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FORMACIÓN TERRITORIAL Y POLÍTICA DE LAS ENTIDADES FEDERATIVAS DE MÉXICO

VIRREINATO DE LA NUEVA ESPAÑA

Capital México
Idioma oficial Castellano
Religión Católica
Gobierno Monarquía
Rey
• 1516-1556 Carlos I
• 1784-1833 Fernando VII (de jure)
Virrey
• 1535-1550 Antonio de Mendoza
• 1816-1820 Juan Ruiz de Apodaca
Período histórico Imperio Español
• Real Cédula 1535
• Independencia de México 1820
Gentilicio: Novohispano (a)

Virreinato de Nueva España (1535–1820) era el virreinato español que se


extendía desde los estados de Arizona, California, Colorado, Dakota del Norte,
Dakota del Sur, Montana, Nevada, Nuevo México, Texas, Oklahoma, Wyoming y
Utah en los Estados Unidos hasta Guatemala en Centroamérica, estando bajo su
dominio, la Capitanía General de Cuba, la Capitanía General de Guatemala, la
Capitanía General de Filipinas y los Territorios de Florida, Louisiana y Nootka,
teniendo su capital en la Ciudad de México. Nueva España no sólo administraba
las tierras comprendidas entre estos límites sino también el archipiélago de las
Filipinas en Asia y varias islas menores en Oceanía como Guam. Tras la derrota
del ejército español por las tropas de Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, todo
el territorio fue independiente. El Virreinato de Nueva España es el antecedente
histórico inmediato del cual surgió México.

Si bien los españoles iniciaron en 1492 una serie de expediciones a las costas
atlánticas del continente, es el 22 de abril de 1519, cuando Hernán Cortés toca las
playas y funda la Villa Rica de la Vera-Cruz, la fecha que marca el inicio de los casi
303 años de la hegemonía española, que se dividen entre La conquista de México
y el Virreinato de Nueva España, hasta la época de la Monarquía constitucional
1812-1814 y 1820-1821. En estos últimos períodos, con base en la Constitución de
Cádiz de 1812, desaparecieron los Virreinatos y todo el territorio español, europeo

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o americano, quedó dividido en provincias jurídicamente iguales, a cargo de Jefes


Políticos Superiores dependientes directamente del gobierno de Madrid.

En los tres siglos de la época virreinal, tanto España, Europa, América y el


Virreinato viven diferentes momentos históricos, culturales, sociales, económicos y
políticos, por lo que es necesario hacer una gran cantidad de distingos para poder
caracterizar el desarrollo ocurrido, tanto por los ideales como por los hechos que
se discurren en ese largo proceso histórico, tan grande que es más largo que el
período de independencia de México que apenas llega a los dos siglos.

Además, la vastedad de la Nueva España y el comercio de esta con las Filipinas a


través de la Nao de China, así como los viajes de los navíos de bandera española
en el siglo XVIII, para eludir a los piratas del Caribe, impusieron complejas y
cambiantes estrategias económicas y militares, así como España cambió desde los
Reyes Católicos a los reyes liberales y a José Bonaparte, también cambiaron
dentro del virreinato las doctrinas políticas que se adoptaron.

La presencia española en el continente americano suele criticarse con gran pasión,


en especial por la desaparición de las culturas preexistentes, las cuales fueron
simplemente extinguidas y no fue hasta el siglo XX, en que se inició un amplio
esfuerzo antropológico por rescatar y preservar los elementos culturales que
pertenecieron a esas culturas.

La Monarquía Hispánica de los siglos XVI y XVII, y el posterior Reino de España


XVIII, XIX instauró una sociedad en la que la de castas donde la oligarquía política
y religiosa correspondía exclusivamente a los peninsulares, sin permitir que la
sociedad criolla, mestiza, mulata o sus variantes pudiese participar en la toma de
decisiones.

Población de Nueva España a fines del


siglo XVIII

Área Población

México 5.837.100

América Central 870.200

Antillas 950.000

Total 7.657.300

El maltrato generalizado a los indígenas — similar al que recibieron otros nativos


americanos que fueron exterminados, como los caribes y taínos— y las
enfermedades traídas desde Europa, causaron la disminución de la población
original. El Reino de España promulgó a lo largo de la Colonia una serie de leyes
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que intentaron poner orden en el trato a los indígenas, legislando en contra del
abuso de los encomenderos contra la población originaria. A la legislación
española promulgada para ser aplicada en las colonias americanas se la conoció
como Leyes de Indias o Leyes de Indias Occidentales.

Utilizando instrumentos como el santo oficio de la santa inquisición el gobierno


virreinal español suprimía la difusión de las ideas liberales generadas durante la
Ilustración, la Revolución Francesa o la Guerra de Independencia de los Estados
Unidos al tiempo que no toleraba otra religión distinta a la católica.

Tras el Grito de Dolores del cura Miguel Hidalgo y Costilla el ejército insurgente
inició una guerra de 11 años que culminaría con el triunfo de los mexicanos,
quienes ofrecieron la corona del nuevo imperio a Fernando VII o al miembro de la
nobleza que él designase. Tras la negativa del monarca español a reconocer la
independencia de México la jerarquía del Ejército Trigarante cortó cualquier nexo
político o económico con el Reino de España y el Congreso Constituyente eligió
como Emperador a Agustín I.

Extensión de la Nueva España


Virreinato de Nueva España fue el nombre dado por la administración española a
la región del continente americano comprendida por el actual México, más los
actuales estados de California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona,
Texas, Oregon, Washington y partes de Idaho, Montana, Wyoming, Kansas,
Oklahoma y Louisiana en los Estados Unidos de América. La parte suroeste de
Columbia Británica en Canadá. A su vez, tanto la Capitanía General de Guatemala
(comprendida por los actuales países de Guatemala, Belice, Costa Rica, El
Salvador, Honduras y Nicaragua), como la de Cuba (actuales Cuba, República
Dominicana, Puerto Rico, Trinidad y Tobago y Guadalupe), las Filipinas y Guam,
fueron administradas a través del Virreinato de Nueva España (VNE).

La capital del virreinato era la Ciudad de México. Se fundó como virreinato en 1535
con Antonio de Mendoza como primer virrey de Nueva España, y desapareció en
1812, al emitirse la Constitución de Cádiz. Ésta dividió el antiguo Virreinato en
provincias gobernadas por Jefe Políticos Superiores, enumeradas como sigue:
Nueva España con la Nueva Galicia y península de Yucatán, Guatemala,
provincias internas de Oriente, provincias internas de Occidente, isla de Cuba con
las dos Floridas, la parte española de la isla de Santo Domingo y la isla de Puerto
Rico con las demás adyacentes a éstas y al continente en uno y otro mar.

En 1814 el rey Fernando VII declaró nula la Constitución de Cádiz y se restableció


el virreinato de Nueva España, pero en 1820, debido a la revolución liberal en
España, se volvió al sistema de 1812 y el virreinato desapareció definitivamente. El
último Virrey, Juan Ruiz de Apodaca, pasó a ser Jefe Político Superior de la
provincia de Nueva España. El último Jefe Político Superior de Nueva España (no
virrey, cargo que ya no existía) fue Juan O'Donojú, cuya autoridad cesó al
consumar Agustín de Iturbide (futuro Agustín I) la independencia de México, el 27
de septiembre de 1821.
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El nombre de este virreinato procede de la similitud que le encuentran los


colonizadores con España, en virtud de su combinación de climas templados
(centro de México), áridos (norte) y frío (sierras madre oriental y occidental).

El virreinato fue una de las principales fuentes de ingresos para la colonia


española, con importantes centros mineros como Guanajuato, San Luis Potosí e
Hidalgo, así como uno de los principales puntos de expansión cultural europea en
América (véase también Ciudad de México).

Fundación de Nueva España


Los Habsburgo fueron los fundadores de la Monarquía Hispánica y lo gobernaron
de 1516 a 1714. Eran una dinastía de origen alemán, con dos grandes ramas. La
rama española y la rama austriaca. Esta dinastía tuvo una política donde, toda
proporción guardada, las partes integrantes del Imperio (los Virreinatos) tenían una
relativa libertad y autonomía.

En el caso de la Nueva España, el genio de esta dinastía, fue que durante la


fundación de la Colonia, utilizaron y tomaron ventaja de las estructuras pre-
existentes en la sociedad pre-hispánica para implantar sobre ellas su estructura de
poder. Sin embargo, esto sólo fue posible por la participación activa y voluntaria de
los señoríos indígenas.

Antes de la llegada de los españoles, "la sociedad pre-hispánica estaba integrada


por un sin-fin de señoríos relativamente pequeños donde a la cabeza estaba el
Tlatoani. Estos señoríos estaban integrados en otros cuerpos políticos más o
menos desarrollados, como las Alianzas Tlaxcaltecas, las Coaliciones Mayas en
Yucatán y Chiapas, el Reino Purepecha de Michoacán y el Imperio Mexica".

Los Mexica "habían absorbido o tenían absoluto control político, sobre algunas
decenas e imponían tributo sobre seis o siete centenares más". A la llegada de los
españoles casi la totalidad de estos señoríos "decidieron aliarse a los recién
llegados" por motivos diversos, pero en el que el sistema de terror religioso tuvo
una importancia crucial. Al tener contacto con los señoríos indígenas, una de las
acciones inmediatas por parte de los conquistadores fue la prohibición de los
sacrificios humanos y por otra parte iniciar la introducción de la moral y el sistema
de valores judeo-cristiano.

Una vez consumada la caída de México-Tenochtitlan, se fomentó y protegió a las


"Repúblicas de Indios". Esto es, se permitió la supervivencia de los señoríos pre-
hispánicos, donde los líderes indígenas conservaron su estatus, posición y
privilegios. Además, los "usos y costumbres" a excepción del sacrificio humano se
mantuvieron prácticamente intactos. "Casi todos los señoríos subsistieron como
cuerpos políticos durante la época colonial y gran porcentaje de los nobles
indígenas permanecieron en sus posiciones de privilegio , recibiendo gran parte de
los tributos y servicios que les correspondían durante todo el siglo de la Conquista
y aún después".
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Cabe recalcar que la evangelización de la población indígena no fue inmediata,


sino por el contrario un proceso lento, arduo que requirió de mucha perseverancia
y creatividad por parte de los misioneros y que tomó la mayor parte del siglo para
completarse. Al contrario de lo que se cree comúnmente, la evangelización de los
indios no fue un proceso que se completó a "Sangre y Fuego". La consolidación del
Imperio Español en la Nueva España requería de estabilidad política y social.

Los señoríos y las "Repúblicas de Indios" son la base de los pueblos como
Calacoaya, Tonala, Xochimilco, Tlalpan, Chiautempan, Coyoacan que son sólo
ejemplos de miles que aún el día de hoy existen y se pueden reconocer a través de
la parte central y sur de la actual República Mexicana. Su supervivencia es un
testamento al éxito de esta estrategia de asimilación por parte del Imperio Español.

El papel de los Encomenderos


"Nueva España nació como una calca del Imperio Mexica, aun en su estructura
funcional, con una obvia y crucial excepción: dejaron de exigirse servicios militares
y cuerpos para el sacrificio"
Al contrario de la versión oficial, la supervivencia así como la participación activa y
voluntaria de los señoríos indígenas era esencial para que el sistema colonial
funcionara, pues era imposible, dado su escaso número, que Cortés y sus
soldados anduvieran imponiendo su voluntad la mayoría indígena.

Se trataba de un sistema de dominio indirecto, cuyo punto crítico dependía de la


efectividad de la intermediación a cargo de nada menos y nada más que del
cacique indígena.

Para controlar a los caciques indígenas, los Conquistadores crearon la figura del
"encomendero". Así una vez lograda la pacificación, los conquistadores se
transformaron en encomenderos. La función del encomendero era mantener la
funcionalidad del sistema y, a cambio, podía quedarse con el tributo. Por cada
señorío indígena existía una encomienda española. La otra obligación del
encomendero era la conversión y evangelización de los indios. Al menos
idealmente, ésta era la función principal, pues al español se le encomiendan los
indios para su conversión al cristianismo.

Desde el punto de vista europeo de aquel tiempo, la legitimidad de la Conquista


Española del Nuevo Mundo venía de la obligación de la Corona Española de
convertir a sus recién adquiridos súbditos paganos, es decir, una continuación de
la Reconquista de la Península Ibérica, donde las Coronas de Castilla y Aragón.

El papel de los Misioneros


La justificación legal de la Conquista se dio como un instrumento de la difusión de
la Fe Católica. Al menos en principio, era obligación de los conquistadores, ahora
transformados en encomenderos, la conversión de los indios. En la práctica, esta
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obligación, sin embargo, tuvo que esperar a la llegada de los frailes. La


evangelización, fue confiada por el Papado a los frailes. "Los primeros en
establecerse fueron los Franciscanos (1524), seguidos por Dominicos, Agustinos y
Mercedarios".

Así como a los encomenderos, a los recién llegados frailes tuvieron que apoyarse
en la realidad pre-hispánica. Ajustándose a la disposición de los señoríos
indígenas, la jurisdicción de las "doctrinas" (parroquias predicadoras), se calcaba
de las de su respectivo señorío indígena.

La red de relaciones se cerraba con el tlatoani (o cacique). Su adhesión a las


practicas cristianas era esencial para asegurar la respuesta positiva de su pueblo.
Un punto muy sensible, fue lograr la recomposición de las familias conforme al
modelo cristiano (monogámico), lo que hizo cambiar normas de matrimonio,
parentesco y herencia. Lo cual, simple y sencillamente no se hubiera podido sin el
apoyo de las autoridades indígenas locales.

La misma red actuó para estrechar el cerco que acabó clausurando los templos
pre-hispánicos y ahogando a los sacerdotes del viejo culto por hostigamiento y
falta de recursos. Encomenderos, Caciques y Frailes formaban así una trilogía
estrechamente ligada y efectiva.

Comercio
El puerto de Veracruz fue su principal puerto al océano Atlántico, y el de Acapulco
el principal al océano Pacífico. Ambos puertos fueron fundamentales para el
comercio ultramarino, especialmente con Asia, como fue el caso del Galeón de
Manila (también conocida como la Nao de China), que era un buque que hacía dos
viajes al año entre Manila y Acapulco, cuyas mercancías eran después
transportadas por tierra de Acapulco a Veracruz y posteriormente reembarcadas
de Veracruz a Cádiz, España. Así pues, los buques que zarpaban de Veracruz
iban generalmente cargados de mercancías de oriente procedentes de los centros
comerciales de las Filipinas, más los metales preciosos y recursos naturales de
México, Centroamérica y el Caribe.

Sin embargo, estos recursos no se tradujeron en desarrollo para la metrópoli


debido a la frecuente inmersión de España en guerras en Europa, así como por la
constante merma al transporte ultramarino hecho por los asaltos de las compañías
de bucaneros (ingleses), corsarios (holandeses) y piratas (mixto). Estas compañías
fueron inicialmente financiadas por, primero, la bolsa de Amsterdam —la primera
de la historia y cuyo origen se debe precisamente a la necesidad de fuentes de
financiación de empresas de piratas—, así como posteriormente por la bolsa de
Londres. Lo anterior es lo que algunos autores llaman el «proceso histórico de
transferencia de riqueza del sur hacia el norte»[

Vida cultural
Este virreinato fue la base del mosaico cultural y racial del período americano. En
su seno se fusionaron a lo largo de los 300 años de virreinato las culturas nahuatl,
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maya, tolteca, mixteca, zapoteca y española. Así mismo, se dio una gran cantidad
de mezclas raciales: mestizos, mulatos, castizos, etc. Figuras como Sor Juana Inés
de la Cruz y Juan Ruiz de Alarcón destacan como los más notables contribuyentes
del VNE a la literatura española, así como Manuel Tolsá en la arquitectura.
Relativo a instituciones financieras destaca Pedro Romero de Terreros, fundador
del Nacional Monte de Piedad (También llamado Monte Pío), génesis del
microcrédito a nivel mundial. También destacan los descubrimientos químicos de
Andrés Manuel del Río, descubridor del Eritronio, posteriormente renombrado
Vanadio, en la tabla periódica de los elementos químicos. También se dio la
creación de comida típica como lo eran los Tacos, las Quesadillas y las Fajitas. Se
dice que el General Santa Ana creó estos platos ya que quería independizar la
tradición cultural mexicana del eurocentrismo rampante en la era siguiente al
periodo revolucionario de Hispanoamérica. dentro de la arquitectura tenemos los
siguientes estilos

 monasticos
 mudejar
 plateresco
 barroco
 churrigueresco
 noeclasico

División eclesiástica
El papa León X a petición del emperador Carlos V y por solicitud de Diego
Velázquez, erigío el 24 de enero de 1519 la "Diócesis Carolense" (por el nombre
del emperador). No le fue asignado un territorio definido en la Nueva España y el
13 de octubre de 1525 fue mudada hacia el centro de México.

Por Real Cédula del 19 de septiembre de 1526, Carlos V fijó los límites de la
diócesis que tomó el nombre de "Obispado de Yucatán y Santa María de los
Remedios"

La Provincia de Tlaxcalteche inclusive y San Juan de Ulúa, que


confina con aguas vertientes hasta llegar a Matlatla inclusive y la Villa
Rica de la Veracruz y la Villa de Medellín, con todo lo de Tabasco y
desde el Río Grijalva hasta llegar a Chiapas.

La sede estuvo en Tlaxcala hasta 1539 en que pasó a Puebla.


En 1530 se creó el Obispado de México, que pasó a arzobispado el 11 de febrero
de 1546 al crearse la provincia eclesiástica de México.
En 1535 fue erigido el Obispado de Oaxaca o Antequera, al año siguiente el de
Michoacán y en 1539 el de Chiapas.
En 1548 fue creado el Obispado de Guadalajara y en 1561 el de Yucatán.
En 1620 fue erigido el Obispado de Nueva Vizcaya en Durango.

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El 15 de diciembre de 1777 se creó el Obispado de Linares o Monterrey en Nueva


León y el 7 de mayo de 1799 fue creado el de Sonora.
La Provincia Eclesiástica de México quedó así constituida por el Arzobispado de
México y sus sufragáneos los obispados de Tlaxcala-Puebla, Oaxaca, Michoacán,
Chiapas, Guadalajara, Yucatán, Durango, Linares y Sonora.

ORGANIZACIÓN TERRITORIAL Y FIGURAS DEL PODER LOCAL


EN LA NUEVA ESPAÑA

El primer gobierno de Nueva España fue el de Hernán Cortés (de 1521 a 1524). El
Jefe de las Fuerzas Españolas ejerció el poder de manera absoluta durante la
Conquista; repartió las primeras ENCOMIENDAS entre sus capitanes y soldados, y
organizó el control de los colonizadores sobre la población indígena.

La Corona española designó, en 1528, la Primera Audiencia, la cual se


encargaría de gobernar Nueva España; la actuación de este gobierno fue
desastrosa; realizó sangrientas persecuciones, cometió varios crímenes y entregó
encomiendas a favoritos y amigos. Los intereses de la Corona española y la de
los encomenderos entraron en conflicto. La primera pretendía imponer su dominio
en los territorios conquistados, en tanto que los segundos aspiraban a ejercer un
poder absoluto en sus posiciones a través de las encomiendas.

Con el fin de controlar la ambición de los conquistadores y de asegurar su dominio


político, la Corona española se reservó el derecho de propiedad sobre las tierras y
dividió la sociedad colonial en dos sectores:

La República de Indios y
La República de Españoles.

En 1531 se estableció la Segunda Audiencia, la cual fue presidida por Sebastián


Ramírez de Fuenleal; ésta adopto diversas disposiciones para debilitar al grupo de
conquistadores: ordenó la incorporación a la Corona española de muchas
encomiendas que la Primera Audiencia había entregado a sus favoritos, y preparó
la instauración del Virreinato. De esta manera los conquistadores fueron
apartados del poder y sustituidos por funcionarios designados por la Corona
española.

En 1535 Antonio de Mendoza, designado Primer Virrey de Nueva España por


Carlos I, monarca español, llegó a la Ciudad de México para instaurar el virreinato,
que perduró tres siglos.

DIVISIÓN Y ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL

En los primeros años de la Colonia, los españoles aprovecharon los límites


geográficos de la organización de los pueblos prehispánicos;
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Reino de México; Reino de Michoacán y Reino de Tlaxcala, ahora con la


denominación de provincias. Conforme pasaba el tiempo nuevas expediciones
descubrían y colonizaban más territorios, a los que se les asignaban otros
nombres.

Pero al instituirse el Virreinato de Nueva España, el territorio quedó dividido en


cuatro provincias:

1.- Michoacán,
2.- México,
3.- Guazacualco (Coatzacoalcos) y
4.- La de los Mixtecas.
Esta división no abarcaba todo el territorio ocupado debido a que los colonizadores
continuaban explorando y conquistando nuevas regiones.

Hacia mediados del siglo XVI se constituyó la Audiencia y Cancillería Real de


México en Nueva España, con sede en la ciudad de México, que comprendía el
territorio descubierto en la parte norte de México y una parte de América Central.

Al poco tiempo se formó la Audiencia de Centroamérica, independiente de la de


México. De ésta dependían al principio las provincias de Chiapas, Yucatán y
Cozumel; pero al poco tiempo pasaron a formar parte de la Audiencia de México, lo
mismo que la de Tabasco. Se formó también en Guadalajara la Audiencia de
Nueva Galicia, dentro de la cual quedaron circunscritas Culiacán y Colima.

El Virreinato quedó dividido entonces en dos grandes porciones:

 Audiencia de México y
 Audiencia de Guadalajara,

Las que a su a vez se subdividían en:


Gobernaciones,
Corregimientos y
Alcaldías Mayores.

La división política y administrativa que perduró desde finales del siglo XVI
hasta parte del XVIII, organizaba al virreinato en 23 PROVINCIAS MAYORES:

 Cinco formaban el Reino de México,


 Tres el Reino de Nueva Galicia,
 Dos la Gobernación de la Nueva Vizcaya y
 Tres la Gobernación de Yucatán.

Esta fue la organización que sirvió de base para las divisiones posteriores.

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A finales del Siglo XVIII, Carlos IV estableció el Sistema de Intendencias, es


decir, en la nueva división territorial ejercía jurisdicción un nuevo tipo de
funcionarios: los intendentes. Se organizaron en total 12 intendencias:

1. México,
2. Puebla de los Ángeles,
3. Nueva Veracruz,
4. Mérida de Yucatán,
5. Antequera de Oaxaca,
6. Valladolid de Michoacán,
7. Santa Fe de Guanajuato,
8. San Luis Potosí,
9. Guadalajara,
10. Zacatecas,
11. Arizpe (Sonora y Sinaloa) y
12. Durango.

Todas ellas tomaron su nombre de la ciudad que fue su capital. La Ordenanza


Real que dio origen a las Intendencias consideraba además Tres Provincias
Internas y Una Gobernación:

 Nuevo México,
 Alta o Nueva California y
 Baja o Vieja California; y
 Una gobernación, Tlaxcala.

Estos territorios fueron gobernados de acuerdo con la siguiente jerarquía: el Rey


de España, quien ejerció un poder absoluto, despótico y patriarcal; desarrollo un
gobierno centralizado para facilitar el control de las Colonias. Su autoridad
alcanzaba a todos los órdenes del gobierno, en lo civil y en lo eclesiástico.
Designaba personalmente a los más altos funcionarios y ratificaba a los que eran
nombrados en los dominios de América.

Luego seguía el Consejo de Indias, establecido en 1524 con la finalidad de


auxiliar al rey en la administración de los reinos y provincias de ultramar. El
consejo de encargaba de dictar las ordenanzas y disposiciones aplicables en los
dominios indianos, disponía sobre la Real Hacienda, otorgaba licencias para
diversas actividades económicas y ratificaba los nombramientos del virrey.
Además, desempeñaba la función de tribunal supremo y conocía las quejas contra
las principales autoridades de los dominios de ultramar.

En tercer lugar estaba el Virrey, quien fungía como representante directo del Rey,
Jefe Supremo de la Administración Colonial, Capitán General y Gobernador de la
Nueva España, Presidente de la Audiencia de México, Vicepatrono de la Iglesia y
Superintendente de la Real Hacienda. El Virrey se encargaba de nombrar a las
autoridades regionales, de otorgar Mercedes (el virrey otorgaban a las personas

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que habían dado un servicio a la Corona) de tierras como recompensa por


servicios prestados, de construir obras públicas, de ejecutar las decisiones de la
Real Audiencia, de vigilar la cobranza de las rentas reales, de ordenar la acuñación
de moneda y de dirigir el ejército.

En el cuarto lugar aparece la Audiencia, compuesta por un Presidente (el virrey),


por Oidores; ejercían gran autoridad y controlaba las iniciativas del Virrey; lo
asesoraba y, en ocasiones, asumía el gobierno durante su ausencia.

Los gobernadores fueron los funcionarios encargados de regir los Reinos y


Provincias del Virreinato, dependían del Virrey de Nueva España y sus poderes y
facultades eran semejantes a los de éste, pero sólo en los aspectos políticos y
administrativos. También se introdujeron los Corregidores con el propósito de que
administraran los pueblos de indios, que tributaban directamente a la Corona
española.

Desde el siglo XVII, los Corregimientos y las Alcaldías Mayores se confundieron.


Los Corregimientos y las Alcaldías Mayores ejercían un poder muy amplio en sus
distritos; entre sus funciones estaban recolectar el tributo de los indígenas, vigilar
a los encomenderos, dictar disposiciones acerca de caminos y transportes, e
intervenir como representantes de las autoridades centrales en el gobierno de las
ciudades y villas de españoles y de los pueblos de indígenas.

Para gobernar las ciudades y villas de españoles y los pueblos de indígenas se


estableció el Ayuntamiento o Cabildo, cuya sede era la Alcaldía Mayor o
Regimiento. Los funcionarios de los Cabildos o Ayuntamientos eran los Alcaldes
Ordinarios, facultados para juzgar y decidir en casos menores, y los regidores,
encargados de la administración y de los servicios públicos de la localidad.

La República de Indígenas estuvo gobernada por el Cacique; un Gobernador,


especie de Corregidor o Alcalde Mayor Indígena; uno dos alcaldes, varios
regidores y un número variable de funcionarios inferiores, como mayordomos,
escribanos y alguaciles. Las principales funciones del indígena consistieron en
cobrar tributo y organizar la policía local.

Las intendencias
Como consecuencia de las reformas borbónicas, el 4 de diciembre de 1786, el rey
Carlos III firma la ordenanza que crea doce intendencias en el virreinato de Nueva
España reemplazando a los corregimientos y alcadías mayores (previamente en
1770 se había creado la de Arizpe), fuera de las intendencias quedaron tres
provincias:

 Real Audiencia de México


o Intendencia de México: formada por la capital del virreinato; las
alcaldías de Mexicaltzingo, Chalco, Tlayacapan, Coyoacán, Tacuba,
Cuautitlán, San Cristóbal Ecatepec, Tula, Yahualica, Huejutla,
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Meztitlán, Zimapan, Tulancingo, Jilotepec, Huichapan, Tetepango,


Mixquiahuala, Atitalaquia, Actopan, Otumba, San Juan Teotihuacán,
Pachuca, Zempoala, Ixmiquilpan, Texcoco, Xochimilco, Cuernavaca,
Tixtla, Chilapa, Malinalco, Sultepec, Temascaltepec, Tetela del Río,
Zacualpan, lchcateopan, Tenango del Valle, Metepec, lxtlahuaca,
Taxco, Iguala, Tlapa, Igualapa, Zacatula, Apan y Tepepulco; los
corregimientos de Toluca, Lerma y Querétaro, y el gobierno de la
ciudad de Los Reyes y del puerto de Acapulco.
o Intendencia de Puebla: formada por 23 partidos.
o Intendencia de Oaxaca: formada por 20 partidos.
o Intendencia de Veracruz: formada por los partidos de: Pánuco,
Papantla, Misantla, Jalacingo, Xalapa, Orizaba, Córdoba, Antigua,
Cosamaloapan, Tuxtla, Acayucan. Además del gobierno militar de
Veracruz.
o Intendencia de Valladolid de Michoacán: formada por 29 partidos.
o Intendencia de Guanajuato: formada por 10 partidos.
o Intendencia de Durango: formada por 40 partidos.
o Intendencia de Arizpe (Creada en 1770): formada por los partidos de:
Cieneguilla, San Antonio de la Huerta, Ostimuri, Álamos, El Fuerte,
Sinaloa, Culiacán, Cosalá, Copala, Maloya, El Rosario.
o Intendencia de Mérida de Yucatán: formada por 12 partidos, entre
ellos Barrios de Mérida, Beneficios Altos, Costa, Hunucmá, Sierra Alta,
Sierra Baja, Tizimín.

 Real Audiencia de Guadalajara


o Intendencia de San Luis Potosí, Dividida entre las dos audiencias:
formada por 7 partidos. Comprendía las provincias de San Luis Potosí,
Coahuila, Texas, el Nuevo Reino de León y la colonia de Nuevo
Santander.
o Intendencia de Guadalajara: formada por 29 partidos.
o Intendencia de Zacatecas: partidos: Aguascalientes (desde 1789,
antes dependía de Guadalajara), Sierra de Pinos, entre otros.

En 1813 fue creada la Intendencia de Saltillo, pero no llegó a ser puesta en


vigencia.

En las capitanías generales nominalmente dependientes del virreinato de Nueva


España: Capitanía General de Guatemala y Capitanía General de Cuba, también
se aplicó el sistemas de intendencias. En la Capitanía General de las Filipinas el
proyecto de creación de las intendencias no llegó a aplicarse.

Territorio
En 1543, las provincias de Tabasco, Chiapas y Campeche pasan a la jurisdicción
de la Real Audiencia de Guatemala (o de los Cofines).

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En 1548, Tabasco (se hizo efectiva en 1560) y Yucatán (con Campeche) vuelven a
depender de la Audiencia de México.

El 13 de febrero de 1548, por real cédula del rey Carlos I, se crea la Real
Audiencia de Nueva Galicia, establecida originalmente en Compostela, pero
trasladada a Guadalajara el 10 de diciembre de 1560.

En 1675 se crea la provincia de Nueva Extremadura con la parte occidental del


Nuevo Reino de León.

En 1732 se creó la gobernación de Sinaloa.

Por la Real Orden del 2 de agosto de 1776, se creó la Comandancia General de


las Provincias Internas en la zona septentrional del virreinato, con capital en Arizpe
y bajo jurisdicción de la Audiencia de Guadalajara. Estas provincias eran: Nueva
Vizcaya, Nuevo México, Nuevo Reino de León, Coahuila, California, Nayarit,
Culiacán, Sonora, Texas y Nuevo Santander. Quedaron bajo el gobierno de un
comandante general que dependía directamente del rey.

En 1786 la comandancia de las Provincias Internas se divide en tres


comandancias, la del Poniente, la del Centro y la del Oriente (Nuevo Santander,
Texas, Nuevo León y Coahuila).

En 1786, se crea la intendencia de Arizpe con las provincias y alcaldías de los


gobiernos de Sonora y Sinaloa.

En 1787 Nuevo Santander pasa a depender de la intendencia de San Luis Potosí.

En 1788, se crearon las comandancias de las Provincias Internas de Oriente y de


Occidente, integrándose a ésta última Nueva Vizcaya, Nuevo México, Sonora,
Sinaloa y la Comandancia de las Californias, mientras que la primera queda
integrada por las provincias de: Nuevo León, Coahuila, Texas, Santander y los
distritos de Parras y de Saltillo.

En 1789 Aguascalientes y Juchipila pasan de la jurisdicción de la intendencia de


Guadalajara a la de la Intendencia de Zacatecas.

En 1790 se reunifica la comandancia general de las Provincias Internas, pero


vuelve a sufrir cambios en 1791, 1792 (pasaron al control del virrey) y 1804.

En 1793 las Californias, el Nuevo Reino de León y Nuevo Santander se separaron


y se pusieron bajo gobernantes militares directamente sujetos al virrey. Ese año
Tlaxcala se separó de la intendencia de Pueblo y se constituyó en gobierno militar.

El partido de Cuautla-Amilpas, pasa el 8 de septiembre de 1792 a la Intendencia


de México desde la intendencia de Puebla, que por Cédula Real del 2 de marzo de
1793 pierde también Tlaxcala y luego recibe Tlapa e Iguala.
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En 1804, fueron separadas la Alta y la Baja California, cada una pasó a tener un
gobierno militar.

En 1812, al emitirse la Constitución de Cádiz, el Virreinato desapareció y su


territorio fue dividido en provincias que no estaban jurídicamente subordinadas
entre sí. En 1814 el rey Fernando VII restableció el Virreinato, que se extinguió
definitivamente en 1820 al restaurarse el régimen constitucional.

EL SISTEMA DE INTENDENCIAS

Entre las primeras funciones del visitador español José Gálvez, estuvo la de
establecer una centralización administrativa orientada a fortalecer el control de la
Corona sobre el virreinato. Dentro de este propósito se buscaba tomar medidas
encaminadas a romper el monopolio que tenían las élites locales en el gobierno
municipal, y establecer un sistema de división territorial similar al creado por el
gobierno de Francia, y ya adoptado en España.

La implantación de este sistema exigió la división del virreinato en jurisdicciones


político administrativas denominadas Intendencias, las cuales habrían de estar
bajo la dirección de un funcionario que fungía como Gobernador general o
Intendente, quien ejercía todos los atributos del poder: justicia, guerra, hacienda,
fomento de las actividades económicas y obras públicas. Los intendentes debían
utilizar su autoridad para movilizar la economía de sus provincias, y debían solicitar
la colaboración del pueblo a fin de tener éxito; se consideraba necesario mejorar la
participación pública en los asuntos comunales para que hubiese contacto entre
gobernantes y gobernados, y lograr con ello una mayor estabilidad.

Los intendentes debían estimular la actividad económica directa e indirectamente,


por medio de obras públicas. Se esperaba que los intendentes, adictos a la Corona
y bien pagados acabarían con la corrupción y con los abusos de los alcaldes
mayores, para ello serían los encargados de producir las reformas, y estimular el
rendimiento colonial que debía comenzar por la agricultura. El Intendente repartiría
baldíos a los indios y españoles que carecieran de tierras, supervisando que las
hicieran producir, además debía favorecer la artesanía y fomentar el comercio y la
minería.

Transcurrieron 19 años entre 1767, fecha en que Gálvez presentó su plan original
de Intendencias, y 1786, año en que la Corona española promulgó las Ordenanzas
de Intendentes, que daban carácter legal y definitivo al sistema de intendencias.
Las Ordenanzas establecían la nueva división territorial en 12 Intendencias, cuyas
capitales serían México, Puebla, Oaxaca, Mérida, Veracruz, San Luis Potosí,
Guanajuato, Valladolid, Guadalajara, Zacatecas, Durango, y Arizpe (Sonora-
Sinaloa).

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No formaban parte de las intendencias de esta Ordenanza los territorios de


California, Nueva Vizcaya, Nuevo México, Coahuila y Texas, quizá por tratarse de
provincias que constituían la Comandancia General de Provincias Internas;
además las ordenanzas mencionan aparte otras regiones como el Nuevo Reino de
León y Nuevo Santander, donde el gobernador debía tener el mando en las causas
de Hacienda y de Guerra.

DESCONTENTO CONTRA LAS REFORMAS BORBÓNICAS

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Antes de tomar medidas para con la Nueva España, el gobierno español decidió,
primero que nada, organizar una inspección militar (1764) y una visita general a las
oficinas virreinales (1765), aunque estas dos medidas provocaron una división
entre las autoridades coloniales. Con la llegada de José Gálvez, con carácter de
visitador general, las tensiones aumentaron, hasta que sale en 1771 de la Nueva
España. De su visita resultó la nueva división política del territorio en intendencias
y comandancias de provincias internas, el aumento al triple de las rentas públicas,
la reducción de restricciones al comercio, la fundación del obispado de Sonora y la
Academia de Bellas Artes. El Virrey-inspector general inicia una segunda
reorganización del ejército e intenta establecer una nueva modalidad en las
milicias. Toma medidas intrascendentes que fracasan y sólo hacen perder dinero.
La economía de la Nueva España es cargada con los cuantiosos gastos que
provocaban los preparativos militares para el conflicto en América del Norte. La
recuperación de La Habana (1763) y las medidas para modernizar sus defensas se
transformarían en la insaciable boca que engulle cuanto Nueva España no se
basta para producir: dinero, hombres, pólvora, carne, maíz, arroz, habas y harina.

En Veracruz enfermaban los cientos de reos que esperaban para ser llevados a
trabajar en la isla. Se calcula que las obras de fortificación de la isla requirieron del
envío de más de 5 mil trabajadores novo hispanos. La quiebra del erario se fue
agudizando debido al aumento de los gastos, provocados por el mantenimiento de
las tropas y trabajadores en La Habana. Ante esto, las tensiones sociales
aumentan y comienza a organizarse la oposición. El Gobierno de Carlos III recibe
desde 1766 noticias, las que considera sin fundamento, sobre el supuesto espíritu
de rebeldía existente en la nueva España, y sobre un plan de insurgencia que
contaba con el apoyo de Inglaterra.

LAS REFORMAS BORBÓNICAS Y SUS EFECTOS EN LA NUEVA ESPAÑA

A mediados del siglo XVIII, el virreinato de la Nueva España presentaba


características muy distintas de las que se dieron en la primera mitad de la
centuria. En la metrópoli, los monarcas se sentían seguros en el trono y sabían que
había llegado el momento de romper definitivamente con las estructuras políticas y
económicas impuestas por los Habsburgo. En el caso particular de España, los
cambios obedecieron a la necesidad de la nueva administración borbónica que
tomó el poder a partir de 1700, con el propósito de corregir la situación de
progresiva decadencia que se manifestó en el transcurso del siglo XVII.

En la Nueva España, los visitadores y virreyes, así como los obispos nombrados
por Carlos III, fueron los primeros y más destacados abanderados del pensamiento
fisiocrático y del absolutismo regalista, fueron los agentes de una "revolución
desde arriba" tendiente a transformar el sistema colonial, para sujetarlo a la Corona
de una manera más eficaz, mediante la aplicación de los conocimientos científicos
de la fisiocracia.

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De acuerdo con el principio de que no podían existir poderes corporativos o


privados que rivalizaran con los del monarca, ni privilegios que atentaran contra el
interés supremo del Estado, la principal tarea de los funcionarios borbónicos en el
virreinato fue la de recuperar las atribuciones que los Habsburgo habían delegado
en corporaciones y grupos.

Todo lo anterior implicaba eliminar la oposición de los grupos de poder locales


americanos, y liberar los factores de producción monopolizados por algunos de
esos grupos. Por ello, los reformistas se plantearon los siguientes propósitos:

 Crear cuadros administrativos y burocráticos leales a las ideas colonialistas,


eliminando el peso de los criollos.
 Adecuar la legislación a las nuevas necesidades de la Metrópoli.

 Contar con una fuerza militar que defendiera y protegiera el programa de


remodelación presentado, como un ejército defensor de las fronteras ante las
agresiones extranjeras.

 Reducir la autonomía de gestión y control económico de los consulados de


comerciantes.

 Poner en circulación los bienes de la Iglesia.

 Favorecer la reducción de precios de las importaciones para erradicar los


sectores productivos competitivos, como los obrajes, que desarrollados en la
colonia competían con cierto éxito, limitando las ganancias de los comerciantes,
fieles a la corona y desarrollando grupos con intereses económicos distintos a
la metrópoli.

El encargado de promover estas reformas en América fue José de Gálvez,


nombrado visitador de la Nueva España por Carlos III entre 1765 a 1771. La misión
de Gálvez era establecer diversos mecanismos que recuperara los hilos que con
independencia de la metrópoli se movían desde hacía más de un siglo en los
asuntos económicos, políticos y administrativos de la colonia y colocarlos bajo la
dirección y vigilancia de funcionarios fieles a la metrópoli. Una de las primeras
instituciones contra las que el visitador Gálvez dirigió sus ataques fue el virrey, por
considerar peligroso para la metrópoli la centralización de tanto poder, así como la
ineficacia administrativa que entorpecía la solución de todos los asuntos que
concentraba. El instrumento recomendado por Gálvez para buscar la solución a
este problema fue una nueva división territorial en intendencias que venía a
sustituir el sistema de provincias y reinos vigente en ese momento, que permitiría
una mejor administración evitando los abusos de la centralización del poder en el
virrey, los alcaldes mayores, delegados y subdelegados.

El establecimiento del sistema de intendencias enfrentó fuertes resistencias que


impidieron su aplicación completa; en un primer momento el rechazo provino de los

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virreyes mismos, quienes se opusieron a ceder parte de su poder. Más tarde a sus
protestas se unieron los integrantes de la Real Audiencia, los altos jerarcas
eclesiásticos y los miembros de las principales corporaciones, que sentían limitado
su poder por las reformas.

En 1776 la Corona creó el puesto de Regente, de rango inmediatamente inferior al


del virrey, con facultades para asumir ese cargo en su ausencia o cuando quedara
vacante. La Real Audiencia, institución civil más poderosa después del virrey,
también fue objeto de cambios, uno de los cuales consistió en que había de ser
presidida por el Regente, quien estaba facultado para intervenir en asuntos
judiciales, generales o específicos. Esta disposición, fundamentada en la idea de
que la burocracia colonial necesitaba de más conexiones entre los diversos
sectores, afectó directamente la relación entre el virrey y la Audiencia. En la época
en que llegó José Gálvez, la gran mayoría de los miembros de la Audiencia eran
del grupo criollo, por lo que se propuso modificar esta situación en primer lugar, y
puso en práctica medidas tendientes a reducir la participación de los criollos en la
Real Audiencia; además, en la Ordenanza de Intendentes de 1786, se le restaron
facultades a esta institución, al disponer que muchos asuntos de índole económica,
antes manejados por ella, pasaran a ser de la competencia de la Real Hacienda.
De esta manera, el antes poderoso tribunal perdió poder y sobre todo dejó de
constituir un bastión del grupo criollo.

También fueron sustituidos casi todos los tesoreros y oficiales encargados de


manejar las cajas reales donde se acumulaban los impuestos del virreinato, y sus
cargos fueron ocupados por personas adictas a la nueva administración de los
Borbones, enviadas desde España.

Otra disposición fue la de suprimir a los alcaldes mayores y corregidores de los


pueblos de indios, porque suponía que las bajas recaudaciones de impuestos
tenían origen en la corrupción de estos administradores locales y en la práctica
generalizada de controlar la producción y el consumo de los indígenas mediante el
repartimiento del comercio, pues de este modo sólo se beneficiaban los
comerciantes y los alcaldes, pero no la Corona ni sus súbditos indígenas. Para
acabar con esa situación se recomendó la abolición total de los alcaldes mayores,
y se proyectó la creación de un nuevo rango de oficiales subordinados al
intendente: los subdelegados, que mediante el pago de un salario, se encargarían
de las funciones gubernamentales antes en manos de los alcaldes, y tendrían
prohibida toda práctica comercial y monopólica. Este plan fue aceptado por el
gobierno metropolitano en el año de 1769, y confirmado luego por la Ordenanza de
Intendentes.

Además fue creada una nueva institución, el Ejército, como instrumento destinado
a vigilar el cumplimiento de las disposiciones del gobierno borbónico. La nueva
estructura del ejército se componía de tres niveles: un pequeño número de
unidades regulares bien adiestradas, un grupo más grande de regimientos de la
milicia y una extensa red de compañías de reserva. Sin embargo, el reclutamiento
enfrentó varias dificultades y creó algunos problemas sociales y económicos, sobre
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todo por la resistencia de los pobladores a ingresar al ejército. Los reclutadores


atribuían su fracaso a la ausencia de valores marciales entre los mexicanos, y
además, dadas las circunstancias de sujeción colonial no era posible inculcar
virtudes patrióticas para defender los intereses de la Corona.

Tampoco fue posible cumplir con los propósitos de orden racial, de acuerdo con los
reglamentos, los elegibles para el servicio deberían ser individuos de origen
europeo o mestizos, tener entre 16 y 36 años de edad, medir por lo menos metro y
medio de estatura y tener buena salud. Los negros y los indígenas estaban
exentos del servicio militar, pero eran aceptables los de "sangre mixta".

Ante el rechazo al reclutamiento, los oficiales tuvieron que recurrir a prácticas de


leva, sin importar el origen racial de quienes eran reclutados a la fuerza. Estas
medidas trajeron consigo problemas de orden social y económico porque
provocaron un ambiente de tensión que comúnmente ocasionaba la fuga de los
hombres hacia las montañas, abandonando su trabajo y su familia. La Corona,
para hacer más atractivo el servicio, otorgó privilegios militares (fueros) a los
miembros del ejército, pero esta medida fue mal interpretada por quienes abusaron
del fuero al suponer que se les otorgaba inmunidad contra el castigo penal.

El proyecto de reformas afectó a la más poderosa de las corporaciones: la Iglesia.


Los ataques contra la Compañía de Jesús, considerada como la orden religiosa
mas desafiante, no sólo por su cuantiosa riqueza y su poderosa influencia como
educadora de los criollos, sino por su adhesión al papa Clemente XIII, quien
luchaba contra el regalismo en defensa de los derechos de la Santa Sede.

En junio de 1767 el gobierno español decretó de manera sorpresiva, la expulsión


de los jesuitas de todas las tierras bajo su dominio. En la Nueva España se vieron
afectados 700 miembros de la orden; su arresto y posterior destierro ocurrió
cuando la influencia jesuita se encontraba en su punto más alto, pues además de
ejercer una influencia incuestionable sobre la élite criolla, gozaban de un elevado
prestigio entre otros sectores de la población novo hispana.

Pero todos estos cambios e implicaciones en la vida social constituían sólo una
parte del conjunto de grandes transformaciones operadas en el mundo occidental a
lo largo del siglo XVIII, etapa pletórica de acontecimientos trascendentales, los
cuales se manifestaron con toda su fuerza durante el llamado "Siglo de las Luces",
y revolucionaron al mundo introduciéndolo a una era de modernidad sin
precedentes.

El cumplimiento de estos propósitos implicaba a su vez contar con medios


económicos financieros adecuados, para lo cual se programó una política fiscal
encaminada a suprimir las deshonestidades, crear nuevos estancos y ampliar la
base social tributaria, dándole a la colonia su carácter real de territorio sometido a
una metrópoli imperialista.

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Algunas de esas reformas se sometieron a estudio, pues su aplicación se


consideraba asunto delicado, por las protestas que pudiera ocasionar el
rompimiento de los antiguos esquemas pero como quiera estas reformas dieron
comienzo en el año de 1765, con la llegada de José de Gálvez como visitador
general. A partir de ese momento se produjeron cambios tan violentos que es
posible afirmar que fue entonces cuando la Nueva España adquirió, en un sentido
real y estricto, su estatus colonial, porque nunca antes su dependencia y
sometimiento fueron mayores.

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