Está en la página 1de 4

El maestro como profesional reflexivo

RAMIRO ESPINO DE LARA

Fernando Savater en su obra El valor de educar dice que con


verdadero pesimismo un maestro puede hablar mal de la educación,
que a cambio de ello se necesita el optimismo para hablar bien de
ella, incluso para estudiarla, continúa diciendo que los maestros
pesimistas podrán ser muy buenos domadores pero no así buenos
maestros. Lamentablemente, agrega el autor, nos encontramos en
una sociedad que responsabiliza al sistema educativo de los males
que ésta padece, en consecuencia, le endilgan la responsabilidad a
dicho sistema para que sea quien corrija estos males; ¿será que
estamos hablando de una sociedad que es muy exigente pero que
se encuentra desorientada?

Es innegable que ante tal escenario se hace necesario generar


condiciones para que nuestro sistema educativo se transforme, creo,
una de las vías más adecuadas es que los docentes incursionen en
procesos de análisis, crítica y propuesta; que incursionen en una
práctica contextualizada, una práctica que no sea consecuencia de
la aplicación de teorías, incluso que sea en contraposición a
ellas………. Que sea una praxis educativa. Para Donald A. Schön
(1930-1997), la praxis docente se caracteriza por la complejidad, la
incertidumbre, la inestabilidad, la singularidad y el conflicto de
valores.

Continúa Schön, la profesión docente debe entenderse como una


actividad reflexiva y artística en la que, en todo caso, se incluyen
algunas aplicaciones técnicas. La práctica reflexiva debe fortalecerse
en el ámbito educativo con la intención de dar respuesta a las
inquietudes de los docentes que deseen profesionalizarse, la
reflexión del docente necesariamente debe conducirlo a entender
que la teoría por sí sola no redime al sistema educativo, más bien es
la habilidad que tenga para manejar la complejidad y resolver
problemas prácticos en el aula.

La reflexión del docente puede manifestarse como una forma de


conocimiento, un conocimiento que lo conduce al análisis y a la
acción, esto quiere decir que el conocimiento teórico es sólo un
instrumento para la reflexión, en consecuencia, la teoría debe serle
significativa al docente dado que ello permitiría construir nuevos
conocimientos y no solo reproducir los postulados teóricos. Es pues,
el pensamiento práctico quien sustenta la reflexión del docente, éste
se puede manifestar mediante tres fases: conocimiento en la acción,
reflexión en y durante la acción, reflexión sobre la acción y sobre la
reflexión en la acción.

Conocimiento en la acción

Es el componente inteligente o mental el que orienta toda actividad


humana, éste se manifiesta como el saber hacer, es la acumulación
de conocimientos que se vinculan a la percepción, la acción o juicio
del docente. El conocimiento en la acción no es otra cosa que el
dominio teórico al que coloquialmente se le llama el saber del libro,
mismo que se conjuga con el saber-en-la-acción y que procede de la
práctica profesional. Cuando cotidianamente el docente se dispone a
cumplir con su responsabilidad como tal, este cuenta con un bagaje
de conocimientos que le permiten enfrentar los desafíos de la propia
práctica docente, estos conocimientos son teóricos, prácticos,
experimentales y vivenciales.

Reflexión en y durante la acción

Los docentes que reflexionan su práctica profesional por lo general


incursionan en un proceso denominado “metaconocimiento en la
acción”, esto quiere decir que el conocimiento aplicado tal cual en la
acción debe ser cuestionado dado que la reflexión se encuentra
ausente, en consecuencia, este tipo de reflexión tiene carácter crítico,
provocado por una situación inesperada o no prevista y que conduce
a buscar estrategias de acción diferentes a las tradicionalmente
utilizadas.

El docente que realmente desee reflexionar en y durante la acción,


necesita experimentar en el lugar donde ejerce su profesión, esto lo
hará reflexionar mientras se está produciendo en la acción; este
proceso aunque muestra ciertas limitaciones y dificultades, resultas
ser extraordinariamente rico en la formación del docente. En lo
particular, me es grato convivir con docentes que reflexionan su
práctica profesional dado que, con su discurso y conocimientos se
sumergen en el complejo mundo del aula para comprenderla de
forma crítica, docentes que afectiva y cognitivamente cuestionan sus
propias creencias generando alternativas y participando activamente
en la transformación del contexto donde profesionalmente se
fortalecen.
Reflexión sobre la acción y sobre la reflexión en la acción

Una vez que el docente experimenta toda una serie de procesos, la


reflexión la constituye en componente esencial del proceso de
aprendizaje permanente, de esta manera, el conocimiento aparece
como un instrumento de evaluación, análisis, reconocimiento y
reconstrucción de las intervenciones pasadas; se trata pues, de un
conocimiento de tercer orden que analiza los dos anteriores en
relación con la situación y su contexto. Este tipo de conocimiento es
imprescindible en el proceso de formación permanente del profesor,
un profesor que construye conocimiento desde su contexto y su
práctica, un profesor que diagnostica situaciones problemáticas para
luego abordarlas desde perspectivas estratégico-metodológicas vía
intervención de su práctica docente propia.

En conclusión, el profesor reflexivo necesariamente requiere mediar


con sus conocimientos, su práctica profesional, su contexto y con los
sujetos con quienes interactúa, de esta manera se garantizaría una
formación permanente de manera tal que la profesionalización del
docente tomará otra ruta, dejando de lado o en otro nivel, la
tradicionalmente establecida en las instituciones educativas como lo
son los cursos mal llamados de capacitación. ■

También podría gustarte