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DE PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

JORNADA PRIMERA
ESCENA 1 (VV. 1-77)
(ROSAURA Y CLARIN)
LLEGADA A POLONIA
Una joven vestida de hombre increpa en términos hiperbólicos a su caballo mientras desciende de un abrupto monte. Al
desbocarse, el caballo la ha llevado a aquel inhóspito paraje, para perderse después, derribarla y despeñarse. Rosaura, que
acaba de llegar a Polonia tras un azaroso viaje, se queja por un recibimiento tan calamitoso.
Entra en escena el criado Clarín, que da una réplica humorística a los lamentos de Rosaura. Le reprocha que no le
considere un compañero en sus penalidades, ya que las ha sufrido tanto como ella. Clarín llama luego la atención de su
ama pues tienen que buscar alguna solución a la situación en que se encuentran, «a pie, solos, perdidos y a esta hora>>.
Rosaura vislumbra, a la luz incierta del crepúsculo, un edificio toscamente construido entre las rocas. Deciden acercarse a
él, a pesar de su lóbrego aspecto, por si sus habitantes pudieran ayudarles. Un ruido les sobrecoge.
ESCENA II (VV. 78-277)
(ROSAURA, CLARIN Y SEGISMUNDO)
PRISIÓN DE SEGISMUNDO
Se oye la voz de Segismundo, lamentándose: «¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!».
El primer impulso de Rosaura y Clarín es huir, pero en la oscuridad de la torre ven acercarse una luz vacilante y entre la
penumbra distinguen a quien trae la luz, un hombre encadenado y vestido con pieles. Ocultos, ya que la huida se ha hecho
imposible, escuchan sus quejas.
Segismundo, ya en escena, increpa a los cielos, artífices de su desdicha, porque considera injusta la falta de libertad a que
le han reducido.
Se confiesa reo de un único delito, el peor que pueda cometer un hombre: nacer. Pero hombres, animales y otros seres de
la naturaleza han nacido y son libres. ¿Por qué sólo él es castigado? A través de sus propios razonamientos, alcanza un
paroxismo de desesperación y tristeza.
ENCUENTRO DE ROSANA Y SEGISMUNDO
Rosaura delata su presencia, y Segismundo, furioso y avergonzado al ver descubierto su sufrimiento, la amenaza con la
muerte. No obstante, su ira se templa ante las palabras de la joven.
Brevemente explica que siempre ha vivido prisionero en la torre -«que cuna y sepulcro fue, y que sólo ha visto a otro ser
humano, «por quien las noticias sé de cielo y tierra». Pero ahora, aún sin saber que se encuentra ante una mujer, se siente
fascinado y turbado por su presencia. Rosaura considera providencial el encuentro, pues si ya empezaba a desesperarse
por su vida desgraciada ha conocido a alguien que padece infinitamente más que ella. Cuando se dispone a contar a
Segismundo, sus propias desdichas y a desvelar quién es, una voz la interrumpe.
 
ESCENA 111 (VV. 277-338)
(ROSAURA, CLARIN, SEGISMUNDO, CLOTALDO Y GUARDIA)
Fuera del escenario, Clotaldo da la alarma y pide que apresen o maten a quienes han violado el aislamiento de
Segismundo. Éste explica que el que llega es su carcelero, el único hombre a quien conoce.
Llega Clotaldo enarbolando una escopeta y seguido de guardias, todos enmascarados. Exige la rendición de Rosaura y
Clarín. Segismundo sale en su defensa y Clotaldo ordena a sus soldados que lo encierren. Así lo hacen, y desde dentro se
siguen oyendo las amenazas de Segismundo.
 
ESCENA IV (VV. 339-474)
(ROSAURA, CLARIN, CLOTALDO Y SEIS GUARDIAS)
LA ESPADA DE CLOTALDO
Rosaura y Clarín piden humildemente clemencia a Clotaldo, que ordena que los desarmen y venden los ojos para que no
sepan donde se hayan. Rosaura entrega su espada a Clotaldo, advirtiéndole que su dueño fue un hombre de calidad y que
el arma encierra un misterio: «sólo fiado en ella / vengo a Polonia a vengarme / de un agravio».
Al ver la espada, Clotaldo siente una gran turbación e interroga a Rosaura sobre su procedencia. La joven sólo contesta
que se la entregó una mujer que le instó a que la llevara a la corte de Polonia, y, una vez allí, intentase que la vieran los
caballeros nobles, pues uno entre ellos la reconocería y ayudaría a la muchacha. A Clotaldo ya no le queda ninguna duda.
La mujer de quien habla Rosaura es Violante, a quien él mismo dejó la espada -pues es suyacomo signo de
reconocimiento. Y en cuanto a Rosaura, a quien él cree un varón, ha de ser de su hijo. El corazón así se lo dice.
En el mismo momento en que reconoce a su hijo, Clotaldo sabe que ha de sentenciarlo a muerte por haber quebrantado la
orden del rey. Con esfuerzo, decide cumplir con su obligación.
Pero, ¿qué dudo?
La lealtad del rey ¿no es antes
que la vida y que el honor?
Por otra parte, duda en reconocer a su hijo –Rosaura como tal, pues el estar agraviado le hace infame. Finalmente
determina sincerarse ante el rey y pedir clemencia. Si la obtiene, ayudará al joven a vengar el agravio del que le ha
hablado. Si no, morirá sin saber que él es su padre.
ESCENA V (VV. 475-579)
(ASTOLFO, ESTRELLA, SOLDADOS Y DAMAS)
LOS HEREDEROS DEL TRONO
Salen Astolfo y Estrella, acompañados de soldados y damas, mientras se oye música. Con su conversación ponen al
espectador en antecedentes de su situación.
Astolfo y Estrella son primos entre sí y sobrinos del rey Basilio. Al no tener el monarca descendencia, el trono ha de
corresponder a uno de los sobrinos. Estrella tiene derecho por ser hija de la hermana mayor del rey; a Astolfo le asiste su
calidad de varón. Basilio no quiere discusiones y ha decidido que lo mejor es el matrimonio entre ambos primos.
Por ello, Astolfo se ha desplazado desde su Moscovia natal hasta Polonia para pedir la mano de Estrella. El joven príncipe
se muestra enamorado y galante con Estrella, que acepta su cortejo complacida, aunque con reserva, porque Astolfo lleva
al cuello un medallón con un retrato. Él se dispone a darle una explicación, pero advierte la llegada de] rey Basilio.
ESCENA VI (VV. 580-857)
(ESTRELLA, ASTOLFO, REY BASILIO, SOLDADOS, DAMAS, CORTESANOS, CLOTALDO, ROSAURA Y
CLARIN)
Estrella y Astolfo saludan con efusión a su tío, que les abraza con cariño, agradeciéndo sus muestras de afecto. Enseguida
pide silencio para explicar algo que ha de sorprender a todos.
BASILIO EXPLICA EL MISTERIO DE SEGISMUNDO
Basilio, tras un preámbulo en que recuerda a la corte su calidad de hombre de ciencia y su pres- tigio mundial como
astrólogo, explica que su destreza para descifrar el futuro en los astros le hizo conocer un destino adverso.
Su difunta esposa, la reina Clorilene, tuvo un hijo. Antes de que el niño naciese su madre soñaba que la mataría. Así
ocurrió: la reina murió en el parto y a la vez sucedieron tantos fenómenos -un eclipse, terremotos, lluvias torrencialesque
el rey, aterrado, consultó el horóscopo del niño, y vio que había de ser un monstruo injusto y cruel, degenerado y
sanguinario, que destruiría el reino y pisotearía la cabeza cana de su padre.
Para conjurar tan terrible destino, Basilio declaró que el niño había muerto y mandó construir una torre en un apartado
monte a la que vedó todo acceso y en la que encerró al príncipe sin más compañía que Clotaldo, que sería su carcelero y
su maestro.
LA PRUEBA PARA SEGISMUNDO
Ahora el monarca ve llegado el momento de designar sucesor y vacila. Su dilema es que por librar a su reino de un tirano
impuso su criterio, en contra de la ley sagrada de la sucesión, Además aunque había creído que los presagios se
cumplirían necesariamente, ahora cree que el hombre puede sobreponerse a ellos,
porque el hado más esquivo,
la inclinación más violenta,
el planeta más impío
sólo el albedrío inclinan,
no fuerzan el albedrío. (VV. 787-79L)
En consecuencia, desea dar una oportunidad al príncipe, que mientras duerme por efecto de una droga será trasladado de
su prisión a palacio. Ignorante de su identidad y de la de su padre, Segismundo ocupará el lugar del rey y todos habrán de
aceptar sus mandatos.
Si obra con rectitud, será el heredero natural. Si no, el rey podrá castigarle con la conciencia tranquila y en vez de actuar
arbitrariamente hará justicia devolviéndole a prisión. Entonces Estrella y Astolfo serán los rnonarcas.
Astolfo habla en nombre de todos, acatando la decisión de Basilio y los cortesanos aclaman la vuelta de su príncipe.
Llegan Clotaldo, Rosaura y Clarín, que se quedan a solas con el rey.
ESCENA VII (VV. 858-889)
(CLOTALDO, REY BASILIO, ROSAURA Y CLARIN)
El monarca perdona a Rosaura y Clarín, ya que el secreto del encierro de Segismundo ha llegado a su término.
ESCENA VIII (VV. 890-985)
(CLOTALDO, ROSAURA Y CLARIN)
EL AGRAVIO DE ROSAURA
Como ya no es necesario, Clotaldo aplaza comunicar al joven que es su padre. Rosaura manifiesta su agradecimiento y se
pone a sus órdenes, pues considera que le debe la vida. Clotaldo la anima a que vengue el agravio sufrido y Rosaura
manifiesta su intención de limpiar su honor cuanto antes. Cio- taldo le devuelve la espada, interesándose por conocer
quien le agravió.
Por fin Rosaura declara que el ofensor es Astolfo. Clotaldo se extraña, ya que según las normas a un vasallo no le ofende
lo que haga su señor. Rosaura confiesa su condición de mujer: Astolfo le quitó su honor y ahora va a casarse con Estrella.
Luego sale dejando a Clotaldo anonadado, temeroso de que su honor -pues el honor de su hija es el suyo- no pueda verse
limpio por la condición de ambos: «yo vasallo, ella mujer».
JORNADA SEGUNDA
ESCENA I (VV. 986-1165)
(BASILIO Y CLOTALDO)
Clotaldo ha cumplido los deseos que el rey expresó en la escena anterior y da cuenta a su señor de cómo se han
desarrollado los acontecimientos.
LA DROGA
La droga con que el rey mandó dormir a Segis- mundo es de una eficacia extraordinaria. Antes de dársela conversó con el
príncipe y, con el fin de favorecer en él un estado de ánimo propicio a los deseos de Basilio, evocó el vuelo majes- tuoso
de un águila, «reina de aves». Segismundo se exaltó enseguida, mostrando la realeza de su sangre, que le incitaba a las
grandes empresas.
Clotaldo, le dio entonces a beber la droga y Segismundo quedó como muerto. Rápidamente le trasladaron al palacio,
instalándole en el lecho de Basilio.
Clotaldo, que estuvo ausente cuando el rey anunció la liberación de Segismundo, le pregunta qué se propone. Basilio
explica que quiere comprobar si la prudencia de Segismundo vence al destino adverso que el cielo le reservaba.
Basilio le hace pasar de prisionero a rey durante un sueño profundo para evitarle la desesperación, si se viera precisado a
encarcelarle de nuevo. En este caso le hará creer que cuanto le ha acontecido ha sido un sueño, lo que, por otra parte;
puede conducir a Segismundo a entender la condición humana,
porque en el mundo Clotaldo,
todos los que viven sueñan. (VV. 1148-1149.)
Clotaldo manifiesta su desacuerdo con este procedimiento, pero ya no hay tiempo de rectificar. Segismundo ha despertado
y viene a su encuentro. Basilio se retira, encargando a Clotaldo que revele a su hijo la verdad, para ayudarle a superar la
prueba que le aguarda.
ESCENA II (VV. 1166-1223)
(CLARIN Y CLOTALDO)
EMPLEOS DE ROSAURA Y CLARÍN
Aparece Clarín, que comenta en su habitual tono jocoso, a modo de soliloquio, los apuros que han pasado para
introducirse en palacio.
Clotaldo le reconoce y le pregunta si trae alguna novedad. Clarín, sin hacerse de rogar, le detalla la transformación de
Rosaura. Ya vestida de rnujer y presentándose como sobrina de Clotaldo -según éste le indicó que hiciera-, ha pasado a
servir de dama a Estrella y vive con toda comodidad. Clotaldo se ofrece como valedor del honor de la joven, a lo que
Clarín responde que ella espera la ocasión propicia para conquistarlo.
Sin embargo, para Clarín las cosacson muy diferentes: Pasa hambre y a nadie le importa su situación apurada, sin
acordarse de que él conoce secretos que puede airear ante el rey y los príncipes. Ante esta pequeña extorsión, Clotaldo le
toma a su servicio.
ESCENA III (VV. 1224-1339)
(SEGISMUNDO, CLARIN, CLOTALDO Y CRIADOS)
SEGISMUNDO EN PALACIO
Sale a escena Segismundo. Los criados le ayudan a vestir sus ropas principescas. El príncipe no puede dar crédito a sus
Ojos; monologa profiriendo exclamaciones de asombro, duda de su fantasía y piensa qué la habrá podido provocar.
FUROR DEL PRÍNCIPE
Inmediatamente se adelanta Clotaldo a presentarle sus respetos. La extrañeza de Segismundo aumenta con ello, por lo que
Clotaldo se apresura a revelarle su condición de príncipe y la razón de haberle tenido oculto y ahora devolverle a palacio.
A Segismundo, le invade un furor justiciero y se abalanza sobre Clotaldo con la idea de matarlo. Se inviste de su nuevo
poder y afirma que privarle de sus derechos ha supuesto una traición al reino.
SEGISMUNDO--¡Pues, vil, infame y traidor!,
¿qué tengo más que saber,
después de saber quien soy
para mostrar desde hoy
mi soberbia y mi poder?
¿Cómo a tu patria le has hecho
tal traición, que me ocultaste
a mí, pues que me negaste
contra razón y derecho
este estado? (VV. 1295-1304.)
Uno de los criados se interpone y Clotaldo huye, mientras se conduele del orgullo con que se comporta Segismundo. Otro
criado intenta hacerle ver que Clotaldo no ha hecho más que cumplir órdenes, y Segismundo replica que no se ha de
obedecer en la injusticia ni al rey. Cuando su actitud vuelve a ser amenazante, Clarín interviene apoyando al príncipe, lo
que agrada a éste.
 
ESCENA IV (VV. 1340-1375)
(ASTOLFO, CLARIN, SEGISMUNDO Y CRIADOS)
SOBERBIA DE SEGISMUNDO
Astolfo llega a saludar a su príncipe. La respuesta de éste es cortante, Astolfo le advierte que son parientes y de igual
dignidad; con lo que Segismundo se muestra altanero. El criado le reconviene por sus modales y comienzan a discutir. La
irritación de Segismundo es creciente.
ESCENA V (VV. 1376-1439)
(ESTRELLA, SEGISMUNDO, CLARIN Y CRIADO)
MUERTE DEL CRIADO
Se presenta Estrella. Al saludo respetuoso, pero distante, de Estrella responde Segismundo con interrogaciones cargadas
de asombro y de instantánea pasión.
¿Quién es esta diosa humana,
a cuyos divinos pies
postra el cielo su arrebol? (VV. 1386-138T)
De las palabras pasa a los hechos, y pide a Estrella que le dé a besar su mano. El criado vuelve a intervenir para defender
valientemente los intereses de Astolfo, pues sabe que Estrella es su prometida. La ira de Segismundo crece a tal punto
que, en un arrebato de violencia y jactancia, lo toma en sus brazos y lo arroja por el balcón dándole muerte.
Astolfo, ante tal desafuero, le recuerda lo precario de su situación:
Pues medid con más espacio
vuestras acciones severas
que lo que hay de hombres a fieras
hay desde un monte a palacio. (VV. 1432-1435.)
Pero Segismundo amenaza con cortarle la cabeza. Astolfo se va, igual que antes lo ha hecho Estrella.
 
ESCENA VI (VV. 1440-1547)
(BASILIO, SEGISMUNDO Y CLARIN)
SEGISMUNDO FRENTE AL REY
Entra Basilio, preguntando por lo sucedido con el criado. Segismundo le responde con cinismo y displicencia:
Nada ha sido;
a un hombre que me ha cansado,
desde el balcón he arrojado. (VV. 1440-1442.)
La consternación del rey es enorme; acusa a su hijo de homicida y, lleno de pesar, renuncia a estrecharle entre sus brazos.
Segismundo está ciego de rencor y recrimina a su padre amargamente -«tirano de mi albedrío»- que le haya tenido tantos
años encarcelado y privado de todo trato humano, sin la educación debida. No agradece el verse convertido «de un
humilde y pobre preso, / príncipe ya», pues eso le correspondía por ley. Antes, al contrario, el rey le ha quitado en todo
este tiempo «libertad, vida y honor» y es él quien debe agradecer que no se lo haga pagar.
Basilio se marcha, advirtiendo a su hijo -como antes hicieron Astolfo y Clotaldoque cambie de actitud,
porque quizá estás soñando
aunque ves que estás despierto. (VV. 1528-153L)
Segismundo, en un breve monólogo, resume sus impresiones, reafirmando su creencia de que todo lo que está viviendo es
real y se muestra decidido a defender su derecho al trono.
ESCENA VII (VV. 1548-1617)
(ROSAURA, CLARIN Y SEGISMUNDO)
ROSAURA ENCIENDE LA PASIÓN DE SEGISMUNDO
Entra Rosaura. Viene siguiendo a Estrella y teme encontrarse con Astolfo, de quien intenta esconderse por consejo de
Clotaldo.
Entre tanto, Clarín y Segismundo conversan. Segismundo asegura al criado que nada de lo que hasta el momento ha visto
le ha sorprendido demasiado, excepto la belleza femenina.
Rosaura, al advertir la presencia del príncipe, intenta volver sobre sus pasos, pero él la detiene. Su apasionamiento es, de
nuevo, fulminante y le inspira fogosos elogios hacia Rosaura. Ella le reconoce como el prisionero de la torre. Segismundo
también cree haberla visto antes, pero el cambio de vestimenta de la joven le impide recordar.
Rosaura, para evitar ser reconocida, declara ser una pobre dama de Estrella, lo que da pie a Segismundo para establecer
una serie de líricas comparaciones entre la infanta y su dama.
ESCENA VIII (VV. 1618-1693)
(CLOTALDO, ROSAURA Y SEGISMUNDO)
Llega Clotaldo con intención de corregir al príncipe, en su calidad de ayo. Rosaura trata de dar una respuesta airosa a los
elogios de Segismundo. Desea retirarse y pide permiso al príncipe, quien se enoja por ello.
LUCHA ENTRE CLOTALDO Y SEGISMUNDO
Clotaldo ve con espanto que su honor está amenazado nuevamente, mientras Rosaura increpa duramente al príncipe por su
bárbara condición, fiel reflejo de las predicciones del horóscopo. Ante esta provocación Segismundo ordena salir a todos
para satisfacer en Rosaura sus salvajes deseos. Clarín obedece, pero Clotaldo intenta defender a su hija. Sus palabras
irritan a Segismundo, que hace ademán de sacar la daga. Clotaldo se lo impide y luchan. Rosaura grita pidiendo auxilio.
 
ESCENA IX (VV. 1694-1705)
(ASTOLFO, SEGISMUNDO Y CLOTALDO)
Acude Astolfo y se interpone entre los contendientes, con Clotaldo caído en el suelo. Segismundo le amenaza y antes de
que desenvainen sus espadas, Astolfo aclara su intención: «yo defiendo / mi vida; así la majestad no ofendo. » (VV. 1704-
1705.)
 
ESCENA X (VV. 1706-1723)
(CLOTALDO, BASILIO, ESTRELLA Y SEGISMUNDO)
BASILIO DECIDE VOLVER A ENCARCELAR A SEGISMUNDO
Vienen Basilio y Estrella. Ante la presencia del rey, las espadas vuelven a sus fundas. En el rápido diálogo cruzado
destaca el temor de Estrella por la vida de Astolfo. Basilio reprocha a Segismundo su falta de respeto y el príncipe se va,
tras expresar que aún no se ha vengado de la injusticia de que ha sido objeto. El rey, finalmente, manifiesta su intención
de volverle a la prisión.
 
ESCENA XI (VV. 1724-1763)
(ASTOLFO Y ESTRELLA)
EL RETRATO DE ASTOLFO
Dialogan Estrella y Astolfo solos en escena.Tras considerar la exactitud de las predicciones sobre Segismundo, que paso a
paso se están cumpliendo, Astolfo reprocha a Estrella la frialdad con que le trata. Ella le recuerda el retrato que traía
colgado al cuello en su primera entrevista y le recomienda que guarde sus galanterías para la dama representada en él.
 
ESCENA XII (VV. 1764-1814)
(ROSAURA, ASTOLFO Y ESTRELLA)
Sale a escena Rosaura, que se mantiene en un lugar donde supuestamente sólo pueden verla los espectadores, mientras
permanece invisible para Estrella y Astolfo. Aunque puede escuchar, sin ser vista, su turbación al ver de nuevo a quien
robó su honor y el temor de ser descubierta se lo impiden.
Astolfo reitera sus promesas y afirma que entregará a Estrella el retrato que causa sus celos.
En un aparte, Astolfo hace un frívolo comentario, recordando mentalmente a Rosaura, pero quitando importancia a su
falta de fidelidad, por ser la inconstancia moneda corriente en las relaciones amorosas.
ROSAURA HA DE RECIBIR EL MEDALLÓN
Al irse Astolfo, Estrella llama a Rosaura por el nombre que ésta ha adoptado desde su entrada en palacio, Astrea. Dándole
pruebas de cariño y confianza le cuenta brevemente lo que le sucede con Astolfo, que va a entregarle el retrato. Piensa que
la escena va a resultarle violenta y encarga a su dama que lo reciba en su nombre.
 
ESCENA XIII (VV. 1815-1883)
(ROSAURA)
Mientras espera el regreso de Astolfo, Rosaura inicia un monólogo en el que comenta cómo se suceden las desdichas.
Ahora teme que su corazon la delatará ante Astolfo y no encuentra una forma adecuada de resolver su situación.
 
ESCENA XIV (VV. 1884-1955)
(ASTOLFO Y ROSAURA)
ENCUENTRO ENTRE ASTOLFO Y ROSAURA
Llega Astolfo y al ver a Rosaura se detiene atónito, pues la reconoce al instante. Rosaura niega conocerle y le asegura que
la confunde con otra. Astolfo no se deja engañar. Se niega a entregarle el medallón y le encarga burlonamente que le diga
a Estrella que en su lugar le manda el original. Ella intenta arrebatarte el retrato sin conseguirlo y, finalmente, admite ser
Rosaura.
ESCENA XV (VV. 1956-1995)
(ESTRELLA, ASTOLFO Y ROSAURA)
LLEGADA DE ESTRELLA
Inopinadamente, aparece Estrella y presencia el forcejeo, lo que la lleva a pedir una explicación. Rosaura urde a toda prisa
una estratagema. Esperando la llegada de Astolfo con el medallón, fue a ver uno suyo que se le cayó al suelo. En ese
momento entró el galán y recogió el medallón caído, para después negarse a entregar a Rosaura ninguno de los dos. Ella
intentó, sin éxito, recuperar el suyo, que es el que Astolfo tiene ahora en la mano, como lo evidencia el parecido del
retrato. Estrella ordena a Astolfo que se lo devuelva. Rosaura, una vez recuperada la prenda, se va, indiferente a las
consecuencias que pueda tener el incidente.
 
ESCENA XVI (VV. 1996-2017)
(ESTRELLA Y ASTOLFO)
Estrella pide a Astolfo el retrato, aunque ya está decidida a cortar toda relación con él. Astolfo intenta disculparse y
recuperar su prestigio, pero el despecho de Estrella es creciente. Renuncia, incluso, al retrato y se marcha muy ofendida,
mientras Astolfo queda en escena lamentándose por la llegada de Rosaura, que ha trastornado todos sus planes.
 
ESCENA XVII (VV. 2018-2047)
(CLOTALDO, CLARIN, CRIADOS Y SEGISMUNDO)
PRISIÓN DE SEGISMUNDO Y CLARÍN
Se supone que se produce alguna transición, tras la cual aparece en escena Segismundo, que encadenado y vestido con
pieles como al prin
cipio, duerme acostado en el suelo.
Salen Clotaldo, Clarín y dos criados hablando de lo sucedido mientras contemplan al durmiente. Clotaldo manda que
encierren también a Clarín porque ha visto demasiadas cosas.
 
ESCENA XVIII (VV. 2048-2147)
(BASILIO, CLOTALDO Y SEGISMUNDO)
Entra Basilio con el rostro cubierto. Desea ver la reacción de su hijo al despertar y comenta con Clotaldo el amargo sino
del joven.
Entre sueños, Segismundo sigue creyéndose poderoso y habla de castigar a Clotaldo y afrentar a Basilio, con la
consiguiente alarma de éstos.
EL DESPERTAR
Al despertar, se sorprende de su estado. El rey se coloca donde no pueda verle. Clotaldo finge llegar en ese momento para
despertarle con el propósito de hacerle creer que se ha pasado todo el tiempo dormido.
Segismundo ya no tiene criterios para diferenciar qué es sueño y qué realidad. Clotaldo le pide que le cuente lo que ha
soñado y Segismundo recuerda con todo detalle cómo se ha visto convertido en príncipe, rodeado de lujo y de los honores
de sus vasallos y también que ha deseado matar a Clotaldo. Pero lo que ha quedado grabado en su memoria, lo único que
sigue presente tras su despertar, es el amor que ha sentido por una mujer.
El rey se marcha. Clotaldo también lo hace, no sin antes reforzar en Segismundo la idea de que todo fue un sueño.
 

ESCENA XIX (VV. 2148-2187)


(SEGISMUNDO)
Segismundo reflexiona sobre lo acontecido.
¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda
la vida es sueño y los sueños, sueños son. (VV. 2182-2187)
 

JORNADA TERCERA
ESCENA I (VV. 2188-2227)
(CLARIN)
MONÓLOGO DE CLARÍN
Clarín, solo en su encierro, se lamenta de la situación en que se encuentra. Su monólogo es una imitación burlesca del que
pronuncia Segismundo en la jornada primera: para el príncipe el motivo de queja era la falta de libertad; Clarín se duele de
cosas más prosaicas: el hambre y la falta de compañía. También él ha soñado, pero en su pesadilla había una extraña
procesión, en la que unos disciplinantes se abrían las carnes sin piedad. Clarín ve la causa de sus males en haber
contrariado su naturaleza y condición: <<aunque está bien merecido el castigo que padezco, pues callé, siendo criado, que
es el mayor sacrilegio>>. (VV. 2224-2227)
ESCENA II (VV. 2228-2265)
(CLARIN Y SOLDADOS)
LIBERACIÓN DEL PRÍNCIPE
Se oyen voces que hablan de echar abajo la puerta de la torre. Son soldados que vienen a liberar al príncipe. Al encontrar a
Clarín, creen que se trata de él y le aclaman como su señor natural. Se niegan a aceptar la coronación de Astolfo de
Moscovia que propone el rey Basilio. Clarín prefiere mantener el equívoco, mientras ellos gritan:
«sal a restaurar tu imperio. ¡Viva Segismundo! ».
ESCENA III (VV. 2266-2386)
(SEGISMUNDO, CLARIN Y SOLDADOS)
Al oír que le nombran, aparece Segismundo y se aclaran las cosas. Un soldado explica sus intenciones: el pueblo se niega
a aceptar un principe extranjero y desean coronar a su legítimo señor. Para ello ya hay un ejército levantado en armas y
desean que Segismundo se ponga a su frente.
PRUDENCIA DE SEGISMUNDO
Segismundo decide que no volverá a dejarse engañar por nuevas vanidades y rehusa el ofrecimiento.
Los soldados interpretan que Segismundo no cree en lo que le dicen. Finalmente, Segismundo decide abandonarse a sus
sueños, aunque teniendo presente que son tales, para evitar el terrible desengaño del despertar.
Tomará las armas, humillará a su padre y hará ciertas las predicciones de los astros. Pero es prudente callar, por si
despierta antes de realizar lo que dice que va a hacer.
 
ESCENA IV (VV. 2387-2427)
(CLOTALDO, SEGISMUNDO Y CLARIN)
Llega Clotaldo preguntando la causa del alboroto. Al encararse con Segismundo, el anciano ayo está seguro de que esta
vez será definitivamente victima mortal de la cólera del príncipe y se prosterna ante él. Pero ante su asombro y el de todos
los presentes, Segismundo le hace levantar y trata de abrazarlo, agradeciéndole los esfuerzos que ha dedicado a su
educación.
Clotaldo, al ver su cambio de actitud, le pide que no se levante en armas contra su padre, al que manifiesta su lealtad.
Momentáneamente, esta sugerencia enciende la ira de Segismundo, pero de nuevo la incertidumbre hace que se controle.
Despide a Clotaldo caballerosamente y todos se dirigen al campo de batalla.
ESCENA V (VV. 2428-2459)
(BASILIO Y ASTOLFO)
GUERRA ENTRE FACCIONES
Basilio y Astolfo comentan la rebelión popular desatada. Se van a enfrentar los que quieren a Astolfo y los partidarios de
Segismundo. Astolfo confía en que vencerá y llegará a ceñir la corona de Polonia.
Basilio se queda solo y se da cuenta de lo inexcusable del destino. Las medidas que tomó para prevenirlo le han llevado
hasta él sin remedio.
Quien piensa que huye el riesgo, al riesgo viene; con lo que yo guardaba me he perdido; yo mismo, yo mi patria he
destruido. (VV . 2457-2459.)
 
ESCENA VI (VV. 2460-2475)
(ESTRELLA)
Se presenta Estrella ante el rey para darle cuenta de las terribles consecuencias que está teniendo la rebelión. La presencia
del monarca es el único medio de atajar la situación.
 
ESCENA VII (VV. 2476-2491)
(CLOTALDO, BASILIO Y ESTRELLA)
Llega Clotaldo con noticias de Segismundo. El príncipe ha sido liberado y capitanea la rebelión. El rey ya no duda en
enfrentarse a él. Estrella se pone lealmente a su lado.
 
ESCENA VIII (VV. 2492-2655)
(ROSAURA Y CLOTALDO)
ROSAURA QUIERE VENGARSE
Clotaldo se dispone a marchar a la batalla, pero Rosaura le detiene. Le preocupan sus propios problemas, de los que hace
a Clotaldo una rápida relación.
Astolfo sabe de su presencia, pero no renuncia a su matrimonio con Estrella, y no tiene intención de reparar su ofensa al
honor de Rosaura. Ésta, desesperada, recuerda a Clotaldo su promesa de ayudarla. La ocasión puede ser propicia a la
venganza. A Clotaldo ahora se le hace imposible cumplir lo prometido, puesto que Astolfo le salvó la vida cuando
Segismundo quería matarlo. Discuten sobre las obligaciones que les impone el honor, pero Clotaldo no se resuelve a
acceder a las pretensiones de la joven. Le ofrece, eso sí, dotarla para que pueda pasar el resto de su vida en un convento.
Con el remedio elegido, soy con el reino leal, soy contigo liberal, con Astolfo agradecido. (VV. 2620-2621)
Rosaura no acepta tal solución y anuncia que piensa vengar ella misma su honor, matando a Astolfo. Clotaldo intenta en
vano detenerla y sólo consigue dejarse arrastrar por la fuerza de los acontecimientos.
 
ESCENA IX (VV. 2656-2689)
(SEGISMUNDO Y CLARIN)
Entre música, salen soldados en pie de guerra, y Segismundo, con su vestimenta de pieles, a quien acompaña Clarín. El
príncipe siente su espíritu inflamado de entusiasmo marcial, pero enseguida recuerda que está soñando y refrena ese
ímpetu. Clarín le anuncia la inminente llegada de un jinete que se acerca a todo galope. Se trata de Rosaura, a quien
Segismundo reconoce inmediatamente.
 
ESCENA X (VV. 2690-3019)
(ROSAURA, SEGISMUNDO Y SOLDADO)
REVELACIONES A ROSAURA
Rosaura llega armada. Hace una larga relación de su vida y circunstancias, revelando a Segismundo el motivo de haberse
presentado ante él bajo tres aspectos diferentes: como hombre, como mujer, y ahora como monstruo de una especie y otra,
entre galas de mujer armas de varón me adornan. (VV. 2725-2727)
Antes de llegar a la narración de sus propias desgracias, Rosaura cuenta a Segismundo la vida de su madre, con la que la
suya tiene un trágico paralelo. Rosaura relata que su madre fue engañada en su juventud con una promesa de matrimonio.
Ella nació de aquellas relaciones, marcada por la desdicha desde la cuna, para ser, a su vez, engañada de modo semejante.
Astolfo le robó su honor con falsas promesas, y después marchó a Polonia para casarse con Estrella. Rosaura se confió a
su madre, quien, entendiendo el drama de su hija, la instó a que tomase el camino de Polonia vestida de hombre y le
entregó la espada que su padre dejó en prenda de su promesa de matrimonio, para que en Polonia la mostrase a los
miembros de la nobleza, por si alguno la identificaba.
A partir de aquí Rosaura recapitula los sucesos que ya conocemos. Por último, alude al cambio de actitud de Clotaldo,
quien considera la boda de Astolfo y Estrella ventajosa para el reino y quiere consolar a Rosaura con el convento.
La personalidad fogosa de Rosaura no puede tolerar esta solución y por ello ha decidido unirse a Segismundo, con el fin
de impedir la boda a cualquier precio.
PALADÍN DEL HONOR DE ROSAURA
Segismundo se ve desbordado por los acontecimientos y habla para sí mismo. La declaración de Rosaura acaba de
revelarle que lo que ya creía sueño es realidad. Los límites de lo soñado y lo real se confunden.
Por el momento siente el impulso de gozar la hermosura de Rosaura, que tiene a su alcance, pues lo que venga después
serán sombras. Pero de nuevo, la certeza de que eso es algo pasajero le detiene.
Segismundo opta por obrar de¡ único modo en que puede dejar algo perdurable «acudamos a lo eterno, / que es la fama
vividora». Para alcanzarla se constituye en paladín del honor de Rosaura y, renunciando a toda satisfacción sensual, sale
con sus soldados, aprestado para la batalla. Rosaura se siente abandonada y no acaba de comprender las intenciones de
Segismundo.
 
ESCENA XI (VV. 3020-3041)
(CLARIN Y ROSAURA)
Interviene Clarín, que va a comunicar a Rosaura quién es su padre. En ese momento, los tambores anuncian que un
escuadrón sale de palacio al encuentro de Segismundo. Rosaura, sin dudarlo, corre a ponerse al lado de su defensor.
 
ESCENA XII (VV. 3042-3059)
(CLARIN)
Dentro se oyen voces aclamando al rey. Clarín, que está solo en escena, decide esconderse para apartarse del peligro.
 
ESCENA XIII (VV. 3060-3135)
(CLARIN, BASILIO, CLOTALDO Y ASTOLFO)
RENDICIÓN DEL REY. MUERTE DE CLARÍN
Dejando atrás la batalla, llegan huyendo el rey, Clotaldo y Astolfo. Su ejército está derrotado y se apresuran a ponerse
a salvo.
Desde dentro suena un disparo y cae herido Clarín, alcanzado por una bala en su escondite. Antes de morir hace una
última reflexión: por quererme guardar de la muerte, la busqué. Huyendo della topé con ella, pues no hay lugar para la
muerte secreto. (VV. 3076-3080.)
Sus últimas palabras impresionan vivamente a Basilio, que reconoce que es inevitable que el destino se cumpla. Clotaldo
le hace observar que no es cristiana esa aceptación fatalista de los designios del hado.
Astolfo proporciona un caballo a Basilio para que pueda ponerse a salvo. Sin embargo, el rey no quiere huir. Está decidido
a enfrentarse con su sino, sea éste cual sea.
 
ESCENA XIV (VV. 3136-3319)
(SEGISMUNDO, CLOTALDO, BASILIO, ASTOLFO, ESTRELLA Y ROSAURA)
ACEPTACIÓN DEL DESTINO
A pesar de la oposición de Clotaldo y Astolfo, el rey se pone valientemente ante Segismundo, ofreciéndole su persona
para que cumpla en ella, del modo más cruel, las predicciones de su horóscopo.
Segismundo, en un elocuente discurso, hace ver a todos los presentes que, si bien las predicciones de su sino se han
cumplido, su padre no las interpretó debidamente. Al tratarle desde su infancia de modo tan inhumano destruyó las buenas
cualidades que pudiera tener y, por el contrario, estimuló los vicios que quería evitar. El destino escrito en los astros es
infalible, pero hay un modo de ganarlo: Segismundo está decidido a vencer a su destino, pero siguiendo un camino
diferente: se postra ante su padre, ofreciéndole su vida. Basilio, conmovido por este noble gesto, confirma a su hijo en el
trono, ante las entusiastas aclamaciones de todos los presentes.
ASTOLFO Y ROSAURA
Como primera manifestación de su realeza, Segismundo se yergue sobre sus deseos y conmina a Astolfo a saldar la deuda
de honor que tiene con Rosaura, tomándola como esposa. Éste se resiste, alegando que un hombre de su condición no
puede desposar a alguien de tan oscuro origen. Aquí tercia Clotaldo, revelando su paternidad, con lo que Astolfo olvida
sus escrúpulos y acepta el matrimonio.
SEGISMUNDO Y ESTRELLA
Seguidamente, Segismundo toma como esposa a Estrella, quien se siente complacida, y promete a Clotaldo una gran
recompensa por su fidelidad.
Todo parece solucionado, pero de entre la concurrencia se alza una voz, la del soldado que promovió la rebelión y sacó a
Segismundo de la torre, que desea saber qué va a recibir como recompensa. La respuesta de Segismundo es fulminante:
encerrarlo en la torre.
Todos se admiran de la discreción y recto juicio de Segismundo.

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