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El Teatro Chino Hoy
El Teatro Chino Hoy
Gao Xingjian, sin recordar con ira y viendo con ojos limpios y honestos,
nos da un panorama del teatro chino de hoy y analiza las relaciones que
mantiene con el teatro clásico y la escena europea y estadunidense.
Asimismo, estudia las innovaciones que proponen los dramaturgos de las
distintas regiones del gran continente chino, y se detiene en el debate
entre realismo y modernismo que agitaba los medios artísticos de la
China que no salió ilesa de la Revolución cultural. Su estudio incluye una
serie de reflexiones sobre la lengua teatral que “no es sólo escritura,
sucesión de líneas o juegos de palabras. Antes que nada, debe seducir al
oído”. Por esta razón, Xingjian anhela que los dramaturgos de su patria
hagan “que se escuche la voz clara y conmovedora de los vivos”.
En los años cincuenta, la política cultural del Partido era aún muy tolerante; la
apertura, con el modelo soviético, de teatros y escuelas de arte dramático,
permitió mejorar la puesta en escena y la interpretación. Compañías de gran
calidad como el Teatro Popular de Pekín, el Teatro Juvenil Chino y el Teatro
Popular de Shanghai suscitaron una creciente atención. Pero los buenos días
no duraron mucho: después de la campaña antiderechista de 1957, las luchas
al interior del Partido tomaron a menudo como blanco a los intelectuales y a los
dramaturgos, que se habían erigido como los poetas del nuevo régimen;
intimidados, terminaron por callar. Por último, durante la Revolución cultural
lanzada por Mao Zedong en los años sesenta, todas las compañías fueron
prohibidas, incluso aquellas que alababan al régimen.
A finales de los setenta y principios de los ochenta, una vez pasada la página
de la Revolución, el teatro resucitó apoyándose en un realismo ya bien anclado
en la tradición. El excelente repertorio conservado durante medio siglo fue
representado de nuevo. Las obras de numerosos dramaturgos, impregnadas
de la memoria de los cataclismos políticos, pudieron ser representadas luego
de muchas dificultades. En un lugar sin voz (Yu wusheng chu) de Zhong
Fuxian, Los vecinos (Zuoling youshe) de Su Shuyang, El alba (Shuguang) de
Bai Hua, ¿Y si fuera verdad? (Jiaru wo shi zhende?) de Sha Yexin, El callejón
Xiaojing (Xiaojing hutong) de Li Longyun, El Nirvana de los condenados (Gouer
ye nie pan) de Liu Jinyun, tuvieron una importante repercusión. Al mismo
tiempo, dramaturgos modernos como Gao Xingjian, Ma Zhongjun, Liu
Shugang, Sun Huizhu y Wang Peigong se orientaron hacia experimentaciones
teatrales vanguardistas. Señal absoluta (Juedui xinhao) dirigida por Lin
Zhaohua, marcó el inicio del movimiento de los pequeños teatros. Corriente
cálida en el exterior (Wuwai you reliu), La parada de autobús (Chezhan), El
Viejo B colgado en la pared (Gua zai qiang shang de lao B), El hombre salvaje
(Yeren), Visita de un muerto a un vivo (Yi ge sizhe dui shengzhe de fangwen),
Cuarto rojo, cuarto blanco, cuarto negro (Hong fangjian, bai fangjian, hei
fangjian), Nosotros (WM women), etcétera, suscitaron febriles debates. Las
puestas en escena de La parada de autobús (Chezhan), y de El hombre
salvaje (Yeren) por Lin Zhaohua, y la de Peer Gynt de Ibsen por Xu Xiaozhong,
rompieron la vieja ejecución realista. Las autoridades no pararon de prohibir las
representaciones y, sin embargo, el teatro chino conoció en esta época un
progreso sin precedente.
Cuando una obra se arraiga profundamente en lo real y posee una gran fuerza
de expresión artística, el realismo no caduca, pero esto es muy raro. Al
contrario, cuando una obra se cubre de una modernidad artificial, donde su
autor no tiene nada que decir y no enseña intensidad alguna, no será más que
una moda pronta a ser superada, igual que cualquier moda. Cierto, del realismo
pueden darse varias definiciones, pero el artista no crea a partir de
definiciones; si puede ignorar los ismos, no puede desprenderse del mundo en
el que evoluciona. Por supuesto, lo real se descifra de múltiples maneras; la
percepción cambia en función de las apreciaciones. La fuente de la creación
artística reside justamente en esta aprehensión subjetiva de la realidad. La
forma que emerge varía según el tema que se expresa, pero no es un fin en sí.
Efectivamente, el texto teatral es, de todos los géneros literarios, el que más se
apega a la forma y a la técnica, fuente de la teatralidad. Pero, ¿qué es la
teatralidad? Su definición varía y se manifiesta a través de diferentes maneras
de escritura, de interpretación y de puestas en escena. El dramaturgo debe
tener un acercamiento personal a su arte; debe buscar una forma adaptada a la
expresión de sus sensaciones y de sus percepciones. Esta búsqueda sólo tiene
sentido si aspira a expresar emociones únicas.