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Sinergia: es la propiedad que permite que los procesos que se dan al

interior de cada uno de los componentes del sistema se orienten


hacia un resultado total. Integra las partes en torno de un producto o
de un objetivo.

Complejidad: es la característica que define el grado de relación


e interacción entre los elementos o subsistemas y la
interdependencia de sus componentes. Los sistemas vivientes
son sistemas de complejidad organizada, en tanto que los
sistemas no vivientes muestran propiedades ya sea de
simplicidad organizada o complejidad no organizada.

Jerarquía: representa el hecho de que los sistemas pueden


ordenarse de acuerdo con varios criterios, uno de los cuales es
la complejidad en incremento de la función de sus componentes.
Hace referencia a que todo sistema cuenta con una estructura,
un determinado número de subsistemas, los cuales se organizan
de acuerdo con su nivel, desde el más simple al más complejo.

Límites: es todo lo que forma parte del sistema objeto de estudio, y todo lo que
pertenece a él.
Entorno: es todo lo que influye sobre este de una manera directa o indirecta, a
corto o largo plazo, con mayor o menor intensidad, sin que el sistema pueda
impedir o evitar que se den esas influencias.

Eficiencia: el sistema debe atender a su objetivo con economía


de medios, poniendo en juego procesos que le permiten ser
adaptable y equilibrado.

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