Está en la página 1de 11

Iconos.

Revista de Ciencias Sociales


ISSN: 1390-1249
revistaiconos@flacso.org.ec
Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales
Ecuador

Carrión, Fernando
Los centros históricos en la era digital
Iconos. Revista de Ciencias Sociales, núm. 20, septiembre, 2004, pp. 35-44
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Quito, Ecuador

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=50902004

Cómo citar el artículo


Número completo
Sistema de Información Científica
Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Los
centros
históricos
en la era digital
Fernando Carrión1 Con esta vuelta de prioridad a la urbe
construida2, el centro histórico cobra un peso
singular y su naturaleza cambia; se plantean
El presente artículo nace del estudio y la refle- nuevos retos vinculados a las accesibilidades,
xión sobre lo que se ha hecho y estudiado en a las centralidades intraurbanas, a las simbo-
los centros históricos (CHs) más importantes logías existentes y a las relaciones sociales que
de América Latina. Para el desarrollo de la ló- le dan sustento; se revaloriza la centralidad
gica expositiva se plantean tres preguntas cla- histórica y se plantea el reto de desarrollar
ves en torno a) a lo que está ocurriendo en los nuevas metodologías, técnicas y conceptos
CHs, b) a lo qué pasaría en ellos si no se hace que abren nuevas perspectivas analíticas y
nada y se deja que las fuerzas sociales operen mecanismos de intervención que superan los
bajo su propia inercia, y c) a lo que correspon- paradigmas monumentales.
dería hacer (las políticas posibles y deseables) Esta transformación sustancial del objeto
para que los CHs puedan seguir existiendo. centro histórico y, de manera correlativa, de
las formas de entenderlo y actuar sobre él tie-
nen que ver, al menos, con lo siguiente:
¿Qué sucede con los centros
históricos en el nuevo patrón a) Incremento de la pobreza urbana
de urbanización?
Un reciente estudio de Arraigada (2000) con-
En América Latina el patrón de urbanización signó que el 62% de los pobres habitan en las
ha entrado en un franco proceso de transfor- ciudades. Si esto es así, no sólo que la mayoría
mación: si en los años 40s la urbanización se de la población urbana es pobre sino que las
dirigió hacia la expansión periférica, en la ac- ciudades en su totalidad también lo son. Esto
tualidad lo hace hacia la ciudad existente: se da lugar a pensar que hemos pasado de las
pasa de una tendencia exógena y centrífuga “ciudades de campesinos” -que nos mostrara
del desarrollo urbano, hacia una endógena y Roberts (1978)- a las “ciudades de pobres”.
centrípeta. Es una urbanización que transita Las ciudades de pobres son pobres, porque
del tradicional concepto de ciudad frontera a así como todo lo que topa el Rey Midas lo con-
otro de ciudad en red. vierte en oro, la pobreza donde llega todo lo
encarece y erosiona. Existen varios estudios
que muestran que la pobreza resulta ser más
Carrión, Fernando, 2004, “Los centros históricos en la cara que la riqueza. Por ejemplo, el acceso al
era digital”, en ICONOS No.20, Flacso-Ecuador,
agua potable por tanque cisterna es más costo-
Quito, pp.35-44.
2 Que exige políticas y acciones urbanísticas dentro de
1 Director de CODEL e investigador de FLACSO las ciudades, es decir, urbanización de la ciudad o
(carrionf@yahoo.com). reurbanización.
dossier

El regreso a la ciudad construida (introspección) tiene como contraparte una cos-


mopolización e internacionalización de la ciudad. Estaríamos entrando en una fase
de introspección cosmopolita: si no hay una política para que los CHs se articulen
a ella, el proceso de globalización va a terminar marginándolos o periferizándolos.
so y de menor calidad que por la tubería del el incremento de la densidad de uso de los so-
sistema formal; el abastecimiento de víveres es portes materiales por la vía de la tugurización.
de peor calidad y de mayor precio en las comu- Esto significa que los lugares centrales que
nidades urbanas distantes que en los supermer- tienen un valor patrimonial se deterioran por
cados; la vivienda, el transporte y el crédito la falta de políticas públicas y estrategias de
también tienen un comportamiento similar. desarrollo urbano que superen la pobreza y
La pobreza social concentrada en el hábitat rompan este ciclo perverso.
tiende a degradarlo y éste hábitat erosionado se En suma, los CHs en América Latina vi-
convierte en factor adicional de la pobreza; es ven una contradicción estructural: la concen-
decir, un círculo sin fin de la pobreza. En ese tración de la riqueza histórico-cultural y de la
proceso, los CHs se convierten en el espacio pobreza socio-económica de la población. Una
estratégico para el “mundo popular urbano” definición de este tipo requiere una política
donde cobra vida el tugurio, el comercio am- que trate la totalidad de contradicción sin
bulante, la prostitución y la informalidad, co- privilegiar -como se ha hecho hasta ahora-
mo mecanismos o estrategias de sobrevivencia uno de sus polos (lo cual conduce a una polí-
para los sectores populares urbanos. tica también contradictoria de preservación -
Los sectores de más bajos ingresos residen la riqueza- y desarrollo -la pobreza-)3.
-como estrategia de sobrevivencia- en los lu-
gares de renta nula. Esto es donde las condi- b) La transición demográfica
ciones del sitio son más complejas para el de-
sarrollo urbano y donde los servicios no exis- América Latina concentró en 1950 el 41% de
ten o son precarios (periferia); pero también la población en ciudades y en 2000 el 78%
en los lugares centrales de la ciudad gracias al (HABITAT 1999). La concentración de la
uso intensivo del espacio y al hacinamiento población en áreas urbanas tiene su contra-
de la población, bajo la modalidad económi- parte en la reducción de las tasas de urbaniza-
ca del tugurio: muchos pocos hacen un mucho. ción. Si en 1950 Latinoamérica tenía una ta-
En uno y otro caso deterioran el medio am- sa promedio de 4.6, para el 2000 se redujo a
biente urbano, natural o construido, y se con- la mitad, 2.3. La disminución es lógica por-
vierten en causa y efecto de la pobreza. que hay menos población residente en el
Asimismo, el comercio callejero tiene sen- campo y menos decisión para migrar. Si se
tido en la centralidad porque allí es posible la entiende que la migración es un proceso fini-
convergencia de tres condiciones: uso privado to, tenemos que en 1950 había un 60% de la
del espacio público sin que se paguen los cos- población potencialmente migrante, mien-
tos reales de la localización; no pago de los tras que en la actualidad se reduce al 20%.
tributos al consumo, a las transacciones mer- Esto significa que en la región se cerró el ci-
cantiles y a las importaciones; y finalmente la clo de la migración del campo a la ciudad y
existencia de una demanda cautiva. del crecimiento vertiginoso de las urbes (que
Esta condición de la pobreza conduce a un
ciclo perverso: la inversión realizada en los 3 Basada en un énfasis a lo físico-espacial y en un me-
CHs incrementa las rentas del suelo, las cua- canismo de regreso al pasado, la concepción monu-
les plantean la expulsión de la población de mentalista tiene a la conservación como eje unilateral
menos recursos económicos o, en su defecto, de su política.
produjo una lógica de urbanización sustenta- también se establecen lazos interurbanos que
da en la periferización y la metropolización). hacen repensar el continuo urbano-urbano.
Paralelamente, se abrió un nuevo proceso ¿Cómo pensar un centro histórico que no só-
migratorio, esta vez dirigido hacia el exterior lo está disperso en una ciudad sino que está
de los países e, incluso, de la región: la migra- en otras ciudades y países?
ción internacional. Hoy muchos de nuestros La doble determinación demográfica -re-
países tienen demográficamente sus segundas y ducción de las tasas de migración rural-urba-
terceras ciudades fuera de los territorios na- nas e incremento de las migraciones por fue-
cionales e, incluso, continentales4. Económi- ra de los territorios nacionales, en un contex-
camente la región recibe alrededor de 25 mil to de globalización de la sociedad- plantea la
millones de dólares al año por concepto de re- contradicción entre el regreso a la “ciudad
mesas5. Políticamente se vive un proceso de construida” en un contexto de internacionali-
formación de “ciudadanías múltiples”6, y cul- zación (introspección cosmopolita). Esta
turalmente la conformación -como dice Beck contradicción es fundamental para los CHs
(1998)- de “comunidades simbólicas” confi- porque revaloriza el peso de la ciudad cons-
guradas en “espacios sociales transnaciona- truida y, dentro de ella, otorga mayor signifi-
les”7. En términos urbanos, se enlazan Ciudad cación a las centralidades urbana e histórica.
de México con Los Angeles, La Paz con Bue- Pero así como éstas últimas resultan revalori-
nos Aires, Lima con Santiago, Quito con zadas, también entran a competir entre ellas,
Murcia, porque el migrante reproduce la cul- con lo cual la contradicción entre la centrali-
tura del lugar de su origen en el del destino, y dad urbana e histórica adquiere una relevan-
cia sin par, porque hay una disputa de las fun-
4 La quinta parte de los mexicanos y la cuarta de los cu- ciones entre los lugares donde históricamente
banos viven en Estados Unidos; Buenos Aires es la
cuarta ciudad de Bolivia, Los Ángeles la cuarta de
se concentraban y los nuevos espacios donde
México, Miami la segunda de Cuba, Nueva York la empiezan a desarrollarse8.
segunda de El Salvador. Quito puede ser la segunda
otavaleña, México la mayor mixteca y La Paz la más c) La globalización y la revolución
grande aymara.
5 “De acuerdo al Fondo Multilateral de Inversiones científico tecnológica
(FOMIN) del BID, las remesas en América Latina al-
canzan alrededor de 25.000 millones de dólares al Se vive a escala planetaria un proceso de globa-
año y se proyecta que de continuar con las tasas de lización de la economía, la política y la cultura
crecimiento actuales, el valor de las remesas acumula-
das para la siguiente década 2001-2010 podría alcan-
Celeste Vargas

zar los 300.000 millones de dólares” (Avalos 2002).


México recibe 10 mil millones de dólares anuales por
remesas, en El Salvador es la primera fuente de ingre-
sos y en el Ecuador la segunda. Fenómeno similar
ocurre en Cuba o República Dominicana, Nicaragua
o Panamá y Colombia o Perú. En Brasil las remesas
equiparan a las exportaciones de café.
6 Reconocimiento a la doble y triple nacionalidad, el
otorgamiento del derecho al voto al migrante y el re-
conocimiento de regiones extraterritoriales.
7 Esta sería la forma privilegiada de articulación de la
“ciudad en red” desde América Latina, que si bien se
apoya en las nuevas tecnologías de la comunicación
(NTIC), no tendría tanto peso el determinismo tec-
nológico como ocurre con las “ciudades globales”.
8 Gracias a la condición de centralidad que es portador
el centro histórico, contiene valores simbólicos prove-
nientes de las actividades políticas (asiento del Estado
nacional), económicas (centro comercial), culturales
(iglesias) y sociales (trama social) que son disputados
por una nueva centralidad en desarrollo. Calle de La Habana
dossier
que tiene como contrapartida la localización Estas tres situaciones (pobreza, demografía
de sus efectos en lugares estratégicos: las ciuda- y globalización), vinculadas al cambio del pa-
des (Sassen, 1999). Pero la globalización no es trón de urbanización en la región, definen tres
un fenómeno externo sino parte constitutiva tensiones estructurales propias de los CHs en
de lo local. Es decir, asistimos a un proceso de América Latina. La primera tensión, entre ri-
glocalización (Robertson 1992) que, para el ca- queza histórico-cultural y pobreza económico-
so que nos ocupa, produce tres efectos signifi- social se expresa en la presencia de importan-
cativos: primero, reduce la distancia de los te- tes valores culturales -tangibles e intangibles-
rritorios, con lo cual los conceptos principales construidos a lo largo de la historia, contra-
del desarrollo urbano se modifican -accesibili- puestos a la existencia de una población que
dad, centralidad, velocidad-; segundo, acelera vive y trabaja en condiciones deplorables.
y multiplica la historia en espacios distintos y La segunda tensión, entre centro urbano y
distantes; y tercero, el lugar principal de socia- centro histórico, está latente en la vida y fun-
lización queda circunscrito al ámbito de las ción de los centros históricos. La disputa por
nuevas tecnologías de la comunicación9. la centralidad urbana, con la que nacieron los
En el caso de los CHs el proceso de gloca- CHs no ha culminado y más bien se ha agu-
lización se evidencia en tres aspectos. Primero, dizado. Mientras la centralidad urbana tiene
en términos económicos, la centralidad es un lógica propia la histórica requiere de políticas
elemento fundamental de la competitividad de públicas sólidas para existir, porque si se deja
las unidades económicas urbanas porque allí se que las fuerzas del mercado operen, en un
concentra la infraestructura (servicios, tecnolo- plazo relativamente corto las nuevas centrali-
gía), las comunicaciones (telefonía, vialidad), dades urbanas terminaran erosionando las
los recursos humanos (consumo, producción) centralidades históricas. La conformación de
y la administración (pública, privada). En el una nueva centralidad urbana pone a los CHs
caso de los CHs hay, además, una proyección en una disyuntiva interesante pero peligrosa:
mundial a través del turismo, las remesas y la convertirse en reducto de la memoria (del pa-
cooperación internacional. Segundo, en térmi- sado) o asumir su condición del eje del por-
nos culturales, el centro es un espacio de inte- venir urbano (del futuro).
gración social y cultural con proyección inter- La tercera tensión, entre lo global y lo local,
nacional, que opera como mecanismo de for- conduce a una internacionalización inédita
talecimiento del sentido de pertenencia a las de los CHs, donde lo global no debe ser vis-
culturas locales. Tercero, en términos políticos to como algo externo a lo local y donde los
vive un proceso de desnacionalización por lo- lugares centrales se articulan en red con otros
calización y privatización: con los procesos de CHs, de la misma o de otras ciudades. Pero
reforma del Estado (apertura, privatización y también plantea exigencias en cuanto a la fle-
descentralización) el municipio adquiere una xibilización de los servicios e infraestructuras
mayor funcionalidad, por lo que asistimos a y al fortalecimiento de la cultura local como
un regreso a la ciudad-estado donde los lugares forma de proyección mundial.
centrales se convierten en los puntos de avan- En suma, lo que tenemos es un paso de la
zada de este proceso. urbanización periférica hacia la ciudad cons-
truida y la formación simultánea de territo-
9 En épocas pasadas la socialización se hizo en la ciudad
rios translocales, o ciudades en red, construi-
(Ágora o Polis) o en el aula de la escuela, hoy se la ha- dos a partir de imaginarios articulados en es-
ce en los medios de comunicación. García Canclini pacios distintos. Esto lleva a preguntarse: ¿có-
(2000) muestra que el 28% de los migrantes que lle- mo pensar los CHs con estas centralidades
gan a Ciudad de México, no llegan para vivir el espa-
cio público urbano sino para recluirse en el mundo extendidas y articuladas? ¿Cómo pensar los
doméstico para ver la televisión. Y ven básicamente lo CHs en esta confrontación con la centralidad
mismo que en el campo: las noticias, el fútbol y las te- urbana? En otras palabras, una de las caracte-
lenovelas.
¿Cómo recuperar lo público para la política sobre los centros históricos? Rehabilitar
los CHs dependerá de la recomposición de su gestión a través de un marco institu-
cional compuesto por leyes, políticas y órganos diseñados para el efecto y, sobre
todo, de una ciudadanía capaz de potenciar el orden público ciudadano.
rísticas del proceso de urbanización y de glo- riferizado, pero también Santo Domingo
balización en América Latina es que esta in- o Cartagena que han tenido una propues-
trospección (o regreso a la ciudad construi- ta única y no heterogénea. Además, están
da), tiene como contraparte una cosmopoli- aquellos que empiezan a vaciarse de socie-
zación e internacionalización de la ciudad. Si dad debido a que los CHs están pierden
esto es así, estaríamos entrando en una fase de población residente. En suma, al perder
introspección cosmopolita, del que no están au- centralidad los CHs se transforman en lu-
sentes los CHs. De allí que si no hay una po- gares o barrios históricos y dejan de ser lo
lítica para que los CHs de América Latina se que son: centros.
articulen a esta introspección cosmopolita, el
proceso de globalización va a terminar margi- b) Podemos estar viviendo el aparecimiento de
nándolos o periferizándolos. nuevas formas de centralidad, sobre la base
de las siguientes vías:

¿Qué puede ocurrir con • Una primera que se vive la transformación


los centros históricos? del centro histórico de un espacio de en-
cuentro hacia otro de los flujos11. Un caso
¿Qué puede pasar con los CHs en este con- interesante para analizar es la formación de
texto, si tenemos en cuenta que son un pro- centralidades longitudinales como ocurre
ducto histórico que nace, se desarrolla y mue- en Bogotá -a partir del proyecto de trans-
re, como todo proceso social? Intentar res- porte Transmilenio y de los espacios públi-
ponder esta pregunta nos lleva a formular tres cos colindantes-, así como en La Paz, desde
hipótesis respecto de su devenir. su centro histórico hacia la Av. El Prado.
• Una segunda vía puede ser aquella que sur-
a) Podemos estar viviendo su fin. Si partimos ge de la integración de CHs bajo la moda-
por la opción más negativa, se puede plan- lidad en red. ¿Cómo entender los CHs en
tear que los CHs se están muriendo. La espacios discontinuos, en espacios que es-
hipótesis de partida fue la diferenciación tán más allá de fronteras definidas a través
entre centro urbano y centro histórico, de contenidos físicos? Esto permite com-
donde el primero le extrae las funciones de prender que el centro histórico de Coyoa-
centralidad al segundo y, en ese proceso, cán está vinculado con el de la ciudad de
termina degradándole. La centralidad la México, así como también el de Lima con
puede perder por varias vías: vaciamiento el de Santiago o el de Quito con el Murcia.
de funciones, homogeneización de usos, Esto significa que las centralidades están
incremento de pobreza, nuevas centralida- articuladas social, cultural, económica-
des y rezago tecnológico10. Ejemplos de es- mente sin que exista un espacio continuo.
ta situación son San Telmo en Buenos Ai- • Una tercera vía se inscribiría en aquella
res o Candelaria en Bogotá, que se han pe- definición de los “no lugares” (Augé

10 Plantearse el tema de la tecnología de punta para los 11 Siguiendo a Castells (2002), en el sentido de que es-
CHs es una forma central de reconstituir la competi- taríamos viviendo el paso del espacio de los lugares al
tividad, conectividad y posicionamiento perdidos. de los flujos.
dossier
En la realidad estas hipótesis pueden ope-
rar simultáneamente, aunque -probablemen-
te- alguna de ellas tenga, como tendencia ge-
neral, un peso mayor que las otras. Indepen-
dientemente de las hipótesis planteadas, los
CHs están viviendo una dinámica que hace
pensar que su futuro está en juego. Mucho
más si no se reconoce esta situación y se sigue
operando con los enfoques monumentalistas
y conservacionistas.

¿Qué se puede-debe hacer


en los centros históricos?

Los CHs tienen una doble dimensión de su ca-


rácter público: se trata del espacio público por
excelencia de la ciudad y deben ser gobernados
desde un marco institucional público-privado.

a) El centro histórico como espacio público


Antonio Mena

El centro histórico es el lugar privilegiado de


Centro histórico de Quito la tensión que se vive en la ciudad respecto de
las relaciones Estado-sociedad y público-pri-
2000): se constituye una centralidad en la vado. Lo es porque se trata del lugar que más
periferia, con tecnología de punta y acce- cambia en la ciudad -el más sensible y, por
sibilidad altamente diferenciada y exclu- tanto, flexible para adoptar mutaciones- y
yente. Se trata de la centralidad típica de la porque es el espacio público por excelencia,
globalización, con sus propios artefactos. debido a que en él se produce la simbiosis
El caso de Santa Fé en ciudad de México. (encuentro), lo simbólico (identidades múlti-
• Y por último, la centralidad virtual, don- ples y simultáneas) y la polis (espacio de dis-
de los portales del internet cumplen el rol puta y disputado). Esta condición es posible
de una centralidad difusa carente de un re- de comprenderla si se le entiende al CH co-
ferente territorial. mo un “espacio público” que debe ser recono-
cido no por sus partes aisladas (visión monu-
c) Fortalecimiento de la centralidad histórica. mentalista) o por las calles y plazas (visión
La tercera hipótesis puede llevar al fortaleci- restringida), sino por el significado que tiene
miento de los CHs sobre la base del desarro- como un todo para la ciudadanía.
llo sustentable y no de la conservación o pre- Simbiosis: es un espacio público que tiene
servación; lo cual supone insersión en redes la función urbana articuladora e integradora
urbanas, refuncionalización de la centralidad en lo social. Es un espacio de simbiosis por
en el contexto de la ciudad, reconversión tec- ser un lugar de encuentro al cual todos con-
nológica, posicionamiento y competitividad. vergen directa o indirectamente. Por eso, el
Desgraciadamente no hay un caso que reúna peso de la conectividad, el posicionamiento y
las condiciones, aunque justo es decirlo que sí la accesibilidad es fundamental. Esta condi-
existen casos que han trabajado algunas de las ción le hace ser un espacio distinto y particu-
dimensiones. lar de la ciudad y, en algunos casos, de la hu-
manidad, cuando hay un reconocimiento ex- gún otro lado de la ciudad, el tiempo y el es-
preso de la comunidad internacional (Decla- pacio. Y todo porque hay un imaginario espa-
raciones de Patrimonio de la Humanidad). cial y temporal que se confronta con otros al-
Simbólico: es un espacio público porque es rededor del aquí-allá, del ayer-mañana, del
un ámbito donde la población se socializa, se adentro-afuera y del pasado-futuro, explica-
informa y se expresa cívica y colectivamente. ble porque existe un espacio imaginado y otro
Y ello es factible por la heterogeneidad de espacio simbolizado, distintos del espacio vi-
funciones, gentes, tiempos y espacios que vido. De allí que se construya un imaginario
contiene. Se trata del “espacio de todos”, que y una simbología hegemónicas desde una po-
le da el sentido de identidad colectiva a la po- blación que ni siquiera vive ese espacio y que
blación que vive más allá del centro (espacio) lo ve como de los otros (la otredad), a partir
y más allá del presente (tiempo). Esto signifi- sus prejuicios e intereses.
ca que su condición pública transciende el Por otro lado, vivimos la época de la pri-
tiempo (antiguo-moderno) y el espacio (cen- vatización de la gestión pública en todos sus
tro-periferia), produciendo un legado trans- órdenes. Esta llega a los CHs para tomar par-
generacional y trans-espacial que define una tido en el espacio público -como un todo y
“ciudadanía derivada” (herencia). sus partes- más importante de la ciudad. La
Polis: la cualidad de espacio público tam- privatización de la gestión de los centros his-
bién se explicita porque no existe otro lugar tóricos se vive a través de la lógica privada de
de la ciudad que tenga un orden público tan administración urbana con la profusión de
definido y desarrollado. Allí están las particu- patronatos (Lima), corporaciones (Santiago),
laridades del marco legal compuesto por le- fundaciones (México), empresas (Quito), así
yes, ordenanzas, códigos e inventarios parti- como también de empresas que invierten di-
culares12 y de las múltiples organizaciones pú- rectamente (American Express, McDonalds)
blicas que conforman el marco institucional. y de organismo multilaterales de crédito que
Esto significa que la gestión se hace desde lo impulsan la participación privada.
público, a través de una legitimidad de coac- Estas nuevas modalidades de gestión con-
ción, regulación y administración colectivas. ducen a nuevas formas de construcción de
Pero también porque los CHs tienen diversos identidades que llevan, a su vez, a preguntas
patrimonios simbólicos surgidos del hecho de como las siguientes: ¿Se pulveriza el sentido de
que son un espacio de disputa y disputado, lo nacional en lo local? ¿Se fragmenta la inte-
donde la política es un eje fundamental. Por gración por tipos de mercados? ¿La globaliza-
ser el espacio de mayor confrontación urba- ción homogeniza las políticas de renovación?
na, los CHs no son un problema técnico sino Bajo esta tendencia, los CHs empiezan a ser
un problema político. víctimas del abandono de lo cívico y de la per-
De allí que los diversos patrimonios sim- dida de su condición de espacio público. Expe-
bólicos estén subsumidos bajo una simbolo- rimentan una concentración de la propiedad,
gía hegemónica que niega la heterogeneidad. la penetración de capitales transnacionales en
Se trata de un discurso que plantea un retor- desmedro del pequeño capital nacional y la re-
no a los orígenes (cuando es el lugar que más ducción del compromiso de la población con
cambia de la ciudad), que interviene con un la zona; es decir, de erosión de la ciudadanía.
criterio monumentalista y que lo social como La discusión de lo público y lo privado
freno13. En los CHs se disputa, como en nin- dentro de los CHs pueden fortalecer las ten-

12 “El espacio público es un concepto jurídico: es un es-


pacio sometido a una regulación específica por parte 13 Allí radica el concepto peyorativo de la noción de an-
de la administración pública, que es propietaria de la tigüedad (viejo), de la seguridad (violencia), de lo am-
facultad de dominio del suelo y que garantiza su acce- biental (sucio y contaminado) propios de una percep-
sibilidad a todos y fija las condiciones de su utilización ción elitaria del mundo popular, característica de los
y de instalación de actividades” (Borja 1998: 45). CHs de América Latina.
dossier
dencias públicas del centro histórico, estable- tralidad al poner las prioridades del desarrollo
cer nuevas relaciones de cooperación público- urbano en la expansión periférica; tercero,
privado, incentivar el significado del “peque- porque la presión privada fue tan fuerte que
ño patrimonio” para el capital y definir la sos- terminó por desbordarla; y cuarto, porque se
tenibilidad económica y social de los empren- construyó una maraña institucional nacional
dimientos. Sin embargo, justo es señalar, esta diversificada y compleja.
temática trae un núcleo de preocupaciones y Es decir que el estado nacional, el mercado
discusiones que vinculan a las relaciones de la y la urbanización produjeron una expropia-
sociedad y el Estado, en la perspectiva de re- ción y pérdida -para el centro histórico- del re-
construir el centro histórico como espacio ferente institucional (transparencia, legitimi-
público. Todo esto en la medida en que la pri- dad) y de la unidad de actuación (eficiencia,
vatización no se la formule como dogma. discurso), lo cual contribuyó a su deterioro.
Por otro lado, según García Canclini Hoy muchos CHs tienen una población
(2000:171) se vive un cambio de la ciudad superior a muchas ciudades, una complejidad
como espacio público porque es “en los me- urbana importante, un poder simbólico que
dios masivos de comunicación donde se de- trasciende el tiempo y el espacio y, paradójica-
senvuelve para la población el espacio públi- mente, no tienen una estructura institucional
co”. Esto significa que los circuitos mediáti- específica que los gobierne. Muchos CHs son
cos tienen más peso que los lugares urbanos el asiento de los poderes públicos, los cuales
tradicionales de encuentro, de formación de definen cualidades simbólicas únicas, pero ca-
identidad y de construcción de imaginarios. recen de competencias de gobierno. Como re-
En esa perspectiva, los CHs sufren un impac- sultado se tiene la ausencia de una administra-
to significativo por la “competencia” que tie- ción pública propia. Es decir, que los CHs per-
nen por parte de las redes comunicacionales. dieron las posibilidades de auto gobernarse y lo
Para superar esta anomalía deben actuar co- que quedó fue un marco institucional de ges-
mo uno de ellos, esto es, operar como un me- tión disperso que cuenta con varias adminis-
dio de comunicación que potencie su esencia traciones de base territorial (caso Lima) y con
y que en la necesaria búsqueda de referentes un conjunto de instituciones sectoriales, inco-
que tiene la población le lleve a acercarse a las nexas y superpuestas (caso México). Esto signi-
centralidades urbanas e históricas. fica que existe un marco de intervención ca-
rente de un referente institucional único, don-
b. Lo público para el gobierno del de confluyen desarticuladamente organismos
centro histórico nacionales y locales, públicos y privados.
Esto ocurre en un momento en que se per-
¿Cómo recuperar lo público para la política filan nuevas modalidades de gestión, que tie-
sobre los centros históricos? Si los CHs fue- nen como antecedentes a un marco institu-
ron el origen de la ciudad, quiere decir que al cional que ha transitado por tres momentos:
principio tuvieron un gobierno único y gene-
ral. Esta condición histórica cambia cuando • Uno primero en que la sociedad civil, re-
la ciudad crece produciendo la diferencia en- presentada por ciertas elites cultas locales
tre centro histórico, centro urbano y ciudad, (los notables), reivindica ante el Estado
con lo cual su gobierno pierde especificidad. nacional la necesidad de preservar los va-
Desde este momento, el deterioro de los CHs lores histórico-culturales de las ciudades.
va de la mano del deterioro de su gestión pú- Su propuesta proviene principalmente de
blica. Primero, porque al momento en que la la arquitectura, como hecho cultural artís-
ciudad desbordó los límites del hoy llamado tico y como escultura monumental.
CH, su gobierno se amplió hacia otros luga- • Uno segundo cuando el Estado nacional
res de la nueva ciudad; segundo, porque las construye un marco institucional a través
políticas urbanas le dieron la espalda a la cen- de órganos especializados (ministerios de
cultura, institutos de patrimonio) que de- asumir una posición teleológica, creyendo
finen políticas públicas que fortalecen la que es inevitable el tránsito de una gestión
llamada identidad nacional. En este mo- central a otra local y de ésta a una privada.
mento los CHs logran urbanizarse bajo la Con este cambio del marco institucional
concepción de conjunto monumental. se inicia un refrescamiento en la concepción
• Uno tercero en que los marcos institucio- de las políticas urbanas, que va más allá de las
nales de gestión de los CHs se encuentran miradas espacialistas. Los CHs se convierten
en transición, aunque con poca claridad en un espacio de disputa y disputado que tie-
hacia donde caminan. La discusión se cen- ne como telón de fondo posiciones ideológi-
tra en los modelos de gestión en los CHs y cas contrapuestas, como aquellas que buscan
es lógico que así suceda porque los sujetos la rehabilitación de la gestión desde la resigni-
patrimoniales han cambiado y aumentado. ficación de lo público y la transposición me-
El marco institucional, las modalidades de cánica de la llamada modernización-privati-
gestión y el carácter de las intervenciones zación del Estado hacia los CHs. Superar es-
en los CHs se configuran a partir de un ta visión dicotómica es importante y es en la
doble movimiento de desnacionalización: cooperación público-privado donde se pue-
un tránsito del gobierno nacional al local den encontrar las salidas17.
(descentralización) y de lo público a lo pri- Si bien esta es la tendencia general, la reali-
vado (privatización)14. La desnacionaliza- dad de la gestión sobre los CHs muestra una
ción hace perder el carácter nacional de las combinación de situaciones. Tenemos un mar-
identidades generadas por los CHs, puesto co institucional de gestión de los CHs que aún
que los referentes fundamentales comien- no logra consolidarse, por lo que se pueden en-
zan a ser internacionales15 y locales. contrar algunas de las siguientes situaciones:

La descentralización tiene dos vías: una, que • Hay CHs que son administrados por un
va del nivel nacional hacia el local, a través de complejo institucional disperso (Carrión
la transferencia de competencias a la órbita 2000), proveniente de un conjunto de su-
municipal en detrimento de la nacional. Y jetos patrimoniales que tienen competen-
otra que se desarrolla al interior del gobierno cia para intervenir en ellos. La ventaja que
local con la creación de instancias intra-muni- tiene un modelo disperso es que los distin-
cipales. Este proceso se profundiza dentro de tos actores pueden construir órdenes dife-
las ciudades más grandes16 y no está exento de rentes, expresando en la realidad lo diver-
conflictos. Si bien ésta es una tendencia gene- so. La desventaja radica en que cada uno
ral no se puede desconocer lo peligroso que es de ellos termine por negar al otro, neutra-
lizándose mutuamente, con lo cual la re-
14 Se pasa de la gestión de instancias nacionales, tales co- novación puede degradarse. La inexisten-
mo los institutos nacionales de cultura (Brasil), antro- cia de espacios de coordinación, de con-
pología e historia (México), institutos de patrimonio senso, de concertación de hegemonías,
cultural (Ecuador), hacia el manejo de la competen-
cia por parte de los gobiernos municipales o, incluso, puede ser más perjudicial que beneficiosa.
hacia fundaciones o empresas privadas. Estamos bajo un marco institucional de-
15 Con la asunción de las funciones de capitalidad por sarticulado donde Quito y de México ilus-
parte de Miami, se observa una conversión respecto
del peso de las influencias urbanas y arquitectónicas
tran esta situación, siendo los más grandes
de los centros históricos. Se pasa de los referentes es- y complejos de la región.
pañoles, italianos, portugueses o franceses hacia una
“miamización” de la cultura local y, por tanto, de los 16 Este proceso debe interrogarnos respecto de lo que
centros históricos. “Lo que París, Madrid o Londres ocurre en los CHs de las ciudades más pequeñas.
significaron en otra época para los latinoamericanos 17 Allí están las experiencias de gestión público-privada
ahora lo representan para las élites Nueva York, para de Recife o de Quito, y las propuestas de construir
los sectores medios Miami o Los Angeles” (García una autoridad legítima descentralizada de Montevi-
Canclini 2000: 177). deo o de Río de Janeiro.
dossier
• Hay CHs que tienen una administración centros históricos. La recuperación del centro
concentrada. En este caso hay un poder lo- histórico -como espacio público- requiere, de
cal constituido que cuenta con suficiente manera ineludible, la recuperación de su ges-
autoridad como para someter bajo sus polí- tión pública. La única posibilidad de rehabi-
ticas al resto de los sujetos patrimoniales. El litar los CHs dependerá de la recomposición
caso de La Habana, con la Oficina del His- de su gestión a través de un marco institucio-
toriador, es ilustrativo, así como también la nal compuesto por leyes, políticas y órganos
comuna de Santiago de Chile. Sin embargo diseñados para el efecto y, sobre todo, de una
hay una diferencia: en el primer caso la má- ciudadanía capaz de potenciar el orden públi-
xima autoridad es delegada de un poder na- co ciudadano.
cional y en el segundo es electa por la po-
blación de la comuna, debido a la corres-
pondencia que existe entre centro histórico Bibliografía
-como unidad territorial (comuna)- con la
forma de administración (municipio). Arraigada, Camilo, 2000, Pobreza en América latina: nue-
vos escenarios y desafíos de política para el hábitat urba-
• Hay CHs que cuentan con varias institu- no, CEPAL, Santiago.
ciones que conforman un complejo institu- Avalos, Antonio, 2002, “Migraciones e integración Regio-
cional articulado, sobre la base de la auto- nal”, mimeo, Caracas, CAF.
Beck, Ulrich, 1998, ¿Qué es la globalización?, Paidós, Bar-
ridad municipal como núcleo funcional celona.
del complejo. La hegemonía de lo munici- Borja, Jordi y Manuel Castells, 1998, Local y Global, Tau-
pal no puede negar la existencia de otras rus, Madrid.
posiciones institucionales (por ejemplo, Carrión, Fernando, editor, 2002, El regreso a la ciudad
construida, FLACSO, Quito.
nacionales) porque de esa manera se ga- Carrión, Fernando, 2002, Devolver la ciudad a la polis, mi-
rantiza la existencia de múltiples y simul- meo, Quito.
táneas identidades que expresan el dere- Carrión, Fernando, editor, 2001, Centros históricos de
América Latina y El Caribe, UNESCO-BID-SIR-
cho al centro histórico y no se produce un
CHAL, Quito.
monopolio en la propuesta de renovación, Carrión, Fernando, 2003, “Centros históricos y pobreza
que sería contraria a la realidad heterogé- en América Latina”, BID, mimeo.
nea de los centros históricos. Se garantiza, Gutman, Margarita, 2001, “Del monumento aislado a la
multidimensionalidad”, en Fernando Carrión, editor,
de esta manera, el pluralismo, pero sin Centros históricos de América Latina y El Caribe,
perder gobernabilidad. UNESCO-BID-SIRCHAL, Quito.
Jokilehto, Jukka, 2002, “Conceptos e ideas sobre conser-
Por estas vías se abre la posibilidad del gobier- vación”, en Méndez Zancheti, Gestión del patrimonio
cultural integrado, CECI, Recife.
no de los CHs -no sólo de administración o Patten, Constanza, 1995, “Defending and predicting sus-
gestión-. Es probable que este giro pueda em- tainability”, En Ecological Economics 15, No. 3.
pezar a producir situaciones interesantes e in- Roberts, Bryan, 1978, Cities of peasants. The political eco-
nomy of ubanization in the Third World, Edward Ar-
novadoras en términos teóricos y prácticos. nold, Londres.
Los casos de Santiago, como Comuna, el de Robertson, Roland, 1992, Globalization: Social Theory
Río de Janeiro, con una Subprefectura, y el de and Global Culture, Sage, Londres.
Quito, con una Administración Zonal, po- Rojas, Eduardo, 2001, “Financiando la conservación del
patrimonio urbano en América Latina y el Caribe: la
drían ser el antecedente para esta mutación, acción del Banco Interamericano de Desarrollo”, en
en la medida en que transiten hacia una auto- Fernando Carrión, editor, Centros históricos de Améri-
ridad política elegida democráticamente18. ca Latina y El Caribe, UNESCO-BID-SIRCHAL,
Quito.
En suma, se debe restaurar la gestión pú-
Sachs, Ignacy, 1994, “Entrevista”, en Science, Nature, So-
blica deteriorada a la par de la crisis de los cieté, Vol. 2. No. 3.
Tellez, Germán, 1995, “Teoría y realidad del patrimonio
18 Pero también cabe preguntarse: ¿Si el centro histórico arquitectónico y urbano”, en Reunión de Directores de
concentra la heterogeneidad, no sería bueno tener va- Patrimonio de América Latina y El Caribe, Colcultura,
rias institucionalidades para que la representen? Bogotá.

También podría gustarte