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Actos ejecutados por empresas

El artículo 3º, en sus numerales 5º al 9º y 20, toma en consideración el elemento empresa para
calificar de mercantiles las actividades que quedan comprendidas en dicha enumeración. Hemos
tenido ocasión de señalar que el derecho comercial moderno rige la actividad económico-
mercantil constitutiva de empresa, siendo esta última la actividad profesional de carácter
económico destinada a intervenir en el mercado de bienes y servicios.

Entendemos que lo que el artículo 3º Nos 5º al 9º y 20 del Código de Comercio califica de


mercantil es la actividad que se desarrolla en los rubros que la norma comprende por las
entidades organizadas como empresa. De consiguiente, cuando una empresa se organiza
jurídicamente bajo algunas de las formas que el derecho comercial ofrece, sea empresa individual
o colectiva (diversos tipos societarios), y se dedica a alguna de las actividades contempladas en la
enumeración ya citada, adquiere el carácter de comercial. La actividad o el servicio prestado por la
empresa organizada constituye para ella un acto de comercio.

Empresas de fábrica y manufacturas.

A ellas se refiere el artículo 3º Nº 5º del Código de Comercio.

Lo esencial para precisar la idea de fábrica o manufactura es la transformación de la materia prima


mediante el trabajo humano o de maquinaria con miras a obtener un producto perfectamente
determinado o individualizado.

Lo que la ley califica de comercial o de acto de comercio no es la empresa sino la actividad que ella
despliega para llevar a cabo su objeto. En consecuencia, la actividad industrial o manufacturera
que económicamente forma parte del sector secundario constituye, para el derecho comercial,
una actividad de índole mercantil.

Vale la pena insistir que el elemento básico para considerar las actividades de fábricas y
manufacturas como comerciales es la transformación que ellas realizan de la materia prima, sea
que ésta la adquiera el propio empresario, sea incluso que se proporcione por el propio cliente. Sin
embargo, no toda transformación de materia prima para la obtención de un producto implica,
para quien la realiza organizadamente bajo la forma de empresa, un acto de comercio. En ciertas
situaciones, tratándose del sector primario de la economía, industria extractiva, minera o agrícola,
la transformación de la materia prima puede constituir una actividad civil.

Así, por ejemplo, el agricultor que transforma su propia cosecha de trigo en harina en un molino
de su propiedad, no ejecuta un acto de comercio.

Lo propio ocurre con el minero que logra refinar la materia prima en el mismo lugar que la extrae.
La jurisprudencia nacional ha sostenido que la viticultura es una actividad de índole civil sujeta a
las reglas de derecho común.

Una situación particular presentan en la actualidad las llamadas “agroindustrias”. Pensamos que
para determinar su carácter civil o comercial deberá determinarse previamente qué es lo principal
y qué es lo accesorio, lo que auxilia o lo que complementa en cada caso de que se trate. Puede

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ocurrir que lo principal sea la industria que sólo se encuentra radicada en un predio rústico; en tal
evento, debe calificarse de mercantil si se encuentra organizada bajo la forma de empresa.

Empresas de almacenes, tiendas y bazares.

Estas empresas para cumplir su función intermediaria se dedican a la compra y venta de bienes
muebles. Es su actividad la que la ley califica de acto de comercio.

Parecería existir una redundancia entre lo previsto por el artículo 3º Nº 1º del Código de Comercio,
que precisamente se refiere a la compra o permuta de cosas muebles con ánimo de venderlas,
arrendarlas o permutarlas, y el numeral 5º de la misma disposición, que alude a las empresas que
estamos analizando. Sin embargo, la repetición no existe desde que en el numerando 1º del citado
artículo el legislador alude a la compra y venta desde el punto de vista individual, en tanto que en
el Nº 5º se está refiriendo a la actividad de la empresa en su conjunto.

Fondas, cafés y otros establecimientos semejantes.

Una vez más el criterio seguido por el legislador es que la explotación de estos rubros se realice
bajo la forma de empresa. Es la actividad del empresario que organiza los diferentes medios,
humanos y materiales, para ponerlos a disposición del cliente, lo que configura el acto de
comercio.

La enumeración que el Código formula de estas empresas es simplemente enunciativa, porque


alude a “otros establecimientos semejantes”. Sin duda que dentro de este mismo tipo de
empresas quedan incluidas las que se dedican al giro de hoteles, restaurantes, drive-in, discotecas,
café-concerts, etc. El empresario cumple en ellas las mismas actividades señaladas anteriormente.

De esta suerte, para el empresario el acto que ejecuta en la explotación de su empresa es un acto
de comercio. Para el cliente, el acto será civil o comercial según la actividad principal que auxilie o
complemente accesoriamente. Otro tanto ocurre respecto de quienes contratan con las empresas
de fábricas, manufacturas, almacenes, tiendas y bazares.

Las empresas de transporte por tierra, ríos o canales navegables.

De acuerdo con el artículo 3º Nº 6º del Código de Comercio: “Son actos de comercio, ya de parte
de ambos contratantes, ya de parte de uno de ellos:

…6º Las empresas de transporte por tierra, ríos o canales navegables”.

Este número contiene una omisión: sólo alude al transporte por ríos y canales navegables y no se
refiere a los lagos navegables. Se trata de un olvido del legislador al redactar el Nº 6º, ya que las
reglas de transporte terrestre se aplican a la navegación lacustre. Así lo confirman el epígrafe del
Título V del Libro II y el artículo 166 del Código de Comercio. Debe entenderse incluido el
transporte lacustre en el artículo 3º Nº 6º de nuestra codificación mercantil.

Es totalmente ajeno a esta disposición el transporte marítimo, que tiene reglas completamente
diferentes. Es transporte marítimo el que se realiza por mar y por ríos cuando el puerto es
terminal o cabeza de comercio marítimo.

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La norma que comentamos se refiere al transporte hecho por empresas. El transporte en sí mismo
es un acto civil: en sí el transporte es, por una parte, arrendamiento de servicios y, por otra,
contrato de depósito. En consecuencia, el transporte individual (por ejemplo, el que realiza un
taxista) es un acto civil. Pero cuando es realizado por empresas toma el carácter de acto de
comercio.

El artículo 166 del Código de Comercio define el contrato de transporte diciendo: “El transporte es
un contrato en virtud del cual uno se obliga por cierto precio a conducir de un lugar a otro, por
tierra, canales, lagos o ríos navegables, pasajeros o mercaderías ajenas, y a entregar éstas a la
persona a quien vayan dirigidas”.

Los incisos 2º, 3º, 4º, 5º y 6º se refieren a las personas que intervienen en el contrato.

La definición dada pone en evidencia el hecho ya mencionado de que el contrato de transporte es


una combinación de arrendamiento de servicios y de depósito.

El inciso final de este artículo es muy importante por dos razones:

1) Da al transporte el carácter de industria, y

2) Es la única disposición del Código de Comercio que refiriéndose al empresario de transporte


proporciona elementos para elaborar el concepto jurídico de empresa en el derecho mercantil
nacional. Ha correspondido a la doctrina de los autores, y no es un pequeño mérito, elaborar una
noción de empresa sobre la base de tales elementos y de otros que es necesario considerar a tal
efecto.

Indudablemente el artículo 3º en su Nº 6º se refiere a esta empresa del artículo 166, inciso final:
cuando el acto es ejecutado por la empresa en el ejercicio de su actividad siempre mercantil,
cualesquiera que sean el objeto del transporte y la naturaleza de la cosa transportada.

Sin embargo, la disposición del artículo 171 del Código de Comercio parece encontrarse en abierta
contradicción con lo que acabamos de expresar. Dicho artículo preceptúa: “Las disposiciones del
presente Título son obligatorias a toda clase de porteadores, cualquiera que sea la denominación
que vulgarmente se les aplique, inclusas las personas que se obligan ocasionalmente a conducir
pasajeros o mercaderías”.

O sea, esta disposición, ubicada en el Título V del Libro II, está indicando que el transporte
ejecutado ocasionalmente por cualquier persona, aunque no sea empresario, queda sujeto a las
disposiciones de dicho Título. De aquí podría deducirse que el acto ejecutado por el porteador no
empresario sería mercantil. Pero la contradicción es sólo aparente, porque si bien la ley expresa
que el acto queda sometido al Título V, esto no le hace perder la calificación que legalmente le
corresponde: se trata de un acto civil que se rige por el Código de Comercio (Título V).

¿Qué objeto tiene entonces distinguir si se trata de un acto civil o de un acto de comercio cuando
en definitiva queda sujeto al Código de Comercio?

A la inversa de lo que ocurre con el arrendamiento, que no tiene normas en el Código de Comercio
y se rige, por lo mismo, por el Código Civil, aunque sea un acto de comercio, en este caso estamos
frente a un acto civil que por carecer de reglamentación en el Código Civil se sujeta a las normas

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del Código de Comercio. Pero lo referente a calificación profesional, a la prueba, etc., se rige por el
Código Civil.

Ahora bien, hemos establecido ya que el transporte es acto de comercio para la empresa; ¿y para
el cargador?

Para darle calificación legal al acto respecto del cargador debemos aplicar la teoría de lo accesorio.
De manera que sólo será mercantil cuando accesoriamente contribuya a la ejecución de un acto
de comercio. Ejemplo: una persona que compra y vende frutos del país y le encarga a un
porteador la conducción de una partida de trigo de un fundo a sus bodegas, ejecuta el cargador un
acto mercantil. Por la inversa, será civil todo acto independiente de otro comercial o que acceda a
uno civil; v. gr., una mudanza, el transporte del trigo de un fundo al molino del mismo, etc.

Con respecto al transporte aéreo, las normas que lo rigen son el Código Aeronáutico(Ley
Nº18.916). Decreto con Fuerza de Ley Nº 221, sobre Navegación Aérea, del año 1931, y el Decreto
con Fuerza de Ley Nº 241, de 1960, ambos modificados y en parte derogados por el Decreto Ley
Nº 2.564, de 22 de junio de 1979, relativo a normas sobre aviación comercial.

Las empresas de depósito de mercaderías.

Señala el artículo 3º Nº 7º del Código de Comercio: “Son actos de comercio, ya de parte de ambos
contratantes, ya de parte de uno de ellos: …7º Las empresas de depósito de mercaderías,
provisiones o suministros, las agencias de negocios y los martillos”.

En este número están comprendidos actos de distinta naturaleza que nada tienen que ver unos
con otros; deben estudiarse por separado:

1º Empresas de depósito. El depósito es un acto civil, reglamentado por el Código Civil (art. 2211).
En consecuencia, en sí, no tiene por qué ser acto de comercio. Es acto de comercio cuando lo
ejecuta una empresa; la intervención de la empresa le da la mercantilidad: hay intermediación
entre los servicios que ofrece la empresa (bodegas, servicios de carga, servicios personales) y el
público.

Entre estas empresas tienen mucha importancia hoy los almacenes generales de depósito, creados
en 1932 y regidos por el Decreto Supremo Nº 178, de 29 de agosto de 1981, que fija el texto
refundido, coordinado y sistematizado de la ley sobre la materia.

Estos almacenes reciben depósitos por cuenta ajena y pueden emitir títulos de crédito que
representan las mercaderías depositadas, llamados certificados warrants. La transferencia del
documento mediante endoso transfiere el dominio de las mercaderías depositadas (art. 4º), con lo
cual se facilita enormemente el tráfico mercantil.

Art. 3Nº7 se refiere únicamente al depositario, esto es, a la empresa que de manera organizada y
profesional se dedica a prestar el servicio de depósito de mercaderías ajenas. Para el depositante,
en cambio, el acto será normalmente civil aunque eventualmente comercial, dependiendo de la
naturaleza del acto a que acceda el depósito en conformidad al principio de lo accesorio.

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2º Empresas de provisiones o suministros.

En esta parte del Nº 7º del artículo 3º hay un error; dice: “empresas de depósito de mercaderías,
provisiones o suministros”, y debió decir: “empresas de provisiones y suministros”, ya que son
empresas diferentes.

a) “El contrato de aprovisionamiento tiene por objeto proveer de cosas muebles a una persona
natural o jurídica durante un tiempo determinado para la satisfacción de una necesidad, mediante
un precio fijado de antemano y que habrá de regir durante todo el tiempo del contrato.” En
algunos casos estas cosas se arriendan, en otros se venden. Por ejemplo: una empresa se obliga a
proveer los alimentos al internado de un colegio el año 2021 a un precio determinado.

Para que el acto sea de comercio debe tratarse de una empresa. Si el que lo celebra es, por
ejemplo, un agricultor, no tendría este carácter.

Este número ha dado lugar a una cuestión interesante; se ha dicho que aquí habría una simple
repetición del artículo 3º Nº 1º del Código de Comercio: comprar para vender. Sin embargo, no es
así porque: 1) el Nº 1º del artículo 3º se refiere a la compraventa como acto individual y aquí nos
estamos refiriendo a una empresa que ejecuta un conjunto de actos; 2) los actos a que se refiere
el Nº 1º empiezan con la compra y terminan con la venta. Pero aquí no ocurre así, pues el
empresario vende lo que todavía no ha comprado, es decir, celebra el contrato con el tercero y
luego compra lo que necesita para cumplirlo. Lo que nosotros estamos calificando de acto de
comercio es el contrato de aprovisionamiento y no la compra.

Para el empresario habría siempre acto mercantil en lo que se relaciona con su empresa; para la
otra parte rige también la teoría de lo accesorio. Así, v. gr., si se celebra el contrato de
aprovisionamiento con un liceo de niñas, es un contrato civil por acceder a una actividad civil; si se
celebra con Falabella, será comercial por acceder a una actividad comercial.

b) Las empresas de suministros tienen por objeto prestar servicios mediante una remuneración
determinada; servicios que por lo general interesan a toda la colectividad y ordinariamente están
organizados como servicios públicos o, por lo menos, bajo control del Estado. Ejemplos: empresas
de agua potable, luz eléctrica, teléfonos, gas, etc.

Las empresas de pompas fúnebres son, bajo este respecto, empresas de suministros, al igual que
las empresas periodísticas, que suministran informaciones, noticias.

Para calificar el acto de civil o comercial frente a la parte que contrata con la empresa debemos
recurrir a la teoría de lo accesorio.

3º Agencia de negocios.

El Código de Comercio no define la agencia de negocios; sólo hace mención de ella en el artículo
3º Nº 7º en estudio; no corresponde, en especial, a ninguna forma de mandato. Los agentes de
negocios prestan servicios a varias personas a la vez, servicios tales como corredurías,
contrataciones de préstamos, de avisos, colocaciones de créditos, administración de bienes, etc.
Es el corredor de comercio privado que realiza una variedad de actos.

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Esta disposición viene del Código de Comercio francés: ocurrió que en ese país había muchas
personas que se titulaban agentes de comercio y ejecutaban actos de distinta naturaleza. Entonces
se pensó que si no se incluía la actividad de estas personas en la enumeración de los actos de
comercio podrían burlar la ley.

El agente de negocios realiza actos de comercio no por su profesión, sino por la naturaleza del
acto que ejecuta; indudablemente un elemento de prueba será su profesión.

Ejemplos: empresas de empleo, agencias de avisos, informaciones comerciales; y lo que existe en


Francia, las agencias matrimoniales.

4º Los martilleros.

La ley declara comercial la actividad de martillero que se ejerce bajo organización empresarial. El
ejercicio de la actividad de martillero público está regido por la Ley Nº 18.118, de 22 de mayo de
1982. La norma contenida en el artículo 1º de esta ley señala: “Son martilleros las personas
naturales o jurídicas inscritas en un registro, en conformidad a la ley, para vender públicamente al
mejor postor toda clase de bienes corporales muebles”.

Además del elemento empresa que mercantiliza la actividad del martillero público, no puede
perderse de vista que esta persona natural o jurídica organiza un conjunto de factores materiales y
humanos (local, instalaciones, vehículos, personal remunerado), para intermediar entre las
personas que deseen vender bienes corporales muebles de toda clase y quienes buscan adquirirlos
en pública subasta.

Pero si bien los actos que el martillero realiza son comerciales, esta misma regla no puede
aplicarse para la persona que encarga el remate de los bienes corporales muebles ni al sujeto que
participa en él adjudicándoselos. Para determinar la naturaleza del acto, en estos casos, es preciso
recurrir al principio de lo accesorio.

Así, por ejemplo, si la persona que encarga la subasta ha adquirido los bienes con el ánimo de
volverlos a vender y utiliza esta clase de venta para enajenarlos, el acto será mercantil a su
respecto. No ocurre lo mismo en el evento en que una dueña de casa entrega a un martillero un
amoblado para que lo remate, hipótesis en la cual el acto es meramente civil para ella. Respecto
de quien se adjudica el bien en la subasta habrá que atender a la intención con que efectúa la
compra o a la circunstancia que ella auxilia o complementa una actividad, profesión o acto
principal de carácter comercial o civil.

Las empresas de espectáculos públicos.

De conformidad con el artículo 3º Nº 8º: “Son actos de comercio, ya de parte de ambos


contratantes, ya de parte de uno de ellos: …8º Las empresas de espectáculos públicos, sin perjuicio
de las medidas de policía que corresponda tomar a la autoridad administrativa”.

Quedan comprendidas en este número todas las empresas que tienen por objeto entretener al
público desde cualquier punto de vista, arte, cultura, etc.

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La mercantilidad en este caso está determinada sobre la base de la empresa. Para que el
espectáculo público constituya acto de comercio, se requiere que exista una empresa que
organice los factores respectivos para intermediar entre los artistas y el público. La empresa tiene
que proveer el local, las instalaciones, luces; sonido, personal que venda boletos, que acomode,
etc., y pagarles a los artistas que realizan el espectáculo. Si los artistas organizan el espectáculo
por sí solos, sin la intervención del empresario, aun cuando sea retribuido por el público, el acto es
meramente civil, porque actúan en el ejercicio de sus profesiones.

Puede ocurrir que un artista sea empresario de una compañía y que actúe también en el
espectáculo. En este caso, como empresario, el acto de organizar y producir la entretención es
mercantil, pero su rol como artista es simplemente civil.

La frase final del Nº 8º del artículo 3º del Código de Comercio, “sin perjuicio de las medidas de
policía que corresponda tomar a la autoridad administrativa”, carece actualmente de interés.
Cuando se promulgó nuestra codificación mercantil existían los juzgados de comercio, por lo que
fue preciso disponer expresamente que los conflictos ocurridos en locales de espectáculos
públicos eran de competencia de la autoridad administrativa y no de ellos. En la actualidad el
conocimiento de estos asuntos está confiado a los juzgados de Policía Local.

Las empresas de seguros terrestres a prima.

De acuerdo con el artículo 3º Nº 9º: “Son actos de comercio, ya de parte de ambos contratantes,
ya de parte de uno de ellos: …9º Las empresas de seguros terrestres a prima, inclusas aquellas que
aseguran mercaderías transportadas por canales o ríos”.

Se refiere este número al seguro terrestre, ya que el marítimo se rige por otras reglas.

El artículo 512 del Código de Comercio define el seguro como “Por el contrato de seguro se
transfieren al asegurador uno o más riesgos a cambio del pago de una prima, quedando éste
obligado a indemnizar el daño que sufriere el asegurado, o a satisfacer un capital, una renta u
otras prestaciones pactadas.”.

Art. 513. Definiciones: Asegurado: aquel a quien afecta el riesgo que se transfiere al asegurador.
Asegurador: el que toma de su cuenta el riesgo. Beneficiario: el que, aun sin ser asegurado, tiene
derecho a la indemnización en caso de siniestro. Prima: la retribución o precio del seguro. Riesgo:
la eventualidad de un suceso que ocasione al asegurado o beneficiario una pérdida o una
necesidad susceptible de estimarse en dinero.

Como podemos ver, el seguro es un contrato de indemnización que tiene por objeto compensar la
ocurrencia de ciertos riesgos: accidentes, incendios, etc. El seguro jamás puede significar
jurídicamente ganancias; es eminentemente indemnizatorio (compensatorio). En mérito de estas
razones, el seguro no es en sí un acto de comercio. Por lo tanto, el seguro ocasional, caso bien
hipotético, nunca será un acto de comercio en sí mismo.

El artículo 3º en su Nº 9º se refiere a la empresa de seguros; dice que el seguro contratado por una
empresa de seguros es un acto de comercio. Se establece así no sólo por la intermediación entre la
empresa y el cliente, sino porque la empresa hace posible la existencia del seguro: el seguro sólo

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puede establecerse desde el punto de vista económico en base a una empresa, pues sólo ésta
puede asumir una multiplicidad de riesgos y contratar una multiplicidad de seguros (diferenciación
de los riesgos).

El artículo 3º Nº 9º expresa que son actos de comercio los ejecutados por empresas de seguros a
prima.

En virtud de lo dispuesto en el artículo 4º del Decreto con Fuerza de Ley Nº 251, de 1931, en su
texto actual fijado por la Ley Nº 18.660, publicada en el Diario Oficial de 20 de octubre de 1987, el
comercio de asegurar y reasegurar riesgos a base de prima, sólo puede hacerse en Chile por
sociedades anónimas nacionales de seguros y reaseguros, que tengan por objeto exclusivo el
desarrollo de dicho giro y actividades que sean afines o complementarias de éste. Agrega la
disposición legal citada que, sin perjuicio de lo anterior, cualquiera persona natural o jurídica
puede contratar libremente en el extranjero, de conformidad a la normativa sobre operaciones de
cambios internacionales, toda clase de seguros, a excepción de los seguros obligatorios
establecidos por ley y aquellos contemplados en el Decreto Ley Nº 3.500, de 1980.

Las compañías de seguros se dividen en dos grupos. Al primer grupo pertenecen las que aseguran
los riesgos de pérdida o deterioros en las cosas o el patrimonio. Pertenecen al segundo grupo las
compañías que cubren riesgos de las personas o que garanticen a éstas, dentro o al término de un
plazo, un capital, una póliza saldada o una renta para el asegurado o sus beneficiarios (art. 8º del
D. F. L. Nº 251).

No pueden organizarse entidades aseguradoras destinadas a cubrir riesgos comprendidos en los


dos grupos mencionados. Sin embargo, las compañías tanto de uno como de otro grupo pueden
cubrir riesgos de accidentes personales y los de salud.

La antigua clasificación del seguro atendiendo a su forma de organización, que distinguía seguros
mutuos y seguros comerciales, no puede hacerse en la actualidad, en virtud de la nueva normativa
sobre la materia fijada por la Ley Nº 18.660, de 1987, que modificó al Decreto con Fuerza de Ley
Nº 251, de 1931. Los seguros en nuestros días han devenido prácticamente todos comerciales,
toda vez que el artículo 7º de la Ley Nº 18.660 establece que las entidades mutuales que con
anterioridad a su entrada en vigencia estaban autorizadas para asegurar, pueden continuar sus
negocios quedando sujetas a su propia legislación y al Decreto con Fuerza de Ley Nº 251, lo que
implica que en el futuro las mutuales no pueden organizarse para llevar a cabo la actividad de
seguros.

Por otro lado, desaparece la distinción entre seguros a cuota y seguros a prima, por cuanto de
ahora en adelante sólo pueden contratarse seguros a prima. En estos últimos el asegurado paga
un precio determinado por la transferencia del riesgo a la empresa aseguradora.

En resumen, para el asegurador, que sólo puede estar organizado como empresa, sociedad
anónima nacional de seguros, el convenir un seguro constituye un acto de comercio. Para el
asegurado, la mercantilidad del seguro debe determinarse atendiendo al principio de lo accesorio
(la empresa de transportes terrestres y el seguro obligatorio automotriz de la Ley 18.490). Cuando
el seguro contratado accede, auxilia, complementa o garantiza una actividad, un acto o una
profesión principal comercial, es de carácter mercantil; en caso contrario es un acto civil para el

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asegurado, con lo cual el seguro puede ser mixto o de doble carácter: comercial para la empresa
aseguradora y civil para el asegurado.

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