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EL NACIONAL DOMINGO 10 DE MARZO DE 2019

HOY EN LA WEB:// Pablo Antillano:


La era del espectáculo
Jesús Sanoja Hernández
sobre José Rafael Pocaterra

DirecciónNelson Rivera • Producción Graciela Yáñez Vicentini • Diseño y diagramaciónVíctor Hugo Rodríguez • Correo electrónicoriveranelsonrivera@gmail.com / papelliterario@el-nacional.com • Twitter @papeliterario

HOMENAJE >> PABLO ANTILLANO (1947-2019)

Ejerció como
periodista,
editor, gerente
cultural,
consultor político
y de empresas
y profesor
universitario,
entre muchas
otras cosas. Fue
un maestro para
innumerables
periodistas y
profesionales de
la comunicación.
Pero, por encima
de todo, fue
un espíritu
crítico, que no
dejó nunca de
PABLO ANTILLANO /VASCO SZINETAR ©
interrogarse por

Pablo Antillano:
nuestro tiempo
NELSON RIVERA

C
uando le conocí, a me-

La pregunta de la dignidad
diados de 1984, Pablo
Antillano venía de re-
greso. Aunque tenía
solo 37 años, lo rotundo y tur-
bulento de algunos hechos que
marcaron su vida, habían de-
jado hondas marcas en su talla
del mundo. Había interrumpi- a Miguel Otero Silva, en 1981, lo conocido que tiene lugar guó su talante crítico, ni le da Voz&Visión de Venezuela, bamos y nos convertíamos en
do sus estudios en la Facultad cuando este le propuso incor- cuando un hombre es condu- provisionó de comodidad. El presidida por él. espectadores. Escuchar, por
de Arquitectura de la UCV, en porarse a El Nacional, donde cido a un paredón para simu- atributo del poder para pre- Difícilmente podría descri- ejemplo, sus diatribas con
1968, tras el allanamiento de la marcó una época como jefe de lar que será fusilado. sionar, limitar y arrinconar, bir la energía, recurrencia Tulio Hernández sobre el fra-
universidad. Había participado la sección de Arte. le resultaba deleznable. La e inquietud de lo que ocu- caso de la izquierda en Amé-
en la creación de espectáculos Entre 1968 y 1983, el año en El rostro oculto del poder estupidez, revulsiva. Pablo se rría en esos encuentros que, rica Latina me abrió innu-
multimedia, junto a Raúl Fuen- que renunció a El Nacional, En efecto, hacia 1984 estaba de preguntaba –y preguntaba a a menudo, se prolongaban merables ventanas en aquel
tes y a otros compañeros suyos vuelta. Y aunque había pade- sus próximos– por la legitimi- hasta la madrugada. Voz&- decisivo trecho de mi vida. Y,
de entonces, que escenificaban cido la desproporción del po- dad de quien actúa en contra Visión era una agencia de co- aunque nadie me haya auto-
en Petare, La Vega y otros ba- der en su piel, escogió hacer de su propia voluntad. Deba- municación, y también una rizado a decirlo, sé que, para
rrios de Caracas. Había comen- silencio sobre aquellos hechos tía cuánto de inconsistencia, especie de insaciable think amigos de mi generación, Pa-
zado su incursión en el perio- infames y denigrantes ocurri- cobardía, flaqueza o auto- tank, un taller sin final en blo fue un factor que hizo más
dismo como reportero y luego dos en Chile: ni construyó un complacencia había en nues- el que todos sus integrantes, complejo el espectáculo de la
como jefe de redacción de Vea relato para su público –Pablo tras actuaciones públicas o en incluyendo al propio Pablo, realidad.
y Lea, dirigido por Pedro Mi- gozó siempre del privilegio de nuestros argumentos. La cues- aprendíamos a preguntar- Fue un maestro porque, en
randa, un empecinado y aven- ¿Has pensado contar con su propia audien- tión medular de cuánto conce- nos por nuestro oficio, por el su fondo, no se proponía ven-
cia cautiva– ni hizo uso de la demos a las fuerzas que sobre- engranaje país-empresas, por
turero trotskista que, venido de
Chile, se proponía contribuir a
desde dónde condición de víctima a la que pasan la capacidad individual la potencia de las ideas y el
cer. Quería, para quienes lo
rodeábamos, lo mismo que as-
la revolución en Venezuela.
Antillano había sido la pie-
hablas?” tenía derecho. Lo que sí se con-
figuró en él, hasta los estratos
de resistir, le causaba escozor.
La tendencia del poder a des-
lenguaje, por los hechos que
nos conmovían. En mi caso,
piraba para sí: construir una
sólida esfera personal con la
za que hizo posible la revista más profundos de su modo de considerar lo ponía en guardia. en aquellos siete años, bajo que llevar una vida digna.
Reventón, que puso de bulto el pensar, fue una pregunta, una su constante estímulo, ad- Nunca quiso moralizar. No
enorme potencial de innova- pregunta inagotable y en per- Debatirlo todo, siempre quirió forma mi interés por se sentía ejemplo de nada. No
ción que aguardaba al perio- Antillano había experimen- manente mutación: la pregun- A lo largo de siete años conse- los modos de pensar que me repartía lecciones de conduc-
dismo venezolano. Había sido tado, en varios momentos, el ta sobre el poder. cutivos –los años en que Pablo ha ocupado desde entonces. ta. A fin de cuentas, la conclu-
perseguido como integrante regocijo del hombre que ve Cuando fue designado secre- Antillano fue mi jefe–, parti- Una noche, días después del sión de Pablo se resumía en
del consejo editorial de esa re- cómo los objetos de su inven- tario general de Fundarte, a cipé en conversaciones car- Caracazo, en el transcurso de esto: nunca te alejes demasiado
vista. Había escapado a Chi- ción se abren paso en la selva comienzos de 1984, se produ- gadas de brillo y desafuero, una tensa discusión sobre la de ti mismo. Una mañana, en
le, de un tribunal militar que de lo real. Había intentado in- jo un punto de inflexión en su frases luminosas, opiniones legitimidad de la violencia – el transcurso de una reunión
intentó apresarlo y enjuiciar- fluir, a veces con algún éxito, trayectoria: el inclasificable, encontradas y vehemencia. estaban en la mesa Antonio de trabajo, dijo algo como esto
lo. Había tenido formidables en el curso de los hechos. Ha- en el que anidaban desorde- De los años en que trabajé en López Ortega y Tulio Her- (recuerdo la idea, pero no las
experiencias profesionales en bía practicado el arte de po- nados ramalazos de izquier- Fundarte –1984 a 1986–, guar- nández–, Pablo me hizo una palabras exactas): debemos
tiempos de Salvador Allende, ner en aprietos a sus interlo- dismo y de crítica de los dog- do en mi memoria nuestras pregunta que ha planeado en cuidarnos de actuar por otros,
en estudios de televisión don- cutores. Rodeado de personas matismos, a un mismo tiempo; pródigas sobremesas con Mi- mí, desde entonces: ¿Has pen- sobre todo cuando se trata de
de escuchó a Armand Matte- de talento, había ensancha- que estaba tomado por una re- yó Vestrini, que entonces con- sado desde dónde hablas? asuntos que nos llevan una
lart y Ariel Dorfman. Había do los límites del periodismo currente necesidad de desafiar ducía un programa en Radio Aquellas tertulias, dentro o enorme ventaja. Ahí, me pare-
sufrido el súbito oscureci- cultural. Tras el lanzamiento a la autoridad y que no hubie- Nacional dedicado a los li- fuera de la oficina, eran el te- ce, está sintetizado el que fue
miento del mundo: un día fue de Reventón, se había aproxi- se renunciado jamás a su gus- bros. Un poco más adelante, rritorio donde Pablo reinaba. su más sustantivo aprendizaje
detenido, junto a una parte de mado a la comprensión de ese to por la autonomía y la buena entre los años 1987 y 1992, Pa- Solo excepcionalmente con- de vida: mientras se vinculaba
su familia, por militares pino- punto donde política y comu- vida; ese hombre magnético y blo Antillano me concedió un ciliaba: prefería provocar, in- al poder, escapaba de él. Estan-
chetistas. Había sido torturado nicación se abrazan y se re- controvertido, instintivamen- privilegio que selló mi vida cluso desde trincheras que no do cerca, lo miraba con distan-
psicológicamente: sometido a pelen. Había experimentado te rebelde, pasó del periodismo desde entonces: me incorpo- eran la suya. Medía las reac- cia. Y llevaba en su corazón,
simulacros de fusilamiento. el riesgo y el miedo en distin- y la crítica del establecimien- ró a un equipo que incluía, en- ciones de quienes éramos sus como quien lleva un amuleto,
Había regresado a Venezuela a tas variantes y grados. Había to, a ocupar un cargo donde tre otros, a Tulio Hernández, adversarios o aliados ocasio- la posibilidad de reaccionar.
insistir en una de sus más per- conocido la sensación de que le correspondió ejercer el po- Antonio López Ortega, Alber- nales, subordinados y amigos De hacer una pregunta más:
sistentes pasiones: inventar re- algo poderoso le seguía y se der, específicamente, un poder to Barrera Tyszka, Arman- entrañables. La riqueza de la pregunta de la dignidad.
vistas singulares y magníficas deslizaba a su espalda. Y ha- cultural. do Coll y más. Fueron años algunos combates de criterio
como Libros al día, Buen vivir bía sido expelido a ese absolu- Pero el nuevo rumbo que ha- espléndidos en que fuimos e interpretaciones a veces in- *Este texto continúa en la página
y Escenas. Y le había dicho sí to incierto, a esa fractura de bía tomado su vida, ni apaci- parte de una empresa llama- vitaba al silencio. Nos turná- 4 de este PDF.
2 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 10 DE MARZO DE 2019

HOMENAJE >> PABLO ANTILLANO (1947-2019)

Quisiéramos estar hechos


con la misma madera de Pablo Antillano
JOSÉ PULIDO vocarse en una línea.
Pablo, Raúl y yo presenti-
(Para Pimpi, Verónica; para mos una despedida en aquel
Irlanda, Laura, Diana, restaurante estrecho, donde
Amanda, Sergio y Gabriel) las mesas se aporreaban y las

L
espaldas se tocaban. Echába-
o malo de la verdad es mos de menos las barras de
que no se puede exa- La Candelaria, en especial
gerar, decía nuestro una que parecía brillar gra-
querido maestro Juan cias a las tantas personas que
Manuel Polo. habían colocado sus brazos
Pablo era verdadero. Culto, encima.
dueño de una conciencia bien Después tuve que decir “has-
cimentada, con una imagina- ta luego”. A una lejanía donde
ción portentosa de niño soli- el rumor de los amigos llega
tario. Yo le tenía un enorme por Internet. Y un día restalló
cariño. Como todos sus ami- aquel latigazo centurión que
gos. Digo enorme cariño por nos causó un amargo dolor
dar una idea, aunque sé que desde la frente hasta los pies:
los sentimientos carecen de Pablo está enfermo. Signifi-
medida. No es que le tenía ca- caba “Pablo está enfermo en
riño a Pablo Antillano, es que un país donde no hay medici-
lo sigo queriendo como si fue- nas y son costosas, donde han
ra hermano mío y estuviera quedado pocos servicios hos-
enfrente riéndose de mis con- pitalarios, donde lo trágico ha
fusiones. Las cualidades, las contaminado el minutero”.
virtudes y las obras que me Y entonces tuvimos que an-
han hecho querer y admirar dar con pies abandonados,
a Pablo no han desaparecido pensando en eso. Creyendo
con su fallecimiento. descubrir a Pablo en el saco a
El que haya muerto no signi- cuadros con bluyín de un ca-
fica que ya no esté con noso- minante extranjero, cabello
tros. Solo nos ha causado un gris alborotado, que avanza
gran dolor, aunque sin propo- sin apuros por aquella vieja y
nérselo. Le dio pelea vehemen- mojada vereda.
te a la enfermedad, se mantu-
vo aferrado a la vida con su Ahora mismo
acostumbrada entereza, pero Veo un café sin clientes. Es-
era una batalla desigual. Él tá lloviendo. Entro porque la
sabía que nos iba a causar un barra es de madera brillante,
desaliento brutal y trató de im- ajustada a mi gusto. Me sien-
pedirlo, pero a veces hay que to ante una jarra de cerveza
perder y Pablo sabía hacerlo roja, irlandesa, como debe
con varonil humildad. ser, y un platico de aceitunas.
Pablo Antillano sabía más En este momento deben estar
que todos nosotros de comu- velando a Pablo Antillano.
nicación, de teatro, de cine, de Aquí van a creer que tengo
política y de cualquier aspec- los ojos irritados porque me
to cultural que quisiéramos trasnocho, aunque en reali-
abordar, pero nunca trataba de dad me acuesto a las ocho de
demostrar ese conocimiento. la noche. Bebo la cerveza en
Prefería seguir aprendiendo soledad, poco a poco. De vez
y desarrollando sus extrañas en cuando tomo una aceitu-
dotes de adivinar el porvenir. na. Trato de imaginar a Pablo
Se emocionaba cuando un sentado aquí, hablando con-
tema le interesaba y trataba migo de nuevo, por milésima
de que ese tema se convirtie- vez. Coloco allá afuera, una,
ra en algo sólido, con cuerpo dos, tres calles encandiladas
interesante, con vida propia, de La Candelaria y me quedo
con representación narrativa quieto, esperando.
o teatral. Constantemente de- Veo su barba y su sonrisa.
cía “hay que echar el cuento”. PABLO ANTILLANO /VASCO SZINETAR © ­-En el mediterráneo se cose-
Hay quienes se desmoñan chan aceitunas y se hace acei-
hablando en un café o sencilla- te de oliva desde hace cuatro
mente por teléfono hasta que momentos de disfrutar los ele- algo que nunca comentamos, y recogimiento, sin el cual la do supe de Pablo por primera mil años­- informa la voz de
enrojece la oreja; nosotros he- mentales placeres, en materia pero que estaba ahí, su insig- vida es inconcebible. Costum- vez, él estaba en una cúspide Pablo, que tiene como un roz-
mos sido una generación que de gastronomía, bebidas espi- nia, su distintivo invencible: bre antigua, robustecida con comunicacional que nos emo- nido de cello. Algo juvenil y a
prefiere hablar caminando a lo rituosas y espirituales; un si- el buen gusto. Lo que signifi- los años...” (Luis Buñuel: Mi cionaba como jóvenes: la re- la vez pausado, serio.
largo de infinitas aceras o en tio de crónicas, de fotografías, ca el buen gusto a partir de último suspiro. Barcelona: vista Reventón. Lo dice en el instante en que
un parque donde haya bancos donde la actividad cultural y una luminosa sensibilidad Plaza y Janés Editores, 1982, En ese almuerzo estuve a he agarrado una enorme acei-
y sombras frescas. De mi parte toda la actividad humana que humana. pp. 53-54). punto de abordar el tema de tuna negra y la desaparezco
puedo decir que jamás me gus- vale la pena, pasan y dejan Código de Barra no solo los años: “¿qué te parece, Pa- en la semi penumbra de un
taron las reuniones de oficina. sus anuncios, sus noticias, sus nació como blog: casi inme- La reunión blito? de repente y tal, nos pu- restaurante de La Candelaria.
Nunca me atrajeron esas me- inquietudes. diatamente tuvo su versión Pablo Antillano, Raúl Azuaje simos viejos”, pero hubiera El almanaque se vuelve loco,
sas saturadas con tormentas Ese lugar de charlas y con- impresa. El grupo que acom- y yo nos encontramos en un sido una traición. Él conser- parece junio, julio, agosto en
de ideas, donde la caballero- versaciones, de celebraciones pañó inicialmente a Pablo en restaurante de Chacao para vaba intacta la juventud en su la Caracas que tratábamos de
sidad y la tragedia sacrosanta y magníficas tristezas, fue esa divertida y sabrosa publi- hablar de un proyecto edito- sonrisa, que era el medio co- salvar de las pestes. Nos reu-
de la mesa redonda original no una creación de Pablo Anti- cación fue el siguiente: Gus- rial que podría o no cristali- municacional por excelencia nimos para sencillamente ha-
tenían nada que ver. llano, Raúl Azuaje y Gusta- tavo Oliveros, Raúl Azuaje, zar, debido a la situación del de su gallardo espíritu. blar y mantener el nivel de ca-
Podíamos hablar mejor vo Oliveros. Y contó desde su Olgamar Pérez, Coromotico país. Esa fue la última vez que Hablamos de los periodis- riño entre nosotros.
sentados en una barra, pa- inicio con nosotros, los miles Jiménez, Marinella Hernán- nos vimos. tas que habían asombrado a ­-El mediterráneo es un uni-
sando los minutos con una de nosotros, que respondimos dez, Raúl Fuentes, Claudio Su hablar coherente y des- nuestra generación en la vie- verso sentimental creado por
copa y unos aperitivos sin siempre a la frase telefónica, Nazoa, José Pulido, Petruvs- enfadado era un regalo. Re- ja redacción de El Nacional: el mar, el aceite de oliva, el
pretensiones. al correo electrónico o from ka Simne, Oscar Hernández, cuerdo que lo miraba con ga- Cuto Lamache, Juan Manuel pan y el vino: no hay ningu-
Creo que lo que nos gustaba person to person, que sencilla- Víctor Rodríguez Coa, Tulio nas de decirle “somos otros, Polo, Miyó Vestrini, Armas na duda de eso. Le respondo,
de las barras era la frescura, mente rezara “Pablito tiene Hernández, Gustavo Mén- más canosos, pero con los Alfonzo, Oscar Guaramato, sabiendo que estamos blu-
la intimidad, la certeza de ser un proyecto”. dez, Alberto Centeno, Tulio mismos sueños”. También re- Juan Manuel Polo, Víctor Ma- feando, ensayando una joda
tripulantes comprobados de Pablo creaba siempre pu- Monsalve, José Toby Alvara- cordaba las tantas veces que nuel Reinoso y Arístides Bas- para ver qué hacen nuestros
un barco agitado en mares de blicaciones, de tal índole, do, Carlos Zerpa, Sergio An- admiré sus planteamientos y tidas. Inevitablemente coinci- amigos de la barra caraque-
conversaciones, afianzadas en que eran como el ideal en ca- tillano, Humberto Márquez y aciertos en una redacción o díamos en que nadie superaba ña en este momento crucial.
libros, en temas de cultura, de da disciplina escogida; cons- Amelia Hernández. en una mesa de trabajo que en méritos a Bastidas. Admi- Que viene de cruz. Igual que
comunicación y en los muchos tituían lo que uno soñaba: Todos, de alguna manera, exigiera claridad, hondura in- rable en su voluntad, en su la madera de la barra.
recuerdos compartidos, repeti- cambiar para mejorar, sin te- unificados también por el telectual y el necesario fulgor memoria y su talento. Arís- La cerveza casi desaparece
dos, transformados. ner que destruir lo que otros concepto que Pablo Antilla- de la belleza. tides quedó ciego, sus manos y el barman me mira como
habían construido. Para de- no tomó de Luis Buñuel y que Habíamos sido niños y cier- se inutilizaron por la artritis preguntando si con este frío
Código de Barra, blog cirlo en dos platos: Pablo era jamás podríamos descartar y to festejo lúdico nos acompa- y sin embargo siguió entre- me zambullo en una segun-
y revista nuestro líder y se lo había ga- considerar superficial: ñaba siempre. Habíamos sido vistando y escribiendo. Podía da birra rossa. Le hago señas
Código de Barra fue hecho nado por su sabiduría, su no- “Yo he pasado en los bares adolescentes, jóvenes, adul- grabar una conversación en- de que sí. Espero que no crea
como un lugar de amigos, de bleza, su desparpajo, su irre- horas deliciosas. El bar es pa- tos maduros. Éramos otros y tera en su memoria y dictar que son lágrimas. Es que ten-
seres humanos captados en verencia permanente y por ra mí un lugar de meditación los mismos a cada rato. Cuan- luego la entrevista sin equi- go conjuntivitis. Más o menos.
DOMINGO 10 DE MARZO DE 2019 EL NACIONAL Papel Literario 3

EL CIELO DE ESMALTE

E Dorothea
Tanning
l mundo entero (pien- la situación se resolverá cuan-
sa que) sabe lo que ocurre en do se apliquen las medidas ne-
Venezuela. cesarias, sobre lo que hay (dis-
El mundo entero (cree que) tintas) opiniones.
conoce las causas de lo que
(1910-2012)
Pero son los venezolanos los
ocurre y el nombre de los que esperan mientras tanto.
culpables.
El mundo entero confía en que Ana Teresa Torres DOROTHEA TANNING / WIKIART

DESTINOS
País puñal Ayer vi unos osos en lo alto de una catarata.
Miraban los salmones saltar desde la cascada.
Mi país
es esta cosa viscosa en las anginas Lo vi en la televisión y, es más, era parte de un anuncio.
que late como si tuviera vida. A ninguno de ellos, ni a salmones ni a osos, impresionaba
Pero hiere,
y donde hiere, la fuerza del agua, su peso, su ira, su muro,
es cuchillo. los salmones volaban con la fuerza del choque
Y aspira
el aire que yo quisiera respirar, como pájaros despreocupados que se alzan desde un campo de
en pulmones que ya no tengo. trigo plateado.
Es animal que te hace pensar en lo que tuviste. El agua que caía obviamente no tenía ninguna intención de
Entonces dejas que el animal exista y grite
los gritos que tú no das. obstaculizar el destino del salmón. Era hermoso.
Gritos que son gritos que nadie callará. El problema era que los osos estaban allí con intenciones de oso.
Navaja que te revela cómo eres.
Garganta. Piel para cortar. Sus cabezas subían y bajaban, quizás admirando
Entonces, cada estremecimiento y destello, sus cuatro patas firmemente
troza puñal.
PAUL KLEE: ANGELUS DESCENDENS | 1918 | TINTA Y ACUARELA SOBRE plantadas
PAPEL Y CARTÓN | 15,3 X 10,2 CM | COLECCIÓN PRIVADA, INGLATERRA
Quiero ser piel rasgada
y sangre en el agua como la roca misma. De vez en cuando uno de ellos

E
y país que corre abría la boca para dejar que un pez se zambullera en ella. Esa fue
en el río de la libertad. la parte
aul Klee había perdido Libertad.
José Tomás Angola
en el frente a su amigo, el pin- ¿Y el ángel? que me hizo pensar en mis precipitados saltos y zambullidas
tor Franz Marc. Corría el año Paul Klee demuestra con su cuando pensaba que no habría ninguna boca para recibirme.
1916. Angelus descendens –portador

Queremos ser bárbaros Él se salva del alistamiento


y debe servir “como pintor”
de luz– que la sanación llega
un poco antes del aterrizaje.
AL PADRE NUESTRO QUE ESTÁ
retocando la pintura de los ¿Presentía el pintor el final Hola, papá:
Madeleine Albright desempe- partes del mundo. Sobra decir aviones. de la guerra? Tal vez. Nunca hemos hablado. Quizás no quieras discutir tu vida creativa
Este trabajo gráfico de 1918 Lo cierto es que él creía que o hablar de nuestras grandes diferencias, quiero decir aquello que
ñó el cargo de secretaria de que Venezuela ocupa un lu-
muestra un ángel con una es- estas criaturas observaban los separa nuestros respectivos estatus,
Estado en los Estados Unidos, gar destacado en su análisis,
trella a sus pies. Su meta es la acontecimientos en la tierra. el tuyo y el mío.
así como otros importantes lo cual no deja de ser una sor-
cargos diplomáticos, pero es presa, tomando en cuenta que tierra. Sobre su cabeza un pá- Y en caso de necesidad des-
jaro, un cuasi pariente del án- cendían con su luz. Oh, siempre supe que eras mi padre biológico, te agradezco todo
sobre todo una gran ensayis- hasta los más serios y asiduos
gel, en dirección al cielo. lo que has hecho por mí, y si me he sentido injustamente
ta. Narró su experiencia de proponentes del marxismo
El pájaro vuela hacia la Geraldine Gutiérrez-Wienken pequeña, rápidamente me traerás a colación
exilio y fuga de su Checoslo- mundial no dejan de recono-
a mis hermanos,
vaquia natal durante los nazis, cer en el gobierno de Maduro,
pues nació en el seno de una tanto como en el de su antece- la mayoría de ellos invisibles a simple vista: sin quejarse, pequeños
familia judía, luego convertida sor HCF, claros síntomas de componentes del orden perfectamente programados, corresponden
al catolicismo, en Invierno de una enfermedad política nun- a tu estratagema;
Praga. Y luego retomó el ca- Lunes 02 de marzo de 2015. Una vez, tomándonos un
ca separada. Hitler lo enten- todos lo disfrutan salvo
mino del exilio en 1948 cuan- Ayer murió Luis Brito, ese fo- café en Paseo Las Mercedes,
dió muy bien cuando afirmó:
do los comunistas tomaron el tógrafo, ese ser maravilloso y me contó su experiencia con
“Me ven como un bárbaro sin aquellos hechos como yo, sus ideas (o algo parecido) están
poder. Su último libro: Fascis- dulce, amargo y sincero, lleno las muñecas de Reverón. Có-
educación. Sí, somos bárbaros. empeñadas en cambiar las tuyas.
mo, una advertencia, retoma de talento y amor. mo logró que posaran. Su
Queremos ser bárbaros. Es un Papá, has visto cómo tu gran plan no encaja
algunas de las ideas del ante- Me da mucho pesar su par- oscuridad.
título honorable”. a pesar de tus señales de
rior, pero es una clara alusión tida. Tuve varias conversacio- No son buenas, me dijo, con
a lo que ocurre hoy en varias Ricardo Bello
nes importantes con él. Velaba mucha seriedad.
advertencia, escritas en el aire, las vías fluviales y el fuego –un
por el país, le preocupaban los
fuego que Prometeo sin duda
jóvenes. Ricardo Ramírez Requena
no pudo haber ideado– por no hablar de las hordas, las hordas.

Barbería delirante, 1 En cuanto a aquellos

como yo, quizás no te importa, pero si tienes otros planes


La barbería, letras y núme-
ros, es una ciencia verdadera,
ra no hablar de ella, que está
con otro. No en balde del pelo La gramática del pasado –sé que podrías, y quizás lo harás, derribar este árbol
genealógico–
históricamente reconocida, provienen las palabras barbe- me gustaría saberlo,
imprescindible, absolutamen- ría y, mira por dónde, delirio. Escuchamos decir que “éra- que se sabe que el lenguaje no
te holística. Ella está con otro. El barbero es oráculo y borra mos felices y no lo sabíamos”. es un “repertorio de respues- aunque por supuesto no importaría. Para nada. A propósito,
Y el barbero es científico y de café: hoy mejorarás, hoy te No hay que persignarse ante el tas”, de manera que ese futu- ¡eh, gracias! Tu paciencia me ayuda a garabatear en negro
profesor. Ni médicos, que lo irá bien, hoy lo conseguirás dislate, en verdad la felicidad ro tan bien mercadeado carece mientras me retiro:
fuimos. Ni abogados y curas, todo. Porque somos pelos y como la libertad se estiman en de “gramática mental” (res- Se vende Casa Verdaderamente Hechizada.
que lo somos. Ni politólogos, nunca dejaremos de serlo. Esa cuanto se pierden. Pero esta puestas inéditas según Steven
que es lo que más somos. Aquí es la razón de nuestra totali- frase (o suspiro) nos sirve pa- Pinker) para una verdadera Tu querida hija.
y allá se refocilan sus cuer- dad. Porque, para salvarse, el ra pensar en la idea recurren- construcción. Pero en cambio
pos amarrados, condenados presidente pretende convertir- te, impuesta por la calamidad sí podemos usar esta “gramá- ORPHANOTROPHIUM
a quererse. El barbero cura y se al islam. Pero primero con- que nos ha tocado en vida a los tica mental” para reelaborar el
venezolanos, de si volver, o no, pasado (Sartre), sobre todo los Las seis de la tarde y el cielo aún allí.
cocina, calla y diagnostica, re- traerá una uretritis. Son enfer-
a ese pasado desestimado en Un poco de vida acorralada en la escalera,
cibe y comparte. La fecha de medades que vienen del amor. más jóvenes que, capaces como
una lección del blanco con algo de rojo
las erecciones, solo él puede Lo sabes bien. Lo tendrás en cuanto fue presente. Nuestros son de desarrollar una gramá-
añadido para el desorden de conducta;
decirla con certeza. Las cau- cuenta para siempre. Es sim- victimarios, por su lado, seña- tica más compleja que la de sus
sas por las que rusos y ame- ple y sencillo. Memorízalo. lan esta idea como el leitmotiv predecesores, pueden acceder
según las matronas y los patrocinadores.
ricanos se enfrentan, las co- Apréndetelo. Cuatro palabras de sus adversarios para cance- a nuevas “interpretaciones”,
noce todas y no todo lo que apenas. Ella está con otro. lar la aspiración y escudarse, “más consistentes”, y proponer
Ningún texto escolar menciona que un fragmento de hielo
brilla es petróleo. Habla para ellos, en un futuro que ni si- nuevas opciones de bienestar y
puede rozar y cortar sin sacar sangre
no pensar en ella. Piensa pa- Slavko Zupcic quiera existe en ninguna par- convivencia.
con palabras de segunda mano que vestimos
te, de palabras vacías incapaces a pesar de las trabas y las lenguas.
de convertirse en lenguaje, por- Norberto José Olivar

Ventaja de las cartas Entonces, ¿cómo hablar un idioma con fluidez?

“El pensador que emborro-


na una página sin destinata-
rio se cree, se siente árbitro
tiles y reproches personales.
Otras que sirven como pre-
texto para justificar largos via-
T
***
odas las ciudades tienen una mitad que da miedo.
Una inclinación de cabeza, para apartar
del pulmón todas las canicas de colores
en la boca, cubrirá tu rastro,
levantará polvo en el patio.
del mundo. Por el contrario, jes de carteros. María Celina Núñez
cuando escribe cartas habla Al final el mensaje es lo de
de sus proyectos, de sus debi- menos.
lidades y de sus fracasos, ate-
núa las exageraciones de sus
Nadie en verdad sabe para
qué se inventaron las cartas. Ventajas de leer *Dorothea Tanning (1910-2012) constituye un caso excepcional en la poesía
norteamericana. Polifacética artista, durante décadas realizó una obra como ilustradora,
pintora y escultora. También incursionó, con gran elogio de la crítica, como vestuarista
una mala novela
libros y descansa de sus exce-
sos” (Cioran). Hasta cuando uno se sienta y escenógrafa para teatro y ballet. En 1946 participó en un evento que está inscrito
en la historia de las artes: se casó con el pintor Max Ernst, figura fundamental del
No siempre. También hay a escribir una carta, el cuerpo
dadaísmo, durante una ceremonia donde también se casaron el fotógrafo Man Ray y
correspondencias donde cada adopta una postura diferente El tiempo que uno pierde le- una novela, sino “¡menos mal
la bailarina Juliette Browner. Escritora tardía, y bajo el estímulo del poeta neoyorquino
uno hace alarde de lo que sabe, de la usada para otro escrito yendo una mala novela tiene que no fui yo el que escribió es- James Merrill, publicó, cuando ya había cruzado la línea de los noventa años, su primer
y habla a la defensiva, como si que se lee en “tres sentadas”. su recompensa: cuando esto ta porquería!”. libro de poesía, A Table of Contents, del que provienen los poemas aquí seleccionados.
fuera una autoridad. pasa, hay que pensar, no en lo La versión en nuestra lengua, a cargo de Marta López Luaces, fue publicada por Vaso
Otras donde llueven proyec- Víctor Carreño que hay que evitar al escribir Juan Carlos Chirinos Roto Ediciones (España, 2017).
4 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 10 DE MARZO DE 2019

INCONFORMES CON EL ESPACIO

Fernando Sucre:
Lenguas de encaje,
ovarios de acero
HUMBERTO VALDIVIESO ellos divagaron por un territo- riesgo deseado. ciones y esce- solo nos
rio indescifrable y adictivo. Lo El artista plástico Fernando narios distintos muestra

V
íctor Valera Mora de- femenino en el arte y la litera- Sucre es una mirada inquieta a Valera, Ver- el mundo
jó en “Oficio puro” tura es, para los hombres, un al interior de ese laberinto. Él meer y Warhol. que Walter
una pregunta mí- laberinto infinito. También un lidia ahí con velocidades, emo- Sus mujeres condu- Benjamin lla-
tica: “Cómo ca- cen ferraris o masera- mó la “era de la
mina una mujer que re- tis a 300 kilómetros por reproducción me-
cién ha hecho el amor”. hora después de cánica”, también el
Ella le permitió abrir el haber hecho el amor, de la clonación, las pró-
juego de la poética del marcan sus labios en tesis estéticas, los robots, lo
deseo casual, activar la las pinturas de Diego digital, la comida chatarra y
performance del cuerpo Rivera y en las ideas plastificadas y caricaturescas todo aquello saboreado sin
de la amante por la ciu- de Trotsky como unas de este artista no ocultan na- piedad por la sociedad desme-
dad y señalar las fan- Fridas enardecidas, da. Son una mitología del des- dida de la Cuarta revolución
tasías del hombre que hablan por la radio y caro: en ellas la cultura popu- industrial.
imagina a la distancia. socavan el machismo lar urbana alardea sin tabúes. Fernando Sucre se apropia
Jean Vermeer fue un del poder, dirigen labora- Él recupera los clichés del ciu- sin reparos de todo lo visto en
voyeur de la intimi- torios de nanotecnología, dadano cosmopolita, del con- el cine, internet, los museos,
dad femenina. En su espían grandes potencias, sumidor impaciente y el soña- los centros comerciales y los
pintura pueden escu- posan desnudas para Play- dor de la era de la cultura del bares. Recicla sin pudor. Su
charse los murmu- boy y a la vez son policías. espectáculo. Es un arte since- espíritu neo-pop arroja, con
llos de un Eros muy Tienen las uñas pintadas de ro porque no disimula la falta desparpajo, una mirada plás-
discreto. Andy War- violentos acrílicos, los labios de tradición y el desapego a la tica e hipercromática a las ten-
hol multiplicó la brillantes y los ojos grandes. originalidad, algo muy propio dencias del presente. El resul-
imagen de Marilyn En ellas, encaje y acero no del Pop Art. tado es una obra desenfrenada
Monroe con un ero- son las antípodas de la seduc- La iconografía –plagada de e inmersa en la felicidad y la
tismo panfletario. ción, sino el equilibrio perfec- fiestas, estrellas de rock y cari- picardía. No hay un ejercicio
Su potente violen- to entre una lengua que desea caturas– desborda los lienzos y de reflexión sino de goce esté-
cia gráfica diseñó intimidad y una fuerza desme- se despliega en patinetas, bote- tico a plenitud y eso es lo me-
un icono a medio dida por abrirse un lugar en el llas y objetos utilitarios. El ar- jor. Es un arte que tiene mu-
camino entre la mundo. El origen de todo es el te de este venezolano residen- cho del zapping y el scrolling
diosa y el cli- corazón. te en Miami es inherente a la propios de la cultura digital
ché. Todos Las imágenes brillantes, tecno-civilización sin aura. No contemporánea.

HOMENAJE >> PABLO ANTILLANO (1947-2019)

Pablo Antillano:
La pregunta de la dignidad
(viene de la página 1) “cuarta dimensión”. Podía en sus distintos desempeños:
cambiar de oficio –pasar de como periodista, consultor,
La cuarta dimensión la agitación multimedia a la estratega o docente. Cambia-
En agosto de 1983, el diario El gerencia, de la barra al des- ban los oficios, la superficie
Nacional puso en circulación pacho empresarial, de la instrumental, pero nunca la
un libro que celebraba su ani- campaña política a la docen- inquietud.
versario 37. Pablo coordinó cia– pero no poner paréntesis Pablo podía pensar en los
el volumen –imprescindible a su observación del poder. tres planos: era capaz de pla-
para el estudio del periodis- Insisto: no podía. No podía near muy alto; lanzarse en pi-
mo venezolano del siglo XX– porque detectar las formas cada sobre objetivos muy de-
y publicó el que debe ser uno concretas, la variabilidad y finidos a ras de tierra y, entre
de sus textos más reveladores: prácticas del poder, estaba en uno y otro extremo, estimar
“La era del espectáculo. Una el meollo mismo de sus emo- escenarios y riesgos. Desen-
visión de nosotros mismos”. ciones. La inteligencia de Pa- trañar la cuarta dimensión
Está escrito en ese registro blo –que recorría un enorme de lo real significaba, según
que llamaré ensayo-periodís- arco de lo compasivo a lo mor- creo, estos cuatro procedi-
tico, donde la acumulación de daz– fue justiciera. Su mente mientos: inferir las tenden-
datos, ordenados con prosa operaba como una compleja cias; detectar los conceptos
eficiente e inobjetable, despe- maquinaria de emociones y en juego; concluir cuáles po-
ja el campo a reflexiones y ri- raciocinios. dían ser sus intenciones –Pa-
cas asociaciones. En algún momento de su vi- blo detestaba las pretensiones
Copio aquí el primer párra- da, seguramente en sus años moralizantes– y descubrir lo
fo: “La sociedad del espectá- jóvenes y bajo la irradiación que hay de novedad en la esfe-
culo es la sociedad del siglo de su padre, el periodista y ra pública. Estos cuatro, ten-
XX. Sobre todo, la de la se- crítico de las artes Sergio Anti- dencia, concepto, intención y
gunda mitad, la que siguió a llano, Pablo ensambló y activó novedad, son, me parece, los
la bomba atómica. Antes, cla- el que sería su campo mental ejes, los pivotes, con que pro-
ro, había espectáculo en la so- más persistente, el campo de cesaba la realidad.
ciedad: había teatro y danza, la representación. En su con-
juglares, y el siglo pasado an- versación, en sus textos pro- El multifacético, el silencioso
tes de la luz eléctrica, antes fesionales, periodísticos y en- Llevaba consigo el don de la
del fonógrafo y el tomavistas sayísticos, hay un empeño de plasticidad. Intuyo que el en- PABLO ANTILLANO /VASCO SZINETAR ©
de Edison, estaba el gran Ros- comprensión: las imágenes, fi- trañable de sus coetáneos; el
sini. Génova y Milán se dispu- guraciones, ideas o sospechas habitual de bares e instigador En contra de lo que podrían hablar de los reveses de la vi- innumerables amigos, y para
taban a un notable grupo de con que sustituimos e inter- de la revista-tertulia Código de sugerir las apariencias, Pablo da. Te hacía sentir que lo peor quienes le rodearon y admira-
amantes de la ópera. Pero es pretamos la realidad. El quid Barra; el estudioso y docen- cultivaba su intimidad. La había quedado atrás. ron. Duele y salva pensar que
entre las dos guerras de nues- de la representación lo ocupó te de las ciencias políticas; el amaba y, como un buen caba- Cuando me informaron de su huella puede seguirse en es-
tro siglo cuando el espectácu- consultor reunido a solas con llero, la protegía con su silen- su enfermedad tuve que con- pacio público, pero también en
lo se convierte en alter ego sus clientes; el jefe entrañable cio. El conversador entusias- tenerme: solo le escribí un co- la memoria de innumerables
de la sociedad, su sombra, su y lúcido, sabía adaptarse a las ta, el ávido de información, rreo. Mi intuición me decía que personas. Duele, pero también
representación, su aparien- expectativas y circunstancias mantenía el núcleo amoroso Pablo, una vez más, escogería salva, saber que Pablo sigue
cia, su espejo, su ideología. El del cada momento. No había de su vida fuera del alcance el camino del silencio, esta vez ahí, vibrante y lúcido, a pun-
espectáculo materializa an- en él rigidez ni dogmatismo. de los demás. Milagros Soco- para luchar por su vida. Ahora to de hacer la siguiente pre-
te los ojos atónitos del espec- No tenía una cartilla. Hasta rro, Miro Popic, Raúl Fuen- mismo, cuando la tristeza ha- gunta. La pregunta de la digni-
tador todo aquello que no le donde pude conocerle, no ha- tes, Oscar Hernández, Tulio ce inaceptable, intolerable su dad. La pregunta que testifica
consta: la radio, el teatro, la bía nada que él no pudiera es- Hernández, Antonio López ausencia, salva pensar que no que, finalmente, no hemos sido
danza, pero sobre todo el cine cuchar del ruido del mundo. Ortega, Gabriel Antillano y estuvo solo, y que Irlanda Rin- vencidos.
y la televisión construyen al Fue un amigo incomparable: posiblemente otros más, han cón le amó y acompañó con to-
lado del hombre una cuarta nato, memorioso, hospitalario. coincidido en sus artículos: das sus fuerzas, hasta el instan-
dimensión que no le abando- Un ser humano que hacía sen- Pablo amaba la vida, sin aspa- te final. Duele y salva pensar
*Este texto también está
nará jamás”. tir su presencia. Cuando esta- vientos y con una intensidad que la suya fue una existencia disponible en la sección de Papel
A lo largo de su vida, Pa- ba, Pablo estaba ahí de manera que se desparramaba en todos fructífera para él, para sus hi- Literario en el-nacional.com
blo no cesó de perseguir esa inequívoca y vibrante. los sentidos. Nunca le escuché jas Pimpi y Verónica, para sus

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