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Ángela sierra Gonzales nos presenta en este artículo un problema sin duda importante, tanto por

su vigencia como por su significado - en el marco de las nuevas realidades que afronta la
sociedad hoy. Partiendo de la pregunta ¿qué significa ser sujeto? En el amplio horizonte
interpretativo del término, postula una serie de planteamientos en base a una teoría posmoderna
denominada teoría quirr – que básicamente busca tanto en términos teóricos como prácticos: una
gradual desarticulación de la denominada heteronormatividad en que la identidad del sujeto se ha
enclaustrado, bajo una única perspectiva natural de orden reproductivo entre hombre y mujer.

De fondo lo que se busca es una reivindicación o como lo señala la autora “una des –
ontologisacion de las políticas y la identidades sobre sexo y género” – en las que ser extraño, raro,
excéntrico no represente un tabú solo por no identificarse bajo un orden sexual definido como
normal - en una cultura que reprime el desarrollo de nuevas subjetividades desde otros
horizontes discursivos solo por no adherirse a la matriz dogmática de matriz heterosexual.

El planteamiento central es que si bien hay una conducta sexual aceptada por la gran mayoría,
existen al margen de esos sujetos normales, ciertas y variadas minorías que reclaman inclusión
desde una apertura social, política y discursiva que rompa esos esquemas clásicos de
representación en los que se ha desarrollado la subjetividad occidental que encierra los cuerpos a
desarrollarse en el canon de un orden natural.

Lo que se busca es una re significación de los conceptos sobre el sujeto en su construcción


histórica, de este modo se espera que esas llamadas identidades difusas encuentren espacios reales
de legitimación de su corporalidad sin tener que ser excluidos por estar fuera de la sexualidad
normativa; que es en ultimo termino lo que se discute, es decir, que en esa apertura hacia la
inclusión y re significación de la diferencia ser homosexual, lesbiana o cualquier otra conducta
sexual fuera de las buenas costumbres no signifique ser tildado de anómalo.

Es una tarea aún pendiente pese a que hoy transitamos un camino que parece abrirse a la
repolitización de esos sectores marginados, pero que la búsqueda de un espacio para el
establecimiento de esas políticas libertarias y fundadoras de otras subjetividades no es tan fácil
dado que aún se conserva en alto grado cierto recelo por que se legitime socialmente este tipo de
conductas ajenas a la visión esencialista con que se ha fundado la sociedad.

Sigue siendo un reto, y creo que esa es la tarea que desde distintos órdenes es encomendada. El
sujeto no es una construcción terminada ni fija, su existencia ética, política, social obedece a un
desarrollo histórico en que se enmarca su existencia, por lo tanto afirmar rotundamente esto es el
sujeto como un producto final no tiene sentido. Más bien se debe cuestionar profundamente ese
discurso normalizado de la verdad aceptada, para que el sentido de lo que significa ser sujeto
cobre dimensión práctica.

La ruptura con el logos de la subjetividad política, requiere que esa capacidad de resistencia se
trasforme en una forma eficaz de cambio paradigmático, donde se piense en ese nuevo sujeto
desde la alteridad, desde esas identidades negadas, que reclaman reconocimiento. Dicho
reconocimiento no puede operar sino desde una nueva perfilacion del cuerpo y de la vida en tanto
conciencia de acción política.

Las nuevas formas de resistencia y su capacidad trasformadora deben, más allá de la subversión
de la lógica de la identidad tener capacidad teórica y práctica de pensar la corporalidad del nuevo
sujeto desde la construcción de dialogo con los otros. Es decir, el rechazo de las categorías
universales de hombre y mujer no solo debe significar lucha y rechazo de esa identidad, más bien
lo que se busca es que en la diversidad de identidades haya una interacción mutua que no
implique la aceptación de uno en detrimento del otro.

Esa es la tarea. Crear nuevas subjetividades (otras) en las que la toma de conciencia del
significado del cuerpo desde un orden político cobre re significación más allá de lo
heteronormativo.

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