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INTRODUCCIÓN
Hemos necesariamente de partir de dos principios prácticos
en la Biblia en cuanto al ministerio de intercesión: Clamar y
reprender. Por supuesto, trataremos de explicar un poco
acerca de lo que son estos dos principios; pero primero
veamos en que consiste este importante ministerio.
INTERCEDER
1.- Orar: Rogar, implorar, pedir, elevar plegaria a Dios.
Nuestra oración podría consistir en adorarle alabarle,
bendecirle, pedirle algo que nosotros necesitemos. La
oración en sí, tiene más que ver con quien ora que con las
demás personas, a esto es a lo que en esta serie de
enseñanzas le llamamos “Oración Personal”. Pedir y rogarle
a Dios por mí, buscar mi victoria ante situaciones de
conductas o actitudes que reconozco que no he superado; en
otras palabras: Auto liberarme.
Si partimos de la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo
acerca de la oración, encontramos que esta práctica o
devoción enseñada por Él, es bastante completa. Lucas 11:
2-4 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás
en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra
3 el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 4 Y perdónanos
nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a
los que nos deben. Y no nos metas en tentación, más líbranos
del mal.
En cuanto a nuestra perspectiva, el plan general de Jesús en
cuanto a la forma de orar es el siguiente.
1.- Reconocimiento hacia Él como nuestro Padre celestial. 2
Padre nuestro que estás en los
cielos.
2.- Santificación de su nombre a través de nuestra propia
declaración. 2 Santificado sea tu nombre.
3.- Invocación de su reino entre nosotros. 2 Venga tu reino.
O sea, rogar porque su presencia siempre este entre
nosotros a fin de que sometamos nuestra vida a su señorío
real.
4.- Conformidad nuestra, de que él haga siempre su
voluntad, tanto en el cielo como en la tierra. 2 Hágase tu
voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Debemos
tener la capacidad de aceptar que en todo lo que le pedimos,
Él hará su voluntad porque solo él sabe lo que realmente
necesitamos y en qué momento dárnoslo. Entonces, nos dé
o no nos dé lo que le pedimos y en la forma en que lo
queremos recibir hemos de darle toda la honra y toda la
alabanza con alegría de corazón.
5.- Reconocimiento de que Él es nuestro proveedor. 3 el pan
nuestro de cada día, dánoslo hoy.
6.- Honestidad. 4 Y perdónanos nuestros pecados, porque
también nosotros perdonamos a los que nos deben.
Ser honestos es no recurrir a las mentiras, sino afrontar las
consecuencias de nuestras acciones. Es decir: Demostrarle a
Dios que, así como Él, a cada momento nos perdona; también
nosotros sabemos perdonar a cada momento a quienes nos
ofenden. Mateo 18:21,22 21 Entonces se le acerco Pedro y le
dijo: Señor, ¿Cuántas veces perdonare a mi hermano que
peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo
hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Perdonar hasta siete veces siete significa perdonar un
número infinito de veces. Matemáticamente nosotros
diríamos que, si vamos a perdonar a nuestro hermano que
nos ofende a cada momento, entonces nunca vamos a dejar
de perdonar ya que, multiplicando 70 X 7 nos da, 490 veces.
7.- Suplica por nuestra fidelidad a Él. 4 Y no nos metas en
tentación, más líbranos del mal. El Nuevo Testamento
hebraico dice: Y no permitas que caigamos en la tentación.
Santiago 1:13-16 13 Cuando alguno es tentado, no diga que
es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser
tentado por el mal, ni Él tienta a nadie; 14 sino que cada uno
es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y
seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha
concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo
consumado, da a luz la muerte. 16 Amados hermanos míos,
no erréis.
Concupiscencia. Deseo de bienes materiales o terrenos, en
especial deseo sexual exacerbado o desordenado.
Entonces queda claro que Dios no tienta a nadie. Creo que
este punto es el más importante, cualquier tentación por
muy pequeña o insignificante que nos parezca, pudiera ser
mortal para nuestra vida espiritual; por eso hay que pedirle
al Señor que nos libre de todas.
Algo importante que debemos entender aquí, es que no
necesariamente habremos de orar con las palabras textuales
de Jesucristo en este pasaje. El Señor nos da la pauta, o sea,
nos da la norma, modelo o guía para que nosotros tomemos
en cuenta estos elementos que contiene la oración, pero lo
podemos hacer en nuestras propias palabras.
2.- Interceder: Hablar o intervenir en favor de una persona
para conseguir un bien o liberarla de un mal. Recomendar:
mediar, abogar, respaldar, apoyar.
La oración intercesora va más allá de la oración personal.
Hay que Interceder aún por los que nos tratan mal. Mateo
5:44,45 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos,
bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os
aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45
para que seáis hijos de vuestro padre que está en los cielos,
que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover
sobre justos e injustos.
CLAMAR Y REPRENDER
Veamos ahora en qué consisten estos dos principios que son
esenciales en el acto de la intercesión.
1.- Clamar: Gritar y dar voces, en especial para quejarse o
pedir ayuda. Implorar, pidiendo una cosa con pasión y
desesperación. En cuanto a este sentido, hemos de tomar en
cuenta por lo menos dos cosas.
Primero: Nuestro clamor puede ser en público, en una
celebración en el templo, en una célula o en una visita
familiar. Cuando es así, la gente congregada se da cuenta de
nuestro clamor, pero no importa, lo estamos haciendo en
público, pero en lugares adecuados.
Segundo: Puede ser en privado como dice el Señor en Mateo
6:6 Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y serrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que te
ve en lo secreto te recompensará en público.
Parafraseando un poco el texto, podríamos decir que cuando
clamamos a Dios por alguien o por algo a solas en nuestra
casa; hemos de hacerlo en secreto, pero no necesariamente
en silencio, para eso serramos la puerta de nuestro aposento,
para que nuestro clamor no tenga por qué salir al exterior y
de esa manera cualquiera se entere de que oramos.
Mateo 6:2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar
trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las
sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres;
de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Orar para que
nos vean, nos reconozcan y nos alaben, también es una
forma de tocar trompeta.
2.- Reprender: Amonestar a alguien desaprobando lo que ha
dicho o hecho. En el caso de la oración intercesora, no se
Trata de reprender a personas sino a demonios, entonces
jamás vamos a estar de acuerdo con lo que dice o hace el
demonio en contra de las personas por las cuales
intercedemos. Nuestra oración intercesora habrá de ser más
fuerte, más intensa, con mucha unción divina, a fin de librar
a la persona del mal que el demonio le está causando. Hay
gente en la Iglesia a la cual este ministerio le parece sencillo,
piensa que es cuestión de gusto, de valor, y de entenderlo.
El ministerio de intercesión debiera ser la agencia de la
Iglesia. No debiera haber líderes en las congregaciones que
no hayan militado o estén ahora militando en este ministerio.
Intercesión es un ministerio de oración permanente, lo debe
integrar gente de la Iglesia; apasionada por la oración, que
ama la oración, que no puede vivir sin la oración en la manera
y forma en que se requiera dada la necesidad que se
presente.
Entonces, no debiéramos tener líderes en la Iglesia
solamente porque saben hacer las cosas, pueden hacerlas,
tienen voluntad, y les gusta hacerlas.
La Iglesia necesita gente convencida de que tiene, aparte de
todo esto, una unción divina para hacer lo que corresponda
hacer en la obra del Señor. Necesita gente que demuestre
incondicionalidad y obediencia en su participación en
cualquier otra tarea inherente a la obra del Señor que su
pastor le asigne. Necesita gente que promueva y mantenga
siempre la unidad en este ministerio.
Entonces, dadas estas características necesarias en la gente
que integre el ministerio de intercesión; deberá ser el pastor
quien le certifique a fin de poder integrarlo[a].
CONCLUSIÓN
Hacemos la invitación a toda la Iglesia a unirse, a
incorporarse a este importante ministerio a fin de que
podamos tener en las congregaciones líderes bien definidos
y apasionados por el trabajo de la obra de Dios; pues esto es
lo que el Señor quiere; hombres y mujeres responsables del
resultado de su divino propósito en él y para el mundo.