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“DE LA MANO DE DIOS CAMINO A LA EXELENCIA”

BATALLA DE CARABOBO
Es un honor escribir estos párrafos, a los 195 años de haberse librado la Primera batalla de Carabobo ejecutada en las
Sabanas gloriosas e inmortales de Carabobo, desde el Corazón de Venezuela, donde Bolívar hace gala de su genio
Militar, de su visión de estadista y estratega militar y de su condición de noble guerrero, de forjador de pueblos libres, de
ilustre agricultor de repúblicas, de pueblos libres que jamás aceptaron el yugo de la esclavitud ni del colonialismo
imperial. Compatriotas la historia es el libro de la sabiduría
en el cual todos tenemos que leer para conocerla y así encarar el futuro y los senderos por los cuales debe transitar toda
sociedad y toda visión de patria nueva, por eso acudimos hoy a esta cita con nuestra historia y con nuestra gloria
pasada, presente y futura. El 2 de mayo de 1810 marca el comienzo de la Primera República cuando se instaló el
primer Congreso de Venezuela, en donde estuvieron representadas las siete provincias que apoyaron este proceso
revolucionario.

Comenzó la Guerra de Independencia y con ella comienzan también nuestras luchas. Se logra una primera victoria, pero
luego los realistas, bajo el mando de Monteverde propinan 5 derrotas seguidas a los patriotas. Ni siquiera El
Generalísimo Francisco de Miranda con sus 4.000 hombres pudo detener el triunfo de los partidarios de la corona y se
pierde así de esta manera la Primera República.

Como dato curioso pudiéramos referir que el 26 de marzo de 1812 a las 4 de la tarde, un terremoto destruye gran parte
de Caracas ocasionando grandes daños y la muerte de cerca de 20.000 personas. Todos sabemos el provecho que saco
la Iglesia Católica y los partidarios Oligarcas de la Corona Española de esa tragedia que dolorosamente enluto a muchos
hogares y familias de la Venezuela de entonces, en contra del proceso independentista.

Acabada la Primera República, los principales responsables políticos y militares de la Independencia se exilian para
proteger sus vidas y planificar nuevas estrategias bélicas.

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De esta manera Bolívar escribe el Manifiesto de Cartagena donde analiza las razones del fracaso de la república y el
futuro de los países que participan en este proceso.

La derrota de la primera República venezolana en 1812, dejó en el Libertador la más profunda huella, pero sobre todo, la
más honda lección acerca de la importancia cardinal que tiene la “unidad” para el triunfo de la revolución.
Acertadamente dijo: "Nuestra división y no las armas españolas nos tornaron a la esclavitud".

La Segunda República se inicia entonces, con la liberación de la ciudad de Cumaná y finalización de la Campaña de
Oriente y la entrada triunfante en Caracas de Simón Bolívar luego de haber culminado la Campaña Admirable, nombre
este, que recibe comúnmente el período histórico de Venezuela que va desde el año 1813 hasta el año1814, período
este que se puede considerar el más dinámico en cuanto a batallas, entre ellas la Primera Batalla de Carabobo.

En 1814 se producen enfrentamientos entre grupos realistas y el ejército patriota. Los grupos realistas eran comandados
por José Tomás Boves, el terrible, el sanguinario, el despiadado, quien levantó para su causa, con mentiras y
engaños a los llaneros, aduciendo que Bolívar y los demás patriotas iban a crear una república para los blancos
y que el Rey de España había prometido la libertad de los esclavos.

La campaña de Boves arrinconó a los patriotas en oriente, a finales del año 1814 José Félix Ribas fue capturado y
ejecutado, Girardot y Ricaurte habían muerto defendiendo sus plazas, pero era evidente que la Segunda República
estaba condenada al fracaso. Entre Boves, Ceballos y Morales acaban con todos los ejércitos patriotas,
reconquistando toda Venezuela y poniendo fin a la 2da. República.

BATALLA DE BOMBONA

La batalla de bombona fue un combate que tuvo lugar el 1 de abril de 1822 entre tropas colombianas y españolas
durante la marcha del ejercito de Simón Bolívar hacia Quito. El campo donde se llevó a cabo la batalla, esta situado en la
falda occidental del Volcán Galeras, departamento de Nariño.

Horas después tras un cruento combate donde se destacó el valor del Ejército colombiano, sobretodo el de Pedro León
Torres, quien con una carga contundente de caballería logra dispersar a los soldados realistas, se decidió la batalla a
favor de los patriotas

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Las grandes bajas sufridas en el enfrentamiento paralizaron por unos días a Bolívar mientras esperaba refuerzos. La
batalla fue igualmente desastrosa para los españoles, a pesar de que detuvieron a los colombianos un breve tiempo,
para ello tuvieron que desviar tropas de Quito donde Sucre se hallaba a la ofensiva.

Batalla de Bomboná
La Batalla de Bomboná (7 de abril de 1822) fue un enfrentamiento militar librado en el contexto de lasCampañas
del Sur.

§Antecedentes
Después de la batalla de Carabobo, Simón Bolívar emprendió la Campaña del Sur con el objetivo de Dominar Pasto y
conquistar Quito. Para lograrlo dividió las tropas enviando a Sucre al Ecuador y él marchó desde Popayán con 2.400
sobre Pasto, aunque sabía que “Pasto era un sepulcro nato para todas nuestras tropas”, ya que todos los afamados
héroes que alguna vez se atrevieron a atacar a Pasto, fueron derrotados en el intento, muchos de ellos fusilados, otros
huyeron e incluso el Precursor Antonio Nariño que fue apresado y enviado a España.6
Un teniente Álvarez, patriota que quedó rezagado de sus tropas en una campaña anterior, estuvo varios meses
disfrazado de fraile e informó a Bolívar sobre las fuerzas y defensas de los realistas en Pasto y le recomendó no atacar,
más bien evitar a Pasto y seguir hacia Quito para apoyar a Sucre. Por eso el ejército republicano tomó el Camino de los
Ingenios, un callejón sin salida que pasaba por Chagüarbamba (Nariño), Mombuco (La Florida), Sandoná, Consacá,
Bomboná y Yacuanquer. El 6 de abril pernoctaron en Consacá, mientras que las fuerzas realistas de 1.200 hombres, de
los cuales 750 pertenecían a las Milicias de Pasto y bajo el mando del coronel Basilio García, dieron la vuelta por
Yacuanquer y en el cañón sur del rio Cariaco se atrincheraron y parapetaron, esperando a Bolívar. 7
El 7 de abril de 1822 hacia las 3 de la tarde se inició la batalla de Bomboná.
Bolívar dirigió la batalla desde lejos, situándose a prudente distancia, cerca de la actual Piedra de Bolívar y aun sabiendo
que la posición era formidable dijo: “no debemos permanecer aquí, ni podemos retroceder. Tenemos que vencer y
venceremos”, ordenando a sus tropas, descender hacia el puente de terraplén sobre el río Cariaco para atacar a las
fuerzas pastusas. Bolívar, al ver como sus tropas entraban al zanjón dijo "¡Qué bien, qué bien entra mi gente!” y un oficial
que estaba a su lado le replicó con un deje de pesimismo: "Si, Mi General, ¡pero no sale! “ 8
Y ese oficial tenía la razón, porque en los primeros 30 minutos de combate, los batallones Bogotá, Vargas y escuadrones
de Guías, a mando del general Pedro León Torres, fueron masacrados y reducidos a la mitad bajo el fuego de metralla
de los realistas que desde posiciones tan ventajosas disparaban sobre seguro y los cañones, según don Basilio,
"causaron el destrozo más sangriento, que los sensibles desmayaban ver los cadáveres unos sobre otros”. Todos los
oficiales fueron saliendo de combate, heridos o muertos y los de menor graduación ocuparon sus puestos.
Mientras tanto, el batallón Rifles a mando del General Manuel Valdés atacó el flanco derecho realista localizado a mayor
altura en la Loma de Paja, para luego trepar por la loma de Piquiurco, atravesar la montaña La Leonera y pasar la
quebrada a la altura de Jusepe, para descender por el costado y la retaguardia de las trincheras que defendían en
Catambuquillo tres compañías del Batallón Aragón. Venciendo a dos avanzadas que estaban en territorio de Bomboná,
lograron su objetivo y al atardecer habían tomado posesión del ala derecha realista. Por este hecho histórico, este campo
recibió el renombre de Rifles de Bomboná.
Viendo Bolívar esto, arengó al Batallón Vencedores diciéndoles: "Vuestro nombre solo basta para la victoria; corred y
asegurad el triunfo". Se unieron a este batallón las reliquias de los otros batallones y atacaron. Según afirma el Coronel
Manuel Antonio López: “en los pocos momentos que restaban del crepúsculo, quedó reducido a casi un cuadro. La noche
sobrevino y sus sombras salvaron a aquella heroica división de una destrucción completa."
En la noche, Bolívar estaba confundió y apesadumbrado, porque no sabía a ciencia cierta que había sucedido con el
batallón Rifles, solamente era consciente que había perdido en pocas horas la mitad de sus hombres, se calcula, según
los diarios de campo, que más de 1000 la mayoría muertos, mientras que las pérdidas realistas fueron de unos 250. Por
eso se destruyó el armamento sobrante y los muertos fueron incinerados en el mismo campo. Se hicieron “siete
montones de cadáveres formidables que se reunieron para quemar (....) Otro mayor montón de un batallón que hizo
fuego a la altura de un derrumbe, han sido arrojados los cadáveres a la quebrada, y también otros que murieron cerca de
esta misma en distintas partes”.
Al día siguiente, el campo opuesto estaba vacío, porque en la noche, las tropas realistas se retiraron estratégicamente
hacia el sur, al sitio llamado la Güaca, desde donde retaron al libertador a volver a atacar y en un gesto de gran
caballerosidad le devolvieron la bandera del batallón Bogotá con una carta en la que le decía: “Remito con el conductor la
bandera de Bogotá, que la suerte de la guerra puso en mis manos, habiendo quedado el asta en los puntos de defensa y
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el abanderado muerto en el campo del honor”. A lo que Bolívar respondió: “Doy las gracias a Vuestra Señoría por la
bandera del Bogotá que se ha servido dirigirme. No puedo responder a Vuestra Señoría con igual dádiva, porque no
hemos tomado banderas enemigas; pero sí el campo de batalla”. Don Basilio García le respondió: “aunque ha tomado el
campo de batalla, fue abandonado por mí sin ser vencido"
Las puertas de Pasto siguieron cerradas para el Libertador, quien tuvo que dar marcha atrás hasta la población El
Trapiche (hoy Bolívar), en el departamento del Cauca, dejando a su espalda casi 300 heridos que con gran gallardía y
caridad, fueron atendidos por los realistas en el Hospital de sangre de Consacá y a medida que se recuperaban tenían
libertad de regresar o no a su ejército. El general venezolano Pedro León Torres, gravemente herido en la batalla, fue
cuidado hasta su muerte en la población de Yacuanquer, por la familia del doctor don Thomás de Santacruz Cayzedo,
quien era el propietario de la hacienda Bomboná en esa época. Como el mismo general afirmó: “Todo valiente es
humano y generoso”
Bolívar estimaba que la dominación de Pasto era el punto más difícil en la Campaña del Sur, por ello en una carta a
Santander escribió: “la libertad del Sur entero vale bien más que el motivo que inspiró aquello del hijo primogénito de la
gloria. Se entiende -aclara Bolívar- por lo que respecta a Pasto, que era lo terrible y difícil de esta campaña. No puede
Usted imaginarse lo que es este país y lo que eran estos hombres; todos estamos aturdidos con ellos. Creo que si
hubieran tenido jefes numantinos, Pasto habría sido otra Numancia”.

BATALLA DE PICHINCHA

Tal día como hoy, hace 190 años, en las faldas del volcán Pichincha (Ecuador), Antonio José de Sucre libró la gloriosa
Batalla de Pichincha, en la cual el ejército independentista bajo su mando enfrentó y venció a las fuerzas realistas
comandadas por el general Aymerich, asegurando la independencia de las provincias que pertenecían a la Real
Audiencia de Quito, conocida entonces como la Presidencia de Quito, jurisdicción administrativa colonial española de la
que finalmente emergió la República del Ecuador.

Para lograr tal hazaña, Sucre tuvo que sortear una gran desventaja estratégica inicial, pues mientras los realistas se
habían refugiado en Quito, bien posicionados, el Ejército Libertador debió ascender hasta las alturas del volcán Cotopaxi
y dormir recostado a sus paredes, cubiertas de nieves perpetuas.

La fortaleza de los realistas en defensa de Quito hacía muy difíciles derrotarles, por lo cual Sucre ordenó a sus tropas
atravesar la ciudad de sur a norte, en horas de la noche, pero escalando los quebraderos del volcán Pichincha, a 4.600
metros de altura. A las nueve de la noche comenzó el ascenso, y a las ocho de la mañana estaban los audaces patriotas
en la cima del Pichincha, revirtiendo de esa manera su adversa posición anterior.

Al amanecer de aquel día de mayo, Aymerich, advertido por sus centinelas de la maniobra de Sucre, ordenó a su ejército
de 1.894 hombres ascender la montaña lo más pronto posible, para presentar batalla. Ambos comandantes enviaron
gradualmente sus tropas a la batalla, pues existía poco espacio para maniobrar entre profundos barrancos y densos
matorrales.

A medida que el tiempo pasaba, los realistas parecían ganar el control de la batalla, y ambos bandos sufrieron grandes
bajas, pero los patriotas lograron detener al batallón realista Aragón cuando estaba por cargar sobre la línea patriota,
gracias a la irrupción en combate del batallón Albión, que consiguió avanzar a una posición más alta que la de los
españoles. El Aragón, tras sufrir fuertes bajas, se desintegró, y entonces el batallón patriota Magdalena avanzó y cargó
contra la línea realista, que terminó por romperse.

A las doce del día, bajo un sol resplandeciente, los soldados de la libertad dieron el grito de victoria en la cima del
Pichincha, a más de 3000 metros de altura. La victoria de Sucre fue completada con la capitulación que el jefe patriota
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concedió al Mariscal Aymerich al día siguiente, 25 de mayo de 1822. De esa manera, Sucre decidió a su favor la hasta
entonces vacilante y delicada situación de Guayaquil, dio libertad al territorio que conforma hoy la República de Ecuador
y facilitó su incorporación a la Gran Colombia, al tiempo que hizo posible la posterior liberación del Perú.

BATALLA DE JUNIN

La Batalla de Junín fue uno de los últimos enfrentamientos que sostuvieron los ejércitos realistas e independentistas en
el proceso de la independencia del Perú el 6 de agosto de 1824. Su resultado fue la victoria de los independentistas.

Simón Bolívar, Libertador y Presidente de la Gran Colombia continuó la guerra de emancipación del Perú. En el
año 1824 los realistas se sostenían aún en la sierra central y el Alto Perú. Bolívar tenía en su ejército más de 8.000
hombres, equivalente en número al realista, pero las fuerzas realistas estaban dispersas entre el valle del Mantaro y Alto
Perú. Esto fue debido a la sublevación en el Alto Perú del general realista Olañeta que fracturó la defensa del virreinato, y
obligó al virrey a mandar sobre el Alto Perú parte importante de sus ejércitos al mando de Jerónimo Valdés, unos 5.000
regulares que tenían su base en Puno.

Bolívar, conocedor de esta ventaja aprovechó la oportunidad, y en junio de 1824 enfiló su ejército hacia la sierra central
del Perú para aislar a las solitarias fuerzas realistas del general José de Canterac, situadas en el norte.

Escenario

La batalla se desarrolló en la pampa de Junín o Meseta de Bombón, situada en el centro del Perú en el
actualdepartamento de Junín a orillas del lago llamado Junín o Chinchaycocha que está situado a 4000 msnm. La
planicie está ubicada en la región natural de la puna o altoandina, entre los distritos de Junín, Ondores y Carhuamayo de
la región Junín y el distrito de Ninacaca de la región Pasco.

Obelisco de Chacamarca, ubicado en la Provincia de Junín Perú.

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El 2 de agosto Simón Bolívar pasó revista a su ejército, compuesto por 7.900 soldados de infantería, 1.000 de caballería
y 6 piezas de artillería, en el llano de Rancas dirigiéndole estas elocuentes palabras:
¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de salvar un mundo
entero de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de catorce años de triunfos. Ellos, pues serán dignos de medir sus
armas con las vuestras que han brillado en mil combates.
¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria, y aún la Europa liberal os contempla
con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlaréis? No. No. Vosotros sois
invencibles.

Simón Bolívar

El 6 de agosto el ejército de Canterac, formado por 1.300 jinetes, 7.000 infantes y 9 piezas de artillería,6marchaba
apresuradamente alrededor del lago Junín tratando de evitar el combate con Bolívar. Esa tarde el Ejército Unido había
cruzado el río Grande a la altura de Rumichaca, al llegar a una elevación pudieron observar al ejército realista en retirada
acercándose a la llanura de Junín.

Sin perder tiempo, Bolívar ordenó a 900 jinetes de su caballería intentar detener a los realistas mientras la infantería, que
aún se encontraba a 5 kilómetros de distancia los alcanzaba. Viendo esto, Canterac ordenó a su infantería continuar la
retirada y poniéndose el mismo a la cabeza de sus hombres, desplegó su caballería en batalla ordenando que los
"Húsares de Fernando VII" y los "Dragones del Perú" formaran una sola línea teniendo a los "Dragones de la Unión" en
columna a los dos flancos para favorecer el envolvimiento de la caballería patriota.

El terreno era difícil, la caballería destacada por Bolívar marchaba en columnas por un espacio angosto entre un cerro y
un pantano. El mando general de toda ella lo ejercía el general Mariano Necochea, el de la caballería colombiana el
coronel Lucas Carvajal y el de la peruana el general Guillermo Miller.7Encabezando la formación iba el regimiento de
Granaderos de Colombia comandado por Felipe Braun, seguido por el escuadrón de Granaderos de los Andes al mando
de Alejo Bruix, el regimiento de Húsares del Perú del coronel Antonio Placencia, y el regimiento de Húsares de
Colombia del coronel Laurencio Silva. La caballería independentista salió del trecho por el que venía y comenzó a
desplegarse en la pampa, pero cuando únicamente los "Granaderos de Colombia" habían formado en batalla y el tercer
escuadrón de "Húsares del Perú" aguardaba en la quebrada de Chacamarca su turno para entrar en la línea, fue cargada
por la caballería realista.

Los "Granaderos de Colombia" recibieron a pie firme el choque de la caballería española enrristrando sus largas lanzas a
modo de picas, desconcertando a sus contrarios con esta estrategia y deteniendo durante un instante el ataque realista.
El general Miller que conducía a 250 "Húsares del Perú" con la misión de desbordar la derecha de Canterac no pudo
ejecutar esta maniobra por lo precipitado del ataque realista y hubo de cargar de frente siendo envuelto junto a los
"Granaderos de los Andes" y los "Húsares de Colombia" que mandaba el general Necochea quien herido y desmontado
fue hecho prisionero, únicamente una parte de los "Granaderos de Colombia" al mando del mayor Braun lograron abrirse
paso entre las filas contrarias quedando en posición ventajosa mientras que el resto de la caballería patriota se replegaba
perseguida por la realista. Al presenciar crítico momento, el general Bolívar, que junto a su estado mayor había estado
presenciando el combate sobre una loma a orilla del lago con grave peligro para su persona, se retiró a retaguardia
preocupándose en reunir los dispersos de su caballería y acelerar la marcha de la infantería siendo alcanzado en dicho
lugar por el general Lara que conducía la primera de la divisiones patriotas ocurriendo el siguiente diálogo entre ambos
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según refiere el coronel Manuel Antonio López, en ese entonces ayudante del estado mayor, en sus recuerdos sobre la
campaña:
"(...)Cuando el general reunía nuestros maltrechos jinetes, llegó el general Lara y le pregunto:
-¿Que hay, general?
-Que ha de haber, respondio el Libertador, que nos han derrotado nuestra caballería.
-¿I tan buena así es la del enemigo?
-Demasiado buena, cuando ha derrotado la nuestra, replico Bolívar.
-¿Quiere usted que yo vaya a dar una carga con esta caballería? (propuso Lara señalando a los arrollados)
-No, (concluyo el Libertador) porque eso sería quedarnos sin caballería para concluir la campaña.(...)"
La Batalla de Junín, Recuerdos Históricos del coronel Manuel Antonio López 8

Empeñados todos los escuadrones realistas en la persecución de un enemigo al que creían derrotado perdieron su
cohesión inicial sin percatarse que aún quedaba sin entrar en batalla el primer escuadrón de "Húsares del Perú" al
mando del comandante Isidoro Suarez, quien advirtió el flanco expuesto que los realistas presentaban a su izquierda, en
ese preciso momento el mayor José Andrés Rázuri comunicó a su superior una falsa orden de Bolívar de cargar a la
caballería realista que galopaba en persecución de los patriotas. 9 Ordenada y dirigida la carga por Suarez los realistas
fueron tomados completamente desprevenidos, momento en el cual el grueso de la caballería patriota al mando de Miller
quien de la batalla el coronel Silva quien rápidamente reorganizó a los "Húsares de Colombia" impidiendo que los
realistas lograran había tomado el mando general por la captura de Necochea volvió grupas para regresar al ataque,
distinguiéndose en esta parte envolverlo.
Ya los independientes habían sido arrollados; a pesar de su arrojo y decisión no habían podido resistir al terrible impulso
de la caballería de los realistas; ya estos empezaban a entonar el himno de la victoria cuando dos escuadrones
enemigos que estaban a retaguardia al mando del teniente coronel Suarez, se lanzaron sobre los vencedores que se
hallaban asimismo en el mayor desorden y confusión mezclados con los vencidos. Reunidos estos con aquella masa de
bronce que se hallaba en perfecta formación, cayeron de nuevo sobre los diseminados realistas, los acuchillaron
horrorosamente, los obligaron a ponerse en pronta retirada, y les arrebataron el campo de batalla.
Historiador español Mariano Torrente10

Atacados de flanco y por retaguardia los realistas se desmoralizaron y volvieron grupas, sin que el general Canterac que
en ese momento se encontraba al frente de sus jinetes pudiera advertir el motivo de este contraste que se realizaba
"inesperadamente, sin que pudiera imaginar cual fue la razón" según informó después al virrey. Arrojados a la llanura y
dispersos en grupos aislados los realistas fueron derrotados tras un encarnizado combate librado solamente con armas
blancas (sables y lanzas), sin que se registrase durante la acción disparo alguno. Las compañías de infantería que
Bolívar había mandado llamar arribaron al campo cuando la lucha había concluido.

Los jinetes de Canterac fueron perseguidos hasta las filas mismas de su infantería, donde desoyendo las opiniones de
algunos de sus oficiales como la del coronelDionisio Marcilla, quien había comandado la derecha y padecido menos, que
sugerían reagruparse y volver al ataque el general Canterac ordenó continuar la retirada con tal celeridad que en los
veteranos e intactos batallones españoles se introdujo el más sensible desaliento. El entonces brigadier Andrés García
Cambadiría años más tarde que en Junín la brillante y engreída caballería del ejército real perdió todo el favorable
prestigio y la ventajosa reputación que había sabido adquirirse en las gloriosas campañas anteriores.11

El Ejército Unido obtuvo una importante victoria. El resultado de esta batalla fue de 254 muertos y heridos y 80
prisioneros12 para el bando realista y de 148 soldados muertos y heridos (145 según el parte oficial) para el bando
independentista13 y que según parte del general Andrés de Santa Cruz, Jefe del Estado Mayor del Ejército Unido, se
encontraban divididos de la siguiente manera:14

• Granaderos de Colombia: 13 muertos y 26 heridos.

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• Idem de los Andes: 8 muertos y 17 heridos.
• Húsares de Colombia: 2 muertos y 9 heridos.
• Primer Regimiento del Perú: 21 muertos y 46 heridos.
• Muerto un oficial edecán del general Miller.
• Total 45 muertos y 99 heridos.

En reconocimiento a la brillante acción de la caballería peruana, que tuvo el 46.5% de las bajas totales, el general
Bolívar le cambió el nombre de Húsares del Perúpor el de Húsares de Junín.

Todo el enfrentamiento duró aproximadamente cuarenta y cinco minutos a una altura de 4.100 metros sobre el nivel
del mar. El triunfo en la Pampa de Junín haría renacer la moral entre el Ejército Unido.

BATALLA DE AYACUCHO

La batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de
independencia hispanoamericanas (1809-1826) y significó el final definitivo del dominio colonial español en América del
sur. La batalla se desarrolló en la Pampa de Quinua o Ayacucho,25 Perú, el 9 de diciembre de1824.

La victoria de los independentistas supuso la desaparición del contingente militar realista más importante que seguía en
pie, sellando la independencia del Perú con una capitulación militar que puso fin al Virreinato del Perú. No
obstante, España no renunció formalmente a la soberanía de sus posesiones continentales americanas hasta 1836. El
tratado de paz, amistad y reconocimiento con el Perú fue firmado el 14 de agosto de1879 en París.

Antecedentes

En el año 1820 España entró en una crisis política por la sujeción del rey Fernando VII, y la restauración de
laConstitución Liberal, apoyada por el general Rafael de Riego, quien sublevó la expedición de 20.000 soldados
destinados al Río de la Plata para auxiliar a los realistas de América. Esto acabó para siempre con las expediciones de
refuerzos de España, que desde entonces no se aprestaron para ningún lugar de América, y motivó que los dos grandes
virreinatos, del Perú y de Nueva España, que hasta el momento habían contenido el avance de la revolución
hispanoamericana tomasen caminos opuestos.

Mientras en México los monárquicos afianzados tras destruir a los insurgentes, concluyen su separación de laEspaña
Liberal mediante el Plan de Iguala, los Tratados de Córdoba y el pacto trigarante. En el Perú, por el contrario, el
virrey Pezuela estaba desacreditado por la derrota de la expedición de Mariano Osorio en Chile y debilitado por
la expedición a Lima de José de San Martín. El virrey absolutista fue derrocado finalmente por el general José de la
Serna el 29 de enero de 1821 en el golpe militar de Aznapuquio, quien proclamó entonces su adhesión a la Constitución
liberal española.

Los independentistas comenzaron en Cerro de Pasco una prometedora campaña para derrotar al Ejército Real del Perú
mandado por el virrey La Serna. Pero los realistas, bajo una sólida subordinación militar, destruyeron sucesivos ejércitos
independientes. El primero en la batalla de Ica, comandado por los patriotas Domingo Tristán y Agustín Gamarra. Un año
después en las campañas de Torata y Moquegua aniquilaron laExpedición Libertadora dirigida por Rudecindo Alvarado,
retirado José de San Martín tras la Entrevista de Guayaquil. El año 1823 terminaba con la inesperada destrucción de otro
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ejército patriota comandado porAndrés de Santa Cruz y Agustín Gamarra, en otra campaña abierta sobre Puno, que
comenzó con labatalla de Zepita, que ocupó la ciudad de La Paz el 8 de agosto, consiguiendo llegar a Oruro en el Alto
Perú. El virrey La Serna terminó la campaña de Zepita desbandando las tropas aisladas de Santa Cruz yrecuperando
Arequipa tras batir a Antonio José de Sucre, quien reembarcó a los colombianos el 10 de octubre de 1823, salvándose
con sus tropas pero perdiendo la mejor parte de su caballería.

Finalmente, lo que restaba de optimismo se apagaba por las acusaciones de traición contra los presidentes
peruanos José de la Riva Agüero y José Bernardo de Tagle. Riva Agüero deportó diputados del Congreso del Perú y
organizó un congreso paralelo en Trujillo, y luego de ser declarado reo de alta traición por el Congreso del Perú 26 fue
desterrado a Chile. En cambio Torre Tagle buscaba firmar una paz sin batallas con el virrey La Serna, por lo cual fue a
entrevistarse con los realistas. Este acto fue considerado por Simón Bolívar como traición. Tagle dispuso que todas las
fuerzas a su mando apoyaran a Bolívar para hacer frente al enemigo, mientras éste buscaba capturarlo para
fusilarlo.27 José Bernardo de Tagle encontró refugio con los realistas en la asediada fortaleza del Callao.

Fue así que al culminar el año de 1823, a pesar de sus contundentes triunfos realistas en los anteriores hechos de armas
y mientras el recién llegado Bolívar escribía solicitando refuerzos de Colombia, y preparaba activamente la que sería la
campaña final contra el Ejército Real del Perú, la situación empezaba a tornarse crítica para los sostenedores de la
causa del rey:
"..El virrey la Serna por su parte, sin comunicaciones directas con la Península, con las más melancólicas noticias del
estado de la metrópoli... y reducido por lo tanto a sus propios y exclusivos recursos pero confiando notablemente en la
decisión, en la unión, en la lealtad y en la fortuna de sus subordinados, aceleraba también la reorganización de sus
tropas y se aprestaba a la lucha que miraba próxima con el coloso de Costa-firme. Un triunfo más para las armas
españolas en aquella situación, haría ondear de nuevo el pabellón castellano con inmarcesible gloria hasta el mismo
Ecuador; pero otra suerte muy distinta estaba ya irrevocablemente escrita en los libros del destino. .."

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