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Smith, N. H. (2011). Recognition, Culture And Economy: Honneth’s Debate With Fraser.
Axel Honneth: Critical Essays, 321-344.
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Racismo, sexismo, machismo, entre otras.
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“Thus while class injustice (injustices of distribution) and cultural injustice (injustices of misrecognition) are
analytically distinct, they can be (and in the contemporary world, always are) present in one and t.e same social
practice, and they share the same objectively criticisable normative deficit” (Smith, 2011, p. 331).
una perspectiva económica. No obstante para Smith, las oscilaciones de Fraser son el
resultado de distinciones ontológicas que se hacen de las categorías “cultura” y “economía”,
distinciones que la autora hace evidentes en el debate con Honneth.
Otro punto de reflexión abordado en el texto tiene que ver con el “tipo ideal” de
diferenciación de clases, que permite la distinción analítica entre injusticia distributiva e
injusticias de reconocimiento, en el cual, según Fraser, lo “último que necesita (el
proletariado) es el reconocimiento de su diferencia” (2006, p. 26). Sobre este tema, uno de los
problemas centrales de la filósofa en la relación entre el orden económico y distributivo, o
sea, en su articulación con la noción complementaria de clase, un orden cultural y de
reconocimiento es, según Smith, su comprensión abstracta de lo que se distribuye en el orden
económico. Por ello, el autor plantea que es preciso tener una idea más clara de lo que
produce la sociedad y para eso se debe considerar lo que los individuos hacen en la sociedad
y cómo lo hacen a partir de sus interacciones. De ese modo, tendríamos que remitirnos al
ámbito del reconocimiento ya que partir de la distinción que propone Fraser entre el
reconocimiento y la redistribución genera ciertas dudas para Smith.
Un segundo problema relacionado al análisis del “tipo ideal” de diferenciación de clases, es
la restricción del reconocimiento a un lugar meramente cultural o de status. Para el autor, esto
no tendría razón de ser debido a que el sufrimiento moral de clase es generado por una mala
distribución que, además de ser comprendida como la falta de paridad participativa, también
tiene que ver con experiencias de humillación, falta de valoración social, experiencias de falta
de respeto, o sea, faltas de reconocimiento que están íntimamente relacionadas al orden
económico.
En resumen, la postura de Fraser apunta a la independencia del orden económico de los
patrones de valoración cultural en las sociedades capitalistas. De esa manera, para la filósofa
la justicia adquiere un carácter bidimensional, una justicia económica que garantice una
distribución igualitaria de recursos y una justicia cultural que otorgue el reconocimiento a
grupos discriminados. Sin embargo para Smith, tal distinción entre economía y cultura no
sería justificada debido a los argumentos mencionados anteriormente.
El anti anti-normativismo de Honneth
Desde el punto de vista de Honneth no tiene sentido elegir entre una “política de
redistribución” y una “política de reconocimiento”. Para él, la “gramática de las formas de
vida” de Habermas toma en cuenta las maneras en las que las sociedades distribuyen sus
recursos, por ello, una política de redistribución debe estar orientada a corregir patrones
asimétricos de reconocimiento. En ese sentido, Honneth está de acuerdo con Fraser en que las
medidas redistributivas tienen que ser reformuladas para superar las injusticias de las
sociedades capitalistas contemporáneas.
El problema de Honneth, es que la postura de Fraser afirma la independencia de la actividad
económica y las instituciones económicas de las expectativas y estructuras normativas. Para
el autor alemán, la economía de la sociedad capitalista produce la apariencia de ser una zona
libre de normas con un único determinante: la maximización de las ganancias. El
inconveniente es que en esta visión se ignoran los “límites sociales en los mercados” que son
definidos por los patrones culturales y el derecho. Por tal razón, el orden económico, además
de ser normativo, está “incrustado” en un orden social normativo en el que el reconocimiento
cobra importancia. En ese marco, Honneth identifica dos principios normativos que limitan el
orden económico a un ámbito determinado por expectativas y demandas de reconocimiento.
El primero es el principio de mérito o logro individual en el cual el sujeto es valorado por la
contribución social que realiza. Este principio, justificaría el porqué de la distribución
desigual de la riqueza en la sociedad capitalista. El segundo principio es el de la igualdad de
derechos. Ambos principios han sido útiles en el reconocimiento de las luchas por el trabajo,
el respeto y la valoración, luchas que para Honneth son parte integral de la economía
capitalista y continúan dando forma a su desarrollo. No obstante, también han funcionado
ideológicamente y han sido interpretados, distorsionados, en contra de un ideal de
reconocimiento mutuo generando asimetrías en los procesos de reconocimiento de, por
ejemplo, la contribución de las mujeres a la sociedad.
Particularmente, el orden económico tiene mayor relación con el principio del mérito o logro
individual, en la medida que el reconocimiento de este principio da forma a una división del
trabajo y a la distribución del estatus, ambos relacionados con patrones culturales. Por ello, es
equivocado considerar una economía capitalista separada de los patrones de valoración
cultural, argumenta Smith. Las luchas distributivas están determinadas por el reconocimiento
de la valoración social del individuo, de su logro o mérito.
Con todo, un tema que Smith no deja pasar de largo es la constante preocupación de Honneth
por evitar la inclinación anti-normativista de la teoría social crítica. El problema para el autor
es que el teórico alemán a momentos llegaría a ser “anti anti-normativista”; uno de los
objetivos centrales de Honneth es la recuperación de la procedencia “socio-ontológica” de la
normatividad. Smith sostiene que el “anti anti-normativismo” de Honneth se hace evidente
en: el rechazo a la lógica de trascender las normas de las zonas de interacción integradas
propuesto por Fraser; su repudio a la “antropología utilitarista”; y en su crítica al marxismo
por su fijación en el interés económico como el motivo central de los conflictos sociales.
Desafortunadamente, esta postura hace vulnerable a Honneth a los cargos de “normativismo”,
“culturalismo” e “idealismo”, cargos que son aprovechados por Fraser.
Una versión del cargo “culturalista” hacia Honneth está referida al supuesto de que el
desarrollo de la sociedad capitalista se explica sólo a partir de los “esquemas culturales de
evaluación” que la regulan. En ese sentido, Smith argumenta que el autor alemán exageraría
con respecto al papel de las normas en la elaboración de la historia dejando de lado
explicaciones históricas alternativas. Es decir, los principios normativos apoyados en su
“exceso de validez” serían una fuente sui generis de cambio histórico, hecho que otorga
demasiado peso al papel de las normas. Así, para Smith el “anti anti-normativismo” de
Honneth se extiende en exceso a una forma inválida de normativismo.
Otra versión de la acusación de “culturalismo” asociada a un “normativismo” hecha al teórico
alemán tiene que ver con las restricciones de la teoría del reconocimiento para dar cuenta de
los mecanismos del mercado y su rol en el orden económico de la sociedad capitalista. Para
Smith, el estado moral superpuesto a los mecanismos del mercado parecería dar a entender
que el orden económico es simplemente un patrón institucionalizado de valoración cultural
organizado principalmente por los principios de logro y del derecho. Según el autor, la teoría
del reconocimiento no está preparada para comprender la dinámica del capitalismo siempre y
cuando esté determinada por el mercado. Honneth parece no estar listo para abordarlo,
argumenta el Smith, debido a su “anti anti-normativismo” que dificulta focalizar la atención
en el problema de las economías de mercado capitalista relacionado a las normas del
reconocimiento.
Conclusiones
• Existe una convergencia de perspectivas críticas de Fraser y Honneth respecto al
marco socio-teórico de Habermas.
• Para Fraser, las distinciones análiticas entre cultura y economía, reconocimiento y
distribución, estatus y clase, integradas en un mismo nivel, son justificadas porque
permiten una visión amplia de las injusticias y, en consecuencia, permiten elaborar
respuestas precisas para dichas injusticias, eludiendo reduccionismos como el
“culturalismo” y el “economismo”.
• Honneth por su parte, aboga por una ontología social representada en el proceso de
reconocimiento intersubjetivo entre los individuos. Además, el autor alemán quiere
evitar el anti-normativismo, pero, según Smith, en su intento parecería caer en un
normativismo “desenfrenado”.
• En líneas generales, la teoría del reconocimiento posee un marco conceptual sólido
que permite comprender, explicar y reevaluar el modo en el que se desarrollan las
formas asimétricas de reconocimiento en la sociedad capitalista, pero tiene
dificultades para dar cuenta de los mecanismos del mercado.
Pregunta(s) o perspectiva general
- Si para Honneth el mercado está normativamente regulado, ¿cómo puede articularse el
reconocimiento como acto moral a un mercado capitalista perverso que es normado por
luchas constantes entre individuos que pretenden mantener cierta hegemonía?.
-Si bien se entiende que el descontento moral y el sufrimiento social son las razones
fundamentales de las luchas o conflictos sociales, ¿en qué medida la capacidad de la teoría de
Honneth, que permite comprender y explicar el modo en el que se desarrollan las formas
asimétricas de reconocimiento en la sociedad capitalista, puede traducirse como una
herramienta práctica que contribuya a la lucha contra esa misma sociedad capitalista que
vulnera los derechos individuales?.
Cuadro resumen “Recognition, Culture and Economy: Honneth’s Debate with Fraser”
Fraser sostiene que la distinción “analítica” entre cultura y La perspectiva dualista de Fraser: Para Smith, el problema de Fraser radica
economía permite eludir reduccionismos (“culturalismo” y en que, al tratar “cultura” y “economía” analíticamente separadas, también las
“economismo”) y mantener visibles toda la gama de injusticias concibe como socio ontológicamente separadas, es decir, parecería caer en una
producidas por el capitalismo contemporáneo. ontología social de la separación; por ejemplo, cuando pretende explicar la
interacción causal entre el orden económico y el resto de la vida social.
Smith, es escéptico a la perspectiva dualista propuesta por la filósofa porque
para él las experiencias de humillación, de falta de respeto y reconocimiento
relacionadas a patrones culturales no son separables del ámbito económico.
Para Honneth, la redistribución no es el problema más relevante en El “anti anti-normativismo” de Honneth: Smith argumenta que el autor
la sociedad capitalista, el problema de fondo, más sustantivo o alemán exageraría con respecto al papel de las normas en la elaboración de la
estructurante, es la cuestión de reconocimiento. Es decir, las historia dejando de lado explicaciones históricas alternativas. En ese sentido,
injusticias distributivas son el resultado institucional de la falta de los principios normativos apoyados en su “exceso de validez” serían una
reconocimiento de los principios normativos del logro y del fuente sui generis de cambio histórico. Bajo esta lógica, el orden económico
derecho. aparentaría ser un patrón institucionalizado de valoración cultural organizado
principalmente por los principios de logro y del derecho (acusación
“culturalista” y “normativista”). De ese modo, para Smith, la polémica de
Honneth con el anti-normativismo de la teoría social crítica parece en realidad
una “apuesta” por un normativismo desenfrenado. Un “anti anti-
normativismo” que dificulta enfocarse en el problema de las economías de
mercado capitalista relacionado a las normas del reconocimiento.