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CONSEJOS PARA LAS F A M I L I A S

FÁBULAS DEL
CASTOR KELLOGG

Vamos a plantar moras

3 AÑOS
191856
¿CÓMO AYUDAR DESDE LA FAMILIA A ENTRENAR
LAS FUNCIONES EJECUTIVAS?
A través de las siguientes recomendaciones, los padres podrán reforzar el control atencional, la valoración
del coste riesgo-beneficio y el control inhibitorio, que se han trabajado en la fábula del Castor Kellogg Vamos
a plantar moras.
Incluyendo estas divertidas propuestas y consejos en las actividades del día a día, estaremos ayudando a
nuestros hijos en el desarrollo de sus funciones ejecutivas, muy importantes para su éxito escolar, familiar y
social.

Propuestas para favorecer el control atencional


Aunque a esta edad se está adquiriendo la capacidad para seleccionar la información relevante, esta no está
totalmente desarrollada. Por ello, es importante que, cuando vayamos a hacer una actividad como pintar, leer
un cuento o construir una manualidad, el ambiente esté libre de distracciones. Por ejemplo, si vamos a utilizar
una mesa, en ella no habrá más utensilios que los que necesitemos. De esta manera, ayudaremos a entrenar
su capacidad de concentración para que esta sea de calidad, porque evitaremos que se distraiga con otras
cosas, permaneciendo más tiempo centrado en la tarea que estamos haciendo.
Como hemos comentado anteriormente, a esta edad la atención se está desarrollando, por lo que los recursos
atencionales de los que disponen son limitados. Al darles una instrucción, lo mejor es utilizar frases cortas con
una o dos pautas. De lo contrario, saturaremos su capacidad para almacenar instrucciones, y no recordará
ninguna de las que le hemos dicho.
Muchas veces damos instrucciones o hablamos con nuestros hijos desde otras habitaciones, por lo que
© SM

el mensaje no suele llegar; de este modo, además, no estamos enseñando un modelo adecuado de
comunicación (aspecto fundamental para el desarrollo emocional). Antes de comenzar una actividad o darle
alguna instrucción, llamemosle por su nombre y esperemos a que mantenga contacto ocular con nosotros, y
solo en ese momento en el que el niño nos está prestando atención, comenzaremos a hablarle.

Con el objetivo de favorecer el control atencional, ofrecemos las siguientes propuestas lúdicas:

Seleccionar información relevante entre los distractores. Al realizar un puzle podemos buscar las piezas
de un determinado color o forma. Otra posibilidad es conseguir todas las piezas rojas de un juego, o todas
aquellas que tengan un determinado tamaño o forma.
Emparejar objetos o imágenes siguiendo un criterio de clasificación. Podemos empezar haciendo parejas
por el color e ir complicando la tarea poco a poco, emparejando por una forma común o una posición. De
esta manera, favoreceremos el desarrollo de la atención al detalle y la capacidad para crear categorías.
Palmas. Este juego consiste en, por ejemplo, dar una palmada cuando veamos un coche rojo, y dos palma-
das cuando veamos un coche blanco. Así, prestamos atención a los detalles en el contexto de la vida diaria.
Podemos adaptar el juego, y hacerlo cuando veamos a una persona morena y otra rubia, una persona con
barba y otra calva, etc. Se trata de salir de nuestro foco atencional y aprender a observar a nuestro alrededor,
seleccionando aquello que es relevante para el juego.
El espejo. Este juego, además de potenciar el desarrollo del control atencional, refuerza la inhibición, el es-
quema corporal y la lateralidad. Se puede jugar en familia o con amigos. Por parejas, un componente de la
pareja simulará que está frente a un espejo y realizará acciones (lavarse los dientes, la cara, peinarse, etc.),
mientras el otro miembro de la pareja deberá imitar cada uno de los movimientos y gestos que realice.

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Propuestas para la valoración del coste riesgo-beneficio
Los cuentos facilitan el aprendizaje a través de las experiencias de los otros, por lo que la lectura de cuentos
que fomenten la valoración del riesgo-beneficio, como Los tres cerditos o La cigarra y la hormiga, ayudarán a
que los niños vayan asimilando el valor de esperar para obtener una recompensa mayor.
En el día a día nos encontramos muchas situaciones en las que podemos entrenar la valoración del coste
riesgo-beneficio. Una situación muy frecuente se produce cuando, al hacer la compra, quieren comer algo sin
esperar a llegar a casa. Si se lo comen, y al llegar la hora de la comida ellos ya se comieron el suyo al salir del
supermercado, nos permitirá explicarles las ventajas que hubiera tenido esperar y comerlo con el resto de la
familia. Otros ejemplos en la vida cotidiana se pueden producir, por ejemplo, al cocinar. Podemos enseñarles
a que si no abren el horno hasta que el bizcocho haya subido, el bizcocho estará mucho más rico.

Propuestas para favorecer el control inhibitorio


Aprender a no tocar algo que, aunque queremos, no se puede tocar, o lograr estarse quieto en un sitio es un
proceso costoso. Para favorecer el control inhibitorio, podemos ayudarles dándoles estrategias motoras para
autorregularse:
Situaciones en las que no hay que coger, tocar o hacer algo. Les invitaremos a sujetarse las manos (cruzar
los brazos o colocar las manos a la espalda) al tiempo que retiran la mirada de aquello que deben evitar
tocar o coger. Les podemos ayudar con una instrucción verbal: Acuérdate, sujetamos las manos; Manos por
detrás; Pies quietos.
Situaciones en las que tienen que permanecer en silencio. Podemos proponer que cierren la boca (hacien-
do el gesto de una cremallera o colocando el dedo índice delante de la boca). Estos pequeños gestos ayudan
a la autorregulación.
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Además de estrategias motoras, podemos comenzar a proporcionarles estrategias verbales de autorregulación:


Pienso-respiro-actúo. Antes de hacer algo les pedimos que se paren a pensar y les podemos guiar con
preguntas: ¿Qué es lo que quieres hacer? ¿Qué necesitas para hacerlo? ¿Cómo lo vas a hacer? Una vez
que han pensado o contestado a nuestras preguntas, les diremos que respiren profundamente antes de
llevar a cabo la acción. También podemos pedirles que dibujen un mural con pictogramas que recuerden
los pasos:
– Pienso. Una persona señalando con el índice su cabeza.
– Respiro. Una persona respirando profundamente (ojos cerrados y la mano sobre la tripa).
– Actúo. Una persona que lleva a cabo la actividad con una sonrisa, ya que ha pensado antes de actuar y
sabe que le va a salir bien.
Una propuesta lúdica para favorecer el autocontrol (inhibición) son los juegos de hacer/no hacer:
Juego del silencio. Mientras cantamos una canción, en algunos momentos colocaremos el dedo índice so-
bre la boca haciendo la señal de silencio durante unos segundos. En ese tiempo no se puede cantar ni hacer
ningún sonido. Una vez se retire el dedo de la boca se vuelve a cantar.
Palabra prohibida. Cantar una vez Un elefante se balanceaba. La segunda vez que se canta no se puede
decir la palabra “elefante”. O cantar la canción Mi barba tiene tres pelos sin la palabra “barba”, añadiendo
más palabras prohibidas cada vez.
Juego de las estatuas. Ante una señal (puede ser una palabra o un gesto) quedarse lo más quieto posible.
Primero 5 segundos para ir aumentando el tiempo progresivamente hasta 45 segundos. Se les puede recor-
dar, mientras lo hacemos, que tienen que estar totalmente quietos.
Otros juegos que favorecen el autocontrol son:
Juegos con canciones. Jugar con canciones en las que se indica una acción. Por ejemplo: El patio de mi
casa, donde hay que agacharse cuando se dice “agáchate”, El corro de la patata o Pasemisí, pasemisá.

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Juego de la tortuga, la liebre o el elefante. En primer lugar, el adulto reproduce los movimientos: la tortuga
es la más lenta (pasos pequeños y lentos), la liebre es la más rápida (camina deprisa) y el elefante da los
pasos más grandes pero lentos. Una vez que el niño ha entendido la forma de caminar de cada animal, se
dice: Caminamos como elefantes, y tanto el adulto como el niño deben caminar de esa forma; Ahora como
liebres, etc.
Juegos de roles. Podemos potenciar el aprendizaje a través de nuestro ejemplo (modelado). En este caso,
en lugar de utilizar un cuento, podemos jugar a juegos de roles (médicos, tiendas, profesores, cocineros, etc.)
donde desde el rol del juego podamos darles estrategias de regulación. Por ejemplo, esperar en la consulta
del médico, esperar para sacar el pastel del horno, esperar a que el cliente se pruebe la ropa, etc. Durante
el juego es importante mantenerse siempre en el mismo rol, porque si soy pastelero y estoy haciendo paste-
les no me los puedo comer (no puedo salirme del rol para degustarlos); si soy vendedor, yo me encargo de
vender y usar el dinero; si soy comprador, yo me encargo de escoger lo que quiero comprar y meterlo en la
cesta.
Juego del peluche. A estas edades es importante aprender a respetar el turno de palabra cuando están en
un grupo. Para ello, podemos usar un objeto que marque quién puede hablar; por ejemplo, un peluche. El
niño solo podrá hablar cuando tenga el peluche, mientras los adultos guardan silencio y actúan como mo-
delo para el niño. Cuando acaba de hablar se lo pasan a uno de los adultos, y el niño deberá guardar en-
tonces silencio.
En definitiva, cualquier oportunidad es buena para practicar la espera. Por ejemplo, esperar en la mesa antes
de comer, recoger un juego antes de sacar el siguiente o esperar unos minutos antes de salir al parque. Estas
situaciones le permiten practicar estrategias de distracción, como cantar una canción, respirar profundamente
o contar.
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El proyecto Castoria del 2.º ciclo de Educación Infantil forma parte del Proyecto Editorial
de Educación Infantil de SM. Nace del aula gracias a la colaboración de la comunidad de
maestros de Infantil. Su experiencia es el alma de Castoria. ¡Gracias a todos ellos!
La Fundación SM destina los beneficios
de las empresas SM a programas
culturales y educativos, con especial
Autoría: Elena Pérez-Hernández, María Quirós-Godoy, Teresa Rossignoli-Palomeque atención a los colectivos
Edición: Patricia Penanes; Natividad Juarros (Edición digital) más desfavorecidos.
Si quieres saber más sobre los programas
Corrección: Julia San Miguel de la Fundación SM, entra en
Asesoría y revisión pedagógica: Elena Correa www.fundacion-sm.org.

Ilustración: Gema García Ingelmo (cubierta)


Diseño de cubierta e interiores: Estudio SM
Coordinación editorial: Pilar García
Coordinación transversal: Nuria Corredera, Antonio de Pedro
Dirección de Arte: Mario Dequel
Dirección editorial: Aída Moya

Tratamiento de la igualdad de género


En SM utilizamos el masculino genérico, según las directrices académicas establecidas, para
evitar textos excesivamente artificiosos y difíciles de entender. Con el fin de agilizar la lectura,
utilizamos nombres de género común, y recurrimos a la duplicidad masculino/femenino cuando
pueda producirse ambigüedad en el mensaje. En cualquier caso, equilibramos el uso de ambos
géneros y evitamos estereotipos.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra


solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
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