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Tabla de contenido

Carta a los lectores 7-8

Artículos

Dossier: Objetos y mercancías en la historia (II)

Noviembre 2009
ISSN 0121-1617
Camilo Quintero Toro, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 9-10
Presentación del dossier “Objetos y mercancías en la historia”

Peter Burke, Cambridge University, Cambridge, Reino Unido 11-19

especialen la historia (II)


La historia social y cultural de la casa

Carlos Héctor Caracciolo, Instituto Nazionale de Geofisica y Vulcanologia, Bolonia, Italia 20-42
Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

Orián Jiménez Meneses, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, Colombia 44-61


Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

Marcos Fernández Labbé, Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, Chile 62-83
Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile.
1920-1960

Inés Pérez, Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, Argentina 84-105
La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata
(Argentina), 1960-1970

y mercancías
Tema abierto:

Cristián Garay Vera, de Santiago de Chile, Santiago de Chile, Chile 108-129


El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

Thomas J. Williford, Southwest Minnesota State University, Marshall, Estados Unidos 130-152

Edición
Las “tomas” de colegios durante la República Liberal, 1936-1942: parte de la estructura
discursiva de La Violencia

María Dolores Ferrero Blanco, Universidad de Huelva, Huelva, España 154-178


Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos
políticos

Dossier: Objetos
Espacio estudiantil
Sebastián Díaz Angel, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 180-200
Aportes de Brian Harley a la nueva historia de la cartografía, y escenario actual del campo en
Colombia, América Latina y el mundo

Reseñas
César Torres Del Río, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia 201-204
Meschkat Klaus y José María Rojas, compiladores. Liquidando el pasado. La izquierda
colombiana en los archivos de la Unión Soviética. Bogotá: FESCOL-Taurus, 2009
Renán Silva Olarte, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 205-210
El milagro bienvenido de la Santísima Trinidad: Clavero, Bartolomé. El orden de los poderes.
Historias constituyentes de la trinidad constitucional. Madrid: Editorial Trotta, 2007

Notilibros 211-213

Índices cronológico/ alfabético de autores/ temático 214-217

Convocatoria 218

Acerca de la revista 219

Normas para los autores 220-221

ISSN 0121-1617

Septiembre-Diciembre 2009
Precio $15.000
Imagen de portada:
Extracto de Dibujo a tinta de José Antonio Villegas Quendaño, 1764.
Fuente: Archivo General de la Nación, Mapoteca 4, No. 200a.
Reproducida por Pablo Rodríguez y Jaime Borja, “La vida cotidiana en
las minas coloniales”, en Historia de la vida cotidiana en Colombia, editora
Beatriz Castro Carvajal. Bogotá: Grupo Editorial Norma, 1996, 65.

Imagen No. 1
Pintura de Ramón Torres Méndez, 1849.
Fuente: Museo Nacional No. 639. Reproducida por Aída Martínez
Carreño, “La vida material en los espacios domésticos”, en Historia de
la vida cotidiana en Colombia, editora Beatriz Castro Carvajal. Bogotá:
Grupo Editorial Norma, 1996, 353.

Imagen No. 2
Otto Lueger, Lexikon der gesamten Technik (dictionary of technology), 1904.
Fuente: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:L-Damenrad.png
(Fecha de consulta: 14 de septiembre de 2009).
Tabla de contenido
Carta a los lectores 7-8

Artículos

Dossier: Objetos y mercancías en la historia (II)

Camilo Quintero Toro, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 9-10


Presentación del dossier “Objetos y mercancías en la historia”

Peter Burke, Cambridge University, Cambridge, Reino Unido 11-19


La historia social y cultural de la casa

Carlos Héctor Caracciolo, Instituto Nazionale de Geofisica y Vulcanologia, Bolonia, Italia 20-42
Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

Orián Jiménez Meneses, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, Colombia 44-61


Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

Marcos Fernández Labbé, Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, Chile 62-83
Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile.
1920-1960

Inés Pérez, Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, Argentina 84-105
La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata
(Argentina), 1960-1970

Tema abierto:

Cristián Garay Vera, de Santiago de Chile, Santiago de Chile, Chile 108-129


El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

Thomas J. Williford, Southwest Minnesota State University, Marshall, Estados Unidos 130-152
Las “tomas” de colegios durante la República Liberal, 1936-1942: parte de la estructura
discursiva de La Violencia

María Dolores Ferrero Blanco, Universidad de Huelva, Huelva, España 154-178


Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos
políticos

Espacio estudiantil
Sebastián Díaz Angel, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 180-200
Aportes de Brian Harley a la nueva historia de la cartografía, y escenario actual del campo en
Colombia, América Latina y el mundo

Reseñas
César Torres Del Río, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia 201-204
Meschkat Klaus y José María Rojas, compiladores. Liquidando el pasado. La izquierda
colombiana en los archivos de la Unión Soviética. Bogotá: FESCOL-Taurus, 2009
Renán Silva Olarte, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 205-210
El milagro bienvenido de la Santísima Trinidad: Clavero, Bartolomé. El orden de los poderes.
Historias constituyentes de la trinidad constitucional. Madrid: Editorial Trotta, 2007

Notilibros 211-213

Índices cronológico/ alfabético de autores/ temático 214-217

Convocatoria 218

Acerca de la revista 219

Normas para los autores 220-221


Table of Contents
Letter to readers 7-8

Articles

Thematic Forum: Objects and Commodities in History (II)

Camilo Quintero Toro, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 9-10


Introduction to the Thematic Forum “Objects and Commodities in History”

Peter Burke, Cambridge University, Cambridge, United Kingdom 11-19


The Social and Cultural History of the House

Carlos Héctor Caracciolo, Instituto Nazionale de Geofisica y Vulcanologia, Bolonia, Italy 20-42
The Bicycle, Street Traffic, and Public Space in Fascist Italy

Orián Jiménez Meneses, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, Colombia 44-61


Objects and Culture: Rituals, Flows, and Creations in the New Kingdom of Granada

Marcos Fernández Labbé, Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, Chile 62-83
Fictitious Enthusiasm: the Drug Market in the Transition to Prohibition in Chile, 1920-1960

Inés Pérez, Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, Argentina 84-105
Domesticating the TV: the Uses of the Television in Everyday Life in Mar del Plata (Argentina),
1960-1970

Open Forum:

Cristián Garay Vera, Universidad de Santiago de Chile, Santiago de Chile, Chile 108-129
Peru’s Amazonian Attribute: the Construction of Sovereignty, 1903-1942

Thomas J. Williford, Southwest Minnesota State University, Marshall, United States 130-152
The Seizure of Schools during the Liberal Republic, 1936-1942: Part of the Discursive Structure of
La Violencia

María Dolores Ferrero Blanco, Universidad de Huelva, Huelva, España 154-178


Violence and Repression in the Twilight of the Somoza Regime: Jailhouse Conditions for Political
Prisoners

Student Space
Sebastián Díaz Angel, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 180-200
The Contributions of Brian Harley to the New History of Cartography, and the Current State of
Affairs in Colombia, Latin America, and the World

Reseñas
César Torres Del Río, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia 201-204
Meschkat Klaus y José María Rojas, compiladores. Liquidando el pasado. La izquierda
colombiana en los archivos de la Unión Soviética. Bogotá: FESCOL-Taurus, 2009
Renán Silva Olarte, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 205-210
El milagro bienvenido de la Santísima Trinidad: Clavero, Bartolomé. El orden de los poderes.
Historias constituyentes de la trinidad constitucional. Madrid: Editorial Trotta, 2007

Book Notes 211-213

Chronological index/ alphabetical of authors/ thematic 214-217

Call for papers 218

About the journal 219

Submission guidelines 220-221


Carta a los lectores 7

Carta a los lectores


Con este número cerramos, de alguna manera, dos ciclos: el del
primer año de la adopción de una periodicidad cuatrimestral en
vez de semestral, y el de los primeros 20 años de Historia Crítica. En
la medida en que el aniversario de la revista se celebró entre otras
con la publicación de un número especial que presenta artículos de
los profesores del Departamento de Historia de la Universidad de
los Andes, fueron en total cuatro ediciones las que Historia Crítica
ofreció a sus lectores en el 2009. Vale la pena señalar, respecto al
momento que estamos viviendo, que desde mediados del año la pá-
gina web de la revista se ha transformado con un nuevo diseño, que
hemos querido sea más amable para quienes nos consultan.
Seguiremos, claro está, con la nueva regularidad de tres revistas
anuales, afrontando el reto de continuar cumpliendo con nuestros
lectores en la entrega de material valioso para la consolidación
de la disciplina histórica y las Ciencias Sociales. Para el 2010, por
ejemplo, se están preparando dossiers sobre temáticas de actuali-
dad para nuestra comunidad: uno sobre Memoria e historia y otro
sobre el Bicentenario de la Independencia.
En la presente edición figura la segunda entrega del dossier de
Objetos y mercancías en la historia, cuya presentación está a cargo
de su coordinador, el historiador Camilo Quintero. A continuación
la sección de Tema abierto cuenta con cuatro artículos, uno de los
cuales constituye el Espacio estudiantil. La revista se cierra con las
secciones de Reseñas y Notilibros, a las cuales se suman los índices
alfabético de autores y cronológico ya tradicionales a final de año.
En cuanto a los artículos de Tema abierto, Cristián Garay, en pri-
mer lugar, se preocupa por lo que llama el “atributo amazónico” del
Perú, es decir, por el proceso mediante el cual este país fue dispu-
tándose con sus vecinos un espacio en el Amazonas en la primera
mitad del siglo XX. Thomas Williford se interesa, por su parte, en las
implicaciones del paso de la instrucción pública a manos liberales

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 7-8
8 Carta a los lectores

entre 1936 y 1942. En tercera instancia, estudiando la Nicaragua


de los Somoza, María Dolores Ferrero aborda -con un análisis de
las cartas que lograron filtrarse fuera de las cárceles- la violencia
y la represión a las que fueron sometidos los presos políticos. En
el Espacio estudiantil, Sebastián Díaz explora la nueva configuración
que, con base en los aportes de Brian Harley, ha tomado el campo
de la historia de la cartografía y presenta su panorama en Colombia,
América Latina y el mundo.

***

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 7-8
Camilo Quintero Toro 9

Presentación del dossier “Objetos y


mercancías en la historia” (II)

En este número de Historia Crítica se entrega la segunda parte del


dossier “Objetos y mercancías en la historia”. En la revista anterior
escribimos una breve presentación sobre la utilidad de estudiar la
circulación, el intercambio y la simbología de objetos y mercancías
en la búsqueda por comprender los procesos históricos. Así mismo, la Camilo Quintero
primera entrega del dossier incluyó cinco artículos que centraron su Toro
atención en el estudio histórico de algún grupo de objetos o mercan- Historiador de la Universidad de los An-
cías: el cine norteamericano en la historia de Chile a comienzos del des, Bogotá, Colombia. M.A. y PhD en
siglo XX, los artículos europeos importados en el contexto bogotano Historia de la Ciencia, Universidad de
del siglo XIX, las prácticas de consumo en el colegio jesuita de la ciu- Wisconsin, Madison, Estados Unidos. Ac-
dad de Antioquia en el período colonial, la vida material en Santiago tualmente se desempeña como profesor
de Cuba en el siglo XIX y el mobiliario en Córdoba en el siglo XVIII. asistente en el Departamento de Historia
En esta entrega el dossier consta nuevamente de cinco artículos. de la Universidad de los Andes, Bogotá,
En primer lugar está un ensayo breve de Peter Burke en el cual pre- Colombia. Miembro del Grupo de Inves-
senta una historia cultural de la casa. El escrito, que fue presentado tigación Historia y Sociología de la Cien-
como una conferencia en la escuela de diseño y arte Eina en Barcelona cia. Entre sus publicaciones recientes se
en el 2006, hace un recorrido por lugares tan diversos como Brasil, encuentra: “La ciencia norteamericana
Inglaterra e Italia, entre otros, para demostrar que las casas presen- se vuelve global: el Museo Americano
tan un punto de partida único para entender de manera más clara las de Historia Natural de Nueva York en Co-
sociedades que las construían y las habitaban. Para el autor, la casa lombia”, Revista de Estudios Sociales 31
grande brasilera o las casas del sur de los Estados Unidos, por ejem- (2008):48-59 y “¿En qué anda la historia
plo, se convierten en actores que permiten discutir temas que pueden de la ciencia y el imperialismo? Saberes
variar desde las relaciones de poder en la vida doméstica hasta la im- locales, dinámicas coloniales y el papel
portancia de la casa en la formación de nuevas tradiciones literarias. de los Estados Unidos en la ciencia en el
siglo XX”, Historia Crítica 31 (2006):151-
171. cquinter@uniandes.edu.co

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 9-10
10 Presentación del dossier “Objetos y mercancías en la historia” (II)

Carlos Héctor Caracciolo presenta una investigación sobre la bicicleta en el contexto de


la Italia fascista de Benito Mussolini. Para Caracciolo la bicicleta se convierte en un actor
ideal para entender la relación entre el espacio público y el sistema político, por lo menos
en las primeras décadas del siglo XX italiano. Más aún, la bicicleta permite entender las
deficiencias y contradicciones que existieron en el proceso de modernización a lo largo del
período fascista. A pesar de que el automóvil entró a competir fuertemente por el espacio
en diferentes ciudades, la bicicleta conservó no sólo un lugar privilegiado en la vida coti-
diana, sino que entró a formar parte esencial de la cultura italiana.
Por su parte Orián Jiménez enfoca su estudio en el movimiento de objetos y mercancías
en el período colonial del Virreinato del Nuevo Reino de Granada, en particular en el siglo
XVIII. Para el autor la manera en que la madera, las piedras preciosas o las telas, entre
muchos otros artículos, circulaban entre distintos puntos del Nuevo Reino nos permite
comprender mejor las comunicaciones y las relaciones de poder entre diversos lugares del
territorio colombiano. Así mismo el autor llama la atención sobre la importancia de tener
un mejor entendimiento de las rutas que determinan el flujo de las mercancías, un tema
que le ha llamado la atención a historiadores y a antropólogos de la cultura material y que
poco se ha estudiado en el caso de la Colombia colonial.
A continuación encontramos el escrito de Marcos Fernández Labbé sobre el consumo
y la circulación de cocaína y morfina en Chile entre 1920 y 1960. Si Orián Jiménez nos
invita a pensar en la importancia de las rutas en la historia de las mercancías, Fernández
Labbé parece llamarnos la atención sobre la importancia de entender la manera en que
algunas mercancías se desvían de las rutas tradicionales. Mientras que a principios del
siglo XX ambas sustancias hacían parte del estamento médico en Chile y su comercio era
legal, para mediados del siglo XX ya estaban prohibidas. Sin embargo, esto no impidió
que alrededor de ambas sustancias se crearan nuevas redes que permitieron su circula-
ción por vías alternas y tuvieron efectos claros en el imaginario de los chilenos sobre las
drogas y su prohibición.
Por último tenemos el artículo de Inés Pérez sobre los usos del televisor en Mar de Plata,
Argentina, entre 1960 y 1980. A través de entrevistas y de material de archivo la autora
investiga la manera en que el televisor transformó la asociación entre vida cotidiana y do-
mesticidad en esta ciudad argentina. Además, el escrito demuestra cómo la experiencia
en Mar de Plata fue distinta a aquella que se presentó en Buenos Aires, incluyendo así una
perspectiva regional de gran interés para la historia argentina y latinoamericana.

Esperamos que los lectores disfruten del dossier.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 9-10
Peter Burke 11

La historia social y cultural


de la casaÏ

Escogí la casa como el tema de esta conferencia porque es un


punto de encuentro entre diferentes disciplinas: no sólo el diseño
y la historia, sino también la arqueología, la antropología, la geo-
grafía e incluso la literatura.
El interés por la casa como objeto de estudio parece haber au-
mentado en la última generación. En Gran Bretaña fue publicado
en 1978 un destacado estudio de Mark Girouard, Life in the English
Country House; un grupo interdisciplinario que trabaja en la historia
Peter Burke
Profesor emérito de la Universidad de
de los interiores ha existido desde hace cinco años aproximadamen-
Cambridge, Reino Unido. Estudió histo-
te; una nueva revista titulada Home Cultures fue fundada en el 2004; y
ria en Oxford y fue profesor de la Uni-
una exhibición en el Museo Victoria y Alberto titulada “En casa en la
versidad de Sussex (1962-1978), antes
Italia renacentista” se inauguró en octubre de 2006.
de trasladarse a Cambridge, donde se
A continuación me gustaría aproximarme al tema de las casas y los
desempeñó como profesor de Historia
hogares desde el punto de vista de un historiador. Más exactamente,
Cultural hasta su jubilación. Sus libros,
desde dos puntos de vista, la historia social y la historia cultural. Es
casi todos traducidos al español, in-
decir, haré una distinción entre un enfoque social que se preocupa es-
cluyen El renacimiento italiano. Cultura
pecialmente por las maneras en que los edificios fueron usados, y una
y sociedad en Italia (1972), La cultura
perspectiva cultural, que asume las casas como símbolos.
popular en la Europa moderna (1978)
Más que centrar mi atención en un lugar en particular, seguiré
e Historia social del conocimiento: de
una aproximación comparativa. Con el fin de limitar este tema tan
Gutenberg a Diderot (2000). Actualmente
amplio, me concentraré en casas grandes de algunas regiones. Los
está trabajando en un segundo volumen
ejemplos vendrán en general de las Islas Británicas y de partes de
de la historia social del conocimiento, De
Norte y Suramérica entre los siglos XVI y XX.
la Enciclopedia a Wikipedia.

I
Empecemos con Brasil. En un estudio pionero sobre el noreste Ï El contenido de este ensayo surgió de
la conferencia dictada por el profesor
de Brasil en el periodo colonial publicado en 1933, el sociólogo bra- Peter Burke en la Universidad de
silero Gilberto Freyre presentó la Casa Grande (junto con la senzala, Barcelona, España, en el 2006, para
EINA (Escuela de diseño). La traducción
al español fue realizada por Camilo
Quintero.

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 11-19
12 La historia social y cultural de la casa

los alojamientos de los esclavos) como un microcosmos de la sociedad patriarcal y es-


clavista en la plantación de azúcar1. Freyre, debería decirse, tuvo una pasión de toda la
vida por la arquitectura. Un entusiasta de las ideas de John Ruskin y Lewis Mumford,
tuvo opiniones fuertes acerca de la necesidad de adaptar los diseños de los edificios al
ambiente y la cultura local.
En la década de 1930, por ejemplo, cuando el prefecto de Recife, su ciudad natal,
quiso derribar los mucambos, las viviendas tradicionales de los pobres, Freyre defendió
estas moradas con bases higiénicas y estéticas. En la década de 1950 criticó el diseño
de Brasilia por ser muy internacional y no suficientemente brasilero. Pero su interés
arquitectónico central fue la casa grande o engenho, como el ingenio español usado en
Cuba y otros lados, que significaba a la vez la máquina para procesar la caña de azúcar,
la casa y la propiedad que la rodeaba.
En Europa en los siglos XVI y XVII existió una necesidad parecida por las casas
grandes. Tenían que ser así porque eran centros de poder local. Gracias al crecimien-
to del Estado centralizador la defensa no era una prioridad tan importante como lo
había sido en la Edad Media, por lo que las ventanas pudieron ser más amplias y se
pudo gastar más dinero en el exterior. La vivienda se convirtió en una de las princi-
pales formas de consumo para llamar la atención. Los padres advertirían a sus hijos
no regodearse en ello.
Sin embargo, construir a gran escala no era simplemente un capricho. En general, las
casas grandes fueron centros de hospitalidad y ésta fue un medio para ejercer poder: un
poder local sobre inquilinos y clientes. Poder e influencia: en algún momento se esperó
que los clientes lucharan por sus señores, y luego se esperó que votaran por ellos o por
los partidos que apoyaban2.
Dentro de Europa la forma y la ubicación de las casas varió de una región a otra. Uno
de los muchos contrastes entre la Europa del norte y la del sur, junto con el catolicismo
versus el protestantismo, y la cerveza versus el vino, fue una diferencia en las casas y
en el estilo de vida de las clases altas.
En la Europa mediterránea, especialmente en Italia, el foco de atención fue la ciudad
y por lo tanto la casa urbana. Lo que los italianos llamaron el palazzo, palacio, sin duda
un término revelador, era la casa en la ciudad, el lugar donde la fa-
milia pasaba la mayor parte de su tiempo3. La villa, especialmente
1. Gilberto Freyre, Casa Grande e Senzala en la Toscana y el Veneto, era más modesta, pues era simplemente
(Rio de Janeiro: Maia & Schmidt, 1933).
un lugar para que la familia pasara los meses cálidos del año.
2. Mark Girouard, Life in the English
Country House: a social and architectural Por contraste, la nobleza de Europa del norte, como los daneses,
history (New Haven and London: Yale los polacos, los franceses del norte y especialmente los ingleses,
University Press, 1978).
prestaron toda su atención y dinero a la casa de campo. Ellos
3. Richard Goldthwaite, The Building of
Renaissance Florence (Baltimore: Johns
Hopkins University Press, 1980).

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 11-19
Peter Burke 13

compraban o arrendaban una casa en la ciudad, especialmente en las ciudades capita-


les como París o Londres, pero sólo vivían en ella unos pocos meses del año4.
En el caso de Inglaterra, un desarrollo nuevo a finales del siglo XVI y comienzos
del siglo XVII fue lo que los historiadores de la arquitectura llaman prodigy house o
casa prodigio. Estas casas fueron por lo general más grandes de lo que se necesitaba
para alojar a la familia y los sirvientes. Eran construidas de tal manera que los due-
ños pudieran tener invitados a gran escala. Algunos de sus constructores esperaban
o temían, o por lo menos anticipaban, recibir al monarca y su corte y por lo tanto
construían habitaciones de estado, state bedrooms, en las cuales nunca dormían ellos
mismos. Una vez más, la hospitalidad estaba conectada al poder o por lo menos a la
esperanza de tener poder.
Estas grandes casas estaban divididas en dos partes principales: las zonas delan-
teras o front regions y lo que podríamos llamar entre bastidores o backstage. Las zonas
delanteras eran accesibles por lo general a nobles, un escenario para hacer despliegues
de status. En el caso de los palazzi italianos se puede pensar en el piano nobile, los saloni
en el primer piso, la gran escalera y la secuencia de anticamere como escenarios del
“drama” que implicaba recibir visitantes importantes5.
En el caso de las casas de campo inglesas, por otro lado, la zona delantera incluía el
vestíbulo, centro de prácticas tradicionales como los festejos y las entregas de regalos
que databan de la Edad Media y fueron descritas en el poema anglosajón Beowulf, hace
unos mil años. El señor y la señora de la casa estaban separados de sus criados al sentar-
se en una mesa especial, muchas veces en un estrado, una práctica que continúa hasta
el día de hoy en colegios de Oxford y Cambridge con las mesas altas o high tables para
los profesores. Otra característica de la casa de campo inglesa era el long gallery o gran
galería, usada en parte para hacer ejercicio en caso de tiempo lluvioso, y en parte para
exponer los retratos familiares y así impresionar a los visitantes.
Las zonas traseras o back regions incluían no sólo las áreas de
4. Mark Girouard, Life in the French Country
servicio tales como la cocina, sino también habitaciones de uso pri- House (New York: Knopf, 2000).
vado para los miembros de la familia. En estas zonas había espacio 5. Patricia Waddy, Seventeenth-
para la privacidad y el confort, los cuales fueron valorados cada vez Century Roman Palaces (New
York, Cambridge, London: The
más a partir del siglo XVIII6. Hoy en día esperamos que las casas es- Architectural History Foundation;
tén divididas en salas, dormitorios, estudios, baños, etcétera, pero a The MIT Press, 1990).
principios de la Edad Moderna era más probable que las habitacio- 6. Witold Rybczynski, Home (New York:
nes tuvieran múltiples funciones y las bañeras y las camas se traían Viking, 1986); Annik Pardailhé-
Galabrun, La naissance de l’intime
cuando se requería de ellas. (Paris: Presses universitaires de
Cambiar las funciones de una habitación era aún más fácil, pues France, 1988).

los interiores estaban prácticamente al desnudo . Por contraste, en


7
7. Richard Goldthwaite (1980). Cf. Peter
Thornton, The Italian Renaissance Interior
(London: Weidenfeld and Nicolson,
1991).

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 11-19
14 La historia social y cultural de la casa

en la edad del confort y los muebles tapizados, especialmente en el siglo XIX, los inte-
riores estaban llenos de objetos, tal como las pinturas y las fotografías lo muestran.
Para terminar esta primera sección sobre historia social me gustaría hacer én-
fasis en la interacción entre la gente y los edificios, una relación de doble dirección
entre la cultura material de una parte y las prácticas sociales de otra. Podemos y
debemos evitar las opciones opuestas entre el determinismo y el voluntarismo. Por
un lado, los individuos y los grupos pueden decidir cómo usar los espacios y los ob-
jetos para sus propósitos propios. Pero estos propósitos pueden ser moldeados por
formas heredadas. El plano de un edificio moldea la sociabilidad de la gente que lo
usa. Este punto se puede ilustrar tomando como referencia los colegios de Oxford y
Cambridge, donde la vida cotidiana se vive aún en un entorno de patios, vestíbulos y
escaleras que tienen varios siglos.
Los edificios no nos obligan a actuar de determinada manera, sino que, tomando
otra metáfora del teatro, se podría sugerir que los edificios dan “indicaciones” a la gen-
te que vive en ellos, fomentando cierto tipo de comportamientos. Estas indicaciones
son aún más efectivas, pues por lo general trabajan de manera inconsciente.

II
Permítanme pasar ahora al enfoque cultural. La casa a menudo ha sido vista como
un símbolo de la sociedad que la rodea o incluso como un símbolo del cosmos. Un
ejemplo brillante de este tipo de análisis es un ensayo de Pierre Bourdieu -en su fase
Lévi-straussiana- sobre la casa Kabyle en Argelia. El ensayo está organizado alrededor
del contraste dramático entre dos partes de la casa: la parte baja, asociada con la na-
turaleza, la oscuridad, las mujeres, el sexo y la humedad; y la parte
alta de la casa asociada con la cultura, la luz, los hombres, el tejido
8. Pierre Bourdieu (1971), “La maison y los invitados8. No es de extrañarse entonces que otro antropólogo
kabyle ou le monde renversé”. Cf. escribiera un artículo sobre el acto de entrar a una casa como for-
About the House: Lévi-Strauss and Beyond,
eds. Janet Carsten y Stephen Hugh-Jones ma de entrar a toda una cultura9.
(Cambridge: Cambridge University En Europa podemos considerar la gran casa como un símbolo del
Press, 1995).
ser, especialmente del ser colectivo, la familia10. Construir una casa
9. Charles O. Frake, “How to Enter a
Yakan House”, en Language and fue una forma de auto-presentación y una gran casa podía llevar
Cultural Description (Stanford: Stanford el nombre del dueño en la fachada o sus iniciales en las almenas,
University Press, 1980), 214-230.
como el “ES” (Elizabeth, Condesa de Shrewsbury) en las almenas de
10. Jim Duncan and Nancy Duncan,
Hardiwck Hall, construidas a finales del siglo XVI. Como un símbolo
“Housing as Presentation of Self”,
en Environmental Knowing, eds. Gary del ser en una cultura agonística, la casa como su dueño era vulne-
T. Moore y Reginald G. Golledge
rable al insulto. Aquello que los italianos llamaron cartelli infamanti
(Stroudsburg: Dowden, Hutchinson
& Ross, 1976). Cf. Shelley Hales, (y los españoles pasquines) eran sujetados con alfileres o pegados a
The Roman House and Social Identity
(Cambridge: Cambridge University
Press, 2003).

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 11-19
Peter Burke 15

la puerta delantera, o se colocaban allí cuernos de animales, o el umbral era profanado


simbólicamente con suciedades11.
En Inglaterra, por contraste, se hacía menos énfasis en el honor y más énfasis en
la privacidad. Existía, y todavía existe, un culto por la casa en Inglaterra, como lo de-
muestran las frases “hogar dulce hogar” y “el hogar del inglés es su castillo”. Hasta
el día de hoy, donde los franceses de todas las clases gastan mucho en comida y me-
nos en sus casas o apartamentos, los ingleses gastan menos en comida y más en sus
casas (y prefieren vivir en casas independientes o semi-independientes, en lugar de
apartamentos).

III
Siguiendo estas observaciones generales de lo que podríamos llamar “culturas de
la casa”, me gustaría enfocarme de manera más clara en un tema particular: las casas
grandes en la historia del imaginario colectivo. Para poder hacerlo recurriré de mane-
ra considerable a la evidencia de la ficción, especialmente de las novelas y el cine. En
algunas novelas de los siglos XIX y XX, y más aún en las películas que se han hecho a
partir de ellas, algunas casas son más que un escenario para el relato. De una novela
del gran escritor portugués José Maria Eça de Queirós se ha dicho que “la casa es el
personaje principal en el libro”.
En la novela italiana del Príncipe de Lampedusa, Il Gattopardo, que cautivó a Italia al
final de la década de 1950, la casa, o más exactamente dos casas, el palacio en Palermo
y la villa en Donnafugata, juegan un papel importante. La versión para el cine de la
novela por Visconti, con su memorable escena del baile, pone aún más énfasis en el
ambiente material. En Suecia el interior y el mobiliario del palacio de un obispo se
muestran vívidamente en la pantalla en la película Fanny and Alexander (1982), escrita
y dirigida por Ingmar Bergman. En Norteamérica, las casas son importantes en dos de
las novelas de Edith Wharton, situadas en el mundo de la sociedad de clase de alta de
Nueva York: The Age of Innocence (1920), filmada por Martin Scorsese (1993) y The House
of Mirth (1905), por Terrence Davies (2000). En Cataluña, Bearn o la sala de los nines (1956)
de Lorenç Villlonga describe una casa de campo en Mallorca en el
siglo XIX12. En Chile está la Casa Grande (1909) de Luis Orrego Luco.
Quizás cada país tiene su propia novela de la casa. 11. Peter Burke, Historical Anthropology
De todos modos, las casas grandes rondan algunos imaginarios of Early Modern Italy (Cambridge:
Cambridge University Press, 1987),
nacionales o regionales más que otros. Estas imágenes son particu- 103-4; Elizabeth S. Cohen and Thomas
larmente poderosas en tres lugares: el sur de los Estados Unidos, V. Cohen, “Open and Shut: the Social
Meanings of the Cinquecento Roman
el noreste de Brasil y las Islas Británicas. En estos tres lugares el House”, Studies in the Decorative Arts 9
término Casa Grande o big house tiene resonancia. (2001-2), 61-84.

12. Agradezco a Octavi Rofes por esta


referencia.

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16 La historia social y cultural de la casa

El big house en el sur estadounidense fue un intento de recrear la casa de campo


inglesa en un entorno foráneo, no en una granja sino en una plantación (cultivando
azúcar, algodón o tabaco). La gran novela del big house es sin duda Absalom, Absalom!
(1936) de William Faulkner, titulada originalmente La casa negra, o en otras palabras, la
mansión de comienzos del siglo XIX de la familia Sutpen, diseñada por un arquitecto
francés y construida por una cuadrilla de esclavos, con sus “jardines y paseos cere-
moniosos, sus alojamientos para esclavos, establos y ahumaderos”. En la vida real el
abuelo del novelista, el coronel, había construido lo que se conocía como el Big Place o
Gran Lugar en Oxford, Mississippi.
En el mismo año que la novela de Faulkner se publicó una novela más popular, Lo que
el viento se llevó (1936, película 1939) de Margaret Mitchell, situada en parte en dos big
houses en Georgia durante la Guerra Civil. Dos años después, en 1938, vino The Fathers
de Allen Tate, situada en un big house en Virginia, una vez más durante la Guerra Civil.
En el caso de Suramérica uno piensa en Isabel Allende y La casa de los espíritus (1982),
situada probablemente en Venezuela donde ella creció, en vez de su país natal, Chile.
Sin embargo, en el imaginario brasilero la Casa Grande tiene un lugar incluso más impor-
tante. Fue descrita no sólo por Gilberto Freyre, sino también por su amigo, el escritor
José Lins do Rego, cuyo Menino de engenho (1932) evoca el mundo en el que creció el
autor. También fue representada por pintores como Cícero Días, otro amigo de Freyre,
quien fue criado en dicha casa.
El libro de Freyre analiza los edificios en dos niveles: el utilitario y el simbólico.
El autor sugiere que la Casa Grande fue una adaptación al entorno local, pero también
la considera como una “representación” del sistema patriarcal del noreste. Varios
análisis más detallados refuerzan estos puntos generales. Uno de los ejemplos más de-
tallados de este mundo patriarcal en el libro viene de la descripción que el autor hace
sobre la disposición de los dormitorios. “A dormida das meninas e moças reservava-se,
nas casa-grandes, a alcova, ou camarinha, bem no centro da casa, rodeada de quartos
de pessoas mais velhas”13. La “mesa patriarcal” para 20 personas fue otro símbolo del
sistema social (los niños numerosos, la hospitalidad, etc.).
En la ciudad, el equivalente de la casa grande fue la mansión o sobrado, como lo
describe Freyre en Sobrados e Mucambos (1936), que le prestó más atención que su obra
predecesora a las casas, su distribución y mobiliario, observando la importancia de la
sala de visita, por ejemplo, así como el uso creciente de bienes importados de Inglaterra
como los pianos, los muebles, los cubiertos e incluso los apparelhos de chá.
El sobrado también fue descrito vívidamente por Eric Veríssimo, el autor de la nove-
la histórica brasilera más famosa, O Tempo e o Vento (1949-62), situada en un pequeño
pueblo dominado por dos familias en el sur del país, Rio Grande do

13. Gilberto Freyre, Casa Grande.

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Peter Burke 17

Sul. La casa de la familia Cambara, conocida como el sobrado, es el escenario de buena


parte de la acción: los dramas de la vida familiar, las conversaciones largas entre el
anfitrión y los visitantes, e incluso un sitio durante la guerra civil local.
El sobrado puede ser visto como una versión brasilera del palazzo italiano o me-
diterráneo. Por contraste es la casa de campo la que domina las novelas en las Islas
Británicas. Gran Bretaña es el lugar por excelencia de las visitas de casa de campo,
lo cual se ha convertido en una importante actividad recreativa para todas las eda-
des y clases. Revistas como Country Life circulan de manera amplia en Gran Bretaña,
aunque desde 1850 la mayor parte de la población ha vivido en pueblos. Este es el
contexto de la notable recepción del libro de Girouard, del cual se dice ha vendido
un millón de copias.
Los dos ejemplos ingleses más famosos de novelas de casas de campo son Brideshead
Revisited (1945) de Evelyn Waugh, y The Go-Between (1953) de L. P. Hartley. Brideshead
tiene su base en la casa histórica Castle Howard cerca de York, construida hacia 1700
y usada como escenario para la adaptación televisiva de la novela (1981). El libro de
Hartley fue convertido en una película (1971, dirigida por Joseph Losey). Otros dos
ejemplos se conocen mejor como películas: The Shooting Party de Isabel Colgate (1981,
filmada en 1985) y Gosford Park de Robert Altman (filmada en 2001), lo cual muestra que
en el siglo XXI el género no ha perdido su popularidad.
Los lectores pueden haberse preguntado por qué he utilizado el término arcaico “Islas
Británicas” en vez de Gran Bretaña. El punto es que el big house ha inspirado más escritos
en Irlanda que en Inglaterra. El poeta W. B. Yeats por ejemplo tenía un amor particular por
Coole Park en Galway. Yeats publicó un volumen de poemas con el título The Wild Swans at
Coole (1919), seguido por los poemas “Coole Park” (1929) y “Coole and Ballylee” (1931).
Yeats comenzó su obra autobiográfica Dramatis Personae (1935) con una descripción
de tres grandes casas en Galway, Coole House, Tullyra Castle y Roxborough House. Él no
afirmó que fueran bellas. Tullyra Castle fue un mal ejemplo del neogótico, Roxborough
House era “pequeña y poco agraciada”, mientras que la Coole House era “poco agra-
ciada y encajonada”, aunque con encanto por sus “árboles ancestrales”, su lago y su
mobiliario, “bustos de mármol viejos, fotos viejas en todas partes”. Lo que impresionó
al poeta fue el lugar de estas casas en la “vida pública de Irlanda”, así como le impre-
sionó la importancia de la aristocracia para la civilización, llevándolo a comparar el Big
House irlandés con el palacio en Urbino, que sirvió como escenario para un clásico de la
literatura del Renacimiento, Il Cortegiano, de Castiglione.
Las novelas irlandesas no sólo están situadas en las big houses, sino que también están cons-
truidas alrededor de ellas y de la “cultura del Big House”14. Elizabeth
Bowen, por ejemplo, escribe en su novela The Last September (1929) sobre
14. Jacqueline Genet, ed. The Big House in
Ireland (Dingle: Brandon, 1991).

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18 La historia social y cultural de la casa

la casa imaginada de “Danielstown”, como si fuera una persona que “miraba fijamente”, le
temía al campo circundante y finalmente sufrió “la muerte” o “la ejecución”. Ella construye
una imagen de la casa, como un pintor puntillista, con una multitud de pequeños pincelazos.
Aprendemos que la casa tiene una “enorme fachada”, así como césped, dos canchas de tenis,
campos con vacas (separados del césped por una “cerca hundida”) y muchos árboles (hayas y
castaños) y arbustos. Está en un terreno alto y uno se aproxima a ella por avenidas inferiores y
superiores y se entra subiendo escalones en los cuales los residentes se sientan con frecuencia.
Por dentro está el techo alto que “todo el tiempo empequeñecía las figuras y los mue-
bles”, las pieles de animales en el suelo, y las habitaciones principales. “La cueva solitaria
del vestíbulo”, con “retratos que miran fijamente”; el comedor, con una “mesa enorme” y
un “grupo de retratos” colgados muy alto; y una biblioteca con “estanterías con llave”.
¿Por qué hay tantas novelas de este tipo? Vale la pena notar el número de nove-
las de casas grandes escritas por mujeres: Edith Wharton, Margaret Mitchell, Isabel
Allende, y en Irlanda Molly Keane, Jennifer Johnston y sobre todo Elizabeth Bowen. El
interés por la cultura material y la cultura doméstica no es exclusivamente femenino,
pero sigue siendo una especialidad de las mujeres.
Sin embargo, este punto no explica la geografía de las novelas. Fueron escritas en lugares
con tradiciones regionales fuertes -y con tradiciones de regionalismo-. También fueron escri-
tas en épocas de declive: en el sur de los Estados Unidos después de su derrota en la Guerra
Civil, en Brasil después del Sur, cuando las plantaciones de café tomaron el lugar del Noreste y
su azúcar; en Irlanda en una época donde el dominio de la case terrateniente (conocida como
Ascendancy o ascendiente) fue amenazada por el surgimiento de un movimiento por la inde-
pendencia y la república. Estas familias angloirlandesas que habían llegado al país en el siglo
XVII se veían a sí mismas como irlandesas y a los ingleses como extranjeros, tal como bien lo
ilustra la novela de Bowen. Otros irlandeses, por otro lado, las veían como inglesas. Yeats fue
excepcional al combinar su nacionalismo con un amor por estas casas extranjeras.
Las descripciones de las big houses generalmente expresaban nostalgia por el pasado.
Como lo ha escrito Joaquim Molas, Bearn es “l’elegia d’una classe social en desintegració:
l’aristocracia rural”. Los autores (Bowen, Waugh, Lins do Rego, etc.) fueron a menudo miem-
bros de las clases dirigentes, mientras que Yeats y Freyre estaban en las afueras del grupo.
La nostalgia expresada frecuentemente en las novelas y poemas está conectada a memorias
de destrucción reciente. The Last September de Bowen termina con la quema de tres casas. Las ca-
sas son un símbolo de las familias que viven en ellas y su quema o “ejecución” simboliza el fin de
su ascendencia y un rechazo de la sociedad patriarcal (Yeats describió el trato de una Ascendancy
family o familia de ascendencia hacia sus inquilinos como “benevolencia despótica”).
Por supuesto la destrucción de las grandes casas no estuvo limitada a Irlanda. El
escrito de Freyre, la Casa Grande e Senzala (1933), fue provocado por la destrucción de

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Peter Burke 19

la casa de su familia en Recife durante la revolución de 1930. En el caso del Príncipe de


Lampedusa, la pérdida de su palacio familiar en Palermo, bombardeada en 1943, fue
uno de los motivos para escribir Il Gattopardo.
La destrucción ha sido a menudo inspiración de los historiadores para reconstruir
en la imaginación “el mundo que hemos perdido”. Sin embargo, los usos de la historia,
especialmente la historia comparada, no se limitan a la nostalgia. Leer historia es como
un viaje y “el pasado es un país extranjero”, una frase que abre la novela de Hartley
The Go-Between. La historia comparada en particular amplía nuestra percepción de las
alternativas y por lo tanto enriquece nuestra imaginación. En el caso de la arquitectu-
ra, por ejemplo, muestra que a los problemas recurrentes se les han dado diferentes
soluciones en diferentes culturas o que han surgido problemas distintos.

Cronología
1929 Bowen, The Last September
1932 Lins, Menino do Engenho
1933 Freyre, Casa Grande
1936 Freyre, Sobrados
1936 Faulkner, Absalom, Absalon!
1936 Mitchell, Lo que el viento se llevó
1938 Cary, Castle Corner
1939 Versión cinematográfica de Lo que el viento se llevó
1945 Waugh, Brideshead Revisited
1949-62 Veríssimo, O tempo e o Vento
1953 L. P. Hartley, The Go-Between
1958 Lampedusa, Il Gattopardo
1963 Versión cinematográfica de Il Gattopardo por Visconti
1971 Versión cinematográfica de Go-Between
1972 Johnston, The Captains and the Kings
1981 Colgate, The Shooting Party
1981 Versión para televisión de Brideshead
1982 Allende, La casa de los espíritus
1985 Versión cinematográfica de Shooting Party
2001 Altman, Gosford Park

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20 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

Artículo recibido: 15 Bicicleta, circulación vial y espacio The Bicycle, Street Traffic, and Public
de enero de 2009; público en la Italia Fascista Space in Fascist Italy
aprobado: 23 de abril Resumen Abstract
de 2009; modificado: La bicicleta es prácticamente la misma desde While the bicycle has not changed much since the
24 de junio de 2009. fines de 1800, mientras alrededor de ella end of the nineteenth century, the world around it
cambiaron modas, costumbres, tecnologías, -fashion, customs, technology, ideology, material
ideologías, cultura material, sistemas políticos culture, political and economic systems- has
y económicos. La bicicleta estuvo presente en changed. The bicycle was a part of many aspects
muchos aspectos de la vida italiana por varios of Italian life (work, sports, politics, leisure) for
decenios (trabajo, deporte, política, tiempo various decades and its social meaning changed
libre) y su valor social se modificó con el paso over the years. This article analyzes the bicycle
del tiempo. Este trabajo analiza la bicicleta during the fascist dictatorship: the transformation
durante la dictadura fascista: la transformación of its social meaning and its relationship with
de su valor social y la relación con el espacio public space. It highlights the values, strategies of
público; evidencia valores, estrategias de poder, power, hierarchies, tensions, and contradictions
jerarquías, tensiones y contradicciones de la of the society and the regime, proposing a way to
sociedad y del régimen; y propone una llave de read them that is useful for understanding other
lectura útil para otros contextos y épocas contexts and eras.
Palabras c l av e Key Words
Italia, bicicleta, espacio público, fascismo. Italy, Bicycle, Public Space, Fascism.

Licenciado en Ciencias Políticas, Universidad Católica de Buenos Aires; “Laurea” en História


Contemporanea, Universidad de Bolonia, Italia. Estudiante de doctorado en Historia Moderna,
Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, España. Investigador (assegnista di
Carlos ricerca) en el Instituto Nazionale de Geofisica y Vulcanologia, sede de Bolonia, Italia. Sus
intereses investigativos son la “sismología histórica” italiana y mediterránea. Respecto a la
Héctor historia contemporánea, la historia social y cultural de la bicicleta, tiene múltiples relaciones
Caracciolo con distintas ramas de la historiografía actual: historia urbana, de la mujer, de las prácticas
cotidianas, de los movimientos sociales, de los medios de comunicación, además de tener
un fuerte lazo con la antropología histórica. En el pasado se ha ocupado de la historia de
la frontera territorial y mental, entre los gauchos y aborígenes del norte argentino. Entre
sus publiaciones recientes se encuentran: con Romano Camassi y Viviana Castelli, “Strong
Earthquakes in North-Western Africa in the Second Half of the 17th Century, AD: A Critical
Reappraisal of the Historical Evidence”, en Historical Seismology - Interdisciplinary Studies of
Past and Recent Earthquakes, ed. Julien Fréchet, Mustapha Meghraoui y Massimiliano Stucchi
(Berlin: Springer, 2008), 163-184; con Viviana Castelli, Paolo Galli y Romano Camassi, “The
1561 Earthquake(s) in Southern Italy: New Insights into a Complex Seismic Sequence”. Journal
of Earthquake Engineering 2:7 (September 2008): 1054-1077. caracciolo@bo.ingv.it

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 20-42
Carlos Héctor Caracciolo 21

Bicicleta, circulación vial y espacio


público en la Italia FascistaÏ

Ï Esta investigación es resultado del


trabajo sobre la historia social de
I ntroducción la bicicleta en Italia; tiene origen
Se podría pensar que la bicicleta no merece la atención de la en un interés personal nacido del
encuentro entre la lectura de fuentes
historia social y cultural. Se ha ya estudiado su evolución técnica, contemporáneas (en particular diarios,
su dimensión deportiva y hasta sus reflejos en la literatura, pero revistas, colecciones de fotografías,
memorias) y la conversación
son pocos los trabajos historiográficos que se han detenido a estu- informal con distintas personas que
diar su rol social1. Quizás la razón es que su presencia fue dada por testimoniaban la importancia que había
tenido la bicicleta (y que todavía tiene)
descontada en el paisaje social italiano, al punto de haberse vuelto en la vida cotidiana de los italianos.
casi invisible a los ojos del historiador. 1. Marco Fincardi, Primo Maggio reggiano
¿Cuáles serían los motivos para ocuparse de la historia de la (Reggio Emilia: Camere del Lavoro
territoriali di Reggio e Guastalla, 1990);
bicicleta en Italia? En primer lugar hay que detenerse sobre la im- Stefano Pivato, La bicicletta e il sole
portancia del estudio de un particular “objeto” para una disciplina dell’Avvenire (Firenze: Ponte alle Grazie,
1992); Daniele Marchesini, L’Italia del
humanística, en particular cuando ésta pretende definirse como giro d’Italia (Bologna: Il Mulino, 2003);
“social” y “cultural”. El punto de partida es considerar los objetos David Forgacs y Stephen Gundle,
Cultura di massa e società italiana:
de la vida cotidiana como “mediadores” entre los seres humanos. 1936-1954 (Bologna: Il Mulino, 2007),
Los objetos no responden solamente a exigencias de mera funcio- 36-40. Véase tambien el prefacio de
Alessandro Portelli a Grazia Prontera,
nalidad, sino que mujeres y hombres nos servimos de ellos para Una memoria interrotta (Lecce: Aramirè,
distinguirnos, para crear lazos, para perdernos en la multitud o 2004), 7-8.
para manifestar el status social, para expresar o para desarrollar la 2. Véase por ejemplo el libro ya clásico
personalidad. El modo que tenemos de adquirirlos y compartirlos, de Jean Baudrillard, Il sistema degli
oggetti (Milano: Bompiani, 2003) y
de usarlos y consumirlos, de producirlos y destruirlos refleja re- el de Eric Landowski y Gianfranco
laciones y valores sociales. Las jerarquías que establecemos entre Marrone, La società degli oggetti (Roma:
Meltemi, 2002). Véase también el
los objetos que nos rodean reflejan las jerarquías en que vivimos texto de Richard Grassby, “Material
inmersos. Se puede decir que los seres humanos no sólo vivimos Culture and Cultural History”, Journal
of Interdisciplinary History XXXV: 4
entre objetos, sino que, sobre todo, vivimos a través de los objetos2. (Spring 2005): 591-603 y el volumen de
Tim Dant, Material culture in the social
world (Buckingham-Philadelphia: Open
University Press, 1999).

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22 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

Como todos los objetos, la bicicleta necesita un espacio. En forma análoga al or-
den funcional y jerárquico que atribuimos a las cosas en el ambiente doméstico, en
las ciudades vienen asignados a las bicicletas (junto a los peatones, a otros medios de
locomoción, a vendedores ambulantes, etc.) espacios para circular y para estacionar.
Se trata de espacios compartidos, alternativos, autónomos o en competición según el
conjunto de fuerzas en juego que determinan la particular dinámica del poder en una
determinada sociedad.
En el caso particular de la bicicleta, tenemos que considerar que, más o menos como
la conocemos ahora, se trata del mismo objeto que comenzó a circular entre los años
ochenta y noventa del siglo XIX. En esos años se inventaron los neumáticos con cáma-
ra de aire desmontable y la rueda libre. Por lo demás, quedó casi inalterada mientras
alrededor de ella cambiaron radicalmente modas, costumbres, tecnologías, ideologías,
cultura material, sistemas políticos y económicos. Pero mientras el “objeto bicicleta”
se mantenía igual, su valor social sufría constantes cambios derivados de la transfor-
mación de la sociedad.
Se debe considerar también que la bicicleta se radicó en la sociedad italiana a tal
punto que el trabajo, el tiempo libre, la política (y la guerra), el deporte, la amistad y
las relaciones amorosas han tenido frecuentemente una bicicleta como compañera y
cómplice. Esto se debe, por un lado, a su carácter polivalente; por el otro, al hecho de
que la bicicleta, si bien es un objeto de uso cotidiano y normalmente “privado”, no es
un bien de carácter doméstico, sino que es fundamentalmente social, ya que general-
mente se la usa en el espacio público. Entre tantas manufacturas de la vida cotidiana
contemporánea, son pocas las que han tenido una vida relativamente larga y variada
como la bicicleta, y menos aún aquellas que pueden servir como “espía” para analizar
la historia contemporánea de los italianos.
Este trabajo se ocupará de tres aspectos particulares: el valor social de la bicicle-
ta, el orden y la disciplina del tráfico y la relación con el espacio público. Son tres
aspectos que están sutilmente relacionados. Por un lado, desde la última década del
siglo XIX en adelante, la bicicleta ha cambiado permanentemente su valor social: fue
deseada, imaginada, rechazada, despreciada, destruida y hasta elevada a símbolo. Por
el otro, la calle es el espacio donde cotidianamente la sociedad se manifiesta a sí mis-
ma: prioridades, lógicas, contradicciones, tensiones y jerarquías se expresan a través
de prácticas cotidianas, costumbres y códigos. En la Italia de los años veinte y treinta,
los de la dictadura fascista, millones de bicicletas y cientos de miles de automotores se
suman a la corriente vehicular en ciudades de estructura medieval y en una red poco
desarrollada de caminos y rutas de campaña: la competencia por ganarse un espacio
mayor de circulación se vuelve inevitable. En esta época la bicicleta es el medio de

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Carlos Héctor Caracciolo 23

transporte privado más difundido en Italia, y el análisis de su rol nos permite obser-
var dimensiones poco estudiadas del poder y de la sociedad. La bicicleta, como medio
de locomoción privado, encuentra su mejor metro de parangón con el automóvil. De
los medios de transporte públicos (en particular del tranvía) nos ocuparemos sólo en
forma marginal. La relación entre transporte público y privado merece un examen
detallado imposible de afrontar en esta ocasión.

1. L os orígenes de la bicicleta en I talia y el F ascismo


La actual bicicleta comenzó su historia alrededor del año 1885. Más segura que los
peligrosos biciclos y gracias a las mejoras técnicas introducidas en la última década del
siglo XIX, se transformó en una verdadera moda entre los jóvenes de familias ricas y
entre los sportmen. Ya entonces muchos entrevén su vocación popular, que se desarro-
llaría en los primeros decenios del siglo XX. Mientras tanto, en 1897, se aprueba una ley
nacional que impone una tasa de 10 liras a los poseedores de bicicletas y que deroga las
que algunos municipios habían impuesto en los años precedentes. Como contrapartida,
la ley garantiza a los ciclistas la libertad de circulación. En efecto, a causa de varios ac-
cidentes sucedidos en los años precedentes, muchas comunas habían adoptado medidas
que limitaban la circulación de biciclos y bicicletas. Las disposiciones tenían el objetivo
de proteger a los incautos peatones de los ciclistas que se desplazaban con una velocidad
y libertad de movimiento inéditas para la época. Por entonces, la calle no era sólo un es-
pacio de circulación, sino también de intercambio social y comercial. La distinción entre
acera y espacio para los vehículos no estaba aún claramente establecida, y las conversa-
ciones, juegos infantiles y paseos podían ocupar espacios variados. Los automóviles eran,
todavía, poco más que un experimento. Al inicio del siglo XX, de las 109.000 bicicletas
circulantes en toda la península, más del 80% se encontraban en las provincias del Norte,
concentradas en las grandes y medias ciudades de la llanura del río Pó: Milán, Turín,
Padua, Parma, Brescia y Bolonia3. Su difusión estaba condicionada por factores geográ-
ficos, económicos y de transitabilidad (número y cualidad de los caminos); pero además
existían condiciones subjetivas, como el decoro en el uso de la bicicleta.
En las dos primeras décadas del siglo el número de bicicletas creció considerable-
mente, excepto en los años del primer conflicto mundial. Cuando Italia entró en guerra,
en el año 1915, se contaban 1,27 millones; el año de la “Marcha sobre Roma” (1922)
eran ya 1,85. También el tráfico de vehículos motorizados creció
en forma significativa: llegaron a superar las 100.000 unidades, de
las cuales 41.035 eran automóviles, 23.263 camiones y 36.751 mo- 3. Luigi Vittorio Bertarelli, “Statistica
tocicletas; sin embargo, eran cifras lejanas a las alcanzadas por los Istruttiva”, Revista mensile del T.C.C.I.
(enero 1900): 8.
países europeos más avanzados . 4

4. Cfr. A. Ceriani, “Automobili, motocicli e


biciclette nel 1924”, Le vie d’Italia (enero
1926): 1-11.

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24 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

El aumento de la circulación acarreaba en las mayores ciudades italianas la necesi-


dad de una mayor racionalización del espacio público. En los años veinte, el espacio de
circulación, considerado todavía como un ambiente mixto de tránsito y socialización,
debió ser replanteado para adaptarlo a la nueva situación. El espacio para los peatones,
bicicletas y demás vehículos tenía que ser claramente fijado y se tenía que definir el
modo y los criterios para delimitarlo. Sin embargo, los automóviles y los otros vehícu-
los motorizados ya habían comenzado el progresivo proceso de ocupación del espacio
público, expulsando los vehículos “lentos” (a tracción animal o tirados a mano) ha-
cia las periferias y campañas. Los ciclistas sufrieron una presión similar, a pesar de
que su número aumentaba en forma sostenida y de que la bicicleta ya fuera el princi-
pal medio de transporte privado, usado generalmente por las clases populares en las
principales ciudades y en las campañas de la llanura padana. Hasta entonces la policía
municipal (vigili urbani) de las grandes ciudades se había ocupado de cuestiones decoro
público, higiene y seguridad, pero en esos años viene empeñada casi totalmente en la
regulación del tráfico urbano. En los años treinta el número de vehículos continuó au-
mentando. Al inicio de la Segunda Guerra mundial se calculaban más de cinco millones
de bicicletas y casi medio millón de automotores en disputa por el espacio público. La
consecuencia fue un alto número de incidentes y un estado general de indisciplina que
el régimen, hasta el final de su ciclo, no logró controlar.
Benito Mussolini, jefe (“duce”) del movimiento fascista y Primer Ministro después
de la “Marcha sobre Roma” (del 26 al 28 de octubre de 1922), no era indiferente a la
cuestión. Para afrontarla, a fines de 1923, aprobó una ley que reglamentaba la circu-
lación y en la cual se confiaba a la Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional (las
“camisas negras”), la seguridad vial. Puede mencionarse también la construcción de la
primera autopista que comunicaba Milán con las localidades turísticas de los Alpes5.
Eran medidas insuficientes para resolver los problemas del tráfico, siempre más in-
tenso e inseguro, con un sistema de calles y carreteras totalmente inadecuado. Desde
fines de 1925, con las llamadas leyes “fascistisimas” y “excepcionales”, que concedían
poderes legislativos al Jefe del Gobierno y abolían los partidos
políticos y la prensa de oposición, la dictadura consolidaba progre-
5. No se puede considerar la construcción
de la primera autopista como medida sivamente su poder y daba un paso más hacia el modelo totalitario
para mejorar el tráfico sin mencionar que perseguía. En estos años y en los sucesivos la nueva condición
los fuertes intereses económicos que
participaron en la decisión. Sobre este política comenzó a reflejarse en los modos en que se estaba orga-
tema véase Massimo Moraglio, Storia nizado, “produciendo”6, el espacio público de circulación. En 1928
delle prime autostrade italiane (1922-1943):
modernizzazione, affari e propaganda fue creada la Azienda Autonoma Strade Statali (AASS), ente que te-
(Torino: Trauben: 2007). nía el objetivo de agrandar y modernizar la red carretera nacional.
6. Tomamos prestado el término El mismo año se creó también la Milicia Vial (Milizia della Strada)
“producción” de Henri Lefebvre, La
produzione dello spazio (Milano: Moizzi,
1976).

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como rama especializada de las camisas negras y se aprobó un nue-


vo Código de circulación (Codice della Strada) que entró en vigor en
7. Los objetivos de la apertura de vías
febrero de 1929. Otro instrumento más bien radical para resolver en el corazón de la ciudades eran
el problema de la viabilidad fue la transformación misma de las mixtos: junto a la mejor circulación
se expresaban no menos importantes
ciudades, es decir, la destrucción de los centros medievales para en- objetivos sanitarios (demoler los
sanchar o abrir nuevas vías más adaptas a la moderna circulación7. insanos tugurios en que las clases
populares vivían, y a éstas transferirlas
En fin, otros instrumentos para lograr un mayor orden vial fueron, fuera del centro de la ciudad) y razones
como se verá después, excluir la circulación ciclista en las arterias estéticas: el régimen quería modernizar
la fachada de las ciudades y exaltar las
urbanas principales y privilegiar la circulación de automotores, glorias romanas y renacentistas. Cfr.
construyendo una importante red de carreteras que ignoraba en “Via Roma nuova. I lavori inizieranno
entro l’anno”, La Stampa, Turín, 14
forma casi absoluta (y excluyendo de hecho) la circulación ciclista. de febrero, 1928 y Antonio Cederna,
Mussolini urbanista: lo sventramento di
Roma negli anni del consenso (Roma-Bari:
2. L a competencia por el espacio público de circulación Laterza, 1979): 190-194.
A comienzos de 1928 los presidentes del Touring Club Italiano (TCI) 8. El TCI, fundado en 1894 como Touring
y de la Unione Velocipedistica Italiana (UVI) enviaron un memorial al Club Ciclistico Italiano, era la asociación
más activa y prestigiosa de Italia.
Ministro de Obras Públicas pidiendo que en la formulación de las L’UVI, fundada en 1884, era de carácter
prioridades del AASS se considerase en forma debida la movilidad estrictamente deportivo. Sobre
los primeros tiempos del Touring
ciclística8. Sintiéndose apoyados por las estadísticas, argumenta- Club Italiano véase: Daniele Bardelli,
ban que el aumento del número de automóviles no había causado L’Italia viaggia, (Roma: Bulzoni, 2004),
y en forma mucho más sintética y
una reducción de la cifra de ciclistas, y demostraban la inmensa panorámica Stefano Pivato, Il Touring
utilidad social que había asumido la bicicleta como medio de trans- Club Italiano (Bologna: Il Mulino, 2006).
porte privado. Su utilidad, afirmaban, era clara para cualquiera que 9. “Le sorti della bicicletta”, La bicicletta
observara la multitud de obreros pedaleando en las calles periféri- (febrero 1928): 19-20.

cas de Milán o los mercados de mano de obra de la llanura emiliana 10. Cesare Solari, “Analisi e regolazione del
traffico nella zona centrale di Milano”,
o romañola, adonde los peones a jornada llegaban en bicicleta con Milano (febrero 1932): 60.
la esperanza de un empleo. La conclusión del memorial era fácil de 11. Italo Vandone, “Strada e ciclismo”, Le
imaginar: se debía hacer espacio a las bicicletas, que transportaban vie d’Italia (mayo 1928): 371. En una foto
que acompaña el artículo de Vandone
un número mucho mayor de personas que todos los automotores se ve un grupo de trabajadores que
juntos9. De hecho, hasta en Milán, la ciudad más avanzada en mate- vuelve a sus casas en bicicleta con una
leyenda que alude a un argumento
ria de motorización, las estadísticas de la Comuna mostraban que cercano a la ideología fascista:
la circulación ciclística podía ser considerada a la par o mayor que “Terminada la jornada de trabajo, un
numeroso grupo de obreros se dirige
la de automóviles10. Desde el punto de vista técnico, Italo Vandone, hacia las casas lejanas diez, quince
experto de movilidad del TCI, había ya demostrado la incompati- kilómetros de la ciudad tentacular. La
bicicleta consiente a esta clase social
bilidad entre los distintos medios de locomoción y la necesidad de de resolver el problema del hogar
“hacer lugar” a los ciclistas con adecuadas “ciclovías”11. sin necesidad de buscar a caro precio
un modestísimo alojamiento a poca
Sin embargo, la opinión dominante respondía a la lógica del de- distancia del cotidiano trabajo: la
recho a la velocidad, y en los años veinte el símbolo de la velocidad bicicleta, contra la urbanización y por
la familia”. Sin embargo. no sirvió para
atraer la atención de los vértices del
poder sobre el tráfico ciclístico.

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26 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

era sin duda el automóvil. En esos años un experto identificaba la circulación moderna
con la del automotor y definía el objetivo de éste con la velocidad, a la cual “había que
secundarla en toda forma”; más aún, había que “permitir al automóvil de correr, por-
que ese es su objetivo, esa la razón por la cual vino al mundo”, y sostenía además que
el automovilista debía ser el “rey de la calle, rey respetado y no detestado, y también
algo temido (que no hace mal)”12. En el mismo período, desde las publicaciones del Real
Automóbil Club Italiano (RACI) se anunciaba el “crepúsculo de la bicicleta”: el ciclista era
sólo un “pobre paria de la calle, que usa la bicicleta porque sus medios no le permiten
comprar un automóvil”. La UVI respondía que en Italia, entonces y por mucho tiempo
todavía, la bicicleta había sido útil a la mayoría, y que si el ciclista se había convertido
en un paria de la calle, era porque los automovilistas no “admitían que la calle pudiese
servir también a otros”. Pero la UVI era consciente de que las autoridades marginaban
a los ciclistas, como se verificaba con las nuevas carreteras construidas en la provincia
de Milán sin ninguna ciclovía paralela, obligando a las bicicletas a compartir peligrosa-
mente el espacio con los automóviles y camiones13.
En este cuadro no se debe olvidar la presencia del duce. Como muestra Daniele
Marchesini, los gustos y el apoyo de Benito Mussolini se dirigían hacia los automóvi-
les; más aún, consideraba la motorización del proletariado como un medio eficaz para
desactivar su potencial revolucionario: un obrero dueño de un automóvil no puede
ser revolucionario14. Pero no se trataba sólo de la atracción del Jefe del Gobierno por
los automóviles, sino también de una actitud difícil de distinguir entre indiferencia
y desprecio por la bicicleta. Mussolini, líder deportivo por excelencia, que promovió
el deporte como medio de perfeccionamiento físico y moral de la raza, que se hacía
ver en distintos perfomances atléticos y que inauguró competencias deportivas de todo
tipo, no participó nunca en modo significativo en las ceremonias de partida o de llega-
da del Giro d‘Italia (la famosa carrera ciclística que cada año, desde 1909, atravesaba la
península). Además, son sólo tres las fotografías conocidas que retratan Mussolini en
bicicleta en su vida privada: una juvenil y otras dos con los hijos. Parecía que la imagen
de la bicicleta y del ciclismo pudieran “contradecir la voluntad de
modernización, de exaltación de la eficiencia, de rescate del país
12. Piero Gambarotta, “La velocità
de los atrasos históricos proclamados a alta voz por el fascismo. El
dell’automobile ha veramente bisogno ciclismo no era solo popular, sino también vulgar”15 y por conse-
di vittime?”, Avvenire d’Italia, Bolonia, 13
de septiembre, 1928.
cuencia, no apto a la estética del régimen.
La incompatibilidad de la circulación automovilística y ciclística
13. Cfr. “Il crepuscolo della bicicletta”, La
bicicletta (enero 1928): 30-31. se reflejaba en el creciente y alarmante número de accidentes pu-
14. Daniele Marchesini, Cuori e motori
blicados en las crónicas periodísticas. La seguridad vial se convirtió
(Bologna: Il Mulino, 2001): 116. en un argumento al orden del día para las autoridades de todos
15. Daniele Marchesini, L’Italia del giro,
100-101.

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los niveles. Según el estudio de A. Porrini, publicado en la revista de 16. A. Porrini, “Accidenti stradali e
circolazione”, Milano (mayo 1930): 195.
la Comuna de Milán, durante el 1929 fueron atropellados en dicha
ciudad 840 peatones: 412 por automovilistas, 208 por tranvías, 129 17. En esos mismos años el número de
personas embestidas por bicicletas
por carros y furgones, y 53 por bicicletas. Por entonces circulaban en pasó de 122 a 362, y por automotores
Milán alrededor de 11.500 automotores (automóviles públicos, pri- y motocicletas de 549 a 1106; cifras
elaboradas de los datos publicados en:
vados y autobuses) y no menos de 100.000 bicicletas16. El número de “Incidenti Stradali”, Milano: rivista del
accidentes continuó creciendo en los años siguientes y el número to- Comune. Parte II - Bollettino mensile di
Statistica (Enero 1935): 37.
tal de personas accidentadas aumentó en la capital lombarda de 1686
18. En 1.503 casos el choque fue con
en 1927 a 4102 en 193417. Respecto a las bicicletas, las cifras de 1933 automóviles, en 159 con tranvías, en
dicen que durante el año se verificaron 1.964 choques (sobre un total 136 con motocicletas, en 40 con carros
a tracción animal y 120 con otras
de 4.671) en los que vio envuelta una de éstas18. En cambio, las cifras bicicletas. Los peatones atropellados
nacionales para el primer semestre de 1934 indicaban 1.238 cho- por automóviles y bicicletas fueron
respectivamente 1.012 y 342. Carlo
ques entre automóviles, 3.748 personas embestidas por automóviles, Sartorio, “La statistica degli incidenti
2.727 choques entre automotores y bicicletas; en el mismo período se stradali a Milano e sue risultanze
nell’anno 1933”, Milano (marzo 1934):
contaban, en cambio, 315 choques entre bicicletas y 1.323 personas 116-124.
embestidas por ciclistas19. Ese mismo año los automotores circulan-
19. Italo Vandone, “Gli infortuni stradali in
tes no llegaban a 320.000, mientras el número de bicicletas superaba Italia”, Le Vie d’Italia (marzo 1935): 235.
los 3,5 millones20. A pesar de las cifras, que absolvían a los ciclistas, 20. Luigi Gazzaniga, “Il Giubileo della
éstos no podían liberarse de la mala fama de peligrosos indiscipli- bicicleta”, Le vie d’Italia (julio 1935):
546 y “La consistenza del patrimonio
nados y comenzaron a ser llamados “mosquitos de la calle”. Si bien automobilistico nazionale”, Le vie
eran junto con los peatones los que más riesgo corrían, continuaron d’Italia, diciembre (1935): 383.
siendo señalados como los mayores responsables de las tragedias 21. C. D. (Cesare Dorici), “Disciplina
stradale”, Il Politecnico, septiembre
viales. Según Il Politecnico, prestigiosa revista de ciencia y tecnología, (1934): 317. Juicio similar se encuentra
los ciclistas eran los principales responsables de la inseguridad vial, en Domenico R. Peretti-Griva,
Le responsabilità civili attinenti alla
porque “no respetan ninguno de sus deberes, y […] casi siempre son circolazione dei veicoli, (Torino: Arduini,
la causa principal de accidentes graves y mortales”21. El Corriere della 1928): 13.
Sera lanzaba campañas contra la indisciplina en las calles imputan- 22. Véanse las páginas de crónica local
do a peatones, automovilistas y ciclistas la responsabilidad del gran del Corriere della Sera, Milán: del 13
y 14 febrero, 5 marzo, 4 y 30 abril,
número de accidentes, pero contra aquéllos últimos las campañas de 4 y 17 mayo, etc. Hacia el final de la
opinión tenían otro tono, al menos por el uso de la fotografía, no muy década, la seguridad vial continuó
siendo un argumento preocupante. En
común todavía en esos años22. Campañas periodísticas y medidas 1938, se calculaba que el número de
gubernativas deben ser leídas en el contexto de la desvalorización accidentados por cada 1.000 habitantes
era en Florencia, Roma y Milán
social que la bicicleta había sufrido en los años anteriores. respectivamente de 3,97, 3,96 y 3,64: Cfr.
Traffico stradale ed incidenti. Opúsculo
conservado en el Archivo de la Comuna
3. E l valor social de la bicicleta de Bolonia (ACBo): Serie X (Polizia
Un famoso film italiano de esos años, “Gli uomini, che mas- Municipale), Rubr. 1 (Strade), Sezione 1
(Polizia), 1940.
calzoni” (1932)23, resume eficazmente el valor de la bicicleta en
23. Camerini, Mario (dir.), Gli uomini, che
mascalzoni (Italia, 1932) [repr. dvd:
Ripley’s Home Video, 2004].

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28 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

la vida cotidiana y su posición dicotómica con el automóvil. El protagonista, Bruno


(Vittorio De Sica, el futuro director de Ladri di biciclette), chofer-mecánico, se enamo-
ra de la bella Mariuccia (Lia Franca), empleada en una perfumería de moda, apenas la
ve en un quiosco de periódicos. Ella sube al tranvía (vehículo considerado decoroso)
y él la sigue en bicicleta. En la escena sucesiva las amigas/colegas de la protagonista
se burlan del enamorado porque se presenta en bicicleta. Entonces el joven De Sica
“toma prestado” el automóvil de su jefe para impresionar a Mariuccia. Mientras los
dos protagonistas encuentran juntos la felicidad, aceptando la propia condición so-
cial, en la humilde bicicleta se sintetiza el resultado del proceso histórico que ésta
había sufrido en los años pasados.
A fines del siglo XIX la bicicleta era un objeto de lujo exclusivo de las clases pu-
dientes. Su status se manifestaba a través de los lugares prestigiosos donde se vendía,
de los indumentos particulares que se usaban para pedalear y en las fotos que la re-
trataban junto a los orgullosos poseedores. Pero con el correr de los años este cuadro
se modificó. En 1921 el Ministerio de finanzas podía todavía pensarla como objeto de
lujo, pero cuando en 1926 se decidió abolir el impuesto que pesaba sobre las bicicle-
tas desde hacía casi tres décadas, el motivo explícito fue el de promoverlas entre los
sectores populares, en particular en el sur de la península, como medio de transporte
barato24. De hecho, el número de bicicletas en circulación era siempre creciente, pero
habían perdido la connotación de modernidad que las había distinguido en pasado.
Se comenzaba a hablar de su crisis y de su inevitable desaparición, superadas por los
automotores. Sus defensores eran definidos “enemigos de la moda” e “irreducibles
conservadores” y se llegó a afirmar que el ciclismo era “un deporte menor” que ejerci-
taba sólo las piernas, mientras que el automovilismo tenía un “alto
valor terapéutico” porque era eficaz para los nerviosos, apáticos,
24. Cfr. el discurso del ministro Volpi, anémicos y toxicólogos”25. Incluso importantes estudiosos de urba-
durante la conversión en ley del DL
nística preferían ignorar las estadísticas y la experiencia cotidiana
20/9/1926 n. 1643. Atti parlamentari/
Camera dei deputati-Legislatura e imaginaban que la motorización de las ciudades italianas era una
XXV (Roma: Tip. Della Camara dei
cuestión de poquísimos años26. Por este motivo era inútil ocuparse
deputati, 1926).
de la bicicleta, considerada anticuada y destinada a desaparecer.
25. Guido Giardini, “La gioia della
bicicletta”, Lo sport fascista (novembre En realidad no se trataba sólo de una cuestión de tecnología, sino
1928): 50; Mario Musella, “Significato principalmente de status social. La bicicleta estaba ya identificada
dello Sport”, Lo Sport Fascista (enero
1930): 8. con los sectores populares, y para las clases altas (y para aquellos
26. Cesare Chiodi, “Lo studio dei problemi
que querían imitarlas) se había vuelto poco “decoroso”, es decir,
del traffico stradale urbano”, Il poco adecuado a la propia condición social, mostrarse en bicicleta.
Politecnico (noviembre 1930): 665-677
y A. Riparbelli, “Problemi tecnici ed
Así lo confesaba un abogado de Génova, el cual decidió no usar más
economici del traffico automobilistico la bicicleta en ciudad para no ser visto por sus clientes, y se decía
in rapporto anche con gli altri mezzi
di trasporto”, Il Politecnico (junio 1931):
346-357.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 20-42
Carlos Héctor Caracciolo 29

que los empleados romanos preferían viajar en tranvías repletos antes que usar la bici-
cleta y ser confundidos con conserjes27. La pequeña-media burguesía mostraba su deseo
de distinguirse respecto a la clase obrera al no participar a las excursiones en bicicleta
organizadas por la Opera Nazionale Dopolavoro (OND), en las cuales intervenían un buen
número jóvenes obreros28. En síntesis, por un lado, los burgueses abandonaron la bici-
cleta apenas advirtieron que se estaba convirtiendo en un objeto común y que no servía
más para distinguirlos del pueblo. Por el otro, la bicicleta se convirtió en un “deporte
utilitario de masa”, como la definió un conocido periodista deportivo de entonces29.

4. S eguridad vial y ciclovías


Las medidas tomadas por el gobierno fascista para aumentar la seguridad vial se li-
mitaron a cambios en las normas de circulación y en esporádicos esfuerzos por hacerlas
respetar. En el caso específico de los ciclistas, se trató de mejorar su visibilidad noctur-
na. Se introdujo la obligación de usar, además del faro delantero, un retro-reflector rojo
sobre el guardabarros posterior. Pero para la mayor parte de los ciclistas, los cuales a du-
ras penas podían adquirir la bicicleta, la medida significaba un gasto más. De hecho, en
1930 el TCI impulsó una campaña para proveer a los ciclistas de retro-reflectores gratis,
invitando a las grandes empresas industriales a hacer lo mismo con los propios depen-
dientes. En 1935 se quiso reemplazar el retro-reflector con un faro posterior obligatorio,
para hacer aumentar todavía más la visibilidad. La medida determinó la gradual des-
aparición de los retro-reflectores sin que fuesen reemplazados por los faros eléctricos,
todavía más caros que los primeros. En 1939 se volvió al retro-re-
flector rojo y se hizo obligatorio pintar de blanco el guardabarros
posterior (siempre para aumentar su visibilidad). También esta vez 27. Cfr. “Cicloturismo nelle vacanze”, Le Vie
d’Italia (julio1939): 997-998.
el TCI se vio empeñado en una campaña para pintar en forma gra-
28. Cfr. “Cicloturismo nelle vacanze”: 998.
tuita los guardafangos y de nuevo invitó a las empresas industriales La OND era la organización fundada
a hacer lo mismo30. Sin embargo, para el TCI era claro que no bas- en 1925 para gestar y controlar las
actividades del “tiempo libre” de los
taba una mejor señalización de las bicicletas. De hecho, el tema de trabajadores. Sobre este argumento
la seguridad de los ciclistas había sido ya tratado por expertos en véase Victoria De Grazia, Consenso e
cultura di massa nell’Italia fascista. (Roma-
los años anteriores. Una de las conclusiones de la IV Conferencia Bari: Laterza, 1981).
organizada en 1933 por el RACI para tratar de los problemas de la
29. Guido Giardini, “La vittoria della
circulación, con participación de los principales expertos y autori- bicicletta”, Il Littoriale, Roma, 2 de
dades de alto nivel, recomendaba vivamente la implementación de marzo, 1929.

ciclovías en las zonas periféricas de las ciudades; pero para garan- 30. Cfr. “Echi della Settimana del
parafango bianco”, Le vie d’Italia (Junio
tizar el buen resultado aclaraba “que tenían que ser construidas y 1939): 708.
conservadas en modo de representar un privilegio y no una imposi-
31. Quarta conferenza per l’unificazione delle
ción” para los ciclistas31. En 1938, Italo Bonardi, activo miembro del norme e dei segnali per la circolazione
urbana, Ordini del giorno approvati dalla
Conferenza, Genova 26-29 giugno 1930-XI.
(s.l.: s.n., 1933?), [2].

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30 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

TCI y diputado, en un discurso parlamentario llamó la atención sobre la grave situa-


ción de la seguridad de la circulación ciclística, subrayando que la causa tenía una raíz
en la estructura del espacio vial. Después de constatar el aumento de los accidentes
donde había sido implicada alguna bicicleta y de admitir que la indisciplina podía ser
parte de la causa, sostenía que se trataba “de un problema de espacio, de circulación,
de visibilidad”. La solución propuesta por Bonardi era “liberar los automovilistas de
los ciclistas y los ciclistas de los automovilistas” a través de ciclovías. Pero además
sostenía que más que lamentarse de la bicicleta, que servía a millones de trabajadores,
había que “tutelarla y protegerla”, y recordaba que los ciclistas contribuían al tesoro
público con casi 50 millones de liras32. Sin embargo, esgrimía un argumento de corte
democrático-burgués, de poco peso en el régimen fascista, donde los intereses indivi-
duales tenían que subordinarse a los del Estado. En cambio, los derechos del individuo
en cuanto contribuyente constituían la fuerza de los ciclistas en los Países Bajos, donde
habían obteniendo una par consideración con los automovilistas y la construcción de
un red ciclística capilar33.
No había duda de que entre la multitud de ciclistas, en particular entre los jóve-
nes, la indisciplina no faltaba. Eran acusados de hacerse llevar agarrados a algún otro
vehículo, de filtrarse por todas partes en el tráfico, de transportar objetos demasiado
voluminosos, etc. El Código Vial de 1929 reservaba a las bicicletas sólo cuatro artículos;
en éstos se prohibía por ejemplo, la formación de “grupos que puedan obstaculizar la
circulación” (art. 53). Esta norma, en los Reglamentos de la Comunas venía interpreta-
da en el sentido que los ciclistas debían pedalear en “fila india”, en el margen derecho
de la calle o de la carretera. Asimismo se prohibía a los ciclistas circular sobre las aceras
reservadas a los peatones, pudiendo sólo usar la ciclovías, que eran casi inexistentes
y en mal estado34. En síntesis, la mayor parte de los usuarios de las calles y carreteras
tenía que conformarse con circular junto a los automovilistas, pero ocupando el menor
espacio posible para no obstaculizar a los automotores. Además,
esta disposición era entonces difícilmente factible: las carreteras
eran poco usadas por los vehículos privados, mientras en las horas
32. “Ciclo-moto- turismo. Banchine
ciclistiche e segnalazione posteriore de mayor circulación se formaban densos grupos de ciclistas que
delle biciclette”, Le Vie d’Italia, (febrero iban o volvían de sus trabajos, aprovechando el momento para con-
1938): 641-642; Italo Bonardi, “Ciclo-
moto- turismo. Le banchine ciclistiche”, versar. Imponerles largas filas indias, haciendo más lento el viaje y
Le Vie d’Italia (enero 1938): 9-13. volviendo imposible las charlas entre los compañeros de camino,
33. Anne-Katrine Ebert, “Cycling towards era un instrumento de disciplina social poco practicable.
the Nation: The use of the bicycle in
Germany and the Nedherlands, 1880- Quizás la construcción de ciclovías no habría resuelto totalmente
1940”, European Review of History 11: 3 el problema del tráfico ciclístico, pero su análisis sirve para observar
(2004): 363.
cómo fueron consideradas las necesidades de millones de campesinos,
34. “I ciclisti e la disciplina stradale”,
Corriere della Sera, Milán, 20 de
septiembre, 1930.

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obreros, artesanos y amas de casas que usaban la bicicleta como medio de locomoción. A pe-
sar de los repetidos reclamos del TCI y la UVI y a veces de la misma prensa cotidiana, y de la
disponibilidad de conocimientos teóricos y técnicos35, no existió la voluntad de sostener en
algún modo este tipo de “usuario” del espacio público. La construcción de ciclovías (como se
habían construido o se estaban construyendo en otros países europeos36) no fue efectuada
sino en modo absolutamente marginal. Se tuvieron que esperar algunos años para que la si-
tuación cambiara y se comenzara a programar y construir alguna red ciclística (insuficiente
y en retardo), pero los tiempos y la situación política eran ya totalmente distintos.
En 1938, en la provincia de Brescia, donde circulaba una bicicleta por cada seis ha-
bitantes, se construyó una ciclovía en el valle Sabbia, transitado por los trabajadores de
las minas de hierro y de las plantaciones de algodón de la zona. El mismo año se pro-
yectaron algunos kilómetros de ciclovías en las provincias de Pavía,
Monza, Cremona, Ferrara, Bolonia y Plasencia en el norte de la pe-
35. Cfr. Bruno Bolis, Strade e vie in rapporto
nínsula, y entre Roma y la localidad turística de Ostia. En el 1940, ya alle esigenze moderne (Milano: Libreria
en período bélico, la provincia de Turín (centro industrial de primer Editrice Politecnica, 1938): 14. Y
también: “Le vittime della circolazione
orden, donde los establecimientos de la FIAT casi monopolizaban la stradale”, Avvenire d’Italia, Bolonia, 20
vida económica) se proyectó una red de ciclovías que debían confluir de junio, 1930; “Nuovi trasporti, nuove
strade”, Corriere della Sera, Milán, 3 de
hacia la capital piamontesa desde algunos pueblos de los alrededores. marzo 1936. El mismo RACI, aunque
En 1942 la Comuna de Milán comenzó las pruebas para la construc- lamentando “el estado de anarquía en
que se pedalea en la ciudad y en las
ción de ciclovías. Eran iniciativas insuficientes y tardías. Sólo de afueras”, admite que las “carreteras
alguna sabemos que fue efectivamente finalizada (Torino-Beinasco de las periferias no tienen banquinas
reservadas a los ciclistas; y donde
y quizás Roma-Ostia). De otras quedó sólo el papeleo burocrático. Es la hay, es demasiado angosta, mal
difícil saber en qué medida respondían a las necesidades de las cla- conservada y llena de barro, de tal
modo que al ciclista se lo induce a
ses populares y cuánto a las prioridades de la política “autárquica” de abandonarla para usar la carretera”:
ahorro de petróleo37. Cierto es que una atención muy distinta había “L’indisciplina e le altre cause delle
sciagure stradali”, Corriere della Sera,
sido reservada a los ciclistas en los años anteriores. No sólo habían Milán, 20 de agosto, 1935.
sido ignorados, sino que se adoptaron medidas concretas para limitar
36. En particular en Alemania: Cfr.
o excluirlos del centro de las ciudades. “Quindici milioni di ciclisti avranno una
propria rete stradale in Germania”, Le
Vie d’Italia, diciembre (1934): 466.
5. L a bicicleta en las ciudades
37. La política económica autarquía del
En 1928 se prohibió la circulación ciclística, durante las horas del régimen comenzó ya en los años 20,
día, en las principales calles de Florencia. Con el mismo Reglamento pero inició oficialmente en 1936,
como respuesta a las sanciones
de circulación, a los automovilistas se les prohibía parar o estacio- internacionales provocadas por la
nar en esas calles, mientras se abrían las plazas para el aparcamiento invasión de Etiopía el año anterior.
de los automóviles. Se declaraba además que el estacionamiento del 38. Decreti-legge disciplinanti la circolazione di
automóvil era permitido en las cercanías de los teatros mientras se tutti i veicoli sulle strade ed aree pubbliche:
contributo di manutenzione stradale sui
esperaba el final de los espectáculos38, dando una idea clara de cuál veicoli a trazione animale e sulle biciclette
nella provincia di Firenze : norme per il
transito dei veicoli nella citta di Firenze
(Firenze: Tip. Giuntina, 1928): 9.

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 20-42
32 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

era la categoría de “usuario” del espacio público que contaba más al


39. La norma comprendía también las momento de las decisiones de policía vial39. Parece que fueron Roma
motocicletas. Pero según los datos de
1926, en toda la provincia de Florencia y Florencia las primeras ciudades a tomar este tipo de medidas, imi-
existían sólo 1.810 y casi todas con una tadas después en el resto de la península40. Cuando en Palermo se
potencia entre 1 e 10 HP; las restantes
entre 10 y 15 HP. El número total de impusieron medidas análogas, un diario local afirmó que habían pro-
bicicletas era de 81.861. “Statistica delle vocado el traslado del tráfico ciclístico hacia las calles secundarias,
automobili, motocicli, biciclette nel
1926”, Le Vie d’Italia (julio 1927): 855. estrechas y llenas de gente, aumentando los peligros para la circula-
ción. Para el TCI, dichas medidas habrían comportado, de hecho, la
40. Los ciclistas de Milán fueron los
menos afectados. Parece que en 1928 imposibilidad de usar la bicicleta en todo el centro de la ciudad41. En
se trató, sin éxito, de cerrar el centro Bolonia la primera prohibición de circulación de bicicletas fue im-
de la ciudad a las bicicletas en las horas
diurnas: Cfr. “Circolazione stradale puesta en 1932, extendida a otras calles dos años después. La norma
e sportelli esattoriali”, Corriere della del año 1934 aclaraba cuál era la jerarquía entre los vehículos decidi-
Sera, Milán, 7 de junio 1928. Años
después, en el 1935, el Corriere della Sera da por la administración de la Comuna:
afirmaba que este tipo de medida era “Considerando el creciente aumento de la circulación, se hace
aceptada por un sector considerable de
la sociedad. De la misma opinión era necesario extender la medida también a otras calles centrales
il vice-podestà, que sostenía que para en las cuales, especialmente en ciertas horas del día, la circu-
aligerar la circulación se debía excluir
a los ciclistas de las calles saturadas de lación de bicicletas constituye un grave obstáculo al tránsito de
tráfico: cfr. “Il contributo dei ciclisti alla los otros vehículos y un peligro para los peatones”42.
disciplina stradale”, Corriere della Sera,
Milán, 5 de marzo, 1935 y “La disciplina
della circolazione nel pensiero del Los “otros” vehículos eran principalmente los automóviles. En
vicepodestà Pini”, Corriere della Sera,
Milán, 10 de septiembre, 1935. En las páginas del diario local fue publicada la carta de un lector que se
1932 se cerró el tráfico ciclístico en preguntaba cuál era el sentido de prohibir la circulación de bicicle-
una importante calle que conduce a
la catedral. La oposición del TCI y el tas mientras los peatones estaban obligados a caminar pegados a los
temor de provocar malestar entre los edificios para no ser embestidos por los automóviles. La respuesta
trabajadores quizás evitaron medidas
más drásticas. del diario dejaba entender cuál era la jerarquía que regía el tráfico
41. “Disciplina della circolazione stradale”, ciudadano: “Visto que no se puede prohibir el tráfico de vehículos [a
L’Ora, Palermo, 5-6 de marzo, 1934; “La motor] […] se trata de moderar y ordenar su furia”43. La perplejidad
circolazione dei ciclisti nelle grandi
città”, Le Vie d’Italia (mayo 1934): 180. provocada por estas normas se reflejaba también en las cartas que
42. El bando lleva la fecha del 20 de
llegaban a las oficinas comunales para pedir parciales excepciones
noviembre 1934 y se conserva en el al reglamento o simplemente su anulación. Estos pedidos, enviados
ACBo: Serie X (Polizia Municipale), Rubr.
1 (Strade), Sezione 1 (Polizia), 1934.
por personas privadas o incluso por entes de la estructura de poder
del régimen, como la Asociación Fascista de Ferroviarios y la análo-
43. “Il Parere degli altri. Il traffico di via
d’Azeglio”, Resto del Carlino, Bolonia, 27 ga de Comerciantes, encontraban siempre una respuesta negativa.
de junio, 1934. Además de Roma, Florencia, Palermo y Bolonia, las limitaciones a la
44. Enrico Caporali, Enrico, “Ciclo-moto- circulación ciclística se impusieron también en otras ciudades im-
turismo. Ancora della tecnica del
cicloturismo”, Le Vie d’Italia, (enero
portantes como Turín y Parma, sin contar muchos otros “modestos
1937): 34. Las cartas mencionadas se pueblitos”, para usar los términos del TCI44.
encuentran en ACBo, Serie X (Polizia
Municipale), Rubr. 1 (Strade), Sezione 1
(Polizia), 1935.

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Carlos Héctor Caracciolo 33

Las razones explícitas para imponer este procedimiento eran al menos tres: me-
jorar el flujo automovilístico, aumentar la seguridad de los ciclistas (sic) y castigar la
indisciplina de éstos, invocadas en distinta proporción según el caso. La mejor circu-
lación era un motivo general, muy claro en la citada disposición de Bolonia, en Milán
y Florencia45. La seguridad de los ciclistas fue mencionada por el Corriere della Sera, una
vez aplicada la restricción en Milán. El objetivo punitivo era claro en el diario romano
Il Messaggero y se deduce también de las páginas del mensual del TCI cuando critica la
medida en la ciudad de Palermo.
“Ciertamente una medida tan severa logrará en modo fácil el objetivo de impedir la
violación de las normas de circulación y los atentados a la pública seguridad de parte
de los ciclistas de Palermo: pero es lícito preguntarse si esta tutela de los reglamentos
y de los derechos ajenos no pueda realizarse en forma igualmente eficaz aumentan-
do la vigilancia, en vez de recurrir con medidas extremas perjudiciales para muchos
legítimos intereses”46.

Cualesquiera que hayan sido las razones expresadas, resulta claro que la limitación
de la circulación impuesta a los ciclistas sancionaba un aspecto relevante del orden y
de las jerarquías que debían regir el uso del espacio público ciudadano. En la compe-
tencia por la ocupación del espacio urbano las bicicletas (y en consecuencia los grupos
sociales identificadas a ella) resultaban vencidas. En cambio, la tendencia de hacer de
los automóviles los principales (sino los únicos) usuarios de las vías centrales se volvía
hegemónica. De este modo, la jerarquía creada entre los objetos se reflejaba en el espa-
cio socialmente “producido”. El duro enfrentamiento político entre las clases obrera y
burguesa que marcó los años sucesivos a la Primera Guerra mundial, con el resultado
del surgimiento del régimen fascista y de la derrota de los partidos populares, encon-
traba expresión años después, en un nivel aparentemente apolítico, en la jerarquía
establecida entre objetos (bicicletas y automóviles) y en la correspondiente organiza-
ción del espacio público.
No se debe olvidar que las limitaciones a la circulación de las bicicletas, impuestas
a fines del siglo XIX, tenían el objetivo de proteger las categorías más débiles respecto
al uso de un objeto considerado peligroso. En cambio, las limitaciones a la circulación
ciclística durante el período fascista penalizaban las clases social y políticamente más
débiles, privilegiando a los potentes. Los automóviles eran símbolo de riqueza, progre-
so y modernidad, por eso a ellos correspondía el centro de la escena;
pero además su triunfo representaba la definitiva afirmación de la
burguesía como clase dirigente culturalmente hegemónica. Esta 45. “Onoriamo la bicicletta”, La Nazione,
misma tendencia era común a los otros países occidentales, pero en Florencia, 5 de septiembre, 1939.

46. “La circolazione dei ciclisti nelle grandi


città”, 180.

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34 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

éstos la difusión de los automóviles había alcanzado al menos parte de la clase media,
como en Francia e Inglaterra. En los Países Bajos y en Alemania se habían construido
vastas redes ciclísticas, aunque con modalidades distintas. En los Países Bajos el uso de
la bicicleta era transversal en la sociedad, mientras que en Alemania había asumido un
carácter de clase, es decir, obrero y campesino. En los Países Bajos la red ciclística fue
realizada “democráticamente” a través de un proceso de negociación que empeñaba
la asociación ciclística nacional en la organización y “producción” del espacio público.
En la Alemania autoritaria la red ciclística fue construida para liberar de las molestas
bicicletas las carreteras, reino de los automovilistas47.

6. B icicleta , consumo y pobreza


Italia estaba lejos de la meta de la motorización masiva y sufría las contradicciones del
régimen fascista. Mussolini, por un lado, había concedido ayudas fiscales para estimular la
adquisición de automóviles y había impulsado la producción de modelos baratos, como el
Fiat 508, “Balilla”. Por otro lado, la política económica fascista había favorecido las ganan-
cias del capital disminuyendo los salarios, obstaculizando de este modo el acceso masivo
al mercado interno de bienes de consumo y alejando la economía italiana de los niveles de
consumo de los países democráticos. Amplios sectores de la población fueron incorpora-
dos durante los años 30 a la cultura de masa, pero la sociedad italiana no entró de lleno en
una economía de consumo de masa hasta el “milagro económico” de los años cincuenta y
sesenta48. En las dos décadas de poder fascista el porcentaje de las entradas que cubrían las
necesidades primarias de las familias pasó del 90% al 85%49. Parte de los puntos ganados
contribuyeron a la incorporación de los italianos en el consumo cultural de masa (novelas
baratas, revistas, cine), que los hicieron entrar en la esfera de los deseos de las sociedades
opulentas, pero sin llegar a satisfacerlos porque la capacidad de consumo seguía sien-
do relativamente baja. La bicicleta fue uno de los pocos bienes de la
sociedad industrializada que, por su carácter “utilitario”, entró en la
47. Anne-Katrine Ebert, “Cycling towards”, vida cotidiana de los sectores populares antes de la inserción de éstos
363.
en la sociedad de consumo. Sin embargo, se trataba igualmente de un
48. David Forgacs y Stephen Gundle, bien económicamente costoso para los bolsillos de los trabajadores y
Cultura di massa, 379. Véase también
Victoria De Grazia, Consenso e cultura, al cual no todos podían acceder. En las zonas más pobres de Italia la
175-190 y 261-283. bicicleta no alcanzó una difusión de masa. En la llanura friulana podía
49. Marino Livolsi, “Consumi e vita ser parte de la dote de una joven esposa. La bicicleta era tratada y con-
quotidiana”, en Guida all’Italia
Contemporanea 1861-1997 vol. IV, eds.
servada con cuidado. Durante la noche se la dejaba dentro de las no
Massimo Firpo-Nicola Tranfaglia amplias habitaciones obreras, al seguro de los robos, los cuales tenían
(Milano: Garzanti, 1998), 87-103.
Maurizio Bettini, “I salari nel settore
siempre un espacio en las crónicas periodísticas locales. En estos años
industriale in Italia: quadro normativo la bicicleta tenía una doble caracterización: era popular y valiosa.
e fonti statistiche”, en Storia d’Italia
nel secolo ventesimo-Strumenti e fonti: I
Elementi strutturali, ed. Claudio Pavone
(Roma: Ministero per i beni e le attività
culturali-Dipartimento per i beni
archivistici e librari, 2006), 507-546. historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 20-42
Carlos Héctor Caracciolo 35

La impotencia del régimen para motorizar el país (y para aumentar el nivel de


consumo de las clases populares) era enmascarada con la imagen de una Italia po-
pular que gozaba de los beneficios del progreso, dinámica, que viajaba a través del
“Dopolavoro” (OND). Si bien algunas excursiones organizadas por la OND contaban con
la participación de trabajadores que se movilizaban en bicicleta, la publicidad y el én-
fasis periodístico eran dados a los viajes en tren o autobús. Desde este punto de vista,
los medios de transporte públicos pueden ser vistos como objetos en que se resolvía
la dicotomía bicicleta/automóvil. En otras palabras, a través de los trenes y autobuses
organizados por la OND se trataba de amalgamar fragmentos de una sociedad que en
muchos otros aspectos estaba fuertemente dividida50. En una Italia pobre, más allá de
las proclamas de Mussolini, la bicicleta y el automóvil eran símbolos de las diferencias
económicas que distinguían la sociedad. En cierto grado los propietarios de automóvi-
les eran los mismos que se habían apoderado del Estado o que sacaban provecho de él.
La ocupación del espacio central de la escena, a nivel político y urbano, correspondía
al más fuerte. A quien tenía que “pedalear para vivir”, es decir, a un número creciente
de obreros, campesinos y en general a los grupos sociales más débiles ya excluidos o
marginados del poder político, quedaban las periferias de las ciudades, la campaña y,
a nivel de circulación, el extremo margen derecho de las calles secundarias. Se trataba
de la misma lógica que había empujado las familias obreras que habitaban los cascos
históricos, hacia los barrios populares construidos en las periferias.

7. L a revancha de la bicicleta
A pesar de que pueda parecer exagerado hablar de “resistencia
a baja intensidad” por parte de los ciclistas, algunas formas de “in-
disciplina” manifestaban una no aceptación de la distribución del 50. La radio, otro objeto clave de
la sociedad de consumo y de la
espacio público sancionada por el poder. La más común era la de “modernización fascista”, no era
circular en la mitad de la carretera obstaculizando el paso de los común en las casas italianas respecto a
otros países europeos. Pero también en
automóviles. Pero existían otros gestos más significativos. En el ve- este caso el régimen trata de suplantar
rano de 1937 se repitieron las denuncias que señalaban la presencia las deficiencias económicas con las
estructuras de la OND. Cfr. Victoria De
de grupos de ciclistas en la autopista Milán-Turín y en la Milán- Grazia, Consenso e cultura, 180.
Brescia-Bergamo, quienes la usaban para dirigirse a sus trabajos51. 51. “[…] en algunas horas y en algunos
También se destaca la presencia de vendedores ambulantes, que tramos, estos intrusos se han vuelto
asiduas y puntuales presencias y se
detenían los automóviles de turistas para venderles flores. La auto- sirven de la autopista para ir al trabajo
pista, es decir, el espacio creado para uso exclusivo de los vehículos o al mercado o para volver a sus casas”,
“Le autostrade: il guaio delle periodiche
motorizados, era sistemáticamente violada por ciclistas y peato- infiltrazioni di estranei”, Corriere della
nes. El fenómeno se verificaba en mayor o menor grado en todas Sera, Milán, 2 de noviembre, 1937
(edición de la tarde).
las autopistas, pero en algunas se manifestaba en forma continua52.
52. “I ciclisti sull’autostrada Milano-
Bergamo-Brescia”, Corriere della Sera,
Milán, 17 de septiembre, 1937.

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36 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

Como se diría después, en el verano de 1941, se concedía a los ciclistas la circulación en


las autopistas, pero sólo por pocos meses y en un contexto muy particular. No se tra-
taba de facilitar la movilidad de los obreros, sino de los “cicloturistas”. Pero entonces
la situación política había cambiado radicalmente y las contradicciones internas del
régimen habían producido una crisis “funcional” que dio a la bicicleta la ocasión de to-
marse una revancha, ya antes de la entrada en guerra de Italia, el 10 de junio de 1940.
En noviembre de 1938 (cuando se imponían nuevas leyes contra la minoría hebrea)
fue abolida la tasa de circulación para los automóviles privados. El escaso número de
automóviles circulantes en Italia empañaba la imagen de la modernización fascista y
por lo tanto había que dar nuevo impulso a la motorización masiva. Sin embargo, era
un anuncio que difícilmente podía ser apreciado por la mayoría de la población, alejada
de la posibilidad de adquirir un automóvil, y menos aún para los millones de trabaja-
dores que debían continuar pagando la tasa por sus bicicletas. Pero un mes después
los diarios anunciaban que se abolía también la tasa sobre la bicicleta, subrayando
que la decisión provenía del duce en persona. Los diarios comentaron favorablemente
la decisión por el gran número de ciclistas que resultaban beneficiados, subrayando
la “ola de satisfacción” provocada en la clase trabajadora de provincias como Ferrara
(donde se contaba una bicicleta cada 2,6 habitantes) y Turín53. Probablemente la abo-
lición de la tasa sobre la bicicleta tenía el objetivo de compensar la medida anterior,
o quizás el mes de separación entre las dos medidas quería signi-
ficar la distinta naturaleza de ambas. La abolición de la tasa sobre
53. “Oltre 140.000 ciclisti ferraresi la bicicleta no era parte de una estrategia económica (como había
beneficeranno della abolizione della sido en 1926), sino que era una “gracia” concedida por el duce a la
tassa”, Resto del Carlino, Bolonia, 4 de
diciembre, 1938. “L’abolizione della clase trabajadora54. En cambio, la abolición de la tasa automovilís-
tassa sui velocipedi”, La Stampa, Turín, tica era una medida de política económica: su objetivo era “actuar
4 de diciembre, 1938.
la motorización del país que es elemento y signo del progreso civil
54. “La noticia que, por voluntad del Duce
será abolida la tasa de circulación sobre de las Naciones modernas y factor indispensable de la preparación
las bicicletas, fue acogida en nuestra militar de la Nación”, según recitaba el comunicado oficial55. Sin
provincia como un agradecido don. El
gobierno fascista, aboliendo dicha tasa, embargo, las contradicciones internas del régimen en este campo
demuestra una vez más de ‘ir hacia el saldrían a la luz menos de un año después, en septiembre de 1939.
pueblo’ sin ostentaciones democráticas
o superfluas declaraciones, sino A la vigilia de la invasión alemana de Polonia, el gobierno fascista
siguiendo una conducta constante anunciaba que desde el 4 septiembre 1939 se prohibía la circulación
de facilitaciones y de ayudas para
aquellos que trabajan”. Cfr. “Il Duce de automóviles para uso privado. La circulación era permitida sólo
per il popolo. Oltre 203 mila ciclisti a la administración pública, al partido fascista, al ejército, a los mé-
beneficeranno dell’esenzione di
tassa”, Resto del Carlino, Bolonia, 7 de dicos y a otros casos limitados para realizar actividades de utilidad
diciembre, 1938. general. Estas medidas no tenían origen en las sanciones que la Liga
55. La noticia de la abolición de la tasa de las Naciones había impuesto en ocasión de la invasión de Etiopía
automovilística aparece, junto con el
texto del comunicado oficial, en los
diarios el 8 de noviembre.

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Carlos Héctor Caracciolo 37

(impuestas en 1935 y abrogadas un año después y que no incluían la prohibición de la


exportación de petróleo a Italia), sino en las deficiencias y contradicciones del sistema
económico fascista. De un día para el otro la bicicleta viene revalorizada. Mientras en las
primeras páginas de los diarios se exaltan las gestas germánicas, en las páginas internas
se escriben “elogios a la bicicleta”. Il Messaggero dice que la bicicleta es un “medio autár-
quico, juvenil y deportivo”; para La Stampa es un “simpatiquísimo medio de locomoción,
barato, divertido, útil y sano” y su uso es un “deber civil para todos”; el Corriere della
Sera subraya la naturaleza autárquica y “antiburgués”, porque despierta los músculos
oxidados, “forrados de grasa por los asientos de los automóviles”56. En todos lados se
registra un aumento de circulación y de ventas (y de precios) de bicicletas y se discute
sobre la necesidad de suspender las limitaciones de circulación ciclística en los cascos
históricos. Los lugares para aparcar automóviles se llenan de bicicletas e incluso el RACI
decide acondicionar los estacionamientos para las bicicletas de sus socios, los cuales las
han tenido que retomar o se han comprado alguna nueva. A los porteros se pide de abrir
los patios internos a las bicicletas. La crisis provocó un doble cambio: en la distribución
del espacio público y, aparentemente, en la consideración social del “objeto bicicleta”.
El otoño de 1939 es una época de gran exaltación y las noticias de la guerra des-
encadenada por Hitler se mezclan con los cambios en la vida cotidiana. En este clima
se expresan en forma más clara las opiniones sobre la circulación vial y sobre las bi-
cicletas. La Stampa de Turín quiere que se anulen los límites a la circulación ciclista y
afirma que es el momento de liberarse de los prejuicios que circulan contra la bici-
cleta57. Probablemente se refiere a la mentalidad representada por Il Messaggero: en
la capital se habían suspendido las restricciones a la circulación ciclística, y el diario
romano expresa su desacuerdo subrayando el “carácter absolutamente provisional” de
la suspensión y afirmando que se trataba de una “concesión” que los ciclistas debían
demostrar “saberse merecer”58. El diario florentino La Nazione reconoce que la bicicleta
se estaba tomando una revancha después de todos los reproches y al ostracismo a la
que había sido sometida en los años precedentes. La síntesis más
significativa del cambio que se estaba experimentando en la dis-
56. Cfr. Corriere della Sera, Il Messaggero,
tribución del espacio público fue publicada por el popular semanal La Stampa, dieron los mismos títulos:
Domenica del Corriere: “La bicicleta, que vivía hasta ahora en los már- “Elogio della bicicleta” respectivamente
los días 3, 4 y 5 septiembre 1939.
genes de la calle, donde la había echado su potente victorioso rival,
el automóvil -ahora que ésta no tiene combustible, y está obligada 57. “Si va tutti in bicicletta”, La Stampa,
Turín, 7 de septiembre, 1939.
a quedarse en el garaje-, se puso bien en la mitad de la calle, como
58. “La circolazione delle auto private
patrona casi absoluta”59. sospesa dalla mezzanotte di oggi”, Il
Meses después, el 10 de Junio 1940, Benito Mussolini, prisionero Messaggero, Roma, 3 de septiembre,
1939.
de la propia retórica y de la perspectiva de fáciles victorias bajo
59. “Rivincita della Birota”, La Domenica
del Corriere 41: 48 (19-25 de noviembre
1939): 9.

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38 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

la sombra de la potencia alemana, declara la guerra a Francia e Inglaterra. Cuatro


días después el ejército alemán invade París y el entusiasmo ostentado en Italia cho-
ca con la noticia del bombardeo de Génova. Sin embargo, el régimen fascista debe
demostrar al pueblo que está seguro de la victoria final. La próxima estación de va-
caciones tiene que ser alegre y sin preocupaciones. Para crear este clima los medios
de comunicación cumplen su función y la autárquica y juvenil bicicleta tiene su rol
importante. El discurso fascista presenta la bicicleta como un objeto de “moda”, ca-
llando las dificultades objetivas por las cuales tal “moda” era estimulada desde lo
alto. Un cinegiornale anuncia con tono triunfante que “la bicicleta está de moda, es
patrona de las ciudades, reina soberana en las playas, donde es indispensable antes y
después del baño” (sic)60. Las escenas en las playas italianas con jóvenes pedaleando
alegremente (y modernas madres que llevan sus niños con sidecar a pedal) son co-
munes ese verano61. Si bien estos filmes no entran en la categoría de propaganda que
en esos días el régimen ordena realizar, contribuyen a crear el clima justo no tanto
para reforzar, sino para distraer el frente interno. La bicicleta, en este contexto, es
imprescindible. El verano siguiente, además, se concederá a los ciclistas el derecho a
circular por las autopistas62.
Si bien en diciembre de 1939 disminuyeron las restricciones para los automóviles,
las dificultades de aprovisionamiento de combustible no habían sido resueltas y el ré-
gimen tuvo que promover la bicicleta. Si por un lado se hacía ver a la clase media y alta
pedaleando alegremente en las costas, por el otro se multiplicaban las iniciativas, a
través de las sedes locales de la OND, para estimular el uso de la bicicleta en el tiempo
libre. Se organizaban encuentros ciclísticos (cicloraduni) y excursiones. El régimen se
había empeñado desde sus primeros años, y en particular desde la
fundación de la OND, en organizar y controlar el tiempo libre de la
60. Se trata de noticiarios producidos en clase trabajadora, pero en los años anteriores el mayor resalto ha-
Italia desde 1927 por el Instituto Luce bía sido dado a los viajes con medios de transporte públicos: trenes
para el público de los cinemátografos.
La colección es visible en www.luce.it y autobús. En cambio, desde el verano de 1939 y los primeros años
previa registración. Cfr. “Fabbriche di de la guerra, las excursiones ciclísticas ocuparon mayor espacio en
biciclette”, Giornale Luce C0057, Istituto
Luce, 15 de luglio 1940; véase también las crónicas periodísticas.
“Riviera versiliese. Scene di vita En este período la bicicleta se convirtió, en buena medida,
balneare”, Giornale Luce C0059, Istituto
Luce, sin fecha, 1940. en el centro de las manifestaciones fascistas. La OND organiza
61. “Colpi d’obiettivo su spiaggie en distintos lugares la “Jornada de la bicicleta” para celebrar su
adriatiche”, Giornale Luce C0073, Istituto carácter “utilitario y deportivo por excelencia”, como dice el cro-
Luce, 9 de septiembre, 1940.
nista de un cinegiornale en ocasión de uno de estos encuentros63.
62. “L’uso gratuito delle autostrade En estas fiestas, trabajadores de ambos sexos desfilan por las ca-
consentito ai ciclisti”, Corriere della Sera,
Milán, 15 de junio, 1941. lles de las ciudades adornadas con las habituales sentencias del
63. “Ciclo raduno del Sebino”, Giornale Luce
C0166, Istituto Luce, 31 de julio 1941.

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Carlos Héctor Caracciolo 39

duce. En Bolonia se expone una adaptada a la ocasión: “Me gusta el ciclismo porque
es un deporte de poetas”64.
En los años siguientes la bicicleta acompañó a los italianos en los peores años de la
guerra. Continuó siendo usada por trabajadores, amas de casa y por los combatientes
en la guerra partisana. Los ocupantes alemanes limitaron su circulación para reducir
la movilidad de los partisanos; fueron requisadas y robadas por los soldados en fuga.
Después de la guerra y por muchos años la bicicleta siguió siendo usada por millones de
italianos, pero el ciclista se convirtió verdaderamente en un “paria”, porque usaba un
objeto símbolo de la miseria que se quería olvidar a cualquier precio, cuando ya todos
soñaban un motor propio.

C onclusiones
Muchos puntos quedan por ser explorados, pero creo que el análisis de la bicicleta
como objeto situado en este determinado espacio social ha ofrecido una llave de lectura
para estudiar los vínculos entre el espacio público y el sistema político y ha mostrado
cómo la crisis en éste último puede implicar transformaciones en el primero.
La definición de jerarquías entre objetos (bicicletas y automóviles) se refleja en
el espacio público dedicado a éstos y revela los nexos con la cultura hegemónica. El
espacio público, ocupado casi exclusivamente por los automóvi-
les, se vuelve parte del “rostro cotidiano” del sistema de poder.
64. Sandra Mazza y Nazario Sauro Onofri
El aspecto “moderno” del fascismo coincide con la imagen que (eds.), Trent’anni di fotografie Villani a
tenían de sí mismos los grupos que concentraban el poder y la Bologna. 1920-1950 (Bologna: Cappelli,
1988), 140.
hegemonía cultural.
65. En estas páginas se entiende el término
El estudio de esta época desde el punto de vista de la bicicle- “modernización” en el sentido de la
ta evidencia además las deficiencias del régimen fascista, bien voluntad del régimen de introducir
en la sociedad italiana elementos
ocultadas por el sistema de propaganda. En primer lugar, a nivel que caracterizaban las sociedades
cotidiano se revela su incapacidad para imponer orden en calles, democráticas (difusión de los medios
de comunicación de masa, consumo
carreteras y autopistas. De hecho, la preocupación de las autori- de masa, deporte, tiempo libre), pero
dades por la indisciplina de la circulación fue constante al menos sin recurrir a las raíces culturales que
los hicieron posibles, en particular la
hasta el inicio de la guerra. En segundo lugar, la crisis funcional centralidad del individuo respecto al
(más que política) del régimen de Mussolini muestra, en el verano Estado. En este sentido, se podría hablar
de una modernización fascista (y nazista)
de 1939, las contradicciones internas al proceso de modernización sin modernidad. Cfr. Nicola Tranfaglia,
fascista y nos da la ocasión de ver la transformación del espacio
65
“La modernizzazione contraddittoria
negli anni della stabilizzazione del
público según las necesidades del poder: las calles y hasta los apar- regime (1926-1936)”, en Il Regime
caderos son reconquistados por las bicicletas, que vienen de nuevo fascista. Storia e storiografia, ed. Angelo
Del Boca et al. (Roma-Bari: Laterza,
(aparentemente) valorizadas y re-interpretadas como “anti-bur- 1995), 127-138. Emilio Gentile, Fascismo.
guesas” y “autárquicas”. La crisis funcional del sistema es la clara Storia e interpretazione (Roma-Bari:
Laterza, 2005) 265-307 y Louis Dumont,
Essais sur l’indivudualisme (Paris: Editions
du Seuil, 1985), 152-189.

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40 Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

manifestación de la incapacidad económica del fascismo. La prohibición de circular a


los automóviles privados, después de menos de un año que se había abolido la tasa de
circulación para promover sus ventas, significaba el fracaso económico del régimen.
Sin embargo, la situación europea sirvió como máscara para cubrir el desastre. Las san-
ciones internacionales no podían ser llamadas en causa y la posibilidad de la guerra no
podía justificar una medida única entre los países europeos. En realidad era la política
autárquica que mostraba su profunda debilidad. No obstante, esta
crisis quedó escondida en la memoria colectiva entre los pliegues
66. El autor desea agradecer las precisas de las sanciones internacionales y la Segunda Guerra mundial. Por
y estimulantes observaciones de los
evaluadores. último, creo que este tipo de análisis podría ser el punto de partida
para estudiar otros contextos y épocas66.

Bibliografía
Fuentes primarias
Archivo:
Archivo de la Comunia de Bologna (ACBo), Bolonia, Italia, Serie X (Polizia Municipale), Rubr. 1
(Strade), Sezione 1 (Polizia), 1934, 1935, 1940.

Publicaciones periódicas:

Diarios:
Avvenire d’Italia, Bolonia, 1928-1930; Corriere della Sera, Milán, 1928-1941; Il Littoriale, Roma,
1929; Il Messaggero, Roma, 1939; La Nazione, Florencia, 1939; L’Ora, Palermo, 1934; La Stampa, Turín,
1928-1939; Resto del Carlino, Bolonia, 1934-1938.

Revistas:
Il Politecnico, 1930-1934; La bicicletta, 1928; La Domenica del Corriere, 1939; Le vie d’Italia,
1926-1939; Lo sport fascista, 1928-1930; Milano, 1930-1934; Revista mensile del T.C.C.I.,
1900.

Fuentes primarias impresas:


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deputati, 1926.

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Carlos Héctor Caracciolo 41

Bolis, Bruno, Strade e vie in rapporto alle esigenze moderne. Milano: Libreria Editrice
Politecnica, 1938.
Decreti-legge disciplinanti la circolazione di tutti i veicoli sulle strade ed aree pubbliche:
contributo di manutenzione stradale sui veicoli a trazione animale e sulle biciclette
nella provincia di Firenze: norme per il transito dei veicoli nella citta di Firenze. Firenze:
Tip. Giuntina, 1928.
Peretti-Griva, Domenico R., Le responsabilità civili attinenti alla circolazione dei veicoli.
Torino: Arduini, 1928.
Quarta conferenza per l’unificazione delle norme e dei segnali per la circolazione urbana,
Ordini del giorno approvati dalla Conferenza, Genova 26-29 giugno 1933-XI. (s.l.: s.n.,
1933?)

Filmes:
Camerini, Mario (director), Gli uomini, che mascalzoni (Italia, 1932) [repr. dvd: Ripley’s
Home Video, 2004].
“Fabbriche di biciclette”, Giornale Luce C0057, Istituto Luce, 15 julio, 1940.
“Riviera versiliese. Scene di vita balneare”, Giornale Luce C0059, Istituto Luce, sin fecha,
1940.
“Ciclo raduno del Sebino”, Giornale Luce C0166, Istituto Luce, 31 de julio, 1941.
[Los filmes del “Istituto Luce” pueden ser vistos en www.luce.it, previa registración].

Fuentes secundarias
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Roma: Bulzoni, 2004.
Baudrillard, Jean. Il sistema degli oggetti. Milano: Bompiani, 2003.
Bettini, Maurizio. “I salari nel settore industriale in Italia: quadro normativo e fonti
statistiche”. En Storia d’Italia nel secolo ventesimo - Strumenti e fonti: I Elementi
strutturali, editado por Claudio Pavone. Roma: Ministero per i beni e le attività culturali-
Dipartimento per i beni archivistici e librari, 2006, 507-546.
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Roma- Bari: Laterza, 1979.
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Press, 1999.
De Grazia, Victoria. Consenso e cultura di massa nell’Italia fascista. L’organizzazione del
dopolavoro. Roma-Bari: Laterza, 1981.
Dumont, Louis. Essais sur l’indivudualisme. Paris: Editions du Seuil, 1985.

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Nedherlands, 1880-1940”. European Review of History 11; 3 (2004): 347-364.
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Reggio e Guastalla, 1990.
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Grassby, Richard. “Material Culture and Cultural History”. Journal of Interdisciplinary History
XXXV: 4 (Spring 2005): 591-603.
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44 Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

Artículo recibido: 14 Objetos y cultura. Rituales, flujos y Objects and Culture: Rituals, Flows, and
de enero de 2009; elaboraciones en el Nuevo Reino de Creations in the New Kingdom of Granada
aprobado: 20 de abril Granada
de 2009; modificado: Resumen Abstract
27 de mayo de 2009. Este artículo estudia la circulación, apropiación, This article studies the circulation, appropriation,
usos comerciales y simbólicos de los objetos en and commercial and symbolic uses of objects in
la sociedad colonial, y aporta elementos para colonial society, suggesting ways to understand the
entender la circulación de objetos y mercancías circulation of objects and commodities through the
por los espacios del Nuevo Reino. Se trata de spaces of the New Kingdom of Granada. It tries to
precisar las funciones que cumplían los objetos specify the functions played by objects in domestic
en la vida doméstica y tejer las comunicaciones life and, based on their circulation, to weave
que se establecían, a partir de la circulación de together the communications they established
tales objetos, entre ciudades, villas, pueblos between cities, towns, and settlements and the
y sitios, y los centros de poder en Antioquia centers of power in Antioquia and the Viceroyalty
y el Virreinato durante el siglo XVIII. Al ir tras during the eighteenth century. By going behind
la historicidad de los objetos, de sus huellas y the historicity of the objects, the marks they made
elaboraciones, podemos comprender mejor las and their creation, we can better understand the
dimensiones de sus rutas, circuitos y nodos dimensions of their routes, circuits, and nodes as a
como parte sustancial de la cultura y la relación substantial part of the culture and the relations of
de interdependencia con otras sociedades. interdependence with other societies.
Palabras c l av e Key Words
Objetos, vida doméstica, cultura material, Objects, Domestic Life, Material Culture, Circulation,
circulación, apropiación, rituales, consumo, Nuevo Appropriation, Rituals, Consumption, New Kingdom
Reino de Granada. of Granada.

Historiador y Magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín,


y Profesor Asociado de la misma universidad. Miembro del grupo de investigación Historia,
Territorio y Poblamiento en Colombia (Categoría A en Colciencias). Sus intereses investigativos
Orián son: historia de los grupos subalternos, historia colonial, geografía histórica, etnografía,
cartografía, política contemporánea, conflictos y actores armados, políticas de negociación
Jiménez y salidas pacíficas a la guerra, entre otros. Entre sus publicaciones recientes se encuentran:
Meneses El Frenesí del Vulgo. Fiestas, juegos y bailes en la sociedad colonial (Medellín: Universidad de
Antioquia, 2007), Premio Nacional de Ensayo en estudios culturales; Las Guerras del Magdalena
Medio (Bogotá: Intermedio Editores, 2008) y Asesinos en Tregua. Vidas cruzadas por la Guerra
(Bogotá: Intermedio Editores, 2009). ojimenez@unalmed.edu.co

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 44-61
Orián Jiménez Meneses 45

Objetos y cultura. Rituales, flujos y


elaboraciones en el Nuevo Reino de
GranadaÏ

I ntroducción
El presente artículo aporta elementos para entender la circulación de objetos y mer-
cancías por los espacios del Nuevo Reino, hasta ir a parar a manos de las personas en
otras zonas del Virreinato del Nuevo Reino de Granada y en otros lugares que servían
como punto de tránsito entre la Península y sus colonias. También se busca aportar
información e interpretaciones que permitan entender con más precisión el tejido, la
circulación y las comunicaciones que se establecían entre ciudades, villas, pueblos y si-
tios, y los centros de poder en Antioquia y el Virreinato durante el siglo XVIII. Se trata de
tejer historias en torno a la relación compleja entre objetos, flujos y elaboraciones socia-
les, pues esos temas y problemas han sido muchas veces relegados a un segundo plano
por la historia, desconociendo que al ir tras la historicidad de sus huellas y elaboracio-
nes, se pueden comprender mejor las dimensiones de sus rutas, circuitos y nodos como
parte sustancial de la cultura y la relación de interdependencia con otras sociedades.
Es imposible pensar las relaciones de la vida social, de ayer y de hoy, sin la mediación y
rituales que cumplían los objetos y sus flujos de una cultura a otra.
El texto rescata la presencia y circulación de objetos en la vida
doméstica y su relación con los caminos y las rutas por donde se desa- Ï El presente artículo es un resultado de
rrollaba el comercio. Es indispensable partir de la premisa de que los la investigación Técnicas y Rutas en la
configuración del territorio antioqueño,
objetos son el producto de una elaboración social amplia, mas no el financiada por la Dirección de
resultado del capricho de una o varias personas. Y si las cosas son un Investigaciones de la Universidad
Nacional de Colombia, sede Medellín.
don de la naturaleza, los objetos son el resultado del trabajo y el arte
1. Milton Santos, La naturaleza del espacio,
de la técnica. Por eso se habla de objetos fijos y de objetos móviles; aquí Técnica y tiempo, Razón y emoción
me ocuparé de ambos, pero centraré la atención en los segundos1. Los (Barcelona: Editorial Ariel, 2000).
Revisar especialmente el capítulo 2, “El
objetos de la vida doméstica son documentos, puesto que proporcio- espacio: sistemas de objetos, sistemas
nan información a través de su misma materialidad, tales como las de acción”, 53-74; asimismo Gregory
Bateson, Espíritu y naturaleza (Buenos
Aires: Amorrortu editores, 1997),
especialmente las páginas 13-33.

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46 Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

huellas y señales de los cambios de uso, las modificaciones físicas que


han sufrido, los componentes formales, los materiales utilizados para
2. A través del tiempo, Diccionario de fuentes
su elaboración y las técnicas constructivas2.
para la historia de la familia, eds. Annie La producción, circulación y apropiación de objetos en el mundo
Molinié-Bertrand y Pablo Rodríguez
Jiménez (Murcia: Colección Mestizo/
colonial se inscribe en los estudios sobre la cultural material y sirve
Universidad de Murcia, 2000), 137-142. para entender la importancia que ha venido cobrando este tema en
3. La historia de la “Cultura Material” los últimos años3. Las investigaciones sobre la circulación y el valor
es un eje temático y una noción que simbólico de los objetos y su relación con la sociedad y la cultura
hace referencia a las estrategias que
usa el hombre para la satisfacción de dejan al descubierto la necesidad de integrar varias disciplinas para
sus necesidades básicas, corporales producir narrativas menos lineales y más acordes con los principios
y sociales, tales como la vivienda,
la alimentación, el vestido, las de interdisciplinariedad e integración en las ciencias humanas y
prácticas y técnicas agropecuarias sociales. Al abordar el tema de los objetos en la historia, el investiga-
y el uso de objetos y menajes para
el establecimiento de las relaciones dor se ve enfrentado al hecho concreto de integrar disciplinas como
sociales. Sobre cultura material la historia, la sociología, la antropología y la geografía, entre otras.
puede consultarse: Fernand Braudel,
Civilización material, economía y Como artefactos confeccionados por medio de acciones téc-
capitalismo, siglos XV-XVIII, Tomo II, Los nicas, los objetos transcienden su condición material para hacer
juegos del Intercambio [1979]. (Madrid:
Alianza, 1984); Norman J.G. Pounds, parte de la vida social y cultural de las personas y los grupos huma-
La Vida cotidiana. Historia de la Cultura nos4. Ellos son, ante todo, inteligencia solidificada y múltiple que
Material [1989] (Barcelona: Editorial
Crítica, 1992); Arnold J. Bauer, Somos varía y adquiere significado dependiendo de los contextos de las
lo que compramos. Historia de la cultura culturas. En su condición de mediadores culturales, los objetos ad-
material en América Latina (México:
Taurus, 2002); Edgardo Pérez Morales, quieren también significados simbólicos más importantes que los
“Espacios y vida material en el Nuevo de su propio valor comercial.
Reino de Granada durante el siglo
XVIII” (Tesis pregrado, Universidad Hay objetos para cada grupo social: los hay para nobles y ple-
Nacional de Colombia Sede Medellín, beyos; para grandes y adultos; para trabajadores y ociosos; para
2005). Además de las lecturas de
Fernand Braudel, el historiador campesinos y citadinos. A través de los objetos el sujeto se expresa,
Edgardo Pérez Morales me ha se designa o rivaliza con sus semejantes: el espejo y la joya, por
permitido mantener renovado y fresco
mi interés por estos temas. Desde ejemplo, valen por su función mediadora y simbólica, en tanto que
nuestras primeras conversaciones los aperos de la vida doméstica son el soporte de muchos de los
siempre afloró la urgencia de escribir
una Historia de la Cultura Material en rituales de nuestra existencia.
Colombia, tomando como punto inicial Mientras que algunos objetos pertenecen al mundo de los no-
no los distintos períodos de la historia
de nuestro país, sino los temas de bles, como la espada y el mueble del secretario que guarda las cartas
interés para tejer otras explicaciones, confidenciales, o el armario en el que se esconden los tesoros, otros
relegadas a un segundo plano en los
últimos treinta años. objetos pertenecen al mundo del común, como las mismas herra-
4. André Leroi-Gourhan, El Gesto y la
mientas, los harapos, los bolsos y los objetos de uso doméstico. La
Palabra (Caracas: Universidad Central mayoría de los objetos son una expresión de los intercambios socia-
de Venezuela, 1971), 15-72; Francois
Dagognet, Eloge de l’objet: Pour une
les, de las técnicas de producción, de la circulación, del consumo.
philosophie de la marchandise (París: Hay objetos que contribuyen con la configuración de los rituales de
Vrin, 1989), 8-26 (Traducción de Luis
Alfonso Paláu C, Medellín, Universidad
Nacional, febrero 15 de 2000).

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 44-61
Orián Jiménez Meneses 47

la vida cotidiana y permanecen perennes como las piedras talladas y convertidas en


adobes y lajas en las calles y los caminos. Otro tanto expresan los cuadros, las herra-
mientas y los objetos fabricados en cuero.
Ante las relaciones posibles entre rituales, flujos y elaboraciones sociales cabe pregun-
tarse: ¿qué tipo de objetos eran los del mundo colonial que viajaban por los caminos,
trochas, senderos y atajos; por ríos y arrastraderos, por camellones y calles, a lomo de
mula, espalda de indígena, o como información en los papeles y en los rumores que
viajaban de un lugar a otro sin ser materia legible?, ¿qué papel cumplían los objetos en
la construcción y transformación de la cultura en la sociedad colonial?
Los objetos, los caminos y las actividades comerciales son elaboraciones de la mente
humana que expresan los gestos técnicos, generalmente elementales como el acto de par-
tir, tejer, cizallar, horadar y disolver5. Los objetos de uso diario, los más regulares y simples,
sobresalen por una funcionalidad que propicia la conservación de la vida cotidiana, la per-
manencia y continuidad de los ritmos y el intercambio con otras sociedades. Así la taza sea
simple y discreta, como lo son la mayoría de los objetos de las gentes, no está exenta de su
equilibrio y suficiencia, pues lleva impresa la huella del cambio y las características de la
cultura en la que ha sido elaborada. Sin embargo, habrá que diferenciar entre objetos fijos
como una casa, un puerto, una estación ferroviaria, una ciudad, un campo, un puente de
madera o de piedra, y los objetos móviles tales como una cuchara, un tazón de arcilla, unas
alforjas, una ruana. Como objetos, todos sin excepción, tanto los objetos inmóviles como los
móviles obedecen a orientaciones constructivas y decorativas complejas que hacen posible
los contactos y los intercambios entre las personas, los grupos y las culturas. Los objetos y
menajes de la vida doméstica, es decir, las telas, ropas, trastos, aperos y pequeños objetos
(una aguja, una faltriquera) usados en el trabajo y la vida cotidiana, tenían una importan-
cia singular en las sociedades coloniales. Con características decorativas, unos, rústicos y
simples, muchos, viajaban empacados en baúles y cajas como representaciones taumatúr-
gicas de las extensiones de la relación cerebro/mano, mediadas por el arte de los oficios,
los saberes y las técnicas. Unos y otros eran, en esencia, elaboraciones sociales, es decir,
indicadores de las especificidades de la cultura y portadores de información por medio de
su color, traza, textura, dureza, peso, acabado y proporciones.

1. H ábitos , objetos y vida doméstica


Más de lo que puede imaginarse, las sociedades coloniales hacían un uso espe-
cial de los objetos tanto dentro de sus hábitos y la vida doméstica
como en los espacios privados y de la intimidad. Una de las di-
5. Orián Jiménez Meneses et al, Caminos,
ferencias de las sociedades contemporáneas con las del pasado Rutas y Técnicas: huellas espaciales
radica en el significado, ritualización, sacralización y uso de los y estructuras sociales en Antioquia
(Medellín: Dirección de Investigaciones
DIME/Universidad Nacional, Sede
Medellín, 2005), 11-124.

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48 Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

objetos en el contexto de la vida social. En espacios públicos y privados; en ciudades,


villas, pueblos, sitios y caseríos; blancos, negros esclavizados, indígenas, mestizos,
zambos y mulatos; ricos y pobres; nobles y plebeyos; clérigos, funcionarios y be-
neméritos: en una palabra, todos los cuerpos y privilegios de la sociedad colonial se
asociaban a un determinado mundo de objetos6. De esta manera, la función que cum-
plieron los objetos como articuladores de la vida material, la cultura y la sociedad
debe recibir un nuevo tratamiento por parte de los historiadores que supere el de la
mera enunciación y agrupamiento en listados como aparecen en los inventarios de
las testamentarías, en pleitos y avalúos. Se trata de que seamos capaces de pensar en
la pauta que conecta a los objetos, los hombres y las estructuras sociales en un tiempo
y espacio determinado.
La presencia de objetos en la vida doméstica colonial guardaba estrecha relación
con las características de las ciudades, villas, parroquias y pueblos, y su presencia
se diferenciaba de los que aparecían en los espacios rurales, las zonas mineras y
de frontera. La percepción del espacio y los objetos fue un factor
importante para las autoridades de las provincias y para las vi-
6. Por muchos años los historiadores rreinales durante el reformismo borbónico. En tal sentido, el Virrey
creímos que al estudiar las sociedades Caballero y Góngora tenía la idea de que la migración y despla-
de los siglos XVI-XVIII, analizadas
desde la perspectiva posterior a la zamiento de algunos habitantes del Reino se facilitaba por la
Revolución Francesa, estábamos precariedad de sus muebles y demás objetos de la vida doméstica.
estudiando sociedades en esencia
excluyentes y clasistas. Ahora se abre Sostenía que, a excepción de algunas parroquias, las demás po-
un nuevo horizonte de análisis que blaciones se caracterizaban porque en ellas:
plantea que sería necesario superar
esa visión de sociedades duales, “[...] el mayor número de habitantes libres, hacen propiamente una
divididas verticalmente entre una población vaga y volante, que obligados de la tiranía de los propieta-
minoría por encima de la ley y una
mayoría de gente común que no rios, transmigran con la facilidad que les conceden el poco peso de
pudo salir de su condición marginal, sus muebles, corta pérdida de su rancho y el ningún amor a la pila en
por una concepción que haga visible
que la sociedad colonial operaba que fueron bautizados. Lo mismo tienen donde mueren, que donde
mediante cuerpos y privilegios. Se nacieron, y en cualquier parte hallan lo mismo que dejaron. Comen
trata, entonces, de interpretar los
privilegios como incluyentes, como el poco y con imponderable grosería; pero no corresponde la misma
resultado de una sociedad organizada templanza en sus bebidas. Están prontísimos y siempre dispuestos
en cuerpos de carácter particularista,
según la cual quienes pertenecían para sus juegos, bailes y funciones, entregados a la ociosidad […]”7.
a los privilegios y los gremios de la
sociedad colonial hacían uso de un
orden jurídico específico. Al respecto, Sin embargo, el uso que se le dio a los espacios de la vida do-
véase: Cuerpo político y pluralidad de méstica y cotidiana definía también el mundo de los objetos. En
derechos, Los privilegios de las corporaciones
novohispanas, coord. Beatriz Rojas villas, ciudades, pueblos, sitios y espacios urbanos y rurales fue
(México: CIDE/Instituto Mora, 2007). común el uso de objetos de distintos orden, jerarquía, función e
7. Germán Colmenares, Relaciones e importancia. Similar situación se presenta cuando separamos los
informes de los gobernantes de la Nueva
Granada, t. 1 (Bogotá: Biblioteca Banco
Popular, 1989), 410-411.

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Orián Jiménez Meneses 49

espacios privados de los públicos8. Y no menos difícil es la reconstrucción sobre la


apropiación y uso de objetos cuando se establecen categorías sociales y culturales
relacionadas con emplazamientos como casas, iglesias, haciendas, Reales de Minas y
conventos. Las categorías étnicas y de subordinación tuvieron en el mundo colonial
una correspondencia con los objetos que se podía tener para el uso personal. Entre
blancos y beneméritos -quienes habitaban los espacios urbanos, las haciendas y ca-
sas de campo- se hacía uso de objetos suntuosos, tales como candeleros, cucharas de
plata, tenedores, espadas, muebles para bibliotecas, capas, sillas forradas en cuero;
botones, hebillas y gargantillas elaboradas en oro se portaban cuando salían a la calle
en sus caballos, coches y carruajes para hacer una demostración de honor y diferen-
ciación y, de paso, exhibirse ante el vecindario.
Al ingresar al universo doméstico de las casas de campo y de las haciendas, objetos
como las papeleras, plumas para la escritura, escritorios, cajones y cajoncitos, sillas,
cuadros e imágenes en bulto y en lámina fueron la expresión de las actividades (de
ebanistas y artesanos) y de las devociones y creencias religiosas de quienes ocupaban
silenciosamente estos espacios: los amanuenses, escribanos, clérigos y hombres de
letras. Más aún, en casas de gentes que podrían llamarse “más pudientes” era normal
que entre sus objetos más preciados se encontraran espejos de
cuerpo entero, escaños, imágenes religiosas, joyeros, finas lozas
y libros. Suntuosidad y decoración se exhibían ante los visitantes 8. Norbert Elias, “¿L’Espace privé’,
‘Privatraum’ o ‘espacio privado’?”, en
en horas de la tarde cuando los miembros más cercanos del vecin- La civilización de los padres y otros ensayos
dario pasaban a tomar una taza de chocolate o a leer en público (Bogotá: Grupo Editorial Norma/eun,
Editorial Universidad Nacional, 1998),
un libro recién llegado de la Península. Y si nos adentramos un 349-365.
poco más en estos espacios de la vida doméstica y la intimidad 9. Archivo Histórico Judicial de Medellín
hasta penetrar en las cocinas, en testamentos, inventarios, cartas (En adelante AHJM) Doc. 3414, Caja 191,
“Petición de herencia de doña Elvira
y pequeños pleitos, quedó debidamente registrado que allí se vi- de Santa María Pérez”, f. 5r., año 1696.
vía en medio de objetos como botijas de cuero, bateas, vasijas de “En todo el Perú sólo los chapetones
(así llaman a los españoles [recién
barro y madera, cucharas, trinchetes y tenedores, vasijas de coco llegados]) usan cuchara y tenedor; la
para guardar la sal y canastos fabricados con bejucos y fique. En gente criolla come con las manos, aún
las más señoras. Cucharas de plata sólo
la mayoría de las habitaciones de las villas y ciudades del Nuevo se usan para tomar cacao, y tras de él
Reino se usaban vasijas de barro para almacenar el agua que, a fal- una rebanada de pan y un taco de queso
fresco. La gente ordinaria su comida
ta de acequias, debía ser traída de espacios lejanos, en tanto que es un sancocho con cazabe por pan,
platos y cubiertos indicaban una clara diferenciación socioeco- o bollo, o arepa, y su postre de miel
migada con queso. Pobres y ricos todos
nómica entre los más pudientes y los humildes. Éstos últimos allí por la mañana, hasta los negros,
usaban, como objetos para depositar y consumir sus alimentos, todos toman cacao con pan quien lo
tiene, y si no, un plátano. Tras el cacao
pequeños cocos con fondos de plata y la mayoría de las gentes del almuerzan huevos fritos y mucho ají;
común consumía los alimentos con las manos9. y quien puede compra tamales”. Fray
Juan de Santa Gertrudis, Maravillas de la
Naturaleza, t. I (Bogotá: Biblioteca de la
Presidencia de la República, 1956), 45.

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 44-61
50 Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

En uno de los extremos de la casa se disponía de un cuarto para guardar los aperos
de las bestias y las herramientas usadas en los trabajos agrícolas y mineros: aparejos,
sillas de montar, frenos, alforjas de cuero, herraduras, clavos y martillos, calabozos,
machetes y fondos de cobre. Todos estos objetos se inventariaban minuciosamente
ante la desaparición de un pariente y la liquidación de sus bienes, pues en las pre-
cariedades de la vida material en que se vivía en nuestras sociedades coloniales y
republicanas, los objetos eran, además, los soportes de la subsistencia y la riqueza
de todos. Se vivía en medio y bajo la influencia de múltiples objetos así no se tuviera
conciencia sobre sus significados. En las trojas, objetos inmóviles en los sembrados de
maíz y frijol, fue usual tener costales de cabuya de fique, catabros y demás canastos
para recoger y separar maíces y fríjoles. Allí, el proceso de separación de los granos
de maíz de las tusas y los granos de fríjol de las vainas se hacía golpeando con un palo
un costal repleto de mazorcas de maíz o manojos de fríjol.
Esos objetos no merecerían ningún análisis ni se les daría valor si no fuera
porque sus dueños no eran más que pequeños ganaderos, arrieros, agricultores y
comerciantes al menudeo, y porque esas actividades eran el soporte de la subsis-
tencia y parte sustancial en la estructura social. Tales objetos adquieren significado
porque a través de su historia y contexto cultural accedemos al universo social
de quienes fueron sus portadores. Así, por ejemplo, los que se dedicaban a las
actividades mineras registraban con sigilo objetos como las fraguas, las barras,
almocafres, barretones, cajones o cernidores y pequeños libros de sacas, en los que
se llevaba la contabilidad de lo producido por sus negros en los cortes mineros.
Fraguas, fondos de cobre y maestros de la forja llegaron a constituir los objetos y
oficios más importantes en los Reales de Minas del Nuevo Reino de Granada10. La
asociación y apropiación entre objetos y hombres alcanzó tales niveles de interde-
pendencia que en las cuadrillas de esclavos del Chocó y Antioquia, muchas veces
los nombres y orígenes étnicos desaparecieron para nombrar a los esclavos según
con los objetos-herramientas con que desempeñaban sus trabajos. En los Reales de
minas de Nóvita y Citará se distinguía plenamente, en el inte-
rior de las cuadrillas, a los negros de barra, los negros de batea, los
10. Orián Jiménez Meneses, El Chocó: un negros de amocafre, los negros de cachos, y por supuesto, al negro
paraíso del demonio. Nóvita, Citará y el forjador, herrero o maestro de la fragua11. Era tal la importancia
Baudó, siglo XVIII (Medellín: Colección
Clío/Editorial Universidad de de estos objetos que desapareció el nombre en beneficio del ob-
Antioquia, 2004), 57-80. jeto que portaba cada esclavo para el desempeño de su trabajo:
11. Archivo General de la Nación (en barra, batea y almocafre.
adelante AGN), Testamentarías de Cauca,
t. 5, f. 994r; AGN, Testamentarías del
Cauca, t. 4, f. 636r; AGN, Negros y Esclavos
del Cauca, t. 2, f. 14r; Archivo Central
de Cauca (En adelante ACC), Minas,
Signatura 8232, f. 2r.-5r.

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Orián Jiménez Meneses 51

Imagen N o . 1: H erramientas empleadas en el laboreo de las minas

Fuente: Dibujo a tinta de José Antonio Villegas Quendaño, 1764. Archivo


General de la Nación, Mapoteca 4, No. 200a. Reproducida por Pablo Rodríguez
y Jaime Borja, “La vida cotidiana en las minas coloniales”, en Historia de la vida
cotidiana en Colombia, editora Beatriz Castro Carvajal. Bogotá: Grupo Editorial
Norma, 1996, 65. escultura, sus tabernáculos, sus
altares en tanto número, primor y
Pero los aspectos en que con aseo, todo dorado; tantos ornamentos
mayor nitidez se perciben los usos 12. A pesar de la pobreza material
de tan costosas telas, de tisúes y
brocados […] tanta copia de alhajas
y rituales entre hombres y objetos que se vivía en otros escenarios y preseas con indecible aseo y
de la vida social, tal vez fueron
son en aquellos relacionados con los templos los que conservaron
limpieza; tanto número en cada
una de cálices dorados y algunos de
las creencias religiosas12 y el uso con mayor fuerza la presencia oro hermosísimos, tan hábilmente
de objetos bien elaborados y
de ajuares y vestidos. En el primer suntuosos. “Al querer decir
esmaltados de las más preciosas
piedras de diamantes, esmeraldas,
caso, durante todo el siglo XVIII, algo de la piedad y cristiandad rubíes, jacintos, zafiros y sinnúmero
que se ve resplandecer en los
las distintas ciudades y villas del templos, tan magníficos en todo
de amatistas […] tanta riqueza en los
templos en medio de tanta pobreza
Virreinato tuvieron sus cofradías, el religioso culto, con tanto costo en los vecinos: tal es su devoción”.
y adorno en medio de la pobreza
devociones y advocaciones reli- y escasez del Reino, brillando en
Basilio Vicente De Oviedo, Cualidades
y riquezas del Nuevo Reino de Granada
giosas13. Mediante disposiciones techos y paredes sobrepuestos de (Bogotá: Imprenta Nacional, 1930), 84.
oro bruñido en tallas y cartelas
labradas con tanto artificio 13. Archivo Histórico de Medellín (En
que abrazan entre sus ramas adelante AHM), Cabildo, tomo 11, fols.
tanta multitud de primorosas 207r.-217; tomo 12, fols. 79v.-80r; Orián
pinturas de imágenes de santos Jiménez Meneses, El frenesí del vulgo,
y muchas de sobresaliente Fiestas, juegos y bailes en la sociedad

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52 Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

testamentales y contribuciones en la celebración en las fiestas patronales, los vecinos


dejaban al descubierto sus creencias al pedir, por ejemplo, que sus cuerpos fueran
enterrados con el hábito de San Francisco y al describir y disponer sobre imágenes y
láminas religiosas con sumo cuidado y expresiva devoción religiosa14.
Por otro lado, un seguimiento a los testamentos otorgados durante el siglo XVIII
deja al descubierto la sacralización del espacio doméstico, al mantener permanente-
mente imágenes y cuadros religiosos que representaban a los santos de su devoción y
a las cofradías a las que pertenecían vecinos, mineros, artesanos, comerciantes y terra-
tenientes. Las cartas y correspondencias entre miembros de una misma familia, o entre
comerciantes y parientes, son reveladoras del valor que se le daba a los objetos y de las
necesidades que padecían unos y otros en los espacios rurales y urbanos. Así, Jacinto
López Tuesta, quien se había ido hacia el Chocó, como tantos otros, en busca yacimien-
tos auríferos para trabajar con una pequeña cuadrilla de esclavos, después de 13 años de
ausencia de la emergente Villa de la Candelaria de Medellín (erigida el 2 de noviembre
de 1675), le escribía a su esposa e hijas para vencer la distancia de tantos años y hacerles
llegar algunos objetos. Expresaba con melancolía el empecinado minero que:
“Muy mi querida y señora de mi alma, razones me faltan para explicarte el sentimien-
to con que te escrivo estos renglones pues en esta ocasión jus[go] que ya se había
llegado el tiempo de lograr la dicha de verme en tu compañía, las contingencias del
tiempo lo an determinado de otra manera que a sido para mi de mucho sentimiento,
pero no a podido ser por menos, pues aviendo llegado a esta provinzia del Chocó con
la determinación de yr prosiguiendo mi viaje, se me ofrezió conbenienzia de vender
ocho negros por plaso de seis meses y para la espera de dichos seis meses darme
mina para trabajar con los dichos negros hasta que se cumpla el plaso, y cumplido
entregarme el oro y yo entregar los negros // […] Ay te lleva Rodrigo quatro pares de
sarcillos y tres rosarios de corales y uno de coyor, tres cucharas de plata y tres de-
dales de plata y un relicario con su cabrestillo, y una pajuela con su cabrestillo, y un
dedal, y un par de memorias, y dos sortijas que pesan cinquenta castellanos de oro,
y tamvién lleva de mi quenta unos trastesitos de ropa de Castilla.
Ya le é dicho te de lo que huvieras menester en el ynterín que yo
voy. Tamvién te lleva un sombrero de castor y me perdonaréis mi
colonial (Medellín: Premios Nacionales
de Cultura/Universidad de Antioquia, querida que yo quisiera ymviarte mi corasón, y es verdad que lo
2007), 55-72.
más del tiempo estoy sin él, pues lo tengo siempre en vos. Que
14. Pablo Rodríguez, Sentimientos y Vida aunque dise el adajio que la auciencia cauza // olvido, digo que es
Familiar en el Nuevo Reino de Granada
(Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, falso, porque yo experimento lo contrario, y así digo que mien-
1997), 261-285. tras más días te tengo, más en mi memoria no te doy disculpas
15. AHJM, Caja, 177, Doc., 3569, folios 1r; porque puede ser parescan ponderaciones”15.
3r. y v. Julio 2 de 1709, Carta de Jacinto
López Tuesta a su esposa doña María
Manuela de Betancurt y Velasco.

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Orián Jiménez Meneses 53

La respuesta de su esposa, doña María Manuela de Betancurt y Velasco, fue similar


en detalles y sentimientos a la que recibiera desde las lejanas tierras del Chocó. Al re-
greso de su cuñado, Rodrigo López Tuesta, le escribiría a su anhelado esposo:
“[…] Querido de mis ojos […] Lleva Rodrigo una camisa, la cual dueño mío vá rabona,
pero lo que as de aser es ponértela y callar, y también lleva un pañuelo, el cual bá
algo aumado porque mis trabajos lo causan el cosinar dentro de casa, y un birrete
todo corto, dueño mío, a mi voluntad que yo quisiera ygualara la posiblidad con mi
amor y deseo el qual es tan fino y firme que no allo conparazión; tanbién lleva dos
pares de escarpines, con un poco de cacao molido, aunque no bá como yo quisiera
de regalado, y perdonareis, querido de mi alma, que todo es nada según la obliga-
zión mía. Querido de mi alma, aunque me enbiaste dos mantos la nesesidad me
obligó á b[e]nder el uno y el otro se está hasiendo pedasos, de suerte que no tene-
mos con que oyr misa, bendí uno para comprarles a las muchachas unas sayas de
bayeta, también te suplico me busqueis un baulito para guardar las joyas. También
te pido me busqueis una chapa de caja que una que tengo está dañada y te la quise
despachar allá para que la mandaras aliñar, conque me ha paresido menos trabajo
haserla de nuevo, ban con estas también unos tabacos”16.

Y cuando se trataba de las diferencias éticas y sociales, los objetos y prendas de


vestir cumplían funciones determinantes del grado de pertenencia a las corporacio-
nes y privilegios de la sociedad colonial17. Con particular claridad, Fray Juan de Santa
Gertrudis percibió en Cartagena las diferenciaciones sociales en el uso del vestido en-
tre las mujeres beneméritas y las esclavas:
“El traje de las señoras es: una camisa con labores de seda de colores, y que es de
hilo de oro y plata también, formando un cuello de tres dedos de ancho, y a la caída
de un lado y otro un cuadrado, que llaman pechitos. Y en las faldas un encaje de 4
dedos de ancho. Sobre la camisa con mangas sin puños, anchas, con los remates de
encaje, visten un fustán de bretaña y alrededor encaje o fleje, uno y otro con juntas.
No usan jubón, si sólo se rebosan con un reboso de bretaña o clarín con su punta de
encaje. Para salir de casa usan manto de tafetán y saya de lo mismo, su media de
seda con cuchilla labrada, y en lugar de zapato calzan pantojas, que es
una jinela con dos dedos de suela, y en el empeine no llegan a cubrir
los dedos, porque todo el empeine no tiene tres. Pero este poquito 16. AHJM, Caja 177, Doc. 3569, fols. 339v.-
340r., enero 16 de 1710, “Sucesión de
muy bordado de seda, y en los bordes un listoncito de seda fruncido. Rodrigo López Tuesta”.
Más todo alrededor de la suela, a la parte superior, guarnecida de un 17. Tomás Pérez Vejo, “Artesanos y
galoncito de plata o oro. Pero su gala principal consiste en dos cosas: artistas, Privilegios, organizaciones
gremiales y academias de bellas artes,
El caso de Nueva España”, en Cuerpo
Político, 189-214.

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54 Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

18. Fray Juan de Santa Gertrudis, Maravillas la primera es que cuando la señora sale de casa vayan tras ella,
t. I, 43.
una tras otra, todas las esclavas que tienen blancas y negras.
19. Recopilación de Leyes de los Reinos de
Indias, tomo 2 (Madrid: Consejo de la
Y la que lleva más es la que lleva la palma. La segunda es que
Hispanidad, 1943), 361-370. La Corona para mandar algún recaudo o regalito, la esclava que lo lleva
dispuso que: “Ninguna negra, ó mulata,
trayga oro, perlas, ni seda; pero si
la engalanan con mucha gargantilla, zarcillo y cadenas de oro,
la negra, ó mulata fuere casada con manillas de perlas, y lo que lleva va tapado con un puño muy
español, pueda traer unos sarcillos de
oro, con perlas, y una gargantilla, y en
rico todo bordado de seda en variedad de colores”18.
la saya un ribete de terciopelo, y no
pueda traer // ni traygan mantos de
burato, ni otra tela, salvo mantellinas,
Tales diferenciaciones en el uso de objetos de vestir estaban
que lleguen poco más abaxo de la además legitimadas por la legislación indiana. En la Recopilación
cintura, pena de que se les quiten,
y pierdan las joyas de oro, vestidos
se había diferenciado claramente que las negras y esclavas, para
de seda, y manto que trageren”. diferenciarse de las mujeres blancas, no podrían usar el birrete,
Recopilación de Leyes, 369-370.
gorro distintivo de los blancos y caballeros; tampoco se les permi-
20. En distintas investigaciones, el profesor tió a hombres de baja condición social hacer uso de capas, dagas
Pablo Rodríguez ha insistido sobre el
valor de los estudios de lo cotidiano y espadas, pues esos objetos estaban reservados para la “nobleza”
en la comprensión de nuestro pasado y las personas de origen español19. Sin embargo, en Cartagena de
colonial. Al respecto véase: Pablo
Rodríguez, “Casa y orden cotidiano Indias las mujeres esclavas traspasaban los umbrales de la sobrie-
en el Nuevo Reino de Granada, S. dad para dejar sorprendido al vecindario con sus engalanados
XVIII”, en Historia de la vida cotidiana
en Colombia, ed. Beatriz Castro Carvajal atuendos, un ritual y expresión simbólica de las familias blan-
(Bogotá: Grupo Editorial Norma, 1996), cas a las que pertenecían. Empero, ha sido el historiador Pablo
103-129; Pablo Rodríguez, En busca de
lo cotidiano. Honor, Sexo, Fiesta y Sociedad Rodríguez Jiménez quien con mayor precisión ha estudiado el
el siglo XVIII (Bogotá: Universidad tema de los espacios domésticos y de la vida cotidiana en el Nuevo
Nacional de Colombia, 2002).
Reino de Granada durante el siglo XVIII20. De sus investigaciones
21. El 19 de junio de 1622, Pedro de
Acevedo, albacea de doña Josefa
y el cotejo con otras fuentes como los testamentos, inventarios,
Palacio, reclamaba un pedazo de cartas de dote y otras correspondencias se desprende con meri-
tierra en la jurisdicción de la Villa
de Medellín; al hacerlo, nombraba
diana claridad que los objetos y el mobiliario doméstico fueron,
detalladamente los objetos que había hasta mediados del siglo XVIII, austeros y sobrios21. No obstan-
dentro de la vivienda: “[…] un pedaso
de tierras en la ótra banda del río, cuyos
te, en la segunda mitad de este siglo fue cada vez más notorio
linderos son por la parte de arriba en las casas de las ciudades y
desde la quebrada de Alta Vista que
venía antiguamente el maestro Juan
villas, y en al algunas casas
Gómez de Ureña, difunto, cura y vicario escaño y dos sillas de asentar, una paila de de campo de comerciantes,
que fue desta Villa, en atraviesa asta un
sanjón de Pantano, lindando con tierras
quince libras y una reja con su apero, con terratenientes y esclavistas,
una acha y un machete de sinta, con un
de don Francisco Ángel de la Guerra, coco chocolatero con su pie de plata, con que el salón principal estu-
alcalde provinsial desta Villa, sanjón
abajo asta topar con sercas que oy tiene
más veinte y seis reses bacunas con este viera constituido por sillas
yerro […]”. AHJM, Caja 191, Doc. 3714, f.
Alvino Gíl, y de ellas en atravesía por 5r., “Petición de herencia de doña Elvira con brazos, canapé y estra-
la parte de abajo asta dar con la dicha
quebrada, y por ella arriba asta dar al
Rosa de Santa María Pérez”. El énfasis de la dos22. En las paredes y en el
negrilla es agregado.
primer lindero, en las quales dichas techo se exhibían las pinturas
tierras se yncluyen una casa de tapia 22. El estrado era una tarima de madera
cubierta de paja, con una puerta de cubierta de esteras, tapetes o alfombras, y
madera, y dentro de ella un bufete, un acompañada de objetos como los cojines.

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Orián Jiménez Meneses 55

y los tapices más lujosos. Así, en ciudades bajo la influencia del clima frío como Santa
Fe y Tunja, los salones de las casas llegaron a tener chimenea y hornos en fondos de
cobre. El comedor se componía de una mesa, varias sillas y un escaparate en el que
se guardaban las vajillas más finas. La alcoba tenía una cama de pabellón, un armario
para guardar la ropa, un reclinatorio, varias alfombras, arcones y cortinas sobre las
ventanas. Los salones, cuartos y corredores se iluminaban en horas de la noche con
candeleros, faroles colgados de las paredes y velas. Como bien lo señaló Julián Vargas
Lesmes, la oscuridad de las noches santafereñas sólo era rota por el resplandor de
las velas que, prendidas dentro de las viviendas, iluminaban la vida nocturna de sus
habitantes y vecinos. En la ciudad capital la producción de velas fue una de las tem-
pranas industrias y uno de los ramos que más ganancias dejó a los comerciantes y a
los ramos del Cabildo23. Ante la oscuridad de las noches coloniales, las velas de cebo y
los faroles, cuando se trataba de ciudades y villas importantes dentro del Virreinato,
cumplían funciones especiales para que se desarrollaran juegos, bailes y visitas entre
las familias más pudientes. En Cartagena de Indias, por ejemplo, un farol puesto en-
cima de la torre de una de sus fortalezas servía de objeto-guía a los navegantes para
divisar por donde habrían de hacer su entrada a la bahía24.

I magen N o . 2: C onducción de muebles

Fuente: Pintura de Ramón Torres Méndez 1849. Museo Nacional No. 639.
Reproducida por Aída Martínez Carreño, “La vida material en los espacios 23. Julián Vargas Lesmes, La sociedad de
domésticos”, en Historia de la vida cotidiana en Colombia, editora Beatriz Castro Santafé colonial (Bogotá, Cinep, 1990),
Carvajal. Bogotá: Grupo Editorial Norma, 1996, 353. 202-204.

24. Fray Juan de Santa Gertrudis,


Maravillas, t. I, 33.

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56 Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

Pero fue al finalizar el siglo XVIII cuando una serie de nuevos objetos empezaron a te-
ner presencia en el mobiliario y la cultura de las principales ciudades, villas y parroquias
del Virreinato del Nuevo Reino de Granada. Al revisar inventarios y bienes declarados en
testamentos, cada vez son más notorios las vajillas chinas, los platos de peltre con grabados
y la cristalería importada. Algunos hacendados de la Gobernación de Popayán y prominen-
tes mineros del Chocó registraban con hincapié lujosas sillas, sillones y cofres, los cuales
valoraban por el número y la calidad de las incrustaciones que tenían en plata, nácar y
carey. Las familias más prestigiosas de las ciudades poseían juegos completos de cubiertos
de plata, jarras, jarrones, vasos y copas de cristal. Todos se esmeraban en cuidar de aquellos
objetos que consideraban más valiosos. Así, por ejemplo, en 1789 en Santa Fe, durante la
jura de lealtad a Carlos IV, las familias más prestantes exhibieron en sus balcones sus mejo-
res vajillas y piezas de cristalería25. En síntesis, fue el reformismo borbónico de la segunda
mitad del siglo XVIII el que hizo posible una reforma del sistema de correos y una mejora
en las vías de comunicación, lo que permitió multiplicar la frecuencia y la velocidad de la
circulación de informaciones y objetos de uso personal y del comercio. Tales avances per-
mitieron, entre otras cosas, la introducción de nuevos objetos para la vida doméstica y la
adquisición de libros, gacetas, cartas y correspondencias sobre el mundo europeo26.

2. O bjetos móviles e inmóviles : mercancías y caminos


Los caminos, huellas antrópicas sobre el paisaje fueron -y es probable que aún lo sean- el
soporte para la circulación de objetos de un espacio a otro. Desde un punto de vista geográfi-
co, los caminos, puertos y arrastraderos se pueden clasificar como objetos inmóviles que hacen
posible que los objetos móviles lleguen a sus lugares de destino. Por eso en la segunda mitad del
siglo XVIII el incremento en la presencia y variedad de objetos de uso doméstico y comercial
en el Nuevo Reino de Granada estuvo condicionado al estado de los caminos y a las políticas
de control de los reformadores borbónicos, pues al gravar con impuestos las transacciones
comerciales, la producciones de víveres, los géneros para el comercio y la explotación de
metales preciosos, se condicionó la entrada y salida ciertos objetos entre la Península, los
puertos receptores, las zonas de producción aurífera y las zonas de consumo de todo tipo de
objetos como telas, armas, herramientas, productos alimenticios y me-
najes para la subsistencia. Entre 1773 y 1777 los tres centros de poder de
25. Julián Vargas Lesmes, La Sociedad, 301- la Provincia de Antioquia: Rionegro, Medellín y Santa Fe, recibieron cada
338; José María Caballero, Diario de la
Independencia (Bogotá: Talleres Gráficos una un total de 5.157, 2.653 y 1.152 cargas de ropas, géneros de Castilla,
Banco Popular, 1974). de Quito y ropas del Reino, respectivamente. Ese aumento considerable
26. Renán Silva, Las epidemias de viruela en la introducción de mercancías se explica por el auge de la explota-
de 1782 y 1802 en el Virreinato de Nueva
Granada (Medellín: La Carreta Editores,
ción minera, el crecimiento de tales poblaciones y una leve mejora en el
2007), 73 y 74. estado de los caminos entre la provincia y el río Magdalena27.
27. AGN, Mejoras Materiales, t. 17, fol. 972r.-
990v.

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Orián Jiménez Meneses 57

Desde los primeros tiempos de la dominación española florecieron los intercambios


económicos y de objetos entre núcleos y zonas de abastecimiento imperial y las zonas de
consumo en el Virreinato. Así, Cádiz, Cartagena, Santafé, Popayán y Quito constituían
un eje rutero del comercio e intercambio de bienes entre el Imperio y sus colonias. Las
telas de Manchester terminaban, después de varios meses de recorrido, en los Reales
de Minas de Antioquia, el Chocó y las pulperías de las ciudades y villas del Virreinato;
a su regreso los comerciantes llevaban oro en polvo, piedras preciosas, ceras, breas y
maderas para los astilleros de Guayaquil, Cuba y Cádiz. El comercio triangular que se
instauró entre Europa, África y América permitió la circulación y consumo de objetos
y géneros del comercio entre tres mundos hasta los niveles de lo inimaginable: hierro,
vinos, papel, telas, libros y géneros de Castilla se introducían y comercializaban con
la misma naturalidad con la que se enviaba el oro en polvo, las resinas vegetales, las
esmeraldas, las pieles, las trozas de cedros, caobas y guayacanaes. Esa ruta de los objetos
entre diversas culturas serviría para sentar las bases de los palimpsestos y transforma-
ciones de nuestros paisajes y objetos entre el Viejo y el Nuevo Mundo28.
Los caminos, objetos inmóviles, son tanto huellas sobre el paisaje como marcado-
res territoriales y expresiones de los grados de civilización tecnológica de las culturas.
Como asentamientos transitorios, las ciudades y villas fueron el punto de apoyo de las
instituciones coloniales. Después de las jornadas de conquista, las tierras de Medellín,
por ejemplo, estuvieron dedicadas al engorde de ganado y al cultivo de productos des-
tinados a economías de “pan coger” y “pan llevar”, que abastecían los minerales de la
Provincia. A través de los caminos circulaban mercancías procedentes de Lima y del
Reino, productos agrícolas del valle de Aburrá, ganados de Cartago
y Cali, y esclavos de Cartagena y Mompox. De tal modo que se pasó
del camino como instrumento de la errancia y como soporte de las 28. Tanto los historiadores como los
geógrafos han señalado que la
huestes conquistadoras al camino como medio vital para comunicar emergencia y aparición de las rutas se
las villas y ciudades fundadas con las zonas de abastecimientos agrí- da de forma simultánea al proceso de
civilización. El carácter esencial de la
colas y ganaderos. Utilizando el camino viejo de los conquistadores, ruta lo constituye, por oposición al de la
los mineros de Antioquia introducían ganados para los reales de mi- vía acuática, la condición de imprimirse
sobre el suelo, es decir, que al igual
nas. En el desplazamiento de las reses por la provincia de Antioquia, que los objetos su existencia está
los pastizales del valle de Aburrá y el puerto seco de Rionegro ser- regulada por la capacidad para hacerse
perenne. Por eso se hace importante el
vían de alimento y descanso para los ganados y los vaqueros. estudio de las rutas de la sal, el ámbar,
Por otra parte, es de resaltar que los procesos de expansión colo- del hierro, de los objetos religiosos
y de los bienes de consumo. La ruta
nizadora y de “zonas de contacto” entre el Caribe y Antioquia, por es la razón de Estado inscrita sobre
ejemplo, estuvieron acompañados de prácticas como la agricultura el suelo, sobre el paisaje. Al respecto
puede consultarse: François Dagognet,
y la ganadería, tanto a pequeña como a gran escala. En Antioquia, “Route, anti-route, métaroute”, Cahiers
la producción agropecuaria había aumentado ostensiblemente de Médiologie 2 (segundo semestre
1996): 19-28 (Traducción del francés de
Felipe Gutiérrez Flórez y Jorge Márquez
Valderrama, julio de 2001).

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58 Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

durante el siglo XIX, y para finales de siglo, los terratenientes comenzaron a ocupar
tierras del estado de Bolívar con el único objetivo de establecer allí sus haciendas e
introducir nuevos pastos y cercados, buscando con ello disminuir la antigua trashu-
mancia del ganado y las gentes que debían acompañarlo. De esta forma comenzó el
proceso moderno de colonización, propiciado por la apertura de la frontera de las zo-
nas de contacto entre el Caribe y Antioquia. Con este proceso, las tierras de Córdoba,
Sucre, Bolívar y toda el área conocida como La Mojana vieron cada vez más la presen-
cia de antioqueños procedentes de Rionegro, Santa Rosa, Gómez Plata y Yarumal. Los
circuitos y zonas de contacto más importantes entre el Caribe y Antioquia en los siglos
XVIII y XIX se hicieron a través de las rutas, nodos y las aristas sobre los ríos Magdalena,
Cauca y Nechí. Por estos ríos se comunicaban con el Puerto de Cartagena, Las Bocas de
Ceniza y la Villa de Mompox. De Antioquia se llevaba oro en polvo hacia los puertos
del Caribe y, de estos emplazamientos se llevaba hacia Antioquia ganado en pie y en
tasajos, cerdos, pan, azúcar, tabaco, botijas con rones, aguardientes y vinos, pescado
seco y quesos. Los pobladores de las riveras del Magdalena, el Cauca, el San Jorge, el
Sinú, el Nechí, el Caribona y el Nare, fueron testigos del trasegar de muchos champa-
nes, barquetas y canoas en los cuales se desplazaban hombres y mujeres dedicados al
intercambio de gallinas, huevos, tasajos, carnes de monte, tocino, plátano y maíz.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII y los primeros años del XIX los pescado-
res vieron subir por el río productos nuevos venidos de Europa. Después de haber sido
puestos en los nodos de Cartagena y Santa Marta, iniciaban su recorrido por la autopista
de agua de las Llanuras del Caribe -el río Magdalena-, hasta llegar a los pequeños puertos
en el pie de monte de las cordilleras antioqueñas. De los hatos de San Marcos, Majagual
y las Sabanas de Ayapel se introducían miles de reses hasta el altiplano de Los Osos,
dejando huellas tangibles sobre el paisaje a través de toponimias. Llanos de Cuibá, por
ejemplo, es una de esas toponimias que aparecen tanto en Antioquia como en el Caribe;
quizás migró con los vaqueros y sus ganados desde el bajo San Jorge hasta el Valle de los
Osos o viceversa. De las zonas agrícolas de Girón, Vélez, Pamplona, el Socorro y San Gil
llegaban a Antioquia y Chocó los tabacos y cacaos, las cabuyas y costales, y muchos de
los objetos fabricados en cuero como alforjas, botijas, faltriqueras y zamarros.
Comerciantes, tratantes y rescatantes locales montaban sus negocios al por mayor y
al menudeo, bien fuera en las áreas urbanas de la ciudades y villas del Virreinato, o bien
se desplazaban hasta los Reales de Minas y los sitios más apartados para realizar sus tran-
sacciones económicas. En sus recorridos vendían angaripolas, ruanes, tafetanes, capas,
enaguas, lienzos y sombreros. De este modo se unían economías y sociedades disímiles

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Orián Jiménez Meneses 59

como Antioquia, Cartagena, el Chocó y los centros agrícolas del Virreinato. Sólo unos cuan-
tos baquianos y rescatantes al por menor se atrevían a llegar hasta las zonas más apartadas,
en las que después de realizar sus negocios se abandonaban en juegos de cartas, bebezo-
nes y rochelas. Otros, más aventajados y con mejor suerte quizás, llegaron a montar sus
pulperías en las calles reales de la capital Virreinal, Santa Fe. Allí, en sus tiendas, vendían
alimentos, vinos, utensilios de cocina, cuchillos, rejos, calzado, géneros, estampas, cuadros,
libros, papel, jabón, especies, miel y cera de la tierra. Fue dentro de este contexto del mundo
de los negocios de objetos y mercancías que un tal Fernando Alonso, comerciante de la plaza
mayor de Santafé registró, en la segunda década del siglo XVII, varias de las mercancías y
objetos que había importado para venderlas en su reconocida tienda de abastos. Se trataba
de cajones, cinchas y cinchones, jáquimas, enjalmas, candados, botijas de aceite, vidrio,
agujas, trompos para el juego, cordones, hilo portugués, tijeras, peines, pretinas de hierro,
rosarios, agujas de arria, alfileres y cuerdas para vihuela29. Esos objetos ponen en evidencia
las diferencias en los géneros del comercio entre ciudades y zonas de periferia en las que
sólo aparecen objetos y productos para la subsistencia y el desarrollo del trabajo.

C onsideración final
Mientras hilvanaba ideas y lecturas para darle forma a este artículo, acudieron a mi memo-
ria recuerdos sobre anécdotas de los objetos que me han acompañado desde que creo tener
uso de razón: las mochilas. También recuerdo con nostalgia los objetos que mi padre me legara
como única herencia de lo que fue su vida de agricultor y campesino. Recientemente, al hurgar
sobre el pasado y los espacios en los que viví cuando era niño, no puedo apartar de mi memoria
el cuidado que tenía con su carriel, su aguja de arria y una piedra de amolar que había transforma-
do en objeto útil para amolar su machete de agricultor y los cuchillos de la cocina.
En el mundo contemporáneo en que nos ha tocado vivir, un sinnúmero de objetos
hacen posible nuestra existencia: muebles, enseres, utensilios, herramientas e instru-
mentos de trabajo (computadores y celulares). Los objetos del pasado y los de nuestro
tiempo cumplen funciones que trascienden el universo material: esos objetos son, ante
todo, forjadores de procesos de identidad y medios de orientación simbólicos que dicen
lo que realmente somos como personas y seres sociales en interdependencia con el resto
de los seres humanos. Cada objeto guarda un significado para su portador, bien sea por
su elaboración técnica, su valor comercial, o bien por su valor simbólico e identitario. Los
objetos median en nuestra relación con la naturaleza y ponen de manifiesto los avances
técnicos de nuestras sociedades y el valor dado a algunos de ellos,
según la relación que hayamos establecido a través del tiempo.
29. AGN, Abastos, t. 2, fol. 700r.-730; Juicios
Civiles, Cundinamarca, t. 23, fol. 940r.
También se encuentra información
sobre objetos inmóviles y móviles en el
fondo Mejoras Materiales, varios tomos, y
en Impuestos Varios, Cartas.

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60 Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

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62 Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile. 1920-1960

Artículo recibido: 8 Del ficticio entusiasmo: el mercado de Fictitious Enthusiasm: the Drug Market
de enero de 2009; las drogas en el tránsito a la prohibición in the Transition to Prohibition in Chile,
aprobado: 23 de abril en Chile. 1920-1960 1920-1960
de 2009; modificado: Resumen Abstract
3 de junio de 2009. El presente artículo busca analizar la circulación This article analyzes the circulation of
de sustancias como la cocaína, la morfina, el substances like cocaine, morphine, opium, and
opio y la cannabis sativa en Chile entre 1920 marijuana (cannabis sativa) in Chile between
y 1960, destacando tanto la constitución de 1920 and 1960. It underscores the development
circuitos y organizaciones destinadas a la of circuits and organizations involved in the
producción, internación y tráfico de dichas production, importation, and traffic of legally-
sustancias sometidas a regulación médica y and medically-regulated substances as well as
legal, como la implementación de normativas the implementation of laws and institutions
e instituciones destinadas a dicha regulación. charged with regulating them. In this way, the
Así, se analiza el papel jugado por médicos y article analyzes the role played by doctors
farmacéuticos en la constitución de un mercado and pharmacists in the constitution of an
ilícito de drogas y el surgimiento de traficantes illegal market for drugs and the emergence of
especializados y organismos policiales specialized traffickers and police organizations
dedicados a su persecución, todo ello en los dedicated to persecuting them. All this occurred
marcos de un sistema normativo que toleró la in the context of a legal system that tolerated
prescripción regulada de estas sustancias, y que the regulated prescription of these substances
al mismo tiempo fue testigo de su permanente and that, at the same time, witnessed the
vulneración. continual violation of these norms.
Palabras c l av e Key Words
Drogas, tráfico, crimen organizado, historia de la Drugs, Trafficking, Organized Crime, History of
medicina, Chile. Medicine, Chile.

Licenciado en historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile (1997). Doctor en Historia,


Pontificia Universidad Católica de Chile (2005). Profesor de la Universidad Alberto Hurtado,
Santiago de Chile. Sus intereses investigativos son la historiografía, historia social e historia
Marcos cultural. Entre sus publicaciones recientes se encuentran: “‘La mano del plebeyo levantada, es
la montaña que se despeña’. La conceptualización del pueblo en tiempos de transformación.
Fernández Chile, 1750-1850”, Historia 42: 1 (enero-junio 2009): 109-139; “Las puntas de un mismo lazo:
Labbé discurso y representación social del bebedor inmoderado en Chile, 1870-1930”, en Alcohol y
Trabajo. El alcohol y la formación de las identidades laborales en Chile, siglos XIX-XX, eds. Marcos
Fernández Labbé et al. (Osorno: Colección Investigadores, Editorial Universidad de Los Lagos,
2008), 91-119; “Sangre por sangre: la retórica judicial y la veracidad documental como problema
heurístico en las solicitudes de indulto”, en Justicia, poder y sociedad en Chile: recorridos históricos,
eds. Tomás Cornejo C. y Carolina González U. (Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales,
2007), 219-240. mfernand@uahurtado.cl

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 62-83
Marcos Fernández Labbé 63

Del ficticio entusiasmo: el mercado


de las drogas en el tránsito a la
prohibición en Chile. 1920-1960Ï
sustancias como las hojas de coca, la
I ntroducción : las drogas como mercado y mercancía cocaína, el opio y sus derivados y el
cáñamo indiano se inició en Chile con el
A todo lo largo del siglo XX -también antes y evidentemente después- Código Penal de 1875, que en sus artículos
una serie acotada de sustancias destinadas originalmente a la terapéutica 313 y 314 hacía referencia a los delitos
contra la salud pública. Sin embargo,
médica fueron utilizadas de forma recreacional por un número de suje- la definición de ciertas sustancias
tos que, aun siendo a veces sólo un puñado y en permanente intento de como sometidas a especial control se
remonta al Reglamento de Farmacia de
mimetismo e invisibilidad, forzaron la constitución de un mercado extra 1905, que sólo prescribía cautelas con
médico para este tipo de sustancias. Ya fuera por medio de los carriles respecto al uso interno o externo de
los medicamentos que incluían en su
legales de la provisión farmacéutica y la prescripción de los galenos o preparación alguno de los componentes
por las vías más tortuosas del tráfico en burdeles, callejones y centros antes nombrados. Del mismo modo, y ya
en la década de 1920, se implementaron
de diversión nocturna, la demanda por sustancias legales pero reguladas sucesivas medidas para la internación
como la cocaína, la morfina, el opio para fumar y en mucho menor me- de hojas de coca destinadas a los obreros
bolivianos y peruanos que trabajaban
dida el cáñamo indiano, desencadenó en el Chile de las décadas de 1920 en la pampa salitrera y las explotaciones
a 1960 una serie de movimientos históricos que son relevantes de anotar mineras de altura. Sólo en 1936 se
formaliza la regulación -por medio de
en los marcos de una reflexión sobre las mercancías en la historia. las fiscalizaciones a farmacias por parte
En primer lugar deben considerarse las tan particulares caracterís- de la Dirección General de Sanidad (DGS)
y la exigencia de la receta médica- del
ticas que poseen aquellas mercancías que son sometidas a un marco expendio, importación y fabricación
preciso de reglamentación, en tanto se las ha asociado culturalmente a de este tipo de drogas por medio del
Reglamento de Estupefacientes, que
aspectos vedados, peligrosos o perversos fuera de su utilización super- será una y otra vez complementado
visada: para el caso de las drogas, aquí comentaremos sus facultades en sus contenidos de regulación a lo
largo del periodo aquí analizado, en
curativas -en específico su capacidad tanto que medicamentos con distintas
para dominar el dolor-, que pron- denominaciones incluyan en su
composición componentes activos
tamente fueron alternadas con un Ï El presente artículo es resultado derivados del opio o la coca. Para los
uso recreativo. Se experimentó así la de la investigación referida a la detalles ver el trabajo de Cristián Pablo
historia social de la producción, Merino Rojas, “Evolución histórica de
compleja convivencia entre la ofer- circulación, consumo y regulación la legislación nacional sobre tráfico
ta y el expendio regulado y legal de de las drogas en Chile entre inicios ilícito de estupefacientes”, (Tesis de
del siglo XX y 1973, la cual se ha pregrado, Universidad de Talca, 2000).
las drogas, y su uso extra médico y la desarrollado a partir de 2007 gracias De modo paralelo, Chile se hizo parte de
constitución de un mercado negro al apoyo de Conicyt (Comisión los acuerdos internacionales contra el
Nacional de Investigación Científica y tráfico de drogas desde la Conferencia de
de las mismas para la provisión de Tecnológica) por medio del Programa Shangai, las recomendaciones posteriores
los consumidores1. Ubicadas en este Fondecyt Iniciación en Investigación. al Tratado de Versalles y la coordinación
regular implementada a través de los
1. En términos estrictos, la legislación organismos internacionales permanentes
reguladora del expendio de así en New York como en Ginebra.

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64 Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile. 1920-1960

mercado clandestino, las sustancias que analizamos adquieren una serie de categorías
decisivas para su comprensión como mercancías: los consumidores están dispuestos a
pagar precios por sobre el costo de los mismos productos en el mercado legal; la calidad
de lo consumido es azarosa y muchas veces decididamente adulterada; y el riesgo de
cada transacción es permanente debido a la articulación de instituciones destinadas a la
persecución del tráfico2.
Definidas así como mercancías cautivas en un mercado muy particular, las sustancias
que analizamos poseyeron en el periodo que estudiamos una serie de características im-
portantes de reseñar acá: por un lado, fueron unánimemente advertidas como dotadas
de gran peligrosidad para el conjunto de la raza y la nación chilenas, debido a los efectos
degenerativos, desmoralizadores y disolventes que se suponía tenían sobre sus consu-
midores, representados en particular por los apáticos y mortecinos morfinómanos y los
incontrolables y eufóricos cocainómanos. Al mismo tiempo, los saberes farmacéutico y
médico insistieron en la necesidad de regular pero no abolir la presencia de este tipo
de sustancias en el mercado chileno, por los enormes beneficios que presentaban -bien
dosificadas y prescritas- así para los enfermos de las más variadas dolencias, como para
el rubro de la farmacopea, la medicina y la industria química chilenas. De forma paralela,
además, los cuerpos normativos que se constituyeron establecieron jerarquías, cuotas y
mecanismos de producción, introducción, distribución y fiscalización que permitieron
visibilizar así a las mercancías como tales, como a sus disimulados consumidores. En co-
herencia con lo anterior, la sociedad chilena del periodo construyó a su vez un repertorio
de representaciones sociales referidas a las sustancias, sus consumidores y traficantes,
adentrándose en los riesgos y tentaciones de este mundo particular.

1. E l expendio regulado de narcóticos : boticas , médicos y consumidores


En un contexto en el cual la prescripción de sustancias narcóticas o alcaloides era
de facto legal, y en donde el control sobre esta prescripción estaba en manos exclusi-
vas de médicos y farmacéuticos, no debe sorprender el hecho de que
los primeros sitios que hayan sido señalados como centros de pro-
2. Al respecto sigue siendo de gran utilidad visión de drogas para fines extra- médicos hayan sido las boticas, y
el clásico de Wolfgang Schivelbusch,
Tastes of Paradise. A Social History of Spices, que los individuos signados con el estigma del tráfico -u oferta no
Stimulants, and Intoxicants (New York: medicinal de las mismas sustancias- hayan sido los boticarios y los
Vintage Books, 1993).
médicos. Del mismo modo, es coherente que las acciones de regula-
3. Una sagaz relación del proceso de
fiscalización a los expendedores
ción y reglamentación hayan apuntado hacía esos establecimientos
legales de sustancias en los y esas profesiones en particular3. Así, para los adictos a la cocaína, la
Estados Unidos durante el mismo
periodo puede hallarse en Richard
morfina y sus variados derivados, el mecanismo más seguro de acce-
DeGrandpre, The Cult of Pharmacology. der a dichas sustancias era la consulta médica primero, la farmacia
How America became the world´s most
troubled drug culture (Durham: Duke
University Press, 2006).

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Marcos Fernández Labbé 65

después. En tal sentido, sólo la receta de un médico permitía la compra de los tóxicos de-
seados, y éstos sólo se distribuían por medio de las boticas. Fuera del uso estrictamente
medicinal, ya en 1920 se hacía notar, primero, la regularidad con que las recetas médicas
pasaban “de mano en mano, sirviendo a todos los que quieran hacer uso de ella”4; segun-
do, el comportamiento “sombrío y criminal”5 de los médicos que otorgaban estas recetas
a los consumidores; y por último, el hecho de que algunos boticarios vendieran estos
productos “con solo hacerles una seña conocida por ellos”, más aún cuando el consumi-
dor era habitual6. Junto a las boticas, los hospitales representaban también un lugar de
provisión de las sustancias restringidas a la receta médica, en tanto los enfermos queda-
ban al cuidado de trabajadores no médicos que, impacientes ante el dolor del sufriente,
no dudaban en administrar el anestésico opiáceo que lo calmaría.
Ese mismo sufrimiento hacía que incluso los médicos, “recordando
4. J. Emilio Belmonte, Capacidad y
su misión de aliviar los dolores”, fuesen los primeros en suministrar responsabilidad del morfinómano,
la inyección a la larga letal, aún cuando en ese instante derrama- cocainómano y opiómano (Santiago de
Chile: Imprenta Lagunas & Cía, 1920),
se “su sangre la bienhechora solución” . Ya a fines de la década de
7
11-12.
1920, para una autora este tipo de situación era la mejor prueba de 5. J. Emilio Belmonte, Capacidad y
la necesidad urgente de “reglamentar estrictamente la prescripción responsabilidad, 11-12.
de narcóticos”, puesto que éstos “no hacen otra cosa que producir la 6. J. Emilio Belmonte, Capacidad y
falsa impresión de una mejoría, atenuando o acallando las manifes- responsabilidad, 11-12. Algunas
páginas más tarde se agrega sobre los
taciones de protesta de nuestra naturaleza: no se debe luchar con el farmacéuticos: “[E]stán completamente
dolor, que es un aviso del organismo enfermo; el dolor desaparece olvidados de sus deberes profesionales
en este sentido. Pues la simple
con la mejoría” . Arrancados los anestésicos de la práctica médica, el
8
exhibición de una receta, cuyo valor
problema del vicio se resolvía por sí mismo, aun cuando ello derivara data de largo tiempo, y aún sin ella, se
les vende todo el tóxico que deseen”.
en dejar a los enfermos en las garras de su “natural” dolor, dado que Capacidad y responsabilidad, 31-32.
para la químico-farmacéutica recién citada las consecuencias nefas- 7. Emilio Belmonte, Capacidad y
tas del consumo extra- médico representaban una amenaza mayor responsabilidad, 31. Pocos años
más tarde, el doctor Víctor Grossi
que los sufrimientos hospitalarios, y en tal sentido, el remedio era reconocía en un artículo titulado “Los
peor que la enfermedad. venenos sociales en Chile”: “Mucha
responsabilidad nos cabe a los médicos
Así, era en los establecimientos regentados por médicos y boti- en la difusión de este vicio. Debilidad
carios donde, de forma sin duda regulada, pero en términos mucho para complacer a un cliente estimado,
ligereza para recetar un calmante, el
más laxos de lo que vendría después, era factible el acceso a dro- gran número de personas que hoy día
gas narcóticas para aquellos que las deseaban para un consumo conocen la técnica de las inyecciones
hipodérmicas, ha traído la difusión de
extra-médico. Como efecto inmediato, los mismos farmacéuticos la morfinomanía”. En Farmacia Chilena
desdeñaron una y otra vez -y asimismo fueron contestados- la vincu- año I: 5 (mayo de 1927): 60.
lación de los suyos en el tráfico, llegando a establecer en el Código de 8. Laura Monetta O., “Breve estudio sobre
el opio y sus derivados. Convenios
Moral Farmacéutica aprobado tras el Primer Congreso Nacional de internacionales sobre el tráfico de
Farmacia, que “todo profesional debe contribuir a vigilar la venta de drogas heroicas” (Memoria de prueba
para optar al título de Químico-
Farmacéutico de la Universidad de
Chile, 1929), 91.

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66 Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile. 1920-1960

narcóticos, ya que su abuso solo significa la explotación del vicio”9. En este sentido, en
un punto de frontera entre la “explotación del vicio” y la práctica regulada del expendio
de alcaloides se hallaba la situación de las droguerías y boticas de las oficinas salitreras
del norte de Chile, en donde la falta de fiscalización y la numerosa población de origen
peruano y boliviano promovía “la venta clandestina de medicamentos y de la coca en
las pulperías”10. Con el paso del tiempo esta situación llevaría a la implementación de
normas cada vez más estrictas, dándose un debate entre la autoridad sanitaria, los far-
macéuticos y las empresas salitreras, que buscó disminuir al máximo la presencia de las
hojas de coca en el extremo norte, o al menos circunscribir su utilización a los bolivianos
y peruanos que allí laboraban11.
Si la regulación de la circulación de la hoja de coca tenía como foco de atención las
droguerías y pulperías de la pampa salitrera, la de la cocaína se trasladaba a las ciudades
y puertos, en donde el inicio de las fiscalización y persecución del consumo de dicha sus-
tancia redundó a fines de la década de 1920 en “hacer más secreto su tráfico y encarecer el
alcaloide”12. Por la misma razón, poco después se evidenciaba que, con
motivo de la aplicación de la normativa que obligaba a las farmacias
9. Boletín Farmacéutico año I: 1 (agosto-
octubre de 1927): 8.
a cerrar sus puertas a las 20 horas, era justamente en aquel momen-
to cuando se iniciaba la actividad de los “traficantes de alcaloides”13,
10. Boletín Farmacéutico año II: 4-5
(noviembre-diciembre de 1928): 477- los mismos que en la explotación de los “desequilibrados y perver-
478. tidos” propagaban a través del proselitismo tóxico “un vicio que los
11. Sobre el particular del consumo de enriquece”14. Un ejemplo de lo anterior se encuentra en la amonesta-
hojas de coca por los trabajadores
andinos ver de Vicki Cassman, Larry
ción y multa recibida, a inicios de 1931, por el propietario y regente
Cartmell y Eliana Belmonte, “Coca de la farmacia “La Popular” del barrio Independencia de Santiago,
as Symbol and Labor Enhacer in the
Andes: a historical overwiew”, en
debido al incumplimiento -no detallado en la documentación- del re-
Drugs, labor and colonial expansion, eds. glamento para la internación y venta del opio y sus derivados, coca,
William Jankowiak y Daniel Bradburn
(Tucson: The University of Arizona
cocaína y similares15. Más específica, una nota de la Farmacia Chilena
Press, 2003), 149-158. informaba la detención, a solicitud de la DGS, de Jorge Silva,
12. Boletín Farmacéutico año III: 8-9 (agosto- “que actuaba de cómplice de un dueño de botica del barrio
septiembre de 1929): 18-21. Independencia de Santiago y que se dedicaba al tráfico de drogas
13. Boletín Farmacéutico año IV: 10 (octubre heroicas. El vicio es capaz de todo. En sus momentos de des-
de 1930): 270.
esperación llegó al extremo de falsificar recetas de facultativos
14. María Luisa Barría, “Cocainomanía” conocidos, para conseguir morfina que él mismo se aplicaba y que
(Memoria para optar al título de
Farmacéutico, Universidad de Chile, además proporcionaba a sus parientes y amigos”16.
1929), 13.

15. Archivo Nacional de la Administración, De forma más rigurosa, a juicio de no pocos comentaristas, los
Santiago-Chile, Fondo Ministerio de Salud,
Dirección General de Sanidad, volumen
médicos tenían una responsabilidad aún mayor en la circulación de
3, doc. 45, 9 de enero de 1931. narcóticos, ya no sólo porque se falsificaran sus firmas o se hurtaran
16. Farmacia Chilena año I: 4 (abril de
1927): 49.

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Marcos Fernández Labbé 67

sus talonarios de recetas, sino porque “muchos son viciosos empedernidos y recetan los
narcóticos con extrema facilidad”17.
Este tipo de casos parecían no ser infrecuentes, al menos en opinión del farmacéutico
Lisandro Latorre, que en un artículo significativamente titulado “Corrupción en el co-
mercio de drogas”, publicado en 1927, hacía referencia a la situación que el contrabando
y venta no regulada de sustancias experimentaba en Chile:
“Son innumerables los individuos que viven a costa del contrabando y de la venta de
mercaderías de dudosa procedencia. Ha faltado una mano enérgica que hubiera te-
nido en su poder las facultades necesarias, para castigar ejemplarmente al vendedor
y comprador de tales mercaderías. Con ello se conseguirá el triunfo comercial de los
honrados, se resguardarán los intereses de minoristas y mayoristas, y renacería la
moral más fuerte y pujante que nunca […]. El comercio clandestino en el ramo de far-
macia ha tomado caracteres alarmantes y es menester que las autoridades procedan
con dichos delincuentes con la mayor severidad posible. No es aceptable que delitos
vulgares tengan el amparo de los beneficiados en el perjuicio directo del afectado por
el robo, llámese este el Fisco, Mayoristas y Minoristas.
No hay necesidad de dictar nuevas leyes para llevar a efecto la depuración que in-
sinuamos. Basta solo interpretar las vigentes claramente y aplicarlas con vigor y sin
contemplaciones”18.

De ese modo, y confirmando una suerte de consenso tácito acerca de la estrecha rela-
ción entre expendio regulado de sustancias y la ineficiencia práctica de tales regulaciones
al momento de ser aplicadas por los establecimientos encargados del
menudeo, el doctor Víctor Grossi insistiría en el hecho de que
17. Farmacia Chilena año II: 2 (febrero de
“el tráfico por las boticas se hace con frecuencia pasmosa. Son numerosos
1928): 21.
los farmacéuticos que se han dejado tentar por este comercio delictuoso,
18. Farmacia Chilena año I: 5 (mayo de
atraídos por los grandes beneficios que reporta la venta de las drogas, ellos 1927): 54.
explotan las pasiones de las víctimas, seguros de que no han de retroceder
19. Farmacia Chilena año I: 5 (mayo de
ante el precio que se les pida, pero este tráfico no se establece con el prime- 1927): 60-61. Algo más adelante
agrega: “Tenemos datos para creer
ro que llega, por lo general los farmacéuticos exigen una presentación del
que droguistas conocidos proveen a
recién llegado de algún cliente conocido y de buenas referencias. Gracias a las farmacias de grandes cantidades de
cocaína y que éstos nos han expresado
esta solidaridad del vicio, es fácil hacerse abrir las puertas de tales o cuales
estar en situación de efectuar la
farmacias. Muchas veces los farmacéuticos exigen al cliente una primera re- venta al por mayor. La forma como
importarían éstos la droga sería: o
ceta médica, que repiten cuántas veces éstos quieran. Otras veces se piden
por las aduanas trayéndola con otro
las drogas por contraseñas especiales, como por ejemplo pedir ‘un gramo envase, como por ejemplo salicilato
de soda o ácido bórico, o valiéndose
de la firma’ ‘té suizo’, etc. Tenemos declaraciones de mujeres enviciadas
de numerosos agentes que viajan
que hasta han empeñado alhajas en las boticas para atender su vicio”19. constantemente en los vapores de la
carrera. La cocaína se trae de Inglaterra
y Alemania”. Farmacia Chilena año I: 5
(mayo de 1927): 60-61.

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68 Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile. 1920-1960

Poco tiempo después fueron sorprendidos “dos empleados del mismo estable-
cimiento que eran morfinómanos. Encontraron los inspectores morfina, codeína,
cocaína, fosfato de codeína, opio en polvo, heroína y ampolletas de morfina en cajas,
sin control”20. En el mismo tono, a inicios de 1928 se informaba de un adicto que, por
su propia voluntad y como estrategia para apartarse del hábito, denunciaba a un boti-
cario que vendía la morfina a 30 pesos el gramo, siendo que de forma regulada el valor
de una dosis del opiáceo alcanzaba cerca de 1.50 pesos21. Un año más tarde, la misma
publicación farmacéutica informaba de una redada llevada a cabo por la policía en
varias boticas de la capital, en las que se “vendían drogas heroicas sin sujeción a nin-
gún control”. La situación fue comprobada por los mismos agentes que, por ejemplo,
en una farmacia habían conseguido -sin mediar receta- adquirir un gramo de cocaína
en quince pesos. Del mismo modo, en un establecimiento el dueño declaró vender sin
regulación cocaína mezclada con ácido bórico, lo cual le permitía cuadrar los registros
ante la inspección de la DGS22.
Como alternativa, y en caso de no conocerse las contraseñas para la adquisición o no
dar con agentes de farmacia tan “solícitos” como los recién comentados, siempre queda-
ba la posibilidad de la falsificación de recetas, por medio de las cuales era posible hacerse
con algunos gramos de la sustancia en cuestión23. Ilustrativo de ello
era el hecho de que, para la década de 1920, el tráfico
20. Farmacia Chilena año I: 11 (noviembre “fue poco a poco incrustándose como un pulpo en las esferas
de 1927): 162.
sociales, el contrabandismo creció en forma alarmante y es así
21. Farmacia Chilena año II: 1 (enero de como hemos visto inspectores, propietarios de farmacia y far-
1928): 12.
macéuticos, proporcionando el veneno canallezco a trueque de
22. Farmacia Chilena año III: 3 (marzo de
1929): 54.
utilidades que casi siempre se obtienen por medios vedados.
Como clientes de estos señores figuran siempre jovencitos de
23. “Hasta la botica de don Oscar
Salcedo llegó un sujeto a comprar sociedad y prostitutas amargadas de la vida”24.
cocaína para lo cual se fabricó una
receta inventando el nombre de un
facultativo que no existía. Bastó un Una y otra vez las fuentes recuerdan que el mecanismo más recu-
telefonazo para llamar a cuentas rrido para obtener una sustancia sometida a regulación sanitaria fue
al sujeto de nuestra referencia por
intermedio de la Policía”. Farmacia la falsificación de recetas:
Chilena, año I: 6, junio de 1927, p. 80. “[P]arece que viviéramos en una época de degeneración y más
Algún tiempo después se publicaba
una nota que hacía referencia a que eso de corrupción en las conciencias de individuos con to-
la denuncia y descubrimiento en das las apariencias de personas ilustradas, ya que quienes han
Valparaíso de recetas falsificadas
que prescribían morfina en distintas tenido el atrevimiento de falsificar las firmas de esos facultati-
presentaciones. Farmacia Chilena año vos no han respetado el hecho de que más de alguno reposará
I: 10 (octubre de 1927): 144.
en paz entre las cuatro tablas de un ataúd”25.
24. Farmacia Chilena año I: 9 (septiembre de
1927): 117-118.

25. Farmacia Chilena año I: 11 (noviembre


de 1927): 152.

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Marcos Fernández Labbé 69

De forma paralela, se denunciaba -con un decidor “Alerta señores”- el robo de


formularios de recetas desde las consultas médicas, que permitían en especial a los
morfinómanos hacerse de la sustancia que demandaban26. Algunos años más tarde
se advertía sobre la frecuencia y tosquedad de estas falsificaciones, en términos de
que sin ninguna prolijidad eran presentados formularios en las farmacias, los cuales
eran aceptados sólo por la ausencia de “interés y escrúpulos”27 en la fiscalización que
se observaba en ciertos agentes de botica. Citando el caso del Director del Instituto
Bacteriológico de Chile, cuya firma había sido falsificada en varias recetas para estu-
pefacientes, la nota recordaba a los farmacéuticos “los deberes que la ética profesional
exige”, conminándolos a verificar por medio de una llamada telefónica a los facultati-
vos la veracidad de una prescripción de alcaloides28.
En el mismo periodo de tiempo se abría un nuevo campo de sospechas en torno a las
fuentes de provisión que permitían la existencia de un comercio irregular -pero siempre
en los marcos de los establecimientos de sanidad- de narcóticos y estupefacientes: las clí-
nicas y hospitales, tanto privados como financiados por la Beneficencia. Por una parte, el
farmacéutico Armando Garay denunciaba a las clínicas de obstetricia privadas, en las que
a su juicio “la falta de moralidad de los profesionales” permitía el expendio de láudano,
morfina, sedol y pantopón a individuos víctimas de “estados anormales y profundamente
desquiciadores”, como eran los adictos a tales sustancias29. Por otra, se advertía que en los
hospitales, dotados por su función de importantes cantidades de alcaloides, la regulación
del expendio de estas sustancias quedaba bajo tutela profesional sólo en las escasas horas
en que el depósito de medicinas estaba al mando de un farmacéutico, pero en el resto de la
jornada eran funcionarios corrientes, “sin responsabilidad legal para los efectos de la ley”30
los que expedían dosis de narcóticos y anestésicos demandados por los internos. En tal
sentido, se anotaba el caso de que, ante la desaparición de la farmacia
de un hospital de una crecida cantidad de alcaloides, el farmacéutico a
cargo había sido denunciado ante los tribunales, instancia esta última 26. Farmacia Chilena año I: 12 (diciembre de
que -para satisfacción del comentarista- había reconocido la “abso- 1927): 177.
luta inculpabilidad” del profesional, producto de la imposibilidad de 27. Farmacia Chilena año IX: 1 (enero de
comprobar la responsabilidad de éste en el ilícito31. En todo caso, la 1935): 11.

confirmación de la relación entre recintos hospitalarios y tráfico ilí- 28. Farmacia Chilena año IX: 1 (enero de
1935): 11.
cito quedaba clara al momento de -producto de la acción coordinada
de la DGS y la Policía de Investigaciones- ser detenida una “banda de 29. Farmacia Chilena año II: 10 (octubre de
1928): 193-195.
traficantes de morfina, cocaína y otros estupefacientes” en Santiago,
30. Farmacia Chilena año III: 4 (abril de
cuyos miembros reconocieron que se proveían de cocaína -desde dos 1929): 61-62.
años a la fecha- en la botica de un hospital32.
31. Farmacia Chilena año III: 4 (abril de
1929): 61-62.

32. Farmacia Chilena año IV: 3 (marzo de


1930): 41.

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70 Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile. 1920-1960

2. A l amparo de la noche : las huellas del tráfico de drogas


Sin dejar de considerar el papel central de las boticas en la dinámica de la circulación
de sustancias reguladas, a partir de fines de la década de 1920 es posible evidenciar el ac-
cionar de traficantes de drogas en espacios de sociabilidad y diversión, tales como bares,
prostíbulos y clubes nocturnos, en los cuales
“actúan los traficantes por medio de sus agentes o iniciados. Estos proceden en la si-
guiente forma: a débiles de espíritu, prostitutas, regalan primero sabiendo que su uso
repetido trae costumbre. Ofrecen una tarde su reventa y las utilidades son tales que
hay margen de ganancias fabulosas para todos. Baste decir que la cocaína, cuyo precio
fluctúa en Europa entre 4 a 5 francos por gramo, se vende en el prostíbulo a $15 y que
hay algunos que usan 4 y 5 gramos por día. Las prostitutas de nuestro país, los joven-
citos inexpertos atraídos por la leyenda, aceptan fácilmente la iniciación y poco a poco
van transformándose en centros de propaganda […]. Los dueños de bares o restoranes
amparan este comercio, tanto por las utilidades que la venta proporciona directa o
indirectamente, como porque la cocaína provoca una sed devoradora que incita al
consumo de alcohol y forman así ambas borracheras una hermandad formidable”33.

Por el estilo de vida de quienes aparecían como los más seguros consumidores del ex-
citante, así como por la evidencia del cierre nocturno de las boticas,
el mismo autor insistía en la idea de que junto a éstas ya existía en la
33. Farmacia Chilena año I: 6 (junio de noche urbana una red -quizás no tan tupida y de difícil acceso, pero
1927): 80. operando con éxito- de distribución de cocaína destinada a
34. Farmacia Chilena año I: 6 (junio de “los que ejercen la vida galante, prefieren proveerse a domi-
1927): 80. La expansión de las redes de
tráfico ilegal de drogas -y en particular
cilio y para éstos hay un sinnúmero de agentes entre los que
de cocaína- para el mismo periodo pululan alrededor de los prostíbulos, centros de baile, formado
que analizamos puede encontrarse
para el caso de Estados Unidos en Jill
sobre todo por muchachos bailarines, tocadores, mozos de ho-
Jones, Hep-Cats, Narcs, and Pipe Dreams. tel, boxeadores y toda esa población heterogénea que vive en
A History of America´s Romance with Ilegal
Drugs (Baltimore: The John Hopkins
las proximidades de la prostitución. En hoteles de reputación
University Press, 1999), 15-115. Junto dudosa, restoranes de tipo cabaret, hemos podido encontrar
a ello, el libro de Luis Astorga, Drogas
sin fronteras, (México: Grijalbo, 2003)
elementos indeseables y de los bajos fondos, que explotan en
y el texto de Eduardo Sáenz Rovner, grande y pequeña escala la venta de drogas, especialmente de
La Conexión Cubana. Narcotráfico,
contrabando y juego en Cuba entre los
cocaína, en las altas horas de la noche”34.
años 20 y comienzos de la Revolución,
(Bogotá: Centro de Estudios Sociales,
Universidad Nacional de Colombia,
Es decir, en el abigarrado y variopinto mundo de los bajos fon-
2005). Para la situación de Perú ver dos de ciudades como Santiago, Valparaíso e Iquique, comenzaba a
de Paul Gootenberg, “Reluctance or
resistence? Constructing cocaine
visibilizarse un consumo extra-médico, vinculado por los observa-
(prohibitions) in Peru, 1910-1950”, dores a ámbitos delictuales, bohemios, trasgresores. Nuevamente,
en Cocaine. Global Histories, ed. Paul
Gootenberg (Londres y New York:
Routledge, 1999), 46-79.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 62-83
Marcos Fernández Labbé 71

la evidencia de lo anterior queda de manifiesto en los reportes sobre confiscación de


sustancias y fiscalización de establecimientos de farmacia: una droguería clandestina
en la calle San Diego de la capital, una paquetería regentada por inmigrantes árabes en
la cual “entre cajas de collares, botones y asuntos de baratillos se encontró cocaína”, y
otra paquetería más desde la cual se expedía morfina y cocaína35. En base a tales even-
tos, un comentarista expresaba la “necesidad de tener un personal inteligente y avezado
que se dedique exclusivamente a combatir estos criminales expertos que ejercen el
clandestinaje”36. A falta de ello, los mismos boticarios denunciaban la circulación irregu-
lar de las sustancias que regulaban37, mostrándose escandalizados además del hecho de
que “en plena capital de la República y en las principales ciudades del país, se encuentren
farmacias proveyendo de la droga a los enfermos del nefasto vicio, no tiene excusa ni
perdón posible”38.
Del mismo modo, la presencia del consumo de opio en Chile -en par-
35. Farmacia Chilena año I: 6 (junio de 1927):
ticular por parte de individuos originarios de China- dejó huellas por 63-64.
sus vinculaciones con el contrabando y la circulación ilegal de dicha
36. Farmacia Chilena año I: 6 (junio de
sustancia39. Así, un médico mencionaba la existencia de un “intensí- 1927): 75.
simo” tráfico de opio proveniente de Bolivia y repartido en las zonas 37. Farmacia Chilena año I: 12 (diciembre de
del nitrato “a lomo de mula” y consistente en cajones que lograban 1927): 177.
acumular cientos de kilos del derivado de la amapola, el cual “tenebro- 38. Farmacia Chilena año II: 2 (febrero de
samente” tendía a desaparecer así de las aduanas como de los juzgados 1928): 21.

que lo confiscaban, hecho que explicaría el que “el opio se vende en 39. Un análisis centrado en las
comunidades chinas de Perú y Cuba
Iquique y la pampa salitrera libremente en cualquier despacho. Se ven- puede encontrarse en Evelyn Hu-
de por dedales, los chinos comercian entre ellos y las farmacias rara vez DeHart, “Opio y control social: culís en
las haciendas de Perú y Cuba”, Istor 27
intervienen en esta clase de comercio” . Pero, y quizás para sorpresa
40
(2006): 28-45.
de la generalidad de los comentaristas, la presencia del opio era más
40. Farmacia Chilena año I: 4 (abril de
cercana, no sólo reducida a los orientales. Ya en 1926 se habría sorpren- 1927): 46. El mismo autor anotaba al
finalizar su artículo: “[E]l contrabando
dido “una enorme cantidad de opio”41 internada de forma fraudulenta
tiene que ejercerse con facilidad ante
al país, y en la capital, en agosto de 1927 la Sección de Seguridad descu- una legislación y reglamentación tan
benévola”. Farmacia Chilena año I: 4
brió -ocultos en la casa de un ex inspector de boticas- 200 kilos de opio,
(abril de 1927): 46.
los cuales habían sido internados -de forma regulada- por dos sujetos
41. Farmacia Chilena año II: 1 (enero de
más, todos los cuales fueron sobreseídos de cargo alguno por la Corte 1928): 11.
de Apelaciones42. La publicidad de este caso derivó en el primer envío 42. Farmacia Chilena año I: 12 (diciembre de
de un Mensaje Presidencial al Congreso, en el cual se demandaba el 1927): 177. Una fuente posterior hace
referencia, para el año de 1925 a “la
inicio de un proceso de legislación que, años más tarde, se concretaría cuantiosa y fraudulenta importación
en el Reglamento de Estupefacientes de 193643. de más de mil kilogramos de opio”
destinada al consumo extra médico de
En el caso de la hoja de coca -otro consumo tempranamente re- súbditos chinos. Farmacia Chilena año
gulado en el norte salitrero por medio de la importación de cuotas XIV: 11 (noviembre de 1940): 497-502.

43. Laura Monetta O., “Breve estudio sobre


el opio”, 98.

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72 Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile. 1920-1960

limitadas del producto, destinadas en exclusiva a los trabajadores peruanos y bolivia-


nos-, junto a la formalización de normas se advirtió la amenaza de la circulación ilegal,
tanto en términos de la superación de las dosis permitidas para la masticación, como
por la posibilidad de que fuese adquirida por trabajadores chilenos. Ante tales even-
tualidades, un decreto-ley del Ministerio de Bienestar expresaba que “se tendrá como
traficante ilícito de hoja de coca aquel en cuyo poder se encontrase cualquier canti-
dad de la substancia y no diese a la autoridad sanitaria explicaciones satisfactorias
respecto de la legítima adquisición o procedencia”44. Generalizando al conjunto de las
sustancias, un médico expresaba en torno a la porosidad de las aduanas y la ausencia
de fiscalización en éstas:
“[L]a gran extensión de nuestras costas, la falta de personal absolutamente insospe-
chable, las grandes utilidades que deja este comercio, hacen que todas las medidas
destinadas a evitar únicamente el contrabando, fueran inútiles,
pues solo se obtendría con ellas mayor cohecho y mayor precio
de la droga […] vapores provenientes de Europa traen drogas, y
en especial cocaína en grandes cantidades. Que representantes
44. Farmacia Chilena año IV: 3 (marzo de
1930): 56.
de casas importadoras grandes pueden proveer de drogas, ya
sea directamente o por medio de sub-agentes al comercio clan-
45. Farmacia Chilena año I: 5 (mayo de
1927): 60-61. La confirmación de esta destino. La forma como se hace el contrabando menudo sería:
presencia internacional de bandas de por paquetes, en cajas de fósforos, por mano, en sacos donde
traficantes desde territorio chileno
es documentada por Eduardo Sáenz se contrabandea cigarros, en cinturones especiales, en cajas de
Rovner en “La participación de los polvos, dentro de juguetes o de frutas, etc. De nuestro país se
cubanos, los colombianos y los chilenos
en las redes de narcotráfico en Nueva exportan narcóticos al extranjero, hemos pasado a ser, pues, un
York durante los años sesenta”, Innovar gran centro de tráfico internacional”45.
17: 30, (julio-diciembre 2007): 123.

46. El recorrido histórico de estas


vinculaciones entre Chile y los países
Así, a fines de la década de 1920 encontramos las primeras notas
andinos productores de coca puede de una impresión que no hará sino fortalecerse conforme avance-
consultarse en términos generales en
Richard Davenport-Hines, La búsqueda
mos en el siglo XX: aun cuando Chile no era productor directo de
del olvido. Historia global de las drogas, materias primas posibles de ser convertidas en alcaloides, sí experi-
1500-2000 (Madrid: Fondo de Cultura
Económica, 2003), 266-267. Para un
mentaba un consumo evidente -insignificante, aislado, encubierto-,
análisis específico, Paul Gootenberg, y más aún, estaba incorporado a redes de circulación y producción
“Cocaine in Chains: The Rise and
Demise of a Global Commodity, 1860-
mayores, ya sea por medio del fenómeno del contrabando (“país de
1950”, en From Silver to Cocaine. Latin tránsito”), como en la refinación de materias base importadas des-
American Commodity Chains and the
building of the world economy, 1500-2000,
de los países andinos productores de hoja de coca46. Y el ingreso de
eds. Steven Topik, Carlos Marichal y estas sustancias se debía, así como a la legislación insuficiente, a la
Zephyr Frank (Durham: Duke University
Press, 2006): 321-351. Más detalles en la
particular configuración geográfica del país, propicia para “burlar la
reciente publicación del mismo autor, más estricta vigilancia. Su costa dilatada, sus numerosos boquetes
Andean Cocaine. The Making of a Global
Drug, (Chapel Hill: University of North
Carolina Press, 2008).

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Marcos Fernández Labbé 73

cordilleranos, son fauces abiertas por donde entran diligentes los que se dedican a este
ilícito tráfico”47. Todo ello no era sino confirmado por los informes que desde la DGS y con
destino a los organismos multilaterales destinados al combate contra el contrabando de
narcóticos, los cuales exponían el hecho de que en Chile no existía un servicio policial des-
tinado exclusivamente al control preventivo de las embarcaciones trasatlánticas, las que al
tocar puerto en el país perfectamente podían abastecer sus bodegas con sustancias some-
tidas a regulación internacional48. Tras la aprobación del Reglamento de Estupefacientes
de 1936, desde la misma Policía de Investigaciones se declaraba una especial atención y
“una estrecha vigilancia en los puertos y puntos fronterizos, y sobre aquellas personas
sospechosas del contrabando de alcaloides”49, las cuales en caso de ser sorprendidas se-
rían remitidos a la Autoridad Sanitaria, y en caso de no haber jurisdicción de ésta en la
zona en cuestión, pasados a la Justicia Ordinaria, bajo el entendido de que este tipo de falta
calificaba dentro de lo que el Código Penal tipificaba como delitos “nocivos a la salud”50.
Pese a lo anterior, los hechos dejaban de manifiesto que la circulación informal de sustan-
cias reguladas no se limitaba al control del contrabando internacional, sino también a su
fiscalización interna: para 1937 se sabe de un caso de “sustracción de cantidades conside-
rables de drogas narcóticas después de establecida la conformidad de la importación”51.
Es decir, una vez visadas por la DGS, partidas de opio habían desaparecido, ya fuera en la
propia Aduana o en su trayecto hacía su destino oficial. En términos de confiscaciones
efectivas, otra fuente recuerda que entre los años 1936 y 1938 se habían decomisado por
no cumplir los mecanismos de internación unos 240 kilos de hojas de coca, poco más de
30 gramos de cocaína e igual cantidad de morfina52.
Gracias a estos mecanismos de circulación, la presencia del tráfi-
47. Farmacia Chilena año III: 4 (abril de
co callejero o instalado en centros nocturnos y restaurantes no hacía 1929): 61-62.
sino, conforme avanzamos en la década de 1930, aumentar su visibili-
48. Boletín Oficial de Investigaciones año IV:
dad. Y al mismo tiempo, se nos recuerdan las “cualidades” del mercado 138 (febrero de 1936): 11, 12.
de los ilícitos: en la reseña que un medio de prensa policial hacía de los 49. Boletín Oficial de Investigaciones año IV:
tipos de delitos y delincuentes chilenos, se mencionaba en el rubro de 161 (agosto de 1936): 14.
las estafas al “cuento de la cocaína”, que consistía en la venta a un tra- 50. Boletín Oficial de Investigaciones año IV:
161 (agosto de 1936): 14.
ficante conocido por la abundancia de su clientela de algún sucedáneo
de la cocaína, ofrecida a un valor mucho más bajo que el real . Ante
53 51. Farmacia Chilena año XI: 7 (julio de
1937): 142.
la artimaña, “el interesado, que trabaja ilícitamente, se entusiasma al
52. Armando Roger Z., El problema de los
ver la utilidad fácil que obtendrá y entrega la suma solicitada”54. Del estupefacientes (Santiago: Impresora El
mismo modo, al comentar las insuficiencias de la legislación chilena Imparcial, 1939), 87.
en torno a los juegos de azar, un comentarista policial expresaba que 53. Detective, Dirección General de
en los garitos en los que se desenvolvían juegos ilegales era común investigaciones, identificación y pasaportes
I: 2 (febrero de 1934): 11.
encontrar al “traficante de drogas, elemento que nunca falta, y que
54. Detective, Dirección General de
investigaciones, identificación y pasaportes
I: 2 (febrero de 1934): 12.

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74 Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile. 1920-1960

proporciona a los jugadores la energía necesaria para poder soportar las largas y peno-
sas trasnochadas”55. Pero la existencia de estos circuitos de distribución alternativos a la
farmacia no lograban disminuir, a ojos de la policía, la importancia de aquella en la distri-
bución ilegal de la cocaína y la morfina: tras relatar los posibles medios de ingreso de la
droga contrabandeada a Chile -por mar en las playas en Valparaíso, por aire y a través de
los “boquetes y pasos cordilleranos, por los cuales la internación de alcaloides se hace de
forma intensa”-, la publicación de la Dirección de Investigaciones advertía que
“la droga internada en las diversas formas ya descritas, llega a manos del traficante clandestino
al por mayor, quien la transporta, ya sin peligro, a los grandes centros poblados, generalmente a
esta capital, donde una parte de ese producto es entregado al farmacéutico inescrupuloso, y la
otra, considerablemente más pequeña, es revendida al por menor, en gramos y aún por fraccio-
nes de gramo, a los más pequeños traficantes, en su mayoría toxicómanos, los cuales ocupan
parte del producto en sus necesidades más indispensables, y el resto, a su vez, generalmente
adulterado con ácido bórico u otras substancias extrañas, es expendido en bares y centros noc-
turnos de diversión a los iniciados, artistas, o simplemente a snobs o prostitutas”56.

¿Quiénes la vendían? ¿Cómo llegaba hasta el microtráfico de los bares? Hasta ahora
sabemos que la receta médica -producto del afán de lucro de un médico, de la ingenuidad
de un regente de farmacia, de la falsificación o el tráfico dentro de las boticas o los night
clubs- era la forma más segura de abastecer el reducido pero al parecer siempre en expan-
sión mercado de los consumidores nacionales. No se habla de bandas organizadas ni de
redes; sólo se menciona la nebulosa presencia de traficantes en la noche de las grandes
ciudades. Es más, desde la publicación de la policía se anotaba que los distribuidores “los
más pequeños traficantes, en su mayoría toxicómanos, que ocupan una parte del produc-
to en sus necesidades”57, vendían éste adulterado. Es decir, adictos antes que negociantes.
Pero que se las afanaban para darse a comprender, en tanto
“en diversos bares y restaurantes del centro comercial de esta ca-
pital y del puerto principal, algunos individuos expenden variados
artículos, tales como cajas de fósforos, pequeños juguetes, hojas de
afeitar de diversas marcas y otros varios ingeniosos útiles, usando
de un santo y seña, para que el cliente escoja entre esa mercadería
55. Revista de Criminología y Policía la que contiene la droga por él solicitada. En otros sitios son los
Científica año I: 1 (octubre-noviembre
propios garzones o mozos del establecimiento los que expenden
de 1937): 34.
desembozadamente el tóxico. Así también existen en Santiago y
56. Revista de Criminología y Policía Científica
año I: 4 (marzo de 1938): 4-7. Valparaíso, principalmente, conjuntos orquestales y animadores,
57. Revista de Criminología y Policía Científica
por lo general argentinos o centroamericanos, los cuales en su ma-
año I: 4 (marzo de 1938): 4-7. yoría son vulgares traficantes de alcaloides”58.
58. Revista de Criminología y Policía Científica
año I: 4 (marzo de 1938): 4-7.

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Marcos Fernández Labbé 75

Una vez más, a los extranjeros se los connota antes que a los locales, y es en me-
dio del humo y las armonías de los locales nocturnos donde el tráfico se realizaba, en
“casas de tolerancia, cabarets, centros nocturnos y hasta en determinadas fuentes de
soda, el empleo de la cocaína y del éter, se considera un complemento indispensable
mezclado con las bebidas alcohólicas que se consumen, para mantener latente la exci-
tación y ficticio entusiasmo”59.
Misma y más detallada opinión se encuentra esta vez en un libro de 1940, titulado
El suicidio por las drogas y que, dando cuenta de los espacios de consumo y tráfico de
éstas, mencionaba igualmente prostíbulos y centros nocturnos,
donde habitaba el
“compadrito [denominación del traficante y tratante de blancas de 59. Revista de Criminología y Policía
Buenos Aires, esparcido de acuerdo al autor por las grandes ciudades Científica año I: 4 (marzo de 1938): 4-7.
Algunos números más adelante, un
sudamericanas] ha sido funesto para el elemento joven que concurre a detective reforzaba en sus comentarios
los dancings y cabarets. El joven obrero, el ganapan de los bajos fondos, esta impresión de los traficantes
como adictos, al indicar que “…el
el matoncillo del tres al cuarto de nuestros centros de baile de extra- individuo que padece de opiomanía o
muros y que hasta ayer fue solo un alcohólico más o menos inofensivo, morfinomanía siente un gran placer
en conquistarse adeptos; alrededor
se ha ido transformando también en una especie de compadrito, del de él disemina su mal, tratando de
cual imita las hombreras, el pañuelo al cuello y los aires rufianescos, al inculcarle a los demás su felicidad,
sin comprender que lo que trata de
par que, abandonando su cueca y sus tonadas, no puede vivir sin oír el inculcar es su miseria”. Revista de
tango, que mal que bien ha aprendido también a bailar. Criminología y Policía Científica año V: 65
(septiembre de 1944): 42-44.
El señorito calavera y tarambana de nuestras clases media y alta, que
60. Pedro Macuada, El suicidio por las
busca sensaciones para sus nervios enfermos por la herencia neuropáti-
drogas, (Santiago: Empresa Editora
ca, o gastados por la orgía perpetua a que lo han llevado la ociosidad y Zig-Zag, S.A, 1940), 26-27. Algo más
adelante proseguía en su descripción:
los malos ejemplos, llega también al cabaret ordinario, donde encuentra
“Las clases media y popular que
cafiches, coca, morfina, prostitutas, y se hunde en vicios extraños que frecuentan el salón de baile están
también contaminadas con el vicio
lo llevan hasta la homosexualidad […] ese horno candente del cabaret y
de los estupefacientes, y es ahí donde
del prostíbulo, donde el contrabandista, el compadrito, el pichicatero y el el pichicatero [vendedor de cocaína]
acecha al hombre o a la mujer que
rufián son los operarios que trabajan la hornada cotidiana, como si fueran
considera en estado de aceptar su
los siniestros panaderos de una panadería del infierno”60. mercancía. La picha [cocaína] se vende
en estos sitios como si se tratara de
bombones o de dulces de La Ligua.
3. Traficantes y policías: profesionalización del comercio de drogas y su Los iniciados, ávidos de coca, usan
signos especiales para advertir al
persecución criminal
proveedor que necesitan su dosis. Un
La primera mención específica que he logrado recopilar con res- dedo colocado sobre la nariz indica al
pichicatero que el hombre o la mujer que
pecto a la existencia de algún tipo de red organizativa que laborase hace tal signo es cliente que lo reclama,
en el establecimiento de un flujo de sustancias destinadas al mercado y le entrega sus polvos que, felizmente,
casi siempre son adulterados con ácido
nacional, de forma ilegal y permanente en el tiempo, se encuen- bórico pulverizado y otras sustancias,
tra en un relato novelado publicado en la revista de la policía de en cambio de los billetes rápidamente
entregados y más rápidamente
desaparecidos en los bolsillos del
mercachifle”. El suicidio, 30.

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76 Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile. 1920-1960

investigaciones en febrero de 1943 y que hacía alusión a acontecimientos ocurridos


a fines de 1938. En el breve cuento -titulado “El caso del Botánico”, una más de las
aventuras del detective de ficción L.A. Isla- la acción transcurría en la zona del paso
fronterizo entre Chile y Argentina de Los Libertadores, a través del cual la banda com-
puesta sólo por extranjeros ingresaba importantes cantidades de sustancias reguladas
(en particular cocaína) hasta Santiago. El modus operandi era el siguiente: con el auxilio
de un gringo (estadounidense) conocido por excéntrico y estudioso de la vegetación de
altura, los traficantes que pasaban la droga desde Argentina hacían una escala antes de
llegar al puesto fronterizo, entregaban su cargamento al botánico, éste lo ocultaba en
su mochila y, gracias a un recubrimiento de inofensivas yerbas, retomaba su camino por
senderos paralelos al control policial, tras lo cual entregaba su carga a otro miembro
de la organización que la hacía llegar a “el Chino”, jefe del contrabando asentado en
el barrio capitalino de Recoleta61. Algunos meses más tarde, en un giro que bien puede
confirmar la ficcionalidad del relato, pero que también puede ser interpretado como
una evidencia de su representación de acontecimientos efectivamente ocurridos, el
mismo autor redactó una continuación de la historia anterior: bajo el encabezado de
“La pista de las drogas” se relataba el descubrimiento de la guarida de “el Chino”, en
cuyo lugar -instructivamente ubicado cerca del cementerio- se encontraron escondi-
dos en una trampa subterránea fardos que contenían “una materia parecida a la sal,
fina y reluciente” y “cientos de cajitas, conteniendo cápsulas de vidrio, llenas de un
liquido semejante al agua destilada”. Así sorprendido, “el Chino” (que se expresaba con
un fuerte acento extranjero y convivía con una mujer boliviana) es herido por las balas
de los detectives, que habían llegado tras su pista luego de que él mismo asesinara a
uno de sus cómplices en una calle de la capital62.
Una aparición quizás igualmente ficcional -en un contexto de significación diferente-
pero más atemorizante que la anterior es la que hacen los “traficantes de drogas heroicas”
una década más tarde en las páginas de la misma revista de la policía, pero esta vez en el
articulado de un proyecto de ley -como se había intentado en 1929, 1938 y 1941- que los
definía como anti-sociales, y por ello importaba sanciones de reclusión y re-educación
por el trabajo anexas a la infracción de sanidad. Antes que la asociación ilícita, se agrupó
a los traficantes junto a los mendigos, los vagos, los proxenetas y aquellos a los que ex-
plotaban, los reincidentes y los mismos toxicómanos. En el proyecto en cuestión se los
calificaba como “el verdadero elemento activo en esta lacra social de las toxicomanías”,
y se los destinaba -al igual que a todos los demás anti-sociales- a un conjunto de medidas
que “se fundamentan en la necesidad de enseñar un oficio a los su-
jetos anti-sociales, que por falta de la más elemental educación, han
61. Revista de Criminología y Policía Científica
año IV: 47 (febrero de 1943): 77-86. caído en un estado anti-social. De aquí el que la medida más efectiva
62. Revista de Criminología y Policía Científica
año IV: 50 (mayo de 1943): 110-123.

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Marcos Fernández Labbé 77

esté representada por el internamiento en colonias agrícolas o casas de trabajo, por un


tiempo determinado, pero que no puede sobrepasar de cinco años”63.
De ese modo, la entidad de mercancía de las drogas heroicas “colonizaba” así el espa-
cio imaginario, narrativo, de la prensa policial -por medio de las figuras ficcionales que se
han anotado- como la articulación legislativa que intentaba dimensionar, visibilizar, cas-
tigar y re-socializar a traficantes y toxicómanos. En tal sentido, con
la definición de asocialidad la criminalización efectiva de los trafi-
cantes de droga conseguía un nicho conceptual específico a partir de 63. Revista de Criminología y Policía Científica
año XI: 4 (agosto de 1951): 41-63. El
1950, factor que se puede explicar tanto por la dinámica interna de articulado mismo del proyecto define
expansión del discurso de peligrosidad y asocialidad que compren- como sometidos a las disposiciones,
entre otros, a “los que hayan sido
dió al uso extra- médico de sustancias entre sus objetos, como por el condenados por ebriedad más de
hecho de que ese mismo año se descubriese tres veces en un año y los que sean
calificados, previo examen médico,
“en un pueblito cercano a Valparaíso un laboratorio que elaboraba co- como ebrios consuetudinarios; los
caína en grandes cantidades y las distribuía después en el mercado toxicómanos habituales; los traficantes
de drogas heroicas, y los que por
clandestino de drogas de las tres Américas. Los delincuentes tenían una cualquier medio induzcan, favorezcan,
tintorería de aspecto un tanto elegante y de continuo importaban anilinas faciliten o exploten las toxicomanías”.
A los dos primeros se les asigna
y tinturas envasadas, de preferencia por el Norte de Chile; pero algunas además el “internamiento curativo,
de las botellas que pasaban la frontera, sólo tenían de tinturas y anilinas en establecimientos adecuados, por
tiempo absolutamente indeterminado”.
las etiquetas, pues su contenido era hidrato de cocaína concentrado que Y a los traficantes el “internamiento
destilaban posteriormente en su camuflado laboratorio”64. en casa de trabajo o colonia agrícola
por tiempo indeterminado, que
no podrá exceder de cinco años;
Del mismo modo, un conjunto de ciudadanos chinos eran puestos a prohibición de residir en un lugar o
región determinados, por un plazo
disposición de la Justicia a inicios del 1954 por internar de forma ilegal no superior a cinco años; sujeción a la
“opio purísimo” con valor de 5.700 dólares65. Al mismo tiempo, de ma- vigilancia del Patronato de Reos que
corresponda, por un tiempo que no
nera novelada se relataba -en la misma publicación policial- un caso de podrá exceder de cinco años”. En su
traspaso del mercado regulado de las boticas al ilegal del tráfico clan- artículo 31, el proyecto establece: “[L]os
Jefes y Directores de la casa de trabajo,
destino de proporciones. Para adornar su narración, el autor Gustavo colonias agrícolas o establecimientos
Segura sintetizaba una suma de conceptos que hemos visto desenvol- de curación y los Patronatos de
Reos, informarán periódicamente
verse una y otra vez a lo largo de esta investigación: al tribunal que haya impuesto las
“Una tenaz campaña iniciada por los Servicios de Investigaciones, ha logrado medidas de seguridad, en la forma y
plazo que determinen los reglamentos
poner en jaque a los comerciantes y traficantes de estupefacientes. La guerra respectivos, sobre los efectos de tales
es sin cuartel, existe una severa vigilancia en las farmacias y droguerías, en medidas en cada uno de los sujetos a
ellas. El Tribunal podrá comprobar por
las cuales se presuma que se venda el ‘opio’, la ‘morfina’ y la ‘cocaína’, la sí mismo, en la forma y por los medios
antimedicina que empuja a los hombres y mujeres a la más total degene- que estime más convenientes, los
resultados del tratamiento”.
ración. Los narcómanos han visto cerrados sus centros de abastecimiento,
64. Revista de Criminología y Policía
por este enérgico cordón sanitario y policial que vela por el futuro de la raza. Científica, año XIII: 167 (abril de
El ‘morfocopol’ y la ‘mordolina’, dos poderosos derivados de la ‘morfina’, 1953): 41.

65. Revista de Criminología y Policía Científica,


año XIII (febrero de 1952): 21.

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disfrazados sus nombres por la farmacopea moderna, más que nada para evitar nuevos
adeptos a la droga, fueron arrasados prácticamente de las farmacias de la capital, por un
joven facultativo, en cuyo papel de recetas se leía pomposamente ‘E. Vallejos Señoret’ […] la
cantidad enorme de alcaloides despachados por este pseudo médico, demostraba evidente-
mente que no se trataba de un tratamiento normal y sin duda esta morfina era destinada a
satisfacer la necesidad de los narcómanos santiaguinos […] En Investigaciones, el Dr. Vallejos
mostró sus brazos, verdaderos ‘sarcomas’, debido a lo intenso de las cotidianas pinchadas
[…] Del Instituto de Reeducación Mental, saldrá un hombre útil a la sociedad […]”66.

Pues bien, el mismo Gustavo Segura, Comisario de la Policía de Investigaciones, era


asignado como responsable de la Brigada Fusionada contra la Especulación y Estafas,
destinada a una campaña contra las drogas heroicas que, al momento de ser informada,
ya había dado su primer golpe, descubriendo tras un minucioso registro una “aparente-
mente inofensiva verdulería”, en la que se hallaron
“27 cajas de heroína y morfina, drogas que fueron llevadas al cuartel de investigaciones
conjuntamente con el propietario del negocio, Martín Toledano Vega, de 55 años de edad. El
negocio de estupefacientes se realizaba en forma tan sigilosa que fue preciso que el detecti-
ve que se ocupó de la diligencia, simulara ser un adicto a una de las drogas, obteniendo así
todos los antecedentes para efectuar el allanamiento de que damos cuenta”67.

Recordando el alcance internacional de los flujos de sustancias ilegales, una publica-


ción de la Policía de Investigaciones perfilaba el tráfico de estupefacientes como “uno de
los problemas de más difícil solución” en Chile, puesto que era evidente el hecho de que
el país, “conjuntamente con Bolivia”, eran centros de abastecimiento de estupefacientes
para el mercado internacional, en particular de cocaína68. Algún tiempo después, y en el
marco de la XXVII reunión de la Asamblea General de la Organización Internacional de
Policía Criminal en Londres en septiembre de 1958, el delegado chileno a la misma, el médi-
co examinador jefe de la Policía Técnica del Servicio de Investigaciones, Osvaldo Esquivel,
insistía en que “la situación a este respecto en América del Sur es grave. El tráfico de estu-
pefacientes entre Chile, Perú y Bolivia es muy importante, sobre todo
en lo que se refiere a la cocaína y la marihuana”; ante ello, postulaba
66. Revista de Criminología y Policía Científica, la necesidad de instalar una oficina específica de la INTERPOL en la
año XIII: 170-171 (julio-agosto de 1953): región para dar cuenta de este flujo, como de conminar a Bolivia para
51-52.
que ingresase en la misma organización policial internacional69. Este
67. Revista de Criminología y Policía Científica,
año XIII: 180 (mayo de 1954): 46.
flujo a través de las siempre permeables fronteras chilenas redundaba
en la periódica denuncia de la presencia de traficantes y sustancias en
68. Criminología, año XIV: 230 (diciembre
de 1958): 6. el mercado ilícito chileno, como a inicios de 1959, cuando
69. Criminología, año XIV: 233 (mayo-junio
1959): 12-14.

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Marcos Fernández Labbé 79

“a consecuencia de la detención de un músico, en cuya posesión se hallaron marihua-


na y un aparato de cigarrillos, se descubrieron en casa de un comerciante de Santiago
quince kilogramos y 300 gramos de esta última droga. También se detuvo a un indi-
viduo de origen oriental, que llevaba en su poder al momento de su detención 200
gramos de cocaína mezclada con un anestésico y bicarbonato de soda. Su hermano,
traficante notorio también, así como dos chilenos, fueron también detenidos”70.

Del mismo modo, “en un registro efectuado en una farmacia sospechosa, no se lle-
gó a encontrar drogas, pero en cambio se dio con una correspondencia reveladora. El
conjunto de las investigaciones arrojó como saldo total la detención de una decena de
individuos y el decomiso de 15 kilogramos y 30 gramos de marihuana y de un kilogramo
y 200 gramos de cocaína”71. Para congratulación de los detectives chilenos, ninguno de
los detenidos contaba con registros en las organizaciones policiales internacionales72.
La asociación que hasta aquí se ha comentado entre el control de los estupefacientes
y la policía demostró a fines de la década de 1950 tanto sus riesgos como el alcance que
tomaba el negocio del tráfico ilícito en Chile, encumbrándose las mercancías que se han
mencionado, el atractivo de su negocio y su ficticio entusiasmo hasta el corazón de las
noveles instituciones destinadas a su fiscalización y castigo. Para enero de 1959 fue desba-
ratada una organización de traficantes de drogas encabezada por el Subprefecto Jefe de la
Brigada Móvil de la Policía de Investigaciones, Carlos Jiménez García, hombre que llevaba
26 años en el servicio y que, con su caída, dejó de manifiesto el grado de infiltración que las
redes de tráfico internacional mantenían en Chile. Como un festín, la prensa dedicó pági-
nas y páginas a analizar, especular y exagerar cada una de las pesquisas. En una apretada
síntesis, el caso puede resumirse de acuerdo a lo que sigue: para fines de 1958 e inicios de
1959 desde el interior de la Policía de Investigaciones se tenían funda-
das sospechas en torno al comportamiento de Jiménez, quien además
de participar en la resolución de sonados casos criminales de la época, 70. Criminología, año XIV: 241 (mayo-junio
de 1960): 10.
ostentaba un nivel de vida con mucho superior al de sus pares detec-
71. Criminología, año XIV: 241 (mayo-junio
tives: amante de la buena sastrería, dueño de autos de lujo, habitante de 1960): 10.
del Barrio Alto, generoso contribuyente a la campaña presidencial de
72. Criminología, año XIV: 241 (mayo-junio
Jorge Alessandri, decía que ese tipo de gastos los financiaba con el di- de 1960): 10.
nero que su esposa obtenía como dueña de una camisería en pleno 73. De acuerdo a un periódico de la capital,
centro de la capital. Sin embargo, al ser detenido se le confiscaron 138 la fuente que citamos, esta cercanía con
el mundo del crimen organizado habría
cheques, los cuales actuaban de garantía de los sobornos y comisio- llegado a tal punto que el detective era
nes que recibía de parte de algunos de los más importantes traficantes compadre, es decir, padrino de una
de las hijas de Mario Silva Leiva, más
de sustancias del momento73. Sí, puesto que el contacto directo que conocido como el “Cabro Carrera”, uno
el detective mantenía con este tipo de agentes del mercado ilícito de de los más renombrados traficantes de
drogas de la segunda mitad del siglo
XX en Chile. Vistazo, Santiago, 20-27 de
enero de 1959.

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las drogas fue lo que terminó por denunciarlo como cómplice de los mismos. De acuerdo
con el periódico Vistazo, fue la intención de alertar a Rubén Sacre Huasaf lo que delató a
Jiménez, en tanto que al ser el detective informado de la inminente detención de éste (el
más importante traficante de drogas en Chile en la época), se apresuró a llamar al incul-
pado para advertirle del peligro, llamada que fue interceptada por sus superiores. Una vez
en prisión, el caso de Carlos Jiménez permitió a la prensa dar cuenta de un conjunto de
factores vinculados con el narcotráfico, que a la luz de esta investigación confirman datos
ya relevados y aportan una magnitud al asunto que hasta ahora el conjunto de las fuentes
no habían logrado destacar74.
Así, a través del caso quedó de manifiesto una circulación persistente de cannabis sativa
entre las zonas productoras -el valle de Aconcagua- y la capital, por medio de improvisa-
dos transportes que alcanzaban a varias decenas de kilos cada vez. Es decir, se arrojaba luz
sobre un tráfico que hasta ahora no habíamos podido graficar para época tan temprana, y
que se desenvolverá con mucha mayor fuerza y masividad al finalizar la década de 1960.
En segundo lugar, la frecuencia del intercambio ilícito de cocaína entre Bolivia, Perú y el
norte de Chile, así como su salida desde el país hacia La Habana y Miami, a través de co-
rrespondencia oficial de la Policía de Investigaciones y los vuelos comerciales de Panagra,
así como por medio de la utilización de “correos humanos” que cruzaban desde Tacna o la
Paz hasta la ciudad de Arica, lo que llevaba a que la nortina ciudad fuese comparada con
Tánger, Macao o Hamburgo en la geografía internacional del tráfico de drogas. Para uno
de los entrevistados -Luis Gayán, de tumultuosa vida en tanto encargado de la policía se-
creta de Bolivia en tiempos del gobierno del MNR-, Chile era el “puente de plata” a través
del cual se hacía circular la cocaína peruana y boliviana a todo el resto del mundo75. Del
mismo modo, las notas de prensa no dejaron de hacer alusión a los contactos que Jiménez
mantenía con la familia considerada como la mayor y más importante organización de-
dicada al delito -y en particular al tráfico de estupefacientes- en Chile: el clan Huasaf.
Conformado por Rubén Sacre Huasaf, René Harb Huasaf y la madre
de ambos, Amanda Huasaf, el grupo de descendientes árabes eran
74. Vistazo, Santiago, 20-27 de enero de 1959. conocidos por la posesión del más famoso prostíbulo de Valparaíso,
75. Para el entrevistado la inmensa y la prensa los denominaba “los Borgia de la cocaína”76, en tanto ya
mayoría de la cocaína que pasaba por en 1952 habían sido sorprendidos como responsables de la imple-
Chile lo hacía en calidad de tránsito,
en tanto “este es un mercado de poca mentación de laboratorios de purificación de cocaína en Las Zorras
monta, pagan poco, a veces hasta ni y Villa Alemana. En relación con Carlos Jiménez, la prensa indicaba
pagan. Lo que se consume en Santiago
es una mezcla de bicarbonato con que los Huasaf habían constituido una red de tráfico en la cual ellos
ácido bórico y con cantidades ínfimas internaban y refinaban la cocaína boliviana, el detective otorgaba la
de cocaína”. Sobre el particular ver los
textos de Gootemberg y Sáenz Rovner protección y actuaba de distribuidor mayorista, y el farmacéutico
antes citados. Sergio Iglesias operaba como distribuidor minorista77. Así, un kilo de
76. Vistazo, Santiago, 17 de febrero de 1959.

77. Vistazo, Santiago, 17 de febrero de 1959.

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cocaína boliviana era convertido en tres kilos de “pichicata” que los distribuidores se
apresuraban en colocar en los centros nocturnos, hoteles y prostíbulos de la ciudad.
Junto a todo lo anterior, el efecto evidente del “caso Jiménez” fue la percepción de que la co-
rrupción agobiaba a la policía -y no sólo a esa institución- y que el contrabando, los juegos ilícitos
y el tráfico de estupefacientes eran fenómenos recientes, pero que habían echado firmes raíces
en Chile. De tal forma, las playas del norte grande, con su incansable deambular de barcos car-
gados de salitre, eran el escenario perfecto para el contrabando de cigarrillos estadounidenses,
ropa de mujer, pequeñas radios de transistores, todos objetos arrojados en bolsas impermeables
por los marinos mercantes y distribuidos por los pequeños comercios de las ciudades costeras.
Aún más grave, la investigación llevada a cabo por el Fiscal Militar Carlos Leyton y su ayudan-
te Hugo Lewis evidenciaba la sistemática protección realizada por parte de funcionarios de
Investigaciones y Carabineros de Chile a los juegos de azar clandestino y al narcotráfico, a tal
nivel que se había detenido tanto a un ex Director General de Carabineros como a un también ex
Director de Investigaciones, al mismo tiempo que el ex Presidente Carlos Ibáñez del Campo era
citado a declarar78. A tales personalidades se sumaban antiguos subsecretarios, así como multitud
de altos responsables -muchos de ellos fuera del servicio activo- de la Policía de Investigaciones,
quienes participaban de los dos mecanismos esenciales para recaudar y distribuir el dinero de los
sobornos: la denominada “canasta”, que representaba el conjunto de coimas y cuotas periódicas
que ciertos “capos” criminales entregaban a los jefes policiales a cambio de su silencio y protec-
ción; y los “galardones”, entendidos como los sobornos individuales que cada detective podía
recibir en el curso de sus obligaciones, o mejor dicho, por desatenderse de éstas79.

C onclusión
El análisis histórico del los problemas presentados por la circulación de sustancias como
la cocaína y la morfina en las décadas centrales del siglo XX en Chile deja en evidencia una
serie de consideraciones que pueden ser anotadas a modo de conclusión. En primer lugar,
resaltar el hecho de que la constitución de un mercado negro o ilícito de este tipo de sus-
tancias se efectuó en los marcos de convivencia con los mecanismos de expendio legal y
regulado de las mismas, existiendo en tal sentido una fuerte dependencia del tráfico ilegal
con respecto a los hospitales y farmacias. Por ello, no es sorprendente que fueran éstas las
primeras instancias de provisión clandestina de drogas. Sin embargo, desde muy temprano
en el periodo estudiado se articularon redes de tráfico ilícito fuera de los establecimientos
médicos y farmacéuticos, asentados en bares, burdeles y zonas vinculadas a los “bajos fon-
dos” de las principales ciudades chilenas. A pesar de ello, y de forma
paralela, se estableció un conjunto de normas específicas destinadas a
regular la producción, importación y expendio de la cocaína, las hojas 78. Vistazo, Santiago, 20-27 de enero de
de coca y la morfina y sus distintas presentaciones farmacológicas. Sin 1959 y 17 de febrero de 1959.

79. Vistazo, Santiago, 20-27 de enero de


1959 y 17 de febrero de 1959.

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embargo, la permanente vulneración de estos cuerpos normativos redundó en la constitu-


ción de organismos especializados en la fiscalización del mercado de las sustancias sometidas
a regulación: primero desde el ámbito sanitario -con la Dirección General de Sanidad- y lue-
go por medio de la Policía de Investigaciones. Ambas instancias, como queda demostrado en
las páginas anteriores, fueron a su vez socavadas en sus funciones de vigilancia y represión
del mercado ilícito, en tanto algunos de sus funcionarios optaron por lucrarse y beneficiarse
protegiendo a los operadores del mercado ilegal de sustancias en Chile, los que llegaron a
jugar un papel clave en la refinación y distribución de la materia prima de la cocaína prove-
niente de Bolivia y Perú por lo menos hasta 1973.

Bibliografía
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Criminología, Santiago, 1958-1960.
Detective, Dirección General de investigaciones, identificación y pasaportes, Santiago, 1934
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Revista de Criminología y Policía Científica, Santiago, 1937-1954.
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84 La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata (Argentina), 1960-1970

Artículo recibido: 14 La domesticación de la “tele”: usos del Domesticating the TV: the Uses of the
de enero de 2009; televisor en la vida cotidiana. Mar del Television in everyday Life in Mar del
aprobado: 20 de abril Plata (Argentina), 1960-1970 Plata (Argentina), 1960-1970
de 2009; modificado: Resumen Abstract
22 de mayo de 2009. El presente texto se centra en el televisor This article focuses on the television as
como objeto de la vida cotidiana y en el lugar an object of everyday life and the place
que ocupa en el espacio doméstico. Si la it occupies in the domestic sphere. While
historiografía argentina se ha centrado hasta Argentinean historiography has so far focused
el presente en lo ocurrido en la ciudad de on what happened in Buenos Aires, this article
Buenos Aires, este artículo se propone como una contributes to the history of other experiences
contribución a la historia de otras experiencias regarding the arrival of the TV inside the
de la llegada de la “tele” a los hogares. home. It reconstructs the experience of those
Reconstruimos experiencias de los momentos initial moments of the television in Mar del
iniciales de la televisión en Mar del Plata con Plata in order to recuperate the historicity of
la intención de recuperar la historicidad de la the association between the television and
asociación entre televisor y domesticidad. domesticity.
Palabras c l av e Key Words
Televisor, domesticación, espacio doméstico, usos, Television, Domesticity, Domestic Sphere, Uses,
experiencias, Argentina. Experiences, Argentine.

Licenciada y profesora en Historia de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina.


Estudiante de doctorado con mención en Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes,
Argentina, con beca de Postgrado del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Inés (CONICET). Sus intereses investigativos son la historia de la familia, del género y de los modos
de habitar en la segunda mitad del siglo XX. Entre sus publicaciones recientes se encuentran:
Pérez “Transformaciones en la vida cotidiana. Producción y re-producción, Mar del Plata hacia
fines de la década del ’90”, capítulo realizado en colaboración con Andrea Torricella y Natalia
Alfonsi en Cuestiones de familia. Problemas y debates en torno de la familia contemporánea, comp.
Norberto Álvarez (Mar del Plata: Eudem, 2007), 171-198; “Relatos y prácticas de la vida familiar
en el espacio doméstico, Mar del Plata 1940- 1970”, Quinto Sol. Revista de Historia Regional 13
(2009), en prensa; “El trabajo doméstico y la mecanización del hogar: discursos, experiencias,
representaciones. Mar del Plata en los años sesenta”, en Los sesenta de otra manera: vida cotidiana,
género y sexualidades en la Argentina, comps. Valeria Manzano, Karina Felliti e Isabella Cosse
(Buenos Aires: Prometeo, 2009), en prensa. inesp18@yahoo.com.

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La domesticación de la “tele”:
usos del televisor en la vida
cotidiana. Mar del Plata
(Argentina), 1960-1970Ï

Ï Este artículo es resultado de la


I ntroducción investigación llevada a cabo en
el marco del proyecto de tesis
de doctorado “Vida familiar y
“Por primera vez se distinguió el lugar donde se vive del lugar donde se trabaja. modos de habitar: experiencias y
El primero se estableció como el interior. La oficina era su complemento. El ciudadano representaciones (Mar del Plata
privado que en la oficina tomaba contacto con la realidad, necesitaba que el interior 1940-1980)”, financiado con una beca
constituyera el sostén de sus ilusiones […]. Para el ciudadano privado, ese mundo de Postgrado tipo I de CONICET, que
interior representaba el universo. En él, el individuo reunía lo distante en el espacio y a su vez forma parte del proyecto
en el tiempo. Su sala era un palco en el teatro del mundo”. colectivo “Identidades, Familias y
Género: Construcciones, imágenes y
Walter Benjamin1 representaciones. Argentina, segunda
mitad del siglo XX”, cuya ejecución
está a cargo del grupo de Estudios sobre
“La televisión es un medio doméstico. Se mira en casa. Se ignora Familia, Género y Subjetividades de la
en casa. Se discute en casa”2. El televisor pareciera no salir del ámbito Universidad Nacional de Mar del Plata.

privado, como si se tratara de un espacio al que pertenece, del que 1. Citado en Roger Silverstone, Televisión y
vida cotidiana (Buenos Aires: Amorrortu,
es parte. Lynn Spigel utiliza la expresión staple fixture para referirse 1996), 52.
a esta condición del televisor3. Si fixture puede traducirse casi inequí-
2. Roger Silverstone, Televisión y vida
vocamente como “mueble”, staple presenta tres significados que se cotidiana (Buenos Aires: Amorrortu,
complementan en la descripción del lugar que adquirió el televisor en 1996), 51.

el hogar: staple es, al mismo tiempo, “básico”, “típico” y “principal”. 3. Lynn Spigel, Make Room for TV. Television
and the Family Ideal in Postwar America
Y sin embargo, el lugar del televisor ha cambiado a lo largo del tiempo, (Chicago: The University of Chicago
e incluso en el presente sería difícil sostener que su uso es exclusiva- Press, 1992), 1.
mente privado. En este artículo rastreamos el proceso de domesticación4 4. El concepto de domesticación es utilizado
del televisor, es decir, el proceso de construcción de la asociación entre por Roger Silverstone para referir al
proceso de incorporación de nuevas
televisor/domesticidad/privacidad que hoy forma parte del sentido co- tecnologías en el ámbito doméstico.
mún. Si, como planteaba Raymond Williams, “el momento de cualquier Roger Silverstone, Televisión y vida
cotidiana, 53-93.
nueva tecnología es un momento de elección”5, resulta interesante vol-
5. “[T]he moment of any new technology
ver al tiempo en que el televisor era una novedad, revisar su paso de (...) is a moment of choice” (traducción
objeto exótico a elemento omnipresente en los hogares. propia). Lynn Spigel, “Introduction”, en
Raymond Williams, Television. Technology
and cultural form (Londres: University
Press of New England, 1992), XV.

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Ahora bien, el tiempo en que el televisor fue una novedad depende del espacio que esté
siendo observado. En relación con la introducción del televisor en el hogar, esta observa-
ción resulta especialmente apropiada. Si habitualmente se toma 1951 como fecha inaugural
de la televisión argentina, lo cierto es que hasta 1960 las emisiones sólo eran recibidas en la
ciudad de Buenos Aires. Además del surgimiento de Canal 9, Canal 11 y Canal 13 a nivel de la
ciudad de Buenos Aires -lo que marcó el fin del monopolio de Canal 7-, ese año aparecieron
Canal 12 de Córdoba y Canal 8 de Mar del Plata, y con ellos la “tele” llegó al “interior” del
país. En este artículo nos detendremos en las experiencias de la incorporación del televisor
a los hogares marplatenses. Este caso resulta relevante por dos razones: por una parte, se
trata de un inicio temprano en relación con otras partes del país; por otra, el tiempo de la
llegada de la “tele” a Mar del Plata es el que habitualmente se toma como el del comienzo
del consumo masivo de televisores y de televisión en Argentina6.
Si la comprensión de los programas televisivos como textos requiere, como ya ob-
servara Lila Abu-Lughod, de una etnografía multisitio, la consideración del televisor
en tanto objeto también debe dar cuenta de los múltiples contextos dentro de los que
sus usos cobran sentido7. La distancia de una década en la llegada de la televisión -y
consecuentemente de los televisores- con respecto a lo ocurrido en Buenos Aires su-
puso una serie de particularidades en el proceso de domesticación de estos artefactos
en Mar del Plata. Concretamente implicó la presencia simultánea del televisor tanto en
ámbitos públicos como en espacios privados, incluso en ambientes como la cocina, en
los que en otras coordenadas espacio-temporales hubieran resulta-
do insospechados; usos que excedían la familia nuclear pero que al
6. Mar del Plata es una ciudad balnearia,
fundada a fines del siglo XIX, ubicada mismo tiempo presentan discontinuidades respecto de tradiciones
sobre la costa atlántica, 400 km al sur de usos comunes de otros artefactos domésticos; una expectativa
de la ciudad de Buenos Aires. Si nació
como balneario de élite, a mediados del diferente de la audiencia respecto del nuevo medio, en especial por
siglo XX se popularizó. Por otra parte, parte de quienes eran niños en aquel entonces que -a diferencia
desde su creación Mar del Plata contó
con un puerto sobre el Atlántico que de los adultos cuya percepción giraba en torno de su condición de
permitió el desarrollo de la industria de objeto novedoso- esperaban con ansiedad la programación que to-
la pesca que, junto con el turismo y la
industria textil, dieron impulso a la vida davía recuerdan con nostalgia.
económica de la ciudad. El ritmo de La investigación que aquí presento se basa en la reconstrucción de
crecimiento demográfico fue muy lento
durante las primeras décadas. Sólo experiencias de quienes vivieron el proceso de domesticación del te-
después del censo de 1947 se superaron levisor. En este sentido, indagué en relatos de distintos sujetos acerca
los 100.000 habitantes, número que
se duplicó en 1960 con el arribo de de la introducción del televisor en sus vidas cotidianas. Tomé para
familias del interior del país y de la ello un corpus constituido por una serie de entrevistas a 21 sujetos de
provincia. En la actualidad la ciudad
cuenta con una población de alrededor distintas características (en términos de género, edad, sector social,
de 700.000 habitantes. etc.), que tienen como rasgo común el haber vivido en la ciudad en el
7. Lila Abu-Lughod, “La interpretación período en que se difundió masivamente el uso del televisor.
de la(s) cultura(s) después de la
televisión”, Etnografías contemporáneas 1:
1 (2005): 64.

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Las experiencias de los sujetos están construidas como narraciones y, en ese sentido,
presentan un orden, una selección y un tono8. Incluí entre los entrevistados a personas
que pertenecen a una misma familia (dos grupos de hermanos y una madre y su hija), así
como a sujetos que en el momento analizado tenían una relación de vecindad. La familia
puede concebirse como un campo en el sentido bourdieuano: en ella existen posiciones
desiguales que operan tanto al momento de tomar ciertas decisiones como a la hora de
contar la historia familiar. Por otra parte, en el proceso mediante el cual el televisor se
volvió necesario para las familias, resulta importante observar cómo se sitúa lo que los
otros tenían o hacían. En este sentido considero que el contraste entre lo narrado por
personas que mantenían una relación de vecindad puede resultar interesante. La inten-
ción de incluir distintas “versiones” de esa historia no es encontrar la más verdadera, sino
señalar las marcas, los contrasentidos, los énfasis y silencios de los distintos relatos.
Este artículo se centra en la historia del televisor en tanto objeto. Las experiencias de los
sujetos iluminan los usos diversos de este artefacto en la vida cotidiana y sus variaciones en
el tiempo. Los quiénes y los cómo son los que dan sentido a las preguntas por los qué.

1. L a sala : un palco en el teatro del mundo


La distinción entre el lugar donde se vive y el lugar donde se trabaja, propia de la
Modernidad, fue acompañada por una imagen del hogar como sacro
recinto de la vida familiar, alejado de los cambios avasallantes del
mundo público, un “refugio ante un mundo despiadado”9. Su contra- 8. Seguimos las recomendaciones de
cara fue la figura del hogar como coartada, como espacio abstraído Dora Schwarzstein cuando señala que
“es inadecuado usar las fuentes orales
de la observación pública . Pero, ¿es posible sostener que el límite
10
de manera principalmente factual,
entre ambos espacios es tan tajante como pareciera desprenderse sólo para transmitir o confirmar
evidencia de acontecimientos
de estas consideraciones? Si puede pensarse el ámbito de la vida fa- particulares. La materia prima de la
miliar y el de la producción y la política como esferas distintas, lo entrevista es la memoria, y ésta tiene
un carácter subjetivo y una tendencia
es a condición de pensarlas en una interpenetración que no es sólo a interpretar la historia más que
permanente, sino también constitutiva de cada una de ellas. reflejarla”. Dora Schwarzstein, Una
introducción al uso de la Historia Oral en
La presencia del televisor en el interior del hogar es una de las el aula (Buenos Aires: Fondo de Cultura
formas que asume dicha interrelación. “La televisión y otros medios Económica, 2001), 22.
electrónicos introducen [la hostil sociedad del mundo exterior] en 9. Christopher Lasch, Refugio en un mundo
el hogar y modifican tanto la esfera pública como la doméstica […]. despiadado (Barcelona: Gedisa, 1996).

La televisión […] ahora lleva a los niños a recorrer el mundo, aún 10. José Francisco Liernur, “Casas y
jardines. La construcción del dispositivo
antes de que estos tengan permiso para cruzar la calzada” . La te-
11
doméstico moderno (1870-1930)”, en
levisión introduce lo público (y lo privado de otros) en el seno de la Historia de la vida privada en la Argentina:
la Argentina Plural, ed. Fernando Devoto
vida familiar o, si se quiere, domestica el exterior, lo convierte en y Marta Madero (Buenos Aires: Taurus,
un elemento más del hogar. 1999), 101.

11. Joshua Meyrowitz, citado en Roger


Silverstone, Televisión y vida cotidiana, 59.

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Raymond Williams proponía el concepto de privatización móvil como condensador de


una línea de transformaciones que tendía, por un lado, a una movilidad creciente y a una
pérdida de la experiencia enraizada en comunidades productivas pequeñas, y por otra,
a una creciente privatización del consumo de la información y el entretenimiento12. “El
broadcasting, sostiene Williams, sirvió para la resolución de esta contradicción en tanto
trajo imágenes del mundo exterior al hogar privado. Le dio a la gente
la sensación de viajar a lugares distantes y tener acceso a la informa-
12. Williams sitúa este proceso de ción y el entretenimiento de la esfera pública, incluso si la recibían
“privatización móvil” en una línea que,
con escasos quiebres o retrocesos, iría
en los confines de su propio mundo doméstico”13. La sala, un palco
de la conformación de la esfera pública en el teatro del mundo.
habermasiana en el siglo XVIII, en la
que la prensa tuvo un lugar central,
Para explicar el lugar que el televisor ocupó en aquel proceso, es
a su privatización, con la centralidad interesante observar lo ocurrido en Estados Unidos, el “gran provee-
adquirida por medios cuya recepción
fue eminentemente doméstica (la
dor mundial de imágenes en movimiento”14. Si la difusión en escala
televisión es el mejor ejemplo). masiva del televisor en Estados Unidos se produjo entre 1920 y 1955,
Raymond Williams, Televisión, 19. La
idea de que existe una tendencia hacia
las formas que asumió su uso deben ser comprendidas en relación
la privatización de la esfera pública, con los elementos que, ya desde la década de 1890, ponían en tensión
ya presente en los propios textos de
Habermas, ha generado un intenso
el ideal de domesticidad victoriano. La presencia más asidua de las
debate. Entre quienes la discuten mujeres en el mundo público como trabajadoras y consumidoras, el
puede situarse a John Tomlinson,
citado en Roger Silverstone, Televisión
nuevo énfasis en la recreación familiar fuera del hogar y centrada
y vida cotidiana, 119. En todo caso, en las parejas, la reducción del tamaño de los hogares vinculada a su
la definición de lo público como un
espacio entre el Estado y el terreno
modernización, son elementos que hablan de las dificultades de man-
privado de las relaciones económicas tener los límites entre lo público y lo privado, propios del modelo
no es puesta en cuestión. En este
artículo no tomamos esa noción de lo
victoriano. Por otra parte, la forma de concebir el entretenimiento
público en tanto no permite dar cuenta también había sufrido una modificación sustancial en este momen-
de ciertos matices que hacen que los
usos del televisor dentro del espacio del
to: la imagen del elevamiento espiritual a la que se lo había asociado,
hogar sean unas veces más públicos y por lo menos, desde inicios del siglo XIX dio lugar a otra más mo-
otras, más privados.
derna y secular que lo vinculaba con actividades liberadoras que
13. “Broadcasting, Williams argues, served servían como contraparte del trabajo. En este contexto, en el que los
as the resolution to this contradiction
insofar as it brought a Picture of the discursos que advertían sobre los riesgos a los que la familia esta-
outside World into the private home. ba expuesta eran moneda corriente, la radio comenzó a ser pensada
It gave people the sense of travelling
to distant places and having access como una posible vía de resituar a las familias (a las mujeres, en es-
to information and entertainment pecial) en el interior del hogar15.
in the public sphere, even as they
received this in the confines of their Para 1926 la radio ya había sido domesticada: se trataba de
own domestic world”. Lynn Spigel, una fuente de entretenimiento y noticias sumamente popular
“Introduction”, en Raymond Williams,
Television, XXI. en los hogares norteamericanos. La difusión del televisor se en-
14. Sergio Pujol, La década rebelde. Los años
marcó en aquel proceso: el momento oportuno se produjo entre
60 en Argentina (Buenos Aires: Emecé, 1946 y 1955. Distintos elementos confluyeron allí: la construcción
2002), 146.

15. Lynn Spigel, Make Room, 27.

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masiva de los suburbios como respuesta a la crisis de vivienda, el crecimiento de la


tasa de matrimonios, el fenómeno conocido como baby boom, etc. La imagen del ho-
gar suburbano fue tomada como modelo de felicidad familiar por
los distintos medios de comunicación, en un momento en el que
los fantasmas de la Guerra Fría comenzaban a rondar y la doctrina 16. Mirta Varela, “Los comienzos de la
televisión argentina en el contexto
del domestic containment (de la búsqueda de soluciones privadas a latinoamericano”, presentado en la
cuestiones públicas) se fortalecía. reunión de la Latin American Studies
Association (Chicago: 1998), 8.
Estos elementos permiten explicar la asociación entre televisor/
domesticidad/privacidad en el contexto de los Estados Unidos. Para 17. “El peronismo logró mitificar su
espacio público por excelencia, la Plaza
el caso de Argentina, tanto el precio de los aparatos como la falta de Mayo, frente a la casa de gobierno,
de crecimiento del primer (y único) canal durante los primeros años el lugar hacia donde se dirigieron
las masas en la concentración que
de vida de la televisión (la primera transmisión se produjo en 1951) se convertirá en hito fundacional
impidieron un uso doméstico como el que tuvo en otros países16. La del movimiento peronista que lo
seguirá ocupando en las reiteradas
primera década de la televisión se caracterizó por una recepción movilizaciones. Pero también es una
fuertemente asociada a los espacios públicos en un contexto en el época signada por la ocupación de las
calles de paseo, los cines, los teatros,
que, a diferencia de lo ocurrido en Estados Unidos y otros países, se los restaurantes, los bailes, el carnaval.
exacerba la ocupación de los espacios públicos urbanos17. La calle Lavalle, la avenida Corrientes y
el ‘Centro de los grandes espectáculos’
Esto implicó una asincronía constitutiva de la televisión argenti- componen una geografía nocturna
na18. Mientras las publicidades de televisores difundían una imagen y masiva del espectáculo porteño.
Nuevos sectores acceden a esos
del consumo televisivo dentro del hogar, con la familia (nuclear) consumos y su presencia es uno de los
reunida en torno del aparato observando atentamente, el uso más datos más significativos de la cultura
de la época. En ese contexto no parece
habitual de los televisores se daba en espacios públicos o, en todo arbitrario que el Estado distribuyera
caso, en compañía de personas ajenas al núcleo familiar. La imagen televisores para su recepción pública
y la primera televisación fuera un acto
del consumo hogareño remitía al contexto norteamericano en el que multitudinario.” Mirta Varela, “Los
la asociación entre televisión y domesticidad tenía otras connotacio- comienzos”, 10.

nes . En todo caso, existe un consenso en señalar que


19
18. Varela sostiene que ésta no es
una característica exclusiva del
“hay aspectos específicos de los aparatos que posibilitaron una serie caso argentino. Mirta Varela, “Los
de usos que también se fueron modificando históricamente: si en los comienzos”, 9.
años cincuenta el televisor provocaba reuniones comunales, en los se- 19. Véase Cecelia Tichi, Electronic Hearth:
senta pasó a ser parte del grupo familiar y, en las décadas siguientes, creating an American Television Culture
(New York: Oxford University Press,
se convirtió, cada vez más, en un objeto personal que hasta podía 1991), 16-17.
servir para establecer una distancia con la propia familia”20. 20. Gonzalo Aguilar, “Televisión y vida
privada”, en Historia de la vida privada en
la Argentina: la Argentina entre multitudes y
¿Cómo se produjo la llegada del televisor a los hogares marpla- soledades, de los años treinta a la actualidad,
tenses? Si la “cultura televisiva” argentina ya tenía una historia, con eds. Fernando Devoto y Marta Madero
(Buenos Aires: Taurus, 2002), 257. Spigel
casi 10 años de transmisiones televisivas en el país, ¿cómo fueron las observa en los Estados Unidos ya en
expectativas de la naciente audiencia marplatense? ¿Dónde se veía un período muy anterior los discursos
que tienden a un uso diferencial del
televisor dentro de las familias. Lynn
Spigel, Make room, 60.

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90 La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata (Argentina), 1960-1970

televisión en los primeros años? ¿Quiénes miraban? ¿Qué esperaban ver? ¿En qué mo-
mento el televisor quedó integrado al escenario de los hogares marplatenses?

2. T elevisores en M ar del P lata


Si la televisión llegó a la ciudad de Buenos Aires más tardíamente que a distintas
ciudades de los países centrales e, incluso, de algunos países latinoamericanos21, tomó
todavía nueve años más para que alcanzara el interior del país, y sólo llegó a algunas zo-
nas. Mar del Plata y Córdoba fueron, después de Buenos Aires, las primeras ciudades del
país en tener un canal local. En Mar del Plata el proceso de incorporación del televisor a
los hogares estuvo marcado por una temporalidad distinta, que supuso la superposición
de elementos de lo que en Buenos Aires fueran etapas sucesivas. El uso público de los
televisores, el ir a mirar televisión al club o a la casa del vecino ca-
racterístico de los porteños de los años cincuenta, coincidió en Mar
21. En 1950 México, Cuba y Brasil realizan del Plata con el abaratamiento de los aparatos, la posibilidad de com-
sus primeras transmisiones televisivas.
En 1952, es el turno de Venezuela y prarlos en cuotas, la domesticación del medio y la conformación de
en 1954, el de Colombia. Véase Mirta una generación televisiva22, propios de los sesenta.
Varela, La televisión criolla. Desde sus
inicios hasta la llegada del hombre a la El abaratamiento de los aparatos coincidió con un aumento en
Luna, 1951-1969 (Buenos Aires: Edhasa, su producción y se reflejó en un fuerte incremento en su venta, en
2005), 36-37.
especial desde los años sesenta. En estos años se intensificó la di-
22. “Es necesario aguardar a la televisión
de los sesenta para encontrar una versificación en el consumo -fruto de la disminución del peso de
‘generación televisiva’ por haber ciertos rubros (los considerados básicos) dentro del presupuesto
compartido la experiencia de ver El
capitán Piluso. No ha quedado, en familiar- iniciada en décadas anteriores23, que se apoyó en un im-
cambio, una generación de La pandilla portante crecimiento económico sostenido durante toda la década
Marylin”. Mirta Varela, La televisión
criolla, 60. y fue acompañada por una participación de los asalariados en la dis-
tribución del ingreso de alrededor del 40%, relativamente estable
23. Mario Rapoport, Historia económica,
política y social de la Argentina (1880-2000) en el período24. En este sentido, el número de hogares con televisor
(Buenos Aires: Macchi, 2003), 579. creció rápidamente dando lugar a la transformación de la sociedad
24. Ricardo Aroskind, “El país del Argentina en una sociedad televisiva25. La introducción de los televi-
desarrollo posible”, en Violencia,
proscripción y autoritarismo (1955-1976), sores a los hogares marplatenses se dio en este contexto particular,
ed. Daniel James (Buenos Aires: el cual supuso una serie de diferencias respecto de lo sucedido en
Sudamericana, 2003), 63-116.
la ciudad de Buenos Aires. En esos años, “para las familias, tener un
25. En este sentido, Pujol señala que “el
número de televisores en el país pasó
televisor era, cada vez más, una necesidad”26.
de un millón y medio de aparatos en En la ciudad de Mar del Plata, distintas casas que habían sido funda-
1959 a casi doce millones en 1968: un
crecimiento que, proporcionalmente,
das en la primera década del siglo XX y que se dedicaban mayormente
fue mayor al que se dio en los Estados a la venta de artículos para la construcción, carpintería y ferretería
Unidos, el gran proveedor mundial
de imágenes en movimiento”. Sergio
(como José Tiribelli, fundada en 1905, o Casa Fava, fundada en 1909),
Pujol, La década rebelde, 146. incorporaron la venta de electrodomésticos, cocinas y calefones a gas
26. Gonzalo Aguilar, “Televisión y vida
privada”, 256.

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en los años cincuenta. Entre 1951 y 1963 se abrieron, además, algunas de las que serían
las casas de electrodomésticos más importantes de la ciudad (Roberto Miliffi, José Fazio, Casa
Radar, Francisco P. Uriaguereca, Su Casa, etc.). A partir de los sesenta el artículo que más se
vendía era el televisor y el medio de pago más frecuente era el crédito personal.
Ahora bien, a pesar de ser más accesibles, los aparatos de televisión seguían siendo, al
menos en los primeros años de la década, objetos caros. De nuestros entrevistados, sólo
quienes tenían un mejor pasar económico tuvieron un televisor en su hogar antes de
1966 y 1968. Ésta, en efecto, parece ser la fecha que la mayor parte de los entrevistados
coincide en señalar como el momento en que “la tele llegó a casa”27 .
En estos primeros años el uso público del televisor era el más habitual. Sin embargo, en
dónde y con quién se miraba televisión parece haber sido diferente de acuerdo con la perte-
nencia social y la edad de quien relata. Quienes tenían una posición económica más holgada,
por lo general, compartían su televisor con (o iban a la casa de) algún pariente. Mirar televi-
sión para quien no tenía a sus familiares cerca podía ser una actividad sólo de fin de semana.
No obstante, de acuerdo al relato de los más jóvenes, quienes eran niños en aquel entonces,
la frecuencia de las visitas llegó a incrementarse de tal modo que aun los padres más reacios
-aquellos que pudiendo comprarlo tempranamente desconfiaban de la incorporación de los
nuevos aparatos al hogar- terminaron adquiriendo el televisor propio.
Entre quienes hablan de sí mismos como “trabajadores” los lugares que más fre-
cuentemente se recuerdan como espacios para mirar televisión son el club del barrio,
la sociedad de fomento, la casa de algún vecino. Es éste último el espacio que prevalece
cuando mirar la “tele” es descrito como parte de la rutina diaria. Un elemento que re-
sulta significativo es que, en la mayor parte de los relatos que hemos recogido, quienes
narran son quienes iban a la casa de otro, no quienes los recibían. El
caso que se distingue es el de la familia Pilafsidis, la primera de su
barrio en tener el ansiado televisor (según el relato de tres de sus 27. Entrevista a Nancy Cabañas, Mar del
Plata, 15 de marzo de 2007; entrevista a
miembros). Ahora bien, si ellos recuerdan con nostalgia las hordas Elías Fiotto, Mar del Plata, 5 de octubre
de niños del barrio que todas las tardes los perseguían para mirar de 2006; entrevistas a Cristina Gómez,
Mar del Plata, 28 de enero de 2007 y 6
televisión en su casa, los vecinos a los que entrevistamos parecen de agosto de 2008; entrevistas a Celia
no tener registro alguno de aquello. Ni aquellos que tenían mejores Iglesias, Mar del Plata, 15 de junio de
2007 y 19 de agosto de 2008; entrevista
recursos económicos -que tenían televisor en su casa o iban a don- a Carlos Pilafsidis, Mar del Plata, 22
de un familiar- ni aquellos que provenían de familias trabajadoras. de junio de 2007; entrevista a Marta
y José Pilafsidis, Mar del Plata, 23 de
Éstos últimos recuerdan ir a la casa de algún vecino con quien tenían julio de 2007; entrevista a Marta María
una relación más estrecha. No se ubican como parte de quienes, abu- Rodríguez , Mar del Plata, 3 de junio
2007; entrevistas a María del Carmen
sando de la hospitalidad, ocupaban diariamente la casa de aquellos Rustoyburu, Mar del Plata, 25 de
hermanos, sino como visitantes respetuosos y agradecidos de la ge- enero de 2007 y 30 de agosto de 2008;
entrevista a María Vinci, Mar del Plata,
nerosidad del vecino solidario. 25 de junio de 2007; entrevista a José
Zambrano, Mar del Plata, 30 de enero
de 2007; entrevista a Elena Di Norcia,
Mar del Plata, 5 de julio de 2007.

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92 La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata (Argentina), 1960-1970

Quienes iban a mirar televisión a casas ajenas con asiduidad, independientemente


de su condición social, eran niños. Los adultos sólo iban en ocasiones excepcionales o
con una frecuencia mucho menor. Pareciera que los límites entre el interior y el exterior
eran más fluidos para los más jóvenes. Esta idea se refuerza si se observan los lugares en
donde se desarrollaban sus juegos. La frontera entre el adentro y el afuera, entre la casa
propia y la ajena, se cruza allí de modo permanente. Otros usos “normales” son puestos
en juego: la especialización funcional de los ambientes, imperativo del habitar moderno,
es burlada por quienes se apropian de cualquier espacio y lo transforman en campo de
juego. La indulgencia es la clave interpretativa a la que se apela en los relatos de nuestros
entrevistados cuando se narran prácticas infantiles que se alejan de los cánones del buen
comportamiento, indulgencia que pareciera ser inaceptable como criterio para evaluar
las prácticas de los adultos.
Para el caso de Buenos Aires, “la televisión no fue vista desde la casa sino por una pe-
queña minoría y aún en esos casos, convocaba a reuniones más allá del círculo íntimo de
la familia […]. De esta forma, ver televisión se integra a costumbres
más antiguas: también era frecuente por ejemplo, en los barrios, usar
28. Mirta Varela, La televisión criolla, 54. la heladera del vecino”28. Para el momento en que la televisión llegó
29. Véase Inés Pérez, “Aquí vivieron y a Mar del Plata, los usos compartidos de artefactos como la heladera
así recuerdan. Historias de familia y
vivienda en Mar del Plata entre los
o la cocina eran ya lejanos. Las historias de cocinas a leña aprove-
años 1940 y 1970” (Tesis de Licenciatura chadas por dos o tres vecinas a la vez o de heladeras en las que más
en Historia, Universidad Nacional de
Mar del Plata, 2006); Inés Pérez, “El
de una familia guardaba sus alimentos son frecuentes entre quienes
trabajo doméstico y la mecanización vivieron su infancia antes de 1940, mucho tiempo antes de que el
del hogar: discursos, experiencias,
representaciones. Mar del Plata en los
televisor comenzara a difundirse de manera masiva en la ciudad. Los
años sesenta”, documento presentado usos comunes habían quedado reservados, en los años posteriores,
en la 1ª Reunión de Trabajo Los 60’
de otra manera: vida cotidiana, género y
a aquellos aparatos susceptibles de ser transportados de una casa a
sexualidades en la Argentina (Buenos otra (plancha, lustradora, aspiradora, licuadora, batidora, etc.)29.
Aires: 2008).
Los usos compartidos de distintos artefactos domésticos perte-
30. Juan Carlos Torre y Elisa Pastoriza, necen a un tiempo anterior a lo que se ha caracterizado como una
“La democratización del bienestar”,
en Nueva Historia Argentina: los años democratización del bienestar30. En este sentido, distintos autores han
peronistas, compilado por Juan Carlos situado en las décadas de 1940 y 1950 un acceso masivo a bienes de
Torre (Buenos Aires: Sudamericana,
2002), 257-312. primera necesidad como la vivienda31. En la década de 1960, la hela-
31. Susana Torrado, Historia de la familia
dera eléctrica y la cocina a gas o a kerosene ya estaban presentes en
en la Argentina Moderna (Buenos Aires: el escenario habitual de gran parte de los hogares. El uso de dichos
Ediciones de la Flor, 2003): 376- 401;
Anahí Ballent, Las huellas de la política.
artefactos era propiamente familiar y se realizaba en el interior del
Vivienda, ciudad y peronismo en Buenos espacio doméstico. Si el uso del televisor no coincide plenamente
Aires, 1943-1955 (Buenos Aires:
Prometeo, 2005), 31-95; Rosa Aboy,
con esta lógica, se debe en cierta medida a que seguía tratándose de
Viviendas para el pueblo. Espacio urbano y un objeto poco accesible. Sin embargo, la práctica de ver televisión
sociabilidad en el barrio Los Perales, 1946-
1955 (Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica, 2005), 19-73.

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Inés Pérez 93

en la casa de un vecino en la Mar del Plata de los años sesenta ya no se inscribe en las
historias de los usos compartidos de aquellos otros artefactos de la vida doméstica:
como ya se dijo, quienes franqueaban las fronteras entre la casa propia y las ajenas
eran principalmente niños.
Ahora bien, más allá de que en la memoria de la infancia una nostalgia indulgente
sea la clave interpretativa más frecuente, sostendremos aquí que hay otras razones que
explican el que fueran los más pequeños los que transitaban dichos espacios con ma-
yor fluidez. Por una parte, en la mayoría de los relatos con los que trabajamos, los niños
son quienes aparecen como usuarios principales del televisor, aquellos en quienes se
pensaba al comprarlo. Por otra, desde los años sesenta, en distintos discursos cuyo
lector modelo es un ama de casa de sectores medios, hay una prescripción orientada a
un uso más flexible de los espacios de la casa por parte de los distintos miembros de la
familia, en especial de los niños. El siguiente es un ejemplo de este tipo de prescripcio-
nes. Se trata de una nota publicada por el diario La Capital de Mar del Plata en 1966, en
la columna “La mujer y el hogar”:
“Un problema para toda la familia. Y llegó la tan esperada fecha. Y tan temida. Porque
toda la familia sabe que el nene tiene muchos amiguitos. Amiguitos que suelen jugar
tirándose masitas a la cabeza y decorando las alfombras de la casa con insospecha-
das mezclas de crema y chocolate […]. En fin, la tragedia no es tanta. El nene puede
tener su fiesta sin echar a perder la casa, su arreglo y la tranquilidad de la familia.
Aunque, si nos ponemos a pensar, no vale la sonrisa y la alegría del niño, algún la-
mento de sillón o alguna masita desubicada […]”32.

El imperativo del orden cedía frente al “valor de la sonrisa y la alegría del niño”. El
imperativo del uso familiar del espacio doméstico también: eran niños quienes con ma-
yor frecuencia miraban televisión en casas ajenas. Y también eran ellos quienes la habían
esperado con mayor ansiedad.
La diferencia temporal entre el inicio de la televisión en Buenos Aires y en Mar del Plata
implicó también que las expectativas frente a su llegada fueran distintas. Si en el Buenos
Aires de los primeros años de la década de los cincuenta “la televisión estaba ahí pero nadie
la veía”33 , la llegada de la televisión a Mar del Plata fue esperada con ansiedad:
“José: Bueno, el mismo año que arrancó canal 8, arrancó en diciembre eso no me
olvido nunca, nosotros teníamos…
Marta: teníamos televisor hacía seis meses…
32. “Problema para la familia”, Diario La
Entrevistador: ¿Seis meses nada más? Capital, Mar del Plata, 15 de septiembre
José: ¡Ehhh! Seis meses era mucho. Esperando… Veía todo el día dicien- de 1966. Las cursivas son mías.
do: ‘¡cuándo empieza Canal 8, la puta madre…!’” .
34
33. Mirta Varela, La televisión criolla, 47.

34. Entrevista a Marta y a José Pilafsidis,


Mar del Plata, 23 de julio de 2007.

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94 La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata (Argentina), 1960-1970

Seis meses teniendo televisor y sin poder sintonizar una señal.


Seis meses esperando la tan anunciada transmisión de Canal 8. No
todos recuerdan haber tenido tanta expectativa depositada en el ini-
cio de la televisión. En el caso Marta y José Pilafsidis, la historia de la
35. “Si resultaba difícil encontrar
algún atractivo para quedarse a llegada de la televisión está inscrita en un relato épico familiar: ellos
‘ver cómodamente desde su casa’, fueron los primeros en el barrio en tener televisor. Sin embargo, los
fue necesario esperar que algo se
modificara en la vida cotidiana, en los recuerdos de la espera de la “tele” son más fuertes y vívidos entre
hábitos respecto de otros consumos todos aquellos que, como ellos, eran pequeños en aquellos años: en
culturales para que la televisión se
instalara cómodamente en la Argentina 1960, cuando su padre compró el primer televisor, Marta y José tenían
y la audiencia en el sillón”. Mirta 12 y 14 años respectivamente. La transformación en la vida cotidiana
Varela, La televisión criolla, 54.
necesaria para que la audiencia se sentara en el sillón ya había tenido
36. Marta, José y Carlos Pilafsidis
recuerdan que su padre compró el
lugar cuando la “tele” llegó a Mar del Plata, pero se trataba de una
televisor por razones que tienen que audiencia pequeña35. Son quienes eran niños en aquella época los que
ver con su gusto por la tecnología, por
estar al día con lo nuevo. Entrevista a
recuerdan los programas, los horarios en los que había transmisión,
Marta y a José Pilafsidis, Mar del Plata, el momento de estar mirando. Los mayores, en cambio, recuerdan el
23 de julio de 2007; entrevista a Carlos
Pilafsidis, Mar del Plata, 22 de junio
tiempo ganado gracias a este entretenimiento de sus hijos.
de 2007. Por otra parte, a nivel de la Para los mayores seguía tratándose de un objeto: moderno y
política municipal, también parecen
haber primado las consideraciones
prestigioso para unos, excéntrico y peligroso para otros. Lo que el
vinculadas al imaginario acerca de aparato transmitía parece haber tenido una importancia menor al
la tecnología cuando el 13/04/1966
se aprobó el decreto 362 por medio
menos durante los sesenta. Las lógicas que primaban en la decisión
del que se creaba la “Telescuela de comprarlo ponían sus características en tanto objeto en el centro
Municipal”: “Que la televisión puede
ser el vehículo capaz de llevar a
de las consideraciones36. Éste es, en efecto, el caso de la madre de una
conocimiento de los escolares -entre de nuestras entrevistadas.
otros- temas sobre investigaciones del
medio físico; protección de la salud;
“Entrevistador: ¿Pero qué decía su mamá? ¿Por qué no quería
comprensión y mejoramiento de la tener un televisor?
vida social: instrumentos de cultura
y actividades estéticas. Por ello,
Hilda: ¡Ah! Porque mi mamá siempre tiene esa tendencia… la si-
decreta: Art. 1: Créase la “Telescuela gue teniendo… que todo es negativo. Lo desconocido es negativo.
Municipal”, en la que se transmitirán
temas vinculados a los programas
Y como que tiene miedo. Yo creo que pasa por ahí. No lo dice pero
escolares vigentes. Art. 2: La Dirección es lo que yo creo […] no dejaba perder la oportunidad, si salía el
General de Educación deberá proponer
los lugares donde considere oportuno
tema, de decir que ella no, que la televisión no, que ‘no quiero
habilitar centros de recepción, tener ese aparato en casa, veo en otro lado’. Y después dio el
para mejor aprovechamiento de la
población escolar”. Boletín Municipal
brazo a torcer. Claro porque se aburriría, porque estaba sola, los
(Municipalidad de General Pueyrredón, demás tenían y ella no, las dos nenas iban creciendo…”37.
1966), 153-154. Esta experiencia
se inscribe en una línea de acción
estatal de donación de televisores a La condición económica de nuestra familia entrevistada, una mujer
instituciones educativas que habría
empezado ya en la década de 1950.
de 63 años, la segunda de cuatro hermanas, les permitía adquirir uno
Véase Mirta Varela, “Los comienzos”, 8. de estos aparatos. Su padre, ya fallecido en el tiempo de los televisores,
37. Entrevista a Hilda Broers, Mar del
Plata, 10 de julio de 2007.

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Inés Pérez 95

había fundado una importante empresa de fabricación de calefactores de la que la familia


aún recibía ganancias. Ella explica ese rechazo inicial de su madre (finalmente compró un
aparato en 1972) como parte de una actitud negativa general hacia lo desconocido. Pero
resulta significativo que este rechazo no se manifestara frente al acto de ver televisión, sino
sólo frente al objeto televisor: “No quiero ese aparato en casa, veo en otro lado”38. Una imagen
aparece con fuerza en este relato: la del hogar como refugio al que proteger (y donde prote-
gerse) de lo nuevo, lo desconocido, de los cambios repentinos de un afuera amenazante.
El contraste de esta actitud con aquella predominante entre quienes eran niños cuan-
do el televisor llegó a su hogar no podría ser mayor. En sus relatos, cierta naturalización
del lugar de la televisión resulta un lugar común: “[I]magináte, no había televisión, no
había nada”39. Dicha naturalización, en algunos casos, asume la forma de un deslizamien-
to en las fechas en las que se ubican ciertos sucesos de la historia de la televisión.
“Entrevistador: Nancy me faltan hacerte una serie de preguntas […] sobre los electro-
domésticos, cómo eran cuando eras chica, qué cosas había, qué cosas no… quién las
manejaba, quién decidió comprarlas… si te acordás […]
Nancy: Y, cuando era chica no había muchas cosas. Estaba el televisor, la heladera…
y había un calefactor…”40.

“Nancy: [de una conversación telefónica con su hermana mayor] […] cuando yo nací…
Bueno el televisor ya estaba en casa…
Hermana de Nancy: […]
Nancy: ¿Ah, no? ¿Y cuándo vino el televisor?
Hermana de Nancy: […]
Nancy: ¿Cuando empezó canal 8? Nooo, pero no puede ser. Si Canal 8 cumplió 40 años
y yo tengo 40…
Hermana de Nancy: […]
Nancy: ¡Claro, cuando yo nací! ¡Tenés razón!
Hermana de Nancy: […]
Nancy: No, no tengo 40, tengo 42. Tiene 42 entonces canal 8… (risas) [A la entrevista-
dora]: Hace 42 años que compraron el televisor”41.

Quisiéramos destacar dos puntos en estos fragmentos. Por un


38. Entrevista a Hilda Broers, Mar del
lado, el que ante la pregunta por los artefactos del hogar presentes Plata, 10 de julio de 2007.
en la infancia de la entrevistada, la primera referencia sea el tele-
39. Entrevista a José y Marta Pilafsidis, Mar
visor. En el segundo fragmento trascrito, el primer objeto por el del Plata, 23 de julio de 2007.
que pregunta a su hermana es, nuevamente, el televisor. En ambos 40. Entrevista a Nancy Cabañas, Mar del
casos, la idea de que no hubiera un televisor en su hogar desde el Plata, 15 de marzo de 2007.

41. Entrevista a Nancy Cabañas, Mar del


Plata, 15 de marzo de 2007.

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96 La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata (Argentina), 1960-1970

momento de su nacimiento resulta inverosímil para ella. El segundo elemento que qui-
siéramos remarcar es el de la presencia de un deslizamiento en el discurso, que hace
coincidir la fecha de sucesos que ocurrieron en distinto tiempo. La hermana de la en-
trevistada insiste en dos cuestiones que resultan contradictorias: primero, que cuando
ella nació (marzo de 1965) no tenían televisor y, segundo, que ellos compraron el te-
levisor cuando Canal 8 inició su transmisión (1960). Este primer deslizamiento puede
explicarse si se lo adjudica a una confusión entre la fecha del inicio de Canal 8 y la de
Canal 10 (22 de noviembre de 1965). Pero implica, además, una operación que supone
situarse entre quienes accedieron al televisor propio más tempranamente.
¿En qué momento la televisión quedó instalada como parte inescindible de la vida
cotidiana? En el siguiente fragmento se marca un momento que podría resultar crucial:
la llegada del hombre a la luna.
“Mario: Igual que el televisor, el televisor en blanco y negro recién lo tuvimos en los
setenta nosotros.
Sonia: Unos de los últimos en tenerlo…
Mario: Porque cuando vimos el viaje a la luna no sé si nos prestó Cordeuse.
Sonia: Un amigo del barrio…”42.

Los hermanos Cortés se presentan como unos de los últimos en tener un televisor en su casa.
La referencia que permite situar el momento en que lo tuvieron (en el que todavía no lo tenían)
es el “viaje a la luna”. Que el alunizaje sea tomado como referencia no resulta extraño. Frente
a ese acontecimiento, “salvo Armstrong y Collins, los héroes, todos los humanos de cualquier
condición quedaban hermanados en su condición de receptores de imágenes televisivas”43. Tan
corriente parece haber sido la presencia del televisor en el hogar, que ellos también lo vieron
en su casa gracias a un amigo generoso que se los prestó. En otro momento, los Cortés hubieran
ido, como estaban acostumbrados, al Club Alvarado o a la casa de algún vecino para ver aquel
acontecimiento extraordinario. Pero para ese entonces el televisor era
moneda tan corriente que cualquiera podía prestar uno.
42. Entrevista a Mario, Sonia, Paula y
Fernanda Cortés, Mar del Plata, 22 de
junio de 2007. 3. T elevisores en el espacio doméstico
43. Mirta Varela, La televisión criolla, 243. En la actualidad el televisor es un objeto omnipresente en los
44. Distintos autores han marcado la
hogares. El proceso de asimilación del aparato de televisión al mun-
centralidad del medio familiar en la do doméstico, tanto en términos visuales como espaciales, ha sido
recepción del discurso televisivo. Véase,
entre otros, Guillermo Orozco Gómez,
abundantemente analizado en otros contextos, pero aún ha recibido
Recepción televisiva. Tres aproximaciones escasa atención en la historiografía argentina. Las investigaciones
y una razón para su estudio (México:
Universidad Iberoamericana, 1990);
que han puesto en el centro la condición de objeto del televisor y su
Guillermo Orozco Gómez, Hablan los relevancia para comprender la recepción del discurso televisivo44 se
televidentes. Estudios de recepción en
varios países (México: Universidad
Iberoamericana, 1992).

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 84-105
Inés Pérez 97

han nutrido de perspectivas teóricas diversas, que incluyen la referencia a autores tales
como Pierre Bourdieu y Arjun Appadurai45.
La dimensión simbólica de este aparato es una de las cuestiones que mayor interés ha re-
cibido. Se ha sugerido que el televisor puede ser comprendido como un objeto fetiche, con
significados simbólicos y totémicos46. En distintos contextos se ha señalado que la posesión
de un televisor es el signo central de riqueza personal, incluso en comunidades que carecen
de las condiciones necesarias para su funcionamiento (léase, corriente eléctrica)47.
Entre nuestros entrevistados48, tanto entre aquellos que experimentaron un fuerte
ascenso social en las últimas décadas como entre quienes disfrutaron de una mejor po-
sición económica desde tiempos anteriores, incluso cuando la llegada de la televisión a
Mar del Plata se diera en el marco de un abaratamiento de los televisores, haber sido de
los pioneros en el acceso a uno de estos artefactos es una marca de distinción. La familia
de Marta, José y Carlos Pilafsidis, como se dijo arriba, adquirió su primer televisor en
1960, meses antes de que arrancara la señal de Canal 8. Se trata de una familia que vivió
un fuerte ascenso social en el período que va desde fines de la década de 1950 a los años
ochenta. Si hasta fines de la década de 1960 vivían de un puesto de
frutas y verduras en el que trabajaban el padre y los hermanos ma-
yores, con el correr del tiempo se convirtieron en una importante 45. Las obras más citadas son Pierre
familia de comerciantes de la ciudad. El relato que los ubica como Bourdieu, La distinción. Criterio y bases
sociales del gusto (Madrid: Taurus, 1998)
pioneros en el barrio en el hecho de tener un televisor podría pen- y Arjun Appadurai, The Social Life of
sarse, en este sentido, como una forma de situar ese ascenso en un Things. Commodities in cultural perspective
(Cambridge: Cambrisge University
tiempo relativamente temprano de su historia familiar. Press, 1988).
“José: Yo, cuando mi viejo fue a comprar lo acompañé a mi viejo a 46. David Morley, “Television. Not so
comprar el televisor. Mi viejo tenía la costumbre de comprar el mejor, much a visual medium, more a visible
object”, en Visual Culture, ed. Chris Jenks
‘déme el mejor’… (London & New York: Routledge, 2002),
Marta: Sí… compró un Philips… una bestia… 170-189.
José: ¡Sí, un Philips holandés! De pie… 47. Alfred Gell, “Newcomers to the world
Marta: …de pie, muy chatito… of goods: consumption among the
Muria Gonds”, en The social life of things,
José: Por ejemplo, un Dumont valía 10.000 pesos, 10.000 pesos un 110-138.
Dumont, que era mucho, ese costó 19.900… ¡estaba ahí presente! Yo 48. Entrevista a Carlos Pilafsidis, Mar del
estaba ahí. Y le digo, ‘pero papá…’, ‘no, que sea el mejor’. Así, mi viejo Plata, 22 de junio de 2007; entrevista a
Marta y José Pilafsidis, Mar del Plata,
tenía que ser el mejor. Y ahora… Sí… la tengo guardada, la tengo guar- 23 de julio de 2007; entrevistas a María
dada […]. Todo tenía que ser Philips. Pero el Philips valía el doble. ¡Y era del Carmen Rustoyburu, Mar del Plata,
25 de enero de 2007; entrevista a Celia
totalmente importado! (Risas)”49. Iglesias, Mar del Plata, 15 de junio de
2007); entrevista a María Vinci, Mar del
Plata, 25 de junio de 2007; entrevista
Distintos elementos remiten en este pasaje al televisor como un a Nancy Cabañas, Mar del Plata, 15 de
objeto que condensa la imagen del ascenso social. La marca, el origen marzo de 2007.

49. Entrevista a José y a Marta Pilafsidis,


Mar del Plata, 23 de julio de 2007.

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98 La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata (Argentina), 1960-1970

extranjero, la insistencia en que el padre sólo compraba “lo mejor”, aun cuando costara
el doble, ubican al televisor como un artefacto de lujo (no a cualquier televisor, sino a su
Philips). Resulta significativo, por otra parte, que el hermano mayor, habiendo pasado
casi 50 años desde el momento en que lo compraron, guarde aún el aparato. En el relato
del menor de los hermanos aparecen otros elementos no menos significativos:
“Carlos: Mirá, en el año sesenta mi papá compró el televisor cuando todavía no había
televisor en Mar del Plata. Mi papá lo compró porque era un loco por la electrónica.
Siempre […]. Y le gustó la idea del televisor y lo compró. Y todavía no había televisor.
Entonces qué pasa. Instalan una antena que a veces podíamos ver televisión de Bs.
As., canal 7 de Bs. As. Y hemos llegado a ver televisión de Uruguay, televisión de
Brasil, pero lo agarrábamos así, era esporádico”50.

En este fragmento, ser de los primeros en comprar un televisor está asociado a la


modernidad y el progreso51. A ellos se suma una fuerte marca de género: la “locura” por
la electrónica subraya la masculinidad del padre del entrevistado. La dificultad de captar
la señal de televisión, la condición esporádica y exótica de lo captado, dan una nota de
aventura a la luego prosaica práctica de ver televisión.
El valor simbólico con el que son investidos los aparatos puede
observarse también en el espacio que le es dedicado en el interior del
50. Entrevista a Carlos Pilafsidis, Mar del
Plata, 22 de junio de 2007. hogar. Algunos autores han analizado las diferencias en la ubicación
del aparato de televisión entre hogares de distintos sectores sociales.
51. Estos elementos resultan cercanos a
los observados por Tim O’ Sullivan en Ondina Leal, en particular, ha confrontado el lugar de este aparato
los años cincuenta en Gran Bretaña. De en viviendas de obreros recientemente asentados en zonas urbanas
acuerdo a este autor, en aquel contexto
ser dueño de un televisor era sinónimo y hogares de clase media en el Brasil contemporáneo: si en los pri-
de poseer status, ser moderno y estar a meros el televisor ocupa un lugar central (en la medida en que es
tono con el progreso de la época. Tim O’
Sullivan, Televisión Memories and Cultures un signo del acceso a un modo de vida “moderno”), en los segundos
of Viewing, citado en David Morley, ocupa un sitio más discreto, a veces casi escondido52.
“Television. Not so much”, 177.
Entre nuestros entrevistados el lugar más habitual para el pri-
52. Ondina Leal, “Popular taste and
erudite repertoire: the place and space mer televisor fue el living o living-comedor53: un espacio de uso
of TV in Brazil”, Cultural Studies 4: 1 compartido por todos los miembros de la familia, un sitio en el
(1990): 21-31.
que, además, podía ser visto por las visitas. Si más tarde es posible
53. Entrevista a Hilda Broers, Mar del rastrear la diferencia en su ubicación entre los hogares obreros
Plata, 10 de julio de 2007; entrevista
a Carlos Pilafsidis, Mar del Plata, 22 y de clase media que señalaba Ondina Leal, en la primera década
de junio de 2007; entrevista a Marta de difusión de los televisores en Mar del Plata, este aparato era
y José Pilafsidis, Mar del Plata, 23
de julio de 2007; entrevista a Marta en todos los casos considerado un objeto de lujo: “[E]xponente
María Rodríguez, Mar del Plata, 3 de social, será puesto en valor en tanto que tal: expuesto y sobre-
junio 2007; entrevistas a María del
Carmen Rustoyburu, Mar del Plata, 25 expuesto. Como puede verse en los hogares de clases medias (e
de enero de 2007; entrevista a Blanca
Esperón de Rustoyburu, Mar del Plata,
20 de enero de 2007.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 84-105
Inés Pérez 99

inferiores), en los que la TV se erige siempre sobre un pedestal cualquiera, centrando


la atención como objeto”54.
Sin embargo, en otros casos, también numerosos, el primer televisor fue ubicado en la
cocina. A diferencia de lo observado en otras sociedades como la chilena55 la presencia de
un televisor en la cocina dista de ser extraña entre nuestros entrevistados56. Esta diferencia
en la ubicación del televisor no presenta, como podría pensarse, una correlación direc-
ta con el sector social entre los hogares en cuestión. Encontramos tanto familias de clase
media como familias trabajadoras cuyo primer televisor fue ubicado en la cocina. ¿Cómo
explicarla, entonces? Durante los primeros años de la década de los cincuenta en Estados
Unidos un arreglo habitual consistía en ubicar el televisor de modo tal que no pudiera verse
desde fuera57. En buena medida esto respondía a que el mirar televisión era valorado des-
favorablemente. Encontramos ecos de esta mirada peyorativa sobre la práctica de mirar
televisión en distintos discursos que circulaban en los años sesenta en la ciudad de Mar del
Plata que, además, se centran en la figura del ama de casa:

I magen N o . 1: “E l clasificado de hoy ”

54. Jean Baudrillard, “Función signo y


lógica de clase”, en Crítica de la economía
política del signo (México: Siglo XXI,
1974), 39. Más recientemente se ha
Fuente: Diario La Capital, Mar del Plata, 2 de marzo de 1966. observado cómo la presencia del
televisor en viviendas de sectores
populares, en particular en el living
Mirar televisión aparece como una forma de perder el tiempo, de o comedor, “normaliza” el hogar en
cuestión. Véase Sebastián Ureta, “There
falta de dedicación a las tareas de la casa. En un caso, su correlato es is one in every home’: Finding the place
el desorden, el despilfarro y la consecuente auto-culpabilización; en of television in new homes among a
low-income population in Santiago,
el otro, la reprimenda de la mirada ajena (y masculina). El tópico del Chile”, International Journal of Cultural
“perder el tiempo” vuelve en los relatos de algunos entrevistados. Studies 11:4 (2000).
“Hilda: Yo no me enganché porque yo ya era más grande. Trabajaba… 55. Sebastián Ureta, “There is one”: 489.
pero trabajaba por mi cuenta, ¿entendés? Yo… era modista de alta cos-
56. Como ejemplos de relatos que
tura y había terminado de estudiar en Buenos Aires y después alquilé describen la presencia del aparato de
televisión en la cocina podemos citar
acá un departamento en el centro porque en esa época trabajar para
las siguientes entrevistas: entrevista
una clientela y en Bosque Alegre no daba. Entonces alquilé en el centro a Cristina Gómez, Mar del Plata, 28
de enero de 2007; entrevista a Celia
y bueno… y tenía dos empleadas que cosían y yo cortaba y medía y
Iglesias, Mar del Plata, 15 de junio de
organizaba y más tenía que hacer cosas, de llevar a mis hermanitas 2007; entrevista a María Vinci, Mar del
Plata, 25 de junio de 2007.

57. Lynn Spigel, Make room: 49.

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100 La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata (Argentina), 1960-1970

al cole, de hacerle las cosas a mi mamá, llevarle a mi mamá esto, lo otro… así que
andaba a mil… no tenía tiempo para tele (risas)”58.

Detengámonos en el anterior fragmento del relato de una entrevistada, cuya madre se opu-
so durante años a comprar un televisor. Para mirar televisión, la madre y hermanas menores
de la entrevistada visitaban diariamente a su hermana mayor, ya casada. Nuestra entrevistada,
en cambio, no tenía tiempo para ello: trabajaba. En su relato, ella confronta lo que hacía (que
era valioso) con lo que hacía su madre (que no lo era). Mirar la televisión aparece nuevamente
como una forma de perder el tiempo.
Ahora bien, numerosos estudios han mostrado que la práctica de ver televisión suele ser simul-
tánea a otras59 y que las actividades que se realizan simultáneamente al mirar
televisión difieren significativamente en relación al género. Se ha observado
58. Entrevista a Hilda Broers, Mar del que existe una notoria diferencia en la atención prestada a la televisión por
Plata, 10 de septiembre de 2007.
parte de mujeres casadas y sus maridos. Este fenómeno ha sido explicado
59. Ver Barrie Gunter and Michael por la relación de las mujeres con el mundo doméstico, espacio donde se
Svennevig, Behind and in front of the screen
(London: John Libbey Books, 1987), mira televisión y que es entendido por las mujeres como un lugar de con-
citado en David Morley, “Television. Not tinuo trabajo doméstico, trabajo raramente realizado por sus maridos60. En
so much”, 172; Paddy Scannell, “Radio
times”, en Television and its audience, ed. efecto, distintos análisis han mostrado que la simultaneidad de las activida-
Philip Drummond y Richard Paterson des domésticas y la de mirar televisión tuvo una importante resonancia en
(London: British Film Institute, 1988),
citado en David Morley, “Television. el propio diseño de las emisiones televisivas desde sus inicios, cuyas conse-
Not so much”, 173; David Morley, Family cuencias perduran aún hoy. La industria de la televisión estadounidense (la
Television (London: Comedia/Routledge,
1986); David Morley y Roger Silverstone, que luego sería el modelo de muchas otras televisiones nacionales) tuvo que
“Domestic Communications”, Media, modificar el diseño de su programación para resultar atractivo a las amas de
Culture and Society 12: 1 (1990): 31-55.
casa, principales destinatarias de las campañas de publicidad de la entonces
60. David Morley, Family Television: 177.
novedosa tecnología61. De una imagen de la televisión como cine privado se
61. Lynn Spigel, Make room: 46-47. pasó a pensarla como radio con imágenes: la centralidad del sonido permi-
62. Desde principios de siglo la cocina tía a las amas de casa continuar con sus labores habituales y acercarse a la
experimentó fuertes transformaciones
que la convirtieron de un lugar
pantalla cuando la “banda sonora” indicara que un momento culmen estaba
eminentemente sucio, alejado de los por suceder. La presencia del televisor en la cocina -en especial cuando se
“locales habitables” de la vivienda, a
un lugar primero higiénico y luego
trata del primero adquirido en el hogar- se inscribe en esta tradición de ha-
incluso estéticamente valorado. Los cer simultáneas las tareas domésticas y la práctica de mirar televisión.
cambios más importantes estuvieron
vinculados al cambio de combustibles
Sin embargo, existen otras razones, más vinculadas a las especifici-
utilizados en la cocción de los alimentos: dades del contexto nacional, que contribuyen a explicar dicha ubicación.
de leña y carbón -combustibles sucios- a
kerosén y gas (combustibles limpios).
Desde mediados del siglo XX es posible observar cierta insistencia en distin-
Véase José Francisco Liernur, “Casas y tos discursos de circulación masiva destinados a un público femenino, en la
jardines”, 118-123; Alejandro Crispiani,
“Transformaciones técnicas del habitar
búsqueda, a partir de la decoración, de la inclusión de los otros miembros
doméstico: el sector cocina”, en Materiales de la familia en la cocina62. La figura de la cocina-comedor es sólo una de
para una historia de la Arquitectura, el Hábitat y
la Ciudad en la Argentina, ed. Fernando Aliata
et. al. (La Plata: REUN/UNLP, 1995), 186.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 84-105
Inés Pérez 101

las manifestaciones de una nueva imagen de este ambiente que gana espacio en aquellos
discursos, en especial a partir de los años sesenta: la cocina inundada de colores brillan-
tes, confortable, práctica, luminosa, atractiva. Una cocina a tono con los últimos adelantos
técnicos: la heladera eléctrica, la licuadora y también el televisor63. No es casual que el te-
levisor y la heladera hayan sido señalados como elementos cruciales en relación al espacio
doméstico en el capitalismo moderno64.

C onsideraciones finales
A casi 60 años de la primera transmisión televisiva en Argentina, 63. La integración de la cocina con los
la imagen del televisor como parte esencial del escenario doméstico espacios de estar, espacios pensados
para la reunión de toda la familia,
parece del orden de lo natural, de lo que siempre ha sido así. A casi podría pensarse a partir de la hipótesis
50 años de la primera transmisión televisiva fuera de Buenos Aires, de las inter-determinaciones entre
la televisión y el espacio doméstico
la historia de este devenir “esencial” y de su naturalización ha sido presente en el trabajo de Alan O’Shea,
aún escasamente transitada. Los relatos disponibles se centran en lo “Televisión as culture”, Media, Culture
and Society 11:2 (1989): 373-379. Sin
ocurrido en la ciudad de Buenos Aires, donde este proceso tuvo unas embargo, aquí entendemos que,
características y una temporalidad específicas. El tiempo de la llega- a pesar de la importancia de la
introducción del televisor en el hogar
da del televisor a los hogares no es una cuestión menor a la hora de y, consecuentemente, del discurso
analizar los modos de su domesticación. Los diferentes discursos y televisivo, las transformaciones en el
espacio doméstico se explican por una
representaciones sobre el espacio doméstico, las nuevas tecnologías y conjunción de elementos diversos. El
las imágenes de familia dominantes en cada momento resultan suma- aumento en el consumo de artefactos
domésticos ha sido vinculado en otros
mente significativos para comprender la heterogeneidad del proceso contextos a lo que Martine Segalen
que llevó al televisor a ser un objeto básico, típico y principal. Este ha llamado el “retorno del esposo al
hogar”. De acuerdo con esta autora,
artículo se propone como una contribución a la historia de otras ex- en la sociedad francesa a partir de
periencias de la llegada de la “tele” a los interiores de los hogares. los años cuarenta “el esposo efectúa
inversiones en la vivienda para
A lo largo de este trabajo hemos reconstruido experiencias de quie- mejorarla, compra bienes de consumo
nes vivieron los momentos iniciales de la televisión en Mar del Plata útiles para toda la familia. A menudo
han sido los hombres quienes se han
con la intención de recuperar la historicidad de la asociación entre te- decidido a adquirir máquinas de lavar
levisor y domesticidad. Volver al momento en que el televisor era algo la ropa y la vajilla, refrigeradores, etc.,
incluso aunque sean las mujeres las
nuevo permite “extrañarse” de los significados que luego cristalizaran que los usan más a menudo”. Martine
en sentido común. En ese recorrido hemos establecido cierto contra- Segalen, Antropología histórica de la
familia (Madrid: Taurus, 1992), 195.
punto con lo ocurrido en otras latitudes y otros tiempos, en especial En Argentina, en cambio, ha sido
con la primera década de televisión en Argentina. En este sentido, se- vinculada a una mayor incidencia
de las mujeres en el consumo. Véase
ñalamos similitudes y diferencias entre dos procesos enmarcados en Marcela Nari y María del Carmen
distintos contextos, en especial en lo referente al momento de cons- Feijóo, “Women in Argentina during
the 1960’s”, Latin American Perspectives
trucción de la cultura televisiva. Elementos que para Buenos Aires son 88: 23 (1996): 7-27.
señalados como característicos de tiempos sucesivos, pueden pen- 64. Véase Anna Mccarthy, “The misuse
sarse en el caso de Mar del Plata como parte de un mismo momento: value of the TV set: Reading media
objects in transnational urban spaces”,
International Journal of Cultural Studies 3:3
(2000): 307-330.

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 84-105
102 La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata (Argentina), 1960-1970

la simultaneidad de los usos públicos y privados del televisor es quizás el mejor ejemplo.
Destacamos, asimismo, otras particularidades del proceso de domesticación del televisor
en Mar del Plata. En primer lugar, el que el lugar del televisor como objeto que da prestigio
se extendiera más allá de la disminución de su precio. En segundo, las diferencias en las
expectativas de la audiencia infantil y de los adultos respecto del nuevo medio, alimentadas
por una década de relatos de quienes ya habían tenido contacto con él en la no tan lejana
Buenos Aires. Finalmente, su presencia en ambientes como la cocina, que es una parti-
cularidad cuya comprensión requiere considerar las transformaciones en las culturas del
habitar y el lugar de los nuevos artefactos y las modernas tecnologías en ellas.
El presente texto se ha centrado en el televisor como objeto. A pesar de que se ha
excluido toda referencia a lo transmitido por televisión, el análisis de las imágenes del
televisor y del hogar, presentes en el discurso televisivo y su relación con las transforma-
ciones en las representaciones de los “televidentes”, es una de las líneas de investigación
a desarrollar. Otra línea interesante es la comparación entre la historia de la incorpo-
ración al hogar de los artefactos destinados al esparcimiento (la radio, el televisor) y
aquellos destinados al trabajo (el lavarropas, la heladera, la aspiradora, etc.).
Observar las transformaciones en los objetos que poblaron los hogares es sin duda ne-
cesario, pero quedarnos en ellos resulta insuficiente. Los usos no están inscriptos en los
objetos. Las experiencias de quienes vivieron el proceso de domesticación del televisor
resultan imprescindibles para comprender el sentido atribuido a los nuevos artefactos
en distintos momentos, así como los significados diversos con los que fueron investidos
por diferentes sujetos. El género, la generación y el sector social de quien narra su expe-
riencia son elementos clave a la hora de reconstruir prácticas y usos de los objetos. En
el caso particular de los televisores, conocer dichos significados sin duda redundará en
una mejor comprensión de la recepción del discurso televisivo así como de los usos del
espacio doméstico.

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Mar del Plata, 15 de marzo de 2007; Mario Cortés; Sonia Cortés, Paula Cortés y Fernanda
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2008; Celia Iglesias, Mar del Plata, 15 de junio de 2007; Carlos Pilafsidis, Mar del Plata, 22 de
junio de 2007; Marta Pilafsidis y José Pilafsidis, Mar del Plata, 23 de julio de 2007; Marta María
Rodríguez, Mar del Plata, 3 de junio 2007; María del Carmen Rustoyburu, Mar del Plata, 25 de
enero de 2007 y 30 de agosto de 2008; María Vinci, Mar del Plata, 25 de junio de 2007; José
Zambrano, Mar del Plata, 30 de enero de 2007.

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108 El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

Artículo recibido: 14 El atributo amazónico del Perú. La Peru’s Amazonian Attribute: the
de abril de 2009; construcción de una soberanía 1903- Construction of Sovereignty, 1903-1942
aprobado: 7 de julio de 1942
2009; modificado: 5 Resumen Abstract
de agosto de 2009. Partiendo de la premisa que las fronteras se Starting from the premise that borders are
construyen y no están dadas por la historia, constructed rather than historically given, this
el autor describe el proceso que, posterior article describes the process that, following the War
a la Guerra del Pacífico (1879), volcó a los of the Pacific (1879), turned civil and governmental
actores civiles y gubernamentales peruanos en actors in Peru to claim their own space in the
la reivindicación de un espacio propio en el Amazon, successively disputing territories with
Amazonas, disputando territorios con Bolivia, Bolivia, Brazil, Colombia, and Ecuador and which, in
Brasil, Colombia y Ecuador sucesivamente, the final analysis, appears to have been successful.
proceso que en un balance final aparece como This was a complex process that, in addition to
exitoso. Para el autor este es un proceso demonstrating how Peru discarded the thesis of
complejo que además evidencia cómo Perú utis possidetis iuris, which it once supported, for
posterga la tesis del utis possidetis iuris, que the thesis of fait accompli, more appropriate for the
dijo en algún momento defender, por la tesis del de facto occupation of disputed space.
fait accompli más funcional a la ocupación de
hecho del espacio litigado.
Palabras c l av e Key Words
Fronteras, caucho, Perú, Amazonas, Bolivia, Brasil, Borders, Rubber, Peru, Amazon, Bolivia, Brazil,
Colombia, Ecuador. Colombia, Ecuador.

Licenciado y Magister en Historia de la Universidad de Chile, Chile. Doctor en Estudios


Americanos con mención en Relaciones Internacionales, por la Universidad de Santiago de
Chile (USACH). Doctor en Historia en Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED),
Cristián Madrid, España. Investigador del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago
de Chile. Sus intereses investigativos son: Historia de las relaciones internacionales, relaciones
Garay internacionales, seguridad y defensa. Entre sus publicaciones recientes se encuentran: “El
Vera último esfuerzo: el ‘ultimátum König’ a la luz de la opinión pública chilena, 1900”, Bicentenario.
Revista de Historia de Chile y América 7:2 (2008): 65-95; “El Acre y los ‘asuntos del Pacífico’:
Bolivia, Brasil, Chile y Estados Unidos”, Historia 41 (julio-diciembre 2008): 341-369, y (con José
Miguel Concha) “La alianza entre Chile y Bolivia entre 1891 y 1899. Una oportunidad para
visitar la teoría del equilibrio”, Revista Enfoques. Ciencia Política y Administración Pública VII: 10
(2009): 205-235. garay.ce@gmail.com

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 108-129
Cristián Garay Vera 109

El atributo amazónico del Perú.


La construcción de una soberanía
1903-1942Ï

I ntroducción
Perú actualmente es un país que tiene 1.285.215 kilómetros cuadrados. De ellos la
Amazonía corresponde al 65% del país, la costa es apenas el 10% y el altiplano corres-
ponde al 25%1. A despecho que la imagen tradicional del Perú es su identidad andina,
el país tiene varias particularidades, incluso desde el punto de vista geomorfológico,
pues “podría ser país tropical, pero gran parte del clima se encuen-
tra modificado por la acción de la corriente marina de Humboldt o
peruana, y sólo en la región amazónica adquiere las características Ï El presente artículo es resultado del
Proyecto DICYT, Universidad de
propias de un geosistema tropical”2. Santiago de Chile, “El Tratado de
Pero en cuanto objeto de estudio de la Historia de las Relaciones 1904 y las Relaciones Internacionales
de Chile y Bolivia”, en el cual el
Internacionales, Perú sólo aparece como un país efectivamente ama- autor es investigador principal.
zónico desde fines del siglo XIX y ligado a la expansión cauchera y a Presentado originalmente en
el “Seminario de Historia de las
la posguerra del Pacífico. Si las imágenes fueran las convencionales Relaciones Internacionales”, USACH,
y estuviésemos convencidos de que las fronteras estaban definidas y realizado en Santiago de Chile en
octubre-noviembre 2008. Agradezco
entregadas en 1810 a cada nueva república, añadiríamos que desde el las referencias bibliográficas y el
punto de vista del imaginario de los mapas y declamaciones jurídicas, conocimiento previo del libro del
historiador militar Marco Antonio
Perú republicano es una copia desvalida del Virreinato del Perú. Sin Merino Amand (publicado luego como
embargo, tal cosa no nos parece posible: más bien hablamos de expan- Fernando Lores Tenazoa, El heroísmo de
un soldado y provinciano (Lima: Fondo
sión, penetración, influencia y consolidación de límites en tierras que Editorial Universidad Alas Peruanas,
no habían sido exploradas ni sometidas a soberanía efectiva, y que 2008), al profesor peruano Fernán
Altuve-Febres Cordero, biznieto de
estaban en una contienda con Bolivia, Brasil, Ecuador y Colombia. Ubaldo Lores, descendiente de Benito
En segundo lugar postulamos que el avance en esos tres ciclos y Fernando Lores, protagonistas de la
expansión cauchera en el Putumayo,
se hizo por medios diplomáticos, políticos, militares, económicos y sin cuya ayuda este artículo hubiera
migratorios (aunque no analizaremos este punto en detalle) en el sido imposible.

período comprendido entre 1903 y 1942, correspondiendo un eje 1. Patricio Rubio Romero, Perú (Madrid:
Anaya, 1988), 14.

2. Patricio Rubio Romero, Perú, 10.

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 108-129
110 El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

articulador fundacional al periodo que va desde 1903 hasta 1909, y luego otro expansio-
nista entre 1910 y 1932, para luego entrar en un ciclo de estabilización entre 1932 y 1942.
Por lo demás, hace ya tiempo vengo insistiendo en que los límites entre Chile y Perú
no se pueden ver desconectados de un enfoque multilateral, y que las fronteras mutuas
no son líneas al modo europeo, sino fajas o bandas anchas al modo norteamericano.
Asimismo, creo que no se trata de exponer una historia jurídica, sino de explicar pro-
cesos en los cuales las fronteras se alteran, y en la cuales las argumentaciones jurídicas
operan como persuasiones de política exterior de cada Estado.
No es difícil percatarse de que los autores peruanos han visto la historia de los límites
de su país como un proceso frustrado, como un fracaso global, tanto como mantención
del Perú con las fronteras del Virreinato, como por la pérdida de su soberanía sobre
las provincias de Tarapacá y Arica. De hecho, hacia finales del siglo XIX y comienzos
del XX, Perú sostuvo alternativamente este principio con Bolivia y Argentina frente a
Chile para invocar el principio de retroactividad de las anexiones territoriales por gue-
rra, pero no en los litigios en los cuales ocupó territorio ante Ecuador, Bolivia, Brasil o
Colombia, sus otros vecinos.
También en otros casos, como la provincia de Jaén, se consideró la libre determina-
ción de sus habitantes para adherir al Perú, pero sólo a principios del siglo XX se enunció
de forma clara la idea de que la ocupación física de territorio con población daba de-
rechos, y se refrendó con la ocupación de la provincia del Oro en 1941. De ese modo
podemos considerar como un principio general pero no absoluto la formulación del utis
possidetis iuris (“lo que poséis lo seguiréis poseyendo”) en el Congreso de Lima de 1848, al
cual adhirieron Perú, Bolivia, Chile, Ecuador y Colombia.
El utis possidetis iuris manifestaba que los límites de las Repúblicas serían lo que ha-
bían poseído hacia 1810 las antiguas unidades administrativas de la Corona española.
Pero el principio tenía limitaciones. Una de ellas era que, si bien las repúblicas acepta-
ban tener los límites de sus antecesores coloniales, las tierras no exploradas se darían
como parte de la soberanía de cada cual. El problema fue, tempranamente, atribuirla
a cuál. Para los peruanos, las tierras no exploradas o no descubiertas pertenecían a
las unidades mayores (virreinatos) y no a las menores (audiencias, capitanías). Como
las exploraciones, la ocupación demográfica y las explotaciones económicas se habían
hecho longitudinalmente, alrededor de la costa, y no costó mucho sostener que las
únicas tierras no exploradas eran las del interior, lo que se denomina “selva” y que se
identifica con la Amazonía. Perú forjó una doctrina según la cual la posesión de estas
tierras le correspondía naturalmente, por herencia virreinal, a Lima y no a Quito, pese
a que otros países así lo reconocían, como el caso de Brasil, que en 1904 (Tratado Río
Branco-Tobar) fijó sus fronteras con Ecuador.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 108-129
Cristián Garay Vera 111

La idea de que Perú era un país que fue de más a menos estaba afincada en la tesis de
que el primitivo virreinato abarcaba buena parte de América del Sur y posteriormen-
te había sido cercenado hasta la creación del Virreinato del Plata y de la república del
Ecuador y de Bolivia. Esta tesis se encuentra en muchos de los libros que se han constitui-
do en la visión dominante de los límites del Perú, como por ejemplo los de Gustavo Pons
Muzzo, de Raúl Porras Barrenechea y Alberto Wagner de Reyna3, y más recientemente
en la obra de Juan Miguel Bákula4. En el caso de Porras, se trata además del Ministro de
Relaciones Exteriores que afronta los hechos de 1909 y 1910, un periodo particularmente
conflictivo de las relaciones diplomáticas con Brasil, Bolivia y Ecuador.
Pero esta tesis la podemos controvertir. A nuestro juicio Perú gradualmente fue desplazan-
do el principio del uti possidetis y restringiéndolo solamente a su discusión con Chile. Siguiendo
la política de los hechos consumados (fait accompli), apoyó directamente
a los colonos-empresarios que desde Iquitos se internaron en el “infier-
no verde” del Acre boliviano (y luego brasileño) y en el “Trapecio” de 3. Gustavo Pons Muzzo, Las fronteras del
Perú. Estudio Histórico (Lima: Iberia, 1961)
Leticia, que constituyeron la columna vertebral de los negocios y aspira- y Raúl Porras Barrenechea y Alberto
ciones de la elite loretana . Ésta, verdadera constructora y sostenedora
5 Wagner de Reyna, Historia de los límites
del Perú (Lima: Editorial Universitaria,
de la expansión peruana sobre el Amazonas, fue la contraparte de las 1981 [1930] y [1960]).
elites de Manaos en Brasil y Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, que tam- 4. Juan Miguel Bákula, La política
bién disputaban el Amazonas6. Sorprende que en Colombia dicha elite internacional entre el Perú y Colombia
(Bogotá: Editorial Temis, 1988), y Perú
no existiera, y que muy por el contrario Leticia se levantara por manos y Ecuador. Las relaciones internacionales
peruanas, y que fuese más bien la acción de los cónsules comerciales lo entre el Perú y Colombia (Bogotá: Editorial
Temis, 1997).
que presionara a Bogotá a tomar cartas en el asunto entre 1910 y 1919 . 7

5. Desde luego, los trabajos más


De este modo Perú se expandió exitosamente al norte hacia completos sobre este aspecto están
Bolivia (1903 y 1909), Brasil (1909) y Ecuador (1941), y sólo la reac- contenidos en Pilar García Jordán,
“A propósito de redes sociales,
ción colombiana (1934) y la fortaleza del poder brasileño (1903-1909) económicas y políticas en el Iquitos
impidieron una mayor progresión sobre el área amazónica. de inicios del siglo XX”, Boletín
Americanista 56 (2006): 103-118.
Gran parte de este proceso se dio durante los gobiernos del Presidente
Augusto Leguía. En “gran parte -dice el peruano Pons- las fronteras del 6. Los trabajos más definitivos desde este
punto de vista son los de Pilar García
Perú [moderno] son las fronteras de Leguía [1908-1912 y 1919-1930]” . 8
Jordán, que tras varios artículos muy
Éstas se definen por el Tratado Polo-Sánchez Bustamante (1909) entre concienzudos, escribe su libro Cruz y
arado, fusiles y discursos. La construcción de
Bolivia y Perú, el Tratado Velarde-Rio Branco de 1909 y el Tratado de los Orientes en el Perú y Bolivia, 1820-1940
Lima, 1929, entre Chile y Perú, que regresó a Tacna a la soberanía perua- (Lima: Instituto Francés de Estudios
Andinos (IFEA)/Instituto de Estudios
na y retuvo a Arica para Chile, denominada desde entonces la “ciudad Peruanos (IEP), 2001).
cautiva” por un sector peruano. Precisamente en 1929 se cerró la cues- 7. Gabriel Cabrera Becerra, “Los
tión del Tratado de Ancón, que suprimía la posibilidad de un plebiscito diplomáticos colombianos y la
nacionalización de la Amazonía”,
para dirimir el dominio definitivo de Tacna y Arica, cambiándola por la Memoria y sociedad 10: 22 (enero-junio
repartición de ambas ciudades, una para cada país. 2007): 51-68.

8. Gustavo Pons Muzzo, Las fronteras del


Perú, 213.

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112 El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

Sin embargo, Perú no detuvo sus reajustes territoriales en 1930. Por el contrario, si-
guió insistiendo en 1932 con el incidente o guerra de Leticia, y en 1941 cuando invadió
la Provincia de El Oro en Ecuador y consiguió su adscripción por el Tratado de Rio de
Janeiro en 1942.

1. L a fase fundacional
Parte de la expansión es económica. Entre 1885 y 1907 se inicia la fiebre del caucho
y la zona es colonizada por diferentes empresarios y aventureros. Es inducida por el
hecho de que la planta del caucho sólo se daba en esa época en el Amazonas, y es reva-
lorizada con la patente del caucho para neumáticos de Goodyear. De ellos destaca Julio
César Arana, quien constituye un imperio en la zona, con ramificaciones en la zona
colombiana de Leticia. La otra parte de la expansión está relacionada con la política
misional: es la construcción de la “peruanidad” de las tierras amazónicas, que es el
eje de las convicciones del Presidente Leguía, y el motivo por el que da cierto apoyo a
estas incursiones privadas. Esta expansión estaba apoyada además por el papel de los
misioneros católicos en estas tierras, y que se ven como avanzada de un papel civiliza-
dor, especialmente entre los uitotos. De hecho, Lima había iniciado negociaciones con
la Santa Sede que culminaron en 1898 con la creación de las prefecturas apostólicas
de San León del Amazonas, con sede en Iquitos y confiada a los agustinos; la de San
Francisco del Ucayali, con centro en Santa Rosa de Ocopa y entregada a los francisca-
nos; y la de Santo Domingo del Madre de Dios o del Urubamba, cuya sede era el Cuzco,
donada a los dominicos9. El convenio fue ratificado en 1899 tras algunas tensiones por
el nombramiento de prefectos.
Pero estas tensiones eran anteriores, ya que la discusión sobre
9. Pilar García Jordán, “En el corazón de qué parte de la Amazonía era peruana antecedía a la eclosión de
las tinieblas… del Putumayo, 1890- los reclamos y a las dos Guerras del Acre (1899-1900 y 1902-1903),
1932. Fronteras, caucho, mano de
obra indígena y misiones católicas en cuando los brasileños ocuparon el Acre por estar colonizado
la nacionalización de la Amazonía”, por connacionales tras dos rebeliones que recibieron el nombre
Revista de Indias, LXI: 223 (2001):
591-617. de Revolución Acreana, por parte de quienes la hicieron, el de
10. Véase J. B. Serier, “La Guerre du
Guerra del Acre, para los observadores regionales, y de guerra del
Caoutchouc (1899-1903)”, Revue caucho para los observadores externos al conflicto (Rubber War o
Générale du Caoutchouc et des Plastiques
62: 654 (1985): 107-108. Breves y
Guerre du Caoutchouc)10. Los peruanos argumentaban que no sólo
escuetas referencias del conflicto Ecuador no había salido al Amazonas, sino que además Bolivia
en idioma inglés en el panorámico
texto de historia militar de Robert L.
tampoco lo había hecho. Bajo ese supuesto discutieron la sobe-
Scheina, Wars: the Age of the Professional, ranía boliviana y se avinieron firmar un Tratado Preliminar de
1900-2001 vol. 2, (Washington D.C.:
Brassey´s Inc, 2003), 7-9; y en lo
Límites con Bolivia en La Paz, el 26 de abril de 1886, para demar-
diplomático, también breve, el trabajo car la zona de las cuencas de los ríos Madra, Purús y Yurúa entre
de Erik Goldstein, Wars and Peace
Treaties 1816-1991 (London; New York:
Routledge, 1992), 185-186.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 108-129
Cristián Garay Vera 113

Perú y Bolivia. Esto porque ya había un reclamo peruano en 1867 por el Tratado de
Límites Boliviano-Brasileño.

2. E l primer reajuste
La primera manifestación de este cambio se originó a fines del siglo y fue directa
consecuencia de las compensaciones que Perú exigió a Bolivia por los costos de la pér-
dida de la Guerra del Pacífico y de la onerosa alianza que sostuvo con aquel país. Con
Perú los incidentes eran recurrentes: tanto en 1897 y en 1902 como en 1904, con parti-
cipación de caucheros brasileños y peruanos. Aunque la línea divisoria respetaba el utis
possidetis en el Tratado de 1851, nada se pudo hacer frente a los movimientos de pobla-
ción. Comerciantes peruanos se habían internado en el Estado de Belem, en Brasil, con
gran enojo del gobernador, que los detuvo11. En Jurúa había brasileños desde 1870 y en
Purús desde 1893. En 1901 se instalaron oficialmente los caucheros peruanos. En 1902 el
Prefecto del Departamento de Loreto, que venía a hacer regir la soberanía peruana, se
instaló en el río Amonea. En 1903 otro comisario peruano hizo lo mismo en la boca del
río Chandless, pero las tropas brasileñas y los colonos lo rechazaron en septiembre de ese
año. En 1904 otro incidente tuvo lugar cuando una nueva expedición peruana chocó con
los inmigrantes brasileños. De modo que las negociaciones Velarde-Río Branco fueron
del todo necesarias para bajar el ritmo de las tensiones mutuas12.
La presencia peruana en todo caso era ostensible por donde se viera, y por ello en
1909 quedó confirmada la posesión entre Jurúa y Purús, territorios donde, dice un autor
brasileño, sólo había habitantes y establecimientos peruanos13. Este cúmulo de conflictos
se resuelve entonces por delimitación del Titicaca -compensación territorial de Bolivia
a causa de los reveses peruanos en la Guerra del Pacífico donde fue incluida por su ex
aliada- y en la discusión acerca de las pretensiones peruanas en el
Acre boliviano, que se regularon por el Tratado general de Arbitraje
11. Vera B. Alarcón Medeiros,
con Perú (1901), y luego por el Tratado Osma-Villazón del 23 de sep-
“Incompreensível colosso. A Amazonia
tiembre de 1902. no Início do Segundo Reinado (1840-
1850)” (Tesis doctoral, Universidad de
Pero la invasión del territorio del Acre entre los ríos Purús y Barcelona, 2006), 131. El motivo de la
Yarúa fue consecuencia de la creación de una provincia nueva, detención era impedir el tránsito de
personas y embarcaciones por los ríos
digitada desde el Departamento de Loreto que hizo de eje de la ex- que controlaban los brasileños.
pansión peruana hacia Leticia y Acre. Encontramos su creación en
12. Jorge de Araujo, Introducao as obras
la prensa de la época: do Barao de Rio-Branco (Rio de Janeiro:
“Ha llegado a manos del gobernador del Estado una proclamación en Ministerio das Relacoes Exteriores,
1945), 160-163.
forma de decreto, en la cual don Leopoldo Collazos, en carácter de
13. De Araujo recuerda que allí era
jefe político y militar, declara formar en nombre de la República del
“donde solo había habitantes y
Perú una provincia peruana en el alto Purús, en el lugar en que el establecimientos peruanos” (“onde só
havia habitantes e estabelecimentos
peruanos”). Jorge De Araujo, Introducao
as obras, 169.

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114 El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

Brasil mandó colocar su marco divisorio con Bolivia. Alega don Leopoldo Collazos que
aquel límite del Brasil es con el Perú y no con Bolivia. La nueva provincia tendrá el
nombre de Grau, en homenaje del almirante don Miguel Grau, muerto gloriosamente
en la guerra con Chile. La nueva provincia tendrá un subprefecto desde aquel límite
con el Brasil hasta el Urubamba y tendrá tres distritos mandado por gobernadores.
Dos batallones, uno denominado Loreto y el otro Lima; una aduana para cobranza
de impuestos. El batallón Loreto quedará guarneciendo la frontera, izará siempre y
conjuntamente con el Perú el pabellón brasilero, en atención a la buena amistad y
concordia que se profesan ambos países”14.

En 1902 hubo un incidente armado peruano-brasileño en Amuheya. Situaciones


similares se repitieron y fue tomando fuerza la imposibilidad de defender la zona fren-
te a Brasil, aun cuando en 1903 Perú se apresurase a ocupar la zona disputada por su
cuenta y enviar soldados, paralelamente cuando lo hacían los brasileños en el Acre.
Esto casi los hizo entrar en guerra, pero finalmente se llegó a un proceso negociador
en 1904, que concluyó en 1909 con el Tratado Velarde-Río Branco. Un medio de la
época, El Mercurio, describía que el Ministro Rio Branco había pedido “al del Perú que
retire sus fuerzas del Yurúa y del Purús, que han ocupado últimamente a pesar de
ser reconocidamente brasileñas. Se teme que el Perú conteste con una negativa en
cuyo caso el litigio tomaría indudablemente un giro desagradable”15. Ello introducía
un nuevo actor, que también era anotado por el medio:
“Las negociaciones entre el Barón de Río Branco y el representante en Bolivia, Claudio
Pinilla quien se hará cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia se pre-
ocupan del Perú, que aparece como un nuevo participante del conflicto. Perú está
marcando su territorio en el Acre, cuestión que obliga al Barón de Río Branco a co-
ordinarse también con los gobernadores del Perú para pactar un acuerdo y dejarles
claros los límites.
En la conferencia de hoy celebrada entre el ministro de relaciones exteriores, barón
de Río Branco y el representante de Bolivia, señor Pinilla, se acordó reducir a 3000
kilómetros cuadrados la parte del territorio del estado de Mato Grosso, que se cede-
rá a Bolivia, en cambio de la parte litigiosa del territorio del Acre.
Esos terrenos están situados en el alto Paraná. El gobierno federal
14. “El Amazonas boliviano (Noticia del Brasil ofrecerá al del Estado de Mato Grosso, por vía des-
del Nacional de La Paz)”, El Mercurio,
Valparaíso, 21 de diciembre, 1900, 5. compensación un puesto en el territorio del alto Madeira y un
15. “Notificación al Perú”, El Mercurio, ferrocarril hasta el interior del estado. Se desistió de ceder a
Valparaíso, 4 de noviembre, 1903. Bolivia un puerto en el Alto Amazonas”16.
16. El ministro de Bolivia, y, Las
negociaciones sobre el Acre”, El
Mercurio, Valparaíso, 15 de noviembre,
1903, 6.

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De esta manera fue como “Perú se inserta en el conflicto y Río Branco, el


Ministro de Relaciones Exteriores se ve en la necesidad de conferenciar con el
Perú”17. Aunque la tensión sube a comienzos de 1904 hay un principio de solución
al menos frente a Bolivia, el antiguo detentador, lo que mejora la posibilidad de
llegar a un acuerdo con el novel ocupante peruano. Unos textos de la época recuer-
dan que “[e]l marqués de Río Branco tuvo ayer tarde una larga conferencia con el
ministro del Perú sobre las invasiones de la región del Yurúa por fuerzas peruanas
y sobre los límites del Acre”18 y que “[e]l ministro debe atender los problemas con
el Perú, e incluso el problema procura la necesidad de reunirse en una conferencia
con el Presidente de la República para ocuparse de asuntos relativos a la cuestión
de límites con este país”19. El Barón de Rio Branco protestó y estuvo a punto de ir a
la guerra por la ocupación de esa zona que estaba invadiendo, pero prefirió las ne-
gociaciones: en 1904 Perú firmó un tratado para poner solucionar el problema y en
1909 obtuvo de Brasil un arreglo a su favor (Tratado Velarde-Río Branco). Las accio-
nes brasileñas tuvieron como eje frenar, con la alianza con Chile, las ambiciones de
Argentina y Perú. Así lo hizo saber el Ministro Rio Branco a la delegación de su país
en Washington, cuando explicó su estrategia en este sentido en pleno incordio con
Perú sobre el Acre: “La estrecha amistad entre el Brasil y Chile ha servido para con-
tener las veleidades (de los argentinos) de intervención abierta con Bolivia y la que
aún tenemos pendiente con el Perú”20. El resultado se demoró
en llegar, fue en 1909 y fue desfavorable para Brasil. Fue el único
resultado adverso de las muchas negociaciones diplomáticas y 17. Marión Guerrero, “Brasil, Chile y
territoriales del Barón de Río Branco. Bolivia: las relaciones internacionales
a comienzo del Ministerio del Barón
Entre tanto no cesaban los reclamos peruanos ante Bolivia, que de Rio Branco. 1902-1905” (Tesis para
logró en 1909 la integración de entre 15 mil a 250 mil kilómetros cua- optar al grado de Magíster en Estudios
Internacionales, Universidad de
drados -se discute la extensión- del remanente boliviano del Acre, Santiago de Chile, Santiago de Chile,
que seguía bajo su bandera, especialmente por el esfuerzo bélico de 2008), 85.
otro empresario de renombre: Nicolás Suárez, boliviano, que orga- 18. “El asunto del Yurúa”, El Mercurio,
nizó la célebre Columna Porvenir. De todas maneras Perú ocupa parte Valparaíso, 24 de noviembre, 1903, 6.

del territorio del Acre boliviano y consigue retenerlo tras la victoria 19. “Cuestión de límites con el Perú”, El
Mercurio, Valparaíso, 14 de diciembre,
en 1903, y es reconocido en 1909 por Brasil. 1903, 7.
La línea discutida por Perú se hizo efectiva con el conflicto del
20. “A estreita amizade entre o Brasil e
Acre. La reivindicación peruana se hizo ostensible en plana guerra, o Chile tem servido para contar suas
y eso permitió ocupar los territorios que se entregarían en litigio al veleidades (de los argentinos) de
intervencao franca com a Bolívia e no
Presidente de Argentina, el cual falló en 1909. La figura que abajo se que ainda temos pendente com o Perú”,
presenta es la versión oficial del litigio, expuesta por Pons en 1961. Despacho para Washington del 31.03.1906,
citado por Amado Luiz Cervo y
Clodoaldo Bueno, História da Política
Exterior do Brasil (Brasilia: Instituto
Brasileiro de Relacoes Internacionais/
Editora UnB, 2002), 195.

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116 El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

M apa N o . 1. N egociaciones P erú -B olivia y B olivia B rasil

Fuente: Gustavo Pons Muzzo, Las fronteras del Perú. Estudio Histórico (Lima: Iberia, 1961), 168.

El episodio es ilustrativo para poner de relieve una argumentación peruana que fue
rechazada. Lima, para dirimir la cuestión del Acre y sobreponerse a las reclamaciones bra-
sileña y boliviana, argumentó que era legítima propietaria de los espacios no explorados del
Virreinato, pues éstos debían pertenecer a las unidades mayores (léase virreinatos) y no
a las menores (gobernaciones, audiencias) que dependían de aquellas. Pons sostiene así,
reproduciendo el argumento peruano, “que las Audiencias tenían jurisdicción sobre los
territorios ‘reales’ o ‘actuales’ es decir poblados o colonizados, y que los territorios ‘no des-
cubiertos’ [léase ‘no explorados’] eran los distritos bajo la jurisdicción del virrey”21.
De modo que lo no asignado por los mapas, pero sometido a la jurisdicción global es-
pañola, era parte del Virreinato del Perú y por ende de su sucesora política, la República
del Perú. Este argumento es difícil de comprender. De modo que
podemos escucharlo de otro espectador, esta vez no peruano, el es-
pecialista español Francisco Morales Padrón:
21. Gustavo Pons Muzzo, Las fronteras del
Perú, 163.

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“Para Perú estas tierras [las amazónicas] eran tierras no descubiertas y cualesquier
título que se pudieran esgrimir recabándolas como propias eran vagos y confusos.
Tales tierras -dicen los peruanos- no se hallaban comprendidas ni en la Audiencia de
Charcas ni en la de Lima. Ambas limitaban con ellas. Las audiencias solo dejaban sen-
tir su jurisdicción sobre tierras sometidas, no así los virreinatos […] Y de pertenecer a
una audiencia sería a la pretorial de Lima y no a la subordinada de Charcas [Bolivia].
Por eso Perú protesta cuando el tratado de 1867 entre Brasil y Bolivia, pues considera
que las zonas del Yurúa Púrús y Yitay eran suyas”22.

Un arreglo general entre Perú y Bolivia fue obtenido en 1909 y fue paralelo a la revisión
de la línea sobre el Titicaca. Un hito de esta discusión fue el proceso de arbitraje argentino
entre Bolivia y Perú. El fallo del Tratado Polo-Sanchez Bustamante de 1909, dirigido por el
Presidente argentino Figueroa Alcorta, desechó la argumentación que expuso Perú de que
los territorios no descubiertos pertenecían al Virreinato del Perú, y los conocidos o rea-
les, a las unidades territoriales de 1810. Aunque este tratado fue desfavorable igualmente a
Bolivia, que pretendió no reconocerlo, el fondo de la argumentación peruana fue desechado
tras varias reflexiones jurídicas y políticas del tema23. El presunto desconocimiento bolivia-
no fue abortado, pero remanentes del conflicto provocaron pequeños incidentes, lo que dio
origen a los Protocolos adicionales de 1911 y 1912 sobre el Acre.

3. L a nueva fachada amazónica


El Acre era sólo un capítulo inicial de la contienda amazónica. Para explicarnos lo que
queremos observar, tengamos en cuenta que Perú tuvo un temprano interés republicano
por su fachada amazónica. El 10 de marzo de 1853 Perú creó el Departamento de Loreto,
en los territorios disputados con Ecuador, y cuya jurisdicción se hacía coincidir con la Real
Cédula de 1802. Con ello se produjo un primer choque con Ecuador, que
en 1853 responde declarando la libre navegación de los ríos Chichipe,
Santiago, Morona, Pastaza, Tigre, Curacay, Napo, Putumayo “y demás 22. Francisco Morales Padrón, Atlas
Histórico Cultural de América Tomo II (Las
ríos ecuatorianos, que descienden al Amazonas”24. En 1861 Loreto se Palmas de Gran Canarias: Consejería de
transforma en Departamento Marítimo-Militar y base de la expansión Cultura y Deportes, 1988), 700.
de la peruana en el Amazonas. 23. Ver la argumentación de las partes
Es la explotación del caucho lo que hace de la burguesía loretana la y las observaciones del árbitro y los
expertos en el libro del Ministerio
contraparte de la migración brasileña sobre el interior del continente. A de Relaciones Exteriores y Culto de
Manaos se opone Iquitos, y el Amazonas se construye en un cuadrilátero Argentina, Libro Azul 1909. Arbitraje
argentino en la cuestión de límites
con las ciudades de Belem al este, Santa Cruz de la Sierra al sur, Leticia al entre las Repúblicas de Perú y Bolivia
norte, e Iquitos al oeste. Iquitos funge justamente de epicentro de esta ex- (Buenos Aires: Talleres Gráficos de la
Penitenciaria Nacional, 1909).
pansión comercial y de servicios, y de catalizador del patriotismo peruano,
24. Raúl Porras Barrenechea y Alberto
Wagner de Reyna, Historia de los
límites, 61.

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118 El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

exacerbado tras la derrota con Chile. El avance hacia el norte rememora de hecho la imaginación
territorial: Arica, Tarapacá. Un joven ingeniero peruano bautiza la nueva población de Leticia
por el nombre de la hija del cónsul británico, hecho que tratará, en vano, de ser borrado por los
colombianos, a la postre dominadores de la población. Leticia es obra de esta migración y tiene un
periodo fundacional peruano. Pero también representa el arco máximo de su etapa de expansión
que en un mediano plazo desaparecerá.
La disputa con Bolivia y Brasil descubre la expansión peruana hacia el interior del
Amazonas. Como dice Pons, Perú y Brasil son los únicos países auténticamente ama-
zónicos, es decir, que han hecho un objetivo en su política exterior la incorporación y
asimilación de esa zona25. De hecho Brasil y Perú son los países que se expanden en sen-
tido horizontal, buscando penetrar el interior del continente, a diferencia de los demás,
que lo hacen en sentido trasversal o vertical.

4. I mposición sobre E cuador


Perú argumentó que Ecuador no había heredado las fronteras de la Gran Colombia y que
en consecuencia limitara con Brasil. Además corta su acceso al Amazonas. Para los peruanos
Bolívar intenta llegar al Amazonas en perjuicio de Perú y declarar unilateralmente a tres pro-
vincias (Jaén, Tumbez y Mainas) dentro de Colombia. Frente a estos títulos, Lima alegó que
eran peruanas por ocupación o libre determinación, aunque no por el uti possidetis iuris. Esto
es el nudo de la discusión. La provincia de Jaén era parte de la Real Audiencia, pero en 1810
decidió por libre determinación integrarse al Perú. La provincia de Mainas fue agregada a la
nueva Audiencia de Quito, pero en 1802 fue incorporada al Perú. Respecto de Tumbez en 1821
la provincia se integró a Perú.
Perú decidió combatir la aspiración de la Gran Colombia de los límites y su flota atacó en 1828
a Guayaquil. Pero la guerra con la Gran Colombia terminó en derrota en Tarqui, y por el Tratado
de Paz y Límites de Guayaquil (1829) Perú reconoció que la frontera que la separaba era la mis-
ma del Virreinato de Nueva Granada. Como se ha dicho, en 1853 Perú creó el Departamento
de Loreto con jurisdicción sobre territorios considerados ecuatorianos. En la guerra de 1857
bloqueó las costas y desembarcó en suelo ecuatoriano en 1858. A principios de los 60 Loreto se
convirtió en Departamento Marítimo-Militar, y eje de la actividad de la fuerza naval.
En 1887 ambos países pidieron la mediación de la Corona española, que demoró largamente una
resolución, pero que desembocó en los trabajos de 1890. Respecto del acceso al Amazonas, Perú des-
conoció el Tratado Tober-Rio Branco de 1904, firmado entre Ecuador y Brasil. Sometido a arbitraje
español, Ecuador fue advertido de que el fallo no le sería favorable y en 1910 declinó el arbitraje26.
Nuevos intentos de mediación como el estadounidense en 1924 fracasaron por
supeditarse a las resoluciones del conflicto por Tacna entre Perú y Chile, y al
25. Gustavo Pons, Las fronteras del Perú, 42.
de Leticia, entre Perú y Colombia. En 1936 se iniciaron nuevas conversaciones
26. Raúl Porras Barrenechea y Alberto
Wagner de Reyna, Historia de los
límites, 70.

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Cristián Garay Vera 119

en Washington, pero desde 1940 sucedieron otros incidentes armados que escalaron a conflicto en
1941, y Perú ocupó la provincia ecuatoriana de El Oro. En 1942 la reunión de Río de Janeiro consagró
la ocupación peruana y declaró a Chile, Argentina y Brasil garantes del acuerdo final.

5. L a imaginación territorial peruana


El impulso expansivo está fundado en la idea que Perú había estado retrocediendo desde su
creación como Virreinato. De modo que la imagen de un Perú enorme fue fundamental en sus
reivindicaciones frente a Colombia, Ecuador, Brasil y Bolivia, incluso discutiendo si Bolivia, como
el antiguo Alto Perú, tenía autonomía del Virreinato de Río de la Plata o seguía dependiendo de
acuerdo a su interpretación del informe administrativo de 1810 que invocaban a su favor.
A propósito de esto, la siguiente lámina, extraída de Pons (1961) sobre la extensión
del Virreinato del Perú separa la jurisdicción de Atacama de la de Arequipa, que Porras
Barrenechea incluye dentro de aquella27. Esa interpretación es con-
tradictoria con la que dice que Atacama dependía de la Audiencia
27. Raúl Porras Barrenechea y Alberto
de Charcas y que en la reforma de intendencias de 1776 quedó bajo Wagner de Reyna, Historia de los
jurisdicción (nominal) del Virreinato de La Plata. límites, 42.

M apa N o . 2. E l V irreinato del P erú en 1810

Fuente: Gustavo Pons Muzzo, Las fronteras del Perú. Estudio Histórico (Lima:
Iberia, 1961), 47.

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120 El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

En contraposición a esta versión de Porras (1930):

M apa N o . 3: E l V irreinato del P erú en 1810

Fuente: Raúl Porras Barrenechea y Alberto Wagner de Reyna, Historia de los


límites del Perú (Lima: Editorial Universitaria, 1981[1930] y [1960]), 42.

6. L a expansión
La rearticulación de las fronteras amazónicas afectó a todos los actores de la región. Por
ello la disputa con Colombia tiene el mismo origen. Bolívar aspiró en 1822 a que su nuevo
país tuviera acceso al Amazonas, y como sucesora de la Gran Colombia, la República de
Colombia empezó desde 1894 a discutir sus pretensiones sobre el Amazonas.
Como se sabe, Perú avanzó con sus comerciantes y colonos sobre el acceso al Amazonas
colombiano. Instaló sus inmigrantes en la zona y se constituyó la ciudad de Leticia. El
eje fue el Departamento de Loreto, desde donde salían los caucheros, que fundaron las

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Cristián Garay Vera 121

poblaciones de Arica y Tarapacá, hoy en territorio colombiano, buscando una compen-


sación sicológica por las perdidas territoriales de la Guerra del Pacífico28. De hecho, en
las historias personales de los héroes peruanos de esa guerra encontramos las huellas de
un país que quiere una compensación por la pérdida de Arica y Tarapacá, y que ve el in-
terior del continente como tierra virgen. Uno de ellos fue el marino fluvial Benito Lores
Hurtado de Mendoza. Padre del héroe del combate de Gueppi (1933), Fernando Lores,
quien murió en 1933 en combate, peleando con otros 193 efectivos peruanos frente a 700
soldados colombianos29.
La creación de la fortuna de Arana se forjó gracias a préstamos, a los buscadores de
caucho y a algo de suerte y de presión. Con métodos heterodoxos, Arana adquirió las
caucheras de colombianos por la fuerza y a precio irrisorio. Se valía para ello de ma-
tones, y sin protección de su gobierno, los reticentes a vender (si no perdían la vida)
eran enviados a Iquitos en los vapores de la Casa Arana, donde eran
ablandados hasta cumplir con su voluntad30. Pero para hacer de esto
28. Fuera de los trabajos de Pilar García
un programa para dominar el Putumayo se necesitaba no sólo de la Jordán ya citados se pueden revisar
codicia de Arana, sino de una complicidad con el gobierno perua- la defensa de los empresarios en
Carlos Rey de Castro et al. La defensa
no, más claramente todavía del Presidente Pardo. Sostén encubierto de los caucheros (Iquitos: Monumenta
explicado en razones de “peruanizar” el área en discusión31. Claro Amazónica/CETA, 2005) y los recuerdos
de la autoridad de la época en
está que la estrategia comercial privada de endeudar a los colombia- Hildebrando Fuentes, “Memorias del
nos tenía más que ver con cobros compulsivos y poder imponerse Prefecto de Loreto, 1905”, en Carlos
Larrabure y Correa, Colección de Leyes,
en los hechos sobre los individuos. De hecho, la existencia de deudas decretos, Resoluciones i otros documentos
se reflejaba en coacciones y expulsiones. “El endeudamiento sería oficiales referentes al departamento de
Loreto Tomo XIII (Lima: Imprenta La
acompañado por un ataque combinado a las plantaciones colombia- Opinión Nacional, 1905-1909). En
nas por parte de fuerzas militares peruanas e integrantes de la Casa estudios además de los ya nombrados
véase Richard Collier, Jaque al Barón.
Arana” . En suma, invocando la Real Cédula de 1802, la explotación y
32
Historia del caucho en la Amazonía
colonización la convirtieron en un lago propio: “[E]ntre el Putumayo (Lima: Centro Amazónico de Estudios
y Aplicaciones Prácticas, 1981), y
y el Amazonas […] existían ciudades tan importantes y florecientes Fernando Santos Granero y Frederica
como Leticia debida al esfuerzo de los colonizadores peruanos […] y Barclay, La Frontera Domestica. Historia
social y económica de Loreto 1850-2000
a la cual Colombia no tenía acceso natural” . 33
(Lima: Pontificia Universidad Católica
Un ejemplo de su proceder fue la matanza de enero de 1908, cuan- del Perú, 2002).
do dos naves, el Liberal, vapor de la Casa Arana, y la lancha de guerra 29. Fernán Altuve-Febres Cordero, La
peruana Iquitos, con 80 hombres a su bordo, se acercaron a la cauchera democracia fuerte (Lima: Editorial Quinto
Reino, 2006), 23-24.
La Unión. Los dueños se resistieron a vender sus propiedades, y ante la
30. Ovidio Lagos, Arana, Rey del caucho. Terror
negativa los 20 hombres fueron atacados por un total de 140. Muchos y atrocidades en el Alto Amazonas (Buenos
murieron, y los pocos que salvaron fueron conducidos a Iquitos. Aires: Emecé, 2005), 84.
Pero la matanza de La Unión fue la perdición de su imperio. Por ca- 31. Pilar García Jordán, “En el corazón de
sualidad coincidió con el viaje que hacía el ingeniero estadounidense las tinieblas”, 592.

32. Ovidio Lagos, Arana, 85.

33. Gustavo Pons, Las fronteras del Perú, 133.

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122 El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

Walter Hardenburg, quien fue testigo involuntario de la masacre y escapó a duras pe-
nas para denunciar el infierno en el Putumayo en un libro famoso: The Putumayo. The Devil´s
Paradise (1912)34. Nuevos antecedentes (especialmente los de la Santa Sede que cuestionó
duramente los procedimientos empleados con los indígenas ya en 1911) cuestionaron la
actividad peruana, de lo cual se aprovecharon los colombianos, como era lógico (incluso
patrocinando textos de denuncia), y también Gran Bretaña, quien era directa competidora
en el negocio y el control de los créditos que daban origen a las empresas caucheras, cuya
comisión parlamentaria sesionó desde 1911 a 1913. Tal como en el Congo, y hasta con un
protagonista en común (Roger Casement), la denuncia vino a destruir el imperio comercial
peruano, haciendo que el Presidente Leguía nombrara una Comisión Criminal (1910-1911)
para investigar los delitos y afirmó por contrapartida la alegación colombiana35. El prin-
cipal efecto de esta cuestión fue revertir la campaña gubernamental y de la Compañía de
Arana en torno a recalcar la peruanización de esa explotación. En ese marco se dieron
los incidentes bilaterales. En 1910 sucedió el incidente del Caquetá. Una expedición del
general colombiano Isaías Gamboa se instaló en Puerto Córdoba y, para contrarrestarla,
el Batallón N° 9 de Chiclayo (peruano) viajó por la selva y embarcó en
Iquitos para llegar a Puerto Córdoba y desembarcar entre el 10 y 12 de
34. El escándalo del Putumayo divide el julio. Aunque vencieron los peruanos, devolvieron finalmente Puerto
antes y el después de la buena fortuna
peruana hasta entonces. Por ello no es Córdoba o La Pedrera a sus anteriores dueños.
de extrañar que haya trabajos extensos En 1916 Colombia y Ecuador pactaron sus fronteras por sobre las
sobre este tema. Entre ellos destaco el
ya citado de Ovidio Lagos, Arana, 85-97 pretensiones peruanas por el Tratado de Límites, pero la ratificación
y el trabajo académico de Clara López debió pasar por sobre la objeción de Brasil, que vio desconocida la lí-
Beltrán, “La exploración y ocupación
del Acre (1850-1900)”, Revista de Indias nea Tabatinga-Apaporis hasta la firma del Acta de Washington (1925)
LXI: 223 (2001): 573-590. El punto de con presencia de todos. Es la primera vez en que un tercero exigía la
vista colombiano en los varios trabajos
de Roberto Pineda, “El comercio custodia de sus derechos en el Amazonas, y en que se obraba para
infame. El Parlamento británico y la despejar la cuestión multilateralmente.
Casa Cauchera Peruana (Casa Arana)”,
Boletín de Historia y Antigüedades 89: Quedaba así resuelta la cuestión de límites con Perú, pues al
817 (2002): 379-400, “La casa Arana en peso de los acuerdos había que sumar una seria objeción moral in-
el Putumayo. El Caucho y el Proceso
Esclavista”, Credencial Historia 160 ternacional respecto del comportamiento de la Casa Arana. Dada la
(2003), Publicación digital en la página información, ya entre 1910 y 1911 el asunto se debatió en Europa
web de la Biblioteca Luis Ángel Arango
del Banco de la República. Disponible y debilitó la imagen peruana. En el año 1912 se publicó el libro del
en: www.lablaa.org/blaavirtual/ estadounidense Hardenburg. La presión fue demoledora sobre Perú
revistas/credencial/abril2003/1raro.
htm, y “Novelistas y etnógrafos en el que había apoyado políticamente a Arana, devenido también en há-
Infierno de la Casa Arana”, Boletín de bil político. Pero nada pudo hacer cuando se puso sobre la mesa el
Historia y Antigüedades 91: 826 (2004):
485-522. Tratado Salomón-Lozano de 1922, negociado y mantenido en secreto
35. “No es extraño que cuando los hechos
hasta su ratificación en 1928 y que cedió a Colombia la zona entre
del Putumayo fueron conocidos en el río Putumayo al Caquetá. En 1930 “la demarcación y entrega de
Europa se recurriera a la inmediata
historia congolesa”. Pilar García Jordán,
“En el corazón de las tinieblas”, 593.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 108-129
Cristián Garay Vera 123

los territorios en cuestión quedó concluida pocos días antes de la caída del Presidente
Leguía”36. La ejecución del tratado además se ajustó al Tratado entre Perú y Brasil de
octubre de 1851. A la larga, Perú perdió el condominio absoluto del río Amazonas -si bien
conservó el acceso por el río Putumayo y Colombia- retuvo la provincia de Leticia con
122.912 kilómetros.
Pero en 1932 Leticia fue ocupada por el Frente Patriótico de Loreto, peruano, una orga-
nización civil digitada por el empresario cauchero Julio César Arana. Esa era la expresión
de contrariedad de la élite loretana, que tenía sus inversiones en la zona y además había
obstruido en el congreso con sus diputados la ratificación del Tratado Salomón-Lozano.
La campaña previa fue liderada por el Centro Loretano de Lima, donde sus puntos de
vista podían encontrar recepción en el parlamento, el gobierno, las fuerzas armadas y
la opinión pública. Si bien El Comercio de Lima discutía la firma del Tratado, se recor-
daba que en 1890 cuando se firmó el Tratado García-Herrera se reconocía que “[p]arte
de la inmensa zona disputada en el oriente, está regida por las leyes y autoridades de
Colombia”37. Lo que sucedía es que en el curso de esos años, la presencia peruana se había
vuelto real y que los sólidos intereses en el Trapecio hacían insistir en la discusión.
La situación derivó en enfrentamientos armados entre peruanos y colombianos. Tras
estar formalmente delimitada la frontera en 1922, diez años después, en 1932, se produjo
un ataque peruano. El asalto, en septiembre de ese año, fue realizado por un grupo de
militares de Chimbote y civiles, encabezados por el alférez Juan de la Rosa. Los agentes de
la Policía y el intendente fueron reducidos, debiendo éste último radicarse en Benjamín
Constant (Brasil). El gobierno peruano no condenó explícitamente el hecho. Colombia
armó una expedición de la nada adquiriendo buques fluviales: el Córdoba, ex transporte
alemán, el Mosquera, el Bocayá, el Mariscal Sucre y el Bogotá. Después de la toma de Tarapacá
el general Vázquez Cobo determinó la ocupación de Leticia y adop-
tó el plan del asesor chileno, general Díaz Valderrama, “consistente
en ocupar primero los puertos peruanos de Guepi, Puerto Arturo y
36. Raúl Porras Barrenechea y Alberto
Pantoja sobre el Putumayo. De ser necesario, bombardeo y destruc- Wagner de Reyna, Historia de los
ción de Iquitos. Por último, recuperación de Leticia”38. La fuerza límites, 111.

naval y aérea hostigó a los peruanos, que se defendieron, pero que 37. Citado por José Santos Chocano, El
escándalo de Leticia. Ante las conferencias
no pudieron impedir que Brasil concediera el permiso para navegar de Río de Janeiro (Santiago de Chile:
hacia el Trapecio desde su territorio. Se esperaba una guerra exten- Talleres Gráficos La Nación, 1933), 32.
dida cuando fue asesinado el Presidente Sánchez Cerro. Además, 38. Álvaro Valencia Tovar, dir. Historia
de las Fuerzas Militares de Colombia,
Estados Unidos anunció su rechazo al cambio por la fuerza de los
vol. 3 Ejército (Bogotá: Planeta, 1993),
límites mutuamente consentidos. En consecuencia, tanto por las ac- 36. Este plan fue discutido en el seno
del contingente y se decidió “una
ciones militares como por la presión internacional Puerto Córdoba
estrategia, ofensiva de amplio aliento”
hubo de ser devuelto por el Presidente Oscar R. Benavides ese mismo por medio de una maniobra por
“líneas exteriores”. Álvaro Valencia
Tovar, dir. Conflicto Amazónico 1932/1934
(Bogotá: Villegas Editores, 1994), 163.

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124 El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

año. Pero había un rescoldo y en 1934 una breve lucha entre ambos países terminó con el
retroceso militar de los peruanos. Durante 1934 la zona fue administrada por la Sociedad
de las Naciones, en cuyo territorio ondeó la bandera de la entidad para asegurar la neu-
tralidad, hasta que fue traspasada nuevamente a Colombia.
La disputa con Ecuador concluyó con la ocupación peruana de la provincia del Oro.
Como dice Morales Padrón, 1941 permitió que en 1942 se trazara
“una línea fronteriza que privaba al Ecuador de casi la mitad de lo que consideraba
su patrimonio territorial. El principio de que la conquista da derechos, aplicado por
los chilenos a los peruanos en el XIX, ya aceptado en el Congreso Panamericano de
1889, era impuesto por los peruanos a los ecuatorianos, que se resistieron a aceptar
el acuerdo de 1942”39.

7. E stabilización y conflictividad
El tratamiento estadístico de la información histórica permite situar el accionar in-
ternacional del Perú en otro plano. En primer lugar, en el periodo estudiado permite
constatar una alta conflictividad, entendiendo ésta como la repetición sistemática de
incidentes internacionales y de involucramiento en guerra. En segundo lugar, los in-
cidentes abarcaron todos sus vecinos salvo Chile, con el que tenía una estrategia muy
diversa, en la cual se insistía en el uti possidetis iuris.
Pero la ligazón entre los asuntos con Chile, Ecuador y Bolivia quedó clara con las de-
claraciones del político peruano Augusto Durand en 1910, quien habiendo conversado
con dirigentes chilenos y viendo un ambiente favorable a una solución, advertía que
“este arreglo no se hace aun porque el Perú necesita previamente resolver sus asuntos
con el Ecuador y Bolivia. Entonces habrá llegado el momento, ya que no puede hacerse
todo a la vez. El Perú debe ir solucionando sus cuestiones internacionales en detalle, como
lo fue haciendo el Brasil con sus diversas dificultades de límites”40. Y como sabemos, el método
brasileño fue resolver cada problema pragmáticamente, usando en cada caso un argu-
mento o circunstancia diversa.
Ahora bien, todo esto nos lleva a una forma adicional de considerar el problema. Perú
al convertirse en un actor insatisfecho había ido acrecentando la conflictividad inter-
nacional. Como actor irredento, fijó su atención en el Amazonas, con títulos o sin ellos.
Este fenómeno explica la conflictividad amazónica entre 1903 y 1995. De modo que la
expansión cuando toca techo produce un efecto conservador sobre
las aspiraciones peruanas, que serán mantener lo ya conseguido.
39. Morales Padrón, Atlas Histórico Cultural,
Tomo II, 703. El largo periodo estadístico considerado se explica porque las
40. “Declaraciones del señor Augusto
bases de la misma están en la descripción del proceso que hemos
Durand. Los conflictos internacionales explicado. Ya que, si bien Perú estabiliza sus fronteras en 1942 y a
del Perú”, El Diario Ilustrado, Santiago
de Chile, 14 de diciembre, 1910. Las
cursivas son nuestras.

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partir de ahí es defensor del status quo y del equilibrio de poder en esa zona, Ecuador por
el contrario pasa al bando de los insatisfechos. Por ello este artículo se centra entre 1903
a 1942 y en cambio la conflictividad se mantiene hasta 1995, año del último conflicto
peruano-ecuatoriano -esperamos- por territorio amazónico.

G ráfico N o . 1: C onflictividad amazónica del P erú 1903-1995

2000 Incidentes
Guerras
1950
Revoluciones
1900
Tratados
1850
0 2 4 6

Categorías
Incidentes 1903 Bo (*) 1908 Co (**) 1910 Co 1911 Co
Guerras 1932-1934 Co 1941 Ec 1981 Ec 1995 Ec
Revoluciones 1932 Co
Tratados 1909 Br 1909 Bo 1922 Co 1942 Ec
Bo= Bolivia, Co= Colombia, Ec= Ecuador, Br=Brasil
(*) Ocupación no amistosa del territorio boliviano en disputa con Brasil entre los ríos Purús y Yarúa.
(**) Masacre de La Unión por funcionarios de la Casa Arana y soldados peruanos.

G ráfico N o . 2: C onflictividad del P erú

Per-Col 1932

Per-Ec 1941 1981 1991 1995

Per-Br 1903 1909

Per-Bol 1903 1909

Fuentes: Para construir estos gráficos hemos tenido en cuenta la información cronológica y los mapas conteni-
dos en Werner Hilgemann, Hermann Kinder y Raymond Albeck, Atlas Historique. De l´apparition de l´homme sur la terre
à l´ère atomique (París: Perrin, 1986) [1ª edición alemana, 1964], y más específicamente las láminas Les imperialisme-
sAmérique latine 1830-1914, 368; Restauration et révolutions libéralesAmérique Latine (1800-1830), 326; y Epoque
classiqueAmérique Latine (XVIIe-XVIIIe), 272. Además de los mapas, la cronología de la versión castellana del original
alemán, Herman Kinder y Werner Hilgemann, Atlas Histórico Mundial vol. II De la Revolución Francesa a nuestros días
(Madrid: Ediciones Akal/Ediciones Istmo, 2006). Y a George Duby, Atlas Histórico Mundial (Barcelona: Editorial Debate,
1997), láminas “América Latina. La Independencia de América Latina en el siglo XIX”, 284 y 285.
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126 El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

Si algo nos dice este cuadro, en definitiva, es que en el siglo XX, un periodo de bajo nivel
de conflicto interestatal, Perú mantuvo litigios, ocupaciones de facto, guerras o más bien
conatos de guerra de tipo colonial con sus vecinos Brasil, Bolivia, Ecuador y Colombia.
Si bien no degeneraron en conflictos totales, posibilidad que sólo cupo a los incordios
de 1932, 1941 y 1995, suponen un mentís a la sostenida creencia de que en América del
Sur el único conflicto armado fue la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay. En este
sentido, Perú mantuvo en el siglo XX, y ese es el rango elegido, una cierta conflictividad
internacional, referida al ámbito amazónico.

C onclusiones
Perú, tras la derrota con Chile, buscó activamente una política de compensaciones te-
rritoriales. Parte de esa política fue la constitución de su fachada amazónica. Como hemos
visto, combinó el apoyo a la actividad empresarial cauchera con las reivindicaciones te-
rritoriales. En 1903 ocupó parte del Acre boliviano y exigió restituciones a Bolivia por la
Guerra del Pacífico. Esto dentro del ambiente en el que además desde 1904 se acusa a La
Paz de tratar con Chile la cesión de Arica y convenir su ocupación en una guerra. En 1909
un tratado con Brasil retuvo la mayor parte de lo ocupado en el Acre por Perú. Más tarde
progresó sobre Ecuador, que culminó con la ocupación de 1941 de la Provincia del Oro. Sin
embargo, el avance sobre el Putumayo fue moderado por la reacción adversa a la gestión
de la Casa Arana y el “escándalo” por sus métodos de administración. Ello canceló las
pretensiones de peruanizar la zona, pues la Casa Arana era su soporte material. Lima res-
cindió en un tratado medio secreto su presunta soberanía en 1922, pero la resistencia de la
élite loretana, siempre irredenta en este aspecto, le permitió solidarizar con la expedición
“civil” que intentó tomarse por la fuerza a Leticia en 1932. Pero las fuerzas colombianas,
maniobrando desde Brasil, ingresaron al territorio para desalojar a
los peruanos41. La dura reacción militar colombiana, el asesinato del
41. Historia de las Fuerzas Militares de
Presidente Sánchez Cerro y la presión internacional incidieron en
Colombia. Ejército Tomo III (Bogotá: una mediación que, con la Liga de las Naciones, protegió el territorio
Planeta, 1993), 36.
hasta la devolución plena de Leticia a Colombia.
42. Véase sobre este episodio y su relación No obstante el revés descrito, las adquisiciones territoriales pe-
con Chile el reciente texto de Claudio
Tapia Figueroa, La negociación que no ruanas fueron de gran envergadura; en 1942 se daría otro paso que
fue: diplomacia chilena en el conflicto entre fue la ocupación de la Provincia del Oro, en manos de Ecuador, y que
Ecuador y Perú en el Amazonas (1941-
1942) (Viña del Mar: Centro de Estudios estabiliza la frontera amazónica42. Constituyen el reverso de la mar-
Latinoamericanos, Universidad de cha hacia el oeste de Brasil43: fue la versión peruana de la internación
Valparaíso, 2009).
sobre el Amazonas. Como se dijo al principio, hoy Perú ocupa el 13%
43. Ricardo Cassiano, La marcha hacia el
Oeste. La influencia de la “bandeira” en
del Amazonas y es el segundo país con presencia en esa zona. Para lo-
la formación social y política del Brasil. grarlo Perú articuló sus recursos militares y diplomáticos, y además
México Fondo de Cultura Económica,
[1942] 1956) (Marcha para Oeste, 2ª
edición en portugués, 1942).

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Cristián Garay Vera 127

cambió según este escenario sus argumentos desde el utis possidetis iuris a la ocupación
de hecho. Fueron sus avanzadas comerciales las que le dieron la posibilidad de construir
argumentos jurídicos para contender con sus vecinos.

Bibliografía
Fuentes primarias
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130 Las “tomas” de colegios durante la República Liberal, 1936-1942: parte de la estructura discursiva de La Violencia

Artículo recibido: 27 Las “tomas” de colegios durante la The Seizure of Schools during the Liberal
de abril de 2009; República Liberal, 1936-1942: parte de la Republic, 1936-1942: Part of the Discursive
aprobado: 15 de junio estructura discursiva de La Violencia Structure of La Violencia
de 2009; modificado: Resumen Abstract
19 de agosto de 2009. Después de 1935, cuando la abstención After the 1935 elections, in which Conservative
electoral conservadora favoreció un gobierno electoral abstention resulted in a completely
completamente liberal, el sueño de una Liberal government, the dream of secular public
instrucción pública laica se afirmó entre los education animated Colombian Liberals. In various
liberales colombianos. Los mandatarios liberales municipalities, Liberal leaders ended contracts
de varios municipios decidieron terminar los with the Catholic clergy to operate schools in
contratos que tenían con el clero para enseñar public buildings; the seizures of these schools
en edificios estatales; las “tomas” de esos became acts of political theater, with mutual
colegios se convirtieron en teatro político, con accusations between the parties of armed plots
acusaciones mutuas de conspiraciones armadas, inspired by the Spanish Civil War. These seizures
inspirados por la Guerra Civil Española. Esos would become part of the discursive structure
hechos serían una parte importante de la of the protagonists of La Violencia in the 1940s
estructura discursiva de los protagonistas de and 1950s, justifying for them the massacres of
La Violencia de los años cuarenta y cincuenta members of the opposite party.
para justificar las masacres de los miembros del
partido opuesto.
Palabras c l av e Key Words
Colombia, República Liberal, Iglesia católica, La Colombia, Liberal Republic, Catholic Church, La
Violencia, anticlericalismo, Guerra Civil Española. Violencia, Anticlericalism, Spanish Civil War.

BA en Historia de la Georgetown University, Estados Unidos; MA en Historia de la Universidad


Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia; PhD en Historia de América Latina de la Vanderbilt
University, Estados Unidos. Es profesor asociado de historia en la Southwest Minnesota State
Thomas J. University, Estados Unidos. El enfoque de su investigación es el discurso político en Colombia
en la víspera de La Violencia. Entre sus publicaciones recientes están: Laureano Gómez y los
Williford masones, 1936-1942 (Bogotá: Planeta, 2005). En el último semestre de 2009 será publicado el
artículo, “Political Dissemination of the Judeo-Masonic Conspiracy Theory and the Outbreak
of La Violencia in Colombia, 1920-1946”, en Protocols of the Elders of Zion: The One-Hundred Year
Myth and Its Impact (London: Routledge). tom.williford@smsu.edu.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 130-152
Thomas J. Williford 131

Las “tomas” de colegios durante la


República Liberal, 1936-1942: parte
de la estructura discursiva de La
ViolenciaÏ

Después de que, por primera vez en casi cincuenta años, los liberales ganaron la pre-
sidencia en 1930 los militantes anticlericales clamaron por terminar la influencia de la
Iglesia Católica en la educación pública. Esos liberales estaban convencidos de que la
Iglesia era intelectualmente atrasada, y por ende responsable de la falta de progreso
espiritual y material del pueblo colombiano; este tropo venía desde
el siglo XIX, cuando liberales de Europa, América Latina y América
del Norte expresaron que el clero no podía educar ciudadanos, dado Ï La mayoría de la investigación para
que la Iglesia era jerárquica y se encontraba bajo la dirección de un este artículo fue hecha en Bogotá con
una beca de la Comisión Fulbright en
potentado extranjero en Roma . Después de la elección de Alfonso
1
2004 y con un University Fellowship
López en 1934 y de la declaración de abstención electoral del Partido de Vanderbilt University en 2005.
Partes del artículo fueron presentadas
Conservador que dejó como resultado unas legislaturas nacionales y en ponencias en la Conferencia de
departamentales completamente liberales en las elecciones de 1935, American Historical Association en
Seattle, 2005; en el Simposio “Mataron
algunas administraciones municipales y departamentales comenza- a Gaitán” 60 Años en Bogotá, 2008, y
ron a aplicar la política de no renovar contratos con las comunidades en el Congreso de Colombianistas en
la Universidad de Virginia, en 2009.
religiosas que educaban en los edificios oficiales y de crear en su lugar La ponencia del Simposio “Mataron
colegios seculares del estado. Por su parte, los conservadores espera- a Gaitán,” “Los actos anticlericales
impulsivos del Nueve de Abril: Retórica
ban ese comportamiento de las mayorías liberales en los gobiernos, y realidad”, fue publicada en Mataron
que reconfirmaba el tropo conservador que venía del siglo XIX de que a Gaitán: 60 Años (Bogotá: Universidad
Nacional) en 2009.
el Partido Liberal era ateo y seguía decidido a destruir la civilización
cristiana por medio de la educación secular, pública y obligatoria. 1. Véase, por ejemplo, Diego Montaña
Cuéllar, Memorias (Bogotá: Universidad
Hay que ubicar, sin embargo, las “tomas” de los colegios en los años Nacional, 1996), 168-170.
treinta y cuarenta2 dentro del esquema de la retórica política de la épo- 2. El término “toma” no fue en general
ca, no solamente por el manejo del vocabulario, sino también por la utilizado por los gobiernos liberales
para describir las acciones que se
actuación de la gente involucrada. Los oficiales liberales del gobierno, caracterizaron como una simple no
los religiosos y los militantes conservadores sabían de antemano que la renovación de contratos; la prensa
conservadora, mientras tanto, con
frecuencia utilizó la palabra “robo”
para representar estas intervenciones.

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132 Las “tomas” de colegios durante la República Liberal, 1936-1942: parte de la estructura discursiva de La Violencia

toma de un colegio era una obra de teatro, en la que cada uno desempeñaba su papel. Ese era el
juego de la política en Colombia, con reglas aún, en el que los participantes buscaban la mejor
manera de aprovechar cualquier situación para obtener el máximo de ganancia.
Hay más: las tomas de los colegios ocurrieron en un momento de nuevos tropos
retóricos en Colombia fundados en la actualidad internacional del momento, en parti-
cular de la Guerra Civil Española, que estalló con el levantamiento de militares en julio
de 1936 precisamente cuando había rumores de una conspiración militar en Colombia,
y que estaba culminando con la victoria de Francisco Franco y las fuerzas nacionales
en el mismo momento en que el gobierno había tomado el edificio de un colegio domi-
nico en Chiquinquirá en abril de 1939. La retórica política involucrada en los conflictos
de las tomas de colegios es buen ejemplo de cómo militantes y publicistas de los dos
partidos generaban teorías de conspiración basadas en los eventos
de España y de otras partes de Europa, para justificar la actuación
3. “People do not commit political de los protagonistas de las masacres durante La Violencia. Como
violence without discourse. They
need to talk themselves into it. What explica el politólogo David E. Apter,
may begin as casual conversation “Los individuos no perpetúan la violencia política sin discurso.
may suddenly take a serious turn.
Secret meetings add portent. Necesitan convencerse a sí mismos para actuar. Lo que empiezan
On public platforms it becomes como una conversación casual puede convertirse en un asunto serio.
inflammatory. It results in texts,
lectures. In short it engages people Las reuniones secretas agregan fortaleza e interés. En la plataforma
who suddenly are called upon to use pública el discurso se vuelve inflamatorio. Se convierte en textos y
their intelligence. Political violence
then is not only interpretive, it lecturas. En fin, el discurso involucra a gente que está llamada de
engages the intelligences in ways out golpe a usar su inteligencia. La violencia política no es solamente in-
of the ordinary. It takes people out of
themselves”. David E. Apter, “Political terpretativa, sino que enlaza las inteligencias de maneras fuera de lo
Violence in Analytical Perspective”, en ordinario. Lleva a la gente fuera de sí misma”3.
The Legitimization of Violence, ed. David
E. Apter (Houndsmills, Basingstoke,
Hampshire: Macmillan en asociación A pesar de que no hubo muertos ni heridos, durante las tomas
con UNRISD, 1997), 9.
de colegios en los años treinta y cuarenta se puede notar cómo se
4. Daniel Pécaut, Orden y violencia: Evolución
socio-política de Colombia entre 1930 y 1953
desarrollaba un discurso en el que una guerra civil en Colombia era
(1987, repr., Bogotá: Editorial Norma, la expectativa. Pronto un violento conflicto partidista se hizo reali-
2001), 561, las cursivas aparecen en el
original. Pécaut elabora este tema en las
dad. Como dice el sociólogo Daniel Pécaut, “en un momento dado, se
páginas 589-610, concentrándose en el produce un nuevo desciframiento de esta división [partidista] que
discurso sobre etnia; también trata de
la atmosfera de miedo y desconfianza,
conduce a que lo político sea directamente percibido como Violencia”4.
utilizando la frase de Freud “inquietante Muchas de las medidas tomadas por las administraciones liberales
extrañeza” para describirla (553-555).
Aunque estaba estudiando las últimas
para reformar la educación pública no tenían necesariamente un enfo-
décadas en Colombia, el antropólogo que anticlerical; se pueden ver como una continuación de los esfuerzos
Michael Taussig describió la misma
situación como un “sistema nervioso”
de los gobiernos conservadores de los años veinte, que inclusive invi-
en que el “estado de excepción” vuelva taron misiones extranjeras -especialmente de Alemania- para mejorar
a ser cosa normal. Michael Taussig, The
Nervous System (New York: Routledge,
1992), 11-35.

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Thomas J. Williford 133

la preparación de los profesores en las escuelas normales5. Con la elec- Liberal Bogotana, 1914-1918 (Bogotá:
Universidad Pedagógica Nacional,
ción del liberal Enrique Olaya Herrera a la presidencia en 1930 muchos 2000), 123-124.
pedagogos liberales querían continuar y profundizar estas reformas; 6. Aline Helg, La educación en Colombia, 135-
por ejemplo, Agustín Nieto Caballero, fundador y director del Gimnasio 160; y Víctor Manuel Prieto, El Gimnasio
Moderno, 57-76, 87-111, 123-125.
Moderno en Bogotá, ya había tenido sus experiencias aplicando las
ideas sobre la educación activa del pedagogo Belga Ovide Decroly, lo 7. Presidencia de la República, Ministros del
Siglo XX, (Bogotá: Imprenta Nacional,
cual le dio la posibilidad de influir en el campo de la enseñanza a los 1982), 78 y 86.
profesores y en la organización del currículo nacional6. Animados 8. Aline Helg, La educación en Colombia, 160-
por los cambios en la educación mexicana después de la revolución 161, 166-194; y Renán Silva, República
Liberal, intelectuales y cultura popular
de 1910-1920 y en España después de la formación de la república en (Medellín: La Carreta Editores, 2005).
1931, ministros de educación durante la República Liberal como Darío
9. Alfredo Vázquez Carrizosa, El Concordato
Echandía (1935-1937), Alfonso Araujo (1938-1940) y Jorge Eliécer Gaitán de Colombia con la Santa Sede, Julio 12 de
(1940-1941)7 hicieron también sus esfuerzos en los campos de la alfa- 1973 (Bogotá: Ministerio de Relaciones
Exteriores, 1973), 135.
betización de adultos, educación de mujeres y cultura popular8. Tales
10. Ricardo Arias, El episcopado colombiano:
esfuerzos obtuvieron resultados positivos e interesantes para la edu- Intransigencia y laicidad (1850-2000)
cación en Colombia, pero casi siempre contaron con la oposición de (Bogotá: Ediciones Uniandes, 2003),
147-150; y La educación en Colombia,
sectores del conservatismo y del clero, los cuales reclamaban que las 161-166.
reformas educativas no solamente no se ajustaban al papel histórico de
11. Christopher Abel, Política, Iglesia
la Iglesia en la instrucción pública como estaba estipulado en los artícu- y Partidos en Colombia (Bogotá:
los 12, 13 y 14 del Concordato de 18879, sino que además eran un intento Universidad Nacional, 1987), 187; y
Ricardo Arias, El episcopado colombiano,
por separar a Colombia de su cristianismo tradicional10. 124-125.
En este ambiente los militantes anticlericales hicieron más difícil el 12. “Debate político sobre ‘Techo’
trabajo de los liberales moderados para reformar la educación tanto a hubo en la Cámara”, Diario Nacional,
Bogotá, 26 octubre, 1935 (“Recortes”
nivel nacional como a nivel departamental y municipal. Especialmente Vol. A, Archivo Provincial de la
después de las elecciones de 1935 los anticlericales clamaron para una Sociedad de Jesús en Colombia,
Curia, Bogotá [“Recortes”] A: 43).
separación entre Iglesia y Estado mucho más fuerte de la que la admi- En los años treinta y cuarenta
nistración de López y otros liberales querían. Varios pequeños actos los jesuitas trataron de recopilar
los artículos periodísticos que
anticlericales resurgieron en muchas partes del país11: por ejemplo, algu- trataban de su comunidad religiosa
nos concejos municipales, asambleas departamentales y representantes publicados en todo el país. Recortes
de estos artículos aparecían
a la Cámara pidieron la expulsión de los jesuitas de Colombia, propuesta entre dos volúmenes que ahora
que estuvo directamente relacionada con los hechos sucedidos durante se encuentran en su Archivo
Provincial. Ellos son una fuente
la república española en contra de esa comunidad religiosa12. En algu- valiosa no solamente porque reúnen
nos casos, esas acciones anticlericales artículos sobre un solo tema en un
solo lugar, sino por que incluyen
provocaron divisiones dentro de los los de algunos periódicos que no
liberales a nivel local. 5. Aline Helg, La educación en Colombia están disponibles en las bibliotecas.
1918-1957: una historia social, Los mismos recortes casi siempre
No es sorprendente entonces económica y política, trad. Jorge tienen la fecha de publicación y el
que los colegios de los jesuitas Orlando Melo y Fernando Gómez nombre del periódico; cuando la
(Bogotá: CEREC, 1987), 114-131; y información no está completamente
Víctor Manuel Prieto, El Gimnasio clara, la cita tiene un signo de
Moderno y la Formación de la Élite interrogación [?] al lado.

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fueran blanco especial de una política de no renovación de contratos por parte de


gobiernos liberales municipales y departamentales; entre 1936 y 1938 la Compañía
de Jesús perdió el derecho a usar los edificios públicos en Ocaña13, Bucaramanga14
y Medellín15. El clero y los conservadores respondieron con resistencia, reorgani-
zación y renovada militancia. Los jesuitas construyeron sus propios colegios en
Bogotá16 y en Bucaramanga para no tener que educar usando los edificios del go-
bierno. En Medellín la Compañía de Jesús compró el edificio del gobierno, evitando
así un conflicto más serio17.
Estos incidentes muchas veces generaron un lenguaje conflic-
tivo entre los liberales anticlericales y sus enemigos en la Iglesia y
13. Jorge Meléndez Sánchez, Lucio
Pabón: El nacionalismo católico en en el Partido Conservador. En 1937 en Bucaramanga, por ejemplo,
Colombia (Bogotá: El Buho, 2004), el gobierno departamental se tomó el edificio donde estaba funcio-
50-58; y Augusto Gutiérrez y
Carlos Espinal, “Los jesuitas y la nando el Colegio San Pedro Claver e instaló en su lugar la institución
enseñanza”, en La Compañía de Jesús educativa departamental Colegio de Santander, que hasta entonces
en Colombia: compendio historial y
galería de ilustres varones, ed. Daniel había estado funcionando en otros edificios alquilados. Con este
Restrepo (Bogotá: Imprenta del propósito fue aprobada la legislación por parte de la asamblea en
Corazón de Jesús, 1940), 344-345.
1935, pero el gobierno no aplicó la ley. En el primer semestre de
14. “Agria discusión en la Asamblea de
Santander S.” El País [Bogotá], 2 junio 1937 el rector del Colegio de Santander, Eduardo Rueda Rueda, pi-
1935: 1 (Recortes A: 1); “La Asamblea dió a la asamblea reconfirmar la ley de 1935, reclamando que su
de Santander: Acaloradas debates
sobre contrato con los jesuitas”, El colegio no solamente merecía mejores instalaciones, sino que los
Espectador [Bogotá], 4 junio 1935: 1 jesuitas no estaban preparando a sus alumnos para los exámenes
(Recortes A: 1); “El diputado Regueros
ataca el contrato con los padres nacionales de manera eficiente -razón que llevó a varios diputados
jesuitas”, El Tiempo [Bogotá], 5 junio a aprovechar el momento para condenar a los jesuitas, condenas
1935 (Recortes A: 1); “Fue prorrogada
por el gobierno la Asamblea de que recibieron respuesta inmediata por parte de la comunidad re-
Santander del Sur”, El Tiempo, 10 julio ligiosa. En plena mitad del año escolar, los diputados les pidieron a
1935 (Recortes A:21); y “Problemas
de Santander: El contrato con los los jesuitas evacuar el edificio, acción fue especialmente onerosa e
Jesuitas”, El Tiempo, 3 septiembre 1935: insultante para la comunidad jesuita18; en otros casos, los edificios le
7, 15 (Recortes A:121).
fueron devueltos al gobierno al final del año escolar. Por esta razón,
15. “Medellín: Colegio”, Noticias de la muchas familias incluso algunas liberales no estuvieron de acuerdo.
Provincia de Colombia [Bogotá] (Noticias)
(noviembre 1937): 272-273; y “Medellín: Eduardo Rueda Rueda respondió a esas inquietudes diciendo que
Colegio”, Noticias (marzo 1938): 286-287. de todas maneras los alumnos seguían recibiendo clases de religión
Noticias fue un boletín interno de la
provincia jesuita en Colombia. en el colegio de acuerdo con la ley -el gobierno nacional no había
16. “Bogotá: Facultad”, Noticias (noviembre cambiado el currículo tanto como para que terminara la instrucción
1934): 55-56; y “Bogotá: Colegio”, de la religión católica en los colegios oficiales-. Sin embargo, en su
Noticias (abril 1936): 159-160.
defensa el rector del Colegio de Santander agregó:
17. “Medellín: Colegio”, Noticias (noviembre “[E]n las actuales circunstancias políticas del país, existe -me
1937): 272-273; y “Medellín: Colegio”,
Noticias (marzo 1938): 286-287. atrevo a pensarlo- incompatibilidad constitucional en entregarles
18. “Bucaramanga-Varia”, Noticias (julio
1937): 254.

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la dirección de planteles de educación oficial o semi-oficial a los Jesuitas, no porque


sean católicos sino porque siendo la instrucción que ellos proporcionan esencial-
mente dogmática, esto es, exclusiva y obligadamente católica, la reforma estatal de
1936, que, como ya lo anoté, garantiza con amplitud la libertad de conciencia, sería
contrariamente aplicada […].
Con el traslado en estos días al edificio del Parque del Centenario queda
felizmente terminada la primera y quizá más importante etapa de la
19. Eduardo Rueda Rueda, El Colegio de
campaña en pro del implantamiento del Colegio de Santander, librada Santander y parte del señorío liberal
contra los Padres Jesuitas y el clero en general, contra los conservadores (Bucaramanga: Editorial Marco A. Gómez,
[julio] 1937) (Recortes A: 112-113).
y asimismo contra la actitud resuelta o la irresolución, la indiferencia, la
20. Gabriel Jackson, The Spanish Republic
incomprensión y el pesimismo de ciertos elementos liberales”19. and the Civil War, 1931-1939 (Princeton:
Princeton University Press, 1965),
59-62. Libros que examinan con más
Rueda Rueda expresó la opinión anticlerical de que Colombia detalle el papel de la Iglesia en la
sólo podía avanzar culturalmente si sacaba a la Iglesia, y especial- República y durante la Guerra Civil
incluyen José M. Sánchez, The Spanish
mente a los jesuitas, del terreno de la instrucción pública. A su Civil War as a Religious Tragedy (Notre
manera de ver, la educación jesuita era “dogmática” e “incompati- Dame, Ind.: University of Notre Dame
Press, 1987) y Hilario M. Raguer Suñer,
ble” con la constitución de la República (reformada por el congreso La pólvora y el incienso: la Iglesia y la Guerra
liberal en 1936). Civil, 1936-1939 (Barcelona: Ediciones
Península, 2001).
Hay que poner tal retórica en el contexto internacional. En
21. Por ejemplo, cuando el provincial
1931, uno de los primeros actos del gobierno de la nueva repúbli- jesuita en Colombia invitó a los jesuitas
ca española después de terminar con la monarquía por aclamación españoles expulsados a Colombia en
1932, la revista humorística liberal
popular fue declarar que las comunidades religiosas no podían se- Fantoches publicó una caricatura de una
guir educando a los españoles, que la comunidad jesuita ya no tenía mujer, “España”, peinando los curas
de su cabello; los curas, sin embargo,
personería jurídica y que las propiedades de los jesuitas volverían están marchando directamente a un
a ser del estado. Aunque estas decisiones contra las comunidades barco “A Colombia”. Entre los versos
que aparecen al pie de la caricatura,
religiosas, incluidos los jesuitas, no estaban siendo completamente figura éste: “Para limpiar la nación
aplicadas cuando estalló la guerra civil en julio de 193620, las leyes / de parásitos que son / los que
hacen que el hambre reina / se ha
anticlericales de la República Española sugestionaron a muchos metido como un peine / la nueva
militantes anticlericales en Colombia21. Teniendo en cuenta que la constitución”. Fantoches [Bogotá] 20
febrero 1932 (Recortes B: 2). Hubo
toma del colegio de Bucaramanga tuvo lugar en 1937, las palabras muchas declaraciones anticlericales
y las actuaciones de Rueda Rueda se pueden entender como una y antijesuitas en todo Colombia por
concejales, diputados y representantes
manera de apoyar los valores republicanos españoles, que en el liberales después de las elecciones de
momento luchaban por la sobrevivencia de su gobierno en contra 1935; por ejemplo el representante
Jorge Uribe Márquez en la Cámara de
las fuerzas nacionales de Franco. Representantes pidió la expulsión de
La prensa conservadora bumanguesa declaró que las opi- los jesuitas de Colombia en octubre
de 1935, reclamando que “no somos
niones de Rueda Rueda eran “locas” y peligrosas. Un editorial fuertes como Manuel Azaña en la
expresó que los comentarios de Rueda Rueda le recordaban los república española moderna”. “Debate
político sobre ‘Techo’ hubo en la
Cámara”, Diario Nacional [Bogotá], 26
octubre 1935 (Recortes A: 43).

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22. “La amenaza del doctor Rueda Rueda”,


El Escudo [Bucaramanga], [?] julio 1937
acontecimientos en España en las vísperas de la Guerra civil:
(Recortes A: 110). “[N]os horroriza pensar en algo que pasó en torno al asesinato
23. Véase, por ejemplo, Luis R. David, de José Calvo Sotelo, a manos de las logias”22, sugiriendo que los
“Intención General: Lucha denodada francmasones estaban tras la acción en contra de los jesuitas de
contra la secta masónica”, Mensajero
del Sacrado Corazón de Jesús [Bogotá] Bucaramanga -los derechistas afirmaron que las logias eran res-
(noviembre 1936): 481-492. ponsables del asesinato del monarquista español Calvo Sotelo
24. El levantamiento de los nacionales (1893-1936), el evento que impulsó la rebelión de Franco en julio
en España en julio de 1936 coincidió
con un “ruido de sables” en Colombia;
de 193623, exactamente un año antes de la polémica toma del co-
el militar Amadeo Rodríguez fue legio de Bucaramanga-. Los políticos y publicistas conservadores
arrestado en junio por el gobierno
de López porque sospechó que
y liberales en Colombia ya estaban usando a la República Española
Rodríguez estaba organizando un y a la Guerra Civil Española como libreto a seguir en la lucha entre
golpe de estado. Winthrop S. Greene
a Secretario del Estado Cordell Hull,
los dos partidos24.
23 junio 1936, U.S. Department Como ya está mencionado, los jesuitas se prepararon para la
of State Document (State) 821.00
Revolutions/13, en Paul Wolf,
posible pérdida del uso de los edificios a manos de los gobier-
Evolution of the Colombian Civil nos liberales como planteles educativos y empezaron a recoger
War, 1928-1973, (Wolf), http://www.
icdc.com/~paulwolf/colombia/
fondos para adquirir nuevos edificios -esa misma política fue
greene23june1936.htm [consultado seguida en Medellín, Bogotá y Bucaramanga-25; el edificio en
en 10 marzo 2005] y Álvaro Tirado
Mejía, Aspectos políticos del primer
Bucaramanga, sin embargo, no estaba terminado todavía, lo cual
gobierno de Alfonso López Pumarejo, complicó el transcurso del año escolar. El 18 de julio -fecha del
1934-1938 (Bogotá: Pro cultura, 1981),
290-295. El 19 de julio, un día después
comienzo de la rebelión de Franco en España- se celebró una pro-
del levantamiento en España, el cesión solemne en la que el Santísimo Sacramento era llevado
presidente López nombró a Plinio
Mendoza Neira el nuevo ministro de
desde el viejo edificio de la escuela hacia una capilla ubicada en
guerra; Mendoza declaró que “soy un barrio residencial. La procesión era la representación simbó-
el ministro del Frente Popular”, en
referencia al gobierno elegido en
lica del cierre del colegio jesuita, queriendo decir que lo sagrado
España en febrero de 1936. “Mendoza ya no tenía espacio en un plantel educativo secular. El diario
Neira se posesionó ayer del ministerio
de guerra” El Tiempo, 20 julio 1936: 1.
conservador bumangués Oriente reclamó que “es la iglesia de San
Pedro Claver la primera que se cierra en Colombia por obra del
25. “Bucaramanga-Varia”, Noticias (julio
1937): 254. sectarismo oficial”26 -la primera, expresando así la expectativa de
26. “La primera iglesia que cierra”,
que los liberales en el poder tenían un plan para cerrarlas todas-.
Oriente [Bucaramanga], 20 julio 1937: 1 La procesión fue un acto teatral, una demostración física, políti-
(Recortes A: 116-117).
ca y espiritual de hombres, mujeres y niños organizada como el
27. Howard J. Wiarda, Corporatism and ideal de sociedad orgánica de los pensadores católicos corpora-
Comparative Politics: The Other Great “ism”
(Armonk, N.Y.: M.E. Sharpe, 1997), tivistas27 -cada uno en su lugar, pero moviéndose como parte de
16-22; para la versión colombiana, un cuerpo entero-. Por la mañana, antes del desfile, dos mujeres
Félix Restrepo, Corporativismo (Bogotá:
Universidad Javeriana, 1939). hablaron por la radio a favor de los jesuitas y su nueva planta
28. “Oración”, El Escudo, 21[?] julio 1937
educativa28; por la tarde, los alumnos de los colegios católicos de
(Recortes A: 109); y “Palabras de la señora la ciudad, los párrocos y muchos de los feligreses hicieron parte
doña Elvira Durán de Cadena en honor
del Colegio de San Pedro Claver”, El
Escudo, 21[?] julio 1937 (Recortes A: 109).

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de la procesión29. Clérigos y laicos notables hicieron sus discursos; en el suyo, el polí-


tico conservador Francisco Puyana Menéndez exclamó:
“La educación católica de nuestras juventudes ha recibido una ancha herida por cuya
apertura corre copiosamente sangre fecunda; pero hemos de saberlo que esa sangría
va a remozar los terrenos estériles que se están formando porque a diario veremos el
prodigio que ejecuta una colectividad unida y resuelta cuando la anima el propósito
de extinguir los escombros que quieren presentarnos como sociedad falsa, conven-
cional y absurda”30.

Esas palabras, usando la imagen de la sangre y expresando el deseo de “extinguir”


a quienes se opusieron a la “colectividad” (palabra sinónima de “partido político” en
Colombia), son un buen ejemplo del lenguaje inflamatorio que impulsaba a los militan-
tes a cometer actos de violencia en contra de los “enemigos”. Puyana era un político
respetado, no un charlatán cualquiera31: quienes lo escucharon ese día tomaron sus
palabras a pecho, y el “robo” del Colegio San Pedro Claver prácti-
camente se convirtió para ellos en un eslabón más en la cadena de
29. “Programa para la manifestación
“crímenes” de los liberales en el poder, que reclamaban venganza de fe religiosa del domingo: Cómo se
después de la toma de control del gobierno por parte de los conser- efectuará la solemne traslación del
santísimo al barrio de Sotomayor”,
vadores. A corto plazo, la procesión le ayudó a la comunidad jesuita El Escudo, 19[?] julio 1937 (Recortes
a recoger fondos para la nueva planta de su colegio, que pudo abrir A: 114); y “La gran procesión de
desagravio y de exteriorización de fe”,
a tiempo para el comienzo del año escolar de 1939 . 32
Oriente, 20 julio 1937: 1 (Recortes A:
Caso distinto, aunque igual de polémico, en la lucha entre libe- 116-117).

rales y jesuitas por el tema de la educación fue el regreso a manos 30. “Discurso del doctor Francisco Puyana
Menéndez”, Oriente, 20 julio 1937: 1
del Estado de la sede del Colegio de San Bartolomé en Bogotá. (Recortes A: 116).
Menos de dos semanas después de la procesión en Bucaramanga, la
31. Francisco Puyana Menéndez fue un
administración de López informó a la comunidad jesuita que había abogado que sirvió como concejal en
tomado la decisión de usar el edificio para poner a funcionar un varios municipios de Santander y fue
elegido a la Cámara en 1942. Tuvo varios
colegio estatal. Los jesuitas estaban construyendo todavía el nue- puestos en el gobierno de Mariano
vo plantel en el barrio La Merced, al norte del centro de Bogotá, Ospina Pérez (1946-1950). Oliverio
Perry, Quién es quién en Venezuela,
así que el gobierno les permitió quedarse hasta el 1 de enero de Panamá, Ecuador, Colombia (Bogotá:
1939 -no tuvieron que trasladarse a mitad del año escolar como en Oliverio Perry y Cía., 1952), 918.

Bucaramanga33-. Sin embargo, los conservadores, liderados por el 32. “Los jesuitas”, 345-346; y
“Bucaramanga”, Noticias, noviembre
ex bartolino Laureano Gómez y su diario El Siglo, declararon, igual 1938: 299-30.
que sus copartidarios de Bucaramanga, que por fin los liberales es-
33. “Volverá a la nación el edificio de S.
taban desenmascarando sus motivos verdaderos: Bartolomé”, La Razón [Bogotá], 28 julio
“Desde su ascenso al poder el partido liberal se propuso hacerles invivible el 1937 (Recortes A: 102-103); “El edificio
de San Bartolomé”, El Tiempo, 30 julio
suelo colombiano a los militares de Cristo. Razones de táctica han demorado 1937 (Recortes A:104); “Lo de San
Bartolomé”, El Espectador, 30 julio 1937
(Recortes A: 106); y “Bogotá: Colegio”,
Noticias, noviembre 1937: 268-269.

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la ejecución de los planes diabólicos y ‘democráticos’. Mas sus dirigentes juzgan que ya ha
llegado el tiempo de arrojar la máscara y lapidar a Quiénes sin presupuesto, sin armas, sin
ejércitos, con sólo su sacrificio, han edificado patria como los próceres. Las logias atizaron a
los concejos municipales para que pidieran la expulsión de los jesuitas, diputados incultos
y endemoniados les quitaron los colegios de Ocaña y Bucaramanga, y en estos momentos
la fauna del capitolio trabaja por expulsarlos del colegio de San Bartolomé, cuna, con el de
Rosario, de la república. El liberalismo emprende pues un ataque a fondo contra el catolicis-
mo al perseguir Quiénes son su espada, su ruta de gloria, su sagaz y fornida vanguardia”34.

Este editorial reclamaba que desde su llegada al poder en 1930, los liberales influidos por
la masonería habían planificado un ataque secreto contra la Santa Iglesia Católica y que la
primera victima sería la comunidad jesuita. Tal retórica anticipando una conspiración anti-
cristiana era exagerada y sin embargo fue usada en el periódico del dirigente del Partido
Conservador (y probablemente escrita por él), y por tanto aceptada sin cuestionamientos
por muchos militantes conservadores. Esos términos son otro buen ejemplo de cómo se
construía una estructura discursiva de preparación a los seguidores partidistas para realizar
actos de violencia en defensa de ideales más altos: ¿Cómo se atrevían los liberales a atacar a
unos curas que “han edificado patria como los próceres”? Ciertamente,
se trataba de un grave crimen y en consecuencia los liberales tenían
34. “La Compañía de Jesús perseguida”, El
Siglo [Bogotá], 29 julio 1937: 4 (Recortes
que ser eliminados porque estaban agrediendo a la patria.
A: 103). El Tiempo reportó que los jesuitas habían acatado la decisión del
35. Sin embargo, el provincial había gobierno sin queja alguna y que el provincial de la comunidad había
cuestionado la utilidad de reemplazar agradecido a la administración por conceder un año más para ter-
una institución de instrucción que
contaba con más de trescientos años de minar la construcción del edificio en La Merced35. La prensa liberal
labor en el sitio con otra de semejantes presentó las protestas de Gómez’ como injustificadas, subrayando
fines educativos, dado que los objetivos
eran los mismos. “Los jesuitas no creen que la ley estaba del lado del gobierno, dado que la propiedad del
que haya hostilidad del gobierno”, El edificio había sido establecida durante una administración conser-
Tiempo, 30 julio 1937 (Recortes A: 104).
vadora anterior36. El periódico liberal de izquierda, El Diario Nacional,
36. “Volverá a la nación el edificio de S.
Bartolomé”, La Razón, 28 julio 1937
dijo que habían sido Gómez y los conservadores, y no los liberales,
(Recortes A: 102-103); “El edificio de quienes habían estado incitando al país a una guerra religiosa: el pe-
San Bartolomé”, El Tiempo, 30 julio
1937 (Recortes A: 104); y “Lo de San
riódico publicó selecciones de una circular que Gómez había enviado
Bartolomé”, El Espectador, 30 julio 1937 (supuestamente en secreto) a los comités conservadores municipales
(Recortes A: 106).
y departamentales, pidiendo que tenían que “‘defender la religión
37. “Laureano envía circulares secretas católica’ gravemente amenazada por el gobierno liberal”37. La admi-
para provocar la guerra religiosa”,
Diario Nacional [Bogotá], 30 julio 1937 nistración de López había terminado antes de la toma del edificio del
(Recortes A: 106). San Bartolomé, dejándole el asunto a la administración de Eduardo
38. “Para verdades…el presidente”, El Siglo, Santos, quien iba a ser elegido el próximo presidente en 193838.
30 julio 1937: 4 (Recortes A: 104); y “La
cuestión religiosa”, El Siglo, 31 julio 1937
(Recortes A: 107).

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Después de la elección de Santos, Gómez declaró que los conservadores iban a par-
ticipar en las elecciones legislativas y municipales en 1939 (celebradas en marzo y
octubre, respectivamente), terminando así con cinco años de abstención. El tema de
los “robos” de los colegios por parte de la administración liberal no fue tan importante
durante las campañas electorales de los conservadores: la masacre de once campesinos
conservadores cometida en enero por una banda liberal en el pueblo cundinamarqués
de Gachetá era el tema del día. Para los conservadores, la masacre era una prueba más
de las intenciones sangrientas que tenían los liberales que estaban en el poder; para
los liberales, la reacción conservadora -de políticos como Laureano Gómez hablando
de “acción intrépida” -era una prueba más de la existencia de un complot clérigo-fa-
langista para iniciar un golpe de estado, como había sucedido en España39. Este debate
con sus tropos retóricos respectivos se puede ver en la toma del
Colegio Jesús, María y José de Chiquinquirá pocas semanas después,
en abril de 1939. 39. James D. Henderson, Modernization
Los Dominicos habían fundado el Colegio Jesús, María y José en in Colombia: The Laureano Gómez Years
(Gainesville: University Press of Florida,
Chiquinquirá durante la primera parte del siglo XIX. Dicha comu- 2001), 268-269.
nidad estaba encargada de mantener y promover el culto a Nuestra 40. Desde entonces se han atribuido
Señora de Chiquinquirá, a partir de un milagro ocurrido en 1586, muchos milagros a la imagen. En
el cuatrocientos aniversario del
cuando los colores del cuadro de María, San Antonio y San Andrés milagro, el Papa Juan Pablo II visitó a
cambiaron de manera notoria e inexplicable40; por esa razón, los Chiquinquirá para renovar la devoción
a la imagen. Alberto E. Ariza, Los
Dominicos mantenían desde entonces una presencia muy fuerte en Dominicos en Colombia Tomo I (Bogotá:
la región. Por los años treinta los Dominicos tenían un periódico en Ediciones Antropos, 1992), 675-679, 688,
793-796.
Chiquinquirá (Veritas) y otro en Tunja (El Cruzado), los cuales ata-
caban continuamente al nuevo régimen liberal; entre otras cosas, 41. Véase, por ejemplo: “Redes de la
Masonería”, El Cruzado [Tunja], 13
argüían con frecuencia que en Colombia existía una conspiración enero 1933: 4; “Se trata de amordazar
masónica que hacía parte de un complot mundial para acabar con al clero”, en Fray Mora Díaz, El cruzado:
artículos apologéticos y polémicos (Bogotá:
la civilización cristiana. El Fray Francisco Mora Díaz, quien man- Tipografía Tony, 1934), 109-112; “Los
tenía una columna en El Cruzado, promovió mucho esta teoría; sus hijos de las tinieblas huyen de la luz”,
Fray Mora Díaz, Chispas del yunque:
escritos alcanzaron la atención nacional tras la publicación de tres artículos polémicos y discursos académicos
series de sus columnas (en 1934, 1939 y 1942) . Tales acusaciones
41 (Tunja: Editorial “El Cruzado”, 1939),
20-22; “Los hijos de la viuda en la selva”,
fueron una parte importante de la estructura discursiva de la lu- Chispas del yunque, 49-51; “Satanás
cha partidista de la época; los militantes y las masas conservadoras rezando el rosario”, Chispas del yunque,
81-83; “Mandiles y mitras”, Chispas
aceptaban las acusaciones de conspiración como una realidad, dado del yunque, 87-89; “Ante la república
que salían de una comunidad religiosa, razón de más para justificar masona”, Chispas del yunque, 131-133;
“Satanás con sotana”, Chispas del
las masacres de los años cuarenta y cincuenta. yunque, 179-180; “1886-1936, cruz vs.
En los años sesenta del siglo XIX, durante la administración li- triángulo”, Chispas del yunque, 204-205;
“Bajo el imperio del mandil”, El clarín
beral radical de Tomás Cipriano Mosquera, los Dominicos (así como de la victoria (Tunja: 1942), 56-58; “El
régimen masónico”, El clarín, 95-98; y
“La antesala de la masonería”, El clarín,
102-107.

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otras comunidades religiosas) perdieron muchos edificios y terrenos que pasaron a


manos del gobierno. Era un período en el cual los gobernantes en Colombia y sus ho-
mólogos liberales en otras partes de América Latina querían redistribuir las vastas
tierras de la Iglesia para crear un campesinado de minifundistas. El gobierno colom-
biano, sin embargo, necesitaba ingresos para pagar su deuda externa y decidió vender
la gran mayoría de los terrenos eclesiásticos a comerciantes y latifundistas de manera
que nunca realizó el sueño general de hacer una reforma agraria. El gobierno se quedó
con algunos edificios para usarlos como sede de colegios u oficinas; en Chiquinquirá
se tomó el edificio del Colegio Jesús, María y José. Después del es-
tablecimiento del gobierno de La Regeneración en 1886, bajo el
42. En Bogotá la administración de mando de Rafael Núñez, muchos edificios fueron devueltos a las
Mosquera se tomó el convento de los comunidades religiosas42 -como en otras partes de América Latina,
Dominicos de la Carrera Séptima, que no
había sido devuelto por la administración el nuevo gobierno vio a la Iglesia como un soporte para mantener
de Núñez y lo siguió usando para el orden social, clave para el “progreso” económico, entonces hizo
oficinas del gobierno hasta que en 1939
la administración de Eduardo Santos todo lo posible para mantener la paz con la jerarquía católica-. Los
lo tumbó para construir el edificio Dominicos recibieron de vuelta el edificio en Chiquinquirá y rees-
del Ministerio de Comunicaciones.
Se trasladaron las columnas del viejo tablecieron su colegio.
convento al Parque Nacional, donde En mayo de 1938, sin embargo, el congreso liberal suspendió la ley
componen un círculo alrededor de
la fuente central. Los Dominicos de 1886; el proyecto fue propuesto por Julio Roberto Salazar Ferro, un
mantuvieron su iglesia colonial al lado liberal de Chinquinquirá43, miembro en varias ocasiones del directorio
del convento hasta octubre de 1946,
cuando la vendieron para recoger fondos nacional del partido en los años cuarenta44. El semanario chiquinqui-
para construir la iglesia de la Virgen de
reño El Radical, fundado por Salazar Ferro, inició una campaña para
Chiquinquirá en Chapinero. Este acto fue
condenado igualmente por El Siglo y El secularizar el colegio en 1936, reclamando que los Dominicos estaban
Tiempo como la destrucción de una joya
dirigiendo “este importante establecimiento de educación, por iner-
colonial. Roberto Prada Rueda, Libro de
Crónicas. Convento Santo Domingo Bogotá, cia, pereza y avandono (sic)”45. Con la suspensión de la ley, el gobierno
1924-1946 (crónica no publicada), Archivo
Dominicano, Bogotá, Fondo San Antonino,
tenía derecho a tomarse nuevamente el colegio.
Sección Conventos, (DA-SA), Subsección La acción del congreso en 1938, que parece más bien una tácti-
Libros-Crónicas, Caja 3, Carpeta 1,
196-230.
ca política del representante Salazar, definitivamente no fue parte
de un gran complot del partido liberal. Dos años antes el gobierno
43. Alberto Ariza, Los Dominicos, Tomo II
(1993), 1511-1517. había rechazado la oportunidad de tomarse el colegio. Aunque los
44. “La obra de Salazar Ferro”, Batalla
Dominicos eran los dueños oficiales del edificio, el plantel era ma-
[Bogotá], 9 febrero 1945: 5; y Quién es nejado por una junta directiva de padres de familia. Dicha junta
quién, 973.
no siempre estaba de acuerdo con la comunidad religiosa y en
45. “Nuestra campaña referente al Colegio 1936 pidió la ayuda del Ministerio de Educación para cambiar a las
es apoyada en la región”, El Radical
[Chiquinquirá], 5 enero 1938: 2. directivas del colegio. Darío Echandía era el ministro y en lugar
46. Darío Echandía, Ministro de Educación,
de sugerir la nacionalización del plantel, recomendó que la junta
a Roberto Villamil, presidente de la contratara a otra comunidad religiosa46.
Junta de Patronos del Colegio de Jesús,
María y José, 2 diciembre 1936, JMJ, Caja
2, Carpeta 1, Folio 14.

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Mientras tanto, entre los Dominicos no apareció ningún fraile que quisiera ser el director
del colegio. Cuando el provincial de la comunidad nombró a Juan de Dios Martínez como
nuevo rector en los últimos meses de 1937, Martínez le rogó al provincial que retirara
su nombre, anotando que no había estado involucrado en asuntos educativos por diez
años47. A pesar de su solicitud, Martínez fue nombrado rector y se convirtió en testigo
clave del conflicto legal y de la toma del colegio en 1938 y 1939. Dado que la situación
legal del edificio era un asunto que le correspondía a los Dominicos (y no a la junta
directiva), sus abogados trataron el tema en los últimos meses de 1938, hasta que el
caso llegó a la Corte Suprema de Justicia48. En febrero de 1939 los Dominicos daban por
hecho que la corte iba a estar de acuerdo con ellos en el asunto49.
El primer día de semana santa, el lunes 3 de abril de 1939, los Dominicos fueron sor-
prendidos con la visita del director municipal de educación, Carlos Martínez Sánchez,
quien traía una carta del ministro de educación Alfonso Araujo autorizando la ocupa-
ción del edificio. El rector no quiso entregar las llaves y la policía municipal se tomó el
edificio, prohibiendo la entrada a particulares, incluyendo a los miembros de la junta
directiva del colegio. Al día siguiente, los pocos estudiantes internos que no habían
salido de vacaciones de Semana Santa fueron enviados a sus hogares. El colegio estaba
ubicado justo al lado de la iglesia parroquial, donde residía la imagen de la Virgen de
Chiquinquirá; unos albañiles llegaron y sellaron la puerta que comunicaba al colegio
con la iglesia. Días después ese detalle en particular fue comentado en una carta oficial
de la junta directiva del colegio dirigida al Senado de la república:
“Tal muro de ladrillo es monumento que proclama y perpetúa un evidente divorcio
entre dos ideologías, entre dos sistemas: era preciso separar el instituto, de la Iglesia
católica; los invasores Quiénes debían hacer alarde de su moral sin religión y su con-
ciencia sin fe. De un lado la Iglesia que tenía a su cargo la dirección espiritual de la
enseñanza por mandamiento constitucional durante los días gloriosos del Colegio; de
otro lado los artificios y embelecos de estos exponentes de la nueva cultura atea”50.

El acto físico de cerrar permanentemente la puerta de acceso en-


47. Juan de Dios Martínez a Provincial
tre la iglesia y el colegio estaba tan cargado de simbolismo como el de Angélico R. Báez, JMJ, Caja 2, Carpeta
reubicar al Santísimo Sacramento del edificio del Colegio San Pedro 4, Folio 9.
Claver en capilla particular en Bucaramanga, casi dos años antes; sin 48. Luis Carlos Corral, Demanda ante Corte
embargo, esta vez el acto había sido cometido por el Estado -o más Suprema de Justicia, 9 noviembre 1938,
JMJ Caja 4, Carpeta 2, Folios 1-11.
bien, por los políticos y funcionarios liberales de Chiquinquirá- y no
49. Angélico Báez a Raimundo Mejía, 4
por la Iglesia. El significado, no obstante, fue el mismo: la religión no febrero 1939, JMJ, Caja 2, Carpeta 2,
tenía un lugar oficial en un colegio estatal secular. El acto expresaba Folio 25.
las esperanzas que muchos liberales tenían de formar ciudadanos 50. Junta de Patronos al presidente y los
honorables miembros del Senado de
la República, s.f. (1939), JMJ, Caja 2,
Carpeta 2, Folios 32-38.

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nuevos -que conocieran sus libertades, sus derechos y sus deberes como miembros
independientes de una nación de derecho- sin la instrucción social de una Iglesia que
representaba las tradiciones cuasi-feudales de obediencia, jerarquía y sumisión a las au-
toridades. Para los conservadores, sin embargo, cerrar la puerta con ladrillos significaba
dar la bienvenida a “la nueva cultura atea”, que iba a condenar a la nación y a fomentar
una sociedad sin moral, que solamente pensaba en lo material y no en lo espiritual, o en
seguir los deseos más vulgares de las masas sin la guía de la única fe verdadera.
Como una obra de teatro, la toma del Colegio Jesús, María y José vaciló entre la
comedia, la farsa y la tragedia. El martes 4 de abril, mientras que la situación en
Chiquinquirá estaba siendo analizada por las autoridades en Bogotá, la policía estacio-
nada en el edificio del colegio permitió a dos frailes Dominicos -el rector del colegio
y el párroco- permanecer en el edificio después de que la puerta entre la iglesia y el
colegio fue bloqueada y los últimos alumnos internos se fueron a sus hogares. El miér-
coles por la noche, sin embargo, cuando el párroco salió para hacer una diligencia no le
fue permitido entrar al colegio nuevamente. Al día siguiente, el rector argumentó que
se sentía demasiado enfermo para salir, entonces al párroco se le permitió entrar de
nuevo a visitar a su hermano dominico, solamente en presencia de la policía -era obvio
que los liberales tenían miedo de que los Dominicos conspiraran para tomar el edifi-
cio nuevamente, tal vez con la ayuda armada de terceros-. Cuando los dos Dominicos
estuvieron juntos otra vez, pidieron que los dejaran solos y en privado porque el uno
tenía que confesar al otro. La policía rechazó tal petición, y les prohibió también el
uso del teléfono. Los dos curas empezaron entonces a hablar en latín, lo cual llenó
de rabia a los oficiales de policía, así como a otros funcionarios gubernamentales que
estaban presentes; esa era una prueba más de que los Dominicos estaban conspirando.
Al atardecer, Martínez Sánchez, el encargado municipal del ministerio de educación,
le ordenó a los Dominicos abandonar el edificio, “aún si hay un mil muertos”. Mientras
tanto, la policía entró por la fuerza al convento de las hermanas dominicas y tomó po-
siciones en la torre, preparándose para su defensa en caso de alguna reacción violenta
para tomarse nuevamente el colegio51.
Los liberales creían que los conservadores se estaban preparando tal vez para la ver-
sión chiquinquereña de la rebelión de Franco en España, y se aseguraron de que los curas
y las monjas no estuvieran organizando en secreto una resistencia en
contra de “las autoridades legítimas”, anticipando que no pudieran
51. Raimundo Mejía, “Relación verídica de
disparar desde las torres de las capillas. Otra vez, el conflicto espa-
los sucesos acaecidos sobre la violenta ñol estaba presente en la mente de todos -hacía sólo unos pocos días
invasión y posesión del Edificio del
Colegio de Jesús, María, y José”, JMJ,
que las fuerzas nacionales se habían tomado a Madrid, terminando así
Caja 4, Carpeta 2, Folio 30-31. con la Guerra Civil52-. Al día siguiente de la toma inicial del colegio de
52. Gabriel Jackson, The Spanish Republic,
465-477.

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Chiquinquirá, Martínez Sánchez le envió una carta al provincial dominico, intercediendo


por los dos frailes que estaban todavía en el edificio:
“Por el pensamiento del Ministerio, o del Alcalde ni por el de ninguno de los miem-
bros de la Comisión ha pasado la idea de que las manifestaciones de hostilidad para
determinadas medidas del Gobierno por parte de los RR. PP. a cuyo cargo se encuen-
tra el Colegio, constituyen un gesto de rebeldía para órdenes dictadas por autoridad
legítima; así, pues, solicitamos y esperamos de su autoridad y de su indiscutible
discreción el breve acatamiento a la petición reiterada de abandono por parte de
algunos Padres Dominicos del local del Colegio, haciendo el R. P. Rector
previa entrega de las llaves de todas las dependencias con el objeto de
efectuar reparaciones indispensables”53. 53. Carlos Martínez Sánchez, jefe de
la comisión, y Nicolás Matallana
Neira alcalde de Chiquinquirá, a
Al declarar que nadie estaba pensando que los Dominicos es- M.R.P. Provincial de la comunidad
dominicana, 4 abril 1939, JMJ, Caja 2,
tuviesen en rebelión contra el gobierno, Martínez Sánchez estaba Carpeta 4, Folio 12.
mostrando que los liberales involucrados en el acontecimiento con- 54. “Colegio Apostólico Dominicano”,
sideraban realmente que las acciones de los frailes eran de alguna Veritas, 21 febrero 1940: 1.
forma actos de rebelión. Había algo de razón para temerle a los 55. Veritas 12 abril 1939: 1. Dos días
Dominicos de Chiquinquirá: los estudiantes de su seminario menor después de la toma del colegio, Veritas
reportó la noticia “La guerra española
vestían un uniforme sospechosamente parecido al de la Falange ha terminado!” Veritas 5 abril 1938:
Española54, y el semanario dominico de Chiquinquirá, Veritas, había 1. La edición de Veritas del 12 de abril
estuvo dedicada a celebrar la victoria
dedicado una gran parte de sus noticias de los últimos tres años de las fuerzas nacionales en España.
al conflicto español; esos reportajes habían sido agradecidos por En la portada aparece un retrato de
Francisco Franco, con la dedicación
el mismo Francisco Franco, quien les había enviada a sus editores reproducida; con los artículos
una foto de él mismo, con la dedicación “Al Semanario ‘Veritas’ describiendo la victoria hay fotos de
los “rojos” españoles cometiendo actos
de Colombia, 2 agosto 1938, Tercer año triunfal”55. La policía tenía anticlericales: disparando a una estatua
miedo de una defensa armada -y no solamente veía a los frailes con enorme de Cristo Rey (10) y mofándose
de los despojos desterrados de una
escopetas, sino quizás también a las monjas con dinamita-. monja en una calle (15) -imágenes
El día en que los frailes fueron finalmente despojados del edi- bien conocidas por partidarios de los
nacionales en todo el mundo-. Las
ficio, el jueves 6 de abril, el dominico Alberto Ariza, editor de páginas 20 y 21 traen la descripción
Veritas, envió un telegrama al presidente Eduardo Santos, expre- dominica de “La toma del Colegio Jesús,
María y José por la policía”. Los editores
sando su rabia: de Veritas querían que sus lectores
“Orden Gobierno suyo allanóse (sic) Colegio propiedad privada, relacionaran las noticias recientes
de España con el acontecimiento
lanzando violentamente profesores alumnos, poniendo guardia ar- chiquinquereño de la semana.
mada interior pieza Padre Rector enfermo, sitiando Iglesia, convento.
56. Eduardo Santos a Angélico Báez,
Entiéndese así convivencia, garantías usted preconiza? Sólo Rusia, 10 abril 1939, Archivo Dominico,
Bogotá, Fondo San Antonino, Sección
Méjico proceden tan salvajemente. Pueblo indignadísimo; protesta-
Conventos, (“DA-SA”) Sección Colegios
mos farsa cultura oficial”56. y Universidades, Subsección Jesús,
María, y José-Chiquinquirá, (“JMJ”),
Caja 2, Carpeta 4, Folio 14-15. El texto
del telegrama fue incluido en esta carta.

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El telegrama de Fray Alberto Ariza fue publicado en la edición del Domingo de


Pascua (el 9 de abril) de El Siglo, no sólo para que los militantes conservadores cono-
cieran la opinión de uno de los miembros de una comunidad religiosa perseguida,
sino como una muestra más de los atropellos cometidos por un gobierno ateo y anti-
religioso. Cuando el provincial dominico Angélico Báez pidió una cita con Santos el
10 de abril, el presidente exigió una disculpa por la falta de respeto mostrada en el
telegrama, y por el hecho de que el mismo hubiera sido publicado en la prensa57. El
telegrama revela aspectos de la retórica de la época y de cómo fue reproducida y
repetida: la toma del colegio reconfirmó la opinión de los conservadores y clérigos
más militantes sobre los “motivos verdaderos” de la administración de Santos poco
después de la masacre de Gachetá; el acontecimiento fue ubicado en un contexto
internacional, comparado con acciones semejantes patrocinadas por el gobierno
mexicano durante la rebelión de los cristeros, y con la toma de iglesias por parte del
gobierno soviético después de Revolución Bolchevique; El Siglo, por su parte, quería
promover el incidente para inflamar las pasiones, publicando el contundente tele-
grama enviado por un fraile enardecido al presidente de la República. Hay que hacer
énfasis en este punto: las decisiones editoriales tomadas por la prensa partidista fue-
ron claves en la diseminación de la retórica violenta58.
En su réplica al presidente Santos, el provincial dominico Báez, dijo que había leído el
telegrama por primera vez en El Siglo, y que las ideas expresadas por
Ariza “no estaban compartidas por la comunidad de la cual yo soy el
57. Eduardo Santos a Angélico Báez, 10
superior, y son sinceramente deploradas”59. Báez estaba expresando tal
abril 1939, JMJ, Caja 2, Carpeta 4, Folio vez los sentimientos de muchos de los frailes: aunque pocos Dominicos
14-15.
-si hubo alguno- eran simpatizantes de los liberales, no todos estaban
58. Por ejemplo, las cartas pastorales en el rango de los falangistas, que apoyaban a Laureano Gómez.
inflamatorias del Obispo Miguel
Ángel Builes de Santa Rosa de Osos El edificio de Chiquinquirá fue entregado al gobierno, el cual
en Antioquia tal vez no iban a llegar a mantuvo un colegio allí hasta 1947 -la corte decidió que los
una audiencia nacional sin una prensa
conservadora militante. Dominicos eran los dueños del sitio en 1943, pero los frailes le per-
59. Báez a Santos, 11 abril 1939, JMJ, Caja 2,
mitieron al gobierno alquilar el edificio por unos años60-. Antes del
Carpeta 2, Folio 26. juicio a su favor, la comunidad se dio cuenta de que era importante
60. Pedro Martín Quiñones, carta a Tomás continuar con el colegio, usando las salas de su seminario menor.
Vergara, 9 junio 1943, DA-SA, JMJ Caja 2, Persistía, sin embargo, el problema de que ningún fraile quería
Carpeta 2, Folio 52; y contrato entre el
ministro de educación Antonio Rocha ser rector -Martínez rechazó la oportunidad, y su reemplazo, Luis
y el provincial dominico Alberto E. Ramón Miranda, pasó tres años en la rectoría quejándose porque
Ariza, 26 abril 1944, JMJ Caja 1, Carpeta
2, Folio 2-4. no quería seguir61-. A pesar de sus protestas, Miranda demostró que
61. Luis Ramón Miranda a Junta de
tenía un espíritu independiente dentro de la comunidad dominica
Patronos y Provincial Alberto Ariza, 19 y se constituyó en un ejemplo de fraile apolítico.
noviembre 1940, JMJ, Caja 3, Carpeta 1,
Folios 14-16; Ariza a Tomás M. Vergara,
28 diciembre 1942.

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Para las vacaciones de julio y agosto de 1941, Miranda organizó como rector una
excursión en tren desde Chinquinquirá hasta Bogotá, y después hasta Cali, visitando
los sitios turísticos. Un uniforme tipo “scout” fue elegido para los niños del viaje, que
incluía un pañuelo rojo atado al cuello; existen fotografías de Fray Miranda quien luce
feliz el pañuelo rojo puesto sobre el vestido de su comunidad62. Era uno de los pocos
clérigos en Colombia que en 1941 lucía el color del Partido Liberal -y de la revolución
bolchevique, en un tiempo en el que los alumnos del seminario menor de su comu-
nidad vestían la camisa azul de la Falange Española, que también era el color de los
conservadores colombianos-. La primera estadía del viaje fue Bogotá, donde los niños
tuvieron la oportunidad de encontrarse con el presidente Santos en una reunión pri-
vada. Santos apreció bien la oportunidad política de encontrarse con los estudiantes de
un colegio que su gobierno se había tomado dos años antes. El presidente impresionó
bien al fraile y a los demás visitantes al pasar más tiempo del usual con el grupo escolar
paseante, y comentó que era el grupo más disciplinado y de mejores modales que había
pasado por su oficina. Las palabras y acciones de Santos fueron publicadas en el álbum
oficial de la excursión63. Alberto Ariza fue elegido dominico provincial en 194064, y él
mismo le envió a Santos el telegrama vehemente en abril de 1939 y vetó todos viajes es-
colares para el futuro inmediato65. Incidentes como éste muestran cómo la comunidad
religiosa tenía sus fracciones propias, lo cual indica que el miedo liberal a un complot
clerical amplio no tenía base, dado que en muchos temas había desacuerdos entre los
mismos Dominicos, incluido el asunto de hasta qué punto la Iglesia tenía el derecho
participar activamente en la política en Colombia.
Mientras los Dominicos seguían operando su colegio en otro edificio, los directores
del nuevo colegio estatal ubicado en el viejo edificio de Chiquinquirá
encontraron maneras de molestar a los frailes al empezar el nuevo
año escolar en 1940. Chiquinquirá era parte de la diócesis de Tunja; 62. Excursión y prospecto del Colegio de Jesús,
María y José (Chiquinquirá: Imprenta de
el obispo, Crisanto Luque, acordó con el gobierno seleccionar un “Veritas”, 1941), JMJ Caja 3, Carpeta 7,
cura para que fuera instructor de religión en el colegio -la ley exi- Folio 1086-1103; 3-4.
gía aún la enseñanza de la religión católica en todas las escuelas 63. Excursión, 4-5.
estatales-. Luque decidió enviar a un sacerdote de cualquier comu- 64. Alberto Ariza, Los Dominicos, Tomo II,
nidad religiosa antes que a un clérigo de la diócesis, y dado que los 1325.
Dominicos estaban en Chiquinquirá, pidió que uno de ellos fuera 65. Miranda a Junta de Patronos,
seleccionado para ocupar el puesto66. El Ministerio de Educación diciembre 1942, JMJ, Caja 3, Carpeta 1,
Folios 20-24.
nombró al dominico José de Jesús Farías en mayo67. La adminis-
66. Báez, “Asunto del Colegio Nacional”,
tración del colegio, sin embargo, le ofreció al nuevo instructor de 1940, JMJ Caja 3, Carpeta 1, Folios 1-2; y
religión un salario menor que el que se estaban ganando los pro- Ariza a Crisanto Luque, 19 agosto 1940,
JMJ, Caja 2, Carpeta 3, Folios 3-4.
fesores de planta, y contaba con una resolución del Ministerio que
67. Emiliano Posada a José de Jesús Farías,
8 mayo 1940, JMJ, Caja 2, Carpeta 2,
Folio 39.

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autorizaba este proceder. Farías rechazó trabajar bajo esas condiciones. El rector del
nuevo colegio le envió a Farías una carta en papel membreteado de lujo, importado de
los Estados Unidos, con la copia de la resolución68; el papel utilizado era de una calidad
mucho mejor que la usada por los Dominicos, o aún por el obispo de Tunja. Para los
directores del colegio gastar más dinero en papel era más importante que pagarle el
debido salario a un instructor de religión -todo lo cual le agregó insulto a la injuria re-
cibida por los Dominicos-. Finalmente, las partes llegaron a un acuerdo sobre el salario,
y el obispo Luque le pidió a Farías asumir el puesto en el colegio69.
En la retórica política de Laureano Gómez y en la de otros militantes conserva-
dores, la toma del Colegio Jesús, María y José de Chiquinquirá estaba conectada con
la del Colegio San Bartolomé de Bogotá, para mostrar cómo la administración liberal
de Eduardo Santos atacaba a la Iglesia haciendo todo lo posible para destruir la civili-
zación cristiana. Los jesuitas no estaban contentos con la pérdida de su colegio en el
centro de Bogotá y tuvieron éxito en su petición de extender por un año más la entrega
del edifico al gobierno, el 1 de enero de 1941, cuando el nuevo colegio en La Merced
estuviera completo. A pesar de que el nuevo edificio finalmente no alcanzó a estar
listo, los jesuitas abandonaron las instalaciones del centro según lo acordado con el
gobierno, descontentos, pero sin escándalo. En julio de 1941, cuando el Arzobispo de
Bogotá Ismael Perdomo asistió a una misa en el edificio viejo -donde un nuevo colegio
estatal estaba funcionando ya- fue tratado de hipócrita por el diario de Gómez, por
haber dado la aprobación tácita al “robo” del San Bartolomé70. La retórica de Gómez
cambió otra vez en febrero de 1942 cuando abrió el nuevo plantel de los jesuitas; El
Siglo publicó fotografías señalando que el ambiente era mucho más higiénico que en el
viejo plantel71. Pocos meses más tarde, sin embargo, durante el debate sobre el nuevo
concordato entre Colombia y la Santa Sede, Gómez reclamó que el régimen liberal se
había tomado al San Bartolomé para presionar al Vaticano durante las negociaciones
del nuevo acuerdo72.
Después de toda la polémica sobre la terminación de contratos
68. Manuel Ignacio Vargas a Farías, 11 mayo educativos con comunidades religiosas y sobre las tomas de cole-
1940, JMJ, Caja 2, Carpeta 2, Folio 40. gios por parte de los gobiernos liberales, la educación en Colombia
69. Báez, “Asunto”, y Ariza a Crisanto mejoró muy poco. Aunque el gobierno gastó algo más de dinero
Luque, 19 agosto 1940. en el campo educativo durante las administraciones de López y
70. “La misa de hipocritilla”, El Siglo, 10 Santos, el número total de los niños en edad escolar que tuvie-
julio 1941: 4; y Eduardo Cárdenas, S.J.,
entrevista, Bogotá, 14 julio 2004. ron acceso a las escuelas se estancó durante esos años73. Al mismo
tiempo, el número de alumnos inscritos en colegios estatales de
71. El Siglo, 9 febrero 1942: 4, 10.
bachillerato creció mientras que el número de inscritos en los cole-
72. “El concordato”, El Siglo, 12 septiembre
1942: 4. gios privados -católicos, en su mayoría- disminuyó; sin embargo, el
73. Aline Helg, La educación en Colombia,
Gráfico no. 2, 309 y Gráfico No. 5, 311.

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Thomas J. Williford 147

total de bachilleres fue el mismo, alrededor de 30.00074 -de una población de casi nueve
millones de colombianos75-. Las acciones del gobierno con los establecimientos de edu-
cación secundaria beneficiaron poco a los estudiantes, mientras que la retórica política
generada por los “robos” de colegios y por los conflictos con comunidades religiosas
sobre el tema de la educación, contribuyó en gran medida a empeorar las relaciones
entre los militantes de los dos partidos y a inflamar las acusaciones de conspiración.
La Guerra Civil Española ofreció el mejor libreto para las tomas de los colegios
por parte del Estado, hecho que sería recordado y ampliado en los años siguientes.
Publicistas y militantes de los dos partidos asumieron la división entre los nacionales
y republicanos en España como una metáfora para el conflicto partidista en Colombia,
influidos por las distintas agencias extranjeras de prensa de quienes recibían noticias
-los periódicos estaban al lado de la República o apoyando las fuerzas de Franco76-. Esa
metáfora fue utilizada para ayudar a los militantes a entender la situación de Colombia
en un contexto internacional, a pesar de que existían muchas diferencias entre la gue-
rra en España y el juego de la política en Colombia77; además, para políticos y publicistas,
poner las luchas partidistas en un contexto internacional “dignificaba” estos asuntos
como “europeos” y no como conflictos provincianos usados para controlar el aparato
estatal, determinar las elecciones y regalar favores políticos a los clientes del partido.
Adicionalmente, el discurso político internacional de los años treinta se refería con
frecuencia al desmantelamiento de las guaridas que supuestamen-
te tenían los enemigos políticos verdaderos. Como apunta Hannah
Arendt, el acto de “desenmascarar” lo que supuestamente causa su- 74. Aline Helg, La educación en Colombia,
frimiento masivo es necesario para lograr una revolución exitosa78; Gráfico no. 3, 310.

el acto de “desenmascarar” sugestiona y llena de energía a cualquier 75. Aline Helg, La educación en Colombia,
Cuadro No. 16, 198.
movimiento político. Cuando esos discursos llegaron a Colombia,
se convirtieron en herramientas de políticas tanto Conservadores 76. El Siglo, por ejemplo, publicó las
noticias sobre la guerra civil enviadas
como Liberales para avivar al rango y la fila. Los Conservadores por la derechista Agencia Havas
colombianos expresaron sus miedos a las acciones Liberales en el de Francia, mientras que El Tiempo,
El Liberal y El Espectador utilizaron
poder con referencias a los incendios de iglesias y a las masacres del agencias norteamericanas, y la más
clero en España, mientras que los Liberales se asustaban porque los izquierdista, Agence France Presse para
sus reportajes sobre el conflicto.
Conservadores reaccionarios se encontraban organizando golpes de
77. Como muestra Hayden White, las
estado secretos, junto con algunos sectores del ejército así como con metáforas se encuentran entre los
sacerdotes militantes, como había sucedido en España. tropos que pueden construir una
narrativa, contribuyendo a la manera
El tema de la Guerra Civil también se vivió en Colombia de otras de percibir la realidad, sea política u
maneras. Durante el desenlace del conflicto en 1939, el gobierno otra. Hayden White, Metahistory: The
Historical Imagination in Nineteenth
de Eduardo Santos aceptó a varios refugiados republicanos, aunque Century Europe (Baltimore: Johns
menos que los que llegaron a otros países de América Latina como Hopkins University Press, 1973), 31, 34.

78. Hannah Arendt, On Revolution (New


York: Viking Press, 1963), 106.

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148 Las “tomas” de colegios durante la República Liberal, 1936-1942: parte de la estructura discursiva de La Violencia

79. Aline Helg, La educación en Colombia,


178. Otros refugiados trabajaban en
México y Venezuela. Entre esos refugiados se destacaron varios pe-
la prensa y como asesores en otros dagogos que enseñaron en la Escuela Normal Superior cuando los
ministerios. José Ángel Hernández
García, La Guerra Civil Española y
liberales controlaban el Ministerio de Educación. Esos refugiados,
Colombia: Influencia del principal conflicto no obstante, llegaron muy tarde y en números mínimos como para
mundial de entreguerras en Colombia
(Bogotá: Universidad de La Sabana,
hacer parte de las polémicas tomas de colegios79. El apoyo liberal
2006), 235-302. Entre ellos destaca a la República Española continuó después de la Segunda Guerra
Luis de Zulueta, ex diplomático de
la República y amigo personal de
Mundial cuando varios militantes y políticos se unieron para fun-
Eduardo Santos; en adición de una dar la revista España Combatiente que agregó una voz colombiana al
larga trayectoria en El Tiempo, también
enseñó en la Escuela Normal Superior.
propósito de terminar con el gobierno de Franco, último vestigio
Fue considerado un liberal moderado del fascismo en la Europa de la posguerra. Entre los colaboradores
y no un radical. José Ángel Hernández
García, La Guerra Civil, 255-263.
de la revista estaba Julio Roberto Salazar, el político chiquinque-
reño que le había reclamado al gobierno la devolución del Colegio
80. Otros políticos involucrados en la
revista son Gerardo Molina, Diego Jesús, María y José en los años treinta80.
Montaña Cuéllar, Darío Samper, Las tomas de colegios fue sólo uno de los incidentes que mues-
Gilberto Vieira y Alberto Galindo.
España Combatiente, [Bogotá] 4 julio tran el influjo del libreto de la Guerra Civil Española en la estructura
1945: 3. Fue muy breve la vida del discursiva política en Colombia en
proyecto periodístico; cesó publicación
en 1946. la víspera de La Violencia. Por ejem-
por calumnia en contra de Gómez.
81. En julio de 1943, Gómez y los “Lleras Camargo denunciará por plo, cuando Laureano Gómez fue
conservadores empezaron una calumnia a Gómez y a de la Vega”, arrestado el 9 de febrero de 1944 por
campaña en que acusaron a los El Liberal, febrero 4, 1944: 1. Cuando
integrantes de la administración de Gómez se presentó ante un juez calumnia, en relación con el polémico
López de ser los autores intelectuales el 9 de febrero rechazó hacer caso de Mamatoco81, militantes con-
del homicidio del ex boxeador cualquier declaración sobre el
Francisco A. Pérez (“Mamatoco”) asunto, argumentando que si el juez servadores se lanzaron en protesta a
cometido por agentes de la policía. estaba siendo manipulado por el las calles de Bogotá y de otras ciuda-
James D. Henderson, Modernization in gobierno, Gómez no podía esperar
Colombia, 277-283. El 31 de enero de un juicio justo, y que si el juez era des, pero más allá de algunas pedreas
1944, un juez había aceptado el nuevo independiente y honesto, cualquier y peleas con liberales y sindicalistas
testimonio de alguien que presenció declaración de Gómez iba a resultar
el homicidio y pidió la detención de en el reemplazo del mismo. El (y unos disparos desde el balcón de
ciertos altos oficiales de la policía y juez pidió el arresto de Gómez. la oficina de El Siglo), nada más grave
del Ministerio de Gobierno. “Basado “Impresionante detención”, Revista
en el dicho del acusado Hernández Javeriana [Bogotá], febrero-marzo sucedió82; conservadores de todo el
Soler, el juez Vargas ordena detener 1944: 14, 20. país enviaron telegramas a la direc-
a ocho personas”, El Liberal, febrero
1, 1944: 1. La administración liberal,
82. “HABLA EL GOBIERNO, El orden ción nacional de su partido y a El Siglo,
será mantenido, dice, inclusive con
reclamando que el nuevo testimonio la ley marcial, 27 heridos en Bogotá, declarando que estaban listos para
era fabricado, rescindió el pedido del
juez y lo reemplazó por el caso de
15 en Cali por motines, anoche, recibir órdenes -algunos proclama-
oradores conservadores disparan
“Mamatoco”. “Destituido el Juez Vargas sobre el pueblo”, El Liberal, febrero ban que Gómez era el Calvo Sotelo de
Orjuela”, El Liberal, febrero 4, 1944:
13; y “Para salvar a Echandía quitan
10, 1942: 1; y “El país al borde de Colombia83. La metáfora de la Guerra
la revolución, LAUREANO GÓMEZ
a Vargas Orjuela”, El Siglo, febrero 4, EN LA CARCEL, y los asesinos de Civil Española también estaba siendo
1944: 1. Gómez declaró que el Ministro
de Gobierno, Alberto Lleras Camargo,
Mamatoco están libres”, El Siglo, usada por los liberales: el gobierno, el
febrero 10, 1944: 1.
había conspirado para reemplazar al Partido Liberal, el Partido Comunista
juez antes de pedir el arresto de los 83. “Guerra civil implica la orden de
oficiales acusados; Lleras Camargo detener al Dr. Laureano Gómez”, El
puso inmediatamente una demanda Siglo, febrero 10, 1944: 5.

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Thomas J. Williford 149

y los sindicatos declararon inmediatamente que la democracia estaba bajo fuego y que
tenía que ser defendida por un Frente Popular criollo, de los nefastos planes Nazi-
Falangistas84. Al día siguiente, antes de que otro juez dejó a Gómez en libertad por
tener inmunidad como empleado gubernamental (por ser miembro de una comisión
especial del gobierno sobre asuntos internacionales), un ex hermano cristiano, Adolfo
Guisa Mateus, entró al Palacio de Justicia con una bomba destinada al juez que había
arrestado a Gómez el día anterior. La bomba estalló en las manos de Guisa Mateus y él
mismo fue la única víctima de su acto terrorista, al morir unas pocas horas después85.
Entre los militantes liberales ese asunto reforzó la creencia de que los curas estaban
almacenando bombas y armas, reclamo similar al que los republicanos habían hecho
contra el clero español durante la Guerra Civil; el descubrimiento de una caja de bom-
bas de mano escondidas en el coro de la catedral de Bogotá en marzo de 1945 reforzó
la afirmación de que las comunidades religiosas estaban armadas86.
En julio de 1944, un complot mucho más serio que involucraba algunos oficiales del
ejército fue detenido por el gobierno, aunque solamente después del secuestro del pre-
sidente López por dos días en Pasto. El intento de golpe no obtuvo mucho apoyo dentro
del ejército y sólo dos cuarteles, uno en Ibagué y otro en Bucaramanga, intentaron a
medias unirse a la rebelión. El ejército y la policía quedaron leales al gobierno, y con-
trario a su actitud de febrero, los conservadores no dijeron nada, se quedaron mudos.
Cuando fue claro que el golpe había fracasado, Gómez se exilió en
Ecuador, y el gobierno cerró su periódico por algunas semanas87.
Dicho golpe fue otra oportunidad para que los liberales 84. “Habla el gobierno: El orden será
mantenido, dice, inclusive con la ley
pudieran promover la teoría de una conspiración Nazi-Falangista- marcial”, El Liberal 10 febrero 1944: 1; y
clerical-Conservadora. Aunque era obvio que el clero no estaba “En defensa de la República”, El Liberal,
febrero 10, 1944: 4.
directamente involucrado, la prensa liberal y la policía sospe-
85. “Las últimas revelaciones del ex Hmno
chaban que los estudiantes de la Universidad Javeriana, y tal vez Cristiano que llevaba la bomba”, El
los padres Dominicos, hacían parte de la conspiración. El padre Liberal, febrero 11, 1944: 1.
Félix Restrepo, rector de la Javeriana, negó categóricamente que 86. “Bombas en el coro de la Catedral”, El
Liberal, marzo 11, 1945.
sus estudiantes hubieran participado en el golpe, y ninguno de
ellos fue formalmente acusado88. Los Dominicos eran sospecho- 87. “Vida nacional: Tentativa sediciosa”,
Revista Javeriana, agosto 1944: 66,
sos por otra razón: el golpe había ocurrido sólo un día después 68; “Regresa el presidente”, Revista
de la celebración nacional del 25 aniversario de la consagración Javeriana, agosto 1944: 70; y “Posición
del conservatismo”, Revista Javeriana,
de Colombia a la Virgen de Chiquinquirá, la imagen milagrosa en agosto 1944: 70 y 72.
posesión de esa comunidad religiosa. La policía acudió al sitio en 88. “Proclama y adhesiones”, Revista
el barrio Chapinero de Bogotá, donde los Dominicos estaban cons- Javeriana, agosto 1944: 68, 70; y Arturo
Abella Rodríguez, “Crónica de la
truyendo una iglesia dedicada a la Virgen, pero sólo encontraron Universidad: Todavía el nazi-fascismo”,
un viejo casco militar89. Revista Javeriana, agosto 1944: 96, 98.

89. Roberto Prada Rueda, Libro de Crónicas,


107-117.

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150 Las “tomas” de colegios durante la República Liberal, 1936-1942: parte de la estructura discursiva de La Violencia

Esos incidentes se agregaron a la estructura discursiva que las muchedumbres


enardecidas por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 y 10 de abril de 1948 estaban
acostumbradas a oír y, como las autoridades de Chiquinquirá en 1939, creyeron que
los curas ocultaban armas. Varias Iglesias y conventos fueron atacados con el fin de
sacar las escopetas y las municiones para usarlas en nombre de la revolución, pero
al no encontrarlas, los atacantes decidieron incendiar los edificios de las comunida-
des religiosas, como sucedió con la sede del Colegio de la Salle en Bogotá90. Por su
parte, muchos políticos y publicistas conservadores -incluidos va-
rios clérigos- declararon que las acciones de los “nueve abrileños”
90. “Incendio y pillaje del Instituto de la
Salle”, Mensajero del Sagrado Corazón eran iguales a las de los anarquistas y revolucionarios españoles
de Jesús [Bogotá] julio-agosto 1948: en los primeros días de la Guerra Civil, y sacaron fotos e imágenes
378. Esta edición del Mensajero, la
publicación eclesiástica de más amplia de los actos anticlericales en varias publicaciones conservadoras y
circulación en Colombia por esos años eclesiásticas91. Como se puede ver en los ejemplos de las tomas de
(véase aviso, FAS-Fe Acción Sociología
[Bogotá] 1 y 15 marzo 1937: 34), fue colegios religiosos ocurridas entre 1936 y 1941, este tropo retóri-
dedicada a presentar los varios ataques co ya tenía una larga serie de antecedentes que fueron formando
cometidos contra de los bienes de la
Iglesia el 9 de abril. la estructura discursiva de la competición partidista en Colombia.
91. Véase, por ejemplo, Mensajero del Sagrado
Como anota Apter, “[l]os individuos no perpetúan la violencia polí-
Corazón de Jesús, junio 1948: 263. tica sin discurso. Necesitan convencerse a sí mismos para actuar”.

Bibliografía
Fuentes primarias
Archivos:
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Bucaramanga, 1937; El Espectador, Bogotá, 1935-1942; España Combatiente, Bogotá,
1945-1946; FAS-Fe Acción Sociología, Bogotá, 1934-1938; Mensajero del Sagrado Corazón
de Jesús, Bogotá, 1930-1950; Noticias de la Provincia de Colombia, Bogotá, 1932-1939;
Oriente, Bucaramanga, 1937; El País, Bogotá, 1935; El Radical, Chiquinquirá, 1938-1939;
La Razón, Bogotá, 1936-1945; El Siglo, Bogotá, 1936-1942; El Tiempo, Bogotá, 1930-1942;
Veritas, Chiquinquirá, 1932-1933.

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Thomas J. Williford 151

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Mora Díaz, Francisco. El Cruzado: Artículos apologéticos y polémicos. Bogotá: Tipografía
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Entrevista:
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154 Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos políticos

Artículo recibido: 20 Violencia y represión en el ocaso de los Violence and Repression in the Twilight of
de abril de 2009; Somoza: las condiciones carcelarias de the Somoza Regime: Jailhouse Conditions
aprobado: 21 de junio los presos políticos for Political Prisoners
de 2009; modificado: Resumen Abstract
12 de agosto de 2009. Este artículo pretende demostrar el reflejo This article demonstrates how the authoritarian
del sistema autoritario de los Somoza de system of the Somoza regime of Nicaragua
Nicaragua en la politización de la justicia, en was reflected in the politicization of the justice
la arbitrariedad de las detenciones y en el system, the arbitrary detentions, and the failure
incumplimiento de su propia legislación. A través to comply with existing legislation. Through the
del aparato represor del régimen, la Guardia regime’s repressive apparatus, the National Guard,
Nacional, se cometieron todo tipo de abusos, all kinds of abuses were committed, including the
se practicó de forma habitual la tortura en los habitual practice of torture during interrogations
interrogatorios y se entabló una lucha frontal and an all-out assault on the opposition. Through
contra la oposición. Los prisioneros políticos del letters secretly smuggled out of jail, political
Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) prisoners of the Sandinista National Liberation
lograron difundir sus condiciones carcelarias a Front (Frente Sandinista de Liberación Nacional or
través de cartas sacadas clandestinamente de la FSLN) managed to inform the Nicaraguan people
cárcel, para informar al pueblo de Nicaragua. of the conditions to which they were subject
inside prison.
Palabras c l av e Key Words
Guardia Nacional, FSLN, abusos, torturas, National Guard, FSLN, Abuse, Torture, Peasants,
campesinos, presos políticos, Nicaragua, Somoza. Political Prisoners, Nicaragua, Somoza.

Licenciada en Historia de la Universidad de Granada, España. Doctora en Historia


Contemporánea de la Universidad de Huelva, España. Catedrática de Escuela Universitaria de
Historia Contemporánea de la Universidad de Huelva, España. Sus investigaciones se iniciaron
María con trabajos de historia económico-social minera de Huelva. Posteriormente se ha centrado
en el estudio de los sistemas autoritarios, disidencias y revoluciones durante la Guerra Fría
Dolores en los países del bloque del Este frente a la URSS. En la actualidad ha comenzado con la
Ferrero investigación del bloque occidental, concretamente de Nicaragua, y su relación con los Estados
Unidos. Algunas de las últimas publicaciones son: con Jesús Monteagudo López-Menchero,
Blanco “Las Relaciones Comerciales Hispano-Búlgaras de 1950 a 1975”, Historia en Transición || история
в преход Vol. 1 (Sofía: Universidad de Sofía, 2008), 241-258; Capitalismo Minero y Resistencia
Rural en el Suroeste Andaluz. Rio Tinto: 1873-1900 (Huelva: Universidad de Huelva - Servicio de
Publicaciones, 2006) y “Las Contradicciones Entre las Políticas Interior y Exterior en la Rumania
de la Guerra Fría (1956-1975)”, Historia Actual on-Line 1: 9 (2006): 153-178. ferrero@uhu.es.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 154-178
María Dolores Ferrero Blanco 155

Violencia y represión en el ocaso


de los Somoza: las condiciones
carcelarias de los presos políticosÏ

I ntroducción
La siniestra dictadura de los Somoza de Nicaragua dejó para la historia dos señas
de identidad que la definen con precisión: una represión inusitada y una constante
acumulación de propiedades en el seno de la familia. Ostentando el poder desde 1937
a 1979, fue objeto de una creciente oposición desde la primera rebelión en 1944 y el
primer complot abortado de 19541. A partir de esa fecha se sucederían los atentados e
intentos de derrocar una dictadura que terminó por ser una de las
más duras de América Latina.
Ï Para su elaboración este artículo
El autoritarismo en Nicaragua se inició, como en el resto de las ha contado con financiación de la
antiguas colonias españolas, cuando se desvirtuó la herencia colonial Junta de Andalucía para la consulta
de archivos en Nicaragua en tres
y cuando sus instituciones -Cortes, Cabildos y Corregimientos-, que ocasiones, en períodos de uno a
en España habían sido formas de participación civil, en los países co- tres meses, de 2004 a 2009, previa
invitación del Instituto de Historia
lonizados perdieron su contenido por el carácter militar y despótico de Nicaragua y Centroamérica de
que se les imprimió desde un principio. La autoridad de los virreyes, Managua (IHNCA-UCA). Una versión
de este artículo se incluirá en un libro
tan lejos de la Monarquía, les facilitó su conversión en reyezuelos y la sobre la dictadura de los Somoza en el
evolución hacia un Estado nación o Estado de derecho, que separara que se estudian las peculiaridades del
régimen, la represión, la corrupción y
lo personal o privado de lo público y que estuviera regido por prin- el enriquecimiento de la dinastía.
cipios racionales se hizo casi imposible. Fue la inestable posición de
1. La dinastía de los Somoza incluyó a
Nicaragua, en palabras de Andrés Pérez Baltodano, entre “el Estado Anastasio Somoza García (1937-1956)
conquistador y el Estado nación”2. Así se fue originando el “caudi- y sucesivamente a sus dos hijos:
Luis Somoza Debayle (1957-1963) y
llismo” que heredarían los regímenes latinoamericanos desde que se Anastasio Somoza Debayle (en dos
independizaron y que los caracterizaría durante todo su desarrollo. períodos, 1967-72 y 1974-79).

Después, al fundirse con la imitación formal del sistema norteameri- 2. Ver a este respecto: Andrés Pérez
Baltodano, Entre el Estado conquistador
cano dio lugar a formas singulares de estructura política: dictaduras, y el Estado Nación. Providencialismo,
pero dictaduras con constitución y con elecciones. pensamiento político y estructura de poder
en el desarrollo histórico de Nicaragua
(Managua: IHNCA-UCA, Fundación
Friedrich Ebert en Nicaragua, 2003).

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156 Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos políticos

Tras la independencia de España, la intervención de los EE.UU.


3. Sandino, con un ejército que empezó estuvo enmarcaba en el proceso de expansión imperialista que se dio
siendo de 300 campesinos y mineros entre 1900 y 1925 y por el que ocuparon México, Cuba, Puerto Rico,
fue la primera fuerza guerrillera del
país que se enfrentó a los Marines Haití, República Dominicana, Colombia, Nicaragua y Panamá, bus-
estadounidenses y logró arrinconarlos. cando petróleo barato y materias primas. Pero esa intromisión fue
Pero el 4 de mayo de 1927, por el Pacto
de Espino Negro, firmado entre el coronel contestada en Nicaragua firmemente por el “padre” de la indepen-
norteamericano Henry L. Stimpson dencia nicaragüense, Augusto César Sandino. Sin embargo, con el
y el liberal nicaragüense José María
Moncada, éste último se comprometía a Pacto de Espino Negro y la traición del presidente Juan Bautista Sacasa,
aceptar la intervención norteamericana por medio del recién nombrado Jefe de la Guardia Nacional, Anastasio
permanente, aunque sustituyendo a
los marines norteamericanos por la Somoza García, el obstáculo fue eliminado definitivamente3.
Guardia Nacional nicaragüense. Más El ascenso al poder de Anastasio Somoza García, fundador de la di-
tarde, cuando Juan Bautista Sacasa fue
nombrado presidente en 1933, pactó nastía, se debió tanto a la ausencia de una firme burguesía nacional en
con Sandino el desarme de su ejército Nicaragua, como a esa continuada intervención norteamericana que
y nombró a su tío político, Anastasio
Somoza García, jefe de la Guardia contó con el apoyo tácito de ciertos grupos nicaragüenses que secun-
Nacional. Fue el inicio del ascenso de daban sus intereses. El ambicioso Jefe de la Guardia Nacional logró ser
Somoza, que ordenaría de inmediato
asesinar a Sandino para poder nombrado presidente en el golpe de Estado de 1937. Desde entonces,
maniobrar a su antojo en el seno de la su política se fue conformando de varios elementos: algunos toques
Guardia Nacional.
de marxismo clásico, que le presentaban como “protector y aliado
4. Fruto de esa demagogia fue la emisión
de un Código del Trabajo, lo que no le
estratégico de la clase trabajadora”, en el contexto del socialismo adop-
impidió, sin embargo, actuar siempre tado por la URSS, y al que apoyaron obreros y trabajadores asalariados
en defensa de los intereses de los
empresarios. Sólo hostigó a algunos
fascinados por su demagogia4; ciertos rasgos del liberalismo de cor-
que le incomodaban y expropió a los te estadounidense, con los componentes adicionales que le imprimió
caficultores alemanes con la excusa
de su posición contraria a los nazis
la política de Roosevelt y su New Deal, que llevó a Somoza a prometer
en la Segunda Guerra Mundial. Fue tierras a los campesinos desheredados y a procurar ciertas conside-
el principio de la acumulación de sus
propiedades y de su fortuna personal.
raciones especiales a la clase obrera5; por último, unas pinceladas del
Knut Walter, The Regime of Anastasio fascismo-nazismo de Italia y Alemania representados en el conocido
Somoza, 1939-1956 (Chapell Hill &
London: The University of North
Grupo Reaccionario o Camisas Azules6. William Krehm relacionó a esos
Carolina Press), 190. Camisas Azules especialmente con España y recordó que Somoza había
5. Hoja de propaganda titulada “¿Por reconocido a Franco cuando aún se
qué soy somocista?”, en la campaña encontraba en las afueras de Madrid
electoral de 1935. En Knut Walter, The
Regime of Anastasio Somoza, 81. 7. En el despacho oficial de Somoza y, de hecho, él denominó al Grupo
abundaban las fotografías de
6. Ese grupo estuvo encabezado Franco, Hitler y Mussolini, aunque
Reaccionario “la rama nicaragüense
por jóvenes ilustres de familias más adelante serían sustituidas de la Falange española”7. Las tres co-
conservadoras, uno de los cuales, de modo muy oportuno por las de
Luis Alberto Cabrales, llegó a llamar a Roosevelt en exclusiva. William
rrientes tuvieron su representación
Somoza “Ungido de la Providencia”. Krehm y Salomón de la Selva, en Nicaragua y de las tres bebió el pri-
Antonio Esgueva Gómez, Conflictos y Nicaragua en la primera mitad del
paz en la Historia de Nicaragua, Talleres siglo XX (Managua: Ed. Populares,
mer somocismo. Pero con el tiempo se
de historia, cuaderno No. 7 (Managua: 1976). (Originalmente en William olvidó el principio, aún demagógico,
Instituto de Historia de Nicaragua Krehm, Democracia y tiranías en
y Centroamerica, Universidad el Caribe, 1949, capítulo referido a
Centroamericana, 1999), 53. Nicaragua).

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de “tratar de lograr una síntesis de ciertos aspectos del colectivismo acción violenta hasta delimitar su
lucha desde su emblemático diario
con el capitalismo imperante”8. Cada vez más el somocismo intensificó que fue permanentemente el azote
su connivencia con la clase empresarial, a la que beneficiaba y con la de los Somoza. La acción violenta
fue la denominada “invasión de
que compartía sus negocios, y se fue apoyando en la fuerza represiva Olama y Mollejones”, la entrada en
de su Guardia Nacional para eliminar a la oposición. el país de miembros de la oposición
conservadora, en aviones ligeros DC-3,
Entre las manifestaciones de rechazo que se dieron en Nicaragua desde el exilio. La acción fracasó,
al sistema autoritario de los Somoza fueron especialmente rese- entre otras causas, por la ausencia de
respuesta de los contactos interiores.
ñables dos líneas de oposición: de una parte, la actitud de crítica
10. En la lista de presos que entregaron
infatigable de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director del prin- figuraban José Benito Escobar, Daniel
cipal diario opositor de Managua, La Prensa9. De otra, la estrategia Ortega, Carlos Guadamuz, Jacinto
Suarez, Manuel Rivas, Julián Roque,
de lucha armada del FSLN, que desde su nacimiento en los primeros Oscar Benavides, Jaime Cuadra
años de la década de 1960 iría creciendo hasta lograr encabezar y Somarraba, Carlos Agüero Pravia,
Adrián Molina, Daniel Núñez Rodríguez
aglutinar el movimiento de oposición interclasista que llevaría fi- y sus dos hermanos y Lenín Cerda. Más
nalmente al triunfo de la revolución sandinista. tarde lamentarían algunas exclusiones
que, por diversos motivos, mantuvieron
Desde el terremoto de 1972, que destruyó Managua y priorizó una a varios presos más durante años. Hugo
urgente reconstrucción, se hizo evidente la codicia del tercer y último Torres Jiménez, Rumbo Norte (Managua:
Hispamer, 2003), 115.
Somoza, Anastasio Somoza Debayle, que le llevó a introducirse en sectores
económicos y financieros que antes había respetado. Esas actitudes fueron 11. Fernando Cardenal, “Statement of The
Reverend Fernando Cardenal, S.J.”, en
creando en las clases empresariales un resentimiento y una decisión cada Human Rights in Nicaragua, Guatemala,
vez más irreversible de terminar con el régimen al precio que fuera. No obs- and El Salvador: implications for U.S.
policy (Washington: U.S. Government
tante, el principio del final del poder de los Somoza lo marcó el asalto del Printing Office, 1976). (Testimonio
FSLN a la casa del ministro de Agricultura y Ganadería, José María Castillo, ante el Subcomité de Organizaciones
Internacionales del Comité sobre
el 27 de diciembre de 1974, cuando celebraba una fiesta con las principales Relaciones Internacionales de la
personalidades del régimen, con el objetivo primordial de liberar a un buen Cámara de Representantes de los
EE.UU., los días 8 y 9 de junio de
número de presos políticos, además de difundir la primera proclamación 1976). Hasta dos años después (12
de lo que sería el ideario político del Frente Sandinista y de otras varias rei- de octubre de 1978) no se envió una
comisión a investigar sobre el terreno
vindicaciones10. La consecuencia inmediata fue la Ley Marcial, el Estado de a Nicaragua. La enviaría la OEA. Junto
Sitio y un inusitado recrudecimiento de la represión hasta tal extremo que a éste hubo otros varios documentos
de denuncia dirigidos a diferentes
el sacerdote Fernando Cardenal presentó en Washington, en 1976, una de- foros, siempre con la intención/
nuncia de las atrocidades que estaba llevando a efecto la Guardia Nacional. objetivo de denunciar los abusos y
atrocidades de la dictadura. Entre ellos
Fueron años muy duros para los nume- los siguientes que se encuentran en el
rosos focos de rebelión dirigidos sobre Archivo del Centro de Historia Militar)
8. Knut Walter señala que es en el de Managua: “Documento de exiliados
todo por las diferentes facciones del Discurso de Horacio Espinosa políticos de Nicaragua y exposición
FSLN en el campo y la ciudad, cada vez de 1935, en el Ateneo Militar de ante el Congreso de EE.UU.” (1976),
Managua, donde se aprecia mejor Colección Movimiento Revolucionario
más apoyados por personas o facciones esa interpretación personal. Knut (en adelante MR), estante 001, caja
progresistas, incluso de la burguesía Walter, The Regime of Anastasio 016, expediente 000474. “Denuncias de
Somoza, 79 y 80. Amnistía Internacional” (1977), ACHM,
nicaragüense .11
MR/E-001, C-016, 000465; “Informe
9. Pedro Joaquín Chamorro del Padre Miguel D’Escoto, M.M., ante
había evolucionado desde su el Subcomité de Asuntos Exteriores”
participación en una breve (1977), ACHM, MR/E-001, C-016, 000476.

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12. Ernesto Castillo Martínez, “El Desde 1974 a 1979, tanto la familia Somoza como los milita-
problema de la propiedad y el de los
propietarios”, Envío Digital No. 187 res de su entorno y sus funcionarios comenzaron a frenar las
(octubre 1997). Disponible en http:// inversiones en el país y a sacar todo el capital que les fue posible
www.envio.org.ni/articulo/324.
de Nicaragua. A la par de ese proceso, y muy motivado por él,
13. La “comisión pro-diálogo” estaba
formada por el Obispo Manuel Salazar y
se produjo un cambio cada vez más radical tanto entre los capi-
Espinoza, presidente de la Conferencia talistas tradicionales -de quienes era representativo el sector de
Episcopal de Nicaragua; Monseñor
Pablo Vega, Obispo de Juigalpa;
los Pellas, tal vez los más ricos propietarios nicaragüenses-, como
Monseñor Miguel Obando y Bravo, entre los capitalistas jóvenes. Así, mientras los jóvenes se empe-
arzobispo de Managua; Alfonso Robelo,
presidente de INDE; y el jurista Félix
zaron a situar en las filas de la oposición -porque ante el marasmo
Esteban Guandique. económico que el somocismo estaba provocando veían dificultado
14. La UDEL estaba constituida por el su proceso hacia el Mercado Común Centroamericano-, los tradi-
Partido Liberal Independiente, Partido cionales se decidieron a participar cada vez más firmemente en el
Social Cristiano, Movimiento Liberal
Constitucionalista, Acción Nacional proceso de cambio -aún sospechando o sabiendo que el FSLN, que
Conservadora, Partido Socialista ya lo lideraba, era de tinte marxista- y hasta un buen número de
Nicaragüense, Central de Trabajadores
de Nicaragua y Confederación General sus hijos se implicó directamente, pasando de una anterior mili-
de Trabajadores Independiente tancia cristiana a una militancia marxista12.
15. El Grupo de Los Doce estaba formado La recta final de la lucha y del camino hacia el triunfo de la
por personas de reconocido prestigio o
posición económica en Nicaragua que
rebelión se vislumbró claramente a partir de 1977. Desde este mo-
no militaban, al menos explícitamente, mento se hizo firme la incorporación de la empresa privada y de
en ningún partido político: Sergio
Ramírez Mercado, escritor conocido
la Iglesia Católica oficial al proceso de oposición frontal contra la
internacionalmente, miembro no dictadura, cuya expresión visible fue la Comisión Pro-Diálogo13.
público del FSLN y coordinador del
grupo; Miguel D’Escoto Brokmann,
Simultáneamente, se difundió un comunicado que denunciaba
religioso católico que trabajaba para públicamente la situación insostenible de violencia y represión
la orden Maryknoll en los EE.UU. y
también era miembro secreto del
del gobierno contra el pueblo en Nicaragua, firmado por la Unión
FSLN; Fernando Cardenal, jesuita y Democrática de Liberación (UDEL)14. En ese contexto de sensibili-
ex Vicerrector de Estudiantes de la
Universidad Centroamericana, a cargo
zación creciente de amplios sectores de la sociedad, nació también
de su orden; Joaquín Cuadra Chamorro, el Grupo de Los Doce15.
conservador y abogado del grupo del
Banco de América, Grupo Pellas; Emilio
Cuando en enero de 1978 fue asesinado Pedro Joaquín
Baltodano Pallais, empresario, dueño Chamorro, el apoyo de esos sectores empresariales y de la Iglesia,
de fincas de café y socio y gerente
de la compañía productora de café
al lado del rechazo más visceral de todo el pueblo, se convirtió en
más importante de Nicaragua, el Café algo fundamental: el 4 de julio llegó a Nicaragua desde Costa Rica
Soluble Presto; Felipe Mántica, dueño
de la cadena de supermercados más
el Grupo de Los Doce, y desde que al mes siguiente tuvo lugar la
grande del país y de unos grandes toma del Palacio Nacional, la resistencia se radicalizó y el día 31 el
almacenes vinculados con el grupo
del Banco de América; Arturo Cruz
país estaba en huelga general.
Porras, banquero y alto funcionario del Entre septiembre de 1978 y ju-
Banco Interamericano de Desarrollo
de Washington; Carlos Tünnermann, San Antonio, propiedad de la
lio de 1979 la situación del país fue
ex Rector de la UNAN y residente familia Pellas, la más adinerada del de franca guerra abierta y el día
en México; Ricardo Coronel Kautz, país y Ernesto Castillo, abogado, ex
ingeniero agrónomo y uno de los profesor de la UCA y residente en
técnicos más importantes del Ingenio Costa Rica.

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9 de septiembre comenzó una cadena imparable de insurrecciones populares en


las ciudades de Matagalpa, Masaya, Estelí, Chinandega y León. Anastasio Somoza
Debayle, ya desesperado, ordenó bombardear las ciudades de su propio país y ante
esa brutal orden el pronunciamiento de los sacerdotes fue unánime16. Ataques,
muertes y bombardeos se convirtieron en la vida cotidiana y las protestas pasaron
a ser internacionales: Honduras, México, Panamá, Colombia y Venezuela condena-
ron públicamente a Somoza ante la ONU y denunciaron un genocidio en Nicaragua.
La OEA condenó igualmente, sin ningún voto en contra, al régimen de Somoza, y
en octubre Los Doce, radicalizados ante los hechos, renunciaron a la “Mediación”
que el Frente Amplio Opositor (FAO) proponía y el proceso se cerró en noviembre,
cuando el propio presidente de los EE.UU., Jimmy Carter, suspendió por fin toda
ayuda a Nicaragua. Todavía, sin embargo, faltaba la masacre final: como respuesta a
los combates entre el FSLN y la Guardia Nacional que se habían intensificado desde
enero de 1979, en junio Somoza desencadenó la “operación arrase” con tanques
Sherman, aviones y artillería pesada dejando a centenares de personas sin hogar
y con un saldo de muchos miles de muertos. Pero el régimen estaba acorralado: el
17 de julio Somoza se vio obligado a presentar su renuncia y el 19 del mismo mes la
Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGNR) entró en Managua17. La dicta-
dura somocista había terminado.

1. E l aparato represor del régimen : la G uardia N acional


La Guardia Nacional, ejército y policía, fue el principal elemento de coacción del
somocismo, tanto en el campo como en la ciudad. Especialmente en la montaña, donde
su objetivo era combatir al movimiento guerrillero -el Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) y su base social-, la Guardia había sembrado el pánico desde sus inicios,
hasta el punto de que el campesinado la identificaba con sufrimiento y muerte. En los
primeros años de incursiones se estableció que la Guardia Nacional fuera la autoridad
suprema que tuviera bajo su mandato a los Jueces de Mesta, que eran considerados casi
como cargos auxiliares y facilitaban el trabajo de control en territo-
rios alejados de las ciudades. Sólo cuando el movimiento guerrillero
se extendió y, sobre todo, después de 1973, fue la Guardia la que 16. “Carta del Consejo Presbiterial de la
patrulló personalmente persiguiendo a los guerrilleros que inten- Archidiócesis de Managua a Carter en
defensa de Nicaragua”. Archivo del
taban atacar sus puestos de comando y a los campesinos, a los que Instituto de Historia de Nicaragua y
acosaban con cualquier motivo. Entre los Jueces de Mesta hubo te- Centroamérica de Managua (AIHNCA),
Sección Anastasio Somoza Debayle (en
rratenientes, dirigentes del partido político de Somoza -el Partido adelante ASD), expediente 015.
Liberal Nacionalista (PLN)-, ex guardias nacionales y pequeños o 17. La Junta estaba compuesta por Violeta
medianos propietarios, a los que atraía fundamentalmente tener Barrios de Chamorro, Moisés Hassan
Morales (MPU), Alfonso Robelo (MDN),
Sergio Ramírez Mercado (grupo de Los
Doce) y Daniel Ortega (FSLN).

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poder en su comarca o comunidad campesina y beneficiarse, como los guardias, todo


lo que pudieran18.
Por si fuera poco contar con ese implacable servicio de vigilancia, la Guardia no supo-
nía un costo económico adicional a la dictadura y salía barata al Estado nicaragüense19.
En sus comienzos, con Somoza García, había sido fácil de someter con los “comple-
mentos” que se añadieron a los sueldos de sus integrantes, congelados durante años,
y que se recibieron como una mejora considerable. Más tarde, cuando las diferencias
entre los sueldos de los guardias rasos y los de los oficiales se acrecentaron, los rasos
se movieron entre el temor a contradecir al Jefe y el atractivo de acceder a regalías,
contrabandos, extorsiones, exenciones y mordidas a las que podían tener acceso. La
impunidad para cometer atropellos les procuró sustanciosos beneficios con una abso-
luta falta de sanciones y una permisividad total en sus manejos y negocios particulares.
Todos en general, oficiales y rasos, se aprovecharon de sus puestos,
sobre todo en aduanas, inmigración y policía para enriquecerse y
18. La Guardia imponía multas para se dedicaron al contrabando a gran escala del ganado20. Ante tales
castigar los supuestos delitos que abusos, y de espaldas al drama del momento, Somoza Debayle cele-
cometían los campesinos que nunca
bajaban de 80 córdobas, pero los Jueces bró la graduación de 1977 de los Cadetes de la Academia Militar de
de Mesta cobraban también, al menos Nicaragua -que coincidía con el 50 aniversario de la fundación de la
50 córdobas por las suyas. ACHM,
Inventario Frentes de Guerra, Tendencia Guardia- con un discurso Al Pueblo de Nicaragua, en el que ensalzaba
GPP, Caja IV, Fólder 1, Expediente sus virtudes. El Presidente dijo: “La Guardia Nacional se constitu-
14.943.
yó como instrumento de paz e inauguró cincuenta años sin guerra
19. En 1960 el sueldo de un guardia raso
era de 180 córdobas al mes, cuando civil y con elecciones libres […] destruyó el bandolerismo y con su
una trabajadora doméstica ganaba amor a la Patria ha garantizado la paz de cada día”21.
150. En 1970, un médico privado podía
cobrar 100 córdobas por consulta. Los Aún así, y pese a las ventajas y prebendas, en opinión del
rasos se quejaban de que por ese precio Teniente Agustín Torres Lazo la imagen de una guardia pretoriana
se ganaban la enemistad del pueblo,
mientras que los oficiales, que tenían dispuesta a dar su vida por la familia, que los Somoza se esforza-
buenos sueldos, no corrían peligro ban por ofrecer al pueblo, fue algo que nunca existió y los guardias
alguno porque “no se revolvían” con el
pueblo. Doris Tijerino, Somos Millones. actuaban realmente movidos por el terror. La consecuencia de ello
La vida de Doris María, combatiente fue “la corrupción sistemática del ejército y la creación de una nue-
nicaragüense (México: Extemporáneos,
1977), 27 y 51. va clase parasitaria”22.
Cuando el último representante de la dinastía, Anastasio
20. Richard Millet, Guardianes de la Dinastía.
La historia de la Guardia Nacional de Somoza Debayle (1967-1972 y 1974-1979), fue designado jefe de la
Nicaragua (Managua: Lea, Grupo Guardia Nacional, las cosas empeoraron. Pedro J. Chamorro afirmó
Editorial, 2006), 317.
que Tacho II, como era llamado coloquialmente, había mostrado
21. “Discurso del presidente Anastasio
Somoza Debayle Al Pueblo de Nicaragua desde joven desequilibrios evidentes y le gustaba ir a presenciar las
a los 50 años de la fundación de la torturas que se infringían a los presos, cuando no era misión suya
Guardia Nacional”. AIHNCA, ASD, 010.
en absoluto, aunque fuera él quien diera las órdenes para dichos
22. Agustín Torres Lazo, La saga de los
Somoza (Managua: Hispamer, 2002),
25-42.

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tratamientos23. A partir de 1970 se incrementó la impunidad con que actuaba la


Guardia y las redadas contra los campesinos por lo rentables que resultaban. Aunque
el motivo permanentemente alegado era que “escondían y protegían a los guerrille-
ros”, también era un negocio muy sustancioso, tanto para los guardias como para los
Jueces de Mesta, porque una vez denunciados y detenidos o asesinados los campe-
sinos, ellos se quedaban con sus tierras abandonadas. El procedimiento normal era
la proclamación por la autoridad de “una operación de paz y limpieza para ir contra
los encubridores de los terroristas guerrilleros”, a los que interrogaban con el em-
pleo sistemático de la tortura24. La respuesta de los campesinos,
cuando alguna vez contestaron esos métodos avasalladores, tuvo
dramáticas consecuencias. Así, por ejemplo, ya en septiembre de 23. Ver a este respecto: Pedro Joaquín
1973 los campesinos habían ocupado sus tierras, usurpadas por Chamorro, Estirpe sangrienta: los Somoza
(Managua: Fundación Violeta B. de
un grupo de terratenientes en Sutiava (León), pero la Guardia dio Chamorro, 2001).
la razón a los usurpadores y fueron detenidos como ladrones 23 24. Los métodos habituales, descritos en
dirigentes indígenas25. numerosos documentos, según las
declaraciones de los que sobrevivían
Desde 1975, cuando Anastasio Somoza Debayle pasó la dirección eran la picana eléctrica, la extracción
de la Guardia Nacional a su hijo Anastasio Somoza Portocarrero, de uñas, las quemaduras con
cigarrillos, los ayunos prolongados,
conocido como el “Chigüín” , se extremó aún más la represión. Al
26
la desnudez, el sometimiento a la
año siguiente se empezaron a llevar a cabo las maniobras de con- intemperie durante días y noches y la
exposición a la voracidad del jején y
trainsurgencia de la operación “CONDECA, Águila VI”, que agrupó el zancudo. Otras veces se realizaron
en 1976 a miles de tropas enviadas por los gobiernos dictatoriales masacres de campesinos amarrados
a cepos, acusándolos de cuatreros,
de Guatemala y el Salvador27. Este operativo contó con la parti- bandidos o guerrilleros (Expedientes
cipación de equipos y observadores del llamado “Comando Sur”, del ACHM).
de la Zona del Canal de Panamá -donde se instruía y asesoraba a 25. ACHM, Inventario Frentes de Guerra,
las dictaduras latinoamericanas- y fue dirigida al norte del país, Tendencia GPP, Caja IV, Fólder 1,
Exp.14.943.
a la montaña, para luchar contra la guerrilla sandinista. Desde la
26. “Chigüín” es un término que en
óptica del gobierno de Somoza, el cometido del CONDECA y de la Nicaragua se utiliza para denominar
operación Águila VI era la “defensa de las instituciones democrá- a los niños. Aquí tiene el sentido de
heredero, delfín de su padre.
ticas y de los ideales de justicia y libertad ante las agresiones del
comunismo internacional”28. 27. El director de la operación Águila
VI era el General Davis T. Auliffe, un
El mayor índice de especialización represiva llegó cuando el antiguo héroe de Vietnam y amigo
“Chigüín”, en su afán por mejorar la imagen y fiereza del ejérci- personal de Pinochet y Stroessner, que
sembró el terror en la zona norte y
to, fundó en 1977 la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería se propuso terminar con el FSLN, no
(EEBI), situada en el búnker de su padre, que se convirtió bajo su sólo políticamente, sino físicamente.
Lucrecia Lozano, De Sandino al triunfo
mando en una unidad militar privilegiada, un cuerpo de élite cuyo de la Revolución (México D.F.: Siglo XXI,
objetivo era el logro de un nuevo perfil más profesional y mu- 1981), 97.

cho más duro y despiadado. Entre sus mandos hubo torturadores 28. “Comunicado del FSLN a la clase obrera
y al pueblo de Nicaragua”, ACHM,
Inventario Frentes de Guerra, Tendencia
GPP, Caja III, folder 2, Exp. 03777 (II).

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162 Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos políticos

reconocidos que procedían de otras operaciones de limpieza y fuerzas antiguerrilleras,


como algunos que el “Chigüín” había conocido en la Escuela de Guerra Psicológica y
de Guerra Especial de Fort Braggs: los mercenarios, Michael Echaniz, Van Nguyen y
Charles ‘Chuck’ Sanders, que eran ex combatientes de Vietnam y expertos en lucha
antiguerrillera. Somoza Portocarrero los contrató como instructores especiales de los
comandos antiguerrilleros, así como al general Iván Alegrett, otro de los más conoci-
dos y odiados oficiales la Guardia Nacional29.
La EEBI estuvo compuesta de 2.500 a 5.000 hombres, según las épocas, y Somoza
Portocarrero logró que se identificara con los valores y credos de los ejércitos chileno
y brasileño. Uno de los “diálogos” entre el jefe y los guardias -que se hizo tristemente
famoso y fue sobradamente conocido por los vecinos porque se oía desde las casas cer-
canas al patio de entrenamiento- evidenciaba el “lavado de cerebro” a que esas tropas
eran sometidas. Decía así: “-¿Quiénes son ustedes? -tigres, somos tigres! -¿Y de qué se
alimentan los tigres? -¡De sangre, sangre! -¿Y de quién es esa sangre? -¡Del pueblo, sangre
del pueblo!”30. Con esa formación y adhesiones a la familia Somoza por pura superviven-
cia o privilegios en el caso de la EEBI, la Guardia Nacional era odiada por el pueblo. Sus
miembros sabían bien que sólo contaban con el apoyo de la familia
gobernante y que no les podían fallar y perder su amparo31.
29. Para mayor información, consultar: Hubo testimonios, no obstante, que hicieron hincapié en la
Oleg Ignatiev y Guenrij Borovik: “La
agonía de una dictadura”, Revista de existencia de un sentimiento de frustración en muchos oficiales
entrenamiento militar El Infante, en que percibían las dificultades de desarrollarse como profesiona-
ACHM: 41.
les, tanto por la precariedad de medios y avituallamiento, como
30. Para una visión más detallada, ver:
Marco Aurelio Carballo, “Somoza III. La
por la manipulación y las presiones a que los tenían sometidos
represión, una especialidad”, Uno Más los Somoza32. Asimismo, es justo mencionar que la Guardia contó
Uno, México, 20 de mayo, 1979. Este
tipo de adoctrinamiento del ejército
también con representantes excepcionales en medio de sus prác-
recuerda el recreado magistralmente ticas habituales de crueldad y abusos generalizados. Uno de esos
por M. Vargas Llosa en su novela La
fiesta del chivo, referida al dictador
miembros honorables dignos de mención, del que sus coetáneos
Trujillo de República Dominicana. No conservan un recuerdo de respeto y profesionalidad, fue el Coronel
en vano, este modelo de dictadores
centroamericanos podrían estar
Boza, ya en los tiempos del fundador de la dinastía, que denunció
reflejados con escasas diferencias en la en sus memorias numerosas torturas, arbitrariedades y actos re-
descripción hecha en dicha novela.
probables tanto de los Somoza como del cuerpo al que perteneció33.
31. Mayo Antonio Sánchez, Nicaragua, Otro caso fue el del Guardia médico, Fernando Cedeño, que en 1968
Año Cero (México D.F.: Ed. Diana, S.A.,
1979), 123. denunció y responsabilizó a Oscar Morales -el odiado Moralitos-
32. Ver a este respecto: Justiniano
de torturar y dejar morir al prisionero David Tejada y arrojar su
Pérez, Semper Fideles. El secuestro de la cadáver al cráter del volcán Santiago, en Masaya, para ocultar los
Guardia Nacional de Nicaragua (Miami:
Publicaciones y distribuciones Orbis,
hechos. La actitud de Cedeño impidió el ocultamiento y lo pagó con
2004). su vida, pero el acto de denuncia de un Guardia a otro, y sobre todo,
33. Francisco Boza, Memorias de un soldado
(Managua: Pavsa, 2007), 83-132.

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siendo el denunciado un superior, impactó fuertemente a la población y radicalizó el


rechazo hacia el régimen34.

2. L as arbitrariedades de la J usticia P enal en N icaragua


En las ciudades, igual que en el campo, la Guardia Nacional actuaba sin límites
y, especialmente en las cárceles, donde el ensañamiento con los presos políticos
llevó a continuas campañas de protestas ciudadanas y solidaridad desde todos los
ámbitos, no sólo por los malos tratos, sino incluso por innecesarias crueldades35.
La Constitución de Nicaragua disponía que la policía debía remitir al detenido al
Juzgado en veinticuatro horas y éste debía dictar Auto de Prisión o ponerlo en li-
bertad en diez días. Pero la realidad era que la policía enviaba a los detenidos a la
cárcel y, si no disponían de dinero, podían pasar allí mucho tiempo sin que ninguna
autoridad interviniera. Hubo personas que estuvieron en prisión hasta siete años sin
ser juzgadas por no haber cumplido la policía el trámite de tomarles declaración,
alegando falta de vehículos, o por no haber pagado los detenidos
los diez córdobas necesarios para el transporte del reo al juzga-
do. Se condenaba a inocentes con la explicación habitual de que 34. Oscar Morales fue condenado por
eran vagos incorregibles o que les habían encontrado armas y se la denuncia de Cedeño, pero en un
permiso penitenciario le disparó
liberaba a delincuentes según la decisión de algún coronel o las y le causó la muerte. Morales fue
posibilidades económicas de las víctimas, puesto que el Juez de encarcelado y más tarde desapareció
de la cárcel misteriosamente. Fernando
Policía imponía fianzas que se pagaban en dinero o con una pren- Cardenal, Sacerdote en la revolución.
da del detenido de valor similar. La falta del pago de seis pesos que Memorias Tomo I (Managua: Anema,
2008), 69-70.
se exigía por el “boleto de carcelaje” podía suponer un retraso
de meses en la puesta en libertad. Las mujeres, todavía en peor 35. En momentos tan penosos como los de
atender las reclamaciones de los padres
situación, podían obtener la libertad pagando grandes sumas de que llegaban a la morgue, a buscar
dinero en concepto de multas y algunas tenían que recurrir a due- a sus hijos muertos, se dieron casos
como el que relató una trabajadora
ñas de prostíbulos, a las que después debían rembolsar ese dinero de León, Marina Solís, cuyo hijo de 14
trabajando para ellas. Ese proceder no era más que una muestra años había caído en la toma de la iglesia
de El Calvario en Matagalpa, donde
de la falta de respeto que los militares tenían por la justicia y, mataron a todos los participantes.
en palabras de E. Castillo, del “delito, no tipificado en el Código Cuando ella, con otras madres, fueron
a la morgue para llevarse a sus hijos,
Penal, que era en Nicaragua ser pobre” . 36
les hicieron pagar 80 córdobas para
La arbitrariedad de las detenciones había existido siempre, pero poder retirarlos. Les dijeron que tenían
que pagar “las balas que se habían
se había incrementado al radicalizarse la oposición y fue tan de- tragado”. Margaret Randall, Todas
nunciada por los medios de comunicación que el Gobierno terminó estamos despiertas (México D.F.: Siglo
XXI, 1980), 269.
promulgando nuevas leyes de censura de prensa y radio con el fin
36. “Patética exposición sobre la justicia”
de que no se publicara lo que estaba ocurriendo en el país. Cuando (Carta abierta al Presidente de la Corte
el 27 de diciembre de 1974 se produjo el asalto del FSLN a la casa Suprema de Justicia de Nicaragua del
abogado y catedrático de la Escuela de
Leyes, Ernesto Castillo Martínez). En La
Prensa, 14 de agosto, 1970.

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del ministro José María Castillo, todavía se amordazó más la información. Por el mismo
motivo los apresamientos o detenciones de miembros del Frente o de personas simple-
mente sospechosas fueron muy numerosos y la represión se desató como nunca. Toda
investigación o procesamiento se sometió a los Tribunales Militares y la justificación
legal del procedimiento no estuvo basada en leyes ni en medidas que tuvieran carácter
de ley, sino en el reglamento disciplinario interno de la Guardia Nacional, el denomi-
nado Reglamento para Gobierno y Disciplina de la Guardia Nacional, copiado de los antiguos
estatutos de los marines: los detenidos en Managua o trasladados allí eran llevados pri-
mero a la Central de Policía u Oficina de la Seguridad Nacional (OSN) -la oficina central
de la policía de Managua-, situada en los sótanos de la que fue casa presidencial antes
del terremoto de 1972, en la Loma de Tiscapa de Managua. Eran juzgados después por
el Tribunal Militar o Corte de Investigación y, posteriormente, debían cumplir la con-
dena en la cárcel Modelo de Tipitapa. Sin embargo, la estancia en la Central de Policía
se prolongaba muy a menudo por tiempo indeterminado con el agravante de que allí
la ausencia de ley era la norma y se cometían todo tipo de vejaciones. En consecuencia,
la demanda constante de los detenidos era el traslado a la cárcel Modelo, donde había
mayores garantías de seguridad personal.
Paralelamente a las detenciones de miembros urbanos del FSLN, la dictadura se
ocupó con ahínco también del campesinado, para seguir con el desmantelamiento de
los apoyos que la organización pudiera tener en el campo. La Guardia concentró sus
operaciones en los departamentos de Matagalpa, Nueva Segovia, Jinotega o Zelaya. Los
campesinos capturados, como ocurría con los detenidos en zona urbana, eran lleva-
dos también a las estaciones de policía, a los comandos, y allí permanecían sin cargos
durante meses o años, a la espera de alguna resolución y sin que ningún tribunal, ni
militar ni civil se ocupara de ellos37. En esa situación, los presos del FSLN hicieron un
enorme esfuerzo entre 1975 y 1978 para difundir desde la Central de Policía y, después,
desde la cárcel Modelo de Tipitapa, una serie de cartas y comunicados colectivos o
individuales, que se sacaban al exterior clandestinamente, a través de algún guardia
amigo o durante las visitas de familiares.

3. L as condiciones de los presos políticos en la C entral de P olicía


Desde las redadas posteriores al asalto de 1974 a la casa de José María Castillo, los
detenidos pasaron mucho tiempo en la Central de Policía y, cuando fueron puestos
bajo la tutela y responsabilidad de la Corte Militar de Investigación,
fueron obligados a declarar sin asistencia de abogados y con base
37. Este fue el caso de los hermanos Juan
y Leonel Espinosa Ramírez y otros
en sus declaraciones anteriores, hechas en la Central, y arrancadas
muchos, de los que no se sabía nada dos habitualmente bajo tortura.
años después de su captura, en agosto
de 1975. ACHM, MR/E-001, C-017,
000499.

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3.1. L as cartas colectivas de los detenidos


Una parte de las cartas colectivas tuvo como objetivo dar explicaciones minucio-
sas de las condiciones carcelarias respecto a la alimentación, higiene y trato a los
detenidos, firmadas generalmente por quince o veinte personas, hombres y mujeres,
capturados entre 1975 y 1978. Otro tipo de esas cartas colectivas fueron las enfocadas a
dar a conocer los principios de lucha y estrategia del FSLN. Entre las primeras, en 1977,
una de ellas resume bien el régimen carcelario de la Central de Policía y el conjunto de
las quejas y asuntos que aparecen en ella se repitieron total o parcialmente en otras
muchas cartas. Una síntesis de sus demandas sería la siguiente:
“Nosotros, los prisioneros políticos que nos encontramos en la Central de Policía,
pedimos que se publique esta carta, cuyo objetivo es dar a conocer a nuestro sufrido
y explotado pueblo nicaragüense la situación carcelaria que padecemos. El carácter
eminentemente represivo de la dictadura se manifiesta una vez más en el régimen
carcelario que nos han impuesto y el que a continuación detallamos:
1. Estamos ubicados en un pabellón totalmente aislado del resto de prisioneros y en
donde solamente se abre el portón de hierro para los tres tiempos de las comidas.
2. Dentro del pabellón, de por sí aislado, nos encontramos incomunicados entre no-
sotros porque estamos en celdas individuales, distribuidas de tal manera que no
podemos ni siquiera vernos. Estas celdas son bien reducidas, de 2 por 3 metros, den-
tro de las que se encuentra un enorme camarote (plataforma de cemento sobre la que
se acostaban, con o sin colchones) de tres pisos (a modo de literas) que no permite
mayor movilidad dentro de la misma. No recibimos baños de sol a los que tenemos
derecho por lo menos 1 hora tres veces por semana.
3. Las celdas de este pabellón fueron construidas para castigo y son conocidas cada una
de ellas como “la chiquita”. Nos encontramos, por tanto, en castigo permanente.
4. La comida, que se basa en tallarines mazosos y frijoles duros, se pasa a través de los
barrotes, por lo que la mitad de la comida queda en el plato y la otra mitad en el piso.
5. Durante mes y medio nos privaron de la visita de nuestros familiares. En la actua-
lidad son esporádicas y bajo estrictas condiciones:
6. El servicio médico que recibimos es pésimo, sólo de una vez al mes. Para todas las
enfermedades nos recetan analgésicos y no recibimos servicios odontológicos.
7. Denunciamos las torturas salvajes que les propinan a los reos comunes, mujeres,
hombres y hasta niños. Hasta nuestro pabellón llegan los gritos y lamentos de los
torturados que nos mantienen en constante tensión.
EXIGIMOS nuestro traslado inmediato a la Cárcel Modelo de Tipitapa, pues no hay ra-
zón de que estemos aquí, ya que todos hemos pasado el proceso investigativo.
Denunciamos ante nuestro pueblo este sinnúmero de arbitrariedades e injusticias de

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que somos objeto y demandamos su efectiva solidaridad para acabar con el régimen
carcelario que nos han impuesto. Sin nada más que agregar por el momento, nos
despedimos de ustedes agradeciendo la publicación de la presente carta”38.

En el otro tipo de cartas colectivas que pretendían difundir los


principios de lucha y estrategia del FSLN, los presos se identifica-
38. “Cartas Colectivas de los presos de ron en estos años como pertenecientes a la tendencia de la Guerra
1977”, firmadas por Carlos Seguera,
Silvio Porras, Arnoldo E., Francisco Popular Prolongada (GPP)39. Explicaban su estrategia de guerra de
Cuadra Serrano, Francisco Mercado guerrillas en montañas, campos y ciudades, “para ir minando poco
Rojas, Adán Navarrete, María del
Carmen Gómez, Margine Gutiérrez, a poco la fortaleza del enemigo sustentado por el ejército títere lo-
María Auxiliadora, Gloria M. Traña, cal, la Guardia Nacional”40.
Charlotte Baltodano, Mónica
Baltodano, Yadira Baltodano, Martha
Isabel Cranshaw, seis firmas ilegibles 3.2. Las cartas individuales: la reclusión de Tomás Borge
y Asunción Núñez Cruz (campesino
hondureño). ACHM, MR/E-001- C-017, La detención de Tomás Borge, uno de los fundadores del FSLN,
000527. tuvo lugar en febrero de 1976 y las condiciones de su reclusión po-
39. La G.P.P. era una de las tres tendencias drían contarse entre las peores que conocemos41. En una serie de
en que el FSLN se dividió en 1975. Las
otras dos fueron la Tendencia Proletaria
extensas cartas, él relata los malos tratos sufridos, de los que ex-
(T.C.) y la Tendencia Tercerista o ponemos aquí una síntesis. Según su testimonio, los primeros 15
Insurreccional (T.I.). Finalmente,
volverían a unificarse en 1977.
días los pasó encapuchado y desnudo, esposado a una argolla sujeta
en la pared, desde donde podía sentarse, pero no acostarse, siendo
40. Estas cartas están firmadas por el
mismo grupo de presos que habla de golpeado con extrema brutalidad por todo el cuerpo, incluso cara
las condiciones de la Central de Policía y testículos. Le fracturaron las costillas y él afirma haber tenido
y la forma habitual de terminar son
las expresiones: ¡Viva el inmortal tantos dolores que apenas podía estar de pie, estornudar o respirar
ejemplo de Augusto Sandino! ¡Viva el por el intenso dolor en el costado. Permaneció esos días sin comida
FSLN! ¡Viva la GPP! o “En la montaña
enterraremos el corazón del enemigo”. y con un vaso de agua cada 24 horas, del que bebía a pesar de que
“Cartas Colectivas de los presos, 1977- antes los guardias hubieran escupido en él. Tampoco se le permitió
1978”. ACHM, MR/E-001, C-018, 000515.
ir al servicio, lo que ocasionaba un hedor tan insoportable en la
41. Tomás Borge, miembro de la Dirección
Nacional, buscado desde años atrás
celda que el propio agente que le golpeaba en los interrogatorios
fue detenido el 4 de febrero de 1976 no pudo contener el vómito en varias ocasiones.
en un encuentro con los agentes
de la Seguridad y una patrulla de la
Para los interrogatorios se le trasladaba desde la celda a una
BECAT. En el enfrentamiento fueron sala con aire acondicionado puesto al máximo volumen para que,
detenidas también Ruth Marcenaro
y su hija Rhina Campos, y perecieron
al permanecer desnudo, el frío y el ruido del aire acondicionado,
Mildred Abaunza y el Guardia Nacional que se clavaba “como un cuchillo agudo en el cerebro”, fueran
Teniente Sequeira Connolli. Ruth y
su hija estuvieron 14 meses detenidas
parte de la tortura. Le preguntaban por las “casas de seguridad”
en condiciones infrahumanas entre donde se refugiaban sus compañeros y, como no hablaba, la tortura
la Central de Policía y la cárcel. Hasta
otra hija de Ruth, de sólo 10 años,
se prolongó hasta que le vieron exhausto y, desde ese momento,
estuvo detenida durante unos días le golpearon “sólo” tres veces al día y le empezaron a dar algo de
presenciando los malos tratos a los
presos. Margaret Randall, Todas estamos
despiertas, 260-262.

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comida cada tres días42. Por la noche era devuelto al calabozo, donde debía permanecer
de pie, excepto durante cuatro o cinco horas en las que se le permitía dormir. Podía
ir a un inodoro una vez al día durante dos o tres minutos, pero si no era el momento
adecuado, no había alternativa.
La estancia en el calabozo de Tomás Borge se prolongó hasta agosto de 1976, cuando
fue llamado a declarar en la Corte de Investigación Militar. Después, pese a que el pro-
cedimiento normal era ser llevado a la cárcel Modelo, a él le devolvieron al calabozo,
donde inició una huelga de hambre de 50 días de duración. Logró el traslado a la cárcel
Modelo de Tipitapa, pero allí volvieron a aislarlo hasta el extremo de que el agente que
le llevaba la comida tenía prohibido dirigirle la palabra. En enero de 1977, en que está
fechada la última de estas cartas, llevaba de nuevo 36 días en huelga de hambre para
romper el aislamiento43. No salió de la cárcel hasta la toma del Palacio Nacional, el 22
de agosto de 1978.
Con Tomás Borge se solidarizaron el resto de los presos políticos, que emprendie-
ron una huelga de hambre de 59 días el 1 de diciembre de 1976. En ese lapso de tiempo
se fue uniendo a las protestas toda una movilización ciudadana y se lograron algu-
nas de las demandas reiteradamente solicitadas: el comienzo del Consejo de Guerra, la
comparencia ante la Corte de Investigación de varios presos que llevaban meses en la
Seguridad y la puesta en libertad de otros que no tenían cargo alguno. Pero otras viejas
reivindicaciones, como el traslado a la Cárcel Modelo, y sobre todo el fin del aislamien-
to -especialmente temido no sólo porque podía dar lugar a la aplicación de la Ley de
Fuga, sino porque podía ocasionar con el tiempo desequilibrios mentales en el reo- no
se consiguieron44.

3.3. L os testimonios de las presas políticas


También las presas políticas emitieron otra serie de cartas colectivas e individuales,
sólo de mujeres, que constituyen una expresión de la alta participación femenina en
el FSLN. Las mujeres campesinas habían sido objeto de vejaciones, represión y casti-
gos por ayudar a los guerrilleros desde la década de 1960 y eran
utilizadas por la Guardia como instrumento de desmoralización
42. La alimentación se limitaba a una
de las poblaciones rebeldes del campo y de la montaña. Sin em- bolsa de plástico con arroz y frijoles,
bargo, las mujeres de la ciudad tardaron más en incorporarse a la comida básica que en Nicaragua recibe
el nombre de “gallopinto”, pero que
lucha contra la dictadura y no fue sino hacia 1972 y 1973 cuando se no contiene carne alguna ni aporte
fueron integrando en las actividades políticas del medio urbano, de proteínas animales. Se la tiraban
diciéndole: “tomá perro”.
con algunas excepciones, como las de Gladys Báez, Doris Tijerino
y Luisa Amanda Espinosa, que se habían incorporado al FSLN muy 43. “Cartas de Tomás Borge desde la cárcel
Modelo de Tipitapa” (enero de 1977).
en sus inicios. Las dos primeras habían iniciado las reuniones de ACHM, MR/E-001, C-016, 000440 y
E-001, C-016, 000464.

44. ACHM, MR/E-001, C-018, 000519.

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168 Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos políticos

mujeres en la década de 1960 e impulsado las organizaciones de Mujeres Democráticas


y Alianza Patriótica de mujeres Nicaragüenses, que fueron precedentes de la Asociación de
Mujeres ante la Problemática Nacional (AMPRONAC), de 1977, y la Asociación de Mujeres
Nicaragüenses “Luisa Amanda Espinosa” de 197945.
Estas iniciativas serían continuadas por muchas más mujeres de todos los sectores
sociales. Para Leticia Herrera, Daisy Zamora, Mónica Baltodano, Nora Astorga, Charlotte
Baltodano, Rosa Argentina Ortiz y otras muchas, la lucha por la revolución “fue lo pri-
mero y la creencia en que el pueblo se tenía que levantar, aunque tardara cuarenta años,
era casi una obsesión”, como diría después Dora María Téllez46. Algunas de ellas, hijas de
la alta burguesía nicaragüense, se integraron en el Frente desde posiciones de privilegio
y vivieron el distanciamiento total de sus padres. Así ocurrió con Marisol Castillo, hija
de José María Castillo, que a pesar del asalto del 27 de diciembre a su propia casa y de la
muerte de su padre se incorporó también al FSLN. Su familia se trasladó a los EE.UU. y
nunca comprendieron su proceso. O Marta Cranshaw, que después de haber sido tortu-
rada en la Central de Policía, y mucho tiempo incomunicada, vio a sus padres y la actitud
de su padre fue la de desconocerla47. Desde 1975 muchas de esas mujeres fueron deteni-
das tras el asalto a la casa de José María Castillo y sus cartas constituyen una muestra de
la organización femenina, en este caso, mayoritariamente de la ciudad.

3.3.1. L as cartas colectivas de mujeres


Un solo ejemplo de 1976 es también suficiente para conocer
las numerosas acciones que emprendieron las presas para difun-
45. Luisa Amanda Espinosa había sido
dir entre la población los maltratos de la dictadura. La carta del 6
una obrera de familia muy pobre, casi de septiembre, dirigida a “Los Señores Miembros de la Honorable
analfabeta, que se había unido al FSLN
y había trabajado fundamentalmente
Corte Militar de Investigación”, tuvo por objeto informar que las
de correo. Cuando la mataron, a los 23 presas se declaraban en huelga de hambre por las condiciones de
años, el 3 de abril de 1970, su familia
sólo pudo rescatarla de la morgue
la Central de Policía. En palabras de las firmantes, la situación que
-por no disponer ni de una caja como soportaban sobrepasaba el límite de la resistencia del ser humano
ataúd- por la intervención de Pedro
Joaquín Chamorro. La represión era
e incidían directamente en su equilibrio psicobiológico: estaban
ya tan grande que sus familiares totalmente incomunicadas las veinticuatro horas del día, en cel-
tardaron días en preguntar por ella,
por miedo, y cuando fue una hermana
das de dos por cuatro metros con los techos de zinc, dos por cada
suya a reclamarla, fue encañonada e celda, además del inodoro y el lavabo, por lo que el calor y la hu-
interrogada.
medad se les hacían insoportables. Sólo un muro las separaba de
46. Entrevistas a Leticia Herrera, Daisy los presos comunes, entre los que había prostitutas y drogadictos
Zamora Mónica Baltodano, Nora
Astorga y Dora María Téllez. En en abstinencia, lo que provocaba escándalos continuos y sacudi-
Margaret Randall, Todas estamos das de rejas. Apenas podían dormir, tanto por el calor y las voces,
despiertas, 90, 92, 108, 138, 174.
como porque siempre permanecía encendida una fuerte lámpara
47. Entrevistas a Marisol Castillo y Marta
Cranshaw. En Margaret Randall, Todas
estamos despiertas, 45, 59, 70, 270.

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de neón. La comida era una masa de arroz servida en carretillas de albañilería, que les
pasaban a través de los barrotes de la celda, lo que la impregnaba de toda su suciedad.
Sólo se les permitía una visita el domingo durante cinco minutos a través de la misma
doble malla que denunciaban los presos y en presencia de guardias y oficiales. Por
último, la asistencia médica -que fue una demanda constantemente reiterada desde la
Central de Policía- era tan deficiente que sólo se les concedía después de días de fiebre
y de gritar durante horas48. En 1977, junto a las mismas demandas, denunciaban la
actitud de los guardias de los puestos de vigilancia del patio, que se asomaban constan-
temente a sus ventanas y les impedían la más imprescindible intimidad49.
En febrero de 1978 los varones fueron trasladados a la cárcel Modelo, por lo que el
resto de cartas desde la Central de Policía son sólo de mujeres que seguían demandan-
do ser trasladadas también a la cárcel para no escuchar los gritos desgarradores de las
torturas. Ese dato era un síntoma del incremento de las detenciones posteriores a la
muerte de Pedro Joaquín Chamorro, por los brotes insurreccionales que tuvieron lu-
gar en las ciudades de Granada, Rivas, Estelí, Monimbó, Sutiava y León. Poco después,
cuando desde el mes de mayo se recrudecieron las protestas y la violencia callejera, la
represión se incrementó y ello motivó la huelga de hambre de las madres de los pre-
sos, que organizaron una movilización sin precedentes creando el Comité de Familiares
de los Reos Políticos50.

3.3.2. L as cartas individuales de mujeres


Además de las colectivas, hay numerosas cartas individuales de algunas mujeres,
de las que hemos seleccionado algunos ejemplos, por su interés y
por la información que aportan: las de Charlotte Baltodano (Eva) y
48. Carta de las prisioneras políticas del
Rosa Argentina Ortiz (Sofía). El tono de estas cartas es diferente al 6 de septiembre de 1976, firmada por
de las anteriores, porque no hay pretensión de difundir los princi- Rhina Campos Marcenaro, Adriana
Cover Knust, Ruth Marcenaro de
pios del FSLN ni de informar al pueblo. Son mucho más personales, Campos, Hilda Herrera Herrera,
dirigidas a compañeros y cuyo objetivo era hacer partícipes a los Martha Beltrán Baca, Liana Benavides
Grutter, Damaris Calderón Román,
miembros del FSLN que estaban fuera de la cárcel de la informa- Amparo Jara Guerrero y Rosario Rivera
ción que ellas obtenían dentro. Se esforzaban por dar datos de los Lanuza. ACHM, MR/E-001, C-018,
000507.
guardias que las custodian para prevenir a los de fuera, así como
de qué médicos las atendían y de qué forma. Pero también deman- 49. Cartas colectivas de las prisioneras políticas
de la Central de Policía, de abril de 1977.
daban que sus compañeros les hicieran llegar noticias políticas, ACHM, MR/E-001, C-018, 000515.
resúmenes de sus reuniones o textos referidos a la organización 50. En una ocasión, Zulema Marcenaro,
para que ellas pudieran estar enteradas de la vida en el exterior. Lidia Saavedra y otras mujeres de
AMPRONAC participaron también en
En algunas de esas cartas se hablaba también de la labor política la toma del edificio de las Naciones
que las presas intentaban llevar a cabo en la cárcel con los guardias Unidas para denunciar al régimen.
Discurso de Mónica Baltodano. Adital.
Noticias de América Latina y El Caribe, 6 de
agosto, 2008.

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170 Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos políticos

que les parecían más sensibles, que muy a menudo estaban en sus puestos sólo por
necesidad, pero no por una identidad ideológica con los planteamientos de sus je-
fes. Así, una de las detenidas, Mónica Baltodano, consiguió que una policía, Carmen
Azucena Rodríguez, conocida como “La Prado”, decidiera volverse contra la Guardia,
salir de ella en 1978 y hasta integrarse posteriormente en el Frente51. En el mismo
sentido, Charlotte Baltodano (Eva), se ganó la confianza de un guardia raso, Nieves
López Mantilla, que había estado entre 1975 y 1977 en los campos de concentración de
Waslala, Río Blanco y La Carpa. Nieves contó a Charlotte confidencialmente su amarga
experiencia en el campo de concentración de Waslala en las montañas del Norte, y
gracias a su relato -que Charlotte escribió al dictado- podemos conocer el trato de la
Guardia a los campesinos en los campos de concentración52. La reproducción literal de
su texto es la siguiente:
“Llegué a Waslala el 2 de febrero de 1977. Estuve en las montañas del Norte nueve
meses. Al llegar me di cuenta de que había varios campesinos en el hoyo53. Tenían
aproximadamente 6 meses sin sacarlos al sol. El comandante era el Mayor José Juan
Villalta, alias “Aním”, que murió en un accidente. Allí en Waslala, como a los 15 días,
sacaron del hoyo a 4 compañeros que estaban, según pude ob-
servar, con un alto grado de desnutrición. Se les daba de comer
51. Margaret Randall, Todas estamos
un poquito de arroz crudo y guineos (plátanos). Sólo los sacaron
despiertas, 294-297; Mónica Baltodano, media hora para tomar un poco de sol y los volvieron a me-
“Nicaragua-A 29 años: las mujeres en la
lucha contra la dictadura somocista”,
ter. Una semana después llegó de la montaña un helicóptero
Adital. Noticias de América Latina y El trayendo dos campesinos que fueron metidos en ese mismo
Caribe, disponible en http://www.adital.
org.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=3
lugar. Más tarde fueron sacados por un agente de seguridad de
4350&busca=baltodano. los que llamábamos “Ojón”. Les llevaron a una sala destinada
52. Los campos de concentración eran a interrogatorios y torturas. Como a las 6 de ese mismo día le
lugares de confinamiento en las aplicaron la “Ley de fuga” a uno y fue atrozmente acribillado a
montañas, creados y vigilados por
la Guardia Nacional. Además del balas por un centinela. Ví como cayó en un acantilado. Bajamos
mencionado de Waslala, existieron a ver y todavía estaba vivo por lo que yo pedí una camilla para
los de Laguna de las Perlas -uno de
los mayores, cerca de Bluefields-, Río que lo lleváramos, pero un oficial me dijo que lo arrastráramos
Blanco -donde se experimentaban y así lo hicimos y fue enterrado allí mismo en el cuartel, en el
torturas-, Nueva Guinea y otros, todos
en las regiones del Norte y Atlántico PC (Puesto del Comando). El que quedó en el hoyo desapareció
-en Siquia, Macuelizo, Amatillo, y no lo volví a ver.
Ococona, Waslala y Río Blanco-, y al
Oeste, en Kilala, en Chinandega. En marzo llegaron a Waslala cuatro personas, una de ellas de
53. El “hoyo” era un agujero excavado
apellido Rizo. Llegaron a visitar a un hermano de Rizo que vivía
en el suelo, que servía de letrina, y allí en Waslala. Los oficiales se dieron cuenta de que eran gue-
en donde metía a los presos, a los
que tapaban con tablones hechos
rrilleros e inmediatamente fueron hechos prisioneros. Llegó un
de los troncos de los árboles, para helicóptero y se los llevó con rumbo desconocido. Me imagino
que vivieran en la oscuridad como
una forma de tortura cotidiana y
permanente.

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María Dolores Ferrero Blanco 171

que los tiraron del helicóptero porque uno de los guardias que trabajaba en el PC me
informó. Por esos mismos días llegaron unos padres norteamericanos que trabajaban
en esa región y preguntaron por un sin número de campesinos que habían sido cap-
turados por las patrullas. El Mayor Aním les dijo que no tenían a nadie preso allí y
que no sabía de quiénes le estaban hablando.
La política de Derechos Humanos estaba activa y nosotros nos dimos cuenta de que
una misión Internacional de Derechos Humanos llegaría a muchos cuarteles en el
Norte. Fue cuando nos seleccionaron para cumplir una misión especial y al día si-
guiente fuimos trasladados en un helicóptero al interior de la montaña. Puestos allí,
empezamos a excavar y a hacer el hoyo más profundo y empezamos a notar un olor
fétido y hediondo y seguimos excavando hasta encontrar un sin número de cadáveres
hasta de 42 personas, de ambos sexos y todo tipo de edad: niños, jóvenes, mujeres,
hombres, viejos...que habían sido asesinados en diferentes formas. Unos a tiros y
otros con arma blanca. Entonces comprendí cuál era nuestra misión especial. Sacamos
los cadáveres, les echamos gasolina y les quemamos hasta reducirlos a cenizas.
Éramos 15 guardias y un oficial y los restos que quedaron los enterramos allí mismo
y no dejamos ninguna huella. El helicóptero nos trasladó nuevamente a Waslala. Nos
formaron y nos dijeron que nadie se debía acercar a nosotros y nos dijeron (el Tte.
Ilarios y el Comandante Pejsiando -su pseudónimo-) que nosotros no sabíamos nada,
que no habíamos visto ni hecho nada, que solamente habíamos andado en la zona
de Kiskiwita. Más tarde supe que la patrulla que había cometido esas atrocidades fue
la patrulla al mando del Tte. Ilarios. Días antes, esa patrulla había tiroteado a un sin
número de ellos con el pretexto de que eran colaboradores del FSLN. La verdad era
que los habían matado para hacerse con todo lo que tenían porque eran campesinos
que tenían pequeñas riquezas económicas.
Más tarde fuimos asignados a otra misión que consistía en fabricar huellas que acu-
saran a otros propietarios como colaboradores del FSLN. Estuvimos en otra patrulla
al mando del Tte. Kenny o Kennedy. Después se saqueó y se incendió un rancho y
se recogió todo el ganado, que se vendió posteriormente a personas que no pude
identificar. Pero nosotros nunca pensamos que el propietario fuera a denunciar. Pero
él se fue a Matagalpa al Comando a presentar sus quejas y se creó una junta militar
para dirimir responsabilidades. El Tte. K. fue retirado de la patrulla y reconcentrado
en el cuartel de Waslala para investigarlo. Pero según me di cuenta, él negó toda
participación en el robo e implicaron como único responsable a un guía de la patrulla,
que era un campesino del que nunca pude saber el nombre. Era auxiliar de la Guardia
y parece que lo mataron porque por las noches él me manifestó miedo y estaba
aterrorizado porque iban a matarlo. El hombre que mataba a todos los campesinos

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 154-178
172 Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos políticos

era Attimo Briceño. Ese individuo se vanagloriaba de haber matado a más de 70 per-
sonas. Por su nombre me di cuenta de que era Mosco. El cementerio donde estaban
los campesinos se situaba en la falda del Cerro donde se posaba el helicóptero allí,
en el cuartel de Waslala.
Otro sitio en el que se pueden encontrar cadáveres de personas asesinadas es donde
están actualmente las instalaciones de Abastos, donde se encuentran las armas y
municiones del cuartel general de Waslala.
Después fuimos a otra misión con 3 alistados más a una zona de Yaosca a traer ví-
veres para la tropa. Llegamos a la casa de un campesino. Le preguntamos si tenía
huevos y él contestó que no tenía, pero un alistado se introdujo en la casa y encontró
una cesta de huevos. Entonces el campesino fue acusado de colaborar con el FSLN y
fue sacado con violencia y torturado para que dijera dónde estaban los del FSLN. Él
negó todo y nosotros le destrozamos la choza y lo dejamos allí. El jefe era un sargento
y le dijo que eso era para que se acordara siempre de nosotros. Nos marchamos con
los víveres y regresamos al cuartel. Cabe aquí decir que los huevos y la carne de res
son para los oficiales, que nosotros comemos comida enlatada que nos mandan los
EE.UU., de la que utilizaban en Vietnam, y arroz y frijoles.
Quince o veinte días después fuimos en otra patrulla al sector de Iyas, a seguir a ele-
mentos subversivos que se encontraban en esa zona, según gente (Jueces de Mesta)
que llegaron a denunciar. A los dos días llegamos a una finca donde los propietarios
no querían cooperar con nosotros. Había dos muchachas muy bien parecidas y her-
mosas y enseguida empezamos a buscar la manera de hacerles el amor. Al no lograr
nuestro objetivo, un alistado y un clase “bujía” agarraron a las muchachas, las viola-
ron y las golpearon de una manera salvaje54. Después les advirtieron que no fueran
a denunciar porque si lo hacían, al regreso ellos iban a incendiar la finca y a arrasar
todo. Anduvimos haciendo reconocimiento de toda la zona, pero no encontramos
absolutamente nada y regresamos al cuartel”55.

Otra de las mujeres detenidas, Rosa Argentina Ortíz (Sofía), que era la jefa del grupo
de la Central de Policía, dejó también constancia en cartas escritas desde la Central
de Policía de los padecimientos a los que fue sometida en el cuartel de Río Blanco y
después de la situación en la Central. En Río Blanco le hicieron un intenso interro-
gatorio y la aislaron, dejándola esposada por los pies a un tubo de
hierro durante veinticuatro horas. Posteriormente, en otro cuarto,
54. Juana y Fca. Cruz Paíz, hermanas de los
muchachos Paíz, fueron las violadas.
soportó una de las peores torturas que se aplicaban a las mujeres
Fernando Cardenal, “Statement of The y que, desgraciadamente no era nada infrecuente: la piñata, que
Reverend”, 22.
unos diez Guardias le hicieron por tres veces. Le ataron una camisa
55. “Carta de Charlotte Baltodano de 13 de
febrero de 1978”. ACHM, MR/E-001-C-
017, 000499.

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María Dolores Ferrero Blanco 173

a la cabeza para que no pudiera ver; la desvistieron -ella dice que fue “pieza por pieza
y con gran morbosidad”-, la esposaron con las manos hacia delante y la colgaron de
una cuerda al techo. Después, dice literalmente, “me manosearon sádicamente todo el
cuerpo, pero haciendo énfasis en mis partes más íntimas y abriéndome los muslos sal-
vajemente”. La golpearon con el puño cerrado en el estómago y la mecieron para todos
lados, en realidad, como una piñata. Acto seguido la bajaron y le cambiaron la posición
de las esposas, esta vez con las manos hacia atrás, volviendo a hacer exactamente lo
mismo. Todo ello, según sus propias palabras, “riéndose con el cinismo que les carac-
teriza y acompañado de un sinnúmero de improperios”. Después la
amenazaron con matarla y le colocaron una pistola en la frente56.
En sus cartas muestra una preocupación constante por el estado 56. “Cartas de Rosa Argentina Ortíz de
1977”. ACHM, MR/E-001, C-018-000497
de salud de algunas compañeras que tienen sospechas de tumores y ACHM, MR/E-001, C-018, 000521.
e infecciones y cuya demanda de que las viera un ginecólogo era
57. “Carta de Rosa Argentina Ortíz del 27
constantemente desatendida57. Por último, también informaba de de febrero de 1978”. ACHM, MR/E-001,
que seguían aisladas, pero habían hecho pequeños huecos en las C-018, 000521.

paredes de sus celdas para poder comunicarse . 58


58. “Cartas de Rosa Argentina Ortíz del 17
y 24 de enero de 1978”. ACHM, MR/E-
001, C-017, 000515.
4. L as demandas de los detenidos en la cárcel modelo de T ipitapa
59. “Cartas de 1974 a 1977 desde la Cárcel
Desde comienzos de 1974 se estaban denunciando ya las con- Modelo”. ACHM, MR/E-001, C-018,
denas que violaban la Constitución Política, desde la cárcel y por 000506, ACHM, MR/E-001, C-018,
000510.
el Juez de Policía, y ya se había iniciado la resistencia de los presos
60. El resto es una repetición de las
a través de las huelgas de hambre para que se celebrara de inme- demandas hechas desde la Central de
diato el Consejo de Guerra, que llevaban mucho tiempo esperando. Policía, como que se les permitieran las
visitas reglamentarias, la permanencia
También desde la cárcel Modelo de Tipitapa salieron constante- diurna en el pasillo de las celdas, el
mente denuncias y llamamientos, cartas e informes burlando la respeto a las dos horas de sol dos veces
por semana, que hubiera agua 24 horas
vigilancia de las más diversas formas. Allí las condiciones del con- al día y una mejor atención médica y
finamiento eran mucho mejores que en la Central de Policía, por lo alimentación, que continuaba siendo
sólo de arroz y frijoles todo el día.
que las demandas más constantes se dirigían a urgir la celebración “Carta del 5 de abril de 1974”, firmada
de los juicios, a que los compañeros que aún permanecían en la por Donald Duarte Toledo, Alejandro
Canales Maradiaga, Juan Díaz Torres,
Central fueran también trasladados y a que se pusiera fin a los ais- Alfonso Pérez A., Jaime Castillo M.,
lamientos de Tomás Borge y otros59. Plutarco Anduray Palma, Alejandro
Lindo Montes, Enrique Sánchez, Juan
Fueron numerosas las peticiones que se hicieron al Jefe de la Cajina Martínez, Carlos Villalobos Ch.,
Seguridad Nacional, General Samuel Genie -por intermedio del Oswaldo Martínez R., Samuel Espinales
M., Arístides Rojas S., Oscar Zamora
Alcaide de la cárcel, el Coronel Sebastián López-, demandando siem- Soza, Silvio Herrera M., Genaro Luna
pre la celebración de los juicios y solicitando que se les aplicara la Castillo, Antonio Castro Borge, Eleazar
Herrera H., Gustavo Vargas González,
ley penitenciaria vigente, que era mucho más humana en el texto Dimas Suarez R. Justo Pastor Núñez,
que la práctica que se había instituido60. Durante todo el año 1975 Rodolfo Amador Gallegos, Orlando
Castillo Estrada, Wilfredo Marín Olivas,
Juan Matus López. ACHM, MR/E-001,
C-018, 000506.

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174 Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos políticos

no hubo noticia alguna sobre las detenciones posteriores al asalto a la casa del ministro
José María Castillo, por lo que muchas otras cartas se dirigieron al Coronel Nicolás Valle-
Salinas y a las autoridades del Ministerio y de la Comandancia del Penal61. Pero, en vista
de la ausencia de respuesta, los presos decidieron ampliar la difusión de sus demandas y
se dirigieron a los partidos de la oposición antisomocista -los de la Unión Democrática de
Liberación (UDEL)-, al Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y al Centro Universitario
de la Universidad Nacional (CUUN) para dar a conocer las irregularidades carcelarias a
las autoridades universitarias y a todos los ciudadanos a quienes se pudiera llegar62.
La sociedad nicaragüense se volcó en su ayuda y no sólo se radicalizó el rechazo a
la dictadura, sino que lograron forzar el comienzo del Consejo de Guerra. Sin embargo,
cuando éste tuvo lugar, y después de dictar sentencia en febrero de 1977, el aislamiento
de los presos más connotados continuó por lo que cada vez se implicó más a las au-
toridades y proliferaron los encierros en iglesias junto a las muestras de solidaridad
que llegaban de toda Centroamérica, de Panamá, Venezuela, México y Cuba, y hasta
de los EE.UU. De hecho, en Nueva York se tomó la sede del Consulado de Nicaragua
exigiendo que se presionara para poner fin al aislamiento63. Por fin,
los esfuerzos continuados de las madres de los presos y de todos sus
61. “Carta de los presos dirigida a las
Autoridades del Ministerio de la
acompañantes lograrían que se concediera a un grupo de presos el
Gobernación y a la Comandancia traslado para acompañar a los aislados64.
del Penal”, de 22 de abril de 1978.
Firmada por Roberto Calderón, Edgar
Desde el momento en que se celebró el Consejo de Guerra y dic-
Lang Sacasa, Ernesto Montiel, Juan tó sentencia el 25 de febrero de 1977, los presos que se encontraban
José Úbeda, Luis Armando Guzmán,
José Victor Moreno, Rodolfo Amador
en la cárcel Modelo de Tipitapa estaban, en su mayoría, cumplien-
Gallegos, Gustavo M. Gutiérrez, do las penas dictadas, que oscilaban entre 40 meses y 15 años de
Roberto Mc Ewan, Juan Castro López,
René Núñez Téllez, Guillermo Cáceres
cárcel65. Pero al radicalizarse la oposición, los procesados apenas
Benard, Javier Carrión McDonough. cumplieron dichas penas, porque algunos pudieron salir cuando se
ACHM, MR/E-001, C-018, 000529.
tomó el Palacio Nacional, en agosto de 1978, y el resto al año si-
62. “Carta de los Prisioneros Políticos guiente, en julio de 1979, cuando triunfó la revolución.
Sandinistas de la Cárcel Modelo a los
partidos de la oposición antisomocista”.
Diciembre de 1976. ACHM, MR/E-001, Consideraciones finales
C-018, 000516.
La compleja ingeniería política elaborada por el fundador del
63. ACHM, Inventario Frentes de Guerra,
Tendencia G.P.P., Caja IV, Fólder 3, Exp.
somocismo -represión combinada con pactismo y demagogia po-
02390. pulista- no fue seguida por sus hijos que extremaron la más burda
64. “Cartas de los presos de 8 de marzo persecución de sus oponentes y que, con Anastasio Somoza Debayle,
y 10, 22 25 de abril de 1978”. ACHM, el último de la dinastía, alcanzó cotas que provocaron las más duras
MR/E-001, C-018, 000528; “Cartas de
las madres y familiares de los presos críticas internacionales hasta desembocar en su caída.
políticos”. ACHM, MR/E-001, C-018, La dictadura de los Somoza fue un ejemplo privilegiado de los
000548 y E-001, C-018, 000548.
sistemas autoritarios de la Guerra Fría, siempre al amparo de las
65. “Sentencia Firme del Consejo de
Guerra” (25 de febrero de 1977). ACHM,
MR/E-001, C-018, 000517.

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María Dolores Ferrero Blanco 175

grandes potencias. Pero, si bien en el bloque del Este se trasplantó el modelo soviético
sin rectificaciones apenas, dentro del bloque occidental -sobre todo en Centroamérica-
se adoptó una perversión del modelo norteamericano, aun así siempre respaldado y
sostenido por los EE.UU: una apariencia institucional “democrática” superpuesta a sis-
temas dictatoriales.
El interés permanente de los EE.UU. en Nicaragua -como en el resto de las dicta-
duras que apoyaron- fue el económico. Ello se puso de manifiesto desde los inicios de
los mandatos somocistas en la colaboración de Somoza García en el derrocamiento de
Jacobo Arbenz de Guatemala, en 1954, donde se utilizó el argumento de la defensa del
país “frente al comunismo”, aun cuando Arbenz fuera estrictamente un nacionalista.
Más tarde, desde la revolución cubana de 1959, cuando Luis Somoza Debayle ofreció su
territorio para el ataque a Bahía de Cochinos y la invasión partió en gran medida de
las costas nicaragüenses de Puerto Cabezas, ayudada por la fuerza aérea, el destino de
Nicaragua quedaría sellado al de los EE.UU. Los Somoza se convertirían formalmente
en los “gendarmes anticomunistas del Caribe”. Sin embargo, detrás de ese objetivo tan
acorde con los planteamientos de la Guerra Fría, en todas partes fueron los intereses
económicos los que siguieron primando, dado que las políticas opositoras -tildadas de
inmediato de “comunistas”-, con sus nacionalizaciones y reformas agrarias obstaculi-
zaban las inversiones norteamericanas.
Si estableciéramos una comparación entre las principales dictaduras latinoameri-
canas con la de los Somoza, para poder hacer una valoración más ponderada, habría
que contemplar tanto las formas de violencia y coerción como el número de víctimas
que resultaron de las mismas. Con respecto a los métodos de control y represión de la
población, la última etapa del somocismo con Anastasio Somoza Debayle transcurrió
paralela al desarrollo de la Operación Cóndor, promovida por la CIA y enmarcada en el
contexto de la Doctrina de la Seguridad Nacional. De ella formaron parte los dictado-
res de Argentina (Junta Militar), Chile (Augusto Pinochet), Brasil (Emílio Garrastazu
Médici), Paraguay (Alfredo Stroessner), Uruguay (Juan María Bordaberry) y Bolivia
(Hugo Bánzer), cuyo objetivo más explícito fue erradicar la izquierda del Cono Sur.
Tanto las dictaduras implicadas en Operación Cóndor como la de los Somoza tuvieron
en común su sostenimiento por el Departamento de Estado norteamericano y sus formas
represivas. Su metodología provenía de las enseñanzas de la Escuela de las Américas,
situada en la Zona del Canal de Panamá, donde los EE.UU. instalaron el denominado
“Comando Sur”, que era el encargado de estructurar la política represiva y coordinar
las tres ramas de las fuerzas armadas del continente. Desde allí se dirigían las escuelas
militares y se enviaban asesores para entrenamiento en “políticas preventivas” a los
gobiernos que lo solicitaran. La vinculación de Nicaragua con la Zona del Canal fue tan

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176 Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos políticos

intensa que los estudiantes de la Academia Militar nicaragüense pasaban allí su último
año de formación completo. En total recibieron instrucción unos 20.000 militares de
toda Latinoamérica, de los que 5.000 fueron miembros de la Guardia Nacional nicara-
güense, una cantidad muy superior a la del resto de países latinoamericanos.
Por lo que se refiere a la valoración cuantitativa de las víctimas, mientras en los paí-
ses de la Operación Cóndor -con una población total de 154.982.000 habitantes- se calculó
que fueron asesinadas 50.000 personas, 30.000 desaparecidas y 400.000 encarceladas, en
Nicaragua -con 2.797.000 de habitantes-, según denunció la Cruz Roja al triunfar la revo-
lución en julio de 1979 los muertos durante la insurrección habían sido aproximadamente
20.000, sólo en Managua, y en toda Nicaragua, unos 50.000. Pero es necesario precisar que
en Nicaragua no se pueden contabilizar únicamente las víctimas del año transcurrido
desde la insurrección de septiembre de 1978 hasta el triunfo de la revolución en julio
de 1979, en que se libró un auténtico combate entre el pueblo entero levantado y las
fuerzas más sofisticadas y duras de la historia del régimen empeñadas en aniquilar a
la oposición. Es imprescindible añadir las muertes que se produjeron en los 43 años de
dictadura en manifestaciones reprimidas, como resultado de las torturas en las cárceles,
en los campos de concentración en la montaña y en las “desapariciones” de campesinos
desde 1970. Sea el que fuere el recuento, el número de víctimas en Nicaragua ocupó un
lugar muy destacado, en relación a su población, incluso comparada con las dictaduras
centroamericanas de las décadas de 1970 y 1980, que arrojaron resultados más cruentos
que los de América del Sur. Así, en El Salvador -con 4.233.000 de habitantes- se alcanzó la
cifra de 75.000 muertos y desaparecidos, y en Guatemala -con 6.204.000 de habitantes- el
genocidio maya elevó esa cantidad hasta 150.00066.
En cualquier caso, la apreciación cuantitativa tiene un valor limitado, incluso irre-
levante si se tiene en cuenta el impacto que un trato injusto y brutal tiene sobre una
población ignorada por el aparato de poder y que carece de medios para combatir la
impunidad del mismo. En Nicaragua la lucha contra la dictadura fue un combate des-
igual, siempre asimétrico y en el que no se podía combatir sin estar dispuesto a morir.
Bajo la dirección del FSLN el pueblo entero se fue involucrando hasta su estallido
en una insurrección interclasista y lo entregó todo en el empeño
de erradicar definitivamente la dictadura. Las consecuencias fue-
66. Datos de población de 1975. Fuente:
Centro Latinoamericano y Caribeño
ron tan graves que el alto costo personal y humano pagado por
de Demografía (CELADE). División ese pueblo explica en gran parte la situación actual. Tanto la ex-
de población de la CEPAL; División
de Población de las Naciones Unidas:
periencia de haber vencido a la tiranía sólo con un enfrentamiento
Panorama de la Población Mundial. muy violento, como la fidelidad de los nicaragüenses a las siglas
Revisión 2008, base de datos de
población. Datos de represión: Stella
que defendieron sus muertos, han dado lugar a una fuerte inercia
Calloni: “Los Archivos del Horror en el voto, pese a las sustanciales diferencias de actitud del actual
del Operativo Cóndor”, http://www.
derechos.org/nizkor/doc/condor/
calloni.html.

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María Dolores Ferrero Blanco 177

partido gobernante con las de aquel Frente Sandinista que derrotó a la más prolongada
dictadura de América Latina.

Bibliografía
Fuentes primarias
Archivos:
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000465, 000474, 000476; Caja 017, expedientes 000499 000527 000499 00051; Caja 018,
expedientes 000497, 000506, 000507, 000510, 000515, 000516, 000517, 000519, 000521, 000528,
000529,000548.
Inventario Frentes de Guerra, Tendencia Guerra Popular Prolongada (GPP), Caja III,
folder 2, Exp. 03777 (II); Caja IV, Fólder 1, Expediente 14.943; Caja IV, Fólder 3, Exp.
02390.
Colección de la revista de entrenamiento militar El Infante, Oleg Ignatiev y Guenrij Borovic.
“La agonía de una dictadura”.

Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica de Managua IHNCA-UCA


(AHINCA), Sección Anastasio Somoza Debayle (ASD), expedientes 010 y 015.

Publicaciones periódicas:
Diarios Uno Más Uno, México, 20 de mayo 1979; La Prensa, Managua, 14 de agosto 1970.

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somocista”. Adital. Noticias de América Latina y El Caribe. Disponible en http://www.
adital.org.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=34350&busca=baltodano.
Boza, Francisco. Memorias de un soldado. Managua: Pavsa, 2007.
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in Nicaragua, Guatemala, and El Salvador: implications for U.S. policy. Washington: U.S.
Government Printing Office, 1976.
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180 Aportes de Brian Harley a la nueva historia de la cartografía y escenario actual del campo en Colombia, América Latina y el mundo

Artículo recibido: 15 Aportes de Brian Harley a la nueva The Contributions of Brian Harley to
de enero de 2009; historia de la cartografía y escenario the New History of Cartography, and
aprobado: 21 de abril actual del campo en Colombia, América the current State of Affairs in Colombia,
de 2009; modificado: Latina y el mundo Latin America, and the World
15 de agosto de 2009. Resumen Abstract
La historia de la cartografía ha conocido The history of cartography has undergone a
una revolución en términos de expectativas revolution in terms of disciplinary expectations
disciplinares y resultados académicos. Una de and academic production. One of the principal
sus figuras principales, Brian Harley, exploró figures behind this shift, Brian Harley, explored
las relaciones entre cartografía, conocimiento the relationship between cartography,
y poder, estimulando el análisis sobre el papel knowledge, and power, stimulating the analysis
de los mapas y de la racionalidad cartográfica of the role of maps and cartographic rationality
en términos cultuales, sociales y políticos. Este in culture, social, and political terms. This article
artículo sintetiza sus aportes y presenta un summarizes his contributions and provides
panorama general sobre el campo de investigación an overview on the state of the history of
en historia de la cartografía a nivel internacional y cartography internationally and in Colombia and
a nivel de Colombia y América Latina. Latin America.
Palabras c l av e Key Words
Brian Harley, historia de la cartografía, cartografía Brian Harley, History of Cartography, Critical
crítica, América Latina, Colombia. Cartography, Latin America, Colombia.

espacio estudiantil

Politólogo de la Universidad de los Andes (2003), Bogotá, Colombia, e Historiador de


Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá (2008). Estudiante (becario) de la Maestría en
Geografía, Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia. Investigador asociado del Centro
de Recursos para el Análisis de Conflictos CERAC, http://www.cerac.org.co; coordinador de
Sebastián Razón Cartográfica, red de historia de las geografías y cartografías de Colombia, http://www.

Díaz razoncartografica.wordpress.com. Editor del blog http://www.historiaenmapas.blogspot.com/.


Sus intereses investigativos se enmarcan dentro de la historia de la cartografía, la utilización de
Angel las herramientas cartográficas en la historia, el pensamiento espacial en las ciencias sociales, la
construcción de redes y el uso de medios digitales. sebdiaz2004@gmail.com

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Aportes de Brian Harley a la nueva


historia de la cartografía y escenario
actual del campo en Colombia, América
Latina y el mundoÏ
2. Un excelente camino de entrada a la
producción académica anglosajona
que sigue esta línea es el texto de
Durante las últimas décadas el interés por la historia del Matthew H. Edney, “Recent Trends
in the History of Cartography: A
pensamiento y del conocimiento geográfico se ha renovado y di- Selective, Annotated Bibliography
versificado en el marco de las nuevas perspectivas de la historia to the English-Language Literature”,
Coordinates: Online Journal of the Map and
social de la ciencia y la cultura1. En particular la historia de los ma- Geography Round Table, American Library
pas y de los contextos sociales, culturales, económicos y políticos Association series B: 6 (2007), http://
www.sunysb.edu/libmap/coordinates/
en los que han sido producidos ha conocido una revolución en tér- seriesb/no6/b6.pdf (consultado en julio
minos de alcances y expectativas disciplinares, de acercamientos y de 2007). Edney es el actual director
de “The History of Cartography
desarrollos teóricos, y de producción y resultados académicos. Project”, principal proyecto editorial
Si hace unos años los historiadores se interesaban marginal- internacional sobre el tema (http://
www.geography.wisc.edu/histcart/)
mente por la cartografía antigua -y esto habitualmente de manera iniciado a finales de los años ochenta
empirista para responder alguna pregunta relativamente limitada por dos figuras eminentes del campo,
John Brian Harley y David Woodward,
acerca de la ubicación, la topografía o la mejora del conocimiento y cuyos documentos constituyen
geográfico o las técnicas cartográficas-, hoy en día se puede eviden- lecturas indispensables. Otras rutas
interesantes de acceso al tema son:
ciar un creciente interés historiográfico y de otras ciencias sociales y la sección de vínculos a documentos
humanidades por los mapas como artefactos culturales producto de y recursos en Internet del portal
web sobre historia de la cartografía
relaciones sociales inscritas en prácticas de conocimiento y poder2. (http://www.maphistory.info), de
La desarticulación de ideas ampliamente naturalizadas sobre los Tony Campbell, curador de mapas
pensionado de la British Library; los
mapas, “especialmente aquellas que los ubican como productos neu- contenidos de la exposición multimedia
trales, técnicos y transparentes […] “Histoire de la Cartographie” de
la Bibliotéque Nationale de France
ha derivado en un cuestionamien- (http://expositions.bnf.fr/cartes); las
Ï El presente artículo es resultado de
to sobre las prácticas de escritura la investigación realizada para la investigaciones del Grupo de Estudios
de Historia de la Cartografía de la
implicadas en los mapas”, lo cual elaboración del trabajo de grado
Universidad de Barcelona (http://
para optar al título de historiador
implica el análisis “de su contexto de la Universidad Nacional de www.ub.edu/gehc), o Carla Lois et al.
Imágenes y lenguajes cartográficos en las
y de sus condiciones de produc- Colombia, titulado “Contribuciones
representaciones del espacio y del tiempo:
a la Historia de la Cartografía en
ción, las mediaciones intelectuales, Colombia” (2008). I simposio iberoamericano de historia
de la cartografía, coord. Carla Lois
sociales y técnicas que existieron y 1. Sobre esto, uno de los textos más (Buenos Aires: Universidad de Buenos
existen entre la geografía material significativos es David Livingstone, Aires, 2006), disponible en http://
The Geographical Tradition. Episodes www.historiacartografia.com.ar/
in the History of a Contested Enterprise historiacartografia.pdf (consultado en
(Oxford: Blackwell Publishing, 1992). diciembre de 2006).

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y su presentación en el mapa”3. La investigación contemporánea sobre los mapas ha (re)


descubierto el interés que tiene el análisis de estos objetos -así como el de las ins-
tituciones, racionalidades y prácticas involucradas en su producción, circulación y
consumo- para investigar y comprender mecanismos de construcción y control de
territorios, para la generación y reproducción de imaginarios e ideologías y para la
configuración de determinados órdenes sociales, políticos, económicos y culturales.
Diversos de autores han venido mostrado en los últimos años que los mapas han
siempre tenido un lugar estratégico como recursos de autoridad y
que desde que se tiene memoria han sido empleados ideológica-
3. “En las últimas décadas se multiplicaron
los estudios que reflexionan sobre mente por el poder de príncipes, monarcas, jerarcas y Estados en
el tipo de imágenes del mundo que la legitimación de infinidad de episodios de conquista, conflicto,
ofrecen las cartografías y sobre los
supuestos epistemológicos, sociales y colonialismo y militarismo. Brian Harley, paradigmática figura de
políticos involucrados en la producción, esta historia de la cartografía, perfiló el problema así:
la circulación y el consumo de las
representaciones cartográficas. Esto “[L]os mapas pueden caer también en la categoría de lo que
ha permitido desarticular ciertas Foucault ha definido como actos de vigilancia, especialmente
ideas naturalizadas sobre los mapas,
especialmente aquellas que los ubican los relacionados con la guerra, la propaganda política, la defini-
como productos neutrales, técnicos ción de la fronteras o la preservación de la ley y el orden”4.
y transparentes. La ruptura con esas
posturas tradicionales ha derivado en “Lejos de fungir como una simple imagen de la naturaleza que
un cuestionamiento sobre las prácticas puede ser verdadera o falsa, los mapas redescriben el mundo, al
de escritura implicadas en los mapas, lo
que, a su vez, lleva a asumir que el mapa igual que cualquier otro documento, en términos de relaciones
es una forma textual y que su análisis y prácticas de poder, preferencias y prioridades culturales”5.
debe incluir un examen de su contexto
y de sus condiciones de producción,
las mediaciones intelectuales, De este modo, la actual historia de la cartografía integra tanto la inves-
sociales y técnicas que existieron y
existen entre la geografía material y tigación sobre los procesos históricos que han determinado las prácticas
su presentación en el mapa. En este y discursos cartográficos específicos, como la manera en la que éstos han
sentido, la producción cartográfica es
entendida como una práctica social, dado forma a los espacios, a las identidades, a ciertas estructuras e institu-
que representa el conocimiento de ciones cognitivas y disciplinares, y a determinadas relaciones de poder.
una época y se encuadra en un mundo
social específico”. Fundamentación del I John Pickles, teórico de la geografía y de la cartografía, conside-
Simposio Iberoamericano de Historia de ra -por ejemplo- que el objetivo contemporáneo de la historia de la
la Cartografía, Buenos Aires, Argentina,
2006, http://www.historiacartografia. cartografía consiste en examinar la manera como las prácticas car-
com.ar/info.html (consultado en tográficas han modelado el mundo: “¿[Q]ué es la geografía, sino el
octubre 2006).
trazar y el interpretar una línea? ¿Y qué es el trazar de una línea sino
4. John Brian Harley, La Nueva Naturaleza
de los Mapas (México: Fondo de Cultura
la propia creación de nuevos objetos? Qué líneas trazamos, como las
Económica, 2005), 82. trazamos, los efectos que estas tienen, y cómo es que cambian, son
5. John Brian Harley, La Nueva preguntas cruciales”6. En este sentido una historia de la cartogra-
Naturaleza, 61. fía es tanto una historia social de las ciencias y tecnologías usadas
6. Traducción del autor. John Pickles, A para mapear el mundo, como una teoría de las prácticas sociales y
History of Spaces: cartographic reason,
mapping and the geo-coded World (New
York: Routledge, 2004), 3.

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los discursos de poder desplegados en este mapeo; es una geografía 7. John Pickles, A History of Spaces, 12.
crítica e histórica de los espacios mapeados y un análisis cultural de 8. Por ejemlpo Jeremy W. Crampton,
las representaciones espaciales producidas desde las disciplinas, ra- “Exploring the History of Cartography
in the Twentieth Century”, Imago
cionalidades e instituciones geográficas y cartográficas7. mundi 56 (2004): 200-206.
En la medida en que articula disciplinas, temáticas, énfasis y 9. El portal fue creado en 1996 por Tony
aproximaciones diversas -de otra manera dispersas-, la historia de Campbell, bibliotecario (pensionado) de
la sección de mapas de la British Library
la cartografía aglutina a investigadores de distintas formaciones y en Londres, y hace parte de un proyecto
a diversas entidades como universidades, centros de investigación, de interconexión académica de gran
envergadura -The WWW Virtual Library-
archivos, bibliotecas, coleccionistas, etc., afines al estudio de los iniciado en 1991 por Tim Berners-Lee, uno
mapas y su lugar en la historia social, económica, política, cultural de los creadores del HTML y del World Wide
Web. Para conocer acerca del proyecto
y medioambiental de distintas sociedades en distintos periodos8. Virtual Library ver http://vlib.org.
En el contexto académico europeo y norteamericano actual, así
10. Información detallada sobre Imago
como en algunos países de Asia y Oceanía, se trata de un área de in- Mundi y otras revistas afines al tema se
vestigación consolidada y dinámica: una breve exploración del portal encuentra disponible en http://www.
maphistory.info/journals.html. Las
http://www.maphistory.info (Map History / History of Cartography), memorias de las veintitrés ICHC llevadas
el más reconocido y completo nodo de articulación de la comunidad a cabo hasta la fecha se encuentran
en Douglas W. Sims y Peter van der
científica dedicada a la historia de la cartografía, es suficiente para Krog, The International Conferences on the
hacerse una idea de su dinamismo. En este portal se encuentran orde- History of Cartography. A Short History and a
Bibliography of Papers, http://cartography.
nados temáticamente más de 2.000 artículos de acceso libre, y más de geog.uu.nl/ichc/index.html (consultado
5.000 vínculos web especializados; también al calendario actualizado en Julio 2009).

de conferencias y actividades sobre la temática, el directorio de inves- 11. Vol. 1: Cartography in Prehistoric,
Ancient, and Medieval Europe and the
tigadores con doctorados y los candidatos a doctorados en el área, los Mediterranean, eds. J. B. Harley y David
programas universitarios existentes que dan cursos sobre la temática, Woodward (Chicago: The University
of Chicago Press, 1987); vol. 2, t. 1:
recursos para la enseñanza, principales listas de discusión afines, prin- Cartography in the Traditional Islamic and
cipales becas, estímulos y premios para la investigación sobre el tema, South Asian Societies, eds. J. B. Harley
y David Woodward (Chicago: The
listado de los principales proyectos editoriales y académicos en el University of Chicago Press, 1992); Vol.
campo, listado de archivos digitales de mapas antiguos, sociedades de 2, t. 2: Cartography in the Traditional East
and Southeast Asian Societies, eds. J. B.
coleccionistas de mapas antiguos e información pertinente de diverso Harley y David Woodward (Chicago:
tipo; todo con el propósito general de apoyar el fortalecimiento virtual The University of Chicago Press, 1995);
vol. 2, t. 3: Cartography in the Traditional
de una comunidad especializada y para atraer nuevos interesados9. African, American, Arctic, Australian, and
Es importante recalcar que la comunidad internacional de la historia Pacific Societies, eds. David Woodward
y G. Malcolm Lewis (Chicago: The
de la cartografía no es únicamente virtual; desde 1935 existe Imago Mundi, University of Chicago Press, 1998);
la revista internacional especializada en el tema y desde 1964 tiene lugar vol. 3: Cartography in the European
Renaissance, ed. David Woodward
cada dos años la International Conferences on the History of Cartography (Chicago: The University of Chicago
(ICHC)10. De amplia relevancia internacional también es el proyecto edi- Press, 2007); vol. 4: Cartography in the
European Enlightenment, en prensa; vol.
torial “The History of Cartography Project”, que inició en 1987 y que a la 5: Cartography in the Nineteenth Century,
fecha ha publicado en cinco tomos tres de los seis volúmenes previstos11. en prensa; volumen 6: Cartography in the
Twentieth Century, en prensa. Ver http://
www.geography.wisc.edu/histcart
(consultado en marzo de 2008).

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Evidentemente el foco de los análisis históricos sobre la cartografía ha variado pro-


fundamente desde 1935 ó 1964, cuando primaban preocupaciones de tipo empiristas más
interesadas por la precisión de la información contenida en los mapas antiguos, que por
comprender el contexto o los procesos históricos específicos en los que estaban inmersos
la producción y el uso de los mapas (por ejemplo, el rol jugado por los mapas en la histo-
ria). En efecto, la historia de la cartografía tradicionalmente se interesaba por utilizar los
mapas como pruebas de la acumulación del conocimiento geográfico y como evidencia de
la evolución científica de la disciplina. Sólo hasta la década de los ochenta se cuestionaron
significativamente las aspiraciones positivistas de la cartografía y su visión tecnocrática,
sentándose las bases de una agenda humanista de la historia de la cartografía, de la cual es
resultado el ya mencionado “The History of Cartography Project”.
A continuación se abordarán un poco más las implicaciones de este giro en torno
a una de las figuras paradigmáticas de este cambio, John Brian Harley, famoso por sus
exploraciones de las relaciones entre ideología, cartografía, conocimiento y poder. En
segundo lugar se presentará una evaluación preliminar de la situación actual de la his-
toria de la cartografía en Colombia y América Latina.

1. J ohn B rian H arley : cartografía , conocimiento y poder , o las bases de la H istoria


de la C artografía contemporánea
John Brian Harley (1932-1991) es reconocido como una figura líder de los cambios teóricos
de la historia de la cartografía contemporánea y de la cartografía crítica12. Fue cofundador y
coeditor del monumental proyecto “The History of Cartography”, ya mencionado, y autor
de multitud de artículos con los que se empezó a consolidar el interés
académico internacional por una aproximación interdisciplinar de la
12. Sobre el concepto de cartografía historia de los mapas y de los contextos sociales, culturales, económi-
crítica ver: Jeremy W. Crampton y John cos y políticos en los que éstos han sido producidos13.
Krygier, “An introduction to critical
cartography”, ACME: An International Como destaca Matthew Edney -actual director del proyecto-, desde
E-Journal for Critical Geographies 4:1 inicios de los años ochenta Harley hizo parte de una camada de cartó-
(2005): 11-33. Disponible en http://
www.acme-journal.org/vol4/JWCJK. grafos que no fueron hipnotizados por las tecnologías digitales, y que
pdf (consultado en julio de 2007). se acercaron a la semiología y la semiótica como forma de concebir los
También Richard Donohue, “Critical
Cartography and GIS”, http:// mapas. Estos cartógrafos se interesaron por teóricos críticos del empiris-
geographer.situatedlaboratories.org/ mo que abogaron por una transformación en la manera de interpretar
critical_cartography.php (consultado
en septiembre de 2008). la naturaleza de los mapas, hasta entonces centrada en un paradigma
13. Para una biografía intelectual de
evolucionista que situaba el desarrollo de la cartografía moderna en
Harley ver: David Woodward, “J.B. una camino de progreso hacia la perfección de sus técnicas, prácticas
Harley (1932-1991)”, Imago Mundi
44 (1992): 120-125 y Mathew Edney,
y herramientas. Hasta entonces entre los cartógrafos académicos ha-
“The Origins and Development of J. bía primado la idea de que los mapas eran -ante todo- una forma de
B. Harley’s Cartographic Theories”,
Cartographica 40: 1-2 Monograph 54
(2005): vi-132.

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lenguaje, y que la cartografía como ciencia debía descubrir y perfeccionar la gramática y la


sintaxis de comunicación de los mapas según el modelo empirista de comunicación carto-
gráfica. De esta manera los cartógrafos académicos norteamericanos y europeos buscaban
desarrollar las bases intelectuales de lo que ellos esperaban se convertiría en una disciplina
diferente y diferenciada de la geografía14.
Distanciándose de los cartógrafos académicos y de sus modelos de comunicación car-
tográfica, varios historiadores de la cartografía exploraron a lo largo de la década de los
ochenta diversas alternativas de entender la naturaleza de los mapas recurriendo a la
historia del arte, la historia de la ciencia, la antropología, la crítica literaria, la semiología
y los estudios culturales; acercando así las preguntas de la historia de la cartografía a las
de las historias sociales de la cultura (arte, ciencia, tecnología, etc.). Harley, en particular,
abordó el estudio de los mapas como expresiones de poder: “Nuestra tarea es buscar las
fuerzas sociales que han estructurado la cartografía para luego ubicar la presencia del
poder, así como sus efectos, en todo el conocimiento de los mapas”15.
Entre sus escritos más famosos se encuentra una serie de artículos provocadores
en los que explora las condiciones sociales de la cartografía y de la producción y usos
de los mapas alrededor de la idea de que todos los mapas son “representaciones de
poder”: “Maps, Knowledge, and Power” de 1988, “Silences and Secrecy: The Hidden
Agenda of Cartography in Early Modern Europe” de 1988, “Deconstructing the Map”
de 1989, “Historical Geography and the Cartographic Illusion” de 1989 y “Power and
Legitimation in the English Geographical Atlases of the Eighteenth Century”, publicado
póstumamente en 1997, son algunos de sus artículos más influyentes. Estos artículos
serían recopilados en 2001 bajo el nombre de The New Nature of Maps (publicado en 2005
en español por el Fondo de Cultura Económica).
En la actualidad por “nueva naturaleza de los mapas” se denomina internacionalmente
ese “estilo de investigación” inaugurado por autores como Harley, y “que abrió paso a una
nueva epistemología cultural a la hora de hacer ‘hablar’ los mapas”16 en torno a la idea de
deconstrucción de significados de los mapas como expresiones de poder.
Harley emprendió la puesta en evidencia del carácter político de los significados sim-
bólicos de los mapas y de su manipulación “en beneficio de los intereses de los poderosos”,
rechazando las pretensiones de neutralidad de la cartografía empirista
y los cánones de la crítica cartográfica tradicional “con sus oposiciones
14. Mathew Edney, “The Origins and
binarias entre mapas ciertos y falsos, precisos e imprecisos, objetivos y Development”, 113.
subjetivos, literales y simbólicos, o los basados en una noción de inte-
15. John Brian Harley, La Nueva Naturaleza
gridad científica opuesta a la de distorsión ideológica”17. de los Mapas, 188.
El acercamiento al trabajo de Michel Foucault proporcionaría a 16. Héctor Mendoza Vargas y Raquel
Harley los argumentos para interpretar los mapas como tecnologías Urroz, Los mapas de México, iii.

17. John Brian Harley, La Nueva


Naturaleza, 63.

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de poder y para explicar hasta qué punto el carácter aparentemente ‘neutro’ de la car-
tografía científica moderna imponía sus propios valores a la sociedad18.
“Lo que leemos en un mapa está tan relacionado con un mundo social invisible y con
la ideología como con los fenómenos vistos y medidos en el paisaje […]. Tanto en la
selectividad de sus contenidos, como en sus signos y estilos de representación, los
mapas son una manera de concebir, articular y estructurar el mundo humano, que se
inclina hacia, es promovido por, y ejerce una influencia sobre grupos particulares de
relaciones sociales. Al aceptar tales premisas se puede ver mejor los susceptibles que
son a la manipulación por parte de los poderosos de la sociedad”19.

¿Por qué los mapas funcionan como expresiones de poder?, ¿qué poder expresan los
mapas?, ¿cómo resultan los mapas imbuidos por ese poder?, ¿qué
papel juegan los mapas en la consolidación del poder? y ¿cuáles son
18. De ahí su interés por argumentos los efectos sociales del poder de los mapas? son algunas de las pre-
foucaultianos según los cuales “la guntas que Harley decidió examinar en estos artículos. En “Mapas,
búsqueda de la verdad no es una
actividad objetiva y neutral, sino que conocimiento y poder” adapta el análisis de Foucault sobre el Estado
está relacionada íntimamente con moderno y sus tecnologías de conocimiento y control de la población
el anhelo de poder de quien busca la
verdad” y de que “el conocimiento y el territorio, para presentar una serie de ejemplos de cómo el acto
es una forma de poder, una forma de mapear, y el uso de los mapas, encarnan ideologías culturales que
de presentar los valores propios
disfrazados de un desinterés han servido de herramientas de dominación social y territorial del
científico”. John Brian Harley, La Nueva Estado moderno. En particular exploró tres problemáticas:
Naturaleza, 82.
1. El contexto político de los mapas: esto es, las fuerzas sociales que
19. John Brian Harley, La Nueva históricamente han regulado la producción y uso de mapas (Imperios,
Naturaleza, 80.
Estados-nacionales, derechos de propiedad sobre el territorio), y cómo
20. John Brian Harley, La Nueva Naturaleza,
85-87. la elaboración de mapas ha funcionado tradicionalmente en beneficio
del poder de las élites sociales mediante la creación e imposición de
21. El Imperio español, por ejemplo,
no permitía la impresión privada de realidades espaciales. De esto la historia está llena de ejemplos sig-
mapas sobre territorio americano nificativos, como la repartición decimonónica de África entre los
y rutas marítimas y “sólo circulaba
un número limitado de copias entre imperios europeos, y en la cual “los mapas se construyeron y usaron
los capitanes de mayor confianza para legitimar la realidad de la conquista y el imperio […] y fragmen-
de la Real Armada. Esto resulta
comprensible si tenemos en cuenta taron la identidad de la organización territorial indígena”20.
la constante lucha de España por 2. El contenido de los mapas en las transacciones de poder: esto
la conservación del control de su
imperio frente a los conquistadores es, la forma en la cual el ejercicio de poder estructura el conteni-
portugueses y los comerciantes do de los mapas. Por un lado, mediante manipulaciones conscientes
ingleses, franceses, holandeses
o italianos, lo que implicó que la y determinaciones deliberadas del contenido y de los símbolos de
información geográfica fuera guardada representación cartográfica para la propaganda, la censura o el con-
con celo, muchas veces con el carácter
de secreto militar”. Mauricio Nieto, trol de contenidos21. Pero también más sutil y generalizadamente
La Obra Cartográfica de Francisco José
de Caldas (Bogotá: Universidad de los
Andes, 2006), 23.

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mediante distorsiones inconscientes, resultado del proceso “me- as evident in cosmic diagrams of
pre-Columbian North American
diante el cual el contenido de los mapas recibe la influencia de los Indians as it is in the maps of ancient
valores de la sociedad que produce el mapa”22. Un ejemplo clásico de Babylonia, Greece or China, or in the
medieval maps of the Islamic world
las “geometrías subliminales” con las que a lo largo de la historia las or Christian Europe. […] the scientific
sociedades -incluida la moderna- han construido sus cartografías es Renaissance in Europe gave modern
cartography coordinate systems,
el etnocentrismo: si en el medioevo las cartografías cristianas repre- Euclid, scale maps, and accurate
sentaban a Jerusalén en el centro del mundo, durante el Renacimiento measurement, but it also helped
to confirm a new myth of Europe’s
la proyección Mercator contribuyó a consolidar imágenes de mundo ideological centrality through
afines al sentido europeo de superioridad, y más recientemente a na- projections such as those of Mercator.
Or again, in our own century, a
turalizar la geopolítica panamericana de “hemisferio”23. tradition of the exclusivity of America
En este mismo sentido Harley buscó deconstruir las “reglas y es- was enhanced before World War II
by placing it in its own hemisphere
tructuras ocultas” de la cartografía, como los códigos simbólicos de (‘our hemisphere’) on the world
representación cartográfica de jerarquías e ideologías sociales, o -de maps. Throughout the history of
cartography ideological ‘Holy Lands’
manera más significativa- los “silencios cartográficos” como elemen- are frequently centred on maps.
tos “activos” de la producción de poder en la “aparente honestidad Such centricity, a kind of “subliminal
geometry”, adds geopolitical force
de los mapas”24. and meaning to representation.
3. Poder simbólico y efectos sociales del conocimiento cartográfi- It is also arguable that such world
maps have in turn helped to codify,
co: Harley resaltó cómo al ser parte de un sistema mayor de signos to legitimate, and to promote the
que sostiene las jerarquías sociales y políticas, el hecho cartográfico world views which are prevalent
in different periods and places”.
resulta en sí mismo un símbolo que refuerza el ejercicio de poder. Los John Brian Harley, “Deconstructing
cartógrafos contemporáneos, señaló, “por lo general consideran que the map”, Cartographica 26: 2
(1989): 6. Disponible en http://
sus mapas son manifestaciones escritas concretas en el lenguaje de utpjournals.metapress.com/content/
las matemáticas; no obstante, siempre son metáforas o símbolos del e635782717579t53 (consultado en
febrero de 2008).
mundo”25, pues “lejos de ser incompatibles con el poder simbólico, las
mediciones más exactas lo refuerzan: la precisión se convirtió en el 24. “Deconstruction urges us to read
between the lines of the map -“in the
nuevo talismán de la autoridad cartográfica”26. margins of the text”- and through its
Éstas tres problemáticas, al igual que otras que el autor aborda tropes to discover the silences and
contradictions that challenge the
en sus artículos de los años inmediatamente anteriores a su pre- apparent honesty of the image. We
matura muerte en un accidente (1991), tenían el marcado carácter begin to learn that cartographic facts
are only facts within a specific cultural
de aproximaciones preliminares “que aún deben ser exploradas en perspective. We start to understand
contextos históricos específicos” how maps, like art, far from being ‘a
transparent opening to the world’
advirtió Harley27. are but ‘a particular human way... of
A nivel teórico tal carácter explo- looking at the World’”. John Brian
22. John Brian Harley, La Nueva Harley, “Deconstructing the map”, 3.
ratorio se refleja en la introducción Naturaleza, 90.
25. John Brian Harley, La Nueva
ecléctica de conceptos y su combina- 23. “[…] many historical societies Naturaleza, 63.
[have placed] their own
ción experimental en diferentes fases territories at the centre of their 26. John Brian Harley, La Nueva
de su argumentación, para propósitos cosmographies or world maps. Naturaleza, 107.
While it may be dangerous to
assume universality, and there 27. John Brian Harley, La Nueva
are exceptions, such a rule is Naturaleza, 112.

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188 Aportes de Brian Harley a la nueva historia de la cartografía y escenario actual del campo en Colombia, América Latina y el mundo

28. En “Deconstructing the map” (1989)


señala, por ejemplo: “Las ideas de este
específicos28. Por ello, varios de sus lectores, críticos y comentaristas han
artículo se deben en su mayoría a textos resaltado el uso excesivamente superficial y ecléctico que Harley realizó
de Foucault y Derrida. Mi enfoque es
deliberadamente ecléctico porque en
de muchos conceptos y teorías de la historia del arte, la semiótica, la socio-
algunos aspectos las posturas teóricas logía del conocimiento y el postestructuralismo29.
de estos dos autores son incompatibles.
Foucault basa sus textos en realidades
Al momento de su muerte Harley estaba menos interesado en construir
sociopolíticas y construye sistemas de una teoría de la cartografía que en buscar aproximaciones alternativas al
organización del conocimiento del tipo
que a Derrida le encanta desmantelar.
empirismo para estudiar la historia de los mapas, de manera que su uso de
Un esquema así, no ofrece soluciones teorías de otras disciplinas era sobre todo didáctico. Y parece haber cierto
para una interpretación histórica del
registro cartográfico, tampoco un
consenso entre sus críticos en el hecho de valorar sus afirmaciones en un
método exacto o un conjunto de técnicas, sentido más ilustrativo y analógico que teorético, destacando que a través
sino una estrategia amplia que puede
ayudar a ubicar algunas de las fuerzas
de sus exploraciones conceptuales se empeñó más en establecer nuevas
fundamentales que han impulsado el agendas de investigación que en empezar a desarrollarlas30.
trazado de mapas en las sociedades
europeas y no europeas. Desde los textos
A mi entender, lo que más interesa de los famosos artículos de Harley
de Foucault, la revelación clave ha sido es comprender el triple proceso de desplazamiento cognitivo en el que se
la omnipresencia del poder en todo el
conocimiento, aún cuando ese poder es
hallaba inmerso el autor antes de su muerte. Por un lado, estaba trasladando
invisible o está implícito, incluso dentro su interés del análisis de mapas individuales (historia de los mapas) al análisis
del conocimiento específico codificado en
los mapas y atlas […]. La deconstrucción
del lugar del mapa -y de las prácticas cartográficas- en la sociedad (una histo-
[Derrida] nos insta a leer entre las líneas ria de la cartografía). Paralelamente, estaba transformando su comprensión
del mapa, en los márgenes del texto, y
a través de sus tropos, para descubrir
de mapa como lenguaje (heredado del empirismo, y según el cual el mapa
sus silencios y las contradicciones que transmite un mensaje predefinido) al
desafían la aparente honestidad de la
imagen”. John Brian Harley, La Nueva
de mapa como discurso (giro hacia el
Naturaleza, 188. meaningful cartographic theories? postestructuralismo). En este proceso
Which take us down unrewarding
29. “Harley wrote in the heat of the by-ways?”. Mathew Edney, “The transitó por diversos y nuevos concep-
moment, out of passion for his subject Origins and Development”, 88. tos tales como mapa como símbolo,
and with a sometimes unguardedly
sweeping enthusiasm for the idea of the 31. “He could never really accept, mapa como narrativa, mapa como retó-
despite his frequent comments
day. Not surprisingly, his essays don’t
to the contrary, that meaning is
rica y mapa como texto. Esto implicaba
always stand up to philosophical scrutiny.
Measured consistency is not the point, read into maps by the reader and empezar a aceptar que el sentido con el
not predetermined by the map-
though; or rather, it was not Harley’s
maker. Nor could he accept that
cual es leído el mapa no es simplemente
objective”. Catherine Delano-Smith,
“The hidden meanings of maps” (reseña map meaning functions at a single, “predeterminado” por el cartógrafo, y
rhetorical level, and he continued to
del libro de David Harley, The new nature
insist that maps have two levels of
que el “lector” del mapa es un actor im-
of maps (Baltimore: Johns Hopkins UP,
2001), Nature 411 (2001): 133-134. http:// meaning, the factual and the symbolic. portante dentro del propio proceso de
Accordingly, he remained insistent
www.nature.com/nature/journal/v411/
that social elites wield their power to
poder descrito por Harley. Es decir, que
n6834/full/411133a0.html (consultado en
enero de 2008). manipulate otherwise pristine map al momento de su muerte estaba ‘des-
content. No matter how much he
30. “It was the principle that was important stated that ‘maps are texts,” he did not
cubriendo’ que su denuncia original del
to Harley, not the precise details […]. appreciate all the myriad implications poder de los mapas -poder manipula-
The task facing scholars who seek of this simple phrase. In other words,
to follow Harley’s lead in developing part of him remained committed to
dor- era a su vez una denuncia cargada
a critical approach for the study of his original, empiricist understanding de empirismo31.
maps is to determine whether his of maps and cartography”,
various analogies are indeed valid. Mathew Edney, “The Origins and
Which contribute to the formulation of Development”, 115.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 180-200
Sebastián Díaz Angel 189

Si en sus artículos más polémicos Harley había querido mostrar que “al igual que las
armas de fuego y los barcos de guerra, los mapas han sido armas del imperialismo”32, y
que “a lo largo de una gran parte de la Historia, el cartógrafo fue un títere vestido con un
lenguaje técnico, cuyos hilos eran manejados por otras personas”33, el giro que había em-
prendido hacia el postestructuralismo le implicaba reconocer que todos los mapas -y no
sólo los producidos por el Estado o las élites- plantean un argumento acerca del mundo y
son propositivos por naturaleza:
“Todos los mapas emplean los recursos comunes de la retórica como invocaciones de la
autoridad y recurren a los lectores potenciales a través de uso de colores, decoración, tipo-
grafía, dedicatorias o justificaciones escritas de su método. Tanto en sus intenciones como
en sus aplicaciones representan propósitos humanos subjetivos más que corresponder al
funcionamiento de alguna ley fundamental de generalización cartográfica”34.

En este sentido la indagación que emprendió Harley fue determinante para empezar a
mostrar hasta qué punto las racionalidades y prácticas cartográficas, in-
cluyendo el consumo de mapas, hacen parte de la configuración del mundo
y de la realidad que la cartografía pretende reflejar. Logró mostrar cómo 32. John Brian Harley, La Nueva
Naturaleza, 85.
los mapas nunca son una simple mediación mimética entre una realidad
espacial y unas técnicas de representación de esta realidad. La lectura 33. John Brian Harley, La Nueva
Naturaleza, 67.
convencional del mapa suponía que nada se interponía entre el mapa y
34. John Brian Harley, La Nueva
el espacio que éste representaba, y por tanto, que el objetivo principal Naturaleza, 188.
de todo mapa era lograr ser una representación fiel de la realidad. No
35. En relación con la influencia de
obstante, la evidencia histórica mostraba a Harley que durante mucho Harley ver por ejemplo Christian
tiempo los mapas han venido funcionado como geografías anticipatorias, Jacob, “Toward a cultural history of
cartography”, Imago mundi 48:1 (1996):
que participaban de la construcción de un espacio geográfico sobre el 191-198 y The Sovereign Map: Theoretical
que posteriormente ‘echan raíces’ las sociedades: esto es, que los mapas Approaches in Cartography through History
(Chicago: University of Chicago Press,
en tanto ‘modelos’ de la realidad tienen el poder de construir -o de parti- 2006). Para investigaciones sobre
cipar de la construcción de- cierto tipo de órdenes espaciales (regiones’, América, Walter Mignolo, The Darker Side
of the Renaissance: Literacy, Territoriality,
‘fronteras’, ‘dominios’, ‘territorios’, etc.). and Colonization (Ann Harbor: University
Valga insistir que Harley y los investigadores que acompañaron of Michigan Press, 1995); Raymond
B. Craib, “A Nationalist Metaphysics:
el desarrollo de sus ideas , al problematizar la noción empirista de
35
State Fixations, National Maps, and
que los mapas son productos neutrales y transparentes, al demostrar the Geo-Historical Imagination in
Nineteenth-Century Mexico”, Hispanic
que siempre son construcciones sociales cargadas de valores cultura- American Historical Review 82:1 (2002):
les o de clase, y que efectivamente pueden servir intereses, expresar 33-68 y “Cartography and power in the
conquest and creation of New Spain”,
intensiones o naturalizar dogmas e ideologías, empezaron a conside- Latin American Research Review 35:1
rar la racionalidad cartográfica como una práctica intrínsecamente (2000): 7-36; Carla Lois, “La elocuencia de
los mapas: un enfoque semiológico para
política, en la medida en que se hizo evidente que todo mapa es un el análisis de cartografías”, Documents
d’Analisi Geográfica 36 (2000): 93-109.
Disponible en http://ddd.uab.es/pub/
dag/02121573n36p93.pdf.

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 180-200
190 Aportes de Brian Harley a la nueva historia de la cartografía y escenario actual del campo en Colombia, América Latina y el mundo

argumento específico y de-construible sobre el mundo y sus carac-


36. En el capítulo 3 de la primera parte terísticas36. La historia de la cartografía no es lo mismo después de
de su libro “The Political Mapping Harley y su desarrollo actual está en gran medida relacionado con la
of Cyberspace”, titulado “Why
mapping is political”, Jeremy W. riqueza resultante de un cuestionamiento de la cartografía como sis-
Crampton plantea agudamente tema cerrado y las implicaciones de una concepción de la cartografía
la cuestión así: “Harley’s fruitful
contribution was to ask the vital como sistema abierto.
question about what mapping is and En la noción de sistema cerrado se supone que la cartografía no
could be, and […] to set us on the
path of questioning its possibilities. necesita de otros fenómenos o procesos por fuera de sí misma para
[…] [Other researchers] tried to existir o explicarse: mediante su intelecto el cartógrafo seleccio-
describe how maps are, whereas
Harley describes why maps are as na los datos, abstrae el mundo y codifica lo símbolos del mapa, y
they are, and how else they can be. It mediante su intelecto, también, el usuario del mapa decodifica los
is only this alter project which is the
political one”. Jeremy W. Crampton, símbolos del mismo para acceder a la imagen abstracta del mun-
The Political Mapping of Cyberspace do, todo bajo una visión harto individualista que no necesita de
(Edimburg: Edinburgh University
Press, 2003), 53. Sobre los mapas contextos históricos ni de redes de relaciones sociales. En una con-
como argumentos de mundo, ver cepción de sistema abierto, por el contrario, cada mapa es hecho y
Denis Wood y John Fels, The natures of
maps: cartographic constructions of the usado en el marco de prácticas insertas en la sociedad y la cultura
natural world (Chicago: University of de quienes producen y usan los mapas. La cartografía es un sistema
Chicago Press, 2008). David Turnbull
también rescata la dimensión política abierto en la medida que es inseparable de prácticas tecnológicas,
de toda propuesta cartográfica, económicas, políticas y sociales y en cuanto es inseparable de otras
hegemónica o contra hegemónica:
“Harley has done much to counter estrategias de representación del mundo como el arte, la escritura,
the orthodox view of maps as neutral, los números, el teatro, la danza o el ritual37.
mimetic devices. His analyses are
primarily semiotic, providing for A mi entender fue en este punto en el que las ideas de autores
the possibility of understanding como Harley rompieron más profundamente con el empirismo,
the power effects of maps and for
alternative readings of map texts con la pretensión cientificista de la cartografía y sobre todo con
[…]. Social and representational los cánones disciplinares de la cartografía tradicional y su visón
orderings of space are ‘maps of
meaning’ through which groups and de la cartografía como un sistema cerrado, abriendo la cartografía
individuals make sense of their social a nuevos horizontes críticos y disciplinares. Sin duda Harley fue
world. Although such cultural maps
are in some measure hegemonic, un nuevo tipo de cartógrafo, que introdujo el análisis de las ideas
sources and sites of resistance are de poder, ideología y vigilancia argumentando que ninguna crí-
always found within any map […].
By recognizing the opportunities for tica cartográfica podía realizarse ignorándolas. Estas ideas eran
resistance in our daily practices and nuevas en la disciplina cartográfica y radicales para la geografía
in differences in ways of knowing
and being in other cultures, we may humana, de manera que desajustaron la historia empirista de la
be able to ‘reposition’ science. The cartografía, cargada de nociones teleológicas y evolucionistas, y
questions thus become, how did
the daily practices we now take for que de ninguna manera estaba interesada en demostrar las face-
granted come into being, and what tas políticas y culturales de la racionalidad cartográfica.
is the structure of the knowledge
space we inhabit?”. David Turnbull,
“Cartography and Science in Early
Modern Europe: Mapping the
Construction of Knowledge Spaces”,
Imago Mundi 48 (1996): 7.

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 180-200
Sebastián Díaz Angel 191

2. U n balance preliminar de la historia de la cartografía en C olombia 37. Agradezco a Mathew Edney por
señalarme el punto de las nociones
y A mérica L atina de cartografía como sistema abierto o
Cabe preguntar en este punto qué papel ha jugado América cerrado.

Latina en la historia de la cartografía de las últimas décadas. Una 38. Está pendiente una revisión
del nivel de publicación de
respuesta preliminar es que la articulación latinoamericana con la autores latinoamericanos y
agenda internacional de investigación es limitada, tal y como se latinoamericanistas en Imago Mundi y
en otras publicaciones especializadas.
desprende del análisis de la participación de latinoamericanos y la- En Razón Cartográfica, red de historia
tinoamericanistas en la ICHC (ver gráfico No. 1)38. de las geografías y cartografías

G ráfico N o . 1: P articipación en la ICHC de ponencias latinoamericanas y latinoame -


ricanistas , 1964-2007

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90
Londres Reino Unido, 1964
Londres Reino Unido, 1967
Bruselas, Bélgica 1969
Edimburgo, Reino Unido 1971
Varsovia, Polonia 1973
Greenwich, Reino Unido, 1975
Washington, EEUU 1977
Berlín, Alemania 1979
Pisa - Firenze - Roma, Italia 1981
Dublín, Irlanda 1983
Ottawa, Canada 1985
París, Francia 1987
Amsterdam, Holanda 1989
Upsala y Estocolmo, Suecia 1991
Chicago, EEUU 1993
Viena, Austria 1995
Lisboa, Portugal 1997
Atenas, Grecia 1999
Madrid, España 2001
Cambridge-Portland, EEUU 2003
Budapest, Hungría 2005
Berna, Suiza 2007

Número total de ponencias en el evento


Ponencias sobre temáticas latinoamericanas (incluyendo ponencias de autores de países latinoamericanos)
Ponencias de autores de países latinoamericanos

Fuente: Elaborado por el autor de este artículo a partir de procesamiento de datos disponibles en
Douglas W. Sims y Peter van der Krog, The International Conferences on the History of Cartography. A Short
History and a Bibliography of Papers, http://cartography.geog.uu.nl/ichc/index.html (consultado en Julio
2009). Nota: la participación de ponencias incluye Posters.

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 180-200
192 Aportes de Brian Harley a la nueva historia de la cartografía y escenario actual del campo en Colombia, América Latina y el mundo

Entre los latinoamericanos han sido los investigadores brasileros y mexicanos quienes de
manera más significativa han participando en la ICHC (ver gráfico No. 2). En la última ICHC,
en Copenhague, Dinamarca (2009), participaron siete latinoamericanos: dos de Brasil, dos
de Colombia, uno de Argentina, uno de Perú y uno de Costa Rica (sorprendentemente no
asistieron investigadores al último ICHC)39.

G ráfico N o . 2: P articipación en ICHC de ponentes latinoamericanos 1964-2007

Mexico
8
26%

Brazil
16
52%
Cuba
3
10%

Argentina
2
6%
Venezuela
1 Chile
3% 1
3%

Fuente: Elaborado por el autor de este artículo a partir de procesamiento de datos disponibles en
Douglas W. Sims y Peter van der Krog, The International Conferences on the History of Cartography. A Short
History and a Bibliography of Papers, http://cartography.geog.uu.nl/ichc/index.html (consultado en Julio
2009). Nota: la participación de ponencias incluye Posters.

Héctor Mendoza (Universidad Nacional Autónoma de México) y João Carlos Garcia


(Universidade do Porto, Portugal) hacen su balance sobre la historia de la cartografía en
Iberoamérica en estos términos:
“Entre los países ibero-americanos la historia de la cartografía goza
de alguna tradición entre los eruditos, los militares y los diplomá-
ticos: los mapas antiguos españoles o portugueses hacen parte
de Colombia (http//:www. del imaginario historiográfico relativo a los episodios de expansión
razoncartografica.wordpress.com), se geográfica europea de la Época Moderna; los mapas corográficos
encuentra disponible una recopilación
bibliográfica preliminar y parcial de lo mexicanos o brasileros dan cuenta de las disputa por la fijación
producido en América Latina. de fronteras en el Nuevo Mundo, después de las independencias.
39. Información procesada por el autor Pero la cantidad y la calidad de los documentos cartográficos pro-
a partir de la lista de participantes
al evento suministrada durante
ducidos en México o Brasil, en Perú o en Cuba, en Argentina o
el mismo. Los resúmenes de en Colombia, en Portugal o en España, requieren mucha mayor
ponencias y posters de la ICHC
2009 se encuentran disponibles en
atención de la hasta ahora recibida. Los mapas antiguos merecen
Maps, and Myths and Narratives. 23rd un nuevo estudio, una nueva lectura, una nueva mirada como figu-
International Conference on the History
of Cartography, http://ichc2009.
raciones gráficas y, particularmente, como testimonios culturales, y
dk/programme.pdf (consultado en no solo como documentos técnicos o pruebas históricas”40.
agosto de 2009).

40. Traducción del autor. Héctor

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 180-200
Sebastián Díaz Angel 193

Si tomamos como ejemplo el caso de México, encontramos que en este país existe efec-
tivamente una “larga tradición en la elaboración de mapas” que “ha llamado la atención
de los especialistas de todas las épocas”41, pero también que hasta hace muy poco predo-
minaban miradas empiristas “preocupadas por la precisión, la existencia de las escalas, la
medición exacta sobre el papel, la búsqueda de los puntos cardinales, y en general el con-
junto de operaciones matemáticas realizadas”. Sólo en los últimos tiempos la mirada se ha
ensanchado dentro de los márgenes del mapa y “nuevos intereses han guiado las preguntas
que han diversificado los criterios de investigación de los mismos”42.
El interés por la investigación y difusión internacional de estos temas a nivel lati-
noamericano es relativamente reciente43, pero también creciente, como lo atestigua la
puesta en marcha en los últimos años de dos Simposios Iberoamericanos de Historia
de la Cartografía (SIHC), el primero realizado en Buenos Aires, Argentina en el 2006, y
el segundo en Ciudad de México, en abril de 200844 (ver Tabla No. 1).

T abla N o . 1: N úmero de ponencias por países presentadas en el primer SIHC y apro -


badas para el segundo SIHC

SICH A rgentina B rasil C hile C olombia C uba E spaña M éxico P araguay P ortugal T otal
2006. B uenos 12 4 1 1 1 1 1 - 1 22
A ires ,
A rgentina
2008, M éxico 5 8 1 4 - 3 32 1 3 56
DF, M éxico

Fuente: Elaborada por el autor de este


artículo con base en información dispo-
Mendoza Vargas y Joao Carlos Cátedra-Facultad de Arquitectura,
nible en http://www.historiacartografia. Planeamiento y Diseño-Universidad
com.ar (Primer SIHC) y con base en el Garcia, “A historia da cartografía
nos países ibero-americanos”, Nacional de Rosario, 2008); Alessandra
listado de participantes y el programa aca- Russo, “Caminando sobre la tierra, de
Terra Brasilis, revista de História
démico del Segundo SIHC. Disponible en nuevo desconocida, toda cambiada: la
do Pensamento Geográfico no Brasil
http://razoncartografica.files.wordpress. Año VI-VII-VIII: 7-8-9 (2007): 9. invención de la pintura del paisaje en
com/2008/04/2sihc_programa_academico. la cartografía novohispana, siglos XVI-
pdf (consultado en abril 2008). 41. Héctor Mendoza Vargas y Raquel XVII”, Terra Brasilis, Revista de História
Urroz, Los mapas de México: autores y do Pensamiento Geográfico no Brasil Años
contextos (México: Edición no venal VI-VII-VIII: 7-8-9 (2007): 99- 120; Luisa
La creciente participación de in- para el II Simposio Iberoamericano Martín-Merás Verdejo, “La expedición
vestigadores colombianos en estos de Historia de la Cartografía, abril hidrográfica del Atlas de la América
de 2008), iii. septentrional, 1792-1805”, Journal of
simposios es una buena noticia, si Latin American Geography 7: 1 (2008):
42. Héctor Mendoza Vargas y Raquel
se tiene en cuenta que a nivel de la Urroz, Los mapas de México, iii.
203-218. Para consultar más bibliografía
relacionada con el tema, consultar:
historiografía nacional tradicional- http://razoncartografica.googlepages.
43 Por ejemplo: Bibiana Cicutti,
mente se le ha otorgado una exigua dir., Conocimiento del territorio y
com/bibliografiasrcoct2008.doc.

importancia a la cartografía y a la cartografía urbana. Reflexiones sobre 44. Las memorias del Primer SIHC se
el mapa como producto cultural encuentran disponibles en http://
(Rosario: Ediciones NOBUKO www.historiacartografia.com.ar
A&P, Serie Publicaciones de (consultado en marzo 2008). Para

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 180-200
194 Aportes de Brian Harley a la nueva historia de la cartografía y escenario actual del campo en Colombia, América Latina y el mundo

geografía como objeto específico de investigación histórica. El tema ha estado relegado


a propósitos absolutamente accesorios dentro de la agenda historiográfica del país.
Por ejemplo, no hay ninguna mención de la historia de la geografía en La Historia al
final del Milenio: ensayos de historiografía colombiana y latinoamericana, de la Universidad
Nacional de Colombia de 1994. Simplemente aparece un dato en un cuadro resumen
de las publicaciones existentes sobre “historia de las disciplinas”, anexo al capítulo
“Historiografía de la ciencia en Colombia” de Diana Obregón, en el que hay cuatro
registros sobre historia de la geografía (dos artículos, un libro y un ‘varios’), entre un
total de 123 registros, lo cual hacía de la astronomía, la geografía y la biología las tres
ciencias menos historiadas del país45.
Sólo muy recientemente los temas de historia de la geografía y de la cartografía
han empezado a resultar atractivos para historiadores e investigadores sociales. Una
aproximación a la cuantificación de la producción académica rela-
cionada con la historia de la cartografía en Colombia entre 1896 y
una reseña sobre el Segundo SIHC 2007 sugiere que las reflexiones históricas sobre la geografía y la
ver Francisco Roque de Oliveira, “II
Simposio Iberoamericano de Historia cartografía en Colombia fueron esporádicas, y que hasta la década
de la Cartografía. La cartografía de los noventa hay escaso interés académico por estos temas. Es a
y el conocimiento del territorio
en los países iberoamericanos”, partir de la última década cuando se da un incremento significativo
Investigaciones Geográficas 66 (2008): en la producción bibliográfica: lo publicado entre 1999 y 2007 sig-
167-172. Disponible en: http://
www.igeograf.unam.mx/iggweb/ nificaría más del 60% del total de lo disponible hasta entonces, y lo
publicaciones/boletin_editorial/ producido en los últimos cuatro años (2004-2007) correspondería
boletin/bol66/bltn66resenas.pdf
(consultado en diciembre de 2008). a más del 30% del total de las investigaciones del país relacionadas
45. Diana Obregón, “Historiografía
con el tema46.
de la ciencia en Colombia”, en Si comparamos este ejercicio preliminar de cuantificación, con
La Historia al final del Milenio:
ensayos de historiografía colombiana
uno similar para el caso mexicano entre 1871 y 2007, constatamos
y latinoamericana vol. 2, comp. de manera general en ambos países la misma tendencia: más del
Bernardo Tovar Zambrano (Bogotá:
Editorial Universidad Nacional de
30% de lo producido en historia de la cartografía en México desde
Colombia, 1994), 618. finales del siglo XIX corresponde al periodo 2000-2007, y otro por-
46. Información procesada por el centaje similar a la década anterior47. En México es evidente una
autor de este artículo a partir de los mayor tradición de producción académica y publicación de libros
resultados actuales de la recopilación
bibliográfica realizada por Sebastián especializados sobre la materia, además de un interés significativo
Díaz y David Ramírez para Razón por estos temas a nivel de tesis universitarias. Frente al número
Cartográfica, red de historia de las
geografías y cartografías de Colombia, total de resultados registrados en ambos casos, cabe advertir que
en noviembre de 2007 (actualizada el ejercicio realizado para el caso colombiano incluye registros re-
en octubre del 2008) y disponible en
http://razoncartografica.wordpress. lacionados con la historia de la cartografía, mientras que el listado
com/bibliografia/. Las fuentes han mexicano es específicamente sobre historia de la cartografía (lo
sido las citas en la literatura nacional
e internacional, y la consulta de cual significa que en el listado de fuentes colombianas procesadas
catálogos de las principales bibliotecas
nacionales. Está pendiente por realizar

historia critica No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 180-200
Sebastián Díaz Angel 195

se encuentran registros que en el listado mexicano no habrían sido


incluidos y viceversa). un análisis exhaustivo que incluya
tesis universitarias.
En términos generales el incipiente desarrollo de la historia de la
47. Información procesada por el autor
cartografía en Colombia refleja la existencia de una tradicional rela- de este artículo a partir de Héctor
ción marginal entre la formación académica en historia (y en ciencias Mendoza Vargas y Raquel Urroz, Los
mapas de México.
humanas y sociales) y el pensamiento espacial. Esto tiende a entor-
pecer el desarrollo de una visión histórica del espacio y evidencia la 48. Está pendiente un análisis extenso y
riguroso de la presencia de asignaturas
necesidad académica de pensar los territorios y sus representaciones relacionadas con Cartografía en las
como productos históricos. carreras de Historia (y de las ciencias
sociales y humanidades) de las
Es destacable el hecho de que en la formación académica en principales universidades del país.
historia en el país sea muy débil la enseñanza de las herramientas 49. A continuación una aproximación a la
básicas de análisis e interpretación cartográfica48, de tal suerte que cuantificación de los Atlas Históricos
sobre Latinoamérica producidos
los estudiantes e investigadores profesionales del área tienen una hasta la fecha, realizada por el autor.
competencia baja en la utilización y crítica de fuentes cartográficas Sebastián Diaz Angel “El lugar del
Atlas Histórico en la historiografía
para sus indagaciones. En realidad no existe una tradición sólida de tradicional”, Historia en mapas,
reflexión académica sobre el papel de las prácticas cartográficas en http://historiaenmapas.blogspot.
com/2006/11/el-lugar-del-atlas-
la historia del país, así como tampoco hay una tradición consolidada histrico-en-la.html, noviembre de 2006.
de producción de cartografía histórica (esto es, de cartografía sobre Allí señalaba que ocho de los doce atlas
sobre historia de Latinoamérica fueron
el pasado): son muy contadas las investigaciones que intentan de- publicados en inglés, y en EEUU y del
sarrollar análisis cartográficos de procesos históricos o incluso de total de doce, cinco fueron publicados
después del año 2000: 1. A. Curtis
reconstrucción sistemática de información histórica del país me- Wilgus, An atlas of Hispanic American
diante mapas (al respecto cabe agregar la debilidad de producción History (Washington, D.C.: [s.n.], 1932):
2. A. Curtis Wilgus, Latin America in
en América Latina de Atlas Históricos, si por ellos entendemos no maps, historic, geographic, economic (New
una recopilación de mapas antiguos sino un proyecto historiográfico York: Barnes & Noble, 1943): 3. A. Curtis
Wilgus, Historical atlas of Latin America:
de cartografías temáticas sobre el pasado)49. political, geographic, economic, cultural
Los historiadores y estudiantes de historia por lo general no (New York: Cooper Square Publishers,
1967): 4. Ramiro Condarco Morales, Atlas
poseen las técnicas básicas de análisis histórico del espacio ni de Histórico de América (La Paz: Ediciones
elaboración de mapas y cartogramas sobre el pasado, privándose de Condarco, 1968): 5. Cathryn L. Lombardi,
John V. Lombardi y K. Lynn Stoner,
la oportunidad de disponer o desarrollar habilidades geo-históricas Latin American History, a teaching atlas
de análisis espacial, o de aprovechar las potencialidades pedagógi- (Madison: University of Wisconsin
Press, 1983): 6. Francisco Morales
cas del lenguaje cartográfico en la enseñanza o en la ilustración de Padrón, Atlas histórico cultural de América
sus trabajos para la comunicación de sus resultados. (2 Tomos) (Las Palmas de Gran Canaria
Consejería de Cultura y Deportes, 1988):
Un aporte importante para el entendimiento del lugar de la car- 7. Edwin Early et al., The history atlas of
tografía en la producción académica de las humanidades y ciencias South America (New York: Macmillan,
1998): 8. Marion Wood y Brian Williams,
sociales colombianas se encuentra en el texto de Olivier Pissoat y Ancient America (New York: Facts On File,
Vincent Gouëset, acerca de la representación cartográfica de la violen- 2003): 9. Sergio Orlando Gómez Méndez,
Atlas de historia de América (México:
cia en las ciencias sociales colombianas. Allí señalan los autores que: Editorial Limusa, Noriega Editores,
2003): 10. Carolyn Hall y Héctor Pérez
Brignoli, Historical Atlas of Central America

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 180-200
196 Aportes de Brian Harley a la nueva historia de la cartografía y escenario actual del campo en Colombia, América Latina y el mundo

(Norman: University of Oklahoma Press,


“[E]ntre los numerosos estudios sobre la violencia, las aproxi-
2005): 11. Manuel Lucena, Atlas histórico
de Latinoamérica: desde la Prehistoria hasta maciones de tipo geográfico -en particular las representaciones
el siglo XXI (Madrid: Editorial Síntesis,
cartográficas- fueron relativamente escasas hasta una fecha recien-
2005): 12. Michael J. LaRosa, Germán
R. Mejía, An atlas and survey of Latin te cuando, paradójicamente, la dinámica propiamente territorial de
American history (Armonk, New York:
los hechos socio políticos y de los actores involucrados, aparecía
M.E. Sharpe, 2006).
de golpe, como una evidencia para todos los investigadores que
50. Olivier Pissoat y Vincent Gouëset,
“La representación cartográfica de han abordado el tema […]. La debilidad institucional de la geografía
la violencia en las ciencias sociales en el sistema universitario colombiano, así como el relativo distan-
colombianas”, Análisis Político 45
(2002): 3, 4. ciamiento de los geógrafos y las pocas instituciones y especialistas
que trabajan el tema, no son ajenos a estos vacíos”50.
51. El surgimiento de diferentes redes
de investigación sobre estos tópicos
también sería una evidencia. “El
uso de las nuevas tecnologías de
Afortunadamente hay indicios de un interés renovado por la
comunicación e información estimula geografía y el problema del espacio en las ciencias sociales con-
el intercambio, la producción y la
difusión de nuevos conocimientos
temporáneas del país, visible en el incremento de la producción
en la materia, así como el trabajo académica sobre problemas relacionados con estos temas en los úl-
colaborativo en red. Todo indica,
además, que las nuevas tecnologías
timos años, así como en la apertura reciente de tres maestrías y un
de información geográfica, así doctorado en geografía en las universidades del país51.
como las herramientas digitales de
visualización y navegación espacial
(como por ejemplo Google Earth), han C onclusión
contribuido a despertar un interés
inusitado del público en general
En la historia de la cartografía se cruzan intereses, prácticas y disci-
-y de nuevos públicos académicos- plinas diversas. No sólo historiadores, geógrafos o cartógrafos aportan
por el pensamiento espacial, por
las representaciones geográficas
a su desarrollo, con sus investigaciones y debates teóricos. Diversidad
y cartográficas, por su historia, y de disciplinas afines de las ciencias naturales y humanas juegan un
por sus potencialidades analíticas
y pedagógicas”, señala el editorial.
papel significativo, incluyendo a coleccionistas, bibliotecarios, restau-
“Hacia una red de historia de las radores y curadores de mapas. La protección, catalogación y acceso
geografías y cartografías de Colombia,
articulada con Iberoamérica y el
a colecciones de planos y mapas impresos o manuscritos -así como
mundo” del Boletín No. 1: Julio-Agosto a los documentos escritos relacionados- es tan fundamental para el
de 2008 de Razón Cartográfica, red de
historia de las geografías y cartografías
desarrollo del campo, como en las últimas décadas ha podido ser el dis-
de Colombia www.razoncartografica. tanciamiento de posturas empiricistas en la valoración de los mapas.
wordpress.com.
La digitalización y puesta en línea de colecciones privadas y
52. En el portal Map History / History of públicas de mapas ha sido, sin lugar a dudas, un estímulo a la inves-
Cartography http://www.maphistory.
info/ se encuentran indexadas las tigación sobre el tema. Diversas mapotecas digitales se encuentran
principales mapotecas digitales en disponibles en Internet, aunque se observa un rezago a nivel lati-
línea, así como un listado de más de
1.200 enlaces comentados a otros noamericano, del cual Colombia no es ajena52.
archivos cartográficos organizado por Sin embargo, el uso de Internet estimula el intercambio, la pro-
regiones, por temas y por el tamaño de
las colecciones. Como punto de partida ducción y la difusión de nuevos conocimientos en la materia, así
a mapotecas digitales sobre América como el trabajo colaborativo en red. La construcción de redes, la
Latina también se recomienda visitar
la colección de la biblioteca Perry
Castañeda de la Universidad de Texas

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Sebastián Díaz Angel 197

construcción de escenarios de investigación y difusión de la historia http://www.lib.utexas.edu/maps/


map_sites/hist_sites.html#americas.
de la cartografía y del pensamiento crítico espacial y cartográfico, y Para una recopilación preliminar de
sus temas afines son todos retos fascinantes en Colombia, América mapas digitalizados sobre Colombia
ver http://razoncartografica.
Latina y el mundo. wordpress.com/mapoteca/
Todo indica que la historia de la cartografía se beneficia de un re-
novado interés en las ciencias sociales, por el pensamiento espacial,
los sistemas de información geográficos, y las potencialidades ana-
líticas y pedagógicas de la geo-visualización y las representaciones
espaciales.

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Reseñas 201

Reseñas
Meschkat, Klaus y José María Rojas, compiladores.
Liquidando el pasado. La izquierda colombiana en los archivos
de la Unión Soviética.
Bogotá: FESCOL-Taurus, 2009, 845 pp.

Liquidando el pasado es un libro de batalla, como debe ser todo libro de historia. En
especial cuando de experiencias heroicas de confrontación al Príncipe se trata. Klaus
Meschkat y José María Rojas han publicado, desde ya, un texto clásico. La historia del
movimiento obrero-artesanal y social de los años veinte y comienzos de los treinta vista a
través de los archivos de la Unión Soviética nos ofrece una visión distinta de las actividades
de los líderes y de las políticas programáticas del Partido Socialista Revolucionario;
diferente también, y sobre todo estremecedor, es el panorama que se nos ofrece del
surgimiento del Partido Comunista de Colombia (PCC), estalinista de los pies a la cabeza y
dirigido desde Moscú con mano férrea por la Internacional Comunista.
La objetividad, enseñamos, es aquello que más se acerca a su objeto de estudio. Pues
bien, los compiladores superan con creces tal postulado epistemológico. La selección
de las fuentes, su ordenamiento temático y en especial su interpretación -la savia
de la historia como dice Edward Carr- del contexto social y político de la época son
muestra de un trabajo científico, paciente y profesional. Mejor aún, diremos que su
interpretación del pasado les ha permitido una cuidadosa selección y ordenamiento
de las fuentes. La verdad histórica, así trabajada, sale a la luz y se corrobora que, a
pesar de la escuela posmoderna, ella, la verdad si se puede conocer.
Los once capítulos con que Meschkat y Rojas construyeron el libro corresponden a
documentos históricos; son éstos los que nos hablan. La Introducción cumple la única
y necesaria función de orientar al lector por los meandros de la historia, de aclarar uno
que otro tópico -la aclaración de todos será tarea del historiador profesional- relativo a
las intensas y agrias confrontaciones políticas entre los dirigentes
del partido que se extinguía y aquellos que pasaban a ocupar los
cargos claves del comunismo estalinista criollo. De esta Introducción
surge con fuerza la tesis de que hubo una ruptura teórica, política y
programática entre el socialismo revolucionario de los años veinte y César Torres Del Río
el naciente partido “moscovita” de Guillermo Hernández Rodríguez, Doctor en Historia, Universidad de Brasilia,
Gilberto Vieira y otros, lo que va en contravía de la difundida versión Brasil. Profesor Titular, Facultad de Cien-
de los comunistas colombianos sobre la “reconstrucción leninista” cias Sociales, Departamento de Historia,
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá,
Colombia. ctorresd@javeriana.edu.co

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202 Reseñas

del partido. Ni reconstrucción ni leninismo; lo que hubo fue destrucción estalinista pues
de las fuentes surge otra realidad. Para señalar un caso, recordemos que en un dramático
y escabroso documento de autocrítica fechado en Berlín en marzo de 1931 - y cuyo
título es el mismo del libro que reseñamos- el propio Ignacio Torres Giraldo afirma que
había que liquidar el pasado, ajustar cuentas con la acción política del Partido Socialista
Revolucionario (PSR) pues ¡nada menos! era un “bloque oportunista y putchista” en el que
predominaba la pequeña burguesía influida política y programáticamente por la burguesía;
por el “putchismo” de Tomás Uribe Márquez, Torres Giraldo llega al absurdo de acusar
como traidor a ese partido por su conducción de la huelga de las bananeras en 1928.
En el mismo sentido de la ruptura obran las actas del decisivo e histórico pleno
ampliado del Comité Ejecutivo Nacional del PSR de julio de 1930, compiladas en el Capítulo
VII del libro; recordemos que fue en esa reunión en la que el nombre del partido fue
cambiado al de Partido Comunista de Colombia, sección de la Tercera Internacional. En
la reunión participaron dirigentes probados como José Gonzalo Sánchez, líder indígena, y
Tomás Uribe Márquez, secretario general del PSR, acusados especialmente por Guillermo
Hernández Rodríguez (Guillén) -el cual pasaría a ocupar la secretaría del nuevo partido
estalinista y quien posteriormente sería víctima de los mismos métodos impulsados por
Gilberto Vieira, como se advierte en el capítulo relativo a “La caída de Guillén”-. Quienes
conocen la historia de las luchas del movimiento obrero colombiano y lean ese capítulo
seguramente tendrán el mismo sentimiento de ira y la misma sensación de angustia que
tuvo el que esta reseña escribe. Ira, por el método utilizado para liquidar la dirigencia y la
tradición de la movilización callejera y veredal: acusaciones falsas, incluidas imputaciones
por manejos corruptos de dineros; maniobras políticas bajas, propias de los que no tienen
argumentos; pontificaciones en nombre del leninismo y de la Internacional Comunista
acerca de la “línea política justa”; llamamientos a la “autocrítica revolucionaria” para
poder construir un partido “proletario de combate”, testimonios amañados de miembros
directivos, etc. Y angustia, porque se evidencia la debilidad política y programática de los
acusados; porque se aprecia su impotencia frente a la maquinaria oficialista del estalinismo
internacional; porque saltan a la vista sus errores políticos; porque desconocían la lucha
política y programática internacional entre la fracción estalinista, organizadora de
derrotas, y la Oposición de Izquierda, corriente dirigida por León Trotsky, en torno al
Frente Único, a las alianzas tácticas, al régimen del partido, al curso económico dentro
de la URSS, a la independencia política de clase, a la estrategia revolucionaria de toma del
poder, al carácter de la capa burocrática nacida en el Estado soviético que ya comenzaba a
instaurar la “dictadura sobre el proletariado”, etc.
Pero también el lector del libro podrá constatar que de los documentos referidos
surge la entereza personal y política de quienes estaban en el paredón soportando las

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Reseñas 203

descargas. Para solo citar a dos de sus más importantes protagonistas Tomás Uribe
Márquez declaraba en el pleno ampliado -ese estrado judicial montado para asestar el
golpe final- que “[…] me han convertido en el trapo sucio del Partido. Yo quiero que se
establezca la verdad histórica […]. No todo lo que dijo Guillén encuadra con la verdad.
Se ha inspirado en mis mas ardientes calumniadores […]. Yo seré mi fiscal, (y) ante todo
declaro (que) soy un soldado de la Internacional Comunista” (p. 456); y José Gonzalo
Sánchez reafirmaba estar de acuerdo con la obra política de Uribe Márquez y defendía
al PSR en cuanto al trabajo con los indígenas haciendo, además, una crítica mortal a
Quintín Lame cuando de éste dijo que “[…] no tiene nada que ver con nosotros […] que
no íbamos a una revolución burguesa, sino a nuestra revolución […]. Quintín Lame
estafa a los pobres indígenas […]. (p. 483).
Ahora bien, hemos hablado de ruptura; ella no podría entenderse sin el contexto
internacional. Me parece que, entre otros, el mérito del libro es el de haber sabido
vincular los acontecimientos mundiales con los hechos sociopolíticos y económicos
nacionales. Lastimosamente en Colombia las investigaciones científicas sobre historia
política han privilegiado una visión nacional; una atenta mirada historiográfica lo
puede comprobar. En cuanto al PSR, la Komintern y el Partido Comunista mucha tela
hay que cortar, y Liquidando el pasado apenas si hace un certero y primer corte.
Lo primero que hay que poner de relieve es que tanto en Colombia como en Europa
y Asia la actualidad de la revolución era un hecho, y las fuentes aportadas lo confirman,
sin que con ello se quiera decir que en nuestro país estuvieran dadas todas las condiciones
para que el acontecimiento se produjera, sobre todo si consideramos la debilidad del
factor subjetivo. No obstante, la corriente estalinista deducía de aquella consideración la
existencia de una situación revolucionaria (!) en Colombia, absurdo político que se aprecia
en varias comunicaciones e informes redactados por Guillén -ya como Secretario General
del PCC- para la Internacional Comunista. Un segundo aspecto para subrayar es el del
carácter internacionalista y antiimperialista del PSR y de sus miembros; tanto la solidaridad
con las luchas de trabajadores de América Latina, con Nicaragua por ejemplo al crear el
Comité Sandinista “Manos fuera de Nicaragua” o con la lucha adelantada contra la United
Fruit Company en la zona bananera, como el ingreso a la Komintern es prueba suficiente y
confirma que Tomás Uribe Márquez, María Cano y José Gonzalo Sánchez ligaban la suerte
de los trabajadores colombianos a la de los pueblos explotados del mundo; traidores no
eran. El problema histórico, de hecho la tragedia histórica, reside en que en el momento
en que el PSR era admitido ya Stalin y sus seguidores, tras la muerte de Lenin, tenían en
sus manos buena parte del control político en la Internacional y en la Unión Soviética; ello
hizo que los partidos miembros fueran sometidos a un fuerte control político desde Moscú
para “reconstruir la línea política justa”, control que mantenía por medio de los cuadros

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204 Reseñas

nacionales reeducados previamente (Guillén) o en formación dentro de la escuela estalinista


(Gilberto Vieira, por ejemplo).
De otra parte, hechos históricos nacionales serán reinterpretados. La huelga de las
bananeras, por ejemplo. Todo el primer capítulo “El socialismo revolucionario hasta la huelga
de las bananeras” es de tal riqueza que llevará con seguridad a un replanteamiento sobre el
período y a una revisión de los hechos que sosteníamos como verdades. No solo en cuanto a
los dirigentes involucrados, Alberto Castrillón -quien aparece como intrigante, individualista
y oportunista-, Raúl Eduardo Mahecha, Tomás Uribe o María Cano, sino en todo lo referido
a la construcción del socialismo revolucionario en directa asociación con las luchas de los
trabajadores: métodos organizativos, carácter del partido, alianzas y membrecía, tácticas
políticas, etc.; al respecto, deberá continuar discutiéndose la participación de intelectuales
liberales en el PSR, tipo Felipe Lleras Camargo o la de los generales decimonónicos, quienes
ocupando cargos directivos no tenían vínculos directos con los trabajadores. Así mismo, la
huelga de las bananeras se nos revela en otra dimensión; aparece en el contexto como una
necesidad y una obligación y por eso haberse negado a dirigirla sí que hubiera equivalido a
traición; no obstante, la evaluación que hizo la directiva del PSR, para entonces dominada
por los estalinistas, está teñida de acusaciones personales y políticas a los promotores y
líderes y cruzada por misivas de ida y de vuelta a la Internacional Comunista en especial
por la denominada “Carta de Febrero”. En este mismo nivel de reinterpretación, nos parece,
estaría la preparación del levantamiento armado que fue aprobado y puesto en marcha
por la dirección del PSR; los documentos del capítulo IV “Una insurrección fracasada y las
vertientes antiputchistas” ofrecen una visión compleja, y polémica, sobre tal determinación
para el año 1929. Según Rafael Baquero, el nuevo secretario general, putchistas fueron
todos, desde Ignacio Torres Giraldo, Tomás Uribe y Julio Buriticá hasta María Cano y Raúl E.
Mahecha; por eso había que impulsar la “autocrítica revolucionaria”.
En fin, Liquidando el pasado abre las puertas al conocimiento científico y ofrece
lecciones para los historiadores y para los políticos. A diferencia de su título, el pasado
se nos muestra con vitalidad suficiente para nuestro presente y nuestro futuro. La
crisis de la dirección política, nacional e internacional, y la necesidad de superarla,
a diferencia del planteamiento anarquista, aparece en toda su magnitud en especial
si evaluamos lo que en Colombia sucede hoy con la izquierda parlamentaria. Como
afirma José María Rojas en su escrito introductorio, “Estamos […] en los comienzos del
rescate de una memoria histórica”. Y la memoria es también un campo de batalla.

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Reseñas 205

Clavero, Bartolomé.
El orden de los poderes. Historias constituyentes de la trinidad
constitucional.
Madrid: Editorial Trotta, 2007, 321pp.

El milagro bienvenido de la santísima trinidad


Me intereso por el estricto orden de los poderes, por su secuencia y por su posición, por su base, su función y su
interdependencia, porque me interesa la suerte de los derechos.
B. C lavero

Bartolomé Clavero, profesor de derecho constitucional de la Universidad de Sevilla,


es hoy uno de los más reconocidos e influyentes historiadores de las realidades
jurídicas y constitucionales del mundo moderno. Conocido de los especialistas ante
todo por ese libro insólito y sorprendente que es la Grâce du don. Anthropologie catholique
de l’économie moderne -París, 1996, con Prólogo de Jacques Le Goff-, ha llegado a ser un
reconocido tratadista de la compleja cuestión de los derechos de los grupos indígenas
en el mundo americano (Estados Unidos, Canadá y América latina), afín a muchos
de los movimientos indígenas y a sus reivindicaciones, como lo deja en claro, por
ejemplo, su Derecho indígena y cultura constitucional en América -Madrid, 1994-, además
de ser un riguroso tratadista de las transformaciones constitucionales de hoy, vistas
en la perspectiva del tiempo -véase por ejemplo Happy Constitution. Cultura y lengua
constitucionales. Madrid, 1997-.
En esta reseña de El orden de los poderes -que continúa un trabajo que habíamos iniciado
hace algún tiempo comentando una obra de António Manuel Hespanha, el autor del
memorable y poco leído Vísperas del Leviatán-, queremos solamente
insistir en la importancia de las proposiciones que sustenta Clavero, en
su pertinencia para el trabajo de las ciencias sociales, y en la forma como
tales proposiciones y la manera de abordar un objeto pueden servir
a los investigadores, sobre todo a quienes trabajan sobre la historia Renán Silva Olarte
política del siglo XIX en América Latina, para ampliar los campos de Sociólogo e historiador. Doctor en Histo-
búsqueda y para replantear muchas formulaciones corrientes que ria Moderna de la Universidad de París
están reclamando un tratamiento nuevo de los problemas de la política, I, Panthéon-Sorbonne, Francia. Profesor
campos que claman por la introducción de una perspectiva radical del Departamento de Historia de la Uni-
de análisis histórico que se esfuerce por mostrar -precisamente- el versidad de los Andes, Bogotá, Colom-
carácter histórico desde su raíz de formas sociales y culturales, que a bia. Miembro del grupo de investigación
muchos han terminado por parecer simples formas naturales. Cultura, historia y sociedad, adscrito a la
Universidad del Valle. rj.silva33@unian-
des.edu.co

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206 Reseñas

El orden de los poderes comienza por mostrar una paradoja: que la Constitución de
Cádiz (1812) no incluía de manera clara y explícita la mención de la triple división
de los poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), aunque “la falta de aval no estorbaba
el planteamiento y quizás tampoco la puesta en práctica” (p. 14), lo que de entrada
nos advierte sobre el objetivo del libro: mostrar el carácter histórico de la “fórmula
trinitaria” constitucional, y el hecho de que ella es moderna por entero -sustancia
misma del constitucionalismo de hoy-, lo mismo que mostrar que ella no depende en
su formulación de un hallazgo puramente jurídico, sino que depende del propio poder
constituyente (elemento clave de los sistemas democráticos) y de una concepción precisa
de la relación entre derechos y poderes. Como escribe Clavero, hoy nos imaginamos que
la trinidad constitucional no tiene génesis, y aún de manera más particular creemos
que su orden de mención es asunto sin importancia, y no nos planteamos la posibilidad
“de que en sus inicios [éstas] pudieran ser cuestiones inseguras y problemáticas”, o
de otra manera: “Problemas andan latiendo en fórmulas que se tuvieron y tienen por
pacíficas y que han llegado a caracterizar el constitucionalismo” (p. 26).
Antes de llegar al corazón del problema que investiga -la génesis de la trinidad
constitucional en sus diferentes posibles órdenes de sucesión- Clavero, reconocido
por su monumental erudición, conduce al lector a un largo rodeo sobre el poder
constituyente -“apariencia simple y realidad compleja”, como repite varias veces-, ya
que en su opinión la trinidad constitucional no surge sobre el vacío “ni de condiciones
históricas ni jurídicas […]”, y sólo se comprende la radical modernidad de la división
moderna de poderes cuando se comprende su propia originalidad, es decir, el elemento
de diferencia con el pasado en que se funda y que no se reduce a un asunto de simples
antecedentes -punto sobre el que volveremos dentro de unos renglones-.
El rodeo incluye también una crítica frontal de la forma como el problema ha sido
abordado de manera tradicional por los juristas que cultivan la “historia de las ideas”,
en cuyas obras Clavero nunca se ha reconocido. Según sus palabras, lo que se debe
considerar no es “la mecánica constitucional de los poderes, sino su planteamiento
constituyente”; de la misma manera, lo que hay que analizar no son simplemente “unas
teorías puras, sino unas plasmaciones prácticas” (p. 39). De manera aún más detallada
y firme, que a algunos puede irritar, Clavero dirá que muy poco ha encontrado entre
los juristas sobre el problema que investiga, pues ellos han “convertido productos
contingentes […] como la trinidad de los poderes […] en principios firmes de ciencias
del derecho y la política”, arrojando “grandes sombras sobre la historia misma”,
demostrando gran inhabilidad para situar a los lectores “en la corriente del tiempo y
quizás así también para ubicarnos en el presente […]” (p. 33). Su idea es más bien la de
que antes que apoyarse en los trabajos habituales de los juristas -“no he encontrado

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Reseñas 207

apenas orientación ni ayuda en la bibliografía jurídica estricta”-, hay más bien que
resistir a su concepción del problema. Hay pues que renunciar a la tentación de abordar
el “origen del constitucionalismo o del actual derecho como una partenogénesis autista
de los elementos que hoy se tienen por propios” (p. 31).
El abandono y el rodeo predicados tienen una recompensa: la construcción de
un objeto histórico en toda su novedad, y por lo tanto la definición de un nuevo
argumento en la suma de aquellos que especifican nuestro propio tiempo -por fuera
de una lección de epistemología para historiadores-. El asunto se concreta en la clara
opción que Clavero toma contra el anacronismo, cuando indica que la explicación
del orden de los poderes “debe ser de presente, del presente suyo, no del nuestro
por supuesto”. El problema reclama trabajo de historiador, pues sólo introduciendo
la idea de diferencia específica y de configuración es posible reconocer que en cierta
manera la idea de “triple división de los poderes” no tiene propiamente antecedentes.
Con su característico estilo de escritura, y de una forma que define un objeto y una
forma de acercamiento, Clavero lo señala:
“Más el caso pudiera ser que la separación creara de hecho su propio objeto, los
poderes mismos. Los poderes puede que nacieran con la separación mismísima, por
efecto suyo, proyectándose no sólo como instituciones desiderativas hacia un futuro,
sino también como imágenes legitimantes hacia el pasado” (p. 31).

Una perspectiva histórica de esa naturaleza le permite a Bartolomé Clavero una


consideración de su objeto que, en la medida en que se avanza en la lectura del libro,
recuerda la manera como los historiadores olvidan lo que especifica su oficio. Esto
sucede cada vez que se entregan a generalizaciones fuera de contexto, por ejemplo,
cuando recurren a nociones de “poder” como las que desarrolló en partes de su obra
Michel Foucault, y que terminan siendo un simple sustituto de sus ideas acerca de la
“voluntad de dominio” y otras generalizaciones con las que se piensa que se puede
dejar de lado el examen concreto de las formas particulares como se ejerce el poder, el
dominio, la autoridad y el mando en una sociedad.
En nuestro caso preciso Clavero mostrará que el obstáculo mayor para desenredar
el asunto de la génesis de la idea de triple división de los poderes se encuentra “en la
presunción bien arraigada de la preexistencia de poderes mediante la proyección sobre
potestades”, o dicho en lenguaje más simple, la idea de que los poderes modernos,
tal como la trinidad constitucional los concibe, ya existían con anterioridad a las
revoluciones modernas, sólo que se encontraban concentrados en el monarca. De
esta manera tendríamos entonces, escribe Clavero, en un tiempo preconstitucional,
los poderes que habitualmente hoy reconocemos, pero concentrados y sometidos por

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208 Reseñas

tanto a un manejo “despótico”, con lo cual olvidamos lo esencial del problema: que
derechos y poderes no se entendían en el pasado de la misma forma que hoy “y que ni
siquiera existían como tales” (pp. 59-60).
Un elemento más especifica el enfoque con el que Clavero interroga la trinidad
constitucional: se trata de su renuncia a la simple historia de las ideas de uso habitual,
renuncia que va acompañada por un esfuerzo de inscripción de la historia de las ideas
constitucionales en el campo más amplio de las ideas contextualizadas -a la manera de
Quentin Skinner y la Escuela de Cambridge-, lo que le permite el reexamen de varios
problemas de génesis del constitucionalismo moderno desde perspectivas inusuales
y renovadoras. Podemos ofrecer al respecto lo que constituye en nuestra opinión el
ejemplo más significativo. Clavero comienza por poner en tela de juicio la génesis de la
trinidad constitucional en la obra de Montesquieu -“Es luego cuando se producirá una
alucinación que llega hasta hoy: Montesquieu habría sido nada menos que el oráculo”
(p. 71)- agregando: “En la leyenda imperante de la separación de poderes […] dicho
paso francés se tiene además por el momento de la génesis de la criatura genuina”-; y
Clavero remite entonces de manera directa al constitucionalismo inglés del siglo XVII
(John Locke y otros pensadores en los que el asunto se encuentra esbozado).
La historia es conocida, se dirá. Pero Clavero se encarga de mostrar que el pensamiento
inglés es sólo una génesis parcial y muy incompleta -“Locke es autor inevitable y
recurrente en las historias constitucionales de la separación de los poderes […] pero
dándole un alcance que en su momento no tuvo” (p. 47)-, y que es solamente en el campo
del constitucionalismo de los Estados Unidos en donde el asunto tendrá su verdadera
realización, -“En el principio del mundo era América… es una famosa expresión del Segundo
Tratado de Gobierno. No supo Locke cuánta razón tendría respecto precisamente al
nacimiento constitucional de la separación de los poderes” (p. 47)-. Sin embargo, tal
génesis no se produce en el campo de las simples ideas, sino en el de las luchas políticas
y constitucionales que allí se daban, pero no en la Unión en su conjunto, sino en algunos
de sus Estados (es conocido el caso de Virginia, que Clavero estudia en detalle) -“[F]
ueron los Estados y no la Unión quienes se vieron en condiciones constituyentes de
formular la ecuación entre derechos y separación de poderes entre legislativo, ejecutivo
y judicial, dando por ese exacto orden de factores, el producto de la Constitución”-. Así
pues, “partiremos de una isla europea, pero el espacio trasatlántico es el espacio de
aparición de un orden constitucional de poderes” (p. 38).
Hay que retener con cuidado estas formulaciones, pues tienen importantes
implicaciones analíticas: la historia de las ideas, ella misma, por contextualizada que
sea, será siempre para los historiadores de la sociedad una forma limitada de considerar
los problemas a los que debe enfrentarse el análisis histórico. Es posible que esta lección

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Reseñas 209

se conozca. Pero se ha retenido menos el hecho de que la historia de las ideas, fiel a
su programa tradicional de búsqueda de antecedentes y precursores y obrando desde
luego post festum, proyecta hacia el pasado (por ejemplo hacia la obra de John Locke)
soluciones que sólo la vida práctica fue capaz de ofrecer -¿no decía Marx acaso que
todos los misterios que descarrían la teoría hacia misticismo se resolvían el práctica?-.
El punto es esencial por relación con el enfoque y el método, y aquí Clavero denuncia
una especie de gran desviación idealista típica del homo escolástico que busca siempre
en la esfera de las ideas puras la solución de los misterios del mundo y la invención de
las grandes fórmulas a que la vida social acude para explicar y justificar su marcha.
En general la forma de interpretación que propone Clavero de los problemas de
la instauración de un cierto orden de poderes en la sociedad moderna nos advierte
contra todo esencialismo y nos recuerda que tal orden -histórico y cambiante- no
responde “a razones intrínsecas” ni menos al simple peso de una “idea” -“La autoridad
de Montesquieu no pesaba de manera decisiva. No era más que un recurso. El contexto
americano era el que estaba induciendo un giro” (p. 68)-. La impresión retrospectiva
acarrea una ilusión: que un desarrollo de esta naturaleza fue el fruto de una idea,
con lo cual estamos en las antípodas de una historia comprensiva de la forma como
el mundo social funciona, y muy cerca de las ilusiones intelectuales que legitiman
su propio oficio dando crédito a la creencia de que las ideas dirigen el mundo, con
soberano desprecio por el peso de la experiencia y de los problemas prácticos, desde
luego rodeados ellos por una forma imaginaria y a veces mítica de representarlos.
Cuando el Congreso federal de Filadelfia se reúne en 1774, lo que se encuentra en el
centro del debate es una realidad que viene desde más de una década atrás. Problemas
como la incorporación de Quebec, las garantías para la religión católica y el derecho
francés; los problemas relacionados con el reconocimiento del territorio indígena y
los consiguientes asuntos de frontera, y todo ello en un momento en que los conflictos
entre las colonias americanas (lo que serán los Estados Unidos) y la monarquía británica
se encuentran ya en plena marcha.
Por fuera de los desarrollos históricos concretos que aparecen en la obra de Clavero,
una contribución sustancial a la historia del constitucionalismo moderno y de sus
muy discutibles tesis sobre la presencia de algo semejante a trinidad constitucional
en el marco de las sociedades aborígenes amerindias, algo que encontramos muy poco
fundamentado y contrario al propio espíritu del libro, quedan las ricas lecciones que en
torno al método y al enfoque se encuentran presentes en esta obra -como en general
en todas sus obras-. Una lección de rigor y de atrevida inventiva que es una invitación
a reconsiderar las historias de la trinidad constitucional en otros ámbitos, y eso es algo
que puede interesar en los países de América latina, sobre todo ahora que se habla tanto

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210 Reseñas

del Bicentenario de las independencias nacionales, es decir, de manera esquemática, de


la apertura de las vías que conducirán a la modernidad política y al fin del régimen de las
potestades del Soberano y, como posibilidad, la apertura de vías que podrían llevar -como
en efecto ocurrió- a la discusión sobre la fórmula trinitaria constitucional.
Pero a diferencia de lo que ocurre con la coyuntura historiográfica europea y
norteamericana, parece ser que nosotros debemos comenzar el trabajo por sus escalones
iniciales, pues antes de corregir una perspectiva de análisis, según la tarea que intenta
Clavero, tendríamos que empezar por plantear el problema mismo, una empresa difícil que
debe enfrentar por lo menos tres obstáculos inmediatos: en primer lugar reconocer el
carácter inédito de la época que se abre en 1808 con la invasión napoleónica al centro mismo
de la monarquía a la que pertenecíamos, con las consecuencias que se desprenderán para
el conjunto de las posesiones de Ultramar, no sólo en el plano de la Independencia, sino
ante todo en el del advenimiento del régimen democrático. En segundo lugar reconocer
y sacar las consecuencias del hecho de que después de 1820 -aproximadamente- se
abre en el subcontinente la historia de la democracia, del poder constituyente, y por
lo tanto la historia de las fórmulas variadas con las que se ha enfrentado la emergencia
o el abandono en nuestras sociedades de la trinidad constitucional. Una historia rica
en desarrollos, sorprendente, ligada a la historia Occidental del problema, aunque
llena de especificidades (y en muchas oportunidades de retrocesos). Y en tercer lugar,
comprender que sin abandonar el lenguaje lírico e inadecuado que habla de la “sangre
de los criollos” y del “patriotismo de los héroes” y de toda otra serie de bagatelas a las
que obliga la celebración oficial del Bicentenario, será muy difícil plantear un problema
de ciencia, pues nos encontraremos siempre a la entrada del palacio de las celebraciones,
un lugar que tanto entusiasma a los historiadores, a pesar de cierta crítica formal, sobre
la que no hay que hacerse muchas ilusiones.

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Notilibros 211

Notilibros-Notired Ï Alzate Echeverri, Adriana María, Manolo


Florentino, Carlos Eduardo Valencia Villa, eds.
S ección a cargo de M artha L ux Imperios ibéricos en comarcas americanas:
estudios regionales de historia colonial
brasilera y neogranadina. Bogotá: Universidad
Ï Escobar Quevedo, Ricardo.
del Rosario, 2008, 392 pp.
Inquisición y judaizantes en América española
Una de las principales preocupaciones de la
(siglos XVI-XVII). Bogotá: Universidad del historiografía de América Latina ha sido entender
Rosario, 2008, 444 pp. las similitudes y diferencias existentes entre
A pesar de las numerosas leyes que restringían la las sociedades hispano y lusohablantes del
emigración hacia el Nuevo Mundo, la presencia continente. Habitualmente, junto a la afirmación
de criptojudíos (o marranos, como se les llamaba de que ambas Américas son herederas de las
despectivamente) en las colonias españolas es mismas tradiciones fundamentales -la africana,
perceptible desde el comienzo de la conquista y la ibérica y las precolombinas-, se insiste en sus
aumenta considerablemente luego de la unificación diferencias estructurales y se subrayan los matices
de los reinos ibéricos en 1580. Gracias al estudio de sus similitudes. De esta manera, semejanzas
exhaustivo de la documentación inquisitorial y contrastes se contraponen permanentemente,
peninsular y americana, el autor logra reconstituir produciendo un juego en el que los objetos
el fresco trágico de los grupos criptojudíos de origen investigados se acercan y se distancian, generando
portugués que, pasando por Sevilla, llegaron hasta entre ellos cordeles que se prolongan y se
los confines del Nuevo Mundo. Más allá del estudio envuelven, para crear ese lienzo que es la historia
detallado del fenómeno estrictamente religioso, su de América Latina. Los artículos que componen
investigación permite apreciar la vitalidad de las redes este libro dibujan parte de este tapiz e ilustran
comerciales marranas y judías de origen ibérico que, cómo los espacios locales se integran en una órbita
desplegados a una escala planetaria, participaron imperial clara y manifiesta, que ejerció presión
activamente en el apogeo del mercantilismo. sobre las personas que componían cada sociedad.
El estudio de las problemáticas regionales de cada
artículo no busca la extrapolación a todo el territorio;
Ï Tovar Pinzón, Hermes.
los autores subrayan que sus hipótesissecircunscriben
Los fantasmas de la memoria. Poder e a zonas o ciudades concretas y a los casos específicos
inhibición en la historia de América Latina. que están analizando; esto es, al marco cultural en el
que actúan los agentes investigados.
Bogotá: Universidad de los Andes, 2009, 402 pp.
Este libro, que tuvo como propósito buscar el
sentido del presente en el pasado, describe y Ï Conde Calderón, Jorge.
analiza las formas en las que el sistema colonial Buscando la Nación. Ciudadanía, clase y
penetró el mundo de la economía, las costumbres
tensión racial en el Caribe colombiano 1821-
y la intimidad de las culturas prehispánicas,
convirtiendo en escombros toda forma de 1855. Medellín: La Carreta Editores, 2009, 330 pp.
imaginación y creación. A la instauración de Eltemacentraldeestetrabajoeslaciudadaníapolítica
poderes destructivos, se respondió con las máscaras en el Caribe Colombiano en el periodo transcurrido
del engaño que operaron como instrumentos entre 1821 y 1855. Durante este lapso, aparecieron
y espacios en los cuales resguardar los últimos de manera simultánea los problemas inherentes a la
signos y cicatrices de la cultura y la identidad de los construcción de los Estados nacionales en el mundo
pueblos vencidos. La obra analiza las disputas entre iberoamericano. El principal se refirió a la ciudadanía
poderes y contrapoderes y los sueños que llegan política y al régimen representativo. Los dirigentes
desde el pasado a diseñar nuevos mundos. Es una criollos y grupos de poder necesitaban definir la
invitación a diseñar los caminos del bienestar que condición de los habitantes, que como portadores
el sistema colonial negó y ha negado a los herederos de derechos políticos legitimaran el nuevo orden.
de quienes desde el siglo XVI buscaron defender el En otras palabras, aquellos con capacidad de
derecho a la imaginación y a la libertad. sufragar y elegir. El empleo de la noción ciudadana

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212 Notilibros

estuvo acompañada de otras expresiones como publicidades subordinadas, la ideología de un autor


pueblo, soberanía, nación, Estado, las cuales fueron o la percepción literaria del siglo XIX son tratados
utilizadas por los actores sociales y políticos de por los autores con plena libertad comprensiva e
la época con diferentes significados. En algunos interpretativa. En el trasfondo analítico figura el
territorios las diferencias raciales intentaron diálogo entre la teoría política y la historiografía
arreglarse manteniendo la influencia de la tradición contemporánea sobre Colombia e Hispanoamérica
política hispánica combinada con una negociación y la pretensión de superar las simples aplicaciones
política cuyos protagonistas utilizaron la coacción, teóricas y los modelos teleológicos y normativos
sutil o violenta durante el proceso. Uno de estos que se derivan de ellas.
territorios fue el Caribe colombiano.
Ï Paredes Cisneros, Santiago.
Ï Acosta Peñaloza, Carmen Elisa. Algo nuevo, algo viejo, algo prestado. Las
Lectura y nación: novela por entregas en transformaciones urbanas de Barbacoas entre
Colombia, 1840-1880. Bogotá: Universidad 1850 y 1930. Bogota: Universidad Nacional de
Nacional de Colombia, 2009, 338 pp. Colombia, 2009, 236 pp.
Las reflexiones que puede aportar la historia de la En este libro el autor propone que en Barbacoas
lectura -y, en ella, la historia de la literatura- son de se dio forma a un proyecto urbano moderno.
la mayor vigencia para la sociedad en la respuesta a Comprueba convincentemente que en efecto se
interrogantes contemporáneos sobre los procesos puso en marcha tal proyecto, que alcanzó a darle un
lectores y sus públicos, a la vez que sobre los aire de ciudad contemporánea a este puerto fluvial
mecanismos de funcionamiento de circuitos de sobre el río Telembí, en medio de la selva húmeda
producción, difusión y recepción de lo escrito. Más del Pacífico colombiano -apoyado en la abrumadora
aún, la historia de la lectura se valida frente a la documentación que logra reunir e integrar a la
posibilidad que le da responder preguntas sobre narración. Los resultados de este trabajo nos obligan
las formas como se expresa en la actualidad la a revisar no sólo nuestros supuestos conceptuales,
relación lectura y sociedad, de interés central para sino también nuestros profundos prejuicios respecto
su diálogo con las demás formas de aproximación de lo grande y lo pequeño, lo simple y lo complejo, lo
a lo social. Esta relación entre historia y literatura moderno y lo antiguo.
permite rastrear alguno de los elementos por
medio de los cuales se puede comprender los Ï Marquardt, Bernd.
hábitos y prácticas, a partir de las tradiciones
lectoras, de la preocupación por la construcción de Historia Universal del Estado. El Estado de la
la nacionalidad en el siglo XIX. doble revolución ilustrada e industrial (1776-
2008), Tomo 3. Bogotá: Universidad Nacional de
Ï Múnera Ruiz, Leopoldo y Nathaly Sánchez, eds. Colombia, sede Bogotá - Facultad de Derecho,
Fragmentos de lo público-político. Colombia Ciencias Políticas y Sociales - La Carreta Editores -
siglo XIX. Medellín: La Carreta Editores - Instituto Unidad de Investigaciones, 2009, 386 pp.
Universidad Nacional de Colombia, 2009, 371 pp. Marquardt entrega un nuevo tomo que examina
Los siete artículos incluidos en el libro son estudios la tercera transformación básica de la historia
diversos sobre la esfera pública colombiana a partir universal del Estado: la moderna desde 1776,
de la Independencia de la Nueva Granada que no que reemplaza el Estado agrario tradicional por
pretenden tener la misma perspectiva teórica el Estado que se originó en Europa y se anexo en
e historiográfica. Por el contrario, alrededor las dos Américas. Mientras dominó en Europa
de un debate colectivo desarrollado durante durante el largo siglo XIX la profundización de la
más de dos años, los textos fueron elaborados soberanía, se experimentaba en Norte y Suramérica
desde una pluralidad de enfoques, definida apariencias del Estado constitucional republicano
por el carácter exploratorio de la investigación democrático. Una sorpresa puede verse en el
y por la heterogeneidad temática. El Estado, constitucionalismo idealista de Hispanoamérica.
la nación, los contrapúblicos subalternos, las En el transcurso del siglo XX, las vías de los dos

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Notilibros 213

lados del océano Atlántico se mezclaron. Otro años de la construcción nacional del Ejército
tema abordado es la difusión de los modelos en Colombia, invita a pensar los problemas de
occidentales a los Estados tradicionales de Asia y al manera histórica, con la ambición de tomar, sobre
África subsahariana preestatal. Concluye con una lo vivo, un giro crítico. Se discuten dos temas de
perspectiva a la globalización y continentalización capital importancia: el grado de profesionalidad
en el inicio del siglo XXI y analiza críticamente las alcanzado por el Ejército y la envergadura real de
tendencias antiestatales del neoliberalismo, para la autonomía militar. La propuesta es observar a
terminar con una perspectiva cuidadosa de los los hombres en armas y uniformes a través de su
desafíos del Estado en el futuro próximo. propia historia, comenzando por el principio.

Ï Torres Del Río, César y Saúl Rodríguez


Ï Sánchez Ángel, Ricardo.
Hernández, eds.
¡Huelga! Luchas de la clase trabajadora en
De milicias reales a militares
Colombia, 1975-1981. Bogotá: Universidad
contrainsurgentes. La institución militar en
Nacional de Colombia, 2009, 485 pp.
Colombia del siglo XVIII al XXI. Bogotá: Pontificia Este libro reúne una completa documentación
Universidad Javeriana, 2008, 381 pp. histórica, sin dejar de tomar partido por los oprimidos;
Las fuerzas armadas de Colombia han sido un es una hermosa demostración de que las dos
actor fundamental en la historia de Colombia. Esta exigencias no son, en manera alguna, contradictorias.
importancia se debe a su inicial configuración como Uno de los aportes más originales del libro es la opción
milicias reales en el siglo XVIII y a su denodada lucha de recurrir a imágenes fotográficas para ilustrar la
dentro de la sociedad colonial por defender el fuero; lucha de clases en Colombia. Por supuesto, las fotos
también es fruto de su participación en las guerras no pueden remplazar la historiografía, pero ellas
de independencia, su defensa del incipiente estado captan lo que ningún texto escrito puede transmitir:
central en el período y su papel como “ejércitos ciertos rostros, ciertos gestos, ciertas situaciones,
de montoneras” al servicio de las elites locales ciertos movimientos, como el de este joven que lanza
federalistas o centralistas. Entre los siglos XIX y XX, una piedra contra los policiales durante el paro cívico
las fuerzas armadas fueron relevantes gracias a los del septiembre 1977.
procesos de profesionalización como cuerpo especial
de la sociedad ubicado en escuelas militares; a la Ï Guerrero Barón, Javier y Olga Yanet Acuña
evidente politización al servicio de los partidos liberal
y conservador hasta el inicio del Frente Nacional; Rodríguez, comps.
además de su participación en la Guerra de Corea y Boyacá: región y conflicto. Medellín: La Carreta
su marcada actuación en la lucha contrainsurgente, Editores, 2008, 169 pp.
y más recientemente por su papel en la lucha contra La construcción de un territorio es un proceso
el narcotráfico y el terrorismo. social de larga duración que debe ser mirado en su
complejidad desde una perspectiva histórica que
Ï Atehortúa Cruz, Adolfo León. integre los procesos demográficos, económicos,
Construcción del Ejército Nacional en Colombia, antropológicos y geográficos, pero entendiendo el
territorio como el escenario donde se desenvuelven
1907-1930. Reforma militar y misiones extranjeras. las dinámicas de la sociedad que no está exenta
Medellín: La Carreta Editores, 2009, 230 pp. de las tensiones ocasionadas por conflictos de
El Ejército Nacional de Colombia, a diferencia de diferente naturaleza. El objetivo de esta primera
sus congéneres en toda Suramérica, posee el aura recopilación es divulgar una selección de proyectos
de no haber gestado y concretado, por sí mismo, recientemente realizados, algunos de ellos aún en
un solo golpe de Estado a lo largo del siglo XX. Sin curso, para mostrar aspectos novedosos sobre esa
Embargo, al lado de esta aura y a semejanza de sus relación entre las dinámicas sociales y la articulación
congéneres en Suramérica, el Ejército Nacional de la sociedad a sus escenarios territoriales, además
de Colombia posee un “INRI” que lo acompaña en de las particularidades de algunas de las micro-
gran parte de su historia: la violación a los derechos regiones que conforman al actual territorio del
humanos. Este libro, levantado sobre los primeros departamento de Boyacá.

hist. crit. No. 39, Bogotá, septiembre-diciembre 2009, 238 pp. issn 0121-1617 pp 211-213
Tabla de contenido
Carta a los lectores 7-8

Artículos

Dossier: Objetos y mercancías en la historia (II)

Noviembre 2009
ISSN 0121-1617
Camilo Quintero Toro, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 9-10
Presentación del dossier “Objetos y mercancías en la historia”

Peter Burke, Cambridge University, Cambridge, Reino Unido 11-19

especialen la historia (II)


La historia social y cultural de la casa

Carlos Héctor Caracciolo, Instituto Nazionale de Geofisica y Vulcanologia, Bolonia, Italia 20-42
Bicicleta, circulación vial y espacio público en la Italia Fascista

Orián Jiménez Meneses, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, Colombia 44-61


Objetos y cultura. Rituales, flujos y elaboraciones en el Nuevo Reino de Granada

Marcos Fernández Labbé, Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, Chile 62-83
Del ficticio entusiasmo: el mercado de las drogas en el tránsito a la prohibición en Chile.
1920-1960

Inés Pérez, Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, Argentina 84-105
La domesticación de la “tele”: usos del televisor en la vida cotidiana. Mar del Plata
(Argentina), 1960-1970

y mercancías
Tema abierto:

Cristián Garay Vera, de Santiago de Chile, Santiago de Chile, Chile 108-129


El atributo amazónico del Perú. La construcción de una soberanía 1903-1942

Thomas J. Williford, Southwest Minnesota State University, Marshall, Estados Unidos 130-152

Edición
Las “tomas” de colegios durante la República Liberal, 1936-1942: parte de la estructura
discursiva de La Violencia

María Dolores Ferrero Blanco, Universidad de Huelva, Huelva, España 154-178


Violencia y represión en el ocaso de los Somoza: las condiciones carcelarias de los presos
políticos

Dossier: Objetos
Espacio estudiantil
Sebastián Díaz Angel, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 180-200
Aportes de Brian Harley a la nueva historia de la cartografía, y escenario actual del campo en
Colombia, América Latina y el mundo

Reseñas
César Torres Del Río, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia 201-204
Meschkat Klaus y José María Rojas, compiladores. Liquidando el pasado. La izquierda
colombiana en los archivos de la Unión Soviética. Bogotá: FESCOL-Taurus, 2009
Renán Silva Olarte, Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia 205-210
El milagro bienvenido de la Santísima Trinidad: Clavero, Bartolomé. El orden de los poderes.
Historias constituyentes de la trinidad constitucional. Madrid: Editorial Trotta, 2007

Notilibros 211-213

Índices cronológico/ alfabético de autores/ temático 214-217

Convocatoria 218

Acerca de la revista 219

Normas para los autores 220-221

ISSN 0121-1617

Septiembre-Diciembre 2009
Precio $15.000

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