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El Marinero Fernando Pessoa
El Marinero Fernando Pessoa
FERNANDO PESSOA
Traducción A. Ramírez
Prelusión
A propósito del drama estático El marinero el mismo Fernando Pessoa realizó varios
apuntes que de algún modo señalan la perspectiva desde la cual el autor concebía está obra:
(TEATRO ESTÁTICO)
Llamo teatro estático a aquel cuyo enredo dramático no constituye acción; esto es,
donde las figuras no sólo no actúan, porque ni se mueven, ni hablan de moverse; sino que
ni siquiera poseen sentidos capaces de producir una acción, donde no hay conflicto ni
perfecto enredo. Se dirá que esto no es teatro. Creo que lo es, porque creo que el teatro
tiende a ser teatro meramente lírico y que el enredo de teatro existe no en la acción, ni en
la progresión y consecuencia de la acción, sino, más ampliamente, en la revelación de las
almas a través de palabras confusas, y en la creación de situaciones... puede haber
revelación de almas sin acción, y puede haber creación de situaciones de inercia,
momentos de alma sin ventanas, sin puertas a la realidad.
(Teatro Estático) Traducido de Páginas de Estética e de Teoría e Crítica Literarias. Textos estabelecidos e prefaciados por
Georg Rudolf Lind e Jacinto do Prado Coelho, Lisboa, Ática, 1973.
Nota extraída de una carta del poeta portugués a su compañero de “Orpheu” A. Cortes-Rodrigues, fechada el 4 de Marzo
de 1915 en Cartas de Fernando Pessoa a Armando Cortes-Rodrigues, Lisboa, In-quérito, 1945.
***
Nota extraída del artículo de Fernando Pessoa “O Orpheu e a Literatura Portuguesa”, 1916.
***
A FERNANDO PESSOA
Después de leer su drama estático
“El Marinero” en “Orpheu I”
Álvaro de Campos
Nota publicada como apunte inédito, no fechado ni firmado, por M. A. Galhoz en FERNANDO PESSOA, Obra Poética,
Rio de Janeiro, C. J. Arguilar Editora, 1960.
A CARLOS FRANCO
Un cuarto que está sin duda en un castillo antiguo. El cuarto se ve que es circular. En
el centro se yergue, sobre un catafalco, un ataúd con una doncella, de blanco. Cuatro
antorchas en las esquinas. A la derecha, casi frente a quien imagina el cuarto, hay una
única ventana, alta y estrecha, que da hacia donde sólo se ve, entre dos montes
lejanos, un pequeño trozo de mar.
Al lado de la ventana velan tres doncellas. La primera está sentada frente a la
ventana, de espaldas a la antorcha superior de la derecha. Las otras dos están sentadas
una a cada lado de la ventana.
Es de noche y hay como que un vago resto de resplandor de luna 1.
(una pausa)
LA MISMA – Hablar del pasado - eso debe ser bello, porque es inútil y causa tanta pena...
SEGUNDA – Hablemos, si queréis, de un pasado que no hubiésemos tenido.
TERCERA – No. Tal vez lo hubiésemos tenido...
PRIMERA – No decís sino palabras. Es tan triste hablar! Es un modo tan falso de
olvidarnos!... Y si paseásemos?...
TERCERA – Dónde?
PRIMERA – Aquí, de un lado para el otro. A veces eso va a buscar sueños2.
TERCERA – De qué?
PRIMERA – No sé. Por qué habría yo de saberlo?
1
El término luar, que muchos traductores del portugués se empeñan en traducir, no tiene para mí
equivalencia posible en español; de ahí que pase a formar parte del léxico de la traducción. Junto a su
significación meramente conceptual “la claridad que la luna irradia, la luz de la luna, resplandor de la
luna” (A. Moráis Silva, Grande Dicionário da Língua Portuguesa. Editorial Confluência. Lisboa 1949-
1959), luar participa de otros valores no conceptuales (connotativos) que imposibilitan su traslado correcto
al castellano. Luar no es sólo “el resplandor de la luna” sino también el ambiente, la atmósfera creada por
ese resplandor.
2
En portugués se distingue la palabra sonho y sono, ambas traducen en español sueño, en el primer caso en
el sentido de ensoñar, imaginar, anhelar, en el segundo caso en sentido del acto de dormir. En este caso es
sonho. (solo se indicara con nota al pie cuando Pessoa use la palabra sono, de resto debe entenderse que es
la palabra sonho)
(una pausa)
SEGUNDA – Todo este país es muy triste... Aquel donde yo viví antaño era menos triste. Al
atardecer yo hilaba3, sentada junto a mi ventana. La ventana daba hacia el mar y a veces
había una isla a lo lejos... Muchas veces yo no hilaba; miraba el mar y me olvidaba de vivir.
No sé si era feliz. Ya no volveré a ser aquello que tal vez yo nunca fuese...
PRIMERA – Fuera de aquí, nunca vi el mar. Allí, desde aquella ventana, que es la única
desde donde el mar se ve, se ve tan poco!... El mar de otras tierras es bello?
SEGUNDA - Sólo el mar de las otras tierras es que es bello. Aquel que nosotras vemos nos
da siempre ausencias4 de aquel que no veremos nunca...
(una pausa)
(una pausa)
SEGUNDA - Contémonos cuentos unas a otras... Yo no sé ningún cuento, pero eso no hace
mal... Sólo vivir es lo que hace mal... No rocemos por la vida ni siquiera la orla de nuestros
vestidos... No, no os levantéis. Eso sería un gesto, y cada gesto interrumpe un sueño... En
este momento yo no tenía sueño alguno, pero me aligera pensar que lo podía estar
teniendo... Mas el pasado – por qué no hablamos nosotras de él?
PRIMERA – Decidimos no hacerlo... Pronto rayará el día y nos arrepentiremos... Con la luz
los sueños se adormecen... El pasado no es sino un sueño... Además, ni sé lo que no es
sueño... Si miro hacia el presente con mucha atención, me parece que él ya pasó... Qué es
cualquier cosa? Cómo es que ella pasa? Cómo es por dentro el modo como ella pasa?... Ah,
3
El verbo utilizado por Pessoa aquí es fiar, cuya significado es alternativamente como verbo transitivo hilar,
como verbo reflexivo confiar o fiar. Se ha elegido hilar por el contexto literario, no obstante es prudente
tener en cuenta ambos sentidos.
4
El término usado por Pessoa es Saudade cuya definición es según el diccionario de Morais Silva
“Melancolía causada por el recuerdo de un bien del que se está ahora privado. Pesar, dolor causado por la
ausencia de alguien o del objeto querido. Recuerdo grato y al mismo tiempo triste de la persona que se nos
había hecho agradable” o “nostalgia”, el significado de este término es lo suficientemente rico y complejo
(se ha dicho incluso que saudade es una de las claves para la comprensión de lo portugués) y según muchos
estudiosos es imposible traducirlo, aun así, aquí se opta por ausencia ya que se considera que la connotación
de este término en español de uso literario corresponde al sentido presentado por el autor.
hablemos, hermanas mías, hablemos alto, hablemos todas juntas... El silencio comienza a
tomar cuerpo, comienza a ser cosa... Lo siento envolverme como una niebla... Ah, hablad,
hablad!...
SEGUNDA – Para qué? Os observo5 a ambas y no os veo luego... Me parece que entre
nosotras han crecido abismos... Tengo que agotar la idea de que os puedo ver para poder
llegar a veros... Este aire caliente es frío por dentro, en aquella parte que toca en el alma...
Yo debía ahora sentir manos imposibles pasarme por los cabellos –es el gesto con que
hablan de las sirenas... (Cruza las manos sobre las rodillas. Pausa.) Aún hace poco, cuando
no pensaba en nada, estaba pensando en mi pasado.
PRIMERA – Yo también debía haber estado pensando en el mío...
TERCERA – Yo ya no sabía en qué pensaba... En el pasado de los otros tal vez..., en el
pasado de gente maravillosa que nunca existió... Al pie de la casa de mi madre corría un
riachuelo... Por qué correría, y por qué es que no correría más lejos, o más cerca?... Hay
alguna razón para cualquier cosa ser lo que es? Hay para eso cualquier razón verdadera y
real como mis manos?...
SEGUNDA – Las manos no son verdaderas ni reales... Son misterios que habitan en
nuestra vida... a veces, cuando observo mis manos, tengo miedo de Dios... No hay viento
que mueva las llamas de las velas, y mirad, ellas se mueven... Hacia dónde se inclinan
ellas?... Qué pena si alguien pudiese responder!... Me siento deseosa de oír músicas
bárbaras que deben ahora estar tocando en palacios de otros continentes... Es siempre
lejanía en mi alma... Tal vez porque, cuando niña, corrí detrás de las olas a la orilla del mar.
Llevé la vida de la mano entre peñascos 6, marea baja, cuando el mar parece haber cruzado
las manos sobre el pecho y haberse adormecido como una estatua de ángel para que nunca
más nadie mirase...
TERCERA – Vuestras frases me recuerdan mi alma...
SEGUNDA – Es tal vez por no ser verdaderas... Mal sé que las digo... Las repito siguiendo
una voz que no oigo que me las está secreteando... Pero yo debo haber vivido realmente a
la orilla del mar... Siempre que una cosa ondea, yo la amo... Hay olas 7 en mi alma…
Cuando camino me balanceo8… Ahora me gustaría caminar… No lo hago porque no vale
nunca la pena hacer nada, sobre todo lo que se quiere hacer… De los montes es que yo
tengo miedo… Es imposible que ellos sean tan quietos y grandes… Deben tener un secreto
de piedra que se rehúsan a saber que tienen… Si desde esta ventana, asomándome, yo
pudiese dejar de ver montes, se asomaría un momento en mi alma alguien en quien yo me
sintiese feliz…
PRIMERA – Por mi parte, amo los montes... Del lado de acá de todos los montes es que la
vida es siempre fea... Del lado de allá, donde mora mi madre, acostumbrábamos sentarnos a
la sombra de los tamarindos y hablar de ir a ver otras tierras... Todo allí era largo y feliz
como el canto de dos aves, una a cada lado del camino... La floresta no tenía otros claros
sino nuestros pensamientos... Y nuestros sueños eran que los árboles proyectasen en el
5
El verbo fitar significa ver atentamente, clavar los ojos. En está traducción siempre se va a usar el verbo
observar, exceptuando en el momento en que el contexto exija usar el verbo contemplar.
6
La palabra rocheda significa simultáneamente rocas y peñascos. No obstante de acuerdo al contexto se
considera más acorde la segunda acepción.
7
Pessoa hace aquí un juego de palabras que se pierde en la traducción entre el verbo ondear (ondear,
mecerse) y el sustantivo onda (ola, onda).
8
El verbo embalar significa mecer o en un sentido figurado entretener o eludir. Es bueno tener en cuenta
ambos sentidos.
suelo otra calma que no sus sombras... Fue con certeza así que allí vivimos, yo y no sé si
alguien más... Decidme que esto fue verdad para que yo no tenga que llorar...
SEGUNDA – Yo viví entre peñascos y acechaba el mar... La orla de mi falda era fresca y
salada batiéndose en mis piernas desnudas... Yo era pequeña y bárbara... Hoy tengo miedo
de haber sido... El presente me parece que duermo... Habladme de las hadas. Nunca oí
hablar de ellas a nadie... El mar era demasiado grande para hacer pensar en ellas... En la
vida conforta ser pequeño9... Erais feliz, hermana mía?
PRIMERA – Empiezo en este instante a haberlo sido antaño... Además, todo aquello se
desapareció en las sombras... Los árboles lo vivieron más que yo... Nunca llegó ni yo mal
esperaba... Y tú, hermana, por qué no habláis?
TERCERA – Me causa horror que de aquí a poco os haya ya dicho lo que os voy a decir.
Mis palabras presentes, mal yo las digo, pertenecerán luego al pasado, quedarán fuera de
mí, no sé dónde, rígidas y fatales… Hablo, y pienso en esto en mi garganta, y mis palabras
me parecen gente... Tengo un miedo superior a mí. Siento en mi mano, no sé cómo, la llave
de una puerta desconocida. Y toda yo soy un amuleto o un sagrario que tuviese conciencia
de sí mismo. Es por esto que me da pavor ir, como por una floresta oscura, a través del
misterio de hablar... Y, al final, quién sabe si yo soy así y si es esto sin duda lo que
siento?...
PRIMERA – Cuesta tanto saber lo que se siente cuando reparamos en nosotros!... Incluso
vivir sabe costar tanto cuando se da por eso... Habla, por tanto, sin reparar si existes... No
nos ibais a decir quién eráis?
TERCERA – Lo que yo era antaño ya no recuerda quien soy... Pobre de la feliz que yo
fui!... Yo viví entre las sombras de las ramas, y todo en mi alma es hojas que se estremecen.
Cuando camino bajo el sol mi sombra es fresca. Pasé la fuga de mis días al lado de fuentes,
donde yo mojaba, cuando soñaba vivir, las puntas tranquilas de mis dedos... A veces, a la
orilla de los lagos, me asomaba y me observaba... Cuando yo sonreía, mis dientes eran
misteriosos en el agua... Tenían una sonrisa sólo de ellos, independiente de la mía... Era
siempre sin razón que yo sonreía... Habladme de la muerte, del fin de todo, para que yo
sienta una razón para recordar...
PRIMERA – No hablemos de nada, de nada... Está más frío, pero por qué es que está más
frío? No hay ninguna razón para estar más frío. No es precisamente más frío que está...
Para qué es que tenemos que hablar?... Es mejor cantar, no sé por qué... El canto, cuando la
gente canta de noche, es una persona alegre y sin miedo que entra de repente en el cuarto y
lo conforta consolarnos... Yo podía cantaros una canción que cantábamos en casa de mi
pasado. Por qué es que no queréis que os la cante?
TERCERA – No vale la pena, hermana mía... Cuando alguien canta, yo no puedo estar
conmigo. Necesito no poder recordarme. Y después todo mi pasado se torna otro y yo lloro
una vida muerta que traigo conmigo y que no viví nunca. Y siempre es demasiado tarde
para cantar, así como es siempre demasiado tarde para no cantar...
(una pausa)
PRIMERA – Pronto será de día... Guardemos silencio... La vida así lo quiere. Al pie de mi
casa natal había un lago. Yo iba allá y me sentaba a orilla de él, sobre un tronco de árbol
que caía casi dentro del agua... Me sentaba en la punta y mojaba en el agua los pies,
9
El autor se refiere tanto a ser niño como al contraste de magnitud entre lo grande y lo pequeño.
estirando hacia abajo los dedos. Después miraba excesivamente hacia las puntas de los pies,
pero no era para verlos. No sé por qué, pero me parece de este lago que él nunca existió...
Acordarme de él es como no poder recordar de nada... Quién sabe por qué es que yo digo
esto y si fui yo quien vivió lo que recuerdo?...
SEGUNDA – A la orilla del mar somos tristes cuando soñamos... No podemos ser lo que
queremos ser, porque lo que queremos ser lo queremos siempre haber sido en el pasado...
Cuando la ola se quiebra y la espuma chilla, parece que hay mil voces mínimas hablando.
La espuma sólo parece ser fresca a quien la juzga una... Todo es mucho y nosotros no
sabemos nada... Queréis que os cuente lo que yo soñaba a la orilla del mar?
PRIMERA – Podéis contarlo, hermana mía; pero nada en nosotras tiene necesidad que nos
lo contéis... Si es bello, tengo ya pena de habértelo oído. Y si no es bello, espera... cuéntalo
sólo después de alterarlo...
SEGUNDA – Voy a decíroslo. No es enteramente falso, porque sin duda nada es
enteramente falso. Debe haber sido así... Un día que yo di conmigo recostada en la cima
fría de un peñasco, y que yo había olvidado que tenía padre y madre y que hubiera en mí,
infancia y otros días - en ese día vi a lo lejos, como una cosa que yo sólo pensase en ver, el
pasar vago de una vela... Después ella ceso... Cuando reparé en mí, vi que ya tenía ese
sueño mío... No sé dónde él tuvo principio... Y nunca volví a ver otra vela... Ninguna de las
velas de los navíos que salen de aquí de un puerto se parece a aquella, ni siquiera cuando
hay luna y los navíos pasan lejos lentamente...
PRIMERA – Veo por la ventana un navío a lo lejos. Y tal vez es aquel que viste...
SEGUNDA – No, hermana mía; ese que ves busca sin duda un puerto cualquiera... No
podía ser que aquel que yo vi buscase cualquier puerto...
PRIMERA – Por qué es que me respondiste?... Puede ser... Yo no vi ningún navío por la
ventana... Deseaba ver uno y os hablé de él para no sentir pena... Cuéntanos ahora lo que
soñaste a la orilla del mar...
SEGUNDA – Soñaba con un marinero que se hubiese perdido en una isla lejana. En esa
isla había palmeras yertas, pocas, y aves vagas pasaban por ellas... No vi si alguna vez se
posaban... Desde que, naufragado, se salvará, el marinero vivía allí... Como él no tenía
medio de volver a la patria, y cada vez que se acordaba de ella sufría, se puso a soñar una
patria que nunca hubiese tenido; se puso a hacer que hubiera sido suya otra patria, otra
especie de país con otras especies de paisajes, y otra gente, y otra forma de pasar por las
calles y de asomarse a las ventanas... Cada hora él construía en sueños esta falsa patria, y él
nunca dejaba de soñar, de día bajo la sombra corta de las grandes palmeras, que se
recortaba, orlada de puntas, en el suelo arenoso y caliente; de noche, tendido en la playa, de
espaldas y no reparando en las estrellas.
PRIMERA – No haber habido un árbol que motease sobre mis manos extendidas la sombra
de un sueño como ese!...
TERCERA – Dejadla hablar... No la interrumpáis... Ella conoce palabras que las sirenas le
enseñaron... Me adormezco para poderla escuchar... Decid, hermana mía, decid... Mi
corazón me duele por no haber sido tú cuando soñabais a la orilla del mar...
SEGUNDA – Durante años y años, día a día, el marinero erigía en un sueño continuo su
nueva tierra natal... Todos los días ponía una piedra de sueño en ese edificio imposible...
Pronto él iba teniendo un país que ya tantas veces había recorrido. Millares de horas se
acordaba ya de haber pasado a lo largo de sus costas. Sabía de qué color solían ser los
crepúsculos en una bahía del norte, y como era suave arribar, entrada la noche, y con el
alma recostada en el murmullo del agua que el navío abría, en un gran puerto del sur en
donde él pasara antaño, feliz tal vez, de sus mocedades la supuesta10...
(una pausa)
(una pausa)
TERCERA – Será absolutamente necesario, incluso dentro de vuestro sueño, que haya
existido ese marinero y esa isla?
SEGUNDA – No, hermana mía; nada es absolutamente necesario.
PRIMERA – Al menos, cómo acabó el sueño?
SEGUNDA – No acabó... No sé... Ningún sueño acaba... Sé yo con certeza si no lo
continúo soñando, si no lo sueño sin saber, si el soñarlo no es esta cosa vaga a la que yo
llamo mi vida?... No me habléis más... Empiezo a estar segura de cualquier cosa, que no sé
lo que es... Avanzan hacia mí, por una noche que no es ésta, los pasos de un horror que
desconozco... A quién habré ido a despertar con el sueño mío que os conté?... Tengo un
miedo disforme a que Dios hubiese prohibido mi sueño... Él es sin duda más real de lo que
Dios permite... No estéis silenciosas... Decidme al menos que la noche va pasando, aunque
yo lo sepa... Ved, comienza a ser de día... Ved: va a llegar el día real... Paremos... No
pensemos más... No intentemos seguir en esta aventura interior... Quién sabe lo que está al
final de ella?... Todo esto, hermanas mías, pasó en la noche... No hablemos más de esto, ni
a nosotras mismas... Es humano y conveniente que tomemos, cada cual, su actitud de
tristeza.
TERCERA – Fue tan bello escucharos... No digáis que no... Bien sé que no valió la pena...
Y por eso es que lo hallé bello… No fue por eso, pero deja que yo lo diga... Además, la
música de vuestra voz, que escuché aún más que vuestras palabras, me deja, tal vez sólo
por ser música, triste...
SEGUNDA – Todo deja triste, hermana mía... Los hombres que piensan se cansan de todo,
porque todo cambia. Los hombres que pasan lo prueban, porque cambian con todo... De
eterno y bello hay apenas el sueño... Por qué estamos nosotras hablando todavía?...
PRIMERA – No sé... (mirando hacia el ataúd, en voz más baja) - Por qué es que se muere?
SEGUNDA – Tal vez por no soñarse bastante...
PRIMERA – Es posible... No valdría entonces la pena encerrarnos en el sueño y olvidar la
vida, para que la muerte nos olvidase?...
SEGUNDA – No, hermana mía, nada vale la pena...
TERCERA – Hermanas mías, ya es de día... Ved, la línea de los montes se maravilla... Por
qué no lloramos nosotras?... Aquella que finge estar allí era bella, y joven como nosotras, y
soñaba también... Estoy segura de que el sueño de ella era el más bello de todos... Qué
soñaría ella?...
PRIMERA – Hablad más bajo. Ella nos escucha tal vez, y ya sabe para qué sirven los
sueños...
(una pausa)
SEGUNDA – Tal vez nada de esto sea verdad... Todo este silencio, y esta muerta, y este día
que comienza no son tal vez sino un sueño... Mirad bien hacia todo esto... Os parece que
pertenece a la vida?...
PRIMERA – No sé. No sé cómo se es de la vida... Ah, como estáis de quieta! Y vuestros
ojos tan tristes, parece que lo están inútilmente...
SEGUNDA – No vale la pena estar triste de otra manera... No deseáis que nos callemos? Es
tan extraño estar viviendo... Todo lo que acontece es increíble, tanto en la isla del marinero
como en este mundo... Ved, el cielo es ya verde... El horizonte sonríe oro... Siento que me
arden los ojos, de yo haber pensado en llorar...
PRIMERA – Lloraste, como efecto, hermana mía.
SEGUNDA – Tal vez... No importa... Qué frío es esto?... Ah, es ahora... es ahora!...
Decidme esto... Decidme una cosa aún... Por qué no será la única cosa real en todo esto el
marinero, y nosotras y todo esto aquí que apenas es un sueño de él?...
PRIMERA – No habléis más, no habléis más... Eso es tan extraño que debe ser verdad... No
continuéis... Lo que ibais a decir no sé lo que es, pero debe ser demasiado para el alma
poderlo oír... Tengo miedo de lo que no llegaste a decir... Ved, Ved, ya es de día... Ved el
día... Haced todo por reparar sólo en el día, en el día real, allí fuera... Vedlo, Vedlo... Él
consuela... No penséis, no miréis hacia lo que pensáis... Vedlo venir, el día... Él brilla como
oro en una tierra de plata. Las leves nubes se redondean a medida que se colorean... Si nada
existiese, hermanas mías?... Si todo fuese, de cualquier modo, absolutamente cosa
ninguna?... Por qué miraste así?...
LA MISMA – Qué fue eso que dijiste y que me da pavor?... Lo sentí tanto que mal vi lo
que era... Decidme lo que fue, para que yo, oyéndolo una segunda vez, ya no tenga tanto
miedo como antes... No, no... No digáis nada... No os pregunto esto para que me
respondáis, sino para hablar apenas, para no dejarme pensar... Tengo miedo de poderme
acordar de lo que fue... Pero fue cualquier cosa grande y pavorosa como el hallar a Dios...
Debíamos ya haber acabado de hablar... Hace tanto ya que nuestra conversación perdió el
sentido... Lo que es entre nosotras que nos hace hablar se prolonga demasiado... Hay más
presencias aquí que nuestras almas... El día debía haber ya despuntado... Debían ya haber
despertado... Tarda cualquier cosa... Tarda todo... Qué es lo que se está dando en las cosas
de acuerdo con nuestro horror?... Ah, no me abandonéis... Hablad conmigo, hablad
conmigo... Hablad al mismo tiempo que yo para no dejar sola a mi voz... Tengo menos
miedo a mi voz que a la idea de mi voz, dentro de mí, si reparo en que estoy hablando...
TERCERA – Qué voz es esa con que habláis?... Es de otra... Viene de una especie de
lejanía.
PRIMERA – No sé... No me recordéis eso... Yo debía estar hablando con la voz aguda y
trémula del miedo... Pero ya no sé cómo es que se habla... Entre mí y mi voz se abrió un
abismo... Todo esto, toda esta conversación y esta noche, y este miedo - todo esto debía
haber acabado, debía haber acabado de repente, después del horror que nos dijiste...
Comienzo a sentir que lo olvido, a eso que dijiste, y que me hizo pensar que yo debía gritar
de una manera nueva para exprimir14 un horror de aquellos...
TERCERA – (Hacia la SEGUNDA) - Hermana mía, no nos debéis haber contado esa
historia. Ahora me extraña estar viva con más horror. Contabais y yo tanto me distraía que
oía el sentido de vuestras palabras y su sonido separadamente. Y me parecía que vosotras, y
vuestra voz, y el sentido de lo que decíais eran tres entes diferentes, como tres criaturas que
hablan y caminan.
SEGUNDA – Son realmente tres entes diferentes, con vida propia y real. Dios tal vez sepa
por qué... Ah, pero por qué es qué hablamos? Quién es que nos hace continuar hablando?
Por qué hablo yo sin querer hablar? Por qué es que ya no reparamos en que es de día?...
PRIMERA – Quién pudiese gritar para despertarnos! Estoy oyéndome gritar dentro de mí,
pero ya no sé el camino de mi voluntad hacia mi garganta. Siento una necesidad feroz de
tener miedo de que alguien pueda ahora golpear aquella puerta. Por qué no golpea alguien
la puerta? Sería imposible y yo tengo la necesidad de tener miedo de eso, de saber de qué es
que tengo miedo... Qué extraña que me siento!... Me parece ya no tener mi voz... Parte de
mí se adormece y me quedo viendo15... Mi pavor crece pero yo ya no sé sentirlo... Ya no sé
en qué parte del alma es que se siente... Pusieron al sentimiento mío de mi cuerpo una
mortaja de plomo... Para qué fue que nos contaste vuestra historia?
SEGUNDA – Ya no me acuerdo... Ya mal me acuerdo que la conté... Parece haber sido ya
hace tanto tiempo!... Qué sueño16, qué sueño absorbe mi modo de mirar hacia las cosas!...
Qué es lo que nosotras queremos hacer? Qué es lo que nosotras tenemos la idea de hacer? -
ya no sé si es hablar o no hablar...
PRIMERA – No hablemos más. A mí, me cansa el esfuerzo que hacéis para hablar... Me
duele el intervalo que hay entre lo que pensáis y lo que decís... Mi conciencia flota en la
superficie17 de la somnolencia con pavor de mis sentidos por mi piel... No sé lo que es esto,
14
El verbo exprimir significa tanto exprimir como expresar, en el contexto de la oración ambos plasman el
mismo sentido.
15
La frase en portugués es: “Me ficou a ver”, cuyo sentido aproximado es quedarse mirando con la mirada
perdida, quedarse pasmado o en blanco.
16
En esta frase las dos veces Pessoa usa la palabra sono. Véase nota 2.
17
Pessoa usa aquí un lenguaje alusivo a cuestiones propias de la vida marinera: “bóia à tona” hace
referencia a las boyas que flotan en la superficie acuática, a la vez que “tona” puede tener como acepción
pero es lo que siento... Preciso decir frases confusas, un poco largas, que cueste decirlas...
No sentís todo esto como una araña enorme que nos teje de alma a alma una tela negra que
nos prende?
SEGUNDA – No siento nada... Siento mis sensaciones como una cosa que se siente...
Quién es que yo estoy siendo?... Quién es que está hablando con mi voz?... Ah, escuchad...
PRIMERA Y TERCERA – Quién fue?
SEGUNDA – Nada. No oí nada... Quise fingir que oía para que vosotras supieseis que
oíais y yo pudiese creer que había alguna cosa que oír... Oh, qué horror, qué horror íntimo
nos desata la voz del alma, y las sensaciones de los pensamientos, y nos hace hablar y sentir
y pensar cuando todo en nosotros pide el silencio y el día y la inconsciencia de la vida...
Quién es la quinta persona en este cuarto que extiende el brazo y nos interrumpe siempre
que vamos a sentir?
PRIMERA – Para qué intentar tener pavor? No cabe más terror dentro de mí... Peso
excesivamente en brazos de mi sentir. Me fundo toda en el lodo tibio 18 de lo que supongo
que siento. Me entra por todos los sentidos cualquier cosa que nos prende y nos vela. Pesan
los párpados en todas mis sensaciones. Se prende a la lengua en todos mis sentimientos. Un
sueño19 profundo pega unas a otras las ideas de todos mis gestos. Por qué fue que miraste
así?...
TERCERA – (con una voz muy lenta y apagada) - Ah, es ahora, es ahora... Sí, alguien ha
despertado... Hay gente que despierta... Cuando alguien entre todo esto acabará... Hasta
entonces hagamos lo posible por creer que todo este horror fue un largo sueño 20 que
estuvimos durmiendo… Ya es de día... Va a acabar todo... Y de todo esto queda, hermana
mía, que sólo vos sois feliz, porque creéis en el sueño21...
SEGUNDA – Por qué me lo preguntáis? Por qué yo lo dije? No, no creo...
Un gallo canta. La luz, como que 22 súbitamente, aumenta. Las tres veladoras se
quedan en silencio y sin mirarse unas a otras.
No muy lejos, por un camino, un carro errante gime y chirría.
embarcación de transporte. Aun así es importante tener en cuenta otro posible sentido, a saber, que bóia
también significa figuradamente vacilar, con lo cual en el contexto de la frase se entendería que la
conciencia vacila, se confunde, pierde claridad.
18
La palabra morno traduce tibio o templado en su uso literal, no obstante en su uso figurado alude a la falta
de energía, a la monotonía, al desánimo. En el contexto podría tener las dos acepciones.
19
Palabra sono. Véase nota 2
20
Palabra sono. Véase nota 2
21
Palabra sonho. Véase nota 2
22
Hemos de señalar, por último, que Fernando Pessoa utiliza el giro de ambigüedad “como que” solamente
en la acotación primera y en la última, procurando con ello envolver su drama en la misma atmósfera de
vaguedad y misterio en que se desarrolla.