Crónica de grupo Se aprecia una necesidad de dar explicación y sentido a la situación que los sujetos se hallan viviendo. Por lo que surge la tentativa de asignación ante e momento grupal ansiógeno. Donde emergen primeros intentos por establecer reglas y parámetros generales ante la posible destrucción de objetos internos idealizados frente a objetos externos que amenazan con destruir al propio. El hecho de percibirse dentro del grupo amenaza la economía psíquica individual. Ideales, identificaciones y sentimientos se ven amenazados por un otro que es potencialmente destructor. se trata de apuntes realizados sobre un grupo diagnóstico en el año 1965, dirigido por Didier Anzieu y Rene Kaes (con rol de monitor grupal y de observador correspondientemente), con la finalidad de teorizar la situación psicoanalítica grupal y que dimensiones puede alcanzar. Se genera un conflicto pulsional debido al objeto ambivalente, donde el ideal narcisista choca contra ideales y deseos ajenos. El cual puede ser destructor, pero también sanador y protector. Si este objeto es introyectado se teme que sea omnipotente, y si es rechazado el sujeto corre hacia un desamparo moral por su pérdida. Se empieza a proyectar el temor y la ansiedad persecutorio en Nicolás, que pasa a ser el objeto atacable malo. Mientras que el objeto bueno, la imago materna, es Léonore. Los sujetos se sitúan en la posición esquizo-paranoide frente a la amenaza del objeto. Se adhieren a Léonore (homogeneidad, adentro, igualdad) o bien a Nicolás (aislamiento, afuera, diferencia). Se siente como enemigo común (los observadores y el monitor), Se define el lugar de líder a Léonore la cual era la que forme al grupo y lo alimente con su palabra, trasmitiéndose a ella una transferencia positiva por parte de los hombres siendo el imago materna, mientras que al monitor una transferencia negativa. Las evasivas respuestas que ella propone tienen un doble efecto: el de reforzar el apego a ella y la expectativa llenada con palabras satisfactorias, con cuidados y también con una cura. Por lo cual se establece al objeto malo (monitor) que lo siento como aquel que los va a devorar y el objeto bueno (Leónore) Nicolás se lo plantea como el doble del monitor, atribuyéndosele una imagen mala, interpretando esa agresividad en los participantes Existe en el grupo un temor manifiesto hipoconriaco y depresivo de estar enfermo neurótico, y ser «pequeño-aprendiz-psicólogo-incierto» ante el superpsicólogo que es el psicoanalista-profesor-monitor. Donde temen ser mal juzgados por el monitor que sería el que tiene el poder materno fálico pero a la vez se pone en duda ante su silencio El temor de la destructividad proyectada sobre el monitor aparece, así, en diferentes registros: oral («va a devorarnos»), anal («lo bueno que tenemos en nosotros corremos el riesgo de perderlo») y genital «va a penetrar en nuestros jardines secretos») Presencia de sentimiento de estar aislado «...y ya no sé dónde estoy, ni qué soy, ni siquiera si soy». Con la sensación de estar en un vientre materno (Leónore) que los envuelve donde se sienten objetos petrificados Nicolás teme al dominio de esa madre. El grupo es fantasmado como vientre materno que mantiene prisioneros a hijos que se pelean sin piedad y que se desgarran entre sí en una amenazadora lucha libre La agresión contra el monitor se suma a la provocada por la frustración que representa el silencio de Léonore. El monitor viene a suplantar, como figura de tirano, al objeto materno malo escindido. En donde por una parte es poseedor de un saber que no comparte y que podría ser destructor, entonces podría ser aquel que salva o que mata o dejar morir, como ser omnipotente, narcisita que juzga y establece la ley. Convirtiéndose en el yo ideal paranoide que no pueden introyectar los participantes. Y lo que les queda es colocarse en lugar de estudiante o paciente Recurrir a Léonore indica la urgencia de una vinculación de apego a la madre buena, capaz de asegurar la protección contra los ataque del pecho malo Recurrir a Léonore indica la urgencia de una vinculación de apego a la madre buena, capaz de asegurar la protección contra los ataque del pecho malo Pero dentro del movimiento de escisión que caracteriza a la sesión (escisión del grupo, del monitor y de Léonore) también participa en la destructividad proyectada sobre el monitor y vuelta introyectivamente hacia Nicolás: como no habla, no alimenta. Los participantes emplean una nueva medida de defensa: pueden dominar al monitor al negarle el dinero. El temor de ser manipulados por él encuentra un arma defensiva en ese chantaje y en la «resistencia estreñida» Por último, los temores de los participantes se elaboran en el registro genital; una mujer es quien expresa Todas las pulsiones agresivas y destructivas de los participantes quedan satisfechas, y la culpabilidad que resulta de ello se ve atenuada. Puede sellarse la alianza grupal. Nicolas, posición particular: su comportamiento masoquista; -lo designa ante el sadismo de los otros como: objeto por destruir y como víctima ofrecida en sacrificio de expiación al monitor y a los participantes mismos.