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SER CRISTIANe?

por JO$eph Ratzinger

JOSEPFh~GER

CONTENIDO
SER CRISTIANO
,
lntroducc16n····;·..··,··· .... ••.. ······t 9

l. SENTJlIO DEl. BJ:ll' ClUSrLl.Nf

l. ¿Estamos aalVad08?.......... {. 13

,
2. La fe como serviclO........ r 29

3. Sobre todo. el amor....... :¡' 41 ,

JI. EL FUNDAMlm'rO l.

I14CJUMENrAL DE 1..\ ¡

J:XISrIllfCU ClUSrLUI'A
I
4. La crlsls de la idea sacrai
mental en la conciencia¡
mOdarna.............................1 67
5. La idea sacramental en 1al'
'historia de la humanidad....· 63
6. Los sacramentos cristianos.! 71
7. El lIentido actual de los sa­
cramentos........................... \ '19

lIX. V:o:run:s y sÁllAllo II4N:rO \


EDICIONES SrGUEME
8. Sobr~ las tinieblas de los \

. . .. . \
Apartado 332
corazones brllla la luz:..... , 87
SALAMANCA

=~ ~~ :.~~: ~~ ~:
1967
9. 99
. \

EDICIONES SrGUEM~

47 de 54
'j2.AT"2-( N'6 -eF I J.) ~~~ G,ñ-z ? "-'":> I
~\ '-¿:r""'" . . . . . (' I ~ I?"'"'Í7,,- ~¿ \~c;1.

desenfreno,¡ igual que el amante no abusa de la fide­


lidad del lupor del otro, sino que 'se siente obligado
a ser 10 mas digno posible de ese a,w,or. Pero esta 3 I SOBRE TODO, EL'AMOR

disposición la la que nos impulsa la fe en el amor no


descansa ent el miedo, sino en la plena y alegre segu­
ridad de q~e Dios verdaderamente -y no· s610 con
frases piado~as-- es más' grande que nuestro corazón
(1 Jn 3, 20~.· .
f
Quizás Qlerezca la pena, antes de acabar, reflexio­
nar de nuev¡o sobre có.mo debería presentarse hoy la
meditación ~e san Ignacio si quisiéramos' proponerla
E;ll nuestro inomento histórico. Lo fundamental per­
manece:. los.fhombres no pueden dar por si nUsmos un ¡ El amor basta
sentido a sulhistoria. Si se les dejase solos, la história
humana corfería hacia el vacío, hacia el nihilismo,
'.
hacia el ab~urdo. Nadie ha comprendido ~fQPlás
profundamerj.te que los poetas de nuestro tiemp!l;' que
viven y sien;ten la soledad del hombre abandonado,
C UEN'I'A una historia judía qe la époqt de Jesús
que un día un pagano se acerc6 al famoso ~abbí
. Schammai y le dijo que se convertiría gustoso a la
que describep. el aburrimiento y la vanidad como los
sentimientos \ fundam~tales de .este hombre que se rt"ligi6n judía, si el rabbí era capaz de exponerle su
convierte en Un infierno para sí mismo y pata los otros. contenido en el período de tiempo que se puede estar'
1 . apoyado sobre un solo pie. El rabbí recorrió con su
También I sabemos que Cristo ha dado un sen­ imaginación los cinco libros de Moisés, tan densos
tido al uni~erso; que, en el paso de creador a 1 de ideas, y todo 10 que la interpretaci6n judía había
criatura, el movimiento hacia el vacío se ha convertido añadido, relacionado 'y explicado cqmonecesario e
en movilPÍen~o hacia la plenitud, con 'eterno sentido. imprescindible para la salvaci6n. Cuando hubo recor­
Mas, superruido a Ignacio, aceptaremos hoy que la dado todo/, tuvo que reconocer que era imposible
misericordia ae Dios, manifestada en Cristo, es sufí· c.ompendiar en un :par de breves uas,es todo 10 perte·
cientementetica para todos. Tan rica, que nos obliga neciente a la religi6n de IsraeL El extraño interrogador
a ser instrunientos de su compasi6n y bondad. Para no se desanimó. Se dirigi6 -por así decir- al que
esto somos $istis,nos. Que Dios nos ayude a serlo tenía la competencia: al otro famoso maestro, rabbí
verdaderamente. , Hillel, y le propuso lo mismo. Al contrario que el
rabbí Schammai, Hillel no encontró nada difícil esta
petición y le tepuso sin rodeos:

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No hagas a tu pr6jimo lo que a ti te molesta. Esta
es toda la ley. Lo demás es interpretaci6n 7. . Cristo como una simple expresi6n ~iadosa que no es
preCiso' exagerar, sinó como algo que hay que entender
. . Si el mismo hombre se dirigiese hoya algún sabio en su plena e inequívoca seriedad. lEl juiciopr:esenta
teólogo cristiano y le pidiese una breve introducción, la gravedad definitiva de todo esto: entonces las
de cinco minutos, a la esencia del cristianismo, es cosas ap:clrecerán tal como son, ya qhe en él se decide
probable qué todos los te61ogos le dijesen que eso el destino definitivo del hombre. J$1 la parábola del
es imposible; necesitan seis semestres s610 para los juicio final dice el Sefior que el jJez del mundo se
tratados principales de la teología, y con esto apenas dirigirá a dos grupos de hombres. A hnos dirá:
>
si profundizan un poco. Sin embargo, este hombre . •I
podría ser ayudado de nuevo. Pues la historia de los Venid, benditos de mi Padre, alposeer el reino que
rabbí Hillel y Schammai se repitió. de forma distinta, os está preparado desde la creaci6n¡ del mundo. Porque
. pocos decenios más tarde. Esta vez se presentó un tuve hambre y roe disteis de com:et"; tuve sed. '/ me ,
disteis de beber; peregriné y me aébgisteis; estaba. des­
rabino ante Jesús de Nazaret y le preguntó: «¿Qué
nudo y me vestisteis; enfermo y rbe visitasteis; preso
debo hacer para alcanzar la salvación?». Era una y vinisteis a verme. Y le responderán los hombres:
'pregunta sobre· lo que Jesús consideraba como real­ ¿cuándo te hemos hecho todo eso?; nunca te hemos
mente imprescindible en su mensaje. La respuesta visto. Y Cristo les responderá:,..~~J~4!1d. os digo. que
del Señor fue: . cuantas veces lúcisteis eso a uno de \!stos mis heriÍlanos
'-men;;!es;~a' mf 'rD.e·1"· hicistds. Se'volvera eritóhées al
Amar€!¡ al Sefior, tu Dios, con todo tu corazón, con '-oiro"grupo~"'y''i~~ d¡j:;("~nuez: Ap~taos de mí, mal·

,~~
toda tu alma 1 con toda tu mente. Este es el más gránde ditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para
y primer mandamiento. El segundo es semejante a SUs ángeles. Porque tuve hambre y 1no me 'disteis de
éste: amarás al prójimo como a ti misino. De estos dos comer; tuve sed y no me disteis de b~ber; fui peregrino
pre~eptos penden toda la ley y los profetas (Mt 22, y no me akijasteis; estuve desnudo y no me Jzestisteis;
35-40). enfermo y en la cárcel y no' me visitasteis. Y los hom­
bres preguntarán: ¿cuándo ocurri6 esto? Si te hubié­
Esta es toda la exigencia de Jesús. El que la semos visto te 10 habrfamos dado todo. Y de nuevo
cumple ~ que ama- es cristiano; 10 tiene todo les responderá: Cuando dejasteis de hacer eso con uno
(d. Rom 13, 9 s). de estos pequeñ1!~gS:~ñílifg;;:·d~I;si~s.-:de :ha~o··tMi:
iJ;-lPI6):"'- ~
Otro texto, que presenta en forma de parábola el , 1
. ¡

juicio universal, muestra que' esto no fue dicho por S~gún esta parábola, el juez d~l m~cI.ºJ}..9_ru.~8P.!l_ta_ )

Ill;S teorías que un hQIDbr.e..hlLte.nklq,sob,j:e Dios IJ¡.QQ.re J


~~~~E;.:N~.;unt~-por46s .. eo~~~~~i.l:t~¡gºgPl~- ;
7. H.
erliiutert
STRACK •
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P. Das Bvange!iU/II noch Matth¡¡us,
BILt.I!1\BECK,
Talmud und Midrttsch. Münchcn 1922, '57. .J:1f-º~!_.~~9..Jwr"..~L,.!!IDQ!:.:._~~t~. J?~l?tjl.,.'P.a!.~ .. .s~~~,II:l:. al ¡
hombre. El qu'e runa es cristiano:
_ _ ••• _ •••• , ........ . . . ...,. . . ,,~/· •• .... 0 . . . . " • • • • • •, ... _ .~,,'~ •• _ . ,. . . ._ . . . ~
1 I
w.--J

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43

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~ los h9mRres. Debemos caer siempre en la
i Qué grande puede ser para el te610go la tenta­ cUentftaequé sólo vemos y estructuramos las otras co­
ción, al inter*etar estas expresiones, de poner un sas ~s homhr~s' en reIaCioñ~co~".~·CEr.~p'~6~Y§;:ima~
«sí» o un «perq»! ~~p.~~!~~.!!..1P~¿~~l!& jpá!!dolos" como sa~~t!!!_que' giran~~_~!t.lQ~~...Q,1J!1tQ­
~L~~l?J!cid!.d2~~gndicione$~~~1!l0 las.
"E~~_q~~_.l?s1l:Üe.~lFa.. P~?p~ g«tq!l3~. Según 10 di- •
1R.;~~o._.,d..-~Q.t.... Esto no significa, naturalmente,
Cho, cl!.~Lq~tiano es algo .muCh¡,Ltnás ..simple..._y,..!!n l.
. que debamos scir superficiales, como si estas palabras
embargo, mucho má~,," rt:Y:Q!1,l~9.AA.~~2: Es realizar ia\
pmguna
no necesitasen aclaración o coartasen todos

revólud&n coperru.·cana,: A~.jlmd,o....:P.e.....• ~QQ.1l!4~r.&f1~s el. t


nuestros derech?s. El amor que aquí se describe. como
punto céntrico del uniy'ersQd~J:!.-ro~orE~~al.._cual deo.en (
esencia del crisnanismo exige de nosotros que intente­ ··gitiii; 'los otros, porque(:9m~~.runos.:tLJ:~,I;QllO~

"~~~;!U~.!J,~~;~·I

\ ..... mos amar comq Dios ama. El no nos ama porque


somos especialm,ente buenos, especialmente virtuosos,
especialmente serviciales, porque le somos útiles o
es el verdadero centro,
neces.ariosj nos ama, no porque nosotros' somosbue­ ".1." _~-~ •. '••-'-" .
nos, sino porque¡ él es bueno. Nos ama incluso en los'
., ¿Para qué la fe?
andrajos 'del hijo! pródigo que no trae ya consigo nada
de valor. Ser cristiano significa tener amor. Esto es enor-"
memente dillci1 y, al mismo tiempo, enormemente
Amar CJ:lsnanamente signifioa seguir este' cami­
fácil. Mas, por dificil que resulte desde muchos puntos
no: que..!!,o sólq amemos al que nos resulta Sim~ de vista, el experimentarlo es ya un conocimiento
, ~áticoJ al que no~ agrada, al que nos cae bien, ~ que hondamente ·liberador. Probablemente diréis: bien,
nene algo que of~ecernos ·0 det que esperamos Clertas tengo ante mi el mensaje de Jesús que es consolador
ventajas. Amar ct{istianamente, es decir en el sentido y bueno. Pero, ¿qué habéis hecho de él vosotros los
de Cristo, signifi~a que seamos buenos con el que teólogos y los sacerdotes, qué ha hecho de él la Igle­
necesita nuestra b,ondad, aunque no nos resulte sim­ sia? Si el amor basta, ¿para qué vuestros dogmas,
pático. Significa ~aminar tras las huellas de Jesús, para qué la fe que siempre tiene que estar en lucha con
llevando a cabo, ~on eso, una especie de revolución
la ciencia? ¿No es realmente cierto lo que han dicho
coperrucana de la propia' vida. Porque, en cierto sen­ los sabios liberales de que la corrupción del cristia­
tido, todos nosotros· vivimos como antes de Copérnico.
nismo ha consistido en construir una doctrina sobre
. No sólo porque; guiándose por las apariencias, opi- ~
Cristo en vez de hablar con él a Dios Padre y de por­
¡namos que el sol s~e y se pone y da vueltas alrededor tarnos como hermanos unos con otros, en inventar un
",de la tierra, sino ~ un \sentido mucho más profundo. dogma intolerante en '\Tez de impulsar al servicio mu­
Pues todos nosotr9s poseemos esa ilusión innata, en tuo, en exigir la fe en lugar de la caridad, haciendo
lvirtud de la cual ~a uno toma el lm>pio yo como d¡;:pender el cristianismo de un conocimiento?
'le-unto~éntrico, alrededo-t..del cual deb~girar el müñ;:

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Sin duda, en esta pregunta hay algo muy serio, y cubriendo de antemano' nuestro déficit. En definitiva,
como todos los problemas realmente graves, no se no significa otra cosa que reconoce): nuestra indi­
la puede solucionar en un instante, con una frase ¡
gencia; significa alargar'. ~a ma~o y dejar que nos
hecha. Pero hay que advertir, al mismo tiempo, que den. La fe, en su forma mas senCIlla y profunda, no es
es un poco simplista. Para darnos cuenta de ello nos sino aquel instante del amor en''é1 que rbconoremOS'qüe
basta con aplicar a nuestra vida, de forma realista, 10 tamb1én -ñosotrosteñemosüeceSiClaa'icleqüe-senos
que hasta ahora hemos ido reflexionando. Ser cristiano ayUClé7"Aqiíér-mstañie-¡;ñ"que"cl"amórse-roiivi'er'ie,­
significa tener amor; significa realizar la revolución po~vez-;-en veraader~or. 11 fe consiste en
copernicana, por la que cesamos de considerarnos el ·Süperar'"'TiláütocÓmpIílééñcra y --eraütclcontentamiento
punto céntrico del universo y no permitimos que los del q~e se siente satisfecho, y di~e: ,he;hec,ho todo! no
otros giren solamente a nuestro alrededor. ' necesIto ayuda. En la «fe» termma el egolsmo" autén­
tica contraposici6n del anior. La fe está presepte en ef;
Sinos fijamos en nosotros mismos con honradez y
seriedad, ,este sencillo mensaje no s610 implica algo li­
verdadero amor; es, simplemente, ell momento cul-'­
minante del amor: ~~~~!l_.4~ ..dw~U!º__~l>lIs~;
berador, sino también algo oprimente. Porque, ¿quién
J de' nosotros puede decir que nunca ha pasado de ,_~obre aua.J2!Q]!!~J~C!~I:I:~...,§ow.º q~t;.s.~._~I!~!::~~C:~:'s.~~~o i
~da¿. ~.d
I largo junto al que senda hambreo sed, o junto a un
hombre cualquiera que 10 necesitaba? ¿Quién de noso­ Naturalmente, podemos desarrollat e interpretar
. tros puede decir que cumple perfectamente el servicio ton amplitud esta .fe. Pero a nosotrosl nos basta con
bondadoso al prójimo? ¿Quién de nosotros no ha de ser consci~tes de que el gesto de la mano abierta, la I¡
reconocer que, incluso en la bondad que practica con simple capacidad de recibir, que adquieren en el amor,
los otros, siempre vive un poco de egoísmo, de auto­ su íntima pureza, terminan perdiéndose en el vado si !
contentamiento, de fijarse en uno mismo? ¿Quién de no hay alguien que los llene con la graHa del perd6n. !
nosotros no ha de conceder que vive, más o menos, Todo debería correr de nuevo hacia la riada y tiirniriaf'
en la ilusión precorpernicana, y que considera y es­ en el absurdo si no existiese esa' re~'p'~esl:~_9..':!.~~~ama
tructura a los otros sólo en relación con el propio Cristo. De este modo, se da siempre en: el gesto déla'
yo? Así,pues, el mensaje grandioso y liberador de la te:eñ' el que culrniJ:.a el verdadero amor, una relaci6n
caridad, como contenido único y suficiente del cris­ necesaria con elm,isterio de Cristo; porque este mis­
tianisulO, puede resultar tam.bién algo muy oprimente. teno es el punto final de nuestra acción, y rech,azarlo
~-
seda 't:echazar a la misma fe y caridad. j
~ En este momento entra en juego la fe, Porque
ésta, en el fondo, s610 significa que este, déficit de Mas repitámoslo; por verdadero q~e c;sto sea, y
!: amor que todos tenemos es coImado con la abundancia por imprescindible que resulte la necesidad de una
,¡' de Jesucristo. Nos dice, simplemente, que Dios ha fe cristo16gica y eclesial, sigue si~do vérdad que todo
derramado aburidantemente su amor entre nosotros, lo que, encontramos en el dogma es, 1en definitiva,

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simple explanación: explanaci6n de la realidad funda-, más fuerte y deja claro el verdadero punto de vista.
mental, decisiva y suficiente, del amor a Dios y a los Traducido literalmente, dice: «si vuestra justicia no eS\.
hombres. Y con esto sigue siendo válido queJos verda­ más abundante que la de los escribas y fariseos ... ». )
deros amlÍntes,queson al mismo tieriipo creyentes, He aquí la idea básica de todo el mensaje de Cristo.
\ pueden s~ llamados cristianos. Gilito es el hombre que no echa cuentas, sino que
hace lo superfluo. Es el amante que no pregunta:
¿hasta d6nde puedo llegar, quecÍándome en el terreno
La ley de IfJ abundante del pecado venial, sin paSar la frontera del pecado
mortal? Cristo busca el bien sim.E.lementeL sin cál9J- '
Partier.¡do de esta interpretaci6n fundamental del 10~~1 si~.e1~ jus~ó,q~~_s.?~_ac~a en el ámbitOde 10_
cristianismp hay que ,entender y leer, de fornia nueva, so;rrectg¿~~~~~~~B:~!S,,:o.L~".9..~~"..no es pur~!fente justo
la Escriturs¡. y el dogma. Tomo s6lo un par de ejemplos comiema a ser cristiano. Lo cual no sigñffica que el
dé la sagrllda Escritura, que antes nos resultaban in. @;tLiño-seaun: hombre-intachable, que nunca comete
cotJ;lprensibles y que ahora, con esta luz, quedan paten­ faltas. Al contrario: sabe que las tiene, pero es gene­
tes. Recor4emos las palabras del serm6n del monte roso con Dios y con los hombres porque advierte que
q~e se nos presentaban antes tan inquietantes: él mismo vive en gran parte de la "generosidad de Dios
yde los demás. Posee la generosidad del que se siente
Oísteis que se dijo a los' antiguos: no matarás; y
quien ¡matare, será sometido al juicio del tribunaL Mas \ deudor de todos, del que no puede actuar ya con una
" «corrección» que le permitiría reservarse mucho para
yo os idigo que todo el que se encolerizare con su her­
¡
mano, será reo ¡jelante del tribunal; y quien dijere a sí; esta generosidad es el auténtico resultado de la] ,
su he.t.mano «tonto», será reo delante del sanedrín; y moral predicada por Jesús (d. Mt 18, 13-35). Nos
quien )e dijere «insensato», será reo de la gehenna del encontramos en el misterio enormemente exigente y
fuego ~Mt 5, 21 s). liberador QJle se halla bajo la palabra «abundante», sin
el que no puede darse una justicia cristiana.
El textq nos vuelve a impresionar, nos anonada.
Pero le pretede, un versículo que da sentido al con­ Si nos fijamos con más atención; advertiremos' en
junto: . seguida que la estructura fundamental que hemos
reflejado con la idea de 10 abundante, sella toda la
Os ¡digo que si vuestra justicia no es mayor que la historia de Dios en relación con el hombre; es incluso
de los ¡escribas y' fariseos, no entraréis en el reino de la" señal divina que distingue a la creación: el milagro
los cielos (Mt\5, 20). de Caná, el de la multiplicación de los panes, son
¡
sefiales de la abundante generosidad que constituye
La palabra fundamental de este yerso es «mayor» la esencia de la actividad de Dios, esa actividad que
(<<más perfeCta»). El texto griego primitivo es aún prodiga millones de gérmenes en la creación para for­
l'
48 49

4. siR CRISTIANO.

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, . \
mar a un viviente. Esa actividad que construye todo
pretación puramente legal que cqnsiderase todo 10
un universo para preparar un sitio sobre la tie­
,diého como preceptos cuyo incunlplimiento llevaría
rra a ese ser misterioso que es el hombre. Esa acti­
al infierno: visto desde este punto,! no nos orientaría,
vidad que, en una última y desconocida prodigalidad,
sino que nos desanimaría. Pero, pór otra parte, tam­
hace que Dios mismo se ponga en camino para salvar y
poco basta la interpretación que sóio diese valor a la
conducir a su fin a esa «caña pens~te» 8,~J hombre.
gracia, afirmando: aquí se muestra únicamente lo vana
Este último hecho, admirable, resultará siem.-jfñ15sur­
que resulta toda acción hUmana; sól~ queda elaro que
do a la, inteligencia calculadora del pensador «co­ nosotros no podemos nada y que fado es gracia; el
, rrecto». Realmente, 'sólo es compren~,~1:1e.,_4~~4~.J!l
texto enseña que,' en la noche de la pecabilidad huma­
"j ,locura deon a~or 1fetechliZ'iCcualqUier cálculo y JlO Jla, toda diferencia es insignificant~ y nadie puede
,,S'A leme se~!!.~~~~ orq:ue-1it·encarñiíCíon.. .
no-e8SIiiO­ arrogarse nada porque todos merec~mos la condena­
, a p enltu consecuente ,de la prodigalidád en que Dios ción y sólo somos salvados por la grdcia. Ciertamente,
'siempre se mueve y 'que debe ser, en adelante, la ley el texto patentiza a nuestras conciencias, de forma
fundamental en nuestras relaciones con Dios y con los impresionante, la necesidad del peraón; muestra el
hombres. poco fundamento que tiene el hombte para gloriarse
Volvamos atrás. Decíamos que desde este punto y separarse de los pecadores como si. fuese justo. Pero
de vista podíamos comprender la estructura de la pretende también otra cosa. No sólo ~piere colocarnos
creación y de, la historia salvífica, y también el sentido bajo las señales del juicio y del perdón, que hadan
de la exigencia de Jesús, tal como se' nos presenta en el indiferente cualquier' actividad human~. También pre­
sermón del monte. Creo que nos será muy útil saber tende indicarnos un camino, orientirnos hacia ese
de antemano que no hay que interpretarla legalmente. «más», hacia ~sa abundancia y generosidad que no
Consejos como éste: «si alguno te abofetea en la significan que nos convirtamos, de re~ente, erí hom­
mejilla derecha", vuélvele' también la otra; .. , al que bres perfectos, sin faltas, s~~e ;bu5uemos..1a
te quita la túnica, entrégale también el manto» (Mt ~ctitud de~ ~~~.c:..9,~~"Eo-S~~~ .... ~J!¡o: qgU1n!!:
5, 39 s), no son leyes que debamos cumplir como
prescripciones particulares, en sentido literal. No son Este es el trasfondo cristológico copcreto del ser­

decretos, sino ejemplos e imágenes que indican una món del monte. El llamamiento al «más» no proviene

orientación. Mas esto no basta para comprenderlos de la inaccesible y eterna majestad de tiios, sino de la

plenamente. Hemos de profundizar más y ver. por una boca del Señor,en el que Dios se ha pue~to ,a sí mismo

parte, que en el sermón del monte no basta la mter­ en camino' para introducirse en la 'mis~ia de la his­

'toria h~ana. Unicamente Dios vive y pbra según la \


8. Supongo que el autor se refiere a la célebre frase de los }ey fundamental de la aburidancia, de aq\Jel amor que I
Pensamientos de Pascal; «El hombre no es más que una cafia, la' más
débil de la naturaleza; pero es una caña que piensa. (N. T.). " no puede menos de darse a sí mismo. '

50 , 51

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I
El cristiano es el que tiene -ª..mor. Esta es la sen­ En el miércoles de las témporas de adviento,
{ encontraremos en la liturgia de la santa misa este mis­
cilla respudsta-aIapregüi!ta sobre la esencia: del cris­
tianismo, q~e volvemos a encontrar al final y que1 en- terio. de la esperanza. La Iglesia se nos presentará bajo
la figura de la Madre de Dios, la Virgen Santa María.
~...4ida re1!!'J¿D.~m~,10 ~~~ todQ... . ­ En estas semanas de adviento, ella es la mujer que

lleva en sus entrañas la esperanza dd mundo, prece­

Fe, esperanka, caridad diéndonos, de este modo,ennuesti:o camino como Un

I símbolo de esperanza. Se encuentra ante nosotros como

Antes de acabar, hemos de pensar todavía en algo. la mujer en la que se ha hecho posible, por la mise.ri­

Cuando hablábamos de la caridad nos encontramos' cordia salvadora de Dios, lo que humanamente era

con la fe. V¡unos que, bien entendida, -está presente en imposible. Y así se convirtió en un símbolo para todos,

el amor y p~ede conducirnos hacia la salvaci6n porque pues, por lo que a nosotros respecta1 no podemos

1IÜestra cari~ad personal es suficiente, como una mano alcanzar la salvaci6n con la débil luz de nuestra buenal'~

vacía extenflida hacia la nada. Sí reflexionamos' un voluntad y de nuestra pobre acci6n. No la alcanzamos ~

\ poco más, encontraremos también el misterio de la es­ \ por mucho que trabajemos. Sigue siendo imposible. 1

peranza. Polque nuestra fe y caridad no son perfectas Pero Dios, en su misericordia, ha hecho posible 10

mientras viJ¡imos en este mundo y siempre corremos el \ imposible. S6lo necesitamos decir con humildad: he

riesgo de qtie se extingan. aquí el esclavo del Señor (cf Lc 2 1 37 s; Me 10, 27).

1 ' .
Es advipto. Ninguno de nosotros puede decir: yo
estoy ya saltado. En. este mund0 1 la salvaci6n no se
da como algo pasado, ni como presente acabado,
definitivo, siPo sólo en forma de esperanz~. La luz de,
Diosbrillá"f!n este mundo tras el resplandor de la ~.
esperanza, ,'ue su. bondad ha pu,esto en nuestras
vidas. Cuán a menudo nos acongoja el pensamiento:
quisiéramos F-ás, quisiéramos el presente' pleno, total,
t~

~.:
indiscutible.¡ Pero, en el fondo, deberíamos, decir: ~
, ~
f<.....
¿puede darse! una forma más humana de salvaci6n que
la que nos dice, en medio de nuestra incertidumbre,

~
~
que podemoslésperar? ¿Puede darse una luz que ilumi- J

ne mejor la eFcia'de nuestra peregrinación que la que.


,_, , l
nos ce librj!s, c.apa~.~¡¡. de,J>~gvi¡."adelam~~§.gL!l;ú,;!:~~,- ..
I
ha.

.' I ,porque .sab~os que alfiJ:lal~~.s~o se encuentra I


'" _la luz
__ del _ltll••.__._
amI r divino?_. -~

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. . ~

52 '3

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