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(UAPA)
ASIGNATURA:
“Derecho Civil VI”
TEMA:
“Tarea 1”
PARTICIPANTES:
Pamela Alonzo
08-1566
FACILITADOR:
Fredy Antonio Frías, M.A.
FECHA DE ENTREGA:
30/11/2016
NAGUA, R.D
Los aspectos de la propiedad intelectual de manera taxativa son: las obras científicas, las
obras literarias, las producciones artísticas, las invenciones, las innovaciones, las
denominaciones, las marcas de fábricas, los signos distintivos y las producciones de
intelecto humano en sentido general.
El marco legal, procedimental y el régimen de sanciones de los distintos aspectos y las dos
categorías de la propiedad intelectual en la República Dominicana está establecido en dos
leyes a saber: la 65-00 sobre Derecho de Autor y la 20-00 sobre propiedad Intelectual.
Los derechos de un autor sobre una obra intelectual son de dos tipos: el
derecho patrimonial y el derecho moral. El primero tiene que ver con los recursos
económicos que le produce al autor su obra intelectual, riqueza que puede disfrutar hasta la
muerte y después de la vida el autor sus herederos, el cónyuge y a los causahabientes, los
cuales pueden ejercer los derechos patrimoniales hasta por 50 años más.
Medio siglo después, en 1962 se firmó en Roma, Italia el tratado para la protección de los
artistas, intérpretes, productores de fonogramas y los órganos de la radiodifusión. En 1995
se hizo un gran acuerdo internacional sobre los aspectos de la propiedad intelectual
relacionados con el libre comercio. En 1997 se firmó la convención de Berna, ciudad de
Suiza para salvaguardar la propiedad intelectual sobre obras literarias.
El Estado Dominicano a la luz de las Leyes 65-00 sobre Derecho de autor y 20-00 de
propiedad industrial estableció la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial, ONAPI y la
Oficina Nacional de Derecho de Autor, ONDA para registrar, proteger y salvaguardar los
derechos exclusivos de la propiedades intelectuales tramitadas por los autores e interesados,
llenando desde luego, los requisitos de ley.
2- Realice un análisis acerca del valor del capital intelectual como propiedad de
las personas.
El capital intelectual se reconoce como el activo más importante que poseen muchas
de las empresas más grandes y poderosas del mundo; para dichas empresas, el
capital intelectual es la clave de su dominio del mercado y de su rentabilidad
continua. A menudo es el objetivo preponderante en las fusiones y adquisiciones y,
cada vez más, las empresas informadas se están valiendo de licencias para transferir
estos activos a jurisdicciones en que los impuestos son bajos.
Sin embargo, las empresas aún no toman plena conciencia de la función de los
derechos de P.I. En general, las normas de contabilidad no reflejan la importancia de
los derechos de P.I. y de los activos intangibles en las cuentas de una empresa y, a
menudo, estos derechos son subestimados, mal administrados o explotados de
manera insuficiente. A pesar de la importancia y de la complejidad de los derechos
de P.I., los profesionales que se ocupan de la propiedad intelectual de una
organización no suelen trabajar de forma coordinada. Para entender mejor la función
de los derechos de P.I. en una empresa, habría que plantearse una serie de preguntas,
como por ejemplo:
¿Cuáles son los derechos de P.I. usados en la empresa?
¿Cuál es su valor (y, por ende, el nivel de riesgo)?
¿Quién es su titular? (¿puedo llevar al infractor a juicio, o es mi empresa la
que infringe?)
¿Cuál es la mejor manera de explotarlos (por ejemplo, concediendo o
adquiriendo licencias de tecnología)?
¿En qué momento necesito cubrirme de riesgos?
Uno de los factores principales que afectan el éxito o el fracaso de una empresa es el
grado en que realmente se explota su capital intelectual y se tienen en cuenta los
riesgos. Obviamente, los directores de las empresas necesitan conocer el valor de los
derechos de P.I. y estar al corriente de dichos riesgos por la misma razón que
necesitan conocer el valor subyacente de los activos tangibles; asimismo, deben
conocer el valor de todos los activos y pasivos que administran y controlan para
garantizar que se mantengan los valores. La explotación de los derechos de P.I.
puede cobrar muchas formas, que van de la venta total de un activo a una empresa
conjunta o un acuerdo de licencia. Invariablemente, la explotación aumenta los
riesgos.
En líneas generales, la valoración es una amalgama del concepto económico de
valor y el concepto jurídico de propiedad. La presencia de un activo está en
función de su capacidad para generar beneficios y la tasa de actualización aplicada a
dichos beneficios. La regla de oro de la valoración comercial es: el valor de algo no
puede determinarse en abstracto; lo único que puede determinarse es el valor de algo
en un lugar, en un momento, y en unas circunstancias particulares. Soy partidario de
esta idea y pienso que las preguntas “¿para quién?” y “¿para qué?” deben plantearse
siempre antes de que se realice una valoración.
Esta regla reviste una importancia particular para la valoración de los derechos de
P.I. En toda transacción, cada una de las partes interesadas le dará un valor al objeto
de la transacción en función de sus respectivas circunstancias. De no tomar en
cuenta estas circunstancias, la valoración carecerá de utilidad.
En general, para la persona que determina el valor de los activos intangibles,
calcular el valor de dichos activos no representa una tarea difícil cuando éstos han
sido protegidos oficialmente por marcas, patentes o derecho de autor. Lo anterior no
se aplica a los activos intangibles como los conocimientos técnicos (entre los que
figuran el talento, las habilidades y la preparación del personal), los sistemas y
métodos de formación, los procesos técnicos, las listas de clientes, las redes de
distribución, etcétera. Estos activos pueden ser igualmente valiosos pero más
difíciles de identificar desde el punto de vista de los beneficios y las utilidades que
generan. Por lo que respecta a muchos activos intangibles, los juristas especializados
en propiedad intelectual y los contadores de la empresa deben llevar a cabo
conjuntamente un análisis inicial pormenorizado y serio.
Existen cuatro conceptos principales relativos al valor, a saber, el valor estimado por
el propietario, el valor de mercado, el valor razonable y el valor fiscal. A menudo,
el valor estimado por el propietario determina el precio en los acuerdos
negociados y suele equivaler a la idea que tiene el propietario del valor que pierde al
no disponer de la propiedad. El valor de mercado es la idea de que una propiedad
determinada alcanzará un precio parecido al de una propiedad comparable que ha
sido tasada en cierto precio. En su esencia, el concepto del valor
razonable representa el deseo de ambas partes de ser equitativas. En este concepto
se reconoce que la transacción no se realiza en el mercado libre y que el vendedor y
el comprador están vinculados jurídicamente. El valor fiscal es objeto de la
jurisprudencia en todo el mundo desde el cambio de siglo y constituye una práctica
esotérica. Existen cuasi conceptos de valor que inciden en cada uno de estos
ámbitos, a saber, el valor de inversión, el valor de liquidación y el valor del fondo de
comercio.