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Diócesis de Maturín

Parroquia Nuestra Señora Del Carmen


Catedral de Maturín - Estado Monagas - Venezuela

NOVENARIO DE LA
VIRGEN DEL CARMEN

Maturín, Julio 2019


1. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

Acto de contrición:
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con
toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te
reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío, me has de
perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a
los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma
ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas
benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois.
Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo
serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la
santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la
gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y
provecho de mi alma.
Amén.
Oración:
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de
los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció,
escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el
perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis
necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si
conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo
me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles,
santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te
saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres,y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte.
Amén.
Primer día: Frutos de virtudes y buenas obras
¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el
gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la
tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús,
para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad
copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas
obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta vida, merezca gozarle en la eterna. Así,
Señora, te lo suplico humildemente, diciendo.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te
salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Oración por la Paz de Venezuela:
¡Oh Virgen del Carmen, intercede ante Dios misericordioso! Para que tenga piedad de
Venezuela. Nos Colme de paz y amor. Que todos los venezolanos nos unamos en armonía.
Ayúdanos a despertar la misericordia entre nosotros. La Paz reina en cada corazón
venezolano. Dios, bendice nuestro país hoy y siempre. Ilumina a los gobernantes para que
obren para el bien común. Dios, inspíranos paz en cada actividad de nuestras vidas.
Quítanos el miedo de andar en las calles. Protégenos en todo momento. Envía a tus legiones
de ángeles a protegernos del mal. Limpia cada corazón.
Amén.
Oración final:
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra
protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos
y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos
postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa …., nuestro Obispo ….,
Párroco …., las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación Venezuela,
las de todo el mundo, las mías propias, las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden
a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se
conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad.
Amén.
Canto:

2. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.
Acto de contrición:
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con
toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te
reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío, me has de
perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a
los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma
ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas
benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois.
Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo
serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la
santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la
gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y
provecho de mi alma.
Amén.
Oración:
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de
los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció,
escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el
perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis
necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si
conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo
me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles,
santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te
saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres,y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte.
Amén.
Segundo día: Luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los
favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu
enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con
especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita
bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como
debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación
sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo
suplico humildemente, diciendo.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te
salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Oración por los Políticos:

Virgen del Carmen, intercede ante tu Hijo Jesucristo, Hijo de Dios omnipotente y eterno,
Creador, Rey y Señor de la historia, Supremo Legislador, de quien emana y depende todo
poder, te pedimos por los, hombres y mujeres políticos, sobre quienes recae la carga del
servicio a la nación, dale la ayuda con Tu Espíritu para que ejerzan la política con ciencia,
arte y virtud, para que edifiquen la justicia social y el bien común.
Dales, Señor, la gracia de testimoniar, la inalienable dignidad de la conciencia, sin abandonar
la constante fidelidad a la autoridad y a las instituciones, para que sepan afirmar con sus vida
y con su muerte que el ser humano no se puede separar de Dios, ni la política de la moral.
Dales fortaleza para animar con el espíritu del Evangelio el orden temporal, respetando su
naturaleza y su legítima autonomía. Infunde en sus corazones la humildad necesaria para
reconocerse como siervos inútiles, el valor y la perseverancia necesaria para que hagan todo
como si todo dependiera de ellos, abandónalos en Ti porque todo depende de Ti.
Enséñalos, Señor, a ser congruentes, coherentes con su vida para que sepan promover la
verdad moral, objetiva e irrenunciable que implica: defender la vida humana y su dignidad
desde la concepción hasta la muerte natural; tutelar a la familia fundada por un hombre y una
mujer y protegerla en su unidad y estabilidad; reconocer la libertad de los padres en la
educación de sus hijos; eliminar cualquier forma de esclavitud o discriminación de las
personas; impulsar el derecho a la libertad religiosa; desarrollar una economía al servicio de
la persona en un marco de justicia, solidaridad, subsidiariedad y trabajen incansablemente
por la paz que es siempre "obra de la justicia y efecto de la caridad".
Con el Papa ….. y nuestro Obispo ….., te pedimos, Señor, que los enseñes a hacer Tu
voluntad queriendo todo aquello que quieres Tú, precisamente porque lo quieres Tú, como
Tú lo quieras y durante el tiempo que Tú lo quieras; que les des Tu gracia para que sean
obedientes, comprensivos con su pueblo, solícitos con todas las personas y generosos con
quienes se dicen sus enemigos; que los ayudes a superar con austeridad el placer, con
generosidad la avaricia, con amabilidad la ira y con fervor la tibieza; que sepan tener
prudencia al aconsejar, valor en los peligros, paciencia en las dificultades y sencillez en los
éxitos. Muéstrales, te lo suplicamos, que sepan cómo hacer de la política un camino de
santidad, para que nunca se averguensen de Ti ante el mundo, para que Tú, Señor, no los
niegues delante del Padre.
Escúcha, Señor, nuestras suplicas y oraciones, a fin de que nunca les falte tu luz en su
mente, tu fuerza a su voluntad y el calor de tu caridad a su corazón, para que amen en
verdad. Infúndeles un sentimiento vivo, actual y profundo de lo que es el orden social,
pensado por Ti, fundado en el derecho natural; y haz que un día, justamente con aquellos a
quienes tuvieron la misión de servir, puedan gozar de Ti bajo la mirada amorosa de Tu
dulcísima Madre, María Santísima Virgen del Carmen, por toda la eternidad.
Amén.
Oración final:
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra
protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos
y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos
postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa ….., nuestro Obispo
….., Párroco ….., las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación
Venezuela, las de todo el mundo, las mías propias, las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden
a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se
conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad.
Amén.
Canto:

3. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.
Acto de contrición:
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con
toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te
reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío, me has de
perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a
los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma
ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas
benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois.
Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo
serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la
santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la
gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y
provecho de mi alma.
Amén.
Oración:
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de
los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció,
escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el
perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis
necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si
conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo
me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles,
santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te
saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres,y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte.
Amén.
Tercer día: El habite siempre amado, adorado y alabado por mi

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el
obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu
honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y
alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios,
adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi,
sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo
suplico humildemente, diciendo.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te
salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Oración por los Sacerdotes:


OH Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra la obra divina de salvar
a las almas, protege a tus sacerdotes, especialmente a: Nuestro Papa ….., Obispo ….., el
Orden Episcopal y a nuestro querido Párroco ….., en el refugio de tu Sagrado Corazón.
Guarda sin mancha sus Manos Consagradas, que a diario tocan tu Sagrado Cuerpo, y
conserva puros sus labios teñidos con tu Preciosa Sangre.
Haz que se preserven puros sus Corazones, marcados con el sello sublime del Sacerdocio, y
no permitas que el espíritu del mundo los contamine.
Aumenta el número de tus apóstoles, y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas, y que como fruto de Su apostolado obtenga la salvación de
muchas almas que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo.
Amén
Oración final:
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra
protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos
y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos
postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa ….., nuestro Obispo
….., Párroco ….., las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación
Venezuela, las de todo el mundo, las mías propias, las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden
a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se
conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad.
Amén.
Canto:

4. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.
Acto de contrición:
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con
toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te
reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío, me has de
perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a
los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma
ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas
benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois.
Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo
serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la
santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la
gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y
provecho de mi alma.
Amén.
Oración:
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de
los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció,
escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el
perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis
necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si
conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo
me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles,
santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te
saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres,y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte.
Amén.
Cuarto día: Dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo
¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los
Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan
singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el
consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de
tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la
gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que
mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi
Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te
salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Oración por las Vocaciones Sacerdotales y Religiosas:


Oh Dios Todopoderoso y Eterno en tu inagotable amor has provisto ministros para tu Iglesia.
Concédenos en nuestros días excelentes y adecuados sacerdotes para que sirvan y
santifiquen a tu pueblo.
Inspira una respuesta generosa y valiente en los corazones de tu pueblo, para así aumentar
el número de ordenaciones sacerdotales.
Confirma y sostén a aquellos que se han comprometido a llevar a cabo la obra de Cristo, el
Buen Pastor, predicando el Evangelio y uniendo a tu Santo pueblo en uno solo en Cristo.
Esto te lo pedimos en el nombre de Cristo nuestro Señor.
Amén.
Oración final:
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra
protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos
y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos
postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa ….., nuestro Obispo
….., Párroco ….., las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación
Venezuela, las de todo el mundo, las mías propias, las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden
a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se
conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad.
Amén.
Canto:

5. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.
Acto de contrición:
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con
toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te
reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío, me has de
perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a
los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma
ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas
benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois.
Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo
serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la
santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la
gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y
provecho de mi alma.
Amén.
Oración:
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de
los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció,
escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el
perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis
necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si
conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo
me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles,
santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te
saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres,y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte.
Amén.
Quinto día: Con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos,
cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y
singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los
recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu
voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían.
Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con
quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico
humildemente, diciendo.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te
salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Oración por las Pequeñas Comunidades Cristianas:

Padre, hoy queremos pedirte por nuestros hermanos de las pequeñas comunidades
cristianas.

Tú los conoces personalmente; conoces sus nombres, sus apellidos, sus virtudes, sus
defectos, sus alegrías, sus penas, su fortaleza, su debilidad, sabes toda su historia; los
aceptas como son y los vivificas con tu Espíritu.

Tú, Señor, los amas, no porque sean buenos, sino porque son hijos tuyos.

Enséñanos Señor, a quererlos de verdad, a imitación de tu Hijo Jesucristo, no por sus


palabras o por sus obras sino por ellos mismos, descubriendo en cada uno, especialmente
en los más débiles, el misterio de tu amor infinito.

Te damos gracias, Padre, porque nos has dado hermanos.

Todos son un regalo para nuestra Iglesia, un verdadero "sacramento", signo sensible y eficaz
de la presencia de tu Hijo.

Danos la mirada de Jesús para contemplarlos, y danos su corazón para amarlos hasta el
extremo; porque también queremos ser, para cada uno de ellos, sacramento vivo de la
presencia de Jesús. Amén.
Oración final:
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra
protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos
y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos
postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa ….., nuestro Obispo
….., Párroco ….., las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación
Venezuela, las de todo el mundo, las mías propias, las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden
a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se
conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad.
Amén.

6. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.
Acto de contrición:
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con
toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te
reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío, me has de
perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a
los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma
ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas
benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois.
Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo
serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la
santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la
gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y
provecho de mi alma.
Amén.
Oración:
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de
los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció,
escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el
perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis
necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si
conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo
me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles,
santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te
saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres,y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte.
Amén.
Sexto día: Vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo
escapulario

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales
hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él
tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus
obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos.
Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade
amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa
devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te
salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Oración para aumentar nuestra Fe:

Oh Jesús Redentor, autor y consumador de nuestra fe, te suplicamos desde lo profundo de


nuestro corazón contrito y humillado no permitas que se extinga la hermosa luz de nuestra fe.

Acuérdate de tus antiguas misericordias; mira compasivo la viña que tú mismo plantaste con
tu diestra, que ha sido regada con la sangre de miles y miles de mártires, con las lágrimas de
generosos penitentes y las fatigas de celosos apóstoles y fecunda oración de tantos
cristianos fieles.

Nos aflijan las enfermedades, nos consuman los disgustos, nos afecten los infortunios, pero
que no nos falte la fe; porque ricos con este don precioso, soportaremos con gusto todo dolor
y nada podrá alterar nuestra felicidad. Por el contrario, sin la gracia de la fe, nuestra
desventura no tendría límites.

Oh Jesús, autor y consumador de nuestra fe, consérvanos dentro de la nave de Pedro, fieles
a su sucesor el Papa Francisco, a nuestro Obispo Enrique y a nuestro Padre Samael, para
que se construya la unidad de la Iglesia, se promueva su santidad y se dilate en bien de
todos los pueblos. Concédenos la paz y la unidad. Confórtanos y consérvanos en tu santo
servicio, para que por Ti y en Ti vivamos siempre.
Amén.

Oración final:
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra
protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos
y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos
postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa ….., nuestro Obispo
….., Párroco ….., las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación
Venezuela, las de todo el mundo, las mías propias, las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden
a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se
conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad.
Amén.
7. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.
Acto de contrición:
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con
toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te
reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío, me has de
perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a
los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma
ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas
benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois.
Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo
serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la
santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la
gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y
provecho de mi alma.
Amén.
Oración:
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de
los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció,
escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el
perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis
necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si
conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo
me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles,
santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te
saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres,y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte.
Amén.
Séptimo día: Encontrar la seguridad en las tribulaciones y peligros

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que
devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este
mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan
singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal,
para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones
salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te
lo suplico humildemente, diciendo.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te
salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Oración de los Laicos:

Señor Jesús, Hijo de Dios y hermano nuestro. Tú nos dices en el Evangelio: “Ustedes no me
escogieron a mí. Fui yo quien los escogí a ustedes y los he puesto para que produzcan fruto
y ese fruto permanezca.

Gracias, Buen Pastor, Misionero del Padre, siento que tú me has llamado a compartir tu
misión de anunciar la Buena Nueva del amor del Padre. La Humanidad se está destruyendo
a sí misma, a su entorno de vida, por el goce egoísta, el afán de dominar, de poseer. El
mundo necesita el mensaje de la bondad y el testimonio de la solidaridad.

Como los obreros de la viña yo también he sido enviado a trabajar en tu campo que es el
mundo en que vivo. Y me has prometido una preciosa paga, mejor aún, me has pagado ya
por anticipado con el denario de tu amistad. Quiero responder con la actitud de María:
“Hágase en mí lo que has dicho. He aquí el servidor del Señor”.
Aquí me tienes a tu disposición. Envíame donde se necesite anunciar tu nombre. Entiendo
que la evangelización comienza en mi propio hogar, con los míos, en mi vecindad, en el lugar
de mi trabajo. Y ante todo, con el testimonio de auténtico discípulo tuyo y en el cumplimiento
responsable de mis deberes de justicia y de caridad. Y siempre en comunión con la Iglesia,
atento a las orientaciones de los Pastores, que me hablan en tu nombre, en los documentos
del Magisterio Universal y de Venezuela.

Tu palabra en la Escritura y tu vida en los Sacramentos, en especial en la Eucaristía, lo


mismo que el perpetuo recurso a la Virgen María, estrella de la evangelización, serán mi
fuerza y estímulo.

Amén.

Oración final:
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra
protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos
y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos
postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa ….., nuestro Obispo
….., Párroco ….., las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación
Venezuela, las de todo el mundo, las mías propias, las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden
a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se
conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad.
Amén.

8. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.
Acto de contrición:
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con
toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te
reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío, me has de
perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a
los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma
ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas
benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois.
Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo
serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la
santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la
gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y
provecho de mi alma.
Amén.
Oración:
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de
los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció,
escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el
perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis
necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si
conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo
me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles,
santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te
saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres,y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte.
Amén.
Octavo día: Ampares y consueles en la hora de mi muerte

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la
muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por
medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas
del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y
me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido
amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene,
sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico
humildemente, diciendo.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te
salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Oración por los Niños del Mundo, en especial por los de nuestra Patria Venezuela.

Dios mío, en este día no podemos dejar de pensar en los niños, que son la semilla del
mañana, la esperanza de un mundo mejor, un hermoso don dado por Ti.

Te pedimos por aquellos que están por nacer y están siendo abortados.

Te pedimos por los que son víctimas de los problemas familiares, peleas, violencia y
maltratos, faltos de amor.

Por los niños que sufren el terror de la guerra, el miedo a perder a sus familias, las
persecuciones, que viven llenos de dolor, miedo, angustia y desesperación.

Dales paz Señor.

Por los que son abandonados, rechazados, despreciados, humillados y no tienen una familia
donde crecer con alegría.

Por los que no reciben educación porque tienen que trabajar desde pequeños y muchos son
explotados y esclavizados.

Por los que no tienen comida, no tienen un techo y deambulan por las calles, suplicando
caridad, defiéndelos del maligno.

Por los que teniendo todo materialmente, son abandonados frente a un televisor,
computadoras y juegos, en vez de estar acompañados por la familia.

Por los niños que son atacados sexualmente.


Por los que reciben enseñanzas tergiversadas sobre la sexualidad y los confunden en su
naturaleza humana diseñada por Ti, Señor.

Por los que crecen educados en la ausencia de Dios.

Por aquellos niños que han quedado huérfanos, carentes del amor de sus padres.

Por todos te pedimos, que los protejas, les des amor, que cambies los corazones de todos
los que podemos cambiar la situación de ellos, ten Misericordia y piedad.

Que ninguno de estos pequeñitos se pierda, y siempre lleguen a Ti

Amén.

Oración final:
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra
protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos
y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos
postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa ….., nuestro Obispo
….., Párroco ….., las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación
Venezuela, las de todo el mundo, las mías propias, las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden
a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se
conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad.
Amén.

9. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.
Acto de contrición:
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con
toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te
reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío, me has de
perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a
los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma
ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas
benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois.
Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo
serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la
santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la
gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y
provecho de mi alma.
Amén.
Oración:
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de
los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció,
escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el
perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis
necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si
conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo
me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles,
santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te
saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres,y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte.
Amén.
Noveno día: Cumplir con mis obligaciones de cristiano y la devoción del santo
escapulario

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún
después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario
consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan
cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te
ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de
cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así,
Señora, te lo suplico humildemente, diciendo.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te
salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Oración de agradecimiento a la Virgen del Carmen

¡Oh Virgen Santa del Carmen! Jamás podremos corresponder dignamente a los favores y
gracias que nos has hecho al darnos tu santo Escapulario. Acepta nuestro sencillo, pero
hondamente sentido, agradecimiento y, ya que nada te podemos dar que sea digno de Ti y
de tus mercedes, ofrecemos nuestro corazón, con todo su amor, y toda nuestra vida, que
queremos emplear en el amor y servicio de tu Hijo Señor nuestro, y en propagar tu dulce
devoción, procurando que todos nuestros hermanos en la fe, con los cuales la divina
Providencia nos hace convivir y relacionar, estimen y agradezcan tu gran don, vistiendo el
santo Escapulario, y que todos podamos vivir y morir en tu amor y devoción.

Amén.

Oración final:
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra
protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos
y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos
postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa ….., nuestro Obispo
….., Párroco ….., las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación
Venezuela, las de todo el mundo, las mías propias, las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden
a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se
conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad.
Amén.
Oración
"Señor Jesús, yo creo que tú eres mi único Salvador y por tanto acepto todos los medios que
me das para mi salvación. Tú me dices: "Ahí tienes a tu Madre" y yo lo creo, el Espíritu Santo
me manda llamarla "bienaventurada" y yo obedezco, tú la amas y yo también.
Amén.
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su
único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de
Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado. Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso, y desde allí va a venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de
los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Amén.

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