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Repaso final

Ediciones Roble, S.L.


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Repaso final 3

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Repaso final

Repaso final

Ante la complejidad de la nueva economía digital, las empresas tradicionales, que suponen
más del 90 % del PIB y el empleo, necesitan reubicarse para asegurar su supervivencia en el
futuro. Para ello, un elemento imprescindible será entender al cliente digital y situarlo en el
centro. Cada producto o servicio que se digitaliza genera nuevas demandas por parte de los
clientes, que deberán ser atendidas con nuevas innovaciones.

Para defenderse de la disrupción y mantener a estos clientes digitales, las empresas de


todos los sectores tienen en la innovación de productos físicos y servicios un poderoso
instrumento: el comercio, la banca, el turismo, el transporte, el coche conectado, la salud, los
productos para el hogar o los servicios de las ciudades inteligentes son solo algunos de los
ejemplos donde la innovación digital está en marcha.

En este escenario, la actual tendencia a la omnicanalidad puede hacer visibles algunas


ventajas de las empresas tradicionales, como la banca o el comercio minorista, ante las nativas
digitales. Es posible que el hecho de disponer de instalaciones físicas, de la capacidad de
fabricar y del contacto directo pueda ser una ventaja competitiva superior a disponer de una
gran plataforma de comercio electrónico.

A nivel internacional, los cambios económicos han trasladado el poder económico hacia
Estados Unidos y la zona Asia-Pacífico, que en conjunto aglutinan más del 90 % de las cien
primeras empresas tecnológicas globales. Esto está impactando negativamente en las
empresas europeas, que deben buscar un mayor conocimiento de los mercados digitales,
incluido el desarrollo del Mercado Único Digital Europeo (DSM), para obtener una mayor
capacidad de crecimiento.

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Es de vital importancia para las empresas entender los mercados digitales, usando este
término en dos sentidos: para identificar el canal comercial utilizado (el comercio electrónico) y
para señalar un nuevo mercado de consumidores de productos y servicios digitales, más
propensos a la adquisición de productos o servicios diferenciados e innovadores que
incorporan tecnologías digitales. La capacidad de diferenciación que van a aportar los
productos digitales en los próximos años va a hacer que el producto ocupe un papel relevante
en la estrategia digital.

Por otro lado, el viaje de las empresas físicas a un entorno de omnicanalidad puede requerir
menos inversiones que las que requiere el viaje desde las plataformas de comercio electrónico
hacia las tiendas físicas. La gran mayoría de las empresas tradicionales, después de varios
años de amenaza disruptiva, todavía no han iniciado la transformación digital. A la vez, una gran
parte de las empresas que han iniciado el proceso de transformación digital actuaron sobre
todo en el campo del marketing, convirtiendo la estrategia de la empresa en la estrategia
digital.

El modelo de empresa digital es una metodología para desarrollar una estrategia digital con
una visión holística para las empresas tradicionales. El concepto de empresa digital se refiere
a una nueva forma de empresa emergente en proceso de definición, que se debe construir a
partir de una mentalidad digital que permita innovar y diseñar nuevos productos y servicios
digitales o inteligentes para atender la demanda de los clientes digitales, que conforman el
centro de sus actividades. Una organización con una infraestructura tecnológica con capacidad
de integrar las tecnologías digitales, soportar la digitalización de sus operaciones, recopilar,
analizar y predecir a partir de los grandes datos, y que utiliza la inteligencia de negocio en sus
decisiones. El modelo es también una herramienta operativa de aplicación práctica, a través
de los 10 pilares de la empresa digital, que permite una actuación sistemática en toda la
empresa.

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Una clasificación de las tecnologías emergentes en tres grupos facilita entender sus
funciones principales y sus posibles usos dentro de la transformación digital de las empresas.
El primer grupo lo forman las tecnologías facilitadoras de las actividades de la empresa en
general. El segundo grupo tiene una utilidad más directa en la innovación y desarrollo de
productos y servicios digitales. Las del tercer grupo no son en sí mismas una tecnología, sino
que representan conceptos tecnológicos que implican el uso de un buen número de tecnologías
emergentes.

El estudio de estas tecnologías permite obtener una visión global del momento actual de
innovación tecnológica. Todas ellas confluyen en un mismo momento, suponiendo una gran
oportunidad, y al mismo tiempo una gran complejidad, para la transformación de un gran
número de empresas tradicionales en digitales.

Y dentro de este proceso de transformación, las Administraciones y organismos públicos


también tienen un papel protagonista desde el punto de vista de la transparencia y los ahorros
de costes que supone la Administración electrónica, que ofrece a las empresas una mayor
igualdad de oportunidades.

El concepto de arquitectura empresarial (AE) no es entendido solo como el ejercicio de


desarrollar o crear la arquitectura para el momento actual, sino que debe tener en cuenta los
continuos cambios y oleadas de digitalización que se producirán en los próximos años, con el
fin de desarrollar una estructura arquitectónica sencilla, escalable y flexible que permita integrar
las distintas tecnologías, incluso aquellas que hoy en día aún no existen. La construcción de
esta AE se conforma a través de distintos elementos: la arquitectura de negocio, la arquitectura
de información y datos, la arquitectura de sistemas y la arquitectura tecnológica.

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