de ser. El alimento de ahora es otro. La divinidad que hay en ti está llamando a
tu puerta. ¿A qué esperas abrirla? Hagamos de este planeta, un lugar donde el Cielo se
manifieste en la Tierra. Sólo existe el amor, y sólo desde el amor podemos crear vida divina,
donde todas las divinidades sean Una aquí en la Tierra. Todos, absolutamente todos daremos el
paso para ir de la humanidad a la divinidad, dejando la vida chamánica para dar la bienvenida al
Dios que cada uno es. En su momento, también abrí las puertas de aquél quien soy. Fui guiado
en todo momento por la voz de mi corazón. Mi interior, lo que sentía dentro de mí, era la
dirección a tomar en cada instante. Era como si sintiera el camino a seguir, y a continuación
“alguien” pusiera una alfombra para confirmar la veracidad de lo que sentía. Veía esta alfombra
ante mí, y entonces, sabía cuál era el camino adecuado para mi ser en aquél momento. Cuando
permites que todo sea sin querer controlar la situación, organizarla o programarla, entonces es
cuando se realiza el camino adecuado para tu alma, sucediendo exactamente aquello que se tiene
pensado para ella, y así tu ser, poder transcender la condición humana hacia el Cristo que hay en
ti. Hay que entender como “Cristo”, todas aquellas características asociadas a Dios: sabiduría,
comprensión, flexibilidad, compasión, ternura, firmeza, serenidad, armonía, orden, calma,
nutrición, equilibrio, calidez….y amor, mucho amor, recordando que Dios es la energía de más
alta vibración existente, es decir, el Amor. Dios es el Amor puro e incondicional, el de más alta
vibración, creador de toda vida emergente. Cuando se empieza a sentir esta energía en nuestro
interior, todo cambia. Nada ya es igual. Cuando estas sensaciones se producen constantemente,
diariamente, entonces será síntoma que tu ser ha cambiado su vibración, y tu ADN se ha activado
de tal manera, que vas viendo como tu voluntad va materializándose cada vez más. Son
momentos en tu vida que dejas que aquél quien en verdad eres se manifieste a través de ti, siendo
tú, Él. Siendo Él, tú. No hay diferencia entre tú y Él, porque hay una plena Unicidad, sin límites,
no sabiendo donde empieza uno y finaliza el otro. Sencillamente sois Uno, y tus palabras, tus
gestos, tus pensamientos y tu presencia, es Él en ti. Es su manifestación en ti. Hablas, actúas y
sientes, sabiendo quién eres más allá de tu terrenalidad. Entonces, tú ya no eres tú. Porque tú eres
la esencia de la cual procedes. Cuando cruzas la pasarela de lo chamánico a lo crístico en ti, la
vida toma otro sentido, otro color, y sientes el universo, el amor en tu interior, en cada célula de
tu composición biológica. Sientes la expansión, la inmensidad que eres, y la plena sensación de
saber que todo está en orden, en armonía y que lo que está sucediendo en tu entorno es fruto del
Amor. Los demás son parte de ti, y cada uno a la vez, parte del otro. Sientes también la Unicidad
en este plano dimensional con aquellos seres que te rodean. Unos se complementan con los otros,
y todos nos beneficiamos. Somos vasos comunicantes que todos nos ayudamos en nuestro
proceso de evolución. Te das cuenta de que lo que importa son las energías que vas irradiando en
tu día a día y el uso que hagas de ellas. Ves la vida como la consecuencia de la utilización de la
energía en ti. No importa lo que hagas, sino el cómo lo hagas. No importa tu nivel social y las
obras que realices, sino la energía que desprendas en cada paso de tu cotidianidad. ¡Eso es lo
importante: la Energía! Dejas de apoyarte en lo que te rodea para utilizar tu ser. Dejas de tener
presente la parafernalia de tu entorno, para adentrarte en el poder interior que hay en ti. Cuando
dejamos de poner nuestra energía en manos de ciertos elementos y rituales, y empezamos a
mostrarnos con todo nuestro potencial interior sin interferencias externas, entonces, será indicio
de que estamos dejando el pasado, las energías chamánicas para dar paso a las energías crísticas.
Será el momento en que el ser limitado y dependiente, pasará a la omnipotencia y la plena
libertad de creación. Hubo un momento que di este paso, y puedo asegurar que nuestro potencial
es ilimitado. Te conviertes en pleno co-creador de tu vida. Eres tú y Dios. Eres Uno. El ser con
un vehículo biológico y la esencia divina manifestándose. Entonces te das cuenta de que la vida
tiene un sentido más allá de lo vivido y podemos ver. No hay dolor. Desaparece el miedo, la
tristeza y todos los sentimientos de baja vibración que nos crean malestar, porque sólo amor hay
en ti. Cuando sientes la inmensidad de tu ser, estás manifestando el Amor que eres. Todos somos
Amor. Cada uno de vosotros es Amor, pero las creencias de tu pasado te hacen creer que eres
limitado y la vida es un juego de azar. Nada de eso es. He podido experimentar momentos muy
humanos, sintiéndome limitado por instantes, al no poder vivir como quería. Influencias de baja
vibración llegaron a limitar mi libre albedrío, mi voluntad, pero todas ellas tenían una función,
un mensaje que me transmitían. Han pasado los años y he aprendido que aquello que vivimos no
es. Nada es lo que parece, y cuando das el salto de víctima a responsable de tu vida, entonces,
verás que es una cuestión de actitud ante la vida. Mientras pensemos que formamos parte de un
engranaje dominante, inflexible y punitivo, nuestras capacidades internas se están preparando
para ser activadas y romper con la situación que se está viviendo. Muchos se dejan llevar por lo
que viven. Sus capacidades se mantienen intactas. Adormecidas, pero intactas, dispuestas a
manifestarse para cuando el ser decida ser él. Otros sienten algo en su interior que les hace
reaccionar y no continuar como han vivido hasta aquellos momentos. Ellos tienen también las
capacidades innatas en el ser que siempre han estado con nosotros desde nuestro nacimiento en
la materia. No necesitas nada para avanzar por la vida, para crear tu vida y ser feliz. Solo se
necesita que ¡TÚ SEAS TÚ!, nada más. Tú eres divinidad, no un ser limitado. No hay puertas
cerradas, sólo el no saber de su existencia. No hay obstáculos en el camino, sólo el no saber de
tu potencial. No hay limitaciones en tu ser, sólo el no recordar quién eres. No hay desamor en tu
vida, sólo miedos que liberar. No podemos avanzar según nuestros deseos, a menudo, pero no es
por la impotencia que el azar me ha señalado con el dedo, sino por ignorar mi responsabilidad
ante las oportunidades. No existen las lamentaciones cuando dejamos que nuestro corazón nos
guíe. Puras lamentaciones manifestadas debido a nuestro pasado han permitido valorar aquello
que no es. Desgracias, penas, desigualdades, todo forma parte del desconocimiento de nuestra
existencia. Cuando nos identificamos con nuestro entorno, nuestro pasado, entonces todo se gira
según lo establecido desde el amor: Lamentaciones basadas en la creencia de nuestra
incapacidad para poder seguir el camino deseado. Lamentaciones, creadoras de situaciones
limitadoras que aumentan nuestras creencias de escasez e impotencia. Todo procede de nuestra
mente, de nuestra identificación con lo establecido según nuestro entorno. No hay nada
establecido. No hay nada previsto. El camino está libre y dispuesto a ser amueblado según
nuestra voluntad. Cuando ésta es consciente en nuestro ser, entonces, nada debemos de
cuestionar, porque la dirección a seguir depende de nosotros. Somos nosotros quienes andamos
y damos los pasos hacia la luz de nuestro sentir. Cuando ahogamos el corazón, nos ahogamos a
nosotros mismos por inutilizar la brújula de nuestra alma y el empoderamiento divino que hay
en cada uno. No hay tristezas ni lamentaciones mentales, por lo tanto, nada puede interferir en
aquello que nos propongamos. Ignorar este potencial de proponer y materializar, nos lleva al
acantilado del fin de nuestro camino tal como lo estábamos haciendo hasta aquel momento. No
hay vaso medio vacío, sólo la oportunidad de decidir. Una intencionalidad adosada a nuestra
capacidad de elegir el camino y nuestra cualidad al pasar por él: Libre albedrío. Nos fue dado
para llegar a este punto de reflexión donde os encontráis y decidir una nueva dirección a seguir.
No hay fracaso, sólo valor y éxito. No es el resultado lo valioso de nuestra existencia, sino el
proceso para llegar a la realización. Ésta es el resultado de nuestra actitud y aprendizaje
durante el camino. El proceso es lo importante en nuestras vidas. El resultado es una
consecuencia de él. No esperéis ver resultados. ¡Sentid el resultado en vosotros! No esperéis ser
amados. ¡Sentid el Amor en vosotros! Hay un camino que tu alma debe seguir. Tú diriges el
timón. Pon las dos manos en él y déjate llevar por el corazón. Él te guiará en los momentos de
niebla y poca visibilidad. Confía. El camino está libre para ti. No pienses, ¡siente! Navegar
entre aguas no conocidas no es motivo para parar tu barca y quedarte quieto, dejando de
avanzar. Más allá de todo dolor acumulado a lo largo de tu viaje, se halla la luz de tus sueños.
Tu alma vibra cuando ve que empiezas a descartar la penumbra en ti y tus dudas. Tu alma se
reconforta cuando sientes el amor en ti y te dejas llevar por esa luz que solo tú ves en la
dirección adecuada. Síguela y no te cuestiones si es el camino de tu auto realización. ¡Sigue! La
voz de tu corazón te llevará. No hay oscuridad, sólo el desconcierto de tu ser ante lo nuevo y lo
que no controlamos. Déjate llevar por aquello que sientes y lo demás… ya vendrá. Deja de
querer seguir un camino adecuado sin margen de flexibilidad. Deja que la vida te lleve por el
sendero propicio para tu ascensión. No esperes dolor, sí los regalos, las oportunidades que te
van a ofrecer para llegar allí donde debes de llegar, según lo pactado con anterioridad. Deja tu
mente a un lado para sentir quien eres tú en verdad y poderte manifestar con toda tu
magnificencia ante el mundo. No para impresionar, sino para abrazar desde el amor a aquellos
que necesitan de tu existencia, empezando por ti primero. No es importante proponerse metas,
sí, en cambio, el sentir el amor y la realización en tu interior. Cuando esto lo sientes, entonces
sentirás el bienestar en ti. Nada más que amor hay en ti para liberar tu vida anterior. ¡Siente!
¡Vibra! ¡Emociónate! con aquél quien tú eres. Aquello que vendrá a continuación de estos
sentimientos hará que dejes de pensar con la parte de vida que hasta ahora no ha ido como tú
querías. Amor atrae amor. Liberación abre las puertas de toda sanación. Recordar nuestra
esencia elevará nuestra alma hasta llegar a la divinidad que cada uno de vosotros sois. No hay
más. Tú eres el principio y el fin de tu vida. Tú eres la Fuente de la cual emana toda creación en
ti. Deja que el agua de la vida, procedente de la Fuente Universal, te lleve por el caudal que te
encuentras. Coge tu timón y sigue a tu corazón. Si miras a través de él, verás que no estás solo
en la barca. Rodeándote está la Luz de tus hermanos del Hogar que siempre te han acompañado
a cada paso de tu proceso, incluso, junto a ti se han encontrado en los momentos de más
aparente soledad. Siempre han estado allí y acá, ahora contigo. Mira bien la barca. Mírala
desde el corazón y también verás a otros seres de una Luz más intensa. Sí, son ellos, algunos de
los Maestros Ascendidos. Todos tenemos “más afínidad” con alguno de ellos. Tu vida es parte
de los Designios Superiores del Universo. Eres parte importante de la Gran Voluntad Divina.
¿Por qué crees que, a pesar de todo, todavía estás aquí, habiendo llegado hasta el presente?
Porque todavía tienes la oportunidad de abrir tus brazos, tus manos y aceptar el
empoderamiento de tu ser. No hay humanidad permanente. Llega el día en que dejamos nuestra
condición humana y la transmutamos por aquel quien somos en verdad: divinidad manifestada.
Este es el camino de estos tiempos. Las puertas del potencial divino se han abierto de par en
par: ¡A D E L A N T E!, puedes pasar. Hacia mi Divinidad
Mi formación en Reiki empezó en 1995, y al año siguiente hice el segundo curso según el
método del Dr. Mikao Usui. Una vez finalicé estos dos niveles, decidí no continuar porque con
lo aprendido ya podía practicar y ejercer sesiones terapéuticas, por lo tanto, decidí dar por
acabada mi formación en Reiki. Aún así, las cosas no siempre son lo que parecen y la vida te da
sorpresas inesperadas, siendo una de estas sorpresas el cambio de opinión, años más tarde, en
relación a este sistema de sanación natural. Intentaba practicar, pero no encontraba a nadie de mi
entorno que se dejara o accediese a que le hiciera una sesión. En aquel tiempo tenía unas
amistades que se encontraban a unos 150 kilómetros de donde yo me encontraba. Eran los únicos
que se predisponían a que yo practicase con ellos. Alguna vez los visité para hacerles una sesión.
Primero nos alegrábamos de vernos. Hablábamos y nos poníamos al día, y ya bien entrada la
madrugada, empezaba la sesión con ellos. Eran dos. Alguna vez acababa más allá de las cuatro
de la madrugada. No me importaba, porque había podido practicar. Aunque pocas veces tuve a
alguien que se dejase hacer una sesión, notaba cómo la energía fluía en mí, y sobre todo en mis
manos. En mis palmas, en el centro de ellas, la fuerza de la energía era tal, que la piel se peló.
Parecía que estuviera estigmatizando las llagas de Jesús en mis palmas. Sentía mucha fuerza en
ellas, a veces, sintiendo que “me dolían” de tanto flujo energético. Tiempo después, conocí a un
grupo de personas que conectamos en el momento, abiertas al mundo del Reiki y el despertar de
la consciencia, aunque en aquellos tiempos, no se definía así. Estuvimos unos dos, tres años en
contacto y encontrándonos asiduamente para practicar o asistir a alguno de los cursos que hacía
alguno del grupo. Aquí empecé a notar algo diferente a como me enseñaron Reiki. Empecé a
darme cuenta de que, en los encuentros de práctica entre nosotros, los denominados
intercambios, a aquél que le hacía, notaba un cambio notable en relación al principio de la
sesión, y durante el intercambio, sentía que no debía de seguir todos los patrones que se me
transmitieron en los dos niveles realizados. Veía unos resultados diferentes si aplicaba lo que
recibí, a lo que sentía. Estos últimos eran mucho mejores. No sentía la necesidad de aplicar los
símbolos y signos transmitidos en los cursos. Algo estaba pasando en mí debido al Reiki. Cada
vez sentía más la fuerza de esta energía sanadora, pero no aplicando lo que me transmitieron,
sino lo que sentía en mi interior. Recuerdo una vez, que alguien me transmitía Reiki y yo estaba
tumbado en una camilla, que me dijo: - ¡Es increíble! Estás para recibir y yo dar, y tú me estás
dando a mí. Estoy recibiendo constantemente de ti. En estas sesiones recibí ciertos comentarios
por parte de quien daba, algunos de ellos relacionados con mi proceso espiritual. Somos energía,
y es esta energía la que contiene la información que cada uno es, más allá de nuestra vida actual.
Fue a partir del Reiki que me adentré más en el aprendizaje y uso de la energía que todos somos.
Aprendí de ella, qué representa, la información que lleva almacenada y el cómo utilizarla. La
instrucción de mis maestros, tanto físicos como espirituales estaba dando sus resultados. Mis
intereses iban en aumento en esta dirección. Abrí nuevas puertas, las cuales me llevaron a mi
presente y a la conexión con mi Divinidad. En el mes de enero del 2001, habiendo entrado en el
nuevo milenio, sentí el impulso de querer finalizar aquello que empecé en el Reiki. Quise
continuar con el tercer y cuarto nivel para poder impartirlo a los demás. Con el primer y segundo
nivel podía practicar, pero también sentí que debía de instruir a otros hacia la energía. Así que en
este mes finalicé la formación según el método del Dr. Mikao Usui. Ya tenía los diplomas
adecuados para poder hacer cursos por mí mismo. Aún así, todavía tardé algún tiempo, años, en
hacer los encuentros en la formación de Reiki. Iba practicando, y a medida que lo hacía, sentía
con más nitidez la manera de hacerlo. Mientras, yo iba trabajándome personalmente. Fue con el
ya establecimiento de la nueva energía en el planeta, cuando se me presentó la ocasión. Las
oportunidades se presentan cuando estás preparado. Cuando el maestro está preparado,
aparecen los alumnos. Cuando el alumno está preparado, es entonces cuando aparece el
maestro. Así fue, y esta vez, sabiendo cómo hacerlo. No era el Reiki que me habían enseñado, un
Reiki chamánico, sino un Reiki puro, crístico. Dicho de otra manera: no era Reiki, sino Amor
transmitido como canal de la divinidad que uno es. Muchas diferencias había entre cómo me lo
enseñaron y cómo lo sentía yo, confirmado por mis acompañantes de la Luz. Reiki tuvo su
función con la vieja energía. Los tiempos han cambiado. Sé que con esta afirmación puedo llegar
a tener en contra a todos aquellos que están ejerciendo tal como nos lo transmitió el Dr. Mikao
Usui. Él recibió según sus conocimientos y la energía que había en su momento. Eran momentos
de una fuerte dualidad. Los tiempos han cambiado. Actualmente, este Reiki es un Reiki
chamánico. Nos encontramos en los tiempos Crísticos. La información que ahora recibiría sería
otra. Son otros tiempos. Reiki, tal como se está impartiendo en la mayoría de las veces, ya está
obsoleto, ya no tiene razón de ser. Ya no se necesitan los símbolos y otros efectos ritualísticos,…
pero no estoy aquí para dedicar demasiadas palabras a este tema, sino al proceso de lo chamánico
a lo Crístico. Mi instrucción espiritual iba siguiendo su camino. Mis capacidades iban
activándose y en aumento. Todo seguía su curso. Veía los nuevos resultados de mis reflexiones y
conexiones con mis hermanos de la Luz. Me daba cuenta de que aquello que sentía era lo
adecuado según cada momento y persona. Me dejaba llevar. Mi divinidad pedía paso. Fue en el
2003 cuando empecé a dar los primeros cursos sobre energía, pero debido al trabajo que iba
realizando con mi ser, éstos dejaron de hacerse. Durante unos años fui consciente de una nueva
energía que era mucho más potente y superior que la energía que estaba haciendo servir hasta
aquel momento. Las iniciaciones de Reiki no eran tales, porque dejé de hacer la mayor parte de
la ritualística existente y su simbología. El poder de armonizar y equilibrar, no se encontraba en
las ceremonias ni utensilios que me enseñaron que debía hacer. Nada de eso me dictaba mi
corazón, en cambio, para los asistentes a los cursos programados como Reiki, era una manera de
introducir a la canalización de la energía a través de las manos. Llegó un día en que los cursos
desaparecieron, porque había entrado en contacto con otra energía muy superior y más amorosa
que la chamánica. Me refiero a la energía crística. Empecé a integrarla y aplicarla en mi vida.
Trabajándome la confianza, la fe y el escuchar a mi corazón, me abrieron, cada vez más, las
puertas de esta nueva energía que empezó a aparecer en nuestro planeta con el cambio del
milenio. Como se diría a nivel comercial: “ahora ya se encuentra disponible para todos aquellos
que se predispongan a abrir su corazón y a conectar con aquel quienes en verdad son”. Me
sentía más fuerte de espíritu a medida que pasaba el tiempo y empezaba a ver la vida, con más
notoriedad, desde la no preocupación y entendimiento. Los grandes cambios en mi vida, eran
interiores. El entorno iba reflejando lo que sentía. Estos cambios interiores se convirtieron en
cambios exteriores. Cuanto mayor era el cambio, más se activaba la necesidad de vivir una nueva
vida y subir nuevos peldaños en mi proceso. La vida se encargó de quitármelo todo para empezar
desde cero. Ahora estaba preparado. Todo ha ido en aumento hasta llegar a mi presente. Lo que
antes era conocimiento, se convirtió en sabiduría. Lo que era una actividad en cuentagotas, se
convirtió en “más a menudo”, y el bienestar interior se intensificó de tal manera que pude llegar
a tener una conexión con mis hermanos de la Luz mucho más nítida e intensa, así como el sentir
la presencia de Dios en mí. La Divinidad es el estado natural del ser. Es el Amor manifestado
ahora y aquí, estés donde estés y hagas lo que hagas. Tú eres este Amor, porque la Unicidad es
plena, absoluta, total. El Padre y el Hijo son Uno. No hay diferencia entre uno y el otro. Los dos
se han unido para materializar la Voluntad Superior. Cuando uno siente la Divinidad en él, deja
de vivir su vida, porque se da cuenta que ésta no le pertenece. Habla, siente, obra y hace
presencia pero no eres tú como ser humano. Eres el vehículo para que Dios, esta divinidad que
hay en ti pueda manifestarse. Dejas de organizar tu vida, de programarla y ejecutarla, porque eres
guiado, fluyes y sabes qué hacer en todo momento. Sólo sentiréis Amor, alegría, paz, armonía y
una sensación de inmensa calma en vosotros, a la vez que una certeza de que en todo momento
recibiréis lo que necesitéis en esta vida. Dejáis de preocuparos, sintiéndoos guiados, protegidos,
alimentados y agradecidos por todas las bendiciones y oportunidades que la vida os ofrece.
Sentiréis el Hogar en vosotros y las presencias de la Luz que os acompañan. Sentiréis aquél
quienes sois que os dará la fuerza, el coraje y la serenidad cuando lo necesitéis en vuestro
camino. Por cierto, ya no habrá un camino preestablecido por vuestra voluntad, porque la vuestra
será la SUYA. Vuestra divinidad preponderá en vuestra vida. Vosotros no seréis vosotros, aquél
quien ahora sois. Es un camino a recorrer para llegar a esta conexión divina que cada uno es.
Para seguir este sendero, hay que empezar a trabajar la parte de densidad que pueda haber en
nosotros. Para tal fin, debemos conocer y saber utilizar las diferentes herramientas que todos
poseemos en nuestro interior y que ya tenemos desde nuestro nacimiento. Para recordar hay que
conocer nuestro interior. Para conocerlo y abrir sus puertas para adentrarnos en él, aplicaremos
unos utensilios que se albergan dentro de nosotros. Todos los tenemos, y serán los que nos
permitirán manifestar el poder que poseemos. Ese poder interior estriba en cómo hacer servir la
energía, y para ello, debemos de contar con estas herramientas donadas por nuestra divinidad
para que podamos abatir el muro que nos priva llegar a ella. Este proceso de trabajo personal y
autoconocimiento nos llevará a “nosotros mismos”. Conocerlos es darnos cuenta de la
grandiosidad de nuestra existencia. No hay nada que no podamos superar. Para ello, será
necesario saber qué tenemos, para utilizar una herramienta u otra. A continuación, en el siguiente
capítulo os muestro las claves internas que nos permitirán liberarnos de la densidad en la cual
podemos vivir. Las herramientas del ser para
su despertar y liberación
Nacimos con todos los elementos necesarios para nuestra vida a experimentar. Venimos con
todos los ingredientes adecuados para poder saborear nuestra existencia en esta encarnación.
Cuando respiramos por primera vez al nacer, éramos, como ahora, seres perfectos y completos.
Teníamos todas las herramientas que podíamos utilizar a lo largo de nuestro andar. Estas, son
como las llaves maestras para restablecer lo desarmonizado. Somos seres superiores más allá de
nuestra biología. Nuestro interior no pertenece a esta dimensión, por lo tanto, nuestra esencia
tiene todo el potencial espiritual como divinidades que somos. Al tomar forma, no siempre
mantenemos la consciencia prístina, y es nuestro trabajo ir a por ella, a tomar contacto con ella
nuevamente. Todos debemos o hemos debido seguir un proceso para llegar a la plena
consciencia de quiénes somos. Para ello, tenemos, como ya he dicho, unas herramientas que nos
facilitarán el ir a nuestro interior para conocernos, conectar con aquél quien somos y permitir que
la divinidad que somos pueda ser manifestada. Hay otros mecanismos para llegar a nosotros
como los sueños, las visiones y las intuiciones. Quizás en otro momento, otro libro, hable de
ellas, pero de momento os dejo con los pilares básicos que permiten abrir las puertas de nuestra
Luz, Consciencia y Amor. Estas herramientas son:
La visualización
El pensamiento positivo
La palabra
El silencio
El Sentir
El libre albedrío La Visualización

Aprender a controlar nuestra mente es clave para hacer que ésta esté a nuestro servicio de cara a
la creación de nuestra voluntad. Tenemos una mente poderosa, y la visualización es un
mecanismo para hacer que empiece a obedecernos. Visualizar es hacer que nuestra voluntad
impere en momentos determinados de nuestra vida, sabiendo que, aquello que visualizamos,
podemos llegar a materializarlo. Todos tenemos la capacidad de visualizar. He conocido
personas que parecía que no podían, pero todo es cuestión de práctica y saber la manera de
empezar a adentrarnos en esta técnica mental. Hay pasos sencillos que nos permiten aprender. A
través de la visualización podemos crear nuevas imágenes que nos permitirán empezar a
visualizar aquello que queremos en la vida. Para esto primero deberíamos tener claro qué
queremos. Luego, podemos empezar a trabajar con las imágenes. Cada vez que tenemos una
visualización positiva, estamos creando energía positiva. Esta energía nos ayudará en nuestro
proceso. Debemos pensar que somos fuente de creación. Nosotros somos la Fuente Creadora de
nuestra vida. A aquello que visualizamos le damos poder y empezamos a predisponerlo para
nosotros. Si nuestras visualizaciones son de carácter positivo, nos dirigiremos hacia nuestro
mayor bien. Si nuestras visualizaciones son de desamor, sólo el dolor (malestar a todos los
niveles) podemos esperar en nosotros. Las visualizaciones son parte importante en nosotros.
Empecemos a crear un clima y un ambiente sosegado, de calma, armonioso y lleno de paz y
amor. Las imágenes nos pueden ayudar en esta dirección. El Pensamiento Positivo

Los pensamientos están asociados a nuestras creencias. El entorno que hemos vivido y su
influencia hace que hayamos adaptado una manera concreta de ver la vida y de vivirla. Estas nos
llevan a tener unos pensamientos más positivos o negativos, entendiendo como positivo, de alta
vibración, y negativo como de baja vibración energética. Cuantos más pensamientos tengamos
emanados desde el corazón, más amorosos serán, con el consecuente bienestar que nos
proporcionarán. Cuando los pensamientos son producidos por nuestra mente racional, más
inquietud y temores crearemos en nuestra vida. Los pensamientos son emanaciones energéticas
que nos ayudan a crear nuestra vida. ¿Qué quieres en tu vida? ¿Qué tipo de vida quieres? Tus
pensamientos hacen que te dirijas hacia allí donde has puesto tu atención. Si lo que piensas es
amoroso, solo amor puedes esperar; si no, tu vida puede bloquearse y ver como aquello que
sientes en tu interior, se va alejando más y más de ti. Para que los pensamientos sean positivos y
eficaces, debes de tenerlos en un estado alfa, es decir, en un estado de relajación, tranquilo, y una
vez te sientes calmado y relajado, empezar a visualizar la vida que quieres o tener las imágenes a
voluntad según tu momento actual. Si hacemos este uso en estado alterado, no funciona; sólo si
todo tú estás relajado. Tengo que decir, que en estado de calma y sosiego, no podemos crear
imágenes de desamor, porque este estado interior está unido a nuestra parte más amorosa, de más
equilibrio. Un ser equilibrado sólo quiere lo mejor para él y los demás. Nuestra mente es
poderosa. He podido comprobar por mí mismo el poder de nuestro ser, de nuestra mente
completa. Recuerdo años atrás cuando practicaba con mi mente, con mi capacidad mental,
cuando empezaba a profundizar en mi potencial mental, conseguí hacer que una rama de un árbol
concreta se desprendiese, se cayese. Mi práctica fue durante años, llegando a crear milagros a lo
largo de mi vida. Tener distanciamiento con alguien de la familia en aquella época, y a través de
unos ejercicios mentales, la vez siguiente que nos vimos con aquella persona, parecía la persona
más contenta y abierta hacia mi ser. Todo distanciamiento se difuminó. Vivir en la calma y el
centramiento más absoluto en un ambiente totalmente hostil e inestable, ha sido otras de las
pruebas, a lo largo de mi vida de aprendizaje que tuve que experimentar comprobando la
capacidad de mi mente. Los resultados me llevaron a darme cuenta de que podemos conseguir lo
que queramos si nuestro anhelo sale del corazón. El pensamiento positivo no es un pensamiento
aparte de quienes somos. Todo lo contrario, este pensamiento de alta vibración es el pensamiento
según nuestra naturaleza. Es innato en nosotros. Cuando no es positivo, no nos pertenece de
aquél quien en verdad somos. El raciocinio nos ha llevado a distorsionar la vida, de ahí la
aparición de pensamientos que no sean del todo positivos: pensamientos de desconfianza,
infravaloración, escasez y limitación en general. Recordad: aquello en que nos centramos, lo
potenciamos y lo atraemos a nuestra vida. La Palabra En el año 2001, el Padre me dijo a través
de los sueños: “Tú serás mi Palabra”. Han ido pasando los años, y he podido constatar esta
anunciación hacia mi ser. En su momento, la alegría fue enorme. Sentí una gran ilusión, una gran
emoción de poder servir a Dios a través de mi palabra. También en este mismo año, en otro
sueño se me dijo: “Tu nombre ya no es Jordi, sino Ángel”. Me dedicaría a servir y a ser un
mensajero de él. ¡Estaba tan contento y emocionado! Bien, esta emoción ha ido a más con los
años y la alegría e ilusión superan a la inicial. Ahora es intensa y amorosa. Siento al Padre en mí.
Siento nuestra unicidad. Siento el Amor que soy. La palabra puede ser oral o escrita. He llegado
a tener oportunidades para aplicarla, tanto de una manera como de otra. Actualmente son parte
de mi vida y del vehículo que soy de mi divinidad. La palabra tiene una gran fuerza de
materialización y creación. Vuelvo a repetir que si ésta emana de nuestro corazón, nos ayudará a
crear bienestar y armonía en nuestra vida. Si la palabra sale de la mente y el ego, puede llegar,
incluso a matar. Cuando no expresamos lo que hay en nuestro interior, nos bloqueamos y nos
vamos anulando paulatinamente. Cuando no decimos lo que pensamos o sentimos, estamos
bloqueando nuestra vida. Todo aquello que nos duele u omitimos, según nosotros por no herir, o
hacer daño a alguien, esto queda en nuestro interior y es como un gusano que nos va corroyendo
por dentro hasta llegar al punto de debilitar nuestro cuerpo y dañarlo. Entonces, somos nosotros
los perjudicados. La palabra puede consolar o aniquilar, dar coraje o debilitar, animar o
infravalorar y humillar. Nuestra palabra tiene poder, pero no el sonido en sí, sino la energía que
desprende este sonido. No importa en qué idioma digamos algo. Lo que verdaderamente importa
y es relevante, es la energía de las palabras que emitimos y expresamos. Estas palabras están
relacionadas con cómo somos. Puedo decir, que oyendo a alguien hablar, puedo saber cómo es y
cómo se siente. La palabra es la expresión de nuestro interior. Todo aquello que oyen nuestros
oídos va a nuestra mente, entonces, ¿qué es lo oímos? ¿Qué es lo que decimos y expresamos?
Debemos de tener presente que con todo lo que oyen nuestros niños, les estamos influenciando.
Nuestra mente no diferencia si lo decimos en broma o en serio. Ella se lo toma siempre al pie de
la letra. Si te dices a menudo que “eres tonta” por hacer algo mal, tu mente se lo creerá y te dará
oportunidades en tu vida para que “seas tonta”, porque habrá sido la orden que le habrás dado.
Luego, tú no sabrás por qué te sientes así o vives lo que vives. Habrás sido tú que te lo habrás
creado al decirte, en este caso, palabras de infravaloración y poca autoestima. Podemos trabajar
con las frases de pensamiento positivo, con mantras, o expresiones que nos den empuje, coraje,
nos hagan sentir bien y nos ayuden en nuestra vida. La oración también nos puede ayudar, como
expresión de la palabra para conectar con nuestra espiritualidad o el Hogar, el mundo de la Luz.
Hay momentos que no siento que deba hablar y expresar sobre lo que veo o siento, porque llega
un momento en que las palabras ya no tienen ningún sentido de existir dentro del contexto de tu
existencia. Te das cuenta de quién eres, cuál es tu esencia y la realidad de tu ser en esta
dimensión en medio de un infinito firmamento. Sobran las palabras. Vives sintiendo. Sabes
sintiendo,… y aprendes sintiendo. Sólo el sentir tiene la magnificencia de existir. Siento como la
relación entre todos los seres del universo se basa en el sentir. Sentir es información. Percibes
aquél que se encuentra ante ti o te rodea. No necesitas las palabras para saber del otro. Por más
que hables, no siempre son escuchadas, y cuando lo son, te das cuenta de que se perciben a
medias. No siempre aquél quien escucha está preparado para recibir toda la esencia de lo que se
transmite, todo y así, a veces es el vehículo para hacer despertar. Las palabras tienen poca razón
de ser cuando vives plenamente desde el corazón y sintiendo la perfección y belleza en todo
aquello que te rodea. No sé si continuaré hablando mucho más, porque la gente, cuando me
escucha, más quiere. No son necesarias las palabras para ir al interior de uno mismo y darse
cuenta de quién es. La plenitud y el bienestar no se encuentran en las palabras expresadas. Estas
tienen un motivo de ser, y cuando llegas a ti mismo, entonces, empiezan a menguar. El silencio
es el gran emergente en el ser cuando quiere saber de él mismo. Hablar y hablar nos aleja de
nosotros. Nos dispersa en querer manifestar un ego que nos priva llegar a quienes somos. Sentir
te abre las puertas de la plena realización personal. Cuando llegas a sentir aquél quien eres,... tu
vida deja de tener el sentido que tenía hasta entonces. Uno encuentra el filón que alimenta a su
ser, el verdadero ser que es. Sentir el Amor en uno mismo, es el mayor regalo que uno puede
llegar a hacerse. Cuando se siente, el ego desaparece porque sólo quedas tú y todos aquellos que
te acompañan desde otras dimensiones para ayudarte a SER. A veces me resguardo en mi interior
y dejo de omitir cualquier palabra, porque esta es insignificante a lo que se siente. “Aquello que
hace ruido, es una buena herramienta para hacerse notar. Aquello que se encuentra en el
silencio te abre la puerta de la realización y la comprensión de tu ser. Aquél que se hace notar a
voluntad, cierra las puertas de él mismo. El sabio calla porque sabe que sabe. Quien no sabe
habla constantemente para hacer saber y convencer a los demás que sabe.” Me siento bien
conmigo, y por lo tanto no necesito alterar la relación en el silencio que hay entre yo y mi
divinidad. Sentir esta intensidad inmensa dentro de mí es lo que da sentido a mi vida. He vivido
muchas situaciones para llegar hasta aquí, para haber podido encontrar el camino de aquél quien
yo soy. Ahora lo sé. Ahora me deleito avanzando por él y sentir todo lo que se me ofrece. Solo
soy. Solo estoy, y así, la Fuente que Yo Soy, se regenera y llena para continuar mi camino de
servicio. No necesito espacios concretos. Allí donde estoy, es el lugar adecuado. Allí donde me
encuentro es el lugar perfecto en estos momentos. No podía haber uno de mejor. La palabra tiene
una función muy concreta. Debido a nuestra condición humana, se malinterpreta su uso y se hace
servir en sentido contrario por la que fue creada y se nos dio. Nuestra esencia divina tiene a su
alcance una serie de herramientas que le permiten expresarse, siendo la palabra una de ellas.
Muchos necesitan todavía de la expresión oral, reiterada, para identificarse con lo que se
transmite. Conozco la palabra. En su momento se me concedió este vehículo para llegar a
muchos de vosotros, no sólo la palabra sonora, sino también la escrita. La Palabra puede ser
manifestada de diferentes maneras. No dejéis que el sonido os llene la cabeza y la vida, creando
un muro de distracción. Muchos todavía buscáis explicaciones racionales, palabras entendedoras
para aquello que sólo tiene sentido si se recibe y se hace desde el corazón. La palabra, a veces,
tiene más que ver con la mente; el silencio, con el corazón. Este te llenará como nunca te lo has
imaginado. En el silencio puedes encontrar tus sombras, pero también la Luz y la satisfacción de
Ser. ¿Quieres conocerte? No hables. Estos momentos te indicarán el camino a seguir. ¿Cómo te
sientes? ¿Te sientes bien? ¿Te sientes inquieta, amada alma? Lo que encontrarás dentro de ti
requiere no identificarte con lo que hasta ahora has estado viviendo. ¡Siente la plenitud en ti!
Siente el Amor y la Paz en tu interior, y te darás cuenta entonces, que lo que puedas vivir, no es
importante, porque estarás preparada para hacerle frente desde la serenidad y la calma. Entonces
te darás cuenta, también, cómo aquello que nombras como supuestas adversidades, los conocidos
como problemas, no son tal cual, porque tu corazón te permite entender el hecho desde la no
limitación. Tu mente no lo entiende y hace que te quejes porque las cosas no salen como tú
quieres, pero tu corazón se alegra porque estás viviendo una bendición para tu alma (sea lo que
sea). Cuando aceptamos lo que la vida nos da y nos presenta, más nos predisponemos a aprender
de la situación. Cuando así es, liberamos la energía bloqueada en aquel aspecto, porque nuestra
actitud ante el hecho será de fluidez, calma, dándonos cuenta entonces de que aquello que nos
pensábamos que era la “boca del lobo”, no era así. La palabra nos puede ayudar si la sabemos
utilizar adecuadamente, si no, nos puede hacer caer, todavía más, en una actitud de victimismo y
dramatismo. Nada de eso es cuando se creó esta situación para nosotros. El corazón lo sabe, no
así la mente. A veces tengo como sensaciones de que no debería hablar tanto. Veo cómo aquél
que quiere tiene a su disposición lo que necesita saber, no es necesario que se le tenga que decir
una y otra vez, de una manera reiterativa, cuál es la dirección a seguir. Es como señalar la puerta
de la felicidad, y a continuación viene alguien preguntándote por ella. La vuelvo a señalar, y
alguien que ya me ha visto antes indicándola, me lo vuelve a preguntar. Por eso, a veces siento lo
que siento sobre no hablar más. Todavía hay quien no presta atención. Entonces pienso: aquél
que esté preparado, con una vez ya bastará. Los que no se han dado cuenta, es que todavía no
están predispuestos a ser ellos. ¿Por qué la gente no aprende con el ejemplo del otro? Mi
presencia es cada vez más requerida en nuevos lugares. Me alegro por este hecho, pudiendo así,
llegar a más almas que quieren encontrar la Luz en ellas. Sé que se necesita recordar y escuchar
una y otra vez un mismo hecho hasta integrarlo en nosotros, por este motivo, continuaré
haciendo llegar la PALABRA a todos aquellos que lo necesiten para continuar el camino. Aún
así, no dejaré de escuchar a mi corazón, que me indicará cuándo ir a la maestría del silencio y
comprender mejor los nuevos pasos dados o a dar para mi ser. Entonces el Universo, el Hogar y
Yo, seremos Uno desde el Amor. Sentiré quién soy y me daré cuenta qué nueva palabra se
requerirá decir y manifestar. Por esto, ahora os digo: Que el Amor y la Paz sean en todos
vosotros. El Silencio

Ha sido en el silencio donde he podido encontrar las respuestas o esclarecimientos sobre


instantes concretos de mi proceso. El silencio, siendo “la nada”, te abre las puertas “a todo”. Este
“todo” eres tú, tu verdadero ser, aquel quien en verdad eres sin influencias de tu pasado. El
Silencio puede darte más información que cualquier otro libro o curso que hayas hecho o quieras
hacer. Debemos pensar que todas las respuestas a todas las preguntas que te hayas podido hacer,
te estén haciendo y que todavía no te has hecho, todas estas respuestas ya se hallan en tu interior.
¡Todas, absolutamente todas! El Silencio es ésta gran puerta que te adentra a este estado de sólo
tú contigo mismo. Cuando nos encontramos cara a cara, no siempre es agradable lo que podemos
ver, oír o percibir. Cuando nos encontramos solos, tú ante tu verdadero ser, es cuando te das
cuenta, a veces, de lo alejados que estáis. No os habéis intercalado ninguna palabra. Sólo os ha
unido es silencio, y éste te ha hecho darte cuenta, quizás, que la profundidad de este estado es
grande, y que tú sólo te has quedado a las puertas. Hay quien tiene el coraje de adentrarse.
Enhorabuena. Todos los que he conocido que a voluntad propia se han adentrado a su verdadero
ser para conocer qué se esconde o qué hay en el fondo de uno mismo, no han querido parar y
hacer vuelta atrás. Es un viaje donde puedes llegar a encontrar la placidez de la vida, la serenidad
deseada, la calma y relajación adecuada para que tu sabiduría empiece a hablarte y hacerte saber
el gran ser que eres. La fuerza del silencio abre el camino hacia el recordar aquél quien eres. Has
dejado a las puertas todo ruido mental, preocupación y te has convertido en un observador donde
ves pasar emociones, sensaciones e incluso, pensamientos que no van a ningún lugar. Cuando
hacemos el silencio nuestro ser nos lo agradece. Sobran las palabras, los pensamientos, las
imágenes y todo aquello que pertenece al mundo cotidiano que vivimos. La Meditación ayuda en
estos casos, a profundizar en este camino de autodescubrimiento. Para encontrar tu integridad y
llegar a conocer al Dios que eres, no se necesitan las palabras, sólo la predisposición, la obertura
de corazón y dejar que todo sea. El silencio te abrazará y te llevará a un estado interior y a vivir
una situación inimaginable para ti,… y sólo haciendo silencio. Una vez escribí: La senda de la
paz
Una vez encontrada la puerta que me ha llevado al centro de mi ser, resultaba sencillo ir allí
donde mi verdadera esencia reposa y eleva su existencia. Sólo la dicha hace presencia abrazada
del amor procedente de nuestro Hogar, hallándose éste no más allá de nuestra forma, sino en
cada rincón de nuestro cuerpo, espiritual todo él, a pesar de la imagen que mostramos a nuestro
entorno. Es en la vacuidad del estado creado donde podemos sentir a todos los Seres de Luz y
Amor, siendo nosotros parte de ellos. No hay diferencia entre cada energía existente de todos los
presentes. Hay una melodía celestial emanada del silencio de nuestra condición humana que nos
lleva más allá de la dimensión en la cual nos encontramos. Es como abrir una puerta y ser
transportados a un planeta alejado al que nos encontramos inicialmente. Por el camino sientes
la inmensidad del firmamento. Eres como parte de él y la tranquilidad y calma que vas sintiendo
van intensificándose a medida que vamos acercándonos al centro de quienes somos. Una vez
allí, nos sentimos amados y velados por una inmensidad de almas luminosas que nos reciben y
se alegran de nuestra llegada. Tus energías se funden con las suyas y entonces, es cuando
sientes el Hogar en ti. La Unicidad es plena, absoluta, total. Te das cuenta que nunca has estado
solo ni lo estarás y que en todo momento estás siendo velado, guiado y protegido por el Amor.
Sientes el cariño y la pureza de quienes te rodean, pero a la vez, como si estuvieran dentro de ti,
como si tú fueras ellos y ellos tú. Sois Uno. No hay diferencia entre ellos y tú. Éste es el Hogar
de donde procedéis. El silencio es grande, pero en todo momento hay una emanación de
sentimientos amorosos y positivos entre todos los que nos encontramos allí. Eres uno de ellos y
ellos son parte de ti. Puedes consultar, comunicarte con estas entidades que sólo desean lo
mejor para ti y los que se encuentran en el mismo planeta donde tu condición humana habita y
todo el universo. Entonces sientes el verdadero Amor, el Amor puro e incondicional que a lo
mejor, en algún momento, hayáis podido hablar o comentar estando en la forma. Todo va más
allá y lo sabido se intensifica y magnifica. Nada es como lo leído o aprendido desde la mente u
os hayan podido transmitir. Con ellos te das cuenta del verdadero significado de la vida y del
papel que podemos llegar a representar en nuestra dimensión experimentada. Más allá de la
tercera, hay otras que te dan más explicación y entendimiento, muy superiores a los expresados
con la palabra desde el raciocinio. Siempre ha estado allí. Siempre ha estado en tu interior.
Desde que nacimos, en todo momento hemos estado ante esta puerta hacia nuestra verdadera
esencia. Muchas veces hemos pasado de largo, pensando que cuántas puertas inútiles hay en
nuestro proceso, hasta que llega un día osas abrir una, y te das cuenta que al otro lado se
encuentra un espacio donde lo soñado puede convertirse en realidad. Hay tantas puertas como
inquietudes puedas llegar a tener. Otro día abres otra y te das cuenta que la esperanza no es
ilusoria, sino real, y que tus anhelos son las advertencias del camino a seguir y no una utopía.
Cuando abrimos la puerta del Amor, entonces...Todo cambia. Todo se transforma y toma un
nuevo giro hacia tu realización y desbloqueo de aquellos aspectos de tu pasado. A medida que
vas entrando más en ella, vas encontrando otras puertas que te permiten adentrarte justo allí
donde quieres llegar: a la plena Consciencia de quién eres y lo que has venido a hacer. Bueno,
si tú eres de los que ya has conectado con el Hogar y sientes el Amor que eres y percibes tu
Luz,…… ¡Bienvenido a Casa! No hay mayor gozo y sensación de bienestar que sentir de dónde
procedes y tu verdadera esencia. Entonces te das cuenta y sientes que todo es y todo tienes.
Entonces te das cuenta de que siempre lo has tenido y la vida te sonríe, a pesar de los pesares.
Entonces ves lo afortunado que eres por sentir lo que sientes. Entonces te das cuenta de las
bendiciones que tu alma recibe cada día. Entonces sientes la libertad de Ser porque eres parte
de la Creación y tu capacidad de crear. Entonces, gracias por haber llegado a este punto de tu
proceso, porque tú y yo somos Uno, y a la vez, Uno con todos. No hay mayor alegría que
recordar quiénes somos. Estando en el Hogar, así es. Encontrándote al otro lado de la puerta y
habiendo atravesado su umbral, ya nada es como lo experimentado hasta el presente como
humanos. La vida cambia y tu visión de la vida también porque tus sentimientos ya no son los
mismos. Estos han sentido la exaltación de la plenitud, y cuando así es, ya nada será lo mismo.
Nunca más. Recordarás esta puerta y la tendrás presente, porque en cualquier momento podrás,
nuevamente, pasar al otro lado y ser tú. Lo más maravilloso, es que cuantas más veces seas tú,
ya no será necesario ir al otro lado, porque viviendo en estado de vigilia, tu corazón, tus células,
tus pensamientos y tus obras serán guiadas por tu esencia amorosa,… tu DIVINIDAD. La
humanidad, cada uno de vosotros se está dirigiendo hacia nuevas dimensiones en relación a la
que nacimos. Estamos alterando la vibración de nuestro entorno, de nuestro planeta y el
universo. Podemos sentir y vibrar a un nivel superior según nuestra condición humana.
Podemos vivir en quinta dimensión en estos momentos del proceso evolutivo de nuestro amado
planeta. Sintiendo el Hogar en nosotros constantemente, te das cuenta de la realidad de lo que
sucede a nuestro alrededor. Nada es lo que parece. Nos encontramos en una dimensión donde
todo es metáfora y señales para el aprendizaje de nuestra alma. ¿Sabes? Tu potencial es
inmenso. Eres un ser perfecto, aunque quizás todavía no seas del todo consciente. Saberlo ya es
un primer paso. Sentirlo, te ayudará a llegar a tu plena integridad y manifestación. Cuando me
encuentro con mi verdadera Familia de la Luz, Yo Soy Yo. Soy Uno con todo y con todos. Yo Soy
la Divinidad manifestada ahora y aquí. No hay diferencia entre tú y yo. El Amor nos une. ¡Siente
y deja que este Amor, la Paz y el sosiego sean en ti! Después,… todo será. Desde mi corazón, un
abrazo para todos vosotros. Sentir

Lo importante no es ver y entender aquello que nos rodea en nuestra vida. Lo importante es
Sentir. A lo largo de mi andar por el camino elegido por mi alma, he llegado a darme cuenta de
que en el fondo, lo realmente importante en la vida de uno, no es lo que vive, la situación
concreta para su proceso, sino lo que siente a cada instante. No es importante el hecho, sino lo
que se experimenta y siente mientras se está experimentando el hecho. En el fondo, lo que nos
queda, es el recuerdo de lo sentido. Asociamos el dolor vivido con el hecho, y entonces, cada
situación pareja o similar a aquel hecho que nos hizo pasarlo mal, intentamos rechazarlo o
evitarlo, a sabiendas, aunque sea inconscientemente la mayoría de las veces, que si no ponemos
atención y aprendemos de lo que la vida nos da, volveremos a encararnos con él tarde o
temprano hasta que nos responsabilicemos de tal situación. El recuerdo es lo sentido, no lo
vivido. Cada hecho en nuestra vida, cada peldaño presentado ante nosotros para continuar
nuestro proceso conlleva un sentimiento. Estos sentimientos nos llevan a darnos cuenta de en qué
momento nos encontrábamos. Los sentimientos están relacionados con el grado de consciencia y
apego a nuestro pasado. A mayor necesidad de sanación de nuestro ser, los sentimientos serán
más intensos y, a menudo, no deseados. Cuando somos conscientes de nuestro ser y el sentido de
nuestra vida y de toda existencia en general, entonces, los sentimientos son de más alta
vibración. Entonces, todo recuerdo será por igual, porque habremos permitido que el Amor sea
en él. Lo que fue un recuerdo doloroso lo transmutamos en Amor, y el dolor y la ignorancia
desaparecen. Cuando sentimos dejamos que nuestro corazón se abra y poder sentir nuestra
verdadera esencia: el Amor en su estado más puro e incondicional. Aprendí a sentir y a darme
cuenta de que todo consistía en lo que sientes, no en lo que vives, y que el dolor emocional es un
aprendizaje para nosotros, como indicativo que hay algo en nuestro interior que necesita ser
revisado y sanado. La sanación se produce cuando aceptas lo que vives y te sientes un
afortunado, agradecido por todas las bendiciones que tu ser atrae hacia ti, como responsable que
eres de tu vida. Somos lo que sentimos. Este sentir desde nuestro pasado ha instalado en nosotros
los miedos, limitaciones, el bien y el mal, e incluso el coraje, la fortaleza y la alegría en tu vida.
Los sentimientos son nuestra brújula en la encarnación. Según sientes, así actúas. Cuando
sentimos, las dudas desaparecen. No hay titubeos, ningún estado de incerteza, porque lo sientes y
sabes qué estás sintiendo. No hay ninguna duda ni nada que pueda confundirte. La sabiduría del
sabio está asociada con el Sentir. Cuando sentimos sabemos, y no necesitamos preguntar ni
buscar en nuestro entorno la respuesta a nuestra petición. ¡La hemos sentido! Sintiendo abrimos
la puerta de nuestro corazón, y siendo así, permitimos que el Ser Superior que hay en nosotros,
pueda transmitirnos la verdad de nuestro camino. Sentir es un mensaje para discernir y saber la
verdadera respuesta para nosotros y darnos cuenta de aquél quien somos en verdad. Sentir abre
las puertas al Amor. El Libre Albedrío

Bueno, así empezó la nueva civilización hasta llegar a nuestros días. Después del deshielo de la
Era Glaciar, se creó la nueva humanidad, pero esta vez con una consciencia y el libre albedrío.
Tenía su razón de ser para materializar el Gran Plan Divino destinado para el planeta Tierra
(Gaia). Somos libres y responsables de nuestra vida. Nosotros somos los beneficiarios de lo
mejor y lo peor que podamos imaginar. Será a través de nuestras decisiones que nos llevará a un
proceso de evolución para cada uno. Este libre albedrío nos permite decidir a cada paso dado en
nuestra vida. Las oportunidades se nos presentan y nosotros podemos decir sí o no aceptarlas. No
siempre podemos elegir lo que la vida nos da, pero sí cómo queremos pasar a través de ella. Esta
actitud es la capacidad que tenemos de elegir el camino para nuestra alma. En nuestro universo
somos el único planeta con libre albedrío. Es parte del Plan Divino en que nos encontramos
inmersos. Tú decides. Todos decidimos. Nuestras decisiones hacen que la humanidad vaya
avanzando y despertando su consciencia, o se niegue a adaptarse a los nuevos tiempos y no
quiera saber nada de los cambios. Aquellos que así lo decidan, se van quedando más al margen
del gran resplandor amoroso que van experimentando y sintiendo aquellos que decidan ir a su
interior y ser ellos. El libre albedrío es una herramienta concedida para responsabilizarnos de
nuestra vida y la del planeta. Con él, no hay quejas ni murmullos que valgan, porque tú, y sólo tú
eres el responsable de tu vida. Si algo no te gusta de lo que vives, no te hace sentir bien, siempre
podemos tomar otra decisión para cambiar nuestro presente y decir: “Sí, ahora sí me encuentro a
gusto conmigo mismo. Ahora Yo Soy Yo”. La fuerza de lo innato

Las propuestas de nuestro alrededor, a menudo nos deslumbran. Quedamos boquiabiertos por
todos los ofrecimientos que podemos llegar a ver a medida que vamos avanzando por nuestro
camino. Atendemos a uno, después a otro, hasta llegar a un punto donde nuestro actuar queda
ligado a lo que podamos encontrar en nuestro entorno. Uno tras otro, los acontecimientos y
situaciones creadas por terceros se nos presentan ante nosotros, con la intencionalidad de
captar adeptos a sus proyectos. ¡Estamos tan deslumbrados por la cantidad de direcciones que
vemos a nuestro alrededor que, con el tiempo, nuestro ser se convierte en alguien pendiente de
una nueva oferta! Perdemos la capacidad de sentir nuestro interior y saber qué nos está
diciendo. Todo es muy rápido. Imaginaos a un niño de unos 7 u 8 años en una habitación donde
encuentra un baúl. Se dirige a él, antes que nada, y una vez delante de su presencia, mira cómo
abrirlo para satisfacer su curiosidad y poder llenar su tiempo con algo que le satisfaga. Abre la
tapa. Por un momento se queda quieto por la cantidad de objetos, cosas y vestimentas que
encuentra allí. De repente se inclina ante él y empieza a remover todo su interior. Hay prendas
que las esparce fuera del contenido en que se hallaban. Después de un buen rato y no encontrar
nada que le sea útil en aquellos momentos, se levanta, y como pensando qué hacer ahora, mira
en su bolsillo y encuentra una canica de colores. Sonríe y empieza a jugar con ella. Así pasa su
momento más preciado en el presente. De alguna manera, si alguien se encontrase en una
situación como la descrita o similar, vendría a ser una señal para que el ser despierte y sepa qué
hacer en aquellos momentos en su vida. Así el ser humano busca donde no encontrar, aunque la
variedad inicial que le rodea sea una especie de tentación. Al final, se dará cuenta que lo que
realmente está buscando, él ya lo tiene y siempre lo ha tenido. Nuestro presente tiene que ver
con lo que nosotros ya somos, con el contenido de nuestra existencia y lo que se encuentra en
nuestro interior. Si miras bien, verás que en tu bolsillo interior contendrá justo lo que necesitas
en aquellos momentos para gozar de la vida y sentir la ilusión de lo aparentemente nuevo. Todo
es muy sencillo: no necesitamos grandes baúles para descubrir nuevos tesoros, porque en la
sencillez se encuentra la capacidad de los grandes logros, y éstos, se encuentran en ti. Cuando
pongas tu mano en el bolsillo adecuado de tu presencia, te darás cuenta de que aquello que
buscas ya lo tienes. Tú, amado ser humano, que apartas la niebla de tu camino con tu voluntad y
predisposición, a ti te digo que no por más buscar más allá de tu piel, vas a encontrar. La llave
que buscas para tu vida ya te fue dada. Aunque no la hayas encontrado todavía, no te preocupes,
busca en tus bolsillos interiores y, al final, vas a encontrarte con ella. No desfallezcas. Continúa,
porque lo que es valioso e importante en tu vida se encuentra en ti. Es tentador lo que se nos
ofrece, pero la mayoría de propuestas son parciales que harán que necesites cada vez más para
completar tu curiosidad e interés hacia quién eres. ¿Sabes?, en tu interior vas a encontrar la
esencia absoluta para ser tú mismo. Es cierto que hay quien puede mostrarte el camino hacia ti,
pero sólo lo vas a encontrar si escuchas tu corazón, teniendo presente que la mayoría de las
ofertas son parciales, o complementos de lo esencial. ¿Seguro que quieres seguir este camino de
la no satisfacción plena? He llegado a conocer almas que han hecho todo tipo de cursos, y
algunos de ellos parecían ser la panacea del ser. Actualmente continúan buscando y hurgando
en el baúl de su entorno. ¿Cuándo vais a ir, sin miedos y abiertos de corazón, a mirar en la
dirección adecuada? Aparentemente lo anunciado con letras de neón parece ser el camino a
seguir. Puede ser un inicio del despertar de muchos, todo y así, cuando finalizamos la actividad
elegida, vemos que todavía nos falta algo, al cabo de unos días. Nacemos con un gran potencial
integrado en nuestro ADN. Activarlo es parte de nuestro proceso. La dependencia lo bloquea
todavía más, mientras que el descubrimiento de uno mismo lo activa. Nacemos con unas
herramientas ya adquiridas por el solo hecho de dar el consentimiento de volver a nuestra
encarnación. Descubrirlas es el mayor tesoro que podremos llegar a descubrir. Llegar a él, nos
permitirá abrir las puertas del verdadero ser que somos y elevar nuestra alma hasta peldaños
inimaginables. Nuestro entorno nos pueda ayudar, pero tened presente que en nosotros se
encuentra lo que necesitamos, buscamos y deseamos. Cuando conectamos con el verdadero ser
que somos, entonces nos damos cuenta de que las puertas se abren y perdemos toda motivación
para buscar fuera de nosotros, y en cambio, nos motiva el ir adentrándonos en este mundo
interior de nuestro centro, donde iremos encontrando por el camino, cada una de las
herramientas que podamos llegar a necesitar a lo largo de nuestra existencia actual. Se nos irán
abriendo unas puertas que hasta entonces nos pensábamos que estaban cerradas a nuestro ser o
que no las vimos en su momento. Atravesarlas nos llevará a un estado de mayor bienestar,
manteniéndolo y sintiendo aquello que todos somos: AMOR. Otras puertas están dispuestas a
presentarse ante nosotros y abrirse. A través de ellas llegaremos a quienes nos rodean desde el
mundo sutil de la Luz y el Amor. Podremos llegar al Hogar del cual todos procedemos. Poner la
mano en nuestro bolsillo y encontrar la canica, nos puede llevar al umbral de nuestra divinidad.
Así de sencillo. Abrid vuestro corazón. Escuchad lo que os susurra y haced lo posible para
realizar su guía. La vida es sencilla cuando la vivimos desde el corazón. La grandeza del ser
humano se encuentra en el grado de humildad y sencillez de su presencia. ¡Es tanto lo que hay
en nosotros! Lo que podáis llegar a sentir es imaginable en estos momentos para la mayoría de
los que leéis estas palabras. Lo que está por venir, desde vuestro interior, en nada se parece a lo
ya vivido. El universo espera que os predispongáis al camino de vuestro interior. Seréis guiados,
protegidos, y sobre todo, amados como nunca hasta ahora lo habéis estado. El camino está en
vosotros, no en las proposiciones de vuestro entorno. Haz silencio. Escúchalo y pregúntate hacia
dónde debes dirigirte. Aquello que puedas llegar a sentir, puede ser el camino indicado. Aquello
que buscas, ya lo tienes. Aquello que anhelas, siempre lo has tenido. No hay mayor satisfacción
que sentir la esencia de uno mismo con todo el potencial que os abraza. La fuerza de tu vida se
encuentra en ti. Tú eres Amor, y es este Amor el que te abrirá las puertas de tu realización.
Deseo, sinceramente, que el discernimiento, el Amor y la Paz sean en ti. Los 12 pasos hacia la
Divinidad
1. Dejad de controlar y organizar vuestra vida. Fluid

Hemos crecido con las creencias que si no te lo haces tú, lo que sea, nadie te lo hará. Hemos ido
creciendo acompañados por querer tenerlo todo controlado para no quedar mal y hacer las cosas
bien. En todo momento nos inculcaron una responsabilidad añadida, diferente a la de ser
nosotros mismos. Para no desagradar, quedar mal o no dar la talla ante una situación, lo mejor
era prepararnos para los acontecimientos a vivir. Todo organizado por miedo a no defraudar.
Todo organizado y controlado. No había de aparecer ningún indicio de espontaneidad y creación
natural ante el hecho. Siempre oyendo la necesidad de tenerlo todo preparado, controlado para
que salga tal como queríamos. ¿Seguro? Esta rigidez y preocupación se ha convertido en un
estado interior con el cual nos hemos ido acostumbrando a no ser nosotros y hacer que en nuestra
en vida no haya espacio para el deleite, la tranquilidad y la diversión con lo que hacemos. Este
insistir en tenerlo todo controlado hace que no nos podamos relajar ante la vida y sus
bendiciones. Lo inesperado no tiene cabida en nuestro caminar. Todo lo nuevo y no previsto no
puede intervenir en nosotros porque nos puede alterar todo lo programado. Tememos lo
imprevisible porque no está a nuestro alcance. Esta negación hace que nos aferremos a un estatus
de vida que nos limita y nos hace perder nuestra capacidad de empoderamiento. Controlar es
inseguridad. Organizarlo todo en nuestra vida comporta no vivirla. Ante esto, sólo nos queda
abrir la puerta de la fluidez en nuestra vida y nos lleve allí donde debemos de ir. A menos
resistencias, más bienestar en nuestro interior y calidad de vida. 2. Aceptación

Cuando abrimos los brazos queremos que todo lo que ellos puedan abarcar sea de nuestro
agrado. Todos queremos lo mejor para nosotros. Si todos queremos lo mejor, y así lo pensamos y
queremos, ¿cómo es que a veces, aquello que recogemos no es lo que deseamos? Aprendí con los
años, con la experiencia del aprendizaje en todo aquello que entraba en mi vida, que siempre
recibimos lo más adecuado para nuestro ser, nuestra alma en proceso de evolución. En todo
momento se nos da lo que deseamos: “lo mejor para nosotros”. Aquello que recibimos y/o
atraemos es lo más adecuado para nosotros. No hay nada que entre en nuestra vida que no nos
sirva ni sea lo mejor para nosotros. Cada elemento, situación o persona que entra en nuestra vida
tiene un sentido de ser. Hay una ley espiritual, que se aplica a lo largo de todo el firmamento, que
consiste en que las energías iguales se atraen. Podemos pedir algo, desearlo y expresarlo con
todas nuestras fuerzas, pero si no sentimos y vibramos igual, el objetivo no será atraído hacia
nosotros. Para ello, tendremos que estar preparados para poder conseguirlo y deleitarnos con él.
Para llegar a este estado interior la vida se encarga de prepararnos y estar receptivos a acoger lo
que realmente nuestra voluntad ha expresado. Aceptad sin condiciones. La aceptación es dejarse
a las manos del flujo de la vida para que os lleve allí donde debéis llegar. Si así es, nada debéis
de temer porque se os irá dando en todo momento aquello que necesitéis para vuestra alma. Se
nos da aquello que necesitamos, lo que pedimos. No siempre lo expresado es lo que necesitamos
en verdad. Muchas veces es fruto de nuestra mente, nuestros miedos y apegos. Aceptad lo nuevo
y lo no deseado inicialmente. Aceptar lo que la vida nos da es dar el visto bueno para disfrutar,
en su momento, de la vida que sentimos en nuestro interior. ¿Quién dice que el que te hayan
despedido de tu trabajo al que has estado yendo durante los últimos años, no sea una liberación
para encontrar otro en el que realmente te sientas mejor y más valorado, e incluso que te aporten
más ingresos? Para obtener y recibir, hay que dejar ir. Aceptad porque cada bendición de nuestro
día a día nos llevará a la plenitud de nuestro ser, a un mayor bienestar interior. Abríos a lo nuevo
y a lo inesperado, porque cada recibimiento es una aportación hacia nuestra realización y plena
manifestación como seres divinos que somos. 3. Aprender de lo que vivimos y obtenemos

Para comentar este paso, debería de especificar qué es el aprendizaje, ¿qué significa aprender?
Vivimos en un mundo ilusorio creado por nuestra mente. Esta está ligada a nuestro pasado y todo
aquello que hemos aceptado como nuestro, y hemos dado el paso de actuar según los cánones
aprendidos a lo largo de nuestros años actuales. Vivimos en un mundo de materia y raciocinio,
donde la parte racional todavía predomina en nuestros actos y decisiones. En este mundo irreal
que hemos aceptado como real para nosotros, la mente tiene el poder sobre nuestro ser. Esto
representa que todo lo aprendido ha estado relacionado con nuestra parte racional y nuestras
manifestaciones diarias parten de lo aprendido desde el raciocinio: a partir de cierta edad ya eres
viejo/a, casarse antes de los treinta años, y tener un hijo, como mínimo antes de los treinta y dos
años, jubilarse a los sesenta y cinco o a la edad que dicte el gobierno, el bien y el mal, lo correcto
y lo no correcto, a partir de cierta edad ya no puedo hacer según qué cosas, cuando se llega a tal
edad tu cuerpo se resiente,….etc. ¿Os suena todo esto? Sólo son imposiciones externas con las
que nosotros nos hemos identificado. ¿Aprender es saber que a los cincuenta años es mejor no
tener hijos? ¿Aprender es aceptar tus supuestas limitaciones en comparación con otro? Nada de
esto es aprender. Estas pautas y actitudes están basadas en nuestra mente racional. Aprender no
es intelecto. Aprender no es tener muchas carreras o másteres académicos. Nada de esto es
aprender. Cuando hablo del aprendizaje me refiero a aquél que tiene que ver con vosotros
mismos, no con los demás, y por lo tanto, tu situación en relación a los demás, no importa. Estoy
hablando de aquello que tiene que ver con tu vida, tu naturaleza, tu esencia, y tu sentido de vivir.
¡Este es el verdadero aprendizaje! Cuando alguien aprende de sí mismo, se va convirtiendo en
sabio por haber vivido y experimentado por sí mismo. Los resultados obtenidos y aprendidos a
través de tu corazón, te abren la puerta de tu integridad, sabiduría, bienestar a todos los niveles y
el dar sentido a tu vida. Aprender no tiene nada que ver con tu exterior, sino con tu interior. He
dicho antes que vivimos en un mundo creado en nuestra mente, y por lo tanto, como nos hemos
alejado de lo esencial en nuestra vida y de nuestra verdadera esencia, la vida, el universo, o como
lo queráis llamar, nos ayuda de alguna manera y nos da el apoyo para volver a nuestros orígenes
prístinos antes de encarnar. El verdadero aprendizaje es darte cuenta de la metáfora de tu vida y
la simbología de todo lo que vives y perciben tus sentidos físicos. ¿Qué hay detrás de aquel
hecho, de aquella situación? ¿Qué me ha querido enseñar en verdad? ¿Por qué la he atraído a mi
vida? ¿Quién soy en verdad? ¿Por qué vivo lo que vivo, y a veces de una manera reiterada? Estas
son las preguntas que nos van a ayudar a conocernos y a saber de nosotros mismos para darnos
cuenta de nuestra capacidad de crear nuestra vida. Aprender tiene que ver contigo, con tu
verdadero ser. Todo lo que vives te lleva a dar respuesta a la pregunta: ¿Quién eres? Cuando
encuentras la respuesta adecuada, entonces sabrás que habrá sido una bendición del Universo
hacia tu alma. No estás en una vida donde todo es al azar y a unos cuantos los han elegido para
poder disfrutar de la vida. ¡Nada de esto es! Tú eres el responsable de tu vida y el darte cuenta
del por qué de lo vivido y experimentado te llevará al conocimiento pleno del sentido de tu vida.
¡Eso es aprender! Aprender se hace desde el corazón. Adquirir el conocimiento, desde la mente.
Yo estoy hablando del aprendizaje en la vida, no de la adquisición de conocimientos
intelectuales y pautas mentales adquiridas y limitadoras. Tu vida es tuya, y algún día, ésta será
realizada según tu voluntad. Cuando uno despierte de su somnolencia espiritual podrá liberarse
de todas las influencias de su pasado y crear una nueva vida, basada desde su corazón, llena de
bienestar, paz, empoderamiento, calma, armonía y amor. Cuando despiertes, tu Luz te permitirá
ver el camino a seguir y entender las sendas seguidas hasta el presente, liberándote de todo lo
que no te pertenece por naturaleza, sintiendo la libertad en ti y la sensación de expansión en tu
interior. Tu universo interior estará, entonces, en paz. 4. Ser flexibles

Me gustaría hacer un inciso sobre la planta del bambú, sus ramificaciones no son rígidas y en
tiempos de grandes vientos, pueden dejarse llevar, doblándose a veces, hasta extremos que
parece que se vayan a romper, pero no. No es así. Tienen el tronco o ramificación que los
aguanta flexibles, aunque fuertes, con buenas raíces, dejando que las tempestades y las fuertes
ráfagas de viento las llegue a inclinar hasta extremos que parecen que vayan a romperse. Luego
viene la calma y recuperan su posición inicial. ¡Cuánta maestría en una caña de bambú! Son
fuertes pero flexibles. Parecen incluso como débiles, pero están bien aposentadas en el suelo con
sus raíces. Con esta metáfora, así el ser humano debería ser y tener en cuenta que aunque viva los
momentos más supuestamente adversos, puede mantenerse bien enraizado en sus raíces
espirituales. Deberíamos ser como el bambú en nuestra vida. Firmes, fuertes, pero flexibles. La
flexibilidad es parte de nuestro potencial para llegar a nosotros mismos, a la divinidad que
somos. Ser flexibles para poder dejar el camino recorrido y seguir otro si nuestro corazón nos lo
indica. Ser flexibles para no apegarnos a lo pensado, y permitir que lo nuevo entre en nuestras
vidas. No podemos apegarnos a lo conocido. Nos hemos aposentado en un nivel y sistema de
vida, pero para progresar debemos de dar paso a algo nuevo en nuestra vida. A menudo lo
recibimos pero nos negamos a aceptarlo porque no sabemos dónde nos llevará. Debemos ser
flexibles para avanzar en nuestro camino hacia la Ascensión y la evolución de nuestra alma.
Debemos ser flexibles para poder tomar otras direcciones mejores para nuestro proceso. Vamos
hacia una dirección, pero si a medio camino se nos cruza otra que creemos que es mejor,
¡aceptadla! La rigidez es frágil. Cuando vengan tiempos aparentemente adversos, la fuerza del
cambio nos va a romper. Dejemos que ella nos lleve allí donde debemos de ir para acercarnos a
quien somos. Adaptémonos a lo que sintamos que es lo mejor para nosotros. Antes he hablado de
la aceptación, la cual está muy relacionada con la flexibilidad. Las dos nos ayudarán a no sufrir
en la vida. El dolor viene a consecuencia de no querer aceptar lo nuevo y apegarnos a nuestras
creencias anteriores y el no dejarnos ir, el no fluir. Deja que si algún cambio tiene que realizarse
en tu vida, se realice. Solo puedes esperar lo mejor. No temas. Las alas
¿No te das cuenta que el tiempo te empuja? ¿No te das cuenta que te sientes impulsado a hacer
cambios en tu vida? ¿Seguro? Siente tu corazón latir hacia el despertar y la manifestación de su
voz en tu camino. Algo en vosotros resuena como no lo había hecho antes. Nuestro interior pide
paso para elevar nuestra alma y sentir la magnificencia de quién somos en verdad, aguardando
en el umbral de nuestra voluntad para que le demos el asentimiento de entrar y aposentarse en
nuestra vida y así, poder volar hacia los confines de nuestra alma. ¿Todavía no tienes las alas?
¿Qué no te acuerdas que un día en el pasado las arrinconaste en el diván de la impotencia
pensando que nunca llegaría este día? Pues bien, aunque hemos tenido que esperar “un
tiempo”, ahora es el momento de ir a cogerlas y ponérselas a nuestro ser para empezar a volar
según lo que hemos venido a hacer. Ellas te van a llevar a la divinidad que hay en ti. ¿Qué no te
acuerdas dónde las dejaste? No te preocupes, siente la calma y la paz de tu interior y aparecerá
la luz que te guiará hacia tu volar. Yo ya las tengo y veo como muchos de vosotros también,
aunque algunos tengan que sacarle el polvo cada vez que practican el vuelo. No os preocupéis.
Es normal. La falta de uso hace que se encallen por momentos, pero cuando escucháis vuestro
corazón y sentís la inmensidad de quiénes sois, ellas “se engrasan y engrandecen”. Sólo es
cuestión de probarlas, sin miedo, y lanzarse al vacío de lo que sentís en vuestro interior.
Siempre habéis tenido las alas, vuestra voluntad y libre albedrío. Ellas os llevarán allí donde
vuestra alma pactó en sus inicios con el Plan Divino Universal. Ellas os llevarán al lugar
adecuado según vuestro proceso, a la vez que os permitirán ir más allá de toda terrenalidad
para convertiros en el ser divino que sois. Cuanto más las utilicéis, más brillo e intensidad
tendrán; más su pureza se manifestará para dar a conocer a todos aquellos que te rodearán el
gran ser que eres. Busca en el baúl de tu pasado dónde dejaste tus alas y seguro que todavía
estarán esperando tu presente para volverlas a encontrar y adosarte a ti por lo que fueron
creadas. Cuando te las pongas siente la fuerza de tu interior para que cuando te des el impulso
puedas llegar más allá de tu presente. Te darás cuenta, entonces, de la importancia de recordar
quién eres, porque este recordar dará “alas” a tus alas. Llegará un momento en que ellas solas
sabrán cuando alzar el vuelo y dónde llevarte. Tú sólo necesitarás escuchar a tu corazón en el
silencio y tu voluntad será llevada a término. Todos tenemos nuestras alas que nos permitirán
transmutar al ser que somos, pasando de la humanidad a la divinidad. ¡Juega con ellas!
¡Practica!, y déjate llevar allí donde ellas están en contacto con quien te creó. Eres parte de él,
y tus alas saben del camino a seguir para llegar a él,… a ti. ¡Descuelga tus alas! ¡Cógelas y
póntelas!, porque ha llegado la hora de volar, de sentir al verdadero ser que eres y recordar el
potencial que hay en ti. A lo mejor empezarás a moverlas, pareciendo torpe en tus inicios, pero
no te preocupes, porque al principio a todos nos sorprende y nos puede costar, pero cuando ya
las muevas con cierta gracia y agilidad te darás cuenta lo fácil y placentero que es llevarlas y
utilizarlas. Llegarás más lejos de lo que jamás hayas podido imaginarte. Tus sueños se harán
realidad, y tu voluntad será la máxima expresión de Dios. Cuando planees más allá de las nubes
te darás cuenta de todo tu proceso y del sentido de la vida. Entonces sentirás el Hogar en ti, el
Amor que siempre has sido. Sólo se necesita recordar, y cuando lo hacemos, aparecen nuestras
alas. ¿Tú ya las tienes? Vamos a volar juntos. Te acompaño. (¡Ah!, por cierto, no es necesario
“tunearlas”, porque cuanto más sencillas, más te elevarás.) 5. Respetar las diferencias
En mis inicios veía mi entorno como algo muy diferente a mi ser, a cómo sentía o yo actuaba.
Me daba cuenta de lo diferente que eran todos los que me rodeaban y estaban en contacto
conmigo en relación a mí. Con los años, me di cuenta de que todos ellos eran una pieza más del
puzle del cual yo formaba parte. ¿Cómo yo, siendo una pieza, con mi mundo interior, veía a los
demás y no me sentía identificado con ellos en nada eran también una pieza clave en el puzle que
yo me encontraba? Fui aprendiendo que las diferencias son claves para nuestro proceso. Todas
las piezas del puzle son distintas, en cambio, todas se sincronizan y se complementan
perfectamente estando su lugar. Al final creamos la belleza de la composición prevista por el
Creador, por la Fuente de la cual todos procedemos. En cada encarnación nos tocará una
posición y una forma concreta. A veces estaremos en un vértice, otras a un lado, y en alguna,
justo en medio de la gran obra. Aprendí mucho con las diferencias de los demás. Todos,
absolutamente todos estaban relacionados conmigo, directa o indirectamente, siendo de la
manera que eran en aquellos momentos. Las diferencias nos unen y nos hacen avanzar. Nos
complementan los unos a los otros. A medida que vamos acercándonos más a la manifestación
de la divinidad que somos, debemos respetar toda forma de vida y su manera de hacer y actuar,
sea cual sea ella. No hay alma encarnada que no sirva a un fin superior. Su manera de ser en
aquellos momentos da sentido para algunos que la rodeen. Somos espejos unos de los otros.
Somos reflejo de lo que el otro es o sentimos en nuestro interior lo que nos falta retocar y sanar
en nosotros mismos. ¿Os dais cuenta de lo que os quiero decir? Cuando nos encontramos con
alguien que, a nuestro parecer es muy diferente a nosotros, sólo nos estará diciendo, quizás, que
hay otras maneras de vivir y todas son válidas según cada alma. Quizás nos dirá que aquello que
nos negamos a aceptar del otro, es lo que necesitamos sanar en nosotros, o bien, que el ambiente
hostil que nos podamos encontrar sólo es el malestar interior que hay en nosotros. Todo encaja.
Todo se predispone para que nos demos cuenta y aprendamos de lo que es diferente a nosotros.
Una de las grandes lecciones es el no identificarnos con la forma. El dolor de uno puede ser la
liberación de su alma. Puede ser el espejo que necesitamos para vernos a nosotros mismos, bien
ahora, bien en un tiempo próximo si no hacemos cambios en nuestra vida. A veces nos ayudan a
saber qué es lo que queremos y qué dirección tomar. Más allá de la forma existe el aprendizaje
¿os suena esto? Las diferencias externas nos confunden y nos puede hacer malinterpretar lo que
nos rodea. Toda la vida y nuestras experiencias están dirigidas a nuestra alma, a nuestro interior.
Toda forma es perfecta en el momento adecuado de encontrarnos con ella. Puede cambiar, pero
en aquel instante es la mejor manera de nosotros dar un paso hacia nosotros mismos. Aquello
que ves diferente a ti, sirve para acercar, unir y encajar a todas las almas que estamos encarnadas
en esta vida actual. Dejad que cada uno siga su camino. No queráis convencer y tener la razón.
De nada sirve si lo acordado por el alma es ser como eres ahora, tal como eres. Tu estado actual
te llevará a dar los nuevos pasos. Parte del Todo
Teniendo presentes las vicisitudes que el ser humano atraviesa lo largo de su vida, llega a tener
la sensación de que cada uno va por su lado, haciendo frente a las situaciones, sintiéndose
desconectado con los que le rodean. Uno llega a pensar que: “lo que me pasa a mi no tiene
nada que ver con la vida de los demás”, y que cada uno es un mundo ajeno al de los otros. Uno
puede llegar a pensar que la vida está mal distribuida y es injusta, donde unos tienen tanto y
otros tan poco. Cuando uno llega a estas conclusiones parece encontrarse solo, disgregando la
posible unidad que pueda haber entre los hombres. Podéis sentiros solos y en manos de un azar
no siempre querido. Parece darte la sensación de que eres una parte olvidada del bienestar
humano que hayas podido oír o sentir alguna vez. Parece como si todo apoyo de tu entorno
hubiera desaparecido, encontrándote en medio de un proceso en el que no siempre ves la luz que
te indica la salida de tu dolor interior o preocupaciones. Cuando llegas a este estado de
disgregación con tu entorno, es cuando te encuentras en medio del mayor desconcierto que uno
pueda llegar a tener. Parece que estés abandonado de las bendiciones de la vida, cuando lo que
sucede, es que te estás olvidando de recordar quién eres y la relación con tus semejantes y el
Universo. Eres parte de un Todo, tu concienciación sobre tu esencia te permitirá sentir la
proximidad de todos aquellos que te rodean y su finalidad en relación a ti y a un Plan Superior.
Todos estamos unidos energéticamente. Nuestra espiritualidad nos une, y atrae, a los demás.
Cada uno de nosotros somos como una pieza de un rompecabezas, donde todas las piezas
encajan perfectamente para confeccionar el Todo. Cada uno es importante para la conciencia
planetaria, la humanidad. El Todo, no está completo sin tu ficha. Tú eres parte importante en el
proceso de la humanidad. ¿Crees que lo que a ti te pasa, sólo te influye a ti? ¡Nada más erróneo
que pensar así! Lo que le sucede a uno, repercute en el funcionamiento de los demás. Nuestra
actitud ante los hechos que vivimos nos hace desprender una energía que entra a formar parte
de la energía colectiva del planeta. Tú eres parte del Todo. Sin ti, el Todo quedaría incompleto.
¿Cómo podemos finalizar un rompecabezas si no quieres colocar tu pieza? Eres alguien
importante para un mayor bien de todos. Si cada uno se responsabiliza de su vida y toma
conciencia de que con su actitud está influenciando a su entorno y al planeta, quizás, entonces,
el mundo pueda acelerar su sanación y reinar la paz, la armonía y el amor. No eres una pieza
dejada, perdida, de la mano de Dios. Tú eres una parte importante de Él. Ve a tu interior y
siéntelo. Deja que la unión con el Todo haga presencia en ti. Entonces sentirás paz, calma y una
gran sensación de protección, porque el resto de la humanidad que también lo siente, te enviará
su energía para ya no alejarte más de tu conciencia como ser espiritual, uno con todos. 6.
Confiar

Lo nuevo nos puede frenar antes de dar un paso y cruzar su presencia. Aquello que no vemos
podemos sospechar y pensar que quizás no sea lo adecuado para nosotros. Adentrarnos en lo no
controlable, nos puede llevar a una actitud de freno y desconfianza. ¿Irá bien? ¿Me saldrá bien?
¿Seré capaz de conseguirlo? Nuestro pasado nos puede hacer una mala jugada. Cuando sentimos
la llamada de seguir el camino hacia nuestro autoconocimiento e integridad, a veces puede
suceder lo expuesto, las dudas y desconfianzas, pero sólo son fruto de nuestra poca consciencia
sobre quiénes somos y el sentido de nuestra vida. En la ignorancia espiritual, en el
desconocimiento sobre quienes somos nosotros y el por qué estamos aquí encarnados, nos lleva a
imaginarnos todo lo que no sea éxito, realización y amor. Una de las claves para abrir la puerta
de nuestra divinidad y ella poder manifestarse en nosotros es confiar, confiar, confiar conforme
nuestra vida está en el lugar adecuado y en el momento justo para nuestra alma y todo nuestro
ser. Confiad y tened la sensación que estáis siendo guiados y amados. Así ha sido hasta ahora,
está siendo y continuaréis siendo acompañados por vuestros hermanos de la Luz. No os
encontráis en un mundo donde pocos son los que consiguen y triunfan. Así nos educaron, o
mejor dicho, nos “des-educaron”. Crecimos creyéndonos tanto lo que nos dijeron quienes se
encontraban en nuestro entorno, que ahora nosotros, hemos cedido todo poder a nuestro exterior,
olvidándonos que el potencial que hay en vosotros es inmenso. Confiad. Tened Fe conforme
vuestra vida va a ser tal como la sentís. Tener Fe es un grado más de confianza. Ésta es una
actitud ante la vida, conforme facilitas el camino para que todo sea, pero que en el fondo, no
sabes cómo será. La Fe es la certeza plena, el total convencimiento de que así será. Esta es la
gran diferencia. Confiad y tened Fe, conforme seréis llevados allí donde necesitéis estar en todo
momento para vivir lo adecuado para vuestro momento. Confiad que todo irá bien. Confiad y
tened Fe. Cuando confiamos o tenemos Fe, vivimos relajados, tranquilos, porque sabemos que en
su momento, aunque no sepamos cuando, llegaremos a allí o conseguiremos lo que nuestra
voluntad emanada de nuestro corazón, así siente. Vivir en la calma del saber que así será en tu
vida y vas a conseguir aquello que sientes, hace que todo se acelere a tu favor. Confía. La
confianza es clave para llegar a sentir el Amor en nosotros. Es un estado interior donde te dejas
llevar, y cuando no hacemos intervenir nuestras resistencias, entonces los milagros son posibles.
Nuestro pasado no puede hacer nada con el potencial de nuestro presente. Confía porque hay una
divinidad en ti que te está guiando y hablando a través de nuestro corazón. La Fe mueve
montañas. Así es. No hay limitaciones cuando aparece la Fe en nuestro interior. La confianza es
el primer paso para la Fe. Confiad y dejad que todo suceda en el momento adecuado. He podido
experimentar en mi vida, conforme este estado de confianza y de tener la certeza que algún día lo
voy a conseguir, hoy por hoy puedo decir que todo lo que me he propuesto, confiando en el
resultado y sintiéndolo como ya obtenido, lo he conseguido, sea cual haya sido: desde un viaje, a
dar un tipo de cursos o seminario, hasta la obtención de algo más cotidiano como puede ser un
ordenador o un coche. No hay nada que vuestra divinidad interior no pueda conseguir. Para esto,
debéis empezar a confiar en la vida, en vosotros. 7. Humildad

Reconocer la unicidad con todos los que te rodean y que tus capacidades o dones son debido a
una bendición hacia tu ser para servir al Gran Plan Divino, es uno de los mejores remedios para
la perfecta salud y reconocimiento de los regalos que la vida y quien te creó te ofrecen cada
jornada, desde que te levantas hasta que te acuestas. Vivir desde la humildad y la sencillez te
permitirá ascender con más celeridad hacia tu escalera de la Ascensión. Sentir la humildad en
uno mismo exalta su magnitud. Una de las características que denotan la grandeza del ser, se
encuentra en el grado de humildad y sencillez que manifiesta. En su momento escribí: El proceso
de Ascensión es el sendero que toda alma debe de seguir para llegar, por un lado a la
consecución de su parte dentro del Plan Divino, y por otra, para la evolución de su alma. Esta
evolución comporta llegar a reconocer la verdadera esencia de su ser, y para esto, cada ser
humano debe liberarse de todo lo adquirido a través de su aceptación basada a nivel racional y
cultural. Toda identificación con su entorno, socialmente hablando, y que se ha hecho suyo por
transmisión en su educación a lo largo de su vida, queda impregnado como una limitación en su
caminar que debe ser liberado para que uno pueda ser uno mismo según su verdadera
naturaleza. Somos seres espirituales viviendo una experiencia terrenal. Esto, a veces, nos
confunde. El proceso de la Ascensión consiste en ser uno mismo cada vez más. Llegar a mostrar
nuestra integridad y dejar que nuestro potencial espiritual pueda ser manifestado para ofrecer
nuestra vida a un propósito de servicio a la Voluntad Divina. A mayor conciencia espiritual, a
mayor despertar, mayor es la satisfacción y plenitud en el individuo que permite que su alma
pueda llegar a la conexión y manifestación unísona con Dios. Uno de los pilares, de la fortaleza
de este ser humano, es la liberación del ego y la manifestación de la humildad. Humildad no
significa debilidad o poca personalidad. Muchas veces el ser humano confunde la discreción y el
ser amoroso, con alguien sin principios, criterio o bobo. La humildad es uno de los más fuertes
valores que un ser evolucionado puede llegar a mostrar. Humildad es dejar que cada uno siga
su ritmo, pero estar ahí para cuando se te necesite. Humildad es reconocer los principios
espirituales en cada corazón. Humildad es no querer convencer a nadie conforme tu actitud y
visión de la vida es la mejor. Humildad es dejar que cada uno se exprese y tú veas en ellos el
camino que están siguiendo sabiendo qué necesitan para cuando puedan llegar a venir ante ti.
Es sentir la compasión y el respeto por cada uno de los que te rodean, sabiendo que su camino
coincide con el tuyo y que en algún momento os encontraréis sabedores que lo que ha hecho uno
en esta encarnación le ha ayudado al otro a seguir adelante, por eso, sin ruido ni vanidad, cada
uno ha hecho en silencio lo mejor para él, sabiendo que también era lo mejor para uno mismo.
Humildad significa darte cuenta de que nada te pertenece y que a la vez, todo te será dado, ya
en estos momentos. ¿Entonces, por qué preocuparnos? Humildad es una actitud ante la vida
para mostrar conforme nosotros somos parte de la Creación amorosa y que nada debemos temer
porque todo está en el lugar adecuado y se está produciendo en el momento perfecto. Sabiendo
esto, ¿por qué preocuparnos? Humildad es reconocer tu poder interior y aceptar la vida tal y
como se te presenta sabiendo que, cualquier supuesta adversidad que en ésta pueda presentarse,
es temporal y aleccionadora. Abrir el corazón y ver la vida con sus ojos, nos permitirá darnos
cuenta de que nuestra existencia no es como nos han dicho que era, sino que se encuentra en un
Plan Superior, inmensamente amoroso donde cada uno puede elevar su alma al despertar su
conciencia, sintiendo a Dios en él, porque cada uno de nosotros lleva semillas de esta energía de
alta vibración que nos hace omnipotentes. Somos seres espirituales despertando de un letargo
espiritual. Todo reluce, ahora, y las inquietudes espirituales se manifiestan para ser llenadas y
poder encontrar las respuestas que, desde hace tiempo, nuestro ser necesitaba ser sabedor de
los “por qués” de nuestra vida y los “misterios ocultos del universo”. Tú y el universo sois uno.
Conociéndote a ti, conocerás el universo y a toda vida que en él habita. Humildad es la
predisposición adecuada para llegar a las respuestas que tanto anhelamos. Dejando el ego a un
lado nos adentraremos más rápidamente en el sendero de la sabiduría, y cuanto más nos
adentremos, más nos daremos cuenta de la importancia y el poder que tiene la presencia de la
humildad. Reconocer es el primer paso para la sanación. Sanando, nos elevaremos y
equilibraremos, no tan sólo nuestra vida, sino la de todos aquellos que nos rodean, porque todos
estamos unidos a través de nuestras almas. Somos parte de un puzle donde cada uno necesita al
otro para que la grandeza de la creación sea completa. Humildad representa reconocer tu
aportación a la humanidad y al planeta, sabiendo que los demás te ayudarán, a la vez, a seguir
con tu camino. Humildad es reconocer tu divinidad y aceptar a cada uno tal como es, sin
imponer. Esta es la grandeza de un ser evolucionado. Humildad es poder, no debilidad.
Humildad es reconocimiento, unidad, no separación. Humildad es integridad, mostrándote tal
como eres según tu naturaleza, tu verdadera naturaleza. La humildad es un don apreciado hoy
en día por los seres humanos. Valoramos cuando lo vemos, porque inconscientemente nos
recuerda que esta es nuestra naturaleza, y que a lo mejor, yo no la estoy mostrando como
quería. Humildad es una puerta de esperanza para el nuevo ser que deslumbra en la discreción
haciéndonos ver la grandeza de nuestro ser y el reconocimiento de nuestra divinidad, de nuestra
naturaleza espiritual. Con la humildad uno fluye mejor por la vida y aporta un grado mayor de
felicidad y deleite ante las cosas pequeñas de nuestro día a día. Humildad es la fuerza de tu
sabiduría y tu ser. La humildad te llevará a tu consagración debido que, teniéndolo todo, a nada
te aferras, porque, aunque no sea así y vivas en la austeridad, sabes que todo lo tienes.
Entonces, ¿Por qué querer hacernos notar y preocuparnos? Fluye y acepta. Todo va bien. 8.
Tiempo para ti mismo

Es importante en el proceso de descubrir tu esencia y adentrarte en tu interior para llegar a


conectar con ella, el hecho de dedicarte un tiempo para ti mismo. Es como la oruga que necesita
ir a su interior, su crisálida, para luego eclosionar y mostrar su belleza al mundo, a toda la
humanidad. Necesitamos estos momentos a lo largo del día para estar con nosotros mismos, sin
más, en el silencio, o la quietud de la cháchara mental. Estos instantes nos ayudarán a mantener
el estado de nuestro ser dispuesto a recibir cualquier información y esclarecimiento de lo vivido
o del camino a seguir a partir de ahora. Son importantes estas dedicaciones diarias para trabajar
estos aspectos de nosotros que quizás en momentos de nuestra actividad de la jornada no nos ha
permitido ponerle atención. Nuestras emociones, pensamientos y actitudes manifestadas y
procedentes de nuestro pasado necesitan una reflexión por nuestra parte para transmutarlas y
adaptarlas a aquello que sentimos desde el corazón que deseamos vivir. Este tiempo, es necesario
para nuestra alma y nuestro servicio a los demás. Vosotros ya estáis ayudando a quienes os
rodean, por el solo hecho de existir. Cuanto más seamos nosotros, sin interferencias de lo que
fuimos, de una mejor manera ayudaremos e irradiaremos el amor que somos a nuestro entorno.
Todos tenemos un momento para sentir nuestro presente y darnos cuenta de lo que nuestro
corazón nos dicta, así como aplicar aquello que sintamos o pensemos que debemos hacer para ser
nosotros. Puedes estar en pareja, tener hijos, trabajar 10 horas, pero siempre, hay un momento
para disfrutar de tu compañía, o empezar a familiarizarte contigo mismo. Piensa que eres el ser
más importante para ti, porque vas a estar toda tu vida contigo, por lo tanto, cuanto antes te
familiarices y hagas las paces contigo mismo, antes podrás darte cuenta del maravilloso ser que
eres y del amor que hay en ti. Solo así podrás disfrutar de tu dulce y amorosa compañía. El gran
misterio
Nos encontramos en tiempos donde se nos facilita que la oscuridad desaparezca y nos muestre
todo su contenido ante todo aquel que se predisponga a saber de él mismo. Grandes puertas,
hasta ahora cerradas para la mayoría de los seres humanos, se han entreabierto para cruzar su
umbral y pasar al espacio de la Luz, donde toda pregunta obtiene su respuesta, y donde la
existencia tiene un sentido bien definido según cada uno. Puertas de un gran acontecimiento
planetario y universal son abiertas para que la ignorancia dé paso al conocimiento y éste pueda
llevar al individuo a la sabiduría. Ahora son instantes únicos en la evolución del firmamento,
con nuestro despertar como vida elegida para un libre albedrío y una consciencia bendecida por
la Gran Voluntad Divina, nuestra Fuente existencial. Parte de la humanidad ha despertado,
acudiendo a esta llamada realizada desde las más altas esferas celestiales. Parte de los seres
con condición humana han decidido aceptar este reto y adentrarse en el camino de la Luz para
saber y recordar quién es. Esta aceptación hace que cada uno de los predispuestos sienta un
impulso que le lleve a indagar sobre lo que hasta ahora ha sido un misterio de nuestra
existencia: nuestra procedencia y quiénes somos. Multitudes han despertado siendo atraídos por
las buenas nuevas que se le han presentado debido a los tiempos que vivimos, mostrando el fruto
de otros que, en un pasado, dieron los primeros pasos hacia la liberación del alma y la
comprensión de nuestra existencia en este plano dimensional. Fueron los precursores de este
movimiento de despertar y luz que ahora vivimos. El somnoliento ser que ha empezado a
despertar y a dar los primeros pasos, busca en su entorno donde ver más luz y dirigirse a ella.
Precursores de antaño, con energía chamánica, abren sus puertas y su camino para todos
aquellos que sientan también este camino. Numerosas propuestas destinadas a este fin llaman a
la puerta de nuestro despertar. El ser busca y busca para llenar esta inquietud de saber y
conocimiento. Da pasos hacia la materialización del bienestar interior. Sin darnos cuenta nos
abrimos a la búsqueda de aquello que, de algún modo, resuena en nuestro interior. ¿Cómo
podemos encontrar algo fuera de nosotros si lo que sentimos se encuentra dentro de cada uno?
Buscamos en la dirección equivocada. Queremos Luz y nos olvidamos que esta Luz está en
nosotros. Continuamos buscando más allá de nuestro interior, aquello que ya se encuentra en
nosotros. Podemos encontrar puertas dispuestas a mostrarnos el camino en nuestro entorno,
pero tengamos presente que sólo son indicios para llegar a nosotros mismos. Imaginaos alguien
que quiere saber cómo se construye una casa. Siente la necesidad de saber cómo hacerse él
mismo un hogar confortable, duradero y seguro. Imaginaos que para esto, empieza a hacer
cursos de cómo se hace un altillo, desván o tejado. Para él esto es lo más importante en estos
momentos. Es lo primero que ha encontrado en su camino. Es un primer paso, cierto, pero para
la construcción de un hogar se necesitan unos buenos cimientos y un buen material. En vez de
empezar por aquí, se adentra en el tipo de tejados y en cómo decorar su casa futura: muebles,
cortinas, tipos de cocinas,…. Este ser está perdiéndose en su camino de despertar. Está
valorando aspectos que son posteriores a la esencia de una buena construcción e ingeniería. De
alguna manera, esto está sucediendo en los tiempos actuales. Cierto es que son pasos que nos
pueden llevar a la totalidad de la comprensión de un cálido y reconfortante hogar, pero antes,
uno debe de aprender a cómo crear unos buenos pilares para que sostenga todo lo demás. El
misterio continúa sin aclararse del todo. Nos centramos en aspectos, a veces complementarios
sin tener en cuenta lo que en verdad es primordial, y éste, eres tú. ¿Por qué no empezamos por
el qué sentimos cuando estamos en silencio? ¿Por qué no nos quedamos unos instantes sintiendo
aquello que nos inquieta? ¿Por qué nos sentimos removidos ante tal persona o situación? ¿Por
qué me siento impotente en momentos determinados? ¿Por qué nos alteramos cuando nos
encontramos ante alguien en concreto o una situación cotidiana? ¿Seguro que tenemos una
buena base en nuestro ser? ¿Qué tal si empezamos por aposentar estos pilares internos para no
zozobrar cuando aparezca la mínima brisa en nuestro entorno? El misterio continúa sin ser
revelado la esencia de quienes somos. Buscamos de dónde venimos, técnicas con etiquetas
diferentes, siendo casi lo mismo que otras, potaje de actividades clasificadas para el “buen
desarrollo de la persona”, en cambio, continuamos sin mantener del todo la estabilidad interior.
Sentimos el vacío, a menudo, al no llegar a percibir ni sentir la llave y la fuerza que hay en mí,
en cada uno, para transmutar toda situación de malestar en nosotros. Muchas veces empezamos
por el tejado nuestro nuevo hogar. Vemos que estamos dando pasos, pero no acabamos de
sentirnos realizados, ni amados ni comprendidos por los ambientes donde habitamos. ¿Por qué?
Es bueno saber cómo realizar un tejado o un desván, pero de nada sirve, a nivel de la
practicidad de nuestro proceso si antes no anclamos unos buenos cimientos para sostener todo
lo que queramos construir después. ¿Un tejado encima de unos pilares desencajados y
agrietados? Como en el cuento de los tres cerditos, a la primera tempestad nos venimos abajo.
¿De qué ha servido hacer esta construcción si no ha habido una solidez y firmeza en nuestro
espíritu? Nadie nos dijo al venir, que sería todo fácil, porque el camino de ir recordando y
descubriendo el verdadero camino sería lo que nos permitiría ir aposentando las bases seguras
de nuestra dirección. Vivimos tiempos donde la experiencia de algunos les ha llevado a estar en
un lugar visible para muchos y orientar a las almas en proceso de descubrir el verdadero
camino. Hay luz en ellos y una sabiduría obtenida a través de su propio proceso para llegar a
uno mismo. Ahora es tiempo donde el corazón empieza a tomar el papel que le corresponde.
Empiezan a emerger voces de diferentes corazones a lo largo de nuestro amado mundo
indicando el camino a seguir para la realización de sus respectivas almas, y así, el ser de este
corazón y alma, pueda discernir qué es lo que más le hace vibrar para dar los nuevos pasos.
Dejaos llevar por él. El proceso es el mismo para todos, no así las experiencias vividas en él. Tu
corazón te hablará claro y alto. Empezar por el tejado o por complementos de nuestro proceso
nos puede hacer distraer de lo verdaderamente importante para nosotros. Para que la divinidad
en cada uno pueda llegar a manifestarse, se necesita Amor, y es desde el Amor, que llegaremos
a nosotros. A veces sólo se necesita estar solo para abrir la puerta de nuestro bienestar y
aposentamiento en el camino adecuado para nuestra alma. La fase de la crisálida espiritual es
importante para discernir, ver la luz del camino y sentir, que aquello que buscamos ya se
encuentra en nuestro interior. Podemos necesitar una guía, pero no confundir la guía como la
fuente de vuestro bienestar. Conocer tu potencial, tus herramientas y tu capacidad de amar, te
permitirá ir más allá de tus limitaciones actuales. No hay tales cuando sientes el verdadero ser
que eres. No eres un complemento de la casa, eres el propio hogar en la materia. Buscar en la
azotea sólo puede distraerte en tu camino. Reforzar tus pilares y reconstruirlos te permitirá
elevarte más allá de lo humano para llegar a tu divinidad. Cuando encontramos las respuestas
de nuestro interior, entendemos y comprendemos nuestro exterior; entonces el misterio será
desvelado. Llegaremos a la plenitud cuando sintamos en nuestro interior la fortaleza de quiénes
somos y el amor de nuestra verdadera esencia: Dios en mí, Yo Soy. 9. Sentir el Amor

Una vez, en relación a una situación de mi vida que parecía estar estancada, mis hermanos de la
Luz me dijeron: ¡Siéntate y siente! En otra ocasión sobre la misma situación me dijeron:
¡Siéntate y estate quieto! ¡Déjanos hacer! “¡Siéntate, quietud y siente!”. Así decidí hacer, es
decir, nada en relación al hecho. Puede parecer contradictorio, pero al querer actuar, a veces
vamos a contracorriente en relación al flujo de nuestro proceso para elevar nuestra alma. Nuestro
pasado es fruto de unas creencias y pautas mentales adquiridas que, la mayoría de las veces, no
concuerda con nuestro ser. Las aceptamos y nos alienamos con una manera de actuar basada en
las viejas energías que limitaban nuestro avance hacia nuestra plena realización. ¿Qué debemos
sentir? Cuando nuestra vida muestra mayor ajetreo es cuando más quietud interior debemos de
manifestar. Es en estos momentos cuando debemos de sentir la calma y nuestra verdadera
naturaleza; es cuando nuestra armonía interior debe hacer presencia, sintiéndola con toda su
calidez, abrazados por el sosiego de la “despreocupación” hacia la situación vivida. El sentir es
la fuente de nuestra materialización. Cuando sentimos impregnamos cada una de nuestras células
con la energía de nuestra intencionalidad. Cuando sentimos revalorizamos el poder de nuestra
voluntad, abriendo las puertas de su realización. El sentir riega cada parte de nuestra divinidad
que se encuentra en cada célula de nuestra biología, elevando su vibración, abriendo paso a
nuestra divinidad para ser expresada. Podemos visualizar y emplear la palabra como soportes de
nuestro cambio interior, pero es a través del sentir como atraemos hacia nosotros nuestra
intencionalidad. Podemos visualizar, pero si no sentimos, solo reforzamos nuestro seseo, pero no
lo atraemos. Podemos trabajar con las frases de pensamiento positivo, pero si no se siente lo que
expresamos, sí que podemos ver un cambio, pero no atraemos con la fuerza deseada. El trabajo
personal nos abre las puertas para llegar a lo que queremos ser y conseguir en la vida. Podemos
hacer servir cualquier mecanismo para encontrar un bienestar interior, pero cuando añadimos “el
sentir”, es como si las fuerzas del universo acudieran a nuestra ayuda para “acelerar” el proceso
y empezar a atraer hacia nosotros aquello que deseamos en la vida. Sin sentir todo parece ir
“despacio”. Cuando sentimos es como si sintonizásemos con las energías del firmamento para
mostrar nuestra divinidad. Atraemos y materializamos más cuando sentimos en el silencio y la
quietud, que cuando nos movemos para “solucionar o desbloquear una situación aparentemente
estancada.” Como seres espirituales que somos, crearemos y evolucionaremos más, cuando más
fuerte es el sentimiento amoroso conforme todo ya es. El sentimiento de haber conseguido ya el
resultado deseado nos abrirá las puertas de su materialización. Cuando sentimos conforme a “ya
lo tenemos o somos como queremos ser”, mostramos al universo nuestra predisposición y
preparación conforme somos merecedores de lo que sentimos y queremos. Los antiguos esenios
ya nos lo transmitieron en unos pergaminos encontrados en el mar Muerto: El sentimiento atrae
hacia ti tu voluntad, dejando que tu divinidad pueda crear según tu intencionalidad. Cuando
sentimos estamos dando la orden a nuestra conciencia celular qué es lo que queremos atraer.
Cuando nuestro cuerpo tiene una vibración concreta, entonces atrae más vibración de este tipo.
Energías iguales se atraen. Según el tipo de energía que albergamos, ésta será la que atraeremos.
Somos energía y esta energía se encuentra en cada unidad celular. Nuestro “cuerpo” es el que
manifiesta la vibración que tenemos. A más alta vibración, más evolucionada nuestra alma será.
Menor vibración, más identificados con la dualidad representará que estamos. Siente el amor en
ti, la prosperidad, la despreocupación.la calma, el sosiego y conforme todo lo tienes, porque esto
es lo que atraerás. Cuando sentimos, atraemos del universo hacia nosotros más energía de la que
creamos. Podemos sentir amor, odio, tristeza, escasez, abundancia, felicidad, calma,
resentimiento, y todo esto, es la orden que mandaremos a nuestras células para atraer “más de lo
mismo” en nuestras vidas. Sentir es la llave de la materialización en nuestra vida, y más en esta
nueva era donde el ser humano, ahora, puede mostrar su divinidad con todo su resplandor. Tú
eres energía. Tú eres Amor. Tú eres Dios. Siente el Amor en ti, aquel quien tú eres, porque
abrirás las puertas de la Divinidad y así manifestarte con todo tu resplandor. En su momento,
relacionado con la Fuerza del Sentir, escribí lo siguiente: La Fuerza de Sentir
Por fin llego a la cima. La subida ya ha finalizado. El bosque empieza a despertar. Ando entre
senderos enmarcados por árboles dispuestos aleatoriamente e indicando bien el camino, la
dirección a seguir. Ahora llego a lo más alto, finalizando con una especie de clariana con
vegetación, rodeándola como si dibujase un círculo y continuando el camino por el otro lado de
este espacio. He llegado hasta aquí. La plenitud de esta primera hora del día y alejado de toda
humanidad, me hace sentir aquel quien soy yo y la presencia y unicidad con la naturaleza y los
seres que la habitan. Es como si fuera Uno con ellos. Aquí me siento en plenitud, como si me
encontrase en el Hogar. En el silencio de cualquier ruido civilizado, aquí, en plena naturaleza
siento mi esencia abrirse y dejándose ir sabiendo que se encuentra en un lugar bien familiar: el
Hogar. El abandonamiento es absoluto. Reconozco el Hogar allí donde estoy. Bien resguardado
de mi ser en este espacio de la naturaleza hace que me dé cuenta, una vez más, aquél quien soy y
lo que es importante en la vida. Mi presencia no es en vano y la sensación de una plenitud
serena y amorosa invade cada rincón de este lugar donde ahora me encuentro, donde todavía el
sol no ha acabado de bostezar y elevarse del todo. El frío de primera hora de la mañana, hace
todavía más, los instantes como únicos, debido a que pocos son los que osan venir a estas horas
tan tempranas. Siento paz y armonía en mí. Siento Yo Soy Yo, Uno con toda vida que me rodea.
Son momentos únicos, llenos de familiaridad no terrenal y alejado de toda civilización. Yo, solo
y rodeado por mis hermanos y acompañantes de esta vida encarnada que ahora me encuentro.
Continúo mis pasos y me doy cuenta de la altitud en la que me encuentro. Estoy en la cima de
aquel lugar de los mapas. Solo y acompañado. Siento la pureza de estos instantes. La vida que
me rodea me saluda con su presencia, adornando mi esencia y haciendo que los recuerdos de
quién soy y de dónde vengo se manifiesten ahora y aquí. Me siento. Me quedo un rato sentado
sintiendo mi presencia en medio de aquel paisaje y contemplando y sintiendo la gratitud del
universo hacia nosotros. El silencio abraza todo lo que puedo llegar a abrazar con mi mirada.
El tiempo se para y mi interior se expande. Soy Uno con allí donde me encuentro. Sentado veo
que ellos, hermanos de la Luz, van llegando poniéndose a mi lado, rodeándome. Son momentos
donde la Familia se reúne. De todas direcciones van llegando. Sus luces y presencias parecen
hacer un conjunto completo con el lugar donde me encuentro. Todo es pureza, derramando un
gran amor por la cima donde nos encontramos. La Luz y el Amor del Hogar están presentes
cuando abres las puertas de tu corazón. Siento. Nada más que silencio lleno de sensaciones y
sentimientos sublimes más allá de toda terrenalidad ocupan su lugar. Yo los acepto y dejo que
me recuerden de dónde vengo y el sentido de la existencia. Como una multitud sentada en lo más
alto de la montaña observando más allá del valle, una luz ilumina aquel lugar, irradiándose por
todo el territorio que divisan mis ojos. Todo se ilumina. Yo Soy, Yo Soy, Yo Soy. Siento la
presencia del Hogar manifestándose. No hay mayor placer para nuestro espíritu que sentir el
Hogar en nosotros. Entonces, todo aquello que no resuene con la alta vibración, desaparece,
sabiendo el ser, sin duda alguna, que tú no eres quien piensas que eres y que lo que estás
sintiendo en estos instantes aquí arriba no pertenece al mundo que vivimos. Todo es puro y
claro. Sólo sientes el presente, con toda su plenitud, dándote cuenta de que en el fondo, siempre
hemos estado presentes y que la creación de un pasado o futuro nos ha confundido y nos ha
apartado de nuestra esencia. Aquí vuelves a conectar con quién eres. Más allá de tus
sentimientos actuales, nada existe, porque sabes entonces, quién eres tú y qué representan
aquellos que están contigo, llenos de luz y un amor puro e incondicional. Tú te conviertes en
Uno con ellos y el tiempo desaparece, fundiéndote con la intensidad de una experiencia más allá
de lo mundano. Tú eres mucho más quien pareces ser. Estando aquí donde estamos, nos hace
darnos cuenta de que el baremo de nuestros patrones de vida son circunstanciales, y que en
verdad, aquello que es importante se siente, no se ve y no se tiene,… sencillamente se siente.
Este ha sido uno de los grandes regalos que quien nos creó nos concedió. Al sentir la intensidad
del presente, sentimos la divinidad que somos. Una vez así es, entonces las puertas de la
creación y el amor se abren de par en par, dejando paso a quien hay en nosotros resguardado
en el fondo de nuestro interior. Como una mariposa luminosa y de colores brillantes, emerge de
nuestro corazón y nos muestra el verdadero ser que somos. Cuando así es, ya no dudamos y nos
damos cuenta de la plenitud de nuestro potencial por el solo hecho de ser creados desde la
divinidad. Las melodías del universo empiezan a sonar, y tu corazón sabe que eres bienvenido y
aceptado por todos aquellos que te rodean. Eres honrado y valorado por tu sola presencia en tu
día a día. Como si te liberasen de tu mente racional y te llevasen al umbral de una nueva
dimensión, así te sientes inicialmente cuando tú eres tú y sientes aquel quien tú eres. La
intensidad de los momentos es serena, amorosa e indescriptible. Cuando alguien lo vive,
entonces sabe lo que quiero decir o siento en estos momentos. A veces se debe vivir y sentir
alguna situación o sensación para comprenderla, porque cada uno, dentro de la amorosa
intensidad, le permitirá abrir una puerta u otra según el camino de su alma; ahora bien, todos
sabrán que el Hogar existe y son parte de él, aunque estemos encarnados. Siempre hemos estado
acompañados desde el Amor. Nunca hemos estado solos, ni lo estaremos. La soledad es un
estado de no conexión con uno mismo. Cuando dependemos de nuestro entorno, nos alejamos de
nosotros, y creamos lo que conocemos como “soledad”. Es cierto que una buena amistad te
ayuda en momentos determinados, pero continúas dependiendo de ella o ellas, para ser tú.
Cuando sientes el Hogar en tu interior, cuando sientes el Amor en ti, entonces es cuando tu vida
cambia y te das cuenta de que tú eres la fuente de toda vida, eres la fuente de amor y creación.
Tú, en el fondo, eres la fuente que buscas en tu entorno. Cuando te adentras en tu ser, tu
corazón, entonces él te habla de esta emanación de pureza, sabiduría y amor que hay en ti. Por
todo esto, os quiero decir que una de las llaves para llegar a conocer quiénes somos realmente,
es el hecho de adentrarnos en nuestro interior, hacer grandes paseos por la naturaleza y
contemplar la belleza de nuestro entorno, sea cual sea. Cuando sentimos Amor, solo Amor
podemos atraer y crear. El silencio y la quietud interiores abren las puertas de la verdad de
nuestro ser. Desde este estado que ahora me encuentro, os invito a iniciar esta nueva etapa en
vuestras vidas aprendiendo a SENTIR aquello que queréis. El SENTIR nos abrirá las puertas de
par en par, para materializar lo sentido desde la fuerza de nuestro corazón. Desde el mío, deseo
que el Amor y la Paz sean en todos vosotros. 10. Vivir desde el Corazón

Los tiempos que estamos viviendo nos están llevando a un cambio de vida. Uno de los pilares
de este cambio, es el cambio de Consciencia en la humanidad, en el ser humano. Esta nueva
Consciencia nos lleva a dejar de sobrevalorar y hacer uso de la mente como se ha estado
haciendo hasta el cambio del milenio, dando paso a una vida basada en la guía del corazón. Éste
es el motor del nuevo ser que está despertando y caminando hacia el Despertar y su Divinidad.
Vivir desde el corazón nos plantea una vida basada en la intuición y lo que sentimos en nuestro
interior, no en lo que nuestra sociedad impone o establece. Vivir desde el corazón representa la
plena Integridad del ser, decidiendo según él, abriendo las puertas según su proceso y el camino
adecuado para su alma. Hasta entonces ha sido que todos debían seguir la misma dirección y
ritmo. ¡Ya no! Nuestro corazón nos dirá qué hacer para nuestro mayor bien, y aunque parezca
paradójico, también para el mayor bien de todos. Cada uno sigue y decide sobre su camino. Vivir
desde el corazón representa responsabilizarse de su existencia. Esta voz irá percibiéndose cada
vez, con más claridad y nitidez, con más fuerza y firmeza. ¡Síguela! ¡No dudes!, porque ella te
va a llevar allí donde siente tu interior y todo tu ser. Vivir desde el corazón es abrir la puerta de
la plena libertad en uno mismo. Es la liberación de su pasado y la plena capacidad de ser uno
mismo. A veces no entendemos por qué vivimos lo que vivimos. La respuesta es sencilla: era tu
mente quien te dirigía y tu corazón estaba abandonado por tu ser por no hacerle caso. Ahora los
papeles están cambiando. El corazón nos guía. Nos habla. Es la brújula de nuestra nueva vida, y
la mente debe estar al servicio del corazón. Cuando así actuamos, empezamos a sentirnos con
mayor bienestar a todos los niveles y nuestra vida va mejorando en aquellos aspectos que
veíamos que no avanzaban. Tú estarás cambiando, por lo tanto, tu vida y tu entorno también
cambiarán. La felicidad se encuentra en el corazón. La Sabiduría se encuentra en el corazón. La
Paz se consigue siguiendo las directrices del corazón. Durante siglos la humanidad ha dado
prioridad a la mente, pero esta contiene nuestro pasado, por lo tanto, vivíamos constantemente en
el pasado. Cuando empezamos a activar nuestro corazón es cuando vemos el verdadero camino
de nuestra vida, y ésta, no pertenece al pasado, sino a mi presente, a tomar las riendas de mi vida
ahora y aquí. El corazón siempre está en el presente. El corazón en todo momento te habla en el
ahora. Tú eres presente, no pasado. ¿No crees que ha llegado la hora de dejar ir el pasado para
deleitarte con el presente y de tu responsabilidad a partir de ahora de tu vida, viviéndola tal como
quieres y sientes que ha de ser? Ten presente: Escucha a tu corazón Haz aquello que te dicta, que
sientes que debes de hacer Vive intuitivamente, no desde el raciocinio. La mente está al servicio
del corazón, para materializar aquello que percibes. En unas palabras que escribí en su momento
expresé lo que se siente cuando empezamos a escuchar esta voz interior: Oigo una voz
Debo tener a alguien dentro de mí porque oigo una voz que sale de mi interior. Es una voz
silenciosa que me empuja a tomar decisiones, seguir una dirección y encontrar respuestas sin
saber de dónde vienen. Hay una voz que me habla en la serenidad y el amor. Es una guía para
mi andar. Cada vez me aconseja más llevar a término lo que me dice sin temer lo que pueda ser.
Me da confianza, tranquilidad, coraje y mucha seguridad. Cuando la noto en mí, todo mi cuerpo
vibra a la vez como si una especie de ola amorosa recorriera mi cuerpo. Siento la veracidad de
lo que transmite esta voz silenciosa, y a la vez, tan clara para mi ser. Aunque mis oídos, no
siempre son partícipes de lo que recibo, mi consciencia es sensible a su aparición. Siempre lo
hace cuando más lo necesito o me encuentro ante una situación que requiere una intervención
por mi parte. Entonces,… es cuando se manifiesta majestuosamente para mí, dándome a conocer
qué hacer y cómo hacerlo. Es una gran aliada para todo mi ser. Cuanto más la escucho y la
llevo a término, más la noto. Nada debo de temer, porque aquello que necesito saber me es
revelado. Avanzo por la vida actual sabiendo que, pase lo que me pase, ella me hará saber de su
presencia, diciéndome lo que hacer para el mayor bien de todos. Tiene esta característica, y es
que no sólo es para mí lo que recibo, sino que todos salen beneficiados. Esta es mi amiga más
fiable e íntima cuando me encuentro ante un nuevo paso en mi proceso. Nada debo preocuparme
porque sabré qué hacer cuando llegue el momento. Hay alguien superior a mí que sabe justo
aquello que necesito en todo momento, aconsejándome, guiándome y enviándome el amor más
puro e incondicional que puede llegar a existir, procedente de más allá de este plano terrenal.
Mi amada voz interior es Una conmigo. ¡Apreciada amiga y mimada por mi ser! Tuve que
sacarle el polvo en sus principios, y ahora, ya adulto, somos Uno en esta dimensión. Allí donde
yo no llego, se presenta ella indicándome la dirección adecuada a cada situación. Al igual que
la noche no tendría sentido sin el día, así, ella y yo somos uno en el pacto acordado entre lo
invisible y lo visible de mi proceso. Me siento seguro, sabiendo que en todo momento sabré qué
hacer cuando este llegue. Esta certeza me da la sensación de ser protegido por algo superior a
nuestros sentidos físicos. Ando con firmeza ante lo que la vida me da a cada instante. Avanzo
entre los matorrales del sendero donde estoy, viendo cómo a cada paso dado, los obstáculos van
desapareciendo de mi camino. Continúo avanzando porque mi voz interior me empuja a que lo
continúe haciendo. Mi corazón me habla y me habla constantemente, y cuando más materializo
su voluntad, más paz, bienestar, armonía y amor siento en mí. Es como abrir una puerta que nos
traslada a la obtención de nuestros sueños anhelados a lo largo de los años. Ahora éstos, se
están haciendo realidad, después de no ver por momentos el camino, sólo sintiendo lo que se me
decía desde mi interior. Era la fuerza, la esperanza y el coraje para continuar a pesar de que no
siempre veía el final hacia donde me dirigía. Confianza. Sólo confianza había en mí. La voz me
llevaba, y cuanto más me dejaba ir por ella, más pronto llegaba y conseguía. Con los años, esta
voz interior me ha ido llevando a retos más grandes, porque mi confianza en ella iba siendo
mayor. Ahora, pasado un tiempo, o quizás debería de decir, mucho tiempo, me encuentro ante
una nueva puerta que abrir. Aquí estoy yo, ante este umbral para ser traspasado. Escucho mi
voz y siento con claridad, nitidez y fuerza, lo que hacer y cuándo empezar a dar el paso para
dejar una nueva puerta y así continuar mi camino, dejando atrás mi pasado y poner los
decorados de mi presente y futuro, a pesar de que éste no existe desde donde ahora me
encuentro con mi amada voz, surgida de mi amoroso corazón. Vela por mí, y ¡no sabéis cuanto!
Cada uno de vosotros también tenéis esta voz, este ser interior que sabe lo que más os conviene
y quiere lo mejor para vosotros. Vuestro verdadero ser está llamando a la puerta desde hace
tiempo porqué está reclamando su lugar en vuestra nueva vida. No temáis. No tengáis miedo,
aunque sea nuevo aquello que sentís que debéis hacer. Confiad plenamente con lo que sentís,
procedente de vuestro corazón. Él sabe qué es lo mejor para vosotros y quienes os rodean. Vivir
desde el corazón me ha permitido llegar a perdonar a personas próximas a mí, sentir el
verdadero amor del universo, del Hogar, del Padre, y ver cómo mi vida ha dejado todo aquello
que ya no le convenía para materializar el pacto realizado antes de esta encarnación, y así
llevar a término lo que he venido a hacer para el mayor bien de mi alma. Vivir desde el corazón
permite abrir las puertas de nuestra divinidad. Vivir desde el corazón nos hace sentir nuestra
verdadera naturaleza, y entonces,… todos los miedos desaparecen. Sólo queda el Amor. Somos
Luz y Amor. Somos divinidad en esta dimensión. Nuestra condición humana nos confunde, pero
tenemos la llave para recuperar lo olvidado: la voz de nuestro corazón. El verdadero sentido de
nuestra vida se encuentra en lo que nos ha de transmitir nuestro corazón, esta nombrada “voz
interior”. Todos la tenemos y todos la podemos sentir. ¿Tú ya la sientes? Busca unos momentos
para estar contigo. Rodéate del silencio y la quietud, y entonces, cuando estos se encuentren
dentro de ti, deja que tu interior te hable. Podrá hacerlo a través de sentir un impulso hacia
algo, una imagen que te dará la referencia de tu estado o próximo paso a dar, o incluso, quizás
podrás llegar a ver una o unas luces que, sin hablar, te parecerá recibir una información que
encontrarás adecuada a tu momento actual. Sea cual sea la manera que tu voz interior te hable,
tenla presente, porque el momento tan esperado en tu vida, ya ha llegado. Un fuerte abrazo y
que el Amor y la Paz sean en ti, amada alma. Ha llegado la hora. 11. Recordar quiénes sois:
Me gustaría explicaros una historia: La pregunta adecuada Una vez, un maestro se encontró
con su discípulo y le dijo: - Si tuvieras que hacer una pregunta que su respuesta te diera a
conocer el por qué de todo lo que pasa en el mundo, en tu vida, que te diera entendimiento sobre
el universo y te permitiera conocer a Dios, ¿qué pregunta harías? El discípulo quedó pensativo,
y después de un rato, contestó: - Maestro, necesitaría más tiempo para encontrarla. - Ves, y
cuando la sepas, ven a verme – le respondió. Pasaron los días, y con el tiempo, el discípulo fue
al encuentro de su maestro. Se encontraron uno delante del otro. El discípulo vio la expresión
serena y sabia de su instructor, esperando la pregunta elegida por su alumno. - Maestro, ya sé
que pregunta haría. El maestro no dijo nada, sólo escuchaba. Entonces, el joven continuó: - La
pregunta que haría es: ¿Quién soy yo? El maestro, después de oírla, hizo un ligero movimiento
de asentimiento con la cabeza, a la vez que le ofreció una sonrisa. El discípulo supo que había
hecho la pregunta adecuada. ----------------------------------- Para empezar a recordar desde la
dualidad, debemos de vivir y experimentar. Cada peldaño vivido nos permitirá continuar el
camino con una mayor firmeza habiendo hecho el aprendizaje correspondiente. Para aprender
debemos ir a nuestro interior, empezando a familiarizarnos con nosotros mismos. Una vez nos
hemos aceptado, entonces, podemos profundizar en nuestro interior, adentrándonos en él y hacer
el mayor viaje que un ser humano puede llegar a realizar. Empezar a predisponernos para
encontrar la respuesta de quién soy yo, es paso fundamental en nuestro proceso. Quién soy yo no
tiene respuesta en nuestro exterior. Los demás no tienen nuestra respuesta. Cada individuo tiene
la suya. Para poner Luz en nuestra vida y encontrarnos, no podemos ir a la casa del vecino y
encender la luz de su comedor, porque no es allí donde hemos perdido e ignorado nuestra
identidad y empoderamiento. Es en nuestro hogar interior que debemos buscar y tocar el
interruptor que nos iluminará. Debemos ir a los rincones más abandonados de nosotros mismos
y, como en un diván, encontrar el baúl del pasado y ver todo lo que en él hay, empezando a hacer
una limpieza de todo lo que ya no nos sirve en los momentos actuales. Liberarnos de la mochila
del pasado aligerará nuestro presente y nos permitirá ir reluciendo aquél quien en verdad somos.
Nos hemos puesto unas ropas, unos disfraces, y estos nos han confundido. Nos hemos
identificado con ellos, sin saber que sólo eran esto, unos disfraces de quita y pon. Todos se lo
ponían, pues yo también. Tengo que decir que hay que ser valiente para ser uno mismo. Respeto
y valoro a todo aquel que empieza a andar con su propio calzado y su propia brújula. A medida
que vayas viajando por tu interior te irás encontrando con unas herramientas que no pensabas
que las tenías y hemos hablado de ellas anteriormente. Cada una de ellas te permitirá romper los
lazos con aquel que te han hecho para dar paso a aquel quien eres. A todos os llegará el día en
que emprenderéis el viaje si no lo habéis iniciado ya. Recuperaréis vuestro poder y ya no lo
cederéis. Sabréis hacer servir las herramientas mencionadas y entonces, veréis como vosotros ya
no sois vosotros. Seréis aquel quien vuestro corazón os habló y sentíais anhelos de llegar, algún
día, a él. Recordar quiénes sois es abrir la puerta del Hogar de donde todos procedéis. Es vivir
plenamente desde el corazón y vivir según vuestra voluntad, Una con la Voluntad Superior, a la
cual todos pertenecemos y colaboramos en esta encarnación. Recordar es encontrar y sentir la
Divinidad en vosotros. Es poneros a las manos del Dios que sois y que él pueda manifestarse
libre y absolutamente a través vuestro, pero no como algo ajeno a vosotros, sino como parte de
vosotros, porque os recuerdo que vuestra esencia es divina. Sois Luz y Amor, y siempre lo
habéis sido, lo recordarais o no. Recordar es tomar consciencia plena de quienes sois y vivir
plenamente desde vuestra verdadera naturaleza. 12. Liberación de los miedos y temores.
Allí donde hay Amor no hay temor. Allí donde aparece el miedo, no hay Amor. O sentimos
Amor, o miedo, pero no podemos sentir las dos cosas. Los miedos son productos de nuestra
racionalidad, es decir, nuestra mente; mientras que el Amor pertenece al Corazón. Allí donde hay
Amor, no hay Temor. Cuando permitimos que los miedos aparezcan en nuestra vida, la
limitamos. Nos bloquean nuestro andar. Todas las resistencias habidas en nuestro interior para
cambiar y continuar subiendo los escalones de nuestra evolución, son fruto del temor. A lo largo
de mi vida, he podido constatar que los miedos, todos, absolutamente todos, son infundados. No
hay ninguno que tenga el sustento adecuado para decir: ¡Sí! Tienes razón. Ninguno. Los miedos
emanan de nuestra mente racional, de nuestro pasado, teniendo presente lo que nos ha
comportado a nivel de limitación. No podremos ser libres y expresar nuestro empoderamiento si
dejamos que el miedo tome las riendas de nuestra vida. Cuando a algo tememos, estamos
cediendo nuestro poder a aquella situación, persona o elemento. No debemos ceder nuestro poder
a nada ni a nadie. Lo he comentado en otros momentos anteriores. Los miedos y temores son los
que frenan vuestro proceso hacia la felicidad, la libertad y el Amor. Sois Amor, por lo tanto,
debéis liberar los miedos de vosotros. A estas alturas del libro, ya sabéis que poseéis unas
herramientas que os permitirán liberaros de ellos. Para ser uno mismo, debemos vaciar nuestro
interior de todo aquello que nos frena y limita. En uno de mis artículos semanales que publiqué
en su momento muestra lo que verdaderamente representa el hecho de dejar que los temores sean
en nosotros: No importa los miedos que puedas llegar a tener. No importa qué miedos tienes y
sus intensidades. Todo miedo es fruto de la no comprensión y no conocimiento de lo
desconocido, o del resultado a obtener. El miedo sólo es fruto de un pasado, perteneciente a
nuestra mente, no al presente. El corazón protege tu ser al escucharlo y sentirlo. Cuando
ponemos la atención en la voz de nuestro interior, corazón, nada debemos temer, porque lo que
puedas llegar a percibir, “ver” o sentir, pertenece al presente, y éste no anticipa las posibles
“irregularidades o anomalías posibles” que pueden llegar a acontecer. Tu mente sí. Los miedos
pertenecen a un pasado vivido desde la falta de aplicación de tu empoderamiento. Cuando
llegas al presente, tienes contigo el lastre de tu pasado, y éste, te pronostica lo que
“seguramente” te sucederá, teniendo en cuenta lo vivido en su tiempo. Tú eras de una manera y
las circunstancias otras. Tu mente quiere hacerte ver que siempre es lo mismo y así será, sin
tener en cuenta que el individuo va cambiando y las circunstancias, como el planeta, también.
Ahora no es el ayer. El ayer no será el futuro. Tú eres presente, y lo que fue en antaño ya no
tiene cabida en el ahora. Los miedos adquiridos fueron el fruto de un no conocimiento como ser.
El miedo desaparece con la comprensión espiritual. El no conocerse implica una actitud de
víctima debido a que el aprendizaje de generaciones sobre “las limitaciones” del ser humano
dejó huella en nuestro ADN. ¿Realmente éramos seres limitados en el momento de adquirir el
miedo?¿Hubiese servido de algo tener el conocimiento sobre uno mismo al encontrarnos con la
situación?¿Hubiese servido de algo? El ser humano está cambiando debido a la toma de
consciencia espiritual que va adquiriendo parte de la humanidad. Este cambio de consciencia
hace cambiar (elevar) las energías de cada uno y el planeta. Es como un bálsamo de
empoderamiento para todo aquél que se predisponga a abrir su corazón y adentrarse en su
interior para conectar con su verdadera esencia y el verdadero mundo al cual pertenece. En el
presente todos los miedos son ficticios, ilusorios, debido a la aprehensión sobre un posible
resultado a obtener. ¿Es ésta la mejor actitud a mostrar para nuestro ser? ¿Dónde se encuentra
el Amor ante una predisposición de esta índole? Sencillamente, no existe. Cuando dejamos que
el ficticio miedo en nuestro presente se manifieste, estamos delegando nuestra esencia amorosa
al cubo del olvido. Cuando hay temor en nuestra vida, no hay Amor, y si dejamos que el Amor se
manifieste, entonces no hay temor. Los miedos son una falta de amor en nosotros. A más miedos,
más desconocimiento hay de nuestro ser. Nuestro potencial espiritual está enterrado por
decisión propia con los cimiento de un pasado inexistente en el presente, insistiendo que
prevalezca. Es una actitud conocida, aunque dolorosa, y por lo tanto, familiar. Lo familiar lo
aceptamos aunque no siempre sea lo correcto y amoroso. ¿Dónde se encuentra tu
responsabilidad ante tu vida en situaciones como estas? Sencillamente, escondidas en algún
armario del pasado. El no saber nos confunde a veces. El no saber nos limita. Cuando sabemos,
entonces viene la comprensión y el empoderamiento. Los miedos desaparecen con la
comprensión espiritual. Sabiendo quién eres tú, abrirás las puertas de tu realización y la
manifestación del Dios que hay en ti. Tu divinidad llama a tu puerta para ser mostrada y
expresada en tu vida. Ha llegado la hora en que los dioses humanos cumplan con el Gran Plan
Superior establecido para este rincón del universo de nombre Tierra (Gaia). La liberación de
los miedos permitirá elevarse a las almas de los seres humanos que están viviendo una
experiencia en la materia. Despierta tu consciencia y deja que el Dios que eres se manifieste
majestuosamente al mundo. Nada debemos temer, porque nada puede con nuestra divinidad.
Somos Dios en la forma. A mayor comprensión espiritual mayor grado de evolución de nuestra
alma. Aquello que fue, ya no tiene por qué ser, porque tu capacidad de decisión en el presente
puede abrir tu corazón, escucharlo y darse cuenta de que nada debes temer. Sólo existe el Amor.
Sólo existes tú con tu divinidad. Deja que se manifieste y ábrete a la vida, a todo, a todos, al
Hogar al cual perteneces y siempre ha estado a tu lado, aunque lo hayas olvidado y desoído su
guía. Tu verdadero ser espera el momento para volverse a manifestar como cuando todavía no
te encontrabas en la forma. El Amor permite que la Luz se imponga y la oscuridad desaparezca
para siempre del ser humano. El miedo es la oscuridad de la ignorancia. Tú eres Amor y Luz.
Deja que tu corazón te guíe. Todo va bien. Todo está bien. Te bendigo con mi Amor, amada
divinidad. La Hermandad Blanca
Vivimos en un espacio de nuestro universo en el cual convergen y cohabitan niveles de vida en
diferentes dimensiones. El planeta Tierra es una de la existencia donde podemos encontrar seres
de diferentes dimensiones, desde la materia hasta la vibración amorosa más sutil y de alta
vibración. Nosotros, los humanos, hasta ahora, pertenecemos a la dimensión de la forma, la más
densa, aunque debido al libre albedrío, las consciencias han empezado a despertar, haciendo que
de la tercera dimensión que podríamos partir, nos dirijamos a la cuarta, e incluso, ya para
algunos, a la quinta. Nuestros sentidos físicos sirven para lo físico, pero hay otros sentidos que
nos permiten percibir más allá de la forma, pudiendo entrar en contacto, de una manera
consciente, con seres de vida diferente a la nuestra. Estos seres a los que me refiero, pertenecen a
la Hermandad Blanca. ¿Qué es la Hermandad Blanca? A ella pertenecen los ángeles, arcángeles,
toda la jerarquía angelical, que aunque nombre la palabra jerarquía, ésta no es vertical, sino
horizontal, dando soporte los unos a los otros. También se encuentran en esta Gran Familia, los
nombrados Maestros Ascendidos, aunque particularmente, mi relación con ellos y ya desde un
principio que oí esta terminología, no sentí que fueran más que nosotros, por el hecho de
nombrarles “Ascendidos”. No entendí el por qué así se les llamaba. Luego con el tiempo, aunque
mi relación con algunos de ellos es de tú a tú, comprendí que el término “Ascendido” da el
conocimiento de haber superado el proceso de encarnación y “dar una mano” a los que todavía
nos encontramos en él. Su alma ya no encarnará. Pueden hacerlo, pero no para ellos tener un
aprendizaje y evolucionar, sino para acercarse y transmitir el mensaje de la mejor manera a los
seres de nuestra dimensión. La Hermandad Blanca es parte de la Gran Familia del Hogar, de la
cual todos procedemos. Podríamos decir que esta Familia espiritual tiene diferentes miembros:
los Intraterrenos, habitantes del centro de la Tierra; los Extraterrestres, habitantes de más allá de
nuestro planeta, y la Hermandad Blanca, aquellos seres que nos ayudan en nuestro proceso,
siendo los más cercanos a nuestra dimensión y vibración. Quiero hablaros sobre éstos. Los
ángeles, parte de nosotros que respetan nuestro libre albedrío y colaboran con nuestro ser y en
nuestra vida cuando nos abrimos a ellos y damos el permiso para que así sea. Todos estamos
acompañados. Todos estamos siendo amados y protegidos desde nuestro nacimiento. La dualidad
de nuestro entorno en la cual nacimos, nos llevó a alejarnos de nuestra esencia y de aquellos del
Hogar que estaban con nosotros. Continúan estando y queriendo que nos demos cuenta de sus
presencias para poder darnos una mano en los momentos de más necesidad para nuestra alma. Su
Amor es tan grande hacia nosotros que permiten que las decisiones que tomamos nos hagan, a
veces, distraernos y padecer la ausencia del Hogar en nosotros. El dolor es parte de un proceso
de aceleración hacia nuestro despertar, por eso, nuestros hermanos de la Luz dejan que vivamos
estos momentos para poder llegar un día y darnos cuenta de sus presencias. Entonces, nuestra
vida cambiará y ellos y nosotros nos uniremos para poder, cada uno su parte, realizar lo que
hemos venido a hacer en esta encarnación. Todos tenemos un equipo de guías espirituales que
velan por nosotros. Todos pertenecemos a una Familia Superior, la cual, nunca nos dejará de
lado. Mi experiencia con ellos es intensa, maravillosa y llena de situaciones amorosas, divertidas
y de sabiduría. Hace años empecé a sentirme atraído por los que se conocen como ángeles. Me
adentré en ellos y quise conectar y sentirlos en mí. Bueno, actualmente soy parte de esta Gran
Familia y Uno con ellos. En verdad tengo que decir que entre ellos y nosotros no hay diferencia.
Ellos son parte de nosotros y nosotros de ellos. Nuestra esencia es la misma. Nuestros orígenes
también, lo único que podríamos decir que nos diferencia de ellos en comparación a nosotros en
estos momentos, teniendo presente que nos estamos acercando más a la suya (vibración). La
Tierra está elevando sus vibraciones, por lo tanto, nosotros también. Ellos cada vez se encuentran
más a gusto con nosotros, aunque nuestra vibración todavía es, en general, muy densa. Llegó un
momento de mi vida que conocí a quienes me acompañaban. Conocí a mi equipo de guías. Una
vez se me dijo: - Tienes siete guías, que en momentos determinados de tu vida actúan unos u
otros. Mi abuelo materno, que durante años estuvo a mi lado como guía después de transcender,
me dijo: - Yo estoy aquí temporalmente. Tienes al arcángel Rafael para la sanación y al alma
que conocéis, entre otros nombres, como Sta. Teresa de Jesús para la sensibilidad. Hay otro que
no puedo decirte quién es. También tienes a Lila, para los momentos de cambio, (siendo su
nombre, debido al color de su energía). Con el tiempo, y a través de la meditación se me
aparecieron dos más: el arcángel Gabriel y Águila Blanca. Finalmente, en otra meditación
apareció el de más poder de todos, aquel que en su momento no pudieron decirme quién era:
Jesús. Su presencia irradiaba una energía muy poderosa en el lugar donde me encontraba. Era
fuerza y Amor puro. Tiempo más adelante me di cuenta de la séptima entidad y guía espiritual:
Anael, ángel que nos da firmeza de carácter y fortaleza en los momentos duros de pasar. Por lo
tanto, ya tenía en mi consciencia el equipo de guías espirituales, y el que predominaba en ellos
de más poder. Ahora ya los conocía: Rafael, para ayudarme a ser un sanador y darme salud.
Nunca he estado enfermo. Teresa de Jesús, para darme sensibilidad. Lila, para los momentos de
cambio, que he necesitado muchos en mi vida. Gabriel, para guiarme por mi camino correcto y
llevarme hacia mi Plan Divino. Águila Blanca, para darme coraje y capacidad de lucha en la
vida, entre otros aspectos. Anael, para darme apoyo en “momentos difíciles”. Jesús, para
instruirme hacia la sabiduría y el Amor.

Con él, he aprendido y llegado a conectar con el Padre y los poderes ocultos de la vida. Él ha
sido y es quien me ha enseñado y enseña a desarrollar mis dones, mis capacidades. Me ha
instruido en la sabiduría y en ser amoroso. En su momento los conocí. Se presentaron ante mí y
uno a uno fueron presentándose y diciéndome el por qué estaban conmigo en esta vida. Me sentí
agradecido por esta revelación y no pude más que decir: Gracias a todos. Gracias por todo lo
que habéis hecho, estáis haciendo y haréis por mí. Gracias por vuestra generosidad, vuestro
servicio al Padre y el Amor que sentís por todas las almas en aprendizaje en esta dimensión.
Gracias a todos. Os amo. Mi amor es uno con vosotros. Después de tantos años, ahora así es.
Que cada día pueda sentiros más y comunicarme con vosotros con más nitidez y claridad. Así es
y será. Bueno, ¡ya está! Ya sabía quiénes eran y su función en relación conmigo. Entonces
entendí algunos aspectos sobre mi ser y mi vida. ¡Ahora lo entendía! En aquellos momentos
entendí el por qué de ciertas tendencias a seguir, el cómo era en algunas actitudes en mi vida y el
por qué de muchas de las cosas que sentía en mi interior. Cuando uno se predispone y desde la
fuerza de su corazón anhela abrir la puerta del Hogar en él, la Familia se presenta y acude a su
llamada. Así fue conmigo y puede ser con cada uno de vosotros. No hay mayor alegría para ellos
que ver como les abrís la puerta de vuestro corazón para que formen parte de vosotros. Todos
tenemos, no un guía o dos, sino un equipo concreto que en momentos de nuestro proceso
interviene uno u otro, hasta llegar a un punto, donde tus guías se despiden de ti y, entonces,
aparece uno de mayor vibración a los tenidos hasta el momento, llegando, con el tiempo de
aprendizaje y evolución, a no tener unos guías concretos, sino que tú formas parte de ellos y ellos
de ti, teniendo, no sólo a unos cuantos, sino que toda la Familia es parte de ti. El día que me
comuniqué por primera vez con “seres del más allá”, a consciencia, fue una experiencia que no
olvidaré. Estaba ilusionado, un poco a la expectativa para ver cómo iría, y tengo que decir, que
también un poco como nervioso. Fue a través de mi amiga Francesca. Ella tenía la capacidad de
poder conectar con los seres “del más allá”. Se la podía conocer como médium o vidente.
Teníamos una gran relación de amistad, y aunque el camino de cada uno ha hecho que
pusiéramos distancia entre medio, continuamos teniendo y sintiendo esta amistad en nuestros
corazones. Llegué a su centro. Concertamos una hora y día para poder hacer esta conexión con
mi abuelo, porque es con quien quería yo hablar inicialmente, sin saber que luego sabría todos
los demás acompañantes que estaban conmigo, estando yo bajo “sus tutelas”. Sería la primera
vez que hablaría con entidades espirituales. Traía seis cuestiones a hacerle a mi abuelo angelical,
recibiendo respuestas a cada una de mis preguntas. También surgieron otras respuestas y
comentarios a nuevas cuestiones que iban saliendo sobre la marcha. Todo fue muy bien. En
algún momento me emocioné y lloré al oír a mi abuelo. A él, que en vida no le gustaba que la
gente llorara, al verme hacerlo, me dijo: - Si te pones así me voy. - ¡No! ¡No! – le dije
limpiándome las lágrimas porque quería estar con él. Al principio de la sesión, cuando se le
llamó, apareció mi abuelo diciéndome: - ¡Hola muchacho! Esta entrada me sorprendió por boca
de mi amiga Francesca. Me contestó a las preguntas que tenía previsto hacerle. En aquellos
momentos era mi guía espiritual, quien intervenía conmigo, para con el tiempo dar paso a otros
seres que me ayudaron en mi camino. Él hizo un muy buen trabajo conmigo. Me dijo: - Pero no
sé cuánto tiempo estaré. De momento, ahora, estoy aquí para ayudarte. - Tienes siete, nueve
guías espirituales – me dijo. Depende de la época de tu vida tienes unos u otros. - En estos
momentos tienes tres guías espirituales y yo (que estaba temporal) - ¿Me podrías decir quiénes
son, si los conozco? – Le pregunté Uno, no puedo decirte el nombre. El otro es el Arcángel
Rafael (para la curación). Otra es una mujer, el espíritu de una mujer. Tiene diferentes nombres
pero te diré que es el espíritu de Santa Teresa (ella me da la sensibilidad y la emotividad).
Ahora también estoy yo que no sé cuánto tiempo estaré contigo. Entonces le pregunté al respecto
de un hecho que sucedió cuando estaba en casa viendo un momento la televisión: - ¿Fuiste tú
quien movió las hojas de la planta cuando estaba mirando la televisión el otro día, verdad? (se
movieron sin ningún motivo aparente). - ¿Quién crees que fue, si no? – me respondió como
afirmándomelo. Luego continuó diciéndome: sobre la Rosita (mi abuela) te diré que está bien,
mejor que yo (como en broma). Ella se ha reencarnado para hacer una “pequeña cosa” que le
falta. - ¿Me podrías decir quién es ahora? – le pregunté. - (Silencio). ¿Tú quieres saber muchas
cosas, eh? Aquí no recibí respuesta alguna. Mi abuelo también me confirmó que se había
aparecido en mis sueños, y de los que yo me di cuenta, era cierto. Sobre mi proceso espiritual y
los mecanismos de canalización para la clarividencia que estaba trabajándome, me dijo que yo he
elegido mi camino y que si ellos no lo han querido coger (padres y familia más cercana), ¡allá
ellos! (mi abuelo hablaba así, tal cual, sin tapujos). Continuó diciendo: - Ellos son responsables
de sus vidas y si quieren quedarse estancados y no “darse cuenta”, allá ellos. Nosotros elegimos
a nuestros padres para nacer y después hacemos nuestra vida. Has cogido un buen camino.
Estás en él – me dijo. Estás en él y no debes preocuparte. Llegarás mucho más lejos. Continuó
diciéndome: - Tus sueños son el medio de canalización (para conectar con las entidades)…. ¿Tú
crees que si te digo algo para que les digas a tus padres se lo creerán? - ¡No! – Le respondí.
Entonces es cuando me dijo que si ellos no han querido “ver” y se han querido quedar
estancados, allá ellos. También me animó a continuar con mi proceso espiritual, así como el
hecho de orientarme para poder ayudar a un paciente que tenía en aquellos momentos de 22
años. Me dijo: - Haz crom…, cromo… - ¡Cromoterapia! – dije. Él en vida desconocía estos
términos. - ¡Sí!, eso, cromoterapia. Me dijo que necesitaba el color: Rojo para la depresión y
ganas de vivir, de avanzar de salir adelante. Azul para tranquilizarla Naranja para no tener
infecciones ni nada Lila para cambiar su manera de pensar. Para su tratamiento me comunicó:
Que viva la positividad Que ponga su foto bajo una pirámide y la envuelva de color azul Que
durante 9 semanas, los lunes encienda una vela amarilla y el martes rosa con su nombre. Me dijo,
también, que lo tenía que hacer durante 9 días. De cuando en cuando me preguntaba: - ¿Tienes
alguna pregunta más? Al final me dijo: - Se acerca alguien más. Yo te dejo (y se fue). De
repente se oyó una dulce voz, de mujer que me dijo después de yo preguntarle quién era: - Soy
Lila. El color de mi energía es Lila. Esta nueva entidad energética me habló, aconsejó de
cromoterapia, gemoterapia y otros aspectos. Me dio varias pautas para realizar en mi vida.
También vio los colores que tenía en mi cuerpo astral (aura): - Amarillo, azul (de tranquilidad) y
blanco, muy blanco – diciéndome que era el color que me hacía conseguir las cosas. Luego
continuó: - Vosotros no veis estos colores pero cuando estéis con nosotros (los que están en su
nivel vibracional) veréis los colores tan bonitos que tenéis porque entonces seremos un cuerpo
astral, en cambio ahora, el cuerpo físico no permite ver los colores tan bonitos de nuestros
cuerpos astrales. Todo y así – continuó diciendo -, todavía te quedan muchas cosas por hacer
(en esta encarnación), y uyyyyyy!!!! Todavía falta (para que vaya con ellos). Me dijo alguna que
otra cosa más. Con esta entidad de voz dulce, apacible, amable y tierna, fue con la que me sentí,
quizás, más tranquilo. ¿Por qué no era cercana (terrenalmente) a mi? Probablemente. ¿Por qué
era femenina? Lo más seguro. Durante un par de veces nos reímos a gusto. Nos encontrábamos
bien juntos hablando. Me dijo que siempre que había un cambio en mi vida era debido a su
presencia. Con mi abuelo me sentí emocionado. Era la primera vez que estaba con una entidad
espiritual hablando de una manera consciente. Me dijo que volviera a leer cosas que ya había
escrito (hace tiempo). En los escritos encontraría la llave de mi cambio. Al final les di las
gracias, cada uno en su momento e hice que mi amiga Francesca volviera en sí. Fue un encuentro
inolvidable. Sobre él, tengo que decir que cuando se realizó fue en 1997, cuando las energías
chamánicas todavía predominaban en el ambiente, y mi trabajo todavía se basaba en las raíces
del chamán que se manifestaba en mí. En aquellos tiempos había aprendido y adquirido unos
conocimientos basados en la ritualística y los elementos de la tierra, por eso la información que
recibí en relación a cómo ayudar a alguien se basaban en la aplicación de elementos externos
(velas, colores, gemas,…). Me hicieron ver cómo ayudar a alguien en concreto con lo que yo
había aprendido y estaba familiarizado. Lo mismo sucedió, por ejemplo, con el Dr. Mikao Usui,
difusor del Reiki en nuestros tiempos, en el retiro voluntario en la montaña que tuvo durante 21
días. Se le reveló cómo utilizar todo lo que había aprendido para sanar con las manos. Bien, en
mi caso, fue exactamente igual. Si mi conocimiento fuera el que ahora tengo, la información que
hubiera recibido de ellos hubiese sido otra. A veces me cuesta expresar mi relación con nuestros
acompañantes de la Luz, porque mis palabras, aunque puedan manifestar la ilusión y la función
de ellos hacia nosotros, dejan de mostrar la intensidad y el amor que se crea y siente en estos
encuentros. Encuentro limitadas las palabras, porque me he dado cuenta de que lo importante es
Sentir. Cuando sentimos, entonces nos damos cuenta del alcance y el nivel vibratorio de sus
presencias en nosotros. Entonces ya no necesitamos preguntar, porque lo sentimos, y cuando lo
hacemos,……sabemos. Tengo que deciros que alguna vez me cuesta expresar, porque lo que
siento con ellos no tiene traducción exacta a través de la palabra. Si tuviera que elegir una como
resumen de todo lo experimentado, sería: AMOR, pero no el amor terrenal, sino el amor puro e
incondicional de nuestra verdadera esencia. Puedo comentar los resultados del amor, pero no el
amor en sí. Puedo comentar los efectos de la presencia del viento, pero no del viento en sí. El
amor y el viento existen, pero los conocemos por sus resultados, no por lo que son. El Amor es el
sentimiento de más alta vibración. El viento es fruto de diferentes causas meteorológicas, porque
por sí mismo, no existe. El Amor existe y es la energía de lo que conocemos como Dios. No se
ven, pero se notan. Esto me recuerda a aquél maestro que preguntó a sus alumnos: - ¿Alguna vez
alguien ha olido una rosa? Todos levantaron la mano. - ¿Habéis notado el olor que desprende?
Todos volvieron a levantar la mano. - ¿Alguien podría explicarme cómo es el olor de la rosa?
Nadie la levantó. ¿Y sabéis por qué? Porque las cosas esenciales de la vida no se pueden explicar
al detalle, deben sentirse. En mi vida aprendí a sentir a mi entorno. Cada experiencia que viví me
llevó a experimentar con mis sentimientos, mis emociones y percepciones que iban en aumento.
Ellos, mis hermanos de la Luz, me ayudaron en este proceso. ¿Sabéis qué significa la palabra
ÁNGEL? Mensajero de Dios. Están con nosotros, con cada uno de vosotros para ayudaros en
vuestro camino del Despertar, del daros cuenta de quiénes sois, y así, poder andar vosotros
mismos sin ninguna muleta. Estáis capacitados y preparados para vivir todo lo que vivís, pero no
desde el dolor y el sufrimiento, sino desde la aceptación y superación. Creáis o no creáis en ellos,
no quiere decir que no existan. Ellos están aquí, presentes con vosotros. Es sólo cuestión de que
os quitéis la venda para poder ver desde el corazón. En su momento abrí mi corazón para darles
cabida en mi vida. Los acepté y les di y me di el permiso para que interviniesen siempre que
creyeran oportuno hacerlo, y a mí, para aceptar su ayuda. Tengo que decir que ahora son parte de
mi vida, de mi ser. Son nuestros mejores aliados a la vida, y juntos llevamos a término la parte
que nos corresponde del Gran Plan Divino. Lo que siento con ellos es mi grandeza y
majestuosidad. Lo que siento estando con ellos es el Amor que soy. Son parte de nuestra
Verdadera Familia, esta Familia que, aunque transcendamos el cuerpo, continuarán estando allí
con nosotros, y nosotros con ellos, pero esta vez, sin las limitaciones iniciales de nuestra
biología. Todos, absolutamente todos pertenecemos a un mundo lejano al que nos encontramos
en esta vida. Todos somos seres galácticos. Todos somos seres de las estrellas. No hay unos que
sí y otros que no. Todos, absolutamente todos pertenecemos a una Familia Superior, donde sólo
existe el Amor. No estamos solos, ni nunca lo hemos estado. Nuestra familia estelar vela por
nosotros, nos protege y nos ama. Nosotros somos parte de ella. No temáis reconocer quiénes
sois, porque aquello que sentiréis os traerá el Hogar a vosotros. Vosotros sois este Hogar, quizás
ignorándolo en estos momentos, pero sois el Hogar, donde habita la divinidad en cada uno. La
Hermandad Blanca, nuestros hermanos los ángeles, maestros ascendidos y otros seres de Luz,
velan por nosotros, siendo respetados por el libre albedrío que se nos concedió. Están aquí, a
nuestro lado, con nosotros. Es sólo cuestión de abrir el corazón y sentirlos. Entonces, nada
temeremos y la vida empezará a tomar sentido. Aquí os dejo con unas palabras suyas hacia la
humanidad: De la Familia Estelar - A veces no comprendéis, sentís. Es entonces cuando nos
podemos comunicar. Es este estado de corazón abierto y descuido de vuestra presencia racional,
cuando el corazón se abre y permite que nosotros, vuestra familia estelar, podamos llegar a
cada uno de nuestros hermanos. De donde procedéis no hay raciocinio, solo emanación de
vuestra esencia, y es desde este no-ser, que podemos llegar más allá de la materia. - … - Cuando
abrís vuestro interior y vuestra esencia se muestra sin vuestro condicionante humano, entonces
es cuando os unís a nosotros y abrís las puertas para que el Hogar se reúna. Son tiempos de
reunificación. Los universos están en fase de transformación y, más allá de vuestra galaxia
existen otras hermandades sirviendo a la Voluntad Superior de la energía de más alta vibración.
Vosotros la denomináis Amor o Dios, pero no es el nombre lo más importante, sino el poder
sentir esta energía en vosotros, en cada uno de vosotros, porque entonces sabréis quienes sois. -
… - Nosotros estamos cada vez más cerca de vosotros. Así lo habéis decidido. Cuando el Cielo y
la Tierra sean Uno, entonces deberéis servir a otros lugares, la mayoría de vosotros, para
continuar engrandecimiento el espíritu de la Hermandad a lo largo del no-tiempo y no-espacio.
- … - Abrid vuestros corazones y preparaos para sentir, porque aquel que se haya preparado
podrá llegar a saber quiénes somos y del resto de la Familia a la cual pertenecéis. Aquel que se
haya preparado para abrir su corazón y sentir quién es y la Fuente de Vida en él, también
sentirá nuestras presencias. - … - Sentir os acercará al verdadero ser que sois. En el
aprendizaje en el cual os encontráis en estos momentos, os permitirá elevar vuestra alma para
acceder allí a donde pertenecéis. Allí nos encontraréis. Estamos aquí y ahora con vosotros.
Sabemos de cada uno de vosotros y estáis siendo acompañados por vuestros hermanos de la Luz,
como decís. Nosotros, la Luz, queremos ayudarte a hacerte ver que tú también eres parte de esta
Luz y que tú también eres la luz que tanto anheláis. Sois parte de nosotros y nosotros de
vosotros. No hay diferencia alguna entre vuestro ser y el nuestro. Nosotros seguimos nuestro
camino y vosotros el vuestro. Decidisteis continuar en la materia y ahora os sentís atrapados
por momentos. Id a vuestro interior y veréis la salida a vuestra situación. Allí también sabréis de
nosotros y sentiréis nuestra compañía. Nunca habéis estado solos, incluso cuando decidisteis
ignorar todo aquello que no perteneciera a la terrenalidad. Vuestra condición humana os ha
permitido elevar vuestra alma y las energías de todo el universo que habitáis. Sentimos vuestro
afán en continuar este camino, muchos todavía en la ignorancia, pero no sabéis lo mucho que
estáis haciendo para la Gran Voluntad que rige todo el firmamento. - … - Hace poco habéis
abierto una puerta de entrada para transmitir la verdad de vuestro verdadero Hogar. Habrá
nuevos encuentros a este primero que habéis iniciado. Aunque cambien los canales, vendrán
otros que también están unidos al Hogar y sienten el Hogar en ellos. Nuevas almas de los
nuevos tiempos, que vosotros denomináis niños, jóvenes, también tendrán su palabra. Veréis que
serán jóvenes pero sus almas viejas. También ellos tendrán la oportunidad de hablaros sobre
nosotros, vuestra Familia Galáctica. - … - Cada vez nos vamos acercando más. Vuestras
energías van elevándose, permitiendo que vuestros hermanos de otras dimensiones podamos
interactuar con vosotros. Cada vez seréis más conscientes de quiénes sois. Aquel que mantenga
su corazón cerrado, deberá de continuar su camino en otro planeta de otro universo ya creado y
a punto para empezar a recibiros. Muchos serviréis desde nuestra dimensión a ellos.
Continuaréis vuestro proceso. Solo existe Uno, y es el del Amor. - … - Todos los presentes que
os rodeamos y acompañamos en vuestro caminar, sentimos el Amor de quien nos creó, y vemos
como vuestra luz va aumentando en intensidad y brillo. El Universo ahora brilla más que, como
diríais, tiempo atrás. Hay más luminosidad debido a los que habéis despertado y habéis
accedido a entregar vuestra vida actual y todo vuestro ser a la Gran Voluntad Divina que a
todos nos une y abraza. - … - Hay una gran alegría en todos nosotros cuando vemos que las
oportunidades de nuestra presencia en la Tierra van produciéndose cada vez más, como fue el
encuentro de hace pocos días (en Barcelona). No será el último. Abristeis una puerta para que
la Hermandad se reúna. - … - Cuando vemos los pasos que dais a pesar de las resistencias de
vuestra condición, os admiramos, os respetamos y valoramos por la fortaleza de querer ser
vosotros para anunciar la Verdad de vuestra existencia y el recordar que aquello que vuestros
sentidos físicos reciben no es el camino a seguir, sino la herramienta para llegar a vosotros, a
nosotros. - … - Pronto muchos de vosotros daréis nuevos pasos para dejar la manera de actuar
como lo hacíais hasta el presente y os entregaréis de tal manera a la causa de la HERMANDAD
que vuestras vidas cambiarán y dejaréis que la divinidad que sois pueda llegar a manifestarse.
Ha llegado la hora. Durante vuestro año actual todo se acelerará y muchos sentiréis con más
intensidad vuestra naturaleza en vosotros. - … - Os amamos y estamos a vuestro lado. Nunca
nos hemos alejado. Cuando expreséis vuestra voluntad de ser Uno con nosotros, vuestra vida
dejará de ser lo que ha sido, porque el Amor guiará vuestros pasos como no lo había hecho
hasta vuestro presente. - … - Tú eres Luz y Amor. Eres parte de las estrellas que contempláis al
anochecer. Si las estrellas mirasen hacia tu ser, ellas también verían a una estrella brillar. No
hay diferencia entre vosotros y nosotros. Somos parte del mismo proceso y Voluntad. - … -
Aquello que deseáis ya lo tenéis y sois. Sois Fuente de Luz y Amor, y la consciencia que viene
adjunta a esta Luz y alto nivel vibratorio (Amor), hará que vuestros pasos sean ligeros, vuestro
corazón la emanación de quien verdaderamente sois, y vuestra presencia, la nuestra,… Dios
manifestado. - … - Os amamos. En todo momento estamos a vuestro lado, y empezad a sentid
porque será a partir del sentir, que elevaréis a vuestro ser. Que el Amor y la Paz sean en todos
vosotros. Ellos, la Familia, a lo largo de mi camino me han estado insistiendo una y otra vez, en
nuestros encuentros, la importancia de Sentir en nuestro interior sus energías y el Amor. A
continuación os dejo con unas palabras que tuvieron lugar en uno de estos encuentros donde
vuelven a insistir en que si queremos ser uno con ellos, debemos abrir nuestro corazón y
sentirlos: - ¡Hola! - Aquí estamos y siempre hemos estado – me responden. - Ahora lo sé, no
tiempo atrás. Pensaba que venir a vosotros era una experiencia excepcional que sólo unos
cuantos podían hacer. Ahora sé que no es así y que en todo momento habéis estado con nosotros
para todo aquel que quiera saber del Hogar, de vosotros. - ... - He tenido ganas de ponerme ante
el ordenador y estar con vosotros. - Quieres sentirnos porque ya has hecho del Hogar una parte
de ti y necesitas sentir y saber de dónde eres y procedes. - Sí, así es. - Las puertas de tu corazón
están abiertas de par en par y esto hace que nuestra Unicidad sea cada vez más firme y nítida a
la vez. El aprendizaje obtenido a lo largo de tu tiempo, ha hecho abrir lo que conocéis como tu
corazón y el amor que eres te abrirá las puertas de tu voluntad. Nosotros estaremos contigo. - ...
- Ahora sientes como no habías sentido hasta hace poco. Tu universo interior es Uno con el
nuestro. Tú eres el Hogar como nosotros parte de ti. - Cada vez la siento más intensamente
dentro de mí. Lo que siento es puro, amoroso y a voluntad, me permite veros y sentiros. (Pausa).
De un tiempo hasta aquí siento la sabiduría de lo que es vivir la espiritualidad en la
terrenalidad. Todo es fruto de una intencionalidad espiritual al servicio de los demás. Es la
plena entrega de tu alma y tu ser a las manos de la Energía Superior de la cual todos
procedemos. Cada vez me doy más cuenta de mi papel en esta existencia. Abrazo mi alma y la
acompaño hacia la finalidad por la cual he venido dentro de esta biología en la cual me
encuentro. El verdadero ser que soy es Uno con mi alma. La divinidad en mí abraza y guía el
camino de su evolución, llevándola hacia el amor más elevado de Todo lo Que Es. - ... - Tenía
ganas de estar con vosotros y poder escribir ante el ordenador aquello que siento a vuestro lado
y lo que me podáis llegar a comunicar, aunque esta palabra me suena extraña con vosotros.
Sencillamente somos y recibimos. - Sí, así es la comunicación entre los hermanos despiertos que
sienten y saben del Hogar. Como bien dices, cuando estamos aquí, todo es directo, fluido y no se
necesitan vuestras palabras, aunque vosotros las necesitéis para poder transmitir nuestros
encuentros. Para aquellos que estéis leyendo este escrito, pensad que la información es dada
como un pack mental y quien escribe estas palabras lo descodifica en vuestra lengua. A menudo
se recibe más de lo que transcribís. Cuando así es, quien lo recibe sabe de todo el conjunto,
aunque en este caso, os muestra aquello que se puede transcribir, porque no todos los
sentimientos e información se pueden describir con palabras. Mucha de la información
transmitida es a través del SENTIR, y vuestras palabras resultan limitadas para poder expresar
el verdadero sentido y fuerza de lo que se recibe. Aquel que haya recibido, recibirá según su
alma. Cuando se siente, se sabe aquellos que han despertado su consciencia y la han elevado a
un punto de conexión constante con el Hogar, estos saben por qué sienten y aquello que les ha
rodeado o recibido, ha resonado en cada una de sus células. Vuestro corazón tiene mucho que
ver con todo esto, para discernir cuál es el camino a seguir y cuál no, y a más a más, cómo
hacerlo. Muchas veces no es necesario saber el cómo, porque cuando te adentras en el camino
adecuado, todo lo que se necesita se te presenta y sabes darte cuenta de la oportunidad regalada
para adentrarte más en el camino de tu alma. - Para aquellos que puedan estar leyendo estas
palabras, ¿cómo llegar a este punto? - Amad y sentid quiénes sois. Recordad lo que ya sabíais
cuando os encontrabais en el Hogar antes de esta encarnación. Podéis hacerlo. Solo se necesita
que lo expreséis y lo deseéis desde vuestro corazón. La llave para abrir la puerta de vuestra
esencia no se encuentra fuera de vosotros, sino en vuestro interior. Nosotros estamos con
vosotros y siempre hemos estado. Invocadnos y os haremos saber de nuestra presencia. Estamos
aquí en vuestros tiempos porque así es según la Voluntad Divina. Os queremos ayudar a dar
nuevos pasos en vuestro proceso del Gran Despertar, del Gran Cambio que se está produciendo
en vuestro planeta. Somos vuestros hermanos de otras dimensiones. Podemos intervenir en la
vuestra, pero para esto necesitamos vuestro consentimiento. Todo aquél que así lo ha hecho,
nosotros le hemos dado la mano. Quien nos sienta, ya no se sentirá solo. Nunca lo habéis estado
ni lo estaréis. Cuanto más despertéis, más os daréis cuenta de lo que ahora os decimos. - Me
gustaría confirmar lo que decís. Quise saber de vosotros, os conocí y ahora somos Uno aquí en
la Tierra. - Y nos alegramos que así sea. Nuestro Amor está contigo. - Lo siento y el mío está
con el vuestro. - Somos Uno y cuando la Familia se reencuentra ya no se separa y el Padre está
con ellos. - ¡Aleluya! - ... - ¿Hay algo más que nos queráis decir? - Sentidnos y entonces todo
será. - Que Dios os bendiga hermanos. Gracias. - Recordad: hemos estado, estamos y siempre
estaremos. Nuestro Amor está con todos vosotros. - Gracias. Así es y será.
------------------------------------- Los inicios del Seminario
He vivido toda mi vida actual desde mi interior. He aprendido que lo que nos crea bienestar o
malestar es la manifestación de nuestros sentimientos y, a partir de ellos, podemos tener unos
recuerdos agradables o, un buen pasado, o de no querer saber nada de lo que viví. No querer
recordar porque sólo nos trae dolor, es fruto de la presencia de sentimientos de baja vibración,
como muestra de nuestra visión de la vida desde la terrenalidad. Esta visión parcial y las
creencias como consecuencia de ella, han hecho que los sentimientos correspondientes a cómo
veíamos y distorsionábamos la vida, apareciesen en nuestro interior. Fueron un indicativo, y
continúan siéndolo, para hacernos saber en qué punto del despertar nos encontramos. Los
sentimientos, todo lo sutil como percepciones, visiones, sensaciones, emociones, no son más que
parte de nuestra naturaleza, de nuestro potencial, para, sabiendo hacer el uso adecuado de ellos,
poder darnos una cualidad de vida u otra, y dejar que el amor nos abrace o el desamor como
consecuencia de nuestro alejamiento con nuestra alma, el verdadero ser que somos. A cada paso
dado, fui aprendiendo de la aparición de lo que conocemos SENTIR, y por lo tanto, empecé a
prepararme y a crear actividades que nos llevaran a nuestro interior hasta llegar al Seminario que
actualmente estoy realizando que lleva el nombre de ¡SENTIR! Fue un proceso, y como tal, todo
tiene un principio, o un período donde se empieza a gestar lo que ahora estoy transmitiendo a la
humanidad. Para darlo a conocer, podríamos empezar diciendo: En aquel tiempo, antes de
finalizar el verano del 2004, me propuse la finalidad de hablar de aspectos relacionados con la
esencia del ser. Me propuse mostrar los mecanismos de nuestro poder interior y la visión
espiritual de la vida. Vivía en un pueblo de la costa mediterránea cuando sentí esta llamada y la
oportunidad que ya llevaba tiempo pensando en ella, se presentó ante mí. Fue una formación de
12 meses, a sesión semanal. Se llamaba “La Voz del Corazón”. Aquí transmitía la necesidad de
vivir desde el corazón, abrirlo y escuchar su guía, así como de dar conocimiento de quiénes
éramos nosotros. Durante unos años así fue, hasta que me di cuenta que algo debía cambiar.
Ahora me doy cuenta del por qué. A veces, cuando no vemos claro el por qué de un cambio, hay
que ser paciente y dejar que el tiempo actúe a nuestro favor. El cambio que realicé se basó en que
no fuera todo seguido, cada semana, porque vi que algunas personas se cansaban de un curso tan
largo. Más que un curso era como una instrucción espiritual para auto conocernos y darnos
cuenta de nuestro potencial. Por eso, debido a la extensión de mi proyecto, lo desfragmenté para
poder llegar al máximo posible de personas. Cada tema de “La Voz del Corazón” lo convertí en
talleres y cursos. Así uno podía elegir por cual empezar y finalizar cuando lo creyera adecuado.
Antes era una progresión según mi parecer. Conocí a mucha gente, muchos seres atrapados en su
infancia y su pasado. Conocí, también a mi mejor amistad actual y otras almas que me ayudaron
con su presencia en mi vida a dar nuevos pasos en mi proceso. Era una Escuela de Espiritualidad
y el Despertar de la Consciencia. Estos tiempos me ubicaron todavía más y reafirmaron lo que
sentía y el camino a seguir en mi vida. Empecé a tener otros tipos de experiencias espirituales, de
conexión con el Hogar y a sentir la fortaleza y seguridad en mí para continuar avanzando a través
de las experiencias que la vida me iba ofreciendo. Así estuve un tiempo hasta que el universo me
dijo que tenía algo preparado para mí. Fue entonces cuando mi vida dio un cambio inesperado:
dejé la población, la vivienda, el programa de radio que hacía en aquellos momentos y la gente
con la que tenía contacto, llevándome la vida a vivir temporalmente con mis padres, en una
población de interior. En los últimos años sentía que quería ir a vivir a un pueblo más pequeño
del que me encontraba. Lo deseé con tanta fuerza, que ahora me encontraba en una población
más pequeña y tranquila que la que vivía hasta entonces. Tuve que empezar de cero. Encontré
nuevos espacios donde realizar mi obra, aquello que sentía. A partir de entonces hubo una
remodelación de todo lo que hacía. En mis inicios empecé dando cursos sobre control mental y
sueños; luego, La Voz del Corazón; a continuación la Escuela de Espiritualidad y el Despertar
de la Consciencia, pero había llegado la hora de dar un salto definitivo en mi misión. Sentí con
gran intensidad que ya no debía de dar una instrucción tan larga con tantos cursos y talleres.
Había de definir mi mensaje y la manera de transmitirlo, así que sentí que debía extraer toda la
esencia espiritual de la Escuela de Espiritualidad y condensarla en un Seminario. Toda la
formación espiritual en un fin de semana. En un principio creé “Conexión Divina”, con una
duración, inicialmente, de tres días. Una vez empecé a poderlo materializar, me di cuenta de que
debía incorporar algo más, primordial para transmitir el mensaje que estaba irradiando: había de
tener una segunda parte, pero esta vez, sólo de un día y medio. Fueron pasando los meses y algún
año, cuando volví a sentir que debía hacer una restructuración en el Seminario. Ya cuando lo
creé, había algo en mí que me decía que no estaba completo y que no sería el resultado
definitivo. A principios del 2012, sentí un impulso de modificarlo, teniendo la sensación de que
esta vez, sí que sería el toque final de lo que ya llevaba años transcurriendo. Sentí que no debía
dar tanto contenido, que lo que se debía transmitir en estos encuentros era la esencia espiritual
del ser, producirse la conexión divina en uno mismo y abrir el corazón para sentir el Hogar en
cada uno, así como presentar el Gran Plan Divino, para entendernos mejor y el por qué ha
sucedido y sucede lo vivido en nuestro amado planeta. Si alguien quisiera más conocimiento,
podría encontrarlo por sí mismo, si así ha de ser. Por lo tanto, en el 2012 fue el gran cambio del
Seminario, un enfoque energético diferente a lo que fue. La 1ª parte del Seminario ¡SENTIR!
sería de dos días enteros y la 2ª parte, de un día y medio. Su puesta de largo me ha hecho ver en
lo cierto que estaba al realizar los retoques en relación a cómo era. Hay más intensidad y
conexión. Aunque para los asistentes el tiempo les pasa como si no existiera, los resultados hasta
el presente han sido, en algún momento, llenos de emoción y amor. Recuerdo la vez que alguien
me dijo que “por primera vez, y llevaba años buscando el cómo sentirlo, había sentido el amor en
él”. En otro encuentro en Mallorca, por ejemplo, cómo alguien había estado con Dios. Los
resultados son muy personales porque ¡SENTIR! es un Seminario muy personal, vivencial, y
cada uno lo experimenta y siente según su proceso, pero todos, llegan a sentir la energía que allí
se crea y se establece debido a la presencia de nuestros hermanos de la Luz que acuden a cada
evento programado. Actualmente, el Seminario consta de dos partes: - 1ª Parte: el Poder Divino -
2ª Parte: el Hogar Los contenidos de cada una de las partes son los resultados, el aprendizaje de
mis experiencias a lo largo de la vida, comunicaciones recibidas de mis acompañantes de la Luz
e información de otras transmisiones procedentes de seres espirituales al servicio del planeta
Tierra. Siento la satisfacción cada vez que realizo un encuentro de estas características. Mi
misión se está llevando a término. Siento un gran bienestar y satisfacción después de cada
Seminario, bien sea la primera como la segunda parte. Cuando realizo estos encuentros, mi
cuerpo pierde la necesidad de comer, debido que la vibración de mi presencia, como vehículo del
mundo de la Luz, de nuestro Hogar, debe ser lo más puro y predispuesto a las energías que se
irradiarán durante el mismo. No hay dos encuentros iguales. Cada acontecimiento es diferente.
Los asistentes lo son, así como sus energías, por lo tanto, el resultado de cada uno, será diferente,
aunque al finalizar, los resultados son notables, a nivel de cambios internos producidos en los
mismos. ¡SENTIR! es un encuentro del Cielo en la Tierra. Se produce una gran limpieza en cada
uno de los presentes, llegando a cambiar su expresión, no solo facial, sino también corporal y sus
interiores parecen haberse expandido y liberado de la densidad. En un encuentro con Jesús,
teniendo presente lo que vivía en aquellos momentos en mi vida, le pregunté cómo llevaba él, en
su tiempo, el hecho de estar rodeado de una dualidad fortalecida. Él me contestó: - Jesús, ¿a ti
también te pasaba lo mismo? Estoy seguro de que lo que veías no era como lo sentías. Dime,
amigo y Maestro, ¿cómo lo llevaste? ¿Y qué hacías cuando sentías lo que yo siento
actualmente? Me entristece cuando siento y veo lo que veo. - Tenía fe en que el Padre me
ayudaba. Necesitaba alejarme de quienes me amaban para poder estar con el Padre y Él me
consolaba y me daba las fuerzas para continuar llevando lo que había venido a hacer. - ¿No
sufrías? - Mi corazón estaba triste porque veía que la gente no entendía mis palabas o no las
escuchaba. Había de sentir la calma y el amor de lo que tú llamas el Hogar y del Padre-en-mí.
Era vivir entre la oscuridad donde la gente sentía la oscuridad y la potenciaba, sabiendo que tú
eres Luz. Esta era temida por la mayoría. Por eso viví lo que viví. Miedos. Demasiados miedos
me rodeaban, pero no míos, sino de quienes me rodeaban. Incluso mis amigos (apóstoles y
seguidores más cercanos), no todos me comprendieron. No aceptaban mi divinidad algunos de
ellos. A quien nombráis como Pedro vivía en la dualidad, pero su corazón le hablaba, y por eso
me siguió. - Tú todavía vivías en un tiempo de una dualidad más fortalecida que ahora, en este
tiempo que vivo. Debías pasarlo mal. - Mi Fe y firmeza de lo que sentía era fuerte. El Padre me
hablaba y me daba coraje. Sentía compasión por quienes me rodeaban. Sabía que sus vidas no
dependían de mí, sino del Padre. Él les hablaba. Yo sólo hacía presencia. Sólo la conexión con
el Padre dentro de mí me hacía ver claro y saber qué hacer en mi última vida encarnada. - Te
admiro y te amo por todo lo que hiciste. Gracias por hacerme como soy. - Hermano, es el Padre
quien nos ha unido. Tú crees y creíste en mí, con lo que decía y hacía. Me amabas de verdad.
Todavía ahora me amas y el Padre está en ti. Sufriste cuando viví los tiempos finales de mi
encarnación. Estabas allí conmigo, y yo sabía de ti. Mi alma era una con la tuya. Ahora todavía
continúa siendo así. Nuestra unión es fuerte y no habrá nada que nos pueda separar. Somos Uno
con Dios. - ¿Hemos de aceptar estos momentos y sentir el Amor de la Creación en nosotros,
verdad? - El Amor regenera, perdona y transmuta. El Amor abre las puertas de la
transformación y el camino hacia la divinidad que cada uno es. Lo que harás, la gente te
escuchará y vendrá a ti. Lo que harás será voluntad del Padre en ti. El camino de la plena
consciencia permitirá sentir y manifestar el verdadero ser que cada uno es. Confía, hermano.
Confía en que el Padre sabe lo que se hace. Sigue su Voluntad y entrégate a Él. Siente el gozo y
la alegría de servirle. No dudes. Confía y no temas, porque aquello que ha de ser, será y va más
allá de la forma. - ¿Hay algo que tú hacías en concreto, para sentir la estabilidad y la
serenidad? - La soledad. El silencio y el sentir como la Luz y el Amor del Hogar me abrazaban y
me transmitían la fortaleza de ser quien era. (Pausa). Estas palabras te son familiares porque tú
también lo haces. El Padre te habla y tú escuchas su voz. - Sí, a nivel intuitivo coincide en que
yo también lo hago. Con el tiempo me he dado cuenta de que hago cosas que tú también hacías.
¿Es tu energía en mí, como Maestro, que yo también lo hago? - El Padre obró en mí, como
también lo está haciendo contigo. Necesitamos tener el contacto con Él a menudo. Para lo que
hemos venido a hacer se necesita mucho coraje, fortaleza y firmeza ante el entorno que
acordamos estar. Escucha a tu corazón. Él te dirá qué hacer en todo momento. El Padre te guía,
te protege y te ama. Transmite su presencia a todos aquellos que estén dispuestos a escuchar. -
Esto es justo lo que de un tiempo hacia aquí, unos meses hacia aquí siento que debo de hacer. -
Tienes claro cuál es el camino que ha de seguir el hombre. La Voluntad de Dios será llevada a
término, y ya ahora ha empezado el proceso. Tú eres parte de este proceso. (…..) Cada vez
sentía con más fuerza la misión que había venido a realizar. Sentir, la preciada bendición
Todo lo que he vivido en mi vida, y lo que el ser humano experimenta, comporta una activación
que nos lleva a un sentimiento, bien sea de satisfacción o de malestar. Cada uno de los
acontecimientos que vivimos en la vida, está asociado a un sentimiento según nuestro estado
interior. El punto de proceso que se encuentre cada uno materializará un sentimiento o una
emoción que indicará la evolución del ser. Querer lo mejor para nosotros comporta experimentar
situaciones que nos aporten bienestar y sentimientos sutiles, de alta vibración, como pueden ser
la alegría, la paz, el amor o la satisfacción de conseguir lo que se proponía uno mismo. El Amor
tiene esta capacidad de crear los estados interiores más anhelados por el ser humano. Cuando la
falta de autoestima, el desamor prevalece en la vida de uno, los sentimientos manifestados serán
de baja vibración: odio, rencor, impotencia, infravaloración, falta de confianza,…. Sentir es una
de las mayores herramientas que poseemos desde nuestro nacimiento. Sabiendo sus efectos y
como hacerla sentir nos puede llevar a la creación de nuestra voluntad, emanada del corazón. He
sentido constantemente a lo largo de mi vida. Sabía lo que sentía, y la mayor parte de las veces,
este sentir me ha llevado a un conocimiento de mí mismo que no hubiera podido llegar por otros
caminos. Me he dado cuenta de cómo funciona y la importancia que tiene para nuestra capacidad
de creación, bienestar y sosiego. Ha sido como si tuviéramos toda la instalación de Luz a punto
pero le faltaba algo en ella que permitiera darnos una cualidad de vida e iluminar nuestro ser. La
corriente vendría a ser el elemento clave para finalizar lo deseado. Se puede trabajar la mente, la
palabra, la autoestima, y otros aspectos, pero me he dado cuenta de que cuando añadimos el
Sentir, todo se potencia y empieza a dar forma al objetivo que nos hemos propuesto. Hay una
Ley Espiritual que nos dice que lo que es afuera es adentro. Si vemos que nuestra vida no está
yendo por los cánones deseados, es que hay algo dentro de nosotros que no nos permite crear y
tener una visión de alegría y bienestar. ¿Qué tal si empezamos a sentir aquello que queremos en
nuestro día a día? En un principio podemos dedicarle un espacio, un tiempo para trabajar la
creación con el Sentir, pero llegará el día, en que todo el trabajo en posición manual, pasará a
posición automática, y sólo con nuestra voluntad ya podremos sentir aquello que queramos.
Integraremos en nuestro ser, los sentimientos deseados, y sólo se necesitará recordarlos. Al
hacerlo, activaremos el proceso de creación en nuestra vida, porque estaremos enviando un
mensaje al universo diciendo: “¡Esto es lo que quiero! ¡Es como me quiero sentir! Debemos
pensar que atraemos aquello que sentimos, no que deseamos. Atraemos lo que somos. Somos lo
que sentimos. Atraemos en nuestra vida lo que sentimos. Por más que expresemos que queremos,
por ejemplo, vivir en la abundancia, no siempre conseguiremos lo expresado. Tus pensamientos,
tus creencias tienen que estar en consonancia con lo que pides o deseas. No podemos pedir
valorarnos nosotros mismos, si continuamos haciendo lo que digan los demás o piensas que es
muy difícil cambiar, y más, a la edad que uno pueda tener. Aquí, tus pensamientos y creencias
no concuerdan con tu objetivo que es sentirte valioso ante los demás. No podemos continuar
estar callados o adaptarnos siempre a lo que digan. De esta manera, nunca llegaremos al gran
cambio esperado, y por lo tanto, a conseguir lo que quiero: Ser una persona valiosa y que me
valoren. Para conseguir nuestro objetivo debemos vibrar con la misma vibración de lo deseado.
Si quieres respeto, empieza a respetarte a ti mismo; si quieres que los demás confíen en ti,
empieza a confiar en ti mismo y en la vida; si lo que quieres es amor, empieza a amarte a ti
mismo, a sentir el amor en ti. Cuando vibremos al unísono con nuestra finalidad, entonces, según
una ley espiritual, “energías iguales se atraen”. ¿Esto quiere decir que nosotros atraemos en
nuestra vida según vibramos? Exacto. ¿Esto quiere decir que somos responsables de nuestras
vidas y que todo lo que nos sucede lo atraemos nosotros? Así es. Aquello con lo que vibras y
tienes empatía, lo atraes. Así de sencillo. Debemos reestructurar nuestro interior para conectar
con las energías de lo que queremos. Una vez así sea, dejemos que el universo actúe a nuestro
favor. ¡No esperéis! ¡Sed vosotros! ¡No os creáis ninguna expectativa! ¡Sed vosotros y olvidaos
del resultado, teniendo el convencimiento de que aquello que vuestro corazón siente en relación
a vosotros, así será! Así de sencillo. Debido a los años vividos en esta encarnación me he dado
cuenta de que si no conectamos con nuestros sentimientos, los aceptamos, conocemos y
adentramos en ellos para saberlos servir a voluntad, nuestro vivir puede decantarse hacia una
escasa calidad de vida. Los sentimientos hay que aceptarlos y expresarlos. Hay que dejar que las
emociones salgan de nuestro interior y no se queden aprisionadas para construir murallas de
separación con nuestro entorno. Estas murallas, estas emociones no expresadas nos llevarán en
su momento a una decadencia de nuestro ser, empezando por nuestro cuerpo físico. Cuando no
expresamos lo que sentimos, nos encerramos en nosotros mismos y nos aislamos de nuestro
entorno. Todo lo que no sale de nuestro interior y que nos ha producido malestar, es como un
gusano que nos va corroyendo hasta crear una herida en nuestro corazón, floreciendo la
desconfianza hacia nuestro exterior para que no nos hagan más daño, y un resentimiento hacia
los demás, o alguien en concreto por el supuesto daño que nos ha causado. Este dolor no
proviene de nuestro entorno, sino de nuestro interior, de nosotros mismos. No proviene de
nuestro exterior, sino de la falta de amor, en algún nivel, que hay en nosotros. Cuando no
estamos siendo nosotros mismos, estamos haciendo que lo exterior se apodere de nuestro
interior. Cuando permitimos que los demás hagan con nosotros aquello que decidan, tu poder
queda menguado debido a que lo cedes, y al cederlo pierdes todo empoderamiento para
manifestarte plenamente. He conocido a muchas personas que han dicho que son así porque las
han educado con estas creencias. El problema, si es que puede denominarse así, no es lo que han
recibido en su infancia y pasado, sino en el negarse a querer cambiar lo que fue por lo que
sienten, quieren. No importa lo que fue en un pasado, porque lo importante es lo que hagas ahora
tú en estos mismos instantes. Es en el presente donde puedes liberarte de la mochila de tu pasado
con todos tus miedos infundados y tu infravaloración. El momento presente es el único instante
para transmutar una situación y siempre es posible. La cuestión estriba en saber si el individuo
realmente quiere. Esto nos puede llevar a otro aspecto a tener presente en nuestro andar por la
vida, y es el hecho de si realmente este cambio se encuentra en tu proceso álmico, en tu Plan
Divino particular. Nos encontramos aquí, en esta vida, para evolucionar nuestra alma. Todos
venimos de un pasado, y según este, las directrices de esta encarnación pueden ser unas u otras.
Todo y así, todo lo relacionado con el Amor y el bienestar puede ser instalado en nosotros a
través de nuestra predisposición y trabajo particular. Evolucionar es tarea de todos, de cada una
de las almas que nos encontramos en esta dimensión. Sentimiento y alma están muy
relacionados, porque según el momento de nuestra esencia, provocaremos unos sentimientos u
otros en contacto con las vivencias que tengamos. A mayor estado vibracional de evolución, los
sentimientos serán más sutiles, más amorosos. Me pasé años sintiendo y sintiendo, y cada vez
que lo sentía debido a experiencias vividas, aceptaba lo sentido y procuraba sentir la paz y la
serenidad en mí. Era como un reto para llegar a comprender el por qué tenemos los sentimientos.
A lo largo de los años llegué a no dejarme influenciar por lo que sentía inicialmente, porque
sobreponía el estado creado a voluntad al aparecido en primer lugar. Por ejemplo: si veía rechazo
de alguien hacia mi persona, y yo quería acercarme a ella, pudiera ser que apareciese la
sensación de impotencia o no valer. Luego, mi trabajo consistía en crear un sentimiento de más
alta vibración, por ejemplo, de aceptación y paz. Estando en estos, me hacían ver la situación
desde otro punto de vista, llegando a comprender la objetividad de la negación de alguien hacia
mi ser, por ejemplo. Me quedaba en este estado de paz y aceptación conforme todo estaba bien, y
lo que hacía esta experiencia, era que mi integridad fuera a más. Ser más yo, no dejándome
influenciar por mi entorno. Lo que me permitía, era sentir paz, amor y, a menudo, una sensación
de gratitud por lo vivido; de manera que podía acercarme a la persona que me rechazaba con una
actitud de aceptación produciendo entonces, que la otra persona no se sintiera amenazada por mí,
y nuestro acercamiento, hasta un punto, fuese cordial, pudiendo convivir los dos dentro de esta
situación donde nos encontrábamos. Ha sido un trabajo de años el hecho de profundizar con lo
que sentía y darme cuenta de cómo podía hacer servir a voluntad, como herramienta primordial
para mi bienestar interior, este elemento que se alberga en nuestro interior, que es el Sentir. A
raíz de experimentar, practicar y practicar a lo largo de los años, llegué a mi presente actual con
la creación del Seminario ¡SENTIR!, en el cual muestro toda la esencia espiritual del ser,
recordando quiénes somos, conectando con nuestra verdadera naturaleza y aplicarla de cara a la
sanación, materialización y realización en nuestra vida, así como para conectar con el Hogar del
cual todos procedemos. Es abrir el corazón y adentrarnos en él, sintiendo nuestra divinidad en
nosotros y dar conocimiento del camino del Recordar, del por qué vivimos lo que vivimos y
conectar con las herramientas que hay en nuestro interior, así el cómo hacerlas servir. Este libro
ha sido escrito con la finalidad de hablaros de la importancia del SENTIR. Hace tiempo empecé
con él. Lo dejé unos años, hasta que un día se me ocurrió volver a leer lo que escribí en un
pasado. Al cabo de poco tiempo, hubo una nueva sincronización a través de mi amiga Enriqueta
Branzuela, unidos por el corazón y el alma, que me dijo: - Jordi, ¿por qué no escribes un libro
que hable de tu Seminario ¡SENTIR!? Su propuesta fue debido a lo mucho que había sentido ella
al asistir a las dos partes del Seminario. Bueno, aquí tenéis el resultado. A todos, gracias. Que el
Amor y la Paz sean en todos vosotros. Pautas a tener presente durante el proceso de nuestra
Ascensión
Somos seres espirituales dentro de un cuerpo en período de aprendizaje. Nada es lo que parece.
La única salud a tener presente es la salud espiritual; de ella depende nuestra calidad de vida.
Nuestros pensamientos y sentimientos crean nuestra vida. Atraemos aquello que somos. Vivimos
lo que somos. Vivir el Presente es lo único que existe. Todo Poder se encuentra en el “Ahora”.
Haced Presencia y os liberaréis del “dolor”. La mente está al servicio del Corazón. La Voz del
Corazón es lo mejor para vosotros y el único camino a seguir. Lo importante en vuestra vida
actual no es el hecho, sino nuestra actitud ante el hecho. Esta nos hará crecer y avanzar. No
importa lo que vivamos, lo importante es encontrar la calma dentro de nosotros, pase lo que pase.
En cada inestabilidad, supuesta adversidad, hay una lección a aprender. El fracaso no existe, todo
es éxito. Tengamos confianza, todo va bien. Cuando os encontréis estancados en una situación a
resolver, entregad este hecho al Padre y fluid, dejando que todo lo que tenga que suceder suceda
y aprended del proceso. No es necesario vivir en el dolor, pero si lo consentimos en nuestra vida,
este nos permitirá crecer más rápidamente. A más Consciencia y evolución espiritual, menos o
ningún dolor. Nuestro entorno más directo es un reflejo de nuestro interior. Vosotros sois los
únicos responsables de vuestra vida. No vivimos nada que no podamos superar. Todas las
respuestas de las preguntas que nos hemos hecho, nos estamos haciendo y nos hagamos, ya se
encuentran dentro de nosotros. Verbalizad vuestra Intencionalidad y daos permiso para obtener
aquello que pedís. Somos Energía: somos Amor, Consciencia y Luz. Hablamos con nuestros
guías y los ángeles. Ellos están “aquí” para ayudarnos a andar y poder llevar a término lo que
hemos venido a hacer. En nuestro interior tenemos todo el poder, la fuerza y el amor que
necesitamos para seguir el camino de la ascensión: nuestra Divinidad, Dios. Solo es necesario
pedir dos cosas al Padre: Ser sanado Llevar a término lo que habéis venido a hacer. Los Sueños,
la Oración, la Contemplación, la Meditación y la Conversación os abrirán las puertas de vuestra
Divinidad y os deleitaréis de la sabiduría, la calma, la paz interior y el Amor como hijos/as de
Dios que sois. Cristo, solo Cristo. Dios, solo Dios. Hay tres aspectos a tener presente para
conectar con vuestra integridad y ser vosotros: Conocéos y conoceréis el Universo y a Dios.
Liberaos de vuestra mente y seréis libres Donde hay Amor no hay temor. No tengáis miedo
porque sois esencia de Dios. 12 Aperitivos para el Alma
EL SENTIDO DE LA VIDA
¿Qué sentido tiene la vida? ¿Os habéis llegado a preguntar alguna vez qué hacéis en medio de
este mundo?¿Qué finalidad tiene vuestra presencia en este planeta, en este pueblo o barrio donde
vivís? Aparentemente, parece que aquello que sientes en tu interior no siempre coincide con lo
que sucede fuera de ti, en tu entorno, en tu cotidianidad. Pensad en algún hecho de vuestra vida
donde las cosas no siempre hayan ido como vosotros creíais y sentisteis un malestar en vuestro
interior. En aquellos momentos ¿tenía sentido lo que vivíais? ¿Tenía sentido vuestra vida?
Dejándoos llevar por el dolor del momento perdisteis poder y decidisteis tomar el papel de
víctima. Dejasteis que el malestar apareciera. Sufristeis. Vuestra actitud en aquellos instantes fue,
probablemente, la de “no hay derecho”. ¿Qué sentido tienen todas estas situaciones en vuestra
vida? El ser humano vive con unas creencias y una visión de la vida, hereditaria. Aquello que se
os enseñó de pequeños sólo fue una transmisión, generación tras generación, de unas creencias
donde sus raíces surgían del subjetivismo, y por lo tanto, aquello que nos creímos sólo son
limitaciones, y algunas de las pautas transmitidas, obsoletas. Cuando de pequeño/a se te hizo
mirar desde un filtro de un color concreto, y durante años has ido viendo el mundo y las
circunstancias a través de este color, piensas que el mundo es del color que tu ves. ¿Seguro?
Vivir con unas creencias, y por lo tanto, con unos pensamientos de siglos anteriores (recuerda:
transmisión de generaciones a generaciones hasta llegar a ti), cuando los tiempos han cambiado,
porque el ser humano también está cambiando, es perderse la plenitud de nuestra existencia. Hay
mucho más de lo que nosotros vemos. Hay más colores que el nuestro. Si dejásemos que todos
ellos nos diesen las diferentes tonalidades, nos daríamos cuenta de la belleza en la cual nos
encontramos, y entonces podríamos disfrutar de la vida, teniendo una visión general de ella y no
parcial. Viviendo con un solo color, distorsionamos la realidad, porque realmente no es como la
vemos. La vida es mucho más y tú no eres como piensas que eres. Tú eres mucho más que quien
piensas que eres. De acuerdo, ¿pero cuál es el sentido de la vida? Bien, te lo diré: El sentido de la
vida es darte cuenta que tú eres todos los colores y todas las tonalidades, que tú tienes el poder de
pintar la vida como quieras y ser feliz. Tú puedes liberarte de tu pasado, y complacerte con el
presente, dándote la importancia de éste. Tú puedes decidir qué cualidad de vida quieres, y por lo
tanto, dejar de pensar, actuar y manifestarte como una víctima y responsabilizarte de tu
existencia. Este despertar de quien eres tú es parte fundamental del sentido de la vida. Tú eres
mucho más que tus creencias y pensamientos. Hay alguien que quiere hablarte y mostrarte el
camino: tu corazón. Escúchalo y no dudes de él. Tú eres el sentido de la vida. Tu presencia honra
la Creación. ¡Sé tú! DE SERVICIO

Llegas a un punto de tu proceso del Despertar la Consciencia en que te das cuenta de quien eres
realmente y lo que has venido a hacer. Te das cuenta de la Unicidad con todo lo que te rodea, el
universo y lo existente. Hay un momento en que tomas la consciencia necesaria de que tú eres
una pieza de un gran puzle, para manifestar un Gran Plan Divino, donde toda alma encarnada en
nuestro mundo tiene su papel concreto, único e individual que nadie más lo puede hacer en
relación al entorno donde se encuentra, teniendo una repercusión, a la vez, por todo el planeta y
toda la humanidad. Llega a un punto el ser humano que ve la existencia de toda vida desde la
cima de la plena consciencia, Una con Dios. Cuanto más nos acercamos al darnos cuenta de
quiénes somos realmente y por qué estamos aquí, más nos entregamos a las manos de la Fuente
Creadora de toda Vida, más ponemos nuestra vida, nuestro ser y nuestra alma a las manos de
Dios. Cuando sintonizamos nuestro interior con el flujo del universo, con las energías amorosas
de la creación, entonces, nosotros formamos parte de ella y dejamos que este Plan Divino actúe
en nosotros llevando a término aquello que hemos venido a hacer en esta encarnación, y en
concreto, lo previsto según el momento en que nosotros nos encontramos dentro de nuestro
proceso. Llega un momento en que nos entregamos del todo a la Fuente, y es entonces cuando
entramos a formar parte del servicio del Amor, la Consciencia y la Verdad del funcionamiento de
este Gran Plan Divino. Llega un momento en que dejamos de programar porque ya se nos
indicará a través del corazón qué hacer a cada instante y cómo hacerlo. Llega un momento en
que estás de servicio a cada instante de tu vida, y entonces, es cuando ésta toma el sentido que
tiene, apareciendo tu ilusión al llevar a término la Voluntad Divina aquí en nuestro planeta Tierra
(Gaia). Entonces, tu vida toma otro matiz porque estás de servicio constantemente. Cuando así
es, te dejas llevar y aceptas todo aquello que se te presenta porque te está llevando hacia el lugar
adecuado y el momento oportuno para dar el siguiente paso, no sólo para tu evolución, sino
también, de cara a la realización de esta Voluntad Superior para el mayor bien de todos y todo el
universo y el firmamento. Aceptas y observas. Sientes y aprendes. Escuchas a tu corazón y lo
abres con todos aquellos que están contigo en aquél momento, tus hermanos de la Luz, porque la
Unicidad la Unicidad es plena, fuerte y firme. Entonces, es cuando estás haciendo lo que has
venido a hacer. Entonces, te encuentras en el lugar adecuado y el momento oportuno para traer el
Cielo a la Tierra, acercando a Dios a cada ser necesitado de su presencia. Ahora me encuentro de
servicio. Hay veces que allí donde te encuentras necesitas de toda tu dedicación, y cuando así es,
la divinidad en ti te libera de todo aquello, o parte, de lo que estabas haciendo hasta ahora para
poder servir con toda tu energía a aquellos que te has acercado. A veces no es necesario que se
paralice o se te quite lo que estás haciendo porque con tu presencia ya es suficiente, sin ninguna
interferencia en el lugar donde ahora estás, en medio de unas almas para ayudarlas a encarar
momentos supuestamente adversos en sus vidas, ofreciendo un aprendizaje para sus almas, y así,
dar la oportunidad de que puedan elevarse un peldaño más en su camino de Ascensión. Es
necesario que pongas tu Luz y tu Amor en un solo lugar (y todos nos beneficiamos). Esto es lo
que estoy viviendo en estos momentos ahora. Se me tuvo que liberar de la casa donde me
encontraba, el pueblo donde vivía y alejarme de seres con los que hasta el momento me estaba
relacionando. He llegado a entender el por qué. Todo tiene un fin superior. Tuve que acercarme
nuevamente a mi familia de sangre, años después de un alejamiento. Mi manera de ser no era
aceptada en su seno de dualidad fortalecida. Bien, llegó el día en que el Hogar me acompañó en
el acercamiento para poner la Luz, el Amor que todos tenemos, e integrarme en ellos, enraizando
la espiritualidad en su terrenalidad. No hay ningún destino que uno pueda llegar a hacer que no
se pueda realizar. Vamos allá donde se nos necesita según como somos y siempre, absolutamente
siempre, estamos preparados para finalizar con éxito lo que se nos ha encomendado.
Actualmente percibo el sentido de mi presencia aquí donde estoy. La relación con mis padres ha
sanado, y los acontecimientos que han ido apareciendo a lo largo de mi estancia con ellos, ha
servido para dar los pasos idóneos con la actitud adecuada y creando unos fuertes y seguros
pilares hacia la resolución de todo lo que está sucediendo en estos momentos, en relación a la
desestructuración de antiguas situaciones para que cada uno pueda ser él y permitir el
acercamiento entre miembros de la familia. Cuando se está de servicio con plena consciencia de
lo que estás haciendo y sabiendo cuál es tu papel en toda la situación que estás viviendo, sientes
en todo momento la presencia de tus hermanos de la Luz contigo y la presencia del Padre en ti,
porque tú y Él sois uno. Es Él, entonces, quien está actuando a través de ti. Es cuando te dejas ir
del todo para que Él lleve el timón de tu actuación, tus obras. Tú solo debes escuchar a tu
corazón para saber cuál es el siguiente paso a dar, y por cierto, es el que, sea cual sea, será el
adecuado. Así lo he podido comprobar, no siempre teniendo el soporte y el entendimiento de
aquellos que me rodean, pero con los días, se ha ido viendo que todo se colocaba en su lugar,
dando paso a una oportunidad para que todo acabe bien. Siento la fortaleza, la serenidad y la
calma en mí, sabedor de que todo está siguiendo el perfecto curso para el mayor bien de todos.
Voy viendo los resultados desde la consciencia, viendo también, milagros inexplicables a lo
largo de mi estado en este servicio familiar, en el cual me encuentro actualmente. En un principio
puede parecerte que no es aquí donde debes estar, pero después, te das cuenta de que, a más a
más de servir al Padre dentro de mi familia terrenal, también mi alma se beneficia, fortaleciendo
mi espíritu y permitiéndome mostrar mi esencia, mi espiritualidad en lugares donde la dualidad
está fuertemente enraizada. Estoy aprendiendo, a la vez, a mostrarme como soy en lugares donde
mi manera de ser es, inicialmente ignorada, no aceptada y en alguna vez, menospreciada. Cada
situación en esta dimensión tiene dos direcciones: una la de servicio hacia los demás, y la otra,
para ti, y poder así, subir nuevos peldaños en tu proceso de Ascensión, mostrando con más
fuerza tu divinidad aquí en la Tierra. Cuando uno se encuentra de servicio, está recibiendo toda
la ayuda que necesita para llevar a término aquello que debe hacer, y siempre, se consigue desde
el amor, la consciencia. Nada le falta. Todo lo tiene, a pesar de que la actividad que estaba
haciendo hasta entonces, hubiera sido otra o hubiera mimbado. Cuando te entregas al servicio de
DIOS, ya no debes de preocuparte más, porque la alegría, el gozo y la plenitud son infinitos.
Sentir quién eres y de dónde vienes da consistencia a tus fundamentos como ser que eres, como
divinidad manifestada en esta encarnación. Sentir el Hogar en ti y a Dios en cada célula de tu
cuerpo, te permite conectar con la omnipotente y amorosa naturaleza que cada uno es. Entonces
te das cuenta, a nivel práctico – como se diría –, que sólo existe el Amor y que desde el Amor
todo se puede sanar, equilibrar y abrir las puertas de vuelta a Casa. Que el Amor y la Paz sean en
ti. LOS NUEVOS MAESTROS DE LA HUMANIDAD

¡Ellos ya están aquí! ¡Ya han llegado! Están llegando por parejas, e incluso, por tríos. Llegan a
todos los lugares. Sus presencias están entrando en todas las casas, independientemente de la
cultura, raza, religión, país o continente en el que os podáis encontrar. ¡Ellos ya están aquí! Están
naciendo en todos los lugares y sus presencias aportan ilusión, esperanza y una nueva visión de
la vida. Ellos han estado esperando estos momentos para venir hasta nosotros y sus esencias se
alegran de estos instantes. Están por todos los lugares y cada vez hay más. Los nuevos seres, los
nuevos niños de la humanidad ya se encuentran entre nosotros. Un nuevo tipo de seres humanos
están entrando en nuestras casas y en nuestro entorno. Cada vez son más, y sus nacimientos
comportan un cambio drástico en nuestras vidas. No son como nosotros. Sus actitudes, sus
miradas y expresiones son muy diferentes a las de nuestros tiempos. Son una nueva semilla a la
que le ha llegado la hora de intervenir para acabar de enderezar el planeta Tierra. Ellos se
encuentran entre nosotros y se hacen notar. ¡Ya lo creo que se hacen notar! Los niños de la nueva
era aparecen y nos indican el camino a seguir, ¿o quizás no os habéis dado cuenta? Ellos hablan
de amor y desde el corazón, ¿o quizás no os habéis dado cuenta? Sus palabras son de sabiduría y
coherencia, ¿o quizás tampoco os habéis dado cuenta? ¿De dónde ha salido esta nueva
generación? ¿Dónde estaban hasta hace poco? ¿Por qué son tan diferentes a nosotros? Ellos no
son de este mundo, igual que vosotros, pero con la diferencia de que ellos lo saben. Tienen una
conciencia de quiénes son y qué han venido a hacer, por lo tanto, tú, adulto, no quieras ponerte
entre ellos y su misión porque saldrás rebotado. Ante estos nuevos niños vale más que os
adaptéis vosotros a ellos que ellos a vosotros, porqué lo que os tienen que transmitir es grande y
amoroso. Ahora, más que nunca, debéis flexibilizar vuestras creencias y escuchar y observar con
todos vuestros sentidos, todo aquello que ellos puedan hacer o decir. El mundo está cambiando y
ahora es la hora de los nuevos arquitectos y trabajadores de la Nueva Era, Ellos son quienes
estabilizarán el planeta y a los seres humanos que lo habitan. No los tratéis como inferiores a
vosotros porque sean niños. Ellos llegan con una maleta llena de sabiduría y conciencia.
Escuchadlos y adaptaos a ellos, porque cada vez más, invadirán vuestras vidas y las llenarán de
paz y amor si los llegamos a ver tal como son, y no como nuestros hijos, nietos o primos. Ellos
son mucho más que todo esto. Más todavía, ellos no tienen presente las relaciones familiares,
sino los corazones de aquellos que les rodean, si lo tienen abierto o no. Estos niños captan
vuestra verdadera esencia y saben si son amados y aceptados. Si así no fuera, se encierran en sí
mismos y solo se abren a aquellos que son como ellos y los entienden. Sí, éstos son los nuevos
Niños de la Nueva Era. Acéptalos tal como son y escúchalos, porque tienen mucho que decirte.
No pienses que porque hayas vivido más años en esta vida terrenal sabes más que ellos. Su
conciencia es mayor que la tuya. Han venido a enseñar al mundo una nueva vida, y a aprender a
la vez, a amar y a aceptar. No los consideréis inferiores porque tengan poca altura. No los miréis
desde la mente, sino que intentad conectar con ellos desde del corazón, y entonces, os sonreirán
porque se darán cuenta de vuestro respeto hacia ellos y se sentirán valorados y con coraje para
llevar a término aquello que han venido a hacer. Aunque piensen diferente a vosotros,
preguntaos: ¿es mejor lo que ellos piensan? No rechacéis ninguna de sus propuestas o respuestas
sin antes haberlas filtrado por vuestro corazón. Sin daros cuenta, os están enseñando a amar y a
ser más vosotros. Observadlos y no los critiquéis. No los queráis adaptar a vuestra visión de la
vida. Aceptadlos tal como son porque un regalo del cielo os ha estado dado. Agradecedlo. Los
nuevos maestros del planeta están llegando en multitud. Saben que necesitamos de ellos. Traen
un mensaje para la humanidad: se tú y déjate llevar por tu corazón. abre tu mente y no tengas
miedo para hacer aquello que tu corazón te dicta. el mundo espiritual está contigo y estás
siendo protegido/a. el amor es la fuente de tu existencia. bebe de ella y no hags caso de lo
que te digan si tu corazón te dicta otra cosa. ábrelo y actú desde el amor la vida no es como
te la han enseñado. ha llegado la hora en que la parte de dios en ti se manifieste. libérala y
disfruta de la vida, sin esfuerzos ni sufrimientos. deja de agradar a los demás y de tener
presente lo que piensen de ti. no hay nada más importante que llevar a término aquello que
sientes
en tu interior. sé fiel contigo y reclama lo que te pertenece por naturaliza. tú eres
poderoso/a y un ser capaz de todo. tú eres un ser ilimitado y amoroso. sé tú. A todos los que
estáis rodeados de niños, os digo: Ellos tienen una manera de actuar y pensar. Abre tu mente y
mira de entender la suya. Ellos te marcarán el camino del bienestar si dejas que tu corazón se una
al de ellos. No eres más que ellos. Debes ser uno con ellos y ver vuestras diferencias como una
lección de amor y aceptación. Dadles la bienvenida y que sean uno más en vuestras casas. Un
nuevo humano está estableciéndose en nuestro planeta, y serán con el tiempo, quienes
gobernarán las naciones y dirigirán este maravilloso mundo en el cual vivimos, denominado
Tierra. Ellos son la fuente de amor y conciencia que regará los corazones de toda la humanidad.
Ellos son los grandes maestros del futuro. Ellos son la pieza básica de la recuperación amorosa
de nuestra existencia… de la humanidad… de la madre tierra. SOMOS PARTE DEL TODO

Cada situación es una mezcla de circunstancias, que todas juntas, forman el presente. Lo que
vivimos en el presente no es el resultado de un solo hecho, sino una acumulación de hechos
anteriores que te permiten ser y estar en el ahora. Por lo tanto, en el momento que ahora te
encuentras es un cúmulo de acontecimientos anteriores. Cada situación es un conjunto de
decisiones tomadas de una manera continua, y que cada una de ellas te llevan a la siguiente.
Piensa en algún momento de tu vida, pudiendo ser el presente u otro. Por un instante analiza
cómo es que llegaste a aquel hecho. ¿Lo ves? Todo es debido a una aceptación anterior. Si
fuésemos estirando el hilo… ¡podríamos aprender tanto de nosotros! Una situación no podemos
tomarla como un hecho aislado. No podemos tomarla como una situación que ha aparecido en
nuestra vida porque sí. La mayoría de hechos que vivimos son debidos a momentos anteriores.
Aquello que la vida materializa es fruto de nuestras actitudes y decisiones tomadas con
anterioridad. Así funciona la vida. A veces un aspecto no funciona como nosotros querríamos,
pero éste sólo es la punta de un cúmulo de situaciones personales que nos han llevado a
materializar lo que vivimos. A veces no tiene nada que ver con lo que te hace sentir afortunado/a
en algún ámbito de tu vida. Lo que estás viviendo, a lo mejor, es debido a una falta de confianza,
de sentirte poco merecedor/a…. en cambio, el hecho que vives es uno, pero las raíces de este
hecho, son varias y diversas. No podemos separar una parte del todo, Si el todo flaquea, las
partes también, y si una parte de tu vida se tambalea, el todo también. Todo tú te desequilibras.
No podemos tratar una parte de nuestra vida como un aspecto aislado de nosotros. ¡No! Cada
parte de tu vida eres tú, y si hay alguna que se encuentra desequilibrada, todo tú te desequilibras,
apareciendo el malestar. ¿Sabes aquellas montañas de los supermercados compuestas por latas o
alimento envasado, donde se acaba con una en la cima del todo? Si sacas una, todas caen. Cada
situación es como una unidad de esta pila que sostiene a las que tiene encima o al lado. Cuando
algo no va bien en nuestra vida, es fruto de un cúmulo de circunstancias que deberías revisar. Tú
eres fruto de las decisiones tomadas en tu pasado. Ahora recoges los frutos de lo que has
sembrado. ¿Crees que no? Entonces tienes más motivos para reflexionar sobre ti y empezar a
conocerte. ¿Crees que la vida se ha portado mal contigo? Cuando el ser humano representa el
papel de víctima, es porque se ha alejado de su alma. Vivir en la ignorancia espiritual solo crea
malestar, porque la incomprensión es tal que solo te hace ver maldad en tu entorno. Si la vida es
amor, alguna cosa no concuerda con lo que vivimos. ¿Seguro que la culpa es de los demás? Si así
lo piensas, solo hay un remedio: cálmate y ámate. ¿Que cómo? Conociéndote. EL ARCO IRIS

Nuestra vida es más extensa que los años que podamos tener actualmente. Nuestra alma sigue
un proceso evolutivo que conlleva abrir muchas puertas, y experimentar una serie de vivencias
que le permitirán ir evolucionando. Cada una de las puertas que abra le hará dar un nuevo paso
hacia su ascensión. El hecho de haber pasado por diferentes situaciones, unas en un plato de la
balanza y otras en el otro plato, sabremos qué hacer para mantener este equilibrio necesario,
disfrutar de una plena cualidad de vida interior y conseguir la felicidad. Aprender de lo que
vivimos, de nuestra actitud ante la vida, nos permitirá manifestar la serenidad y la calma en los
momentos presentes. Cuanto más nos conozcamos, más nos daremos cuenta de quienes somos.
Este “despertar la conciencia” se consigue a través de las experiencias vividas a lo largo de
nuestra existencia, no sólo la de estos momentos terrenales. Cada vida vivida obtenemos un color
por el cual vemos aquello que nos pasa. Necesitaremos varios filtros para darnos cuenta de que
aquello que vemos solo depende de nuestra visión en aquellos momentos y no de la realidad
absoluta del hecho. Llegamos a un punto de nuestro camino que nos cansamos siempre, de verlo
todo con un solo color. Cuando así sea, habremos abierto la puerta del aprendizaje y nos
predispondremos a dar el siguiente paso y abrirnos a verlo de otro color, quizás no tan oscuro.
Con el tiempo nos volveremos a cansar de este nuevo color porque nos volveremos a dar cuenta
de que este color elegido no nos permite ver las verdaderas tonalidades que la vida tiene. Y así
sucesivamente… El volver a la vida (la reencarnación) es necesario para nuestro aprendizaje y
darnos cuenta que no siempre hemos de verlo todo desde un filtro con un color concreto. A lo
largo de nuestra evolución (aprendizaje en las diferentes encarnaciones) sabremos cuándo es
necesario un color u otro, no siempre será el mismo que habremos elegido al nacer, y con nuestra
evolución espiritual (la evolución de nuestra alma), nos daremos cuenta de que no será necesario
ponernos ningún filtro para verlo de un color u otro. Nosotros somos todos los colores, y
automáticamente, nuestro corazón nos mostrará lo que necesitemos a cada momento. No será
necesario aferrarnos a nuestras ideas preestablecidas, abriéndonos a la vida sin temor, porque en
todo momento veremos la Verdad de la situación vivida. ¡Tú eres el Arco Iris! No te quedes con
un solo color cuando puedes mostrar tu belleza con toda tu plenitud. LOS VERDADEROS
MAESTROS Y SANADORES

Una vez, ya hace años, leí unas palabras en relación a los verdaderos sanadores que habitaban el
planeta Tierra. Decían así: “…. han dedicado su vida a sanarse a sí mismos para alcanzar
estados de conciencia más elevados, y están dispuestos a sanar el mundo compartiendo este
conocimiento con otros.” Estas palabras deberían de servir de lección a todos aquellos de
vosotros que en algún momento habéis querido mostrar vuestra “sabiduría” y habéis querido
convencer a alguien de que lo que estaba haciendo no estaba bien, porque vosotros creíais tener
la verdad, la razón. También querría transmitiros unas palabras que las escuché en su momento
en relación ante la vida: “La forma era correcta, pero no la actitud. Había de cambiarla.” A
vosotros os digo, a vosotros que estáis leyendo estas palabras: Antes de querer ayudar a alguien,
ayudaos primero a vosotros mismos, y entonces, sabréis cómo hacerlo de la manera más
adecuada de cara a los demás para el mayor bien de todos. No debéis de querer ayudar a los
demás imperiosamente. Primero ayúdate a ti. No debéis de querer dedicaros a hacer un mundo
mejor. Primero dedícate a ti. No quieras convencer a nadie. Primero acéptate a ti. No quieras
tener razón. Primero escucha la sabiduría del silencio en ti. No debes pretender ante los demás
que tú lo haces bien. Primero reconoce tus miedos y limitaciones, y entonces, trabájatelas. No te
fijes en las diferencias. Primero ÁMATE y verás las semblanzas. Cuando así sea, entonces
dejarás de querer responsabilizarte de los demás y tomarás la responsabilidad que te corresponde
en tu vida. Entonces sabrás que la verdadera sanación y maestría proceden de tu discreción y tu
interior. Cuando así sea, entonces y sólo entonces, empezarás a mostrar la verdadera sabiduría
que hay en ti. Entonces, y sólo entonces, empezarás a sanar. El camino del Autoconocimiento y
el Despertar de la Conciencia te hace dar cuenta de que cada uno es responsable de su vida y de
que el amor se encuentra dentro de cada uno, el verdadero motor de todo equilibrio y bienestar.
No te fijes en las diferencias.
Primero ÁMATE y verás las semblanzas.
TODO TIENE SENTIDO

El ser humano piensa que es una pieza aleatoria de un rompecabezas que no comprende.
Caminando entre las tinieblas de la incomprensión de la verdadera existencia, tropieza con las
dudas y el dolor, avanzando sincopadamente entre la ignorancia espiritual creándose una
abertura por donde observar, abrazado por sus resistencias. Ve una forma según su visión
terrenal y después saca conclusiones según su experiencia en el mundo físico. No siempre llega a
una conclusión de bienestar porque sus patrones internos están basados en sus generaciones
ancestrales. ¿Cuántas veces hemos interpretado, creando a continuación, dolor en nuestra
vida?¿Cuántas deducciones basadas en nuestra limitada experiencia, generalizando a
continuación, las conclusiones particulares a las cuales hemos llegado? Cuando alguien se
encuentra en una tierra árida y no tiene conocimiento de “más allá”, se piensa que todos viven en
la situación más tórrida que pueda existir. “Nos pensamos que la vida es así y que todos debemos
pasar por aquí”. Cuando alguien llega de otros lugares, le vemos como un extraño porque no
actúa como nosotros y su visión de la vida es diferente. La diferencia es juzgada como “no es
real”. Nos acomodamos en la limitación y, después con los años, nos preguntamos por qué la
vida nos ha tratado así, cuando lo que ha sucedido es que hemos negado la posibilidad de
cambiar e ir aprendiendo. Nuestra esencia, algún día, con el tiempo, se planteará si no hay otra
manera de vivir mejor que la que vivimos ahora. Cuando así sea, llegarán las prisas para ser
felices y poder disfrutar de la vida. Cuando llegue este momento de desesperación será señal que
habremos dejado pasar demasiado tiempo y nuestro espíritu se siente perturbado. Vuestra vida
tiene un sentido muy concreto y todos, incluso tú, hemos nacido para llevar a término alguna
función que sólo tú, con tus características, puedes materializar. Darnos cuenta del sentido de la
vida nos permitirá llegar a ser aquello que hemos venido a ser y colocar nuestra pieza única en el
rompecabezas de la existencia de la humanidad. Tu pieza encaja perfectamente con la Creación.
Todo tiene un sentido, sólo es cuestión de saber quiénes somos para darnos cuenta qué hemos
venido a hacer y cuál es nuestro verdadero potencial. La vida sigue un único camino: el sendero
de la Unidad y el Amor, siendo este Amor lo que da sentido a vuestra vida. Es a través del Amor
que llegaréis a ser vosotros mismos. Sentidlo en vuestro corazón, y abridlo, para escuchar su voz
y saber qué hacer a cada momento de vuestra vida. Todo en nuestra vida tiene un sentido.
Conócete y ve a tu interior para conectar con tu sabiduría, tu Divinidad. Ella te hablará de ti.
ENTREVISTA A LA DIVINIDAD

Si tuvieras que definir la existencia del ser humano, ¿qué dirías? Colaboración. ¿De qué? De la
planificación del nuevo universo. ¿Estamos aquí para esto? Sí, éste es el verdadero motivo de
vuestra presencia aquí en la Tierra. ¿Y del hecho de evolucionar espiritualmente, de hacer
evolucionar nuestra alma qué me dices? Es la consecuencia para crear el tipo de vida para el
nuevo universo. Pero, ¿qué tiene que ver nuestra evolución con el nuevo universo? Vuestras
decisiones están influenciando a lugares muy lejanos de la Tierra. Cada decisión puede ayudar a
crear las energías para una nueva vida que existe a 12 mil millones de años luz de donde estáis.
El universo está pendiente de vuestra evolución y cada ser humano aporta su semilla para que la
nueva vida sea un hecho. Si ya existe, ¿por qué nos necesita? Les falta la conciencia y el grado
energético para poder seguir su curso. Les falta el grado de pureza que vosotros estáis creando
con vuestra participación en este Plan Divino. Os habéis presentado como voluntarios para
materializar la Voluntad de Dios. Cada vez sois más los que veis la luz en vuestra vida y las
consecuencias de vuestra presencia en este planeta Tierra. Vuestra conciencia se va abriendo y
ampliando con el autoconocimiento y la visión espiritual de vuestra existencia. Vuelvo a
preguntar: entonces, ¿nuestro crecimiento espiritual no es la finalidad de nuestra existencia? Es
parte del proceso, lo más importante para magnificar la Creación Divina. Así, aquello de ser
buenos para ir al cielo, ¿no es nuestra verdadera finalidad? Primeramente, el Cielo es un estado
de conexión con tu divinidad, vuestro estado amoroso más puro que cada uno de vosotros es. No
es un lugar físico, es un “estado interior”. No está en ningún lugar físico definido. Es un estado
espiritual. (Pausa). En relación a ser buenos o no, ¿quién dice qué es bueno y quién no? La
bondad es una actitud y una manera de actuar dentro del amor y la amabilidad, rigiéndose por la
esencia divina que todos llevamos dentro. Vuestro corazón os dictará las pautas del amor.
Cuando el amor aparece, el miedo desaparece. Donde hay amor, no hay temor, por lo tanto, el
querer ser buenos para ir al cielo – como decís – es un actuar basándose en el miedo. Lo que
entendéis como infierno sólo es una imagen creada por los seres humanos para designar el vivir
alejado del amor. Es la polaridad del amor, pero esta polaridad sólo se manifiesta si hay miedo
en vosotros, en vuestras creencias. Igual como hay luz, hay la esencia amorosa, divina, que cada
uno tiene. Vivir en la ignorancia espiritual es vivir en el miedo, y por lo tanto, el ser humano se
ve en la necesidad de “ser bueno” para conseguir el estado de gracia que le permitirá “sentirse
bien” en el plano espiritual – según vosotros. Vivís en el miedo y eso os distrae de vuestra
verdadera esencia y de quiénes sois realmente. No debéis ser buenos por miedo a lo que “os
pueda pasar”. Debéis de conoceros para hacer de vuestro planeta un lugar donde vivir en paz y
armonía. Que el equilibrio sea en la Tierra porque esta armonización ayudará a nuevas vidas
esperando vuestro relevo espiritual. Estáis aquí para una gran obra divina, y no tan sólo para
vosotros mismos. Nada de esto es real. Todo tiene que ver con un Gran Plan Divino que proviene
de la Fuente Central del Universo. ¿Lo que yo haga ayudará a alguien, que no se si tiene la
misma biología que yo y vive a millones de años luz de la Tierra? ¿Es esto lo que me estás
diciendo? Veo que lo has entendido. Cuesta de creer, ¿no crees? Cuando eres niño y se te enseña
la conducta de los animales, o incluso, de donde viene el agua, pones atención a lo que dice el
maestro y te lo crees, ¿verdad? En cambio, cuando oyes alguna novedad de adulto, lo que haces
es poner incredulidad porque lo estás oyendo por primera vez y es muy “diferente” a las
creencias obtenidas hasta hoy. ¿Qué diferencia hay en aprender cosas nuevas en la infancia y
hoy? Ahora ponéis defensas para no desestructurar aquello que habéis ido creando dentro de
vuestra mente, debido a las pautas mentales adquiridas procedentes de vuestro entorno. Ahora
que os habíais ido integrando, más o menos, y sabéis como vivir y actuar en vuestra sociedad,
ahora os produce miedo abrir vuestra mente para recibir la Verdad y daros cuenta que el cómo
habéis ido actuando hasta el presente, sólo os ha ido trayendo y os llevará al dolor y a la
limitación espiritual. ¿No creéis que hay motivos para que reflexionéis por el hecho de tener
enfermedades, con todo el dispositivo que vuestra ciencia tiene, y en cambio, continúa habiendo
enfermedades, y alguna de ellas cada vez más? ¿No creéis que esto sí que cuesta de
creer?(Pausa) Lo que es importante a la vida no es visible a los ojos físicos. El ser humano
debería mirar con los ojos del corazón y entonces se daría cuenta de la verdad de su existencia.
Cuesta más creer la facilidad que tenéis de “querer” vivir en el dolor, la ignorancia, y en cambio,
con los deseos que tenéis de ser felices, no os encamináis hacia esta dirección. No es fácil.
Aprender a bailar cuando no se sabe, no siempre sale a la primera. Aquellos que se adentran en
su interior encontrarán la llave del bienestar espiritual, que es el único tipo de salud que hemos
de tener en consideración. Sólo es necesario empezar a andar, y cuando más lo hagáis, más os
daréis cuenta de la esencia amorosa que todos tenéis y sois. Ella tiene la respuesta a vuestras
vidas actuales. Te veo muy seguro de lo que dices. Escucha a tu corazón y tu también te darás
cuenta de las palabras que acabas de escuchar. Vaya, que nosotros pensábamos que la finalidad
de nuestra vida era simplemente evolucionar nuestra alma, y ahora Tú nos dices que va más allá
de lo que nos pensábamos. Conócete y tú mismo te responderás. Lo que quieres saber ya se
encuentra en tu interior. ¿Y qué hacer para ir a tu interior? Expresa tu intencionalidad y abre tu
corazón. ¿Cómo puedo abrirlo? No tengas miedo y ámate. Conócete y sabrás quien eres. ¡Yo ya
sé quien soy! Sabéis cómo actuáis en estos momentos y lo que podéis llegar a sentir en estos
instantes, pero esto no es conocerse, es darse cuenta de cómo estáis actuando en un momento
determinado de vuestra vida. Si os conocierais no hubieseis llegado a producir el dolor en que
vivís. Sois mucho más que el sufrimiento en que vivís y las preocupaciones que os rodean.
Encontraos en el silencio y la quietud. Gran parte de los seres humanos confunden el cómo
actúan en un momento determinado en cómo son ellos realmente. Nada más lejos de la realidad.
No os conocéis. Os pensáis que sí, porque siempre habéis vivido dentro de la limitación, pero
vuestra verdadera esencia es libre y amorosa. Donde hay amor, no hay temor; y el miedo es
consecuencia de vuestras limitaciones. Así, ¿nadie se conoce? Tenéis tendencia a generalizar
cuando uno mismo se encuentra en una situación concreta. (Pausa) Cada vez hay más conciencia
en el planeta, y ésta, ayuda a despertar las mentes y a abrir las almas aprisionadas en la dualidad
en que vive el ser humano. La vida os ofrece una nueva oportunidad para verla según es, no
según vuestras limitaciones. Empezad manifestando vuestra intencionalidad para lo que
realmente queréis. El autoconocimiento os llevará a la paz interior, la sabiduría y la felicidad.
(Pausa) La esencia de Dios se encuentra en cada uno de vosotros, sólo hace falta que conectéis
con ella. Gracias. PUREZA DE CUERPO

Aliméntate de lo que crece de la tierra, no de lo que corre por ella. La fuerza de la Madre Tierra
elevará tu alma con serenidad y firmeza. Así actuarás en tu camino. Tu cuerpo se elevará y tu
Luz iluminará el caminar de tu presente. Aliméntate de la generosidad de la Madre. De sus frutos
y su presencia. Ella resaltará tu alma ante el Padre. Él te recogerá en la pureza de tu corazón, en
la pureza de tu cuerpo alimentado por la tolerancia, el respeto y la aceptación hacia los seres
vivos que la habitan. Bienaventurado aquel que es consciente de la verdadera energía divina en
los alimentos de la Tierra. Tu cuerpo refleja el grado de conciencia de tu divinidad. Aliméntalo
con Amor y conciencia. Deja que muestre su salud, su Luz, su divinidad en cada una de sus
células existentes. Eres Uno con el Creador. Muéstrate tal como eres en la pureza de corazón, de
mente, de cuerpo y espíritu. Deja que tu alimento te acerque más a Dios. Eres parte de Él. Eres
Uno con Él. Que aquello que ingieras, nutra tu Espíritu, y abra la puerta hacia la conexión con tu
verdadera esencia, con Dios. ¡Oh, amada Tierra! Agradezco tu generosidad al velar por mi ser
con tu Presencia. Que los alimentos que me ofrezcas, sepa bendecirlos y dejar que mi cuerpo se
alimente y crezca en la Luz y el Amor. El Amor se engrandece contigo. Al verte y sentirte en la
plenitud de mi Divinidad. ¡Gracias! SOLO SOMOS AQUELLO QUE RECORDAMOS

El ser humano tiene la capacidad de identificarse con todo aquello según le rodea y le llega.
Actúa como un gran imán que atrae una pequeña aguja de coser. Esta es la manera en que vamos
forjando nuestro estilo y manera de vivir. Teniendo presente que atraemos según lo que somos,
nuestras creencias tienen un papel importante en nuestras vidas, debido a que son fruto de un tipo
de pensamientos, y éstos nos permiten materializar la cualidad de vida que tenemos en estos
momentos. Somos un imán que atrae según los pensamientos que albergamos en nuestra mente,
pero, ¿quiénes somos realmente? ¿Somos nuestros pensamientos? ¿Somos algo más que nuestros
pensamientos actuales? ¿Quién soy en verdad, aquel que pensaba aquello hace años atrás, o la
persona que soy ahora, con toda la visión de la vida que tengo en el presente? ¿Quién soy
realmente? El ser humano retiene todo aquello que vive en su entorno. Su mente guarda todos los
recuerdos vividos, y entonces actúa en consecuencia de los recuerdos que tiene. Podríamos decir,
entonces, que el ser humano es aquello que recuerda. Si tú, en estos momentos, tienes presente
unos acontecimientos que te han sucedido en tu vida, entonces, el impacto emocional de estas
situaciones te harán actuar de una manera u otra ante circunstancias parecidas en el presente.
Sólo somos aquello que recordamos. Este venir a la memoria, puede ser a nivel consciente o
emocional. Cuando nos encaramos con una situación del pasado y que ahora vuelve a
presentarse, te viene a la memoria (racional o emocional), la experiencia vivida anteriormente y
entonces sacas unas conclusiones sobre lo que vives, definiéndote según tu experiencia, tu
memoria. Por lo tanto, aquello que tú recuerdas es con lo que te sientes identificado. Si hay un
aspecto con el que ya no te sientes identificado de tu pasado y lo has liberado de tu interior,
entonces ya no tendrá ninguna influencia sobre ti, y por lo tanto, ya no será parte de ti cuando
hayas de manifestarte en tu presente, tomando las decisiones que debas de tomar. Aquello que
recuerdas de ti, es con lo que te identificas. Lo que piensas de ti, solo son recuerdos de tu pasado.
¿Eres entonces tú, el verdadero ser cuando te defines de la manera que lo haces? Aquél quien
dices que eres, ¿realmente eres tú, o sencillamente una visión de tu pasado? Tú eres mucho más
que tus recuerdos y tus definiciones sobre tú mismo. Estas definiciones sólo son fruto de unos
recuerdos, de unas experiencias vividas anteriormente, y debido a los resultados y a tu actitud
ante las situaciones, te has creado una imagen y una manera de ser. ¿Podríamos decir que tú eres
así realmente?, o, ¿quizás esto que tú dices solo es fruto de unas conclusiones extraídas según
unas actitudes tenidas en unos momentos concretos? Tú no eres según actúas en un determinado
instante, porque esta actuación es consecuencia de una manera de ser según te han enseñado
cómo debes de ser y tú lo has aceptado como tuya. Tú eres mucho más que tus recuerdos. Tú
eres alguien más que quien dices que eres. No te dejes limitar por una visión de tu pasado. Lo
que piensas ahora de ti, sólo es fruto de unos recuerdos, y tú eres PRESENTE, no pasado. EL
LUGAR QUE TE CORRESPONDE

Amado ser humano que te desplazas entre la humanidad que te rodea, cuando la vida va según
crees que tiene que ir, y te lamentas al darte cuenta que, conforme has podido experimentar, no
siempre los acontecimientos dependen de ti mismo. A ti te dirijo estas palabras: Ahora ya eres
adulto, pero ¿realmente lo piensas, o sólo es una manera de clasificar el estado avanzado de tu
proceso según el baremo de las edades terrenales para diferenciaros de cuando erais niños?
Observa tu vida sin ninguna otra pretensión que el visionarla ante ti, sin juzgarla ni criticarla,
sencillamente observándola. ¿Te sientes cómodo en ella? Si dependiera de ti, ¿cambiarías alguna
cosa? Si así fuera, ¿por qué no lo has hecho antes? ¿Disfrutas con tu trabajo? ¿Te entiendes con
quienes te rodeas? ¿Con tus amigos?¿con tu pareja?¿con tus hijos? ¿Te va bien el trabajo?
¿Haces aquello que quieres, a todos los niveles? En una palabra: ¿Estás en el lugar adecuado, o
te has dejado llevar hasta ahora por la inercia del día a día según tus creencias? ¿Crees que estás
ubicado en el lugar que te pertenece? ¿Cuál es tu lugar? ¿Qué has venido a hacer en esta vida?
¿Crees que Dios querría que fueses de esta manera cuando te envió a la Tierra? Busca tu lugar y
aposéntate. Ve a tu interior y consulta a tu corazón cuál es el lugar donde tienes que estar. ¿Qué
he venido a hacer? ¿Te has llegado a plantear alguna vez la respuesta de ésta pregunta? Has
estado viviendo unos años siguiendo las directrices de lo que te enseñaron en tu infancia. Ahora,
tus patrones están enraizados a unas creencias basadas en la transmisión de unas pautas mentales
transmitidas de generación tras generación. ¿Seguro que estás de acuerdo con todo lo que te han
llegado a inculcar y tú te lo vas haciendo tuyo? Busca tu lugar y aposéntate. Ha llegado la hora
de que encuentres tu lugar en esta vida actual y no lo que tú te piensas que es según tu pasado.
Libérate de todo aquello que no te pertenece y busca tu espacio dentro de este mundo lleno de
vida y majestuosidad. Tú tienes tu rincón, sólo es cuestión de que lo encuentres. Llevas años
viviendo como hasta ahora. Ha llegado la hora de ser tú, de mostrar tu integridad. Tu corazón te
dirá hacia dónde deberás ir y qué hacer, pero deberás de irlo a buscar y escuchar su voz. Él te
hablará de quién eres tú y de lo que has venido a hacer en este planeta. Obsérvate sin querer dar
un juicio de cómo te ves. ¿Seguro que quieres continuar así? ¿Te ves de aquí a cinco años igual
que ahora? Deja que aquello que tenga que ser, sea, para que todo se enderezca y puedas llegar a
ser tú, llevando a materializar aquello que en su momento decidiste. Deja que todo se coloque en
su lugar, y deja, también, de remar a contracorriente, porque tus esfuerzos sólo te crearán más
malestar. Hay un lugar para ti esperando ser llenado con tu esencia. Cuando lo encuentres, te
darás cuenta del resplandor que irradiarás, y todo el planeta se iluminará un poco más. Tú eres
parte importante de la Creación. No malgastes tu precioso presente llevando a término aquello
que te empuja por inercia hacia “el cumplir porque toca y todo el mundo lo hace”. Busca tu
lugar. Pregunta a tu corazón dónde se encuentra. ¿Dónde debes de ubicarte para que la brisa del
bienestar pueda entrar en tu vida y en la de los demás? Quizás pienses que debes de responderte
muchas preguntas para poner “remedio” en tu vida, y una vez las tengas, encontrar los utensilios
necesarios para materializar lo que ha de ser. Amado ser humano, es verdad que necesitas tomar
una decisión en tu vida actual, pero siempre ha habido un primer paso, y éste te llevará a la
resolución del resto de los pasos: el Amor. Empieza a amarte y a encontrar momentos de
silencio. En él podrás oír la voz de tu corazón y la del Padre. Abre tu corazón dolorido y
resentido por tu pasado y libera aquello que hasta ahora has creído en relación a la vida. Vacía
toda creencia que proceda de la terrenalidad y deja que tu mente sirva a aquello que tu corazón te
dicte. Durante años te ha ido hablando y tu ceguera no te ha permitido abrir el ventanal para que
tu conciencia espiritual empiece a despertar. Los rayos del cambio están entrando en tu
habitación interior. Siente su calidez que anuncia una nueva vida más íntegra y consciente. No es
porque sí que sea ahora, aquí, que estés leyendo estas palabras. Dentro de ti ya hace tiempo que
tienes la sensación de que debes hacer cambios en algún aspecto de tu vida, ¿no crees? Bien,
enhorabuena, porque esto quiere decir que tu corazón te está hablando, y de alguna manera, estás
teniendo presente sus palabras. ¡Adelante! Continúa el camino desde aquello que sientes en tu
interior. No tengas miedo, porque no estás solo, amado ser humano. Tu divinidad se encuentra
atrapada en un cuerpo, y esto te ha ido desconcertando, pero ha llegado la hora de liberarte y
dejar que tu espíritu se manifieste y puedas ser tú, materializando aquello por lo cual naciste.
Busca tu lugar y establécete. Reafírmate con humildad y abre tu corazón. Él te dirá el camino a
seguir. Aquel que obedece la voz de su interior está siguiendo la voz del mundo de la Luz. No
estás solo. Si nos pudieras sentir te darías cuenta de mis palabras. Busca el silencio y nos oirás.
Estamos contigo desde que naciste y estaremos contigo hasta que vuelvas nuevamente a Casa.
Eres un ser amado y protegido por el Padre. Tu dualidad te confunde y eso te hace tomar
caminos dolorosos. Libérate de tu mente y no temas ser tú. Cuando así sea, entonces encontrarás
tu verdadero espacio aquí donde te encuentras. Amorosamente abre la puerta de la introspección
y obsérvate: ¿Estás en el lugar que te corresponde? RING, RING, RING.....

Ring, ring, ring,… Sí, ¿diga? ….. ¡Diga! ¿Es aquí el cielo? Has llamado al lugar adecuado. No
estoy seguro. Te estábamos esperando. ¿Quién eres? Alguien que puede ayudarte. Entonces ya
debes saber por qué os he llamado. Nos gusta que lo expreséis con vuestra propia palabra. Me
habían hablado de este teléfono pero hasta ahora no me he decidido a hacerlo servir. Si es el
cielo ya sabéis por qué os he llamado. Como ya te he dicho, nos gusta oírlo con vuestras propias
palabras. ¿Por qué te has decidido a llamar? No sé qué hacer con mi vida. Eso es bueno, porque
quiere decir que no estás haciendo nada debido a tu desconcierto. ¡Oh, sí, sí que estoy haciendo!
Y ahora estoy en un punto que por más que haga, nada me sale. Pues no hagas. Cuando más me
pongo, menos obtengo. Pues no te pongas. ¡Ya no sé qué hacer! No hagas nada. ¡Pero bien debo
de hacer alguna cosa! ¿Qué? ¡No sé, por eso os llamo! No hagas nada. No me entiendes. No
entiendes lo que te estoy diciendo. ¡Oh, ya lo creo que te entiendo! Pues si me entiendes dime
qué puedo hacer, porque por más que hago no hay manera de salirme de la situación en que me
encuentro. ¿De qué tienes miedo? No sé si miedo es la palabra correcta. Entonces, ¿qué es lo que
te preocupa? No poder hacer frente a mi vida. ¿Tan mal va? ¿Por qué lo banalizas todo? Yo sólo
quiero ayudarte. Pues no lo estás haciendo. ¿Por qué has llamado? Porque no sé qué hacer en mi
vida para vivir como quiero. ¿Qué dirías que no va en tu vida? No me siento a gusto con ella.
¿Por qué? Por más que lo intento no puedo solucionar un aspecto que me ha ido acompañando a
lo largo del tiempo. ¿Has hecho lo que debías hacer en todo momento? ¡Oh, sí! ¡Ya lo creo que
sí! Pues tranquilízate porque aquello que expresaste está viniendo hacia ti. Pero mi vida parece
cada día ir a menos. ¿Quieres sentirte bien, verdad? ¡Sí! Estoy cansado de tanto esforzarme. Pues
bien, tómate un tiempo de descanso. ¡¡¡ Pero no puedo!!! ¿Seguro que tienes algo a perder?
(Después de una pequeña reflexión): No, bien pensado, no. Nada me pertenece ni nada tengo.
Todo lo que tengo me ha venido, y al igual que me ha venido puede irse. Aquel que se libera de
todo, todo lo obtiene. ¿Tengo que perderlo todo? Escucha a tu corazón y él sabrá de mis
palabras. Sí, pero no las entiendo. ¿De qué tienes miedo? De perderlo todo. ¿Cómo quieres
perder una cosa que no te pertenece?¿Cómo quieres que tu vida sea como quieres si no te
desprendes de aquello que ya no te sirve? Entonces se oye a alguien que llama por la otra línea.
Alguien está llamando por la otra línea. Tengo que dejarte. De acuerdo. ¿Podré volverte a llamar
si no lo entiendo? ¡Claro que sí! Ahora te tengo que dejar. Y cuelga. 6 Tapas angelicales
LOS ÁNGELES ESTÁN LLAMANDO A TU PUERTA

Los ángeles están esperando a la puerta de tu casa para poder entrar. ¿Ya la has abierto? ¿Ya les
has dado permiso para que puedan estar en tu vida?¿Ya sabes que están y que hace tiempo que
están esperando que les abras la puerta de tu corazón a través de tu intencionalidad? El mundo
espiritual de la Luz está viniendo a ti. Ábrete para recibirlo. ¿No crees en los ángeles? Cada vez
que imploras a Dios, ¿a quiénes crees que Él envía para ayudarte?¿Quiénes crees que están
contigo cuando sientes fuerzas para continuar tu camino, cuando te desahogas llorando o cuando
ves claro que ya es suficiente y decides cambiar o tener una actitud más amorosa contigo mismo?
Ellos están contigo y siempre han estado, aunque tú no los quieras sentir y darte cuenta de sus
presencias. Deja que te abracen, que te ayuden en tu camino. Los tiempos de hacerlo todo uno
mismo ya han acabado. Ellos son señales de la nueva energía, y todo aquél que quiera llegar a ser
él, a mostrar su plenitud espiritual, deberá contar con Ellos. ¿Todavía no has sentido su amor?
Quédate un rato quieto. Pide en voz alta ser abrazado, que te abracen, y quédate quieto y siente.
Sus presencias columpiarán tu espíritu y sentirás el amor que transmiten sus energías. Con el
tiempo podrás llegar a diferenciar qué tipo de ángeles son, todo y así, deja que su guía y
protección sean en ti. Habla con Ellos y expresa lo que sientes, desde el corazón y en voz alta,
como si hablases con tu mejor amigo o amiga. En el fondo, Ellos así son para ti. Abre tu corazón
y te darás cuenta del por qué han venido a llamar a tu puerta. Tu vida tiene que ser Una con
Ellos. Deja que te ayuden, que te faciliten el andar. Si te abres a Ellos y cuentas con Ellos, verás
cosas en tu vida que te parecerán extrañas y maravillosas a la vez. Los ángeles se encuentran
aquí contigo mientras estás leyendo este escrito. Se encuentran detrás de ti y a los lados. Se
alegran de que estés leyendo estas palabras. ¿Cuánto hace que no les hablas? Antes, cuando
estabas en “casa” jugabas con Ellos y hablabais a menudo. Erais grandes amigos. Desde que
decidiste volver a una biología, quizás te has olvidado de Ellos, ¿no crees? Bien, ahora puede ser
el momento para conectar con tus amigos de la Luz. Están contigo desde que naciste, y... ¡tienen
tantas ganes de ayudarte! Dales el consentimiento para que puedan hacer lo que deban hacer
contigo. Por eso están a tu lado y te acompañan allá donde vas. Ha llegado la hora de ser Uno
con Ellos. Tú y Ellos estáis hechos de la misma esencia y amor. Tú eres un ángel, ¿que no te
acuerdas? Conecta con el ángel que eres y reconocerás a tus hermanos de la Luz. Ábreles la
puerta. Están llamando. Unos ángeles vienen a ver a otro ángel, a un amigo. INTERVENCIÓN
ANGELICAL
Una vez, había un grupo de ángeles reunidos encima de una nube observando a los humanos en
el día a día. Llevaban un buen rato observándolos cuando uno de ellos dijo: ¿Qué, qué pensáis?
Todavía es muy pronto – dijo uno. Todo y así, ya han realizado un buen trecho del camino, y
solo por eso, creo que se les deberían dar una nueva oportunidad - dijo un tercero. Si os fijáis,
hay pequeñas luces por todo el planeta. Sólo por este hecho creo que lo están haciendo bastante
bien. Hemos de darles una nueva oportunidad como tú has dicho (refiriéndose al último ángel
que habló). El primero de todos intervino: Se han adaptado a un cuerpo; han aprendido a amar;
cada vez son más conscientes de lo que les pasa; su planeta tiene cada vez más luz; algunas
almas se han ofrecido para guiar a otras, que por cierto, lo están haciendo bastante bien; sus
conciencias, aunque lentamente, empiezan a despertar,… Creo sinceramente que están
preparados para dar un nuevo paso en su proceso de evolución, ¿no creéis? Cada vez piden más
nuestra colaboración, y esto es señal de que empiezan a despertar- respondió el tercer ángel. ¡Sí!
– habló uno que todavía no había intervenido. Su dualidad les priva saber de nosotros y de ellos
mismos, todo y así, se esfuerzan y ponen de su lado. ¿No notáis cómo han abierto sus corazones
de un tiempo hacia aquí? – dijo el segundo que intervino. Esto es señal de que cada vez estamos
más cerca. Todo y así todavía confunden lo que ven con su realidad – intervino el cuarto ángel.
¡Déjalos, todavía están despertando! Se encuentran adormecidos de su amnesia espiritual. Su
dualidad ha estado muy enraizada durante mucho tiempo, y ahora que tienen unas nuevas
energías, algunos de ellos empiezan a pensar si son alguna cosa más de lo que se piensan. Creo
que son inicios de la recuperación de su alma - dijo el tercero. No creo que tarden demasiado en
llegar a la nueva fase – comentó el segundo ángel. Se está acabando el tiempo y veo que se dan
prisa en hacer bien el trabajo – intervino nuevamente el tercero. Creo que llegarán a tiempo –
añadió. Yo también lo creo. Y yo. Sí, yo también. A pesar del ritmo que llevan, confío en que
estarán a punto para cuando llegue el momento. Nuestros ángeles estuvieron mucho tiempo
observándonos hasta que vieron la necesidad de darnos un nuevo empuje en el proceso de la
evolución humana. En aquellos tiempos de esta observación, varios humanos ya despertaron su
conciencia, de manera que sus percepciones llegaron a desarrollarse lo suficiente para notar
cualquier alteración energética o manifestación del universo. Vieron cómo el sol enviaba energía
espiritual al planeta (desprendía explosiones) como no lo había hecho hasta aquellos momentos.
Vieron, también, cómo en el universo aparecían unas explosiones aquí y allá. Estos seres
sensitivos también se dieron cuenta de que muchas más entidades del mundo de la Luz se
acercaban a la Tierra y se encontraban entre la humanidad. Percibieron una mayor luminosidad
en su planeta y entendieron la recolocación que en su mundo se estaba produciendo. El grupo de
ángeles decidieron, conjuntamente con sus respectivos grupos, venir a la Tierra para ayudar a
avanzar más rápidamente y con más fluidez al ser humano que empezaba a reflexionar sobre su
naturaleza espiritual. Las luces que se veían desde donde se encontraban se intensificaron,
abrazando a más gente y haciendo que los de su entorno o de la zona donde se encontraban,
pudieran abrir sus corazones y calmar sus mentes. Legiones de ángeles han llegado a nuestro
amado planeta. Se encuentran entre nosotros para facilitarnos nuestra vida; todo y así, hay quien
todavía no cree en ellos. Algún día se darán cuenta de sus existencias, y entonces, sentirán la
alegría y el gozo para saber quiénes son. Ya hay quien es consciente de este hecho. Mientras
estás leyendo estas palabras, estás siendo rodeado/a y abrazado/a por ellos. ¿Que no los sientes?
Quédate quieto/a y siente como te abrazan por detrás. Puedes cerrar los ojos y quedarte quieto/a
un momento. ¿No los sientes? Cuando así sea, sabrás que son ellos porque el amor y una calma
inmensa invadirán tu interior. Si no los has notado, no te preocupes, hay quien necesita más
tiempo para abrir su corazón. No esperes más. Sólo siente, y experimentarás una de las mejores
sensaciones de ser protegido/a y amado/a. Sí, ahora, ya legiones de entidades de la Luz han
venido a nuestro planeta Tierra para acabar de hacer un trabajo que lleva cinco millones de años,
todavía no, empezado. Acéptalos, y deja de hacer las cosas tú solo/a. Son tiempos de
colaboración. Ellos están aquí para ayudarnos. Nos están dando una mano. ¡Aprovéchala! Dios
les envía. DOS ÁNGELES EN UN CEMENTERIO

Había una vez dos ángeles en un cementerio, subidos a un árbol, observando las lápidas que
tenían ante ellos y a los humanos que asistían apegados al duelo que sentían en sus corazones.
Un ángel le dijo al otro: Vienen a dedicarles un rato (refiriéndose a los familiares de los
difuntos), pero ellos ya no están. Piensan que sus restos tienen vida y valoran lo que están
haciendo – le respondió el otro. Pobres – dijo el primero. Sí, pobres – dijo ahora el segundo. Si
supiesen que ahora se encuentran bien (los difuntos), no sufrirían como lo están haciendo.
Recordar el dolor les hace alejarse de nosotros. Sí – respondió el segundo. Me sabe mal que no
se den cuenta de que ya no están con ellos y se encuentran bien. Sí, pero ellos no lo saben porque
no lo pueden ver. ¡Ya! – dijo el primer ángel.(Después de una pausa continuó): ¿Y si pudiésemos
hacer que se diesen cuenta de que después del cuerpo hay una vida llena de amor, donde
continuarán creciendo y entonces lo verán todo claro? Pero no todos querrán. ¿Por qué? No todos
están preparados. ¡Pobres! – dijo el primer ángel. Luego continuó: ¡Sí, pero y si hubiese la
manera de hacerles ver que no todo acaba con el cuerpo! Entonces, y sólo entonces, unos cuantos
deberían de hacer ver a los demás que así es, y no siempre les será fácil, porque todavía habrá
muchos que no querrán aceptar este hecho. Nosotros somos muchos (refiriéndose a los ángeles).
Podríamos ayudarles. Sí, pero no todos creen en nosotros y nos quieren sentir. Muchos de los
que ves (refiriéndose a los familiares que estaban velando las tumbas de sus difuntos) todavía no
saben de nuestra existencia. Pero, alguno habrá, ¿no?. ¡Vaya, supongo! Alguno – respondió el
segundo, mientras contemplaban los asistentes al cementerio. (Después de un largo silencio, el
primer ángel, pensativo, dijo): ¿Y si les ayudásemos a despertar al ángel que llevan en su
interior? Si así se produjese, se darían cuenta de que esta vida no lo es todo, y entonces, al saber
quiénes son, aceptarán el hecho de su divinidad y ya no sufrirán las ausencias de sus amados en
este planeta donde se encuentran, ¿no crees? Quizás, pero tienen demasiados miedos y su
corazón está cerrado. Bien, ¿Qué tal si empezamos a mostrarnos ante ellos? – dijo el primer
ángel. De acuerdo, ¿pero cómo lo haremos? Nos apareceremos en sus sueños, les abrazaremos
cuando se relajen, y en los momentos de encarar un reto en sus vidas, estaremos junto a ellos
transmitiéndoles amor y luz. Seguro que alguien notará nuestras presencias. Con el tiempo, cada
vez habrá más humanos que nos sentirán, e incluso, nos llegarán a ver, y así les ayudaremos a
entender y a facilitar el camino que están siguiendo aquí en su mundo. Cuando vuelvan a Casa
entonces lo acabarán de entender mejor y podrán volver nuevamente para continuar su camino de
ascensión aquí en la Tierra. ¡De acuerdo! – Respondió el segundo. Desde esta primera charla
angelical, y de esto ya hace tiempo, aunque no mucho, en el mundo hay cada vez más humanos
que saben de los ángeles, que los integran en sus vidas, que se comunican con ellos, y que han
empezado a conocerse, dándose cuenta de su divinidad, aparte de su cuerpo. Desde entonces, los
ángeles intervienen en nuestras vidas y nos facilitan el camino a seguir. ¡Ábrete a ellos, confía en
ellos, cree en ellos….! Ellos te harán saber de sus presencias. Sólo sentirás amor, protección y
guía. Ya no te sentirás más solo y darás gracias a la Creación de haber abierto tu corazón para
poder sentirlos. ¡Y quién sabe!, Quizás verlos. Ellos están entre nosotros aunque tú no los puedas
ver inicialmente, pero están. Están contigo en estos momentos en que estás leyendo estas
palabras, y si no, concéntrate en tu espalda, en tus hombros y probablemente los sentirás o
tendrás la sensación de que hay alguien detrás de ti. ¿Verdad? Esta vida solo es un paso temporal
para volver nuevamente a Casa, tu verdadera Casa. Vienes a la escuela y vuelves a tu hogar, y
ellos te dan la mano para acompañarte en este proceso denominado vida terrenal. Abre tu
corazón y te darás cuenta de quién eres realmente. Conócete y sabrás de tu verdadera esencia. No
eres quien te piensas que eres. El dolor creado a lo largo de tu vida actual sólo es fruto de la
ignorancia de tu verdadera naturaleza. ¿Que no te acuerdas cuando tú también te manifestabas
como un ángel? Cuando vuelvas a Casa recordarás nuevamente quién eres. A ti me dirijo, ángel
dentro de un cuerpo: ábrete para conectar con tu verdadera naturaleza divina, y sabrás de la
eternidad que hay en tu alma. Entonces, sólo entonces, dejarás de sufrir. Eres Amor y Uno con la
Fuente Creadora de toda Vida. Eres inmortal. LOS TRES ÁNGELES

Había tres ángeles que estaban en la Tierra, y mientras avanzaban por un camino, el primero le
dijo al segundo: A1- Míralo (refiriéndose al tercero), ¿crees que algún día dejará de quejarse?
A2- Mira que siempre vamos juntos a los lugares, que aceptamos sus propuestas, pero a veces
parece como si no nos viera. A1- ¡Se le ve tan preocupado.....! A2- ¿Crees que algún día nos hará
caso? A1- Seguro, pero mientras no llegue este día..... A2- ¡.....que Dios nos guarde un lugar a su
derecha! Y los primeros ángeles se pusieron a reír mientras el tercero continuaba andando. Al
tercer ángel se le veía preocupado por alguna cosa. Tanto estaba que se puso a llorar. Entonces,
los otros dos le abrazaron y este sintió un alivio, notando el consuelo en él. Al cabo de un rato,
después de haberse desahogado y tranquilizado, continuaron su camino. El tercer ángel
continuaba sin hablar con los dos primeros. Cuando llegaron a la casa del tercero se pararon
porque parecía como si éste no quisiera entrar. Mirándola desde la calle dijo: A3- ¿Cómo me
gustaría ir a vivir a otro lugar? Los otros dos le miraron y vieron la tristeza que había en su
corazón. A1- No te preocupes, hombre, Dios sabe lo que te pasa y lo está preparando todo para
que puedas tener una nueva casa. A2- Tampoco está tan mal – mirando la casa que tenía delante.
Tienes un jardín y estás a las afueras del pueblo. ¡No creo que haya para tanto! Aquella casa traía
recuerdos al tercer ángel y quería olvidarlos. Deseaba empezar de nuevo, en otro lugar, donde
nadie le conociese. En aquella región, todos le conocían. A3- ¡Si pudiera....! – dijo en voz baja.
Los otros dos lo oyeron y le dijeron: A2- ¿Sabes que esto lo elegiste tu al venir aquí, verdad?
Recuerda los momentos de planificación para venir aquí. Recuerda el motivo por el cual
decidiste venir aquí. A1- Es duro estar aquí, pero piensa que estos momentos son temporales y
que pronto te darás cuenta del por qué. No te desanimes. Nosotros estamos contigo. Siempre
hemos estado y puedes contar con nosotros. Dinos qué quieres que hagamos y te ayudaremos en
todo aquello que necesites. Entonces, los dos primeros ángeles volvieron a abrazar al tercero y
éste, sintió nuevamente un alivio y una esperanza de que su situación cambiaría. Después de
unos momentos de consuelo y tranquilidad, los tres ángeles entraron en la casa. Como hacía buen
tiempo, el tercer ángel se cambió de ropa, se puso una más cómoda y salió a pasear,.....mientras
los otros dos ángeles le acompañaron. A1- ¿Crees que algún día se dará cuenta de nosotros? A2-
Algún día. A1- ¡Si se diera cuenta de que no está solo, de que nos tiene a nosotros....! A2- Sabe
que estamos, pero su dualidad no le permite ser consciente. A1- ¿Es valiente, eh? A2- Sí, sí que
lo es. Cuando empiece a escuchar a su corazón, entonces sabrá que estamos con él. A1- Debe ser
duro querer pero no poder. A2- Supongo que sí. Después de unos momentos de silencio, el
segundo ángel continuó diciendo: A2- Todo y así, su amor es grande y sabrá qué hacer con él.
Algún día recordará y entonces se dará cuenta de nosotros. Los dos primeros ángeles se pusieron
uno a cada lado del tercer ángel y continuaron avanzando. A1- ¿Por qué crees que no se da
cuenta de su potencial de poder cambiar su situación y que ésta no es lo que parece? A2- Cuando
uno de nosotros se pone dentro de un cuerpo se piensa que es humano y se olvida de su
divinidad. Es parte del proceso. A1- ¡Qué valiente es! ¿Verdad? A2- Ya lo creo que sí. Y los dos
primeros ángeles acompañaron a aquél tercer ángel que había decidido tener un cuerpo humano.
Su biología no le permitía, inicialmente, saber quién era realmente, y esto le comportaba
malestar. Por suerte, tenía dos muy buenos amigos, sus amigos los ángeles que le acompañaban,
le consolaban, le amaban y estaban deseosos de poderle ayudar con sólo una palabra suya,
pidiéndolo. Sí, amado/a lector/a, tú eres este tercer ángel que dentro de tu cuerpo no siempre te
das cuenta de la magnificencia que eres. No estás solo/a. En estos instantes en que estás leyendo
ésta historia tus amigos y guías están contigo, velando por ti y queriendo lo mejor para este ángel
que se encuentra dentro de una biología. Habla con ellos y verbaliza que te abracen para que los
puedas Sentir. Relájate y en el silencio y la quietud nota cómo Ellos te abrazan con sus brazos y
el amor fluye en ti. Lo que sentirás será un sentimiento reconfortante que te dará coraje,
serenidad, protección y amor, mucho amor. ¿Todavía no has hablado con tus amigos de la Luz?
¿A qué esperas? Adelante, Ellos están esperando una solo palabra tuya para intervenir y
ayudarte. Ellos han venido para llevar a término aquello que el Padre tiene pensado para ti. Tú
eres éste tercer ángel que camina por la Tierra pensando que sólo es un ser humano. Este
aprendizaje, este proceso de darte cuenta quién eres tú realmente es el proceso de liberación de tu
alma, tu mente y tu corazón. Este es el camino del Despertar de la conciencia, de recordar quién
eres y cuál es tu potencial. A ti, ángel que andas; a ti, amigo/a de la Luz; a ti me dirijo para
decirte que entre el cielo y la tierra no hay diferencia. Tú eres el cielo. Aquello de bueno que hay
en ti es la manifestación de la Verdad. Ves tu cuerpo y piensas que es lo único que tienes. Yo te
digo que cierres los ojos y escuches a tu corazón porque él será tu guía y la llave de tu sabiduría
interior. Adéntrate en él y sabrás cuál es tu verdadera esencia. Amado/a ángel de apariencia
humana, abre tu corazón y deja que el amor allane tus preocupaciones y angustias. No te
identifiques con lo que ves y ten presente lo que sientes dentro de ti, porqué será el camino a
seguir. La dirección que te indique será la que deberás seguir para tu mayor bien. Cuando así sea,
entonces te darás cuenta de que Nosotros estamos contigo, aunque tus ojos físicos no nos puedan
ver. Háblanos y dinos qué quieres que hagamos por ti. Expresa tu intencionalidad. Nosotros
estamos contigo, tal como planificamos antes de que decidieras venir en este nuevo cuerpo, ¿que
no te acuerdas? Estamos esperando que nos digas que te ayudemos, así es como funciona.
Cuando naciste llegamos a este acuerdo, y en cambio ahora, no piensas en hacerlo servir. Te
amamos amado/a ángel de dos piernas. Siente nuestra presencia y abre tu corazón para poder ser
Uno y llevar a término la Voluntad del Padre. Busca un momento de calma. Siéntate y respira
profundamente unas cinco veces. Después, en la calma, verbaliza que te abracemos y... ¡Siente!
Sólo es necesario sentir. Nosotros te daremos el abrazo más tierno y amoroso que podamos.
Quédate quieto/a, y deja que todo suceda. Abre tu corazón y nos sentirás. No estás solo/a, y así
ha de ser según la Voluntad. Tú, amado/a lector/a, deja que el ángel que hay en ti pueda
manifestarse. Este es el camino de la Espiritualidad, el proceso que uno sigue hasta llegar a
despertar su conciencia espiritual y poder mostrar su plenitud, colaborando en hacer un mundo
mejor a través de su participación terrenal, tal como se acordó en el pacto inicial, antes de nacer.
Deja que tu ángel interior se manifieste. El Amor es en ti. NUESTROS AMIGOS INVISIBLES

Desde las más altas esferas de la Luz, os saludamos. Siempre hemos estado con vosotros,
estamos y estaremos. ¿Pero quiénes sois? Ahora no nos reconocéis, pero hubo un tiempo en que
estábamos juntos y quedamos que cuando vivieseis en un cuerpo estaríamos con vosotros sin
materia. Así lo acordamos. No nos veis pero estamos a vuestro lado y continuaremos estándo.
¿Cómo es que el ser humano no os ve? Hay quien sí, pero es parte de nuestro acuerdo, ¿Que no
te acuerdas? ¡No, claro! Así lo establecimos, a pesar de todo, tu esencia sabe de nosotros y de
quién eres tú realmente. (Pausa) Llegará un día que nos veréis desde la materia, y este día ya ha
llegado para aquellos que estéis preparados y abiertos a nosotros. ¿Qué nos queréis decir? Ha
llegado el momento del cambio. El ser humano está pasando por un proceso de ascensión de su
alma. Vuestros momentos actuales permitirán que todo aquel que quiera adentrarse en la
sabiduría del viaje interior, ahora lo podrá hacer, dándose cuenta de su verdadera naturaleza.
Sólo con la conciencia espiritual podréis saber la Verdad. Vivís en un mundo creado por el
propio hombre, nacido en el más absoluto apego a la dualidad. Durante mucho tiempo os habéis
pensado que estábais solos y que había cosas que no podíais llegar a conseguir,…. como ser
felices. Nosotros os decimos: Este tiempo ya ha pasado, y las puertas de una nueva vida se
encuentran ante vosotros. La puerta, ahora, está abierta. Durante muchos años os habéis
presentado ante ella y siempre la habéis encontrado cerrada, bien, ahora ha llegado la hora de
abrir sus puertas de par en par, para que todo ser humano que quiera pueda conectar con su
verdadera esencia y mostrar al verdadero Ser que es. La decisión de traspasarla es vuestra. Estáis
tan acostumbrados a vivir en el dolor, que ya os habéis adaptado a él y creado “normalidad”
desde el sufrimiento. Os habéis creído que vuestra vida actual es dura y dolorosa, pero ahora, la
puerta de la Conciencia y la Verdad se encuentra delante… abierta. Os invitamos que la
traspaséis y entréis dentro de vosotros para conocer la maravillosa y perfecta esencia que sois.
Vosotros sois de la misma naturaleza que nosotros, pero sólo unos cuantos lo saben y nos han
integrado en sus vidas. Vosotros y nosotros somos Uno. Vuestro disfraz terrenal os distrae y os
confunde. Este es el camino a seguir por el ser humano, el darse cuenta de que sólo veis una
parte de vosotros, pero que sois mucho más. El camino a seguir a partir de ahora consiste en
liberaros de vuestras limitaciones, de vuestra mente y daros cuenta del verdadero ser que sois y
el inmenso potencial que tenéis: Todo. (Pausa). Os pensáis que sois limitados y que no todos
pueden conseguir aquello que quieren. Atribuís al azar el tener éxito a la vida o no. Nosotros os
decimos, amados ángeles dentro de un cuerpo, que nada más lejano de la Verdad. Sois seres
como nosotros. Pertenecéis al mundo de la Luz con una función concreta en este planeta Tierra,
y esto es lo que debéis llevar a término y daros cuenta de lo que es. Este es el camino que debéis
seguir para materializar aquello que pactamos cuando estábamos en casa antes de esta
encarnación actual. Debéis hacer un viaje, pero no será hacia vuestro entorno. No deberéis coger
ningún coche, tren o avión. Nada de esto deberéis hacer servir. El viaje que deberéis de recorrer
será un viaje hacia vuestro interior. Será la aventura más apasionante y maravillosa que jamás
hayáis podido hacer hasta el presente. Por esto deberéis traspasar la puerta abierta que tenéis
delante. No tengáis miedo, porque en todo momento nosotros estaremos con vosotros y os
protegeremos. La Luz está y estará con vosotros. Debéis adentraros a vuestro interior hasta
encontrar el espacio donde se halla vuestra verdadera naturaleza, y estando en él podréis
escuchar la más bella melodía amorosa para un ser humano: la plenitud. Desde el más profundo
y placentero silencio de esta sensación podréis conectar con vuestra verdadera esencia y abrir la
caja de la sabiduría que cada uno contiene. El viaje vale la pena. Los resultados obtenidos son
imaginables, en estos momentos por vosotros. Algunos os podéis llegar a hacer una idea, como
decís, pero no el verdadero resultado que llegará a producirse en vosotros. (Pausa). Os invitamos
a realizar este maravilloso viaje hacia “vosotros mismos”. (Pausa). El proceso hasta que os
lleguéis a encontrar os permitirá evolucionar vuestra alma y ayudará a más personas de las que
os podáis llegar a imaginar. ¡Adelante!, empieza a andar hacia tu integridad y tu despertar de la
conciencia, y no te pienses que ya lo sabes todo. Ábrete y déjate sorprender por el bienestar que
la vida te tiene preparado. El gozo y la alegría de vivir te están esperando al otro lado de la
puerta que tienes delante. ¿Quieres pasar? Nosotros, si así decides, te esperamos al otro lado.
Recuerda: Hemos estado, estamos y siempre estaremos contigo,… amado ángel encarnado.
……. Que la paz y el amor puedas sentirlas en tu corazón, y no olvides que aquello que es
importante para ti se encuentra en tu interior. Escucha tu corazón que él te hablará de ti y de
nosotros. Ven, da el primer paso hacia ti. Como decís vosotros: no os arrepentiréis. Este es el
camino, amado humano, desconcentrado por tu biología. Llegará un día en que ésta la dejarás y
nos reencontraremos nuevamente en “Casa”. Entonces, juntos, lo celebraremos. Nosotros y el
mundo de la Luz somos Uno contigo. Nada debes temer. NO ESTAMOS SOLOS

Había un ser humano sentado a la ribera de un camino, bajo la sombra de un tupido roble. Se
encontraba encima de unas hojas, apoyado en el tronco de aquél árbol. Hacía un día soleado y
nuestro ser humano parecía estar reflexionando sobre algún hecho que le preocupaba. Llevaba ya
un buen rato allí cuando alzó los ojos y vio, más allá del camino, parecía acercarse alguien hacia
la dirección donde él se encontraba. La mirada perdida en el camino. Su mente parecía estar muy
lejos de allí. Una ligera polvareda se creaba en el caminar de aquel que se iba acercando. Llegó
el momento en que empezó a oír el sonido de sus pasos. Sus cavilaciones dieron lugar a prestar
más atención a este nuevo ser. Cuando el caminante llegó a la altura de nuestro ser humano, se
dirigió hacia él y le saludó: Buenos días, buen hombre, ¿podría decirme si queda mucho para
llegar al siguiente pueblo? Kilómetro y medio, más o menos – le respondió casi sin mirarlo,
indicándole la dirección con el brazo izquierdo. Gracias. Por cierto, ¿le importaría que me
sentara en esta maravillosa sombra para descansar un poco antes de continuar mi camino? De no
muy buena gana le indicó el otro lado del árbol. El caminante dejó su zurrón al suelo, sacando de
él una pequeña botella de agua, de la cual dio un pequeño sorbo. A continuación le ofreció a
nuestro hombre inicial. ¡No gracias! – le respondió con una voz apagada. Después de un silencio,
oyó unas palabras procedentes del otro lado del árbol: No temas, aquello que te preocupa sólo es
fruto de tu creencia de incapacidad. No te identifiques con lo que te estás centrando. Deja que
todo fluya. El ser humano giró la cabeza donde se encontraba el nuevo caminante y lo vio
estirado, con los ojos cerrados, descansando de su viaje. Quería preguntarle si le había dicho
alguna cosa, pero le encontró medio adormecido, deleitándose de aquellos momentos. Volvió a
girar la cabeza para continuar con sus reflexiones. Deja que tu mente repose y confía. No temas.
Todo irá bien – volvió a oír. ¿Perdón? – Expresó en voz alta como queriendo buscar
confirmación de las palabras que había oído. Continuó diciendo: ¿Has dicho algo? – Mirando al
extraño ser. Entonces oyó que decía: Siente el silencio de este lugar y te darás cuenta de tus
capacidades. No estás solo. ¿Qué quieres decir? ¿Qué es lo que te preocupa? Estoy meditando
sobre mi vida. ¿Y? No entiendo muchas de las cosas que me suceden y veo. ¿No crees que a lo
mejor no estás mirando en la dirección correcta? ¿Qué quieres decir? ¿Qué ves en estos
momentos? – le preguntó el caminante. Un camino donde hay un árbol lo suficientemente
generoso para que dos personas puedan descansar sin tocarse ni molestarse. ¿Ves? Ya te decía
que no mirabas en la dirección correcta. ¿Qué ves tú? Belleza y mucha armonía. ¿Seguro que nos
encontramos en el mismo lugar tú y yo? ¿Dónde estás tú?- le preguntó el caminante. Aquí, en un
punto del camino que lleva hacia el pueblo, sentado junto al camino buscando momentos de
quietud y calma. ¿Y tú, - le preguntó - dónde estás? Aquí, en un punto del camino que me lleva
hacia casa. ¿Eres del pueblo? Quizás. ¿Naciste allí? Donde nací no es de esta zona. ¿Y qué haces
por aquí? Paseaba cuando me he encontrado con este árbol, parando un rato para descansar unos
momentos. ¿Y tú, qué haces exactamente aquí? He venido a buscar esclarecimiento. ¿Lo has
encontrado? No del todo. ¿Qué sientes? Silencio y mucha paz en este lugar. ¿Y en tu interior?
Inquietud. ¿Por qué? No sé hacia donde voy. ¿Dónde quieres ir? No lo sé. Hace tiempo que estoy
buscando y no acabo de encontrar mi camino. Escucha tu corazón. Escucha su latido. (Pausa).
Concéntrate en él. Después pregúntale qué le pasa. Nuestro ser humano así lo hizo. Cerró sus
ojos y en pocos momentos se puso a llorar. A continuación dijo: Tengo miedo. Abre tus ojos y
mira a tu alrededor – le respondió el nuevo acompañante. Nuestro protagonista abrió los ojos y
vio toda una legión de seres de luz que le rodeaban, a la vez que sentía una inmensa paz y amor
hacia él, como hacía tiempo no sentía. En estos momentos el lloro se hizo más intenso y la
emoción se intensificó. Se veía rodeado de toda una serie de entidades luminosas, que el nombre
que más definía a estas presencias sería el de “ángeles”. Mientras iba viendo y sintiendo dentro
de él esta sensación oía, de una manera reiterada: No estás solo. No estás solo. No estás solo.
Nosotros estamos contigo. Esta experiencia le liberó de la sensación de miedo que había tenido
anteriormente. Entonces volvió a oír una nueva voz: No temas. Deja que nosotros te ayudemos
para que puedas seguir tu camino. Escucha tu corazón, que él te guiará hacia la dirección que
debes de seguir en tu vida. El ser humano cerró los ojos y se quedó sintiendo la plena sensación
tenida hasta ahora, consiguiendo una gran paz y tranquilidad dentro de él. El amor invadió todo
su interior. Pasados unos momentos, volvió a abrir los ojos y no vio a nadie. Giró la cabeza al
otro lado del árbol, y... no había nadie. Nuestro personaje se encontraba solo en aquél lugar como
si todo el rato así hubiera sido. Nuestro protagonista se quedó, todavía, un poco más en aquel
lugar, y a continuación se levantó y reinició el camino de vuelta al pueblo. A medida que iba
alejándose del árbol, tuvo el impulso de mirar hacia atrás y vio una luz que se elevaba. Nuestro
hombre hizo una sonrisa y sintió como si alguien le pusiera la mano en el hombro y le
acompañase. Aquel ser humano tuvo presente las palabras y la experiencia vivida. Con el tiempo
dejó de tener miedo, porque se dio cuenta, realmente, de que:
“No estamos solos”
Últimas palabras
Con los años hice las paces con todos aquellos que fueron mi entorno familiar y afectivo.
Fueron mis grandes maestros prácticos. En estos instantes siento el Amor y la Felicidad en mi
interior, sabedor de quién soy y del sentido de mi vida en estos instantes del proceso planetario.
He recordado y me dejo llevar por la Voluntad Divina, Una con la mía. Es la Fuente Creadora de
Toda Vida quien dirige mi vida. En su momento me puse en sus manos y me ofrecí para servirla
y manifestar su Intencionalidad aquí en este planeta. Actualmente me dedico a ayudar al ser
humano a recordar quién es para empezar a abrir la puerta del corazón y adentrarse hacia el
verdadero ser que es. Me dedico a armonizar a las almas y a transmitir la Luz y el Amor recibido
por parte de mis hermanos de la Luz y las experiencias a lo largo de mi vida. Transmito la
presencia del Hogar aquí en la Tierra a través de mis sesiones, artículos, cursos, ponencias,
charlas y el Seminario ¡SENTIR!, el cual ha motivado la creación de este libro. Cada uno de
estos aspectos y otros, son realizados conjuntamente con mis acompañantes de Luz. SENTIR es
la apertura del ser al Hogar. Ha llegado la hora de la vuelta a Casa. Desde mi corazón, quiero
daros las gracias nuevamente por haber hecho posible estas páginas y que mi ser pueda continuar
llevando a término la misión acordada antes de mi encarnación. A todos, gracias. Editado en la
Montaña de los Ángeles
Equinoccio de primavera de 2014

También podría gustarte