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CAPÍTULO I

ANTECEDENTES PERSONALES DEL APOSTOL

A. Lugar y fecha de nacimiento

Pedro era de Betsaida (Juan 1:44), una aldea al norte del Mar de Galilea que era conocida
por la pesca. Habría nacido en el año 1 a. C. Juntamente con Andrés 1, su hermano, era
pescadores de profesión, podemos hacer una conjetura que su padre y cualquier otro hermano
que pudieron haber tenido, eran pescadores también. Después vive hacia el noroeste del Mar
de Galilea en Capernaúm, donde continuaba trabajando en la pesca con su hermano y tenían
de compañeros a los futuros apóstoles Juan y Jacobo (Lucas 5:10).   Tiene una esposa y su
suegra vive con ellos.  En una ocasión Jesús visita la casa de Pedro para orar por la suegra que
estaba enferma y ella es sanada al instante (Mateo 8).  

La casa de Pedro en Capernaúm llega a ser un punto importante para la iglesia primitiva.
En su libro En Busca de los Apóstoles, el Dr. William Steuart McBirnie describe las ruinas 2
que han quedado de esta casa y como fue convertida en un lugar de reunión para los primeros
cristianos. 

Pedro fue incorporado al grupo de los apóstoles a principios del ministerio de Jesús en
Galilea. Según el testimonio de Juan (Juan 1:40-42), fue su hermano Andrés quien lo introdujo
al grupo, tras haberse contado ambos entre los seguidores de Juan el Bautista. La narración de
los sinópticos da otro punto de vista, narrando la historia de que al ver a ambos recoger las
redes, Jesús invitó a los dos hermanos a hacerse pescadores de hombres (Mateo 4:18-22,
Marcos 1:16-20, Lucas 5:1-10) y fue Simón el primero en reconocer a Jesús como el Hijo de
Dios.

1
«St Andrew». Historic Figures. BBC.
2
Dr. William Steuart McBirnie, En Busca de los Apóstoles ( Estados Unidos de América, edic. 2009), pág.19

Fue uno de los tres discípulos íntimos que, según la Biblia, fueron testigos de la
transfiguración de Jesús (Marcos 9:1). Según el relato bíblico fue el primero en reconocer a
Jesús como el Mesías esperado (Marcos 8:29) recibiendo de Jesús el apelativo de Pedro
(piedra) (Mateo 16:13-20).

B. Familia
a. Su esposa

Hoy vamos a hablar en primer lugar de una mujer que es una incógnita. No se sabe mucho
de ella ni siquiera su nombre. ¿Quién es? La esposa de Pedro. En los pasajes bíblicos (Mateo
8:14-17, Lucas 4:38-41) se nos menciona a la suegra de Pedro y como el Señor la sanó de una
fiebre3, esto lo veremos con más detalle más adelante. Si Pedro tenía una suegra es porque
estaba casado. ¿Qué sabemos de esta mujer?

Del apóstol Pablo aprendemos que la esposa de Pedro la acompañaba en algunos de los
viajes misioneros, ayudándole (1 Corintios 9:5). No tenemos mucha información de ella, pero
vemos que era una fiel compañera de Pedro y verdadera creyente, ya que le acompaña en sus
viajes misioneros. Si no tuviera la misma fe y deseo de dar a conocer el evangelio se quedaría
en su casa.

Cuando el apóstol Pedro escribió sus dos epístolas y describió el ideal de mujer y de esposa
(1 Pedro 3:1-8), ¿se inspiró en el ejemplo de su esposa? Le daba más importancia al espíritu
afable y apacible, en lugar de un vestuario lujoso. Quizás por estos versículos y por no hablar
mucho de ella, podemos decir que era una mujer que estaba entre cortinas, en secreto,
ayudando y apoyando a su marido y siendo ejemplo a otras mujeres en las iglesias que
visitaban, o quizás enseñando a las más jóvenes.

3 Van der Loos, Dr. Hendrik (1965). Los Milagros de Jesus. E.J. Brill, Leiden, Netherlands. pp. 552-555.
La tradición dice que Pedro y su esposa murieron mártires en Roma y que ella murió
primera, y cuando la sacaban para morir, Pedro la consolaba con estas palabras: “acuérdate del
Señor”. Y cuando le llegó a Pedro su turno de morir, les suplicó a los verdugos que lo
crucificaran bocabajo porque se sentía indigno de morir como su Señor.

b. SU SUEGRA

Vamos a ver un poco el contexto de la situación. Jesús con Pedro, Andrés, Juan y Jacobo
habían ido a la sinagoga un día de reposo. ¿Qué era la sinagoga? Era el lugar donde los judíos
iban a adorar a Dios y a escuchar su Palabra. El día de reposo era el día de descanso para los
judíos en el Antiguo Testamento, que era el sábado, no el domingo. La reunión en la sinagoga
acababa a mediodía como nosotros con los cultos los domingos, acaban a mediodía y vamos a
comer a casa toda la familia y muchas veces con hermanos en comunión.

Pedro invita a Jesús y a los demás a su casa a comer. Acababan de presenciar un milagro en
la sinagoga, y al invitarle a su casa a comer le ruegan por la suegra de Pedro. Lucas que era
médico nos dice que tenía una fiebre muy severa, muy alta, y cuando hay fiebre es que hay
una infección que la produce. Ellos quieren que Jesús haga algo, reconociendo el poder que
tenía y que acababan de presenciar en la sinagoga.

Los judíos y los fariseos se levantaban cada día y decían: “Te doy las gracias Dios porque
no soy un esclavo, ni gentil ni una mujer”. Tenían una opinión de la mujer muy baja, pero
Jesús con su acción muestra que no hay diferencia entre hombre y mujer delante de Él.

Se inclinó hacia ella, tocó su mano y reprendió a la fiebre. Es muy curioso que este término
se usa casi exclusivamente para la gente, pero aquí Jesús lo usa o lo identifica con una
enfermedad o fiebre. Él tiene poder sobre lo que debilita al cuerpo. No hay medicina, ni
tratamiento médico. Lo único que hay es un poder sobrenatural y soberano sobre la infección.
Como resultado enseguida la fiebre la dejó. Este milagro de sanidad fue:

- Con solo una palabra o un toque de Jesús.

- Sanó al instante.

- Sanó totalmente, no hay recuperación o rehabilitación.

Como respuesta de gratitud al Señor, ¿qué hizo ella?: levantándose ella al instante les
servía. No perdió tiempo, fue una actitud no nueva, sino que sugiere su práctica por la
hospitalidad y su hábito de servir.

c. EDUCACIÓN

Incluso Los judíos debían enseñar a sus hijos el pentateuco, La Ley, para que ellos la
aprendieran de memoria y la repitieran, hasta el día de hoy se mantiene esa costumbre; y para
lograr esto también debían aprender a leer y escribir.

Es más, el mismo Pedro dijo que había escrito:

1 Pedro 5:12
Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente,
amonestándoos, y testificando que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis.

Aunque en este Versículo hay una frase que puede hacernos dudar y es: “por conducto de
Silvano”, puesto que los apóstoles no necesariamente escribieron con su puño y letra, pues
tenían personas que les ayudaban con esa labor, o eran los mensajeros que hacían llegar la
carta.

Por ejemplo, Romanos es de la Autoría de Pablo, pero escrita por Tercio:


Romanos 16:22
Yo TERCIO, que escribí la epístola, os saludo en el Señor.

Pero en la Segunda Carta de Pedro, no menciona a nadie ni utiliza la frase: “por conducto


de” dando a entender que la escribió el mismo.

Existen estudios que tratan de indagar acerca de si Jesús y sus apóstoles sabían leer y
escribir. Con relación a si los apóstoles –en particular Pedro y Juan- sabían leer y escribir, una
cita del NT es particularmente significativa:

Hch. 4.13 RV60: Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran
hombres sin letras [ἀγράμματοί] y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían
estado con Jesús.

Las autoridades judías usan el adjetivo ἀγράμματος que significa primariamente “incapaz
de escribir” (BDAG, 15; LSJ, 14) [1]. Pero, ¿eso significa que Pedro y Juan eran incapaces de
leer o escribir, analfabetos? Si fueron analfabetos, ¿quién o quiénes escribieron las obras
atribuidas a ellos? O, ¿el adjetivo ἀγράμματος puede tener otro significado (polisemia)? La
NETBible tiene la siguiente nota de estudio:

No educados, no significa “analfabetos,” esto es, incapaces de leer o escribir. Entre los
judíos de la época del NT hubo una capacidad de leer y escribir casi universal, especialmente
como resultado de la propagación de escuelas de las sinagogas. El término se refiere al hecho
de que Pedro y Juan no tuvieron un entrenamiento rabínico formal y de este modo, ante los
ojos de sus acusadores, no estaban calificados para exponer la ley o enseñar públicamente. La
objeción es similar a la de Hechos 2:7.
NVI traduce “gente sin estudios [ἀγράμματοί] ni preparación [ἰδιῶται]”.

De hecho, se indica que ἀγράμματος se refiere a una persona que “no ha adquirido una
educación formal (refiriéndose primariamente al entrenamiento formal)” (LN, 27.23).

De acuerdo al profesor C. K. Barrett, Para ἀγράμματος, la palabra opuesta no sería el


γραμματικός sino (en el uso del NT) el γραμματεύς: de ahí, un hombre sin entrenamiento de
escriba en la ley. [2]

El Dr. Craig A. Evans tiene una explicación similar: Las palabras ἀγράμματοί e ἰδιῶται no
se deben traducir “indoctos e ignorantes,” como en la versión King James (y ASV). Ser un
ἀγράμματος es la falta de entrenamiento de un escriba (así LSJ) y, de hecho, es lo opuesto a
γραμματεύς el “escriba” profesional. Ser ἀγράμματος no necesariamente significa ser incapaz
de leer.[3]

La afirmación de que en la época del NT “hubo una capacidad de leer y escribir casi
universal”, la encontramos en LN, 27.23 (citada por NETBible). Si la mayoría de los judíos
del s. I eran letrados, ¿qué evidencia tenemos para dicha afirmación? Alguien que ha
investigado la cuestión de la capacidad de leer y escribir en la antigüedad, y en particular en el
s. I, es el profesor Alan Ralph Millard, Profesor “Rankin” de Hebreo e Idiomas Semíticos
Antiguos (1992-2003), profesor emérito de la Universidad de Liverpool. El profesor Millard
escribe:

A la luz de la evidencia de todas las fuentes parece que la capacidad de leer y escribir
abarcó más allá de los palacios y templos de Israel y Judá hacia asentamientos muy pequeños.
Esto quiere decir que los oráculos proféticos, himnos, leyes pudieron haber circulado en forma
escrita desde una época muy temprana para ofrecer una autoridad y un control sobre la
tradición oral. En la discusión de la historia de los libros del AT, el rol de la capacidad de leer
y escribir del israelita merece que se otorgue una mayor prominencia.[4]
Al parecer, Pedro sabía leer y escribir, pero no había sido educado en la escuela rabínica
formalmente. La obra de Dios no se hace basados en la sabiduría humana, ni acumulando PhD
de varios seminarios (lo cual no es malo). La obra de Dios, la proclamación del evangelio, se
hace con el poder del Espíritu Santo (Hch. 1.8).

Incluso Los judios debian enseñar a sus hijos el pentateuco, La Ley, para que ellos la
aprendieran de memoria y la repitieran, hasta el dia de hoy se mantiene esa costumbre; y para
lograr esto tambien debian aprender a leer y escribir.

Es más, el mismo Pedro dijo que había escrito:

1 Pedro 5:12
Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente,
amonestándoos, y testificando que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis.
Aunque en este Versiculo hay una frase que puede hacernos dudar y es: “por conducto de
Silvano”,  puesto que los apostoles no necesariamente escribieron con su puño y letra, pues
tenian personas que les ayudaban con esa labor, o eran los mensajeros que hacian llegar la
carta.
Por ejemplo  Romanos es de la Autoria de Pablo pero escrita por Tercio:

Romanos 16:22
Yo TERCIO, que escribí la epístola, os saludo en el Señor.
Pero en la Segunda Carta de Pedro, no menciona a nadie ni utiliza la frase: “por conducto
de” dando a entender que la escribió el mismo

RELACIÓN CON LOS OTROS APÓSTOLES

Creemos que la relación entre Pedro y Pablo fue mejor que entre Santiago y Pablo. En los
Hechos de los Apóstoles, Pedro aparece nada menos que como el que decide organizar la
misión para convertir a los paganos, y Pablo va detrás de él como un corderito. De ahí
podemos deducir que el autor del texto y de uno de los evangelios, a quien llamamos Lucas, le
quería presentar como un hombre no tan recalcitrante como algunos ex esenios y ex fariseos
de Jerusalén, convertidos al judeocristianismo que exigían que para salvarse había que
convertirse a su vez al judaísmo. 

Yo creo que Pedro andaba en una posición intermedia entre la posición muy judaizante de
Santiago, el “hermano del Señor” y la helenizada de Pablo de Tarso, permitiendo que los
judíos que creyeran en Jesús siguieran practicando el judaísmo y los paganos que lo hicieran
se salvaran también. Sin embargo, en el segundo capítulo de la epístola a los Gálatas se ve que
Pedro y Pablo se enfadan, porque éste le achaca que antes comía con los gentiles y ahora que
han llegado algunos discípulos de Jerusalén se comporta como un judío estricto que no quiere
saber nada de los paganos. 

Ahora bien, reconstruir la figura de Pedro es muy difícil porque por lo menos la primera
epístola que se le atribuye en el Nuevo Testamento tiene mucho de teología paulina. Y la
segunda tampoco fue escrita por él. La reconstrucción del pensamiento de Pedro hay que
hacerlo a partir de los Hechos de los apóstoles y de los Evangelios. Lo que intuimos de él se
basa también en las Homilías Pseudoclementinas. 

Pablo y Santiago, en cambio, debieron de mantener las distancias, aunque con respeto mutuo.
Pablo aparece en sus cartas reuniendo dinero para los cristianos de Jerusalén, dirigidos por
Santiago, que habían vendido sus posesiones porque esperaban el fin del mundo inminente y
estaban literalmente "muertos de hambre", como dicen al principio los Hechos de los
Apóstoles. Pablo se les quiso ganar así, aunque no lo consiguió; los judíos, con los romanos, lo
detuvieron allí mismo, en Jerusalén, y probablemente fueran los propios cristianos de
Jerusalén los que permitieron que los judíos le llevaran al procurador romano y Pablo acabara
degollado en Roma. 

MARTIRIO
La muerte del apóstol Pedro no está incluida en ninguno de los libros del Nuevo Testamento,
es cierto, como consta en algunos libros del Nuevo Testamento y en la historia que muchos de
los primeros cristianos fueron asesinados, por su creencia en el Señor Jesús, y murieron como
mártires.

Se dice que el apóstol Pedro fue crucificado en Roma y fue crucificado con la cabeza hacia
abajo.

Una de las fuentes de esta historia,  es un texto llamado Los Hechos de Pedro, un texto
probablemente escrito en griego no después del año 200 despues de Cristo por un residente de
Asia Menor, texto que no fue considerado para incluirse en el canon del Nuevo Testamento.

Este texto narra que estando Pedro en Roma fue llevado para ser crucificado.

De este texto transcribo ahora unos fragmentos:

“Toda la multitud de los hermanos por lo tanto corrió junta, tanto ricos como pobres,
huérfanos y viudas, debiles y fuertes deseando rescatar a Pedro.mientras la gente gritaba a una
voz y no era silenciada – ¿Qué mal ha hecho Pedro, O Agripa?

Y Pedro cuando vino al lugar calló a la gente y dijo: Ustedes hombres que son soldados de
Cristo, ustedes hombres que tienen esperanza en Cristo, ……esperen al que viene y que
recompensará a cada hombre según sus obras.y ahora no estén amargados contra Agripa porque
él es ministro de las obras de su padre...

Les imploro a los verdugos crucifiquenme de esta forma cabeza abajo y no de otra forma y la
razón del porque, la diré a los que oigan…”

Hechos de Pedro XXXVI – XXXVII

Luego en XXXVIII narra la explicación de porque Pedro pidió ser crucificado boca abajo,
con la cabeza hacia abajo.
Ese texto señala con detalles que así murió Pedro como mártir crucificado en Roma y con la
cabeza hacia abajo a su propia solicitud.

Varios de los llamados padres de la iglesia hacen referencia a la muerte de Pedro por
crucifixión.

Eusebius escribió:

“Por lo tanto está registrado que Pablo fue decapitado y que Pedro fue crucificado bajo
Nerón. Esta historia de que Pablo y Pedro está avalada por el hecho de que sus nombres están
preservados en los cementerios del lugar aún hasta el día presente”

Eusebuius – Historia de la iglesia 15: 5

Clemente en su epístola a los Corintios narra que Pedro y Pablo murieron como mártires pero
sin dar detalles – Clemente Epístola a los Corintios 5

Ciertamente muchos de los primeros cristianos murieron como mártires por su creencia y
fidelidad al Señor Jesús el Cristo, fueron puestos a prueba. Ellos fueron perseguidos, pasaron
dificultad y fueron probados, pero ellos prefirieron mantenerse fieles en su creencia en Jesús y
serle fiel, prefirieron eso más que conservar su vida, muriendo como mártires.

El Señor Jesús, bien les había advertido: En este mundo tendrán tribulación, pero confíen yo
he vencido al mundo. Juan 16 :33

Y el mismo apóstol Pedro había escrito: No se sorprendan del fuego de la prueba que les ha
sobrevenido como si alguna cosa extraña les estuviera ocurriendo. 1a Pedro 4 :12.
CAPÍTULO II

VIDA MINISTERIAL DE APOSTOL

SU LLAMADO

El llamamiento de Pedro

Mat. 16:13-19 Jn. 21:15-19

En esta parte Veremos a grandes rasgos el comportamiento del discípulo y apóstol de Jesús
llamado Simón, hijo de Jonás y sentiremos que en algo o en mucho somos como él. Esto debe
animarnos a ser fieles seguidores de Cristo Jesús.

Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían
seguido a Jesús.

Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido
es, el Cristo).

Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado
Cefas (que quiere decir, Pedro). Jn. 1: 40-42

Es el primer encuentro de Pedro con Jesús. Aquí Jesús le pone por sobrenombre Cefas
(Pedro). De este pasaje observamos que Pedro es uno que espera al Mesías; esta convicción no
cualquiera la tenía y, más que hablar de un erudito de las Escrituras, se puede hablar de uno que
tiene fe.
Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés
su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Mat. 4: 18-20.

Se puede ver en este pasaje el llamado formal de Jesús a Pedro y la respuesta inmediata del
mismo. Podemos distinguir aquí a uno que es llamado y obedece.

Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.

Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía. Mat. 8:14,15

Aquí está un Simón Pedro casado, no sabemos si él le propuso a Jesús acudir a su casa o si
Jesús, que conoce las necesidades de todos, lo decide, pero se puede ver a un hombre que se
preocupa por la salud de su suegra, eso habla de uno que es responsable y de buen testimonio.

Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.

Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: !!Un fantasma! Y dieron
voces de miedo.

Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis!

Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.

Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!
Señor, sálvame!
Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué
dudaste? Mat.14:25-31

Cuando estamos en el inicio de una prueba, nos podemos sentir con fortaleza suficiente para
afrontarla, sobre todo si creemos que en cualquier momento se terminará, pero si el tiempo
avanza y la prueba no termina, entonces comenzamos a sentir desesperación y es cuando
verdaderamente nuestra fe es probada. Si nos sentimos desfallecer, entonces clamamos con
angustia al que todo lo puede, pero la misma angustia viene en parte por nuestra falta de fe. Eso
le ocurrió a Pedro, por lo tanto, vemos aquí a uno que duda.

Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién
dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.

El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo


reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas
del Hades no prevalecerán contra ella.

Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en
los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Mat. 16: 13-19

Por esta lectura, sabemos que el Padre revela a Pedro que Jesús es el Cristo, el hijo del Dios
viviente. ¿Hablará el Padre con cualquiera?- No, solamente con los que tienen comunión con su
Hijo. Se ve a Pedro como uno que tiene comunión con Dios.
El hecho de confirmarle el sobrenombre de Pedro, revela la trascendencia del llamado de
Pedro, de su carácter y de las grandes cosas que Dios hará con éste como apóstol.

Acerca de la falsa interpretación que la iglesia católica le ha dado a este pasaje, debe verse lo
que el mismo Pedro afirma de ese hecho en 1ª Pe. 2:4,5, donde él mismo reconoce que los
demás cristianos son de la misma naturaleza que él: “vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”

Tocante al uso de las llaves del reino, debe verse Mat. 18:18, para cerciorarse que esta
facultad fue entregada a todo cristiano.

Lo que sí se refleja aquí es que Pedro tiene la tarea de precedencia sobre los otros apóstoles
(actuar primero que ellos), pues como se ve en el Libro de los Hechos, capítulos 1 y 2, el
arranque es de Pedro, pero eso no lo hace superior a los otros, sino que representa un principio
de orden (y Pedro lo comprenderá más tarde).

Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén
y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y
resucitar al tercer día.

Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión
de ti; en ninguna manera esto te acontezca.

Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: !!Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo,
porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Mat 16:21-23

Encontramos en la Biblia, apenas cuatro versículos después, que Pedro está recibiendo los
epítetos de “satanás” y de “tropiezo”. Al enemigo de las almas, le interesa sobremanera hacer
caer a los que dependen más de Dios, porque éstos son los que menos caen, pero a veces ocurre
y entonces aquel se solaza. Esto le pasó a Pedro y esto nos ha pasado a nosotros. Aquí está
representado uno que cae en la tentación del diablo.
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un
monte alto;

y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se


hicieron blancos como la luz. Mat. 17: 1-2

En el pasaje de la transfiguración, Jesús escoge a algunos discípulos de confianza (entre ellos


Pedro), para transfigurarse en su presencia y darles una prueba de lo que es ver su preeminencia
y la gloria de Dios. Aquí Pedro es uno que es privilegiado por Dios.

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que
peque contra mí? ¿Hasta siete?

Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Mat. 18:21,22

Pedro es uno que ama a su prójimo.

Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos
seguido; ¿qué, pues, tendremos? Mat. 19:27

La afirmación de Pedro denota decisión; la pregunta puede reflejar el anhelo sincero de saber,
por lo tanto, en él se ve a uno que es decidido y sincero.

Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito
está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.

Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.

Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.

Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.

Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos
dijeron lo mismo. Mat. 26: 31-35.
Jesús anuncia la negación de Pedro y éste responde: “yo nunca me escandalizaré” y “aunque
me sea necesario morir contigo, no te negaré” y, en el pasaje paralelo de Jn. 13: 35-38 dice “mi
vida pondré por ti”. Como sabemos que Pedro era sincero, estas afirmaciones le salían
verdaderamente del corazón; su intención era seguir a su maestro aún hasta entregar su vida por
Él. Aquí encontramos a uno que es comprometido.

Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.

Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en


gran manera.

Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad
conmigo.

Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es
posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.

Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido
velar conmigo una hora? Mat. 26:36-40

El Señor toma aparte a Pedro, Jacobo y Juan en Getsemaní y comienza a entristecerse. Pedro
es emtre otros, uno que es de confianza.

Sin embargo, ese discípulo de confianza no pudo velar una hora y se constituye en uno que
se cansa.

Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo
sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.

Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no
la he de beber? Jn. 18: 10,11
Pedro defiende a Jesús en su arresto y demuestra que es uno que es valeroso.

Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este
hombre? Dijo él: No lo soy. Jn. 18:17

Pedro niega a Jesús la primera vez y se nos presenta como uno que es miedoso.

Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó,
y dijo: No lo soy.

Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja,
le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él?

Negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo. Jn. 18:25-27

Niega la segunda vez y se muestra como uno que es incongruente.

Niega a Jesús la tercera vez y se revela como uno que niega a su Salvador.

El gallo canta y Mat. 26:75 dice que Pedro lloró amargamente y entonces se ve a uno que se
ha arrepentido.

Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se
manifestó de esta manera:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los
hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.

Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo.
Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada. Jn. 21:1-3

Dos veces se ha aparecido Jesús a sus discípulos después de haber resucitado.


En espera de que suceda algo (Lc. 24:49, Mt: 28:19), el líder Pedro decide ir a pescar
(regresar a su oficio) y es seguido por otros, pero no tienen éxito esa noche, algo tiene que
suceder conforme a las instrucciones de Jesús. Pedro es uno que tiene esperanza.

Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que
era Jesús.

Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.

El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la


podían sacar, por la gran cantidad de peces.

Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: !!Es el Señor! Simón Pedro,
cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al
mar. Jn. 21:4-7

Jesús se ha aparecido por tercera vez a sus discípulos. Pedro es uno que está avergonzado, se
ciñe cuando se da cuenta que es Jesús

Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más
que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.

Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí,
Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.

Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese
la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le
dijo: Apacienta mis ovejas.

De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas
cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió:
Sígueme. Jn. 21: 15-19

¿Me amas más que éstos?”, ¿indica un lugar de privilegio de Pedro con respecto a los demás?
¿es nombrado líder de los otros? ¿por qué él? ¿no hay otro con mas virtudes? Por la respuesta de
Pedro, Jesús le da una instrucción. ¿Quiénes son los corderos? Pedro es uno que es llamado por
Dios.

La insistencia de Jesús por segunda vez, tiene un énfasis diferente (aunque son las mismas
palabras).

¿A quién le gusta que le repitan una instrucción? Pero, ¿quién obedece a la primera vez?, ¿no
hay casos en los que por años se ha solicitado algo bueno a una persona y no lo hace?, ¿nosotros
hemos obedecido de inmediato? Hay un rigor y una lección en la insistencia del Señor. Pedro es
uno con el que Dios tiene paciencia.

Tres veces Pedro negó a su Señor y tres veces Jesús le pregunta: ¿me amas? La respuesta: “tú
lo sabes todo”. La instrucción: “apacienta mis ovejas”.

¿Cuántas veces hemos negado de palabra o con nuestros actos al Señor en quien creemos?
¿tres veces?, ¿setenta veces? o ¿setenta veces siete?, ¿será posible esto? Pedro es uno que es
confrontado con Dios.

Pedro es uno que entendió la lección. Según la tradición Pedro murió por causa del evangelio,
crucificado de cabeza, pues no se consideró digno de morir como su maestro. El Señor le había
dicho la segunda vez que se entrevistaron “venid a mí” y ahora le dice: “sígueme”. Se constituye
Pedro en uno que es reivindicado.
Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la
cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?

Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?

Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. Jn. 21:20-22

Por último, Pedro llega a pensar que es el único imprescindible, pero la lección final es que
son muchos los que trabajan en la obra, y todos con un mismo propósito; hay igualdad. “Tú
sígueme son las últimas palabras de Jesús a Pedro; entendió que de allí en adelante debía
depender de Dios sin distraerse, al mismo tiempo Él trabaja con otros. Pedro aprendió entonces
que él era importante para Dios, así como otras personas también lo son. Pedro se nos muestra
como uno que obedece a Dios.

Podríamos preguntarnos por qué Jesús no escogió a una persona menos difícil que Pedro,
pero sabemos la respuesta; somos como él, tan comunes como cualquiera, pero tan especiales
cuando Cristo Jesús nos salva y nos envía a realizar su obra. Ha depositado en cada uno virtudes
y dones que prevalecen sobre nuestros defectos:

A veces nos conducimos con fe y a veces en obediencia. En ocasiones con responsabilidad,


con buen testimonio o con duda. En plena comunión con Dios. Pero también caemos en
tentación. Pero Dios no nos quita los privilegios. A veces actuamos con amor al prójimo, con
decisión, compromiso, confianza. Después, en nuestro transitar en la vida cristiana hemos
sentido cansancio y luego valor o miedo. Hemos llegado a ser incongruentes, negando en
acciones a nuestro Salvador. Pero después nos hemos arrepentido, porque somos de Él, y hemos
experimentado vergüenza. Pero luego nos acordamos del llamado de Dios y de su paciencia para
con nosotros, cuando Él nos ha confrontado. Llegamos al entendimiento y somos reivindicados
y entonces obedecemos.
Pedro desarrolló principalmente su ministerio entre los judíos. En Gálatas 2: 11-14 se
describe un episodio donde el apóstol Pablo tuvo que reprender públicamente a Pedro por la
hipocresía en que había incurrido, de retraerse y apartarse de los cristianos gentiles por miedo
a ofender a los cristianos judíos. Esto se originó porque Pedro había difundido su trabajo
primordialmente entre los de su nación, y que aún muchos judíos se negaban aceptar a los
gentiles dentro de la iglesia que seguían considerándola exclusividad de ellos.

Cuando uno repasa la historia, no deja de sorprender esta posición de Pedro, que es
diametralmente opuesta a los romanistas, que siguiendo las ordenes de los papas que se dicen
sucesores de Pedro, persiguieron brutalmente durante siglos a los judíos. Las cruzadas y la
"Santa" Inquisición son parte de esa historia.

La Biblia no hace ninguna mención que Pedro hubiera visitado Roma, es más, las pruebas
internas descartan esa posibilidad. En la epístola a los Romanos, que escribió Pablo, incluso en
el capítulo 16, donde incluye una larga lista de nombres de hermanos que estaban sirviendo en
ese lugar, no hace ninguna referencia al apóstol Pedro, algo que hubiera sido imposible de
comprender si es que el apóstol Pedro realmente hubiera estado en esa ciudad.

Lo único que encontramos en la Biblia respecto al apóstol Pedro, es que desarrolló su


ministerio en Babilonia, como lo cuenta él mismo en su primera epístola capítulo 5: 13.

Los romanistas, para alimentar el mito que Pedro estuvo en Roma (incluso muy
recientemente dijeron haber descubierto sus osamentas debajo del altar principal de la basílica
de Roma), ellos han forzado este pasaje de 1Pd.5: 13 diciendo que aquí Babilonia significa
Roma.

Aún para el iniciado en el estudio de la Biblia, esa interpretación resulta una violación que
no resiste ningún análisis serio de interpretación bíblica, porque la epístola de Pedro no tiene
ningún contenido simbólico para cambiar el nombre de Babilonia por Roma, como es el caso
del libro de Apocalipsis.

Para poder construir esa leyenda que Pedro estuvo en Roma, llegan a sostener que la
Babilonia que se menciona en Apocalipsis capítulos 17 y 18 es Roma, como lo aseguran en la
interpretación oficial que añaden en todas sus Biblias.
Ap.17: 2 La gran ramera "con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores
de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación". Vr.4 "vestida de púrpura (el
color que representa al clero, curiosamente algunos pastores también han escogido ese color) y
escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en su mano un cáliz de
oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación". Vr. 6 "ebria de la sangre de
los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús", etc.

Pero como decía, las reglas más elementales de la interpretación bíblica son una valla
insoslayable para dar esa interpretación antojadiza de aplicar simbolismo en la epístola del
apóstol Pedro, debido a que no es el carácter de esos escritos. Cuando allí dice Babilonia, se
refiere exactamente a eso, la ciudad de Babilonia, allí desarrolló su ministerio el apóstol
Pedro, entre los judíos que vivían en la diáspora.

A diferencia de esto, el libro del Apocalipsis efectivamente es un libro lleno de


simbolismos y corresponde interpretarlo de esa manera. Pero aún así, todo símbolo debe ser
entendido a la luz de su contexto y ser confirmado por el resto de las Sagradas Escrituras.

En Apocalipsis, dentro de su contexto general de simbolismos, corresponde interpretar a


Babilonia como "Roma". Eso es lo que dicen todos los estudiantes serios de la Biblia y que
obliga en ESE libro entenderlo así, de igual forma como lo dicen los romanistas. Pero no en el
caso de la epístola de Pedro, porque los escritos del apóstol Pedro no son de simbolismos.

VIAJES MISIONEROS DEL APOSTOL

Luego de la resurrección de Cristo, sabemos que los apóstoles realizaron gran cantidad de viajes en
su ministerio. Aproximadamente en el año 36 d.C. San Pedro y San Juan van a organizar la Iglesia de
Samaria luego de que allí aceptaran la palabra de Dios.

“Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado la Palabra de
Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.” Hechos 8,14

Por esa fecha San Pablo se convierte camino a Damasco (Hechos 9,1-8) mientras San Pedro hace
numerosos viajes misioneros. No podemos saber exactamente todas las ciudades que pudo haber
visitado, ya que la Biblia especifica que andaba recorriendo muchos lugares:

“Pedro, que andaba recorriendo todos los lugares, bajó también a visitar a los santos que habitaban
en Lida” Hechos 9,32

Sin embargo se sabe con seguridad que por lo menos estuvo en Lida, Jope y Cesárea. (En Lida cura al
paralítico Eneas, en Jope resucita a Tabita y en Cesárea bautiza a los primeros no judíos:

“Pedro, que andaba recorriendo todos los lugares, bajó también a visitar a los santos que habitaban
en Lida. Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te cura; levántate y arregla tu lecho.» Y al instante se
levantó.” Hechos 9,32-34

“Había en Jope una discípula llamada Tabita, que quiere decir Dorcas. Era rica en buenas obras y en
limosnas que hacía. Por aquellos días enfermó y murió. La lavaron y la pusieron en la estancia
superior. Lida está cerca de Jope, y los discípulos, al enterarse que Pedro estaba allí, enviaron dos
hombres con este ruego: «No tardes en venir a nosotros.»” Hechos 9,36-38

“Había en Cesarea un hombre, llamado Cornelio, centurión de la cohorte Itálica,… Vio claramente
en visión, hacia la hora nona del día, que el Angel de Dios entraba en su casa y le decía:
«Cornelio.»… Ahora envía hombres a Joppe y haz venir a un tal Simón, a quien llaman Pedro…. Al
siguiente día [Pedro ] entró en Cesarea. Cornelio los estaba esperando. Había reunido a sus
parientes y a los amigos íntimos. ” Hechos 10,1.3.5.24

Nota: Algunos apologetas protestantes (como Fernando Saravi) han tratado de sotener la hipótesis de
que San Pedro no pudo haber estado en Roma en esta fecha porque estuvo en estos tres lugares.
Aunque no pretendemos afirmar que si estuvo en Roma durante esta fecha, basta con hacer notar que la
afirmación carece de solidez ya que el mismo Hechos 9,32 dice que Pedro andaba recorriendo todos
los lugares, y narra en estos tres lugares sucesos importantes, nunca que sus viajes se limitaran solo a
ellos. 

Año 40 d.C.

Aproximadamente en esta fecha sabemos que San Pedro estaba en Jerusalén por la visita que le hace
San Pablo. (Elemento que denota un reconocimiento claro por parte de San Pablo de la autoridad de
San Pedro, sobre todo por su mención explícita sobre el motivo de que su viaje fue expresamente para
visitarle, y la referencia indirecta de que se vio a Santiago como un suceso de menor importancia)  

“Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su
compañía. Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor.” Gálatas 1,18-19

Por esa fecha San Pablo conoce a Bernabé y huye de los judíos helenistas refugiándose en Tarso.
Posteriormente San Pablo va con Bernabé a Antioquia.

Aproximadamente a partir del Año 42 - 44 d.C.

Por esta fecha Herodes comienza una persecución donde apresa y mata a varios cristianos. Muere
Santiago “el de Zebedeo” (Hechos 12,2) y apresa a San Pedro quien es liberado milagrosamente por
Dios:

“Al ver que esto les gustaba a los judíos, llegó también a prender a Pedro. Eran los días de los
Azimos… De pronto se presentó el Angel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro
en el costado, le despertó y le dijo: «Levántate aprisa.» Y cayeron las cadenas de sus manos.” Hechos
12,3.7

Posteriormente dice la Escritura que San Pedro salió para “otro lugar”:

“El les hizo señas con la mano para que callasen y les contó cómo el Señor le había sacado de la
prisión. Y añadió: «Comunicad esto a Santiago y a los hermanos.» Salió y marchó a otro lugar.”
Hechos 12,17

Aquí la tradición testifica que Pedro partió a Roma (estudiaremos esto más adelante) y estableció una
Iglesia allá, pero respecto a lo registrado por la Biblia no hay mención específica del lugar al que fue
Pedro. Así podemos hacer dos afirmaciones claras sin temor a equivocarnos: No se puede afirmar que
aquí San Pedro no marchó a Roma, pero tampoco se puede afirmar con seguridad que si (Es importante
hacer notar esto porque algunos de los intentos apologéticos de protestantes tratan en base a
suposiciones de demostrar que no hay período posible en que San Pedro fuera a Roma, pero como
hemos visto, este es uno de los puntos donde fallan sus hipótesis). 

Aproximadamente a partir del Año 46 d.C.

A partir de aquí San Pablo hace varios viajes apostólicos y no hay noticias de San Pedro (Por ende
Pedro pudo haber estado en cualquier lugar incluyendo Roma). 

Aproximadamente a partir del Año 48 d.C.

San Pablo regresa a Jerusalén.

Aproximadamente a partir del Año 50 d.C.

Ocurre el concilio de Jerusalén contra los judaizantes que querían imponer la circuncisión a los
gentiles, por lo que San Pedro en este lapso vuelve a Jerusalén donde preside el concilio y toma un
papel decisivo en el resultado (Hechos 15) 

“Bajaron algunos de Judea que enseñaban a los hermanos: «Si no os circuncidáis conforme a la
costumbre mosaica, no podéis salvaros.» Se produjo con esto una agitación y una discusión no
pequeña de Pablo y Bernabé contra ellos; y decidieron que Pablo y Bernabé y algunos de ellos
subieran a Jerusalén, donde los apóstoles y presbíteros, para tratar esta cuestión…. Después de una
larga discusión, Pedro se levantó y les dijo: «Hermanos, vosotros sabéis que ya desde los primeros
días me eligió Dios entre vosotros para que por mi boca oyesen los gentiles la Palabra de la Buena
Nueva y creyeran. Y Dios, conocedor de los corazones, dio testimonio en su favor comunicándoles el
Espíritu Santo como a nosotros; y no hizo distinción alguna entre ellos y nosotros, pues purificó sus
corazones con la fe. ¿Por qué, pues, ahora tentáis a Dios queriendo poner sobre el cuello de los
discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos sobrellevar? Nosotros creemos más
bien que nos salvamos por la gracia del Señor Jesús, del mismo modo que ellos.»” Hechos 15,1-2.7-
11

A partir de aquí no tenemos noticias de San Pedro y los lugares que visitó. Sin embargo:

Aproximadamente a partir del Año 51 d.C.


Por esta fecha en que San Pablo escribe la carta a los Tesalonicenses, podemos suponer que San Pedro
visitó Antioquia, y puede haber retornado allá varias veces. Sabemos esto por la narración de la
discusión entre San Pedro y San Pablo narrada en la carta a los Gálatas, la cual si bien no puede
ubicarse con precisión como ocurrida antes o después del concilio de Jerusalén, es muy probable que
ocurriera luego:

“Mas, cuando vino Cefas a Antioquía, me enfrenté con él cara a cara, porque era digno de
reprensión. Pues antes que llegaran algunos del grupo de Santiago, comía en compañía de los
gentiles; pero una vez que aquéllos llegaron, se le vio recatarse y separarse por temor de los
circuncisos. Y los demás judíos le imitaron en su simulación, hasta el punto de que el mismo Bernabé
se vio arrastrado por la simulación de ellos.” Gálatas 2,11-13

Aproximadamente a partir del Año 54 d.C

Por esta fecha San Pablo escribe la carta a los corintios desde Efeso donde deja constancia de que en
algún momento San Pedro pudo haberlos visitado (muy posiblemente en años pasados) ya que hace
referencia a unos partidarios del apóstol allí:

“Me refiero a que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de Pablo», «Yo de Apolo», «Yo de Cefas», «Yo
de Cristo».” 1 Corintios 1,12

“ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro;” 1
Corintios 3,22

Aproximadamente a partir del Año 57-58 d.C

Por esta fecha San Pablo escribe 2 Corintios, Filipenses y Gálatas. 


Luego escribe la Carta a los Romanos desde Corinto para preparar su viaje a Roma (Es importante
notar que cuando viajó Pablo a Roma la comunidad ya existía) y la manda con Febe (Romanos 16,1).
Podemos aceptar también que cuando San Pablo escribe la carta, el sabía que San Pedro no estaba en
ese momento en Roma porque en su saludo a los miembros de la iglesia menciona 28 personas de la
Iglesia y no menciona a San Pedro.
Aproximadamente a partir del Año 58-60 d.C:

Por esta fecha San Pablo vuelve a Jerusalén. Los judíos de Antioquia le acusan y tratan de matarle. El
tribunal Romano impide le maten y le encarcela. El procurador Romano Antonio Felix le retiene 2
años (Hechos 23,23 y 25). Se estima que por estas fechas escribe la carta a Filemón.

Aproximadamente a partir del Año 61-62 d.C:

Por este año envían a San Pablo preso a Roma donde escribe la carta a los Colosenses (año 62 d.C). A
partir de esta fecha o poco tiempo luego es muy posible que estuviera en Roma, lo sabemos porque en
esta carta San Pablo hace una mención de que San Marcos estaba con él (en Roma) (Colosenses 4,10)
y San Pedro escribe su carta desde el lugar donde estaba San Marcos (1 Pedro 5,13) y da su ubicación e
“Babilonia” (Los cristianos primitivos se referían a la Roma pagana simbólicamente como Babilonia).

“Os saludan Aristarco, mi compañero de cautiverio, y Marcos, primo de Bernabé, acerca del cual
recibisteis ya instrucciones. Si va a vosotros, dadle buena acogida.” Colosenses 4,10

“Os saluda la que está en Babilonia, elegida como vosotros, así como mi hijo Marcos.” 1 Pedro 5,13

Tendríamos entonces 2 evidencias bíblicas para pensar que San Pedro ya estaba en Roma: El saludo
desde Babilonia (designando simbólicamente a Roma) y la presencia de San Marcos con San Pedro
que ya sabemos que estuvo en esa ciudad. A pesar de esto, los hermanos protestantes suelen mantener
la tesis de que la Babilonia a la que hace referencia Pedro es la Babilonia (sobre el Eufrates), la Nueva
Babilonia (Seleucida) sobre el Tigres, o la Babilonia Egipcia (cerca de Menfis), en última instancia a
Jerusalén. Sin embargo esta tesis no puede sostenerse y solo demuestra un desconocimiento absoluto
de la literatura cristiana antigua. Los cristianos primitivos asociaban a la nación Romana pagana como
la nueva opresora de su pueblo (que en otros tiempos fue literalmente Babilonia pero que ya para ese
entonces no era ninguna amenaza para nadie, y sí el Imperio Romano, potencia de la época, con
emperadores como Nerón, Calígula y posteriormente Vespasiano entre otros). 

Referencias bíblicas de que los primeros cristianos utilizaban simbólicamente a Roma como Babilonia
las tenemos en el Apocalipsis:
“Y un segundo Angel le siguió diciendo: = «Cayó, cayó la Gran Babilonia, = la que dio a beber a
todas las naciones el = vino del furor.» =” Apocalipsis 14,8

Lo mismo en Apocalipsis 16,19; 17,15; 18,2; 18,10; 18,21. 

Algunas denominaciones protestantes anticatólicas suelen manejar la tesis de que los pasajes anteriores
son una referencia a la Iglesia Católica como la Gran Ramera de Babilonia, y paradójicamente utilizan
como uno de los argumentos que está en Roma (Una ciudad sobre siete colinas) (ver el artículo “A la
caza de la Ramera de Babilonia”). Si bien la afirmación es un absurdo, y las referencias se dirigen más
bien a la Roma pagana perseguidora de la cristiandad, y no a la posterior Roma Cristiana, resulta
curioso que no tengan para esos casos dificultad en aceptar una relación simbólica entre Babilonia y
Roma, mientras que para nuestro caso si.

Evidencias extrabíblicas adicionales que demuestran que para los primeros cristianos era común
designar a la Roma pagana simbólicamente como “Babilonia” que apoyan esta interpretación los
tenemos en Oráculos Sibilinos (5,159f), el Apocalipsis de Baruc (2,1), 4 Esdras (3,1). También
tenemos evidencia de esto es “La Crónica, (compuesta alrededor del 303 d.C) donde se advierte "Se
dice que la primera epístola de Pedro, en la cual hace mención a Marcos, fue compuesta en la misma
Roma; y que él mismo indica esto, refiriéndose figurativamente a la ciudad como Babilonia".

Ya en adelante por la Biblia no tenemos registros sobre la vida de San Pedro.  

¿Qué sabemos sobre la vida de Pedro por medio de historiadores y escritos de la Iglesia Primitiva?

Imposible ignorar los testimonios escritos que dejaron aquellos cristianos que estuvieron en contacto
directo o indirecto con la era apostólica, ya que son testigos indiscutibles de la época. Si alguien puede
saber de la actividad apostólica posterior a la resurrección de Cristo, son ellos. Y son precisamente
ellos quien unánimemente nos dan testimonio del ministerio de San Pedro desde Roma y su posterior
muerte junto con San Pablo en la persecución de Nerón.

San Clemente Romano:


San Clemente Romano fue el tercer sucesor de San Pedro, y testigo directo de la época apostólica. Fue
evangelizado por él y San Pablo y es mencionado en la Biblia (Filipenses 4,3) como un estrecho
colaborador del último en la evangelización. 

Contemporáneo al evangelio de San Juan escribió su carta a los corintios para poner orden en una
rebelión que se había presentado en esa comunidad donde algunos fieles desconocieron la autoridad de
los presbíteros (Una prueba sólida de que ya para ese entonces el sucesor del Obispo de Roma tenía
autoridad sobre el resto de las Iglesias). La traducción protestante de dicha carta, tomada del libro “Los
Padres Apostólicos, por J.B. Lighfoot, de Editorial CLIE puede ser consultada
en http://escrituras.tripod.com/Textos/EpClemente1.htm

CAPÍTULO III
CONCLUSIONES

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

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