Está en la página 1de 5

Universidad del Quindío

Programa de Filosofía
Facultad de ciencias humanas y bellas artes
Filosofía política
Juan José Trujillo

Segundo tratado sobre el Gobierno c


Civil, capítulo 5 “de las propiedades”.

Resumen

En el capítulo 5, Locke se propone demostrar cómo a partir de que la tierra y


todo lo que ella contiene ha sido heredada a los hombres por Dios, pueden los
hombres a llegar a tener en su poder “propiedades”, sin la necesidad de
acuerdos previos entre los miembros de una comunidad, y cómo el trabajo y
las leyes de la razón limitaban la pertenencia de esta.

Palabras clave: Propiedad, estado natural, trabajo, ley de la razón, ley de la tierra.

La tierra ha sido herencia de Dios para con los hombres dice Locke, y gracias a la razón
natural, con la cual los hombres tienen derecho a su propia conservación, es decir, comer y
beber y satisfacer sus necesidades de subsistencia, podemos aprovecharnos de ella de forma
común. Locke demostrará que la propiedad puede existir, aunque partiendo del hecho de
que Dios entregó el mundo a Adán y su prole, es tenazmente difícil hacerlo, por otra parte,
sería también imposible que nadie, exceptuando a una especie de monarca universal podría
tener propiedad alguna y, por tanto, excluir al resto de la humanidad.

Locke, adjudica que en estado natural todos los bienes que produce la tierra, frutos y
animales, son comunitarios, y aunque en un principio no sean propiedad de hombre alguno
debe existir en determinado momento alguna manera de apropiárselos para que puedan ser
utilizados por un individuo particular. El trabajo, dice el filósofo inglés, los hace suyos; el
añadirle a aquella cosa de la naturaleza una modificación hace la apropiación, y le quita a
ella el derecho que tienen los demás hombres. Hace un ejemplo con unas bellotas con las
que alguien se alimenta, y se pregunta cuándo éstas comenzaron a ser de ese alguien,
¿cuándo las ha digerido? ¿cuándo las comió? ¿cuándo las llevo a su casa? O ¿Cuándo las
cogió del campo? Y dice de este último que, si eso no las hizo suyas, nada podría haberlo
hecho entonces. El trabajo marca entonces la diferencia entre propiedad particular y
propiedad común, y es que, hace un añadido posterior al bien de lo que otorga la naturaleza.
También añade Locke, que si para apropiarse de la propiedad común, hubiese que estar
toda la comunidad en favor de aquello, el hombre moriría primero de hambre antes que
llegar a tal acuerdo, lo que hace imposible que esa sea la manera de favorecerse de lo
dispuesto por la naturaleza. Es esta una ley de la razón y es la que hace que quien recoge las
bellotas sea su dueño o que el ciervo que el indio cazó sea ahora de su propiedad, aunque
inicialmente todos tuviesen un derecho comunitario sobre el fruto y el animal. También,
aunque existan una enorme cantidad de leyes positivas que intentan determinar la
propiedad, esta ley original de la naturaleza precedía a todas estas y, además, sigue
continuando vigente, nos dice Locke.

Podrían surgir objeciones respecto de esto nos dice el autor de la obra, objeciones del tipo
de que entonces cualquiera podría aumentar tanto sus propiedades como quisiese, a lo que
el mismo Locke responde diciendo que la misma ley de la naturaleza impone los propios
límites “Todo lo que uno pueda usar para ventaja de su vida antes de que se eche a perder
será aquello de lo que le esté permitido apropiarse mediante su trabajo, más todo aquello
que excede lo utilizable será de otros” (Locke, pg. 37). Pero a pesar de todo, estas no son el
principal problema acerca de la propiedad, sino que lo es la tierra; la solución al igual que
en los casos anteriores, dirá Locke, es igual a la ya planteada, cada hombre tendrá un
pedazo de tierra que trabaje, labre, plante, mejore o cultive y haga beneficios para su uso
será suya. El pedazo de tierra que un hombre puede tener es el que pueda trabajar.

Para Locke también es claro que aquellas tierras que llegaron a ser comunales, como una
sociedad o un país que vivan bajo un gobierno, no pueden ser reclamadas como suyas por
nadie a excepción de que cada uno de los co-propietarios esté de acuerdo, pues aquellas
tierras fueron establecidas mediante un pacto, por una ley de la tierra y esta no debe ser
violada.
La naturaleza, según Locke, ha dejado marcado cuáles son los límites de la propiedad por
medio de la ley de la naturaleza. La tierra alcanzaría para los hombres si se siguiesen estas
leyes, pero la voluntad de darle valor a la tierra y la creación del dinero ha hecho que un
hombre pueda tener más tierras de las que puede trabajar y disfrutar para sí.

Es claro que, en el principio, antes de que el deseo de tener más de lo necesario hubiese
alterado el valor intrínseco de las cosas, el cual sólo depende de su grado de utilidad para la
vida de un hombre, y antes de que los hombres hubiesen acordado que una pequeña pieza
de metal amarillo inoxidable e incorruptible tuviese el mismo valor que un gran trozo de
carne o todo un montón de grano, los hombres podían apropiarse con derecho, mediante su
trabajo, de tantas cosas naturales como fuesen capaces de usar; mas estas cosas no pudieron
ser muchas, ni causaron perjuicio a nadie allí donde una cantidad igual fue dejada para uso
de quienes estuvieron dispuestos a emplear el mismo trabajo. (Locke, pg. 42-43)

Posteriormente en el parágrafo 38, hace trae a colación una cita bíblica que, resume un poco lo ya
dicho. Todo terreno que era labrado y cosechado por un hombre y cuyos frutos pudiesen utilizarse
antes de que se perdieran eran suyos por derecho. Esto, para defender su tesis de que el mundo fue
dado de forma comunitaria a los hombres por Dios y cómo el trabajo otorgaba derecho sobre cada
pedazo de tierra para quien lo labraba. Añade, por demás que, en caso de representar el valor de una
parcela con dinero, la parcela con más frutos y cosechas es aquella que valdría mucho más, que una
sin nada. Por lo que se sigue que el valor de la tierra está concentrado en el esfuerzo y trabajo para
quien cuida de ella. Pues pasa igual con los bienes que produce la tierra y los animales, el trigo sin
trabajo no es pan, y las pieles sin curtir no son ropa. Es evidente, siguiendo a Locke que, aunque
son común las cosas proporcionadas por la naturaleza, el hombre al ser dueño de sí mismo y
propietario de su persona y de las acciones y trabajos ejercidos, es el hombre en sí mismo el
fundamento de la propiedad. Pues todo empezó en una busca de procurarse apoyo o comodidad a sí
mismo.

Como se vio, el trabajo daba el derecho de propiedad a cualquiera que quisiese emplear un bien de
la naturaleza, que hasta cierto momento fueron comunes; a medida que el tiempo transcurrió, la
población creció, también el uso del dinero, por lo que la tierra empezó a escasear por lo que las
diversas comunidades empezaron a fronterizar sus territorios y mediante leyes fijaban los territorios
propios, y por medio de ligas entre Estados, cada uno de éstos renunciaba a ocupar el territorio de
otro Estado. Lo que quiere decir Locke, es que en la medida en que el dinero interviene en las
comunidades, permite la acumulación, de tierras y de bienes. Inmediatamente después de esto, dice
que anteriormente la necesidad de subsistir hacía que la búsqueda de cosas se fijara en bienes de
corta duración, carne, frutos, granos, pieles y estas sin ser consumidas se perdían prontamente. El
dinero, permitió cambiar cosas de corta duración por piezas de larga duración como el metal, y que
posteriormente también podría cambiarse por otra cosa, en este sentido, el dinero permite la
acumulación de bienes, que sin la necesidad de dejarlos perder como pasaba con los alimentos, se
podían conservar por temporadas sumamente largas. Locke usa un ejemplo de una isla, y dice que si
en una isla que sólo habitan 100 familias y que no tiene ninguna posibilidad de comercio con otra y
no tengan acceso a algo con valor suficiente para servir de dinero, pero que allí hubiese
abastecimiento suficiente para 100.000 familias, ¿por qué una de esas 100 familias acumularía más
de lo estrictamente necesario? Para Locke, esta fue la situación del continente americano en sus
inicios, pues sin haber cosa parecida en ese tiempo al dinero nadie se apropiaba más de lo necesario.
Sin embargo, los hombres mismos han acordado que la posesión de la tierra sea desigual, el dinero
adquiere su valor en tanto es acordado por los hombres y este se paga por la tierra sobrante para
quien no la trabaja, por lo tanto, las posesiones privadas desiguales, han sido producto de los
hombres mismos y sus reglas de sociedad.

Por lo tanto, resulta más fácil entender cómo es el trabajo el que fundamenta la propiedad en cosas
comunes de la naturaleza y cómo esta fue limitada por el uso que se hacía de ella. En el sentido que
plantea Locke, no podría haber disputas referentes a los derechos de propiedad. En algún momento
el derecho y la conveniencia iban unidos, pues si un hombre tenía el derecho al trabajo, no tenía la
tentación de trabajar en más tierra de la que él mismo no pudiese hacer uso. En un comienzo eran
las leyes de la razón las que limitaban y ordenaban el uso de los bienes naturales.
Bibliografía

Locke, J. Segundo tratado sobre el Gobierno Civil. Tecnos.

También podría gustarte