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4.399.174-7
IFD PANDO
INCLUSIÓN EDUCATIVA
Edad: 9 años
En una de mis prácticas educativa tuve el gusto de conocer un niño muy especial.
El cursaba en aquel entonces cuarto año, la relación con sus pares era muy
buena, aunque era un niño muy tímido, extremadamente tímido. Si bien
mencionaba que la relación con sus pares era muy buena, no lo era tanto con su
docente.
La escuela era una escuela pública urbana de Pando, quintil 4. Unos 1000
alumnos concurrían en total en ambos turnos.
Es una escuela que cuenta con el apoyo de las familias, en general muy presentes
en la institución educativa.
Desde mi visión de maestra practicante veía a la docente fría y algo distante con
el niño y en un comienzo no sabía por qué.
Lautaro de 9 años había sido diagnosticado con dislexia tras un largo camino para
llegar a ese diagnóstico. A simple vista lo que se notaba es su extrema timidez y
nada más, pero esa timidez ocultaba un montón de otros síntomas que arrastraba
la dislexia, qué si eran visibles cuando uno formaba ya parte del grupo.
Lautaro nacio prematuro según cuenta su mamá, siempre fue un niño muy
inquieto, desde pequeño noto ciertos inconvenientes en la motricidad fina, como
que le costaba comer solo, atarse los cordones o prenderse los botones, entre
otros. Ciertamente eso le preocupaba pero no al extremo de consultar por ello.
Nos cuenta también que las dificultades mayores empezaron cuando empezó su
ciclo escolar en los primeros años se frustraba y angustiaba porque no podía
seguir ciertas dinámicas de su clase. Sus dificultades con Grafema-fonema,
grafema-fonema.
Cuando uno se enfrenta a una palabra por primera vez, a otro idioma, o a un
sinsentido como "jalaubruainsixon", ahí sí: se debe ir letra por letra, si se quiere
descifrar, por lo que la lectura es mucho más lenta.
Esto le sucedía a Lautaro todo el tiempo, con todas las palabras. ¿Las
consecuencias? No solo errores ortográficos o confundir la b con la d. Toda la
concentración se va en la decodificación, dejando muy poca para la comprensión
de lo que se está leyendo.
Imaginemos que tratamos de leer un texto o una simple frase y las letras
comienzan a moverse, cambian de lugar y de posición, nos resultaría muy difícil
comprender cada palabra y mucho más aún el texto completo. Algo parecido es lo
que sucede en la mente de un niño o niña con dislexia cuando intenta leer o
escribir.
La dislexia es un trastorno del aprendizaje que supone la dificultad para leer a raíz
de problemas para identificar los sonidos del habla y para comprender cómo estos
se relacionan con las letras y las palabras (decodificación). La dislexia, que
también se denomina “dificultad de lectura”, afecta zonas del cerebro que
procesan el lenguaje.
Las personas con dislexia tienen una inteligencia normal y, por lo general, también
una visión normal. La mayor parte de los niños con dislexia puede tener éxito en la
Esto hace recomendable explicar “La Dislexia” como una característica personal
que dificulta la realización de determinadas tareas, pero nada más. Por tanto, la
dislexia debe tratarse, hace que tengamos que esforzarnos más y con diferentes
métodos para poder superarlo, sin verlo como un hándicap y resaltando, siempre,
las demás habilidades del individuo.
Su mamá quizás por ser docente pudo haber visto en el aula casos similares al de
su hijo y de ahí su insistencia, es importante un diagnostico precoz para tratar e
trastorno a tiempo y disminuir sus características.
Según su institución escolar hoy en cuarto año escolar los síntomas presentados
fueron variando, Lautaro tiene un nivel de lectura muy por debajo del que se
espera para la edad. Problemas para procesar y comprender lo que escucha.
Dificultad para encontrar la palabra correcta o formular respuestas a preguntas.
(Quizás por ello su timidez al participar en las consignas). Problemas para
recordar secuencias de cosas.
Cierto día en una actividad expuso al niño con sus compañeros, Lautaro ya tenía
el diagnostico, su maestra ya sabía que era disléxico, aun así el grado de
desinformación del docente seguía siendo nulo.
Aquí encontramos una de las dificultades que se enfrentan los docentes cuando
lidian con estos trastornos, tras la desinformación del tema, pueden herir los
sentimientos del niño.
Esto llevo a que su familia se acercará al equipo de dirección y docentes de la
institución y solicitará una reunión con los mismos. Presentaron informes médicos
y del equipo de la clínica integral tratante de Lautaro, desde segundo año escolar,
la institución estaba al tanto del caso, ¿Por qué la docente actuaria así?
Desinformación acerca del trastorno, quizás.
Lo cierto es que después de este episodio y de la charla con la familia, familia que
se encargó de hacerle saber al docente que la dislexia es un trastorno y que no se
“cura” sino que se trata y para su tratamiento y un mejor bienestar del niño es muy
importante la participación del docente y de la institución escolar además de la
familia, el caso no paso a mayores, quedo en una simple reunión de padres y
docente en la escuela. La maestra cambio en ciertos aspectos su comportamiento
con el niño.
Según la docente no quiso herir al niño, dijo conocer que la dislexia era un
trastorno, pero no puede justificar sus palabras.
Use apoyo visual o auditivo para facilitar que el estudiante entienda el material
impreso al leerlo. Dar instrucciones. Dé instrucciones paso a paso y lea en voz alta
las indicaciones escritas. Simplifique las instrucciones usando palabras clave para
las ideas más importantes. Asegúrese de que el estudiante ha entendido las
indicaciones y puede repetirlas. Califique al alumno basándose en el conocimiento
que tiene del material examinado, y no en cosas como la ortografía y la fluidez con
que lee. Permita que el estudiante demuestre lo que sabe de diversas maneras.
Proyecto de aula.
http://www.educaragon.org/FILES/Dislexia%20Gu%C3%ADa%20definitiva%2004102017.pdf